INTERNACIONAL / 3 EL PAÍS, domingo 11 de mayo de 2003 LA POSGUERRA DE IRAK Las relaciones transatlánticas Malo, hubo una importantísima iniciativa franco-británica, ahora tenemos que repetir que no se puede hacer la defensa europea sin una estrecha colaboración de Francia y Reino Unido. Alemania se debe sumar, como Italia, España, Suecia, Holanda… P. Pero ahora, y sobre todo con la ampliación a la vista, parece cada vez más claro que en la defensa europea no participarán todos, sino que será lanzada por un núcleo de países que quieran avanzar más rápidamente. R. Se puede hablar de cooperaciones reforzadas. Yo no lo vería mal. Ello permitiría que un grupo de países pudiera avanzar, bien por sus capacidades, bien por sus recursos o por su voluntad política. En este sentido las propuestas de la Convención van en la buena dirección. Una Europa de la Defensa es fundamental para una Europa que tenga el peso que le corresponde en la escena internacional. Lo cual no quiere decir que Europa tenga que competir con las capacidades de EE UU. No hay esa necesidad. P. Pero sí hay consenso en que Europa en su conjunto tenga muchas más capacidades militares que ahora. R. La razón es muy sencilla. Durante toda la guerra fría, la misión de los países europeos era la de defender sus fronteras. Hoy, esas fronteras no están amenazadas. Por tanto, el papel militar europeo es el de intervenir más allá de sus fronteras comunes para evitar que puedan surgir conflictos, para ayudar. Algo similar a lo que ya hacemos en los Balcanes. Y habrá que hacerlo alguna vez en África y otras zonas. Pero siempre con esa visión que tiene Europa de intentar ser una potencia civil con medios militares, no una potencia militar. P. ¿Sería factible a largo plazo un Ejército europeo? R. No creo que lo vea. Europa no es un país y tardará mucho, si es que lo hace, en tener su Ejército. Poner en común capacidades, sí, pero una integración total, no, o al menos se tardará mucho en ceder esa parte básica de soberanía, la más difícil de ceder. Entretanto, es fundamental poner en común capacidades. Es un derroche que los países europeos gasten cada uno por su cuenta, muchas veces duplicando esfuerzos… Imagínese que en EE UU cada uno de los 50 Estados tuviera su propio Ejército… P. Si Bush vuelve a ganar el año que viene, ¿será más complicado para Europa recuperar un buen nivel de relaciones con Washington? R. Es una pregunta que no se debe responder, porque en EE UU gobernarán las personas que sus ciudadanos elijan democráticamente. “Si no hay dos Estados democráticos, estará en peligro la existencia del Estado de Israel” “Europa tiene unas responsabilidades mundiales que no quiso o no pudo asumir” C. YÁRNOZ, Madrid El Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Javier Solana, emprende estos días una gira por Oriente Próximo para impulsar el calendario de paz, la llamada Hoja de Ruta. Pregunta. ¿Qué papel debe desempeñar la UE en Irak? Respuesta. Lo debe jugar a través de la ONU y autónomamente. Lo ha hecho y lo hace hoy en el terreno humanitario, y tendrá que ayudar también en la reconstrucción y en la configuración de las instituciones políticas. Oriente Próximo es nuestro vecino y nos interesa que sea estable y poder tener relaciones con la zona. Para EE UU es un área importante por sus recursos. Para nosotros, por nuestra seguridad y dada su proximidad. P. Por eso EE UU tiene tanto interés en el petróleo iraquí. R. Para EE UU, los recursos de la zona, insisto, son muy importantes. P. Y una vez ocupado Irak, varios países europeos se aprestan a colaborar como ocupantes retrasados. Eso sí, cada uno por su cuenta, haciendo ofertas a EE UU. R. Esto es consecuencia de cómo se hizo la guerra. Son los miembros de la coalición, los responsables de la seguridad ahora. Todavía no existe una fuerza de mantenimiento de la paz amparada por Naciones Unidas, que sería la opción preferida por la UE. P. Pero una vez más Europa no habla con una sola voz, cuando, al menos en teoría, prácticamente todos los líderes europeos apuestan por tener en los próximos años un ministro europeo de Asuntos Exteriores. R. Hay una conciencia casi unánime de dotar a la UE de un ministro de Exteriores. Hay voluntad de prolongar la figura del Alto Representante con más capacidades y posibilidades de acción. Pero no se trata de un problema de arquitectura institucional. Me disgusta cuando veo la gran cantidad de tiempo que consume la Convención al debatir sobre las instituciones, cuando lo más importante Solana: “El papel de la UE en Irak lo debe jugar a través de la ONU”. / G. LEJARCEGI es la voluntad política. Podemos tener un ministro europeo de Exteriores, pero mientras los dos países europeos miembros permanentes del Consejo de Seguridad, Francia y Reino Unido, no tengan la misma posición política, a ese ministro le podemos llamar incluso superministro. Tendrá una limitación fundamental. P. O sea, que en el debate sobre el futuro de Europa se consume mucho tiempo en el reparto del poder. R. Hemos entrado en una fase nueva después de la construcción de las instituciones, en la que lo más importante es el desarrollo de las políticas, qué queremos o debemos hacer. Europa tiene unas responsabilidades mundiales, globales, que no quiso o no pudo asumir durante la guerra fría. Hay que dar el gran salto. P. El reactivado eje ParísBerlín parece trabajar en esa línea, aunque levanta recelos. R. El eje franco-alemán ha sido siempre muy importante. Quizás ahora su peso empiece a ser menos importante porque, en una Europa con 25 Estados a partir del año que viene, las variaciones y combinaciones de países serán más numerosas. P. España ya se ha realineado y ha originado una nueva correlación de fuerzas. R. Los países de peso no defienden cosas muy diferentes en la Convención. La división ha surgido por Irak, por un asunto de guerra o paz. P. En los últimos años se han lanzado diversos planes de paz para Oriente Próximo y todos han fracasado. ¿Tiene ahora más posibilidades la Hoja de Ruta? R. Sí. Tiene un respaldo clave, importantísimo [EE UU, UE, Rusia y la ONU]. Salgo hoy mismo hacia la zona. Pasaré allí varios días, me encontraré en El Cairo con Colin Powell para evaluar la situación e intentaremos que haya una nueva reunión del Cuarteto a fin de mes. Habrá muchísimas dificultades, pero tengo confianza. P. ¿Es Abu Mazen el hombre adecuado para este plan? ¿Realmente se puede confiar en que Ariel Sharon cumpla un programa de paz? R. Creo que las autoridades palestinas pueden hacerlo muy bien. ¿Sharon? Lo conocemos muy bien. Él también está en una fase de su vida en la que debe pensar qué va a dejar al futuro de Israel. Si no hay dos Estados democráticos, Israel dejará de ser el sueño de sus fundadores. Estará en peligro la propia existencia de Israel como Estado democrático. Podrán ocupar y reprimir, pero correrán gravísimos riesgos incluso por razones demográficas. P. ¿Qué mensaje llevan usted y Powell? R. Que hay que empezar a aplicar el plan ya. Tenemos el tren y las vías, pero esta vez el tren tiene que moverse y llegar a la siguiente estación: la paz. P. Sharon quiere introducir correcciones al plan. ¿Qué límites hay para cambios? R. El acuerdo de ambas partes. P. Usted es el español con más experiencia en política internacional. ¿Cómo imagina el mundo dentro de diez, veinte años? R. Me gustaría que fuera un mundo gobernado por leyes aceptadas por todos o casi todos, multilateral, donde las instituciones internacionales sirvieran a todos, y no sólo a los ricos. Un mundo más equilibrado, más seguro, con un diálogo más eficaz entre culturas. Sería un mundo difícil, no angelical, pero con un mayor sentido de la justicia, de la igualdad y, por tanto, más seguro. La exclusión, como hemos visto, puede ser más peligrosa que las armas de destrucción masiva. P. ¿Le tocaría a Europa atemperar a EE UU para poder acercarnos a ese mundo? R. No quisiera que mis hijos y mis nietos vivieran en un mundo con una potencia militar tan importante, sin parangón, que todos los habitantes del planeta tuvieran que estar totalmente pendientes del resultado de las elecciones en un país de esas características.