T18// ciencia TENDENCIAS | LATERCERA | Sábado 13 de julio de 2013 Explosión nuclear: la última teoría que explica el origen de la Luna 40 mil millones de bombas nucleares. Esa habría sido la magnitud de la explosión. La idea más aceptada era que el satélite se había formado tras el choque de la Tierra con un cuerpo del tamaño de Marte. Pero nuevas evidencias hacen referencia a un reactor nuclear fósil ubicado en el centro del planeta, estallado, lanzando fragmentos terrestres al espacio. TEXTO: Jennifer Abate C. 1 Hace 4,5 mil millones de años la Tierra se formó a partir de un disco de polvo y gas que circulaba alrededor del Sol. El centro de la Tierra consistía de hierro líquido. El manto constaba de roca silicia. Un grupo de científicos holandeses plantea que la evidencia indica que hace 4,5 mil millones de años, la Tierra sufrió una explosión nuclear tan fuerte, que fue capaz de expulsar su material hasta el espacio, donde sus fragmentos conformaron el satélite natural. Manto 7 Las ondas de choque de las explosiones nucleares lanzan enormes cantidades de material, proveniente del manto de la Tierra, al espacio. Centro 8 Parte del material que fue eyectado de la Tierra se reúne para formar la Luna. 2 El manto se enfría y comienza a formar la corteza en el exterior. Inicialmente, la Luna estaba muy cerca de la Tierra, pero debido a la interacción se mueve cada vez más lejos, hasta llegar a su lugar actual. Corteza más antigua de la Tierra. Un pequeño proyectil, de un diámetro de un par de cientos de kilómetros, colisiona con la Tierra, lo que causa que las ondas de choque se propaguen por toda la Tierra. 3 La pesada primera corteza, que contiene mucho uranio, torio y plutonio, se deposita en la parte inferior del manto. 6 Esto provoca una explosión nuclear, con un poder de 100 mil millones de veces de poder de las armas nucleares con las que cuenta el mundo actualmente. Capa D'': contiene altas concentraciones de uranio, plutonio y torio. 4 La corteza en el fondo forma la Capa D'', también llamada cementerio de la corteza más antigua de la Tierra. El combustible nuclear se concentra en la pervoskita mineral de calcio. 5 Estas ondas comprimen el combustible nuclear en la Capa D'' y conducen a una súper criticidad. Francisco Solorio • LA TERCERA Fuente:Wim Van Westrenen / NRC Weekend. L A VEMOS cada noche. Está cerca. La hemos visitado y analizado. E incluso así, no tenemos completa certeza del origen de la Luna. Es por eso que los científicos siguen desarrollando nuevas hipótesis para explicar las particularidades de nuestro satélite natural, el más grande y más cercano a su planeta anfitrión de todos los existentes en el Sistema Solar. La última y controversial teoría es la desarrollada por el científico planetario de la Universidad VU de Amsterdam, Wim van Westrenen, y su colega de la Universidad de Cape Town, Rob de Meijer. Ambos llegaron a la conclusión de que la Luna comenzó a formarse hace 4,5 mil millones de años, tras una explosión en el centro de la Tierra: el estallido fue de tal magnitud, que lanzó fragmentos terrestres al espacio y conformó nuestro satélite natural. La hipótesis suena a película de ciencia ficción y van Westrenen lo sabe: “Obviamente, acepto que nuestro modelo es extremo y suena improbable, pero aunque suena fantástico, explica mucho mejor la composición de las rocas lunares que otros modelos”, dice el científico a Tendencias.. Hace referencia a las últimas investigaciones sobre el tema, que develaron algo que se creía imposible: las rocas lunares tienen casi exactamente la misma composición que las terrestres. Varias teorías, muchas incógnitas En 1879, George Darwin, el hijo astrónomo de Charles, propuso que en un momento la Tierra habría llegado a girar tan rápido so- Explosión nuclear en la Capa D'' bre su eje, que la velocidad habría hecho que una parte del planeta se destruyera. Estos restos, expulsados hacia el espacio, habrían conformado la Luna. Pero si bien esta hipótesis fue bastante popular, pronto probó no tener asidero matemático y fue reemplazada por la del “impacto gigante”, que durante muchos años explicaría con mayor exactitud el origen del satélite. Según esta versión, un objeto interplanetario de un tamaño semejante al de Marte habría impactado la Tierra, destrozado el planeta y enviado sus fragmentos al espacio. Allí, los restos del objeto, sumados a una pequeña cantidad de los eyectados por la Tierra, habrían dado origen a la Luna. Sin embargo, todo cambiaría con los análisis finalizados el año pasado por el cosmoquímico de la Universidad de Chicago Junjun Zhang. Según el estudio del investigador, las rocas lunares traídas a la Tierra en la misión Apollo contenían isótopos de cromio, oxígeno, potasio y silicio, entre otros elementos, exactamente iguales a los hallados en la corteza terrestre. No sólo eso. Posteriormente, en febrero de este año, Heiju Hiu, un geólogo de la Universidad de Notre Dame, descubrió que las rocas lunares también contenían agua. ¿Cómo podía ser posible? Fácil, explica Van Westrenen: la composición rocosa del satélite es idéntica a la de nuestro planeta porque alguna vez la Luna fue parte de la Tierra. La teoría aceptada hasta la fecha proponía que la Luna estaba compuesta mayoritariamente por el material del objeto que impactó la Tierra, algo que desbaratan los nuevos hallazgos y que según Van Westre- nen, hace que su modelo sea, hasta ahora, “el único completamente congruente con la geoquímica de la Luna”. Según el experto, “una explosión nuclear es lo único que pudo haber tenido la energía necesaria para producir el lanzamiento de la Luna hacia el espacio”. Un gigantesco reactor nuclear natural De acuerdo con Van Westrenen, los eventos que desencadenaron esta explosión se sucedieron como sigue: los elementos pesados de la corteza terrestre, como el uranio y el plutonio, se hundieron profundamente en la Tierra después de su formación (hace 4,6 mil millones de años) y se acumularon en su núcleo, donde formaron grandes depósitos de líquido. La reacción de estos núcleos radiactivos pudo haber dado origen a material fisionable que, al encontrarse en grandes cantidades, podría haber generado un enorme reactor nuclear en el centro de la Tierra, capaz de explotar ante la menor provocación, como el impacto de un objeto, tal como propone la teoría actual y cuya posibilidad no desecha Van Westrenen. Sin embargo, es enfático en señalar que lo crucial de su teoría es la explosión nuclear, no el impacto de elementos externos. La presencia de estos reactores nucleares fósiles ha sido parte de la discusión científica por más de 60 años. La principal evidencia para creer que uno inmenso se encuentra en el centro de la Tierra es el hallazgo en Africa de 16 reactores fósiles naturales de entre 1,5 y 10 metros, que, se cree, estaban activos hasta hace sólo dos mil millones de años. Estos habrían sido capaces de producir explosiones hasta agotar sus reservas de uranio. No sólo eso. La teoría de un reactor nuclear interno podría explicar también por qué la Tierra libera más energía de la que recibe del Sol. Aunque una gran parte de la comunidad científica aún no se convence de esta teoría. Por ejemplo, Matija Cuk, científico planetario de la Universidad de Harvard, señala en un artículo de la revista New Scientist que le parece imposible “separar la formación de la Luna de un impacto gigante”. Lo mismo explica a Tendencias Heiju Hiu, quien sigue creyendo que la mejor hipótesis es la del impacto interplanetario, a pesar de su hallazgo de agua en las rocas lunares. Para él, estos hallazgos, lejos de dar evidencia para la teoría de van Westrenen, sólo levantan nuevas dudas que aún deben ser resueltas sobre el origen de la Luna. “Debe haber contenido una cantidad significativa de agua en un período muy inicial, cuando sus partes aún no eran sólidas. Necesitamos conciliar la existencia de agua en la fase líquida de la Luna con la teoría de que este satélite fue formado a partir de un enorme impacto. Creo que hay muchas preguntas que aún necesitan ser respondidas, así como el origen del agua en la Luna y la distribución del agua en el satélite y si esto afectó o no su evolución. Además, creo que el estudio del agua en las muestras lunares puede tener implicaciones muy importantes para la futura exploración humana”, dice, haciendo un claro guiño a cómo estos hallazgos podrían reactivar el interés humano por colonizar la Luna.T