CASANARE La dinámica del conflicto y la situación de los derechos humanos en el Casanare, que hace parte de la región de los Llanos Orientales, está relacionada con la economía petrolera, la situación del oleoducto y su geografía. Su territorio presenta una continuidad regional entre la Cordillera Oriental, el piedemonte y el llano. Es montañoso en su parte occidental y plano en el centro y en el sector oriental, situación que incide en los últimos tiempos de manera notoria en la presencia de la guerrilla y las autodefensas, la cual tiene raíces en los reductos de la violencia vivida en los años cincuenta. La cordillera casareña, que tradicionalmente fue un lugar de paso de la guerrilla, se convirtió en uno de los ejes de expansión de las FARC después de 1990, tomando asiento siete frentes que se concentraron con el creciente dispositivo de Arauca operando desde entonces como “mini bloque”. Sin embargo, debieron lograr la supremacía armada en el terreno dominado por el ELN con el dispositivo del Domingo Laín y de los frentes José David Suárez y Los Libertadores. Las FARC, con base en la economía del petróleo y aprovechando la pujante ganadería y la agricultura industrial, se apoderaron de la cordillera y sus corredores y llevaron la guerra a las zonas planas y de piedemonte contra el Ejército y los grupos de autodefensa. El asentamiento de origen mafioso en Casanare llevó a que en este departamento, tomaran especial preponderancia los grupos de autodefensa que, centrados en la defensa de sus bienes y en el proceso de expansión y acumulación de sus capitales, rápidamente se aliaron con antiguas élites locales o advenedizas que observaron con miedo la dinámica de la expansión guerrillera. Con esta expansión hacia Casanare y el establecimiento de amplias zonas rurales como territorios en disputa con los grupos de autodefensas, el conflicto en el departamento empezó a agravarse, caracterizándose hasta hoy, por las altas tasas de homicidios, los secuestros, las desapariciones, los casos de tortura y el desplazamiento forzado. A raíz de la agudización de la violencia en el país al cruzar la década de los cincuenta, múltiples grupos de origen liberal surgieron en el oriente del país como un movimiento puramente reactivo a la hegemonía del gobierno conservador. La estrategia de las guerrillas en su proceso de consolidación pasó por llevar la guerra a Bogotá, y como primer paso se planteó dominar la Cordillera Oriental, concretamente los corredores naturales de la zona comprendida entre Chita y El Cocuy en Boyacá y Chámeza, en Casanare. La prolongación de la violencia planteó una difícil situación de sostenibilidad para la economía de la región, llevando a ciertos hacendados a alejarse del movimiento guerrillero liberal, convirtiéndolos en apoyo predispuestos a pactar una amnistía. A partir de la amnistía promovida por Gustavo Rojas Pinilla, el movimiento guerrillero del Llano se dispersó y se desmovilizaron sus principales jefes en distintos municipios del Casanare. No obstante, el desacuerdo al interior de las filas y la falta de un único liderazgo, generó una escisión y la permanencia de algunos grupos armados. Algunos antiguos combatientes empezaron a servir y colaborar con las tropas del Ejército y de otro lado algunos grupos de la cuenca del Ariari derivaron de manera definitiva hacia los grupos comunistas estructurados a partir de las FARC. La violencia disminuyó en los Llanos, y si bien en Meta las violencias viejas se entroncaron más rápidamente con las nuevas, en Casanare se empezó a vivir una pausa cuyo rompimiento se inició a comienzos de la década de los ochenta coincidiendo con la creciente importancia de la economía petrolera. Específicamente en este departamento, la British Petroleum inició labores de exploración en Cusiana en 1986. El pronto inicio de la extorsión a las compañías petroleras, la violencia ejercida a través de las continuas voladuras a los oleoductos, el secuestro de técnicos y la quema de maquinaria, señalaron la determinación de la subversión de inferir la economía del petróleo. A finales de los noventa los diversos orígenes de la violencia se confundieron, imponiéndose, poco a poco, el desarrollo de las estrategias. En Casanare las nuevas violencias encontraron su lazo con las mafias de las esmeraldas de Boyacá asentadas en las extensas planicies del Meta, así como de los grupos provenientes de los municipios de San Luis de Galeno y Somondoco. Evolución del conflicto armado A comienzos de los años noventa, Casanare vio agravada su situación a partir de la exploración y explotación petrolera. De un lado, esta situación coincidió con los propósitos estratégicos de las FARC de copar la Cordillera Oriental; con la expansión del ELN a nivel nacional y con la consolidación del narcotráfico y los grupos de autodefensa como actores armados que defienden, entre otros, los intereses económicos de la adquisición de tierras. pie de fuerza de las AUC, quienes buscaban llevar a cabo operativos en las zonas montañosas de Casanare, además de realizar una nueva incursión en Arauca. A partir de mediados de la década de los noventa el proceso de consolidación de las FARC fue notorio en detrimento del ELN como actor en la montaña y el piedemonte casanareño. Por otra parte, las autodefensas de Casanare, han estado caracterizadas por la articulación de micropoderes e intereses locales, y por los intentos de llevar a cabo procesos de unión, confluencia u homogenización, los cuales han estado cruzados por temporales alianzas, enconadas disputas o supeditación de algunas estructuras a otras de mayor importancia. A pesar de la creciente importancia de los grupos de Castaño en la región, las agrupaciones de Casanare distan enormemente de ajustarse a los principios, órdenes e intereses de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC. Actualmente, existe además una disputa territorial entre dos grupos de autodefensas que ha complejizado aún más la situación de este departamento. A partir del año 2000 crecieron las confrontaciones directas entre las guerrillas y los grupos de autodefensas como resultado del aumento del Durante los años 2001, 2002 y 2003 se han mantenido las disputas territoriales de algunas zonas estratégicas de la región entre grupos guerrilleros y de autodefensa, además de que se incrementaron los combates con la Fuerza Pública. Reseña histórica de los grupos al margen de la ley Guerrillas A finales de los años ochenta, articulado al frente de guerra central del ELN, se formó en el sur occidente del departamento de Casanare el frente Los Libertadores y a principios de los noventa el frente José David Suárez. No obstante, y a pesar de que este departamento se caracteriza por importantes explotaciones de petróleo en los campos de Cusiana, Cupiagua y La Volcanera, estos frentes no adquirieron el mismo poder que el que detentó el Domingo Laín en Arauca que logró extraer importantes sumas de dinero a las compañías petroleras y sus contratistas. En 1995 se produjo el 14º pleno del ELN en el que se dispuso que los destacamentos y compañías, que equivalían a la fuerza militar de los frentes, pasaran a integrar lo que se denominó como la “fuerza militar del área” sin abandonar los territorios que habían consolidado previamente. El planteamiento suponía la desaparición paulatina de los denominados “frentes de guerra”, en la medida que se consolidaran las referidas fuerzas de áreas para de esta manera estructurar un ejército revolucionario con disposiciones para la toma del poder. Así, los frentes Domingo Laín, José David Suárez y Los Libertadores, principalmente, constituyeron el área Arauca, Boyacá y Casanare, en adelante ABC. Hacia mediados de los años ochenta, surgieron en Casanare los frentes 28 y 38 de las FARC, que se ubicaron en la Cordillera Oriental, con lo que se avanzó con un eslabón más en el propósito estipulado en la denominada Séptima Conferencia (1982) de ubicar el centro de despliegue de la organización en este complejo montañoso y de unir Ecuador y Venezuela con una cadena de frentes. La información estadística señala que en el departamento de Casanare los contactos armados y las emboscadas fueron las principales acciones en 1986 y 1987, pero la situación cambió desde 1988, cuando repuntaron de manera significativa los atentados contra la infraestructura. No obstante, fue sólo a partir de 1990 que se empezó a registrar un aumento sostenido de la intensidad del conflicto, coincidiendo con un incremento de la actividad armada de las FARC. Esta agrupación durante este tiempo registró un aumento notable de su accionar en el departamento, especialmente en la zona de piedemonte, coincidiendo con el proceso de exploración e inicio de la explotación de Cupiagua. Las FARC conectaron sus frentes de Casanare con el creciente dispositivo de Arauca, a tal punto que empezaron a operar de manera coordinada, como “mini bloque”. Lograron de esta manera extender su presencia a municipios limítrofes con Arauca, Hato corozal y Paz de Ariporo, que se comportaron con la misma dinámica. Como consecuencia de la operación Centauro del Ejército Nacional contra el bloque Oriental de las FARC en 1990, cuando sucedió el reconocido ataque a Casa Verde en el municipio de Uribe, en el departamento del Meta, la actividad militar de las FARC se tradujo en una mayor movilidad de sus frentes entonces concentrados, llevando al copamiento de parte importante de la Cordillera Oriental, en especial de la zona comprendida por los departamentos de Cundinamarca, Boyacá y Casanare. A partir de la cordillera, de un lado, y desde las llanuras del Vichada y el Meta, del otro, las FARC completaron el dispositivo que empezó a fortalecerse en Casanare y Arauca. Sin embargo, las FARC incidieron en la consolidación de grupos de autodefensa en los municipios de Monterrey, Aguazul, Villanueva y Orocué, relacionados con las estructuras armadas de Gonzalo Rodríguez Gacha y de Víctor Carranza, entre otros, a los cuales precisamente algunos frentes de las FARC combatían al mismo tiempo en el Meta. El sur del departamento de Casanare empezó a vivir, a partir de mediados de la década de los noventa, la misma dinámica del Meta, en especial de municipios como Puerto López, San Carlos de Guaroa y Puerto Gaitán, la cual se reprodujo de manera similar en municipios como Orocué, Villanueva y Barranca de Upía, entre otros. El despliegue de las FARC y su consolidación en Casanare se manifestó en un incremento de la actividad militar desde 1991 y, de manera importante, en 1992. El ELN, por su parte, también registró un incremento, que se dio con la presencia de los frentes José David Suárez y Los Libertadores, estrechamente ligados al Domingo Laín de Arauca. Durante los años 1991 y 1992, algunas de las acciones en Casanare fueron ejecutadas de manera coordinada por las FARC y el ELN, y fueron registradas como acciones de la coordinadora guerrillera Simón Bolívar, situación que coincidió con el desarrollo de conversaciones de paz entre el Gobierno y las FARC, el ELN y el EPL, que se iniciaron en el municipio de Cravo Norte en Arauca. A pesar de las dificultades iniciales presentadas, en los años subsiguientes la presencia geográfica de las FARC fue más extensa, cubriendo todo el piedemonte de Casanare, además de municipios de la zona plana (Maní, Paz de Ariporo y Hato Corozal). El ELN por su parte, sostuvo actividades en las zonas de influencia de Cupiagua, en especial a los municipios de Aguazul y Yopal, y en Paz de Ariporo y Hato Corozal. Así, para el periodo 1994 a 1996, el conflicto se potenció de manera importante en la región. La octava conferencia de las FARC determinó avances estratégicos que pasaron no sólo por el afianzamiento del dispositivo en la Cordillera Oriental, sino a través de la determinación de actuar en zonas de importancia económica que pudieran significar, de manera adicional, recursos para la organización. De allí partió una amplia cobertura de acción militar por parte de las FARC en el departamento, que coincidió con el desarrollo de operaciones a gran escala y cubrimiento de vastas zonas del Llano, el oriente y el sur del país, que tuvieron su máxima expresión en la toma de la base de Las Delicias, en el departamento de Putumayo. Al mismo tiempo, el ELN también pasó por un momento de fortalecimiento en la región. Tomó una fuerte iniciativa en Casanare, en su intento de consolidar la zona del ABC, estableciendo los mencionados frentes José David Suárez y Los Libertadores. Las FARC y el ELN registran en la actualidad una importante presencia en el departamento del Casanare. El ELN se manifiesta a través del frente José David Suárez con cerca de 120 hombres que opera en Recetor y Aguazul, y el frente Domingo Laín Sanz, que opera en La Salina y Sácama, el cual cuenta con aproximadamente 310 hombres. Las FARC, que también tienen tradición en este departamento a través del bloque Oriental, cuentan en la actualidad con una especie de “mini bloque” bajo el mando de Germán Briceño alias “Grannobles”. Hacen presencia en el departamento de Casanare los frentes 28, con 120 hombres, que actúa en los municipios de Yopal, Támara, Sácama y La Salina, Hato Corozal, Paz de Ariporo, Pore, Nunchía, Recetor, Aguazul y Trinidad; el frente 38, con 60 hombres, que se encuentra en Nunchía y Támara y el frente 56, con 160 hombres, que actúa en los municipios de Chámeza, Recetor, Aguazul, Tauramena, Maní, Monterrey. También hace presencia la columna móvil Alfonso Castellanos, con 170 hombres, para un total apromiximado de 550 combatientes. Ocasionalmente hacen desplazamientos los frentes 16 y 54, el primero proveniente de Vichada y el segundo con presencia en la Cordillera Oriental en la zona del Guavio, en límites entre Cundinamarca y Boyacá. Autodefensas No es posible entender el desarrollo de las autodefensas sin comprender la dinámica ocurrida en el oriente colombiano y especialmente en el departamento de Meta, vecino de Casanare, pues es imposible separar lo que ocurre de un lado y del otro del río Meta, por lo que es necesario enfocarlo como un solo proceso. En el departamento del Meta las autodefensas crecieron de manera autónoma, ligadas a los intereses de narcotraficantes y algunos empresarios y hacendados. De especial importancia es la estructuración de redes mafiosas alrededor de los cultivos de marihuana que tuvieron asiento en la Serranía de La Macarena en los años ochenta. Particularmente este último proceso permitió que grandes capos como Gonzalo Rodríguez Gacha, Leonidas Vargas y miembros de clanes con origen en las zonas esmeraldíferas de Boyacá, adquirieran enormes extensiones en el departamento del Meta. En consecuencia, estas organizaciones se proyectaron también al departamento de Casanare. La relación de las mafias de las esmeraldas con el narcotráfico era inminente, pues tenían enormes puntos de encuentro. En particular, la tradición de ilegalidad y la consolidación de grupos armados de las mafias esmeraldíferas, fueron punto de partida de los grupos de autodefensa, no solo en el Magdalena Medio, en asocio con el cartel de Medellín, sino también en Meta y Casanare. Respecto de Casanare hay que tener en cuenta que en el Llano las colonias de boyacenses no habían perdido sus lazos con sus sitios de origen y que particularmente la región del Guavio, en donde tradicionalmente ha habido explotación esmeraldífera, tiene un corredor natural hacia el plano que desemboca en los municipios de Barranca de Upía, Monterrey, Paratebueno y Aguazul, entre otros, lo que los determinó como zonas de expansión poblacional y de inversión de capital. Dichas zonas se convirtieron en fuertes centros de las mafias de narcotráfico conectadas con Boyacá, y allí invirtieron dinero personajes como Gonzalo Rodríguez Gacha, Víctor Feliciano, Matiz Benítez (alias “120”), Héctor Buitrago y Víctor Carranza, entre otros. Los grupos de autodefensas se consolidaron en el sur de Casanare en el corredor que se forma alrededor del río Meta y en las zonas planas con agricultura industrial. Igualmente, se asentaron en la parte media de Casanare, en los municipios de San Luis de Palenque, Orocué, Villanueva y Monterrey, en donde ejercen un predominio importante. Los intereses relacionados con la explotación petrolera, los cultivos industriales y la ganadería extensiva, estos dos últimos con participación importante de la mafia del narcotráfico, han determinado una importante franja de disputa que mantiene a Aguazul, Yopal, Paz de Ariporo, Tauramena, Nunchía y Hato Corozal, como principales escenarios de contienda. Un ambicioso plan de expansión de las mafias del Llano implicó la destrucción de toda oposición. Allí cayeron miembros de comunidades campesinas, directivos de juntas de acción comunal, miembros de la Unión Patriótica y directivos de organizaciones no gubernamentales y de los derechos humanos. Al mismo tiempo las mafias acometieron una estrategia militar en contra de las FARC, combatiéndola en la Serranía de La Macarena, en el Meta. Para esto, Rodríguez Gacha se alió con grupos armados ilegales de origen boyacense con asiento en el Llano y empezó una proyección hacia municipios de Barranca de Upía y Monterrey en Casanare. También arreció su confrontación contra el Gobierno y emprendió una guerra contra Víctor Carranza y otros grupos de esmeralderos con amplio poder en los Llanos, logrando debilitarlo en la segunda mitad de la década de los ochenta. Sin embargo, un cambio abrupto en la relación de poderes se daría con la muerte de Gonzalo Rodríguez Gacha a manos de la Policía en diciembre de 1989. Su muerte produjo el derrumbe de su estructura armada. Con esta muerte las FARC consolidaron el proceso de recuperación de las zonas en disputa. De manera paralela, la dinámica de Casanare empezó a ser determinada por los grupos del Meta. Estos, conocidos como “Los Carranceros”, lograron consolidar una compleja red de poder local en los Llanos Orientales en el Meta, Casanare – en Paz de Ariporo y Hato Corozal- y Vichada, en los que Camilo Zamora, alias “Travolta”1 y alias “Rasguño” mantuvo su poder delegado. La década de los noventa generaría nuevos poderes, narcotraficantes, que se consolidarían en el Meta y Casanare, en Monterrey, Aguazul, Villanueva y Orocué, principalmente. Sin embargo, la desaparición de Rodríguez Gacha no se tradujo en una disminución de asesinatos en contra de miembros de partidos de izquierda, grupos de oposición y defensores de los derechos humanos en el oriente del país. La dinámica de polarización y estigmatización con propósitos criminales tomó vida propia y generó la casi total desaparición de la Unión Patriótica en el Meta y Casanare. Las guerrillas, por su parte, empezaron a utilizar estrategias similares. Entre 1992 y 1997, las FARC consolidaron su poder en Putumayo, Guaviare y parte importante del Ariari y Guayabero, en el Meta, ante el repliegue de las autodefensas y el potenciamiento de la guerrilla. La nueva disputa entre la guerrilla y las autodefensas tuvo como escenario las sabanas del Meta y Casanare. Así, la muerte del capo y el advenimiento del petróleo en los años noventa, señalaron el camino de la violencia para Casanare. Para 1996 las bases de las autodefensas reconocidas en Casanare eran Hato Corozal y zonas adyacentes de Paz de Ariporo, con fuerte influencia de Víctor Carranza, y Monterrey, con el predominio de Víctor Feliciano. Si bien para 1997 las organizaciones armadas vinculadas al narcotráfico y a las esmeraldas en Casanare operaban con bastante autonomía los unos de los otros, se respetaban zonas y realizaban temporales alianzas, era notoria la dispersión de agrupaciones siendo la de Víctor Carranza la más importante. Sin embargo, la masacre de una comisión judicial en San Carlos de Guaroa, Meta, en 19972 por parte del grupo de Jaime Matiz Benítez, alias “120”, líder de la contraguerrilla llanera denominado también Luciano Ariza, generó una serie de desavenencias dentro de los diferentes grupos y un enfrentamiento a muerte entre las autodefensas del norte y las del sur en esas zonas del Llano, muriendo alias “120” y Feliciano. Carlos Castaño, jefe de las AUC, señaló que “120” había actuado por su parte y que sería sancionado debidamente. La guerra desatada redefinió la presencia de las autodefensas ilegales: Héctor Buitrago alias “Martín Llanos” y alias “HK” se convirtieron en fuerza preponderante en el sur del Casanare, Víctor Carranza se consolidó en la zona de Hato Corozal y en los municipios colindantes con Puerto López y Puerto Gaitán en el Meta y Castaño logró influencia en los grupos en Paz de Ariporo. Las AUC aumentaron su pie de fuerza con el fin de adelantar operativos contra la zona montañosa de Casanare, en especial en los municipios de Nunchía y Támara. Así mismo, empezaron a organizar una nueva incursión en Arauca, esta vez desde Hato Corozal. El resultado a partir del año 2000 fue la ampliación de las confrontaciones directas entre guerrillas y grupos de autodefensas, en especial en los municipios de Paz de Ariporo, Aguazul, Nunchía y Támara, principalmente.3 En los últimos años (desde el 2001) la ofensiva de las AUC ha estado encaminada a eliminar los mecanismos de control social establecidos por los grupos insurgentes y a establecer un perímetro de seguridad entre Recetor- Chámeza- Páez (Boyacá)- Monterrey – Yopal. A largo plazo buscan mantener su presencia en las estribaciones de la Cordillera Oriental, desde el municipio de Cubará y la frontera con Venezuela hasta el municipio del Valle del Guamuéz y la frontera con Ecuador. Esto además, teniendo en cuenta los intereses en la posible existencia de yacimientos de hidrocarburos en la zona. Durante este periodo, las AUC han logrado el control de gran parte del piedemonte, de las cuencas de los ríos Cusiana y Cravo Sur, la periferia de Yopal y de las llanuras de Monterrey. Esto significa el control de corredores de movilidad utilizados por el frente José David Suárez del ELN y de los frentes 56 y 38 de las FARC. Esta movilización de las autodefensas conllevó al repliegue de la insurgencia y al incremento de la intensidad del conflicto, pues además de los enfrentamientos armados, se han incrementado prácticas como las amenazas, el secuestro y el desplazamiento forzado dentro de la disputa por la lealtad de la población civil. Para julio de 2002, las autodefensas campesinas del Casanare (ACC), lideradas por alias “Martín Llanos”, apoyaron el retiro de Carlos Castaño de la dirección política de las AUC, quien renunció al mando señalando estar en contra de los excesos de algunos miembros de la organización y por supuestos nexos con el narcotráfico y el secuestro, además de que lideraría las negociaciones de paz con el Gobierno Nacional. Según las ACC este hecho les hizo tomar la decisión de retirarse de las filas de las AUC, no obstante aseguraron que continuarían combatiendo a los grupos subversivos. Para diciembre de ese mismo año, las ACC manifestaron su voluntad de iniciar negociaciones con el Gobierno Nacional, para lo cual constituyeron una alianza con las autodefensas del Meta y Vichada, denominada “Alianza Oriente”, que facilitaría los diálogos en una misma mesa de negociación. Así mismo, como acto de buena voluntad, manifestaron el inicio de un cese de hostilidades a partir del 8 de diciembre de 2002. Hacia comienzos del año 2003, las ACC y el bloque Centauros, grupo de las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU) que a su vez hace parte de las Autodefensas Unidas de Colombia liderado por Miguel Arroyabe, iniciaron una fuerte disputa por el control territorial de zonas de cultivos de coca y por adquirir los dividendos de las extorsiones de ganaderos y comerciantes, además de los recursos obtenidos por las regalías petroleras del Casanare. Mientras los enfrentamientos entre estos grupos van en aumento, las AUC y el Gobierno Nacional firmaron el pasado 15 de julio el acuerdo de Santa Fe de Raelito, luego de manifestar un “cese al fuego unilateral” de las AUC y de siete meses de conversaciones exploratorias de alta confidencialidad, el cual marca el inicio de negociaciones formales con este grupo cuya meta expresa es la desmovilización completa a más tardar el 31 de diciembre de 2005. Sobrevivientes del Comité Cívico del Meta y otros. Ceder es más terrible que la muerte. Sin Ciudad ni editorial, Octubre 1997. 1 2 La comisión estaba integrada por miembros del DAS, la Policía, el CTI y el Ejército y llevaba a cabo labores de policía judicial para investigaciones de narcotráfico en la finca El Alcaraván. 3 En el año 2000 se presentaron fuertes enfrentamientos entre guerrilleros y grupos de autodefensas en Paz de Ariporo en la zona de El Boral, así como en Nunchía y Támara. Los datos son contradictorios, pero se estima en más de 100 los combatientes muertos. Acciones armadas Acciones de los grupos armados irregulares Durante el periodo comprendido entre 1998 y junio de 2003, en el departamento del Casanare se han registrado 182 acciones de los grupos armados irregulares. Durante los años 2002 y 2003 hubo una intensificación del conflicto teniendo en cuenta el aumento en las cifras de hostigamientos, emboscadas, ataques a instalaciones de la Fuerza Pública e infraestructura y combates. Se registran 16 municipios con ataques directos de los grupos armados ilegales, sobresaliendo por una mayor actividad los municipios de Aguazul que ha sufrido 37 acciones, Paz de Ariporo 23, Yopal 20, Chámeza 20, Tamara 16, Hato Corozal 14 y Tauramena 13. Las FARC son el actor armado que mayor actividad registra en el departamento, realizando el 67 % del total de las acciones armadas cometidas por los actores armados ilegales. La mayoría de sus acciones se llevaron a cabo en los municipios de Aguazul, Chámeza, Hato Corozal, Recetor, Tamara, Tauramena, Paz de Ariporo, Poro y Yopal. El ELN por su parte, ha realizado durante ese mismo periodo 38 acciones armadas, entre las que se encuentran hostigamientos, emboscadas, ataques a instalaciones y contactos armados. La mayor concentración de sus ataques se registran en los municipios de Aguazul y Yopal, aunque también hay actividad en los municipios de Chámeza, Hato Corozal, Paz de Ariporo, Recetor, Tamara y Tauramena. Los años de mayor actividad por parte de este grupo subversivo son 1999, año en el que se realizaron el 26% de los incidentes y el 2002 con el 21% del total. Las autodefensas, quienes han aumentado su accionar a partir del año 2002, son responsables del 11% del total las acciones armadas ilegales que se presentan en el departamento. Su actividad se concentra en los municipios de Yopal, San Luis de Palenque, Tauramena, Trinidad y Sabanalarga, aunque se han presentado incidentes en Aguazul, Chámeza y Monterrey. Se registraron 3 acciones de guerrillas no identificadas en 1998, 2000 y el 2001. Hostigamientos Durante los años 1998 hasta junio del 2003 el ELN ha realizado 15 hostigamientos, 7 de ellos durante 1999. Del total, 8 se registraron en Aguazul, 3 en Yopal, 2 en Tauramena y 2 en Paz de Ariporo. Las FARC hasta la fecha han realizado 22 hostigamientos contra patrullas y estaciones del Ejército y la Policía. 7 de dichas acciones se realizaron en 1998, 4 en 1999, 1 en el 2000 y a partir de ese año se mantienen 4 hostigamientos por año. Hato Corozal, Paz de Ariporo y Aguazul son los municipios que tienen la mayor concentración de estas acciones. No se registran hostigamientos de los grupos de autodefensas en este departamento. Emboscadas Durante los años 1999, 2001, 2002 y lo que va corrido del año 2003, las FARC han cometido 5 emboscadas en los municipios de Aguazul, Hato Corozal, Paz de Ariporo, Sácama y Yopal. En el año 2000 el ELN realizó 1 emboscada a una patrulla de la Policía en un corregimiento de Yopal. Como resultado de estas emboscadas se registran 8 víctimas de la Fuerza Pública. Ataques a instalaciones de la Fuerza Pública e infraestructura Durante el periodo comprendido entre 1998 y el 2003, las FARC, el ELN y las ACC han cometido 7 ataques contra instalaciones de la Fuerza Pública e infraestructura. Las FARC han cometido el mayor número de ataques para un total de 5: 1 en 1999 y 1 en el 2000, ambos contra la estación de Policía del municipio de Hato Corozal. En el 2001 cometieron 3 ataques, 1 contra las líneas telefónicas de Telecom y contra la estación de Policía de Paz de Ariporo;1 atacando en el corregimiento Cupiagua, municipio de Aguazul, el pozo petrolero Liria y 1 en Pore. Por su parte, el ELN en el año 2001 realizó un ataque contra las instalaciones de las los pozos petroleros en el corregimiento de Cupiagua. En el año 2000 las ACC realizaron un ataque en la inspección El Secreto, municipio de Sabanalarga, destruyendo con una retroexcavadora el puesto operativo del DAS. Actos Terroristas Las FARC son el actor armado que mayor número de actos terroristas comete en el departamento de Casanare, pues de un total de 104 acciones terroristas registradas durante el periodo comprendido entre 1998 - 2003, han cometido 43, es decir, el 41%. Durante 1998 4 actos, en el año 1999 no registraron ninguno, pero a partir del año 2000 la tendencia es ascendente. Durante el año 2002 realizaron 19 acciones, equivalentes al 44% del total. En lo que va corrido del año 2003 han cometido 11 acciones terroristas. Del total de municipios del departamento, 11 han sufrido actos terroristas por parte de este grupo subversivo. Los principales municipios afectados son: Aguazul con 16, Yopal con 8, Tauramena con 5, Paz de Poro y Monterrey con 3 y Samaca y Chámeza con 2. El ELN es segundo actor armado ilegal que comete acciones terroristas en este departamento, para un total de 37 acciones, es decir, 36% del total. Durante los años 2002 y 2003 realizaron el 70% de las actos terroristas, en el año 2002 19 y en el 2003, 11. 19 de sus actos terroristas ocurrieron en Aguazul, equivalentes al 51% del total. Le siguen Yopal con 13, Tauramena con 4 y Paz de Ariporo con uno. Se tiene conocimiento de 18 actos terroristas realizados por desconocidos en los municipios de Yopal, que registra 9 actos terroristas, Aguazul con 7 y Monterrey y Paz de Ariporo con 1 cada uno. Durante este periodo se han realizado 5 actos terroristas por guerrillas no identificadas, quienes dinamitaron en 3 ocasiones el oleoducto El Porvenir – Araguaney, los pozos Cupiagua y dinamitaron una torre eléctrica. Las autodefensas registran 1 acto terrorista cometido en el año 2000 en la vereda Los Laureles, municipio de Aguazul. Como se puede establecer de acuerdo a las cifras, Aguazul y Yopal son los municipios que mayor número de de actos terroristas registran por parte de los actores armados ilegales: Aguazul 45 acciones, es decir, 43% del total y Yopal 32, equivalentes al 31%. Le siguen Tauramena con 9 y Paz de Ariporo y Monterrey con 5. Asalto a Población En el departamento del Casanare se registra en 1999 1 asalto a la población de Pore por parte de las FARC, quienes atacaron y destruyeron el puesto de Policía, dos viviendas y la Caja Agraria, resultando muerto un agente de Policía y heridos tres más. Municipios más afectados Por su ubicación estratégica, Aguazul, Yopal, Paz de Ariporo, Tauramena, Chámeza y Hato Corozal, son los municipios que se han caracterizado por ser los principales escenarios de enfrentamientos entre los diferentes actores armados. En Aguazul se concentra la actividad petrolera y tienen asiento tanto los grupos de autodefensas como las guerrillas. Monterrey tradicionalmente ha sido crítico por la temprana presencia de grupos de autodefensas que han ejercido fuerte control del territorio. Hato Corozal, Tauramena, Tamara, Trinidad y Sabanalarga se han visto afectados por actuaciones de las autodefensas y en menor medida de las guerrillas. Actualmente, los principales municipios afectados por la guerra iniciada a comienzos del 2003 entre grupos de autodefensas son Chámeza, Villanueva, Monterrey, Aguazul, Yopal, Maní y Tauramena territorios que se encontraban bajo el dominio de las autodefensas campesinas del Casanare y que ahora sufren las consecuencias de las incursiones del bloque Centauros que opera también en Meta y Vichada. Presencia de las Fuerzas Militares En Casanare opera la XVI Brigada del Ejército Nacional ubicada en Yopal, la cual cuenta con aproximadamente 4.800 hombres en la región, y con el Departamento de Policía, también en Yopal, con 900 hombres, para un total de 5. 700 efectivos aproximadamente. La II División del Ejército que opera en Bucaramanga presta apoyo a este departamento. Contactos armados Desde 1998 y hasta junio de 2003 se han registrado 19 contactos armados entre los grupos de autodefensas y miembros de la Fuerza Pública, de los cuales el 65% del total ocurridos durante este periodo se presentaron en el primer semestre del 2003, en veredas cercanas a los municipios de Chámeza, Orocué, Sabanalarga, y algunos en zonas rurales de Trinidad, Tauramena y Aguazul. Estos combates provocaron la muerte de al menos 64 combatientes de las autodefensas y la captura de 9. Para ese mismo periodo de tiempo, se registraron 21 contactos armados entre el ELN y miembros de la Fuerza Pública en los municipios de Chámeza, Hato Corozal, Recetor, Tamara, Tauramena y Yopal. El mayor número de contactos armados se llevó a cabo en Aguazul. El año con mayor registro fue el 2002 con 7. Se calcula en total la baja de 16 guerrilleros y la captura de 7. Por otra parte, 13 municipios tuvieron registros de contactos armados entre guerrilleros de las FARC y miembros de la Fuerza Pública, resaltándose los municipios de Chámeza, Nunchía, Recetor, Sabanalarga, Tamara, Trinidad y Tauramena. El total de contactos armados durante el periodo comprendido entre 1998 y junio de 2003 es de 89, registrándose el 30% de los combates durante el año 2002 y el 24% a octubre de 2003. Tamara y Paz de Ariporo son los municipios que registran el mayor número de contactos armados, registrando un total de 14. Les siguen Chámeza y Aguazul con 13, Tauramena con 7, Hamaca con 6, Nunchía y Recetor con 5 y Yopal y Hato Corozal con 4. Pore registra 2 y Trinidad y Sabanalarga 1. Se calcula la muerte de 61 guerrilleros de las FARC durante estos combates. Violaciones a los DDHH e infracciones al DIH Homicidios En Casanare las tasas de homicidios han superado el promedio nacional, las cuales, desde el año 1992 han tendido al alza. Desde 1996 la tasa se ha mantenido elevada, sobresaliendo los años 1998 con una tasa de 119 por cada cien mil habitantes y 2001 con una tasa de 113. A junio de 2003, la tasa de homicidios de Casanare era de 87. En Casanare son muchos los municipios críticos. Sobresale Aguazul, que desde 1995 ha registrado tasos que han estado cerca de los 200 pero que en ocasiones se han situado por encima de 300 por cada cien mil habitantes; Hato Corozal, Tauramena, Trinidad y Sabanalarga han registrado frecuentemente tasas muy encima del promedio nacional. En 2000 y 2001 los municipios de Tauramena, Hato Corozal, Chámeza y Aguazul presentaron aumentos significativos, situación sin duda asociada a la intensificación del conflicto y al ejercicio de violencia por parte de los actores armados contra la población civil. Al respecto es necesario agregar la existencia de un subregistro teniendo en cuenta la creciente confrontación directa entre las FARC y los grupos de autodefensas. Durante estos dos años se han presentado importantes enfrentamientos en Paz de Ariporo, Nunchía, Támara y Hato Corozal. A partir del año 2002 se inició un descenso en la tasa de los principales municipios afectados por homicidios, el cual se mantuvo en el 2003. Sin embargo, el municipio de Chámeza presenta una importante alza en su tasa, debido a la disputa de los diferentes actores armados ilegales por el control de la zona, quienes han venido realizando incursiones generalizando la práctica de los homicidios selectivos, dentro de lo que denominan “la eliminación de bases sociales de apoyo” de la contraparte. Grupos vulnerables En el departamento de Casanare, los líderes políticos están en la mira de los actores armados. A partir de junio de 2002, los grupos insurgentes amenazaron a las autoridades locales y declaró públicamente objetivo militar las instalaciones públicas, tales como las estaciones de Policía. Antes de las elecciones departamentales y municipales de octubre de 2003, de los 19 alcaldes se registraron amenazas en contra de todos ellos, cometidas presuntamente por las FARC. Existen también denuncias de alcaldes sitiados por las amenazas de los diferentes grupos de autodefensas que están enfrentándose. La situación de los concejales no es menos grave, a principios del 2003 un concejal fue asesinado en el municipio de Pore por las FARC, y 4 meses después otro murió en el municipio de Orocué a manos de las ACC. Desde 1998 hasta la fecha se tiene registro de 4 homicidios de sindicalistas en el departamento de Casanare. Es importante mencionar el secuestro de un dirigente de la USO que fue retenido en Monterrey, Casanare, el 25 de febrero de este año por miembros de las ACC, quienes señalaron que harían un juicio contra él por presuntos nexos con grupos guerrilleros. Desaparecidos y torturas El número de desaparecidos y víctimas de tortura en Casanare es menor al promedio de otros departamentos con presencia de diversos actores armados ilegales que se encuentran disputando territorios, y que suelen usar estas prácticas como estrategia de guerra. Para el 2001 se registraron 12 casos en este departamento, 10 en Tauramena cometidos por grupos de autodefensas y 2 casos en Yopal por autores desconocidos. Para el 2002, se registraron en total 4 casos sin autores identificados, 2 casos nuevamente en el municipio de Tauramena y 2 sin determinar el lugar de ocurrencia. Para junio de 2003, se han registrado 4 casos, uno en el municipio de Villanueva y 3 en Recetor. Los registros de víctimas de tortura desde el 2001 hasta la fecha presentan una persona muerta con señales de tortura, ocurrido en Yopal en julio de 2001 por desconocidos. Debido a los enfrentamientos entre los diferentes grupos de autodefensas es probable el aumento de casos de desaparición en las zonas de disputa y seguramente de casos de tortura, teniendo en cuenta que estas prácticas son comunes entre estos grupos. son el actor armado ilegal que más secuestros comete. Durante el año 2000 aumentó el número de casos, llegando a su máximo en el 2001, año en el que se llevó a cabo un secuestro masivo por parte de las autodefensas en el municipio de Villanueva. Durante el 2002 y el 2003 hubo una importante disminución. Las FARC son el segundo actor armado que mayor número de secuestros ha realizado en este departamento durante este periodo, cometiendo el 20% del total, es decir, 119. En 1999 realizaron el doble de las autodefensas y el ELN. A partir de Secuestros 2003 la tendencia ha sido la disminución. Por su parte el ELN ha secuestrado 108 personas durante estos 6 años, equivalentes al 18% del total, el EPL una en 1999, y la delincuencia común 36. En 119 casos se desconoce el autor. Las autodefensas son el grupo armado ilegal que mayor número de secuestros ha cometido desde 1998 hasta junio de 2003, para un total de 217 secuestros equivalentes al 37% del total departamental, situación particular de Casanare, teniendo en cuenta que a nivel nacional las FARC La situación del secuestro en Casanare, especialmente en los últimos años, es preocupante, aunque ha venido disminuyendo. La extorsión acompañada de importantes niveles de secuestro se incrementó de manera importante a partir de 1999. En 1996 cinco municipios registraban secuestros, mientras que dicho número pasó a nueve en 1997 y a doce en 1998. La situación en Casanare continuó agravándose, los niveles registrados cada vez fueron más altos en los municipios de alta incidencia de secuestros y el número de municipios afectados siguió siendo muy elevado, aumentando a catorce en 1999, siendo la situación de Aguazul, Nunchía y Yopal la más delicada. Para el año 2000 el número de municipios afectados en el departamento se mantuvo igual al año anterior, siendo especialmente críticos Aguazul y su entorno y los municipios de Tauramena, Monterrey, Yopal y Maní. El año 2001 fue el más crítico alcanzando un total de 146 secuestros, aunque disminuye el número de municipios afectados a 11. Se mantienen como principales afectados Aguazul, Monterrey, Tauramena y Yopal. Cabe resaltar que el municipio de Villanueva presentó un alto número de secuestros durante ese año. A partir del año 2002 los secuestros empezaron a disminuir, aunque nuevamente aumenta el número de municipios afectados a 14. Yopal y Aguazul se mantienen como las zonas con mayor registro de este delito y nuevamente se presentan secuestros en Nunchía. Actualmente se registra el mayor número de secuestros en Maní, con un registro de 10 casos y Villanueva con 11. Desplazamiento Forzado Aunque el departamento del Casanare no se encuentra dentro de los 10 departamentos con más altos índices de desplazamiento forzado, desde 1996 y hasta el año 2001, los registros de este fenómeno han aumentado como consecuencia del recrudecimiento del conflicto armado en la región, pues los actores armados ilegales generan desplazamientos como consecuencia de su estrategia de eliminación del control social de uno u otro grupo en determinadas zonas. A partir del año 2002 y hasta la fecha el número de registros ha disminuido, aunque por los últimos acontecimientos se teme que vuelvan a aumentar. El total de hogares expulsados durante ese periodo es de 2.545, y el número de personas desplazadas registradas es de 10.967. Durante el año 2001 se recibieron el mayor número de hogares y personas desplazadas. Desde 1996 hasta la fecha se registra 1.948 hogares desplazados En Casanare, desde 1996 hasta la fecha, todos los municipios están registrados como expulsores de población desplazada. Sin embargo, los principales son: Yopal, que registra 561 hogares, 2.257 personas expulsadas y Chámeza, que registra 386 hogares expulsados, 1.843 personas. Es importante mencionar que en este municipio llegó a desplazarse el 60 % de la población del casco urbano a otras regiones del departamento. Le siguen a estos dos municipios, Aguazul, con un registro total de 254 hogares, 1.843 personas expulsadas; Paz de Ariporo con 196 hogares, 840 personas; Tauramena con 173 hogares, 659 personas; Pore con 159 hogares, 787 personas; Hato Corozal con 119 hogares, 481 personas; Recetor con un registro de 118 hogares expulsados, 418 personas; Maní, con 91 hogares, 387 personas; Támara, con 80 hogares, 343 personas; Nunchía con un registro de 56 hogares, 273 personas expulsadas; Sácama con 57 hogares, 289 personas y Villanueva con 77 hogares, 277 personas expulsadas. El año de mayor expulsión de población fue el 2001 que registró 997 hogares, 4.362 personas. Durante el 2002 se presentó la expulsión de 713 hogares, 2.969 personas y a octubre del 2003, 390 hogares, 1.615 personas. El principal municipio receptor de hogares y personas desplazadas es Yopal que tiene un registro de 1.265 hogares, 5.600 personas recibidas. Le sigue Tauramena con 94 hogares, 385 personas; Monterrey con 77 hogares, 391 personas; Sácama con 96 hogares, 460 personas; Chámeza con 65 hogares registrados, 283 personas; Recetor con 63 hogares, 228 personas y Pore con 43 hogares, 219 personas recibidas. Minas antipersonales Entre 1990 y noviembre de 2003, las cifras del Observatorio de Minas Antipersonales de la Vicepresidencia de la República ha registrado en Casanare un total de 79 eventos por minas antipersonales 1, de los cuales 22 han sido accidentes, es decir, 28% y 57 han sido incidentes, cifra que representa el 72% del total. De acuerdo a los registros del Observatorio de Minas Antipersonales, desde 1990 hasta 1993 en Casanare hubo una tendencia creciente en el número de eventos por minas; específicamente 1993 registró seis, convirtiéndose en uno de los años con mayor cantidad en los trece años estudiados. A partir de 1994 el número de eventos presenta una dinámica más constante hasta 2001, manteniéndose un índice de entre uno y tres; resalta el año 1997, en el cual el número de eventos ascendió a cuatro. Durante 2002 y 2003 los eventos se incrementaron gravemente: durante el 2002 se registraron 17 incidentes y 6 accidentes para un total de 23 eventos. Durante el 2003 se registraron 21 incidentes y 8 accidentes para un total de 29 eventos. Estos dos años representan el 66% del total de eventos ocurridos en el departamento. registrado un total de 42 víctimas por minas antipersonales, 22 de ellas han quedado heridas, lo que representa el 52% del total, mientras que 20 resultaron muertas, es decir el 48%. Los años 2002 y 2003 presentan la mayor cantidad de víctimas: durante este periodo ocurrió el 68% de los heridos y el 60% de las muertes. De los 79 eventos por minas antipersonales, 2 ocurrieron por accidente de municiones abandonadas sin explotar, 22 en campos minados, 29 por desminado militar, 1 en desplazamiento, 23 por incautación, 1 por producción de minas en fabrica y 1 en sospecha de campo minado. 93%; las mujeres por su parte registraron una víctima, que tuvo lugar en 1993. Se registraron dos muertes de desconocidos. 6 víctimas fatales eran menores de edad, y 33 mayores de edad, de las cuales 22 resultaron heridas y 11 murieron. Se desconoce la edad de 3 víctimas. Desde 1990 hasta noviembre de 2003 el Observatorio de Minas Antipersonales ha Durante el periodo estudiado, el Observatorio de Minas Antipersonales ha registrado que de las 42 víctimas, 31 fueron militares lo que representa el 74% del total, mientras que 11 fueron civiles, es decir, el 26%. Durante el año 1993 fueron afectados 3 civiles, 1 durante el año 2001, 5 en el 2002 y 2 en el 2003. Durante el año 2002 fueron víctimas 11 militares y 9 en el 2003. En Casanare los hombres fueron las principales víctimas con un total de 39, lo que equivale al De acuerdo a los registros del Observatorio de Minas Antipersonales parece haber presencia de minas antipersonales en doce de los municipios del departamento, siendo Chámeza el más afectado con 22 eventos que representan el 28% del total, de los cuales 16 fueron incidentes y 6 accidentes. Le sigue Tauramena con 10 eventos, es decir, 13%, de los cuales 4 fueron accidentes y 6 incidentes; Yopal, Sácama y Aguazul con 9 cada uno, lo que representa el 11%. El 78% de los eventos por minas antipersonales o explosivos abandonados sin explotar durante el periodo comprendido entre 1990 y noviembre de 2003, ocurrieron en zona rural. En total fueron 78 eventos, 22 accidentes y 56 incidentes. 1 incidente ocurrió en zona urbana. Conclusiones • A comienzos de los años noventa, Casanare vio agravada su situación a partir de la exploración y explotación petrolera. De un lado, esta situación coincidió con los propósitos estratégicos de las FARC de copar la Cordillera Oriental; con la expansión del ELN a nivel nacional y con la consolidación del narcotráfico y los grupos de autodefensa como actores armados que defienden, entre otros, los intereses económicos de la adquisición de tierras. • Para el año 2000, las AUC aumentaron su pie de fuerza con el fin de adelantar operativos contra la zona montañosa de Casanare. Así mismo, empezaron a organizar una nueva incursión en Arauca. El resultado fue, a partir del año 2000, la ampliación de las confrontaciones directas entre guerrillas y grupos de autodefensas. • Durante el periodo comprendido entre 1998 y junio de 2003, en el departamento del Casanare se han registrado 158 acciones de los grupos armados irregulares. Durante los años 2002 y 2003 hubo una intensificación del conflicto teniendo en cuenta el aumento en las cifras de hostigamientos, emboscadas, ataques a instalaciones de la Fuerza Pública, actos terroristas y asaltos a poblaciones. Se registran 14 municipios con ataques directos de los grupos armados ilegales, sobresaliendo por una mayor actividad el municipio de Aguazul que ha sufrido 60 acciones, que representan el 38% del total. Le sigue Yopal con 39, Paz de Ariporo con 14, Tauramena con 11 y Hato Corozal con 8. • Las FARC son el actor armado que mayor actividad registra en Casanare, realizando el 48 % del total de las acciones armadas cometidas por los actores armados ilegales. El ELN por su parte, ha realizado durante ese mismo periodo 54 acciones armadas, entre las que se encuentran hostigamientos, emboscadas, ataques a instalaciones, asalto a población y actos terroristas. Los años de mayor actividad por parte de este grupo subversivo son 1999, año en el que se realizaron el 28% de los incidentes y el 2000 con el 30% del total. Las autodefensas, quienes registraron actividad durante el año 2000, son responsables de 2 acciones armadas que se llevaron a cabo en los municipios de Aguazul y Sabanalarga ese año. Se registraron 8 acciones de guerrillas no identificadas durante los años 1998, 2000, 2002 y 2003. Desconocidos realizaron un total de 18 acciones armadas durante el periodo estudiado. El año en que mayor número de acciones registran es 1999. • Por su ubicación estratégica, los municipios de Aguazul, Yopal, Paz de Ariporo, Tauramena, Chámeza y Hato Corozal, se han caracterizado por ser los principales escenarios de enfrentamientos entre los diferentes actores armados. Actualmente, los más afectados por la guerra iniciada a comienzos del 2003 entre grupos de autodefensas son Chámeza, Villanueva, Monterrey, Aguazul, Yopal, Maní y Tauramena, territorios que se encontraban bajo el dominio de las autodefensas campesinas del Casanare y que ahora sufren las consecuencias de las incursiones del bloque Centauros que opera también en Meta y Vichada. • Desde 1998 y hasta junio de 2003 se han registrado 19 contactos armados entre los grupos de autodefensas y miembros de la Fuerza Pública, de los cuales el 65% del total ocurridos durante este periodo se presentaron en el primer semestre del presente año, en veredas cercanas a los municipios de Chámeza, Orocué, Sabanalarga, y algunos en zonas rurales de Trinidad, Tauramena y Aguazul. • En Casanare las tasas de homicidios han superado el promedio nacional, las cuales además, desde el año 1992, han tendido al alza. Desde 1996 la tasa se ha mantenido elevada, sobresaliendo los años 1998 con una tasa de 119 por cada cien mil habitantes y 2001 con una tasa de 113. A junio de 2003, la tasa de homicidios de Casanare era de 87. • Las autodefensas son el grupo armado ilegal que mayor número de secuestros ha cometido desde 1998 hasta junio de 2003, para un total de 217 secuestros equivalentes al 37% del total departamental, situación particular del Casanare, teniendo en cuenta que a nivel nacional las FARC son el actor armado ilegal que mayor número de secuestro comete. Durante el año 2000 aumentaron los secuestros, llegando a su máximo en el 2001, año en el que se llevó a cabo un secuestro masivo por parte de las autodefensas en el municipio de Villanueva. Durante el 2002 y el 2003 hubo una importante disminución. • Aunque el departamento del Casanare no se encuentra dentro de los 10 departamentos con más altos índices de desplazamiento forzado, desde 1996 y hasta el año 2001, los registros de este fenómeno han aumentado como consecuencia del recrudecimiento del conflicto armado en la región, pues los actores armados ilegales generan desplazamientos gracias a su estrategia de eliminación del control social de uno u otro grupo en determinadas zonas del departamento.