RevolucionesYconflictos20120207.indd 1 09/02/2012 02:49:59 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 2 09/02/2012 02:49:59 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe 1789-1854 RevolucionesYconflictos20120207.indd 3 09/02/2012 02:49:59 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 4 09/02/2012 02:49:59 p.m. Archivo General de la Nación Volumen CLIV J osé L. Franco Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe 1789-1854 Santo Domingo, R. D. 2012 RevolucionesYconflictos20120207.indd 5 09/02/2012 02:49:59 p.m. Edición y diagramación: Juan Francisco Domínguez Novas Diseño de cubierta: Esteban Rimoli Motivo de cubierta: Composición fotográfica integrada por el mapa de las Antillas y embarcaciones representativas de las potencias que ejercieron gran influencia en el Caribe, a finales del siglo xvii y principio del xviii Primera edición, 1965 Primera edición dominicana, 2012 © José Luciano Franco De esta edición © Archivo General de la Nación (vol. CLIV), 2012 ISBN: 978-9945-074-48-2 Impresión: ZZZZZZZZZZ, S. R. L. Archivo General de la Nación Departamento de Investigación y Divulgación Área de Publicaciones Calle Modesto Díaz, Núm. 2, Zona Universitaria, Santo Domingo, República Dominicana Tel. 809-362-1111, Fax. 809-362-1110 www.agn.gov.do Impreso en República Dominicana / Printed in Dominican Republic RevolucionesYconflictos20120207.indd 6 09/02/2012 02:49:59 p.m. A la memoria de Joaquín Llaverías Martínez, capitán del Ejército Libertador y director del Archivo Nacional de Cuba. RevolucionesYconflictos20120207.indd 7 09/02/2012 02:49:59 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 8 09/02/2012 02:49:59 p.m. Contenido Presentación a la segunda edición................................................... 11 I. La revolución llega al Caribe..................................................... 17 II. El gobierno colonial de Cuba y las revoluciones de Haití y Santo Domingo.......................................................... 31 III.Conflictos e intervenciones en Haití y Santo Domingo........... 93 IV. Las relaciones con Haití y Santo Domingo durante el Gobierno de Vives................................................................... 167 V. Conjura negrera contra Haití, Santo Domingo y Jamaica....... 201 VI.Rebeldías populares y conjuras reaccionarias internacionales............................................................................ 301 VII. La sombra de un nuevo imperio sobre el Caribe..................... 321 VIII. Los conflictos en el Caribe y la misión secreta de Torrente a Santo Domingo y Haití....................................... 385 Fuentes documentales...................................................................... 453 Fuentes bibliográficas....................................................................... 453 Índice onomástico............................................................................ 459 9 RevolucionesYconflictos20120207.indd 9 09/02/2012 02:50:00 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 10 09/02/2012 02:50:00 p.m. Presentación a esta edición Este libro apareció por primera vez en La Habana en 1965, publicado por el Instituto de Historia de Cuba. Formó parte de una serie titulada La batalla por el dominio del Caribe y el Golfo de México. José Luciano Franco incluyó otro título fundamental: Historia de la Revolución de Haití. Aunque no se tiene la información de si Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 se ha vuelto a imprimir, sigue siendo poco conocido fuera de Cuba. A República Dominicana llegaron contados ejemplares, en una época en que los intercambios entre las dos islas eran casi inexistentes. Historia de la Revolución de Haití, en contraste, fue reimpresa en República Dominicana por la Editora Nacional, en 1971, y constituyó, entonces, el principal referente de los jóvenes para acercarse al magno acontecimiento, al igual que en Cuba. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 reviste dimensiones extraordinarias. Por su maestría y profundidad, puede verse como una de las cumbres de la prolífica producción del autor. Antes de 1965 Franco era ya un historiador consagrado, de tesitura infatigable, quien continuaría cosechando logros hasta su muerte, acaecida en 1989, días después de cumplir noventa y siete años. Tal capacidad resulta magnificada cuando se conocen los avatares que enfrentó. Nacido en diciembre de 1891, en un medio humilde de La Habana, tuvo que trabajar como obrero tabaquero; con el paso del tiempo y en medio de obstáculos inmensos se fue labrando una 11 RevolucionesYconflictos20120207.indd 11 09/02/2012 02:50:00 p.m. 12 José Luciano Franco formación autodidacta. Se vinculó a algunas de las figuras prominentes de la cultura cubana, como el historiador Emilio Roig, el antropólogo Fernando Ortiz y el archivero Joaquín Llaverías. Definió con prontitud un perfil de investigación alrededor de la presencia africana en Cuba, la trata negrera, las rebeliones de esclavos y las luchas populares y nacionales. Cuestionó el precepto tradicionalista que acordaba rasgos patriarcales al sistema esclavista en la isla antillana. Tal foco de interés no era ajeno a su pertenencia al Partido Socialista Popular, nombre que adoptó el partido comunista a inicios de la década de 1940. Uno de los motivos de vigencia del movimiento comunista en Cuba fue su capacidad para canalizar los intereses de la población trabajadora, en buena medida identificada con los negros y los mulatos. Dentro de esa tónica, Franco se interesó por estudiar la vida de personajes provenientes de la mayoría de color que habían tenido participación prominente en las luchas nacional-populares. Su texto Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida, en tres tomos, es lo mejor que se ha escrito sobre el prócer, y una suerte de compendio de las visiones personales suyas sobre la historia de Cuba. En una época en que la mayoría de los historiadores se limitaban a sustentar sus elaboraciones en fuentes bibliográficas, Franco se orientó por la investigación documental y se zambulló, como pocos, en los fondos del Archivo Nacional de Cuba. El amigo José Abreu Cardet ha narrado que conoció a Franco, en relación a que la dirección del Archivo le había reservado una mesa, pues, pese a su avanzada edad, iba diariamente a consultar documentos. Tal dedicación le permitió efectuar hallazgos de temas desconocidos, profundizar en otros y lograr interpretaciones originales. Esa investigación de las fuentes resalta más por su condición de marxista, entonces teoría poco aceptada en los medios académicos, y porque los escasos historiadores de esa corriente, mayormente, se circunscribían a replanteamientos de los contenidos de los tratados previos. José Luciano Franco no se interesó únicamente por la historia de Cuba y el Caribe. Abordó temas relacionados con España, México, Venezuela y otros países de América. Algunos de los resultados consistieron en recopilaciones documentales presentadas con rigor profesional. Este libro se inscribe en ese interés y, en cierta forma, plasma el sumario de un saber construido a lo largo de décadas. RevolucionesYconflictos20120207.indd 12 09/02/2012 02:50:00 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 13 Por ese interés entabló vínculos con historiadores dominicanos, pese a la condición de trujillistas de estos, como Emilio Rodríguez Demorizi. Con motivo de los prolegómenos de apertura que tanteó Trujillo desde los meses finales de la segunda guerra mundial, Franco contribuyó al inicio de contactos entre el Partido Socialista Popular de Cuba y el Gobierno dominicano. Realizó una visita a la entonces Ciudad Trujillo y entregó un artículo para el Boletín del Archivo General de la Nación, titulado «Las rebeldías negras. Hasta la conspiración de La Escalera en Cuba, 1844», el cual leyó en la Federación Dominicana del Trabajo, el 13 de septiembre de 1945.1 Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 constituye un aporte al desarrollo historiográfico latinoamericano, por el hecho de apuntar a un marco nacional. Plasma la síntesis de una vasta región, la de la Cuenca del Caribe, bajo el supuesto de que se había conformado sobre la base de procesos comunes. El entramado que le da sustento, como lo sugiere el título, es la imbricación entre los movimientos populares por la libertad y la igualdad, y las pugnas entre las potencias que gravitaban en la región: España, Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. Aunque no pretende trazar una síntesis global, tal perspectiva se encuentra en germen, sobre todo en cuanto concierne a las luchas por la emancipación social y nacional, la agenda de mayor relieve histórico durante esas décadas. Trasciende la búsqueda de fundamentos de los procesos particulares de los países por separado, en aras de situarlos para el conjunto de la región. El libro cobra sentido a partir de la constatación de que la Revolución francesa y la Revolución haitiana tuvieron un impacto poderosísimo en el conjunto de la región, pusieron en crisis las estructuras coloniales e inauguraron nuevos procesos de luchas populares que retroalimentaron los mecanismos de cambio. Se sobreentiende que, gracias a las luchas entre las potencias, se abrieron campo los anhelos de los pueblos oprimidos. Por tanto, no nos encontramos delante de un estudio de historia diplomática. Desde luego, la investigación registra con escrupulosidad los movimientos y las intrigas de los poderes imperiales, pero lo que persigue es la construcción de una síntesis política, cuyo nervio son los capítulos de Boletín del Archivo General de la Nación, año VIII, No. 42-43, septiembre-diciembre de 1945, pp. 201-215. 1 RevolucionesYconflictos20120207.indd 13 09/02/2012 02:50:00 p.m. 14 José Luciano Franco luchas inauguradas por la Revolución haitiana. Dibuja una perspectiva de la política desde abajo, que busca rescatar aquello que los tratados tradicionales obvian por considerarlo carente de historicidad. Aunque la integridad de la región está presente, el análisis se focaliza alrededor de la trama entre los intereses contrapuestos de las potencias y los pueblos. Por esto, se advierte un eje temático, derivado de la Revolución haitiana, centrado en los lugares donde los conflictos locales e internacionales cobraron mayor agudeza: en primer término, la isla de Santo Domingo, por cuanto las alteraciones al coloniaje en las dos porciones la tornó objeto neurálgico de la codicia de las potencias; y Cuba, que tomó el relevo inverso, como baluarte de la plantación, de lo que resultó que se viera envuelta en el nudo de los conflictos entre su metrópoli, que buscaba perpetuarse, Inglaterra, que postulaba la profundización de las condiciones para el librecambio alrededor de la abolición de la trata y la esclavitud, y Estados Unidos, deseoso de apoderarse de la isla como parte de un designio expansionista y de relanzamiento de su propio sistema de plantación en los estados sureños. Este vasto campo de estudio fue posible por la acuciosidad con que Franco emprendió la revisión de los materiales documentales del Archivo Nacional de Cuba. El peso que había tenido Cuba durante la primera mitad del siglo xix daba lugar a que su gobernador fuera la segunda figura más importante de España. Desde La Habana, España manejaba su política hacia el conjunto de América. Sus propósitos cambiantes se examinan en este libro: desde el impulso de la plantación, el mantenimiento de los privilegios mercantilistas, la recuperación de las posesiones perdidas a inicios del siglo xix, la pugna con Inglaterra a propósito de la esclavitud y el comercio, al igual que la que también enfrentaba a España con el expansionismo territorial de Estados Unidos. Pero la documentación revisada por Franco supera con mucho el estudio de la historia de Cuba: abre vías para una mejor comprensión de los procesos globales del Caribe, así como de no pocos procesos de sus países por separado. Es por ello que, a la altura del presente, tras décadas de desarrollo de los conocimientos de la historia dominicana, este libro contiene informaciones y enfoques que de seguro llamarán poderosamente la atención de todos. En esta variedad de temas, que cubre procesos por más de sesenta años, era inevitable que quedaran algunos de ellos fuera o, lo que es RevolucionesYconflictos20120207.indd 14 09/02/2012 02:50:00 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 15 más importante, que el autor emitiera juicios sujetos a impugnaciones válidas. Algunos problemas complejos de la marcha de los dos únicos países insulares independientes en el período, Haití y República Dominicana, posiblemente resultaban difíciles de captar −entonces más que hoy− para los investigadores foráneos, incluso para uno profundo y honesto como fue José Luciano Franco. Es el caso, para solo citar uno, de la afirmación de que los enfrentamientos entre los dos países de la isla de Santo Domingo después de 1844 carecían de objetivos. Podrían emitirse otras observaciones críticas en relación a propuestas interpretativas del libro, como que Toussaint Louverture favorecía la expansión de la pequeña propiedad, cuando hizo exactamente lo contrario. Estos errores o limitaciones en nada alteran la calidad del producto global. A la fecha pocos tratados se han escrito que emulen la amplitud y el sentido de la síntesis plasmada por José Luciano Franco para dar cuenta de la existencia de planos integrados y comunes de la historicidad de los pueblos de América. Nos encontramos frente a un monumento de sabiduría, erudición y sentido intelectual crítico. Por tanto, como parte de la misión que se ha propuesto el colectivo del Archivo General de la Nación de contribuir a rescatar el conocimiento de nuestro pasado, la difusión de este estudio del eminente historiador cubano está llamada a generar reflexiones que redunden en la recuperación de sentidos renovados de esta historia nuestra. Roberto Cassá Julio de 2011. RevolucionesYconflictos20120207.indd 15 09/02/2012 02:50:00 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 16 09/02/2012 02:50:00 p.m. I La revolución llega al Caribe Las tierras que forman hoy Haití y República Dominicana eran, en las postrimerías del siglo xviii, dos partes de una isla antillana conocida bajo el mismo nombre aun cuando escritos en idiomas diferentes, cada una de ellas bajo el dominio colonial de distintas potencias europeas. La región oriental, apenas explotada y semi abandonada en las manos de una burocracia indolente y voraz, era parte del inmenso imperio colonial de España: Santo Domingo; la región occidental, más pequeña, pero intensamente explotada pertenecía a Francia: Saint Domingue. Si bien durante muchos años las relaciones de las autoridades hispánicas del Caribe –tanto las de Cuba como las de Santo Domingo– con las francesas de aquella zona estuvieron preñadas de graves conflictos y dificultades, a partir de la política conciliadora del duque de Choiseul que culminó en el llamado Pacto de Familia y, más tarde, la estrecha colaboración franco-española en la guerra por la independencia de las 13 Colonias inglesas de Norteamérica, hubieron de entrar en un período de amigable entendimiento, del que ampliamente supieron sacar buen provecho los negreros y traficantes que explotaban el trabajo de los esclavos en las plantaciones de azúcar, café, tabaco y otros productos tropicales. Entendimiento que duró hasta el momento en que la Revolución Francesa conmovió los cimientos del mundo feudal europeo, y cambió radicalmente la correlación de las fuerzas políticas y sociales en escala internacional, y cuyo mensaje halló un profundo eco hasta en las más apartadas regiones del mundo sometidas a 17 RevolucionesYconflictos20120207.indd 17 09/02/2012 02:50:00 p.m. 18 José Luciano Franco crueles e implacables regímenes coloniales de explotación y esclavitud humanas. En el último tercio del siglo xviii y primeros años del xix, los condes de Floridablanca y Aranda, y el inefable D. Manuel Godoy, dictaron la política exterior de España. La fama de hábil diplomático y excepcional político, que había adquirido en las negociaciones con la Santa Sede sobre la expulsión de la Compañía de Jesús de los dominios hispanos, hizo que el rey Carlos III nombrara a Floridablanca –19 de febrero de 1777– primer secretario de Estado. Durante diez años dirigió la política del llamado despotismo ilustrado, y tuvo en sus manos las relaciones internacionales de la monarquía y el complicado manejo del enorme imperio colonial español de América, a los que extendió las iniciativas reformistas del rey Carlos III. A propuesta de Floridablanca decretó el rey en 8 de julio de 1787 la creación de la Junta de Estado, y para la orientación política de sus integrantes les dirigió Carlos III la Instrucción Reservada que hubo de redactarle su ejemplar ministro. En ella están contenidas las ideas regalistas y reformadoras que constituían el programa de aquel gobierno del siglo xviii. Y los problemas que encierran el cuidado y conservación de los extensos dominios de Indias ocupan gran parte del documento. Especialmente se refieren a la rivalidad secular, alrededor de la posición de las islas del Caribe, con Inglaterra y Francia, y, también, a los temores que comienzan a infundirle las ambiciosas miras de la recién creada república de los Estados Unidos de América, y las dificultades que se presentan para liquidar las cuestiones fronterizas con Florida y Louisiana y la apertura del río Mississippi a la navegación norteamericana. Como Floridablanca, ayudado en el empeño por el ministro de Indias, Gálvez, aplicó a dominios de Indias los principios económicos de su tiempo para la libertad de comercio, a fin de que ciertas regiones –como Louisiana y Trinidad– alcanzaran el grado de prosperidad necesaria para que sirvieran de obstáculos al creciente expansionismo norteamericano y a las ambiciones británicas, recomienda a la Junta de Estado en la citada Instrucción: Entre las provincias favorecidas con estas exenciones, se han procurado distinguir por mí la Luisiana y la isla de la RevolucionesYconflictos20120207.indd 18 09/02/2012 02:50:00 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 19 Trinidad, permitiéndoles un comercio más libre, bajo los reglamentos y órdenes que se han publicado, con el fin de poblarlas y de inclinar a los extranjeros católicos a establecerse en ellas. Mis designios políticos en estas gracias han sido, por lo que toca a la Luisiana, formar en ella una barrera poblada de hombres, que defiendan las introducciones y usurpaciones por aquella parte hasta el Nuevo Méjico y nuestras provincias del Norte, y en este punto se hacen ahora más necesarios estos cuidados contra la rapidez con que los colonos americanos, dependientes de los Estados Unidos, procuran extenderse por aquellas regiones y vastos territorios. Por esto mismo convendrá reflexionar lo que sea necesario hacer para la población de las dos Floridas, favoreciéndolas, y a su comercio y navegación, como a la Luisiana, supuesto que han de ser la frontera de aquellos diligentes y desasosegados vecinos, con quienes se procurarán arreglar los límites en la mejor forma que se pueda [...]. [...] En cuanto a la isla de la Trinidad, además del objeto de aprovechar su fértil territorio, he tenido y tengo el de formar en ella un establecimiento que cubra el continente inmediato y que pueda, con el tiempo, facilitar un puerto útil a mis armadas, para acudir desde allí adonde la necesidad lo pida, por ser esta isla la que está más a barlovento de todas mis posesiones por aquella parte. Cuba, Santo Domingo y Puerto Rico, como elementos defensivos del imperio americano, ocupan gran espacio del memorial secreto, y en él se trazan los lineamientos de la política imperial en el Caribe y Golfo de México: La Junta sabe, y lo ha experimentado en la última guerra, que el puerto de La Habana, aunque tan capaz, seguro y útil para estar a la vista de cuanto salga del Seno Mexicano, no es proporcionado para acudir con prontitud a los demás RevolucionesYconflictos20120207.indd 19 09/02/2012 02:50:00 p.m. 20 José Luciano Franco parajes que convenga socorrer; de manera que las provincias de Caracas, Cartagena y todo el reino de Tierra Firme, Honduras y todo Guatemala y demás de aquellas dilatadísimas costas no puede ser auxiliado desde La Habana, sin dilaciones iguales, y aun mayores en algún caso, a las navegaciones de Europa. De aquí ha provenido que se hayan malogrado, durante la guerra, muchas de mis resoluciones en Honduras y otras partes, habiendo estado en riesgo varias provincias, si las medidas tomadas para divertir al enemigo y atacarle en varios distintos países no le hubiesen impedido fijarse en alguna expedición fuerte contra el continente propio de España. Aun para auxiliar y socorrer las islas de Santo Domingo y Puerto Rico desde La Habana, hay los mismos inconvenientes y dificultades, cuando, por el contrario, desde la isla de Trinidad se puede acudir a todas partes, así en el continente como en islas, con mucha brevedad, sin exceptuar el Seno Mejicano y por esto he querido que no sólo se pueble y fortifique aquella isla, sino que se habilite en ella un buen puerto a costa de cualquier cuidado. En esta parte hago estrechos encargos a la Junta, y espero de su celo y del que asiste al Ministerio de Indias que no se perderá tiempo ni diligencia para formar allí un establecimiento marítimo que satisfaga todos mis importantes deseos. En Puerto Rico y en Santo Domingo conviene, como se ha empezado a practicar, favorecer también la población y el comercio. También conviene limpiar y habilitar sus puertos principales, para que no sólo las embarcaciones mercantes, sino mis armadas, puedan entrar y abrigarse cuando la necesidad o la conveniencia lo pidan. En la isla de Santo Domingo hay la bahía y puerto de Samaná y su península, que deseo poblar, habilitar y fortificar, porque puede ser uno de los mejores de mis flotas y armadas y de la navegación mercantil, y por este medio podrá vivificarse toda aquella parte de la isla, poblarse y cultivarse con grandes ventajas [...]. RevolucionesYconflictos20120207.indd 20 09/02/2012 02:50:01 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 21 [...] El cuidado de las islas y puertos principales que ciñen las dos Américas debe ocupar todas las atenciones de la Junta. Pobladas y aseguradas las islas de Cuba, Santo Domingo, Puerto Rico y Trinidad, y bien fortificados sus puertos y los del continente de Florida, Nueva España, por ambos mares en que se incluyen las costas del Sur, hasta las Californias, y de allí adelante, y en las del Norte, las de Yucatán y Guatemala y su nuevo puerto de Trujillo, los de Caracas y reino de Tierra Firme, no solo se podrán defender de enemigos aquellas vastas e importantes regiones, sino que se tendrán en sujección los espíritus inquietos y turbulentos de algunos de sus habitantes. De manera que cualquiera revolución interna podrá ser contenida, remediada o reducida a límites estrechos, si los puertos, islas y fronteras están bien fortificados en nuestras manos [...]. [...] Concluyo mis prevenciones a la Junta de guerra. En este punto ningún cuidado estará demás mientras no podamos apoderarnos en una guerra legítimamente de aquellas islas que más nos incomodan. Jamaica es una padrasto terrible a la entrada precisa del Seno Mejicano, desde donde puede ser interceptada nuestra navegación a él por cualquiera de los dos lados. Jamaica es el depósito de las fuerzas navales y de tierra con que podemos ser invadidos y molestados en las islas y en el continente antes de poder socorrernos, y Jamaica es el almacén más proporcionado para el comercio de contrabando en todos los establecimientos españoles de islas y Tierra Firme. Así, pues, el objeto de la España para remediar aquellos daños y evitar los peligros, debe ser velar mucho contra Jamaica con buenos guardacostas y buen corso en tiempo de paz, y pensar en apoderarse de aquella isla en tiempo de guerra. Cualquier gasto y cuidado en esta materia será inferior a su importancia. Las islas de Granada y Tobago, por su inmediación al continente, y la de Curazao, son también perjudicialísimas a nuestro comercio, y piden particular atención, ejecutando lo RevolucionesYconflictos20120207.indd 21 09/02/2012 02:50:01 p.m. 22 José Luciano Franco El conde de Floridablanca. (Retrato de Goya) RevolucionesYconflictos20120207.indd 22 09/02/2012 02:50:04 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 23 mismo que dejo insinuado en cuanto a Jamaica en los tiempos de paz para impedir el comercio lícito. Aunque no hago particulares reflexiones sobre las islas francesas, mediante nuestra perfecta unión con la Francia, que deseo conserven perfectamente las dos cortes, como diré después, para quietud y felicidad recíproca de las dos naciones, se debe vivir, sin embargo, con el prudente cuidado y recelo de que esta armonía puede interrumpirse por la inconstancia y vicisitud de las cosas humanas; con esta previsión, sin mostrar desconfianza, se debe estar a la vista de los establecimientos franceses, y especialmente los del Guarico e isla de Santo Domingo, cuidando de que no se quebranten los límites pactados en la última convención y demarcados por los comisarios de ambas cortes. Tengo entendido que los franceses se han excedido en algunas partes, y se encargará mucho al gobernador español haga reconocer de tiempo en tiempo la línea divisoria y remediar las usurpaciones. El ministerio francés ha deseado mucho extenderse en la isla de Santo Domingo, por la costa del norte hacia el Oriente, hasta apoderarse de la bahía de Samaná, y sobre esto se me hizo una insinuación, y formó plano por la corte de París, ofreciendo recompensa que pudiese servir de equivalente en parte para la adquisición de Gibraltar. Me parece que no pueden ni deben realizarse estas ideas, y que seria menos malo ceder toda la isla de Santo Domingo, como se había concertado, para adquirir a Gibraltar al tiempo del último tratado de paz de 1783, que conservarla sin la bahía de Samaná, donde se puede hacer el mejor y aun el único puerto y surgidero bueno en aquellos mares e islas para nuestras navegaciones y refugios en tiempos de paz y guerra, como llevo dicho [...]. No sólo le preocupaban Jamaica y Santo Domingo, sino también las concesiones obtenidas por Inglaterra en 1783 en las costas de Mosquitos, convertidas en focos de piratería y contrabando con notorio perjuicio del comercio español y, aún mayor grado, no oculta Floridablanca sus recelos acerca de la peligrosa alianza con Francia, recelos que le llevaron pocos años después a combatir la Revolución Francesa: RevolucionesYconflictos20120207.indd 23 09/02/2012 02:50:04 p.m. 24 José Luciano Franco [...] La Francia es el mejor vecino y aliado de la España, y es también el enemigo más grande, más peligroso y más temible que puede tener [...]. Pero desconfía aún más de Inglaterra. Quiere negociar con ella la restitución de Gibraltar por medio de un tratado en que los ingleses reciban Santo Domingo y, además, ventajas comerciales en los dominios. El gobierno inglés insinuó el cambio de Gibraltar por la isla de Trinidad o la de Puerto Rico. Floridablanca no aceptó por las razones que pone en boca del rey Carlos III en ese histórico documento: [...] He dicho ya a la Junta, tratando de las cosas de Indias, cuanto conviene aprovechar las proporciones de la isla de Trinidad. Por lo tocante a Puerto Rico, es ocioso detenerse, pues prescindiendo de las utilidades que sacamos y podemos sacar de aquella isla, sería el cederla lo mismo que acabar de cerrarnos todas las puertas para entrar y pasar con alguna seguridad a los mares que ciñen nuestro continente de Nueva España y sus provincias adyacentes. Menos malo sería ceder la parte que nos quede en la isla de Santo Domingo, ya fuese a la Inglaterra o ya a la Francia, quedando de cuenta de esta dar a aquella la recompensa en alguna de sus islas. Así estuvo ajustado para los preliminares de la última paz, y la Francia ofrecía la Guadalupe, y aun alguna otra isla, a los ingleses; pero estos, después de hallarse todo convenido, quisieron además la cesión de Santa Lucía o de la Martinica, y esta exorbitancia desvaneció el ajuste. Las intrigas también de corte en Versalles contribuyeron a deshacer lo tratado, porque habiéndolo penetrado los interesados en las plantaciones francesas de Santo Domingo, trabajaron para impedir que la Francia adquiriese toda la isla, previniendo que con esta adquisición se disminuiría el valor de sus plantaciones anuales y de sus frutos.1 Cayetano Alcázar, El Conde de Floridablanca. Siglo Española, Madrid, s/f. 1 RevolucionesYconflictos20120207.indd 24 xviii, Biblioteca de la Cultura 09/02/2012 02:50:04 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 25 En cuanto se relaciona con la política a seguir en las islas del Caribe, la Instrucción Reservada contiene una valiosa información. En muchos aspectos ha de influir, en los años que le siguen, en las proyecciones internacionales de la monarquía hispánica y de sus ministros. Y como caso especial, tiene una singular significación la tendencia a ceder el Santo Domingo español a cualesquiera de sus rivales en esta zona americana, con la remota esperanza de poder recuperar el Peñón de Gibraltar. Se proyectaba en el documento, no sólo la seguridad en el disfrute de las riquezas americanas y resguardar las colonias del contagio de las ideas del siglo, sino también completar la obra del despotismo ilustrado, de la revolución desde arriba que Floridablanca, Aranda, Campomanes y Jovellanos alentaron y dirigieron para superar el atraso de España y completar su rehabilitación económica y social según ellos la entendían. Pero, una serie de acontecimientos imprevistos detuvo sus planes. A fines de 1788 murió el rey Carlos III. Su sucesor en el trono era incapaz totalmente de completar la obra puesta en marcha por su padre. Mantuvo algún tiempo el equipo ministerial anterior, pero, las conmociones producidas por la Revolución Francesa, que tanto a Floridablanca como a Aranda y Jovellanos dejaron sorprendidos, como la influencia negativa de la reina María Luisa que elevó a su amante Manuel Godoy –a quien el pueblo bautizó con el mote de El Choricero– a la gobernación de la monarquía, llevaron a Carlos IV a la infinita teoría de desaciertos que completaron la ruina del Imperio Español. Juzgando a los ministros citados por su actuación equivocada en los históricos acontecimientos de fines del siglo xviii y comienzos del xix, escribió Carlos Marx en el New York Daily Tribune, 20 de octubre de 1854: Floridablanca y Jovellanos representaban un antagonismo, pero un antagonismo que pertenecía a aquella porción del siglo xviii que precedió a la era de la Revolución Francesa; el primero era un burócrata plebeyo; el segundo un aristócrata filántropo; Floridablanca era partidario y practicante del despotismo ilustrado, representado por Pombal, Federico II y José II; Jovellanos era «amigo del pueblo», que esperaba RevolucionesYconflictos20120207.indd 25 09/02/2012 02:50:04 p.m. 26 José Luciano Franco conducirlo a la libertad por una rápida y juiciosa sucesión de las leyes económicas, y por la propaganda literaria de generosas doctrinas; opuestos los dos a las tradiciones del feudalismo; el uno intentando modernizar la Monarquía; el otro pretendiendo liberar a la sociedad civil de sus cadenas. La actuación de cada uno en la historia de su país corresponde a la diversidad de sus opiniones. Floridablanca gobernó omnímodamente como Primer Ministro de Carlos III, y su Gobierno se hacía más despótico en la medida en que encontraba resistencia. Jovellanos, cuya carrera ministerial bajo Carlos IV fue de escasa duración, conquistó su influencia sobre el pueblo español no como Ministro, sino como estudioso; no por decretos, sino por ensayos.2 Ante el avance de la Revolución Francesa, Floridablanca, aturdido, pierde la prudencia y serenidad que eran su característica en los negocios de Estado; se desespera, y trata de impedir por todos los medios se propague el contagio en el pueblo español y las colonias de América. En las relaciones diplomáticas con el Gobierno Revolucionario de Francia comete faltas imperdonables. Cierra las fronteras de España y ordena a los virreyes, gobernadores y capitanes generales de las colonias americanas que estén en constante vigilancia, e impidan la circulación de impresos revolucionarios y de noticias que puedan hacer peligrar el dominio español. Así, por Real orden reservada de 24 de septiembre de 1789, Floridablanca prevenía a las autoridades españolas en esta región del Caribe tomar las precauciones posibles para impedir, por medio de los Obispos y Prelados Eclesiásticos –reza en el texto del documento– la introducción de impresos procedentes de Francia, puesto que el rey conoce las fatales consecuencias que pueden ocasionar a sus amados vasallos de esos Dominios. En cumplimiento de la anterior disposición el Gobernador de Santiago de Cuba extremó la vigilancia en el distrito de su mando y procedió a recoger cuantos impresos llegaban allí a través de las vecinas colonias inglesas y francesas. De todo ello dio cuenta al rey en 11 Carlos Marx y Federico Engels, La Revolución en España, Editorial Páginas, La Habana, 1942. 2 RevolucionesYconflictos20120207.indd 26 09/02/2012 02:50:05 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 27 de enero de 1791. El conde de Floridablanca, de Real orden –Aranjuez 28 de mayo de 1791– confirma su política aislacionista: [...] espera S. M. que V. S. proseguirá vigilante en impedir toda introducción en el territorio de su mando de noticias de lo que ocurra en las Islas y el Reino de Francia; suprimiendo las que puedan haberse esparcido por escrito, o haciendo entender en general los desórdenes contra los derechos y la libertad y propiedad y contra las vidas y haciendas que han causado y causan a los franceses engañados y seducidos; sin tolerar se introduzcan ninguno de estos ni otros extranjeros: haciendo S. M. a V. S. sobre uno y otro el más estrecho encargo.3 La diplomacia clásica –cuyos últimos representantes fueron Floridablanca y Aranda en España y Kaunitz en Austria, en el siglo xviii; Talleyrand y Metternich en el xix– se desmorona ante el potente soplo renovador que viene de Francia. Mantiene sus concepciones políticas como un juego de ajedrez en el que únicamente deben participar los soberanos de las grandes potencias, con el sólo objeto de mantener el equilibrio europeo, los intereses de las clases feudales, y del que están ausentes los pueblos de sus respectivos Estados. Calcularon –y se equivocaron por completo– los estadistas diplomáticos del despotismo ilustrado que los acontecimientos que empezaban a desarrollarse en Francia en 1789 eran una revuelta. Sin pensar, más correctamente, que la transformación operada en las relaciones sociales en países como Francia, industrialmente más desarrollados, introducía una nueva correlación de las fuerzas políticas en una escala desconocida hasta ese momento, e instauraba una nueva época en la Historia Universal con la participación activa de las clases productoras: burgueses y proletarios. Toda la previsión y cálculo que contenía la Instrucción Reservada apenas si estuvo presente en las decisiones de Floridablanca. Bien es verdad que el rey Carlos IV y su favorito Godoy, que trataba de suplantar en el Gobierno a los viejos ministros de la ilustración, no estaban a la altura del momento histórico que les tocó actuar. Sin tener una cabal, idea de la verdadera situación europea, estuvieron a punto de Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo No. 1. 3 RevolucionesYconflictos20120207.indd 27 09/02/2012 02:50:05 p.m. 28 José Luciano Franco lanzar a España a la guerra nuevamente contra Inglaterra, a quien consideraban responsable de la crisis que envolvía al viejo continente, y le achacaban turbios propósitos en su afán de dominar el comercio y las riquezas de la América Hispana. Carlos IV destituyó a Floridablanca. El 28 de febrero de 1792 suprime la Junta Suprema de Estado y restablece el antiguo Consejo de Estado, y nombra Decano del mismo al conde de Aranda y le encarga, interinamente, la Primera Secretaría de Estado. En este último cargo lo sustituye –15 de noviembre de 1792– el inefable Manuel Godoy, a quien su real amante había hecho Duque de la Alcudia. Los tres ministros –con la diferencia de que Floridablanca y Aranda eran honestos y Godoy un ladrón vulgar– trataron por todos los medios posibles de mantener a España y a su Imperio Colonial Americano lejos de toda posible infiltración de las ideas revolucionarias. En la península ese objetivo fue ampliamente logrado. La llamada conspiración de San Blas –fraguada en Madrid en 1795 por un grupo de jóvenes radicales y republicanos lidereados por Juan Mariano Picornell, Sebastián Andrés y Manuel Cortés– no logró interesar a las masas del pueblo español. Así alcanzó España el más típico ejemplo de mentalidad contrarrevolucionaria. Indiferente la sociedad hispánica a las corrientes europeas de economía y progreso, quedó sumergida en el arcaísmo medieval visible desde la etiqueta cortesana hasta las costumbres populares de la ciudad y del campo. La Revolución no pudo florecer en España; en cambio, en el Caribe inquieto, echó sólidas y profundas raíces. La última década del siglo xviii fue testigo de una serie de conmociones revolucionarias que amenazaban todo el sistema de explotación colonial esclavista. En 1791 –14 de agosto– cerca de Morne –Rouge, en Bois– Caimán, en el Saint Domingue francés, reúne Boukman en asamblea impresionante a los negros esclavos de la región y proclama la insurrección armada para librarse de la atroz servidumbre. Le siguen los esclavos de Martinica –1793– Guadalupe –1794– y Jamaica –1795–; el 2 de marzo de este último año en la pequeña isla de Granada estalla igualmente una sublevación de los esclavos. Alarmado ante la ola revolucionaria que amenazaba gravemente los dominios de S. M. Católica, el gobernador de Santo Domingo, D. Joaquín García –según oficio que dirigió al Duque de la Alcudia desde Bayajá, 19 de septiembre de 1794– dictó un bando por el que castigaba RevolucionesYconflictos20120207.indd 28 09/02/2012 02:50:05 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 29 con la pena de muerte a los que tuvieren correspondencia con los enemigos de la Corona. En Madrid, sin embargo, no se daba exacta cuenta Godoy –entonces Duque de la Alcudia y Ministro de Carlos IV– de la verdadera importancia que para el futuro del Imperio español en América tenían estas conmociones del Caribe. Al margen de la carta que le remitían D. José Ignacio de Viar y D. José de Jaúdenes –encargados de los negocios de España en los Estados Unidos– fechada en Filadelfia a 7 de agosto de 1793, con el memorial de los realistas franceses vizconde de Noailles y marqués de Roubray referente a proyectos de guerra contra la parte francesa de la isla de Santo Domingo, decretaba: [...] las cartas últimas de Santo Domingo nos dan esperanzas de adquirir dominios sin violencia y pudiera perjudicarnos cualesquiera otro proyecto […].4 Los acontecimientos se encargaron de desmentir los planes del ministro español. Con la ciega obstinación que le era peculiar y total desconocimiento de la situación americana, Godoy se negaba a conceder importancia alguna a las informaciones que le enviaban los representantes del rey y de la esclavocracia colonial en estas islas del Caribe, como por ejemplo la que, fechada en La Habana a 10 de noviembre de 1794, hubo de dirigirle el marqués de Casa –Peñalver; u otras como la del marqués del Real Socorro –Aranjuez, 13 de enero de 1795– sobre el peligro que amenazaba a las Indias Occidentales. El foco revolucionario de Saint-Domingue alcanzó rápidamente a Tierra Firme. En Santa Fe, capital del Nuevo Reino de Granada, imprimió en 1793 D. Antonio Nariño la traducción del texto francés de 1789 de la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. El pequeño impreso –cuatro páginas solamente– produjo un escándalo sin precedentes. El virrey Ezpeleta circuló a las autoridades coloniales hispánicas de México, Venezuela, Cuba y Puerto Rico lo que consideraba un hecho inaudito, además, había descubierto que un grupo de neogranadinos se reunían con Nariño en tareas conspirativas, influenciados por la propaganda revolucionaria infiltrada a través de las islas del Caribe. Y el 10 de mayo de 1795, lidereados por José Leonardo Archivo Histórico Nacional, Madrid, Legajo 3,895, No. 187. 4 RevolucionesYconflictos20120207.indd 29 09/02/2012 02:50:05 p.m. 30 José Luciano Franco Chirino, los negros y mulatos de la Serranía de Coro en Venezuela, proclamaron la ley de los franceses, la libertad de los esclavos, la República. En ese mismo año –16 de agosto– las autoridades de la región oriental de Cuba descubren la conspiración de Bayamo, lidereada por el pardo Nicolás Morales, y en la que aparecieron comprometidos algunos individuos, blancos, de las familias ricas de la zona bayamesa, que, ganados por la propaganda revolucionaria francesa por un lado y, por otro, con el cercano ejemplo de la colonia dominicana, intentaron una protesta armada para demandar el reparto de tierras y la igualdad entre blancos y pardos libres. El 12 de julio de 1797, fue descubierta en Caracas la conjura revolucionaria que se conoce en la Historia de América por la conspiración de Gual y España. En su esencia, el programa político de los conjurados venezolanos contra el régimen colonial hispano, estaba saturado de ideas tomadas a la Revolución Francesa. En el documento se declaraba abolida la esclavitud como contraria a la humanidad, y proclamaba la igualdad entre blancos, indios, pardos y morenos. Víctor Hughes, el comisionado revolucionario francés contribuyó en gran parte con su actividad incansable a las rebeldías de los pueblos oprimidos de esta región americana. No solo proclamó Hughes la emancipación de los esclavos de Guadalupe, sino que con su propaganda contribuyó al levantamiento de los cimarrones en Jamaica, y, en 1797, al de los Caribes en San Vicente. Y antes de que finalizara el siglo xviii en este Mediterráneo de América comenzó la batalla singular, que se prolongó hasta nuestros días, empeñada por los oprimidos contra la explotación de los propietarios y los abusos, atropellos e injusticias de las autoridades coloniales europeas. Y serían los pueblos de Haití y Santo Domingo el blanco de los continuos ataques contrarrevolucionarios de negreros y privilegiados criollos y europeos, que no descansaban en la criminal tarea de reducir por el hambre y el terror a los heroicos esclavos que reclamaban el derecho a vivir como hombres. RevolucionesYconflictos20120207.indd 30 09/02/2012 02:50:05 p.m. II El gobierno colonial de Cuba y las revoluciones de Haití y Santo Domingo Los gobernadores españoles de la isla de Cuba en los últimos años del siglo xviii y primeros del xix D. Luis de las Casas, el conde de Santa Clara y el marqués de Someruelos, no sólo estuvieron bajo la amenaza de la creciente ola revolucionaria de las islas cercanas, sino también sometidos a los vaivenes de la conflictiva situación internacional europea que colocaba a España y su Imperio Colonial en peligro de ser atacados por la monárquica Inglaterra o por la Francia Revolucionaria. D. Luis de las Casas vino a Cuba a hacer buenos los postulados políticos de Floridablanca volcados en el Informe Reservado de 1788, cabal expresión de lo que creían los hombres del despotismo ilustrado habría de ser la obra reformista que demandaba España y su Imperio, tanto en la organización futura de una sociedad más acorde con el ritmo de los tiempos nuevos, como en el manejo de las complicadas relaciones económicas y comerciales de la metrópoli y sus posesiones ultramarinas. La política desarrollada por este gobernador tuvo el apoyo decisivo de los ricos criollos, que tenían en sus manos la casi totalidad de las tierras cubanas productivas. Basada en lo esencial en el extraordinario incremento de la trata negrera y de la esclavitud como base del fomento de la producción agrícola, tuvo como principal colaborador a D. Francisco de Arango y Parreño. Este, influido por las ideas de Campomanes y Jovellanos, presentó, en 1792, a la Junta de Estado de España el proyecto para el fomento de la economía esclavista 31 RevolucionesYconflictos20120207.indd 31 09/02/2012 02:50:05 p.m. 32 José Luciano Franco titulado Discurso sobre la agricultura de La Habana y medios de fomentarla. Consecuencias directas del mismo fueron la fundación de la Sociedad Económica (1793) y el Real Consulado (1794). Las Casas, apoyado en los propietarios de esclavos y de tierras, los criollos que componían una clase dominante semifeudal, contribuyó al empobrecimiento de los pequeños propietarios agrícolas, fortaleció el monopolio tabacalero con la reorganización de la Factoría de Tabacos y, en cuanto a las relaciones con las otras colonias del inquieto Caribe, echó los cimientos de una política combativa contra la liberación de los esclavos. Se hizo cargo del mando de la isla en el momento histórico que se iniciaban las rebeldías antiesclavistas en el Caribe; el peligro de una nueva guerra con Inglaterra se hacía cada día más agudo, mientras los revolucionarios franceses obligaban a Floridablanca, y al propio Aranda, a dictar severas medidas para detener la tan temida propaganda antifeudal y republicana que podía infiltrarse a través de las fronteras e incluso llegar a tierras americanas. Además, contra España, lanzaban sus rivales en la explotación de las riquezas americanas, una campaña demoledora, un nuevo capítulo de la leyenda negra, que se hacía sentir pesadamente en la crisis internacional de aquel período. Escritores de la época hacían gala en sus obras del gran desdén qué sentían hacia España. El rey Carlos III hubo de negar la publicación del texto castellano del libro de William Robertson: The history of America, publicado en Londres en 1777 y traducido al francés ese mismo año, que alcanzó universal nombradía en los círculos rivales de Holanda, Francia e Inglaterra. Tanto se desdeña a España que, en 1782, en la Encyclopedia méthodique de Mervilliers se hace esta ofensiva pregunta: ¿Qué debemos a España...? Ingleses, franceses y holandeses, como si ellos no hubieran hecho cosas peores en sus conquistas, acusaban a España de crueldad en los indios de América y de los horrores cometidos por los negreros. A los que hubo de contestar una voz tan auténticamente española como la del ingenioso D. José Cadalso y Vázquez en Cartas marruecas (1782): [...] los pueblos que tanto vocean la crueldad de los españoles en América, son precisamente los mismos que van a las costas de África, compran animales racionales de ambos sexos a sus padres, hermanos, amigos y guerreros victoriosos, sin más derechos que ser los comprados negros; los embarcan como RevolucionesYconflictos20120207.indd 32 09/02/2012 02:50:05 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 33 brutos; los llevan millares de leguas desnudos, hambrientos y sedientos; los desembarcan en América; los venden en público mercado como jumentos, a más precio los mozos sanos y robustos, y a mucho más las infelices mujeres que se hallan con otro fruto de miseria dentro de sí mismas; toman el dinero; se lo llevan a sus humanísimos países, y con el producto de esta venta imprimen libros llenos de elegantes invectivas, retóricos insultos y elocuentes injurias contra Hernán Cortés por lo que hizo [...].1 Toda aquella propaganda parecía contribuir a que la crisis en las relaciones hispano-inglesas, siempre difíciles a causa del monopolio comercial, desembocaran en un conflicto armado. El 6 de junio de 1790 entró en el puerto de La Habana, procedente de El Ferrol, el bergantín de S. M. C. la Flecha, comandado por el teniente de navío D. Antonio Pilón, portador de la Real orden reservada de 25 de mayo de ese año en la que se decía al Intendente de Ejército de la isla de Cuba: [...] como los negocios de nuestra corte con la de Inglaterra no conservan toda aquella armonía que debíamos esperar y con que hemos observado los tratados de Paz amenazándonos con rompimiento; se comunica la orden correspondiente por los Ministerios de Guerra y Marina a los Jefes respectivos para que se pongan en estado de defensa, y estén prevenidos a fin de hallarse a cubierto de toda sorpresa.2 Unos meses después –en 17 de noviembre– el Gobernador de Santiago de Cuba daba cuenta a D. Luis de las Casas que, según noticias recibidas de Madrid, se consideraba inevitable la guerra entre la Gran Bretaña y España. Y que los conflictos en las fronteras eran cada vez más graves. Las comunicaciones con los franceses –agregaba– han puesto nuestras fronteras en mucho desorden. En oficio No. 165 –La Habana 24 de diciembre de 1790– D. Luis de las Casas, cada día más convencido de José Cadalso Vázquez, Cartas marruecas. Los eruditos a la violeta, Colección Crisol, Madrid, 1944. 2 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, Legajo 4, No. 24. 1 RevolucionesYconflictos20120207.indd 33 09/02/2012 02:50:05 p.m. 34 José Luciano Franco que no se haría esperar la agresión británica, decía al coronel D. Juan Bautista Vaillant, gobernador de Santiago de Cuba: Para cuando llegue el caso de declararse la guerra, apruebo la construcción de las pequeñas baterías provisionales en el Puesto de Aguadores, que V. S. me propuso en carta de 27 de noviembre inmediato No. 257, pues, como la prevención hecha de Orden del Rey es, que se «viva con una prudente precaución y se examinen con anticipación los medios de que podrá valerse para la defensa en caso de ser atacados [...]». Pero a las autoridades coloniales de Cuba les preocupaban más las insurrecciones de los esclavos de Haití, que produjo hombres –como Toussaint Louverture– que pueden compararse con los mejores revolucionarios de otros países de América, que los peligros de guerra con Inglaterra o Francia. Los intereses sociales de las clases dominantes en Cuba –explotadoras del trabajo esclavo y de la trata negrera– desde el final del siglo xviii apoyaron al Gobierno Colonial de esta isla en la política intervencionista: encaminada a sabotear el proceso revolucionario de Haití y Santo Domingo. Emplearon todos los recursos de que podían disponer en desacreditarlo, y llegaron, de acuerdo con los demás esclavistas y colonialistas del Caribe, a trazar planes y ponerlos en práctica para impedir su desarrollo y progreso, prohibiendo incluso las relaciones comerciales para obligar al pueblo haitiano, principalmente, a someterse de nuevo a la explotación esclavista. La burguesía cubana se defiende del peligro que para ella representa cualquier posible sublevación de esclavos –escribe el Prof. Sergio Aguirre– y agrega: En el trabajo de los negros africanos y sus descendientes asienta su riqueza; sobre el látigo del mayoral construye toda su evolución económica, social y política, pero obsedida por el temor de que se reediten en Cuba los acontecimientos del Haití revolucionario de 1791.3 Sergio Aguirre, Seis actitudes de la burguesía cubana en el siglo Páginas, La Habana, 1944. 3 RevolucionesYconflictos20120207.indd 34 xix, Editorial 09/02/2012 02:50:06 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 35 Y sus más destacados representativos, con Arango y Parreño al frente, colaboran con extraordinaria responsabilidad en los planes y determinaciones del Gobierno Colonial de Cuba, política a la que, con habilidad suma, le dio contenido y mensaje el Capitán general D. Luis de las Casas. Esa misma clase explotadora del trabajo esclavo, enriquecida en la última década del siglo xviii al amparo de las medidas puestas en práctica por el citado gobernador, hubo de sentirse amenazada muy seriamente con el progreso de la Revolución Haitiana. Y, en 1799, bajo el gobierno del marqués de Someruelos, representantes autorizados de aquella clase como José Ricardo O’Farrill y Antonio del Valle Hernández, presentaron el plan propuesto por la Junta Económica para asegurar –según ellos– la tranquilidad y obediencia de los siervos de esta colonia. Y en ese escrito elevado al Capitán general de la isla de Cuba, no sólo se establecen las bases de lo que en el futuro habría de ser la política negrera de hacendados y terratenientes sino también –utilizando como tema el peligro haitiano que sería al fin el leiv motiv de las campañas de discriminación racista en nuestro país– ir creando, bajo el pretexto de fomentar la colonización blanca, un clima francamente racista, introduciendo divisiones y antagonismos entre los siervos de origen africano y los campesinos blancos. Y servirse de estos para reprimir las justas protestas de aquellos. En los antecedentes del informe dicen los comisionados con toda claridad sus temores y planes para evitar el contagio revolucionario de Haití: Como la insurrección de esclavos de las Colonias Francesas fue la que más influyó en la creación de esta Junta, y como lo que más se encargó al Conde de Casa Montalvo y á D. Franco de Arango fue que estudiaran en su viaje los medios de combinar el aumento de nuestros negros con su tranquilidad y obediencia; el Consulado nació examinando un asunto de que podían resultarle tantos bienes como males. «[...] Por desgracia no se hizo con la deseada brevedad este delicado informe y la Junta, cuidadosa de lo que tanto le importa, resolvió sin esperarlo, el punto más urgente de él, esto es, el de la captura y castigo de cimarrones, elevando a S. M. un proyecto de Reglamento que mereció la honra de RevolucionesYconflictos20120207.indd 35 09/02/2012 02:50:06 p.m. 36 José Luciano Franco su soberana aprobación y está produciendo en la isla los más saludables efectos; pero estando todavía en la espera de aquel informe, para ver si se acordaba el fundamental arreglo de este ramo de policía, quiere nuestra mala suerte que en tres años haya habido cuatro insurrecciones parciales de la mayor consecuencia, asomándose en las últimas más concierto y trascendencia, como se deja ver de las relaciones que acompañamos.= Cualquiera de aquellos síntomas bastaba para que por una parte diésemos sin demora el paso que también se explica y por la otra siguiésemos sin esperar más informes que el verbal de nuestro Síndico, la discusión y examen de este tremendo negocio». Mas viendo que el mal crecía, tanto por los acaecimientos que se explican a V. E. en los papeles como por la funesta noticia que va copiada en él hemos apresurado lo que con más detención quisiéramos meditar; y en el estado imperfecto en que el expediente se encuentra, lo elevamos por V. E. a manos del Soberano, creídos que V. E. opinará con nosotros que hay más riesgo en la demora que en resolver el asunto sin toda aquella instrucción que acaso pudiera dársele.= La independencia sola de los negros de Santo Domingo justifica en gran manera nuestro actual susto y cuidado, pues sí los ingleses fomentan sus diabólicas ideas, nada será más fácil que ver en nuestro país una irrupción de aquellos bárbaros y por lo mismo es urgente que se tomen providencias que eviten una catástrofe que tanto perjudicaría al augusto Soberano de tan productiva y bien situada Colonia, como a los que en ella viven bajo su protección [...].4 Toda la actividad en el Caribe del Gobierno Colonial de Cuba, apoyado en la oligarquía esclavista de criollos y peninsulares, tuvo como objetivo fundamental el aislamiento de la Revolución Haitiana, combatiéndola por todos los medios tanto desde el territorio cubano como desde el dominicano. Y, como las ideas de la clase dominante son en cada época las ideas dominantes, las ideas de la dominante clase esclavista cubana desde fines del siglo xviii hasta que las rebeldías de siervos y campesinos, obreros e intelectuales en los finales del decimonono Archivo Nacional, Real Consulado y Junta de Fomento, Legajo 184, No. 8,330. 4 RevolucionesYconflictos20120207.indd 36 09/02/2012 02:50:06 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 37 sacudieron su poder secular, son las que proclaman como verdades irrebatibles los escritores e historiadores de mayor relieve de ese período histórico. El ejemplo se tiene en José Antonio Saco. Siguiendo en sus líneas generales las proyecciones de la Junta Económica de 1799, escribía Saco en 1835: No nos queda más que un remedio: blanquear, blanquear [...]. Y pocos años después expresaba el pensamiento favorito que utilizarían los explotadores coloniales de Cuba como la bandera de la filosofía racista encubridora de sus intereses materiales: La colonización en Cuba es necesaria y urgente para dar a la población blanca una preponderancia moral y numérica sobre la excesiva de color; es necesaria y. urgente, para contraponerle en el departamento oriental al millón y doscientos mil haitianos y jamaicanos que desde las costas de las dos islas en que habitan están mirando atentamente las playas solitarias y los desiertos de Cuba; es necesaria y urgente, para neutralizar hasta cierto grado la terrible influencia de los tres millones de negros que nos rodean, millones que van tomando incremento, y que pudieran tragarnos en no lejano día, si nos quedásemos estacionados; es necesaria y urgente, en fin, para romper la palanca peligrosa que, manejada por manos enemigas, puede poner a Cuba en trance muy amargo, cubriéndole de luto e inundándola de sangre.5 En 1789, los grandes propietarios de Santo Domingo francés, amparados en el Comité formado por los terratenientes absentistas residentes en París llamado el Club Massiac, mantenían estrechas relaciones con la tendencia política de los Girondinos que representaban en el proceso revolucionario de Francia los intereses de la burguesía comercial y marítima, cuyas riquezas se desarrollaban con el tráfico colonial y la esclavitud. Domingo Figarola Caneda, José Antonio Saco, documentos para su vida (cartas a J. L. Alfonso), La Habana, 1921. 5 RevolucionesYconflictos20120207.indd 37 09/02/2012 02:50:06 p.m. 38 José Luciano Franco Con vista a sustraer sus riquezas del influjo democrático–burgués de la Revolución Francesa, esos propietarios –los grandes blancos– constituyeron en abril de 1790 una Asamblea General con la pretensión de gobernar la colonia, mantener sus privilegios y enfrentarse a la Revolución. La clase de los pequeños blancos sentía que los principios revolucionarios que llegaban de la metrópoli formaban parte de sus propias reivindicaciones. A ella pertenecían los artesanos, pescadores, vendedores ambulantes, pequeños comerciantes, peluqueros, artistas, empleados modestos, gentes humildes de todo tipo que penosamente ganaban la subsistencia en toda clase de trabajos. Y se opusieron resueltamente a los proyectos de los grandes propietarios. Completaban el cuadro social los libertos y los esclavos. Integraban los libertos una clase intermedia. En su mayor parte se componía de mestizos o mulatos. Los blancos los despreciaban y maltrataban. No podían ocupar empleos públicos ni ciertas profesiones. A pesar de que muchos de ellos poseían riquezas, se les discriminaba sin contemplaciones. En la iglesia, en el teatro, en todas las reuniones públicas tenían asientos separados. Todos los negros, todos los mestizos, nacidos de padres no emancipados, eran esclavos. Estaban divididos en domésticos –cocheros, cocineros, servidores agregados a la residencia del propietario– y cultivadores destinados a los trabajos de la tierra y fabricación industrial. La Asamblea de los grandes propietarios fue disuelta por el gobernador que contó con el apoyo de libertos y pequeños blancos. Y comenzaron los disturbios. El gobernador, Philibert François Rouxel de Blanchelande, que había sustituido al conde de Peinier, huyó y se refugió en el Cabo. Las tropas recién desembarcadas de Francia se unieron a los pequeños blancos y desataron los más espantosos desórdenes en los que no participaban ni esclavos ni libertos. Los ricos colonos franceses –realistas casi todos– comenzaron a abandonar sus tierras para refugiarse en Santiago de Cuba, Nueva Orleans y otras ciudades de Norteamérica. Los libertos reclamaron del gobernador Blanchelande el cumplimiento del decreto de 28 de marzo de 1790, lidereados por Vincent Ogé y Jean B. Chavannes; cuya disposición revolucionaria les reconocía vagos derechos igualitarios. Ante la negativa rotunda de las autoridades, ambos líderes se pusieron al frente de cuatrocientos libertos para obligar con las armas el reconocimiento de sus derechos de igualdad con los blancos. Fueron RevolucionesYconflictos20120207.indd 38 09/02/2012 02:50:06 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 39 derrotados y dispersados. Ogé y Chavannes, acogiéndose al derecho de asilo, se refugiaron en Santo Domingo español. Los franceses enviaron a Mr. de Ligneries para reclamar a los fugitivos. El asesor del Gobierno, D. Vicente Antonio Faura, se opuso resueltamente a que fueran devueltos a la Colonia francesa. No obstante, el gobernador español, D. Joaquín García, los entregó. El 25 de febrero de 1791, Ogé, Chavannes y sus partidarios, fueron torturados cruelmente primero, y ahorcados después, en la ciudad del Cabo. Sus asesinos habían declarado que no estaban dispuestos a considerar como iguales a los que calificaban de raza bastarda y degenerada. Pierre Pinchinat, Andre Rigaud, Bauvais, Lambert, Cangé, hombres distinguidos de color, al frente de numerosos libertos, demandaron una, vez más el reconocimiento de la igualdad con los blancos. El gobernador Blanchelande los insultó en la respuesta que dio a los peticionarios. Más irritados que desconcertados, los libertos decidieron recurrir a las armas. Incorporaron a sus escasas fuerzas 300 negros cimarrones. Estos hombres, endurecidos en la lucha de guerrilleros montañeses, prestaron a los libertos una cooperación decisiva en el combate de Pernier, donde fueron derrotadas las tropas blancas de Port-au-Prince. Entonces los colonos blancos del Oeste aceptaron las demandas de los hombres de color libres. Representantes de ambas clases firmaron en Croix des Bouquets un acta preliminar, confirmada y ampliada más tarde por un formal tratado de paz, adoptado en la habitación Damiens, en cuyo artículo X se estipulaba que los ciudadanos de color –mulatos y negros libres– se reunirían con los blancos para formar las asambleas parroquiales y serían como estos electores y elegibles; y en el XIV se prohibían en el futuro calificaciones tales como Negro libre, Cuarterón libre, o Ciudadano de color, y solo serían distinguidos por las mismas usadas para los blancos. Pero, no sólo dejaron intencionalmente de consignar en el pacto mejoras para los esclavos –no debe olvidarse que tanto los libertos como los colonos eran ricos propietarios– sino que, a petición de los blancos, los libertos consintieron en deportar a una región desierta del continente a los 300 cimarrones que los habían ayudado en sus demandas. La cordialidad entre blancos y mulatos no duró mucho tiempo. Pocos meses después un aventurero italiano, Pralotto, que ocupaba un RevolucionesYconflictos20120207.indd 39 09/02/2012 02:50:06 p.m. 40 José Luciano Franco alto cargo en la municipalidad de Port-au-Prince, provocó disturbios que desembocaron en una matanza general de hombres, mujeres y niños mulatos, ejecutada con sin igual ferocidad. Los libertos que intentaron resistir fueron desalojados a cañonazos. Las cuatro quintas partes de la ciudad de Port-au-Prince desapareció entre las llamas. Los supervivientes, comandados por Rigaud, Bauvais y Doyon, tomaron las armas. Por su parte, la Asamblea Colonial, reunida en Léogane acordó, 11 de diciembre de 1791, anular la concesión de los derechos de igualdad de los mulatos. En el momento que los hombres de color libres del Oeste triunfaban en el combate de Pernier, una formidable insurrección de esclavos estallaba en el Norte. Boukman era el jefe, secundada por Jean François, George Biassou y Jeannot. Era el 22 de agosto de 1791. Implacablemente arrasaron, quemaron y mataron los sublevados a cuantos propietarios hallaron en su camino. Sólo los médicos y los sacerdotes blancos fueron respetados. La represión de los colonos fue brutal. Plenos de furor persiguieron y asesinaron en las calles de la ciudad del Cabo a los mulatos, por sospechas de ser los instigadores de la Revolución. El general francés Pamphile de Lacroix, que combatió a los revolucionarios negros, escribió en sus Memorias: La guerra no fue más que una exterminación en la cual los dos partidos se superaron en furor; los negros sorprendidos ocultándose eran inexorablemente degollados. Cuando los blancos marchaban a los combates, destruían, en la ceguera de su venganza, todo lo que era negro; a veces el esclavo fiel que se presentaba confiado perecía bajo los golpes del amo irritado del cual buscaba apoyo. Esas crueldades, repetidas a menudo, reclutaban la rebelión, ya que de hecho no había más que los campos donde los negros pudieran esperar alguna seguridad.6 Defendiendo heroicamente las posiciones rebeldes de Fond-Bleu, murió Boukman en el mes de noviembre de 1791. Su cabeza fue llevada al Cabo como trofeo y exhibida en una jaula. El comando de la Pamphile de Lacroix, Memories pour servir a L’Histoire de la Revolution de Saint Domingue, Paris, 1820. 6 RevolucionesYconflictos20120207.indd 40 09/02/2012 02:50:06 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 41 insurrección pasó a Jean François, Jeannot y Biassou. A este último, en calidad de médico, se sumó Toussaint Louverture, que hacía meses participaba activamente en los preparativos revolucionarios. El gobernador español de Santo Domingo, D. Joaquín García, cumpliendo a su manera las instrucciones que había recibido de alentar los disturbios en la colonia francesa, entró en relaciones con los jefes de los esclavos rebeldes. Jean François y Biassou aceptaron y se pasaron con sus hombres al partido español. Cuando Toussaint-Louverture tuvo conocimiento de las proposiciones españolas se encontraba en Port-François, en la banda del norte, e inmediatamente vino a ponerse a la disposición del conde de Hermonas, gobernador de San Rafael. Llevaba con él un pequeño ejército de 600 negros, más o menos disciplinados y adiestrados, formados bajo su dirección personal. Su dependencia de Biassou era solo nominal. Con esta ayuda los españoles ocupaban en agosto de 1792 grandes porciones de la colonia francesa: Vailliére, Trou, Fort-Dauphin, Grande-Riviére, Ouoaniminthe, Marmelade, Ennery, Gonaives, Limbé. Toussaint, François y Biassou, fueron nombrados generales del ejército español. Los grandes propietarios franceses llamaron a los ingleses de Jamaica. Sucesivamente los colonos blancos fueron entregando a los ingleses Jeremie, Mole Saint-Nicolas, Saint Marc, Arcahie y, en 1 de junio de 1794, entraron en Port-au-Prince. Los católicos propietarios franceses de la colonia, olvidando patria y religión, recibieron en todas partes a los ingleses protestantes y enemigos de Francia como sus salvadores. En 3 de septiembre de 1793, habían firmado los colonos un tratado en regla con el general Adam Williamson, jefe de las fuerzas de ocupación inglesas. Tres días más tarde el coronel Whitelocke, al desembarcar en Jeremie, anunció en nombre del rey de Inglaterra que la esclavitud sería mantenida. Numerosos mulatos, propietarios del sur y oeste también se sumaron a los ingleses, pero otros muchos como Pinchinat, Rigaud, Petion y Bauvais se colocaron al lado de los comisarios civiles enviados por la Revolución Francesa. Ante el difícil problema que afrontaba, Sonthonax –los demás comisarios habían regresado a Francia– en un acto memorable celebrado en la ciudad del Cabo en 29 de agosto de 1793, proclamó la libertad de los esclavos. La Convención francesa, que abolió el feudalismo y la RevolucionesYconflictos20120207.indd 41 09/02/2012 02:50:06 p.m. Alcázar del virrey Diego Colón en Santo Domingo. RevolucionesYconflictos20120207.indd 42 09/02/2012 02:50:12 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 43 aristocracia, decretó en 4 de febrero de 1794 la abolición de la servidumbre en las colonias. Los propietarios de esclavos reaccionaron ante estos hechos históricos incrementando en todo el Caribe la propaganda injuriosa contra la Revolución Francesa, y el acta de la libertad de los siervos. Unidos a los funcionarios coloniales y oficiales realistas del ejército francés, se incorporaron a los invasores ingleses y españoles. La traición de Deneaux, comandante de la Mole y la del general Adrien Nicolás de la Salle, gobernador interino de las islas francesas de Sotavento, determinaron a Sonthonax a salir del Cabo dejando a Jean-Louis Villatte, mulato, que había participado en la guerra de independencia de los Estados Unidos, al mando de la ciudad y sus alrededores. Y, en Gonaives, reemplazó a de la Salle con el general Etienne Laveaux, comandante de la provincia del Norte, y poco después gobernador interino de Santo Domingo. Debidamente autorizado por Sonthonax, el general Laveaux, por intermedio de Chevalier, estableció correspondencia amistosa con Toussaint-Louverture. Este abandonó el partido español en mayo de 1794, acompañado de sus más adictos partidarios: Dessalines, Christophe, Belair, Clervaux, su hermano Paúl y su sobrino Moyse. En una rápida campaña de dos semanas rechazó Louverture en todas partes las fuerzas de Jean François y Biassou. En una docena de pueblos que arrancó de manos españolas izó el pabellón tricolor de Francia, proclamó la libertad de los esclavos y, con los 4.000 hombres que tenía a sus órdenes, libró a Gonaives de caer en poder de los ingleses. Laveaux nombró a Toussaint comandante general de la línea del oeste. En menos de un año las tropas mandadas por él destrozaron a las españolas. El 13 de octubre de 1795 se apoderó de Dondon. Pero, al siguiente día, se recibió la noticia de haberse firmado en Basilea el tratado de paz entre Francia y España, cediendo esta a aquella su colonia de la parte Este de la isla de Santo Domingo. Designado general de brigada por decreto de la Convención Francesa –junto con Rigaud, Villatte y Bauvais– Toussaint compartió con Sonthonax y Laveaux la dirección suprema de la isla, siendo nombrado en 1796 segundo del Gobernador general y poco después, ascendido a general de división y general en jefe del ejército. En abril de 1798 el general Thomas Maitland tomó el mando en jefe de las tropas inglesas que ocupaban la parte francesa de Santo RevolucionesYconflictos20120207.indd 43 09/02/2012 02:50:12 p.m. 44 José Luciano Franco Domingo. Comprendió bien este militar, que era igualmente un hábil diplomático, que era imposible para la Gran Bretaña mantenerse pacíficamente en posesión de la isla. Y juzgó más conveniente para los intereses británicos obtener de Toussaint ventajas comerciales para su país y garantías contra los corsarios franceses que atacaban la navegación y pillaban las ciudades costeras del Caribe. Con motivo de la capitulación de la Mole Saint-Nicolás –31 de agosto de 1798– el general británico tributó a Toussaint una regia recepción. En tanto las salvas de cañón y las campanas de las iglesias atronaban el espacio, los regimientos ingleses presentaban armas al paso del general negro y su estado mayor. El general Maitland lo condujo inmediatamente bajo una tienda decorada artísticamente donde se sirvió un suntuoso banquete. Al terminarse, el representante del rey de Inglaterra, en nombre de su Soberano, ofreció a su huésped la vajilla de plata que adornaba la mesa. En fin, se concluyó un tratado secreto entre Toussaint y Maitland para la evacuación de las Partes de Santo Domingo ocupadas por los ejércitos de Su Majestad británica. Mientras se habían desarrollado estos hechos en la pequeña isla del Caribe, en Francia la Revolución había dado paso, después de la sublevación contrarrevolucionaria del 9 de Thermidor –27 de julio de 1794– a una dictadura burguesa militar representada por un gobierno reaccionario, el Directorio Ejecutivo, cuya cabeza visible era Barras. Este designó, con el propósito de destruir la influencia revolucionaria de Toussaint, al aristócrata general Theodore Joseph Hédouville, Agente del Directorio, Ejecutivo en Santo Domingo con plenos poderes. Ayudado por Roume que había formado parte con Sonthonax y otros de la última Comisión Civil –que estaba en Santo Domingo, y el general Kerverseau en Santiago de los Caballeros–, se propuso atraerse al general Rigaud, enfrentarle una vez más a Toussaint, e introducir elementos de discordia entre negros y mulatos que le permitieran manejar con criterio esclavista y reaccionario la situación política de la colonia. Advertido Toussaint de esas intrigas, obligó a Hédouville a resignar el mando, y salió del Cabo el 23 de octubre de 1798. Con él salieron del país millares de funcionarios y colonos blancos. Roume asumió las funciones de Comisario Civil, en cuyo cargo continuó los manejos secretos y tortuosos contra Toussaint aun cuando, con sin igual hipocresía, públicamente pareció intentar un arreglo amistoso entre RevolucionesYconflictos20120207.indd 44 09/02/2012 02:50:12 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 45 los bandos rivales. En un momento pareció conjurado el peligro de una guerra civil, pero el incidente de Corail –13 de febrero de 1799– precipitó los acontecimientos y estalló la lucha armada entre negros y mulatos. El origen de esta guerra civil, que fue un desastre para Santo Domingo, no residió en el color de la piel de los protagonistas como pudiera creerse, sino en la diferencia de su situación social, de sus objetivos políticos distintos y, también, en las intrigas del gobierno reaccionario francés. Toussaint, en una proclama al pueblo, denunció los manejos contrarrevolucionarios de Rigaud y, el 15 de junio de 1799, comenzaron las hostilidades, favorables a los mulatos en sus inicios, pero que, muy pronto, gracias a la energía y capacidad de los generales que Toussaint tenía a sus órdenes, Dessalines, Christophe, Laplume, el curso de las operaciones cambió radicalmente. Entonces Rigaud envió agentes y emisarios en demanda de auxilios al gobernador militar español de Santiago de Cuba. Dos de esos agentes, S. Duboy y Germán Crespin, celebraron entrevistas en La Habana con el Capitán general marqués de Someruelos, y le pidieron que el Gobierno Colonial de Cuba ayudara y protegiera al general Rigaud con dinero y armamentos para reducir a los negros de Toussaint. Alexandre Petion se pasó a las filas contrarrevolucionarias de Rigaud. El general Bauvais, que comandaba en Jacmel, acorralado por Dessalines, huyó con su familia. El barco que lo conducía a Francia naufragó, pereciendo así el más destacado de los generales mulatos. Petion se hizo cargo de defender a Jacmel pero, al fin, tuvo que abandonar la plaza. El 1 de agosto de 1800 Toussaint fue recibido solemnemente en la capital del Sur. Rigaud y Petion, y los demás jefes mulatos huyeron a Francia. En París, junto a Pinchinat, Villatte y los antiguos dueños de esclavos, se dedicaron a una campaña sin descanso contra Toussaint y la posible independencia de Santo Domingo. Millares de mulatos –muchos de ellos encarnizados enemigos de la abolición de la esclavitud– se refugiaron en las ciudades orientales de Cuba, donde continuaron sus actividades esclavistas y discriminatorias. Terminada la guerra civil, Toussaint, con su habitual tenacidad y capacidad de trabajo, emprendió la obra de reconstrucción moral y material de la nación modelada por sus propias directivas e inspiración. Las masas negras del Norte, confundidas con la propaganda de los colonos blancos desposeídos de sus privilegios, se amotinaron. Y, RevolucionesYconflictos20120207.indd 45 09/02/2012 02:50:12 p.m. 46 José Luciano Franco entre otras cosas, demandaron del agente del Directorio, Roume, que hiciera cesar la esclavitud en la parte española de la isla, reuniendo ambas colonias según lo estipulado en el tratado de Basilea. Roume accedió por decreto de 27 de abril de 1800, y más tarde lo dejó sin efecto –16 de junio del propio año– cuando el gobernador español, D. Joaquín García, le replicó que, para llevar a cabo la ocupación francesa de Santo Domingo, era necesaria la previa autorización de los dos gobiernos metropolitanos. Toussaint hizo internar en Dondon al agente Roume para sustraerlo a la influencia perniciosa de los contrarrevolucionarios, y el 25 de noviembre de 1800 le permitió regresar a Francia. En los primeros días de enero de 1801, ordenó Toussaint la ocupación de la parte española de la isla. Y el 27 de ese mes entró Toussaint Louverture en la Ciudad Primada de América para recibir sus llaves de manos del gobernador D. Joaquín García. Uno de los primeros actos de Toussaint fue dictar el decreto aboliendo la esclavitud y la trata negrera. La colonia española estaba en un estado de retraso realmente lamentable. Españoles y criollos blancos de la región odiaban profundamente a Toussaint y a sus generales negros. Pero el Libertador trató de ganárselos con una política conciliadora. Hizo reparar los caminos y ensayó mejoras sustanciales en los retardados métodos hispánicos de cultivos. Reorganizó hábilmente la administración pública en toda la isla unificada. La agricultura recuperó el ritmo productor anterior a la Revolución. Hizo trabajar a los campesinos, pero se esforzó en elevar su nivel cultural. Toussaint Louverture asumió las funciones del gobernador general vitalicio. Bajo su dirección todo progresaba en la isla. Hasta el extremo de ayudar a las propias autoridades de Santiago de Cuba a resolver la penuria que sufrían de sal y otros artículos de consumo popular. En 1800 le envió un cargamento de sal que necesitaban y le escribió al gobernador de la capital oriental: [...] Siempre, Señor Gobernador, que V. S. necesite cualquier cosa que sea, en Santo Domingo, y que mis servicios le sean agradables, suplico a V. S. se dirija directamente a mí. Tendré la mayor satisfacción en corresponder a los deseos de V. S. con todo lo que de mi dependa. Ofrezco a V. S. todos mis servicios y bastará que V. S. envíe embarcaciones a esta RevolucionesYconflictos20120207.indd 46 09/02/2012 02:50:12 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 47 Colonia para tomar los objetos que desee y yo pueda procurarle [...].�7 Por cierto que al Capitán general marqués de Someruelos no le agradaron estas negociaciones con Toussaint, y así se lo hizo saber al gobernador de Santiago de Cuba en oficio No. 230, fechado en La Habana a 14 de julio de 1800, en el que, entre otras cosas, le decía: [...] digo a V. S. que en todo lo que medie Colonia extranjera ha de consultarse antes con esta Capitanía General, para que, según las circunstancias que ocurran en aquella época, se determine lo conveniente al mayor servicio, cuya regla se observa igualmente por esta Intendencia en los casos que se le presentan, y por falta de este requisito no fue la aprobación de esta Superioridad la conducción de dicho cargamento de Sal, a más de la desconfianza que V. S. me tenía anunciada en sus cartas reservadas, acerca de la conducta del nominado Toussaint, cuyos antecedentes son los que gobernaron únicamente mi prevención a V. S. sin que otras noticias e influjos contribuyeran a ello [...].8 Tanto las autoridades de Cuba, como las de otras naciones europeas con intereses coloniales en el Caribe, se confabularon para detener la ola revolucionaria de Toussaint, que había asumido las funciones de gobernador general vitalicio de la isla de Santo Domingo unificada. Todo progresaba en la isla bajo su dirección. Había regularizado la administración, las finanzas estaban en orden, la agricultura recuperaba su antiguo esplendor, el comercio con Estados Unidos, Gran Bretaña, y hasta con las colonias hispanas del Caribe se realizaba normalmente. Pero en Francia, un gobierno aún más reaccionario que el del Directorio escaló el poder. El golpe de estado de 18 Brumario –noviembre 9 de 1799– estableció la dictadura militar del general Bonaparte, que se convirtió en Primer Cónsul de la República Francesa. Y, cuando el general Bonaparte hubo asegurado la paz en Europa, alentado por los emigrados antillanos y los comerciantes Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 56, No. 3. Ibídem, No. 4. 7 8 RevolucionesYconflictos20120207.indd 47 09/02/2012 02:50:12 p.m. 48 José Luciano Franco franceses y traficantes de esclavos de Nantes, Burdeos, etc., tomó la resolución de recobrar el dominio absoluto de la colonia de Santo Domingo y restablecer la trata negrera y la esclavitud También se proponía Bonaparte convertir la pequeña nación antillana en plaza de armas que le sirviera de base para ocupar la Luisiana –que utilizaría como rica fuente de abastecimientos– y atacar la joven república norteamericana en sus puntos más vulnerables. Y con esos propósitos, en enero de 1802, se presentó el general Leclerc con una poderosa flota –integrada por la escuadra francesa mandada por Villaret Joyeuse y la española a las órdenes de Gravina– y un ejército de 21,175 soldados veteranos, que pronto se elevó a 34,000 mandados por experimentados generales de las guerras de Europa, ante las costas de Santo Domingo. ◉◉◉◉◉ El Capitán general D. Luis de las Casas y el gobernador de Santiago de Cuba brigadier D. Juan Bautista Vaillant, prestaron a las autoridades coloniales francesas de Santo Domingo cuantos auxilios demandaron en ganado, víveres y material de guerra para cooperar con estos en sus empeños de aplastar los movimientos revolucionarios en aquel país. En septiembre de 1791, el gobernador Blanchelande envió a La Habana a su edecán el capitán de infantería M. de Lliepard, que era portador de pliegos reservados para el gobernador de la isla de Cuba D. Luis de las Casas, con una amplia información sobre la gravedad de la crisis revolucionaria en Santo Domingo. De todo esto tenía conocimiento el general las Casas, ya que, por conducto del brigadier Vaillant, había recibido el oficio del teniente gobernador de Baracoa, D. Ignacio Leyte Vidal –28 de agosto de 1791– en el que participa la sublevación ocurrida en la misma parte Francesa de los Negros Esclavos, que dirigidos por Mulatos, y algunos Blancos de los conspirados, han procedido a los atentados que se explanan, y movido, según indica, a Mr. de Blanchelande general de la Colonia, a que ocurra por auxilios a los Dominios circunvecinos entre ellos a La Habana [...]. 9 Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 42, No. 5. 9 RevolucionesYconflictos20120207.indd 48 09/02/2012 02:50:12 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 49 Noticias que el mismo Leyte Vidal confirmaba en 14 de diciembre, transmitiendo las que le había suministrado el español José Cortés, que llegó a Baracoa huyendo de Santo Domingo: Que llegó a Jeremías en donde con motivo de la sublevación actual de los Negros fue detenido el Barco que lo conduxo como se executaron con quantos arriban al presente á aquellos Puertos: Que sin esperanza de salir de allí se ajustó con el que le conduxo a esta Ciudad que pudo escaparse con pretexto de ir a otra Población inmediata a cargar Pólvora y Balas. Ha confirmado la noticia de la sublevación de Negros; pero que no es general sino en la dependencia y Jurisdicción de todo el Guarico: Que las Tropas los han batido con cañones de campaña. Que se espera destrozarlos de una vez; Y que en las demás partes a donde no ha alcanzado la Rebelión se está con mucho cuidado teniendo montada Artillería en las habitaciones para contener a los Negros en caso que quieran imitar el exemplo de los de la parte del Norte. 10 Son tantos y tan continuados los auxilios que desde Santiago de Cuba se le han facilitado, que el gobernador francés en Jeremías responde a un oficio del brigadier Vaillant con una expresiva carta –l de noviembre de 1791– reiterándole su agradecimiento, y le agrega: Los Yngleses han favorecido con navíos y armas, no con tropas. Los Americanos, con harina, y otras provisiones, y sin embargo de carecer estos de tropas, ofrecen hombres para que las formemos. Yo no sé si se ha admitido esta oferta. Si hubiéramos logrado recibir un refuerzo de 1500 a 2000 hombres bien disciplinados, ha mucho habríamos acabado con los levantados de la parte del Norte de esta Colonia, pero ha sido preciso dividir nuestras fuerzas, para impedirles el paso al resto de la isla, lo que nos ha estorbado atacarlos con la viveza que hubiera teniéndoles juntas [...].11 Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 42, No. 8. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 4, No. 35. 10 11 RevolucionesYconflictos20120207.indd 49 09/02/2012 02:50:12 p.m. 50 José Luciano Franco D. Luis de las Casas. RevolucionesYconflictos20120207.indd 50 09/02/2012 02:50:19 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 51 Y nuevamente el gobernador Desombrage –Jeremías 21 de noviembre de 1791– se dirige a Vaillant: Aprovecho siempre con nuevo gusto las ocasiones que se presentan, para asegurar a V. E. de mi respeto y reconocimiento por la prueba que ha dado de su afecto a mi nación, concediéndome los socorros que he solicitado de V. E. para la subsistencia de los Habitantes de mi Comandancia [...]. Seguidamente le da cuenta de las victorias de las tropas coloniales sobre los esclavos rebeldes: Los que nuestras tropas no pudieron matar, o prender, se determinaron forzar, y lo rindieron un pequeño Puerto que no tenía más que veinte hombres de guarnición; pero viéndose perseguidos por todas partes, lo abandonaron y pudieron coger los montes de la Jurisdicción de Fuerte Delfín, que incendiaron y se retiraron a Huanaminte Pueblo que haze frontera con la parte Española. Se despacharon inmediatamente tropas para impedirles que desde allí se esparcieran en las llanuras del Trou, Terrier Rouge, Quartier Dauphin, y Maribazoús, e incontnte! Atacarlos a su retirada: Se espera estén prontamente destruidos, si, como no se duda, las tropas Españolas les cortan el paso a las tierras de Su Magestad Catholica [...].12 Pero el gobernador de la parte española de Santo Domingo, D. Joaquín García, no sólo no persiguió a los sublevados que se acercaron a las fronteras, sino que les proporcionó recursos para continuar las hostilidades y, a los jefes principales los recomendó para que se les dieran grados –como se hizo con Biassou, Jean François y Toussaint– en el ejército español. Lo que no dejó de causar cierto malestar entre las demás autoridades hispánicas de América, que veían en esa política del gobernador García un peligro para los intereses feudales y esclavistas de que eran custodios. Así, por ejemplo, el barón de Carondelet, gobernador de Luisiana se dirige al conde Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 42, No. 6. 12 RevolucionesYconflictos20120207.indd 51 09/02/2012 02:50:19 p.m. 52 José Luciano Franco de Aranda –Nueva Orleans 20 de octubre de 1792– y le acompaña un impreso redactado por Mr. Gross, en el que relata los sucesos ocurridos en Santo Domingo de 26 de octubre a 24 de diciembre de 1791, y en el que acusa al gobernador García, y a los españoles, de haber fomentado el levantamiento de la gente de color en aquella isla. Esas contradicciones tenían su origen en la incertidumbre reinante en la política internacional, cuyos dirigentes se sentían totalmente desconcertados ante la Revolución Francesa y la consiguiente amenaza que para ellos representaba el desplome de los regímenes feudales. Y, así, por ejemplo se observa que poco después de haber enviado a Cuba una Real orden previniendo a las autoridades sobre el peligro inmediato de un conflicto bélico con Inglaterra, por Real orden de 28 de abril de 1790– que Casas traslada a Vaillant en 13 de enero de 1791– diga Floridablanca: La actual situación de nuestra Corte con las demás de Europa, permite que se haga la navegación de América sin recelo alguno y de consiguiente que se conduzcan los caudales de ella que sean remisibles a estos Reynos, en los propios términos que hasta ahora se han producido [...].13 Claro que los repetidos avisos que recibía sobre la gravedad de lo que acaecía en Santo Domingo, no sólo del Capitán general de Cuba y del Gobernador de Santiago de Cuba, sino también de la Legación de España en Filadelfia, determinaron a Floridablanca –Real orden, San Lorenzo 26 de noviembre de 1791– a dirigirse al gobernador Vaillant como igualmente lo hizo a los Virreyes de México y Santa Fe, y gobernadores de las islas de Cuba, Puerto Rico, Santo Domingo, Trinidad y provincia de Cartagena con las siguientes recomendaciones: Que deberán V. E. y los demás Jefes referidos tener por regla e Instrucción, no mezclarse para sostener un Partido más que otro de los que hubiese entre los blancos y sus respectivos Gobiernos, observando en este punto una perfecta neutralidad Pero si de resultas se formaran Cuerpos de Malhechores, de Piratas en esos Mares, o de Negros contra los Blancos Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 42, No. 8. 13 RevolucionesYconflictos20120207.indd 52 09/02/2012 02:50:19 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 53 para destruir a estos, o cometer atrocidades o latrocinios, procuren obrar conforme a las reglas de la Humanidad, auxiliando a los perseguidos con víveres, armas, y municiones según se pudiere y con la demostración de fuerzas Marítimas y Terrestres que le proporcionasen, poniendo a la vista en que el contagio de la insurrección no se comunique a las partes y posesiones Españolas.14 Y cada uno de los gobernadores, siguiendo la clásica fórmula colonial americana de se acata, pero no se cumple, aplicó la instrucción como mejor convino al grupo de propietarios y comerciantes que le rodeaba. Así, el de Santo Domingo, García, que había comenzado en los primeros momentos ayudando a las autoridades francesas en su brutal represión –como en el caso de Ogé y Chavannes– y ocupado militarmente la frontera desde Las Caobas hasta Montecristi, para impedir el contagio revolucionario, no tardó en cambiar, permitiendo, primero que los refugiados realistas franceses ayudaran secretamente a Biassou y a Jean François, y después, prestándoles todo el apoyo que necesitaban. El comandante francés de la Provincia del Norte, alarmado por las facilidades que obtenían en la parte española de Santo Domingo los esclavos rebeldes, escribió al coronel D. Andrés de Heredia quejándose de aquella inexplicable situación: Los particulares no han cesado de comerciar con los brigantes; de comunicar y de combatir con ellos, de animarlos en el crimen; de facilitarles víveres, armas y municiones; de exportar el mobiliario de las habitaciones incendiadas y el producto de los robos de esos esclavos, de ir a venderlos en las colonias extranjeras.15 El agente confidencial que mantenía el gobernador de Santiago de Cuba en Jamaica, Manuel González y que en virtud de la comisión reservada que le había confiado con la aprobación del capitán general D. Luis de las Casas dedicaba todo su tiempo a vigilar los movimientos Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes Generales, legajo 42, No. 7. Mentor Laurent, Erreurs et Vérites Dans L’Hístoire D’Haiti, Port-au-Prince, 1945. 14 15 RevolucionesYconflictos20120207.indd 53 09/02/2012 02:50:19 p.m. 54 José Luciano Franco de los ingleses y la revolución de los esclavos en la Colonia Francesa, desde Kingston, en 24 de enero de 1792, avisó que a consecuencia de las falsas voces que han esparcido los Franceses, asegurando en los Papeles que los Españoles suministraban municiones a los Negros y Mulatos, y en vista dé estás noticias esta Asamblea de Spanistown, o Santiago de la Vega, se juntaron para determinar la suspensión de nuestro Comercio en aquella Ysla, por término de seis meses, a fin de que ningún Pabellón nuestro fuera admitido en todo ese tiempo [...].16 También hubo de informar el agente –2 de febrero– acerca de la presencia en Jamaica de un representante de los propietarios franceses de Santo Domingo con poderes de la Asamblea Colonial, gestionando la intervención de los británicos y entregarles el dominio de la ambicionada colonia. De todo ese extenso documento informativo recibió copias el capitán general Casas –La Habana, marzo 31 de 1792– y el brigadier García –Santo Domingo, 12 de junio de 1792– así como el conde de Aranda, que había substituido a Floridablanca en la Secretaría de Estado, de los que acusó recibo desde Aranjuez en 27 de junio del propio año.17 El propio conde de Aranda –por Real Orden fechada en Aranjuez 29 de febrero de 1792– dio su aprobación a los auxilios prestados por el gobernador de Santiago de Cuba a las autoridades coloniales francesas. Así que, al llegar a dicho puerto en junio de 1792, un barco de guerra francés con los comisionados del gobernador Blanchelande, nombrados barón y vizconde de Santo Domingo –ambos hermanos, emparentados con el duque de Medinasidonia– y el presbítero Colin, consejero del rey de Francia, en demanda de urgentes auxilios, no vaciló el brigadier Vaillant en brindarles todos los recursos de que podía disponer. Pero muy pronto la coalición europea contra la Revolución Francesa produciría un completo cambio en la situación política de los países del Caribe. En marzo de 1793 se recibía en La Habana y Santiago de Cuba, la Real orden comunicada por el Duque de la Alcudia-Aranjuez 25 de enero de 1793, –y que al siguiente día le daban traslado a sus destinatarios, con esta grave noticia: Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 43, No. 1. Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 43, No. 2. 16 17 RevolucionesYconflictos20120207.indd 54 09/02/2012 02:50:20 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 55 Siendo incierto el éxito que tendrán nuestras actuales negociaciones con Francia por más que el Rey la desee feliz, me ha mandado S. M. envagar a V. E. (como lo hago) que sin pérdida de tiempo expida las ordenes convenientes a los Capitanes y Comandantes Generales y demás Gefes Militares, a quienes corresponda, y con particular cuidado a los de las Américas, para que procedan con la necesaria precaución, de suerte que se esté en todas partes con vigilancia y precaución para cualquier caso, que puedan ser acometidos.18 Con la misma fecha, por Real orden reservada No. 15, decía D. Diego Gardoqui al Intendente de Hacienda de Cuba: [...] quiere S. M. que en los Puertos de esos Dominios se esté con la mayor vigilancia y precaución para cualquier caso en que puedan ser acometidos; y que para evitar toda sorpresa circula V. S. esta orden con la precaución y reserva correspondiente a todos los Gobernadores y Ministros del Distrito a su cargo. El propio Gardoqui –Aranjuez, 13 de febrero de 1793– por otra Real orden reservada, con el No. 34, ha de advertir al citado intendente: Atendiendo el Rey a la poca fe que observa la Francia que ya se ha armado en corso contra la Inglaterra y Holanda; y para evitar el riesgo a que se expondrán en caso de rompimiento los caudales de S. M. que se remitiesen de esos Dominios; ha resuelto que V. S. suspenda por ahora el envío de dichos caudales ya sea en Buque de Guerra, ni en particulares hasta tanto que se prevenga a V. S. […].19 El 7 de abril, en el bergantín La Flecha a cargo de D. Pedro de la Guardia, llegaron a La Habana las Reales órdenes citadas. Para cumplimentar sus disposiciones se reunió en el Palacio del Gobierno, en La Habana, al siguiente día de la llegada del correo extraordinario Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 44, No. 4. Ibídem. 18 19 RevolucionesYconflictos20120207.indd 55 09/02/2012 02:50:20 p.m. 56 José Luciano Franco de España, la Junta de Guerra presidida por el Capitán general con la asistencia del Comandante General de Marina e Intendente de Hacienda acordándose: 1º Que ningún buque que salga de este puerto lleve registro de plata [...]. 2º Que respecto de existir en Puerto Rico los dos millones de que se trató en la Junta de 30 de marzo inmediato sin orden por ahora para que tomen giro, parece racional que se use de aquel caudal para las atenciones de aquella Plaza, la de Santo Domingo y Trinidad de Barlovento de los situados que deben remitirse de este Puerto y componen 509,994 ps. los 185,448 ps. para Puerto Rico, los 224,946 ps. para Santo Domingo y los 100 mil para Trinidad quedando aquí estas sumas hasta tener nuevas ordenes [...]. Y se apronte el 2º Batallón del Regimiento de Cuba, según previene Real orden, para Santo Domingo [...].20 Como el gobernador de Santo Domingo, brigadier García, reclamó del de La Habana, a través del jefe de la escuadra española destinada al Caribe, general Aristizabal, el envío de los fondos y las tropas prometidas, al fin se dispuso en La Habana atender esa demanda. Y el 3 de marzo de 1794 llegó a Bayajá, procedente de La Habana, una división naval al mando del jefe de escuadra D. Francisco Javier Muñoz, con el navío San Juan Bautista, la fragata La O y las urcas Santa Librada y Florentina, conduciendo el segundo batallón del Regimiento de Cuba y el Regimiento de Nueva España con pertrechos de guerra en abundancia y sólo 140,000 pesos del situado que no alcanzaban para remediar la penuria del tesoro de aquel gobierno que tenía que hacer frente a los gastos de la guerra –ya declarada– con Francia y sus colonias. La guerra, entre las colonias francesa y española, se había iniciado mucho antes en forma más o menos disimulada. Pero ambos bandos contaron con el apoyo de sus respectivos gobiernos europeos, y pensaron sacar partido de los esclavos negros rebeldes que ya hacía algunos meses guerreaban por cuenta propia contra los esclavistas y sus ejércitos. El ministro Monge –París, 26 de febrero de 1793– dirigió una carta a los comisarios civiles diciéndoles: Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 44, No. 4. 20 RevolucionesYconflictos20120207.indd 56 09/02/2012 02:50:20 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 57 Debe tratar actualmente a los españoles como enemigos; debe desplegar todos nuestros medios para tratar de quitarles esta porción de la Isla cuya tierra languidece sin cultivo bajo sus brazos holgazanes. Que aquellos que no tienen bienes en Saint Domingue marchen sobre la parte española; encontrarán tierras que podrán hacer fértiles; comprometa a los hombres de color a armarse contra esos nuevos enemigos.21 Por su parte el gobernador García recibió un oficio de Madrid, fechado en 22 de febrero de ese año, prescribiéndole la línea de conducta que debía seguir con sus vecinos franceses... Claramente le recomendaba utilizar a Jean François, Hyacinthe y los demás caudillos de los negros para combatir las tropas y los habitantes que permanecían fieles a la Revolución Francesa, y obligarlos a aceptar el dominio español. Para lo cual quedaba autorizado el brigadier García a darles los auxilios que necesitasen, prometiéndoles a unos y a otros, tanto a los negros como a los mulatos, en nombre de S. M. Católica: [...] desde ahora y para siempre: libertad, exenciones, goces y prerrogativas como a sus propios súbditos, a todos, establecimientos ventajosos en tierras y posesiones de la parte francesa o de la española [...]. El 30 de marzo de 1793, Carlos IV expidió en Aranjuez la Real Cédula declarando la guerra a la Francia Revolucionaria: «Y he resuelto por mi Real Decreto de 23 de este mes mandar que desde luego se publique en esta Corte la Guerra contra la Francia, sus posesiones y habitantes, y que se comuniquen a todas las partes de mis Dominios las providencias que corresponden y conduzcan a la defensa de ellos y de mis Vasallos, y a la ofensa del enemigo».22 Antes, la Convención, en febrero de ese año, se la había declarado a Inglaterra y a Holanda. Por Real orden –San Lorenzo, 8 de noviembre de 1793– se comunicó impresa a La Habana la firma del tratado entre S. M. Católica y S. M. Británica contra Francia, a causa según rezaba en el texto, de la conducta irreligiosa y temeraria de los franceses. José Luciano Franco, Historia de la Revolución de Haití, Santo Domingo, 1971. Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 44, No. 6. 21 22 RevolucionesYconflictos20120207.indd 57 09/02/2012 02:50:20 p.m. 58 José Luciano Franco Considerándose ya aliados de España, Lord Durmore, comandante general británico de los Bahamas, envió un barco a La Habana con un correo extraordinario portador de una carta –fechada en Nassau, 7 de septiembre de 1793– en la que incluía otra del Ministro inglés en Filadelfia denunciando que Mr. Genet, representante diplomático francés ante el gobierno norteamericano, preparaba la escuadra francesa allí refugiada para atacar las colonias inglesas del Caribe y Golfo de México, y terminaba el Gobernador pidiendo urgente ayuda. Con motivo de esas comunicaciones se celebró en La Habana una Junta de Generales –26 de septiembre– presidida por D. Luis de las Casas, con la asistencia del Intendente de Hacienda, Valiente, y el Comandante general de Marina, Araoz. En ella, después que se conocieron los documentos británicos y los informes secretos de la Legación hispana en los Estados Unidos, se acordó, a propuesta del general Las Casas, contestarle a los británicos que no les era posible acudir en su ayuda pues tenían que atender a la defensa de Luisiana, Florida y de la propia isla, así como proteger al Santo Domingo español. Las guerras europeas, como había ocurrido desde la llegada de Colón al Nuevo Mundo, transformaron completamente la situación de las fuerzas en conflicto en las islas del Caribe. Los realistas y propietarios feudales de Santo Domingo se colocaron francamente frente a la Revolución, pactaron con los reaccionarios coligados contra la República en su etapa más progresiva y popular. El 3 de septiembre de 1793 –como ya lo había sospechado González, el confidente español en Jamaica– Venault de Charmilly, en nombre del titulado Consejo de Seguridad y Ejecución de la Grand’Anse y Adam Williamson, en representación de S. M. el Rey de Inglaterra, formalizaron un convenio mediante el cual entregaban los propietarios franceses el dominio político de la colonia a los ingleses, para que se aniquilaran las conquistas de la Revolución restableciendo la esclavitud y trata negrera. Al siguiente día de la ratificación del tratado, 20 de septiembre, con el coronel Whitelocke al frente los ingleses desembarcaron en Jeremías, siendo acogidos por los blancos franceses con gritos de ¡Vivan los Ingleses! ¡Viva el rey Jorge! El 29 de abril de 1793 arribó al puerto de Santiago de Cuba Mr. Desombrage, que había sido comandante general de Jeremías, dispuesto a tratar también con las autoridades coloniales de Cuba la intervención de estas en Santo Domingo. RevolucionesYconflictos20120207.indd 58 09/02/2012 02:50:20 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 59 En las entrevistas con el gobernador Vaillant –en la que sirvieron de intérpretes su sobrino el capitán Antonio Vaillant Benítez y el licenciado Félix José Rodríguez– dio Desombrage una minuciosa y detallada información sobre la situación de Santo Domingo, claro, que desde el punto de vista de los colonos blancos propietarios de esclavos. Dijo conocer por cartas de Jamaica el rumor que allí circulaba de haberse concertado ingleses y españoles para ocupar la colonia francesa; otras noticias de la misma procedencia daban como cierto que los colonos podían llamar en su auxilio a cualesquiera de esas dos potencias, lo que había dado lugar a que se acudiese a los ingleses. Desombrage no quería tomar en consideración aquellos rumores, y apremiaba a Vaillant para adoptar rápidamente la decisión de apoyar con las armas a los colonos franceses, dispuestos a someterse al dominio español con tal de que les asegurasen los privilegios que la Revolución les había quitado en las siguientes condiciones: Primero: una protección cierta y eficaz para arruinar los negros rebeldes. Segundo: restablecer el buen orden. Tercero: reintegrar a los ciudadanos en sus posesiones. Cuarto: que las propiedades muebles e inmuebles se les conservarán en el estado que las tuvieren y tuvieron antes de la Revolución. Quinto: que se mantendrá la esclavitud de los negros lo mismo que existía antes de la dicha revolución con una oferta de S. M. Catholica para no innovar en la materia en la jurisdicción francesa de Santo Domingo que les ha dejado poseer y usufructar y de que desean reintegrarse y este artículo será el principal del tratado que se hará entre S. M. Catholica y los Colonos de Santo Domingo: que quieren más bien ser atraídos de dicha Magestad, (más bien por convenios favorables que por conquistas de armas). Sexto: que todas las Leyes y ordenanzas de S. M. Chistianisima convenientes a la Colonia anterior, al l de enero de 1785 continuaran en su observancia, hasta que las muchas que se establecieron sean vistas, examinadas y aceptadas por un Concejo o Cabildo Colonial cuyo número y elección de miembros lo hará S. M. Chatolica. Séptimo: Que después del precedente articulo los tribunales de justicia y policía serán restablecidos al Sistema que tenían el dicho día 1 de enero de 1785. Octavo: que los RevolucionesYconflictos20120207.indd 59 09/02/2012 02:50:20 p.m. 60 José Luciano Franco administradores, oficiales de Justicia, Policía, Rentas, Guerra y Marina serían restablecidos a los que tenían el mismo día. Noveno: que el Gobierno militar y el estado mayor ha de establecerse igualmente a los que eran en el mismo día. Décimo: que los derechos en la América sobre los frutos que de ella salen para la Europa serán los mismos que antes. Undécimo: que los derechos municipales (esto es concejiles) han de ser reglados por el Consejo Superior de dicha Colonia para que solo fuesen bastante a sostener los gastos de la maréchaussee, (gendarmería rural) y demás necesarios. Duodécima: que S. M. Catholica ha de mantener en la Colonia el número de tropas que sea o paresca necesaria a la seguridad de los havituales. =Decimatercia: Sería conbeniente (en caso de dominación española) acordar o hacer un reglamento particular sobre el estado y gobierno a que debe ser sujeta la gente de color libre para nada contentarlos en su estado presente [...].23 Si bien estos proyectos no llegaron a formalizarse en un convenio, ya que Desombrage, algo desalentado por la clásica lentitud de la burocracia colonial española, acabó por trasladarse a los Estados Unidos, no es menos cierto que, en lo esencial de su letra y espíritu, sirvieron de programa y orientación tanto a ingleses como españoles en sus intervenciones contrarrevolucionarias en Santo Domingo para apoyar los intereses de los propietarios franceses, realistas y esclavistas, que defendían sus irritantes privilegios por encima de la patria y la religión. Tampoco eran muy claras, a juicio de las autoridades coloniales de Cuba, las gestiones de los realistas franceses de Santo Domingo. Con fecha 13 de marzo de 1794, los encargados de los negocios de España en Filadelfia, Viar y Jáudenes, daban cuenta a Godoy de las advertencias que habían hecho tanto al capitán general Casas, como al comandante general de Marina de La Habana, D. Juan de Araoz, y al gobernador García, de Santo Domingo, sobre los movimientos sospechosos de las fuerzas navales revolucionarias francesas, los auxilios que los contrarrevolucionarios recibían en los Estados Unidos, así como de los planes de los realistas Noailles y Taulon. Cuyos informes hubo de ampliar –23 de Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 45, No. 1. 23 RevolucionesYconflictos20120207.indd 60 09/02/2012 02:50:20 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 61 abril– con la noticia de que el Ministro de la Gran Bretaña acreditado ante el Gobierno norteamericano brindaba una franca y abierta protección a los realistas franceses emigrados de Santo Domingo. Lo que dio lugar a que Godoy –30 de julio de 1794– dijera de Real orden al gobernador García que se suministre a los realistas auxilios que no resultase gravosos. Y, meses después –S. Ildefonso, 13 de septiembre– en otra Real orden al gobernador de Santiago de Cuba se da por enterado de las buenas relaciones que mantiene este con los cercanos jefes ingleses, pero le reitera la de 29 de enero de ese año en la que se le previno comunicara cualesquiera movimiento que observara en la política británica o norteamericana con las colonias rebeldes. 24 Los prisioneros franceses –capturados en Santo Domingo o en barcos corsarios– llegaron a preocupar muy seriamente al Gobierno Colonial de Cuba. Con motivo de las Reales órdenes de 28 de diciembre de 1793 y 14 de agosto de 1794, y las cartas de Jaúdenes y Viar, encargados de negocios de España en Filadelfia –17 de mayo y 22 de septiembre de 1794– se celebró en el Palacio de la Plaza de Armas de La Habana, el 12 de diciembre de ese año, bajo la presidencia de D. Luis de las Casas, una Junta de Autoridades para buscar una solución al problema de los prisioneros franceses en la Capital Cubana. Asistieron: D. Juan de Araoz, comandante general de Marina; D. Gabriel de Ariztizabal y Espinosa, comandante general de la escuadra de operaciones en el Caribe y Golfo de México; y D. José Pablo Valiente, intendente de Ejército y Real Hacienda. Al explicar las razones que tuvo para reunirlos, expuso el general Casas que: [...] había premeditado si podrían remitirse a Philadelpia los 474 Prisioneros que existen en esta Plaza para conseguir por este medio desprenderse de una Gente tan perjudicial por sus máximas y opiniones, de ver tranquilizarse este Público, que mira con horror su permanencia aquí y evitar a la Real Hacienda el considerable gasto que ocasionan. Acordándose, en fin, con vistas a la Real Instrucción de 1 de mayo expedida por el Ministerio de Estado y comunicada a La Habana por Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 45, No. 1. 24 RevolucionesYconflictos20120207.indd 61 09/02/2012 02:50:20 p.m. 62 José Luciano Franco el de Guerra en Real orden de 4 del propio mes y año, en que clara y terminantemente expresa ser la voluntad de S. M. no permanezcan en nuestras posesiones de América los Prisioneros Franceses: [...] enviar a Filadelfia, a fin de canjearlos por españoles, a todos los republicanos franceses que se encontraban guardando prisión en los castillos del Príncipe, el Morro y la Cabaña.25 El 27 de octubre del siguiente año apareció frente al puerto de Santiago de Cuba una escuadrilla naval francesa, con bandera de parlamento, y sus comandantes enviaron al gobernador una carta acompañando una proclama del general Laveaux, del Santo Domingo francés, en la que oficialmente anunciaba que el 22 de julio se había firmado la paz con España. En su citada carta daban cuenta igualmente que el comandante Dezajenau, de la fragata Venus, en su travesía por el Caribe encontró un buque español, portador del correo extraordinario en que se avisaba a D. Luis de las Casas el cese de las hostilidades. Y agregaba: En esta persuasión es en la que nos presentamos en vuestro Puerto para reclamar la entrada, y los socorros de una Potencia aliada, y también para conferenciar con vos sobre los medios que podamos tomar para las Presas que estamos en el caso de hacer sobre los enemigos de la República en este Canal. Habiendo sufrido después de algunos días malos tiempos, os pedimos la entrada en vuestro Puerto para repararnos, refrescar algunos víveres, y otros artículos de que estamos desprovehidos [...].26 El gobernador de Santiago de Cuba, Juan Nepomuceno de Quintana, quedó sorprendido con la noticia, pues aún no había recibido las oficiales que le asegurasen la celebración efectiva de la paz con la República Francesa. No obstante ese inconveniente, y avezado Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 47, No. 6. José Gabriel García, Compendio de la historia de Santo Domingo, Santo Domingo, 1945. 25 26 RevolucionesYconflictos20120207.indd 62 09/02/2012 02:50:20 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 63 ya a los cambios continuos de las relaciones internacionales entre los países coloniales con intereses en el Caribe, facilitó a los barcos franceses algunos víveres y les permitió permanecer el tiempo indispensable para reparar pequeñas averías. En oficio No. 548, de 24 de noviembre de ese año, el capitán general Casas aprobó la conducta de Quintana. Ese mismo año, el propio Casas había suministrado a Lord Balcarrés, gobernador británico de Jamaica, que los solicitó a través de su representante personal coronel Quarrel, un grupo de ranchadores –expertos cazadores de cimarrones– y varias jaurías de perros de presa, para dominar la insurrección de los negros esclavos de la vecina isla. Era una prueba más de la solidaridad que reinaba entre los negreros del Caribe, ya que en 14 de julio, el propio Casas hubo de hacer entrega al intendente de Hacienda, D. José Pablo Valiente, de los condenados, blancos y negros, que en número de treinta y siete remitía a La Habana el barón de Carondelet, gobernador de la Luisiana, por haber intentado libertar a los negros esclavos. Eran los supervivientes de la represión brutal que aquel gobernador, contando con la aprobación de su inmediato superior, general Casas, llevó a efecto en Nueva Orleans, haciendo morir en la horca a los que consideró ser los principales autores de aquella rebelión en demanda de justicia y libertad para los esclavos. ◉◉◉◉◉ El 22 de julio de 1795 se había firmado en Basilea el tratado de paz entre el rey de España y la República Francesa. Por una de sus cláusulas se le cedía a Francia en propiedad toda la parte española de la isla de Santo Domingo, en las Antillas. Por Real orden, comunicó el Ministro Gardoqui al Intendente de Hacienda de La Habana –San Ildefonso 31 de agosto de 1795– la Real Resolución que le había trasladado el conde del Campo de Alange, concebida en los siguientes términos: Consecuente a lo que de orden del Rey previene el Sor. Duque de la Mendía a los Capitanes Generales de las Islas de Santo Domingo y Cuba, por la evacuación de la parte Española, de la primera y pronta traslación de su guarnición y demás ramos militares y políticos a la segunda; ha resuelto RevolucionesYconflictos20120207.indd 63 09/02/2012 02:50:21 p.m. 64 José Luciano Franco S. M. en su Consejo de Estado de este día que de las tropas existentes de dicha guarnición se destine a Puerto Rico el Batallón fixo de Santo Domingo y la Compañía de su dotación con los 50 artilleros que fueron a Ceuta, e igualmente se regresen a Caracas los refuerzos de gente que salieron de aquella Provincia y que las demás tropas se trasladen a la Isla de Cuba.27 El 17 de octubre de ese año llegó a Santo Domingo la notificación oficial del traspaso del dominio colonial. En el artículo 9 del tratado se ordenaba que: [...] un mes después de saberse en aquella isla la ratificación del presente Tratado, las Tropas Españolas estarán prontas a evacuar la Plazas, Puertos y establecimientos que allí ocupan para entregarlos a las tropas francesas cuando se presenten a tomar posesión de ella [...].28 Pero, como en las reales instrucciones del 8 de septiembre se prevenía al gobernador García no realizarla sino a los funcionarios franceses debidamente acreditados con poderes especiales, ello dio lugar a una teoría infinita de dificultades que no pudo superar Roume, el agente del Directorio que situó al general Chanlatte en Santo Domingo, y que Toussaint resolvió, al fin, seis años después. Sin embargo, el teniente general de la real armada, D. Gabriel de Aristizabal y Espinosa, comandante general de la escuadra española de operaciones en el Caribe, presionó al gobernador y dio comienzo a las tareas de la evacuación. El 26 de noviembre el navío Asia y la fragata Sirena, al mando de D. Francisco Javier Muñoz, transportaron a Cuba unidades de los regimientos de Cantabria, Habana y Cuba, las monjas de Santa Clara y numerosas familias criollas que fueron a residir a distintas ciudades cubanas. La urna con los supuestos restos de Cristóbal Colón –los del Descubridor de América quedaron en Santo Domingo– fue llevada a bordo del bergantín Descubridor que la condujo hasta la ensenada de Ocoa, en la que fue transferida al navío San Lorenzo, que salió para La Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 5, No. 29. J. L. Franco, La conspiración de Aponte, La Habana, 1963. 27 28 RevolucionesYconflictos20120207.indd 64 09/02/2012 02:50:21 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 65 Habana el 24 de diciembre, cuyo comandante, D. Tomás de Ugarte, era portador de un extenso oficio del gobernador García dando cuenta al general D. Luis de las Casas de todo cuanto había sucedido hasta esa fecha, y recomendando que aquella urna se depositara, como se hizo con los honores correspondientes, en la Iglesia Catedral de La Habana. Los franceses ocuparon algunos lugares. El general Etienne Laveaux, desde la Ciudad del Cabo –abril de 1796– escribió una extensa carta al marqués de Casa –Calvo, comandante militar español de Fort-Dauphin, en relación con los sucesos ocurridos en aquella ciudad y los manejos tortuosos del general Villate, en la que terminaba demandando la cooperación de los españoles. Así abrió el camino para las negociaciones que culminaron con la entrega de Bayajá al general Laveaux, el día 16 de junio de 1796. El general Aristizabal, que ajustaba su conducta a las instrucciones recibidas del capitán general Casas, embarcó las tropas en la escuadra bajo su mando: en el navío San Ramón, 84 soldados del regimiento de Cantabria, 359 del de La Habana y 206 correspondientes del de Nueva España; en el navío Santa Isabel, 39 soldados de Cantabria y 378 de Nueva España; en el navío San Eugenio, 22 oficiales, 5 cadetes, 272 soldados y el Marqués de Casa Calvo; y, en el navío Asia, 18 oficiales, 4 cadetes y 323 soldados. Además, sacerdotes, oficiales de la Real Hacienda y numerosas familias con sus criados y esclavos. Hicieron rumbo directo a Santiago de Cuba para dejar allí una parte de los soldados y oficiales; el resto los desembarcaron en el puerto de La Habana. El gobernador Casas no quería que viniesen a Cuba los negros que habían combatido a los republicanos franceses al servicio de los realistas y negreros coloniales, y, cumpliendo sus órdenes, fletó el intendente José Pablo Valiente un buque –19 de enero de 1796– con un pliego para el Comandante militar de Bayajá en el que se pedía no viniesen a Cuba los que despectivamente llamaba negros caudillos y sus auxiliares. Ya había llegado el general negro Jorge Biassou con su esposa y veinte y tres familiares más. Inmediatamente el gobernador Casas –13 de enero de 1796– los envió a la Florida casi desértica en aquella época. Y cuando el bergartín Carlota entró en el puerto de La Habana conduciendo ochenta y seis negros de las tropas auxiliares de Santo Domingo, también ese mismo mes y año, el intendente de RevolucionesYconflictos20120207.indd 65 09/02/2012 02:50:21 p.m. 66 José Luciano Franco Hacienda ordenó que siguiesen para Portobelo. Más afortunado, el general Jean François se dirigió a España, y pudo vivir en Madrid con mayores comodidades hasta su muerte en la capital española.29 La Real Orden –San Ildefonso 24 de septiembre de 1795– señaló al gobernador García la pauta a que debía ajustarse para trasladar a Cuba y Puerto Rico los funcionarios coloniales de Santo Domingo. Enviada en copia por Gardoqui al intendente de Hacienda de La Habana, se recibió en esta ciudad en 15 de febrero del siguiente año. Ya se habían adoptado medidas para acomodar a tan gran número de refugiados de todas las categorías y castas en que se dividía aquella sociedad colonial y esclavista. Una de ellas fue designar al teniente Cayetano Reina como encargado de atender y alojar a los emigrados. En la reunión de autoridades que, bajo la presidencia del gobernador Casas, se celebró en La Habana el 4 de enero de 1796, informó el teniente Reina que, sin contar a los militares, habían llegado a aquel puerto en una fragata y dos navíos de guerra, 7 clérigos y religiosos, 25 monjas clarisas, 125 personas blancas y 47 individuos de color libres y esclavos lo que hubo de producir una teoría infinita de conflictos de todo género, inclusive con el Obispo diocesano que reclamaba constantemente créditos extraordinarios para atender a las monjas y sacerdotes que huían de Santo Domingo de los republicanos franceses. Además, entre aquel heterogéneo rebaño humano, llegaron familias realistas francesas que, tal fue el caso de Madame Tremáis, desde el inicio de la lucha de los esclavos por la libertad buscaron amparo en la tierra dominicana dominada por los españoles, y evacuaron con ellos hacia Cuba. Y, algunos funcionarios españoles, aprovechándose de la confusión, como el Oidor honorario D. Francisco de Figueras, exigían se les indemnizara el valor de los esclavos que pretendían ser de su propiedad y que el gobernador Casas no los dejó desembarcar y remitió a la isla de Trinidad Por toda solución, accedieron las autoridades habaneras a las demandas del clero; a los más influyentes burócratas se les incorporó en la nómina de los situados de Nueva España –que no se recibían regularmente– a otros se les asignó un mísero socorro de unos cuantos reales para su diario sostenimiento, y, al resto, con la eterna morosidad de la torpe burocracia hispano-colonial se elevó a la superior resolución del rey de España. J. L. Franco, La conspiración. 29 RevolucionesYconflictos20120207.indd 66 09/02/2012 02:50:21 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 67 Esos y otros conflictos, quizás de tanta o mayor importancia y gravedad se le presentaron al gobernador de Santiago de Cuba, Vaillant, y a su inmediato sucesor como, por ejemplo, la conspiración de Bayamo lidereada por el mulato libre Nicolás Morales. Con fecha 15 de agosto de 1795 dio cuenta el gobernador Vaillant al general Casas que el teniente gobernador de Bayamo, capitán Francisco Sánchez Griñan le comunicó por correo extraordinario las sospechas que abrigaba de estarse preparando un movimiento insurreccional en aquella ciudad. Morales, influenciado por la Revolución Francesa y el cercano ejemplo de la Revolución del Santo Domingo francés, comenzó una activa propaganda entre los bayameses –blancos y de color– para demandar con las armas en la mano de las autoridades coloniales no sólo la igualdad racial sino también la extinción de las alcabalas y otros impuestos que pesaban sobre las clases pobres del pueblo. Cumpliendo órdenes del capitán general Casas, el gobernador Vaillant castigó con implacable severidad a Morales y sus partidarios, blancos y de color. Y para colmar sus inquietudes, Vaillant, igualmente, tuvo que proceder frente a la protesta, airada, de los esclavos de Trinidad, abril de 1796. Los problemas con los franceses de Santo Domingo se multiplicaron. A los escritos de los generales mulatos Bauvais y Rigaud, comandantes militares de Jacmel y Aux Cayes, respectivamente, de los que enviados especiales eran portadores, reclamando la devolución de los centenares de prisioneros que estaban en aquella ciudad o las tripulaciones de corsarios que habían faltado a sus compromisos con los armadores, se agregaban las pretensiones de aquellos para establecer agencias consulares en Santiago de Cuba. A esta ciudad llegaron, en marzo de 1796, los ciudadanos Laplase y Maldant provistos de una credencial extendida por el general André Rigaud, comandante de Aux Cayes, solicitando se autorizara a los citados individuos a establecer oficinas consulares en la misma. El gobernador Quintana –según informó en oficio No. 24 de 30 de marzo de ese año al Capitán general– se negó a acceder a lo que consideró inadmisible y los conminó a reembarcar en el mismo buque parlamentario que los había conducido. Sin embargo, Laplase y Maldant enviaron el escrito de Quintana en el barco, que regresó a Aux Cayes, pero se quedaron en la ciudad con objeto de trasladarse a La Habana para gestionar el permiso que les habían negado. Es preciso señalar que, mientras se ponían en libertad a los soldados y marinos franceses, blancos, a los negros se les dejaba encerrados en RevolucionesYconflictos20120207.indd 67 09/02/2012 02:50:21 p.m. 68 José Luciano Franco las fortalezas o se les deportaba a otras colonias en las que los negreros los vendían como esclavos. Así, por ejemplo, en el Castillo del Morro –La Habana, febrero 27 de 1797– permanecían bajo la vigilancia del oficial Rafael Pérez los individuos de color procedentes de Bayajá, que por franceses se hallaban depositados en el Castillo [...].30 Y en el mes anterior, el conde de Santa Clara –Capitán general de la isla de Cuba– ordenó la remisión a Florida, Puerto Rico, La Guaira, Portobelo y Cartagena de otros prisioneros negros, también procedentes de Bayajá, y para los cuales no existían ni se les aplicaban las prácticas internacionales propias de estos casos. En Santiago de Cuba se seguían procedimientos similares. Hubo casos de mulatos libres a quienes se intentó allí tratarlos como esclavos, lo que dio origen a verdaderos y graves conflictos con aquel gobernador. Los ingleses por su parte tampoco dejaban tranquilo al gobernador santiaguero. En 25 de febrero de aquel año, el general Adam Williamson, comandante de las fuerzas británicas que ocupaban a Port-au-Prince, comisionó al capitán de Kerenscoff, del ejército inglés, para que, como había hecho el capitán general Casas a petición del gobernador de Jamaica, Lord Balcarrás, le facilitara igualmente unas cuantas docenas de perros de presa para perseguir a los negros que en el Santo Domingo francés luchaban por conquistar su libertad. No obstante no tener el gobernador Quintana perros en cantidad suficiente para satisfacer el pedido del general Williamson –según le comunicó en carta de 25 de febrero de 1796– autorizó al capitán de Kerenscoff a que los adquiriera entre los dueños de esclavos de la región oriental de Cuba. Este los adquirió al fin, pero el general Casas no autorizó esta vez la operación, y Quintana hubo de disculparse con Williamson, en 3 de marzo. Con este motivo –le dice– repito nuevamente a V. E. serme doloroso no poder complacerle, y que me considere con los mejores deseos de obsequiarle en quanto no se desvíe de las sabias benignas intenciones de Nuestro Soberano.31 Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 49, No. 2. Ibídem, legajo 48, No. 3. 30 31 RevolucionesYconflictos20120207.indd 68 09/02/2012 02:50:21 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 69 Todo esto era el resultado de la nueva política internacional de España que, derrotados sus ejércitos por los revolucionarios franceses, se vio obligado Godoy a firmar un tratado de paz que habría de influir decisivamente en el inquieto Caribe. Como muy bien lo advierte el historiador y economista Julio Le Ríverend Brussone: La Paz de Basilea (1795) señala el inicio de un cambio en la agrupación de las potencias. La cesión de la parte española de Santo Domingo a Francia provocó una violenta reacción de Inglaterra, contra cuyas rutas marítimas del Caribe atentaba tal negociación. Además, el golpe de estado termidoriano (julio de 1794) favorecía la vuelta al estado anterior a 1789, o sea, a la alianza de España y Francia contra Gran Bretaña. Con vistas a ganar la partida en América, tanto España como Inglaterra conciertan tratados con Estados Unidos, con los que, lejos de aclararse la situación en el Golfo de México, aumentan los motivos de fricción.32 ◉◉◉◉◉ El favorito de Carlos IV y María Luisa, Godoy, que se hizo adjudicar el título pomposo y ridículo de Príncipe de la Paz por su participación activa en el Tratado de Basilea, llegó a creer que la firma de ese convenio con Francia provocaría de inmediato la ruptura con la Gran Bretaña. Pero el gobierno inglés tenía que resolver graves conflictos en el Nuevo Mundo como eran las dificultades con la joven república norteamericana, a causa principalmente del comercio y zonas de influencia en lo que ellos llaman las Indias Occidentales, por un lado, y por otro, las insurrecciones de los esclavos negros en Jamaica y la guerra en Santo Domingo frente a Toussaint Louverture, que surgía como una amenaza revolucionaria muy seria para los intereses esclavistas de los europeos en el Caribe. La diplomacia británica se anotó un éxito indiscutible con la firma del tratado anglo-americano que entró en vigor al ser firmado por el presidente Washington el 25 de junio de 1795. En cuanto a Toussaint Louverture, pronto el general Julio Le Ríverend Brussone, La economía cubana durante las guerras de la revolución y del Imperio francés, México, 1943. 32 RevolucionesYconflictos20120207.indd 69 09/02/2012 02:50:21 p.m. 70 José Luciano Franco Maitland, como veremos más adelante, encontró la fórmula pacífica para armonizar los intereses económicos británicos con los de los esclavos rebeldes de la colonia francesa. Cuando Godoy conoció la firma del tratado conocido por el nombre del enviado norteamericano, John Jay, quiso imitar a los ingleses y envolver a Pickney –ministro de Estados Unidos en Madrid– en negociaciones que le condujeran a declarar la llamada garantía recíproca y aceptar la alianza de los Estados Unidos, Francia y España contra Inglaterra. Pero Pickney se burló de Godoy que al fin hubo de firmar el Tratado de San Lorenzo –27 de octubre de 1795– mediante el cual se concedió a Estados Unidos el derecho a navegar por el bajo Mississippi, el derecho de depósito en Nueva Orleans y reconoció el paralelo treinta y uno, hasta Chattahoochee, como frontera meridional de la república norteamericana. Las fricciones constantes en el Caribe por razones de la competencia comercial, el contrabando que practicaban los ingleses especialmente desde Jamaica con las colonias hispanas de esa zona, así como los agravios que aducía habían inferido a los Españoles en una interminable serie de hechos, llevaron a Godoy a buscar un mayor entendimiento con Francia –ya gobernada por los elementos más derechistas del Directorio surgido del golpe de estado thermidoriano– que condujo a España al Tratado de San Ildefonso, firmado en 19 de agosto de 1796, en el que se renovaba la alianza anterior –conocida por el Pacto de Familia– que provocó, como era natural, una nueva guerra con Inglaterra y el derrumbe del Imperio Colonial Español. Las noticias cada vez más confusas de España y los ataques continuos de los ingleses al comercio español, habían creado un clima de intranquilidad entre los hacendados y negreros de la isla de Cuba. El comandante militar de la ciudad de Trinidad participó al capitán general Casas –24 de septiembre de 1796– por correo extraordinario, que los ingleses se habían apoderado de una fragata y un bergantín español que desde Cádiz se dirigían a Veracruz, y los mantenían en Kingston como presas de guerra. Esta noticia produjo la consiguiente alarma en La Habana. Y la Junta de Gobierno del Real Consulado, presidida por el general Casas, en vista de una probable guerra con la Gran Bretaña, acordó solicitar del Gobierno de Madrid se permitiera el libre comercio con los extranjeros, tanto de los Estados Unidos como de otros países neutrales. En otra sesión RevolucionesYconflictos20120207.indd 70 09/02/2012 02:50:21 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 71 de la propia Junta –23 de noviembre– se dio lectura a un oficio del Intendente de Hacienda informando que en un periódico de Halifax, Canadá, se había publicado el 17 de octubre la declaración de guerra entre Gran Bretaña y España. Y acordó el Real Consulado que, hasta tanto se recibieran noticias oficiales, suspender la salida de los puertos de la isla de embarcaciones mercantes. Y, el 25 de noviembre de 1796, procedente del Ferrol, entró en el puerto de La Habana la corbeta Diligencia, trayendo un correo extraordinario portador de la Real Cédula –San Lorenzo, 7 de octubre– en la cual el rey Carlos IV hacía una relación de las quejas españolas contra las injustificadas –según él– y continuas agresiones de parte de aquella potencia, y le declaraba la guerra a la Gran Bretaña. A pesar de la guerra, en la región oriental de Cuba, los hacendados y negreros, con la complicidad de las propias autoridades coloniales, continuaron facilitando toda clase de recursos a los ingleses que ocupaban aún parte de Santo Domingo. Y entre Jamaica y Santiago de Cuba creció tanto el tráfico negrero y el contrabando llegó a tales extremos que el conde de Santa Clara –que había sustituido al general Casas, en 6 de diciembre de 1796 en el gobierno de la isla de Cuba– reiteró en oficio de 31 de enero de 1797 la orden de suspender la venta de ganado al ejército británico que operaba en la isla vecina; refiriéndose al comercio ilícito le dice al gobernador Quintana: [...] reitero a V. S. el encargo que le hago en oficio de 24 sobre redoblar la vigilancia para impedir este abuso, persiguiendo y aprehendiendo a los que se emplean en tan detestable trafico para que formándoseles causa pueda imponérseles el castigo de un crimen tan opuesto a la lealtad que deben profesar los vasallos a su Soberano.33 Los comisarios civiles franceses en Santo Domingo quisieron aprovechar la coyuntura favorable que les brindaba el nuevo tratado de alianza, y convirtieron la ciudad de Santiago de Cuba en su plaza de abastecimiento, y refugio su puerto de los corsarios y sus presas. Pero intentaron una vez más instalar allí una agencia consular. Enviaron al ciudadano Pedro Perrusel con sus credenciales. Pero el conde de Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 51, No. 1. 33 RevolucionesYconflictos20120207.indd 71 09/02/2012 02:50:22 p.m. 72 José Luciano Franco Santa Clara –en oficio al gobernador Quintana, La Habana 22 de noviembre de 1797– le dice que: [...] no puede ser admitido interín no proceda Real determinación que derogue en esta parte las Leyes prohibitivas del establecimiento de Extrangeros en esta Isla, a cuyo fin, daré cuenta a S. M. en primera ocasión; y lo único a que pueda acceder a consonancia de la buena amistad de España con la República Francesa, es el que permanezca ahí entre tanto dicho Ciudadano, pero sin ejercer su comisión, al modo que se ha practicado con D. Mauricio Rondineau a quien no he podido permitir el uso de este encargo hasta la Real resolución que se halla todavía pendiente [...].34 Y, a pesar de ello, actuó como si lo hubiese permitido por más de un año, inclusive, pasando por sobre la autoridad del gobernador de la Provincia, se tomó la libertad de despachar buques parlamentarios a Jamaica con prisioneros ingleses, hasta que el propio conde de Santa Clara, en 18 de octubre de 1798, lo amenazó con expulsarlo del país si continuaba en sus actividades ilícitas. Este Perrusel acabó por llevarse los fondos que le habían confiado, y por orden de Roume, agente del Directorio en Santo Domingo, reemplazado en su comisión por el Dr. Garland, que tenía, como médico, una bien ganada reputación en la vecina isla. Y, esta vez, sí le permitieron, extraoficialmente sin duda, desempeñar las funciones consulares. Como el general Hedouville –23 de octubre de 1798– se vio obligado a entregar el mando supremo a Toussaint Louverture, centenares de colonos y funcionarios franceses abandonaron la colonia. Muchos de ellos se trasladaron a Santiago de Cuba con la ayuda del Dr. Garland. Los ingleses, cuya escuadra destruyó la española en el Cabo San Vicente asumiendo el mando de las rutas marítimas americanas –14 de febrero de 1797– iban convirtiéndose en los dueños exclusivos del comercio del Caribe, con la sola competencia de los norteamericanos. Se habían apoderado de Demerara y Essequibo en 1796, de Trinidad en 1797, y desvanecían así los últimos vestigios del programa colonial Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 52, No. 7. 34 RevolucionesYconflictos20120207.indd 72 09/02/2012 02:50:22 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 73 de Floridablanca consignado en la Instrucción Reservada de 1787. Y ensayaron con Toussaint Louverture una hábil jugada diplomática que les permitió liquidar con ventajas la grave situación que se les presentaba en Santo Domingo, y borrar las amenazas sobre Jamaica y las otras colonias del Mediterráneo Americano. Mientras en el Caribe sufrían los intereses colonialistas hispanos fuertes sacudidas a causa de la inconsistente política internacional del favorito Godoy, este, viéndose en una situación difícil llamó a compartir las responsabilidades de su gobierno a D. Gaspar Melchor de Jovellanos y D. Francisco Saavedra. Pero envuelto en las intrigas francesas, surgen en su camino todo género de tropiezos y problemas que obligan a Godoy a dimitir en marzo de 1798. Pero Saavedra, que lo sustituyó al frente de los negocios extranjeros, enfermó gravemente, siendo reemplazado en la Primera Secretaría de Estado por D. Mariano Luis Urquijo, de ideas progresistas y anticlericales, lo que motivó que encontrara en la camarilla real una fuerte oposición y, al fin, provocara la propia reina María Luisa la vuelta del Príncipe de la Paz al poder en 1800 y con él la etapa del sometimiento de la política internacional de España a los dictados del general Bonaparte, entonces Primer Cónsul, que tanto influyó en el destino futuro del Imperio Colonial Español en América. Gran Bretaña había perdido en la campaña de Santo Domingo millares de soldados, y gastado en un esfuerzo, que ya en 1796 resultaba inútil, más de cinco millones. Un nuevo comandante en jefe inglés, general Thomas Maitland, se hizo cargo del mando en los críticos instantes en que Toussaint Louverture batía con éxito a las tropas de ocupación. Y, después de la capitulación británica en la Mole SaintNicolás –31 de agosto de 1798–, se concluyó, un tratado secreto entre Toussaint y Maitland para la evacuación de las Partes de Saint Domingue ocupadas por los ejércitos de Su Majestad británica. La nueva situación en aquella isla en virtud de este pacto, así como la expulsión del general Hedouville, asumiendo Toussaint las funciones de gobernador general y comandante en jefe del ejército republicano, y su política interamericana, es vigilada con atención por el ministro español en Filadelfia, Martínez Irujo, por las repercusiones que pudieran tener tanto en Cuba como en Puerto Rico. En oficio a Saavedra, Filadelfia 18 de diciembre de 1798, le avisa la expulsión del agente del Directorio Hedouville por el general negro Toussaint, RevolucionesYconflictos20120207.indd 73 09/02/2012 02:50:22 p.m. 74 José Luciano Franco y que corren rumores de que este quiere declararse independiente. Cuatro días después –22 de diciembre– informa Irujo, alarmado, de la llegada del emisario de Toussaint, Bunel; y supone que viene a tantear el gobierno de los Estados Unidos acerca de los propósitos de aquel general en pro de la independencia de Santo Domingo.35 En una carta particular a Saavedra, de 22 de enero de 1799, no sólo ratifica Irujo sus anteriores informaciones sino que supone al general Louverture intenciones de atacar la Luisiana; y que ya existe el temor de un levantamiento de negros en toda esta región esclavista si, al fin, se declara la independencia de Santo Domingo. Sin embargo, se ve obligado a reconocer, en este oficio y otros posteriores, que el Presidente Adams recibió cordialmente al enviado de Toussaint y, a su vez, designó al Dr. Stevens para que lo representara en Santo Domingo, pues todas las gestiones no tenían otro objetivo que restablecer el comercio con las colonias francesas.36 Tiene suma importancia el análisis informativo que presenta el diplomático español al ministro Urquijo –6 y 29 de abril de 1799– sobre la llegada a Filadelfia del general inglés Maitland con otros oficiales. Este general –escribe Irujo– es el que mandaba el ejército inglés en Santo Domingo y de quien se dice firmó un tratado con Toussaint para la independencia de la isla, con el apoyo de Inglaterra. Creen muchos que su viaje a los Estados Unidos obedece a esos asuntos, pero sospecha el informante que es mucho más importante la misión de que es portador, y no son otros que los de convencer al gobierno de los Estados Unidos para que declare la guerra a Francia y realizar el plan, que supone debe existir, de invadir las posesiones españolas fronterizas como medio de debilitar los triunfos franceses en Europa. Más tarde ha de rectificar, pues Maitland regresó a Inglaterra sin haber logrado nada. En mayo y julio de 1799, y septiembre y noviembre de 1800, dedica la mayor parte de su correspondencia diplomática a los candentes problemas de Santo Domingo. El viaje de Dr. Stevens, delegado personal del Presidente Adams a Santo Domingo, a fin de restablecer las normales relaciones comerciales, le produce una gran preocupación al diplomático hispano, que aumenta progresivamente con las Archivo Histórico Nacional, Madrid, legajo 3,897, ap. 1. Ibídem, ap. 2. 35 36 RevolucionesYconflictos20120207.indd 74 09/02/2012 02:50:22 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 75 ulteriores noticias que recibe y traslada a Madrid sobre las negociaciones de Stevens, y que el general Toussaint Louverture no sólo se había apoderado de toda la parte sur de la isla y obligado a embarcar a Rigaud, sino que, según ha podido comprobar, el general negro estaba acumulando municiones y armas para atacar la parte española de Santo Domingo, que pudiera convertirse, a juicio de Irujo, en nido de piratas y provocar un levantamiento de los negros esclavos en los propios Estados Unidos.37 Los éxitos políticos y militares de Toussaint crearon una verdadera confusión entre los gobernantes coloniales del Caribe. Singularmente el gobernador de Santiago de Cuba era el más afectado, y enviaba semanalmente correos extraordinarios a La Habana dando cuenta con detalles a veces truculentos de los incidentes revolucionarios de la isla vecina, en términos parecidos a los oficios de los diplomáticos españoles en Filadelfia. Ello dio lugar a que el Capitán general, Conde de Santa Clara, en circular reservada a los tenientes gobernadores y jueces territoriales de las costas cubanas –de la que envió copia en 4 de diciembre de 1798 al gobernador santiaguero– dictara las instrucciones siguientes: Las noticias que se han recivido de la Isla de Santo Domingo dan margen a creer que se han sublevado los negros capitaneados por un Caudillo de su color, saqueando, matando, y haciendo cuantas extorciones han cabido contra los Blancos lo que ha persuadido a muchas familias a buscar su seguridad en la fuga, refugiándose en la Capital de la parte Española, y tal vez lo verifican en esta Isla; y no conviniendo se admitan y avecinden gentes en ella cuyas opiniones pueden perjudicar a la seguridad del Estado prevengo a Vmd que les advierta desde luego que se presenten, si fuesen blancas, que el asilo es momentáneo: que no crean que el Gobierno les permitirá continua residencia: que tampoco les dará establecimiento ni socorros; y que a la primera ocasión han de transferirse a las Islas de Barlovento o Sotavento, perteneciente a la República Francesa; zelando Vmd. con la mayor vigilancia no se introduzcan furtivamente por algún surgidero inmediato, Archivo Histórico Nacional, Madrid, legajo 3,897, ap. 2. 37 RevolucionesYconflictos20120207.indd 75 09/02/2012 02:50:22 p.m. 76 José Luciano Franco y obligando a los dueños de las casas donde se albergasen a dar luego noticia a la Justicia con sus nombres y el que no lo execute se le castigará con la severidad debida a su exceso.=En cuanto a la gente de color que proceda de aquella Isla, o de otra de los Franceses, se le pondrá en la Cárcel en el momento que desembarcaren, y se precisará al que los haya traído se los lleve sin admitir excusa ni demora, ni omitiendo diligencia alguna que conduzca a descubrir los que haya esparcido en esa Jurisdicción, y practicando con ellos lo mismo que con los antecedentes aunque estén en poder de gentes pudientes, que deben perderlos por que no debían ni podían comprarlos, esto es, después de que declaró el Rey la guerra en 93 [...].38 No obstante estas severas órdenes –que sólo se cumplieron en parte con los negros esclavos– la región oriental dio albergue a millares de refugiados procedentes de Santo Domingo. Lo que obligó al marqués de Someruelos –que reemplazó al Conde de Santa Clara al frente del gobierno colonial de Cuba– a permitir esa inmigración en oficio al gobernador Kindelán fechado en La Habana 1 de agosto de 1800, en el que, refiriéndose a la serie de cartas que ha recibido de los jefes negros y mulatos, se refiere a los refugiados: [...] digo a V. S. que las familias que lleguen de ahí de dicha parte se les dé hospitalidad devida, baxo las precauciones que anteriormente tengo prevenida: y respecto a las distintas circunstancias que aparecen ahora, de las que hasta aquí nos han querido persuadir los impresos de Roume y Toussaint, es indispensable conceder la hospitalidad a las familias de mulatos que emigren huyendo de los males próximos que allí les amenazan. La situación es muy crítica; pero vivo con la esperanza de que V. S. con su talento, celo y prudencia sabrá sacar partido correspondiente de los franceses que ahí huviere, y llegaren ahora, y que hará V. S. conocer a los principales del Pueblo con maña y con naturalidad la situación de estos infelices a fin de que no manifiesten desconfianza Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 54, No. 3. 38 RevolucionesYconflictos20120207.indd 76 09/02/2012 02:50:22 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 77 de ellos: pues esto de ningún modo conviene; bien que si se deberá celar sobre su conducta y conversación por lo que pudiese ocurrir pues en las actuales críticas circunstancias es menester mucha vigilancia [...].39 Como Rigaud, Petion y demás jefes mulatos iniciaron una sangrienta guerra civil contra Toussaint y los campesinos negros –recién liberados de la esclavitud– que seguían la correcta línea revolucionaria que se había trazado hasta en Santiago de Cuba se sufrían las consecuencias de la lucha. En aquella ciudad acreditó Toussaint a un representante oficial de su gobierno, el ciudadano G. Pothier, que fue muy bien acogido por aquellas autoridades, y mantuvo correspondencia con el gobernador de la Isla marqués de Someruelos. Pero este Pothier, ligado estrechamente a los intereses de clase de los mulatos y grandes propietarios rurales, no tardó en traicionar la confianza en él depositada convirtiéndose en agente de Rigaud. Por conducto de Pothier recibió el marqués de Someruelos numerosos escritos contra Toussaint Louverture, entre ellas uno del general Antonio Chanlatte, representante del gobierno francés de Santo Domingo ante las autoridades de la parte española, dirigida a Rigaud, en la que hace todo género de acusaciones calumniosas, y llega a confesar en el texto haber conferenciado varias veces con el brigadier Joaquín García a fin de impedir al general Agé, delegado de Toussaint, el cumplimiento pacífico de su delicada misión que no era otra que cumplimentar la ocupación de la parte de la colonia española conforme al pacto de cesión acordado. Y, mientras Chanlatte contestaba a los requerimientos de quien era su superior, empleaba su tiempo en agitar a los funcionarios españoles para que se resistiesen a cumplir con el tratado de Basilea. El mismo confiesa sus turbios manejos en los siguientes términos: [...] Mas en tanto que todo se limitaba en la ciudad a entregarse al sentimiento del dolor, y fallecer baxo el peso de la consternación, secretamente se ocupaba de los medios de escapar de tan terrible peligro por el de la más eficaz resistencia. El Pueblo, el estado eclesiástico, los Cabildos o Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 57, No. 1. 39 RevolucionesYconflictos20120207.indd 77 09/02/2012 02:50:22 p.m. 78 José Luciano Franco Municipalidades presentaron al Sor Gobernador unas representaciones mezcladas de aquella energía que asienta tan bien en las circunstancias peligrosas, y de aquella sumisión que legitima aun todavía más la solicitud. Piden, pues, unánimemente, que sin pérdida de tiempo se dirijan Diputados al Rey de España, y al primer Cónsul Bonaparte que den una cuenta exacta de cuanto pasa en la Colonia; piden asimismo un régimen particular para esta parte, y que nada se entregue hasta el regreso de los Diputados [...]. Confiesa Chanlatte en su carta que cooperó con el gobernador García en la promoción de los disturbios que obligaron al general Agé a retirarse. Y, después de insinuar que el agente Roume había sido víctima de una tentativa de envenenamiento por su parte de Toussaint, acusa a este de que si: [...] antes no quería mas para su dominio que la Isla de Santo Domingo, juzga a propósito comprehender sucesivamente la Isla vecina Jamayca debía pasar luego que su imperio se hubiera asegurado en esta Isla; después Cuba, luego PuertoRico y en fin todo el Globo. El envío de los incendiarios a Jamayca fue más bien obra suya que de Roume [...].40 Pero como el brigadier Kindelán, gobernador de Santiago de Cuba, tenía informaciones de primera mano, comunicadas por sus confidentes y espías, sobre el desarrollo de los históricos acontecimientos en aquella isla, agregó a la carta de Chanlatte un juicio reservado acerca de lo ocurrido en cuanto a la expedición sobre la colonia inglesa, y le escribe al Marqués de Someruelos: El Sor. Chanlatte autor de esta carta parece no tubo verdadero conocimiento de la trama urdida contra la Jamaica: pues es público y notorio que el pensamiento fue de Roume y no pudiéndolo ejecutar sin conocimiento de Toussaint, le instruyo del, quien fingió aceptarlo contribuyendo por su parte al apresto de lo necesario, pero en el momento en que se Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 56, No. 3. 40 RevolucionesYconflictos20120207.indd 78 09/02/2012 02:50:22 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 79 debía poner por obra sagazmente dio aviso a los enemigos: de cuyas resultas apresaron las cinco Embarcaciones de fuerzas que cargadas de Artillería y municiones estaban destinadas al efecto: Sasseportas y su compañero Dubuisson enviados aquella Isla como Apóstoles de la premeditada conjuración, fueron descubiertos; y en su consecuencia el primero murió ahorcado, y el segundo se salvó de igual castigo con declarar el pormenor de todo el Plan: Toussaint es enteramente Inglés. Su conducta está dirigida tiempo ha por esta Nación: y quién sabe si por otra que en el día es nuestra aliada [...].41 Y como el objetivo final de estas cartas era el de obtener ayuda en armas y municiones para sostener a Rigaud, con la ayuda española, frente a Toussaint, el marqués de Someruelos recibió en abril de 1800 al Dr. L. Duboy y al oficial de Marina Germán Crespín, delegados de aquél, que le entregaron un extenso memorial acusatorio contra Toussaint y en defensa de los intereses de los mulatos sublevados contra este. A todo lo que respondió el gobernador de la isla con una orden tajante al brigadier Kindelán: En quanto a las municiones de guerra que pide a V. S. Rigaud, de ningún modo se las puede enviar respecto a que V. S. necesita las que tiene para su defensa.42 Pero Rigaud fue, al fin, derrotado. Y tuvo que huir en unión de sus partidarios, Petion entre ellos. Poco antes de la capitulación de las fuerzas que comandaba envió Rigaud a su ayudante de campo, ciudadano Luis Poutou, en demanda de auxilios a La Habana. Someruelos lo recibió en el Palacio del Gobierno el 16 de agosto de 1800, pero como ya el general mulato había abandonado el suelo en disputa, se limitó a dar órdenes a Kindelán acerca del tratamiento que debía recibir en Santiago de Cuba la nueva oleada de emigrados mulatos. El barco que conducía al general Blanchet, uno de los más destacados partidarios de Rigaud, fue perseguido por los corsarios ingleses hasta las mismas playas cercanas a Santiago de Cuba, donde, protegido Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 56, No. 3. Ibídem, legajo 57, No. 1. 41 42 RevolucionesYconflictos20120207.indd 79 09/02/2012 02:50:22 p.m. 80 José Luciano Franco por los cañones de la batería de Aguadores que impidió su captura, pudo desembarcar al fin el 11 de agosto de 1800, acompañado de cuarenta personas, entre las cuales doce familiares suyos. Otro grupo más numeroso de mulatos –en esos mismos días– apareció a cinco leguas al este de Santiago de Cuba. Obligados a reembarcarse en las lanchas que los conducían, se trasladaron a la Punta de Maisí, donde, con dos piezas de artillería y otras armas que llevaban se hicieron fuertes en una especie de palenque que más tarde convirtieron en una explotación agrícola de relativa importancia. Restablecida la paz interior, Toussaint Louverture se propuso llevar a cabo la unificación de los pueblos que integraban las antiguas colonias francesas y españolas de la isla de Santo Domingo. El gobernador García y el grupo de funcionarios hispánicos y propietarios de esclavos que le aconsejaban procuraron impedir el cumplimiento del tratado de Basilea. Si bien antes no tuvo motivos para oponerse ya que, en oficio de 23 de agosto de 1797 dirigido a los señores del Real Acuerdo que le habían consultado, les dijo: [...] que el Pueblo de Daxabon fue entregado a la República Francesa el 25 de julio, y Ciudad de Monte Christi el 29 del mismo, uno y otro en fuerza de los tratados de Paz firmados en Basilea esta Plaza está en vísperas de lo mismo [...]. 43 Tres años después como las circunstancias históricas se producían en favor de la liberación de los esclavos, y de un progreso popular efectivo con Toussaint como líder de ese movimiento, pretendía el gobernador español detenerlo. En enero de 1801 ordenó Toussaint la ocupación de la parte española. El general Moyse, al frente de una fuerte división entró en Santiago de los Caballeros el 15 de enero; otra columna, mandada por el propio general en jefe, partió de Mirebalais para apoderarse de Azua el 14. D. Joaquín García –ascendido a Mariscal de campo como premio a sus múltiples y continuados desaciertos al frente de la gobernación de aquella colonia hispana– ante la proximidad de Toussaint y sus tropas se dirigió, en 23 de enero de 1801, al comandante de la fragata inglesa J. G. García, Compendio de la historia. 43 RevolucionesYconflictos20120207.indd 80 09/02/2012 02:50:23 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 81 que bloqueaba el puerto y la ciudad de Santo Domingo solicitando protección para las mujeres que tenían que abandonarla, ante el hecho, dice, de: [...] un Pueblo consternado por la invasión y entrega violenta que ha emprendido el general Toussaint causando una evasión de familias que solo procuran salvar sus cabezas de los golpes del horror [...].44 Y envió la carta con el parlamentario D. Francisco Basta, capitán del regimiento de Cantabria, que tuvo que seguir a Jamaica y obtener allí el permiso del Almirante inglés para que dejara libres a los barcos que llevarían a los españoles fugitivos. Entre los pasajeros de la goleta La Flor –que naufrago frente a las costas de Venezuela, trasladándose los fugitivos en botes hasta las inmediaciones de Coro– iba el Dr. José Francisco Heredia, abogado y profesor de Prima de Leyes en la Real y Pontificia Universidad de Santo Tomás, con los miembros de su familia. Heredia y el Dr. Bartolomé Segura, otro refugiado dominicano, fueron los que iniciaron la falsa leyenda de supuestos desmanes y atropellos de Toussaint contra los blancos. Consideraban como uno de los mayores abusos de poder del líder negro el haber decretado la liberación de los esclavos, e introducido un poco de orden en la feudal administración de aquella parte de la isla de Santo Domingo. Toussaint Louverture, recibió el 27 de enero de 1801, de manos del gobernador García, las llaves simbólicas de la Ciudad Primada de América. Uno de sus primeros actos consistió en abolir la esclavitud y la trata negrera. Los propietarios de esclavos y los funcionarios coloniales odiaban al Libertador y a sus generales negros. Pero este inició una política sagaz y conciliadora hacia la minoría de origen hispánico. Disminuyó las alcabalas y suprimió las trabas feudales al comercio. Hizo obras de vialidad, e introdujo reformas substanciales en los retrasados métodos hispánicos de cultivo, así como ordenó distribuir los latifundios y las enormes haciendas y realengos entre los campesinos pobres. Dotó a Santo Domingo de un tribunal de apelaciones para aplicar las leyes civiles y penales españolas que dejó en vigor, pero ajustándolas J. G. García, Compendio de la historia. 44 RevolucionesYconflictos20120207.indd 81 09/02/2012 02:50:23 p.m. 82 José Luciano Franco en lo esencial a los nuevos métodos introducidos por la Revolución francesa. Y de los trescientos mil pesos fuertes que encontró en las cajas de la Capitanía general destinó una parte a abonar los sueldos atrasados de la burocracia y a obras de interés público, y conservó la otra como reserva en el tesoro provincial. ◉◉◉◉◉ En febrero de 1802 recibió el brigadier Kindelán un correo extraordinario del comandante de armas de Baracoa, que, a caballo, de hacienda en hacienda, era portador de la noticia dada por el capitán Bobes, que lo era de una goleta francesa arribada el día 10 procedente de Santo Domingo, que: [...] habiendo salido de Puerto Republicano el día 2 del corriente, vio al amanecer del 4 ocho Navíos de línea doce leguas al Norte de dicho Puerto, con dirección a él. Que habiendo fondeado en la Plataforma, y pasado por tierra al Muelle el día 5, supo por notoriedad que acababa de llegar allí una Goleta Española con una muy corta pero terrible Proclama del Cónsul Bonaparte, contra cualquiera que tomara las armas para resistir las Tropas Francesas, asegurándose que enfrente de Guarico quedaban ya cuarenta y cinco Buques de Guerra, y que el General en Jefe de la expedición era Leclerc: que en el mismo día se tocó la Generala, cuya operación le dijeron se había practicado el 3, luego que se avistaron los doze Navios que él encontró. Que con la mayor actividad reforzaba Morpax los Puertos así con blancos, como con negros y daba todas las disposiciones de defensa. Que también oyó que era circular la orden de Toussaint en todos los Puertos para oponerse al desembarco de las Tropas, y que sabe que dicho General se halla en la ciudad de Santo Domingo [...]. = Mucho dice de los blancos acerca de sus aflicciones, y principalmente de las mujeres, que asegura lloran a gritos por las calles= Finalmente opina que será grande temeridad de los negros obstinarse en querer impedir la entrada de las Tropas en aquella Isla, pues por lo que ha visto en los dos Puertos RevolucionesYconflictos20120207.indd 82 09/02/2012 02:50:23 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 83 referidos, no hay gente ni las disposiciones necesarias para conseguirlo [...].45 Las comunicaciones del contralmirante Latouche-Treville, del general Rochambeau y del propio Leclerc, hicieron conocer a Kindelán en todo su dramatismo los históricos acontecimientos de que era escenario la cercana isla de Santo Domingo. En enero de ese año, 1802, la escuadra francesa del almirante Villaret-Joyeuse, y la española del almirante Gravina, se presentaron frente a las costas de Santo Domingo convoyando numerosos barcos que conducían un ejército poderoso de 21,175 veteranos de las guerras europeas –que pronto se elevó a 34.000– al mando del general Leclerc, en cuyas instrucciones secretas había escrito el Primer Cónsul Bonaparte: Llegado el momento desembarácese de Toussaint, Christophe y Dessalines y de los principales bandidos. Desarme las masas negras y expida sobre el continente todos los negros y mulatos que hayan jugado un papel durante la guerra civil.46 Mintiendo con cinismo inigualable, en una carta oficial redactada con hipocresía diplomática y firmada de su mano, Bonaparte daba las gracias a Toussaint como General en Jefe del Ejército de Santo Domingo, Leclerc, engreído y soberbio, envió una insolente intimidación e intentó apoderarse violentamente de la ciudad, y como digna respuesta el general Christophe incendió a Cap. Francés, comenzando la resistencia heroica a los invasores. En las filas de Leclerc se encontraban Rigaud, Villatte, Petion, Jean Pierre Boyer y los más destacados hombres de color partidarios de los franceses, cuyo odio de clase hubo de convertirlos en traidores a la Revolución e instrumentos de la reacción bonapartista. Al mando del teniente de navío Denis-Hobivian arribó al puerto de Santiago de Cuba la goleta francesa Tricolore, el 19 de febrero de 1802. Venía con una carta de Leclerc en la que anunciaba la llegada de dos fragatas con el propósito de recoger toda la gente de color Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 61, No. 1. M. Laurent, Erreurs et Vérites Dans. 45 46 RevolucionesYconflictos20120207.indd 83 09/02/2012 02:50:23 p.m. 84 José Luciano Franco que, procedente de Santo Domingo, se hallaba residiendo en aquella ciudad Inmediatamente dio cuenta el brigadier Kindelán al marqués de Someruelos de lo que pretendía Leclerc, recibiendo la respuesta siguiente de la suprema autoridad colonial de Cuba: [...] permitirá se conduzcan en ellas solo aquellos individuos de color que quieran voluntariamente, pues ni aun los sospechosos que se hallan en arresto, conforme a las órdenes de esta Capitanía General, deberán tampoco enviarse si ellos no son gustosos en ir a dicha isla [...].47 Procedía de esa forma porque ya tenía conocimiento Someruelos de los métodos cruelmente salvajes que los colonialistas franceses estaban empleando en Guadalupe y en Santo Domingo. La sublevación de los negros esclavos de la Guadalupe fue aplastada por el ejército francés al mando del general Richepanse. Este bárbaro militarote bonapartista, según los documentos de la intendencia de Ejército de la isla de Cuba, cargó cinco buques con los negros prisioneros, a los que previamente había despojado de sus vestimentas poniéndoles taparrabos, y los envió a Venezuela y Nueva Granada para venderlos como esclavos. El 20 de mayo de 1802, Richepanse, cumpliendo órdenes de Bonaparte, restableció la esclavitud y la trata negrera en Guadalupe. En Santo Domingo, Leclerc, no pudiendo vencer por la fuerza de las armas la heroica resistencia de los negros, recurrió entonces a toda clase de estratagemas para destrozar la unidad de los patriotas, empleando, con buen resultado, ofertas tentadoras de paz. Colocado en una situación muy difícil Toussaint accedió a celebrar una entrevista con Leclerc. Esta se realizó en el Cabo, el 6 de mayo de 1802. Allí acordó con Leclerc las condiciones de paz y de su sometimiento a Francia, estipulándose que se respetaría a los generales que, como Dessalines y Belair, eran sus más fieles auxiliares. Y se retiró a su casa de Ennery. Presionado por los antiguos propietarios de esclavos, y cumpliendo las instrucciones secretas de Bonaparte, por medio de la traición y el engaño se apoderó Leclerc del gran líder negro. Citándole a una entrevista, el general Brunet detuvo a Toussaint –7 de junio de 1802– y Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 61, No. 1. 47 RevolucionesYconflictos20120207.indd 84 09/02/2012 02:50:23 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 85 lo condujo a Gonaives, y de allí lo trasladó por mar al Cabo, enviándolo a morir a Francia en una obscura celda de un castillo feudal. Tan pronto salió el navío de guerra Le Heros con el ilustre fundador de la primera democracia del Caribe, Leclerc estableció un régimen de terror. En toda la isla llevó a cabo ejecuciones en masa de humildes campesinos negros. Se robó del tesoro los millones acumulados por la eficiente labor financiera de Toussaint. Desarmó los soldados negros. Persiguió a los mulatos que habían cooperado con sus tropas en la ocupación de la isla. Deportó a Rigaud Un barco cargado de los negros prisioneros de Guadalupe llegó a Santo Domingo. Burlando la vigilancia de los guardianes, un grupo de estos se lanzó al agua, ganó a nado la costa e informó al pueblo de los sangrientos sucesos de Guadalupe y del consiguiente restablecimiento de la esclavitud La insurrección estalló en todas partes. Presionados por las masas populares que no dejaron un solo día de combatir la invasión francesa, en la primera quincena de octubre de 1802, en Haut-du-cap, Dessalines, Petión y Clerveaux acordaron las líneas generales de la lucha por expulsar a los franceses. Realizada la unidad popular, hombres, mujeres y niños se dispusieron heroicamente a combatir por la libertad. Leclerc –murió el l de noviembre de 1802– y su sucesor el general Donatien Rochambeau cuyas bárbaras y crueles represiones no surtieron efecto en el ánimo de los patriotas, pudieron sostener algún tiempo la guerra gracias a los auxilios que constantemente recibían del gobierno colonial de Cuba, y de los negreros cubanos. Tanto a Santiago de Cuba como a La Habana, venían los emisarios de los generales franceses demandando ganado, víveres y dinero en efectivo. Para arreglar esas cuentas, y discutir sobre los términos del último préstamo solicitado de seiscientos mil pesos y establecer bases favorables para un comercio recíproco, tantear la posibilidad de que Rochambeau estuviese dispuesto a devolver la zona española, y, además, cumplimentar la información que debía realizar de acuerdo con la instrucción reservada que le entregó, el Capitán, general de la isla de Cuba, marqués de Someruelos, confió a D. Francisco de Arango y Parreño la delicada misión diplomática de pasar a Santo Domingo, acompañado del capitán Ignacio Cairo y D. José de Lavastida, emigrados de la parte española de aquella colonia. En febrero de 1803 resolvió Someruelos enviar la misión a Santo Domingo, y, mediado el mes de marzo partió Arango y Parreño en el bergantín de guerra Begoña hacia la isla próxima. RevolucionesYconflictos20120207.indd 85 09/02/2012 02:50:23 p.m. 86 José Luciano Franco Hasta la primera quincena de mayo de ese año permaneció D. Francisco de Arango y Parreño en Santo Domingo, en las ciudades de Port-au-Prince y el Cabo, estudiando los problemas que habían sido sometidos a su consideración. Celebró entrevistas con los generales Rochambeau y Touvenot, los jefes de brigada Saves y Nerau, y con todos los altos funcionarios civiles y militares franceses. Del resultado de la comisión diplomática que desempeñó a cabalidad es el informe reservado que presentó el Capitán general de Cuba en 17 de julio de ese año. Desde la postura favorable de la esclavitud y, por lo tanto, contraria a la Revolución Haitiana, que lo colocan en destacado lugar como teórico del régimen colonial imperante en Cuba, ese informe de Arango tiene una suprema importancia para la historia de ese país hermano. Comprobó que Tousaint dejó en las arcas del tesoro español de Santo Domingo las cantidades que en ellas ocupó, y que, salvo menos de una tercera parte la decomisaron los franceses, pues dice Arango: Y habiéndome confesado el Prefecto que en las Arcas de Santo Domingo había encontrado con efecto el general Leclerc los citados doscientos mil y mas pesos, insté y conseguí que en la parte última del artículo 1º del convenio se sentase un hecho tan esencial para fundar las reclamaciones que nuestra corte debe hacer en esta parte. Sobre los salvajes métodos empleados en la guerra por Leclerc y Rochambeau, escribe Arango: El General en jefe me dijo diferentes veces que su opinión era acabar con todos (peau nouvelle, son sus palabras) e introducir nuevos negros; y en consecuencia, vemos que no solo no da cuartel, sino que con los prisioneros se cometen mil barbaridades… Todos mueren, y así sucedía desde los últimos tiempos del General Leclerc: lo más dulce para estos infelices es ser pasados por las armas, y todavía no es lo peor que espalda con espalda, y dos en dos, sean arrojados al mar. Lo que me estremece es haber oído de la boca del jefe de brigada Nerau, RevolucionesYconflictos20120207.indd 86 09/02/2012 02:50:23 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 87 Comandante de la Guardia del General en Jefe, que la noche antes había echado a los perros una negra prisionera; y otra tarde, que en aquella mañana había sorprendido un destacamento de doce insurgentes, cuyo Jefe fué entregado a la tropa que lo pidió para sacarles vivo los ojos. Yo no comprendo cómo puede disculparse, ni a que puede conducir tan atroz procedimiento. Creo, al contrario, que esta guerra es interminable, si se quita a los rebeldes la esperanza de capitulación o perdón. El juicioso Touvenot pensaba del mismo modo [...]. Refiriéndose a la parte militar en sus tantas veces citado documento, afirma Arango que en poder de los blancos, en esa fecha, se encontraban las principales ciudades y poblaciones marítimas. [...] a saber: Bayajá, Guarico, Puerto de Paz, la isla de la Tortuga, Port-au-Prince, Leogane, Jeremías, los Cayos de San Luis y todas sus dependencias. Los negros poseen pocas calas y entre ellas son las principales Goinaves, Arcahaye y PetitGoave, estando quemada la población de esta última [...]. Este ejército obra sobre la defensiva guarnece las villas y defiende como puede, y en los términos anteriores explicados, los partidos de Grand-Bois, Cul-de-Sac y Jeremías; siendo en este último punto en donde proporcionalmente es mayor la fuerza, porque también allí es donde se nota mayor número de negros. Parece increíble que de cuarenta y tres mil hombres que en quince meses han venido a la colonia, solo quedan trece mil; pero más admirará saber que de estos cuarenta y tres mil hombres han llegado trece mil después de la muerte del General Leclerc, y decir que apenas quedan vivos los mismos trece mil hombres que llegaron en estos últimos siete meses. Lo más han sido víctimas del clima y de la mala asistencia; pero muchos han pasado por el filo de la negra espada y no pocos, desertado. El Secretario de la Prefectura, en mi presencia y sin contradicción, ha dicho públicamente en la mesa del Prefecto que pasaron de dos mil quinientos hombres los que perecieron en la expedición de Crete –a Pierrot, y que de seiscientos que fueron a la Petit– Goave, RevolucionesYconflictos20120207.indd 87 09/02/2012 02:50:23 p.m. 88 José Luciano Franco sólo volvieron trescientos en estado de servir. La deserción, principalmente, de los regimientos polacos, es considerable. Hay quien lo haga llegar a setecientos hombres, y ni tiene duda que habrá dos meses que de Jeremías desertaron a un tiempo dos compañías casi enteras, ni las hay tampoco en que los tales poloneses fueron los que mejor sirvieron a los negros en la defensa de Petit– Goave [...]. No hay mejor prueba de la buena inteligencia de los negros que el silencio de los blancos en esta parte. El General Clausel divulgó en el Guarico que los congos de aquel partido hacían la guerra a los criollos, y refiriéndolo en mi presencia, le contestó con sonrisa un comerciante llamado Mr. Lefebre, que este era un ardid para sacarle municiones. El General calló; y después nadie ha vuelto a hablar ni de congos ni de criollos, ni de división ninguna. El negro Dessalines fué reconocido como sucesor de Toussaint, cuando se hizo pública la última insurrección y dividió el mando de la colonia entre los demás Generales de aquél, por el mismo orden con que los blancos lo han hecho; es decir señalando un Comandante para la parte Norte, otro para la del Oeste y otro para la del Sur, con sus respectivos subalternos y fuerzas determinadas. Dessalines estableció su Cuartel General en Gonaives, y allí subsiste muy fortalecido y con un cuerpo de tropas de tres a cuatro mil hombres. Se asegura que ha perdido mucho en el concepto de los negros, y que los que están en el Sur, se gobiernan con independencia a las órdenes de un mulato llamado Petion, que fué Coronel de Ingenieros al servicio de la República, y posee, según se dice, toda clase de talento, pero sea lo que fuere de esta independencia, lo cierto es que de ella no se ha seguido hasta ahora guerra, ni desunión y que los negros van a donde los llama el riesgo [...]. Señala Arango y Parreño, como conclusiones de su misión diplomática, que, en su concepto, la tranquilidad de Haití –que así comenzaron a llamar, restituyéndole su primitivo nombre taino, los revolucionarios negros a la parte francesa de Santo Domingo– debía interesar más a la nación española que a la francesa, por lo cual no era posible que los cubanos viesen con indiferencia la situación de la isla RevolucionesYconflictos20120207.indd 88 09/02/2012 02:50:24 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 89 cercana. Y debía procurarse sostener a los franceses en la guerra de exterminio que sostenían en Santo Domingo.48 ◉◉◉◉◉ A los franceses les iban cada vez peor sus operaciones militares en Haití. Después de la asamblea convocada por Dessalines y Petión en Arcahic –mayo de 1803– se unificó la acción popular, se creó oficialmente la bandera nacional y consolidó al primero en la suprema autoridad del país. Y, por todas partes, vigorizaron los haitianos sus ataques contra las poblaciones fortificadas en poder del ejército francés. Los generales Noailles –Comandante de la Mole St. Nicolás– y Kerverseau –de la antigua parte española de Santo Domingo– pidieron con urgencia auxilios al gobernador de Santiago de Cuba y, además, le requerían a fin de que les devolviera los seiscientos soldados franceses que se habían refugiado en los pueblos orientales de Cuba. Por su parte, el ciudadano Lonchamp agente especial del general Rochambeau en La Habana, apremiaba al marqués de Someruelos con angustiosas demandas de dinero, víveres y municiones para poder resistir el ataque poderoso de los mejores hombres del pueblo haitiano. Pero era incontenible la fuerza popular. Diez mil patriotas mandados por Petion, Gabart, Vernet, Pierrot, Marcadieu Larose, bajo la suprema dirección de Dessalines, invadieron el 16 de septiembre de 1803 la planicie de Cul-de-Sac. Reforzados con la división al mando de Cangé, se inició una serie de combates con los cuales dio comienzo el sitio de Port-au-Prince. El general Kerverseau acudió en auxilio de los sitiados desde Santo Domingo; pero fue derrotado por Dessalines en Las Caobas. Después de resistir los asaltos haitianos por tres semanas, se rindió el general Lavalette, comandante militar de la región. Desde la fragata L´aimable–17 de octubre de 1803– anclada en el puerto de Santiago de Cuba escribió el general Lavalette al gobernador: [...] Usia sabe que por la carta que tuve el honor de escribirle, los motivos que me forzaron a evacuar la plaza de J. L. Franco, Documentos para la historia de Haití en el Archivo Nacional, La Habana, 1954. 48 RevolucionesYconflictos20120207.indd 89 09/02/2012 02:50:24 p.m. 90 José Luciano Franco Port-au-Prince, con mis tropas, mis enfermos y las autoridades civiles [...].49 Describe la horrible situación de miseria de aquellas gentes, y termina suplicando se les permita desembarcar, se les provea de medicinas y víveres, hasta que pudieran reparar sus barcos y continuar viaje. Poco tiempo estuvo allí, pues continuó el 19 de noviembre la ruta del mar hasta el puerto de Batabanó, en la costa sur de La Habana, siendo admitido por el marqués de Someruelos. Pocos días después, mediado el mes de noviembre, llegó a Santiago de Cuba el comisario de guerra Bernard al frente de 250 franceses enfermos. Para cubrir los gastos que ocasionaban la atención de tantos hombres, el comisario Bernard entregó al gobernador varias letras de cambio que el agente Lonchamp se negó a pagar cuando se las presentaron al cobro en La Habana. Más tropas y funcionarios, al mando del general Noailles, se refugiaron en el puerto de Nuevitas, donde, poco después de su arribada, murió el citado militar. Los millares de franceses que buscaban refugio en Cuba crearon graves conflictos a las autoridades coloniales hispanas, que aumentaron con la aplastante derrota de Rochambeau y la proclamación, el l º de enero de 1804, por Dessalines, en la plaza de Gonaives, la erradicación de la esclavitud y trata negrera, y la independencia de Haití. Diez o doce años después, Bonaparte, prisionero en Santa Elena, confesaba los graves errores que había cometido al intentar esclavizar al pueblo haitiano con las siguientes palabras: Una de las más grandes locuras que he cometido, y que me reprocho, ha sido la de enviar un ejército a Santo Domingo. Debí haber visto que era imposible triunfar en el proyecto que yo había concebido. Cometí una falta y soy culpable de imprevisión, de no haber reconocido la independencia de Santo Domingo. Y como la magnitud de aquel desastre para su política colonial le obsesionaba, repitió una vez más: Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 65, No. 4. 49 RevolucionesYconflictos20120207.indd 90 09/02/2012 02:50:24 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 91 Tengo que reprocharme una tentativa sobre una colonia durante el Consulado, era una grave falta querer someterla por la fuerza; debía contentarme de gobernarla por mediación de Toussaint Louverture.50 Pero la dura lección a Bonaparte no hizo escarmentar a los negreros y colonialistas, que persistieron en la torpeza histórica de explotar y oprimir a los pueblos de estas Antillas Mulatas. J. L. Franco, Historia de la Revolución. 50 RevolucionesYconflictos20120207.indd 91 09/02/2012 02:50:24 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 92 09/02/2012 02:50:24 p.m. III Conflictos e intervenciones en Haití y Santo Domingo En 26 de septiembre de 1803, Kindelán, en oficio No. 976 participó al capitán general Someruelos su opinión acerca del desarrollo de la guerra de independencia de Haití. Creía el gobernador oriental que si la guerra no terminaba antes de cuatro meses, cesando las hostilidades en el Caribe entre Inglaterra y Francia, la población blanca y las guarniciones francesas de aquella isla compuestas, según él, de diez a doce mil hombres, acosadas por los esclavos rebeldes y hambrientos a causa del bloqueo inglés, se refugiarían en Santiago de Cuba. Y pedía las instrucciones necesarias para ajustar su conducta a las órdenes superiores. A lo que contestó Someruelos –La Habana 20 de octubre de 1803– oficialmente con estas disposiciones: Contesto que solo consintiéndolo los Ingleses podrá llegar el que los diez o doce mil soldados franceses que están en la Isla de Santo Domingo pasen a esa plaza; pues que teniendo bloqueados los puertos no les permitirían la salida sin hacerlos prisioneros. En cuyo caso si los ingleses los cunduxesen ahí lo rehusaría V. S. como hizo con el Parlamentario Inglés nombrado el Tejón, cuyo Comandante pretendió desembarcar ahí los setenta prisioneros franceses que conducía, sin embargo que después los dexó en la costa, de que he dado ya la quexa al Contra Almirante que manda en Jamayca. Pero si acaso llegasen dichas Tropas Francesas en sus buques 93 RevolucionesYconflictos20120207.indd 93 09/02/2012 02:50:24 p.m. 94 José Luciano Franco buscando hospitalidad o conducidas por los Insurgentes, se resistirá V. S. a su admisión valiéndose de la imposibilidad en que está por carecer de víveres, dinero, casas y hospitales. Pero si todo esto no bastase, y acreditasen urgente necesidad de hospitalidad; entonces, para evitar los desórdenes que cometerían si se introduxesen por la costa los subdividirá V. S. en quantas partes sea posible, y repartirá por los pueblos de su jurisdicción los que puedan acomodarse, enviando a cada pueblo un oficial de la confianza de V. S. para que mande el quartel, aquartelando inmediatamente las Milicias que correspondan a cada distrito para que dicho Comandante se halle respetado en el modo posible [...].1 La gravedad de la situación internacional en este Mediterráneo americano, en las colonias europeas del inquieto Caribe, empeoraba por días. El gobernador y capitán general de Cuba, Someruelos, debió afrontar una crisis alarmante. El 26 de noviembre de 1803 llegó al puerto de Batabanó el general francés Lavalette en el bergantín Sanson al que acompañaban los oficiales de su estado mayor y soldados de la guardia, cincuenta hombres en conjunto. Además, según hubo de informarle el jefe de brigada Lux, completaban el convoy de refugiados la fragata Leck y goletas Trinidad, Jefferson y Cecilia, lo que hacía ascender a novecientas veinte personas las que buscaron amparo en las playas cubanas. Parte del convoy vino al puerto de La Habana. Y fueron enviados a Bejucal y Santiago de las Vegas. Enviada por el brigadier Kindelán recibió Someruelos en los últimos días del mes la carta del general Louis Noailles, fechada en 9 de diciembre, informando que el Comandante Duveryrier, ayudante del general Rochambeau, en nombre de este había firmado con los ingleses la capitulación y evacuación del Guarico. Las noticias que tenía del general en Jefe –agregaba Noailles– era que este con todas sus tropas estaba prisionero de los ingleses. Y al abandonar Santo Domingo con el propósito de refugiarse en los Estados Unidos, se había visto obligado a recalar en un puerto de la costa norte de Cuba, en Nuevitas. En oficio No. 904 –La Habana 30 de noviembre de 1803– el marqués de Someruelos, al comunicar al gobernador de Santiago de Cuba Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 65, No. 4. 1 RevolucionesYconflictos20120207.indd 94 09/02/2012 02:50:24 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 95 la inesperada oleada de los despojos del derrotado ejército francés arrojada a las costas cubanas le dice, como línea a seguir en estas espinosas cuestiones: Lo que participo a V. S. para su conocimiento, en concepto de que he dado mis disposiciones a fin de que se les auxilie prontamente con lo que sea posible y necesiten para que sin demora sigan su viaje al destino que les acomode, pues de ninguna manera debe permitirse que permanezcan en la Isla estas ni otras tropas extrangeras.2 Desde Kingston, Jamaica, arribaron a Santiago de Cuba centenares de franceses no combatientes expulsados de allí por las autoridades coloniales inglesas. Y la situación creada por ellos en la capital provincial de la región oriental de la isla de Cuba la describe J. B. Lemonnier Delafosse, oficial del ejército de Leclerc, en sus memorias: ¡Qué espectáculo! qué miseria nos esperaba allí! Una ciudad pequeña invadida con quince o veinte mil franceses, colonos, habitantes, comerciantes, que hablan podido huir de Santo Domingo [...]. Yo vine a agregar mi miseria a la de tantos otros; yo ya no tenía nada, sino algunos andrajos que me cubrían. La industria francesa fué allí, sin embargo, lo que es por todas partes: se creó una segunda ciudad en un terreno indicado por el gobierno español y fué llamada el Barrio Francés= Las piedras, con el tiempo, reemplazaron las maderas de las construcciones primitivas y si Santiago es hoy más grande, más populoso, lo debe a las desgracias de Santo Domingo [...].3 Pero no sólo debía atender el gobernador Someruelos a los asuntos de Santo Domingo. Otros tan graves como estos le llegaban del continente. Un impreso en idioma inglés, de 23 de octubre de 1803, traía la desconcertante noticia de Washington de haber ratificado Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 66, No. 1. J. B. Lemonnier Delafosse, Segunda campaña de Santo Domingo, Santiago de los Caballeros, 1946. 2 3 RevolucionesYconflictos20120207.indd 95 09/02/2012 02:50:24 p.m. José Luciano Franco Teatro, alameda y puerto de La Habana a mediados del siglo xix. 96 RevolucionesYconflictos20120207.indd 96 09/02/2012 02:50:28 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 97 el Senado norteamericano el tratado de cesión de la Luisiana a los Estados Unidos, firmado en París el 30 de abril de ese año por los representantes de ambas naciones Barbe Marbois, Rob. R. Livingston y James Monroe. Con ese motivo celebró una sesión extraordinaria el 22 de diciembre la Junta de Gobierno del Real Consulado, para estudiar la nueva situación y recomendar al gobernador de la isla las medidas necesarias para superar la posible crisis en el comercio entre Nueva Orleans y La Habana. Y, en enero 18 de 1804, el marqués de Someruelos, atendiendo a la petición del Real Consulado, decretó: [...] ha acordado este Gobierno con la Intendencia que continué el comercio entre este puerto y el de Nueva Orleans en Buques Nacionales, admitiendo solo cortes de madera para embases de azúcar, y la extracción de frutos de esta Isla, mientras S. M. resuelve en el asunto [...].4 Una nueva emigración procedente de Nueva Orleans: funcionarios civiles y militares, monjas, sacerdotes, comerciantes y centenares de soldados comenzaron también a llegar a La Habana, para aumentar el número ya crecido de refugiados y acrecentar los problemas a resolver con cargo al ya exhausto Real Tesoro de la Isla. Pero como el de las tropas francesas era lo que causaba mayores dificultades, reunió Someruelos, bajo su presidencia, en el Palacio de la Plaza de Armas de La Habana, a D. Juan de Araoz, comandante general de Marina, y D. Juan José de la Hoz, intendente interino de Ejército para celebrar Junta de Autoridades, e: [...] hizo presente el Sor. Capitán General haber citado esta Junta para tratar y acordar el modo más eficaz y pronto de proporcionar y habilitar buques capaces de transportar al General Lavalette y todas las tropas de su División a un mismo tiempo en buques grandes [...].5 Y acordó la Junta que la Real Hacienda aportara 30,000 pesos para completar la cantidad necesaria y comprarle a D. Juan Caffin, del Archivo Nacional, Real Consulado y Junta de Fomento, legajo 73, No. 2,807. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 4, No. 44-a. 4 5 RevolucionesYconflictos20120207.indd 97 09/02/2012 02:50:28 p.m. 98 José Luciano Franco comercio habanero, un bergantín y una fragata surtos en el puerto que, juntos con los barcos franceses que se estaban reparando, podían transportar los 1210 oficiales y soldados del general Lavalette. Este, en carta al capitán general Someruelos –La Habana, 26 de enero de 1804– le informa el fallecimiento del general Noailles en Nuevitas, y pide que las tropas francesas que estaban en aquel puerto sean trasladadas a La Habana. Lo que le fue negado por resolución de la Junta de Autoridades en 28 del propio mes y año. En 1 de febrero, recibió Someruelos la Real orden comunicada por el Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda con fecha 24 de septiembre de 1803 cuyo tenor es como sigue: Habiéndose remitido al Cónsul de S. M. en París varias letras para su cobranza giradas contra el pagador general de Francia por anticipación de caudales hechas a los Comisarios de la República en varias Plazas de los dominios de S. M. ha hecho presente que no ha podido verificar su cobro por que hay un Decreto en Francia que prohíbe executarlo sin expresa aprovación del Consejo de Estado; añadiendo que en el mismo caso se hallan las letras que dirigió el Intendente de esa Isla en Carta de 19 de febrero No. 201, importante 170.000 pesos que V. S. mandó a dar al ciudadano Noailles General de Brigada de los Exercitos de Santo Domingo y que no pudiendo dar excusa decente aquel Ministro de Marina ha tomado el medio igual de no responder, en cuyas circunstancias había pasado copia de oficio a nuestro Embaxador para que reclame y se acrediten las diligencias y las resultas en todo tiempo [...].6 Era una grave noticia. Los gastos ocasionados al tesoro de la isla por la ayuda prestada a los franceses en su empeño de someter a los esclavos rebeldes, a lo que se agregaba el mantenimiento de las tropas que huyeron de Santo Domingo y se acogieron a la hospitalidad cubana, ascendieron –según los documentos de la Intendencia de La Habana presentados a la Junta Superior de Real Hacienda en 10 de enero de 1807– a 514,217 pesos 4 reales. A cuyas cantidades podían Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 4, No. 44-a. 6 RevolucionesYconflictos20120207.indd 98 09/02/2012 02:50:28 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 99 agregarse otras como, por ejemplo, la facilitada por los comerciantes de Trinidad para pagar el transporte de la tropa emigrada de Santo Domingo, que condujo al puerto de Casilda una corbeta francesa, y, también, los gastos cuantiosos realizados por el gobernador de Santiago de Cuba en auxilio de los enfermos que dejó en aquella ciudad el comisario Bernard. Una nueva Junta de Autoridades –La Habana 3 de febrero de 1804– convocada por Someruelos para conocer la citada Real orden, determinó: [...] que era preciso se continuasen los gastos que se estaban haciendo en la habilitación de los buques que han de conducir las tropas franceses al mando del General Lavalette, subministrándoles al mismo tiempo los víveres frexos hasta verificar su embarco, por ser esta clase de auxilios tan indispensables que sin él no podían salir de aquí las referidas tropas.7 Como existía el temor de que el convoy que habría de conducir a esos soldados fuera atacado el cruzar el canal, en 24 de febrero escribió Someruelos al gobernador inglés de las Bahamas solicitando permitiera el libre paso de las tropas del general Lavalette, con la promesa solemne de este último de no hostigar a los británicos. La respuesta fue cortés, pero negativa. Además, al enterarse los oficiales y soldados de Lavalette que se pretendía enviarlos de nuevo a Santo Domingo, se negaron resueltamente. En fin, cansado ya de tan interminable proceso, Someruelos, en 4 de abril, intimó a Lavalette la orden terminante de abandonar sin más dilaciones y pretextos el puerto habanero. ◉◉◉◉◉ El general Kerverseau, a quien Leclerc había designado comandante general de la parte española de Santo Domingo, y confirmado por Rochambeau en el cargo, si no se distinguió por sus cualidades militares en cambio sí logró señalarse por su ambición desmedida y el fracaso de sus planes políticos. En unión de Chanlatte redactó Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 4, No. 44-a. 7 RevolucionesYconflictos20120207.indd 99 09/02/2012 02:50:28 p.m. 100 José Luciano Franco un documento titulado Manifiesto histórico de los hechos que han precedido a la invasión del territorio de la parte española de Santo Domingo por Toussaint Louverture, que hizo circular por todo el Caribe, cuya copia hubo de enviar –Caracas 31 de enero de 1801– el capitán general de Venezuela, D. Manuel de Guevara Vasconcelos, a D. Mariano Luis de Urquijo, Ministro de Estado del rey Carlos IV. Ese documento hizo que el propio capitán general Vasconcelos, en oficio No. 50 de ese propio mes y año, expusiera a Urquijo la necesidad en que estaban las naciones europeas poseedoras de colonias en el Caribe, de reprimir lo que calificaba la audacia de los negros de Santo Domingo, por las fatales consecuencias que puede tener para la América en general.8 Derrotado por Dessalines en Las Caobas, Kerverseau regresó a la ciudad de Santo Domingo y, desde allí, envió a su ayudante, el alférez de navío D. José Ruiz, a Santiago de Cuba, en 20 de octubre de 1803, para reclamar del gobernador le devolviera las tropas francesas derrotadas que se habían refugiado en la región oriental de Cuba. En el oficio de que era portador su ayudante, decía, además, Kerverseau al brigadier Kindelán: La parte que fue española confiada a mi mando tiene la más urgente necesidad de tropas; su salud depende tal vez en este instante de crisis de la pronta llegada de las que reclamo. El General en Xefe ha dado la orden a las guarniciones de la parte del Sur y del Oeste, en caso de evacuación forzada, se recogiesen sobre esta División. Las desgracias sucedidas en Jeremías no le han permitido recibir esta orden de la evacuación de la Plaza.9 Enterado de la derrota completa del ejército francés, Kerverseau esperaba que apareciesen buques ingleses ante la ciudad de Santo Domingo para capitular. Pero el general L. Ferrand, que comandaba la plaza de Montecristi, ante la amenaza de ser capturado, salió por tierra acompañado por unos seiscientos soldados rumbo a Santiago de los Caballeros, y de aquí se dirigió a la capital dominicana, y ya en ella destituyó a Kerverseau y lo embarcó para Puerto Rico asumiendo Archivo General de Indias, Estado, Caracas, legajo 4 (18). Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 99, No. 95. 8 9 RevolucionesYconflictos20120207.indd 100 09/02/2012 02:50:28 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 101 en nombre de la República Francesa el gobierno de la antigua colonia española de Santo Domingo. Investido del poder colonial, Ferrand publicó un manifiesto «a los Habitantes Blancos de la isla de Santo Domingo, refugiados en las Colonias vecinas» –del que envió una copia impresa en francés y español al gobernador de Santiago de Cuba– excitando a los emigrados y colonos franceses a regresar nuevamente a Santo Domingo, ofreciéndoles las más lisonjeras perspectivas: Los Gobernadores de las Colonias vecinas están convidados, en el nombre del Gobierno francés, a procurar a los antiguos Habitantes Dominicanos, los modos de llegar a Santo Domingo= Ciudadanos, no tendréis que temer aquí acaecimiento iguales a los que os forzaron a dejar la isla de Santo Domingo; y vosotros os hallareis en estado de esperar a que la Francia, después de haber restablecido la tranquilidad en esta Isla os en posesión de vuestros bienes. Vosotros viviréis bajo un Gobierno paterno, en una tierra donde los comestibles serán superabundantes, y donde el comercio, y la confianza progresan diariamente.10 Doscientos militares de todas las graduaciones –escribe Lemonnier Delafosse-oficiales, administradores, empleados, residentes en Santiago de Cuba, respondieron a esa llamada del general Ferrand Y el 2 de diciembre de 1804 se hizo a la vela un buque con destino a Santo Domingo conduciendo los primeros repatriados. Seriamente amenazado por las tropas negras al mando de Dessalines, que se habían apoderado de varias poblaciones –la región del Cibao espontáneamente se había incorporado a Haití– y llegaron a sitiar la ciudad capital, Ferrand envió a La Habana dos funcionarios, Minuti y Castet, los que entregaron a Someruelos –julio de 1804– un pliego en el que oficialmente solicitaba el gobernador francés de Santo Domingo le facilitaran diez mil pesos mensuales, en calidad de préstamo, para poder hacer frente a las apremiantes escaseces, de aquella administración colonial. Remitidos al Intendente de Ejército, este, en los términos más corteses, les informó que se hallaba sin facultades para acceder a la petición. Como el intendente dio cuenta a Madrid de este asunto, Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 44, No. 5. 10 RevolucionesYconflictos20120207.indd 101 09/02/2012 02:50:28 p.m. 102 José Luciano Franco por oficio No. 473 de 7 de julio de ese año, fue aprobada su conducta por Real orden –San Ildefonso 18 de septiembre de 1804– en la que, recordando quizás la negativa francesa a pagar las deudas contraídas por Leclerc, Rochambeau, Noailles y Lavalette, se le dijo al intendente: [...] y enterado S. M. ha resuelto que en los demás casos que ocurran siga V. S. el mismo sistema en cumplimiento de las Reales Órdenes comunicadas sobre el asunto: teniendo V. S. presente y el Capitán General que el Gobierno Francés nunca ha pedido a nuestra Corte que franquease caudales ni auxilios a sus Generales en Santo Domingo [...].11 Amenazado por la escuadra inglesa que bloqueaba la isla y sin recursos de ninguna clase, Ferrand se sintió perdido. Los pocos barcos que había fondeados en el río Ozama fueron asaltados por una multitud aterrada y famélica que pretendía escapar de los horrores del asalto. En esos instantes críticos –marzo de 1805– llegó al Placer de los Estudios la escuadra francesa al mando del contralmirante Missiessy que no sólo suministró víveres, medicinas y dinero, sino también cooperó con sus armamentos, suficientemente poderosos para aquella situación, a levantar el sitio de la capital dominicana. La situación de Haití y Santo Domingo era motivo de graves preocupaciones no sólo para los esclavistas y traficantes negreros que veían en peligro sus inmundos negocios, sino también para el régimen colonial español que temía que el ejemplo dado por los esclavos de Haití al conquistar heroicamente su libertad se extendiera hasta el propio continente. Para evitar ese peligro por Real orden, Aranjuez 16 de junio de 1804, al Capitán general de Venezuela se le encargó: [...] la mayor vigilancia para evitar el roce de aquellas Provincias con los negros Independientes de la Isla de Santo Domingo.12 Pero como la estancia de millares de mulatos libres en la ciudad de Santiago de Cuba y otras de la región oriental de esta isla, procedentes Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 9, No. 5. Archivo General de Indias, Estado, Caracas, legajo 11(7). 11 12 RevolucionesYconflictos20120207.indd 102 09/02/2012 02:50:28 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 103 de Santo Domingo y Haití, causaba una teoría infinita de conflictos, abusos y, lo más peculiar, alarma entre los negreros y hacendados, el Capitán general trató de resolver la situación con sucesivos decretos, como por ejemplo, en el caso de las haciendas inmediatas a Guantánamo donde se hallaron centenares de negros y mulatos de procedencia dominicana, que hizo al marqués de Someruelos –oficio No. 796, La Habana 2 de agosto de 1803– ordenar al Gobernador de Santiago de Cuba: Por lo que hace a los individuos de color libres dispondrá V. S. se forme expediente instructivo sobre los motivos que tuvieron para emigrar de la Isla de Santo Domingo a esta; y como que tanto a aquellos como á los esclavos es menester darles el más pronto destino, respecto a que no deben quedar en la Isla y estar ocasionando costos, providenciará V. S. igualmente que los libres se hayan remitiendo a los puertos de la Tierra firme a medida que se bayan proporcionando ocasiones, pues á mas de que esta gente podrá ser útil en aquellos vastos territorios, se funda esta provida, en lo practicado con los Negros auxiliares de Santo Domingo que después de la paz con Francia vinieron aquí y con aprovación del Rey pasaron muchos de ellos a la expresada Tierra firme= En quanto a los esclavos prevendrá V. S. lo necesario para que sus Dueños, los extraigan de la Isla dentro de un término, o por venta o del modo que más le acomode; y esto ha de ser con la precisa intervención del Gobierno para que le conste que efectivamente se extraen los esclavos; pero si en el tiempo aplazado no se verificase la salida, entonces hará V. S. con los esclavos lo mismo que, con los libres, esto es, remitirlos fuera de la Isla lo que anticipadamente se hará saver a los amos para que no aleguen ignorancia, y esta misma práctica se observará en todos los individuos de ambas clases que en adelante vayan emigrando.13 En julio 30 de 1804, Someruelos trasladó al intendente interino D. Rafael Gómez Roubaud la Real Resolución comunicada por el Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 65, No. 1. 13 RevolucionesYconflictos20120207.indd 103 09/02/2012 02:50:28 p.m. 104 José Luciano Franco Consejo de Indias sobre los hombres de color libres llegados de Santo Domingo o de otros puertos de las colonias francesas: [...] A este importante fin contempla el Consejo conbendrá para con ellos más que otra alguna la bien meditada providencia respecto aun de los libres de color, de conducirlos a los Puertos de Tierra firme, donde se mantengan de cuenta de la Real Hacienda, hasta que S. M. resuelva lo que tenga por más conveniente a su Real Servicio, sin que por ahora se pueda determinar acerca de su condición de libertad o esclavitud, hasta que con noticias del número de negros emigrados de esta clase, bien examinada la intención con que buscan el asilo en las posesiones Españolas [...].14 Así los problemas creados por la independencia de Haití, y la instalación general Ferrand en el gobierno de la que fuera colonia española de Santo Domingo, ocupaban gran parte de las actividades del Gobierno Colonial de Cuba. Al aumento de ellas contribuían en no despreciable escala los hacendados y negreros temerosos de que los esclavos cubanos siguieran el ejemplo de sus hermanos haitianos, y, proclamándose libres, derrumbaran los privilegios y monopolios en que descansaban las enormes riquezas de que eran dueños y señores. También debía atender el gobierno de La Habana, por medio de la Junta de Emigrados, a los centenares de familias blancas y mestizas que, procedentes de Santo Domingo, se encontraban en completo estado de miseria. Uno de los tantos casos que pudieran citarse ocurrió en junio de 1804. A la ciudad de Matanzas llegó un barco procedente de Montecristi –que antes había hecho escala en Baracoa donde no pudieron ser socorridas– conduciendo nueve familias con un total de sesenta personas. A la siguiente semana arribó también a Matanzas otro barco de la misma procedencia e igual escala con dieciocho familias, sumando todas cerca de ciento sesenta individuos de ambos sexos y de todas las edades. Para aliviar su trágica miseria ordenó Someruelos al intendente Gómez Roubaud –La Habana 30 de julio– se les prestara urgentemente los socorros que demandaban. Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 68, No. 3. 14 RevolucionesYconflictos20120207.indd 104 09/02/2012 02:50:28 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 105 Muchos de los refugiados dominicanos eran funcionarios civiles y militares al servicio de España que, por reiteradas reales órdenes, disfrutaban de pensiones que debían cobrar en la Real Hacienda de Cuba con cargo a los situados de México. Pero los pagos se atrasaron tanto que, fechada en Santiago de Cuba, 31 de enero de 1810, diez individuos por sí y en representación del resto de los emigrados de Santo Domingo residentes en aquella ciudad, se dirigieron por escrito al capitán general Someruelos haciéndole el relato de sus miserias pues hacía cinco años que no cobraban las pensiones que se les había señalado. Además, se quejaban de que, a pesar de sus gestiones, no se les habían facilitado los medios necesarios para regresar a Santo Domingo. En Junta sobre Emigrados de Santo Domingo, presidida por Someruelos –La Habana 23 de marzo de 1810–, informó el Intendente de Real Hacienda haber pagado, desde que ocupó el cargo, atrasos a los citados dominicanos por 180,000 pesos, y que remitiría a Santiago de Cuba 25,000 pesos para aliviar la trágica miseria de los refugiados allí, y, también, en Baracoa, Holguín y Bayamo. Efectivamente, la goleta de S. M. Conde de Floridablanca, trajo a La Habana el 15 de marzo de ese año los 25,000 pesos que enviaba el Virrey de México, con cargo al situado, para socorrer a los dominicanos, y que sirvieron para acallar un tanto los lamentos de los refugiados.15 ◉◉◉◉◉ La grave tensión internacional europea y los particulares conflictos coloniales en el inquieto Caribe, que la política torpemente guerrerista de Bonaparte creaba, tenían en estas Indias Occidentales, especialmente en Cuba, una decisiva influencia. Al finalizar el año 1804 reinaba entre los hacendados, negreros y comerciantes de La Habana, Santiago de Cuba y Trinidad, un ambiente de intranquilidad ante los presagios de una posible guerra. En 28 de noviembre de ese año se recibió en el Real Consulado de La Habana el oficio de su diputado en Santiago de Cuba, con fecha 11 de ese mes, avisando que corrían noticias en aquella ciudad de haberse declarado la guerra entre España e Inglaterra. Y, en un nuevo oficio del mismo funcionario, se adjuntaba, Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 211, No. 62. 15 RevolucionesYconflictos20120207.indd 105 09/02/2012 02:50:29 p.m. 106 José Luciano Franco traducida, copia de un diario de Kingston, Jamaica, del día 3, que extractaba una carta confidencial de Londres sobre los preparativos para iniciar las hostilidades. A lo que acordó la Junta de Gobierno que: [...] de orden a las voces de rompimiento con Inglaterra más estando cerciorada la Junta por las posteriormente habidas de Europa que no tienen fundamento alguno dichas voces, mandó contestarlo así al Diputado.16 No obstante esa opinión de los miembros del Real Consulado, el 27 de enero de 1805 se presentaron a la vista del puerto de La Habana dos fragatas inglesas que apresaron varios buques mercantes españoles, dejando al mismo tiempo libre a los neutrales. Y el 30 de ese mismo mes se recibió la Real orden firmada por Miguel Cayetano Soler –San Lorenzo 30 de noviembre de 1804– dando aviso de los graves acontecimientos acaecidos en el viejo continente y las medidas que debían adoptarse en los dominios españoles de América: No obstante la neutralidad en que estaba la España con Inglaterra y la buena armonía que conservaba el Rey con el Gobierno Inglés, faltando este a su decoro y atropellando el derecho de gentes, ha tenido la conducta extraña de dar orden para apresar como en efecto se ha executado por una División de Buques de Guerra Ingleses las quatro Fragatas de la Real Armada que con registro de caudales venían de Montevideo, habiendo volado una de ellas, y para que el Almirante Nelson haya cometido en el Mediterráneo hostilidades, de un modo, no solo escandaloso sino inaudito= El Rey ha sido sorprehendido con este acto de perfidia que no tiene exemplar en la Historia de las Naciones Civilizadas: y en consecuencia ha dado S. M. las providencias que el Sor Generalísimo Príncipe de la Paz y Sor Ministro de Guerra habrán ya comunicado al Capitán General para la defensa y seguridad de esa Isla; y con el mismo objeto ha mandado que por el Ministerio de mi cargo, se expida orden, como lo executo con esta fecha, al Virrey de Nueva España para que Archivo Nacional, Real Consulado y Junta de Fomento, legajo 114, No. 4,820. 16 RevolucionesYconflictos20120207.indd 106 09/02/2012 02:50:29 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 107 envíe los auxilios que V. S. y el Capitán General le pidan; de modo que nunca pueda alegarse la indefensión por falta de medios de parte de la Real Hacienda.17 Como también se había recibido, casi al mismo tiempo, la Real orden de 8 de noviembre, igualmente dirigida también al Intendente de Hacienda en la que prevenía: [...] se cierren los puertos de estos Dominios hasta nueva orden, con el fin de no exponer los intereses Reales y del comercio a las contingencias que ofrece el estado de los negocios pendientes entre las Cortes de España y Londres [...] [...] celebraron el Capitán general Someruelos y el Intendente interino de Real Hacienda Gómez Roubaud, los días 31 de enero y 1 de febrero, dos reuniones extraordinarias en el Palacio de Gobierno de La Habana. En ellas se trató no sólo de los ataques ingleses a los barcos españoles sino también de la crisis que amenaza al comercio con la aplicación de las citadas Reales Ordenes, y [...] [...] en vista que no deben esperarse de la Península, ni de las Américas Españolas por suceder lo mismo que en esta Isla de cerrarse los puertos, quando ella funda su mayor subsistencia en los que les envían de fuera de las referidas Posesiones [...] tomaron, lo que ellos mismos calificaron como una pronta y extraordinaria providencia, el acuerdo de suspender mientras las circunstancias lo exigieran los privilegios de introducción de harinas que explotaban el conde de Mopox y D. Francisco Figueras, permitir la entrada de todo buque neutral que viniera con víveres. Es decir, la libertad de comercio.18 Al romperse las trabas que impedían su desarrollo, el comercio de los Estados Unidos hubo de adquirir preponderancia económica Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 9, No. 8. Ibídem, legajo 4, No. 44-a. 17 18 RevolucionesYconflictos20120207.indd 107 09/02/2012 02:50:29 p.m. 108 José Luciano Franco en Cuba. Y comenzaron a acentuarse las proyecciones del naciente poderío norteamericano. Primero en sus intentos de apoderarse, con la llamada Ley de Mobila, de la Florida Occidental y, después, en la decidida recomendación de Jefferson de extender el dominio norteamericano a Cuba. Así, pues, en la sesión de la Junta de Gobierno del Real Consulado en 13 de marzo de 1805 para conocer oficialmente el Real Manifiesto declarando la guerra a la Gran Bretaña, hubo de comenzar a estudiarse las nuevas condiciones históricas adversas a los intereses esclavistas que sus miembros representaban, para dictar las medidas adecuadas para la supervivencia de los que disputaban del rápido desarrollo económico de la isla, amenazada por los corsarios ingleses y la insaciable voracidad de los norteamericanos. La Junta de Guerra, celebrada en La Habana el 21 de septiembre de 1805, bajo la presidencia de Someruelos y con la asistencia del comandante general de Marina, D. Juan de Villavicencio, y el director general de Tabacos Intendente interino de Hacienda, D. Rafael Gómez Roubaud, tuvo como punto principal estudiar las medidas que debían adoptarse, en vista de los graves perjuicios causados por los corsarios ingleses que en tres ocasiones habían atacado ese año los puertos de la jurisdicción de Puerto Príncipe, dos de ellos en el de Nuevitas, para contrarrestar las agresiones que partían sistemáticamente de las Bahamas.19 Esta guerra con la Gran Bretaña causó daños de consideración a la economía esclavista de Cuba. Y el gobierno de la colonia vivió en un estado de alarma constante por los repetidos ataques de los corsarios a los puertos y ciudades cubanas. A principios del año 1806, dos corsarios sorprendieron y saquearon el surgidero y pueblo de Batabanó al sur de la ciudad de La Habana, llevándose unos cuantos prisioneros. El 23 de agosto de ese mismo año, casi a la vista del Castillo del Morro, dos fragatas británicas atacaron a la española Pomona que, perseguida, embarrancó en Cojímar, donde tuvo que arriar bandera después de un duro combate, y haber salvado los españoles más de ciento sesenta mil pesos plata que traía de Nueva España para la Real Hacienda de Cuba. El 27 de julio de 1807 atacó la ciudad de Baracoa un escuadrón naval inglés procedente de las Bahamas compuesto por un navío, una Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 4, No. 44-a. 19 RevolucionesYconflictos20120207.indd 108 09/02/2012 02:50:29 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 109 fragata y una goleta pequeña. Bombardearon los fuertes y desembarcaron unos cien hombres en la playa de la Miel. Una tropa improvisada en Baracoa integrada por milicianos y ochenta refugiados franceses voluntarios, sorprendieron a los ingleses, les hicieron unas doce bajas y condujeron al resto prisioneros. Como uno de los barcos atacantes sufrió serias averías al ser alcanzado por los cañones de los fuertes, se retiraron los ingleses derrotados. La guerra les sirvió a los ingleses para hacerse dueños del Caribe. Ocuparon Curazao, las Antillas Danesas, Martinica y la Guayana. Y se prepararon a lanzarse sobre Cuba, pese a que les podía provocar un serio conflicto con Estados Unidos que ambicionaban extenderse hacia las Floridas y el Caribe. En 20 de enero de 1808 recibió Someruelos un oficio reservado del Ministro de la Guerra informándole que la Gran Bretaña se preparaba a atacar la ciudad de La Habana, y estaba reuniendo con ese fin una fuerte escuadra para convoyar los barcos que conducirían a estos mares un ejército de 20,000 hombres. Y cuando mayor era la ansiedad de los gobernantes coloniales de Cuba, el nuevo Intendente de Hacienda, D. Juan de Aguilar dio cuenta a Someruelos –17 de julio de 1808– de la sublevación del pueblo español contra la invasión francesa, y, en consecuencia, el cambio de la correlación de fuerzas internacionales: Inglaterra se convertía en aliada de España y la Francia bonapartista en enemiga. Y el 26 de noviembre de ese año, el brigadier Kindelán, gobernador de Cuba, informaba a Someruelos de la sublevación de Santo Domingo, y que el brigadier D. Juan Sánchez Ramírez ocupaba el gobierno de aquella colonia en nombre del rey de España. ◉◉◉◉◉ La Revolución de los Esclavos de Santo Domingo y la constitución del Estado Libre de Haití, la segunda nación independiente de América después de los Estados Unidos, era el tema que compartía, junto con el de las guerras contra Bonaparte, la atención tanto de las autoridades hispanocoloniales del Caribe como de los agentes diplomáticos de las potencias coloniales. Así vemos que en oficio No. 146 de 4 de enero de 1804, el capitán general de Venezuela, D. Manuel de Guevara Vasconcelos, da cuenta desde Caracas al Ministro de Estado del resultado del viaje del agente enviado por él al Guarico RevolucionesYconflictos20120207.indd 109 09/02/2012 02:50:29 p.m. 110 José Luciano Franco conduciendo al coronel francés Ross. En el informe manifiesta el agente que varios refugiados franceses le aseguraron en St. Thomas que el general negro Dessalines se titulaba General de Méjico y Xefe de la Casa de los Incas, baxo la protección de las Armas Británicas, pero que en los documentos oficiales no usaba ese título.20 Y el mismo funcionario, carta No. 158, Caracas 24 de abril de ese año, acompañaba al Ministro de Estado copia de una proclama de 1 de enero del «General de los Negros Juan Santiago Dessalines excitando a los habitantes de Haití a resistir a los franceses y a sostener la independencia».21 En 3 de septiembre de 1806, el Encargado de Negocios de Francia en Madrid entregó una nota al Ministro de Estado español participándole confidencialmente la salida de Haití de algunos emisarios de Dessalines, con el evidente propósito de sublevar los esclavos de las colonias americanas de las potencias europeas. Lo que dio lugar a la Real orden de 14 de septiembre participando a los Virreyes, Capitanes generales y Gobernadores de América que, en vista de la citada nota francesa, S. M. quiere que todo hombre de color que llegue de Santo Domingo a las colonias españolas sea inmediatamente arrestado, como igualmente los colonos con quienes tengan relaciones dichos emisarios. Y Someruelos, al transcribir al Gobernador de Santiago de Cuba la Real orden citada que le había enviado el Ministro de Estado, hace notar que a pesar de las repetidas órdenes dadas por el Gobierno de la isla para que no se permitiera la entrada de personas de color libres, no sólo de la isla de Santo Domingo, sino también de las demás colonias extranjeras, en la práctica se seguía tolerando la llegada de millares de mulatos y negros libres en los puertos de la región oriental de Cuba.22 Y no era sólo el temor a la llegada de emisarios lo que inquietaba a los colonialistas y traficantes de esclavos de la isla de Cuba, sino también las posibles consecuencias de la situación político-social de Haití y Santo Domingo que a sus ojos aparecía estimulada por Inglaterra, entonces enfrascada en una nueva contienda armada frente a España y Francia. La alianza entre estas dos naciones hacía que tanto el general Ernouf, gobernador de Guadalupe como el general Ferrand que lo era de Santo Domingo, trataban de conseguir en Cuba la ayuda Archivo General de Indias, Estado, Caracas, legajo 11, No. 7. Ibídem, No. 3 y 4. 22 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 142, No. 34 y legajo 138, No. 59. 20 21 RevolucionesYconflictos20120207.indd 110 09/02/2012 02:50:29 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 111 necesaria para hacer frente a los ingleses. Hubo un acuerdo entre los citados generales y las autoridades navales de La Habana –del que fue autor el comandante general de Marina, Araoz– para conceder patentes de corso a los armadores norteamericanos, principalmente, a fin de atacar el intenso tráfico comercial inglés en el Caribe. Lo que dio ocasión a que en Santiago de Cuba se intentaran establecer agentes de aquellos gobiernos que, como en el caso de Garland –junio de 1805– dieron lugar a múltiples conflictos y reclamaciones. Que se agudizaron como consecuencia de la derrota sufrida por los franceses en el combate naval de la Ensenada de Palenque el 6 de febrero de 1806. La escuadra francesa que, al mando del contralmirante Leisseigue, había salido de Brest el 3 de diciembre de 1805, integrada por cinco navíos, dos fragatas y una corbeta, fondeó en Santo Domingo el 22 de enero de 1806, aportaba abastecimientos, noticias y órdenes de cooperar con los corsarios contra el comercio inglés. Hacía tres años que el general Ferrand no recibía el menor auxilio de la metrópoli, todo cuanto le llegaba del exterior venía de Cuba. Y el 6 de febrero apareció la escuadra inglesa mandada por el almirante Sir John Duckworth, en dos divisiones a las órdenes de los contralmirantes Alexander Cochrane y Thomas Lowes. El marino francés que conocía las deficiencias técnicas de unas tripulaciones improvisadas, quiso acoderar sus navíos a las baterías de tierra para hacer frente a los ingleses, pero el general Ferrand le obligó a cambiar su plan, y le hizo aparejar para hacerse mar adentro y eludir el combate. Fracasó la maniobra, y pese a su heroica demostración de coraje sufrió una aplastante derrota. Tres buques pudieron escapar, dos navíos, Le Júpiter y L’Alexander, fueron apresados por los ingleses; L’Brave, quedó fuera de combate al iniciarse la lucha, L’Imperial y La Diomède embarrancaron saltando a tierra sus tripulaciones. Definitivamente los ingleses quedaron dueños absolutos de las rutas marítimas del Caribe. Los ingleses intentaron apoderarse de la bahía de Samaná, pero fracasaron. En ella había construido Ferrand una pequeña población, Puerto Napoleón, entusiasmado no sólo por las riquezas que ofrecía la explotación de una tierra virgen sino también por las posibilidades estratégicas que brindaba su extensa bahía, que ya había llamado la atención de Floridablanca veinte años antes, y que en el futuro habría de ser motivo de codiciosos proyectos por parte de los Estados Unidos y las grandes potencias europeas. RevolucionesYconflictos20120207.indd 111 09/02/2012 02:50:29 p.m. 112 José Luciano Franco La derrota sufrida obligó al general Ferrand a recurrir de nuevo a Cuba en busca de los recursos que Bonaparte no podría enviarle nunca más. Sabía que el gobernador de Guadalupe, general Ernouf, remitía las presas de sus corsarios a Santiago de Cuba para recibir, en cambio, los auxilios que urgentemente necesitaba con mayores facilidades que él, y en una carta bastante impertinente al general Kindelán, gobernador de Santiago de Cuba, dio rienda suelta a todas sus quejas infundadas. Acompañaba a su carta copia de un oficio de Decrés, Ministro de la Marina y de las Colonias del emperador Napoleón, en la que le informaba haber trasladado al titular de Relaciones Exteriores las reclamaciones del general Ferrand por los supuestos malos tratamientos que sufrían los refugiados franceses en Cuba, y que este había presentado al Gobierno de España. Como consecuencia de esas gestiones diplomáticas se había dictado la Real orden, firmada por Cevallos, Madrid 1 de agosto de 1806, en la que S. M. Carlos IV mandaba a decir al Capitán general de la isla y al gobernador de Santiago de Cuba que, además de ofrecer los auxilios y protección que necesitasen los colonos franceses huidos de Santo Domingo, estén: [...] atentos a todos los eventos que podrían suceder, a fin de interponer su autoridad y facultad al efecto de componer amigablemente las diferencias que podían acontecer entre aquellos refugiados y aun con Españoles, sin intervención judicial [...]. Esta Real orden, no era original, sino una copia en francés, avalada por la firma del general Bournonville, del Ministerio de Marina y Colonias, y que Ferrand envió junto con la citada carta dirigida a Kindelán. Este, molesto, en oficio No. 1702, Santiago de Cuba 14 de julio de 1806, dijo al capitán general Someruelos: Acompaño a V. E. copia de un oficio que me ha dirigido el Capitán General interino de Santo Domingo L. Ferrand insertándome las de una Real orden que parece expedida de nuestra Corte con fecha 1 de agosto del año pasado de 805 con dirección a V. E. tratando de que se den a los franceses refugiados en esta Isla los auxilios y protección que sean conformes a la humanidad de nuestras Leyes; y contrayéndome a RevolucionesYconflictos20120207.indd 112 09/02/2012 02:50:29 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 113 lo que el citado General expone a la conclusión de su citada carta, no puedo dejar de recomendar a la consideración de V. E. todo quanto consultando a sus superiores disposiciones ha hecho este Gobierno en favor de los expresados franceses que desde la evacuación de Santo Domingo se ampararon en esta Plaza, y la novedad que me causa sobre la preferencia que me dice haber yo dado a los Agentes del Gobierno de la Guadalupe sobre los suyos de Santo Domingo, respetto a que ni unos ni otros han sido reconocidos bajo tales funciones en la comprehension de mi Govierno y que como simples particulares ha sido igual la atención que les he dispensado = También extraño la observación que me hace de haber rehusado mi permiso a los franceses que lo han solicitado para aquellas Colonias no siendo cierto este embarazo pues a quantos los pretenden se les acuerda el correspondiente Pasaporte; y si siente que se les niegue a los Dominicanos Españoles no depende esto de mi arbitrio, sino de las órdenes Soberanas que V. E. oportunamente me comunicó para impedirlo. En 30 de julio recibió Someruelos, en La Habana, la documentación remitida por Kindelán sobre las cuestiones planteadas por el gobernador francés de Santo Domingo. Directamente contestó a Ferrand en términos mesurados pero enérgicos –4 de agosto de 1806– de cuya carta envió copia ese mismo día al general Kindelán: [...] Sobre el contenido de las dos copias que V. E. acompaña, una de la Real orden de S. M. C. expedida por el Ministerio de Estado acerca de socorro y protección a los Emigrados franceses de Santo Domingo refugiados en esta Isla; y la otra de carta escrita a V. E. por el Excelentísimo Señor Ministro de Marina y Colonias, participando haber recomendado al Señor Ministro de Relaciones Extrangeras las reclamaciones que los Agentes enviados por V. E. á esta Isla le han hecho en favor de los Franceses de que se hace mención; digo á V. E., que aun no he recibido la Real Orden de mi Soberano de que se trata, sin duda por el extravio de Correos en el actual tiempo de Guerra, pero como el asunto a que es referente se ha RevolucionesYconflictos20120207.indd 113 09/02/2012 02:50:29 p.m. 114 José Luciano Franco cumplido exactamente por mí y mis Subalternos en esta Isla, y son buenos testigos los muchos Franceses que han estado y aun existen en la Isla, tratándoles en los propios términos que á los Españoles; me causa bastante admiración me diga V. E. que al recibo de dicha Soberana resolución habré tomado seguramente medidas para hacer cesar las vejaciones de que han tenido motivo de quejarse, tantas veces los Franceses, y como nada de eso me consta, pues estoy persuadido de lo contrario según llevo dicho, espero me informe V. E. que franceses han sido vejados en La Habana y demás Pueblos de la Isla, en que tiempo lo han sido, quienes, por quienes, y de qué modo; y también, si de alguna de las vejaciones que se dicen ha sido sabedor el Gobierno; y por quien se le haya dado parte, como era debido, para la providencia correspondiente; pues sin que preceda esta precisa circunstancia, no puede absolutamente remediarse la falta donde esté. El gran número de franceses que voluntariamente reside en La Habana y demás Pueblos de la Isla y sus Campos, es el mejor testimonio de que no son vejados, insultados, ni tratados mal; por el contrario acredita que son muy bien atendidos y mirados con consideración, como ha sucedido y sucede hasta ahora = En quanto a que la orden citada de mi Soberano aprueva la presencia de los Agentes del Gobierno de Santo Domingo en los dominios Españoles y en particular en esta Isla: no lo entiendo yo así; por lo tanto ratifico á V. E. lo mismo que le tengo dicho en varias ocasiones de que no tengo arbitrio para admitir en la Isla de mi mando a ningún individuo extranjero con Comisión permanente, mientras no preceda orden terminante y expresa para cada caso de mi Soberano.= Por lo que hace que jamás los Gobernadores de la Isla de Barlovento han debido corresponderse con las autoridades de la Isla de Cuba, con lo demás que V. E. añade con este motivo, contesto a V. E.; que no es asunto de esta Capitanía General, pues mientras se entiendan con ella, ha de escribírseles por exigirlo así la atención entre Xefes de Potencias Amigas y aliadas, sin que por esto haya por mi parte condescendencia ni disimulo sobre Agentes, ni otra persona con semejante titulo, por no residir en mis facultades para como dixo dicho arriva; no siendo tan poco cierto que los RevolucionesYconflictos20120207.indd 114 09/02/2012 02:50:30 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 115 Sugetos Comisionados por el General de la Guadalupe hayan sido distinguidos y mirados con preferencia que los que han venido de esa Isla, pues este Gobierno siempre ha procedido en estos casos con toda imparcialidad propia de su carácter– Y finalmente que no permita yo se niegue a los franceses emigrados, como dice V. E. ha sucedido cien veces, la autorización quando la solicitan para embarcarse y volver a sus hogares; digo á V. E. que a ningún francés se ha negado la licencia que ha solicitado para regresar á dicha Isla, ó a otro parage que le haya acomodado; no estando en igual caso los Emigrados Españoles en la de Santo Domingo, pues en estos ha gastado el Gobierno Español sumas considerables para transportarlos a Colonias Españolas, conforme les ha acomodado y solicitado por ellos, socorriéndoseles, además a todos por el Real Erario para su manutención.23 Y como los argumentos de Someruelos eran irrebatibles, el general Ferrand prefirió dar la callada por respuesta, pues no quería romper relaciones con el único gobierno que le facilitaba los medios para hacer frente a ingleses y haitianos. Suponía él, además, que entraba en un período de relativa tranquilidad pues el peligro de un posible ataque que partiere de Haití había cesado con la desaparición de Dessalines, que, habiéndose proclamado emperador de Haití –consagrado en el Cabo el 6 de octubre de 1804 bajo el nombre de Jacques I– fue asesinado por un grupo de soldados sublevados por los agitadores a sueldo de los agiotistas, contrabandistas y ladrones de tierras, mulatos en su casi totalidad, el 17 de octubre de 1806 en Pont-Rouge. La muerte del héroe máximo de la independencia haitiana provocó la guerra civil, y la división del país en dos: el Sur y el Oeste bajo la dictadura de Alejandro Petion, y el Norte dominado por Henri Christophe. El proyecto de unir los pueblos de la isla de Santo Domingo bajo una bandera revolucionaria –que había sido la obra a que Toussaint Louverture consagró sus energías constructivas, y que tanto temían los traficantes de esclavos y los colonialistas europeos– se desvanecía ante la crisis que envolvía a Haití, y amenazaba con destruir la independencia que con tantos sacrificios se había logrado. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 138, No. 33. 23 RevolucionesYconflictos20120207.indd 115 09/02/2012 02:50:30 p.m. 116 José Luciano Franco La calma que se prometía Ferrand le duró poco tiempo. La inesperada agresión de Bonaparte a España, y la heroica resistencia del pueblo español a los invasores franceses, cambió radicalmente la correlación de fuerzas internacionales. Inglaterra de enemiga se convirtió en aliada de España, y la tradicional alianza franco–española que se sostenía a pesar de las peculiares contradicciones históricas desde el famoso Pacto de Familia, quedó hecha trizas. Y las primeras consecuencias de la guerra contra Bonaparte hubo de sufrirla el gobierno colonial francés del antiguo Santo Domingo español. Las noticias de Europa produjeron una intensa conmoción entre los dominicanos y españoles que, si hasta entonces habían aceptado sin protesta alguna la dominación francesa por defender sus intereses esclavistas –Ferrand había restaurado la servidumbre negra abolida por Toussaint– al modificarse las condiciones históricas de ese período, se alinearon con rapidez para luchar contra los franceses. Juan Sánchez Ramírez, que al ocurrir la ocupación en 1801 se había refugiado en Puerto Rico, de donde hubo de regresar tres o cuatro años después, fue el líder máximo del movimiento armado contra los franceses. Antonio López de Villanueva, Ciriaco Ramírez, José Cordero, Francisco Fernández de Castro, Pedro Santana, fray Ignacio Morilla y otros le secundaron. Alentados por el capitán general de la isla de Puerto Rico, D. Toribio Montes, que, por mediación de D. José Moreno, capitán de una goleta contrabandista, distribuyó proclamas incitando a los dominicanos a sublevarse. La insurrección encontró un campo abonado para propagarse. El 1 de noviembre de 1808, la fragata de guerra inglesa Franchise convoyó la expedición enviada por el gobernador de Puerto Rico con doscientos veteranos voluntarios y abundantes armamentos y municiones. Con esos refuerzos derrotó Ramírez a los franceses en el combate de Palo Hincado, en cuya acción se suicidó el general Ferrand, sucediéndole en el mando el general Barquier. Mientras tanto la escuadra inglesa se apoderó de Samaná y estableció el bloqueo sobre Santo Domingo. Proyectada por D. Ciriaco Ramírez, cabeza de movimiento en los pueblos del Sur, se reunieron los complicados en la sublevación el 13 de diciembre de 1808 en Bondillo, con el carácter de diputados de la parte española de la isla de Santo Domingo, nombrados por sus respectivas jurisdicciones. En ella se acordó nombrar a D. Juan Sánchez Ramírez gobernador político y militar, reconocer a D. Fernando VII RevolucionesYconflictos20120207.indd 116 09/02/2012 02:50:30 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 117 por legítimo rey y la autoridad de la Suprema Junta Central de Sevilla. Una vaga tradición, sin embargo, –escribe D. Federico Henríquez y Carvajal– no comprobada hasta ahora, pretende que en el famoso «Consejo de Bondillo», convocado por Juan Sánchez Ramírez, el Jefe de la Reconquista, a fines de 1808 hubo un voto en contra de la reincorporación de Santo Domingo a España y a favor de la constitución de un Estado libre y soberano. Ese voto –que tal vez sólo fuese una opinión incidental y aislada– se le atribuye al promotor y jefe de la revolución reconquistadora en las comarcas de la Maguana: D. Ciriaco Ramírez. Es una mera tradición y se confunde con la leyenda.24 Con la ayuda de una división naval a las órdenes del contralmirante W. Price Cumby y tropas de desembarco comandadas por el mayor general Sir Hugh Lyle Carmichael, el 15 de julio de 1809 la ciudad de Santo Domingo se rindió a los ingleses. Estos, después de asegurarse las ventajas que el nuevo gobierno concedería al comercio inglés, entregó el mando al brigadier D. Juan Sánchez Ramírez. Del formidable ejército que Bonaparte envió a Santo Domingo, 150 oficiales de todas las armas, justicia, administración, culto, y 320 sargentos y soldados fueron los únicos que salieron de aquella isla que, de acuerdo con las cláusulas de la capitulación, los trasladaron a los Estados Unidos en barcos mercantes ingleses desembarcando la mayor parte en Filadelfia el 4 de octubre de 1809. Antes de retirarse, los ingleses arrasaron con todo lo que pudieron llevarse. El general Carmichael, después de reembolsarse los gastos que había hecho durante la guerra, tomando a cuenta grandes partidas de maderas preciosas pertenecientes a los comerciantes franceses, los cañones de bronce, y las campanas de las iglesias y cuantos objetos de algún valor encontró en la casi destruida capital dominicana, se retiró a Jamaica. ◉◉◉◉◉ La incapacidad y torpeza política del favorito Godoy que hubo de convertirse en un simple juguete de la sed de oro y de barcos que sufría Bonaparte, condujo a España por el camino del desastre y de la ruina. Bien es verdad que, aun antes de que el funesto privado tuviera en sus Federico Henríquez y Carvajal, Un prócer reaccionario, La Habana, 1926. 24 RevolucionesYconflictos20120207.indd 117 09/02/2012 02:50:30 p.m. 118 José Luciano Franco inhábiles manos las riendas del poder, España, dinastía y nación, se mostraba impermeable a introducir las reformas burguesas –capitalistas que en la vida moderna de los pueblos europeos habían surgido con la clarinada revolucionaria francesa. Y, desde los tiempos de Floridablanca, se había encerrado en un aislamiento intransigente que no permitió la infiltración de las corrientes progresivas de aquel período histórico. Así pues, la opinión pública recibió con no disimulada desconfianza los arreglos de Godoy –a quien el pueblo español odiaba con ahincado rencor por sus escándalos y trapacerías– con los enviados del emperador de los franceses, entonces en el apogeo de su carrera guerrerista. Las negociaciones de los subsidios, realizadas por el banquero español José Martínez Hervás, amigo y agente confidencial de Godoy en París, y las serviles humillaciones de este ante Bonaparte, que para los españoles –cuya mentalidad permanecía alejada de cualesquiera veleidad revolucionaria y poco dispuesta a dejarse imponer a la fuerza teorías que estimaba heréticas– representaba el hombre de la Revolución francesa, trascendieron a amplias capas de la población madrileña creando un ambiente de hostilidad y desconfianza hacia los reyes y su favorito. El embajador francés en Madrid, general Beurnonville, contribuyó con su desacertada gestión a la mala voluntad de los ministros de Carlos IV. La cuestión de Portugal en que el ciego egoísmo de Godoy puso a España en manos de Bonaparte, y la creencia de este, alentada por Murat y Talleyrand sobre todo, en las supuestas enormes riquezas en materiales y medios marítimos que poseía España y les eran indispensables para aplicar el bloqueo continental, precipitaron la loca imprudencia bonapartista de apoderarse de la península ibérica. Política que comenzó a proyectarse con la firma del tratado franco español de Fontainebleau en 29 de octubre de 1807. Las tropas francesas penetraron en tierra española con destino a Portugal. Junot se apoderó de Lisboa el 30 de noviembre de 1807. La crisis española cobró intensidad El 27 de octubre de 1807, se descubrió la llamada conspiración de El Escorial, que provocó la prisión del Príncipe de Asturias. El 17 de marzo de 1808, dirigido por el famoso conde de Montijo, el motín de Aranjuez obliga a Godoy a renunciar y huir para salvarse de las iras del pueblo madrileño. El rey Carlos IV abdica en favor de su hijo Fernando y se refugia en Bayona bajo la protección de Bonaparte. RevolucionesYconflictos20120207.indd 118 09/02/2012 02:50:30 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 119 Para el pueblo español el nuevo rey Fernando VII es su héroe: el Deseado. Rey aclamado por sus súbditos, no es aceptado por Bonaparte que no lo reconoce. Las tropas francesas inundan a España. Los Borbones –Carlos IV y María Luisa, y el flamante Fernando VII– representaron ante Napoleón las grotescas escenas de Bayona, donde se habían refugiado, y abdicaron de sus derechos en manos del todo poderoso emperador. José Bonaparte recibió orden de venir a ocupar el vacante trono de España. Pero Napoleón no había contado con el heroico pueblo español. El 2 de mayo de 1808 se sublevó Madrid contra el invasor extranjero. En la defensa del Parque de Artillería, junto a Daoiz y Velarde, se distinguió un cubano, el joven habanero Rafael de Arango y Núñez del Castillo. Y el 22 de julio de 1808 con tropas veteranas y voluntarios españoles, el general Teodoro Reding derrota a Dupont en Bailén. Impulsado por el correcto instinto político tan peculiar en las masas populares, se crearon en toda España las llamadas juntas que asumieron la responsabilidad de dirigir la nación abandonada cobardemente por sus gobernantes. La Suprema Junta Central, de Sevilla, en nombre de Fernando VII, sería la rectora del gobierno de España y de las Indias. ◉◉◉◉◉ Las noticias sobre los sucesos de España las trajo a Cuba el nuevo Intendente de Hacienda, D. Juan de Aguilar y Amat, que llegó al puerto de La Habana a bordo de la fragata americana Despach el 17 de julio de 1808. Al publicarse ese mismo día en el diario Aurora, órgano oficioso del Gobierno Colonial, la proclama del marqués de Someruelos a los Habitantes de la Isla de Cuba, hijos dignos de la generosa Nación española, en que se anunciaba la invasión de los soldados de Napoleón y en consecuencia el peligroso y funesto caos en que se halla sumergida la madre patria, causó una indescriptible emoción en todas las capas de la población cubana, inclusive entre los negros y mulatos libres o esclavos. Y produjo el movimiento –que fue tachado de abrigar ocultas miras, independentistas– para organizar a semejanza de las de España una Junta Superior de Gobierno en La Habana, cuyo proyecto fracasó en su etapa inicial por la oposición del conde de Casa-Barreto en primer término, secundado por un grupo de altos funcionarios enemigos de Someruelos, entre los cuales se contaban D. Rafael Gómez Roubaud, RevolucionesYconflictos20120207.indd 119 09/02/2012 02:50:30 p.m. 120 José Luciano Franco que estaba al frente de la Factoría de Tabacos, y el teniente general D. Juan de Villavicencio, comandante general de Marina. Tanto Someruelos como el gobernador de Santiago de Cuba, Kindelán, acusados de afrancesados, tuvieron que hacer frente a los gravísimos problemas acarreados por la guerra hispano-francesa. Y si bien es verdad que la alianza británica brindaba una amplia protección a la defensa en la Isla, no es menos cierto que los tortuosos manejos diplomáticos norteamericanos cerca de Bonaparte inspirados por Jefferson y Adams, con el propósito de apoderarse de la Florida y Cuba, y los emisarios enviados a La Habana para preparar el apoyo de los negreros y hacendados cubanos al logro de esos planes, hacían temer a Someruelos que, con la posible noticia de la rendición de España a los franceses, se produjese igualmente –como ocurrió con la Luisiana– la orden de entrega de la isla a los voraces expansionistas norteamericanos. A empeorar la situación contribuía el crecido número de refugiados franceses que había en Cuba, singularmente en la región oriental de la isla. El Bando del marqués de Someruelos, reproduciendo la declaratoria de guerra, publicado en La Habana el 23 de julio de 1808, provocó una serie de motines populares contra los franceses en la capital de la isla. La Suprema Junta de Sevilla, en ese documento, en nombre de Fernando VII y de toda la Nación Española, declaraba la guerra al emperador Napoleón I, y a la Francia mientras esté bajo su dominación y mandaba a todos los Españoles: [...] obren con aquellos hostilmente, y les hagan todo el daño posible, según las leyes de la Guerra, y se embarguen todos los buques franceses surtos en nuestros Puertos, y todas las propiedades, pertenencias, y derechos, que en qualquiera parte de España se hallen, y sean de aquel gobierno, o de qualquiera individuo de aquella Nación. Complementó esa disposición otra Real orden, dictada por la Suprema Junta Central Gubernativa, Sevilla, 2 de febrero de 1809, en la cual: [...] en nombre del Rey D. Fernando Séptimo ha decretado y decreta se embarguen y secuestren todos los bienes y efectos de los franceses residentes en España [...]. RevolucionesYconflictos20120207.indd 120 09/02/2012 02:50:30 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 121 En junio de ese año, recibió el marqués de Someruelos esas disposiciones acompañadas de una Real orden, firmada por Saavedra, en Sevilla a 10 de febrero, en la que se le decía: De orden del Rey Nuestro Señor D. Fernando VII, y en su Real nombre la Junta Suprema de Gobierno de estos y esos dominios, remito a V. S. un exemplar del Real Decreto de dos del corriente por el qual ha creado S. M. una Junta de represalias, a fin de que les sirva de gobierno. A pesar de la oposición del Intendente de Hacienda, D. Juan de Aguilar, que, semanas después, en oficio a D. Francisco de Saavedra se quejó de la resolución del gobernador Someruelos, este, en 19 de junio de 1809, dictó el Bando que creaba en La Habana la Junta: D. José Antonio Ramos, Oidor en la Real Audiencia, como presidente, y D. Domingo Santibáñez, Auditor de guerra, y el licenciado D. Luis Hidalgo Gato, abogado, como vocales, actuando de escribano D. Miguel Méndez. El citado bando fue hecho público con toda la pompa y solemnidad de aquellos tiempos. Al toque de cajas y demás instrumentos bélicos con el acompañamiento de una compañía de granaderos, y una manga de sargentos. Y el primer acuerdo de la flamante organización consistió en dictar un bando que hubo de provocar verdadero pánico entre los franceses refugiados de Santo Domingo, ya que en el mismo, bajo la firma del escribano D. Miguel Méndez, se advertía que [...] en uso de las facultades que a la Junta de esta capital competen, ordena y manda que todos sus vecinos acudan dentro de tercero día a manifestar quantas pertenencias existan en su poder correspondiente a franceses, a quienes tampoco se exonera de esta obligación, lo que verificaran por una nota firmada de su mano ante el presente Escribano.25 La aplicación de esas medidas, y la serie de abusos y atropellos a que dieron lugar, ocasionaron la huida en masa de los colonos franceses y sus familiares. Una cantidad que se estima en doce o diez y seis mil Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 482, No. 18,659. 25 RevolucionesYconflictos20120207.indd 121 09/02/2012 02:50:30 p.m. 122 José Luciano Franco hombres y mujeres de todas las edades huyeron de la región oriental de Cuba para refugiarse en Nueva Orleans. Se quedaron los mulatos que, por las discriminaciones raciales norteamericanas, temían trasladarse a los Estados Unidos, y aquellos que se habían naturalizado. Y fueron salvados de las garras de sus perseguidores –que bajo el manto del patriotismo sólo pensaban en apoderarse de sus riquezas– por la resuelta actitud del marqués de Someruelos y el brigadier Kindelán que les ofrecieron todo su apoyo. Muchos franceses, al huir, se llevaron consigo sus esclavos, joyas y otros valores, amparados por los agentes contrabandistas que mantenían el ilícito comercio con puertos de los Estados Unidos. Y a esto se refiere la Real orden de 21 de abril de 1810 dirigida al marqués de Someruelos, recibida por este en 12 de julio, en la que se dice por el Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda: Por la carta de V. E. de 10 de noviembre último No. 258 y copia del oficio que le dirigió el Gobernador de Cuba, se ha enterado el Consejo de Regencia en nombre del Rey nuestro Señor D. Femando 7º de haberse fugado varios franceses con los negros de los cafetales de su propiedad con motivo de algunas providencias de la Junta de Represalias sobre dicha clase de bienes franceses embarcándose con rumbo a Nueva Orleans; y conviene S. M. en que por los motivos que V. E. indica no se reclamen los referidos Franceses y sus esclavos a aquel Gobierno; pero quiere que tanto V. E. como los demás Gefes en esa Isla vigilen y tomen las medidas más eficaces y convenientes a evitar iguales sucesos por las fatales consecuencias que de verificarse pueden resultar, atendidos los conocimientos que tienen del País y caminos aun de los extraviados.26 La parte final de esta Real orden tiene alguna relación con el temor que abrigaban los gobernantes hispanos, con sobradas razones, de que Bonaparte intentara promover en las colonias de América movimientos revolucionarios entre los descontentos con el régimen existente, ayudados por los franceses perseguidos y extorsionados en Cuba. Ya Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 211, No. 156. 26 RevolucionesYconflictos20120207.indd 122 09/02/2012 02:50:30 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 123 Someruelos, en 15 de marzo de ese año, había oficiado al gobernador de Santiago de Cuba sobre la amenaza de emisarios bonapartistas: Además de los que consta en el bando que dirigí a V. S. en oficio de 12 de febrero próximo, y en la Adición comunicada en 18 del mismo, sobre los emisarios franceses que habían llegado a los Estados Unidos para turbar las colonias españolas; añado ahora que por las últimas noticias que he tenido resulta que con tres agentes principales de José Napoleón llegaron a Baltimore cincuenta subalternos para varios puntos de dichas colonias; que la mayor parte son españoles, y que los que no lo son hablan perfectamente el castellano; que algunos habían salido ya para esta Isla con el fin de continuar a Veracruz, Honduras, Venezuela y Portovelo; que un tal Pavasot, criollo de San Marcos, en la Isla de Santo Domingo, habiendo ido a Baltimore a mediado de enero para pasar a Jamayca con objeto de sublevar los negros, y hacer una revolución en aquella isla, habían salido con el mismo fin otros emisarios para esta isla; y que ha efecto de poder introducirse vienen disfrazados de Marineros, cocineros, contramaestres, negociantes, etc., que las expediciones que Bonaparte tiene preparadas en Italia y Francia, tratarán de introducirse por. Baracoa y que se sospecha que el mulato Petion los auxiliará, que uno de los comisarios que han salido para las colonias españolas es Mr. Duelos que estuvo al servicio del Señor D. Carlos IV con el empleo de capitán de fragata y ahora al de José Napoleón con el grado de capitán de navío; que otro comisario es un tal Mr. Alemán, que lo es de origen, aunque parece nacido en España, y que ha sido encargado por José Napoleón de diferentes comisiones; que han salido en la Goleta Carolina sin saberse para que punto; creyéndose que las proclamas que llevan son dirigidas a la Junta Central por el Señor D. Fernando 7º exhortando someterse a José [...].27 El Mr. Alemán no era otro que Manuel Rodríguez Alemán y Peña, que embarcó en un puerto norteamericano en un bergantín español Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 211, No. 55. 27 RevolucionesYconflictos20120207.indd 123 09/02/2012 02:50:31 p.m. 124 José Luciano Franco con rumbo a Campeche, pero el capitán del barco mediante una cantidad no revelada que le dio D. Luis de Onis, encargado de la Legación de España en Filadelfia, pretextó la necesidad de arribar al puerto habanero y lo entregó a las autoridades coloniales de la isla de Cuba. Juzgado como reo de alta traición y emisario de José Bonaparte fue ahorcado fuera de las murallas de La Habana el 30 de julio de 1810. Por Real orden firmada por D. Esteban Varea –Real Isla de León, 29 de noviembre de 1810– se le dice al Intendente de Hacienda de la isla de Cuba: Se ha enterado el Consejo de Regencia en nombre del Rey nuestro Señor D. Fernando Séptimo de la noticia que da V. S. en carta de 31 de julio último No. 206, de que el día anterior había sido ahorcado en esa Ciudad Manuel Rodríguez Alemán y Peña, y del zelo y actividad que manifestó el Gobernador y Capitán General Marques de Someruelos, el Ministro Plenipotenciario del Rey en los Estados Unidos, D. Luis de Onis, por las noticias seguras que dio a aquel Gefe sobre dicho comisario y otros, y del servicio que hizo el Capitán del Bergantín Español [...].28 Las noticias de espías bonapartistas y de la fuga de los colonos franceses llevándose consigo sus esclavos y pertenencias, perturbaban a diario la burocrática placidez del Gobernador de la isla de Cuba. Al siguiente día de cumplirse la sentencia de Rodríguez Alemán –31 de julio de 1810– daba traslado el marqués de Someruelos al coronel Pedro Suárez de Urbina –que había reemplazado en el gobierno de Santiago de Cuba al brigadier Kindelán– de la Real orden fechada en Real Isla de León a 25 de abril de ese año, firmada por D. Eusebio de Bardaxi y Azara, en la que el Consejo de Regencia de España le advertía: [...] que por diferentes puntos intenta el perturbador general de Europa Napoleón Bonaparte, enviar emisarios y espías a los dominios españoles ultramarinos, y que ha verificado ya el envió de algunos con el depravado designio de introducir Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 10, No. 81. 28 RevolucionesYconflictos20120207.indd 124 09/02/2012 02:50:31 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 125 en ellos el desorden y la anarquía, ya que no alcanzan sus fuerzas a países tan remotos; y constando también a S. M. que la mayor parte de dichos emisarios, entre los quales se cuentan algunos españoles desnaturalizados, se reúnen en los Estados Unidos de América, desde donde con disfraces y simulaciones procuran penetrar furtivamente por tierra en la Provincia de Texas [...].29 En oficio No. 41, La Habana 13 de septiembre de 1810, en respuesta a las preguntas que le reiteraba el gobernador Suárez de Urbina, cuya comandancia era la más afectada por los refugiados de Santo Domingo, le dice Someruelos: Participándome V. S. en oficio No. 14 lo que le consultó el Auditor de guerra de esa plaza sobre la inteligencia que devía darse a la Real orden de 21 de abril último, digo que me parecen bien las precauciones tomadas para evitar la fuga de los Franceses establecidos en ese distrito; y en quanto a que yo haga a ese Gobierno las prevenciones que tenga por conveniente en orden al mismo objeto, contesto que como V. S. debe tener conocimiento inmediato de los tales Franceses y sus establecimientos en esa jurisdicción, toca a V. S. escogitar si serán bastantes las tales precauciones, y determinen las que creyese oportuno añadir para el cumplimiento de la Real orden citada.30 Y el siguiente día, 14 de septiembre, Someruelos en oficio No. 44, avisa a Suárez de Urbina de la amenaza cercana de que desembarquen en Cuba otros espías de Napoleón: Se me ha informado que pasaran a esta Isla y otros parages los Comisarios franceses D. Joseph María Navarro y Mrs. Lestigue, Le Roy, Larrue, Lanno, Frencharle, Louis Dupaz, Lafonte y Geofroy; lo que aviso a V. S. para que con arreglo a lo mandado por S. M. sobre la aprehensión de tales Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 212, No. 17. Ibídem, No. 51. 29 30 RevolucionesYconflictos20120207.indd 125 09/02/2012 02:50:31 p.m. 126 José Luciano Franco emisarios se esté a la mira en ese distrito con la vigilancia que corresponde por si llegasen a él algunos de los expresados individuos.31 Los graves y serios problemas mencionados hubieron de agudizarse con el empeoramiento de las relaciones con los Estados Unidos y las revoluciones de las colonias hispano-americanas: Venezuela, 19 de abril de 1810; Santa Fe 20 de julio, Cartagena 16 de agosto y Nueva España (México) 16 de septiembre, que hacían aun más difícil la situación del Gobierno Colonial de Cuba, cuya Metrópoli europea estaba en poder de los invasores franceses, con el Consejo de Regencia refugiado en Cádiz, y defendida solamente por las heroicas guerrillas del pueblo. Además, ya no eran sólo los negros y mulatos libres o esclavos con sus rebeldías los que daban el clima de inquietud al régimen colonial imperante en Cuba, en 1810 y 1811; grupos más o menos numerosos de criollos blancos comenzaban a agitar el ambiente con proyectos insurreccionales. Y fueron procesados y deportados a España Joaquín Infante, Román de la Luz y el capitán de Milicias Luis F. Basave. Este último ligado a un grupo de hombres de color libres, pertenecientes a los batallones de pardos y morenos, a quienes hubo de adoctrinar en los principios revolucionarios originados en Francia y desarrollados en Haití. Inquietud popular que culminó en la llamada conspiración de Aponte, muy bien dirigidos y organizados por el negro libre José Antonio Aponte y Ulabarra, extendida desde La Habana a Matanzas, Trinidad, Camagüey, Bayamo y Santiago de Cuba, abortada por la delación de un traidor no identificado, y cuyo director, Aponte, y sus principales colaboradores, pagaron con sus vidas –9 de abril de 1812– la primera tentativa revolucionaria, en escala nacional, realizada en Cuba para libertar a los esclavos.32 ◉◉◉◉◉ En medio de las tormentas nacionales e internacionales que amenazaban la administración colonial, el marqués de Someruelos debía atender con suma discreción las difíciles y complejas relaciones con Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 212, No. 52. J. L. Franco, La conspiración. 31 32 RevolucionesYconflictos20120207.indd 126 09/02/2012 02:50:31 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 127 Haití y Santo Domingo. Enterado por un oficio reservado del gobernador de Santiago de Cuba, brigadier Kindelán –26 de noviembre de 1808– de la derrota de los franceses en el combate de Palo Hincado a manos de los dominicanos españoles comandados por Juan Sánchez Ramírez, envió Someruelos en su auxilio víveres, armas, municiones y veinte mil pesos en efectivo, llevado a Santo Domingo en un buque de guerra español habilitado al efecto por el Comandante general de Marina teniente general Juan de Villavicencio.33 Una goleta inglesa llevó a Santiago de Cuba la noticia de la recuperación de Santo Domingo. La capital oriental se engalanó para celebrar el acontecimiento. Las fiestas duraron varios días y culminaron, el 6 de agosto, con una función de gracias en la parroquia auxiliar con toda la pompa y majestad peculiares de la época. En ella, el tesorero de la Catedral, doctor D. José Vázquez, dominicano, al concluir su oración, dio las gracias al pueblo santiaguero, en nombre de los refugiados dominicanos, por la generosa hospitalidad que habían recibido de los cubanos. Y una nueva ola de viajeros con sus familias salió de Santiago de Cuba rumbo a Santo Domingo y Puerto Plata. En 25 de octubre de 1809, Sánchez Ramírez pidió a Someruelos le devolviese el Archivo de la Capitanía General y de la Real Contaduría. Petición que hubo de reiterar en 27 de febrero de 1810. En 30 de marzo de ese año ordenó Someruelos al intendente Aguilar el envío de los archivos solicitados, quien hubo de encargar a D. José Álvaro Reynoso de todo lo referente a su traslado en los barcos preparados al efecto, cuya partida demoró algún tiempo a causa de haberse excusado Reynoso de cumplimentar la disposición citada.34 Desde Sevilla, la Suprema Junta que gobernaba a España y sus colonias se había interesado en las cuestiones relativas a Haití y Santo Domingo. Quizás si influenciado el ministro encargado de la cartera de Estado por la presión diplomática británica, de Real orden encargó al Gobernador de Cuba, marqués de Someruelos –18 de febrero de 1809– que procurara cultivar las relaciones con el Presidente y Generalísimo de Haití, Enrique Cristóbal, por encontrarlo conveniente. Y, en 20 de enero de 1810, en otra Real orden dirigida por Coronel al Capitán general de Cuba, se daba rienda suelta a las expresiones Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 209, No. 80, 113 y 116. Ibídem, legajo 211, No. 76. 33 34 RevolucionesYconflictos20120207.indd 127 09/02/2012 02:50:31 p.m. 128 José Luciano Franco de agradecimiento por la conducta de los dominicanos frente a los franceses: Deseando la Junta Central Suprema gubernativa de España e Indias, que a los sentimientos de admiración y gratitud que excitan los generosos y heroycos esfuerzos de lealtad y de valor, con que los naturales de la Isla de Santo Domingo acaban de conquistarla, concurriendo de esta suerte a vengar los ultrages que sufre España, acompañen los efectos del paternal amor que S. M. mira a aquellos havitantes, y a fin de romper las trabas que se oponían a su prosperidad; y facilitarles por quantos medios puedan ser útiles a su población, agricultura, industria y comercio, a nombre del Rey nuestro señor D. Fernando VII ha venido a decretar [...].35 Y seguía larga enumeración de las exenciones y beneficios que se concedían a los dominicanos, desde la condonación de los censos sobre los bienes que pertenecieron a los jesuitas y anulación de las confiscaciones hechas por los franceses a los emigrados, hasta el libre comercio con los extranjeros, suprimiendo las alcabalas y declarando libres los cultivos, etc. Terminando por señalarle trescientos mil pesos anuales del situado de México, y encargando al gobernador de la isla de Cuba de las operaciones inherentes a su envío desde La Habana, así como el de cooperar con el de Santo Domingo en la obra restauradora de lo que han dado en llamar los historiadores dominicanos de la época republicana, la España Boba. Como Sánchez Ramírez reclamaba asimismo las joyas de la iglesia de la Bombarda que, en la huida, llevaron los franceses a la ciudad de Baracoa y por cuya posesión se produjeron litigios entre las autoridades civiles y eclesiásticas, Someruelos, en oficio No. 3 de 8 de julio de 1810, ordenó al brigadier Kindelán: En el expediente de que dio V, S. cuenta a la Junta de Represalias, sobre las alhajas depositadas en Baracoa que pertenecen a la Iglesia de la Bombarda en la parte francesa de Santo Domingo, he determinado a conformidad de Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 58, No. 10. 35 RevolucionesYconflictos20120207.indd 128 09/02/2012 02:50:31 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 129 dictámen de Letrado que se depositen en esa Santa Iglesia Catedral hasta la resolución de S. M., lo que aviso a V. S. para que disponga sean conducidas al expresado destino.36 Estas alhajas dieron bastante quehacer. Por ello en oficio No. 163, La Habana 9 de marzo de 1811, el marqués de Someruelos se dirige a D. Pedro Suárez de Urbina, gobernador de Santiago de Cuba: En el adjunto pliego apertorio verá Vmd la orden del Consejo de Regencia que comunico al Señor Gobernador de Santo Domingo preventiva de que las alhajas de que trata se distribuyan en aquellas Iglesias; y como que deben estar depositadas en esa Catedral conforme a mi Oficio de 8 de julio último, dispondrá Vmd se embarguen en los términos expresados en dicho pliego a que le dará curso entonces.37 Por su parte el Intendente de Hacienda, D. Juan de Aguilar, cumpliendo las reales órdenes citadas, atendió a la remesa de los fondos solicitados con urgencia por Sánchez Ramírez con cargo al situado de Nueva España. En 5 de abril de 1810, en el bergantín de guerra el Águila, al mando del alférez de navío D. Francisco Topete, envió un anticipo de 10,000 pesos. Y, en 3 de agosto, se entregaron en la Tesorería de La Habana al teniente de fragata D. Manuel Salabarría, comandante del bergantín de guerra Marte, los 15,000 pesos que se restaban de los 25,000 que habían venido de Veracruz para las atenciones de Santo Domingo, y que llegaron al puerto habanero en la goleta Veloz el 5 de junio.38 Si bien las relaciones con Santo Domingo –como era natural entre autoridades coloniales hispanas– se desarrollaban en ese período histórico en un plano de cooperación amistosa, no sucedía lo mismo con Haití. Gobernada al Sur y Oeste por Petión, y al Norte por Christophe, aun cuando este, que mantenía una política internacional de abierta amistad hacia los británicos trataba de conservar una posición favorable Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 211, No. 152. Ibídem, legajo 213, No. 6. 38 Ibídem, legajo 212, No. 22. 36 37 RevolucionesYconflictos20120207.indd 129 09/02/2012 02:50:31 p.m. 130 José Luciano Franco a España en la guerra contra Napoleón, no podía evitar una franca hostilidad a los traficantes de esclavos de Cuba; en cambio, Petión, trataba de hostilizar a los españoles, protegiendo en sus puertos a los corsarios franceses que constantemente atacaban no sólo a los barcos españoles sino también las costas de la parte oriental de Cuba. En la región oriental de Cuba se vivía en constante alarma. Y se vigilaba con sumo cuidado todos los movimientos de los haitianos. Con fecha La Habana 31 de julio de 1810, Someruelos escribe al gobernador de Santiago de Cuba: He recibido el oficio de V. S. No. 2615 sobre haber arrivado por mal tiempo la Balandra Esperanza correspondiente a los mulatos de Puerto Príncipe en la Isla de Santo Domingo, y quedo enterado de las providencias dadas por V. S. con tal motivo para la pronta salida a dicho buque que son conformes a mi oficio del asunto del 22 de septiembre anterior.39 Y el coronel D. Pedro Suárez de Urbina, Santiago de Cuba 30 de septiembre de 1810, avisaba al marqués de Someruelos: Mi Teniente de Gobernador de la Ciudad de Baracoa en oficio de 13 y 21 del que expira, me ha dado cuenta del apresamiento que han hecho algunos corsarios franceses, sobre aquellas costas y las del norte de Santo Domingo, y acompaño a V. E. copias de ambos oficios para su superior conocimiento.40 Al gobernador de Santiago de Cuba escribía Someruelos, La Habana, 12 de agosto de 1810: Me he impuesto de lo que el Gobernador Militar interino de Santo Domingo ha escrito a V. S, y me inserta en oficio, de 15 de julio por No. 301, contraído á los Caudillos de color en la isla de Santo Domingo Rigaud, Petión, y Cristóbal. He recibido el exemplar que cita sobre el Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 212, No. 9. Ibídem, No. 69. 39 40 RevolucionesYconflictos20120207.indd 130 09/02/2012 02:50:31 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 131 método y arreglo con que ha erigido en Monarquía su Gobierno; y en quanto a lo que V. S. consulta sobre la conducta que debe guardar con los buques que puedan arribar a ese puerto de los de dichos Negros y Mulatos; contesto que debe V. S. observar la misma que su antecesor en el caso de haber arrivado ahí la Balandra Esperanza correspondiente a Puerto Príncipe en aquella Isla, de que me dio cuenta en oficio No. 2615 de 30 de junio de 1810, a la que le di respuesta en 31 de julio.41 Las autoridades coloniales de la región oriental de Cuba, especialmente las de la ciudad de Baracoa, observaban con cuidado cuanto ocurría en la vecina isla. Y, D. Pedro Sánchez Griñán, comandante militar de aquella zona despachó un correo especial al gobernador de Santiago de Cuba, 21 de abril de 1811, portador de un pliego que contenía el siguiente oficio No. 300: Ayer ha fondeado en este Puerto el Bergatin español Santa Ana, procedente de Gonaives en la Isla de Santo Domingo, su capitán D. José María Peoly, quien me ha informado que el día 2 de febrero último, fue apresado sobre el Cabo Tiburón por los buques de Cristóbal y conducido a Gonaives donde se le confiscaron por disposición de aquel Gobierno, doscientos cinco negros bozales, que conducía de la Costa de África con destino a Cuba, recibiendo obligado de más de dos meses de mal trata, y opresión seiscientos quintales de café por vía de indemnización de gastos= El mismo Peoly da por noticia que pocos días antes de su salida fué proclamado y jurado Rey de Haití el Caudillo Cristóbal en toda la parte del Norte de la Colonia francesa de Santo Domingo.42 La conversión de Christophe en rey de Haití tuvo también una especial atención por parte de las autoridades coloniales de Cuba. En oficio No. 213, Santiago de Cuba 15 de abril de 1811, Suárez de Urbina le daba cuenta a Someruelos de lo que sus confidentes le habían informado: Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 213, No. 125. Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 94, No. 2. 41 42 RevolucionesYconflictos20120207.indd 131 09/02/2012 02:50:32 p.m. 132 José Luciano Franco He sabido por conducto fidedigno, que el 19 de marzo último fue proclamado en el campo de Bayajá por Rey de Haití con el nombre de Enrique lº el Negro Cristóbal y que el 26 del mismo mes salió al mar su escuadra compuesta de una Fragata de 40 cañones, dos Corbetas, dos Bergantines y quatro Buques menores con el objeto de Bloquear los Puertos de los Mulatos Petion y Rigaud, lo que aviso a V. E. siguiendo las prevenciones del oficio reservado de V. E. de 28 de febrero de este año.43 La inesperada reaparición de Rigaud en el Sur de Haití tuvo una gran significación. En 20 de abril de 1810, el teniente gobernador de Baracoa avisó a su inmediato superior de la provincia haber llegado a Puerto Príncipe en la Isla de Santo Domingo el mulato Rigaud procedente de Francia.44 El general André Rigaud derrotado por Toussaint en 1799, se refugió en Francia para regresar a Haití en 1802, formando parte de la expedición Leclerc. Este, en abril de ese año, lo desterró a Francia, y permaneció internado ocho años en Poitiers. De aquí lo sacó Bonaparte –enfrascado en la difícil tarea de sofocar la heroica rebeldía del pueblo español– para que le ayudara en el Caribe a promover conflictos en las colonias hispánicas, especialmente en la isla de Cuba. Rigaud llegó a Aux Cayes, y Petión, que había operado a sus órdenes, ordenó grandes fiestas oficiales para recibir a su antiguo jefe y amigo, y le confió el mando supremo en la región de la Grand’Anse. Pero Rigaud, ambicioso e intrigante, además de agente provocador pagado por Bonaparte, reunió a los descontentos con la dictadura de Petión, e hizo proclamarse jefe del nuevo estado independiente que creó en el Sur, agravando con esa actitud la situación difícil del pueblo haitiano. Pero los espías y agentes confidenciales del Gobierno Colonial de Cuba vigilaban los movimientos de Rigaudon El teniente gobernador de Baracoa, D. Pedro Sánchez Griñán, en oficio reservado No. 259, fechado en aquella ciudad a 21 de abril de 1811, le dice al coronel Suárez de Urbina: Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 213, No. 29. Ibídem, legajo 211, No. 14. 43 44 RevolucionesYconflictos20120207.indd 132 09/02/2012 02:50:32 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 133 Quedo enterado del oficio de V. S. de 20 del mes anterior relativo a las noticias que comunicó a V. S. al Excelentísimo Señor Capitán general de la Isla acerca del aviso con que se halla S. E. de que en el Príncipe Francés, a solicitud del mulato Rigaud, impulsado de Bonaparte, se trata de reunir a todos los franceses que salieron de esta Isla con objeto a lo demás que expresa V. S. en su citado oficio, y consiguiente a quanto ha tenido a bien prevenirme, quedo con la mayor vigilancia a fin de adquirir noticias sobre el particular, para comunicarlas a V. S. según me ordena, no dudando hacer presente a V. S. por si fuese conveniente, que sería fácil, y de poco costo al destinar una piragua o balsa que con algunos víveres del País y algunos individuos de color franceses que por insolventes se hallan en esta Ciudad, los quales casi todos son mujeres, pasen a Puerto Príncipe, llevando persona de confianza y talento que disfrazada, con maña y sagacidad tomase las noticias y conocimientos necesarios sobre el asunto en el concepto de que atendida a la localidad de este Puerto juzgo seria comisión que desempeñada con actividad podría terminarse en quince días.45 No deseando tomar la iniciativa en un asunto de tanta responsabilidad, Suárez de Urbina, con fecha 30 de abril de ese año, se dirigió en oficio reservado al marqués de Someruelos solicitando la aprobación de lo propuesto por Sánchez Griñán, confirmando, además, en este escrito, todo cuanto los agentes confidenciales y espías habían señalado sobre las agresivas actividades de Rigaud: Habiéndome parecido conveniente comunicar al Teniente de Gobernador de la Ciudad de Baracoa el oficio de V. E. de 28 de febrero anterior para que estuviese prevenido sobre el proyecto de reunir el mulato Rigaud en Puerto Príncipe todos los franceses que salieron de esta Isla, y redoblase su cuidado y vigilancia como tan inmediato de aquellas colonias; me dice con fecha 21 del corriente lo que consta de la adjunta copia= Por el Capitán de la Goleta Española titulada Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 213, No. 41. 45 RevolucionesYconflictos20120207.indd 133 09/02/2012 02:50:32 p.m. 134 José Luciano Franco la María, que fue apresada sobre estas costas por un corsario francés, de que di cuenta a V. E. en 15 del corriente, se ha sabido que se han armado en los Puertos parte de la dominación de Rigaud, porque según dice así lo referían la misma tripulación del Corsario, y que a mas se habían armado otros seis mandados por franceses blancos y tripulados de todas clases, que Rigaud admitía en sus Puertos a toda clase de franceses; y que particularmente le ha señalado a los blancos uno de ellos que no supo indicar permitiéndoles la libre entrada y salida en sus Buques y corsarios [...].46 La desaparición de la escena política del Caribe de Sánchez Ramírez y Rigaud, muertos en el año 1811, el 12 de febrero y 18 de septiembre respectivamente; el planteamiento en las Cortes de Cádiz de la abolición esclavista, la conspiración de Aponte, que culminó en la muerte de la horca –9 de abril de 1812– del líder de la liberación de los negros y sus compañeros; así como en escala mayor, la insurrección de las colonias hispanoamericanas, y también, la visible decadencia del militarismo bonapartista cuyo fin se acercaba bajo los certeros golpes propinados por los pueblos de Rusia y España, fueron los hechos que señalan un cambio en el proceso histórico de ese período que termina en Cuba con la sucesión en el mando de la isla del marqués de Someruelos por el teniente general de Marina D. Juan Ruiz de Apodaca, 14 de abril de 1812. Apodaca, al comenzar a regir el Gobierno Colonial de Cuba, tuvo que enfrentarse, entre otros al gravísimo problema de la guerra anglo-americana, complicada con las depredaciones de los corsarios procedentes de todas partes que ponían en peligro de bancarrota al comercio y las finanzas cubanas. Para perseguir a los corsarios se armaron en el puerto de Santiago de Cuba las goletas Golondrina y Caridad, a las que se dotó de su correspondiente armamento. Estos corsarios, armados en Cuba, en lugar de cumplir con la obligación de proteger el comercio español en el Caribe, se dedicaron a incursionar en las costas de Haití en busca de negros libres que vendían después como esclavos a los bárbaros hacendados franceses establecidos en la región oriental. Esto dio lugar a enérgicas protestas por parte del gobierno del rey Henri I, de Haití, Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 213, No. 41. 46 RevolucionesYconflictos20120207.indd 134 09/02/2012 02:50:32 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 135 que fueron atendidas con toda consideración por el general Apodaca que, por el hecho de haber sido embajador en Londres, conocía a fondo las buenas relaciones que existían entre Christophe y el gobierno británico. Así fue en los casos de Azor Michel y de la goleta Poule d´ Or. Con fecha 19 de enero de 1813, el conde de Limonade, Ministro secretario de Estado y de Relaciones Exteriores del rey Christophe, dirigió a Apodaca la siguiente reclamación diplomática: [...] Su Majestad, mi muy gracioso Soberano, está instruido de que uno de sus súbditos nombrado Azor Michel, del lugar de Bombarda y pescador de oficio, estando exercitando en su profesión en las murallas de Mola, fue arrebatado por una balandra española que salía de comerciar en los puertos de Reyno de Haití y su capitán después de haberlo engañado y conducido a su bordo lo ha tenido preso a él y dos niños que estaban en su compañía, con amenazas de muerte y ha acabado por conducirlos de fuerza a la isla de Cuba, deportando a Azor en un islote dentro del cabo de Cruz, y transfiriéndolo después a la cárcel de Cuba, donde ha estado cargado de los fierros de la esclavitud durante ocho meses y luego puesto en libertad En la actualidad trabaja para ganar la vida sin poder volver a su país. Por lo que hace a los niños Haytianos han sido vendidos por el lado de Trinidad mientras el referido Señor Azor Michel estaba deportado en el Islote, lo cual consta de una declaración del mismo Señor Azor Michel que tengo a la vista. Esta declaración no hace mención del nombre del capitán español autor de esta traición, ni del nombre de la balandra, ni de la época en que sucedió el caso. S. M. me manda pues que escriba a V. E. para reclamar al señor Azor Michel que está detenido en Cuba y a los dos niños que han sido vendidos en Trinidad de esa Isla– Me aprovecho del conducto del Capitán Español Andrés Marucho, de la goleta Carmen, para pedir a V. E. la devolución de dicho Azor Michel, de los dos niños de que he hablado, y de todos los Súbditos Haytianos que estén o puedan estar aun detenidos en Cuba= No entraré en mas pormenores sobre la atrocidad de la acción del capitán español que con desprecio del derecho de gentes ha substraído y arrancado a sus familiares RevolucionesYconflictos20120207.indd 135 09/02/2012 02:50:32 p.m. 136 José Luciano Franco súbditos haytianos, porque estoy persuadido de que V. E. inmediatamente que esté instruido de ellos, se apresurará a remitir a su país no solamente al Señor Azor Michel y los dos niños de que habla esta carta sino también todos los súbditos haytianos que pudieran hallarse en igual caso. Me fundo tanto más en esta reclamación cuanto que una goleta costanera haytiana nombrada Poule d’ Or fué algún tiempo ha arrebatada por sorpresa en la isla de Tortuga, por un bote español en que navegaban dos españoles, los cuales mataron al capitán haytiano, y hicieron prisioneros los tres niños que componían su tripulación. Estos asesinos después de perpetrado este crimen, conduxeron la goleta Poule d’ Or a Baracoa a donde llegó. He escrito al capitán D. Luis de Arme que manda allí y ha remitido los tres niños, pero hasta ahora nada he conseguido en cuanto a la devolución de la goleta Poule d’ Or o su valor, como tampoco ninguna satisfacción por el asesinato que ocurrió pues parece que los españoles hacen en nuestras costas el oficio de piratas y corredores ó salteadores de los mares. Estoy persuadido que ninguno de estos hechos ha llegado a noticia de V. E. quien, seguramente no habría tolerado semejantes atrocidades. Las relaciones de amistad y buena inteligencia que unen a los haytianos y españoles, la buena acogida que tienen estos en los puertos de S. M. todo me hace creer que V. E. tomará en consideración el objeto de mis reclamaciones y que hará lo que sea de justicia.47 Efectivamente, Apodaca, que no se sentía tan ligado como sus antecesores Casas o Someruelos a los intereses esclavistas dominantes en Cuba, en un gesto que le honra, dio curso de inmediato a la reclamación haitiana y en oficio No. 678 –La Habana 8 de marzo de 1813– ordenó a Suárez de Urbina contestara directamente al conde de Limonade y le informara de las medidas adoptadas para satisfacer tan justa demanda. Y así lo hizo en 2 de abril el gobernador de Santiago de Cuba. Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 102, No. 2. 47 RevolucionesYconflictos20120207.indd 136 09/02/2012 02:50:32 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 137 En oficio No. 923 hizo conocer Suárez de Urbina a Apodaca que se estaba cumpliendo lo ordenado por él en este caso, y que contestaba al Ministro de Estado de Haití en los mejores términos. Sin embargo, conociendo bien a la gente con quien se entendía, en 26 de abril reiteró el Capitán general la necesidad de activar las diligencias en busca de Azor Michel y los niños. En Baracoa se presentó el delegado oficial de Haití, D. José Gutiérrez, y reclamó del teniente gobernador, D. Antonio Estenoz, la goleta Poule d’ Or, quien se negó a entregarla con el pretexto de haber sido rematada judicialmente y notificadas las autoridades superiores, pero la actitud resuelta del general Apodaca no admitía escapatoria alguna, y, al fin, la embarcación fue devuelta a sus legítimos dueños, y repatriados los niños vendidos como esclavos en Trinidad junto con el secuestrado Azor Michel. ◉◉◉◉◉ La situación de Santo Domingo no ofrecía perspectiva alguna de mejorar en ningún sentido. La miseria se enseñoreaba del país amenazado por el hambre, y la administración se sostenía con los auxilios de México y Cuba. Pocos meses antes de su muerte descubrió el gobernador, brigadier D. Juan Sánchez Ramírez, la llamada Revolución de los italianos, tramada, y dirigida por el capitán Persi. Este, y los principales complicados en la conspiración, pagaron en la horca el delito de amar la libertad Con el horrible aparato y lujo de crueldad que siempre agradó a los gobernantes coloniales de todas partes, Sánchez Ramírez hizo ahorcar a los condenados, los dejó en exhibición macabra desde la mañana hasta la tarde, en que ordenó apear los cadáveres, descuartizarlos y freírlos en alquitrán. Los remordimientos que le produjeron sus bárbaros procedimientos aceleraron el fin del gobernador. Lo sustituyeron, primero, el coronel D. Manuel Caballero, y después, en carácter de Capitán general interino, el coronel de artillería D. José Masot. Bajo el mando de este último, ocurrió el levantamiento de los esclavos –agosto de 1812– de Mojarra y Mendoza, capitaneados por José Leocadio, Pedro de Leda, José María Osorio y otros que tenían conexiones con la conspiración de Aponte en Cuba. Fracasada la insurrección y presos sus directores, –el brigadier Gil Narciso, complicada en esta y en la de Aponte logró RevolucionesYconflictos20120207.indd 137 09/02/2012 02:50:32 p.m. 138 José Luciano Franco salvarse– el coronel Masot repitió con ellos la salvaje crueldad que empleó su antecesor en la conspiración del año 1811. José Leonardo, el principal caudillo revolucionario y sus demás compañeros, sufrieron la pena de muerte, la cual, del mismo modo que la última –escribe el historiador dominicano José Gabriel García– revistió el carácter repugnante que en el tiempo se le daba a esos actos, pues que los reos fueron al patíbulo amortajados dentro de unos sacos y arrastrados a la cola de un asno, y sus miembros descuartizados y fritos en alquitrán, en tanto que los menos culpables eran condenados a ser cruelmente azotados y a cumplir la pena de trabajos forzados, temporales y perpetuos. Mientras ocurrían esos hechos, el Consejo de Regencia nombró al mariscal de campo D. Carlos Urrutia y Matos, residente en La Habana, para ocupar el gobierno y capitanía general de Santo Domingo. El general Urrutia, viejo y achacoso, impuesto de las difíciles condiciones que había de encontrar en su nuevo destino, demoró cuanto pudo la toma de posesión del mismo. Antes de partir gestionó un préstamo de 45,000 pesos fuertes entre los comerciantes de La Habana que se lo negaron. Pero, como las bárbaras represiones del gobernador interino Masot habían producido tal descontento que llegó a temerse que concluyera ese año –1813– el período de la España Boba, dando lugar a que se esparciera por Santiago de Cuba el rumor de que los dominicanos habían proclamado su independencia, dispuso Apodaca la salida del flamante gobernador para Santo Domingo. Apremiado por las órdenes terminantes del Capitán general de Cuba, salió al fin Urrutia con algunas tropas de milicias, material de guerra y escaso numerario para Santo Domingo, tomando posesión de su cargo el 8 de mayo de 1813. El general Urrutia, de escasa inteligencia y lleno de un torpe autoritarismo desoldado incapaz, pronto ganó fama entre los dominicanos por su ineptitud, y lo llamaban Carlos Conuco por el hecho de hacer trabajar gratis a los presos en una pequeña hacienda cercana al Palacio de Gobierno, cuyos productos vendía para su provecho personal. ◉◉◉◉◉ La declaración de guerra de los Estados Unidos a la Gran Bretaña –18 de junio de 1812– amenazaba muy seriamente los intereses de comerciantes y esclavistas de Cuba. La crisis se agudizaba en forma RevolucionesYconflictos20120207.indd 138 09/02/2012 02:50:32 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 139 alarmante y Apodaca, con el auxilio del intendente Aguilar, hacía supremos esfuerzos por superarla. Un oficio de D. Luis de Onís, representante diplomático español en Filadelfia al intendente Aguilar –12 de junio anunciaba: [...] las intrigas y tramas de este Gabinete Americano, de acuerdo con el de Francia, para fomentar la revolución en todas nuestras posesiones, con el ánimo de apoderarse de las que estén a su alcance [...].48 Y los cónsules en Boston, y Nueva Orleans confirmaban los avisos alarmantes de los comandantes militares españoles de la Florida, acerca de las amenazas –que al fin llevaron a vías de hecho– de los fronterizos norteamericanos contra Fernandina, Mobila, Panzacola y Fuerte de Apalache. Para prevenir al comercio, hizo publicar Apodaca en La Habana, 17 de noviembre de 1812, una carta de Sir Sterling, Almirante de la escuadra británica en el Caribe, asegurando que la bandera española sería respetada en estos mares por los buques bajo su mando. Y recibió, poco después, la Real orden reservada, enviada por D. Ignacio de la Pezuela –12 de agosto de 1812– en la que se anunciaba la neutralidad española en el conflicto bélico anglo-americano: La Regencia del Reyno ha sabido por el conducto del Señor Embajador de S. M. B. en esta Corte que el Gobierno de los Estados Unidos de América había declarado la Guerra á la Gran Bretaña el 18 de junio último– Inmediatamente tomó S. M. este grave negocio en la más seria consideración, y oído el Consejo de Estado, ha resuelto S. A. que sin embargo de la íntima amistad y alianza que nos une á la Inglaterra, y de los justos motivos de queja que tenemos contra la Administración Americana, sigamos guiándonos por los principios de moderación que hemos observado hasta ahora, y guardemos en esta nueva guerra una neutralidad que no deje a los Americanos pretexto alguno para hostilizarnos [...].49 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 214, No. 158. Ibídem, legajo 13, No. 21. 48 49 RevolucionesYconflictos20120207.indd 139 09/02/2012 02:50:32 p.m. 140 José Luciano Franco Los corsarios americanos en esos primeros meses de la guerra persiguieron con éxito a los buques mercantes ingleses, en aguas cubanas. Algunos de esos corsarios se estacionaban en lugares de la parte oriental de esta Isla. Bahías y puertos abandonados por la incuria y falta de iniciativa de los gobiernos coloniales, en condiciones apropiadas para servir de refugio, eran utilizados por los americanos para hostilizar al comercio inglés. De las haciendas inmediatas –muchas de ellas propiedad de emigrados franceses de Haití que odiaban ferozmente a los británicos– se les facilitaban a los corsarios los suministros necesarios para sus correrías, recibiendo en pago las mercancías saqueadas al comercio que en las Antillas hacían los barcos de la Gran Bretaña. Lo que dio lugar a una enérgica reclamación –16 de septiembre de 1812– del citado almirante Sterling, a las que respondió en 15 de octubre el gobernador Suárez de Urbina, dándole todo género de explicaciones: Nada, pues, he omitido ni me queda que hacer en obsequio de la buena inteligencia, y relaciones que felizmente se conservan entre ambas naciones, y espero que en tal concepto no dude V. E. de mi buena disposición, a continuar en quanto alcancen mis facultades, para mantenerla, conforme á las instrucciones de mi Gobierno.50 Fechada en Cádiz a 13 de septiembre, recibió Apodaca una Real Orden, que en 12 de diciembre de 1812 trasladó al gobernador de Santiago de Cuba, para contener las actividades corsarias en las costas cubanas: La Regencia del Reyno, oído el Consejo de Estado, ha resuelto que no se admitan en los Puertos de España, ni de Ultramar las presas que se hicieran mutuamente la Gran Bretaña y los Estados Unidos de América.51 Al querer aplicar esta superior disposición, tropezó Suárez de Urbina con incidentes no previstos ni en el texto ni en el espíritu Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 13, No. 33. Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 100, No. 5. 50 51 RevolucionesYconflictos20120207.indd 140 09/02/2012 02:50:33 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 141 de la misma, a causa de la situación del comercio norteamericano. Como los comerciantes y armadores de los estados que forman la zona llamada Nueva Inglaterra eran contrarios a la guerra con la Gran Bretaña ya que les perjudicaba a sus intereses mercantiles, no sólo se negaron a participar en el esfuerzo bélico sino que muchos de ellos continuaron suministrando artículos esenciales a los británicos en sus colonias del Caribe. En parte hacían este tráfico clandestino por medio de los puertos cubanos –Santiago de Cuba por lo general– donde era frecuente el transbordo de las mercancías para ser conducidas a Jamaica y a Inglaterra. Lo que daba lugar a que los corsarios americanos en el Caribe persiguieran con tanto encarnizamiento a los buques de su nación que se les hicieran sospechosos por navegar en estas aguas, como a los propios ingleses, y cuando lograban su objetivo eran conducidos al puerto más cercano, como en el caso de la fragata americana David Creen. Según relata en oficio No. 959 de 28 de abril de 1813, enviado a Apodaca por el gobernador de Santiago de Cuba, el día 22 de ese mes llegó bajo la Fortaleza del Morro el corsario americano Rolla conduciendo apresada la fragata mercante de aquella nación David Green, a la que sorprendió en la travesía de Jamaica. Conminado el corsario a abandonar el puerto en virtud de las leyes de neutralidad, así lo hizo, dejando abandonada la fragata en poder de las confundidas autoridades de aquella ciudad, quienes apresuradamente dieron cuenta a La Habana por precaver alguna maliciosa interpretación de parte del gobierno de los Estados Unidos.52 La actividad de los corsarios norteamericanos, franceses y colombianos, las guerras europeas y angloamericanas y la ruptura de las comunicaciones con México, crearon en La Habana una crisis amenazadora por la falta de harinas y otros artículos que se importaban para el consumo local, estando en cambio abarrotados los almacenes de productos cubanos en espera de barcos que los transportaran a Europa o a los Estados Unidos. La situación en las primeras semanas de 1813 se refleja en una carta de Pedro Boloix, de La Habana, a Suárez de Urbina, en la que hace resaltar que la esperanza de hacendados y comerciantes estaba puesta en las Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 103, No. 4 52 RevolucionesYconflictos20120207.indd 141 09/02/2012 02:50:33 p.m. 142 José Luciano Franco victorias de los ejércitos rusos en Europa, que abrirían los puertos del Báltico a las mercancías coloniales depositadas en Inglaterra y Norteamérica.53 La derrota napoleónica en 1814, la restauración borbónica en Francia con Luis XVIII, la vuelta de Fernando VII al trono de España con la secuela de barrer con todo lo progresista que el pueblo español en su heroica lucha por la independencia había conquistado, y la terminación de la guerra anglo-americana, diciembre de 1814, cambiaron radicalmente las condiciones de las relaciones internacionales en este Mediterráneo de América que es el Caribe, especialmente en cuanto a Cuba, Haití y Santo Domingo. ◉◉◉◉◉ Impulsado por la presión de los antiguos colonos propietarios de esclavos expulsados de Haití, se orientó el nuevo gobierno de Francia –bajo la dirección del ministro de Marina y de las Colonias Mr. Malouet– hacia la recuperación de sus colonias en el Caribe. Se sentía respaldado por el tratado de paz de París –30 de mayo de 1814– en el que podía interpretarse el artículo 8° como si se permitiera a Francia recuperar la parte que ahora era libre e independiente de Santo Domingo. Aprovechando las favorables circunstancias, Fernando VII ordenó a su embajador en París, D. Pedro Labrador, solicitase del gobierno de S. M. Cristianísima mandase a cesar los auxilios de toda especie a los rebeldes de América, esperando así acabar con los ataques de los corsarios armados por los franceses contra el comercio español en el Caribe. Los resultados parecieron ser tan satisfactorios que, por Real orden de 30 de agosto de 1814, los comunicaba Lardizábal al general Apodaca. Mientras Labrador gestionaba en el Ministerio de Asuntos Extranjeros lo que consideraba vital para sostener el dominio colonial español en América, el ministro Malouet había despachado –junio de 1814– una misión presidida por el coronel Dauxion Lavaisse y de que formaban parte el señor Draverman, comerciante de Burdeos, y Agustín Franco de Medina, dominicano de origen, espía de profesión. Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 101, No. 4. 53 RevolucionesYconflictos20120207.indd 142 09/02/2012 02:50:33 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 143 Las instrucciones que llevaba la misión no eran otras, en síntesis, que recabar de Christophe y de Petión accediera a someter nuevamente a Haití al dominio de Francia, restableciendo el antiguo régimen colonial con un sistema de explotación muy cercana a la servidumbre esclavista. Al llegar a Kingston, Jamaica, Dauxion-Lavaisse despachó a Franco de Medina a Santo Domingo, y escribió a Petión que, después de cruzarse algunas cartas, accedió a recibir a Draverman, rechazando finalmente todas las proposiciones. Christophe –el rey Henri I– que reinaba en el norte de Haití, advertido de la trama por un emisario del Duque de Manchester, gobernador de Jamaica, hizo espiar por agentes de confianza la llegada del otro comisionado, Franco de Medina, que desembarcó en Montechristi, en la parte española de la isla, y lo hizo secuestrar y conducir prisionero al Cabo, ocupándole los documentos reservados y las instrucciones de que era portador. Había entre esos papeles una carta de Dauxion Lavaisse a Christophe increíblemente ridícula, en la que el rey de Francia, para hacer todo el bien que pueda, actuará sin duda: [...] como los monarcas de España y de Portugal, quienes, por Cartas de blancos, conceden a un individuo, de cualquier color que sea, el estado de un individuo blanco. Llevado ante un Consejo de guerra, acusado de espionaje, Franco de Medina hizo declaraciones que provocaron –al ser publicadas en un folleto– un escándalo internacional. Confesó haber escuchado de labios del propio ministro Malouet que Petión había firmado un tratado secreto con Bonaparte, agregando, además, detalles sobre los preparativos que se hacían en Francia para apoderarse, por la fuerza si fracasaban las gestiones de la comisión de que formaba parte, de todo el territorio haitiano. Y, como Petión, por su parte, contribuyó a divulgar la correspondencia cruzada con el jefe de la misión el nuevo Ministro de Marina y de las Colonias de Francia, el conde Beugnot, en nota oficial publicada en el Moniteur –10 de enero de 1815– desautorizó la misión del coronel Dauxion-Lavaisse. Como ambos gobernantes de Haití, pese a las diferencias que los separaban, estuvieron tácitamente de acuerdo en suspender sus querellas intestinas para enfrentarse a las torpes demandas de la misión citada, el RevolucionesYconflictos20120207.indd 143 09/02/2012 02:50:33 p.m. 144 José Luciano Franco gobernador interino de Santiago de Cuba –Suárez de Urbina había muerto poco antes– informado por los confidentes situados en Kingston y en Saint Thomas, dio cuenta de ese supuesto armisticio al general Apodaca y este en 29 de mayo de 1815 le acusa recibo en los términos siguientes: He recibido el oficio de Vmd No. 1357 participándome el armisticio celebrado por los dos caudillos de negros y mulatos Cristoval y Petión y lo demás que se expresa, de que quedo enterado y lo aviso a Vmd en contestación.54 Petión, al que no dejaron de preocupar las declaraciones de Franco de Medina y, además, temeroso de que los españoles se alarmaran no tanto por esas informaciones que no eran nuevas para ellos como por la llegada de Bolívar a Aux Cayes, trató de calmarlos escribiéndole al general Urrutia, gobernador de Santo Domingo una carta tan hábilmente concebida que este, en oficio a Apodaca de 6 de mayo de 1816, hace grandes elogios del líder haitiano. Petion vive con nosotros –dice Urrutia– en la buena correspondencia y amistad de vecinos inmediatos [...].55 Urrutia que, a ratos parecía darse cuenta de lo que pasaba en el Caribe, hubo de escribir a Petión en 13 de enero de 1816 protestando de la presencia de Bolívar en Haití y de la protección que se le brindaba. Tan pronto recibió el anterior escrito se apresuró Petión en darle una cumplida respuesta. Y, en fecha 16 de enero, en un documento muy bien redactado hace Petión un análisis exhaustivo de todos los problemas políticos, así como de las querellas y conflictos que se habían producido desde el momento que Sánchez Ramírez hubo de asumir el mando de la parte española de Santo Domingo hasta la llegada de Bolívar, cuyas conclusiones expone: [...] He dado orden al General que manda en los Cayos para que no permita bajo ningún pretexto que salgan pertrechos Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes Generales, legajo 114, No. 2. 55 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 124, No. 42. 54 RevolucionesYconflictos20120207.indd 144 09/02/2012 02:50:33 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 145 de Guerra pertenecientes a la República, ni que se haga ningún armamento, ni expedición con el Pabellón Haitiano; en el caso en que los Buques entrados de arribada quisieron salir, no tengo derecho de impedirlos. Espero que V. E. hallará la satisfacción conveniente en esta explicación franca de mi parte, ella es conforme a nuestros principios; en todas circunstancias puede contar que nada se ha omitido de mi parte para que los sentimientos de amistad, y de buena armonía que reinan entre las dos partes se perpetúen más y más [...].56 Muy satisfecho Urrutia envió copia traducida de este documento al Capitán general de Cuba, que, ni por un momento, se dejó atrapar por los ofrecimientos que brindaba Petión, pues era evidente el apoyo que brindaba a los patriotas venezolanos. Las nuevas autoridades coloniales que reemplazaron a Apodaca y Aguilar, Capitán general e intendente de Hacienda respectivamente, en 2 de julio de 1816, teniente general D. José Cienfuegos y Jovellanos y D. Alejandro Ramírez y Blanco, debieron encarar, dentro de características enteramente nuevas en la correlación de las fuerzas en discordia dentro del cuadro histórico internacional, los graves problemas de las relaciones con Haití y Santo Domingo, y que, en gran parte correspondió durante algún tiempo al brigadier D. Eusebio Escudero, que pasó a ocupar el gobierno de Santiago de Cuba. Este, en 25 de enero de 1816, remitió al capitán general de Santo Domingo, Urrutia, las declaraciones de D. Pedro Bruno, José María Borrego y otros, capitanes y sobrecargos de dos goletas españolas apresadas por los corsarios colombianos y llevadas a los Cayos de San Luis, acerca de la presencia y actividades de Bolívar en Haití. Y exhortaba a Urrutia a que presentara nuevas reclamaciones al presidente Petión sobre este peligroso estado de cosas.57 Bolívar pudo burlar la vigilancia española y salir Con una expedición para Venezuela, pero, derrotado, tuvo que volver a refugiarse en Haití. La cuestión se agravó con las informaciones que dio a Escudero –3 de septiembre de 1816– el comerciante español D. Joaquín Gómez, Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 15, No. 41. Ibídem, legajo 123, No. 2 y 3. 56 57 RevolucionesYconflictos20120207.indd 145 09/02/2012 02:50:33 p.m. 146 José Luciano Franco que viajaba con pasaporte expedido por el Capitán general de Santo Domingo y había llegado a Santiago de Cuba en la goleta americana Mediterránea procedente de Baltimore. En este último lugar se encontraba procedente de Inglaterra, el general español Francisco Javier Mina, llamado Mina el Mozo–, en compañía del sacerdote y revolucionario mexicano Fray Servando Teresa de Mier, que preparaban una expedición militar contra el poder de España en América. Y, como, en el mes de octubre de ese año, los confidentes avisaron a Escudero que el general Mina estaba en Haití al mismo tiempo que Bolívar, con la aprobación de Cienfuegos y Ramírez determinó enviar a Port-au-Prince un agente confidencial para vigilar todos los movimientos de ambos revolucionarios. Coincidió la elaboración de este proyecto de espionaje con la llegada al puerto oriental de una división naval francesa compuesta por la fragata Flore, el bergantín Railleux y la goleta Greland que conducía una nueva comisión, designada por Mr. Dubouchage, Ministro de la Marina y de las Colonias de Luis XVIII, encargada de entablar negociaciones con Christophe y Petión, integrada por el general vizconde de Fontanges y Mr. de Esmangard, consejero de estado agregado a la marina. Estos comisionados que habían estado en tratos con Petión, pues Christophe se negó, aprovecharon su estancia en Santiago de Cuba para tomar los antecedentes españoles que complementaron los que traían con relación a Haití. El comandante del bergantín Railleux se prestó a convoyar la goleta San Antonio de Padua en la que viajaba a Port-au-Prince D. Carlos Preval, comerciante de origen francés, cuyo era el nombre del espía que Escudero había encargado no sólo de vigilar a Mina y Bolívar sino también de recoger datos fehacientes sobre las intenciones de los gobiernos que existían en las dos porciones en que estaba dividido el Haití independiente. Once días permaneció Preval en Port-au-Prince. A su regreso a Cuba –24 de noviembre de 1816– presentó a Escudero un minucioso y detallado resumen del resultado de sus trabajos de espionaje, haciendo el siguiente sobre las diferencias entre Petión y Christophe como resultado de la misión de Fontanges y Esmangard que el segundo se había negado a recibir –17 de octubre de 1816–: [...] Petion quedaba atacado de una fiebre a mi partida. Padece considerables inquietudes en resultas de las conferencias que había tenido el día 7 de noviembre con el RevolucionesYconflictos20120207.indd 146 09/02/2012 02:50:33 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 147 Consejero de Estado enviado de Francia para arreglar algunos negocios tocantes a la soberanía de aquel territorio, y aumentó más su tribulación la ocurrencia de habérsele presentado el día 20 anterior a mi salida un Dragón desertado de las tropas de Cristóbal, comunicándole que este acababa de publicar una proclama contra los franceses anunciando que debían venir a subyugarlo con la cooperación de Petion por hallarse este de acuerdo con la Francia concluyendo con que todo debía quemarse y prepararse a la defensa [...].58 ◉◉◉◉◉ La Real orden de 18 de mayo de 1817 dirigida al capitán general Cienfuegos por el Secretario de Estado y del Despacho de la Guerra, exigía una atención especial a los asuntos dominicanos y está inspirada en las gestiones que realizaban en Haití las comisiones francesas que más arriba se han mencionado: Lo interesante de la conservación de la parte española de Santo Domingo esencialmente por la inmediata influencia que por su situación tiene con esta Isla y la de Puerto Rico, ha llamado la Soberana atención del Rey con mucho más motivo en la actualidad en que la Corte de Francia se ocupa de los medios de reducir a los Caudillos de color a la justa y debida dependencia de su Metrópoli y como estos pasos necesariamente han de infundir en ellos la desconfianza natural de que auxiliaremos al Gobierno Francés; para precaver con tiempo cualquiera tentativa contra nuestro territorio. Ha resuelto S. M. entre otras cosas se prevenga a V. E. como lo executo, que poniéndose de acuerdo con el Capitán General de la citada Isla de Santo Domingo procure V. E. auxiliarle con todos los medios que pueda y que le permita su situación.59 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 124, No. 82; legajo 15, No. 57; legajo 124, No. 83. 59 Ibídem, legajo 11, No. 2. 58 RevolucionesYconflictos20120207.indd 147 09/02/2012 02:50:33 p.m. 148 José Luciano Franco La situación no era tan buena en la hacienda de Cuba, ya demasiado comprometida con los excesivos gastos en que incurrió el intendente Ramírez en sostener las tropas realistas que en el continente combatían a Bolívar, como para suplir al gobierno de Santo Domingo la ausencia del situado de México, prácticamente suspendido hacía ya algunos años. No obstante conocer muy bien el estado financiero del Gobierno Colonial de Cuba, el brigadier D. Sebastián Kindelán y Obregón, capitán general electo de Santo Domingo, que esperaba en La Habana la oportunidad favorable para ir a tomar posesión de su cargo, notificado de la Real orden antes citada, se dirigió en oficio reservado a Cienfuegos –La Habana 2 de septiembre de 1817– a fin de informar sobre lo que creía conveniente acerca de los auxilios más urgentes que pudiera necesitar: [...] De consiguiente debo manifestar que aunque carezco de datos exactos del estado en que se halla aquella interesante parte de los Dominios de S. M. puedo sin embargo suponer tanto por los acahecimientos que han ocurrido en aquel desgraciado suelo cuanto por los ningunos auxilios que se le han prestado desde que sus habitantes gloriosamente lo reconquistaron, que su actual situación debe ser la más angustiada y miserable; y en este concepto me parece de la mayor necesidad socorrerlo a lo menos por ahora con ochenta o noventa mil pesos y en consecuencia facilitarle con puntualidad el situado que antes le estaba señalado porque si le era preciso para cubrir sus indispensables atenciones en tiempos más felices y cuando las haciendas existían intactas, claro es que después de la ruina atroz que ha sufrido sin dicha dotación no es posible subsista, mayormente en el caso que indica la citada Real orden ni en otros que son harto esperables de su expuesta y crítica situación.= La seguridad de la circulación de este numerario atraherá a sus hogares gran parte de los habitantes que huyendo de la miseria existen dispersos en las colonias inmediatas, animará a los labradores y aumentándose las producciones y consumos el comercio revivirá tal vez en términos de que muy pronto a las Caxas de Santo Domingo dé los medios de poder acopiar y RevolucionesYconflictos20120207.indd 148 09/02/2012 02:50:33 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 149 de proveherse de cuanto sea indispensable para la conservación y defensa de su extenso territorio: las tropas sin hambre, vestidas y satisfechas de sus haberes gozarán de mejor salud y ofrecerán más confianza en el desempeño de sus deberes, y por último habiendo exactitud y buena fe en el pago de las compras y gastos que tenga que hacer el Gobierno renacerá el crédito que en los momentos de apuro deberá facilitar recursos que sin él sería imposible encontrarlos [...]. Como la anterior petición fue trasladada al intendente Ramírez, este, en informe a Cienfuegos de 8 de noviembre, dio a conocer lo delicado de su situación ya que, en esos mismos días, tuvo que auxiliar al gobierno de Puerto Rico con una parte del producto de la llamada contribución o subvención de guerra, y sólo podía destinar a Santo Domingo el remanente del citado que no era, ni con mucho, suficiente a cubrir la demanda del brigadier Kindelán. Este, con la suma que le facilitó la Hacienda de Cuba salió para Santo Domingo, donde tomó posesión del gobierno el 5 de enero de 1818.60 ◉◉◉◉◉ En el año 1817, D. Martín Folch, antiguo funcionario español residente en La Habana, en un extenso memorial que dirigió al gobierno de Madrid por conducto del intendente Ramírez removió el viejo tema del peligro haitiano: [...] He oído decir a personas fidedignas que el citado Cristóbal al reclamar un buque suyo apresado en las inmediaciones de Cuba lo pidió añadiendo la política amenaza de que en caso de negativa mandaría desembarcar en la punta de Maisy dos mil negros armados de cuernos y látigos, armas que consideraba suficientes a lograr la satisfacción correspondiente. Este hecho subministra dos reflexiones muy inteligibles; la primera nos instruye que Cristóbal conoce toda la superioridad que tiene sobre nosotros, fundada en su situación y recursos; y la Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 110, No. 21. 60 RevolucionesYconflictos20120207.indd 149 09/02/2012 02:50:34 p.m. 150 José Luciano Franco segunda nos convence de que sus hostilidades guerreras serán tan brutales como lo fueron sus comunicaciones diplomáticas.= Es preciso confesar que las consequencias humanas son incomprehensibles, y voy a exponer tres que por pertenecer al presente asunto me es imposible omitir. El riesgo a que está expuesta la isla por la vecindad del Reyno de Haity se halla al alcance del vecino más limitado, y sin embargo de depender de la voluntad de uno solo el que todos los blancos que habitamos esta isla experimentemos el mismo trágico funesto fin que los que habitaron la de Santo Domingo, no solo en la Havana se duerme con la mayor tranquilidad, sino también en Baracoa, cuyos habitantes están al alcance del poder de Haity como sus propios Subordinados. Este es el primero.= El segundo se reduce a que temiendo nosotros el ejército negro de Haity por lo bien organizado y aguerrido incurrimos en la debilidad de armar y disciplinar en nuestro seno tropas de color que se deben considerar (sin riesgos de equivocarse) como auxiliares de aquellos en el caso de que nos invadiesen. Nosotros los disciplinamos y les enseñamos la táctica que deben usar contra sus enemigos, olvidando que esta clase de gente no abriga otros en su corazón que [...]. los blancos que los dominan [...]. El tercero, y no menos singular que los dos expuestos es, el de no haberse pensado hasta ahora en establecer un agente que vigile en el Reyno de Haity lo que se intente allí contra esta Isla… En vista del anterior escrito de Folch, y de que, efectivamente hasta esa fecha, si bien el Gobierno Colonial de Cuba mantenía confidentes temporales encargados de espiar a los haitianos y, también, en determinadas oportunidades había enviado comisiones especiales para determinada actividad comercial o política, en el período a que se refiere la memoria hubo de abandonarse un poco tal vigilancia, el intendente Ramírez emitió un informe favorable que sometió a Cienfuegos que lo aprobó en junio 18 de 1817. El intendente Ramírez, en 11 de octubre de ese año, elevó el informe «sobre el estado y designios hostiles de los Negros y Mulatos de la parte francesa de Santo Domingo» al rey de España por conducto del RevolucionesYconflictos20120207.indd 150 09/02/2012 02:50:34 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 151 correspondiente ministerio, al que acompañó la memoria redactada por D. Martín Folch, consignando las medidas que a su juicio debían adoptarse: Con las luces del adjunto expediente, y otros muy reservados sobre el estado y designios de los Negros y Mulatos independientes de la parte francesa de la isla de Santo Domingo, traté en junio último con este Capitán General de la conveniencia de tener allí un agente secreto; y aquieté mi celo por entonces, sabiendo que entre dos Casas de Comercio disputaban un Comisionado, para reclamar del caudillo Petion un buque y cargamento, apresado por piratas, cuyo embargo anunció en sus papeles públicos, manifestando intención de devolverlo a sus dueños. Aquel comisionado regresó con un triste desengaño. Petion tiene consejeros, que con abuso peregrino de la lógica, le dieron dictamen para apropiarse aquellos y otros intereses españoles que se hallaban en igual caso. Por este y otros conductos me he convencido mas de que es absolutamente preciso no perder de vista las tribus numerosas de gentes de color, agabilladas en Santo Domingo, que tienen medios y fuerzas, y suficiente táctica local no solo para aspirar a sostenerse contra su antigua Metrópoli, sino para mayores empresas, entre las cuales cuentan la de esta isla, solo separada por un canal de trece leguas, tratando de ponerse en comunicación, o acaso teniéndola ya establecida con los esclavos de la parte Oriental, de un modo irremediable por la despoblación y soledad de aquellas costas. Desde aquí es difícil, por la distancia, establecer una correspondencia seguida, y encontrar sujetos sagaces que la mantengan con el sigilo e inteligencia que se requiere. Pero no será esto tan embarazoso al Capitán General de Santo Domingo, cuyos súbditos comercian con la antigua parte francesa, y procuran guardar armonía con sus actuales habitantes, tan peligrosos como atrevidos. Limitándome por ahora a que la superior atención de V. E. se fixe por un momento sobre este interesante particular, si con su examen lo estimase oportuno, se servirá hacerlo presente a S. M., para que se de orden al Capitán General de Santo Domingo, y se autorice al de RevolucionesYconflictos20120207.indd 151 09/02/2012 02:50:34 p.m. 152 José Luciano Franco esta isla, si fuere menester, a fin de que se valga de todos los medios prudentes de observar y vigilar los sentimientos y designios de los Negros y Mulatos alzados de la llamada Hayti, y que si hubiere facilidad de situar entre ellos un confidente de toda satisfacción, lo verifiquen… comunicándose quantos avisos puedan importar por los dos correos, o por nuestros puertos de Cuba y Baracoa. Entretanto no se [...] aquí los medios de vigilancia y represión, que estén a nuestro alcance, y yo contribuiré a ellos con todo lo que me pertenece [...].61 A lo que hubo de contestar por Real orden reservada, Madrid 19 de marzo de 1818, trasladada por el ministro Garay al intendente Ramírez: Enterado S. M. se ha servido aprobar el proyecto, mandando que el Capitán General de Isla de Cuba nombre persona de toda confianza a quien se encargue una tan delicada comisión, asignándole sobre aquellas Cajas lo que parezca conveniente; con tal de que el nombrado no sea D. Martín Folch [...].62 Como había sido este último el autor del proyecto, y en él confiaban Ramírez y Cienfuegos para su desarrollo y ejecución, no se designó agente alguno, sino que se continuó el espionaje a través de los viejos sistemas de confidencia demasiado conocidos para ser eficaces. También entorpecía cualesquiera gestión de ese tipo la política del entonces Ministro de Estado de Fernando VII D. José García de León y Pizarro. Pretendió este ministro, desconociendo, quizás, la verdadera situación internacional de España, en plena decadencia como potencia colonial, cuyos ejércitos en América a duras penas podían subsistir –y eso gracias al apoyo económico que le facilitaba el intendente Ramírez desde La Habana– pues las cajas de la hacienda española estaban completamente vacías, y el pueblo español era el más hambriento y miserable de Europa, en 1817 y 1818 obligar a Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 493, No. 18,689. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 99, No. 101. 61 62 RevolucionesYconflictos20120207.indd 152 09/02/2012 02:50:34 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 153 los gobiernos de Francia y Gran Bretaña a que se pusieran al lado de España en su disputa con los Estados Unidos y, además, a intervenir en la pacificación de las colonias rebeldes de América. El principal consejero del ministro en estas cuestiones era el famoso aventurero y agente provocador, cubano de nacimiento, D. José Álvarez de Toledo. Entre las distintas memorias e informes que rindió figura la ampliación que hizo en 8 de abril de 1817, a petición de León y Pizarro, de la que había enviado desde Nueva York en 12 de diciembre de 1815 relativa a las relaciones de España con Inglaterra y los Estados Unidos, en la que recomendara la cesión a estos de las dos Floridas, reducir toda la atención, todo el cuidado del gobierno español a la conservación de México, Cuba y Puerto Rico, esperanzado en que el ejemplo de estas tres colonias sirviera para tranquilizar a las otras del continente, y alejarían a los norteamericanos de sus ambiciosas miras en las fronteras de México. Y, analizando la política de Petión y Christophe, y la amenaza que representan para la parte española recomienda Toledo: En fin, me parece que, si hay algún modo de contener el mal ejemplo que la revolución y la libertad de los negros de Santo Domingo han producido y produce en las demás colonias es cederla a la Francia.63 Claro que esta recomendación no pareció se tomase muy en cuenta, pues pocas semanas más tarde –18 de mayo– de Real orden se le comunicaba a Cienfuegos el interés en conservar la parte española de Santo Domingo. Pero como no pareció muy agradable al gobierno francés la perspectiva nada brillante de iniciar una guerra contra Haití, que, tampoco aprobaría la Gran Bretaña, el gobierno español con las vacilaciones habituales en su torpe y atrasada política internacional, en un esfuerzo para arrastrar a los británicos a una causa perdida de antemano, cambió el destino de la recomendación de Toledo y en oficio muy reservado –Madrid, 8 de agosto de 1818– firmado por el Ministro de Estado, se autorizó al Embajador de España, en Londres, Duque de San Carlos, para proponer al Gobierno de S. M. Británica la cesión de la parte española de la isla de Santo Domingo, a fin de acabar de decidirlo. José García de León y Pizarro, Memorias, Madrid, 1953. 63 RevolucionesYconflictos20120207.indd 153 09/02/2012 02:50:34 p.m. 154 José Luciano Franco Pero ya en esa fecha Petión había desaparecido de la escena política haitiana –murió el 29 de marzo de 1818– y lo había substituido Jean Pierre Boyer que logró liquidar en pocos meses las rebeldías campesinas de la Grand’Anse, y destruir a sus líderes Goman, Malfait y Mafou. También en Cuba se produjeron cambios. Al general Cienfuegos lo substituyó en el gobierno supremo de la isla –29 de agosto de 1819– el general Juan Manuel de Cagigal, pero, en la práctica, continuó dirigiendo toda la política colonial el intendente Ramírez, hasta la agitación política intensa provocada por el pronunciamiento en La Habana de las tropas de la guarnición –16 de abril de 1820– obligando a Cagigal a jurar la Constitución de 1812, ya nuevamente instaurada en España por la revolución liberal encabezada por D. Rafael de Riego, y que, definitivamente alejaron a Cagigal y a Ramírez de la administración de la isla. Ocupando interinamente el gobierno el Mariscal de campo D. Juan María Echeverri recibió, en el mes de junio, la Real orden de 26 de marzo de 1820 sobre el caso de un barco negrero español, el bergantín Yuyú Africano de la matrícula de Cádiz, que, conduciendo un cargamento de esclavos desde las costas de África para los hacendados de la isla de Cuba, fue apresado por la corbeta de guerra haitiana Wilberforce, conducido a Puerto Príncipe donde Boyer ordenó dar libertad a los esclavos, en cuya Real orden se ordenaba a Echeverri exigir a Boyer la devolución del barco y su cargamento, o la correspondiente indemnización.64 No encontrando medios de comunicarse directamente con el presidente Boyer, a Echeverri le pareció oportuno trasladar al capitán general de Santo Domingo Kindelán –23 de junio– la misión que se le encargaba. Pero, a la llegada a La Habana de D. Juan Manuel de María, capitán del barco negrero, y D. José Ramón Marteló, apoderado general de los armadores gaditanos del bergantín apresado, Echeverri cambió de idea, y habilitó al citado María para que, como agente oficial del Gobierno Colonial de Cuba –4 de septiembre de 1820– se trasladase a Puerto Príncipe con la Real orden y demás documentos relativos al asunto, provisto de un oficio firmado y sellado en la Capitanía general, en el que se daba a Boyer el tratamiento de Excelentísimo Señor y en Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 149, No. 1. 64 RevolucionesYconflictos20120207.indd 154 09/02/2012 02:50:34 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 155 términos correctos y cordiales le pedía accediese a lo solicitado y para cuya tramitación debía entenderse con el gobierno de La Habana.65 Claro que Boyer no devolvió los esclavos ni pagó gasto de ninguna clase. Tanto él, como Christophe, y también Dessalines, persiguieron a los traficantes negreros, y combatieron sin desmayo la trata en todos sus aspectos. Pero, ademas, la posición política de Boyer se afianzaba. El 15 de agosto de 1820, el rey Christophe fue atacado por una apoplegía en la iglesia de Limonade. Los cuidados de su médico personal, el Dr. Stewart, le salvaron la vida, pero quedó paralítico. Aprovechando las circunstancias una conspiración se desarrolló. Y Christophe, traicionado, se suicidó, disparándose un pistoletazo en el corazón. Y Boyer, llamado por los insurgentes de Saint-Marc, entra en la Ciudad del Cabo el 26 de octubre de 1820. En el tesoro de la Citadelle halló Boyer las reservas oro acumuladas por Christophe ascendente a más de ciento cincuenta millones de francos, que le ayudaron a consolidar la unidad del Norte, Sur y Oeste de Haití. El general Nicolás de Mahy, que recién había tomado posesión de la Capitanía general y Gobierno Superior Político de la isla de Cuba –8 de marzo de 1821– recibió la siguiente Real orden firmada por Cuadra y fechada en Madrid a 25 de enero de 1821: Excelentísimo Señor. Con fecha digo al Señor Secretario de Estado y del Despacho de Guerra lo que sigue. «Excelentísimo Señor. Los sucesos ocurridos últimamente en la parte que ocupan los negros de la Ysla de Santo Domingo, habiéndose reunido el territorio que mandaba Cristóbal con el que gobernaba Boyer, exigen que por el Gobierno se tomen todas las medidas posibles de precaución, pudiéndose temer alguna empresa contra el todo ó parte de aquella Provincia Española; y conviniendo por lo mismo que aquel jefe se prevenga sin pérdida de momento para asegurarse de cualquiera agresión ó tentativa que pueda comprometer la seguridad de aquellos habitantes, le comunico con esta fecha de Real orden lo conveniente al efecto, añadiéndole que debe ponerse de acuerdo con el jefe político de la Havana Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 144, No. 1. 65 RevolucionesYconflictos20120207.indd 155 09/02/2012 02:50:34 p.m. 156 José Luciano Franco y Capitán general de Cuba, que le suministrará los auxilios que estubieren á sus alcances: y siendo necesario que así se les encargue á estos, S. M. ha tenido á bien mandar que por el Ministerio del cargo de V. E. sé comuniquen al efecto las ordenes correspondientes al referido Capitán general, pues por este Ministerio se hacen las debidas prevenciones a aquel Gefe Político.= En su consecuencia quiere S. M. que V. E. coopere por cuantos medios le sean posibles al indicado fin, como lo exige la importancia del negocio.66 Pero los acontecimientos se desarrollaron en Santo Domingo con tal rapidez que el Gobierno Colonial de Cuba no pudo hacer nada para desviarlos. En 16 de mayo de 1821 el general Kindelán entregó la Capitanía general de Santo Domingo a su sucesor el brigadier D. Pascual Real, regresando a Santiago de Cuba en la goleta española Nuestra Señora del Carmen el 22 de mayo. Si con prudencia y habilidad el general Kindelán había sorteado con éxito los escollos que encontró en su ruta política a causa de los conflictos fronterizos con Haití, y el descontento de los campesinos dominicanos cuyos productos no encontraban mercados, el inefable brigadier Real, cuya total incapacidad había quedado demostrada en los mandos subalternos que ocupó en Venezuela con las brutales medidas que intentó aplicar, hizo estallar el descontento y la insurrección armada. La indolente administración colonial hispánica no se preocupaba lo más mínimo en el desarrollo económico de Santo Domingo. Una de las tierras más fértiles y ricas de América, permanecía en la segunda década del siglo xix como lo estuvo en el xviii, totalmente abandonada y, en algunos lugares, como Samaná, las pocas gentes que allí vivían lo hacían en las condiciones más primitivas y miserables que puedan imaginarse. La inquietud de aquellas gentes se tradujo en la formación de grupos, que aun cuando todos coincidían en la necesidad de reformas inmediatas que les permitiera explotar las riquezas del suelo y mejorar sus condiciones de vida, buscaban las soluciones por tres caminos distintos: la independencia; la unión con Haití; la reforma del régimen colonial hispánico siempre que se hiciera radicalmente. Esta Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 19, No. 2. 66 RevolucionesYconflictos20120207.indd 156 09/02/2012 02:50:34 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 157 última solución era poco menos que imposible, dado el atraso social y político de España, cuyo gobierno seguía aferrado a los conceptos medievales que ya la Revolución Francesa había superado. Al frente del grupo que deseaba la independencia bajo la protección –que iban a solicitar– de Bolívar y la Gran Colombia, se encontraba el funcionario colonial licenciado D. José Núñez de Cáceres. El movimiento insurreccional lo había preparado para fines de diciembre, pero el teniente coronel Pablo Alí, que mandaba el batallón de pardos libres, que conoció por el propio Capitán general Real que estaba sobre la pista de los conjurados, lo hizo estallar el 3 de noviembre, y casi sin resistencia, apoyado por el resto de los comprometidos, se apoderó de la capital dominicana e hizo prisioneros al gobernador y al intendente D. Felipe Fernández de Castro. El 1 de diciembre de 1821 Núñez de Cáceres proclamó solemnemente la independencia y la constitución del Estado independiente de la parte española de Haití, bajo la protección de Colombia. Pero mantuvo la esclavitud de los negros. Y ese grave error lo aprovechó Boyer. A petición del grupo partidario de la unidad de ambos pueblos, las tropas haitianas, sin encontrar resistencia en parte alguna, llegaron rápidamente hasta la capital dominicana, y el 9 de febrero de 1822 recibía Boyer de manos de Núñez de Cáceres las llaves simbólicas de la ciudad de Santo Domingo. Y decretó inmediatamente la abolición de la esclavitud, y declaró, de acuerdo con las ideas expuestas por Toussaint Louverture en 1801, que la isla de Santo Domingo era una e indivisible. ◉◉◉◉◉ La noticia de la independencia de Santo Domingo causó un verdadero pánico entre los propietarios de esclavos y terratenientes de Santiago de Cuba. Y aun más aumentó la alarma cuando, dos meses después, se informaron de que toda la isla se había unido bajo la dirección de Boyer, y que la esclavitud y trata negrera quedaba abolida. El día 16 de diciembre de 1821, el brigadier Juan de Moya, que recién había asumido las funciones de gobernador militar interino de Santiago de Cuba, dirigió al Jefe superior político, Félix Bourman, el oficio dirigido a esa autoridad por el Comandante del Castillo del Morro con este grave aviso: RevolucionesYconflictos20120207.indd 157 09/02/2012 02:50:34 p.m. 158 José Luciano Franco Monumento de Henri Christophe en Haití. (Obra del escultor cubano Teodoro Ramos Blanco) RevolucionesYconflictos20120207.indd 158 09/02/2012 02:50:42 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 159 Excelentísimo Señor. Esta tarde ha fondeado en este puerto la Balandra Dinamarquesa La Estrella procedente de Puerto de Plata en la Isla de Santo Domingo, el que da por noticia estar en dicha Isla declarada la independencia bajo de la garantía de Colombia. Le he prevenido a dicho Capitán no esparza esa noticia hasta que no hable con V. E.; el buque no subirá al Surgidero hasta mañana, por no darles el viento para ello. Y agregaba el gobernador las disposiciones que había adoptado para evitar los peligros de una propaganda subversiva y recomendaba otras a Bourman. A fin de que por su parte se tomen las medidas que juzgue más adecuadas para evitar, si fuese dable, la propagación de ellas; pues por la mía he prevenido al que ejerce las funciones de Sargento mayor de esta plaza esté con la mayor vigilancia, para que tan luego se aproxime el Buque al surgidero de esta bahía, no permita que desembarque otra persona que su Capitán…67 El siguiente día –17 de diciembre– el brigadier Moya recibió personalmente las declaraciones del capitán y dos tripulantes de La Estrella, y con el expediente reservado del asunto las trasladó a la Diputación Provincial y Ayuntamiento Constitucional de Santiago de Cuba por conducto del jefe superior político, Bourman.68 En la sesión del Ayuntamiento –Santiago de Cuba 19 de diciembre de 1821– bajo la presidencia del Alcalde D. Andrés de Jústiz, tomó el acuerdo extraordinario a propuesta del regidor D. Félix Polanco, ante la grave y horrorosa novedad de la independencia de la parte Española citada, de oponerse a la entrada en el puerto de barcos o pasajeros que hayan residido voluntariamente en los lugares declarados en rebeldía contra el dominio de España, con la excepción de aquellos que demostrasen haber permanecido fieles a los mismos principios sustentados por aquella corporación municipal.69 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 19, No. 35. Ibídem. 69 Ibídem. 67 68 RevolucionesYconflictos20120207.indd 159 09/02/2012 02:50:42 p.m. 160 José Luciano Franco El 24 de ese mes y año, el Comandante del Morro trasladó a Bourman un sobre, que le entregó el capitán de la goleta Neptuno, en cuya cubierta se podía leer: Del Presidente del estado al Señor Gobernador Gefe Superior Político de la Ciudad de Santiago de Cuba [...] con un escrito firmado por José Núñez de Cáceres, Santo Domingo 18 de diciembre de 1821, Año 1 de la Independencia: La goleta Neptuno procedente de la matrícula de este puerto ha sido flotada por el [...] para conducir al de esa ciudad las familias del coronel D. Francisco Valderrama sargento mayor que era de esta plaza y de otros varios empleados del gobierno español cuando esta isla se hallaba sometida a su dominación. Por fortuna esta ha cesado desde el día 1 de los corrientes en que Santo Domingo proclamó y juró su independencia elevándose al rango de una nueva nación con el nombre de Estado Independiente de Haytí Español [...].70 Bourman, después de dar cuenta de esos documentos a la Diputación Provincial en sesión del propio día 24, elevó cinco días más tarde al brigadier Moya los acuerdos adoptados y cuantos otros antecedentes obraban en su poder acerca de los históricos acontecimientos de la isla cercana: Dirijo al conocimiento de V. S. el pliego original que con oficio me remite el Comandante del Morro participándome al mismo tiempo que fue conducido por una goleta procedente de Santo Domingo, que entre los de su equipage transporta al Señor D. Francisco Valderrama Coronel graduado y Sargento mayor de aquella Plaza.= De su contexto se ha de ver que la independencia de la parte española de esa isla de con la madre Patria ha sido declarada sin duda, y de un modo positivo, pero cuyo genero de Gobierno se ignora, no Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 19, No. 35. 70 RevolucionesYconflictos20120207.indd 160 09/02/2012 02:50:42 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 161 obstante que viene subscrito dicho oficio por D. José Núñez de Cáceres, y el sobre contiene las expresiones del Presidente del Estado, que quizá vendrá a ser el Republicano= Entre tanto sea cual fuese a nosotros no toca mas sino velar por la tranquilidad de este país manteniéndolo intacto de los ataques, y que la constitución política de la Monarquía sea la única observada en esta Provincia como el ídolo de nuestra felicidad= Consiguiente a ello, he dado orden para el desembarque del citado Sargento mayor, familia y demás oficiales emigrados de aquel punto mandando se detenga la embarcación en el Morro hasta la disposición de V. S. de quien espero saber sus resoluciones acerca de ello, para cooperar de acuerdo en la importante obra de la conservación de esta preciosa isla. Por su parte, el coronel Valderrama, tan pronto puso pie en tierra cubana celebró una larga entrevista con el gobernador Moya, rindiéndole un amplio informe sobre el desarrollo de los sucesos que dieron lugar a la independencia dominicana. Y, en 31 de diciembre escribió al capitán general Mahy: [...] Tengo el honor de acompañar respetuosamente a V. E. la carta que el Señor Capitán General que fue de la isla de Santo Domingo Brigadier D. Pascual Real se sirvió entregarme para poner en sus manos= Dicho gefe me encargó hiciese a V. E. una reacción de los acontecimientos que precedieron y subsiguieron a la declaratoria de la independencia en aquella; pero como desde el 25 del presente mes en que se verificó mi llamada a esta plaza, hice ante el Gobernador Militar Interino de ella una declaración relativa a dichos particulares para elevarse al superior conocimiento de V. E. omito por lo tanto repetirlos en este lugar [...].71 Y terminaba solicitando se le diera un destino, en mérito a su hoja de servicios y tener que cuidar de sus diez pequeños hijos. A lo que Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 19, No. 35. 71 RevolucionesYconflictos20120207.indd 161 09/02/2012 02:50:42 p.m. 162 José Luciano Franco hubo de acceder Mahy, nombrándolo Comandante Militar de la ciudad de Baracoa, especialmente encargado, por su proximidad geográfica, de vigilar los movimientos todos de la república unida de Haití. A las informaciones que hubo de enviarle el brigadier Moya justamente alarmado ante la agitación popular que observaba entre el pueblo de Santiago de Cuba, no sólo por la separación de aquella colonia de la dominación europea, sino por lo que para los grandes propietarios de tierras era aun más grave: la abolición de la esclavitud, contestó el Capitán general Mahy desde La Habana en 30 de enero de 1822: He recibido el oficio de V. S. de 30 de diciembre próximo con los Documentos que cita y ejemplares impresos del Santo Domingo, que se había recogido de la correspondencia particular que conducía el Buque de aquel destino, y enterado de todo su contenido, y de lo providenciado por la novedad de la Independencia de Santo Domingo, y el complexo de circunstancias que asomaban por el aparato con que traslució ahí tal noticia, que exigían un pronto y eficaz remedio, digo a V. S. que me parece bien que hubiese deliberado entregar de los almacenes del Depósito, a solicitud de ese M. Y. Ayuntamiento, quinientos fusiles baxo las correspondientes causiones y formalidades, para armar la Milicia Nacional local que carecía de ellos: más no obstante recomiendo a V. S. que economice el suministro de esta clase de armamento todo lo posible para qualquiera caso de grave importancia nacional en que sea necesario hacer uso de él. En quanto a lo que V. S. añade de que se le proporcione numerario con que socorrer la tropa permanente, y la demás activa que cuida de la garantía en la tranquilidad de esa Plaza; contesto me hallo bien persuadido que este Señor Superintendente de la Hacienda Pública, conforme a mis anticipadas indicaciones, estará atento a cubrir el mencionado obgeto.72 Pero no adquirían las autoridades santiagueras la confianza que deseaba inspirarles el gobernador de la isla, ya que se recibían Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 19, No. 35. 72 RevolucionesYconflictos20120207.indd 162 09/02/2012 02:50:42 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 163 constantemente noticias cada vez más alarmantes para sus intereses coloniales de Santo Domingo. El 30 de enero de ese año el Comandante del Morro, capitán Mariano Caro, comunicaba al brigadier Moya que el capitán del guairo español Carmen, Jaime Catalá, procedente de Puerto Rico, le informó que había oído decir el 19 de ese mes en los Cayos de San Luis que los negros habían entrado en Santo Domingo y enarbolado el pabellón de Boyer y quitado el Independiente.73 Esta noticia irritó aún más a los reaccionarios enemigos de la independencia americana. El Ayuntamiento de Santiago de Cuba, dominado por los más destacados representativos de la sociedad esclavista, llevó su actitud intransigente hasta oponerse no sólo a cualquier trato o comercio con Haití, sino que trataba por todos los medios a su alcance de impedir que hasta los blancos procedentes de aquellos puertos se refugiaran allí. El 14 y 18 de abril de 1822 fondearon en el puerto de Santiago de Cuba la goleta inglesa Stern y el bergantín sardo S. José procedentes de Santo Domingo, conduciendo familias blancas que no soportaron que darse bajo la dominación de haitianos que: Están ocupando todos los Pueblos Españoles así como sus puestos fortificados (después de haberse proclamado la independencia que acaudilló el Juez de Letras de aquella Capitán D. José Núñez de Cáceres y sostenida por poco tiempo por la gente de color que logró seducir, y a algunos blancos a su devolución), trataron de emigrar y buscar su asilo por segunda vez en esta Isla donde estuvieron refugiados en consecuencia de la cesión de aquella parte de los dominios soberanos hecha por el tratado de Basilia. Además, Bourman sin hacer caso de las protestas de los ediles santiagueros autorizaba desembarcos de refugiados en otros lugares. En oficio de 16 de marzo de 1822 le dice al Jefe Político de la ciudad de Baracoa: No hay inconveniente en que se admitan en ese Puerto los Emigrados que se presenten de cualquier parte de la Isla Ibídem. 73 RevolucionesYconflictos20120207.indd 163 09/02/2012 02:50:42 p.m. 164 José Luciano Franco Española de Santo Domingo, con los esclavos que hayan querido seguirles; pero velará V. con especialidad que entre los últimos no venga ningún esclavo extranjero sea de la nación que fuese [...].74 Al enterarse los regidores de que el gobernador había permitido desembarcar a los refugiados dominicanos, violentamente protestaron de tal medida en las sesiones celebradas por el Ayuntamiento los días 15 y 18 de abril, y, en la última, acordaron dirigirse al Gobierno Supremo en Madrid: Para que S. M. cerciorado de las afligidas circunstancias en que se halla esta siempre fiel Ciudad de Cuba, se digne providenciar los auxilios que sean bastantes a su conservación [...] y para mas comprobar el evidente mal que nos amenaza y a que vigorosamente jura oponerse este Consistorio y derramar la última gota de su sangre en favor y sostenimiento de la dependencia de la Nación Española y de nuestro Rey Constitucional, póngase también copia del expediente instruido a consecuencia de la independencia de la Capital y algunos Pueblos de Santo Domingo, que mandó formar la Excelentísima Diputación Provincial y de que este Ayuntamiento hizo sacar copia para elevarlo todo al Supremo Gobierno [...]. Por su parte, en 23 de abril de ese año, el Gobernador político Interino D. Félix Bourman se dirigió al Ministro de Ultramar para justificar su conducta: Nada era tan natural y tan obvio como hospitalar estas familias desgraciadas después de haber tomado este Gobierno político, y hecho las debidas investigaciones de no contenerse en una ni en otra embarcación individuo alguno que se hubiese adherido a la emancipación o independencia, y cuando disponía su desembarco, se le presentó la intempestiva escandalosa contradicción del Ayuntamiento Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 19, No. 35. 74 RevolucionesYconflictos20120207.indd 164 09/02/2012 02:50:42 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 165 Constitucional bajo la capa de un falso zelo aspirando a que repeliesen dichas familias sin producir ni apoyarse en las pruebas del crimen que debían preceder a la aplicación de un castigo tan duro.75 No por eso abandonaron los regidores y sus clientelas respectivas sus intenciones. Aprovechándose de su influencia en la Diputación Provincial lograron de esta corporación que interesara a Bourman en un proyecto para intentar una insurrección en Haití. Y, este, por oficio de 25 de junio de 1822 trasladó el plan al Capitán general Mahy: Excelentísimo señor: Los vecinos de Montecristo en la Isla Española dirigieron a este Gobierno una representación solicitando auxilios para separarse de la dominación de los negros y mulatos de aquella colonia, y pasado a la Excelenísima Diputación Provincial, ha acordado su elevación a V. E. para que como primer Gefe Militar de la Isla providencie lo que estime por conveniente, y en su consecuencia acompaño a V. E. el nominado Expediente por lo que pueda influir a el alivio de aquellos habitantes fieles que suspiran por el Gobierno legítimo Constitucional.76 No dejó de agradarle le solicitud al general Mahy que dio su respuesta, La Habana, 15 de julio de 1822, al Jefe Superior Político de Santiago de Cuba, en términos que parecían estar dispuestos a intervenir con objeto de provocar la insurrección dominicana. Pero, el 18 de ese mes falleció el general Mahy, interinamente pasó a ocupar los cargos de Capitán general y Jefe Superior Político, el Mariscal de campo D. Sebastián Kindelán, que conociendo a fondo la verdadera situación política y social de Haití y Santo Domingo, no calorizó la aventura. Y, durante su interinatura, que duró hasta el 2 de mayo de 1823, se abandonaron por completo todos los proyectos intervencionistas en aquella isla. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 112, No. 167. Ibídem, legajo 123, No. 44. 75 76 RevolucionesYconflictos20120207.indd 165 09/02/2012 02:50:42 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 166 09/02/2012 02:50:42 p.m. IV Las relaciones con Haití y Santo Domingo durante el gobierno de Vives El 2 de mayo de 1823 entregó Kindelán el gobierno de la isla de Cuba al mariscal de campo D. Francisco Dionisio Vives que, por el hecho de haber sido Ministro Plenipotenciario en los Estados Unidos, había estado en contacto con los problemas internacionales que afectaban directamente al gobierno colonial, singularmente en cuanto se relacionaba con las dificultades creadas por la creciente ola expansionista norteamericana. Y, por lo tanto, se le suponía capacitado para poner en acción los fantásticos proyectos fernandinos cuyo objetivo fundamental era el de recuperar su perdido imperio de Nueva España. Era el general Vives un representativo cabal de la corrupción política y administrativa que con Fernando VII imperaba en España, y cuyos procedimientos inescrupulosos habrían de colmar las reaccionarias aspiraciones de la aristocracia negrera criolla, y de los contrabandistas y comerciantes españoles de La Habana. Las clases dirigentes cuya representación ostentaba Vives, habían sumido a España en un miserable estado. Salvo una exigua minoría de hombres de letras y políticos honestos, aquellas gentes permanecían aferradas a una concepción feudal que despreciaba el trabajo creador y fecundo, las ciencias y las profesiones útiles al progreso humano. Estaban firmemente convencidas que la única fórmula de vida para ellas no era otra que la explotación política del poder, bien obteniendo cargos públicos que les permitiera vivir holgadamente a costas del pueblo en la Metrópoli, o bien trasladándose a las colonias para 167 RevolucionesYconflictos20120207.indd 167 09/02/2012 02:50:43 p.m. 168 José Luciano Franco saquearlas desde los puestos claves en los virreinatos y capitanías generales que les facilitaran un rápido y fácil enriquecimiento, explotando sin piedad ni misericordia a las masas de indios, negros y mestizos de la América nuestra. Fernando VII y los hombres que mantenían el despotismo político más ferozmente sanguinario y brutal de aquel período histórico, cerraron España a toda posible infiltración de los principios democráticoburgueses que la Revolución Francesa aportó a los otros pueblos de Europa. Despreciando los métodos de investigación basados en la observación directa, en lugar de mirar hacia el futuro de un positivo progreso humano se dedicaron a idealizar un pasado miserable y odioso. Incrustados en posiciones de relieve por la ingenuidad de los liberales que promulgaron la Constitución de 1812, fueron los factores determinantes, al regreso de Fernando VII a España, de la instauración del odioso absolutismo. Y, al restaurarse en 1820 el régimen constitucional, no vacilaron no sólo en promover la agitación contrarevolucionaria en toda la península, sino que acudieron igualmente a solicitar la intervención militar extranjera para esclavizar aún más al pueblo español. El sistema constitucional español –escribe Pi y Margall– era la pesadilla de los reyes y de los gobiernos que habían firmado el convenio de la Santa Alianza. Y decidieron hacer del problema español una cuestión europea. Al efecto, en el año 1821, los plenipotenciarios de Austria, Prusia, Rusia y Francia, reunidos en Laybach, trataron de los medios que debían poner en práctica para contener los trastornos de una posible revolución de los pueblos, y los sucesos ocurridos en España aceleraron la convocatoria de un nuevo Congreso, cuyas conferencias se abrieron en Verona el mes de octubre de 1822. Los asuntos sometidos a su discusión, eran estos: lo., el comercio de negros; 2o., las piraterías de los mares de América; 3o., las desavenencias de Rusia y Turquía en Oriente; 4o., la situación de Italia; y 5o., los peligros de la revolución española con relación a los demás Estados europeos. La reacción fernandina envió a Verona agentes secretos para obtener la intervención militar de las potencias de la Santa Alianza a fin de restaurar el absolutismo en España y, también, solicitar la mediación de aquellas para recuperar las colonias de América. George Canning, que había sucedido al ultrarreaccionario Lord Castlereagh en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña, se opuso tenazmente a RevolucionesYconflictos20120207.indd 168 09/02/2012 02:50:43 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 169 tales medidas, pero sin éxito. El Congreso de Verona, acordó –gracias en gran parte a las gestiones del vizconde de Chateaubriand– dar a Francia la autorización necesaria para restablecer el absolutismo fernandino en España. Y como primer paso en el camino de la intervención, por medio de los respectivos representantes diplomáticos acreditados en Madrid, presentaron una serie de notas al gobierno constitucional español regido por D. Evaristo San Miguel conteniendo toda clase de injurias acusando a ese gobierno liberal de tener prisionero a Fernando VII, de perseguir la Iglesia Católica y mantener la anarquía en todo el país. Y, tan pronto el Rey Felón estuvo seguro de las decisiones tomadas en Verona –confirmadas después por Luis XVIII, rey de Francia, que, al abrir las sesiones del Parlamento en 18 de enero de 1823, anunció oficialmente la entrada del ejército francés al mando del duque de Angulema en España– dispuso la salida para Cuba del general Vives, cuya misión sería la de realizar los preparativos necesarios para la reconquista de Nueva España.1 Como conclusiones de los temas tratados en Verona, aparte de lo interesado por la reacción europea en apoyo del absolutismo fernandino, Canning presentó, –15 de noviembre de 1822– al gabinete británico un memorándum en el que hacía resaltar la preocupación del gobierno sobre la gran cuestión del tráfico de esclavos, y el fracaso de las negociaciones del Duque de Wellington para lograr en Verona la abolición en Cuba y Brasil, y el complemento de los tratados internacionales declarando piratas a los barcos negreros. ◉◉◉◉◉ El general Vives encontró una sería dificultad al iniciar su período de mando para ejecutar los reales encargos. El gobierno de los Estados Unidos –28 de marzo de 1822– había reconocido la independencia de las colonias rebeldes de la América Hispana. Además, Canning, presionado por la burguesía inglesa que ya jugaba un papel decisivo en las relaciones internacionales, había exigido del Ministro de Estado español, San Miguel, que se declarase la libertad de comercio en América, y, antes de recibir respuesta alguna, en 9 de diciembre de 1822, dispuso el envío de cónsules a Veracruz, Maracaibo, La Guayra, Francisco Pi y Margal y F. Pi y Arsuaga, Las grandes conmociones políticas del siglo xix en España, Casa Editorial Segui, Barcelona, s. f. 1 RevolucionesYconflictos20120207.indd 169 09/02/2012 02:50:43 p.m. 170 José Luciano Franco Valparaíso, etc., lo que significaba el primer paso de una gran potencia europea en el camino seguido por los Estados Unidos. Sin embargo, España, batida por Bolívar en todas partes, dominaba aún importantes sectores del continente americano que, con una política más realista y humana, podía implicar para las negociaciones de una paz –que hubieron de insinuarle y Femando VII rechazó durante los debates del Congreso de Aquisgrán en 1818– favorable a los verdaderos intereses nacionales. El virrey La Serna, con los generales Canterac, Valdés y otros sostenían en el Perú la dominación metropolitana; Francisco Tomás Morales, si bien es cierto que con muchas dificultades, mantenía un sector importante de la costa venezolana; y el Castillo de San Juan de Ulúa, en Veracruz, ocupado por las tropas españolas, constituía una seria amenaza para México y ocupaba el primer lugar en el apoyo a los quiméricos planes de reconquista. Compartió con Vives la responsabilidad del gobierno en la ejecución de los planes de reconquistar Nueva España, el político oportunista y hábil administrador D. Claudio Martínez de Pinillos, representativo de los hacendados y traficantes negreros, acreditado financista de Fernando VII a quien facilitó grandes sumas de dinero para defender la reacción absolutista. A ninguno de ambos personajes se le dieron instrucciones acerca de la línea políuca que debían seguir con Haití y Santo Domingo, unidas en ese período bajo la presidencia de Jean Pierre Boyer. Sin embargo, no tardaron en confrontar todo género de dificultades. Y, como era natural por su próxima vecindad geográfica, se originaron nuevamente conflictos en los puertos de la región oriental de Cuba causados por la presencia en ellos de barcos mercantes haitianos. Al general Vives se le dio traslado de la protesta y acuerdo del Ayuntamiento de Santiago de Cuba por el comercio con Haití. Según reza en un acta del mismo, en la sesión presidida por el Alcalde D. Andrés de Jústiz –lo. de julio de 1823– una vez más se hicieron acusaciones contra los haitianos. El regidor D. Félix Polanco formuló las quejas, ya que, en una visita realizada por él a un buque procedente de Montecristo cargado de ganado vacuno, su: [...] desenvuelta escandalosa entrada, lo ha puesto en demasiada consternación, viendo las relaciones que se establecen de aquel punto a este, que pueden ser demasiado sensibles sus resultas, y aun cuando nada se temiese queda la RevolucionesYconflictos20120207.indd 170 09/02/2012 02:50:43 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 171 desagradable nota de admitir en un lugar del fiel territorio Español, la comunicación con un País que ha cooperado a la independencia criminal de Santo Domingo por todo lo cual pide se acuerde la prohibición absoluta de tal comunicación, poniendo una guardia a bordo de cualquier buque que se averigüe su procedencia de los citados lugares u otros disidentes para que inmediatamente auxiliados que sean de víveres y agua se expulsen de este Puerto si fuesen extrangeros, y si nacionales se les apliquen las penas condignas en tales casos con arreglo a las Leyes, y se acordó de conformidad.2 Como para excitar aún más los caldeados ánimos de los negreros santiagueros recibieron aquellos funcionarios locales, pocas horas después de la ruidosa reunión del Cabildo, un oficio del coronel Francisco Valderrama, comandante militar de Baracoa, enviado por correo extraordinario con fecha 30 de junio, informando al Gobernador Militar: Hace ocho días que se ha empezado a hostilizar estas costas por los Haitianos o negros de Santo Domingo, que en una Balsa entraron en la Caleta a doce leguas de distancia de esta población, y robaron un negro y varias reses de la propiedad de D. Antonio Galano, y ayer ha fondeado en este puerto la Balandra Española titulada la Caridad, que había salido con registro para la Isla de Puerto Rico y fue apresada sobre la Costa de Santo Domingo y conducida al puerto del Príncipe de la misma, en donde fueron tratados los Españoles como tales prisioneros, y por una gracia especial del Gefe de aquella pretendida república el 21 del pasado se le dio el Buque para que restituyan a esta, quedando el cargamento en poder de aquel Gobierno, cuyos incidentes persuadirán a V. S. ahora más que nunca no debe permanecer Baracoa en el estado de indefensión en que se halla por defecto guarnición, y que es mi deber, no solo hacer reclamos al efecto, sino también insinuar en que si por desgracia se sorprende este interesante punto por aquella canalla, puede ser muy funesto a la Isla en general, pues no han dexado de aconsejarle a un español Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 113, No. 105. 2 RevolucionesYconflictos20120207.indd 171 09/02/2012 02:50:43 p.m. 172 José Luciano Franco de color, natural de aquí y perteneciente a la tripulación de dicho Buque, diese noticia del sistema de allá a los de su clase, con otras muchas cosas que a la penetración de V. S. no puede escaparcele [...].3 Valderrama, que había ocupado un alto cargo en el Santo Domingo español, y conocía por experiencia propia la fuerza expansiva de la revolución haitiana entre las masas esclavas del Caribe, temía, y con razón, que las constantes campañas y propagandas de los negreros orientales llegasen a resentir a los haitianos al extremo de tomar la ofensiva armada contra aquella comarca tan cercana a sus playas. Y como prueba de que el presidente Boyer había iniciado ya una política francamente contraria a los intereses de los negreros y propietarios feudales de Cuba, acompañaba un documento impreso y firmado por el primer mandatario del segundo país liberado del yugo colonial en América, prohibiendo el tráfico comercial entre ambas islas. En diciembre 4 de ese año recibió en La Habana, D. Francisco Javier de Arambarri, intendente de Hacienda, la confirmación de las represalias comerciales adoptadas por Boyer como justa respuesta a las agresivas disposiciones de las autoridades coloniales de Cuba, en Real orden firmada por Yandiola en Cádiz 13 de julio de 1823, de la que envió copia a Vives: El Señor Secretario del Despacho de la Gobernación de Ultramar en 8 del actual me dice lo siguiente. «El Gefe Político Superior de la Isla de Puerto Rico da cuenta a S. M. con fecha de 25 de abril último de que sabía por conducto seguro que el presidente Boyer había publicado una proclama prohibiendo en los Puertos de Haití el Comercio de los buques procedentes de cualquiera de las Antillas y del Nuevo Mundo admitiendo únicamente los que procedan de las metrópolis y Estados Unidos. Esta disposición debía observarse desde l de mayo último, y el resentimiento con que estaba escrita manifestaba que se dirigía con más particularidad a sus vecinos pues los acusa de no haber Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 113, No. 104. 3 RevolucionesYconflictos20120207.indd 172 09/02/2012 02:50:43 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 173 respetado su pabellón y de continuar traficando en sus hermanos y semejantes [...].4 Es claro que Boyer, siguiendo la política que en ese sentido habían establecido tanto Christophe como Petión, dirigía su ataque directamente a los traficantes negreros de Cuba, al mismo tiempo que buscaba atraerse las simpatías de los abolicionistas ingleses en el progresivo intento de aplastar el odioso comercio de carne humana. Además, era una de las tantas maniobras que estaba realizando para acabar con el injusto aislamiento internacional que sufría la República Negra desde el día de su independencia. Por esa razón, primordialmente, en 6 de julio de 1822, el general Inginac, Secretario general del gobierno haitiano, dirigió una nota oficial al Secretario de Estado de los Estados Unidos, John Quincy Adams, en la cual, después de señalar el hecho prometedor para un mejor entendimiento entre ambos países el de haberse incrementado el comercio en los últimos años, demandaba el establecimiento de relaciones políticas más estrechas. El general Inginac, en su bien redactada nota, dejaba constancia que era a Estados Unidos al primer país que se dirigía Haití solicitando el reconocimiento de su independencia. Con hiriente grosería Adams escribió debajo de esta nota: Not to be answered (No debe contestarse). 5 Al mismo tiempo que despachaba el lo. de mayo de 1824, a los comisionados señores Larose y Rouanez a Francia el presidente Boyer dispuso enviar a los Estados Unidos a Mr. J. Granville, para que, de acuerdo con las instrucciones de 25 de mayo de ese año, gestionara con el apoyo de algunas instituciones benéficas de aquel país la inmigración de negros y mulatos libres a los que se les ofrecían el goce de todos los derechos de ciudadanos, para trabajar en Haití. Como resultado de la gestión de Granville, varios miles de hombres y mujeres de color de Norte América se trasladaron a la parte este de Haití destinados a labores agrícolas. ◉◉◉◉◉ Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 22, No. 18. Jean Price-Mars, La Repuhlique D’Haiti Et La Republique Dominicaine, Port-auPrince, 1953. 4 5 RevolucionesYconflictos20120207.indd 173 09/02/2012 02:50:43 p.m. 174 José Luciano Franco El gobierno del general Vives comenzaba a sentir los efectos de la propaganda tanto procedente de Colombia como de México que atrajo a un grupo de cubanos, argentinos, ecuatorianos, centroamericanos, e inclusive haitianos como Sévere Courtois, dispuestos a luchar por la independencia de Cuba, y cuya primera etapa de lucha fracasó en la conspiración de Soles y Rayos de Bolívar. Y, pocos años después, en la Expedición de los Trece y en el sacrificio heroico de Manuel Andrés Sánchez y Frasquito Agüero. Toda esa agitación revolucionaria interna, unida a las noticias poco agradables para los planes de reconquista de las sucesivas derrotas de los realistas hispanos a manos de los soldados de Bolívar y Sucre –que culminaron en la histórica y gloriosa jornada de Ayacucho– apartaron la atención de Vives y la camarilla de negreros que lo rodeaba de los asuntos haitianos. Pero, como Boyer, para distraer con una maniobra política destinada al consumo interior simuló una movilización general ante lo que parecía un ataque de parte de Francia, pues era público y notorio que la escuadra francesa al mando del contralmirante Jurien de la Graviere recibió órdenes a fines de 1824 de partir para el Caribe, y el teniente general Donzelot, gobernador de Martinica, recibió al mismo tiempo instrucciones reservadas de agitar aún más los problemas en esta zona americana, pronto llegaron a Vives noticias y rumores alarmantes que, en parte, hubo de confirmar después. En 8 de febrero de 1825 recibió el Capitán general un oficio del gobernador de Santiago de Cuba conteniendo el siguiente informe: En un expediente obrado en Baracoa a consecuencia de la entrada en dicho Puerto de un bote procedente de Puerto Príncipe en la Isla de Santo Domingo, que conducía tres individuos, dos franceses y uno español, resulta por las deposiciones de estos: que vienen huyendo de aquella parte a causa del estado de convulsión en que se halla la Isla, producido por los rumores de la llegada de la expedición de Brest: que trabajan los Negros en hacerse fuertes; y que han emigrado algunos comerciantes blancos en buques americanos y se preparaban a hacerlo otros, reinando bastante divergencia entre los mismos Negros: Lo que comunico a V. E. para su Superior conocimiento en la inteligencia de que he prevenido al Señor Teniente Gobernador de Baracoa, RevolucionesYconflictos20120207.indd 174 09/02/2012 02:50:43 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 175 tome las providencias precautorias que puedan exigir las circunstancias en que se halla dicha Isla, por el inmediato contacto en que está con el territorio de su cargo, vigilando y examinando tanto de los tres emigrados referidos, como la de otros que puedan arribar allí.6 Pocas semanas más tarde llegó al puerto habanero la división naval francesa al mando del contralmirante Jurien. La misión de este, de acuerdo con las instrucciones secretas de su gobierno –lo. de marzo de 1824– era la de conocer la situación de las colonias europeas en América, y la de los nuevos gobiernos republicanos establecidos en las antiguas posesiones españolas. Y concretamente acerca de Haití se le ordenaba: Aunque haya muy escasos motivos para suponer que debamos acometer la empresa de recuperar a Santo Domingo a viva fuerza, esta antigua colonia no puede permanecer extraña a los proyectos que ha de desarrollar usted Tendrá pues, que examinar cuáles serían los procedimientos más adecuados para reducir a los jefes actuales de esta isla, ya se trate de obligarlos a un arreglo útil con Francia, ya sea que se necesite únicamente reprimir su tendencia a excitar sublevaciones en nuestras otras colonias de las Antillas para expulsar a los europeos y establecer en ellas la autoridad de las gentes de color.7 En cumplimiento de esas instrucciones, Jurien, con sus navíos, se presentó en Port-au-Prince para presionar al gobierno haitiano a que aceptara la ordenanza de Carlos X, rey de Francia, presentada a los representantes de Boyer por el barón de Mackau, en la cual imponía una serie de concesiones a favor del comercio francés, y una crecida indemnización a cambio del reconocimiento de la independencia de Haití. Y que Boyer, hostigado por el aislamiento a que estaba condenado su país por la política de los Estados Unidos y, también, de la Gran Colombia, no le quedó otro recurso que aceptar. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 125, No. 1. Carlos Villanueva, La monarquía en América, La Santa Alianza, París, s. f. 6 7 RevolucionesYconflictos20120207.indd 175 09/02/2012 02:50:43 p.m. 176 José Luciano Franco Terminada su tarea en Haití, Jurien y su escuadra se trasladaron a La Habana. Aquí celebró una larga entrevista con el general Vives. Este, en 29 de julio de 1825, daba cuenta de ella al Ministro de Estado, y las conclusiones pesimistas que sacaba de los pactos franco-haitianos: Después de haber dado a V. E. conocimiento de la imprevista llegada á este Puerto de la Escuadra Francesa al mando del Contra Almirante Jurien, creo sumamente preciso y oportuno hablar a V. E, de los efectos que ha producido en los habitantes de esta capital la noticia de haberse reconocido por S. M. Cristianísima la independencia de la República e Isla de Santo Domingo= A su primer anuncio presumí desde luego que serían demasiado tristes pero después que la reflexión ha profundizado en el ánimo de estos vecinos veo con dolor que sus consecuencias se presagian fundadamente con un desaliento que ni aun es dado describir= Quien se lastima de su credulidad en la esperanza de que existía un convenio entre los Soberanos Aliados para conservar enérgicamente las prerrogativas del Trono sin entrar jamás en transacción con vasallos rebeldes: Quien al fin se duele de los sacrificios y peligros a que indudablemente será conducida la Isla por la proximidad de un Estado cuyas ventajas nunca podrán lograrse sin la absoluta ruina de la otra cuya reunión a la citada Santo Domingo se halla bien indicada por las anticipadas declaraciones y disposición de los moradores de ella; por la identidad de sus ideas, por la inclinación natural que debe suponerse en los negros a la libertad; por el deseo de abolir la esclavitud en que yacen sus hermanos; por el exemplo con que les alienta a sacudirse; y porque dándose valor a la conducta de dos naciones poderosas como la Francia y la Inglaterra, las comparaciones de resistencia y debilidad para continuar sometidos o activar sus proyectos de emancipación en dominios que se resienten del trastorno de las épocas pasadas son muy obvias y seguras= Sin recalcar con tan positivos recelos males de tanta magnitud que podrán influir directamente sobre todos los ramos de su prosperidad V. E. se penetrará al momento de que en adelante pueden suscitarse y ensangrentarse en esta posesión vaivenes políticos. Ya no RevolucionesYconflictos20120207.indd 176 09/02/2012 02:50:43 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 177 serán los esfuerzos del Continente Americano los que deban alarmarnos con más urgencia y vigor: enemigos doblemente temibles existen dentro de nuestras habitaciones y en el seno de nuestras familias confiadas otros días y ahora afligidas: Un mismo aire no es respirable en tales circunstancias al Señor y al Esclavo cuando a este se le halaga y lisongea con otra condición noble: su lucha y oposición serán inescusables y el resultado será también anexo siempre a la astucia, a la premeditación, al odio precavido y encarnizado deja desigualdad y al constante deseo de vengar su actual humillación y abatimiento. Y si el considerable número de libertos hasta el día fieles y sumisos se guía por la senda que les ha trazado aquel exemplo pernicioso y el lenguaje usado por el reconocimiento ya dicho, yo no alcanzo con cuantas expresiones se podrá hacer palpable la suerte futura de esta Isla [...].8 No sólo reflejaba Vives en su escrito al ministro español la poco agradable impresión que a los negreros de Cuba había producido la noticia del reconocimiento de la independencia de Haití por Francia, sino que dejaba traslucir el pesimismo que abrigaba con respecto al dudoso éxito de los planes de reconquista que Fernando VII le había confiado. No se le ocultaba, ante el cambio de actitud de las potencias europeas de quienes esperaban una posible ayuda en el fantástico empeño de recuperar alguna de sus pérdidas colonias, que las colonias hispánicas de América no volverían a caer bajo el dominio metropolitano. La lectura de la prensa inglesa y norteamericana –cuya traducción la realizaba Luis Payne– así como las informaciones de su bien situada red de espionaje, lo mantenían al tanto de cuantos cambios ocurrían en las relaciones internacionales de su tiempo, y, muy especialmente, de la política expansionista de los Estados Unidos que, al mismo tiempo que intensificaba sus relaciones comerciales con los países del Caribe, ya no ocultaba sus intenciones de aprovechar cualesquiera oportunidad favorable para extender sobre algunos de ellos el dominio político que la crisis hispánica parecía brindarle. Hasta qué punto el gobierno norteamericano, siempre en defensa de sus Boletín del Archivo Nacional, año IX, No. 1, pp. 19-20, La Habana, enero-febrero, 1910. 8 RevolucionesYconflictos20120207.indd 177 09/02/2012 02:50:44 p.m. 178 José Luciano Franco intereses esclavistas, participaba en esas maniobras diplomáticas, lo da a conocer el representante diplomático inglés ante el Zar de Rusia, E. C. Disbrowe, en oficio a Canning de 18 de septiembre de 1825: De acuerdo con las Instrucciones que recibió hace algún tiempo, Mr. Middleton, el Ministro Americano ante esta Corte, ha estado tratando de persuadir al Gobierno ruso para que inste al Rey de España a reconocer la Independencia de las antiguas Colonias españolas en el Continente Americano. Aunque la nota alcanza a pedir a S. M. I. que dé el mismo paso ante la Corte de Lisboa, percibirá usted, Señor, por el documento de estado que acompaña a su pedido y del cual se me ha permitido confidencialmente obtener una copia, que la situación del Brasil ocupa muy seriamente la atención de los Estados Unidos de América, que parecen estar, por cierto, considerablemente alarmados por si una tentativa de parte de los Estados de Buenos Ayres y Colombia (y especialmente de Bolívar) para revolucionar el Brasil por medio de los negros a fin de excluir con más eficacia la influencia del Continente Americano terminaría por barbarizar una vez más esos hermosos países, mientras que el éxito final, que ha coronado la lucha por la independencia de los negros de Santo Domingo, debe constituir un estímulo para sus hermanos en las otras islas de las Antillas, así como en Georgia y las dos Carolinas.9 Una prueba de la hostilidad norteamericana hacia el régimen colonial español, en todos los sectores gubernamentales, le envió a Vives, el Cónsul de España, Juan Bautista Bernabeu –Baltimore, 5 de enero de 1825– en una carta reservada: [...] Lleno de indignación acompaño la relación del gran convite nacional dado por ambas cámaras del Congreso en Washington al Genl. Lafayette, que no pudo darse fin a su celebración sin atacar e insultar, sin saber a que ni porqué, a la Nación Española– Mr. Clay, presidente de la Cámara de C. Villanueva, La monarquía. 9 RevolucionesYconflictos20120207.indd 178 09/02/2012 02:50:44 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 179 representantes, candidato para la presidencia de los Estados Unidos, y acérrimo enemigo de nuestra bien desgraciada Patria, juzgó no ver la fiesta completa si no se acababa con una pública manifestación del menosprecio con que este Gobierno, esta Nación, mira y considera al nuestro, y sin insultar a nuestro Gobierno que en nada les ha ofendido. . .10 La nueva sombra imperial que se proyectaba sobre las tierras del Caribe, que comienza a tomar forma en el mensaje del Presidente Monroe –Washington 2 de diciembre de 1823– adquiere en otro mensaje presidencial al Congreso de la Unión de 8 de marzo de 1826, las características definitivas de una política francamente intervencionista en los asuntos de los países del Caribe. Un extracto de ese documento traducido por Payne en 5 de abril de ese año para conocimiento del general Vives, se refiere, en primer término al candente problema del tráfico de esclavos y a la situación política de Haití, asuntos estos que al parecer habían sido tratados con el representante diplomático de Colombia en la oportunidad en que planteó la asistencia norteamericana al Congreso de Panamá, convocado por iniciativa de Bolívar. Y agregaba: El estado de las islas de Cuba y Puerto Rico es de la más profunda importancia y más inmediato apoyo sobre los intereses presentes y propuestos y futuros de nuestra Unión. La correspondencia adjunta que se transmite demostrará cuan seriamente ha ocupado la atención de este gobierno la invasión de ambas Islas por las fuerzas unidas de Méjico y Colombia, se halla entre los objetivos que ocuparán la atención de los Estados beligerantes de Panamá. Las convulsiones a que estarían espuestas por la peculiar composición de su población en el evento de tal invasión y el peligro que de ello resultaría de que cayese en manos de alguna Potencia que no fuese la España, no permite que desatendamos estas consecuencias que podría mirar con indiferencia el Congreso de Panamá. Es innecesario ser difuso sobre este punto, no decir más sino que, nuestros esfuerzos con referencia a este interés será el Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 839, No. 28,235. 10 RevolucionesYconflictos20120207.indd 179 09/02/2012 02:50:44 p.m. 180 José Luciano Franco de conservar el estado existente de cosas, la tranquilidad de las Islas, y la paz y la seguridad de sus habitantes.11 El gobierno absolutista de España no parecía querer enterarse de los cambios ocurridos en el mundo desde el momento en que la burguesía había tomado en sus manos el control de la producción y el comercio internacional. El barón de Damás, ministro de Asuntos Extranjeros, alarmado ante el creciente poderío comercial norteamericano y la franca tendencia de su política expansionista, desde noviembre de 1825 quiso llamar la atención de los ministros de Fernando VII sobre la necesidad de una mediación europea que salvara a España de la ruina total, y que esta aceptara la transacción que le permitiera conservar sus colonias del Caribe. Inclusive el general Pozzo de Borgo, embajador ruso: en París, recomendó, en nombre del Zar, se aceptaran con ciertas modificaciones las propuestas francesas. Pero todo fue inútil. Fernando VII cerrilmente se negaba a escuchar ninguna recomendación, aferrándose a la idea ya periclitada históricamente de la intangibilidad de los derechos de la Corona de España a conservar intactas sus colonias americanas. Y nuevamente intentó Fernando VII ceder Santo Domingo, que formaba parte entonces de Haití, a otra potencia europea. Cumpliendo sus instrucciones, el conde de Ofalia, embajador en París, presentó al barón de Damás la cuestión del traspaso de los supuestos derechos de España sobre la tierra dominicana como pago de la deuda con Francia, cuyos resultados él mismo explica en carta oficial No. 17 de 22 de abril de 1827, dirigida al entonces ministro de Estado, D. Manuel González Salmón: Por lo que respecta a la propuesta de compra de la parte española de la Isla de Santo Domingo, me indicó que dos años hace hubiera sido esta proposición bien recibida, (aludiendo, sin duda, á la época anterior al tratado hecho con Boyer) pero que en la actualidad dudaba que pudiese tener hechura. Le repliqué que, sin embargo, lo pensase y conferenciase, pues el Gobierno de S. M. pudiera verse en la precisión de tratar de este punto con otros Gabinetes, si por el de Francia no fuese admitido, o de entrar en negociación con el mismo Gobierno Superior Civil, legajo 839, No. 28,235. 11 RevolucionesYconflictos20120207.indd 180 09/02/2012 02:50:44 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 181 Boyer, o de tratar de reivindicar sus derechos sobre dicha parte española de Santo Domingo, cuya devolución a España no se presentaba sumamente difícil en el año de 1824 en que, ocupando yo el Ministerio, se ventiló este punto en nuestro Gobierno. Me contestó que, efectivamente, era asunto digno de atención; pero que en el día no creía que hallaríamos facilidad para ello en el Gobierno de aquella Isla que detentaba la parte española. Le dije que el Gobierno español daba en esta propuesta una gran prueba de sus deseos de pagar a Francia, pues en realidad el recobrar para sí la parte española de Santo Domingo, poseyendo las islas de Cuba y Puerto Rico, era un objeto de mucho interés para España: porque si, desgraciadamente, continuaban las turbulencias en el continente Americano, el Gobierno español podía hacer de las tres islas un punto de sólido establecimiento y de hospedaje para todos los españoles europeos y americanos que huyendo de las convulsiones del continente, quisiesen establecerse en ellas, traer sus capitales y continuar viviendo bajo las leyes españolas y el Gobierno paternal de S. M. que ahora estaban en estado de apreciar más que antes, comparando lo que eran bajo la dominación española, y el estado a que se veían reducidos por efecto de aquellos trastornos y teorías funestas [...].12 Al conde de Villele, presidente del Consejo de Ministros de Francia, en esa misma semana de abril, reiteró Ofalia la anterior propuesta, obteniendo idéntica negativa. Trasladado como embajador a Londres, Ofalia, agitado por las inquietudes de los gobernantes de Madrid que, aun cuando ya demasiado tarde, comenzaban a enterarse de que todos los gobiernos europeos se disponían a reanudar sus relaciones comerciales con las nuevas repúblicas americanas, y reconocer la independencia de la mayoría, quiso apurar las negociaciones con Canning –enfermo grave, y que murió semanas después– y sus inmediatos sucesores. El ambiente político de Londres controlado y dirigido por una burguesía ansiosa de asegurarse el dominio económico de los mercados mundiales, dio a Marqués de Heredia, Escritos del conde de Ofalia, Bilbao, 1894. 12 RevolucionesYconflictos20120207.indd 181 09/02/2012 02:50:44 p.m. 182 José Luciano Franco Ofalia una nueva perspectiva de la situación internacional y, muy especialmente, de cuáles eran los verdaderos intereses en juego alrededor de Haití, Santo Domingo y Cuba. Y en una extensa carta a González Salmón –Londres 18 de agosto de 1827– traza con bastante acierto un esquema de lo que cree es la verdadera situación de la política de las grandes potencias en el caso de la América Hispana, y el resultado negativo de sus gestiones: [...] Como quiera que sea no puede dudarse que con respecto al Continente americano, los intereses de Inglaterra, y los que ella ha creado y sostiene, son enteramente opuestos a los nuestros, y que ninguna negociación directa con el Gobierno inglés sobre este objeto, podría ofrecernos la perspectiva de ventajas muy considerables; pues, en el fondo, lo que desea es que reconozcamos la independencia de las Colonias de dicho Continente, para poder pacificarlas y explotarlas con mayor seguridad en su propio beneficio, o someter algunos de los puntos principales de ellas, a su protectorado, si la pacificación interior fuese imposible. Las únicas ventajas que su sistema y las estipulaciones que la ligaban con los Gobiernos insurgentes le permitirían ofrecernos, serían las que ya en 1824 nos ofreció por medio de su Ministro en Madrid Acourt, reducidas a garantirnos las Islas de Cuba y Puerto Rico, a cuya oferta habrá visto V. E. en mi carta, No. 110, que también me la insinuó M. Canning, aunque mucho más limitada que la primera, pues Acourt ofreció la garantía absoluta contra toda especie de agresión que no procediese de movimiento interior, y Canning únicamente me la propuso contra toda agresión, por parte de las Colonias españolas o nuevos Estados del Continente de América, después de reconocida por S. M. la independencia de ellos, pero creo positivamente que si se diese oídos a la proposición, Inglaterra accedería a la garantía en los mismos términos que la propuso entonces, por medio de Acourt. En esta parte, sus intereses están en perfecta conformidad con los nuestros; pues no desea trastornos ni sublevaciones en aquellas Islas, por temor de que caigan en poder de los Estados Unidos, o de que la rebelión de los negros las convierta en un nuevo Santo Domingo RevolucionesYconflictos20120207.indd 182 09/02/2012 02:50:44 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 183 y que el mal ejemplo se propague y cunda también a sus propias Islas. Igual recelo tienen los Estados Unidos por su parte, e igual deseo de evitar que pueda caer la Isla de Cuba en poder de Inglaterra; de manera que solo los Gobiernos insurgentes y algunos revolucionarios o descontentos de la propia Isla, son los que pueden tener interés en que no la poseamos, por la consideración de que mientras nos ven allí establecidos y fortificados, consideran dicha Isla como un cuartel general de donde, en circunstancias favorables, pudieran organizarse la reconquista del Continente o de alguna parte de él [...].13 Claro que esto último lo escribió Ofalia para halagar a su rey, cuya camarilla de picaros y ladrones lo adulaba constantemente, y conocía los absurdos planes que elaboraban y, que efectivamente, con el desastroso resultado que era de esperarse, pusieron en práctica. Y, el 5 de julio de 1829, salió del puerto de La Habana la expedición militar española al mando del general Isidro Barradas, rumbo a Tampico, con el descabellado intento de repetir, a tres siglos de distancia, la aventura conquistadora de Hernán Cortés, y que el pueblo mexicano, ahora, en 1829, destrozó en pocas semanas de lucha. Apenas había partido la citada expedición recibió Vives –por conducto del Intendente de Hacienda a quien iba dirigida–, la Real orden muy reservada, Madrid 24 de agosto de 1829, firmada por González Salmón conteniendo la soberana disposición acerca de Santo Domingo, tan ineficaz como torpe y pésimamente concebida: Conformándose el Rey N. S. con el dictamen de su Consejo de Ministros, se ha servido nombrar al Intendente de Cuba D. Felipe Fernández de Castro para qué en clase de Comisionado y en compañía de una persona de su confianza que le sirva de Secretario se traslade en un buque de la Real Armada a Puerto Príncipe con el objeto de tratar con el Presidente de Haití de la devolución a S. M. de la parte Española de la Isla de Santo Domingo, a cuyo efecto le doy con esta fecha las instrucciones oportunas. En consecuencia me manda S. M. prevenir a V. Marqués de Heredia, Escritos. 13 RevolucionesYconflictos20120207.indd 183 09/02/2012 02:50:44 p.m. 184 José Luciano Franco E. que por su parte coopere al mas exacto cumplimiento de esta soberana resolución, debiendo suministrarse tanto al expresado Comisionado como a su Secretario los auxilios y medios pecuniarios que prudencialmente se juzguen necesarios para su traslación y permanencia en Puerto Príncipe con el decoro correspondiente al importante cargo que S. M. les ha confiado, como también para ocurrir a los gastos que origine la mencionada Comisión.14 D. Felipe Fernández de Castro, que ocupaba entonces la Intendencia de Hacienda de Santiago de Cuba, había desempeñado el mismo cargo en Santo Domingo, y, en 1822, abandonó el país junto con las demás autoridades trasladándose a España. Con el pretexto de pedir al presidente Boyer la devolución de sus propiedades regresó a Santo Domingo en 1824. De su visita al país donde había ocupado el cargo de Intendente de Hacienda, de su estado político, social y económico, presentó al gobierno varios escritos que, reunidos, formaron el Memorial acerca de la reclamación de la parte española de la Isla, y en el último de esos documentos, fechado en Madrid 11 de julio de ese año, recomendaba el nombramiento de un comisionado, para reclamar, en nombre de S. M. el rey de España del presidente Boyer la devolución de la parte española de Santo Domingo. Ese memorial permaneció cuatro años perdido en las mesas de los ministerios madrileños. Fernández de Castro, en 1829, estaba en Santiago de Cuba, desempeñando la intendencia de Hacienda de la parte oriental de la isla de Cuba, cuando recibió la Real orden encargándole la ejecución del proyecto que había propuesto durante su obligada estancia en Madrid Las instrucciones reservadas dictadas por González Salmón, Ministro de Estado de Fernando VII, estaban inspiradas en el citado memorial casi literalmente. Solamente como una variación introdujeron una síntesis de las gestiones realizadas por la vía diplomática ante el Gobierno de Francia para ocupar nuevamente la parte oriental de la República de Haití, cuyo proceso fue interrumpido por el inesperado reconocimiento de su independencia, lo que obligaba a tomar una determinación en el asunto. Y agregaban estas disposiciones: Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 34, No. 16. 14 RevolucionesYconflictos20120207.indd 184 09/02/2012 02:50:45 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 185 Pero habiendo transcurrido cuatro años y teniendo ya S. M. por cierto que sería el mayor absurdo y muy contrario a sus Reales intereses diferir por más tiempo de reconocer al Gobierno actual de Haití (cualquiera que sean los vicios de origen de su presente organización social) después que la Francia su legítima y antigua dueña ha hecho un solemne tratado de reconocimiento e indemnización se ha servido determinar su conformidad con el dictamen de su Consejo de Señores Ministros que inmediatamente y sin más pérdida de tiempo se confiera a V. S. la Comisión de trasladarse a Puerto Príncipe y tratar con el actual Presidente de la República de Haití acerca de la restitución a S. M. de la parte de la isla que le pertenece. A este efecto acompaño a V. S. por separado su correspondiente nombramiento y el Pleno poder que le acredita en debida forma. Para proceder pues desde luego al desempeño de tan importante Comisión quiere S. M.: lo. que V. S. acompañado de un Secretario y de acuerdo y perfecta inteligencia con el Capitán General y demás Autoridades de la Havana, se presente con un solo buque de guerra al Gefe del Gobierno de Haití que actualmente es ó al tiempo de su llegada fuere, y saludándolo con un tono amistoso le pide V. S. en nombre de S. M. (como Rey y soberano de ella) la devolución de la parte Española de la isla de Santo Domingo. 2o. A ese fin en vez de hacer uso de amenazas o manifestar miras hostiles, atribuirá V. S. la ocupación de aquel pays por el Gobierno de Haití al deseo y necesidad de evitar el contagio de la revolución ocurrida en dicha parte Española durante el tiempo calamitoso de la época llamada Constitucional. 3o. En consecuencia reclamará V. S. simplemente el reconocimiento de la Soberanía de S. M. y la devolución del pays ocupado, anunciando a aquel Gobierno buena inteligencia y acomodamiento en orden a las reclamaciones de las rentas y bienes del Estado que haya percibido durante la ocupación; y en caso extremado irá V. S. cediendo gradualmente palmo a palmo sobre las pretensiones de indemnización que por su parte pueda reclamar el mismo Gobierno por los gastos que se le hayan originado en mantener dicha posesión para lo cual descansa S. M. en la prudencia y discreción de V. S. RevolucionesYconflictos20120207.indd 185 09/02/2012 02:50:45 p.m. 186 José Luciano Franco debiendo en tal caso ser la primera y esencial condición, la de que los referidos gastos se incluirán en los productos de las mismas rentas que dicha parte de la isla ofrezca sobrantes después del más preciso costo en que debe montarse su publica administración. En todo lo cual S. M. se ha conformado principalmente con lo propuesto por V. S. en su informe de 11 de (roto el original) de 1824. 4o. No tendrá V. S. inconveniente en obligarse, si fuese necesario, en nombre de S. M. a ofrecer que no permitirá en cuanto esté de su parte y con conocimiento de sus autoridades, que por el territorio Español se pueda hostilizar al Gobierno de Haití; 5o. Ni tampoco a que haya un Cónsul Español en Puerto Príncipe donde reside el Gobierno Negro pues después del reconocimiento de la Francia, como queda dicho, sería quimérico empeñarse en no tratar con un Estado que ocupa una rica posesión del Rey N. S. la cual puede servirle aun de grande utilidad si llega a recuperarla. Tales son las instrucciones que deben servir a V. S. de base en la importante Comisión que S. M. confía a su celo y conocimiento por si por desgracia no surtiesen efecto las comunicaciones diplomáticas y amistosas de que va V. S. encargado después de tener evidentes pruebas de la repulsa, propondrá V. S. sin demora de acuerdo con las autoridades de la Havana, los medios de hacer valer con ostentación de la fuerza naval los imprescriptibles derechos de S. M. atendiendo sin embargo a la situación de Nueva España y de la Costa Firme [...].15 A Fernández de Castro le produjeron tanto asombro los anteriores reales despachos como al propio general Vives. Las propuestas que cinco años antes había enviado al rey, no tenían en ese momento, cuyas condiciones históricas eran totalmente distintas, posibilidades de realizarse con alguna esperanza de éxito. Sin embargo, se dispuso a cumplir la difícil misión diplomática. Para vencer las dificultades que le creaban los lentos procedimientos burocráticos del brigadier D. José Coppinger, Comandante general del Departamento Oriental, hubo de acudir al intendente D. Claudio Martínez de Pinillos, y al Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 34, No. 16. 15 RevolucionesYconflictos20120207.indd 186 09/02/2012 02:50:45 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 187 propio Capitán general de la Isla. Con el apoyo de estos dos altos mandatarios coloniales del país, salió, al fin, rumbo a Haití el 10 de enero de 1830 del puerto de Santiago de Cuba a bordo de la fragata de guerra Casilda. Le acompañaban, como Secretario de la misión, el teniente coronel D. Francisco Fernández de Castro, y el cadete del Regimiento de Infantería de Cuba, D. Juan Fernández de Castro, en calidad de ayudante y traductor, hermano e hijo respectivamente del comisionado. Tan pronto llegó a Port-au-Prince, y previas las formalidades diplomáticas de rigor, entregó Fernández de Castro, el 16 de enero, sus cartas credenciales al presidente Boyer. Este nombró una comisión presidida por Baltazar Inginac, secretario general del Gobierno, y de que formaba parte el senador Jean Francois Lespinasse y coronel Marie Eustache Fremont, para entenderse con el delegado español, y comenzaron a celebrar una serie de reuniones el siguiente día 17. Al escrito presentado por Fernández de Castro en 19 de enero en el que, después de hacer una síntesis de los hechos históricos acaecidos desde 1795 hasta la fecha, planteaba la restitución al dominio de Fernando VII de la parte antes española de la isla, contestaron los plenipotenciarios haitianos el día 21 con un extenso documento. En el mismo –según afirma José Gabriel García– se concretó a objetar que habiendo cedido España a la Francia la parte del Este de la isla por el Tratado de Basilea, y estando ocupada por esta nación desde 1801, se encontraba indispensablemente comprendida en el territorio que los haitianos, por su seguridad y su conservación, habían declarado el lo. de enero de 1804 libre e independiente de la dominación francesa y de toda dominación extranjera, motivo por el cual el pueblo haitiano, al proclamar su constitución el 27 de diciembre de 1806, no debía reconocer por límites de su territorio sino los trazados por la naturaleza; y que si a causa de la guerra intestina el gobierno no se opuso a que el año 1809 fuera enarbolado en ella el pabellón español por una porción de indígenas que recibieron armas y municiones del presidente Alexandre Petion para combatir a los que eran entonces enemigos de Haití, no podía resultar de esta circunstancia ningún menoscabo de los derechos de la nación sobre ese territorio; que si sus argumentos, a pesar de estar fundados en hechos que no podían ser desconocidos, eran rechazados con objeciones que sólo se derivaban de los derechos perdidos, era necesario observar que de 1809 a 1821 el gobierno de RevolucionesYconflictos20120207.indd 187 09/02/2012 02:50:45 p.m. 188 José Luciano Franco España no protestó nunca contra el artículo de la constitución haitiana concebido en estos términos: la isla de Haití, llamada antes de Santo Domingo, con las islas adyacentes que de ellas depende, forman el territorio de la República; sin que pudiera alegarse que el acta constitucional de Haití no había sido notificada a España, pues las constituciones se proclaman pero no se significan, y en esa parte el gobierno de Haití se conformó al uso seguido por todas las naciones; que los habitantes de la parte del Este, y no una porción, como se había dicho, habían comprendido tan bien que el territorio en que habitaban hacía parte integrante de Haití, que apenas desapareció el jefe que ejercía un yugo tiránico en el Norte, amenazando hacerlo extensivo a la isla entera, cuando se apresuraron a hacer su sumisión al presidente de Haití, jurando fidelidad a la República; que si bien era verdad que algunos habitantes de la ciudad de Santo Domingo, dirigidos por intereses personales, quisieron hacer causa común con la República de Colombia, y el lo. de diciembre de 1821 declararon la independencia de la parte del Este federándola con esa república, también lo era que desde que ese acto fue proclamado, los ciudadanos en general se indignaron, y por un movimiento espontáneo, llamaron al jefe del Estado para que los hiciera gozar definitivamente de los beneficios del acta constitucional; que si la ordenanza de Su Majestad Cristianísima, de 17 de abril de 1825, relativa a Haití, no se refería sino a la antigua parte francesa de Santo Domingo, esta circunstancia no podía ni atenuar los derechos de Haití, ni fortificar los que Su Majestad Católica pensaba haber conservado sobre la antigua parte española de la isla, pues que Haití tenía de hecho la posesión de todo el territorio anteriormente a la ordenanza en cuestión; que el gobierno de Haití, al tomar posesión de la parte del Este, obró en virtud de un derecho adquirido hacia dieciocho años, derecho que importaba a la seguridad nacional ejercer en toda su plenitud y que estaba sostenido por el concurso unánime y la voluntad de los ciudadanos que habitaban el territorio, quienes se habían manifestado siempre, por un patriotismo laudable, dispuestos a sacrificarlo todo por el mantenimiento del buen orden y de la tranquilidad pública de unos lugares donde durante mucho tiempo subsistieron la esclavitud y el descontento con desventaja de todos; que en esa virtud declaraban formalmente al plenipotenciario del rey de España, que el gobierno de Haití no tenía nada invadido de lo que pertenecía a Su Majestad Católica, ni nada absolutamente que RevolucionesYconflictos20120207.indd 188 09/02/2012 02:50:45 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 189 restituirle, por cuya razón ni le entregaría tampoco nada de su territorio, ni abandonaría jamás hombres que se habían reunido a él en la firme esperanza de ser protegidos y de gozar a la vez de los derechos que les, aseguraban las leyes del Estado. Ante tan terminante negativa, a Fernández de Castro no le quedó otro camino a seguir que el de cumplimentar la parte final de las instrucciones contenidas en la Real orden de 24 de agosto de 1829, comunicadas al capitán general Vives y a él por el ministro González Salmón. Y presentó, en 22 de ese mes, en forma de ultimátum, un nota en la que se deslizaban las amenazas de una acción bélica si las demandas entregadas por él a la delegación haitiana no eran inmediatamente contestadas satisfactoriamente.16 La respuesta haitiana demoró una semana. El 30 de enero en una nota bastante fuerte, después de algunas consideraciones preliminares, le hicieron saber a Fernández de Castro que si no estaba autorizado a negociar sobre otras bases el gobierno haitiano consideraba su misión como terminada. Y, en la propia fragata Casilda, partió de Port-au-Prince el lo. de febrero de 1830 con destino a Santiago de Cuba, a cuyo puerto arribó pocos días después. En oficio de 10 de ese mismo mes al conde de Villanueva, Intendente de Hacienda, se limita Fernández de Castro a avisarle su regreso «después de evacuado el objeto de mi salida de esta isla en la Comisión que S. M. se sirvió confiarme».17 También, con esa fecha, envió un extenso escrito al general Vives dándole cuenta pormenorizada de la misión que se le había confiado, y del resultado negativo de la misma. Sin embargo, Fernández de Castro tenía la esperanza –y así lo hacía saber al gobernador de la isla– de que continuarían las negociaciones amistosas que trataba de mantener. Y rogaba se le proporcionara buque para conducir a un hombre de toda su confianza para que entregara al presidente Boyer un pliego con nuevas proposiciones que –creía él– pudiera facilitar una mejor solución del asunto, aun antes de recibirse de Madrid respuesta alguna a sus informes. No dejaron de sentirse en Haití los efectos de la misión de Fernández de Castro. Algunos prominentes dominicanos y españoles trataron de agitar el vecindario –entre los que se contaba el ilustrísimo J. G. García, Compendio de la historia. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 120, No. 124. 16 17 RevolucionesYconflictos20120207.indd 189 09/02/2012 02:50:45 p.m. 190 José Luciano Franco señor doctor D. Pedro Várela, Arzobispo de Santo Domingo– en apoyo de las demandas del comisionado. Y fue enérgica y públicamente combatido por Tomás Bobadilla con sus escritos en defensa de la política de Boyer. Bobadilla, que mereció la confianza del presidente haitiano, publicó en 3 de julio de 1830 un folleto conteniendo las observaciones sobre las notas oficiales del Plenipotenciario del Rey de España y los de la República de Haití sobre reclamo y posesión de la parte del Este que había redactado en defensa de la unidad de los dos pueblos de la isla. Este folleto contribuyó a calmar la agitación provocada en la antigua parte española. Traducido al francés por orden del gobierno se mandó a leer durante tres domingos sucesivos en uno y otro idioma en las iglesias de todos los pueblos después de la misa mayor. Y como circulaba el rumor que el arzobispo había enviado a Cuba a uno de sus partidarios, Francisco Solá, en solicitud de apoyo para sus planes, el gobierno haitiano lo expulsó junto con un grupo de sus feligreses. Y el 2 de agosto de 1830, en el bergantín americano Asaph, llegó el arzobispo Várela al puerto de Santiago de Cuba junto con cuarenta y nueve exilados. Enterado el general Vives de los hechos, ofició al Comandante general del Departamento Oriental en 26 de agosto: Me he impuesto del oficio de V. S. de 9 del actual y de las diligencias y papeles que incluye relativo todo a la arribada a ese Puerto del bergantín americano Asaph procedente de Santo Domingo, conduciendo a su bordo al Ilustrísimo Señor Arzobispo de aquella Diócesis y demás individuos que expresan las mismas diligencias: en respuesta manifiesto a V. S. que es de mi aprobación lo que ha dispuesto con respecto a los referidos individuos, y en cuanto al Ilustrísimo Señor Arzobispo si me manifestase S. S. I., la necesidad de que se le socorra, dispondré con acuerdo del Excelentísimo Señor Consejero Honorario de Estado y Superintendente General de Real Hacienda, se le auxilie conforme se ha verificado con el Ilustrísimo Señor Arzobispo de Guatemala.18 ◉◉◉◉◉ Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 121, No. 7. 18 RevolucionesYconflictos20120207.indd 190 09/02/2012 02:50:45 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 191 Un grave conflicto surgido en las relaciones con Haití y, principalmente con México, obligó a dejar a un lado el tipo de negociaciones como la realizada por Fernández de Castro. En oficios de 19 y 25 de enero y 9 de abril de 1830, D. Francisco Tacón, ministro español en los Estados Unidos, había informado a Vives desde Filadelfia de las actividades del coronel mexicano Basadre cuyos objetivos eran, además de vender patentes de corso para hostilizar el comercio español en estos mares y adquirir armas y vestuarios para el ejército de su país, el de convencer al presidente Boyer, de Haití, para que aportara su concurso y lograr el esfuerzo combinado de ambas repúblicas en el intento de revolucionar la isla de Cuba, abolir la esclavitud, y liberarla del dominio colonial español.19 La noticia era cierta ya que, por resolución oficial de 13 de octubre de 1829, el Ministerio de Relaciones de México había confiado al coronel D. José Ignacio Basadre una comisión secreta importante cerca del Gobierno de la República de Haití, confirmada en su mayor parte por uno de los agentes confidenciales situado en Nassau que informó por escrito al Comandante general de Marina de La Habana, D. Ángel Laborde, que el gobierno haitiano estaba movilizando: [...] como 3.000 hombres para ser conducidos a Cuba por todos los medios a su arbitrio, que ya tiene 1.200 hombres bajo el pretexto de llevarlos hacia el puerto de Santo Domingo. Que dicho Gobierno, de resultas de los gastos militares en que ha incurrido se encuentra imposibilitado de pagar a Francia las cantidades a que está obligado de acuerdo con el tratado de 1825; y que lo ha notificado así al Cónsul de Francia.20 El plan de incorporar a Haití en un esfuerzo común de las nuevas repúblicas hispanoamericanas para liquidar los restos del imperio español en las Antillas, no era enteramente nuevo. Ya D. Vicente Rocafuerte, ministro mexicano en Londres –nos dice el investigador español Jaime Delgado– había escrito refiriéndose a la misión de Haití: Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 34, No. 34. Ibídem, No. 40. 19 20 RevolucionesYconflictos20120207.indd 191 09/02/2012 02:50:45 p.m. 192 José Luciano Franco El mejor modo de prepararnos a defender nuestro territorio, en caso de invasión, es, en efecto, combinar nuestras fuerzas con la cooperación de Colombia y Santo Domingo; la prudencia nos aconseja ponernos de acuerdo con esos dos Gobiernos y tenerlos gratos, para sacar de ellos las ventajas que puedan exigir los futuros acontecimientos; Santo Domingo es el terror de la isla de Cuba: aprovechemos, pues, la alianza que se puede formar con Boyer para tomar una actitud amenazadora y hacer entender a los españoles de La Habana, que si nos invaden, también serán invadidos; que si vienen a México a poner término a la anarquía, como dicen, nosotros iremos a Cuba a poner término a la esclavitud de los negros, que si nos molestan por algún tiempo en nuestro territorio, nosotros arruinaríamos el suyo para siempre, y sacaremos de ellos la venganza que merece su orgullo, su obstinación y falta de previsión.21 Seriamente preocupado por el peligro que le amenazaba, el general Vives celebró en el Palacio de Gobierno de La Habana –7 de mayo de 1830– una Junta de Autoridades, a la que concurrieron el superintendente general de Real Hacienda, conde de Villanueva, el comandante general de Marina, D. Ángel Laborde; cuya junta presidió el Capitán general y actuó de secretario D. Antonio María de la Torre y Cárdenas. Leídos por este el informe de Fernández de Castro sobre los resultados negativos de su misión en Haití, así como los oficios de los representantes diplomáticos españoles en los Estados Unidos acerca del coronel Basadre y las comunicaciones del agente confidencial en Nassau, acordaron las siguientes medidas de defensa: Primera: Que la Fragata Restauración y Corbeta Cautivo salgan a la mayor brevedad posible a cruzar sobre las Costas Orientales de la Isla o las de Santo Domingo, ofreciéndose el Señor. Jefe de Escuadra D. Ángel Laborde a ejecutar personalmente tan importante servicio considerando que pueden ofrecerse delicadas operaciones militares y políticas por el Jaime Delgado, España y México en el siglo xix, Madrid, 1950. 21 RevolucionesYconflictos20120207.indd 192 09/02/2012 02:50:45 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 193 estado de las negociaciones sobre el reclamo de la parte Española y disposición del Gobierno de Haití. Segunda: Que se flete un buque extranjero que salga inmediatamente conduciendo una persona a propósito que reservadamente pase a la isla de Santo Domingo a averiguar la certeza del armamento a que se refiere la noticia y cuantas pueda adquirir sobre el estado, miras y proyectos de aquel Gobierno respecto a esta Isla y la de Puerto Rico.22 Además, a los Comandantes generales de los Departamentos del Centro y Oriental, se les prevendría en forma reservada de la situación, ordenándoseles mantener las tropas en estado de alerta para hacer frente a cualesquiera emergencia bélica. El intendente, conde de Villanueva, confió a Federico Álvarez Simidel –que se había distinguido a las órdenes de Eugenio de Aviraneta como espía en Yucatán– la riesgosa misión de espionaje acordada en la Junta de Autoridades. Álvarez Simidel viajó de La Habana a Nueva York. Siguió a Baltimore, y en ese puerto fletó la goleta americana Alpha, mandada por el capitán John Seavey, en la que salió para Port-au-Prince, Haití, el 6 de junio. Durante los diez días escasos que permaneció allí con el pretexto de vender las mercancías que conducía en la goleta, Álvarez, que era ya un consumado maestro en los quehaceres de espionaje, logró obtener datos de primera mano acerca de los preparativos que realizaba el gobierno haitiano para invadir a Cuba, así como de las dificultades que encontraba para llevar a cabo la empresa. La goleta americana Alpha partió de Port-au-Prince el 26 de junio y el 30 llegó al puerto de Santiago de Cuba, siguiendo viaje ese mismo día hacia Batabanó. Aquí desembarcó Álvarez, dirigiéndose por tierra a La Habana a informar verbalmente al conde de Villanueva del resultado de su comisión.23 Coincidiendo con la llegada del agente Álvarez Simidel desde Haití, recibió el conde de Villanueva el 8 de julio una Real orden reservada firmada por D. Luis López Ballesteros –Madrid, 21 de mayo Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 34, No. 39. Ibídem, legajo 34, No. 4, 40-41 y legajo 121, No. 7 y 120, y No. 151. 22 23 RevolucionesYconflictos20120207.indd 193 09/02/2012 02:50:46 p.m. 194 José Luciano Franco de 1830– de la que dio traslado al capitán general Vives, con una nota confidencial del Embajador de España en Londres en la cual aseguraba que el gobierno británico, contando con el apoyo de Francia y los Estados Unidos, se oponía resueltamente a que México y Haití llevaran a cabo el proyecto de libertar a Cuba. Decía la nota: En ocasión que hablé al Lord Aberdeen del Agente mexicano Basadre para dar cumplimiento a la Real orden, a la que contesto con el No. 478 de mi correspondencia, me dijo Lord Aberdeen que habiendo sabido durante la presidencia de Guerrero que aquel insurgente pasaba desde México a la isla de Santo Domingo, y teniendo sospechas muy vehementes de que llevaba encargo de combinar con los negros de aquella isla un plan para excitar a los de La Habana a insurreccionarse, mandó él al Ministro inglés en México que pidiese explicaciones a Guerrero sobre el objeto del viaje de su secretario Basadre, manifestándole al mismo tiempo las sospechas que tenía el Gobierno de la Gran Bretaña para declararle, que nunca consentiría se hostilice por medios tan inicuos a la España; pero que Guerrero sin negar el viaje de dicho Basadre, porque no podría encubrirlo, había contestado negativamente con respecto a la comisión de que se suponía encargado a su secretario. Sin embargo este Gobierno no ha dado entero crédito a las protestas del insurgente, y aunque cree que se ha abandonado el plan porque poco tiempo después recibió órdenes para trasladarse inmediatamente desde la isla de Santo Domingo a los Estados Unidos, ha mandado a sus Agentes diplomáticos en México y Colombia que declaren a aquellos pretendidos Gobiernos, que Inglaterra reprobará siempre las maquinaciones de esta clase que se empleen para alterar el orden en la isla de Cuba, y en caso necesario ella misma se opondrá a su realización.24 Tanto Vives como Villanueva, en La Habana, nada tenían que temer por algún tiempo de agresiones haitianas, y así lo notificaron en 17 de julio de 1830 al gobierno de Madrid, y a los representantes Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 35, No. 2. 24 RevolucionesYconflictos20120207.indd 194 09/02/2012 02:50:46 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 195 diplomáticos en Norte América. Pero, no obstante, en Santiago de Cuba la agitación producida entre los hacendados y propietarios de esclavos por las amenazas de Haití no se disiparon fácilmente. En 27 de mayo de ese año, el brigadier José Coppinger, Comandante general del Departamento, advertido por oficios de las autoridades superiores de los preparativos de Haití para invadir a Cuba, y del peligro que estaba la región oriental de ser atacada, comunicó al gobernador de la plaza y provincia de Santiago de Cuba: Debiendo por consiguiente estar prevenidos por si efectivamente aquellos bárbaros osasen pisar este suelo mansión de la Paz, encargo a V. S. muy particularmente redoble su acreditada vigilancia, con respecto a los dependientes de su Gobierno militar y político, principalmente la tranquilidad de los campos, y la introducción en ellos y en este Puesto de personas sospechosas viniendo de Santo Domingo y demás países insurreccionados [...].25 La movilización consiguiente de los cinco o seis mil hombres que componían las milicias, produjo una ola de pánico en Santiago de Cuba y Baracoa, pues ya daban por seguro que el ataque haitiano no se haría esperar secundado por los numerosos negros que se mantenían en rebeldía en los Palenques de aquellas montañas. Agravóse la crisis con la llegada de los dominicanos expulsados de aquella nación, de la que dio cuenta el gobernador interino de Santiago de Cuba. Y fueron apareciendo en las costas y parajes solitarios de aquella comarca algunos signos sospechosos que borraron el optimismo de que el señor gobernador hacía gala en su escrito anterior. Y, en 27 de agosto de ese mismo año, muy alarmado escribía al brigadier Coppinger: Siendo una de mis primeras obligaciones la de procurar por todos los medios posibles el bien, seguridad y felicidad de lo que es a mi cargo, procedí a las justificaciones que comprenden los dos expedientes originales que acompaño a V. S. a los fines de su conocimiento y demás que tocar pueda Ibídem, legajo 120, No. 151. 25 RevolucionesYconflictos20120207.indd 195 09/02/2012 02:50:46 p.m. 196 José Luciano Franco al ejercicio de sus funciones y facultades como Comandante General de este Departamento manifestando muy brevemente, y sin perjuicio de lo que en su caso me pertenece, que como se deduce del expediente número primero, parece no queda duda que los negros de la Isla de Santo Domingo empiezan a hostilizar las propiedades de esta fiel Isla de Cuba, siendo un hecho la aprehensión del Bongo a cargo de su patrón y dueño Antonio Ramírez por un Pailebot tripulado con dichos negros, y bandera blanca con cuadro negro en el medio, y otra con lista blanca y dos negras a los lados.= El número 2º comprehende lo declarado por dos marineros de la Goleta Española nombrada la Esperanza su Capitán D. José Imburguet que en junio último salió de La Habana para el Manzanillo con carga de aguardiente y vino, cuyo Buque fue apresado frente al Castillo de Jagua por un Pailebot con velacho volante armado de un cañón de bronce de calibre de a cuatro, caja de armas y veinte y seis hombres de todos colores, y que con referencia a ellos es patentado en Omoa. El Capitán del Buque apresado, y el mayor número de la tripulación, se deduce siguieron para el Manzanillo en donde por quien corresponden se habían practicado las diligencias conducentes, como hechos acontecidos en los mares de aquel territorio.= Ambas desgraciadas ocurrencias presentan muy de cerca temores, perjuicios y cuanto es y cabe en lo posible contra el Comercio, Navegante de la Costa y haciendas situadas a sus inmediaciones; y el entorpecimiento para toda diligencia del Real Servicio o particular: En una palabra esta Ciudad se ve casi como bloqueada por unas fuerzas tan débiles como las que resultan de lo obrado, pero irresistibles por falta de medios con qué verificarlo según es notorio [...].26 Aun cuando todo peligro para los intereses coloniales ya había pasado, era tal el miedo que su propia propaganda había creado sobre la amenaza posible de un ataque haitiano para exterminar la esclavitud, que los negreros de Cuba, y sus servidores incrustados en los cargos burocráticos del gobierno colonial, no podían vivir tranquilos. Hasta Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 121, No. 121. 26 RevolucionesYconflictos20120207.indd 196 09/02/2012 02:50:46 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 197 desde Puerto Rico, aun después de liquidado totalmente el proyecto mexicano-haitiano de revolucionar a Cuba, se enviaban urgentes avisos. Así, en 23 de noviembre de 1830, recibió el general Vives copia del oficio enviado por el Capitán general de Puerto Rico al Secretario de Estado y del Despacho de la Guerra, en Madrid, con la información siguiente: Un comerciante de esta Plaza ha recibido otro de la Isla de San Tomas, carta en que le expresa que en aviso privado de un corresponsal de Puerto Príncipe en Santo Domingo, se dice, que el gobierno de dicha Isla estaba tomando medidas para revolucionar la de Cuba y esta de Puerto Rico, que esta proposición había merecido el ascenso de las juntas en que se hizo menos de uno de los que la componía lo cual había por el pronto impedido de sus efectos. El que escribe dice, que volverá a hacerse a misma moción, y que el plan es mandar espías, para introducir el desafecto en los esclavos, y así preparados asistirlos el Gobierno de Haití con todo lo necesario para que sea efecto el atentado.27 Ya para esos meses otras eran las noticias que intranquilizaban al Gobierno Colonial de Cuba. Y, entre ellas, se destacaban las europeas que, a través de la prensa norteamericana, relataban los detalles de la Revolución de Julio en Francia, en la que los obreros, como clase en un movimiento político de trascendental importancia, participaron activamente en el derrocamiento del rey Carlos X y su reaccionario gobierno. Sobre aquellos hechos, el Cónsul de España en Filadelfia, Juan Bautista Bernabeu –18 de septiembre de 1830– escribió a Vives: La extraordinaria importancia de las ocurrencias de París en los últimos días de julio y principios de agosto, me inducen a continuar remitiendo a V. E. los estractos de las gazetas que diariamente publican sus pormenores, y que a la verdad son bien lastimosos y nos amenaza una guerra general de toda la Europa, y Dios sabe lo que será de la España nuestra desgraciada Patria.= Este pueblo americano, ya observará Ibídem, legajo 35, No. 13. 27 RevolucionesYconflictos20120207.indd 197 09/02/2012 02:50:46 p.m. 198 José Luciano Franco por todas partes, manifiesta grande alegría por esta nueva y ya harto sangrienta revolución, que en varias partes ha sido celebrada con procesiones y fiestas cívicas, como lo hicieron en la anterior. Dios se lo perdone.28 Algunos reaccionarios franceses residentes en Cuba hicieron advertencias al Capitán general sobre los peligros que ofrecían a la isla si la ola revolucionaria contagiaba a ciertas capas de la sociedad colonial inconformes con el régimen. Entre ellos, D. Luis D’Clouet, en 7 de octubre, le escribe una larga comunicación con las tristes –para él– noticias recibidas de París, y terminaba recomendándole adoptara medidas de precaución policial para impedir que circularan «noticias tan desagradables entre los pacíficos y honrados habitantes de esta Isla».29 Ya Vives había dictado órdenes terminantes en ese sentido, de acuerdo con la Real orden comunicada con fecha 23 de agosto de ese año por el Secretario de Estado y del Despacho de la Guerra de Madrid, que hubo de recibir en 8 de octubre, que le advertía: Como las noticias de las ocurrencias de París y otros puntos de Francia en los últimos días del mes próximo pasado, y en lo que ha transcurrido de este, ha de dar margen a que por cartas particulares y periódicos extranjeros se divulguen con tal variedad que no pueda fixarse concepto de la verdad de los hechos, refiriéndolos desfiguradamente, o una trascendencia impuestas según las ideas del escritor; ha tenido por conveniente el Rey Nuestro Señor prevenir que se haga saber a V. E. que a pesar de la revolución de los Franceses y trastornos de su gobierno, no se ha alterado en nada la tranquilidad pública en la Península, conservándose en todas las Provincias el mejor orden y perfecto sosiego, y que en la gaceta de Madrid se ponen las novedades según los avisos verdaderos que se reciben. Al mismo tiempo que S. M. ha resuelto que se dé a V. E. este conocimiento ha tenido a bien Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 839, No. 28,235. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 35, No. 14. 28 29 RevolucionesYconflictos20120207.indd 198 09/02/2012 02:50:46 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 199 mandar que los Capitanes Generales de Ultramar procuren por todos los medios posibles que no se alarme con tales noticias el espíritu público en el distrito de su mando [...].30 Y Vives se apresuró a trasladar en copia la citada Real orden, advirtiendo a todas las autoridades subalternas de la Isla, que debían impedir por todos los medios posibles la circulación de noticias que podían extraviar la opinión pública. Pero, aun cuando cumplió con lo que se le ordenaba, –en eso de la vigilancia policial sobre el pueblo cubano fue un maestro de la escuela reaccionaria– él, que estaba al tanto del desarrollo histórico de su época, hubo de darse cuenta que aquella Revolución era ya el golpe definitivo a los planes que traía en cartera cuando Fernando VII le confió la dirección suprema del Gobierno Colonial. Una nueva era comenzaba en la correlación de fuerzas internacionales. Ibídem, legajo 121, No. 21. 30 RevolucionesYconflictos20120207.indd 199 09/02/2012 02:50:46 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 200 09/02/2012 02:50:46 p.m. V Conjura negrera contra Haití, Santo Domingo y Jamaica AI finalizar el primer tercio del siglo xix, España, aherrojada por el estúpido y feroz absolutismo fernandino, se hundía cada vez más en un abismo insondable de miseria y corrupción sin paralelo en la historia europea. Iniciábase en ella el período de las guerras carlistas; los pronunciamientos y gobiernos de los caudillos militares: Espartero, Serrano, Narváez, Prim, O’Donnell, Concha [...]. La muerte del Rey Felón –Fernando VII– ocurrida el 29 de septiembre de 1833, según el testimonio de un escritor español contemporáneo, citado por Pi y Margall: [...] nos dejó una herencia peor que él mismo, si es posible: nos dejó a su hermano y a su hija, que encendieron espantosa guerra. Aquel rey que había engañado a sus padres, a sus maestros, a sus amigos, a sus ministros, a sus partidarios, a sus enemigos, a sus cuatro esposas, a sus hermanos, a su pueblo, a sus aliados, a todo el mundo, engañó también a la misma muerte, que creyó hacernos felices librándonos de semejante diablo. El rastro de miseria y escándalo no ha terminado todavía entre nosotros.1 F. Pi y Margall, Las grandes conmociones. 1 201 RevolucionesYconflictos20120207.indd 201 09/02/2012 02:50:46 p.m. 202 José Luciano Franco No sabemos por qué, pero olvidó mencionar entre aquellos herederos a doña María Cristina de Borbón, que, con arreglo a las cláusulas testamentarias se encargó de la regencia y gobernación del Reino hasta que cumpliese su hija –la famosa Isabel II– diez y ocho años de edad Durante el período que ejerció las funciones de Reina Gobernadora –1833 a 1840– y desde el regreso de su forzado exilio en París en 1843 en adelante, amparada en la investidura oficial de Reina Madre, esta inefable María Cristina no sólo participó en todos los escándalos financieros, ventas de concesiones mineras, ferrocarrileras, subastas, empleos, etc., en el área peninsular, sino que –para desgracia de los cubanos– estuvo estrechamente ligada a la esclavocracia colonial de esta isla, participando activamente en el saqueo de las riquezas cubanas y, muy especialmente, en el tráfico clandestino de esclavos africanos. De Miguel Tacón a Valentín Cañedo –con la excepción única quizás, de Jerónimo Valdés– los gobernadores de Cuba traían como encargo especial no sólo el de impedir el desarrollo económico, social y cultural del pueblo cubano, sino también el de hacer participar a María Cristina en los suculentos dividendos del tráfico negrero. Y la influencia poderosa de esa real señora permitió a los bandidos más destacados de la esclavocracia colonial, tales como Francisco Marty y Torrens, Julián de Zulueta, Joaquín Gómez, trazar las normas que, contando con el apoyo de los esclavistas norteamericanos, rigieron las relaciones del Gobierno Colonial de Cuba con las repúblicas de Haití y Dominicana, y la colonia inglesa de Jamaica. Tan públicas y notorias fueron las operaciones negreras de doña María Cristina de Borbón, que Gaspar Betancourt Cisneros en carta a José Antonio Saco –Nueva York 30 de agosto de 1848– le dice: [...] siendo público i notorio que está reorganizada la sociedad negrera a cuya cabeza figura la Duquesa de Rianzares (la madre de Isabel II) i su hechura Roncali para traer 10.000 Etíopes de Brasil.2 Y, en 19 de marzo de 1850 el propio Betancourt Cisneros le reiteraba a Saco: José Antonio Fernández de Castro, Medio siglo de historia colonial de Cuba, La Habana, 1923. 2 RevolucionesYconflictos20120207.indd 202 09/02/2012 02:50:46 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 203 [...] pregunta cuantas expediciones han salido i se preparan a salir para África, por la Compañía negrera de La Habana a cuya cabeza está la madre de la Soberana de España i ama de Cuba.3 Ya Félix M. Tanco hubo de trazar en breves líneas un amargo cuadro realista de la influencia criminal de la sociedad negrera y la hipocresía de los políticos liberales españoles, al hacer, en carta a Domingo del Monte de 13 de mayo de 1836, el comentario siguiente: Dárte las gracias por el regalo que me has hecho del 2º tratado para la abolición del tráfico de esclavos. Dices bien en que este tratado, así como el 1º y el 3º y el 4º y 25 más que se hagan, son y serán papeles mojados. El Gobierno español ahora y siempre ha sido el gobierno más inmoral, el más sinvergüenza de los gobiernos. El tratado hecho en 1835 no ha sido más que para cumplir Martínez de la Rosa con la obligación del día; es decir para que vean los gobiernos de Europa que España en este siglo es también filantrópica, ilustrada, lo cual se acredita con el tratado, y nada más que con el tratado, con un papel impreso, con un papel de mierda al paso que había comunicado al Capitán General de la Isla que deje correr, que se haga de la vista gorda con las expediciones de los infames piratas [...].4 Además, esta ilustre dama pretendió vender, por unos cuantos millones de pesos que se embolsaba en la operación, la isla de Cuba al rey Luis Felipe de Francia. En enero de 1837, el banquero Aguado llevó al gobierno francés un mensaje privado de la Reina Gobernadora de España Doña María Cristina proponiendo la venta de la isla de Cuba. El temor a que la Gran Bretaña llegara hasta declarar la guerra si Lord Palmerston se enteraba del proyectado convenio, por un lado, y, por otro, la cicatería del rey Luis Felipe que, en el momento de firmar el convenio, se puso a regatear unos millones y rebajar el J. A. Fernández de Castro, Medio siglo de historia. Academia de la Historia de Cuba, Centón Epistolario de Domingo del Monte. (Cortesía del Prof. Manuel I. Mesa Rodríguez). 3 4 RevolucionesYconflictos20120207.indd 203 09/02/2012 02:50:46 p.m. 204 José Luciano Franco precio de compra a una cantidad casi insignificante, hicieron que el representante diplomático español, Campusano, diera por terminada la negociación.5 ◉◉◉◉◉ El teniente general Miguel Tacón tomó posesión del Gobierno Colonial de Cuba el lº de junio de 1834. Le fue entregado el mando por el general D. Mariano Ricafort que lo venía desempeñando desde el 15 de mayo de 1832 en cuya fecha reemplazó a D. Francisco Dionisio Vives. Dos episodios ilustran el anodino mandato de ese general Ricafort. El primero ocurrió a las pocas horas de su toma de posesión. Los contrabandistas, traficantes privilegiados de todas clases y negreros, explotadores de los vicios que habían prosperado bajo el largo mandato del procónsul reemplazado, temiendo que Ricafort –lo que era cierto– trajera intenciones de sanear la corrompida administración colonial, colgaron unos pasquines en plazas y lugares públicos con la siguiente advertencia amenazadora que era un índice al mismo tiempo de la baja moral de las clases dirigentes de La Habana: Si vives como Vives, vivirás. El segundo pertenece al clásico anecdotario de la leyenda picaresca hispánica. Como el citado Ricafort, pese a que no estaba ya en edad para esas aventuras, tenía sus resabios donjuanescos, se refugiaba todas las tardes en una casa de extramuros, no lejos de las murallas, residencia de una dama mestiza, dio lugar a los divertidos comentarios de la sociedad frívola y corrompida de esa época. Y que los ediles habaneros bautizaran con el nombre de calle Refugio –que aún lleva– en recuerdo de las amorosas aventuras de aquel gobernante colonial que, para no romper la regla, protegió el cohecho y todas las demás plagas y vicios sociales fomentados por Vives. No obstante la indiferencia de que dio muestras hacia los problemas que afectaban las relaciones de su gobierno con el de las otras regiones del Caribe, no pudo librarse Ricafort de algunos que afectaban directamente a Jamaica y a la República de Haití. G. Colmache, «Cómo Cuba pudo haber pertenecido a Francia», (Revista Bimestre Cubana, mayo-abril, 1936). 5 RevolucionesYconflictos20120207.indd 204 09/02/2012 02:50:47 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 205 Realmente en el caso de Jamaica poco le tocó actuar. Eso correspondió al brigadier Coppinger, Comandante general del Departamento Oriental y ocurrió en los finales del gobierno de Vives. En 1831, abrumados por la miseria y cansados de esperar la prometida libertad que gestionaban en el Parlamento el grupo de abolicionistas británicos, los esclavos de Jamaica hicieron una insurrección de amplias proporciones. Tan pronto los barcos que hacían la travesía con los puertos jamaicanos llevaron a Santiago de Cuba la noticia de la sublevación de los esclavos, se apresuró Coppinger a ofrecer al gobernador inglés de aquella colonia los auxilios que necesitase para aplastar la rebeldía. Cuya oferta fue aprobada por Vives y mantenida por Ricafort. Este, por los tres, recibió la recompensa en forma de Real orden, firmada por el conde de la Alcudia, Aranjuez, 25 de mayo de 1832, en la que trasladaba a Ricafort el despacho del Secretario de Estado de S. M. Británica dando las gracias al gobierno español por la muestra de cooperación y solidaridad negrera brindada a las de Jamaica por las autoridades de Cuba.6 Los grandes propietarios rurales y traficantes negreros de Cuba vivían con la obsesión constante de Haití. Y nuevamente abrigaban esperanzas en el período de 1832 a 1834, de que el gobierno de Luis Felipe, rey de Francia, aguijoneado por los viejos intereses de los colonos expulsados por la Revolución de Haití, se decidiera a intervenir y destruyera definitivamente lo que consideraban como un foco permanente de perturbación entre sus esclavos. Y recibieron con alegría las primeras noticias de que Mr. Mollien, cónsul general de Francia en Port-au-Prince, en vista de que el presidente Boyer rehusaba pagar a su vencimiento los plazos de la indemnización impuesta a cambio del reconocimiento de la independencia, declaró rotas las relaciones diplomáticas entre ambos países y se embarcó para Francia. Y Boyer resuelto a hacerle frente a cualquiera agresión, publicó un extenso documento explicando al pueblo las razones que le asistían en su patriótica actitud y adoptó los preparativos del caso para defender la independencia haitiana. En 27 de mayo de 1834 envió Ricafort –pocos días antes de entregar el mando de la isla– al Comandante general del Departamento Oriental, un escrito fechado el día 6 de ese mes en Manzanillo, en que el Ayudante de Marina avisaba a sus superiores: Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 35, No. 36. 6 RevolucionesYconflictos20120207.indd 205 09/02/2012 02:50:47 p.m. 206 José Luciano Franco Por el Bergantín americano la Caguama su Capitán Mr. Brack procedente en 6 días de Puerto Príncipe Francés de la Isla de Santo Domingo, y dice que con motivo de haber llegado a Martinica la Escuadra Francesa de 12 Navíos y 4 Fragatas y habiendo intimado al Gefe de la Isla el pago que le restan por una Fragata de los 25 millones de pesos por la cesión de la isla en la parte Francesa y reconocimiento de su independencia, y que ni queriendo pagarlos, ni poder resistir una invasión en los puertos de mar, piensan quemar los Pueblos y retirarse a un Fuerte y a los montes en donde «tienen sus emboscadas a 4 ó 6 leguas.7 Y la alegría fue grande en los círculos reaccionarios criollos. Pero pronto se desvaneció. La hábil maniobra de Boyer que compró por 1 millón de francos la ayuda poderosa del banquero Lafitte –consejero financiero de Luis Felipe– conjuró el conflicto. Y fue cuando M. Dupetit-Thouard volvió en la fragata citada, pero a concertar un nuevo tratado, que, después de largas deliberaciones se acordó por ambas partes. Apenas había transcurrido un año de haberse iniciado el cruel bajalato de Tacón, hubo de firmarse en Madrid –28 de junio de l835– por los plenipotenciarios Francisco Martínez de la Rosa y George Villiers en nombre de Sus Majestades la Reina Gobernadora de España doña M. Cristina de Borbón, y el de la Gran Bretaña, un tratado –exigido e impuesto por los ingleses– en cuyo artículo lº se declaraba abolido él tráfico de esclavos y, en el 2º se obligaba a España a adoptar las medidas más eficaces para impedir que los súbditos de Su Majestad Católica y su pabellón se empleen de modo alguno en él tráfico de esclavos [...]. Y en otros artículos, así como en los anejos al tratado, se ratificaban las comisiones mixtas establecidas con arreglo al convenio entre ambas naciones de 23 de noviembre de 1817, se concedía el derecho de registro a supuestos buques negreros y se establecían reglas de protección a los emancipados. Y la principal tarea de Tacón fue la de burlar el cumplimiento de las cláusulas de ese convenio internacional. Es más, bajo su protección oficial, el tráfico ilegal de esclavos tomó inesperado aumento, Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 36, No. 7. 7 RevolucionesYconflictos20120207.indd 206 09/02/2012 02:50:47 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 207 y levantó enérgicas protestas entre los más honestos representativos de la burguesía criolla, cuyos intereses comenzaban a sentirse afectados por la política antisocial del despótico gobernador. Este, para cubrir sus tortuosos manejos, intensificó la propaganda de atribuir a influencias externas las constantes rebeldías de los esclavos, agitando como siempre la burda amenaza de una probable repetición de la Revolución Haitiana. Por eso, en un largo informe al gobierno español –La Habana 31 de agosto de 1835– denunciaba los planes secretos de las Sociedades Metodistas, de Jamaica que, según él, estaban encaminados a sublevar los esclavos de la isla de Cuba. Le sirve de pretexto la menor noticia acerca de las agitaciones sociales en las islas y lugares cercanos a Cuba para justificar sus medidas represivas y ocultar, al mismo tiempo, los turbios manejos de la camarilla negrera que lo alentaban y mantenían. Así, en 3 de enero de 1836, da parte el Ministro de la Guerra que, en Caimán Grande, isla situada no muy lejos de las costas meridionales de Cuba y colonia británica, habían desembarcado 5,000 negros libertos de Jamaica, así como de las precauciones que ha creído indispensable tomar a fin de conservar la tranquilidad entre los esclavos.8 Y en Real orden firmada por de los Heros, Madrid 5 de abril de 1836, se le acusaba recibo al general Tacen de los escritos referidos: He dado cuenta a. S. M. la Reina Gobernadora de los oficios de V. E. de 3 de enero y 6 de febrero último Nos. 168 y 170 participando en el primero con referencia a declaración del Capitán de la goleta española Nueva Esperanza, D. Nicolás Coll, el arribo al Caimán grande de cinco mil negros libertos de la Jamaica, y manifestando en el segundo las medidas que ha adoptado de acuerdo con el Señor Intendente de esa provincia y el Comandante de Marina de su apostadero, a consecuencia de la alarmante noticia que le dio el Gobernador de Matanzas con relación al parte del Capitán Pedáneo de Guanábana sobre el desembarco de aquellos en la Costa ele Cuba; y enterada S. M. se ha servido prevenirme diga a V. E., como de su Real orden lo egecuto, que por el Ministerio de Marina se comunicarán a V. E. las órdenes de Ibídem, No. 36. 8 RevolucionesYconflictos20120207.indd 207 09/02/2012 02:50:47 p.m. 208 José Luciano Franco S. M. acerca del estado de esas fuerzas y aumento que convenga en ellas; y que en cuanto a los medios de seducción que puedan emplearse con las gentes de color recomienda a V. E. por una parte con su activa y acostumbrada vigilancia y por otra hacer que aquellos sean tratados con la justicia y humanidad que siempre lo fueron por los Españoles, y que además se observen invariablemente los tratados relativos a la abolición del tráfico de negros y contribuya al aumento de la población blanca.9 Como ha comunicado al propio Ministro –1 de febrero– la noticia alarmante de haberse sublevado en masa los indios de la Florida, –que dio el Capitán Coombs de la goleta americana Black Smith en el puerto de La Habana– unida esta a otras no menos intranquilizadoras, el general Tacón, en oficio muy reservado de 31 de marzo, pone en conocimiento del ministerio los peligros que amenazan a la isla de Cuba, por la costa norte, desde Cayo Sal, que, abandonado por las autoridades de La Habana, puede servir de base a grupos de conspiradores, y anuncia el propósito de construir allí un faro y mantener un servicio de vigilancia.10 Pero la Real orden de 21 de junio en la que, entre otras cosas, le anuncian el nombramiento del Dr. Ricardo Roberto Madden a los efectos de la aplicación del artículo 2º del Anejo C del tratado con Inglaterra para la abolición del tráfico de esclavos, hizo perder a Tacón su aparente sangre fría y en oficio reservado al titular de Estado –La Habana 31 de agosto de 1836– protestó con energía de tal nombramiento por considerar que, dadas las condiciones personales del Dr. Madden y las tendencias de sus primeros pasos, podrían contribuir a alterar la tranquilidad de la Isla. Claro que sus relaciones con los comisionados ingleses no podían ser muy cordiales, ya que oficialmente, presentaron estos un documento en el que acusan a Tacón de violar las cláusulas del tratado, y que este no le quedó más remedio que elevar a S. M. la Reina gobernadora –noviembre 7 de 1836– explicando las razones que lo determinaron a negarse al desembarco en el puerto de La Habana Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 36, No. 36. Ibídem, No. 35. 9 10 RevolucionesYconflictos20120207.indd 208 09/02/2012 02:50:47 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 209 de negros emancipados procedentes de África y capturado el buque que los conducía clandestinamente por un crucero inglés, y la mayor razón, a su juicio, era que en las graves circunstancias que atravesaba el país a causa de la actitud del general D. Manuel Lorenzo, gobernador de Santiago de Cuba, que había proclamado la Constitución en el distrito de su mando y provocado una gran agitación, no podía tolerarse tal medida humanitaria. Y que había tenido su repercusión entre los esclavos la actitud progresista del general Lorenzo era un hecho cierto, pues sus agentes habían descubierto una conspiración de negros en aquella provincia, en el Pueblo de Yara, que tramaban quemarlo y cometer atrocidades con los blancos. Y el furor antinegro de Tacón subió de punto al recibir de D. Ángel Calderón de la Barca, Ministro español en los Estados Unidos, copia de la que había enviado al gobierno de Madrid –Washington 8 de diciembre de 1836– acerca de las actividades de los abolicionistas norteamericanos: El fanatismo filantrópico ha vuelto a encender, en este país, la tea de la discordia; y para alcanzar sus fines especiosos hace diariamente esfuerzos proporcionados a la resistencia que se le opone. Las sociedades formadas con el objeto de abolir la esclavitud de los negros, que eran el año pasado ya doscientas, se han aumentado hasta el número de quinientas veinte y tres durante esta corta época; particularmente en los Estados del Nordeste de esta República. Auxiliadas por la exaltación de las pasiones religiosas, y constantes gestiones de las mu eres devotas se han quitado ya la máscara y no contentas con inquietar os ánimos aquí poniendo la paz y la unión de la República en eminente peligro, pretenden llevar a cabo en otros países, y naturalmente en La Habana, la obra que meditan y que, aunque sirve a muchos de pretexto para sus fines y de instrumento para enriquecerse, es, con todo, para una gran parte acepta a los ojos de Dios, y justificada por los principios generales de la humanidad y de la libertad.11 Como las medidas represivas de Tacón alcanzaron un nivel que trascendieron fuera de la zona del Caribe, e hizo de su nombre un Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 841, No. 28,253. 11 RevolucionesYconflictos20120207.indd 209 09/02/2012 02:50:47 p.m. 210 José Luciano Franco motivo más de propaganda en favor de la libertad y los derechos más elementales del hombre, en todas partes se hicieron proyectos más o menos fantásticos para destruirlo. En Inglaterra, por ejemplo, un individuo nombrado José Gómez Pelayo, preparó un atentado a Tacón enviándole por correo un paquete con explosivos. Pero los paquetes –había otros dos dirigidos también a personajes de la colonia– estallaron en la Administración de Correos de Liverpool, Y Gómez Pelayo fue detenido por las autoridades. De lo acontecido envió la documentación con los detalles Lord Palmerston, Ministro de Relaciones Exteriores de la Gran Bretaña, al Cónsul en La Habana y este, en carta de 7 de febrero de 1837, la entregó a Tacón. 12 Las dificultades mayores no eran esas precisamente ni tampoco la creciente hostilidad de una minoría de blancos criollos, las que preocupaban más a los negreros de Cuba, sino las actividades revolucionarias que estaban surgiendo en Haití y Jamaica. Desde esta última isla el Cónsul de España, D. Antonio Brosa, avisaba a Tacón –Kingston, 19 de julio de 1837– haberse enterado por un comerciante llegado de Haití que se estaban reuniendo en aquella Isla muchos oficiales procedentes de Colombia y Venezuela que trataban de organizar expediciones contra los gobiernos de sus países respectivos.13 Sin embargo, las noticias que tenía Tacón por los confidentes apostados en St. Thomas eran distintas. En oficio al Ministro de la Guerra de 3 de junio dio cuenta de algunos deportados de Costa firme que, auxiliados por los negros de Haití, trataban de llevar una expedición a las costas de Puerto Rico para promover la rebelión y libertad de los esclavos. Pero ordenó –en 26 de agosto– a Brosa que procurara estar al corriente de esa empresa. A lo que contestó el cónsul en 25 de septiembre: [...] que en esta Isla está prohibida la comunicación directa con la de Haití, mas se permite al Paquete Inglés correo, tocar en aquella Isla, cuando viene al mes, razón por lo que no me será fácil adquirir nuevas noticias [...]. Las nuevas noticias adquiridas no eran nada agradables para la aristocracia negrera de La Habana. Con el sonoro membrete de Consulado Ibídem, No. 28,262. Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 841, No. 28,248. 12 13 RevolucionesYconflictos20120207.indd 210 09/02/2012 02:50:47 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 211 de S. M. Católica en Jamaica, participaba Brosa a Tacón –Kingston, 20 de diciembre de 1837– que, con esa fecha había participado al Primer Secretario del Despacho de Estado lo siguiente: Participo a V. E. que la goleta mercante llamada la Esmeralda que perteneció a la matrícula de Santiago de Cuba, y que era tenido como propietario de ella D. Pedro Rivery, francés de nación, y vecino de aquella Ciudad, mas el verdadero dueño y propietario de la mencionada Goleta, era José Ariano, hombre color nativo de esta ciudad, y perteneciente o miembro de la Sociedad de Metodistas y Anabatistas, la cual está trabajando con todo el empeño para ver de sublevar y emancipar a los negros de la Isla de Cuba, para dicho fin no perdona medio alguno; razón porque yo miraba la referida Goleta como la cosa más perniciosa a la tranquilidad de aquella Isla, y con el objeto de librarla de tal enemigo me propuse ver si podía amedrentar al propietario; con la idea que vendiera la Goleta, y conseguir por este medio el fin que me había propuesto, en su consecuencia di a Ariano el correspondiente permiso para vender la referida Goleta.14 Algunos rumores llegaron por la vía de Santiago de Cuba a la Capitanía general de supuestas negociaciones llevadas a cabo en Portau-Prince con los franceses. Y, con fecha 28 de febrero de 1838, desde Kingston, Jamaica, el Cónsul Brosa oficiaba a Tacón: Tengo el honor de incluir a V. E. el Despacho de este día, publicado en Jamaica, en donde se relatan los dos tratados ajustados el día 12 del presente entre el Gobierno de la Francia y el de Haití.15 Efectivamente, en 28 de enero de ese año, el gobierno del rey Luis Felipe de Orleans, presidido entonces por el conde Mole, envió a Haití una misión diplomática integrada por el barón Las Cases y el capitán de navío Charles Baudin, encargada de buscar un arreglo Ibídem. Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 482, No. 28,278. 14 15 RevolucionesYconflictos20120207.indd 211 09/02/2012 02:50:47 p.m. 212 José Luciano Franco a los conflictos franco-haitianos. Reunidos en Port-au-Prince con los delegados haitianos Labbeé, B. Ardouin y otros, concluyeron dos tratados satisfactorios para ambos países. En uno Francia reconocía la independencia de Haití en términos claros y precisos. En otro, Haití se comprometió a pagar 60 millones de francos en 30 años como saldo de la indemnización impuesta en 1825. Si bien con estos convenios se abría una brecha en el cinturón de aislamiento en que mantenían a Haití todas las repúblicas americanas, y se le infligía un grave revés a los esclavistas de Cuba y Estados Unidos, no es menos cierto que le iba a costar al pueblo haitiano una teoría infinita de intervenciones en sus asuntos internos e impedir el futuro desarrollo de una vida económica acorde con sus verdaderas necesidades. Para Tacón –en vísperas de ser reemplazado– y para la camarilla que con él compartía lo que llamaríamos hoy la guerra fría contra la libertad y la independencia haitianas, esos tratados constituían un fuerte contratiempo. A tal extremo llegó a dominar el espíritu negrero toda la actividad del Gobierno Colonial de Cuba, bajo el mando de Tacón, que, con motivo de la elección de José Antonio Saco, escribía Félix M. Tanco a Domingo del Monte en 1837: [...] Saco debe principiar sus discursos sobre los negros, y debe acabarlos sobre los negros. De cualquier materia que se trate en los Estamentos relativa a la isla de Cuba, debe darse por incorporada la cuestión de la esclavitud porque este es el fundamento de nuestra sociedad Destruyase pues este fundamento y fórmese otro como Dios manda, tal debería será mira de nuestros procuradores [...].16 Como apostilla a la crónica escandalosa del régimen draconiano de D. Miguel Tacón puede señalarse que, según aparece en el interrogatorio de Mr. Ricardo Roberto Madden a D. Domingo del Monte, este afirmó que a dicho general le produjo el negocio de la trata negrera durante cuatro años según datos exactos 450,000 pesos que extrajo en letras sobre París y Londres. Negocio en el que participaban la mayor parte de los capitalistas de Cuba. Academia de la Historia de Cuba, Centón Epistolario. 16 RevolucionesYconflictos20120207.indd 212 09/02/2012 02:50:47 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 213 ◉◉◉◉◉ El general Joaquín de Ezpeleta reemplazó a Tacón el 21 de abril de 1838. Además de los documentos usuales en estas transmisiones de poder, recibió de su antecesor, entre el grueso cartapacio de informes confidenciales y reservados, dos comunicaciones del Cónsul de España en Jamaica, D. Antonio Brosa. Una, fechada en Kingston, 20 de febrero de 1838, y con el membrete de Reservada No. 1 decía: Participo a V. E. que: acabo de ser informado que la sociedad de antiesclavitud de este, ha recibido de sus consocios de Inglaterra, una grande suma de dinero, con el solo fin de mandar desde Isla, a esa, comisionados con dinero, y papeles incendiarios para ver si podrán con estos medios, sublevar a los negros y emanciparlos: en consecuencia estoy con la mayor atención y cuidado, informándome de todas las personas que pasan a esa, con objeto de informar a V. E.17 En la otra, de 6 de marzo, avisaba el citado funcionario consular en oficio No. 63: Participo a V. E. que: un oficial de la Marina de los Estados Unidos que acaba de llegar a esta ciudad procedente de Port-au-Prince (Haití) me ha informado que los oficiales Columbianos proscriptos de su país, y refugiados en la Isla de Haití, habían solicitado de aquel Gobierno, le facilitara armas, municiones y demás cosas necesarias, con el fin de hacer una expedición, dicen para Costa firme; además me ha añadido que los referidos oficiales sufren en aquel país muchas privaciones por falta de medios, y que por consiguiente la pobreza los tiene aburridos y medio desesperados. Desde el último tratado que la Francia ha hecho, reconociendo la independencia de la referida Isla, los mencionados Columbianos tienen mayores esperanzas de ser habilitados para formar la dicha expedición. Mas yo dudo que los negros de Haití, les auxilien, aunque lo hayan prometido, porque Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 842, No. 28,278. 17 RevolucionesYconflictos20120207.indd 213 09/02/2012 02:50:48 p.m. 214 José Luciano Franco desconfían de todos los blancos, sin embargo creo que no estaba de más, por lo que pudiera suceder, estar a la mira. Yo avisaré a V. E. de lo que sepa relativo a esto. Con esta fecha comunico de oficio esto mismo al Excelentísimo Señor Capitán General de Puerto Rico.18 Si a estas dos graves noticias se une la que recibió ese mismo día, consistente en una carta de los comisionados ingleses –fechada el día anterior, 20 de abril– sobre la represión del tráfico negrero y cumplimiento de las cláusulas del tratado vigente, el general Ezpeleta no se sintió muy cómodo en el cargo. Además, el Cónsul de S. M. Británica pronto comenzó a abrumarlo con el problema del mulato libre Jorge Davidson, preso, acusado de propaganda sediciosa, y que no quedó otro remedio que ponerlo en libertad y permitir que el citado cónsul lo embarcara con destino a Jamaica. Sin embargo, el arribo del primer cargamento ilegal de esclavos traídos de África en número mayor de 1,000 en las goletas La Gata, La Experimenta y La Feliz, de que era uno de sus principales empresarios D. Manuel de la Cabada, reconfortó al atribulado general Ezpeleta ya que recibió en esa oportunidad una elevada cantidad de oro por su complaciente actitud. Pero las noticias de Jamaica y Haití no presagiaban nada bueno para el nuevo Capitán general y su camarilla esclavista. El cónsul Brosa –Kingston 7 de mayo de 1838– le escribe: Tengo el honor de incluir a V .E. la Gaceta de Jamaica de 5 del presente mes, en ella verá V. E. el resultado de una reunión (Meeting) de comerciantes, tenida en esta el día 3 del corriente, en la casa del Cabildo de esta Ciudad, y presidida por el Alcalde de la misma= En dicha reunión se ha tratado de abrir francamente los Puertos de esta Isla a los negros de Santo Domingo, disposición que si se analiza en el estado que está este país, creo que muy pronto lo precipitará en la última ruina: Se me ha asegurado que ha sido este plan manejado por los agentes del Supremo Gobierno Británico.19 Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 842, No. 28,278. Ibídem, No. 28,268. 18 19 RevolucionesYconflictos20120207.indd 214 09/02/2012 02:50:48 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 215 Y, al siguiente mes –18 de junio– recibía Ezpeleta otro oficio de Brosa que, al ser conocido en ciertos sectores de La Habana, produjo una intensa alarma. Comentaba Brosa que en el año 1838, el rey de Inglaterra había sancionado una ley en la cual se emancipaba a los esclavos domésticos de aquella isla el día 1 de agosto de 1838, y a los prediales se les hacía la misma concesión, pero dos años después, en agosto de 1840. Pero una pragmática de la Reina de Inglaterra, de 11 de abril último, la que acompaño a V. E. con el No. 1, en vista de la cual este Capitán general reunió los Poderes legislativos y abrió las Sesiones como V. E. verá en la No. 2, y la consecuencia de esta Reunión extraordinaria ha sido el acceder a la Política y miras del Gobierno Británico, aboliendo la esclavitud de los Prediales.20 Y, el general Ezpeleta, con vistas a esas noticias y en contestación a la Real orden de 25 de mayo que acababa de recibir, dirigió al Ministro de Estado –julio 31– el oficio reservado No. 25 en el que continúa informando sobre los peligros que corre el régimen colonial de Cuba con la emancipación de los esclavos de Jamaica. La guerra de los pasteles, como calificó el humorismo criollo a la injustificada agresión del gobierno francés al pueblo de México, aportó un peligro más a la grave crisis que envolvía a este Mediterráneo americano. Fechada en Veracruz a 8 de noviembre de 1838, el Cónsul de España en aquel puerto del Golfo de México, oficiaba al Capitán general Ezpeleta: [...] El 26 de octubre arribaron a fondeadero de Sacrificios dos fragatas, y una corbeta de guerra francesa, en una de ellas vino el Contra Almirante D. Carlos Baudin Gefe de la Escuadra que hoy se compone de tres fragatas, tres corbetas, dos vapores y siete Bergantines. El 28 del expresado octubre mandó el Señor Baudin un comisionado con pliegos para el gobierno de México, en la que le manifiesta se halla con plenos poderes de su gobierno y credenciales de Ministro extraordinario para arreglar la cuestión presente de Mégico con Francia.= El gobierno de Mégico le ha contestado con Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 842, No. 28,270. 20 RevolucionesYconflictos20120207.indd 215 09/02/2012 02:50:48 p.m. 216 José Luciano Franco fecha 2 presente, que está… entrar en convención siempre que el Señor Baudin mande retirar de estas costas el todo o parte de la escuadra, y que si el Señor Baudin no quiere pasar a la capital de Mégico se dirija a la Ciudad de Jalapa a donde bajarán los Comisionados que al efecto ha nombrado [...].21 Terminaba el cónsul Velazco su informe solicitando el envío de barcos de guerra españoles para proteger a la colonia hispana residente en Veracruz, y, a él mismo, en caso de que se iniciaran las hostilidades. Desde el 16 de abrir de ese año en que el comandante Bazoche, desde la fragata francesa L’Herminie anclado con otros barcos en el fondeadero de Sacrificios, declaró el bloqueo de los puertos mexicanos para obligar al gobierno a aceptar las reclamaciones presentadas por sus enviados diplomáticos Deffaudis y De Lisle, era esperada una agresión armada. Entre las reclamaciones presentadas por los citados diplomáticos figuraba una por sesenta mil pesos de pasteles, lo que le dio nombre al conflicto. El 27 de noviembre oficiaba Velazco al general Ezpeleta: [...] A las 2 y media de la tarde hizo fuego sobre el Castillo de San Juan de Ulúa las francesas navales de la última a las órdenes del E. S. Contralmirante D. Carlos Baudin, sin que haya precedido declaración de guerra.22 Y como realmente tanto el Gobierno Colonial de Cuba, como la gran mayoría de los hacendados y comerciantes habaneros, odiaba a la República Mexicana, y se sintieron tan complacidos de la agresión de que era víctima que el propio general Ezpeleta hizo publicar –Diario de La Habana, jueves 13 de diciembre de 1838, No. 347, página primera– el oficio que le había dirigido Mr. Mollien, Cónsul General de Francia en La Habana, transcribiendo el parte de la rendición del Castillo de San Juan de Ulúa, por el general Antonio Gaona, del ejército mexicano, que lo defendía, al contralmirante Baudin, después de haber sido implacablemente bombardeado por la escuadra francesa. El Comandante general de Veracruz, Manuel Rincón, firmó la rendición a bordo de la fragata La Nereyda el 28 de noviembre. Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 842, No. 28,264. Ibídem, legajo 482, No. 28,278. 21 22 RevolucionesYconflictos20120207.indd 216 09/02/2012 02:50:48 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 217 Y, en 27 de diciembre, el cónsul Velazco, desde Veracruz informaba a Ezpeleta de la forma en que finalizaba el conflicto: Acompaño a V. E. el cuaderno que contiene las Contestaciones Diplomáticas, en la Ciudad de Jalapa, por los plenipotenciarios. Francés y Megicano, mediante a que él impondrá a V. E. de las pretensiones de la Francia, que Mégico vino a concederlas, menos las palabras que ultrajaban su decoro Nacional, y las que han dado margen a la Guerra.23 Si bien la guerra de los pasteles, como la cuestión de Texas eran motivos más que suficientes para inquietar al Gobierno Colonial de Cuba, sin embargo, su máxima autoridad, general Ezpeleta, dedicaba su mayor atención al tráfico clandestino de esclavos que le producía jugosas utilidades, a la creciente rebeldía de los esclavos que atribuía a las campañas abolicionistas y otras influencias externas procedentes de Jamaica y Haití. En el negocio del tráfico negrero tenía una amplia participación el cónsul de los Estados Unidos, Nicholas P. Trist, a quien el comisionado inglés Ricardo R. Madden, hubo de denunciar públicamente por haber autorizado el uso de la bandera norteamericana a los buques negreros que hacían viajes regulares a las costas de África. Bajo la impresión –escribe Ramiro Guerra– de que la agitación de los esclavos se debía a conexiones con los abolicionistas ingleses de Jamaica y con Haití una real orden de 15 de agosto (1839) prohibió la aproximación a las costas de Cuba de buques extranjeros sea cual fuese la causa o el pretexto con que lo intentaran, excepto en los puertos habilitados para el comercio exterior. 24 Y en el cuadro de ese período histórico, bastante sombrío para el tambaleante imperio colonial español, se destacan el marcado interés norteamericano en extender su dominación en el Caribe comenzando por apoderarse de Cuba, y la tendencia de grupos influyentes de hacendados y propietarios de esclavos defensores de la anexión de la isla por los Estados Unidos. Y la alarma llegó a Madrid En oficio muy reservado de 17 de abril de 1839, el titular de Estado advertía al Ibídem. Ramiro Guerra Sánchez, Manual de Historia de Cuba, La Habana, 1938. 23 24 RevolucionesYconflictos20120207.indd 217 09/02/2012 02:50:48 p.m. 218 José Luciano Franco capitán general Ezpeleta sobre ciertas manifestaciones del representante Mr. Thompson relacionadas con Cuba, y acerca de la entrevista del Ministro español en Washington, con Mr. Forsyth, secretario de Estado de los Estados Unidos. Y agregaba una copia del despacho de D. Ángel Calderón de la Barca enviado desde la capital norteamericana en 28 de febrero de 1839.25 ◉◉◉◉◉ Ezpeleta fue relevado en su cargo el 10 de enero de 1840. Lo sustituía el Príncipe de Anglona y marqués de Javalquinto, Pedro Téllez Girón. En el breve período que ejerció el mando –pues lo reemplazó el general Gerónimo Valdés el 6 de marzo de 1841– tuvieron lugar dos hechos de importancia: la visita del diplomático norteamericano Alexander H. Everett y la designación de David Turnbull, ampliamente conocido por su actitud francamente abolicionista y muy odiado en los círculos negreros de Cuba, como Cónsul General de la Gran Bretaña en La Habana. No eran muy cordiales las relaciones entre los Estados Unidos y la Gran Bretaña, a tal extremo que, en 19 de mayo de 1840, el cónsul Brosa, en oficio No. 136, avisaba desde Kingston al Príncipe de Anglona: Tengo el honor de poner en conocimiento de V. E. que de esta guarnición se ha embarcado para el Canadá el Regimiento 56. En esta Ciudad se habla mucho si tendrá lugar un rompimiento entre la Inglaterra y los Estados Unidos, por motivo de no poderse convenir ambas potencias en el arreglo de territorio, en la cuestión de límites entre el Canadá y el estado de Maine.26 Y como a la reacción criolla le molestaba la determinación del ministro británico Lord Palmerston de hacer cumplir los tratados sobre la abolición del tráfico negrero, recibieron con gran satisfacción por su parte los rumores de una nueva guerra entre los dos países Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 40, No. 4. Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 843, No. 28,311. 25 26 RevolucionesYconflictos20120207.indd 218 09/02/2012 02:50:48 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 219 anglo-sajones. Y ello contribuyó en gran parte a la buena acogida que le brindaron al embajador Everett. Este, –en 1 de febrero de 1840 el Departamento de Estado de Washington lo había designado para investigar en La Habana la conducta del cónsul Trist en el comercio de esclavos, que era oficialmente su comisión–, traía el encargo reservado de estudiar sobre el terreno las versiones que circulaban en ciertas cancillerías de que la Gran Bretaña negociaba con el Regente de España, general Baldomero Espartero, la adquisición de la isla de Cuba. Coincidió su viaje a Cuba con el principio del gobierno de Téllez Girón –a quien conoció en Madrid mientras estuvo al frente de la legación de Norteamérica– que le dio amplias facilidades para el éxito de su misión. Claro que, al regresar a Washington, Everett elogiaba la conducta del Capitán general y le atribuyese el recto propósito de perseguir a los traficantes de esclavos. Pareció ignorar que Pancho Marty, el líder de estos, acostumbraba a entregar a la Princesa dé Anglona, la esposa del gobernante, en onzas de oro disimuladas en el fondo de canastas de frutas o pescados, las jugosas comisiones que por ese mismo contrabando de carne humana habían percibido Ricafort, Tacón y Ezpeleta. El general Gerónimo Valdés que lo sustituyó, era uno de los hombres de confianza de Espartero, y este, cuya política se orientaba con las directivas impuestas por los intereses británicos, le había ordenado reprimir el inmoral comercio. Claro que hubo de chocar con los intereses creados, que, unido ese hecho a la perturbación interna y a la grave crisis que amenazaba por igual a todo el Caribe, su período de gobierno estuvo preñado de dificultades. Esa situación –desde su peculiar punto de vista– la describe con original ironía criolla, natural en los dueños de esclavos, Gaspar Betancourt Cisneros, El Lugareño, cuando en carta a Domingo del Monte –Puerto Príncipe, diciembre de 1842– le dice: Nuestra gente patibularia está alarmada con las cosas de Turnbull, Haití y el Bando de Gobernación y Policía que ha de regir desde 1843. Los hombres de arrancapellejo están resueltos a no cumplir los artículos 6° y 12° y todos los que favorezcan a los negros; porque por lo mismo que hay abolicionistas, y Haití, Inglaterra en el mundo, por ende es preciso apretar ahora la mano y hacerles doblar el lomo y darles fuerte que RevolucionesYconflictos20120207.indd 219 09/02/2012 02:50:48 p.m. 220 José Luciano Franco es lo que amansa de verdad, y ya están muy preparados para obrar de ese modo= En cuanto a lo de Haití ya ve V que ese es un gobierno estúpido, insignificante, impotente, de orangutanes que en dos patadas se echan a los montes a comer jobos y guayabas cotorreras. Así nos lo ha dicho un letrado, y no es de los más borricos que tenemos. La reconquista de Santo Domingo no es un problema para Don Quijote.27 No es de extrañar ese juicio, pues, con fecha Madrid, 13 de octubre de 1842, le comunicaba el Ministro al Capitán general de la Isla de Cuba: En Real orden de 18 de agosto último me manifiesta que al quedar enterado S. A. de las comunicaciones de V. E. y de las del Vicecónsul de España en Jamaica, sobre los esfuerzos que hacían los abolicionistas de aquella Isla para introducir el desorden y la insubordinación de la gente de color de esta Isla y de la de Puerto Rico, ha resuelto que el Vice-Cónsul de Jamaica comunique a V. E. como en el caso presente cuantas noticias adquiera de los planes y maquinaciones de los abolicionistas, procurando, además V. E. de mantener la mayor vigilancia en las costas fronteras de Jamaica, como así mismo en la admisión de extranjeros en esta Isla, especialmente de color, y más si proceden de Jamaica.28 En 14 y 15 de diciembre de 1842, D. José María de Bustillo, comandante del vapor de guerra Congreso, como representante oficial del general D. Gerónimo Valdés, gobernador de la Isla de Cuba, debidamente acreditado ante el presidente Pierre Boyer, de Haití, reclamó de este una reparación por las ofensas hechas al pabellón nacional y la correspondiente indemnización por los perjuicios causados a los buques españoles Nuestra Señora del Carmen y Golondrina, apresados por la corbeta haitiana Pacification y conducidos a Port-au-Prince. Las explicaciones ofrecidas por el gobierno haitiano no las consideró suficientemente satisfactorias el gobierno de La Habana y Bustillo Academia de la Historia de Cuba, Centón Epistolario. Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 847, No. 28,463. 27 28 RevolucionesYconflictos20120207.indd 220 09/02/2012 02:50:48 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 221 regresó a Haití para exigir una más completa reparación. Y, el 4 de enero de 1843, envió una carta, redactada en términos diplomáticos pero enérgicos, insistiendo en sus demandas. Como ya en esa fecha la fragata de guerra española Isabel II había detenido y llevado a Santiago de Cuba las goletas haitianas Jeanne y Amitié, ofreció Bustillo liberarlas si Boyer aceptaba las reclamaciones presentadas. Como el presidente Boyer afrontaba graves dificultades interiores ya que su larga permanencia en el poder, por un lado, y la miseria que sufría el pueblo de toda la isla, por otro, a lo que debe agregarse los efectos desmoralizadores causados por el temblor de tierra de 7 de mayo del año anterior que redujo a un montón de ruinas a Cabo Haitiano, estaban creando un clima insurreccional claramente perceptible, tuvo que aceptar las demandas del enviado especial del Capitán general Valdés. El general Baltasar Inginac, secretario general de la Presidencia, cumpliendo instrucciones de su gobierno contestó a Bustillo el 5 de enero, anunciándole que estaba dispuesto a acceder a lo que fuese justo y honorable en el pliego de reclamaciones, citándolo para una reunión en su despacho que tendría efecto a las dos de la tarde de ese día. A la hora indicada se reunió con la comisión presidida por Inginac, y de la que formaba parte Beaubrun Ardouin en representación del gobierno haitiano, el representante oficial del gobernador de la isla de Cuba, Bustillo. Juntos elaboraron, después de una corta discusión, la convención que dio por terminado el conflicto y firmada por todos ese mismo día 5 de enero de 1843. Estos acuerdos los aceptó el Capitán general D. Gerónimo Valdés, según aparece en el acta de la Junta de Autoridades celebrada en el Palacio de Gobierno de La Habana el 13 de enero de ese año.29 Tanto las comunicaciones de Bustillo como las respuestas de Inginac a las mismas, así como el texto oficial de la convención aprobada, fueron publicadas en el diario Le Telegraph, No. 2, Port-au-Prince, 8 de enero de 1843. Pero la crisis haitiana se agravaba por momentos. Cada día las noticias recibidas en la Capitanía general por la vía de Jamaica, St. Thomas y Santiago de Cuba eran más alarmantes. El vicecónsul Carlos Duquesnay, que había reemplazado a Brosa en Kingston, en oficio No. 198 de 13 de febrero de 1843 avisaba al general Valdés; Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 847, No. 28,463. 29 RevolucionesYconflictos20120207.indd 221 09/02/2012 02:50:48 p.m. 222 José Luciano Franco Por la goleta haitiana «Farceur» que entró en este puerto el día 11 del corriente, procedente de Jeremie, hemos sabido que una revolución había tenido lugar en Haití el 1° del corriente mes, y que dicha Ciudad de Jeremie estaba en poder de los rebeldes.= Se me ha informado también que el sobrecargo de dicha goleta había entregado al Excelentísimo Señor Capitán General de esta Isla despachos participándole dicha noticia.30 Cuyas noticias ampliaba en despacho reservado No. 131, Kingston 28 de febrero de 1843: [...] Desde el principio en que comenzaron las convulsiones revolucionarias en Puerto Príncipe, algunos sujetos del mismo partido, fueron expatriados de aquella República, y se refugiaron en esta, en donde encontraron tanto entre los blancos, como las personas de color, una acogida cual ellos no pudieron prometerse; fueron presentados, y bien recibidos por algunas autoridades y tratados con mucha distinción, y uno de ellos tuvo el honor de sentarse en la mesa con el antiguo Gobernador de esta Isla.= Conciliando su conducta, sus escritos, opiniones políticas, no dejaron de excitar las pasiones de estos emancipados, manifestándoles la necesidad de estrechar mutuamente sus lazos, para poder un día u otro, trabajar con más fuerza a la libertad de las demás Antillas; acordando de este modo los sentimientos de su corazón con las ideas de las referidas sociedades, según se impondrá V. E. noticia que tuvieron del movimiento de insurrección en la ciudad de Jeremías, los refugiados en esta hicieron circular diferentes proclamas y prudencialmente esperan en esta las consecuencias de sus planes.= Hasta ahora según parece, nada favorable han sabido, porque aunque con bastantes deseos de impulsar personalmente la revolución, no obstante se encuentran en esta esperando por momentos noticias que les sean más favorables, aunque ellos las forjan a su modo, con el objeto de fomentar la opinión.= Por lo que Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,698. 30 RevolucionesYconflictos20120207.indd 222 09/02/2012 02:50:49 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 223 respecta a la conducta de este Gobierno sobre el particular, ninguna cosa he observado que merezca la atención, aunque siempre con aquella reserva que le es característica. Pocas han sido las relaciones entre las dos Yslas, y pocos los buques de guerra y de comercio que han entrado en este puerto procedente de Haití, y las noticias que han dado parecen favorables a la causa del Presidente Boyer.31 Ya en algunos puertos del sur de Cuba comenzaron a llegar embarcaciones cuyos tripulantes eran portadores de las noticias más contradictorias. Una de ellas la transmitió Flores, del Gobierno Militar de la Fernandina, al general Valdés –Cienfuegos 8 de marzo– en la que en oficio reservado le transcribía la del capitán del puerto: Las noticias dadas privadamente por el Capitán Thomas Mc Alpine, del Bergantín inglés «Martha», visitado –y admitido hoy por Sanidad y Guerra, respecto a la sublevación, de los negros entre si, en Haití, son, que fue originada por el nuevo nombramiento de su Presidente, limitándose solo a Puerto Príncipe, que con este motivo habían concurrido al puerto de Haití, dos navíos ingleses desde Jamaica, y debían seguirle otros buques para en su caso favorezcan a los comerciantes ingleses.32 Deseoso de conocer con más precisión el desarrollo de los acontecimientos haitianos, el general Valdés –La Habana 25 de septiembre de 1843– ofició al general Juan Tello, gobernador político y militar de Santiago de Cuba, pidiéndole datos exactos sobre los objetivos reales de la revolución que había estallado en la isla vecina. Y el citado general Tello, en carta No. 87, del 12 de marzo le respondió: [...] Hasta ahora nada se ha sabido aquí positivamente acerca de esa revolución, aunque es verdad que ha sido anunciada de una manera vaga pero sin poderse descubrir el origen de tal noticia por no haber venido ningún buque de aquel Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,698. Ibídem. 31 32 RevolucionesYconflictos20120207.indd 223 09/02/2012 02:50:49 p.m. 224 José Luciano Franco puerto, pues el Vapor Ingles que debió tocar en este Puerto el 28 de febrero próximo anterior y que podía orientarnos acerca de este incidente, ha debido sufrir algún contratiempo, puesto que no ha llegado todavía.33 La extrema gravedad que adquirían las noticias de Jamaica y de Haití que se confundían con la propaganda abolicionista exterior y las constantes protestas en ingenios y cafetales de los esclavos, determinaron al general Valdés a convocar con urgencia una Junta de Autoridades. Esta, bajo su presidencia, y a la que asistieron el teniente general D. Francisco Javier de Ulloa, Comandante general de las fuerzas navales del Apostadero de La Habana, y D. Antonio de Larrúa, se efectuó en la residencia oficial del gobierno el 1 de abril de 1843. Explicó el general Valdés que el objeto de la reunión era el de examinar la situación de Haití: [...] cuyas noticias dadas por Mr. Johnson, comandante del bergantín de guerra americano «Banbridge» que procedente de Puerto Príncipe y Gonaive en dicha isla entró ayer en este puerto son las siguientes: que el 24 del mes próximo pasado día de su salida dejaba establecido en Puerto Príncipe un gobierno provisional mientras se reunía el congreso para resolver la forma más conveniente, todo a consecuencia de una revolución en que triunfó el partido de los negros tomando parte en ellas las tropas; de sus resultas fue destituido el Presidente Boyer al que acusaban de tirano, ladrón y débil o condescendiente con los españoles en la satisfacción exigida cuando en noviembre último detuvieron dos buques de nuestro comercio: que dicho Presidente Boyer había pedido protección para sí y treinta personas de su comitiva o comprometidas al referido Comandante del Bergantín Americano; pero habiéndole contestado que se dirigían inmediatamente a La Habana donde regularmente no sería admitido y hechole reflexión de la posición embarazosa en que quedara después, la pidió al Comandante del Bergantín «Scilia» que lo tomó a su bordo y salió para Jamaica el día 18. En consecuencia de lo expuesto dijo el Excelentísimo Señor Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,698. 33 RevolucionesYconflictos20120207.indd 224 09/02/2012 02:50:49 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 225 Presidente era de temer intentasen los negros de Haití alguna hostilidad a nuestro comercio aunque no fuese más que por mostrarse más firme el nuevo gobierno que el anterior, razón por que juzgaba del caso tomar algunas precauciones para evitarlo. El Excelentísimo Señor Comandante general de Marina manifestó que había dado órdenes a la Corbeta «Liberal» de la estación de Cuba para cruzar sobre Cabo Francés de la isla de Santo Domingo con objeto de proteger a nuestro Comercio y en cuyo punto se hallaría a la fecha, pero que esto no obstante podrían adoptarse las providencias que se crean convenientes. Discutido el asunto se acordó que el Bergantín de S. M. «Jason» pronto para salir a la estación de Veracruz se destinase directamente al crucero de Cabo Francés por cuarenta días en relevo de la «Liberal», al cumplimiento de los cuales regresaría a Cuba a recibir órdenes; que la «Liberal» pasase a cubrir el crucero en esta isla desde Punta de Maisí hasta Cabo Cruz en unión de una goleta; y que el Bergantín «Patriota» que debe llegar de Veracruz después de habilitado y repuesto pasaría oportunamente a relevar el «Jason»: de estas disposiciones resultará quedar por un poco de tiempo las costas del Seno Mejicano sin buque de guerra que las visitase lo cual se hacía indispensable en vista de las circunstancias y de que a esta fecha estaría navegando el «Patriota» para este puerto en consecuencia de las órdenes que se le tenían anticipadas razón porque no pudo adoptarse la idea de mandarle permanecer allí como se había pensado. También se acordó que los cruceros tuviesen la orden de hacer alejar a todos los buques de nuestro comercio de las costas de Santo Domingo para evitar cualquiera tropelía, y que de este acuerdo se diese conocimiento al Capitán General de la isla de Puerto Rico y a los Gobernadores de Cuba, Trinidad, Cienfuegos y al Comandante Militar de la isla de Pinos para que cada cual por su parte estuviese advertido y obrasen con precaución en los casos que le ofrezcan, encargando a los expresados Gefes de esta isla redoblen su vigilancia y tengan el mayor cuidado, en todos los puntos accesibles de la costa de su mando.34 Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,547. 34 RevolucionesYconflictos20120207.indd 225 09/02/2012 02:50:49 p.m. 226 José Luciano Franco Según transcurren los días y se amontonan los informes confidenciales en las carpetas de la Secretaría Política del Gobierno Colonial de Cuba, se hace más evidente para sus dirigentes que está progresando una conjura en todo el Caribe –con la abierta complicidad de las autoridades británicas y las sociedades abolicionistas– para promover un movimiento revolucionario en Cuba. Un confidente en Jamaica, Juan F. Gómez, ligado por intereses mercantiles al conocido traficante negrero de La Habana D. Joaquín Gómez, le escribe al general Valdés en 10 de abril de 1843, denunciándole la sospechosa actitud del cónsul español Duquesnay y una serie de hechos que parecen confirmar los temores que abrigaban las autoridades y que provocaron la junta del primero de ese mes: [...] Con muy alto dolor veo diariamente el comercio grandísimo que se hace desde esta Isla a la Ciudad de Santiago de Cuba por 2 buques el uno es el pailebot Dos Amigos su Capitán D. José Fernández el cual se halla casado avecindado en esta aunque es Español dicho Capitán es de muy bajo sentimiento. El amo de dicho barco se llama Pedro Merino comisionado colombiano revolucionario y también avecindado en esta y casado, amante a la muy decantada libertad y que habla desbocadamente mal contra las autoridades de esa preciosa Isla y el muy asentado Gobierno de V. E. el otro buque se llama la goleta Aurora su amo y Capitán D. Agustín Ávila criollo de Maracaibo en Costa Firme. También aunque él hace creer que es Español es un consumado Colombiano y alimentado hasta el centro de su corazón con su susodicha libertad; tiene sociedad el 1º qué es el pailebot Dos Amigos con un catalán muy avaro que tiene una tienda de ropa en la ciudad de Santiago de Cuba y se llama D. Agustín Robert, el 2º tiene su socio también en la misma ciudad es un francés que lo que únicamente desea es adquirir capital para marchar a Francia. . . el resultado de esto, es que esos dos buques llevan coroneles y emisarios que pertenecen al exnombrado General Carmona por que el Señor Cónsul que tenemos aquí. . . tiene sus órdenes respecto a que no se le dé Pasaporte a ninguno de esa canalla, cuando le conviene y por cohecheria sabe muy bien disimularlo y si no se consigue RevolucionesYconflictos20120207.indd 226 09/02/2012 02:50:49 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 227 por este medio ofrecen un par de 100 pesos a los dueños y Capitanes de dichos Buques se consigue al instante y los desembarcan por el punto que llaman Juraguá y Berraco a Sotavento del Morro de Cuba; finalmente por todos los puntos con el mayor descaro a mayor abundamiento llevan por alto ocho o diez mil pesos de mercancías haciendo ese robo. . . Por lo que respecta a nuestro dicho Cónsul no solo es de nación criolla francesa sino nativo de esta Isla de Jamaica y es tan amante de la libertad que vive y muere en la casa del Cónsul Colombiano D. Juan de Francisco Martínez que es un hombre muy fino y de una educación brillante, de suerte que siendo nuestro Cónsul un hombre tosco suponga V. E. si sabrá lo más mínimo de nuestro Gobierno, y estoy sumamente persuadido que él no sabrá nada del otro [...].35 Casi al mismo tiempo –15 de abril– llegó a manos del Capitán general el oficio reservado No. 14 fechado en Kingston el 25 de marzo en el cual el cónsul Duquesnay le transcribía el que había dirigido ese mismo día al Primer Secretario del Despacho de Estado: [...] En mi oficio 21 del corriente, tuve el honor de informar a V. E. del estado de revolución en que se halla la República de Haití, de la llegada a esta del Presidente Boyer, con toda su familia, y algunos de sus oficiales después de haber abdicado la Presidencia.= Como dije a V. E. me he ocupado con bastante atención a observar todo cuanto el estado actual de dicha república y sus conexiones con esta Isla, pueden influir en la situación política de las Islas de Cuba y Puerto Rico. Yo considero que este Gobierno nada intentará abiertamente; pero por sus agentes, y principalmente por los abolicionistas, ninguno dudará que la ocasión que se les presenta, es la más oportuna a la consecución del fin que mucho tiempo hace se han propuesto. Hasta ahora nada que merezca la atención ha ocurrido, según verá V. E. por los diarios que acompaño; aunque por otro lado, y con el mayor sigilo se ha impuesto de las disposiciones en que se halla la parte Española de Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,612. 35 RevolucionesYconflictos20120207.indd 227 09/02/2012 02:50:49 p.m. 228 José Luciano Franco aquella isla, en favor de la Madre Patria; la que si se encontrasen medios para llevarlos al fin, sin duda se darían por muy satisfechos. Algunas proposiciones indirectas me han sido hechas por una persona de mucha influencia en aquel país. ¿Pero qué partido puedo yo tomar sin instrucción alguna de nuestro Gobierno? En la actualidad todos los medios que están a mi alcance son los de estimulados a el amor de la nación, y a procurarse la comunicación con el Gobierno de S. M. para evitar consecuencias desagradables y obrar con el tino que es necesario en todos casos. Espero que V. E. me dirá todo cuanto considere útil sobre este particular, para mi gobierno en esta.36 Como se le presenta un nuevo aspecto del problema, no menos inesperado, y conociendo de sobra que el gobierno regido por Espartero, demasiado embargado por las intrigas palaciegas y las amenazas constantes de los pronunciamientos militares, además de la lentitud en las comunicaciones, no habría de atender con oportunidad la demanda de ayuda para reincorporar la parte este de Haití, o sea Santo Domingo, al dominio colonial de España, hubo de enviar el general Valdés a Duquesnay ese mismo día 15 de abril el oficio reservado No. 2 con las instrucciones que creyó necesarias: [...] Aunque la decisión del contenido del oficio de V. sea toda correspondiente al Supremo Gobierno, creo conveniente manifestarle que siendo muy delicada la posición de estas Colonias Españolas y grandes los deseos de los abolicionistas para introducir en ellas sus doctrinas, brindándoles una buena ocasión el estado del Gobierno de Haití; conceptúo que la mayor circunspección en este caso de que lo considero a V. adornado, apenas bastará para conservar una posición ventajosa y nada comprometida en la cuestión que esas personas de influencia le han dicho con respecto al espíritu público que reina en la parte Española de Santo Domingo; por consiguiente recomiendo a V. que sin hacerle concebir la más remota esperanza se maneje con sagacidad Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,612. 36 RevolucionesYconflictos20120207.indd 228 09/02/2012 02:50:49 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 229 dando respuestas evasivas que sin ofrecer nada no los desanime enteramente para dar lugar a recibir órdenes del supremo Gobierno procurará V. al mismo tiempo no perder la confianza de ese individuo para estar al corriente de lo que el asunto se adelante.37 ◉◉◉◉◉ El descontento popular, y las aspiraciones de un grupo de políticos oposicionistas, a los que se mezclaban los turbios manejos de los agentes de las naciones colonialistas, hicieron que surgiera en Praslin el movimiento insurreccional en Haití. El 13 de marzo de 1843 el presidente Jean Pierre Boyer renunció el cargo. Y ese mismo día, bajo la protección de la bandera británica, salió para Jamaica acompañado de familiares y amigos. Una teoría inacabable de revueltas, represiones, conflictos internos –agravados por las intrigas de los representantes de Francia, Gran Bretaña, España, y también, de los Estados Unidos– hicieron desfilar por el Gobierno de Haití, de 1843 a 1847, a los presidentes: Herard, Guerrier, Pierrot, Riché y Soulouque. Este último, en 1849, se hizo proclamar emperador con el nombre de Faustino I. Los efímeros gobiernos que se sucedían, más atentos a los intereses particulares de cada uno de sus componentes y de sus respectivas camarillas, no quisieron resolver favorablemente las justas demandas de las hambrientas masas populares haitianas. Estas, negras en su casi totalidad, habían apoyado a los políticos promotores de la Reforma y del Manifiesto de Praslin, por las promesas de reformas substanciales tanto en la administración pública como en la organización económica y social de la Nación. Pero, como desde que ocuparon el poder se habían lanzado al robo y pillaje más escandaloso, en el Sur del país, conducidas por Jean Jacques Accau, las masas negras iniciaron la protesta armada –se les llamó la revuelta de los Piquets– demandando en lo político el cese de los gobernantes de la oligarquía mulata y elección de un negro para la suprema magistratura de la nación; y, en lo social, la distribución de las tierras del Estado y los bienes de los ricos propietarios rurales entre los campesinos y proletarios urbanos, Pero, Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,612. 37 RevolucionesYconflictos20120207.indd 229 09/02/2012 02:50:49 p.m. 230 José Luciano Franco traicionados por Accau, que se vendió miserablemente, la revolución fue dominada. La nueva constitución de la República de Haití, proclamada el 1 de enero de 1844, había acentuado el descontento popular en ambas regiones del país. Y como se aplicaron leyes tan absurdas como la dictada por el Gobierno Provisional en 27 de septiembre de 1843, ordenando cerrar al comercio internacional los puertos de la parte Este de la República, o sea en el territorio del antiguo Santo Domingo español, los habitantes de esta región demandaron la separación de Haití y proclamaron su independencia el 28 de febrero de 1844, a lo que contribuyó poderosamente el cónsul francés, Mr. Eustache de Juchereau de Saint-Denys. Bajo la dirección de Juan Pablo Duarte, y la cooperación de Francisco del Rosario Sánchez, Ramón Mella y otros, se fundó en Santo Domingo, el 16 de julio de 1838, una asociación secreta, La Trinitaria, cuyo objeto fundamental era lograr la separación de Haití y constituir un estado libre e independiente que habría de llamarse República Dominicana. El terremoto de 7 de mayo de 1842 proporcionó a los dirigentes de La Trinitaria una oportunidad favorable a sus planes. Además, numerosos elementos haitianos que formaban en las filas de la oposición, y que alentaban el movimiento llamado reformista, permitieron que los trinitarios se infiltraran en sus cuadros. Y Duarte concibió la idea de ponerse de acuerdo con los revolucionarios de la parte francesa, para aprovechar, en su oportunidad, la confusión que necesariamente tendría que producirse si el gobierno del presidente Boyer y sus partidarios llamados los absolutistas era derrocado por la insurrección. Y como en Aux Cayes se había constituido en agosto de 1842 una asociación secreta Sociedad de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, con la que entró Duarte en relaciones, envió a este lugar a Ramón Mella a fin de combinar «el movimiento que debía efectuarse en la parte española luego que la haitiana enarbolase el estandarte de la insurrección». Por eso, al producirse la unión entre ambos grupos, en el documento que se hizo circular clandestinamente, y que fue bautizado con el nombre de Manifiesto de Praslin, pudo afirmarse que de un extremo a otro de la isla se mantenían los mismos principios y programas para combatir el régimen de Boyer. El 27 de enero de 1843, el comandante Riviére Herard, que presidía el Comité ejecutivo, se rebeló en un lugar, RevolucionesYconflictos20120207.indd 230 09/02/2012 02:50:49 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 231 llamado Raslin, en la llanura de Torbeck y, el 13 de marzo, renunció Boyer para embarcarse en la fragata inglesa Scylla rumbo a Jamaica. Riviére Herard ocupó la Presidencia de la República. Detrás de toda una complicada madeja de intrigas dirigida por ambiciones políticas cuyas finalidades no estaban orientadas en favor de las demandas populares, se ocultaban los intereses de las potencias colonialistas. Especialmente los de Francia −representados por los cónsules L. Levasseur y Saint-Denys− dieron lugar, no sólo a que se consumara la separación de las dos regiones de la isla, sino que contribuyeron a alentar los factores que llevaron a la antigua Española a la anarquía y a la miseria. En cartas a Mr. Guizot, ministro del rey Luis Felipe de Francia, le informa Levasseur con todos los detalles de cuantas maniobras está realizando para implantar no solo un protectorado francés sobre la isla que está ayudando a dividir, sino también de sus propósitos de apoderarse de la Bahía de Samaná en el Este, y de la Mole Saint-Nicolás en el Oeste. Y para intimidar a los políticos de los bandos en discordia se apoyó en la escuadra francesa de la Martinica que, al mando del contralmirante Alphonse de Moges, con su presencia amenazadora contribuyó poderosamente a los planes intervencionistas. Juchereau de Saint-Denys, designado cónsul en Cabo Haitiano, llegó a Port-au-Prince el 28 de noviembre de 1843 a bordo de la fragata L’Aube en compañía de Mr. Adolphe Barrot, ministro plenipotenciario designado para reclamar del gobierno haitiano el pago de los plazos de la deuda. Y como Cabo Haitiano estaba en ruinas a causa del terremoto, Saint-Denys permaneció en Port-au-Prince, no solo como espectador de los hechos que se desarrollaban en derredor de la Convención Constituyente haitiana de 1843 en la que participaron activamente los delegados dominicanos con Buenaventura Báez al frente, sino también participando en la realización de lo que se llamó Plan Levasseur. El cónsul Levasseur en carta a Guizot −Port-au-Prince 27 de junio de 1843− expone los puntos esenciales de lo que será su plan: […] Es evidente que la unidad de la República está amenazada por la separación del Sur, cuyas simpatías todas y los intereses comerciales son ingleses, y por la del Este cuyas costumbres, el idioma, la religión y los recuerdos son siempre RevolucionesYconflictos20120207.indd 231 09/02/2012 02:50:50 p.m. 232 José Luciano Franco españoles [...]. Aquí se presenta una serie de problemas importantes cuya solución interesa a Francia en el más alto grado. Permítame abordarlos: 1 Inglaterra y España estarán en situación de responder al llamado que les será hecho por el Sur y el Este de Haití, Sí, pues bastaría al Gobernador de la isla de Cuba enviar 1500 hombres a Santo Domingo para reunir todos los habitantes del Este bajo la bandera de la metrópoli, garantizándole el no restablecimiento de la esclavitud, el mantenimiento de la división y posesión actual de los propietarios y la más amplia participación en los empleos administrativos. En cuanto a Inglaterra, tiene siempre, por la proximidad de Jamaica y la importancia de las fuerzas navales que puede tener disponibles, los medios asegurados de ocupar y proteger a su manera todo el litoral del Sur. 2° ¿Convendría a Inglaterra y a España aceptar el protectorado que le demandarían? Si, puesto que España, por la ocupación de un punto tan importante de Haití, estaría en situación de prevenir y deshacer las tentaciones con que la República la amenaza sin cesar de llevar, mas tarde, el desorden a la isla de Cuba por un llamado a la libertad de los negros de esta colonia, y la Inglaterra, además de las ventajas comerciales que pudiera crearse en el Sur, encontraría allí también, cosa importante, la facultad de comprar buenos y económicos aprovisionamientos en ganado y víveres de toda especie para su colonia de Jamaica. 3° ¿Conviene a Francia que Haití sea así desmembrado en provecho de dos naciones ya poderosas en las Antillas? No, puesto que, desde el momento que la República no se componga más que del Norte y del Oeste, sus recursos no nos ofrecerán más las garantías suficientes para la ejecución de nuestro tratado de 12 de febrero de 1838, y nuestros intereses comerciales no encontrarían más que un alimento secundario y en el caso o alguna circunstancia imprevista nos convierta en dueños de esta antigua parte francesa, encontraríamos grandes dificultades, por el contacto de vecinos que, en ciertos casos, podrían ser muy molestos para nosotros. RevolucionesYconflictos20120207.indd 232 09/02/2012 02:50:50 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 233 4° En fin ¿Francia está en condiciones de impedir a Inglaterra y a España de intervenir en los asuntos de Haití? Sí, pues, para detener a España, será suficiente oponerle el tratado de Basilea, de recordarle lo que nos debe, y hacerle comprender lo que, en su estado actual, puede temer o esperar de Francia, de la duración de esta alianza que garantiza la paz europea, y que no puede admitirse que ella quiere romperla, por la conquista de algunas ventajas comerciales en las Antillas, ventajas a las cuales, además, no podrá pretender sin ser injusta a nuestros ojos, ya que, en definitiva, Haití nos debe más de sesenta millones y no tenemos, como todo acreedor, el derecho de velar en la conservación de la integridad de la solo hipoteca ¿qué puede ofrecernos nuestro deudor? Creo, pues, que será suficiente una simple negociación de precaución con Inglaterra y España para asegurarnos nuestro libre arbitrio en los asuntos de Haití. Esas cuatro principales cuestiones así presentadas y resueltas, no tenemos más que ponernos lo más pronto posible, en estado de ocupar Samaná y la Mole Saint-Nicolás, en el momento que estalle la crisis que amenaza a Haití.38 El Plan Levasseur −escribe el profesor Price-Mars− tal como ha sido aquí expuesto en el famoso informe que acaba de leerse, sufrirá modificaciones propuestas por su mismo redactor, en conformidad de las circunstancias que él no esperaba y que no había podido prever pese a sus jactancias y su maquiavelismo. El contralmirante de Moges, comandante en jefe de la escuadra francesa en las Antillas, y que dirigía una demostración naval imponente en aguas de Haití, participaba de las ideas expresadas por Levasseur en su informe. En carta a Guizot –4 de julio de 1843– le decía de Moges después de exponerle su opinión favorable a instaurar el protectorado francés en Haití. [...] Inglaterra parece muy ocupada, incluso en sus internos, para inquietarnos seriamente con ocasión del uso de nuestro derecho. Pues que la Independencia de Haití, sin J. Price-Mars, La République D’Haiti. 38 RevolucionesYconflictos20120207.indd 233 09/02/2012 02:50:50 p.m. 234 José Luciano Franco condiciones, no ha podido ser más que una cortesía y la superación de una susceptibilidad. El gobierno de La Habana no actuará probablemente de su propia autoridad, sobre todo en presencia de nuestras fuerzas navales, y al Gabinete de Madrid no le faltan dificultades a su alrededor, sin hablar de los tratados anteriores de cesión que pueden existir [...].39 Desde la Neréide, anclada en la rada de Fort-Royal, Martinica, en 9 de agosto de 1843, de Moges escribe nuevamente a Guizot explicándole cómo ha dejado en Port-au-Prince para atemorizar a los haitianos 3 grandes fragatas, de las que una es de vapor y dos barcos pequeños. Y le avisa de que el representante del Lloyd inglés, ha regresado a Haití para tratar de revigorizar un viejo plan financiero, asociado a [...] un señor Duprey, negociante, joven de color, rico propietario en Haití, que ha jugado un papel en la revolución, y es uno de los consejeros del jefe ejecutivo Hérard, que se vanagloria de dirigir. [...] No se trata mas, probablemente, que de una idea particular y de una gran especulación privada. Pero puede creerse que esos negociantes políticos se lisongean de interesar en su sistema a la opinión pública de un país, como en Haití, e incluso de obtener el apoyo secreto o patente de su gobierno que encontraría siempre una ventaja en ver la Francia fuera de todo interés en Santo Domingo, y tal posición marítima ocupada a título de depósito, por los comerciantes ingleses, reservando el Estado de entenderse con ellos y de reemplazarlos en el momento favorable [...]. M. Duprey, con el cual yo he conversado largo rato no es un hombre cualquiera. Está bien educado y no carece de habilidad. Parece ejercer influencia sobre el general Hérard. En este negocio del empréstito se propondría, como puede admitirse, dos objetos: J. Price-Mars, La République D’Haiti. 39 RevolucionesYconflictos20120207.indd 234 09/02/2012 02:50:50 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 235 1° Crearse personalmente una posición financiera por las comisiones en provecho de su casa comercial; 2° Hacer a Haití más o menos inglés, manera de salvarlo de la anarquía, de la división o de la conquista [...]. E insiste nuevamente en establecer el protectorado político y ocupar la bahía de Samamá y la Mofe Saint-Nicolás.40 El ministro Guizot, a nombre de su gobierno, entregó en París −25 de septiembre de 1843− a M. Adolphe Barrot, enviado como comisario extraordinario a Port-au-Prince, las instrucciones a las que debía ajustarse para negociar con el gobierno haitiano sobre la regularización de los pagos convenidos por el Tratado de 1838. Y como el comisario solicitó en l de octubre la aclaración de ciertas dudas, el Ministro de Asuntos Extranjeros, Guizot, el día 3 de ese mes y año le contestó, a manera de instrucciones complementarias: […] Si el gobierno haitiano rehúsa concedernos a título de garantía la ocupación de la casi isla Samaná, ofrece en su lugar una de las anexas de Saint-Domingue tales como La Gonave o La Tortuga, usted se limitará a transmitirme esta proposición. Si por lo contrario consiente en dejarnos ocupar la casi isla, nuestras fuerzas inmediatamente deberán tomar posesión. Si se decide a pagar el plazo vencido de su deuda y si por otra parte no demanda prórrogas para los pagos subsecuentes, es indudable que vuestra misión estará terminada. En efecto, no tendríamos ningún derecho de exigir a un deudor que esté perfectamente en regla con nosotros garantías no estipuladas por el contrato de la deuda. «El Sr. Almirante de Moges le dará todo el apoyo moral que de él dependa, pero se necesitaría una deliberación ulterior del gobierno del Rey para que pueda ir más lejos»…41 El plenipotenciario Mr. Barrot llegó a Port-au-Prince al final del mes de noviembre de 1843. Para proceder a cumplir su misión tenía que aguardar el término de los trabajos de la Constituyente y la J. Price-Mars: La République D´Haití. Ibídem. 40 41 RevolucionesYconflictos20120207.indd 235 09/02/2012 02:50:50 p.m. 236 José Luciano Franco elección del nuevo gobierno. Mientras tanto se dedicó a participar en los trabajos del cónsul Levasseur y el almirante de Moges a los que, por un hecho casual, se incorporó el también recién llegado Juchereau de Saint-Denys. Los diputados dominicanos en la Asamblea Constituyente, por conducto de Paúl Terny, secretario de Saint-Denys, que se alojaba en el mismo hotel que ellos, entraron en contacto con este, quien los llevó al cónsul Levasseur; y le entregaron las proposiciones firmadas el 15 de diciembre por Buenaventura Báez, Francisco Javier Abreu, Remigio del Castillo, Juan Nepomuceno Tejera, Manuel María Valencia, José Santiago Díaz de Peña y M. A. Rojas. En el preámbulo de este documento, al cual se le ha dado el nombre de Plan Levasseur, se invocaba la alta protección de Francia. Servía de introducción al articulado concebido en esta forma: 1. La parte oriental de la Isla de Santo Domingo, conocida por española, tomará el nombre de República Dominica, libre e independiente, administrándose por sí misma. 2. Francia se obliga a favorecer su emancipación y a suministrar todo lo necesario para establecer y consolidar su gobierno; como también a dar los subsidios indispensables a las necesidades de la administración. 3. Armas y municiones serán dadas por la Francia en cantidad suficiente para armar la parte activa de la población que sea llamada bajo las banderas de la Independencia. 4. El Gobierno francés nombrará un Gobernador general para desempeñar las funciones del Poder Ejecutivo que durarán diez años; no obstante, el Gobierno francés se compromete a no retirarlo si el Senado pide su permanencia. 5. Los puertos de la República se abrirán a la inmigración de todos los pueblos. 6. En reconocimiento de la alta protección de la Francia la península de Samaná se renuncia y abandona en favor de la Francia.42 Manuel Arturo Peña Batlle, Correspondencia de Levasseur y de otros agentes de Francia. Relativa a la proclamación de la República Dominicana (1843-1844), Santo Domingo, 1944. 42 RevolucionesYconflictos20120207.indd 236 09/02/2012 02:50:50 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 237 El cónsul Levasseur en carta al ministro Guizot –Port-au-Prince, 31 de diciembre de 1843– hace un amplio informe detallando sus intervenciones en los asuntos internos de Haití durante los cinco años que llevaba al frente del Consulado de Francia en Port-au-Prince. Confiesa cómo impidió la acción de los oficiales colombianos refugiados en la parte española, así como las gestiones para pedir el apoyo de Colombia a favor de la independencia dé aquella parte de Haití, y otros proyectos que se elaboraban en ese sentido. Y agrega: [...] Los desgraciados Españoles volvieron sus miradas hacía la antigua metrópoli, hacia todas las potencias cuyos intereses de acuerdo con sus fuerzas, podían ofrecerles un apoyo protector. Es de esta época. Señor Ministro, que data mi intervención un poco activa en los asuntos de la provincia del Este. Espantado, con razón, de las fatales consecuencias que pudieran tener, para los intereses franceses, la influencia de la acción directa de la Inglaterra, o de la España misma, sobre el porvenir político y comercial de la provincia del Este, yo no descuidé nada para alejar, para impedir, el establecimiento de esta influencia. Usé todos mis recursos para hacer comprender a los Españoles haitianos qué su antigua metrópoli destrozada por las revoluciones y las guerras civiles, sin ejércitos, sin barcos, no estaba en condiciones de protegerlos eficazmente, y que, en todos los casos, no podían recibir de ella más que una organización colonial que nos les convenía. En cuanto a la Inglaterra, yo les demostré, por el ejemplo de la islas Jónicas, de la bahía de Honduras, etc. etc., que su protección se cambiaba fácil y prontamente, en dominación, y que la dominación inglesa no podía establecerse sobre ellos que al precio del sacrificio de su nacionalidad, de la profunda modificación de sus leyes y de sus costumbres, de la alteración de su idioma y de la substitución de doctrinas de las diversas sectas del protestantismo, a la antigua religión de sus padres «Pero después de haber demostrado a los Españoles haitianos, la inutilidad de una apelación a su antigua metrópoli, y los peligros de la intervención de la Inglaterra, en sus asuntos de familia, podía yo dejarlos en el desaliento y no ofrecerles RevolucionesYconflictos20120207.indd 237 09/02/2012 02:50:50 p.m. 238 José Luciano Franco ninguna esperanza de un mejor porvenir? No, sin duda. Y es entonces, que he creído deber hacerles entrever en la posibilidad del protectorado de la Francia, un porvenir más en armonía con sus necesidades y su deseo. Pero las esperanzas que yo quería hacer nacer con circunspección y para una época lejana, echaron, rápidamente, vigorosas y profundas raíces en las almas ardientes de los hombres a los cuales me dirigía, y me encontré, sin haberlo deseado, por lo menos de una manera tan rápida, haber echado las bases de una propaganda que debía, antes de poco desbordarme y embarazarme [...]». Las palabras de M. Barrot, corroboradas por las del Almirante de Moges y de M. Juchereau de Saint-Denys, no me han permitido vacilar más tiempo y, el 16 de diciembre, he consentido en recibir, de las manos de siete representantes de la provincia española, el acta por la cual ellos colocan, en nombre de sus comitentes, su territorio bajo la potente protección de la Francia en condiciones que no he querido ni discutir ni modificar, aun que instancias me hayan sido hechas con ese motivo.43 Como ya en esa fecha el gobierno de Haití había pagado el plazo de la deuda que M. Barrot vino a reclamar y, como, de acuerdo con las instrucciones últimas de Guizot, no podían intentar los representantes de Francia abordar oficialmente el problema del protectorado y, menos aún, reclamar concesiones territoriales, se determinaron a fomentar la secesión de la parte española conformándose a la petición dominicana presentada a Levasseur y que este, en la carta citada de 31 de diciembre, envió al Ministro de Asuntos Extranjeros de Francia. Y para poner en práctica el Plan Levasseur, salió para Santo Domingo el cónsul Saint Denys, en la corbeta La Naiade, puesta a su disposición por el almirante de Moges. Le acompañó su secretario Paúl Terny. Llegaron a su destino, después de una penosa travesía, el 13 de enero de 1844. Su tarea la cumplió tan cabalmente que las autoridades haitianas capitulaban el 28 de febrero, y se proclamaba la separación de las dos partes de la isla, y, bajo la dirección de una Junta Central Gubernativa, presidida por Tomás Bobadilla Briones, el M. A. Peña Batlle, Correspondencia de Levasseur. 43 RevolucionesYconflictos20120207.indd 238 09/02/2012 02:50:50 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 239 redactor de los manifiestos de 1830 contra los españoles, se proclamó la independencia de la nueva República Dominicana. Esto era un golpe fatal para el grupo que gestionaba la reincorporación de la parte oriental al dominio de España. En los primeros meses del año anterior habían enviado a D. Antonio López de Villanueva a Cuba, y a Pérez del Castillo y D. Juan Abril a Puerto Rico, en demanda de ayuda que asegurara el éxito del proyecto. Tanto este, como el proyecto anglófilo que ha estudiado el Doctor Max Henríquez Ureña, estaban condenados al fracaso, ya que los acontecimientos de ese período histórico transformaron la correlación de fuerzas de las potencias coloniales en este Mediterráneo de América. ◉◉◉◉◉ Las frecuentes y alarmantes noticias de Haití y Jamaica que recibía en La Habana el capitán general Valdés, iban creando un clima casi de pánico entre los esclavistas y terratenientes feudales de Cuba, que al fin provocó la incalificable y feroz persecución contra los negros y mulatos libres que ya integraban la inconformidad y protesta rebelde contra la explotación esclavista. En Oficio 201 del Cónsul de S. M. Católica en Jamaica –Kingston 20 de marzo de 1843– adjuntase un diario de aquella isla con informes detallados de la llegada del ex presidente Jean Pierre Boyer y su familia. Y, fechada en La Habana, abril 3, el general Valdés le dirige a Duquesnay, encargado del consulado en Jamaica la siguiente comunicación preventiva: Los acontecimientos de Santo Domingo y la llegada a esa Isla del Presidente Boyer pueden ser de grande consecuencia para estos dominios de S. M.: en este concepto encargo a V. muy particularmente que poniendo en juego todas sus relaciones procure indagar el carácter de la revolución de aquella isla, sus progresos, el nombre de sus principales caudillos, las ideas que desarrollan y los principios que sostienen, si la salida de Boyer de Puerto Príncipe es la opinión general de los habitantes de la isla, si conserva esperanzas de restituirse al poder por medio de sus partidarios, y en fin la clase de RevolucionesYconflictos20120207.indd 239 09/02/2012 02:50:50 p.m. 240 José Luciano Franco Le Telegraph de Port-au-Prince, de enero de 1843, en que se reflejan los conflictos de España con Haití RevolucionesYconflictos20120207.indd 240 09/02/2012 02:50:54 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 241 prestigio que tenga en esa Colonia y la protección que le dispense el Gobierno inglés. Si a V. le fuese posible adquirir relaciones directas con la dicha persona creo que podrá adelantar mucho para conocer el espíritu público que exista en Haití con respecto a esta isla. «En este momento recibo la carta de V. de 20 del pasado marzo y el periódico que me acompaña relativo a la llegada de Boyer a esa Ciudad: doy a V. las gracias por el aviso y espero que en los particulares que le recomiendo y en cuanto tenga algún interés con el servicio de S. M. continuará con la misma eficacia noticiándome cuanto ocurra».44 En oficio No. 96 de 22 de marzo, el brigadier Tello envió al Capitán general en un ejemplar del periódico The Morning Journal, de Jamaica, del día 20 en el que anuncia la llegada del barco de guerra inglés Scylla al puerto de Kingston el día 19, conduciendo al ex presidente Boyer de Haití; y en la página 2 de dicho diario aparece una nota, sobre la cual llama la atención el remitente a su superior jerárquico, que dice: Comisionado para las Comisiones Mixtas S. M. se ha servido nombrar a David Turnbul, Esq., para Comisionado, a Fitz James, Esq. para árbitro y a J. James, Esq. para Secretario y Archivero de la Comisión Mixta inglesa y portuguesa con arreglo al tratado sobre el tráfico de esclavos de 3 de julio de 1842.45 Los tenientes gobernadores y gobernadores de Cienfuegos, Trinidad y Puerto Príncipe, en varias comunicaciones enviadas desde fines de marzo a los primeros días de abril de ese año, informan al general Valdés de las noticias recibidas por distintas vías sobre la crisis de Haití y Santo Domingo, que las hacen coincidir con las actividades de los abolicionistas ingleses desde Jamaica. Con vista de esos antecedentes el general Valdés escribe al Cónsul en Jamaica, en abril 21: Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,612. Ibídem. 44 45 RevolucionesYconflictos20120207.indd 241 09/02/2012 02:50:54 p.m. 242 José Luciano Franco El señor gobernador de Trinidad entre otras noticias me comunica la de que al día siguiente de la entrada de Mr., David Tumbull en esa Isla apareció un artículo en una de las gacetas, anunciando con satisfacción su llegada con poderes de S. M. la Reina Victoria para ampliar su influjo y autoridad en el logro de la emancipación de la esclavitud de esta isla, y para poner los medios de evitar la introducción de esclavos de África en ella etc.: en consecuencia espero me remita V. el indicado periódico en que se inserta tal artículo; así como todos los que contengan publicaciones en semejante sentido.46 El brigadier D. Juan Tello, Gobernador Político y Militar de Santiago de Cuba, en oficio reservado de 10 de abril de 1843, transcribe al capitán general D. Gerónimo Valdés la carta recibida del ViceCónsul de España en Jamaica, Carlos Duquesnay, recomendándole al portador de ella, D. Antonio López de Villanueva: [...] Quien con solo el objeto de comunicar a V. E. asuntos interesantes, pasa a esa llevando consigo su hijo, al que, por ser persona de color, he rehusado dar el correspondiente pasaporte, conformándome en esto con las ordenes que tengo recibidas. Y agregaba el general Tello: Llegó efectivamente a esta plaza en el Vapor Inglés y se me presentó con su hijo el enunciado Villanueva, el cual me entregó en el acto la carta á que me he contraído. Este individuo, hombre anciano y de venerable aspecto, me manifestó los despachos de Capitán cuyo empleo obtuvo por nuestro Gobierno y varios documentos que patentizaban los recomendables servicios que prestó como español, en la época en que los naturales de Santo Domingo reconquistaron la parte Española privando de ella a los franceses que la poseían. Me hizo ver que su viaje no tenía otro objeto que el orientar al Gobierno del buen sentido en que se hallan los habitantes 46 Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,612. RevolucionesYconflictos20120207.indd 242 09/02/2012 02:50:54 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 243 de aquella para sacudir el yugo de los haitianos y someterse bajo la protección y amparo del benéfico y paternal gobierno de España, cuyas les proporcionaron días muy felices: que estos sentimientos se han aumentado con la ocurrencia del apresamiento de nuestros buques y el crucero que tan a tiempo se mandó sobre sus costas, habiéndose exaltado más y más con motivo de la revolución que acaban de sufrir y emigración del presidente Boyer a consecuencia de ella, porque un hecho tan notable ha disminuido sobre manera la fuerza moral y la material de los negros: que desearía saber si en el evento de dar ellos la iniciativa podrían contar con algún apoyo por nuestra parte, para en tal caso obrar en consecuencia con los acontecimientos de que se hallan poseídos; entregándome por último la memoria adjunta, que en copia tengo el honor de elevar a manos de V. E. relativa al estado que en todos ramos presenta hoy aquella Isla, clasificándose con separación la parte Española de la Francesa. «Como el círculo de mis atribuciones no se extiende a dictar resolución alguna a cerca de un punto tan delicado, me he limitado a contestarle que daré conocimiento de todo a esa superioridad; para que tomándolo en consideración puedan acordar lo que juzgue más conveniente: debiendo añadir a V. E. que el referido Villanueva y su hijo regresarán a Jamaica en el vapor inglés que cruzará por este puerto el 21 del mes que cursa, para desde allí pasar a Santo Domingo; habiendo quedado conmigo sobre el modo y forma de remitirle yo las comunicaciones que V. E. tenga a bien dirigir sobre este asunto». Puede observarse en la memoria redactada por Villanueva, y que recibió el general Tello, la peculiaridad étnica de la población del Santo Domingo español que hace ascender a 100.000 almas, y apunta el hecho de que la «mayor parte de esta cantidad son pardos en la proporción siguiente: 5/8 pardos, 2/8 morenos, 1/8 blancos».47 Esa proporción hizo que, para distinguirla de Haití, a la que llamaban los esclavistas la República Negra, le pusieran a la novel nación Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,612. 47 RevolucionesYconflictos20120207.indd 243 09/02/2012 02:50:54 p.m. 244 José Luciano Franco dominicana la República Mulata, e inclusive se debatiera esta cuestión con calor en la prensa norteamericana de la primera mitad del siglo xix. Tan pronto recibió el general Valdés los documentos de López de Villanueva y los oficios de los funcionarios citados, en carta reservada No. 4 –La Habana 18 de abril de 1843– le dice al brigadier Tello: He visto con detenimiento el oficio de V. E. fecha 10 del corriente en que me transcribe el del Vice-Cónsul de S. M. en Jamaica referente a la presencia de D. Antonio López de Villanueva y noticia que le comunicó sobre la parte Española de Santo Domingo, así como de lo hablado con V. E. dicho individuo sobre el mismo asunto. Tenía aviso de estas ocurrencias y he contestado al referido Vice-Cónsul manifestándole que no me es dado determinar en cuestión tan espinosa como la de que se trata, la cual pertenece toda al Supremo Gobierno, pero conociendo que no puede prestar interés a nuestra metrópoli semejante proposición y que arriesgaría mucho en admitirla con respecto a la seguridad de estas Antillas, le he prevenido que sin dar la más remota esperanza procure con política estar en buenas relaciones con la persona influyente que me dice le ha hablado sobre el particular para adquirir noticias y esperar la resolución de nuestro Gobierno. No debo ocultar a V. E. tengo mis temores de que esta proposición sea algún ardid de mano oculta y poderosa para halagar nuestras esperanzas y hacernos tomar parte activa en la cuestión a fin de encontrar un pretexto que disculpe la hostilidad aconsejen a los revolucionarios de Santo Domingo contra esta Isla.48 El 19 de abril, en oficio reservado No. 20, el general Valdés se dirige al Ministro de Estado informándole detalladamente acerca del problema planteado por López de Villanueva −le adjunta toda la documentación, así como cartas de Jamaica y Puerto Rico− y le pide que S. A. el Serenísimo Sor. Regente del Reino, general D. Baldomero Espartero, se sirva dar las instrucciones a las que debe ajustar la política española en el Caribe el Gobierno Colonial de Cuba. Pocos días Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,612. 48 RevolucionesYconflictos20120207.indd 244 09/02/2012 02:50:54 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 245 más tarde recibió el Capitán general otro oficio reservado del brigadier Tello –Santiago de Cuba, 18 de abril de 1843– dando cuenta de haberse embarcado López de Villanueva: [...] Este individuo en unión del hijo que le acompañaba ha salido hoy de este puerto en Vapor Inglés con destino a Santomas, para desde allí trasladarse al punto de su naturaleza; habiendo convenido conmigo que cualesquiera comunicación que se vea en el caso de hacer a este Gobierno, con motivo de las circunstancias que le condujeron aquí, lo hará por el Cónsul de Santomas, y que por el mismo conducto podrá recibir él con toda seguridad y reserva las órdenes que se juzgue por conveniente librarle. «También me manifestó, que atendiendo a que se hallan nuestros buques de guerra cruzando las aguas de Cabo Haitiano, podría ser del mayor interés que alguno de ellos se dejase correr en dirección a Puerto de Plata, doce o catorce leguas a barlovento del Cabo, aproximadamente a tierra cuanto le fuese dable, porque en este caso procuraría comunicarse con su Comandante y ponerle al corriente de cuantas novedades pudieran interesar a nuestro Gobierno».49 Efectivamente, el bergantín Cubano y la goleta Churruca, de la escuadra española estacionada en San Juan de Puerto Rico, estuvieron cruzando las costas dominicanas a caza de las noticias prometidas por López de Villanueva, sin que, al fin, no hallaron otras que las que confirmaban la intervención de los diplomáticos franceses y la independencia de la parte española. Pero, antes de que eso sucediera, a la mesa del general Valdés llegaban constantemente los informes de los agentes consulares y confidenciales casi todos redactados a un mismo tenor: el peligro de que las agitaciones revolucionarias en el Caribe se convirtieran en una agresión al régimen esclavista dominante en Cuba. Así, el confidente eventual Juan F. Gómez, con fecha 18 de abril de 1843, desde Kingston escribe al general Valdés: Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,612. 49 RevolucionesYconflictos20120207.indd 245 09/02/2012 02:50:54 p.m. 246 José Luciano Franco Con el vapor ingles que salió el 16 de abril de este presente año he manifestado a V. E. como buen español que soy y adicto a mí suelo patrio la Conspiración que muchos revolucionarios y que no aman la tranquilidad de esa preciosa Isla están tramando contra ella: Yo ofrecí a V. E. manifestarle en adelante todas las perversas intenciones de los malvados pero nuestra suerte ha sido la abundancia de oficiales de Santo Domingo que se han reunido en esta con motivo de haberse fugado el presidente Boyer, esa ha sido la causa de la suspensión de los trabajos y ni creo baxaran aunque no estoy aun seguro de esas malvadas ideas: ellos harán sus trabajos y juntas, con mucha reserva pero cada paso que dan ahí me hallo yo con ellos a fin de no ignorar nada para todo ponerlo en el conocimiento de V. E. aunque ya se reservan alguna cosa de mi nunca falta un Judas en su apostolado [...].50 Inquietado por tantos rumores y denuncias el general Valdés le dirige al Ministro de Estado el oficio reservado 21 –La Habana, 4 de mayo de 1843– en el que condensa la información recibida y expone nuevamente su opinión acerca de esos problemas: En comunicación reservada de 19 de abril último No. 20, di a V. E. una idea del estado de la parte española en la Isla de Haití, y de las propensiones que se dice tenían sus habitantes a la agregación a su antigua metrópoli. Dije también a V. E. (y no omití tampoco hacer de ello partícipe al Gobernador de Cuba) que en tales pretensiones de los colonos debiera este gobierno y el de S. M. proceder con la mayor cautela por el justo temor de que ellas procedan en su origen sea del gobierno británico, sea de los abolicionistas, que pudieran encontrar en un paso hostil o poco prudente de la España medios para preparar y aun justificar la agresión de los haitianos por nuestras costas con el fin de promover la emancipación de los esclavos sumiendo esta Isla en un abismo de males. Partiendo de tales convicciones pondré todo mi esmero en que no se ofrezca protección alguna a los colonos, ni Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 41, No. 52. 50 RevolucionesYconflictos20120207.indd 246 09/02/2012 02:50:55 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 247 estas autoridades entren en relación con ellos, no den paso alguno que pudiera colocarnos en situación embarazosa. Puse en conocimiento de V. E. que esta sería la norma de mi conducta, y no me propongo variarla mientras otra cosa no se me prevenga por el gobierno de S. M. a pesar de reiterarse los avisos que nos revelan las gestiones de aquellos habitantes, causadas por el justo deseo de salir del estado de abyección en que se hallan. «Con posterioridad a dicha comunicación me avisa el Gobernador de Cuba en oficio de 18 de abril que D. Antonio López de Villanueva natural de Santo Domingo y capitán en otro tiempo al servicio de España que había llegado con un hijo suyo a aquella plaza, salió de allí en un Vapor ingles con destino a Santomas para trasladarse al país de su naturaleza habiendo convenido con dicho Gobernador que dirigirá por conducto del Cónsul en de Santomas al gobierno de Cuba cualquier aviso que convenga, esperando recibir las órdenes que se le den por el mismo conducto» Con fecha de 22 y 27 del mismo mes me dirige el Vice-Cónsul de Jamaica los oficios que he creído conveniente dirigir a V. E. en copia con los números 1º y 2º y ellos justifican que en efecto se trata de la parte española de sustraerse de la dependencia de los haitianos. Los jefes de Colombia que allí residen pretenden explotar esta disposición en beneficio suyo y ver si se reconcilian con el gobierno que los expulsó trabajando por la unión de aquellos habitantes a Colombia. Aquellos parecen más dispuestos a adoptar su agregación a España; y yo creo en tales circunstancias difícil lo primero y aventurado lo segundo. Solamente en una hipótesis rectificaría yo mi opinión en el último punto, y esto sería en el caso en que compadecidas la Inglaterra y la Francia de aquella hermosa Isla perdida para el resto del mundo, quisiesen restituírsela, haciendo que la Francia y la España reasumiesen sus partes respectivas. En ese caso la agregación de la parte española sería un medio de seguridad para la Isla de Cuba que ya no vería en Haití un motivo de cuidado; pero fuera de esa hipótesis no considero útil a los intereses de la Corona aspirar a recobrarla por los peligros que llevaría consigo cualquier gestión de esta especie. Así es que al Gobernador de Cuba en contestación RevolucionesYconflictos20120207.indd 247 09/02/2012 02:50:55 p.m. 248 José Luciano Franco a su último oficio que no entable correspondencia alguna sobre el particular mientras no se reciban instrucciones del gobierno de S. M.51 Esas gestiones de López de Villanueva y algunos dominicanos más, coincidieron con otras realizadas desde México. En enero de 1843 apareció en algunos periódicos de Yucatán −según la correspondencia del Gobierno Colonial de Cuba− un artículo que expresaba los deseos de aquellos habitantes de someterse al dominio de España, cuya iniciativa contó con el apoyo del agente consular español en Campeche. Pero, por Real Orden de 22 de abril del mismo año −comunicada por el ministerio correspondiente al Capitán general de la isla de Cuba− resolvió S. M. que si se hacían gestiones por parte de los Yucatecos, se dijese no había autorización para admitirlas, y que se diera cuenta al Gobierno de Madrid y al Ministro español acreditado en México. Resolución que, al no tener otra, aplicó el general Valdés por analogía en el caso dominicano. Y, en el de Yucatán, con motivo de las gestiones realizadas por los vecinos de Cozumel, el Gobernador de la isla de Cuba las rechazó, siendo aprobada su conducta en este caso. Para salir de dudas sobre lo que le avisaban algunos espías y funcionarios consulares de proyectarse en Jamaica una expedición invasora integrada por revolucionarios colombianos y venezolanos para insurreccionar a los esclavos negros de Cuba, determinó el general Valdés enviar a Kingston un confidente con el fin de realizar una investigación exhaustiva sobre los fundamentos de tales rumores. Y, en La Habana, el 26 de mayo de 1843, entregó el propio general Valdés a D. Eduardo Fesser las instrucciones siguientes: Se sabe que en Jamaica hay una Sociedad de Abolicionistas que trabajan para perturbar la tranquilidad de la esclavitud en Cuba y que se valen de la seducción como medio más indirecto y más fácil de manejar: averiguar quiénes son los corifeos, sus agentes, comisionados, y corresponsales en esta si los tienen y lo que tengan adelantado en el particular Residen en Jamaica porción de emigrados de Costa firme con especialidad de Cartagena de Indias y Venezuela, de Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 1,104, No. 40,620. 51 RevolucionesYconflictos20120207.indd 248 09/02/2012 02:50:55 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 249 los cuales hay motivos para creer se presten en clase de aventureros a intentar una invasión contra esta Isla debe averiguarse si el proyecto es los tenidos por los abolicionistas con objeto de libertar a los negros o es combinación de otra especie y fomentada por otros principios para procurar la emancipación de la metrópolis. Entre los expulsados de Costa firme, están el general Marino, el de igual clase Hernández y el coronel D. Ignacio Iriarte, este último recién llegado a Santo Domingo y todos tres y muchos más ocupados hace días en algún proyecto arduo según se infiere de la agitación y movimiento extraordinario en que viven: debe inquirirse sus proyectos, cual es la sociedad secreta que los sostiene, sus tendencias y fondos con que cuentan. «Al vice−cónsul D. Carlos Duquesnay debe observarse escrupulosamente para conocer a fondo sus ideas y sentimientos; la clase de relaciones que tiene con los abolicionistas, y con los emigrados; si le liga algunos afectos de parentesco por afinidad, o por intereses, y esto tan escrupulosamente que se pueda formar un cabal juicio de sus opiniones». Existe allí con individuo llamado Juan F. Gómez de quien se desea saber qué clase de lugar ocupa en la Sociedad, indagando su instrucción, afectos patrióticos; conducta y clase de personas con que se roza; extendiéndose si fuese posible a saber los motivos por que se haya en Jamaica; si ha sido llevado en fuerza de algún compromiso de su conducta o por intereses particulares. «El comisionado no tendrá reparo en hablar mal, si creyese conveniente a sus ideas, del Gobierno y de sus empleados». Si averiguase algún proyecto que por su estado urgiese un pronto aviso, pasará a Cuba y lo noticiará al conde de Mirasol. «Dejará aquí persona particular (cuyo nombre manifestará) a quien dirija sus comunicaciones bien cerradas y con sobre en blanco para que las entregue a este Gobierno; las noticias no es necesario que las firme, bastará que le ponga una contraseña que desde luego nos mostrará». En la primera comunicación que haga manifestará el modo como se han de remitir algunos avisos si fuese absolutamente preciso. Dado caso que sea cierta la invasión proyectada contra esta Isla, ha de averiguar el punto de donde sale, su RevolucionesYconflictos20120207.indd 249 09/02/2012 02:50:55 p.m. 250 José Luciano Franco fuerza, número de buques de transporte y de guerra, clase de armamento, punto a donde se dirigen, auxilios con que cuentan, si creen encontrar simpatías por combinaciones ya establecidas o esperan hallarlas, en fin cuanto conduzca a formar juicio exacto de la expedición; y además agentes en esta. Tendrá presente que en Jamaica existe empleado en la Comisión mixta Portuguesa Mr. David Turnbull, y que este individuo ha de ser uno de los mas empeñados en contribuir a cualquier empresa que pueda alterar la tranquilidad de Cuba: el observar de cerca al referido Turnbull y entrar en sus secretos y conocimientos y combinaciones sería muy conveniente al objeto de la comisión, El general Boyer presidente expulso de la República de Haití se halla en Jamaica y es conveniente saber si tiene ideas de fomentar un partido en Santo Domingo, si interviene en algo en los proyectos de los aventureros, y si los empleados ingleses protegen sus esperanzas. Hay presunciones de que la expedición proyectada puede ir a formarse en Santo Domingo [...] (roto en el original) de Costa firme [...] en Curazao[...] pasando a ella los ya citados expulsos con la disculpa ostensible de proteger el descontento de alguna parte de ella particularmente la oriental y agregarla a la dominación de la república de Costa firme, aunque en la esencia se teme que sea para hostilizar las Colonias Españolas: averiguar esto con cuanta probabilidad sea posible es del mayor interés Lo dicho basta para que con la sagacidad y prudencia del comisionado conozca en cualquier caso hasta dónde debe llevar sus investigaciones.52 Antes de que el confidente citado llegara a su destino, recibió el general Valdés, por conducto de D. Salvador de Castro, que la goleta de su propietario Paquete de Trinidad condujo desde Kingston, una comunicación reservada enviada por Vicente G. Quijano con fecha 23 de mayo: Tengo muy presente de haber leído el artículo que salió en varias Gacetas de esta, cuando llegó a este punto el bien Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 41, No. 52. 52 RevolucionesYconflictos20120207.indd 250 09/02/2012 02:50:55 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 251 aventurado Tornbool y su familia junto con su secretario Mr. James y su agregado Mr. Gómez, en sustancia el dicho artículo decía que mediante los tratados de la reina Victoria con el Gobierno de Portugal, habían determinado estas dos naciones el nombrar una Comisión mixta, para juzgar las presas de buques Portugueses que pudieran llegar con Esclavos a este Puerto, pero en mi opinión la tal Junta se halla en esta con ideas más malignas que las que muchos se creen, atendiendo a que hace mas de 4 años que no ha venido ningún buque Portugués a este Puerto, además que el Gobierno ingles no creo que señale sueldos de 3 y 5 mil pesos a individuos que ejercen un empleo de tan poco provecho al parecer para el Gobierno; por consiguiente tomando esto por base y sabiendo las perversas ideas de estos tres satélites será perjudicial al bien de esa opulenta Isla. He sabido que todos tres individuos son miembros de tres sociedades que hay en esta con el nombre de Anti Slavery que quiere decir opuestos a la Esclavitud; pero sin embargo de haber hecho todo cuanto ha estado de mi parte, no he podido averiguar bajo el pie que en aquellas reuniones trabajan. Lo que yo siento es que hay en esta infinidad de individuos emigrados de Santo Domingo y Colombia que como no tienen que perder y son gente de poco pelo no dudo que con protección de este infame Tornbool puedan hacer alguna de las suyas pues el general Mariño me han asegurado que en uno de los convites que dio el ex-presidente Boye asistió dicho general, Tornbool y su comitiva y me han asegurado que a la conclusión de la mesa hubo varias conversaciones privadas pero nada he podido sacar en claro. «[...] Adjunto a V. una proclama que el general Inginac ha mandado a imprimir en esta en donde veía V. la rendición del expresidente Boyer». Este último se halla en esta aguardando según dicen del modo que queda la República después que lleguen las tropas francesas que aguardan de Francia, para obligarlas a pagar la deuda que deben a Luis Felipe; pues el presidente que hay en la actualidad dice que no reconoce la deuda por ser contraída por el infame Boyer.53 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 41, No. 52. 53 RevolucionesYconflictos20120207.indd 251 09/02/2012 02:50:55 p.m. 252 José Luciano Franco El confidente −que firma Lino− escogido por el general Valdés, después de tratar inútilmente de encontrar un buque en Batabanó, Cienfuegos o Trinidad que lo llevase a Jamaica, se embarcó al fin en Santiago de Cuba y arribó a Kingston el 9 de junio de 1843. Antes de recibirse en La Habana noticia alguna del nuevo agente especial, llegaron comunicaciones de Gómez y del cónsul Duquesnay. La del primero, fechada en Kingston en 13 de junio, daba cuenta de que, con: […] esta misma fecha ha salido una comisión de esta reunión de malvados para Haití Isla de Santo Domingo compuesta de 12 individuos (la Corporación se compone de 2 generales en jefe, 4 coroneles, 4 tenientes coroneles, 24 capitanes, 24 tenientes, 24 subtenientes y 60 oficiales de ambas clases. Como también 2 abogados en Leyes que son los asesores principales, 4 médicos cirujanos, 12 barberos sangradores, etc., etc.…) entre ellos dos hermanos naturales de Santiago de Cuba el uno se llama Felipe Benavides (a) el mulato y el otro Miguel Benavides (a) el rubio […].54 La del segundo, o sea, el vicecónsul Carlos Duquesnay, también fechada en Kingston en 12 de ese mismo mes y año y no eran tan alarmantes para la política de la esclavocracia criolla: Las comunicaciones entre esta Isla y la de Santo Domingo son frecuentes y por ellas sabemos que aquel país continua en una perfecta anarquías Según las voces que corren esta las elecciones de los diputados de aquella República deben tener lugar en el mes próximo; y la elección del Presidente se cree generalmente será hecha a principios del año próximo. Parece que el Gobierno provisional de Haití ha solicitado del Gobierno francés una prórroga para el pago de la deuda nacional según el tratado de 12 de febrero de 1838, hasta que el Gobierno de aquella República sea constituido, y se halla en disposición de entablar nuevas relaciones sobre este asunto; dicha solicitud según estoy informado ha sido Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 849, No. 28,612. 54 RevolucionesYconflictos20120207.indd 252 09/02/2012 02:50:55 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 253 remitida al Cónsul francés, quien deberá apoyarla cuando la dirija a su Gobierno. Uno de los jefes principales, y de más influencia, que acompañaron a esta al ex-presidente Boyer, y que con el designio de purgarse de las acusaciones hechas contra él, retornó a Santo Domingo, fue apresado, y conducido a Puerto Príncipe, bajo el pretexto de que sus intenciones eran de hacer una contra revolución en favor del Ex-Presidente. «Este señor continua haciendo una vida completamente retirada, recibe muy raras visitas y parece que en el mes de julio próximo deberá seguir para Italia, en donde tiene intención de fijar su residencia. Yo no he tratado, por no haber tenido lugar de hacerlo, a este personaje, pero según la opinión de algunos, no es escaso de ideas, y su conversación hace ver que ha recibido una educación más cimentada que los otros jefes que se hallan emigrados en esta.= Por lo que respecta al general Ynginac, es claro que hay cierta enemistad contra el Presidente. Este es un anciano de 60 a 65 años, bastante quebrantado por su edad, y aunque no es un genio profundo, no carece de juicio y de política. En su desgracia se ha adherido a el Gobierno francés del que se promete muchas ventajas [...]». Es el caso que algunos de los individuos de la República de Haití, que en el año pasado estuvieron refugiados en esta, sujetos inquietos, y de alguna influencia en aquel país, piensan llamar a la Presidencia de Haití a un sujeto nativo de esta, cuya conducta política, y civilización pueden proporcionar las garantías que se prometen. Esclavo de nacimiento, supo (gracias a la generosidad de su dueño, quien lo hizo educar en Inglaterra) adquirir bastantes conocimientos, y capacidad para elevarse a el rango de magistrado, y miembro de la Asamblea Legislativa de esta Isla, en donde trabajó con anhelo a la consecución de los planes filantrópicos que han arruinado a esta Colonia. No creo llegue a realizarse esta intriga, no solo por el poco número de sus partidarios, sino también por ser extranjero, y persona de Color; pero si así sucediera su influencia con los abolicionistas en esta sería muy perjudicial a esa Isla.55 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 41, No. 52. 55 RevolucionesYconflictos20120207.indd 253 09/02/2012 02:50:55 p.m. 254 José Luciano Franco El 15 de junio de 1843, Lino −que era el nombre escogido por el confidente para firmar sus informes− envió desde Kingston, Jamaica, los primeros resultados de sus investigaciones, bastante escasas: [...] En Cuba me dijeron que el general Boyer había salido de aquí para los Estados Unidos −y aquí me dicen que aún permanece aquí –alguna causa debe haber para que se esparzan rumores falsos, y esto es lo que procuraré averiguar.= Me dicen que Turnbull ha comprado tierras en esta isla [...].56 Pero el reporte de una semana después –22 de junio– tiene ya mayor importancia: [...] he seguido mis indagaciones con empeño, y por lo que resulta de ellas debe decir a Vmd, que no hay el menor indicio de que aquí se esté conspirando o se haya recientemente conspirado contra la tranquilidad de esa isla. «No hay de ello la más leve sospecha ni apariencia según me aseguran personas muy respetables de aquí: algunas de las cuales son antiguos corresponsales de mi casa que creo me lo hubieran confidencialmente si las hubieren al preguntarles yo con la debida cautela [...]».57 Refiriéndose a los cuarenta o cincuenta emigrados de Venezuela y Colombia, Mariño entre ellos, que viven en Jamaica en la mayor miseria, dice el confidente: Entre ellos los hay que se cree son capaces de prestarse a cuanto se les propusiera pero no se les ha observado estar en intimas relaciones con Turnbull ni con Boyer. Tampoco haber vivido en agitación ni en vida activa. «Turnbull cuando llegó vivió dos o tres semanas en la misma casa donde yo estoy viviendo y el dueño de ella que es persona respetable y no tiene buena opinión de él me asegura que nunca vio venir a hablar con él a ninguno de los emigrados de la América del Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 41, No. 52. Ibídem. 56 57 RevolucionesYconflictos20120207.indd 254 09/02/2012 02:50:55 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 255 Sur. Creo se puede confiar en este informe, Turnbull dejó esta casa hace dos meses y está viviendo a 10 millas de aquí». Es cierto que ha visitado y comido con el general Boyer; pero personas que tratan a este creen imposible que él se preste a plan alguno contra la isla de Cuba una de las razones por su edad avanzada pues debe tener 70 años o más. «A Turnbull si lo creen capaz de todo y por eso es aquí generalmente despreciado, no creen que haya hasta ahora intentado conspiración alguna −y se supone que no pueda por falta de dinero− el no tiene −la sociedad de abolicionistas aquí no es capaz de proporcionárselo− y de las de Inglaterra no se sabe que lo haya traído […]». La casa en que vive Turnbull está muy cerca del Gobernador y este por lo que ha de poder saber los movimientos de aquel.58 Tan interesante para el general Valdés era ese informe como el que hubo de enviarle en 23 de junio. Afirmaba, con toda seguridad, que era imposible realizar en Jamaica embarques de armas por no haber suficientes en los almacenes. Y agrega: Un amigo en quien puede confiarse me ha informado que de la parte oriental de Santo Domingo vinieron a esta unos emisarios de los descontentos allí y propusieron a este gobierno ponerse bajo la protección de la Inglaterra si se les auxiliaba. El gobierno de aquí rehusó abiertamente. «El Cónsul de Colombia tuvo la misma proposición, quien contestó que no estaba autorizado» Esto viene bien con las noticias que tengo de proposiciones iguales al Gobierno español. «La pintura que me han hecho del estado de anarquía en que esta toda la isla de Santo Domingo es horrorosa. Esto y el estado de esta isla y las demás Antillas inglesas pueden convencer antes de mucho a los abolicionistas, que su filantropía es visionaria, y que por buenos que parezcan sus deseos no producirán más que desastres y retrogradación en la raza que pretenden favorecer».59 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 41, No. 52. Ibídem. 58 59 RevolucionesYconflictos20120207.indd 255 09/02/2012 02:50:56 p.m. 256 José Luciano Franco Los informes de Fesser no lograron borrar la impresión que existía en los círculos esclavistas de La Habana acerca de la inminente agresión inglesa alentada por la propaganda abolicionista. Coincidía en sus líneas generales con la acusación que se hacía en España al regente Espartero como vendido a los ingleses, que alcanzaba igualmente al capitán general D. Gerónimo Valdés, hechura de aquél, y al que le atribuían los negreros de estar de acuerdo con los ingleses para establecer −como llegó a decirse en las esferas oficiales de Washington− la Ethiopic-Cuban-Republic. Bajo la presión de los intereses esclavistas de Cuba, el nuevo gobierno de España que sucedió a Espartero que huyó a refugiarse en Inglaterra, víctima de los caudillos militares rivales y de las intrigas palaciegas destituyó al general Valdés que tuvo que entregar el mando en 15 de septiembre de 1843 al teniente general de Marina D. Francisco Javier de Ulloa, quien interinamente desempeñó el cargo de gobernador y capitán general de la isla de Cuba durante un mes y días, ya que, el 21 de octubre, tomó posesión del mismo el general Leopoldo O’Donnell. Uno de los últimos despachos del vicecónsul Duquesnay, pues también fue sustituido de sus funciones en Kingston por D. Juan del Castillo, lo recibió O’Donnell el 25 de octubre, cuyo contenido parecía confirmar todo cuanto se decía de los planes ingleses en el Caribe: [...] el Administrador de esta Aduana ha recibido información oficial del Gobierno de S. M. Británica, participándole que la cláusula de Ley de Aduana inglesa, que prohibía toda comunicación y comercio entre los habitantes de esta Isla y la de Santo Domingo ha sido abrogada.60 Consecuencia de esta agitación antibritánica que los negreros alentaban, fue la llegada a La Habana –11 de noviembre de 1843– de la corbeta de guerra de los Estados Unidos Vandalia, cuyo comandante, Chaucey, en unión del Cónsul norteamericano en La Habana, Campbell, visitaron al general O’Donnell, y le entregaron un despacho del Encargado de Negocios de España en Washington, en que se participaba al Capitán general –escribe el profesor Portell Vilá– que Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 847, No. 28.463. 60 RevolucionesYconflictos20120207.indd 256 09/02/2012 02:50:56 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 257 podía contar con la ayuda de los Estados Unidos contra cualquiera intervención extranjera armada, oferta que ratificó en el acto, de palabra, el Cónsul, quien agregó que España podía contar con el apoyo de la flota norteamericana y de los ciudadanos de la Unión residentes en Cuba.61 ◉◉◉◉◉ La crisis de Haití y Santo Domingo y la campaña abolicionista cuyo centro estaba en Jamaica, llegan a su máxima intensidad en los años 1843 y 1844, en que tienen lugar en Cuba las violentas protestas de los esclavos negros y lleva a cabo O’Donnell la salvaje represión que culminó en el proceso de la llamada conspiración de la Escalera en la que murieron junto con el poeta Plácido, Andrés Dodge, Santiago Pimienta, millares de hombres torturados y martirizados bárbara y cruelmente. Y la histeria que produjo en la esclavocracia colonial el rumor de que los siervos en sus ansias de libertad habían de contar con el apoyo activo de las fuerzas haitianas y, también, la ayuda poderosa de la Gran Bretaña, produjeron la inexplicable denuncia de D. Domingo del Monte de terribles consecuencias. Comunicó Del Monte, con el mayor sigilo, a su íntimo amigo el político y diplomático norteamericano Alejandro Everett –20 de noviembre de 1842– cuantos rumores más o menos fundados corrían en La Habana sobre las actividades antiesclavistas del entonces cónsul británico, David Turnbull; las amenazas de una intervención de Inglaterra en Cuba y la creciente propaganda abolicionista a la que se atribuía las actividades de los negros y mulatos libres proyectadas hacia la sublevación de los esclavos para conquistar la ansiada libertad. Explicando las razones que lo determinaron a formular esa denuncia a un extranjero, del Monte, en carta al sanguinario capitán general O’Donnell –París, 30 de abril de 1845– dijo: Como mi ánimo no era, ni ha sido nunca, ver reducido a cenizas mi país, ni destruida bárbaramente mi raza por otra raza salvaje ni reducirme a mí mismo y a mis hijos a la Herminio Portell Vilá, Historia de Cuba en sus relaciones con los Estados Unidos y España, tomo I, La Habana, 1938. 61 RevolucionesYconflictos20120207.indd 257 09/02/2012 02:50:56 p.m. 258 José Luciano Franco mendicidad para cuyos intentos es preciso que se me califique de loco delirante o del sandio más rematado [...] el partido que adopté fue el que me pareció que cumplía mejor a mis sanas intenciones; y por lo tanto el más racional. Fue, pues, comunicar lo que sabía, con el mayor sigilo, a un respetable hombre de Estado de una nación amiga, que, aunque extranjero, unía a la circunstancia de ser intimo amigo mío, y nada inglés ni abolicionista –la de haber estado mucho tiempo en España de embajador– tener a un hermano suyo de Ministro plenipotenciario en Londres, y sobre todo, la de gozar en su país de la mejor nota por su capacidad y carácter, como lo demuestra la confianza que acaba de merecer a su Gobierno, que lo ha nombrado Enviado Eto. en China: este es el señor Alejandro Everett. Le encargaba con empeño que, además de esparcir la alarma en Washington contra nuestros comunes enemigos, hiciese llegar cuanto antes la noticia a conocimiento de las autoridades de Cuba y del Supremo Gobierno de la Metrópoli. Mr. Everett cumplió con la mayor exactitud y diligencia mis encargos, pues a pocas semanas de recibidos en Boston, despachaba el Presidente Taylor dos fragatas de guerra para las aguas de nuestra Antilla con órdenes, sus Comandantes, de abrir comunicación con el Capitán general sobre este asunto y de ofrecerle la cooperación y sus servicios: y en Londres nuestro Embajador el general Sancho recibía de boca del Ministro de los E. U. todas las participaciones que pudieran interesar a nuestro gobierno. El señor Calderón de la Barca puede verificar en Washington la certeza de mi relato, informándose de sus varios particulares con el expresidente y su Ministro Calhoum [...].62 Claro que en Cuba, tanto los negros y mulatos libres como los esclavos, no solo conocían las luchas antiesclavistas de Haití y Jamaica sino que, gracias a propagandistas de su propia clase como Trinidad Baldemoa y otros, estaban enterados de que en el mundo progresista se libraba una intensa campaña contra los horrores del tráfico negrero y el régimen esclavista imperante en Cuba, Puerto Rico y las regiones Academia de la Historia de Cuba, Centón Epistolario. 62 RevolucionesYconflictos20120207.indd 258 09/02/2012 02:50:56 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 259 del Sur de los Estados Unidos. Y coincidieron las sublevaciones de los esclavos en este período histórico con todos los conflictos internacionales que se debatían en torno a estos problemas específicos y el del reparto de las tierras coloniales entre las grandes potencias. D. Claudio Martínez de Pinillos, conde de Villanueva, en oficio reservado No. 932 al Secretario de Estado y del Despacho de Hacienda –La Habana 30 de marzo de 1843– informaba: La noche del 26 al 27 del mes que rige la negrada en número de unas 100 personas de ambos sexos que constituían en su mayor parte la dotación del Ingenio de Azúcar del nombrado Alcancía del Conde de Peñalver en el partido de Cimarrones distante 17 leguas (de 5,000 varas cada una) de Matanzas se alborotaron y abandonando su estancia al ruido de dos tambores que antes les servían para sus danzas se dirigieron al otro ingenio llamado la Luisa en donde también se les reunió su dotación y a poco después los trabajadores de su clase que se ocupaban en el Camino de Hierro que se está construyendo desde Cárdenas formando un total «no exagerado» de 300 personas entre hombres y mujeres armadas todas de machetes y palos; en este estado el mismo día 27, reunidos los capitanes de partido del ya nombrado, y del de Macuriges con la gente blanca y algunos soldados los acorralaron matándoles en los dos alcances de 35 a 40 personas sin más desgracias por parte de ellos que tres heridos levemente.; y habiendo conseguido el resto de los dichos sublevados al huir se refugiaron en los montes de Bemba donde felizmente pronto la tropa de infantería y caballería salida de Matanzas manda por su Gobernador y la adelantada del destacamento de Cárdenas han sido cercados y en el día se hallen con la batida de perros que se tenía preparada para recorrer los jarales donde se han ocultado, creo a estas horas que son las 3 de la madrugada ni uno quede que no esté en poder de la autoridad o que haya sido muerto.63 En el alcance del Diario de La Habana –jueves 30 de marzo de 1843– se publicaba por orden del capitán general D. Gerónimo Valdés para Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 132, No. 18. 63 RevolucionesYconflictos20120207.indd 259 09/02/2012 02:50:56 p.m. 260 José Luciano Franco general conocimiento, el parte de D. Antonio García de Oña, escrito desde la Soledad de Bemba con la información detallada del aplastamiento de la insurrección de los esclavos negros de Matanzas. En carta de D. Miguel de Aldama a su cuñado Domingo del Monte –La Habana, abril o mayo de 1843– traza un cuadro sombrío de la agitación que reinaba en Cuba en los términos siguientes: [...] Hoy está La Habana en un estado de alarma, quizás infundada, pero los ánimos están abatidos y nadie hace negocios por las voces que corren de un próximo desembarque de los haitianos en nuestra isla: lo que pasa no lo sé, pues corren innumerables voces: lo que hay de cierto es que el vapor de guerra Congreso ha salido para Cuba con artillería y tropa y que el vapor Regente deberá salir con igual misión el día 29. Se van a construir fuertes en la parte oriental de la isla y se envían tropas a los distritos poblados de ingenios a Ceja de Pablo marchan 300 hombres –los fuertes de La Habana «se componen».– Dios quiera que no veamos realizadas las profecías de Saco de usted y de los hombres que han pensado y han sufrido por preveer lo que ¡pudiera suceder! [...].64 A esta situación de alarma e inquietud entre los terratenientes, comerciantes y propietarios de esclavos, se unían para agravar aún más la crisis que amenazaba muy seriamente al Gobierno Colonial de Cuba, los proyectos expansionistas de los Estados Unidos que, después de anexarse Texas y resolver los problemas de la frontera canadiense, se lanzaban sobre el Caribe e intentaban apoderarse de la isla de Cuba como paso inicial. Proyectos alentados, en el año 1843, por la torpe actuación –además de la denuncia del cubano Del Monte– del teniente coronel retirado del ejército español son Pedro Alcántara Argaiz, encargado interinamente de la legación de su país en Washington. En efecto –escribe Jerónimo Becker– en 16 de enero de 1843, con ocasión de haber ido el Plenipotenciario español, D. Pedro Alcántara Argaiz, a tratar de la reclamación relativa a la goleta Amistad, con el Secretario de Estado, que lo era Mr. Webster, le manifestó este que había recibido noticias de suma importancia acerca de una conspiración Academia de la Historia de Cuba, Centón Epistolario. 64 RevolucionesYconflictos20120207.indd 260 09/02/2012 02:50:56 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 261 urdida por Inglaterra contra la Isla de Cuba; que los abolicionistas ingleses contaban con las fuerzas navales de su Gobierno, estacionadas en Jamaica; que habían ofrecido dos grandes vapores de guerra, y propuesto al general venezolano Mariño, residente en Kingston, que tomase el mando de un ejército de invasión; que esta invasión debía ser sostenida por una insurrección de hombres libres y esclavos de color en varios puntos de la Isla, y ser apoyada por los criollos blancos, entonces seducidos y después víctima de tan maquiavélico proyecto, y que el objeto era emancipar la Isla estableciendo en esta una República militar de negros, bajo la inmediata protección de la Gran Bretaña.65 No era una noticia nueva para el Gobierno Colonial de Cuba la que envió Argaiz después de la citada entrevista. Ya el cónsul en Jamaica había dado cuenta en su oportunidad de la presencia del general Marino –acompañado de unos cuantos emigrados más de Venezuela y Colombia– en aquella colonia británica. Es más, en 24 de mayo de 1837, Antonio Brosa, entonces funcionario consular español en Kingston, dio aviso al Capitán general de Cuba de las actividades de esos emigrados en Haití. Y en cuanta a los distintos rumores sobre la insurrección de los esclavos alentada desde Jamaica por las autoridades británicas, era el tema favorito de cuantas denuncias e informaciones de agentes confidenciales y funcionarios consulares destacados en las islas del inquieto Caribe llegaban a la Secretaría Política del Gobierno Colonial de Cuba. El capitán general D. Gerónimo Valdés −que tenía en sus manos todos los hilos de la red de la propaganda y actividades de los negreros de Cuba y Estados Unidos− tan pronto recibió el oficio de Argaiz informó al Ministro de Estado español, en escrito reservado No. 9, La Habana, 8 de febrero de 1843, de todas y cada una de las cuestiones surgidas en torno a las conversaciones del diplomático español con el Secretario de Estado de los Estados Unidos. Después de analizar cuidadosamente todos los aspectos de la cuestión planteada, aseguraba el general Valdés al Gobierno de España que la isla gozaba de una seguridad y tranquilidad absolutas. El conde de Almódovar, ministro de Estado, en 5 de mayo de ese año, de Real orden, dirigió al general Valdés un amplio despacho Jerónimo Becker, Historia de las Relaciones Exteriores de España durante el siglo xix. Madrid, 1924. 65 RevolucionesYconflictos20120207.indd 261 09/02/2012 02:50:56 p.m. 262 José Luciano Franco acerca de las relaciones con los Estados Unidos y la cuestión esclavista en el que hacía una serie de juicios y recomendaciones: Se ha enterado S. A. el regente del Reino de los escritos de V. E. de 31 de agosto y 30 de septiembre de 1842 y 8 de febrero del presente año números 4, 5 y 9, referentes todos a cosas, hechos y noticias acerca de la seguridad y tranquilidad de la Isla de Cuba. El último, de 8 de febrero próximo pasado, número 9, con especialidad se refiere a las noticias de maquinaciones en Cuba y a los despachos del Ministro de S. M. en Washington, que ha participado al Gobierno de S. M. cuanto había sabido en este particular, y también los pasos, las comunicaciones y todo lo que ha mediado entre dicho Ministro y el de Negocios extranjeros de la Unión y V. E., así como el giro particular que Mr. Webster ha dado a ese negocio, y las indicaciones particulares que ha hecho con este motivo.., Pero si las noticias comunicadas por Mr. Webster al señor Argaiz pueden ser exageradas o quizás inventadas con miras e intereses particulares, llama mucho la atención del Gobierno de S. M. la coincidencia de semejantes denuncias con las revelaciones hechas por Lord Aberdeen al Ministro y oficiosos auxilios para en su caso adquirir el derecho de poner el pie en Cuba −la conducta del Gobierno y la vigilancia y precauciones de V. E. como autoridad superior de la isla deberán tener a la vista estos hechos y adoptar las medidas más propias para evitar los males que se anuncian. Terminaba el ministro Almodóvar encargando muy especialmente al general Valdés, la incesante vigilancia de los extranjeros que visiten a Cuba, e investigar las personas que mantienen relaciones con los gobiernos extranjeros. Singular importancia histórica contienen los acápites 3° y 5° de las recomendaciones: 3° Vigilará V. E. cuanto tenga conexión con la raza de color, procurando el cumplimiento de los tratados vigentes, como se le tiene prevenido a V. E. repetidas veces, y al propio tiempo haciendo por impedir nuevas pretensiones en este asunto, y cuanto, tienda asi RevolucionesYconflictos20120207.indd 262 09/02/2012 02:50:56 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 263 a promover inquietudes y revueltas en dicha raza, como también exageraciones tan comunes en asunto que tanto excita y promueven las pasiones… 5° Con motivo de los anuncios comunicados por el ministro Webster al señor Argaiz, ha ofrecido dicho Ministro en nombre de su Gobierno que enviaría fuerzas marítimas a Cuba cuando lo exijan las circunstancias, para auxiliar al Gobierno español y a sus autoridades, a mantener el orden, la tranquilidad y el dominio español. En esta virtud y conociendo el Gobierno de S. M. toda la trascendencia de una medida de esta especie, previne a V. E. como autoridad superior de la isla y más inmediata al alcance de cuanto pueda ocurrir en ella, que solo en un caso extremo que por su premura y peligros no dé lugar ni tiempo para consultar al Gobierno de S. M., y en el cual sean los riesgos y las contingencias tan apuradas que no haya ni sea posible otro camino para vencer las dificultades, en tal caso, repito, V. E. podrá acudir a un remedio tan extraordinario, teniendo siempre en cuenta lo aventurado de permitir a extraños mezclarse en negocios propios, y sentar un presidente que puede traer complicaciones muy trascendentales…66 No obstante haber recibido Argaiz severas reprensiones por sus indiscretas actividades diplomáticas, sospechando que el general Valdés, como amigo que era del destituido Regente de España general Espartero, apoyaría a este en un supuesto golpe de mano en Cuba bajo la protección británica, se dirigió oficialmente al segundo cabo de esta isla, Mariscal de campo D. Rafael de Aristegui y Véliz de Guevara, conde de Mirasol, preguntándole si creía necesario −escribe Becker− que pidiera fuerzas navales al Gobierno de los Estados Unidos para mantener, llegado aquel caso, la Gran Antilla fiel al Gobierno de Madrid. En despacho de 9 de octubre de 1843 dio cuenta Argaiz que en sus conversaciones con Abel P. Upshur, nuevo Secretario de Estado, este le había manifestado: [...] que creía, dadas las circunstancias en que se encontraba Cuba, que sería muy conveniente una alianza entre España, Francia y los Estados Unidos para contrarrestar las Boletín del Archivo Nacional, año III, No. IV. 66 RevolucionesYconflictos20120207.indd 263 09/02/2012 02:50:56 p.m. 264 José Luciano Franco maquinaciones de la Gran Bretaña y hacerla desistir completamente de cualquier proyecto que contra aquella fraguase [...].67 Como Upshur, esclavista prominente, conocía el documento escrito por Domingo del Monte a su amigo Everett, no tuvo inconveniente en manifestar oficialmente al representante español: Aconsejo a usted, por tanto, que haga entender a la población blanca y a las Autoridades de Cuba que si algún individuo se hiciera culpable de un atentado semejante al del ex-cónsul inglés mister Turnbull (acusado de favorecer una rebelión), y se probase su delito, debe inmediatamente quitársele la vida; y si las autoridades, como en el caso de Turnbull, intervienen a su favor, el pueblo puede tomarse la justicia por su mano, ahorcándolo en el primer ingenio que encuentre, y que reclamen los que los comisionaron, y veremos quien asume la responsabilidad de sus actos …68 El Gobierno de Madrid, por Real Orden de 3 de noviembre de 1843, destituyó a Argaiz de su cargo en Washington. Pero las intrigas diplomáticas de este contribuyeron a que se relevara a los generales Valdés y Aristegui de los mandos supremos de la isla de Cuba. Y el general de Marina Francisco J. de Ulloa, ocupó interinamente el gobierno de la isla hasta la llegada del cruel y sanguinario O’Donnell. Este, impulsado por la esclavocracia criolla y, además, influenciado también por la manifiesta protección de los reaccionarios gobernantes de Washington, no vaciló en ahogar en sangre todas las rebeldías y protestas de los hombres mejores de las clases más explotadas de la isla de Cuba. En su informe al ministerio correspondiente −oficio reservado No. 437, de febrero de 1844− traza el conde de Villanueva en breves líneas la situación política de la isla desde el punto de vista de las clases gobernantes y de los ricos terratenientes criollos: J. Becker, Historia de las Relaciones. Ibídem. 67 68 RevolucionesYconflictos20120207.indd 264 09/02/2012 02:50:57 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 265 [...] A la extrema y hasta ahora desconocida baratura de precios en sus principales frutos como son el azúcar y café, se agregan las explosiones no ya aisladas sino concéntricas de los esclavos. Por la parte de Matanzas y Cárdenas, que es acaso donde más abunda la gente de color y escasea la blanca, es por donde se nota que han echado más hondas raíces las doctrinas de los abolicionistas, sembradas por su fanático apóstol el antiguo cónsul inglés Thurnbull. Se ha descubierto que más de cuarenta ingenios en lo que se encuentran de 10 a 12 mil negros, estaban en combinación para sublevarse a un mismo tiempo, si bien tan solo dos o tres han llegado a efectuarlo y felizmente sin desagradables consecuencias, porque la primera autoridad del Capitán general secundada de las subalternas, han sabido aplicar con oportunidad medidas precautorias y correctivas con las cuales se ha evitado una conflagración general; pero lo que más importancia pueda dar a estos movimientos, es la circunstancia de contarse entre los conspiradores, libertos entendidos, mulatos atrevidos, y aun algunos blancos que por una de las grandes aberraciones que no se conciben, apoyan la emancipación «Por estas y otras razones ha decaído de tal modo la propiedad de los esclavos, que los que antes se vendían, por 400 ps. se pueden comprar por 200: lo que quiere decir que se ha reducido a la mitad este gran ramo de riqueza de la Isla de Cuba, y acaso el principal, y de que dependen las demás [...]».69 Lo que fueron las medidas precautorias aplicadas oportunamente por O’Donnell en el desarrollo de lo que se ha llamado conspiración de la Escalera, y que Villanueva elogia en su informe, lo explica un testigo presencial de los hechos, y gran terrateniente, D. Miguel Aldama, que escribe –desde La Habana, 29 de diciembre de 1843–, a su cuñado Del Monte que está en Filadelfia: [...] no he podido contestar antes por haber estado 18 días en el campo ocupadísimo con las ocurrencias del proyectado horroroso levantamiento de las fincas todas del partido de la Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 132, No. 18. 69 RevolucionesYconflictos20120207.indd 265 09/02/2012 02:50:57 p.m. 266 José Luciano Franco Sabanilla entre las cuales hacían un papel principal las tres de papá. El describir a usted semejante atentado sería horrorizarlo y llenar de amargura los momentos que puedan ustedes pasar gustosos esos países –básteme pues decirle que la divina providencia no cansada de ser próspera a esta isla hizo que se descubriera el horroroso plan casi en los momentos en que iba a estallar para llenar de llanto y luto los anales de nuestra Cuba: si horroroso era el plan de los esclavos, más horroroso han sido aun los castigos dados a esos infelices verdaderos mártires de la libertad– por desgracia mía he tenido que presenciarlos mientras que mi naturaleza misma se resentía sin poder aliviarlos en nada viéndolos padecer bajo el tormento del azote que se les infligía por hombres que se llaman civilizados [...].70 Cuadro de horrores que completa después –La Habana, marzo de 1845– el escritor José Antonio Echevarría, que describe al propio Del Monte en una carta los horrores del proceso que ordenó el capitán general O’Donnell: [...] Cada día que pasa, remacha un eslabón a la cadena de ignominia que nos abruma, y nos aleja cada vez más, no ya de la libertad, sino de la civilización, hasta colocarnos al cabo en los últimos grados de la barbarie. Mucho había llegado a noticia de V. acerca de las atrocidades cometidas socolor de la conjuración de la raza africana: pero cuanto le hayan dicho, cuanto pueda forjarse su imaginación, todo es poco, Domingo y queda descolorido al lado de la realidad espantosa. A ocasiones he tenido impulsos de recoger en una memoria todos los crímenes cuya autenticidad he podido comprobar, para remitirla a V. con el objeto de que la publicase: pero me ha detenido el temor de que en Europa no se diese crédito bajo la fe de un anónimo, a iniquidades que solo encuentran parejas en el Martirolojio, o en las guerras de religión Mártires en efecto han sido las víctimas porque no ha bastado quitarles la vida ha sido necesario quitárselas a Academia de la Historia de Cuba, Centón Epistolario. 70 RevolucionesYconflictos20120207.indd 266 09/02/2012 02:50:57 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 267 fuerza de azotes y privaciones, atormentándolos con maneras inusitadas, entre las cuales ha habido la de quemarles a alguno sus vergüenzas con pencas de guano [...]; envileciéndolo con delaciones forzadas de padres contra sus hijos, de hijo contra sus padres; robando a sus familias hasta el último pan, porque la rapacidad llegó a tal escándalo que al cabo fue necesario manifestar escrúpulo, pero no sin dar antes lugar a que se pusiesen en salvo los fiscales a quienes se amagó con una formación de causa [...].71 ◉◉◉◉◉ La situación que confrontaban los negreros de Cuba no les impidió, tan pronto cesó la increíble ferocidad de los verdugos de la represión, iniciar en mayor escala, si cabe, el tráfico negrero. Para ello contaban, en España, con la reina madre D. María Cristina, de nuevo en Madrid después de la caída de Espartero, cuya insaciable sed de riquezas no se satisfacía con la participación activa en los escándalos financieros del banquero Salamanca, sino que participaba ampliamente por medio de su agente en La Habana, D. José María Parejo, en la trata negrera, y, en Cuba, con el apoyo del general O’Donnell, cuya esposa, conocida en los círculos negreros de la capital cubana por el apodo de la Tía María, rivalizaba con su augusta soberana en su loco afán de oro, y apadrinaba mediante un crecido interés el tráfico clandestino de esclavos, muchos de los cuales se revendían a los negreros del Sur de los Estados Unidos. Y el espíritu negrero del Gobierno Colonial, del que participaban los grandes comerciantes españoles y el rico patriciado criollo, normaba las relaciones, bastante difíciles por cierto, con Haití, Santo Domingo y Jamaica. O’Donnell, embargado en sus tareas represivas y en los negocios de todo tipo que le aseguraban su rápido enriquecimiento, en los primeros meses de su gobierno apenas si prestó atención a la candente cuestión haitiana. Pero los despachos de D. Santiago Méndez Vigo, Capitán general de Puerto Rico, de José María Pando, agente confidencial en Curazao, del Gobernador de Santiago de Cuba, D. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 34, No. 16. 71 RevolucionesYconflictos20120207.indd 267 09/02/2012 02:50:57 p.m. 268 José Luciano Franco Cayetano de Urbina, y del Cónsul español en Kingston, D. Juan del Castillo, acerca del estado revolucionario de Haití y Santo Domingo, obligaron a O’Donnell a prestarle atención a esas cuestiones. Desde Curazao, con fecha 8 de marzo de 1844, José M. Pando da las noticias sobre la gravedad de la situación en Haití y Santo Domingo: Acaba de entrar procedente de Santo Domingo el bergantín Leonor, que salió de aquel Puerto el dos de esta, y ha dado el Capitán la noticia siguiente. «El 29 de febrero se levantó toda la parte española, el mismo día obligó a la tropa francesa que la guarnecía a capitular, formando en seguida una junta de gobierno que ejerce sus funciones bajo el nombre de República Dominicana» Los Callos, el Guarico y Yacomelo se han pronunciado por la Monarquía de Salinas, y capitán Gerard reducido al Principe. Según el Capitán me ha dicho el entusiasmo es mucho en la parte española, pero que el Cónsul Francés les ha hecho desistir del plan que tenían formado en favor del Gobierno. «Se ha consiguiendo lo que tanto se desea, conquistar a los tizones los planes que tienen formados contra las Islas y descansarán de sus intrigas». Este buque a salido de escape y solo me remito a la noticia que me ha dado su Capitán, que es hombre honrado y merece todo crédito.72 D. Juan del Castillo, desde el Consulado de S. M. Católica en Kingston, comunicaba al capitán general O’Donnell en 15 de marzo: Tengo el honor de participar a V. E. que según noticias que he adquirido de la isla de Santo Domingo, vería en ella una revolución espantosa, que la parte Española se ha declarado independiente, adoptando el pabellón colombiano, en atención a no recibir ningún auxilio de esa Isla, reclamado en tiempo del antecesor de V. E. Todos aseguran por esta el gran partido que el Gobierno Español aprovechándose de las circunstancias actuales podría sacar de aquella Colonia con solo remitir desde esa algún buque de guerra y algunas Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. 72 RevolucionesYconflictos20120207.indd 268 09/02/2012 02:50:57 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 269 tropas que protegiesen a los españoles establecidos en ella, pues de otro modo se cree tendrán que sucumbir a las tropas haitianas.73 El Comandante General del Departamento Oriental, en oficio reservado −Santiago de Cuba, 20 de marzo− no solo se refiere a la cuestión dominicana sino también a la revolución haitiana: Por noticias verbales que he recibido de Jamaica y confirmadas estas también por el Capitán del vapor inglés Trent, parece indudable de que ha estallado una nueva revolución en la próxima Isla de Haití, cuyo carácter no está determinado. Parece que los negros han dominado en ella, arrojando a los mulatos de todos los puestos del mando, «La parte española de la Isla no ha querido reconocer al presidente nombrado, no admite cosa ninguna que tenga relación con aquel gobierno y manifiesta quererse separar en un todo del resto de la isla, formando un gobierno particular». El gobierno que se hallaba constituido en la capital de la Isla, parece que había reunido de 700 a 800 hombres con el objeto, por ahora, de observar la parte española y proceder después a invadirla, si los sucesos lo permitieran. Los haitianos han pedido auxilios al gobierno inglés en Jamaica, por suponerlo enteramente decididos a protegerlos; mas esto no ha podido tener lugar por falta de buques disponibles en Kingston, «V. E. juzgará de la importancia de estas noticias y de cuán necesaria es que por este gobierno se adquiriesen noticias directas de Haití, por lo que interesa a la seguridad de toda la Isla, lo cual no puedo hacer de modo alguno por que el gobierno no dispone de la menor cantidad para mantener confidencias, ni aún en el día tiene un buque disponible en el puerto para observar sus costas».74 Y, en 28 de marzo, por oficio igualmente reservado, el Capitán general de Puerto Rico, hondamente preocupado por la anormal situación de la Isla vecina, comunica a O’Donnell: Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. Ibídem. 73 74 RevolucionesYconflictos20120207.indd 269 09/02/2012 02:50:57 p.m. 270 José Luciano Franco Estando a punto de disponer la salida para ese puerto de la goleta Churruca con el objeto de comunicar a V. E. los recientes sucesos que han tenido lugar en la parte Española de la Isla de Santo Domingo, entró en este puerto el Correo de la península No. 4 en el día de ayer, por el cual tengo el honor de remitir a V. E. las adjuntas copias de la correspondencia de mi Agente Secreto en Curazao, y de la comunicación que he dirigido al Gobierno de S. M., las cuales enteran a V. E. del estado de dicha Isla y los acontecimientos ocurridos en ella. Todo lo que pongo en conocimiento de V. E. para su gobierno y demás que tenga a bien manifestarme sobre este particular; acerca del cual no tengo instrucción alguna Supr. a que poder arreglar mi conducta en las circunstancias actuales.75 Con vista a esas informaciones y otros documentos que obraban en la Secretaría Política, el general O’Donnell se dirigió al Ministro de Estado por oficio reservado No. 35 –La Habana, abril 5 de 1844– con el resumen de los hechos ocurridos en las últimas semanas: Por las copias que adjunto acompaño se enterara V. E. de la nueva revolución que ha tenido lugar en la Isla de Santo Domingo: en ella la parte Española parecía cuando estalló aquel movimiento dispuesta a enarbolar el pabellón Español, lo cual no tuvo efecto por consecuencia de las gestiones del Cónsul francés opuesto a las pretensiones de otros bandos: nuestro cónsul en Jamaica, el Comandante General del Departamento Oriental que reside en Santiago de Cuba y últimamente el Capitán General de Puerto Rico, me hacen relación en resumen de los hechos y desean instrucciones para arreglar su conducta según las circunstancias actuales y conforme a los sucesos que puedan sobrevenir. Como yo carezco de ellas se han limitado las mías a contestar a las dos primeras autoridades referidas que observen una estricta neutralidad, procurando adquirir cuantos datos y noticias públicas y reservadas convengan para comunicármelas Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legado 848, No. 28,572. 75 RevolucionesYconflictos20120207.indd 270 09/02/2012 02:50:57 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 271 y estar en observación y vivir precavido por lo que pueda tener relación con la seguridad y tranquilidad de esta Isla, poniendo desde luego la cantidad de mil pesos a disposición del general Urbina para atender a los gastos que se necesiten hacer a fin de procurarse los avisos que conviene. Al Capitán General de Puerto Rico le he dicho que yo igualmente carezco de instrucciones del Gobierno Supremo que este no ha contestado a ninguna de las comunicaciones que proveyendo los hechos y oportunamente se le hicieron presentes en cartas reservadas No. 20 y 21 a 13 de abril y 4 de mayo del año ppdo.; más que a mi juicio importa conocer al origen de ellos, su marcha y desarrollo y especialmente la relación que puedan tener con estos dominios de S. M. la Reina. Nuestro interés, le escribo, debe cifrarse no solo en que las conmociones políticas de aquella no trasciendan a estas sino en precaverse de las ocultas y muy profundas miras que pudieran abrigarse de producir aquí trastornos o suscitar compromisos y desavenencias que dieran ocasión a cuestiones delicadas. Y concluyo manifestándole que aunque he respondido a S. M. de la seguridad de esta isla, conozco sin embargo que la situación en ella es muy grave, que la conspiración tan extensa a la raza negra como dirigida por una mano diestra puede estar ligada a otros sucesos y por tanto que por mi parte proceder con cautela y circunspección dispuesto siempre y a todo coste a sostener el decoro y la dignidad Nacional y por ultimo como única instrucción que tengo del Gobierno le remito copia de la Real Orden más reciente de que tengo conocimiento y es la de 22 de abril del año ultimo referente a la disposición en que en aquella se hallaba el Estado de Yucatán. «Todo lo cual digo a V. E. para conocimiento de S. M. y a fin pueda V. E. transmitirme la soberana resolución de parte a estos importantes asuntos».� Pero cada día era más grave la crisis haitiano-dominicana, empeorada por la intromisión del cónsul francés Saint-Denys, quien usando de las fuerzas navales francesas allí estacionadas logró imponer las soluciones políticas que le interesaban, sin que por ello cesaran las hostilidades guerrilleras de las múltiples facciones en disputa. Y los RevolucionesYconflictos20120207.indd 271 09/02/2012 02:50:57 p.m. 272 José Luciano Franco campesinos haitianos cansados de promesas engañosas, acabaron por sublevarse. Los resultados se perciben en el oficio No. 247, Kingston 11 de abril de 18447 que el cónsul Castillo dirige al Capitán general de la isla de Cuba: Tengo el honor de participar a V. E. que a consecuencia de la Revolución espantosa que ha estallado en la República de Haití han llegado a esta algunos buques mercantes franceses y americanos conduciendo de aquel punto más de quinientas personas de color, emigradas que han tenido que salir abandonando todos sus intereses pues según me han informado aprovechando los negros la ocasión de la marcha del Presidente con las tropas, a la parte Española declarada independiente, y de que tengo dada a V. E. noticia, han venido del campo como unos seis mil cometiendo toda clase de asesinatos y tropelías y apoderándose de la población de Aux Cayes.76 Y, D. Pedro de Peña, encargado del Gobierno Militar y Político de Trinidad, comunica a O’Donnell en 20 de abril: [...] Ayer fondeó en este puerto el bergantín americano Espeleta, su capitán Tomás Ens, procedente de Kingston un buque inglés con 118 pasajeros de color, procedentes de los Cayos, puerto al Oeste de Santo Domingo, la mayor partede ellos en la mayor indigencia, siendo socorridos por el Gobierno de Jamaica […].77 Remitido desde Curazao –17 de abril de 1844– por el agente confidencial José María Pando se recibió en La Habana copias de las informaciones enviadas por este al Capitán general de Puerto Rico en la que incluía los comentarios de otro agente situado en el lugar de los hechos, D. Juan Abril, comerciante español –Santo Domingo, 19 de marzo de 1844– para conocimiento de los gobernadores de Cuba y de Puerto Rico: Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legado 848, No. 28,572. Ibídem. 76 77 RevolucionesYconflictos20120207.indd 272 09/02/2012 02:50:57 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 273 Habrá V. extrañado a la llegada de buques de aquí, la falta de noticias mías, a olvido, pero causas que no pueden ser expuestas a la pluma, me lo han impedido, y ahora que sale un buque, y en él un conocido de V. y mío, aprovecharé la ocasión para poner en conocimiento de V. lo ocurrido. Desde el 20 de febrero se traslució aquí el movimiento que iba haber, pero nada se puso en ejecución hasta no saber si la parte de El Seibo se declararía, así permaneció hasta el 26 que al amanecer se tuvo noticia de que se aproximaban los seibanos, y tan pronto como se supo salieron de aquí a su encuentro, aquellos que hacían cabeza para ponerse de cierto acordes con ellos y fijar el ida que se debía dar el golpe. El 29 entraron, y sin ninguna oposición por parte del general De-Geot que mandaba la plaza, a capitular, entregando la corta guarnición que había, que la mayor parte se componía de hijos de la parte Española. Todos en general creyeron que el pronunciamiento fuese en favor de España, pero como siempre ha de aparecer un Judas, que aquí hubo dos, se trastornó el plan contra la opinión pública. El Cónsul francés, poco amigo de los españoles unido al sagaz de Bobadilla, se pusieron de acuerdo para que el pronunciamiento se hiciese en favor de la Francia, pero como esta nación está detestada de toda la parte española, se rechazó por todos los que hacían cabeza. Viendo malogrado su plan, proyectaron el de que se constituyesen en República Dominicana, como el gobierno más propicio para hacerles felices, que también hubo su oposición, pero la crisis exigía en estos momentos un gobierno que representase esta parte para evitar que la sangre corriese, como debía correr si se daba tiempo a opiniones. Aquí me tiene V. ya formado un gobierno que á la vista de todo hombre sensato y de juicio, lo considera en el acre y a sus moradores a ser víctimas, si con prontitud no toman la resolución de acogerse a las autoridades de las Islas españolas, como las únicas que pueden hacer frente a sus necesidades, y de no su ruina se les aproxima por grados; pues si el negro de la parte francesa se les une, como se cree, harán esfuerzos para castigar la rebelión, pues para RevolucionesYconflictos20120207.indd 273 09/02/2012 02:50:58 p.m. 274 José Luciano Franco la empresa cuentan con auxilios de los Y [...]. Y, que nadie duda le den, según aviso que acabo de recibir de Nombre del Príncipe su fecha 13 de febrero. ¿Qué seguridad ni confianza puede inspirar este gobierno al ver el nombramiento que ha hecho la Junta en Duarte que acaba de llegar de Curazao, de General de las armas, hombre que jamás ha conocido un fusil, sin capacidad, talento ni disposición para desempeñar un cargo que no conoce? Si esto no es ambición de mando, debe ser de locura. Ya la junta ha dado los primeros pasos de su ruina, consecuencia de su atolondramiento y poco tino que ha tenido al constituirse en república, que tan sin juicio ni previsión ha hecho contra, la opinión general, sabiendo como sabe todos los que la componen que el y está pronto a dar auxilios a su contrario, y para este paso tan descabellado que han dado de independencia ¿con qué capital cuentan para su sostén, porque si es con el producto de entrada de Aduanas, no pueden contar, pues a ninguno de los que componen la junta, ignoran que en tiempos más felices eran muy limitadas, ¿será con la corta fortuna de algunos particulares que cuenta? ¿Y este éxito podrá ser con la prontitud que requiere la necesidad? Difícil es en el estado de pobreza que se halla toda la parte española, pues son contados los particulares que se creen con dinero, y estas escaseces, los pone en la necesidad de cambiar de sistema, porque el actual gobierno no le puede atraer más que desgracias sobre desgracias. Los Santanas que se han puesto a la cabeza de los seibanos no están conformes con la República, y se espera a petición de estos un cambio. Si el negro y mulato se unen y vienen sobre esta parte, ese será el día de lamentaciones, y cuando ocurran por el socorro, tal vez será tarde, aunque la voz que hacen correr, pero esta es por pillos que pudiendo ganar de que se sacrificaran primero que someterse otra vez al negro, y espero esto, y también espero que llegado el caso pidan protección, no porque lo hagan de buena voluntad, si porque la necesidad los obliga. Los 500 hombres que mandaba el Gobierno haitiano para refuerzo de la plaza, llegaron Azua, y teniendo noticia allí de la Capitulación, se hicieron firmes, pero los paisanos los obligaron a repasar RevolucionesYconflictos20120207.indd 274 09/02/2012 02:50:58 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 275 la frontera con mucha perdida entre muertos y heridos. Se han presentado dos buques de guerra, el uno inglés y el otro francés: el inglés observó y a las 48 horas salió sin decir nada. Su consignatario que le facilitó ganado dice: que iba para los Cayos, y de allí al Príncipe, que irá a dar razón de estado de esto. La Águila queda aquí y será ella la conductora de lo que vaya ocurriendo.78 La situación de Haití y Santo Domingo, examinada a través de los informes de agentes confidenciales y funcionarios consulares, a los ojos de las autoridades coloniales de Cuba era cada día más confusa e inexplicable. Y no podían calcular con exactitud el valor de las fuerzas en pugna por el predominio de ambas zonas. El presidente de Haití, Riviere Herard, partió hacia el Este con el propósito de someter a los rebeldes dominicanos, el 9 de marzo de 1844, al frente de un ejército. La derrota del general Pierrot en su intento de capturar la ciudad de Santo Domingo,79 y los propios reveses que le infligieron las guerrillas dominicanas, obligaron a Riviere Herard a detenerse en Azua. Y aquí recibió, el 1 de abril, la visita del almirante de Moges que, desde la bahía de Ocoa, donde estaba fondeada la escuadra francesa, le había escrito el 31 de marzo pidiéndole urgentemente una audiencia. El marino francés, de acuerdo con el llamado Plan Levasseur, que el cónsul Saint-Denys dirigía, trató de influenciar al primer magistrado haitiano a que se plegara a sus exigencias en favor de los separatistas, a lo que este se negó. Las intrigas francesas propiciaron el golpe de Estado que destituyó a Riviere Herard, substituido por el octogenario general Guerrier. Y, esas intrigas francesas, que acababan de barrer con lo único que la Revolución de Praslin había hecho de bueno, en Haití, lograron que sus cómplices insertados en la dirección de la novel República Dominicana, desterraran a Duarte, Sánchez y Mella por oponerse a la política de los afrancesados. Esta serie de conflictos e injerencias, que provocaron todas las negociaciones más o menos secretas que distintos grupos dominicanos y haitianos realizaron con las autoridades coloniales de las islas del Caribe, se reflejan en los comunicados dirigidos a La Habana. Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. De Santiago. 78 79 RevolucionesYconflictos20120207.indd 275 09/02/2012 02:50:58 p.m. 276 José Luciano Franco Fechado en Kingston, 5 de junio de 1844, el cónsul Castillo avisa a O’Donnell en oficio No. 250: Tengo el honor de participar a V. E. que en el día de ayer por la tarde ha desembarcado en este punto el presidente de la República de Haití general Herard con algunos de sus principales partidarios los cuales viéndose acosados por las muchas amenazas y sospechas de ser preso por las tropas del general Negro que está en posesión de Aux Cayes nombrado Jean Jacques Accau, se han refugiado a bordo de un buque en la tarde que dejo indicada: en fin parece Exmo. Señor que los negros están enteramente decididos a no someterse de ningún modo a los mulatos.80 El siguiente mensaje del cónsul No. 251, –Kingston, 15 de junio de 1844–, tenía para O’Donnell mayor importancia, ya que en el mismo se trasluce el interés de los británicos en el desarrollo del proceso de la conspiración de la Escalera: En el vapor paquete inglés nombrado Forrh ha llegado a este punto el ex-presidente de la República de Haití general Herard con su familia el cual se cree, generalmente venga con intención de hacer alguna tentativa sobre la indicada República, sin embargo de que en la actualidad se encuentra tranquila desde la instalación del Presidente negro general Guerrier. Asimismo debo participar a V. E. que con esta fecha ha salido de este puerto para el de esa conduciendo al comodoro el navío ingles de 74 nombrado Ilustrious, y según anuncian los periódicos de esta se espera además un vapor y una corveta de guerra que deben dirigirse al mismo punto, con objeto se dice de indagar que perjuicios hayan sufrido los súbditos de S. M. Británica en esa Isla a consecuencia de la conspiración que se fraguaba y que felizmente ha sido descubierta.81 Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. Ibídem. 80 81 RevolucionesYconflictos20120207.indd 276 09/02/2012 02:50:58 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 277 Coincidiendo con estos informes llegó a La Habana D. Pablo Paz del Castillo que era uno de los promotores, junto con D. Antonio López de Villanueva y D. Juan Abril, de la campaña en Santo Domingo para incorporar aquella isla al sistema colonial hispano. Las razones que lo movieron a visitar al general O’Donnell aparecen en la correspondencia que él mismo depositó en manos del Gobernador general de la isla de Cuba, firmada por el Agente Consular de España en Saint-Thomas y por el Capitán general de Puerto Rico. Pero antes recibió O’Donnell el oficio reservado No. 9 enviado por el general Cayetano de Urbina –Santiago de Cuba, 3 de junio de 1844– copia de una comunicación de José María Pando –Curazao, 24 de mayo de 1844– al Capitán general de Puerto Rico en la que recoge cuantos rumores circulan en las islas del Caribe sobre Haití y Santo Domingo: Posterior a mi comunicación de 1 de mayo que había puesto en manos de V. E. Castillo, han entrado una goleta inglesa de Jamaica, otra de Santo Domingo y traen nuevas noticias. «Goleta inglesa Henrri Riney de Jamaica entrada el 9 de mayo, que anuncia la llegada a Kingston del Gobernador de los Cayos, su familia y número crecido de emigrados, que no pudiendo hacer frente a los negros tuvieron que abandonar el Puerto y he pensado que esta noticia haya sido comunicada a V. E, por el Cónsul que reside en aquella Isla. Según una carta que he visto de un comerciante de Kingston a otro de esta Isla su fecha 24 de abril que le dice «Con la venta que se ha hecho de un bergantín de guerra inglés a los haitianos se aparejarán las fuerzas que han armado en la parte española de Sto. Domingo y volverá aquella al dominio haitiano que tanto interesa a esta Isla» Goleta holandesa Gran María que ha entrado a este puerto el 12 de mayo en su remontada de Santa Cruz Puerto de la Isla de Cuba, el 7 de mayo fue registrada a las 8 de la noche por un bergantín de guerra haitiano y una goleta armada que iban para Yacomelo con tropas de desembarco su Comandante mulato aseguró al Capitán que tan pronto pusiese las tropas en tierra seguiría sobre Santo Domingo: esta noticia que da el Capitán del bergantín de guerra, nos pone en la necesidad de creer que los tizones auxilian a los haitianos, que es conforme con la que dio Nombre del Príncipe, al de Santo Domingo su fecha 13 de febrero que puse en conocimiento de V. E. el 6 de RevolucionesYconflictos20120207.indd 277 09/02/2012 02:50:58 p.m. 278 José Luciano Franco abril. También dice el Capitán que: el 9 de mayo a las 10 de la mañana fue visitado por una fragata de guerra inglesa que iba para los Cayos» Goleta de Santo Domingo con bandera haitiana el 12 de mayo trae por noticia están en el mismo estado que anuncié a V. E. por mis anteriores, no ha traído cartas para V .E. de abril, y de las proclamas que incluí se ve que la guerra entre haitianos y dominicanos va a ser horrorosa de una y otra parte. La Junta la manda a Ricar con objeto de que la haga componer y se la mande, pero como viene sin dinero su regreso será difícil y dejará aquí las costillas. Por carta que me ha manifestado Ricar de su hijo y sobrino he visto la llegada a Santo Domingo de un vapor francés de la Martinica, que no encontrando allí al Almirante había salido para el Principe, en donde está en su solicitud, que la voz que hizo correr antes de su salida, era de que por momentos llegarían tropas y buques de guerra. «Goleta holandesa Susana el 13 de mayo de Yacomelo en 4 días de navegación capitán Elis dice que el 8 de mayo se ha publicado por bando en Yacomelo haber cesado en el mando de la isla capitán Herard y el de haberlo reemplazado el general Guerrier negro: que el 9 de mayo salió la goleta venezolana la Belleza cargada de mujeres y muchachos de la clase de color… Yacomel dice que el 9 quedaba en la mayor consternación temerosos de la entrada de los negros; que a su salida entraba un bergantín y una goleta de guerra ambos haitianos que creen los salve de la tempestad que les amenaza; pero que tiene en su contra al Gobernador que no permite se embarque ningún hombre que pueda tomar las armas: que ha puesto pena de muerte al Capitán que se le encuentre un hombre a su bordo, y como esta pena dice es ejecutada en el acto ha atemorizado a todo Capitán y nadie quiere tomar a su bordo, despreciando cualquiera cantidad que les ofrecen. Que la mortandad en los Cayos hecha por Santiago Accau en los mulatos, por los pueblos por donde ha transitado no tiene número». Goleta holandesa Rosana de Yacomelo el 14 de mayo, en 4 días de navegación confirma la noticia que ha dado la Susana, con denegación de que el negro Santiago Accau se ha posesionado de los Cayos constituyéndose Presidente de aquel Partido. Según declaraciones del Capitán, es un negro de campo, muy feroz y enemigo RevolucionesYconflictos20120207.indd 278 09/02/2012 02:50:58 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 279 de todo blanco y mulato. La Rosana viene cargada de mujeres y muchachos de negrería de la parte francesa. También dicen las cartas de Yacomelo que el negro Salomón se ha puesto a la cabeza de los negros de la parte haitiana formando nueva Presidencias. «Según carta que he recibido de Caracas su fecha 17 de mayo «el comisionado de la Junta de Santo Domingo ha llegado, pero volverá con su dormán si acaso no queda empeñado en alguna sastrería, a anunciar a la Junta que de aquí no se debe aspirar otro auxilio que los saque de sus apuros» que palabras ambiguas y engañosas que acogen los bobalicones con entusiasmo, pero no el hombre sensato que conoce el mundo; pedir al Gobierno de Venezuela auxilio, es pedir peras al olmo, y lo verá V. muy pronto sino pasa a San Thomas en dice él que hay otro compañero en comisión. Lo que si aseguro sin errar que al llegar a Santo Domingo habla la verdad a la Junta, su relato debe ser bien triste; él dice que su temor de ellos es a los negros de la parte francesa; pero su amigo D. José M Rojas a quien ha venido la Comisión, creo le manifieste igual peligro en Venezuela. La matazón hecha en los Cayos y Yacomelo ha alarmado a toda la canalla, y a nosotros nos ha puesto en gran cuidado, pero de nada sirve la vigilancia que el Gobierno encarga cuando no hay fuerza para castigar al delincuente y seremos victima el día menos pensado. Si se llama a las armas, será más desgracia, si las ponen en sus manos, no queda otro recurso que el de resignarse a la Providencia que todo lo puede [...]». Nota de una carta del mismo sujeto y de la propia fecha. El Guarico también ha desconocido el Gobierno de Guierrier, y el general Pierrot que se ha puesto a la cabeza se ha constituido Presidente del Norte; ya hay en la parte francesa 4 presidentes pero todos negros. «No se pasarán muchos días sin que veamos un Presidente negro en la parte Española de Santo Domingo, porque no dejará de haber algún tizón que los estimule porque en la Isla abundan estos marchantes demasiado».82 En la carta que desde La Guayra, marzo 28 de 1844, escribió D. Pablo Paz del Castillo al Capitán general de Puerto Rico, se refiere a Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. 82 RevolucionesYconflictos20120207.indd 279 09/02/2012 02:50:58 p.m. 280 José Luciano Franco las conversaciones que sostuvo con el agente español José Ma. Pando, solicita le confieran poderes suficientes para enarbolar en Santo Domingo el pabellón español, y anuncia su salida para Curazao, y de ahí a Puerto Rico vía St. Thomas. El vice-agente español D. Francisco B. López –Saint Thomas, 9 de mayo de 1844– se dirige al conde de Mirasol, que ha reemplazado a Méndez de Vigo en la Capitanía general de Puerto Rico, y le dice: La demora del buque me proporciona el honor de comunicar a V. E. algunos hechos referentes a la Isla de Santo Domingo. «Es positivo que hay un tratado entre los franceses y la Junta Gubernativa de Santo Domingo cuyas bases son las siguientes: 1 Auxilio de parte de la Francia tanto en provisiones mercancías y en caso necesario tropas −e intervención» 2° un préstamo de 500.000 pesos redimibles en ciertos plazos. «3° La protección francesa después de establecidos el nuevo orden de cosas− por cuyos favores recibirá la Francia»: l ° La península de Samaná la cual ocuparán militarmente y 2 ° Ciertas concesiones y prestigios para el pabellón y comercio francés. « Estos datos me los ha comunicado D. Pablo Paz del Castillo quien ha sido llamado por la Junta Gubernativa para ponerse al timón de los negocios y quien me asegura que la mayoría de la gente tanto de las ciudades como del campo no desea ahora otra cosa que ponerse bajo el Gobierno español». Dicho señor Castillo ha vivido desterrado mucho tiempo en Curacao a causa de su firme adhesión al sistema español y como quiera que puede eme sus informaciones le sean de alguna utilidad al excelentísimo señor Capitán General de Puerto Rico le doy hoy licencia para que vaya a presentarse a la Capital y consista una entrevista con el indicado Superior funcionario. Dicho Señor Castillo ha estado en correspondencia con el señor general D. Santiago Méndez Vigo o y trae pliegos para el Capitán General de Puerto Rico del Cónsul de España en Curazao de modo que viene en clase de emisario y no he creído deberle poner impedimento en su viaje. Opina este Señor que la España debería tomar posesión de Samaná antes que lo hicieran franceses pero la salida de este paso seria cuestionable. «Estamos esperando RevolucionesYconflictos20120207.indd 280 09/02/2012 02:50:58 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 281 por momentos a un buque de la Capital de Santo Domingo y cuanto ocurra me apresuraré a elevarlo al Superior conocimiento de V. E.».83 El conde de Mirasol escuchó los planes de Paz Castillo, pero, como carecía de elementos materiales y no podía contar con el apoyo oficial del Gobierno de Madrid, envió al agente con una carta de presentación, fechada en San Juan, Puerto Rico en mayo de 1844, al Capitán general de la isla de Cuba: D. Pablo del Castillo, natural de Canarias, teniente que fue del Ejército Español y establecido hace algunos años en la Isla de Santo Domingo, y desde donde entretenía correspondencia secreta con el Capitán General mi antecesor, para noticiarle cuanto conviniera a los intereses de España; se me ha presentado procedente de Curazao para hacerme presente la favorable ocasión que se ofrece con motivo de los últimos acontecimientos, para ocupar la parte Española de aquella Isla, cuya población si no en su mayor parte, al menos en la que hace la más acomodada e influyente, considera la dominación de los españoles como el único medio que ofrece a la posibilidad de un arreglo estable, y de un fin a sus desgracias y completa ruina. «Más como no tengo instrucción ninguna del Gobierno Supremo sobre el particular, ni hay en esta Isla elementos de que disponer para tomar otro temperamento, he dispuesto que el expresado Castillo pase a La Habana a presentarse a V. E. para enterarlo personalmente de lo que sabe y entregue esta comunicación, a que acompaño un extracto de las noticias que he recibido de la Isla referida de Santo Domingo».84 Paz del Castillo celebró varias entrevistas con el general O’Donnell en el Palacio de Gobierno de la capital cubana, y puso en sus manos una serie [de] cíen informes entre los cuales figuraba uno firmado por D. Juan Abril, además de los ya señalados del conde de Mirasol y Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. Ibídem. 83 84 RevolucionesYconflictos20120207.indd 281 09/02/2012 02:50:58 p.m. 282 José Luciano Franco de los agentes españoles en St. Thomas y Curacao. Después de examinados los documentos y escuchado los proyectos de Castillo y Abril, la Secretaría Política del Gobierno Colonial de Cuba, elevó al general O’Donnell −12 de junio− un estudio de la situación en el Caribe que, en lo que respecta a Santo Domingo, reproduce lo esencial del informe verbal de Castillo, y concluye en esta forma: Se demuestra también que la parte francesa presenta un aspecto triste y lleva el camino de desaparecer para siempre. Que esta para estallar en Venezuela una conspiración contra su actual Gobierno y que se cree que traten de unirse los estados de Venezuela, Nueva Granada y Centro América. De acuerdo con ese estudio, que mereció su aprobación, O’Donnell, recomendó a Castillo que regresara a Santo Domingo y, sin ofrecer nada, ni contraer ningún compromiso, continuara laborando entre los dominicanos a fin de mantener la influencia española, es decir, lo confirmaba en sus tareas de espionaje. Y, en el expediente de la Secretaría Política, dictó el Capitán general la nota que contiene su resolución: Que se contesta al general Mirasol: Que se ha presentado el individuo que se refiere su escrito, mas no teniendo instrucciones especiales sobre el particular y siendo el asunto de graves consecuencias tanto por los compromisos que pudiera ofrecer respecto a otras potencias europeas, cuanto por ser muy dudoso si a los intereses de la España conviene imponerse la obligación a sostener nuevas posesiones, que se dé cuenta de estos sucesos a S. M. la Reina para que enterado de ellos pueda S. M. resolver lo que considere más acertado y trasmita las órdenes y hágase así por conducto del Ministerio de Estado, con remisión por copia de los documentos que se le citan, añadiendo las comunicaciones tanto al Gobierno como al general Mirasol que se encargue de lo prevenido pero sin hacer ninguna clase de ofrecimientos ni contraer ningún compromiso, sostenga el buen espíritu de aquellos habitantes y su afecto hacía la Nación española.85 Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. 85 RevolucionesYconflictos20120207.indd 282 09/02/2012 02:50:59 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 283 En esta determinación del general O’Donnell no dejaba de pesar la influencia de M, Mollien, cónsul general de Francia en La Habana, que lo visitaba con frecuencia ya que era uno de los tantos cónsules europeos que cobraba muy buenas primas proporcionándoles documentos oficiales a los armadores de buques negreros y, en cierta medida, integraba la camarilla que actuaba como consejo político y económico del Capitán general. Situación que aprovechaba M. Mollien para deslizar su interesada opinión en las cuestiones candentes relacionadas con Haití y Santo Domingo, y, desde su puesto en La Habana, cooperar en la realización del Plan Levasseur. Y, no perdía oportunidad para enviarle periódicos jamaicanos o haitianos con noticias que contribuyeran a alejar todo deseo por parte del Capitán general de intervenir en aquella isla. Así, por ejemplo, le envía la Feuille du Cammerce, No. 18, de Port-Republicain 5 de mayo. Le escribe con ese motivo −La Habana, 8 de junio de 1844− la siguiente carta: Presumiendo que V. E. continúa interesado en los acontecimientos que pasan en una isla vecina, tengo el honor de comunicarle el último periódico que he recibido. En el verá la división federativa de una República que se temía mucho aquí, pero no hallará en él la aseguración de la República Dominicana, que parece, según me escriben, destinada a resistir el ataque de sus enemigos.86 Carta y periódico que llegaron a su destinatario en los momentos que desembarcaba en La Habana el enviado del conde de Mirasol. Pero otras comunicaciones de sus propios agentes o de funcionarios coloniales, hicieron a O’Donnell en 26 de junio de 1844, enviar al Ministro de Estado el siguiente despacho reservado No. 58: Según una comunicación dirigida de Curazao al Gobernador de Cuba en 24 de mayo, la Isla de Santo Domingo se halla en un completo desorden. Infinidad de generales negros y mulatos se combaten mutua y ferozmente: cada cual desconoce el Gobierno que llega a constituirse; y últimamente la parte francesa estaba dividida en cuatro departamentos Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. 86 RevolucionesYconflictos20120207.indd 283 09/02/2012 02:50:59 p.m. 284 José Luciano Franco independientes uno de otro y con sus respectivos presidentes negros. La Española, por conservar su independencia hace los mayores esfuerzos y ha rechazado varias veces al ejército que trataba de invadirla. Sin embargo de esto se teme que dentro de poco, será mandada por un general negro de los de la parte francesa á quienes los ingleses han vendido un bergantín de guerra y con el cual creen destrozar la escuadrilla dominicana. Por donde quiera que pasen los negros dejan sembrado el terror entre los mulatos, poniendo en cuidado a los blancos de la parte española. Muchos jefes se han visto obligados a emigrar entre los cuales se cuenta el general Herard temiendo a las tropas del general negro Accau: muchos más emigraron de la parte francesa, pero los individuos que pueden manejar las armas tienen prohibida la salida y solo abandonan el país las mujeres y niños de los cuales tanto negros como mulatos han llegado a Curazao dos cargamentos: «El Cónsul de S. M. en Jamaica confirma la salida de Herard en una comunicación que me ha dirigido en 5 del corriente y añade que los negros están decididos a no reconocer la superioridad de los mulatos».87 Y en noviembre de ese año recibió O’Donnell un oficio del conde de Miraflores trasladándole en copia el informe firmado por Gregorio del Valle −uno de los dominicanos perseguidos y expulsados− que le fue enviado en 25 de septiembre de 1844: Santo Domingo se halla en el estado más deplorable que puede imaginarse. Reunida una porción de negros de la clase de oficiales superiores al general Santana que se hallaba en la línea de Bani con dos mil seibanos aconsejados por Bobadilla, Delmonte, Caminero, Javier Abreu y Ventura Báez personas enteramente adictas a los franceses y que tenían de antemano vendido el puerto de Samaná a los mismos, intentaron apoderarse al mando temiendo que el partido de los blancos o españoles que era mucho más fuerte lo hiciese antes que ellos. El general Santana vino con todo su ejército a Santo Domingo Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. 87 RevolucionesYconflictos20120207.indd 284 09/02/2012 02:50:59 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 285 y no obstante la resistencia que encontró en las tropas de la guarnición para su entrada engañó al presidente de la junta que lo era el general Francisco Sánchez diciéndole que venía con objeto de sostener al general Duarte que había sido nombrado presidente de la República por todos los pueblos y ejercito del Cibao. Bajo este concepto le fue permitida la entrada después de haber hecho infinidad de protestas que prometió cumplir bajo su palabra de honor. Al día siguiente de su entrada mandó poner en libertad a los cuatro señores nombrados anteriormente que el Gobierno tenía arrestados por las maldades que estaban cometiendo haciendo tratados con la Francia para venderlos parte del territorio e impetrar su protección y apoyo contra los negros, a todo lo que se oponía el partido de los españoles diciendo que el territorio era de España y que disfrutando de los habitantes de la parte Este por una consideración del Gobierno español no estaba en el caso de permitir se desmembrara por ningún concepto parte de la República. Faltando descaradamente a la oferta que había hecho al presidente de la Junta se hizo proclamar jefe supremo de la República (o por mejor decir Dictador) hizo prender al Presidente y dos vocales de la junta central gubernativa, engañando al Ejercito con proclamas llenas de imposturas consiguió prender a los jefes del partido opuesto que lo eran los generales Matías Ramón Mella y Juan Pablo Duarte a varios jefes y edecanes de su estado mayor y otros ciudadanos honrados empleados en la capital y los deportó para toda la vida a diferentes partes del extranjero. Creyéndose ya seguro en el poder reunir los diputados a Cortes para formar la constitución del Estado y con intrigas y amaño alcanzó que todos los constituyentes saliesen de su partido, que es la canalla más grande de los pueblos para formar a su gusto la Constitución y ser el elegido Presidente, amenazando siempre con la fuerza, caso que suceda lo contrario. Nombró generales a los negros Manuel Mora, Lorenzo Araujo, Joaquín Puello, que es jefe de la Plaza de Santo Domingo. Estos intentan degollar al Presidente si es de los blancos y enseguida con los muchos negros que tienen bajo el pretexto de que quieren esclavizarlos, acabar con todos los blancos del país, y ellos unirse RevolucionesYconflictos20120207.indd 285 09/02/2012 02:50:59 p.m. 286 José Luciano Franco otra vez a sus compañeros de Haití. Para evitar esto el señor Santana con los malvados de Bobadilla, Delmonte, Caminero, Abreu y Báez tienen intentado que los franceses le auxilien y cederles después a Samaná, de suerte que se esperan muy tristes resultados de la situación actual de Santo Domingo: la mayor parte de sus habitantes trata de desocupar el país y al efecto se están deshaciendo de cuanto tienen para salir para el extranjero, puesto que nadie puede vivir allí con tranquilidad. Los negros de Haití se están preparando para volver de nuevo sobre Santo Domingo y si lo hacen obtendrán diferentes resultados que la vez anterior porque los dominicanos están cansados de guerra, han perdido todos sus frutos y han sido engañados muchas veces. El partido que tiene la España en la isla de Santo Domingo es bastante considerable pero como no han visto protección por esta todos se callan. Sería muy factible enarbolar el pabellón español siempre que se faciliten algunas tropas y algunos buques de guerra. Todos los españoles, colombianos y algunos otros extranjeros se les ha hecho desocupar el país por la sola soberana del jefe supremo y sus consejeros los S. S. nombrados anteriormente. Omito extenderme más por ahora pues esto basta para dar una idea del desgraciado estado de esta Isla que tanto desprecian los españoles y que deberían mirar con más consideración.88 Ahora bien, en el momento que se escribía el anterior informe, el Plan Levasseur no tenía ya la menor posibilidad de llevarse a cabo, pues había sido desautorizado por el gobierno de Francia. En despacho oficial –París, 25 de julio de 1844– que llegó a su destinatario a fines de diciembre, el Ministro de Asuntos Extranjeros, Guizot, en nombre del rey Luis Felipe, clara y netamente ordena a Levasseur y a Saint Denys que no continúen en sus planes para ocupar ni la península de Samaná ni la Mole Saint-Nicolás: [...] Lo que nosotros deseamos firmemente, seriamente, es ejercer, con los títulos incontestables que nos da el derecho, una influencia saludable en la pacificación de la isla, una Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. 88 RevolucionesYconflictos20120207.indd 286 09/02/2012 02:50:59 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 287 acción protectora en sus destinos, tal como lo permiten nuestros propios intereses de acuerdo con los de la humanidad y la civilización. Es dentro de ese espíritu y ese objeto que autorizo la negociación que habéis abierto, pero con esta restricción que debéis abandonar toda idea de tomar posesión de Samaná [...].89 Esta nueva actitud obedecía más bien a los conflictos internacionales europeos que, después de la entrevista de Eu entre la reina Victoria de Inglaterra y el rey Luis Felipe de Francia –septiembre de 1843– en la que los ministros de ambos gobiernos, Guizot, Peel y Aberdeen habían aceptado reanudar la entente cordiale anglo-francesa, de manera especial en cuanto se relacionaba con los problemas españoles. Cooperación que duró hasta la vuelta de Palmerston en 1846. ◉◉◉◉◉ Ni por un momento podía confiarse ni el gobierno de España, ni representante en Cuba, O’Donnell, en Inglaterra, aún cuando el de aquel imperio estuviera, como ocurría en ese momento, en manos de la reacción conservadora. Y esa desconfianza la refleja, una vez más, el Capitán general de la isla de Cuba en oficio al Ministro de Estado –La Habana, 28 de noviembre de 1844– en el que acusa recibo y se da por enterado de la Real Orden –Madrid, 16 de septiembre– que acompañaba el ejemplar de un diario europeo con la noticia de una sociedad integrada por cubanos e ingleses, formada en Londres, cuyo único fin es el de promover la independencia de Cuba. En el despacho oficial hace alarde O’Donnell de su enérgica y feroz crueldad con los procesados en la causa criminal conocida por la conspiración de la Escalera: [...] Se bien que la lección dura y severa que los conspiradores y revoltosos han recibido con el descubrimiento de la conjuración de Matanzas y cuyos resultados aun hoy mismo tocan, no basta para separarlos de sus maquinaciones. Y agrega después: J. Price-Mars, La République D’Haiti. 89 RevolucionesYconflictos20120207.indd 287 09/02/2012 02:50:59 p.m. 288 José Luciano Franco [...] Aquí si los hijos del país abrigan, porque está en el corazón de todos, el sentimiento de la independencia, para realizarla un día cuentan con el secreto apoyo y aún con la protección ostensible de los ingleses. Los negros no ignoran cuanto favor y ayuda les prestarían para realizar sus planes de exterminio de los blancos y de conquista y señorío del país. Así no hay acaso declaración alguna entre las tomadas a más de tres mil cómplices de la conjuración que no ofrezca, siendo de mediana importancia, la idea de que contaban con el auxilio de lo ingleses.90 Y termina con la afirmación de que son los cónsules de Inglaterra, Turnbull y Crawford, así como los abolicionistas y sus agentes situados en Jamaica, los promotores y protectores de la insurrección de la gente de color libre o esclava. Si nos atenemos a la denuncia que Domingo del Monte presentó a Everett, y a la increíble confesión posterior de Francis Ross Cocking, que fuera vicecónsul inglés en La Habana, los recelos de O’Donnell, así como el temor de agresiones preparadas en Jamaica, eran fundados. Ross Cocking en carta a Lord Palmerston −Caracas, 1 de octubre de 1846− le declara: Ruego a V. E. que se sirva leer la siguiente relación de los hechos en que he tenido una parte, parte principal, bajo la dirección y aprobación de los señores cónsul general Turnbull y Crawford. En 1841 mientras ejerció el Consulado en La Habana el señor David Turnbull; serví a sus órdenes en calidad de vice-cónsul hasta su remoción y traslación al buque de S. M. B. Romney, capitán Burton, adonde se refugió por temor de ser asesinado a causa de la excitación que en La Habana había causado su conducta, y yo quedé destituido de apoyo, detestado por los más influyentes casi tanto como Turnbull lo fue, o ha sido nunca, y sin medios de defenderme. Fui en La Habana uno de los miembros del Comité allí establecido para examinar la posibilidad de dar la independencia a la isla de Cuba y asegurar por tanto a la población Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 42, No. 16. 90 RevolucionesYconflictos20120207.indd 288 09/02/2012 02:50:59 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 289 esclava su completa emancipación. Mis colaboradores eran nativos de Cuba y sudamericanos, cuya mayor parte eran personas de mucho talento y de influencia entre los habitantes criollos. Desde el principio de esta ardua empresa, descubrí con sentimiento que todos los nativos de Cuba aunque unánimes en opinión respecto a su independencia política diferían esencialmente en cuanto a la oportunidad y los medios de conceder inmediata libertad a la población esclava. Añádase a esto la mutua desconfianza que existía entre estas dos fracciones independientes, y el temor de las medidas rigurosas del Gobierno español, que retraía a los ánimos más resueltos a perseverar en el anhelado propósito de alcanzar la libertad. En presencia de estos hechos trate de aproximar unos a otros estos hombres y reconciliarlos, haciéndolos concurrir al punto capital propuesto [...]. Y les presentó un plan de seis puntos en el cual se contemplaba la colaboración de blancos y negros, la declaración de libres a los esclavos que participaran en las tareas revolucionarias e indemnizar a los dueños de esclavos por la emancipación de estos. Pero Mr. Crawford reemplazó a Turnbull el 8 de junio de 1842, y Ross Cocking tuvo que referir minuciosamente al nuevo Cónsul General cuáles habían sido sus actividades conspirativas bajo la dirección de aquél, Y Mr. Crawford aprobó la conducta del vicecónsul, lo aconsejó y alentó. Inmediatamente, dice Ross Cocking, que reunió por separado a los dos comités revolucionarios de La Habana, compuesto el uno de blancos y el otro de negros y mulatos libres. Pero, pocas semanas más tarde, en julio 17, lo trasladaron a Jamaica como agente para promover la emigración de trabajadores negros cubanos para aquella colonia inglesa. Y llegó a Jamaica el 23 de agosto de 1842, con cartas de presentación de Crawford para Lord Elguin, presidente del comité de inmigración y para Mr. Richard Hill. Con distintos pretextos Ross Cocking volvió a Cuba para continuar la propaganda revolucionaria, y todo hace suponer que estableció contactos con Plácido y el general Narciso López que, en septiembre de 1842 había sido relevado del cargo de Gobernador de Trinidad. Y termina su informe a Palmerston, afirmando que la precipitación de uno de los comprometidos en la provincia de Matanzas, obligando a RevolucionesYconflictos20120207.indd 289 09/02/2012 02:50:59 p.m. 290 José Luciano Franco los esclavos de dos o tres plantaciones azucareras a sublevarse, hizo fracasar el plan que él alentaba desde Jamaica.91 Si bien O’Donnell solamente tenía ligeros indicios de estas actividades no por eso dejaba de vigilar cuidadosamente todo lo referente a Jamaica, con mayor interés aun que lo relativo a Haití y Santo Domingo ya que, enfrascados ambos pueblos en una guerra torpe y sin objetivos −el general J. M. Imbert, francés, al frente de los dominicanos derrotó el 20 de marzo de 1844, en Santiago, al general haitiano Pierrot− no ofrecían peligros inmediatos al régimen esclavista de Cuba. No obstante, las noticias acerca de la conspiración alentada por el ex-presidente Charles Riviere Herard contra el gobierno de Guerrier, llegaron a preocupar al Gobierno Colonial de Cuba solamente por el hecho de organizarse en Jamaica, y estar conectada con aquellos emigrados de Venezuela y Colombia a quienes suponía interesados en participar en una invasión a Cuba. La Secretaría Política del Gobierno, pasó –abril 8 de 1845– a O’Donnell una nota informativa en que le dice: El Cónsul de S. M. en Jamaica: participa que según noticias que ha recibido de Haití, aquellas autoridades ejercen la más estricta vigilancia sobre los anuncios que tiene de que el expresidente que fue de aquella República Mr. Riviere Herard y emigrado en la misma, quiere desembarcar de nuevo y promover la guerra civil entre sus habitantes, que las sospechas son fundadas, que se sabe desierto que el expresado Mr. Riviere Herard ha comprado una goleta mercante nombrada Granadina perteneciente a la Nueva Granada, armándola con 1 cañón de bronce y tres cajas de fusiles con otros varios efectos de guerra para dirigirse al indicado punto de Haití que le acompañan 30 hombres, la mayor parte colombianos expulsados de su país. Y en otra nota del 16 de abril sé le informa a O’Donnell: El Gobernador de Cuba da conocimiento de las mismas noticias que respecto a Haití había ya comunicado el Cónsul de Boletín del Archivo Nacional, año III, No. V y VI, 1940. 91 RevolucionesYconflictos20120207.indd 290 09/02/2012 02:50:59 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 291 S. M. en Jamaica, agregando que con tal motivo ha dispuesto que un buque de guerra salga a cruzar por el Sur de dicha República [...].92 Efectivamente, Riviere Herard partió de Kingston el 29 de marzo pero tanto en Jacmel como en Jeremies donde pretendió desembarcar, lo obligaron a regresar al punto de partida. El 8 de abril intenta una nueva aventura, pero los pescadores de la playa de Grand Gosier se armaron rápidamente y le hicieron abandonar definitivamente la empresa. En mayo 15 se recibió en La Habana el parte del gobernador de Santiago de Cuba avisando el regreso del buque de guerra enviado a vigilar las costas haitianas, y según su comandante no se había alterado el orden de aquella isla. Claro que dicho marino observó desde muy lejos la situación, ya que todo contradecía su optimismo. En Santo Domingo, el general Pedro Santana había ocupado violentamente el poder, y el 27 de febrero de 1845 hizo fusilar a María Trinidad Sánchez, hermana del líder de la Independencia. En Haití, el 16 de abril, el Consejo de Estado eligió al general Jean-Louis Pierrot, Presidente de la República, cargo vacante por el repentino fallecimiento de Guerrier que la ocupaba. Uno de los primeros actos de Pierrot −10 de mayo de 1845− fue proclamar las hostilidades contra los que defendían la división de la isla. Y los dominicanos replicaron apoderándose de Hinche y Las Caobas. En agosto 31 de 1845, la Secretaría Política del Gobierno Colonial de Cuba, elevaba a O’Donnell un resumen de las informaciones acerca de la crisis en el Caribe. El Capitán General de Puerto Rico traslada lo que le han dicho desde Curazao relativo a los encuentros de los haitianos con los dominicanos. Sobre el particular son varias las opiniones. Se dice que los haitianos abandonaron Las Caobas antes de llegar los dominicanos; que estos especialmente los blancos y mulatos están dispuestos a pronunciarse a favor de España a quien tan públicamente llaman, que se ha notado entre algunos mulatos que llevan en la camisa la bandera española Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. 92 RevolucionesYconflictos20120207.indd 291 09/02/2012 02:51:00 p.m. 292 José Luciano Franco con deseo de enarbolarla, que su gobierno solo lo es en el nombre, pues no cuenta ni con medios ni simpatías. Se dice también que en la parte francesa ha habido sangrientos encuentros entre negros y mulatos; que el presidente Pierrot se retiraba al Guarico donde pensaba establecerse porque en el Príncipe estaba mal mirado por el pueblo. Añade el General de Puerto Rico que había dado cuenta a S. M. incluyéndole los periódicos que había recibido con estas noticias y por lo cual no podía incluirlos a V. E.93 O’Donnell que estaba de mal humor se limitó a ordenar se contestara simplemente al conde de Mirasol –l9 de septiembre– que se daba por enterado. El disgusto de S.E. lo había producido el oficio No. 262, del cónsul Juan del Castillo –Kingston 2 de junio de 1845– adjuntándole un ejemplar del periódico The Jamaica Guardián and Patriot correspondiente al 15 de mayo de ese año, que insertaba en la página 6 un trabajo titulado Monument to Placido, The Cuban Poet, firmado por Joseph Soul, pidiendo se elevara un monumento en Kingston a la memoria del poeta cubano asesinado por órdenes de O’Donnell a causa de la conspiración de la Escalera, y como un homenaje de los amantes de la libertad y el progreso de los pueblos a las víctimas del despotismo esclavista. Lo que recrudeció la antipatía del Capitán general y los negreros de Cuba hacia los ingleses de Jamaica. Para el conde de Mirasol, a quien asediaban los españolizantes de Santo Domingo Abril y Paz Castillo, no había otro tema de mayor interés que la recuperación de la antigua colonia de la Española y trataba por todos los medios a su alcance de arrastrar al Gobierno Colonial en una aventura militar en tierras dominicanas. El informe que la Secretaría Política presenta a O’Donnell en octubre 13 de 1845 trae la novedad de una posible injerencia norteamericana en el complicado problema haitiano-dominicano: El Capitán General de Puerto Rico da conocimiento de las últimas noticias que tiene de Santo Domingo hasta el 20 de agosto. Se reducen a los choques que han tenido lugar entre los partidos dominicanos y haitianos. Los norteamericanos Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. 93 RevolucionesYconflictos20120207.indd 292 09/02/2012 02:51:00 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 293 parece que favorecen a los dominicanos con dinero y armamentos pa la tropa, sobre lo cual llama la atención de V. E. el General de Puerto Rico. Los haitianos el 20 se habían apoderado de Da jabón y pasado a cuchillo la guarnición de 300 a 400 hombres. Parece que también se ha notado un terremoto muy fuerte.94 Las insistencias del Capitán general de Puerto Rico convencieron al gobierno de Madrid, después de asegurarse, a través del embajador español en Londres, de que la Gran Bretaña no se opondría a que el proyecto de incorporar Santo Domingo se realizara, si Francia también lo aceptaba, y autorizó a los gobernadores de Cuba y Puerto Rico para que lo pusieran en marcha. O’Donnell autorizó, a su vez, al conde de Mirasol para movilizar algunos efectivos militares y la segunda división de la escuadra española en el Caribe, estacionada en Puerto Rico, reforzada con algunos buques enviados de Santiago de Cuba. En el mes de febrero de 1846 salieron para Santo Domingo seis buques de guerra españoles, entre ellos –dice el historiador dominicano José Gabriel García– la fragata Isabel 2da, una corbeta, dos bergantines, uno de ellos El Habanero, y dos goletas, de las cuales una era La Churruca, al mando del coronel D. Pablo Llanes, comandante de la segunda división de la estación marítima de las Antillas, con instrucciones para estudiar sobre el terreno lo que había de positivo referente a la unidad de la opinión de los dominicanos en favor de su antiguo y legítimo gobierno, y con autorización suficiente, según versiones muy verosímiles, −asegura García− para apoyar a los que enarbolaran la bandera española, a cuyo efecto se dice que fue embarcado –en Puerto Rico– el batallón de Cataluña, y quedaron listos para marchar tres batallones de milicias disciplinadas que debía mandar el coronel Correa Botenes, administrador de la aduana de Mayagüez, así como también fondeado en Añasco el navío Soberano en espera del resultado de la operación, que habiendo podido realizarse sin dificultad, opinaba el comandante del Apostadero, D. Cayetano Pilón, porque aumentara la importancia que tenía ante la historia la fecha memorable del 27 de febrero. Y no es dudoso que esa fuera la intención, −agrega el historiador citado− porque los buques fondearon el día 24 en el Placer de los Estados, Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 848, No. 28,572. 94 RevolucionesYconflictos20120207.indd 293 09/02/2012 02:51:00 p.m. 294 José Luciano Franco con grande agitación del vecindario de la ciudad de Santo Domingo, que no sabía a qué atribuir tan inesperada visita, de mal augurio para unos y para otros motivo de esperanzas; pero, sea que la repugnancia con que se asegura que el coronel Llanes veía desde un principio el atrevido proyecto, influyera en el aplazamiento de su realización, o que la presencia de Puello en el gabinete, y el desacuerdo entre Santana y Bobadilla les sirvieran de obstáculo, que de ambas hipótesis corren versiones autorizadas por la tradición, es lo cierto que si había planes todos fracasaron, y que después de la recepción oficial que acordó el gobierno al marino español el día 25, hubo mucho empeño en dar por pretexto ostensible a la arribada de los buques españoles el propósito de reclamar a nombre de los gobernadores de las islas mencionadas (Cuba y Puerto Rico) y del general en jefe de las fuerzas navales en el Mar de las Antillas, el respeto de pabellón español, que suponían amenazado con un decreto de bloqueo, como para hacer menos sospechosas las seguridades dadas, en el curso de las explicaciones qué tuvieron lugar relativamente al supuesto decreto de bloqueo, de los buenos deseos y de las simpatías que España abrigaba en favor de su antigua colonia y la cordialidad y franqueza con que recíprocamente se hicieron ambas partes manifestaciones de amistad y concordia; de suerte que aunque no faltaron sus aprehensiones alarmantes, ni sus propagandas peligrosas, unas y otras quedaron desvanecidas con el discurso que, con motivo de la celebración del aniversario de la independencia, pronunció el presidente Santana el 28 de febrero, en el cual manifestó que el lenguaje franco y cordial del coronel Llanes le había convencido de que el gobierno de Su Majestad Católica, ajeno de toda idea de dominación, vería con placer que se estrecharan amistosas relaciones entre España y la República Dominicana.95 Y los proyectos de Abril y Paz del Castillo, calorizados por el conde de Mirasol, quedaron, por el momento, abandonados. Las relaciones con Santo Domingo entraron en una nueva etapa. Así, por ejemplo, el conde de Mirasol trasladó a O’Donnell −30 de julio de 1846− la petición que Santana le había dirigido: Vuestra acreditada indulgencia ha animado a este Gobierno a exponeros que a consecuencia de una guerra en que ha J. G. García, Compendio de la historia. 95 RevolucionesYconflictos20120207.indd 294 09/02/2012 02:51:00 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 295 sido preciso tener sobre las armas un numeroso Ejército se abandonaron casi todos los cortos establecimientos de nuestra agricultura, reducida por la ocupación haitiana a casi una total nulidad, y esa situación se ha agravado con la seca sufrida en toda esta Isla durante un año, de modo que los víveres de primera necesidad son en extremo escasos. En cuya virtud solicita de V. E. la autorización para que los buques dominicanos puedan ir a cargar de víveres en los puertos de esa Isla que V. E. tenga a bien designar.96 El capitán general O’Donnell accedió a esa petición. Y, en cumplimiento de sus instrucciones, el gobernador de Santiago de Cuba, en 27 de agosto de ese año, avisó a las autoridades subalternas de los puertos designados que podían admitir barcos con bandera dominicana. En marzo 23 de 1847, recibió O’Donnell el oficio del cónsul. Castillo desde Kingston, avisando el fallecimiento del general Riche, presidente de Haití.97 Y, en 6 de abril, otro oficio fecha 17 de marzo del mismo funcionario le avisaba: Por la llegada a esta de la goleta de guerra haitiana Invisible hemos sabido la elección del general Soulouque para Presidente de aquella República nombrado por decreto del Senado expedido el l del actual.98 Alentados, quizás, por el aparente éxito que para su política significó la visita de la escuadra española y las declaraciones públicas del coronel D. Pablo Llanes, el Secretario encargado de despacho del Ministerio de Hacienda, Comercio y Relaciones Exteriores de la República Dominicana, con fecha 27 de marzo de 1846, dirigió un oficio al capitán general O’Donnell en el cual le decía: Deseoso el Gobierno de la República Dominicana de afianzar su independencia y entablar relaciones con todas las naciones cultas, y muy particularmente con su antigua Metrópoli, Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 852, No. 28,734. Ibídem, No. 28,796. 98 Ibídem, No. 28,794. 96 97 RevolucionesYconflictos20120207.indd 295 09/02/2012 02:51:00 p.m. 296 José Luciano Franco con quien le ligan los vínculos de origen, religión, idioma, usos, costumbres y sentimientos, ha determinado enviar a los S.S. Buenaventura Báez, José María Medrano y Juan Esteban Aybar, los dos primeros, miembros del Consejo Conservador, y el último Jefe superior político de esta Capital, cerca de la Corte de Madrid, con amplios poderes para solicitar el reconocimiento de la Independencia de esta República, y hacer tratados de amistad, comercio y navegación ventajosos a ambos países[...].99 Pasados varios meses del anterior escrito, recibió O’Donnell un despacho del duque de Sotomayor −Madrid, 27 de octubre de 1847− en el que se hacía la consulta sobre la delegación dominicana: Hace más de un año que se encuentran en esta corte tres comisionados de la República de Santo Domingo, encargados de negociar el reconocimiento de su independencia, o de conseguir para la misma el protectorado del Gobierno español. «Deseando la Reina nuestra señora, que en este asunto se proceda con pleno conocimiento de lo que convenga a los intereses del Estado, se ha servido disponer que a la mayor brevedad posible manifieste V. E. a esta Secretaría las ventajas e inconvenientes que producirá a esta Isla con respecto a su seguridad y prosperidad así el reconocimos de la República Dominicana, como la aceptación del protectorado de la misma por el Gobierno español: las facilidades u obstáculos que este último proyecto hallaría en los Estados Unidos o en cualquier otra nación: los gastos que ocasionaría a la España y todo lo demás que V. E. crea conducente para ilustrar el ánimo del Gobierno en esta importante materia».� O’Donnell rindió el informe pedido por el Ministro de Estado –No. 365. La Habana, 8 de febrero de 1848– en los siguientes términos: Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 852, No. 28,805. 99 RevolucionesYconflictos20120207.indd 296 09/02/2012 02:51:00 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 297 Una comunicación que recibí directamente, del Gobierno de Santo Domingo y otras indicaciones que particularmente se me han hecho me han dado a conocer el pensamiento que tienen de negociar el reconocimiento de su independencia o el protectorado del Gobierno español. Con estos antecedentes procuré inquirir en particular extremo cual era el verdadero estado de aquel país para apreciar las ventajas e inconvenientes que en cualquiera de ambos supuestos pudieran seguirse a la Nación Española. El resultado de los informes que reiteradamente he recibido de personas sensatas es tan conforme y se halla tan justificado por los hechos que no deja lugar a dudas. «Hoy la república de Santo Domingo se halla exhausta de todo recursos, destrozada por divisiones intestinas y sin crédito aún entre los demás gobiernos americanos: su porvenir si acaso más mísero que su situación actual. No abriga en si germeneo de prosperidad ni riqueza y sus relaciones comerciales ofrecen poca ventaja a los países con quienes las mantenga. De este bosquejo exacto se desprende cuan poco útiles para la Nación Española serían sus relaciones con la república de Santo Domingo: Y si es este un hecho verídico considerada la cuestión en general, examinándola bajo el punto de vista que se pretende, fácil es deducir que será perjudicial y contraria a los intereses nacionales». El Protectorado sin producir ninguna clase de bienes causaría graves compromisos. No porque los gobiernos extranjeros especialmente el de Inglaterra nivel de los Estados Unidos no conociesen que ninguna ventaja política ni comercial nos proporcionaba, sino porque aparentándola creer suscitarían desagradables cuestiones, para sacar en cambio una utilidad que a la España está lejos de ofrecer el Protectorado. Si ese bello título pudiese obtener sin el empleo de otros medios que los de la influencia y solo hubieran de mediar el cambio de notas diplomáticas, trabajo ocioso era en verdad; pero como el protectorado no puede menos que comprarse sino a costa del envió de fuerza armada, de auxilios, de dinero, efectos y víveres, resultarían una inmensidad de gastos sin presentar la más ligera retribución, pues la esperanza de obtenerla algún día si es posible, debe RevolucionesYconflictos20120207.indd 297 09/02/2012 02:51:00 p.m. 298 José Luciano Franco desaparecer considerando que esa misma República dominicana que hoy solicita acogerse al protectorado de la España porque se ve sin Gobierno y sin crédito y sin paz, la rechazaría en el momento de obtener y consolidar esos bienes» Por esas consideraciones no vacilo en asegurar no solo que bajo concepto alguno no son convenientes las relaciones de que se trata, sino que es favorable a la seguridad de esta Isla habitada por una raza de color numerosa, mantenerla alejada de frecuente roce con aquel país.100 Claramente se ve que en la redacción de este informe participaron los intereses de los tratantes de esclavos y los hacendados criollos, que temían siempre que la rebeldía de los esclavos, siguiendo los ejemplos cercanos, acabara con su inicua explotación. En marzo 29 de 1848, el general D. Federico Roncali, conde de Alcoy, reemplazó a O’Donnell al frente del Gobierno Colonial de Cuba. Coincidió el inicio de su mando con los movimientos revolucionarios cubanos conocidos por la conspiración de la Mina de la Rosa Cubana, lidereada por el general Narciso López, las actividades del Club de La Habana con sede en la casa señorial de D. Miguel de Aldama, y la propaganda de los dueños de esclavos con amplio apoyo norteamericano por la anexión de la isla de Cuba a los Estados Unidos. La idea de la anexión −escribía José A. Saco sobre los orígenes del movimiento anexionista en Cuba− fue laborando en silencio; pero en 1846 todavía no era más que un simple y vago deseo que nadie intentaba realizar. La injusta guerra que la Confederación Norteamericana declaró a México en aquel año, y el triste desenlace que tuvo para esta República, pues que perdió una porción considerable de su territorio, transformaron de pronto la opinión de muchos cubanos. Los que anhelaban por la anexión creyeron, que así como los Estados Unidos habían triunfado de Méjico, con la misma facilidad se apoderarían de nuestra Antilla; y enarbolando públicamente su nueva bandera, apareció en Cuba desde 1847 un partido numeroso, que pasando de las ideas a los hechos, trató de ejecutar sus proyectos valiéndose de las armas. Mientras estas cosas pasaban, −agrega Saco− estalló en febrero de 1848 la revolución de Francia, y proclamada la República, los Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 852, No. 28,805. 100 RevolucionesYconflictos20120207.indd 298 09/02/2012 02:51:00 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 299 anexionistas de Cuba cobraron nuevo brío, juzgando que el movimiento decisivo había llegado ya. Otro partido mucho más formidable que el primero alzó también la cabeza en los Estados Unidos, juntóse con el cubano, y declarándose no ya protector, sino el ejecutor de la anexión, se aprestó a invadir a Cuba para enseñorearse de ella.101 Fernando Ortiz, prólogo a la obra de José A. Saco, Contra la Anexión, La Habana, 1928. 101 RevolucionesYconflictos20120207.indd 299 09/02/2012 02:51:00 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 300 09/02/2012 02:51:01 p.m. VI Rebeldías populares y conjuras reaccionarias internacionales Mientras en América del Norte y en los países del Caribe se debatía, en la primera mitad del siglo xix, con mayor encono cada día el problema gravísimo de la esclavitud y trata negrera, en los países europeos –Inglaterra, Francia, Italia, Alemania– la burguesía industrial reclamaba reformas democráticas; las masas trabajadoras, cada vez con mayor claridad revolucionaria, se rebelaban violentamente contra las injusticias sociales y la explotación inhumana que sufrían. Y Carlos Marx y Federico Engels, lanzaban a los proletarios de todo el mundo –1848– el famoso documento conocido por cuantos padecen hambre y sed de justicia, que marcó el camino a seguir en la lucha por la liberación de todos los oprimidos. Mensaje anunciador de la creación de una sociedad nueva. Las naciones europeas en la década de los 40 del siglo xix, así como los propios Estados Unidos de América, afrontaban tales problemas de orden interno, sus respectivas políticas domésticas estaban tan preñadas de dificultades que, con excepción de la última –nuestra inquietante y ambiciosa vecina del Norte– apenas si las demás estaban en condiciones de fijar su ocupada atención en los complicados asuntos de este rincón del Caribe y, por lo tanto, es difícil encontrar en los archivos algún dato –que no haya sido ya estudiado por nuestros más destacados historiadores que apunten nuevas informaciones al esclarecimiento de la política internacional de las grandes potencias ante 301 RevolucionesYconflictos20120207.indd 301 09/02/2012 02:51:01 p.m. 302 José Luciano Franco la crisis continua en este Mediterráneo americano y los movimientos libertadores cubanos de la primera mitad del siglo pasado, y muy especialmente, frente a las revoluciones populares europeas de ese período. Sin embargo, tres documentos de nuestro Archivo Nacional, nos dan una idea –sin que ella sea nueva de la situación oficial de Cuba y su Gobierno Colonial ante la crisis revolucionaria europea y las amenazas contra el dominio español en esta Isla que partían de los Estados Unidos, datos que nos permiten tener una visión de conjunto bastante clara de la enorme importancia que tuvieron los movimientos revolucionarios populares europeos y la voracidad expansionista norteamericana en el desarrollo de la situación cubana en esa época, así como en los conflictos provocados por las intervenciones en los asuntos internos de las repúblicas haitiana y dominicana. El primero de dichos documentos, fechado en La Habana, el 28 de marzo de 1848, es un oficio del Capitán general de la Isla de Cuba al Ministro de Gobernación español, en el que da cuenta de haber recibido las noticias de los sucesos de Francia, y hace observaciones sobre el sistema que debe adoptarse para mantener a la Isla alejada del contagio revolucionario.1 En el segundo documento –9 de julio de 1848– dirigido al propio Ministerio, se hacen diversas consideraciones respecto al estado de la Isla y el espíritu de su población, con motivo de los acontecimientos de Europa.2 Por último, el tercero es un despacho del Ministerio de Estado español, fechado en Madrid noviembre 15 de 1848, enviado al Capitán general de Cuba, que incluye un ejemplar de la Gaceta Oficial de ese mismo día, en la que se desmiente el rumor de que se iba a vender la Isla, y copia un despacho del Ministro de España en los Estados Unidos sobre los planes fraguados allá contra el dominio español en la Isla, con el proyecto de adquisición de la misma por los norteamericanos. Hasta cierto punto, este oficio completaba el enviado por el propio conducto diplomático –febrero 10 de 1846– sobre la proposición del senador Levy, presentada a la Alta Cámara de la Unión Americana, en la que recomendaba efectuar dicha compra, y la Real Orden de 26 de mayo de ese año comunicada por el Ministro de Estado al Capitán Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 43, No. 24. Ibídem, No. 27. 1 2 RevolucionesYconflictos20120207.indd 302 09/02/2012 02:51:01 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 303 general, relativa a la impresión que pudo haber causado en Cuba las noticias de esas gestiones.3 La situación de los Estados Unidos, del pueblo norteamericano, era muy peculiar en la década del 40. En el Norte, según la acertada definición del profesor Hacker, existía una economía en la cual laboraban y producían al mismo tiempo artesanos de la ciudad, obreros rurales que trabajaban en sus granjas, algunos trabajadores a jornal parcialmente industrializados y obreros totalmente proletarizados, lo que materialmente producía una completa confusión en el papel que como clase podían desempeñar los trabajadores norteamericanos, acaso por ser característico de aquel período el progreso constante más que la consolidación de una estructura social determinada. Sin embargo, en las primeras décadas del siglo xix comenzaron a aparecer organizaciones de jornaleros en las grandes ciudades norteamericanas. En 1836 la «Unión Nacional de Sindicatos» llegó a disponer de más de 300,000 afiliados que luchaban por el aumento de salarios, la jornada de 10 horas y el derecho a la organización sindical, recurriendo a veces a la huelga, pero la prolongada depresión de los primeros años de la década del 40 los redujo a la impotencia. Con la crisis provocada por la transformación de las manufacturas hacía el 40 y el 50, se acentuó la miseria y el desempleo en las clases trabajadoras. En 1845 solamente en Nueva York vivían alrededor de 80,000 personas de la caridad pública. Esa masa de desocupados e indigentes llevadas por la desesperación, era utilizada por el Gobierno norteamericano, tantas cuantas veces necesitaban agitar la opinión pública del resto del país, en las cuestiones internacionales. Pero las masas productoras del Norte estaban en flagrante contradicción con la economía esclavista del Sur. Aunque solamente una reducida proporción de blancos del Sur poseían esclavos y se interesaban por la plantación –afirma Hacker– todos, fueran o no propietarios de aquellos, se hallaban asimismo engranados en la economía esclavista, bien fuese como empleados, bien como profesionales, bien como administradores, bien por estar relacionados en múltiples y diversas formas con dicha economía. Estas gentes proporcionaban al 3 J. Becker, Historia de las Relaciones. RevolucionesYconflictos20120207.indd 303 09/02/2012 02:51:01 p.m. 304 José Luciano Franco Sur esclavista el control del Senado, y el de la política internacional de los Estados Unidos.4 Las contradicciones agudizadas por la lucha entre los hacendados y los agricultores por las tierras del Oeste, por el problema de tarifas entre los industriales del Norte y los esclavistas agrarios del Sur, así como por la incorporación de nuevos territorios, provocaron –si se nos permite hacer esta observación un poco escueta en obsequio al poco espacio de que podemos disponer– el ataque brutal contra la integridad de la nación mexicana en 1846, la anexión de inmensos territorios que aumentaron el poder de la oligarquía esclavista y el inicio de una política anexionista sobre Cuba que coincidió con un estado de madurez política de las clases burguesas cubanas, que comenzaban a reclamar con tesonera energía el derecho a disponer de sus propios destinos. E igualmente guió a los expansionistas en sus pasos a discutirle a las potencias coloniales europeas el predominio en el Caribe y la América Central. Durante las mandatos de los presidentes Polk –este denunció al Capitán general de Cuba los intentos insurreccionales de 1848– y Taylor, sucesivamente, aprovechándose de las dificultades revolucionarias que confrontaban las reaccionarias cancillerías europeas, y la debilidad y corrupción administrativa de la podrida monarquía española, los oligarcas sudistas hicieron cuanto les fue posible para adquirir la Isla de Cuba e incorporarla a la Unión como un nuevo territorio esclavista. Claro está que en abierta oposición a los más sanos elementos revolucionarios cubanos, pero apoyados indudablemente en un importante sector anexionista de nuestro país. Fillmore, sucesor de Taylor, se encontró, después de las expediciones armadas conducidas a Cuba por el general Narciso López, –las que hubo de condenar en documentos oficiales– frente a las notas presentadas por Inglaterra y Francia a Daniel Webster, Secretario de Estado, en las que proponían la firma de un acuerdo tripartito, en el que las altas partes contratantes, separada y colectivamente, renunciaban en lo presente y para lo futuro toda intención de obtener posesión de la Isla de Cuba, y se unían entre sí para impedir cualquier intento en dicho sentido de parte de cualquier poder o individuo.5 Louis M. Hacker, Proceso y triunfo del capitalismo norteamericano, Buenos Aires, 1942. 5 J. Becker, Historia de las Relaciones. 4 RevolucionesYconflictos20120207.indd 304 09/02/2012 02:51:01 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 305 Si bien no llegó a cristalizar el convenio, no es menos cierto que su redacción –en parte reflejaba determinadas orientaciones comunes a la política imperialista de las tres grandes potencias– expresaba claramente la condenación total de los movimientos libertadores cubanos de la época por las grandes potencias europeas y el gobierno de los Estados Unidos de América. La situación europea –Inglaterra, Francia, Alemania e Italia, especialmente– era en extremo confusa, hasta el punto que apenas si las cancillerías, la zarista inclusive, podían prestar mucha atención en los años que antecedieron y siguieron a 1848 a los asuntos de estas tierras del Caribe. ◉◉◉◉◉ Nos dice Croce que si a las revoluciones liberales –nacionales y democráticas– sociales de 1848 con la secuela natural de reacciones brutales se les quiere señalar un principio cronológico, en un particular acontecimiento, el mejor quizás fuera la elección para Papa del obispo Mastai Ferretti. Para la generalidad de los mortales que leemos algo de historia, en este fecha, 1848, había que destacar –siguiendo los lineamientos del profesor Croce– en primer término el conjunto de revoluciones nacionales que entonces estallaron en Italia, Alemania, Austria y Hungría: revoluciones que indudablemente recibieron fuerte impulso y nuevo aliento de la revolución de febrero en París –que derribó la monarquía de los Orleans e instauró la República– pero de los cuales el buscar en esta los orígenes hubiera sido inexacto cronológica e idealmente. En efecto: ya en 12 de enero, Palermo se había sublevado pidiendo autonomía para Sicilia y parlamento; el 29 del mismo mes el rey de Nápoles había otorgado un Estatuto que, modelado sobre el francés de 1830, y aprobado el 1 de febrero, abrió la secuela de los estatutos liberales de aquel año [...]. Los conatos de insurrección habidos en Calabria suministraron a toda Europa una insignia de libertad, el sombrero calabrés, que medio siglo antes había sido símbolo de la reacción o bandidaje[…]. Pero antes de hablar de las causas que produjeron esos movimientos populares de la liberación nacional y de mejoramiento social en los casos de Inglaterra, Francia y Alemania, así como de la crueldad reaccionaria dirigida por el zar Nicolás de Rusia, debemos señalar la actitud asumida por la Iglesia Católica en aquel momento histórico. RevolucionesYconflictos20120207.indd 305 09/02/2012 02:51:01 p.m. 306 José Luciano Franco Aunque en la revolución del 48 –dice el profesor Croce– apenas existiese punto alguno de anticatolicismo y anticlericalismo, aunque figurara con frecuencia el clero en las ceremonias patrióticas, y la misma República romana, surgida sobre las ruinas del poder temporal del Papa, se guardara muy bien de herir las creencias religiosas, la Iglesia Católica tan pronto como comenzó la reacción, se apresuró a colaborar con ella, compartiendo el botín con los gobiernos absolutistas, y cobrando salarios y premios en pago de sus servicios. Pudo, en efecto, verse en Viena como una asamblea de obispos calificaba de «impiedad» el liberalismo y calificaba de paganismo el crecimiento de las nacionalidades, cuyo origen proclamaron, era el castigo de Dios, que diversificó las lenguas al pie de la Torre de Babel. Los concordatos que entonces pactó la Iglesia le daban o devolvían cuanto hubiese parecido una locura esperar. Por el concordato austríaco del 55, del que se dijo que era una Canossa impresa, el Estado, liquidando toda la obra de José II, renunció al placet y a ingerirse en la preparación del clero y en las penas que la Iglesia infligiese, confió a los obispos la vigilancia de las escuelas públicas a y privadas, excluyó de los institutos y de las escuelas a los profesores no católicos, reconoció en las cuestiones matrimoniales la jurisdicción eclesiástica merced a los cánones y a las deliberaciones del Concilio de Trento, se comprometió a prohibir por todos los medios a su alcance los libros irreligiosos, dejó que libremente se estableciesen nuevas órdenes y congregaciones y que dispusieran libremente de sus bienes, con promesa de considerar como inviolable para lo presente y lo futuro la propiedad eclesiástica, y obligación de remitirse en todos los casos concernientes a cosas o personas de la Iglesia no tratados expresamente a la doctrina y disciplina de la Santa Sede. De la misma naturaleza era el concordato del 51 con España, en la cual, además, se declara única religión de España la religión católica. Los concordatos establecidos con Badén y con Württemberg, por su enormidad, fueron rechazados por las respectivas Cámaras. En Prusia, Federico Guillermo IV abandonó todos los derechos que el Estado había mantenido sobre la Iglesia Católica, y dejó RevolucionesYconflictos20120207.indd 306 09/02/2012 02:51:01 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 307 el camino libre a esta y a sus jesuitas. Al mismo tiempo, la Iglesia procuró alejar toda sospecha de que pudiera transigir con la civilización moderna; los jesuitas fundaron una revista que se tituló Civilización Católica; al dogma de la Inmaculada Concepción (que convirtiéndose en símbolo reaccionario como reconocimiento a la ayuda prestada por la Virgen contra las recientes y ya vencidas revoluciones) habían de seguir, en el 64, el Syllabus de los errores del siglo y entre estas, como fundamental, el liberalismo, y luego, un concilio, que decretó el dogma de la infalibilidad papal. Se celebraron sin merma ni recato santificaciones de hombres que habían sido inquisidores del Santo Oficio, y por ello particularmente odiosos, por su significación histórica, al mundo civilizado.6 ◉◉◉◉◉ En la vieja Inglaterra, en la primera mitad del siglo xix, el movimiento cartista tuvo una extraordinaria importancia no solo en lo que se refiere al propio país, sino también en la historia del movimiento obrero internacional. Fue el primer movimiento independiente del proletariado como clase contra el régimen burgués entero. Para Lenin, fue el primer movimiento amplio y genuino de las masas, con formas políticas definidas, fue el primer movimiento de revolución proletaria. La crisis periódica de 1847 incitó a las masas trabajadoras inglesas y dio origen a la fase final del cartismo. Los manufactureros empezaron a bajar los salarios. Estallaron huelgas tormentosas que fueron sofocadas por las tropas. Las noticias de la revolución popular en Francia y Alemania, inyectaron nuevos bríos al movimiento cartista. Llegó a pedirse la república y la revolución armada. Una convención, apoyada por cinco millones de firmas adherentes, se reunió en Londres el 4 de abril de 1848. La indecisión y vacilación de los directores la hicieron fracasar. Los viejos líderes O’Connor y O’Brien no creían en los métodos revolucionarios y se plegaron a las exigencias del Gobierno inglés. La anunciada manifestación del 1 de abril de 1848, fue suspendida, y el fracaso ahogó toda insurgencia. Benedetto Croce, Historia de Europa en el siglo xix, Madrid, 1933. 6 RevolucionesYconflictos20120207.indd 307 09/02/2012 02:51:01 p.m. 308 José Luciano Franco Después de esa fecha, entró Inglaterra en un largo período de prosperidad industrial recobrando su predominante papel en la vida internacional. La industria inglesa se situó en primer lugar en el mundo, en posición que no permitía la competencia de Francia o de Alemania, países económicamente mucho más débiles. El capital inglés monopolizó el mercado mundial. En sus manos estaban concentrados los mejores mercados, no solamente de Europa, sino también de Asia y América. Ese monopolio permitió a la burguesía inglesa con la ayuda del sindicalismo reformista pequeño burgués, mejorar los salarios de los estratos superiores, expertos, de la clase obrera, ahogar el movimiento revolucionario cartista en lo interior, y desarrollar, internacionalmente, una política contraria a las revoluciones que, como las cubanas de ese período, tendían a buscar la propia liberación nacional y el cese del trabajo esclavo con detrimento de los monopolios e intereses del naciente imperialismo económico. ◉◉◉◉◉ Las malas cosechas de 1845 y 1846, la crisis industrial de 1847 que se extendió a toda Europa, el Gobierno de los banqueros y su desvergonzada política de auto-enriquecimiento, apresuraron el advenimiento de la Revolución de febrero de 1848 en Francia. La crisis de 1847 dio lugar a muchas bancarrotas. Fábricas y talleres tuvieron que cerrar. El costo elevado de los alimentos produjo sangrientos motines. Al hambre y la desocupación del proletariado se unió el empobrecimiento de los pequeños burgueses. Bajo la presión del creciente descontento de las clases trabajadoras, la burguesía industrial y comercial se lanzó a pedir reformas; a exigir la extensión de los derechos del sufragio. En la mañana del 24 de febrero de 1848 casi todo París estaba cubierto de barricadas. Los obreros con el apoyo de la pequeña burguesía combatían con decisión en tanto que la gran burguesía permanecía al margen. La revolución de febrero fue democrática-burguesa por su contenido, pero su palanca más potente hubo de ser el proletariado. La República fue proclamada. Un Gobierno Provisional fue creado, pero con una política interior totalmente contraria a los intereses populares que lo habían llevado al poder. La política exterior del Gobierno Provisional era también reaccionaria. En los primeros RevolucionesYconflictos20120207.indd 308 09/02/2012 02:51:01 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 309 manifiestos aseguró a la República francesa, que estaba dispuesto a ayudar al pueblo que luchaba por su liberación. Sin embargo, en realidad, el Gobierno Provisional se esforzaba por formar una unión con la Rusia Zarista, mediante la promesa a Nicolás I, de conservarse neutrales en el intento de Rusia de sofocar el movimiento revolucionario de Polonia. A pesar de sus declaraciones oficiales, el Gobierno Provisional hacía hincapié en todas las formas posibles, ante los embajadores extranjeros, en su sumisión a los mandatos del Congreso de Viena, y en su firme decisión de no apoyar movimiento revolucionario alguno en otros países. Presionado el Gobierno Provisional de Francia por la resuelta demanda de Víctor Schoelcher, apoyado en los núcleos más radicales del movimiento revolucionario popular, se vio obligado a dictar el Decreto de la Abolición de la esclavitud en las colonias en 27 de abril de 1848. Los esclavistas y negreros de Guadalupe, Martinica, Guayana –a cuyas voces se unieron las de los propietarios de esclavos de Cuba y Puerto Rico– protestaron en todos los tonos de esa medida justa y humana. Sostenían la idea de que la abolición del trabajo esclavo no solo los arruinaba totalmente, sino que también iba a crear en los países coloniales del Caribe un clima revolucionario que daría al traste con el dominio europeo. Y, se aprestaron a luchar con todos los elementos de que podían disponer para detener el avance de la revolución popular en Francia. Al recibir las primeras noticias de la revolución de febrero en Francia, Nicolás I, se dice en el libro editado por V. P. Potemkin –dirigiéndose a los oficiales de guardia, exclamó– «¡A los caballos, señores! Llegó la República a Francia». Pero en realidad no pensaba en una campaña, veía en la ruina de Luis Felipe una merecida retribución. Además, la situación internacional era demasiado tirante para mezclarse en una aventura de esa naturaleza. Las revoluciones de marzo en Viena, Berlín, Munich, Dresde y en todos los estados de la Confederación Germánica, la huida de Metternich, el completo hundimiento de todo el sistema creado por el mefistofélico Canciller austríaco con la Santa Alianza, el temor pánico de la revolución que dejó paralizados a Federico Guillermo en Prusia y el Emperador Fernando en Austria, la inmediata disposición de estos para la capitulación, todo esto embrolló seriamente las cartas de Nicolás. El zar estaba evidentemente desconcertado. RevolucionesYconflictos20120207.indd 309 09/02/2012 02:51:02 p.m. 310 José Luciano Franco El 3 de abril de 1848, Nicolás escribió a la reina Victoria una carta significativa en muchos extremos. Estaba desconcertado y deprimido: le parecía ver a Europa en ruinas. Escribía a Victoria como a la representante de uno de los dos Estados aún no sacudidos por el desenfrenado huracán. Propuso a Inglaterra unirse con Rusia y salvar el orden social. No podía Nicolás, para suprimir los movimientos democráticos del Mundo entero, descansar en sus propias fuerzas. Pero he aquí que resplandeció para él un rayo de esperanza: la represión de Cavaignac contra el proletariado de París en los terribles días de junio de 1848 dio alas al Zar y lo colmó de esperanzas. Felicitó a Cavaignac y se dispuso a intervenir en los asuntos europeos. La primera intervención fue tanto diplomática como militar. Y tuvo lugar en 1849, contra la sublevación húngara. La segunda intervención fue exclusivamente diplomática, tendiente a liquidar la tentativa de unificación de Alemania.7 Alemania, dividida en una serie de pequeños estados –en 1848 existían 36 estados, cinco con la categoría de reinos con aduanas, monedas, sistemas de pesas y medidas propias y relaciones internacionales autónomas– tenía como problema central de la revolución democrática –burguesa la unidad nacional. En Alemania predominaba la agricultura pero cometida a los grandes terratenientes, dándose casos como en Prusia, por ejemplo, donde existían en esa época las prestaciones feudales de los campesinos. Así pues, el desarrollo del capitalismo en la mitad del siglo xix reclamaba imperiosamente con la creación de un gobierno central único, la libertad del comercio, la instauración de un solo sistema aduanero y la unificación de la política extranjera. El triunfo popular de París en febrero de 1848 impulsó la acción de las masas en Berlín, colocando de golpe a la burguesía prusiana al frente del Estado. En centros industriales como, por ejemplo, Colonia, los obreros levantaron sus propias reivindicaciones y comenzaron el movimiento revolucionario en los primeros días de marzo. El 13 de ese mes estalló y triunfó la sublevación de Viena, y ocurrieron los primeros choques en Berlín. El 18 triunfaron en la capital de Prusia las masas sublevadas. El rey Federico Guillermo IV se vio obligado a retirar las tropas de las calles, prometer una Constitución y designar V. P. Potemkin, Historia de la Diplomacia, Buenos Aires, 1943 7 RevolucionesYconflictos20120207.indd 310 09/02/2012 02:51:02 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 311 un gobierno liberal bajo la presidencia de dos ricos comerciantes del Suroeste. La revolución de marzo –escribe H. Duncker– elevó al poder en Austria, Prusia y los demás estados alemanes, a la burguesía liberal, dándole, por tanto, los elementos necesarios para destruir el aparato del Estado, y abolir desde el Gobierno todo lo que quedaba en pie del régimen semifeudal. En Alemania no hubo un solo estado en que la burguesía se atreviese a atentar contra el poder monárquico. Fue mantenido todo el aparato tradicional del poder público. En Berlín, todavía se estaba luchando en las barricadas cuando la burguesía sellaba ya un pacto con los defensores del viejo régimen contra la clase obrera. Ni un solo oficial, ni un solo funcionario, fue destituido, y los nuevos gobernantes no se atrevieron a tocar a los vestigios del feudalismo.8 Los campesinos de Prusia –afirma Federico Engels– se aprovecharon de la revolución, lo mismo que los de Austria –aunque con menos energía porque el feudalismo no los oprimía tanto, en general– para emanciparse de todos los vínculos feudales. Pero pronto la burguesía se volvió contra ellos, contra sus aliados más antiguos e indispensables [...]. Y así, a los tres meses de la emancipación, el feudalismo veíase restaurado, a fuerza de encuentros sangrientos y ejecuciones militares, con ayuda de la burguesía, todavía ayer antifeudal.9 En Austria, además de la abolición del régimen feudal, el problema consistía en obtener para una serie de pueblos –húngaros, italianos, yugoeslavos, polacos, checos– la autonomía o la independencia. Después de la sublevación de marzo y de la expulsión de Metternich, cabeza visible de la reacción europea, se produjo en Viena –25 de mayo de 1848– un alzamiento victorioso que implantó el sufragio universal y obligó al emperador y a la corte a huir de la capital. Pero la derrota de junio de los obreros de París marcó el viraje en la historia revolucionaria europea. Y empieza el contra-ataque de la reacción feudal. H. Duncker y otros, De la Revolución francesa a la comuna de París, La Habana, 1939. 9 Ibídem. 8 RevolucionesYconflictos20120207.indd 311 09/02/2012 02:51:02 p.m. 312 José Luciano Franco Aprovechando el respiro que le daba el pacto con la burguesía liberal, la monarquía austríaca comenzó a manejar en su favor los antagonismos nacionales. Con la ayuda de los alemanes y los húngaros, consiguió sofocar el movimiento eslavista de Bohemia, utilizando luego a los húngaros y a los eslavos contra los italianos. En octubre 6 estalló en Austria un nuevo movimiento revolucionario. Por segunda vez huyó el emperador de la capital. Los elementos democráticos de Viena –estudiantes, obreros y pequeños-burgueses– se opusieron a que saliesen tropas a sofocar la revolución húngara. No recibieron ayuda exterior, y el emperador, con su ejército compuesto de tropas eslavas en su mayoría, venció, barrida por la artillería imperial, la heroica; resistencia de los sublevados. El 1 de noviembre se rindió Viena al Emperador. La derrota de la Viena revolucionaria trajo las mismas consecuencias que la represión de la revolución de junio en París. En toda Alemania, y, especialmente en Prusia, la reacción pasó al ataque. El 10 de noviembre de 1848 entraron en Berlín las tropas prusianas. Sin que la burguesía opusiese gran resistencia, fue disuelta la Asamblea Nacional de Prusia el 5 de diciembre quedando restaurado el antiguo régimen. En la primavera de 1849 el movimiento revolucionario se reanimó. En. Hungría –acaudillado por liberales pequeño-burgueses– tomó tal fuerza, que hubo que acudir al auxilio de las tropas rusas para sofocarlo. La intervención del Zar en el sofocamiento de la sublevación húngara –escribe Potemkin– fue condicionada ante todo, por sus temores, acerca de la tranquilidad de Polonia, en caso de que Hungría lograra convertirse en un sólido Estado independiente. Además, la existencia de un Estado gobernado por el revolucionario Kossuth, era también una amenaza para la influencia de la Rusia zarista en la península Balcánica. Por último, el triunfo de la reacción europea sería incompleto si triunfaba la Hungría revolucionaria. Nicolás decidió intervenir solo a fines de la primavera de 1849, o sea, cuando los generales austríacos habían sufrido una serie de derrotas vergonzosas. Paskevich, el virrey del reino Polaco, se encargó de la dirección suprema de esta intervención. El Imperio austríaco, después del apaciguamiento de Hungría, podía considerarse salvado. Con certera visión del problema revolucionario europeo en todo su conjunto, Marx y Engels, desde la Nueva Gaceta del Rhin, fundada RevolucionesYconflictos20120207.indd 312 09/02/2012 02:51:02 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 313 por ellos a su regreso en Alemania, no analizaban la revolución alemana aislándola del movimiento de los demás países de Europa. No era ella más que un eslabón en la cadena general de la revolución europea. Había, pues, que ampliar su frente y utilizarla como ariete contra la Europa semifeudal y principalmente contra Rusia, la última gran reserva de la reacción de toda Europa. El ministro inglés Clarendon, hablando posteriormente sobre estos años declaró, en una de sus intervenciones parlamentarias, que en ese tiempo –1847 a 1850– según la opinión general, Rusia poseía, no solo «una aplastante fuerza militar», sino también una diplomacia que se distinguía por «su incomparable habilidad». El poderío de Nicolás después de la campaña húngara, y después de Olmutz –ciudad donde suscribió en 29 de noviembre de 1850, por la intervención de Nicolás su humillante convenio con Austria– parecía indisputable. Cuando yo era joven, era Napoleón quien gobernaba sobre el continente europeo. Ahora su lugar lo ha ocupado el emperador ruso, quien, por lo menos en el curso de algunos años, con otros propósitos y otros medios, dictará las leyes al continente. Así escribía en 1851, el muy informado observador, barón Stockmar, amigo del príncipe Alberto y de la reina Victoria.10 En 1848, España, la podrida monarquía española, estaba entregada al desenfreno de todas las concupiscencias, a los más desvergonzados manejos, a los más impuros negocios de la familia real y de las camarillas de todas clases, bajo el degradante gobierno de los caudillos militares del tipo innoble de Narváez –bárbaro y atrabiliario soldadote– o la dictadura civil de políticos degenerados como Bravo Murillo. En España –escribía el general Narváez desde su corto exilio de París en 1847– no se puede gobernar con blandura, sino a palos. Y a Joaquín Francisco de Pacheco presidente del Consejo de Ministros protegido del general Serrano –que era en esos días el amante oficial de la descocada reina Isabel II– contestó la invitación que le hacía de regresar a Madrid en los siguientes términos: «No iré a España si no me da carta blanca, pues al estado en que han llegado las cosas no hay otro medio que empuñar él garrote y pegar de firme; fusilar a Serrano y no dejar un solo empleado en palacio, desterrando además a Nápoles a María Cristina».11 V. P. Potemkin, Historia de la Diplomacia. Vicente Blasco Ibáñez, Historia de la Revolución española, Madrid, 1892. 10 11 RevolucionesYconflictos20120207.indd 313 09/02/2012 02:51:02 p.m. 314 José Luciano Franco En la retrasada y oprimida España parecía casi imposible que pudiera tener ambiente propicio cualquier movimiento político progresista. Álvaro Florez Estrada, teórico del colectivismo agrario influenciado por los utopistas franceses, había condenado en 1838, en un opúsculo titulado La Cuestión Social, la propiedad privada de la tierra, panfleto que tenía para la vida española los caracteres de una cruzada revolucionaria. Lentamente fue ganando adeptos el socialismo utópico. En 1840, la Sociedad de Tejedores de Barcelona, que agrupó bajo sus banderas proletarias a los republicanos progresistas, obtuvo verdaderos progresos en Cataluña. El republicanismo y el socialismo, confundidos, organizaron agrupaciones y fundaron periódicos que, como La Fraternidad –1847– propagaban las ideas y enseñanzas de los reformistas españoles discípulos de Joaquín Abreu, Pedro Luis Huarte, Manuel Sagrario de Veloy, Faustino Alonso. Influenciados por las corrientes revolucionarias francesas, hombres como el infatigable Fernando Garrido –encarcelado a menudo por sus escritos– el honrado D. José María Orense, el ilustre D. Francisco Pi y Margall, el entusiasta D. José Ordax Avecilla y el revolucionario Abdón Terradas, formaron el núcleo dirigente del movimiento democrático republicano español, que logró extender su propaganda hasta Portugal. La propaganda republicana y socialista hizo que el pueblo portugués se mostrara dispuesto a derribar del trono a su reina doña María de la Gloria, y a proclamar la República. El gobierno español, presidido por Pacheco, a petición del de Inglaterra, para impedir que el pueblo lusitano proclamase su libertad dándose un régimen democrático, lo invadió atropellando bárbaramente su autonomía. En los primeros días de junio de 1847 el general Manuel de la Concha, al frente de diez batallones de cazadores, entró en Portugal. Los reaccionarios portugueses, imitando a sus correligionarios de todos los países, no vacilaron en ponerse al lado de los españoles que invadían a su patria, quedando reducida la campaña de Concha a un simple paseo militar. La monarquía borbónica, entusiasmada por tan fácil triunfo, y orgullosa de sentirse aliada de la poderosa Inglaterra, creyó que había erradicado de toda Europa las amenazas revolucionarias. La proclamación de la República francesa y la caída de Luis Felipe de Orleans –24 de febrero de 1848– causó profunda impresión en toda España. Orense, Ordax Avecilla, Segundo Flores y Terradas, RevolucionesYconflictos20120207.indd 314 09/02/2012 02:51:02 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 315 dirigentes de la fracción democrática, se inclinaron a una revolución decisiva que cambiara los destinos del pueblo español. El 26 de marzo se dio en Madrid el grito de ¡Viva la República!, pero el movimiento fue sofocado esa misma noche. El fracaso no desalentó a los revolucionarios, y el 7 de mayo el audaz e infatigable Buceta sacó sublevado a la Plaza Mayor el regimiento de España, al mismo tiempo que el pueblo republicano tiroteaba a la fuerza pública y levantaba barricadas en las principales calles de Madrid. El 13 de septiembre estalló en Sevilla otra revolución con el comandante Portal al frente, que se apoderó de la ciudad, arrojando a los funcionarios monárquicos, pero, falta de apoyo, como las de Madrid, hubo de fracasar también. Narváez tomó represalias feroces. Fusiló sin contemplaciones de ninguna clase a centenares de hombres, y todas las semanas enviaba desterradas a Filipinas a docenas de personas sospechosas de simpatizar con los republicanos. El 18 de mayo, Narváez, después de una tormentosa entrevista con el embajador de Inglaterra Bulwer –que le reprochó su bárbara e innecesaria crueldad– le dio los pasaportes, haciéndole salir inmediatamente de España. Comentando esos sucesos, y la relación que los mismos tenían con los problemas europeos y las tentativas insurreccionales en Cuba, escribió Domingo del Monte a un amigo de La Habana –París, 6 de octubre de 1848– lo siguiente: En París estoy muy al corriente de lo que pasa en los Estados Unidos y en La Habana, por los periódicos ingleses y americanos. Por ellos y por algunos pasajeros que recalan por acá de dichos dos puntos, observo con placer que se han disipado completamente los temores de revolución que amagaban a Cuba, a consecuencia de los trastornos de Europa. Ya habrán visto ustedes que ni España ha proclamado la República, ni está bajo la influencia de Francia, ni su gobierno piensa, ni ha pensado, ni pensará jamás en dar ley de abolición de esclavitud en sus colonias. También habrán visto ustedes que el disgusto diplomático de Inglaterra con el gabinete de Madrid no ha producido efecto ninguno de hostilidad temible contra la península ni sus colonias.12 Domingo del Monte, Escritos, Introducción y notas de José A. Fernández de Castro, La Habana, 1929, 12 RevolucionesYconflictos20120207.indd 315 09/02/2012 02:51:02 p.m. 316 José Luciano Franco Es evidente que, a pesar de las hipócritas notas confidenciales de sus diplomáticos recomendando moderación a Narváez, Inglaterra estimulaba las salvajes represalias de la reacción española, e inclusive dio facilidades al carlismo para levantar con Cabrera nuevas partidas, que amenazaran a los isabelinos más liberales con un régimen aún más brutal y tiránico, si no se plegaban a las directivas internacionales de la política inglesa. Estimulado por Francia e Inglaterra y para asegurar el apoyo interior del clero, Narváez envió a Italia, en 1849, una expedición militar al mando de los generales Córdoba y Zabala en auxilio del Papa. El Papa Pío IX, a quien la revolución había obligado a huir a Gaeta, solicitó la intervención de las potencias de Europa para aplastar la República Romana fundada por Garibaldi y Mazzini, y ayudar al Imperio Austríaco a recuperar sus dominios en Italia. La política exterior del gobierno español en beneficio del fanatismo, la tiranía y la trata negrera –la reina madre doña María Cristina era quien más utilidades obtenía de la venta de esclavos– contó desde ese momento con el apoyo y simpatía de Nicolás, y la ayuda –especialmente para mantener el despotismo colonial sobre Cuba y Puerto Rico– de los reaccionarios políticos europeos y norteamericanos. Aunque un absurdo error diplomático de Nicolás, cometido en la nota de 25 de agosto de 1849 presentada al Gobierno de Turquía, agudizó las relaciones anglo-rusas, sin embargo, este grave incidente internacional no impidió el acuerdo entre las grandes potencias para contener el expansionismo norteamericano, y, lógicamente, impedir el crecimiento de los movimientos revolucionarios cubanos, y su posible repercusión de los países coloniales del Caribe, e instaurar en el mundo la más desenfrenada reacción. La reacción europea capitaneada por Nicolás I, y con el apoyo franco de la política inglesa, aseguraba a España la posesión de la isla de Cuba, hacía detener la marcha expansionista norteamericana sobre el Caribe y estorbaba firmemente los trabajos revolucionarios de los cubanos progresistas. Así el Ministro de Estado español en oficio de 15 de junio de 1850 dirigido al Capitán general de Cuba, le traslada copia de un despacho del Ministro de S. M. en Washington, relatando la favorable entrevista que, para los intereses coloniales de España en el Caribe, había tenido con el representante diplomático de los Estados Unidos en Madrid. RevolucionesYconflictos20120207.indd 316 09/02/2012 02:51:02 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 317 En la Capitanía general de La Habana se recibieron también copias, enviadas con fecha 21 de junio de ese mismo año, de las comunicaciones del Ministro de S. M. en Londres –10 de junio– y del Embajador de Francia en Madrid –20 de junio– participando al gobierno español las simpatías de los de Francia e Inglaterra, y sus disposiciones de contribuir por su parte a sostener el dominio de España en Cuba. Sintiéndose fuertemente apoyado, el Ministro de Estado español, en 23 de junio de 1850, informó a La Habana la circular dirigida a los representantes de S. M. en las cortes de Europa con motivo del atentado de piratas contra la isla de Cuba –se refería al desembarco y captura de la ciudad de Cárdenas por el general Narciso López– para estimular a los gobiernos a favor de los derechos de España, y contra la repetición de esos actos que ofenden a los países que tienen colonias. Completaba el informe con la copia de las instrucciones dadas al ministro en Washington para reclamar del gobierno norteamericano la persecución de los agentes revolucionarios cubanos y el castigo de los expedicionarios de Cárdenas. Al siguiente año, en 25 de febrero, se envió al Capitán general de Cuba por el Ministerio de Estado copia de un despacho del Ministro de España en Londres relativo al proyectado viaje del Ministro de S. M. británica en Washington Sir Henry Bulwer, a La Habana, refiriéndose, al mismo tiempo, a la proposición hecha por el gobierno de España para la negociación de un tratado con Francia e Inglaterra destinado a garantizarse recíprocamente la posesión de sus colonias.13 Estos documentos, cuyos originales se encuentran en nuestro Archivo Nacional, confirman todo cuanto antes hemos dicho sobre la actitud reaccionaria de las grandes potencias europeas –Rusia, Inglaterra, Francia, Prusia y Austria– y de los propios Estados Unidos, frente a todos los movimientos democráticos populares del período histórico que estudiamos y particularmente, pese a las contradicciones económicas y políticas evidentes que las hacían enfrentarse en el campo internacional, en contra de la posible independencia y liberación de la Isla de Cuba. La revolución cubana perdió el impulso inicial. A su fracaso contribuyeron no solo la oposición de los poderes reaccionarios europeos y el de los Estados Unidos, sino el mejoramiento de la situación económica de la isla que hizo temer a la burguesía criolla J. Becker, Historia de las Relaciones. 13 RevolucionesYconflictos20120207.indd 317 09/02/2012 02:51:02 p.m. 318 José Luciano Franco por sus intereses ligados profundamente al régimen esclavista. Además las revoluciones democráticas europeas habían sido aplastadas. Así lo vio oportunamente Betancourt Cisneros al escribir a Saco, en 14 de agosto de 1859: Verdad que los momentos de faz octaviaría de España y el retroceso de la revolución en Europa no son los más adecuados y oportunos para ningún movimiento en Cuba, Pero nadie pudo prever semejante paz ni semejante reacción. Seguramente los que tomaron o intentaron un movimiento en Cuba, calcularon con las revueltas de España y de Europa.14 Como resumen y conclusiones de los problemas internacionales y revolucionarios de esta época, especialmente destacada en la historia moderna por la aparición del Manifiesto Comunista y la Revolución de 1848, nada tan ejemplar como el debate sostenido entre Donoso Cortés, el conocido reaccionario español, y Alejandro Hertzen, el genial progresista ruso, certeramente comentado por S. Kara Murza. El 30 de enero de 1850, desde su escaño de diputado a Cortes, pronunció en Madrid, Donoso Cortés, un gran discurso programático –en que ya esbozaba la tesis publicada más tarde en un libro alentando a sus lectores a marchar hacia atrás en el camino de la civilización– donde hacía el análisis de la situación internacional después de la revolución de 1848. Afirmó Cortés en su intervención que los pueblos, los reyes, la gente, los partidos, llevaban impreso el sello de la descomposición y del desmoronamiento. En el futuro solo veía tinieblas y ruinas, presagiando la caída total de la civilización europea. Suponía el reaccionario orador español que el socialismo exterminaría el sentimiento patriótico de los pueblos y que la revolución acabaría con los ejércitos. Y todo ello se producía –según él– porque la gente ya no se ocupaba de las cuestiones religiosas, sino de las sociales-económicas. Cifraba Cortés todas sus esperanzas en el gobierno reaccionario de Rusia, en el zar Nicolás I, al cual consideraba como un gran monarca, como el único gran hombre de Estado en la destrozada Europa capaz J. A. Fernández de Castro, Medio siglo de historia. 14 RevolucionesYconflictos20120207.indd 318 09/02/2012 02:51:02 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 319 de contener el movimiento democrático popular que amenazaba liquidar sangrientos regímenes y oprobiosas tiranías. Alejandro Hertzen, era colaborador de la revista de París Voz del Pueblo. En las páginas de esta revista –15 de marzo de 1850– publicó su notable respuesta a Cortés, que se hizo famosa en toda la Europa liberal y progresista. El revolucionario y escritor ruso, en su enérgica respuesta al político español, afirmaba que era un crimen exhortar a la humanidad a retroceder, a marchar hacia atrás. El miedo al futuro obligaba a Donoso Cortés a cerrar los ojos ante los nuevos caminos de vida que surgen. En vano sería dar la espalda a lo inevitable, y hacer que la gente vuelva a un pasado inadmisible. La historia condena la restauración de lo ya caducado. Aprovechándose de la oportunidad que le brindaba la crisis europea, los Estados Unidos no se conformaron con imponer a México el Tratado de Guadalupe Hidalgo, sino que orientaron su expansión hacia Centro América y el Caribe. En junio de 1848, por un tratado concluido con Colombia, el gobierno de Washington se había asegurado el derecho exclusivo de tránsito, por ferrocarril o por canal, a través del istmo de Panamá, al mismo tiempo que prometía asegurar la protección del istmo contra todo ataque exterior. Igualmente intentaron los norteamericanos obtener parecidos derechos en Nicaragua, pero la resistencia de Inglaterra les obligó, en abril de 1850, a aceptar el que ambas potencias se obligaban a que ni una ni la otra obtendrían un control exclusivo sobre el futuro canal interoceánico. Sin duda que los objetivos de expansión económica los fijaron en ese período los norteamericanos en Cuba, y además, en Haití y Santo Domingo. Lo que dio lugar a una teoría infinita de gravísimos problemas con España y, también, con Inglaterra y Francia que le disputaban la hegemonía del Caribe que, desde 1843, veían con inquietud las maniobras de la diplomacia americana no solo en estas tierras mulatas sino también sus peligrosos manejos en China, Japón y Hawai. Pero, muy pronto, unas y otras potencias coloniales llegarían a fórmulas de repartirse las zonas de influencia en el Mundo, esclavizando a pueblos enteros, aplastando implacablemente todo anhelo de liberación. RevolucionesYconflictos20120207.indd 319 09/02/2012 02:51:03 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 320 09/02/2012 02:51:03 p.m. VII La sombra de un nuevo imperio sobre el Caribe La República de los Estados Unidos de América, en el período histórico que todas las naciones europeas sentíanse sacudidas por las tormentas revolucionarias del 48, daba señales evidentes de la vocación imperial, expansionista, de las clases controladoras de la economía nacional y directoras de su política internacional. En junio de 1848, por un tratado firmado con Colombia, el gobierno de Washington se había asegurado el derecho exclusivo de tránsito a través del istmo de Panamá. Hubieran deseado también los Estados Unidos obtener iguales derechos en Nicaragua, pero se encontró con la oposición de la Gran Bretaña, y se vieron obligados a aceptar un compromiso. Por el tratado de Clayton-Bulwer, abril de 1850, el viejo imperio europeo y el naciente imperio americano, convinieron en que ninguno de los dos trataría de obtener el control exclusivo sobre el futuro canal interoceánico, o ejercer cualquier clase de dominación sobre la América Central. Realmente el problema del canal había sido aplazado. Resueltos los conflictos fronterizos con Canadá y realizado el incalificable despojo de la mitad del territorio de México, y toda la costa del oeste era ya territorio norteamericano, los Estados Unidos, que, en 1844, habían celebrado un tratado con China que abría cinco puertos a su comercio, parecieron fijar sus objetivos expansionistas en el Pacífico, y llegaron hasta garantizar la independencia de Hawai frente a los interesados manejos de la diplomacia británica. 321 RevolucionesYconflictos20120207.indd 321 09/02/2012 02:51:03 p.m. 322 José Luciano Franco Esa actividad pronto fue superada por las perspectivas abiertas desde 1842 de arrancarle a España sus últimas colonias del Caribe y, también, controlar económicamente las repúblicas negra y mulata –como ellos llamaban a Haití y República Dominicana– pero que la necesaria prudencia ante la oposición de sus rivales europeos les obligó a convertir en una rivalidad comercial por el momento. Las teorías en que basaban su política de expansión imperialista formuladas inicialmente, en lo que a Cuba respecta, por Thomas Jefferson en 1805, encuentran, alrededor de 1885 a 1890, sus intérpretes más caracterizados. Josiah Strong, en un libro ampliamente divulgado desarrolló un tema análogo al Manifest Destiny del historiador John Fiske. Pero precisaba como objetivos posibles: dominar México, el resto de los países de la América Española y, después, extenderse hasta el África. Y, el profesor de la Universidad de Columbia, John W. Burgess, proclamó el derecho de los anglosajones a dominar el mundo, ya que tienen la misión de dirigir la civilización política en el mundo moderno y del aportar esta civilización a las razas bárbaras, y el deber de tener una política colonial. Esa política estuvo orientada, hasta la sexta década del siglo xix, por los intereses esclavistas del Sur de los Estados Unidos. Carlos Marx, en un artículo publicado en Die Presse, Viena, octubre de 1861, analiza la política de la esclavocracia norteamericana y su tendencia expansionista hacia México y el Caribe con este certero juicio: El interés de los esclavistas sirvió de estrella polar a la política de los Estados Unidos, tanto en lo exterior como en lo interno. Buchanan, en realidad, había comprado el puesto de presidente mediante la publicación del Manifiesto de Ostende, con el cual la adquisición de Cuba, sea mediante el hurto o la fuerza de las armas, se proclamó como la gran tarea de la política nacional. Bajo su gobierno, el norte de México fue ya dividido entre los especuladores de tierra estadounidense, que esperaban con impaciencia la señal para caer sobre Chihuahua, Coahuila y Sonora. Las revoltosas y piráticas expediciones de los filibusteros contra los Estados de la América Central, estaban dirigidos nada menos que desde la Casa Blanca de Washington. En la más íntima relación con esta política exterior, cuyo propósito manifiesto RevolucionesYconflictos20120207.indd 322 09/02/2012 02:51:03 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 323 era la conquista de nuevo territorio para la extensión de la esclavitud y el dominio de los propietarios de esclavos, figuraba la reapertura del tráfico negrero. El propio St (ephen) A. Douglas declaró en 1859: «Durante el último año, se han escriturado más negros del África que en los años anteriores, aun en la época en que el tráfico era todavía legal. El número de esclavos importados el año pasado ha llegado a quince mil».1 Y ese cuadro esclavista, que, rebasada la Guerra de Secesión, lleva a los epígonos del expansionismo colonial Fiske, Strong y Burgess a proclamar las virtudes morales del Destino Manifiesto, envuelve en sus contornos sombríos la dramática existencia de los pueblos sometidos del Caribe, y moldearon al fin, a gusto de los gerentes del nuevo imperio, las relaciones de Cuba, Jamaica, Haití y Santo Domingo hasta donde alcanza este trabajo, o sea hasta los gobiernos de los generales Valentín Cañedo y Juan de la Pezuela, años 1853-1854. ◉◉◉◉◉ La joven república norteamericana, apenas iniciaba sus primeros pasos como el primer estado soberano del Nuevo Mundo, comenzó sus conflictos internacionales con España en el Pacífico, en el Golfo de México, en Luisiana y en el Caribe antes de finalizar el siglo xviii. Los españoles habían enviado en 1789 un destacamento para detener a los rusos y americanos en Nootka Sound, sobre la lejana costa del Pacífico, que se apoderó de algunos barcos ingleses llegados para establecer allí una factoría comercial. La querella duró más de un año y el rey Carlos IV se vio obligado a indemnizar a los armadores y conceder a Inglaterra el derecho de colonizar al norte de Nootka. En el momento del apresamiento estaba allí el barco americano Columbia, cuyo comandante, capitán Gray, de Bostón, bautizó el río con el nombre de su barco y proclamó la soberanía de los Estados Unidos sobre aquel territorio que, aún cuando disputado por Inglaterra, pertenecía a la corona de España. Así, la joven y ambiciosa república norteamericana, aún bastante débil, entraba en conflicto en el lejano Pacífico con la C. Marx y F. Engels, La guerra civil en los Estados Unidos, Buenos Aires, 1946. 1 RevolucionesYconflictos20120207.indd 323 09/02/2012 02:51:03 p.m. 324 José Luciano Franco decadente España y la poderosa Albión. Esta y Norteamérica tenían, por el momento, las manos libres ya que los comerciantes rusos del norte todavía no estaban organizados y España se replegaba, en 1794, hacia el interior de los límites de la actual California. Otro aspecto de la rivalidad con España se produjo con motivo de los derechos que exigían los fronterizos norteamericanos a utilizar el río Mississippi para llevar sus mercancías a las islas del Caribe. Conflicto cuya solución se produjo al ceder España la Luisiana a Napoleón y transferirla este, en 1803, a los Estados Unidos. Que más tarde se transformó en una teoría infinita de querellas fronterizas con el Virreinato de México y el Gobierno Colonial de Cuba que tenía a su cargo la administración de las dos Floridas. La batalla por el dominio del Caribe era fundamental para el expansionismo norteamericano. Y dio origen a la rivalidad con las potencias europeas que poseían colonias en el Mediterráneo de América: España, Inglaterra, Francia y, en escala menor, Holanda y Dinamarca. Desde muchos años antes de la guerra de independencia, las Antillas ocuparon un lugar preferente en el comercio de las trece colonias inglesa en la América del Norte. El comercio con las Antillas productoras de azúcar, lo mismo que el de esclavos y la fabricación de ron, –señala con acierto el profesor de la Universidad de Columbia, Louis M. Hacker– llegó a ser, por consiguiente, la piedra angular de la economía de aquellas colonias. Sus buques cargaban todos los artículos necesarios para los plantadores antillanos (animales de trabajo para los molinos, madera para construcciones, azadas, picos, flejes, harinas, alimentos salados y pescado barato para los esclavos) y hacían viajes regulares desde Salem, Bostón, Bristol, Newport, Nueva York y Filadelfia, a las Barbados, Barlovento y Jamaica, y, posteriormente, a las islas y establecimientos españoles, holandeses, franceses y daneses del Caribe. En estos recibían metales preciosos, utilizados para el pago de los saldos con la Metrópoli; índigo, algodón, jengibre, pimienta y maderas tintóreas, que transbordaban para Inglaterra, y sobre todo melazas y azúcar destinado a las refinerías de Massachussetts y Rhode Island, cuyo ron servía a su vez –como ya se ha dicho– para adquirir marfil, goma, cera de abejas y los negros esclavos de que las islas del azúcar habían menester.2 L. M. Hacker, Proceso y triunfo. 2 RevolucionesYconflictos20120207.indd 324 09/02/2012 02:51:03 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 325 Las otras actividades altamente productivas para los comerciantes y armadores de buques de Norteamérica Colonial, eran la piratería y el contrabando, practicados sistemáticamente y en gran escala en todo el Caribe. Desde 1740 a 1762, dos décadas que Inglaterra pasó envuelta en guerras con Francia y España, el comercio ilícito norteamericano con las islas del Caribe se transformó en el más sólido cimiento económico de las trece colonias. Y, con la paz, surgieron las quejas de los comerciantes e industriales ingleses perjudicados en sus intereses. Y las contradicciones económicas a causa del comercio antillano provocaron las represiones que comenzaron en 1760 con la estricta aplicación de las leyes de Tráfico y Navegación, que, al fin, con otras por el estilo, dieron lugar a la famosa Partida de Te de Bostón, de 19 de diciembre de 1773, y al nacimiento de la Revolución americana. Realizada la independencia con la ayuda de Francia, España, Holanda, Cuba, México y Haití, la nueva república de los Estados Unidos de América encontró en su camino dificultades tanto internas como externas que amenazaron destruirla en sus etapas iniciales. El aplastamiento de los pueblos aborígenes para arrebatarles sus ricas y fértiles tierras, algunas, como las que flanquean el valle de Mississippi poseedoras de enormes depósitos de riqueza mineral, los llevaron a cabo los sucesivos gobiernos norteamericanos de Washington a Jefferson, y de este hasta MacKinley que a fines del siglo xix acabó con los restos de la nación Chippewa, con sistemática crueldad. En el orden interno igualmente la lucha de las fuerzas reaccionarias dirigidas por Hamilton, Madison, Randolph, Knox, ocupó gran parte de las actividades del gobierno de la joven república en los primeros tiempos. Singularmente frente al Populist Movement, dirigido por Daniel Shays, que desembocó en una insurrección armada –Shay’s Revellion– y que el general Knox –1786– acabó con ella, y, más tarde, la Rebelión del Whiskey, en 1794, constituyó una seria amenaza para los intereses de los acaparadores, agiotistas y grandes propietarios y comerciantes que tenían en sus manos las riendas del poder. Las relaciones con los países del Caribe estuvieron sometidas a cambios constantes. Durante la guerra, el comercio de los Estados Unidos se amplió considerablemente con las colonias del Caribe, tanto holandesas como francesas y españolas. De estas, en la isla de Cuba, a pesar de las restricciones del sistema mercantil hispano, se multiplicaron las relaciones comerciales en tan gran escala que el RevolucionesYconflictos20120207.indd 325 09/02/2012 02:51:03 p.m. 326 José Luciano Franco intendente de Hacienda hubo de protestar. En un extenso informe de este funcionario a Floridablanca –No. 1218, La Habana, 17 de octubre de 1783– da cuenta al gobierno de Madrid del desorden con que los extranjeros –norteamericanos casi todos– entran en el puerto habanero con pretexto de arribadas forzosas para hacer el comercio prohibido, llenando la isla de Cuba de géneros. Y, en 27 de noviembre de ese año, en oficio reservado No. 131 el intendente reitera la queja anterior, y da cuenta que continúa el comercio habanero con los norteamericanos con aprobación del gobernador, y expone los perjuicios que causa al comercio con España y con México. Situación anormal que se resolvió por la Real Orden de 25 de julio de 1793, concediendo permiso para que algunas embarcaciones de los Estados Unidos utilizaran el puerto de La Habana para descargar frutos.3 Y, en un momento dado, comenzó a estabilizarse esa situación, mejorada, al parecer, por la aprobación de algunos convenios internacionales de los Estados Unidos con la Gran Bretaña y España a fines del siglo xviii. El tratado que John Jay, como enviado especial de los Estados Unidos firmó en Londres con Lord Greenville –19 de noviembre de 1794– fue una victoria de la diplomacia inglesa; cuando sus cláusulas se dieron a conocer estalló una ola de protestas violentas. Washington y Jay tuvieron que sufrir los más fuertes ataques; Jay fue quemado en efigie, y uno de los artículos fue borrado por el Senado norteamericano. A tal extremo que, al remitir José Ruiz de Santayana –interino al frente de la legación española en Filadelfia por enfermedad de Jaúdenes al Duque de la Alcudia, Ministro de Estado, en oficios de 29 de julio y 5 de septiembre de 1795, copia del tratado, señala la llegada del presidente Washington para ratificarlo así como los ataques de que ha sido blanco en varias publicaciones; y en el oficio No. 315 de D. José de Jaúdenes –Filadelfia, 6 de noviembre de 1795– hace notar la decadencia en el concepto público que había sufrido el presidente Washington, las insolencias contra él que aparecen en los periódicos y el temor de que ocurran grandes novedades en el país. Impresionado por esos informes, Godoy, el famoso favorito, decretó en 14 de enero de 1796 al pie de este oficio: Enterado y prevéngase al Virrey de México para que se halle con estas noticias y precava la inundación que podrá haber Archivo Nacional, Tribunal de Cuentas, libro VII, p. 397. 3 RevolucionesYconflictos20120207.indd 326 09/02/2012 02:51:03 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 327 de gentes fugitivas si llega este caso; procurando acoger al que busque sencillamente la protección del Rey y dígase lo mismo a Carondelet.4 Una de las cláusulas del tratado se refería al comercio con las Indias Occidentales, es decir, las islas del Caribe bajo la dominación inglesa. Se permitiría el comercio de los Estados Unidos con las Antillas británicas, y se colocaba el que se efectuara entre las Islas Británicas europeas y Norteamérica sobre una base de libertad recíproca y perfecta; a los barcos norteamericanos de no más de 70 toneladas se les permitía cargar en las Antillas; esta concesión establecía que aquellos no llevarían sus cargas a Europa, y prohibía la exportación a los Estados Unidos de los productos antillanos. A pesar del descontento general, –señalan los profesores Hockett y Meier Schlessinger– el tratado benefició al país en muchas cosas. Inglaterra suavizó en parte la aplicación del código marítimo que en principio se negara a cambiar. Esto se debía quizás a que el comercio estaba sobrepasando su tonelaje. Los privilegios comerciales dados a los norteamericanos en el rechazado artículo del tratado fueron, en realidad, garantizados por decretos del Ejecutivo y los productos de las islas francesas, españolas y holandesas que eran llevados a los Estados Unidos podían ser reexportados. En 1796 los navíos norteamericanos llevaron a Europa 35.000,000 libras de azúcar y 62.000,000 de libras de café.5 El convenio con Inglaterra influyó en alcanzar otro con España. El tratado de Amistad, Límites, Comercio y Navegación entre los Estados Unidos y España se firmó en San Lorenzo el 25 de octubre de 1796 por D. Manuel Godoy, Príncipe de la Paz, y Mr. Thomas Pinckney. En su texto se reconoció el paralelo 31 como límite meridional de los Estados Unidos; se les concedió el derecho de depósito en Nueva Orleans, así como el de navegar en la sección española del río Mississippi; en 1798 los españoles evacuaron los puestos fronterizos que habían estado en litigio hasta la firma del tratado. No obstante las bellas promesas del citado convenio, continuaron cada día en escala mayor los conflictos hispano-americanos. Por Real Archivo Histórico Nacional, legajo 3,896, No. 315. H. Carey Hockett y A. Meier Schlessinger, Evolución política y social de los Estados Unidos, Buenos Aires, 1954. 4 5 RevolucionesYconflictos20120207.indd 327 09/02/2012 02:51:04 p.m. 328 José Luciano Franco Orden de 21 de enero de 1796 se había cancelado la concesión otorgada a los norteamericanos de introducir harinas y víveres por el puerto de La Habana. Pero el capitán general y gobernador de la isla de Cuba, D. Luis de las Casas, asesorado por el intendente de Hacienda, D. José Pablo Valiente, acudió al clásico procedimiento de las autoridades hispano coloniales de se acata, pero no se cumple y continuó permitiendo el comercio cada vez mayor entre Cuba y los Estados Unidos.6 La desconfianza hacia la joven república contribuía a agudizar la crisis de las relaciones con España, empeorada por la situación internacional complicada e incomprensible, para los gobernados de un imperio cuyo poder comenzaba a declinar. De lo cual era un ejemplo la copia de una carta del embajador español en París, fecha 12 de julio de 1798, que por Real Orden se trasladó al Capitán general de Cuba, sobre el proyecto de los Estados Unidos de ocupar la Luisiana y las Floridas, alentados por los ingleses que contaban apoderarse del comercio de las islas españolas del Caribe y de Nueva España. ◉◉◉◉◉ La Revolución francesa tuvo en el pueblo de los Estados Unidos una extraordinaria influencia. Y ese proceso revolucionario, así como el cambio de la correlación de fuerzas internacionales provocado por las guerras europeas a que dio lugar el guerrerismo napoleónico, contribuyeron extraordinariamente al rápido desarrollo del comercio la industria y la agricultura de los Estados Unidos y le permitieron llevar a cabo su política de expansión territorial sobre el Golfo de México y el Caribe, en un espacio de tiempo relativamente corto. Desde que se inició la lucha del pueblo francés contra el feudalismo, las clases populares norteamericanas y los antifederalistas que tenían a Jefferson por líder, hicieron suya la causa revolucionaria. Alejandro Hamilton y los federalistas, es decir las clases más reaccionarias de la joven república, adoptaron desde el primer momento una postura francamente contrarrevolucionaria. Usaron cuantos recursos estaban en su poder para desacreditar la Revolución, así como a Jefferson y sus partidarios a quienes llamaban despectivamente galo-maníacos. Archivo Nacional, Real Consulado y Junta de Fomento, legajo 71, No. 2,755 y 2,757. 6 RevolucionesYconflictos20120207.indd 328 09/02/2012 02:51:04 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 329 Una profunda división se produjo no solo entre las diversas clases sociales sino también entre los propios estados de la Unión. Los puritanos y anglófilos de Nueva Inglaterra eran contrarios a Francia, en tanto que más al sur por su odio a los británicos alardeaban de ser jacobinos. En Charleston, numerosos plantadores llevaban la escarapela tricolor. Y las diferencias aumentaron con la indiscreta actuación de Mr. Genet, el representante diplomático de la Revolución francesa ante el gobierno norteamericano. Como existía un tratado de alianza con Francia, Jefferson quería que los Estados Unidos cumplieran sus cláusulas; Hamilton era opuesto. La guerra de Francia contra Inglaterra –escribe el profesor Binkey– había planteado la cuestión del compromiso que nos imponía el tratado existente, de defender sus posesiones en las Antillas. La falta de una armada norteamericana hacía que aquello fuera puramente platónico, tanto si así lo exigía el tratado como en caso contrario. La declaración de neutralidad que hizo Washington creó, no obstante, una tempestad de resentimientos por parte de los galo-maníacos, puesto que anulaba la esperanza francesa de poder utilizar nuestros puertos como bases para actividades corsarias. El vicepresidente Adams expresó que «en las calles de Filadelfia diez mil personas amenazaban día tras día con sacar a Washington de su casa y realizar una revolución en el Gobierno, cuando no obligarlo a declarar la guerra en favor de la Revolución francesa y en contra de Inglaterra»; y según su opinión únicamente la aparición de fiebre amarilla frustró semejante propósito. Sin embargo, se intimidó a los magistrados para que no impusieran la neutralidad. El Club Jacobino de Bostón alentó al cónsul francés a que desafiara al oficial de justicia de dicha localidad e instigó un ataque de piratas realizado por la fragata La Concorde contra un buque mercante de propiedad de federalistas. Desde la maraña del desierto del Noroeste el general Anthony Wayne informó que la funesta levadura francesa que estaba fermentando en su legión amenazaba la disciplina de la misma. La campaña electoral de 1796 tomó el aspecto de una contienda entre los francófilos y los anglófilos. El presidente Ellsworth de la Suprema Corte –agrega Binkley– denunció en una arenga dirigida a un gran jurado de Massachusetts contra los «sembradores del sistema francés desde el quintuvirato en París hasta el vicepresidente (Jefferson), y la minoría del Congreso, como apóstoles del ateísmo y la anarquía, del derramamiento de sangre y del saqueo [...]. En julio RevolucionesYconflictos20120207.indd 329 09/02/2012 02:51:04 p.m. 330 José Luciano Franco de 1801 Timothy Dwight veía al país gobernado por tontos y truhanes, y como consecuencia de eso los vínculos del matrimonio [...]. destrozados; nuestras esposas e hijas arrojadas a un estado de confusión general; nuestros hijos lanzados al mundo desde que sean niños de pecho, amén de ser olvidados; la piedad filial, extinguida. Era como la reiteración de lo que había anunciado el profesor Dwight, rector de la Universidad de Yale que, en un discurso pronunciado el 4 de julio de 1798, al referirse al partido en cuyas filas se agrupaban los defensores de la Revolución francesa dijo que el republicano jeffersoniano no significaba otra cosa: [...] que nuestras esposas y nuestras hijas víctimas de una prostitución legal; deshonradas en frío, manchadas especiosamente [...]. Nuestros hijos serán discípulos de Voltaire y dragones de Marat.7 Y la formidable propaganda antipopular y reaccionaria encontró un punto de apoyo para sus fines en los incidentes a que dieron lugar las actividades de la comisión de Marshall, Gerry y Pinckney en sus relaciones con Talleyrand en París, conocidos como el asunto X. Y, Z. Lo que aprovechó Hamilton para intentar que los Estados Unidos declarasen la guerra a la República francesa. El tratado francés de Alianza de 1778 –escriben Hockett y Meier Schlessinger– fue formalmente derogado y se aprobó una ley autorizando la creación de un ejército. Hasta entonces estaba prohibido a los barcos mercantes armarse para defenderse de los cruceros franceses por temor que algún encuentro encendiera el espíritu guerrero de ambos pueblos. Pero desde ese momento a los barcos de la marina se les ordenó que capturasen a los barcos franceses que interfirieran nuestro tráfico mercante y comenzaron así los primeros encuentros. Durante dos años y medio la Guerra Naval de 1798 continuó sin que existiera una declaración formal por parte de ninguna de las dos potencias, dando como resultado la captura de 85 barcos armados por parte de la nueva marina. La Suprema Corte opinaba que existía un estado de guerra «limitado». No hubo luchas terrestres pero sí Wilfred E. Binkley, La historia de los partidos políticos norteamericanos, Buenos Aires, 1946. 7 RevolucionesYconflictos20120207.indd 330 09/02/2012 02:51:04 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 331 abundantes preparativos. Adams nombró a Washington comandante del ejército. Puesto que no se esperaba que este tomara parte personalmente, como titular estaba en condiciones de nombrar al jefe efectivo. Aunque Adams prefería a Knox, accedió por fin, de mala gana, ante la insistencia de Washington, en nombrar a Hamilton mariscal de campo. A Hamilton entonces se le ocurrió la idea de una alianza con Inglaterra, y planeó la conducción de una campaña terrestre para la ocupación de las posesiones de España, aliada de Francia, con la cooperación marítima de Inglaterra. Adams no aceptó estos planes de tan largo alcance y se adhirió a la política más segura de Washington que tendía a evitar alianzas con el extranjero, y resolvió restaurar la paz, si podía.8 La histeria reaccionaria llevó al gobierno de los Estados Unidos a dictar una serie de leyes represivas. Algunas de ellas sobre los extranjeros estaban directamente dirigidas contra los liberales ingleses que simpatizaban con la causa del pueblo francés y se habían refugiado en Norteamérica, y, también, contra los franceses emigrados que tomaban parte activa en las discusiones políticas. La Ley de Sedición, era, para muchos, una ley antiamericana, similar a las dictadas en Inglaterra contra los simpatizantes de la Revolución Francesa, pues, trataba a los opositores políticos como criminales, restringía la libertad de escribir e imprimir cualquier crítica a los gobernantes norteamericanos. Estas leyes –señalan Morrison y Commager– provocaron el primer movimiento organizado bajo la Constitución en favor de los derechos de los Estados y promovieron la elección de Jefferson para la presidencia. Son un buen ejemplo de la intolerancia política que por desgracia forma parte del carácter norteamericano, como de toda la naturaleza humana. Governeur Morris había dicho en la Convención federal que no quería ver a ninguno de «aquellos caballeros filosóficos, aquellos ciudadanos del mundo como suelen llamarse a sí mismos en sus reuniones públicas». Pero la Revolución francesa envió a Norteamérica a muchos de ellos; y uno de los primeros en llegar fue el ginebrino Albert Gallatin, jefe de la minoría del Congreso en 1798. El doctor Priestley, acusado de tratar de «descomponer a la vez la Iglesia y el Estado» con sus fórmulas químicas, había encontrado refugio en H. C. Hockett y A. M. Schlessinger, Evolución política. 8 RevolucionesYconflictos20120207.indd 331 09/02/2012 02:51:04 p.m. 332 José Luciano Franco Pennsylvania, después de haber sido abucheado por francófilo en Inglaterra. Le siguió Thomas Cooper, que fundó un periódico republicano. El ministro francés Adet, que se entrometió en la elección de 1796, era también químico de profesión; el botánico francés Michaux se dedicaba al espionaje por cuenta de su gobierno. Víctor du Pont, hijo del economista, fue uno de los cónsules franceses que tuvieron que salir precipitadamente de los Estados Unidos en 1798. Cuando en este año había llegado la excitación al punto culminante, el Directorio pidió pasaportes para una delegación del Instituto de Francia presidida por el padre de Víctor, Du Pont de Nemours, que quería visitar los Estados Unidos «a fin de fomentar y difundir las ciencias», y John Adams contestó: «Tenemos ya aquí demasiado filósofos franceses, y realmente comienzo a creer, o a sospechar más bien, que las academias doctas [...] desorganizado el mundo y son incompatibles con el orden social». Pickering, Secretario de Estado, en el gabinete del presidente Adams, era amigo de Hamilton y partidario del plan de ataque a las posesiones españolas y francesas, especialmente Luisiana, Floridas, México y las islas del Caribe, y se opuso resueltamente al propósito del ejecutivo de enviar a Francia una comisión de paz. Adams comprendió que se operaba un cambio en las proyecciones políticas internacionales de Francia, y quiso aprovecharlo en favor de las clases conservadoras cuyos intereses representaba. Sin consultarlo con los miembros del gabinete, en marzo de 1799, envió al Senado para su aprobación el nombramiento de un ministro plenipotenciario en París. Naturalmente, aquello paralizó todo el programa bélico –escriben Morrison y Commager– Hamilton y sus amigos estaban furiosos, pero no se atrevieron a rechazar el nombramiento, pues de ese modo hubieran dado verosimilitud a la acusación de que estaban deseosos de que el país entrara en guerra en un momento en que el Presidente veía la posibilidad de la paz.9 En lugar de un solo emisario, Adams decidió enviar una comisión de paz a Francia. Pickering se negó a darle instrucciones a los comisionados y con toda clase de pretextos procuró demorar su partida, hasta que Adams se vio obligado a expulsarlo de su cargo. La Samuel E. Morrison y Henry Steele Commager, Historia de los Estados Unidos 9 de Norteamérica, México, 1951. RevolucionesYconflictos20120207.indd 332 09/02/2012 02:51:04 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 333 Comisión de paz no llegó a París hasta el año 1800. El primer cónsul, Napoleón Bonaparte, designó a su hermano José para negociar con los norteamericanos. Siete meses duraron las conversaciones y, al fin, en 30 de septiembre dé 1800, firmaron una convención comercial que abrogaba, en parte, el tratado de 1778, y establecía un clima de paz. Reflejada en la política interior de los Estados Unidos estas cuestiones, propiciaron la elección, en 1800, de Thomas Jefferson a la Presidencia de norteamérica, y, con ello, –según él mismo aseguró años después– libraba a la joven república del peligro monárquico y militarista reintegrándola a los verdaderos principios democráticos burgueses. Pero, en el poder, Jefferson reconcilió los intereses de los hombres de negocios con los de los agrarios que él representaba, sobre la base de la aceptación del orden establecido. Y dio los pasos iniciales para la expansión de los Estados Unidos, siguiendo la política imperial británica, a costa del poderoso imperio colonial hispánico que comenzaba a desintegrarse. En 9 Vendimiado del año 9 –l9 de octubre de 1800– por medio de un tratado celebrado entre la República francesa y el Rey de España, este devolvió el extenso territorio de la Luisiana, Y, en 10 Floreal del año 11 –30 de abril de 1803– firmaron en París, François Marbois, en nombre de Francia, Robert J. Livingston y James Monroe, plenipotenciarios de los Estados Unidos, un tratado mediante el cual Napoleón Bonaparte cedía a los Estados Unidos –pese a haber contraído con España el solemne compromiso de no traspasarlo nunca a una tercera potencia– el territorio entero de la Luisiana, sin describir con claridad los límites orientales del mismo, o sean las Floridas, lo que dio lugar a una serie de dificultades fronterizas. Con la cesión de la Luisiana inician los norteamericanos la marcha, sin tregua ni descanso, hacia México, Floridas y las islas cercanas del Caribe. Y lo hicieron empleando todos los métodos imaginables y utilizando, casi siempre, a toda clase de aventureros y fronterizos descontentos. Bajo la máscara de investigaciones científicas como la del teniente Zabulón Montgomery Pike que se internó en territorio mexicano; las incursiones del más famoso traidor de la historia americana, el brigadier James Wilkinson; así como las del teniente August Magee, en 1812, el holandés Felipe Enrique Neri, barón de Bastrop, William Shaler –agente del entonces secretario de Estado James Monroe, RevolucionesYconflictos20120207.indd 333 09/02/2012 02:51:04 p.m. 334 José Luciano Franco y promotor de las expediciones de Gutiérrez de Lara y Álvarez de Toledo– doctor Robinson, el general Long, etc., dirigidas directamente a crear las condiciones históricas que hicieran posible la ocupación de Texas. A lo que pueden agregarse los proyectos de Aaron Burr, en 1807; y la ocupación de Baton Rouge en donde se proclamó por un grupo de ciudadanos norteamericanos –26 de septiembre de 1810– presididos por John Rhea la separación de aquel distrito perteneciente a la Florida Occidental de la dominación española. Cuyo incidente lo clausuró el entonces presidente, James Madison, el 27 de octubre de ese año, por una proclama en la que, en vista de poderosas y urgentes consideraciones, «he juzgado recto y conveniente tomar posesión de dicho territorio en nombre y en favor de los Estados Unidos». Y designó a William C. C. Claiborne, gobernador del territorio de la Luisiana, para que esta parte de la Florida sea gobernada por él, y pide a sus habitantes le obedezcan y cumplan las leyes norteamericanas. Ya al ocurrir en 1808 la invasión de España por las tropas de Bonaparte, habían comenzado los Estados Unidos muy seriamente las gestiones para obtener que, a cambio de su neutralidad, el emperador de los franceses les cediese la Florida y, también, la isla de Cuba. Refiriéndose a los distintos aspectos de este grave problema y a las posibles concesiones que Napoleón permita, le escribe Jefferson a Madison, desde Monticello, 27 de abril de 1809: Aunque con alguna dificultad consentirá también en que se agregue Cuba a nuestra Unión, a fin de que no ayudemos a México y las demás provincias. Eso sería un buen precio. Entonces yo haría levantar en la parte más remota al Sur de la isla una columna que llevase la inscripción Ne Plus Ultra, como para indicar que allí estaba el límite, de donde no podía pasarse, de nuestras adquisiciones en ese rumbo. Lo único que en ese caso nos faltaría para completar para la Libertad el imperio más vasto que jamás se vió en el mundo, desde la creación, sería incluir en nuestra confederación el país que tenemos al Norte…10 José Ignacio Rodríguez, La Anexión de la Isla de Cuba a los Estados Unidos de América, La Habana, 1906. 10 RevolucionesYconflictos20120207.indd 334 09/02/2012 02:51:04 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 335 Si bien los conflictos provocados por las guerras europeas que dieron lugar a la Ley del Embargo de 22 de diciembre de 1807 que produjo verdaderas crisis en los Estados Unidos y, también, en varios países del Caribe, y la guerra anglo-americana de 1812-1814, obligaron a los norteamericanos a hacer más lenta su marcha expansionista, tan pronto rebasaron la etapa peligrosa reanudaron con mayores bríos sus planes anteriores. El primer objetivo se fijó en la Florida. Andrew Jackson invadió la península floridana y se vio obligado a abandonar la presa. En 22 de febrero de 1819 cedió España a los Estados Unidos todas las tierras que poseía al este del Mississippi, así como sus derechos sobre la región de Oregón; por ese convenio se fijaron las fronteras entre México y los Estados Unidos, recibiendo España cinco millones de pesos como indemnización. Dos años tardó en ratificarse ese tratado. Pero, al cabo de ese tiempo, los Estados Unidos ocuparon la Florida permitiéndoles colocarse en una situación privilegiada sobre el Caribe. Y ya no ocultaron sus designios de convertir el Caribe en un lago norteamericano. John Quincy Adams, secretario de Estado en el gobierno de Monroe, por nota de 27 de abril de 1823, declaró a Mr. Hugh Nelson, ministro de los Estados Unidos en Madrid: Estas islas, por su posición local, son apéndices naturales del continente norteamericano, y una de ellas, la de Cuba, casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser, por una multitud de razones, de trascendental importancia para los intereses comerciales y políticos de nuestra Unión. La posición dominante que tiene en el Golfo de México y en el Mar de las Antillas, el carácter de su población, el lugar que ocupa en la mitad del camino entre nuestra costa meridional y la isla de Santo Domingo, el vasto y abigado puerto de La Habana que hace frente a una larga línea de nuestras costas, privadas de la misma ventaja; la naturaleza de sus producciones y la de sus necesidades propias, que sirven de base para un comercio intensamente provechoso a ambas partes; todo se combina para darle tal importancia en la suma de nuestros intereses nacionales, que no hay ningún otro territorio extranjero que pueda comparársele, y que nuestras relaciones con ella son casi idénticas a las que ligan unos con otros los RevolucionesYconflictos20120207.indd 335 09/02/2012 02:51:05 p.m. 336 José Luciano Franco diferentes Estados de nuestra Unión. Tan fuertes son en verdad los vínculos geográficos, comerciales, y políticos que nos ligan, formados por la naturaleza y fomentados y fortalecidos gradualmente en el transcurso del tiempo, y cerca ya, a lo que parece, de llegar al punto de madurez, que cuando se mira el curso que tomarán los acontecimientos en los próximos cincuenta años, casi es imposible resistir a la convicción de que la anexión de Cuba a nuestra República Federal será indispensable para la continuación de la Unión y el mantenimiento de su integridad [...].11 Cuando Adams escribía esa nota, ya el gobierno norteamericano había reconocido la independencia de las colonias españolas del Nuevo Mundo, y Bolívar daba cima a una de las hazañas más portentosas del siglo xix. El presidente Monroe, en mensaje al Congreso de 8 de marzo de 1822, había declarado que los gobiernos de Buenos Aires, México, Chile, Perú y Colombia eran acreedores al reconocimiento de otras potencias, cuyas recomendaciones fueron aceptadas a pesar de las protestas del representante diplomático de España. Pero los Estados Unidos se negaron a reconocer el gobierno de la República de Haití. Presionado por los intereses esclavistas, el presidente Monroe, en el mensaje dirigido al Congreso de la Unión –25 de febrero de 1823– que era como una respuesta indirecta a la nota haitiana de 6 de julio de 1822, se negaba a reconocer la independencia de Haití, a admitir esa nación en el rango de un estado libre de América, no por los pretextos que en el texto del mensaje se alegaban, sino que, como muy bien señala el profesor Price-Mars, les inquietaba verlo simbolizar a los ojos de las masas negras esclavizadas el ejemplo que podía inducirlas hacia la protesta revolucionaria para liberarse de sus opresores.12 Y ese es el espíritu que dominó a los reaccionarios esclavistas, miembros del Congreso norteamericano, para oponerse a que participaran delegados de los Estados Unidos en el Congreso de Panamá convocado por Bolívar, al conocer que en la agenda del mismo había de incluirse el tema relativo a la independencia de Haití y, también, la posible ayuda a los cubanos para librarse de la opresión colonial. J. I. Rodríguez, La Anexión de la Isla de Cuba. J. Price-Mars, La République D’Haiti. 11 12 RevolucionesYconflictos20120207.indd 336 09/02/2012 02:51:05 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 337 Y esa determinación, puramente esclavista, del gobierno de los Estados Unidos, hubo de influir en el gobierno de la Gran Colombia al rechazar las proposiciones presentadas por Desriviere-Chanlatte, enviado por el presidente Boyer a Bogotá en 1824. El año anterior, inspirado por los ingleses, el presidente Monroe envió al Congreso de la Unión el famoso y discutido mensaje que contenía los principios de la política norteamericana. La Doctrina Monroe –escribe V. P. Potemkin– comprendía dos principios: uno, defensivo, que no permitía la agresión y la expansión colonial de los Estados europeos; partiendo de esta base, los esfuerzos de los Estados Unidos eran encaminados hacia el objetivo de no tomar sobre sí compromisos relacionados con la política europea. Al mismo tiempo, la doctrina tenía también otro principio, ofensivo, los Estados Unidos no renunciaban, como lo había exigido Canning, a las pretensiones territoriales y derechos especiales en América Latina. Los Estados Unidos, encubriéndose bajo la máscara de defensor de los demás Estados americanos, pretendían al mismo tiempo el dominio sobre ambos continentes americanos, con excepción solamente de aquellas partes que ya eran colonias de otros Estados.13 Pero el año 1823 presentó un aspecto inquietante. Francia envió a España un ejército para restaurar a Fernando VII en sus derechos de monarca absoluto. La opinión de los diplomáticos era que Francia ayudaría a Fernando VII en una expedición militar a América a fin de recuperar las colonias declaradas independientes. Y Canning se alarmó ante la perspectiva de que la Gran Bretaña pudiera perder los mercados hispanoamericanos y, en 16 de agosto de 1823, planteó al ministro norteamericano en Londres la idea de unirse ambos gobiernos para advertir a Francia que se mantuviera alejada de la América Hispana. Consultados por Monroe, los ex presidentes Jefferson y Madison emitieron informes algo confusos pero favorables en el fondo a tomar una actitud frente a las potencias europeas, de acuerdo con las ideas de Canning. Pese a las notas del barón Tuyll, ministro de Rusia en Washington, anunciando en una de ellas que el Zar no estaba dispuesto a admitir a los diplomáticos colombianos, amén de otras advertencias sobre la neutralidad de los Estados Unidos, Adams, en la primera reunión del gabinete –7 de noviembre de 1823– dio V. P. Potemkin, Historia de la Diplomacia. 13 RevolucionesYconflictos20120207.indd 337 09/02/2012 02:51:05 p.m. 338 José Luciano Franco a conocer los principios fundamentales de lo que, más tarde, en 2 de diciembre, había de contener el mensaje anual del Ejecutivo al Congreso, y que sería conocido históricamente como la Doctrina Monroe, que Canning ideó y Adams redactó, para servir de base teórica a cuantas intervenciones y despojos se han realizado a partir de ese momento en la América Nuestra. En esa fecha ya habían comenzado los fronterizos a marchar sobre Texas. Moisés Austin auxiliado por el aventurero alemán barón de Bastrop, que lo puso en relaciones con el gobernador Arredondo de las Provincias Internas de Oriente, en 1820 comenzó en Béjar a tramitar el permiso para trasladar a Texas los colonos norteamericanos. Su hijo Esteban logró realizar los proyectos paternos. Lentamente los norteamericanos superaron la población nativa de Texas. En 15 de abril de 1825 Hayden Edwards celebró un contrato con el gobierno mexicano de Coahuila y Texas para establecer allí 800 familias. Y al siguiente año, en Nacogdoches, proclamó la República de Fredonia. Considerando absurdo el proyecto, Austin lo desautorizó y combatió. Como el peligro era cada día más evidente, por decreto de 6 de abril de 1830, dictado por el presidente D. Anastasio Bustamante, de México, se quiso contener la amenaza norteamericana, cuyos colonos aumentaban por días y constituían ya un grave problema, pues comenzaban a recibir armas y dinero de empresas neoyorkinas interesadas en fomentar la separación de Texas. El contrabando y la esclavitud eran las fuentes proveedoras de conflictos. La masa aventurera de colonos norteamericanos en Texas vivía del juego y de introducir toda clase de mercancías con manifiesto perjuicio de los comerciantes mexicanos afectados por el más escandaloso contrabando. Y como México, desde 1829, había abolido la esclavitud en todo el territorio de la nación, los colonos de Texas hicieron caso omiso de la ley y continuaron introduciendo esclavos para fomentar, sobre todo, el cultivo del algodón que progresaba en la región sureña de los Estados Unidos gracias al trabajo de los esclavos. Samuel Houston, agente del presidente Andrew Jackson, fue el máximo dirigente de las operaciones filibusteras –sistema empleado después en toda tentativa norteamericana para apoderarse de otros territorios– para rechazar el decreto del presidente Bustamante, primero, y, más tarde, en 2 de marzo de 1836, a raíz del sitio y toma del Alamo –febrero y marzo– a la que siguieron la batalla de San Jacinto, RevolucionesYconflictos20120207.indd 338 09/02/2012 02:51:05 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 339 en abril, y la captura del general Santa Anna, la proclamación de la República de Texas. Rápidamente –febrero l9 de 1837– los Estados Unidos reconocieron la nueva República de Texas; les siguió Francia, en 1839, y, al siguiente año, Holanda, Bélgica y la Gran Bretaña. No obstante, ni un solo día dejaron los norteamericanos, disfrazados de ciudadanos de Texas, de gestionar la anexión a los Estados Unidos. El tratado firmado el 12 de abril de 1844 establecía que Texas ingresaría en la Unión como un territorio. Pero el Senado norteamericano lo rechazó. Sin embargo, el 28 de febrero de 1845, el presidente Tyler logró que el Congreso autorizara la admisión de Texas como estado. Y, el 4 de julio de 1845, con un solo voto en contra, una convención texana aprobó la anexión, confirmada por un referéndum. Así, el presidente Polk, en su mensaje inaugural dirigido al Congreso norteamericano, pudo afirmar, falseando la historia, ya que hacía la afirmación de haberla adquirido con el tratado de España en 1819: La República de Texas ha hecho conocer su deseo de incorporarse en nuestra Unión. Texas fue parte de nuestro país, fue torpemente cedida a una potencia extranjera y hoy es independiente y posee el indudable derecho de fundar su propia soberanía como Estado independiente con la nuestra [...]. La anexión de Texas en 1845 –escriben Hockett y Schlessinger– convenció a los mexicanos de que los Estados Unidos estaban abocados a un premeditado y sistemático desmembramiento de su país. El presidente Polk, esclavista, quería apoderarse de cualquiera manera de las provincias mexicanas del noroeste. En 28 de mayo de 1845, a los dos meses apenas de haberse hecho cargo de la presidencia, el Secretario de la Guerra, William L. Marcy, cumpliendo sus órdenes dio instrucciones al general Zacarías Taylor para que avanzara desde Luisiana sobre las fronteras mexicanas. Y, el propio presidente Polk, en 9 de mayo del siguiente año, anunció al gabinete su intención de recomendar al Congreso la inmediata declaración de guerra a México.14 M. C. Hockett y A. M. Schlessinger, Evolución política. 14 RevolucionesYconflictos20120207.indd 339 09/02/2012 02:51:05 p.m. 340 José Luciano Franco Polk logró imponer su criterio guerrerista. Y la agresión injustificada al pueblo mexicano la realizó con la más refinada crueldad. Su secretario de Estado, James Buchanan, declaró: El destino nos manda que conservemos y civilicemos a México, Y el Tratado de Guadalupe Hidalgo, de 2 de febrero de 1848, confirmó el despojo a México, arrebatándole casi la mitad de su territorio nacional. Pero el apetito imperialista de Polk no se había calmado –afirman Hockett y Schlesinger–. En abril de 1848 envió un mensaje al Congreso sugiriendo la conveniencia de anexar la provincia mexicana de Yucatán, «antes de que Gran Bretaña o España hicieran lo mismo». Un mes y medio después trató de comprar Cuba alegando que, como el poder hispano declinaba allí, las otras potencias europeas miraban a la isla con ojos codiciosos; la oferta de Polk recibió de España la respuesta de que antes de acceder «prefería ver a Cuba hundirse en el Océano».15 Sobre México continuaron lanzando los Estados Unidos oleadas tras oleadas de aventureros de toda especie. Y, también, de todo el mundo comenzaron a llegar a las nuevas tierras arrebatadas a los mexicanos, a California especialmente donde Juan Augusto Suter en 1848 había descubierto ricos yacimientos de oro, verdaderos bandidos que venían de Europa, envuelta en una revolución de intenso contenido popular, gentes como los franceses Carlos de Pindray y Gastón de Raousset-Boulbon, a los que se agregaron aventureros americanos de la calaña de William Wallcer. Este criminal, siguiendo el ejemplo de sus predecesores en Texas, invadió la Baja California, la declaró república, y se proclamó así mismo presidente. Esta última agresión facilitó al general Gadsden, ministro norteamericano en México, para presionar al presidente Santa Anna y decidirlo a firmar el Tratado de La Mesilla –30 de diciembre de 1853– que completaba la desmembración del territorio mexicano. Como una síntesis de la política expansionista de los Estados Unidos desde los primeros años de su independencia, el profesor Scott Nearing, traza en breves líneas el cuadro más exacto de lo que constituye la vocación imperial de sus clases directoras: No hay quien pueda hacer la historia de los Estados Unidos desde que se redactó la Declaración de Independencia sin que le sorprenda la completa transformación en las formas Ibídem. 15 RevolucionesYconflictos20120207.indd 340 09/02/2012 02:51:05 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 341 de vida americana. La revolución industrial que ha tenido a Inglaterra en su garra desde medio siglo, se hizo sentir en los Estados Unidos, después de 1815. El vapor, los transportes, el desarrollo industrial, la vida de la ciudad, la organización de los negocios, la expansión a través del continente –estos son los factores que han hecho de los Estados Unidos una nación completamente aparte de lo que soñaron los que firmaron la Declaración de Independencia y pelearon en la Revolución. Estos cambios económicos han producido cambios políticos. La República Americana ha sido arrojada a un lado. Sobre sus restos se yergue una poderosa estructura imperial –el mundo de los negocios–, a la que sirve de baluarte el uso y los convencionalismos, salvaguardada por la legislación, por la interpretación judicial, y todo el poder de la sociedad organizada. Esa estructura es el Imperio Americano –tan real hoy como el Imperio Romano– en los días de Julio César; el Imperio Francés, bajo Napoleón, o el Imperio Británico del gran comunero, William E. Gladstone.16 ◉◉◉◉◉ Las relaciones comerciales de las trece colonias inglesas de Norteamérica con los países del Caribe –especialmente con el Saint Domingue francés y Cuba– aumentaron extraordinariamente durante la guerra de independencia. El comercio del Caribe era vital para el desarrollo económico de la joven república de los Estados Unidos. Y muy temprano comenzaron a enviar agentes de todas clases a esta zona americana. Pero aquí no encontraron con tanta facilidad como en Texas y Floridas una rápida oportunidad de dominar las islas en poder de España, Inglaterra, Francia, Holanda y Dinamarca. Así, por ejemplo, en 1794, Nathaniel Higginson, con el pretexto de recoger datos para presentar reclamaciones por los daños causados a ciudadanos norteamericanos por las Cortes del Almirantazgo Británico en las West Indies, visitó Barbados y Martinica. Al morir este agente, su misión fue continuada hasta el año 1797 por James y William Perot. En ese Scott Nearing, El Imperio americano, La Habana, 1961. 16 RevolucionesYconflictos20120207.indd 341 09/02/2012 02:51:05 p.m. 342 José Luciano Franco mismo año, William Maley, oficial de la armada norteamericana visitó los puertos de las colonias españolas, inglesas y francesas del Caribe, para transportar a los Estados Unidos en el barco que comandaba a los norteamericanos residentes en aquellos lugares faltos de protección.17 De mayor importancia, si cabe, fueron las gestiones en Cuba de los enviados norteamericanos desde Robert Smith y Oliver Pollack hasta Joseph M. Iznardi en los finales del siglo xviii. Bien es verdad que, según informes de la Intendencia de Hacienda de Cuba, desde el l9 de enero a 31 de diciembre de 1799, las embarcaciones entradas en el puerto de La Habana fueron: 97 españolas, 431 norteamericanas y 42 de otros países neutrales. Cifras que dan una idea de la creciente influencia económica norteamericana en esta zona del mundo colombino, Y si a esto se agrega que, a causa de la Revolución francesa, las guerras europeas y la Revolución de Haití, la casi totalidad del contrabando y del comercio de esclavos en el Caribe estaba en manos norteamericanas, no es de extrañar que comenzaran a practicar aquí el aventurerismo y filibusterismo agresivo que con tan buenos resultados para su política expansionista realizaban en el continente. Por ello el periodista norteamericano John S. Thrasher, defensor de la esclavitud y de la anexión, hubo de escribir en 1856 cuando el predominio de los Estados Unidos prácticamente estaba ya alcanzado: No existen, probablemente, otros dos países separados cuyas relaciones industriales sean tan completamente recíprocas, como los de Cuba y los Estados Unidos. Produciendo artículos de constante y general uso en este país, las necesidades naturales de su pueblo hacen que sea un mercado para los productos de cada sección de la Unión, Los buques, pesquerías, manufacturas y marina de Nueva Inglaterra; los agricultores, mantequeros, mineros y otros de los Estados del Centro; los madereros y arroceros del Sur; las carnes y granos del Oeste, todos encuentran un apropiado cambio adecuado en los mercados de Cuba.18 Natalia Summers, List of Documents Relating to Special Agents of the Department of State. Number 7, Washington, 1951. 18 J. S. Thrasher, «Ensayo preliminar», en Ensayo político sobre la Isla de Cuba por Alejandro de Humboldt. Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba, La Habana, 1960. 17 RevolucionesYconflictos20120207.indd 342 09/02/2012 02:51:05 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 343 Aún cuando en menor escala, podían aplicarse los juicios de Thrasher también a Saint-Domingue como en el caso de Cuba, tan pronto los Estados Unidos consolidaron su independencia intensificaron su comercio con la colonia francesa de Saint-Domingue. Que encontró dificultades a consecuencia de la Revolución francesa y la haitiana, y, también, agravadas a causa de los conflictos franco-americanos. Las relaciones haitiano-norteamericanas adquirieron su carácter oficial –nos dice el profesor Price-Mars– cuando, por la primera vez, Toussaint-Louverture cuya estatura de hombre de estado había tomado formidables proporciones después de sus brillantes victorias y por consagración de su genio, vuelve sus miradas hacia el continente. Elevado a General en Jefe del ejército de Saint-Domingue, Toussaint Louverture había llegado a encarnar la autoridad efectiva de la colonia después de eliminar todos los representantes civiles de la metrópoli –aún cuando Roume nominalmente compartía la dirección–, el último de aquellos que, por otra parte, él manejaba a su antojo. Entonces, persiguiendo la realización de su sueño grandioso de autonomía e independencia –a pesar de continuar jurando fidelidad a Francia– comprendió que el proyecto secreto e inconfesado que acariciaba de edificar el segundo Estado de América, liberado de todo lazo de vasallaje con Europa, no tenía posibilidad de ser integrado en los hechos, si no tenía el apoyo y la solidaridad eventuales de la federación que acababa de constituirse cuatro años antes en el continente. Y entabló negociaciones con John Adams, sucesor de Washington en la presidencia, y le envió un mensaje el 6 de noviembre de 1798 en el cual le aseguraba que bajo su administración, que debía ser considerada ya como la más eficiente de Saint-Domingue, el comercio norteamericano estaría realmente protegido, si las transacciones marítimas reanudaban el servicio de cambios a menudo perturbado por los riesgos de la piratería. Y, al siguiente mes, Toussaint Louverture acreditó en Washington un representante personal, Mr. Bunel, comerciante blanco y norteamericano, que fue recibido oficialmente por el Secretario de Estado Pickering y el propio presidente Adams.19 Tanto el Gobierno Colonial de Cuba como los representantes diplomáticos españoles en los Estados Unidos, habían seguido con especial interés el desarrollo de la Revolución en la isla vecina, y fueron los J. Price-Mars, La République D’Haiti. 19 RevolucionesYconflictos20120207.indd 343 09/02/2012 02:51:06 p.m. 344 José Luciano Franco primeros en darse cuenta de las verdaderas intenciones del líder negro. Así, en oficio No. 111, de 3 de marzo de 1798, D. Carlos Martínez de Irujo, ministro en Filadelfia, decía al Príncipe de la Paz, ministro de Estado del rey Carlos IV, que el general Toussaint tenía intenciones de declararse independiente en Santo Domingo: Y, en 22 de diciembre del mismo año, informaba Irujo a D. Francisco Saavedra de la llegada del emisario de Toussaint y de su visita al Cónsul de Francia, sin duda porque las circunstancias impiden al Gobierno apoyar los propósitos de aquel General en pro de la independencia de Santo Domingo.20 En el despacho sin numerar de 22 de enero de 1799 dirigido a los secretarios de Estado –interino– D, Francisco Saavedra y D. Mariano Luis de Urquijo, da cuenta Irujo de que el comisionado del general Toussaint ha ido a tantear las disposiciones de aquel Gobierno a favor de la independencia de la isla de Santo Domingo, y que fue bien acogido por Adams. Agrega que en ciertos círculos –al parecer entre los miembros del Congreso de la Unión– existen temores de los esclavos en Norteamérica si se declara independiente Santo Domingo. Y, en el marcado con el No. 127 –Filadelfia 6 de abril de 1799– el diplomático avisa a sus superiores la llegada a aquella ciudad del general Thomas Maitland, comandante en jefe del ejército inglés en Santo Domingo, acompañado de otros oficiales, y de quien se decía haber firmado un tratado con Toussaint para la independencia de la isla, con el apoyo de Inglaterra. Creen muchos, dice Irujo, que su venida obedece a estos asuntos, pero tiene la sospecha de que es mucho más importante su viaje, y es con objeto de tentar a este Gobierno para que declare la guerra a Francia y realizar el plan, que supone debe existir, de invadir las posesiones españolas, lindantes con los Estados Unidos, como medio de debilitar los triunfos de Francia en Europa. En 29 de abril, Irujo agregaba una posdata a su anterior oficio ampliando su informe en el sentido de que el general Maitland había partido y, al parecer, sin conseguir su objeto.21 En sucesivos despachos No. 129 y 131 de 29 de mayo de 7 de julio de 1799, Irujo da cuenta de haber designado el gobierno norteamericano al doctor Stevens en comisión para arreglar el comercio con Santo Domingo, que Toussaint parece haber renunciado a la idea de Archivo Histórico Nacional, (Madrid), legajo 3,897, ap. 1. Ibídem, ap. 2 y legajo 3,897, No. 127. 20 21 RevolucionesYconflictos20120207.indd 344 09/02/2012 02:51:06 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 345 independencia, y, por último, acerca de las negociaciones del doctor Stevens y lo que Irujo estima es la política equívoca del general Toussaint.22 Efectivamente, el Congreso de los Estados Unidos, en 9 de febrero de 1799, autorizó al presidente Adams a reanudar las relaciones comerciales con Saint-Domingue, y, en marzo, el secretario de Estado Pickering designó al doctor Edward Stevens para iniciar con el general Toussaint Louverture las negociaciones. Pero como el Congreso no concedió crédito alguno para cubrir los gastos de la misión del Dr. Stevens, obvió la dificultad el Departamento de Estado norteamericano fletando un barco cuyo cargamento estaba autorizado el doctor Stevens para venderlo al propio general Toussaint Louverture, como lo realizó, y cuyas utilidades proporcionaron al comisionado los fondos indispensables.23 En ese momento histórico, Francia e Inglaterra estaban en guerra. Y esta nación, por medio del general Maitland, trataba de inducir a Toussaint a realizar el movimiento de autonomía para sacar ventajas comerciales y, quizás, lograr después beneficios políticos. Claro que los planes británicos eran contrarios a los intereses norteamericanos, y eso no escapaba a la sagacidad de Adams y sus consejeros, pero tanto el presidente como su secretario de Estado, Pickering, convencidos de la debilidad de los medios de defensa de que podían disponer evitaban ser arrastrados en combinaciones diplomáticas peligrosas, sin abandonar por ello sus designios expansionistas. Y, como por otra parte, el desarrollo del comercio de su país con el Caribe era un objetivo esencial e inmediato de la política del Departamento de Estado, quiso asegurar el éxito de sus negociaciones con Toussaint ajustándolas a la línea trazada por la Foreign Office de Londres. Por esa razón Pickering y Maitland discutieron largamente el proyecto de tratado –del que informó Irujo al gobierno de Madrid que el militar inglés, en ruta hacia Saint-Domingue, aportaba de Londres y en el cual eran consignadas las directivas que los dos gobiernos debían seguir conjuntamente en sus relaciones con Toussaint Louverture en lo concerniente al desarrollo del comercio entre los Estados Unidos, Gran Bretaña y Saint-Domingue.24 Archivo Histórico Nacional, (Madrid), legajo 3,897 y No. 127 y 131. J. L. Franco, Historia de la Revolución de Haití. 24 Ibídem. 22 23 RevolucionesYconflictos20120207.indd 345 09/02/2012 02:51:06 p.m. 346 José Luciano Franco Hamilton, a quien se había consultado, escribió a Pickering en 9 de febrero de 1799: Los Estados Unidos no deben comprometerse a sostener la Independencia de Saint-Domingue por ninguna garantía, ningún tratado formal, para que este pueda ser evocado como un testimonio. Será suficiente asegurar a Toussaint Louverture verbal pero expresamente que después de su declaración de independencia, nosotros abriremos relaciones comerciales con él que serán mantenidas todo el tiempo que conserve él mismo su posición, independiente y que debe conceder toda protección a nuestros barcos y a nuestras propiedades. Yo pienso que es así como debemos proceder.25 Y, Pickering, que en él gabinete de Adams representaba la línea política de Hamilton, siguiendo sus indicaciones en despacho confidencial de 12 de marzo de 1799, decía a Rufus King, representante diplomático de los Estados Unidos en Londres: No debemos inmiscuirnos en la política de la isla. Toussaint realizará lo que él crea ser su propio interés y el de sus conciudadanos. «Probablemente llevará el país a la independencia. Es probable que desee asegurar el beneficio de nuestro comercio como uno de los medios ciertos para conseguirla. Ninguna consideración moral o política debe inducirnos, a desalentarlo. Al contrario todo nos incita a empujarlo hacia la independencia. No obstante nosotros no debemos hacerla. Hemos ido más lejos de lo que nos permite el acuerdo del Congreso. No seremos indemnizados de nuestras pérdidas por la República francesa. La libertad de comercio con Saint-Domingue es el solo medio de recuperarnos. Y no hay duda de que la obtendremos». Toussaint no puede formar un Estado negro. Los negros son demasiado ignorantes. El Gobierno estará militarizado durante la duración de esta guerra y puede ser durante más tiempo. «El comercio de los Estados Unidos y el de otras naciones –pues no debemos J. L. Franco, Historia de la Revolución de Haití. 25 RevolucionesYconflictos20120207.indd 346 09/02/2012 02:51:06 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 347 tratar de obtener privilegios exclusivos– serán ampliamente aprovisionados de todas sus necesidades y podrán exportar lo que le sea necesario. De esta manera, no había lugar y no debe haberlo a tentativas para distraer a los negros de sus ocupaciones de cultivadores y de atraerlos hacia la navegación. Confinados en su isla no serán vecinos peligrosos. Nada es más claro que esto, saber que si los negros de SaintDomingue son abandonados a ellos mismos, serán incuestionablemente menos peligrosos que si permanecen como súbditos de Francia». Francia pudiera muy bien enrolarlos y constituir con ellos buenas fuerzas militares que ninguna fuerza europea o ninguna otra fuerza blanca pudiera afrontar. Francia con un ejército compuesto de esas tropas negras podría conquistar todas las islas Británicas y poner en peligro nuestros estados del Sur. Las gentes del Sur están convencidas de una tal eventualidad y están inclinadas a favorecer la política de independencia de Saint-Domingue si Toussaint Louverture y aquellos que le siguen lo desean.26 Estas cuestiones estuvieron presentes en las conversaciones de Maitland y Pickering al examinar los siete artículos del proyecto de tratado en cuyo texto los británicos y norteamericanos se distribuían entre ellos todo el comercio de la isla. Pero modificado –aclara el profesor Price-Mars– algunos de sus artículos haciéndolos accesibles a las objeciones presentadas por Pickering, una de cuyas modificaciones que hizo aceptar a Maitland consistía en limitar sobre el suelo de la Unión y de las posesiones inglesas del Caribe el contagio que podía provocar el funesto ejemplo ofrecido por la insurrección de los negros esclavos de Saint-Domingue.27 El doctor Stevens recibió por conducto de Roume, mayo 3 de 1800 copia del documento titulado: Convention secrete arréttee entre l´honorable Brigadier Maitland et le Gen Louverture, ajustado en lo qué era esencial para los Estados Unidos a los preceptos del que, con fecha Filadelfia 20 de abril de 1799, recibió Stevens: Heads of regulations to be proposed by General Maitland. J. L. Franco, Historia de la Revolución de Haití. J. Price-Mars, La République D’Haiti. 26 27 RevolucionesYconflictos20120207.indd 347 09/02/2012 02:51:06 p.m. 348 José Luciano Franco La paz europea imprimió nuevos rumbos a las fuerzas que se disputaban la hegemonía del Caribe. El Tratado de Morfontaine entre los Estados Unidos y Francia en 1800, y el de Amiens entre Francia y la Gran Bretaña, un año después, permitieron a Bonaparte, libre del temor de un ataque naval de parte de Inglaterra, organizar una formidable escuadra que convoyaba un poderoso ejército al mando de Leclerc y dirigirlo contra Toussaint Louverture, cuyos grandiosos sueños políticos se propuso destruir el Primer Cónsul. Bonaparte, que por el Tratado de San Ildefonso, había obtenido la retrocesión de la Luisiana que Francia tuvo en su poder hasta 1763, proyectaba reconstruir el imperio colonial francés en América. Con Haití y la Luisiana para comenzar, pues esperaba obtener otros pedazos del imperio colonial hispano, como México y Haití, esperaba Bonaparte dominar el comercio del Caribe y las fuentes de materias primas más ricas del mundo, Y con sus planes hacía peligrar el proceso de desarrollo imperial de los Estados Unidos. Pero la heroica resistencia de los negros y mulatos de Saint-Domingue, bajo la dirección suprema de Jean-Jacques Dessalines, –continuador de la obra de Toussaint Louverture–, destrozó al ejército francés y obligó a Bonaparte a abandonar sus planes de dominio sobre el Caribe y el Golfo de México, y ceder, en 1803, la Luisiana a los Estados Unidos. La nueva e inesperada situación internacional en esta región de América, así como los planes de expansión continental sobre Texas y las Floridas y, después, la invasión francesa en España y el inicio de las guerras de independencia de las colonias hispanoamericanas, disminuyó por algún tiempo la presión norteamericana sobre el Caribe. Ya no fueron tan frecuentes las visitas intrigantes de los enviados de los Estados Unidos. No obstante, la diplomacia norteamericana entabló negociaciones con Napoleón a fin de que este se prestase a que Cuba fuera incorporada a los Estados Unidos a cambio de que no prestaran auxilios a los rebeldes de México y Venezuela. ◉◉◉◉◉ Inspirados por la política expansionista de Jefferson, afianzada por el éxito logrado con la incorporación de la Luisiana, los gobernantes norteamericanos se lanzaron sobre la isla de Cuba empleando aquí todos los recursos y ardides inescrupulosos que marcaron su insaciable RevolucionesYconflictos20120207.indd 348 09/02/2012 02:51:06 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 349 voracidad de tierras. Creando al Gobierno Colonial una situación parecida a lo que ha dado en llamarse hoy la guerra fría. No solo la práctica constante del contrabando y la trata ilegal negrera, realizada en muchos casos con la complicidad de las autoridades coloniales y, en todos, asociados a comerciantes y hacendados criollos y españoles, daban lugar a múltiples incidentes entre el Gobierno Colonial y los norteamericanos –agravados por la actividad de los corsarios que infestaban estos mares y vendían públicamente el producto de sus robos en los puertos de los Estados Unidos– sino también los provocados por estos intencionalmente en su empeño de apoderarse de todas maneras de la Florida. Y la situación se agravó en tal forma que se llegó a temer una agresión directa de los Estados Unidos a la isla de Cuba. Uno de los aspectos de la conflictiva situación surgía del problema de los cónsules norteamericanos en Cuba. El nombramiento de Henry Hill, de Connecticut –señala el profesor Portell Vilá– como Cónsul en La Habana cuando España seguía opuesta a admitir los cónsules norteamericanos, fue cuestión de estrategia por parte de Jefferson, ya que Hill en realidad, tenía en Cuba la misión de un agente secreto encargado de investigar y reportar la verdadera situación y la importancia de las fuerzas de España en las Floridas y en Cuba. Llegó Henry Hill a La Habana después que su antecesor, Vincent Gray, como ya había ocurrido con los cónsules Oliver Pollack y Josiah Blakely, había sido encarcelado por las autoridades españolas, las que habían confiscado hasta sus papeles oficiales. Ni corto ni perezoso el nuevo Cónsul elevó su protesta contra semejante tratamiento del agente consular de los Estados Unidos, y aprovechó la oportunidad para quejarse, en su carácter de tal, de las depredaciones de que eran víctimas los buques norteamericanos en aguas de Cuba. La respuesta del Marqués de Someruelos no se hizo esperar y fue un desabrido oficio contra las pretensiones de Hill, las cuales, renovadas por este, al fin tuvo la siguiente contestación del Capitán general de Cuba: En volviéndome Vmd. a escribir sobre asuntos que no debe, y en los términos que lo ejecuta en su oficio del 8 del corriente, precisaré a Vmd. a embarcarse inmediatamente para fuera de esta Isla de mi mando.28 H. Portell Vilá, Historia de Cuba. 28 RevolucionesYconflictos20120207.indd 349 09/02/2012 02:51:06 p.m. 350 José Luciano Franco De nada valieron –agrega el profesor Portell Vilá– las reclamaciones de Hill para que el gobierno de Washington amparase sus derechos, pues le dejaron entregado a sus propias fuerzas hasta que abandonó la Isla, pero no sin que antes hubiese obtenido un resumen de los recursos navales y militares con que contaba España en Cuba y que trasmitió, al State Department. Cuando el Cónsul en La Habana, en su desamparo, tenía que abandonar de esa manera el cargo en manos de su secretario John L. Ramage, el cónsul Blakely, en Santiago, se veía precisado a huir de la Isla y los intereses norteamericanos en aquella población estuvieron sucesivamente al cuidado de Andrew Hadfeg y de Maurice Rogers, quienes hicieron la menor ostentación posible de su representación para no comprometer sus negocios.29 Sin abandonar totalmente la idea de establecer agencias consulares, los Estados Unidos se dedicaron a enviar agentes especiales no solo a Cuba sino también a las otras islas del Caribe así como a las regiones del continente que ambicionaban. El famoso general James Wilkinson inició la nueva etapa histórica visitando a Cuba en 1809. De su corta estancia en La Habana y conversaciones con el capitán general marqués de Someruelos, apenas si existen otros datos que las referencias al asunto hechas por Jefferson y Madison. Le suponían comisionado para expresar la solidaridad de los Estados Unidos con el Gobierno Colonial de Cuba en caso de una agresión por parte de. Francia o Inglaterra, aquí o en la Florida. Someruelos, en nota de 30 de marzo de 1809, rechazó las insinuaciones del agente sobre cesión de la Florida, pero conociendo las andanzas de este individuo, que por dinero estuvo siempre dispuesto a traicionar a sus amigos y a su propia patria, debe pensarse que trató de realizar una de las tantas maniobras comenzadas en Kentucky en 1789 y continuadas en Luisiana, Texas y Floridas. Si en La Habana no logró sus propósitos, en cambio, en Pensacola, según carta del gobernador D. Vicente Folch al marqués de Someruelos –junio 25 de 1807– si había tenido la oportunidad de emplear con éxito sus tácticas provocadoras de bandido uniformado. William Shaler vino después a La Habana, con instrucciones del Departamento de Estado de observar e informar sobre las condiciones provocadas en Cuba y en México por las rebeldías contra el dominio español. Ibídem. 29 RevolucionesYconflictos20120207.indd 350 09/02/2012 02:51:06 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 351 Shaler –escribe el profesor Ramiro Guerra– era un mercader, un viajero y un agente del Departamento de Estado de Washington. Nacido en Connecticut, se estableció en Nueva York; en 1799 inició una serie de viajes por las colonias españolas, en las cuales traficaba y hacía propaganda revolucionaria a la vez. La publicidad que dio a los antecedentes y las noticias recogidas en sus viajes por la Argentina, Chile, la América Central, México y California, en una época en la cual se sabía poco en los Estados Unidos sobre dichas regiones, lo hicieron conocido en su país. En 1810, cuando las colonias españolas comenzaron a sublevarse contra la metrópoli, el Secretario de Estado del presidente Madison, Robert Smith, lo comisionó para visitar las citadas colonias, expresarles las simpatías y brindarles la cooperación amistosa de los Estados Unidos. Al llegar a La Habana, en agosto de 1810, no tuvo buena acogida de parte de Someruelos, quien le manifestó la imposibilidad de reconocerlo como agente de su nación, porque las leyes españolas prohibían la presencia de tales agentes en las colonias. En virtud, Shaler permaneció en la ciudad sólo en condición de comerciante, e inició sus trabajos de agente confidencial de su país privada o clandestinamente.30 Coincidió su estancia en La Habana con las conspiraciones de origen masónico y las intentonas de Joaquín Infante, Román de la Luz, y Luis F. Basave –este último ligado a ciertos grupos de negros y mulatos libres– encaminadas a liquidar el dominio español en Cuba. Como: las condiciones históricas eran favorables a sus planes, Shaler se puso en contacto con algunos hacendados y propietarios cubanos, criollos blancos, cuyos intereses económicos estaban vinculados a los norteamericanos y logró convencerlos de la posibilidad, de obtener la independencia con la ayuda de los Estados Unidos. Estos criollos, cuyas riquezas dependían de la esclavitud, alarmados en 1811 por las comentes liberales de las Cortes de Cádiz, –singularmente la moción del diputado mexicano Miguel Guridi y Alcocer para abolir la trata negrera y la esclavitud– confesaron a Shaler por medio de un representante debidamente acreditado sus deseos de llegar a un acuerdo para la anexión, de la isla de Cuba a los Estados Unidos. Pero, descubiertos los tratos secretos de, Shaler, el capitán general Someruelos lo expulsó de Cuba en diciembre de 1811. Y el agente R. Guerra Sánchez, Manual de Historia. 30 RevolucionesYconflictos20120207.indd 351 09/02/2012 02:51:07 p.m. 352 José Luciano Franco americano regresó a Luisiana para ocuparse en dirigir en unión del doctor Robinson las aventuras de José Álvarez de Toledo y Juan Mariano Picornell en Texas. Otros agentes eran enviados, con los más variados pretextos, de 1812 a 1827, a distintas islas del Caribe. James Gillespie, en mayo de 1812, estuvo encargado de gestionar con el presidente Petión, de Haití, un arreglo satisfactorio a los problemas surgidos en derredor de los corsarios norteamericanos que pretendían aprovisionarse en los puertos que pertenecían a la parte republicana de la isla y, también, franquicias aduanales para los buques mercantes. Misión que el Departamento de Estado confió más tarde a William Taylor. Los despachos de este desde Port-au-Prince, noviembre 17 de 1813 a diciembre 7 de 1814, parecen indicar que Petión accedió a las demandas norteamericanas. En febrero 7 de 1818, encargaron a Taylor de presentar una fantástica serie de reclamaciones a Henri Christophe, rey de Haití, exigiendo la inmediata satisfacción de sus demandas. Y, en mayo 27, tuvo que volverse Taylor a los Estados Unidos pues Christophe se negó a recibirlo y no permitió que presentara demanda alguna en las oficinas de Relaciones Exteriores. No había sido Taylor el único agente especial norteamericano enviado a Christophe. Le había precedido Jacob Lewis –encargado de vigilar los pretendidos derechos comerciales de los ciudadanos norteamericanos en lo que ellos llamaban Spanish Main– que, en misión a Cabo Haitiano, en 1816, logró de Christophe la orden de poner en libertad a un tal Duplessis; y a Septimus Tyler, 1817, se le encargó idéntica gestión. Recuperar los esclavos que los ingleses habían capturado y llevado a las Indias Occidentales durante la guerra anglo-americana, era una verdadera preocupación para el Departamento de Estado de Washington. En abril lro de 1815 designaron a Thomas Pinckney, general del ejército norteamericano, para investigar en Bermudas, empleando los agentes que fuesen necesarios, para determinar los esclavos vendidos allí por los británicos y que estos habían capturado en territorio de los Estados Unidos, y cuyos dueños querían recuperarlos. Con idénticas o parecidas instrucciones Thomas Spalding que fungió como auxiliar del general Pinckney, y, hasta Halifax, en el Canadá, fue el agente especial Augustus Neale en busca de esclavos americanos que fueron a aquella ciudad desde las colonias británicas del Caribe. RevolucionesYconflictos20120207.indd 352 09/02/2012 02:51:07 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 353 En todas partes comenzaban los norteamericanos a provocar incidentes de varias clases. El cónsul general de los Estados Unidos en St. Thomas, R. M. Harrison, habíase convertido en una pesadilla para las autoridades coloniales danesas de aquella isla, convertida en centro de contrabando y piratería en todo el Caribe, y cuyas leyes se empeñaban en desconoce los ciudadanos americanos dedicados a esas actividades. Y para conseguir las ventajas comerciales que necesitaban para vencer en la competencia a sus rivales ingleses, se encargó a George W, Campbell – junio 28 de 1818– de trasladarse en misión especial a Copenhague para lograr concesiones de todo género del gobierno de Dinamarca en las islas Vírgenes, de cuya posesión pretendían despojar a los daneses. En 1821, Edward Wyer, se presentó en Cabo Haitiano el 27 de febrero, con un pliego de reclamaciones pidiendo el pago de indemnizaciones por imaginarios perjuicios causados a ciudadanos norteamericanos, que en similar misión continuó, en 1824, Jabez Boothroyd. Pero ya no era el Departamento de Estado únicamente el que enviaba agentes al Caribe, sino también la Secretaría de Marina, interviniendo a veces, como en 1823, hasta el Comité de Relaciones Exteriores del Congreso y el Procurador General. Y ese fue el caso de Thomas Randall, agente especial a Cuba y Puerto Rico, con instrucciones de hacer una amplia investigación acerca de las agresiones de los piratas que tenían sus bases en ambas islas a los buques norteamericanos, y que, en el fondo, no fue otra cosa que un exhaustivo trabajo de espionaje de acuerdo con los planes de apoderarse de las codiciadas colonias españolas, que facilitarían a los Estados Unidos el control político y económico del Caribe. De mayor amplitud, si cabe, en este aspecto de la política expansionista de los Estados Unidos, fue la encomienda dada a Robert M. Harrison. Las instrucciones que le dieron en Washington –agosto 9 de 1827– le ordenaban observar, en lo que ellos llaman West Indies, el efecto de las leyes que regían el comercio entre los Estados Unidos y las colonias británicas del Caribe, Los acuciosos reportes de Harrison forman unos cuantos volúmenes en los archivos diplomáticos norteamericanos, obtenidos en los lugares visitados y estudiados a cabalidad que fueron: San Bartolomé, St. Thomas Antigua, Barbados, Demerara, Trinidad, Granada, Tobago, San Vicente, Jamaica. Los Estados Unidos se preparaban, venciendo todos los obstáculos, a dominar el Caribe, convertirlo en un lago americano. RevolucionesYconflictos20120207.indd 353 09/02/2012 02:51:07 p.m. 354 José Luciano Franco ◉◉◉◉◉ Tres principales grupos de problemas resaltan desde el principio en la política americana, con relación a asuntos públicos y empresas privadas en las islas del Caribe –ha escrito el profesor Melvin M. Knight, de la Universidad de Columbia–. En primer lugar, la posición de esta cadena de islas, conocidas como Antillas Mayores y Menores, en la vía de los imperios, hizo que fuera aplicada la Doctrina de Monroe, ampliada hasta una política de intervención. En segundo lugar, el valor de las islas en sí ha motivado la penetración económica. En tercer lugar, la distinción de razas en los Estados Unidos ha influido en todo lo demás que hemos tratado de realizar, porque no hemos podido eliminar ese problema ni encontrarle una solución dentro del país –escribe el profesor Knight, analizando la política expansionista norteamericana proyectada hacia el objetivo de reemplazar a España en sus dominios del Caribe–, Y agrega: Desde la época en que Haití y Santo Domingo se liberaron de sus amos europeos hasta nuestra guerra civil, no pudimos sostener relaciones normales con las repúblicas negras o mulatas que distaban solo un día de viaje desde nuestros Estados del Sur, donde la esclavitud africana prevalecía. Ni Haití ni Santo Domingo fueron reconocidos hasta que la división de los Estados libró a nuestro Congreso del voto del Sur. Estos dos pequeños estados –separados por la guerra de la Independencia Dominicana en 1844– fueron tratados, en realidad, como material de balompié por los partidos que estaban en favor p en contra de la esclavitud en los Estados Unidos.31 A Jean Pierre Boyer, presidente de Haití, que había realizado la unidad de las dos fracciones de la nación a la muerte de Petión y Christophe, presentó W. D. Robinson ciertas reclamaciones del Comodoro Lewis, reproduciendo en su casi totalidad las anteriores que habían sido realizadas tanto en Port-au-Prince como en Cap-Haitien. Y al informar de su gestión al Presidente de los Estados Unidos, expresaba Robinson su parecer de que, tanto Boyer como Inginac, su Secretario General Melvin M. Knight, Los americanos en Santo Domingo, Santo Domingo, 1939. 31 RevolucionesYconflictos20120207.indd 354 09/02/2012 02:51:07 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 355 […] deseaban vivamente ganarse la buena voluntad de nuestro gobierno y tengo la seguridad de que si el gabinete ofreciera reconocer la independencia de Haití, o bien hacer con Haití un tratado comercial, podríamos imponer nuestras condiciones y ver todas nuestras reclamaciones pagadas. En 1822 se calculaba que las exportaciones de Estados Unidos a Haití igualaban la suma de lo exportado a Rusia, Prusia, Suecia, Dinamarca e Irlanda, y que más eran los barcos procedentes de Haití que entraban en puertos de los Estados Unidos que los de cualquier otro país, con excepción de Inglaterra, las colonias inglesas en el Nuevo Mundo y Cuba. En el año 1824 lo importado en Estados Unidos de Haití ascendía a la suma de $2.247,235; y la exportación norteamericana a la república negra del Caribe alcanzaba la cifra de $2.365,155. En 1825 el comercio internacional era como sigue: Estados Unidos: 374 barcos, con 39,199 toneladas; le seguían Gran Bretaña; 78 barcos, con 11,952 toneladas; Francia: 65 barcos, con 11,136 toneladas; Alemania: 17 barcos, con 3,185 toneladas; y Colombia: 16 barcos, con 1,195. El presidente Boyer estimuló el comercio con los Estados Unidos. En consideración al lucro de estos lazos económicos que ligaban a Estados Unidos con Haití, –escribe Charles Callan Tansill– abrigaba la esperanza el presidente Boyer de que el gobierno de Estados Unidos reconocería su gobierno, y la solicitud oficial al efecto fue trasladada al Senado de Estados Unidos por el presidente Monroe con los comentarios siguientes: Aludiendo a la situación política de Santo Domingo he de observar que toda la isla se encuentra ahora unida bajo un solo Gobierno y a tenor de una constitución que relega la soberanía a las gentes de color [...]. El establecimiento de un Gobierno de gentes de color en la isla de acuerdo con los principios ya señalados expone bien a las claras el concepto de intereses por separado y la desconfianza hacia las demás naciones [...]. La experiencia que tenemos es aún exigua sobremanera para que podamos formarnos un juicio exacto sobre las aspiraciones que alientan y los fines a que aplicarán RevolucionesYconflictos20120207.indd 355 09/02/2012 02:51:07 p.m. 356 José Luciano Franco su espíritu de gobierno. Estas interrogaciones, no obstante ser de mayor interés, naturalmente, para las islas vecinas, merecen que Estados Unidos les preste atención.32 Una vez enviado aquel mensaje equidistante del presidente del Senado, –continúa Tansill– surgió en el gabinete presidencial el debate sobre la cuestión del reconocimiento de Haití. Examinado atentamente el asunto decidió el gabinete no conceder el reconocimiento al gobierno de Boyer en Haití. Fue desfavorable la actitud del Congreso al reconocimiento de Haití y los representantes de los estados sureños se opusieron apasionadamente a la cuestión, aprovechándose para combatirla de la oportunidad que les vino en 1825-1826 cuando se propuso que el gobierno de Estados Unidos enviara delegados a un congreso interamericano que se celebraría en Panamá en el verano de 1826, figurando entre los temas que se tratarían en dicho congreso en preparación la situación política de Haití. Con ese tema ante la conferencia tenían que sentirse profundamente agraviados los senadores sureños y el de South Carolina, Hayne, hizo gala de su elocuencia al combatirlo: Nada que se relacione con la esclavitud podemos consentir que sea tratado con otras naciones, y la cuestión que menos debemos tratar es la independencia de Haití juntamente con gobiernos revolucionarios, cuya propia historia nos da un ejemplo no menos amenazador y contrario a nuestra paz interna [...]. Clara está nuestra política con respecto a Haití y es que jamás podremos reconocer su independencia.33 Tan hostil como Hayne a toda idea de reconocer a Haití se mostró el senador Thomas Hart Benton, de Missouri, alegando que la política norteamericana hacia el gobierno haitiano hacía treinta años que estaba implantada y aunque se tenían relaciones comerciales con los negros de esa isla, no se había establecido en ella ninguna agencia diplomática: Charles Callan Tansill, The United States and Santo Domingo. 1798-1873, Baltimore, 1938. 33 Ibídem. 32 RevolucionesYconflictos20120207.indd 356 09/02/2012 02:51:07 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 357 Les compramos café y se lo pagamos, pero sin cónsules ni ministros de una u otra parte […] ¿Por qué? Porque exhibir entre once estados los frutos de una rebelión de negros triunfal sería destruir la paz que reina en ellos [...]. Esa paz se vería atacada si en los once estados se viera y se dijera que por haber asesinado a sus amos y amas han de hallar amigos entre los blancos de esta nación. Tal era la atmósfera saturada de odio, de prejuicios, de hostilidad – anota el profesor Price-Mars– en la cual la cuestión haitiana se discutía en los Estados Unidos entre los años 1822-1826, en el momento mismo en que habían surgido dificultades en las modalidades y tentativas de ajustar la unión haitiano-dominicana realizada en 1822. Molesto el presidente Boyer con la actitud del Gobierno norteamericano, se negó a permitir que el Agente Comercial, Armstrong, continuara ejerciendo sus funciones en Port-au-Prince. El Secretario de Estado, Adams, antes de nombrar a Francis M. Dimond como nuevo Agente Comercial en Haití, expresó su opinión que dicho nombramiento: [...] sería con el carácter extraoficial de agencia comercial y con la probabilidad de que no fuera reconocido, pues las gestiones del último agente comercial anterior, Andrew Armstrong, habían sido desatendidas por motivo de que declinamos reconocer la soberanía e independencia de Haití.34 Armstrong salió de Port-au-Prince en abril de 1827, y Dimond llegó a esa ciudad a hacerse cargo de la Agencia Comercial de los Estados Unidos en septiembre de 1828, permaneciendo en ella hasta el 1 de abril de 1829. Claro que para la fecha en que Dimond llegó a la capital haitiana, la situación internacional del Gobierno de Haití había mejorado sensiblemente. En 1825, Carlos X, rey de Francia, reconoció la soberanía e independencia de Haití. Y, en mayo 24 de 1826, Charles Mackenzie desembarcó en Port-au-Prince para comenzar oficialmente las funciones de Cónsul General de la Gran Bretaña. J. Price-Mars, La République D’Haiti. 34 RevolucionesYconflictos20120207.indd 357 09/02/2012 02:51:07 p.m. 358 José Luciano Franco En los Estados Unidos, se iba produciendo, dada la importancia que para los comerciantes de Bostón, Nueva York, Philadelphia, etc., adquiría, el comercio norteamericano con Haití, un intenso movimiento a favor del reconocimiento. La Cámara de Representantes de los Estados Unidos en el invierno 1838-1839 recibió más de doscientas peticiones solicitando el reconocimiento de Haití. En 1843 presentó John Quincy Adams una moción a la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara «para que sea nombrado inmediatamente un Cónsul en la República de Haití para gestionar las reclamaciones de nuestros ciudadanos». Pero el único voto favorable que obtuvo la moción fue el de Adams. Sin embargo, el prejuicio norteamericano contra esas relaciones disminuyó al separarse la parte oriental, o sea el Santo Domingo español, de la República de Haití. El 5 de diciembre de 1844, Santana, presidente de la República Dominicana envía a José María Caminero a los Estados Unidos, en calidad de agente especial, para gestionar con el presidente John Tyler el reconocimiento de la independencia. En el escrito que presenta al secretario de Estado, John C. Calhoun, dice Caminero: La antigua parte española de la isla de Santo Domingo estuvo bajo la dominación de España hasta el comienzo de 1822. Por una de esas fatalidades a las cuales están sujetas las naciones y en consecuencia de las facciones formadas por los cambios políticos, de una parte, y teniendo, por otra parte, enemigos naturales como vecinos, el país ha sido unido de facto a la República de Haití que, en ese momento, ocupaba la parte occidental de la isla perteneciente en otro tiempo a Francia. Esta unión y la abolición de la esclavitud que le sigue, ocasiona un trastorno general de las costumbres tanto como de los principios de vida social a los cuales estaban acostumbrados originalmente los habitantes españoles [...]. «En lo que concierne a la República haitiana cuya existencia política no ha sido reconocida por los Estados Unidos, no ha podido ni podría haber tenido una legítima dominación sobre la parte española, dado que su odiosa ocupación ha sido una verdadera usurpación. En lo que concierne a España, que tuvo la soberanía de ese territorio y de la cual RevolucionesYconflictos20120207.indd 358 09/02/2012 02:51:07 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 359 los dominicanos fueron los súbditos, la indiferencia, la indolencia de esta nación y su abandono durante veinte años que estuvimos bajo la opresión y las vejaciones de los negros de Haití demuestran y establecen positivamente el derecho de los dominicanos de asumir su propia soberanía y de gozar en toda libertad constituyendo un Estado independiente [...]».35 En 25 de enero de 1845 dirigió una nueva nota a Calhoum. Conociendo el odio profundo que este profesaba a los negros, que lo había convertido en el líder indiscutible de la oligarquía esclavista. Caminero, en su escrito, hace un minucioso relato de los acontecimientos históricos de la isla desde el movimiento dé Núñez de Cáceres en 1821, y procura destacar el hecho de haber proclamado Boyer, al invadir la parte del Este en febrero de 1822, la abolición de la esclavitud y la Constitución de Haití. Y termina Caminero afirmando que la porción de gentes de color que existen en la parte oriental se compone de mulatos y de zambos, nacidos todos libres sobre el suelo dominicano. Que siempre estuvieron en contacto con los blancos en la observación de la religión y la moral; lo que es común a todos los pueblos de Sur América donde se encuentran los mismos tipos humanos. Con fecha 21 de febrero de 1845 Calhoum comunicó a Caminero que su informe lo había leído con gran interés el presidente Tyler. Sin embargo, era norma del Gobierno norteamericano antes de reconocer la independencia de un nuevo estado, «nombrar un comisionado que visitara ese país y, después de indagar, diera cuenta de su criterio en relación a todos los hechos y circunstancias de que se debe estar informado antes de hacer la decisión del asunto». Y, al siguiente día, 22 de febrero, designó a John Hogan, de Nueva York, comisionado en Santo Domingo para que rindiera un informe sobre los puntos siguientes: 1. La extensión y límites del territorio sobre el cual afirma su autoridad y. la impone el gobierno dominicano. 2. Población, su carácter y composición. 3. Número, disciplina y armamentos de las tropas. 4. Población total del país y la J. Price-Mars, La République D’Haiti. 35 RevolucionesYconflictos20120207.indd 359 09/02/2012 02:51:07 p.m. 360 José Luciano Franco proporción de europeos, africanos y mestizos. 5. Sistema de hacienda y recursos de la república.36 Rápidamente se trasladó Hogan a Santo Domingo. El 12 de junio de 1845 presentó a Tomás Bobadilla, ministro de Estado, un extenso cuestionario relativo a su misión. Dos ciudadanos norteamericanos residentes en la capital dominicana, Abner Burbank y Francis Harrison, le dieron informaciones circunstanciadas en 24 y 26 de junio. El 19 de ese mes, Bobadilla, con el estilo pomposo que empleaba en otros tiempos para redactar las proclamas que Boyer dirigía a los dominicanos, entregó a Hogan el informe, expresando que si la riqueza de los recursos naturales influyera a favor del reconocimiento, entonces claro estaba que esa medida no se haría esperar. El territorio de la República Dominicana, según se veía contenía en abundancia minas de oro, cobre, plata, hierro, azogue, azufre, canteras, carbón, yeso, salinas y otros productos de la naturaleza. El gobierno era benévolo, el clima salubre y la gente, «mansa, dócil, en extremo religiosa [...] con todas las cualidades que se requieren para formar una gran nación». En los informes escritos por separado de Harrison y Burbank se confirmaban los elogios prodigados en el de Bobadilla. Harrison, además, dejaba entrever que el reconocimiento deseado podría llevar al Gobierno de la República Dominicana a ceder a los Estados Unidos algún puerto útil para estación naval. A su regreso, Hogan encontró un nuevo gobierno en los Estados Unidos. James K. Polk había sucedido a Tyler, y la Secretaría de Estado la regenteaba James Buchanan. A este rindió su informe expresando su parecer de que Santo Domingo era de inestimable valor y que poseía una de las situaciones más admirables que puede ostentar el mundo para un emporio comercial. El presidente Polk y el secretario Buchanan, cuyos planes de expansión imperialista abarcaban México, Centroamérica y la isla de Cuba, se entusiasmaron con las gestiones de Hogan, pero tan rápidamente cambió la situación en el Caribe –la agitación anexionista en Cuba y las actividades en Santo Domingo de un partido favorable al establecimiento de un protectorado español– que tanto Polk como Buchanan C. C. Tansill, The United States. 36 RevolucionesYconflictos20120207.indd 360 09/02/2012 02:51:07 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 361 estimaron conveniente enviar otro agente especial. También produjo alarma en los dirigentes imperialistas norteamericanos el hecho de haberse presentado –febrero de 1846– una flota de guerra española en aguas dominicanas y haber designado el gobierno de aquel país una comisión que visitara España, Francia e Inglaterra a fin de conocer la actitud de esas potencias respecto a la intervención en Santo Domingo. El nuevo agente especial, teniente David D. Porter, llegó a Santo Domingo en mayo de 1846. El presidente Santana prometió darle al teniente Porter toda clase de facilidades para viajar por la isla y este no tardó en apreciar que las facilidades eran harto primitivas y de haberse publicado el relato de sus viajes, pocos se habrían interesado en seguirle las huellas. La Bahía de Samaná le interesó vivamente por su situación ventajosa para una base naval, pero moderaba su entusiasmo de marino profesional con un sentimiento práctico que le indicaba la falta de comodidades que sufrirían sus compatriotas que prestaren servicio cerca de sus aguas, y agregaba: Muchas son las delicias de Samaná y muchas las incomodidades del que allí viva. Abundan toda clase de reptiles venenosos y los mosquitos casi lo enloquecen a uno.37 Estaba convencido de que los dominicanos estaban por su inteligencia mejor preparados para administrar los asuntos de gobierno que los haitianos, y le asombraba que se hubiesen sometido por tanto tiempo a la férula de los generalotes negros. Pintó el teniente Porter en su informe un cuadro interesante de las intrigas francesas en Santo Domingo, mencionando los esfuerzos de los agentes de aquella nación para inducir a los dominicanos a rebelarse contra el gobierno de Haití y situarse bajo la protección de Francia. Embargado por el plan de arrebatar a México la mitad de su territorio, que provocó la guerra injusta con aquella nación en mayo de 1846, Polk se vio obligado a abandonar sus propósitos de ocupar bases en territorio dominicano y establecer la explotación intensa de aquel país en beneficio de los intereses económicos norteamericanos. Además, le preocupaba la manifiesta hostilidad de las jóvenes repúblicas latinoamericanas. C. C. Tansill, The United States. 37 RevolucionesYconflictos20120207.indd 361 09/02/2012 02:51:08 p.m. 362 José Luciano Franco La guerra con México levantó un clima de hostilidad general contra los Estados Unidos y esta hostilidad se manifestó en la Conferencia de Lima en 1847. Ese año, delegados de Chile, Perú, Ecuador, Bolivia y Colombia, se reunieron en Lima, principalmente para concertar las medidas contra el expresidente Flores, de Ecuador, expulsado de este país en 1845 y que conspiraba para recobrar el poder con la ayuda de España. Flores debía conducir un ejército para instalar un príncipe español en Quito y colocar a los demás países del Pacífico bajo el dominio de su antigua metrópoli. Para realizar sus planes, Flores había reclutado un ejército en Europa y se preparaba a partir para América cuando intervino el gobierno británico, se apoderó de los transportes y puso fin a la aventura. Pero, los Estados del Pacífico, inquietos, continuaron su conferencia de Lima. Los Estados Unidos no habían sido invitados a esta conferencia, y los delegados se reunieron en una atmósfera de hostilidad hacia los norteamericanos; la guerra con México no había terminado, y se tomaron acuerdos en favor del pueblo mexicano que luchaba con desventajas, es cierto, pero en defensa de la integridad de su suelo. Sólo Colombia estaba a favor de los Estados Unidos a causa del tratado firmado el año precedente, y propuso a la conferencia hacer enviar un representante a Washington por cada uno de los países. La conferencia rechazó con indignación este proyecto. Pero, al fin, la diplomacia norteamericana logró conjurar el grave problema que le venía encima, y las resoluciones tomadas al final de los debates no afectaron sus planes expansionistas. A pesar de que su tiempo estaba embargado en la realización de los planes esclavistas de apoderarse de todo el territorio mexicano el presidente Polk no dejaba de ocuparse de las cuestiones del Caribe, especialmente Santo Domingo, Haití y Cuba. En 1846, creyendo que las potencias europeas trataban de apoderarse de las riquezas dominicanas estableciendo allí una especie de protectorado, designó a Francis Harrison como Agente Comercial en la República Dominicana, pero con instrucciones de vigilar los movimientos de los agentes europeos. El 18 de febrero de 1847 llegó Harrison a Puerto Plata. De su recorrido por la isla informó a Buchanan que la escuadra francesa aparecía constantemente en aguas dominicanas, y, en los últimos cuatro meses del año 1846, oficiales de marina franceses habían estado haciendo extensos estudios en la Bahía de Samaná. RevolucionesYconflictos20120207.indd 362 09/02/2012 02:51:08 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 363 Harrison murió de fiebre amarilla. En su lugar fue nombrado Jonathan Elliot. En 1848 el general Manuel Jimenes sucedió al presidente Santana. El nuevo mandatario –según despacho enviado al Departamento de Estado en 2 de mayo de 1849–, en entrevista privada con Elliot le preguntó si los dominicanos podrían efectuar su propia anexión a los Estados Unidos. Y, como, al propio tiempo, un ejército haitiano cruzaba la frontera para restablecer la unidad política de la isla, y corrían rumores al parecer fundados de que la Gran Bretaña intervenía en el conflicto con el propósito de apoderarse de la codiciada Bahía de Samaná, el Secretario de Estado, en 16 de junio de 1849, designó Agente Especial en la República Dominicana y Haití a Benjamín E. Green, –interesado él y sus socios en promover negocios en aquella isla– con las siguientes instrucciones: Hará usted gestiones para averiguar lo que haya de cierto en lo que se dice sobre la cesión de la Bahía de Samaná y si resulta que el Gobierno dominicano ha ido demasiado lejos para retroceder, entonces se servirá comunicar a este Departamento los términos de la cesión y los fines con que la adquiere Inglaterra, con la extensión que le sea dable obtener a usted. Si la cesión no se ha llevado a cabo del todo, se esforzará usted en frustrarla con declaraciones enérgicas aunque respetuosas ante el Ministro de Relaciones Exteriores, el Presidente u otras personas de elevada jerarquía en esa República.38 Además, volviendo sobre los informes anteriores de Hogan y Porter, se le ordenaba a Green reiniciar las negociaciones para el reconocimiento a base de un tratado de comercio y la cesión de Samaná. Green –según Callan Tansill– se hizo cargo de la misión con el premeditado propósito de enriquecerse, aplicando las enseñanzas de los fronterizos norteamericanos en sus tareas de rapiña sobre México; había observado con atención cómo ciertos americanos se habían enriquecido induciendo al Gobierno de México a concederles haciendas a cambio de llevar colonos a las partes despobladas de Texas, y a la vez había observado con interés cómo los propios colonos se habían C. C. Tansill, The United States. 38 RevolucionesYconflictos20120207.indd 363 09/02/2012 02:51:08 p.m. 364 José Luciano Franco fortalecido al amparo del régimen holgado de México y, después de breve lucha, se habían hecho independientes. Ahora lo que tenía que hacer era aplicar igual procedimiento a las tierras desocupadas de la República Dominicana. Según decía el diario de New York Daily Tribune –agrega Tansill– el proyecto de Green era sin discusión grandioso y como parte del mismo se le concedería al Gobierno dominicano: [...] un cuantioso empréstito, uno o dos vapores y las ventajas de la comunicación postal a intervalos regulares con Estados Unidos, en atención a lo cual se permitiría a los Green y sus socios introducir colonos norteamericanos que se dedicarían a la minería, la tala de maderas de tinte y preciosas, la agricultura, amén de gozar de privilegios exclusivos, entre: estos el de constituir una organización militar aparte con sus propios oficiales.39 Pero la Revolución de 1848 en Europa tuvo una gran influencia en el desarrollo histórico de los problemas del Caribe. La liberación de los esclavos en las colonias francesas, Martinica y Guadalupe, como consecuencia de la Revolución, y, también, el reforzamiento ideológico de los hombres que en los Estados Unidos defendían el derecho de los negros a disfrutar de la libertad humana. Un grupo de hombres, abolicionistas como William Lloyd Garrison, inflexible en su actitud frente a la esclavitud, que no temió en desafiar las iras de la oligarquía del Sur, antiesclavistas como Charles Sumner, el profesor Henry W. Longfellow y Ralph Waldo Emerson, que fueron silbados por la facultad y estudiantes de Harvard por haber expresado públicamente sus ideas, o como Wendell Phillips que estuvo a punto de ser linchado, se enfrentaban a la influencia de los monopolios que iniciaban su escala ascendente y la reaccionaria política interior y exterior del Gobierno de Washington, encontraron en la Revolución de 1848 un poderoso aliento para la lucha contra la oligarquía esclavista y sus aliados. Lo que alarmó muy seriamente al presidente Polk y sus consejeros. Y ante el temor de que España, ganada por esas ideas se decidiera a abolir a su vez la esclavitud en Cuba, decidió actuar rápidamente. Creyó el C. C. Tansill, The United States. 39 RevolucionesYconflictos20120207.indd 364 09/02/2012 02:51:08 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 365 momento adecuado, ya que en Cuba, hacendados, comerciantes y tratantes de esclavos –criollos en su mayoría para defender sus irritantes privilegios– se asociaban a la reacción norteña y proclamaban la urgente necesidad de la anexión de la Isla a Norteamérica. Pero, según los reportes de Calderón de la Barca, ministro español en Washington, al Ministro de Estado y al Gobierno Colonial de Cuba, Polk, a los pocos días de ser proclamado Presidente de los Estados Unidos –escribe Jerónimo Becker– comisionó a dos sujetos para que, con el pretexto de negocios mercantiles, pasasen a la Gran Antilla e indagasen hasta qué punto estaban dispuestos los cubanos a su agregación a los Estados Unidos [...]. Todo esto era muy verosímil, pues a nadie podía sorprender que así como el presidente Tyler hizo de la anexión de Texas el principal objetivo de su administración, su sucesor Mr. Polk soñase con imitar tal conducta respecto de Cuba.40 Ya en 1845, según un oficio de 21 de octubre del Ministro de Estado, Martínez de la Rosa, al capitán general de la isla de Cuba, Leopoldo O’Donnell, en una reunión verificada en Illinois se resolvió nombrar una comisión de cinco personas con el fin de tomar en consideración si se debía autorizar al presidente para la compra de la isla de Cuba. Y al siguiente año, en 10 de febrero de 1846, en oficio reservado No. 205 trasladaba al propio Ministro copia de la proposición del senador Levy para comprar a Cuba. En la primavera de 1847, el vicepresidente norteamericano Mr. Dallas publicó un extenso artículo en el que analizaba los planes de la expansión de los Estados Unidos, en el que recomendaba asignar fondos para abrir un canal que uniese el Golfo de México con el Pacífico a través del istmo de Tehuantepec, sosteniendo que debía obligarse a México a ceder también ese territorio, cuyos fondos debían emplearse para llevar a cabo también el de la compra de la isla de Cuba.41 Las condiciones históricas parecían favorables a sus planes. El 30 de mayo de 1848, Polk –escribe el Prof. Portell Vilá– resolvió someter a la consideración de sus secretarios sus puntos de vista relativos a Cuba. Lo hizo durante el curso de una reunión del gabinete y en su diario dejó constancia de lo tratado con las siguientes palabras: J. Becker, Historia de las Relaciones. Ibídem. 40 41 RevolucionesYconflictos20120207.indd 365 09/02/2012 02:51:08 p.m. 366 José Luciano Franco […] Hoy informé al gabinete de que yo deseaba llamar su atención, no para una decisión inmediata, sino para su estudio, hacia la posibilidad de proponer a España la compra de la isla de Cuba […]. El asunto fue minuciosamente discutido. Se consideró la grande importancia de la isla para los Estados Unidos y el peligro, en caso de no adquirirla, de verla caer en manos de Inglaterra […]42 John L. O’Sullivan director de The Democratic Review, amigo de Buchanan y de Narciso López, que lanzó la frase Manifest Destiny, en contacto con los agentes del movimiento anexionista que impulsaba la esclavocracia criolla, era el promotor cerca del presidente Polk de los planes de compra. La rivalidad comercial angloamericana en el Caribe fomentaba las intrigas internacionales. Y, al final de muchos cabildeos e intrigas entre los intereses económicos y políticos en disputa, James Buchanan, Secretario de Estado, en 17 de junio de 1848 dirigió a Romulus M. Saunders que había reemplazado a Washington Irving al frente de la representación diplomática de los Estados Unidos en España, el documento que contenía la síntesis de las proyecciones imperialistas norteamericanas para dominar a Cuba y a la América toda: Por orden del Presidente llamo ahora la atención de V. al estado actual de Cuba, y al que parece estarle reservada en lo futuro. La suerte de esa isla tiene que interesar profundamente al pueblo de los Estados Unidos. A nosotros nos satisface que ella continúe en la condición de colonia de España. Mientras se encuentre en poder de esta última Nación nada tenemos que temer. Y aparte de eso, nos sentimos también ligados con España por vínculos de antigua amistad, y deseamos sinceramente que estos se perpetúen. Pero nosotros no podemos consentir que dicha isla pase a ser una colonia de otra Potencia europea. El hecho de que cayese en manos de la Gran Bretaña, o de otra Potencia marítima de importancia, sería ruinoso para nuestro comercio interior y exterior, y pondría, tal vez, en peligro la unión de H. Portell Vilá, Historia de Cuba. 42 RevolucionesYconflictos20120207.indd 366 09/02/2012 02:51:08 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 367 nuestros Estados. Y como el mayor y más indisputable de los deberes de toda nación independiente es proveer a su propia seguridad, nos encontramos obligados, en obedecimiento a este principio, a oponernos por cuantos medios la Providencia ha puesto a nuestro alcance, a la adquisición de Cuba por ningún Estado marítimo poderoso. Cuba está casi a la vista de la costa de la Florida, se encuentra colocada entre ese Estado y la Península de Yucatán y posee el puerto de La Habana que es amplio y profundo y está inexpugnablemente fortificado. Si cayese bajo el dominio de la Gran Bretaña, la dominación de esta sobre el Golfo de México sería suprema. Estaría en manos suyas, en tiempo de guerra bloquear las bocas del Mississippi y privar a nuestros Estados del Oeste, y los que se hallan en las orillas del Golfo, poblados todos por gentes activas e industriosas, de la ventaja de un comercio extranjero para sus inmensas producciones. Y todavía esto no sería lo peor, puesto que quedaría a su arbitrio obstruir el comercio por mar entre nuestros puertos del Golfo y los del Atlántico, que es casi tan grande y tan valioso como el que hacemos con el extranjero. ¿Hay alguna razón para creer que la Gran Bretaña desea adquirir la isla de Cuba? Por su pasada historia, conocemos perfectamente que su política ha sido siempre la de apoderarse de todo punto de importancia comercial en el mundo, que las circunstancias hayan puesto a su alcance. Y, ¿qué punto hay tan importante como la isla de Cuba? Los Estados Unidos ocupan el primer lugar entre los rivales comerciales de la Gran Bretaña [...]. Ella sabe bien, por otra parte, que si Cuba nos perteneciese, sus posesiones antillanas perderían casi todo su valor. Por la extensión y fertilidad del suelo cubano, y por la enérgica actividad de nuestro pueblo, nos sería fácil proveer en breve tiempo, al mundo entero, de productos tropicales a precios más bajos de los que tuvieran que pagarse en cualquiera posesión de la Gran Bretaña. Séame lícito ahora examinar este asunto bajo un aspecto diferente. Si Cuba se anexase a los Estados Unidos, no solamente RevolucionesYconflictos20120207.indd 367 09/02/2012 02:51:08 p.m. 368 José Luciano Franco nos sentiríamos libres de las aprensiones, respecto a nuestra propia seguridad y la seguridad de nuestro comercio, que no podemos dejar de sentir mientras ella continúe como está, sino que sería imposible para la previsión humana darse cuenta exacta de los beneficios que de aquel hecho reportaría la Unión. Con fortificaciones adecuadas en las Tortugas, y con el puerto fortificado de La Habana, en nuestro poder y convertido en una estación naval, podíamos cerrar cuando quisiéramos la salida del Golfo de México [...]. […] Pero por grande que sea el deseo de poseer a Cuba que tienen los Estados Unidos, no llega hasta el extremo de que quieran hacerlo por otros medios que la libre voluntad de España. El precio de una adquisición no sancionada por el honor y por la justicia sería demasiado caro. Inspirado por estos principios ha parecido al Presidente, que, en vista de las presentes relaciones entre Cuba y España, podría el Gobierno español sentirse inclinado a ceder la isla a los Estados Unidos mediante el pago de una justa y satisfactoria compensación. Según nuestras noticias, así oficiales como privadas, existe hace algún tiempo entre los naturales de Cuba, una hostilidad profundamente arraigada, contra la dominación española. Las revoluciones que en sucesión tan rápida han tenido lugar en el mundo, en estos últimos tiempos, han inspirado a los cubanos el ardiente deseo de obtener su independencia. En realidad nuestro Cónsul en La Habana nos comunica, que «hay mucha probabilidad de que la isla entera se encuentre dentro de poco en un estado de guerra civil», anunciándonos también que allí «se están haciendo esfuerzos para venir a reunir dinero con ese objeto en los Estados Unidos de América, y para inducir a alguno de nuestros regimientos de voluntarios, que están todavía en México, a solicitar su licenciamiento, e irse a Cuba para auxiliar la revolución». Apenas necesito decir a V. que el Gobierno de los Estados Unidos no tiene participación alguna en esa obra de excitar RevolucionesYconflictos20120207.indd 368 09/02/2012 02:51:08 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 369 descontento entre los cubanos. Muy lejos de esto, tan pronto llegaron a mis manos los citados informes de nuestro Cónsul, le envié el despacho de que acompaño copia, de 9 del corriente mes, por el cual verá V. como le recomiendo ser muy cauto en sus palabras y sus hechos para evitar que se tenga la menor sospecha contra él, de que en modo alguno alentaba a los cubanos a levantarse contra España [...]. Conociendo el ardiente deseo de los cubanos de anexarse a nuestra Unión, agregué, que no era difícil predecir que una insurrección malograda serviría únicamente para demorar, si no hacer del todo imposible, aquella tan ansiada solución. [...] La adquisición de Cuba fortalecería los vínculos de nuestra Unión [...]. Cuba, apreciando debidamente las ventajas de la anexión, está ahora pronta para precipitarse en nuestros brazos. Una vez admitida en la Unión, su prosperidad y hasta su misma existencia tendría que depender de continuar su unión con nosotros. En vista de todas estas razones, el Presidente cree que ha llegado el momento crítico en que debe hacerse un esfuerzo para comprar de España la isla de Cuba y ha determinado confiar a V. este importante y delicado deber. La tentativa debe hacerse primero en una conversación confidencial con el ministro de Estado español. Una oferta por escrito podría producir una absoluta negativa también por escrito, que embarazaría en lo futuro para nosotros la adquisición de la isla. Además, siendo tan incesantes como son los cambios en los ministerios y la política de España, podría resultar que tuviesen conocimiento oficial del asunto los gobiernos extranjeros, y excitar sus celos y oposición… Tan delicadas negociaciones deben siempre conducirse, a lo menos en su período preliminar, en conversaciones confidenciales y con el mayor secreto y presteza [...]. […] El Presidente estaría dispuesto a estipular el pago de cien millones de pesos. Pero este es el precio máximo. Y si RevolucionesYconflictos20120207.indd 369 09/02/2012 02:51:08 p.m. 370 José Luciano Franco España quiere vender, V. hará lo que pueda para comprarla al precio más bajo posible. Si V. pudiera conseguir que se haga un tratado con ese objeto, podría V. tomar por modelo el que se hizo en 1803 entre Francia y los Estados Unidos para la adquisición de la Luisiana [...]. 43 Este documento diplomático de excepcional importancia para la dolorosa historia de la explotación de los países del Caribe, tenía sus lejanas raíces en la política internacional de Thomas Jefferson y John Quincy Adams, y el ejemplo cercano de otros redactados por John Forsyth y Daniel Webster. Forsyth, secretario de Estado de los Estados Unidos, escritió en 15 de julio de 1840 a Mr. Aaron Vail, encargado de negocios en Madrid: Los Estados Unidos han visto siempre con no poca ansiedad y solicitud el estado político de Cuba. Su proximidad a nuestras costas, la magnitud de nuestro comercio recíproco, y la semejanza entre sus instituciones domésticas y las que existen en algunas secciones de nuestro propio país, son causas suficientes para impedirnos mirar con indiferencia lo que de cualquier modo afectara la suerte de aquella isla. El Gobierno español sabe, porque así se lo hemos dicho muchas veces, que los Estados Unidos no desean que Cuba salga de la dominación de España para caer en la de otra Potencia; y excusado es repetir que en este punto nuestra política no ha sufrido alteración alguna.44 Y, cuando, tres años más tarde, la denuncia de Domingo del Monte alertó al gobierno de Washington acerca de una conspiración de hombres de color libres y esclavos, al parecer alentada por Inglaterra, para libertar a los negros de su cruel servidumbre, Daniel Webster, que había sucedido a Forsyth al frente del Departamento de Estado, envió un despacho a Robert B. Campbell, cónsul de los Estados Unidos en J. I. Rodríguez, La Anexión de la Isla de Cuba. Ibídem. 43 44 RevolucionesYconflictos20120207.indd 370 09/02/2012 02:51:08 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 371 La Habana –14 de enero de 1843– explicándole que si el plan conspirativo cubano llegaba a realizarse, la esclavitud en los Estados Unidos recibiría el golpe de muerte, y aseguraría para la Gran Bretaña una influencia ilimitada en América, porque: [...] atrincherada aquella nación en La Habana y San Antonio, puertos tan inexpugnables como la roca de Gibraltar, tendría el poder de cerrar las dos entradas del Golfo de México, y aun de impedir el paso del comercio de los Estados Unidos por el canal de las Floridas y las Bahamas.45 En el documento escrito por Buchanan, reconoce este la influencia real de la Revolución de 1848 entre los sectores más progresistas de la población cubana. Y esa información inquietaba profundamente a la oligarquía esclavista de los Estados Unidos. Sus integrantes, viejos políticos enquistados en la dirección del gobierno de su nación, sabían muy bien que cualesquiera revolución democrático-burguesa en un país latinoamericano traería como lógica consecuencia a la obtención de su independencia, la emancipación de los esclavos. Cuyos ejemplos lo había dado México, Argentina, Centro América, etc. Y, al mismo tiempo que se apoyaban para sus planes anexionistas en la decidida cooperación de la oligarquía esclavista de Cuba, a la que ofrecían todo género de ayuda, combatían cualquier tentativa para lograr la separación que tuviese el más mínimo aspecto de estar inspirada en los principios populares y progresistas de la Revolución de 1848. Por esas razones, Buchanan, en una entrevista con Calderón de la Barca, representante diplomático español en Washington, le informó de los planes revolucionarios de un grupo de cubanos –agosto de 1848– que inmediatamente se comunicó al Capitán general de Cuba y dio como resultado que descubriera e hiciera fracasar la conspiración de la Mina de la Rosa Cubana. Claro que durante largos años estas maniobras diplomáticas contaron con el respaldo de la prensa controlada por los intereses inversionistas norteamericanos en el Caribe, y, muy especialmente de los oligarcas esclavistas del Sur. Así, por ejemplo, en un ejemplar del New York Herald de 1 de octubre de 1841, apareció un artículo –copia del cual fue enviada al J. I. Rodríguez, La Anexión de la Isla de Cuba. 45 RevolucionesYconflictos20120207.indd 371 09/02/2012 02:51:08 p.m. 372 José Luciano Franco Capitán general de Cuba en 22 de noviembre de ese año por el Ministro español en Washington– en el que, al mismo tiempo que ponía en claro las intenciones de la Gran Bretaña, avisaba a los Estados del Sur del peligro que los amenazaba si los ingleses se apoderaban de Cuba. Y explicando esas campañas de prensa comentaba el citado funcionario español: [...] En otra ocasión tuve la honra de manifestar a V. E. que nuestras posesiones de las Indias Occidentales, sobre todo de algún tiempo a esta parte, eran consideradas por la prensa periódica de Inglaterra y de estos Estados, como patrimonio sin dueño, del cual podían apoderarse cuando lo tuvieran por conveniente; (estas expresiones u otras análogas las pronunció en el Congreso, al tratarse de la cuestión de límites con Inglaterra, el diputado Mr. Thompson) pero esta misma ambición que abrigaban las dos naciones, nos aseguran la conservación perpetua de las Antillas. Sin embargo, las últimas noticias llegadas de la Península, han variado de un modo muy notable la situación política de la Unión respecto de la isla de Cuba [...].46 Las conmociones políticas internas de Cuba y las actividades del general Narciso López y sus compañeros en los Estados Unidos que culminaron en las famosas expediciones a playas cubanas de 1850 y 1851, hicieron de los proyectos de anexión de Cuba una cuestión internacional. En respuesta a las demandas diplomáticas del Gobierno de España, los gabinetes de París y Londres accedieron a presentar al de los Estados Unidos una nota –25 de abril de 1852– en la cual, para desaparecer todo recelo internacional en la posesión de la isla de Cuba, se sometía a su aprobación un proyecto de Convenio entre las tres naciones: Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos, cuyo artículo primero estaba redactado en los siguientes términos: Las Altas Partes contratantes desautorizan por el presente Convenio separada y colectivamente para el presente y para el porvenir, toda intención de obtener la posesión de la isla Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 845, No. 28,391. 46 RevolucionesYconflictos20120207.indd 372 09/02/2012 02:51:09 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 373 de Cuba, y se obligan respectivamente a prevenir y reprimir, en todo cuanto de ellos dependa, toda tentativa dirigida a ese fin por cualquiera Potencia o particulares. Las Altas Partes contratantes declaran, separada y colectivamente, que no tomarán ni guardarán, sea para todas ellas, sea para una, ningún derecho de fiscalización exclusivo sobre la isla de Cuba, y que no tomarán ni ejercerán en ella ninguna autoridad.47 Daniel Webster, a la sazón Secretario de Estado, acusó recibo de la nota de los diplomáticos franco-británicos en 29 de abril. Después de afirmar que en todo tiempo los Estados Unidos habían declarado no tener designio alguno sobre Cuba y que habían asegurado a España que podía descansar en la amistad y apoyo de Norteamérica para ayudarla en la defensa de la isla, advertía que debía someter el proyecto de convención tripartita al Presidente de la República, y llamaba la atención que «la política uniforme de los Estados Unidos ha sido evitar en lo posible toda alianza o convenio con otros Estados, y mantenerse libre de obligaciones internacionales, excepto en caso de que se hallen afectados directamente sus propios intereses […]».48 Y, por lo tanto, necesitaba estudiarse con gran cuidado si esa línea política debiera variarse en las circunstancias difíciles que atravesaban, por medio de un tratado en el caso de Cuba. Transcurrieron los meses sin que, a pesar de los recordatorios que hicieran llegar periódicamente al Secretario de Estado, los diplomáticos franco-británicos recibiesen respuesta alguna. El 24 de octubre de 1852 murió Daniel Webster. Interinamente lo sustituyó Charles M. Conrad que no se atrevió a tocar tan grave asunto. En noviembre 6 fue designado en propiedad Edward Everett que, al fin, en l de diciembre, contestó la citada nota anglo-francesa: [...] El Presidente no codicia la adquisición de Cuba para la América del Norte; pero al mismo tiempo considera la suerte J. Becker, Historia de las Relaciones. Ibídem. 47 48 RevolucionesYconflictos20120207.indd 373 09/02/2012 02:51:09 p.m. 374 José Luciano Franco de dicha isla como una cuestión puramente americana y en muy corto grado europea. El proyectado Convenio se funda en un principio diferente. Establece que los Estados Unidos no tienen otro ni mayor interés en la cuestión que la Francia o la Inglaterra, y, sin embargo, basta solo parar la vista sobre un mapa para reconocer cuán distantes están las relaciones de Europa con la isla de ofrecer la misma conexión e intimidad que las de los Estados Unidos. El Presidente, apreciando cumplidamente el espíritu amistoso con que la Francia y la Inglaterra solicitan su cooperación, y sensible a las ventajas que resultarían, en la cuestión de Cuba, de un perfecto acuerdo entre las tres potencias, se ve, con todo, en la necesidad de negarse a formar parte del referido Convenio por las razones siguientes: Cree en primer lugar, y hasta el punto que le permite hacerlo su respeto como Poder Ejecutivo por uno de los tres grandes poderes de la Nación, cuya decisión se permite presumir, que el Tratado en cuestión sería mirado con disgusto por el Senado. Negándose este Cuerpo a ratificarlo (y en efecto se negaría), la cuestión de Cuba quedaría en peor estado que en la actualidad. Esta objeción no bastaría para que el Presidente negase su cooperación al Tratado si no existiesen otras consideraciones, y si, juzgándole de una utilidad incontestable, creyese de su deber acceder a él hasta el punto que concierne al Poder Ejecutivo. Pero no sucede así. El tratado no tendría valor alguno si no fuese durable. En consecuencia, sus artículos expresan una obligación y un propósito perpetuos. Pero sería muy dudoso afirmar que la Constitución de los Estados Unidos concediese facultades suficientes al Poder que hiciera el Tratado para coartar la acción del Gobierno americano en las épocas futuras e impedir que, por cualquier cambio de circunstancias, pudiesen volver a hacer lo que han hecho tan repetidas veces en épocas pasadas [...]. [...] La isla de Cuba, situada a nuestras puertas, domina la entrada del golfo de México, que baña las costas de cinco Estados RevolucionesYconflictos20120207.indd 374 09/02/2012 02:51:09 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 375 de la Unión, cierra e! paso a aquel río caudaloso, que atraviesa el Continente norteamericano, y forma con sus tributarios el más vasto sistema de comunicaciones interiores fluviales que existe en el mundo, y es el centinela que guarda el paso de nuestras comunicaciones con California por la vía del istmo. Si una isla como Cuba, perteneciente a la Corona de España, guardase la entrada del Támesis o del Sena, y los Estados Unidos propusiesen un Convenio como este a Francia y a Inglaterra, estas Potencias conocerían seguramente que el compromiso contraído por ellas era mucho más importante que el que nosotros contraeríamos en cambio [...]. [...] Pero, aún en los actuales momentos, el Presidente no abriga ningún género de duda de que tanto la Francia como la Inglaterra preferirán cualquier cambio en la condición de la Isla de Cuba, a lo que es más de temer: una revolución interior que renovase los horrores y la suerte de Santo Domingo […].49 A los anexionistas del Congreso no les agradó que se hubiese afirmado en un documento diplomático que la anexión de Cuba era aventurada. Y, en el Senado, el 25 de diciembre de 1852, declaró Mr. Masón: Yo puedo declarar libremente, como uno de los representantes de los Estados, que no conozco peligro que nos pudiera suceder o causar para que dudáramos de anexionarnos la Isla de Cuba si ella estuviera dispuesta para la anexión mañana.50 Como Everett hubo de esbozar en la respuesta a la nota conjunta de las dos grandes potencias europeas interesadas en los problemas del Caribe la necesidad de que el Gobierno Colonial de Cuba estuviese facultado para sostener relaciones diplomáticas con Washington, William L. Marcy, que lo sustituyó en el cargo, en una nota de 23 de J. Becker, Historia de las Relaciones. Ibídem. 49 50 RevolucionesYconflictos20120207.indd 375 09/02/2012 02:51:09 p.m. 376 José Luciano Franco julio de 1853 al Ministro norteamericano en Madrid señalaba la «necesidad para los Estados Unidos de América de que España concediese a los capitanes generales de Cuba la plenitud de facultades diplomáticas necesarias para tratar con ellos directamente».51 Y, en 3 de abril de 1854, en despacho de Marcy al propio funcionario en Madrid le indicaba de orden del general Franklyn Pierce, el nuevo mandatario electo por la oligarquía esclavista, reanudar las tentativas para comprar a Cuba: Si se presenta una ocasión oportuna, el Presidente le manda a V. que renueve la tentativa de comprar la isla. El sabe bien que esta negociación es delicada y difícil, y, por lo tanto, deja a V. en toda libertad de conducirla como en su discreción estime más acertado [...]. Si el orgullo de España se irrita ante la proposición de vender la isla a una Potencia extraña, puede ser que se la induzca a que consienta en su independencia, y en que sean los Estados Unidos los que contribuyan esencialmente a ese resultado.52 Esperanzado por las oportunidades que parecían ofrecer al éxito de sus planes para dominar a Cuba y demás islas del Caribe la guerra de Crimea y, además, la lamentable situación política y económica de España, Marcy en despacho de 16 de agosto de 1854 indicó a Pierre Soulé, ministro en Madrid, la conveniencia de que celebrase con sus colegas James Buchanan, ministro en Londres, y J. Y. Masón, ministro en París, un amplio cambio de impresiones para concertar las medidas diplomáticas necesarias ante los gobiernos de aquellos tres países europeos a fin de lograr el acuerdo que franquease la adquisición de Cuba. Después de un cambio de impresiones en París al que asistieron los representantes diplomáticos norteamericanos acreditados en Roma, Turín, Lisboa y La Haya, Buchanan, Masón y Soulé se reunieron en Ostende donde discutieron sus planes los días 10 y 11 de octubre de 1854, trasladándose después a Aix-la-Chapelle, donde permanecieron hasta el 18. Y, enviaron a Marcy una memoria, firmada por los tres, J. I. Rodríguez, La Anexión de la Isla de Cuba. Ibídem. 51 52 RevolucionesYconflictos20120207.indd 376 09/02/2012 02:51:09 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 377 conocida por el Manifiesto de Ostende, en el que se ratificaba la oferta de comprar la Isla de Cuba a España y amenazando con apoderarse de la isla si rehusaba. El Manifiesto de Ostende –señala certeramente Carlos Marx– en el cuál la adquisición de Cuba, sea mediante él hurto o la fuerza de las armas, se proclamó como la gran tarea nacional, pese a la extraordinaria publicidad que se le dio, hubo de fracasar no solo por la oposición resuelta de las potencias europeas, sino también por las contradicciones internas norteamericanas que amenazaban el poder esclavista.53 ◉◉◉◉◉ Atraídos por las perspectivas favorables para la expansión de su comercio y el desarrollo de su naciente industria, los Estados Unidos, antes de doblar la primera mitad del siglo xix, adoptan poco a poco la concepción que tenían los marinos europeos del período del Spanish Main y la lucha encarnizada contra la potencia colonial española. No es oro lo que necesitan conquistar, tampoco es su único objetivo el asegurarse el control de los productos coloniales. Lo que necesitan, antes que nada, es obtener como en los inicios de la colonización europea de las Indias Occidentales, un nuevo navío de permiso. Es decir, los Estados Unidos, el naciente nuevo imperio de América, quería extender su hegemonía sobre el Caribe para lograr, con la ayuda de esta base, dominar los prometedores y admirables mercados de la América Latina. La política agresiva de los Estados Unidos, estimulada por el incalificable despojo que el Tratado de Guadalupe Hidalgo le dio aspecto de cuestión internacional resuelta, cada vez más audaz y descarada, no sólo trataba de arrebatarle más tierras a México lanzando una plaga de aventureros sobre la Baja California y presionaba diplomáticamente para obtener las tierras codiciadas de La Mesilla, sino también al maniobrar para engullirse la América Central, Cuba y Puerto Rico y adquirir el control definitivo sobre Haití y la República Dominicana y, también, la península de Yucatán. La justificación de esa política imperialista trata de hacerla con cinismo sin igual, el general James Gadsden, representante del Gobierno de Washington para el arreglo de las cuestiones pendientes C. Marx y F. Engels, ob. cit. 53 RevolucionesYconflictos20120207.indd 377 09/02/2012 02:51:09 p.m. 378 José Luciano Franco Con México –sobre todo la relacionada con La Mesilla– al contestar en 27 de diciembre de 1854, en una nota estrictamente confidencial al pliego mexicano de protestas firmado por el ministro Diez de Bonilla por las constantes y continuas agresiones norteamericanas después de firmado el famoso tratado de paz, en tales términos que ponen al descubierto las tortuosas maniobras norteamericanas –que Gadsden pretende justificar– a fin de apoderarse de cuantas tierras estaban al sur de sus fronteras: […] Sin embargo, el Gobierno de los Estados Unidos es popular; y a la verdad, la voluntad del pueblo decide su política; cuando esa voluntad se da a conocer, se hace también sentir y domina al Gobierno. De ese modo, lo que en un principio pueden ser actos ilegales y no autorizados de individuos, por medio de representaciones y de celo en sus ilícitos designios, frecuentemente se convierten en voluntad popular y a veces a tal grado, que varían no solo la política, sino también los administradores de ella. V. podrá ver un ejemplo de esto en nuestras actuales relaciones con España respecto de Cuba. Hace dos años que la Federación era resueltamente hostil a la agregación de aquella isla o de cualquier territorio separado del Continente; hoy el Gobierno de la Unión no sólo trata de su compra, sino que es posible (y Dios no lo permita) que se vea envuelto en una guerra por su adquisición. Veo por lo mismo con sentimiento los disturbios y falta de armonía de nuestras fronteras septentrionales, y es muy posible que según las frecuentes quejas de V. se hallan originado los ilícitos designios filibusteros americanos, de concierto y fraternizando con los «insurgentes» y súbditos de México. Eso sin embargo hace tanto más peligrosas esas conspiraciones, cuanto que los filibusteros de la margen americana del Río Bravo apelan al populacho de los Estados Unidos, manifestándole que no hacen más que proceder por simpatía con las provincias o departamentos que desean y procuran su independencia. Ese sentimiento, hablando con lealtad, no solo encuentra estímulo, sino que va ganando terreno en los Estados Unidos; y un período de doce meses puede producir un gran cambio en nuestra política respecto RevolucionesYconflictos20120207.indd 378 09/02/2012 02:51:09 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 379 de las provincias septentrionales de México, incluso la Baja California, como lo ha producido respecto de Cuba [...].54 No era sólo en México y Cuba donde los norteamericanos fijaban sus ambiciosos proyectos. Haití y Santo Domingo figuraban también en ellos. Y en la época que Gadsden escribió la nota citada, se preparaba el Departamento de Estado de Washington a disputarle a Francia e Inglaterra el dominio de la antigua Española. Edward Everett, director de las relaciones internacionales de los Estados Unidos, alarmado ante los informes de los agentes estacionados en el Caribe acerca de la posibilidad de que Francia obtuviera la Bahía de Samaná a cambio de proteger a la República Dominicana de la anunciada agresión haitiana, se dirigió al Ministro en París comunicándole, en diciembre de 1852, que se opondría a dicha cesión: La política mantenida por Estados Unidos, en esta cuestión ha sido del todo desinteresada, pues no hay duda de que en nuestras manos ha estado sentar reales en esa isla y en cuanto a una estación naval en Samaná, tanto la necesita nuestra nación como cualquiera otra potencia europea. Nuestra política, empero ha mantenido con firmeza la norma de evitar, en todo lo posible, que se vean perturbadas las relaciones políticas de las Antillas que hoy existen.55 A petición de Everett, John P. Kennedy, Secretario de Marina, en enero de 1853 envió al teniente de navío James T. Gerry a Santo Domingo a investigar la presencia de una escuadra francesa en Samaná. La verdad era que dada la situación interna de Francia –el 2 de diciembre de 1852 Luis Napoleón Bonaparte había dado el golpe de Estado que restableció el imperio– y la crisis del siguiente año con motivo de la guerra ruso-turca y la intervención anglo-francesa en el conflicto, impedían al nuevo gobierno ocuparse de los asuntos del Caribe. Y dio una respuesta que tranquilizó a Everett. Pero, William L. Marcy, que le sucedió en el cargo de Secretario de Estado –8 de marzo Alberto María Carreño, La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos. 1789-1847, México, 1951. 55 C. C. Tansill, The United States 54 RevolucionesYconflictos20120207.indd 379 09/02/2012 02:51:09 p.m. 380 José Luciano Franco de 1853– recibió un informe de Jonathan Elliot, agente comercial de Estados Unidos en Santo Domingo, en el que anunciaba nuevas intrigas de Francia. Y el propio Elliot le dio aviso de la presencia en el puerto de Santo Domingo del vapor de guerra español Isabel II conduciendo a D. Mariano Torrente, encargado por el Gobierno Colonial de una misión diplomática reservada, cuyo agente había estado cuatro días consecutivos en misteriosas entrevistas con el presidente Santana. Aunque se mantenía todo lo relativo al asunto en estricta reserva, sospechaba Elliot que España gestionaba una alianza con el Gobierno dominicano con el fin de protegerlo contra Haití y «particularmente para impedir que a esta parte de la isla acuda una numerosa inmigración procedente de Estados Unidos».56 Como el presidente Santana –que había sustituido a Báez, partidario de entenderse con Francia, España e Inglaterra– se había mostrado dispuesto a tratar con los Estados Unidos, decidió el secretario Marcy enviar un nuevo agente especial a Santo Domingo en vista de los alarmantes comunicados de Elliot. Y fue nombrado el general William L. Cazneau, cuya misión oficial era investigar la situación de la República Dominicana, sus conflictos con Haití y el posible reconocimiento de su independencia por las potencias europeas. Cazneau era un aventurero, sediento de oro, que se había distinguido por sus turbios manejos en Texas, casado con una señora nombrada Cora Montgomery, de cuya mala fama se hace eco el tantas veces citado Charles Callan Tansill reproduciendo los comentarios que sobre su conducta escribió John Bigelow, desde la isla de St. Thomas publicados en Evening Post, New York, 21 de febrero de 1854: De aquí zarpó hace poco el buque que lleva al señor Cazneau, el marido de la «Cora Montgomery», rumbo a la ciudad de Santo Domingo, en comisión del señor Marcy. Con su fama ya ganada de filibustera, su esposa se le adelantó un mes o más en llegar al puesto de observación. El mismo Cazneau todavía no sabía mientras estaba aquí el carácter exacto de su misión, pues era la esposa la que tenía el nombramiento en su poder, pero de lo que la misma ha dicho en Santo Domingo poco después de su llegada se infiere que dicha Ibídem. 56 RevolucionesYconflictos20120207.indd 380 09/02/2012 02:51:09 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 381 misión consiste en preparar la anexión de la parte oriental de Haití a los Estados Unidos [...] pues no ha vacilado en asegurar al pueblo de Santo Domingo que dentro de seis meses la nación pasaría a poder de los Estados.57 Y el mismo Bigelow volvió a la carga sospechando que la señora de Cazneau era la impulsadora del proyecto de ocupar la Bahía de Samaná, y, en el propio periódico –24 de mayo de 1854– escribió: Bueno es que sepa el público algo más acerca de esta comisionada, la misma inexpugnable e inmaculada Clara Montgomery, alias señora de Storm, que en un tiempo fuera la editora del diario Sun, y compañera de armas de Beach el mayor, en cuya compañía visitó a Cuba y otras regiones del extranjero en tiempos pretéritos. Terminada esa acción se hizo seguidora del ejército norteamericano en la guerra contra México, donde quizá tuvo la suerte de llegar a conocer al General de Brigada Pierce, produciéndole la impresión que, entre otros gajes, le atrajo su actual nombramiento.58 De regreso a Estados Unidos de su primera misión, Cazneau abogó por la penetración política y económica en la cuenca del Caribe. Y lo hizo con tal calor que los imperialistas comenzaron a prestarle apoyo a sus proyectos. El secretario Marcy no estaba muy decidido, pero otros dos miembros del gabinete del presidente Pierce, Jefferson Davis, Secretario de Guerra, y James Gunthrie, Secretario del Tesoro, influyeron con el Presidente a favor de los proyectos de Cazneau. En 17 de junio de 1854, decidió Marcy enviar nuevamente a Cazneau a Santo Domingo, llevando un proyecto del tratado que debía negociar. En las instrucciones se le indicaba que el atractivo de Estados Unidos en reconocer el Gobierno de la República Dominicana es la: [...] adquisición de las ventajas que esperan los Estados Unidos con la posesión y el dominio de las tierras despobladas en la Bahía de Samaná para los fines limitados que C. C. Tansill, The United States. Ibídem. 57 58 RevolucionesYconflictos20120207.indd 381 09/02/2012 02:51:09 p.m. 382 José Luciano Franco se mencionan en el Artículo XXVII [...]. No hay intenciones de que sea extenso el territorio que se ha de arrendar y probablemente una milla cuadrada nos brindaría todas las cualidades que buscamos. Júzgase de la mayor importancia que usted obtenga, juntamente con la concesión de tierras y su toma de posesión, todos los derechos de autoridad y dominio que sobre las mismas se proponen en el artículo que se contrae al asunto. La adquisición de dichas tierras perdería gran parte de su valor si fueren restringidos en lo esencial esos derechos y, sin la autoridad para proteger a las personas y a los bienes, su posesión no sería de valor alguno. Con la ocupación de ese lugar por Estados Unidos y la visita continua de barcos nuestros y de otras banderas, no hay duda que adquiriría estabilidad la República.59 Estas actividades de Cazneau provocaron grandes debates en los círculos esclavistas norteamericanos. El tratado secreto con los Estados Unidos lo firmó el presidente Santana el 15 de octubre de 1854, pero, bajo la presión inglesa, el Congreso dominicano lo rechazó. John Bigelow visitó la isla de Santo Domingo en el año de 1854 –escribe Callan Tansill–. Estando en la ciudad de Santo Domingo tuvo conocimiento de que Cazneau tenía la misión de obtener la Bahía de Samaná y, al descubrir que la señora de Cazneau era católica de religión, se convenció de que actuaba el Papado de acuerdo con ella con el fin de ayudar al imperialismo americano. Muchos años después confesó en carta a su amigo Charles Sumner, su creencia de que las actividades políticas del Romanismo era la fuerza motriz que empujaba a la Unión a penetrar en el Caribe. Pensaba que bien valdría la pena indagar si está o no: [...] la Iglesia Católica encubiertamente interesada y actuando en estas intrigas para la anexión de Santo Domingo a Estados Unidos. El viejo emperador Soulouque de Haití había reñido con el Papa en relación al derecho de investir a los sacerdotes y el nombramiento de sacerdotes de color, etc., de cuyos términos exactos me he olvidado, lo que dio Ibídem. 59 RevolucionesYconflictos20120207.indd 382 09/02/2012 02:51:09 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 383 por resultado que Soulouque no se inclinara hacia Roma. A Haití fue un señor Walsh, hijo de nuestro antiguo Ministro en París y de religión católica, en el cargo de comisionado que le dio el presidente Fillmore, quien ofendió a Soulouque presentándose en la corte usando una americana. Juntamente con los representantes de Francia e Inglaterra emprendió la tarea de amedrentar a Soulouque para que abandonara la guerra que hacía a los dominicanos. Le sucedió en el cargo en Santo Domingo Cazneau como representante de la Iglesia y del partido antihaitiano. Este último ha resultado ser imposible de refrenar. No me sorprendería si en gran parte se debiera al interés de Roma la presión que se ejerce sobre nuestro Gobierno para que se anexione islas de las Antillas y así se explica que la Iglesia de Roma prefiera ver a la isla dominada por nosotros más bien que por un gobierno refractario a la religión católica.60 La expansión norteamericana la impulsaban los intereses económicos dominantes en el gobierno norteamericano, que se lanzaron en busca de materias primas baratas para su naciente industria, y de fáciles mercados para sus productos. Y, además, apoderarse de todas las riquezas de los pueblos de la América Latina. Para lograrlo, los Estados Unidos se lanzó sobre el Caribe como el buitre sobre la presa. Guillaume Lobé cónsul de los Países Bajos en La Habana, convencido de que las grandes potencias europeas –1854-1855– absorbidas como estaban por la guerra de Oriente no calculaban de una manera precisa la marcha acelerada del expansionismo norteamericano, creía, contemplando la dramática crisis de Cuba y demás regiones del Mundo Colombino, que sin el conocimiento de los graves acontecimientos que tenían lugar en esta zona americana «ningún gobierno se encontrará en estado de poder fundar en el siglo xix la felicidad de su pueblo, y menos aun de retirarlo sano y victorioso del cataclismo horrible que amenaza al mundo». En 1 de mayo de 1854 escribe Lobé unas notas relativas a las relaciones que encuentra entre la cuestión ruso-turca y la que pronto C. C. Tansill, The United States. 60 RevolucionesYconflictos20120207.indd 383 09/02/2012 02:51:09 p.m. 384 José Luciano Franco debía surgir entre la isla de Cuba y los Estados Unidos. Afirma en ellas el parecido de las ambiciones imperialistas de los zares de Rusia y las de los Estados Unidos. Y se pregunta: ¿qué quieren, desde su emancipación esos inmensos Estados Unidos? [...] ¿Hacía qué objetivo se dirige día a día, etapa por etapa, su perseverante política; a partir del día, quitándose la máscara, en que echaron a un lado las doctrinas de su sabio patriarca, el inmortal Washington? [...] Y da la respuesta siguiente: Ya lo hemos dicho, y ellos lo proclaman de lo alto de su Capitolio con la jactancia que le es natural: apoderarse del Universo entero, después de haber subyugado, sea de grado o de fuerza, el mundo de Colón, de cual se dicen ellos los solos y únicos propietarios.61 Guillaume Lobé, Cuba et les Grandes Puissances Occidentales de L’Europe, París, 1856. 61 RevolucionesYconflictos20120207.indd 384 09/02/2012 02:51:09 p.m. VIII Los conflictos en el Caribe y la misión secreta de Torrente a Santo Domingo y Haití Federico Roncali, conde de Alcoy, recibió de manos del general Leopoldo O’Donnell –el implacable asesino de Plácido y de millares de hombres y mujeres, negros y mulatos, libres o esclavos, envueltos en la conspiración de la Escalera– el 29 de marzo de 1848 la dirección suprema, con iguales omnímodos poderes que sus antecesores, del Gobierno Colonial de Cuba. Roncali –hechura de María Cristina, la ex regente de España y madre de Isabel II– asumía el mando en un período dé extraordinaria agitación en que la isla de Cuba se estremecía ante las noticias de la Revolución de Francia, la propaganda de los partidarios de la anexión a los Estados Unidos unida a la protesta constante de una escasa minoría criolla y blanca partidaria de la independencia, a la que se sumaban los hombres de color, libres o siervos, que demandaban la abolición del régimen esclavista incompatible a la mitad del siglo xix con el desarrollo de la producción industrial. . O’Donnell, en vísperas de entregar el mando, oficiaba al Ministro de Gobernación –28 de marzo de 1848– que tenía conocimiento de los sucesos revolucionarios de Francia, y, en vista de ellos, le hacía algunas observaciones al Gobierno de Madrid acerca del sistema que había de ponerse en práctica para mantener a la isla sometida a la metrópoli. Roncali, pocos meses después –9 de julio de 1848– en oficio reservado No. 92, exponía al mismo ministro diversas consideraciones respecto 385 RevolucionesYconflictos20120207.indd 385 09/02/2012 02:51:09 p.m. 386 José Luciano Franco al estado de la isla y el espíritu de su población con motivo de los acontecimientos producidos por la Revolución en Europa. 1 La situación de Cuba en ese momento histórico, la describe un anexionista militante, Gaspar Betancourt Cisneros, en carta a José Antonio Saco, fechada en Nueva York, agosto 30 de 1848, que, desde su punto de vista, da una visión bastante exacta de lo que pretende una gran parte de los grandes terratenientes cubanos ligados a los intereses de los expansionistas americanos: [...] El partido anexionista de Cuba está enlazado en los Estados Unidos. Hasta los abolicionistas, y sus hermanos de leche los del Free Soil Free labor ven en la anexión de Cuba la línea más corta de llegar al término de la gran cuestión humanitaria y socia [...]. «Se asegura que están dadas las instrucciones al Ministro americano para entablar la negociación de compra pacífica de la Isla. Las razones, los fundamentos para esta solicitud no pueden ser desconocidos. Cuba es necesaria a la conservación de los Estados del Sur: Cuba está en peligro de caer en manos de los Ingleses: Cuba corre el riesgo de una revolución de los blancos o de los criollos disgustados con su Gobierno y maltratados y estafados hasta la médula de los huesos; o de otra revolución de los negros, procedente ya de las sugestiones inglesas, ya del ejemplo de las Colonias vecinas, ya del aumento de negros que constantemente se introducen siendo público y notorio que está reorganizada la sociedad negrera a cuya cabeza figura la duquesa de Rianzares (la madre de Isabel II) y su hechura Roncali para traer 10,000 Etiopes del Brasil. Todas estas razones y hechos parece que inducen al Gobierno de los Estados Unidos a tomar cartas en el proyecto de anexión por compra; y a mí no me queda duda de que si no les venden emplearán otros medios: Pero los acontecimientos se precipitan sobre nosotros. En Cienfuegos y Trinidad se proyectó dar el grito de independencia en el mes de junio. A la cabeza de esta conspiración, dicen, estaba el general D. Narciso López y jóvenes muy distinguidos de aquellos pueblos. Se Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 43, No. 24 y 27. 1 RevolucionesYconflictos20120207.indd 386 09/02/2012 02:51:10 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 387 me ha asegurado que uno de ellos, Sánchez Iznaga, le comunicó el proyecto a su padre y este delató la conspiración a Roncali. En su consecuencia Sánchez Iznaga, y otros han sido presos; Narciso López se fugó y está en New York, y todo se frustró. El Gobierno no ha encontrado pruebas para nada y ha tenido que poner en libertad a los presos. Roncali se está manejando con la misma política dulce y tolerante de Vives [...].2 Varias veces cita Betancourt Cisneros en sus cartas a Saco a la Reina Madre María Cristina. En 14 de agosto de 1849: [...] Entre tanto la compañía Cristina-Parejo, Pastor-FontForcade, etc., mete negros en Cuba que eso es como bandadas de totíes en tiempo de zafra [...].3 Tanto como regente del reino durante la minoría de su hija Isabel II, como cuando, después de la caída de Espartero e hizo las paces con Narváez, regresó a Madrid y legitimó su unión con Muñoz convirtiéndose en duquesa de Rianzares, esta inefable dama no dejó de lucrar con el mayor descaro a costa de Cuba. En 1837 intentó vender la isla a los franceses y diez años después, aprovechando la intensa campaña por la adquisición de Cuba que se llevaba a cabo tanto en la isla como en los Estados Unidos, los apoderados de María Cristina en La Habana entraron en contacto con los agentes norteamericanos ofreciendo su apoyo a los planes de venta de la isla a cambio de recibir una gruesa suma en efectivo por su participación en tan escandalosa operación financiera. Igualmente quiso extender sus bien afiladas uñas sobre otras porciones de la América que había sido española, Becker, el historiador de las relaciones exteriores de España, recoge la siguiente versión acerca de la dimisión de Narváez como jefe del gobierno español y la intromisión de María Cristina en las cuestiones de Estado: Afirman que el Duque de Valencia, acariciando el pensamiento de apoderarse de México y fundar en este un trono J. A. Fernández de Castro, Medio siglo de historia. Ibídem. 2 3 RevolucionesYconflictos20120207.indd 387 09/02/2012 02:51:10 p.m. 388 José Luciano Franco para un Príncipe español, envió a dicha República, como Representante de España y con instrucciones reservadas, al joven diplomático D. Salvador Bermúdez de Castro; que este se puso de acuerdo con el general mexicano Paredes y creyó poder contar con diez o doce mil hombres; que tuvo en su casa una reunión de personas notables, las cuales firmaron un acta comprometiéndose a aceptar un Príncipe español; que Narváez pensó en el Infante D. Enrique, el cual rechazó la proposición; que enterada María Cristina, se mostró ofendida porque no se hubiera preferido a uno de sus hijos, y que el Duque se opuso a la idea de la Reina Madre, surgiendo de aquí la oposición que dio en tierra con el Ministerio.4 También estuvo mezclada María Cristina en las aventuras del general Flores, ex presidente de la República del Ecuador, que proyectó entregar su país nuevamente a España a cuyas actividades puso fin el Gobierno Británico que se apoderó de los barcos que conducirían la expedición, y cuyas actividades dieron lugar a los debates y acuerdos de la Conferencia de Lima de 1847. Y Becker nos da la siguiente versión: Hallábase por entonces en España el general Flores, emigrado de la República del Ecuador, y deseando tomar venganza de sus compatriotas, ideó una expedición ofreciéndose como caudillo, siempre que se le facilitasen dos mil hombres del ejército, armas y otros recursos. El pensamiento agradó a María Cristina, que soñó con un trono para su hijo el Duque de San Agustín, y habló a Istúriz, obligóle a preparar las fuerzas pedidas por Flores, y hasta se nombró para mandarlas al Brigadier de Estado Mayor D. Zenón de Buenaga. Pero descubierto el plan que con tanto secreto se había preparado, se apoderó de él la prensa, lo combatió rudamente, mostrose indignada la opinión, y no solo hubo de abandonarse aquel proyecto, sino que el Gobierno negó su participación en él y aún lo condenó severamente.5 J. Becker, Historia de las Relaciones. Ibídem. 4 5 RevolucionesYconflictos20120207.indd 388 09/02/2012 02:51:10 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 389 Pero, sobre toda otra actividad, aparte del tráfico clandestino de hombres y mujeres de África que era la fuente principal de sus inconfesables ingresos, María Cristina percibía mensualmente 13,875 pesos oro que le enviaba la Hacienda de Cuba, y que, tanto el conde de Alcoy como sus sucesores José Gutiérrez de la Concha y Valentín Cañedo, se encargaban de hacer llegar a sus manos. Así, por ejemplo, la Dirección General de Contabilidad de la Hacienda Pública, a cargo de D. Joaquín María Pérez, en oficio fechado en Madrid a 6 de julio de 1852, le dice al Superintendente delegado de Hacienda Pública de La Habana: Excmo. Sr.: Con los oficios de V. E. fecha 5 de mayo y 2 de junio últimos se han recibido en esta Dirección General para los efectos que son consiguientes dos recibos de 13,875 pesos fuertes cada uno, cedidos por D. Antonio Benítez, por la asignación de S, M. la Reina Madre de los meses de abril y mayo últimos.6 Y, con fecha Madrid 4 de octubre de ese año, le envían otro oficio por el estilo al Intendente de Hacienda de La Habana: Excmo. Sr.: Con el oficio de V. E. fecha 2 de septiembre ppdo, se ha recibido en esta Dirección General para los efectos que son consiguientes, un recibo de 13,875 pps. fuertes cedidos en esta Capital por D. Antonio Parejo apoderado de S. M. la Reina Madre por la asignación de esta a Augusta Sra. del mes de agosto anterior.7 Con estos ejemplos de corrupción política y administrativa dados por los personajes más destacados de la monarquía hispánica, no es de extrañar que el contrabando y el robo de los dineros públicos, así como el tráfico cruel e inhumano de esclavos dominara totalmente al podrido Gobierno Colonial y, menos aún, que causara asombro no solo la rebeldía constante de los esclavos sino también la protesta –a Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes Generales, legajo 384, No. 3. 7 Ibídem, No. 4. 6 RevolucionesYconflictos20120207.indd 389 09/02/2012 02:51:10 p.m. 390 José Luciano Franco veces violenta y armada– de la burguesía criolla, en la que una minoría progresista luchaba por implantar un régimen democrático e independiente bajo la influencia ideológica de la Revolución de 1848, frente a los parásitos coloniales que pretendían asegurar sus bienes mal habidos, el negocio negrero y sus privilegios irritantes con la anexión a los Estados Unidos de la isla de Cuba. ◉◉◉◉◉ No solo tuvo que enfrentarse el conde de Alcoy –hechura tanto de María Cristina como de la camarilla militar que se turnaba el poder en España– a la posible agresión norteamericana y la propaganda revolucionaría interior, sino que, sin capacidad para esa tarea, debió asumir la dirección de la política internacional hispano-colonial en el Caribe, en plena agitación, que llenaba de incertidumbre y temor a las oligarquías de Cuba y Norteamérica, sobre todo, a partir de la emancipación de los esclavos de Martinica y Guadalupe, y la sublevación de los siervos en la isla de Santa Cruz, colonia danesa del Caribe, salvajemente reprimida con extrema crueldad por las tropas españolas enviadas por el general Juan Prim, gobernador de Puerto Rico. También en esta isla estuvo a punto de estallar un movimiento rebelde de los esclavos. El general Prim, en 26 de junio de 1848, hizo ahorcar a los principales cabecillas. Esos amagos de rebeldía decidieron al general Prim, en uso de los poderes extraordinarios de que estaba investido, a dictar un Código Negro que sometía a toda la población de color de Puerto Rico, libre o esclava, a la jurisdicción de las autoridades militares, y autorizaba a los dueños de esclavos a darles muerte. La rivalidad anglo-americana por controlar las fuentes de materias primas y el comercio del Caribe, el Golfo de México y Centro América, encontró su más grave punto de fricción en Nicaragua y Honduras. Al mismo tiempo la política de las cancillerías de Londres y Washington movían sus peones a fin de impedir que se consolidase realmente la Confederación de Centroamérica, y alimentaban las ambiciones de los caudillos locales y el divisionismo a través de grupos de comerciantes y propietarios que, para defender mezquinos intereses económicos, se prestaban a buscarles apoyo a los planes de las grandes potencias. El 1 de enero de 1848 una fuerza inglesa expulsó de San Juan a los funcionarios del gobierno de Nicaragua, arrió la bandera nicaragüense e izó el pabellón de Mosquitos. Y le dio a la población el nombre de RevolucionesYconflictos20120207.indd 390 09/02/2012 02:51:10 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 391 Greytown. La Gran Bretaña, con hombres sacados de la isla de Gran Caimán y de Belice, se apoderó en 1838 de las islas de la Bahía, frente a las costas de Honduras, se extendieron sobre el litoral hondureño y en la llamada Costa dé Mosquitos proclamaron un rey de la Monarquía Mosquitia, bajo el protectorado británico, y, en 1848, Lord Palmerston declaró formalmente la soberanía de Mosquitia sobre San Juan, extremo oriental del proyectado canal de Nicaragua. Todo se basaba en que el titulado Rey, al morir, había dejado todas aquellas tierras a la Reina de Inglaterra. La actividad de los agentes norteamericanos, empeñados en el proyecto del presidente Polk de dominar las posibles regiones de la América Latina utilizables para un canal interoceánico, se dirigieron a discutir a los ingleses el dominio de aquellos lugares lo que motivó una gran tirantez en las relaciones entre ambas potencias rivales. Y el conflicto llegó al Gobierno Colonial de Cuba. En abril 27 de 1848 recibió el conde de Alcoy un oficio con el membrete Ministerio General del Gobierno Superior del Estado de Honduras, fechado en Comayagua 10 de marzo de ese año, firmado por Francisco Zelaya, acompañando dos ejemplares impresos de la Constitución acabada de aprobar por la Asamblea Constituyente, en cuyo articulado se definían las fronteras del Estado, lo que determinaba que tanto las islas de Bahía como la Costa de Mosquitos formaban parte del territorio de aquella nación. Además, acompañaba dos ejemplares, fechados en 6 de enero de 1848 y firmados por el presidente del Estado, D. Juan Lindo, y el general Santos Guardiola, de la protesta que dicho gobierno hacía con motivo de la ocupación por la Gran Bretaña de una parte del territorio hondureño con el pretexto de reconocer a un titulado Rey de la Nación Mosquitia. Apoyándose en los preceptos constitucionales y documentos del período colonial probaban la legítima reclamación de Honduras que, de acuerdo con el Pacto de Nacaone –reza en el escrito– era uno de los Estados Confederados de Centro América. Después de ser informado sobre el asunto por la Secretaría Política del Gobierno de la isla, el conde de Alcoy, temeroso de que una opinión suya en aquellos momentos de aguda crisis aumentara las dificultades que tenía que afrontar con los gobiernos de Inglaterra y los Estados Unidos, se limitó a contestar en l de mayo con un simple oficio de acuse de recibo.8 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 10, No. 36. 8 RevolucionesYconflictos20120207.indd 391 09/02/2012 02:51:10 p.m. 392 José Luciano Franco A todo ello se unía el peligroso conflicto haitiano-dominicano manejado a su antojo por los agentes de Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, y en el que estaban envueltos algunos españoles como D. Juan Abril, Paz del Castillo, López Villanueva y otros empeñados en que España convirtiera en protectorado la recién constituida República Dominicana. Y los Estados Unidos, consumado el despojo de México, comenzaban a evacuar la parte del territorio que no pudieron robarse. El conde de Alcoy en 25 de agosto de 1848 recibió un despacho del Cónsul de España en Veracruz con la siguiente noticia: El día dos del actual fue entregada esta plaza y fortaleza de S. Juan de Ulúa a las autoridades mejicanas enarbolándose en seguida el pabellón de la República en ambos puntos con los honores de ordenanza. «Acto continuo se embarcó el jefe americano con las pocas tropas, que guarnecían la ciudad y castillo».9 En el otro extremo del Mediterráneo Americano la situación era cada día más compleja. El general Pedro Santana, Presidente de la República Dominicana –quizás para quitarse de encima el sambenito de afrancesado y anexionista que le habían colgado sus enemigos–, envió a España una embajada integrada por Buenaventura Báez, José María Medrano y Juan Esteban Aybar para gestionar el reconocimiento de la independencia. Y al entonces Capitán general de Cuba le enviaron, con fecha 13 de julio de 1846, la siguiente carta: Por el Ministerio de Hacienda, Comercio y Relaciones Exteriores de Santo Domingo se dirige a V. E. una comunicación, en la cual con motivo de tratar aquel Gobierno de enviar a Madrid dos comisionados con objeto de gestionar en solicitud del reconocimiento de aquella república, se ruega a V. E. en términos respetuosos, se sirva favorecerlos con algunas recomendaciones cerca del Gobierno de S. M., pudiéndolas V. E. en su caso dirigir a los emisarios que antes de dos meses se encontrarán en Madrid [...].10 Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 853, No. 28,822. Ibídem, legajo 852, No. 28,805. 9 10 RevolucionesYconflictos20120207.indd 392 09/02/2012 02:51:10 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 393 O’Donnell no se dignó contestar la petición, y si los recomendó o no, no es deducible del resultado de aquella misión. Desde septiembre de 1846 hasta diciembre de 1847 estuvieron los comisionados dominicanos en Madrid sin lograr que los recibieran para hacer entrega de sus credenciales. Cansados de esperar, decidieron regresar a Santo Domingo y, antes de partir, el 3 de diciembre de «1847», dirigieron un escrito al Ministro de Estado diciéndole: Y en verdad que el pueblo dominicano, español por su origen, por sus costumbres, y por su idioma y religión, no esperaba ser tan desdeñado por el Gobierno de la Madre Patria en las personas de sus representantes.11 Agregaban que se retiraban para acudir a otras naciones que habían ofrecido su mediación para hacer frente a la guerra promovida por los haitianos. Con la clásica lentitud y torpeza de la burocracia española, el Ministerio de Estado –Madrid, 20 de diciembre de 1847– se dirige al Capitán general de Cuba en demanda de informes: [...] En Real Orden de 27 de octubre se da conocimiento a V. E. de hallarse en la Corte dos comisionados encargados de negociar el reconocimiento de la República de Santo Domingo o conseguir para ella el protectorado de España. Con tal motivo se pide informe acerca de los inconvenientes que sobrevendrán a esta Isla del reconocimiento o de aceptar el protectorado: las facilidades u obstáculos que opondrían los Estados Unidos a lo último, o cualquiera otra nación, los gastos que ocasionaría a la España y todo lo demás que V. E. juzgue oportuno en esta importante cuestión.12 O’Donnell, de acuerdo con los consejos de los representantes de los intereses negreros de Cuba, hubo de contestar oponiéndose no solo al reconocimiento sino también al posible protectorado. Y, nuevamente, en 1848 y 1849, se le planteaban al conde de Alcoy, desde J. Becker, Historia de las Relaciones. Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 852, No. 28,805. 11 12 RevolucionesYconflictos20120207.indd 393 09/02/2012 02:51:10 p.m. 394 José Luciano Franco Madrid, las mismas cuestiones relativas a Santo Domingo. Pero, con anterioridad, hubo de recibir desde los primeros días de instalarse en el Palacio de Gobierno de La Habana los informes enviados por el agente español en Curazao, José María Pando, principal promotor de la injerencia en los asuntos dominicanos. La República Dominicana, bajo la presidencia de Santana ofrecía un lamentable aspecto. El fusilamiento del general Joaquín Puello, negro, de gran popularidad, realizado por orden de Santana el 23 de diciembre de 1847, le enajenó las simpatías hasta de sus propios partidarios que le obligaron a dimitir. El 8 de septiembre de 1848 lo sustituyó en la presidencia de la República el general Manuel Jimenes. De la abulia e incapacidad de este personaje informaba el agente americano Benjamín E. Creen a John M. Clayton, Secretario de Estado de los Estados Unidos –27 de septiembre de 1849– que: [...] consagraba la mayor parte de su tiempo, al cuidado de sus gallos, a su entrenamiento, luego a las peleas en las vallas. Es allí donde frecuentemente se ven obligados a enviarle los documentos oficiales para que los firme.13 Sin embargo, la situación de tirantez en las relaciones con Haití tomaba un aspecto peligroso. En efecto, el 6 de marzo de 1849, Soulouque partió de Port-au-Prince al frente de numerosas tropas. El 6 de abril, después de un recio combate, las tropas haitianas tomaron a Azua, y continuaron la marcha al parecer irresistible. El pánico cundió en todo el país. Jonathan Elliot –agente norteamericano a quien Green sustituyó en mayo– escribió en 24 de abril a Clayton: El ejército haitiano está muy cerca de nosotros. Casi todos los grandes comerciantes han embalado sus mercancías y las enviaron a las islas vecinas donde irán a reunirse con sus familias. Esta ciudad (Santo Domingo) está colmada de mujeres y niños venidos de la campiña. El hambre se teme. Los dominicanos han solicitado la protección de Francia y esperan una respuesta (del gobierno francés) que debe llegar aquí dentro de cuatro días. El capitán Warren, del barco C. C. Tansill, The United States. 13 RevolucionesYconflictos20120207.indd 394 09/02/2012 02:51:10 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 395 de S. M. B. Tricomalee actualmente en la rada, me ha ofrecido todo el socorro del que yo pueda tener necesidad en caso de urgencia. Grandes cantidades de mercancías pertenecientes a remitentes de New York han sido confiadas a mis cuidados. El Presidente me ha informado que está resuelto a incendiar la ciudad si no podía defenderla de los haitianos [...].14 Pero en el combate de Las Carreras, el general Santana, que había sido llamado por el Congreso dominicano para tomar el mando del ejército, derrota a los haitianos. Soulouque se retira a marchas forzadas hacia Port-au-Prince. Y aprovechándose del terror que inspiraba, justificó en una fantástica proclama su inexplicable derrota. Y el 25 de agosto de 1849 se hizo proclamar Emperador de Haití bajo el nombre de Faustino I. Unidos en Santo Domingo, Santana, Bobadilla y Báez, obligaron a Jimenes a dimitir la presidencia, y lo reemplazó en el cargo el coronel Buenaventura Báez. Estos sucesos desataron una vez más las intrigas de los agentes de Francia, Inglaterra y los Estados Unidos, a la vez que los simpatizantes de España reanudaban con nuevo vigor su propaganda. Y Roncali, al que atemorizaban los proyectos anexionistas, la agitación revolucionaria interior y la amenaza de una invasión a Cuba desde los Estados Unidos, tuvo que dedicar la atención que requería –ya que las camarillas de militares y políticos corrompidos que gobernaban a España no se ocupaban nada más que en robar– la grave situación del Caribe. ◉◉◉◉◉ Con fecha 28 de diciembre de 1848 comunicaba Pando al conde de Alcoy que dos días antes había llegado un barco de Santo Domingo con cartas del día 19 del confidente situado en aquella ciudad informándole: La misión del Cónsul General de Francia, sobre la no cesión de las bahías de Samaná a los ingleses, no ha sido su principal misión; si la de mediador para una reconciliación C. C. Tansill, The United States.. 14 RevolucionesYconflictos20120207.indd 395 09/02/2012 02:51:10 p.m. 396 José Luciano Franco entre haitianos y dominicanos garantizando la Francia los convenios que se estipulen; en este debate quedan. «En el tratado presentado por los ingleses sobre las bases de reconocimiento de la República Dominicana, hay un articulo secreto». Llegado el caso de que las fuerzas británicas ocupen las bahías de Samaná y de Ocoa, así como los demás puertos de la República, siéndoles un apostadero muy favorable por su inmediación a las islas de Puerto Rico y Cuba.15 El propio Pando –Curazao 27 de enero de 1849– le traslada el contenido de una carta del 16 de ese mes en la que le dicen de Santo Domingo: Durante mi ausencia llegó el Cónsul General de Francia de la parte de Haití, su venida tuvo por objeto proponer si este gobierno admitía la mediación de la Francia en los asuntos haitianos, y cuáles serían las concesiones que haría el gobierno para hacer la paz, nuestros hombres de estado y particularmente don. Caminero unida su ineptitud con su mala intención tuvo la habilidad de romper con dicho cónsul del modo más impolítico casi ni querer escuchar ni querer aplazar la cuestión. «Esta madrugada han desembarcado los emisarios que estaban en Europa y en los cortos momentos que he podido hablar solo con Báez he podido adquirir que de hoy a mañana estará en esta el Cónsul francés para intimidar al gobierno si admite o no la mediación de la Francia. Dicho Báez tiene ofrecimientos de un ejército muy razonable». Dentro de algunos días tendremos al Cónsul inglés. Tenemos fondeados en esta rada una fragata americanas «Yo creo que V. estará al corriente de los sentimientos con que salió Báez con respecto a nuestro gobierno sé que no pudo hacer nada, espero saber todo lo que medie, y lo pondré al corriente si hay algo que merezca la atención de V.».16 Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 853, No. 28,823. Ibídem. 15 16 RevolucionesYconflictos20120207.indd 396 09/02/2012 02:51:11 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 397 A fines de julio de 1849 llegó a La Habana D. Martin Arredondo provisto de una carta de presentación del agente español en Curazao José Pando y de un escrito del general Manuel Jimenes, expresidente de la República Dominicana ofreciendo convertir dicha isla nuevamente en colonia española si el Gobierno Colonial de Cuba le facilitaba los auxilios necesarios para la empresa. Arredondo, el enviado de Jimenes, tenía un historial poco edificante. Según los datos que obraban en poder del conde de Alcoy, este individuo, natural de Santo Domingo, había aparecido en La Habana diez años antes titulándose Comandante de Cuerpos Francos y Secretario Honorario de S. M. C. De 1841 a 1843 desempeñó en Cuba algunos destinos inferiores en la Policía. En 22 de junio de 1843 fue remitido a España en calidad de reo, en virtud de exhorto del Juzgado de la Capitanía General de Castilla la Nueva, de resultas de la causa que se le seguía por alteración de documentos en el Supremo Tribunal de Guerra y Marina. Y se presentó en el Palacio de Gobierno de La Habana, agregando a los títulos anteriores el de Cónsul de España en Argel, cargo del que nunca había tomado posesión, pues de la península ibérica vino a Santo Domingo para seguir al depuesto presidente Jimenes a Curazao. En la carta de que era portador, fechada en Curazao a 22 de junio de 1849, Pando le dice al conde de Alcoy: La Isla de Santo Domingo que fue un día no muy lejano española, desea ardientemente la cooperación de V. E. para consolidar de una vez una paz estable y duradera, y vivir bajo la protección de las leyes de Cuba y Puerto Rico. «Así me lo ha hecho entender el general D. Manuel Jimenes presidente de la República Dominicana que acaba de llegar a esta Ciudad con un número considerable de jefes y oficiales de aquella guarnición; y así me dice que lo manifieste a V. E. por conducto de D. Martin de Arredondo súbdito de S. M. y empleado cesante del Gobierno que pasa en comisión para hacerle presente lo dispuesto que están a enarbolar el Pabellón Español, contando como esperan con el auxilio y protección de V. E. para aprovechar el momento oportuno que se presenta». Los antecedentes políticos del señor Jimenes, su honradez y la popularidad que disfruta entre los RevolucionesYconflictos20120207.indd 397 09/02/2012 02:51:11 p.m. 398 José Luciano Franco dominicanos, su decisión por España en defensa de la cual murió su padre como buen español, y sobre todo el estado del País que hoy más que nunca se presta a la realización del proyecto; son garantías bastantes para asegurar su buen éxito, y yo no cumpliría con mi deber si cediendo a su instancia no me dirigiese a V. E. como lo hago, apoyándole, persuadido, por las noticias que tengo de aquel País del que solo dista esta una corta travesía, de las ventajas que experimentarían nuestras relaciones con las demás potencias, y que de este modo se aseguraría para siempre la tranquilidad a las demás colonias amenazadas constantemente con la mala vecindad de Haití, a quien la política Inglesa halaga por medio del Cónsul que le ha enviado, y que está en inmediato contacto con los negros. « V. E. sin embargo pesará en su acreditada penetración, el valor de esta medida, y dispondrá en uso de sus facultades lo que sea de su superior agrado».17 La carta de Jimenes al Capitán general de Cuba, fechada en Curazao a 21 de junio, dice: Excelentísimo Señor: Un sentimiento de puro Españolismo me ha inspirado el pensamiento de contribuir a la recuperación de la Isla de Santo Domingo, cuya dependencia de la Metrópoli puede ser tan fácil en las actuales circunstancias, y como estoy persuadido del poderoso ascendiente que goza V. E. para con el Supremo Gobierno de su nación, y además sé que se haya autorizado competentemente y dispuesto siempre a adoptar y promover todas las medidas que puedan refluir en beneficio de los adelantos nacionales, no he vacilado un momento en impetrar su mediación como lo hago por conducto del señor D. Martín de Arredondo, Secretario honorario de S. M. la reina doña Isabel II, que pasa personalmente a ponerse de acuerdo con V. E. y á tratarle en favor del proyecto que tengo el honor de proponerles. «Desde que por la voluntad de los pueblos que componen la República Dominicana fui elegido Presidente de ella, mi primera Ibídem. 17 RevolucionesYconflictos20120207.indd 398 09/02/2012 02:51:11 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 399 inspiración fue la de propender a hacer la felicidad del país salvándolo de las calamidades y amarguras que afligen constantemente a sus desdichados habitantes felices en otro tiempo bajo la protección y suave dominio de la Nación Española, y con tan laudable idea he procurado siempre sostener la opinión pública en favor de medida que podía prometer inmensas y positivas ventajas». El encargado de esta misión expondrá a V. E. los medios que son necesarios para llevarla a efecto, y si el mérito de haberla concebido y meditado, el de haber visto sacrificar en el patíbulo a mi anciano padre el 9 de marzo de 1824 por mano de los negros en defensa de la bandera española y la confianza que se tiene en mi en todo el territorio de la República, son cualidades que valen algo y merecen consideraciones a los ojos de V. E. me lisonjeo de que no desdeñará los auxilios que son indispensables para llevarla a cabo. «La gloria de ser españoles, Exmo. Señor, es el único clamor que se oye en Santo Domingo, y si V. E, añade a esto la grata memoria que conservan del tiempo de la dominación Española fácilmente comprenderá los deseos de que todos estamos animados respecto a ella; pues en nadie confiamos mejor el fácil remedio de nuestros infortunios que en la que antes fue nuestra madre y hoy miramos como a nuestra salvadora». El momento actual es el más oportuno. A mi lado están sujetos de ascendiente, entre ellos el Ministro de Hacienda y varios jefes y oficiales de aquella guarnición, que con la esperanza de conseguir lo que de V. E. solicito, prefirieron trasladarse a este lugar conmigo, más bien qué hacer esfuerzos por permanecer en Santo Domingo, que solamente podría conseguirse estuviese en orden, haciendo flotar la bandera española, objeto de los deseos de la mayoría; así es que si V. E. se decide a acoger con agrado el proyecto indicado y a tomar la resolución que exige la política para la conservación de las islas de Cuba y Puerto Rico, yo puedo asegurar a V. E. que el más feliz éxito, coronará su obra, y tendrá la gloria de que en la época de su mando recobre España una de las más ricas posesiones que formaron en un tiempo parte de la Nación más potente del mundo. «Si a pesar de todo no mereciese su aprobación, por que no haya RevolucionesYconflictos20120207.indd 399 09/02/2012 02:51:11 p.m. 400 José Luciano Franco acertado a persuadir a V. E. de las ventajas que trae consigo la realización del pensamiento que he tenido la honra de desenvolver por la presente comunicación, espero que sirva al menos, para acreditar mi ardiente deseo de mis antepasados, y para dejar satisfecho un deber de conciencia tan noble como sagrado». Dios de a V. E. ms. as.». Curasao, 21 de junio de 1849 «Manuel Jimenes» Excelentísimo Señor Presidente Gobernador y Capitán general de la Isla de Cuba.18 Después de varias entrevistas del comisionado Arredondo con el dapitán general Roncali, este, después de recibir un amplio informe de la Secretaría Política con todos los antecedentes que obraban en la misma, especialmente acerca de las opiniones expresadas al Ministerio de Estado de Madrid por sus antecesores en el Gobierno de Cuba, general Jerónimo Valdés de 19 de abril y 10 de mayo de 1843 y general Leopoldo O’Donnell de 5 de junio de 1844, contrarios en unos casos al reconocimiento de la independencia dominicana y, en otros, a la anexión de aquella isla por oponerse a ello los poderosos e influyentes intereses esclavistas de Cuba, el conde de Alcoy se limitó a contestar al agente Pando, en julio 27, lo siguiente; He recibido la comunicación de V. fecha 22 de junio, en que trata de los deseos que ha manifestado D. Manuel Jimenes expresidente de la República de Santo Domingo, con respecto a la recuperación de aquel territorio= Como sea este un asunto ajeno a mis instrucciones no me es dado determinar cosa alguna en él, y me limito únicamente a dar cuenta a S. M. la Reina para la resolución que tenga a bien. Lo digo a V. en contestación pudiendo expresarlo asi al Sr. Jiménez.19 En oficio No. 88, La Habana 28 de julio de 1849, el conde de Alcoy envió al Ministro de Estado copias de las cartas de Pando y Jiménez, con datos sobre los autores y comenta: Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 853, No. 28,886. Ibídem. 18 19 RevolucionesYconflictos20120207.indd 400 09/02/2012 02:51:11 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 401 Por la manera en que esta empresa se proyecta y los antecedentes de los individuos que la proponen conocerá V. E, desde luego el valor que le habré dado, y está reducido a contestar al Agente Comercial Español que no está en mis facultades ocuparme de ella, pero que daba cuenta a S. M. como lo verifico por conducto de V. E.20 Jimenes, como tantos otros dominicanos en aquella época, presumía de su odio a los haitianos, lo que no fue obstáculo de ir a Haití a buscar la protección de Soulouque en vista del fracaso de su gestión con el Gobierno Colonial. Lo acompañó Arredondo, que, al proclamarse Soulouque emperador, se convirtió en uno de sus chambelanes favoritos. ◉◉◉◉◉ Pero aún más que las rivalidades internacionales a causa de Haití y Santo Domingo le preocupaban al Capitán general de Cuba, no solo la presión inglesa que alentaba un posible movimiento abolicionista, sino también la actividad de los anexionistas criollos que respondían a los intereses expansionistas de los Estados Unidos, así como los del llamado Club de La Habana, el Consejo Cubano de New York y la amenaza cada día más cercana de una expedición militar dirigida por el general Narciso López, que, en 1848, había promovido la conspiración de la Mina de la Rosa Cubana, que el propio Gobierno Norteamericano hubo de denunciar a las autoridades coloniales de Cuba. Y a cuyos preparativos revolucionarios, iniciados en territorio de los Estados Unidos, donde el general López se había refugiado, dio un golpe mortal al Presidente norteamericano, Zacarías Taylor, que hubo de denunciarlos en una proclama, obligando a disolver la expedición que, con destino a Cuba, se había organizado en la Isla Redonda, y que los esclavistas norteamericanos no vieron con agrado por temer que pudiera producir la independencia cubana. Sobre las actividades de López informaban constantemente los agentes y espías del inquieto Caribe. José M. Pando, Curazao 7 de febrero de 1849, avisa al conde de Alcoy que el día 3 de ese mes se le Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 853, No. 28,886. 20 RevolucionesYconflictos20120207.indd 401 09/02/2012 02:51:11 p.m. 402 José Luciano Franco habían presentado Pedro Gallardo y Miguel Ortega con la pretensión de trasladarse a La Habana pero «repentinamente se han embarcado en la goleta española Iberia para St. Thomas, para de allí seguir a Cuba, y sospechando sean de la comparsa de Narciso López, lo pongo en el conocimiento de V. E. por lo que pueda ocurrir».21 Como posteriormente hubo de informar sobre los rumores que circulaban en Venezuela, de donde era nativo, que el general Narciso López se trasladaría a dicho país en busca de recursos para su campaña insurreccionista de Cuba, Pando, en un nuevo oficio de 14 de marzo le dice al conde de Alcoy: «Se confirma la llamada de Narciso López y según escriben, estará muy pronto en Caracas».22 Y a sus comunicaciones agrega Pando varios números de El Revisor, revista que se publicaba en español en Curazao, en uno de los cuales –correspondiente al número 8 de 1849– aparece un trabajo firmado por José Antonio Saco.23 No obstante que el ministro español en Washington, Calderón de la Barca, recibía oficialmente del Departamento de Estado de los Estados Unidos la reiterada promesa de no permitir la organización de expediciones militares para la isla de Cuba, la realidad demostraba todo lo contrario. Si bien era cierto que la oligarquía esclavista norteamericana, que dominaba en las esferas gubernamentales de Washington, no ocultaba su política contraria a la independencia de Cuba, no era menos cierto que todas sus actividades –reflejada en los principales periódicos del país se encaminaban, en aquellos momentos históricos, a incorporar la isla por todos los medios que estuvieran en sus manos al sistema esclavista imperante en los estados del Sur. Y que esa política que no permitía el reconocimiento de Haití y Santo Domingo, las repúblicas negras y mulatas del Caribe, como las calificaban– constituía en todo momento un motivo de alarma tanto para el Gobierno Colonial de Cuba como para el propio Calderón de la Barca. Y, este, en sus informes reservados al conde de Alcoy, lo tenía advertido de cuanto se tramaba en los grupos expansionistas norteamericanos para dominar política y económicamente los restos del que fuera Imperio Español en América. Cuyos avisos, unidos a los de otras fuentes más cercanas, Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 853, No. 28,823. Ibídem. 23 Ibídem, No. 28,885. 21 22 RevolucionesYconflictos20120207.indd 402 09/02/2012 02:51:11 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 403 no dejaban dudas –aún cuando oficialmente no las confesara– de que su poder se asentaba sobre un terreno movedizo en el que podía desaparecer en cualquier momento. Inclusive llegaba a sospechar el conde de Alcoy –y no sin razón– que las ideas para él contagiosas de la Revolución de 1848 penetraban cada día más en amplios círculos de la población cubana. ◉◉◉◉◉ Aún no se habían desvanecido los últimos vestigios del proyecto del que Arredondo fue portador, surgió otro, trasmitido desde el propio territorio dominicano, y que parecía apadrinado por el general Pedro Santana. Fechado en Curazao, noviembre 2 de 1849, Pando escribía al general Roncali: La entrada en esta isla de don. Juan Abril, procedente de Santo Domingo, sujeto bien conocido en aquella isla, por su patriotismo español, me ha manifestado en reserva, la Comisión que tiene del presidente actual de aquella República, y general Santana para qué la trasmita al conocimiento de V. E., su comunicación se reduce a: «Se desea llegue al conocimiento del Excmo. Sor. Capitán General de La Habana la buena disposición que, hay por la principal autoridad, y General de la República Dominicana, entrar en tratados con S.E. bajo bases sólidas. Si S.E. se presta, la autoridad está pronta a mandar los comisionados, exponiendo S.E, las bases sobre que deben ser admitidos, y los poderes de que deben ir revestidos. Tanto el presidente como Santana, están dispuestos a entrar por cuanto se proponga: pero la resolución ha de ser pronta, pues la protección tan a manos llenas que tiene el Emperador de una poderosa nación, requiere la prontitud», «Si por parte de V. E. hay alguna desconfianza en Abril, y se quiere saber su acrisolado patriotismo español, los Excmos. Sres. Capitanes Generales que fueron de Puerto Rico Dn. Santiago Méndez Vigo, Conde de Mirasol y Conde de Reus, están bien satisfechos de él, y con especialidad S.E. el Conde de Mirasol que tanto aprecio ha dejado en los RevolucionesYconflictos20120207.indd 403 09/02/2012 02:51:11 p.m. 404 José Luciano Franco corazones de los habitantes de Puerto Rico». Todas las cartas que se han recibido de Santo Domingo anuncian el temor que hay a los haitianos, y de aquí, los deseos que los animan a que los acoja la España. 24 Cumplida su comisión reservada D. Juan Abril regresó a Santo Domingo, y de esta capital, 16 de noviembre de 1849, le envía noticias a Pando que las da traslado a La Habana: [...] Ha llegado el 27 de febrero con una goletica haitiana apresada en los Cayos 18 prisioneros y creo quemado en Haití algunas casas, el gobierno está enteramente decidido a tomar la ofensiva por cuantos medios estén a su alcance, no dudo que si los haitianos tienen tizón se pondrán en una guerra de exterminio dentro pocos días se deben poner a la mar cuatro o cinco buques. «No dejara V. de comprender que después de una ausencia de 40 días de mis negocios deberé haber estado bastante ocupado, por lo tanto solo he podido hablar al Presidente dos veces una el día que llegué en casa y antes de ayer que fue en la suya pero ambas veces nunca solos así nada le puedo decir respecto la política interior por boca de él, creo también tal vez necesitar otro tacto porque ignoro si tendrá la misma confianza conmigo que tenía antes de ser elevado a la Presidencia». Me parece que durante mi permanencia había hablado a V. de Mr. Green comisionado de los Estados Unidos en esta, como era conocido me vino a visitar y tratando de indagar lo más posible su misión me dijo muy reservado. Que él deseando servir este país y que recibidas noticias de Francia no muy satisfactorias respecto al protectorado, y estando el pueblo bastante afligido que había presentado sus credenciales del gobierno que son bastante amplias y extensas para reconocimiento y tratados, que creía obtener de su gobierno no una anexión como algunos piensan pero si una protección para el país, y que este Gobierno para dar un poco más de tiempo ha considerado los poderes no bastante extensos pero que él Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 853, No. 28,823. 24 RevolucionesYconflictos20120207.indd 404 09/02/2012 02:51:12 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 405 los había solicitado. «V. comprenderá que no seré yo solo a quien le había contado y que su idea será adquirir simpatías, y que su gobierno tiene alguna idea con respecto a nosotros, y que ahora creo más que nunca que los Estados Unidos codician las dos joyas, de nuestras Antillas y más me confirma a ello la proclama de su Presidente y veo podría ser que quisiese principiar por este país, a mi me parece que nuestro gobierno todos los días está más en la necesidad de mezclarse en estos asuntos, yo no dudo ni por un momento que esto podría complicar los asuntos de nuestras posesiones». Estas observaciones las haría presente al vecino Capitán General pero V. no ignora que no le escribo ni debo así V. podrá hacerlo presente al otro S. que aunque no las encuentre justas no dejará de conocer que no carecen de fundamento por los que no están tan al corriente de los asuntos. «Tenemos la ventaja que el Presidente lo menos que es americano, pero faltándoles los franceses y no encontrando ni simpatías en nosotros no tendrá otro recurso que echarse en brazos de los americanos: se rió mucho cuando le conté la comisión de Jimenes, me dijo como son tan tontos para no preferir al que manda al que mandó». En fin por las goletas de Leybon escribiré a V. […].25 No se equivocaba Abril en su juicio acerca de las intenciones del gobierno norteamericano. Clayton, secretario de Estado de los Estados Unidos, temía las intenciones inglesas, y como la rivalidad internacional en Haití y Santo Domingo –además de los problemas en Cuba y Centro América– se acentuaba, en la mitad del año 1849 envió a Benjamín E. Green como agente especial con instrucciones precisas, entre las cuales entraba la posibilidad de convertir a Samaná en propiedad norteamericana. Durante la primera semana de octubre de 1849 –según Callan Tansill– Green tuvo una extensa entrevista con Manuel del Monte, el Ministro dominicano de Relaciones Exteriores y no perdió tiempo en indicarle los peligros de la protección europea. No había más que pasar la vista por las atrasadas posesiones europeas en las Antillas para convencerse absolutamente del completo fracaso Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 853, No. 28,823. 25 RevolucionesYconflictos20120207.indd 405 09/02/2012 02:51:12 p.m. 406 José Luciano Franco del imperialismo europeo. En sus frecuentes conversaciones con el Ministro de Relaciones, Green no intentó pintar las patentes ventajas de la protección norteamericana; dejaba que la ardiente fantasía del Ministro poblara el cuadro a medida de sus propios deseos, y la visión que surgió ante los ojos de Del Monte debió de haber sido risueña, porque pronto inquirió si sería posible que Estados Unidos los tomara bajo su protección o con preferencia para ellos, que se los anexara. Del Monte había llegado a creer que el Gobierno norteamericano estaba dispuesto a proclamar un protectorado en la República Dominicana y ya el Gobierno dominicano, cansado de las vacilaciones europeas, se aprestaba a aceptar la anexión a Estados Unidos. Pero fracasaron las esperanzas del Ministro pues Green se vio obligado a confesar que las instrucciones que había recibido no abarcaban hasta ese punto. En 24 de enero de 1850, Del Monte dirigió una nota a Mr. Green solicitando nuevamente la intervención de esa nación. Y por segunda vez Green se vio obligado a contestar que no tenía instrucciones que justificaran promesa alguna de protección o intervención. Pero cada día se acentuaba más la posibilidad de que los haitianos reanudaran la lucha armada para la unificación política de la isla. Faustino I, Emperador de Haití, profería terribles amenazas contra el Gobierno dominicano. Y, el 18 de febrero de 1850, el presidente Báez, personalmente, solicitó consejos del enviado norteamericano que rehuyó una respuesta categórica. En esas circunstancias, temiendo el peligro de una guerra que no le parecía favorable en sus resultados finales, el Gobierno de la República Dominicana, en 22 de febrero de 1850, dirigió idénticas notas a los representantes de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, solicitando que actuara conjuntamente para intervenir y mediar en el conflicto haitiano dominicano. Pasó entonces el problema al campo internacional, y en el curso de los dos años siguientes las tres potencias citadas ejercieron presión sobre Faustino I para impedirle poner en práctica sus planes. Y lograron con ello mantener a los pueblos de Haití y República Dominicana sometidos a los intereses en pugna por el dominio del Caribe.26 ◉◉◉◉◉ C. C. Tansill, The United States. 26 RevolucionesYconflictos20120207.indd 406 09/02/2012 02:51:12 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 407 Informado por los agentes españoles en St. Thomas y Curazao de la aguda crisis de la isla vecina, el Gobierno Colonial de Cuba esperaba se le presentara cualquier oportunidad para presentarse a participar en el debate internacional que tenía lugar en aquellos países. Y tomando de pretexto un incidente sin importancia ocurrido en el mar cercano a las costas haitianas con un buque mercante español, el general Roncali se dispuso a tomar las medidas que le permitieran intervenir en aquella crisis. Y así reza en el acta levantada por el Secretario del Gobierno, D. Pedro Esteban: En la Plaza de La Habana a 4 de enero de 1850, reunidos en el Palacio de Gobierno el Excmo. Señor Teniente General Conde de Alcoy, Gobernador Capitán. General de la Isla y el Excmo. Sr. Teniente General D. Francisco Armero, Comandante General del Apostadero de Marina, conferenciaron sobre el hecho de haber intentado reconocer la flotilla Haytiana compuesta de una Corbeta, un Bergantín, cuatro Goletas y un Pailebot al Bergantín de nuestro comercio, Pedro Antonio el 22 del mes ppdo., estando al S.O. de la Punta de Gravoir, como a catorce millas de Santo Domingo. «Con este motivo se leyeron por el infrascripto Secretario varios acuerdos que los antecesores de S.S.E.E. tuvieron en los años de 45 y 46 para evitar en lo posible se ejerciesen esos actos con nuestros buques mercantes por una potencia que no está reconocida por nuestro Gobierno, y si bien observan que en la demostración hecha por la flotilla sobre el citado Bergantín no se faltó al derecho público marítimo ni aún llegó a efectuarse en forma el reconocimiento, pues al indicar el Capitán la escusa de que no podía hacer uso de su bote para pasar con los papeles a bordo de la Corbeta, desistió la flotilla de su empeño y le permitió seguir su rumbo, acordaron que inmediatamente salgan a cruzar sobre la Isla de Santo Domingo para proteger nuestro comercio, dejarse ver de la flotilla haitiana, e imponerle el respeto y consideración con que ha sido mirado siempre por esa república el Pabellón nacional, y que el Exmo. Sr. Comandante General de Marina provea al Jefe de esas fuerzas navales de las instrucciones correspondientes para el cumplimiento de RevolucionesYconflictos20120207.indd 407 09/02/2012 02:51:12 p.m. 408 José Luciano Franco su comisión, teniendo en cuenta el mal efecto que produce en el País y especialmente en el comercio el permitir que los buques haitianos se aproximen a nuestras costas, y que el Gobierno de ese Estado a consecuencia de la intimación que le fue hecha en 14 de mayo de 1846 por el Capitán del Navío Soberano D. José de Bustillo ofreció a las autoridades Superiores de esta Isla por nota firmada en 26 del propio mes y año por el Secretario Enrique Heuren, respetar el principio de que el Pabellón cubre el cargamento y que la visita no es permitida hasta que se haga indispensable hacer constar por medio de los papeles legales la Nación a que pertenece el buque visitado [...].27 Y una división naval compuesta por la fragata Isabel II y los bergantines Habanero y Patriota, al mando del capitán de Navío D. Antonio Arévalo, partió de las costas cubanas a cumplir la misión que se le había señalado en el acta precedente, y que estuvo a punto de terminar en un desastre. El cónsul de Francia en Port-au-Prince, Máxime Raybaud, con fecha 12 de febrero de 1850, dirigió una amplia y detallada información acerca de las dificultades insuperables que debió afrontar el jefe de la división naval española durante su estancia en las costas de Haití. Con esos documentos, la Sección Primera de la Secretaría Política del Gobierno Colonial de Cuba elevó al conde de Alcoy –La Habana 2 de marzo de 1850– el siguiente informe: El cónsul de la República francesa en Puerto Príncipe, participa a V. E. que ha prestado auxilios a la división naval de este Apostadero que arribó en los mares de dicha Isla bajo las órdenes del Capitán de navío Dn. Antonio Arévalo. «Separado o mejor dicho, dividida en las aguas de Alta vela a consecuencia de un temporal de 26 de enero, la fragata Isabel II y el bergantín Habanero se vieron en la necesidad de entrar en la bahía de los Flamencos, cerca de los Cayos, para reparar la primera el timón que había tocado sobre un arrecife en el canal de la Isla de Vacas, Tan luego como anclaron bajaron a tierra los Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 854, No. 28,809. 27 RevolucionesYconflictos20120207.indd 408 09/02/2012 02:51:12 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 409 dos comandantes y fueron arrestados, por la autoridad local, logrando Arévalo restituirse abordo después de muchas dificultades, pero como esto no pudo ser sin dejar en rehenes al Comandante del Habanero, Arévalo envió en el momento un oficial a Mr. Ettense, agente consular francés en los Cayos, para que intercediese por la libertad del detenido, la que fue otorgada por la autoridad superior de la provincias. Mientras la fragata reparaba sus averías, el Habanero pasó a los Cayos para exigir satisfacción por medio de dicho Agente, y la obtuvo pública y completa dada por el General Jefe del Distrito, terminando con un saludo de 21 cañonazos al pabellón española En tanto el bergantín Patriota que no pudo por el tiempo reunirse a estos buques, se acercó a una población situada sobre la costa siete u ocho leguas de los Cayos, y envió una embarcación para pedir práctico, cuyos tripulantes se vieron acometidos por el populacho y la tropa, logrando con mucho trabajo reembarcarse siendo herido un marino y quedando en poder de ellos un guardia marina que fue conducido a pie a Puerto Príncipe por un largo y penoso camino, y puesto seguidamente en libertad restituyéndose a su buque el día once». Esto tuvo lugar antes que el comandante Alvarado, inquieto por la suerte del guardia marina y demorado por los vientos contrarios, le pudieran informar de lo ocurrido, como lo hizo con un oficial, pidiéndole la libertad de aquel y un práctico que le envió, con cuyo auxilio quedaba fondeado junto a la Corbeta Naiade de la estación francesa de Puerto Príncipe. «Ofrece secundar al comandante Arévalo pidiendo una nueva satisfacción si lo estimase necesario y hace presente que ya por otros servicios prestados a España en esa Isla mereció una demostración de gratitud V. E. se ha servido darle las gracias al Cónsul, manifestándole que espera continuará dispensándole la protección a los españoles mientras no se establezca algún funcionario Consular o Diplomático en este país».28 El comandante general de Marina, general Armero, en 9 de marzo de ese año, hubo de confesar al conde de Alcoy que era la primera Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 854, No. 28,809. 28 RevolucionesYconflictos20120207.indd 409 09/02/2012 02:51:12 p.m. 410 José Luciano Franco noticia oficial que recibía del resultado –no previsto en sus planes– de la demostración naval española en los mares haitianos. Y cuando se disponía a enviar otro barco en demanda de una versión directa de lo ocurrido, el Capitán general recibió, con fecha 12 de marzo, otra carta del cónsul francés en Port-au-Prince, Raybaud, dándole aviso que: La fragata Isabel II y el bergantín Habanero llegaron a Portau-Prince el 19 de febrero, y los tres navíos partieron el 2 de marzo para Santiago de Cuba. «Reparación ha sido hecha por el Gobierno haitiano del insulto sufrido en el Arcahaye por los marinos de una embarcación del bergantín Patriota […]».� No logró el conde de Alcoy alcanzar los objetivos que se había propuesto al enviar los barcos de guerra a atemorizar a los haitianos. Todo lo contrario. Una vez más se puso en evidencia la debilidad y el decaimiento de la potencia colonial hispana. Ya no contaba para el reparto de las zonas de influencia económica en el Caribe. Cada día era más claro el hecho de que los Estados Unidos iban a ocupar su lugar en esta y otras zonas de América. Pero ese hecho histórico no lo comprendían los hombres que en Cuba y Puerto Rico tenían en sus manos la administración interior de las dos islas y, prácticamente, la responsabilidad de las relaciones internacionales en el Caribe. Y menos aún podía darse cuenta hasta qué punto la Revolución de 1848 había transformado la correlación de fuerzas internacionales e influía en la liquidación de la forma esclavista de producción imperante en el Sur de los Estados Unidos, y en las colonias hispanas. Y ese total desconocimiento de la realidad los llevaba a cometer el error de mantener agentes y espías encargados de vigilar los acontecimientos que se desarrollaban en las colonias o países independientes vecinos, cuyos productos e intercambio comercial sólo podían utilizar países que, como Inglaterra por ejemplo, estaban industrialmente desarrollados, en plena era de esplendor de la burguesía capitalista, con los cuales la atrasada y empobrecida España feudal no podía competir. Sin embargo, temían que Cuba pudiera sufrir las consecuencias de aquella crisis, y por ello el Gobernador Político y Militar de Santiago de Cuba –4 de marzo de 1850– oficiaba al conde de Alcoy: RevolucionesYconflictos20120207.indd 410 09/02/2012 02:51:12 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 411 Por la vía de Curazao he recibido noticias del estado de la vecina Isla de Santo Domingo en donde parece que los haitianos marchan contra la parte española de dicha Isla, protegidos por los ingleses; y como este proceder puede envolver miras contra la seguridad de esta Isla, en cuyo caso este Departamento sería el más inmediatamente perjudicado con motivo de su proximidad con el llamado Imperio de Haití.29 Igualmente les preocupaba el alistamiento de aventureros de todas partes que realizaban los bandos en discordia, así como el trasiego de cargamentos sospechosos con destinos desconocidos. Por esa razón José Ma. Pando –Curazao 22 de marzo de 1850– escribía al Gobernador general de la isla de Cuba: [...] Anuncié a V. E. por mi comunicación del 21 del próximo pasado la llegada a esta Isla del barón Riché, de Haití, el enganche de negros, y el haberse puesto a la cabeza de la empresa el Sr. Martín Arredondo, el que ha regresado de su comisión a Maracaybo, pero solo y sin que haya podido reducir al ex presidente Jimenes. El 14 salió de este puerto la goleta holandesa Agustina conduciendo los negros que se han enganchado, y el 20 Arredondo con el resto para Yacomelo, en la goleta Esíer, han sido pocos los enganchados hasta el día, el Barón y Edecanes quedan aquí [...].30 El conde de Alcoy, que en octubre 9 de 1849 había participado al Ministro de Estado la tranquilidad reinante en la isla de Cuba y la disolución completa de la expedición que el general Narciso López organizaba en los Estados Unidos, preocupado al siguiente año con los reportes enviados por sus agentes de St. Thomas y Curazao sobre todo género de preparativos insurreccionistas o guerreristas en el inquieto Caribe, demandaba del gobierno metropolitano –como lo hizo en febrero 9 y abril 9 de 1850– refuerzos de buques de vapor para el Apostadero de Marina de La Habana. En el propio mes de Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 854, No. 28,898. Ibídem. 29 30 RevolucionesYconflictos20120207.indd 411 09/02/2012 02:51:12 p.m. 412 José Luciano Franco abril de ese año oficia el conde de Alcoy al Ministro de Estado que, aún cuando existe tranquilidad en la isla comprobada personalmente por él durante su visita a varios pueblos de la región occidental, continúa la actividad del general López y otros cubanos en los Estados Unidos empeñados en llevar a efecto sus designios contra el Gobierno Colonial de Cuba. Efectivamente, el 19 de mayo de 1850, la tan anunciada expedición llegó a Cárdenas, en la costa Norte de Cuba, en la madrugada de ese día, en el vapor Creóle. Unos 600 hombres de los cuales solo cinco eran cubanos mandados por el general Narciso López se apoderaron del puerto y de la ciudad después de un breve combate en las calles, e izaron por vez primera la bandera cubana en los edificios públicos. Como las masas populares no se sumaron a los invasores, estos, al anochecer del mismo día, se reembarcaron en el Creóle refugiándose en Key West, territorio norteamericano, hasta donde fueron perseguidos por un buque de guerra español. La invasión de Cárdenas causó una gran impresión en las demás colonias europeas del Caribe, cuyos gobiernos se apresuraron a ofrecer su apoyo al de España, ya que, en esa forma, lanzaban una advertencia a los anexionistas norteamericanos y cubanos. Así, Mr. Kennedy, cónsul británico en La Habana, ofició en 22 de junio al conde de Alcoy: He recibido una comunicación del comodoro Bennett de Jamaica, en la que me manda informar a V. E. que ha tomado las medidas más eficaces para evitar toda reunión en ninguna de las Islas Bahamas, ni en otras pertenecientes a la Gran Bretaña y sometidas a su mando, que tenga por objeto alterar la tranquilidad de Cuba. Todas las personas o buques en tales casos serían arrestados o detenidos [...].31 Y, poco después recibía del Primer Secretario del Despacho de Estado, fecha Madrid, 21 de junio de 1850, la Real Orden reservada siguiente: De orden de la Reina Nuestra Señora remito a V. E. copia de las comunicaciones que he recibido del Ministro de S. M. en Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 854, No. 28,897. 31 RevolucionesYconflictos20120207.indd 412 09/02/2012 02:51:12 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 413 Londres, y Embajador de Francia e Inglaterra y sus disposiciones de contribuir por su parte a sostener el dominio de España en esa Provincia [...].32 Embargado por estos problemas de extraordinaria gravedad, ya que no era un secreto en el Palacio de Gobierno de La Habana la intranquilidad revolucionaria de amplias zonas en Puerto Príncipe y Trinidad, apenas si el conde de Alcoy prestaba atención a la crisis haitiano-dominicana, y los evidentes preparativos bélicos que Soulouque llevaba a cabo en Haití. De todo lo cual informaba Pando desde Curazao en 19 de mayo de 1850: El 4 ha entrado en este puerto procedente del de Puerto Príncipe, el pailebot holandés Essex; en aquel puerto cogió al Cónsul General francés, en Haití, que lo soltó a la vela en Santo Domingo. El sobrecargo del pailebot ha permanecido quince días en la Capital del imperio, ha visto formados varios cuerpos que están disciplinando para marchar uniformados sobre Santo Domingo. Según relación del sobrecargo, la fuerza marítima que ha visto fondeada en el puerto se compone de una corbeta, dos bergantines que acaban de comprar y cuatro goletas, que a su salida entraba en el puerto la famosa goleta holandesa More, que salió de aquí a venderse, que será incorporada a la flotilla, pues quedaba lista la artillería que debía mandar; que aguardaban a un vapor de guerra inglés, y que tan pronto les llegasen saldría la flotilla por mar y el ejército por tierra. El sobrecargo nos ha contado el gran papel que hace en el palacio del Emperador, el señor Martín Arredondo, siendo uno de los que componen su Corte con más aceptación.33 Por otra parte las noticias que recibió el conde de Alcoy no presagiaban nada bueno. Juan del Castillo, el cónsul de España en Kingston le escribía con fecha 10 de junio de 1850: Archivó Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 854, No. 28,898. Ibídem. 32 33 RevolucionesYconflictos20120207.indd 413 09/02/2012 02:51:13 p.m. 414 José Luciano Franco [...] Esta isla se encuentra en un estado completo de bancarrota no pudiendo cubrir sus atenciones como sucede con el Clero y demás empleados civiles a los cuales se les debe ya cerca de seis meses, y con el objeto de salir de situación tan crítica debe reunirse el 25 del actual, en sesiones extraordinarias, la Asamblea Legislativa de esta Colonia a fin de solicitar del Gobierno de la metrópoli un empréstito de 200,000 libras esterlinas al cual parece no quiere acceder dicho Gobierno a no ser con un interés bastante crecido.34 Pero, una amenaza mayor para los intereses de la oligarquía esclavista y azucarera de Cuba parecía estarse gestando, quizás impulsada por determinados intereses que creían solucionar la crisis jamaicana terminando con la competencia que Cuba y Puerto Rico le hacían con sus productos en el propio mercado de Londres, además de los otros europeos. Así, muy alarmado, el cónsul Castillo, en oficio reservado No. 350 de 17 de junio de ese año, le avisa al Gobierno Colonial de Cuba: Los señores Candler y Alexander, quákeros ingleses y miembros de la Sociedad de Anti-esclavitud de Londres, han llegado a esta procedentes de aquella capital con el objeto de formar meetings a fin de excitar la opinión de estos habitantes contra esa isla, y el Brasil, pidiendo en las varias reuniones que han tenido en diferentes pueblos de esta Colonia que se debe obligar al Gobierno español a que cumpla los tratados que tiene con el Gobierno inglés, sobre el tráfico de esclavos; pero en el más grande meeting que han tenido el 12 del corriente y al cual yo asistí para oír a los indicados quákeros, no solamente se han extendido a lo anteriormente mencionado, sino que además han pasado varias resoluciones tales como las de hacer representaciones al parlamento inglés, y a su Majestad la Reina de la Gran Bretaña a fin de conseguir que no admita en los mercados ingleses los azúcares de esa isla, Puerto Rico y el Brasil, y excitándoles para que obliguen a las dichas Colonias a emancipar completamente sus esclavos.35 Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 854, No. 28,927. Ibídem. 34 35 RevolucionesYconflictos20120207.indd 414 09/02/2012 02:51:13 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 415 Abrumado como estaba el general Roncali por la agitación interna del país a consecuencia de la toma de la ciudad de Cárdenas por los expedicionarios del general Narciso López, que amenazaban con repetir la aventura, las noticias de Jamaica, unidas a otras no menos inquietantes de Santo Domingo, México y Estados Unidos, acabaron por desconcertarlo totalmente. Claro está que su primera medida fue la de poner en guardia a los traficantes negreros y, también, a los hacendados y dueños de ingenios del ataque que a sus mezquinos intereses les lanzaban los abolicionistas situados en Jamaica, y, después, dar cuenta al gobierno de Madrid. Mientras tanto, cumpliendo sus órdenes, la Comisión Militar Ejecutiva y Permanente multiplicaba su actividad represiva contra todas las manifestaciones democráticas del pueblo cubano. ◉◉◉◉◉ El general Federico Roncali, conde de Alcoy, fue relevado del mando de la isla de Cuba el 11 de noviembre de 1850, por el teniente general José Gutiérrez de la Conche. Las circunstancias históricas no podían ser más adversas para el desempeño de la difícil misión encomendada al nuevo gobernador. La crisis del Caribe y las conspiraciones locales contra la corrompida y tiránica administración colonial alternaban en las preocupaciones cotidianas del general Concha. Y, en 16 de diciembre de 1850, envió al Ministro de Estado su primera información acerca de la crisis internacional en el Caribe: El Agente Comercial de S. M. en Curazao me dice en 17 de noviembre próximo pasado lo siguiente. «[...] El Gobierno haitiano ha hecho los mayores sacrificios para ver de atraer a su lado a la emigración venida de Santo Domingo a esta Isla y el 5 de este ha salido en una famosa goleta construida en esta Isla para Haití, el Presidente que fue de la República Dominicana, el señor Jimenes, y una partida de aventureros de todas naciones que han residido en la Isla. Tres días antes de la salida de la goleta, la barca inglesa Killik para Haití conduciendo otra de igual clase a la primera en la cual se les incorporó el señor Curbelo, hijo de Puerto Rico. Es raro el buque que RevolucionesYconflictos20120207.indd 415 09/02/2012 02:51:13 p.m. 416 José Luciano Franco entra que no conduzca aventureros de todas naciones a solicitar buques que los conduzcan para Haití o Santo Domingo. «De los papeles públicos que se han recibido de las varias provincias de la república de Bogotá, y cartas de varios particulares nos dicen hay enganche de aventureros en todas las provincias, los cónsules extranjeros sus protectores. Si los haitianos se apoderan de la parte española de Santo Domingo, la isla será el refugio de piratas y llegada que sea la noticia a Narciso López, volará a ponerse al frente, y con él la facción que le sigue, pues de donde sale las hay a millares». Ayer ha entrado de Santo Domingo el bergantín goleta Libertador Dominicano, y en él dos clérigos uno inglés y el otro italiano, que huyen de las tropas haitianas, pues según ellos debían ponerse en marcha el 20 de este por mar y tierra. Los clérigos aseguran la desunión que había en el Cibao pues se niegan a tomar las armas. El Cónsul inglés se había embarcado para las Islas Turcas y el francés en Haití había mudado a Santo Domingo, sin bajar para proteger a los franceses. . . «Lo que tengo el honor de transmitir a V. E. acompañando original de la exposición a que se refiere el Agente para conocimiento y resolución de S. M. debiendo hacer presente a V. E. para lo que pueda convenir que el tal Jimenes, que aparece ahora sometido al Gobierno de los negros de Haití es el mismo que en junio del año próximo pasado hizo proposiciones para reducir la parte española de la Isla de Santo Domingo a la dependencia del Gobierno de S. M. de cuyo particular aparece dio cuenta mi antecesor a esa Secretaría de Estado en 28 de julio del propio año».36 El general Concha, en julio 2 de 1851, rindió al Ministro de la Gobernación un extenso informe sobre el estado de la opinión pública cubana, en contestación al requerimiento que le hiciera aquel ministerio en 17 de marzo acerca de la carta de su antecesor el conde de Alcoy, No. 624 de 9 de septiembre, en la que se detallan los elementos que integran la población de la isla y que él general Concha analiza en 36 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 44, No. 21. RevolucionesYconflictos20120207.indd 416 09/02/2012 02:51:13 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 417 todos sus aspectos. De gran interés histórico, ya que contiene juicios bastante correctos sobre la posible participación de los negros en las conspiraciones urdidas en Cuba y Estados Unidos. Analiza la población libre de color con relación a la esclava, pues mientras en Cuba era de 50% en los Estados Unidos sólo llegaba al 16% y las causas que motivaron ese crecimiento, y afirma: Más sea de esto lo que quiera la opinión de los hombres de color esclavos natural es que se dirija a conseguir la libertad por cualquier medio. Serían temibles, por lo mismo, si se enarbolara en medio de nuestros campos la bandera de libertad para los esclavos sostenida por una fuerza más o menos respetable, pero esta bandera no se enarbolará, ni por los naturales blancos del país cualesquiera que sean sus miras y opiniones porque conocen y temen los resultados funestos que produciría ni por los anexionistas angloamericanos que si codician la isla es principalmente por la institución de la esclavitud: ni aún por los mismos libres de color, ya por su corto número en relación a la población total, y ya por la escasa influencia que ejercen entre los esclavos de su misma raza; y ya, por último, porque por poco que el Gobierno haga a su favor, no están descontentos de su situación, ni aspiran a mejorarla arrostrando los peligros de una rebelión [...]. Después de hacer recomendaciones relativas al tratamiento que debe darse a los esclavos, el general Concha analiza el carácter y proyecciones de los blancos en la isla: [...] La población blanca se compone, de naturales del país, extranjeros y españoles ultramarinos. No será inútil analizar los elementos constituyentes de la primera de estas tres clases, porque es la que debe llamar la atención del gobierno con preferencia. Componedla grandes y pequeños propietarios, pocos comerciantes y mercaderes, algunos industriales en las poblaciones, médicos, abogados, curiales, profesores de ciencias y letras, empleados subalternos, y lo que aquí se conoce con el nombre de guajiros que son los que se dedican en los campos al cultivo de tierras propias o arrendadas, y RevolucionesYconflictos20120207.indd 417 09/02/2012 02:51:13 p.m. 418 José Luciano Franco al desempeño de ciertos trabajos en los ingenios, cafetales, potreros, etc. Casi puede asegurarse, por muy sensible que el hacerlo sea, que está extraviada la opinión de todos los diversos elementos de esta parte de la población blanca, que es la más numerosa, como puede V. E. ver en el estado, y la más rica e inteligente, si se exceptúan acaso aquellos guajiros que, más distantes de las ciudades, no han tenido tiempo todavía de recibir el influjo de las ideas revolucionarias. Las causas que han producido tan funesto extravío, son varias. Entre ellas pueden referirse; la tendencia natural en las provincias muy distantes del centro nacional a la emancipación: el prodigioso aumento de riqueza y de poder, que desde su separación de la metrópoli adquirió una nación vecina; una dirección no siempre acertada de los negocios públicos del país; la decadencia de la madre patria, y sus frecuentes conmociones políticas; y por último, la apertura de nuestros puertos al comercio extranjero, medida en sumo grado beneficiosa económicamente considerada, contribuyó más que las otras causas a que la opinión se pervirtiera. Porque, coincidiendo esa franquicia, con el uso del vapor que tanto facilitaba las comunicaciones, la isla de Cuba se ve inundada de extranjeros principalmente de la Unión Americana; aumentada su riqueza y relaciones mercantiles, sus habitantes no solo, viajan con frecuencia, sino lo que es infinitamente peor todavía, educan, en los Estados Unidos particularmente, sus hijos, y vuelven a la casa de sus padres con hábitos contrarios, a las instituciones que nos rigen, propagando entre sus parientes, amigos, y convecinos las perjudiciales doctrinas que aprendieron. Pero si por las causas expresadas puede considerarse como generalmente pervertida la opinión de los naturales del país, no en todos produce los mismos resultados esta mala disposición de sus ánimos. Los propietarios y capitalistas conocen lo mucho que aventuran en un trastorno; y el temor de comprometer su fortuna y la de sus hijos neutraliza el influjo de la opinión, a no ser en los de pasiones exaltadas en los que aquella se convierte en un verdadero fanatismo político. Los guajiros, que en el caso de revolución, compondrían el ejército de los rebeldes no RevolucionesYconflictos20120207.indd 418 09/02/2012 02:51:13 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 419 todos quieren la separación de la isla de la metrópoli como antes se ha dicho, y aun los que están contagiados del espíritu revolucionario no sería difícil que un gobierno protector, justiciero y prudente los contuviera en los límites de su deber. Los abogados, curiales, profesores de ciencias y todos en fin los que pueden comprenderse en la clase general de capacidades, se lanzarán con ardor a la primera ocasión que se les ofrezca en el camino de la revolución, cualquiera que sea la marcha que el gobierno siga, porque en ellos están de acuerdo sus intereses y sus inclinaciones [...]. Termina el general Concha su razonado informe analizando la situación e inclinación políticas de los extranjeros y españoles peninsulares, formulando las conclusiones siguientes: Resumiendo ya esta larga comunicación resulta, que la población de color esclava conspiraría si la ocasión se le presentase a conseguir por cualquier medio de la libertad que naturalmente ansia; pero que estando interesados en que no lo logren así nuestros enemigos interiores como los exteriores que por ahora nos amenazan, no es probable que esa ocasión se presente, aunque sería muy útil económica y políticamente considerado, mejorar en lo posible su actual condición. Que la población de color libre más numerosa de lo que convendría por la facilidad de manumisión que nuestras leyes y costumbres proporcionan, no ofrece sin embargo peligro y pudiera convertirse en elemento de fuerza por el gobierno, si se cuidara más que hasta aquí de su educación moral y religiosa, y si no se le hiciera, con pesadas cargas e indebidas exacciones, sentir tanto la inferioridad, de su posición social [...].37 Es decir, confiaba el general Concha en que la clásica política de la división de los pueblos hispano-americanos en clases y castas enemigas entre sí, produciría aún buenos resultados. Halagando a ratos las clases explotadas para mantenerlas sometidas y asustando a las explotadoras Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 45, No. 21. 37 RevolucionesYconflictos20120207.indd 419 09/02/2012 02:51:13 p.m. 420 José Luciano Franco con el peligro de la rebelión de aquéllas, alejaría de Cuba la posibilidad de una revolución popular. No temía a la influencia británica, ni a las campañas abolicionistas preparadas en Jamaica pero, en cambio, le preocupaban los anexionistas norteamericanos y sus epígonos criollos. Claro que, en esa época, las amenazas interiores y exteriores que Concha anunciaba al ministro español en su informe ya habían comenzado a tomar cuerpo y convertirse en acción que ponía en peligro el régimen colonial, pero, como lo previno en el citado escrito, la ausencia del negro esclavo y del campesino pobre blanco en las filas de la insurgencia criolla, permitieron al odiado procónsul español ahogar en sangre las rebeldías armadas de algunos grupos de cubanos blancos. Las actividades revolucionarias de la Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe y la sublevación de Joaquín de Agüero –antiesclavista este– puso en tensión la parte oriental de la isla de mayo a julio de 1851, aumentada con la conspiración de Trinidad lidereada por Armenteros y Hernández Echerri. El 12 de agosto eran fusilados Agüero y sus compañeros. Y ese día desembarcaba en Playitas del Morrillo, en el occidente de la isla, provincia de Pinar del Río, la segunda expedición del general Narciso López, salida de Nueva Orleans, e integrada por húngaros, alemanes, franceses, suizos, italianos, irlandeses, británicos de los que habían participado en la Revolución de 1848 en Europa, gran número de norteamericanos y unos pocos cubanos. Traicionado y entregado a sus perseguidores el general López murió en el cadalso el 1 de septiembre de 1851. Pero, antes, el 16 de agosto, el general Concha hizo fusilar en las faldas del Castillo de Atarés de La Habana al coronel Crittenden y 49 expedicionarios, la mayor parte norteamericanos, de los desembarcados en la costa pinareña. Ni el presidente Fillmore, ni su secretario de estado, Daniel Webster, hicieron la más mínima gestión para salvar la vida a sus compatriotas. Pero, la opinión pública norteamericana, agitada por la prensa sudista principalmente, protestó en forma violenta contra el bárbaro y cruel salvajismo del general Concha. Manifestaciones hostiles al régimen español tuvieron lugar en Nueva Orleans y Cayo Hueso. A la situación difícil en las relaciones internacionales del Caribe, a la extrema gravedad alcanzada en esos meses, se refiere Concha en oficio al Ministro de la Guerra de 7 de septiembre de 1851: RevolucionesYconflictos20120207.indd 420 09/02/2012 02:51:13 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 421 Tengo el honor de remitir a V. E. copia de la orden que expedí con fecha 19 del mes próximo pasado suprimiendo interinamente la Comandancia General del Departamento del Centro de esta Isla. «En el considerandun de esa circular se expresan los motivos que aconsejaron esta determinación en circunstancias de hallarse invadidos el país por las gavillas de piratas del traidor López y cuando se esperaban nuevas expediciones de la misma naturaleza cuyas probabilidades lejos de haberse desvanecido hoy se han aumentando notablemente en vista de la efervescencia popular que en Nueva Orleans, Nueva York y otras poblaciones de la Unión Americana ha producido el funesto fin que ha tenido la intentona de ese cabecilla; pretendiendo los revoltosos de aquel país y la mayoría de la prensa periódica hacer una cuestión internacional de estos sucesos, excitando las pasiones y el orgullo nacional para comprender nuevos armamentos tomando como una ofensa a la Nación de los Estados Unidos lo que no ha sido más que el tratamiento debido a una reunión de hombres sin patria ni bandera, que vinieron a invadir un país tranquilo y pacífico y que en defensa propia y natural les ha considerado como verdaderos piratas enemigos del género humano[…]».38 En medio de la borrascosa situación internacional creada por las expediciones del general López, las rebeldías armadas de Puerto Príncipe y Trinidad demandando la independencia de la isla de Cuba y las amenazas crecientes de los anexionistas norteamericanos y cubanos de apoderarse de la rica colonia hispana por compra o por la fuerza, recibió el general Concha un oficio firmado por D. Manuel Bertrán de Lis –Madrid, 6 de marzo de 1851– acerca de un súbdito español, que se atribuía el título de marqués de Olivares, residente en Santo Domingo, que se había dirigido repetidas veces al Ministerio de Estado quejándose de los insultos y amenazas a las que, según él, se veía expuesto por parte de las autoridades dominicanas, y: Archivo Nacional, Correspondencia de los Capitanes generales, legajo 381, No. 1. 38 RevolucionesYconflictos20120207.indd 421 09/02/2012 02:51:13 p.m. 422 José Luciano Franco [...] enterada la Reina Nuestra Señora de estas comunicaciones, y deseando atender al amparo de los españoles residentes en Santo Domingo en cuanto lo reclame la justicia y lo permita nuestra situación política respecto de aquel país, se ha servido disponer que adquiriendo V. E. las noticias necesarias al efecto, informe a este Ministerio acerca de las circunstancias del Marqués de Olivares, manifestando al mismo tiempo si con efecto este sujeto y los demás españoles que residen en Santo Domingo experimentan vejaciones e insultos inmotivados, y en ese caso sí podría adoptarse algún medio prudente que sin comprometer al Gobierno español bastase a asegurarle la misma consideración que a los demás extranjeros que respeten las leyes del país y no tomen parte en sus luchas interiores.39 El general Concha que tenía asuntos más graves y urgentes que atender en oficio No. 100 de 3 de agosto de ese año hubo de decirle al Ministro: [...] Las cortas relaciones comerciales entre esta Isla y la mencionada, no me permite contestar a V. E. sobre lo que me pregunta y para cuya averiguación no veo otro medio de conseguirlo, más que el Gobierno de S. M. me autorice para enviar una persona como agente, que pueda examinar y juzgar de la verdad de lo que asegura el Marqués de Olivares en sus comunicaciones y de lo que resulte daré debida cuenta a V. E.40 Y, en 30 de agosto, el marqués de Mira flores, escribía al general Concha, que: S. M. se ha servido autorizar a V. E. para que si lo estime conveniente envíe a Santo Domingo un Agente secreto con el objeto de averiguar el grado de exactitud que tienen las Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 855, No. 28,935. Ibídem. 39 40 RevolucionesYconflictos20120207.indd 422 09/02/2012 02:51:14 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 423 quejas que ha dirigido a este Ministerio el señor marqués de Olivares.41 Poco caso hizo a esta Real Orden el Capitán general de la isla de Cuba. En medio de su difícil situación recibió el ofrecimiento del comandante del buque de guerra francés Mogador, anclado en el puerto habanero de cooperar con el ejército y la marina de España para sofocar las rebeldías cubanas. Oferta que cortésmente declinó, pero de la que informó al gobierno de Madrid, cuyo ministro de Estado, en noviembre 8, agregó a esa actitud la declaración oficial del gobierno de Dinamarca ordenando al comandante de las fuerzas navales de ese país estacionadas en Saint Thomas de apoyar a las autoridades coloniales de Cuba, cuyo embajador en Washington tenía instrucciones de apoyar al representante diplomático en sus demandas al gobierno de los Estados Unidos. Esta actitud de Dinamarca obedecía a la política anglo-francesa con relación a la crisis del Caribe ya que, desde el año anterior, con ocasión de la toma de Cárdenas por el general López, habían participado al gobierno de S. M. Católica las simpatías de los de Francia e Inglaterra, y sus disposiciones de contribuir por su parte a sostener el dominio colonial español en Cuba.42 Entre tanto Olivares no dejaba tranquilos a los funcionarios coloniales. Desde Saint Thomas, 18 de diciembre de 1851, envió un extenso memorial a La Habana con el relato pormenorizado de sus andanzas en el Caribe, y del que había enviado una copia a Madrid.43 En esos meses, últimos de su gobierno, el general Concha estaba envuelto en un nuevo lío que había de empeorar. En diciembre 3, dio cuenta al jefe del gobierno español del procedimiento y sentencia contra John S. Thraser, ciudadano de los Estados Unidos, acusado del delito de conspiración, y de las quejas que este había presentado para demostrar que no se le podía juzgar por la Comisión Militar Ejecutiva y Permanente. A pesar de que el general Concha, como los otros gobernadores que le habían precedido en el cargo, consintió el tráfico clandestino de esclavos y permitió que los agentes de la reina madre doña María Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 855, No. 28,935. Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 854, No. 28,897. y Asuntes Políticos, legajo 122, No. 24. 43 Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 855, No. 28,935. 41 42 RevolucionesYconflictos20120207.indd 423 09/02/2012 02:51:14 p.m. 424 José Luciano Franco Cristina actuaran con entera libertad para cobrar y remitir a Madrid las jugosas comisiones que de ese indignante comercio percibía dicha señora, las reclamaciones británicas ante tan escandalosa burla de las leyes y tratados que lo prohibían, le obligaron a dictar medidas que pusieran un límite a esas actividades. Así, en la Junta de Autoridades, celebrada en el Palacio de Gobierno de La Habana, 23 de febrero de 1852, el general Concha dio cuenta del «escandaloso desembarco de 800 y más negros bozales, efectuado recientemente en las playas de Camarioca, jurisdicción de Matanzas».44 Acordándose allí las disposiciones convenientes para reprimir ese tráfico ilegal, satisfaciendo en cierto grado las justas reclamaciones británicas. Lo que no fue obstáculo para que Julián de Zulueta, Pancho Marty y sus asociados en esas actividades continuaran tranquilamente sus operaciones en las costas de África. ◉◉◉◉◉ En forma, para él inesperada, el general Concha fue relevado de su alto cargo el 16 de abril de 1852 por el teniente general Valentín Cañedo, hombre de pocas luces, cuyos méritos militares no le hacían acreedor a ocupar una posición tan elevada si no hubiera contado con el apoyo de la inefable Doña María Cristina, la Reina Madre, cuyos intereses en el tráfico negrero venía a defender en La Habana. Concha, que había intrigado en escala internacional en apoyo de la iniciativa del versátil y rico hacendado criollo José Luis Alfonso acerca del tratado de garantías, fue muy elogiado por su reaccionaria y feroz gestión gubernamental por Domingo del Monte en sus cartas a Saco, y recibió durante su proconsulado la cooperación de Tranquilino Sandalio de Noda, Esteban Pichardo y otros cubanos distinguidos de su tiempo. Quizás, según insinúa el Prof. Ramiro Guerra, si las gestiones de Alfonso en Londres y en Madrid –apoyado por Concha– a pesar del golpe de estado de Luis Napoleón Bonaparte de 2 de diciembre de 1851 en Francia, contribuyeran a formular el proyecto de Convención Tripartita presentado el 25 de abril de 1852 al gobierno de los Estados Unidos por los de Inglaterra y Francia, cuyo texto daba un golpe a la campaña anexionista, pues en su primer artículo se aseguraba el Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 218, No. 23. 44 RevolucionesYconflictos20120207.indd 424 09/02/2012 02:51:14 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 425 dominio colonial español en Cuba y las tres grandes potencias declaraban solemnemente «que no tomarán ni guardarán, sea para todas ellas, sea para una, ningún derecho de fiscalización exclusivo sobre la Isla de Cuba, y que no tomarán ni ejercerán en ella ninguna autoridad».45 Si bien ese proyecto, que no llegó a tomar forma de tratado, mejoraba en algo la difícil situación internacional del Gobierno Colonial, no por eso dejó el general Cañedo de confrontar los mismos graves problemas heredados de su antecesor. Y, también, las impertinentes reclamaciones de Olivares. Este, nuevamente en Santo Domingo, le envió otro memorial a Cañedo con fecha 5 de mayo de 1852, ratificando otro de 24 del mes anterior en el que se quejaba del maltrato que decía haber sufrido del general Báez presidente de aquella república. Para terminar tan enojoso incidente, en 17 de junio de ese año pidió Cañedo a los agentes consulares españoles en Saint Thomas y Curazao le rindieran informes sobre D. Manuel Gil, titulado marqués de Olivares. El vicecónsul en Saint Thomas, N. Federico Segundo, en oficio de 9 de julio explicó a Cañedo que los_ pocos españoles residentes en Santo Domingo no eran molestados por las autoridades de aquel país, y en cuanto al caso de Gil aseguraba el citado funcionario que era falso el título de marqués de Olivares que ostentaba, y se le consideraba como un vulgar delincuente o lo que se llama un caballero de industria. En el frente interior las perspectivas no eran muy risueñas para el gobierno español. Todo parecía indicar que se conspiraba en La Habana, y se tramaba una insurrección armada en la que participarían vecinos importantes de Vuelta Abajo con el propósito de conquistar la independencia de Cuba. Clandestinamente comenzó a editarse en La Habana un periódico: La Voz del Pueblo Cubano, órgano de la Independencia, cuyo primer número, de 13 de junio, había sido profusamente distribuido por todas partes. Para completar la confusión de las autoridades, circuló el rumor de que la organización de matiz anexionista presidida por Gaspar Betancourt Cisneros llamada Junta Cubana, cuya sede estaba en Nueva York, promovía la creación de secciones en otros lugares de Norteamérica de la Orden de la Estrella Solitaria con el propósito de llevar nuevas expediciones a Cuba tan pronto fuera una realidad R. Guerra Sánchez, Manual de Historia. 45 RevolucionesYconflictos20120207.indd 425 09/02/2012 02:51:14 p.m. 426 José Luciano Franco la elección de Franklyn Pierce –notorio esclavista y partidario de la anexión de Cuba– para presidente de los Estados Unidos. Si bien la conspiración de Vuelta Abajo, fue descubierta y presos los editores de La Voz del Pueblo Cubano, cuyo activo animador el joven obrero tipógrafo Eduardo Facciolo fue ejecutado en garrote vil el 28 de septiembre de 1852, no por eso disminuyó la grave tensión política y social que sufría esta pequeña isla del Caribe. Además, surgían nuevos problemas con Haití y Santo Domingo en los que aparecían mezclados los agentes del expansionismo norteamericano. En 28 de julio de 1852 recibió Cañedo una comunicación del Vicecónsul encargado del Consulado General de Francia en Port-auPrince, E. Wiet, fechada el 25 del mes anterior con el siguiente aviso: Tengo el honor de participar a V. E. que un reclutamiento general acaba de ser ordenado por el emperador Soulouque y que algunos Españoles han sido presos e incorporados en los regimientos de la guardia. «En la ausencia de toda representación del Gobierno de S. M. C., ellos recurren a mi intervención y he sido dichoso al obtener, después de muchas gestiones, que sean puestos en libertad y dados de baja de los cuadros del ejército. Para evitar, sin embargo, que casos parecidos se repitan, he entregado a cada uno de esos individuos un certificado que conste que están bajo la protección de Francia».46 El mismo día que lo recibió envió el general Cañedo copia del escrito anterior al presidente del Consejo de Ministros de España, agregándole en oficio separado: […] Como creo que el Gobierno está en el caso de tratar seriamente de poner remedio a los abusos que no solo de Haití sino en toda la Isla de Santo Domingo se cometen por sus autoridades contra los españoles que allí residen, me ocupo de adquirir las noticias necesarias para proponer a S. M. lo conveniente, según me está prevenido en diferentes Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 855, No. 28,935. 46 RevolucionesYconflictos20120207.indd 426 09/02/2012 02:51:14 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 427 Reales ordenes comunicadas por el Ministerio de Estado [...].47 Los conflictos haitiano-dominicanos, alentados y sostenidos por las potencias imperialistas que rivalizaban por obtener cada una para sí el derecho a explotar los pueblos y riquezas del Caribe, aparentemente se agudizaban en la segunda mitad del año 1852. José María Pando, el agente de España en Curazao, escribía al general Cañedo en 7 de agosto de 1852: La entrada de la goleta holandesa Callas de Puerto Príncipe, las cartas que he recibido del agente, que por disposición del señor capitán general D. Santiago Méndez Vigo me autorizó para que mandara a aquel punto con el objeto de saber los movimientos de los haitianos me escribe con fecha 25 del pasado y me dice: «Es mucha la fuerza que ha levantado el emperador, y sigue hasta completar 40 mil hombres; y aunque se dice que a principio de noviembre marchará sobre la parte Española; hasta que lo vea suspendo el juicio; la causa que tengo para pensar así, es el disimulo y apatía que se observa en los encargados de las tres grandes potencias que tanto vociferaron en los papeles públicos la protección que darían a la parte del Este, siempre que el gobierno de Haití tratara de invadirla. La intriga de los encargados de dos de las grandes potencias, con el secretario de la guerra sobre planes que están sin resolverse ponen a los jefes de las islas españolas a estar en vigilancia hasta saber el destino que toma el Ejército haitiano, y repito que la vigilancia es de toda necesidad». La entrada en este puerto del bergantín americano Abraham de Nueva York ha conducido a varios aventureros que permanecen en la Isla esperando buque que los conduzcan a las costas de la República de Nueva Granada, pues a pesar de la actividad y auxilios que les presta el Agente Haitiano para que pasen a Haití han desistido; y prefieren pasar a uno de los puertos del Magdalena. Las ideas de estos marchantes no nos son desconocidas por cuanto su interés Archivo Nacional, Gobierno Superior Civil, legajo 855, No. 28,935. 47 RevolucionesYconflictos20120207.indd 427 09/02/2012 02:51:14 p.m. 428 José Luciano Franco no es el de aquel país, si el de La Habana, reflexión que me ha parecido conveniente poner en conocimiento de V. E.48 En sus principales datos este informe fue confirmado por el Capitán general de Puerto Rico que, con fecha 23 de agosto de 1852, le dice al general Cañedo: Las últimas noticias confidenciales que acabo de recibir traídas por el vapor inglés, son de que en la república de Haití se reúnen fuerzas que se hacen subir a 40.000 hombres con objeto al parecer de apoderarse de la parte oriental de aquella isla que forma hoy la República dominicana. En la misma confidencia se dice, aunque esto no me merece crédito alguno, que según la indiferencia con que miran estos preparativos los agentes de las grandes potencias que tan decidida y ostensiblemente han mostrado sus simpatías para esta Colonia, hay lugar a sospechar de que el verdadero objeto de los haitianos es contra una u otra de nuestras colonias, y sin embargo de que no me parece fundada esta sospecha, y de que V. E. estará al corriente de esos proyectos, considero de mi deber participarles estas noticias, como creo y espero que V. E. lo hará también con aquellas que pudieran tener relación con esta isla de mi mando.49 Nuevamente, en 3 de septiembre, le escribe el mismo funcionario colonial de Puerto Rico a su colega de Cuba: Por avisos confidenciales que he recibido en estos días de Curazao y de Santo Domingo, sé que se espera en esta última una numerosa inmigración de los Estados Unidos a consecuencia de la ley dictada por el Gobierno dominicano en 22 de abril último y aunque supongo que V. E. estará ya impuesto de esta noticia, he creído conveniente, sin embargo, transmitírsela, como lo haré en adelante con cuantas pueda interesar a la seguridad y conservación de estas nuestras colonias [...].50 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. Ibídem. 50 Ibídem. 48 49 RevolucionesYconflictos20120207.indd 428 09/02/2012 02:51:14 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 429 Embargado como estaba por las conspiraciones en favor de la Independencia y, además, agitado por las nuevas demandas británicas exigiendo la persecución de los notorios traficantes de esclavos que figuraban como contertulios del propio gobernador, no puso Cañedo mucha atención a los avisos recibidos y, en 21 de septiembre acusó recibo al Capitán general de Puerto Rico de los oficios anteriores, añadiendo «que por las últimas que he recibido por un vapor de guerra francés que acaba de llegar a este Puerto, por órdenes de su Almirante, y que recorrió los más notables de la isla de Santo Domingo hace poco más de un mes, nada había en aquella fecha que pudiese causar alarma».51 Pero una comunicación reservada del propio gobernador de Puerto Rico, de 6 de septiembre, quitó al general Cañedo su optimismo. En ella le decían: Después de mis comunicaciones a V. E. de 3 de los corrientes relativas a las noticias de la inmediata isla de Santo Domingo, he recibido las dos cartas oficiales del Cónsul de Francia en ella y de D. N. N. español residente en la ciudad de Santo Domingo en que me participan los rumores que circulaban en aquel país de la próxima llegada para establecerse en él de muchos norteamericanos a consecuencia de la ley de inmigración promulgada en 24 de abril último, por el gobierno de la República Dominicana. «Por el contenido de esas cartas, de que acompaño copias, y el de mi citada comunicación del 3, comprenderá V. E. como yo lo he comprendido, los inconvenientes que pueden sobrevenir para las colonias de nuestro mando respectivo, según el aspecto que toman los negocios de esa vecina isla, y la necesidad que tenemos de un buen agente secreto en ella de probada lealtad y digno de fe, ya que no es posible sin estar reconocidos ni el Imperio de Haití ni la República Dominicana por nuestro Gobierno, el mantener cónsules que cuiden de los intereses nacionales. Yo pienso por mi parte pedir al Gobierno de S. M. la autorización correspondiente para establecer una persona Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. 51 RevolucionesYconflictos20120207.indd 429 09/02/2012 02:51:14 p.m. 430 José Luciano Franco de mi confianza en Santo Domingo con el indicado objeto, siempre que se le asigne por estas cajas una remuneración decente[...]».52 El Cónsul de Francia en Santo Domingo –8 de septiembre de 1852– amplió sus anteriores informes al Capitán general de Puerto Rico que este trasladó al general Cañedo: Los dos americanos que tuve el honor de hablar a V. E. todavía permanecen en Santo Domingo. Las intenciones de estos dos individuos y su carácter no son ya dudosos hoy. Estos son los nombrados Picket de la Carolina del Sur antiguo cónsul de los Estados Unidos en las islas Turcas y el coronel F. Ferguson. Cartas particulares nos han advertido que este último no trae su verdadero nombre, y que no es otro que el Coronel White de la expedición del general López. «Después de muchas dudas nacidas sin duda por los consejos de su cónsul que no los pierde de vista y que conoce la disposición del Gobierno, se han decidido por fin a dirigirse al señor Presidente. Ellos le han ofrecido una poderosa inmigración compuesta de blancos, de hombres de color y de negros libres, escoltados por un cuerpo organizado de cinco mil voluntarios armados de Kentucky y de Texas. Ello es claro que los cinco mil hombres armados es lo que hay en esto de verdad lo demás es un pretexto. El señor Presidente les ha preguntado en nombre de quien y con qué carácter le estaban hablando. Esta simple pregunta los ha puesto en un embarazo: pero sin embargo han respondido que hablaban en nombre del más rico constructor de los Estados Unidos, pero sin nombrarlo. Un artículo de la gaceta de las islas Turcas que será comunicado a V. E., si ya no lo hubiese recibido le hará comprender sin duda que este rico constructor no es otro que Mr. Creen, padre, célebre por la parte que él tomó en la invasión de Texas y los provechos que de ella sacó. «El señor presidente Báez les ha replicado que estas proposiciones debían ser dirigidas por escrito y firmadas al Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. 52 RevolucionesYconflictos20120207.indd 430 09/02/2012 02:51:15 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 431 Ministro, y que entonces el Gobierno deliberaría. Estas proposiciones firmadas no han venido sin embargo, ni vendrán. Ellos quieren marchar dentro de poco en busca de un barco americano que esté cargando en la costa con destino a los Estados Unidos». Yo tengo mucha satisfacción en manifestar a V. E. que el Gobierno del presidente Báez conoce perfectamente la situación y no faltará a sus deberes respecto de la España y de las potencias que estaban interesadas en reprimir el acto de piratería de que están amenazadas las ricas colonias Españolas. El está dispuesto a publicar un enérgico decreto para reglamentar la entrada de extranjeros en la República, y declarar que toda inmigración que no haya sido previamente consentida por el Gobierno, será tratada como enemiga. Va a poner en estado de defensa los fuertes de Samaná y de Puerto Plata; en fin E. S. la España estoy cierto de ello quedara contenta de los dominicanos. «El señor presidente Báez ha puesto a su disposición una goleta de guerra que transporte a Puerto Rico a Mr. Chevebille canciller del consulado de Francia que tendrá el honor de entregaros esta comunicación y presentaros sus respetos en mi nombre. Le encargo asimismo que entregue a V. E. la gaceta de las islas Turcas, si es que V. E. no las tuviese ya». He escrito al señor almirante Vailland y tengo la seguridad de que no tardarán en llegar a estas aguas buques franceses, uno de ellos irá a vigilar la costa del norte [...]». Agregaba el gobernador de Puerto Rico la siguiente nota: Lo que traslado a V. E. con remisión del artículo inserto en la Gaceta Real de las islas Turcas de 25 de agosto último, y además diré a V. E. que el Canciller del Consulado francés que acaba de arribar a este puerto como conductor de los referidos documentos me ha manifestado de parte del Presidente de ella que si las tropas Españolas se viesen en la necesidad de presentarse en el territorio de la república para rechazar desde allí las agresiones que puedan intentarse contra las islas de Cuba y Puerto Rico, y aún en caso necesario proteger al Gobierno Dominicano contra sus enemigos interiores o RevolucionesYconflictos20120207.indd 431 09/02/2012 02:51:15 p.m. 432 José Luciano Franco exteriores, el país la admitirá de buena voluntad, y las auxiliará en cuanto posible sea; pero si en vez de esas causas, las tropas Españolas invadieran el territorio de la República bajo el concepto de la reconquista, entonces las gentes emancipadas de toda la isla temiendo ver restablecida la esclavitud se sublevarían contra dichas tropas y contra el mismo Gobierno de la república llamando en su auxilio al Imperio de Haití en cuyo estado se establecería la guerra de razas.53 El citado artículo del periódico de las islas Turcas, que tanto inquietaba al funcionario consular francés, decía entre otras cosas menos importantes, que hacía: [...] algún tiempo se han esparcido rumores que saldría una tercera expedición de los Estados Unidos con objeto de invadir a Cuba. Estos rumores últimos han tomado una forma tangible, y la noticia de que se prepara otra grande expedición de las costas de los Estados Unidos con dirección a Santo Domingo confirma ahora nuestra noticia… Esta expedición poderosa se arma en los Estados Unidos con pretexto de aprovecharse del decreto de emigración que acaba de publicarse por el Congreso dominicano, y no lo ha intentado ciertamente el señor Báez para los americanos, sincopara los franceses, han abierto los puertos a los aventureros americanos que proyectan el establecimiento dé un lugar en Santo Domingo que puedan reunirse las expediciones y entonces concertar mas convenientemente un ataque contra Cuba. «Sus intenciones son las de desembarcar como emigrados bajo la protección de la ley con la intención que vienen a ayudar a los dominicanos contra Soulouque». El objeto es subyugar tanto a los dominicanos como a los haitianos, obligar a todos los negros a que trabajen conforme al código rural y últimamente llenar al país con una población blanca. «Cuba deberá ser tratada de la misma manera, y los americanos esperan por este medio establecer un monopolio de productos tropicales [...]».54 Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. Ibídem. 53 54 RevolucionesYconflictos20120207.indd 432 09/02/2012 02:51:15 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 433 Gaillard de Terry, cónsul de Francia en La Habana, entregó personalmente al capitán general Cañedo –23 de septiembre de 1852– un extenso escrito confidencial de su colega en Santo Domingo, Lamienssens, dirigido al comandante Durousier, del vapor de guerra francés L’Ardent, y que hizo llegar al citado marino por medio del vapor de guerra inglés Rosamond que venía al puerto habanero cuyo sobre abrió el cónsul Terry y lo tradujo. El documento tenía el membrete oficial del servicio consular francés, escrito en Santo Domingo, 7 de septiembre de ese año: No he sido avisado hasta el último momento que el vapor inglés Rosamond se dirigía sobre La Habana. No puedo pues entrar en detalles de lo que aquí pasa ni escribir oficialmente. Tenemos en este momento en Santo Domingo dos americanos, un tal Mr. Picket, antiguo agente comercial de la Unión en las Islas Turcas, y un coronel llamado Fergusson. Por cartas particulares sabemos que Fergusson no es más que un nombre supuesto, y que este personaje no es otro que el coronel White de la antigua expedición de López. Estos individuos se han presentado al Gobierno para tratar de una gran expedición (10.000 familias) escoltadas por un cuerpo armado de. 5.000 kentuquianos y de la Carolina del Sur. He creído mi querido Comandante que es una toma de posesión verdadera la que se propone en expectativa de la de Cuba. El Presidente habiéndoles respondido simplemente: ¿A nombre de quien, y con qué carácter me hablan Vs. señores? Esta simple pregunta les hizo titubear un poco. Ellos sin embargo respondieron que hablaban en nombre del más rico constructor de buques de los Estados Unidos –¿Qué garantías me dan Vds. que estas proposiciones son formales?– Todo está listo, respondieron ellos, el dinero, los vapores, los soldados y los colonos. Pues bien, señores, presenten Vds. sus proposiciones por escrito al ministro, y el Gobierno las examinará. «Bien entendido proposiciones no se han presentado aun. Hicieron en casa de Mr. Cohén, comerciante asociado de la Casa de Rothschild y Cohén de St. Thomas, un ensayo, tirando al blanco con un rifle de 7 tiros y otro de los célebres de 24. Pero este último no tuvo buen éxito. Ellos piensan marchar para los Estados RevolucionesYconflictos20120207.indd 433 09/02/2012 02:51:15 p.m. 434 José Luciano Franco Unidos dentro de pocos días. El señor Capitán general puede estar bien seguro que el Gobierno dominicano cumplirá sin titubear sus deberes para con la España y las demás potencias interesadas en la represión del acto meditado de piratería contra Cuba [...]».� No era esta carta nada más, y nada menos, que la reproducción de las que el mismo cónsul había enviado a Puerto Rico. Y tenía todas las trazas de haberse redactado de acuerdo con los agentes ingleses, a quienes la presencia norteamericana en una zona que ellos consideraban exclusivamente bajo su influencia económica no les hacía ninguna gracia. El general Cañedo, como se trataba de un problema internacional cuyos alcances no acertaba a comprender en toda su extensión, en 4 de octubre remitió al presidente del Consejo de Ministros el expediente completo relativo a las relaciones con Haití y República Dominicana, así como los documentos ingleses y franceses referentes a los proyectos norteamericanos. Y agregaba en el oficio de remisión: [...] no considerando nada indiferente en materia de defensa y de seguridad, me ha parecido oportuno y más bien por precaución que por justos temores, mandar a la misma Isla un comisionado especial en el vapor D. Juan de Austria, si bien en lo ostensible sin carácter oficial, para que por sí mismo se instruya de cuanto ocurre y de lo que en lo sucesivo pueda sobrevenir y sea conducente saber para tomar en tiempo mis medidas. La circunstancia de no estar reconocida la independencia de la misma Isla tiene privado al Gobierno de S. M. de los auxilios que un agente Consular podría prestar con sus avisos oficiales [...].55 Mientras preparaba, con la lentitud ya clásica en la torpe burocracia colonial, el envío del agente a la isla vecina, nuevas informaciones alarmantes llegaban al Gobierno de La Habana. Al gobernador de Santiago de Cuba dio la noticia el capitán del vapor mercante español general Armero, de haber encontrado el 8 de Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. 55 RevolucionesYconflictos20120207.indd 434 09/02/2012 02:51:15 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 435 octubre, a la altura de la punta de Maisí navegando con rumbo a Santo Domingo, un vapor americano bastante grande con mucha gente a bordo. Inmediatamente salió del puerto de Santiago de Cuba el vapor de guerra español D. Juan de Austria en busca de la supuesta expedición. Después de una semana recorriendo aquellos mares regresó a su base el referido buque sin encontrar rastros del barco americano. De Puerto Rico le avisaron –25 de octubre– que el presidente Báez había dictado un decreto restringiendo la inmigración, con lo cual se destruían, en parte, los proyectos de los aventureros norteamericanos. Pero, el ministro de España en los Estados Unidos, Calderón de la Barca, envió al general Cañedo el recorte de un periódico de Washington –noviembre 9 de 1852– con la nota: The New York Courrier of Saturday, dice: Con respecto a la expedición Cubana, sabemos, que está en un estado muy adelantado de preparación, y se ha manifestado que el mayor cuidado se ha tenido por los líderes de ella para no violar las leyes de neutralidad de los Estados Unidos. Todas las armas y municiones necesarias han sido procuradas en el extranjero en grandes cantidades, y están hoy depositadas fuera de los límites de los Estados Unidos, en un depósito que solo saben los directores espirituales. Ni una pequeña escopeta ha sido adquirida en los Estados Unidos. La gente saldrá de este país como emigrados –sin armas– y saldrán de distintos puertos, y se calcula será de un modo que ni la más leve sospecha pueda esparcirse al público de su verdadero destino. Las medidas de los revolucionarios han sido tomadas con mucha circunspección, y es solo de temerse que los que embarquen en esta expedición encontrarán el fin sangriento de sus predecesores.56 Después de meditarlo largo tiempo se determinó el general Cañedo a enviar un comisionado a Santo Domingo y Haití. Y el 4 de diciembre escribió al comandante general de Marina, D. José María Bustillo, anunciándole su decisión y pidiendo habilitara un buque de guerra para llevar al comisionado. Y le explica las razones que le hicieron adoptar esa resolución: Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. 56 RevolucionesYconflictos20120207.indd 435 09/02/2012 02:51:15 p.m. 436 José Luciano Franco En 9 de junio último me comunicó el Ministro de S. M. en Washington que la Sociedad de la Estrella Solitaria, atendiendo a que el Gobierno de la Confederación no consentiría el armamento de expediciones contra esta Isla, había determinado enviar parte de su gente a la de Santo Domingo con pretexto de asistir a uno de los partidos beligerantes de la misma, pero con el verdadero designio de caer desde allí sobre la parte Oriental de esta posesión de S. M., eludiendo de este modo los compromisos del citado gobierno anglo-americano. «Posteriormente he tenido noticias de que el de la República Dominicana había promulgado una ley por la que facilitaba la inmigración blanca, con motivo de la cual algún ciudadano de los Estados Unidos se avistaron con el Presidente y le propusieron llevar diez mil familias americanas escoltadas por cinco mil hombres armados. Ignoro si fueron los antecedentes de los proponentes, quienes habían figurado en proyectos piráticos y en la incorporación de Tejas al territorio de Washington, lo que decidió al citado Presidente a negar la introducción de colonos, pero el hecho fue este, y que dicho Magistrado restringió después por un decreto del poder ejecutivo la enunciada ley de colonización». Empero los últimos anuncios de la prensa angloamericana, concordantes con la referida noticia del Ministro de S. M., me inducen a creer posible el que por dicha Isla de Santo Domingo se prepare algún nuevo atentado contra esta de Cuba. Para ello suponen que hay allí grande acopio de armas y que se trasladará la gente so color de contratos de colonización, para ser organizada y dirigida oportunamente a varios puntos de nuestras costas. Y tanto más posible encuentro este plan cuanto más me persuado de que el Gobierno dominicano, débil como tiene que serlo, puede doblegarse a las sugestiones de los anexionistas bajo promesas de resarcimiento o apoyo para contrarrestar al Emperador de Haití [...].57 La Secretaría Política del Gobierno Colonial, en 13 de diciembre, dio curso a la resolución de esa fecha del general Cañedo designando Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. 57 RevolucionesYconflictos20120207.indd 436 09/02/2012 02:51:15 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 437 a D. Mariano Torrente, Intendente Honorario de Ejército, para desempeñar la comisión reservada en Haití y Santo Domingo. Por escrito dio el Capitán general las instrucciones a que debía ceñirse Torrente para el desempeño de la delicada misión diplomática que se le confiaba. En ellas, después de un ligero análisis de las noticias recibidas acerca de los proyectos invasores de los anexionistas norteamericanos y cubanos, así como de los planes de colonización en que participaban antiguos aventureros fronterizos y expedicionarios del Pampero con el general López, se le señalaba concretamente cuáles serían las tareas a cumplir: 2da. Careciendo la nación española de toda comunicación con las dos indicadas repúblicas por no estar reconocidas, el señor Comisionado guardará siempre el más completo incógnito, quedando a cargo del buque la representación oficial. 3ra. Se procurará depurar en todos los puntos cuanto haga relación a proyectos de invasión de esta Isla y la de Puerto Rico, valiéndose de las favorables disposiciones y relaciones amistosas de los agentes consulares de Francia y de Inglaterra para los que se acompañan distintas cartas de introducción. 4ta. La necesidad de procurarse en lo adelante noticias periódicas de cuanto sea digno de la consideración de este Gobierno, hace indispensable el establecer uno o más agentes en la Isla de Santo Domingo, encargados de ponerse en comunicación numerada por los tenientes que mas seguridad operan con mi autoridad y el Gobernador de Santiago de Cuba. 5ta. A este fin el Comisionado queda autorizado en debida forma para elegir dicho agente, designación que será conveniente recaiga en un español, siempre y cuando se encuentre alguno dotado de las circunstancias indispensables para misión tan delicada. Con este motivo se advierte que en Santo Domingo existe un individuo llamado D. Juan Abril, ocupado en el comercio y, según noticias, español, quien RevolucionesYconflictos20120207.indd 437 09/02/2012 02:51:16 p.m. 438 José Luciano Franco hasta el presente ha dado motivo para creerle adornado de los mejores sentimientos.58 Además se le recomendaba averiguar el trato que recibían los españoles de las autoridades dominicanas, especialmente en lo relativo a las quejas presentadas por el titulado marqués de Olivares. También se le ordenaba llevar un diario en el cual debía anotar Torrente cronológicamente todo cuanto fuera de interés comunicar al gobierno de Madrid. Una copia de esas instrucciones se envió al comandante general de Marina, D. José María de Bustillo, quien, a su vez, dio al comandante del vapor de guerra Isabel Segunda, capitán de navío D. Eusebio Salcedo, las instrucciones a las cuales debía ajustarse puesto que siendo secreta la misión confiada a Torrente, sería el citado marino quien tendría la representación oficial. En ellas se le indican con relación a Santo Domingo, entre otras, las siguientes: [...] En el caso de que la acogida que V. S. reciba por parte de las autoridades en su mencionada visita sea satisfactoria, les hará V. S. presente sus deseos de visitar al Presidente de la República, pidiendo al efecto se sirva designar día y hora para verificarla, y concedida que sea, lo efectuará V. S. con la mitad de su oficialidad; y su conducta para con aquel será igual en todo a la observada con respecto a las autoridades referidas en cuanto a ocultarle el verdadero fin de su representación en el país. Al mismo tiempo y con el tacto y prudencia que el caso lo requiera se informará V. S. del estado en que se encuentra la proyectada colonización del país, y la inmigración de familias americanas o de los Estados Unidos, y si por estas o por las mismas del territorio Dominicano se aprestan expediciones contra esta Isla, en cuyo caso es preciso se adelante V. S. a indagar los elementos con que cuenta para realizarla y que fuerza de armas y gente; qué clase de embarcaciones; por quien han sido estas facilitadas; donde lo verifican, y por quien son repostadas de lo necesario para emprender la navegación, a qué punto debe ser esta dirigida; Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. 58 RevolucionesYconflictos20120207.indd 438 09/02/2012 02:51:16 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 439 qué clase de gente es la reunida y en qué número con todo lo demás que V. S. considere necesario para averiguar con la mayor exactitud posible cuanto tenga relación con el objeto de la comisión que le he conferido; siendo al mismo tiempo del mayor interés adquiera V. S. igualmente datos positivos con respecto a la situación política y militar de la República, ideas de su Presidente, cual es la fuerza de Ejército disponible con que podrá contar en el caso de tener que utilizarla, su organización, armamento y cuantos datos puedan contribuir a formar un concepto tan aproximado como sea posible de su actitud y disposición[...]. Se le facultaba también al citado marino para presentar una enérgica reclamación en el caso de comprobar la existencia de proyectos de expediciones destinadas a Cuba o Puerto Rico. En cuanto a sus relaciones con el comisionado Torrente le ordenan: [...] Todos los pasos y determinaciones de V. S. en cuanto tenga relación con el fin para el que se envía el Señor Comisionado lo pondrá V. S. en su conocimiento a efecto de marchar con él en la mejor armonía y que puedan mutuamente consultarse los puntos que sean dignos de meditación para conseguir el buen éxito de la empresa. Como podrá suceder que se presenten ocasiones de tener que hacer alguna gestión al Gobierno dominicano o a las autoridades del país por creerlo así necesario el referido comisionado de acuerdo con V. S, corresponde a V. S. presentarlas por si conforme se explica en las notas 2 y 7 de sus instrucciones puesto que debiendo aquel mantenerse en el más completo incógnito, no podría ser atendido, despojado de todo carácter como para las mencionadas autoridades se encuentran, y sería descubierta su misión que debe quedar reservada. El referido comisionado lleva cartas de introducción por los cónsules inglés y francés, por lo cual se pondrá también V. S. en contacto con ellos por si fuese preciso valerse de sus personas para cualquier asunto que tenga relación con el principal fin que motiva estas prevenciones. «Luego que el comisionado crea suficientemente evacuada su misión en RevolucionesYconflictos20120207.indd 439 09/02/2012 02:51:16 p.m. 440 José Luciano Franco Sto. Domingo y juzgue oportuna la salida del vapor para Puerto Plata se dirigirá V. S. a él por la parte oriental de la Isla…» Del mismo modo y cuando el Sor, comisionado juzgue necesaria la salida la emprenderá V. S. y se pondrá en derrota para Puerto Príncipe, donde igualmente observará V. S. la misma conducta que la marcada respecto a los otros dos, pidiendo también una audiencia privada al Emperador Haitiano si así lo conceptúa V. S. necesario de acuerdo con el Sor, comisionado. Su conducta para con aquel será igual en todos sus puntos a la indicada para con el Presidente de la República de Sto. Domingo [...].59 Las cartas referidas eran tres. Una de Joseph J. Crawford, cónsul general de Inglaterra, fechada en La Habana 13 de diciembre de 1852 recomendando a Torrente a su colega en Santo Domingo Robert B. Schomburgk; otras dos, de la misma fecha, eran del cónsul general de Francia, Gaillard de Terry, para los representantes de su país en las capitales de Haití y Santo Domingo. Estos documentos diplomáticos demostraban claramente que las cancillerías de Londres y París apoyaban plenamente al gobierno español en su resistencia al expansionismo norteamericano en el Caribe. ◉◉◉◉◉ A las 4 de la tarde del 14 de diciembre de 1852 salió del puerto habanero el vapor de guerra Isabel II, al mando del capitán Salcedo, llevando a bordo al comisionado secreto del Gobierno Colonial de Cuba D. Mariano Torrente. El 21 de ese mes anclaron en la rada de Santo Domingo y el 31 en la de Port-au-Prince. De regreso a Cuba –6 de enero de 1853– tanto Torrente como Salcedo rindieron al general Cañedo y al comandante general de Marina informes minuciosos del resultado de sus indagaciones –que ellos opinaban eran favorables a los intereses coloniales de España– a los que añadió Torrente un estudio histórico, geográfico y político de Haití y Santo Domingo. Estos documentos hubo de utilizarlos para publicar en Madrid, al siguiente año, un libro titulado Política Ultramarina. Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. 59 RevolucionesYconflictos20120207.indd 440 09/02/2012 02:51:16 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 441 Ambos funcionarios, en sus escritos, hacen grandes elogios de los residentes españoles en suelo dominicano, D. Juan Abril y D. Francisco Cerdá, que, durante años, actuaron como agentes secretos de los capitanes generales de Cuba y Puerto Rico participando activamente en las gestiones de todas clases realizadas para reincorporar al dominio colonial español la discutida tierra dominicana. También elogian ambos al presidente Báez, así como tratan de criticar y burlarse de Soulouque, que se había autoproclamado Emperador de Haití con el nombre de Faustino I. El capitán Salcedo consigna en el citado informe, refiriéndose a las declaraciones reservadas que le hizo el presidente Báez: [...] Me aseguró que tanto él como el general Santana y la generalidad del país, miraban con odiosidad al pueblo anglo-americano, y no muy bien al Inglés; que solo tenían simpatías por la Francia y la España, particularmente por esta; pero que estaba resuelto a defender palmo a palmo el terreno si los Americanos invadían de una u otra manera su territorio violentamente, quebrantando el último decreto dado sobre la emigración [. . .] Pero agregaba Báez, si los españoles los abandonaban y la amenaza de un ataque haitiano se hacía más peligrosa, prefería los norteamericanos a los negros; también la cuestión de los cubanos anexionistas que buscaban en tierras del Caribe una base para sus planes insurreccionistas, fue otro de los temas abordados. Y como de todo quedó el presidente Báez comprometido a informar por escrito al Gobierno Colonial de Cuba, dice Salcedo: [...] y me añadió que en el escrito expresaría los nombres de algunos cubanos que había en la República procedentes de los Estados Unidos y que vigilaba muy de cerca [...].60 Torrente, no teniendo en cuenta las realidades históricas y, sobre todo, la incapacidad económica e industrial de España que ocupaba en esos momentos uno de los niveles más bajos de la producción Boletín del Archivo Nacional, año XXX, p. 30-46, La Habana, 1931. 60 RevolucionesYconflictos20120207.indd 441 09/02/2012 02:51:16 p.m. 442 José Luciano Franco Mariano Torrente RevolucionesYconflictos20120207.indd 442 09/02/2012 02:51:21 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 443 europea, recomienda en su informe sobre Santo Domingo el establecimiento de un protectorado y el fomento de un tipo determinado de colonización: [...] V. E. me disimulará si he sido algo difuso en la descripción de la Península de Samaná, porque he creído que no estarían de más estos detallados apuntes para el caso de que el Gobo. de S, M. tuviese a bien tomar en consideración las reflexiones que llevo hechas y que voy á continuar sobre la parte que creo debiera tomar la España en los negocios de Sto. Domingo. He manifestado ya mi opinión favorable al protectorado, con preferencia al dominio absoluto. Para afianzar dicho protectorado sería preciso posesionarse de la referida península de Samaná fortificando su entrada pral. que se halla entre la costa N. E. y un islote que lleva el nombre de Cayo levantado, y que por ser bastante estrecho podría defenderse con facilidad. En Santa Bárbara que se halla al fondo de aquella ensenada debería haber una guarnición de 300 solds. europeos que podrían relevarse cada seis meses con las Tropas de Puerto Rico, ya que la capí, de esta isla dista tan solo 60 leguas de Samaná; y Aguadilla que es la punta mas saliente tan solo 43, de manera que en 16 horas puede un vapor hacer su travesía. Trescientos veteranos podrían ser bastantes para guarnecer la bahía, apoyados por los habitantes que son fieles, sumisos y aptos para las armas, como que son los únicos que guarnecen los dos fuertes; y aun mejor si al mismo tiempo trataba el Gobierno debe establecer algunas colonias españolas que considero de absoluta necesidad no solo para poder contar con otros tantos auxiliares, sino también para poner en activa producción este fertilísimo terreno. Supuesto que nacen de él espontáneamente todos los frutos de los trópicos, es claro que con la mano del hombre, habrían de rendir gradualmente bastantes utilidades para pagar los gastos de la colonización y para cubrir todas las atenciones del servicio, RevolucionesYconflictos20120207.indd 443 09/02/2012 02:51:21 p.m. 444 José Luciano Franco inclusive los de algunos vapores pequeños, o pailebots que serian necesarios para la defensa y para la comodidad del mismo servicio, con la industria de estos podrían beneficiarse las minas de carbón que darían un producto inmenso mayormente si se lograban que á algunos pies de profundidad se encontrase, como se cree, mas pino que en la superficie. También podrían beneficiarse las minas de oro y señaladamente las del cobre que deben ser muy ricas á juzgar por las aguas de un arroyo que llegan á la bahía teñidas con el color de aquel metal. Por falta de brazos no se ha podido prestar en ningún tiempo bastante atención a este ramo, que así puede fallar, como dar magníficos resultados; y tampoco se ha prestado atención a la pesca de la ballena que es bastante abundante en la primavera; ni al corte de maderas que tanto abundan, ni a la pesca que es otro ramo muy importante. Como que los Colonos habrían de aliviar en gran manera los gastos necesarios para mantener esta posesión, principiando por la guarnición que debería ser dos tanto mayor careciendo de ellos no debería reparar el gobierno en anticipar las sumas indispensables que paulatinamente iría recogiendo. Los habitantes de la costa de Valencia y Murcia acostumbrados al cultivo del arroz, y los montañeses del Alto Aragón que viven siempre entre las lluvias y humedades serían en mi concepto los más apropósitos para esta colonia, cuyo mayor enemigo no es tanto el calor como la humedad. De una u otra parte sería fácil obtener familias laboriosas; muchas de las primeras han emigrado a Argelia y no pocas de las últimas pasan á Francia, ó sufren la miseria que es propia de su áspero y estéril país. Seguro es que á porfía se habían de alistar para la expedición, mayormente si se les ofrecían las ventajas siguientes: 1ra. Pagado su viaje, costeada la casa de vivienda, y repartidos los víveres más precisos para cuatro meses, tiempo suficiente para poder sembrar y coger maíz, ñames y otras plantas farináceas de sana nutrición. 2da. Surtidos de aperos de labor. RevolucionesYconflictos20120207.indd 444 09/02/2012 02:51:21 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 445 3ra. Repartiditos á cada familia cien fanegas de tierra, y cuatro chinos contratados por ocho para ayudarles a su cultivo. El primer estreno de esta última condición sería de fácil ejecución, atendida la inmensidad de terreno inculto; la segunda lo sería también pues no faltarían especuladores de La Habana que traerían dichos chinos de la misma manera que los están introduciendo en la isla de Cuba. Yo nunca aconsejaría al Gobierno que estableciera colonia sino bajo el pie de proporcionarles todos los medios de prosperar: de este modo pueden en breve bastarse así mismas y pagar todas las anticipaciones que se les hagan, así como reconocer un censo y ayudar al Estado con contribuciones sobre este sistema colonial, pero las suprimo por ahora como prematuras, si bien me ofrezco a expresarla en un bien meditado reglamento, que con gusto formaría si el Gobierno lo escogiera. Y por ultimo aunque esta nueva colonia hubiera de ser gravosa al Gobierno lo que no creo, estarían muy bien empleados estos desembolsos, que nunca podrían ser muy crecidos, si con ellos se lograba como no dudo que se lograría, impedir que los haitianos se apoderasen de la República dominicana y reprimir toda propaganda para invadir la isla de Cuba; y así mismo si se oponía un muro de bronce a inmigraciones filibusteras que tienen iguales tendencias. De que se contendrían los haitianos no hay que dudarlo sin más que considerar que sí los dominicanos solos y sin recursos han sabido darles severas lecciones; cuanto más seguro seria su triunfo teniendo en su apoyo una gran nación con fuerzas de mar y tierra. Por otra parte es bien cierto que no se ha borrado todavía de dichos haitianos el respeto al trono español, y que del mismo modo que no se atrevieron á llevar sus armas conquistadoras a la parte dominicana, mientras que tremoló en ella el pabellón Rl., tampoco se atreverían cuando supieran que la actual República estaba protegida por el mismo pabellón. Con respecto a los angloamericanos tendrían que desistir de sus maquiavélicos proyectos por esta RevolucionesYconflictos20120207.indd 445 09/02/2012 02:51:21 p.m. 446 José Luciano Franco parte porque no encontrarían medios hábiles para darles ejecución, ni podrían oponerse con ninguna apariencia de razón o de derecho a la supremacía que asumiese la España en estas regiones; mayormente cuando desde luego puede asegurarse que había de tener á su lado a la Francia e Inglaterra y aún a toda la Europa. Queda pues en nuestra mano desvanecer la única eventualidad que tuvieran a su favor los anglo-americanos y sería la de que los dominicanos se vieran muy hostigados por los haitianos y sin poder contar con el apoyo de ninguna nación, en cuyo caso y más bien que sucumbir a la ferocidad de los negros se echarían en brazos de aquellos, porque por odiosos y repugnantes que les sean, no podrán serlo tanto como las desalmadas hordas de Soulouque. Y, en cuanto a Haití, Torrente, recomienda la adopción de una línea política en escala internacional: La España debe emplear todos los recursos de la política para desbaratar los simulados planes de los ingleses, y neutralizar su perniciosa influencia. Como que para ejercerla no pueden declararse estos en lucha abierta con las demás naciones lograra la España preservarse de sus efectos, estableciendo relaciones amistosas con el Gobierno haitiano aprovechando la oportunidad de los temores que y funden los americanos con sus amañadas inmigraciones. Ya que no se haga un tratado formal para ayudarse a repeler esta clase de invasiones, por lo menos debiera un Agente de nuestro Gobierno ponerse de acuerdo de un modo mas explicito que a mí me fue permitido, para ofrecer nuestra escuadra y auxilio para aquel determinado objeto; y a fin de dar más fuerza a estos arreglos, convendría que con frecuencia se presentara alguno de nuestros buques en aquellas aguas. Esta clase de relaciones que nuestro Glb. podría entablar sin faltar a su decoro y sin chocar con las demás naciones, produciría dos efectos; primero el de alejar de la mente de aquellos pueblos toda idea de hostilizarnos en nuestras colonias; RevolucionesYconflictos20120207.indd 446 09/02/2012 02:51:21 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 447 y el segundo el de robustecer mas y mas el gran respeto que ya en el día tienen a nuestra bandera. Por otra parte no contrayendo compromisos sino para rechazar las invasiones de los filibusteros, conservaría la España bastante influencia para impedir de acuerdo con la. Francia la guerra con los dominicanos y al mismo tiempo se hallaría en libertad de secundar los planes de la misma Francia, si con el tiempo pudiera vencer los tropiezos que se oponen a su ejecución. Dichos planes, según tengo entendido, son los de apoderarse de Haití, lo cual en un día es sumamente fácil, atendida la debilidad de esta gente, tan diversa en todo sentido de la que fue para la que inauguró la revolución por la libertad. Se me ha dicho que Luis Napoleón no se considera obligado a respetar los tratados de Carlos X, porque aquellos fueron hechos de Rl. orden y sin el consentimiento de las cámaras y también porque no han cumplido las condiciones del pago de la suma estipulada. Aunque es de suponer que la Inglaterra se opondría a esta empresa, sin embargo a tal grado de altura podría llegar la influencia política de aquel hombre afortunado, que lograse remover todos los tropiezos; y en tal caso deberíamos secundar sus altos designios, tomando nosotros posesión de la parte española. Este sería el medio más seguro para embotar la acción de los enemigos que tenemos al frente, que son como ya he dicho en otro lugar, los anglo-americanos con sus pertinaces intentos de apoderarse de la isla de Cuba, y los negros con la propaganda que en algún tiempo y por medios de extranjeras noticias pudieran iniciar. En el día y hasta que se vayan desenvolviendo los sucesos, considero de suma conveniencia que la España obre perfectamente, de acuerdo con la Francia, que es la única que ostenta buena fe en esta cuestión y la única de la que podemos esperar un apoyo sincero y cordial, siquiera por la identidad de causa e identidad de intereses. Debe pues unirse en el RevolucionesYconflictos20120207.indd 447 09/02/2012 02:51:21 p.m. 448 José Luciano Franco entretanto con la referida potencia que contener los vuelos al engrandecimiento de la raza negra empleando ambas sutilmente su política en promover discordias entre los jefes haitianos y en preparar combustibles para que a la muerte de Soulouque, que no creo lejana o antes si se fueran madurando los planes de subversión, se encenderá una hoguera en que a la general conflagración, sucederá una postración absoluta. Si fuese doble tocar estos resultados como una consecuencia de la escisión de los candidatos al poder y de sus discordias intestinas, se fortalecería el derecho de cualquier nación europea y con mayor razón de la Francia para intervenir en estos negocios, y conseguir por tales medios lo que al parecer desea, y nos conviene.61 No obstante las recomendaciones de Torrente para establecer un protectorado en Santo Domingo, el gobierno de Madrid se mantuvo, presionado por Francia e Inglaterra, en su política ya clásica de rehuir todo tipo de compromiso con los países liberados del yugo colonial en el Caribe. Ni siquiera establecer relaciones, que solo hasta el año 1855 la inició con Santo Domingo. En 1853 tal parecía que las rivalidades y antagonismos de las grandes potencias interesadas en la explotación de las riquezas y materias primas de la América Latina –Inglaterra, Francia y Estados Unidos– habían hecho de Haití y la República Dominicana el centro de sus ambiciosos y contradictorios proyectos. A pesar de que Torrente en su voluminoso informe reservado al Gobierno colonial de Cuba señalaba, confiado en las promesas del presidente Báez y del propio Soulouque, que los Estados Unidos no podrían utilizar aquellos territorios para realizar sus planes de anexarse la isla de Cuba, y el abandono por parte de Francia de sus pretensiones sobre la Bahía de Samaná, no tardaron en surgir indicios de graves perturbaciones en el Caribe. Y prueba de ello era que, en el momento que Torrente lleno de optimismo por los favorables resultados de su gestión secreta navegaba hacia Cuba, Archivo Nacional, Asuntos Políticos, legajo 47, No. 15. 61 RevolucionesYconflictos20120207.indd 448 09/02/2012 02:51:21 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 449 Everett, secretario de Estado de Norteamérica, se dirigió en 3 de enero de 1853 a John F. Kennedy, secretario de Marina, pidiéndole el envío de un barco de guerra a Santo Domingo a fin de vigilar las intenciones atribuidas a Francia de apoderarse de la Bahía de Samaná, Ya sobre este problema Everett, en oficio reservado al ministro norteamericano en París, Rives, hubo de advertirle en 17 de diciembre de 1852: La política mantenida por Estados Unidos en esta cuestión ha sido del todo desinteresada, pues no hay duda de que en nuestras manos ha estado sentar reales en esta isla y en cuanto a una estación naval en Samaná, tanto la necesita nuestra nación como cualquiera otra potencia europea. Nuestra política, empero, ha mantenido con firmeza la norma de evitar en todo lo posible que se vean perturbadas las relaciones políticas de las Antillas que hoy existen.62 No se atrevía a confesar Everett que las ambiciones norteamericanas sobre Cuba, Haití y República Dominicana se veían obstaculizadas por las evidentes contradicciones de todas clases que existían con las demás potencias europeas. Inglaterra, singularmente, no toleraba que los Estados Unidos, aprovechando la evidente debilidad de España y su carencia de una política internacional definida, aumentara su poderío comercial y colonial y se apoderara de las tierras más ricas del Caribe. Actitud clara y definida según se desprende del despacho del Encargado de Negocios de España en Londres al Ministro de Estado de Madrid, 22 de abril de 1854, en que le da cuenta de la actitud del Gobierno británico en los siguientes términos: El Conde de Clarendon me manifestó desde luego que el Gobierno inglés no vería con indiferencia que los Estados Unidos se apoderasen de la Bahía de Samaná, y encontrando muy juicioso que el de S. M. se hubiese abstenido de conceder un protectorado que la habría envuelto en compromisos y dispendios, añadió que puesto que el Gobierno de Francia se hallaba informado de este asunto, se ocuparía de él con C. C. Tansill, The United States. 62 RevolucionesYconflictos20120207.indd 449 09/02/2012 02:51:21 p.m. 450 José Luciano Franco el Embajador cuando se lo permitiesen los muy perentorios quehaceres.63 La sustitución de Buenaventura Báez por el general Pedro Santana en la presidencia de la República Dominicana, alentó al expansionismo norteamericano para realizar un nuevo proyecto sobre dicho país. Tomando como pretexto William L. Marcy, nuevo secretario de Estado del gobierno de Washington, los avisos de las conspiraciones que se incubaban en la isla alentadas por los agentes franceses y de la visita misteriosa de un navío español cuyo comandante había permanecido cuatro días conferenciando a puertas cerradas con las autoridades dominicanas, y tenía sospechas que España gestionaba una alianza con el Gobierno dominicano con el fin de protegerlo contra Haití y: [...] particularmente para impedir que a esta parte de la isla acuda una numerosa emigración procedente de Estados Unidos [...] [...] dio instrucciones al general William L. Cazneau de trasladarse en seguida a Santo Domingo e investigar [...]. [...] la situación actual en la República Dominicana, en particular la cuestión de sus relaciones con el Imperio de Haití.64 Cazneau, que había tomado parte principal en las intrigas que culminaron en la independencia de Texas y su anexión más tarde a los Estados Unidos, robándole virtualmente la mitad de su territorio a la hermana República de México, aprovechó bien la enemistad de Báez y Santana, ya que el primero no ocultaba su desprecio por los Estados Unidos y el segundo era un ferviente partidario de la intromisión yanqui en los asuntos internos de la nación. De lo cual resultó que el 15 de octubre de 1854 concluyera Santana un tratado secreto con el agente del presidente Pierce, por el cual la República Dominicana cedía la Bahía de Samaná a los Estados Unidos. Bajo la presión británica el Congreso dominicano rechazó el tratado y Cazneau, duramente combatido por la prensa de su país, tuvo J. Becker, Historia de las Relaciones. Ibídem. 63 64 RevolucionesYconflictos20120207.indd 450 09/02/2012 02:51:22 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 451 que abandonar la empresa. También dio lugar a que los diplomáticos norteamericanos dejaran a un lado la cuestión dominicana a causa de los problemas cubanos y la agitación anexionista con motivo de la llamada africanización de Cuba. Esto, unido a la situación europea que anunciaba una crisis de grandes proporciones, y los conflictos internos de los Estados Unidos causados por el agudo debate sobre el régimen esclavista entre el Norte industrial y el Sur agrícola dependiente de la mano de obra servil, colocó en un segundo plano dentro de las relaciones internacionales la cuestión del Caribe, cuya pausa alentó a España a intentar nuevas aventuras que solo le sirvieron para acelerar su propia ruina como potencia colonial. RevolucionesYconflictos20120207.indd 451 09/02/2012 02:51:22 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 452 09/02/2012 02:51:22 p.m. Fuentes documentales Archivo Nacional de Cuba, La Habana. Archivo Histórico Nacional, Madrid. Archivo General de Indias, Sevilla. Archivo General de la Nación, Santo Domingo. Fuentes bibliográficas Academia de la Historia de Cuba. Centón Epistolario de Domingo del Monte, 1844-1845 (prefacio, anotaciones y una tabla alfabética por Manuel I. Mesa Rodríguez). Tomo VI, La Habana, 1953. Aguirre, Sergio. Seis actitudes de la burguesía cubana en el siglo xix. Editorial Páginas, La Habana, 1944. Alcázar, Cayetano. El Conde de Floridablanca. Siglo XIII. Biblioteca de la Cultura Española. Madrid s. f. Altamira, Rafael. Manual de historia de España (2da edición). Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1946. Antillón, Isidoro de. Disertación sobre el origen de la esclavitud de los negros (conferencia leída en la Real Academia Matritense de Derecho Español y Público, el día 2 de abril de 1802). Barcelona, 1820. Archivo Histórico Diplomático Mexicano. Un esfuerzo de México por la Independencia de Cuba (prólogo de Luis Chávez Orozco). México, 1930. Becker, Jerónimo. Historia de las Relaciones Exteriores de España durante el siglo xix. Madrid, 1924. 453 RevolucionesYconflictos20120207.indd 453 09/02/2012 02:51:22 p.m. 454 José Luciano Franco Bellegarde, Dantès: La Nation Haytienne. Paris, 1938. Binkley, Wilfred E. La historia de los partidos políticos norteamericanos (versión del Dr. Rubén Darío). Buenos Aires, 1946. Blasco Ibáñez, Vicente. Historia de la Revolución española. (Desde la Guerra de la Independencia a la Restauración en Sagunto). Barcelona, 1890. Boletín del Archivo General de la Nación. Santo Domingo. Boletín del Archivo Nacional de Cuba. Cadalso Vázquez, José. Cartas marruecas. Los eruditos a la violeta. Colección Crisol, Madrid, 1944. Cadilla de Martínez, María. Rememorando el pasado histórico. Arecibo, 1946. Callan Tansill, Charles. The United States and Santo Domingo, 17981873. Baltimore, 1938. Carey Hockett, H. y Meier Schlessinger, A. Evolución política y social de los Estados Unidos. Editorial Guillermo Kraft Ltda., Buenos Aires, 1954. Carreño, Alberto María. La diplomacia extraordinaria entre México y Estados Unidos, México, 1951. Colmache, G. “¿Cómo Cuba pudo haber pertenecido a Francia?”. En Revista Bimestre Cubana, Vol. XXXVII, No. 2, mayo-abril de 1936. Croce, Benedetto. Historia de Europa en el siglo xix. Madrid, 1933. Delgado, Jaime. España y México en el siglo xix. Madrid, 1950. Dorsainvil, J. C. Manual D’Histoire D’ Haití, Port-au-Prince, 1949. Duncker, H.; Golschmedt, A., y Wittfogel, K. H. De la Revolución francesa a la comuna de París. Editorial Páginas, La Habana, 1939. Efimov y Freiberg, A. Historia de la época del capitalismo industrial (traducción de Ana María Reyna). Madrid, 1937. Ely, Roland T. La economía cubana entre las dos Isabeles. 1492-1832. La Habana, 1960. Fernández de Castro, José Antonio. Medio siglo de historia colonial de Cuba. La Habana, 1923. __________. Escritos de Domingo del Monte. Habana, 1929. Figarola Caneda, Domingo. José Antonio Saco, documentos para su vida. La Habana, 1921. Franco, José Luciano. Documentos para la historia de Haití en el Archivo Nacional. Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba, La Habana, 1954. RevolucionesYconflictos20120207.indd 454 09/02/2012 02:51:22 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 455 __________. Historia de la Revolución de Haití. Editorial Nacional, Santo Domingo, 1971. __________. La conspiración de Aponte. La Habana, 1963. __________. Los Estados Unidos y las potencias europeas ante las conspiraciones de 1848-1849. En Cuadernos de Historia Habanera. La Habana, 1950. __________. Política continental americana de España en Cuba. 1812-1830. Publicaciones del Archivo Nacional de Cuba, La Habana, 1947. Franklyn, Francis. El nacimiento de los Estados Unidos, 1789-1824. Editorial Páginas, La Habana, 1947. García de León Pizarro, José. Memorias (edición, prólogo, apéndices y notas de Álvaro Alonso Castrillo), Madrid, 1953. García, José Gabriel. Compendio de la historia de Santo Domingo. Tercera edición aumentada y corregida, Santo Domingo, 1894. Gómez del Campillo, Miguel. Relaciones diplomáticas entre España y los Estados Unidos. Según Documentos del Archivo Histórico Nacional. Madrid, 1944. Guerra Sánchez, Ramiro. La expansión territorial de los Estados Unidos, La Habana, 1936. __________. Manual de historia de Cuba, La Habana, 1935. Hacker, Louis M. Proceso y triunfo del capitalismo norteamericano. Buenos Aires, 1942. Henríquez y Carvajal, Federico. “Un prócer reaccionario”. En la revista Cuba Contemporánea, tomo XLII, No. 167 y 168, La Habana, 1926. Jaurés, Jean. Historia socialista de la Revolución francesa. Editorial Poseidón, Buenos Aires, 1946. Lacroix, Pamphile de. Memories pour servir a V Historie de la Revolution de Saint Domingue. Paris, 1820. Laurent, Mentor. Erreurs et Verités dans U Histoire D’Haiti. Port-auPrince, 1945. Le Riverend Brussone, Julio. La economía cubana durante las guerras de la Revolución y del Imperio franceses. México, 1943. Lemonnier Delafosse, J. B. Segunda campaña de Santo Domingo. Traducción del Lic. C. Femando Rodríguez, Santiago, República Dominicana, 1946. Lobe, Guillaume. Cuba et les Grandes Puissances Occidentales de L’Europe. Paris, 1856. RevolucionesYconflictos20120207.indd 455 09/02/2012 02:51:22 p.m. 456 José Luciano Franco Lugo Lovatón, Ramón. Sánchez. Santo Domingo, 1948. Marqués de Lema. La política exterior de España a principios del siglo xix. Editorial Reus, Madrid, 1935. MÁrquez de Heredia. Escritos del conde de Ofalia. Bilbao, 1894. Marx, Carlos y Engels, Federico. La guerra civil en los Estados Unidos. Buenos Aires, 1946. Marx, Carlos y Engels, Federico. La Revolución en España. Editorial Páginas, La Habana, 1942. Monte, Domingo del. Escritos (introducción y notas de José A. Fernández de Castro). La Habana, 1929. Morrison, Samuel Elliot y Steele Commager, Henry. Historia de los Estados Unidos de Norteamérica. Fondo de Cultura Económica, México, 1951. Ortiz, Fernando. “Prólogo”. En José A. Saco, Contra la Anexión, La Habana, 1928. Parvy, J. H. and Sherlock, P. M. A Short History of the West Indies. London, 1956. Peña Battle, Manuel A. Correspondencia de Levasseur y de otros agentes de Francia. Relativa a la proclamación de la República Dominicana (18431484). Santo Domingo, 1947. Pereyra, Carlos. El mito de Monroe. Ediciones del Búho, Buenos Aires, 1959. Pi y Margall, Francisco y Pi Arsuaga, F. Las grandes conmociones políticas del siglo xix en España. Casa Editorial Segui, Barcelona, s. f. Pichardo, Bernardo. Resumen de historia patria. Altés Impresor, Barcelona, 1930. Ponte Domínguez, Francisco J. La Junta de La Habana en 1808. La Habana, 1947. Portell Vila, Herminio. Historia de Cuba en sus relaciones con los Estados Unidos y España. Tomo I, La Habana, 1938. Potemkin, V. P. Historia de la diplomacia. Editorial Lautaro, Buenos Aires, 1943. Price Mars, Jean. La Republique D’Haiti Et La Repúblique Dominicaine. Les aspects divers d’ un probléme d’ histoire, de géographie et d’ ethnologie. Portau-Prince, 1953. Revue de la Societé D´Histoire et de Géographie D’Haiti. Rodríguez Demorizi, Emilio. Correspondencia del cónsul de Francia en Santo Domingo. Archivo General de la Nación, Santo Domingo, 1944. RevolucionesYconflictos20120207.indd 456 09/02/2012 02:51:22 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 457 Rodríguez, José Ignacio. Estudio histórico sobre el origen, desenvolvimiento y manifestaciones prácticas de la idea de la anexión de la isla de Cuba a los Estados Unidos de América. La Habana, 1900. Roig de Leuchsenring, Emilio. Cuba y los Estados Unidos. 1805-1898. Sociedad Cubana de Estudios Históricos e Internacionales, La Habana, 1949. Summers, Natalia. List of Documents Relating to Special Agents of the Department of State. Number 7, The National Archives, Washington, 1951. Torrente, Mariano. Política ultramarina que abraza todos los puntos referentes a las relaciones de España con los Estados Unidos, con la Inglaterra y las Antillas. Y señaladamente con la isla de Santo Domingo. Madrid, 1854. Villanueva, Carlos. La monarquía en América. La Santa Alianza. París, s. f. Wallez, M. Precis Historique des Négociations Entre la France et SaintDomingue. Paris, 1826. Webster, C. K.; Litt. D. F. A. B. Gran Bretaña y la independencia de la América Latina. 1812-1830. Buenos Aires, 1944. RevolucionesYconflictos20120207.indd 457 09/02/2012 02:51:22 p.m. RevolucionesYconflictos20120207.indd 458 09/02/2012 02:51:22 p.m. Índice onomástico A Aberdeen, George Hamilton-Gordon, Lord 194, 262, 287 Abreu, Francisco Javier 263, 284, 286 Abreu, Joaquín 314 Abreu Cardet, José 12 Abril, Juan 239, 277, 281-282, 292, 294, 392, 403,-405, 437, 441 Accau, Santiago 278, 284 Acourt, Jean Jacques 229-230, 276, 284 Adams, John Quincy 74, 120, 173, 329, 331, 335-338, 343-346, 357358, 370 Adet, Pierre Auguste 332 Agé (general) 77-78 Aguado, Alejandro María 203 Agüero, Frasquito 174 Agüero, Joaquín de 420 Aguilar y Amat, Juan de 109, 119, 121, 127, 129, 139, 145 Aguirre, Sergio 455 Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha 313 Alcántara Argaiz, Pedro 260-264 Alcázar, Cayetano 24, 456 Alcoy, Federico Roncali, Conde de 298, 385, 389-393, 395, 397, 400403, 407-413, 415-416 Aldama, Miguel 260, 265, 298 Alejandro I, Zar de Rusia 178, 180, 310, 312, 337 Alemán y Peña, Manuel Rodríguez 123-124 Alfonso, José Luis 37, 424 Alí, Pablo 157 Almódovar, Juan Manuel Sánchez y Gutiérrez de Castro, duque de 261-262 Almódovar, Rafael Ortiz, conde de 261 Alonso, Faustino 34 Altamira, Rafael 453 Alvarado, Armando André 409 Álvarez de Toledo, José 153, 334, 352 Álvarez Simidel, Federico 193 Andrés, Sebastián 28 Antillon, Isidoro de 456 Aponte y Ulabarra, José Antonio 64, 126, 134, 137, 454 Arambarri, Francisco Javier de 454 Aranda, Pedro Pablo Abarca de Bolea, conde de 18, 25, 27-28, 32, 51-52, 54 Arango y Núñez del Castillo, Rafael de 119 459 RevolucionesYconflictos20120207.indd 459 09/02/2012 02:51:23 p.m. 460 José Luciano Franco Arango y Parreño, Francisco de 31, 35, 85-88 Araoz, Juan de 58, 60-61, 97, 111 Araújo, Lorenzo 285 Ardouin, Beaubrun 212, 221 Arévalo, Antonio 408-409 Aristegui y Véliz de Guevara, Rafael de 263-264 Aristizábal y Espinosa, Gabriel de 56, 64-65 Arme, Luis de 136 Armenteros, Isidoro 420 Armero, Francisco 407, 409, 434 Armstrong, Andrew 357 Arredondo, Martín 338, 397-398, 400-401, 403, 411, 413 Avecilla, Ordax 314 Ávila Agustín 226 Aviraneta, Eugenio de 193 Aybar, Juan Esteban 296, 392 B Báez, Buenaventura 231, 236, 284, 286, 296, 380, 392, 395-396, 406, 425, 430-432, 435, 441, 448, 450 Balcarrás, Alexander Earl de 68 Balcarrés, Alexander Lindsay, Lord de 63 Baldemoa, Trinidad 258 Barbé-Marbois, François 97 Bardaxi y Azara, Eusebio de 124 Barquier, Joseph 116 Barradas, Isidro 183 Barrot, Adolphe 231, 235, 238 Basadre, José Ignacio 191, 192, 194 Basave, Luis F. 126, 351 Basta, Francisco 81 Bastrop, Neri, Felipe Enrique, Barón de 333, 338 Baudin, Carlos 211, 215-216 Bazoche (comandante) 216 RevolucionesYconflictos20120207.indd 460 Becker, Jerónimo 260-261, 263-264, 303-304, 317, 365, 373, 375, 387388, 393, 450, 455 Belair, Charles 43, 84 Bellegarde, Dantés 454 Benavides, Miguel 252 Benavides, Felipe 252 Benítez, Antonio 389 Bermúdez de Castro, Salvador 388 Bernabeu, Juan Bautista 178, 197 Bernard (comisario) 90, 99 Bertrán de Lis, Manuel 421 Betancourt Cisneros, Gaspar 202, 219, 318, 386-387, 425 Beugnot, Jacques Claude, conde de 143 Beurnonville, Pierre de Ruel, marqués de 118 Biassou, George 40-41, 43, 51, 63, 65 Bigelow, John 380-382 Binkley, Wilfred E. 329-330, 456 Blakely, Josiah 349-350 Blanchelande, Philibert François Rouxel, vizconde de 38-39, 48, 54 Blanchet (general) 79 Blasco Ibáñez, Vicente 313-456 Bobadilla Briones, Tomás 190, 238, 273, 284, 286, 294, 360, 395 Bolívar, Simón 144-146, 148, 157, 170, 174, 178-179,336 Boloix, Pedro 141 Bonaparte, José 119-124, 333 Bonaparte, Luis Napoleón 48, 73, 78, 82-84, 90-91, 105, 109, 112, 116118, 120, 122-124, 132-133, 143, 333-334, 348, 379, 424 Bonaparte, Napoleón 73, 78, 82-84, 90-91, 105, 109, 112, 116-118, 120, 122-123, 132-133, 143, 334, 348 Boothroyd, Jabez 353 Borrego, José María 145 Boukman 28, 40 Bourman, Félix 157, 159-160, 163-165 Bournonville, Michel Joseph 112 09/02/2012 02:51:23 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 Boyer, Jean Pierre 83, 154-155, 157, 163, 170, 172-175, 180-181, 184, 187, 189-192, 205-206, 220-221, 223-224, 227, 229-231, 239, 241, 243, 246, 250-251, 253-255, 337, 354-357, 359-360 Brack (capitán) 206 Bravo Murillo, Juan 313 Brosa, Antonio 210-211, 213-215, 218, 221, 261 Brunet, Jules 84 Bruno, Pedro 145 Buceta, Manuel 315 Buchanan, James 322, 340, 360, 362, 366, 371, 376 Buenaga, Zenón de 388 Bulwer, Sir Henry 315, 317, 321 Bunel 74, 343 Burbank, Abner 360 Burgess, John W. 322-323 Burr, Aaron 334 Burton (capitán) 288 Bustamante, Anastasio 338 Bustillo, José de 408 Bustillo, José María de 220-221, 408, 435, 438 C Cabada, Manuel de la 214 Caballero, Manuel 137 Cadalso y Vázquez, José 32-33, 453 Cadilla de Martínez, María 457 Caffin, Juan 97 Cagigal, Juan Manuel de 154 Cairo, Ignacio 85 Calderón de la Barca, Ángel 209, 218, 258, 365, 371, 402, 435 Calhoum, John C. 258, 358-359 Caminero, José María 284, 286, 358359, 396 Campbell, George W 353 Campbell, Robert B. 256, 370 RevolucionesYconflictos20120207.indd 461 461 Campo de Alange, Luis de Salamanca, conde del 63 Campusano 204 Candler 414 Cangé 39 Canning, George M. 168-169, 178, 181-182, 337, 338 Canterac, José de 170 Cañedo, Valentín 202, 323, 389, 424430, 433-436, 440 Carlos III 18, 24-26, 32 Carlos IV 25-29, 57, 69, 71, 100, 112, 118-119, 123, 323, 344 Carlos X 175, 197, 357, 453, 477 Carmichael, Hugh Lyle 117 Carmona (general) 226 Caro, Mariano 163 Carondelet, Francisco Luis Héctor, Barón de 51, 63, 327 Carreño, Alberto María 379, 455 Casa-Barreto, Jacinto Barreto y Pedroso, conde de 119 Casa Calvo, Gabriel Peñalver, Marqués de 29, 65 Casa Montalvo, José de Jesús Montalvo, conde de 35 Casas, Luis de las 31-33, 35, 48, 50, 52-54, 58, 60-63, 65-68, 70-71, 136, 328 Castet 101 Castillo, Álvaro Alonzo 455 Castillo, Juan del 256, 268, 272, 276, 292, 295, 413-414 Castillo, Remigio del 236 Castlereagh, Lord 168 Castro, Salvador de 250 Cavaignac 310 Cazneau, William L. 380-383, 450 Cerdá, Francisco 441 César, Cayo Julio 341 Cevallos, Pedro 112 Chanlatte, Antonio 64, 77-78, 99 Chateaubriand, François-René, vizconde de 169 09/02/2012 02:51:23 p.m. 462 Chaucey (comandante) 256 Chavannes, Jean B. 38-39, 53 Chevalier 43 Chevebille (Mr.) 43 Chirino, José Leonardo 29-30 Choiseul, Etienne François de Choiseul, duque de 17 Christophe, Henri 43, 45, 83, 115, 129, 131, 135, 143, 146, 153, 155, 158, 173, 352, 354 Cienfuegos y Jovellanos, José 145, 147-150, 152-154 Claiborne, William C. C. 334 Clarendon, William Frederick George Villiers, conde de 313, 449 Clausel (general) 88 Clay (Mr.) 178 Clayton, John M. 394, 405 Clouet, Luis d’ 198 Cochrane, Alexander 111, 114 Cohén (Mr.) 433 Colin (presbitero) 54 Coll, Nicolás 207 Colmache, G. 204, 457 Colón, Cristóbal 58, 64, 384 Colón, Diego 42 Commager, Henry Steele 331-332, 457 Concha, Manuel de la 201, 314, 415416, 419-424 Conrad, Charles M. 373 Coombs, William 208 Cooper, Thomas 332 Coppinger, José 186, 195, 205 Cordero, José 116 Córdoba, José de 316 Correa Botenes (coronel) 293 Cortés, Hernán 33, 183 Cortés, José 49 Cortés, Manuel 28 Crawford, Joseph J. 288-289, 440 Creen, Benjamín E. 394, 430 Cristóbal, Enrique (Henri I) 127, 134, 143 RevolucionesYconflictos20120207.indd 462 José Luciano Franco Crittenden (coronel) 420 Croce, Benedetto 305-307, 456 D Dallas, George M. 365 Damás, Ange Hyacinthe Maxence, barón de 180 Daoiz, Luis 119 Dario, Rubén 456 Davidson, Jorge 214 Davis, Jefferson 381 Decrés, Denis 112 Deffaudis, Antoine-Louis 216 De-Geot (general) 273 Delgado, Jaime 191-192, 457 Deneaux 43 Denis-Hobivian 83 Desombrage, Vezie Desriviere-Chanlatte 64 Dessalines, Jean-Jacques 43, 45, 83-85, 88-90, 100-101, 110, 115, 155, 348 Dezajenau (comandante) 62 Díaz de Peña, José Santiago 236 Diez de Bonilla, Manuel 378 Dimond, Francis M. 357 Disbrowe, E. C. 178 Dodge, Andrés 257 Donoso Cortés, Juan 318-319 Donzelot, François-Javier 174 Dorsainvil, Justin Chrysostome 173 Douglas, Sephen A. 323 Draverman 142-143 Duarte, Juan Pablo 230, 274-275, 285 Dubouchage, François Joseph de Gratet, vizconde de 146 Duboy, Dr. L.79 Duboy, S. 45, 79 Dubuisson 79 Duckworth, Sir John 111 Duelos (Mr.) 123 Duncker, H. 311, 456 Dupaz, Louis 125 09/02/2012 02:51:23 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 Dupetit-Thouard, M.206 Duplessis 352 Dupont, Pierre 119 Du Pont de Nemours, Pierre Samuel 332 Du Pont de Nemours, Víctor Marie 332 Duprey, M. 234 Duquesnay, Carlos 221, 226-228, 239, 242, 249, 252, 256 Durmore, John Murray, Lord 58 Durousier, Jacques Auguste 433 Duveryrier (comandante) 94 Dwight, Timothy 330 E Echerri Hernández, Fernando 249, 420 Echevarría, José Antonio 266 Echeverri, Juan María 154 Efimov y Freiberg, Aleksei Vladimiroch 456 Elguin, Lord 289 Elliot, Jonathan 363, 380, 394 Ellsworth, Oliver 329 Emerson, Ralph Waldo 364 Engels, Federico 26, 301, 311-312, 323, 377, 453, 456 Ens, Tomás 272 Ernouf, Jean Augustin 110, 112 Escudero, Eusebio 145-146 Esmangard, Mr. De 146 Espartero, Baldomero 201, 219, 228, 244, 256, 263, 267, 387 Estenoz, Antonio 137 Fremont, Marie Eustache 187 Everett, Alexander H. 218-219, 257258, 264, 288 Everett, Edward 373, 375, 379, 449 Ezpeleta, Joaquín de 29, 213-219 RevolucionesYconflictos20120207.indd 463 463 F Facciolo, Eduardo 426 Faura, Vicente Antonio 39 Faustino I 229, 395, 406, 441 Federico II 25 Federico Guillermo IV 306, 309-310, 455 Fernando VII 116, 118-121, 123-124, 128, 142, 152, 167-170, 177, 180, 184, 187, 199, 201, 309, 377 Ferguson, R. 430, 433 Fernández, José 226 Fernández de Castro, Felipe 157, 183-154, 186 Fernández de Castro, Francisco 116, 187 Fernández de Castro, José Antonio 202-203, 226, 315, 318, 387, 456-457 Fernández de Castro, Juan 187, 189, 191-192 Ferrand, L.100-102, 104, 110-113, 115-116, 180 Ferretti, Mastai 305 Fesser, Eduardo 248, 256 Figarola Caneda, Domingo 37, 453 Figueras, Francisco 66, 107 Fillmore, Millard 304, 383, 420 Fiske, John 322-323 Flores, Segundo 223, 284, 314, 362, 388 Florez Estrada, Álvaro 314 Floridablanca, José Moñino y Redondo, conde de 18, 22-28, 3132, 52 Folch, Martín 149-152 Folch, Vicente 350 Fontanges, Vizconde de 146 Forsyth, John 218, 370 Franco de Medina, Agustín 142-144 Franco Martínez, Juan de 227 François, Jean 40-41, 43, 51, 53, 57, 66 Franklyn, Francis 455 Frencharle 125 09/02/2012 02:51:23 p.m. 464 José Luciano Franco G Gabart 89 Gadsden, James 378-379 Galano, Antonio 171 Gallardo, Pedro 402 Gallatin, Albert 331 Gálvez, José 18 Gaona, Antonio 216 Garay, Martín de 152 García de Oña, Antonio 260 García, Joaquín 28, 39, 41, 46, 51-54, 56-58, 60-61, 64-66, 77-78, 80-81 García, José Gabriel 62, 80, 138, 187189, 293-294, 454 Gardoqui, Diego 55, 63, 66 Garibaldi, Giuseppe 316 Garland 72, 111 Garrido, Fernando 314 Garrison, William Lloyd 364 Genet 58, 329 Geofroy 125 Gerard (capitán) 268 Crespin, Germán 45, 79 Gerry, James T. 330, 379 Gil, Manuel 425 Gil, Narciso 137 Gillespie, James 352 Gladstone, William E. 341 Gloria, María de la 314 Godoy, Manuel, duque de la Alcudia 18, 25, 27-29, 54, 60-61, 69-70, 73, 117-118, 205-206, 326-327 Golschmedt, A. 311, 456 Goman 154 Gómez, Joaquín 145, 202, 226 Gómez, Juan F. 226, 245, 249, 251-252 Gómez del Campillo, Miguel 455 Gómez Pelayo, José 210 Gómez Roubaud, Rafael 103-104, 107-108, 119 González, Manuel 53, 58 González Salmón, Manuel 180, 182184, 189 RevolucionesYconflictos20120207.indd 464 Granville, J. 173 Graviere, Jurien de la 174-176 Gravina (almirante) 48, 83 Gray, Vincent 323, 329 Gray, Vincent 349 Green, Benjamín E. 363-364, 394, 404-406 Green, David 52, 141 Greenville, Lord 326 Gross (Mr) 52 Guardia, Pedro de la 55, 87 Guardiola, Santos 391 Guerra Sánchez, Ramiro 217, 351, 425, 455 Guerrero, Vicente 194 Guerrier, Philippe 229, 275-276, 278279, 290-291 Guevara Vasconcelos, Manuel de 100, 109 Guizot, François 231, 233-235, 237238, 286-287 Gunthrie, James 381 Guridi y Alcocer, Miguel 351 Gutiérrez de la Concha, José 137, 389, 415 Gutiérrez de Lara, Bernardo 334 H Hacker, Louis M. 304, 324, 456 Hadfeg, Andrew 350 Hamilton, Alejandro 325, 328-332, 346 Harrison, Francis 360, 362-363 Harrison, Robert M. 353 Hart Benton, Thomas 356 Hayden, Edwards 338 Hayne, Robert Y. 356 Hedouville, Gabriel Marie Joseph 72-73 Hédouville, Theodore Joseph 44 Henríquez Ureña, Max 239 Henríquez y Carvajal, Federico 117, 454 09/02/2012 02:51:23 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 Herard, Charles 229-231, 234, 275276, 278, 284, 290-291 Heredia, Andrés de 53 Heredia, José Francisco 81 Heredia, Marqués de 181, 183, 457 Hermonas, Conde de 41 Hertzen, Alejandro 318-319 Heuren, Enrique 408 Hidalgo Gato, Luis 121 Higginson, Nathaniel 341 Hill, Henry 349-350 Hill, Richard 289 Hockett, Homer Carey 227, 330-331, 339-340, 455 Hogan, John 359-360, 363 Houston, Samuel 338 Hoz, Juan José de la 97 Huarte, Pedro Luis 314 Hugh, Nelson 106, 335 Hughes, Víctor 30 Humboldt, Alejandro de 342 I Imbert, José María 290 Imburguet, José 196 Infante, Joaquín 126, 351 Inginac, Baltasar 173, 187, 221, 251, 354 Iriarte, Ignacio 249 Irujo 74, 344-345 Irving, Washington 366 Isabel II 202, 313, 380, 385-387, 398, 410 Istúriz, Francisco Javier 388 Iznardi , Joseph M. 342 J Jackson, Andrew 335, 338 James, Fitz 241 James, J. 241 RevolucionesYconflictos20120207.indd 465 465 Jaúdenes, José de 29, 60-61, 326 Jaurés, Jean 453 Javalquinto, Marqués de 218 Jay, John 70 Jeannot 40-41 Jefferson, Thomas 108, 120, 322, 328329, 331, 333-334, 337, 348-350, 370 Jiménez, Manuel 363, 394-395, 397398, 400-401, 405, 411, 415-416 Johnson (Mr.) 224 Jorge III 58 José Ariano 211 José II 25, 306 Jovellanos, Gaspar Melchor de 25-26, 31, 73, 145 Jústiz, Andrés de 159, 179 K Kara Murza, S.318 Kaunitz, Wenzel Anton 27 Kennedy, John P. 379, 412, 449 Kerenscoff (capitán) 68 Kerverseau, Antoine Nicolás 44, 89, 99-100 Kindelán y Obregón, Sebastián 76, 78-80, 82-84, 93-94, 100, 109, 112113, 120, 122, 124, 127-128, 148149, 154, 156, 165, 167 Knight, Melvin M. 354 Knox, Henry 325, 331 Kossuth, Tadeo 312 L Labbeé 212 Laborde, Ángel 191-192 Labrador, Pedro 142 Lacroix, Pamphile de 454 Lafayette, Roque Gilberto 178 Lafitte, Jacques 206 09/02/2012 02:51:24 p.m. 466 Lafonte 125 Lambert 39 Lanno 125 Laplase 67 Laplume 45 Larose, Marcadieu 89, 173 Larrúa, Antonio de 224 Larrue (comisario francés) 125 Latouche-Treville, Louis René 83 Laurent, Mentor 53, 83, 454 Lavaisse, Dauxion 142-143 Lavalette, Jean Parisot de 89, 94, 9799, 102 Lavastida, José de 85 Laveaux, Etienne (general) 43, 62, 65 Le Riverend Brussone, Julio 69, 453 Le Roy (comisario francés) 125 Leclerc, Charles Victor-Emmanuel 48, 82-87, 95, 99, 102, 132, 348 Leda, Pedro de 137 Lefebre (comerciante) 88 Leisseigue (contralmirante) 111 Lema, Marqués de 454 Lemonnier Delafosse, Marie Jean Baptiste B 95, 101, 454 Lenin, Vladimir I. 307 Leocadio, José 137 Leonardo, José 138 Lespinasse, Jean François 187 Lestigue 125 Levasseur, André Nicolás 231, 233, 236-238, 286, 455 Levy, Woodbury 302, 365 Lewis, Jacob 352, 354 Ligneries, M. de 39 Lindo, Juan 391 Lino 252, 254 Lisle, Rudolp de 216 Livingston, Robert J. 97, 33 Llanes, Pablo 293-295 Llaverías y Martínez, Joaquín 7 Lliepard, M. de 48 Lobé, Guillaume 383-384, 456 Lonchamp 89-90 RevolucionesYconflictos20120207.indd 466 José Luciano Franco Long (general) 334 Longfellow, Henry W. 364 López, Francisco B. 280 López, Narciso 289, 298, 304. 317, 366, 372, 386-387, 392, 401-402, 411-412, 415-416, 420-421, 423, 430, 433, 437 López Ballesteros, Luis 193 López de Villanueva, Antonio 116, 194, 239, 242, 244-245, 247248,259, 264-265, 277, 392 Lorenzo, Manuel (general) 209 Louverture, Paul 43 Louverture, Toussaint 42, 46 Lowes, Thomas 111 Lugo Lovaton, Ramón 457 Luis Felipe 203, 205-206, 211, 231, 251, 286-287, 309, 314 Luis XVIII 142, 146, 169 Lux (jefe de brigada) 94 Luz, Román de la 126 M Mackau, Ángel René Armand de Mackau, barón de 175 Mackenzie, Charles 357 MacKinley, Wiliam 325 Madden, Ricardo Roberto 208, 212, 217, 325, 334, 337, 350-351 Madison, James 334 Mafou 154 Magee, August 333 Mahy, Nicolás 155, 161-162, 165 Maitland, Thomas 43-44, 70, 73-74, 344-345, 347 Maldant 67 Maley, William 342 Malfait 154 Malouet, Pierre-Victor 142 Manchester, Guillermo Montagu, duque de 143 Marat, Jean-Paul 330 09/02/2012 02:51:24 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 Marbois, François 333 Marcy, William L. 339, 375-376, 379381, 450 María Cristina de Borbón 202-203, 316, 387-390, 423-424, 450 María Luisa de Borbón 25, 69, 73, 119 María, Juan Manuel de 154 Mariño, Santiago 251, 254 Miraflores, Manuel Pando Fernández de Pinedo, marqués de 422 Marshall, John 330 Martelo, José Ramón 154 Martínez de Irujo, Carlos 73, 344 Martínez de la Rosa, Francisco 203, 206, 365 Martínez de Pinillos, Claudio 170, 186, 259 Martínez Hervás, José 118 Marty y Torrens, Francisco (Pancho) 202, 219, 424 Marucho, Andrés 135 Marx, Carlos 25-26, 301, 322, 377, 456 Masón, J. Y. 375-376 Masot, José 137-138 Mazzini, Giuseppe de 316 McAlpine, Thomas 223 Medrano, José María 296, 392 Meier Schlessinger, Arthur 327, 330, 355 Mella, Matías Ramón 230, 275, 285 Méndez, Miguel 121 Méndez Vigo, Santiago 267, 280, 403, 427 Merino, Pedro 226 Mesa Rodríguez, Manuel 203, 456 Metternich, Clemente de 27, 309, 311 Michaux, François André 332 Michel, Azor 135-137 Middleton, Henry 178 Mina, Francisco Javier 146 Minuti 101 RevolucionesYconflictos20120207.indd 467 467 Missiessy, Edouard-Thomas de Burgues, conde de 102 Miraflores, Santiago Calderón y de la Helguera, conde de 381 Mirasol, Rafael de Aristegui y Véliz de Guevara, conde de 249, 263, 280-281, 283, 292-294, 403 Moges, Alphonse de 231, 233-236, 238, 3275 Moisés Austin 338 Mole, Louis Mathieu, conde 211 Mollien, M. 205, 216, 283 Monroe, James 97, 251, 333, 341 Monte, Domingo del 203, 212, 219, 257, 260, 264-266, 284, 286, 288, 315, 370, 424, 456-457 Monte, Manuel Del 405-406 Montes, Toribio 116 Montgomery Pike, Zabulón 333 Montgomery, Clara 381 Montgomery, Cora 380-381 Montijo, Eugenio de Palafox y Portocarrero, conde de 118 Mopox, Joaquín de Santa Cruz y Cárdenas, conde de 107 Mora, Manuel 285 Morales, Francisco Tomás 170 Morales, Nicolás 30, 37 Moreno, José 116 Morilla, Fray Ignacio 116 Morpax 82 Morris, Gobernador 331 Morrison,Samuel Elliot 331-332, 457 Moya, Juan de 157, 159-163 Moyse (general) 43 Muñoz, Francisco Javier 56, 64, 387 Murat, Joaquín 118 N Napoleón I (véase Bonaparte, Luis Napoleón) Nariño, Antonio 29 09/02/2012 02:51:24 p.m. 468 José Luciano Franco Narváez, Ramón María 201, 313, 315316, 387-388 Navarro, Joseph María 125 Neale, Augustus 352 Nearing, Scott 340-341 Nerau 86 Neri, Felipe Enrique 333, 388 Nicolás I 309-310, 312-313, 316, 318, 305 Noailles, Louis 94 Noda, Tranquilino Sandalio de 424 Núñez de Cáceres, José 157, 160-161, 163, 359 O O’Brien, James 307 O’Connor, Feargus 307 O’Donnell, Leopoldo 201, 256-257, 264-270, 272, 276-277, 281-284, 287-288, 290-296, 298, 365, 385, 393, 400 Ofalia, Narciso Heredia y Begines de los Ríos, conde de 180-181, 457 O’Farrill, José Ricardo 35 Ogé, Vicente 38-39, 53, Olivares, Marqués de 421-423, 425, 438 Onis, Luis de 124, 139 Ordax Avecilla, José 314 Orense, José María 314 Orleans (los) 305 Orleans, Luis Felipe de 211, 314 Ortega, Miguel 402 Ortiz, Fernando 299, 454 Osorio, José María y 137 O’Sullivan, John L. 366 P Pacheco, Joaquín 313-314 RevolucionesYconflictos20120207.indd 468 Francisco de Palisot de Beauvois, Ambroise Marie François Joseph 39-41, 43, 45, 67 Palmerston, Henry John Temple, Lord 206, 210, 218, 287-289, 391 Pando, José María 267-268, 272, 277, 394, 397, 401, 411, 427 Pío IX 316 Paredes General Parejo, Antonio 267, 389 Parejo, José María 267 Parvy, J. H. 456 Paskevic, Ivan 312 Pavasot 123 Payne, Luis 117, 177, 179 Paz del Castillo, Pablo 277, 279-282, 292, 294, 392 Pedro Esteban 407, 424 Peel, Robert 287 Peinier, Antoine de Thomassin de Peinier, conde de 38 Peña, Pedro de 279 Peña Battle, Manuel Antonio 236, 238, 455 Peñalver, Nicolás de Peñalver y Zamora, conde de 259 Peoly, José María 131 Pérez, Joaquín María 389 Pereyra, Carlos 455 Pérez, Rafael 68 Perot, William 341 Perrusel, Pedro 71-72 Persi (capitán) 137 Petion, Alejandro 41, 45, 77, 79, 83, 85, 88-89, 115, 123, 129-130, 132, 143-147, 151, 153-154, 173, 187, 352, 354 Pezuela, Ignacio de la 139 Pezuela, Juan de la 323 Phillips, Wendell 260, 262-263, 304, 370, 373, 420 Pi Arsuaga, Francisco 169, 454 Pi y Margall, Francisco 168-169, 201, 314, 454 Pichardo, Bernardo 454 09/02/2012 02:51:24 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 Pichardo, Esteban 424 Pickering, Timoteo 332, 343, 345-347 Picket 430, 433 Pickney, Guillermo 430, 433 Picornell, Juan Mariano 352 Pierce, Franklyn 376, 381, 426, 450 Pierrot, Jean-Louis 87, 89, 229, 275, 279, 290-292 Pilón, Antonio 33 Pilón, Cayetano 293 Pimienta, Santiago 257 Pinchinat, Pierre 39, 41, 45 Pinckney, Thomas 70, 327, 330, 352 Pindray, Carlos de 340 Plácido, José de la Concepción Valdés, llamado 257, 289, 292, 385 Polanco, Félix 159, 170 Polk, James K. 304, 339-340, 360-362, 364-366, 391 Pollack, Oliver 342, 349 Pombal, Sebastian Carvalho, marqués de 25 Ponte Domínguez, Francisco J. 454 Portell Vilá, Herminio 256-257, 349, 365-366, 455 Porter, David D. 361, 363 Potemkin, V. P. 309-310, 312-313, 337, 456 Pothier, G. 77 Poutou, Luis 79 Pozzo de Borgo, Carlo Andrea 180 Preval, Carlos 146 Price, W. 117 Price-Mars, Jean 173, 233-235, 287, 336, 343, 347, 357, 359, 454 Priestley, Joseph 331 Prim, Juan 201, 390 Puello, Joaquín 285, 294, 394 Q Quarrel (coronel) 63 Quijano, Vicente G. 250 RevolucionesYconflictos20120207.indd 469 469 Quintana, Juan Nepomuceno de 6263, 67-68, 71-72 R Ramage, John L. 350 Ramírez, Antonio 196 Ramírez, Ciriaco 116-117 Ramírez y Blanco, Alejandro 145146, 148-150, 152, 154 Ramos, José Antonio 121 Randall, Thomas 353 Randolph, Edmund 325 Raousset-Boulbon, Gastón de 340 Raybaud, Máxime 408, 410 Real, Pascual 156, 161 Real Socorro, José de Beitia y Rentería, Marqués del 29 Reina, Cayetano 66 Reyna, Ana María 456 Reynoso, José Álvaro 127 Reus, Juan Prim, conde de 403 Rhea, John 334 Rianzares, María Cristina de BorbónDossicilias, duquesa de 202, 386-387 Ricafort, Mariano 204-205, 219 Ricar 278 Riché, Jean-Baptiste 229, 295 , 411 Richepanse (general)84 Riego, Rafael de 154 Rigaud, Andrés 39-41, 43-45, 67, 75, 77, 79, 83, 85, 130, 132-134, Rigaud, François Hyacinthe 57 Rincón, Manuel 216 Rivery, Pedro 211 Robert, Agustín 226 Robertson, William 32 Robinson, W. D. 334, 352, 354 Rocafuerte, Vicente 191 Rochambeau, Donatien 83, 85-86, 89-90, 94, 99, 102 Rodríguez, Félix José 59 09/02/2012 02:51:24 p.m. 470 José Luciano Franco Rodríguez, Fernando 454 Rodríguez, José Ignacio 334, 336, 370-371, 376, 457 Rodríguez Alemán y Peña, Manuel 123-124 Rodríguez de Campomanes, Pedro 25, 31 Rodríguez Demorizi, Emilio 13, 455 Rogers, Maurice 350 Roig de Leuchsenring, Emilio 455 Rojas, José María 279 Rojas, M. A. 236 Roland T., Ely 455 Roncali, Federico 202, 298, 385-387, 395, 400, 403, 407, 415 Rondineau, Mauricio 72 Ross Cocking, Francisco 110, 288-289 Rouanez 173 Roubray, Marqués de 29 Ruiz, José 100 Ruiz de Apodaca, Juan 134-142, 144-145 Ruiz de Santayana, José 326 S Saavedra, Francisco 73-74, 121, 344 Saco, José Antonio 37, 202, 212, 298299, 386, 402, 453, 454 Sagrario de Veloy, Manuel 314 Saint Laurent, Roume de 44, 46, 64, 72, 76, 78, 343, 347 Saint-Denys, Eustache de Juchereau de 230-231, 236, 238, 271, 275, 286 Salabarría, Manuel 129 Salamanca (banquero) 267 Salcedo, Eusebio 438, 440-441 Salinas 268 Salle, Adrien Nicolás de la 43 San Agustín, Agustín Muñoz y Sánchez, duque de 388 San Carlos, Fermín Francisco de Carvajal Vargas, duque de 153 RevolucionesYconflictos20120207.indd 470 San Ildefonso 63, 70, 102, 348 San Miguel, Evaristo 169 Sánchez, Francisco del Rosario 230, 275, 285, 457 Sánchez, Manuel Andrés 174 Sánchez, María Trinidad 291 Sánchez Griñan, Francisco 67 Sánchez Griñan, Pedro 131-133 Sánchez Iznaga, José María 67 Sánchez Ramírez, Juan 109, 116-117, 127-129, 134, 137, 144 Sancho (general) 258 Santa Anna, Antonio López de 339-340 Santa Clara, Juan Procopio Bassecourt y Bryas, Conde de 31, 68, 71-72, 75-76 Santana, Pedro 116, 284, 286, 291, 294, 358, 361, 363, 380, 392, 394395, 403, 441, 450 Santibáñez, Domingo 121 Sasseportas 79 Saunders, Romulus M. 366 Saves 86 Schoelcher, Víctor 309 Schomburgk, Robert B. 440 Seavey, John 193 Segundo, N. Federico 425 Segura, Bartolomé 81 Señora de Storm (véase Montgomery, Clara) Serrano, Francisco 201, 313 Sévere Courtois 74 Serna, José de la 170 Shaler, William 333, 350-351 Shays, Daniel 325 Sherlock, P. M. 456 Smith, Robert 342, 351 Solá, Francisco 190 Soler, Miguel Cayetano 106 Someruelos, Marqués de 31, 35, 47, 76-79, 84-85, 89, 90, 94, 97, 103, 119-122, 124, 126-127, 129-130, 133-134, 159, 349-350 09/02/2012 02:51:24 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854 Sonthonax, Léger- Félicité 43 Sotomayor, Ignacio Jaime de Sotomayor y Zatrilas, duque de 296 Soul, Joseph 292 Soulé, Fierre 326 Soulouque, Faustin-Élie 229, 295, 382-383, 394-395, 401, 413, 426, 432, 441, 446, 448 Spalding,Thomas 352 Steele Commager, Henry 331-332, 457 Sterling 139-140 Stevens, Edward 74-75, 344-345, 347 Stewart (doctor) 155 Stockmar, Christian Friedrich, barón 313 Strong, Josiah 322-323, 357 Suárez de Urbina, Pedro 124-125, 129-133, 136-137, 140-141, 144 Sucre, Antonio José de 174 Summers, Natalia 342, 456 Sumner, Charles 364, 382 Suter, Juan Augusto 340 T Tacen (general) Tacón, Francisco 191 Tacón, Miguel 202, 204, 206, 208213, 219 Talleyrand, Charles Maurice de 27, 118, 330 Tanco, Félix M. 203, 212 Tansill, Charles Callan 286, 355-356, 363, 380, 382, 405, 455 Taulon 60 Taylor, William 258, 304, 352 Taylor , Zacarías 258, 304, 339, 401 Téllez Girón, Pedro 218-219 Tello, Juan 223, 241-245 Tejera, Juan Nepomuceno 236 Teresa de Mier, Fray Servando 146 RevolucionesYconflictos20120207.indd 471 471 Terny, Paúl 236, 238 Terradas, Abdón 314 Terry, Gaillard de 433, 440 Thrasher, Jhon S. 342 Tía María (véase: Parejo, José María) 267 Topete, Francisco 129 Tornbool 251 Torre y Cárdenas, Antonio María de la 192 Torrente, Marino 380, 385, 437-442, 446, 448, 456 Touvenot 86-87 Tremáis, Madame 66 Trist, Nicolás P. 217, 219 Turnbull, David 218-219, 242, 250, 254-255, 257, 264-265, 288-289 Tuyll, Jan van 337 Tyler, John 339-360, 365 Tyler, Septimus 339, 352 U Ugarte, Tomás de 65 Ulloa, Francisco Javier de 224, 256, 264 Upshur, Abel P. 263-264 Urbina, Cayetano de 268, 271, 277 Urquijo, Mariano Luis de 73-74, 100, 344 Urrutia y Matos, Carlos 138.144-145 V Vail, Aaron 370 Vaillant, Juan Bautista 34, 48-49, 5152, 54, 59, 67 Vaillant Benítez, Antonio 59 Valderrama, Francisco 160-161, 171-172 Valdés, Gerónimo 170, 202, 218-221, 223-224, 226, 228, 239, 241-242, 09/02/2012 02:51:24 p.m. 472 244-246, 248, 250, 252, 255-256, 259, 261-264, 400 Valencia, Manuel María 236 Valencia, Ramón María Narváez, duque de 387 Valiente, José Pablo 58, 61, 63, 65, 328 Valle, Gregorio del 284, 325 Valle Hernández, Antonio del 35 Varea, Esteban 124 Varela, Pedro (arzobispo) 190 Vázquez, José 127 Velarde, Pedro 119 Velazco, José María 216-217 Venault de Charmilly, P. F. 58 Vernet 89 Vézieu de Jérémie, Desombrage 51, 58-60 Viar, José Ignacio de 29, 61 Victoria I 242, 251, 287, 310, 313 Vidal, Ignacio Leyte 48-49 Villanueva, Carlos 175, 457 Villanueva, Conde de 189, 192-193, 259, 264 Villaret Joyeuse, Louis Thomas 48, 83 Villatte, Jean-Louis 45, 83 Villavicencio, Juan de 108, 120, 127 Villele, Jean-Baptiste de 181 Villiers, George 206 Vives 186, 189-192, 194, 197-199, 204205, 387 Vives, Francisco Dionisio 190-192, 194, 197-199, 204-205 Vizconde de Noailles 29 Voltaire, François-Marie Arouet, llamado 330 RevolucionesYconflictos20120207.indd 472 José Luciano Franco W Wallcer, William Wallez, M.457 Walsh (señor) 383 Warren (capitán) 394 Wayne, Anthony (general) 329 Webster, C. K. 457 Webster, Daniel 260, 262-263, 304, 370, 373, 420, 433 Wellington, Arthur Wellesley duque de 169 Washington 69, 325-326, 329, 331, 343, 350, 364, 370, 375, 384, 450 White (coronel) 430, 433 Whitelocke, John 41, 58 Wiet, E. 426 Wilkinson, James 333, 350 Williamson, Adam 41, 58, 68 Wittfogel, K. H. 311, 456 Wyer, Edward 353 Y Ynginac, J. B. 253 Z Zabala (general) 316 Zelaya, Francisco 391 Zulueta, Julián de 202, 424 09/02/2012 02:51:24 p.m. Publicaciones del Archivo General de la Nación Vol. I Vol. II Vol. III Vol. IV Vol. V Vol. VI Vol. VII Vol. VIII Vol. IX Vol. X Vol. XI Vol. XII Vol. XIII Vol. XIV Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1844-1846. Edición y notas de E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1944. Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi, Vol. I, C. T., 1944. Samaná, pasado y porvenir. E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1945. Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E. Rodríguez Demorizi, Vol. II, C. T., 1945. Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi, Vol. II, Santiago, 1947. San Cristóbal de antaño. E. Rodríguez Demorizi, Vol. II, Santiago, 1946. Manuel Rodríguez Objío (poeta, restaurador, historiador, mártir). R. Lugo Lovatón, C. T., 1951. Relaciones. Manuel Rodríguez Objío. Introducción, títulos y notas por R. Lugo Lovatón, C. T., 1951. Correspondencia del Cónsul de Francia en Santo Domingo, 1846-1850. Vol. II. Edición y notas de E. Rodríguez Demorizi, C. T., 1947. Índice general del «Boletín» del 1938 al 1944, C. T., 1949. Historia de los aventureros, filibusteros y bucaneros de América. Escrita en holandés por Alexander O. Exquemelin, traducida de una famosa edición francesa de La Sirene-París, 1920, por C. A. Rodríguez; introducción y bosquejo biográfico del traductor. R. Lugo Lovatón, C. T., 1953. Obras de Trujillo. Introducción de R. Lugo Lovatón, C. T., 1956. Relaciones históricas de Santo Domingo. Colección y notas de E. Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1957. Cesión de Santo Domingo a Francia. Correspondencia de Godoy, García Roume, Hedouville, Louverture, Rigaud y otros. 1795-1802. Edición de E. Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1959. 473 RevolucionesYconflictos20120207.indd 473 09/02/2012 02:51:25 p.m. 474 Vol. XV Vol. XVI Vol. XVII Vol. XVIII Vol. XIX Vol. XX Vol. XXI Vol. XXII Vol. XXIII Vol. XXIV Vol. XXV Vol. XXVI Vol. XXVII Vol. XXVIII Vol. XXIX Vol. XXX Vol. XXXI Vol. XXXII Vol. XXXIII Vol. XXXIV Publicaciones del Archivo General de la Nación Documentos para la historia de la República Dominicana. Colección de E. Rodríguez Demorizi, Vol. III, C. T., 1959. Escritos dispersos (Tomo I: 1896-1908). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2005. Escritos dispersos (Tomo II: 1909-1916). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2005. Escritos dispersos (Tomo III: 1917-1922). José Ramón López. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2005. Máximo Gómez a cien años de su fallecimiento, 1905-2005. Edición de E. Cordero Michel, Santo Domingo, D. N., 2005. Lilí, el sanguinario machetero dominicano. Juan Vicente Flores, Santo Domingo, D. N., 2006. Escritos selectos. Manuel de Jesús de Peña y Reynoso. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2006. Obras escogidas 1. Artículos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006. Obras escogidas 2. Ensayos. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2006. Obras escogidas 3. Epistolario. Alejandro Angulo Guridi. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2006. La colonización de la frontera dominicana 1680-1796. Manuel Vicente Hernández González, Santo Domingo, D. N., 2006. Fabio Fiallo en La Bandera Libre. Compilación de Rafael Darío Herrera, Santo Domingo, D. N., 2006. Expansión fundacional y crecimiento en el norte dominicano (1680-1795). El Cibao y la bahía de Samaná. Manuel Hernández González, Santo Domingo, D. N., 2007. Documentos inéditos de Fernando A. de Meriño. Compilación de José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2007. Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007. Iglesia, espacio y poder: Santo Domingo (1498-1521), experiencia fundacional del Nuevo Mundo. Miguel D. Mena, Santo Domingo, D. N., 2007. Cedulario de la isla de Santo Domingo, Vol. I: 1492-1501. Fray Vicente Rubio, O. P., edición conjunta del Archivo General de la Nación y el Centro de Altos Estudios Humanísticos y del Idioma Español, Santo Domingo, D. N., 2007. La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo I: Hechos sobresalientes en la provincia). Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2007. La Vega, 25 años de historia 1861-1886. (Tomo II: Reorganización de la provincia post Restauración). Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2007. Cartas del Cabildo de Santo Domingo en el siglo XVII. Compilación de Genaro Rodríguez Morel, Santo Domingo, D. N., 2007. RevolucionesYconflictos20120207.indd 474 09/02/2012 02:51:25 p.m. Publicaciones del Archivo General de la Nación 475 Vol. XXXV Memorias del Primer Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXVI Actas de los primeros congresos obreros dominicanos, 1920 y 1922. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXVII Documentos para la historia de la educación moderna en la República Dominicana (1879-1894). Tomo I. Raymundo González, Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXVIII Documentos para la historia de la educación moderna en la República Dominicana (1879-1894). Tomo II. Raymundo González, Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XXXIX Una carta a Maritain. Andrés Avelino, traducción al castellano e introducción del P. Jesús Hernández, Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XL Manual de indización para archivos, en coedición con el Archivo Nacional de la República de Cuba. Marisol Mesa, Elvira Corbelle Sanjurjo, Alba Gilda Dreke de Alfonso, Miriam Ruiz Meriño, Jorge Macle Cruz, Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XLI Apuntes históricos sobre Santo Domingo. Dr. Alejandro Llenas. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XLII Ensayos y apuntes diversos. Dr. Alejandro Llenas. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XLIII La educación científica de la mujer. Eugenio María de Hostos, Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. XLIV Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1530-1546). Compilación de Genaro Rodríguez Morel, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLV Américo Lugo en Patria. Selección. Compilación de Rafael Darío Herrera, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLVI Años imborrables. Rafael Alburquerque Zayas-Bazán, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLVII Censos municipales del siglo xix y otras estadísticas de población. Alejandro Paulino Ramos, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLVIII Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo I. Compilación de José Luis Saez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. XLIX Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo II, Compilación de José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. L Documentos inéditos del arzobispo Adolfo Alejandro Nouel. Tomo III. Compilación de José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LI Prosas polémicas 1. Primeros escritos, textos marginales, Yanquilinarias. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LII Prosas polémicas 2. Textos educativos y Discursos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LIII Prosas polémicas 3. Ensayos. Félix Evaristo Mejía. Edición de A. Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LIV Autoridad para educar. La historia de la escuela católica dominicana. José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008. RevolucionesYconflictos20120207.indd 475 09/02/2012 02:51:25 p.m. 476 Publicaciones del Archivo General de la Nación Vol. LV Relatos de Rodrigo de Bastidas. Antonio Sánchez Hernández, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LVI Textos reunidos 1. Escritos políticos iniciales. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LVII Textos reunidos 2. Ensayos. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LVIII Textos reunidos 3. Artículos y Controversia histórica. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LIX Textos reunidos 4. Cartas, Ministerios y misiones diplomáticas. Manuel de J. Galván. Edición de Andrés Blanco Díaz. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LX La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (19301961). Tomo I. José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXI La sumisión bien pagada. La iglesia dominicana bajo la Era de Trujillo (19301961). Tomo II. José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXII Legislación archivística dominicana, 1847-2007. Archivo General de la Nación, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXIII Libro de bautismos de esclavos (1636-1670). Transcripción de José Luis Sáez, S. J., Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXIV Los gavilleros (1904-1916). María Filomena González Canalda, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXV El sur dominicano (1680-1795). Cambios sociales y transformaciones económicas. Manuel Vicente Hernández González, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXVI Cuadros históricos dominicanos. César A. Herrera, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXVII Escritos 1. Cosas, cartas y... otras cosas. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXVIII Escritos 2. Ensayos. Hipólito Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXIX Memorias, informes y noticias dominicanas. H. Thomasset. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXX Manual de procedimientos para el tratamiento documental. Olga Pedierro, et. al., Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXXI Escritos desde aquí y desde allá. Juan Vicente Flores. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXXII De la calle a los estrados por justicia y libertad. Ramón Antonio Veras (Negro), Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. LXXIII Escritos y apuntes históricos. Vetilio Alfau Durán, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXIV Almoina, un exiliado gallego contra la dictadura trujillista. Salvador E. Morales Pérez, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXV Escritos. 1. Cartas insurgentes y otras misivas. Mariano A. Cestero. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXVI Escritos. 2. Artículos y ensayos. Mariano A. Cestero. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. RevolucionesYconflictos20120207.indd 476 09/02/2012 02:51:25 p.m. Publicaciones del Archivo General de la Nación 477 Vol. LXXVII Más que un eco de la opinión. 1. Ensayos, y memorias ministeriales. Francisco Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXVIII Más que un eco de la opinión. 2. Escritos, 1879-1885. Francisco Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXIX Más que un eco de la opinión. 3. Escritos, 1886-1889. Francisco Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXX Más que un eco de la opinión. 4. Escritos, 1890-1897. Francisco Gregorio Billini. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXI Capitalismo y descampesinización en el Suroeste dominicano. Angel Moreta, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXIII Perlas de la pluma de los Garrido. Emigdio Osvaldo Garrido, Víctor Garrido y Edna Garrido de Boggs. Edición de Edgar Valenzuela, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXIV Gestión de riesgos para la prevención y mitigación de desastres en el patrimonio documental. Sofía Borrego, Maritza Dorta, Ana Pérez, Maritza Mirabal, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXV Obras, tomo I. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael Hernández, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXVI Obras, tomo II. Guido Despradel Batista. Compilación de Alfredo Rafael Hernández, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXVIIHistoria de la Concepción de La Vega. Guido Despradel Batista, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. LXXXIX Una pluma en el exilio. Los artículos publicados por Constancio Bernaldo de Quirós en República Dominicana. Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XC Ideas y doctrinas políticas contemporáneas. Juan Isidro Jimenes Grullón, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XCI Metodología de la investigación histórica. Hernán Venegas Delgado, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XCIII Filosofía dominicana: pasado y presente. Tomo I. Compilación de Lusitania F. Martínez, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XCIV Filosofía dominicana: pasado y presente. Tomo II. Compilación de Lusitania F. Martínez, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XCV Filosofía dominicana: pasado y presente. Tomo III. Compilación de Lusitania F. Martínez, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XCVI Los Panfleteros de Santiago: torturas y desaparición. Ramón Antonio, (Negro) Veras, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XCVII Escritos reunidos. 1. Ensayos, 1887-1907. Rafael Justino Castillo. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XCVIII Escritos reunidos. 2. Ensayos, 1908-1932. Rafael Justino Castillo. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. XCIX Escritos reunidos. 3. Artículos, 1888-1931. Rafael Justino Castillo. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. RevolucionesYconflictos20120207.indd 477 09/02/2012 02:51:25 p.m. 478 Publicaciones del Archivo General de la Nación Vol. C Escritos históricos. Américo Lugo, edición conjunta del Archivo General de la Nación y el Banco de Reservas, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. CI Vindicaciones y apologías. Bernardo Correa y Cidrón. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. CII Historia, diplomática y archivística. Contribuciones dominicanas. María Ugarte, Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. CIII Escritos diversos. Emiliano Tejera, edición conjunta del Archivo General de la Nación y el Banco de Reservas, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CIV Tierra adentro. José María Pichardo, segunda edición, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CV Cuatro aspectos sobre la literatura de Juan Bosch. Diógenes Valdez, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CVI Javier Malagón Barceló, el Derecho Indiano y su exilio en la República Dominicana. Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CVII Cristóbal Colón y la construcción de un mundo nuevo. Estudios, 1983-2008. Consuelo Varela, edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CVIII República Dominicana. Identidad y herencias etnoculturales indígenas. J. Jesús María Serna Moreno, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CIX Escritos pedagógicos. Malaquías Gil Arantegui. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CX Cuentos y escritos de Vicenç Riera Llorca en La Nación. Compilación de Natalia González, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXI Jesús de Galíndez. Escritos desde Santo Domingo y artículos contra el régimen de Trujillo en el exterior. Compilación de Constancio Cassá Bernaldo de Quirós, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXII Ensayos y apuntes pedagógicos. Gregorio B. Palacín Iglesias. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXIII El exilio republicano español en la sociedad dominicana (Ponencias del Seminario Internacional, 4 y 5 de marzo de 2010). Reina C. Rosario Fernández (Coord.), edición conjunta de la Academia Dominicana de la Historia, la Comisión Permanente de Efemérides Patrias y el Archivo General de la Nación, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXIV Pedro Henríquez Ureña. Historia cultural, historiografía y crítica literaria. Odalís G. Pérez, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXV Antología. José Gabriel García. Edición conjunta del Archivo General de la Nación y el Banco de Reservas, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXVI Paisaje y acento. Impresiones de un español en la República Dominicana. José Forné Farreres. Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXVII Historia e ideología. Mujeres dominicanas, 1880-1950. Carmen Durán. Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXVIII Historia dominicana: desde los aborígenes hasta la Guerra de Abril. Augusto Sención (Coord.), Santo Domingo, D. N., 2010. RevolucionesYconflictos20120207.indd 478 09/02/2012 02:51:25 p.m. Publicaciones del Archivo General de la Nación 479 Vol. CXIX Historia pendiente: Moca 2 de mayo de 1861. Juan José Ayuso, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXX Raíces de una hermandad. Rafael Báez Pérez e Ysabel A. Paulino, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXI Miches: historia y tradición. Ceferino Moní Reyes, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXII Problemas y tópicos técnicos y científicos. Tomo I. Octavio A. Acevedo. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXIII Problemas y tópicos técnicos y científicos. Tomo II. Octavio A. Acevedo. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXIV Apuntes de un normalista. Eugenio María de Hostos. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXV Recuerdos de la Revolución Moyista (Memoria, apuntes y documentos). Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXVI Años imborrables (2da ed.). Rafael Alburquerque Zayas-Bazán, edición conjunta de la Comisión Permanente de Efemérides Patrias y el Archivo General de la Nación, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXVII El Paladión: de la Ocupación Militar Norteamericana a la dictadura de Trujillo. Tomo I. Compilación de Alejandro Paulino Ramos, edición conjunta del Archivo General de la Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXVIII El Paladión: de la Ocupación Militar Norteamericana a la dictadura de Trujillo. Tomo II. Compilación de Alejandro Paulino Ramos, edición conjunta del Archivo General de la Nación y la Academia Dominicana de la Historia, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXIX Memorias del Segundo Encuentro Nacional de Archivos. Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXX Relaciones cubano-dominicanas, su escenario hemisférico (1944-1948). Jorge Renato Ibarra Guitart, Santo Domingo, D. N., 2010. Vol. CXXXI Obras selectas. Tomo I, Antonio Zaglul, edición conjunta del Archivo General de la Nación y el Banco de Reservas. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXXXII Obras selectas. Tomo II. Antonio Zaglul, edición conjunta del Archivo General de la Nación y el Banco de Reservas. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXXXIII África y el Caribe: Destinos cruzados. Siglos xv-xix, Zakari Dramani-Issifou, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXXXIV Modernidad e ilustración en Santo Domingo. Rafael Morla, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXXXV La guerra silenciosa: Las luchas sociales en la ruralía dominicana. Pedro L. San Miguel, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXXXVI AGN: bibliohemerografía archivística. Un aporte (1867-2011). Luis Alfonso Escolano Giménez, Santo Domingo, D. N., 2011. RevolucionesYconflictos20120207.indd 479 09/02/2012 02:51:26 p.m. 480 Publicaciones del Archivo General de la Nación Vol. CXXXVIILa caña da para todo. Un estudio histórico-cuantitativo del desarrollo azucarero dominicano. (1500-1930). Arturo Martínez Moya, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXXXVIII El Ecuador en la Historia. Jorge Núñez Sánchez, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXXXIX La mediación extranjera en las guerras dominicanas de independencia, 18491856. Wenceslao Vega B., Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXL Max Henríquez Ureña. Las rutas de una vida intelectual. Odalís G. Pérez, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXLI Yo también acuso. Carmita Landestoy, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXLII Memorias de Juanito: Historia vivida y recogida en las riberas del río Camú. Reynolds Pérez Stefan, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXLIII Más escritos dispersos. Tomo I. José Ramón López. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXLIV Más escritos dispersos. Tomo II. José Ramón López. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXLV Más escritos dispersos. Tomo III. José Ramón López. Edición de Andrés Blanco Díaz, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXLVI Manuel de Jesús de Peña y Reinoso: Dos patrias y un ideal. Jorge Berenguer Cala, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXLVII Rebelión de los capitanes: Viva el rey y muera el mal gobierno. Roberto Cassá, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXLVIII De esclavos a campesinos. Vida rural en Santo Domingo colonial. Raymundo González, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CXLIX Cartas de la Real Audiencia de Santo Domingo (1547-1575). Genaro Rodríguez Morel, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CL Ramón –Van Elder– Espinal. Una vida intelectual comprometida. Compilación de Alfredo Rafael Hernández Figueroa, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CLI El alzamiento de Neiba: Los acontecimientos y los documentos (febrero de 1863). José Abreu Cardet y Elia Sintes Gómez, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CLII Meditaciones de cultura. Laberintos de la dominicanidad. Carlos Andújar Persinal, Santo Domingo, D. N., 2011. Vol. CLIII El Ecuador en la Historia (2da ed.). Jorge Núñez Sánchez, Santo Domingo, D. N., 2012. RevolucionesYconflictos20120207.indd 480 09/02/2012 02:51:26 p.m. Publicaciones del Archivo General de la Nación 481 Colección Juvenil Vol. I Vol. II Vol. III Pedro Francisco Bonó. Textos selectos. Santo Domingo, D. N., 2007 Heroínas nacionales. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2007. Vida y obra de Ercilia Pepín. Alejandro Paulino Ramos. Santo Domingo, D. N., 2007. Vol. IV Dictadores dominicanos del siglo xix. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. V Padres de la Patria. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. VI Pensadores criollos. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2008. Vol. VII Héroes restauradores. Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2009. Vol. VIII Dominicanos de pensamiento liberal: Espaillat, Bonó, Deschamps (siglo xix). Roberto Cassá. Santo Domingo, D. N., 2010. Colección Cuadernos Populares Vol. 1 Vol. 2 Vol. 3 La Ideología revolucionaria de Juan Pablo Duarte. Juan Isidro Jimenes Grullón. Santo Domingo, D. N., 2009. Mujeres de la Independencia. Vetilio Alfau Durán. Santo Domingo, D. N., 2009. Voces de bohío. Vocabulario de la cultura taína. Rafael García Bidó.Santo Domingo, D. N., 2010. RevolucionesYconflictos20120207.indd 481 09/02/2012 02:51:26 p.m. Revoluciones y conflictos internacionales en el Caribe, 1789-1854, de José L. Franco, se terminó de imprimir en los talleres gráficos de ZZZZZZZZZZ, en febrero de 2012, con una tirada de 1,000 ejemplares. RevolucionesYconflictos20120207.indd 482 09/02/2012 02:51:26 p.m.