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CASANARE
La dinámica del conflicto y la situación de los derechos humanos
en el Casanare, que hace parte de la región de los Llanos
Orientales, está relacionada con la economía petrolera, la situación
del oleoducto y su geografía. Su territorio presenta una continuidad
regional entre la Cordillera Oriental, el piedemonte y el llano. Es
montañoso en su parte occidental y plano en el centro y en el
sector oriental, situación que incide en los últimos tiempos de
manera notoria en la presencia de la guerrilla y las autodefensas,
la cual tiene raíces en los reductos de la violencia vivida en los
años cincuenta.
La cordillera casareña, que tradicionalmente fue un lugar de paso
de la guerrilla, se convirtió en uno de los ejes de expansión de las
FARC después de 1990, tomando asiento siete frentes que se
concentraron con el creciente dispositivo de Arauca operando
desde entonces como “mini bloque”. Sin embargo, debieron lograr
la supremacía armada en el terreno dominado por el ELN con el
dispositivo del Domingo Laín y de los frentes José David Suárez y
Los Libertadores. Las FARC, con base en la economía del petróleo
y aprovechando la pujante ganadería y la agricultura industrial,
se apoderaron de la cordillera y sus corredores y llevaron la
guerra a las zonas planas y de piedemonte contra el Ejército y
los grupos de autodefensa.
El asentamiento de origen mafioso en Casanare llevó a que en
este departamento, tomaran especial preponderancia los grupos
de autodefensa que, centrados en la defensa de sus bienes y
en el proceso de expansión y acumulación de
sus capitales, rápidamente se aliaron con antiguas
élites locales o advenedizas que observaron con
miedo la dinámica de la expansión guerrillera.
Con esta expansión hacia Casanare y el
establecimiento de amplias zonas rurales como
territorios en disputa con los grupos de
autodefensas, el conflicto en el departamento
empezó a agravarse, caracterizándose hasta hoy,
por las altas tasas de homicidios, los secuestros,
las desapariciones, los casos de tortura y el
desplazamiento forzado.
A raíz de la agudización de la violencia en el país
al cruzar la década de los cincuenta, múltiples
grupos de origen liberal surgieron en el oriente
del país como un movimiento puramente reactivo
a la hegemonía del gobierno conservador. La
estrategia de las guerrillas en su proceso de
consolidación pasó por llevar la guerra a Bogotá,
y como primer paso se planteó dominar la
Cordillera Oriental, concretamente los corredores
naturales de la zona comprendida entre Chita y
El Cocuy en Boyacá y Chámeza, en Casanare.
La prolongación de la violencia planteó una difícil
situación de sostenibilidad para la economía de la
región, llevando a ciertos hacendados a alejarse
del movimiento guerrillero liberal, convirtiéndolos
en apoyo predispuestos a pactar una amnistía.
A partir de la amnistía promovida por Gustavo
Rojas Pinilla, el movimiento guerrillero del Llano
se dispersó y se desmovilizaron sus principales
jefes en distintos municipios del Casanare. No
obstante, el desacuerdo al interior de las filas y la
falta de un único liderazgo, generó una escisión y
la permanencia de algunos grupos armados.
Algunos antiguos combatientes empezaron a
servir y colaborar con las tropas del Ejército y de
otro lado algunos grupos de la cuenca del Ariari
derivaron de manera definitiva hacia los grupos
comunistas estructurados a partir de las FARC.
La violencia disminuyó en los Llanos, y si bien en
Meta las violencias viejas se entroncaron más
rápidamente con las nuevas, en Casanare se
empezó a vivir una pausa cuyo rompimiento se
inició a comienzos de la década de los ochenta
coincidiendo con la creciente importancia de la
economía petrolera. Específicamente en este
departamento, la British Petroleum inició labores
de exploración en Cusiana en 1986. El pronto
inicio de la extorsión a las compañías petroleras,
la violencia ejercida a través de las continuas
voladuras a los oleoductos, el secuestro de
técnicos y la quema de maquinaria, señalaron la
determinación de la subversión de inferir la
economía del petróleo.
A finales de los noventa los diversos orígenes de
la violencia se confundieron, imponiéndose, poco
a poco, el desarrollo de las estrategias. En
Casanare las nuevas violencias encontraron su
lazo con las mafias de las esmeraldas de Boyacá
asentadas en las extensas planicies del Meta, así
como de los grupos provenientes de los municipios
de San Luis de Galeno y Somondoco.
Evolución del
conflicto armado
A comienzos de los años noventa, Casanare vio
agravada su situación a partir de la exploración y
explotación petrolera. De un lado, esta situación
coincidió con los propósitos estratégicos de las
FARC de copar la Cordillera Oriental; con la
expansión del ELN a nivel nacional y con la
consolidación del narcotráfico y los grupos de
autodefensa como actores armados que
defienden, entre otros, los intereses económicos
de la adquisición de tierras.
pie de fuerza de las AUC, quienes buscaban llevar
a cabo operativos en las zonas montañosas de
Casanare, además de realizar una nueva incursión
en Arauca.
A partir de mediados de la década de los noventa
el proceso de consolidación de las FARC fue notorio
en detrimento del ELN como actor en la montaña
y el piedemonte casanareño. Por otra parte, las
autodefensas de Casanare, han estado
caracterizadas por la articulación de micropoderes
e intereses locales, y por los intentos de llevar a
cabo procesos de unión, confluencia u
homogenización, los cuales han estado cruzados
por temporales alianzas, enconadas disputas o
supeditación de algunas estructuras a otras de
mayor importancia. A pesar de la creciente
importancia de los grupos de Castaño en la región,
las agrupaciones de Casanare distan
enormemente de ajustarse a los principios,
órdenes e intereses de las Autodefensas Unidas
de Colombia, AUC.
Actualmente, existe además una disputa territorial
entre dos grupos de autodefensas que ha
complejizado aún más la situación de este
departamento.
A partir del año 2000 crecieron las confrontaciones
directas entre las guerrillas y los grupos de
autodefensas como resultado del aumento del
Durante los años 2001, 2002 y 2003 se han
mantenido las disputas territoriales de algunas
zonas estratégicas de la región entre grupos
guerrilleros y de autodefensa, además de que se
incrementaron los combates con la Fuerza Pública.
Reseña histórica de los grupos al margen
de la ley
Guerrillas
A finales de los años ochenta, articulado al frente
de guerra central del ELN, se formó en el sur
occidente del departamento de Casanare el frente
Los Libertadores y a principios de los noventa el
frente José David Suárez. No obstante, y a pesar
de que este departamento se caracteriza por
importantes explotaciones de petróleo en los
campos de Cusiana, Cupiagua y La Volcanera,
estos frentes no adquirieron el mismo poder que
el que detentó el Domingo Laín en Arauca que
logró extraer importantes sumas de dinero a las
compañías petroleras y sus contratistas.
En 1995 se produjo el 14º pleno del ELN en el
que se dispuso que los destacamentos y
compañías, que equivalían a la fuerza militar de
los frentes, pasaran a integrar lo que se denominó
como la “fuerza militar del área” sin abandonar
los territorios que habían consolidado previamente.
El planteamiento suponía la desaparición paulatina
de los denominados “frentes de guerra”, en la
medida que se consolidaran las referidas fuerzas
de áreas para de esta manera estructurar un
ejército revolucionario con disposiciones para la
toma del poder. Así, los frentes Domingo Laín,
José David Suárez y Los Libertadores,
principalmente, constituyeron el área Arauca,
Boyacá y Casanare, en adelante ABC.
Hacia mediados de los años ochenta, surgieron
en Casanare los frentes 28 y 38 de las FARC, que
se ubicaron en la Cordillera Oriental, con lo que
se avanzó con un eslabón más en el propósito
estipulado en la denominada Séptima Conferencia
(1982) de ubicar el centro de despliegue de la
organización en este complejo montañoso y de
unir Ecuador y Venezuela con una cadena de
frentes.
La información estadística señala que en el
departamento de Casanare los contactos armados
y las emboscadas fueron las principales acciones
en 1986 y 1987, pero la situación cambió desde
1988, cuando repuntaron de manera significativa
los atentados contra la infraestructura. No
obstante, fue sólo a partir de 1990 que se empezó
a registrar un aumento sostenido de la intensidad
del conflicto, coincidiendo con un incremento de
la actividad armada de las FARC. Esta agrupación
durante este tiempo registró un aumento notable
de su accionar en el departamento, especialmente
en la zona de piedemonte, coincidiendo con el
proceso de exploración e inicio de la explotación
de Cupiagua. Las FARC conectaron sus frentes de
Casanare con el creciente dispositivo de Arauca,
a tal punto que empezaron a operar de manera
coordinada, como “mini bloque”. Lograron de esta
manera extender su presencia a municipios
limítrofes con Arauca, Hato corozal y Paz de
Ariporo, que se comportaron con la misma
dinámica.
Como consecuencia de la operación Centauro del
Ejército Nacional contra el bloque Oriental de las
FARC en 1990, cuando sucedió el reconocido
ataque a Casa Verde en el municipio de Uribe, en
el departamento del Meta, la actividad militar de
las FARC se tradujo en una mayor movilidad de
sus frentes entonces concentrados, llevando al
copamiento de parte importante de la Cordillera
Oriental, en especial de la zona comprendida por
los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y
Casanare. A partir de la cordillera, de un lado, y
desde las llanuras del Vichada y el Meta, del otro,
las FARC completaron el dispositivo que empezó
a fortalecerse en Casanare y Arauca. Sin
embargo, las FARC incidieron en la consolidación
de grupos de autodefensa en los municipios de
Monterrey, Aguazul, Villanueva y Orocué,
relacionados con las estructuras armadas de
Gonzalo Rodríguez Gacha y de Víctor Carranza,
entre otros, a los cuales precisamente algunos
frentes de las FARC combatían al mismo tiempo
en el Meta.
El sur del departamento de Casanare empezó a
vivir, a partir de mediados de la década de los
noventa, la misma dinámica del Meta, en especial
de municipios como Puerto López, San Carlos de
Guaroa y Puerto Gaitán, la cual se reprodujo de
manera similar en municipios como Orocué,
Villanueva y Barranca de Upía, entre otros.
El despliegue de las FARC y su consolidación en
Casanare se manifestó en un incremento de la
actividad militar desde 1991 y, de manera
importante, en 1992. El ELN, por su parte, también
registró un incremento, que se dio con la presencia
de los frentes José David Suárez y Los
Libertadores, estrechamente ligados al Domingo
Laín de Arauca.
Durante los años 1991 y 1992, algunas de las
acciones en Casanare fueron ejecutadas de
manera coordinada por las FARC y el ELN, y fueron
registradas como acciones de la coordinadora
guerrillera Simón Bolívar, situación que coincidió
con el desarrollo de conversaciones de paz entre
el Gobierno y las FARC, el ELN y el EPL, que se
iniciaron en el municipio de Cravo Norte en Arauca.
A pesar de las dificultades iniciales presentadas,
en los años subsiguientes la presencia geográfica
de las FARC fue más extensa, cubriendo todo el
piedemonte de Casanare, además de municipios
de la zona plana (Maní, Paz de Ariporo y Hato
Corozal). El ELN por su parte, sostuvo actividades
en las zonas de influencia de Cupiagua, en especial
a los municipios de Aguazul y Yopal, y en Paz de
Ariporo y Hato Corozal.
Así, para el periodo 1994 a 1996, el conflicto se
potenció de manera importante en la región. La
octava conferencia de las FARC determinó avances
estratégicos que pasaron no sólo por el
afianzamiento del dispositivo en la Cordillera Oriental,
sino a través de la determinación de actuar en
zonas de importancia económica que pudieran
significar, de manera adicional, recursos para la
organización. De allí partió una amplia cobertura de
acción militar por parte de las FARC en el
departamento, que coincidió con el desarrollo de
operaciones a gran escala y cubrimiento de vastas
zonas del Llano, el oriente y el sur del país, que
tuvieron su máxima expresión en la toma de la
base de Las Delicias, en el departamento de
Putumayo.
Al mismo tiempo, el ELN también pasó por un
momento de fortalecimiento en la región. Tomó
una fuerte iniciativa en Casanare, en su intento
de consolidar la zona del ABC, estableciendo los
mencionados frentes José David Suárez y Los
Libertadores.
Las FARC y el ELN registran en la actualidad
una importante presencia en el departamento
del Casanare. El ELN se manifiesta a través del
frente José David Suárez con cerca de 120
hombres que opera en Recetor y Aguazul, y el
frente Domingo Laín Sanz, que opera en La
Salina y Sácama, el cual cuenta con
aproximadamente 310 hombres.
Las FARC, que también tienen tradición en este
departamento a través del bloque Oriental,
cuentan en la actualidad con una especie de
“mini bloque” bajo el mando de Germán Briceño
alias “Grannobles”. Hacen presencia en el
departamento de Casanare los frentes 28, con
120 hombres, que actúa en los municipios de
Yopal, Támara, Sácama y La Salina, Hato Corozal,
Paz de Ariporo, Pore, Nunchía, Recetor, Aguazul
y Trinidad; el frente 38, con 60 hombres, que se
encuentra en Nunchía y Támara y el frente 56,
con 160 hombres, que actúa en los municipios
de Chámeza, Recetor, Aguazul, Tauramena, Maní,
Monterrey. También hace presencia la columna
móvil Alfonso Castellanos, con 170 hombres, para
un total apromiximado de 550 combatientes.
Ocasionalmente hacen desplazamientos los
frentes 16 y 54, el primero proveniente de Vichada
y el segundo con presencia en la Cordillera Oriental
en la zona del Guavio, en límites entre
Cundinamarca y Boyacá.
Autodefensas
No es posible entender el desarrollo de las
autodefensas sin comprender la dinámica ocurrida
en el oriente colombiano y especialmente en el
departamento de Meta, vecino de Casanare, pues
es imposible separar lo que ocurre de un lado y
del otro del río Meta, por lo que es necesario
enfocarlo como un solo proceso.
En el departamento del Meta las autodefensas
crecieron de manera autónoma, ligadas a los
intereses de narcotraficantes y algunos
empresarios y hacendados. De especial
importancia es la estructuración de redes
mafiosas alrededor de los cultivos de marihuana
que tuvieron asiento en la Serranía de La Macarena
en los años ochenta. Particularmente este último
proceso permitió que grandes capos como Gonzalo
Rodríguez Gacha, Leonidas Vargas y miembros
de clanes con origen en las zonas esmeraldíferas
de Boyacá, adquirieran enormes extensiones en
el departamento del Meta. En consecuencia,
estas organizaciones se proyectaron también al
departamento de Casanare.
La relación de las mafias de las esmeraldas con
el narcotráfico era inminente, pues tenían enormes
puntos de encuentro. En particular, la tradición
de ilegalidad y la consolidación de grupos armados
de las mafias esmeraldíferas, fueron punto de
partida de los grupos de autodefensa, no solo en
el Magdalena Medio, en asocio con el cartel de
Medellín, sino también en Meta y Casanare.
Respecto de Casanare hay que tener en cuenta
que en el Llano las colonias de boyacenses no
habían perdido sus lazos con sus sitios de origen
y que particularmente la región del Guavio, en
donde tradicionalmente ha habido explotación
esmeraldífera, tiene un corredor natural hacia el
plano que desemboca en los municipios de
Barranca de Upía, Monterrey, Paratebueno y
Aguazul, entre otros, lo que los determinó como
zonas de expansión poblacional y de inversión de
capital.
Dichas zonas se convirtieron en fuertes centros
de las mafias de narcotráfico conectadas con
Boyacá, y allí invirtieron dinero personajes como
Gonzalo Rodríguez Gacha, Víctor Feliciano, Matiz
Benítez (alias “120”), Héctor Buitrago y Víctor
Carranza, entre otros.
Los grupos de autodefensas se consolidaron en
el sur de Casanare en el corredor que se forma
alrededor del río Meta y en las zonas planas con
agricultura industrial. Igualmente, se asentaron
en la parte media de Casanare, en los municipios
de San Luis de Palenque, Orocué, Villanueva y
Monterrey, en donde ejercen un predominio
importante. Los intereses relacionados con la
explotación petrolera, los cultivos industriales y la
ganadería extensiva, estos dos últimos con
participación importante de la mafia del
narcotráfico, han determinado una importante
franja de disputa que mantiene a Aguazul, Yopal,
Paz de Ariporo, Tauramena, Nunchía y Hato
Corozal, como principales escenarios de contienda.
Un ambicioso plan de expansión de las mafias del
Llano implicó la destrucción de toda oposición.
Allí cayeron miembros de comunidades
campesinas, directivos de juntas de acción
comunal, miembros de la Unión Patriótica y
directivos de organizaciones no gubernamentales
y de los derechos humanos. Al mismo tiempo las
mafias acometieron una estrategia militar en
contra de las FARC, combatiéndola en la Serranía
de La Macarena, en el Meta. Para esto, Rodríguez
Gacha se alió con grupos armados ilegales de
origen boyacense con asiento en el Llano y
empezó una proyección hacia municipios de
Barranca de Upía y Monterrey en Casanare.
También arreció su confrontación contra el
Gobierno y emprendió una guerra contra Víctor
Carranza y otros grupos de esmeralderos con
amplio poder en los Llanos, logrando debilitarlo en
la segunda mitad de la década de los ochenta.
Sin embargo, un cambio abrupto en la relación
de poderes se daría con la muerte de Gonzalo
Rodríguez Gacha a manos de la Policía en
diciembre de 1989. Su muerte produjo el
derrumbe de su estructura armada.
Con esta muerte las FARC consolidaron el proceso
de recuperación de las zonas en disputa. De
manera paralela, la dinámica de Casanare empezó
a ser determinada por los grupos del Meta.
Estos, conocidos como “Los Carranceros”,
lograron consolidar una compleja red de poder
local en los Llanos Orientales en el Meta, Casanare
– en Paz de Ariporo y Hato Corozal- y Vichada,
en los que Camilo Zamora, alias “Travolta”1 y
alias “Rasguño” mantuvo su poder delegado. La
década de los noventa generaría nuevos
poderes, narcotraficantes, que se consolidarían
en el Meta y Casanare, en Monterrey, Aguazul,
Villanueva y Orocué, principalmente.
Sin embargo, la desaparición de Rodríguez Gacha
no se tradujo en una disminución de asesinatos
en contra de miembros de partidos de izquierda,
grupos de oposición y defensores de los derechos
humanos en el oriente del país. La dinámica de
polarización y estigmatización con propósitos
criminales tomó vida propia y generó la casi total
desaparición de la Unión Patriótica en el Meta y
Casanare. Las guerrillas, por su parte, empezaron
a utilizar estrategias similares. Entre 1992 y 1997,
las FARC consolidaron su poder en Putumayo,
Guaviare y parte importante del Ariari y
Guayabero, en el Meta, ante el repliegue de las
autodefensas y el potenciamiento de la guerrilla.
La nueva disputa entre la guerrilla y las
autodefensas tuvo como escenario las sabanas
del Meta y Casanare. Así, la muerte del capo y el
advenimiento del petróleo en los años noventa,
señalaron el camino de la violencia para Casanare.
Para 1996 las bases de las autodefensas
reconocidas en Casanare eran Hato Corozal y
zonas adyacentes de Paz de Ariporo, con fuerte
influencia de Víctor Carranza, y Monterrey, con el
predominio de Víctor Feliciano.
Si bien para 1997 las organizaciones armadas
vinculadas al narcotráfico y a las esmeraldas en
Casanare operaban con bastante autonomía los
unos de los otros, se respetaban zonas y realizaban
temporales alianzas, era notoria la dispersión de
agrupaciones siendo la de Víctor Carranza la más
importante. Sin embargo, la masacre de una
comisión judicial en San Carlos de Guaroa, Meta,
en 19972 por parte del grupo de Jaime Matiz
Benítez, alias “120”, líder de la contraguerrilla
llanera denominado también Luciano Ariza, generó
una serie de desavenencias dentro de los
diferentes grupos y un enfrentamiento a muerte
entre las autodefensas del norte y las del sur en
esas zonas del Llano, muriendo alias “120” y
Feliciano.
Carlos Castaño, jefe de las AUC, señaló que “120”
había actuado por su parte y que sería sancionado
debidamente. La guerra desatada redefinió la
presencia de las autodefensas ilegales: Héctor
Buitrago alias “Martín Llanos” y alias “HK” se
convirtieron en fuerza preponderante en el sur
del Casanare, Víctor Carranza se consolidó en la
zona de Hato Corozal y en los municipios
colindantes con Puerto López y Puerto Gaitán en
el Meta y Castaño logró influencia en los grupos
en Paz de Ariporo.
Las AUC aumentaron su pie de fuerza con el fin
de adelantar operativos contra la zona montañosa
de Casanare, en especial en los municipios de
Nunchía y Támara. Así mismo, empezaron a
organizar una nueva incursión en Arauca, esta
vez desde Hato Corozal. El resultado a partir del
año 2000 fue la ampliación de las confrontaciones
directas entre guerrillas y grupos de autodefensas,
en especial en los municipios de Paz de Ariporo,
Aguazul, Nunchía y Támara, principalmente.3
En los últimos años (desde el 2001) la ofensiva
de las AUC ha estado encaminada a eliminar los
mecanismos de control social establecidos por los
grupos insurgentes y a establecer un perímetro
de seguridad entre Recetor- Chámeza- Páez
(Boyacá)- Monterrey – Yopal. A largo plazo
buscan mantener su presencia en las estribaciones
de la Cordillera Oriental, desde el municipio de
Cubará y la frontera con Venezuela hasta el
municipio del Valle del Guamuéz y la frontera con
Ecuador. Esto además, teniendo en cuenta los
intereses en la posible existencia de yacimientos
de hidrocarburos en la zona.
Durante este periodo, las AUC han logrado el
control de gran parte del piedemonte, de las
cuencas de los ríos Cusiana y Cravo Sur, la periferia
de Yopal y de las llanuras de Monterrey. Esto
significa el control de corredores de movilidad
utilizados por el frente José David Suárez del ELN
y de los frentes 56 y 38 de las FARC. Esta
movilización de las autodefensas conllevó al
repliegue de la insurgencia y al incremento de la
intensidad del conflicto, pues además de los
enfrentamientos armados, se han incrementado
prácticas como las amenazas, el secuestro y el
desplazamiento forzado dentro de la disputa por
la lealtad de la población civil.
Para julio de 2002, las autodefensas campesinas
del Casanare (ACC), lideradas por alias “Martín
Llanos”, apoyaron el retiro de Carlos Castaño de
la dirección política de las AUC, quien renunció al
mando señalando estar en contra de los excesos
de algunos miembros de la organización y por
supuestos nexos con el narcotráfico y el secuestro,
además de que lideraría las negociaciones de paz
con el Gobierno Nacional. Según las ACC este
hecho les hizo tomar la decisión de retirarse de
las filas de las AUC, no obstante aseguraron que
continuarían combatiendo a los grupos
subversivos.
Para diciembre de ese mismo año, las ACC
manifestaron su voluntad de iniciar negociaciones
con el Gobierno Nacional, para lo cual constituyeron
una alianza con las autodefensas del Meta y
Vichada, denominada “Alianza Oriente”, que
facilitaría los diálogos en una misma mesa de
negociación. Así mismo, como acto de buena
voluntad, manifestaron el inicio de un cese de
hostilidades a partir del 8 de diciembre de 2002.
Hacia comienzos del año 2003, las ACC y el bloque
Centauros, grupo de las Autodefensas
Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) que a
su vez hace parte de las Autodefensas Unidas
de Colombia liderado por Miguel Arroyabe, iniciaron
una fuerte disputa por el control territorial de zonas
de cultivos de coca y por adquirir los dividendos
de las extorsiones de ganaderos y comerciantes,
además de los recursos obtenidos por las regalías
petroleras del Casanare.
Mientras los enfrentamientos entre estos grupos
van en aumento, las AUC y el Gobierno Nacional
firmaron el pasado 15 de julio el acuerdo de Santa
Fe de Raelito, luego de manifestar un “cese al
fuego unilateral” de las AUC y de siete meses de
conversaciones exploratorias de alta
confidencialidad, el cual marca el inicio de
negociaciones formales con este grupo cuya meta
expresa es la desmovilización completa a más
tardar el 31 de diciembre de 2005.
Sobrevivientes del Comité Cívico del Meta y otros. Ceder
es más terrible que la muerte. Sin Ciudad ni editorial,
Octubre 1997.
1
2
La comisión estaba integrada por miembros del DAS,
la Policía, el CTI y el Ejército y llevaba a cabo labores de
policía judicial para investigaciones de narcotráfico en
la finca El Alcaraván.
3
En el año 2000 se presentaron fuertes enfrentamientos
entre guerrilleros y grupos de autodefensas en Paz de
Ariporo en la zona de El Boral, así como en Nunchía y
Támara. Los datos son contradictorios, pero se estima
en más de 100 los combatientes muertos.
Acciones armadas
Acciones de los grupos armados irregulares
Durante el periodo comprendido entre 1998 y junio
de 2003, en el departamento del Casanare se han
registrado 182 acciones de los grupos armados
irregulares. Durante los años 2002 y 2003 hubo
una intensificación del conflicto teniendo en cuenta
el aumento en las cifras de hostigamientos,
emboscadas, ataques a instalaciones de la Fuerza
Pública e infraestructura y combates. Se registran
16 municipios con ataques directos de los grupos
armados ilegales, sobresaliendo por una mayor
actividad los municipios de Aguazul que ha sufrido
37 acciones, Paz de Ariporo 23, Yopal 20,
Chámeza 20, Tamara 16, Hato Corozal 14 y
Tauramena 13.
Las FARC son el actor armado que mayor
actividad registra en el departamento, realizando
el 67 % del total de las acciones armadas
cometidas por los actores armados ilegales. La
mayoría de sus acciones se llevaron a cabo en
los municipios de Aguazul, Chámeza, Hato Corozal,
Recetor, Tamara, Tauramena, Paz de Ariporo,
Poro y Yopal.
El ELN por su parte, ha realizado durante ese
mismo periodo 38 acciones armadas, entre las
que se encuentran hostigamientos, emboscadas,
ataques a instalaciones y contactos armados. La
mayor concentración de sus ataques se registran
en los municipios de Aguazul y Yopal, aunque
también hay actividad en los municipios de
Chámeza, Hato Corozal, Paz de Ariporo, Recetor,
Tamara y Tauramena. Los años de mayor
actividad por parte de este grupo subversivo son
1999, año en el que se realizaron el 26% de los
incidentes y el 2002 con el 21% del total.
Las autodefensas, quienes han aumentado su
accionar a partir del año 2002, son responsables
del 11% del total las acciones armadas ilegales
que se presentan en el departamento. Su actividad
se concentra en los municipios de Yopal, San Luis
de Palenque, Tauramena, Trinidad y Sabanalarga,
aunque se han presentado incidentes en Aguazul,
Chámeza y Monterrey. Se registraron 3 acciones
de guerrillas no identificadas en 1998, 2000 y el
2001.
Hostigamientos
Durante los años 1998 hasta junio del 2003 el
ELN ha realizado 15 hostigamientos, 7 de ellos
durante 1999. Del total, 8 se registraron en
Aguazul, 3 en Yopal, 2 en Tauramena y 2 en Paz
de Ariporo.
Las FARC hasta la fecha han realizado 22
hostigamientos contra patrullas y estaciones del
Ejército y la Policía. 7 de dichas acciones se
realizaron en 1998, 4 en 1999, 1 en el 2000 y a
partir de ese año se mantienen 4 hostigamientos
por año. Hato Corozal, Paz de Ariporo y Aguazul
son los municipios que tienen la mayor
concentración de estas acciones. No se registran
hostigamientos de los grupos de autodefensas
en este departamento.
Emboscadas
Durante los años 1999, 2001, 2002 y lo que va
corrido del año 2003, las FARC han cometido 5
emboscadas en los municipios de Aguazul, Hato
Corozal, Paz de Ariporo, Sácama y Yopal. En el
año 2000 el ELN realizó 1 emboscada a una
patrulla de la Policía en un corregimiento de Yopal.
Como resultado de estas emboscadas se registran
8 víctimas de la Fuerza Pública.
Ataques a instalaciones de la Fuerza
Pública e infraestructura
Durante el periodo comprendido entre 1998 y el
2003, las FARC, el ELN y las ACC han cometido 7
ataques contra instalaciones de la Fuerza Pública
e infraestructura. Las FARC han cometido el mayor
número de ataques para un total de 5: 1 en
1999 y 1 en el 2000, ambos contra la estación
de Policía del municipio de Hato Corozal. En el
2001 cometieron 3 ataques, 1 contra las líneas
telefónicas de Telecom y contra la estación de
Policía de Paz de Ariporo;1 atacando en el
corregimiento Cupiagua, municipio de Aguazul,
el pozo petrolero Liria y 1 en Pore.
Por su parte, el ELN en el año 2001 realizó un
ataque contra las instalaciones de las los pozos
petroleros en el corregimiento de Cupiagua.
En el año 2000 las ACC realizaron un ataque en
la inspección El Secreto, municipio de
Sabanalarga,
destruyendo
con
una
retroexcavadora el puesto operativo del DAS.
Actos Terroristas
Las FARC son el actor armado que mayor
número de actos terroristas comete en el
departamento de Casanare, pues de un total
de 104 acciones terroristas registradas durante
el periodo comprendido entre 1998 - 2003, han
cometido 43, es decir, el 41%. Durante 1998 4
actos, en el año 1999 no registraron ninguno,
pero a partir del año 2000 la tendencia es
ascendente. Durante el año 2002 realizaron 19
acciones, equivalentes al 44% del total. En lo
que va corrido del año 2003 han cometido 11
acciones terroristas. Del total de municipios del
departamento, 11 han sufrido actos terroristas
por parte de este grupo subversivo. Los
principales municipios afectados son: Aguazul con
16, Yopal con 8, Tauramena con 5, Paz de Poro
y Monterrey con 3 y Samaca y Chámeza con 2.
El ELN es segundo actor armado ilegal que comete
acciones terroristas en este departamento, para
un total de 37 acciones, es decir, 36% del total.
Durante los años 2002 y 2003 realizaron el 70%
de las actos terroristas, en el año 2002 19 y en
el 2003, 11. 19 de sus actos terroristas ocurrieron
en Aguazul, equivalentes al 51% del total. Le
siguen Yopal con 13, Tauramena con 4 y Paz de
Ariporo con uno. Se tiene conocimiento de 18
actos terroristas realizados por desconocidos en
los municipios de Yopal, que registra 9 actos
terroristas, Aguazul con 7 y Monterrey y Paz de
Ariporo con 1 cada uno.
Durante este periodo se han realizado 5 actos
terroristas por guerrillas no identificadas, quienes
dinamitaron en 3 ocasiones el oleoducto El Porvenir
– Araguaney, los pozos Cupiagua y dinamitaron
una torre eléctrica. Las autodefensas registran 1
acto terrorista cometido en el año 2000 en la
vereda Los Laureles, municipio de Aguazul.
Como se puede establecer de acuerdo a las
cifras, Aguazul y Yopal son los municipios que
mayor número de de actos terroristas registran
por parte de los actores armados ilegales: Aguazul
45 acciones, es decir, 43% del total y Yopal 32,
equivalentes al 31%. Le siguen Tauramena con
9 y Paz de Ariporo y Monterrey con 5.
Asalto a Población
En el departamento del Casanare se registra en
1999 1 asalto a la población de Pore por parte de
las FARC, quienes atacaron y destruyeron el
puesto de Policía, dos viviendas y la Caja Agraria,
resultando muerto un agente de Policía y heridos
tres más.
Municipios más afectados
Por su ubicación estratégica, Aguazul, Yopal, Paz
de Ariporo, Tauramena, Chámeza y Hato Corozal,
son los municipios que se han caracterizado por
ser los principales escenarios de enfrentamientos
entre los diferentes actores armados.
En Aguazul se concentra la actividad petrolera y
tienen asiento tanto los grupos de autodefensas
como las guerrillas. Monterrey tradicionalmente
ha sido crítico por la temprana presencia de grupos
de autodefensas que han ejercido fuerte control
del territorio. Hato Corozal, Tauramena, Tamara,
Trinidad y Sabanalarga se han visto afectados por
actuaciones de las autodefensas y en menor
medida de las guerrillas.
Actualmente, los principales municipios afectados
por la guerra iniciada a comienzos del 2003 entre
grupos de autodefensas son Chámeza, Villanueva,
Monterrey, Aguazul, Yopal, Maní y Tauramena
territorios que se encontraban bajo el dominio de
las autodefensas campesinas del Casanare y que
ahora sufren las consecuencias de las incursiones
del bloque Centauros que opera también en Meta
y Vichada.
Presencia de las Fuerzas Militares
En Casanare opera la XVI Brigada del Ejército
Nacional ubicada en Yopal, la cual cuenta con
aproximadamente 4.800 hombres en la región,
y con el Departamento de Policía, también en
Yopal, con 900 hombres, para un total de 5. 700
efectivos aproximadamente. La II División del Ejército que opera en Bucaramanga presta apoyo a
este departamento.
Contactos armados
Desde 1998 y hasta junio de 2003 se han registrado 19 contactos armados entre los grupos de
autodefensas y miembros de la Fuerza Pública, de los cuales el 65% del total ocurridos durante este
periodo se presentaron en el primer semestre del 2003, en veredas cercanas a los municipios de
Chámeza, Orocué, Sabanalarga, y algunos en zonas rurales de Trinidad, Tauramena y Aguazul.
Estos combates provocaron la muerte de al menos 64 combatientes de las autodefensas y la
captura de 9.
Para ese mismo periodo de tiempo, se registraron 21 contactos armados entre el ELN y miembros
de la Fuerza Pública en los municipios de Chámeza, Hato Corozal, Recetor, Tamara, Tauramena y
Yopal. El mayor número de contactos armados se llevó a cabo en Aguazul. El año con mayor
registro fue el 2002 con 7. Se calcula en total la baja de 16 guerrilleros y la captura de 7.
Por otra parte, 13 municipios tuvieron registros de contactos armados entre guerrilleros de las FARC
y miembros de la Fuerza Pública, resaltándose los municipios de Chámeza, Nunchía, Recetor,
Sabanalarga, Tamara, Trinidad y Tauramena. El total de contactos armados durante el periodo
comprendido entre 1998 y junio de 2003 es de 89, registrándose el 30% de los combates durante
el año 2002 y el 24% a octubre de 2003. Tamara y Paz de Ariporo son los municipios que registran
el mayor número de contactos armados, registrando un total de 14. Les siguen Chámeza y Aguazul
con 13, Tauramena con 7, Hamaca con 6, Nunchía y Recetor con 5 y Yopal y Hato Corozal con 4.
Pore registra 2 y Trinidad y Sabanalarga 1. Se calcula la muerte de 61 guerrilleros de las FARC
durante estos combates.
Violaciones a los DDHH
e infracciones al DIH
Homicidios
En Casanare las tasas de homicidios han superado
el promedio nacional, las cuales, desde el año
1992 han tendido al alza. Desde 1996 la tasa se
ha mantenido elevada, sobresaliendo los años
1998 con una tasa de 119 por cada cien mil
habitantes y 2001 con una tasa de 113. A junio
de 2003, la tasa de homicidios de Casanare era
de 87.
En Casanare son muchos los municipios críticos.
Sobresale Aguazul, que desde 1995 ha registrado
tasos que han estado cerca de los 200 pero que
en ocasiones se han situado por encima de 300
por cada cien mil habitantes; Hato Corozal,
Tauramena, Trinidad y Sabanalarga han
registrado frecuentemente tasas muy encima del
promedio nacional.
En 2000 y 2001 los municipios de Tauramena,
Hato Corozal, Chámeza y Aguazul presentaron
aumentos significativos, situación sin duda
asociada a la intensificación del conflicto y al
ejercicio de violencia por parte de los actores
armados contra la población civil. Al respecto es
necesario agregar la existencia de un subregistro
teniendo en cuenta la creciente confrontación
directa entre las FARC y los grupos de
autodefensas. Durante estos dos años se han
presentado importantes enfrentamientos en Paz
de Ariporo, Nunchía, Támara y Hato Corozal.
A partir del año 2002 se inició un descenso en la
tasa de los principales municipios afectados por
homicidios, el cual se mantuvo en el 2003. Sin
embargo, el municipio de Chámeza presenta una
importante alza en su tasa, debido a la disputa
de los diferentes actores armados ilegales por el
control de la zona, quienes han venido realizando
incursiones generalizando la práctica de los
homicidios selectivos, dentro de lo que denominan
“la eliminación de bases sociales de apoyo” de la
contraparte.
Grupos vulnerables
En el departamento de Casanare, los líderes
políticos están en la mira de los actores armados.
A partir de junio de 2002, los grupos insurgentes
amenazaron a las autoridades locales y declaró
públicamente objetivo militar las instalaciones
públicas, tales como las estaciones de Policía.
Antes de las elecciones departamentales y
municipales de octubre de 2003, de los 19
alcaldes se registraron amenazas en contra de
todos ellos, cometidas presuntamente por las
FARC. Existen también denuncias de alcaldes
sitiados por las amenazas de los diferentes grupos
de autodefensas que están enfrentándose. La
situación de los concejales no es menos grave, a
principios del 2003 un concejal fue asesinado en
el municipio de Pore por las FARC, y 4 meses
después otro murió en el municipio de Orocué a
manos de las ACC.
Desde 1998 hasta la fecha se tiene registro de 4
homicidios de sindicalistas en el departamento de
Casanare. Es importante mencionar el secuestro
de un dirigente de la USO que fue retenido en
Monterrey, Casanare, el 25 de febrero de este año
por miembros de las ACC, quienes señalaron que
harían un juicio contra él por presuntos nexos con
grupos guerrilleros.
Desaparecidos y torturas
El número de desaparecidos y víctimas de tortura
en Casanare es menor al promedio de otros
departamentos con presencia de diversos actores
armados ilegales que se encuentran disputando
territorios, y que suelen usar estas prácticas como
estrategia de guerra.
Para el 2001 se registraron 12 casos en este
departamento, 10 en Tauramena cometidos por
grupos de autodefensas y 2 casos en Yopal por
autores desconocidos. Para el 2002, se
registraron en total 4 casos sin autores
identificados, 2 casos nuevamente en el municipio
de Tauramena y 2 sin determinar el lugar de
ocurrencia. Para junio de 2003, se han registrado
4 casos, uno en el municipio de Villanueva y 3 en
Recetor. Los registros de víctimas de tortura desde
el 2001 hasta la fecha presentan una persona
muerta con señales de tortura, ocurrido en Yopal
en julio de 2001 por desconocidos.
Debido a los enfrentamientos entre los diferentes
grupos de autodefensas es probable el aumento
de casos de desaparición en las zonas de disputa
y seguramente de casos de tortura, teniendo en
cuenta que estas prácticas son comunes entre
estos grupos.
son el actor armado ilegal que más secuestros
comete. Durante el año 2000 aumentó el número
de casos, llegando a su máximo en el 2001, año
en el que se llevó a cabo un secuestro masivo
por parte de las autodefensas en el municipio de
Villanueva. Durante el 2002 y el 2003 hubo una
importante disminución.
Las FARC son el segundo actor armado que mayor
número de secuestros ha realizado en este
departamento durante este periodo, cometiendo
el 20% del total, es decir, 119. En 1999 realizaron
el doble de las autodefensas y el ELN. A partir de
Secuestros
2003 la tendencia ha sido la disminución. Por su
parte el ELN ha secuestrado 108 personas
durante estos 6 años, equivalentes al 18% del
total, el EPL una en 1999, y la delincuencia común
36. En 119 casos se desconoce el autor.
Las autodefensas son el grupo armado ilegal que
mayor número de secuestros ha cometido desde
1998 hasta junio de 2003, para un total de 217
secuestros equivalentes al 37% del total
departamental, situación particular de Casanare,
teniendo en cuenta que a nivel nacional las FARC
La situación del secuestro en Casanare,
especialmente en los últimos años, es
preocupante, aunque ha venido disminuyendo.
La extorsión acompañada de importantes niveles
de secuestro se incrementó de manera importante
a partir de 1999. En 1996 cinco municipios
registraban secuestros, mientras que dicho
número pasó a nueve en 1997 y a doce en 1998.
La situación en Casanare continuó agravándose,
los niveles registrados cada vez fueron más altos
en los municipios de alta incidencia de secuestros
y el número de municipios afectados siguió siendo
muy elevado, aumentando a catorce en 1999,
siendo la situación de Aguazul, Nunchía y Yopal la
más delicada. Para el año 2000 el número de
municipios afectados en el departamento se
mantuvo igual al año anterior, siendo
especialmente críticos Aguazul y su entorno y los
municipios de Tauramena, Monterrey, Yopal y
Maní. El año 2001 fue el más crítico alcanzando
un total de 146 secuestros, aunque disminuye el
número de municipios afectados a 11. Se
mantienen como principales afectados Aguazul,
Monterrey, Tauramena y Yopal. Cabe resaltar
que el municipio de Villanueva presentó un alto
número de secuestros durante ese año.
A partir del año 2002 los secuestros empezaron
a disminuir, aunque nuevamente aumenta el
número de municipios afectados a 14. Yopal y
Aguazul se mantienen como las zonas con mayor
registro de este delito y nuevamente se presentan
secuestros en Nunchía. Actualmente se registra
el mayor número de secuestros en Maní, con un
registro de 10 casos y Villanueva con 11.
Desplazamiento Forzado
Aunque el departamento del Casanare no se
encuentra dentro de los 10 departamentos con
más altos índices de desplazamiento forzado,
desde 1996 y hasta el año 2001, los registros
de este fenómeno han aumentado como
consecuencia del recrudecimiento del conflicto
armado en la región, pues los actores armados
ilegales generan desplazamientos como
consecuencia de su estrategia de eliminación del
control social de uno u otro grupo en
determinadas zonas.
A partir del año 2002 y hasta la fecha el número
de registros ha disminuido, aunque por los últimos
acontecimientos se teme que vuelvan a
aumentar. El total de hogares expulsados durante
ese periodo es de 2.545, y el número de
personas desplazadas registradas es de 10.967.
Durante el año 2001 se recibieron el mayor
número de hogares y personas desplazadas.
Desde 1996 hasta la fecha se registra 1.948
hogares desplazados
En Casanare, desde 1996 hasta la fecha, todos
los municipios están registrados como expulsores
de población desplazada. Sin embargo, los
principales son: Yopal, que registra 561 hogares,
2.257 personas expulsadas y Chámeza, que
registra 386 hogares expulsados, 1.843 personas.
Es importante mencionar que en este municipio
llegó a desplazarse el 60 % de la población del
casco urbano a otras regiones del departamento.
Le siguen a estos dos municipios, Aguazul, con
un registro total de 254 hogares, 1.843 personas
expulsadas; Paz de Ariporo con 196 hogares, 840
personas; Tauramena con 173 hogares, 659
personas; Pore con 159 hogares, 787 personas;
Hato Corozal con 119 hogares, 481 personas;
Recetor con un registro de 118 hogares
expulsados, 418 personas; Maní, con 91 hogares,
387 personas; Támara, con 80 hogares, 343
personas; Nunchía con un registro de 56 hogares,
273 personas expulsadas; Sácama con 57
hogares, 289 personas y Villanueva con 77
hogares, 277 personas expulsadas.
El año de mayor expulsión de población fue el
2001 que registró 997 hogares, 4.362 personas.
Durante el 2002 se presentó la expulsión de 713
hogares, 2.969 personas y a octubre del 2003,
390 hogares, 1.615 personas.
El principal municipio receptor de hogares y
personas desplazadas es Yopal que tiene un
registro de 1.265 hogares, 5.600 personas
recibidas. Le sigue Tauramena con 94 hogares,
385 personas; Monterrey con 77 hogares, 391
personas; Sácama con 96 hogares, 460 personas;
Chámeza con 65 hogares registrados, 283
personas; Recetor con 63 hogares, 228 personas
y Pore con 43 hogares, 219 personas recibidas.
Minas antipersonales
Entre 1990 y noviembre de 2003, las cifras del
Observatorio de Minas Antipersonales de la
Vicepresidencia de la República ha registrado en
Casanare un total de 79 eventos por minas
antipersonales 1, de los cuales 22 han sido
accidentes, es decir, 28% y 57 han sido incidentes,
cifra que representa el 72% del total.
De acuerdo a los registros del Observatorio de
Minas Antipersonales, desde 1990 hasta 1993
en Casanare hubo una tendencia creciente en el
número de eventos por minas; específicamente
1993 registró seis, convirtiéndose en uno de los
años con mayor cantidad en los trece años
estudiados. A partir de 1994 el número de
eventos presenta una dinámica más constante
hasta 2001, manteniéndose un índice de entre
uno y tres; resalta el año 1997, en el cual el
número de eventos ascendió a cuatro. Durante
2002 y 2003 los eventos se incrementaron
gravemente: durante el 2002 se registraron 17
incidentes y 6 accidentes para un total de 23
eventos. Durante el 2003 se registraron 21
incidentes y 8 accidentes para un total de 29
eventos. Estos dos años representan el 66%
del total de eventos ocurridos en el departamento.
registrado un total de 42 víctimas por minas
antipersonales, 22 de ellas han quedado heridas,
lo que representa el 52% del total, mientras que
20 resultaron muertas, es decir el 48%. Los años
2002 y 2003 presentan la mayor cantidad de
víctimas: durante este periodo ocurrió el 68% de
los heridos y el 60% de las muertes.
De los 79 eventos por minas antipersonales, 2
ocurrieron por accidente de municiones
abandonadas sin explotar, 22 en campos
minados, 29 por desminado militar, 1 en
desplazamiento, 23 por incautación, 1 por
producción de minas en fabrica y 1 en sospecha
de campo minado.
93%; las mujeres por su parte registraron una
víctima, que tuvo lugar en 1993. Se registraron
dos muertes de desconocidos. 6 víctimas fatales
eran menores de edad, y 33 mayores de edad,
de las cuales 22 resultaron heridas y 11 murieron.
Se desconoce la edad de 3 víctimas.
Desde 1990 hasta noviembre de 2003 el
Observatorio de Minas Antipersonales ha
Durante el periodo estudiado, el Observatorio de
Minas Antipersonales ha registrado que de las 42
víctimas, 31 fueron militares lo que representa el
74% del total, mientras que 11 fueron civiles, es
decir, el 26%. Durante el año 1993 fueron
afectados 3 civiles, 1 durante el año 2001, 5 en
el 2002 y 2 en el 2003. Durante el año 2002
fueron víctimas 11 militares y 9 en el 2003. En
Casanare los hombres fueron las principales
víctimas con un total de 39, lo que equivale al
De acuerdo a los registros del Observatorio de
Minas Antipersonales parece haber presencia de
minas antipersonales en doce de los municipios
del departamento, siendo Chámeza el más afectado con 22 eventos que representan el 28% del
total, de los cuales 16 fueron incidentes y 6 accidentes. Le sigue Tauramena con 10 eventos, es
decir, 13%, de los cuales 4 fueron accidentes y 6 incidentes; Yopal, Sácama y Aguazul con 9 cada
uno, lo que representa el 11%. El 78% de los eventos por minas antipersonales o explosivos
abandonados sin explotar durante el periodo comprendido entre 1990 y noviembre de 2003, ocurrieron
en zona rural. En total fueron 78 eventos, 22 accidentes y 56 incidentes. 1 incidente ocurrió en zona
urbana.
Conclusiones
•
A comienzos de los años noventa, Casanare vio agravada su situación a partir de la
exploración y explotación petrolera. De un lado, esta situación coincidió con los
propósitos estratégicos de las FARC de copar la Cordillera Oriental; con la expansión
del ELN a nivel nacional y con la consolidación del narcotráfico y los grupos de
autodefensa como actores armados que defienden, entre otros, los intereses
económicos de la adquisición de tierras.
•
Para el año 2000, las AUC aumentaron su pie de fuerza con el fin de adelantar
operativos contra la zona montañosa de Casanare. Así mismo, empezaron a organizar
una nueva incursión en Arauca. El resultado fue, a partir del año 2000, la ampliación
de las confrontaciones directas entre guerrillas y grupos de autodefensas.
•
Durante el periodo comprendido entre 1998 y junio de 2003, en el departamento del
Casanare se han registrado 158 acciones de los grupos armados irregulares. Durante
los años 2002 y 2003 hubo una intensificación del conflicto teniendo en cuenta el
aumento en las cifras de hostigamientos, emboscadas, ataques a instalaciones de la
Fuerza Pública, actos terroristas y asaltos a poblaciones. Se registran 14 municipios
con ataques directos de los grupos armados ilegales, sobresaliendo por una mayor
actividad el municipio de Aguazul que ha sufrido 60 acciones, que representan el 38%
del total. Le sigue Yopal con 39, Paz de Ariporo con 14, Tauramena con 11 y Hato
Corozal con 8.
•
Las FARC son el actor armado que mayor actividad registra en Casanare, realizando
el 48 % del total de las acciones armadas cometidas por los actores armados ilegales.
El ELN por su parte, ha realizado durante ese mismo periodo 54 acciones armadas,
entre las que se encuentran hostigamientos, emboscadas, ataques a instalaciones,
asalto a población y actos terroristas. Los años de mayor actividad por parte de este
grupo subversivo son 1999, año en el que se realizaron el 28% de los incidentes y el
2000 con el 30% del total. Las autodefensas, quienes registraron actividad durante el
año 2000, son responsables de 2 acciones armadas que se llevaron a cabo en los
municipios de Aguazul y Sabanalarga ese año. Se registraron 8 acciones de guerrillas
no identificadas durante los años 1998, 2000, 2002 y 2003. Desconocidos realizaron
un total de 18 acciones armadas durante el periodo estudiado. El año en que mayor
número de acciones registran es 1999.
•
Por su ubicación estratégica, los municipios de Aguazul, Yopal, Paz de Ariporo, Tauramena,
Chámeza y Hato Corozal, se han caracterizado por ser los principales escenarios de
enfrentamientos entre los diferentes actores armados. Actualmente, los más afectados por
la guerra iniciada a comienzos del 2003 entre grupos de autodefensas son Chámeza, Villanueva,
Monterrey, Aguazul, Yopal, Maní y Tauramena, territorios que se encontraban bajo el dominio
de las autodefensas campesinas del Casanare y que ahora sufren las consecuencias de las
incursiones del bloque Centauros que opera también en Meta y Vichada.
•
Desde 1998 y hasta junio de 2003 se han registrado 19 contactos armados entre los grupos de
autodefensas y miembros de la Fuerza Pública, de los cuales el 65% del total ocurridos durante
este periodo se presentaron en el primer semestre del presente año, en veredas cercanas a los
municipios de Chámeza, Orocué, Sabanalarga, y algunos en zonas rurales de Trinidad,
Tauramena y Aguazul.
•
En Casanare las tasas de homicidios han superado el promedio nacional, las cuales además,
desde el año 1992, han tendido al alza. Desde 1996 la tasa se ha mantenido elevada,
sobresaliendo los años 1998 con una tasa de 119 por cada cien mil habitantes y 2001 con una
tasa de 113. A junio de 2003, la tasa de homicidios de Casanare era de 87.
•
Las autodefensas son el grupo armado ilegal que mayor número de secuestros ha cometido
desde 1998 hasta junio de 2003, para un total de 217 secuestros equivalentes al 37% del total
departamental, situación particular del Casanare, teniendo en cuenta que a nivel nacional las
FARC son el actor armado ilegal que mayor número de secuestro comete. Durante el año
2000 aumentaron los secuestros, llegando a su máximo en el 2001, año en el que se llevó a
cabo un secuestro masivo por parte de las autodefensas en el municipio de Villanueva.
Durante el 2002 y el 2003 hubo una importante disminución.
•
Aunque el departamento del Casanare no se encuentra dentro de los 10 departamentos con
más altos índices de desplazamiento forzado, desde 1996 y hasta el año 2001, los registros de
este fenómeno han aumentado como consecuencia del recrudecimiento del conflicto armado
en la región, pues los actores armados ilegales generan desplazamientos gracias a su estrategia
de eliminación del control social de uno u otro grupo en determinadas zonas del departamento.
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