De Panamá a Panamá - Consulado General de la República

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Acuerdos de Integración Latinoamericana (1826 - 1881)
DE PANAMÁ A PANAMÁ
Distribución Gratuita
DE PANAMÁ A PANAMÁ
Acuerdos de Integración Latinoamericana
1826 - 1881
...Bolívar y muchos otros tenían la idea de
conformar aquí en Suramérica, en el
Caribe, esa liga de Repúblicas para lograr lo
que ya Bolívar llamaba “El equilibrio y la
paz del universo”, ¡vaya que visión! Ese
proyecto quedó pendiente, ese proyecto se
apagó por un tiempo, 200 años después
emerge de nuevo (...) Cada día somos más
los latinoamericanos y los caribeños que
nos sumamos en cuerpo, nervio, alma,
espíritu y pasión al impulso de este
proyecto. Cada día somos más los hombres
y las mujeres en estas tierras desde el Río
Bravo hasta la Patagonia, en este Caribe
nuestro. Cada día somos más en esta
cuenca caribeña, andina y amazónica.
Cada día somos más en la cuenca del
Amazona, en la cuenca del Río de la Plata,
del Paraná. Cada día somos más los que
sobre el lomo milenario de los Andes, nos
sumamos a este proyecto con las Banderas
de Bolívar.
Estoy completamente seguro que nada ni
nadie podrá detener la irrupción, 200 años
después, de aquel proyecto, el más audaz, el
más ambicioso, el más visionario, el de
mayor alcance que haya surgido en estas
tierras, en cien siglos.
Discurso del Presidente Hugo Chávez Frías con
motivo del 194° aniversario de la firma de la
Declaración de la Independencia...
Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores
BICENTENARIO
5 de Julio de 2005
“El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus
poderes, se fijará en la historia diplomática de América una
época inmortal. Cuando, después de cien siglos, la posteridad
busque el origen de nuestro derecho público y recuerden los
pactos que consolidaron su destino, registrarán con respeto
los protocolos del Istmo. En él encontrarán el plan de
las primeras alianzas, que trazará la marcha de nuestras
relaciones con el universo. ¿Qué será entonces del Istmo
de Corinto comparado con el de Panamá?”
Convocatoria al Congreso de Panamá.
Lima, 7 de diciembre de 1824.
De Panamá a Panamá
Acuerdos de Integración Latinoamericana
1826 - 1881
República Bolivariana de Venezuela
Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores
Ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores
NICOLÁS MADURO MOROS
Secretario General Ejecutivo
CARLOS ERIK MALPICA
Directora de Archivos, Bibliotecas y Divulgación
TERESA I. PINTO GONZÁLEZ
Área de Archivo Histórico
DOLORES DAMARYS CORDERO
Área de Archivo Histórico
Investigadores: Dolores Damarys Cordero, Yepsaly Hernández Núñez, Iliana Gómez
Tovar, Moravia Peralta Hernández, Laura Arreaza Arana.
Transcripción: Alba López.
Área de Divulgación y Apoyo Documental
Correción de Textos: Silvia Delgado, Andrés Leal, Carolina Silva.
Diseño de Portada y Diagramación de Textos: Ronald Gómez.
De Panamá a Panamá / Acuerdos de Integración Latinoamericana, 1826 - 1881.
Área de Archivo Histórico. Caracas
Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, 2010.
pp. 896
Depósito Legal: If44620103202419
ISBN: 978-980-225-109-4
Impreso: Editorial ARTE, S.A.
CONTENIDO
Pág.
Nota del Editor....................................................................................
9
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana - La Gran
Asamblea de Panamá, 1826. Iliana Gómez Tovar ..............................
15
Congreso Americano de Lima, 1847-1848. Dolores Damarys
Cordero .................................................................................................. 195
El Tratado Continental suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú
y Ecuador, 1856. Yepsaly Hernández Núñez........................................ 377
Tratado de Confederación y Alianza entre las Repúblicas de
Venezuela, Nueva Granada, Guatemala, El Salvador, Costa Rica,
México y Perú, celebrado en Washington, el 8 de noviembre de 1856.
Yepsaly Hernández Núñez ...................................................................... 471
Mapa de la Independencia de la América Latina ............................ 513
Congreso Americano de Lima, 1864-1865. Laura V. Arreaza
Arana .................................................................................................... 517
En Pos de Istmania - Los Intentos Unionistas en Centroamérica
entre 1824 y 1872. Moravia Peralta Hernández .................................. 709
La Convocatoria al Congreso Americano en Panamá en 1881,
otro intento fallido de Integración Latinoamericana del Siglo XIX.
Iliana Gómez Tovar ................................................................................ 799
Índice Documental.............................................................................. 863
NOTA DEL EDITOR
De Panamá a Panamá. Acuerdos de Integración Latinoamericana 1826-1881,
es el resultado de más de un año de estudio, reflexión y síntesis de los
investigadores del Archivo Histórico de la Cancillería, bajo la Coordinación
de Dolores Damarys Cordero, atendiendo a la necesidad planteada por
nuestro Ministro Nicolás Maduro Moros de contar con un material de
corte histórico que permita evidenciar el proceso, las actuaciones y las
concepciones políticas que, en la búsqueda de la unión americana, han
estado presentes en los últimos 200 años.
La elaboración de un trabajo de esta envergadura, metodológicamente,
supone el análisis previo de los estudios realizados, lo que nos permitiría
definir el plan general de la investigación. Luego de una ardua búsqueda,
y aunque el tema de la integración latinoamericana es bastante debatido,
encontramos que en nuestro país existe un gran vacío de publicaciones
nacionales al respecto, manifestándose como un tema poco trabajado por
los internacionalistas e historiadores, por lo que fue necesario hacer
seguimiento a publicaciones internacionales y estudios realizados en otros
países que nos permitieran orientar el trabajo.
Efectivamente, las Cancillerías de México, Perú y Chile han compilado
y publicado abundante documentación que reposa en sus archivos sobre
los diferentes procesos de integración continental adelantados por los
países latinoamericanos. Gracias a esta invalorable información, pudimos
localizar en nuestro Archivo Histórico una gran cantidad de documentación
que va desde el Congreso de Panamá, convocado por el Libertador, Simón
Bolívar, en 1826, hasta el nacimiento y auge de la doctrina panamericanista
abanderada por los Estados Unidos de Norteamérica. Por razones metodológicas
relacionadas con el hecho de tratarse de dos períodos claramente diferenciados,
en donde el primero refleja un proceso netamente latinoamericano,
surgido del ideal bolivariano de unidad de las antiguas colonias españolas
9
y el segundo una manifiesta injerencia política e ideológica norteamericana,
hemos dividido el trabajo en dos etapas. La primera etapa, que va desde
1826 hasta 1881, es la que actualmente se presenta y la segunda, aún en
proceso de investigación, que abarca desde 1881, pasando por la consolidación del
panamericanismo con la instalación de la Organización de Estados Americanos
(OEA) en 1948 y culminando con la X Conferencia Interamericana, celebrada
en Caracas en el año 1954, donde se concertaron políticas de persecución a los
movimientos progresistas, que darían sus primeros frutos ese mismo año,
con la invasión a Guatemala y el derrocamiento del Gobierno democrático
de Jacobo Arbenz.
En esta primera parte del proyecto se puede evidenciar, a través de la
documentación encontrada, la continuidad en el desarrollo de los procesos
de integración latinoamericana, iniciados con la convocatoria al Congreso
de Panamá de 1826 y seguido de los Congresos Americanos de Lima de
1847-48, El Tratado Continental y el de Confederación y Alianza de 1856,
el segundo Congreso de Lima de 1864, los diferentes proyectos de
integración centroamericanos y la fallida convocatoria al Congreso de
Panamá de 1881.
Aunque en líneas generales esta información es conocida, gracias a las
mencionadas publicaciones internacionales, la documentación venezolana
al respecto es prácticamente inédita y es una importante muestra de los
mecanismos utilizados para las convocatorias, así como de las instrucciones
impartidas a nuestros representantes, constituyéndose en fuentes de
primer orden para estudiar la política exterior venezolana del siglo XIX.
Así mismo, es una contribución al necesario conocimiento de los antecedentes
de las diferentes iniciativas de integración que apuntala el Gobierno Bolivariano.
DIRECCIÓN DE ARCHIVOS, BIBLIOTECAS Y DIVULGACIÓN
10
1.- Cuadro “Simón Bolívar, Francisco de Paula Santander y otros próceres
de la Independencia saliendo del Congreso de Cúcuta”, realizado por el
pintor Ricardo Acevedo Bernal, en 1926. Quinta Museo de Bolívar.
2.- La Villa de Tacubaya, tomada desde Chapultepec, 1869. Debray, V. México y sus alrededores. Colección de vistas
monumentales, paisajes y trajes del país. Dibujados al natural y litografías.
EN BÚSQUEDA DE LA INTEGRACIÓN HISPANOAMERICANA
LA GRAN ASAMBLEA DE PANAMÁ
1826
Iliana Gómez Tovar
Analizar la importancia del Congreso de Panamá, en los albores del siglo
XXI, es revitalizar el pensamiento bolivariano con respecto a la integración,
pero más aún es desmitificar la idea, que muchos autores le atribuyen al
Libertador Simón Bolívar como precursor del panamericanismo, doctrina
que fue impuesta a finales del siglo XIX por los Estados Unidos y que
bucaba el aislamiento de cada uno de los países latinoamericanos para lograr una relación de subordinación directa de éstos al naciente imperio
estadounidense.
La Gran Asamblea Americana, como le llamó Bolívar, se convirtió en la
fuente de inspiración, tanto de pensadores como de políticos, para pretender
la ansiada unidad latinoamericana. De esta manera, cuando peligraba la
seguridad de los nuevos Estados, ya sea por el avance del expansionismo
de la política exterior estadounidense o por los intentos de reconquista
española, se invocaba la unidad a nombre de nuestro Libertador Simón Bolívar.
En Panamá, en 1826, se firmaron cuatro tratados, entre ellos el más
importante el de “Unión, Liga y Confederación Perpetua”, el cual contenía
una serie de artículos que definían la base de la alianza y que garantizaban
la unión de los pueblos de América una vez descolonizados.
El 22 de junio de 1826 se inaugura el Congreso de Panamá, con la
participación de delegados de Colombia, México, Provincias Unidas de
Centroamérica y Perú, para buscar una alianza que permitiera sostener la
soberanía de cada país y defenderse de toda dominación extranjera.
15
Iliana Gómez Tovar
Entre otros aspectos, se pretendía crear un ejército y una flota conjunta
con carácter permanente, defender la integridad territorial de cada participante,
aplicar una ciudadanía americana única y prohibir la trata de esclavos, así
como incluir la discusión de la independencia de Cuba y Puerto Rico y la
negociación del reconocimiento de los nuevos Estados independientes,
temas que se convirtieron en un vértice del pensamiento anticolonial del
Libertador Simón Bolívar.
Es necesario advertir que existe abundante historiografía sobre
el Congreso de Panamá, parte de ella premiada en el contexto del
sesquicentenario del Congreso de Panamá, como las obras de Francisco
Cuevas Cancino, titulada Del Congreso de Panamá a la Conferencia de Caracas y
la de Joseph Byrne Lockey, titulada Orígenes del Panamericanismo; y otras
dedicadas a la labor del Canciller de la Gran Colombia Don Pedro Gual, las
que describen su incansable actividad para convocar a los representantes
plenipotenciarios para que hicieran presencia en Panamá. Estas obras nos
remiten tanto a la importancia del Congreso como al fracaso de éste, por
la no ratificación de los tratados firmados en Panamá. Pero la dimensión
histórica de este acontecimiento es manifiesta hoy y además contribuye a
comprender los movimientos por la unidad latinoamericana desde el siglo
XIX hasta nuestros días.
Hoy podemos comprender esos movimientos por la unidad latinoamericana,
pero también podemos reconocer la avaricia y los intereses por parte de
las potencias internacionales que, históricamente, han rodeado a los países
de la América del Sur, al ser vistos y calificados como zona de influencia
de los grandes mercados. Además es posible visualizar cómo se envilecieron
gobernantes y funcionarios con las mieles que ofreció Estados Unidos, en
una supuesta política filantrópica hacía Nuestra América, desde 1823 con la
proclamación de la Doctrina Monroe y posteriormente con las reinterpretaciones
nefastas de esa doctrina. En este breve análisis se retoma el tema de la
traición y de la poca convicción política de lo que representaba el Congreso
de Panamá. Roles que fueron encarnados en Francisco de Paula Santander,
Vicepresidente de Colombia y del Canciller Pedro Gual, quienes al no acatar
las instrucciones del Libertador, coadyuvaron a echar por tierra la posibilidad
16
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
de construir una América unida que pudiera luchar contra los intereses
imperialistas de las grandes potencias, actitud que podemos evidenciar en
los documentos que respaldan esta breve presentación.
La necesidad de convocar a una Asamblea de
Plenipotenciarios en Panamá
Para el Libertador Simón Bolívar, la idea de la unidad hispanoamericana
significó un denominador común para el sostenimiento de la independencia
y de la paz. En 1815, en la Carta de Jamaica, ya Bolívar lo había manifestado:
“Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Mundo Nuevo
una sola nación con un solo vínculo que ligue sus partes entre sí y
con el todo. Ya que tiene un origen, una lengua, unas costumbres y
una religión, debería, por consiguiente, tener un solo gobierno que
confederase los diferentes estados que hayan de formarse; mas no es
posible, porque climas remotos, situaciones diversas, intereses opuestos,
caracteres desemejantes, dividen a la América. ¡Qué bello sería que
el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para
los griegos! Ojala que algún ida tengamos la fortuna de instalar allí
un augusto congreso de los representantes de las repúblicas, reinos
e imperios a tratar y discutir sobre los altos intereses de la paz y de la
guerra, con las naciones de las otras partes del mundo.”1
Posteriormente, en 1819, en el Discurso presentado ante el Congreso de
Angostura, Simón Bolívar planteó la creación de la República de Colombia,
integrada por la antigua Capitanía General de Venezuela, el Virreinato de
la Nueva Granada y la Audiencia de Quito, como la puesta en práctica de
su pensamiento integracionista, vislumbrado desde que comienza su vida
pública y que le da inicio al proceso de unificación por el que se luchará
durante todo el siglo XIX. Podemos mencionar que la Gran Colombia, vista
como el paradigma de integración en el siglo XIX, desarrolla una importante
visión de cómo deben establecerse las relaciones diplomáticas entre los
1 “Carta de Jamaica”, en Simón Bolívar. Ideario Político, p. 65.
17
Iliana Gómez Tovar
nuevos Estados nacionales, surgidos luego de la guerra de independencia
en América Latina y su relación con Europa, con la idea de Confederación
como principal interés para establecer la unidad suramericana sobre los
fundamentos de una Liga política y militar regida por una Asamblea Internacional
de Plenipotenciarios. Así tenemos que la República de Colombia firma
tratados bilaterales entre 1822 y 1823, de amistad, unión, liga y confederación
perpetua con Perú, Chile, Argentina y México, todo ello con la intención
de fortalecer a los países americanos y acordar ayudas y acciones mutuas
para rechazar cualquier amenaza extranjera a la independencia ya conquistada.
La visión integracionista de la política exterior colombiana ya estaba expresada
en estos Tratados, que incluían cláusulas referentes al Congreso Interamericano2;
Congreso que según Simón Bolívar tendría para el futuro un valor
histórico trascendental:
“El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes,
se fijará en la historia diplomática de América una época inmortal.
Cuando, después de cien siglos, la posteridad busque el origen de
nuestro derecho público y recuerden los pactos que consolidaron
su destino, registrarán con respeto los protocolos del Istmo. En él
encontrarán el plan de las primeras alianzas, que trazará la marcha
de nuestras relaciones con el universo. ¿Qué será entonces del Istmo
de Corinto comparado con el de Panamá?”3
Estos Tratados bilaterales enmarcaron el proyecto integracionista ideado
por Bolívar, cimentado en el respeto a los derechos soberanos de los países,
para concebir la unión bajo la igualdad entre los Estados, respetando los
principios fundamentales de la justicia, además que formarían parte de los
tratados preparatorios del Congreso del Istmo que buscaban… “crear las
condiciones previas para que en el momento de producirse la convocatoria del proyectado
Congreso de Panamá, ya los miembros de la futura Alianza anfictiónica estuvieran
comprometidos contractualmente a consignar, en un Tratado general, las fórmulas de
cooperación que habían aceptado en las negociaciones bilaterales con la República de Colombia”4
2 Ver documento Nº 2.
3 Vicente Lecuna, Cartas del Libertador, Tomo IV, pp. 211-214.
4 Indalecio Liévano Aguirre, Bolivarismo y Monroísmo, p.47.
18
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Los convenios para las negociaciones realizadas por el Secretario de
Estado y Relaciones Exteriores de entonces, Pedro Gual, para la firma de
los Tratados bilaterales encontraron aceptación o resistencia en los gobiernos
hispanoamericanos, a causa de las particularidades de la guerra de
independencia por las que estaban atravesando, así como ante la cuestión
de límites fronterizos. Don Joaquín Mosquera, fue designado para adelantar
las negociaciones en Lima, Chile y Buenos Aires; mientras que Miguel
Santamaría hizo lo mismo en México. Retomaremos este punto cuando
analicemos los pormenores de la convocatoria al Congreso de Panamá.
El proyecto bolivariano de integración se desarrolló bajo un contexto de
lucha, entre las potencias de entonces, para no dejar que la independencia se
lograra en las otrora colonias españolas y, por supuesto, para ocupar aquel
lugar dejado por la Metrópoli5. Asimismo, Colombia veía con cautela la
trama de Europa en su idea de fundar monarquías. La invasión de España
por fuerzas francesas en abril de 1823, aprobada por la Santa Alianza,
integrada por Rusia, Prusia, Austria y Francia y la firma del Tratado
de Verona, en septiembre de 1823, por cuyas cláusulas los miembros de la
Santa Alianza se obligaban a poner término a los republicanismos en América,
hicieron sospechar al Gobierno británico de una posible intervención de
esta coalición europea en el continente, de tal manera que el Ministro inglés,
George Canning, temeroso por lo que esta coalición pudiera generar en
la política comercial entre la Gran Bretaña y América instó a Francia y le
manifestó que la marina inglesa no permitiría ningún tipo de intervención
contra la América del Sur y que Gran Bretaña estaba dispuesta a establecer
u organizar alianzas para hacerle frente a la Santa Alianza.
El Ministro Canning trató de acercarse al Gobierno estadounidense y le
propuso realizar una declaración conjunta; declaración que fue rechazada
por este Gobierno y que dio lugar a que el Secretario de Estado, John
Quincy Adams, sugiriera al Presidente James Monroe la elaboración de
una declaración propia contra la Santa Alianza.6
5 Indalecio Liévano Aguirre, Ob cit., p.64.
6 Para conocer más leer Indalecio Lievano Aguirre, Bolivarismo y Monroísmo, escritor
colombiano quien realiza una excelente comparación entre estas dos ideas políticas
desde sus orígenes. También La Doctrina de Monroe. Su origen y principales fases de evolución, escrito
por Luis Izaga, publicado en 1929.
19
Iliana Gómez Tovar
Por lo tanto, la Santa Alianza, coadyuvó a generar desconfianzas sobre
la posible intervención y reconquista, por parte de Europa, de las antiguas
colonias españolas en América o simplemente fue vista como excusa para
fomentar la denominada Doctrina Monroe7. Sin Embargo; el discurso del
Presidente James Monroe8, colmó de esperanzas a los nuevos gobiernos
hispanoamericanos, quienes se sintieron protegidos y asegurados en su
existencia como naciones libres; entre ellos, figuraba el Vicepresidente de
Colombia, Francisco de Paula Santander, quien simpatizaba con la política
norteamericana y alentaba un posible traslado a la América del Sur del
modelo constituyente de los EE.UU.:
“Santander quiso aprovechar la reunión del Congreso de Panamá
para establecer una sólida y definitiva alianza con los Estados
Unidos, alianza que aparejaba la protección de la Doctrina Monroe
y significaba una garantía anticipada de que los países situados al sur
del hemisferio adoptarían en su organización interna, las instituciones
políticas y económicas de la República norteamericana.”9
Tanta simpatía hizo a Santander introducir modificaciones al proyecto
original de confederación de Simón Bolívar, proyecto que el Libertador
concebía solamente con la América antes española mediante la Asamblea de
Plenipotenciarios a reunirse en Panamá10. Francisco de Paula Santander,
como Ejecutivo de la República de Colombia y Pedro Gual11, como organizador
de la Gran Asamblea Americana, decidieron, haciendo caso omiso de las
instrucciones del Libertador, extender la invitación al Gobierno estadounidense12,
7 Declaración hecha por el presidente de los Estados Unidos, James Monroe, el 2 de diciembre
de 1823, en su Mensaje anual al Congreso, a causa de las pretensiones invasoras manifestadas
por el Gobierno de Rusia en la costa Noroeste de los Estados Unidos y los propósitos,
reales o supuestos, de la llamada Santa Alianza en Europa de intervenir en América.
8 Ver documento Nº 3.
9 Indalecio Lievano Aguirre, Los grandes conflictos sociales y económicos de nuestra historia. De la Campaña
Libertadora al Congreso de Panamá, p. 634.
10 Ver documento Nº 7.
11 Pedro Gual, se le conoce como el Canciller de la Gran Colombia, cargo que ocupó desde 1821
hasta 1825. Organizador y Ministro Plenipotenciario de la República de Colombia ante el Congreso
de Panamá. Ocupó la Presidencia de la República de Venezuela en tres oportunidades.
12 Para conocer más sobre este aspecto es interesante revisar el estudio que realiza Harold A.
Bierck Jr, La vida pública de don Pedro Gual. El autor señala, en el capítulo que dedica a las relaciones
diplomáticas entre la República de Colombia y los Estados Unidos, que Pedro Gual se sentía
20
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
al imperio del Brasil y al Reino de los Países Bajos13. Así lo manifestó
el Canciller de Colombia, Pedro Gual a José María Salazar, Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Colombia en los Estados
Unidos, quien afirmó además que el Vicepresidente de Colombia, Francisco
de Paula Santander, deseaba que los Estados Unidos enviaran representantes
al Congreso de Panamá y no sólo eso, sino que las dos máximas expuestas
por Monroe le parecían favorables para el destino de los pueblos de la
América del Sur…“Estas maximas son 1ª el procurar poner termino a toda especie
de colonización Europea en el continente americano y 2ª denunciar la aplicación de
los asuntos contentivos de la Santa Alianza como perjudiciales a la paz y seguridad
de dicho Estados Unidos”14. Máximas que convirtieron a la América del Sur en
víctima de las intervenciones norteamericanas, ya que cualquier injerencia u
opresión que se realizara en contra de los territorios de los nuevos Estados
americanos y que no fueran en contra de sus intereses o incluso que los beneficiara
era totalmente permitida:
“El Mensaje del 2 de diciembre de 1823, ya en los mismos días de su
enunciación con apariencias momentáneamente protectoras, encerraba
en su seno un fermento de ambiciones imperialistas insaciables, que
iban fraguando, para consumarlas en momento oportuno, extensas
incursiones depredatorias por los países civilizados por España.”15
familiarizado con los recursos, las leyes y el pueblo estadounidense. Hay que recordar que Gual
estuvo residenciado en ese país, como agente diplomático, durante cinco años desde 1815 hasta
1820. El autor también señala que Gual, en 1815, ya había manifestado su deseo de establecer una
unión entre Estados Unidos y el Sur de Colombia. Luego en 1816, como una anticipación a las
declaraciones de James Monroe, le escribió a Thornton que el interés de la Nueva Granada consistía
en que los europeos no obtuvieran colonias adicionales en la América del Sur. El autor es enfático
y afirma que los esfuerzos de agentes diplomáticos, en Estados Unidos, como Pedro Gual y Manuel
Torres hicieron posible la popularizaron de algunas de las ideas manifestadas en la declaración
de James Monroe en 1823. Asimismo, sostiene que Pedro Gual como organizador del
Congreso de Panamá tomó la decisión de invitar a la Gran Bretaña y que como en el caso de
los Estados Unidos, la iniciativa fue solo suya. El autor expone diversos motivos que tuvo Pedro
Gual para la toma de estas decisiones: la amenaza de la Santa Alianza sobre la América del Sur,
el poderío militar de Inglaterra, entre otros elementos. pp. 225-286. En los documentos que
reposan que el Archivo Histórico de la Cancillería venezolana, podemos hallar la comunicación que
Pedro Gual le envió a José María Salazar, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de Colombia en los Estados Unidos, en la cual manifiesta el deseo que tiene la República
de Colombia de que Estados Unidos envíe representantes al Congreso de Panamá.
13 Ver documento Nº 6.
14 AHMPPRE, Archivo Antiguo, México, Vol. 14, Exp. 33.
15 Luis Izaga, La Doctrina de Monroe. Su origen y principales fases de evolución, p.46.
21
Iliana Gómez Tovar
Francisco de Paula Santander en su afán de congraciarse con el Gobierno
estadounidense, no vislumbró que la Doctrina de Monroe, se convertiría
en la antítesis del proyecto bolivariano y que la invitación realizada a los
Estados Unidos arruinaría las bases de “la Gran Asamblea del Istmo”;
sólo los hombres con una visión futurista lo pudieron vislumbrar, y es
allí donde comienzan las divergencias entre hombres como Francisco de
Paula Santander y el Libertador Simón Bolívar, que según Joseph Lockey
forma parte de las dos tendencias políticas que se estaban formando
desde Colombia: la santanderista con su mirada hacia Norteamérica y la
bolivariana inclinada hacia la Gran Bretaña16.
Los hechos de la política exterior estadounidense y las diversas interpretaciones
que se hicieron del discurso de Monroe, desenmascararon paulatinamente
las verdaderas intenciones imperialistas de los Estados Unidos de Norteamérica,
que Bolívar pudo descifrar:
“Y la iniciativa del Libertador, si no para otra cosa, sirvió a maravilla
para descubrir la poca sinceridad y desinterés del célebre mensaje y
poner de manifiesto el abismo espiritual y de opuestos intereses que
separaba la América anglosajona de la América española.17”
Recordemos que desde que fue anunciada la Doctrina de Monroe se
anexionaron a Estados Unidos, Tejas, Nuevo México, California y la zona
del Canal de Panamá.
Reacciones a la propuesta bolivariana
Chile y las Provincias Unidas del Río de la Plata
Las voces contrarias a la propuesta de Bolívar también se levantaron en
la propia América del Sur, ya que entre los temas convenidos para las
negociaciones se encontraba el reconocimiento del principio del uti possidetis
iuris; tanto Chile como Perú se resistían a la aplicación de este principio en
vista de que ambos países no garantizaban la resolución de sus acuerdos en
materia de límites fronterizos.
16 Joseph Byrne Lockey, Orígenes del Panamericanismo, p. 228.
17 Luis Izaga, La Doctrina de Monroe, pp. 36-37.
22
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
El tema de las ayudas militares en caso de conspiraciones internas también
creó suspicacias en los Gobiernos de Chile y Buenos Aires, hasta llegar al
punto de pensar que la República de Colombia tenía tintes intervencionistas18.
Y no sólo objetaron estos temas, sino que tampoco aprobaron que Panamá ni
ninguna otra ciudad colombiana se convirtiera en sede del Congreso, así como el
carácter de perpetuidad de la liga. El escritor Indalecio Liévano Aguirre expresa
claramente algunos de los motivos por los que el Congreso chileno se presentó
tan reaccionario a la propuesta bolivariana, veamos el siguiente fragmento:
“…compuesto (el Congreso chileno) por los representantes de la
poderosa oligarquía territorial de ese país, y él (Tratado firmado
entre Colombia y Chile el 21 de octubre de 1821) sufrió un rechazo
casi general en el senado, en cuyo informe decían los legisladores que
no lo hallaban conforme a la independencia del país, a los principios
liberales que ha proclamado la nación, ni a las luces del siglo.”19
Las exigencias y modificaciones realizadas por el Congreso chileno, hicieron
que se suspendieran las negociaciones, lo que también incluía la renuencia
a cualquier compromiso ante la futura alianza. Al no ratificar el Tratado
bilateral con Colombia ya era de esperarse la ausencia de éste en Panamá,
además su atención estaba concentrada en los ejércitos que estaban en Perú y
en Bolivia. Similar suerte tuvo la negociación del tratado bilateral de Colombia
con Argentina, (recordemos que estos Tratados incluían cláusulas concernientes
a la Asamblea de Plenipotenciarios en Panamá); el Gobierno de Buenos
Aires no aceptó el compromiso de perpetuidad, Pedro Gual señala que el
señor Mosquera sólo encontró oposición en esta nación.”20
El Estado del Perú
Perú envía a Manuel Lorenzo Vidaurre y a José María Pando como
Ministros Plenipotenciarios a la Asamblea del Istmo, viajan con las
instrucciones impartidas por Tomás de Heres, que son similares a las de la
República de Colombia. Pero una vez en Panamá, Manuel Vidaurre, quien
había llegado seis meses antes que los Delegados de Colombia, se dio a
18 Indalecio Liévano Aguirre, Bolivarismo y Monroísmo, p. 50.
19 Ibídem. p. 51.
20 Ver documento Nº 6.
23
Iliana Gómez Tovar
la tarea de cambiar algunos aspectos de dichas instrucciones; actuación
controversial y en la que juegan un papel importante las desavenencias y diferencias
que se estaban gestando en contra del Libertador Simón Bolívar, luego
del triunfo en Ayacucho y por haber logrado en 1825, la independencia
del Alto Perú y creación de Bolivia. Diversos autores y estudiosos del
Congreso de Panamá, señalan que estas diferencias también fueron trasladadas
a la Asamblea de Plenipotenciarios en el Istmo. Vidaurre lo manifestó en su
discurso al instalarse la Asamblea el 22 de Junio de 1826, cuando expresó
que…“Con respecto a nosotros mismos, dos son los terribles escollos. Es el uno: el deseo
de engrandecimiento de unos Estados á costa de los otros. Es el segundo: el peligro de
que un ambicioso quiera aspirar á la tiranía y esclavizar a sus hermanos. Temo ambos casos,
tanto como desprecio las amenazas de los débiles españoles”21. Esto lo dijo aludiendo
injustificadamente a la República de Colombia y a Simón Bolívar, quien
conociendo estas ideas contrarias a su persona y a su gestión, decidió dejar
al Consejo de Gobierno peruano la libertad de impartir las instrucciones
a los representantes peruanos al Congreso de Panamá, lo que sirvió para
que éstos modificaran el proyecto de confederación original y que sólo se
otorgara importancia a las posibles disputas de fronteras con Colombia.22
Estas instrucciones ya no establecían una Asamblea permanente de los
Estados Hispanoamericanos, sino que sería creada cada dos años en tiempos
de paz y cada uno en tiempos de guerra. Por lo tanto, la meta de Bolívar
fue confinada a un pacto para defender la soberanía de las potencias
confederadas contra cualquier dominación extranjera.
La actitud de Vidaurre generó un enfrentamiento con Pedro Gual,
quien veía en estas nuevas bases una idea totalmente contraria al proyecto
original de la Asamblea, el compañero de Vidaurre, José María Pando, se
desliga y aclara que esas bases son únicamente opiniones personales de
éste. En las reuniones informales, estas instrucciones no son aceptadas,
y ambos representantes peruanos solicitaron al Gobierno del Perú
nuevas instrucciones, las que fueron elaboradas por Hipólito Unánue.
Estas tampoco serán las definitivas porque Pando debió ausentarse de Panamá
y regresar a su país para ejercer el cargo de Ministro de Relaciones Exteriores,
en su lugar fue enviado Manuel Pérez de Tudela, lo que implicó la entrega de
21 Memorias del General O’Leary, Tomo XXIV, p. 329.
22 Indalecio Liévano Aguirre, Bolivarismo y Monroísmo, pp. 132-133.
24
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
nuevas instrucciones, más favorables y que sólo objetaban el tema referido
a la convención de Contingentes, realizadas por el mismo Pando; sin embargo
la tensión persistía entre los Delegados del Perú y los de Colombia.23
El Imperio del Brasil
Según Germán de la Reza, el Imperio del Brasil mostraba poco interés
hacia el proyecto de Confederación que proponía Simón Bolívar. Su
régimen monárquico y esclavista, además de la diferencia de lengua, lo
hace ajeno a la realidad de los otros Estados hispanoamericanos. Asimismo,
sus problemas fronterizos con Argentina por el control sobre la Banda
Oriental 24 atraen toda su atención 25. No obstante, la República de
Colombia, a través del señor Manuel José Hurtado, Enviado Extraordinario
y Ministro Plenipotenciario de la República de Colombia en Londres, al
Ministro Plenipotenciario del Brasil, Manoel Rodrigues Gameiro, le extendió
una invitación para que asistiera a la Asamblea de Plenipotenciarios en
Panamá con la siguiente justificación…“ que entre los objetos de deliberación
de la Asamblea hay algunos de considerable importancia que conciernen no solo de
los Gobiernos erigidos en las provincias antes Españolas, sino a las demás potencias
Americanas y particularmente al Gobierno de S. M. y Brasilense”26. En enero de
1826, la República de Colombia recibe la respuesta afirmativa del Gobierno
del Brasil, para asistir a la Asamblea de Panamá, siempre y cuando las
discusiones y estipulaciones no se opongan a su política de neutralidad
en la guerra con España27. De cualquier manera, tampoco asistieron sus
Delegados al Congreso.
Los Estados Unidos de Norteamérica
Como hemos señalado anteriormente, las instrucciones generales dadas
por el Presidente de los Estados Unidos, John Quincy Adams, y el Secretario
23 Germán A. de la Reza, El Congreso de Panamá y otros ensayos de integración latinoamericana en el siglo XIX,
pp. 22-23.
24 Territorio ubicado al este del Río Uruguay y al norte del Río de la Plata. Abarca aproximadamente la
actual República del Uruguay y parte del actual Estado brasileño de Río Grande del Sur.
25 Ver documento Nº 29.
26 AHMPPRE, Archivo Antiguo, México, Vol. 15, Exp. Nº 62.
27 Ver documento Nº 26.
25
Iliana Gómez Tovar
de Estado, Henry Clay, a los señores Richard C. Anderson y John
Sergeant, nombrados Enviados Extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios de
los Estados Unidos al Congreso de Panamá, dejaban claro que no poseían
intención de establecer alianzas y mucho menos contradecir la política
de neutralidad y aislacionismo establecida por los “Padres fundadores”,
como decía Thomas Jefferson en su mensaje con que inauguró su etapa
presidencial en 1801…“paz, comercio y honrada amistad con todas las
naciones; alianzas embarazosas con ninguna”. Aunque los representantes
de Estados Unidos no estuvieron presentes en la Asamblea de Panamá28,
las instrucciones dadas a éstos muestran la política exterior de esta nación
hacia la América del Sur. Observemos algunos fragmentos de estas instrucciones:
“El Presidente opina que el referido Congreso se debe considerar
como un cuerpo diplomático, y no como uno revestido de los
poderes de una legislación ordinaria. Se desecha la idea de un consejo
anfictiónico, revestido de poderes para decidir las controversias que
suscitaren entre los Estados americanos, o para arreglar, de cualquiera
manera, su conducta. Procedo a llamar la atención de ustedes las
instrucciones del Presidente, por las cuales se gobernarán ustedes
después de arreglar el punto preliminar de que he tratado. La primera
observación que se presenta, al acceder a la invitación que se nos
ha hecho, es, que no se tiene la menor intención de mudar la pacífica
y neutral política que actualmente caracteriza a los Estados Unidos.
Al contrario, las tres repúblicas que nos han convidado, están bien
impuestas (pues así siempre lo hemos inculcado), que los Estados
Unidos no se desviarían de aquella política y que cumplirán con la
mayor escrupulosidad con todas las obligaciones de una potencia
neutral. Otras razones median para impedir que los Estados Unidos
entren en esta alianza. Desde el primer establecimiento de su actual
Constitución, sus ilustres estadistas han inculcado la opinión, como una
máxima de su política, que debían evitarse alianzas extranjeras”29.
28 El sr. Richard Anderson falleció en el camino hacia Panamá y John Sergeant aún estaba en
Washington cuando recibió la noticia de la clausura del Congreso de Panamá.
29 Germán A. de la Reza, El Congreso de Panamá de 1826 y otros ensayos de integración latinoamericana
en el siglo XIX, pp. 126-155.
26
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Además es importante considerar que una de las ideas esenciales del
Congreso de Panamá, consistía en la abolición del comercio de los esclavos
africanos, tema que no quiso asumir el Congreso de los Estados Unidos.
Los Estados Unidos Mexicanos
José María Michelena y José Domínguez Manso serían los Ministros
Plenipotenciarios que los Estados Unidos Mexicanos enviaron al Congreso de
Panamá. México tuvo que someter su actuación en la Asamblea de Panamá
al conflicto que atravesaba su país, bien sea por las diferencias generadas
por las negociaciones del Tratado de Comercio con los Estados Unidos
o por los enfrentamientos entre las logias masonicas yorkinas y escocesa. Es
importante considerar que la presencia de las logias masónicas está muy
relacionada con la historia política de México. La logia yorkina aparece
en México en 1825, bajo la presidencia de Guadalupe Victoria, lo que
produjo enfrentamientos con la logia escocesa, que se introdujo en
México al iniciarse el proceso de independencia.30
Los yorkinos fueron apoyados por el Ministro estadounidense en México,
Joel Poinsett, quien recibió como mandato de su gobierno buscar el apoyo a
la Doctrina Monroe en Hispanoamérica, especialmente en México, además
de promocionar la formación de partidos en base a principios masones.
La rivalidad de estas dos logias fue contundente como base de los partidos políticos mexicanos. La escocesa integrada por españoles, alto clero y
jerarquía militar conformarían a los futuros centralistas, quienes posteriormente
se convertirían en los conservadores que apoyaron la formación de
gobiernos monárquicos; mientras que los yorkinos defendían las reformas
liberales a favor de la conformación de la república federal.31
El Gobierno mexicano se ve persuadido por Joel Poinsett y por lo tanto
también extendió una invitación al Gobierno de los Estados Unidos.
En las discusiones, objetaron una cláusula que concedía la libertad
de comercio a los países confederados, por no poseer instrucciones para
ello. También rechazaron la provisión que les permitía ejercer como Corte
30 Gloria M. Delgado de Cantú, Historia de México: Legado histórico y pasado reciente, p. 137
31 Ibídem. p. 138.
27
Iliana Gómez Tovar
de Arbitraje al Consejo permanente de la Confederación. Asimismo,
propusieron a la villa de Tacubaya como la sede de la próxima reunión de
la Asamblea. Solicitaron en sus propuestas que el Tratado de Unión, Liga y
Confederación sólo permaneciera en vigor en tiempos de guerra. Los Delegados
mexicanos, expresaron la intención de invitar a aquellas naciones que eran
afínes a la liga, para que participaran en la elaboración de un Código
de Derecho Internacional, tema que rechazaron los Plenipotenciarios
colombianos por considerarlo riesgoso para el Tratado.32
Es importante mencionar que las conversaciones iniciales, para la realización
de las convocatorias al Congreso de Panamá, se llevaron a cabo con el
Canciller Lucas Alamán, ideólogo de la unidad hispanoamericana, quien
tuvo que dejar el cargo por sus continuos enfrentamientos con Joel Poinsett.
Luego las conversaciones se establecieron con Juan José Espinosa de los
Monteros. Es de suponer que la influencia del ministro Poinsett se hizo
presente en las decisiones tomadas ante la Asamblea de Panamá para
desvirtuar la idea original de Simón Bolívar, porque el concepto que se
divulgó en países como México, Perú, Argentina y Centroamérica era que
el Libertador pretendía ejercer un mando supremo, a través de la Asamblea,
para dominar a Hispanoamérica. En gran medida, este mensaje era divulgado
por algunas de estas logias masónicas, las cuales se establecieron en
Hispanoamérica durante el siglo XIX en un número importante y utilizaban
estas reuniones como excusa para hacer grupos de discusión política y
de alguna manera influir en las decisiones del devenir político de las nuevas
naciones independientes. Suponemos, que de allí derivó la posición del
Libertador en cuanto a la masonería, quien le expresa a Francisco de Paula
Santander en carta fechada en Potosí, el 21 de octubre de 1825, que:
“También son alarmantes las necedades de los cuervos contra los
extranjeros. Esto quiere decir que si nos descuidamos los cuervos
nos comerán y si no vea Vd. Lo del Dr. Pérez. Pero Vd. Tiene la culpa,
porque no los ha sabido tratar por majaderías de masones, y por
los ataques a sus principios por parte de los amigos de Vd. mismo.
Conmigo siempre están bien, porque los lisonjeo, y los sujeto en los
límites que me parecen justos. Maldito sean los masones y los tales
32 Harold A. Bierck Jr., La vida pública de don Pedro Gual, p. 308.
28
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
filósofos charlatanes. Estos han de reunir los dos bellos partidos
de cuervos blancos, con cuervos negros: al primero por quererlo
humillar, y al segundo por quererlo ensalzar. Por los filósofos,
masones y cuervos, no he de ir a Colombia. Por acá no hay nada de
esto, y los que haya serán tratados como es justo”33.
Francisco de Paula Santander fundó, en 1820, la logia Libertad de
Colombia, grupo que logró conformar una élite política que luchaba para
controlar el destino de este territorio luego del proceso de independencia34.
Desde estos grupos masónicos se generaron los movimientos conspirativos en
contra del Libertador Simón Bolívar, en los cuales participaron Luis Vargas
Tajada35, Ezequiel Rojas y Mariano Ospina Rodríguez, todos seguidores
de Santander. Es por ello, que en 1828 Bolívar decretó la prohibición
de todas las asociaciones o confraternidades secretas.36
El día de la América
El 22 de junio de 1826 se inauguró el Congreso de Panamá, con la
participación de Delegados de Colombia, México, Provincias Unidas de
Centroamérica y Perú, para buscar una alianza que permitiera sostener la
soberanía de cada país y defenderse de toda dominación extranjera, además
de la intención de crear un ejército y una flota conjunta con carácter
permanente, defender la integridad territorial de cada participante, aplicar
una ciudadanía americana única, prohibir la trata de esclavos, discutir y
decidir sobre la independencia de Cuba y Puerto Rico y procurar lograr el
reconocimiento de los nuevos Estados independientes, bajo la siguiente agenda:
1. La renovación de los pactos de unión y alianza.
2. La publicación de un manifiesto en que se denuncia la actitud de
España y el daño que ha causado al Nuevo Mundo.
33 Vicente Lecuna, Ob. cit., Tomo V, p. 144.
34 Gilberto Loaiza, “La masonería y las facciones del liberalismo colombiano durante el siglo XIX.
El caso de la masonería de la Costa Atlántica”, en Historia y Sociedad. n° 13, Universidad Nacional de
Colombia, Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Medellín, 2007
35 Luis Vargas Tejada, participó en el atentado en contra de Simón Bolívar, el 25 de septiembre de
1828, luego huyó hacia las montañas para dirigirse a los llanos.
36 Jorge Mier Hoffman. Bolívar y las Sociedades Secretas, en http://www.simon-bolivar.org/Principal/
bolivar/soc_secret02.html
29
Iliana Gómez Tovar
3. Decidir sobre el apoyo a la independencia de Cuba y Puerto
Rico, así como de las islas Canarias y las Filipinas.
4. Celebrar tratados de comercio y de navegación entre los Estados
confederados.
5. Involucrar a Estados Unidos para hacer efectiva la doctrina
Monroe en contra de las tentativas españolas de reconquista.
6. Organizar un cuerpo de normas de derecho internacional.
7. Abolir la esclavitud en el conjunto del territorio confederado.
8. Establecer la contribución de cada país para mantener los
contingentes comunes.
9.
Adoptar medidas de presión para obligar a España al reconocimiento
de las nuevas repúblicas.
10. Establecer las fronteras nacionales con base en el principio de
Uti possidetis, tomando como base el año de 1810. 37
Bajo el calor del trópico comenzaron las deliberaciones, previas a la
instalación formal con la presencia de todos los Delegados, que giraban
en torno a los planteamientos del representante peruano Manuel de Vidaurre,
con su propuesta amplia de confederación, ante la cautelosa actitud del
Plenipotenciario colombiano Pedro Gual, quien no quiso presentar un
contraproyecto para no causar rivalidad en la negociación 38. A pesar de los
puntos divergentes entre los delegados como el principio de uti-possidetis
de 1810, la condición de asamblea permanente, la libertad de comercio y
el principio de arbitraje, se logró la firma de cuatro tratados, entre ellos el
más importante, el de “Unión, Liga y Confederación Perpetua”, el cual contenía
una serie de artículos que definían la base de la alianza y que garantizaba la
unión de los pueblos de América una vez descolonizados, la consolidación de la
soberanía y la búsqueda de elementos comunes de costumbres y tradición39, para
hacer a los jóvenes Estados fuertes ante los imperios saqueadores. 37 Germán A. de la Reza, “El Congreso anfictiónico de Panamá de 1826. Una hipótesis complementaria
sobre el fracaso del primer ensayo de integración latinoamericana”, en Auracaria http://redalyc.uaemex.
mx/redalyc/pdf/282/28210409.pdf 38 Harold A. Bierck Jr., Ob. cit., p. 308.
39 Ver documento Nº 39.
30
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
De este modo se constituía el sueño de Bolívar: unir a la América más
que integrar a naciones aisladas, que según palabras del Libertador el
Congreso de Panamá:
“...parece destinado a formar la liga más vasta, o más extraordinaria
o más fuerte que ha aparecido hasta el día sobre la tierra. La Santa
Alianza será inferior en poder a esta confederación, siempre que la
Gran Bretaña quiera tomar parte en ella, como Miembro Constituyente.
El género humano daría mil bendiciones a esta liga de salud y la
América como la Gran Bretaña cogería cosechas de beneficios. Las
relaciones de las sociedades políticas recibirían un código de derecho
público por regla de conducta universal.”40
Las reuniones formales de la Asamblea de Panamá se realizaron entre
los días 22 de junio y 15 de julio de 1826 y sus resultados no reflejaron el
ideal bolivariano de unidad continental y, a pesar de todos los puntos que
marcaron diferencias entre los Estados allí representados por sus respectivos
Ministros Plenipotenciarios, se suscribieron cuatro documentos contractuales:
1) Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua, 2) Concierto sobre el
artículo II para trasladar las reuniones del Congreso a la villa mexicana
de Tacubaya, 3) Convención de contingentes y 4) Concierto referente al
artículo II de la convención de Contingentes41. Según estas cláusulas, la
liga no se constituiría como un organismo supranacional. Sus atribuciones se
circunscribían a negociar y concluir convenciones, colaborar con el
mantenimiento de la paz, sin obligatoriedad de las decisiones arbitrales.
Además, estos Tratados no fueron ratificados en Tacubaya, debido en gran
parte a las artimañas del Ministro estadounidense Joel Poinsett. Solamente
la República de Colombia los ratificó.
Los Delegados de Centroamérica y los de México propusieron que la
sede de la futura Asamblea fuera trasladada a la villa mexicana de Tacubaya,
ya que argüían que las condiciones sanitarias de Panamá no eran las más
idóneas para continuar con las deliberaciones. Esta propuesta dejaba ver
la desconfianza que giraba alrededor de Bolívar al no aceptar como sede
40 “Un Pensamiento sobre el Congreso de Panamá” en Germán A. de la Reza, El Congreso de Panamá
de 1826 y otros ensayos de integración latinoamericana en el siglo XIX, pp. 84-85.
41 Celestino Andrés Arauz, Panamá y sus Relaciones Internacionales, Tomo 15, p. 29.
31
Iliana Gómez Tovar
a ninguna ciudad colombiana; así el 15 de julio de 1826 se firmaron
oficialmente los documentos del Congreso, con el compromiso de la
ratificación de los tratados por sus respectivos Gobiernos y Congresos y
de la asistencia de Plenipotenciarios a la asamblea General a reunirse en la
villa de Tacubaya.42
Ya en Tacubaya, en 1827, sólo con la presencia de Pedro Gual, representante
de la República de Colombia, el Ministro Plenipotenciario de Centroamérica
Antonio Larrazábal y los plenipotenciarios de México, el interés por la
ratificación de los Tratados disminuyó. La ratificación de los tratados de
Panamá ni siquiera era mencionada en las sesiones del Congreso mexicano,
además de los elementos que tenía en contra esta ratificación, como los
movimientos separatistas que emergían en la República de Colombia
con José Antonio Páez a la cabeza y los movimientos antibolivarianos en
el Perú. Es importante considerar que la voz de los Estados Unidos de
Norteamérica se hizo presente en las discusiones en Tacubaya, a través de
John Sergeat y Joel R. Poinsett, quienes insistían que sólo aceptarían que
se celebraran tratados de amistad y comercio, sin conceder privilegios a ninguna
nación. Ya a comienzos del año 1828, Pedro Gual veía imposible que se
lograra la Confederación Hispanoamericana. El Senado mexicano no mostraba
interés para ello, a pesar de que el Presidente Guadalupe Victoria le solicitó
que aceleraran las discusiones para la ratificación de los tratados de Panamá.
El Senado insistía que era imposible el canje de ratificaciones, en vista de
que en Perú se habían resistido a la confederación y que en Centroamérica no
existía Cuerpo legislativo43. Luego de dos años de gestión para tratar que se
lograra la ratificación de los tratados suscritos en Panamá, el 9 de de octubre
de 1828, se declaran en Tacubaya finalizadas las labores del Congreso y
fracasado el proyecto de Confederación Hispanoamericana.44
Desilusión fue lo que embargó a quienes soñaban con la Confederación
Hispanoamericana, el mismo Bolívar lo expresó de esta manera en una carta
enviada al General José Antonio Páez, fechada en Lima, el 8 en agosto de 1826:
42 Indalecio Lievano Aguirre, Bolivarismo y Monroísmo, pp. 151-152.
43 Harold A. Bierck Jr., Ob. cit., p. 326.
44 Germán A. de la Reza, El Congreso de Panamá de 1826 y otros ensayos de integración latinoamericana en
el siglo XIX. p. 48.
32
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
“El Congreso de Panamá, institución que debiera ser admirable si
tuviera más eficacia, no es otra cosa que aquel loco griego que
pretendía dirigir desde una roca los buques que navegaban. Su poder
será una sombra y sus decretos meros consejos: nada más”45.
A manera de Conclusión
A pesar de la no ratificación de los Tratados, el Congreso de Panamá
se convirtió en la fuente de inspiración para pretender la ansiada unidad
latinoamericana. Cuando peligraba la seguridad de los nuevos Estados, ya
sea por el avance del expansionismo norteamericano o por los intentos
de reconquista española, los presidentes invocaban la unidad a nombre de
nuestro Libertador Simón Bolívar, así lo señala A. Glinkin:
“Con la iniciativa de crear en América Latina una alianza defensiva sin
la participación de EE.UU. se pronunciaron distintos países: México,
Venezuela, Perú Chile, Ecuador y los países de la América Central.
Eso evidencia que la concepción de la cooperación latinoamericana
fundamentada por Bolívar, la hizo suya la diplomacia de la región”.46
Bolívar fundó las bases de un ideal de la unidad hispanoamericana; además,
la importancia de la Asamblea trasciende al punto de que aunque no se
ratificaron los tratados, si se discutió y estuvieron de acuerdo los representantes
de los países asistentes en la necesidad de propiciar la solidaridad defensiva
entre las naciones; así como en los procedimientos a seguir para el logro
de la reconciliación cuando se presentaren controversias entre los países,
la no intervención, la Codificación del Derecho Internacional, la abolición
de la esclavitud, entre otros aspectos.
Y aunque desde comienzos de la Guerra de Independencia se discutía
la imperiosa necesidad de la unión para combatir a las fuerzas realistas y
los ejércitos estaban compuestos por combatientes provenientes de diferentes
países, no es, sino en Panamá, en 1826, donde se concreta al menos la
intención de unidad y se establece un espacio para sincerar la posición de
45 Vicente Lecuna, Ob. cit., Tomo VI, p. 51.
46 A. Glinkin, El Latinoamericanismo contra el Panamericanismo, p. 34.
33
Iliana Gómez Tovar
cada país respecto al destino que querían para sus Repúblicas, ante tanta
amenaza interna o externa, que lamentablemente dio lugar a la desintegración
de Hispanoamérica.
Es importante señalar que diversos personajes vislumbraban también la
idea de Confederación, como los mejicanos Bernardo de Monteagudo, Lucas
Alamán y el hondureño José Cecilio del Valle, quien elaboró un Proyecto de
Confederación Americana, presentado en 1822, además de convocar a
un Congreso General en Costa Rica porque percibía a las repúblicas de
América…“Separadas unas de otras, siendo colocadas en un mismo hemisferio, el
mediodía no existe para el norte, y el centro parece extranjero para el sur y el septentrión.
El reposo de las unas no es un bien para las otras; las luces de aquellas no son una
felicidad para éstas”47. Del Valle planteó su proyecto fundamentado en la idea
de que la América no debería continuar aislada, sino estrechar los vínculos
que deben unirla, y que todos los americanos deberían formar una familia;
es decir, pensó más que en una integración en la unidad, no sólo de
Centroamérica, sino de Hispanoamérica.
Nos interesan estas disertaciones para mostrar los documentos que
sobre el Congreso de Panamá reposan en el Archivo Histórico de la
Cancillería venezolana, en los cuales se hallan manuscritos originales de los
Ministros de Relaciones Exteriores de Colombia, Pedro Gual y José Rafael
Revenga; de los Cancilleres de México, Lucas Alamán y Juan José de los
Monteros (encargado); la posición de los Estados Unidos con respecto a
Cuba y Puerto Rico, tema en el cual no profundizamos, pero que puede ser
apreciado en los documentos N° 29, 32, 33, 34 y 37 y que hacen ostensible
las palabras que Jefferson escribió a James Monroe el 23 de junio de 1823,
en las que manifestaba… que la anexión de aquella isla (Cuba) por nuestra
Confederación, tiene para nosotros máximo interés, como que es lo que
necesitamos para redondear nuestro poder como nación”.
47 José Cecilio del Valle, Obra Escogida, p. 233.
34
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
FUENTES
PRIMARIAS:
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Histórico del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores.
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Simón Bolívar Ideario Político. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la
República, 2004.
SECUNDARIAS:
Bibliográficas:
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BIERCK Jr., Harold A., Vida pública de don Pedro Gual. Caracas, Ministerio de
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Caracas 1826-1954. Caracas, Oficina Central de Información, 1976.
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y pasado reciente. México, Pearson Educación, 2004.
DE LA REZA, Germán A., El Congreso de Panamá de 1826 y otros Ensayos de
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Metropolitana, 2006.
35
Iliana Gómez Tovar
DEL VALLE, José Cecilio, Obra Escogida. Caracas, Colección Fundación
Ayacucho. 1982
DRAGO, Mariano J., El Congreso de Panamá. Prólogo por Alberto G.
Padilla. Buenos Aires, Biblioteca de la Academia Nacional de Derecho y
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GLINKIN, A., El Latinoamericanismo contra el Panamericanismo: desde Simón
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1929.
LIEVANO AGUIRRE, Indalecio, Los grandes conflictos sociales y económicos de
nuestra historia. De la Campaña Libertadora al Congreso de Panamá. Bogotá, 2004.
LIEVANO AGUIRRE, Indalecio, Bolivarismo y Monroísmo. Caracas,
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Electrónicas:
DE LA REZA. Germán A. “El Congreso anfictiónico de Panamá de
1826, una hipótesis complementaria sobre el fracaso del primer ensayo
de integración latinoamericana”, en Auracaria, segundo semestre, año/vol.
4, número 010. Universidad de Sevilla. Sevilla, España. 2003 en http://
redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/282/28210409.pdf
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simon-bolivar.org/Principal/bolivar/soc_secret02.html
36
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LOAIZA CANO, Gilberto. “La masonería y las facciones del liberalismo
colombiano durante el siglo XIX. El caso de la masonería de la Costa
Atlántica” en Historia y Sociedad, n° 13. Universidad Nacional de Colombia,
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas. Medellín, 2007, en http://
bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/colombia/fche/4.pdf
POZAS, Mario. El Liberalismo Hispanoamericano del siglo XIX, en http://www.
uca.edu.sv/facultad/chn/c1170/El%20Liberalismo%20iberoamericano%20
en%20el%20siglo%20XIX.pdf
37
Iliana Gómez Tovar
RECOPILACIÓN DOCUMENTAL
Nº 1
Nota del Libertador Simón Bolívar al señor Joaquín Mosquera,
Ministro Plenipotenciario en los Estados Meridionales, en la que
presenta siete puntos como propuesta a las instrucciones que deberán
dar los Gobiernos Contratantes a sus representantes en el Congreso de
América. Cali, 8 de enero de 1822. Es copia.
Cuartel general en Caly a 8 de Enero de 1822 = al señor Ministro
Plenipotenciario senador Joaquin Mosquera = Conforme a las instrucciones
que V. S. lleva del Ministerio de relaciones Exteriores, V. S. está autorizado
para pedir auxilios para el sur de Colombia, de S. E. el Protector del Perú
y Director Supremo de Chile. Del mismo modo V. S. deberá ofrecer auxilios
semejantes y aun superiores a los jefes de dichos gobiernos, luego que
Colombia haya liberado a Quito.
V. S. deberá pedir al Gobierno de Guayaquil una inmediata declaración
de su incorporación al gobierno de Colombia, como un preliminar de su
negociación con el Gobierno del Perú, para impedir a Guayaquil los males
que podría juntar su indecisión actual. Guayaquil debe entender que
Colombia no renunciará sus derechos por nada, como no atacará los
ajenos por nada.
V. S. puede proponer como materia para las instrucciones que deberán
dar los Gobiernos contratantes a sus representantes en el Congreso de
América las siguientes proposiciones, que deberán discutirse y resolverse
según la pluralidad de los Plenipotenciarios o representantes.
1º Los Representantes en el Congreso de América seran (ilegible) por
cada Nacion.
2º El Presidente sera elegido en el seno de los representantes a pluralidad.
38
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
3º Habrá tres Ministros también elegidos en el seno de los representantes,
que seran; relaciones Exteriores, Guerra y Hacienda.
4º Estos Ministros se encargaran de sus respectivos Departamentos. El
de Relaciones Exteriores dirijira todas las negociaciones diplomaticas entre
el congreso y las naciones extranjeras y entre confedeciados y confederados.
El de Guerra, la Guerra, teniendo bajo su inmediata dirección el contingente
de tropa de todos los Estados. El de Hacienda, tendrá la misma dirección
de los Contingentes y pecuniarios de la federación.
5º El Presidente deberá consultar toda deliberación con los representantes,
teniendo el doble voto, para que haya siempre una mayoria.
6º Cada Estado presentará un Contingente de cuatro mil hombres cuya
dirección toca inmediatamente al Congreso de America.
7º La capital o residencia del congreso, deberá ser tan central, cuanto
sea posible, mientras no se sepa el resultado de la negociación a Mexico,
podrá ser Trujillo ú otra Ciudad marítima del mar del Sur. Colombia no
tendrá inconveniente ninguno en esta parte, pero no parece que sea propio
destinar ninguna de las Capitales de la federación para la residencia del
Congreso = dios guarde a V. S. = Bolívar = Es copia = Perez.
Es copia
Pedro Gual
___________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 14. Exp. Nº 5.
39
Iliana Gómez Tovar
Nº 2
Tratado de Amistad, Unión, Liga y Confederación Perpetua entre
la República de Colombia y México. México, 3 de octubre de 1823.
El en el nombre de Dios, soberano Gobernador del Universo
El Gobierno de la República de Colombia por una parte, i por otra el
de la Nación Mejicana, animados de los mas sinceros deseos de terminar
las calamidades de la presente guerra a que se han visto provocados por
el Gobierno de S. M. C. el rei de España; decididos a emplear todos sus
recursos i fuerzas marítimas i terrestres para sostener eficazmente su
libertad e independencia, i deseosos de que esta liga sea jeneral entre todos
los Estados de la América ántes española, para que unidos, fuertes i poderosos
sostengan en comun la causa de su independencia, que es el objeto primario
de la actual contienda; han nombrado Plenipotenciarios para discutir,
arreglar i concluir un tratado de union, liga i confederación; a saber: S.
E. el Libertador Presidente de Colombia al honorable señor Miguel de
Santamaría, Ministro plenipotenciario i Enviado estraordinario de esta
República cerca del Gobierno de Méjico; i el Supremo gobierno de la Nación
Mejicana al Escelentísimo señor Don Lucas Alaman, Secretario interino
del Estado i del despacho de Relaciones Esteriores e Interiores. Los cuales,
despues de haber canjeado sus plenos poderes hallados en buena i debida
forma, han convenido en los artículos siguientes:
Art. 1° La República de Colombia i la Nación Mejicana se unen, ligan
i confederan desde ahora para siempre, en paz i guerra, para sostener con
su influjo i fuerzas marítimas i terrestres, en cuanto lo permitan las
circunstancias, su independencia de la Nación española i de cualquiera
otra dominación estranjera, i asegurar despues de reconocida aquella su
mútua prosperidad, la mejor armonía i buena correspondencia, así entre
los pueblos, súbditos i ciudadanos de ambos Estados, como con las demas
potencias con quienes deben entrar en relaciones.
Art. 2° La República de Colombia i la Nación Mejicana se prometen por
tanto i contraen espontáneamente un Pacto perpetuo de alianza íntima i
40
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
amistad firme i constante para su defensa comun, obligándose a socorrerse
mutuamente, i a rechazar en comun todo ataque o invasión que pueda de
alguna manera amenazar la seguridad de su independencia i libertad, su’
bien recíproco i jeneral i su tranquilidad interior, siempre que para este último caso
preceda requerimiento por uno u otro de ambos Gobiernos legítimamente establecidos.
Art. 3° A fin de concurrir a los objetos indicados en el artículo anterior,
las partes contratantes se comprometen a ausiliarse recíprocamente con el
número de fuerzas terrestres que se acuerde por convenios particulares, segun
lo exijan las circunstancias, i miéntras dure la necesidad o conveniencia de ellas.
Art. 4° La marina nacional de ambas partes, cualquiera que sea, estará
así mismo dispuesta al cumplimiento de las precedentes estipulaciones.
Art. 5° En los casos repentinos de mútuo ausilio, ambas partes podrán
obrar hostilmente con todas sus fuerzas disponibles en los territorios de
la dependencia de una u otra, siempre que las circunstancias del momento
no den lugar a ponerse de acuerdo ambos gobiernos. Pero la parte que así
obrase, deberá cumplir i hacer cumplir los estatutos, ordenanzas i leyes del
Estado respectivo, en cuanto lo permitan las mismas circunstancias, i hacer
respetar i obedecer su Gobierno. Los gastos que se hubiesen impendido en
estas operaciones se liquidarán por convenios separados i se abonarán un
año despues de la conclusion de la presente guerra
Art. 6° Ambas partes contratantes se obligan a prestar cuantos ausilios
estén a su alcance a los bajeles de guerra i mercantes que llegaren a los
puertos de su pertenencia por causa de avería, o cualquier otro motivo; i
como tal podrán carenarse, repararse, hacer víveres, armarse, aumentar su
armamento i sus tripulaciones hasta el estado de poder continuar sus viajes
o cruceros, a espensas del Estado o particulares a quienes correspondan.
Art. 7° A fin de cortar los abusos escandalosos que puedan causar en
alta mar los corsarios armados por cuenta de los particulares, en perjuicio
del comercio nacional i el de los neutrales, convienen ambas partes en
hacer estensiva la jurisdiccion de sus juzgados o córtes marítimas a los
corsarios que navegan bajo el pabellón de una i otra, i sus presas indistintamente,
siempre que no puedan navegar fácilmente hasta los puertos de su procedencia,
41
Iliana Gómez Tovar
o que haya indicios de haber cometido escesos contra el comercio de las
Naciones neutrales, con quienes ambos Estados desean cultivar la mejor
armonía i buena intelijencia.
Art. 8° Ambas partes se garantizan mutuamente la integridad de sus
territorios en el mismo pié en que se hallaban ántes de la presente guerra,
reconociendo igualmente por partes integrantes de una i otra Nación todas
las provincias que, aunque gobernadas anteriormente por autoridad del
todo independiente de la de los antiguos virreinatos de Méjico i Nueva
Granada, se hayan convenido o se convinieren de un modo legítimo en
formar un solo cuerpo de Nación con ellos.
Art. 9° La demarcacion especificada de todas i cada una de las partes
que componen la integridad espresada en el artículo precedente, se hará
por espresa declaración i mútuo reconocimiento de ambas partes, luego
que el próximo Congreso constituyente mejicano haya decretado la
Constitución de la Nación.
Art. 10º Si por desgracia se interrumpiere la tranquilidad interior en alguna parte
de los Estados mencionados, por hombres turbulentos, sediciosos, i enemigos de los
Gobiernos legítimamente constituidos por el voto de los pueblos, libre, quieta i pacíficamente
espresado en virtud de sus leyes, ambas partes se comprometen solemne i formalmente a
hacer causa común contra ellos, ausiliándose mutuamente con cuántos medios estén en su
poder hasta lograr el restablecimiento del órden i del imperio de sus leyes, en los términos
i bajo las condiciones espresadas en los artículos 2.° i 5.°
Art. 11º Toda persona que sublevándose hiciere armas contra uno u otro Gobierno,
establecidos por los modos legítimos espresados en el artículo anterior, i fugándose de la
justicia, fuese encontrada en el territorio de alguna de las partes contratantes, será entregada
i remitida a disposición del Gobierno que tiene conocimiento del delito, i en cuya jurisdiccion
deba ser juzgada, luego que la parte ofendida haga su reclamación en forma. Los desertores
de los ejércitos i fuerzas navales de una i otra parte serán comprendidos en éste artículo.
Art. 12º Para estrechar mas los vínculos que deben unir en lo venidero
a ambos Estados, i allanar cualquiera dificultad que pueda presentarse e
42
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
interrumpir de algun modo su buena correspondencia i armonía, se formará
una Asamblea compuesta de dos Plenipotenciarios por cada parte, en los
mismos términos i con las mismas formalidades que en conformidad de
los usos establecidos deben observarse para el nombramiento de los
Ministros de igual clase cerca de los Gobiernos de las naciones estranjeras.
Art. 13º Ambas partes se obligan a interponer sus buenos oficios con
los Gobiernos de los demas Estados de la América ántes española, para
entrar en este Pacto de union, liga i confederación perpetua.
Art. 14º Luego que se haya conseguido este grande e importante objeto,
se reunirá una Asamblea jeneral de los Estados americanos, compuesta de
sus Plenipotenciarios, con el encargo de cimentar de un modo mas sólido
i estable las relaciones íntimas que deben existir entre todos i cada uno
de ellos, i que les sirva de consejo en los grandes conflictos, de punto
de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete de sus tratados
públicos cuando ocurran dificultades, i de juez arbitro i conciliador en sus
disputas i diferencias.
Art. 15º Siendo el istmo de Panamá una parte integrante de Colombia,
i el punto mas adecuado para aquella augusta reunión, esta República se
compromete gustosamente a prestar a los Plenipotenciarios que compongan
la Asamblea de los Estados americanos todos los ausilios que demanda la
hospitalidad entre pueblos hermanos, i el carácter sagrado e inviolable de
sus personas.
Art. 16º La Nación Mejicana contrae desde ahora igual obligación,
siempre que por los acontecimientos de la guerra, o por el consentimiento
de la mayoría de los Estados americanos, se reúna la espresada Asamblea
en el territorio de su dependencia, en los mismos términos en que se ha
comprometido la República de Colombia en el artículo anterior, así con
respecto al istmo, de Panamá, como de cualquier otro punto de su jurisdiccion
que se crea a propósito para este interesantísimo fin, por su posición central
entre los Estados del norte i del mediodía de esta América ántes española.
43
Iliana Gómez Tovar
Art. 17º Este Pacto de union, liga i confederación perpetua no interrumpirá
en manera alguna el ejercicio de la soberanía nacional de cada una de las
partes contratantes, así por lo que mira a sus leyes, i el establecimiento i
forma de sus Gobiernos respectivos, como con respecto a sus relaciones
con las demas Naciones estranjeras. Pero se obligan espresa e irrevocablemente
a no acceder a las demandas de indemnización, tributos o esacciones que el
Gobierno español pueda entablar por la pérdida de su antigua supremacía
sobre estos paises, o cualquiera otra Nación en nombre y representación
suya, ni entrar en tratado alguno con España ni otra Nación en perjuicio i
menoscabo de nuestra independencia, sosteniendo en todas ocasiones i lugares
sus intereses recíprocos con la dignidad i enerjía propias de Naciones libres
e independientes, amigas, hermanas i confederadas.
Art. 18º Este Tratado de amistad, liga i confederación perpetua, será
ratificado por el Gobierno de la Nación Mejicana en el término de dos
meses, contados desde la fecha, i por el de la República de Colombia tan
prontamente como pueda obtener el consentimiento i aprobación del
Congreso, en observancia de lo dispuesto en el artículo 18, sección 2.a de
la Constitución de la República. Las ratificaciones serán canjeadas sin demora,
i en el término que permite la distancia que separa a ambos Gobiernos.
En fe de lo cual, los mencionados Plenipotenciarios han firmado esta
Convencion, i sellado con los sellos respectivos.
Hecho en la ciudad de Méjico, a 3 de octubre de 1823, 13. ° de la
independencia de Colombia i 3. ° de la de Méjico.
(L. S.) — MIGUEL SANTAMARÍA.
(L. S.) — LUCAS ALAMAN.
NOTA. —Este tratado fue ratificado por ambas partes contratantes
exceptuando todo el artículo 10, la parte del 2° desde i su tranquilidad
hasta el fin, la parte del 11 desde el principio hasta en forma, i las palabras
juez arbitro del artículo 14: i las ratificaciones fueron canjeadas conformes
en la ciudad de Méjico el día 2 de setiembre de 1825.
___________
Colección de Tratados Públicos, Convenciones y Declaraciones Diplomáticas de los Estados Unidos
de Colombia. Bogotá. Imprenta de Echeverría Hermanos. 1866. pp. 18-21.
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En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 3
Fragmentos del séptimo mensaje anual del Presidente de los Estados
Unidos, James Monroe, al Congreso norteamericano. EE.UU. 2 de
diciembre de 1823.
A propuesta del Gobierno Imperial Ruso, hecha a través del ministro
del Emperador residente aquí, se han trasmitido plenos poderes e instrucciones
al ministro de los Estados Unidos en San Petersburgo para negociar
amistosamente los derechos e intereses respectivos de las dos naciones en
la costa noroeste de este continente. Una propuesta similar se ha hecho
por Su Majestad Imperial al Gobierno de la Gran Bretaña, a la cual se ha
accedido de manera similar. El Gobierno de los Estados Unidos ha estado
deseoso por medio de este amistoso procedimiento de manifestar el gran
valor que invariablemente otorga a la amistad del Emperador y la solicitud
en cultivar el mejor entendimiento con su Gobierno. En las discusiones a
que ha dado lugar este interés y en los acuerdos con que pueden terminar,
se ha juzgado la ocasión propicia para afirmar, como un principio que
afecta a los derechos e intereses de los Estados Unidos, que los continentes
americanos, por la condición de libres e independientes que han adquirido y
mantienen, no deben en lo adelante ser considerados como objetos de una
colonización futura por ninguna potencia europea...
Se afirmó al comienzo de la última sesión que se hacía entonces un gran
esfuerzo en España y Portugal para mejorar la condición de los pueblos de
esos países y que parecía que éste se conducía con extraordinaria moderación.
Apenas necesita mencionarse que los resultados han sido muy diferentes de lo
que se había anticipado entonces. De lo sucedido en esa parte del mundo,
con la cual tenemos tanto intercambio y de la cual derivamos nuestro origen,
hemos sido siempre ansiosos e interesados observadores. Los ciudadanos
de los Estados Unidos abrigamos los más amistosos sentimientos en favor
de la libertad y felicidad de los pueblos en ese lado del Atlántico. En las
guerras de las potencias europeas por asuntos de su incumbencia nunca
hemos tomado parte, ni comporta a nuestra política el hacerlo. Solo cuando
se invaden nuestros derechos o sean amenazados seriamente responderemos
a las injurias o prepararemos nuestra defensa. Con las cuestiones en este
45
Iliana Gómez Tovar
hemisferio estamos necesariamente más inmediatamente conectados, y por
causas que deben ser obvias para todo observador informado e imparcial. El
sistema político de las potencias aliadas es esencialmente diferente en este
respecto al de América. Esta diferencia procede de la que existe entre sus
respectivos Gobiernos; y a la defensa del nuestro, al que se ha llegado con
la pérdida de tanta sangre y riqueza, que ha madurado por la sabiduría de sus
más ilustrados ciudadanos, y bajo el cual hemos disfrutado de una felicidad
no igualada, está consagrada la nación entera. Debemos por consiguiente
al candor y a las amistosas relaciones existentes entre los Estados Unidos y
esas potencias declarar que consideraremos cualquier intento por su parte de
extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligroso
para nuestra paz y seguridad. Con las colonias o dependencias existentes
de potencias europeas no hemos interferido y no interferiremos. Pero con
los Gobiernos que han declarado su independencia y la mantienen, y cuya
independencia hemos reconocido, con gran consideración y sobre justos
principios, no podríamos ver cualquier interposición para el propósito de
oprimirlos o de controlar en cualquier otra manera sus destinos, por cualquier
potencia europea, en ninguna otra luz que como una manifestación de
una disposición no amistosa hacia los Estados Unidos. En la guerra entre
esos nuevos Gobiernos y España declaramos nuestra neutralidad en el
momento de reconocerlos, y a esto nos hemos adherido y continuaremos
adhiriéndonos, siempre que no ocurra un cambio que en el juicio de las
autoridades competentes de este Gobierno, haga indispensable a su seguridad
un cambio correspondiente por parte de los Estados Unidos.
Los últimos acontecimientos en España y Portugal demuestran que
Europa no se ha tranquilizado. De este hecho importante no hay prueba
más concluyente que aducir que las potencias aliadas hayan juzgado apropiado,
por algunos principios satisfactorios para ellas mismos, el interponerse por
la fuerza en los asuntos internos de España. Hasta que punto pueden
extenderse, por el mismo principio, estas interposiciones es una cuestión
en la que están interesados todas los países independientes, aun los más
remotos, cuyas formas de gobierno difieren de las de estas potencias, y
seguramente ninguno de ellos más que los Estados Unidos. Nuestra actitud con
respecto a Europa, que se adoptó en una etapa temprana de las guerras que
46
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
por tanto tiempo han agitado esa parte del globo, se mantiene sin embargo
la misma, cual es la de no interferir en los asuntos internos de ninguna de
esas potencias; considerar el gobierno de facto como el gobierno legítimo
para nosotros; cultivar con él relaciones amistosas, y preservar esas relaciones
con una política franca, firme y varonil, satisfaciendo siempre las justas demandas
de cualquier potencia, pero no sometiéndose a injurias de ninguna.
Pero con respecto a estos continentes, las circunstancias son eminente y
conspicuamente diferentes. Es imposible que las potencias aliadas extiendan
su sistema político a cualquier porción de alguno de estos continentes sin
hacer peligrar nuestra paz y felicidad; y nadie puede creer que nuestros
hermanos del Sur, dejados solos, lo adoptaran por voluntad propia.
Es igualmente imposible, por consiguiente, que contemplemos una
interposición así en cualquier forma con indiferencia. Si contemplamos la
fuerza comparativa y los recursos de España y de esos nuevos Gobiernos,
y la distancia entre ellos, debe ser obvio que ella nunca los podrá someter.
Sigue siendo la verdadera política de los Estados Unidos dejar a las partes
solas, esperando que otras potencias sigan el mismo curso…
__________
Doctrina de Monroe en http://www.filosofia.org/ave/001/a264.htm
47
Iliana Gómez Tovar
Nº 4
Fragmentos de nota del Secretario de Relaciones Exteriores de
Colombia, Pedro Gual, al señor Miguel Santamaría, Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República, en los Estados
Unidos Mexicanos. Expresa la importancia del reconocimiento de
la independencia por parte de los países europeos y de la unidad
hispanoamericana. Bogotá, 9 de noviembre de 1823.
Republica de Colombia
Secretaria de Estado y
Relaciones Esteriores.
Palacio del gobierno en la Capital de
Bogotá a 9 de noviembre de 1823-13
Al Honorable Miguel Santamaría enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario
Con fecha de 29 de octubre ultimo tuve el honor de contestar la
ultima comunicación de V. S. de Veracruz hasta el 16 de mayo anterior.
Posteriormente nada he sabido de V. S. sin tener a que atribuir un silencio
tan sensible en unas circunstancias en que el ejecutivo desea saber con
ansia el progreso de la importante negociacion que se ha puesto en cuidado.
Confiado sin embargo en su zelo y actividad, tiene motivo de esperar que
V. S. no habra perdido un instante en persuadir á ese gobierno la necesidad
de presentarse a una liga que va a hacer tan respetables en Europa a los
nuevos Estados Americanos. En ningunas circunstancias va á hacernos
tanto bien esta unión de voluntades y de poder como ahora, en que la
España es el teatro de una guerra de tantas consecuencias para nosotros.
Si la Francia triunfa, restableciendo al rey su dominio absoluto, el Gabinete
de las Tullerias, querrá sin duda intervenir en la cuestión de la pacificación
de la America. Los ingleses, son los unicos que pueden hacer impotentes
con respecto a nosotros los esfuerzos del nuevo sistema continental, que
está consolidandose bajo el nombre de la Santa Alianza. Las noticias de
48
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Londres, que hay en esta secretaria de mi cargo llegan hasta el 9 de agosto.
Todas ellas me inducen á creer, que el rigor con que los franceses pretenden
ejecutar sus bloqueos sobre las costas de España, hará abandonar quizas
a la Gran Bretaña su sistema de neutralidad. Como habrá visto V. S. por
la Gaceta de Colombia, el ministro Canning, no ha dejado de prever las
consecuencias de la tranquila ocupación de la España por los Franceses,
en la nota que dirijió al Lord Stuart ministro Británico en la Corte de
París, explicando el modo con que ya nos considera independiente de facto,
y protestando contra cualquiera cesion o conquista que pretenda hacer
de nuestros territorios, bajo el pretexto de querernos considerar todavia
como colonias de España. Se ha presentado últimamente en el parlamento
una solicitud para este haga sus representaciones y esfuerzos a fin de que
el gobierno de S. M. B. reconosca a la republica de Colombia. Todo esto
unido a lo que me dice el Señor Revenga de que probablemente se tomará este
asunto en consideración en las proximas reuniones, me inclinan a esperar
que el reconocimiento de los Estados Americanos por la Gran Bretaña no
esta muy distante. ¡Que cosa tan grande y tan extraordinaria no seria aparecer
todos en esos momentos unidos y confederados!
(…)
Pedro Gual
___________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 14. Exp. Nº 18.
49
Iliana Gómez Tovar
Nº 5
Nota del Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia, Pedro
Gual, Al señor J. Desvivieres Charlortte Va. Responde a la solicitud
del Gobierno de Haití para celebrar un tratado de alianza defensiva y
comercio entre ambos países. Bogotá, 15 de julio de 1824. Es copia.
Al señor J. Desvivieres Chanlortte Va.
Bogotá julio 15 de 1824
Señor.
He tenido la honra de informar al ejecutivo de la Comunicación que
Usted tuvo la bondad de poner en mis manos el dia 6 del corriente en
que desenvuelve los objetos de la mision de que se halla encargado por el
Gobierno de Haity cerca del de Colombia, con varios documentos desde
el Nº 1º al 10.
Es bien sensible, Señor, que el Gobierno de V. E. no le haya permitido
mas que el corto tiempo de veinte dias para tratar un negocio de tanta
importancia, y que exige por su naturaleza una muy larga y madura meditación,
en el estado presume de las relaciones políticas del mundo civilizado. Mas
puesto que no esta en manos de V. E. permanecerá por mas tiempo en esta
Capital, voy a esforzarme a contestar a dicha comunicación suspendiendo
por algunos momentos el despacho de asuntos de mucha gravedad que
ocupan en el dia la atención de este Gobierno, y en cuyo buen éxito esta
intimamente interesada la causa de la libertad e independencia de la
America en jeneral.
El Gobierno de Haity desea, según V. tiene la bondad de informarme
celebrar con este pays un tratado de alianza defensiva y comercio prestandose
mutuamente auxilios de dinero y municiones de boca y guerra, contra los
enemigos esteriores de ambas partes. Esto cambiaria sustancialmente la
posición favorable, en que se encuentran Colombia y sus aliados con respecto
a las potencias Europeas, multiplicando injusta e innecesariamente el
numero de sus enemigos esternos. Yo espero, Señor, que V. E. convendrá
50
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
conmigo, en que semejante estado de cosas, no es, ni puede ser en manera
alguna ventajoso al pays de V. E. ni al mio. Colombia particularmente, tiene
muy fundadas esperanzas de ver bien pronto establecidas relaciones de
paz y buena correspondencia con el gobierno de S. M. Cristianisima. Y me
parece que el interes de Haity esta en el progreso y establecimiento final de
tales relaciones, porque quiza no este muy distante el dia en que Colombia pueda
emplear eficazmente buenos oficios como potencia generalmente reconocida, a
favor de aquellos Estados Americanos, que aun no lo han logrado.
Este mismo principio parece haber persuadido al Gobierno de V. E. la
conveniencia de no hacer a los Estados de la America antes Española
proposicion igual a la de 1824 dirije al de este pays. Usted sabe perfectamente
Señor que aun el mismo presidente Petion a pesar de estar animado de
aquel espiritu benefico y filantropico que lo hara siempre acreedor al
respeto de todos los amigos del genero humano tuvo que ceder á los
deberes que le imponía la magistratura, haciendo ver al Gobierno español,
que el de Haity no había tomado parte alguna activa en la contienda de la
costa firme.- Ordeno al contrario, para la satisfacción de los españoles que
los buques que conducían emigrados a Margarita y otros puntos fuesen
rergistrados a los Cruzeros de Haity, con la mayor escrupulosidad. No es,
esto opacar los importantes favores que el general Bolívar hoy Libertador
Presidente de Colombia, y sus desgraciados compañeros debieron a la
jenerosidad de particular del Presidente Petión. Mas es notorio que el
presidente Petión, procedió en todo con tanta prudencia y sabiduría, que
el gobierno Español, no ha podido jamás hacerle la menor imputación de
haber infrinjido en manera alguna la neutralidad que Haity como las
Potencias de Europa y América, mantuvieron desde el principio de la actual
guerra de España con sus antiguas Colonias americanas hasta este dia.
Colombia está ademas ligada por un pacto solemne de alianza y Confederación
perpetua, con Mejico, el Perú, chile y el Río de la Plata, con el objeto de continuar
la guerra contra su enemigo común el Rey de España, y aun contra toda especie
de dominación extranjera. Como Colombia, ni sus aliados han recibido la mas
leve ofensa de la Francia, la alianza propuesta equivaldría a una provocación
espontánea de nuestra parte, y ninguna potencia Americana o europea podría
51
Iliana Gómez Tovar
aprobar. Semejante provocación haria un mal considerable a los intereses
de todos los payses Americanos que actualmente combaten por establecer
su independencia de sus antiguas Metrópolis sin eceptuar a Haity .
Puede convenirse fácilmente en el principio abstracto, es decir, en la
necesidad que tienen todos los Gobiernos americanos de entenderse algun
dia perfectamente contra todo ataque esterior. Pero en la aplicación de
este principio, y en la oportunidad de ponerlo en ejecución, es necesario
usar de mucha prudencia y de sobrada circunspección. El mundo antiguo
tiene fijos sus ojos sobre el nuevo, para observar cuidadosamente todas
sus medidas, y examinar en ellas si los estados americanos han llegado ya,
a aquel orden, regularidad en sus instituciones, y respeto a los derechos
de otros, que es indispensable para colocarlos en la gran familia de las
naciones Civilizadas. El más ligero decir de las formas, visos y costumbres
establecidas, retardaría aquel importante resultado.
Estas poderosas razones han inducido al gobierno de Colombia, a creer
que para tomar en consideración la propuesta que el Gobierno de Haity,
ha dirijido al de Colombia, por el conducto de V. sería necesario consultar
a sus aliados.- y como es posible que la Asamblea de los Plenipotenciarios
de todos los Estados de la América antes Española, se reúna en Panamá
en todo el curso del año entrante, el de Colombia se aprovechará de esta
oportunidad para convenir con dichos aliados sobre el pie en que deben
ponerse en lo sucesivo las relaciones políticas y mercantiles de las demas
porciones de nuestro hemisferio que estan de hecho y de derecho separadas
de sus antiguas Metropolis. Entonces, Señor este negocio le examinará
con aquel espíritu de liberalidad que caracteriza la política del gobierno de
Colombia, y sus aliados, y aun me atrevo anticipar que su resolución será
altamente agradable al de Haity.
Yo espero, Señor, que V. verá en la esposición franca y sincera que acabo
de hacer, una prueba clara y convincente del interez de que el gobierno
y pueblo de Colombia esta animado por el bien estar y la prosperidad de
Haity.- Los documentos, que V. ha tenido la bondad de acompañar desde
el numero 1º al 10, han aumentado considerablemente este interez, como
52
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
tambien nuestra gratitud y profundo respeto a la memoria del Padre de
Haity el Presidente Petión.
Entretanto, Señor, tengo la honra de renovar a V. las seguridades de
respeto y consideración particular con que quedo de V. muy humilde y
obediente Servidor.= Pedro Gual.Es Copia.
Pedro Gual
___________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 14. Exp. Nº 30.
Nº 6
Copia de Nota de Pedro Gual, Secretario de Relaciones Exteriores
de Colombia, al señor José María Salazar, Enviado Extraordinario
y Ministro Plenipotenciario de Colombia en los Estados Unidos,
contentiva de las instrucciones que deben seguir los Representantes
a la Asamblea de Panamá, donde asimismo se manifiesta que el Ejecutivo
de la República de Colombia desea que los Estados Unidos envíen
Plenipotenciarios a Panamá. Bogotá, 7 de octubre de 1824.
Republica de Colombia = Secretaria de Estado de Relaciones Esteriores
= Palacio del Gobierno en la Capital de Bogotá a 7 de octubre de 1824. 14
Al Honorable José Maria Salazar Enviado Estraoridnario y Ministro
Plenipotenciario de Colombia en los Estados Unidos.
Señor: el Tratado de Unión, Liga y Confederacion entre la Republica y
Mejico, que encontrará V. S. ratificado en la adjunta gazeta Nº 43, es casi
complemento de la confederación que proyecto en su origen la actual
administración. Igual convencion esta ahora en fuerza y rigor entre el Perú
y Colombia, y la de Chile presumo no encontrará en Santiago obstaculo
para la ratificacion final estándolo ya por nuestra parte.
53
Iliana Gómez Tovar
Solamente en Buenos Ayres, la politica de este Gobierno ha encontrado
opositores. Sin embargo el Señor Mosquera, nuestro Plenipotenciario cerca
de los Estados Meridionales, no pudiendo llenar en toda su estencion
sus instrucciones, se limitó a celebrar un tratado preliminar de amistad y
alianza defensiva, que deja el campo abierto a una nueva negociación. Este
Tratado ha sido igualmente ratificado por nuestra parte.
De esta manera se van cumpliendo los deseos de este Gobierno de
oponer una sociedad respetable de Estados Americanos, a la que se ha
establecido en Europa con la denominación de Santa Alianza. Como no
es trancitoria la politica que ha inducido a los gobiernos Europeos a unirse
tan intimamente, la de America debe ser igualmente permanente y apoyada
sobre principios solidos y de utilidad y conveniencia reciproca.
La union de las sociedades Europeas esta fundada sobre bases hostiles a
los gobiernos libres, mientras que el objeto primario de la nuestra, es poner
sus derechos mas preciosos a cubierto de toda violencia. En tal contraste, no es
difícil prevér a lo lejos los resultados de los conatos de unos y otros gobiernos.
Pero como esto debe presisamente ser la obra del tiempo, se hace en
el interin indispensable desplegar toda la energía y toda la fuerza de la
virilidad americana. Los Estados Unidos son tan interesados como nosotros
en el mantenimiento y sosten de ciertos principios conservadores de que
funde esencialmente la grandeza y destino futuro de este continente en
general. Asi parece probarlo evidentemente el ultimo mensaje del Presidente
Monroe, en que se hallan ya establecidas dos maximas capitales, que autorizan
instrucciones de otra naturaleza.
Estas maximas son 1ª el procurar poner termino a toda especie de
colonización Europea en el continente americano y 2ª denunciar la aplicación
de los asuntos contentivos de la Santa Alianza como perjudiciales a la paz
y seguridad de dicho Estados Unidos.
Estas dos importantes declaraciones han puesto mas en contacto los
intereses de Colombia y sus aliados con los Estados Unidos, y con ello son
de una importancia vital para ambas naciones la necesidad de entendernos
claro y distintamente sobre ello se hace cada dia mas demostrable.
54
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Asi para promover este objeto tan crucial como para que la America se
presentase por primera vez reunida en alguna manera, el ejecutivo desearía
ardientemente que los Estados Unidos se prestasen a enviar sus plenipotenciarios
a Panamá para que en unión de los de Colombia y sus aliados se insertasen
los medios mas eficaces de resistir toda colonización Europea en nuestro
continente y la aplicacion de los principios de legitimidad de los Estados
Americanos en general.
Si la publicación de estos objetos proyectados del congreso pareciera
perjudicial, puede entonces reservarse, dando por objeto ostencible de la
reunion de los Plenipotenciarios el aclarar por una convencion general
entre los Estados Americanos varios principios de derecho internacional
en tiempo de guerra, los cuales deben fijarse de comun acuerdo, después
de las confusiones y alteraciones producidas por las ultimas agitaciones de
la Europa. Como este motivo ostencible no anuncia en manera alguna, que
los Estados Unidos pueden o tienen intencion de separar de la neutralidad,
que poclamaron desde el principio de la presente guerra, es de presumirse,
que la invitacion que le autoriza a V. ahora a definir a ese gobierno cuando
lo crea oportuno, no hallará inconveniente alguno por su parte.
Si el gobierno de los Estados Unidos se prestan a comunicar por medio
de sus Plenipotenciarios al primer Congreso de los Estados Americanos,
como es de presumirse, los negocios de dicho congreso se contraherán: 1°
(Reservado) A convenir sobre el modo y termino de hacer eventualmente
el fin de las dos maximas de que he hablado arriba y 2° (Ostencible) A
convenir sobre todo y cada uno de los puntos controvertibles de derecho
maritimo en tiempo de guerra, a fin de hacer mas duradera y estable las
relaciones de paz, amistad, comercio y navegación que se estan estableciendo
entre todos.
Aun no se ha pensado en fijar el mes y dia en que deba reunirse la
proyectada Asamblea de los Estados Confederados. La situación critica
en que se han encontrado últimamente el Perú y Mejico, han retardado
la consideración con la preferencia que demanda la importancia. El Perú,
sin embargo, comienza esta a presentar un aspecto mas alhagueño; pero
55
Iliana Gómez Tovar
Mejico es quiza en estos momentos el teatro de guerra intestina. Si no se ha
logrado sofocar en su origen las nuevas aspiraciones del General Iturbide.
Depende, pues la convocatoria de la Asamblea de los Estados Americanos,
de que la politica y las instituciones del Perú y Mejico, tomen consistencia y
una marcha mas regular. Si esto se consigue, como es probable en todo el
curso del presente año, la Asamblea podria reunirse en el siguiente de 1825
o cuando mas tarde, en 1826.
En consecuencia de todo esto dispone el ejecutivo, que V. S. pulse
gradualmente y de una manera confidencial y privada cual es la opinión y
cuales los deseos del Gobierno de los Estados Unidos sobre la proyectada
Confederación Americana y le dirija la invitacion de que he tenido la honra
de hablar a V. S. cuando descubra que ella sera aceptada con gusto. En este
ultimo caso podrá emplearse simultaneamente el influjo de los gobiernos
de Colombia y las Provincias Unidas de Buenos Ayres, Chile, Perú, Guatemala
y Mejico y aun del Brazil, con la mira de remover toda dificultad que pueda
dilatar demaciado la instalacion de la Asamblea.
Dios guarde a V. S.= Pedro Gual
Es copia
Gual
__________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol.14. Exp. N° 33.
56
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 7
Circular de su Excelencia, El Libertador de Colombia y Encargado
del Supremo Mando de la República del Perú, Simón Bolívar, invitando
a los Gobiernos de las demás Repúblicas de Colombia, México, Río
de la Plata, Chile y Guatemala a enviar a sus Representantes al Istmo
de Panamá con el fin de celebrar una Asamblea General. Lima, 7 de
diciembre de 1824.
A. S. E. el Vicepresidente de la República de Colombia.
Aliado y Confederado:
Después de quince años de sacrificios consagrados a la libertad de América
por obtener el sistema de garantías que, en paz y guerra, sea el escudo de
nuestro nuevo destino, es tiempo ya de que los intereses y las relaciones
que unen entre sí a las repúblicas americanas, antes colonias españolas,
tengan una base fundamental que eternice, si es posible, la duración de
estos gobiernos.
Entablar aquel sistema y consolidar el poder de este gran cuerpo político,
pertenece al ejercicio de una autoridad sublime que dirija la política de
nuestros gobiernos, cuyo influjo mantenga la uniformidad de sus principios,
y cuyo nombre sólo calme nuestras tempestades. Tan respetable autoridad
no puede existir sino en una asamblea de plenipotenciarios, nombrados
por cada una de nuestras repúblicas y reunidos bajo los auspicios de la
victoria obtenida por nuestras armas contra el poder español.
Profundamente penetrado de estas ideas, invité en 1822, como presidente
de la república de Colombia, a los gobiernos de México, Perú, Chile y Buenos
Aires, para que formásemos una confederación y reuniésemos, en el Istmo
de Panamá u otro punto elegible a pluralidad, una asamblea de plenipotenciarios
de cada estado «que nos sirviese de consejo en los grandes conflictos, de
punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete en los
tratados públicos cuando ocurran dificultades, y de conciliador, en fin, de
nuestras diferencias».
57
Iliana Gómez Tovar
El gobierno del Perú celebró en 6 de julio de aquel año un tratado
de alianza y confederación con el plenipotenciario de Colombia; y por él
quedaron ambas partes comprometidas a interponer sus buenos oficios
con los gobiernos de América, antes española, para que, entrando todos
en el mismo pacto, se verificase la reunión de la asamblea general de los
confederados. Igual tratado concluyó en México, a 3 de octubre de 1823, el
enviado extraordinario de Colombia a aquel estado; y hay fuertes razones
para esperar que los otros gobiernos se someterán al consejo de sus más
altos intereses.
Diferir más tiempo la asamblea general de los plenipotenciarios de las
repúblicas que de hecho están ya confederadas, hasta que se verifique la
accesión de los demás, sería privarnos de las ventajas que produciría aquella
asamblea desde su instalación. Estas ventajas se aumentan prodigiosamente,
si se contempla el cuadro que nos ofrece el mundo político y, muy particularmente,
el continente europeo.
La reunión de los plenipotenciarios de México, Colombia y el Perú se
retardaría indefinidamente, si no se promoviese por una de las mismas
partes contratantes; a menos que se aguardase el resultado de una nueva y
especial convención sobre el tiempo y lugar relativos a este grande objeto.
Al considerar las dificultades y retardos por la distancia que nos separa,
unidos a otros motivos solemnes que emanan del interés general, me
determino a dar este paso con la mira de promover la reunión inmediata
de nuestros plenipotenciarios, mientras los demás gobiernos celebran los
preliminares, que existen ya entre nosotros, sobre el nombramiento e
incorporación de sus representantes.
Con respecto al tiempo de la instalación de la asamblea, me atrevo a
pensar que ninguna dificultad puede oponerse a su realización en el término
de seis meses, aun contando desde el día de la fecha; y también me atrevo a
lisonjearme de que el ardiente deseo que anima a todos los americanos de
exaltar el poder del mundo de Colón, disminuirá las dificultades y demoras
que exigen los preparativos ministeriales y la distancia que media entre las
capitales de cada estado y el punto central de reunión.
58
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Parece que si el mundo hubiese de elegir su capital, el Istmo de Panamá
sería señalado para este augusto destino, colocado, como está, en el centro
del globo, viendo por una parte el Asia, y por la otra el África y la Europa.
El Istmo de Panamá ha sido ofrecido por el gobierno de Colombia, para
este fin, en los tratados existentes. El Istmo está a igual distancia de las
extremidades; y, por esta causa podría ser el lugar provisorio de la primera
asamblea de los confederados.
Defiriendo, por mi parte, a estas consideraciones, me siento con una
gran propensión a mandar a Panamá los diputados de esta república, apenas
tenga el honor de recibir la ansiada respuesta de esta circular. Nada
ciertamente podrá llenar tanto los ardientes votos de mi corazón, como
la conformidad que espero de los gobiernos confederados a realizar este
augusto acto de la América.
Si V. E. no se digna adherirse a él, preveo retardos y perjuicios inmensos,
a tiempo que el movimiento del mundo lo acelera todo, pudiendo también
acelerarlo en nuestro daño.
Tenidas las primeras conferencias entre los plenipotenciarios, la residencia
de la asamblea, como sus atribuciones, pueden determinarse de un modo
solemne por la pluralidad; y entonces todo se habrá alcanzado.
El día que nuestros plenipotenciarios hagan el canje de sus poderes, se
fijará en la historia diplomática de América una época inmortal. Cuando,
después de cien siglos, la posteridad busque el origen de nuestro derecho
público y recuerden los pactos que consolidaron su destino, registrarán con
respeto los protocolos del Istmo. En él encontrarán el plan de las primeras
alianzas, que trazará la marcha de nuestras relaciones con el universo. ¿Qué
será entonces del Istmo de Corinto comparado con el de Panamá?
Dios guarde a V. E.
Vuestro aliado y Confederado,
SIMÓN BOLÍVAR
59
Iliana Gómez Tovar
José Sánchez Carrión
Ministro de Estado en el Departamento de
Gobierno y Relaciones Exteriores, ____________
Vicente Lecuna. Cartas del Libertador. Tomo IV. pp. 211-214.
Nº 8
Carta del Libertador Simón Bolívar, dirigida al General Francisco de
Paula Santander, Vicepresidente de la República de Colombia, en la
que manifiesta sus ideas sobre la unión de los países hispanoamericanos
mediante el Congreso de Panamá. Lima, 6 de enero de 1825.
Lima, 6 de enero de 1825
A S. E. el general F. de P. Santander.
Mi querido general:
Hace tres días que había empezado una carta muy larga para Vd., y
después de tener escrito lo principal, se ha perdido. Este accidente me
tiene incómodo, porque no sé el uso que se podrá hacer de dicha carta y
porque no sé si me acordaré de lo que dije en ella.
El objeto que más me llama la atención en el día es la tranquilidad interior
de América, sobre esto hablaba a Vd. larguísimamente, y ya Vd. ve que la
materia es fecunda, comprensiva además de muchos puntos remotos. Cada
día me convenzo más de que es necesario darle a nuestra existencia una
base de garantía. Veo la guerra civil y los desórdenes volar por todas partes,
de un país a otro, mis dioses patrios devorados por el incendio doméstico.
Hablo de Venezuela, mi querido país. Esta consideración me ocupa noche
y día; porque contemplo que el primer desorden que allí nazca destruye
60
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
para siempre hasta la esperanza, porque allí el mal será radical y penetra
luego a la sangre; vuelvo, pues, a mi primer proyecto como único remedio:
la federación. Esta federación me parece a mí un templo de asilo contra
las persecuciones del crimen. Por lo mismo, estoy determinado a mandar
los diputados del Perú al Istmo inmediatamente que sepa que Colombia
quiere mandar los suyos a dar principio a la unión. No dudo que México
y Guatemala harán lo mismo, y aun Buenos Aires y Chile después; porque
éste es específico universal. Yo insto a Vd., mi querido general, para que
se apresure en dar este inmenso paso. Solamente esta expectativa me retendrá
en América algún tiempo, hasta que se realice el congreso americano que,
por lo menos, debe servirnos por los diez o doce años de nuestra
primera infancia, aunque después se disuelva para siempre, pues tengo
la idea de que nosotros podemos vivir siglos siempre que podamos llegar
a la primera docena de años de nuestra niñez. Las primeras impresiones
duran siempre. Además las relaciones que debemos contraer sobre tiempo
no dejarán de servirnos algunos años después. Los grandes soberanos de
Europa se han visto obligados a ocurrir a estos congresos para establecer
relaciones cordiales y familiares entre sus respectivos estados; mientras
que estuvieron con simples relaciones diplomáticas, la maldita división
los tenía separados; así que reunieron un congreso y sus intereses son
invencibles. Nosotros, que no somos nada y que empezamos a ser, parece
que no debemos vacilar un momento en seguir aquel ejemplo. En fin, yo
espero que el gobierno de Colombia no dejará de dar el último paso que
le falta a su gloria.
La plaza del Callao resiste y aparenta una obstinación ciega. Yo la he
puesto fuera de la ley, porque tengo derecho para ello. Tendremos, pues,
algunos meses de sitio y de bloqueo.
La escuadra española parece que se dispone para irse de estos mares
hacia Filipinas, o Chiloé, y aun se dice que se dividen los buques en una y
otra dirección.
Ya Vd. sabrá que he mandado buscar 2.000 y tantos hombres, de los
colombianos que vienen de Panamá, para seguir este sitio. Las demás
tropas he mandado que disponga de ellas el señor Castillo.
61
Iliana Gómez Tovar
El mes que viene se reunirá el congreso del Perú. Dicen estos señores
que no quieren que me vaya, ni que renuncie mi mando, mas yo lo haré a
su pesar. Me quedaré, sin embargo, todo el tiempo necesario para terminar
la guerra de Olañeta y del Callao y también para sacar nuestras tropas de
un modo que sea agradable y útil a todos, de otro modo habría disgustos y
nada saldría bien. Además deseo ardientemente que se realice el congreso
ístmico. Yéndome yo, ya no podrá ser, o a lo menos quién sabe cómo. El
único objeto que me retiene en América, y muy particularmente en el Perú,
es el dicho congreso. Si lo logro, bien, y si no, perderé la esperanza de ser
más útil a mi país; porque estoy bien persuadido que sin esta federación
no hay nada.
El general Sucre me ha escrito varias cartas dándome parte de la marcha
de las tropas para ocupar el país, hacer cumplir la capitulación y asegurar
el término de la guerra. Todo va perfectamente bien en lo interior. Los
españoles han perdido toda esperanza de hacer más nada en la sierra; pero
los del Callao tienen esperanza en Olañeta, y se han puesto en comunicación
con él por medio de la escuadra. Estas esperanzas pueden tener algún efecto;
pero serán muy miserables, pues todo lo disponemos para no dejarle recurso
ni a la fortuna ni a las armas de los españoles, que ya poco deben contar
con ventaja alguna en América; porque Ayacucho ha sido el juicio final.
Ayer ha venido un buque francés de Quilca, que da por noticia de que
los jefes españoles capitulados y no capitulados se estaban embarcando en
buques franceses, que estaban en el puerto, para Europa, según dicen. La
verdad es que todos no piensan más que ver cómo salen del mal paso en
que están en este momento. La capitulación les ha quitado la desesperación
que debía llevarlos a nuevos ensayos militares. Si nosotros hubiéramos podido
hacer otro tanto en Carabobo, mucho se hubiera adelantado por entonces.
Vd. puede contar con que yo estaré el resto de este año en el Perú, pero
no como jefe del país, sino como jefe del ejército unido, y cuando más con
la primera autorización que me dieron al llegar aquí.
He oído decir a muchas personas que desearían tener por algún tiempo,
aun después de mi marcha a Colombia, algunas de nuestras tropas colombianas
62
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
para asegurar la tranquilidad del país y la seguridad del gobierno. Diré
francamente que el deseo es justo y necesario, y que a nosotros no nos
perjudica en nada, pues que las tropas que habríamos de mantener en el
Sur las podríamos dejar aquí, sin que nos costara su mantención un real.
Además, Colombia necesita de muchas tropas del Sur en el Norte, y éste
sería un nuevo recurso, en todo caso, para auxiliar los departamentos en
que fuesen necesarias tropas fieles y disciplinadas. Aun podríamos disponer
de algunas peruanas en un caso semejante. Debo también decir, en apoyo
de esta operación, que está muy en el sentido de los tratados del Perú
y Colombia y del fin de la federación. Últimamente vuelvo a mi tema: la
América es una máquina eléctrica que se conmueve toda ella, cuando
recibe una impresión alguno de sus puntos. Sobre todo, los mexicanos y
los peruanos son nuestros únicos vecinos, y a ellos debemos atender de
preferencia a todo, siendo indudable que sus conmociones serán extensivas
a nosotros.
No hemos recibido aún el correo que ya debía haber llegado; pero
contestaré cuando llegue.
Se me olvidaba decir a Vd., que la permanencia de tropas colombianas
en el Perú puede ser objeto de discusión en el congreso del Istmo, y que
deseo una respuesta de Vd. sobre este capítulo, para saber si debo o no
contar sobre esta operación en lo futuro. No se olvide Vd. nunca que la
tranquilidad del Sur de Colombia estará siempre pendiente de la del Perú; y
que nuestro frente está en el Norte, y todas nuestras atenciones lo mismo;
por consiguiente, más bien debemos contar con el Sur para auxilios que
para cuidados. Repito que esto es capital y que lo tengo muy bien meditado.
Me parece que se lo he comunicado a Vd. antes de ahora y algunas veces.
Somos 7:
Hemos recibido el correo de Colombia que no trae cosa de mayor
importancia. El de México también ha llegado hoy, es decir, una correspondencia
de Acapulco, que nos trae la confirmación de la muerte de Iturbide y el
nombramiento de Victoria a ser presidente. Todo esto es muy bueno y aun
lo mejor que podría suceder.
63
Iliana Gómez Tovar
Vd. sabrá lo que le dice Castillo con respecto a las tropas y a la marina.
No digo nada de esto, pues que ya es inútil casi todo por la batalla de
Ayacucho. Hoy mismo he dicho que no vengan más tropas de Colombia.
El ministro dice que hay temores de expedición por allá. Si Vds. quieren
tropas del Perú, pídanlas y digan por dónde se han de llevar. Creo que
el Istmo será siempre el mejor tránsito; pero allí se deben poner buques
oportunamente por parte de Chagres. Se ha gastado mucho dinero con la
tal expedición que, según dice Castillo, de nada vale, que ya poco nos servirá.
Lo mismo será probablemente con la escuadra, que nos come el alma,
para no batir a el «Asia» ni a nada. Parece que lo que más cuesta, es lo que
menos sirve. Se confirma la noticia de que el «Asia» se va para Filipinas, de
lo que me alegro mucho.
Parece que Victoria es un grande hombre, según dicen los papeles. Es
una buena prenda la que él tiene en no haber representado papel alguno en
los negocios de Iturbide. Esto prueba moderación de principios.
La muerte de Iturbide es el tercer tomo de la historia de los príncipes
americanos, Dessalines, Cristóbal y él se han igualado por el fin. El
emperador del Brasil puede seguirlos, y los aficionados tomar ejemplo.
El tal Iturbide ha tenido una carrera algo meteórica, brillante y pronta
como una brillante exhalación. Si la fortuna favorece la audacia, no sé por
qué Iturbide no ha sido favorecido, puesto que en todo la audacia lo ha
dirigido. Siempre pensé que tendría el fin de Murat. En fin, este hombre
ha tenido un destino singular, su vida sirvió a la libertad de México y su
muerte a su reposo. Confieso francamente que no me canso de admirar
que un hombre tan común como Iturbide hiciese cosas tan extraordinarias.
Bonaparte estaba llamado a hacer prodigios. Iturbide no; y por lo mismo
los hizo mayores que Bonaparte. Dios nos libre de su suerte, así como nos
ha librado de su carrera, a pesar de que no nos libraremos jamás de la
misma ingratitud. El parte del oficial tiene una expresión al fin bastante
tierna cuando ofrece a su patria el sacrificio de su dolor al ejecutar la
sentencia del Congreso.
Adiós, mi querido general, mucho deseo salir de la carrera pública, dejando
antes establecida la felicidad del país. Diríjame la adjunta para Santana, de Caracas.
64
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Soy de Vd. de corazón.
BOLÍVAR
_____________
Vicente Lecuna. Cartas del Libertador. Tomo IV. pp. 234-238.
Nº 9
Contrapropuesta del Vicepresidente de la República de Colombia,
Francisco de Paula Santander, sobre la invitación realizada por El
Libertador, Simón Bolívar, al Congreso de Panamá. Bogotá, 6 de
febrero de 1825.
Francisco de Paula Santander, Vicepresidente de Colombia, al Libertador
Presidente, Encargado del Poder ejecutivo del Perú, Simón Bolívar.
Grande, buen amigo y fiel aliado:
He leído con el mayor placer vuestra muy estimable nota, fecha en
ciudad de Lima el día siete de diciembre último en la cual me manifestáis
vuestros vehementes deseos de ver reunida la Asamblea de los Estados
Confederados de la América antes española, dentro de seis meses, si
es posible.
Es para mí muy satisfactorio el asegurarnos que hallándome animado
de vuestros mismos sentimientos, he tomado de antemano todas
las medidas capaces de acelerar la realización de un acontecimiento tan
esencial a nuestra seguridad y dicha futura. Las necesidades de los nuevos
Estados americanos, la posición con respecto a la Europa y la terquedad
de Rey de España en no reconocerlos como potencias soberanas, exigen
ahora más que nunca de nosotros y nuestros caros aliados el adoptar un
sistema de combinaciones políticas que ahoguen en su cuna cualquier
intento dirigido a envolvernos a nuevas calamidades. El principio peligroso
65
Iliana Gómez Tovar
de intervención de algunos gabinetes del Antiguo mundo han abrazado
y practicado con calor merece de nuestra parte una seria consideración,
así por su tendencia a alentar las amortiguadas esperanzas de nuestros
obstinados enemigos, como las consecuencias fatales que produciría en
América la introducción de una máxima tan subversiva de los derechos
soberanos de los pueblos.
Empero, por grande que sean nuestros deseos de poner al menos los
cimientos de esta obra la más portentosa que se ha concebido después de
la caída del Imperio Romano, me parece que es de nuestro mutuo interés
que la Asamblea convenida de plenipotenciarios, se verifique en el Istmo
de Panamá con la concurrencia de todos, o la mayor parte de todos los
gobiernos americanos, así los beligerantes como los neutrales, iguáleme
interesados en remitir aquel supuesto derecho de intervención de que ya
han sido víctimas algunas potencias del mediodía de Europa.
Con el objeto de conseguir esta concurrencia, se comunicaron instrucciones
con fecha 15 de julio último a nuestros encargados de negocios en
Buenos Aires para que se procurase persuadir la conveniencia de enviar
plenipotenciarios a la Asamblea de Panamá, a pesar de haberse malogrado
la negociación que con tan laudable propósito se abrió entre ambas partes
en 1822. Se ha esperado aquí mismo, con la mayor ansiedad la ratificación
de nuestro tratado de alianza y confederación perpetua con el Estado de
Chile, de que aún no se tiene noticia alguna. Y probablemente no terminarán
las sesiones de la presente legislatura sin haberse concluido un pacto con
las provincias de Guatemala, de las cuales existe un Ministro en esta capital
y cuyo reconocimiento se ha diferido aun por consideraciones hacia nuestra
fiel aliada la República de México.
De esta suerte mantengo la esperanza de que la Asamblea de la América
se reúna con la concurrencia de los plenipotenciarios de las Repúblicas de
Colombia, México, Guatemala, el Perú y aún Chile y Buenos Aires, si como
es probable la política de este último país, se a próxima más a nuestros deseos,
después que se instale el Congreso de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
66
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Con respecto a los Estados Unidos, he creído muy conveniente invitarlo
a la Augusta Asamblea de Panamá en la firme convicción de que nuestros
íntimos aliados dejarán de ver con satisfacción el tomar parte en sus
deliberaciones de un interés común a unos amigos tan sinceros e ilustrados.
Las instrucciones que con este motivo se ha transmitido a nuestro
Enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Washington, de que
acompaño copia, os impondrán extensamente de los principios que me
han estimulado a tomar esta resolución. Iguales razones me han inducido a
recomendar a dicho Enviado el manifestar al Representante del Emperador
del Brasil en los Estados Unidos las buenas disposiciones en que está la
República de Colombia hacia su Imperio.
Entre tanto el Gobierno de Colombia se prestará gustosamente a
destinar dentro de cuatro meses contados desde la fecha sus dos
plenipotenciarios al Istmo de Panamá, para que uniéndose a los del Perú,
entren inmediatamente en conferencias preparatorias a la instalación de la
Asamblea General, que quizá podrá dar principio a sus importantes tareas
el día primero de octubre del presente año. Con el objeto pues de facilitar
este resultado, me atrevo a haceros las proposiciones siguientes:
1ª Que los Gobiernos de Colombia y el Perú, autoricen a sus plenipotenciarios
reunidos en conferencia preparatorias en el Istmo de Panamá, para que
entren en correspondencia directa con los Ministros de Estados y relaciones
exteriores de México, Guatemala, Chile y Buenos Aires manifestándoles
la urgencia de enviar sin pérdida de momentos los plenipotenciarios de
aquellas Repúblicas a la Asamblea General.
2ª Que los plenipotenciarios de Colombia y el Perú, tengan la libre
facultad de escoger en el Istmo de Panamá el lugar que crean más adecuado
por su salubridad para tener sus conferencias preparatorias.
3ª Que luego que estén en el Istmo de Panamá los plenipotenciarios de
Colombia, el Perú, México y Guatemala, o cuando menos de tres de las
Repúblicas mencionadas, puedan fijar de común acuerdo el día en que ha
de instalarse la Asamblea General.
67
Iliana Gómez Tovar
4ª Que la Asamblea General de los Estados confederados, tenga asimismo,
la libre facultad de escoger en el Istmo de Panamá el lugar que por su salubridad
les parezca más a propósito para tener sus sesiones.
5ª Que los plenipotenciarios de Colombia y el Perú, no se ausenten de
manera alguna del Istmo de Panamá desde que entren en conferencias
preparatorias hasta lograr ver reunida la Asamblea General de los Estados
confederados y terminadas sus sesiones.
Yo espero que estas proposiciones os probarán el vivo interés que la
República de Colombia toma en ver realizados en nuestro hermoso hemisferio
los grandes designios de la divina providencia, a quien pido fervientemente
os mantenga en su santa y digna guarda.
Dado, firmado y refrendado por el Secretario de Estado y Relaciones
Exteriores en la Ciudad de Bogotá a seis de febrero de mil ochocientos
veinticinco, decimoquinto de la independencia de la República de Colombia.
Francisco de Paula Santander
El Secretario de Estado y Relaciones Exteriores, Pedro Gual.
___________
DE LA REZA, Germán A. El Congreso de Panamá de 1826 y otros Ensayos de Integración Latinoamericanaen el siglo XIX. pp. 77-80.
68
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 10
Nota del Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia, Pedro
Gual, al señor Miguel Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de la República, en los Estados Unidos Mexicanos.
Notifica que el Vicepresidente de Colombia, Francisco de Paula
Santander, indica cinco puntos esenciales para la instalación del
Congreso de Panamá. Bogotá, 9 de febrero de 1825.
Republica de Colombia
Secretaria de Estado
De relaciones esteriores
Palacio del gobierno, en la capital de
Bogotá a 9 de febrero de 1825-15
Al honorable Miguel Santamaria Enviado Estraordinario y Ministro
Plenipotenciario de la Republica, cerca del Gobierno de Mejico.
Señor
Tengo el honor de participar a V. S. que el 4 del corriente recibio este
Gobierno la Circular de S. E. el Libertador, encargado del poder dictatorial
del Perú, invitando a esta Republica su aliada a la reunion de la Gran Asamblea de
los Estados Americanos en el Istmo de Panamá. Según se habian obligado
por Convencion especial S. E. el Vicepresidente igualmente penetrado de
la importancia de esta medida contesto indicando los punto siguientes para
facilitar su ejecución.
1ª Que los Gobiernos de Colombia y el Perú autorizen a sus Plenipotenciarios
reunidos en conferencias preparatorias en el Istmo de Panamá para que
entren en correspondencia directa con los Ministros de Estado y Relaciones
Esteriores de Mejico, Guatemala, Chile y Buenos Ayres, manifestandoles
la urgencia de enviar sin perdida de momentos los Plenipotenciarios de
Republicas a la Asamblea General.
69
Iliana Gómez Tovar
2ª Que los Plenipotenciarios de Colombia y el Perú tengan la libre
facultad de escoger en el Istmo de Panamá el lugar que crean mas adecuado
por su salubridad para tener sus conferencias preparatorias.
3ª Que luego que esten en el Istmo de Panamá los Plenipotenciarios
de Colombia, el Perú, Mejico y Guatemala o cuando menos de tres de las
Republicas mancionadas puedan fijar de comun acuerdo el dia en que ha
de instalarse la Asamblea General.
4ª Que la Asamblea General de los Estados Confederados tenga asimismo
la libre facultad de escoger en el Istmo de Panamá el lugar que por su
salubridad les parezca mas aproposito para tener sus sesiones.
5ª Que los Plenipotenciarios de Colombia y el Perú no se ausenten de
manera alguna del Istmo de Panamá desde que entren en conferencia
preparatorial hasta lograr ver reunida la Asamblea General de los Estados
Confederados y terminadas sus sesiones.
Estos son los medios que el Gobierno de Colombia ha creido mas
eficaces para lograr mas indefectiblemente la instalacion de aquella Asamblea
que fijara de una vez los destinos de este continente. Se ha prometido en
consecuencia enviar nuestros Plenipotenciarios a Panamá dentro de cuatro
meses, en persuasión de que por mas dilaciones que sufran en sus viajes los
que fueren destinados para tan importante mision, la Asamblea dará principio
a sus tareas el dia 1° de Octubre del corriente año. V. S., pues, hara los
mayores esfuerzos para que el gobierno de Mejico se preste a nombrar sus
Plenipotenciarios y darles las correspondientes instrucciones. Ni debe detener
a ese Gobierno al adelantarse este paso la consideración de que aun no lo
ligan con los demas Estados de la America antes Española obligaciones
como las que establecio entre este y aquel pais el tratado firmado por el
Gobierno de Mejico en 2 de diciembre del mismo año, y por el de Colombia
en 30 de junio de 1824. En Panamá podrá renovarse este pacto entre todos
los Plenipotenciarios Americanos de Comun acuerdo. El interez de todos
en estos momentos es presentar la America unida fuertemente a los ojos
de Europa, tomando al mismo tiempo una actitud tan imponente hacia la
70
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Europa, que la obligue a abandonar por temor sus delirios de conquista, y a
hacer la paz. Este grande objeto no admite dilatorias. Es preciso acelerarlo
de cuantos modos sean imaginables abreviando todas aquellas formulas
diplomaticas que se opongan a su pronta consecución.
Varias y multiplicadas son en verdad las materias de que debe ocuparse
la Asamblea de los Estados Americanos. Podra ser el 1° Renovar con la
mayor solemnidad el gran pacto de union, liga y Confederacion perpetua
contra la España, y cualquiera otra Potencia que intente dominarnos. 2°
Dirijir los Plenipotenciarios en nombre de sus comitentes un manifiesto
bien concebido sobre la justicia de su causa, desenvolviendo en él las miras
mesquinas de la España, y nuestro sistema de política con respecto a las
demas potencias de la Cristiandad. 3° Resolver sobre la suerte de las Islas
de Puerto Rico y Cuba; si se convinan las fuerzas de todos para libertarlas
del yugo Español, el Continjente que cada uno en este caso, debe contribuir
para esta operación, y si se agregan a alguno de los Estados Confederados,
o se les deja en libertad de elegirse el gobierno que gusten. 4° Hacer o
renovar un tratado de Comercio entre los nuevos Estados como Aliados
y Confederados. 5° Hacer una Convencion Consular entre todos que
demarque claro y distintamente las funciones y prerrogativas de sus
consules respectivos. 6° Tomar en consideración los medios de hacer efectivas
las declaraciones del Presidente de los Estados Unidos de America en su
mensaje al Congreso del año pasado sobre frustrar cualquier designio ulterior
de Colonizacion en este continente por las Potencias Europeas, y resistir
todo principio de intervención en nuestros negociaos domesticos. 7°
Establecer de comun acuerdo los principios de Derecho de gentes de una
naturaleza controvertible, principalmente los que se versan entre partes de
las cuales una esta en guerra y la otra permanece neutral. 8° En fin declarar
en que pie deben ponerse las relaciones politicas y comerciales de aquellas
porciones, de nuestro hemisferio que como la Isla de Santo Domingo o
Haity estan separadas de sus antiguas Metropolis, y no han logrado todavia
ser reconocidas por ninguna Potencia Europea, o Americana.
Como los tres ultimos puntos interesan igualmente a los Estados Unidos,
considerados como neutrales, el Gobierno ha creido conveniente autorizar
71
Iliana Gómez Tovar
a nuestro Enviado Estraordinario y Ministro Plenipotenciario en Washington
a invitarles a concurrir a la Asamblea proyectada, como lo vera V.S. en la
copia adjunta. Se ha adelantado este paso en la esperanza de que los aliados
de la Republica de Colombia convendran en su utilidad. El dara a nuestros
buenos, sinceros, e ilustrados amigos (Los Estados Unidos) una prueba de
la confianza que nos merecen por sus procedimientos desinteresados, y al
mundo civilizado en General un testimonio de nuestros deseos de contar
todo motivo de quejas, y disgustos dimanados del estado de guerra en que
aun nos encontramos. V. S. pues se servira insinuarlo asi al Ministro de
Relaciones Esteriores asegurandole que el Gobierno de Colombia sentiria
un verdadero placer al saber que sus miras estaban enteramente de acuerdo
con el de los Estados Unidos Mejicanos.
V. S. no perdera momento alguno en transmitirme la resolucion de ese
Gobierno sobre cada uno de los puntos que contiene la presente comunicación.
Entretanto tengo la honra de repetirme de V. S. con mucha consideración.
Muy humilde y obediente servidor.
Pedro Gual
__________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol.14. Exp. N° 39.
72
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 11
Nota del señor Miguel Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de la República, en los Estados Unidos Mexicanos,
al Secretario General del Libertador. Informa acerca del interés del
Gobierno de México en la creación de una Confederación Americana y
que éste extendió a los Estados Unidos la invitación al Congreso de
Panamá. México, 12 de abril de 1825. Es copia.
Mejico 12 de abril de 1825
Al Señor Secretario General de S. Excelencia. El Libertador Presidente.
Señor.
Tengo el honor de incluir á V. S. para que se sirva presentarlo á S. Excelencia
el Libertador Presidente, el adjunto documento oficial declaratorio del
reconocimiento de la Independencia de Méjico por el Gobierno de S. M.
B. Esta medida fue adoptada simultáneamente con el de la Republica de
Colombia según habrá sido informado S. Excelencia oportunamente.
A principios de este mes recibí las instrucciones del señor Secretario
Gual dirigidas a acelerar el nombramiento y asistencia de los Plenipotenciarios
de esta Republica al Congreso Continental en el Istmo de Panamá. Ante
de que llegasen a mis manos, habia tenido frecuentes conferencias con el
Ministro de Relaciones Extranjeras en presencia de S. E. el Presidente afin
de acelerar en lo posible aquella reunion.
Las disposiciones del Gobierno Megicano, no solo han sido favorables
a secundar el sistema de Confederación Americana que se propuso
promover el de Colombia, sino que desde que se vio desembarazado de las
conmociones interiores ha manifestado un decidido interés por empezar a
cooperar en su más pronta consequcion. Por consiguiente, las insinuaciones
que me prescribio últimamente nuestro Gobierno hacer al de Megico han
sido recibidas con particular consideración, de lo que son testimonio las
73
Iliana Gómez Tovar
adjuntas copias; y aunque no se me ha pasado aun contestación á mi ultima
nota por las atenciones que urgentemente han ocupado la atención de
este Ministro de Estado en la formación del Tratado de Comercio con los
Enviados de S. M. B. puedo asegurar que ella será de una naturaleza conforme á
los deseos de nuestro Gobierno. El de Megico ha hecho al de los E. U. del
Norte igual invitación que el de Colombia. Hay pues poderosos motivos
para persuadirse que el Congreso de los Estados americanos en el Istmo
se reunirá dentro de quatro o cinco meses.
El Castillo de San Juan de Ulúa permanece todavía en poder de los
enemigos habiendose dilatado excesivamente los buques de guerra de
mayor parte que este Gobierno mandó contratar á los Estados Unidos e
Inglaterra, y que se estan aguardando. Por mi conducto suplico el mismo al
de Colombia el auxilio de sus fuerzas maritimas obligandose a sostenerlas
durante su ocupación en el bloqueo de dicha fortaleza, y como se me
comunicó de cooperar baxo esta condición, espero ya un resultado decisivo en
virtud de las instrucciones que llevó el agente de este Gobierno cerca del nuestro.
La permanencia de los Españoles en Ulúa se debe exclusivamente al
local del Castillo y falta de fuerzas maritimas eficaces para impedir los tardos
y cortos auxilios que reciben los enemigos de la Habana.
Con respetuosa consideración
Soy de V. S.
Muy atento y obediente servidor
Miguel Santamaría
Es copia
Miguel Garcia
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 16. Exp. Nº 8.
74
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 12
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de los Estados
Unidos Mexicanos, Lucas Alamán, al señor Miguel Santamaría,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República
de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos. Informa que el
General de Brigada, José Mariano Michelena y el Doctor Pedro Pablo Vélez fueron nombrados como Ministros Plenipotenciarios al Congreso de Panamá. México, 4 de junio de 1825.
Estados Unidos Mexicanos
Al Honorable Sr. Miguel Santa María Ministro Plenipotenciario de la
República de Colombia.
Palacio Nacional de Mexico
A 4 de junio de 1825.
Primera Secretaría de Estado
Y del Despacho de Relaciones
Interiores y Esteriores.
Sección de Estado.
El Excelentísimo Señor Presidente me ordena decir a V. S., que tengo
el honor de hacerlo, que en efecto los graves negocios que ocuparon la
atención del Gobierno en los últimos dias de la Legislatura ordinaria
impidieron que se diese á V. S. una comunicación estensa y por escrito
sobre los varios puntos que toca en su nota del 3 de abril y que reproduce
en la de 16 de Mayo último, habiéndome limitado unicamente a asegurarle,
que el Gobierno de esta República coincidía en un todo con las miras del
de Colombia, y que tomará el mayor esfuerzo en cooperar á ellas en la reunión
del Congreso de Panamá. Que en cumplimiento de ésta oferta, se ha producido
ya el nombramiento de los Plenipotenciarios que deben concurrir a dicho
Congreso y lo serán el General de Brigada Don José Mariano Michelena
y el Doctor Don Pedro Pablo Velez individuo de la Suprema Corte
de Justicia, que tan luego de este nombramiento sea aprobado por el
consejo de Gobierno marcharán los Plenipotenciarios a su destino, pues
al Señor Michelena se le espera muy en bien, y podrán hallarse en Panamá
75
Iliana Gómez Tovar
mucho antes del primero de octubre, época señalada por el Gobierno de
Colombia para la instalación del Congreso: que a estos Plenipotenciarios
se les darían instrucciones sobre todos los puntos que el Gobierno de
Colombia ha indicado que se terminarán en consideración; que en ellas
se tendrá presente tambien la conveniencia de concretar ciertas medidas
solo entre los Gobiernos de Colombia y Mexico sino pudiere contarse con
la cooperación de las demás Repúblicas de América, y que para preparar
estos trabajos y facilitar su resultado el gobierno habría deseado que el
Ministro Mexicano que debe rendir cerca del Gobierno de Colombia
hubiere podido partir para Bogotá pero no ha podido esta verificarse por
las dificultades que se han encontrado y que no ha estado en las facultades
del Gobierno poder remover, habiendo dado instrucciones para suplir esta
falta al Coronel Antonio Forrens como encargado de negocios.
En cuanto a la invitación de los Estados Unidos del Norte para que
concurran con sus Plenipotenciarios al congreso de Panamá me manda
el señor Presidente le diga que se han prevenido los deseos de V. S. pues
se ha dicho ya al Señor Obregón que se ponga de acuerdo sobre este
particular con el Ministro de Colombia cerca de aquel Gobierno y para el
efecto se le han remitido copia de todos los documentos comunicados a
éste Ministerio para V. S. concluyendo con que puede V. S. comunicar esta
contestación á su Gobierno asegurandolo del deseo positivo que tiene esta
República de cooperar á los grandes objetos que se ha propuesto en la
Reunión del Congreso de Panamá, y en la resolución de los puntos indicados
para su discusión, y que si sobre todos o algunos de dichos puntos tubiese
V. S. instrucciones en virtud de las cuales puedan prepararse desde ahora
las resoluciones que deban tomarse después, o disponer alguna operación
que pueda hacerse entre los dos Gobierno, se servirá comunicarlo para
entrar en confidencias sobre ellas.
Con la mas distinguida consideración soy de V. S.
Muy respetuoso y obediente Servidor
Lucas Alamán
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 16. Exp. Nº 46.
76
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 13
Copia de la comunicación de Manuel José Hurtado, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República de Colombia en
Londres, al Ministro Plenipotenciario del Brasil, Manoel Rodrigues
Gameiro, con la finalidad de invitar a su Gobierno a la Asamblea de Plenipotenciarios que se realizará en Panamá. Copia firmada por el Secretario Andrés Bello. Portland Place. 7 de junio de 1825.
Portland Place, 7 de junio de 1825
El abajo firmado ministro plenipotenciario de la Republica de Colombia
á consecuencia de autorización espresa de su Gobierno, tiene el honor
de llamar la atención del Caballero Gameiro Ministro Plenipotenciario de
S.M. el Emperador del Brasil, á un objeto que ocupa actualmente tal
solicitud de los Estados americanos confederados.
La identidad de orígen de intereses y sentimientos de los pueblos de la
América antes Española prescribían tiempo a sus Gobierno a estrechar su
unión, determinar su política, y presentar en su conducta y lenguaje aquella
uniformidad de miras y simultaneidad de acción que siendo la consecuencia
natural de la posición común de los nuevos Estados, respecto de las otras
potencias, era al mismo tiempo el medio mas a propósito para dar a las
gestiones de cada Estado el influjo y crédito colectivo de todos.
Los Gobiernos del Perú y de Colombia movidos de la convicción, han
resuelto invitar a los otros Gobiernos Confederados de la América antes
Española á reunir inmediatamente la Asamblea de Plenipotenciarios
estipulada en convenciones anteriores. El Istmo de Panamá es el lugar
interinamente propuesto para las sesiones. La residencia de la Asamblea
fijará definitivamente a pluralidad de votos sus miembros
Es probable que el primer punto que las ocupe sea la renovación solemne
del gran pacto de unión y liga perpetua contra la España y cualquiera otra
potencia que ataque por armas la independencia de América.
77
Iliana Gómez Tovar
Será otro de sus primeros cuidados publicar una solemne declaración
de los principios de justicia en que consideran apoyada su causa, y de la
política moderada y circunspecta que se proponen seguir respecto de las
demás potencias.
La celebración o renovación de los tratados de comercio entre los
Confederados formará otro asunto de deliberación: se fijarán las prerrogativas
y atribuciones de los cónsules respectivos y se acordarán los demás puntos
concernientes á su política internacional. La Asamblea no se ingerirá en la
administración interior de ninguno de los Estados y evitará cuidadosamente
las cuestiones de política constitucional. Respetar las instituciones de otros
pueblos, tanto como es del interés de los confederados, que sean respetadas
las suyas, es una regla de conducta que les importa demasiado para que
puedan perderla de vista. El gobierno de Colombia altamente penetrado
de su importancia prescribirá a sus representantes que se conformen
religiosamente á ella, y está seguro de que no necesitará recomendarla á
sus aliados.
Los derechos recíprocos de los neutrales y beligerantes en materia de
navegación y comercio, ofrecen puntos de tanto más ardua resolución,
cuanto las grandes potencias marítimas están lejos de haber adoptado
reglas uniformasen su práctica. Los plenipotenciarios procurarán fijar de
común acuerdo los principios que deban servir de base á sus códigos, y a
sus negociaciones futuras con otras potencias, en cuanto diga relación á
estos puntos controvertibles del derecho de gentes.
Será otro de los objetos más esenciales de la Asamblea resistir a toda
medida de intervención que intentasen las otras potencias en los negocios
domésticos de los Estados.
Tales son las ideas del Gobierno de Colombia sobre los trabajos futuros
de la Asamblea. Aunque este plan no debe mirarse como definitivamente
arreglado, se puede tener por seguro que las miras de la Asamblea conspirarán
por una parte á la independencia de la gran familia compuesta de los nuevos
Estados, y por otra a la paz y amistad entre sí y con todas las demás naciones.
78
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Fácil es percibir por la esposición procedente que entre los objetos de
deliberación de la Asamblea hay algunos de considerable importancia que
conciernen no solo de los Gobiernos erigidos en las provincias antes
Españolas, sino a las demás potencias Americanas y particularmente al
Gobierno de S. M. y Brasilense.
A todos los pueblos Americanos importa formar relaciones mutuas de
amistad y comercio, evitar disenciones que pudieran conducir a rompimientos,
y arreglar los puntos controvertibles del derecho de gentes, arreglo en que
tanto conviene la unanimidad.
Los nuevos Estados tienen además el interés común de consolidar sus
instituciones nacientes: objeto para cuya consecución parece indispensable
la buena armonía entre todos, y particularmente entre los Estados vecinos.
Si el Gobierno de S. M. Y. B. penetrados de estas consideraciones, creyese
conveniente concurrir con los de los otros Estados Americanos á la
Asamblea, enviando plenipotenciarios que tomasen parte en las deliberaciones
de interés general, no incompatibles con el carácter de neutralidad, abajo
firmado, se halla autorizado para anunciar al caballero de Gameiro que el
Gobierno de Colombia miraría con la satisfacción más viva la accesión
de S. M. Y á sus miras, y emplearía todo se influjo sobre sus aliados para
que los representantes de S. M. Y. fuesen acogidos con el debido honor y
distención.
El abajo firmado aprovecha esta ocasión de testificar al Caballero de
Gameiro sus sentimientos de consideración distinguida= Manuel José
Hurtado = 33 Portland place = junio 7, 1825
Es copia = A. Bello.
___________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol.15. Exp. Nº 62.
79
Iliana Gómez Tovar
Nº 14
Carta del Libertador Simón Bolívar, dirigida al General Francisco
de Paula Santander, Vicepresidente de la República de Colombia,
en la que expone la posibilidad de colocar a la Confederación
hispanoamericana bajo la protección de Inglaterra. Cuzco, 28 de
junio de 1825.
Cuzco, 28 de junio de 1825
A S. E. el general F. de P. Santander.
Mi querido general:
Hace tres días que he llegado a esta capital, por medio de pueblos
agradecidos y contentos, de memorias, de monumentos de lo que fue este
inocente imperio antes de su destrucción por los españoles. Diré a Vd. con
ingenuidad, que si no hubiera leído las Ruinas de Palmira siempre hubiera
saboreado la memoria de las grandes cosas y de los grandes sucesos que
han precedido a la época presente. Este país fue la obra de la naturaleza
desenvuelta por las manos del hombre salvaje; pero guiado por un instinto
que se puede llamar la sabiduría de la pura naturaleza. Este país, en sus
creaciones, no ha conocido modelos; en sus doctrinas, no ha conocido
ejemplos ni maestros, de suerte que todo es original y todo puro como las
inspiraciones que vienen de lo alto.
Los pobres indígenas se hallan en un estado de abatimiento verdaderamente
lamentable. Yo pienso hacerles todo el bien posible: primero, por el bien
de la humanidad, y segundo, porque tienen derecho a ello, y últimamente,
porque hacer bien no cuesta nada y vale mucho.
Estando escribiendo esta carta, he recibido el adjunto decreto del
congreso de Buenos Aires, que Vd. verá, de lo que me alegro infinito porque
es honroso para mí y útil para el arreglo de las cosas de este país. Es muy
raro lo que sucede en el Alto Perú: él quiere ser independiente y todo el
80
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
mundo lo quiere dejar con la independencia. Sucre y yo, por nuestra parte,
hemos hecho lo justo, y los dos congresos del Perú y Buenos Aires hacen
lo mismo. De todo esto estoy sumamente contento, porque me dará facilidades
para quedar bien con todo el mundo.
Pérez ya está en libertad para que pueda ser empleado por el gobierno
de Colombia como quiera; lo mismo a Heres, a quien he separado del
ministerio de gobierno para que vaya a su misión de Chile. Estos señores
me hacen mucha falta; pero el primero, por muy enfermizo, y el segundo
no es muy necesario ya en el ministerio y además quiero dejar al consejo
de gobierno en plena independencia peruana para que nadie tenga cuentas
conmigo, ni digan que, por influencias de los colombianos, se cometen
parcialidades nocivas al Perú.
Hoy he recibido cartas del general Sucre en que me habla largamente
sobre lo importante que es mandar a Colombia 4.000 hombres del Sur.
Yo también creo que es útil y conveniente mandar a Venezuela dichos
4.000 hombres, pues mi hermana, que tiene mucho talento, me escribe que
Caracas está inhabitable por las tentativas y amenazas de la pardocracia.
Ella, que es pobre, me dice que quiere irse a los Estados Unidos. Por
consiguiente, hará Vd. muy bien en mandar al Istmo, que nosotros los
mandaremos entre setiembre y octubre. Sobre este particular escriba
Vd. al consejo de gobierno, residente en Lima, para que dé sus órdenes
conforme a lo que Vd. quiera. No repetiré a Vd. lo que he dicho tantas
veces, que esta división debe ponerse en un clima sano y templado para
que no perezca.
He convocado el congreso del Perú para el día 10 de febrero próximo.
No pienso ir a Lima para entonces a fin de que no se diga que influyo en las
deliberaciones del congreso. Puede ser que no vaya a Lima, sino después
que haya nombrado su gobierno constitucional: entonces les diré adiós y
me iré para Colombia. Entre tanto estableceré el gobierno del Alto Perú,
del modo que me parezca mejor a la salud de aquel país. Ya me han llamado
sus habitantes Padre de tres repúblicas; y esto quiere decir que les funde
una. La tentación es grande y noble, no dejaré de caer en ella.
81
Iliana Gómez Tovar
Ayer he recibido papeles de Francia y de Buenos Aires, por los cuales
sé el bello estado en que se encuentra la Europa con respecto a nosotros;
quiero decir, con respecto a la paz general. El gobierno español ha irritado
al mismo gobierno francés. Así, pues, nada hay que temer y todo que
esperar. Nosotros no tenemos más escollo que nuestro propio corazón,
que podemos reducir a juicio con los 12.000 colombianos que tengo en
el Perú. Disponga Vd. de ellos como quiera, y en su mayor parte. Los que
nos sean inútiles allá pueden ser muy útiles aquí; porque este país necesita
de algunas tropas de ocupación.
Mil veces he intentado escribir a Vd. sobre un negocio arduo, y es:
nuestra federación americana no puede subsistir si no la toma bajo de su
protección la Inglaterra; por lo mismo, no sé si sería muy conveniente si la
convidásemos a una alianza defensiva y ofensiva. Esta alianza no tiene más
que un inconveniente, y es el de los compromisos en que nos puede meter
la política inglesa; pero este inconveniente es eventual y quizá remoto. Yo
le opongo a este inconveniente esta reflexión: la existencia es el primer
bien; y el segundo es el modo de existir: si nos ligamos a la Inglaterra
existiremos, y si no nos ligamos nos perderemos infaliblemente. Luego es
preferible el primer caso. Mientras tanto, creceremos, nos fortificaremos y
seremos verdaderamente naciones para cuando podamos tener compromisos
nocivos con nuestra aliada. Entonces, nuestra propia fortaleza y las relaciones
que podamos formar con otras naciones europeas, nos pondrán fuera del
alcance de nuestros tutores y aliados. Supongamos aún que suframos por
la superioridad de la Inglaterra: este sufrimiento mismo será una prueba
de que existimos, y existiendo tendremos la esperanza de librarnos del
sufrimiento. En tanto que, si seguimos en la perniciosa soltura en que nos
hallamos, nos vamos a extinguir por nuestros propios esfuerzos en busca
de una libertad indefinida.
Observe Vd. que yo propongo este plan; que yo soy el que me ofrezco
como víctima de las oposiciones liberales y aun se dirán políticas; que yo
soy el llamado a ser el jefe de esta federación americana, y que yo renuncio
la esperanza de una autoridad tan eminente por darle la preferencia a la
estabilidad de la América. La Inglaterra no me podrá jamás reconocer a mí
82
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
por jefe de la federación, pues esta supremacía le corresponde virtualmente
al gobierno inglés. Por consiguiente, nada es tan verdaderamente imparcial;
nada es tan generoso como este dictamen, pues que ninguna mira personal
puede lisonjearme ni seducirme con él. Así, mi querido general, si Vd. lo
aprueba, consulte Vd. al congreso, o al consejo de gobierno que Vd. tiene
en su ministerio para los casos arduos. Si esos señores aprueban
mi pensamiento, sería importante tentar el ánimo del gobierno británico
sobre el particular y consultar a la asamblea del Istmo. Por mi parte, no
pienso abandonar la idea aunque nadie la apruebe. Desde luego, los señores
americanos serán sus mayores opositores, a título de la independencia y
libertad; pero el verdadero título es por egoísmo y porque nada temen en
su estado doméstico. Recomiendo a Vd. mucho este negocio; no lo abandone
Vd. jamás por más que le parezca mal. Puede ser que cuando todo esté
perdido queramos adoptarlo. La ocasión gloriosa y oportuna es ésta. No
olvide Vd. que la ocasión es calva.
Déle Vd. muchas expresiones a don Perucho, a los ministros y sobre
todo a Ibarra, que lo amo entrañablemente.
Soy de Vd. de todo corazón.
BOLÍVAR
_____________
Vicente Lecuna. Cartas del Libertador. Tomo V. pp. 11-14.
83
Iliana Gómez Tovar
Nº 15
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de los Estados
Unidos Mexicanos, Lucas Alamán, al señor Miguel Santamaría,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República
de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos. Indica que el
Gobierno de los Estados Unidos enviará sus Ministros a Panamá, si
son invitados por México y Colombia y que se le informen las materias
a tratar en el Congreso. México, 8 de julio de 1825.
Mexico 8 de julio de 1825.
Al Honorable Sr. Miguel Santa María Ministro Plenipotenciario de la
República de Colombia cerca del Gobierno Mexicano.
Honorable Señor
El Ministro de este Gobierno cerca de los Estaos Unidos del Norte con
fecha de 9 de Mayo ultimo me dice que la ausencia del Procurador General había
impedido la reunión del Gabinete para deliberar sobre la conveniencia de
mandar, ó no aquel Gobierno Plenipotenciarios al Congreso de Panamá:
que removido aquel inconveniente, el Secretario de Estado á quien envió
para saber el resultado de la conferencia le había dicho: que el Presidente
mandaría su Ministro o Ministros á Panamá siempre que fuera invitado
por México y Colombia, y que se le manifestaran las materias que deben
tratarse, para en consecuencia estenderles los poderes; pero que de ningun
modo tomarían parte en los negocios que puedan violar la neutralidad en
que su Nación se halla con las de Europa, y lo harían con placer en lo que
toque al arreglo del comercio, y a las cuestiones de derecho internacional
que aún no estan decididos. Que aquel secretario opina diifcil, y aun no
conveniente, la reunión del Congreso en el presente año, por no estar aún
organizado el Gobierno del Perú. Que el Ministro de Colombia le había
comunicado que le habían dado la misma respuesta, añadiendole que,
entre los varios objetos del Congreso, unos de los mas importantes serian,
el obligarse las Potencias de América á no permitir que en sus territorios
establezcan las Europeas colonias dependientes, prohivir el corso y tratar
84
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
de la comunicación de los mares. Que por consiguiente no había podido
hacer invitación alguna para la asistencia al Congreso y que esperaba la
resolución de este Gobierno.
A consecuencia se le ha prevenido por el Excelentisimo Señor Presidente
que invite a aquel Gobierno á mandar sus Plenipotenciarios, indicandole
la conveniencia que resultará a estas Repúblicas de que se esprese en aquel
Congreso el voto general de los Americanos, sobre todos los puntos que
considere declarar y fixar, y aunque todo se ha comunicado a nuestro
encargado de Negocios en Colombia, para que lo ponga en noticia de
aquel Gobierno, Excelentisimo Señor Presidente me manda lo comunique
á V. S. para su conocimiento, aprovechandome de esta oportunidad para
reiterar á V. S. las expresiones de mi mas distinguida consideración.
Lucas Alamán
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 16. Exp. Nº 48.
Nº 16
Contrapropuesta del Vicepresidente de la República de Colombia,
Francisco de Paula Santander, sobre la invitación realizada por El
Libertador, Simón Bolívar, al Congreso de Panamá. Bogotá, 6 de
febrero de 1825.
Francisco de Paula Santander, Vicepresidente de Colombia, al Libertador
Presidente, Encargado del Poder ejecutivo del Perú, Simón Bolívar.
Grande, buen amigo y fiel aliado:
He leído con el mayor placer vuestra muy estimable nota, fecha en
ciudad de Lima el día siete de diciembre último en la cual me manifestáis
vuestros vehementes deseos de ver reunida la Asamblea de los Estados
Confederados de la América antes española, dentro de seis meses, si es posible.
85
Iliana Gómez Tovar
Es para mí muy satisfactorio el asegurarnos que hallándome animado
de vuestros mismos sentimientos, he tomado de antemano todas
las medidas capaces de acelerar la realización de un acontecimiento tan
esencial a nuestra seguridad y dicha futura. Las necesidades de los nuevos
Estados americanos, la posición con respecto a la Europa y la terquedad
de Rey de España en no reconocerlos como potencias soberanas, exigen
ahora más que nunca de nosotros y nuestros caros aliados el adoptar un
sistema de combinaciones políticas que ahoguen en su cuna cualquier
intento dirigido a envolvernos a nuevas calamidades. El principio peligroso
de intervención de algunos gabinetes del Antiguo mundo han abrazado
y practicado con calor merece de nuestra parte una seria consideración,
así por su tendencia a alentar las amortiguadas esperanzas de nuestros
obstinados enemigos, como las consecuencias fatales que produciría en
América la introducción de una máxima tan subversiva de los derechos
soberanos de los pueblos.
Empero, por grande que sean nuestros deseos de poner al menos los
cimientos de esta obra la más portentosa que se ha concebido después de
la caída del Imperio Romano, me parece que es de nuestro mutuo interés
que la Asamblea convenida de plenipotenciarios, se verifique en el Istmo
de Panamá con la concurrencia de todos, o la mayor parte de todos los
gobiernos americanos, así los beligerantes como los neutrales, iguáleme
interesados en remitir aquel supuesto derecho de intervención de que ya
han sido víctimas algunas potencias del mediodía de Europa.
Con el objeto de conseguir esta concurrencia, se comunicaron instrucciones
con fecha 15 de julio último a nuestros encargados de negocios en Buenos
Aires para que se procurase persuadir la conveniencia de enviar plenipotenciarios
a la Asamblea de Panamá, a pesar de haberse malogrado la negociación
que con tan laudable propósito se abrió entre ambas partes en 1822. Se
ha esperado aquí mismo, con la mayor ansiedad la ratificación de nuestro
tratado de alianza y confederación perpetua con el Estado de Chile, de que
aún no se tiene noticia alguna. Y probablemente no terminarás las sesiones
de la presente legislatura sin haberse concluido un pacto con las provincias
de Guatemala, de las cuales existe un Ministro en esta capital y cuyo
86
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
reconocimiento se ha diferido aun por consideraciones hacia nuestra fiel
aliada la República de México.
De esta suerte mantengo la esperanza de que la Asamblea de la América
se reúna con la concurrencia de los plenipotenciarios de las Repúblicas de
Colombia, México, Guatemala, el Perú y aún Chile y Buenos Aires, si como
es probable la política de este último país, se a próxima más a nuestros
deseos, después que se instale el Congreso de las Provincias Unidas del
Río de la Plata.
Con respecto a los Estados Unidos, he creído muy conveniente invitarlo
a la Augusta Asamblea de Panamá en la firme convicción de que nuestros
íntimos aliados dejarán de ver con satisfacción el tomar parte en sus
deliberaciones de un interés común a unos amigos tan sinceros e ilustrados.
Las instrucciones que con este motivo se ha transmitido a nuestro
Enviado extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Washington, de que
acompaño copia, os impondrán extensamente de los principios que me
han estimulado a tomar esta resolución. Iguales razones me han inducido a
recomendar a dicho Enviado el manifestar al Representante del Emperador
del Brasil en los Estados Unidos las buenas disposiciones en que está la
República de Colombia hacia su Imperio.
Entre tanto el Gobierno de Colombia se prestará gustosamente a destinar
dentro de cuatro meses contados desde la fecha sus dos plenipotenciarios
al Istmo de Panamá, para que uniéndose a los del Perú, entren inmediatamente
en conferencias preparatorias a la instalación de la Asamblea General, que
quizá podrá dar principio a sus importantes tareas el día primero de
octubre del presente año. Con el objeto pues de facilitar este resultado, me
atrevo a haceros las proposiciones siguientes:
1ª Que los Gobiernos de Colombia y el Perú, autoricen a sus plenipotenciarios
reunidos en conferencia preparatorias en el Istmo de Panamá, para que
entren en correspondencia directa con los Ministros de Estados y relaciones
exteriores de México, Guatemala, Chile y Buenos Aires manifestándoles
la urgencia de enviar sin pérdida de momentos los plenipotenciarios de
aquellas Repúblicas a la Asamblea General.
87
Iliana Gómez Tovar
2ª Que los plenipotenciarios de Colombia y el Perú, tengan la libre
facultad de escoger en el Istmo de Panamá el lugar que crean más adecuado
por su salubridad para tener sus conferencias preparatorias.
3ª Que luego que estén en el Istmo de Panamá los plenipotenciarios de
Colombia, el Perú, México y Guatemala, o cuando menos de tres de las
Repúblicas mencionadas, puedan fijar de común acuerdo el día en que ha
de instalarse la Asamblea General.
4ª Que la Asamblea General de los Estados confederados, tenga asimismo,
la libre facultad de escoger en el Istmo de Panamá el lugar que por su salubridad
les parezca más a propósito para tener sus sesiones.
5ª Que los plenipotenciarios de Colombia y el Perú, no se ausenten de
manera alguna del Istmo de Panamá desde que entren en conferencias
preparatorias hasta lograr ver reunida la Asamblea General de los Estados
confederados y terminadas sus sesiones.
Yo espero que estas proposiciones os probarán el vivo interés que la
República de Colombia toma en ver realizados en nuestro hermoso hemisferio
los grandes designios de la divina providencia, a quien pido fervientemente
os mantenga en su santa y digna guarda.
Dado, firmado y refrendado por el Secretario de Estado y Relaciones
Exteriores en la Ciudad de Bogotá a seis de febrero de mil ochocientos
veinticinco, decimoquinto de la independencia de la República de Colombia.
Francisco de Paula Santander
El Secretario de Estado y Relaciones Exteriores, Pedro Gual.
_________
DE LA REZA, Germán A. El Congreso de Panamá de 1826 y otros Ensayos de Integración Latinoamericanaen
el siglo XIX. pp. 77-80.
88
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 17
Instrucciones otorgadas por el Gobierno de la República de Colombia
a los Ministros Plenipotenciarios en el Congreso de Panamá. Bogotá,
22 de septiembre de 1825.
Bogotá, 22 de septiembre de 1825
Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Joseph R. Revenga
De todo lo que he tenido el honor de decir a ustedes anteriormente
se deduce que la misión de ustedes en Panamá se contrae a los puntos
siguientes:
1º A renovar el pacto de unión, liga y confederación perpetua entre todos
y cada uno de los Estados americanos;
2º A fijar el contingente de fuerzas terrestres y marítimas de la confederación;
3º A dar una declaración o manifiesto de los motivos y objetos de la
asamblea del Istmo;
4º A arreglar nuestros negocios mercantiles;
5º a detallar los derechos o funciones de los cónsules respectivos, y
6º a la abolición del tráfico de esclavos de África y declarar a los perpetradores
de tan horrible comercio incursos en el crimen de piratería convencional.
____________
DE LA REZA, Germán A. El Congreso de Panamá de 1826 y otros Ensayos de Integración Latinoamericana
en el siglo XIX. p. 110.
89
Iliana Gómez Tovar
Nº 18
Nota de Manuel Gómez Pedraza al señor Miguel Santamaría
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República
de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos. Informa que los
Ministros Plenipotenciarios del Gobierno de México ante el Congreso
del Istmo, aún no han salido hacia Panamá a causa de algunos
obstáculos. México, 15 octubre de 1825.
Palacio Nacional
Mexico octubre 15 de 1825
Puse en conocimiento del Señor Presidente de la Federación la nota de V.
S. fecha de ayer en que se sirve recordar lo que pasó á este Ministerio en la
de 26 de Septiembre anterior, manifestando sus deseos de saber la época
en que podían salir los plenipotenciarios de esta República para el Congreso de
Panamá; y S. E. me manda decir á V. S. en comunicación que este Gobierno
ha tomado varias disposiciones ordenar a expeditar la salida de dichos
individuos; pero habiendose ofrecido algunos obstáculos, se ocupa (ilegible)
con la mayor atención en superarlos, y cuando lo consiga, se dará á V. S. el
aviso correspondiente.
Tengo el honor de ser de V. S. con la mayor consideración.
Muy atento servidor.
Manuel Gomez Pedraza
Honorable Señor Miguel de Santamaría.
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 16. Exp. Nº 51.
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En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 19
Nota confidencial del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores
de la República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Manuel
José Hurtado, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de la República de Colombia en Londres, a quien autoriza a manifestar
el deseo del Gobierno de Colombia de establecer una alianza defensiva
entre ambos Estados para la conservación de la paz. Bogotá, a 2 de
noviembre de 1825.
Reservado
República de Colombia = secretaría de Estado de relaciones esteriores =
Palacio del Gobierno, en la Capital de Bogotá a 2 de noviembre de 1825.
15° i 77.
Al Honorable Manuel José Hurtado enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de la República cerca del Gobierno de S. M. B.
Señor
Diariamente se promete al Gobierno saber que para la instalación de la
Asamblea americana solo se espera la llegada de nuestros Plenipotenciarios,
que ya no deben estar muy distantes del Istmo. Mas las dificultades
experimentadas en la reunión, y el vehemente deseo que tiene el Ejecutivo
de que aquel Congreso se haga cada vez mas capaz de dispensar el bien,
y sea en realidad el conservador de la paz de nuestro hemisferio, le han
movido a juzgar que convenga 1° fijar desde ahora periodos ordinarios
en que haya de reunirse aquella Asamblea; y 2° aumentar la esfera de sus
operaciones, y el número de los confederados.
Aunque al comunicar a V. S. en 28 de febrero ultimo las materias de que
se ocuparía aquel Congreso, no se habló más que de los medios de
perfeccionar nuestra independencia, arreglar nuestro comercio recíproco,
impedir nuevas colonizaciones en nuestro hemisferio y fijar algunos principios
del derecho de gentes, principalmente en las relaciones entre beligerantes
y neutrales, ya estaba determinado en los tratados que Colombia había
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Iliana Gómez Tovar
concluido con las republicas de Méjico, El Perú y Chile que el sería el
Consejero y Arbitro en las dificultades y desavenencias de los Confederados.
Meditando sobre los modos de hacer efectivo esta arbitración, sin tumbar
la paz y aun de estrechar la alianza, y aumentar el número de los Confederados,
pues no debe Colombia prescindir del poco fervor que sobre esto han
manifestado algunos, ni de la notable debilidad de otros ni de la inesperiencia
de todos, ha creido el Ejecutivo que se conseguirá lo primero castigando la
desobediencia á las decisiones del árbitro con la exclusión del desobediente de
la Confederación, y la necesidad de unanimidad de votos para su readmisión.
La perfecta seguridad de que entre si los Confederados cuya prosperidad
dependerá ya exclusivamente del mayor o menor esmero con que cultiven
las artes de la paz, da tanto valor a aquella pena que no ha de presumirse
que sea indiferente a ninguno. Puede, sin embargo aumentarse su gravedad
aumentado los bienes de que se goce en la Confederación y en la multiplicación
de estos pueden ofrecerse incentivos irresistibles a ser del número de los
Confederados.
Aumentarían notablemente el de aquellos la prohibición que se impongan
los Estados Americanos de contraer alianza con ninguno que no pertenezca a
la confederación, y la estipulación de que en las desavenencias que puedan
ocurrir entre uno de ellos y una Potencia estraña, sirva siempre de mediador
la misma Confederación, que reprimirá al Confederado, si su pretención
es injusta, o la presentará en caso contrario apoyada de la opinión del
desagrado, y en los casos mas graves de la fuerza de todos: Lo primero
propenderá poderosamente a mantener unidad de sentimientos y de
acción en todos los aliados y lo segundo a la conservación de la paz entre
el uno y el otro hemisferio.
Más para que la mediación sea por si sola eficaz cuando quiera que llegue
a ser necesaria, es de suma importancia que la Confederación cuente con
uno ó mas aliados en Europa, cuyo crédito y cuyo peso en la balanza allá
aumente el que tenga el Continente Americano, impida que se presente
á esta coalición como propendiendo a mantener separada una parte del
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En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
genero humano de la otra, y sea un protector previsivo y oficioso de los
Derechos de la paz del nuevo mundo. La Gran Bretaña esta sin duda
llamada a obrar tamaño bien y el Vicepresidente confían en que V. S. tenga
la dicha de ser el instrumento de ello.
Debe satisfacer la ambición de gloria que tenga cualquier Nación el
poder influir tan poderosamente así en la paz general, y cuanto tiende a
conservarla en la sociedad de las naciones es i además obligatorio á todas.
Pero ¡que de otros motivos de conveniencia no hallaría la Gran Bretaña en
asentir á esta Alianza! No aumentaría poco la otra consideración de que
ya ella goza el colocarse como al frente de las naciones de este hemisferio.
Aseguraría mas firmemente la progresiva prosperidad de su comercio,
contribuyendo directamente a nuestra tranquilidad, facilitaría y estrecharía
sus relaciones con Estados cuya importancia ha de crecer diariamente, y en
las edades futuras siempre le sería satisfactorio el habernos visto descollar
y florecer como a su sombra, o el menos guiados por ella.
Y no detendrían para ello a la Gran Bretaña motivos semejantes a los
que la impidieron pertenecer a la presente alianza Europea. Es uno de los
principales objetos de esta el influir directamente y aun por la fuerza en las
instituciones de cada aliado, la otra por el contrario, aunque no excluiría
los consejos de la amistad, que entonces serían mas preciosos, solo influiría
directamente en la conservación de la paz, e influiría en ello a menor costa, que
la que fue necesaria en la ultima larga guerra de la Europa, y con mucho
mayor fruto que el que ha reportado la Gran Bretaña de su antigua e intima
alianza con Portugal. Ni la detendrían tampoco sus presentes pactos con
la España, porque o la España cederá desde luego al movimiento general
del Continente Europeo en favor de la paz de nuestras regiones, o su
resistencia excitará mas a las claras el desprecio de todos. No la detendrán
por ultimo la opinión de las demás naciones, porque las Europeas no verán
en la empresa sino esfuerzos por el bien general y será para entonces para
todas las americanas objeto de ambición el pertenecer a una asociación que
multiplicaría los garantes de su bien estar.
El Gobierno pues, tratará desde luego el estrechar como he dicho arriba
los vínculos que unan a los Estados americanos y dispone que para
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Iliana Gómez Tovar
conseguir también la alianza entre la Gran Bretaña y la Confederación
americana, haga V. S. discutir ahí la materia en las gacetas por los medios
mas indirectos que esten a su alcanze y preparar de este modo la opinión,
en caso que las conferencias que antes de ahora haya tenido V. S. con
el Señor Canning u otro de los Ministros, no presenten a V. S. motivos
para proponer directamente el intento a ese Gobierno con probabilidad
de buen suceso. Que si las conferencias anteriores, o las que V. S. tenga
antes o después de la discusión que se haga en las gazeta, brindaren
una oportunidad tan favorable al intento que pueda tenerse por probable
el buen suceso, está por esta V. S. autorizado a manifestar a ese Gobierno
cuan vivamente desea Colombia ver realizada la mencionada alianza y su
perfecta disposición á preparar para ello a los demás Estados Confederados.
Pues es tal la convicción en que se halla el Ejecutivo de la importancia
de este pacto, y tal su confianza de que la Gran Bretaña no se deniegue a
concurrir a bien tan general que no perderá tiempo en proponer a los
Confederados que autoricen a sus plenipotenciarios en el Congreso a estipular
y concluir por si mismos a nombre de la Confederación, o a nombre de
quienes por esta estipulen y concluyan con los plenipotenciarios que nombre
al efecto la Gran Bretaña un tratado de alianza defensiva cuyo principal
objeto sea la conservación de la paz.
Es inmensa la empresa cuya ejecución confía el Gobierno a los esfuerzos
de V. S. si su magnitud se ha de estimar por su importancia, más V. S. al
acometerla tendrá por auxiliares al interés Británico y la voz en la humanidad.
Quedo de V. S. con sentimientos de respeto y distinguida estima su
muy obediente servidor
José Rafael Revenga
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AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 64.
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En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 20
Nota confidencial del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de
la República de Colombia, José Rafael Revenga, al General en Jefe Antonio
José de Sucre, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
la República cerca de la del Perú. Informa acerca de cinco puntos
adicionales para ampliar los objetivos de la Asamblea del Istmo.
Bogotá, 4 de noviembre de 1825.
Reservado
República de Colombia Secretaría de Estado y del Despacho de Relaciones
Exteriores. Palacio del Gobierno en la Capital de Bogotá á 4 de Noviembre
de 1825. 15° = A. S. E. el General en Jefe Antonio José de Sucre, Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República cerca de la del
Perú en su ausencia al Señor Cristóbal Armero, Encargado de negocios.
Señor
Grandes bienes promete a toda la América la Asamblea del Istmo, más
en la opinión del Gobierno de Colombia, ni ellos son todavía tan numerosos
como lo exige la necesidad de conservar la paz y de promover la
prosperidad interior, ni puede contarse todavía con garantes bastantes
seguros de su duración.
Meditando sobre lo uno y sobre lo otro ha creido que convenga
aumentar los objetos de aquella reunión y en su consecuencia autorizar a
los Plenipotenciarios de los Estados Confederados á estipular
1° Que cuando quiera que la Asamblea Americana haya de fallar como
árbitro en las denuncias o dificultades que ocurran entre uno y otro Estado,
si aquel contra quien se decidiere no se conformare con la decisión, sea
desde luego excluido de la Confederación, y no pueda pertenecer de nuevo
a ella, sin haber cumplido con lo que se exigía de ello y sin que halla
unanimidad de votos de parte de los Confederados a favor de la readmisión.
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Iliana Gómez Tovar
2° Que a ninguno de los Confederados sea permitido contraer por si
solos ó de común con otro u otros que no sean todos los Confederados,
alianza ninguna con otro pueblo, principe o nación.
3° Que la Confederación Americana pueda concluir por sí o pueda
delegar a otro la facultad de concluir durante el reseso de la Asamblea a
nombre de todos los Estados Confederados, tratados de alianza, puramente
defensiva y cuyo principal objeto sea la conservación de la paz.
4° Que en el desgraciado caso de que ocurra alguna desavenencia entre
alguno de los Confederados y una Potencia extraña. La Confederación será
necesariamente mediador entre uno y otro y obligará al Confederado con
la pena del artículo 1° al ceder de su pretención, si el fuere el ofensor o la
presentara apoyada de la opinión del desagrado y en los casos más graves
de la fuerza de todos si el estraño fuere el ofensor y 5° fijar períodos ordinarios
de dos o tres años en que haya de reunirse la Asamblea Americana.
Es bien evidente la necesidad de estas reuniones periodicas, si la Asamblea
ya sea como arbitro o como mediador, ha de ser conservadora de la paz,
y si ha de ser también el consejero en los peligros comunes. Y no ha
de presumirse que la frecuencia de las reuniones ni ninguna otra de las
facultades que ahora se propone que se concedan al Congreso de
Plenipotenciarios le darían existencia ninguna política per se, porque jamás
obraría sino a nombre de los Estados Confederados. Estos pues, aumentarían
considerablemente su importancia individual, negociarían con la fuerza y
la opinión de la suma de todos, se respetarían infinitamente mas a sí mismos
considerándose como miembros de un cuerpo político mucho mayor; y
sin embargo lejos de exponerse por ello a menguas fortalecerían mas la
soberanía e independencia de cada uno.
La necesidad de precaver por el contrario lo que tienda a disminuirlas
ha sugerido la conveniencia de estrechar mas los vínculos de la unión y la
de dictar la pena mencionada al numero 1° la extrema desigualdad que hay
entre los nuevos Estados de nuestro Continente, su propia inexperiencia,
los embarazos que habría que vencer para que consolidándose se redujeren
a menor número los mas pequeños, y la incertidumbre, vacilación e inquietud
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En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
que de ordinario ha caracterizado a los Estados nacientes, todo excita a
poner desde ahora a cubierto a las más débiles. Estos además sentirían de
este modo alicientes irresistibles a pertenecer á la confederación, y no sólo
hallarían en ella inviolable seguridad, sino los consejos, oficios y pruebas
de una amistad verdaderamente fraternal.
Asegurada asi la independencia respectiva de cada uno de los Confederados
entre sí, y obrando ello con las luces, la experiencia, y los recursos de todos,
es claro que cuando la malevolencia la ambición ó el desenfreno de otro
extraño preparase ataque a alguno de ellos, empezaría por excitar al
amenazado u a otro de la Confederación á que se separase de ella, y quizas
le brindarían con alianzas mas o menos insidiosas. Y por lejano ó improbable
que parezca este mal ha creído conveniente mi Gobierno preveerlo y
anticipar el antídoto con la prohibición que se impongan los Confederados
de aliarse con quien no sea de la Confederación, y constituyendo á esta
mediadora necesaria entre un Confederado y una potencia extraña. No se
prevee ahora que aquella prohibición haya de tener inconvenientes. Se cree
al contrario que ella facilitaría las alianzas que convenga contraer; y que no
habiendo de estipularlas sino la misma confederación, sobre no convenir
en ninguna inútil o perjudicial, obrará con más previsión y mas sistema,
y se evitarán al mismo tiempo ó se descubrirán las propuestas de nuevas
alianzas que se hagan a alguno en particular, porque el mismo Confederado,
persuadido de lo que perdería asistiendo a ellas, se apresuraría a comunicarlas.
Tampoco pueden preveerse sino grandes bienes como resultado de la
necesaria mediación de la Confederación en las desavenencias entre uno
de sus miembros y un extraño. Su tendencia a la conservación de la paz
general están manifiestas como inapreciable.
Empiezan por desgracia a ocurrir casos en nuestro propio Continente,
en que esta mediación sería en extremo oportuna y saludable mas como
no podamos prometernos de que no llegue eventualmente a ser necesaria
aun hacia Potencias del otro hemisferio y convenga que al peso y á
la consideración pública que adquiera la confederación acrezca el que ya
tenga una u otra nación más conocida de las antiguas, mi Gobierno ha
juzgado de su deber esforzarse a conseguir que la Gran Bretaña se haga
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Iliana Gómez Tovar
aliada de la Confederación americana y de su orden comunique en 2 del
corriente á nuestro enviado en Inglaterra , las instrucciones que en copia
tengo el honor de de acompañar. Confía firmemente mi Gobierno en que
la Gan Bretaña no se deniegue a una propuesta que tanto influirá en la paz
general y en la prosperidad de su comercio y como ella no sea menos benéfica
a los nuevos Estados confederados, y sea también un poderoso medio para
que se incorpore en la federación el resto de los Estados Americanos, no
teme a la verdad encontrar obstáculo ninguno de esta parte.
Pues si se atiende a que la alianza que se propone es puramente defensiva,
y dirigida a la conservación de la paz; a que cada uno de los Confederados
habrá de citar las instrucciones que guíen a los Plenipotenciarios, y a que
éstos tratando de por sí ó delegando a otros la facultad de tratar, no obraría
con respecto a las leyes de su propio país, sino como estipulasen y
concluyesen separadamente un tratado ordinario con los Plenipotenciarios
de otra nación. No se ha tenido que obste á ello ni aun las trabas que la
constitución de cada Estado impone en casos semejantes al Ejecutivo; y
que se cree que en ninguna parte tan extensa como en Colombia.
Dispone pues el Vicepresidente que instruido V. E. de esta comunicación,
se apresure al preparar el ánimo de ese Gobierno á asentir a los cinco
puntos arriba indicados como nuevos vínculos de la Confederación
Americana, y materia adicional de estipulación para los tratados que haya
de concluir la Asamblea del Istmo y a autorizara sus Plenipotenciarios allí a
estipular en unión de los otros Plenipotenciarios, o a delegar la facultad de
estipular un tratado de alianza defensiva entre la Confederación y la Gran
Bretaña. Si para ello se hiciese necesario o de gran conveniencia instruir
del pormenor de esta nota y de la adjunta copia, a ese Señor Ministro de
Relaciones Esteriores, la discreción que le caracteriza, y la perfecta convicción
de Ejecutivo de que su Señoría apreciará debidamente la importancia del
negocio, le han movido a ordenarme que autorice a V. E. como lo hago a
leer, y aun á dar Copia de una y otra nota a ese Señor Ministro.
Y aunque la misma importancia del negocio inspira a un Gobierno la
confianza de que todos los tratados Confederados se apresurarán a asentir
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En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
al proyecto, no queriendo omitir nada por asegurar el buen suceso ni privar
al Estado del Perú de la gloria de haberlo promovido, desea que al tratar V.
E. de ello a ese Gobierno le convide a que por su parte haga esta misma
propuesta al de la República de Méjico y de la de Chile, contando con la
buena diplomacia de ese Gobierno a hacer esta invitación las instrucciones que
se darán a nuestro Enviado en Méjico serán consecuentes a la cooperación
que se espera de parte del Perú.
Quedo de V. E. con sentimientos de respeto y de muy distinguida
consideración. Muy obediente servidor.
José Rafael Revenga
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AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 64.
Nº 21
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la República
de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel Santamaría,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República
de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos. Solicita que informe el
propósito del Congreso de Plenipotenciarios en Panamá sólo cuando
le llegue la recomendación del Libertador Simón Bolívar. Bogotá,
9 de noviembre de 1825.
República de Colombia
Reservado
Palacio del Gobierno, en la capital de
Bogotá a 9 de noviembre de 1825-15
Secretaría de Estado
de Relaciones esteriores.
Al honorable Miguel Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de la República cerca del Gobierno de los E. E. Unidos
Mejicanos.
99
Iliana Gómez Tovar
Estimado señor.
Escribo a V. S. directamente porque aunque ya se le han enviado sus
letras de retiro, confío en que conforme á la indicación hecha entonces,
haya retardado V. S. su presentación: la materia a que se refiere esta
comunicación pone de manifiesto la prudencia de aquella indicación.
Por las adjuntas copias de comunicaciones de 2 y 4 del corriente a los
representantes de Colombia en Londres y el Perú se instruirá V. S. de los
conatos de Colombia por aumentar el número y estrechar los vínculos de
los confederados Americanos, por asegurar la conservación de la paz, y
poner encubierto la independencia y la tranquilidad de los estados más
débiles.
La alianza de que se trata en la copia primera contribuirá muy
poderosamente a ello.
Y aunque se ha temido que la alianza con una Potencia tan formidable,
por recomendable que la haga ésta misma circunstancia, alarme a alguno
de los Estados Americanos, se ha creido que los que conciban semejante
temor encontrarán un remedio eficaz en la misma pena que en el proyecto
se prepara al desobediente.
Más por ventajosa é intachable que paresca a Colombia la extensión que
quiere dar á los objetos de la federación no debe ocultarse asi misma que
no dejará de tener este proyecto dificultades que vencer. Conviene pues
disminuir su número y entidad, y confiar conseguirlo con la recomendación
que haga de él á los Gobiernos de Méjico, Chile y Buenos Aires el Libertador
Presidente, pues cuenta ya con que el Perú obrará de (ilegible)
Dispone pues el vicepresidente que bien instruido V. S. del importante
objeto que se propone Colombia, se esfuerze V. S. á hacerlo popular en
esa República, independientemente y con la debida discreción y que no lo
proponga V. S. directamente a ese Gobierno sino en caso que V. S.
esté cierto del buen suceso, o hacia el tiempo en que haya de llegar
100
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
ahí la recomendación del Libertador, a quien le escribió al efecto en 6 del
corriente. Importarán también á la consecución del intento las recomendaciones
que hagan de él los plenipotenciarios de ese Gobierno en el Congreso del
Istmo, y con esta fecha escribo á los nuestros que cuerdamente los persuadan
a hacerlas.
De resto no entraré a detallar a V. S. el tiempo y modos que parezcan
preferibles para llevar á efecto el deseo de nuestro Gobierno porque estoy
bien convencido de que no puede escaparse á la penetración de V. S. el
tiempo, diligencia y suavidad que este negocio requiere.
Por el correo próximo, pues es imposible hacerlo por este, tendré el
placer de remitir a V. S. una carta del vicepresidente de Colombia, al jefe de
esa República, sobre esta materia, para que V. S. la presente cuando desea
tiempo.
Quedo de V. S. con sincero respeto y sentimiento de distinguido aprecio.
Muy obediente servidor.
Joseph Rafael Revenga
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 64.
101
Iliana Gómez Tovar
Nº 22
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la
República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel
Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
la República de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos. Notifica
el envío de la copia que contiene la información sobre la Asamblea
del Istmo, y sobre los costos de esa Legación. Bogotá, 18 de
noviembre de 1825.
República de Colombia
Reservado
Secretaría de Estado
de Relaciones Esteriores.
Palacio del Gobierno, en la capital de
Bogotá, a 18 de noviembre de 1825-15
Al Honorable Señor Miguel Santamaría Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario de Colombia, cerca del Gobierno de los Estados
Unidos Mejicanos.
Señor
Conforme a lo que anuncié a V. S. en 9 del corriente, tengo ahora la
honra de acompañar la nota de este Gobierno para el de esos Estados. Por
la adjunta copia se instruirá V. S. de su contenido mas como dije entonces
V. S. no habrá de presentarla sino en caso de estar cierto del buen suceso,
o hacia el tiempo en que haya de recibirse ahí la recomendación que se
espera que el Libertador Presidente haga del proyecto.
Adjunto encontrará igualmente V. S. un libramiento por mil quinientos
pesos fuertes girado sobre ese Gobierno por su encargado de negocios
aquí, por otros tantos que ya se le han entregado. Propuso este señor que
llevándose una cuenta corriente entre uno y otro Gobierno pagase cada
uno la legación del otro en su propia residencia, y el Vicepresidente desde
102
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
luego accedió a ello. Aunque los gastos al presente no sean equivalentes,
por no tener aquí esa República, sino solo un Encargado de negocios, se
presume que esto no obste, para que V. S. reciba ahí toda la suma á que
esa Legación sea acreedora, pues no siempre ha de haber Encargado
de negocios, y según se entiende costará mucho más la Legación Mejicana
aquí, que lo que debe costar ahí la Colombiana.
Me repito de V. S. con perfecto respeto y sentimientos de distinguida estima.
Muy Obediente Servidor
Joseph Rafael Revenga
__________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 65.
Nº 23
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la República
de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel Santamaría, Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República de Colombia
en los Estados Unidos Mexicanos. Informa acerca de la situación de Haití
y de la salida de los Plenipotenciarios al Congreso de Panamá. Bogotá, 12
de diciembre de 1825.
Republica de Colombia
Palacio del gobierno, en la capital de
Bogotá a 12 de Diciembre de 1825-15
Secretaría de Estado
de relaciones esteriores.
Al honorable Señor Miguel Santamaría, enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de Colombia en los Estados Unidos Mejicanos.
103
Iliana Gómez Tovar
Señor
Por el último correo de Cartagena he tenido la honra de recibir la
comunicación de V. S. de 25 de julio último, en que avisa recibo de las de
esta Secretaría fechas 17 y 18 de mayo, y da cuenta de las dudas que suscitó
la denegación de este Gobierno á ratificar el Tratado de comercio entre
Colombia y Méjico: la de 16 de agosto relativa al recibo en Alvarado del
Tratado de Amistad y Alianza, entre uno y otro país, y a las instancias que
V. S. continuaba haciendo por que partiesen los Plenipotenciarios de ese
Gobierno para el Congreso del Istmo y la del 29 de setiembre con que
acompaña lista de varias comunicaciones de esta Secretaría, desde la de 28
de abril hasta la de 9 de junio, y 4 copias tanto de documentos esploratorios
de los motivos que impidieron aquella notificación, como del reclamo que
en la consecuencia ha hecho el encargado de negocios de S. M. B. en esos
Estados y además original la Certificación de la entrega a ese Gobierno de
la ratificación del tratado de liga y Confederación con Colombia.
Instruido de todo ello el Ejecutivo, se ha servido aprobar las razones en
que V. S. apoyó la denegación de Colombia á ratificar el tratado de Comercio.
No dejará de haber hablado otra vez de este suceso en la conferencia que
V. S. haya tenido con ese Secretario de Estado después de remitidas aquellas
notas, y V. S. seguramente no habrá perdido oportunidad ninguna de
multiplicar aquellas razones. Es sin duda recomendable ese sistema á que
propendía ese Gobierno distinguiendo de las demás naciones a los Estados
hermanos y es muy conforme con el que la Gran Bretaña y los Estados
Unidos han preferido en tiempos pasados a favor de su propio comercio,
pero el odio a los privilegios, y el deseo de que la felicidad de los pueblos
dependa exclusivamente de su propia industria y de la vigilancia y previsión
de sus Gobiernos estan inclinando a las naciones mercantiles a equiparar
en un todo sus buques y sus mercancías. La nueva Acta de navegación
inglesa es esactamente el contraste de la que antes atribuía su prosperidad,
y los tratados de la Gran Bretaña que han concluido en los últimos años
en las naciones del Báltico, tienen por base aquella perfecta igualdad. No
se había estendido ésta todavía en la práctica hasta el mismo punto en el
comercio, entre la Gran Bretaña y los Estado Unidos, mas naciendo las
dificultades de las escepciones que aquella quería hacer con respecto á las
104
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Antillas, ha de presumirse que declaradas como han sido muchas de estos
puertos de depósito, se habrá adoptado, ó desde luego se adoptaría entre
ellas la misma regla. Servirá esta pues de estimulo á la industria nacional,
y en las circunstancias en que nos hallamos, servirá también de estimulo
a las naciones que no nos han reconocido todavía, quedando al tiempo
la resolución del problema de si esta última consideración no supere en
mucho las ventajas que podríamos derivar de la escepción a favor de los
Estados Americanos.
El Vice-Presidente tiene cada día mas fundada esperanza de que el
Sistema á que en esta parte se adhirió Colombia en su Tratado con la Gran
Bretaña produzca todos los bienes que entonces se tuvieron á la mira.
Atendiendo a la espantosa y progresiva confusión en que se halla la miserable
España, cada día ha de parecer menos merecida y mas costosa la incomunicación
oficial, en que todavía permanecen las naciones continentales con nuestros
nuevos Estados. Asi es que la Francia empieza ya a manifestar mayor
escrupulosidad en que se la crea sinceramente neutral y según se dice, se
preparaba a nombrar agentes de Comercio en nuestros puertos. Estos
pasos moverán a la Holanda, y a otras naciones á que adelanten mas los
que han dado y a que reciban mejor a los agentes diplomáticos que
pensamos enviar y unos y otros armarán más de razones a la Francia y a la
Inglaterra para urgir, como están urgiendo a la España a Concluir la paz.
En una de aquellas notas, pide V. S. noticia de las intenciones de nuestro
Gobierno con respecto a Haity, ahora que ha sido reconocido por Francia
como Estado independiente, más sobre ello casi nada puedo añadir a lo
que por esta Secretaria se dijo a V. S. en 9 de febrero último. Es cierto que
el reconocimiento ha hecho ahora diversa la condición de Haity; más no
puede decirse que habiendo concedido tan estensos y duraderos privilegios a
la Francia, como precio de la paz, sea perfecta la independencia y soberanía
del nuevo Estado, ni él capaz de equipararse á las naciones que no esten
ligadas por Semejantes pactos. El Gobierno de Colombia, por consiguiente,
esperará los ejemplos de otros para decidirse, quizás para cuando nos los
den se estará tratando de la misma materia en el Congreso del Istmo, y
entonces quedará alli decidida de común acuerdo y como se pensó originalmente.
105
Iliana Gómez Tovar
Mas sin aquellos ejemplos ó esta decisión, no es probable que Colombia
se estienda a mas que a enviar un Comisionado (cuando las circunstancias
conviden a ella) a felicitar al Gobierno del nuevo Estado por el restablecimiento
de la paz.
Mencionando arriba a la Gran Asamblea del Istmo, no ha de dejar de
espresar aquí la particular satisfacción con que el Vicepresidente ha sido
instruido de los esfuerzos de V. S. por acelerar la partida de los Plenipotenciarios
Mejicanos. Los nuestros deben ya estar alli, y si aquellos hubiesen venido,
mucho se estaría ya adelantando en la preparación de las materias. Puede
ser que hayan llegado ya los de la República Central, que veía la reunión
con entusiasmo y es probable que antes de mucho tiempo lleguen también
los de la República Bolívar (Sic), y quizás los de Chile y Buenos Aires.
Quedo de V. S. con sentimientos de muy distinguida estima
Obediente humilde Servidor
Joseph Rafael Revenga
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AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 66.
Nº 24
Nota de la Legación de Colombia en la Asamblea General de los Estados
Americanos al Señor Miguel Santamaría, Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario de la República de Colombia cerca del
Gobierno de las Provincias Unidas de México. Informan que se le envió
una comunicación al Gobierno de México para solicitar el pronto envío de sus
representantes al Congreso de Panamá. Panamá, 23 de diciembre de 1825.
República de Colombia
Panamá diciembre 23 de 1825. 15°
Legación de Colombia en la Asamblea
General de los Estados Americanos
106
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Al Honorable Señor Miguel Santamaría enviado extraordinario. Ministro
Plenipotenciario de la República de Colombia cerca del Gobierno de las
Provincias Unidas de Mejico, en su ausencia al encargado de negocios.
Señor.
Tenemos la honra de incluir á V. S. una copia de la nota que en esta
fecha dirijimos al Señor Secretario de Estado y Relaciones Esteriores de
esa Republica, instando a nombrar de nuestro Gobierno por el pronto
envío de los Ministros Plenipotenciarios que deben representar a los Estados
Unidos Mejicanos en la Asamblea General de América.
V. S. se halla perfectamente penetrado de la importancia y urgencia de
que se instale esta asamblea, a la mayor brevedad, para acelerar el término
de la devastadora guerra que sostiene la América central contra la España y
para dar a nuestras nacientes Repúblicas la representatividad y consistencia
que necesitan para acabar de (ilegible) Europa. Es por lo tanto (ilegible)
que nosotros nos detengamos en hacerle conocer los males que traerá
cualquiera demora en la instalación del Gran Congreso americano, y debemos
contraernos solamente á rogar á V. S. que emplee sus esfuerzos cerca del
Gobierno Mejicano, afin de que se nos de la respuesta que pedimos, y se
active la partida de esos señores Ministros.
V. S. sabe muy bien que el Gobierno de Mejico se ha comprometido, no
sólo con Colombia sino también con el Perú, á enviar sus Plenipotenciarios para
el mes de Noviembre. Recordando aquella oferta, y llamando la atención
de ese Gobierno sobre la expectación en que está el mundo entero desde
que este Congreso se anunció, y sobre las conseqüencias que son de América
si se pospone o detiene su reunión, V. S. dará un gran perdón nuestras
instancias, y no dudamos que obtendrán el resultado mas completo.
Quedamos de V. S. muy respetuosamente
Obedientes y humildes Servidores
(Pedro Briceño Méndez)
Pedro Gual
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 16. Exp. Nº 1.
107
Iliana Gómez Tovar
Nº 25
Nota de la Legación de Colombia en la Asamblea General de los Estados
Americanos al Señor Secretario de Estado y Relaciones Exteriores de
las Provincias Unidas de México, Sebastián Camacho Castillo. Solicita
el envío de los Plenipotenciarios de su Gobierno al Congreso de
Panamá. Panamá, 23 de diciembre de 1825. Es copia.
Republica de Colombia = Legación de Colombia en la Asamblea General
de los Estados Americanos = Panamá Diciembre 23 de 1825 = Los infrascritos
Ministros Plenipotenciarios de la República de Colombia tienen la honra
de ofrecer sus respetos al Honorable Señor Secretario de Estado y
Relaciones Exteriores de las Provincias Unidas de Méjico y la de poner en
su noticia que actualmente se hallan en este Istmo de Panamá en unión de
los Honorables Ministros Plenipotenciarios de la Republica Peruana, con
el designio de concurrir a formar la Asamblea de los Estados americanos,
en conformidad de los plenos poderes e instrucciones de sus Gobiernos
respectivos, luego que lleguen aquí los representantes de la mayor parte
de las potencias confederadas de la América = los infrascrito creen
innecesario recordar ahora la importancia de que esta Asamblea se instale
lo mas pronto posible con la concurrencia de los representantes de las
Provincia Unidas. El Gabinete de dichas provincias há acreditado
suficientemente el vivo interés que toma por tan grande obra en la prontitud
con que se presto a negociar y concluir la convención de Mejico de 3 de
octubre de 1823, ratificada ya por ambos gobiernos. Ni puede tampoco
ocultarse a la penetración del Honorable Secretario de Estado a quien los
infrascritos tienen la honra de dirijirse en esta ocación, que (ilegible) Asamblea
General de los Estados Americanos es en donde unicamente pueden
ponerse los fundamentos de esta unión permanente, estrecha e indisoluble
entre los confederados de establecerse al mismo tiempo las garantía de su
bienestar, y de su reposo interior y exterior. = Es en esta persuasión que
los infrascritos se apresurarán á suplicar al Señor Secretario de acuerdo
y relaciones exteriores de las provincias unidas de Méjico se sirva poner
en noticia de su Gobierno los deseos vehementes del de Colombia de
ver cuanto antes sus Representantes incorporados en la Asamblea de los
Estados Americanos. Con este objeto los infrascritos despachan hoy, con
108
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
acuerdo de los Señores Plenipotenciarios del Perú la Goleta Joven Correlía
afin de que entregando esta comunicación a la autoridad Superior de Acapulco,
pueda llegar prontamente a manos del Honorable Señor Secretario
de Estado y Relaciones exteriores. Entre tanto los infrascritos Ministro
Plenipotenciario mantienen la esperanza de recibir en poco tiempo una
respuesta por el mismo Buque que la aguardará en Acapulco veinte y cinco
dias, y se lisonjean con la confianza de que ella sería tan satisfactoria como
lo exijen imperiosamente los intereses de la America, antes Española. =
Los infrascritos Ministros Plenipotenciarios de Colombia tienen la honra
de ofrecer al Señor Secretario de Estado y Relaciones Exteriores de las
Provincias Unidas de Méjico las seguridades de su perpetua consideración
y respeto hacia su persona = Pedro Gual = Pedro Briceño Méndez.
Es copia fiel.
Pedro Briceño Mendez
Pedro Gual
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 16. Exp. Nº 1.
Nº 26
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la República
de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel Santamaría,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República
de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos. Informa que el
Imperio del Brasil enviará representantes a la Asamblea del Istmo.
Bogotá, 9 de enero de 1826.
Republica de Colombia
Palacio del gobierno, en la capital de
Bogotá a 9 de Enero de 1826-16
Secretaría de Estado
de relaciones esteriores.
109
Iliana Gómez Tovar
Al Honorable Miguel Santamaría enviado extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de la República cerca del Gobierno de los Estados
Unidos Mejicanos.
Señor
Por la copia que tengo la honra de acompañar de una nota que el
plenipotenciario del emperador del Brasil cerca de S. M. B. dirigió al
honorable Señor Hurtado en 30 de octubre último, se instruirá Usted de
que aquel Imperio enviará representantes a la Asamblea del Istmo, á tomar
parte en las discusiones y estipulaciones que en nada se opongan á la
neutralidad que profesa en nuestra contienda. Están muy al alcance de V. S.
los saludables frutos que bajo un punto de vista político se reportarán de la
concurrencia de aquel imperio a la asociación Americana no se interpretará
ya siniestramente nuestro intento, y se cree que se ha dado ya un gran paso
acía la unión fraternal de todos los Estados de nuestro hemisferio. Quiere
pues el Vice-Presidente que al poner Usted este suceso en noticia de ese
Gobierno lo recomiende Usted en particular bajo aquellos aspectos.
Me es al mismo tiempo bien agradable participar a Usted que el 7 de
noviembre ultimo quedó cangeado el tratado de abril anterior entre Colombia
y la Gran Bretaña. En su consecuencia iba a ser presentado el Honorable
Señor Hurtado a S. M. B. el 11 del mismo mes; ya se dice que aquel
Gobierno estaba al nombrar al Cogburn (hermano del Almirante del mismo
nombre) su Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario cerca del
nuestro, y los Cónsules Británicos para Colombia obtendrán el exequatur
de sus títulos, dentro de tres dias.
De resto solo puedo añadir aquí que la expedición de tres mil hombres
que en setiembre último salió de la Coruña, ha llegado ya a nuestros mares
convoyada por las fragatas Perla, Lealtad, e Iberia. No es muy considerable
el refuerzo que con esta haya recibido la escuadra enemiga, porque se sabe
que dirigiéndose gran parte de esta al mando del Señor Laborde á auxiliar
a Ulua, padeció notables averías en el Golfo a consecuencia de un uracán.
Se han incorporado al mínimo tiempo en nuestra escuadra los buques que
se esperaban de Europa, y están al llegar de un momento a otro los que
vienen de Estado Unidos.
110
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Quedo de Usted con perfecto respeto y sentimientos de distinguida estima.
Muy obediente servidor
Joseph Rafael Revenga
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 69.
Nº 27
Un Pensamiento sobre el Congreso de Panamá. Documento escrito
por El Libertador Simón Bolívar, en el cual expone algunas ideas
fundamentales acerca de los objetivos del Congreso de Panamá.
Lima, febrero de 1826.
El congreso de Panamá reunirá todos los representantes de la América y
un agente diplomático del Gobierno de Su Majestad Británica. Este Congreso
parece destinado a formar la liga más vasta, o más extraordinaria o más
fuerte que ha aparecido hasta el día sobre la tierra. La Santa Alianza será
inferior en poder a esta confederación, siempre que la Gran Bretaña quiera
tomar parte en ella, como Miembro Constituyente. El género humano daría
mil bendiciones a esta liga de salud y la América como la Gran Bretaña
cogerían cosechas de beneficios. Las relaciones de las sociedades políticas
recibirían un código de derecho público por regla de conducta universal.
1º El nuevo mundo se constituiría en naciones independientes, ligadas
todas por una ley común que fijase sus relaciones externas y les ofreciese
el poder conservador en un congreso general permanente.
2º La existencia de estos nuevos Estados obtendría nuevas garantías.
3º La España haría la paz por respeto a la Inglaterra y la Santa Alianza
prestaría su reconocimiento a estas naciones nacientes.
4º El orden interno se conservaría intacto entre los diferentes Estados y
dentro de cada uno de ellos.
111
Iliana Gómez Tovar
5º Ninguno sería débil con respecto a otro; ninguno sería más fuerte.
6º Un equilibrio perfecto se establecería en este verdadero nuevo orden
de cosas.
7º La fuerza de todos concurriría al auxilio del que sufriese por parte del
enemigo externo o de las facciones anárquicas.
8º La diferencia de origen y de colores perdería su influencia y poder.
9º La América no temería más a ese tremendo monstruo que ha devorado
a la isla de Santo Domingo; ni tampoco temería la preponderancia numérica
de los primitivos habitadores.
10º La reforma social, en fin, se habría alcanzado bajo los santos auspicios
de la libertad y de la paz, pero la Inglaterra debería tomar necesariamente
en sus manos el fiel de esta balanza.
La Gran Bretaña alcanzaría, sin duda, ventajas considerables por este arreglo.
1º Su influencia en Europa se aumentaría progresivamente y sus decisiones
vendrían a ser las del destino.
2º La América le serviría como de un opulento dominio de comercio.
3º Sería para la América el centro de sus relaciones entre el Asia y la Europa.
4º Los ingleses se considerarían iguales a los ciudadanos de América.
5º Las relaciones mutuas entre los dos países lograrían con el tiempo ser
unas mismas.
6º El carácter británico y sus costumbres las tomarían los americanos por
los objetos normales de su existencia futura.
7º En la marcha de los siglos, podría encontrarse, quizá, una sola nación
cubriendo el universo -la federal.
Tales ideas ocupan el ánimo dé algunos americanos constituidos en el
rango más elevado; ellos esperan con impaciencia la iniciativa de este proyecto
112
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
en el Congreso de Panamá, que puede ser la ocasión de consolidar la unión
de los nuevos estados con el Imperio Británico.
___________
DE LA REZA, Germán A. El Congreso de Panamá de 1826 y otros Ensayos de Integración Latinoamericana
en el siglo XIX. pp. 84-85.
Nº 28
Nota de Juan José Espinosa de los Monteros al señor Miguel
Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de la República de Colombia. Informa que el Emperador del Brasil
esta dispuesto a enviar sus Representantes al Congreso de Panamá.
México, marzo de 1826.
Mexico Marzo de 1826
Al Honorable Señor Miguel Santamaría Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de la República de Colombia.
Honorable Señor
Tengo el honor de avisar á V. S. el recibo de su nota de 12 del que rige en
que se sirve participar la orden que ha recibido de su Gobierno sobre que
comunique al mio, que el Emperador del Brasil está dispuesto á enviar sus
representantes al Congreso de Panamá, y de manifestarle que dada cuenta
al Excelentisimo Presidente ha oido las reflexiones que V. S. insinua con
la consideración que es debida al Gobierno de que emanan, y me manda
que en su contestación indique á V. S. que el punto sobre que recaen es
uno de los que se tocan en las instrucciones que se darán á los Ministros
Plenipotenciarios de México en aquella augusta Asamblea.
Reitero a V. S. con este motivo las sinceras protestas de la respetuosa
consideración con que soy de V. S.
Muy seguro Servidor
Juan José Espinosa de los Monteros
___________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol.16. Exp. Nº 58.
113
Iliana Gómez Tovar
Nº 29
Nota confidencial del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores
de la República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel
Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
la República cerca del Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos.
Informa que será la Asamblea del Istmo la que debe decidir acerca
de la independencia de las Islas de Cuba y Puerto Rico. Bogotá, 4
de marzo de 1826.
Muy reservada
Duplicado
Republica de Colombia
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 4 de marzo de 1826.-16
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de la República cerca del Gobierno de los Estados
Unidos Mejicanos.
Señor
No puede ser indiferente á ninguno de nuestros nuevos Estados cuanto
influya en la paz del continente ó cuanto se infiera a las empresas que nos
propongamos para asegurar nuestra prosperidad. Convencido de ello me
ha ordenado el Vice Presidente comunicar á V. S. bajo la correspondiente
reserva los dos capítulos siguientes para que bajo la misma lo haga V. S. a
ese Gobierno.
Contraese el primero a la noticia del todo fidedigna que ha tenido el
Vicepresidente de que el Gobierno de las Provincias del Río de la Plata
ha sometido al juicio del de S. M. B. la cuestión existente entre ellas y el
Imperio del Brasil sobre la suerte de la Banda Oriental. Se ignora todavía
bajo que aspecto viese la cuestión S. M. B. y que valor diese en este caso
114
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
a un tratado consecuente á la ocupación de Montevideo por las tropas
portuguesas, en que el rey de Portugal (y por consiguiente ahora del Brasil)
se obligaba á restituir aquella plaza y Colonia a la España, luego que esta
se hallase en estado de conservarla y satisficiese los gastos de la ocupación.
Es bien manifiesta la estrema injusticia del tratado; y puede desde ahora
preverse cual será la opinión de S. M. B. especialmente si los orientales
prueban con su constancia su verdadera decisión. Mas el impenetrable
silencio que el Gobierno del Río de la Plata ha guardado sobre un negocio,
y una tentativa de tanta importancia a su propia condición y de tanto
influjo en la paz continental, persuade al Vicepresidente de la mayor
necesidad que se descubre de estrechar mas y mas nuestras relaciones con
aquel Gobierno y de esforzarnos á inspirarle la confianza que debe haber
entre Estados hermanos. Su conducta en este caso no ha correspondido a
lo que debía esperarse, ni de un Estado vecino, ni aún de otro lejano y del
todo estraño, por con quien se tuviesen ya algunas relaciones.
El segundo punto de que quiere que V. S. instruya a ese Gobierno es
de la demanda que han hecho los Estados Unidos de América sobre que
se retarde toda operación hostil contra Cuba y Puerto Rico. Fundandose
ello en que estando actualmente y á su instancia el emperador de la Rusia
induciendo a sus aliados á que de consumo persuadan a la España a
concluir la paz con nuestro continente, ofendería a los unos, y desalentaría
a los otros cualquier acto de hostilidad, y por el contrario les servirá de
estimulo á ellos y a la España la moderación que se deduciría de
nuestra detención, si preparados á atacar aquellas islas suspendiésemos
nuestra empresa confiados en los buenos oficios que ellos han prometido
= Entiende el Vicepresidente que la propuesta y el ofrecimiento se han
hecho con la condición de garantizar a la España la posesión de aquellas
islas y de su orden en las conversaciones que hasta ahora ha tenido conmigo
el plenipotenciario americano, me he reducido a decir. 1° que siendo este
uno de los objetos con que se ha convocado el Congreso del Istmo, no
puede Colombia decidirse sobre ello por si sola: y 2° que si pudiese
hacerlo se determinará á meditar la materia porque no puede ahora resolver
si el precio que en tal caso se diese por la paz excediese ó no al beneficio.
En el curso de la Conservación, y creyendo descubrir que los Estados
115
Iliana Gómez Tovar
Unidos deseen evitar, tanto el que aquellas Islas pertenezcan á los estados
Continentales, como el influjo que pueda tener en su propio territorio la
inquietud é insubordinación que eventualmente se introduzca entre los
esclavos cubanos, dije con relación a lo primero, que contenta Colombia
con propender a que todos los que sabíamos la desgracia de ser Colonos
de la España, real quisiesen la dignidad de hombres, dejaría a aquellas Islas
señoras de su futuro destino: que ella no dudaba de que esta misma fuese la
intención del Gobierno del Perú, y que no tenía motivo ninguno para creer
que Méjico fuese de distinta opinión. = Esto mismo me presentó ocasión
de satisfacer á lo segundo, porque pesando la capacidad de aquella Isla para
formar por si sola un Estado independiente, añadí que cuando lo fuesen,
no remitiendo ya fondos á la península, emplearían el sobrante de sus ventas
en aumentar su robustez y prosperidad: que su posición insular y sus
inclinaciones mercantiles eran bastante garante de su paz exterior y que no
variando con la independencia la proporción en que ahora se encontraban
alli las clases, y debiendose aumentar con ella la robustez y prosperidad de
que ahora gozaban, no había motivo ninguno para temer que se turbase su
tranquilidad, interior, ó para temer que no fuese fácil restablecerlas, si por
desgracia algunos inquietos llegaban á turbarla.
Consecuente con lo que dije en esta conversación, ha determinado el
Vice Presidente dejar al gran Congreso del Istmo la decisión de si aquellas
Islas hayan de continuar sujetas a la voluntad, compromisos, y mala fortuna de
la España, y la de si pueda ó no obtenerse mas fácilmente la paz, y sea ó no
ella mas duradera, y mas libre de embarazos la condición de los nuevos
Estados haciendo independiente a Cuba y Puerto Rico que dejándolas como
Colonias o parte de nación ninguna Europea. Y como digo arriba dispone
el Vicepresidente que V. S. instruya de esto á ese Gobierno, para que él
manifieste su opinión a los plenipotenciarios que ha enviado al Congreso
del Istmo, y si lo tiene á bien se sirva indicarsela también a ese Gobierno.
Quedo de V. S. con sentimientos de perfecto respeto y muy distinguida estima
Muy obediente Servidor
Joseph Rafael Revenga
__________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 74.
116
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 30
Instrucciones otorgadas por el Gobierno de los Estados Unido
Mexicanos, a sus Ministros Plenipotenciarios ante el Congreso de
Panamá. México, 9 de marzo de 1826.
Bases para las instrucciones de los Ministros para la asamblea de Panamá
1º Sostener la independencia de mancomún de toda Potencia extranjera.
2º Sostener también la interior de cada estado y su respectiva integridad.
3º Sostener las formas republicanas.
4º No admitir colonización por Nación extranjera en parte alguna de los
territorios de las partes contratantes.
5º Fijar los principios generales en que ha de descansar el derecho público
americano, tanto con respecto a los nuevos Estados, como con respecto a
las Potencias extranjeras.
6º Formar el proyecto del plan general para la defensa común y particular de
cada Estado que fuere amenazado por Potencia extranjera: formar también
los presupuestos generales, señalar los contingentes, y designar los demás
medios más propios para llenar estos objetos.
Atribuciones peculiares del Congreso
1º Convenir el modo y tiempo en que deben reunirse los que le sucedan.
2º Designar el lugar para la reunión.
3º La duración y reglas que han de observarse en caso de prórroga o para
las reuniones extraordinarias.
4º Declarar cuál sea la fuerza y vigor de las obligaciones contraídas supuesta
la conclusión y última ratificación de estos negociados.
5º las sesiones ordinarias no pasarán de tres meses y sólo podrán prorrogarse
por otros dos: cumplido este término le queda la facultad a cada Gobierno
para continuar o retirar a sus representantes.
6º En el caso de que el Congreso general crea conveniente tener sesiones
extraordinarias sólo lo podrá hacer por una vez en el año y la duración de
ellas será a lo más de dos meses.
117
Iliana Gómez Tovar
7º Señalar en general las reglas en caso de necesidad o conveniencia para
establecer alianzas ofensivas y defensivas con las naciones de Europa o
con alguna de ellas salvando los intereses generales del continente.
Debe tomarse en consideración la concurrencia que se ha anunciado
de un Agente inglés por invitación de Colombia para resolver si se deben
admitir y en qué manera semejantes Ministros.
El congreso debe sujetarse a las formas diplomáticas y no tomar las de
deliberante, sino en los puntos que conciernas a la economía de su gobierno
interior.
Debe tenerse por objeto de la alianza conservar la integridad del territorio de
las nuevas Repúblicas, según los derechos con que respectivamente se hallen.
Si se promoviese el asunto de soconusco deben instruirse cabalmente
los derechos de la República de México, manifestando la legitimidad con
que se comprendió en su territorio y la moderación que ha observado, sin
usar de su fuerza en esta cuestión.
Debe acordarse de que los tratados celebrados con naciones extranjeras
no perjudiquen el principio de de poder celebrar convenios especiales
entre las nuevas Repúblicas, por motivos también especiales.
Deben designarse un territorio para el Congreso, dentro del cual no pueda
residir autoridad alguna por eminente que sea de las nuevas Repúblicas, ni
tampoco fuerza armada, a no ser solicitada en caso necesario por el mismo
Congreso.
Deben designarse las y el modo con que han de llevarse a su puntual
cumplimiento el tratado o tratados que concluyere el congreso después de
la ratificación de los respectivos Gobiernos.
Nota. El señor Michelena indicó que en su concepto el orden natural
de las instrucciones debía ser: 1º determinar el carácter del Congreso; 2º
118
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
en qué materia ha de deliberar remitiéndolas a la mayoría y en cuáles no; 3º
qué personas se han de admitir; 4º qué pueden los Ministros ofrecer, y qué
deben pedir; 5º a qué punto se puede promover que venga el Congreso.
La reunión de una Asamblea general de los Estados americanos
compuesta de dos Plenipotenciarios por cada uno, es el objeto señalado
de los artículos 12 hasta el 16, del tratado de unión, liga y confederación
perpetua entre los Establos Unidos mexicanos y la república de Colombia
concluido y firmado en esta capital el día 3 de octubre del año de 1823.
En estos artículos bajo la modificación que puso en el 14 el Soberano
Congreso Constituyente, se explicó claramente que la Asamblea reunida
debería ordenarse a que los demás Estados de la América antes española
entrasen en el pacto de unión, liga y confederación perpetua, y encargarse
de cimentar de un modo más sólido y estable las relaciones íntimas que
debían existir entre todos y cada uno de ellos, servir de consejo de los
grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel
interprete en sus Tratados públicos cuando ocurran dificultades y conciliador
en sus disputas y diferencias.
Para llenar estos grandes objetos los Ministros Plenipotenciarios de
los Estados Unidos mexicanos, ocupándose de la idea de que la América
meridional al formar un Congreso de naciones libres, estipulando a la faz
del mundo los intereses de la justicia y de la humanidad va a presentar el
mas imponente de los espectáculos, deberán mover a la asamblea a que la
alianza se estipule se dirija:
1º A sostener de mancomún con toda la energía y acumulación, fuerza y
poder que tienen los Estados de la América antes española, su absoluta
independencia de toda potencia extranjera.
2º A no admitir colonización por nación extranjera en parte alguna de los
territorios de los estados contratantes.
3º A sostener las formas republicanas.
Los Ministros Plenipotenciarios considerarán como requisito necesario
para el cumplido efecto de esta alianza y como tal promoverán en la asamblea:
119
Iliana Gómez Tovar
1º Que ésta forme el proyecto del plan general para la defensa común y
particular de cada Estado que fuere amenazado por potencia extranjera.
2º Que arregle también los presupuestos generales.
3º Que señale los contingentes y demás recursos propios para llenar el
proyecto y presupuestos.
4º Que designe las garantías y el modo con que deberán llevarse a su puntual
cumplimiento el tratado o tratados que concluyere la asamblea después de
la ratificación de los respectivos Gobiernos.
Al entrar los Ministros Plenipotenciarios en las conferencias necesarias
para el arreglo de los puntos de que habla el artículo anterior, tendrán presentes
los del tratado celebrado entre esta nación y la República de Colombia en
que constan los pactos esenciales de la liga y confederación perpetua que
se trata de extender a los demás Estados de la América antes española.
Por estar íntimamente unido al interés de sostener contra las pretensiones,
tentativas y esfuerzos de la España la independencia de los nuevos Estados
americanos, el de conservar entre ellos mismos la paz más segura y
armoniosa, precaviendo cualquiera ocasión funesta que pudiera tumbarla,
e interrumpir las relaciones y buena correspondencia que deben existir
entre todos y cada uno de ellos, solicitarán los Ministros Plenipotenciarios
que la alianza se extienda a sostener también la independencia interior de
las nuevas repúblicas y conservar la respectiva integridad del territorio de
cada una, según los derechos con que respectivamente se hallen.
Si se promoviere el asunto relativo a las diferencias que han ocurrido
sobre Soconusco, los Ministros Plenipotenciarios instruirán cabalmente
con los documentos de que oportunamente se les remitirán copias autorizadas,
los derechos de la República de México, manifestando la legitimidad con
que la constitución federal comprendió en su territorio y la moderación
que el gobierno ha observado, sin usar su fuerza en esta cuestión.
Con el mismo objeto de que la paz entre los nuevos Estados americanos
sea inalterable y de que haya una solemne garantía que la asegure, que dé
120
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
a su independencia la mayor firmeza, e inspire confianza a las naciones
europeas, los Ministros Plenipotenciarios deben recomendar como obra
digna de la sabiduría y prudencia de la Asamblea en que se reúnen todas
las nuevas Repúblicas de América, acordar los nuevos principios generales
en que ha de descansar el derecho público americano, tanto con respecto a
los nuevos Estados como con respecto a las potencias extranjeras.
Además de estos grandes objetos es muy importante y como tal lo solicitarán
los Ministros Plenipotenciarios que en la misma asamblea se declare:
1º Cuál sea la fuerza y vigor de las obligaciones contraídas, supuesta la
conclusión y ultima ratificación de estos negociados.
2º Que los tratados celebrados con otras naciones, no perjudiquen al principio
de poder celebrar convenios especiales entre las nuevas Repúblicas por
motivos también especiales.
3º Qué reglas en general deben observarse en caso de necesidad o conveniencia
para establecer alianzas ofensivas y defensivas con naciones de Europa, o
con algunas de ellas salvando los intereses del Continente americano.
Como principal designio con que se ha promovido la Asamblea de los
nuevos Estados americanos, es la celebración de un tratado de confederación
perpetua entre ellos para aniquilar hasta la esperanza de que la España
auxiliada por otras fuerzas pueda hacer valer sus tercas pretensiones, es
consiguiente que la Asamblea se revista del carácter de su principal objeto,
sin embargo de que por la conveniencia de éste mismo se haya de ocupar
de los que quedan indicados y algunos otros.
En este concepto todos los puntos concernientes al tratado, no sólo se
sujetarán a las formas diplomáticas que se arreglen en las primeras reuniones
para entrar en negociación, sino que estimándose convencionales quedarán
subordinadas a lo que prescribe en esta materia nuestra Constitución federal.
Todo lo concerniente al ceremonial y economía del gobierno de la
Asamblea, debe considerarse asunto propio de su acuerdo y deliberación.
121
Iliana Gómez Tovar
Entre las cinco proposiciones hachas por la República de Colombia al
Gobierno de la del Perú y que éste comunicó en 16 de abril del año próximo
pasado con aviso de su deferencia, es la tercera que luego que estén en el
Istmo de Panamá los Plenipotenciarios de México, Colombia, el Perú y
Guatemala, o cuando menos de tres de estas Repúblicas, puedan fijar de
común acuerdo el día en que ha de instalarse la asamblea general y la cuarta
que esta asamblea tenga asimismo la libre facultad de escoger en el Istmo
de Panamá el lugar que por su salubridad le parezca más a propósito para
tener sus sesiones.
Aunque los Ministros Plenipotenciarios de México no se opongan a
que la Asamblea elija el lugar más propio para sus sesiones, no omitirán
hacer las reflexiones correspondientes para que además de la salubridad
del punto que se escoja para tan famosa reunión, tenga las demás calidades
que se requieren de una situación proporcionada para facilitar las
comunicaciones y de abundancia de víveres y comodidad de precio en
ellos y en los alojamientos, y sobre todo se prevea cualquier suceso futuro
que pueda embarazar la reunión en determinado punto.
Los Ministros Plenipotenciarios tendrán presente que por el artículo 16
del tratado de confederación con la república de Colombia, se comprometió la
Nación mexicana a que siempre que por los acontecimientos de la guerra o
por el consentimiento de la mayoría de los Estados americanos se reúna la
expresadas asamblea en el territorio de su dependencia, prestaría los mismos
auxilios que aquella república ofreció en el artículo 15. Por lo mismo tienen
esta ocasión de procurar la gloria y conveniencia que resulta de semejante
elección para que recargue en algún punto del estado de Yucatán.
Por lo demás, en la Asamblea se convendrá y arreglará el modo y tiempo
en que deban reunirse los Ministros Plenipotenciarios que hayan de suceder,
la duración de las sesiones ordinarias y las reglas que deban observarse en
caso de que ellas se prorroguen, o para reuniones extraordinarias y en este
punto los Ministros plenipotenciarios de México exigirán:
1º Que las sesiones ordinarias no pasen de tres meses.
2º Que sólo puedan prorrogarse por otros dos.
122
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
3º que concluido este término quede la facultad a cada Gobierno para
continuar o retirar a sus Representantes.
4º Que en el caso de que la Asamblea crea conveniente tener sesiones
extraordinarias, solo pueda hacerse esto una vez en el año y la duración de
ella a lo más sea de dos meses.
Los Ministros Plenipotenciarios de México promoverán que la Asamblea
tome muy particularmente en consideración la misión que se anuncia de
uno o dos Agentes del Gabinete británico a la misma Asamblea por invitación
de Colombia y que es natural que sigan este ejemplo la Francia, la Holanda
y demás naciones, y que la misma facilidad con que pueda verse solicitada
de agentes Diplomáticos, la habrá también para que se halle rodeada de
observadores extranjeros; por lo que es necesario que teniendo consideración
por una parte al derecho al derecho de embajada de las naciones, y al que
tienen de aspirar a ser comprendidos en los tratados de un Congreso y de
velar sobre sus intereses para que en el tratado de las partes principales no
resulten perjudicados, y por otra, el primero y más esencial derecho de las
naciones de ciudad de su seguridad y de precaverse de la conducta de algún
Gabinete artificioso que no pensase en enviar sus Ministros a hacer
proposiciones, sino con el objeto de desunir los aliados, de adormecerlos con
esperanzas y apariencias de paz, de sorprenderlos, se acuerde y convengan
si deben admitirse y en qué manera semejantes Agentes Diplomáticos.
No siendo de menor momento la seguridad de los Ministros Plenipotenciarios
apoyada en la fe del tratado con la República de Colombia y en su carácter
sagrado e inviolable, que la tranquilidad y libertad que deben tener en sus
conferencias y deliberaciones, conviene alejar toda causa que pueda inquietarla
y todo influjo capaz de comprometerla; por lo que los Ministros Plenipotenciarios
de México deben promover que en el lugar que la Asamblea elija para sus
reuniones, se designe la extensión de un territorio dentro del cual no pueda
residir autoridad alguna por eminente que sea de las nuevas Repúblicas, ni
fuerza armada a no ser solicitada por la misma Asamblea en caso necesario.
Siendo uno de los intereses esenciales a que deben atender los Plenipotenciarios
el de que la Asamblea por la consideración de la importancia y energía que
123
Iliana Gómez Tovar
le da el poder unido de los nuevos estados americanos se concilie el mas
alto respeto, inspire y sostenga la confianza y ofrezca una solemne garantía
de su independencia territorial, de la mutua y firme amistad y de la paz
interna, cuidarán celosamente de aspirar a la uniformidad en el espíritu
de las proposiciones y la mayor armonía en los acuerdos, y de precaver las
cuestiones sobre los derechos y deberes recíprocos de las nuevas república,
moderando en las diferencias que pueda producirle defecto de reglas y
principios adoptables a su situación actual todo ardor y efervescencia,
mitigando los ímpetus del espíritu de localidad, preferencia, poder, etc.,
que serán tan funesto, y vigilando infatigablemente sobre todas las maniobras
insidiosas que se intenten para atravesar y desconcertar las operaciones
de la Asamblea y la unión y buena inteligencia de todos los Ministros
Plenipotenciarios.
Este cuidado debe ser todavía más escrupuloso entre los dos Ministros
Plenipotenciarios de México, los cuales observarán la regla constante en su
correspondencia de informar unidos en un mismo despacho, aunque su
dictamen sea divergente y opuesto, con sólo la expresión del dictamen de
cada uno y de las razones en que lo ha apoyado.
Debiendo esperarse que en muchos capítulos de estas instrucciones,
coincidan y estén conformes las que habrán dado a sus Ministros
Plenipotenciarios los nuevos Estados americanos signatarios de la Asamblea,
el convenio de este caso es llano, y desde luego puede formalizarse
para obtener las ratificaciones respectivas y que la celeridad con que se
adelanten los tratados, sea otro motivo de consideración y respeto que la
Asamblea se concilie.
En todo lo demás en que no haya esta conformidad y coincidencia, los
Ministros Plenipotenciarios de México se arreglarán al espíritu de estas
instrucciones, negociando diferentemente con arreglo a él, e informando
todo lo que conceptúen necesario para que el Gobierno forme clara y
cabal idea del negocio y dé su dictamen.
Esto mismo hará sobre todos los puntos de que consideren que el
Gobierno debe tener oportuno conocimiento y estar seguramente informado,
124
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
tanto con respeto a las ocurrencias de la misma asamblea. Como a cualesquiera
otras interesantes.
Los Ministros Plenipotenciarios mexicanos cuidarán particularmente
de lo que se trate primero de los objetos de conveniencia común; dejando
para después que en éstos se haya obtenido la conformidad de los Estados
signatarios que se conferencien y acuerden los demás negocios e intereses
que afecten en particular a alguno o algunos de ellos.
En falta de alguno de los Ministros Plenipotenciarios le sucederá el
Secretario interinamente, y hasta la resolución que el Gobierno informado
tuviere a bien comunicar a la Legación.
____________
DE LA REZA, Germán A. El Congreso de Panamá de 1826 y otros Ensayos de Integración Latinoamericana
en el siglo XIX. pp. 111-118.
Nº 31
Nota confidencial del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores
de la República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel
Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
la República cerca del Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos.
Informa sobre la conveniencia de que se autorice a los Plenipotenciarios
en el Congreso de Panamá a solicitar que los pueblos elijan a sus
pastores y que sean consagrados por los diocesanos sin necesidad
de bulas pontificias. Bogotá, 17 de marzo de 1826.
Reservada
Republica de Colombia
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 17 de marzo de 1826.-16
125
Iliana Gómez Tovar
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de la República cerca del Gobierno de los Estados
Unidos Mejicanos.
Señor
De orden del Vicepresidente tengo la honra de acompañar copia de una
comunicación que en el 9 del corriente dirigí al enviado de Colombia en
Roma, y de otra que con esta fecha haga a nuestra Secretaría de Estado en
el Despacho del Interior.
Refierense una y otra copia al remedio de nuestras necesidades
espirituales y al arreglo de nuestra Iglesia y son tan estensas que no
debiendo añadir nada a su contenido, solo me permitiré mencionar la
tendencia que tiene la segunda á la convocación de concilios nacionales.
Serán estos consecuentes al transcurso del tiempo, y a la creación de un
Patriarca en Colombia; mas se quiere anticiparlos, tanto para el remedio
inmediato de que necesitan los fieles, como para facilitar la concesión de
las demandas que Colombia ha hecho al Papa.
Se facilitará aún más si todos los nuevos Estados americanos las fijan
de consumo como base de sus relaciones con el Papa, y si autorizan a sus
Plenipotenciarios en el Congreso de Panamá a convenir en que manifiesto
como es el derecho que tiene el pueblo de elegirse pastores que sean sucesores
de los Apostoles, y el que los diocesanos tiene para consagrarlos sin
necesidad de bulas pontificias, el Gobierno de cada Estado insistirá siempre
en las mismas demandas y nunca se contará con menos.
Hallanse interesados en esto, la pureza del culto, y la necesidad de ocurrir
a los males que se experimentan ahora, que van en aumento, y que
continuando el presente sistema, han de repetirse con frecuencia. Hallase
interesada la conveniencia de que el gobierno tenga mas inmediata
inspección en las doctrinas que se instilen en el animo de nuestros niños,
el deber de poner freno a los abusos y exacciones de la Corte de Roma, y el
inapreciable bien de ver restablecida la disciplina apostolica. Y si se pierde
esta oportunidad, se hará sin duda mas difícil y costosa la empresa.
126
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Dispone, pues, el Vicepresidente que V. S. instruya a ese Gobierno de
este Proyecto y que de parte de Colombia manifieste los mas vivos deseos
de que todos los demas Estados cooperen a su ejecución en todas sus
partes. Conviene para ello, y a medida que se vaya progresando, ir preparando
á ello la opinión pública, que también servirá de auxiliar al intento
principal mas esto en nada habrá de perjudicar al secreto de la negociación,
y de todas las medidas que se preparan, pues a nadie puede ocultar cuanto
importa en estas materias la reserva y cuanto mayor peso tendrá la opinión
pública si se la estima como debía ser, hija únicamente de la necesidad y
de la ilustración que sería vulgar, sin la decadencia a que ha llegado la
disciplina eclesiástica.
V. S. tendrá cuidado de instruirme al mismo tiempo de todo lo que se
haya hecho ó hiciere allí en cuanto sea relativo al culto.
Quedo de V. S. con sentimientos de perfecto respeto y distinguida
consideración.
Muy Obediente Servidor.
Joseph Rafael Revenga
___________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 76.
127
Iliana Gómez Tovar
Nº 32
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la
República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Richard C.
Anderson, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
los Estados Unidos de América. Comunica acerca de la conservación
de la paz en el caso de la independencia de las Antillas Españolas.
Bogotá, 17 de marzo de 1826.
Corresponde a la nota del 18 de marzo de 1826.
República de Colombia = Secretaría de Estado y del Esterior.- Bogotá
marzo 17 de 1826.- 16°
Al Honorable Señor R. C. Anderson Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de los Estados Unidos de América.
Señor
La importancia de la materia a que se refiere la comunicación con que
Usted me honró en 2 del corriente había retardado la debida respuesta,
porque veía el Vicepresidente en una balanza el esclarecido empeño con
que Estados Unidos, propenden á perfeccionar y mantener la paz general
y á facilitar aún mas a este Continente la oportunidad de cicatrizar sus
heridas, y en la otra los tratados que ligan a Colombia con sus aliados, en la
presente guerra, la mayor probabilidad de terminarla alejando de todo este
hemisferio al enemigo, y los garantes de futura quietud de que se privaría
nuestro continente si al extender por último a la España la mano de la
amistad que tantas veces ha sido rechazada, no lo hacía con la gallardía
correspondiente a las masas y fuerzas opuestas ya en la lid. Aumentó
también el embarazo el influjo que según se sirvió decir el honorable
señor Clay al señor Salazar, tendrá naturalmente en la disposición de S.
M. el emperador de las Rusias (cuyos buenos oficios se han solicitado) la
moderación que se deduciría de la suspensión de toda hostilidad contra
Cuba y Puerto Rico, cuando ya tenemos el brazo levantado: y aumentó el
embarazo, porque se daba todo ser peso a los amistosos esfuerzos que iban
a hacerse a favor de la paz y no puede ser indiferente a Colombia la gloria
128
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
de concederla a un enemigo que necesita; y porque la suerte de aquellas
islas ha de ser como Usted sabe uno de los objetos, de que se ocupe el
Congreso del Istmo.
El Vicepresidente veía bajo este aspecto la cuestión, que como tuvo la
honra de decir a Usted en días pasados, se confía en que nunca queden
expuestas aquellas islas después de emanciparlas a las calamidades que han
acontecido a la otra que esta situada entre ellas. Y estriva esta esperanza
en que su presente robustez las hace capaces de sostenerse, y de enviar á
España el sobrante de sus rentas: en que crecerá su fuerza con su prosperidad;
en que sus hábitos agrícolas y mercantiles son bien seguro garante de ser
amor a la paz, y en que si por desgracia se hiciesen necesarios mayores
medios de defensa, no ha de creerse que se las rehusasen los mismos con
cuyos auxilios se hubiesen hecho independientes.
No había bastado para hacer desaparecer aquel estado de duda el retardo
con que se recibió la contestación del honorable señor Clay, pudieron
influir en ello muchas causas naturales. Mas el Vicepresidente ha entendido
después, que S. M. Imperial ni quería seguir en la cuestión principios distintos,
de los que habían servido de (ilegible) a la España en las ocasiones en
que ella había consultado el negocio con las Potencias aliadas en Europa
ni siquiera tomada sobre si el responder definitivamente á la demanda de
buenos oficios, antes de tener datos positivos de las ulteriores intenciones
de la España con respecto a las que fueron sus colonias.
Si esta repuesta como cree el Vicepresidente ha sido así, aunque mucha
parte haya tenido en ella el decoro con que S. M. Imperial quiera tratar a
un aliado suyo, es claro que deja la cuestión casi en el mismo Estado en
que se hallaba. Y confirma esta presunción el refuerzo de cerca de cuatro
mil hombres que de la Coruña vino a dichas islas en setiembre último, el
otro de igual o mayor fuerza que se sabe que se está preparando, y la
resistencia que aun a fines de noviembre hacía el Gobierno español a toda
proposición conciliatoria. Si en tales circunstancias Colombia pudiéndole
hacer, abandonase el derecho que tiene de proveer a su propia seguridad,
alejando al enemigo, el que tiene de obligarlo a hacer la paz hostilizandolo
con mayor vigor, es claro que obraría con la probabilidad de tener que
129
Iliana Gómez Tovar
arrepentirse poco después, y que por dar a los Estados Unidos una nueva
prueba de la alta estima en que tiene su amistad y de entera confianza en
la continuación de sus buenos oficios, sólo les daría un motivo mas para
convencerse de la tenacidad e imprudencia del enemigo de nuestra dicha.
Quiere sin embargo Colombia llevar su diferencia acia el ilustrado
Gobierno de los Estados Unidos, ha donde se lo permita su propia seguridad, los
pactos que la ligan con sus aliados y la defensa de sus mas caros intereses,
y en su consecuencia me ordena el Vicepresidente asegurar aquí que por su
parte no acelerará sin graves motivos operación ninguna de gran magnitud
contra las Antillas españolas; hasta que sometida al juicio del congreso
americano del Istmo la proposición que el honorable señor Clay se sirvió
hacer al señor Salazar en 20 de diciembre último, se resuelva sobre ello de
consumo por los aliados en la presente guerra.
Al comunicar Usted esto al Gobierno de los Estados Unidos, halaga el
Vicepresidente la esperanza de que Usted mencione la pena que ha sentido
S. E. al ver desvanecidas como queda dicho las esperanzas de paz que antes
le había inspirado la nota dirijida al Enviado Americano en San Petersburgo
y de que Usted ha tenido la bondad de darme copia. El recuerdo de los
pasados males, y los inapreciables sacrificios hechos en diez y seis años de
encarnizada contienda bastaban en la opinión de mi gobierno para que en
el presente caso se hubiese tomado un partido mas decidido a favor de la
paz. No ha sido así: tampoco ha podido conseguirlo el adecuado símil de
que se sirvió el honorable señor Clay al comparar nuestra presente lucha
con la que es posible entre un gigante y un pigmeo, y no podemos reducirnos
a la inacción en tales circunstancias, sin prolongar los males de la guerra.
Ruego a Usted acepte mis reiteradas protestas de perpetuo respeto y los
sentimientos de muy distinguida consideración con que tuve el honor de
ser muy obediente servidor.
José Rafael Revenga
___________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol.15. Exp. Nº 77.
130
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 33
Nota confidencial del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores
de la República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel
Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
la República cerca del Gobierno de los Estados Unidos Mexicanos.
Comunica que el Gobierno de los Estados Unidos no invadirá las
Islas de Cuba y Puerto Rico hasta que el Congreso de Panamá
resuelva sobre la suerte de las mismas. Bogotá 18 de marzo de 1826.
Republica de Colombia
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 18 de marzo de 1826.-16
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de la República cerca del Gobierno de los Estados
Unidos Mejicanos.
Señor
En 4 del corriente tuve la honra de poner en noticia de V. S. la instancia
de una conferencia que había tenido con el Plenipotenciario de los Estados
Unidos sobre la conveniencia de suspender la invasión de Cuba y Puerto
Rico hasta que se sepa el resultado de las instancias que algunas Potencias
Europeas hacen a la España, por la Paz.
Posteriormente, se ha sabido no solo que aquellas instancias, no han
tenido el efecto deseado, sino que una de las Potencias que mas se han
esforzado á persuadir a la España “desesperada de hacer impresión en su
Gobierno”. El Vicepresidente me ordenó en su consecuencia dirigir á otro
Plenipotenciario la comunicación que adjunta encontrara V. S. en copia.
Esta como V. S. verá en nada ha alterado la que dejé a V. S. en 4 del
corriente, pues aunque por consideración al gobierno de los Estados Unidos
promete a nombre del Vicepresidente que “el no acelerara sin graves
motivos operación ninguna de gran magnitud contra las Antillas Españolas,
131
Iliana Gómez Tovar
hasta que el Congreso Americano del Istmo, resuelva sobre la proposición”,
es claro que el negocio ha quedado en el mismo Estado, pues puede considerarse,
y sería en efecto grave motivo la llegada del nuevo refuerzo que se prepara,
la confirmación de la tenacidad de España, y otras muchas cosas de esta y
de distinta naturaleza.
Y dispone el Vicepresidente que V. S. instruya de esto a ese Gobierno,
no solo para que él manifieste su opinión a los Plenipotenciarios que ha
enviado al Congreso, sino también para que se sirva indicarselo al Gobierno
de Colombia si lo estimare conveniente.
Quedo de V. S. con sentimientos de perfecto respeto y distinguida estima.
Muy obediente Servidor
Joseph Rafael Revenga
___________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 77.
Nº 34
Instrucciones generales dadas por el Presidente de los Estados Unidos,
John Quincy Adams y el Secretario de Estado Henry Clay a los
señores Richard C. Anderson y John Sergeant, nombrados Enviados
Extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios de los Estados Unidos
cerca del Congreso de Panamá. Washington, 8 de mayo de 1826.
Señores:
Las relaciones que existen entre los Estados Unidos y las demás
potencias americanas y los deberes, intereses y simpatías que son análogos
a ellas han determinado al Presidente a que acepte la invitación que le han
hecho las Repúblicas de Colombia, México y la América Central, para que
envíe sus representantes al Congreso de Panamá. Es verdad, que no podía
132
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
negarse a una invitación de tan alto carácter y comunicada con tanta delicadeza
y respeto, sin sujetar a los Estados Unidos al baldón de insensibilidad a
los intereses más serios del hemisferio americano y quizás a una falta de
sinceridad en las declaraciones importantes que hizo su predecesor a la
faz de ambos mundos. Los Estados Unidos en ceder al deseo amistoso de
aquellas tres Repúblicas, que se le comunicó por medio de sus respectivos
ministros y de que transmitimos copias, obran en perfecta armonía con sus
anteriores pasos con respecto a los nuevos Estados Americanos.
La reunión de un Congreso en Panamá, compuesto de los representantes
diplomáticos de las naciones independientes de la América, formará una
nueva época en los negocios humanos. El hecho mismo, sean cuales fueren
las resultas de las Conferencias de semejante Congreso, no puede menos
que llamar la atención del presente siglo, así como la de la posteridad. Pero
es de esperar que tendrá otros y más fuertes motivos para la observación
del género humano que los que puedan nacer de la mera circunstancia de
su novedad, y que merecerá el afecto y la gratitud de toda la América por
la sabiduría y liberalidad de sus principios. Es tan importante y tan lleno de
responsabilidad este evento, que el Presidente ha deseado que la representación
de los Estados Unidos caiga en ciudadanos distinguidos. El senado, confiado
en el celo, habilidad y patriotismo de ustedes les ha elegido para llenar tan
interesante servicio, y es su deseo que procedan ustedes lo más pronto
posible a Panamá. La corbeta de los Estados Unidos, Lexinton se ha habilitado
con el fin de llevar al Sr. Sergeant y se halla pronta a dar la vela desde el
Puerto de Nueva Cork hasta Puertobello. El Sr. Anderson está notificado
ya de su nombramiento y se le ha enviado las instrucciones necesarias para
que deje encargados los negocios de los Estados Unidos en Bogotá a la
persona que tenga por conveniente, y proceda a unirse al señor Sergeant
en Puertobello, de donde se cree será más cómodo seguir por el Istmo a
Panamá. Es probable que los ministros nombrados por las otras potencias
hayan llegado ya a su destino, y quizás habrán comparado sus credenciales
y principiado las conferencias sobre algunos de los artículos de que debe
tratarse en el Congreso; pero también es de suponer que habrán diferido,
hasta la llegada de ustedes, la consideración de aquellos puntos en que se
espera que nuestro Gobierno tomase parte.
133
Iliana Gómez Tovar
El poder que acompaña es mancomún e in solidum y autoriza a ustedes
a conferir y tratar con los ministros, legalmente autorizados, de todas o
cualquiera de las otras potencias americanas, sobre paz, amistad, comercio,
navegación, ley marítima, derechos neutrales y beligerantes, y todas las
demás cuestiones que puedan interesar al continente de América. Después
del mutuo canje de sus respectivos poderes, será necesario determinar las
fórmulas de las deliberaciones, y establecer el método que debe seguir el
Congreso. El Presidente opina que el referido Congreso se debe considerar
como un cuerpo diplomático, y no como un revestido de los poderes de
una legislación ordinaria”; es decir, que un solo Estado de los que tengan
representación, no se debe considerar comprometido por cualquier tratado,
convención, pacto o hecho, al cual no suscribe y conviene su representante;
y que en los casos de tratados, convenciones y pactos, se debe enviar a las
respectivas partes contratantes, para su final ratificación en conformidad a
las provisiones de su particular Constitución. De este modo se destruye la
tentativa de obligar a la minoría a convenios opuestos a su opinión por la
mera circunstancia de la concurrencia de la mayoría, y cada Estado gozará
su libre albedrío y voluntad y se gobernará por sus propios intereses. Se
desecha la idea de un consejo anfictiónico, revestido de poderes para
decidir las controversias que suscitaren entre los Estados americanos, o
para arreglas, de cualquiera manera, su conducta.
Un consejo de esta naturaleza quizás convendría a un número de Estados
pequeños y reducidos, cuyo territorio unido no excedería el de la
más pequeña de las potencias americanas. Tan absurdo sería confiar los
intereses diversos y complicados de las naciones de este continente a una
sola autoridad legislativa, como el de establecer un consejo anfictiónico
que arreglase los negocios de todo el orbe. Pero si el establecimiento de
semejante consejo fuese apetecible, el Gobierno de los Estados Unidos
no puede consentir en él sin una infracción de su actual Constitución.
Aunque muchos periódicos han querido dar este carácter al Congreso de
Panamá, no podemos creer que las partes interesadas quieran establecerlo.
Los congresos, tan comunes en Europa últimamente, han sido enteramente
diplomáticos, y por consecuencia, los Estados solamente se obligaban
a las firmas de los ministros que los representaban. A pesar de esta
134
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
restricción necesaria e indispensable, grandes ventajas deberán resultar
de esta reunión de los ministros de todas las naciones americanas. Esta
Asamblea constituida con la aprobación de toda la América, facilitará las
conferencias libres y amistosas, las explicaciones mutuas y necesarias, y
las discusiones y el establecimiento de algunos principios generales, que
tengan relación con la paz y la guerra, con el comercio y la navegación. En
este Congreso, en el espacio de pocos meses se podrá concluir tratados
que cimentarán nuestra amistad, los que no podrían concluirse, quizás por
muchos años, si se discutiesen por diferentes representantes y en diferentes
épocas y lugares. Teniendo constantemente a la vista el carácter esencial y
el objeto de este Congreso, no es de mucha importancia el método de sus
conferencias y discusiones. La experiencia ha establecido que, en cuanto
a precisión, seguridad de los representantes y prontas resultas, sería mejor
extender un protocolo, en el cual pueden registrarse las propuestas mutuas
de las partes, acompañadas de las observaciones concisas que tenga a bien
cualquier miembro ofrecer. Pero ustedes están en libertad de proceder de
modo que tengan más conveniente, con la indispensable restricción ya
nombrada. Sus poderes abrazan la autoridad de tratar con todas o cualquiera
de las naciones representadas en el Congreso sobre cualquiera de los puntos
de que hablan sus instrucciones.
El Presidente desea, que en las cuestiones de comercio, navegación, ley
marítima y derechos neutrales y beligerantes, se formen tratados con las
potencias que están dispuestas a hacerlo, en caso que todas no convengan
en ello; pero al entrar en estas negociaciones separadas, tendrán ustedes
el mayor cuidado de no dar ofensa a los que se nieguen a tratar y si creen
ustedes que el hecho mismo de abrir estas negociaciones separadas puede
excitar sentimientos de enemistad, en alguna de las otras potencias americanas,
desistirán ustedes de su intención. Ustedes estaban igualmente autorizados
a transferir las conferencias desde Panamá a cualquiera otro punto del
continente americano que crean los representantes más elegibles.
Procedo a llamar la atención de ustedes las instrucciones del Presidente,
por las cuales se gobernarán ustedes después de arreglar el punto preliminar
de que he tratado. La primera observación que se presenta, al acceder a
135
Iliana Gómez Tovar
la invitación que se nos ha hecho, es, que no se tiene la menor intención
de mudar la pacífica y neutral política que actualmente caracteriza a los
Estados Unidos. Al contrario, las tres repúblicas que nos han convidado,
están bien impuestas (pues así siempre lo hemos inculcado), que los
Estados Unidos no se desviarían de aquella política y que cumplirán con la
mayor escrupulosidad con todas las obligaciones de una potencia neutral.
En tanto que la guerra se limita a las partes actuales, sería una imprudencia
y falta de política si los Estados Unidos tomasen parte en ella. No se
puede imaginar un estado de cosas en que este Gobierno se constituiría
voluntariamente un aliado de la España, y nuestro auxilio sería inútil a las
repúblicas, pues que ellas solas han mantenido su causa hasta aquí y han
triunfado de las armas, aunque no de la obstinación de la España. La
conservación de esta posición neutral que han tomado los Estados
Unidos, les ha permitido hacer uso de un lenguaje fuerte a la Europa y
reprimir cualquiera disposición que existía de auxiliar a la España en la
reconquista de las colonias. Si separándose de su neutralidad, se hubieran
precipitado en la guerra, era temible que sus esfuerzos se hubieran neutralizado
por los de otras potencias, que llevadas de su ejemplo, hubieran auxiliado
a la España. Teniendo continuamente a la vista la determinada neutralidad
y disposición pacífica de los Estados Unidos y los deberes que exigen,
procederemos al examen de los puntos que se cree llamarán la consideración
del Congreso de Panamá.
Estos pueden colocarse bajo dos capítulos: 1° Los que tengan referencia
a la continuación de la presente guerra por las armas unidas o separadas de
los beligerantes americanos: 2° Los que tengan interés todas las naciones
de América ya sean neutrales o beligerantes.
En cuanto al primero no podemos tomar parte alguna, por las razones
ya expuestas y evitarán ustedes entrar en discusiones sobre él. Más al paso
que el Congreso sabe muy bien que los Estados Unidos jamás comprometerán
su neutralidad, quizás les instará a que contraigan una alianza ofensiva y
defensiva en caso que las potencias de Europa, llamadas generalmente la
Santa Alianza, intentasen auxiliar a la España, bien sea a reducir las nuevas
repúblicas americanas a su antiguo estado colonial, o bien sea con el fin de
obligarlas a adoptar formas de Gobiernos más conformes a la política y a
136
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
las miras de aquella alianza. No puede haber duda de los pasos que distaría
el interés o el deber de los Estados Unidos, caso de semejante tentativa.
Nuestro último Primer Magistrado declaró solemnemente lo que deben
hacer los Estados Unidos en semejante caso, el pueblo consintió en la
declaración, y el actual Presidente es de la misma opinión. Si las potencias
continentales de la Europa se hubiesen comprometido en una guerra para
realizar cualquiera de los dos puntos ya citados, los Estados Unidos al
oponerse a sus miras, apenas merecían la opinión, que obraban en virtud
de un impulso de generosa simpatía a favor de las nuevas y oprimidas naciones.
En esta contingencia los Estados Unidos hubieran tenido que tomar
las armas en su propia defensa, y no con menos razón porque la guerra
reinaba en un punto distante de este continente, y lejos de sus límites: pues
no es creíble que el mismo espíritu presuntuoso que hubiera incitado a la
Europa a invadir las otras republicas americanas en auxilio de la España o
por causa de sus instituciones políticas , se hubiera detenido en su injusta
carrera (si la victoria hubiese coronado sus armas) hasta extenderse aquí, y
borrar en estos estados todo vestigio de libertad humana.
Hubo tiempos en que se temieron estos designios; y se cree que la
declaración que hizo el último Presidente al Congreso de los Estados Unidos
tuvo mucha parte en desconcertar y arrestar su progreso. Por este tiempo
la Gran Bretaña manifestó una determinación de seguir la misma política
con respecto a los nuevos estados, que marcó la conducta de los Estados
Unidos. Después que estas dos grandes potencias marítimas (la Gran Bretaña
y los Estados Unidos) hicieron saber a la Europa continental que no
mirarían a favor de la España, era evidente que no tendría efecto, al menos
con la probabilidad de un éxito favorable. Desde aquel tiempo la Santa
Alianza ha desistido de cualquier atentado contra las Repúblicas americanas y
si esta misma alianza ha visto con disgusto (como es de creer) el progreso
afortunado de aquellos estados, tanto en la guerra como en el establecimiento
de sus liberales sistemas políticos, han tenido que sufrirlo con sentimiento y silencia.
El feliz curso de los negocios no solamente ha causado el abandono de
las intensiones hostiles de parte de la Alianza Europea, porque hay motivos
para esperar que ha conducido al establecimiento de miras pacíficas, cuando
137
Iliana Gómez Tovar
no amistosas, hacia nuestras repúblicas hermanas. Al entrar el Presidente
de los Estados Unidos a llenar funciones de su empleo, su atención se ha
dirigido sin cesar al objeto del establecimiento de la paz entre la España y
aquellas Repúblicas. Cuando reflexionamos en los medios mas asequibles
para la adquisición de este objeto, no nos animó la esperanza de dirigirnos
en derechura a la España, pero nos pareció más oportuno valernos de
la intervención de aquella misma alianza, y al instante que dirigimos a
su Emperador quien había dado ya a los Estados Unidos innumerables
pruebas de amistad y de talento. Copia de la nota de este Departamento
al Ministro americano residente en San Petersburgo, acompaña a estas
instrucciones. Al mismo tiempo se enviaron igualmente copias a los
gabinetes de Londres y París, cuya cooperación también se deseaba para la
terminación de la guerra. Nuestro Ministro en Madrid recibió órdenes para
crear y afianzar una disposición a la paz. Se nutrió la esperanza, que por
un movimiento simultáneo, general y concertado de los Estados Unidos y de las
potencias de la Europa, la España quizás accedería a una paz, que en el día le es más
necesaria a ella, que no a las nuevas repúblicas. El gabinete de San Petersburgo, por
el conducto del señor Middleton, nos ha enviado últimamente una respuesta, copia
de la cual, como igualmente la de sus propias notas, acompaño. Enterado de estos
documentos, cuyo contenido confirma igualmente el Ministro de Rusia cerca de
estos Estados en las conferencias oficiales que he tenido con él, verán ustedes que
nuestra apelación a la Rusia no ha sido en vano, y que el difunto Emperador,
convencido de la necesidad de la paz, interpuso sus buenos oficios para
efectuarla. Su sucesor ha anunciado formalmente su intención de seguir
las sendas de su ilustre predecesor, y es probable que también empleará
el influjo de aquel Gobierno para la adquisición de una paz satisfactoria
de ambas partes. Estos esfuerzos quizás serán inútiles, y la soberbia y la
obstinación de la España triunfarán de nuestros deseos. Sin embargo, hay
motivos para esperar que, o consentirá en una paz cuya base sea la independencia
de las colonias, o en caso que crea que este paso sea demasiado humillante,
convendrá en una suspensión de hostilidades, como sucedió antiguamente
con los Países Bajos, y esto al fin conduciría inevitablemente a un reconocimiento
formal de la actual independencia de las nuevas repúblicas. Sea cual fuere
la conducta de la España, la acogida favorable que ha dado el emperador
de Rusia a las propuestas de los Estados Unidos, con la conocida inclinación
138
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
que tienen la Francia y demás potencias europeas a seguir nuestro ejemplo,
nos hace creer que la Santa Alianza no tomará parte en la guerra, sino que
conservará su actual neutralidad. Habiendo, pues, desaparecido el peligro
que nos amenazaba desde aquel punto, no existe la necesidad de una alianza
ofensiva y defensiva entre las potencias americanas, la que sólo podría
justificarse en el caso de la continuación de semejante peligro. En las actuales
circunstancias esta alianza sería más que inútil, pues sólo tendría el efecto
de engendrar en el Emperador de Rusia y en sus aliados sentimientos que
no debía provocarse inútilmente.
La República de Colombia ha pedido últimamente la intervención amistosa
de este Gobierno con el fin de procurar que la España acceda a un armisticio
bajo las condiciones expresadas en la nota que nos pasó en el Señor Salazar,
copia de la cual juntamente con mi contestación es inclusa y en consecuencia
se han enviado las correspondientes instrucciones a los ministros de los
Estados Unidos en Madrid y San Petersburgo.
Otras razones median para impedir que los Estados Unidos entren en
esta alianza. Desde el primer establecimiento de su actual Constitución,
sus ilustres estadistas han inculcado la opinión, como una máxima de su
política, que debían evitarse alianzas extranjeras. Es verdad que al tiempo
de adoptar esta resolución, su atención se dirigía a la Europa, pues siendo
su sistema de intereses y conexión enteramente opuesto al nuestro, no les
parecía justo que nos mezclásemos en él. También es verdad, que mucho
después del establecimiento de esta máxima, se han erigido las nuevas
repúblicas, a quienes tiene muy poco o ninguna aplicación. Sin decir positivamente
que no podía ocurrir un caso en que una alianza muy estrecha entre los Estados
Unidos y las otras Repúblicas americanas sería propia y expediente, podemos
decir con seguridad, que el motivo que nos hiciera desviar de aquella máxima
establecida debía ser una de mayor urgencia, y que en la actualidad no existe.
Entre las varias objeciones se presentan a estas alianzas, y las que tienen
mucho peso son:
1° La dificultad de un arreglo justo e igual de las contribuciones de las
fuerzas y de otros medios, entre las respectivas partes, para la adquisición
de un objeto recíproco, y
139
Iliana Gómez Tovar
2° la de proveer de antemano, y determinar con precisión, cuando se
presente el casus foederis; y de este modo evitar toda controversia. Menos
utilidad se presenta ahora de parte de los Estados Unidos para una alianza
de esta naturaleza, porque ningún pacto, sea del carácter que fuere o
revestido de las mayores solemnidades, podía excitar en ellos un motivo
más irresistible que su propia conservación, la que inmediatamente les
estimularía a los mayores esfuerzos en el caso de un ataque de parte de la
Europa contra las libertades de la América.
Las consideraciones que he expuesto, juntamente con las más que pueden
presentarse a ustedes, convencerán a los representantes de los otros
Estados americanos que una alianza ofensiva y defensiva entre ellos y los
Estados Unidos, para el fin expuesto, sería innecesaria y tal vez perjudicial.
Mas si acaso no les pudieren ustedes convencer, y creyesen que el rehusar
esta alianza no sería considerado como una conducta amistosa, o tuviese
un efecto perjudicial sobre el éxito de las demás negociaciones, pedirán
ustedes que pongan por escrito los términos de dicha alianza en la forma
más precisa, y los recibirán ustedes ad referéndum. Por este medio el Gobierno
de los Estados Unidos tendrá el tiempo preciso para considerar este punto
y para adquirir los informes necesarios. Como la alianza, si acaso es admisible,
ha sido una cuestión de tiempo, la demuestra su utilidad, preparará los
ánimos de los representantes del Congreso a la negativa que, según es probable,
dará este Gobierno.
En la discusión de aquellos puntasen que todas las naciones de la América
que están ahora en paz o en guerra, tienen un interés común, insistirán
ustedes en la necesidad de terminar la guerra con la mayor prontitud
posible, y de fomentar los medios más adecuados a la conservación de
la paz entre sí y con el resto del mundo. En el cultivo de la paz estriba el
verdadero interés de todas las naciones, pero en particular el de los nuevos
Estados. La Tranquilidad no es más necesaria al adelanto y expansión de
individuos en su juventud, que las nuevas naciones, que en medio de una
guerra desoladora, comienzan su carrera de independencia y de Gobierno.
Lo que más necesita la América en el día es la Paz, pero por muy apetecible
que sea, nada vemos en lo venidero que deba inducir a las repúblicas americanas
140
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
a sacrificar un ápice de su soberanía independiente para su adquisición.
Debe, pues, rechazar todas las propuestas que estriben sobre el principio de
una concesión perpetua de privilegios comerciales a una potencia extranjera. La
concesión de semejantes privilegios es compatible con su actual y absoluta
independencia y participaría del espíritu de su antigua conexión colonial,
estableciéndolo de hecho aunque no en la apariencia. Su honor y orgullo
nacional no deben permitirles entrar en la discusión de propuestas, que
tengan por base el reconocimiento de su independencia por la España, si
esta ha de conseguirse por consideraciones pecuniarias.
Enseguida al objeto primero de poner fin a la guerra entre las nuevas
repúblicas y la España, deben tomarse en consideración los medios
necesarios para conservar la paz entre las mismas naciones americanas, y
con todo el resto del mundo. No puede haber época más favorable que la
presente para que las naciones americanas indaguen las causas que tantas
veces han destruido la tranquilidad del mundo, y para que hagan esfuerzos
loable (por una sabia precaución en el establecimiento de principios justos
e ilustrados que gobiernen su conducta en la paz y en la guerra), para evitar
en cuanto sea posible, toda mala inteligencia. No tienen preocupaciones
antiguas de combatir, practicas establecida que mudar, teorías ni concesiones
complicadas que vencer, libres de todo compromiso a un sistema particular
de comercio y de todo código egoísta y beligerante, peden consultar
la experiencia del género humano y establecer sin parcialidad principios
adaptados a su condición y capaces de promover la paz, sosiego y felicidad.
Lejos de la Europa, no es probable que tengas que tomar parte en las guerras
que en adelante pueda sufrir aquel punto del globo. En estas guerras la
política de toda la América debe ser la misma, la paz y la neutralidad que
hasta ahora siempre han tratado de conservar los Estados Unidos.
Si los principios que indica aquel estado de neutralidad como más
adecuados a los intereses de este hemisferio, tienen la calidad de ser juntos
en sí mismos y calculados a impedir la guerra o mitigar sus rigores, se
presentarán a la población general con un conjunto de recomendaciones
irresistibles. Los principios marítimos de los Estados Unidos poseen
ambas cualidades, y más particularmente durante las últimas guerras
de Europa. El Presidente quiere que ustedes traten de estos principios en
141
Iliana Gómez Tovar
el Congreso de Panamá. El poder arbitrario, en cualquier elemento que se
ejerce, esta sujeto a grandes abusos: pero está aún más expuesto a ellos
en la mar que en tierra, quizás porque se ejerce fuera de la vista de los
espectadores imparciales, y por consiguiente libre de aquella restricción
moral, hija del influjo de la opinión pública. En todos los tiempos y entre
todas las naciones ha existido mayor desigualdad de la distribución del
poder marítimo que del terrestre. En todos los siglos siempre ha habido
alguna nación que ha tenido un completo ascendiente sobre el océano, y
esta superioridad ha sido algunas veces tan grande que ha contrapesado la
fuerza marítima combinada de todas las demás naciones. Pero cuando una
sola nación se halla en posesión de un poder en cualquiera parte que sea,
que no cede a las fuerzas unidas de las otras, las consecuencias son bien
notorias y se hallan bien registradas en las páginas de la historia. Semejante
nación además de hacerse presuntuosa, e incapaz de sufrir contradicción u
oposición, encuentra que la solución de los problemas nacionales es más
fácil y agradable a su orgullo por medio de la espada, que no por el tardío
y oscuro proceso de una paciente investigación. Cuando la superioridad
es en el océano, el abuso del poder se hace más insufrible. Aunque la
seguridad contra la opresión debía ser mayor en los casos donde hay
probabilidad de su más frecuente ejercicio, es de advertir, no obstante que
la civilización ha hecho más progresos en tierra que en la mar, y por
consiguiente los derechos personales y los de propiedad en particular,
encuentran mayor seguridad y protección en el primero. Nada puede
elevar más el carácter de la América, que la reunión de todos sus esfuerzos
para llevar la civilización marítima al mismo grado que ha adquirido en
tierra, y de este modo proteger a los navegantes y a sus propiedades contra
la injusticia y la violencia, dejándoles expuestos solamente a las borrascas y
contratiempos que ordena la providencia.
Bajo el influjo de estas iguales consideraciones propondrán ustedes
la abolición de la guerra contra las propiedades individuales y contra los
buques que no estén armados. En tierra la propiedad de individuos está
protegida de embargo y confiscación. Los que no llevan armas no están
incomodados en el ejercicio de sus respectivos oficios. ¿Y por qué no se ha
de extender esta humana exención a la mar? ¿Si las mercancías depositadas
142
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
en un almacén en tierra quedan intactas en medio de los asolamientos de
una guerra moderna, puede haber razón para que estas mismas mercancías
transferidas a un buque que navega apaciblemente el océano, sean el
objeto de captura y de condenación legal? ¿Si se permite a los artesanos
y a los labradores erguir sus respectivas profesiones sin molestia, porque
no son permitidos los marineros a distribuir las producciones de su industria
en cambios para el beneficio común del género humano? Este objeto ha
animado a los Estados Unidos desde que tomaron su rango entre las
naciones. Hace más de cuarenta años que el doctor Franklin, uno de sus
ministros más ilustrados, se expresó de esta manera:
Ya es tiempo de que se pusiese fin a un exceso que ultraja a
la humanidad, aunque por su situación geográfica los Estados
Unidos pueden sacar más provecho que otras naciones de la
guerra de corsarios, sin embargo se esmeran en abolir el sistema
ofreciendo en todos sus tratados con las demás potencias un
artículo por el cual se obligan, en caso de una guerra, que no
se armarán corsarios y que los buques particulares de ambas
partes seguirán sus viajes sin ser molestados. Esta será una
mejora feliz de la ley de las naciones. Los hombres justos y
humanos no pueden menos que desear las resultas más felices.
Nuestro progreso ha confirmado las anticipaciones de aquel ilustre
estadista. Nuestra situación geográfica es superior a la de otras naciones
en este punto, y en caso de una guerra, tenemos los medios suficientes
para aprovecharnos de nuestros corsarios. Pero, fieles a nuestros principios,
ofrecemos ahora las mismas estipulaciones que ofrecieron Franklin y otros
negociadores americanos; estas propuestas se pudieran haber atribuido
entonces a nuestra infancia y debilidad, pero en nuestra actual y madura
situación sólo proceden de un espíritu de filantropía.
Si por el consentimiento general de las naciones la propiedad individual
no estuviese sujeta a captura, como una presa legal de la guerra, el principio
que la bandera cubre la propiedad perdería su importancia, pues
se confundiría en los demás arreglos más liberales y extensos. Pero si se
puede juzgar por el tardío progreso que hace la civilización en sus operaciones
143
Iliana Gómez Tovar
sobre los usos y costumbres de la guerra, y por la tenacidad con que el poder
siempre se adhiere a las ventajas que supone tener, no se puede esperar que
las naciones concurran en eximir la captura de toda la propiedad individual.
Algunas naciones tal vez admitirían un principio limitado, cuando jamás
consentirían a uno más comprensivo. Propondrán ustedes, pues, la adopción
del principio de que la bandera cubre la propiedad y que el buque enemigo
hace la propiedad enemiga. El uno necesariamente emana del otro, y en su
aplicación práctica hay en ambos una sencillez y certeza que los recomiendan
a que se adopten generalmente. Ambos obran a favor de la neutralidad, y
de este modo presentan un nuevo inconveniente a las naciones para que
emprendan temerariamente una guerra.
Ustedes propondrán una definición del bloqueo. La experiencia de los
Estados Unidos como igualmente la de algunos de los nuevos Estados,
aún durante el corto término de su existencia política, claramente indica la
necesidad de una descripción clara e inteligible de los hechos que constituyen
un legítimo bloqueo. La falta de esta definición ha sido la principal causa
de las dificultades que han existido entre ellos y los Estados Unidos. El
interés del beligerante extiendo, al paso de que el del neutral contrae, en
cuanto sea posible, la línea del bloqueo: el interés del beligerante insiste en
la menor fuerza posible para dar valor al bloqueo, el del neutral en la mayor.
En esta lucha de pretensiones encontradas, como el beligerante tiene las
armas en la mano en apoyo de las suyas, el neutral generalmente padece. La
mayor seguridad contra los abusos de ambas partes es una clara definición,
la que presentando circunstancias notorias en su carácter y naturaleza no
admite de disputa entre las naciones que tienen un sentido propio de justicia
y un mutuo miramiento a sus respectivos derechos. En los tratados con
Colombia y con la América Central, recientemente concluidos y ratificados
aquí (copias de los cuales acompaño) hallarán ustedes la definición del
bloqueo que el Presidente quiere que se proponga y adopte.
Los mismos tratados contienen igualmente artículos que suplen una
lista de contrabandos, como también varios otros que aluden a un estado
de guerra, en las cuales las partes contratantes pueden ser beligerantes o
neutrales según sea el caso; ustedes están autorizados a proponerlos todos.
Entre los documentos que acompañan hallarán ustedes una carta de mi
144
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
predecesor, fecha 28 de julio de 1823, dirigida al señor Rush, Ministro de
Estados Unidos cerca de la Gran Bretaña, con copia de los artículos de
un tratado que estaba autorizado a proponer a aquel Gobierno: tal vez
facilitarán sus trabajos. Habiéndose preparado los referidos artículos con
la mayor reflexión, bien pueden servir de modelo para los que se agiten en
el Congreso, sobre puntos de igual naturaleza. Apenas es necesario añadir,
que este nuevo experimento de la Gran Bretaña, como todos los anteriores
ha sido infructuoso.
Entre los puntos más importantes que tal vez llamarán la atención del
Congreso, es el de fijar algunos principios generales, aplicables a todas las
potencias de América, para el mutuo arreglo de comercio y de navegación. Los
Estados Unidos desde el principio de la guerra, siempre han proclamado
que no desean tener ventajas particulares en sus tratados de comercio con
cualquiera de las nuevas potencias y continúan en la misma desinteresada
doctrina. En sus conferencias expondrán ustedes que como en sus tratados
con algunos de los Estados americanos, no han perdido privilegio que no
estén igualmente extendidos a cada uno de ellos, tampoco los pedirán en
sus negociaciones generales. Estos están dispuestos a extender a las potencias de
Europa los mismos principios liberales de comercio y navegación, sobre
cuya base los Estados Unidos están prontos a tratar. El Presidente espera
que ustedes encuentran la misma buena disposición en los demás Estados
americanos, y que no se presentará dificultad alguna en obtener su pronto
consentimiento a las bases equitativas de una perfecta igualdad y reciprocidad,
las que están ustedes autorizados desde luego a proponer para el comercio
y navegación entre todas las naciones americanas. Todo lo que sea de
importancia a su comercio y a su navegación se puede comprender bajo
dos principios generales, y ambos están fundados sobre aquellas bases. El
primero es, que ninguna nación americana concederá favores, en comercio
y navegación a cualquiera potencia extranjera en este u otro continente
que no están igualmente extendidos a las demás potencias americanas, y
el segundo, que las importaciones se hagan de cualquiera de las naciones
americanas, o las exportaciones en sus propios buques, pueden de la misma
manera hacerse desde sus puertos en los buques de todas las demás naciones
americanas, ya sea el buque nacional o extranjero, y en ambos casos el
cargamento pagará los mismos derechos y gastos, y no más.
145
Iliana Gómez Tovar
El primero de estos dos principios está tan altamente recomendado a
todas las naciones, tanto por motivos de política como de justicia, que
ciertamente exigirá, al menos en el abstracto, la anuencia de todos al
instante que se haga la proposición. Las naciones son miembros comunes
e iguales de una familia universal. ¿Por qué debía existir una desigualdad
entre ellas en sus tratos mercantiles? ¿Por qué razón debía una conceder favores
a otra que niega la tercera? Todos estos favores parciales sólo excitan celos
y al fin están contrapesados y castigados por las potencias injuriadas. El
principio propuesto no excluye aquellos arreglos particulares que tienen
por base verdaderos y justos equivalentes, independiente de la mera
reciprocidad mercantil, por lo cual se conceden ciertas ventajas a una potencia
particular; pero la prudencia dicta que aún esto debe evitarse en cuanto se
posible. Si el principio es sano en su aplicación general, es preciso confesar
que se acomoda en particular a la condición y a las circunstancias de las
potencias americanas. Los Estados Unidos no tuvieron la menor dificultad
en establecer estos principios con las repúblicas de Colombia y América
Central y se hallan insertos en los tratados con aquellas potencias. Los
Estados Unidos de México solo se han opuesto a su reconocimiento, y
en sus negociaciones con este Gobierno han querido exceptuar aquellos
Estados americanos que tienen origen español, en cuyo favor México insiste
en conceder favores mercantiles que niega a los Estados Unidos. Esta
excepción es inadmisible, y se enterarán ustedes de la opinión que hemos
formado de ella, por un despacho oficial dirigido al señor Poinsett, fecha 9
de noviembre de 1825, copia del cual es adjunto este señor tiene órdenes
de dar punto a las negociaciones, sin en contra de nuestras esperanzas el
Gobierno mejicano persiste en la excepción. Lo más extraordinario es, que
al paso que pretende que ha habido una especie de inteligencia entre las
nuevas repúblicas en este punto, no insistía en él Colombia, ni la América
Central. Ni aún se nombró en todo el curso de las negociaciones aquí, que
terminaron en el tratado con la última potencia: el señor Anderson se acordará
si se tocó en el tratado concluido con Colombia. Este Gobierno no
puede consentir en semejante excepción; la resistirán ustedes en todas sus
formas, si se propone; y se negaran ustedes a todo tratado que la admita.
No estamos aun impuestos si México ha abandonado esta excepción, y
concluido con el señor Poinsett un tratado de comercio, o ha insistido en
146
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
ello y por consiguiente puesto fin a las negociaciones. La base de la nación
más favorecida deja a la parte en plena libertad de prohibir los productos
y manufacturas extranjeras que gusten y de imponer sobre los que admita,
los derechos que requiera su política o sus intereses. El principio sólo
encarga la imparcialidad a las potencias extranjeras a quienes se aplica, y por
consiguiente que sus prohibiciones y sus derechos, cualesquiera que sean,
extenderán igualmente al producto y a las manufacturas de todas ellas. Si
una nación ha contraído ya empeños con otra potencia, por los cuales ha
concedido favores comerciales, que perjudican y dañan así misma, podrá
ser opuesto a sus intereses extender estos mismos favores a otras naciones.
Pero los Estados Unidos no han hecho semejantes concesiones a ninguna
potencia extranjera particular, ni tampoco ha llegado a nuestra noticia que
lo haya hecho alguna de las potencia americanas.
El tiempo y el lugar convidan a la adopción de un principio mercantil
vasto y liberal el que dispensando favores igualmente a todos, priva a uno
en particular de un motivo justo de queja.
El Presidente cree de la mayor importancia el segundo principio ya
referido, a saber. Que las importaciones que se hagan de cualquiera país
extranjero en los puertos de cualquiera de las naciones americanas, o las
exportaciones en sus propios buques, pueden de la misma manera hacerse
desde sus puertos en los buques de todas las demás naciones, ya sea el
buque nacional o extranjero; y en ambos casos el cargamento pagará los
mismos derechos y gastos no más. En sus conferencias lo instarán ustedes
con un celo y actividad, proporcionados a su alto valor y a la liberalidad en
que originó la propuesta. Su reciprocidad es perfecta y cuando lo adopten
todas las naciones, nada puede haber más importante a la libertad y a los
intereses de su mutua navegación. Los proyectos de las naciones marítimas
han sido varios y siempre han tendido a aumentar su marina a expensas
e las otras potencias. Cuando ha habido un consentimiento pasivo a las
operaciones de aquellos proyectos, sin ocurrir a arreglos que los refrenen,
su suceso en algunos casos ha sido completo. Las naciones en el día están
demasiado ilustradas para someterse humildemente a los esfuerzos interesados
de una sola potencia, que desea monopolizar, en virtud de su propia legislación
147
Iliana Gómez Tovar
separada una parte desproporcionada de la navegación en sus tratos mutuos: a
estos esfuerzos en el día se oponen otros esfuerzos; la restricción engendra
restricción, hasta que al fin se descubre después de una larga serie de vejámenes
de ambas partes, que el curso de la legislación interesada no causa efecto
sobre la distribución del poder marítimo, al paso que acarrea la
consecuencia inevitable de enemistar a las naciones, unas contra las otras.
La experiencia nos enseña que es mejor empezar y continuar en la
carrera de la liberalidad que en la de una estrecha y ceñida política;
pues lo primero conduce al mismo fin sin los desagradables incidentes
que el último necesariamente atrae. El principio de la libertad recíproca
de navegación posee una sencillez que lo hace muy recomendable: Hace
innecesaria toda indagación difícil y penosa en cuanto al origen de los
efectos de un cargamento surtido. Dispensa con las penalidades y
confiscaciones que muchas veces sufre un cargamento entero y de mucho
valor, porque hay en él un solo artículo, cuya introducción se ha hecho con
una ignorancia e inocente violación de los arreglos de la aduana. Establece
una ley llana e inteligible. Hace el extranjero observar las empresas legales
del nacional. Abre todos los puertos americanos a todos los buques americanos
y los pone sobre un pie de igualdad, sea cual fuere la distancia, o los mares
que han adquirido sus cargamentos.
Este principio de la libertad recíproca de navegación, como la de la
nación más favorecida, deja a cada Estado que la adopta, en plena libertad
de imponer los derechos de toneladas que dictan sus necesidades o
su política. Sólo establece la regla de que el buque extranjero pague los
mismos derechos, sea quien fuere el propietario, o el buque que los cargue.
Quizás se propondrá que el mismo arancel de derechos rija en todos los
puertos de las naciones americanas, pero esto sería inadmisible, pues
sujetaría el poder de impuesto que tiene cada Estado, en vez de dejarlo
libre a consultar las circunstancias de su posición peculiar, costumbres,
constitución de Gobierno y manantiales de donde nacen sus rentas. El
extranjero no tiene motivo de queja cuando la misma medida se aplica al natural.
Tal vez se pondrá el reparo que la marina de las demás naciones
americanas está aún en infancia; que la nuestra ha hecho grandes
progresos, y que no están preparados a ejercer esta recíproca libertad de
148
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
navegación hasta que la suya haya tomado mayor incremento, no hay duda
que existe esta diferencia en la martina de las respectivas naciones, ¿pero
cómo se ha de remediar? ¿Por un sistema de monopolio que no podrá
menos que provocar la ley del talión? ¿O por uno que, procediendo con
liberalidad hacia otros les inducirá a devolver la misma liberalidad? Ya se ha
mostrado claramente que el primer sistema nunca tiene feliz éxito a menos
que las potencias extranjeras no obren con moderación, lo que el actual
estado vigilante del mundo marítimo no puede esperarse. Si aguardamos
a dar principio al sistema igual y llevarla hasta que todas las naciones
hayan puesto sus respectivas marinas bajo el mismo pie, se puede considerar
como diferido indefinidamente. Si los nuevos estados quieren tener una
marina poderosa, deben buscar los elementos en la abundancia y excelencia
de sus materiales, en la habilidad se sus artesanos, en el precio bajo de sus
manufacturas, en el número de sus marineros y en su carácter fuerte y
emprendedor, formado por los peligros de la mar, e invigorado por una
competición liberal, viva e intrépida con las otras potencias; y no en una
legislación limitada y contraída, siempre neutralizada y al fin frustrada por
a de las demás naciones.
Ambos de estos principios están comprendidos, aunque más en detalle
en el 2°, 3°, 4° y 5° artículos del referido tratado con la Confederación
de la América Central. Pueden servir de modelo a los que ustedes están
instruidos a proponer y se considerarán ustedes autorizados a convenir e
todos los artículos de aquel tratado, para cuyo fin una copia acompaña a
esta carta.
Es probable que los Ministros de las otras potencias americanas no estén
preparados a convenir al segundo principio tal vez no suscribirán a ello
en los términos propuestos, o no consentirán a una libertad recíproca de
importación y exportación con el mismo arancel, sin una restricción en
cuanto al origen del cargamento y de la propiedad o destino del buque.
Sin embargo, es preciso no abandonar sus esfuerzos para restablecer este
principio en su mayor extensión, hasta que estén exhaustos todos
sus argumentos y persuasiones y se hace patente que es impracticable su
adopción. Si acaso hallan ustedes una firme oposición, propondrán una
149
Iliana Gómez Tovar
modificación del principio, de modo que incluya, al menos, los productos
y manufacturas de todas las naciones americanas, inclusas las Indias
Occidentales. Aún con estos límites tendrá un gran beneficio práctico:
todos los buques de las varias potencias americanas gozarán una libertad
recíproca de exportación de los productos y manufacturas americanas
que permiten las leyes de cada una, pagando los mismos derechos para
el buque y su carga. Si el raciocinio es exacto en apoyo del principio en su
mayor extensión, también lo es en sus operaciones más limitadas. A esto se
puede añadir que hay mucha semejanza en los productos de varios puntos
de las Américas, y por consecuencia mucha dificultad en trazar el origen de
los artículos que tengan un carácter común y semejanza, y en imponer un
derecho distinto, cuando la importación se haga en distintos buques, o los
efectos estén mezclados en el mismo buque.
Si los representantes niegan el principio aún con estas modificaciones,
lo propondrán ustedes con la más amplia restricción de adoptar solamente
las reglas que deben observarse entre dos de las naciones americanas que
en él convengan, cuando quieran transportar sus respectivos productos
manufacturados. Bajo esta forma lo propusieron los Estados Unidos en
3 de marzo de 1815 (véase el 4° tomo de las leyes, Pág. 824) a todas las
naciones. En 3 de julio del mismo año se insertó en la convención con la
Gran bretaña (véase el 6° tomo de las leyes pág.603). Después se aplicó a los
Países Bajos, a la ciudades Imperiales Hanseáticas de Hamburgo, Lubeck
y Bremen, el Ducado de Oldenburgo, a la Noruega, Cerdeña y a la Rusia
(véanse las actas de la 1ª sesión del 18 Congreso, pág. 4). También se admitió
en nuestro tratado de 1816 con la Suecia (véase el 6° tomo de las leyes
pág.642) y últimamente lo ha admitido Colombia. En caso que se admita
en este sentido más limitado, el primero, segundo y tercer artículos de la
convención con la Gran Bretaña ya referida, servirán de modelo para
extender los que ustedes están autorizados a concluir. Estos tres artículos
los abrazan otras materias que el mismo principio, pero son las que no tienen
una conexión directa con él, o son necesarios para darle un amplio y completo
efecto. Al entrar en la descripción de los territorios de los nuevos Estados
americanos con quienes tendremos en adelante un trato mercantil, verán
ustedes la propiedad de emplear en los tratados que concluyan, los términos
150
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
que puedan incluir cualesquiera territorios, insulares o continentales, que
pertenezcan a cada uno a la conclusión de la presente guerra: En el discurso
de su progreso se pueden perder o conquistar territorios que deben ser
comprendidos o excluidos.
En diciembre de 1823, el Presidente de los Estados Unidos en su anual
mensaje a la apertura del Congreso, anunció, como un principio adecuado
a este continente y en que debemos insistir en lo sucesivo, que no se debe
permitir a ninguna nación europea, el que establezca en él nuevas colonias.
No se propuso por aquel principio, incomodar las colonias europeas ya
existentes y establecidas en la América; tiene relación a lo venidero, y no
a lo pasado. Varios de los nuevos Estados americanos han intimado su
anuencia al principio, pero se cree que ganará la opinión del mundo
imparcial. Cuando la América era comparativamente un baldío ilimitado y
un desierto casi despoblado, al principio establecida por hombres civilizados
de las naciones europeas por quienes fue descubierta, éstos convinieron
entre sí en los límites de sus respectivos territorios, pues no existía ningún
Estado americano que se opusiese, o cuyos derechos se perjudicasen por
el establecimiento de nuevas colonias. Ahora no así; desde los límites Nord
Este de los Estados Unidos en Norte América, al Cabo de Hornos en la
Sud América sobre el atlántico, con una o dos excepciones; y desde el
mismo Cabo a los 51 grados de latitud Norte, en Norteamérica sobre el
Pacífico, sin excepción alguna, todas las costas y territorios pertenecen a
potencias soberanas americanas. No existe, pues un solo punto dentro de
los límites referidos en donde una nueva colonia europea podía establecerse,
sin violar los derechos territoriales de algunos Estados americanos. Un
atentado de establecer colonias, y son su establecimiento adquirir soberanía
debe mirarse como una intrusión inadmisible. Si una porción de los pueblos
de Europa, acosada por la opresión de su país nativo, o instigados del
deseo de mejorar su condición y la de su posteridad, quiere emigrar a la
América, será sin duda la política de los nuevos Estados, como siempre ha
sido la nuestra, ofrecerles un asilo, y naturalizándoles, extender a los que
lo merezcan los mismos privilegios políticos que disfrutan los ciudadanos
naturales. Pero no podemos permitir que esta facultad de emigración traiga
tras sí del derecho del Estado europeo, de que se componen los dichos
151
Iliana Gómez Tovar
emigrados, de adquirir poderes soberanos en la América. ¿Qué diría la
Europa, si la América pensase en establecer allí una colonia? Si de este
modo se provocase su orgullo y ejerciese su poder para reprimir y castigar
un hecho tan arrojado, deben acordarse y deben sentir que los americanos,
descendientes de europeos, tienen igualmente sus sensibilidades y sus derechos.
Con el fin de impedir estas colonias europeas y para prevenir de antemano
a la Europa que no se permitirán, el Presidente quiere que se proponga
una declaración general de los diversos Estados americanos cada cual, sin
embargo, obrando por sí y solamente obligándose a sí mismos, que no
se permitirá en lo venidero el establecimiento de ninguna nueva colonia
europea dentro de los límites de sus respectivos territorios. No se
pretende comprometer a las partes concurrentes para que apoyen el derecho
que crea tener cualquiera de ellos a los límites particulares; ni tampoco
se propone comprometerles a una resistencia combinada contra cualquier
atentado futuro de establecer una nueva colonia europea. Es creíble que
solamente el efecto moral de una declaración combinada, que tiene por
origen la autoridad de todas las naciones americanas, servirá para impedir
radicalmente dicho establecimiento; pero si así no fuere preciso, adoptar
las medidas que sean necesarias para reprimir e impedirlo. El respeto que
se deben tanto así como a la Europa, requiere que queden satisfechos,
que esta declaración publicada con tanta solemnidad ganará un respeto
universal. No será preciso darle la forma de un tratado; la pueden firmar
los varios ministros del Congreso y se dará al mundo como una prueba del
sentido de todas las potencias americanas.
Entre los asuntos que deben llamar la consideración del Congreso no
hay uno que tenga un interés tan poderoso y tan dominante como el que
se refiere a Cuba y Puerto Rico, pero en particular al primero. La isla de
Cuba, por su posición, por el número y el carácter de su población, y por
sus recursos enormes o aunque un poco desconocidos, es en la actualidad
el importante objeto que atrae la atención tanto de la Europa como de la
América. Ninguna potencia, ni aún la España misma, tienen un interés
más profundo en su suerte futura, cualquiera que fuese, que los Estados
Unidos. Nuestra política en relación a ella está amplia y claramente descubierta
en la nota del señor Middelton. Allí declaramos que no deseamos mudanza
152
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
alguna en la posesión o condición política de aquella isla, y que no podemos
ver con indiferencia que pasase de la España a otra potencia europea. Tampoco
deseamos que se transfiera o anexe a alguno de los nuevos Estados
americanos. En caso de la larga duración de la actual guerra se presentan
tres situaciones, en una de las cuales puede colocarse aquella isla; y todas
tres merecen la más seria y particular atención. La primera es su independencia,
fiándose de sus propios recursos, a la conclusión de la guerra, para la
conservación de ella. Segunda: su independencia con la garantía de otras
potencias; o de la Europa, o de la América de ambos y tercera: su
conquista, y su unión al dominio de la República de Colombia, o de México.
Examinaremos ahora cada una de estas situaciones en el orden en que las
hemos colocado.
Primera. Si Cuba fuere capaz de mantener un Gobierno independiente
contra los asaltos internos y externos, preferiríamos verla en aquel estado,
pues que deseamos la felicidad de otras como la nuestra, y creemos que
esta independencia más probablemente se asegurará por un Gobierno local,
que nace directamente, y se identifica con el sentimiento, interés y simpatía
de los gobernados. Pero una sola ojeada a la extensión reducida, condición
moral y carácter discorde de sus habitantes nos convencerá de su incompetencia
actual de sostener un Gobierno sin el auxilio de otras potencias. Y si ahora
el atentado de romper la conexión con la España tuviese feliz éxito, parte
de los habitantes de la isla, e igualmente sus vecinos en Estados Unidos
vivían en la continua alarma de presenciar aquellas escenas trágicas que
representaron en una isla vecina, y su población por el mero hecho de su
independencia, sería tentado a emplear todos los medios que la vecindad,
semejanza de origen y simpatía pudiesen suplir para fomentar y estimular
la insurrección, a fin de ganar fuerzas para su propia causa.
Aunque una independencia garantizada pudiera libertar la isla de los
peligros que hemos expuesto, sin embargo sustituiría otros no menos temibles,
y según mi opinión, casi insuperables. ¿Quiénes han de ser las potencias
que garanticen? ¿Serán exclusivamente americanas, o se unirán éstas con
algunas de las europeas? ¿Cuál ha de ser el importe de sus respectivas
contribuciones militares y navales a la potencia protegida, y de los demás
medios necesarios al apoyo del Gobierno local? ¿A quién se confiará el
153
Iliana Gómez Tovar
mando de aquellas fuerzas? ¿De las potencias que garantizaren no excitará
al que manda los celos y los temores de la que no manda? Confesemos
ingenuamente que estas son cuestiones que confunden, y que aunque no
se debe desechar la idea de independencia bajo estas circunstancias como
enteramente inadmisible, si acaso se logra un consentimiento será con
repugnancia, pues atraerá inevitablemente una serie de sucesos imprevistos
e imposibles de evitar.
Con respecto a la conquista y unión de la Isla a Colombia o a México,
es preciso confesar (en caso de que estas potencias lo intentasen) se muda
todo el carácter de la presente guerra. La lucha, de parte de las repúblicas
se ha dirigido hasta aquí a la adquisición de su independencia, y han
granjeado los buenos deseos y las simpatías de la mayor parte del mundo,
y en particular de los Estados Unidos. Pero en caso de alistar una expedición
militar contra Cuba, ya se hace una guerra de conquista. En una guerra
de esta naturaleza, sean las que fueses las resultas, los derechos de los
neutrales sufrirían una impresión seria, y quizás se verán en la necesidad de
cumplir con un deber que no podrán descuidar. Las naciones de la Europa
quizás se creerán obligadas a interponer sus fuerzas para impedir un curso
de eventos que no pueden mirar con indiferencia. Si su interposición se
limitase únicamente al objeto de impedir una mudanza en el estado actual
de las cosas con respecto a las islas, los Estados Unidos, lejos de verse
empeñados en poner obstáculos a sus intenciones, se verán en la necesidad,
en oposición a sus deseos, de cooperar con ella. En el supuesto que se
emprenda la expedición indicada debe haber un examen detenido, primero
de los medios que tengan Colombia y México para efectuar el objeto, y
segundo su poder para conservar la conquista, en caso de realizarla. No
tenemos datos suficientes para formar un juicio sano en cuanto al primer
punto. Para formarlo con exactitud debemos estar impuestos en primer
lugar de las fuerzas militares y navales que las Republicas pueden emplear;
en segundo las que puede tener la España para resistir a los invasores, y
en tercero, qué porción de los habitantes se unirían a uno y otro lado de
los beligerantes. Aunque no tenemos una relación circunstanciada de estos
puntos, es notorio que la España está en actual posesión, con una fuerza
militar bien considerable; y éste ejército recientemente reforzado ocupa al
154
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
morro, que se cree casi inexpugnable, juntamente con las demás plazas de
la isla. Sabemos igualmente, que acosada del continente de América , todos sus
medios y todos sus esfuerzos se han concentrado en esta preciosa colonia
que todas sus miras, destruidas por largo tiempo por la multitud de sus
empeños en Norte y Sud América, se dirigirán a este solo punto, y reuniendo los
restos de sus ejércitos en Europa y en América, se opondrá con tesón a
la invasión; y además hay motivos para creer que si las potencias europeas
no prestan sus auxilias abiertamente, lo harán en secreto y sin incurrir
responsabilidad. Con esta combinación de recursos y circunstancias favorables
no se puede negar que la conquista de Cuba es bien dificultosa, y tal vez
impracticable, si la expedición carece de medios cuantiosos y poderosos,
tanto navales como militares.
¿Y acaso poseen Colombia y México estos medios? Lo dudamos.
Ambos tienen que crear una marina. Un navío de línea, dos fragatas y dos
o tres buques menores mal tripulados, componen toda la fuerza naval de
los Estados Unidos mejicanos. La de Colombia no es mucho mayor, ni
mejor tripulada. Pero los medios de transportar y defender la fuerza militar
durante la travesía, son absolutamente indispensables. Sería además temeridad e
imprudencia desembarcar un ejército en Cuba, si las dos repúblicas no tuviesen
una superioridad naval en el Golfo de México. Para proveer las contingencias
que siempre se deben anticipar en las vicisitudes de una guerra. Últimamente
es bien sabido que los habitantes de Cuba, lejos de unirse a favor de
una invasión, tienen la mayor aprehensión en cuanto a su seguridad, y que
temen en particular una invasión de Colombia, por el carácter de una porción
de las tropas de aquella República.
En caso que superasen todas estas dificultades y se hiciesen la conquista
de la isla. Nos atormentaría el temor de la inestabilidad de su condición
futura. La misma falta de fuerzas navales que experimentarían en la reducción
de la isla, le impedirían de defender y conservarla. Ni Colombia ni México
jamás pueden aspirar al rango de una gran potencia naval. Ambas Repúblicas
(y México en particular) carecen de extensión de costas, bahías y puertos,
cunas de marineros; en fin, de todos los elementos necesarios para una
poderosa marina. La Inglaterra, la Francia, los Países Bajos, la España misma
155
Iliana Gómez Tovar
cuando se recobre de su actual debilidad, como precisamente sucederá
antes de muchos años, precederán a México y a Colombia en este ramo.
Una guerra con cualquiera de estas naciones de Europa, pondría a Cuba,
si estuviese en manos de de alguna de estas repúblicas, en el peligro más
inminente. El Gobierno de los Estados Unidos no puede cerrar los ojos al
hecho, que en caso que las repúblicas emprendan una expedición militar
contra Cuba, los buques, marineros, cañones y demás medios navales se
conseguirán principalmente en los Estados Unidos. Lejos de fomentar la
adquisición de estos abastecimientos, estamos resueltos a conservar una
fiel neutralidad, y compeler la observancia de las leyes; no obstante el mero
hecho de una colección en nuestros puertos no sujeta a sospechas ásperas
e injuriosas; y veríamos con bastante sentimiento los recursos sacados de
nuestro país, empleados en un objeto enteramente opuesto a nuestra política
y a nuestros intereses.
El Presidente espera que estas reflexiones, apoyadas en las demás que
ustedes tengan por conveniente hacer, cuando no sean de bastante peso
para impedir totalmente la invasión de cuba, al menos convencerá al congreso
de la inutilidad de emprenderla con medios dudosos e insuficientes.
Las relaciones francas y amistosas que siempre deseamos cultivar con las
nuevas repúblicas, exige que ustedes expongan claramente y sus reserva,
que los Estados Unidos con la invasión de Cuba tendrían demasiado que
perder para mirar con indiferencia una guerra de invasión seguida de una
manera desoladora, y para ver una raza de habitantes peleando contra la
otra, en apoyo de unos principios y con motivos que necesariamente
conducirán a los excesos más atroces, cuando no a la exterminación de
una de las partes. La humanidad de los Estados Unidos a favor del más
débil, que precisamente sería el que sufriese más, y el imperioso deber de
defenderse contra el contagio de ejemplos tan cercanos y peligrosos, les
obligaría a toda costa ( aun a expensas de la amistad de Colombia y de
México) a emplear todos los medios necesarios para su seguridad.
Si acaso saliesen fallidos todos sus esfuerzos para persuadir a las Repúblicas
que desechen la intención de invadir a Cuba y Puerto Rico, entonces se
valdrán ustedes de todos los medios posibles para inducirles que suspendan
156
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
sus operaciones hasta que se sepa el resultado de la interposición que creemos
han hecho el Emperador de Rusia y sus aliados a la instancia de los Estados
Unidos con el objeto de poner fin a la guerra, como igualmente la que
se ha hecho por Colombia. La Rusia es acreedora a esta suspensión, y su
Emperador no dejaría de apreciar esta diferencia, y quizás extenderá sus
buenos servicios a las nuevas repúblicas, en caso que la España se niegue
a los consejos amistosos que han interpuesto algunas de las potencias europeas.
Pero hay motivos poderosos para creer que la España reflexionará bien
antes de desecharlos, y que verá, como lo ve todo el mundo, que sus
verdaderos intereses estriban en la paz; los recientes sucesos, y en particular
la caída del castillo de san Juan de Ulúa, y de la plaza del Callao no dejarían
de influir bastante en el ánimo del Rey de España y acelerar la terminación
de la guerra.
La apertura de un canal por el istmo que une a las dos Américas para
los fines de navegación, y capaz de admitir buques mayores de un océano
al otro, es un punto de gran consideración y necesariamente ha de llamar
la atención del Congreso. Este vasto e importante objeto, si algún día llega
a efectuarse, interesará en más y menos grado, al mundo entero. A este
continente probablemente le resultarán las mayores ventajas de la empresa;
y Colombia, México, la América Central y los Estados Unidos en particular, se
aprovecharán más que las otras potencias americanas. Todo lo que redunde
en beneficio de la América entera debe efectuarse por medios comunes y
esfuerzos combinados, y no debe dejarse a los recursos separados y aislados
de una sola potencia.
Nuestros actuales informes en cuanto a la practibilidad y probables gastos
de este objeto son bien limitados, así pues no sería prudente hacer más
que unos cuantos arreglos preliminares. Los mejores puntos tal vez se
hallarán en el territorio mexicano, o en el de la América Central. Esta última
República hizo, en 8 de febrero del año pasado, por nota que dirigió su
Ministro el señor Cañas a este Departamento (y cuya copia incluyo), una
oferta liberal, manifestando una alta confianza en los Estados Unidos de
Norte América. La respuesta del Presidente (de que igualmente acompaño
copia) sólo podía ceñirse en aquel tiempo a reconocer la amistosa abertura,
157
Iliana Gómez Tovar
y asegurar a la América del Centro que se adoptarían todas las medidas
necesarias a fin de poner a los Estados Unidos en posesión de los informes
necesarios para extender sus conocimientos en particular. Si la obra se
ejecutare de modo que podían pasar buques mayores de uno a otro océano,
las ventajas que de ella resultarían no deben apropiarse exclusivamente a
una sola nación, pero deben extenderse a todas las potencias del orbe, con
tal que paguen una compensación justa o un impuesto moderado. Lo más
apetecible ahora es, adquirir los conocimientos necesarios para formar un
juicio sano en cuanto a la practicabilidad y probable costo de la empresa,
por los puntos que ofrecen las mayores facilidades. Ya se habrán tomado
las medidas para adquirir estos conocimientos. Le impondrán ustedes de
lo que la España o alguno de los nuevos Estados hayan hecho o intentado
hacer, y obtendrán los informes que están a su alcance, para resolver este
interesante problema. Impondrán ustedes a los ministros de las potencias
americanas del vivo interés que toman los Estados Unidos en la ejecución
de la obra, y del sumo placer que tendrán en saber qué cabe en los límites
de os esfuerzos humanos. Su proximidad e información local les hace más
competentes que los Estados Unidos para apreciar las dificultades que se
oponen a la empresa. Ustedes recibirán y transmitirán e este Gobierno
cualquiera propuesta que se haga, o planes que sugieran para su ejecución
combinada, asegurando a los nuevos Estados, que se examinarán con la
mayor escrupulosidad y con el deseo más ardiente de reconciliar las miras
e intereses de todas las naciones americanas.
Las potencias representadas en Panamá, tal vez propondrán como un
punto de consideración si se debe o no reconocer a Haití como un Estado
independiente, y si acaso la decisión que se tome con el particular debe
ser combinada, o se deja a cada potencia a seguir el camino que dicta su
política. El Presidente es de opinión, que en la actualidad Haití no debe ser
reconocido, como una potencia soberana e independiente. Reflexionando
en la naturaleza del poder gobernante de aquella isla, y en el poco respeto
que muestran a todas las razas menos la africana, la cuestión de reconocimiento
por la Francia estaba envuelta en mil dificultades antes del reciente arreglo
que dicen se ha concluido entre ella y Haití. Según aquel arreglo, si estamos
bien impuestos de los términos la madre patria reconoce una independencia
nominal en aquella colonia, y como parte del precio del reconocimiento,
158
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Haití se obliga a recibir para siempre los productos de Francia imponiéndoles
en sus puertos la mitad de los derechos que exigen de las demás naciones. Esta
es una restricción, en que una potencia realmente independiente de ningún
modo debe consentir. La Francia no ofrece un equivalente en los términos
en que recibe los productos de Haití en sus puertos. Si a la conexión
colonial puede darse el nombre de “monopolio del comercio colonial que
disfruta la madre patria”, no puede negarse que Haití, por aquel arreglo ha
consentido voluntariamente en su restablecimiento. No había necesidad alguna
de este arreglo, por mucho que se hubiera creído obligado a indemnizar
los antiguos propietarios colonos de la pérdida de sus bienes en Santo
domingo. Antes de concluirse aquel arreglo. Haití disfrutaba de hecho una
especie de independencia. Por aquel arreglo, ha mudado voluntariamente
de carácter, y en punto muy esencial con relación a las naciones extranjeras;
y se ha constituido una nación no independiente. Bajo las actuales circunstancias
de Haití, el Presidente no lo cree prudente reconocerla como un nuevo
Estado, y esta cuestión de reconocimiento no es una medida de bastante
consideración para exigir la concurrencia detonas las potencias americanas.
Se valdrán ustedes de todas las ocasiones que se presentan para convencer
a los ministros de las demás potencias americanas de la propiedad del libre
ejercicio de religión dentro de sus respectivos territorios. Los autores de
nuestra constitución no sólo se han abstenido de incorporar con el Estado
cualquiera forma particular de religión, pero han introducido una prohibición
expresa, por la cual el Congreso no puede hacer ley alguna para el
establecimiento del culto divino. A nadie negamos la ley común a todos,
el adorar a dios de la manera que dicten sus propias conciencias. En
nuestros pueblos y ciudades, en la misma hora y muchas veces en la misma
calle, las congregaciones de los devotos de toda secta religiosa se juntan
en sus respectivas iglesias, y después de cumplir con las obligaciones que
les impone la solemne convicción de sus deberes religiosos, vuelven y se
unen a desempeñar sus obligaciones domésticas y sociales. Las cabezas de
una misma familia, perteneciendo a distintas sectas, acuden con frecuencia
a dos distintas iglesias a ofrecer sus oraciones, cada cual trayendo a su
casa la instrucción moral que ha deducido de sus respectivos curas. En los
Estados Unidos no experimentamos incomodidad de la falta de un solo
159
Iliana Gómez Tovar
establecimiento religioso, y de la toleración que prevalece por todos puntos.
Creemos que lo mismo sucedería a las demás naciones que quisiesen adoptar
la misma libertad de conciencia. Sería un absurdo decir que la libertad civil
y un culto establecido no podían existir en el mismo país; pero se puede
asegurar que la historia no presenta un ejemplo de su unión en donde la
religión ha sido exclusiva. Si cualquiera de las potencias americanas tiene
a bien introducir en sus sistemas una religión establecida, aunque sentiríamos
semejante determinación, no tendríamos derecho alguno de hacer una
queja formal, a menos que no fuera exclusiva. Del mismo modo que los
ciudadanos de cualquiera de las naciones americanas tienen el derecho en
este país de adorar a Dios de la manera que dicten sus conciencias,
nuestros ciudadanos deben tener el mismo privilegio cuando sus negocios
o sus inclinaciones les lleven a visitar cualquiera de los nuevos Estados. El
Presidente autoriza a ustedes a proponer una declaración unida, firmada
por los ministros de todas las potencias representadas, o por parte de ellos;
e igualmente en cualquiera tratado o tratados que se concluyan procurarán
ustedes insertar un artículo que garantice la referida libertad en los territorios
de los respectivos Estados.
Cuando este punto interesante descanse sobre la base de una solemne
declaración y de tratados, tendrá una seguridad racional y practicable. Esta
nueva garantía aumentará las disposiciones favorables que siempre tienen los
hombres ilustrados de oponerse al influjo de la superstición y del fanatismo.
El Presidente recomienda a ustedes la unión con los demás ministros
en cuanto a esta declaración, como igualmente a la dirigida a prohibir la
colonización europea dentro de los límites territoriales de cualquiera de
las naciones americanas. Esta medida anuncia, en cuanto a esta nación el
estado actual de sus leyes e instituciones. El Presidente es el órgano por el
cual este Gobierno comunica con las potencias extranjeras, y estando a su
cargo el velar sobre el debido cumplimiento de las leyes, está plenamente
autorizado a recomendar ambas declaraciones.
Tal vez se suscitarán entre las nuevas naciones americanas las cuestiones
de límites y otras materias de controversia, y querrán hacer un arreglo
160
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
amigable entre sí. La posición imparcial y desinteresada de este Gobierno,
en relación a esta disputa, podrá ser motivo para que los ministros pidan
sus consejos y opiniones. En todos estos casos que tiendan al arreglo de
estas controversias, manifestarán ustedes el deseo de prestar sus consejos,
y si exigiese, también servirán ustedes en calidad de árbitros. Dicen que se
ha suscitado una disputa, la que aún no se ha arreglado, entre los Estados
Unidos de México y la América Central, en relación a la provincia de Chiapas.
El Presidente desea que ustedes se impongan a fondo del asunto, y se halla
que la América Central tiene justicia, darán a su favor todo el auxilio que
cabe, sin comprometer a este Gobierno. Esta prueba de amistad de nuestra
parte se debe a aquella República, tanto por la confianza y respeto que siempre
ha mostrado a estos Estados Unidos, cuanto por su comparativa debilidad.
Finalmente; el Presidente me manda encargar a ustedes, que pongan la
mayor atención a las formas de Gobierno y a la causa de las instituciones
libres por todo el continente. Los Estados Unidos del Norte jamás se han
animado, ni están llevados ahora, por un espíritu de propagar sus propias
instituciones. Prefieren su confederación a todas las demás formas de
Gobierno y están muy satisfechos de ella. Así como no permite ninguna
intervención extranjera en la formación o en la conducta de su Gobierno,
tienen la mayor escrupulosidad de entremeterse en la construcción original
o ulteriores arreglos de los gobiernos de otras naciones independientes.
Pero no están indiferentes, porque nunca les puede ser indiferente la
felicidad de otra nación. Pero el interés que toma al observar la sabiduría
o necedades que distinguen la carrera de otras potencias en la adopción
o ejecución de sus sistemas políticos es más bien un sentimiento de
simpatía, que en un principio de acción. En la actualidad también evitarán
de tocar un asunto tan delicado, y obrarán con su acostumbrada precaución,
pero hay motivos para creer que una potencia Europea (cuando no sean
más) ha mostrado mucha actividad en destruir las formas existentes de
un Gobierno libre que han adoptado Colombia y México, y en su lugar sustituir
monarquías, y colocar príncipes europeos sobre el trono. Nuestras
hermanas repúblicas merecen el mayor elogio por la prontitud con que
despreciaron unas propuestas tan insidiosas; pero el espíritu que las dictó
nunca adormece y podrá ser renovado. El motivo aparente que proclamaron
era que el reconocimiento de la independencia de los nuevos Estados, con
161
Iliana Gómez Tovar
obligación de adoptar instituciones monárquicas conciliaría las grandes
potencias europeas. Las nuevas repúblicas, siendo Estados soberanos e
independientes y dando a conocer claramente su capacidad de gobernarse
a sí, siendo reconocidos por estos Estados Unidos y la Gran Bretaña y
habiendo hecho tratados y otros pactos nacionales con potencias extranjeras
tienen un derecho decidido a ser reconocidas.
Algunas de las naciones europeas han diferido su reconocimiento por
motivos de política, pero no tardarán mucho en hacerlo, pues su propio
interés lo pedirá, ya que no les mueve la justicia. Pero sería una bajeza
comprarlo, y nada habría más deshonroso que las repúblicas comprasen
por viles condescendencias el reconocimiento formal de aquella independencia
que han ganado a costa de tanta sangre y de tantos sacrificios. Habiendo
resistido todos los temores de un atentado de conquista por parte de las
potencias combinadas de Europa, sería bajo y pusilámine, ahora que están
en el goce no interrumpido de la mayor de las bendiciones humanas, ceder
a las maquinaciones secretas y amenazas abiertas de cualquiera potencia
Europea. No creo que encontrarán ustedes dificultad alguna de hacerles
abandonar la deliberación de semejantes proposiciones. No omitirán de
aprovechar todas las ocasiones para fortalecer su fe política, e inculcar la
solemne obligación que tiene cada potencia de rechazar toda intervención
extranjera en sus negocios domésticos. También manifestarán ustedes la
mayor prontitud de satisfacer todas las preguntas en relación a la teoría
y operación práctica de nuestra federación y del gobierno de nuestros
estados particulares, como igualmente ilustrar y explicar las innumerables
bendiciones que han disfrutado las habitantes de los Estados Unidos a la
sombra de su benigno influjo.
La guerra que en la actualidad reina entre la República de la Plata y el
Emperador del brasil no es sumamente sensible; pero este Gobierno
conservará la más estrecha neutralidad. Las partes interesadas deben saber
que su conclusión interesa tanto al reciente establecimiento de su independencia,
cuanto a los principios de la humanidad. La primera medida de que se valió
el Emperador del brasil fue la de declarar todas las costas enemigas, inclusa
una banda entera y parte de la otra del río de la Plata y extendiendo hasta
el Cabo de Hornos, en un estado de bloqueo. Es notorio que no tiene la
162
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
marina suficiente para mantenerlo de la manera que exigen los principios
de la ley pública. Insistir en ello perjudica a los intereses de los neutrales
que siguen un comercio lícito y quizás envolverá consecuencias más ruinosas.
Recomendarán ustedes a las partes beligerantes la necesidad de terminar
esta guerra y la gran satisfacción que tendrían estos estados Unidos en
ver el restablecimiento de la paz; y no podrán menos que ver, al paso
que protestan contra las prácticas beligerantes que no autoriza la ley, que
deducirán del bloqueo brasilense un nuevo apoyo a favor de los grandes
principios marítimos, cuya sanción espera el Presidente obtendrán ustedes
de las naciones americanas.
Tengo el honor de ser, señores
Su obediente servidor
Henry Clay
____________
DE LA REZA, Germán A. El Congreso de Panamá de 1826 y otros Ensayos de Integración Latinoamericana
en el siglo XIX. pp. 126-155.
Nº 35
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la
República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel
Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de la República de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos.
Informa que el Gobierno británico envía como comisionado al
Congreso de Panamá al señor Dawkins. Bogotá, 9 de mayo de 1826.
Republica de Colombia
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 9 de mayo de 1826.-16
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de la República cerca del Gobierno de los Estados
Unidos Mejicanos.
163
Iliana Gómez Tovar
Señor
Ha llegado a noticia del Gobierno que el de S. M. B. envía de comisionado
suyo al Istmo a un señor Dawkins, que ya debe hallarse muy cerca de su
destino. No tomará parte el Señor Dawkins en las deliberaciones de la
Asamblea, más su presencia será de infinito precio para acallar a los que
murmuraban de los objetos que han de discutirse alli.
Y aunque todavía no puedo hablar con exactitud del objeto con que
venga el señor Burchet de Martigui, que llegó a Cartagena el 8 de abril en
la Clorinda de 14 cañones, y que solo se dice comisionado del Gobierno
francés, para arreglar el nombramiento de agentes comerciales, me apresuro
a ponerlo en noticia de Usted porque manifiesta como es a la Francia la
resolución de Colombia de no prestarse a una medida que no puede ser
por ahora recíprocamente útil, y que en nada avanza nuestras relaciones
políticas, ha de creerse que además, de aquel objeto ostensible traiga el
señor Martigui otros que no haya querido descubrir y que en el Estado en
que se encuentra la Francia para con la España han de favorecer nuestras
relaciones con ella.
Quedo de Usted con perfecto respeto y distinguida consideración. Muy
obediente servidor.
Joseph Rafael Revenga
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 83.
164
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 36
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la República
de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel Santamaría, Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República de Colombia
en los Estados Unidos Mexicanos. Informa acerca de la situación de las
Antillas con respecto al Congreso de Panamá. Bogotá, 19 de mayo de 1826.
Republica de Colombia
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 19 de mayo de 1826.-16
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de la República cerca del Gobierno de los Estados Unidos
Mejicanos.
Señor
Casi al mismo tiempo he tenido la honra de recibir en estos dias principal
y duplicado de la comunicación de Usted de 2 de febrero ultimo, principal y
duplicado de la de 20 del mismo, y principal de la del 6 de marzo. Refiérese
la primera a participar al Gobierno la grave y larga enfermedad del Secretario
de esa Legación que ha debido hallarse ya ahí de vuelta para el mes de
octubre ultimo, las diversas conferencias que había tenido V. S. con ese señor
Secretario de Estado sobre el convenio ajustado en 18 de agosto a que
puso término final la rendición de Ulúa y mi comunicación de 19 de enero:
las dificultades que V. S. preveía para que fuere sancionado por esa Camara
de representantes el proyecto de que Colombia y Méjico emanciparen las
antillas españolas; y los motivos que impidieron la ratificación por parte
de S. M. B. del tratado concluido entre esos Estados y la Gran Bretaña.
Refierese la segunda a avisar resibo de otra de los Plenipotenciarios de
Colombia en la Gran Asamblea americana y comunicar en instancia la
contestación que V. S. les dirigió a dar noticia progresiva de los embarazos
que se oponían al proyecto de emancipar aquellas islas y á la reforma del
165
Iliana Gómez Tovar
tratado con la Gran Bretaña, con cuyo motivo se quejaban de la liberalidad
de Colombia, y a participar el nombramiento de un comerciante aleman
para Cónsul general de Prusia en Méjico, y la remisión de las memorias
de esas Secretarías del Despacho. Refierese la última a avisar resibo de
las de esta Secretaría de 29 de octubre, 9 y 18 de noviembre y 12 y 14 de
diciembre, y también los temores que V. S. había concebido y las precauciones
que había tomado con respecto al proyecto comunicado en 9 de noviembre, la
proposición de ese Gobierno a la Legislatura sobre que las relaciones con el Papa
sean objeto de las deliberaciones de la Gran Asamblea Americana: la remisión
de dinero a Londres para pagar el rédito de su deuda alli, la enfermedad de
ese señor Secretario de Estado y el término que tuvo el proyecto de emancipar
las Antillas Españolas.
De todo esto he dado la debida cuenta al Ejecutivo a quien fue sobremanera
sensible la noticia de la indisposición de V. S. y que confía que la
convalecencia de V. S. sea pronta y completa. Sobre el resto del contenido
de estas comunicaciones refiriéndose en mucha parte a negocios que estan
ya concluidos o no pertenezcan directamente a nuestro Gobierno, solo
me ha ordenado el Vice-Presidente decir á V. S. 1° que S. E. confía en que
el inesperado termino que tuvo el proyecto de expedición a las Antillas,
no influya ni en las instrucciones que se den a los Plenipotenciarios que
se hayan enviado al Istmo, ni en el otro proyecto de unión de las fuerzas
navales de que hablé a V. S. en 19 de enero. 2° que dejando S. E. al tiempo
y a la meditación el persuadir al Gobierno de esos Estados de si Colombia
fue excesivamente generosa en su tratado con la Gran Bretaña, halaga la
firme esperanza de que los esfuerzos de V. S. continuen acelerando la época
de aquel desengaño. 3° que cuando llegue la oportunidad nada omita V. S.
para demostrar cuanto interesa a la paz exterior y tranquilidad interior de
los nuevos Estados la adopción del proyecto de que hablé a V. S. en 9 de
noviembre y en cuyo apoyo aún podría citarse la identidad de deseos de
partir de uno y otro Gobierno, con respecto al arreglo de las relaciones
con el Papa y de que V. S. se habrá instruido por mi comunicación de 16
de marzo último. 4° que S. E. espera saber, que el nombramiento de cónsul
general de Prusia fue hecho en debida forma y con la correspondiente
solemnidad y no como los que hizo la Gran Bretaña en 1824 o como se
dice que es el de los comisionados franceses que están en camino para esta
166
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
ciudad y la de Méjico, y por último me ordena el Vice- Presidente manifestar
a V. S. la particular satisfacción con que ha visto las reiteradas pruebas de
celo que da V. S. y su exactitud en procurar instruir al gobierno de todo lo
que le importa saber.
Yo por mi parte ruego a V. S. que crea que no la he tomado pequeña en
el pesar que ha causado al ejecutivo la noticia de la indisposición de V. S. y
que tanto mis sentimientos de cordial amistad hacia V. S. como el interés
que en la salud de V. S. tiene este despacho, me mueven a desear a V. S. la
mas robusta; y a rogarle que acepte las protestas de perfecto respeto y alta
estima con que me repito de V. S.
Obediente humilde servidor
Joseph Rafael Revenga
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 85.
Nº 37
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la
República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel
Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de la República de Colombia en los Estados Unidos Mejicanos.
Manifiesta la importancia de la independencia de Cuba y Puerto
Rico y de que se declare al mundo por primera vez en el Congreso
de Panamá. Bogotá, 27 de mayo de 1826.
Republica de Colombia
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 27 de mayo de 1826.-16
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de Colombia en los Estados Unidos Mejicanos.
167
Iliana Gómez Tovar
Señor
La vuelta del Teniente Matías Padrón a Cartagena me ha proporcionado
el placer de recibir varias comunicaciones de V. S. de que he dado la debida
cuenta al Vice-Presidente. Me contraeré al presente a responder a la de 22
de mayo que principalmente se refiere a la oposición que ha encontrado el
proyecto sobre cesación de hostilidades; asi como á las de 27 del mismo
mes sobre la conveniencia de establecer un correo de Panamá a Veracruz; y
a los auxilios que generosamente se presentaron ahí a la Goleta Manrique,
y a la del 30 de dicho mes en que V. S. avisa recibo de un libramiento del
Señor Forrens, y comunica algunas noticias de Cuba.
Ha ido en estremo sensible al Vicepresidente la noticia de que a pesar
de las explicaciones de V. S. no se vea ahí el proyecto de la tregua, bajo el
mismo aspecto que se ha visto aquí. No desconfía sin embargo S. E. de
que instruido el Presidente de esos Estados de las razones que al intento
ha tenido mi Gobierno y de la cordura con que ha procurado proceder en
este negocio, se convenza de que importa infinitamente a la América que
aun en este proyecto caracterice a Mejico y Colombia la perfecta unión en
cuya conservación pone esta todo su estudio.
Desde 1823 se han estado haciendo indicaciones por parte de algunos
Ingleses de nota sobre la mayor facilidad que presentará el armisticio; y
en estas indicaciones veía mi Gobierno la facilidad de concluirlo, y que
nos condujese desde luego á la paz, si hubiese continuado el Gobierno
constitucional en España, y en todos tiempos veía en ello la opinión de
personajes Europeos de mucho respeto, quizas de los Gobiernos y fuese o
no de unos y de otros una opinión apoyada en la misma historia Española,
y en el falso orgullo, y estrema debilidad del presente gobierno Peninsular.
Y juzgo entonces y cree ahora mi gobierno que es conveniente adoptarla
porque la América tiene necesidad de oponer demostraciones de miras
pacíficas, y de notable moderación, a las miras desorganizadoras y a la
ambición que desde que se publicó la intención de convocar la Asamblea
del Istmo, y de que todos se persuadieron de la importancia de ella, se le
acusaba en Europa y se le acusa todavía.
168
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Propuso el armisticio cuando ya sabía que la España había resistido á
las instancias que con bastante empeño le habían hecho a favor de la paz la
Gran Bretaña, la Francia y los Estados Unidos y aun cuando a las instancias
se añadió la promesa de garantirle la posesión de Cuba y Puerto Rico.
Propusolo sabiendo ya igualmente que los Estados Unidos exitaban
a todos los aliados de la España a que de consumo la instasen por la
reconciliación si quería conservar aquellas Islas. Y al proponerlo lo hizo
a la verdad sin esperanzas de que se realizasen porque o se habría hecho
innecesario, si la España había asentido a la paz o encontraría con igual
resistencia para evitar el desaire que de ello deducirían los mismos amigos
de la España a cuyas instancias había resistido.
Inserta, pues, Colombia de conseguir un Convenio de gran importancia
para todos, aunque ninguno lo era mas que para la España ha acometido la
empresa con la esperanza de que ella al menos probará a todas las naciones
que nuestros nuevos Estados están contentos con la Independencia que
han conseguido, y que obtenida esta, y en la actitud de hacer refluir sobre
el enemigo los males que nos ha hecho preferimos la gloria de deponer
en estas circunstancias las armas. Debilitará ella al mismo tiempo dentro y
fuera de España la fuerza moral del enemigo: la debilitará principalmente
en las Antillas que le quedan y convencerá a los Estados Unidos de
América, de que ni el espíritu de conquista, ni frialdad ninguna hacia ellos
nos ha impedido a denegarnos a suspender nuestras operaciones a favor
de la emancipación de aquellas Islas.
No detuvo a Colombia el temor de que se atribuyese el intento a propia
debilidad. Oponianse a esto las pruebas que de su (ilegible) ha dado la
América, la existencia y falta de empleo de sus ejércitos, y la unión que
cada día se procura cimentar mas entre todos los Estados. Solo se pensó
que la España pudiera interpretar de este modo la proposición, y semejante
interpretación solo causaba pesar en cuanto aumentaría la terquedad del
enemigo. Tampoco la detuvo la infracción de los pactos que ahora ha
creido el Presidente de esos Estados que envuelven la proposición porque
sobre ser libre a todos y a todos convenir el mismo tratado y sobre suponer
la condición de que no se aumentarían las fuerzas de las Antillas ni de las
Marianas durante el armisticio que tampoco se invadiría a los Estados vecinos,
169
Iliana Gómez Tovar
quedaban en toda su fuerza aquellos pactos, aun cuando no se acceda a la
tregua, por la misma razón que está obligado un aliado a prestar a otro los
auxilios antes estipulados para en caso de guerra, sin que por ello pierda
el primero su condición neutral. Y no la detuvo por último el no saber de
un modo positivo la opinión de ese Gobierno porque sobre no alterar en
nada el proyecto, los pactos y obligaciones que acía el tiene el de Colombia,
suponiendo en aquel los mismos datos para juzgar, ha debido contar y en
efecto ha contado y cuenta con su consentimiento y acción simultánea. La
identidad de principios y de intereses y la unanimidad con que al mismo
tiempo han pensado uno y otro Gobierno sobre la emancipación de las
antillas Españolas y arreglo de los negocios eclesiásticos, ha convencido a
Colombia de que si alguna vez ha sido real la simpatía entre dos Gobiernos,
existe entre el de esta República y el de esa, y si es ilusión, no desea el mío
que nunca se desconozca.
Nada añadirá sobre las conclusiones que el Presidente de esos Estados
ha desviado de las circunstancias de aparecer nosotros como demandantes,
porque aunque en realidad no ha habido proposición ninguna formal
directa al efecto, nosotros no hemos hecho mas que acomodarnos al deseo
de amigos que deseamos conservar. Asi es que en la comunicación de 19
de enero de que entonces envié copia a V. S. se supone que habia alguno
induciendo a que adoptasemos esta medida; así es que no se adoptó sino
para en caso de que no hubiese esperanzas de paz; y aun hablando a V. S.
de ello me sirvo de la espreción de que se exite a la España.
Nada puedo tampoco añadir sobre la falta de disposición que tenga ese
pueblo, á medidas de esta especie, pero se le cree racional, y si la de que
se trata hubiera de suceder, como no tendría lugar sino en época todavía
y bajo ciertos aspectos distante, no se presume que ese pueblo la recibiese
sino como favorable a su propia gloria y tranquilidad y a la de sus vecinos.
¡dejaría de serlo en sumo grado, si para entonces no quedasen ya vasallos
a la España en todo en el Golfo? V. S. bien sabe que no ha dependido de
Colombia el que esto no este ya realizado.
Mas el Vicepresidente está enteramente de acuerdo con el Presidente
de estos Estados en que la primera vez en que esto se declare al mundo,
170
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
sea con la solemnidad y valor que le dará el que sea la Asamblea de Istmo
quien lo haga. Desea sin embargo S. E. que V. S. encarezca a ese Gobierno
los diversos aspectos y los diversos fines que el de Colombia se ha
propuesto en esta empresa, para que se anticipen por su parte a sus
agentes en países extranjeros las instrucciones de que hablé a V. S. en mi
comunicación de 19 de enero último. No perjudicará en nada esta anticipación
y nos recomendará a los ojos de los Gobiernos extraños.
Casi no podría estenderseme a mas en esta comunicación, si lo que
tuviese que añadir no se contragese a que responderé á V. S. sobre el
establecimiento de correos, luego que como ha dispuesto el Vicepresidente
se vea la materia en Consejo de Gobierno; a que cree el Gobierno que
las noticias que haya remitido a V. S. nuestro Agente en Jamaica, hayan
esplicado las que V. S me da sobre movimiento de fuerzas en Cuba, ya que
mi Gobierno ha recibido con el aprecio debido la noticia que V. S. da del
modo verdaderamente fraternal con que se proveyó ahí a las necesidades
de la Manrique.
Soy de V. S. con perfecto respeto y sentimientos de distinguida estima.
Muy obediente servidor
Joseph Rafael Revenga
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 87.
171
Iliana Gómez Tovar
Nº 38
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la República
de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel Santamaría, Enviado
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República de Colombia
en los Estados Unidos Mexicanos. Refiere la importancia de invitar
comisionados de Gran Bretaña, Francia y Brasil. Bogotá, 19 de junio
de 1826.
Republica de Colombia
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 19 de junio de 1826.-16
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de Colombia en los Estados Unidos Mejicanos.
Señor
Por las gacetas que se ha tenido noticia de que algunos ahí reprobaban
que en la Asamblea Americana del Istmo se hallase comisionado ninguno
de la Gran Bretaña. No se presume que ese Gobierno haya tenido parte
ninguna en esta reprobación, porque la práctica de las naciones en casos
semejantes, la necesidad de evitar siempre todo motivo de queja y de sospecha,
y aun más la que nosotros tenemos de oponer a nuestros detractores, en
Europa testimonios que ellos nunca se atrevan a recusar, no le habrá dejado
lugar a dudas de la conveniencia y aun de la necesidad de la invitación, ni
tampoco de que tocaba principalmente a Colombia que había promovido
la reunión de la Asamblea asi como sucesivamente tocaba al resto de los
que tendrán parte en ella el manifestar los sanos intentos con que se
convocaba, y convida a las naciones amigas a que la precensiasen por
medio de Comisionados. Pero aunque ese Gobierno no haya tenido parte
en la reprobación, confia el Vicepresidente que V. S. oportunamente habra
manifestar el errado concepto en que se funda. Aun los famosos aliados de
Europa dieron parte a los Estados Unidos de América de su prior congreso,
y ofrecieron franca admición á los diputados de estos, y ¡puede reprobarse
el que por nuestra parte mostremos igual franqueza?
172
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Iguales motivos indujeron a invitar también al de Francia a que enviase
comisionados, ella se denegó á la instancia, pero por motivos que en
nada disminuyen el aprecio en que dijo que la tenía. Los mismos motivos
condujeron también a la invitación que al efecto se hizo al Brasil que ha
prometido enviar sus comisionados. Porque debiendo tratarse entre si las
naciones como miembros de la misma sociedad ha de omitirse de cuanto
profunda a conservar la paz y adquirirnos mayor estimación.
Es enteramente inconexo con el asunto de que he tratado arriba, pero
no he de omitir el recomendar a V. S. como recomiendo de orden del
Vicepresidente, que aunque ese gobierno haya dejado á la desición del
Congreso del Istmo emancipar ó no las antillas españolas se esfuerze V.
S a manifestarle la conveniencia de que siempre conserve hacia ellas una
actitud ostil y amenazadora.
Soy de V. S con perfecto respeto y distinguida estima.
Obediente servidor
Joseph Rafael Revenga
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 92.
Nº 39
Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua entre las Repúblicas
del Perú, Colombia, Centro-América y Estados Unidos de México.
Panamá, 15 de julio de 1826.
En el nombre de Dios Todo Poderoso, Autor i Lejislador del Universo.
Las Repúblicas del Perú, Colombia, Centro-América i Estados-Unidos
mejicanos, deseando consolidar las relaciones íntimas que actualmente
existen, i cimentar de una manera la mas solemne i estable, las que deben
existir en adelante entre todas i cada una de ellas, cual conviene a naciones
173
Iliana Gómez Tovar
de un orijen común que han combatido simultáneamente por asegurarse los
bienes de la libertad e independencia, en cuya posesión se hallan hoi felizmente,
i están firmemente determinadas a continuar, contando para ello con los
auxilios de la Divina Providencia que tan visiblemente ha protejido la
justicia de su causa, han Convenido en nombrar i constituir debidamente
Ministros Plenipotenciarios que reunidos i congregados en la presente
asamblea acuerden los medios de hacer practica y duradera tan saludable obra.
Con este motivo las dichas potencias han conferido los plenos poderes
siguientes, a saber:
S. E. el Consejo de Gobierno de la República del Perú a los Excelentísimos
Señores don Manuel Lorenzo de Vidaurre, Presidente de la Corte Suprema
de Justicia de la República i don Manuel Pérez Tudela, fiscal del mismo
Tribunal.
S. E. el Vice Presidente de la Republica de Colombia a los escelentísimos
señores Pedro Gual i Pedro Briceño Méndez, jeneral de Brigada de los
ejércitos de dicha República.
S. E. el Presidente la República de Centro-América a los escelentisimos
señores Antonio Larrazabal i Pedro Molina.
S. E. el Presidente de los Estados-Unidos mejicanos a los escelentísimos
señores don José Mariano Michelena, jeneral de brigada, i don José
Domínguez, Regente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Guanajuato.
Los cuales después de haber canjeado sus plenos poderes respectivos
i hallados en buena i bastante forma, han convenido en los artículos
siguientes:
Art. 1°.- Las Republicas del Perú, Colombia, Centro-America i EstadosUnidos mejicanos, se ligan i confederan mutuamente en paz i guerra, i
contraen para ello un pacto perpetuo de amistad firme e invariable, i de
unión íntima i estrecha en todas i cada una de las partes.
174
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Art. 2°.- El objeto de este pacto perpetuo será sostener en común
defensiva i ofensivamente, si fuese necesario, la Soberanía e Independencia
de todas i cada una de las potencias confederadas de America, contra toda
dominación estranjera; asegurarse desde ahora para siempre los goces de
una paz inalterable, i promover al efecto la mejor armonía i buena intelijencia,
así entre los pueblos, ciudadanos i súbditos respectivamente, como con
las demás potencias con quienes deben mantener o entrar en relaciones
amistosas.
Art. 3°.- Las partes contratantes so obligan i comprometen a defenderse
mutuamente de todo ataque que ponga en peligro su existencia publica, i
a emplear contra los enemigos de la independencia de todas o alguna de
ellas, todo su influjo, recursos i fuerzas marítimas i terrestres, según los
continjentes con que cada una esta obligada, por la convención separada
de esta misma fecha, a concurrir al sostenimiento de la causa común.
Art. 4°.- Los continjentes de tropas con todos sus trenes, trasportes,
víveres i el dinero con que alguna de las potencias confederadas haya de
concurrir a la defensa de otra u otras podrán pasar i repasar libremente el
territorio de cualquiera de ellas que se halle interpuesta entre la potencia
amenazada o invadida, i la que viene en su auxilio; pero el Gobierno a
quien correspondan las tropas i auxilios en marcha lo avisará oportunamente
al de la potencia que se halla en el tránsito para que esta señale el itinerario
de la ruta que haya de seguir dentro de su territorio, debiendo precisamente
ser por las vías mas breves, cómodas i pobladas, i siendo de cuenta del
gobierno a quien pertenecen las tropas, todos los gastos que ellas causen
en víveres, bagajes i forrajes.
Art. 5°.- Los buques armados en guerra i escuadras de cualquier número i
calidad pertenecientes a una o mas de las partes contratantes tendrán libre
entrada i salida en los puertos de todas i cada una de ellas, i serán eficazmente
protejidas contra los ataques de los enemigos comunes, permaneciendo los
puertos todo el tiempo que crea necesario sus comandantes o capitanes, los
cuales con sus oficiales y tripulaciones serán responsables, ante el gobierno
de quien dependen, con sus personas, bienes i propiedades, por cualquiera
falta a las leyes i reglamentos del puerto en que se hallaren; pudiendo las
175
Iliana Gómez Tovar
autoridades focales ordenarles que se mantengan a bordo de sus buques
siempre que haya qua hacer alguna reclamación.
Art. 6°.- Las partes contratantes se obligan, además, prestar cuantos
auxilios estén en su poder a sus bajeles de guerra i mercantes que llegaren
a los puertos de sus pertenencias por causa de avería o por cualquier otro
motivo desgraciado; i en su consecuencia, podrán carenarse, repararse i
hacer víveres, i en los casos de guerra común armarse, aumentar sus
armamentos i tripulaciones hasta ponerse en estado de poder continuar
sus viajes o cruceros; todo a expensas de la potencia o particulares a quienes
correspondan dichos bajeles.
Art. 7°.- A fin de evitar las depredaciones que pueden causar los
corsarios armados por cuenta de los particulares en perjuicio del comercio
nacional o estranjero, se estipula que en todos los casos de una guerra
común, sea estensiva la jurisdicción de los tribunales de presas de todas i
cada una de las potencias aliadas a los corsarios que naveguen bajo
el pabellón de cualquiera de ellas, conforme a las leyes i estatutos del país
a que corresponde el corsario o corsarios, siempre que haga indicios
vehemente de haber cometido escesos contra el comercio de las naciones
amigas o neutras, bien entendido que esta estipulación durará solo hasta
que las partes contratantes convengan de común acuerdo en la abolición
absoluta o condicional del corso.
Art. 8°.- En caso de invasión repentina en los territorios de las
partes contratantes, en cualquiera de ellas podrá obrar hostilmente contra
las invasoras siempre que las circunstancias den lugar a ponerse de acuerdo
con el gobierno a quien corresponda la soberanía de los dichos territorios;
pero la parte que así obrare deberá cumplir i hacer cumplir los estatutos,
ordenanzas i leyes de la potencia invadida, i hacer respetar i obedecer su
gobierno en cuanto lo permitan las circunstancias de la guerra.
Art. 9°.- Se ha convenido i conviene así mismo, en que las tránsfugas
de un territorio a otro, i de un buque de guerra o mercante al territorio o
buque de otro, siendo soldados o marineros desertores de cualquier clase,
sean devueltos inmediatamente, i en cualquier tiempo por los tribunales
o autoridades bajo cuya jurisdicción esté el desertor o desertores; pero a
la entrega debe preceder la reclamación de un oficial de guerra, respecto
176
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
de los desertores militares i la del capitán, maestre, sobrecargo o persona
interesada en el buque, respecto de los mercantes, dando las señales del
individuo o individuos, su nombre i el del cuerpo o buque de que haya o
hayan desertado, pudiendo entre tanto, ser depositados en las prisiones
públicas, hasta que se verifique la entrega en forma.
Art.10°.- Las partes contratantes, para identificar mas sus intereses,
estipulan aquí espresamente que ninguna de ellas podrá hacer la paz con
los enemigos comunes de su independencia, sin incluir en ella a todas las
demás aliadas específicamente; en la intelijencia de que en ningún caso
ni bajo pretesto alguno podrá ninguna de las partes contratantes acceder,
en nombre de las demás, a proposiciones que no tengan por base el
reconocimiento pleno i absoluto de su independencia, ni a demandas de
contribuciones, subsidios o exacciones de cualquier especie de indemnización
u otra causa, reservándose cada una de las dichas partes aceptar, o no, la
paz con sus formalidades acostumbradas.
Art.11°.- Deseando las partes contratantes hacer cada vez mas fuerte e
indisolubles sus vínculos i relaciones fraternales, por medio de conferencias
frecuentes i amistosas, han convenido i convienen en firmar cada dos años,
en tiempo de paz, i cada año durante la presente i demás guerras comunes,
una Asamblea jeneral compuesta de dos Ministros Plenipotenciarios por
carda parte, los cuales serán debidamente autorizarlos con los plenos
poderes necesarios. E1 lugar y tiempo de la reunión, la forma y orden de
sus sesiones se espresan i arreglan en convenio separado de esta misma.
Art.12°.- Las partes contratantes se obligan i comprometen especialmente,
en el caso de que en algunos de los lugares de sus territorios se reúna
la Asamblea Jeneral, a precisar a los Plenipotenciarios que la compongan
todos los auxilios que demandan la hospitalidad i el carácter sagrado e
inviolable de sus personas.
Art. 13°.- Los objetos principales de la Asamblea Jeneral de Ministros
Plenipotenciarios de las potencias confederadas, son:
1°.- Negociar i concluir entre las potencias que representen todos aquellos
tratados, convenciones i demás actos que pongan sus relaciones recíprocas
en un pié mutuamente agradable i satisfactorio.
177
Iliana Gómez Tovar
2°.- Contribuir al mantenimiento de una paz i amistad inalterable entre
las potencias confederadas, sirviéndoles de consejo en los grandes
conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes, de fiel intérprete
de los tratados i convenciones públicas que hayan concluido en la misma
Asamblea cuando sobre su intelijencia ocurra alguna duda, i de conciliador
en sus disputas i diferencias.
3°.- Procurar la conciliación i mediación entre una o mas de las potencias
aliadas, o entre estas con una o mas potencias estrañas a la Confederación,
que estén amenazadas de un rompimiento o empeñadas en guerra por
quejas de injurias, daños graves u otras causas.
Art. 14°.- Ninguna de las potencias contratantes podrá celebrar Tratados
de alianzas o ligas perpetuas o temporales con ninguna potencia estraña a
la presente, sin consultar previamente a las demas aliadas que la componen
o compusieran en adelante i obtener para ello su consentimiento esplicito,
o la negativa para el caso de que habla el artículo siguiente.
Art. 15°.- Cuando alguna de las partes contratantes juzgase conveniente
formar alianzas perpetuas o temporales para especiales objetos i por causas
especiales, la Republica necesitase de hacer éstas alianzas, las procurará
primero con sus hermanas o aliadas; mas si estas por cualquier
causa negaren sus auxilios o no pudieren prestarle los que necesita, quedará
aquella en libertad de buscarlos donde le sea posible encontrarlos.
Art. 16°.- Las partes contratantes se obligan i comprometen solemnemente
a transijir amigablemente entre si todas las diferencias que en el día existan
o puedan existir entre alguna de ellas; i en caso de no terminarse entre las
potencias discordes, se llevará, con preferencia a toda vía de hecho, para
procurar su conciliación al juicio de la Asamblea, cuya decisión no será
obligatoria si dichas potencias no se hubiesen convenido antes esplicitamente
en que lo sea.
Art. 17°.- Sea cuales fueren las causas de injurias, daños graves u otros
motivos quo algunas de las partes contratantes pudiera producir contra
otra u otras, ninguna de ellas podrá declararles la guerra ni ordenar actos
de represalia contra la República que se crea la ofensora, sin llevar
178
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
antes su causa, apoyada en los documentas i comprobantes necesarios con
una esposición circunstanciada del caso a la decisión conciliatora de la
Asamblea Jeneral.
Art. 18°.- En el caso de que una de las potencias confederadas juzgue
conveniente declarar la guerra o romper las hostilidades contra una potencia
estraña a la presente Confederación, deberá antes solicitar los buenos
oficios, interposición i mediación de sus aliados, i estos estarán obligados
a emplearlos del modo mas eficaz posible. Si esta interposición no bastare
para evitar el rompimiento, la Confederación deberá declarar si abraza o
no la causa del Confederado; i aunque no la abrace, no podrá bajo ningún
pretesto o razón ligarse con el enemigo del Confederado.
Art. 19°.- Cualquiera de las potencias contratantes que en contravención
a lo estipulado en los tres artículos anteriores rompiere las hostilidades
contra otra, o que no cumpliere con las decisiones de la Asamblea, en el
caso de haberse sometido previamente a ellas, será escluida de la Confederación,
i no volverá a pertenecer a la liga sin el voto unánime de las partes que la
componen en favor de su readmisión.
Art. 20°.- En el caso de que alguna de las partes contratantes pida a la
Asamblea su dictamen o consejo sobre cualquier asunto o caso grave, deberá
ésta darla con toda la franqueza, interés i buena fe que exije la fraternidad.
Art. 21°.- Las partes contratantes se obligan i comprometen solemnemente
a sostener i defender la integridad de sus territorios respectivos, oponiéndose
eficazmente a los establecimientos que se intenten hacer en ellos sin la
correspondiente autorización i dependencia de los gobiernos a quienes
corresponden en dominio i propiedad; i a emplear, al efecto, en común sus
fuerzas i recursos, si fuese necesario.
Art. 22°.- Las partes contratantes se garantizan mutuamente la integridad
de sus territorios, luego que en virtud de las convenciones particulares que
celebraren entre si, se hayan demarcado i fijado sus límites respectivos,
cuya conservación se pondrá entonces bajo la Protección de la Confederación
Art. 23°¬.- Los ciudadanos de cada una de las partes contratantes gozarán
de los derechos i prerrogativas de ciudadanos de la República en que resida
desde que, maniatando sus deseos de adquirir esta calidad ante las autoridades
179
Iliana Gómez Tovar
competentes, conforme a la lei de cada una de las potencias aliadas, presten
juramento de fidelidad a la Constitución del país que adoptan; como tales
ciudadanos podrán obtener todos los empleos i distinciones a que tienen
derecho los demás ciudadanos, esceptuando siempre aquellos que las leyes
fundamentales reservaren a los naturales, i sujetándose para la opción de
las demás al tiempo de residencia i requisitos que exijan las leyes particulares
de cada potencia.
Art. 24°.- Si un ciudadano o ciudadanos de una Republica aliada prefiriesen
permanecer en el territorio de otra, conservando siempre el carácter de
ciudadano del país de su nacimiento o de su adopción, dicho ciudadano
o ciudadanos gozarán igualmente, en cualquier territorio de las partes
contratantes en que residan, de todas los derechos i prerrogativas de
naturales del país, en cuanto se refiera a la administración de justicia i a la
protección correspondiente en sus personas, bienes i propiedades; i por
consiguiente no les será prohibido bajo pretesto alguno, el ejercicio de su
profesión u ocupación ni el de disponer entre vivos o por ultima voluntad
de sus bienes muebles e inmuebles como mejor le parezca, sujetándose en
todos casos a las cargas i leyes a que lo estuvieren los naturales del territorio
en que se hallasen.
Art. 25°.- Para que las partes contratantes reciban la posible compensación
por los servicios que se presten mutuamente en esta alianza, han convenido
en que sus relaciones se arreglen en la próxima Asamblea, quedando vijentes
entretanto los que actualmente existen entre algunas de ellas, en virtud de
estipulaciones anteriores.
Art. 26°.- Las potencias de la América cuyos plenipotenciarios no
hubiesen concurrido a la declaración i firma del presente Tratado, podría,
no obstante lo estipulado en el artículo catorce, incorporarse en la actual
Confederación dentro de un año después de ratificado el presente Tratado,
i la convención de continjentes concluida en esta fecha, sin exijir modificaciones
o variación alguna; pues en caso de desear i pretender alguna alteración se
sujetará ésta al voto i resolución de esta Asamblea, que no accederá sino en
el caso de que las modificaciones, que se pretendan no alteren lo sustancial
de las bases i objeto de este Tratado.
180
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Art. 27°.- La partes contratantes se obligan i comprometen a cooperar
a la completa abolición y estirpación del tráfico de esclavos de África,
manteniendo sus actuales prohibiciones de semejante tráfico en toda su
fuerza i vigor, i para lograr desde ahora tan saludable obra, convienen
además en declarar como declaran entre si de la manera mas solemne i
positiva a los traficantes de esclavos con sus buques cargados de esclavos
i procedentes de las Costas de África, bajo el pabellón de cualquiera de las
partes contratantes incursas en el crimen de piratería, bajo de las condiciones
que se especificarán después en una convención especial.
Art. 28°.- Las Republicas del Perú, Colombia, Centro-América i EstadosUnidos mejicanos al identificar tan fuerte y poderosamente sus principios e
intereses en paz i en guerra, declaran formalmente que el presente Tratado
de unión, liga i confederación perpetua no interrumpe ni interrumpirá de
modo alguno el ejercicio de la soberanía de cada una de ellas con respecto
a sus relaciones esteriores con las demás potencias estrañas a esta Confederación,
en cuanto no se oponga al tenor de dicho Tratado.
Art. 29°.- Si alguna de las partes variase esencialmente sus formas de
este gobierno quedará por el mismo hecho escluida de la Confederación,
i su gobierno no será reconocido, ni ella readmitida en dicha Confederación
sino por el voto unánime de todas las partes que la constituyen o constituyeren
entonces.
Art. 30°.- El presente Tratado será firme en todas sus parles i efectos
mientras las Potencias Aliadas permanezcan empeñadas en la guerra actual
u otra común, sin poderse variar ninguno de sus artículos i cláusulas sino
de acuerdo de todas las dichas partes en la Asamblea Jeneral, quedando
sujetas de ser obligadas por cualquier medio que las demás juzguen a
propósito de su cumplimiento; pero verificada que sea la paz, deberán
las Potencias Aliadas reveer en la misma Asamblea este Tratado i hacer en él las
reformas i modificaciones que las circunstancias pidan, i estimen como necesarias.
Art. 31°.- El presente tratado de unión, liga i confederación perpetua
será ratificado i las ratificaciones serán canjeadas en la Villa de Tacubaya,
una legua distante de la ciudad de Méjico, dentro del término de ocho
meses contados desde esta fecha, o antes si fuese posible.
181
Iliana Gómez Tovar
En fe de lo cual los Ministros Plenipotenciarios de las Republicas del
Perú, Colombia, Centro-América i los Estados Unidos mejicanos han
firmado i sellado las presentes con sus sellos respectivos, a quince días del
mes de julio del año del Señor de mil ochocientos veinte i seis.
Manuel L. de Vidauree, -Manuel Pérez de Tudela. –Pedro Gual.- Pedro Briceño
Méndez.- Antonio Larrazabal.- José M. de Michelena.-Pedro Molina.-José Domínguez.Artículo adicional.-Por cuanto las partes contratantes desean ardientemente
vivir en paz con todas las naciones del Universo, evitando todo motivo de
disgusto que pueda dimanar del ejercicio de sus derechos lejítimos, en paz
i en guerra, han convenido i convienen igualmente en que luego, que se
obtenga la ratificación del presente tratado, procederán a fijar de común
acuerdo todos aquellos puntos, reglas i principios, que han de dirijir su
conducta en uno i otro caso, a cuyo efecto invitarán de nuevo a las Potencias
neutras i amigas para que si lo creyeren conveniente, tomen una parte activa
en semejante negociación, i concurran par medio de sus Plenipotenciarios
a ajustar, concluir i firmar al tratado o tratados que se hagan con tan
importante objeto.
El presente artículo adicional tendrá la misma fuerza como si se hubiese
insertado palabra por palabra en el tratado firmado hoi, será ratificado i las
ratificaciones serán canjeadas dentro del mismo término.
En fin de lo cual los respectivos Ministros Plenipotenciarios la han
firmado i puesto sus sellos respectivos en esta ciudad de Panamá, a quince
días del mes de julio del año del Señor de mil ochocientos veinte i seis.
Manuel L. de Vidauree, -Manuel Pérez de Tudela. –Pedro Gual.- Pedro Briceño
Méndez.- Antonio Larrazabal.- José M. de Michelena.-Pedro Molina.-José Domínguez.-
__________
Colección de Ensayos i Documentos relativos a la Unión y Confederación de los Pueblos Hispanoamericanos.
Santiago de Chile, 1862.
182
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 40
Circular del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la
República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel
Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de la República de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos.
Solicita que se informe al Gobierno de México sobre la instalación
de la Gran Asamblea del Istmo. Bogotá, 9 de agosto de 1826.
Republica de Colombia
Circular
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 9 de agosto de 1826.-16
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de Colombia en los Estados Unidos Mejicanos.
Señor.
Me es en estremo grato poner en noticia de V. S. la feliz instalación de
la Gran Asamblea Americana, el 22 de junio último. Aunque nada se habia
omitido porque ella se compusiese de los Plenipotenciarios de todos los
Estados Americanos, solo se instaló con los de Colombia, el Perú, Centro
América y Estados Unidos Mejicanos. La necesidad de que concurriese al
nombramiento de los de Chile la Legislatura de aquel Estado que no estaba
todavía reunida impidió que se hallase en la instalación. Tampoco habían
llegado los de los Estados Unidos de América de los cuales el uno está
por desgracia gravemente enfermo en Cartagenas y se presume al otro en
camino. Se ignora lo que haya retardado a los de las Provincias Unidas de
la Plata, y al imperio del Brasil, pero se encontraron también alli al tiempo
de la instalación el Señor Dawkins, comisionado de S. M. B. y el señor
Verveer a quien puede atribuirse igual comisión de parte de S. M. el rey de
los Países Bajos.
183
Iliana Gómez Tovar
Instalada la Asamblea la suerte decidió del órden en que hubiesen de
mencionarse los Estados Confederados, y de común acuerdo se determinó
que alternasen los Representantes de cada uno en la Presidencia, ó
dirección de las discusiones. Condujéronse estas con la buena armonía, y
perfecta concordia que debía imperar el grandioso e importante objeto á
que se dirigian; y este común deseo del bien y las Conferencias y trabajos
preparatorios que habían precedido, hicieron capaces a los Plenipotenciarios
de firmar, como firmaron el 15 de julio proximo pasado. 1° Un tratado de
unión, liga y Confederación perpetua entre los Cuatro Estados que estaban
representados, y en la cual pueden incorporar, dentro de un año las demás
Potencias de América. 2° Un convenio separado sobre la renovación de
la Gran Asamblea, todos los años en tiempo de guerra comun, y en cada
bienio durante la paz. 3° Una Convención que fija el Contingente con que
debe contribuir cada Confederado para la defensa común. 4° Un concierto
sobre el empleo y dirección de aquellos Contingentes, y 5° Diversas declaraciones
sobre quedar refundidos en estos Tratados, con ciertas reservas, los que
Colombia había concluido antes con los Estados Unidos Mejicanos, Centro
América y Perú. Necesitan ellos todavía de la competente ratificación, por
parte del gobierno de cada Estado, pero esto no me impidirá detallar á V. S.
más adelante los principales puntos de cada estipulación, no es esto posible
al presente pues acaba de llegar ellos el Señor General Briceño.
Aunque tan adelantados estaban ya los trabajos de la Gran Asamblea,
los perdidos que había ocasionado a cada uno de los Plenipotenciarios el
clima de Panamá tan inclemente en la presente estación, movieron á estos
a resolver la traslación del Congreso á la Villa de Tacubaya, en las inmediaciones
de Méjico, para donde se disponían á partir. Seguiálos el Caballero Verveer,
más ellos habrán tenido la pena de que se le separase de ellos el Señor
Dawkins, que tanto título tenía á su distinguida estimación, y que se restituya
á Londres porque fue su familia la que mas se disminuyó en Panamá.
Al dar a V. S. esta ligera noticia de la instalación y primeras tareas de la
Gran Asamblea Americana, dispone el Vicepresidente que V. S. las ponga
en noticia de ese Gobierno y que igualmente participe V. S. la traslación de
dicha Asamblea á Tacubaya.
184
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Soy de V. S. con perfecto respeto, y sentimientos de distinguida consideración.
Muy Obediente servidor
Joseph Rafael Revenga
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 99.
Nº 41
Circular del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la
República de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel
Santamaría, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de la República de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos.
Refiere la necesidad de informar a la Asamblea del Istmo sobre
los espías que España ha enviado a América. Bogotá, 17 de
agosto de 1826.
Republica de Colombia
Circular
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 17 de agosto de 1826.-16
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de Colombia en los Estados Unidos Mejicanos.
Señor.
Por desacertada que parezca el proyecto de expedición Catalana á que
se refiere la adjunta copia de comunicación del agente confidencial de
Colombia en Madrid me ordena el Vicepresidente comunicarlo a V. S. para
que oportunamente lo ponga V. S. en noticia de este Gobierno y de la
185
Iliana Gómez Tovar
Legación de Colombia en la Asamblea General de los Plenipotenciarios
americanos. El por lo menos pone de manifiesto la continuada tenacidad
del rey de España y confirma lo que por este y otros conductos ha sabido
el Gobierno sobre la nube de espías que se han enviado a nuestro continente,
sobre los extraordinarios esfuerzos que se hacen por aumentar las fuerzas
de Cuba y sobre el añejo proyecto de establecer imperios en Mejico y
Lima, que ahora ha revivido el partido que en España se titula moderado.
Soy de V. S. con perfecto respeto y sentimientos de distinguida estima.
Muy Obediente Servidor.
Joseph Rafael Revenga
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 100.
Nº 42
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de la República
de Colombia, José Rafael Revenga, al señor Miguel Santamaría,
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la República
de Colombia en los Estados Unidos Mexicanos. Informa sobre los
costos de la Legación de Colombia en la Asamblea General de
Plenipotenciarios. Bogotá, 19 de agosto de 1826.
Republica de Colombia
Secretaría de Estado en el Despacho de
Relaciones Esteriores,
Bogotá 19 de agosto de 1826.-16
Al Honorable Miguel Santamaría, Enviado Estraodinario y Ministro
Plenipotenciario de Colombia en los Estados Unidos Mejicanos.
186
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Señor.
Creyendo el gobierno existente en poder de V. S. los ocho mil cuatrocientos
noventa y cinco pesos, tres y medio reales que á virtud de mi comunicación
de 29 de abril último habrá V. S. cobrado, y habiendose trasladado á Tacubaya
la Asamblea General de Plenipotenciarios americanos, ha dispuesto el Vice
Presidente que de aquella suma tenga V. S. á disposición de la Legación de
Colombia en dicha Asamblea lo que ella necesite.
Al disponer tan indefinidamente de dichas sumas, se ha tenido presente
que la Legación que está al cargo de V. S. ha quedado pagada hasta el 22 de
diciembre último para los gastos posteriores que se han enviado libramiento
por cinco mil quinientos pesos, y que han de repetirse estos libramientos a
medida que necesite de fondos la Legación de Méjico en esta ciudad. Más
no quiere por esto el Vicepresidente que V. S. estime aquella suma como
del todo exenta de suplir a las urgencias de esa Legación en cuanto
eventualmente se haga necesaria.
Soy de V. S. con perfecto respeto y distinguida consideración
Joseph Rafael Revenga
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 15. Exp. Nº 101.
187
Iliana Gómez Tovar
Nº 43
Nota del señor Antonio Morales, miembro de la Legación de
Colombia cerca del Gobierno de la República Federal de Centro
América, al señor Miguel Santamaría, Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario de Colombia cerca del Gobierno de los
Estados Unidos Mexicanos. Solicita información sobre la coalición
de las dos escuadras de Colombia y México para invadir a la Española.
Guatemala, 18 septiembre de 1826.
Republica de Colombia
Guatemala septiembre 18 de 1826- 16
Legación cerca del Gobierno de
La República Federal de Centro America.
Al Honorable Señor Miguel Santamaría, enviado extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de Colombia cerca del Gobierno de los Estados Unidos
Mejicanos.
Señor.
Con fecha 2 de junio último oficié a V. S. anunciandole mi destino en
Centro America , mi llegada a esta capital y mis deseos consiguientes con
mi deber de hallarme instruido por V. S. de cuanto diga relacion a la causa
de la America, en las circunstancias actuales que pudiendo llegar a noticia de
V. S. se sirviese comunicarme, a correo seguido duplique a V. S. la misma
comunicación, pero no habiendo tenido contestación alguna de V. S. repito
aquella, y añado mi suplica de que se sirva V. S. instruirme del estado en
que actualmente se halla por parte de ese Gobierno la coalición de las dos
escuadras de Colombia y Mejico para invadir a la Española. Este punto que
por su naturaleza exige la mayor reserva, me es bajo el mismo aspecto muy
importante saber su Estado para activar ante este Gobierno negociaciones
relativas al propio objeto sobre cuyos particulares mi Gobierno ha
instruido a V. S.
188
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Ruego a V. S. que si es posible a Correo seguido se sirva comunicarme
el estado actual de este negocio, y me repito de V. S. con la mas alta
consideración y respeto,
Muy humilde Servidor
Antonio Morales
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 16. Exp. Nº 5.
Nº 44
Comunicación del Capitán José Cayetano Barros, quien informa
que fue despojado por una banda de ladrones de sus pertenencias
y de una correspondencia del señor Ministro Plenipotenciario de
Colombia Miguel Santamaría. Cuernavaca, 2 febrero de 1828.
República de Colombia
Cuernavaca febrero 2 de 1828
A los Honorables Ministros de la República Ciudadanos Pedro Gual y
Miguel Santamaría
Señores Ministros
Ayer como a las 2 de la tarde y en el punto de Sacapesco, distante seis
leguas de esta Villa fui atacado por una partida de Ladrones compuesta de
14 individuos bien montados harmados y munición me tiraron un tiro,
abanguardia antes de haberlos des cubiertos al mismo instante traté de
defenderme con 5 que me acompañaban dando la voz de a las armas y
disparando sobre ellos un tiro de pistola cargada con munición, al instante
se dispersaron en guerrila (y no dispersaron) tomando todos nuestro equipajes
y apricionando a los que estaban con migo introduciendolos con un bosque
retirado del camino hiriendo alguno de ellos y aberlos amarrados de pies y
manos dejandolos en esta disposición asta después de haber robado cuanto
teniamos, a beneficio de la noche pudieron estos individuos de satarce
189
Iliana Gómez Tovar
con los dientes unos con otros y salvar del raigo en que se allaban. Yo
tube la suete de no haber caido en manos de ellos pues a pesar de que me
persiguieron tube bastante viveza para aperme de la mula en que huhia
y entretenerlos en el registro de mi (ilegible); después de haber corrido
mucho bine a dar a un pueblo de Yndios llamado Guichilaque en donde
me presente al Comandante Militar a quien hice salir con una partida de
12 hombres armados. Los encvontró en el monte y fueron rechazados por
los ladrones.
Todo lo e perdido y solo e salvado la correspondencia entera del Señor
Santamaria y todo lo demas es dificultoso encontrar.
A las 8 de la noche llegue a esta Villa y en el momento me presente a la
autoridad competente imponiendolos de todo, hi oy dia de esta fecha an
echo salir una partida de caballos veterana del 7.
Todo lo cual pongo en conocimiento de V. S. S. para su inteligencia.
Dios guarde a V. S. S.
El Capitán
José Cayetano Barros
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol.16. Exp. Nº 1.
190
En Búsqueda de la Integración Hispanoamericana, la Gran Asamblea de Panamá, 1826.
Nº 45
Nota del Ministro encargado de Relaciones Exteriores de los Estados
Unidos Mexicanos, Juan José Espinosa de los Monteros, al señor
Miguel Santamaría, Plenipotenciario de la República de Colombia.
Comunica que está informado del robo de la correspondencia de la
Legación de Colombia y que dictó órdenes para la aprehensión de
los malhechores y restitución de lo robado. México, 5 de febrero
de 1828.
Al honorable Miguel Santa Maria Ministro Plenipotenciario de Colombia
cerca de esta Republica.
Palacio. Mejico 5 de febrero de 1828
Ynmediatamente que se recibió la nota de V.S de ayer en que participa
el desagradable suceso del robo hecho al oficial Don Cayetano Barros que
llevaba en comisión la correspondencia de la Legación de Colombia cerca
de la Asamblea General Americana se han dictado las ordenes correspondientes
para la aprensión de los malhechores y restitución de lo robado, con
especialidad la correspondencia.
De orden de Excelentisimo Señor Presidente tengo el honor de decirlo
a V. S. en conturbación, aprovechando esta oportunidad para reiterarle las
protestas de mi consideración muy distinguida.
Juan José Espinosa de los Monteros
_________
AHMPPRE. Archivo Antiguo, México. Vol. 16. Exp. Nº 3.
191
3.- Nota Circular de Invitación para el Congreso Americano de 1847, enviada por el
Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José Gregorio Paz Soldán, a los Ministros de
Relaciones Exteriores de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Venezuela, Bolivia,
Estados Unidos, Centro América, México y Brasil. Lima, 9 de noviembre de 1846.
Archivo Histórico del MPPRE.
4.- Litografía que representa la entrada triunfal del General Scott a la ciudad de México con sus tropas ubicadas en la
Plaza Mayor ó Zócalo. Forma parte de 12 litografías realizadas por el pintor alemán Carl Nebel, para ilustrar el libro La
Guerra entre los Estados Unidos y México, del corresponsal en esa guerra, Georges Wilkins Kendall. Actualmente son
parte de una colección especial de la Biblioteca de la Universidad de Texas.
CONGRESO AMERICANO DE LIMA, 1847-1848
Dolores Damarys Cordero
El ideal de unidad latinoamericana ya formaba parte del proyecto libertador
de muchos de los grandes hombres que lucharon en la gesta independentista.
Francisco de Miranda pensaba en una gran nación formada por las liberadas
colonias de España, la cual llevaría el nombre de Colombeia. Más adelante
el Libertador Simón Bolívar, recoge estas ideas y las plantea al mundo en
su famosa Carta de Jamaica, llamando a la reunión de un Congreso de las
repúblicas hispanoamericanas en el Istmo de Panamá. De hecho, con
la creación de la Gran Colombia, formada por Venezuela, Colombia y
Ecuador, Bolívar dio el primer paso en este sentido, al cual le siguieron los
tratados bilaterales de unión, liga y confederación firmados por la Gran
Colombia con los gobiernos de las entonces Repúblicas del Perú,
Chile, México y Centroamérica1. En todos estos acuerdos se contemplaba
el compromiso de los Estados firmantes, de propiciar la formación de una
gran Asamblea Americana que reuniría a todas las antiguas colonias españolas,
en una gran confederación de naciones independientes.
Se construyó así, progresivamente, una red de compromisos bilaterales
con todas las antiguas colonias españolas, que sirvió para estructurar el
tejido político que permitiría al Libertador convocar en 1826 a la reunión
del Congreso de Panamá. Pretendía culminar así, el gran proyecto de
lograr la integración de todas estas repúblicas en un sólido bloque, que les
permitiera presentarse al mundo con la fortaleza y el respeto que la unión
les otorgaría. Por razones que no vamos a profundizar aquí, lamentablemente
el Congreso no logró los objetivos planteados, ya que el sólo hecho de que
fuese convocado por la Gran Colombia, generó recelos entre los otros
1 Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno de Venezuela a la Legislatura de 1840, pp. 5-7.
195
Dolores Damarys Cordero
países convocados. Esto, aunado a otros múltiples factores, convirtió en
fracaso al que fuera el más ambicioso y visionario proyecto del Libertador.2
En los años posteriores y con la fragmentación de las primeras repúblicas,
se impuso en la mayoría de los gobiernos de nuestros países, un pensamiento
conservador y contrario al bolivarianismo, que no veía ninguna ventaja
en propiciar la integración latinoamericana3. Sin embargo, la idea siempre
estuvo presente en las mentes más lúcidas de la época, ya que resultaba
lógico y necesario que, frente a las amenazas provenientes tanto de Europa
como del expansionismo estadounidense, los países de Hispanoamérica,
a quienes los unía una historia común, así como afinidades culturales,
religiosas y lingüisticas, se uniesen en una gran Confederación que les
permitiera la defensa común de sus intereses.
Le correspondió a México, a través de su Canciller, Lucas Alamán, continuar
los esfuerzos bolivarianos de lograr la unidad hispanomericana
“...Fue en este tenor que Lucas Alamán recogía la herencia de
Bolívar y al llegar nuevamente al Ministerio del Exterior, en 1831,
determinó darle nueva vida a la idea anfictiónica, haciendo de la
unión hispanoamericana el asunto preferente de la política exterior
mexicana. Es así como, a partir de esta fecha y por doce años, México
auspició un gran proyecto de unidad que debemos considerar
eslabón indispensable para comprender la celebración del primer
Congreso en Lima en 1847.”4
En efecto, en 1831, Alamán, siendo Secretario de Relaciones Exteriores e
Interiores de México, envió una nota circular a los gobiernos de las nuevas
repúblicas americanas5, invitándolos a concurrir a la reunión de la Asamblea
Americana, en el lugar que la mayoría determinase. Fundamentaba su
convocatoria en el interés general de estas repúblicas que, amenazadas por
2 Indalecio Liévano Aguirre, Bolivarismo y Monroísmo, p. 114.
3 Luis Suárez y Tania García Lorenzo, Las Relaciones Interamericanas: Continuidades y Cambios, p. 45,
en http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/campus/salazar/lec2.pdf 4 Guadalupe Vautravers Tosca, Las Relaciones Internacionales entre México y Venezuela. Encuentros y
Desencuentros, p. 748, en http://www.bibliojuridica.org/estrev/pdf/derint/cont/8/cmt/cmt22.pdf
5 Ver nota adjunta al documento Nº 2.
196
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
los mismos peligros y unidas por los lazos “de la naturaleza, de la costumbre,
de la identidad de origen, religión y hábitos sociales”6, debían mantener
entre sí relaciones de hermandad, muy diferentes a las que se establecieran
con las demás potencias extranjeras. Inmediatamente envía a los señores
Manuel Díez de Bonilla y Juan de Dios Cañedo con destino a Centro y
Surámerica, encargándoles de obtener el apoyo necesario a la realización
del plan y con instrucciones reservadas de “que no debía perderse de vista
que el ‘objeto de mayor interés’ era justamente ‘el evitar la concurrencia
de los Estados Unidos de América a esta reunión’. Tratábase pues, como
se ve con toda evidencia, de un plan estrictamente hispanoamericano”7.
Desafortunadamente, la salida de Alamán del Ministerio, aunada a la
inestabilidad política reinante en el continente a raíz de las divisiones
centroamericanas y la disolución de la Gran Colombia, perjudicaron el
feliz desarrollo de esta iniciativa.
Posteriormente, Juan de Dios Cañedo desde Lima, el 18 de diciembre
de 1838, dirige una nota circular a los Estados que dependieron de España8,
informando que el Gobierno protectoral de la Confederación Perú-Boliviana,
accedió a concurrir a la reunión de la Asamblea Americana y además invitó
de nuevo a las demás repúblicas a sumarse a este proyecto. Expresaba sus
esperanzas de que al cabo de siete años de gestiones diplomáticas, hasta
esos momentos frustrados por la discordia que imperaba en las nacientes
repúblicas, llegase al fin la época del juicio, la paz, la circunspección y la
verdadera libertad. Cañedo solicitaba, en esa oportunidad, que las
comunicaciones en respuesta a su nota, fuesen remitidas a México, hacia
donde estaba próximo a partir, con copia al Cónsul de la Nueva Granada
en Lima, quien se las haría llegar a la brevedad posible. Más tarde, en abril de 1839, el Presidente Anastasio Bustamante designó a
Juan de Dios Cañedo como Ministro de Relaciones Exteriores de México,
quien con base en un dictámen de la Cámara de Diputados, que consideraba
sumamente útil el proyecto de reunión de la Asamblea Americana, se apresuró
6 Ver nota adjunta al documento Nº 2.
7 Antonio Gómez Robledo, “Frustración Hispanoamericana”, en Secretaria de Relaciones Exteriores,
Política Exterior de México, 175 Años de Historia, Tomo II, 1985. p. 186.
8 Ver documento Nº 1.
197
Dolores Damarys Cordero
a dirigir una nueva circular a las repúblicas hispanoamericanas9. En esta
nota, remitida a los Ministros de Relaciones Exteriores, les recuerda su
circular del 18 de diciembre de 1838 y aprovecha para reiterar el interés del
Gobierno de México en la concreción del proyecto e insistió en obtener el
consentimiento para que la sede fuese Tacubaya. Se despidió y reiteró que
como Ministro continuaría en defensa de las mismas ideas que guiaron durante
siete años su desempeño como plenipotenciario ante los gobiernos de la
América del Sur.
Las respuestas a las dos circulares de Cañedo llegaron poco a poco.
Nueva Granada se muestra acorde con la idea del congreso de las repúblicas
americanas y convino en mandar sus plenipotenciarios, ya sea como
anfitrión o en cualquier otro punto de la América. Ecuador, con fecha 29
de octubre de 1839, se apoya en el artículo 35 del tratado celebrado con
México para manifestar que “se considera obligado a concurrir como
interesado en el pacto de tal confederación”10 y aunque ofreció la ciudad
de Guayaquil como sede, acordó mandar sus representantes a donde la
mayoría lo crea conveniente. Chile responde con fecha 9 de abril de 1840,
en donde expresa su adhesión al proyecto, asegurando que su gobierno
“propenderá con el mayor celo al establecimiento de un orden de cosas,
que estrechando la unión de las nuevas repúblicas, dé eficaces garantías a
su dignidad, integridad e independencia”11, propuso como sede a la ciudad
de Lima. El Gobierno boliviano convino en mandar su plenipotenciario al
punto que fije la mayoría.
En virtud de la falta de respuesta del Gobierno venezolano, Cañedo
dirigió una nueva comunicación al Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, con fecha 2 de abril de 184012, en la que reiteró la invitación
e informa de la reacción positiva manifestada por algunas repúblicas del
continente a favor del proyecto, aún cuando no coincidan sobre el lugar
más conveniente para efectuar la reunión. Solicitó al Gobierno venezolano
9 Ver documento Nº 6.
10 Francisco Cuevas Cancino, prólogo a la obra “El Pacto de Familia, Historia de un episodio de la
diplomacia mexicana en pro de la victoria”, en Secretaría de Relaciones Exteriores, Política Exterior de
México, 175 Años de Historia, tomo II, pp. 247-249.
11 Idem.
12 Ver documento Nº 7.
198
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
que, por su ubicación geográfica cercana al resto de los países suramericanos,
logre un acuerdo con éstos sobre la localidad más indicada para realizar la
Asamblea y responda a México en términos precisos al respecto. Reiteró
que su gobierno enviaría a sus delegados al sitio escogido por la mayoría
de las repúblicas.
El 16 de febrero de 1841, el Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, Guillermo Smith, a instancias del Ejecutivo, remitió al Consejo
de Gobierno, las comunicaciones del Gobierno mexicano invitando a la
reunión de la Asamblea Americana, solicitandole que se pronuncie al respecto13.
El Consejo de Gobierno emitió un dictámen el dia 22 de abril de 184114
en el que evaluó las propuestas mexicanas y emitió diversos argumentos
en contra del proyecto de la Asamblea Americana, dictaminando que el
Gobierno venezolano debía abstenerse de participar en él. El 7 de mayo de
1841, con base en ese mismo dictámen, el Ministro de Relaciones Exteriores
dirije una extensa nota de respuesta al Gobierno mexicano15, lamentando
no poder sumarse al proyecto.
Es importante realizar una evaluación detallada de las razones en contra
de la reunión de la Asamblea Americana, manifestadas por el Consejo de
Gobierno en su pronunciamiento, ya que contienen las bases fundamentales
de la política exterior venezolana diseñada y mantenida durante el gobierno
conservador liderado por José Antonio Páez. Todos los posteriores intentos
de países hermanos por convocar un congreso que permitiese consolidar
la unidad latinoamericana, recibirán la misma respuesta por parte del
Gobierno venezolano. Sólo con la consolidación en el poder de los liberales,
ya entrada la década de 1850, la posición venezolana al respecto cambiará
totalmente para asumir nuevamente el liderazgo en los procesos de
integración continental.
13 Ver documento Nº 9.
14 Ver documento Nº 10.
15 Ver documento Nº 11.
199
Dolores Damarys Cordero
Argumentos del Gobierno venezolano para no participar en el
proyecto de Asamblea Americana convocado por México.
Entre otras razones, tenemos en primer lugar que en su dictámen, el
Consejo de Gobierno de Venezuela luego de recordar que México no
ratificó los acuerdos alcanzados en Panamá, pasa a desacalificarlos
considerándolos un gran delirio, una utopía y una unión unútil cuyos
resultados no llegaron a concretarse. Incluso cita una carta de Simón Bolívar
a Páez, en la que calificó al Congreso de Panamá como ineficaz16. Afirmó
el Consejo, que las repúblicas hispanoamericanas lograron liberarse por
sí solas sin el auxilio de las otras, salvo el caso de Perú y que habiendo las
potencias europeas, reconocido la independencia de las ex colonias españolas,
éstas no tenían nada que temer en ese sentido. Que la situación de guerra
civil en España no le puede permitir siquiera pensar en una reconquista,
por lo que “no existe pues la principal causa que movió a la convocatoria i
establecimiento de la confederación americana”17.
Enumeró las razones que no permitieron una alianza defensiva entre
nuestros países, ya que a su criterio no existe una comunidad de intereses,
sino más bien rivalidades y enemistades entre sí; que se encuentran diseminados
en un amplio territorio, separados por selvas, desiertos y altas montañas,
y que además no poseen marina ni ejércitos disciplinados. Todos estos
elementos, impedirían a Venezuela, en caso de ser atacada, poder contar
con los auxilios de las repúblicas vecinas, por lo que le sería más provechoso
buscarlos en Europa.
Por último, se utilizó un argumento, que contiene la verdadera y más
importante motivación para no participar en ningún tipo de alianza
continental y es la defensa de los intereses económicos de la oligarquía
dominante, exportadora de materias primas hacia los países europeos, y
que evidentemente consideraba que: “Por lo que hace a Venezuela las
reglas i principios que estableciera la Asamblea de nada la aprovecharian:
16 Simón Bolívar al General José Antonio Páez, Lima, 8 de agosto de 1826, en Vicente Lecuna,
Cartas del Libertador, Tomo VI, pp. 49-52
17 Ver documento Nº 10.
200
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
ella contribuiria por medio de sus Diputados en la Asamblea á la
confeccion de un código que no la comprenderia, pues que por su posicion
geográfica, i la naturaleza de sus productos, sus relaciones marítimas,
comerciales i diplomaticas las tiene como ya se ha dicho, con casi todas
las naciones de la tierra, exepto precisamente aquellas con las cuales se
pretende confederarla”.18
A pesar de esta manifiesta oposición al proyecto, expresada por el
Gobierno venezolano, México persistió en su intento de lograr reunir la
Asamblea Americana. El 19 de abril de 1842, el Cónsul de Venezuela en
México, Juan Nepomuceno de Pereda, envió una comunicación al Ministerio
de Relaciones Exteriores de Venezuela, en la que anunció el nombramiento
del Sr. Manuel Crescencio Rejón, como Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de ese gobierno ante las Repúblicas de Suramérica e
Imperio del Brasil, con la misión fundamental de “negociar con cada uno
de los gobiernos de los Estados Hispano Americanos el restablecimiento
de la Asamblea General”19. Aprovecha el Cónsul para recomendar al
Señor Rejón, quien a pesar de ser un ferviente opositor al Presidente de
ese país, aceptó la misión que se le encomendó por considerar que ella
tiene un objetivo “independiente de la politica del Gobierno y de la mas
elevada importancia para los intereses del continente”20 . Rejón se dirije a
la Cancillería venezolana el 19 de septiembre de 1842, informando de su
nombramiento y solicitando la audiencia correspondiente para la presentación
de sus cartas credenciales.21
Para el diplomático y escritor mexicano Francisco Cuevas Cancino,
“Venezuela era, para la misión de don Manuel Crescencio, particularmente
hostil. El regionalismo era el santo y seña de su política, y su sentido
antibolivariano (con todas sus consecuencias, como era la violenta oposición
a todo lo que fuera supranacional) había de mostrarse impasable obstáculo. Es,
pues, una triste odisea la que se desprende de la nutrida correspondencia
que Rejón dirigió a su cancillería en los cinco meses que duró su misión”22.
18 Ver documento Nº 10.
19 Ver documento Nº 12.
20 Ver documento Nº 12.
21 Ver documento Nº 18.
22 Francisco Cuevas Cancino, Ob. cit., pp. 254-255.
201
Dolores Damarys Cordero
Efectivamente, como ya mencionamos anteriormente, no existía ningún
interés por parte del Gobierno del General Páez de acceder a participar en
el proyecto de unidad latinoamericana y así parecen habérselo hecho saber
al Sr. Rejón, de manera informal, como refiere a su gobierno en fecha 27
de octubre de 184223. Afortunadamente, durante su estadía en Caracas, Rejón aprovechó para comunicarse con el resto de las cancillerías suramericanas, a fin de convocarlas a la reunión de la Asamblea Americana, logrando
el consentimiento de seis de ellas, además del Brasil24. De hecho, ante la
propuesta positiva de la Nueva Granada, quien inmediatamente nombró a
su plenipotenciario, el General Tomás Cipriano Mosquera25, Rejón envió
una comunicación, el 4 de noviembre de 1842, en la que “informa a la
Secretaría de Relaciones que la Nueva Granada ha comunicado a Venezuela
el nombramiento de Mosquera y el acuerdo general de que sea Lima la
sede de la propuesta asamblea. Pero esta noticia ha sido muy mal recibida,
continúa, pues el gobierno venezolano ‘no sólo se ha opuesto a entrar en la
confederación, como parte signataria, sino que ha tratado de influir en los
de las repúblicas inmediatas para impedir su concurrencia’. Supone Rejón
que habrá un cambio positivo por parte de Venezuela, aunque cree que su
representante en la propuesta asamblea asistirá con el objeto de contrariar
en ella todo proyecto de alianza ofensiva o defensiva, con que se teme
desagradar a la Gran Bretaña... cuya política influye tanto en el actual
gabinete de Venezuela26.”
Manuel Crescencio Rejón, en su afán de lograr la participación de
Venezuela, remitió una nota al Ministro de Relaciones Exteriores, Francisco
Aranda, con fecha 21 de noviembre de 184227, en la que nuevamente invitó
al Gobierno venezolano a sumarse al proyecto. En su comunicación señaló
las ventajas que resultarían de las reunión de la Asamblea, basándose en los
argumentos a favor de la misma, expresados en la Memoria del Ministerio
de Relaciones Exteriores de Venezuela a la legislatura de 184028. En esa
23 Ibídem., p. 255.
24 Secretaría de Relaciones Exteriores, Política Exterior de México, 175 Años de Historia. Tomo I., pp. 86-87.
25 Ver documento Nº 15.
26 Francisco Cuevas Cancino, Ob. cit., p. 256.
27 Ver documento Nº 20.
28 Memoria del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno de Venezuela a la Legislatura de 1840,
Caracas, pp. 8-11.
202
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Memoria, presentada el 20 de enero de 1840, por el Ministro Guillermo
Smith, se hace una calurosa defensa de los bienes que reportaría a la América
toda, la reunión de una gran Asamblea Americana, calificándola como el
más útil presente que esa generación podría legar a la posteridad, después
de la conquista de la independencia. Hábilmente, Rejón utiliza en su
comunicación, el único documento oficial de la época en que la Cancillería
venezolana se manifiestó abiertamente a favor de los esfuerzos de unidad
hispanoamericana.
Continúa el diplomático mexicano diciendo, que al estar ambos gobiernos
“conformes en ideas y sentimientos” sobre lo importante que es la reunión
de la Asamblea, sólo restaría definir el lugar más apropiado para realizarla y
los temas sobre los que deberían girar las discusiones. A este respecto, el Sr.
Rejón menciona cinco materias fundametales: 1) bases sobre las cuales deben
formarse las relaciones de amistad y comercio entre las nuevas repúblicas;
2) bases que deben regir los tratados amistosos y mercantiles con los países
no miembros de la confederación; 3) bases comunes de negociación con la
Santa Sede; 4) auxilios que deben prestarse las nuevas Repúblicas en caso
de guerra y medios de hacerlos efectivos y 5) medios para evitar las
desavenencias entre ellas, y de cortarlas cuando ocurran por una intervencion
amistosa de las demás. Hizo un breve resumen de los esfuerzos realizados
por México en favor de la reunión y finaliza reconociendo que probablemente
los trabajos de la Asamblea se desarrollarán con lentitud, pero considera
que las grandes empresas no deben abandonarse porque presenten algunas
dificultades o requieran de algunos años para producir los resultados esperados.
Se despide con la solicitud de una pronta respuesta y anunciando al
Gobierno venezolano su próxima partida, a fin de continuar con su misión
en otras repúblicas hermanas.
Manuel Crescencio Rejón, se despidió formalmente del Presidente de
Venezuela el 2 de enero de 184329. Al partir indica a su cancillería “que
ha hecho ‘cuanto me ha sido posible por obtener la aquiescencia de este
gobierno para concurrir a la confederación, pero no he podido lograr mi
intento, ni aun siquiera hacerme de datos que me prometiesen la esperanza
29 Memoria de Relaciones Exteriores..., 1843, p. 3.
203
Dolores Damarys Cordero
de conseguirlo’. Pareció que marcharía sin la respuesta a su nota de 21 de
noviembre de 1842. La contestación en efecto lo alcanzó en La Habana,
adonde esperaba buque para zarpar a Veracruz”30. La tardanza en la
respuesta venezolana, fechada en Caracas a 15 de enero de 184331, obedeció
a que nuevamente y a causa de la insistencia mexicana y a la aceptación
de participar manifiestada por casi todas las repúblicas suramericanas, el
Poder Ejecutivo sometió a la consideración del Consejo de Gobierno la
propuesta. Como se puede apreciar en la Memoria presentada por el
Ministro Aranda en enero de 1843, la posición del Ejecutivo venezolano
con respecto a la Asamblea Americana seguía siendo la misma, es decir,
totalmente contraria al proyecto, sin embargo se consultó nuevamente al
Consejo, a fin de reforzar su punto de vista frente al resto de las naciones
del continente.
“A la excitacion del mismo Gobierno mejicano se habia ocupado
ya el Poder Ejecutivo en la consideracion de este proyecto de
Asamblea general, empleando en su exámen la mas detenida
meditacion como negocio de alta entidad é importancia; mas
habiendo llegado al íntimo convencimiento de que ninguna ventaja
reportará Venezuela de tomar parte en dicha Asamblea, y no obstante
sus vivos deseos de poder obrar siempre de acuerdo con las Repúblicas
hermanas de este continente, resolvió antes y ha determinado de
nuevo, con el voto unánime del Consejo, abstenerse de toda
participación en el proyectado Congreso de Plenipotenciarios
hispano-americanos”32.
Efectivamente, en su nota del 15 de enero de 1843, Francisco Aranda le
manifiestó al Sr. Rejón que su gobierno, “despues de serias meditaciones
y de haber consultado por dos veces al Consejo, conformandose con la
opinion de este Cuerpo, pasa por la pena de no poder admitir la invitacion
que tan amistosamente le hace el de Mégico”33.
Resume a continuación las razones para su negativa. En primer lugar,
30 Francisco Cuevas Cancino, Ob. cit., p. 258.
31 Ver documento Nº 23.
32 Memoria de Relaciones Exteriores..., 1843, p. 3.
33 Ver documento Nº 23.
204
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
que no considera necesaria la reunión de un Congreso para la negociación
de acuerdos con las Repúblicas del continente, ya que son más que suficientes
los resultados obtenidos de los acuerdos bilaterales. En segundo lugar, y
con respecto a los lazos de unión que deberían existir entre nuestros países
por tener todos el mismo origen, raza, costumbres y religión, Aranda no
cree que éstos deban privar en los pactos con otros gobiernos, ya que a su
parecer, la conveniencia de cualquier Estado liberal está en abrir sus puertos
a todas las naciones de la tierra. En el caso específico de Venezuela, acotó,
que por los principios que ha adoptado y los compromisos contraídos
con varias potencias europeas, no podría firmar ningún acuerdo que otorgase
un trato preferencial a nungún país del continente. En tercer lugar, consideró
peligroso para la soberanía nacional, el surgimiento de un poder supranacional
como el que tendría la Asamblea, aún cuando sus atribuciones fuesen
meramente consultivas. Finalmente, pide sumar a estas razones, las contenidas
en la anterior comunicación de su Ministerio al Gobierno de México, de
fecha 7 de mayo de 1841.
Como se puede apreciar en la recopilación documental anexa, las ideas
expresadas por el Ministro Aranda están inscritas en lo que fue la posición
oficial del Gobierno conservador del General Páez, frente a las diversos
esfuerzos de unidad protagonizados por México durante todo este
período. Años después, el propio General escribirá en su Autobiografía,
con respecto a la misión del Sr. Rejón, lo siguiente: “También el general Don
Antonio López de Santa Anna envió a Venezuela como ministro plenipotenciario
y enviado extraordinario a Don Manuel Crescencio Rejón, con el principal
objeto de promover por cuantos medios creyese conveniente la continuación
de la asamblea, que se instaló en Panamá y debió haber continuado en
Tacubaya sus interesantes trabajos”34 . Y más adelante, expresaba:
“La realización del magnífico plan del Libertador, propuesto por el
general Santa Anna, hubiera sido, y sería todavía, la más solemne
manifestación de la unidad republicana en América, si desgraciadamente
no la hicieran imposible la discordancia de opiniones, y la dificultad
de convenir en un plan común que mereciera unánime aprobación de
34 José Antonio Páez, Autobiografía del General José Antonio Páez, Tomo II, p. 358
205
Dolores Damarys Cordero
todos los Estados suramericanos. Amenazados éstos por la intervención
europea, que empezó sus tareas estableciendo un imperio en Méjico, se
presentó propicia la ocasión de unirse todos en un pacto de alianza;
pero la falta de contingente para desafiar al enemigo, y los temores
de una provocación indefendible, retrajeron a los gobiernos de hacer
ruidosas manifestaciones sin esperanzas de buen éxito. La fuerza
colectiva de los republicanos habiera (sic) dado buena cuenta de los
extranjeros, a costa tal vez de algunos de los más débiles Estados,
y al fin habríamos visto nacer resentimientos y rivalidades donde
creyó encontrarse un lazo de perpetua unión...”35
Con la gestión de Manuel Crescencio Rejón, culminan los enormes
esfuerzos realizados por México a lo largo de doce años, para lograr consolidar
la unidad hispanoamericana. La situación interna y las agresiones de que
fue víctima ese país, por parte de los Estados Unidos de Norteamérica,
obligarían en los años posteriores a concentrar sus esfuerzos en defensa
de su soberanía e integridad territorial. En efecto, la república de Texas,
que había declarado su independencia de México el 2 de marzo de 1836,
solicitó su anexión a los Estados Unidos de Norteamérica y fue aceptada
por el Congreso el 28 de febrero de 1845. Esto originó una ruptura de
relaciones diplomáticas entre ambos países, lo que sumado a la negativa del
Gobierno mexicano de vender a los EE.UU. los territorios de Nuevo México
y California, le sirvió de excusa a ese gobierno para invadir el territorio
mexicano e iniciar la guerra entre los dos países.
La guerra culminó el 2 de febrero de 1848 con la firma del Tratado
Guadalupe-Hidalgo 36, por el que México perdió casi la mitad de su
territorio y el Gobierno de los Estados Unidos se comprometía a pagar las
reclamaciones de sus ciudadanos contra el Gobierno mexicano, a no exigir
ninguna compensación por los gastos de guerra y a pagar quince millones
de pesos por los territorios cedidos. Lamentablemente, al no haber dado
fruto sus esfuerzos por reunir la Asamblea Americana, “México hubo de
confrontar solo la pugna con los Estados Unidos. Los Estados del Pacífico
35 José Antonio Páez, Ob. cit., p. 359.
36 Rosa Garibaldi, La Política Exterior del Perú en la Era de Ramón Castilla, p. 197.
206
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
sur siguieron su ruta hacia la unión; y en ausencia del que había sido su
principal agente y promotor, con motivo de las monárquicas intentonas
del General Flores, se reunió en Lima, ese mismo año de 1847 en el que
México se desangraba, el primer congreso hispanoamericano”37.
Convocatoria al Congreso de Lima de 1847-1848,
una respuesta continental al proyecto de expedición armada
de Juan José Flores.
En 1846, el Encargado de Negocios de la Nueva Granada en Londres,
remitió a la Cancillería venezolana, copia de una comunicación anónima
que le habían hecho llegar a su despacho, fechada en Madrid el 4 de agosto de
184638 , en la que lo alertaban sobre los preparativos que hacía el General
Juan José Flores en España para organizar una expedición de reconquista
de la América del Sur, con apoyo del Gobierno español. El informante
solicitaba que ante la inminente partida de dicha expedición, era necesario
informar a la brevedad posible a todos los gobiernos hispanoamericanos
del peligro que se avecinaba, por lo que suponemos que el representante
neogranadino hizo llegar la misma documentación al resto de las cancillerías
del continente. Evidentemente, y ante la gravedad de esta información, se
activaron las alarmas en todos los gobiernos, quienes giraron instrucciones
inmediatas a sus representantes en Europa, a fin de lograr abortar los
planes de Flores.
Juan José Flores fue un General venezolano que se destacó en la guerra
de independencia por su valentía, ingresó al ejército libertador en 1813 y
tomó parte en numerosas acciones de guerra bajo las órdenes directas del
General José Antonio Páez39, quien lo ascendió a Alférez en 181640.
Continuó combatiendo en las diferentes campañas independentistas en las
que obtuvo ascensos por sus méritos, hasta que en 1825, siendo Coronel
ocupa el cargo de Comandante de Armas de Quito y, en 1826, ya con
el grado de General de Brigada, es proclamado por el Libertador Simón
37 Francisco Cuevas Cancino, Ob. cit., p. 266.
38 Ver documento Nº 24.
39 José Antonio Páez, Ob. cit., Tomo I, p. 68.
40 www.historica.ejercito.mil.ve/documentos/personajes/juan_jose_flores.pdf 207
Dolores Damarys Cordero
Bolívar, Jefe Militar de los departamentos del Sur, que más tarde
conformarían la República del Ecuador. En 1830, José Antonio Páez en
Venezuela y Juan José Flores en el Ecuador fueron artífices de la disolución
de la Gran Colombia, al declarar casi simultáneamente la separación de los
respectivos países41. Posteriormente, ambos fueron nombrados presidentes
de una y otra república, permaneciendo al frente de sus gobiernos por un
largo período de tiempo. Ambos aplicaron políticas de corte conservador
y pactaron con las oligarquías locales para detener los avances alcanzados
con la independencia42. Al ser desalojados del poder, ambos presidentes se
esforzaron durante años por retomarlo, llenando de inestabilidad política
estos países.
Luego de haber permanecido dieciseis años como Presidente del Ecuador,
el poder de Juan José Flores en ese país comienza a decaer el 6 de marzo
de 1845, al estallar una revolución en Guayaquil en contra de su gobierno.
Los disturbios culminaron en junio con la firma de los convenios de pacificación
de La Virginia43, por medio de los cuales Flores entregaba el mando a un
gobierno provisional y se ausentaba del país por dos años, a cambio de
conservar su grado militar y su sueldo, además de una asignación de 20.000
pesos para sus gastos de residencia en Europa. Al poco tiempo la Asamblea
Nacional de ese país procedió a anular el convenio, provocando la reacción
airada de Flores, quien comenzó a conspirar desde España para organizar
una expedición contra el Gobierno ecuatoriano a fin de retomar el poder.
Como ya mencionamos, una vez descubiertos los planes de invasión, los
países hispanoamericanos trabajaron aceleradamente para detenerlos.
Sin embargo, el Gobierno venezolano de la época, a diferencia de los
Gobiernos de las Repúblicas hermanas del Perú, Chile, Colombia, Bolivia
y el propio Ecuador, actuó en este particular con mucha cautela, e incluso
podríamos decir que con un doble discurso44. Por un lado, manifestaba su
compromiso con la libertad e independencia de las repúblicas hispanoamericanas, y
por el otro establecía contactos directos con el General Flores y trataba de
41 J. J. Cordero Ceballos, “Ecuador”, en Venezuela y los Países Hemisféricos, Ibéricos e Hispanohablantes,
p. 245.
42 Multienciclopedia de Venezuela, Tomo 2, p. 174.
43 Rosa Garibaldi, Ob. cit., p. 170.
44 Ibídem., p. 180.
208
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
desanimar los planes defensivos unitarios que se organizaban en esas mismas
repúblicas. Una vez más, el Gobierno conservador del General Páez actuaba
de acuerdo a sus intereses, en menoscabo del gran proyecto bolivariano
de unidad latinoamericana. De hecho, en medio del estupor internacional
creado por los planes de Flores, de la preocupación generada por el apoyo
solapado de los Gobiernos de España y Gran Bretaña a dichos planes y de
la posición contraria expresada por el Agente Confidencial del Ecuador en
Londres45, el Gobierno conservador venezolano recibió al General Flores
una vez abortados sus planes en Europa, como lo manifestó el propio José
Antonio Páez en su Autobiografía:
“Llegó a la sazón a Venezuela el general Juan José Flores después
de 26 años de ausencia, e interesado en la suerte de su patria, apoyó
la reiterada excitación que se me había hecho por varios ciudadanos
de pasar a la capital a fin de convenir en algo útil a la República, y
tener una entrevista con el Presidente para conjurar los males que
la amenazaban. Parecióme que esta última medida podía producir
buenos resultados, y el 29 de Diciembre de 1847 salí de Maracay
para ir a esperar al general Monagas en las Cocuizas, punto señalado
para la entrevista. Estando en la hacienda de Tovar en el Consejo,
recibí una carta suya, en la cual me decía que por hallarse enfermo
no podía verse conmigo, según me había prometido en su carta del
27. Quedó pues frustrada una entrevista, de la cual tal vez hubiera
reportado alguna ventaja la República...”46
El 6 de agosto de 1846, el Ministro Plenipotenciario de Venezuela en
España, Fermín Toro, remite una nota a su cancillería47, en la que informó
sobre los planes del General Flores e indicó que a su parecer, dada la
magnitud de la empresa de que se trataba, no creía que su objetivo fuese el
Ecuador, sino México o el Perú. Observaba también que estos preparativos
habían generado en la Corte, un renacimiento de las ideas del restablecimiento
del poder español en América. Culmina expresando lo delicado de su
posición, ya que está esperando la aprobación de una Convención mercantil
45 Ver documento Nº 47.
46 José Antonio Páez, Ob. cit., Tomo II, p. 424.
47 Ver documento Nº 25.
209
Dolores Damarys Cordero
entre Venezuela y España, por lo que cualquier acción que él emprendiera
con relación a los planes de Flores, podría afectar negativamente esa
negociación. Fermín Toro le dirige una carta a Juan José Flores en Madrid,
con fecha 11 de agosto de 1846, solicitándole explicaciones sobre la expedición
que estaba planeando a nuestro continente, a la cual éste responde con
fecha 13 de agosto48, afirmando que su objetivo era retomar la presidencia
constitucional del Ecuador, de la cual fue desplazado injustamente y en el
marco de un acuerdo, que hasta la fecha las nuevas autoridades de ese país
no habían cumplido.
El hecho de que Flores estuviese armando su expedición en España y
Gran Bretaña, reclutando abiertamente soldados en ambos países, hacía
presumir el apoyo de esos gobiernos. El Gobierno peruano, a través de su
plenipotenciario en Madrid dirigió dos notas de protesta por la tolerancia
mostrada con las actividades del General Flores, una al Ministro de
Negocios Extranjeros de España y otra al Secretario de Estado de
Negocios Extranjeros de Gran Bretaña, Vizconde Palmerston49. Simultáneamente,
el Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, José Gregorio Paz Soldán,
considerando que la suerte del Perú y del Ecuador era inseparable frente a
la amenaza, ordena a sus agentes en Chile, Bolivia y el Ecuador que comunique
a esos países “que el Gobierno del Perú hará la guerra a los españoles por
cuantos medios estén a sus alcances con el objeto de impedir cualquier
tentativa que hicieren contra la independencia americana”50.
Otros representantes diplomáticos hispanoamericanos en Europa,
como los de Chile, Ecuador y Nueva Granada, también ejercieron acciones
destinadas a frenar los planes del General Flores51. Finalmente, la presión
ejercida por los representantes latinoamericanos en Europa culminó con la
incautación, por parte del Gobierno británico en diciembre de 1846, de los
tres buques que se estaban preparando para la expedición y una vez conocido
este hecho, el resto de las tropas reclutadas en España, desertaron.52
48 Ver documento Nº 26.
49 Rosa Garibaldi, Ob. cit., pp. 173-174.
50 Alberto Ulloa, Congresos Americanos de Lima, Tomo I, p. XXVI.
51 Rosa Garibaldi, Ob. cit., p. 176
52 Ver documento Nº 33.
210
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
En nuestro continente continuaron los preparativos para enfrentar la
invasión del General Flores. El 9 de noviembre de 1846, Paz Soldán remitió
a todas las Cancillerías hispanoamericanas, con copia al cuerpo diplomático
acreditado en Lima, una nota circular que comunicaba la determinación
del Gobierno peruano de defender la independencia ecuatoriana e invitando
a cooperar en la lucha53. En la misma fecha, dirigió una segunda circular en
que invitó a las Cancillerías hispanoamericanas a participar en la reunión
del Congreso Americano de 1847, en Lima54, en la que rememora “la idea
de Congreso de Plenipotenciarios afirmada en Panamá y cree que ha llegado
la oportunidad de realizarla porque ‘los pueblos sudamericanos tienen
necesidad de unirse y de formar alianzas para repeler pretensiones extrañas
y azarosas a la causa americana’. No menciona, sin embargo, expresamente
los preparativos de la expedición de Flores, pero encuentra que ‘ninguna
ocasión puede presentarse más favorable que la actual, para la ejecución de
aquel proyecto’. Termina pidiendo el nombramiento de Plenipotenciarios
para ‘un Congreso que pueda fijar de un modo sólido las bases de la futura
tranquilidad y seguridad de los pueblos de Sudamérica”.55
El Gobierno de Colombia, se manifestó a favor de la realización del
Congreso Americano en una comunicación fechada en Bogotá, el 16 de
diciembre de 184656 y el 25 de junio de 1847, nombró como su plenipotenciario
al señor Juan de Francisco Martín57. Ecuador comunicó el nombramiento
de su plenipotenciario con fecha 23 de diciembre de 184658. El Gobierno
chileno expresó su apoyo a la idea del Congreso el 26 de diciembre de
184659 y anunció la próxima salida de su representante el 26 de enero de
184760. El Gobierno argentino, se excusó de asistir debido a la difícil situación interna que estaba enfrentando, a causa del bloqueo anglo-francés al
Río de la Plata que tuvo lugar entre el 2 de agosto de 1845 y el 31 de agosto
53 Rosa Garibaldi, Ob. cit., p. 177.
54 Ver documento Nº 29.
55 Alberto Ulloa, Ob. cit., p. XXVII.
56 Ver documento Nº 30.
57 Ver documento Nº 46.
58 Ver documento Nº 31.
59 Ver documento Nº 32.
60 Ver documento Nº 36.
211
Dolores Damarys Cordero
de 185061. Bolivia, manifestó su adhesión por medio de su representante en
Chile, J. Joaquín Aguirre, quien se comunicó con el Gobierno peruano62.
El Gobierno de Venezuela, respondió afirmando que aun cuando mantenía
propósitos de solidaridad defensiva con las otras repúblicas americanas
ante cualquier amenaza, creía que el Congreso de Plenipotenciarios “no
produciría los resultados prácticos y eficaces que se esperan y presenta
por el contrario inconvenientes de consideración”63. Consideraba, además,
que había desaparecido ya el motivo que animó al Gobierno peruano a
convocarlo. Finalmente, el 26 de octubre del 1847, el Gobierno peruano
comunicó al Sr. Manuel Ferreyros su nombramiento como Plenipotenciario
peruano al Congreso Americano64.
Instalación y desarrollo del Congreso
de Lima de 1847-1848.
Luego de algunos inconvenientes y retrasos, los plenipotenciarios de
Bolivia, don José Ballivián, de Chile, don Pedro Benavente, de Nueva Granada,
don Juan de Francisco Martín, del Ecuador, don Pablo Merino, y del Perú,
don Manuel Ferreyros, se reunieron en Lima, el 11 de diciembre de 1847,
para dar inició al Congreso Americano. En esta primera reunión se decidió
que la presidencia de la Asamblea, fuese alternada entre todos los países,
que para la precedencia de las repúblicas se utilizara el orden alfabético y
para la de las firmas la suerte.
Los plenipotenciarios, de común acuerdo, decidieron no hacer públicas
sus deliberaciones, hasta tanto no hubiese culminado el Congreso65. El
encabezado del acta de la primera conferencia sostenida por los plenipotenciarios
al Congreso, permite vislumbrar la influencia del pensamiento integracionista
bolivariano, que posteriormente mantuvo continuidad a través de las
incansables gestiones realizadas por México, en la búsqueda de lograr
consolidar la unión de las repúblicas hispanoamericanas:
61 Ver documento Nº 34.
62 Ver documento Nº 35.
63 Ver documento Nº 38.
64 Ver documento Nº 51.
65 Alberto Ulloa, Ob. cit., pp. LVIII-LIX.
212
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
“Los Gobiernos de las Repúblicas de Bolivia, Chile, Ecuador, Nueva
Granada y Perú, deseosos de llevar á efecto la Confederación de
estas Repúblicas y de las demás que quieran adherirse á ella para
sostener su independencia, su soberanía, su dignidad y la integridad
de sus territorios, y para celebrar los demás pactos convenientes
á sus comunes intereses, acordaron nombrar, para tal efecto, sus
respectivos Plenipotenciarios y que su reunión tuviese lugar en esta
ciudad de Lima...”66 Una vez intercambiados los respectivos poderes y
conformes en que los mismos eran suficientes para celebrar tratados
en los temas de interés, los plenipotenciarios decidieron convocar la
siguiente reunión para el día 16 de diciembre de 1847. Acordaron
que cada uno podría presentar las bases o proyectos de Tratados de
Confederación que juzgara convenientes, que luego pasarían a ser
discutidos por la Asamblea. Esta segunda conferencia fue presidida
por el representante colombiano, Juan de Francisco Martín y en primer
lugar, se propuso mantener los acuerdos en secreto hasta tanto los
gobiernos decidieran hacerlos públicos.
Posteriormente el plenipotenciario colombiano, de acuerdo con los de
Chile y Bolivia, presentó un proyecto de Tratado de Confederación, que
se tomó como base para la discusión de la Asamblea. Este proyecto fue
discutido durante las siguientes cuatro conferencias, en las que se le realizaron
algunas modificaciones y se culminó la discusión el 23 de diciembre de
1847. En la conferencia del día 24 de diciembre de 1847, presidida por el
plenipotenciario ecuatoriano Pablo Merino, el delegado de Colombia presentó
un proyecto de Tratado de Comercio y Navegación y se convino en dar
comienzo a su discusión a partir de la siguiente reunión.67
En las sesiones siguientes Colombia presentó también proyectos de
Convención Consular y de Correos, que igual sirvieron de base a las
discusiones sobre estos temas. En la reunión del día 8 de enero de 1848,
los plenipotenciarios debían presentar sus observaciones al Tratado de
Confederación, para corregirlo y pasarlo en limpio68. El delegado peruano
66 Ibídem., p. 228.
67 Ibídem., pp. 230-272.
68 Alberto Ulloa, Ob. cit., pp. 273- 276.
213
Dolores Damarys Cordero
manifestó que “habiendo procurado explorar la opinión pública sobre
las principales estipulaciones de este Tratado, había hallado una general
oposición sobre dos puntos, á saber: la permanencia del Congreso de los
Plenipotenciarios y las facultades atribuídas á él, que se cree menguan la
soberanía de las Repúblicas Confederadas”69. A continuación propuso
eliminar las reuniones periódicas del Congreso y las atribuciones para decidir
en varios casos estipulados en el artículo 3º del Tratado. El resto de los
plenipotenciarios no estuvo de acuerdo con las modificaciones propuestas,
ya que consideraron que aceptarlas “equivalían á no hacer Confederación,
ó a hacerla solo de nombre”70. Finalmente, luego de largas discusiones, el
delegado peruano aceptó retirar sus observaciones al mencionado artículo,
en la reunión del 17 de enero de 1848.
El resto de las sesiones transcurrió con relativa calma, culminando las
discusiones y correcciones finales de los acuerdos. Sin embargo, llama
poderosamente la atención, que en plena guerra de los Estados Unidos
contra México, en momentos en que tenía lugar la invasión de esa potencia
contra un país hispanoamericano, el delegado colombiano al Congreso de
Lima, Juan de Francisco Martín, haya manifestado, en la conferencia del
día 10 de enero de 1848, lo siguiente: “... que había recibido instrucciones
de su Gobierno para manifestar á este Congreso los positivos bienes que
resultarían á las Repúblicas Hispano Americanas de estrechar sus relaciones
con los Estados Unidos del Norte, por el apoyo que deben esperar de
aquella Nación para la conservación de sus instituciones democráticas y de
sus intereses americanos; y que conceptuándose como una de las medidas
más eficaces, para lograr aquel objeto, el mantener Legaciones en Washington,
de manera que en ese gran centro americano se formase una reunión
diplomática de toda la América que facilitase medios de comunicación y de
acuerdo para emergencias y otros casos extraordinarios...”.71
Como era de esperarse, los demás delegados no aprobaron esta
propuesta, ya que consideraron que cada país debía tener siempre la libertad
de establecer y dirigir sus relaciones exteriores con los demás, de acuerdo
a sus intereses y conveniencias, y esto no podía ser colocado en ningún
69 Ibídem., p. 273.
70 Ibídem., p. 276.
71 Ibídem., pp. 278-279.
214
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
tratado. Adicionalmente, en una comunicación del Embajador estadounidense
en Perú, John Randolph Clay, al Secretario de Estado norteamericano, de
fecha 12 de enero de 1848, le informa que aunque los EE.UU. no estuvieron
representados en el Congreso de Lima, él había tratado de suplir de alguna
manera esa ausencia logrando que se incluyese en el acta preliminar del
Tratado de Confederación una declaración que invocaba la Doctrina Monroe
y que el “representante de Nueva Granada, Juan de Francisco Martín, se
mostró esperanzado en que ello serviría para que Estados Unidos se
adhiriera al tratado”72. Afortunadamente, en la redacción final del Tratado
de Confederación, firmado por los cinco países concurrentes73, no quedó nada
que remotamente aludiese a la famosa doctrina, como lo esperaba el Embajador.
Existen datos que permiten suponer que la propuesta presentada por el
delegado colombiano al Congreso de Lima de 1848, respecto a la necesidad
de estrechar relaciones con los Estados Unidos de Norteamérica, formaba
parte de una orientación general de la política exterior colombiana para la
época. En la recopilación documental de Alberto Ulloa sobre los Congresos
Americanos de Lima, se transcribe un documento confidencial elaborado
por Manuel Ancízar, Sub Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia,
y remitido por el Ministro de Relaciones Exteriores de ese país al Ministro
de Relaciones Exteriores peruano, con fecha 5 de enero de 1848, en el cual
somete a su consideración el plan de política exterior examinado en Consejo
de Gobierno y adoptado por el Presidente de esa República74.
En ese documento se expone que por necesidades de conservación y
por un “alto interés americano”, era necesario mantener relaciones muy
estrechas con Washington a fin de no perder para su país “los inestimables
tesoros de experiencia i civilización perfectamente democráticas que encierra
la Unión Anglo americana”. El Ministro Paz Soldán, solicitó la opinión
sobre el contenido de este documento al Señor Manuel Ferreyros, delegado
peruano al Congreso Americano y éste respondió en fecha 11 de marzo de
1848, diciendo entre otras cosas, lo siguiente:
72 Rosa Garibaldi, Ob. cit., p. 195.
73 Ver documento Nº 54.
74 Alberto Ulloa, Ob. cit., pp. 208-209.
215
Dolores Damarys Cordero
“...Es necesario por otra parte dar tiempo á que terminada la guerra
en que el Gobierno de los Estados Unidos se halla comprometido
con Méjico, se conozca cual es el verdadero fin que aquel Gobierno
se propone, esto es, conocer prácticamente sus miras políticas
respecto de esta nación desgraciada; bien que parece ya mui claro
por los términos del mensaje presentado por el Presidente Polk á
la última Legislatura, que se trata seriamente de desmembrar de
Méjico una porción importante de territorio, objeto que bien
se sospechaba de antemano, por el espíritu de conquista que los
Estados Unidos han descubierto, i por su conocido sistema de anexación.
Bajo este aspecto, no sería oportuno, ni prudente, ni político,
que los Estados americanos se rodeasen ahora del Gabinete de
Washington, i haciendole en cierto modo la corte, se presentasen
como en actitud de buscar su protección en circunstancias en que
solo debiéramos hablarle en un lenguaje desaprobatorio de su actual
conducta respecto de una nación hermana.”75
Para el historiador colombiano, Gilberto Loaiza Cano, autor de varios
libros y artículos sobre Manuel Ancízar, la historia de la diplomacia
pro-estadounidense de Colombia comenzó hacia 1846, con la llegada de
Manuel Ancízar al gabinete ministerial del presidente Tomás Cipriano
Mosquera76. Un personaje, cuyo vertiginoso ascenso a las altas esferas del
poder en Colombia resulta curioso en virtud de que había salido de ese
país junto con su familia en 1821, con apenas diez años de edad, rumbo a
Cuba, huyendo de las fuerzas libertadoras que ese año tomaron Cartagena
(su padre, de origen vasco, fue funcionario militar de confianza del Virrey de
Nueva Granada) y nunca había regresado hasta el mes de agosto de 1846.
El 14 de septiembre de 1846 fue nombrado Subsecretario del Despacho
de Relaciones Exteriores y Mejoras Internas77, cargo que le permitió
dedicarse a la “... reorientación de la política exterior de la Nueva Granada
(que) fue, acaso, el aspecto que motivó en Ancízar el mayor número de
75 Idem.
76 Gilberto Loaiza Cano, “Las Malas Relaciones”, en Pintado en la Pared, Nº 16, en http://
pintadoenlapared.blogspot.com/2009/09/las-malas-relaciones.html
77 Gilberto Loaiza Cano, Manuel Ancízar y su Época, p. 104.
216
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
pronunciamientos. Sus exposiciones en las sesiones del Consejo de
Ministros condujeron a la definición de una política diplomática en favor
de la aproximación a los Estados Unidos ...”78
En esta misma época y producto de las negociaciones adelantadas por
Ancízar79, se firmó el “Tratado de Paz, Amistad, Navegación y Comercio
entre los Estados Unidos de América y Nueva Granada, más conocido como
el Mallarino-Bidlack, suscrito en la ciudad de Bogotá, el 12 de diciembre de
1846. Con el artículo 35 de este Tratado, que contiene la famosa cláusula
de tutela de la soberanía, la entonces Confederación Granadina abriría las
puertas a la intervención estadounidense en Panamá”80. Este acuerdo debe
su nombre a quienes lo suscribieron, el Ministro de Relaciones Exteriores
de Colombia, Manuel María Mallarino y el representante diplomático de los
EE.UU. acreditado en ese país, Benjamin A. Bidlack y otorgaba a los ciudadanos
estadounidenses todas las franquicias, privilegios e inmunidades, en lo relativo
al comercio y navegación por el Istmo de Panamá, de que gozaban los
ciudadanos colombianos. Además, garantizaba al Gobierno norteamericano
el libre tránsito por el Istmo por “cualesquiera medios de comunicación que
ahora existan o en lo sucesivo puedan abrirse”81 , sellando así las bases en las
cuales se apoyaría ese gobierno, para reclamar su soberanía sobre el Canal
de Panamá.
“Mirada ilusa o, al contrario, demasiado interesada en complacer las
expectativas de expansión de los Estados Unidos, Ancízar queda así
develado como el artífice de un viraje en nuestra política exterior
que condujo, lamentablemente, a la rápida subordinación ante el
ascendente imperio norteamericano”82.
Posteriormente, Ancízar, siendo Embajador Planipotenciario ante las
Repúblicas del Sur, daría el siguiente paso “a favor de la influencia
geoestratégica de los Estados Unidos en el Sur de América”83, cuando
78 Ibídem., p. 114
79 Ibídem., pp. 117-119.
80 Diógenes Arosemena, Historia Documental del Canal de Panamá, pp. 12-13.
81 Ibídem., p. 49.
82 Gilberto Loaiza Cano, Manuel Ancízar y su Época, p. 117.
83 Gilberto Loaiza Cano, “Las Malas Relaciones”, en Pintado en la Pared, Nº 16, en http://
pintadoenlapared.blogspot.com/2009/09/las-malas-relaciones.html
217
Dolores Damarys Cordero
en 1851 promovió la firma de un tratado de libre navegación por el río
Amazonas “con exclusividad para las embarcaciones norteamericanas y
sin consultar las opiniones y posiciones oficiales de Brasil y Perú. Además
del perjuicio, otra vez, a los ingleses y franceses, en esta ocasión dos países
vecinos sintieron las consecuencias de la decisión aislada de un sólo país.
Y como sucedió en el caso de Panamá, la letra menuda del tratado sólo
pudo conocerse años después”84. Loaiza enfatiza que el rápido ascenso de
Manuel Ancízar en la política colombiana, así como las delicadas misiones
diplomáticas que le tocó asumir, se debieron en gran medida a sus vínculos
con los masones liberales del sur de América y a su condición de miembro
“fundador de la logia Estrella del Tequendama, adherente de los principios
de la Gran Logia de York”.85
Resultados del Congreso y Causas de la no
ratificación de los acuerdos.
El 1º de marzo de 1848 culminaron los trabajos del Congreso Americano
de Lima, con la firma de dos Tratados, uno de confederación86 y otro
de comercio y navegación, y dos Convenciones, una consular y otra
de correos. Aún cuando los tres últimos establecían principios básicos de
Derecho Internacional que deberían regir las relaciones diplomáticas entre
los países del continente, consideramos sumamente importante el Tratado
de Confederación, ya que por una parte establecía en términos efectivos la
unión, liga y confederación de las repúblicas firmantes para “mantener la
integridad de sus territorios, para asegurar en ellos su dominio i señorío, i
para no consentir que se infieran impunemente a ninguna de ellas ofensas
o ultrajes indebidos. Al efecto, se auxiliarán con sus fuerzas terrestres i
marítimas, i con los demas medios de defensa de que puedan disponer, en
el modo i término que se estipulan en el presente tratado”. Además
reglamentaba las funciones del Congreso de los Plenipotenciarios, que
daría viabilidad a esa confederación y que tendría la responsabilidad de
declarar los casos en que debiera de activarse la defensa común frente a
cualquier agresión o casus foederis.
84 Idem.
85 Gilberto Loaiza Cano, Manuel Ancízar y su Época, p. 224.
86 Ver documento Nº 54.
218
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Lamentablemente, los acuerdos alcanzados no fueron ratificados por
los países participantes, ni aún por el Perú, que fue el convocante. Ya
el delegado peruano, en sesiones del Congreso, había manifestado el
desacuerdo de su gobierno con algunas de las atribuciones otorgadas al
Congreso de Plenipotenciarios para la declaratoria de los casus foederis
y cuando el Presidente Ramón Castilla los presentó ante el Congreso de
su país, en julio de 1849, la ratificación le fue negada87. El delegado chileno
al Congreso de Lima, Diego Benavente, dirigió una carta a su homólogo
peruano, Manuel Ferreyros, el 10 de septiembre de 184888, en la que le
expresaba algunas observaciones realizadas al Tratado de Confederación
por el Ministro de Relaciones Exteriores de su país. Consideraba el
Ministro chileno, que el preámbulo del Tratado parecía una provocación
que las naciones poderosas podían mirar con desagrado. Continuaba
enumerando diversos artículos que a su parecer iban en contra de la
constitución de su país porque otorgaban poderes supranacionales al
Congreso de los Planipotenciarios.
Incluso en Colombia, país que propuso los cuatro proyectos de acuerdos
sobre los que giraron las discusiones del Congreso de Lima, el Ministro de
Relaciones Exteriores, Victoriano de D. Paredes, se quejaba en su “Informe
del Secretario de Relaciones Exteriores de la Nueva Granada al Congreso
Constitucional de 1850”89, presentado el 1 de marzo de 1850, de que aún
cuando los pactos celebrados en el Congreso, estaban en lo general ajustados
a las instrucciones de sus predecesores en el Despacho y eran casi en la
“totalidad calcados sobre los proyectos presentados a la Asamblea por el
Plenipotenciario granadino”, solamente la convención consular había sido
aprobada por el Senado colombiano. Y agregaba que debía “advertiros
ademas, por lo que pueda importar a vuestras deliberaciones sobre este
asunto, que me parece poco probable que estos pactos lleguen a perfeccionarse;
pués he observado que ninguna de las partes interesadas los ha acojido
[sic] con cordialidad; que algunas les han opuesto graves reparos al
someterlos a la consideracion de las respectivas lejislaturas, i que otras, en
87 Rosa Garibaldi, Ob. cit., p. 210.
88 Sociedad de La Unión Americana de Santiago de Chile, Colección de Ensayos y Documentos Relativos a
la Unión y Confederación de los Pueblos Hispanoamericanos, pp. 96-102.
89 AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, Límites, Vol. 167, fs. 456-525.
219
Dolores Damarys Cordero
fin, han expresado ya formalmente su deseo de que tales pactos sean
revisados i reformados en una nueva Asamblea...”90
Para identificar las causas de la no ratificación de los tratados es necesario
remitirnos a la situación política y económica que imperaba en el continente
para la época. La independencia no logró saldar las deudas sociales del
período colonial que llevaron a nuestros pueblos a alzarse contra la
Corona española91.
Las luchas internas por el poder, generalmente culminaron con la
preponderancia de las oligarquías conservadoras que sólo pretendían mantener
un cambio de autoridades más no de estructuras92. Las oligarquías veían
en las ideas unitarias pregonadas por algunos líderes regionales, una amenaza a
su poder hegemónico a través de compromisos supranacionales que no
estaban dispuestos a cumplir. A esto hay que agregar la herencia de la
política económica española, que había sofocado el desarrollo de nuestras
industrias y prohibido el comercio de las colonias entre sí. La mayoría de
nuestros países mantenía economías de puerto, exportadoras de materias
primas e importadoras de manufacturas, altamente dependedientes de las
potencias industriales para su supervivencia.93 Evidentemente a estas
razones habría que agregar las derivadas de los intereses geopolíticos de
las potencias dominantes, a las cuales de ninguna manera convenía
la conformación de un sólido bloque de países latinoamericanos que
sirviera de contrapeso a sus aspiraciones hegemónicas. Sin embargo, son
los factores internos mencionados, los que llevaron a que las ideas de
integración latinoamericana no hayan calado en nuestras sociedades, más allá
de algunos líderes visionarios que hicieron enormes esfuerzos por la unidad.
El Congreso de Lima de 1848, se convocó en medio de una amenaza
exterior a las naciones suramericanas y una vez solventada ésta, se perdió
el ímpetu integrador que lo había originado. De hecho, los acuerdos
90 AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, Límites, Vol. 167, fs. 456-525.
91 Multienciclopedia de Venezuela, Tomo 4, p. 40.
92 Alfonzo Rumazo González, “Firme Entendimiento Histórico Venezolano-Ecuatoriano”, en
Venezuela y los Países Hemisféricos, Ibéricos e Hispanohablantes, p. 255.
93 Idem.
220
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
alcanzados no fueron ratificados por ninguno de los países que estuvieron
presentes, ni mucho menos se logró la adhesión de los que no asistieron.
Posteriormente, a lo largo de todo el siglo XIX, ante nuevas amenazas
externas, se convocaría a otros congresos hispanoamericanos igualmente
fallidos en sus resultados, ya que sus acuerdos tampoco serían ratificados
por los países signatarios.
221
Dolores Damarys Cordero
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225
Dolores Damarys Cordero
RECOPILACIÓN DOCUMENTAL
N° 1
Nota del Ministro Plenipotenciario de México ante los países de Sur
América, Juan de Dios Cañedo, al Ministro de Relaciones Exteriores
de Venezuela, Guillermo Smith, en la cual convoca a este Gobierno a
nombrar un plenipotenciario para concurrir a la reunión de la Asamblea
Americana. Lima, 18 de diciembre de 1838.
Señor Ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela
Lima 18 de Diciembre de 1838.
Señor de mi distinguido aprecio y respeto
La nota que con esta fecha remito á su gobierno la dirijo como circular
á los demas Estados Americanos que en otro tiempo dependieron de la
España. El gobierno protectoral ha convenido esplicitamente en la Asamblea
proyectada señalando á Panamá ó Lima para el lugar de su residencia,
creyendo que Tacubaya por su considerable distancia de estas Republicas
no presenta la conveniencia central de los puntos indicados.
Megico sin otro interes que el (ilegible) de la causa americana y la
tranquilidad del continente nombrará sin demora su representante para
cualquiera lugar ó ciudad que se elija por el voto de la mayoria. Lo que
importa sobre todo es que no se entorpezca este negocio. Si no conseguimos
estinguir el desorden actual que abate y desespera á las presentes
generaciones, quizá lograremos con la reunion de los representantes
americanos reanimar y fortificar este cuerpo acefalo y estenuado: podremos
tambien dar á nuestros gobiernos cierta especie de unidad nacional de que
carecen, siendoles tan necesaria para su respetabilidad esterior, ó cuando
menos, el habito de ventilar ciertas cuestiones bajo el aspecto de un interes
general, producirá el buen resultado de frenar los proyectos ambiciosos de
los que aspiren á sojuzgarnos, especulando en nuestros disturbios politicos
y la miseria de nuestras desgraciadas sociedades.
226
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Si Megico consigue en respuesta de las comunicaciones que se remiten
con esta fecha el acuerdo de cinco ó mas gobiernos para la concurrencia
en un mismo punto de sus respectivos agentes, habiendo ya mayoria, se
publicará esta Resolucion, pudiendo comenzar sus trabajos la asamblea tan
luego como definan en el sitio convenido. Yo me lisonjeo con la probabilidad de
que, al cabo de siete años de solicitudes y gestiones diplomaticas, frustradas
hasta ahora por la discordia que despedaza y envilece a nuestras nacientes
republicas comenzará tal vez en principios del año 1840, la epoca del juicio,
de la paz, de la circunspeccion y de la veradera libertad. Hasta ahora en
mengua nuestra, no hemos tenido mas que freneticas discusiones, muchos
delirios politicos y graves desordenes populares. El preciso resultado de
estas calamidades no podia ser otro que la pobreza general y el desprecio
con que nos tratan naciones poderosas y afortunadas pero no muy justas.
Si U. está penetrado de todas ó de alguna de estas ideas le suplico las
haga valer ante su gobierno, y avisar la contestacion de mi nota, remitiendola
á Megico á donde me regreso el mes entrante, por la via mas directa. Para
mayor seguridad podria enviarse el duplicado al Señor Consul Jeneral de la
Republica de la Nueva Granada Don José del Carmen Triunfo residente
en esta capital con quien me he puesto de acuerdo para que la dirija á su
destino oportunamente.
Sin otro objeto que el esperado y persuadido por el patriotismo de U.
de que disimulará la confianza que me tomo de distraer su atencion con
este encargo confidencial, tengo la honra de ponerme á sus ordenes, y de
protestarle el sincero aprecio y cordial estimacion con que se suscribe de
U. su muy atento y respetuoso
Servidor
L. B. Y. M.
Juan de D. Cañedo
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 1-2 v.
227
Dolores Damarys Cordero
N° 2
Nota del Ministro Plenipotenciario de México ante los países de Sur
América, Juan de Dios Cañedo, al Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, Guillermo Smith, en la cual, luego de plantear la necesidad
de la unión de las antiguas colonias españolas, le solicita designar
el lugar que le parezca más apropiado para efectuar la reunión de la
Asamblea Americana. Lima, 18 de diciembre de 1838.
Legacion de la Republica Megicana
Cerca de la del Sud America
Lima 18 de Diciembre de 1838.
Señor
En 1831 dirigió el gobierno de Megico la adjunta circular numero 1 á
los nuevos Estados Americanos invitandolos para una reunion de sus
respectivos plenipotenciarios. Para sostener y desarrollar las ideas contenidas
en aquella esposicion fué comisionado el infrascrito en calidad de ministro
plenipotenciario cerca de estos gobiernos del Sud America; siendo el principal
objeto de sus trabajos negociar el acuerdo de las repúblicas sustraidas del
dominio español, para que nombrasen sus representantes con instrucciones
suficientes, á fin de formar una asamblea jeneral que presidiese los destinos
de estas grandes é importantes regiones del nuevo mundo. Con esta mira
se estipuló en los tratados entre Megico y Chile, y en los celebrados por
aquella Potencia con el Perú el compromiso solemne de promover las partes
contratantes con el resto de las otras secciones hermanas la pronta reunion
de sus agentes diplomaticos en Tacubaya ó en cualquier otro punto en que
conviniere la mayoria de los gobiernos interesados.
Los sucesos politicos que han ocurrido en el continente desde aquella
epoca, impidieron que se llevase al cabo un proyecto tan grandioso que
vinculaba las esperanzas de las nuevas republicas prometiendoles por su
mutua cooperacion en un centro comun de deliberaciones diplomaticas el
respeto debido á las naciones libres, su buen concepto moral indispensable
para sostener su dignidad é independencia, y por ultimo un medio el
mas adecuado para el establecimiento de la paz y armonia entre toda ellas,
228
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
caminando por la senda de la ilustracion y de la justicia, á su esplendor,
ventura y prosperidad.
Bien conoce el infrascrito que la actual suerte, y nada lisongera por
cierto de la America, es el resultado de sus continuas discordias interiores
que paralizando la marcha de sus instituciones hacen igualmente ineficaces
las mejores disposiciones de sus gobiernos para el restablecimiento del
orden publico; pero al mismo tiempo está persuadido que este desarreglo
domestico que tanto influye en la alteracion de las relaciones esteriores con
las Potencias estrangeras, procede en gran parte de la falta de concierto en
las medidas comunes, conducentes al bienestar de unos paises identificados
por su origen, idioma, religion, costumbres, principios politicos y habitos
sociales. Estas simpatias indican la uniformidad de su caracter verdaderamente
nacional, y que por hallarse confundidos esencialmente sus mutuos intereses
deben conservarse por medio de la union mas estrecha, sirviendo ella
de base para arreglarlos y dirigirlos, fijandose de esta manera nuestros
destinos estraviados.
En las presentes circunstancias todos conocen que el aumento progresivo de
las calamidades que afligen á los nuevos estados americanos puede llegar hasta
tal grado que termine en la total disolucion de sus gobiernos populares, ó
lo que es peor, en la sujecion de alguno ó algunos de ellos al yugo estrangero,
si el patriotismo combinado de todos no hace los ultimos esfuerzos para salvar de
la proxima crisis que amenaza á los mas caros y vitales intereses del continente.
Estas consideraciones han movido de nuevo al gobierno megicano, de
cuya orden tiene el infrascrito la honra de dirigirse á S. E. el Señor Ministro
de Relaciones Esteriores de Venezuela, conjurando á su gobierno en nombre
de la verdadera libertad y del honor americano, para que imponiendose y
meditando con la prudencia y sabiduria que le son propias la mencionada
interesante circular de marzo de 1831, y asimismo la nota del infrascrito
del gobierno (ilegible) marcada con el numero 2, resuelva lo que estime
conveniente, y con la oportunidad que demandan imperiosamente las
presentes circunstancias, sobre la designacion clara y terminante del lugar
que le parezca adecuado para la reunion de la asamblea. Arreglado este
punto lo demás será de facil ejecucion, por que convenidos los gobiernos
229
Dolores Damarys Cordero
en el sitio donde deben concurrir sus respectivos representantes, dirijidos
estos por sus instrcciones, y adoptando ó moodificando las bases propuestas
en la predicha nota numero 2, podrán tener á lo menos las presentes jeneraciones
la confianza y el patriotico consuelo de que sus mandatarios principales no
han prescindido del todo de sus grandes y jenerales intereses.
La union y estrecha alianza de las nuevas sociedades americanas, para
su defensa en caso de invasion estrangera: la mediacion amistosa de las
neutrales para cortar las desavenencias que ocurran entre una ó mas de las
republicas hermanas, y un codigo de derecho publico que instituya sus
mutuas obligaciones y conveniencias internacionales, son objetos reales
y palpables de la dicha comun, y por fortuna muy asequibles, vencido el
primer paso de la resolucion esplicita sobre el local de la asamblea y el
nombramiento de los miembros que deben componerla.
Si el Exceletísimo Señor Presidente de Venezuela esta conforme con
estas indicaciones, hará un servicio eminente á la nacion que dignamente
preside y á las otras republicas que componen la gran familia americana
en contribuir por su parte al logro de los fines mencionados. Por la suya
Megico no cesará de trabajar en esta empresa, pudiendo asegurar el que
suscribe que en caso de elegirse á Tacubaya para la concurrencia de los
plenipotenciarios, serán estos tratados con el decoro y atenciones
correspondientes á sus altas é importantes funciones. Y si por el contrario
se escoge cualquier otro punto de America para la asamblea enviará á ella
el gobierno megicano su respectivo representante.
Tiene con esta ocasion el infrascrito el honor de reiterar á S. E. el Señor
Ministro de Relaciones Esteriores de Venezuela sus distinguidas espresiones
de aprecio y respetuosa – Consideracion
Juan de D. Cañedo
Excelentísimo Señor Ministro de Relaciones
Esteriores de la Republica de Venezuela
A S. E. el Secretario de Relaciones Esteriores de la Republica de ......... =
Palacio del gobierno Federal. Megico, 13 de Marzo de 1831.= El infrascrito
230
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Secretario de Estado y del despacho de Relaciones Esteriores é interiores
de los E. U. Megicanos tiene el honor de dirijirse á V. E. de orden del
Vice-presidente en ejercicio del poder ejecutivo sobre un punto que juzga
de la mayor importancia para todas las nuevas Republicas del continente
Americano.= Por diversos que puedan parecer á primera vista los intereses
particulares de cada uno de estos Estados, ellos se hallan ligados entre sí
por su interes jeneral, por un interes primario que es nada menos que el
de su existencia como naciones todas se hallan amenazadas de los mismos
peligros, todas tienen que apelar á los mismos medios de conservacion. En
estos se comprenden no solo las medidas necesarias para defenderse de un
enemigo comun, sino el genero de relaciones que deban establecerse con
las demas Potencias estrangeras, que no procediendo del mismo origen, ni
hallandose en las mismas circunstancias, deben ser de una naturaleza muy
diferente que las que existan entre este grupo de republicas hermanas que
nunca podrán considerarse como estranjeras entre entre sí, sin romper
todos los lazos de la naturaleza, de la costumbre, de la identidad de origen,
religion y habitos sociales.= Con este fin el gobierno de estos Estados, en
el tratado celebrado con Colombia acordó las reuniones periodicas de una
asamblea jeneral compuesta de los plenipotenciarios de todas las Republicas
Americanas, habiendose comprometido ambos gobiernos á invitarlas á
este objeto, y de hecho se celebró el primer congreso en Panamá y se trasladó
luego á Tacubaya. No es del caso examinar ahora los motivos por que
esta reunion no produjo todos los saludables efectos que eran de esperar,
pero es preciso sí espresar que una de las causas que mas contribuyeron
á su desconcepto, y que obró de una manera muy directa en la disolucion
de la asamblea, fué sin duda el grande aparato que se procuró darle y que
sí bien convenía á los importantes objetos que habian de ser materias de
sus sesiones, hizo concurrir á ellas los agentes de potencias que de ninguna
manera tenian el mismo interés en su felis exito.= Amaestrados pues por
la esperiencia debemos remover las causas conocidas del desconcierto de
aquella reunion y aprovechar todas las ventajas que ella debia producir.Las circunstancias lo hacen urgente; el antiguo mundo enmedio de
violentas agitaciones adquiere una nueva existencia que debe dar motivo
á inmensas é incalculables variaciones en la politica jeneral. Es menester
en tales momentos fijar la que deben observar estas nuevas Republicas, y
231
Dolores Damarys Cordero
es menester que esto se haga de comun acuerdo estrechando por medio
de tratados los lazos fraternales que deben unirnos para el comun apoyo
y ventaja. Estos objetos grandiosos é interesantes no pueden llenarse
cumplidamente sino por el concurso de los plenipotenciarios de las Republicas
Americanas formadas de las antiguas colonias Españolas, pero es menester
que esta reunion se haga sin el aparato pomposo de un congreso, sino que
tome el caracter de conferencias permanentes y por decirlo así privadas,
que pudieran tenerse cuando la ocasion lo pidiese, y para esto en concepto
de este gobierno el medio mas adecuado seria que concurriendo los agentes
de todas las referidas Republicas en la capital de alguna de ellas acreditados
cerca de aquel gobierno, lo estuviesen tambien para tratar entre sí acerca
de los intereses de todas.= El gobierno de estos Estados muy lejos de
pretender que tal reunion se verifique en esta capital aunque encuentra en
ello ventajas muy decisivas con respecto á las relaciones con la Europa,
promete desde luego mandar su plenipotenciario á donde se prefije por la
mayoria de las demás, ofreciendo sí con la mayor complacencia esta capital
y todos los recursos de estos Estados para recibir á los plenipotenciarios de
las Republicas amigas sí por las razones que se tuvieron presentes para la
traslacion del Congreso de Panamá á Tacubaya se prefiriese esta ciudad.=
El infrascrito suplica á V. E. tenga la bondad de someter á la deliberacion
de su gobierno el contenido de esta nota y de invitarlo muy eficazmente
á que coopere por su parte á la consecución de tan grande objeto, no solo
por medio del nombramiento de su plenipotenciario con los poderes é
instrucciones necesarias, sino tambien interponiendo su influjo para que
los de las otras republicas hermanas sigan su ejemplo haciendo
el nombramiento de los suyos.= El infrascrito aprovecha la oportunidad
para asegurar a V. E. de la distinguida consideracion con que es de V. E.
muy obediente servidor.= Lucas Alaman.= Es copia – Megico 3 de Junio
de 1831.= Ortis Monasterios=
Es copia
Cañedo
Legacion Megicana &.= Santiago de Chile Marzo 18 de 1834.= Señor.= El
infrascrito ministro plenipotenciario y Enviado estraordinario de los Estados
Unidos Megicanos cerca de este gobierno del Sud America, tiene la honra
232
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
de esponer al Señor Ministro de Relaciones esteriores de la Republica
Chilena, que en virtud del articulo 14 de los tratados celebrados entre
Megico y Chile, ambos gobiernos se han comprometido á promover con
las republicas hermanas emancipadas de la España el nombramiento de
ministros ó agentes diplomaticos suficientemente autorizados para concurrir
á una asamblea jeneral americana que podr areunirse en Megico ó en el
punto que acordare la mayoria de los gobiernos de las citadas Republicas.=
No se ocultarán á la penetracion del Señor Ministro, á quien esta nota se
dirige, que por falta de un centro comun de comunicaciones, de luces y de
inteligencias oficiales entre los nuevos gobiernos de America, han caminado
estos por el espacio de muchos años aislados y con un sistema eterogeneo
de relaciones esteriores que los ha comprometido algunas veces á dictar
medidas contrarias á sus intereses, desbiandose de esta manera del verdadero
rumbo que todos ellos deben sguir de comun acuerdo para consolidar los
beneficios de su independencia, y disfrutar los goses de sus libertades.
Mucho mas podria el infrascrito estenderse en esta materia si tratase de
persuadir la utilidad de la proyectada asamblea americana, que si en todas
epocas pueden presentarse como el baluarte del honor y de la independencia
de nuestro continente, en la persente se han ya urgenticima por las
necesidades politicas de los nuevos gobiernos identicos entre si, por su
origen, religion é instituciones. Mas todo este trabajo sería vano en el día
despues de lo mucho que se ha escrito analizando esta materia desde la
instalacion del Congreso de Panamá, y sobre todo por ser este un punto ya
convenido por los indicados tratados entre Megico y Chile. Tambien lo
será á la fecha entre el gobierno megicano y el peruano por un tratado que
debe haberse cangeado en Megico el 14 de noviembre del año proximo
pasado, segun las ultimas noticias fidedignas que ha recibido el infrascrito
de aquella capital, y se persuade que igual estipulacion se celebrará dentro
de pocos meses entre los Estados Unidos Megicanos y la Republica
Boliviana.= Este concierto entre las principales secciones del pacifico con
el gobierno megicano, y el que se haga en lo sucesivo de la misma naturaleza
con Goatemala y Colombia presagian un porvenir venturoso á las nuevas
republicas desgraciadas hasta hoy por sus disensiones domesticas, por su
falta de union recíproca y por los errores necesarios de su turbulenta infancia
politica.= Mas para que los trabajos de la asamblea surtan el debido efecto
233
Dolores Damarys Cordero
se necesitan dos cosas -Primera, convenirse por todas las Repúblicas
interesadas en el lugar de la reunion – Segundo, el establecimiento claro de
las bases ó principios que deben servir de norma para las discusiones y
resoluciones de esta asamblea.= Sobre el primer punto el infrascrito manifiesta
al Señor Ministro de Relaciones, que el gobierno megicano está dispuesto
á enviar el ministro ó agente diplomatico que destine para la asamblea en
el tiempo y lugar en que se comprometa la mayoria de los gobiernos
interesados. Megico por su proximidad á la Europa, por su fuerza, poblacion,
riquezas y auxilios de todas clases, sería acaso el punto mas oportuno para
unas deliberaciones de tanta importancia y trascendencia. Su clima delicioso
por otra parte y un palacio muy comodo que se destinará para los trabajos
de la asamblea en Tacubaya proporcionarian á los ministros americanos el
desempeño de sus funciones, con la tranquilidad, decoro y atenciones dignos
de sus altos destinos.= El indicado punto de Tacubaya fue votado por el
Congreso de Panamá como el sitio mas á propocito de toda nuestra America
para la traslacion del Congreso que se instaló en aquella capital, y que apenas
pudo trabajar unos cuantos meses por la insalubridad del clima. Si pareciese
pues conveniente al gobierno del Señor Ministro designar á Tacubaya para
la reunion de la asamblea, lo participará el infrascrito á su gobierno, seguro
de que si la mayoria de las secciones americanas adoptan la misma medida
seran recibidos sus respectivos ministros por el gobierno megicano con las
mas sinceras demostraciones de cordialidad y acomodados dignamente
segun su rango.= El infrascrito recabará de los gobierno con quienes está
acreditado su respectiva opinion sobre este punto, bien entendido que sí se
elige otro lugar que el mencionado, se conformará Megico con la decision
(sic) de la mayoria, satisfecho de haber brindado á los gobiernos hermanos
sus facultades y un hermoso local para proyectada reunion.= El objeto
principal de estas indicaciones es manifestar la imparcialidad del gobierno
megicano, sus deseos vehementes de la pronta reunion de los que deben
cooperar al establecimiento de nuestro grande edificio politico, y por ultimo
hacer la iniciativa de un lugar para que el convenio sobre la reunion pueda
formalizarse, y que cuanto antes se fije por la mayoria de los gobiernos
interesados la epoca feliz de la instalacion de la asamblea.= Desenvueltas
las ideas relativas al primer punto de los dos que se han espresado como
bases de la organizacion de la asamblea á saber su local, pasa el infrascrito
234
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
a esponer lo conducente al segundo que es de una importancia vital para
la buena direccion de sus trabajos.= Pueden ser estos de tal naturaleza y
modificarse con tanta variedad por las circunstancias, que parece muy dificil
el establecer bases presisas de las discusiones sobre las materias de interés
jeneral que puedan afectar á nuestros gobiernos nacientes. Sin embargo, el
gobierno megicano cree que las materias principales de que debe ocuparse
la asamblea por que llaman la atencion pública de todos los americanos
son las siguientes – Primera, bases sobre las cuales deberá tratarse con la
España cuando se manifieste dispuesta á reconocer la independencia –
Segundo, bases para tratar con la Santa Sede en los concordatos que hayan
de hacerse con ella – Tercera, bases sobre que deben fundarse los tratados
que liguen á las nuevas republicas con las Potencias estrangeras – Cuarta,
bases sobre las que deban formarse las relaciones de amistad y comercio
entre las nuevas republicas – Quinto, auxilios que deban prestarse estas
mismas republicas entre sí en caso de guerra estrangera y medios de hacerlos
efectivos – Sesta, medios para evitar las desavenencias entre ellas y de
cortarlos cuando ocurran por una intervencion amistosa de las demás –
Septimo, medios de determinar el territorio que deba pertenecer á cada
republica y de asegurar su integridad, ya sea con respecto á las nuevas
republicas entre sí, ya con las Potencias estrangeras confinantes con ellas
– Octavo, acordar las bases del derecho publico ó codigo internacional que
debe regir entre las nuevas republicas.= El gobierno del Señor Ministro de
Relaciones Esteriores, conocerá sin duda que las ocho bases mencionadas,
forman por decirlo así la clave del nuevo edificio social americano. Sin
ellas todo se desquiciaría y nuestra revolucion jamás llegaria á la crisis
deseada del esplendor de las nuevas republicas y la prosperidad y felicidad
de sus habitantes. Sin ellas es tambien notorio que todos los bienes que
podrian procurarse los gobiernos respectivos de las secciones de America,
serian precarios, carecerian de toda garantia para su estabilidad, y se
complicarian con el tiempo necesariamente en un caos de incertidumbres
y contradicciones incompatibles con la union, la tranquilidad, la prevision
y la sabiduria á que deben aspirar todos los gobiernos fundadores de instituciones
liberales.= Por el contrario concentrados todos los intereses jenerales en
un foco de conocimientos ministrados por los agentes diplomaticos de las
secciones de la America emancipada de la España, discutidas las materias
235
Dolores Damarys Cordero
con madura deliberacion, comparadas las opiniones de los respectivos
gobiernos, y reunidas en un punto las diferentes cuerdas de esta gran
maquina politica, es innegable que los resultados serian muy satisfactorios,
y si por desgracias imprevistas no se conseguia el fin deseado, la posteridad
estaria reconocida á unos trabajos tan dignos del siglo, tan recomendables
por su objeto, y tan celebres por el germen fecundo de verdadero patriotismo
que se difundiria en todos los pueblos del continente americano.= Dignese
el Señor Ministro de Relaciones Esteriores elevar al conocimiento de su
gobierno estas cortas observaciones en cuya respuesta relucirá el juicio,
actividad y cordura que distinguen la actual administracion de Chile,
cooperando al bien jeneral de toda la America que es el grande objeto que
se ha propuesto muchos años ha el gobierno megicano.= El infrascrito en
todo el mes presente se retirará de esta republica para la del Perú, donde
tiene aun pendientes algunos negocios importantes. En Lima, sí antes de
su partida no s ele pudiere dar una contestacion positiva por el gobierno
del Señor Ministro, esperará la que tenga á bien comunicarle. Con ella,
participandola á los gobiernos del Perú, Bolivia y demas republicas cerca
de las cuales está acreditado, avivará el deseado concierto de todas ellas
para el lugar de la reunion, el tiempo de la instalacion, y bases de los trabajos
que deben ocuparla; advirtiendo por ultimo que siendo las deliberaciones
de la asamblea de un caracter puramente diplomatico debe reservarse su
sancion definitiva á los respectivos gobiernos para que la otorguen en la
forma prescrita por sus constituciones.= El infrascrito repite con esta ocasion
al Señor Ministro de Relaciones Esteriores sus respetuosas espresiones de
su mas distinguida consideracion y aprecio.= Juan de Dios Cañedo.=
Señor Ministro de Estado y del Despacho de Relaciones Esteriores de la
Republica de Chile.=
Es copia
Cañedo
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 3-10.
236
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
N° 3
Comunicación del Cónsul de Venezuela en México, Juan Nepomuceno
de Pereda, al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Guillermo Smith, en la que remite un ejemplar del discurso pronunciado
por el Presidente de México, General Anastasio Bustamante ante
el Congreso Nacional, solicitando se reanude la convocatoria a la
reunión de la Asamblea Americana. México, 22 de febrero de 1839.
Consulado de Venezuela
N° 37
Duplicado
México á 22 de Febrero de 1839
Al Señor secretario de relaciones esteriores de la republica de Venezuela
Señor
El adjunto ejemplar del discurso pronunciado por el presidente Bustamante
al abrirse las sesiones del congreso general instruirá á V. S. de los deseos
que animan á este gobierno para que se reuna la asamblea general americana.
A pesar de esto, conociendo yo por esperiencia la lentitud con que todas
las cosas caminan en este pais, me he aprovechado de las relaciones que
tengo con la mayor parte de los diputados para agitar tan importante negocio;
y habiendo conseguido que el Señor Don José María Jimenez hiciese en
la camara de diputados la mocion de que es adjunta una copia, se está ya
instruyendo el expediente en la comision de relaciones esteriores, y espero
ver muy pronto el resultado, pues todos los indivisuos de esta comision y
la mayoria del congreso abundan en deseos de que se reuna la asamblea.
No descuidaré esto y comunicaré á V. S. el resultado.
Antes de ahora he remitido mi opinion sobre este particular, y cada dia
me convenzo mas y mas de que la reunion de la asamblea es de importancia
vital para los estados americanos: ella debe fijar los principios del derecho
internacional americano, y establecer la politica continental: ellas servirà de
punto de contacto de todas las republicas hermanas dandoles una fuerza
237
Dolores Damarys Cordero
moral que hoy no tienen, y ella en fin serà el baluarte de la libertad del nuevo
mundo, y el muro en que se estrellen las miras que haya ó pueda haber
por parte de algunos gobiernos europeos de intervenir en los negocios de
estos paises; peligro que no será muy remoto si en Mejico hay un descuido
en la cuestion pendiente con la Francia, sea por debilidad, sea por ardides
diplomaticos, ó sea por las maquinaciones del partido que hay aquí monarquista,
y el cual, como en otra vez he dicho, no debe verse con indiferencia.
Tengo el honor de reproducir á V. S. las protestas de mi consideracion
y de suscribirme su
Muy atento servidor
Juan Nepomuceno de Pereda
Pido á la camara se sirva aprobar las proposiciones siguientes.
1ª.El gobierno hará sin perdida de tiempo los esfuerzos que esten a su
alcance para que se lleve á efecto el pacto de union, liga y confederacion
perpetua entre las republicas americanas según se estipuló en el
tratado hecho con la de Colombia en 3 de Octubre de 1823,
principalmente en la parte relativa á la reunion de una asamblea
general en el istmo de Panamá, á fin de que se llenen cuanto antes los
objetos del articulo 14.
2ª.Economica.= La comision que haya de dictaminarse en este asunto,
llamará a sus conferencias al ministro mejicano que funciono de
secretario en dicha asamblea en el tiempo que estuvo reunida, y este
manifestara los protocolos y demas documentos que ecsistan en su
poder y ministrata todas las instrucciones que se le pidan.= Jimenez.=
Es copia.
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, México, Correspondencia con los Cónsules de Venezuela, 1835-1862,
Tomo I, Vol. 7, fs. 102-103.
238
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
DISCURSO
QUE EN
LA SOLEMNE APERTURA DEL CONGRESO NACIONAL
PRONUNCIÓ EL
ESCMO. SR. PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA MEXICANA,
GENERAL
D. ANASTASIO BUSTAMANTE,
EL DÍA 1° DE ENERO DE 1839.
!Ciudadanos Representantes y Senadores¡
(...)
El gobierno considera como una fatalidad, que se hubiera abandonado
el proyecto de reunir una asamblea de plenipotenciarios de las repúblicas
del continente americano para arreglar el derecho internacional de éstas,
y adquirir por su union la fuerza que pudiera faltarles, aislando el poder
y los recursos de cada una de ellas. La guerra en que se han empeñado
algunas naciones del Sur, pudiera haberse evitado, del mismo modo que el
escándalo que produce si los derechos é intereses se hubieran debatido en
una asamblea, que era por su naturaleza un arbitrador permanente y amigo.
Preciso es reparar lo perdido, é insistir en la reunion de la grande asamblea
americana, para lo que el gobierno empleará sus mas prontos oficios con
la cooperación del poder legislativo.
(...)
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, México, Correspondencia con los Cónsules de Venezuela, 1835-1862,
Tomo I, Vol. 7, f. 101.
239
Dolores Damarys Cordero
N° 4
Extracto de una comunicación del Cónsul de Venezuela en México,
Juan Nepomuceno de Pereda, al Ministro de Relaciones Exteriores
de Venezuela, Guillermo Smith, en la que informa que ha logrado
incluir en la agenda de las sesiones ordinarias del Congreso mexicano, lo
concerniente a la reunión de la Asamblea General Americana. México,
30 de marzo de 1839.
Consulado de Venezuela
N° 38
México á 30 de Marzo de 1839.
Al Señor Secretario de relaciones esteriores de la republica de Venezuela
Señor
(…)
Hoy espira el periodo de las sesiones ordinarias del congreso general, y
habiendose prorrogado estas para tratar determinados asuntos, he logrado
que entre los señalados se ponga lo concerniente á la reunion de la asamblea
general americana, y como quiera que si no me engaño, cada dia encuentro
un nurvo motivo para insistir en que se lleve al cabo esta reunion, me he
propuesto agitar este asunto cuanto pueda. En el congreso hay la mejor
disposicion sobre esto, señaladamente en la camara de diputados.
El Señor Don Juan de Dios Cañedo que se hallaba de plenipotenciario
de Mejico en Lima, ha llegado á esta capital, y me ha dicho que por su parte
va á cooperar eficazmente para que cuanto antes se realice esto.
Las republicas americanas tendran que arrepentirse siempre de haber
descuidado los intereses continentales, de haber aislado su poder y de no
haber uniformado á tiempo su politica esterior, y establecido su derecho
internacional; pero, en fin, aunque tarde, aun pueden esperarse resultados
favorables si la asamblea tiene efecto, y no me descuidaré en dar cuenta á
ese gobierno con lo que sobre el particular se adelante por acá.
240
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Reitero a V. S. las protestas de mi consideracion, y con las que tengo el
honor de suscribirme de V. S.
Muy atento servidor.
Juan Nepomuceno de Pereda
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, México, Correspondencia con los Cónsules de Venezuela, 1835-1862,
Tomo I, Vol. 7, fs. 266-268.
N° 5
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador, Luis de
Vara, al Secretario de Relaciones Exteriores de Venezuela, Guillermo
Smith, en la cual le informa haber recibido y aceptado la invitación
del Gobierno mexicano para concurrir a la reunión de la Asamblea
Americana y solicita que la misma se realice en la ciudad de Quito.
Quito, 29 de octubre de 1839.
República del Ecuador
Ministerio de Estado en el
Despacho de Relaciones Esteriores
Quito á 29 de Octubre de
1839 – 29 °
Señor
El infrascrito há recibido orden de su gobierno para trasmitir al honorable
Señor Secretario de Estado en el despacho de Relaciones Esteriores de
Venezuela una comunicacion dirijida con esta fecha á la Secretaria de Relaciones
Esteriores de la República de Méjico; cuyo contenido es el siguiente.
“El infrascrito Ministro de Relaciones Esteriores há tenido la satisfaccion
de recibir la nota fecha (en blanco en el original) que V. E. el Señor Ministro
241
Dolores Damarys Cordero
del mismo departamento en la República de Méjico le hizo el honor de
dirijirle contraida á manifestar la conveniencia á los nuevos Estados de
America del Sur de formar una Confederacion que afianze y asegure sus
derechos internacionales, y les dé respetabilidad y fuerza en el esterior.
Impuesto S. E. el Presidente de la referida nota me ha encargado contestar
á V. E. asegurandole que el gobierno del Ecuador, convencido de las poderosas
razones que militan para dar cabo á una Confederacion Americana tantas
veces propuesta y no realizada hasta el presente, no solo presta su
consentimiento por parte del Ecuador, sino que en virtud de los dispuesto
en el articulo 35 del tratado de amistad, paz y comercio celebrado con esa
República se considera obligado a concurrir como interesada en el pacto
de tal confederacion.= Lo que si desearia el gobierno de esta República
es que la asamblea de plenipotenciarios de las diferentes secciones
Americanas, tuviese lugar en esta Capital, y se funda en que este seria un
medio para facilitar la reunion de esta asamblea; pues algunos Estados de
la America del Sur, y muy especialmente las de la Nueva Granada, Venezuela
y el Perú tendrían una facilidad de enviar al Ecuador sus Ministros
Plenipotenciarios, ya por la poca distancia que las separa, ya por la
comodidad de los caminos, y la salubridad del clima, ya en fin por la
abundancia, calidad y baratura de los medios de subsistir. Sin embargo de
tales consideraciones, el Gobierno del Ecuador concurrirá gustoso por su
parte con sus Ministros Plenipotenciarios a donde se crea mas conveniente;
pues que su deseo estimarse como una mera indicacion”.
El que suscribe tiene el encargo de ecsitar la consideracion del Gobierno
de Venezuela por conducto de su honorable Señor Secretario de Relaciones
Esteriores sobre la indicacion de que la gran Asamblea americana se reuna
en esta Capital por los motivos espresados en la nota preinserta.
Con sentimientos de la mas alta consideracion tiene el infrascrito el
honor de repetirse del honorable Señor Secretario muy atento y obediente
Servidor
Luis de Vara
242
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Al honorable Señor Secretario de Relaciones Exteriores
del Gobierno de Venezuela
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17 fs.
N° 6
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de México, Juan de Dios
Cañedo, al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Guillermo
Smith, en la cual reitera la invitación a la reunión de la Asamblea
Americana y le solicita pronunciarse al respecto a la brevedad posible.
México, 6 de agosto de 1839.
A Su Excelencia el Sr. Ministro de Relaciones exteriores de la
Republica de Venezuela
Palacio del Gobierno nacional
Mexico 6 de Agosto de 1839.
El infrascrito Ministro de Relaciones exteriores de la Republica mexicana,
tiene el honor de dirigirse á S. E. el Sr. Ministro en igual Departamento de
la Republica de Venezuela para manifestarle que á su llegada á esta Capital
de regreso de la mision diplomatica que desempeñaba en las Republicas
del Sur de America, tuvo la grata satisfaccion de saber que la nota circular
que dirijió á los Gobiernos de las mismas desde la ciudad de Lima en 18
de Diciembre de 1838, invitando á que se llebase á efecto la impotrante
reunion de la Asamblea general americana, mereció la alta aprobacion del
Presidente de esta Republica, y que S. E. no dudaba que habria obtenido
la mas favorable acogida y que por consiguiente daria el feliz resultado de
la aquiescencia de los expresados Gobiernos para que tuviese verificativo
aquel grandioso cuanto necesario proyecto.
243
Dolores Damarys Cordero
Sin embargo, hasta la fecha solo se ha recibido la contestacion que el
Supremo Protector del Perú se sirvió dar al dia siguiente al de la circular
citada, manifestando estar dispuesto á contribuir á aquel fin nombrando
sus Plenipotenciarios con la oportunidad debida, é indicando tambien que
en su concepto la ciudad de Lima ó la de Panamá serian mas aproposito
que Tacubaya para la reunion de la Asamblea americana. Se esperan pues
con ansia las respuestas de los otros Gobiernos, entre los cuales se halla el
de esa Republica, y aunque no se duda de recibirla y de que será satisfactoria,
atribuyendose sin demora á la falta de comunicaciones directas entre esta
y esa Nacion, el Presidente encarga al infrascrito reproducir la indicada
excitativa, pues le anima el mas ardiente deseo de que cuanto antes surta
sus efectos, como que debe producir los mas positivos bienes á las
Republicas americanas.
El infrascrito no entrará de nuevo á inculcar cuales sean estos, por que
ademas de que son bien conocidos á la ilustracion de ese Gobierno, estando
indicados en dicha circular y detallados en tantos otros escritos sobre la
materia, seria inutil repetirlos. En esa virtud se limita á incluir con la presente
nota una copia de aquella, por si hubiere padecido algun estravio, y á
recomendar muy eficazmente á S. E. el Ministro de Relaciones exteriores
de la Republica de Venezuela se sirva influir cuanto le sea posible en la
resolucion de este asunto.
La Asamblea americana determinó que su nueva reunion cuando se
verificase, tendria lugar en la Villa de Tacubaya, como el lugar que prestava
(sic) mas facilidades para el lleno de sus atribuciones. Esto no obstante, si
aun se creyere por los Gobiernos que deben contribuir á su formacion que
otro punto proporcionará mayores ventajas, el del infrascrito está pronto
á mandar su Plenipotenciario al que se designare por la mayoria; pero es
convenientisimo que en la contestacion á esta nota con que el Sr. Ministro e
Relaciones de Venezuela honre al infrascrito, se sirva manifestar la opinion
definitiva de su Gobierno á ese respecto, áfin de que esta dificultad quede
allanada al mismo tiempo que se sepa el consentimiento de los Gobiernos
americanos á que se realice la nueva reunion de la Asamblea de que se trata.
244
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
El infrascrito tiene la complacencia de que ahora que ha sido llamado
por el Supremo Magistrado de la Republica á desempeñar el Ministerio de
Relaciones exteriores, pueda acreditar á los Gobiernos referidos los mismos
principios y las mismas ideas que lo guiaron en los siete años que tuvo
á su cargo la Plenipotencia mexicana en aquellas naciones, acerca
de la importancia, necesidad y conveniencia politica de la reunion de un
Congreso que arregle, sisteme y fortifique sus mutuas relaciones y las que
tienen con las Potencias Europeas. El infrascrito se lisonjea de que esas
mismas ideas y principios son los de todos los expresados Gobiernos: que
la celebracion de la Asamblea solo se ha entorpecido por circunstancias
fortuitas; pero que habrá llegado la epoca de que se cumplan los votos
de los amantes sinceros del engrandecimiento y ventura de la America en
general.
El infrascrito aprovecha esta oportunidad para ofrecer á S. E. el Sr.
Ministro de Relaciones exteriores de la Republica de Venezuela las
seguridades de su alta y distinguida consideracion.
Juan de D. Cañedo
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 19-20 v.
245
Dolores Damarys Cordero
N° 7
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de México, Juan de Dios
Cañedo, al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Guillermo
Smith, en la cual nuevamente reitera la invitación a la reunión de la
Asamblea Americana y le solicita respuestas precisas al respecto.
México, 2 de abril de 1840.
A Su Excelencia el Señor Ministro de Relaciones esteriores
de la Republica de Venezuela
Palacio del Gobierno nacional
Mexico Abril 2 de 1840
El infrascrito Ministro de Relaciones esteriores de la Republica Mexicana
tiene el honor de dirigirse á S. E. el Sr. Ministro en igual departamento de
la República de Venezuela y de manifestarle que en 6 de Agosto del año
proximo pasado tuvo la satisfaccion de comunicarle que la circular que
dirigió desde Lima con fecha 18 de Diciembre de 1838 relativa á la reunion
de una Asamblea general compuesta de Ministros Plenipotenciarios de los
nuevos Gobiernos Americanos, mereció la alta aprobacion de S. E. el Presidente.
El infrascrito se ciñó en ambas comunicaciones a indicar las notorias
y grandes ventajas que deben resultar á cada una de las Repúblicas de su
concurrencia á la Asamblea, dejando a la sabiduria é ilustracion de los
gobiernos hermanos amplificarlas y darle su verdadero valor á un proyecto
que llegado a realizar pondrá en contacto los nuevos Estados, fijará
sus reciprocos derechos y dará estabilidad y consistencia á las formas que
hayan establecido en sus respectivas Administraciones, librandolas de la
ambicion ó del poder que intente destruirlas.
En la comunicacion de 6 de Agosto indicó el infrascrito que si los
gobiernos que deben concurrir á la formacion de la Asamblea creyesen
que otro punto que no fuera Tacubaya, lugar designado en las estipulaciones
de Panamá para la nueva reunion, presentaba mayores facilidades, el de
México estaba pronto á emviar su Plenipotenciario al en que conviniese la
mayoria, y que sobre este particular esperaba una contestacion definitiva.
246
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Las que hasta la fecha se han recibido, sobre un negocio que el infrascrito
no vacila en calificar de vital, han correspondido á los deseos y miras de
México, como era de esperar del patriotismo ilustrado de las Repúblicas
hermanas y de sus sabios gobiernos que saben apreciar la importancia de
la Asamblea de que se trata, pero no ha sucedido así con respecto al lugar
en que ésta haya de reunirse y abrir sus conferencias: no se fija hasta ahora
definitivamente cual haya de ser; y S. E. el Señor Ministro de Relaciones
de la República de Venezuela percibirá desde luego que no conviniendose
previamente en el punto en que hayan de reunirse los respectivos Ministros
Plenipotenciarios son palpables los embarazos, dificultades y dilaciones
que deben resultar, no obstante la deferencia y ardientes deseos de que
cada gobierno esté animado por la realizacion del proyecto.
El infrascrito entiende que la asignacion del lugar debe ser acto simultaneo
al en que se manifieste el allanamiento á su cooperacion; y S. E. el Señor
Ministro de Relaciones de Venezuela le permitirá indicarle que para facilitarlo,
seria muy oportuno que su gobierno que está tan inmediato á los del
Sud-América, se pusiera de acuerdo con los demás acerca del lugar que
estimen mas á proposito para la reunion de los Plenipotenciarios, en la
firme inteligencia de que siendo diez las nuevas Repúblicas Américanas
inclusa la de México, á aquel que elijan seis de ellas, sea el que fuere, México
no dilatará en nombrar y despachar al Ministro que haya de representarle.
El infrascrito suplica á S. E. el Señor Ministro de Relaciones de Venezuela
se sirva darle una respuesta en los términos que la solicitó en 6 de Agosto
y ahora deja insinuados, y se digne recibir las seguridades de su distinguida
consideracion.
Juan de D. Cañedo
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol.17, fs. 25-27 v.
247
Dolores Damarys Cordero
N° 8
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de México, Juan de Dios
Cañedo, al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Guillermo Smith, en la cual le informa haber recibido respuesta de
la Nueva Granada, apoyando que la reunión de la Asamblea Americana
tenga lugar en la localidad mexicana de Tacubaya. México, 20 de
abril de 1840.
A Su Excelencia el Señor Ministro de relaciones
Exteriores de la Republica de Venezuela
Palacio del Gobierno nacional
Mejico 20 de Abril de 1840
El Infrascrito Ministro de relaciones exteriores de la Republica mejicana
tuvo el honor de dirijirse á S. E. el Señor Ministro en igual Departamento
de la Republica de Venezuela con fecha 2 del presente, para indicarle cuanto
debe influir para la pronta reunion de la asamblea general americana el
que ese Gobierno se pusiese de acuerdo con los demas acerca del lugar
que estimase mas áproposito para que aquella se verificase reiterando la
disposicion en que está el de Mejico en enviar su Plenipotenciario al en que
convengan cinco de las nuevas Republicas hermanas uniendo su voto al de
estas para formar mayoria.
Posteriormente á aquella comunicacion ha recibido el Infrascrito
despachos de la de Nueva Granada en los que manifiesta su opinion y
designa á Tacubaya para la instalacion de la Asamblea, conforme se acordó
por los Plenipotenciarios que concurrieron á Panamá, con facultad
empero de poder trasladarse á otro punto si asi lo estimase conveniente la
misma Asamblea.
Mejico opina de la propia manera que Nueva Granada y ofrece desde
luego la mas cordial hospitalidad á los representantes que nombren sus
hermanas, en el concepto de que si la mayoria acordase otra cosa, repite
que enviará como tiene ofrecido su Plenipotenciario al lugar que se señale.
248
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
El Infrascrito nada tiene que añadir á lo que anteriormente ha espuesto
sobre un negocio tan vital para la prosperidad del continente S. E. el Señor
Ministro de relaciones de Venezuela sabrá apreciar aquellas indicaciones y
al que subscribe solo le resta aprovecharse de esta ocacion para renovarle
las seguridades de su mas distinguida consideracion.
Juan de D. Cañedo
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 28-29.
N° 9
Comunicación del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Guillermo Smith, en la cual a solicitud del Poder Ejecutivo, remite al
Consejo de Gobierno las diferentes excitaciones del Gobierno mexicano
para concurrir a la reunión de la Asamblea General Americana y le
solicita manifieste la opinión de ese Cuerpo al respecto. Caracas, 16
de febrero de 1841.
El Secretario de Relaciones Exteriores tiene el honor de presentar al
Consejo un expediente que comprende las comunicaciones oficiales hasta
ahora ocurridas acerca de la reunion de la Asamblea Jeneral Americana,
compuesta de los plenipotenciarios nombrados por los respectivos estados
independientes, con cuyo motivo ha dirijido el Gobierno Mejicano
varias excitaciones á fin de que se relice aquella idea con la mayor brevedad
posible. S. E. el Poder Ejecutivo desea oir la opinion del Cuerpo sobre la
deliberacion mas acertada que deba tomarse en consideracion de las
circunstancias y del estado actual de este negocio.
Caracas Febrero 16 de 1841.
Smith
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, f. 33.
249
Dolores Damarys Cordero
N° 10
Minuta de la Sesión N° 28 del Consejo de Gobierno de Venezuela,
en la cual se discutió la postura que debería asumir el Gobierno
venezolano, ante las insistentes invitaciones del Gobierno de México
para concurrir a la reunión de la Asamblea Americana. Caracas, 22
de abril de 1841.
Sesion N. 28 del Concejo de Gobierno
S° 2°
Jueves 22 de Abril de 1841.
12 i 31.
El Sr. Presidente presentó redactado el voto rasonado del Concejo, y ha
de servir de contestacion á la consulta sobre Asamblea Americana, de cuya
redaccion se encargó segun consta del acta anterior; i fue aprobado en los
terminos siguientes.
“El Ministro Plenipotenciario de los Estados Unidos Mejicanos, remitió
en 18 de diciembre de 1838 de Lima, una nota, con una circular de su
Gobierno de 13 de Marzo de 1831, á los nuevos estados americanos,
invitandolos para una reunion de sus respectivos plenipotenciarios, bien en
Tacubaya, bien en Panamá, Lima, ó el lugar que se estimase conveniente,
i en que estuviese la mayoria de los gobiernos interesados; exijiendo, que
Venezuela designase clara i terminantemente el que le pareciere adecuado
para la reunion de la Asamblea. La union, añade i estrecha alianza de las
nuevas sociedades para la defensa en caso de invasion estranjera, la mediacion
amistosa de las neutrales para cortar las desavenencias que ocurran entre
una o mas de las Repúblicas hermanas, i un Código de Derecho Publico
que instituya sus mutuas obligaciones y conveniencias internacionales, son
objetos reales palpables de la dicha comun, (ilegible) mui asequible, vencido
el primer paso de la resolucion esplicita sobre el local de la Asamblea, i el
nombramiento de los que deban componerla”.
“El mismo Plenipotenciario, como Ministro de Relaciones Exteriores,
dirijió de Mejico á 6 de Agosto de 1839, una nota al de Venezuela,
250
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
reproduciendo la anterior excitativa, con expresion que á su Gobierno le
animaba el mas ardiente deseo de que cuanto antes surtiese sus efectos, como
que debia producir los mas efectivos bienes á las Republicas Americanas”.
“Por otra comunicacion de 2 de Abril del año proximo pasado, manifestó,
que las contestaciones que se habian recibido hasta la fecha de las Repúblicas
hermanas, habian correspondido á los deseos i miras de Mejico, aunque no
habia sucedido asi respecto al lugar en que debia reunirse la Asamblea, i
abrir sus conferencias, por no haberse hasta entonces fijado definitivamente,
por lo que estimaba que la designacion del lugar debia ser acto simultaneo
al que se manifestase el allanamiento á su cooperacion, i que desde
luego se permitia indicar, que para facilitarla, seria mui oportuno que este
Gobierno, que está tan inmediato á los del Sud América, se pusiere de
acuerdo con los demas, acerca del lugar que estimen mas áproposito para
la reunion de los plenipotenciarios, en la firme intelijencia de que siendo
diez las nuevas repúblicas americanas, inclusa la de Mejico, aquel que elijan
seis de ellas, sea el que fuere, Mejico no dilatará en nombrar i despachar el
Ministro que tenga de representarla”.
“Finalmente en 20 del propio mes i año, dirijió otra nota á la Secretaria
de Relaciones Exteriores, participando que la Nueva Granada designaba á
Tacubaya para la instalacion de la Asamblea conforme se acordó por los
Plenipotenciarios que concurrieron á Panamá, con facultades sin embargo
de poder trasladarse á otro punto si asi lo estimase conveniente la misma
Asamblea, i que Méjico opinaba de la misma manera”.
“La Gaceta de Colombia N°. 170, hablando de la Confederacion
Americana, dijo en el año de 24, _____ que el Libertador en calidad de
jefe de la administracion del Perú, tenia el mayor interes en que se reuniese
pronto esta Asamblea, i encarecia al Sr. Presidente de Colombia, la
conveniencia i necesidad de esta medida, i que esperaba no dejaria de dar
el ultimo paso que le faltaba á su memoria i gloria”.
“En la circular que el Libertador dirijió en 7 de Diciembre del mismo
año, como encargado del mando supremo del Perú, invitando á los
gobiernos de las demas repúblicas de América, á mandar sus representantes
251
Dolores Damarys Cordero
al istmo de Panamá, con el fin de celebrar una Asamblea General, decia:
“En 822 invité como Presidente á Colombia, á los gobiernos de Méjico,
Perú, Chile i Buenos Aires, para que formasemos una confederacion i
reuniesemos en el istmo de Panamá, u otro punto elejible á pluralidad, una
asamblea de plenipotenciarios de cada estado, que nos sirviese de consejo
en los grandes conflictos, de punto de contacto en los peligros comunes,
de fiel interprete en los tratados publicos, cuando ocurran dificultades, i de
conciliador en fin de nuestras diferencias”.
“En los papeles publicos de aquel tiempo se dijo que los objetos de la
confederacion, eran completar la independencia del Nuevo Mundo arrojando
las tropas españolas que ocupaban algunos puntos, dirimir las disputas
existentes entre algunos de los estados americanos, i facilitar la inmigracion
de los que estaban dispuestos á abandonar la Europa, i establecerse en este
lado del Atlantico”.
“La Asamblea Americana se instaló en Panamá el 22 de Junio de 1826,
i en las conferencias se manifestó que Méjico no queria una liga perpetua,
sino transitoria, sin mas duracion que la de la guerra de independencia. En
tal sentido se celebraron tratados de alianza ofensiva i defensiva contra la
España, entre los cuatro gobiernos hispano americanos que fueron alli
representados, á los cuales podian adherirse dentro del término de un año
los otros que no lo fueron; pero no solo no se adhirió ninguno á ellos, sino
que de los cuatro en cuyos nombres fueron firmados, el de Colombia
solamente los aprobó, previo el acuerdo i consentimiento de su Congreso;
el de Méjico los negó espresamente; i de las otra dos, ni aun se sabe que los
hubiesen considerado. La Asamblea suspendió sus conferencias, sin tenerse
conocimiento de ningun otro de sus acuerdos, ni de las causas ó motivos
de su traslacion. Díjose que la insalubridad del clima, la carestia del pais, i
las pocas habitaciones de la ciudad para recibir á tantos MM i proporcionarles
alguna comodidad fueron los motivos que obligaron á la traslacion.
Díjose tambien que el proyecto de Asamblea Americana no era otra cosa,
que un bello i gran delirio, una utopia, i una union inutil, cuyos resultados
no se esperimentaron, ni aun percibieron. Hablando sobre este punto el
Libertador, á S. E. el Jeneral Paez, en carta fechada en Lima á 8 de Agosto
252
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
de 1826 dijo: “el Congreso de Panamá institucion que debiera ser admirable,
si tuviera mas eficacia, no fue otra cosa que aquel loco griego que
pretendia dirijir desde una roca, los buques que navegaban. Su poder será
una sombra, i sus decretos meros consejos: nada mas”. En la circular del
Gobierno Mejicano de 13 de Marzo de 1831, se dice: que esta reunion no
produjo los saludables efectos que eran de esperar, i que una de las causas
que contribuyeron á su desconcepto, i que obró de una manera mui directa
en su resolucion, fue sin duda el grande aparato que se procuró darle, que
si bien convenia á los importantes objetos que habian de ser materia de sus
sesiones, hizo concurrir á ella los ajentes de naciones ó potencias que de
ninguna manera tenian el mismo interes en su feliz exito”.
“En Tacubaya abrió la Asamblea sus sesiones, aunque no pudo continuarlas
por la insalubridad del clima; bien que dejó acordado que su nueva
reunion, cuando la verificare, tendria lugar en la misma villa de Tacubaya,
como lugar que prestaba mas facilidades para el lleno de sus atribuciones”.
“Es de notar que las Repúblicas Americanas defendieron por si solas
su causa, i vencieron la fuerza de España sin el auxilio de las otras. El
Perú solo, tuvo su independencia, por los que le prestó Chile i Colombia;
pero despues de la Batalla de Ayacucho (9 de Diciembre de 1824) por la
que los españoles fueron arrojados del pais; habiendo el Ministro Canning
manifestado a la Corte de Madrid desde el año de 23, que el curso de los
sucesos i el tiempo, habian decidido sustancialmente la separacion de las
colonias de la madre patria, i al Embajador de Francia que el gobierno
ingles consideraria cualquiera intervencion estraña ya por la fuerza, ó por
amenaza entre la disputa entre España i sus colonias, como un motivo de
socorrer á estas inmediatamente. Habiendo los Estados Unidos reconocido
la independencia de Colombia, Mejico, Centro America i Buenos Aires, i
declarado antes su Gobierno, que no toleraria la intervencion armada de
las potencias de Europa en auxilio de la España, ni para establecer nuevas
colonias en este hemisferio; el Perú i los demas estados americanos gozaron
i gozan de su independencia, sin tener temor fundado de que la nombrada
Santa Alianza haya intentado, ni pueda intentar nada contra su soberania
ni mudar la forma de sus gobiernos. Si el Rey Fernando destinó algun
253
Dolores Damarys Cordero
tiempo despues, una espedicion contra Mejico, al mando de Barradas, fue
prontamente destruida en Tamaulipas por las solas fuerzas que se hallaban
en las inmediaciones. Disuelta la Republica de Colombia, i constituidos
en estados soberanos é independientes los tres grandes departamentos,
Venezuela ha sido reconocida por la Francia, la Gran Bretaña, Estados
Unidos, los Paises Bajos, las ciudades ansiaticas, Dinamarca i Suecia. El
Ecuador igualmente que Mejico, lo han sido por la España, con la que han
celebrado tratados de paz i amistad perpetua. El deplorable estado en que
se halla esta desventurada nacion por la guerra civil que la devora, no le
puede permitir que piense siquiera en la reconquista de las que llamaba sus
colonias. No existe pues la principal causa que movió a la convocatoria i
establecimiento de la confederacion americana”.
“Contrayendose el Concejo á la alianza i Asamblea Americanas con el
objeto con que ahora se propone, halla que la 1ª es impracticable, i la ultima
segun los fines que se le atribuyen, lejos de convenir á la paz, union i poder
de las Repúblicas representadas, vendria á ser un manantial de discordias
i guerras entre si, que aniquilarian ó debilitarian sus fuerzas ó recursos”.
“Alianza defensiva jeneral no puede existir entre aquellos pueblos que
no tienen comunidad de intereses, i si rivalidades i aun enemistades; que
estan diseminados en un vasto continente, i separados por altas montañas,
selvas espesisimas, ó dilatados desiertos; de exigüa poblacion relativamente
á su territorio; que no poseen marina de guerra, ni ejércitos diciplinados,
ni erario, i que se hacen la guerra unos á otros, ó se hallan divididos entre
si, i en guerra civil. Supóngase allanados todos los obstáculos que
presentan la naturaleza fisica y la de nuestras constituciones politicas para
la negociacion, aprobacion i ratificacion de la alianza, en caso de ser atacada
Venezuela por ejemplo ¿seria auxiliada eficazmente por sus coaligadas? De
ninguna manera. No contando ella con recursos propios para su defensa,
sus puertos serian bloqueados, i provincias enteras ocupadas por el enemigo,
antes que el requerimiento de nuestro gobierno pudiera llegar al del pais
mas inmediato. Seria necesario reunir los respectivos cuerpos legislativos,
que estos examinaran si era llegado el casus foederis, i decretaban los auxilios
i prestaciones pactados, i aun cuando todo esto se hiciera con la mayor
254
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
celeridad, con el mas vivo interes, sin la menor diverjencia ¿Serian oportunos
los auxilios de cualquier clase, enviados por Mejico, Guatemala, Ecuador,
Perú, Bolivia, Chile i Buenos Aires, que ni tienen, ni tendran en muchisimos
años marina de guerra, i que distando de nosotros tanto, ó mas que la
Europa, no hai vias de comunicacion con ellos? Más facil le seria á
Venezuela encontrar un aliado verdadero en Europa, llegado el caso de
una injusta agresion, que entre los estados mencionados; por que mantiene
con casi todas las potencias de aquel continente, relaciones comerciales, i
diplomaticas, i ningunas con las de la América Española”.
“La alianza de todas las Repúblicas de este continente, cuando luchaban
por su independencia de la comun metropoli, fue necesaria y conveniente:
una era la causa, uno el enemigo; pero conseguido el objeto, i habiendo
sido reconocida por este; la soberania de dos de aquellas, i estando
dispuesto á hacer lo mismo con respecto á las demas, parece innecesaria
aun esta alianza”.
“Entrando Venezuela en una alianza defensiva con todos los Estados
Americanos obraria en abierta contradiccion con sus mas grandes i mas
caros intereses. Ella se formaria enemigos en Europa, el pais de todas sus
comunicaciones, i de dónde espera civilizacion, artes, ciencias, poblacion,
riqueza; en fin, su futuro engrandecimiento, sin aumentar con la alianza sus
medios de defensa, por las dificultades de todo linaje que hai para que la
alianza sea efectiva i proficüa”.
“Ni Venezuela, ni ningun estado americano tiene que temer agresiones
europeas, ni la menor lesion en sus intereses por razon de la forma de
gobierno que han preferido, ni de los principios que han consagrado. Haya
perfecta igualdad en nuestra legislacion de Aduanas para todas las naciones,
que se administra pronta i cumplida justicia á los estranjeros en sus pleitos
entre si, ó de ellos con nacionales, que se les concedan la misma libertad
i garantias á aquellos que á estos, en el ejercicio de sus profesiones, ó
industrias, en fin que apreciando las ventajas que nos resultaran del trato
i comercio con todo el mundo, admitamos á los estranjeros que vengan á
nuestro pais i les dispensemos todo jénero de proteccion, i nos pondrémos
al abrigo de toda enemistad; i si contra tan racional espectativa, aconteciere
255
Dolores Damarys Cordero
que alguna potencia se delatase nuestro enemigo, nuestro proceder justo,
franco, i benévolo, unido á los celos i rivalidades que existen entre las
naciones europeas, nos proporcionarán auxiliares mas poderosos en
Europa, que los que podriamos encontrar en América, á virud del pacto de
confederacion. Nada hai que pueda alhagar (sic) mas á los hombres de bien,
amantes de la causa americana, que la idea de una Asamblea Anfictiónica,
ajustando diferencias, reconciliando intereses, dictando reglas internacionales
ya de comercio, ya de navegacion, ya de política para todos los Estados
Americanos; pero es preciso convenir en que es un pensamiento poético,
que no hallará cabida entre los políticos, i hombres de negocios, pero que es
irrealizable, como lo han sido los de la paz perpetua i de la monarquia universal”.
“Precíndase de si seria posible que las Repúblicas Americanas se
desprendiesen de una parte de su soberanía, para delegarla en la mayoria
de los miembros de aquella asamblea; i se supone que ella esté ya
constituida i ejerciendo la plenitud de su poder. Para que sus decisiones
fuesen obedecidas i cumplidas, seria indispensable poner á su disposicion
medios coercitivos, es decir ejércitos, escuadras, i erario para compeler á
la parte refractaria, ó que rehusara obedecer, i esto es física i moralmente
imposible; su injerencia pues en las diferencias i cuestiones entre los anfictiones
seria puramente moral, i ella no bastaria para hacer ceder al que se considerase
perjudicado, ó agraviado con sus decisiones. Atribuiria este la pérdida de
su causa al influjo de los intereses de la mayoría, á enemistad, al deseo de
equilibrar fuerzas, al de estrechar los vínculos del vecindario, ó á cualesquiera
otros motivos; i de cualquier pretesto se valdría para resistir el cumplimiento
del acuerdo de la Asamblea, i la guerra seria inevitable”.
“La pretension de formar un Derecho de Jentes particular para la América
que aclare i decida los puntos controvertidos en la vieja Europa, especialmente
en la parte comercial i marítima, puede ser productiva de grandes
males para las nuevas Repúblicas. La adopcion de principios opuestos á
los que han adoptado las potencias de Europa, ó algunas de ellas, será mas
bien causa de continuas querellas entre los dos continentes, pues no es
presumible que la Europa quiera en esta parte, uniformarse con la América. La
prudencia aconseja que nos entendamos con cada nacion, segun sus principios,
256
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
evitando así todo motivo de diferencia. Por lo que hace a Venezuela las reglas
i principios que estableciera la Asamblea de nada la aprovecharian: ella
contribuiria por medio de sus Diputados en la Asamblea á la confeccion de
un código que no la comprenderia, pues que por su posicion geográfica, i la
naturaleza de sus productos, sus relaciones marítimas, comerciales i diplomaticas
las tiene como ya se ha dicho, con casi todas las naciones de la tierra, exepto
precisamente aquellas con las cuales se pretende confederarla”.
Estas reflexiones inducen al Concejo á consultar al Poder Ejecutivo,
que no considera conveniente el envío de Ministros Plenipotenciarios á la
asamblea que se trata de formar por algunos estados americanos, para lo
cual ha sido particularmente invitado por el Gobierno de Méjico.
El Concejero Secretario
Manrique
Mayo 5 de 1841.
Habiendose conformado el Gobierno con el precedente dictámen,
dirijase con arreglo á él la contestacion conveniente al Gobierno Mejicano.
Por S. E.
Smith
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol.17, fs. 34-39 v.
257
Dolores Damarys Cordero
N° 11
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Guillermo
Smith, al Ministro de Relaciones Exteriores de México, en la que
manifiesta el desacuerdo del Gobierno venezolano con la reunión de
la Asamblea Americana propuesta por ese Gobierno. Caracas, 7 de
mayo de 1841.
R. E.
Caracas 7 de Mayo de 1841.
Al Excelentísimo Señor Ministro de Relaciones Exteriores de la República
de Méjico.
Excelentísimo Señor
Por diversos rumbos y en distintas ocasiones ha tenido este Ministerio
el honor de recibir del de V. E. las siguientes notas oficiales, acerca de la
reunion de una Asamblea Americana, compuesta de Plenipotenciarios de
todos los Estados, que fueron antes colonias españolas.
En 18 de Diciembre de 1838 acompañó la Legacion Mejicana en Lima
una circular de ese Gobierno de 13 de Marzo de 1831, invitando á los
demas para aquel acto, bien en Tacubaya, Panamá, Lima ó el lugar en que
conviniese la mayoria, y para el nombramiento y remision de sus Representantes.
Asimismo incluyó el oficio que en 18 de Marzo de 1834 pasó al Ministerio
Chileno durante su residencia en la capital de Santiago, y en que despues de
haber hablado del local, indicando tambien á Mejico, procedió á establecer
las materias en que debia ocuparse el Congreso á saber: basas para tratar
con la España cuando se manifestase dispuesta á reconocer la independencia,
y con la Santa Sede en los concordatos: para los tratados que liguen á las
nuevas Repúblicas con las potencias extranjeras, y para las relaciones de
amistad y comercio entre aquellas, auxilios que hubieran de prestarse mutuamente
caso de guerra extranjera y medios de hacerlos efectivos: modo de evitar y cortar
las desavenencias por una intervencion amistosa de las demas, de determinar
258
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
el territorio que debia pertenecer á cada una y de asegurar su integridad
respecto de sí mismas y de las Potencias extranjeras confinantes con ellas;
y por último las basas del derecho público ó código internacional que
rigiese á las nuevas Repúblicas. Añadiose en conclusion que siendo las
deliberaciones de la Asamblea de un caracter puramente diplomático debia
reservarse su sancion definitiva á los respectivos Gobiernos para que la
otorgasen en la forma prescrita por sus constituciones.
Reprodujo ese Ministerio en 6 de Agosto de 1839 la anterior excitativa
con expresion de que al Gobierno Mejicano le animaba el mas ardiente
deseo de que cuanto antes surtiese sus efectos como que debia causar los
mas positivos bienes á las Repúblicas Americanas.
Por otra comunicacion de 2 de Abril de 1840 manifestó que las contestaciones
que de algunas se habian recibido hasta la fecha habian correspondido á
los deseos y miras de Méjico, aunque no habia sucedido así respecto al
lugar en que debia reunirse la Asamblea y abrir sus conferencias, por no
haberse aun fijado definitivamente. Estimaba por lo tanto que la designacion
del lugar debia ser acto simultáneo con el que declarase el allanamiento á
su cooperacion, y desde luego se permitia indicar que para facilitarla seria
muy oportuno que este Gobierno, que se hallaba tan inmediato á los del
Sud América, se pusiese de acuerdo con los demas acerca del lugar que
estimase mas á proposito para la reunion de los plenipotenciarios, en
intelijencia de que siendo diez las Repúblicas, al que elijiesen seis de ellas,
cualquiera que fuese, despacharia Méjico sin demora su representante.
Finalmente en 20 del propio mes y año dirijió otra nota participando que
la Nueva Granada designaba á Tacubaya para la instalacion de la Asamblea
conforme se habia acordado por los plenipotenciarios que concurrieron á
Panamá, pero con facultades de poderse trasladar á otro punto, si así lo estimase
conveniente la misma Asamblea, y que Méjico opinaba de la propia manera.
Ademas de estas comunicaciones, se recibieron otras dos del Gobierno
Ecuatoriano fechas en 29 de Octubre de 1839, y 25 de Julio de 1840. Insertase
en la primera el oficio que aquel Ministerio de Relaciones Exteriores dirijió
al de ese Estado manifestando que S. E. el Presidente no solo prestaba
259
Dolores Damarys Cordero
su consentimiento á la invitatoria para la proyectada confederacion, sinó
que en virtud de lo dispuesto en el artículo 35 del tratado de amistad,
paz y comercio celebrado con Méjico consideraba al Ecuador obligado á
concurrir como parte interesada en el pacto y proponiendo por punto de
reunion la capital de Quito, que se recomienda tambien por conclusion al
Gobierno de Venezuela. En la segunda se transcribe la misma nota de 2 de
Abril de 1840 que esa Secretaria habia pasado á la de mi cargo, añadiendo
el Ministro Ecuatoriano que al contestar á V. E. le reiteraba la aquiescencia
de su Gobierno al proyecto, y se permitia indicar la ciudad de Guayaquil ó
Quito, cuyos locales deseaba igualmetne fuesen elejidos por este Gobierno.
Instruido el expediente con las anteriores piezas oficiales, y reunidas todas
las demas noticias y observaciones constantes de los periódicos y escritos
publicados desde la instalacion del Congreso de Panamá S. E. el Poder
Ejecutivo ha empleado en su exámen la mas prolija y diligente meditacion,
y con acuerdo del consejo ha dispuesto se dirija á V. E. la presente contestacion.
Sin duda que V. E. no la calificará de tardía si se sirve considerar la falta de
comunicaciones directas entre ambos paises por la gran distancia que los
separa y persuadirse de que en materia de tanta gravedad é importancia no
seria prudente aventurar el acierto por atender á la celeridad.
La República de Colombia celebró tratados con el Perú en 6 de Julio
y con Chile en 20 de Noviembre de 1822, con Méjico en 3 de Octubre
de 1823 y con la América Central en 15 de Marzo de 1825. En todos
ellos por tres artículos convinieron las partes contratantes: “en formar una
Asamblea compuesta de dos plenipotenciarios por cada una, obligandose
á interponer sus buenos oficios con los Gobiernos de los demas Estados
de la América antes española para entrar en un pacto de union, liga y
confederacion perpetua, y conseguido este grande é importante objeto en
reunir una Asamblea jeneral de los Estados Americanos compuesta de sus
plenipotenciarios con el encargo de cimentar de un modo mas solido y
estable las relaciones intimas que debian existir entre todos y cada uno de
ellos y que les sirviese de consejo en los grandes conflictos, de punto de
contacto en los peligros comunes, de fiel interprete de sus tratados públicos
cuando ocurriesen dificultades, y de juez árbitro y consiliador en sus
disputas y diferencias”.
260
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Tanto ese Gobierno como el de Ecuador han apoyado su excitatoria y
asenso á la Asamblea en los artículos que acabo de citar; pero el de Venezuela
entiende que este fundamento jira sobre un concepto equivocado. Desde
el momento en que sucedió la disociacion de Colombia, formandose por
separado tres Estados soberanos é independientes, caducaron necesariamente
aquellos tratados. Así es que Venezuela en uso de su nacionalidad
procedió luego á celebrar con la Gran Bretaña, con los Paises Bajos y con
los Estados Unidos de Norte América, otros nuevos de Amistad, Comercio
y Navegacion, sin embargo de los que antes habia formado Colombia,
porque creyó que estos de ninguna manera le eran obligatorios, y que se
hallaba en aptitud de proceder por sí sola al establecimiento de relaciones
politicas con dichas potencias, del modo que lo ha hecho tambien con la
Francia, Ciudades Anseáticas, Dinamarca, y Suecia. Así es que Méjico ha
celebrado un tratado con la España, comprehensivo de varias cláusulas que
no se avienen con las estipulaciones del artículo 17 del que concluyó con
Colombia, pues en él declararon las partes contratantes que se obligaban
expresa é irrevocablemente á no acceder á las demandas de indemnizaciones,
tributos ó exacciones que el Gobierno español pudiese entablar por la pérdida
de su antigua supremacia sobre estos paises, ó cualquiera otra nacion en
nombre y representacion suya, sosteniendo en todas las ocasiones y lugares
sus intereses recíprocos con la dignidad y enerjia propias de naciones libres
é independientes, amigas, hermanas y confederadas. Así es, por fin, que el
Ecuador ha ajustado tambien con el Gabinete de Madrid un convenio de paz
y amistad, con transacciones semejantes á las que contiene el de esa República.
Cuando Colombia celebró tratados con ese Estado y los demas del continente
se hallaba empeñada en una terrible lucha con la España. Entónces la instalacion
de la Asamblea y la celebracion de un pacto de union, liga y confederacion,
habrian sido utiles y necesarios. La causa era entónces una y comun, uno
el enemigo y bastante poderoso, comun el peligro y necesaria á todos
la defensa. Mas terminada la guerra por una serie de victorias que cada
República por sí sola y sin ajeno auxilio ha obtenido hasta el completo
exterminio de la dominacion española, y reconocidas la soberanía é
independencia de Méjico y del Ecuador por la misma España que se muestra
tambien dispuesta á hacer lo mismo con las demas Repúblicas, el proyecto
en cuestion vendria á ser ahora innecesario, inútil y aun perjudicial.
261
Dolores Damarys Cordero
La historia no presenta sinó tres especies de confederacion. La primera,
cuando se confia la direccion de la guerra ó la decision de las querellas de
los confederados á la persona que se conceptua mas idonea para desempeñar
tan importantes funciones. En las antiguas Repúblicas de la Grecia, en los
Etruscos, Latinos y Galos están consignados los ejemplos. Por la segunda,
cada Estado delega á los representantes de su eleccion poder para formar una
asamblea presidida por aquel Estado mas capaz de hacer respetar interior
y exteriormente las decisiones del cuerpo. Así lo demuestran la liga de los
Anfictiones entre los antiguos, y entre los modernos las confederaciones
Jérmanica y Helvetica. Los confederados, segun la tercera, se comprometen
no solo á socorrerse mutuamente, sino que dan un caracter de nacionalidad y
de supremacia legislativa á una asamblea compuesta de miembros elejidos
por los coestados, y á la cual confia el cuidado de cuanto pueda concernir
á los intereses de la union. Tales son los Estados Unidos de la América
del Norte. Siendo, pues, evidente que la Asamblea Americana no podria
pertenecer sinó á la segunda de estas especies, es menester considerarla
bajo ese punto de vista.
La confederacion no seria en rigor mas que una alianza ofensiva y
defensiva. Bajo el primer respecto el cuerpo se obligaría á auxiliar á cualquier
aliado que se viera en la necesidad de compeler con las armas á otra nacion,
bien á cumplir los tratados que con él hubiese celebrado, ó bien á desistir
de algunos actos que perjudicasen sus lejitimos intereses. Bajo el segundo
respecto, quedaria constituido á socorrer á un confederado cuando otra
cualquiera potencia emplease contra él las vias de hecho, con tal que se le
comprobase suficientemente que estas hostilidades no habian sido provocadas
por dicho aliado. Esta es cabalmente la condicion que ofrece las mayores
dificultades, ó, para hablar con mas propiedad, es imposible sujetarla á un
pronto y justo criterio. Nada seria tan funesto al bien estar y reposo de la
confederacion como el verse de improviso obligada á prodigar sus tesoros,
sus fuerzas y todos sus recursos para auxiliar á un Estado confederado que
por sus pasiones, caprichos y desaciertos fuese el verdadero agresor.
Ni al Ecuador ni á Méjico puede inspirar temor alguno la España, puesto
que ella ha hecho el reconocimiento de su independencia por medio de un
solemne tratado. Respecto de Venezuela, aun cuando dicha nacion, saliendo
262
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
del abatimiento en que se encuentra, quisiese renovar sus tentativas de
conquistar, volveria á rechazarlas y á defenderse en los propios términos
que antes lo verificó, y cuando de ninguna otra República podia esperar
auxilios oportunos.
Nada tampoco tienen que temer de las potencias Europeas Venezuela
ni los demas estados americanos, por razon de la forma de sus Gobiernos
republicanos. Haya perfecta igualdad en nuestra lejislacion de aduanas para
todas las naciones: administrese pronta y cumplida justicia á los extranjeros
en sus pleitos entre si, ó de ellos con nacionales: concedanseles la misma
libertad y garantias á aquellos que á estos en el ejercicio de sus profesiones
é industrias; y en fin, apreciando las ventajas que nos resultarán del trato
y comercio con todo el mundo, admitase á los extranjeros que vengan á
nuestro pais, y dispenseles todo jenero de proteccion: tales son los medios
de ponernos al abrigo de toda enemistad y agresion; y si contra tan racional
espectativa, aconteciere que alguna potencia se declare nuestra enemiga,
nuestro proceder justo, franco, y benévolo, unido á los celos y rivalidades
que existen entre las naciones europeas, nos proporcionará auxiliares mas
poderosos en Europa, que los que podriamos encontrar en América, por
virud del pacto de confederacion.
Alianza ofensiva y defensiva jeneral, no puede existir entre aquellos pueblos
que no tienen comunidad de intereses y sí rivalidades y aun enemistades;
que estan diseminados en un vasto continente, y separados por altas
montañas, selvas espesísimas, ó dilatados desiertos; de exigua poblacion
relativamente á su territorio, que no poseen marina de guerra, ni ejércitos
diciplinados, ni un erario rico y que se hacen la guerra unos á otros ó se
hallan divididos entre sí y en guerra civil. Supónganse allanados todos los
obstáculos que presentan la naturaleza física y la de nuestras constituciones
politicas para la negociacion, aprobacion y ratificacion de la alianza: En
caso de ser, por ejemplo, atacada Venezuela ¿seria auxiliada eficazmente por
sus coaligadas? De ninguna manera. No contando ella con recursos propios
para su defensa, sus puertos serian bloqueados, y provincias enteras ocupadas
por el enemigo antes que el requerimiento de nuestro gobierno pudiera llegar
al del pais mas inmediato. Seria necesario reunir los respectivos cuerpos
263
Dolores Damarys Cordero
legislativos, y estos examinarian si era llegado el casus foederis, y decretarian
los auxilios y prestaciones pactados; y aun cuando todo esto se hiciera con
la mayor celeridad, con el mas vivo interes y sin la menor divergencia de
opiniones, ¿serian oportunos los auxilios de cualquiera clase enviados por
Mégico, Guatemala, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Buenos Aires, que ni
tienen, ni tendran en muchos años marina de guerra? y que distando
de nosotros tanto ó mas que la Europa, no hay vías de comunicación
entre ellos? Más facil le seria á Venezuela encontrar un aliado verdadero
en Europa, llegado el caso de una injusta agresion, que entre los estados
mencionados, porque mantiene con casi todas las potencias de aquel
continente, relaciones comerciales y diplomáticas y ningunas con los
estados de la América española.
Entrando Venezuela en dicha alianza con todos los estados americanos,
obraría en abierta contradiccion contra sus mas grandes y mas caros
intereses. Ella se formaria enemigos en Europa, que es el pais de todas sus
comunicaciones y de donde espera civilizacion, artes, ciencias, poblacion,
riquezas y en fin, su futuro engrandecimiento; de suerte que la alianza lejos
de aumentar sus medios de defensa, solo serviría para acrecentar las dificultades
de todo género que debería superar para llegar á ser efectiva y provechosa.
Prescindiendo de, si sería posible que las repúblicas americanas se
desprendiesen de una parte de su soberanía, para delegarla en la mayoría
de los miembros de la asamblea, supóngase que esta se halle ya constituida
y ejerciendo la plenitud de su poder. Para que sus decisiones fuesen
obedecidas y cumplidas, seria indispensable poner á su disposicion medios
coercitivos, es decir ejércitos, escuadras, y erario para compeler á la parte
refractaria, ó que rehusase obedecer, de donde resulta que la asamblea vendría
á ser una república federativa de la misma especie que la de los Estados
Unidos de la América del Norte; y como es absolutamente imposible
tomarse tal estructura, también se evidencia que su intervencion en las
contiendas de los confederados sería solo moral y no bastaria para hacer
ceder al que se considerase perjudicado ó agraviado con sus decisiones.
Este confederado atribuiria la pérdida de su causa al influjo de los intereses
de la mayoría, á enemistad, al deseo de equilibrar fuerzas, al de estrechar los
264
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
vínculos del vecindario ó á cualesquiera otros motivos, y se valdría también
de cualquier pretesto para resistir el cumplimiento del acuerdo de la asamblea
y la guerra sería inevitable.
La pretension de formar un derecho de gentes particular para la América
que aclare y decida los puntos controvertidos en Europa, especialmente en
la parte comercial y marítima, produciría necesariamente grandes males á
las nuevas repúblicas. La adopcion de principios opuestos á los que han
adoptado las potencias de Europa; ó algunas de ellas, sería mas bien causa
de continuas querellas entre los dos continentes pues no es presumible que
la Europa quisiese en esta parte uniformarse con la América. La prudencia
aconseja que nos entendamos con cada nacion, segun sus principios, evitando
así todo motivo de diferencia. Por lo que hace á Venezuela, las reglas y
principios que estableciera la asamblea de nada le aprovecharían: ella
contribuiría por medio de sus diputados á la confeccion de un código que
no la comprenderia, pues que por su posicion geográfica y por la naturaleza
de sus productos, sus relaciones marítimas, comerciales y diplomáticas,
subsisten con casi todas las naciones del otro hemisferio, escepto precisamente
aquellas con las cuales es que se pretende confederarla.
Los Estados Unidos de la América del Norte fueron invitados á enviar
representantes al Congreso de Panamá. En las instrucciones que en 8 de
Mayo de 1826 se confirieron á los S. S. Richard C. Anderson y Juan Sergant,
nombrados enviados extraordinarios y Ministros Plenipotenciarios les
manifiesta el Presidente hallarse persuadido de que dicho Congreso era
puramente Diplomático sin que pudiese revestirse del carácter de legislativo,
es decir, que ninguno de los estados representados en él debía quedar
sugeto á un tratado, convencion, pacto ó acto al que no hubiese consentido
su representante y que ademas para su validez era indispensable la ratificacion
de los Estados interesados con arreglo á su Constitucion: que no podía
por consiguiente quedar sometida la minoría á las resoluciones que se
hubiesen adoptado contra su voluntad bajo el pretexto de haber convenido
en ella la mayoría, pues que cada uno de los Estados debía gobernarse
libremente y segun conviniese á sus particulares intereses: que se rechazaba por
tanto toda pretension de establecer un Consejo Anfictiónico que tratara de
265
Dolores Damarys Cordero
arrogarse facultades para decidir controversias entre los diversos Estados
Americanos ó arreglar su conducta por que semejante establecimiento en
tiempos antiguos pudo convenir á unos estados que reunidos todos no
ocupaban tanto territorio como la menor de las naciones Americanas no
podría en el dia encargarse de dirijir con buen exito los diversos y complicados
negocios de tan vasto continente: que aun cuando fuese de desear la ereccion
de tal tribunal los Estados Unidos no podrían ascentir á su establecimiento
sin alterar su actual Constitucion: que aunque en los periódicos se habia
sujerido esta idea asociandola con el Congreso que iba á reunirse, no era
de esperarse que ninguno de los Estados la propusiera y sostuviera: que los
Congresos que ultimamente habian sido tan comunes en Europa; habían
sido puramente Diplomáticos, y que los Estados que los habían formado
no habían quedado comprometidos hasta no haber prestado su consentimiento.
La misma Legacion Mejicana en su nota al Gobierno de Chile de 18 de
Marzo de 1834 advirtió, que siendo las deliberaciones de la Asamblea de
un carácter puramente Diplomático, debía reservarse su sancion definitiva
á los respectivos Gobiernos, para que la otorgasen en la forma prescrita
por sus Constituciones. Así que no pudiendo la Asamblea proyectada ser
un establecimiento comprendido en algunas de las tres especies de
confederaciones conocidas, resulta que solo tendría por objeto las
conferencias Diplomáticas, y como se expresa ese Gobierno en la circular
de 13 de Marzo de 1831, no permanentes sino privadas que pudieran
tenerse cuando la ocasion la pidiese, en cuyo caso es evidente que ella
vendría á ser enteramente inútil, por que reducidos sus actos á simples
consejos, exhortaciones y declaratorias faltaba la sancion legal, la fuerza coactiva
y las demas facultades indispensables para la ejecucion de sus acuerdos.
Las materias que pudieran ventilarse en la Asamblea serían en compendio las
siguientes: paz y neutralidad con todo el mundo: el principio de que los
buques libres hacen libres las mercancías y de su inverso que los buques
enemigos hacen enemigas las mercancías definicion del bloqueo: perfecta
igualdad y reciprocidad en el comercio y navegacion: prohibicion
de Colonizaciones Europeas en ningun Estado Americano: libertad de
relijion y otros semejantes, como son los que ha propuesto ese Gobierno
en sus diversas comunicaciones, y los que tambien propuso, desde el año
266
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
de 1826 el Gabinete de Washington en las citadas instrucciones. Pero no
cabe duda que estos objetos no pueden arreglarse ni ajustarse de una manera
satisfactoria, sino por medio de tratados solemnes que celebren, bien sean
los Estados Americanos entre si, ó bien estos con las potencias extranjeras,
consultando cada cual sus necesidades, sus circunstancias y sus intereses
particulares.
De todo lo expuesto se deduce que la Asamblea Americana no podría
tener una estructura igual á ninguna de las especies de confederaciones
conocidas en el mundo político, y que reducida á la forma de un simple
Congreso de conferencias, sería ineficaz y superfluo. Este proyecto honra
sin duda los filantrópicos sentimientos del que primero le concibió, pero
desgraciadamente es una de aquellas hermosas teorías que jamas podrán
realizarse en la práctica, y el Gobierno de Venezuela lamenta la imposibilidad
en que se encuentra de acceder á la invitacion que le hace el de esa República.
Con sentimientos & &
Guillermo Smith
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 43-49.
267
Dolores Damarys Cordero
N° 12
Comunicación del Cónsul de Venezuela en México, Juan Nepomuceno
de Pereda, al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Francisco
Aranda, en la que le informa que el Gobierno mexicano ha nombrado
al Señor Manuel Crescencio Rejón, Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario cerca de los Gobiernos de la América Meridional,
con el objeto de negociar el restablecimiento de la Asamblea General
Americana, dando inicio a su misión en Venezuela. México, 19 de
abril de 1842.
Duplicado
Consulado de Venezuela
en Mexico
Nº 64
á 19 de Abril de 1842
Señor Secretario de Relaciones esteriores
de la Republica de Venezuela
Señor
El Gobierno Mejicano ha nombrado al Señor Don Manuel Crescencio
Rejon Enviado estraordinario y Ministro Plenipotenciario cerca de los
Gobiernos de la America Meridional y dará principio á sus funciones por
esa República. Su mision tiene por obgeto principal negociar con cada uno
de los gobiernos de los Estados Hispano Americanos el restablecimiento
de la Asamblea general.
El Señor Rejon tiene talentos muy despejados; es activo é infatigable
en todo cuanto emprende: Ha figurado constantemente en las Asambleas
legislativas desde el primer Congreso Constituyente, es un representante
por el Departamento de Yucatán, y siempre ha estado en los bancos de la
oposicion. Se ha distinguido en la tribuna parlamentaria por su energia y
elocuencia; y en los debates de la prensa periodica ha dado á conocer igualmente
sus talentos, y una instruccion nada comun. Siempre ha pertenecido al
268
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
partido federalista, y ha tenido diversas posiciones segun los cambios politicos
que ha esperimentado la Republica, ya regenteando aquel partido en las
Camaras, ya cooperando á la organizacion de los gobiernos cuando han
triunfado sus principios, y ya perseguido en los casos contrarios. Asi es que
no hay puntos de contacto entre el Señor Rejon y el actual orden de cosas
en este pais, ni por consiguiente simpatias politicas con el General Santa
Anna; y verdaderamente si la administracion actual lo ha ocupado para la
mision que lleva ha sido para desembarazarse de un enemigo temible. Si
el Señor Rejon se ha prestado á admitir la comision es por que ella tiene
un obgeto independiente de la politica del Gobierno y de la mas elevada
importancia para los intereses del continente, y por que alhagan sus deseos
de que se restablesca la Asamblea para que arreglandose al derecho internacional y
estableciendo la politica peculiar que los principios Republicanos adoptados
por todos los Estados Hispano Americanos demandan, estrechar
sus relaciones se unan para resistir las pretensiones que tarde ó temprano
han de manifestar algunas naciones maritimas de Europa para establecer
en America gobiernos Monarquicos, ó encadenarlos con su politica. Sea
cual fuese el giro que la administracion del General Santa Anna dé á los
negocios politicos de Mejico no tiene nada que ver con la mision del Señor
Rejon. esta es de interés general, y cualquiera que sea el Gobierno
que suceda al presente, seguirá la misma politica en esta parte. Ademas el
General Santa Anna ha tomado esto con empeño como lo hará ver ahi el
Señor Rejon, y no dudo que lo animan los mejores deseos en favor de los
intereses politicos del continente.
De todos modos considero, que dando principios el Señor Rejon á su
mision por esa Republica, se presenta una oportunidad para aumentar las
relaciones amistosas que ecsisten entre Venezuela y Mejico y para cualquier
arreglo de vuestra conveniencia. Al efecto lleva las mas favorables disposiciones
pudiendo asegurarse que este agente es propio para llenar cumplidamente
las funciones que se le han encargado.
No terminaré esta nota sin tomarme la libertad de recomendar muy
especialmente á la venevolencia de ese Supremo Gobierno al Señor Rejon
asi como la elevada importancia de la mision que lleva.
269
Dolores Damarys Cordero
Renuevo á V. S. las protestas de mi distinguida consideracion y me
suscribo de V. S. muy atento servidor.
Juan Nepomuceno de Pereda
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, México, Correspondencia con los Cónsules de Venezuela,
1835-1862, Tomo I, Vol. 7, fs. 159-160.
N° 13
Comunicación particular del Cónsul de Venezuela en México, Juan
Nepomuceno de Pereda, al Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, Francisco Aranda, en la que le solicita todo el apoyo que
pueda brindarle al Señor Manuel Crescencio Rejón, para el buen
resultado de su misión. Además le informa detalles de su renuncia
al cargo de Cónsul de Venezuela en esa ciudad. México, 20 de abril
de 1842.
LE ROUX EN MEXICO
Señor Don Francisco Aranda
Mejico Abril 20 de 1842.
Señor de todo mi aprecio.
Permitame V. que me tome la libertad de dirigir á U. estas letras, pues
aunque de oficio recomiendo á U. la mision que lleva el Señor Rejon, lo
hago ahora en lo particular suplicando á U. se sirva atender á este amigo en
cuanto pueda, y que contribuya con su influjo al pronto y mejor resultado
del importante encargo que lo conduce á ese y los demas Estados del Sur.
El Señor Rejon es carta viva, y él impondrá á V. del estado actual de este
Pais, debiendo VV. persuadirse de que cualquiera que sean las miras del
General Santa Anna sobre la politica interior de Mejico, ó el desenlase de la
crisis actual en que se halla la Republica, será llevada al cabo la pretension de
que se reuna la Asamblea como que esta tiene un obgeto de interés general
independiente de las cuestiones interiores; y asi entiendo que no deba VV.
detenerse en apoyar la mision del Señor Rejon.
270
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Por mi comunicacion relativa verá U. que he puesto fin á mis funciones
Consulares, dejando bajo la proteccion del Consulado de S. M. B. en esta
Capital á los nacionales, de acuerdo con el Señor Proconsul que lo
desempeña y con anuencia del Gobierno Mejicano. Aun cuando esta
proteccion no puede entenderse, como V. sabe, á mas que la interposicion
de los buenos oficios en los casos que ocurran, me ha parecido conveniente
negociarla para que no carezcan de algun apoyo, y para que tengan un
conducto por donde proverse de las cartas de seguridad y de los requisitos
que ecsigen las Leyes para su legal residencia en la Republica mientras que
ese Gobierno nombra nuevo agente.
Desearia infinito que las circunstancias me permitieran continuar prestando
mis debiles servicios á Venezuela, pues aseguro á V. que siento dejar de
ser agente del gobierno de un pueblo que tantas simpatias tiene conmigo,
que va a la vanguardia de los adelantos, y que es el mejor constituido entre
todos los de la gran familia hispano-Americana.
Ya digo á U. oficialmente cual es mi opinion sobre el nombramiento de
nuevo agente, y ahora lo reproduzco.
Suplico á V. se digne presentar mis respetos á S. E. el Señor General
Paez, y augurarle de mi constante adhesion al pueblo cuyos destinos
dignamente preside, así como de mi reconocimiento al honor y confianza
que le he merecido.
Sirvase V. admitir las seguridades de mi consideracion y disponga como
guste de la inutilidad de quien tiene la honra de suscribirse su muy atento
servidor.
Juan Nepomuceno de Pereda
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, México, Correspondencia con los Cónsules de Venezuela, 1835-1862,
Tomo I, Vol. 7, fs. 164-165.
271
Dolores Damarys Cordero
N° 14
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Ramón Rengifo,
al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Francisco Aranda,
en la cual le informa que los Gobiernos de Buenos Aires, Perú y
Bolivia han manifestado su resolución de asistir a la reunión de la
Asamblea Americana y han convenido en que el lugar idóneo para
su realización es la ciudad de Lima. Santiago, 20 de abril de 1842.
República de Chile
Santiago, 20 de Abril de 1842.
Tengo la honra de participar a V. E., para que se sirva elevarlo al
conocimiento del Excelentísimo Señor Presidente de esa República, que el
Gobierno de Buenos-Aires, como Encargado de las Relaciones Exteriores
de la Confederacion Arjentina, ha manifestado al de Chile su resolucion
de concurrir por su parte a la reunion proyectada de un Congreso Jeneral
de los Estados Americanos; y que así dicho Gobierno como los del Perú
y de Bolivia han convenido tambien en que el punto para la instalacion y
residencia de la Asamblea sea la Ciudad de Lima, persuadidos sin duda de
las ventajas que ofrece; estando por consiguiente dispuestos a mandar a
ella sus plenipotenciarios.
Aprovecho esta ocasión para renovar a V. E. el testimonio de la alta
y distinguida consideracion con que soi
De V. E.
Atento Seguro Servidor
Ramon Rengifo
Excelentísimo Señor Ministro de Relaciones
Exteriores de la República de Venezuela
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, f. 40.
272
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
N° 15
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Mariano
Ospina, al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Francisco
Aranda, en la cual le informa haber recibido comunicación del
Gobierno de Chile, manifestando la resolución de los Gobiernos de
Bolivia, Perú y la Confederación Argentina, de asistir a la reunión de
la Asamblea Americana y que su Gobierno ya ha nombrado como
su representante al ciudadano Tomás Cipriano Mosquera. Bogotá,
10 de agosto de 1842.
República de la Nueva Granada
Secretaria de Estado en el Despacho
del Interior i Relaciones Esteriores
Bogotá, 10 de agosto de 1842.
El Infrascrito Secretario de estado en el despacho del Interior i Relaciones
esteriores de la Nueva Granada, tiene la honra de comunicar al honorable
señor Secretario de estado en el Despacho de relaciones esteriores de
Venezuela que el Gobierno de Chile ha participado al del infrascrito saber
oficialmente que las Repúblicas de Bolivia, el Perú, la Confederacion
argentina, están dispuestas a concurrir cada una por su parte a la reunion
proyectada de un Congreso jeneral de los Estados Americanos, habiendo
convenido en que el lugar para la instlacion i residencia de la Asamblea sea
por las ventajas que para ello ofrece, la ciudad de Lima. El Gobierno de la
Nueva Granada juzga que la reunion de tal asamblea será de suma utilidad
a los intereses comunes de Hhispano-América.
En aquella asamblea en efecto podrán definirse i sancionarse las reglas
del derecho internacional hispano-americano: en ella podrán acordarse
medios suficientes para evitar nuestras mutuas guerras que tan duro
ostáculo oponen a nuestros nacientes progresos: en ella podrá firmarse la
grande alianza americana que defienda nuestra independencia de las agresiones
que alguna vez pudieran serle dirijidas. Y aun suponiendo que ninguno de
tan dignos objetos se lograse, esa reunion produciría por lo ménos el beneficio
273
Dolores Damarys Cordero
de acercar mas unas a otras a estas interesantes Repúblicas, hermanas por
el comun oríjen que han tenido.- por el idéntico fin que se han propuesto.- i
por los iguales trabajos que han esperimentado en su carrera. Tales son
los motivos que han impulsado al Gobierno del infrascrito a nombrar un
plenipotenciario que por parte de la Nueva Granada i como Representante
suyo concurra a la asamblea jeneral; i ha confiado esta mision al ciudadano
granadino jeneral Tomas Cipriano de Mosquera. El Gobierno de la Nueva
Granada ha podido sin temeridad creer que en esta cuestion toda americana
cuantas Repúblicas pueblan este continente tomarán el mismo interes: i ha
juzgado de su deber participar a todas ellas la resolucion que ha tomado
de concurrir por su parte a la asamblea; esperando que ninguno de los
Gobiernos a que se dirije querrá dejar de hallarse individualmente
representado en el Congreso mas jeneral que entre nosotros hasta ahora
se haya visto, i cuyos actos i decisiones ejercerán sin duda una influencia
esencial, estensísima i poderosa sobre la situacion presente i los futuros
grandes destinos del Mundo nde Colon.
El infrascrito aprovecha esta oportunidad para ofrecer al honorable
señor Secretario de relaciones esteriores de Venezuela la espresion de su
distinguida consideracion i profunda estima.
Mariano Ospina
Hororable señor
Secretario de relaciones esteriores
de la República de Venezuela
(Nota al márgen: “Nov. 2. Enterado”)
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 50-51.
274
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
N° 16
Informe sobre las actividades del Consulado de Venezuela en México,
presentado por el Señor Pedro de Las Casas. Caracas, 26 de agosto de 1842.
Caracas Agosto 26 de 1842.
Seccion de Relaciones Exteriores
Informe
El Señor Pereda, que há estado desempeñando el Consulado venezolano
en Mégico, há dirigido últimamente al Ministro de Relaciones Exteriores
cinco comunicaciones bajo los números del 60 al 65.
El n° 60.- contiene una disposicion del Gobierno Megicano previniendo
que ningun individuo desembarque armado en los puertos de aquella República.
El n° 61.- es acusacion de recibo de la gaceta en que se insertó la primera
resolucion del Gobierno sobre patentes de sanidad.
Al n° 62.- acompaña una circular de la Secretaria de Hacienda de aquella
República relativa a las precauciones y medidas que han de tomarse en
los puertos megicanos para impedir el contrabando que pudiesen intentar
algunos buques mercantes.
Con el n° 63.- incluye un ejemplar impreso del aviso que da la Junta
administradora de los cinco gremios mayores de Madrid, excitando a los
interesados á ocurrir a la junta general que deberá celebrarse en el mes de
Septiembre proximo.
Este aviso há sido yá publicado por órden del Gobierno en la gaceta
oficial de Venezuela.
En el n° 64 anuncia el nombramiento que se há hecho en el Señor Don
Manuel C. Rejon para enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario
de Méjico cerca de los Gobiernos de la América meridional, debiendo dar
principio á su comision por esta República. El obgeto principal de esta
mision es negociar el establecimiento de la Asamblea americana.
275
Dolores Damarys Cordero
El Gobierno de Venezuela con acuerdo del Consejo há resuelto yá no
enviar Plenipotenciarios a dicha Asamblea ni mezclarse en ninguna de sus
deliberaciones en caso de que se logre su reunion. Sin embargo, esta resolucion
no se há comunicado aún á ninguno de los gobiernos americanos, aunque
está yá redactada la nota oficial en que debe hacerse.
En el n° 65.- avisa el Señor Pereda que habia recibido un oficio en que
se le informó haber admitido el Poder Ejecutivo la renuncia que le dirigió
del Consulado de Venezuela en Megico, y que en consecuencia quedaba
separado yá de aquel destino, habiendo obtenido del Consul ingles Señor
Msckintosh la oferta de proteger con sus buenos oficios á los ciudadanos
de Venezuela residentes en aquel pais.
Las observaciones que hace el Señor Pereda sobre el nombramiento de
sostituto (sic) merecen la consideracion del Gobierno
Casas.
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, México, Correspondencia con los Cónsules de Venezuela, 18351862, Tomo I, Vol. 7, fs. 167-168.
N° 17
Nota de respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Francisco Aranda, al Ministro de Relaciones Exteriores de Chile,
Ramón Rengifo, a la nota de 9 de septiembre de 1842, en que informa
que los Gobiernos de Buenos Aires, Perú y Bolivia han manifestado
su resolución de asistir a la reunión de la Asamblea Americana en la
ciudad de Lima. Caracas, 9 de septiembre de 1842.
Caracas, Septiembre 9 de 1842.
R. E.
Al Excelentísimo Señor Ramon Rengifo. Ministro de Relaciones Exteriores
del Gobierno de Chile.
276
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Por la comunicacion que V. E. se há servido dirigir a este Ministerio en
fecha de 20 de Abril ultimo, queda impuesto S. E. el Presidente de que el
Gobierno de Buenos Aires, como encargado de las Relaciones Exteriores de
la Confederacion Argentina há manifestado al de esa República su resolucion
de concurrir por su parte á la reunion proyectada de un Congreso General
de los Estados Americanos; y de que así dicho Gobierno de Buenos Aires
como los del Perú y de Bolivia han convenido en que el punto para la
instalacion y residencia de la Asamblea sea la ciudad de Lima, persuadidos
sin duda de las ventajas que ofrece.
El Poder Ejecutivo me há ordenado dar á V. E. las mas expresivas gracias
por este aviso oportuno, y al cumplir, con este honroso encargo, permítame
V. E. presentarle las seguridades de la alta y distinguida consideracion con
que soy de V. E.
Atento, seguro servidor
Francisco Aranda
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, f. 42.
N° 18
Nota del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
México ante las Repúblicas de Sur América e Imperio del Brasil,
Manuel Crescencio Rejón, al Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, Francisco Aranda, en la que le comunica su nombramiento
y solicita la audiencia para la presentación de sus cartas credenciales.
Caracas, 19 de septiembre de 1842.
Legacion mejicana
á las R. R. del Sur
de América é imperio
del Brasil
277
Dolores Damarys Cordero
A Su Excelencia el Señor Ministro de relaciones exteriores de la
república venezolana.
Caracas, 19 de Setiembre de 1842.
Señor:
El infraescrito, Enviado estraordinario y Ministro plenipotenciario de la
república megicana cerca del gobierno de la de Venezuela, tiene el honor de
remitir á S. E. el Señor Ministro de relaciones exteriores de esta el adjunto
pliego, en que el Excelentísimo Señor Ministro de la nacion megicana en el
mismo departamento comunica á S. E. el nombramiento del Infraescrito
para la indicada comision.
El infraescrito suplica al Señor Ministro de negocios extrangeros de esta
República, tenga á bien tomar las órdenes de su gobierno relativamente al
dia y hora en que pueda entregarle la carta credencial de que es portador.
El infraescrito se aprovecha de esta ocasion, para protestar al Señor
Ministro de relaciones exteriores de la república venezolana la distinguida
consideracion y aprecio con que se suscribe
Su obediente servidor
Manuel Crecencio Rejon
A su Excelencia el Señor Ministro de Relaciones
de la Republica de Venezuela
Palacio Nacional
Mexico 19 de Enero de 1842.
El infrascrito Ministro de Relaciones Esteriores y Gobernacion de la
Republica Mexicana, tiene la honra de dirigirse á S. E. el Señor Ministro de
igual Departamento en la de Venezuela para anunciarle que el Excelentísimo
Señor Presidente provisional se ha servido nombrar Enviado Estraordinario
y Ministro Plenipotenciario cerca de ese gobierno al Excelentísimo Señor
Don Manuel Cresencio Rejon que reune todas las cualidades necesarias
para el buen desempeño de tan distinguido encargo.
278
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Luego que S. E. el Presidente se posesionó del Gobierno fijó muy
particularmente su atencion en el importante asunto de ponerse de acuerdo
con las Republicas nuestras hermanas, para estrechar cuanto sea posible las
relaciones de amistad que felizmente ecsisten con ellas, concurriendo así á
la grandiosa obra de dar al continente americano la consideracion é importancia
politica á que es acreedor por mil titulos, y tiene la grata satisfaccion de
haber daddo el primer paso al efecto tan pronto como las circunstancias
particulares de la Nacion le han permitido verificarlo.
El Señor Rejon esta bien persuadido de los sentimientos del Gobierno
mejicano y lleva las instrucciones convenientes para obrar de conformidad
con ellos. El infrascrito crè que merecerá el aprecio y confianza del Señor
Ministro, y que S. E. le dará entera fé y credito á cuanto le pueda manifestar.
El Infrascrito se complace en ser el organo de esta comunicacion y en
ofrecer a S. E. el Señor Ministro de relaciones de la Republica de Venezuela
las protestas de alta consideracion y distinguido aprecio con que se suscribe
Su muy obediente servidor
José María Bocanegra
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, México, Funcionarios Diplomáticos, 1842-1868, Tomo I, Vol. 1,
fs.4-6.
279
Dolores Damarys Cordero
N° 19
Nota de respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Francisco Aranda, al Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia,
Mariano Ospina, a la nota de 10 de agosto de 1842, en que informa
que varios Gobiernos del continente han manifestado su resolución
de asistir a la reunión de la Asamblea Americana y que el Gobierno
neogranadino ya ha nombrado su representante. Caracas, 8 de
noviembre de 1842.
Caracas Noviembre 8 de 1842.
R. E.
Al Honorable Señor Ministro de Relaciones Exteriores
del Gobierno de la Nueva Granada
Señor
Por la comunicación de V. S. de 10 de Agosto ultimo, que tengo la honra
de contestar, se ha impuesto el Poder Ejecutivo de haber el gobierno de
Chile participado al de V. S. que las Repúblicas de Bolivia, el Perú y la
Confederacion arjentina estan dispuestos á concurrir cada uno por su parte
á la reunion proyectada de un Congreso general de los Estados americanos,
habiendo convenido en que el lugar para la instalacion ó residencia de la
Asamblea sea por las ventajas que para ello ofrece, la ciudad de Lima; y
tambien de haber sido nombrado el General Tomas Cipriano de Mosquera
para que concurra como Plenipotenciario de la Nueva Granada al indicado
Congreso general.
Aprovecho esta oportunidad para reiterar á V. S. las seguridades del
aprecio y distinguida consdieracion con que tengo el honor de suscribirme,
de V. S., atento, seguro servidor,
Francisco Aranda
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, f. 52.
280
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
N° 20
Nota del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
México ante las Repúblicas de Sur América e Imperio del Brasil,
Manuel Crescencio Rejón, al Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, Francisco Aranda, en la que le informa que el objeto de
su misión es lograr la reunión de un Congreso Diplomático Americano
y excita nuevamente al Ejecutivo de Venezuela para que concurra a
dicho Congreso. Caracas, 21 de noviembre de 1842.
Legacion Megicana
A las R. R. del Sur de América
E Y. del Brasil
Caracas, 21 de Noviembre de 1842.
Señor
El infraescrito, Enviado extraordinario y Ministro plenipotenciario de la
república mejicana, tiene el honor de manifestar á S. E. el Señor Ministro de
relaciones exteriores de Venezuela hallarse especialmente encargado por
su gobierno de promover la concurrencia de las nuevas repúblicas de este
continente á la formacion de un congreso diplomático que arregle el modo
con que hayan de proceder en lo sucesivo en todo aquello que juzguen ser
de interes comun.
El infraescrito al cumplir en esta parte con su mision respecto del
Gobierno del Señor Ministro á quien esta nota se dirige, cree excusado
detenerse en desenvolver las razones que podian expenderse á favor del
proyecto que propone, no solo porque son palpables los males que han
sobrevenido á las republicas hispano-americanas de haber carecido de un
centro comun que las dirigiese en sus relaciones exteriores, y las asistiese
en sus graves conflictos; sino tambien porque la actual administracion de
Venezuela ha dicho en apoyo de la idea cuanto puede decirse para demostrar la
utilidad y conveniencia de su adopcion. La califica, y con razon, de pensamiento
grande que envuelve un gérmen de paz, seguridad y utilidades importantes
para lo futuro, y en la memoria de relaciones exteriores de 1840, en donde
281
Dolores Damarys Cordero
se explica asi, dice tambien, hablando de la asamblea americana, que este
cuerpo diplomático con el patriotismo y sabiduria que debieran componerlo,
con la experiencia de lo pasado y con un espíritu elevado y conciliador
podria perpetuar para todos los americanos grandes y positivos bienes en
un tratado general que la posteridad veria sin duda como el mas útil
presente que debiera á la actual generacion despues de la conquista heroica
de la independencia y libertad.
En estos sentimientos, expresados con la energia de la mas profunda
conviccion, está tambien de acuerdo con el mismo interés el Gobierno
mejicano, y deseando por lo mismo, ver cuanto antes cumplidos esos votos
eminentemente americanos excita hoy al Ejecutivo de Venezuela nuevamente,
para que concurra á la formacion de un pacto tan deseado, aprovechando
la ocasion favorable que se presenta de poder efectuar la union íntima de
las nuevas repúblicas del continente. Reservar para otra época la realizacion
de tan interesante proyecto, seria exponerle á malograrse; porque, como
dice muy bien en la indicada memoria, el gobierno de esta república, si crecen,
si se pueblan los desiertos, si de este modo se estrechan los territorios,
se aumentan las necesidades y se da tiempo á que broten los antojos del
interes, las razones de Estado, los argumentos de equilibrio, las empresas
de colonizacion y otros gérmenes de fatales intentos y diferencias, ya será
tarde para ese acuerdo que ha de ser dictado por la humanidad inocente y
desinteresada y por la sabiduria de la justicia.
Asi es que, estando conformes en ideas y sentimientos los gobiernos de
Méjico y Venezuela, en cuanto á lo importante que es la reunion pronta
de un congreso diplomático, compuesto de Ministros nombrados por las
partes concurrentes y autorizados competentemente para celebrar ese
tratado general que estreche sus relaciones de familia, solo resta al infraescrito
hablar del lugar en que deba reunirse la asamblea, y los principios á que
hayan de contraerse sus debates y resoluciones consiguientes.
En orden al primer punto, el congreso de plenipotenciarios americanos
reunidos en el Itsmo de Panamá determinó, despues de haber tenido alli
sus primeras sesiones, trasladarse á Tacubaya, por las comodidades que le
perstaba sobre los demas lugares de la América antes española para poder
282
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
desempeñar los trabajos importantes de que se hallaba encargado. En efecto,
el lugar últimamente mencionado, ademas de ofrecer las ventajas de un
clima delicioso, de casas de campo hermosas y sumamente cómodas, y de
la tranquilidad del retiro, combinado con los goces de una gran poblacion,
por su próximidad con la capital de la república mejicana, de que dista
una legua escasa, proporcionaria tambien á los individuos de la asamblea
la facilidad de estar al corriente de los sucesos mas recientes de Europa, y
de recibir de sus gobiernos mas pronto que en otra parte, las instrucciones
que necesitasen para el arreglo de su conducta. Si, pues, pareciese bien
al Gobierno del Señor Ministro de Venezuela designar el lugar referido
para la reunion del cogreso diplomático de que se trata, la administracion
de Méjico se comprometeria, como esde luego se compromete, á alojar á
los miembros de la asamblea, de la manera correspondiente á su elevado
caracter, en un magnífico y espacioso palacio que tiene en la villa de Tacubaya.
Sin embargo de lo dicho, debe el infraescrito manifestar que cualquiera
que sea el lugar que prefije la mayoría absoluta ó respectiva de las repúblicas
que se comprometan á tomar parte en la confederacion, el gobierno
mejicano enviará á él sus Ministros; pues que solo aspira, en el ofrecimiento
que hace, á facilitar la reunion de la asamblea, para que puedan de una vez
establecerse los fundamentos de la seguridad de los nuevos Estados de
América, y estrecharse sus relaciones fraternales.
Habiendose pues expuesto lo que debia al menos indicarse por el
Gobierno del infraescrito, con respecto al lugar de la reunion de la
asamblea, pasará desde luego á proponer las bases ó principios á que
deben contraerse las discusiones y resoluciones de esta, segun la opinion
de la administracion de Méjico, y á reserva de las ampliaciones ó restricciones
que quieran hacerles los gobiernos que juzguen conveniente entrar en las
relaciones de familia que desea ver establecidas cuanto antes el Gobierno
mejicano, entre repúblicas que se considera con derecho á llamar hermanas,
por la identidad de su origen, su idioma, su religion y hasta por la de sus
padecimientos y peligros.
Asi es que, para llegar al fin importantisimo á que aspira, cree que la
asamblea debe ocuparse de las materias siguientes: 1ª bases bajo las cuales
283
Dolores Damarys Cordero
deben formarse las relaciones de amistad y comercio entre las nuevas repúblicas:
2ª bases á que deben arreglarse los tratados amistosos y mercantiles con las
potencias no pertenecientes á la confederacion: 3ª bases sobre las cuales
debe tratarse con la Silla apostólica en los concordatos que con ella hayan
de hacerse: 4ª auxilios que deben prestarse las nuevas repúblicas entre si,
en caso de guerra, y medios de hacerlos efectivos: 5ª medios para evitar las
desavenencias entre ellas, y de cortarlas cuando ocurran por una intervencion
amistosa de las demas.
En los puntos indicados notará el Señor Ministro de relaciones exteriores
de Venezuela que se comprenden, aunque en términos generales, los que
detalla su Gobierno en la memoria citada del año de 1840, y, si bien hallare
de mas el de los auxilios que deben prestarse las repúblicas confederadas,
en caso de guerra, y el de los medios de hacerlos efectivos, tambien se
persuadirá de que no bastan, para ponerlas á cubierto de las injustas pretesiones
de potencias poderosas, las simples declaraciones que se hagan por un
congreso diplomático, si no se les apoya con una fuerza respetable, á que
contribuyan todos y cada uno de los Estados americanos que entren en el
pacto de familia. Se convencerá, asi mismo, de que, amenazados estos de
determinados males comunes, necesitan de sus esfuerzos combinados para
conjurarlos, y salvarse de ellos cuando se hallen atacados. Y se penetrará en
fin de que es necesario que haya un modo de hacer efectivos los auxilios
prometidos; pues que, de lo contrario, se haria ineficaz la confederacion, y
caeria en tal descrédito, que no se volveria á pensar en ella, lo que traeria las
mas funestas consecuencias á las nuevas repúblicas de América.
Es verdad que, para obtener el arreglo definitivo de materias tan delicadas,
se necesitará de largos y constantes trabajos; porque, á pesar de las
instrucciones que lleven los ministros á la asamblea, tendrán que esperar
frecuentemente de sus gobiernos otras especiales, sobre las nuevas ideas
que se presenten en los debates para el lleno del objeto e la confederacion;
porque, despues de convenidos los puntos en el congreso, habrá que
pasarlos á la ratificacion de todas y cada una de las repúblicas que concurran
como partes signatarias; y porque, acaso, será preciso volverlos á tomar en
consideracion en la asamblea, por una ó mas veces, para ir trayendo á un
284
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
centro comun los intereses de todas, apartando aquellos en que haya
divergencia de opiniones. En todo esto conviene el gobierno mejicano;
pero, para apresurar en lo posible la conclusion de esa obra sublime que
quiere legar á la posteridad la administracion actual de Venezuela, opina
que la asamblea debe ser permanente; con lo cual se conseguirá tambien
que, despues de arregladas las bases de un pacto de familia, á que aspiran ya
como de comun acuerdo todas ó casi todas las repúblicas hispano-americanas,
pueda acudir á las urgencias repentinas de ellas, segun las facultades que
al efecto se le reserven. En pocas palabras: el gobierno del infraescrito
reconoce que la grandiosa obra de que se trata, se desenvolverá con alguna
lentitud; que no se irá perfeccionando sino con el transcurso del tiempo;
pero, tambien quiere que se observe, que no deben abandonarse las grandes
empresas, y principalmente aquellas de que depende la paz y prosperidad
futura de un mundo, porque presenten algunas dificultades, ó exijan
algunos años para que empiecen á producir sus saludables efectos.
En fin, el infraescrito, por lo que tiene expuesto, por lo que el Ministerio
de relaciones exteriores de su república ha manifestado en las circulares
dirigidas á los gobiernos de América, en los años de 31, 38, 39 y 40, y por
haberse ya prestado á concurrir á la asamblea los demas Estados de este
continente, con excepcion á caso del Paraguay, se lisonjea de que no se
resistirá el de Venezuela á tomar parte en ella como potencia signataria.
Las repúblicas de Chile, Bolivia, Confederacion argentina; Perú y Nueva
Granada, segun las noticias oficiales insertas en la Gaceta de Bogotá, no
solo están dispuestas á enviar sus respectivos ministros, sino que hasta han
convenido en el lugar en que deberá realizarse su reunion. El Ecuador y
Centro-América hace tiempo que están comprometidos con el Gobierno
de la república mejicana, á formar un pacto de familia, por el cual claman
ya casi unánimemente los pueblos hispano-americanos del continente, sin
poderse excluir el de Venezuela que el año de 40 manifestó estos mismos
sentimientos en el documento ya citado. ¿Que pues queda sino la referida
república del Paraguay?
Sin embargo, el infraescrito, cumpliendo con las instrucciones que tiene
recibidas, aspira á saber si este Gobierno quiere realizar los deseos que
ha expuesto á la faz del mundo, y por lo mismo suplica al Señor Ministro
285
Dolores Damarys Cordero
de relaciones exteriores de Venezuela se digne dar cuenta de esta nota al
dignísimo gefe (sic) de su república, obtener su respuesta, y comunicarla al
infraescrito para que pueda trasladarla á su Gobierno.
En fin, el que suscribe, teniendo que recorrer otras repúblicas hermanas,
para donde viene tambien acreditado, piensa retirarse de esta en el mes
entrante á mas tardar. Si antes de su partida, no se le pudiese dar una
contestacion positiva sobre el contenido de la presente comunicacion, ruega
á S. E. el Señor Ministro tenga la bondad de remitir la que se acordare
darle, al Vice-Consul mejicano en la Guayra, quien le dará direccion, segun
las instrucciones que oportunamente recibirá.
El infraescrito reitera, en esta ocasion, el Señor Ministro venezolano las
expresiones de la alta consideracion y distinguido aprecio con que es
Su obediente servidor
Manuel Crecencio Rejon
Excelentísimo Señor Ministro de Relaciones exteriores
de Venezuela, Don Francisco Aranda
_____________________
(nota al final del documento)
Noviembre 23
Consultese al Consejo
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 53-56.
286
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
N° 21
Nota del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
México ante las Repúblicas de Sur América e Imperio del Brasil,
Manuel Crescencio Rejón, al Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, Francisco Aranda, en la que le solicita copia de las
comunicaciones de los Gobiernos de Nueva Granada, Perú, Bolivia,
Chile y Argentina, donde se comprometen a concurrir a la Asamblea
Americana. Caracas, 7 de diciembre de 1842.
Legacion Megicana
A las R. R. del Sur de América
E Y. del Brasil
Caracas, 7 de diciembre de 1842.
Señor:
En los periódicos de esta capital se han insertado algunos documentos
oficiales, en que aparece haberse comprometido últimamente á concurrir
á la formacion de una gran asamblea americana, los gobiernos de Nueva
Granada, Perú, Bolivia, Chile y confederacion argentina, con más el del
Imperio del Brasil.
El infraescrito, fundado en las relaciones fraternales que ha habido hasta
aquí entre las repúblicas hispano-americanas, con especialidad respecto al
punto importante de que se reunan para consultar á sus intereses comunes,
supone que, si son ciertas las indicadas noticias, no han de haber dejado de
comunicarse oficialmente al gobierno de Venezuela, con cuyas simpatias
han contado siempre las nuevas naciones del mundo de Colon.
En este concepto y deseando el que suscribe comunicarlas al egecutivo
(sic) de su nacion revestidas de la evidencia moral de que la materia es
suceptible, se atreve á suplicar al señor Ministro de relaciones exteriores
de esta república, tenga la bondad de mandar entregar al infraescrito copia
autorizada de las notas oficiales que sobre el particular hubiese recibido
ultimamente el gobierno Venezolano, si para ello no tuviese este algun
embaraso que lo impida.
287
Dolores Damarys Cordero
El infraescrito renueva con tal motivo á S. E. el Señor Ministro á quien
esta nota se dirige, las espresiones de la distinguida consideracion y aprecio
con que es
Su obediente servidor
Manuel C. Rejon
Excelentísimo Señor Ministro de relaciones exteriores
de Venezuela, Don Francisco Aranda
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. .
N° 22
Minuta de la Sesión N° 92 del Consejo de Gobierno de Venezuela,
en la cual se discutió nuevamente la postura que debería asumir el
Gobierno venezolano ante la renovada solicitud del Gobierno de
México para concurrir a la reunión de la Asamblea Americana y la
aceptación e invitación a la misma por parte de varios países de la
región. s/f.
El Señor Presidente presentó el proyecto de voto razonado del cuerpo
que sirva de contestacion á la consulta sobre asamblea americana de cuya
redaccion se encargó en la sesión anterior; y fue leido y aprobado en los
términos siguientes:
“Aunque en su acuerdo de 22 de Abril de 1841 expuso el Consejo cuantas
razones le ocurrieron para fundar su voto negativo sobre la concurrencia
de Venezuela á la asamblea americana; ha creido deber examinar de nuevo
el negocio con relacion á los objetos de que ha de ocuparse dicha asamblea,
segun se especifican en la nota de la legacion mejicana, por razon de la
gravisima importancia que le han dado las Repúblicas continentales,
especialmente las que han invitado á Venezuela.
288
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Para la negociacion de tratados de comercio y navegacion sobre bases
de igualdad y reciprocidad, comunes á todas las demas naciones, es del
todo innecesaria la reunion de la asamblea. Ellos seran negociados
particularmente por las partes que los necesiten, para el adelantamiento de
su industria, por los medios y en la forma acostumbrados. Y no pueden ser
otras las bases de los tratados que celebren las nuevas Repúblicas, puesto
que no podrian concederse privilegios exclusivos, bien de navegacion, bien
de comercio sin atraerse la animaversion de las naciones excluidas, y tal vez
empeñarse en guerras con ellas; y sin perjudicar enormemente sus propios
intereses. Por lo que hace á Venezuela ni sus tratados ni sus leyes actuales,
ni su conveniencia le permitirian entrar en semejante pacto. Para el aumento
de su poblacion, el acresentamiento de sus capitales y el desarroyo (sic) de
los germenes de su prosperidad, le importa cultivar relaciones de amistad
con todos los pueblos de la tierra, mantener siempre abiertos sus puertos
y sus vías al comercio de todo el mundo bajo reglas de perfecta igualdad,
y con el menor gravamen posible: exitar sentimientos de aprecio en todos
los Gobiernos por una conducta pacifica y justa, y acojer con benevolencia
á todos los estrangeros que lleguen á su territorio, esta y no otra es la
política que le conviene.
Los límites de los Estados no pueden de finirse y determinarse sino por
las mismas partes interesadas. Solo ellas que conocen sus derechos y
límites jurisdiccionales, ó sus mutuas conveniencias, pueden disentir y arreglar
definitivamente este negocio, y estipular lo conveniente con relacion á la
policía y al comercio de las fronteras. Tales arreglos se harán expeditamente
y sin consecuencia alguna para la paz entre los aledaños nombrando árbitros
que decidan las controversias que puedan sucitarse; pero para que este
arbitrage sea eficaz debe ser ejercido por una potencia imparcial y poderosa á
fin de que sus consejos sean atendidos y sus decisiones cumplidas por ambas
partes, circunstancias que en vano se buscarían en el Congreso diplomático.
Las revoluciones y guerras civiles en la América española tienen su origen,
ó en la ambicion de algunos próceres militares, ó en el empeño de los
partidos de hacer adoptar esta ó aquella forma de Gobierno: ¿Que influjo
ejercería sobre unos y otros la asamblea americana? ¿Se crée que á su voz
prescindirían de sus pretensiones y se someterían al orden legal? ¿Los unitarios
289
Dolores Damarys Cordero
y federalistas del Río de la Plata, los centralistas y federalistas de Méjico,
los Jefes militares que se disputan la Presidencia en Guatemala, Perú y el
Uruguay, las provincias de Tejas y Yucatan depondrian las armas, se
sujetarian á lo estatuido por las mayorias y se incorporarian á su metrópoli
en obedecimiento de acuerdos, proclamas ó manifiestos de la Asamblea?
La intervencion armada de los Estados limítrofes irritando las pasiones de
los pretendientes y partidarios no harían mas que prolongar y aun hacer
mas horrorosas las discusiones civiles y enjendrar odios y crueles guerras
entre los invadidos é invasores, como ha sucedido en el Perú con la intervencion
de Chile, y en el Uruguay con la del Río de la Plata.
El Consejo no puede prescindir de recordar en este lugar que el
Gobierno de Venezuela ha rehusado celebrar tratados ó pactos de alianza
para los casos de conmocion interior, con el Gobierno de la Nueva Granada,
no obstante partir límites las dos repúblicas en una grande estencion de
territorio, y ser aquella la única con la cual Venezuela mantiene algunas
relaciones de comercio por las fronteras, consagrando asi el principio de
no intervencion en los negocios de otros Estados.
Nada sería mas dificil que uniformarse los Gobiernos de América
sobre las bases de un concordato con la Silla apostólica. Unos aspirarían á
independizar sus respectivas Iglesias cuanto fuera posible, y otros querrían
hacer una absoluta sumision de ellas. Pero dado el caso de que procedieran
todos animados de un mismo espíritu ¿Cual sería el resultado? Que no
por que estuvieran de acuerdo conseguirian lo que pretendieran, si no era
conforme con los principios y doctrina de la curia romana. La historia
atestigua que ningun poder ha conseguido hacerla ceder ni un apice en
materias de régimen y disciplina, ni consentir en la mas pequeña disminucion
de la supremasía del Pontífice. Los concordatos que celebrara serían pues
los que ella dictara; y entonces sería enteramente inutil para este efecto la
reunion de la asamblea; pero si como es de temerse esta se empeñara en
contradecir aquellos principios y doctrinas y en dictar las que á bien tuviera,
su autoridad sería fatal para los Estados católicos de este continente que
se verían comprometidas sus cuestiones, y acaso envueltos en discusiones
religiosas. En esta materia cada Gobierno debe proceder independientemente
segun la constitucion, las leyes y las necesidades del país.
290
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Habiendo sido examinados detenidamente en el informe arriba citado
los otros dos puntos comprehendidos en la nota de la legacion mejicana, á
saber, la alianza defensiva y la formacion de un código internacional americano,
el Consejo para evitar repeticiones, crée deber referirse á dicho informe,
añadiendo sin embargo, en cuanto á lo primero, que la alianza carece de
objeto, no existiendo un enemigo comun que amenase la soberanía de la
nuevas Repúblicas, ni la menor probabilidad de que vuelva á apoderarse de
las naciones europeas el espíritu de conquista ó de colonizacion; y en cuanto
á lo último, que siendo raros los principios de derecho internacional que
se hayan puesto en duda ó que sean rechazados ó modificados por alguna
que otra potencia, pueden ser aclarados ó determinados por los Estados
americanos en los tratados que celebren los unos con los otros segun lo
exijan sus relaciones actuales y lo aconsejen sus mutuos intereses.
El Consejo esta intimamente convencido de que la reunion de un
Congreso diplomatico de las nuevas Repúblicas y que los pactos que por el
se celebren, lejos de remediar los males y proveer á las necesidades que se
indican, pueden mas bien ser, con el transcurso del tiempo, causas de grandes
disensiones y aun de colisiones entre si, ó con otras naciones, y de que
la necesidad de deslindar algunas cuestiones ó intereses particulares, no
justificarían la renuncia de la menor porcion de la soberanía por parte de
cada una de las Repúblicas, para delegarla en una asamblea que como se ha
manifestado en otras ocasion, no cuenta, ni puede contar con los medios
de ejercerla. Por lo tanto consulta al Poder Ejecutivo que debe abstenerse
de tomar parte en las deliberaciones del Congreso de Lima.
Es copia
El Consejero Secretario
Manrique
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 61-63.
291
Dolores Damarys Cordero
N° 23
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Francisco
Aranda, al Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
México ante las Repúblicas de Sur América e Imperio del Brasil,
Manuel Crescencio Rejón, en la que responde a su nota de 21 de
noviembre de 1842 y expone las razones por las que Venezuela no asistirá
a la reunión de la Asamblea Americana. Caracas, 15 de enero de 1843.
Carácas Enero 15 de 1843.
R. E.
Al Excelentísimo Señor Manuel Crecencio Rejon, Enviado Extraordinario
y Ministro Plenipotenciario de la República Megicana.
El infrascrito Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones
Exteriores tiene la honra de contestar la nota en que el Excelentísimo
Señor Manuel Crecencio Rejon Enviado Extraordinario y Ministro
Plenipotenciario de la República megicana con fecha 21 de Noviembre
último manifiesta hallarse especialmente encargado por su Gobierno de
promover la concurrencia de las nuevas Repúblicas de este continente á la
formacion de un Congreso diplomático que arregle el modo con que hayan
de proceder en lo sucesivo en todo aquello que juzguen ser de interes comun.
Razona detenidamente el Honorable Señor Rejon los motivos de
conveniencia que deben estimular á las Repúblicas de este continente á
enviar sus representantes á la grande asamblea americana y ofrece á nombre de
su Gobierno el palacio de la villa de Tacubaya para su reunion si tal punto
fuere aceptable á los demas Estados manifestando que en caso contrario el
Gobierno megicano enviará sus representantes al punto que la mayoría de
los gobiernos comprometidos quiera designar.
El de Venezuela despues de serias meditaciones y de haber consultado
por dos veces al Consejo, conformandose con la opinion de este Cuerpo,
pasa por la pena de no poder admitir la invitacion que tan amistosamente
292
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
le hace el de Mégico. El que suscribe para abreviar se refiere á la nota de
7 de mayo de 1841 pasada por su antecesor al Gobierno megicano, y hoy
procurará solamente resumir en corto espacio las principales razones que
han decidido á su Gobierno á renunciar la idea de un Congreso americano:
idea no nueva para él y aun pudiera decir querida, pero que examinada
nuevamente con la detencion que exigia su importancia, há creido al fin
que es irrealizable é incompatible con el estado de las relaciones que esta
República mantiene con las naciones de Europa.
Para la negociacion de tratados de comercio y navegacion entre las
republicas del continente americano es del todo innecesaria la reunion de
un Congreso diplomático. El acuerdo y concierto de dos, basta para la
celebracion de uno en que tomadas en consideracion las circunstancias
peculiares de cada república y el estado de su industria, producciones y
necesidades, se asegure sobre las bases estables de mutua conveniencia el
desarrollo de las fuerzas industriales y de todas las tendencias que encierran
en sí pueblos nuevos y vigorosos. La intervencion de un solo tercero complica las
relaciones, embaraza la mutua inteligencia; y puede hacer perder de vista
los verdaderos intereses de las partes contratantes. Los pueblos nacientes
de América ofreceran todos los dias, en su crecimiento, nuevas formas, se
enlazarán mutuamente por contratos bilaterales; y estos contratos de base
amplias y sencillos, de fácil enmienda y correccion, se adaptarán naturalmente
al movimiento y ensanche progresivos de estas sociedades. Desde el
momento en que una asamblea, una dieta, se injiriese en estos tratados,
aún de la manera mas indirecta y remota, ellos perderían, si puede decirse
su flexibilidad y adquiriendo cierta rijidez vendrian necesariamente á un
término de rompimiento.
Entre las bases que adopte un gobierno liberal y que deban servirle
de norma en sus relaciones y pactos con otros gobiernos, no debería en
justicia hallar lugar ninguna que se fundare en preocupaciones de orígen,
razas, situacion, geografia, etc. porque aun prescindiendo de principios
puramente abstractos, la verdadera conveniencia de una nacion está en
tratar, si es posible, con todos los pueblos de la tierra, abrir sus puertos á
todos los pabellones, y protejer con las mismas leyes y favorecer con las
293
Dolores Damarys Cordero
mismas franquicias á todos los extrangeros que pisen su suelo. Si pasamos
de consideraciones generales, á otras, como mas especiales, mas fuertes,
encontraremos que Venezuela ligada yá por pactos formales con varias
naciones europeas, y establecidos aquellos sobre las bases de conceder
recíprocamente lo que en cualquier tiempo obtenga la nacion mas favorecida,
no podria hacer distincion alguna entre tratados con naciones continentales
y tratados con naciones trasatlanticas que fuese bajo ningun respecto
exclusivamente ventajoso á las primeras. A esto la obligan sus pactos y
puede decir con satisfaccion, los principios generales que há adoptado y
de los cuales no se aparta.
Si de lo convencional y voluntario, pasamos á lo de estricto deber y á
las obligaciones imperiosas de cada Estado, encontrarémos que lo que es
embarazoso en punto á comercio y navegacion, se convierte en escollo
cuando la cuestion sea de límites, de constitucion ó de soberanía. No se
ocultan al Señor Rejon las tremendas consecuencias de cualquier poder,
aunque fuese el de Consejo, con que estuviera investida la asamblea
americana, si llegara el caso de ponerlo á prueba en alguna de las altas
y vitales cuestiones en que vá la independencia ó el honor nacional; ni
me detendré tampoco en hacer sobre ellas comento alguno mucho menos
cuando por la difusion de los verdaderos principios del derecho internacional,
y las miras ilustradas y liberales de todos los Gobiernos de América el ejercicio
de un poder que no sea el patrio será cada vez menos temible.
Si á estas razones se agregan las comunicadas al Gobierno de Mégico
en la referida nota de 7 de mayo de 1841 y las que pueden deducirse del
estado intranquilo de varias de las Republicas americanas que han de formar
parte de la confederacion y que no podran, por ahora, darle, por su
adhesion, consistencia, se tendrá el cúmulo de motivos que han obligado
al Gobierno de Venezuela á abstenerse de entrar en la celebracion de pactos
que no podria observar, y privarse en esta ocasion de la satisfaccion de
uniformarse con los Gobiernos que sobre este punto han pronunciado su
opinion, no obstante que les tribute el homenage que merecen sus altas
miras y nobles deseos.
294
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
El que suscribe aprovecha la oportunidad de reiterar al Señor Rejon los
sentimientos mas distinguidos de consideracion y aprecio.
Francisco Aranda
_________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 64-65v.
N° 24
Copia de una comunicación anónima dirigida al Encargado de
Negocios de la Nueva Granada en Londres, en la cual se informa
sobre la expedición armada que está organizando el General Juan
José Flores en España, con la finalidad de retomar el poder en el
Ecuador e instalar una monarquía. Madrid, 4 de agosto de 1846.
Copia
Señor Encargado de Negocios de la República de Nueva Granada.
Madrid Agosto 4 de 1846
Muy Señor mío:
Con la mayor confianza le dirijo á Vmd. esta porque estoy convencido
como firmemente lo estoy que como buen americano deseará que todo lo
que sea contribuir á la tranquilidad de los Nuevos Estados de la América
del Sur sea U. el primero en hacer lo posible en deconcertar planes inicuos
contra cualquiera de los dichos Estados. Ha llegado hoy el caso de manifestar
U. actividad y, celo para este fin, pues aquí está el General Flores último
Presidente que fue del Ecuador que á las viles adulaciones y alagos de esta
Corte ruin se ha dejado seducir y ser instrumento de un plan de reconquista
de la América del Sur. Para esto esta enganchando un numero de tropas
como de dos mil hombres y un cuadro de oficiales sargentos y cabos suficiente
para formar en un corto tiempo un ejército de 15 á 20 mil hombres y le
franquean unos 30 mil fusiles & y los dos mil hombres están ya enganchados
295
Dolores Damarys Cordero
del ejército mismo con consentimiento de este Gobierno. El plan es salir
de España como que va de guarnición á una de las posesiones de España
y luego dirijirse á la Costa del Ecuador desembarcar con anuencia de los
partidarios de dicho Flores y quieren aprovechar el estado de rompimiento
que se cree que están los Gobiernos de la Nueva Granada y el Ecuador
y luego que su posecione Flores del mando del Ecuador inmediatamente
formar el ejercito para resistir alguna coalición de la parte de los otros
Estados del Pacífico. Flores ha hecho consevir al Gobierno Español la
facilidad de poder reconquistar los Estados aquellos con suma facilidad
aprovechandose de las continuas disensiones interiores que ajitan diariamente
aquellos países. El Gobierno español le ofrece á dicho Flores que sí sale
bien en recobrar su poder en el Equador y forman ese ejército dejarlo á
él y sus descendientes todo lo que hoy forma la República del Ecuador
haciéndole Príncipe de la Reconquista. Los recursos con que cuenta Flores
y el Gobierno Español son primero, El prestigio y partidarios de Flores
que ha estado tanto tiempo de Presidente en aquel País. 2° Flores ha
persuadido al gobierno que los pueblos de toda la América cansados de
sus disenciones están con mucha ansia de volver al yugo de la metrópoli:
que solo un puñado de Españoles él á su cabeza es suficiente para rebolver
todo. 3° Que para sostener el nuevo ejército el gobierno destina la mitad
del sobrante de las ventas de Cuba ó el todo en caso de necesitarse. Vea
U. que clase de hombres tenemos que después de haver recibido honores
de toda clase viendo perdida la Esperanza de mando entran en cualquiera
cosa con tal de satisfacer su ambición. Jamás creí que Flores llegase á
envilecerse ya que es uno de los hombres que mejor nombre ha tenido en
estos tiempos. Yo como americano aunque de distante país del de V.V. no
puedo menos de horrorisarme de un hecho como el que se está fraguando.
En nombre del cielo haga U. publicar en los periódicos de Londres esta
noticia y procure U. participar á todos los representantes de la América del
Sur la tormenta que los amenaza a aquellos gobiernos y U. participe á su
gobierno con la velocidad de un rayo pues pronto se hacen á la vela pues
quieren que no tengan el menor tiempo para prepararse á rechasar. U. no
crea que es algún deceo de vengarme de Flores que no lo conozco pero
estoy metido como uno de tantos con el objeto de indagar las miras de
estos reconquistadores. En esta fecha tienen junto más de lo que necesitan
296
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
pues ha prodigado grados sobre grados para hacer procelitos. Si U. no da
crédito á esto U. es responsable ante Dios y los hombres que aquellos países
vuelvan á tener una contienda más horrosa (sic) que en las reboluciones
intestinas. Por Dios dé U. la publicidad posible y que aquellos países
conoscan que con España no se puede hacer tratados pues protege á un
Gefe con cuya nación está en paz y que tiene reconocida su independencia.
Suplico á U. por lo más sagrado que hay que no lo heche U. á tontería á otra
cosa semejante pues es cosa mui formal, ya quizás U. tiene conocimiento
de todo procure U. que por el paquete del 17 que lleva la correspondencia
general de las Antillas dé U. aviso á su Gobierno.
Deseo que Dios nos proteja y que los males que se preparan de nuevo
para la América se alejen.
No firmo porque estoy en el secreto y sería exponerme.
Su atento servidor
Un americano que desea todo bien a su país.
Sr. Plenipotenciario Ministro Encargado de Negocios
de la República de Nueva Granada residente en Londres.
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, fs. 2-3 v.
297
Dolores Damarys Cordero
N° 25
Nota del Ministro Plenipotenciario de Venezuela en España, Fermín
Toro, al Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Juan Manuel Manrique, en la cual informa sobre la expedición
armada que está organizando el General Juan José Flores en España
e Irlanda. Madrid, 6 de agosto de 1846.
Reservado
Madrid Agosto 6 de 1846.
Sr. Secretario de Estado en el Despacho de
Relaciones Exteriores de Venezuela.
Señor:
Creo de suma importancia comunicar al Gobierno las noticias siguientes:
El General Juan José Flores ex -presidente de la república del Ecuador,
llegó á esta Corte hace dos ó tres meses, después de haber visitado las de
Inglaterra, Francia y Roma. Desde el momento de su llegada ha trabajado
incesantemente en la formación de un egército á espedición militares en
el objeto, dice, de restablecer su mando en el Ecuador; y oponerse á la
invasión que contra aquella república se prepara á hacer la Nueva Granada.
Cónstanme como hechos positivos, el alistamiento que ha hecho de muchos
oficiales del egército español, entre ellos algunos de los más distinguidos
de toda arma, y de los cuerpos facultativos; las facilidades que le proporciona el
ministro de la guerra no solo para el alistamiento de oficiales, sino también
para el reclutamiento de soldados de la quinta ó conscripción de 1840; y el favor
decidido que le presta la Corte para la realización del plan cualquiera que sea.
Cual sea, en realidad, lo ignoro; pero juzgando por la magnitud de la
empresa, por el favor de que goza el General Flores en la Corte, y por el
viaje del Coronel Wright, edecán ó compañero de aquel á Inglaterra, dícese,
con el objeto de formar una legión irlandesa; pienso que el objeto de esta
espedición sea, no el Ecuador, como se dice, sino Méjico ó el Perú.
298
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Las ideas del restablecimiento del poder español en América, ó del
establecimiento en sus regiones de una o más monarquías con príncipes
españoles renacen hoy con mucho ardor en esta Corte.
Nada de esto es todavía muy público: La prensa guarda un silencio que
ha sido negociado con los escritores de todos los partidos.
Mi posición es muy delicada, por que teniendo pendiente en el Ministerio
de Estado un proyecto de Convención mercantil que se ha sometido al
Consejo, cualquiera paso que yo diera, hostil á los proyectos de Flores,
frustraría irremediablemente los míos. Tengo además la seguridad de hacer
hablar dos periódicos de oposición cundo yo crea oportuno, y bastará, en
mi concepto, el grito de reprobación que aquí se levantará en la masa de
la nación, tan luego como esta loca empresa se haga pública, para dar con
ella en tierra y llenar de confusión á sus autores.
De todos modos estoy preparado á cumplir con los deberes de representante
de una república americana, y obrar de acuerdo con mis opiniones respecto
de las instituciones que los rigen. Solamente no quiero precipitarme con
perjuicio de los intereses de Venezuela.
Soy de U. muy atento seguro servidor
Fermín Toro
Reservado
Al Sr. Secretario de Estado del Despacho de Relaciones Exteriores
de la República de Venezuela
Caracas
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, fs. 4-5.
299
Dolores Damarys Cordero
N° 26
Nota del Ministro Plenipotenciario de Venezuela en España, Fermín
Toro, al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Juan Manuel
Manrique, en la cual informa que se comunicó con el General Juan
José Flores para indagar sobre el tema de su proyectada expedición
a Suramérica y con el Presidente del Consejo de Gobierno Español,
para conversar sobre el mismo tema. Anexa las cartas intercambiadas
con el General Flores. Madrid 22 de agosto de 1846.
Madrid Agosto 22 1846.
Señor Secretario de Estado del Despacho de
Relaciones Exteriores de Venezuela.
Con fecha 6 del pasado dí á V. S. parte de una expedición militar que
forma aquí el General Juan José Flores ex -presidente del Ecuador y de los
rumores que sobre su (roto) circulaba en el público.
Posteriormente creí conveniente dirigir una nota a dicho General
pidiéndole explicaciones sobre la tal expedición (roto) me contestó
detenidamente sobre el punto á que se dirige y objeto y fines que le
mueven á dar este paso. De (ilegible) acompaña á V. S.
Pensé también que sería conveniente pedir alguna (roto) sobre este gran
acontecimiento al (roto) y hacerle las observaciones que parecían oportunas
a cerca de los rumores que corrían y de la mala impresión y desconfianza
que produciría en todas las republicas hispano-americana un hecho que
acaso se interpretaba como una disposición hostil de parte del Gobierno
Español contra su independencia ó institución. Tuve efectivamente una
conferencia verbal con el Sr. Presidente del Consejo y oída mi exposición
me contesto: que era verdaderamente doloroso que se atribuyese al
Gobierno Español parte alguna en las empresas del General Flores: que
los oficiales españoles que no están en servicio tienen la libertad de pasar
a otros países y servir a cualquier gobierno: que lo mismo acontece en
Inglaterra y otras naciones europeas; y que el Gobierno y la Nación
300
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Española no se mezclan en las desavenencias de la repúblicas americanas,
ni cuentan con otra conquista que con la que puedan hacer las relaciones
de amistad y de comercio y buena inteligencia que procuran cultivar con
todas ellas. He creído que en mi posición esto pasa.
La (ilegible) últimamente se ha apoderado de esta cuestión e increpa
al gobierno ó complicidad ó imprevisión. El General Flores no obstante
continua reclutando y (roto) que tiene más de cincuenta oficiales alistados
con número crecido de soldados.
Es cuanto puedo decir por ahora.
Soy de V.S. atento servidor
Fermín Toro
_________________________
Madrid, Agosto 11 de 1846.
Excelentísimo Señor General en Jefe
Juan José Flores
El rumor público, acogido por la prensa periódica y confirmado por
hechos que no son secretos en esta capital, ha revelado con no poco asombro
de los interesados en mantener y cultivar las relaciones pacificas de la
Península con las Repúblicas Hispano-americano, la formación aquí de un
ejército expedicionario organizado por V.E. y destinado según se dice a la
república del Ecuador.
Como representante de Venezuela en esta Corte es de mi deber celar
sus intereses, y esta comprendido en ellos, no diré su independencia, que
no tema la conquista, pero si la salvación de los principios que hoi dominan
en la América y la conservación de la amistad y las buenas relaciones con la
España que hoi con tanto esmero y buena fe cultiva mi gobierno.
301
Dolores Damarys Cordero
El nombre ilustre adquirido por V.E. en la gloriosa guerra de nuestra
independencia; el alto honor de haber regido por tantos años una república
americana; los pactos solemnes celebrados bajo los auspicios de V.E. entre
esta república y la antigua metrópoli; el ser V.E. mismo venezolano y
contarle su patria en el número de sus hijos más distinguidos; son otros
tantos títulos que sirven de garantía para el proceder futuro de V.E., al
mismo tiempo que me inspira la confianza de que no verá con desagrado
las explicaciones que sobre un hecho tan grave debo pedir á V.E. debe por
deber y por patriotismo.
No se escapa á la penetración de V.E. la justa alarma y la inmensa
desconfianza que debe inspirar a las repúblicas hispano-americanas la formación
de un ejército en España destinado á aquellas regiones. Sí V.E. creyere que
fueren parte á disiparlas las explicaciones que sobre este hecho pido, ruego
á V.E. me las dé pronto y de la manera más franca y explicita, sobre los
puntos siguientes:
Cual será la fuerza y la composición del ejército expedicionario; cual el
punto á que se dirige y el objeto que guía á V.E. en esta empresa: que parte
toma en ella el gobierno de S.M.C; y hasta que grado y con que miras cree
V.E. le favorezca: últimamente, cuales serán los principios políticos de V.E.
y sus relaciones con la España dado que ó por la fuerza de las armas, ó por
el llamamiento de los pueblos, vuelva V.E. á regir la república del Ecuador.
Confío en que V.E. de ningún modo extrañará este paso que hoi doi,
pues cualquiera que sea la diferencia de nuestra posición respectiva, espero
que ella no le destruya el sentimiento unánime que debe animarnos en favor
de la causa americana, y en particular de nuestra patria común.
Con sentimiento (ilegible)
Es copia
F. Toro.
Fermín Toro
302
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
_________________________
Madrid, 13 agosto 1846.
Al Exmo. Sr. Ministro Plenipotenciario de Venezuela
Honorable Fermín Toro.
He tenido el honor de recibir la nota que V.E. se ha servido dirijirme
con fecha 11 del corriente, y me complazco en contestarla, porque ella me
proporciona la ocasión que anhelaba (después de los rumores absurdos
que se han propagado y difundido) de hacer á V.E. como representante de
la patria donde vi la luz primera, una explicación ingenua del proyecto en
cuya realización me ocupo con interés y ahínco.
Como V.E. está perfectamente instruido de mis antecedentes en el Ecuador
y de las razones que tuve para salir de aquel país infortunado, firmando
antes un tratado que garantizase a los fieles servidores del gobierno
constitucional que se había dado la república; como V.E. repito, está instruido
de todo, me limitaré á manifestarle, que con estraña sorpresa y con pesar
profundo, he recibido, sucesivamente en Europa, varias cartas de personas
fidedignas contraídas a comunicarme que el ante dicho tratado no solo
había sido infringido por parte de los revolucionarios, sino (lo que es mas)
pública y solemnemente desaprobado; que por consecuencia de tan
vergonzosa falta de fe pública, un general venezolanos había sido cruelmente
asesinado, y los hombres notables desterrados y proscritos, que la parte
sana del país sufría emociones violentas arrancadas por el temor, y
persecuciones atroces, solo dignas de gobiernos bárbaros, finalmente, que
se iba á encender la guerra entre el Ecuador y la Nueva Granada, cuyo
resultado no podía ser otro que la conquista del primero o la infamia de
suscribir un tratado perjudicial é insultante. Además, he recibido también,
y (ilegible) muchas (roto) repetidas reconvenciones culpando mi silencio y
condenando la indiferencia con que miro la desgraciada suerte de los hombres
fieles, y el funesto porvenir del país, cuya independencia temprano ó tarde
dejará de existir.
Tan alarmantes noticias, y mi convicción íntima de que no tengo ya
deberes para con los que han roto el tratado de la Virginia, y deshonrado el
303
Dolores Damarys Cordero
país, me han hecho concebir el proyecto de salvar á los patriotas perseguidos,
de afirmar la independencia, y de restablecer la paz y el orden social.
Para realizar este designio he considerado suficientes 1500 ó 2000 hombres,
los cuales sirvan de dar apoyo á la mayoría (ilegible) y oprimidas por los
revolucionarios, y me (ilegible) con el carácter de colonos el número de
hombres indicados en Vizcaya e Irlanda y también en Suiza, aunque no
tengo seguridad de contar con estos últimos por la estreches del tiempo y
por algunas otras dificultades.
Como la parte principal de mi pequeña espedición debe de ser la marina
de guerra; he dispuesto se organice en Inglaterra donde se me han espedido
los fondos necesarios para hacer los gastos mediante una compensación
(roto) pagándolas en cacao y tabaco del río Daule; mas no puedo saber
si habrá algún inconveniente (roto) para el armamento de los buques, la
(roto) es todavía un pensamiento que he (roto) y ejecutar; pero (roto) este
desgraciado caso, cuento todavía con una fuerza de voluntad para luchar
y removerlos entanto que se me presentaren, porque son grandes y
legítimas las obligaciones que tengo de sostener la integridad del territorio
Ecuatoriano. Y sería yo indigno de la reputacion que he adquirido, y del
nombre que llevo, si excediendo á las voces (ilegible) que se propalan y
á efímeras vulgares preocupaciones, consintiese en la ruina de la nación,
cuya independencia he fundado, pudiendo impedirlo franca y decorosamente.
Me hallo, por tanto, resuelto á llevar a cabo mi empresa aun cuando
supiese que perecería en ella; y son fundadas las esperanzas que tengo para
creer que en Octubre procsimo dejaré la Europa, y que en Diciembre, dios
mediante, llegaré a Guayaquil y ocuparé el Ecuador como su Presidente
constitucional.
Aunque no debo al gobierno de España sino casi las mismas distinguidas
consideraciones que se me han dispensado en (roto) de Europa, y aunque
no he dejado de ser contrariado por algunos señores Ministros hasta en
cosas pequeñas y triviales, relativas á mí espedición: sin embargo, tengo el
propósito de estrechar mis relaciones con esta nación, pues lo considero
político, necesario y justo. Mas no seré yo quién atente jamás contra la
independencia de América ni contra su libertad nacional: digo nacional
304
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
porque siempre he declamado contra las exajeradas instituciones que hemos
adoptado y sostenido á despecho de las revoluciones que, por decirlo así,
se han localizado en los mismos Estados de la América Española, instituciones
que no resuelven el problema es hermanar la libertad y el orden público, porque
(roto) en su apoyo ni la verdad ni el testimonio de la historia, instituciones
en fin, frájiles y perecederas que que enjendran males pasos los buenos
producen bienes para los malos que son los que imperan en los grandes
trastornos. Así es que sacrificando mi propio porvenir y aun abandonando
mi ecistencia a los azares inherentes á las persecuciones de la multitud
ciega, he hablado este mismo lenguaje en mi mensaje dirijido á la convención
Ecuatoriana de 1843 les he empleado también en actos públicos universitarios,
y finalmente, en los largos y razonados artículos de la “Concordia” publicados
en Quito, y reimpreso en el “Día” de Bogotá, y en el “Liberal” de Caracas.
Tales opiniones, hijas de un convencimiento formado por el estudio
y por la esperiencia que me han (roto) los negocios públicos en el largo
período de 20 años; tales opiniones no se refieren en manera alguna á mi
espedición, la cual solo se dirige á los objetos que he manifestado.
Al concluir esta nota (roto) V.E. asegurarle que solo las obligaciones
que tengo para con mi casa patria Venezuela, y las mui justas y merecidas
consideraciones que debo a V.E. por sus distinguidas y recomendables
cualidades, hubieran podido decidirme, sin ningún deber oficial de mi parte,
á entrar en las anteriores esplicaciones; mas por lo tanto, tengo derecho á
esperar que ni V.E. ni el gobierno les darán publicidad, máxime cuando
esta pudiera revertir contra el buen crédito de mi espedición.
Tengo && = J. J. Flores =
Es copia –
Toro
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, fs. 19-25.
305
Dolores Damarys Cordero
N° 27
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Juan
Manuel Manrique, al Ministro Plenipotenciario de Venezuela en
España, Fermín Toro, en la cual acusa recibo de su nota oficial con
información sobre la expedición armada que está organizando el
General Juan José Flores. Caracas, 19 de septiembre de 1846.
Reservado
Caracas Septiembre 19 de 1846.
R. E.
Al Sr. Fermin Toro, Ministro Plenipotenciario de Venezuela cerca de S.
M. C.
Señor:
Por la nota oficial de Ud. de 6 del mes próximo pasado se há impuesto
el Gobierno del proyecto del General Juan José Flores, de alistar ahí y en
Irlanda una expedición militar con destino al Ecuador, segun se decía
generalmente ó más bien á Mégico ó el Perú como creía Ud.
El Sr. Lynch también ha dado noticias á este Ministerio sobre tan raro
acontecimiento, remitiendo copia de un escrito anónimo que fue dirigido
de Madrid con fecha 4 de Agosto al Sr. Encargado de Negocios de la
Nueva Granada cerca de S. M. B., y en el cual se anuncia con numerosos
detalles el plan del General Flores que, según dicho escrito, se dirige
principalmente á apoderarse del Ecuador que se supone en guerra con
la Nueva Granada, y seguir después conquistando los demás Estados del
Pacífico, todo con el apoyo y cooperación del gobierno español, que en
recompensa le ofrece dejarle para él y sus descendientes todo lo que hoy
forma la República del Ecuador haciéndole Príncipe de la Reconquista.
El gobierno aprecia el celo é interés que Ud. há mostrado en este asunto y
que eran de esperarse de sus sentimientos liberales y republicanos, y confía
306
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
en que continuará comunicándole cuanto más descubra y averigüe en lo
sucesivo.
Soy de Ud. con toda consideracion atento seguro servidor
Juan Manuel Manrique
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, f. 18-18v.
N° 28
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Juan
Manuel Manrique, al Ministro Plenipotenciario de Venezuela en
España, Fermín Toro, en la cual se da por enterado de los pasos
seguidos por éste para descubrir el verdadero destino de la expedición
armada que está organizando el General Juan José Flores. Caracas,
6 de octubre de 1846.
Caracas Octubre 6 de 1846.
R. E.
Al Sr. Fermin Toro Ministro Plenipotenciario de Venezuela
Señor:
Por la nota oficial de Ud. fecha 22 de Agosto ultimo y copias adjuntas
se há impuesto el Gobierno de los pasos dados por Ud. Para descubrir el
verdadero objeto y destino de la expedición militar que preparaba ahí el
General Juan José Flores, con el apoyo y cooperación, al parecer, del
Gobierno español, y se há complacido del celo é interés que Ud. há
empleado en este asunto tan importantes y trascendental.
Sumamente sensible há de ser para toda la América observar la extraña
conducta de uno de los distinguidos héroes de la independencia que
olvidandose de todos los sacrificios hechos por la causa de este Continente
307
Dolores Damarys Cordero
se há lanzado á formar planes de conquista y dominio de una parte de él
con el apoyo é intervención de Potencias europeas; y aunque no puede ser
dudosa la ineficacia é impotencia de semejantes planes para llegar al resultado
que se pretende, siempre será un gran mal para el Ecuador el amago de
una guerra desastrosa. Ojala que consultando mejor el General Flores sus
propios intereses y los de la América en general abandone un proyecto tan
anti-político y que puede ser tan fecundo en desgracias y calamidades de
toda especie.
Soy de Ud con toda consideracion atento seguro servidor.
Juan Manuel Manrique
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, f. 26-26v.
N° 29
Nota Circular de Invitación para el Congreso Americano de 1847,
enviada por el Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José Gregorio
Paz Soldán, a los Ministros de relaciones Exteriores de Argentina,
Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Venezuela, Bolivia, Estados Unidos,
Centro América, México y Brasil. Lima, 9 de noviembre de 1846.
Ministerio de Relaciones Exteriores
Lima, á 9 de noviembre de 1846.
Hace tiempo que las Repúblicas Americanas han conocido la necesidad
de asegurar su Independencia y sus Instituciones, formando, para ello, un
Congreso de Plenipotenciarios que, por acuerdo de los Gobiernos que
aceptaron el proyecto, debía reunirse en esta capital. Circunstancias
imprevistas dejaron sin realizarse aquella medida. Más, los últimos sucesos
de la Península y la invasión del Ecuador bajo los auspicios del Gobierno
Español, han venido á descubrir que los pueblos Sud-Americanos tienen
necesidad de unirse y de formar alianzas para repeler pretensiones extrañas
y azarosas á la causa americana.
308
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Ninguna ocasión puede presentarse mas favorable que la actual para
la ejecución de aquel proyecto, y por ello me dirijo, á nombre del Gobierno
Peruano, al de V. E., para invitarle á que nombre el Plenipotenciario, si
fuere de su opinión la reunión de un Congreso que pueda fijar, de un
modo sólido las bases de la futura tranquilidad y seguridad de los pueblos
de Sud-América.
Con tal objeto, se dirige á V. E. el infrascrito, Ministro de Relaciones
Exteriores del Perú, aprovechando de esta oportunidad para suscribirse
de V. E. Suatento
Servidor
José G. Paz Soldán.
Al Excelentísimo Señor Ministro de Relaciones
Exteriores de la República de Venezuela
Nota al márgen: “Febrero 17, 1847. Contestese de acuerdo con lo resuelto
en 1843 sobre la materia. Casas”.
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunión de dicha Asamblea,
año 1838, Vol. 17, f. 68.
309
Dolores Damarys Cordero
N° 30
Respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Manuel
María Mallarino, al Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José
Gregorio Paz Soldán, en relación a la invitación para el Congreso
Americano de 1847. Bogotá, 16 de diciembre de 1846.
Despacho de Relaciones Exteriores
Al Excelentísimo Señor Ministro de Relaciones Exteriores
de la República del Perú
N° 65
Bogotá, 16 de Diciembre de 1846.
El infrascrito, Secretario de Estado del Despacho de Relaciones Exteriores
de la Nueva Granada, ha tenido el honor de recibir, i elevar al conocimiento
de Su Excelencia el Presidente de la República, la nota fecha 9 de
Noviembre último, en la cual el Señor Ministro de Relaciones Exteriores
del Perú, con referencia a la expedición que se perparaba contra el Ecuador
en el territorio y bajo los auspicios de la antigua metrópoli, se ha servido
recordar la necesidad de que se reuna un Congreso de Plenipotenciarios
de todas las Repúblicas hispano-americanas que asegure su independencia
e instituciones.
En concepto del Gobierno Granadino la reunión de ésa Gran Asamblea
Americana serviría de complemento a los esfuerzos que hacemos para
madurar nuestras instituciones políticas i para asegurar la independencia e
integridad nacionales; afianzaría el porvenir de estas Repúblicas; sentaría
las bases de su derecho público especial; fortificaría sus Gobiernos interior
y exteriormente; perfeccionaría el íntimo acuerdo que debe reinar entre
ellas, i alejando todo motivo de grave disentimiento, transaría fácilmente
las pocas cuestiones que en sus gabinetes se suscitaran.
La reunión de esa Gran Asamblea, la realización de esa hermosa idea
del inmortal Bolívar, está pués en los intereses bien ententidos de la Nueva
310
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Granada, que en ningún caso se conformaría con no ser representada en
el Congreso Jeneral y que en consecuencia se apresurara a nombrar su
respectivo Plenipotenciario tan pronto como sepa que los demás Estados
hermanos han hecho otro tanto.
No cree, sin embargo, el Gobierno Granadino que la consumación de
tan fausto suceso debe precipitarse, dando con ello a la expedición hostil
del Jeneral Flores una importancia que no merece, y exponiendo acaso
la futura reunión del Congreso Jeneral a las mayores demoras resultantes
de una nueva tentativa frustrada; sino que piensa, por el contrario, que
es preferible aguardar a que los hechos se expliquen completamente, por
medio de un desenlace definitivo, para que con su ejemplo adquiera mayor
grado de evidencia la necesidad urjente de un pronto i cabal acuerdo en la
política esterior (sic) de estas Repúblicas.
Dígnese el Señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú someter
a la ilustrada consideración de su Gobierno esta contestación: i admitir la
espresión del mui distinguido aprecio con que el infrascrito tiene la honra
de ser su
Obsecuente servidor.
M. M. Mallarino.
________
Alberto Ulloa, Congresos Americanos de Lima, Vol. I, pp.199-200.
311
Dolores Damarys Cordero
N° 31
Respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador,
Manuel Gómez de la Torre, al Ministro de Relaciones Exteriores de
Perú, José Gregorio Paz Soldán, en relación a la invitación para el
Congreso Americano de 1847. Designa al General Ramón Castilla,
Presidente del Perú, para comandar las fuerzas peruano-ecuatorianas
que habrán de repeler la expedición de Juan José Flores. Quito, 23
de diciembre de 1846.
Ministerio de Relaciones Exteriores
del Ecuador
Quito, 23 de Diciembre de 1846.
Al Exmo. Sr. Ministro de Relaciones Exteriores
de la República del Perú
Exmo. Señor:
Tuve la honra de recibir la apreciable comunicación de V. E. fechada el
10 de los corrientes, y en la que se me transcribe la nota que en igual fecha
se sirvió dirigir V. E. al Ministro de Relaciones Exteriores de la República
de Chile, comunicando las medidas adoptadas por el Gobierno de V. E.
luego que supo los preparativos de la expedición que se organiza en España
por el ex-General Juan José Flores, y participando varias noticias importantes
coneccionadas con la referida invasión europea. El Presidente de la
República ha mirado con grande satisfacción el empeño patriótico con que
el Gobierno de V. E. obra en la defensa de los intereses americanos, y el
acierto y conveniencia de todas las providencias que ha dictado siendo de
esperarse que ellas correspondan al noble objeto que las motivan.
Con el mismo destino de uniformar la general defensa a que se preparan
los Gobiernos meridionales de este continente, ha salido de esta Capital
para el puerto de Guayaquil el Exmo. Sr. Enviado Extraordinario y
Ministro Plenipotenciario de la Nueva Granada prometiendose recibir en
aquel punto las competentes credenciales expedidas por su Gobierno, al
312
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
objeto de que concurra al Congreso de Plenipotenciarios americanos, que
debe reunirse en Lima. En dicho Congreso ha de tratarse de todo lo que
sea concerniente al plan y a la política que deben observar los Gabinetes
interesados en repeler la invasión europea, y a designar el General en Jefe
del Ejercito unido que obrará en la campaña de que se van a ocupar los
Estados del pacífico. Entre tanto que esto suceda, y creyendo el Gobierno del
Infrascrito que tal vez pueda ser necesario el abrir operaciones de guerra,
aun antes de la instalación del expresado Congreso, y con solas las tropas
del Ecuador y del Perú, parece prudente y oportuno salvar toda dificultad,
fijando por parte del Gobierno ecuatoriano, la persona que debe encargarse
de la dirección y mando del ejercito aliado. Al hacer esta designación considera
mi Gobierno la alta posición social, las claras virtudes cívicas, y el valor y
denuedo con el Exmo. Sr. General Ramón Castilla, digno Presidente de
la República del Perú, ha sabido distinguirse, en su calidad de magistrado,
de General y de ciudadano; y respetando como debe respetar el mérito
ilustrado del Jefe del Estado del Perú, ha creído que podria serle permitido
desear el que fuesen mandadas las fuerzas de tierra y maritimas de esta
República por el Exmo. Sr. General Castilla, a cuyas ordenes estaria de hoy
en adelante el ejercito destinado a la campaña. Ojalá que S. E. el Presidente,
se dignase atender propiciamente esta solicitud de mi Gobierno.
El Exmo. Sr. Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Chile
envió a este Ministerio la nota circular, con caracter de reservada, que ha
dirigido a todos los Gobiernos de Sud-América con fecha 27 de noviembre
último, sobre manifestar las providencias que de mancomun acuerdo
deben tomar los Gabinetes americanos, que sientan el agravio de que la
España coadyuve y autorize a formar una expedición invasora a nuestras
costas. Mi Gobierno conviene de llano en la necesidad de todas las medidas
alli indicadas, y muchas de ellas las ha puesto en práctica, desde que tuvo
conocimiento de los preparativos de la expedición, y V. E. encontrará en el
“Nacional” número 51, periódico oficial de esta República, la comunicación
impresa que se remitió al Ministerio de Relaciones Exteriores de S. M. C.
haciendole entender la resolución en que se halla este Gobierno, de declarar
rotos los tratados de paz y amistad celebrados con aquella Monarquia y la
República del Ecuador, si al fin saliese de los puertos de España la expedición
compuesta de Jefes, oficiales y tropa que se hallaban al servicio de la
313
Dolores Damarys Cordero
corona española. Ademas se instruyó al Sr. Ministro Diplomático que
representa en Madrid a mi Gobierno, y al de Nueva Granada para que haga
las reclamaciones y protestas, que para casos semejantes autoriza el derecho
público internacional. Es por este motivo, que mi Gobierno secundará con
las medidas propuestas por el de Chile, y adoptadas igualmente por el de
V. E.
Se ha recibido tambien en esta Secretaria una comunicación del agente
Consular de Bolivia residente en Guayaquil, quien espresa por orden de
su Gobierno la cooperación que este presentará a favor de la Nación
ecuatoriana, y en armonia con las otras Repúblicas, si tuviese lugar la
empresa dirigida por Don Juan José Flores.
Tambien comunicaré a V. E. que por parte de mi Gobierno se han
hecho solicitudes a los Gabinetes de Paris, de San James y Washington,
encareciendo sus buenos oficios para el efecto de impedir ó frustrar la
cruzada europea que se prepara hostilizar al Ecuador.
Por noticias fidedignas recibidas de Europa se sabe que el Sr. Enrique
Hutt a virtud de recomendación de una casa de Lima, habia garantizado
una suma de pesos a favor de Flores, en Europa. Si este aviso es cierto,
debe presumirse que los partidarios y colaboradores de aquel, hayan
buscado este arbitrio para facilitarle fondos, ofreciendo a dicha casa algunas
seguridades. Este dato puede servir de luz para que V. E. hiciese sobre el
particular algunas indagaciones.
Con sentimientos de la mas alta y distinguida consideración, soy de V. E.
atento obediente servidor.
Manuel Gomez de la Torre.
________
Alberto Ulloa, Congresos Americanos de Lima, Vol. I, pp.195-197.
314
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
N° 32
Respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Manuel
Camilo Vial, al Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José
Gregorio Paz Soldán, en relación a la invitación para el Congreso
Americano de 1847. Santiago, 26 de diciembre de 1846.
República de Chile
Ministerio de Relaciones Exteriores
Santiago, Diciembre 26 de 1846.
Al Exmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores
de la República de Perú
Exmo. Señor:
He tenido la honra de recibir la comunicación de V. E. del 10 del corriente,
“Bajo este punto de vista, la reunión de un Congreso General Americano,
en la parte que se pueda, es una medida que no debe diferirse mas tiempo; y
adhiriendo sobre este punto a las ideas que a nombre del Gobierno Peruano
se ha servido V. E. manifestarme, ha resuelto el mio proceder sin dilación
al nombramiento de un Ministro, que concurra a las deliberaciones de dicho
Congreso en Lima”.
(...)
De U. E.
atento seguro servidor
Manuel Camilo Vial.
_______
Alberto Ulloa, Congresos Americanos de Lima, Vol. I, pp. 186.187.
315
Dolores Damarys Cordero
N° 33
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Juan
Manuel Manrique, al Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador,
en la cual comunica las noticias recibidas de Gran Bretaña sobre
las medidas tomadas por el Gobierno de ese país para detener la
proyectada invasión organizada por el General Juan José Flores.
Caracas, 30 de diciembre de 1846.
Caracas Diciembre 30 de 1846.
R. E.
Al Honorable señor Ministro de Relaciones
Exteriores del Ecuador.
Señor:
Con fecha 7 de Octubre último tuve el honor de comunicar á Ud. por
órden de mi Gobierno las noticias que acababa de recibir de Europa
relativamente á la expedición que estaba organizando el General Flores en
España y otros puntos con destino al Ecuador. Ahora tengo el gusto de
anunciarle que según otras noticias recibidas recientemente de Inglaterra, el
temerario proyecto de aquel General no se llevará á efecto ó por lo menos
en la escala que se decía, porque el Gobierno británico resolvió al fin hacer
investigaciones, sobre los preparativos navales que allí se estaban haciendo
relacionados con la dicha expedicion y encontrándolos por su naturaleza
contrarios á leyes del Reino, dio órdenes para embargar tres grandes vapores
que se preparaban yá á salir y para impedir la continuacion de los demas
preparativos. Asegurase tambien que las tropas que tenía enganchadas en
España al General Flores se le han desertado casi todas, y es de esperarse
que por el proximo paquete de Europa tengamos la noticia de haber desistido
dicho General de su absurda empresa.
Con sentimientos de consideración y respeto tengo el honor de suscribirme
de Ud. atento seguro servidor.
Juan Manuel Manrique
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, f. 57.
316
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
N° 34
Respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de Argentina,
Felipe Arana, al Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José
Gregorio Paz Soldán, en relación a la invitación para el Congreso
Americano de 1847. Buenos Aires, 17 de enero de 1847.
“Viva la Confederación Argentina”
El Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Buenos Aires,
Encargado de las que corresponden a la Confederación Argentina.
Buenos Aires, Enero 17 de 1847,
año 38 de la Libertad, 32 de la
Independencia y 18 de la Confederación
Argentina.
Al Exmo. Sr. Ministro de Relaciones Exteriores
del Gobierno de la República del Perú.
El infrascripto por orden del Exmo. Sr. Gobernador tiene el honor de
contestar la apreciable nota de V. E. fecha 9 de noviembre último, en que le
manifiesta, que hace tiempo que las Repúblicas Americanas han conocido
la necesidad de asegurar su independencia y sus instituciones, formando
para ello un Congreso de Plenipotenciarios que por acuerdo de los
Gobiernos que aceptaron el proyecto debía reunirse en esa Capital, medida
que corcunstancias imprevistas dejaron sin realizarse, pero que los últimos
sucesos de la Península, y la invasión del Ecuador bajo los auspicios del
Gobierno Español, han venido a descubrir que los pueblos Sud Americanos,
tienen necesidad de unirse y de formar alianza, para repeler pretensiones
estrañas, azarosas a la Causa Americana.
V. E. espresa con tal motivo, que ninguna ocasión puede presentarse
más favorable que la actual para la ejecución de aquel proyecto, y por ello
se dirige a nombre del Exmo. Gobierno del Perú al del infrascripto, para
invitarle a que nombre el Plenipotenciario si fuera de su opinión la reunión
de un Congreso, que pueda fijar de un modo sólido las bases de la futura
tranquilidad y seguridad de los pueblos de Sud América.
317
Dolores Damarys Cordero
El Exmo. Sr. Gobernador, ha mirado con el más alto aprecio la distinguida
invitación del Exmo. Gobierno de V. E. al Argentino, á fin de que nombre
un Plenipotenciario para la pronta formación de un Congreso de
Plenipotenciarios Americanos, que figen un modo sólido las bases para la
futura tranquilidad de este Continente. Sensible es a este Gobierno que las
extraordinarias notorias circunstancias en que se halla esta República, no
le permitan ocuparse de este asunto, que por su misma magnitud e interés
exige seria y profunda meditación y calma.
Dispuesta como está a rechazar por todos los medios adecuados
pretensiones extrañas, azarosas a la Causa Americana para cimentar en
América una política uniforme a este respecto, el Exmo. Gobierno Peruano
debe estar persuadido que después que sus vitales atenciones, de un orden
muy urgente desaparezcan, mirará con todo interés este asunto y le prestará
debida atención.
Dios guarde a V. E. m. a.
Felipe Arana.
_______
Ulloa, Alberto, Congresos Americanos de Lima, vol. I, p. 181.
N° 35
Respuesta del Encargado de Negocios de Bolivia en Chile, J. Joaquín
de Aguirre, al Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José Gregorio
Paz Soldán, en relación a la invitación para el Congreso Americano
de 1847. Santiago, 25 de enero de 1847.
Legación Boliviana en Chile
Al Exmo. Sr. Ministro de Relaciones
de la República del Perú.
Santiago, 25 de enero de 1847.
318
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Señor Ministro:
El infrascrito Encargado de Negocios de Bolivia cerca del Gobierno
de Chile, ha recibido orden de su Gobierno para dirijirse al Exmo. Señor
Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, poniendo en su conocimiento
que a consecuencia de la invitación que le fué hecha por el Exmo.
Gobierno del Perú para el nombramiento de un Ministro que concurra a
la Asamblea Americana que debe reunirse en Lima, el Gobierno de Bolivia
ha nombrado al infrascrito su Ministro Plenipotenciario á dicho Congreso,
previniendole lo ponga en conocimiento del Gobierno Peruano, i que tan
luego como se hallen nombrados los Ministros de los demas Estados, se
traslade el que suscribe á aquella capital, á llenar sus funiones.
El infrascrito se halla pues pronto a dirijirse a Lima, tan luego como
sepa el nombramiento de los demás Ministros de las secciones americanas,
llamadas á formar dicho congreso.
El infrascrito se apresura á poner esto en conocimiento del Exmo.
Gobierno del Perú, ofreciendo al mismo tiempo al Señor Ministro de
Relaciones Exteriores, á quien se dirije, las distinguidas consideraciones de
aprecio con que se suscribe atento obediente servidor.
Señor Ministro,
J. Joaquín de Aguirre.
_______
Alberto Ulloa, Congresos Americanos de Lima, Vol. I, p. 183.
319
Dolores Damarys Cordero
N° 36
Comunicación del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile,
Manuel Camilo Vial, al Ministro de Relaciones Exteriores de Perú,
José Gregorio Paz Soldán, en relación al nombramiento del
Plenipotenciario chileno al Congreso Americano de 1847. Santiago,
26 de enero de 1847.
República de Chile
Ministerio de Relaciones Exteriores
Santiago, Enero 26 de 1847.
Al Exmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores
de la República de Perú
Exmo. Señor
He tenido la honra de recibir el oficio de V. E. de 7 del corriente, en que
anunciandome haber llegado a sus manos el mio de 26 de diciembre, me
acompaña copias de las comunicaciones de los agentes Consulares de esa
República en Londres y Madrid, trasmitiendo noticias del estado en que a
la sazón se hallaba la temeraria empresa del General Flores y de las fuerzas
que tenia ya reunidas; noticias de que queda impuesto este Gobierno.
Tambien se sirve V. E. participarme haber ya enviado sus Planipotenciarios
los Gobiernos de la Nueva Granada y del Ecuador, para formar un
Congreso Americano, y me manifiesta el deseo del Gobierno Peruano, de
ver reunido en esa capital al Plenipotenciario Chileno. Debo decir a V. E.
en contestación, que ha sido sensible a este Gobierno no haber podido
hacer salir hasta hoy el Plenipotenciario de esta República, a pesar de sus
deseos, a causa solamente de que la persona designada para esta importante
misión ha tenido cierto inconveniente para prestarse de pronto a su
desempeño; mas superado ya, se procura hacer salir a este Enviado a la
mayor posible brevedad.
Me es grato repetir a V. E. las sinceras protestas de alta y distinguida
consideración con que soy
320
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
De V. E. atento seguro servidor
Manuel Camilo Vial
_______
Alberto Ulloa, Congresos Americanos de Lima, Vol. I, p. 187.
N° 37
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Pedro de
Las Casas, al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, en la cual
acusa recibo de su comunicación de 9 de noviembre de 1846 y
manifiesta que aunque ya se tomaron medidas en Europa para
detener la expedición del General Juan José Flores, de ocurrir
alguna otra amenaza al Continente, Venezuela ejercería las acciones
necesarias para contribuir a repelerla. Caracas, 27 de enero de 1847.
R. E.
Caracas Enero 27 de 1847.
Al Excelentísimo Señor Ministro de Relaciones
Exteriores del Perú.
Excelentísimo Señor:
He tenido el honor de recibir y someter á la consideracion de S. E. el
Vice-Presidente de la República Encargado del Poder Ejecutivo la comunicacion
que en 9 de Noviembre último se sirvió V. E. dirigir á este Ministerio relativamente
á la proyectada espedicion del General Juan José Flores contra el Ecuador.
Un hecho tan grave y alarmante para la causa de la libertad sur-americana
debia necesariamente ocupar la atencion de los Gobiernos de las nuevas
Repúblicas de este continente que siendo hermanas por su comun origen
tienen los mismos derechos é intereses que defender. Al recibir el Gobierno
de Venezuela las primeras noticias de tan extraordinaria empresa su primer
cuidado fué comunicarlas sin demora a los gobiernos de las Repúblicas
mas cercanas incluida la del Perú.
321
Dolores Damarys Cordero
Hay yá fundamento para creer que la expedicion no se llevará á cabo
por la reprobacion que tal pensamiento há encontrado generalmente en
Europa y la alarma é indignación que há producido en América; pero si a
pesar de todo se quisiere forzar un plan hostil á la causa de este Continente
ó de cualquiera manera perjudicial á los principios políticos é intereses
generales de las Repúblicas Hispano-americanas Venezuela no excusará
por su parte ningun medio que esté á su alcance para ayudar á contrariar
semejante atentado.
Aprovecho esta ocasion para ofrecer á V. E. las seguridades del respeto
y distinguida consideracion con que soy de V. E. Atento seguro servidor.
Pedro de Las Casas
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, f. 63-63v.
N° 38
Respuesta del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Pedro de las Casas, al Ministro de Relaciones Exteriores de Perú,
José Gregorio Paz Soldán, en relación a la invitación para el Congreso
Americano de 1847. Caracas, 18 de febrero de 1847.
R. E.
Caracas, Febrero 18 de 1847.
Al Excelentísimo Sr. Ministro de Relaciones Exteriores
de la República del Perú.
Señor:
He tenido el honor de recibir y someter á la consideración de mi
Gobierno la nota que con fecha 9 de Noviembre último se há servido V. E.
dirigir á este Ministerio, manifestando que reconocida por las Repúblicas
322
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
americanas la necesidad de asegurar su independencia y sus instituciones
formando para ello un Congreso de Plenipotenciarios, ninguna ocasión
puede ser mas favorable para la ejecución de este proyecto que la actual
en que los sucesos recientes de la Península y la invasión del Ecuador bajo
los auspicios del Gobierno español han venido á descubrir que los pueblos
Sudamericanos tienen necesidad de unirse y formar alianzas para repeler
pretenciones extrañas y azarosas á la causa americana, por lo cual invita á
nombre de su Gobierno al de Venezuela á nombrar el Plenipotenciario de
esta República si fuere de opinión favorable á la reunión de dicho Congreso
de Plenipotenciarios.
Aunque animado siempre el Gobierno de Venezuela de los mas
cordiales y amistosos sentimientos hacia las Repúblicas hispano-americanas
y dispuesto á defender con ellas la causa comun de la América llegado el
caso de ataque ó amenaza extraña, há creido antes de ahora y permanece
aún en la persuación de que el establecimiento de una Asamblea ó
Congreso de Plenipotenciarios como se propone, no producirá los resultados
prácticos y eficaces que se esperan y presenta por el contrario inconvenientes
de consideración. Apóyase este juicio en las razones consignadas en las
dos notas de este Ministerio de 7 de mayo de 1841 y 15 de enero de 1843
que en copia se acompañan, contestando a las invitaciones que en aquellas
épocas le dirigió el Gobierno de Mégico, yá directamente, yá por conducto
de su Ministro Plenipotenciario en esta Capital el Honorable Sr. Rejon para
concurrir á la proyectada Asamblea americana.
Por fortuna há desaparecido yá el motivo que animó al Gobierno de V.
E. á promover de nuevo el Congreso de Plenipotenciarios, con el fracaso
de la descabellada expedición intentada por el General Flores contra el
Ecuador y el amargo desengaño que han tenido este y sus compañeros
de empresa de que no es fácil en la época de progreso y civilización que
atravesamos arrebatar á ningun Estado constituido su independencia y libertad.
Aprovecho esta oportunidad para ofrecer a V. E. el testimonio de respeto
y distinguida consideración con que soy de V. E. atto. S. S.
323
Dolores Damarys Cordero
Pedro de Las Casas.
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunión de dicha Asamblea,
año 1838, Vol. 17, fs. 69-70.
N° 39
Nota del Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Londres, Fermín
Toro, al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Miguel
Herrera, en la cual expone las medidas que tomó siendo Ministro
Plenipotenciario de Venezuela en Madrid, con motivo de la expedición
organizada por el General Juan José Flores. Londres, 1 de marzo de 1847.
REPÚBLICA DE VENEZUELA
Legación cerca
de S. M. B.
Londres Hakes Hotel
1° de Marzo de 1847.
Señor:
En los ultimos dias de mi residencia en Madrid concebi la necesidad de
presentar al Gobierno á mi llegada á Caracas una esposición de mi conducta
en aquella Corte durante las difíciles circunstancias en que me encontré
con motivo de la espedicion del General Flores, y al mismo tiempo una
rectificacion de algunos de mis primeros juicios sobre la opinion publica,
la prensa y el Gobierno de España respecto de este acontecimiento que tan
justa alarma ha difundido en toda la América Meridional.
Retardandose mas de lo que suponia mi regreso al pais, he creido deber
dirijirla sin demora, mas por contribuir á ilustrar el juicio del Gobierno y de
la opinion publica del pais acerca de un acontecimiento que ha podido dejar
una impresion de enojo y de desconfianza contra una nacion que es hoy
amiga de Venezuela, que por ninguna otra consideracion personal; aunque
324
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
me sea facil percibir que no he logrado contentar el demasiado celo y la
justificable impaciencia de una ú otra persona debidamente interesada en
la paz y la independencia de las Repúblicas hispano-americanas.
Mi posicion en la Corte de España ha sido una de las mas espinosas
y difíciles en que puede haberse encontrado un Ministro estrangero. Era
portador de un tratado de reconocimiento, paz, y amistad entre Venezuela
y su antigua metrópoli, que debia cangear, y tenia el encargo de terminar
algunos puntos importantes que quedaron pendientes en la celebracion
de aquel. Al mismo tiempo surgía la gran novedad de que el General Juan
José Flores formaba una espedición para invadir un Estado americano sin
saberse á punto fijo cual seria.
Mi primer deber era conocer á fondo, si era posible, los planes del General
Flores, y ver, si directa ó indirectamente podia encontrarse Venezuela
amenazada por una invasion, ó sus consecuencias; manteniendo entretanto
con el Gobierno español las buenas relaciones que acababa de establecer
con el de Venezuela.
Mis relaciones con el General Flores, habian nacido antes que su proyecto
de expedición se trasluciese, y debo decir que no fui el último en
estimar las relevantes cualidades que distinguen á este venezolano,
y que tan favorable acojida le han proporcionado en los países europeos
que ha visitado. Reprobando su proyecto, y combatiendo constantemente
sus principios políticos de que el no hace misterio, no creí necesario romper
toda comunicación con él; lo primero, porque me interesaba conocer sus
planes, lo segundo, porque la amistad personal que le profeso no comprometia
de ninguna manera mis deberes como hombre público.
La opinion general sobre los proyectos del General Flores y de los
medios que empleaba para llevarlos á cabo estan espresadas en mi nota al
Gobierno, fecha 6 de Agosto de 1846. Hablé en ella del alistamiento que
hacia dicho General de tropas y oficiales de toda arma, contandose entre
estos algunos de los mas distinguidos del ejército español: de las facilidades
que se decía le proporcionaba el Ministerio para el enganche de los soldados
325
Dolores Damarys Cordero
de la quinta ó conscripcion de 1840 que debían licenciarse: del favor que
gozaba el General Flores en la Corte: del viage del Coronel Wright á Inglaterra
con el objeto de reclutar irlandeses: del rumor que circulaba de haber el
General negociado el silencio que sobre espedicion guardaba todavía la
prensa: de mi convencimiento que por lo menos dos periódicos hablarian
á tiempo, combatirian la empresa, y su grito de reprobacion seria repetido
por toda la nacion; y por ultimo que á mi juicio, la espedicion tendría por
objeto, no el Ecuador como el General Flores decia sino Méjico, ó el Perú;
porque las ideas del establecimiento de una o mas monarquias en América
con príncipes españoles no eran estrañas en la Corte de Madrid.
El 11 del mismo mes creí conveniente dirijir una nota al General Flores
pidiendole esplicaciones sobre su espedicion, é interesandole á que por el
nombre ilustre que había adquirido en la honrosa lucha de la independencia
americana, y por el alarma y la inmensa desconfianza que debia inspirar a
las Repúblicas de nuestras regiones la formacion en España de un ejército
destinado á alguna de ellas se sirviese darmelas acerca de los fines que
se proponia. La copia de esta nota con la larga contestacion del General
Flores, las remiti á Ud. con la mía de 22 del mismo, en la cual añadia que
habiendo tenido una conferencia verbal con el Presidente del Consejo, y
manifestandole mis aprensiones sobre la espedicion del General Flores,
me contestó, que era doloroso se atribuyese al Gobierno de S. M.
parte alguna en aquella empresa: que la tropa y oficiales españoles que no
estaban en servicio tenian libertad, como en Inglaterra y otros países de
tomarlo en el extrangero: y que la España no aspiraba á otra conquista en
América que la que proporcionan las relaciones de amistad, de comercio
y de buena inteligencia que guardaría siempre con las nuevas Repúblicas.
En mis notas de 22 de Septiembre, 5 de Octubre, 22 del mismo, 6 de
Noviembre y 12 de Enero, di cuenta á Ud. de la llegada del General Andrés
Santacruz á Madrid y de los proyectos espedicionarios que se le suponian,
sin fundamento alguno en mi opinión: de los progresos de la espedición
del General Flores y del numero de tropa que se le suponia reunido en
las Costas de Cantabria: de las fuertes interpelaciones que habia sufrido
el Ministerio en las Cámaras acerca de este proyecto, y las declaraciones
326
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
de los Ministros negando que el Gobierno diera proteccion á Flores. Dije
tambien que los mejores oficiales que habia reunido aquel General comenzaban
á abandonarle, y que la impopularidad de la expedicion era cada vez mayor:
la salida de aquel de Madrid para Santander donde debia aguardar los buques
de Inglaterra para proceder al embarco general: los inconvenientes que le
promovian los Ministros Americanos en Londres; el proceder del Gobierno
ingles; y el fracaso de la espedicion en Inglaterra.
Estas comunicaciones contienen todos los hechos que llegaban á mi
noticia y que era importante comunicar al Gobierno; pero no contienen,
con excepcion de la primera, ninguna reflexion acerca del Gobierno español,
ni ningun juicio sobre su proceder, á pesar de los cargos que en los periódicos,
y aun en las cámaras se le hacian, como favorecedor de los planes del
General Flores.- Me abstuve por entonces de dar opinion, esperando formar,
con mejor observacion, mas rectos juicios.
Mis primeras impresiones fueron de grande sospecha; mi posicion y mi
conducta debieron ser de gran cautela. Juzgué con la opinion general, al
gobierno español inclinado á favorecer los planes del General Flores. Creí
empeñados en ellos muy altos y augustos personages, y pensé que si no un
sojuzgamiento al regimen colonial por lo menos una cuestión de principios
y un cambio de instituciones se preparaba para algunos de los Estados
Americanos. Nada temia respecto de Venezuela. El Tratado con la España
acababa de ser ratificado; encontraba en la nacion y en el Gobierno todo
lo que puede prometer firmesa y cordialidad en nuestras nuevas relaciones:
el General Flores es venezolano, amante á su patria, é incapaz de hacerle
una traicion: Venezuela por otra parte jamas ha tentado las pretenciones
de ningun príncipe europeo.
Fui sin embargo, cual debia serlo, muy reservado en mis juicios. Al
Gobierno los comuniqué en mi nota de 6 de Agosto; y en una carta, bajo
la promesa solemne de la mas sagrada reserva, al unico Ministro americano
que se dirijio á mi durante mi residencia en Madrid. Esta carta, por sufrir
estravio, llego muy tarde á su destino y esto fue causa de algunos comentos
sobre mi supuesto silencio. No tenía por otra parte el deber de hacer
comunicaciones sino a mi Gobierno.
327
Dolores Damarys Cordero
Sin motivos, ni autorización ni derecho para hacer ninguna protesta ni
reclamación formal al Gobierno de S. M. C. por no ver de ninguna manera
espuestas por su conducta las relaciones de paz y amistad recientemente
consagradas por un tratado publico, no por eso deje de dar contra los
proyectos del Genera Flores, aquellos pasos y hacer aquellas manifestaciones,
compatibles con mi posicion, que exigian el interes de la política americana
y la paz de las República amigas. En estos esfuerzos obtuve la cooperacion
mas activa y decidida de parte de los pocos venezolanos residentes en
Madrid, y muy principalmente del Señor Rafael María Baralt uno de los
redactores del Tiempo, periódico que atacó severa y constantemente los
proyectos del General Flores, y del Señor Juan José Mauri, nombrado en
aquellos momentos Cónsul de S. M. C. para el puerto de la Guayra.
Los movimientos de los facciosos en Venezuela; el amago feroz que
estos hacian no solo á los poderes publicos, sino á todo principio conservador
del orden social; y las sangrientas escenas con que principiaron á realizar
su plan de anarquia y destrucción, absorvian toda mi atención, me llenaron
de ansiedad por el resultado de este fatal acontecimiento y perdi por algun
tiempo de vista la expedición del General Flores.
Hoy que esta ha abortado; que Venezuela está tranquila, y en la necesidad
de cultivar más y mas sus relaciones con las naciones amigas, en cuyo catalogo
esta hoy la España, he debido mejor informado, corregir algun juicio
concebido y lanzado bajo la influencia de las primeras impresiones.
Creo hoy como crei y lo dije al principio, que la opinión general de
la nacion española ha condenado la empresa del General Flores, y que
respecto de las Repúblicas hispano americanas, no hay otros sentimientos
que los de confraternidad, ni otras esperanzas que las de mantener utiles
relaciones de amistad y de comercio.
Venezuela debe cultivarlos con esmero. La legua, las costumbres, las
antiguas conexiones, el origen comun de nuestros rasgos, y las tradiciones
de familia contribuiran poderosamente a fortificarlas entre ambos pueblos.
La deferencia, y la amistosa acojida que obtienen en la Corte de Madrid
328
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
los Ministros de los Estados Americanos, haran probablemente de ella
la residencia natural de nuestros diplomáticos en Europa; y esto será
un motivo mas para estrechar las relaciones políticas entre los gobiernos.
Unas y otras bien cultivadas seran muy utiles á Venezuela, no solamente
bajo el aspecto material y mercantil, sino tambien respecto de la cultura
moral, de la literatura y de las artes.
No es mi animo, ni me es dado, sondear los secretos del Gabinete español,
ni las miras políticas que haya podido en algun tiempo mantener sobre
algunos estados americanos, ni menos las influencias bajo las cuales haya
obrado cuando se le han hecho los cargos, hoy para mi no demostrados,
de haber favorecido deliberadamente los intentos del General Flores. El
resolver estas cuestiones conduciria á consideraciones mas generales sobre
los principios que hoy gobiernan la América y la manera en que son juzgados
en Europa; y este examen serviria para investigar las opiniones ó miras
que tengan sobre las Repúblicas Americanas, no uno solo, sino todos o
la mayor parte de los gabinetes europeos. Mi intento en esta esposicion
no traspasa los límites de mis deberes, y es uno de estos asegurar á mi
gobierno de la liberalidad de principios y franquesa de opiniones que encontre
siempre en los miembros del Gabinete español que tuve la ocasion de
tratar. Sinceros me han parecido sus deseos de reconciliación, de paz; de
armonia y de fraternales relaciones con los nuevos estados americanos, cuya
independencia reconoce sin dificultad la madre patria; y hoy es mi intima
persuasión que los pactos que ha celebrado Venezuela y tuve la honra de
cangear seran mantenidos firmes é inviolables por la lealtad del Gobierno
y de la nacion española.
Creo que lo espuesto basta á mi objeto, que es remover toda duda, toda
desconfianza que la empresa del General Flores haya podido dejar en el
animo de los Venezolanos en los momentos mismos de nuestra reconciliacion con la España.
Ud. juzgara, si es conveniente ó no, la publicacion de esta comunicacion.
Soy de Ud. Muy atento servidor.
Fermín Toro
329
Dolores Damarys Cordero
Al Señor Secretario de Estado
en el Despacho de Relaciones Exteriores.
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, fs. 72-80 v.
N° 40
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Colombia, Manuel
María Mallarino, al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Miguel Herrera, en la cual plantea algunas propuestas de su Gobierno
en relación a la reunión del Congreso Americano de 1847. Bogota, 15
de marzo de 1847.
Despacho de Relaciones
Esteriores
Bogotá, 15 de Marzo 1847
El infrascrito, Secretario de Estado del Despacho de Relaciones Esteriores
de la Nueva Granada, tiene el honor de dirijrse a Su Excelencia el Señor
Ministro de igual departamento del Gobierno de Venezuela, con el objeto
de llamar su atencion hácia la proyectada reunion de un Congreso Americano,
i hacer sobre este asunto algunas observaciones, que en concepto del
Gobierno Granadino pueden contribuir a fijar la materia i acelerar i
perfeccionar la apetecida consumacion de tan importante idea.
Esta Augusta Asamblea, propuesta desde los primeros tiempos de nuestra
independencia, para servir de consejo en las disensiones importantes, de
punto d reunion en los peligros comunes, de árbitro en los casos dudosos,
i de conciliador en las diferencias que ocurriesen, suscitó al principio grandes
rezelos como imitacion inútil i aun peligrosa del Consejo Anfitiónico de la
antigua Grecia, i como jérmen de una verdadera dictadura en el hemisferio
hispano-americano; pero disuelta Colombia, cesaron los temores que su
preponderante influencia podia inspirar, i el tiempo i la reflexion han
330
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
modificado despues el proyecto primitivo, hasta captarle hoi el sufrajio
jeneral de las partes interesadas.
Agraviaria el infrascrito la ilustracion del Señor Ministro de Relaciones
Esteriores de Venezuela, si se detuviese a probar las ventajas que produciria
en nuestro continente una alianza moral fundada en la comunidad de ciertos
principios entre los Estados que los adoptasen. El Brasil, Méjico i todas
las Repúblicas de la América del Sud, reconocen la utilidad de semejante
pacto i de la Asamblea que lo promoviese; varias han pedido ya su pronta
reunion, i aun parece que algunas se proponen instalarla en el corriente
año, por que piensan con razon, que este seria el medio mas eficaz de
proveer a la seguridad comun, de asentar sobre sólidas bases la libertad e
independencia de cada Estado i la harmonía de sus recíprocas relaciones.
Son, sin embargo, tan difíciles de definir terminantemente los puntos
que deban arreglarse por el Gran Congreso, i se han contemplado tan
vagamente las condiciones de los pactos que al efecto hayan de celebrarse,
que siendo por otra parte no poco difícil prever las miras que los otros
Gobiernos tengan, el de la Nueva Granada teme, que aunque por dicha
llegara a reunirse en Lima una mayoría de Plenipotenciarios, poco se habria
adelantado, si, como es presumible, careciesen de instrucciones uniformes
sobre los objetos mas importantes de la Asamblea, ya que no sobre todos
los puntos que en ella debieran arreglarse.
Persuadido el Gobierno granadino de que nada seria tan funesto a este
proyecto como una nueva tentativa infructuosa, ha pensado que el mejor
modo de prevenirla, i de que no se desaliente el espíritu de confederacion
de que están actualmente animados los respectivos Gobiernos, se hallaria
en la franca i recíproca comunicacion de sus ideas sobre tan interesante
materia, para que una vez reunidos los Plenipotenciarios de los Estados
de América, procediesen sin demora ni obstáculo insuperable a negociar i
concluir tratados i convenios, que afianzen la paz, fortifiquen la independencia
de estas naciones, fijen las bases de su íntima i cordial correspondencia, i
promuevan los grandes intereses que les son comunes.
El objeto mas importante a que pueden contraerse las instrucciones
de los Estados que concurran a esta especie de confederacion, es desde
331
Dolores Damarys Cordero
luego el afianzamiento de la paz entre todos ellos, como garantía de órden
e indispensable precursor de mas estrecha alianza, que asegure su
independencia i les permita sostenerse mutuamente contra las agresiones
e insultos de naciones poderosas; pues aunque por causas bien conocidas,
las naciones de la América española estén hoi casi a merced de la política
de los Gobiernos estranjeros, sin que con el afianzamiento de la paz, se
consolide el órden, cualquier alianza prematura que pretendiera contraerse
para sacudir tan deplorable tutela, seria ilusoria i podria ocasionar peligros
e inconvenientes mayores que los que se tratase de prevenir. Por otra parte,
en las presentes circunstancias, i sea esto dicho de paso, lo que mas tienen
que temer las Repúblicas americanas, no es la intervencion de las potencias
europeas, sino el provocarla i atraerla con sus querellas i con su propio
ejemplo: i por esto al admitir el principio de que no debe tolerarse la
intervencion de la Europa en nuestros negocios, es preciso estenderlo a
toda otra influencia que intente ejercerse bajo cualquier nombre o con
cualquier pretesto.
Empero, si hoi no es prudente, asequible ni estrictamente indispensable
una liga absoluta para la defensa esterior, es por lo menos mas hacedera
otra que nos ponga a cubierto de los males i peligros reales que la esperiencia
ha comprobado. Aliarse y socorrerse mutuamente contra las empresas de
los proscritos por causas políticas, que al favor de la tolerancia de Cortes
estranjeras, o abusando de la hospitalidad que se les dispensa, promueven
conspiraciones contra estos Estados i aun envian espediciones armadas
para trastornar el órden establecido en ellos: segundar, por medio de
recíprocas garantías de la soberanía territorial de nuestras costas incultas,
el sabio principio repetidas vezes avanzado por el Gobierno de los Estados
Unidos, de que en lo sucesivo no se permitirá la colonizacion europea de
porcion alguna del continente americano correspondiente a las naciones
que en él se han levantado: sentir como injuria hecha a todas el insulto que
se irrogue a cualquiera de sus representantes, i definir de comun acuerdo
las funciones que puedan ejercer i los derechos i prerogativas que deban
gozar los Cónsules estranjeros, sin que en ningun caso se les reconozcan
inmunidades propias i esclusivas del carácter diplomático: tales serian las
principales estipulaciones de un tratado de alianza realmente practicable i
provechoso para estos paises.
332
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Volviendo ahora los ojos a sus relaciones internas, i a los pactos que
pudieran celebrarse en el Congreso Americano para que nuestras Repúblicas
consoliden algun dia la libertad i el órden; no puede dudarse que la pazificacion
bajo la lei es nuestra mas urgente necesidad i el fin a que debemos dirijir
todos nuestros esfuerzos. Convendria pues, que las naciones confederadas
se comprometiesen a que en ningun caso puedan hacerse ni declararse
la guerra dos Estados, sin que antes hayan sometido sus diferencias a la
decision de otro u otros Estados tambien americanos i comprometídose a
respetar i cumplir su decision cualquiera que sea; a cuyo fin, i para dar mas
eficazia a estos medios, deberian obligarse los demas Estados a compeler
por la fuerza, si fuese necesario, a la nacion que pretendiese desobedecer
la sentencia de los árbitros: estableciendo ademas fórmulas bien detalladas
para proceder en los casos de mediacion, decision de árbitros i uso de
fuerza en ejecucion de lo decidido; de manera que se procediese siempre con
regularidad, dando tiempo a la reflexion i al exámen detenido de los hechos.
Como medios de evitar la guerra entre los Estados ligados, deberia
estipularse: 1° el modo de fijar los límites que sean dudosos entre dos o
mas Estados, i los principios que deban servir de norma para fijar estos
límites, de suerte que en cuanto sea practicable se mantenga el uti possidetis
de 1810: 2° los casos en que deba ser obligatoria la estradicion de los reos,
su espulsion del territorio o su confinamiento a lugares distantes de la
frontera, i las providencias que hayan de adoptarse para establecer en ella
una zelosa policía, e impedir que el territorio de un Estado se haga punto
de reunion para hostilizar al obierno de otro u otros de los Estados de la
liga: 3° la neutralidad que todos deben guardar respecto de las cuestiones
domésticas de cada unos de ellos, i la obligacion de respetar a los Gobiernos
establecidos cualquiera que sea su forma: 4° la de no autorizar con su
reconocimiento los actos de porcion alguna de los Estados ligados, que
pretenda erigirse por vias de hecho en nacion independiente o agregarse a
otra, sea cual fuere el pretesto con que tales actos se ejecuten: i 5° la de no
permitir que se lleve a efecto la reunion de dos o mas Estados para formar
uno solo sin el consentimiento de los demas.
Sin perjuicio de que se concedan a los ciudadanos de los diferentes
Estados en comun, franquicias personales tan ámplias como deben ser las
333
Dolores Damarys Cordero
de los individuos de una misma familia, parece que respecto de navegacion
i comercio marítimos, no convendria hacer estipulaciones que comprendiesen
a todas las naciones de la liga, porque las circunstancias i relaciones peculiares
de algunas de ellas entre si, hacen indispensable que estos negocios se
arreglen por tratados particulares. Sin embargo, hai algunos puntos de este
jénero, que podrian establecerse con ventaja en un tratado jeneral. Tales
serian, reconocer la inmunidad de toda bandera neutral i la libertad de la
carga que cubre o proteje, renunciar al servicio de corsarios en caso de
guerra, dar noticia especial en los bloqueos, fijar las condiciones necesarias
para que un buque sea reconocido como nacional, asegurar el comun i
libre uso del gran sistema de comunicaciones acuáticas que la naturaleza
ha establecido en casi todas las naciones de Sur-América por medio de los
caudalosos ríos que las separan o atraviesan: i a semejanza de estos, fijar
entre los nuevos Estados otros principios de jurisprudencia internacional,
mas francos i suaves, o siquiera menos dudosos i cuestionables, que los que
reconocen actualmetne como de derecho comun las naciones de Europa.
Finalmente, la proteccion recíproca que deben concederse los Estados
en lo concerniente a los derechos de propiedad i de familia de sus ciudadanos,
la prontitud i seguridad de la correspondencia epistolar, i la franquicia
absoluta de la oficial entre los diversos Gobiernos i sus ajentes, son tambien
puntos en que carecemos de reglas jenerales, i que podrian acordarse
fácilmente por el Gran Congreso.
No se ha propuesto el infrascrito agotar la enumeracion de los asuntos
que se ofrecerán a las deliberaciones de esta Asamblea, ni pretende mas
que indicar de una manera jeneral al Señor Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela las principales materias en que a juicio del Gobierno Granadino
conviene que los respectivos Plenipotenciarios sean provistos de instrucciones
precisas. Si alguna de estas materias pareciere de difícil arreglo, hai otras
muchas respecto de las cuales reina un acuerdo perfecto, i que por sí solas
son de suficiente importancia para justificar i confirmar el empeño que la
Nueva Granada toma en la prosecucion de este proyecto, tan útil
i halagüeño para la América como digno del héroe que lo concibió. Por
tanto, bien puede el Gobierno de esta República lisonjearse sin temeridad
334
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
con la esperanza de que no habrá nacion alguna de cuantas pueblan este
hermoso continente que deje de tomar interes en preparar la reunion de
una Asamblea de cuyos actos i decisiones deben aguardarse grandes i radicales
influencias en la presente i futura suerte del mundo de Colon.
El infrascrito se aprovecha de esta oportunidad para ofrecer al Señor
Ministro de Relaciones Esteriores de Venezuela las seguridades de su mui
distinguida consideracion.
Manuel María Mallarino
Al Exelentísimo Señor Ministro de
Relaciones Esteriores de Venezuela
Caracas
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, fs. 13-18.
N° 41
Nota del Encargado de Negocios de Su Majestad Católica en
Venezuela, Juan Gregorio Muños y Funes, al Ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela, Miguel Herrera, en la cual remite comunicaciones
de su Gobierno que desmienten la participación de España en la
expedición organizada en ese país por el General Juan José Flores.
Caracas, 29 de marzo de 1847.
LEGACIÓN DE S.M.C.
EN CARACAS
Señor Ministro:
El infrascrito Encargado de Negocios de S. M. C. tiene el honor de
remitir al Sr. Ministro de Relaciones Exteriores copia de una comunicación
335
Dolores Damarys Cordero
que ha recibido por el Paquete de ayer del Exmo. Sr. Primer Secretario del
Despacho de Estado de S. M. la Reina de las Españas, insertando la que en
20 de Enero último pasó su antecesor al Encargado interino de Negocios
de España en Quito, relativamente á desmentir la noticia que se ha propalado
de que el Gobierno de S. M. autorizaba ó consentia aprestos para una
expedición armada, cuyo objeto era dirigirse á la República del Ecuador
á hostilizar á su Gobierno; y asegurar al mismo tiempo, que él de S. M.
no consentirá jamas que en los dominios españoles se maquine contra la
seguridad de una República amiga, con quien desea estrechar cada vez mas
los lazos que unen á ambas naciones, ni que de sus puestos salga fuerza
alguna para hostilizar á ninguno de los Estados del continente americano.
El infrascrito al pedir á Su Señoría se sirva dar conocimiento de esta
comunicación al Exmo. Sr. Presidente de la República, le ruega tambien
le asegure que el actual gabinete á quien S. M. acaba de honrar con su
confianza, no tiene otros sentimientos que los de dar nuevas pruebas de su
cordial afecto y simpatias hacia los Estados de la antigua América española.
El infrascrito aprovecha con satisfacción esta oportunidad para renovar
á Su Señoría las seguridades de su consideración mas distinguida.
Caracas 29 de Marzo de 1847.
B. L. M. de V. S.
Juan Gregorio Muñoz y Funes
Señor Ministro de Relaciones Exteriores.
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, f. 82-82 v.
336
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
N° 42
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores de Venezuela,
Miguel Herrera, al Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Londres,
Fermín Toro, en la cual acusa recibo de su nota de fecha 1 de marzo
de 1847 y manifiesta haber dado cuenta al Presidente de la República.
Caracas, 6 de abril de 1847.
Caracas Abril 6 de 1847.
R. E.
Al Señor Fermín Toro Ministro Plenipotenciario
de la República cerca de S. M. B.
Señor:
He tenido el honor de recibir y dar cuenta á S. E. el Presidente de la
República de la nota de Ud. Escrita en Londres el 1° del mes próximo
pasado, y en que hace una exposición de su conducta en la Corte de
Madrid durante las difíciles circunstancias en que se encontró allí con motivo
de la expedición del General Flores y al mismo tiempo una rectificación
de algunos de sus primeros juicios sobre la opinión pública, la prensa y el
gobierno de España respecto de este acontecimiento que tan justa alarma
ha difundido en toda la América meridional.
S. E. se ha impuesto de todo con el debido interés y aprueba la manera
en que Ud. Se ha manejado en un negocio tan delicado como el de la
mencionada expedición del General Flores.
Queda en consideración del Gobierno la consecuencia de dar ó no
publicación á la nota de Ud. Y oportunamente le comunicaré el resultado.
Soy de Ud. Con sentimientos de consideración, atento seguro servidor.
Miguel Herrera
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, f. 81-81 v.
337
Dolores Damarys Cordero
N° 43
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Miguel
Herrera, al Encargado de Negocios de Su Majestad Católica en
Venezuela, Juan Gregorio Muños y Funes, en la cual acusa recibo de
su nota de 29 de marzo de 1847, de la cual ya puso en conocimiento
al Gobierno. Caracas, 7 de abril de 1847.
Caracas Abril 7 de 1847.
R. E.
El infraescrito Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones
Exteriores ha tenido el honor de recibir y someter al conocimiento de su
Gobierno la nota que en 29 del mes próximo pasado se sirvió dirigirle el
Caballero Don Juan Gregorio Muños y Funes Encargado de Negocios de
S. M. C.- acompañando copia de la que en 20 de Enero último se pasó último
se pasó por el Exmo. Señor Primer Secretario del Despacho de Estado de
S. M. al Señor Encargado interino de Negocios de España en Quito
relativamente á desmentir la noticia que se ha propalado de que el gobierno
español autorizaba ó consentía aprestos para la expedición armada que se
intentaba contra el Ecuador; y asegurando con este motivo que el actual
Gabinete, á quien S. M. acaba de honrar con su confianza no tiene otros
sentimientos que los de dar nuevas pruebas de su cordial afecto y simpatias
hacia los Estados de la antigua América española.
El Gobierno de Venezuela se há impuesto con verdadero placer de una
manifestación tan amistosa por parte del Gabinete de Madrid y no duda de
los sentimientos de lealtad y benevolencia que le animan hacia las Repúblicas
hispano-americanas; protestando por lo que toca á este pais que nada será
mas grato á la Nacion venezolana que cultivar siempre y estrechar cada vez
mas sus relaciones de todo genero con la España.
Aprovecha el infrascrito esta ocasión para reiterar al Sr. Encargado de
Negocios de S. M. C. las seguridades de su consideración muy distinguida.
338
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Miguel Herrera
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, f. 84-84 v.
Nº 44
Comunicación del Cónsul de Venezuela en Lima, Andrés María
Alvarez al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Pedro
de las Casas, informándole sobre la situación política de Perú,
Bolivia, Ecuador y sobre los nombres de los delegados ya designados
para el Congreso Americano a celebrarse en esa ciudad. Lima, 10 de
abril de 1847.
A Su Excelencia el Señor Ministro de Relaciones
Exteriores del Gobierno de Venezuela
Lima á 10 de abril de 1847.
S. M.
Aunque por los periodicos que este Consulado remite en todos los
paquetes mensuales por la via de la Buenaventura, debe el Supremo
Gobierno estar instruido de las diferencias ocurridas entre esta República
y la de Bolivia; sin embargo, como la via de los paquetes del Atlántico
ahorra la mitad de tiempo, el que suscribe cré de su deber adelantar el
contenido de ésta, supuesto que no hay arreglo para remitir los periodicos
por la misma via del atlantico.
Al presente parece ser irremediable que ésta República está en el caso
de vencer en uno ó mas combates las fuerzas que hoy tiene reunidas el
gobierno Boliviano, ó consentir en que se le separen los departamentos
de Taena y Moquegua, obgeto que es el mas difícil de arreglar entre ambas
Republicas, ya sea por el considerable numero de fuerzas reunidas en Bolivia
y la extremada necesidad que alegan tener de un Puerto para su trafico
mercantil, ó yá por que el Perú se considera favorecido por el derecho y la
339
Dolores Damarys Cordero
justicia para conservar y sostener con decoro y dignidad el complexo de
su territorio.
No solo es la pretencion de un Puerto, la única diferencia que turba la
paz de la Republica de Bolivia con ésta. La introducción de la moneda de la
primera, falta de la ley regular, y otras varias quejas de parte á parte, concurren
igualmente a hacer crecer que no se encuentren, acaso, medios eficaces
para hacer que ambas Republicas puedan arribar á un arreglo amistoso,
aunque el Ecuador há acreditado al General Urbina cerca del gobierno de
Bolivia ofreciendole su mediación.
Por otra parte, el que suscribe se vé al mismo tiempo en el deber de
anunciar á su gobierno las tendencias politicas en que hoy fluctua de
Republica del Ecuador. Es yá notoria hasta en los periodicos de esta capital
[como se puede ver en el “Correo Peruano”, que con esta fecha rotula este
Consulado para el Ministero] que ora sea por un espiritu versátil, ora por
que los departamentos mismos del Ecuador no pueden conformarse entre
si para permanecer unidos sin un laso de union que les obligue á conservar
su nacionalidad, ó sea por que algunos influyentes del litoral ambicionen
ventajas en ésta República, el hecho es, que generalmente se anuncia yá la
cicion de aquel Estado, deseando los departamentos de Quito a Pasto unirse
á la Nueva Granada, y el litoral á esta; tanto que el gobierno Granadino ha
notificado al del Perú por medio de una nota pasada por su plenipotenciario
Señor Juan de Francisco Martin, que no admitirá de modo alguna la parte
del Ecuador que quiera agregarsele, ni consentirá tampoco en que el litoral
se agregue á ésta; proponiendose, defender la integridad del estado del Ecuador
por cuantos medios esten á su alcance como una parte del territorio
Colombiano, y como que en ello cumple á la vez con los tratados que tiene
celebrados con el mismo Ecuador. Tal és el estado de cosas en aquella
República, hija de Colombia y hermana de Venezuela, y según las noticias
frecuentes que aquí se tienen, no se alcanza á ver el restablecimiento de la
mutua confianza que debiera existir entre sus habitantes.
Por tanto no han dejado de haber en este Consulado algunas insinuaciones de
parte de los muchos Venezolanos que hay avecindados en el dicho Estado
el Ecuador y que vinieron traídos por las circunstancias de la guerra de la
340
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
independencia, para que se eleve á la manificencia de nuestro Gobierno
una indicacion sobre la falta que hacen en Quito y Guayaquil dos funcionarios
publicos bastantemente autorizados para prestarles la debida proteccion
con arreglo á las Leyes ó á sus derechos nacionales, puesto que las
autoridades Ecuatorianas, aun contra el tenor de la propia Constitución,
estan procediendo á confiscar sus pertenencias y despojarlos de ellas bajo
los mas ilegales pretestos.
El que suscribe cré al mismo tiempo conveniente poner en noticia de su
Gobierno por el digno organo del Señor Ministro á quien tiene el honor
de dirijirse, que se hallan ya en ésta los S. S. Ministro plenipotenciarios
nombrados para el Congreso Americano Don José Ballivián [tio del presidente
del mismo nombre] por Bolivia, Don Diego José Benavente por Chile, y el
Señor Rocafuerte [aunque gravemente quebrantada su salud] por el Ecuador,
que esperan para el proximo Junio al Señor Juan de Francisco Martin por
la Nueva Granada, a los que se le unirá el que nombre este Gobierno y
podran, acaso componer para entonces un Congreso Anfictionico de
cinco representantes si no se reuniesen otros mas.
Con tal oportunidad al que suscribe le es grato aprovecharla para reiterar
al Ministerio sus altos sentimientos de respeto y consideración con que se
repite su muy
Deseoso
Seguro
Servidor
Andres María Alvarez
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Perú, Cónsules y Vice-cónsules de Venezuela, 1845-1860, Tomo
I, Vol. 5. fs. 58-59.
341
Dolores Damarys Cordero
N° 45
Comunicación del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
General José Félix Blanco, en la cual remite al Consejo de Gobierno
la invitación del Gobierno colombiano para concurrir a la reunión
de la Asamblea General Americana y le solicita el dictámen de ese
Cuerpo al respecto. Caracas, 24 de junio de 1847.
El Secretario de Relaciones Exteriores tiene el honor de solicitar el
dictamen del Consejo de Gobierno por órden de S. E. el Presidente de
la República relativamente á la invitacion que en la adjunta nota hace al
Gobierno de Venezuela el de la Nueva Granada para concurrir por medio
de su Plenipotenciario á la proyectada Asamblea Americana que al fin se
trata de llevar á cabo.
Caracas, Junio 24 de 1847.
(Firma ilegible)
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Política Internacional, México, Asamblea Americana: El Gobierno
de México escribe al de Venezuela y demás Estados Americanos á la Reunion de dicha Asamblea,
1838, Vol. 17, f. (ilegible).
N° 46
Comunicación del Presidente de la República de Colombia, Tomás
Cipriano de Mosquera al Presidente de la República de Perú, Ramón
Castilla, nombrando al Sr. Juan de Francisco Martin como representante
de su Gobierno al Congreso Americano de 1847. Bogota, 25 de junio
de 1847.
Tomás Cipriano de Mosquera
Presidente de la República de la Nueva Granada
a su Excelencia el Presidente de la República del Perú
342
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Excelentísimo Señor
Tengo la honra de participar a V. E. que deseoso de contribuir por mi
parte a la pronta instalación de la Asamblea de Plenipotenciarios Americanos
que debe reunirse en Lima, he dispuesto se expidan los plenos poderes necesarios
para concurrir a dicha Asamblea, como representante de la Nueva
Granada, en favor del honorable Juan de Francisco Martin; quien tendrá al
mismo tiempo la honra de volver a desempeñar su cargo principal, como
Enviado Extraordinario i Ministro Plenipotenciario de esta República cerca
de la que V. E. dignamente preside.
La benévola atencion que V. E. se dignó dispensar al Señor de Francisco
Martin durante su reciente mansion (sic) en esa capital, i las distinguidas
prendar personales que adornan a este ciudadano, no me permiten dudar
de que V. E. continuará dándole entera fé i crédito en cuanto diga i
proponga a nombre de su Gobierno, i mui especialmente siempre que, en
consonancia con sus instrucciones, le manifieste los sinceros deseos que
me animan por la dicha i prosperidad del Perú.
Sírvase V. E. aceptar estos sentimientos i los de mi personal estima i
consideracion
Dada en Bogotá, a 25 de Junio de 1847
Tomás Cipriano de Mosquera
M. M. Mallarino
________
Alberto Ulloa, Congresos Americanos de Lima, Vol. I, pp. 206-207.
343
Dolores Damarys Cordero
Nº 47
Comunicación del Cónsul de Venezuela en Lima, Andrés María
Alvarez al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, José
Félix Blanco, en la cual informa que no será diferida la reunión del
Congreso Americano, ya que continúan en esa capital los delegados
nombrados al mismo. Lima, 11 de julio de 1847.
A Su Excelencia el Señor Ministro de Relaciones
Exteriores del Gobierno de Venezuela
Lima á 11 de Julio de 1847.
Señor
El infraescrito, cumpliendo con su deber de comunicar todas las
noticias que incitaran la atención de su Gobierno, le remite con esta fecha,
el diario “Comercio” de esta Capital numero (ilegible) por la via marítima
por donde acostumbra dirijir sus comunicaciones, ádemas del resto de
impresos que envia por la de San Buenaventura. Las noticias que comunica
dicho diario “Comercio”son las (ilegible).
Ademas de esas noticias, solo se añade que la mision del Señor Don
Matias Carrasco Consejero de Estado de Bolivia y venido en el ultimo
paquete, tiende ostensiblemente á intentar con este Gobierno algunos
medios de avenimiento, pero por desgracia, en terminos que, acaso, se
consideren inadmisibles.
El proyecto del Congreso Americano, no parece hasta la fecha que quiera
diferirse, puesto que continuan los Plenipotenciarios de Bolivia y Chile, y
que el Señor Juan de Francisco Martin por parte de la Nueva Granada
llegara en el Vapor del 6 de Agosto. Solo falta el de Ecuador por muerte del
Señor Rocafuerte, ignorandose todavía, si se nombra otro para sustituirlo.
Continuamente estan llegando á esta Capital todos los diputados del
Congreso ordinario del pais que deberá instalarse el 28 del presente. Este
344
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Congreso, es autorizado por la misma Constitución para reformarla en las
partes que lo considere conveniente ó necesario.
Sin otra cosa, que el que habla, crea digna de la atención de su Gobierno,
se suscribe del Señor Ministro su muy
Atento
Seguro
Servidor
Andrés María Alvarez
Adicion
Cré conveniente el que suscribe, hacer presente ademas, que la gaceta
Oficial que (ilegible).
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Perú, Cónsules y Vice-cónsules de Venezuela, 1845-1860, Tomo
I, Vol. 5. fs. 71-71v.
N° 48
Nota del Agente Confidencial del Ecuador en Gran Bretaña, Francisco
Michelena y Rojas, al Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, José Félix Blanco, en la cual informa que el General Juan
José Flores, una vez fracasada su expedición, piensa embarcarse
hacia Venezuela, lo que afectaría negativamente las relaciones de
buena armonía que existen con el Ecuador. Londres, 29 de julio de 1847.
Agencia Confidencial
del Ecuador en Inglaterra
Queens Hotel, Cork Street
Londres 29 de julio 1847
Señor:
Como Agente que tengo el honor de ser del Ecuador, y como Venezolano
al mismo tiempo, cumplo con mi deber en esta ocasión; informando á
V. S., del modo mas respetuoso, del estado en que se encuentra la
345
Dolores Damarys Cordero
proyectada criminal expedición del ex -General Juan José Flores, contra
la Independencia y Libertad del Ecuador, y de la de los demas Estados
Hispano Americanos, después de habersele frustrado por el Gobierno Británico,
á instancias de los Representantes en esta Corte de dichos Estados, y de
mi denuncia judicial y procedimientos, contra el armamento que con aquel
objeto se preparaba en el Puerto de Londres, en combinación con la
Expedición Militar que al mismo tiempo disponía en España.
Acostumbrado Flores á gobernar por tantos años, de un modo casi
absoluto, sostenido en el Poder por un Egercito compuesto de Estrangeros,
en su mayor parte venezolanos, quiso al fin, como era consecuente, abolir
las instituciones libres que la Nación se había dado, con el fin exclusivo
de perpetuarse en el poder. Varias tentativas hizo el Pueblo Ecuatoriano
para emanciparse de tan ominoso yugo, pero desgraciadamente sucumbió
en todas ellas, bajo el peso de la fuerza brutal de las armas que le sostenían.
Alentado al fin con tan efímeros triunfos, alteró la Constitución del Estado,
en puntos de tal importancia á la conservación de los principios Republicanos,
que, podía muy bien decirse, no existía ya en las instituciones políticas
del Ecuador, sino una sombra de aquellos: y estos, consistentes mas
bien en fórmulas que en realidad de principios. Dicha alteración era como
un paso previo al total aniquilamiento de las Instituciones Republicanas,
que aquel se proponía realizar en breve tiempo, para llegar de este modo
á asegurarse en el Poder, al menos por su vida. Mas el espíritu de libertad
en un Pueblo, que puede ser sofocado momentáneamente, pero nunca
vencido, revivió en el Ecuador en los momentos mismo en que aquel
victoreaba su triunfo. Vuelve á sublevarse el Pueblo por tercera vez y después
de varios combates en que sucesivamente triunfó de su opresor, le fuerza
después de vencido, á dejar el País que le había colmado de honores, y de
bienes, y al cual el había correspondido, oprimiéndolo tantos años con su poder.
Viene Flores á Europa, y cuando era de esperar que aleccionado con la
esperiencia de lo pasado, é ilustrado con el tesoro de conocimientos que la
Europa ofrece á los que estudian con cuidado sus instituciones políticas,
adaptadas á los intereses y necesidades de la sociedad, diferentes en todo
de los de las nuestras en América, obra, por lo contrario, en un sentido
diametralmente opuesto; y su cabeza, ya turbada con una ambicion inmoderada
346
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
de poder, cae en mortales vértigos, al ver el poder y riqueza de estas
sociedades, y el esplendor de la Corte de que estan rodeados sus Monarcas;
atribuyendo todo cuanto admira y no puede comprender, con una ligereza
pueril, y un razonamiento anti-económico, á las formas monárquicas de
sus instituciones políticas, y no atribuyéndolo como real y efectivamente
debía hacerlo, á la obra lenta, pero segura, de los siglos de existencia política
que tienen, al estado avanzado de su civilización, y á las necesidades que
esta engendra. Se ratifica, pues, en su quimérica idea “de que la América
no puede gobernarse con Instituciones Republicanas”. Va á la Corte de
Madrid; y, á consecuencia de inicuos planes en que había entrado con aquel
Gobierno, bajo la administracion del General Narváez, en contra de la
Independencia del Ecuador, es no solamente bien recibido por el Gobierno,
sino hasta espléndidamente obsequiado por sus reyes.Este hombre miserable, so pretexto de restablecerse en la Presidencia de
aquel Estado, pero en realidad ofreciendo esclavizarlo, no ya á un Príncipe,
descendiente de la dinastía de Conquistadores que llevaron en triunfo los
Pendones de Castilla al Nuevo Mundo, sino á los hijos de una reina, que
no poseia ni aun remotos títulos á la dominación de ninguna parte de la
América; hijos todos, considerados legalmente, como simples particulares
titulados, los cuales, por esta naturaleza, y siendo muchos, su augusta
madre buscaba tronos para ellos, no importaba en donde, y de que naturaleza,
ofrece á la Reina Cristina sus servicios para conducir las Legiones que
habian de colocar, por la fuerza de las armas, al Príncipe in pectore que
debía reinar sobre aquel Estado, y servir al mismo tiempo de núcleo de
operaciones, para monarquizar por este mismo medio el resto de la
América Meridional.Lo disparatado de este plan, como se nota á primera vista, toca en lo
ridículo, y desciende á lo Quijotesco. Sin embargo, engañada la reina y sus
adeptos con las poéticas promesas de Flores; seducida con la idea de dar
á la América, por dinastía reinante, á sus hijos ignorando los hombres de
Estado que la aconsejaron el espíritu de la Independencia que predomina
por todas partes en América, y la profunda aversión que existe por todo
otro sistema de gobierno que no sea el popular Representativo; y ademas
ignorando hasta la Geografía y Estadísticas del País, la decidió á entrar en
347
Dolores Damarys Cordero
las miras de Flores; y, en consecuencia, le dio todos los auxilios pecuniarios
necesarios para esta empresa, en la cual entraron tambien á contribuir,
varios comerciantes nacionales y estrangeros, llevados, por su parte, por las
ventajas comerciales le les ofrecía. A todo esto puede agregarse, la eficaz
proteccion, que para la entera realización de este plan, le acordó el
Gabinete Español.Como el proyecto de la expedición al Ecuador, tenia miras mas extensas
de las que en público aparecía, envió flores á Londres á su amigo Wright,
con el fin de armar algunos buques en guerra, y enganchar súbditos Británicos
que se incorporasen á ella en Santander, de donde debía partir para las Islas
Canarias, que tambien existía algun número de reclutas, y de donde
definitivamente Zarparía la escuadra aventurera á la conquista de la
América Meridional.
No sé, Señor Ministro, que denominación podrá darse á la conducta
política de Flores en Europa; ciertamente que la negra nota de traidor á
su patria, traidor á sus juramentos, y traidor á los principios políticos que
rigen en la América, apenas es bastante para denotar el grado de criminalidad
en que deliberadamente ha incurrido, pretendiendo llevar huestes estrangeras
para encadenar á su Patria, al pueblo magnánimo que le elevó del polvo á la
cumbre de los honores y del Poder. Pero, señor, si hubo un desnaturalizado
Americano, un Venezolano, por desgracia, que olvidase lo que á su Patria
debe, y hasta á si mismo, hubieron tambien Americanos, y un Venezolano
entre ellos, que denunciasen sus planes, é hiciesen resonar por todas partes
un grito general de indignación contra aquel monstruo. El Gobierno
Británico, en consecuencia, puso embargo á la parte de la expedición que
debía salir del Puerto de Londres, y condenó mas tarde judicialmente; y si
esta condenación por parte de los Tribunales Ingleses, no ha castigado con
la severidad que debía á los contraventores de las leyes Británicas, mas bien
ha sido por la imposibilidad de imponer ninguna pena al Géfe principal de
la expedición, por hallarse fuera de sus dominios, y tambien por la interposición
oficial del Representante de su Magestad Católica en esta Corte.
Apenas se puso embargo á los buques en el Puerto de Londres, y se dio
á conocer, por esta misma causa, la desaprobación del Gobierno Británico
348
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
á semejante espedición, cuando la opinión pública á su vez en España se
hizo conocer en el Parlamento, y por la prensa periódica de tal modo que,
el Gobierno como avergonzado, aunque con sobrada impudencia, negó
en pleno Parlamento haber tenido conocimiento alguno de la existencia
y aprestos de tal expedición; y habiendo tenido ya tiempo el Ministro de
conocer la falsa posición en que se había colocado por su ligereza y poco
discernimiento en creer todas las supercherias de que Flores se sirvió para
hacerle entrar á protegerle en sus planes, tan dementes como criminales,
ofreció no solamente impedir la continuación de los enganches y aprestos
para dicha expedición, ó cualquier otra que tuviese por objeto el de
hostilizar á los Estados Americanos, sino tambien que mandaria dispersar
los depósitos de reclutas que existiesen en cualquiera parte del reyno. Mas
aun; como para dar una satisfacción completa á la Europa, y muy especialmente
á los Estados Americanos, del alto desagrado con que el Gobierno Español,
bajo la administración del Duque de Sotomayor, que había sucedido á la
de Don Xavier de Isturíz, había visto la formación en la Peninsula de una
Expedición, hostil á la Paz é Independencia de los Pueblos de América,
y contraria á los intereses positivos de la España, dió ordenes las mas
estrictas á sus Agentes diplomáticos y Consulares en el Exterior, para que
ni diesen Pasaporte ni permitiesen, bajo ningun pretexto cualquiera, la
entrada en la Peninsula del ex - General Flores; el mandato real, que con
toda rigidez se ha cumplido que, á pesar de sus constantes ruegos á la
Duquesa de Ríanzares, á fin de que medie en obtener su suspensión, no le
ha sido posible conseguir el consentimiento del Ministerio.
Desengañados al fin ya todos, de quien es Flores, y de los planes ridículos
que tan desventajosamente le han dado á conocer, es visto, no solo con
la desconfianza que inspira naturalmente un hombre de esta naturaleza,
sino hasta con desprecio, por los mismo que le consideraron pocos dias
ha, un personaje de altas conexiones, y de una importancia sin igual en
América, según él mismo hacia publicar por medio de su amigo Wright,
compañero de aventuras. Sin embargo de esto, no ha cesado un instante
en París, después del naufragio de su proyectada expedición, sirviéndose
de los mismo engaños, y mentidas promesas anteriores, y fraguando noticias
de revoluciones en el Ecuador en favor suyo, ó pintando al Gobierno
349
Dolores Damarys Cordero
actual, y al País, en un estado de completa anarquía, á fin de obtener
algunos auxilios para una nueva expedición, de acercarse á varia s personas
de importancia en el Gobierno, y hasta á muchas otras de carácter muy
poco respetable, pero quienes, llevadas de las ventajas comerciales que
les ofrece á estas últimas, no sería estraño que le ayudasen con algo para
una empresa desesperada. En apoyo de esto, me dice el Sr. Mosquera, con
fecha 23 de julio, desde París, lo siguiente “No faltan aquí rumores de que
dicho ex - General Flores está tratado con ciertos capitanes de buques,
pero nada se ha podido averiguar de cierto hasta ahora”. Soy de opinión
que cualquiera que sean los auxilios con que cuente Flores, para una tentativa
contra el Ecuador, no seran proporcionados por ningun Gobierno de
Europa; tambien lo soy de que cualquiera que sea la naturaleza y extension
de los recursos con que él cuente, emprenderá, sin duda alguna volver al
Ecuador, á fin de revolucionarlo, sin puede, en su provecho. Y aunque,
en estos días pasados, ha hecho circular la noticia, por medio de algunos
periódicos de que va á Venezuela, y de que va solo, no he llegado un solo
momento a creer, ni una ni otra aserción; antes bien creo firmemente que
saldrá dentro de pocos dias para el Ecuador, y que dicho anuncio inserto
en los Periódicos, ha sido espresamente mandado poner por él, con el
objeto de burlar nuestra vigilancia, y encontrar desprevenido al Gobierno
de aquel país. En la misma carta de dicho Sr. Mosquera, Ministro de la
Nueva Granada me dice lo siguiente: “En este momento sale de casa una
persona que frecuenta la del General Santa Cruz, á donde ha encontrado
á Flores, y me ha asegurado, como cosa de que tiene plena certidumbre,
que es positivo que el último piensa regresar por Venezuela al Ecuador. A
mi observación de que Venezuela no era vía para aquella república, pues
estaba de por medio la Nueva Granada, no contestó cosa alguna; sin duda
porque no había querido dar á entender, sino que el viage de Flores era
para Venezuela, como lo habian anunciado los Papeles Públicos. ¿No cree
U. que sí, como yo me inclino ya á creerlo, es positivo que el General Flores
se va para Venezuela, no tomará esta resolucion, sin haber antes solicitado,
y obtenido del Gobierno, de que se le dará asilo? Parece que no puede ser
de otro modo”.
En tal caso, pues, de que Flores vaya á Venezuela; antes de dar este un
paso, cuya conducta anterior lo haría á todas luces imprudente, pues se
350
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
exponía á ser rechazado de sus costas, con mas que sobrada razon, con
justicia, por el Gobierno de ese país, parece que, al tomar esta resolucion,
habrá sido, como dice el Sr. Mosquera, después de consultar este previamente
al Gobierno de Venezuela, sí sería recibido ó no, y haber obtenido una
respuesta afirmativa. Duro, y hasta imposible me parece creer, Señor Ministro,
en la exactitud de la fundada opinión del Ministro Granadino; pues no
parece consistente en lo absoluto; la admisión de un hombre en el País mismo,
contra cuyas libertades é Independencia conspiraba en el Exterior, y para
cuya realización, la Paz, la fortuna pública y privada, y la sangre misma de
sus conciudadanos, nada le importaban. La admisión en Venezuela del
traidor Americano sería el desmentís mas completo á todo cuanto, en
oposición á la realización de tan criminales planes, hemos hecho en Europa; sería
hacerse cómplice el Gobierno de Venezuela, en cierto modo, del horrendo
plan que, contra la Independencia y libertades Americanas, estaba ya este
en los momentos mismos de realizar; sería como inutilizar los esfuerzos
simultáneos de todos los demas Estados Sur Americanos, para oponerse
á la invasión de este desnaturalizado, y cuyos preparativos de guerra han
costado ya muchos millones; sería, permitame V.S. Señor Ministro, llevar el
fuego á nuestra casa, después que tanto combustibles nos sobran, aunque
de otra naturaleza, y que ellos solos don bastantes para hacer consumir el
País en poco tiempo. Por otra parte, el Gobierno del Ecuador, no podría
ver con indiferencia la admisión en Venezuela de un hombre que tantos
males ha causado á aquel país, que disponía una expedición militar
en Europa para invadir su territorio, y cuya permanencia en Venezuela
ademas de influir poderosamente en alterar la conservación de la buena
armonía é íntima amistad que siempre han existido entre ambos Estados,
vendría á ser tambien un amago constante á la conservación de la tranquilidad
interior del Ecuador.
El profundo conocimiento que tengo del carácter de los Venezolanos,
el espíritu y tendencia que tan ventajosamente han distinguido siempre á
toda la Nacion, la alta idea que tambien tengo del actual Géfe del Gobierno de
Venezuela, hacen desvanecer mis temores, de que á Flores, ese Venezolano
desnaturalizado que conspiró tan escandalosamente contra las libertades é
Independencia de la América, le sea permitido profanar con su planta la
tierra clásica de libertad de los Estados Hispano-Americanos.
351
Dolores Damarys Cordero
Al hacerme el honor V. S. de dar cuenta á S. E. el Presidente de la
República del contenido de la presente nota, le suplico encarecidamente,
presente á S. E. mi mas profundo homenage de alto respeto y distinguida
consideración.
Acepte V. S. Señor Ministro,
la respetuosa consideración
con que tengo la honra de ser de V. S.
su muy humilde servidor.
Francisco Michelena y Rojas
Señor Ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela
&
&
&
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, fs. 95-99v.
N° 49
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, José Félix
Blanco, al Agente Confidencial del Ecuador en Gran Bretaña, Francisco
Michelena y Rojas, en la cual manifiesta haber puesto en conocimiento
del Presidente de la República su comunicación de 29 de julio de
1847, relativa a los planes del General Juan José Flores. Caracas, 20
de septiembre de 1847.
R. E.
Caracas Septiembre 20 de 1847.
Al Señor F. Michelena y Rojas, Agente Confidencial
del Ecuador en Londres.
352
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Señor:
Puse en conocimiento de S. E. el Presidente de la República el contenido
de la comunicación de U. de 29 de julio último, relativa a los planes y miras
ulteriores que supone adoptará el General Juan José Flores para inquietar
á la República del Ecuador.
Soy de U. muy atento servidor.
José Félix Blanco
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Ecuador, Seguridad Pública, Expedición militar del General Flores
desde España contra el Ecuador, 1846-1912, Vol. 11, f. 100.
Nº 50
Comunicación del Cónsul de Venezuela en Lima, Andrés María
Alvarez al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, José Félix
Blanco, informándole sobre la situación entre Perú y Bolivia, sobre
la próxima reunión del Congreso Americano, los intentos separatistas
en Guayaquil, así como sugerencias para el nombramiento de un
cónsul venezolano en Ecuador. Lima, 11 de octubre de 1847.
Num. 33
Al Excelentísimo Señor Ministro Relaciones
Exteriores del Gobierno de Venezuela
Lima á 11 de Octubre de 1847.
Señor
Es satisfactorio para el que suscribe, se le haya honrado por su
Gobierno con cuanto S. E. el Señor Ministro, se ha servido expresarle en
su respetable nota de 9 de Julio ultimo, respecto de los buenos oficios que
353
Dolores Damarys Cordero
se habian solicitado por el Señor Cónsul General y Agente confidencial de
la Nueva Granada José del Carmen Triunfo, relativos á la guerra de Bolivia
contra esta República y con el objeto de propender al restablecimiento de
la buena inteligencia que estaba desapareciendo entre ambos Estados, de
modo que, parecia empesada una guerra de mutuas rencillas, y destructora
del bienestar, y felicidad de ambos Pueblos.
Empero felizmente, esta yá en la Ciudad de Arequipa el enviado por
Bolivia Señor Don Miguel Maria Aguirre, y sale del Puerto del Callao, en el
Vapor del Sur que sarpa el dia de mañana, el nombrado por este Gobierno
Señor Don Domingo Elias, cuyos dos Señores Plenipotenciarios ván
á ocuparse en la expresada Ciudad, de los arreglos amistosos que podran
poner termino al lamentable estado de desinteligencia en que han permanecido
estas dos Repúblicas desde mucho tiempo á esta parte. Mas si por desgracia,
no pudiera arribarse á un buen resultado, lo cual no es de esperar, el
infraescrito, queda en cuenta de que su Gobierno se dignará dar su
aprobación á cualquier paso, que acompañado con otros de sus colegas, ó
por si solo, pueda dar por via de buenos oficios en obsequio de la paz entre
ambas naciones, haciendo desde á hora presente á este Gobierno y al de
Bolivia, los benevolos sentimientos con que el suyo desea interponer un
voto de adeccion y respeto al bien y confraternidad de uno y otro Estado.
Cumple tambien al infraescrito, poner en conocimiento de su Gobierno,
la próxima reunion del Congreso Americano, como una cosa que es ya
cierta e indudable, y que habria tenido lugar en este mes con los cinco
Plenipotenciarios de Chile, Bolivia, Perú, Nueva Granada y el Ecuador, si
la venida del ésta ultima, Señor Pablo Merino, no hubiese faltado, como
há sucedido, por no haber podido entrar el Vapor del Norte este mes en
Guayaquil, á causa de haber roto de sus ruedas al salir del Puerto de San
Buenaventura. El infraescrito tiene ya anunciado al Ministerio, el personal
que vá acomponer la Asamblea indicada, y solo le resta hacerlo con el
nombrado por esta República, que lo es por eleccion hecha en estos ultimos
dias el Señor Consejero de Estado Don Manuel Ferreyros.
Al facultarse al que habla, para proponer á su Gobierno una persona
apta, que pueda desempeñar el destino de Cónsul de Venezuela en la Capital
354
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
de Quito, cré que el Señor Coronel que fué de Colombia Carlos Eloy de
Marquet antiguo Edecan del Libertador, aceptaría y desempeñaría
cumplidamente el enunciado destino, no habiendo pertenecido, como no
ha pertenecido desde luego, a ninguno de los partidos politicos de aquel
pais, y quien por su buena posision social que conserva alli, podra prestar
á los Venezolanos, que aun quedan, la justa proteccion del Gobierno de su
Patria que tanto necesitan en el estado actual del Ecuador.
El que habla, ha indicado ya á su Gobierno por el digno Organo del
Ministerio á quien tiene el honor de dirijirse, estar informado de que
el Señor Juan S. Collman no recide, mucho tiempo há en Guayaquil, por
haber pasado a dirijir su casa de comercio en Valparaíso, cuya circunstancia,
debe haberle impedido aceptar el destino; permaneciendo todavia los
Venezolanos recidentes en aquel Departamento, con el desconsuelo de no
tener un Agente de su Nacion á quien dirijirse en los frecuentes casos que
deben estar necesitandolo por el presente estado del Ecuador, que á algunos, les
ha impelido á ocurrir hasta este Consulado para que impetre del Supremo
Gobierno el establecimiento de agentes suyos en aquellos puntos. En
consecuencia, el que suscribe cré cumplir con su deber patriotico,
permitiendose dirijir una comunicacion al Señor Collman, como lo hará
en el Vapor de mañana, solicitando su contestacion sobre el particular, en
el concepto, de que su Gobierno se servirá aprobar este paso en obsequio
del bienestar social de aquellos Venezolanos, y el resultado, lo pondrá en
conocimiento de ese Ministerio, para que se digne elevarlo al de S. E. el
Supremo Poder Ejecutivo.
Pocos dias despues de la instalacion del actual Congreso Peruano, el
Ejecutivo del pais, le sometio en clase de consulta cierto expediente que
habia formado de las solicitudes de algunos Guayaquileños relativas a la
agregacion de ese Departamento á esta República. El asunto fué tratado en
sesion secerta; pero á lo que el que habla há podido alcanzar, parece que las
camaras han opinado “no deber el Ejecutivo sujerir, ni abrigar favorablemente
semejantes solicitudes, ni prestar auxilios en caso de un movimiento
revolucionario que se hiciera con aquel objeto, mas si ocurriera de un
modo serio un pronunciamiento tal, se reuna el Congreso extraordinariamente
para reconsiderar la Cuestion”.
355
Dolores Damarys Cordero
El que habla, tiene ya dado parte á su Gobierno de la tentativa que
acaba de expresar, manifestandole, que segun la opinion mas comun, tenia
su origen en el querer de algunas personas notables de la parte litoral del
Ecuador, que ambicionaran los destinos de esta del Perú, y á hora cré, que
la idea de separar el Departamento de Guayaquil, deba ser contrariada
entre los trabajos del Congreso Americano que fijará, sin duda, los limites
de las Naciones que representa bajo la basa reconocida del uti possidetis
del año 9.
El que suscribe rotula para el Ministerio y por la via de los Vapores del
Atlantico que dirije esta, el cuaderno que comprende la memoria de Relaciones
Exteriores de este Ministerio presentada en el actual Congreso, por si se
creyese conveniente fijar la atencion sobre el estado en que se manifiesta
permanecer la liquidacion de la deuda despues del transcurso de mas de 17
años, y de cuanto se há hecho por arribar á su termino.
Con lo dicho, el infraescrito reitera al Señor Ministro, los sentimientos
de alta consideracion y profundo respeto, con que se suscribe su
Deseoso
Seguro
Servidor
Andres Maria Alvarez
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Perú, Cónsules y Vice-cónsules de Venezuela, 1845-1860, Tomo
I, Vol. 5. fs. 84-85v.
356
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
N° 51
Comunicación del Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José
Gregorio Paz Soldán, al Sr. Manuel Ferreyros, informándole su
designación como representante del Gobierno peruano ante el
Congreso Americano de 1847. Lima, 26 de octubre de 1847.
Ministerio de Relaciones Exteriores
Lima, á 26 de Octubre de 1847.
Señor don Manuel Ferreyros, Ministro Plenipotenciario del Perú
Al Congreso Americano.
Reunidos, en esta Capital, los Plenipotenciarios de los Gobiernos que
deben formar el Congreso Americano, ha tenido el Gobierno que nombrar
al que lo represente: US. ha merecido su confianza, y la del Senado, para
desempeñar tan honroso cargo. Su acreditado patriotismo, su honradez, su
conocimiento, práctica en los negocios, su sagacidad y servicios, han sido
los títulos que el Gobierno ha creído deber buscar en la elección de US.
Para el desempeño de su misión, le acompaño el respectivo pleno-poder,
á fin de que haga uso de él en las Conferencias, Acuerdos, Convenciones
ó Tratados que sea necesario ajustar con los Ministros Plenipotenciarios
de Bolivia, Chile y Nueva Granada, residentes en esta capital. (1) El del
Ecuador estará en ella en el próximo vapor. (2)
En cuanto á las instrucciones, no será fácil darlas detalladas, sino
después que US. las acordare conmigo, instruído que sea del contenido
de las que han traído los demás Ministros, y que no tendrán embarazo en
mostrárselo, por las conferencias que conmigo han tenido.
Será muy fácil darlas á US., según fueren exigiéndolo los negocios,
pudiéndolas consultar ó conferenciar conmigo. Los documentos relativos
al Congreso de Panamá que remito á US., podrán servirle de base é ilustración
en el desempeño de su cargo.
357
Dolores Damarys Cordero
Felizmente conoce US. los intereses de la República: asistió también al
Congreso de Huancayo, y se ha hallado en aptitud de conocer cuanto nos
conviene para afianzar la Independencia y las Instituciones Americanas,
guardar entre ellas el equilibrio político, conservar su integridad territorial,
confederarlas en alianza para repeler la invasión extranjera, sofocar la anarquía,
impedir todo rompimiento entre Naciones Americanas, establecer bases y
franquicias comerciales, uniformar los principios del derecho internacional
y sus saludables prácticas, de modo que la América toda aparezca una sola
familia; y, últimamente, disponer nuestro futuro y las conveniencias con tal
uniformidad, que los Tratados que en adelante celebraremos, bien con los
pueblos cuyos Gobiernos han intervenido en el Congreso Americano, ó
bien con otros que no hayan concurrido, se desenvuelvan y desarrollen los
principios que ahora se adopten. Si fuere necesario que nosotros tratemos,
ó que lo haga cualquiera de los Gobiernos con una potencia extraña, debe
siempre aparecer bajo distintas formas la uniformidad del pensamiento
americano. Que ningún Tratado restrinja los derechos de los coaligados,
debe ser uno de los objetos principales de los que US. acordare.
Presentada á US. la idea del Gobierno en este ligero bosquejo, le
resta únicamente desenvolverlo y desarrollarlo, y me será muy satisfactorio,
oyendo los consejos de US. y lo que le ha enseñado su larga experiencia
en la administración práctica de los negocios, contribuir á que el Congreso
Americano sea honroso para US., para su patria y para la América toda;
siéndole, con tal motivo, agradable, ofrecerme y suscribirme de US.
Atento y obsecuente servidor.
José G. Paz Soldán.
(1) Señores José Ballivian, Pedro Benavente y Juan de Francisco Martin.
(2) El día 10 de diciembre del mismo año llegó á esta capital con el
carácter de Plenipotenciario al Congreso Americano, el señor
Pablo Merino.
_______
Alberto Ulloa, Congresos Americanos de Lima, Vol. I, pp. 219-220.
358
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Nº 52
Comunicación del Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela,
José Félix Blanco al Cónsul de Venezuela en Lima, Andrés María
Alvarez, acusando recibo de sus informaciones sobre la situación
entre Perú y Bolivia y sobre las circunstancias que aún tienen
pendiente la reunión del Congreso Americano. Caracas, 5 de
noviembre de 1847.
Caracas Noviembre 5 de 1847
R. E.
Al Sr. Andres María Alvarez
Consul de Venezuela en Lima
Señor
Se han recibido en este Ministerio las dos últimas comunicaciones de U.
de 11 de Setiembre marcadas con los numeros 30 y 31, y de su contenido
hé dado cuenta al Gobierno.
Aprecia S. E. las noticias que U. se sirve comunicar sobre el cambiamento
(sic) que há ocurrido en las relaciones entre el Perú y Bolivia, sobre los
arreglos que está practicando ahí el Ministro de Chile por las acreencias de
su nacion, y sobre las circunstancias que tienen aún pendiente la reunion
del Congreso americano. Aprecia igualmente la regularidad y eficacia con
que U. comunica los informes sobre la política y demas concerniente á ese
pais y celebrará que U. los continúe con la frecuencia que le sea posible.
Quedo en cuenta de la advertencia que U. hace sobre el menor tiempo
que tarda la correspondencia que se dirige por los paquetes del Atlantico y
procuraré que se arregle por esta via el envío de la de ese Consulado.
Soy de U. con toda consideracion att. S. S.
José Felix Blanco
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Perú, Cónsules y Vice-cónsules de Venezuela, 1845-1860, Tomo
I, Vol. 5. fs. 86-86 v.
359
Dolores Damarys Cordero
Nº 53
Comunicación del Cónsul de Venezuela en Lima, Andrés María
Alvarez al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Rafael
Acevedo, en la cual informa sobre la culminación de las sesiones del
Congreso Americano, así como también las del Congreso Extraordinario
de ese país. Lima, 13 de marzo de 1848.
Num. 45
Al Excelentísimo Señor Ministro de Relaciones
Exteriores del Gobierno de Venezuela
Lima á 13 de Marzo de 1848.
Señor
Por el paquete de los diarios de esta Capital que con esta fecha y por
la misma via de la mala inglesa dirijo á ese Ministerio, podrá el Gobierno
instruirse del estado politico actual de todas estas Repúblicas que baña
el pacifico, cuyas noticias en sustancia respeto (sic) de ésta del Perú, son
de haber cerrado sus conferencias el Congreso Americano el dia 1° del
presente sin haber adelantado ningun otro trabajo que los cuatro tratados
de que tengo dada noticia á ese Ministerio, y de haber cerrado sus sesiones
el Congreso extraordinario peruano el dia 9 de este propio mes dejando
sancionadas una ley de presupuesto, que se dice, no completa ó muy bien
acabada, y otra para la liquidacion de la deuda extrangera, que hasta el dia
no han sido publicadas.
En consecuencia de esta ultima, vá á empezarse en estos proximos dias
por el Señor Ministro de los Estados de Colombia Don Juan de Francisco
Martin, y el que destine este Gobierno la liquidacion de la deuda Colombiana.
Despues de haber cerrado el Congreso Americano sus conferencias, há
sido reconocido y permanece en ésta el Señor Merino en clase de Encargado
de Negocios del Ecuador cerca de este Gobierno.
360
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Por la circular del Ministerio de Relaciones Exteriores de esta República
de 22 de Febrero ultimo se ha dicho á este Consulado que S. E. el
Presidente en acuerdo del dia anterior, se habia servido admitir la renuncia
que de aquel portafolio habia hecho el Señor Doctor Don Matias Leon, y
que lo habia subrogado con el Señor D. D. Felipe Pardo, disponiendo que
mientras este se traslada de Chile á desempeñar dicho Ministerio, quedará
encargado de su despacho el Oficial Mayor que firma dicha nota, que lo
es el Señor D. D. Mariano T. Sanz. En lo demas este pais sigue por á hora
en tranquilidad.
Respecto de Bolivia: hecho cargo del mando el General Velazco siguieron
por pocos momentos las congratulaciones de costumbre, pero muy en
breve há empezado á querer revivir cierta tendencia en favor del General
Santa Cruz. Tanto que, se asegura yá haber sido sofocada por el General
Belzú una revolucion que produjo inmediatamente el fucilamiento del
Coronel Ravelo, quedando en capilla el de igual clase Agreda.
El Ecuador sigue en el mismo estado de inseguridad, y segun las ultimas
noticias, El Presidente Roca se habia retirado del mando a su Pueblo
inmediato de la Capital, dejando las riendas del Gobierno en manos del
Vice Presidente Azcasubi. En Guayaquil gobierna discrecionalmente el
General Elizalde, y no le es posible á este Consulado informar al Gobierno
sobre la persona que pueda desempeñar el de la República en Guayaquil
por no haberse obtenido aun las noticias necesarias al respecto.
De Chile solo se tiene continuas noticias de una ponderada y buena
administracion en toda clase de ramos, y de su credito bastante bien establecido.
Por la llegada del Paquete del Norte el dia 10 del presente, se há difundido
en ésta Capital y por sus diarios la noticia de una conmocion en Caracas
por la cual aseguran unos haber sido atacada la Camara de representantes,
y otros la de Senadores, pero todos el hecho de que S. E. el Presidente
salvó una de las dos camaras del ataque que habia sufrido o sufria la otra.
Este Consulado no habiendo tenido ninguna noticia relativa á semejante
acontecimiento ni por las cartas, ni por los periodicos recibidos en el mismo
Paquete, há creído prudente guardar profundo silencio sobre ello, por no
361
Dolores Damarys Cordero
exponerse á hacer negar un hecho que acaso sea cuento, ó á confesarlo
si el comprende exageraciones nocivas al credito de su Nacion ó de su
Gobierno, reduciendose á dudarlo verbalmente fundado en el buen juicio
de sus conciudadanos, con lo cual, cré haber logrado separar de la pluma
de los escritores los colores fuertes con que se le habria pintado sin esa
duda de su parte.
Con repetidos sentimientos de respeto y consideracion soy de S. E. el
Señor Ministro Muy atento
Seguro Servidor
Andres María Alvarez
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Perú, Cónsules y Vice-cónsules de Venezuela, 1845-1860, Tomo I,
Vol. 5. fs. 107-108.
Nº 54
Tratado de Confederación firmado en Lima por los delegados de
Perú, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador. Lima, 8 de febrero de
1848. PROTOCOLOS DEL CONGRESO DE LIMA
TRATADO DE CONFEDERACIÓN
En el nombre de la Santísima Trinidad.
Habiendo proclamado su emancipación politica los pueblos del
continente americano, que por tres siglos habian sufrido una dura opresión
como colonias españolas, lograron vindicar sus derechos, triunfando en
una lucha larga i sangrienta; i constituidos en repúblicas independientes
con principios e instituciones liberales i grandes elementos de riqueza i
prosperidad, abrieron su comercio a todas las naciones. Pero no obstante
las fundadas i alhagüeñas esperanzas sobre el porvenir de estas repúblicas,
se hallan aun débiles, como lo han sido en su orijen todas las naciones,
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Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
espuestas a sufrir usurpaciones u ofensas en su independencia, su dignidad
i sus intereses, o a ver turbadas sus recíprocas relaciones de paz i amistad.
En semejante situacion nada mas natural i necesario para las repúblicas
hispano-americanas, que dejar el estado de aislamiento en que se han
hallado i concertar medios eficaces para estrechar sólidamente su union,
para sostener su independencia, su soberanía, sus instituciones, su dignidad
i sus intereses; i para arreglar siempre por vias pacíficas i amistosas las
diferencias que entre ellas puedan suscitarse. Ligadas por los vínculos del
orijen, del idioma, la relijion i las costumbres, por su posicion jeográfica,
por la causa comun que han defendido, por la analojía de sus instituciones
i sobre todo, por sus comunes necesidades i recíprocos intereses, no
pueden considerarse sino como partes de una misma nacion, que deben
mancomunar sus fuerzas i sus recursos para remover todos los obstáculos
que se oponen al destino que les ofrecen la naturaleza i la civilizacion.
Así como han sido nuevos i estraordinarios los ejemplos que ha
presentado la América española en su emancipacion política, así es
tambien nueva i estraordinaria la condicion en que se haya; condicion tan
especial como favorable para establecer sus diversas relaciones de la
mamera (sic) mas conforme a sus propias necesidades i bien entendidos
intereses, i a los principios sagrados del derecho de las naciones. Convencidos de
esto, los gobiernos de las repúblicas del Perú, Bolivia, Chile, Nueva Granada
i Ecuador, han convenido en celebrar los pactos necesarios sobre los
puntos indicados, i al efecto han conferido plenos poderes a sus respectivos
ministros, a saber: el gobierno del Perú al ciudadano Manuel Ferreiros,
el del Bolivia al ciudadano José Ballivian, el de Chile al ciudadano Diego
José Benavente, el del Ecuador al ciudadano Pablo Merino, el de Nueva
Granada al ciudadano Juan Francisco Martin, quienes habiendo canjeado
i examinado sus poderes, i hallándolos bastantes i en debida forma, han
celebrado el siguiente
TRATADO DE CONFEDERACION.
Art. 1°. Las altas partes contratantes se unen, ligan i confederan para
sostener la soberanía i la independencia de todas i cada una de ellas, para
363
Dolores Damarys Cordero
mantener la integridad de sus territorios, para asegurar en ellos su dominio
i señorío, i para no consentir que se infieran impunemente a ninguna de
ellas ofensas o ultrajes indebidos. Al efecto, se auxiliarán con sus fuerzas
terrestres i marítimas, i con los demas medios de defensa de que puedan
disponer, en el modo i término que se estipulan en el presente tratado.
Art. 2°. En virtud del artículo anterior, i para los efectos que en él se
espresan, se entenderá llegado el casus foederis.
1°. Cuando alguna nacion estranjera ocupe o intente ocupar cualquiera
porcion de territorio que se halle dentro de los límites de alguna de las
repúblicas confederadas, o haga uso de la fuerza para sustraer tal territorio
del dominio i señorío de dicha república, sea cual fuere el pretesto que se
alegue para ello; pues las repúblicas confederadas se garantizan mutuamente
i de la manera mas espresa i solemne, el dominio i señorío que tienen a
todo el territorio que se halle comprendido dentro de sus respectivos limites;
i no reconocen ni reconocerán derecho en ninguna nacion estranjera, ni en
ninguna tribu indijena, para disputarles aquel dominio i señorío.
2°. Cuando algun gobierno estranjero intervenga o pretenda intervenir
con la fuerza para alterar las instituciones de alguna o de algunas de las
repúblicas confederadas, para exijir que hagan lo que no fuere licito por
el derecho de jentes, o no fuere conforme con los usos recibidos por las
naciones civilizadas, o no fuere permitido por sus propias leyes, o para
impedir la ejecucion de las mismas leyes, o de las órdenes, resoluciones o
sentencias dictadas con arreglo a ellas.
3°. Cuando alguna o algunas de las repúblicas confederadas reciban de
un gobierno estranjero o de alguno de sus ajentes, ultrajes u ofensa grave,
ya directamente, ya en la persona de alguno de sus ajentes diplomáticos, i
no se obtenga de dicho gobierno la debida reparacion despues de haber
sido solicitada.
4°. Cuando aventureros o individuos desautorizados, ya con sus propios
medios, ya protejidos por algun gobierno estranjero, invadan o intenten
invadir con tropas estranjeras, el territorio de alguna de las repúblicas
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Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
confederadas, para intervenir en los negocios políticos del pais o para
fundar colonias u otros establecimientos, con perjuicio de la independencia,
soberania o dominio de la respectiva República.
Art. 3°. Si alguna de las repúblicas confederadas recibiere agresion,
ofensa o ultraje de una potencia estranjera, en cualquiera de los casos del
articulo anterior, i el gobierno de dicha República no hubiese podido obtener la
debida reparacion o satisfaccion, se dirijirá al Congreso de los Plenipotenciarios
de las repúblicas confederadas, presentándole una esposicion comprobada
del orijen, curso i estado de la cuestion i de las razones que demuestran
haber llegado el caso de que las repúblicas confederadas hagan causa comun
para vindicar los derechos de la que ha sido agraviada. Si el Congreso de
los Plenipotenciarios resolviere ser justa la demanda de dicha República, lo
participará a los gobiernos de todas las repúblicas confederadas para que
cada uno de ellos se dirija al de la nacion que hubiere cometido la agresion,
o inferido la ofensa o el ultraje, pidiendo la debida satisfaccion o reparacion;
i si ésta fuere negada o eludida, sin motivo suficiente que justifique tal
procedimiento, el Congreso de los Plenipotenciarios declarará haber llegado
el casus foederis, i lo comunicará a los gobiernos de las repúblicas
confederadas, para los efectos del art. 6° de este tratado, i para que cada
una contribuya con el continjente de fuerzas i medios que les correspondan,
en el modo i términos que acordare el mismo Congreso.
Si en el caso de este articulo no estuviere reunido o pronto a reunirse
el Congreso de los Plenipotenciarios, la República agraviada presentará la
esposicion comprobada de que se ha hablado, a los gobiernos de las otras
repúblicas confederadas para que, apreciando su justicia, puedan dirijir los
respectivos reclamos, a fin de obtener la debida reparacion; i si ésta fuere
denegada, se reunirá sin demora el Congreso de los Plenipotenciarios, para
que declare si ha llegado el casus foederis, i se proceda a lo que fuese
consiguiente a su declaratoria.
Art. 4°. Cuando el Congreso de los Plenipotenciarios de las repúblicas
confederadas no hallare justa la demanda que cada una de ellas haga por
supuesta injuria recibida de otra potencia, o cuando una potencia estranjera
injuriada por alguna de las repúblicas confederadas, no hubiere podido
365
Dolores Damarys Cordero
obtener de ésta la debida reparacion, hallada justa por el Congreso de los
Plenipotenciarios, éste escitará a los gobiernos de las demas repúblicas
confederadas, para que todas interpongan su mediacion i buenos oficios, a
fin de que se obtenga un avenimiento pacifico; pero si esto no se lograre,
i por ello se abriere la guerra entre las dos naciones interesadas, las demas
repúblicas confederadas permanecerán neutrales en la contienda.
Art. 5°. Si antes de que el Congerso de los Plenipotenciarios de las repúblicas
confederadas resolviere sobre la demanda de auxilios hecha por alguna de
dichas repúblicas, fuere invadido el territorio de ésta por las fuerzas enemigas,
i los gobiernos de las otras repúblicas confederadas reconociesen ser
injusta la invasión, o haber en ella un peligro comun, podrán dar los auxilios
correspondientes como si hubiesen sido decretados por el Congreso de los
Plenipotenciarios.
Art. 6°. Una vez comunicado a los gobiernos de las repúblicas confederadas
haberse resuelto por el Congreso de los Plenipotenciarios ser llegado el
casus foederis para obrar contra alguna potencia estranjera, si esta hubiere
hecho agersion o abierto hostilidades contra alguna o algunas de dichas
repúblicas, todas estas se considerarán en guerra con aquella potencia, i en
consecuencia, cortarán toda clase de relaciones con ella, i ninguna de las
repúblicas confederadas admitirá, mientras duren las hostilidades, ninguna
clase de efectos de comercio naturales o manufacturados, orijinarios del
territorio e la potencia enemiga.
Los ciudadanos o súbditos de la nacion enemiga, que se hallen en el
territorio de las repúblicas confederadas, deberán salir de él dentro de seis
meses si tuvieren en el pais bienes raices, i dentro de cuatro sino los
tuvieren; escepto en los casos para los que se haya acordado otra cosa por
tratados anteriores.
Si la potencia contra la cual deban emplearse las fuerzas de las repúblicas
confederadas, en virtud de la declaratoria del Congreso de los Plenipotenciarios
no hubiere hecho agresion, ni abierto hostilidades contra ninguna de
dichas repúblicas, deberán los gobiernos de ésta declararle guerra en la
forma debida, para que tenga efecto lo que en este articulo queda acordado.
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Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Art. 7°. Las repúblicas confederadas declaran tener un derecho perfecto
a la conservacion de los limites de sus territorios, segun existian al tiempo
de su independencia de la España los de los Virreinatos, Capitanías
Jenerales o Persidencias en que estaba dividida la América Española; i para
demarcar dichos limites donde no lo estuviesen de una manera natural i
precisa, conviene en que cuando esto ocurra, los gobiernos de las repúblicas
interesadas nombren comisionados que reunidos, i reconociendo, en cuanto
fuere posible, el territorio de que se trate, determinen la línea divisoria de
las repúblicas, tomando las cumbres divisorias de las aguas, el thalweg de
los rios i otras lineas naturales, siempre que lo permitan las localidades; a
cuyo fin podrán hacer los necesarios cambios i compensaciones de terreno,
de la manera que consulte mejor la reciproca conveniencia de las repúblicas.
Si los respectivos gobiernos no aprobaren la demarcacion hecha por los
comisionados, o si estos no pudieren ponerse de acuerdo para hacerla,
se someterá el asunto a la decision arbitral de alguna de las repúblicas
confederadas, o de alguna de las naciones amigas o del Congreso de los
Plenipotenciarios.
Las repúblicas que habiendo sido partes de un mismo Estado al proclamarse
la independencia, se separaron despues de 1810, serán conservadas en los
límites que se les hubieren reconocido, sin perjuicio de los tratados que
hayan celebrado o celebraren para variarlos o perfeccionarlos conforme al
presente articulo.
Lo acordado en este articulo en nada altera los tratados o convenios
sobre limites, celebrados entre alguna de las repúblicas confederadas, ni
contraria la libertad que estas repúblicas tienen para arreglar entre sí sus
respectivos limites.
Art. 8°. Si se pretendiere reunir dos o mas de las repúblicas confederadas
en un solo Estado, o dividir en varios Estados alguna de dichas repúblicas,
o segregar de alguna de ellas para agregar a otra de las mismas repúblicas
o a una potencia estranjera uno o mas puertos, ciudades o provincias, será
preciso, para que tal cambio tenga efecto, que los gobiernos de las demas
repúblicas confederadas declaren espresamente por sí o por medio de sus
Plenipotenciarios en el Congreso, no ser perjudicial dicho cambio a los
intereses i seguridad de la Confederacion.
367
Dolores Damarys Cordero
Art. 9°. Las repúblicas confederadas, con el fin de que se conserve entre
ellos inalterable la paz, adoptando el principio que aconsejan el derecho
natural i la civilizacion del siglo, establecen: que cualesquiera cuestiones
que entre ellas se susciten, se arreglen siempre por vias pacíficas, tocando
a la Confederacion el hacer reparar cualquiera ofensa o agravio que alguna
o algunas de dichas repúblicas infieran a otra u otras de la Confederacion.
En consecuencia, jamas se emplearán las fuerzas de unas contra otras, a
no ser que alguna o algunas rehusen cumplir lo estipulado en los tratados
de la Confederacion, o lo resuelto conforme a ellos por el Congreso de los
Plenipotenciarios; pues en estos casos se emplearán los medios necesarios
para hacer entrar en sus deberes a la república o repúblicas refractarias, con
arreglo a que las demas repúblicas de la Confederacion acordaren entre sí,
directamente o por medio de sus Plenipotenciarios en el Congreso.
Art. 10. En cualquier caso no previsto en que se susciten, entre dos o
mas de las repúblicas confederadas, cuestiones o diferencias capaces de
turbar las buenas relaciones de paz i de amistad que deben existir entre
ellas, i no hayan podido terminar tales cuestiones o diferencias por medio
de su correspondencia o de sus negociaciones diplomáticas, los gobiernos
de las demas repúblicas confederadas interpondrán sus buenos oficios
directamente o por medio de sus Plenipotenciarios, i se esforzarán a fin
de que las repúblicas interesadas entren en un avenimiento que asegure
sus buenas relaciones. Pero si esta mediacion no fuere bastante para que
las dichas repúblicas terminen sus desavenencias, ni se convinieren en
someterlas al arbitraje de un gobierno elejido por ellas mismas, entónces
el Congreso de los Plenipotenciarios, examinando los motivos en que cada
una de las repúblicas interesadas funde su pretension, dará la decision que
hallare mas justa. Si alguna de las repúblicas confederadas abriere hostilidades
faltando a lo acordado en este articulo i el anterior, o rehusare cumplir lo
decidido por el Congreso, las demas repúblicas confederadas suspenderán
todos sus deberes para con ella, sin perjuicio de los demas medios que
tengan a bien adoptar para hacer efectiva la decision i para que la república
refractaria sienta las consecuencias de su infidelidad a este pacto.
Art. 11. Si los Plenipotenciarios de las repúblicas confederadas reunidos
en Congreso hubieren de interponer buenos oficios a fin de terminar las
368
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
cuestiones o diferencias suscitadas entre algunas de dichas repúblicas, i
para verificarlo creyeren conveniente el que alguno o algunos de ellos pasen
cerca de los gobiernos de las repúblicas interesadas, podrán disponerlo así
dándoles las instrucciones necesarias para que su mediacion tenga toda la
eficacia i buen resultado que debe desearse.
Art. 12. Conservando, como conserva, cada una de las repúblicas
confederadas el pleno derecho de su independencia i de su soberanía, no
podrán intervenir en sus negocios internos ni los gobiernos de las otras
repúblicas, ni el Congreso de los Plenipotenciarios; pero no se entenderá
como tal intervencion los auxilios que deben prestarse con arreglo a este
tratado, ni los medios que, conforme a él, pueden emplearse para asegurar
su cumplimiento i el de los demas tratados de la Confederacion.
Art. 13. Ninguna de las repúblicas confederadas permitirá que en su
territorio se hagan reclutamientos o enganchamientos, que se organicen
tropas o que se hagan armamentos u otros aprestos de guerra de cualquiera
especie que sean, con el objeto de hostilizar o de turbar la paz i tranquilidad
interior de otra de las repúblicas de la Confederacion.
Art. 14. Los reos por delitos comunes que, en el pais donde se hubieren
cometido, tuvieren señalada pena de muerte o de trabajos públicos, reclusion
o encarcelamiento por cuatro o mas años, los desertores del ejército o de
la marina, los deudores alzados o fraudulentos i los deudores al Erario
Nacional, o a otros fondos públicos de una de las repúblicas confederadas
que se asilaren en otra de ellas, serán devueltos a los jueces o tribunales a
quienes competa su juzgamiento, siempre que los soliciten por conducto
de la primera autoridad política de una provincia limítrofe con la otra república,
si en ella hubiere de ser juzgado el reo, o por conducto del Gobierno
Supremo, en los demas casos; debiendo acompañarse a la solicitud los
documentos que, conforme a las leyes del pais en que haya de ser juzgado
el reo, sean bastantes para decretar su prision i enjuiciamiento. La entrega
del reo se hará por la primera autoridad política del lugar en que aquel se
halle, i en caso de duda sobre el valor de los documentos que se hayan dirijido,
consultará con la autoridad superior inmediata o con el Gobierno Supremo.
369
Dolores Damarys Cordero
Los desertores del ejército o de la marina que se entreguen, conforme a
este artículo, no podrán ser castigados en su pais por la desercion cometida
sino con el aumento del tiempo de su servicio o con la diminucion (sic)
de su pré.
Los reos por delitos de traicion, rebelion o sedicion contra el gobierno
de una de las repúblicas confederadas, que se asilen en otra de ellas, no
serán entregados en ningun caso; pero podrán ser espulsados del pais en
que se hubieren asilado, o internado hasta 50 leguas de las fronteras o
costas, cuando haya motivos fundados para temer que promuevan
conspiraciones o amaguen de otra manera contra su propio pais. La espulsion
o remocion solo podrá hacerla el Gobierno de la República que haya
prestado el asilo.
Art. 15. Siempre que hayan de reunirse las fuerzas de las repúblicas
confederadas, para obrar conforme a este tratado, el Congreso de los
Plenipotenciarios acordará el continjente con que cada república deba contribuir,
sin perjuicio de que aquella o aquellas que vengan a ser el teatro de guerra,
aumenten sus fuerzas hasta donde sus circunstancias lo permitan.
El continjente de las tropas se distribuirá en proporcion a la poblacion
de las respectivas repúblicas.
Las fuerzas marítimas i los trasportes para las fuerzas que hayan de
conducirse por mar, se darán por las repúblicas que los posean, o que
tengan mas facilidades para su adquisicion, compensándose por las otras
repúblicas estos auxilios marítimos con tropa de tierra, o de otro modo,
segun las bases que se establezcan por el mismo Congreso de Plenipotenciarios,
quedando, sin embargo, en libertad las repúblicas que tengan fuerzas
marítimas, para dar en lugar de éstas el dinero equivalente, cuando sean
necesarias dichas fuerzas para obrar en el Atlántico, se hallen en el Pacífico,
o vice-versa.
Art. 16. La direccion de las fuerzas de la Confederacion, que se reunan
en una de las repúblicas confederadas, la tendrá el Jefe Supremo de dicha
República, quien podrá mandar por sí el ejército, o nombrar al Jeneral que
deba tomar el mando en jefe de él.
370
Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Los continjentes de tropas con sus trasportes, trenes i demas articulos
de guerra, los víveres i el dinero con que las repúblicas confederadas
concurran a la defensa comun, podrá pasar i repasar libremente por el
mismo territorio de cualquiera de éstas que se halle interpuesta entre la
potencia amenazada o invadida i la que preste el auxilio; i para evitar
embarazos i abusos en este tránsito, se acordarán las reglas convenientes
para los gobiernos de las repúblicas respectivas.
Art. 17. Para la indemnizacion de los gastos causados en los auxilios
que se presten las repúblicas confederadas, se observarán los principios
siguientes: si el auxilio se presta en una contienda, cuya causa sea comun e
interese directamente a todas las repúblicas confederadas, ninguna de ellas
tendra derecho a reclamar de las otras indemnizacion alguna, si el auxilio
no redundase sino en favor de alguna o de algunas de dichas repúblicas,
éstas deberán indemnizar los gastos hechos por las otras: si las fuerzas de
la Confederacion se emplearen para hacer entrar en su deber a alguna de
las repúblicas confederadas, que no hubiese observado o cumplido lo que
estuviere obligado a observar o cumplir por los tratados de la Confederacion,
solo será responsable de los gastos la República culpable.
Art. 18. Cada una de las repúblicas confederadas nombrará un ministro
Plenipotenciario para el Congreso de la confederacion establecido por el
presente tratado, que deberá reunirse por primera vez en la época que se
fija para hacer el canje de las ratificaciones; i en lo sucesivo en las épocas
que se determinen por el mismo Congreso, o por los gobiernos de las
repúblicas confederadas.
El gobierno de la república en cuyo territorio se reuniere o haya de
reunirse el Congreso de los Plenipotenciarios, considerará a estos como si
fuesen Ministros políticos acreditados cerca de él, i les prestará todos los
auxilios que demande el carácter sagrado e inviolable de sus personas, i lo
demas que necesitaren para el fácil i cumplido desempeño de su mision.
Art. 19. En la primera sesion de cada una de las reuniones ordinarias o
estraordinarias del Congreso de los Plenipotenciarios, se nombrará por él
371
Dolores Damarys Cordero
un presidente i un secretario. El mismo Congreso acordará los reglamentos
necesarios para su correspondencia i para su réjimen económico.
Los actos del Congreso serán suscritos por todos los plenipotenciarios,
refrendados por el secretario i sellados con el sello de la confederacion.
El sello de la confederacion representará un hemisferio con el continente
de la América, llevando inscritos en sus respectivos lugares los nombres
de las repúblicas confederadas, i en la circunferencia lo siguiente:
Confederacion Americana.
Art. 20. Los Plenipotenciarios de las repúblicas confederadas, como
representantes de sus respectivos gobiernos, podrán acordar entre sí todos
los tratados i convenios necesarios para favorecer i comentar los intereses
recíprocos de las mismas repúblicas, i para sostener los derechos que les
sean comunes, o cuya lesion pudiera afectarlas a todas. Pero estos tratados
de convenciones solo serán obligatorios para cada una de las repúblicas
confederadas, en aquello que haya sido estipulado con acuerdo de su
Plenipotenciario i ratificado por su gobierno.
Art. 21. El Congreso de los Plenipotenciarios de las repúblicas
confederadas, como mediador o árbitro de los negocios concernientes a
las relaciones de las mismas repúblicas, solo tendrá las siguientes atribuciones:
1ª. Acordar las medidas, decisiones i demas actos que espresamente le
estén encargados por este tratado, o por los que en adelante se celebren
entre las repúblicas confederadas.
2ª. Dar la debida interpretacion a los tratados i convenios de las repúblicas
confederadas entre sí, celebrados en el mismo Congreso, siempre que ocurran
dudas en su ejecucion.
3ª. Proponer a los gobiernos de las repúblicas confederadas, en los
grandes conflictos en que estas puedan hallarse, las medidas que en su
concepto fueren mas convenientes; i que los plenipotenciarios no estuvieren
autorizados a acordar por medio de tratados.
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Congreso Americano de Lima, 1847 - 1848.
Todos los actos de que habla este articulo podrán acordarse con el voto
de la pluralidad absoluta de todos los plenipotenciarios de las repúblicas
confederadas, i no necesitarán de la ratificacion de ningun gobierno pata
llevarse a efecto, siempre que no sean contrarios a las bases establecidas en
este tratado, o a las que se establezcan en los que en adelante se celebren.
Se entenderá que hai pluralidad absoluta de votos para los efectos de
este artículo, cuando haya un número de votos conformes, que esceda al
de la mitad de las repúblicas confederadas.
Art. 22. El Congreso de los plenipotenciarios de las repúblicas
confederadas podrá negociar como representante de la confederacion,
con los gobiernos de las potencias que lo reconozcan como tal en los
casos siguientes:
1°. Para celebrar aquellos tratados que los gobiernos de todas las
repúblicas confederadas juzgaren conveniente se celebren bajo principios
uniformes para todas ellas; bien entendido que estos tratados no serán
obligatorios sino cuando hayan sido calificados por todos los gobiernos de
las repúblicas interesadas.
2°. Para pedir i aceptar o no las satisfacciones debidas a la confederacion
por las injurias i agravios que se hayan inferido a cualquiera o a cualesquiera
de las repúblicas confederadas, i que hayan sido declarados comunes a todas.
3°. Para suspender las hostilidades en caso de guerra entre las repúblicas
confederadas i otra potencia, mientras se celebren los tratados definitivos de paz.
En los casos segundo i tercero de este artículo bastará para los acuerdos
del Congreso la concurrencia de los votos de la pluralidad absoluta de
todos los plenipotenciarios de las repúblicas confederadas. Si el acuerdo
fuere favorable al avenimiento o a la paz, i algunos de los plenipotenciarios
hubieren sido contrarios a él, las repúblicas que éstos representen quedarán
en libertad de continuar por si las reclamaciones o las hostilidades; pero en
este caso las demas repúblicas permanecerán neutrales.
373
Dolores Damarys Cordero
Art. 23. El presente tratado i el de comercio i navegacion firmado en
esta fecha, se comunicarán a los gobiernos de los Estados Americanos,
que no han concurrido a su celebracion, escitándolos para que le presten
su accesion. Los Estados de cuyos gobiernos se obtuviere esta accesion
quedarán incorporados en la confederacion, i serán en todo considerados
como si hubiesen concurrido a la celebracion de estos tratados.
Art. 24. El presente tratado será ratificado por los gobiernos de las
repúblicas contratantes i los instrumentos de ratificacion serán canjeados
en esta ciudad de Lima en el término de 24 meses o ántes si fuere posible.
En fé de lo cual nosotros los ministros plenipotenciarios de las repúblicas
del Perú, Bolivia, Chile, Nueva Granada i Ecuador, firmamos el presente
i lo sellamos con nuestros respectivos sellos en Lima, a ocho días del mes
de febrero del año del Señor de mil ochocientos cuarenta i ocho.- Manuel
Ferreiros.- José Ballivian.- D. J. Benavente.- J. de Francisco Martin.- Pablo
Merino.- Es copia, Ferreiros.
__________
SOCIEDAD DE LA UNIÓN AMERICANA DE SANTIAGO DE CHILE, Colección de Ensayos
y Documentos Relativos a la Unión y Confederación de los Pueblos Hispanoamericanos, pp. 65-81.
374
5.- Grabado de William Walker, publicado en su libro: The War in Nicaragua,
S. H. Goetzel & CO, New York: 82 Warren-St, 1860.
6.- Grabado que refleja la entrada de las tropas de William Walker en la ciudad de Granada, Nicaragua en Octubre de 1855.
(Scrapbook, John P. Heiss Papers, Tennessee Historical Society Collections).
EL TRATADO CONTINENTAL SUSCRITO POR LAS
REPÚBLICAS DE CHILE, PERÚ Y ECUADOR, 1856.
Yepsaly Hernández Núñez,
La recopilación documental1 que a continuación presentamos tiene
como temática central el Tratado Tripartito o Continental, celebrado en la
ciudad de Santiago de Chile2 y suscrito sólo por tres naciones hispanoamericanas,
Perú, Chile y Ecuador.3
Nuestra intención es ofrecerle al lector una muestra de la complejidad
que acompaña la negociación y posterior concreción de un proyecto de
unión solidaria en una comunidad tan extensa como la hispanoamericana.
Ahondaremos en las motivaciones que provocaron la convocatoria y la
firma del Tratado Continental. Describiremos las circunstancias que afrontaba
Centroamérica para el momento de la formulación del Tratado y finalmente,
reuniremos algunas visiones de políticos e intelectuales latinoamericanos
sobre la integración de los pueblos hispanoamericanos en la segunda mitad
del siglo XIX.
1 La intención primera de esta investigación fue publicar documentos del Archivo Histórico de la
Cancillería venezolana, referidos al Tratado Continental o Tripartito celebrado en 1856. No
obstante, la documentación hallada en este archivo es muy escasa. Por tal razón, el lector tendrá en
sus manos documentación ya publicada por otras instituciones como la Cancillería Peruana.
2 A pesar del fracaso atribuido al Tratado Tripartito, algunos estudiosos han considerado que este
Tratado permitió el diseño de normas y procedimientos para un proyecto de unión que privilegiaba
las relaciones entre los Estados contratantes. pp. 1-2. en: Orangel Hernández Oliveros y Luis
Gouveia Freites. La organización de los Estados Americanos y la Junta Interamericana de Defensa.
Colegio Interamericano de Defensa. Departamento de Estudios. Curso XXXIII. Washington D. C.,
Mayo, 1994. Fort Lesley J. Mc. Fair. En: http://library.jid.org/en/mono33/Hernandez-Gouveia.
pdf. Consultado el 01.02.2010 a las 10:30 am.
3 Más tarde se adhirieron los gobiernos de Costa Rica, Bolivia, Nicaragua, Honduras, México y
Paraguay.
377
Yepsaly Hernández Núñez
La unidad hispanoamericana es un tema que en el siglo XIX se enmarca
en el contexto de las invasiones consumadas en varios territorios del
continente americano y en la radicalización de la política expansionista de
los Estados Unidos, cuyos actores políticos se autoproclamaron, salvadores
del continente.4
Una de las ideologías integracionistas más emblemáticas del siglo XIX
-ampliamente discutida por políticos e intelectuales latinoamericanos- es el
hispanoamericanismo cuyas características principales son la exclusión de
los Estados Unidos de los proyectos de unión y la reiterada convocatoria a
tratados de liga y confederación a los países de origen hispano.
Los compromisos geopolíticos, económicos e ideológicos de cada
modelo integracionista -federación, confederación, unión solidaria, alianza
defensiva, etc5- varían de acuerdo a la negociación de las ventajas individuales y
colectivas de las naciones participantes. La identificación de problemas comunes
contribuye a aglutinar voluntades en pro de la unión de los pueblos.
El Tratado Continental se sustentaba en la doctrina hispanoamericanista.
Con la suscripción de éste se pretendía ...“llamar […] a todos los Estados de
la América Española con el fin de fijar las reglas que [convinieran] adoptar
en los casos de prepararse elementos en el territorio de cualquiera de ellas
para perturbar la paz interior de otra, y los medios que [debían] ponerse en
acción cuando la independencia o integridad de alguna de ellas fuese atacada
o se viese en peligro […] [garantizar] la independencia y orden interior de
cada una de estas Repúblicas, poniéndolas a cubierto de expediciones de
aventureros o de otros proyectos de dominación”6; practicar la resistencia
unida para evitar algún tipo de humillación por parte de naciones poderosas
o bien, entre las que [suscribieran] el tratado7. En definitiva, el Tratado
Continental [intentaba] “poner a los Estados hispanoamericanos en aptitud
4 Eleonora Gabaldón. El discurso de la unidad (1900 – 1930): reconciliación y cambio, la paradoja en búsqueda
de síntesis. p. 18.
5 De la combinación de formas e ideologías, surgen otros modelos integracionistas más complejos:
panamericanismo, hispanoamericanismo, latinoamericanismo, entre otros.
6 Ver documento Nº 3.
7 Ver documento Nº 4.
378
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
de rechazar cualquier invasión exterior”8, especialmente, aquellas veladas
bajo la forma de expediciones aventureras.9
Durante las negociaciones del Tratado Continental, los Plenipotenciarios
de Chile, Antonio Varas de la Barra; de Ecuador, Francisco Javier Aguirre
y del Perú, Cipriano Coronel Zegarra, resaltaron la necesidad de resucitar
el espíritu de los líderes de la independencia: luchar por el bienestar colectivo
sin tomar en cuenta las fronteras que separaban a los países americanos.
Para el año 1856, Latinoamérica se había convertido en un territorio
vulnerable en muchos sentidos: geográfico, político, económico y
armamentístico; tal situación ameritaba un esfuerzo colectivo en pro de la
seguridad de la Región. Los países hispanoamericanos debían unirse para
emprender una defensa colectiva ante posibles peligros, especialmente, los
ataques de países que bélica y políticamente resultaran más poderosos10.
La unión de las repúblicas hispanoamericanas, convertiría a cada una de
ellas en entidades más fuertes, permitiendo así que se diluyera la dicotomía
“naciones fuertes - naciones débiles”.
En los primeros párrafos del Tratado Continental está plasmado el
espíritu desde el cual se pretendió justificar la conveniencia de la unión
hispanoamericana: “La República del Perú, la República de Chile y la
República del Ecuador, deseando cimentar, sobre bases sólidas, la unión
que entre ellas existe, como miembros de la gran familia Americana, ligados por
intereses comunes, por un común origen, por la analogía de sus instituciones,
y por otros muchos vínculos de fraternidad, y estrechar las relaciones entre
los pueblos y los ciudadanos de cada una de ellas, quitando las trabas y
restricciones que puedan embarazarlos, y con la mira de dar, por medio de
esa unión, desarrollo y fomento al progreso moral y material de cada una y
de todas las Repúblicas y mayor impulso a su prosperidad y engrandecimiento,
así como nuevas garantías a su independencia y nacionalidad de sus territorios,
han considerado conducente a estos fines celebrar un Tratado de Unión
entre sí y con los demás Estados Americanos”.11
8 Ver documento Nº 6.
9 Ver documento Nº 3.
10 Americanos o europeos.
11 Ver documento Nº 12.
379
Yepsaly Hernández Núñez
No obstante, entre los ideales filantrópicos-progresistas expuestos en
el Tratado y las realidades nacionales y continentales existía una gran
brecha: “pese a sus profundas raíces históricas y a los factores geográficos,
económicos, sociales y culturales que teóricamente, permitirían concebir
una mayor unidad latinoamericana, los intentos integracionistas continúan
siendo uno de los mayores desafíos para los habitantes de la región”.12
Algunos de los factores que han contribuido al fracaso de la unidad
hispanoamericana son: la desconfianza que genera el surgimiento de liderazgos
en la conducción de las iniciativas integracionistas; la inexistencia de un
sentimiento de pertenencia continental que permita la formación de una
nacionalidad colectiva; la persistencia de conflictos interregionales, entre
ellos, las disputas fronterizas, la lucha por el dominio de los espacios
económicos y los desacuerdos ideológicos en el ejercicio político, entre otros.
El éxito de una convocatoria integracionista depende de la existencia
de una verdadera comunidad de intereses. Estudiosos en la materia han
considerado que la aspiración de alcanzar ciertos resultados “juntos” debe
contar con el apoyo de un organismo de acción colectiva y de alto rango
que estimule el proyecto de unión13. Sin embargo, si no existe una sólida
comunidad de intereses entre los países que pretenden unirse, cualquier
proyecto integracionista, independientemente del fuerte apoyo institucional,
está condenado al fracaso.
Algunas de las circunstancias de orden internacional que influyeron en
la firma del Tratado Continental fueron las siguientes: las incursiones del
filibustero William Walker en Nicaragua y la debilidad de este país y en
general, de Centroamérica para hacerle frente; las políticas de dominación
practicadas por los Estados Unidos, país que había apoyado logística y
monetariamente a Walker y finalmente, la ambición de Gran Bretaña de
conservar sus cuotas de poder en el continente a toda costa.
12 Darío Menanteau Horta. “Algunas observaciones sobre la integración de América Latina”. p.
169. En: www.iadb.org/.../e_REVINTEG_013_1973_Notas_y_Comentarios_01.pdf. Consultado el
17.11.2009 a las 11 y 30 am.
13 Luis José Acosta Rodríguez. Simón Bolívar y la integración de América Latina. Tratado de unión, liga
y confederación perpetua entre la República de Colombia, Centroamérica, Perú y Estados Unidos Mexicanos. p. 3.
380
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Teniendo en cuenta este complejo contexto internacional es conveniente
plantearse algunas interrogantes a fin de analizar la significación del Tratado
Continental:
¿Desde cuáles motivaciones se invocan los proyectos integracionistas?:
es un rasgo común de la comunidad americana apelar a la unión solidaria
cuando se tiene por cierta, una situación de peligro o amenaza colectiva.
De modo que la integración es un acto desesperado por hallar soluciones
inmediatas a problemas nacionales e internacionales que suelen ser estructurales,
es decir, que sólo pueden ser solventados a largo plazo.
El Tratado Continental de 1856 pretendió ser una respuesta colectiva a
la política expansionista de los Estados Unidos y a la ambición de cualquier
otra potencia que amenazara la integridad territorial de Hispanoamérica.
Este tratado surgió como una reacción a las andanzas de los corsarios en
Centroamérica. Y aspiraba ser un mecanismo de protección para cada una
de las naciones que lo suscribiera, por tal razón, prohibía las acciones de
hostilidad mutua y exhortaba a las naciones a resolver las diferencias a
través de medios pacíficos. Pretendía además, fomentar las relaciones
económicas y culturales entre los países de origen ibérico.14
¿Cuáles eran las “debilidades colectivas” de los países americanos para
el año 1856?. Algunos intelectuales y políticos latinoamericanos15 dieron
respuesta a esta interrogante, uno de ellos fue Justo Arosemena, quien
señaló que la vulnerabilidad latinoamericana radicaba en la inexistencia de
una nacionalidad16 sólida que defendiera los valores y condiciones “propias”
de la raza. Sin embargo, enfatizó que a pesar de esta carencia, Latinoamérica
estaba unida por “lazos morales” -religión, idioma, hábitos, vicios y virtudes- que
permitirían la consolidación de una nacionalidad común17. Por su parte,
José Carlos Mariátegui, décadas más tarde, se interesó por estudiar el tema
de la identidad hispanoamericana y en este sentido, formuló la siguiente
14 En: http://www.cema.edu.ar/ceieg/arg-rree/6/6-057.htm. Consultado el 01.02.2010 a
las 8:40 am.
15 Contemporáneos y no contemporáneos a la firma del Tratado Continental.
16 Nacionalidad en el sentido político. Arosemena sostenía que una vez consumada la integración, los
habitantes de Suramérica adquirirán el gentilicio de “colombianos”.
17 Justo Arosemena. Fundación de la nacionalidad panameña. p. 182.
381
Yepsaly Hernández Núñez
pregunta: “¿Existe un pensamiento característicamente hispanoamericano?
[…] No […] todos los pensadores de nuestra América se han educado en
una escuela europea. No se siente en su obra el espíritu de la raza”.18
La materialización de un proyecto de integración depende en gran
medida de la voluntad de los países por hallar verdaderas afinidades, pero
también, de la posibilidad de dialogar acerca de sus diferencias. Este es sin
duda, el principal desafío de la integración como proyecto político en el
sentido más amplio del término.
I.- Contexto internacional: expansionismo e invasiones.
Uno de los signos característicos del contexto internacional americano
en la segunda mitad del siglo XIX es el expansionismo norteamericano
y con él, la puesta en práctica de estrategias de penetración en distintos
países del continente. La dominación de unas naciones sobre otras podía
tener distintos rostros: territorial, ideológico o económico. Centroamérica
era uno de los flancos más frágiles del continente. Nicaragua no era la
excepción.
El 19 de abril de 1850, el Gobierno del Reino Unido y el Gobierno de
los Estados Unidos, fuertes contrincantes en el dominio y el reparto de los
territorios más vulnerables del continente firmaron el Tratado ClaytonBulwer19. Dicha suscripción los comprometía a neutralizar sus influencias
en Centroamérica y con ello, detener futuras colonizaciones. No obstante,
los expansionistas sureños no respetaron el arreglo y continuaron impulsando
la política del “Destino Manifiesto”20. Centroamérica y especialmente,
Nicaragua era un apetecible objetivo. Su dominación facilitaría la construcción
de una ruta interoceánica.
18 José Carlos Mariátegui. ¿Existe un pensamiento hispanoamericano?. p. 7.
19 Según este Tratado, ni Estados Unidos, ni el Reino Unido: a) tendrán exclusividad en el predominio
de la zona del Canal; b) EE.UU. y Gran Bretaña construirán o mantendrán fortificaciones destinadas a dominar la zona del Canal y sus inmediaciones; c) emplearán todos los recursos a su alcance
para defender el territorio cercano a la zona que atraviesa el Canal; d) una vez construido el Canal,
ambas naciones se comprometerán a defenderlo de cualquier acción o circunstancia -interrupción,
embargo, confiscación injusta- que amenace el desenvolvimiento normal de su actividad. Y finalmente, el mantenimiento de la neutralidad es una condición necesaria para garantizar el buen y
seguro funcionamiento del Canal.
20 Demetrio Boersner. Relaciones internacionales de América Latina. Breve Historia. p. 123.
382
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Las primeras décadas de la segunda mitad del siglo XIX “fueron años
en los que América Latina veía surgir peligros contra su integridad territorial
por todas partes. Había un fuerte sentimiento de hostilidad contra Estados
Unidos, plenamente justificado: su política exterior era agresiva y altanera.
La guerra contra México, las expediciones filibusteras en la zona del
Caribe y las declaraciones expansionistas de funcionarios de ese Gobierno
sirvieron para fortalecer la creencia de que el Coloso del Norte constituía
una amenaza seria para la soberanía, y hasta para la propia existencia de
las naciones hispanoamericanas”21. El objetivo geopolítico de los Estados
Unidos era anular la influencia del Reino Unido en el territorio americano
y “sustituir” el poder de éste por el suyo.
En junio de 1855, la alianza entre los liberales nicaragüenses derrotados
en la guerra civil de Nicaragua22, los hombres de negocios más poderosos
del sur de los Estados Unidos y el aventurero William Walker 23 -que
previamente había ofrecido su ayuda a Francisco Castellón, caudillo
opositor nicaragüense, hicieron posible que se ejecutara una “expedición”
a Nicaragua. Las acciones de Walker en la nación centroamericana provocaron
la salida del poder del Presidente de este país, quien fue sustituido por
Patricio Rivas, complaciente a los deseos del filibustero.
Con la primera expedición 24 de Walker vino la dictadura para los
nicaragüenses. El proyecto del filibustero era crear un centro de operaciones
que le permitiera expandir su poder por toda América Central: “el
proyecto de Walker era ambicioso y se insertaba en el esquema expansionista
estadounidense. Pensaba crear, con las cinco repúblicas centroamericanas,
un fuerte Estado federado, organizado y gobernado militarmente, para
luego, conquistar el territorio cubano. Poblaría el nuevo Estado con inmigrantes
norteamericanos, dueños de tierras trabajadas por esclavos negros. Construiría
21 Rosa Garibaldi. La política exterior del Perú en la era de Ramón Castilla. Defensa Hemisférica y Defensa
de la Jurisdicción Nacional. p. 253.
22 La guerra civil por la Presidencia entre dos partidos políticos, demócrata (apoyaban a Francisco
Castellón) y legitimista (apoyaban a Pedro Joaquín Chamorro y Alfaro).
23 Médico, abogado, periodista, militar y filibustero.
24 Nos referimos a su primera expedición en Nicaragua, no a la que realizó en La Paz, Baja California
Sur, México en 1853.
383
Yepsaly Hernández Núñez
además, un canal interoceánico para dar fluidez a las relaciones comerciales
entre Nicaragua y el Sur de los Estados Unidos”.25
El éxito del proyecto de Walker generaría múltiples beneficios para
Estados Unidos, siendo el más importante, la disminución de la resistencia
de Centroamérica a su política expansionista. Cuando la comunidad
internacional pidió explicaciones a Estados Unidos por los hechos ocurridos
en Nicaragua, éste negó categóricamente su vinculación con el filibustero.
Pero, era un hecho público la existencia de una alianza Walker - Estados Unidos.
También era conocido el respaldo económico de poderosos miembros de
sectores financieros del sur de los Estados Unidos y el apoyo de la prensa
nacional norteamericana.26
La primera incursión de Walker provocó acciones contundentes en
Centroamérica: Costa Rica, Guatemala, Honduras y El Salvador unieron
esfuerzos humanos y bélicos y le declararon la guerra al filibustero, el 01
de marzo de 1856. En esa ocasión, Centroamérica contó con el respaldo
de uno de los magnates más poderosos de los Estados Unidos, Cornelius
Vanderbilt, que anteriormente había apoyado a Walker, pero este último
infringió los términos de los acuerdos negociados con éste y en venganza,
el magnate actuó en su contra cuando tuvo la primera oportunidad.
Pocos meses después, en junio de 1856, el nuevo Presidente de
Nicaragua (Walker) inició una transformación radical que atentaba no sólo
contra la estructura política del país sino también, contra uno de los
rasgos de su identidad nacional: el idioma. Entre las medidas adoptadas
por el nuevo Presidente pueden mencionarse las siguientes: oficialización
del inglés como primera lengua junto al español; restauración de la esclavitud
negra -en evidente alianza con los estados del sur de los Estados Unidos y
también, la introducción de norteamericanos en Nicaragua para dirigir las
instituciones que conformaban la estructura del Estado.27
La resistencia centroamericana contrastaba con la radicalización de la
política expansionista del Presidente de Estados Unidos, James Buchanan.
25 Rosa Garibaldi. Ob. cit. p. 253.
26 Demetrio Boersner. Ob. cit. p. 124.
27 Rosa Garibaldi. Ob. cit. p. 256.
384
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Una de las primeras medidas ejecutadas por el nuevo Presidente norteamericano
fue la designación de un agente especial, William Carey Jones, en Nicaragua.
La misión secreta de este agente era tratar el tema de la reapertura de la
vía interoceánica nicaragüense, pero tenía “instrucciones para sustraer al
filibustero Walker y a sus secuaces”.28
Honduras, El Salvador, Guatemala y Nicaragua al mando de Costa Rica
lograron acorralar a Walker en la ciudad de Rivas, el filibustero fue rescatado
por Charles Henry Davis de la Marina estadounidense. Walker “fue juzgado
en Nueva Orleáns por infringir la ley de neutralidad, pero dejado libre bajo
la insignificante fianza de dos mil dólares”.29
Este desenlace alimentó los bríos de Walker, quien emprendió una
segunda expedición en 1857. Este segundo intento no fue exitoso. El
Capitán norteamericano Hiriam Paulding la frustró. El “expedicionario”
fue nuevamente juzgado en Nueva Orleáns, con el mismo cargo que la vez
anterior: violación de la ley de neutralidad. Tres años más tarde, en 1860,
Walker realiza una nueva incursión a Nicaragua. En esa oportunidad, la
Marina Británica sorprendió al filibustero. Walker “se encontró con
unidades navales británicas movilizadas en defensa […] centroamericana.
Fue capturado por los ingleses, quienes lo entregaron a los centroamericanos,
para ser condenado a muerte y fusilado”30. La sentencia de muerte se cumplió
en Honduras el 12 de septiembre de 1860.
Contemporáneo a los hechos antes descritos y por supuesto, a los
momentos previos a la firma del Tratado Continental, Justo Arosemena,
advirtió sobre los riesgos y peligros que causaba la fuerte presencia de
Estados Unidos en el continente. A tal respecto afirmó: [desde 1836]: “el
águila del norte dirige su vuelo hacia las regiones ecuatoriales. No contenta
ya con haber pasado sobre una gran parte del territorio mexicano, lanza
su atrevida mirada mucho más acá. Cuba y Nicaragua son, al parecer, sus
presas del momento, para facilitar la usurpación de las comarcas intermedias,
y consumar sus vastos planes de conquista un día no remoto”.31
28 Ibídem., p. 257.
29 Idem.
30 Demetrio Boersner. Ob. cit. p. 124.
31 Justo Arosemena. Ob. cit. p. 181.
385
Yepsaly Hernández Núñez
Arosemena destacó también, que las concesiones constituían un mecanismo
de dominación empleado frecuentemente por Estados Unidos. No
obstante, el panameño, no victimizó a las naciones americanas, sino que
más bien, reconoció que el otorgamiento de las concesiones se daba con
la anuencia de las clases políticas de los respectivos Gobiernos nacionales,
cuyos miembros estaban más interesados en su enriquecimiento personal
que en las responsabilidades inherentes a sus cargos.32
Durante el siglo XIX, Estados Unidos se convirtió en un actor político
de mucha fuerza en el contexto internacional, circunstancia que condujo a
las naciones americanas a plantearse la creación de una conciencia nacionalista
latinoamericana como forma de resistencia. Esta “salida” había resultado
exitosa para los Estados Unidos. Este país había dejado atrás su condición
de colonia, convirtiéndose en un ejemplo de fortaleza para las naciones
más débiles: “las antiguas colonias inglesas de Norteamérica se desarrollaron
con gran intensidad y conformaron en pocos años la nación colosal que
con poder se le enfrentaría a las potencias europeas. Estados Unidos
impulsó su expansión y predominó con su tendencia a llenar “el vacío de
poder” dejado por los europeos en su retirada. El país antiguamente colonial
se convirtió en imperialista y expansionista”.33
II.- Tratado Continental de 1856.
Las negociaciones del Tratado Continental se iniciaron el 15 de septiembre
de 1855. La motivación fundamental de esta convocatoria fue el estado
de vulnerabilidad de los países hispanoamericanos frente a la política
expansionista de los Estados Unidos y al espíritu de dominación siempre
presente en Gran Bretaña. La lucha entre estas dos naciones por conservar
el control sobre algunas regiones del continente americano, mantuvo en
permanente tensión a Centro y Suramérica.
Durante el período de negociaciones del Tratado Continental se plantearon
temas “problemáticos y polémicos”, tales como: la naturaleza defensiva
del tratado y las prácticas de dominación ejecutadas por Estados Unidos:
32 Ibídem.,. pp. 181-182.
33 Javier Ocampo López, Historia de las ideas de integración de América Latina, p. 221.
386
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
el protectorado y sus posibles consecuencias para Hispanoamérica34; la
necesidad de hallar un equilibrio entre las naciones fuertes y débiles; la
evaluación de la trascendencia del Congreso de 1848, que para muchos
había constituido un rotundo fracaso; los criterios que se emplearían para
calificar conductas ofensivas que ameritaran una defensa común, así como
también, los mecanismos utilizados para sancionar las faltas, si las hubiere;
el tratamiento que recibirían los asilados políticos y la delimitación de
las responsabilidades de los Estados en este sentido35 ; la posición de las
naciones en caso de perturbaciones de la paz interna o de amenazas
territoriales propias o de los vecinos.36
La discusión de cada una de estas materias se llevó a cabo teniendo en
cuenta que “uno de los objetos [principales] era la celebración de un
Tratado que pusiese a los Estados Hispanoamericanos en aptitud de rechazar
cualquiera invasión exterior”37. En tal sentido, era necesario, crear una
“Unión de las Repúblicas Americanas” que fortaleciera el carácter defensivo
de Hispanoamérica. De este modo, se podría enfrentar exitosamente al
filibustero Walker38. Pero, las naciones hispanoamericanas tenían una gran
debilidad geoestratégica: las deficientes vías de comunicación y la gran
extensión de su territorio.
A pesar de los desacuerdos y de las polémicas surgidas entre Ecuador,
Perú y Chile, el Tratado de Unión Continental se firmó el 15 de septiembre
de 1856, en la ciudad de Santiago de Chile.39
Algunos de los ítems más significativos del Tratado Continental son:
reconocimiento de la ciudadanía natural y garantía del resguardo de la propiedad;
exoneración del pago de impuestos a las embarcaciones -menos las de
cabotaje-; libre exportación e importación de frutos y mercaderías lícitas.
34 Ver documento N° 1.
35 Ver documento N° 2.
36 Ver documento N° 3.
37 Ver documento N° 6.
38 Germán A. De la Reza. El Congreso de Panamá de 1826 y otros ensayos de integración latinoamericana. En: books.
google.co.ve/books?isbn=9703106560. Consultado el 07.06.2007 a las 3:00 pm.
39 José Torres Caicedo. Unión latinoamericana. Pensamiento de Bolívar para formar una liga americana. Su origen y sus
desarrollos, pp. 49 - 50. Nota: Quedaba abierta la posibilidad de incorporar a otras naciones a través de la
firma de un tratado de aceptación o de adhesión.
387
Yepsaly Hernández Núñez
Estas recibirían el mismo tratamiento que las nacionales; exención de
impuestos en correspondencia oficial y particular, envío de periódicos,
folletos y diarios; igual valor tendrían los documentos y sentencias emitidas
en cualquiera de las naciones suscriptoras; convenio de mutua extradición
de reos de crímenes graves, con excepción de los delitos políticos; compromiso
de difusión de la enseñanza primaria; reconocimiento de la validez de los
títulos de profesionales, tales como médicos, abogados, ingenieros y otras
profesiones que así lo requieran; adopción de un sistema uniforme de
monedas, pesas y medidas y de tarifas de aduanas; diseño de medidas para
evitar -y sancionar- el contrabando; prohibición del uso del corso como
medio de hostilidad en el caso de conflicto o discordia; delimitación de
las funciones de los agentes diplomáticos y consulares -protección de
los nacionales- y sus exenciones y atribuciones tal como lo exige la
legislación internacional; compromiso de no enajenar, ceder o demarcar
arbitrariamente los límites o las fronteras; obligación de todas las naciones
a respetar la independencia de los países americanos, y el compromiso de
no intervenir en las situaciones internas; prohibición de emprender acciones
hostiles contra los vecinos, así como también, prohibición de practicar la
guerra en cualquiera de sus formas, entre otros.
Con respecto al tema de la defensa colectiva, el Tratado Continental
sólo enuncia que todas aquellas expediciones -por mar o por tierraprovenientes del extranjero y no reconocidas serán tratadas como
embarcaciones piratas. Todas las naciones que suscriban el Tratado están
obligadas a defender a sus vecinos ante cualquier ataque filibustero. Otro
aspecto relacionado con la defensa y seguridad es la prohibición de las
hostilidades como recurso para dirimir las diferencias o los desacuerdos
que pudieran tener lugar entre los miembros de la colectividad americana
que, por supuesto, hubieran suscrito el acuerdo.
Finalmente, se fija la duración del tratado por 10 años a partir de la fecha
del canje de ratificaciones, pero éste seguirá en vigor aún después de transcurrido
ese tiempo, si ninguno de los países suscriptores informa la intención de
hacerlo cesar con doce meses se anticipación.40
40 Ver documento Nº 12.
388
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
La distancia entre el espíritu que inspiró el Tratado Continental -la
construcción de mecanismos para la defensa colectiva- y el texto final del
documento suscrito por los Gobiernos de Perú, Ecuador y Chile es enorme
porque la mayoría de las materias abordadas en el Tratado no corresponden
estrictamente al área defensiva, sino que más bien apuntan al ámbito de las
relaciones multilaterales.
Entre las críticas que en su momento emitió José Torres Caicedo sobre
el texto del Tratado Continental están las siguientes: hincapié en aspectos
multilaterales -extradición, convenios sobre exoneración de impuestos,
tarifas aduaneras, entre otras-; postura radical y hostil hacia los Estados
Unidos y hacia las naciones regidas por monarquías, tal como era el caso de
Brasil. Pero además, Torres Caicedo, recalcó dos aspectos que no pueden
obviarse, la poca claridad que existía en el planteamiento sobre la liga de
las naciones americanas y el inconveniente que generaba el hecho de que
cada Gobierno debía dar su posterior aprobación al tratado, quedando
prácticamente sin utilidad real la suscripción del mismo.41
Cuando se leen los textos correspondientes a las negociaciones previas
a la firma del Tratado Continental42 se aprecia con claridad que las aspiraciones
del Tratado eran irrealizables porque pretendía resolver a través de un
instrumento jurídico complejas realidades nacionales e internacionales.
Suele considerarse el fracaso de los proyectos de integración como una
consecuencia de la amalgama que resulta de la unión de regionalismo,
egoísmo, ausencia de espíritu de solidaridad, entre otros. No obstante, el
principal desafío de cualquier proyecto integracionista es contribuir en
igual proporción con el bienestar colectivo de todos los países que asisten
a la convocatoria de unión.
Pensar en una posible respuesta lleva a considerar que si bien es cierto que
existen afinidades esenciales43 o “vínculos indestructibles”44, tales como la
41 José Torres Caicedo. Ob. cit. pp. 51 - 53.
42 E incluso, posteriores a la firma del Tratado en septiembre de 1856, tal como fue el caso de
Argentina.
43 Término utilizado por Ricardo Tirado Macias en la obra La cuestión Latinoamericana, p. 9.
44 Término utilizado por Manuel Ugarte en la obra El porvenir de la América Española (La raza.
La integridad territorial y moral. La organización interior), p. 123.
389
Yepsaly Hernández Núñez
raza, la lengua o el idioma, las costumbres y la historia entre los pueblos
que conforman el continente americano, también es cierto, que en el interior de
esta Región (Hispanoamérica), existe un mosaico de situaciones y problemáticas
“únicas” que requieren soluciones muy específicas que no benefician en
igual proporción a toda la comunidad hispanoamericana.
El Tratado Continental firmado en 1856 pretendió dar solución a uno
de los más graves problemas comunes: la vulnerabilidad de las naciones
americanas ante poderosas potencias como Estados Unidos y Gran Bretaña.
No obstante, el ideal de defensa colectiva se diluyó en el texto final del
Tratado porque se le dio más peso a materias tangenciales que pudieron
ser resueltas en acuerdos de menor envergadura.
Para algunos, el Tratado Continental fue una utopía destinada al
fracaso porque la mayoría de sus aspiraciones eran irrealizables: eliminar
las diferencias que pudieran existir en la comunidad americana en materia
de derechos civiles y comerciales; salvaguardar el principio de soberanía y
de ciudadanía natural de todas las naciones; erradicar la política de “países
fuertes y países débiles”; reunir en las naciones americanas las condiciones
de prosperidad y progreso propias del tiempo contemporáneo y construir las
nacionalidades americanas, para ese momento, divididas; evitar las disputas
entre los Gobiernos; resistir cualquier agresión perpetrada en el continente45.
A juicio de Torres Caicedo, la celebración de tratados parciales de alianza,
defensa y seguridad hubiera bastado para lograr el objetivo propuesto46.
No obstante, el colombiano sostiene que más allá del deseo de hallar solución
a la vulnerabilidad de las naciones americanas existía en el ambiente del
continente, mucho temor por el despliegue del poder de Estados Unidos y
Gran Bretaña al conocer la iniciativa de crear una Liga Americana47.
Los objetivos planteados en el Tratado Continental no se materializaron
tal como lo estipulaba el texto original y por ello, fue valorado como un
rotundo fracaso. No obstante, la suscripción de este documento, especialmente
“el artículo 13º, donde los Estados firmantes se comprometían a no ceder
45 José Torres Caicedo. Ob. cit. pp. 57 - 58.
46 Idem. pp. 57 - 58.
47 Ibídem., p. 59.
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El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
ni enajenar parte de su territorio a otro Estado o Gobierno”48 preocupó
enormemente a los Estados Unidos. Se estaba germinando en el continente
un espíritu de resistencia -Confederación de Estados Hispanoamericanos-,
que incluía a Brasil y excluía a los Estados Unidos.
III.- Notas adicionales sobre el Tratado Continental de 1856.
En un significativo porcentaje, los actores políticos vinculados con el
diseño de proyectos integracionistas de la segunda mitad del siglo XIX,
suelen repetir un discurso romántico que tienen por cierta, irrefutable e
inamovible una premisa que reza del modo siguiente49: todas las naciones
que componen el continente americano tienen orígenes comunes -raza,
lengua, costumbres e historia- y por ende, aspiran a un idéntico futuro que
se traduce en una perfecta armonía de los pueblos. Sin embargo, durante
las negociaciones del Tratado Continental, hubo reflexiones que merecen
ser tenidas en cuenta para valorar lo problemático y complejo que resulta
la posible materialización de un proyecto de unión que pretenda aglutinar
la voluntad de una comunidad tan extensa como la hispanoamericana.
Todas las naciones a las que les fue presentada la idea de Unión Continental
o Liga Permanente50 estuvieron de acuerdo con la materialización de dicho
proyecto. No obstante, hubo algunos desacuerdos en las deliberaciones
pre y post suscripción del Tratado Continental que hemos considerado
pertinente analizar en segmento aparte. En este caso, comentaremos la
posición del Canciller argentino51, a propósito de la evaluación del proyecto del
Tratado Continental: el 10 de noviembre de 1862, el diplomático argentino,
Rufino de Elizalde comunicó al Plenipotenciario del Perú, siguiendo las
instrucciones de su Gobierno lo siguiente: “La América independiente es
una entidad política, que no existe, ni es posible constituir, por combinaciones
diplomáticas. La América, conteniendo Naciones independientes,
48 Miguel Rojas Mix, Los cien nombres de América: eso que descubrió Colón, p. 69.
49 Esta tendencia también se manifiesta en la producción historiográfica vinculada al estudio de los
procesos integracionistas en el siglo XIX y XX.
50 José Torres Caicedo. Ob. cit. p. 53.
51 El Gobierno argentino intenta suavizar su posición escéptica reconociendo la necesidad de unir
a las naciones americanas. No obstante, los términos propuestos por el Tratado Continental no
cuentan con su respaldo. En: Congresos de Lima… Tomo I. pp. 669 - 677.
391
Yepsaly Hernández Núñez
con necesidades y medios de Gobierno propios, no puede nunca formar
una sola entidad política. La naturaleza y los hechos la han dividido, y los
esfuerzos de la diplomacia son estériles para contrariar la existencia de las
nacionalidades con todas las consecuencias forzosas que se derivan de ellas”.52
Un segundo aspecto expuesto por el Canciller argentino al diplomático
peruano es la inexistencia de la independencia de hecho en las repúblicas
americanas. Esta condición no permite el surgimiento de una comunidad
de intereses y, por ende, la construcción de una genuina conciencia colectiva.
El diagnóstico de Elizalde, como de muchos otros, es que no existen
las condiciones para la formación de una nacionalidad colectiva porque
no existe una nacionalidad en el interior de las repúblicas americanas53,
razón por la cual, es poco probable que pueda tener éxito una iniciativa
integracionista, sin antes resolver lo primero. Sobre el particular, conviene
recordar el planteamiento que en una oportunidad formulara el argentino
Manuel Ugarte: “antes de hacer nada grande, los hombres necesitan tener
la convicción de pertenecer a un conjunto homogéneo, y no a una
muchedumbre en derrota”54 .
Adicionalmente, el Canciller argentino afirma que la integración se ha
construido en base a mitos, uno de ellos, es la permanente aspiración de
las potencias europeas de apoderarse de las naciones americanas y de
destruir formas de Gobierno republicanas. A juicio de Elizalde, esta
equivocada percepción de las intenciones de Europa sobre América,
generó en la comunidad americana una suerte de enajenación que impidió
que se difundieran rápidamente en el continente las luces y que se practicara
el intercambio casi libre de productos.55
Argentina oficializa su posición, considerando que las repúblicas
americanas no se encuentran lo suficientemente maduras para emprender
52 Ver documento Nº 17.
53 Uno de los intelectuales latinoamericanos (argentino) que destacó siempre la necesidad de construir
una patria grande, para que la América Española dejara de ser una patria fragmentada fue Manuel Ugarte.
Su pensamiento es posterior al año 1856, pero lo traemos a colación porque es un heredero del espíritu
de unión que se gestó en la segunda mitad del siglo XIX.
54 Manuel Ugarte. Ob. cit. p. 100.
55 José Torres Caicedo. Ob. cit. p. 59 y documento Nº 17.
392
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
un proyecto de integración. Se inclina entonces por la celebración de Tratados
Parciales56. Las razones del escepticismo argentino con respecto al éxito
de un proyecto de integración hispanoamericana a grandes rasgos eran las
siguientes: firmar el Tratado Continental no evitaría el avance de la “amenaza”
europea; rechazar un acercamiento a Europa es negar su acción protectora
y civilizadora; los extranjeros en la República de Argentina gozan de más
derechos que los que enuncia el Tratado Continental. No obstante, el
Gobierno Argentino manifiesta su voluntad de contribuir con la defensa
de la seguridad de cualquier Estado americano, en caso de que se intente
violar su integridad, tal como lo sancionan las leyes contenidas en el
Derecho Público.57
El rechazo a la suscripción del Tratado Continental del Gobierno de
Argentina provocó disgusto y fue calificada por el diplomático peruano,
Buenaventura Seoane como “antiamericanista”, a partir de entonces, hubo
un distanciamiento entre Argentina y Perú.58
Argentina no pertenecía al grupo de los débiles y por ello, se proyectaba
como un líder del sur que podía -con la alianza de Europa- enfrentar el
creciente poder de los Estados Unidos. Pero además, Argentina tenía fuertes
vínculos comerciales con Europa, situación que la llevaba a oponerse a
cualquier tipo de enfrentamiento con los países de esta Región.
Podría juzgarse al Ministro argentino como un hombre ajeno al ideal de
la solidaridad hispanoamericana. Para algunos, como Torres Caicedo, lo
es. Pero sus consideraciones son fundamentales para la comprensión de lo
complejo que resulta aglutinar desde una misma voluntad a una comunidad
tan extensa y diversa como la hispanoamericana.
Las lecturas de estos pequeños extractos podrían ser múltiples. En
nuestro caso, nos limitaremos a resaltar algunos aspectos relacionados, a
nuestro juicio, con la no concreción de los proyectos integracionistas del
siglo XIX y probablemente, del siglo XX.
56 http://www.cema.edu.ar/ceieg/arg-rree/6/6-057.htm. Consultado el 01.02.2010 a las 8:40 am.
57 Idem.
58 Idem.
393
Yepsaly Hernández Núñez
En primer lugar que las negociaciones diplomáticas quedan en el vacío
si no las acompaña un fundamento, una voluntad que trascienda el papel
de las buenas intenciones. Las conversaciones “oficiales”, propias del ejercicio
diplomático y de fundamental importancia en la concreción de algún tipo
de acuerdo, deben dejar de lado la retórica inútil y fomentar discusiones en
las que se planteen las diferencias de las realidades nacionales de la amplia
comunidad hispanoamericana.
Un proyecto de integración, sea éste iberoamericano, latinoamericano,
hispanoamericano o continental, necesita ser diseñado desde una sincera
exposición de los motivos que puedan fomentar la unión59. Evidentemente,
ningún país tiene las mismas expectativas que sus vecinos en idéntico
porcentaje y precisamente ese es el punto desde el cual se pueden
generar prolijas negociaciones. Sólo así, podría pensarse en la resolución
de problemas estructurales que abonen el terreno para consumar cualquier
proyecto de unión solidaria.
59 Frecuentemente, las convocatorias a proyectos de unión en el siglo XIX han obedecido a situaciones
coyunturales: disputas fronterizas, conflictos bélicos, desacuerdos en torno a la política exterior de
determinado país, etc.
394
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
RECOPILACIÓN DOCUMENTAL
Nº 1
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Antonio Varas,
al Ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Juan Pablo
Rojas, comentando las consecuencias de la firma de un convenio
entre la República del Ecuador y los Estados Unidos de América.
Santiago, 30 de enero de 1855.
Santiago, 30 de enero de 1855
El Infrascrito Ministro de Relaciones Exteriores de la República de Chile,
tiene el honor de dirijirse al Exmo Señor Ministro de igual Departamento
de Venezuela, para llamar, a nombre de su Gobierno, la atención del
Gobierno de Su Excelencia al convenio ajustado en la Ciudad de Quito en
20 de Noviembre del próximo pasado (que se lee en el adjunto impreso)
entre los Plenipotenciarios del Ecuador i de los Estados Unidos: en el cual,
a mas de determinarse las condiciones de un empréstito de tres millones de
pesos que los Estados Unidos hacen al Ecuador, se estipula en el articulo
11, que los Estados Unidos prestarán su protección a las Islas Galápagos
i a toda la costa del territorio ecuatoriano, contra toda clase de invasiones,
incursiones o depredaciones que se intenten o pudieren verificarse, bien
sea de parte de alguna o algunas naciones, o bien sea de parte de algun
aventurero o cabecilla que, reuniendo jentes extranjeras, quiera apoderarse
de las Islas, o de algun puerto o caleta de las costas ecuatorianas en el Pacifico.
El Gobierno del Infrascrito ha visto en esa estipulación graves peligros
para la independencia de los Estados Unidos de la América del Sur, i ha
considerado que es un deber de todos ellos ponerse de acuerdo i tomar
en tiempo medidas eficaces para conjurar esos peligros i poner a cubierto
la nacionalidad e independencia adquiridas a costa de una larga i honrosa
lucha i de injentes sacrificios.
395
Yepsaly Hernández Núñez
El Infrascrito se limitará a señalar a V. E. los principales aspectos bajo
los cuales la protección acordada amenaza la independencia de estos Estados.
V. E. hallará otros en la séria [sic] meditación del convenio.
El simple hecho de la protección de Estados Unidos al Ecuador, introduce
en la situación respectiva de los Estados de la América del Sur una perturbación
que puede ser de perniciosas consecuencias. El equilibrio de fuerza i de
recursos de estos diversos Estados, es una garantía de paz i buena armonía
en sus relaciones. Cada cual es por sí bastante fuerte para hacer respetar,
de cualquiera de los otros, sus derechos; i no lo es tanto que pueda sentirse
dispuesto a ser poco mirado en sus relaciones, poco respetuoso a los derechos
de los Estados vecinos. Esa garantía de paz internacional, de respeto
mutuo i de buena inteligencia, desaparecerá mui pronto con la protección
estipulada. Si el Ecuador provocase invasiones o agresiones, faltando a
sus deberes perfectos, hiriendo lejitimos derechos de cualquier Estado del
Continente, esa protección indeterminada, haría mui desventajosa la situación
del Estado ofendido. No serían los elementos i recursos del Ecuador los
que habría de temer en su contra, no sería la importancia de éstos la única
que pesase en sus decisiones para vindicar sus derechos, o someterse a
la dura lei de la necesidad, resignándose a ofensas que, sin temeridad, no
podría reparar por medio de la fuerza. El Ecuador, a consecuencia de esta
protección, se coloca hasta cierto punto fuera del alcance de los medios
que para hacerse respetar, para obtener el cumplimiento de obligaciones
perfectas, tienen los diversos Estados del Continente. Si al presente no
se divisa caso en que ese mal se haga sentir, aparecerá cuando ménos se
espere en el curso, no sujeto a prevision, de los acontecimientos políticos
de la América.
Pero no es la perturbación del equilibrio de fuerza i recursos, i los peligros
que de ella pueden nacer, lo que principalmente preocupa a mi Gobierno,
es, si puede el Infrascrito expresarse de esta manera, la anulacion de la
nacionalidad ecuatoriana, la desaparición de uno de los Estados del Continente,
que ve como consecuencia inevitable, mas o ménos próxima, de la proteccion
estipulada. I lo que es peor, que con este mal coexistirá el que proceda de
la perturbación a que ántes se ha referido el Infrascrito.
396
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
El ejemplo de protectorados de esta especie no ha faltado en la historia
de las naciones, i desgraciada mente siempre ha conducido al resultado que
teme el Gobierno del Infrascrito, mas o ménos modificado. Bajo
protecciones de esa especie las naciones protejidas han perdido su nacionalidad,
su Gobierno propio, han encontrado su señor en el protector. La proteccion
de paises poderosos conduce, a poco andar, a los Estados débiles a una
sumision a voluntad extraña.
El Ecuador, sometido a la proteccion de los Estados - Unidos, tendrá á
durante algun tiempo la apariencia de Estado independiente, i en seguida
entrará a figurar como una colonia norte-americana. Pero no es este el
único mal que de aquí se seguirá. El espíritu que ha presidido al convenio
de 20 de noviembre, el ejemplo del Ecuador, i los mismos medios puestos
en juego, no dejarán de hacer sentir su influencia en otros Estados del
Continente, i si los Estados, a quienes mas o ménos de cerca amenaza este
peligro, dejan en una indiferencia culpable, consumarse este primer hecho,
si no hacen en tiempo esfuerzos para conjurar, en esta primera tentativa,
las que surjirán con el buen éxito de la presente, quizá pudiera anunciarse,
que la jeneración actual está llamada a ser testigo de actos repetidos de esa
especie, a ver con amargo pesar i con desgarrador arrepentimiento por su
imprevision en acceder al mal cuando principiaba, desaparecer sucesivamente
nacionalidades americanas, Estados que la lucha gloriosa de la independencia
hizo alzarse radiantes con el heroísmo de sus fundadores.
Después de este peligro, no hai para qué indicar otros de los que
envuelve el convenio, i que V. E. no podrá ménos de presentir con su lectura.
Que Estados hermanos se degraden, abdicando su nacionalidad, es para
el Gobierno del Infrascrito una calamidad, que no podrá ver acercarse
i desenvolverse, sin hacer todos los esfuerzos posibles para contrariarla,
para alejarla de todos los Estados sur- Americanos. I considera un deber
imperioso de todos los Estados de la América del Sur el obrar del mismo
modo; i con el designio de unir a los esfuerzos comunes que habrían de
emplearse los que él se propone hacer, ha recibido el Infrascrito órden de
su Gobierno de dirigirse al de V. E. Desde luego, el Gobierno del Infrascrito
ha resuelto representar al Ecuador los peligros que ese convenio envuelve
397
Yepsaly Hernández Núñez
para la independencia de esa República, así como para cada uno de
los Estados del Continente. Cualquiera que pueda ser el resultado de esta
representación, es paso indispensable; i según el espíritu que anima al
Gobierno i pueblo ecuatoriano, puede ser de bastante provecho. El
Gobierno del Infrascrito se propone llamar la atención del Gobierno
ecuatoriano a sus propios peligros como a Estado amigo, despertando
en él los sentimientos de nacionalidad i patriotismo; i a los de los otros
Estados, usando del perfecto derecho de poner sus nacionalidades a
cubierto de males que se ven surgir del convenio de 20 de Noviembre. Si
de esta manera se lograse influir en sus consejos, con la debida oportunidad,
pudiera, retrocediendo el Ecuador en este negocio, no llevar adelante el
convenido ajustado.
Pero este resultado no puede expresarse, sino de la accion inmediata
de ajentes diplomáticos, cerca de aquel Gobierno. Es preciso aprovechar
toda ocasión, todo incidente que favorezca el propósito, i hacer sentir de
una manera mas viva, mas en detalle, como puede hacerse en conferencias
i no en notas escritas, lo que el convenio envuelve, lo que de él tenemos.
En consecuencia el Gobierno del Infrascrito enviará en breve un Ministro
Plenipotenciario a Quito con este fin especial. Si el Gobierno de V. E.
hiciese lo mismo, pudiera obtenerse un éxito, que no darán los esfuerzos
de un Ministro solo. El interes eminentemente americano a que tratamos
de atender, hace esperar al Infrascrito, con confianza, que el Gobierno de
V. E. se apresurará a enviar su representante al Ecuador.
Si el tiempo que habrá de transcurrir ántes de poner en accion los
esfuerzos de los Estados Sur americanos en este negocio, diese lugar a
que el convenio hubiese pasado por todos los trámites constitucionales,
de manera que, por mui dispuesto que estuviese el Gobierno ecuatoriano,
no pudiese ya volver atrás, aun podrá conjurarse el peligro ejerciendo los
esfuerzos en otro campo. El convenio, según el artículo 12, debe durar
un año, si al fin de este tiempo el Gobierno ecuatoriano no fuese deudor
a los Estados Unidos. Si se lograse decidir al Ecuador a no librar por las
cantidades que el convenio le acuerda, a no hacerse deudor de los Estados
Unidos, al fin del año quedaría aquel sin efecto.
398
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Aun en el caso de haber recibido el Ecuador alguna parte del empréstito,
i su Gobierno se penetrase de cuánto importa a su independencia hacer
concluir el convenio, podrá hacer un esfuerzo para pagar, las cantidades
recibidas; i en este último caso, a los Estados interesados incumbirá entonces
facilitar al Ecuador las sumas que debiese a los Estados Unidos, concurriendo
proporcionalmente cada uno de ellos. No creo que el sacrificio que esto
demandase no sea mui debido a los intereses de la independencia americana
en cuyo obsequio se haría.
El éxito de sus esfuerzos, que solo pueden prometer frutos ejercidos
inmediatamente por ajentes de los Gobiernos a quienes interesa, depende
mui principalmente de la disposición de ánimo del Gobierno ecuatoriano.
Pero no es de dudar que, consultando el interes nacional en este convenio,
el Gobierno ecuatoriano vuelva sobre sus pasos, hecho cargo del peligro
en que quizá hizo poco alto al principio. Es además de esperar, que la
opinion del pueblo ecuatoriano se haya pronunciado contra el convenio e
influya en la marcha del Gobierno; i es indudable que cuando esa opinión
se encuentre sancionada por el voto de varios Estados, a quienes preocupan
los peligros del convenio, se muestre con mas fuerza, i ayude a los mismos
diplomáticos que vayan a hacer valer ante el Ecuador los intereses de la
América del Sur, i su derecho a asegurar su propia independencia.
Los esfuerzos amistosos pueden, en fin, recibir el apoyo de la defensa de
lejítimos derechos, i reclamarse ya como de estricta justicia contra actos
que perjudiquen a derechos tan capitales como la independencia, como la
seguridad de la nacionalidad de un Estado.
El Gobierno del Infrascrito no vacila en contar con la cooperación eficaz
del de V. E. en este grave asunto, i se limita a representar a V. E. cuánto
importa que se obre con prontitud.
Entretanto, el Infrascrito ofrece al Exmo Señor Ministro de Relaciones
Exteriores de la República de Venezuela, los sentimientos de distinguida
consideración
Antonio Varas
399
Yepsaly Hernández Núñez
Al Excmo Señor Ministro de Relaciones
Exteriores de la República de Venezuela
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Chile, 1866 - 1906; 1855 - 1904, Vol. 1, fs. 75, 75 v., 76, 76 v.,77,
77v., 78, 78v.
Nº 2
Correspondencia entre la Cancillería peruana y el Encargado de
Negocios del Perú en Chile, Cipriano Coronel Zegarra, comentando
el estado de las negociaciones previas al Tratado de Confederación
Americana y solicitando instrucciones adicionales. Santiago, 8 de
septiembre de 1855.
Legación Peruana en Chile
Santiago, 8 de septiembre de 1855
Al Señor Ministro de Estado en el
Despacho del Ministro
S.M.
El cinco de este mes, tuve, con el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores,
una conferencia en su Despacho, relativa al asunto contenido en el art. 3°
de mis instrucciones. He dicho a V. S. en mi oficio N° 40, que el Señor
Ministro había aplazado esta cuestión en dos ocasiones en que yo la había
iniciado, siempre conviniendo en lo útil del pensamiento como principio,
pero de difícil realización por las dificultades que surjian al señalarse los
medios de ejecución. Por este mismo motivo habíamos quedado siempre
de acuerdo en no proceder a escribirlo, sino cuando hubiésemos dado
solución a las dificultades que se encontraban.
”Esta importantísima cuestión me dijo el Sr. Varas, ha sido debidamente
apreciada por el Gobierno de Chile con hechos constantes y actos de
su política externa. No fué otro el motivo de la guerra a Santa Cruz, su
400
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
prestación a las medidas de defensa común, cuando estuvo formándose la
expedición de Flores en Europa, su envio de un Ministro al Ecuador, al
saberse el convenio para protectorado de los Estados Unidos sobre las
Islas Galápagos, y otros en menor escala en que ha procurado manifestar
su desaprobación por actos de violencia de los poderes fuertes con cualquiera
de los Estados Sur-Americanos. Esta misma ha sido su conducta con los
diferentes pretendientes al poder, cuando han procurado desde el exterior
volver al que han perdido por la voluntad de los pueblos que gobernaban.
Pero aunque deseoso de encontrar igual política se ha abstenido de invitar
a un tratado que ligara a todos los Estados, porque conoce la dificultad de
llevar a ejecución el pensamiento, y precisar bien las obligaciones de los que
entrasen en el Tratado. Esta dificultad es mayor en el día, a consecuencia
del mal éxito que la idea tuvo en 1848 que se reunieron Plenipotenciarios e
hicieron acuerdos de que ninguna de las Repúblicas se ha curado después.
Además de esto, creemos que en la imposibilidad de obligar a los Estados
contratantes a cumplir con las estipulaciones que se hicieran, perderían
ellos mismos el derecho que ahora tienen de manifestar su desaprobación
moral a los hechos de sus vecinos y aún el de hacer intimaciones vagas por
razón de sus intereses comprometidos en algunas cuestiones, que algunas
veces tienen suficiente fuerza para reparar o impedir el mal, por lo mismo
que son indefinidas las intimaciones y desconocida la estencion que se les
quiera dar. No sucederia así con obligaciones circunscriptas de las cuales
no podría salirse y que se quisieran eludir.
No obstante esto, el Gobierno de Chile acoje la idea y ofrece trabajar
en su realización, cuando se haya podido dar solución a las cuestiones
siguientes:
1° ¿Cuál seria el medio de hacer que la injuria inferida a una de las
Repúblicas, sea igualmente sentida por todas?
2° ¿Como y por quien, se clasificarian las injurias que deberían considerarse
comunes, y las que solo particulares?
3°¿Cual sería el medio de tratar, y por quien las cuestiones en que las
injurias se creyeran comunes?
401
Yepsaly Hernández Núñez
4° Cuál seria el medio de hacer cumplir las obligaciones que se pactaran,
y cual la estencion de estas para todas y cada una de las Repúblicas?
5° ¿Cuales serian los derechos de los Estados respecto de los asilados
políticos en los otros, y cuales las obligaciones del que diese asilo, en el
caso de conspiraciones, cruzadas armadas, etc. y cuales los medios de
reparación?
“Si el Sr. Encargado de Negocios del Perú, concluyó el Sr. Varas, que
debe haber meditado más este proyecto, quiere presentarme un plan en
el cual se salven las dificultades que se indican, yo le ofrezco ocuparme
gustoso con él en su discusión y con el deseo de llegar al resultado que se
propone”.
No conociendo yo completamente la estencion que a este pensamiento
quiera dar el Supremo Gobierno y los objetos que se propone; me he
abstenido de trabajar el proyecto, a pesar de haberlo ofrecido, esperando
que V. S. se sirva enviármelo o manifestarme sus ideas en vista de las
cuestiones propuestas. También creo indispensable que V. S. indique de
cual de los Gobiernos debe partir la iniciativa; y cual será la influencia y los
medios que deban emplearse para hacer que se presten los demás.
V. S. se servirá presentar esta comunicación a S. E. el Presidente y con
su acuerdo comunicarse las ordenes e instrucciones a que el particular he
de sujetarme.
Dios guarde a V. S.
S.M.
Cipriano C. Zegarra
Es copia: El Jefe de la Sección de Relaciones Exteriores
Juan Ezeta
_______
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 581 - 583.
402
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Nº 3
Nota del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
Chile en Quito, José J. Gana, al Ministro de Relaciones Exteriores
del Ecuador, remitiendo una comunicación enviada por el Gobierno
ecuatoriano, para discutir planes de defensa colectiva y estrechamiento
de relaciones entre las naciones hispanoamericanas. Quito, 2 de
noviembre de 1855.
Copia
Quito, Noviembre 2 de 1855
El infrascrito Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de
la República de Chile tiene la honra de participar al Exmo Señor Ministro
de Relaciones Exteriores del Ecuador que ha recibido de su Gobierno una
comunicación del tenor siguiente:
“Santiago Septiembre 14 de 1855. El Señor Encargado de Negocios del
Perú, ha invitado al Gobierno a celebrar un convenio en el cual serían
llamados á tomar parte todos los Estados de la América Española con el
fin de fijar las reglas que convenga adoptar en los casos de prepararse
elementos en el territorio de cualquiera de ellas para perturbar la paz interior
de otra, y los medios que deban ponerse en acción cuando la independencia
ó integridad de alguna de ellas fuese atacada o se viese en peligro.
“Aunque el Gobierno concibe que habría dificultades para la reunión
de representantes de los diversos Estados de la América Española, para
celebrar un convenio de efectos jenerales sobre los puntos indicados, cree
sin embargo que los Estados que se han mostrado más deseosos de establecer
algunas reglas sobre la materia entre los cuales cuenta al Ecuador, podrán
celebrar un convenio y someterlo después a la aceptación de los demás
Estados que en el acuerdo no hubiesen tomado parte. Como desde luego
se muestra dispuesto a entrar en arreglos de esta clase de Gobierno
Peruano, si el de esa República tuviese en Chile un ajente diplomático
habría ya tres Gobiernos que pudieran sentar las bases. Si por su parte el
Gobierno Ecuatoriano invitase á los Gobiernos vecinos á enviar también
403
Yepsaly Hernández Núñez
sus representantes, se podría ganar tiempo y dar al Convenio de que se
trata el apoyo de mayor número de Estados, sin las demoras que exijiese el
ponerse de acuerdo a cerca del punto de reunión.
U.S. pondrá esta nota en conocimiento del Gobierno Ecuatoriano, por
si estuviese dispuesto á aprovechar esta oportunidad de satisfacer el
interés que siempre ha manifestado por que tratados solemnes den nuevas
garantías á la independencia y órden interior de cada una de estas Repúblicas,
poniéndolas á cubierto de espediciones de aventureros ó de otros proyectos
de dominación. Si el Gobierno Ecuatoriano aceptase esta idea, podría con
los del Perú y Chile tomar la iniciativa, si es que desde luego no se prestase
á ello alguna de las otras Repúblicas á quienes se invitare”.
“Como el objeto principal que se proponía el Gobierno en la celebración
del Tratado, para el cual ha ofrecido á U.S. enviar instrucciones, era consignar
en él algunas estipulaciones relativas á los dos puntos arriba indicados, y
como por el medio propuesto en esta nota se puede lograr el mismo objeto
de una manera más eficaz y satisfactoria, sobre todo debiendo tomar parte
el Perú, he creído conveniente suspender la remisión de las instrucciones, cuya
redacción ha ofrecido embarazos, por la falta de antecedentes y documentos
para conocer como era necesario la lejislación comercial y aduanera de esa
República. Si el Gobierno Ecuatoriano se decidiese a enviar un Agente
a Chile, podría ajustarse con él, el Tratado de comercio y navegación al
mismo tiempo que se llenase el objeto principal de que me he ocupado en
esta nota”.
El infrascrito cumpliendo con las prevenciones de su Gobierno, tiene
la honra de poner en el conocimiento del Exmo Señor Ministro de Relaciones
Exteriores la nota que antecede, aprovechando esta oportunidad de
reiterar las consideraciones de distinguido aprecio con que se complace en
suscribirse de S. E. atento seguro servidor,
José J. Gana
___________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830 - 1880, Vol. 121 - 1, fs. 16, 16 v., 17.
404
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Nº 4
Nota del Encargado de Negocios de Perú en Chile, Cipriano Coronel
Zegarra, al Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Antonio
Varas de la Barra, remitiendo para su consideración, las bases del
Tratado Americano que ha diseñado el Gobierno del Perú. Santiago,
28 de noviembre de 1855.
Legación Peruana en Chile
Santiago, 28 de Noviembre de 1855
Al Ministro de Relaciones Exteriores
S.M.
En una conferencia privada con el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores
de Chile, se renovó el asunto del Congreso de Representantes de todos los
Estados Sur- Americanos; y sobre el cual había ofrecido yo formular un
proyecto a indicación de dicho Ministro, según lo he comunicado a V. S.
anteriormente.
En cumplimiento de esa oferta, escribí los artículos contenidos en la
adjunta copia, y que el Sr. Varas me hizo dejarle para meditar sobre su
contenido.
Como en este negociado no se ha procedido aun a nada oficial, yo espero
las indicaciones de V. S. antes de aceptar o examinar las que por su parte
pueda hacer el Gobierno de esta República. Del resultado cuidaré de dar a
V. S. cuenta oportunamente.
Dios guarde a V. S.
S.M.
Cipriano C. Zegarra
Es copia: El Jefe de la Sección de Relaciones Exteriores
Juan Ezeta
______
Anexo:
405
Yepsaly Hernández Núñez
Bases del Tratado Continental presentadas por el Encargado de
Negocios del Perú en Chile, Cipriano Coronel Zegarra, al Ministro
de Relaciones de Chile, Antonio Varas de la Barra. 1855.
(Copia)
1° El Gobierno de Chile y el Gobierno del Perú se comprometen a procurar
por todos los medios que les dan su situación y relaciones, la reunión de un
Congreso compuesto de Plenipotenciarios de las repúblicas Sur - Americanas,
en el lugar más central o más a propósito que se acuerde.
2° El objeto de este Congreso será formar un Tratado para asegurar la
Independencia de todas y cada una de ellas, contra toda pretensión que la
amenaze, ya sea abierta, ya encubiertamente.
3° Combinar la resistencia unida, a los ataques de los poderes fuertes, que
aunque sin amenazar su independencia quieran humillarlas con pretensiones
exajeradas, apoyadas en la fuerza.
4° Este Congreso declarará cuál es el caso en que deben obrar todas unidas,
a fin de que con esta declaración, se haga efectiva para todas la obligación
contraída en el Tratado Jeneral.
5° Recibirá de la República que fuere atacada o amenazada, todos los
documentos que acrediten la injusticia del ataque para que el Congreso en
vista de ellos decida si los demas deben prestar su cooperación.
6° Resolverá si alguna de las Repúblicas por cualquiera de sus actos,
quebranta el Tratado común; y la resolución del Congreso será apoyada
por todos los Estados de la Liga.
7° Decidirá si al hacer Tratados especiales entre los Estados de la Liga, se
infringe algún artículo del tratado jeneral, e invitará en ese caso a las dos
partes contratantes a que por vías diplomáticas se subsane la falta. Si el
Tratado fuere entre una de las Repúblicas Sur - Americanas y una potencia
extraña, representará a la República para que negocie la cancelación del
artículo o artículos que se opusieren al Tratado Jeneral.
8° Declarará la necesidad de intervenir amigablemente los Gobiernos
contratantes, o intervenir el mismo Congreso, en que cualquier motivo de
406
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
guerra entre las Repúblicas Sur - Americanas se decida por las vías de la
negociación y sin jamás recurrir a las armas.
9° El Congreso no podrá incluir en el Tratado Jeneral artículo alguno que
diga relación al orden interior y modo de gobernarse de cada una de las
Repúblicas, ni a intervención activa ni armada, en el desgraciado caso de
guerra civil en cualquiera de ellas. Y por el contrario estipulará espresamente
la no intervención en las contiendas civiles. Pero podrán estipular que no
consentirán a ningún partido, y bajo ningún pretexto, el que haga en el
territorio de los Estados Contratantes, por medio de los emigrados o sus
agentes, armamentos hostiles; y antes bien se impondran la obligación de
destruir los que se les denunciaren y retirar a sus autores a un punto desde
el cual no puedan hacer daño al vecino, quitando y embargando todos los
artículos de guerra que se hubiesen reunido para la invasión; sin perjuicio
de castigar a sus autores conforme a las leyes que cada una de las Repúblicas
hubiesen dictado contra los que violaren el asilo o abusaren del que se les
concede.
10° Llegado el caso de guerra general de todos los Estados Contratantes
los gastos que ella ocasionare se harán por todos en proporción a sus rentas,
que serviran de base para la repartición de ellos; entendiendose que entre
los gastos han de considerarse los valores que se calculen a los buques de
guerra, transportes y artículos de guerra de todo género, teniendo también
en consideración el contingente de tropas que se diere.
El Congreso declarará que no llegarán a este caso extremo sino cuando
se hayan agotado los medios de obtener justicia de otro modo y después
de emplear sin fruto la alza de tarifas, clausura de puertos y no admisión
de mercancías del Estado que hiciere la ofensa.
11° En el tratado jeneral se garantizarán mutuamente las Repúblicas
Contratantes el territorio que actualmente poseen no solo contra los
poderes extraños sino también entre ellas mismas.
12° El Congreso fijará la inteligencia de algunas doctrinas del derecho
internacional diferentemente adoptadas o entendidas, y establecerá reglas
fijas en los casos que ocurran en las relaciones entre las Repúblicas contratantes
407
Yepsaly Hernández Núñez
a fin de que las practiquen entre sí uniformemente procurando en los tratados
que celebren con otros poderes, consignarlas como artículos de dichos
tratados. Los demás puntos que se crean necesarios y se hayan omitido,
podrán agregarse llevando siempre la idea de que algunas de las cuestiones
o dificultades que se presenten, puedan dejarse a la resolución del Congreso
y a las disposiciones de cada Gobierno cuando los trabajos comunes les
sean presentados.
Es copia: Zegarra
Es copia El Jefe de la Sección de Relaciones Exteriores
Juan Ezeta
___________
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 583 - 586.
Nº 5
Nota del Encargado de Negocios de Perú en Chile, Cipriano Coronel
Zegarra, al Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Antonio Varas
de la Barra, manifestando su satisfacción por el nombramiento de
una comisión que discutirá el Tratado Continental. Santiago, 11 de
marzo de 1856.
Legación Peruana en Chile
Santiago, Marzo 11 de 1856
Señor Ministro de Relaciones Exteriores
S.M.
Por la apreciable comunicación de U.S., fecha 12 del mes próximo
pasado, me he impuesto, con la debida satisfacción de la medida tomada
por S. E. el Libertador sobre el proyecto de Tratado Continental. El bien
408
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
conocido patriotismo y los talentos é instrucción de los SS. nombrados
para componer la Comisión, satisfarán, como es de esperarse, la necesidad
sentida por los pueblos Sud-Americanos de uniformar su política, asegurar
sus instituciones liberales, y arreglar, por un perfecto acuerdo, sus demás
comunes intereses, dejando así cumplidos los deseos y satisfecho el anhelo
de S. E. el Libertador sobre este importante negocios.
Dios guarde a US.
S. M.
Cipriano C. Zegarra
______
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. p. 587.
Nº 6
Nota del Encargado de Negocios del Perú en Chile, Cipriano Coronel
Zegarra al Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José María
Seguín, informando que desconoce los pormenores de la misión
que cumple el Enviado Extraordinario del Ecuador en Chile, Francisco
Javier Aguirre, pero que se encuentra investigando al respecto.
Santiago, 14 de abril de 1856.
Legación Peruana en Chile
Santiago, Abril 24 de 1856
Señor Ministro de Relaciones Exteriores
S.M.
Por un órgano especial quise informarme del mismo señor Ministro Varas
cuál era el objeto de la misión del Enviado Extraordinario del Ecuador,
cerca del Gobierno de esta República; y habiendo en efecto verificádose
mi pregunta, contestó aquel que no sabía nada, porque hasta ahora el señor
Aguirre no se había explicado sobre el particular. Sin embargo, y con
posterioridad á esto, en una conversación, con el General Gana, el Ministro
409
Yepsaly Hernández Núñez
Ecuatoriano dió á conocer, de un modo explícito, que uno de los objetos
de la misión era la celebración de un Tratado que pusiese a los Estados
Hispano-Americanos en aptitud de rechazar cualquiera invasión exterior.
De los términos de esta conversación, se infiere que la misión ecuatoriana
tiene todavía algún otro objeto más en especial, que, no dudo, podré en
breve dar cuenta de él a US con una entera certidumbre.
Dios guarde a V. S.
S. M.
Cipriano C. Zegarra
______
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 591 - 592.
Nº 7
Nota de la Legación peruana en Chile a la Cancillería de Perú,
remitiendo las observaciones del Gobierno de Chile a las bases del
Tratado Continental presentadas por el Gobierno de Perú y por otras
naciones. Santiago, 5 de mayo de 1856.
Legación Peruana en Chile
Santiago, mayo 5 de 1856
Señor Ministro de Relaciones Exteriores
S. M.
He dado cuenta a V.S., en comunicaciones anteriores de que, conforme
a las órdenes del Gobierno Supremo, había propuesto al Gobierno de Chile
la formación de un Congreso Americano, y las bases bajo las cuales podría
reunirse, y que de una manera extraoficial, presenté al Ministro y envié a
V.S. en copia. También he participado a V.S. la prestación de este Gobierno
a la idea en jeneral; pero rechazando algunos artículos de aquellas bases
por la imposibilidad de ejecución, en concepto del Gobierno Chileno, así
como la promesa de presentarme aquellas bajo las cuales podría llevarse a
cabo el pensamiento.
410
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
En este estado, recibí copia de la nota reservada, que con fecha 3 de
marzo último, dirijió a V.S. el Señor Ministro de la República en Estados
Unidos sobre el asunto mismo; y prevenciones de V.S. para dar conocimiento
de ella al Gabinete de Santiago y llamar su atención al importante asunto
de la reunión de un Congreso que salve las nuevas Repúblicas de las
dificultades, en que puede colocarlas el aislamiento en que se encuentran.
Llené las órdenes de V.S., y así lo comuniqué, en fecha 14 del pasado Abril.
Este incidente ha producido el inmediato cumplimiento de la oferta que
me había hecho el Señor Ministro, de pasarme de un proyecto de bases,
bajo el mismo carácter del mío, es decir privado y extraoficial.
Al dirijimerlo el S. Ministro, en 2 del actual, con una nueva carta particular,
me dice en ella lo siguiente: “U. verá que me separo algo de las bases
formuladas por U. y de las que se me mandaron de Washington; pero
me parece que llenan el objeto y hacen más practicable la Unión”. En la
misma carta me manifestaba el deseo de que después de impuesto de su
contenido, procure una conversación con él, en la cual me daría las razones
para separarse en mucha parte de mi primer proyecto y del memorandum
preparado en Washington. Las bases estan contenidas en los tres pliegos
que incluyo a esta comunicación, y la conversación y esplicaciones del Sr.
Ministro serán objeto de la continuación de esta nota.
El Gobierno de Chile, me dijo el Sr. Ministro, no puede entrar en el
pensamiento de la reunión de un Congreso bajo la base de Alianza ofensiva
y defensiva, porque conoce que de ese modo es imposible, y porque ese
ha sido el escollo en que se ha tropezado siempre, y el que ha hecho no
llegar a ser un hecho esta idea. De allí provino el no haber dado resultado,
ninguno, el de Panamá; el que se propuso por México en 1835 y el de 1848,
cuyas estipulaciones bajo esas bases, ninguna de las sesiones quiso aprobar
después. Otro inconveniente de esta idea, es el animo hostil que ella manifestaría
respecto a las potencias fuertes, que sin embargo la despreciarían por la
imposibilidad de realizarse: 1° por las grandes distancias que separan a los
Continentes; 2° por la debilidad de ellos aun reunidos; y, 3° por la dificultad
de auxiliar a uno por ejemplo en el Atlántico, por los Confederados del
Pacífico, cuyas fuerzas son insuficientes, aun para la defensa de su propio
territorio, atacado como sería desde que hiciese conocer su actitud hostil.
411
Yepsaly Hernández Núñez
Este inconveniente procuro salvar en mi proyecto formulando la prestación
de mutuos auxilios contra esas expediciones de descontentos y aventureros,
que es el principal riesgo actual y con la estipulación de reunir el Congreso
de Plenipotenciarios cada tres años al menos, a fin de que según las
circunstancias en que puedan encontrarse estas Repúblicas, obrarían
conforme a las aspiraciones y necesidades del momento: que más útil sería
en ese caso, cualquiera medida de alianza, que la que formuláramos ahora,
y sólo serviría de motivo u origen de dificultad a un pensamiento tan útil.
Desde que el S. Ministro se separaba completamente de la base de mis
instrucciones, yo debí abstenerme de todo compromiso, y limitarme a
ofrecerle, como se lo indiqué, a someter su proyecto con el mismo carácter
de privado al conocimiento de V.S. cuyas órdenes esperaría.
En ese momento, y recordando yo, que el Gobierno de Chile negociaba
un Concordato en Roma, cuyas estipulaciones se quisieran hacer servir de
punto de partida para iguales convenios con las demás Repúblicas, interpelé
al S. Ministro, sobre si su Gobierno tendría inconveniente para fijar las
bases, la uniformidad de todos los Confederados para exijir el reconocimiento
de parte de la Silla Apostólica de los Derechos del Patronato, como lo ejercían
actualmente los nuevos Estados y lo habían ejercido el Rey de España y
sus Autoridades en América; y el Sr. Ministro me contestó, que no habría
inconveniente, porque en este sentido había dicho a su Ministro de que
procediese en el asunto.
Al terminar me dijo el S. Ministro que pensaba someter las bases que me
había pasado, al conocimiento de todos los Representantes de Gobiernos
Americanos en Chile y de reunirlos privadamente para conferenciar sobre
dichas bases a fin de que con las observaciones que me hiciesen en aquellas
reuniones privadas y acordados los puntos principales se procediese a
formular oficialmente un tratado con los presentes, y que aprobado por
los Gobiernos de ellos, fuese sometido indistintamente y por cualquiera de
los interesados, a los demás, para que por medio de un tratado especial, o
por una adhesión hecha con las formalidades correspondientes prestasen
su aquiescencia al convenio para ser tenidos como partes y concurrir en
consecuencia al Congreso con su Plenipotenciario. Estos Representantes
412
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
son actualmente el del Brasil, la Confederación Argentina, el Ministro del
Ecuador y yo. Contesté al S. Ministro que consideraba bueno el pensamiento
como medio para apresurar la reunión, y que por mi parte no tendría
embarazo a concurrir a las reuniones, extraoficiales, que indicaba y de que
siempre daría cuenta a mi Gobierno.
Este es el estado de tan importante negociado, y yo no dudo podría
llevarse a cabo en un tiempo próximo al ver la decisión de este Gabinete, y
las instancias que en mi concepto se están haciendo por parte del Ministro
Ecuatoriano.
Todo lo cual tengo el honor de comunicar a V.S. para que se sirva elevarlo
al conocimiento de S.E. el Libertador Presidente y con su acuerdo pueda
transmitirme las órdenes precisas a que deba sujetarme.
Dios guarde a V.S.
S.M.
Cipriano C. Zegarra
Es copia
El Jefe de la Sección de Relaciones Exteriores
Juan Ezeta
_________
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 592 - 595.
413
Yepsaly Hernández Núñez
Nº 8
Nota del Encargado de Negocios del Perú en Chile, Cipriano
Coronel Zegarra, al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, José
María Seguín, informando que ha cumplido las instrucciones de su
Gobierno en lo concerniente al seguimiento de los proyectos
presentados por varios países en torno a la reunión de un Congreso
Americano. Santiago, 12 de junio de 1856.
Legación Peruana en Chile
Santiago, 12 de junio de 1856
Señor Ministro de Relaciones Exteriores
S. M.
Las órdenes que me transmite US, en su respetable comunicación de 28
de mayo último, por acuerdo de S. E. el Libertador, para dar conocimiento
de los tres proyectos formados, para servir de base á la reunión de un Congreso
Americano, han sido cumplidas por mi parte con los señores Rego
Monteiro, Encargado de Negocios del Brasil y el señor Lamarca Encargado
de Negocios de la Confederación Argentina. Ambos han remitido antes
de ahora, a sus respectivos Gabinetes, los proyectos reunidos formados en
esta República y en Washington y esperan próximamente las instrucciones
de sus correspondientes Gobiernos. El otro diplomático interesado, es el
señor Aguirre por el Ecuador, y con quien no me he comunicado, por
que bajo pretexto de estar interrumpidas las relaciones diplomáticas de su
Gobierno con el del Perú, no ha cumplido, respecto á esta Legación, con
las reglas que la etiqueta diplomática prescribe. Pero sé, por el intermedio
del señor Varas, Ministro de Relaciones Exteriores, que acepta las bases
presentadas por el Ministro de Chile, reservando para todos el derecho de
modificarlas con presencia de los otros proyectos y de los demás objetos
que pudieran ocurrir en la discusión cuando llegue el caso de tratarse sobre
este particular de un modo oficial.
Las opiniones, pues, que los Gobiernos del Brasil y Confederación
Argentina transmitan a sus representantes en Chile, me serán comunicadas
luego que lleguen y cuidaré de ponerlas en conocimiento de US.
414
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Dios guarde á U. S.
S.M.
Cipriano C. Zegarra
_______
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 596 - 597.
Nº 9
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, José María
Seguín, al Encargado de Negocios del Perú en Chile, Cipriano Coronel
Zegarra, dando instrucciones para la pronta negociación y conclusión
del Tratado Continental. Lima, 26 de julio de 1856.
Lima, 26 de julio de 1856
Señor Encargado de Negocios del Perú
cerca del Gobierno de Chile
Ha consagrado el Libertador Presidente la meditación más detenida al
proyecto de Bases para Unión de los Estados Americanos, que se sirvió
presentar confidencialmente a V.S. el S. Ministro de Relaciones Exteriores
de esa República y a fin de obviar toda dificultad a esa Unión, que
tantas esperanzas entraña, y dar al Gobierno de Chile una nueva prueba
de perfecta y cordial armonía, en cuanto a ambas Repúblicas concierne, ha
aceptado S.E. las mencionadas bases, con las muy lijeras modificaciones
que verá V.S. en los tres pliegos que le incluyo; y me ha ordenado dar a V.S.
para la inmediata negociación, y conclusión del Tratado Continental, las
siguientes instrucciones:
1° Cree el Presidente en gran manera asegurada la instable paz actual de
las Secciones hispano-americanas en los artículos que condenan las
expediciones de aventureros, organizadas contra los Gobiernos establecidos
y estipulan se dé por todos los de la Liga el tratamiento de piratas a los
caudillos de dichas expediciones y a cuantos las compongan.
415
Yepsaly Hernández Núñez
Pero el convencimiento de la debilidad de nuestras Repúblicas, en
presencia de los Estados poderosos, y el deseo de impedir, mediante el
respeto que inspire la unión cordial de todas, las desmesuradas exijencias
de dichos Estados, han sido y son ahora, el orijen de la idea de una
Liga común. Las bases del Sr. Varas podrán preservar en muchos casos
a nuestros países de sus discordias intestinas: pero los dejan en su actual
aislamiento respecto de la injusticia, de los ataques, de las humillaciones
a que se hallan expuestos de parte de las grandes potencias. Y no cree S.
E. que adhieran al proyecto las Repúblicas de la América-Central, que no
verán ningún auxilio en las bases, para el caso no muy remoto al parecer,
de que los Estados Unidos, declaren a cualquiera de ellas la guerra en apoyo
de Walker o con cualquier otro pretexto, y emprendan activamente sus
conocidos planes de anexión.
Por lo que hace al Brasil, ninguna ventaja de importancia manifiestan
ofrecerle las bases del Sr. Varas.
En fuerza de estas consideraciones desea el Presidente que conferenciando
V. S. de nuevo con el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores, le proponga la
inserción en el Tratado de uno o más artículos que hagan causa común, si
lo resuelve el Congreso general, en vista de la prolija exposición correspondiente,
la de uno de los Estados, ofendido o atacado injustamente por cualquiera
nación que no forme parte de la Liga y que se haya negado a toda propuesta
de pacífico avenimiento. Los Estados Confederados deberán entonces
reputar y tratar como enemigo común al injusto agresor, cerrarle sus puertos
y prestar al ofendido los auxilios que el Congreso designe. Si ese Gobierno
persistiese en no aceptar esta indicación, puede V. S. sin embargo proceder
a la celebración del Tratado.
2° En la base sexta me ha ordenado S. E. hacer pequeña alteración que
verá V. S., a fin de evitar abusos en el giro de la correspondencia particular
y para que todos los que reciben el servicio de las estafetas públicas, no
dejen de contribuir, aunque sea de una manera casi insensible, al pago de
sus empleados.
416
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
3° Ha juzgado el Presidente de muy difícil realización la absoluta uniformidad
del sistema de enseñanza científica y literaria en todas las Repúblicas, que
se estipula en la base 7º. Los progresos de cada una solo pueden ser resultado
del lento desarrollo de sus propios recursos morales y materiales, y de
circunstancias especiales que nunca podrán reunir en el mismo grado
todos los Estados de la Liga.
4° En cuanto a la base 8° no faltaría razón para quejarse a las potencias de
Europa de que se sujetase a examen ríjido a los profesores de Ciencias o
Artes, aprobados por las Universidades, y se excusase de toda formalidad
para ejercer libremente su profesión o industria en todos los Estados de la
Liga a los examinados en cualquiera S. E. ha creído pues que ambos artículos
no debían considerarse en el Tratado, y los he omitido en las bases.
5° El asesinato del Jefe de una Nación, el pacto hecho con otro para entregarle el
todo o parte de la patria no son delitos que deben comprenderse en la categoría
de los comunes: por esto los he exceptuado, de órden del Libertador, de
los que pudieran calificarse de delitos políticos, conforme a la base 10° del
Sr. Varas y 8° de las que envío a V. S.
La segunda parte de la base 12° (14° del Sr. Varas) es una aclaración que
S. E. estima innecesaria, y en la cual puede V. S. consentir si el Gobierno
de Chile lo juzga de importancia:
6° He puesto en términos mas claros el final de la base 13° (15° del Varas).
La distancia suficiente de la frontera a que se expresa serán alejados los
emigrados que perturben la tranquilidad de un Estado de la Liga, caso que
éste lo solicite, puede dar mérito a interpretaciones que contraríen el artículo.
7° En la base 22° (24° del S. Ministro de Relaciones Exteriores) se puede
señalar que desde ahora para la primera sesión del Congreso el Imperio del
Brasil, que por su rango y la independencia y las seguridades que prestaría
a los Plenipotenciarios, es digno de este honor. En lo sucesivo serviría de
regla para designar el lugar de la reunión periódica del Congreso la procedencia
de unos Estados respecto de otros en el ajuste del Tratado verificándose por
consiguiente la primera en Lima y la segunda en Santiago.
417
Yepsaly Hernández Núñez
8° El artículo 24° del Tratado (28 del Sr. Varas), puede rectificarse disponiendo
que ajustado el Tratado, se comunique por cada uno de los Estados que lo
firmen a todos los demás Estados Americanos, a fin de que puedan tomar
parte en la Liga mediante su formal adhesión.
Por lo demás, queda V. S. plenamente autorizado para acordar con el S.
Ministro Plenipotenciario, que ese Gobierno se sirviese nombrar, cuanto
sea conveniente a la forma que hay de darse al Tratado y a la más correcta
y precisa redacción de sus artículos.
S. E.
José M. Seguín
Es copia
El jefe de la Sección de Relaciones Exteriores
Juan Ezeta
______
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 598 - 600.
Nº 10
Bases para la Unión de los Estados Americanos propuesta por el
Gobierno de Chile.
1º Que los ciudadanos o naturales de cualquiera de los Estados ligados,
gozen en el territorio de los otros, del tratamiento de Nacionales, con toda
la latitud que permitan las leyes constitucionales de cada Estado.
2º Que las naves de cada Estado, en los mares, ríos, costas o puertos de
cualquiera de los otros, gozen de los mismos privilejios exenciones o
concesiones que las naves nacionales, y que no sean gravadas con otros
impuestos o restricciones, que los que gravaren las naves nacionales;
esceptuandose el comercio de Cabotaje.
418
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
3º Que la importación o exportación de frutos o mercaderías en naves de
cualquier Estado de la Liga, sea tratado en el territorio de los demás Estados,
como si hubiera sido en naves Nacionales.
4º Que los Estados se convengan en adoptar, y adopten un sistema uniforme
de pesos y medidas.
5º Que igualmente adopten un sistema de moneda uniforme, tanto en la
base, como en la ley y en las subdivisiones monetarias.
6º Que la correspondencia pública o particular, despachada franca de porte
por las oficinas de Correos de uno de los Estados, destinada a cualquiera
de los otros, o en tránsito por su territorio, gire libremente y con seguridad
y sin pagar la primera ningún derecho o impuesto por los Correos o Postas
de dicho Estado, y pagando la segunda, el menor porte posible, a fin de
que en alguna manera contribuya al sostenimiento de los empleados de la
renta. No pagarán tampoco ningún porte, aunque no tengan nota de francas
los diarios, periódicos o folletos remitidos de cualquiera de los Estados.
7º Que los documentos otorgados en cualquiera de los Estados, las
sentencias pronunciadas por sus Tribunales, y las pruebas rendidas en
forma legal, surtan en los demás Estados los mismos efectos que los
documentos; sentencias o pruebas otorgadas, pronunciadas o rendidas en
su propio territorio.
8º Que se concedan la extradición mutua de los reos de crímenes atroces,
que pertenecieren a uno de los Estados y se hallaren aislados o se encontraren
en el territorio de cualquiera de los otros; con escepción de los reos de
delitos políticos, no incluyéndose en estos los de alta traición a la patria, a
cualquiera de los Estados de la Liga o a todos ellos.
9º Que respecto de las funciones, privilegios y atribuciones de los Agentes
Diplomáticos o Consulares se establezcan principios comunes precisos y
determinados, conformándose a los principios generales de derecho
internacional.
10º Que los Ajentes Diplomáticos y Consulares de cualquier Estado presten
a los Ciudadanos de cualquiera de los Estados de la Liga la misma
419
Yepsaly Hernández Núñez
protección que a sus nacionales, en los puertos o lugares en que aquellos
no tuvieren Agentes Diplomáticos o Consulares de su propio país.
11º Que se convengan en trabajar por uniformar sus leyes de Aduanas y
tarifas, y en adoptar reglas uniformes con relación al Comercio marítimo
y en especial al de los neutrales en caso de guerra, y que, en consecuencia,
adopten como regla en sus relaciones comerciales que la bandera cubre
la mercadería, y que la propiedad neutral es libre, cualquiera que sea la
bandera que la cubra, con escepción de los artículos de contrabando y
que renuncien al empleo del corzo en caso de guerra, como un medio de
hostilidad que la civilización actual del mundo condena, y se convengan en
tratar como piratas a los que lo hicieren.
12º Que, a favor de la Independencia de todos, cada uno se obligue y
comprometa a no ceder ni enajenar bajo ninguna forma, a otro Estado
o Gobierno, parte alguna de su territorio, ni a permitir que dentro de
él se establezca una nacionalidad diversa de la que al presente domina y
a no reconocer con ese caracter a la que por cualquier circunstancia, se
estableciere.
13º Que cada Estado se obligue y comprometa a respetar la Independencia
de todos los demás, y, en consecuencia, a no permitir y a impedir por
todos los medios que estén a su alcance, que en su territorio se preparen
elementos para obrar hostilmente contra cualquiera otro; que se enganche
o reclute gente, que se acopie armamento que se apresten buques, que los
emigrados o asilados abusen del territorio con maquinaciones o trabajos
dirijidos a perturbar el orden o a atacar el Gobierno de otro Estado y a que
en caso de que dichos emigrados o asilados den justo motivo de inquietud
y alarma a un Estado, se les alejará si lo solicitare, de la frontera a distancia
tal que baste a disipar en él todo recelo.
14º Que las agresiones o invasiones dirijidas contra cualquiera de los
Estados por fuerzas terrestres o maritimas, procedentes de país extranjero,
sea que se componga de naturales del país contra quien se dirijen, o de
extranjeros, y que no obren como fuerzas pertenecientes a un Estado o
Gobierno reconocido de hecho o de derecho y que no hubiere comisión
para actos de Guerra conferida también por un Gobierno reconocido,
420
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
serán reputados y tratados por todos los Estados, como expediciones piráticas
y sometidos los que en ellas figuraren en los territorios de todos ellos a las
leyes contra los piratas, cualquiera que sea la nación a que pertenezcan,
si hubieren cometido actos de hostilidad contra cualquiera de guerra que
formare parte de la expedición o que anduviere armado en guerra con
el mismo fin, y sin pertenecer como buque armado en guerra a ningún
Gobierno reconocido.
15º Que se comprometan igualmente en el caso de que una expedición de
la clase indicada en el número anterior se dirija contra un Estado, y este
reclame el auxilio o apoyo de los demás, a prestar cada uno de ellos todo
el auxilio posible para impedir, capturar o destruir la expedición armada,
o todo buque en estado de guerra que formare parte de la expedición o
que anduviere armado en guerra con el mismo fin, y sin pertenecer como
buque armado en guerra a ningún Gobierno reconocido.
16º Que en el caso de prestarse ese auxilio por alguno o algunos Estados
solamente, como deberán hacerlo según las facilidades que dén su proximidad
al Estado amenazado o sin elementos, los demás concurrirán a los gastos
que se hicieren en la proporción que se fijare.
17º Que se obliguen a no conceder el tratamiento nacional ni a conferir
empleo, sueldo o distinción alguna a los que figuren como Jefes en esas
expediciones piráticas, y a negarles el asilo, si el Estado contra quien se
dirije la expedición lo exijiere.
18º Que en caso de infrinjirse por uno o más ciudadanos de uno de
los Estados alguna de las estipulaciones de este Tratado, o de los que se
celebren en consecuencia de los que ligaren a los demás Estados
particularmente entre sí, la responsabilidad de la infracción pesará sobre
dichos ciudadanos, sin que por tal motivo se interrumpa la buena armonía
y amistad entre los países ligados por el Tratado infrinjido, obligándose
cada uno a no protejer al infractor o infractores, y a contribuir a que se
haga efectiva la responsabilidad en ellos.
19º Que si, desgraciadamente alguno de los Estados Ligados violare (éste)
algún Tratado o violare cualquiera de ellos un Tratado que le ligue particularmente
421
Yepsaly Hernández Núñez
con otro de los Estados, ninguno ordenará o autorizará actos de represalia
u hostilidad, ni declarará la guerra por las injurias, ofensas o daños causados
por el ofensor, sin que la parte que se crea ofendida presente antes, a la otra
una exposición de las injurias o daños, verificada con pruebas y testimonios
competentes, exijiendo justicia y satisfacción, y esta haya sido negada o
dilatada sin razón.
20º Que igual procedimiento se adoptará en caso de cualquiera otra ofensa
hecha por un Estado a otro, de manera que no se empleen represalias, no
se cometan hostilidades, ni se declare guerra sin el paso previo de la exposición
de los motivos de queja, para que se dé satisfacción y se haga justicia, y que
para proceder a actos de guerra y romper las relaciones, o Tratados, convenios
o promesas, se agotaran antes todos los medios pacíficos de arreglar
sus diferencias.
21º Que para celebrar las estipulaciones que deben ser consecuencia de
la aceptación del convenio en que se consignen estas bases, los Estados
ligados nombrarán cada uno un Plenipotenciario que reunidos procedan
a ajustarlas.
22º Que para seguir desarrollando los principios en que se establece la
Unión, y estenderlos a otros puntos y resolver las dificultades que estos
convenios o tratados ofrecieren en su ejecución, los Plenipotenciarios
continuarán reuniéndose en las épocas y lugares que se designen, y trabajando
en robustecer y consolidar la unión.
23º Que en el Congreso de Plenipotenciarios tenga derecho y representación
bastante para ofrecer su mediación, por medio del individuo o individuos
de su seno que designe, en caso de diferencia entre los Estados de la Liga,
y que ningún Estado pueda rehusar esa mediación.
24º Que el Congreso de Plenipotenciarios de los varios Estados deba
reunirse, a lo más tarde, cada tres años, y que cada reunión tenga lugar en
la capital de cada uno de los Estados de la Liga, según el orden que se fije
en la primera reunión.
25º Que el Congreso en ningún caso y por ningun motivo pueda tomar
como materia de sus deliberaciones los disturbios intestinos, movimientos
422
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
o ajitaciones interiores de los diversos Estados de la Liga, ni acordar, para
influir en esos movimientos, ningún jenero de medidas; de modo que la
Independencia de cada Estado para organizarse; o gobernarse como mejor
conciba sea respetada en toda su latitud y no pueda ser contrariada ni
directa ni indirectamente, por actos, acuerdos o manifestaciones del Congreso”.
______
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 601 - 604.
Nº 11
Nota del Encargado de Negocios de Perú en Chile, Cipriano
Coronel Zegarra a la Cancillería peruana, comunicando los términos
a partir de los cuales se ha suscrito el Tratado Continental entre las
Repúblicas de Chile, Ecuador y Perú. Santiago, 15 de septiembre de 1856.
Legación Peruana en Chile
Santiago, 15 de Setiembre de 1856
Señor Ministro de Relaciones Exteriores
S. M.
Satisfactorio me es incluir á US. el Tratado sobre un Congreso americano,
firmado el día de hoy, que me encomendó. US. y ha sido el constante deseo
del Gobierno por más de un año. En él he cumplido las instrucciones de S.
E. y de US en cuanto ha sido posible; y en lo que me ha separado estrictamente
prevenido por US., ha sido de manera que lo hecho llenará siempre el
objeto que el Supremo Gobierno se había propuesto.
Al tratado solo han concurrido el Perú, Chile y el Ecuador, porque aun
cuando han sido invitados los Representantes del Brasil y la República
Argentina, no han recibido las órdenes, instrucciones y plenos poderes que
han solicitado, hace algún tiempo y es muy posible los reciban pronto y
sean de los primeros que adhieran al que se ha celebrado.
423
Yepsaly Hernández Núñez
Ha persistido el Ministro de Chile en la idea de que la alianza era irrealizable,
fundándose en las razones que, antes de ahora, he manifestado a US. y
que son el resultado de la debilidad de los Estados Hispano-Americanos
y de su extensión y dificultad para comunicarse. Por esta consideración ha
continuado negándose al proyecto que yo presenté, y solo he obtenido que
en el Preámbulo del Tratado se insinúe la idea, en general, á fin de que,
reunido el Congreso y según las circunstancias que se presenten, pueda
tener efecto aquel pensamiento. Facultado por US. para aceptar el Tratado
aun sin esa alianza, no he trepidado en verificarlo.
En la base 6º del Tratado me previene US. que estipule el pago del
menor porte posible por la correspondencia, á fin de que contribuya, en
alguna manera, al sostenimiento de los empleados de la renta. Pero
insistiendo sobre esto los dos negociadores, no he creído debía negarme,
cuando la pérdida que la renta de Correos experimentaría con entregar
francas las cartas de los demás Estados en que habían pagado, quedaría
suficientemente compensada con mandar que toda comunicación que se
enviara del Perú para el exterior sea franqueándose préviamente como se
practica en Chile y otros lugares.
US. me previno que suprimiese en el Tratado los arts. 7º y 8º; pero
habiendo querido conservarlos los negociadores, he obtenido lo sean de
un modo que llenen los deseos del Gobierno. El 7º está reducido á un
principio general que, tanto á los Gobiernos como á los particulares, es
honroso profesar; a saber, la protección a la instrucción primaria y su
uniformidad en cuanto sea posible, suprimiendo lo demás del artículo; y
el 8º, redactándolo de modo que él no dé a los extranjeros que quieran en
el Perú ejercer profesiones científicas, más derecho que el que actualmente
se les concede; es decir, ejercer la profesión después dadas [sic] las pruebas
de suficiencia necesarias como se practica actualmente.
Al indicar á los otros negociadores la excepción en el art. 6º del Tratado,
de que no debían reputarse delitos políticos, el asesinato del Jefe de la Nación
ó el pacto hecho con otra para entregarle parte del territorio; hemos tocado
graves inconvenientes y muy especialmente el de determinar el modo de
424
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
extradición y las circunstancias que deberían tenerse presentes, para expresar
en unas bases que no deben contener sino principios generales, sujetos á
reglamentarse después por el Congreso. Pero conociendo ellos la exactitud
y conveniencia de las observaciones que yo presentaba, darían instrucciones
para que en el Congreso General se procediera á las excepciones, y aun se
prestarían antes de otro Congreso á celebrar una Convención que contuviere
las excepciones propuestas y el modo de solicitar y llevar á cabo la extradición.
He consentido, conforme US., me previene, en la 2º parte de la base
12, que lleva en el Tratado el Nº 13 porque, como US., no la he creído de
importancia.
El final de la base 13 que lleva en el Tratado el Nº 16, está concebido en
los términos prescritos por US.
En la base 22, que lleva en el Tratado el Nº 21, hemos creído prudente,
y como acto de consideración á los demás Estados que no han concurrido,
abstenernos de señalar el lugar de la primera reunión; pero hemos convenido
los tres que al canjear el Tratado, y conforme á los deseos que manifiesten
los demás Estados, se señale como el lugar de la primera reunión la Capital
que la mayoría de los Gobiernos indicase y ofreciese mayores facilidades
por su situación.
Fuera de estas estipulaciones encontrará US. los artículos 24 y 26, en el
primero de los cuales se ofrecen los Estados contratantes especial reciprocidad
para las concesiones que se hacen y por el 2º se limita su duración,
considerando que nada se pierde en fijársela cuando se deja campo abierto
para que subsista indefinidamente.
Terminaré esta comunicación, rogándole a US. me dispense de no haberle
enviado este trabajo con más extensos comentarios, porque los momentos
de cerrarse el correo se acercan, y tengo por necesidad que ser conciso
á fin de aprovechar el presente vapor para que lo lleve á US. y pueda el
Supremo Gobierno examinar el resultado de sus constantes esfuerzos por
que tan importante pensamiento sea al fin una realidad.
Dios guarde á US.
425
Yepsaly Hernández Núñez
S. M.
Cipriano C. Zegarra
______
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 605 - 607.
Nº 12
Tratado Continental suscrito en Lima-Perú por los Gobiernos de
Chile, Perú y Ecuador. Lima, 30 de septiembre de 1856.
Oficio de Remisión á la Convención Nacional
Ministerio de Relaciones Exteriores
Lima, 30 de septiembre de 1856
Señores Secretarios de la Convención Nacional
Para los fines indicados en el artículo 1°, atribución 27 del Estatuto
Provisorio, tengo la honra de incluir á U. SS. el Tratado Continental, que
celebraron y firmaron en Santiago, el 15 del presente, los Ministros del
Perú, Chile y el Ecuador, autorizados, al efecto, por sus respectivos Gobiernos.
Espero que U. SS. se servirán someter á la deliberación de la Asamblea
el expresado Tratado, y comunicarme, oportunamente, la resolución que
adoptase respecto a él.
Dios guarde á U. SS.
______
Anexo:
José Fabio Melgar
En el nombre de la Santísima Trinidad.
La República del Perú, la República de Chile y la República del
Ecuador, deseando cimentar, sobre bases sólidas, la unión que entre ellas
426
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
existe, como miembros de la gran familia Americana, ligados por intereses
comunes, por un común origen, por la analogía de sus instituciones, y por
otros muchos vínculos de fraternidad, y estrechar las relaciones entre los
pueblos y los ciudadanos de cada una de ellas, quitando las trabas y
restricciones que puedan embarazarlos, y con la mira de dar, por medio de
esa unión, desarrollo y fomento al progreso moral y material de cada una y
de todas las Repúblicas y mayor impulso á su prosperidad y engrandecimiento,
así como nuevas garantías á su independencia y nacionalidad y á la
integridad de sus territorios, han considerado conducente á estos fines
celebrar un Tratado de Unión entre sí y con los demás Estados Americanos
que convengan en adherirse á él y, al efecto, han nombrado sus respectivos
Plenipotenciarios, á saber:
S. E. el Presidente de la República del Perú, al señor don Cipriano C.
Zegarra, Encargado de Negocios de dicha República cerca del Gobierno
de Chile. S. E., el Presidente de la República de Chile, al señor don Antonio
Varas, Ministro de Relaciones de dicha República. S. E. el Presidente de la
República del Ecuador, al señor don Francisco Javier Aguirre, Ministro
Plenipotenciario de dicha República cerca del Gobierno de Chile.
Los cuales, habiéndose comunicado sus respectivos plenos poderes, y
hallándolos en buena y debida forma, han convenido en los artículos
siguientes:
Art. 1°. Los ciudadanos ó naturales de cualquiera de las altas partes
contratantes, gozarán en los territorios de cualquiera de las otras, del
tratamiento de nacionales, con toda la latitud que permitan las leyes
constitucionales de cada Estado. Sus propiedades ó bienes gozarán
igualmente en los territorios de cualquiera de las altas partes contratantes,
y en todas circunstancias, de la misma protección y garantías de que gocen
las propiedades ó bienes de los nacionales, y no estarán sujetos á otras
cargas, exacciones ó restricciones, que las que pasaren sobre los bienes y
propiedades de los ciudadanos ó naturales del Estado en que existan.
Art 2°. Las naves de cualquiera de los Estados, en los mares, ríos, costas
ó puertos de los otros Estados, gozarán de las mismas exenciones y franquicias
427
Yepsaly Hernández Núñez
que las naves nacionales, y no serán gravadas con otros impuestos,
restricciones ó prohibiciones que los que gravaren á las naves nacionales.
Lo estipulado en este artículo, no se aplicará al comercio de cabotaje, que
cada Estado sujetará á las reglas que estimare conveniente.
Art. 3°. La importación ó exportación de frutos ó mercaderías de lícito
comercio en naves de cualquiera de las altas partes contratantes, será tratada
en los territorios de las otras como la importación o exportación hechas
en naves nacionales.
Art. 4°. La correspondencia pública ó particular, procedente de cualquiera
de los Estados que hubiese sido franqueada previamente en las oficinas
respectivas, dirigida a cualquiera de los otros, ó destinada á pasar en tránsito
por su territorio, girará libremente y con seguridad por los correos y postas
de dichos Estados, y no se cobrará por ella ningún derecho o impuesto.
La misma regla se aplicará á los diarios, periódicos o folletos, aun cuando
no hubiesen sido previamente [sic] franqueados en las oficinas ó lugar de
procedencia.
Art. 5°. Los documentos otorgados en el territorio de cualquiera de las
partes contratantes, las sentencias pronunciadas por los Tribunales, y las
pruebas rendidas en la forma que sus leyes tenga establecidas, surtirán en
los territorios de cualquiera de las otras, los mismos efectos que los
documentos otorgados en su propio territorio, que las sentencias pronunciadas
por sus tribunales, y las pruebas rendidas conforme á sus propias leyes.
Art. 6°. Las altas partes contratantes convienen en concederse mútuamente
[sic] la extradición de los reos de crímenes graves, con excepción de los
delitos políticos que se asilaren ó se hallaren en sus territorios, y que hubieran
cometido esos crímenes en el territorio del Estado que los reclamare. Una
Convención especial determinará los crímenes y las formalidades á que
deberá sujetarse la extradición.
Art. 7°. Las altas partes contratantes se comprometen y obligan á unir
sus fuerzas para la difusión de la enseñanza primaria y de los conocimientos
útiles en los territorios de cada una de ellas, y á ponerse oportunamente de
acuerdo acerca de las medidas que con ese fin deberán adoptar.
428
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Art. 8°. Los médicos, abogados, ingenieros, y demás individuos que
tuvieren una profesión científica ó literaria, cuyo ejercicio requiere un
título, y que fueren ciudadanos ó naturales de cualquiera de las altas partes
contratantes y hubieren obtenido en los territorios de ésta el correspondiente
título, serán reconocidos en los territorios de cualquiera de las otras, como
tales abogados, médicos ó ingenieros, tan luego como los Estados Contratantes
adopten un sistema de estudios y de pruebas literarias que guarden analogía
y correspondencia, y que se considere bastante para habilitar el ejercicio de
dichas profesiones. Se sujetarán, sin embargo, á las formalidades y pruebas
de incorporación ó recepción en los colegios ó cuerpos literarios ó científicos
del respectivo Estado, según estuviere establecido para los nacionales.
Art. 9°. Con la mira de dar las facilidades al comercio y estrechar las
relaciones que las ligan, las altas partes contratantes convienen en adoptar
un sistema uniforme de monedas, tanto en su ley como en las subdivisiones
monetarias, y un sistema uniforme de pesas y medidas. Convienen, igualmente,
en unir sus esfuerzos para uniformar, en cuanto sea posible, las leyes y
tarifas de Aduanas. Para el cumplimiento de lo estipulado en este artículo
las Partes Contratantes celebrarán oportunamente los acuerdos necesarios.
Art. 10°. Las altas partes contratantes adoptan, en sus relaciones mútuas,
los siguientes principios:
1° La bandera neutral cubre la mercadería enemiga, con excepción del
contrabando de guerra.
2° La mercadería neutral es libre á bordo del buque enemigo, y no estará
sujeta á confiscación, á menos que sea contrabando de guerra.
También convienen en renunciar al empleo de corso como medio de
hostilidad contra cualquiera de las partes contratantes, y en considerar y
tratar como piratas á los que lo hicieren en el caso á que se refiere este
artículo.
Igualmente, considerarán y tratarán como piratas á sus ciudadanos ó
naturales que aceptaren letras de marca ó comisión para ayudar á cooperar
hostilmente con el enemigo de cualquiera de ellas.
429
Yepsaly Hernández Núñez
Art. 11°. Los Agentes Diplomáticos y Funcionarios Consulares de cada
una de las altas partes contratantes, prestarán á los ciudadanos ó neutrales [sic]
de las otras, en los puertos ó lugares en que no hubiere Agente Diplomático,
ó Cónsul de su propio país, la misma protección que á sus nacionales.
Art. 12°. Se comprometen igualmente á fijar de una manera precisa y
determinada, en conformidad á los principios del derecho internacional,
los privilegios, exenciones y atribuciones de sus Funcionarios Diplomáticos y
Consulares, y á adoptar las reglas en sus relaciones con los demás Estados.
Art. 13°. Cada una de las partes contratantes se obligan á no ceder ni
enagenar, bajo ninguna forma, á otro Estado ó Gobierno, parte alguna de
su territorio, ni á permitir que dentro de él se establezca una nacionalidad
extraña á la que al presente domina, y se compromete á no reconocer con
ese carácter á lo que por cualquiera circunstancia se establezca.
Esta estipulación no obstará á las cesiones que los mismos Estados
comprometidos se hicieren unos á otros para regularizar sus demarcaciones
geográficas, ó fijar límites naturales á sus territorios, ó determinar con ventaja
mútua [sic] sus fronteras.
Art. 14°. Cada uno de los Estados contratantes, se obliga y se compromete
á respetar la independencia de los demás, y, en consecuencia, á impedir,
por todos los medios que estén a su alcance, que en su territorio se reúnan
ó preparen elementos de guerra, se enganche ó se reclute gente, se acopien
armas, ó se apresten buques para obrar hostilmente contra cualquiera de
los otros, ó que los emigrados políticos abusen del asilo maquinando ó
conspirando contra el orden establecido en dicho Estado o contra su Gobierno.
En caso que dichos emigrados ó asilados dieren justo motivo de alarma á
un Estado, y éste solicitare su internación, deberán ser alejados de la frontera
ó de la costa hasta una distancia suficiente para disipar todo recelo ó impedir
que continúen siendo justo motivo de inquietud ó alarma.
Art. 15°. Cuando contra cualquiera de los Estados Contratantes, se
dirigieren expediciones ó agresiones con fuerzas terrestres ó marítimas
procedentes del extranjero, sea que se compongan de naturales del Estado
contra quien se dirige ó de extranjeros, y que no obren como fuerzas
430
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
pertenecientes á un Estado ó Gobierno reconocido de hecho ó de derecho,
ó que no tuvieren comisión para actos de guerra, conferida por un Gobierno
también reconocido, serán reputados y tratados por todos los Estados
Contratantes, como expediciones piráticas, y sujetos en sus respectivos
territorios, los que en ellas figurasen, á las leyes contra piratas, si hubieran
cometido actos de hostilidad contra cualquiera de dichos Estados ó contra
sus buques, ó que en el acto de ser atacados por fuerzas de cualquiera de
los Estados contratantes, no se rindiesen á la segunda intimación.
Art. 16°. En el caso que expediciones ó agresiones de la clase de que se
habla el artículo, anterior, se dirigieren contra cualquiera de los Estados, y
éste reclamase el apoyo ó auxilio de los demás, se comprometen y obligan
á prestar ese auxilio para impedir la expedición ó agresión, para capturarla
ó destruirla, y para capturar ó destruir todo buque que formase parte de
ella ó que anduviere armado en guerra con el mismo fin, sin pertenecer
como buque armado en guerra á ningún Gobierno reconocido.
Si el auxilio de que habla este artículo fuere prestado por alguno ó algunos
de los Estados solamente, como deberán hacerlo según las facilidades que
les dieren su proximidad al Estado amenazado ó sus elementos, los demás
concurrirán á los gastos que se hicieren en la proporción de que de común
acuerdo se fijare.
Art. 17°. Se obligan también á no conceder el tratamiento nacional ni
conferir empleo, sueldo ó distinción alguna, á los que figuren como jefes
en esas expediciones piráticas, y á negarles el asilo, si el Estado contra
quien se dirige ó se haya dirigido la expedición lo exigiere.
Art. 18°. En caso de infringirse, por uno ó más ciudadanos de uno de
estos Estados, alguna ó algunas de las estipulaciones de este Tratado, ó de
los que se celebren en consecuencia de él, ó de los que ligaren á los demás
Estados particularmente entre sí, la responsabilidad de la infracción pesará
sobre dichos ciudadanos, sin que por tal motivo se interrumpa la buena
armonía y amistad entre los Estados ligados por el Tratado infringido,
obligándose cada uno á no proteger al infractor ó infractores y á contribuir
a que se haga efectiva la responsabilidad de ellos.
431
Yepsaly Hernández Núñez
Art. 19°. Para el caso desgraciado de violar algunas de las altas partes
contratantes de este Tratado, ó los que se celebren en consecuencia de él,
ó cualquier Tratado que ligue particularmente entre sí a alguna de ellas, se
estipula que la parte que se creyere ofendida, no ordenará ni autorizará
actos de hostilidad ó represalias, ni declarará la guerra sin presentar antes al
Estado ofensor una exposición de los motivos de queja comprobada con
testimonios ó justificativos bastantes, exigiendo justicia ó satisfacción, y sin
que ésta haya sido negada ó dilatada sin razón.
Igual procedimiento se obligan á observar en el caso de cualquiera otra
ofensa, injuria ó daño inferido ó hecho por uno de los Estados á otro, de
manera que no ejecutarán actos de represalia, ni se cometerán hostilidades,
ni se declarará la guerra, sin la prévia exposición de motivos para que se dé
satisfacción ó se haga justicia, y sin agotar antes todos los medios pacíficos
de arreglar sus diferencias.
Se comprometen, igualmente, para alejar todo motivo que perjudique á
la buena inteligencia y armonía que deben mantener entre sí, que cualquiera
que sean los motivos que algunos de ellos tuviere para variar el órden de
sus relaciones con otros de los Estados, constituidos por actos internacionales,
cualquiera que sea el carácter de éstos, no procederá á variarlos sin haber
comunicado su resolución al otro Estado, y propuesto ó indicado las bases
bajo las cuales deberán arreglar esas mismas relaciones en adelante.
Art. 20°. Con la mira de consolidar y robustecer la unión, de desarrollar
los principios en que se establece y de adoptar las medidas que exige la
ejecución de algunas de las estipulaciones de este Tratado, que requiere
disposiciones ulteriores, las altas partes contratantes convienen en nombrar
cada una de ellas un Plenipotenciario, y en que estos Plenipotenciarios
reunidos en Congreso, representen á todos los Estados de la Unión para
los objetos de este Tratado.
La primera reunión del Congreso de Plenipotenciarios, se verificará á
los tres meses de canjeadas las ratificaciones de este Tratado, ó antes si
fuese posible, y seguirá reuniéndose en adelante a lo menos cada tres años.
432
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Se reunirá en las Capitales de los Estados contratantes por turno, según
el órden que se fijare en la primera reunión.
Art. 21°. El Congreso de Plenipotenciarios tendrá derecho y representación
bastante para ofrecer su mediación, por medio del individuo ó individuos
de su seno que designe, en caso de diferencias entre los Estados contratantes,
y ninguno de ellos podrá aceptar dicha mediación.
Si cuando ocurrieren las diferencias, no estuviere reunido el Congreso,
procederá á convocarlo el Gobierno cuyo Ministro Plenipotenciario
hubiese sido último Presidente, para que el Congreso haga esta designación.
Del mismo modo se procederá cuando otro motivo exigiere que el
Congreso de Plenipotenciarios sea convocado y reunido.
Art. 22°. El Congreso, en ningún caso y por ningún motivo, puede tomar
como materia de sus deliberaciones, los disturbios intestinos, movimientos
ó agitaciones interiores de los diversos Estados de la Unión, ni acordar
para influir en esos movimientos, ningún género de medidas, de modo
que la independencia de cada Estado, para organizarse y gobernarse como
mejor conciba, sea respetada en toda su latitud y no pueda ser contrariada
ni directa, ni indirectamente, por actos, acuerdos ó manifestaciones del
Congreso.
Art. 23°. El presente Tratado será comunicado inmediatamente después
del canje de sus ratificaciones, por los Gobiernos de las Repúblicas
contratantes, á los demás Estados Hispano-Americanos y al Brasil, y éstos
podrán incorporarse en la Unión que se establece y quedarán obligados á
todas sus estipulaciones, celebrando un Tratado para su aceptación, con
cualquiera de los Estados signatarios del presente.
Art. 24°. Las concesiones, exenciones y favores que se estipulan en este
Tratado, respecto de los Estados Contratantes y de los que más adelante se
adhieran a él, y los que se estipularen en los Tratados que posteriormente
se celebren á consecuencia de él, y con el mismo fin, se entienden otorgados,
todos y cada uno de los que los otros Estados le otorguen, sin que una
reciprocidad parcial pueda dar derecho al goce de ninguno de ellos.
433
Yepsaly Hernández Núñez
Art. 25°. El presente Tratado se estipula por el término de diez años,
contados desde la fecha del canje de las ratificaciones; pero continuará en
vigor aun después de transcurrido ese término, si ninguna de las partes
contratantes anuncia á las otras su intención de hacerlo cesar con doce meses
de anticipación. El mismo término deberá mediar entre el anuncio y la
cesación del Tratado en cualquiera época en que se hiciera la notificación,
transcurridos los diez años que el Tratado debe durar en vigor.
Art. 26°. El presente Tratado será ratificado, y las ratificaciones canjeadas
en Santiago, dentro de doce meses o antes, si fuere posible.
En fe de lo cual, los respectivos Plenipotenciarios, lo han firmado y
puesto en él sus sellos.
Hecho en Santiago, á los quince días del mes de Setiembre, del año de
Nuestro Señor mil ochocientos cincuenta y seis.
Antonio Varas
Francisco J. Aguirre
Cipriano C. Zegarra
_______
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 613 - 620.
434
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Nº 13
Nota del Ministro de Relaciones Exteriores de Nicaragua, Pedro
Cardenal al Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Migración
e Instrucción Pública de Venezuela, Jacinto Gutiérrez, pidiendo
colaboración al Gobierno de Venezuela para defenderse de las
acciones de William Walker. León, 10 de diciembre de 1856.
León de Nicaragua, 10 de diciembre de 1856
Señor Ministro:
Notorios son los acontecimientos ocurridos en Nicaragua, y los riesgos
que ha corrido y corre su independencia y la de los Estados de la América
Central.
[roto] el Gobierno de Nicaragua en el deber de no excusar medio alguno
que conduzca á la defensa y conservación de su nacionalidad, no llenaría
cumplidamente tan sagrada obligación, sino se dirijiese a los Gobiernos de
las demás Repúblicas de origen Español, que por distintos títulos puede
asegurarse tienen el mismo interés que los Estados de Centro América en
la conservación de la independencia de este pais; y si antes no había tenido
el honor de verificarlo, ha sido por la falta de comunicación con aquellas
Repúblicas.
No molestaré la atención de V. E. con una relación detallada delos
acontecimientos de Nicaragua, porque supongo á V. E. muy bien impuesto
de ellos, y así sólo hablaré lijeramente de los más prominentes.
Uno de ellos es de que la invasión de Nicaragua encabezada por Walker
es protegida y auxiliada con refuerzos de toda clase que le vienen del territorio
de los Estados Unidos, cuyo Gobierno, no obstante las interpelaciones
que le han sido hechas por este Gabinete, y por varias de las Repúblicas
hispano-americanas, disimula y tolera, sino es que consciente, semejantes
hechos verdaderamente hostiles a Nicaragua, que se halla en paz con aquel
Gobierno, y á quien, en cuantas ocasiones se le han presentado, le ha dado
el de Nicaragua testimonios no sólo de simpatía y buena correspondencia,
sino también de verdadera amistad. Varios tratados públicos iniciados, el
435
Yepsaly Hernández Núñez
contrato celebrado con la Compañía del canal interoceánico, y con la accesoria
de tránsito: el entusiasmo con que han sido recibidos sus Ministros, y la buena
acogida que se les ha dado a sus ciudadanos, confirman aquella verdad.
Aquellos refuerzos continuados deben dar precisamente mayores
proporciones a la invasión, que llevada a cabo, dará por resultado la pérdida
de la nacionalidad de Nicaragua y de la de los demás Estados de Centro
América, sus amigos y aliados, y dueña entonces de sus recursos, y del Istmo,
llave del continente, tomará una actitud amenazante contra las demás
nacionalidades hispano-americanas, pues sus intentos se han dado á conocer
bastante. Entonces será mayor la dificultad de vencerla, e inmensos los
sacrificios que se hagan para conseguirlo.
No será fuera de propósito manifestar al Gobierno de V. E. que llamado
Walker y sus compañeros por uno de los partidos en que entonces se
hallaba dividido Nicaragua, tomó la guerra civil un carácter más serio desde
el acto mismo en que se hizo intervenir un elemento extraño. Después de la
capitulación de 23 de octubre de 1855, quedó el poder público á disposición
de uno de los partidos, y Walker, apoderándose del poder militar, tuvo
médios para oprimir al Presidente que creó aquella capitulación, y obró
con tal vigor en favor de la causa extranjera haciendo venir mayor número
de compañeros suyos, que poco después fue ya imposible al Gobierno y á
los naturales de Nicaragua, sustraerse de su opresión y cuando el caudillo
de los aventureros percibió las tendencias de aquel á sacudir su yugo, fue
cuando hizo manifiesto su designio de usurpar el poder público,
para entregar el país a la dominación extranjera. Entonces el Gobierno
de Nicaragua, sintió mas intensamente el espíritu de dominación de aquel
Capitán de aventureros: entonces conoció el riesgo que corría su seguridad
individual: entonces fue cuando poniéndose á salvo, llamó en su ayuda a
los demás Gobiernos de Centro América patentizándoles los peligros de la
situación para que concurrieran con todo su poder, á salvar á Nicaragua, y
con él, la independencia de los Estados, cuyo régimen les has sido encomendado.
Su patriotismo y su lealtad los hizo volar al socorro de la República
vecina, y hoy unidas sus armas á las de Nicaragua, lidian como hermanos
contra su enemigo común, que aunque fuerte por los auxilios de toda clase
que le ha proporcionado la última compañía de tránsito, ha tenido que
436
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
salir siempre vencido por nuestras armas en los varios encuentros formales
que han ocurrido. La posición actual de Walker, sin la continuación de
los recursos antedichos, sería no solamente no amenazante, sino también
desesperada. Atacado y atacando él á las fuerzas aliadas, le ha sido adversa
la fortuna, y después de haber incendiado en parte la ciudad de Masaya,
y en el todo la honrosa y comercial ciudad de Granada, se ha reducido á
ocupar el tránsito de la Virgen a San Juan del Sur, y á dominar el lago de
los vapores de la Compañía que tiene á su disposición, estableciendo su
cuartel general en la Ysla de Ometepet del mismo lago. Estas posiciones
que ocupa, le dan facilidad para hostilizar á nuestras fuerzas, y para recibir
constantemente refuerzos de toda especie de California y de los Estados
del Sur de la Unión Americana, sin poder ser dañado por nuestras fuerzas, por
falta de médios para batirlo en la Ysla y el lago, y hacer efectivo el bloqueo
de San Juan del Sur, y prohibición de navegar el río San Juan decretados
por Costa Rica.
Tal situación no puede conservarse favorablemente para la causa de
Centro América, porque su prolongación debilitaría sus recursos, y aumentaría
los del usurpador, sino se ocurriese á hacerla desaparecer, empleando al
efecto aquellos médios á que autoriza el derecho internacional, para hacer
los requerimientos más serios y eficaces al Gobierno de la nación de que
procede el mal; y los materiales de que debe usarse en casos semejantes;
pero Nicaragua es débil, y con no mucha diferencia sus aliados los demás
Estados de Centro - América, para poder hacer valer sus derechos bajo el
primer aspecto, y en el segundo los esfuerzos por salvarse, serían vanos, si
el Gobierno de la Unión Americana, no hiciese pronta y efectiva la prohibición
de favorecer la empresa injusta y temeraria de Walker.
Con el objeto pues de que el ilustrado Gobierno de V.E. tome participio
bajo uno y otro sentido en la defensa justa y santa de la causa de Centro
América, ocurre el Gobierno de Nicaragua, por el honorable conducto de
V. E., solicitando, como me doy el honor de hacerlo, su ayuda y cooperación,
a fin de que se salve y se conserve garantizada la independencia de la
América Central.
437
Yepsaly Hernández Núñez
Me es muy grato tener esta oportunidad para suplicar a V. E. se digne
admitir mis respetos, y las demostraciones de la más distinguida consideración
con que me doy la honra de suscribirme su atento
Obediente
Servidor
Pedro Cardenal
A S.E. el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores del
Gobierno de la República de Venezuela60
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Nicaragua, 1856 - 1911, Vol. 3, fs. 3, 3 v., 4, 4 v., 5, 5 v. y 6.
Nº 14
Nota del Secretario de Estado de Relaciones Exteriores, Migración
e Instrucción Pública de Venezuela, Jacinto Gutiérrez al Ministro de
Relaciones Exteriores de Nicaragua, Pedro Cardenal, comunicando
los medios a través de los cuales el Gobierno de Venezuela colaborará
con Nicaragua, a propósito de las invasiones de William Walker.
Caracas, 8 de febrero de 1857.
R. de V.
D. de R. E.
Carácas, Febrero 8 de 1857
Señor Ministro:
Profundo interés han escitado [sic] ántes de ahora en el Gobierno de
Venezuela los acontecimientos ocurridos en Nicaragua, cuyo curso ha
seguido aquel con la vista fija en la naturaleza y frecuencia de los recursos que
han demorado la espulsión de los filibusteros que se han unido á Walker
60 Este documento está publicado en el Boletín de la Casa Amarilla, Año IX, N° 9, 2003, en una
investigación de Alejandro Contreras Ramírez: “Relaciones diplomáticas entre Venezuela y Nicaragua
(1891 - 2002)”. pp. 227 - 228.
438
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
para destruir la nacionalidad de ese país, y apoderarse de sus tentadoras
comarcas. Desde un principio se pensó aquí, y no ha podido dejar de acontecer
lo mismo en toda la América española, que la invasión de unos aventureros
sin patria, sin lei, sin ningún freno, sin otro objeto que el de usurpar las
bellísimas regiones de unos Estados débiles, especialmente por las ventajas
que á sus dueños brinda su feliz situación en medio y á corta distancia de
dos oceanos, que pueden por ella comunicarse fácilmente; constituía un
peligro inminente, no sólo para la nación desde luego asaltada, y las demás
de América central, sino también para las del continente á quienes la propia
flaqueza espone á semejante suerte. La legación de Venezuela en Washington
ha procurado entenderse con las de las Repúblicas hermanas, para ver de
atajar el progreso de un mal que á todas amenaza, y lo que no podrá
conseguirse si no forman entre sí una grande y poderosa confederación
que las haga respetar. Así se firmó allí por los representantes de Venezuela,
Nueva Granada, Guatemala, El Salvador, Méjico, El Perú y Costa Rica un
pacto de liga que está en consideración de los Gobiernos respectivos. Otro
han hecho El Ecuador, El Perú y Chile, que se presentará á los pueblos
de América latina para su asentimiento. Este Despacho también escribió a
todos los Gobiernos de las Repúblicas hermanas una nota circular, en que
los escitó [sic] á formar un congreso de plenipotenciarios, con fecha 8 de
Julio de 1856; y supongo que habrá llegado á manos de V.E. y los ministros
de los restantes países de Centro América. A mayor abundamiento se
duplica ahora.
Tales hechos prueban claramente que no se ha visto con indiferencia la
actual situación de Nicaragua; pero como ellos no han parado todavía en
el término que se desea, y es urgente el aprieto en que se halla ese país sin
poder concluir con las fuerzas del que en su rabia ha protestado, ejecutando
actos de barbarie, contra la ilustración del siglo; S.E. el Poder Ejecutivo
me ha encargado de dirigir a V.E. esta breve comunicación, en respuesta
á la suya de 10 Diciembre llegada aquí ayer, para informarle de las ideas y
sentimientos de Venezuela, que se propone acordarse sin demora con los
pueblos hispano-americanos, así para representar colectivamente á los
Estados Unidos la necesidad de contener las expediciones piráticas que
salen de su territorio, como para acordar los medios de proceder más
eficazmente contra los filibusteros que aún infestan ese Estado.
439
Yepsaly Hernández Núñez
Aprovecho la ocasión para ofrecer a V. E. las protestas de mi distinguida
consideración.
Jacinto Gutiérrez
(Pasado)
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Nicaragua, 1856 - 1911, Vol. 3, fs. 7, 7 v., y 8. Este documento está
reproducido íntegramente en el Boletín de la Casa Amarilla, Año IX, N° 9, 2003, en una investigación
realizada por Alejandro Contreras Ramírez: “Relaciones diplomáticas entre Venezuela y Nicaragua
(1891 - 2002)”. pp. 228 - 229.
______
Anexo de la nota anterior61:
Borrador - Circular para ser firmado por el Ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela, Jacinto Gutiérrez, manifestando el total
acuerdo del Gobierno venezolano a la pronta firma del Tratado de
Confederación y Alianza entre los Estados hispanoamericanos.
Caracas, 8 de julio de 1856.
Circular
R. de V.
D. de R. E.
Caracas, julio 8 de 1856
El actual Presidente de la República, reflexionando seriamente sobre
la suerte que ha cabido a los Estados hispanoamericanos, y los medios de
desarraigar los males que los aquejan, ha llegado a persuadirse de que la
confederación sola es capaz de ponerles términos. Enteramente aislados
unos de otros desde que proclamaron su independencia, y por lo mismo
débiles, si han entrado en la gran familia de las naciones, ha sido con las
desventajas anexas a su escaso poder y como sometidos a la tutela. Así han
permanecido y permanecerán mientras estén separados, porque la propia
causa que los mantiene a todos abatidos a los más potentes, impide que
61 El anexo de la nota lo encontramos en expediente aparte y los reproducimos íntegramente. Ver:
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830 - 1880, Vol. 121 - 1, fs. 23 - 25 v.
440
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
desenvolviéndose y perfeccionándose cada uno de por sí, progresando
individualmente.
Lejos de ser esta una idea nueva, viene desde los tiempos en que
nació la independencia, y se recuerda con gusto que fue federal la primera
constitución de las provincias de Venezuela. Más tarde, cuando realizada
ya la magna obra de la independencia, la contempló el Libertador, con su
admirable perspicacia, no pudo esconderse a su genio, que ella quedaría
incompleta y mal segura en tanto que no se consolidarse a favor de la
federación. A esto se debieron los pactos de alianza que celebró Colombia
con México, Centro América, El Perú, Chile y Buenos Aires, conviniendo
entre otras cosas en nombrar Plenipotenciarios por todas las partes para
cimentar mejor su unión y asegurar con más probabilidad de buen éxito
los objetos de ella. Aunque se logró la reunión del Congreso de Panamá,
pasando después a Cubaya, ni se conservan sus trabajos, ni cualesquiera
que fuesen, alcanzaron el resultado que de ellos se aguardaba, ni se sabe
siquiera que los tomasen en consideración los países representados en el
Congreso. Después de la división de Colombia, México fue el primero
que resucitó el pensamiento de una Asamblea Americana, convidando a
formarla por medio del Enviado que disfrutó a Venezuela y otras Repúblicas
de este continente; más en esta vez no llegó a obrarse, ni aún a obtenerse
el consentimiento de todas las partes interesadas. Pasados algunos años,
el escandaloso acontecimiento de una expedición que se preparaba en
Europa contra la República de El Ecuador, dentro del territorio y con la
protección de la Reina de España, convirtió de nuevo la atención de los
pueblos Americanos a la necesidad de vivir estrechamente ligados para
defenderse en común de las agresiones que, aunque dirigidas sobre un
Estado en particular, no por eso amenazaban menos a los demás. La certidumbre
e inminencia del peligro hizo que se volviese a tomar con calor el propósito
de la unión cinco Estados enviaron sus Ministros a Lima; y si bien
cumplieron ellos por su parte con lo que les tocaba hacer, y los pactos que
ajustaron fueron sometidos a los respectivos Gobiernos, no ha llegado a
perfeccionarlos la aprobación de estos, quedando así estériles sus tareas.
En los últimos años la federación ha dado en la Nueva Granada abundante
materia a la prensa periódica y las sesiones del Congreso, proclamándose
como necesario sustituir con ella el sistema de gobierno central. De aquí
441
Yepsaly Hernández Núñez
resultó la creación del Estado de Panamá, que parece será ahora seguida
de la de varios otros que comprendan todo el territorio Granadino, pues
consultadas las provincias sobre conveniencia del cambio, con una que
otra escepción se han pronunciado por él. La resurrección de Colombia
bajo la forma federal es parto de inteligencia del Presidente de Venezuela,
que antes de ahora no ha podido manifestarla de lleno por el estado de
incesante lucha en que se ha visto el país, y que sólo le permitió indicarla
en algunas ocasiones, cuando otra vez ocupó la primera magistratura de la
República. En febrero del presente año consignó sus opiniones sobre la
materia en el mensaje que dirigió a las Cámaras Legislativas al instalarse, y
tal fue el entusiasmo con que el público recibió ese documento que los
ciudadanos, los militares de la independencia, las municipalidades, los
hombres pensadores de todos los partidos, aplaudieron inmediatamente
la indicación, que mui luego, llevada en alas de la esperanza, se convirtió
en lei mandando invitar a las otras dos secciones de Colombia a tratar
del restablecimiento de ella. En Nueva Granada, donde existe el mismo
fervor, acaba de sancionarse un proyecto semejante; y la opinión que se
manifiesta en El Ecuador a favor de Colombia es un seguro anuncio de
que las tres Repúblicas concurren en un mismo sentimiento. Después de
iniciados en Venezuela los pasos preliminares a la reorganización de aquella
ha recibido el Poder Ejecutivo la notificación de la existencia de un
proyecto más grande, o sea de una confederación de toda la América
española promovida por Chile, y sobre lo cual ya se han comunicado algunas
ideas sus agentes diplomáticos en Washington.
Tantas y tan antiguas tentativas para dar una idea valida ya de una ya de
otras de estas Repúblicas, dominante en ciertas épocas, olvidada en otras,
pero siempre generalmente aceptada, hacia la cual se vuelven sus ojos en
circunstancias de peligro, y hasta ahora no realizada; la presentan como una
necesidad evidente, premiosa e inevitable. Que tales esfuerzos no hayan sido
todavía felizes, dependerá acaso o de un no haberse estudiado bien a fondo
la difícil materia, o de que se han propuesto medios de ejecución poco
adecuados; o de los obstáculos graves que naturalmente deben suscitarse
para impedir el buen éxito de una empresa que ha de contrariar muchos
intereses. Los actuales acontecimientos de Centro América, conocidos en
todas partes, han venido a comunicar tal fuerza y urgencia a las anteriores
442
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
observaciones, por la realidad y tamaño de los peligros que nos amenazan
y de que a nadie es permitido dudar, que no puede ya diferirse sin mucho
riesgo la aplicación del remedio preventivo oportuno.
Cree así S. E. que las Repúblicas de Hispano - América deben apresurarse
a reunir un Congreso de Plenipotenciarios que, antes que en ninguna otra
cosa, se ocupe en un pacto de recíproca garantía de sus territorios y paz
interna, puntos que parecen por ahora los más interesantes. Pudiera convocarse
el Congreso para el puerto de Panamá, que por su situación central, y uno
de los Estados partícipes en la negociación, no ofrece los inconvenientes
de otros puntos que se han indicado. Como antes de ahora todos aquellos
países han manifestado la necesidad de la Asamblea Americana, parece que
no se requiere otro paso preliminar, y que debe procederse de una vez a la
designación del lugar y al nombramiento de Plenipotenciarios.
Desea mucho S. E. contribuir a objeto de tanta importancia, y es lo que
le ha movido a resolver que se dirijiese esta nota circular a los Gobiernos
de las repúblicas hermanas.
(Para la Nueva Granada y el Ecuador)
Quede entendido que este paso no daña en nada, sino más bien favorece, la
reorganización de Colombia, pues de ella y de la confederación Americana
podría tratarse simultánea, aunque separadamente, en un mismo punto,
dado caso que al reunirse la Asamblea General, no estuviesen todavía cumplidos
los más ardorosos votos de S. E.
Aprovecha U.
(Pasado)
(Firmar) Jacinto Gutiérrez
X Nueva Granada
X El Ecuador
X El Perú
X Bolivia
443
Yepsaly Hernández Núñez
X Chile
X La Confederación Argentina
X México
X Paraguai X
X Uruguai X
X Guatemala X
San Salvador
Honduras
Costa Rica
X Nicaragua
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830 - 1880, Vol. 121 - 1, fs. 23 - 25 v.
Nº 15
Notas cruzadas entre la Legación de Venezuela en los Estados Unidos
y la Secretaría de Estado en el Despacho de Relaciones Exteriores
de Venezuela, a propósito de las expediciones del filibustero Walker
a Centroamérica. Nueva York - Caracas, agosto de 1856. Junio, julio
y agosto de 1857.
R. de V.
Legación de Venezuela
en los
Estados Unidos
Nueva York Agosto de 1856
Señor
Conforme á los deseos del Gobierno, manifestados en la nota de U. S.
de 11 de julio último, me ocupo en reunir todos los datos que den idea
clara de los hechos y cuestiones que han producido la situación actual de
Nicaragua, á fin de que se comprenda esta, tal como es, y puedan fácilmente,
deducirse sus resultados probables.
444
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Nada se ha sabido en este país de la flota inglesa que, U.S. dice, debía
cruzar el Atlántico, compuesta de doscientos buques de guerra, lo que me
inclina á creer, que la noticia sea equivocada ó exagerada; con motivo del
envío de algunos pocos buques que, se dice, han llegado, efectivamente á
Barbada, así como de otros pocos que llegaron ántes al Canadá con tropas.
En estos momentos no hay, aquí, ningun temor de un rompimiento con la
Gran Bretaña, recibiéndose cada día nuevas pruebas del deseo que anima
al Gobierno y á la nación inglesa de mantener las más pacíficas y cordiales
relaciones con esta República. El último paquete, que ha traido noticias de
Ynglaterra hasta 23 de Julio último, comfirma [sic] esta buena situación,
y de que se complementará con un arreglo sobre la cuestión de Centro
América, en que el Gobierno ingles renuncia sus pretenciones á las islas de
Bahía que se reconocen pertenecientes á Honduras, y, en que el territorio
de los Yndios Mosquitos, se limitará con conocimiento de Nicaragua y
Costa Rica, y esta Tribu quedará bajo la protección de los dos Gobiernos
inglés y americano; sin que ninguno de ellos pueda fortalecer ni colonizar
en él; y, respecto del tránsito interoceánico, se establecerá con los respectivos
Gobiernos territoriales, la neutralidad de la línea, para el libre tráfico del
comercio universal, bajo la soberanía del Estado ó Estados á que
pertenezca el territorio, y con la garantía de las dos potencias contratantes;
quedando subsistente el tratado Clayton=Bulwer en su objeto ecencial, que
fué el impedir nuevas colonizaciones por el Gobierno inglés, y el americano
fuera de los territorios que les pertenecieron, cuando se celebró. Si ésta
transacción se lleva á efecto, quedarán termidas [sic] todas las diferencias
actuales entre este país y la Ynglaterra, y Centro América asegurada en
sus derechos de Soberanía é independencia, y favorecida en sus intereses
comerciales. En cuanto á la invasión filibustera tendrán aquellos Estados
ménos motivos para temer una protección declarada de este Gobierno, y
sus esfuerzos contra el vandalismo podrán ser más enérgicos y ventajosos,
sí se saben conducir. La alarma, que la empresa de Walker ha producido
en todos los Estados Sur americanos, balanceará, sin duda, desde que las
manifestaciones sean mas claras, como lo serán, efectivamente, desde que
se realize el proyecto de la Confederación de esos Estados; la opinión de la
parte inquieta de esta República favorable á las empresas de anexión, que
tanto lisonjea el orgullo nacional de los americanos del Norte, creyéndolos
445
Yepsaly Hernández Núñez
fáciles, por otra parte, a vista de los desórdenes de la américa española, que
ellos consideran incapaz de establecer gobiernos populares, de libertad y
progreso.
Soy de U. S. atento servidor
Francisco Aranda
Sr. Jacinto Gutiérrez Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones
Exteriores
---------R. de V.
Legación de Venezuela
en los
Estados Unidos
Nueva York, junio 17 de 1857
C el 27 de junio [sic]
Señor
Cuando, aquí, se estaba esperando por momentos la noticia de la destrucción
i castigo de los aventureros en Nicaragua, ha llegado el vapor de Colón á N.
Orleáns á desvanecer tantas i fundadas esperanzas, trayéndonos la inesperada
nueva de que el caudillo de los aventureros i su pandilla se encontraban á
bordo de él sanos y salvos; después de haber burlado el riguroso sitio de
las fuerzas aliadas, por medio de una rara e incompresible capitulación,
concedida á los filibusteros por el Capitán Davis; oficial de la marina
americana, apostado a la sason por este Gobierno en el rio San Juan, para
garantizar los intereses de sus nacionales, residentes en aquel territorio.
La conducta del General Mora, gefe de las tropas aliadas de Centro
América es esta transacción, es tan misteriosa como incomprensible. Las
razones que este General haya tenido, para relegar absolutamente su
autoridad, admitiendo la intervención completa de un oficial americano
446
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
en el arreglo, i términos de la capitulación, son para mi tan inesplicables
[sic] como sorprendentes. Duro me sería, Señor, calificarlas, pues vacilo en
creer que sean obra de la perfidia, torpesa o debilidad, Un obscuro velo
encuentro en toda su conducta. El filibustero Walker, es sabido, por la
relación de los mismos escapados, que se encuentran, hoy, en esta ciudad;
estaba reducido á dos í tres casas mal fortificadas; sitiado por un décuplo
ejército, sin recursos ni esperanzas de obtenerlos; con soldados disgustados,
cansados i hambrientos, á causa de las fatigas i penalidades de un largo
sitio, i es pública voz que estaban dispuestos á rendirse á discreción. A
vista de tan deplorable situación, se deduce claramente que han debido
ser rendidos i capturados, para que hubieran al menos, espiado con su
muerte los crímenes que han cometido en aquel desgraciado suelo. Una
gran responsabilidad pesa, hoy sobre el gefe de las tropas aliadas centro
- americanas, i es fuerza esperar de él una aclaración de su estraño proceder.
¡Pluguiera al Cielo que su indiscreta conducta, no tengan que llorarla
amargamente, las Repúblicas de Centro - América.
Walker ha tenido una marcha triunfal, desde N. Orleáns hasta esta ciudad.
Ayer á las siete de la tarde entró en esta metrópoli. Su recepción ha sido
más que regia: una salva de cien cañonasos anunció su llegada á las baterias,
donde le esperaban cuerpos de infantería i otras varias corporaciones. De
allí, se dirijieron al parque donde está la Municipalidad de esta ciudad, sendos
discursos se pronunciaron en elojio de este prófugo i ridículo heroe en esta
plaza. La prosecion continuó, entonces, hasta dejarle instalado en el hotel
que le habían preparado sus amigos. Causa pena é indignación, Señor, ver
á un pueblo de tanta fuerza i porvenir, i que se precia de tan civilizado,
prodigando muestras de júbilo i atenciones por un criminal que ha debido
ser alojado en la cárcel del primer puerto de ésta República á que hubiese
llegado. Este es un atentado de estímulo fatal para los aventureros i de
amago constante para los pueblos hispano-americanos. Pero debo decirle
a U.S. que inmorales como son estas recepciones, aturdidas i necias á veces,
no debe dárseles toda la importancia que manifiestan á primera vista. Cualquier
estranjero ó persona que no estuviese bien impuesto del verdadero carácter
de estas ostentosas demostraciones, tan frecuentes en el pueblo americano,
podría formar un juicio mas asaroso i equívoco del que en realidad tienen.
447
Yepsaly Hernández Núñez
Aquí, en épocas pasadas, se han dado iguales muestras de júbilo i
entusiasmo por Tom Thumb un célebre enano, por Jany Sind una cantatris
[sic], por William Poole, un famoso pujilista. Esto le demostrará a U.S. su
verdadera importancia i carácter. Una parte considerable del pueblo
americano, no la mas granada é influyente, es verdad, simpatiza con las
ideas de los aventureros; pero, es fuerza confesar que la generalidad de la
parte culta i monetaria de este pueblo los desprecian i censuran.
No es posible, todavía conjeturar nada, respecto á las probabilidades
que tenga Walker para formar otra expedición. Todo dependerá de los
recursos i medios que les hayan quedado, i estén dispuestos á jugar en esta
difícil empresa George San i demas asociados. Yo creo, no muy dudoso,
que el presente año presenciará el equipo i armamento de otra espedicion,
bien en esta ciudad ó N. Orleáns, contra el desgraciado pueblo de Nicaragua.
Walker que se titula ciudadano i Presidente lejítimo de esta República lo
manifiesta así. No hay ningún articulo en su capitulación que lo prohíba,
ó en que el haga renuncia de sus ilusorios, derechos. La conducta de la
presente administración. Será la misma que la de la pasada; aunque el
Presidente Buchanan protesta fuerte contra el filibusterismo.
Supongo, ya, á U. S. impuesto del trájico fin de los filisbusteros que
salieron de California contra la provincia de Sonora, en Megico. Todos fueron
pasados por las armas, con ecepcion de un muchacho de catorce años!
Digno ejemplo que deben imitar todos los pueblos hispano-americanos.
La cuestión existente, hoy entre Mégico i España toma todos los días
nuevas faces. Por las últimas noticias que han llegado de Europa aparecían
[sic] tomar un carácter mas belicoso de parte del gabinete de Madrid. Si
las hostilidades, desgraciadamente, se rompieran entre estos dos pueblos;
el pueblo Español debe contar como perdidas, sus posesiones coloniales
en las antillas.
Este gabinete simpatiza con el gobierno mejicano en esta cuestion.
Paez, continua todavía, en este pais; no deja traslucir cuando piensa
verificar su viaje a Europa.
448
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Soy de U. S. Atento Servidor
Florencio Ribas
Señor Jacinto Gutiérrez, Secretario de Estado en el D. de R. E.
-------------R. de V.
D. de R. E.
Caracas, julio 27 de 1857
Señor
He impuesto al Gobierno de todo lo que V. S., me participa, en oficio
del 17 de Julio, con relacion al caudillo de los filibusteros Walker, que al
fin fue lanzado de Nicaragua, saliéndose, por la intervención de Capitan
Davis de la marina de los Estados Unidos, del castigo que merecia por sus
grandes crímenes, y quedando así en aptitud de continuar en la carrera de
ellos, animado mas y mas con las demostraciones escandalosas del pueblo
americano.
S. E., ha visto con interés ese informe de U. S., y, quiere que sea seguido
de otro y, otros, que tengan la conveniente latitud, y sirvan para mantenerle
instruido acerca de un punto tan interesante de la política de esa República,
como es la protección mas ó menos paladina que dé al filibusterismo, que
amenaza los Estados hispano-americanos. Así espero que U.S. no deje de
corresponderse á menudo con el Gobierno, no solo en cuanto á la nueva
y mas formidable espedición que hai motivo de creer se apresta contra la
América central, sino tambien respecto á los medios que, para combatir
semejantes empresas, traten de poner por obra los Gobiernos de América
y los de Europa. Supongo que se habrá publicado, ó se publicará, algún
folleto que contenga la historia de los últimos acontecimientos de Nicaragua, y
V. S. no olvidará, sin duda enviar ejemplares de él al Gobierno, como debe
hacerlo igualmente con todas las publicaciones notables que versen sobre
el asunto, y especialmente lo que contribuya á demostrar la conducta del
gabinete de los Estados Unidos respecto de las expediciones que allí salen
449
Yepsaly Hernández Núñez
para cualquier otro pais, y las órdenes que hubiese dado á las fuerzas navales
que tenia en Nicaragua, y en cuya virtud se entromeció [sic] el capitán
Davis á capitular la salida de Walker y sus secuazes.
Urge mucho también conocer el estado en que se encuentren las
relaciones de ese país y la Nueva Granada, sobre lo cual, se ha sabido, aquí
que habían marchado tropas á ocupar el istmo de Panamá, y se preparaban
grandes partidas de aventureros a salir contra nuestros vecinos.
Soi de Usted
Jacinto Gutiérrez
Señor Florencio Rivas,
Encargado de Negocios de Venezuela en los Estados Unidos
----------(s/f)
R. de V.
Legación de Venezuela
en los
Estados Unidos
Nueva York Agosto 26 de 1857
Señor
[Nota marginal: Impuesta de todo, y que sigue dando informes]
Aunque muchos de los periódicos de estos Estados anuncian que
Walker, cuenta, ya con recursos, como para levantar diez mil hombres para
invadir a la República de Nicaragua, puedo, con certidumbre, asegurar a U.
S. que estos no son, sino miserables árdides del filibusterismo para inducir
á los incautos á seguir su vergonzosa cruzada. En la mañana del 18 del presente
entró en este puerto el vapor Tennessee, procedente de San Juan del Norte,
conduciendo á su bordo doscientos sesenta desgraciados, restos del titulado
ejército de Walker, que se habían refujiado en el Estado de Costa Rica, y
cuyo Gobierno les había facilitado medios para regresar á este país. Vienen
450
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
en la condición mas deplorable, enfermos, heridos y desnudos, la vista
de estos aventureros es un espectáculo doloroso. Inmediatamente que
desembarcaron se dirijieron á la casa municipal de esta ciudad, con el
objeto de exhibirse en el parque y de exitar [sic] la compasión pública.
Allí leyeron un manifiesto condenando en términos bastante fuertes la
conducta y la ignorancia de su caudillo, á quien acusan de bárbaro y tirano.
Abierta una suscripción entre los simpatizadores y curiosos que los
rodeaban, se colectó la escasa suma de doscientos veinte y cinco pesos.
Esta suma y los hechos que acabo de esponer a U. S. demuestran más
elocuentemente que nada, la verdadera protección que podrá encontrar
Walker y sus filibusteros, y los abogadores del manifiesto destino.
Por los periódicos de Nicaragua he leido con gusto que se hace un
llamamiento á los Nicaragüenses, recomendándoles la unión entre sí y con
los Costarricenses, para que de este modo puedan repeler cualquiera nueva
invasión del filibusterismo. Parece que, justamente, alarmados con la
escandalosa acojida que halló Walker en los E.E. Unidos, los exitan [sic]
á abandonar los nuevos bandos políticos que, desgraciadamente, se han
vuelto á levantar en aquella República! Ojalá que este fundado temor les
sirvan de saludable lección, para que puedan consolidar la unión y estabilidad
de aquel agitado Gobierno.
La cuestión de la Nueva Granada con este país está en vía de arreglo.
El Gobierno de la N. Granada reconoció la responsabilidad de los
desórdenes del 15 de Abril y admitió el derecho de los E.E. Unidos á exijir
reparación. Estas han sido las bases de la negociación. La cuestión de los
perjuicios sufridos con aquellos desórdenes se puede asegurar ya, como
prácticamente arreglados, quedando solo la época y el modo de hacer el
pago. Estos son hechos que no necesitan comentos y que dejo al elevado
juicio y patriotismo de U. S. hacerlos.
Soy de U. S. atento Servidor
Florencio Ribas
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, EE.UU., 1848 - 1880, Tomo I, Vol. 42, fs. 76, 76 v. y 77; 78, 78 v.;
80, 81.
451
Yepsaly Hernández Núñez
Nº 16
Nota del Encargado de Negocios de Venezuela en Estados Unidos,
Florencio Ribas al Secretario de Estado en el Despacho de Relaciones
Exteriores, Jacinto Gutiérrez, remitiendo una nota de protesta
enviada por el Ministro Plenipotenciario de Guatemala, El Salvador
y Nicaragua, Antonio J. Yrisarri al Secretario de Estado de los Estados
Unidos, Lewis Cass. Nueva York, 2 de febrero de 1858.
Nueva York, 2 de febrero de 1858
Señor
Con fecha 25 de Enero último me dice el Señor Antonio J. Yrisarri,
Ministro Plenipotenciario de las Repúblicas de Guatemala, el Salvador y
Nicaragua lo que sigue: “Tengo la honra de incluir á U. S. copia de la nota que
dirijí al Señor Secretario de Estado de los Estados Unidos, el 11 del corriente,
pidiéndole se sirviese este Gobierno dictar las providencias convenientes á
efecto de que sean juzgados y castigados los ciudadanos de esta República,
que contra todos los principios del derecho de gentes, han ido á hostilizar
como unos bandidos á Nicaragua, estando aquel país en pacíficas y amistosas
relaciones con el Gobierno de los Estados Unidos”. “Como esta es una
cuestión de derecho internacional, en que no hay nación alguna que no esté
interesada, he creído que no debía dejar de dar a U. S. confidencialmente
conocimiento de mi reclamo; advirtiéndole, que aunque aparece impresa la
copia adjunta, no se han sacado de ella más ejemplares que los necesarios
para circularlos á las personas á quienes convenía hacerlo”. “Con la más
alta consideración soy de U. S. Su muy atento obsecuente Servidor”. Brooklyn,
25 de Enero de 1858”.
Lo que (f. 97 v.) comunico á U.S. para su inteligencia y demas fines
consiguientes.
Soy de U.S. atento Servidor
Florencio Ribas
452
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Señor Jacinto Gutiérrez, Secretario de Estado en el Despacho de
Relaciones Exteriores
______
Anexo:
Excmo Señor Secretario de Estado
de los Estados Unidos
General Lewis Cass
Brooklin, 11 de enero de 1858
El infrascrito Ministro Plenipotenciario de las Repúblicas de Guatemala,
del Salvador y de Nicaragua tiene la honra de hacer presente al Excelentísimo
Señor Secretario de Estado de los Estados Unidos, que aquellas tres
Repúblicas, así como las otras de la América del Centro, no pueden ver
con indiferencia la impunidad de que han gozado hoi los bandidos que han
llevado de los puertos de la Unión Americana á aquellos países el pillaje, el
incendio, la muerte, la desolación y todos los horrores que han escandalizado
al mundo entero, miéntras los pueblos centro-americanos debían fiar su
seguridad en las relaciones amistosas que conservaban con este Gobierno,
y en el deber que este mismo Gobierno tiene de impedir que sus gobernados
violen impunemente los derechos de las demás naciones; y por tanto espera
el infrascrito que se tomen las medidas mas eficaces á efecto de que sean
juzgados y castigados los tribunales competentes de los Estados Unidos,
los bandidos, que después de haber ido á cometer sus nefandos crímenes á
aquellos países, hollando las leyes de todas las naciones, han vuelto á estos
Estados á hacer alarde del desprecio con que miran al género humano, y
del escarnio que hacen de las leyes y de los magistrados de su propia nación.
La impunidad de estos criminales amenaza á todos los pueblos de la
tierra con la repetición de aquellos mismos atentados, los mas graves y de
mas funestas consecuencias que pueden cometerse contra el derecho de
gentes; pues no habria pais en el mundo que se considerase seguro, cuando
se hubiese visto que los ciudadanos de una gran república, que cada día se
engrandece mas y mas, podian impunemente formar expediciones hostiles,
por cuenta particular, para ir á turbar la paz de cualquier nación, y no solo
para ir á turbar la paz, sino para ir á emprender conquistas, incendiando
453
Yepsaly Hernández Núñez
pueblos, despojando á los naturales de sus propiedades, asesinando á los
defensores de su suelo, enagenando sus tierras, trastornando sus gobiernos,
y cometiendo, en fin, cuantos excesos hemos visto que las gavillas de foragidos,
capitaneadas por Walker, han perpetrado con asombro del mundo en Nicaragua.
El castigo de estos malhechores, que es de toda justicia y de imperiosa
necesidad, se hace hoi tanto mas indispensable, cuanto es evidente que la
tolerancia que se ha tenido con ellos, ha producido aquella insolencia con
que se presentan á la faz del mundo, gloriándose del desprecio con que miran
todos los principios conservadores de la paz de los pueblos. Cada uno de
estos criminales quiere que se le considere como una potencia soberana,
con el derecho de hacer la guerra donde mejor le parezca, con cualquier
pretesto, ó sin pretesto alguno, no habiendo poder humano á quien tenga
que dar cuenta de su conducta. El más inmoral de todos, el mas necio de
los necios, tienen ya la imprudencia de llamarse regeneradores de la especie
humana; y no es esto lo peor, sino que hai periodistas y oradores que
sostienen que estos absurdos en política pueden llegar á ser principios de
un nuevo derecho de gentes; y con semejante impía predicación se
corrompe la moral de muchas gentes y se dan millares de ilusos secuaces á
las filas de los bandidos.
De dos años á esta parte hemos visto ir y volver centenares de foragidos,
[sic] que salieron de este país violando las leyes y burlándose de las órdenes
de este Gobierno, sin que á su vuelta se les haya tomado cuenta de sus
hechos tan escandalosos; y hemos visto últimamente que contra
las disposiciones de la presente administración se verificó la salida de la
expedición de Walker de la Mobila y su desembarco en Punta Arenas. Lo
mismo puede suceder en adelante, y tanto mas riesgo hai de que suceda,
cuanto está mui bien probado con repetidos hechos, que es mui facil
hacer salir cualquier expedición hostil de los puertos de la Union, sin que
la Aduana la impida, y sin que la marina de guerra la intercepte; y que llegando
á tomar tierra en un punto desierto de la costa del pais invadido, estan
seguros los malhechores de poder establecer un cuartel general, á vista de
los buques de guerra de los Estados Unidos, hallando un punto en donde
podrán fortificarse y recibir los refuerzos, los auxilios y los socorros que
necesiten para un [sic] criminales empresas.
454
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Los Gobiernos de Centro-América en general, y el de Nicaragua en
particular, tienen un derecho perfecto para pedir al de los Estados Unidos
el castigo de los que, siendo ciudadanos de estos Estados, han llevado
de aquí á aquellos países la guerra, el saqueo, el incendio, los asesinatos y
cuantos horrorosos y abominables crímenes pueden cometer los particulares
contra las naciones. Estos atentados han obligado á todos los pueblos de
la América del Centro á hacer sacrificios en defensa de su propia seguridad
amenazada por aquellos enemigos de tan extraña y fatal naturaleza; pero
estos enemigos son reos de delitos que no deben alcanzar misericordia
en ningún país, en ningún tribunal humano, bajo ninguna legislación, ni
en ningún tiempo; porque son delitos cometidos contra aquellas leyes de
eterna justicia, sobre las cuales descansan la paz, el orden y la seguridad de
todos los imperios, de todos los reinos y de todas las repúblicas del mundo;
y porque sin escarmentar con la mayor severidad del castigo á esta clase de
enemigos gratuitos del género humano, se repetirán los mismos abominables
hechos, sin que los pueblos víctimas de la rapacidad y del furor frenético
de los hombres sin lei, sin principios y sin sentimientos de racionales, se
puedan ver libres de una plaga tan funesta y tan terrible.
Espera, pues, el infrascrito, que el justo y equitativo Gobierno de la
Unión Americana, tomará todas aquellas medidas que sean más eficaces á
efecto de librar á los pueblos de Centro-América de los gravísimos males á
que quedan expuestos con la impunidad de los violadores de los derechos
de todas las naciones; haciendo que el condigno castigo de los delincuentes
asegure la paz y la tranquilidad de aquellos países.
Con el presente motivo de esta comunicación tiene la honra el
infrascrito de renovar al Excelentísimo Señor Secretario de Estado de los
Estados Unidos la manifestación de los sentimiento de su mas distinguida
consideración.
A. J. de Irisarri
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, EE.UU., 1848 - 1880, Tomo I, Vol. 42, fs. 97, 97 v., 98, 98 v.
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Yepsaly Hernández Núñez
Nº 17
Notas cruzadas entre el Ministro Plenipotenciario de Perú en el
Imperio del Brasil y en las Repúblicas del Plata, Buenaventura Seoane
y la Cancillería argentina, intercambiando comentarios sobre la
adhesión de Argentina al Tratado Continental. Buenos Aires, 18 de
julio de 1862 y 10 de noviembre de 1862.
Legación del Perú en el Imperio
del Brasil
y en las Repúblicas del Plata
Buenos Aires, á 18 de Julio de 1862
Uno de los objetos confiados al infrascrito por su Gobierno, al acreditarlo
cerca de la Confederación Argentina, ha sido el de procurar la adhesión al
Tratado Continental, celebrado en Chile en 15 de setiembre de 1856.
El Gobierno del Perú, á presencia de los sucesos que se desenvolvían
en Santo Domingo y México, y que entrañaban una amenaza general á
la América independiente, juzgó que una de las primeras medidas que se
debían tomar para alejar ó conjurar el peligro, era la de informar, en las
Repúblicas del Continente, ciertos principios que debiesen hacer parte de
su derecho internacional, y estrechar los vínculos de amistad y buena
inteligencia entre los pueblos y Gobiernos, para evitar, en lo sucesivo, todo
género de guerras.
Garantidas de ese modo las Repúblicas contra las calamidades que, desde
su aparición á la vida independiente, las han trabajado y debilitado en su
espíritu, en su sangre y sus recursos, era consiguiente que las ambiciones,
los odios y otras causas perturbadoras cediesen el campo á los sentimientos
de unión y fraternidad, que son tanto más naturales y fuertes cuanto más idénticos
son los intereses que los fundan y más claros é inmediatos los peligros.
Alcanzada por estos medios la paz y la unión de la América y restablecidas
sus energías, quedaba expedita para afrontar con suceso cualquiera eventualidad.
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El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Partiendo de estas consideraciones, el Gobierno del Perú, que ha creído
hallar en el Tratado Continental los medios más eficaces para que asuma
la América esta actitud, cada día más urgente, procura hoy la adhesión al
referido Tratado.
El infrascrito ha tenido ya el honor de hablar sobre esto á S. E. el General
Mitre, Encargado del Poder Ejecutivo de la República Argentina, quien
no creyéndose, en la época de la entrevista, con bastante autoridad para
contraer, por medio de Tratados, compromisos de un orden trascendental,
relegó la contestación, para cuando fuera definitivamente establecida la
Autoridad Nacional.
Aunque el abajo firmado, en la época referida, nada veía más legítimo
ni definitivamente establecido que la suprema autoridad conferida á S. E.
el General Mitre, del modo más espontáneo, universal y tranquilo, por
la opinión del país, representada en Asambleas legalmente constituidas, y
aunque esa autorización comprendía, de un modo expreso, la de mantener
las Relaciones Exteriores, los términos en que el Jefe de la República le
manifiestó su deseo de diferir el asunto hasta la reunión del Congreso,
fueron tan favorables á la causa Americana y expresaban de tal modo su
deseo de proceder de acuerdo con aquel cuerpo, que el infrascrito respetó,
hasta con aplauso, esa abstención temporal.
Pero ahora, que el Congreso Nacional ha ratificado los poderes conferidos
por los pueblos á S. E. el general Mitre, con la expresión de ejercer todas
las atribuciones constitucionales del Poder Ejecutivo, entre las que se halla
la de “concluir y firmar Tratados de paz, de comercio, de navegación, de
alianza, de límites y de neutralidad, concordatos y otras negociaciones”;
ahora que han comenzado á realizarse en América las amenazas de que
se ha hablado al principio de esta nota: ahora, en fin, que la justa alarma
producida por tales hechos ha alcanzado hasta la América inglesa, parece
llegado el caso de proceder al acuerdo de esas bases de paz general y Unión
Americana, á fin de que las Naciones del Continente queden expeditas,
para formar después una alianza, si se extienden á otra ú otra de ellas, los
atentados cometidos contra la independencia de México.
457
Yepsaly Hernández Núñez
Con tal objeto, el infrascrito tiene el honor de dirigirse á S. E. el Sr. Costa,
Ministro de Relaciones Exteriores, para que se digne darle una contestación
categórica sobre el asunto á que se contrae, y en caso de aquiescencia,
comunicarle, al mismo tiempo, el nombramiento del Plenipotenciario con
quien debe proceder á la negociación del Tratado respectivo.
El infrascrito renueva á S. E. Sr. Costa sus protestas de aprecio y
consideración distinguida.
B. Seoane
A. S. E. el Sr. Dr. Eduardo Costa, Ministro de Relaciones Exteriores de la
República Argentina, etc, etc.
----------Ministro de Relaciones Exteriores
Buenos Aires, Noviembre 10 de 1862
Señor Ministro:
Comprendiendo S. E. el Sr. Presidente de la República la importancia
de la nota de V. E. de 18 de Julio pasado, pidiendo la adhesión al Tratado
Continental, celebrado en Chile, en 15 de Septiembre de 1856, y la adopción de
las medidas que su ejecución requiere; comprendiendo también la necesidad
de dar pronta respuesta, y cediendo á las reiteradas instancias de V. E., ha
prestado atención preferente á este negocio en medio de las numerosas exigencias
de una administración que se encuentra rodeada de negocios premiosos.
Estudiada la nota de esa Legación y el Tratado Continental, con toda la
atención que ha sido posible en tan corto tiempo, el Gobierno Argentino
ha formado el juicio que, el abajo firmado, tiene el honor de trasmitir á V.
E., por orden del Señor Presidente.
En la nota y el Tratado encuentra el Gobierno Argentino un pensamiento
político y la indicación de medios para realizarlo, que le es sensible no
poder prestarles su asentimiento.
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El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Se cree en la existencia de una amenaza general á la América independiente,
á presencia de los sucesos de Santo Domingo y México, y se juzga que una
de las primeras medidas que se debieron tomar para alejar ó conjurar el
peligro, es la de uniformar en las Repúblicas del Continente, ciertos principios
que debiesen hacer parte de su derecho internacional, y estrechar los
vínculos de amistad y buena inteligencia entre los pueblos y Gobiernos,
para evitar, en lo sucesivo, todo género de guerras. El Gobierno Argentino
no tiene motivos para admitir la existencia de esa amenaza, ni cree que
serían suficientes los medios que se proponen para conjurar ese peligro si
realmente existiese.
La América independiente es una entidad política, que no existe, ni es
posible constituir, por combinaciones diplomáticas. La América, conteniendo
Naciones independientes, con necesidades y medios de Gobierno propios,
no puede nunca formar una sola entidad política. La naturaleza y los
hechos la han dividido, y los esfuerzos de la diplomacia son estériles para
contrariar la existencia de las nacionalidades con todas las consecuencias
forzosas que se derivan de ellas.
No es, pues, posible una amenaza á todas esas Naciones que están
esparcidas en un vasto territorio, y que no habría poder bastante en ninguna
Nación para hacer efectiva. Sólo podría existir esa amenaza en el caso de
una liga Europea contra la América, y si esto no es posible, ni tendría
medios de llevar á fin su propósito.
Esa liga no podría hacerse á nombre de los intereses materiales y
comerciales de la Europa, porque esos intereses están en armonía de con
los de las Naciones Americanas; y no habría poder humano que pudiera
crear un antagonismo que no tendría razón de ser.
Sólo podría hacerse á nombre de la monarquía contra la República; pero
la democracia ha echado tan profundas raíces en América, los beneficios
de las instituciones republicanas son tan evidentes, la fuerza de estas
instituciones es tan grande en la esencia y forma de las sociedades y pueblos
americanos, que el Gobierno Argentino está convencido que, á presencia de
ellas, las armas de sus enemigos habrían de sentirse impotentes para cambiarlas.
459
Yepsaly Hernández Núñez
La monarquía, en Europa mismo, ha tenido que inclinarse ante la
democracia, y los monarcas absolutos del derecho divino, van cediendo
el trono á los monarcas que nacen del voto popular, ó que tienen en él su
confirmación ó le admiten para dividir entre sí el poder.
La monarquía en Europa, no tendría cómo hacer liga para destruir la
democracia en América, porque sería venir á destruir los propios elementos
que hoy forman la base del poder de casi todas las Naciones Europeas.
Esa liga, aun cuando contase con poder, no podría hacerse, porque no
sería fácil un arreglo para perpetuar una dominación en América, ni una
combinación para dividirse los despojos de esa dominación.
Por lo que hace á la República Argentina, jamás ha temido por ninguna
amenaza de la Europa en conjunto, ni de ninguna de las Naciones que
la forman. Durante la guerra de la Independencia, contó con la simpatía
y cooperación de las mas poderosas Naciones. Cuando se encontró en
guerra con sus vecinos, fue por la mediación de una potencia europea que
ajustó la paz. En la larga época de la dictadura de los elementos bárbaros
que tenía en su seno, como consecuencia de la colonia y de la guerra civil,
las potencias europeas le prestaron servicios muy señalados.
La acción de la Europa en la República Argentina, ha sido siempre
protectora y civilizadora, y si alguna vez hemos tenido desinteligencia con
algunos Gobiernos europeos, no siempre ha podido decirse que los abusos
de los poderes irregulares que han surgido de nuestras revoluciones no
hayan sido la causa.
Ligados á la Europa por los vínculos de la sangre de millares de personas
que se ligan con nuestras familias y cuyos hijos son nacionales; fomentándose
la inmigración de modo que cada vez se mezcla y confunde con la población
del país, robusteciendo por ella nuestra nacionalidad: recibiendo de la
Europa los capitales que nuestra industrias requiere: existiendo un cambio
mútuo [sic] de productos, puede decirse que la República está identificada
con la Europa hasta lo más que es posible. La población extranjera siempre
ha sido un elemento poderoso con que ha contado la causa de la civilización
en la República Argentina.
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El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
No puede, por consiguiente, temer nada, porque tantos antecedentes y
tantos elementos le dan la más completa seguridad de que ningún peligro
le amenaza.
Cree que en la misma situación se encuentran todas las Repúblicas
Americanas. Si alguna vez las Naciones europeas han pretendido algunas
injusticias de los Gobiernos Americanos, estos han sido hechos aislados
que no constituyen una política, y los Gobiernos Americanos, sin se han
sometido á ellas, ha sido siempre por el estado en que se han encontrado
por causa de sus luchas civiles: pero cada Gobierno tiene medios suficientes
para hacer respetar sus derechos, si por sus propios elementos no se
encuentran contrariados.
No hay un elemento europeo antagonista de un elemento americano
lejos de eso, puede asegurarse que más vínculos, más interés, más armonía,
hay entre las Repúblicas Americanas con algunas Naciones europeas, que
entre ellas mismas.
La República Argentina, en vez de propender á establecer nada que crie
ese antagonismo, ha tomado cuantas medidas están en su mano para hacer
homogéneo y simpático ese elemento y asimilarlo al elemento nacional.
Si una Nación europea, por cuestiones con una Nación americana, acude
á la guerra y emplea medios que importen una amenaza á los derechos de
las demás Naciones, éste será un hecho particular que puede dar mérito
á medidas y arreglos especiales para el caso; pero jamás puede ser motivo
de establecer medidas generales sobre actos generales, que tienen que ser
imperfectos y deficientes, envolviendo, en cierto modo, una suposición de
agresión de parte de otras Naciones que pueden considerarlo como una
ofensa gratuita.
Si desgraciadamente aquel caso llegase á suceder, el Gobierno Argentino
sería el primero en poner en ejecución cuantas medidas fueren necesarias
y estuviesen á su alcance para promover á su seguridad, y á la reivindicación
del derecho que quisiera hollarse y no duda que el Gobierno del Perú,
como los demás Gobiernos Americanos, habrían de adoptar una política igual.
461
Yepsaly Hernández Núñez
Los medios propuestos, no serían tampoco eficaces para evitar el
peligro, ni para llenar los objetos que expresa la nota de V. E de asegurar
la tranquilidad de las Repúblicas Americanas entre sí, pero es innecesario
entrar á demostrarlo desde que el Gobierno Argentino, prescindiendo de
esto vá á ocuparse del mérito mismo de la Convención, sin tener en vista
el motivo primordial que se ha querido consultar, tratando solo del mérito
real de esa Convención.
Desde luego, el Gobierno Argentino encuentra que por el artículo 23
del Tratado, debe comunicarse después del canje de sus ratificaciones, por
los Gobiernos contratantes, á los demás Gobiernos Hispano-Americanos
y al Brasil, quienes podrán incorporarse en la Unión que se establece,
quedando obligados á todas sus estipulaciones, celebrando un Tratado
para su aceptación con cualquiera de los Estados signatarios.
Según este artículo, solo después del canje de las ratificaciones pueden
los Gobiernos contratantes presentar el Tratado á la aceptación de los
demás Gobiernos Hispano-Americanos y al Brasil; y ese canje no aparece
haber tenido lugar.
Al contrario, por las notas de esa Legación se vé que el Gobierno del
Perú ha ratificado el Tratado con modificaciones y en uno de los puntos
más trascendentales, cual es, la uniformidad de la legislación aduanera, y se
ignora si los demás signatarios han hecho otro tanto.
En este estado, el Tratado Continental no es Tratado, ni se sabe á qué
quedará reducido con motivo del modo que se hagan las ratificaciones.
No hay, pues, términos hábiles para prestar aceptación á obligaciones
que no están definitivamente establecidas, que aun siquiera constituyan por
sí un cuerpo de doctrina, que pueda calificarse de auténtico.
Pero aún dado que ya ese Tratado estuviese de todo punto concluido,
ninguno de los signatarios tiene facultad para otra cosa, que para presentarlo
á la aceptación de los demás Gobiernos en el Tratado referido, sin poder
acordar modificación ninguna á sus estipulaciones.
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El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
El nombramiento del Plenipotenciario que V. E. pide para proceder á
la negociación del Tratado respectivo, vendría á quedar, por consecuencia,
reduciendo al nombramiento de un negociador, para aceptarlo, forzosamente,
porque ninguna modificación podría establecerse por el otro negociador,
según los términos del Tratado mismo.
El Gobierno Argentino, si encontrase aceptable el Tratado tal cual está,
sin necesidad de modificación ninguna, se limitaría á aceptarlo, por su parte,
sin ninguna otra negociación, por medio de una ley que presentaría al Congreso.
Pero no estando conforme con muchas de las estipulaciones, no le es
posible ni nombrar un negociador, porque no puede modificarse ya el
Tratado por ninguno de los Estados signatarios, ni puede presentarlo á la
aprobación del Congreso.
Existiendo, sin embargo, en ese Tratado muchas cosas de gran utilidad
que sería conveniente realizar, el Gobierno vá á permitirse presentar á esa
Legación en juicio sobre él, para las ulterioridades que pueda tener.
Por la constitución de la República Argentina, su Gobierno no puede
celebrar Tratados sino en conformidad de los principios de derecho público
establecidos en ella.
En el Tratado Continental hay varios artículos que por esta razon no
pueden ser admitidos.
Encuéntranse, en este caso, los artículos 1º, 2º y 3º.
El artículo 1º, cuando estatuye que los ciudadanos ó naturales de
cualquiera de las altas partes contratantes gozarán en los territorios de las
otras del tratamiento de los nacionales, ¿han querido darles a todos los
derechos del ciudadano, ó meramente los derechos civiles? Lo primero, es
expresamente prohibido por la Constitución Argentina: Ningún extranjero
puede gozar de los derechos políticos del ciudadano. Lo segundo, está
acordado á todos los extranjeros, sin limitación alguna y sin la condición
de retribución.
463
Yepsaly Hernández Núñez
Celebrar un Tratado para consignar este principio, sería suponer que
existía la doctrina contraria, y volver atrás de un principio que ha regido
constantemente en la República desde los primeros momentos de
la Revolución, desde que en un Tratado habría que exigirse reciprocidad
como condición, y la Constitución no pone tal condición.
La estipulación contenida en este artículo, lleva consigo la excepción
de que se ha de estar á la Constitución de cada Gobierno contratante; lo
que envuelve una injusticia por la desigualdad que puede haber en cada
Constitución sobre los derechos de ciudadano.
Los bienes de los extranjeros están en las mismas condiciones que los
de los ciudadanos en la República, acuérdese ó no iguales privilegios á los
argentinos en país extranjero. No es posible pactar la reciprocidad como
condición, y sería preciso igualar á este respecto todas las Constituciones
de los Gobiernos contratantes para que la estipulación fuese justa.
El artículo 2º pone una limitación al principio consignado en la Constitución
Argentina de la igualación de las banderas extranjeras á la nacional; y la
modificación hecha por el Gobierno del Perú á este artículo ataca el principio
de la libre navegación de los ríos interiores para todas las banderas que la
misma Constitución proclama, precisamente para cerrar la navegación del
Amazonas, que el Gobierno Argentino cree que debe abrirse, como todos los
demás ríos interiores de la América, á la libre navegación de todas las banderas.
El artículo 3º es una consecuencia del artículo 2º, y lleva consigo la
misma limitación que se opone á la Constitución. Las importaciones y
exportaciones son iguales bajo cualquier bandera. El cabotaje no tiene
privilegios. Existen en el Tratado otros artículos que ponen una restricción
á la Soberanía Nacional, que el Gobierno no puede aceptar.
Por el artículo 10, se fija el derecho en las guerras marítimas, de modo
que él único Poder que tienen los Estados Americanos para el caso de una
guerra con una potencia marítima, queda destruido.
El Gobierno Argentino quiere conservar el derecho pleno que le asiste para
usar de él con prudencia, ya en la última guerra civil en que se encontró la
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El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
República, se hicieron declaraciones para el ejercicio de ese derecho, que
recibieron la aceptación general. Pero el Gobierno se reserva la apreciación
de las limitaciones que según los casos convengan poner á su derecho.
El corso, con todas sus consecuencias, no puede renunciarse por los
Gobiernos que no tienen un gran poder militar marítimo, sino cuando se
acuerde que los buques de guerra no hagan lo que hacen los corsarios y se
tomen otras seguridades por los Estados débiles.
El artículo 13 es otra limitación á la Soberanía Nacional, que el Gobierno
no puede admitir. Todo Estado necesita poder disponer de su territorio y
tener la facultad de adquirir otros por los medios legítimos. Una estipulación
limitada de este derecho, y una obligación tan vaga como es, que puede afectar
los derechos de quien no toma parte en ella, no es posible fuese aceptada.
Hay varios artículos en ese Tratado que contienen puntos regidos por el
derecho público de gentes y por el derecho internacional privado, que no
pueden, ni necesitan incluirse, en un tratado.
El artículo 5º, al establecer la validez de los actos celebrados en un país
extranjero, igualándolos á los del territorio en que deben ejecutarse, no
han podido dejar de ser deficientes, por cuanto es casi un código, lo que se
necesita para arreglar este punto, que hoy está determinado por principios
que acatan todas las Naciones. Con sobrada razón el Gobierno del Perú ha
puesto una excepción á este artículo, reduciéndolo únicamente á la materia
civil; y muchas otras limitaciones y ampliaciones necesitarían para reducir
esta materia á convenio.
La estipulación del artículo 11, necesita para su ejecución el asentimiento
del Gobierno, cerca del cual residen los agentes públicos, razón por la cual,
no puede pactarse esta obligación.
Por otra parte, éste es un servicio que todas las Naciones se prestan
mutuamente con el consentimiento de los Gobiernos locales, sin
necesidad de pactos.
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Yepsaly Hernández Núñez
Los privilegios y exenciones de los Agentes Diplomáticos están ya fijados,
de una manera precisa y determinada, por los principios del derecho
internacional universal. Esta parte del artículo 12, es innecesaria é inútil,
porque solo el asentimiento general de las Naciones puede constituir esos
privilegios, y no el de unas pocas. Las atribuciones de los Agentes Diplomáticos
y Consulares, en cuanto se refieren al servicio para con su Gobierno, son
materia de legislación especial, y en cuanto se relacionan con la autoridad
cerca de la cual residen, han sido ya arregladas por el derecho público de
las Naciones. Uno que otro punto puede ser materia de Tratado de
comercio y de navegación. Esto no se hace en el artículo 12, puesto que
solo envuelve una promesa de verificarlo.
Las obligaciones establecidas en los artículos 14, 15, 16 y 17, están entre
los deberes que tienen las Naciones unas con otras por el derecho de gentes.
No hay necesidad de pactarlas, mucho menos entre pueblos hermanos.
Toda Nación está obligada á respetar la Independencia de las demás. El
derecho de asilo y los deberes que impone, está arreglado de modo que
ninguna duda presente su ejecución. Los pactos á este respecto son
innecesarios. En el mismo caso están los actos que se conocen como piratería.
La estipulación que determina que no se han de dar empleos y distinciones
honoríficas, ni conceder asilo á los clasificados de piratas, cuando el Estado
contra quien se hayan ejercido esos actos lo exigiese, no puede explicársela
el Gobierno Argentino.
La infracción de un Tratado por un ciudadano de una de las potencias
contratantes, jamás puede pesar sobre el Gobierno que no protege ni
ampara la infracción. El artículo 18 no puede ser materia de convenio,
porque es un principio de derecho universal.
Pactar pueblos que tratan de establecer vínculos de unión, que no se
harán la guerra de hecho sin exigir previamente una explicación ó reparación
de la ofensa, es, en opinión del Gobierno, pactar el cumplimiento de deberes
que la razón y los respetos de la moral pública imponen.
El artículo 19º viene á ser inútil é inconveniente.
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El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Existen en el Tratado Continental otras cosas que no pueden ser
materia de pactos. Lo que se refiere á enseñanza primaria, artículo 7º, á la
igualación de pesos, medidas, monedas, tarifas y leyes de Aduana, artículo
9º, están en este caso. Son actos que, aunque muy laudables, cada Estado
debe practicar por sí en su mayor parte, y otros dependen de circunstancias
especiales que hacen imposible pactar la igualación de leyes.
El Gobierno del Perú, por esta razón, modificó el artículo 9º, en lo que
se refiere á la igualación de tarifas y leyes de Aduana, porque comprendió
que la acción de un Estado para crearse sus rentas, no pueden limitarse
por Tratados.
Uno de los primordiales objetos del Tratado Continental, es la creación
de un Congreso de Plenipotenciario, cuya composición y atribuciones se
determinan. A esto se contraen los artículos 20, 21 y 22.
Por lo mismo que este pensamiento tiene el prestigio que le da su
antigüedad y la respetabilidad de los grandes hombres que lo concibieron,
el Gobierno Argentino lo ha meditado mucho.
Sensible le es no estar de acuerdo con los Gobiernos signatarios del
Tratado; pero su juicio es que el Congreso de Plenipotenciarios que se
constituye es completamente estéril é inconveniente.
Los Gobiernos Americanos, estando en disposición de consolidar y
robustecer su unión y desarrollar los principios en que se establezcan, deben
emplear los medios que les permite la acción libre para legislar en sus
territorios, haciendo efectivos y prácticos sus buenos deseos a favor de los
demás. Para los Tratados que haya que hacerse sobre algunos puntos que lo
requieren, no necesita constituirse un Congreso de Plenipotenciarios. Cada
Estado puede pactar con los otros, consignando esos principios, como se
ha estado haciendo hasta ahora.
Crear un cuerpo político después de estos Convenios, para el sólo objeto
de intervenir en caso de guerra de las partes contratantes, ó para coactar
la libre acción de ellas, en los actos que aisladamente juzgaren conveniente
hacer, no es de ningún modo aceptable para el Gobierno Argentino.
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Yepsaly Hernández Núñez
Hay en el Tratado Continental muchas materias que necesitan ser
arregladas por un Tratado: como lo que se refiere á correos, extradición,
títulos profesionales; como hay también otras no incluídas [sic] que están
también en el mismo caso y son más importantes, tales son: el patronato,
propiedad literaria y de inventos, caminos internacionales, navegación de
ríos interiores, libertad de cultos ciudadanos; y el Gobierno Argentino con
gusto se presentaría á un arreglo sobre el particular, teniendo que hacerse
modificaciones como las que el Gobierno del Perú hizo en el artículo 6º,
sobre extradición, reduciéndolo á ciertos delitos.
En suma, el Gobierno Argentino piensa que en los principios fundamentales y
estipulaciones de orden secundaria contenidos en el Tratado Continental, hay
que considerar: 1º Que unos, son contrarios al principio de soberanía de
cada Nación independiente, que ha adoptado cada República Americana
como base de su Gobierno, y que alterando por consecuencia sus respectivas
Constituciones, y enajenando, para lo futuro, el ejercicio pleno de aquella
soberanía, están en contradicción con la base de independencia de que
parte el mismo Tratado; 2º Que las ventajas recíprocas con que se brindan
las partes contratantes, no tienen base equitativa de igualdad, por referirse al
derecho de cada Estado; y que relacionándose solo á los individuos aislados,
no dan por otra parte, mayores ventajas á las partes contratantes como
entidades colectivas; 3º Que los derechos civiles que se conceden
recíprocamente á los ciudadanos de cada Estado, están consignados en las
leyes particulares de todos ó de cada uno de ellos en particular, y muy
especialmente en los de la República Argentina, no sólo para los Americanos,
sino para todos los que habitan su suelo, y que no es necesario reducir á
Tratados, lo que, siendo materia de ley, hace parte del derecho internacional
privado de casi todo el mundo, con raras excepciones y en solo puntos de
detalles; 4º Que los grandes principios relativos á los agentes diplomáticos,
á la navegación, al comercio, á los derechos de los neutrales, etc, etc, tienen
ya el concurso universal, y forman parte del código internacional del mundo
civilizado; son conquistas hechas para el bien de la humanidad entera y que
por lo tanto no necesitan ser reducidos á Tratados, ni limitados en beneficio
tan solo de los Americanos, ni pueden ser alterados ni ampliados por solo
las Repúblicas Americanas entre sí, sino en aquellos casos en que cada
Nación obre en virtud de su propia soberanía, como ha sucedido en la
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República Argentina, en que el derecho de los neutrales ha sido ampliado
en el sentido más lato y civilizador por la República Argentina, yendo más
allá de las estipulaciones del Congreso de Paris; 5º Que las ventajas
que pudiesen concederse las Repúblicas Americanas por vía de privilegio
ó excepción, están limitadas por los Tratados que cada una de ellas ha
celebrado, en que se ha contraído la obligación de concederlas iguales á
las Naciones más favorecidas, estando reconocido, por otra parte, que en
comercio esos privilegios son ruinosos para las mismas Naciones que se
los conceden, como la experiencia lo ha demostrado, y que si son convenientes,
lo que es bueno conceder á unos, es bueno conceder á todos, y que si no
es así, es señal inequívoca de que el privilegio no es una ventaja para quien
lo otorga; 6º Que la admisión de algunos principios, que nadie cuestiona
ya en el mundo, en contraposición de otros completamente abandonados
ó desacreditados, adquieren la presunción de que ellos han podido ser por
alguna manera practicados ó profesados por quien se compromete á no
observarlos y pacta sobre el particular, cuando, por el contrario, el silencio
á su respecto probaría que se acepta el principio universal consagrado por
el derecho de gentes; 7º Que el abandono de algunos derechos que son
la defensa del débil contra el fuerte, tiende, más bien que á robustecer, á
debilitar la unión de la América en la defensa de sus legítimos derechos,
cuando llegase el caso, y que, por lo tanto, es mejor sostener la doctrina
de los Estados Unidos, que manteniéndolos piden para abandonarlos el
que todas las Naciones del mundo se pongan en igualdad de condiciones,
renunciando al abuso de la fuerza reglada; 8º Que las pocas estipulaciones
de interés práctico resultarían después de todo esto, no dan lugar á un
Tratado Continental, ni á una negociación colectiva; siendo, por otra parte,
solamente aplicable la mayor parte á los limítrofes, como es lo relativo á la
correspondencia, á la extradición, á los asilados, y otros puntos de menor
interés que están reglados por Tratados ó Convenciones especiales, y que
en realidad no pueden ser comunes á todas las Repúblicas Americanas
entre sí, pues suponen vecindad y comunicación frecuente, lo que sólo
existe entre limítrofes; 9º Porque, caso de adherir á un Tratado de esa
naturaleza, la República Argentina desearía ver consignada en él ciertas
reglas que son de verdadero interés americano, y que se echan de menos,
tales como lo que se refiere á las vías terrestres de comunicación de uso
469
Yepsaly Hernández Núñez
común; á la navegación de los ríos interiores con arreglo á los grandes
principios proclamados por Jefferson; á la propiedad de los inventos y
obras literarias, al patronato, libertad de cultos y otros del mismo orden; y,
muy principalmente, la consignación del principio de la ciudadanía natural,
que es la base del porvenir y de la seguridad del presente de los Estados
Americanos, por cuya razón es indeclinable para la República Argentina.
El Gobierno Argentino, después de haber emitido su juicio sobre el
Tratado Continental, tiene que rogar á V. E. que, al transmitirlo á su
Gobierno, le asegure que en la República Argentina los ciudadanos de los
Gobiernos signatarios, como los extranjeros todos, gozan en sus personas,
bienes y naves, de derechos y prerrogativas que son mayores que las que
tendrían por el Tratado, asegurados por la Constitución y sus leyes; que
tienen la sanción de medio siglo de ejecución constante; que se acuerdan
todos los derechos y se respetan todos los deberes que el derecho de gentes
establece en su expresión la más liberal para con las demás Naciones; y
que si la independencia de cualquier Estado Americano fuese amenazada
contra las prescripciones del derecho público, no tardaría en ponerse de acuerdo
con los demás Gobiernos para reivindicar sus derechos y garantir su seguridad.
El abajo firmado ha recibido también orden de manifestar á esa Legación,
que cualquiera que sea la divergencia de opiniones sobre el Tratado
Continental, el Gobierno Argentino profesa los sentimientos más fraternales
y simpáticos al Gobierno del Perú y demás Gobiernos Americanos, y que
está dispuesto á trabajar, por cuantos medios están á su alcance, para
uniformar su política con ellos.
Con este motivo, me es grato ofrecer a V. E. las seguridades de mi alta
consideración y estimación.
Rufino de Elizalde
A S. E. el Sr. Ministro Plenipotenciario
de la República del Perú,
caballero D. Buenaventura Seoane
_______
Congresos Americanos de Lima. Recopilación de documentos precedida de Prólogo de Alberto
Ulloa. Tomo I. pp. 641 - 654.
470
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
TRATADO DE CONFEDERACIÓN Y ALIANZA ENTRE LAS
REPÚBLICAS DE VENEZUELA,
NUEVA GRANADA, GUATEMALA, EL SALVADOR,
COSTA RICA, MEXICO Y PERÚ,
CELEBRADO EN WASHINGTON
EL 8 DE NOVIEMBRE DE 1856. 62
Hernández Núñez Yepsaly
El Tratado de Confederación63 y Alianza entre las Repúblicas de
Venezuela, Nueva Granada, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, México y
Perú fue suscrito en la ciudad de Washington, el 8 de noviembre de 1856,
dos meses después del Tratado Continental. Ambos tratados responden a
las mismas motivaciones: conformar un bloque de resistencia contra las
amenazas de poderosas naciones extranjeras, entre ellas, Estados Unidos y
Gran Bretaña; conservar la independencia y la soberanía de los territorios
americanos; detener las devastadoras consecuencias de las incursiones de
Walker en Centroamérica, entre otras. En tal sentido, el Gobierno de El
Salvador manifestó a la Cancillería venezolana el 07 de noviembre de 1856
lo siguiente: “los acontecimientos que hoy tienen lugar en Nicaragua: el
amago que los filibusteros han hecho a todos los Estados Soberanos de la
América Central, empeñados hoy en una lucha a muerte con los invasores:
la cooperación no disimulada en esta desleal empresa, de personas que gozan
de mucha influencia en los Estados Unidos; y sobre todo, la ineficacia de
las medidas tomadas por aquel Gobierno para impedir la infracción de las
leyes de neutralidad tan abiertamente quebrantadas respecto de Nicaragua:
cosas son estas, que no pueden menos de llamar fuertemente la atención
de los Gobiernos todos de la América Española”64.
62 Advertimos al lector que la documentación hallada en el Archivo Histórico de la Cancillería
venezolana no permite ampliar el estudio de las negociaciones y de la significación del Tratado de
Confederación y Alianza, tan sólo encontramos documentación dispersa que nos permite hacer
afirmaciones restringidas sobre algunos intentos de materialización de proyectos de integración
propuestos por las naciones hispanoamericanas en la segunda mitad del siglo XX.
63 Esta Confederación se denominaría “Confederación de los Estados Hispanoamericanos”.
64 Ver documento Nº 1.
471
Yepsaly Hernández Núñez
El Tratado de Confederación y Alianza, al igual que el Congreso de
Panamá y los Congresos de Lima, celebrados en 1847, 1848 y 186465,
pretendió salvar a las naciones hispanoamericanas de “peligros latentes”.
En el texto final del Tratado pueden identificarse los objetivos que
perseguía la suscripción del mismo: [considerando] “el estado peligroso en
que se encuentran […] [las] respectivas repúblicas, tanto por las doctrinas
subversivas del derecho internacional, que se entienden por esta parte del
mundo, cuanto por el aislamiento en que hasta hoi se han mantenido todas
las referidas repúblicas, privándolas de oponer a sus enemigos la resistencia
que sería el resultado de las más estrechas relaciones entre todos los pueblos
y gobiernos hispano – Americanos: y tratando de dar a cada una y a todas
estas repúblicas la consideración, la fuerza, el poder, y la respetabilidad
que les convienen para asegurar su paz interior y su completa inviolable
independencia, hemos convenido subsperatis, en proponer a nuestros
gobiernos respectivos el siguiente tratado de Alianza y Confederación
entre todos los Estados hispano - Americanos”.66
El Tratado de Confederación y Alianza intenta resolver una situación
recurrente en el continente americano durante el siglo XIX, el aislamiento
de las naciones hispanoamericanas, no solamente desde el punto de vista
geográfico, sino también desde el punto de vista de la comunión de intereses.
Este fue sin duda, uno de los mayores frenos de la consumación de los
proyectos de integración en el continente americano. Sobre este aspecto
nos referiremos más ampliamente, cuando comentemos las posiciones de
Colombia y Panamá.
El abanico de materias que abarca el Tratado de Confederación y Alianza
coincide con las planteadas en el Tratado Continental. Ambos recalcan
la necesidad de conservar a toda costa la independencia, la soberanía y la
integridad de las repúblicas hispanoamericanas. Sin duda que la conservación
de la independencia fue un punto de honor para la gran mayoría de las
figuras que se ocuparon de redactar los borradores de Acuerdos y Tratados
65 Manuel Clemente Urbaneja, Dos estudios: la Unión Latinoamericana y el arbitraje internacional, p. 11.
66 Ver documento Nº 2.
472
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
de unión solidaria en el siglo XIX. Romper el cordón umbilical con
las respectivas metrópolis supuso para muchos países, la oportunidad de
volver a comenzar. No ahondaremos en las múltiples significaciones que
pueden atribuirse a la independencia. Pero sí destacaremos que para una
gran parte de las naciones hispanoamericanas, la independencia había sido,
una de sus conquistas más valiosas.
Otras de las materias planteadas en el Tratado de Confederación y
Alianza eran las siguientes: rechazo a cualquier forma de conspiración para
derrocar los gobiernos de turno. Tal planteamiento sugiere la necesidad de
acabar con la anarquía imperante y con el estado de guerra permanente,
frecuentes entre las naciones hispanoamericanas durante la segunda mitad
del siglo XIX. Es bien sabido, que no pueden desarrollarse las relaciones
bilaterales y multilaterales en un clima hostil. Este era sin duda uno de los
principales obstáculos de la integración hispanoamericana.
Según el texto del Tratado, serían sancionados duramente extranjeros,
emigrados o asilados que pusieran en peligro la estabilidad interna de una
o de varias naciones hispanoamericanas. Ninguna potencia extranjera podía
intervenir en las situaciones domésticas de los pueblos hispanoamericanos.
Se contemplaba un severo castigo para las expediciones “no identificadas”
que penetraran cualquier territorio “no autorizado”. Todas las “embarcaciones
anónimas” serían tratadas como piratas.
Un aspecto muy importante en torno a la seguridad colectiva -y en esto
coincide con los planteamientos del Tratado Continental- es la prohibición
de cada una de las naciones suscriptoras de enajenar o de ceder el territorio
nacional a cualquier potencia extranjera. Esta norma procuraba proteger
a las naciones hispanoamericanas de las alianzas que pudieran generarse
entre los gobernantes de turno y las potencias extranjeras en detrimento de
los intereses nacionales. Asimismo, el Tratado de Confederación y Alianza
obligaba a los países suscriptores a prestarse auxilio mutuo, en caso de
amenaza, invasión u hostilidad de algún enemigo extranjero: el enemigo
de una nación, se convertía en adversario de todas las naciones amparadas
por el Tratado. Un ítem primordial, relacionado con la consolidación de la
473
Yepsaly Hernández Núñez
paz hispanoamericana que fue plasmado en el texto final del Tratado fue
la prohibición de las naciones suscriptoras a inmiscuirse en los asuntos
internos de sus vecinos.
La resolución pacífica de las controversias o desacuerdos entre las
naciones hispanoamericanas fue ampliamente discutida. En tal sentido, se
propuso la intervención de árbitros imparciales que impidieran la radicalización
de conflictos y posibles enfrentamientos bélicos entre miembros de la
comunidad americana.
Al igual que el Tratado Continental, el Tratado de Confederación y
Alianza dio preponderancia a materias tangenciales -que no estaban
vinculadas con la motivación principal de la convocatoria, es decir, la
conformación de un bloque de resistencia ante la ambición de poderosas
potencias que pretendían dominar a las naciones más débiles, en este caso,
hispanoamericanas- tales como: el tratamiento de nacionales a extranjeros
pertenecientes a la liga; el diseño de normas para las relaciones comerciales,
especialmente lo concerniente a las condiciones de navegación de embarcaciones;
establecimiento de normas para regular las condiciones de la correspondencia
oficial y particular, y a la validez de los documentos públicos y judiciales.
La delimitación de las funciones de los agentes diplomáticos y consulares
también estuvo contemplada en la redacción de los artículos del Tratado.
En el Tratado de Confederación y Alianza se planteaba la necesidad
de organizar reuniones posteriores entre los Plenipotenciarios de la
región hispanoamericana a fin de discutir estrategias que contribuyeran
a afianzar las relaciones comerciales. Entre ellas, el diseño y la utilización
de una medida uniforme de pesas, medidas y monedas para facilitar las
transacciones mercantiles; el esbozo de un sistema consular para toda la
confederación, así como también, la creación de leyes de aduanas análogas
y la redacción de un código de derecho marítimo hispanoamericano, entre
otras67. Cualquier otro tema de interés para la comunidad hispanoamericana
sería discutido en un Congreso de Plenipotenciarios que se reuniría en la
ciudad de Lima, en el mes de diciembre de 1857.
67 Ver documento Nº 2.
474
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Una vez suscrito el Tratado de Confederación y Alianza, cada país debía
ratificarlo, sólo así, podía garantizarse su puesta en práctica. El Gobierno
de Venezuela no lo ratificó.
Algunas ideas sobre la Confederación Hispanoamericana expuestas
por Venezuela, Colombia y Panamá entre 1856 – 1867.
En el archivo histórico de la Cancillería venezolana no encontramos
documentación suficiente que nos permitiera estudiar cabalmente las
negociaciones y la trascendencia del Tratado de Confederación y Alianza
celebrado en Washington, el 8 de noviembre de 1856. No obstante, durante la
investigación pudimos recopilar información acerca de los distintos puntos
de vista que las naciones hispanoamericanas expusieron en torno al ideal
de unión solidaria. Si bien, tales opiniones no se refieren al Tratado de
Confederación y Alianza de 1856, son ilustrativos del ambiente que caracterizaba
el panorama internacional con respecto a la idea de unión. Es por ello, que
consideramos de interés rescatarlas.
En primer lugar, encontramos la exhortación del Gobierno venezolano
a conformar una Confederación Americana. El Canciller de entonces,
Jacinto Gutiérrez, en una intervención en el Congreso Nacional, reconoce
la gravedad de los desacuerdos que Venezuela tiene con Colombia y la
necesidad de modificar las directrices de la política exterior del país. A
este respecto, quisiéramos traer a colación un fragmento de su exposición
que nos resulta revelador de las complejas circunstancias que definían el
panorama internacional y como tales situaciones, aunadas a los problemas
locales, dificultaban en gran medida, la consolidación de los proyectos
de integración.
En el año 1857, Jacinto Gutiérrez afirmó: “No cabe duda en que los
medios de conseguir la dicha doméstica, son por lo general los mismos en
que está librada la permanencia de la armonía entre las naciones. El buen
gobierno de casa es la paz con los extraños. Si se les distribuye imparcial
justicia, si en tiempo de revolución no se les causan molestias, si todo lo
que se haga respecto de ellos se medita con el detenimiento y circunspección
475
Yepsaly Hernández Núñez
debidos, en una palabra, si no se ofenden en lo más mínimo sus derechos,
caerá por su propio peso el edificio sobre […] [el que] se levanta la serie
de reclamaciones que absorven [sic] gran parte de los fondos públicos,
producen frecuentes desagrados, y dan lugar á la deshonra y mengua del
país”68. Estas consideraciones plantean uno de los puntos neurálgicos del
fracaso de los proyectos de integración a mediados del siglo XIX: debe
haber una correspondencia entre la política interna de las naciones y las
directrices de su política exterior, de otro modo, el ideal de la unión de los
pueblos hispanoamericanos es una utopía que no hallará su consolidación
por ningún medio.
Otro aspecto interesante de la intervención del Canciller venezolano en
la sesión del Congreso celebrada en 1857, directamente vinculada con el
tema de la integración hispanoamericana es el siguiente: [la confederación]
“como […] pensamiento no es de hoy, sino que viene desde los tiempos
de la independencia; como en diversas ocasiones se han hecho tentativas
más ó ménos felizes [sic] para verificarlo, y como, aunque dominante unas
veces, y olvidado otras, siempre ha sido generalmente aceptado, y es el
único rayo de esperanza hacia el cual se vuelven los ojos en los instantes
de peligro69. El Ministro venezolano al igual que sus contemporáneos
consideraba que la unión de los pueblos hispanoamericanos era una salida
armónica que podía ofrecer bienestar colectivo y la esperanza de un futuro
promisorio. Con la certeza de este pensamiento, envió una comunicación
el 8 de julio de 1856 a distintas naciones americanas, exhortándolas a
hacerse partícipes de un proyecto de unión solidaria.70
Por su parte, el Gobierno de Colombia en comunicación dirigida a la
Cancillería venezolana el 15 de diciembre de 1856, expuso su punto de
vista con respecto a la idea de consolidar una Confederación Hispanoamericana:
“Grato sería para este Gobierno aprovechar la ocasión que le brinda el de
Venezuela de dar otra vez impulso al pensamiento favorito del Libertador
de Colombia, sobre una estrecha liga de los pueblos de la América
68 Ver documento Nº 4.
69 Ver documento Nº 4.
70 Ver documento Nº 14 de la Recopilación Documental correspondiente al Tratado Continental
de 1856.
476
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Española para su común defensa i bienestar, regularizada o encabezada
por una Asamblea de delegados suyos, si no abrigase la convicción de que
semejante liga por medio de pactos generales aceptables i exequibles por
su propia virtud en el momento dado, no es de los tiempos i circunstancias
que atravesamos”71. Como bien puede observarse, la idea no es rechazada
como ideal, pero sí hay reservas del Gobierno colombiano sobre la pertinencia
del momento en que se convoca la Confederación de las naciones
hispanoamericanas.
El Gobierno colombiano recalca los obstáculos que impiden la consolidación
de un proyecto de Confederación entre los países hispanoamericanos,
algunos de ellos son: la inmensidad del territorio americano y las dificultades
de los medios de comunicación, la inestabilidad de las instituciones
nacionales, las disputas interregionales, etc. Cada una de estas circunstancias
mostraba el “estado incipiente de la civilización” americana, así como también
“la inercia” del carácter de los pueblos hispanoamericanos.
Otras de las preocupaciones que asaltaban al Gobierno de Colombia
con respecto a la consolidación de la Confederación Hispanoamericana
eran: los medios que se emplearían para la mutua garantía de la integridad
de los territorios hispanoamericanos, teniendo en cuenta los imprecisos y
vagos límites que existían entre uno y otro país. Y también, la dificultad de
hallar un equilibrio entre la paz interna y la continental 72.
El Gobierno de Colombia juzgaba inviable la posibilidad consumar un
proyecto de Confederación, pero resaltó la necesidad de trabajar en el diseño
de una política exterior que robusteciera la presencia hispanoamericana en
el contexto internacional. En la comunicación oficial que hemos estado
comentado puede leerse: “una liga jeneral i abstracta de los Estados
hispano – americanos, tal cual se la propone i cual se ha proyectado sin
fruto antes de ahora, es impracticable, ilusoria, i más bien dañosa que útil
a los ojos de la actual Administración de la Nueva Granada, que por otra
parte debe abstenerse de entrar en negociaciones sobre este delicado asunto
[…] grandes intereses obligan a su juicio a los Estados mismos a establecer
71 Ver documento Nº 3.
72 Ver documento Nº 3.
477
Yepsaly Hernández Núñez
sin demora medios regulares i permanentes de inteligencia mutua, para
apoyarse unos a otros ante las naciones extranjeras en el sostenimiento
de ciertos principios comunes de política, i para concertarse i obrar con
eficiencia en ciertas emergencias. Si todas o la mayor parte de estas Repúblicas
mantuviesen una Legación en los Estados Unidos, i otra en alguna corte
europea, confiadas a personas de alta intelijencia i respetabilidad i provistas
de instrucciones i poderes para aquel efecto, la América española pudiera
hacerse oír i sentir con provecho i honra, unida i enerjica, en los lugares
convenientes i en los momentos oportunos, siempre que aquellos grandes
intereses, aquellos principios comunes lo demandasen. Ojala se meditara
seriamente sobre el particular”.73
El Gobierno de Panamá también manifestó al Gobierno venezolano su
posición con respecto a la conveniencia de consolidar la Confederación
Hispanoamericana. El 20 de mayo de 1857, Bernabé López, afirmó: “Mi
Gobierno […] está perfectamente de acuerdo con las altas miras expresadas
[…] en cuanto al elevado pensamiento de un Congreso Americano, basado
en los principios jenerales de la civilización y necesidades de los pueblos en
la actualidad, pero, por su parte, al menos, no cree oportuna su realización
- opina, que el mejor medio de aproximarse a ese fin, sería empesar por
estrechar las relaciones e intereses de los diversos Estados entre sí, como
lo ha verificado la Confederación Argentina y la República de Chile, por
medio de tratados parciales que ligándolas mutuamente, sirven a la
conservación del orden interior, al desarrollo de sus intereses materiales, a
la consolidación de la paz entre ellos, y más delante de sólido fundamento
a los principios jenerales de que se ocuparía el Congreso Sud Americano
vinculado, por decirlo así, sus intereses, se daría un gran paso hacia la
efectividad de las resoluciones de un Congreso que por elevadas y trascendentales
que fuesen necesitarían encontrar el apoyo de relaciones establecidas y de
intereses materiales diversos”.74
El Gobierno de Panamá coincide con el Gobierno de Colombia en
lo que respecta a los mecanismos que las naciones hispanoamericanas
debían poner en práctica antes de plantearse una exitosa Confederación
73 Ver documento Nº 3.
74 Ver documento Nº 6.
478
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Hispanoamericana. En tal sentido, son constantes las alusiones a las endebles
relaciones bilaterales y multilaterales de los pueblos hispanoamericanos.
Esta condición de alejamiento geográfico y de intereses mutuos era, sin
duda, una de las preocupaciones recurrentes que afectaba la adhesión
a ensayos de unión solidaria en la segunda mitad del siglo XIX. A este
respecto, el Gobierno de Panamá concluyó: “desgraciadamente, las
aplicaciones de nuestros pueblos, y la inestabilidad de sus Gobiernos, han
contribuido en gran parte, a un aislamiento cuyos fatales resultados se tocan
ya de cerca, alarmando con sobrada razón75.
75 Ver documento Nº 6.
479
Yepsaly Hernández Núñez
RECOPILACIÓN DOCUMENTAL
Nº 1
Nota de Enrique Hoyos al Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, Jacinto Gutiérrez, describiendo la posición del Gobierno
de El Salvador en torno a la Confederación Americana y otros asuntos
relacionados con este proyecto. Cojutepeque, El Salvador, 7 de
noviembre de 1856.
Cojutepeque (El Salvador), Noviembre 7 de 1856
Señor Ministro
Hasta el 26 de Octubre anterior hube de recibir el despacho que V. E.
se sirvió dirijirme con fecha 8 de julio último haciendo saber al Gobierno
de esta República la disposición en que se encuentra S. E. el Presidente
de Venezuela de concurrir eficaz y prontamente a la reunión de la
Asamblea Hispano – Americana indicada últimamente por el Gobierno
de Chile como una precaución necesaria con necesidad vital a la existencia
política de las Repúblicas Hispanoamericanas.
Nada hay que añadir Señor Ministro a las fundadas y graves consideraciones
que V. E. se sirve desenvolver en su apreciable despacho a que contesto.
Los peligros que corren las regiones que componen la América – Española
están al alcance aun de los menos perspicaces y ciertamente los Gobiernos
respectivos, no llenarían uno de sus sagrados deberes si descuidasen por más
tiempo ocurrir al remedio más natural y fácil que se presenta: la alianza de todos.
Los acontecimientos que hoy tienen lugar en Nicaragua: el amago que
los filibusteros han hecho a todos los Estados Soberanos de la América
Central, empeñados hoy en una lucha a muerte con los invasores: la
cooperación no disimulada en esta desleal empresa, de personas que gozan
de mucha influencia en los Estados Unidos; y sobre todo, la ineficacia de
las medidas tomadas por aquel Gobierno para impedir la infracción de las
480
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
leyes de neutralidad tan abiertamente quebrantadas respecto de Nicaragua:
cosas son estas, que no pueden menos de llamar fuertemente la atención
de los Gobiernos todos de la América Española, quienes, además, tienen
ante los ojos a México desmembrado en más de una mitad de sus territorios
y el Istmo de Panamá espuesto [sic] a eventualidades que pueden acarrear
graves conflictos a la Nueva Granada.
Así pues, el Gobierno de esta República, advirtiendo en todo al noble y grande
pensamiento de S. E. el Presidente de Venezuela, ofrece desde luego concurrir al
Congreso Americano enviando un Ministro competentemente autorizado para
entrar en las deliberaciones y convenios que las potencias americanas ajusten en
la mira de asegurar su independencia y condiciones políticas.
Solamente repara mi Gobierno que no parece Panamá el punto más
adecuado aun cuando sea central. Su clima es insalubre en extremo a más
de molesto y ardiente: razón por la cual muchas personas muy importantes
pero de constitución delicada y nacidas en regiones templadas, acaso
rehusarían, protestar el servicio de ir al Congreso.
San José de Costa Rica presenta en sentir de mi Gobierno todas las
condiciones que pudieran apetecerse: salubridad, comodidades para la
vida, inmediación a un puerto concurrido e importante y sobre todo el
sosiego normal en que se mantienen aquel país por las virtudes de sus
moradores y la vigilancia de su Gobierno.
No obstante estas indicaciones que el infrascrito somete a la consideración
de S. E. el Presidente de Venezuela, el Gobierno del Salvador hará llegar
Su Ministro al lugar que se designe, sea el que fuere. En estos términos he recibido orden de contestar a V. E. y al verificarlo
aprovecho la oportunidad de ofrecer al Señor Ministro de Relaciones
Exteriores, las seguridades de la más perfecta consideración con que soy.
De V. E. muy obediente Servidor.
481
Yepsaly Hernández Núñez
Enrique Hoyos
Exmo Señor Ministro de Relaciones Exteriores
de la República de Venezuela
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830 - 1880, Vol. 121 - 1, fs. 35, 35 v., 36 y 36 v.
Nº 2
Tratado de Confederación y Alianza entre las Repúblicas de Venezuela,
Nueva Granada, Guatemala, El Salvador, Costa Rica, México y el
Perú. Washington, 8 de noviembre de 1856.
Los Ministros Plenipotenciarios y los Encargados de Negocios de las
Repúblicas Hispano – Americanas, que suscribimos este documento,
habiéndonos reunidos en la ciudad de Washington el 8 de Noviembre de
1856 con el objeto de considerar el estado peligroso en que se encuentran
nuestras respectivas repúblicas, tanto por las doctrinas subversivas del
derecho internacional, que se entienden por esta parte del mundo, cuanto
por el aislamiento en que hasta hoi se han mantenido todas las referidas
repúblicas, privándolas de oponer a sus enemigos la resistencia que sería el
resultado de las más estrechas relaciones entre todos los pueblos y gobiernos
hispano – Americanos: y tratando de dar a cada una y a todas estas repúblicas
la consideración, la fuerza, el poder, y la respetabilidad que les convienen
para asegurar su paz interior y su completa inviolable independencia, hemos
convenido subsperatis, en proponer a nuestros gobiernos respectivos el
siguiente tratado de Alianza y Confederación entre todos los Estados
hispano – Americanos.
1° Se garantizan todas las repúblicas unas a otras su independencia
y soberanía, y la integridad de sus territorios, no permitiendo que se
formen en las fronteras, en los puertos, ni en ninguna parte de una
república expediciones, enganches, armamentos, ni conspiraciones contra
482
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
el Gobierno existente en otra u otras de ellas, y sí llegase el caso de que
algunos emigrados o asilados en una de estas repúblicas abusase del asilo
y hospitalidad que se concede a todos, promoviendo inquietudes o alarmas
en los países vecinos, el gobierno de la república en que este abuso se
cometiese, alejará a dichos emigrados o asilados del punto en que puedan
causar aquellos males, sin que sea preciso que el gobierno amenazado exija
esta medida.
2° Se obliga cada uno de los gobiernos de los países aliados a considerar
y tratar como expediciones piráticas cualesquiera que se hagan contra una
o contra varias de estas repúblicas, ya sean dichas expediciones formadas
por ciudadanos de las mismas repúblicas invadidas, ya por extranjeros no
autorizados por sus propios gobiernos para hacer la guerra conforme al
uso general de las naciones civilizadas.
3° Se comprometen todos los gobiernos de los pueblos aliados a no ceder
ni enajenar a ninguna Potencia extranjera parte alguna de su territorio.
4° Se obligan a tener y considerar como actos de usurpación los emanados
del poder creado en alguno de los Estados hispano – Americanos con
auxilio de fuerza extranjera, llamada o admitida a tomar parte de las
contiendas intestinas y el llamamiento de la referida fuerza como crimen
de alta traición.
5° Se comprometen a auxiliarse mutuamente y a concurrir en la fuerza
y recursos de que cada una de las repúblicas aliadas pueda disponer en
defensa de aquella o aquellas que sean amenazadas de invasión, o de cualquier
acto de violencia de un enemigo extranjero.
6° Debiendo considerar como enemigo de todos los Estados aliados el
enemigo de uno de ellos, ninguno de estos Estados servirá en caso alguno
de asilo ni de refugio a los enemigos de alguno o algunos de dichos Estados,
ni se mantendrán relaciones de ninguna especie con aquellos enemigos
excepto los que pueden tenerse durante una guerra, mientras el Estado
agraviado no haya ajustado la paz en sus enemigos.
483
Yepsaly Hernández Núñez
7° En las cuestiones entre una y otra de las repúblicas hispano – Americanas
se abstendrán todas las demás de tomar ninguna parte a favor ni en contra
de los contendientes, dejando a estos la libertad de terminarlas como
mejor les pareciese; pero si tendrán todas ellas el derecho de tratar de
avenir a los unos contra los otros gobiernos desavenidos, empleando, para
reconciliarlos cuantos árbitros les dicte el deseo de conservar la armonía
y cordialidad amistad [sic] que entre los Estados vecinos y los que tienen
unos mismos intereses, son tan necesarias como provechosas.
8° Los ciudadanos de todas las repúblicas aliadas que lo pretendieren,
serán consideradas en cada una de ellas como ciudadanos en el goce de los
derechos y con las limitaciones que establecen las constituciones respectivas.
9° El comercio y la navegación serán en toda la América Española tan
francos para los ciudadanos de cada una de las repúblicas aliadas, como
para sus hijos con excepción del cabotaje.
10° La correspondencia de los gobiernos aliados pasará por todas las
estafetas de la confederación sin pagar postes de correo, y la particular no
pagará sino lo mui preciso para costear los gastos de administración.
11° Las diligencias judiciales, y los documentos públicos y auténticos
otorgados en una de las repúblicas aliadas conforme a sus leyes, producirán
en todas las demás los mismos efectos civiles que sí se hubiesen otorgado
conforme a las leyes del país en que se presenten, siempre que la autenticidad
de las firmas sea certificada por el agente nacional respectivo.
12° Los Ministros diplomáticos, los cónsules y los vice – cónsules de
cualquiera de las repúblicas aliadas estarán obligados a proteger a los
ciudadanos de las otras repúblicas en los casos en que los que necesitasen
de esta protección no pudiesen ocurrir a los ministros o agentes consulares
de sus propias repúblicas.
13° Para llevar a efecto este pacto de alianza y de confederación de
todas las repúblicas hispano – americanas se reunirá un Congreso de
484
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Plenipotenciarios en la ciudad de Lima, Perú, en el mes de diciembre del
año próximo de 1857.
14° Esta confederación deberá llamarse: Confederación de los Estados
Hispano Americanos.
15° El congreso de plenipotenciarios autorizado para el efecto deberá
dar la forma definitiva al pacto de la federación; pero sin hacer de modo
algun [sic] que esta federación embarace ninguna de las atribuciones de la
Soberanía y de la independencia de las repúblicas aliadas, no entrometiéndose
en los negocios interiores de cada Estado.
16° El congreso deberá reunirse cada dos o tres años en el punto que el
mismo designare en su última sesión anterior.
17° Para que la unión de todos los pueblos hispano – americanos se
estreche cada vez más, deben los plenipotenciarios concurrir a su
primera reunión autorizados para tratar de los puntos siguientes: 1°
de proponer un sistema de pesas, medidas, y monedas, común a todas
las repúblicas, facilitando así las transacciones mercantiles. 2° de acordar
un sistema consular uniforme en toda la confederación. 3° de igualar en
las leyes de Aduana, y en los aranceles de estas, la cuota de los derechos
que deben pagarse; 4° de formar un código de derecho marítimo hispano
– Americano; y 5° de fijar las formalidades y requisitos necesarios para
que los exhortos de las autoridades competentes de uno de los Estados
hispanoamericanos tengan cumplimiento en las demás de la liga a que se
dirijen, tanto en materia criminal como en la civil.
18° El presente convenio no obliga en manera alguna sino a aquellos de
los Estados representados por los signatarios que lo ratificasen conforme
a sus leyes constitucionales; y las ratificaciones deberán cangearse [sic] en
el lugar que se designare dentro de ocho meses contados desde esta fecha.
En fe de lo cual los infrascritos Don Florencio Ribas Encargado de
Negocios de la República General, Don Pedro Alcantara Herran Enviado
485
Yepsaly Hernández Núñez
Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la Nueva Granada, Don Antonio
José de Grisarri Ministro Plenipotenciario y Enviado Extraordinario de las
Repúblicas de Guatemala y El Salvador, General Don Manuel Robles
Pezuela, Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de la
República Mejicana, Don Juan Ignacio de Osma Ministro Residente de
la República del Perú, y Don Luis Molina Encargado de Negocios de la
República de Costa Rica, firmamos y sellamos siete tantos de un tenor en
la dicha ciudad de Washington, a los nueve días del mes de Noviembre de
mil ochocientos cincuenta y seis.
(L. S) Florencio Ribas
(L. S.) A. J. Grisarri
(L. S.) P. A. Herran
(L. S) Manuel Robles Pezuela
(L. S) J. Y. Osma
(L. S) Luis Molina
Es copia del original que queda en el archivo de esta Legación
F. Ribas
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830 - 1880, Vol. 121 - 1, fs. 50, 50 v., 51, 51 v. y 52.
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El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Nº 3
Nota del Secretario de Relaciones Exteriores de Colombia, Lino de
Pombo al Secretario de Relaciones Exteriores de Venezuela, Jacinto
Gutiérrez, comentando sus impresiones acerca de la futura materialización
del Tratado de Confederación entre las repúblicas hispanoamericanas.
Bogotá, 15 de diciembre de 1856.
Despacho de Relaciones Exteriores
Bogotá, 15 de diciembre de 1856
El Poder Ejecutivo de la Nueva Granada se ha impuesto de la nota
circular del Gobierno de Venezuela a las Repúblicas hispano – americanas,
de fecha 8 de julio de este año, cuyo objeto es promover de nuevo la
reunión de un Congreso de Plenipotenciarios de las mismas Repúblicas
que se ocupe en los negocios de común interés a todas ellas; indicándose la
ciudad de Panamá como punto de reunión de dicho Congreso, i como su primer
[sic] tarea “un pacto de recíproca garantía de sus territorios i paz interna”.
La indicada nota, que vino apertoria [sic] por conducto de la Legación
Venezolana en Bogotá, fue transmitida por ella a este Despacho el día 12
del presente mes, siendo causa del retardo el imprevisto fallecimiento del
Secretario de la Legación estando ausente de la capital su estimable jefe.
Grato sería para este Gobierno aprovechar la ocasión que le brinda el de
Venezuela de dar otra vez impulso al pensamiento favorito del Libertador de
Colombia, sobre una estrecha liga de los pueblos de la América Española para
su común defensa i bienestar, regularizada o encabezada por una Asamblea
de delegados suyos, si no abrigase la convicción de que semejante liga por
medio de pactos generales aceptables i exequibles por su propia virtud en
el momento dado, no es de los tiempos i circunstancias que atravesamos.
Contraríanla abierta i potentemente obstáculos físicos, provenientes de
lo escaso, difícil i tardío de las relaciones entre estas Repúblicas, diseminadas
con exigua población en un continente vastísimo, i separadas por intransitables
487
Yepsaly Hernández Núñez
vías, desiertos inmensos, cadenas de montañas jigantescas y tribus numerosas
errantes: obstáculos políticos, consistentes en la inestabilidad de las
instituciones, los celos mutuos i la debilidad individual: i obstáculos sociales
de diversas especies, que se reasumen todos en el estado incipiente de
civilización i la inercia de carácter. Tal liga además, en su principal sentido,
sería inconveniente provocando malos procederes del extranjero i
comprometiendo por los errores del Gobierno de una de las Repúblicas
la paz de las otras: sería estéril en sus resultados, ya que no perjudicial,
porque, aun cuando llegaron a canjearse los tratados que la estableciesen,
jamás o mui imperfectamente se les pondría en ejecución.
El punto particular de garantía recíproca de los territorios es de tal
magnitud en absoluto que, salva la aplicación de ella a las pretensiones o
tentativas de las Repúblicas mismas, unas con respecto a otras, i sin poner
en cuenta lo vago e indeterminado de sus actuales líneas limítrofes, nada
significaría atendida la incompetencia de los recursos disponibles para
realizarla: i la de paz interna supone intervención estraña en las contiendas
civiles, intervención siempre ominosa en principio, aunque motivos graves
puedan ocasionalmente exijirla i justificarla, i que por tanto rechaza como
principio el sentimiento público apoyado en razones incontestables.
Pero si una liga jeneral i abstracta de los Estados hispano – americanos,
tal cual se la propone i cual se ha proyectado sin fruto antes de ahora, es
impracticable, ilusoria, i más bien dañosa que útil a los ojos de la actual
Administración de la Nueva Granada, que por otra parte debe abstenerse
de entrar en negociaciones sobre este delicado asunto por acercarse el día
en que será revelada, grandes intereses obligan a su juicio a los Estados
mismos a establecer sin demora medios regulares i permanentes de inteligencia
mutua, para apoyarse unos a otros ante las naciones extranjeras en el
sostenimiento de ciertos principios comunes de política, i para concertarse
i obrar con eficiencia en ciertas emergencias. Si todas o la mayor parte de
estas Repúblicas mantuviesen una Legación en los Estados Unidos, i otra
en alguna corte europea, confiadas a personas de alta intelijencia i respetabilidad
i provistas de instrucciones i poderes para aquel efecto, la América española
pudiera hacerse oír i sentir con provecho i honra, unida i enerjica, en los
488
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
lugares convenientes i en los momentos oportunos, siempre que aquellos
grandes intereses, aquellos principios comunes lo demandasen. Ojala se
meditara seriamente sobre el particular.
Esto es lo que el infrascrito Secretario de Relaciones Exteriores ha recibido
orden de contestar al Honorable Señor Ministro del mismo Departamento
del Gobierno de Venezuela, en cuanto al negocio a que se contrae su nota
circular citada arriba i como documento correlativo con la presente
respuesta, tiene el honor de acompañarle copia de un Memorandum
pasado en 31 de marzo último al Representante del Ecuador en esta Capital,
con motivo de la invitación que por su conducto se hizo a este Gobierno
de concurrir a conferencias análogas en Santiago de Chile.
Se complace el infrascrito en reiterar al Honorable Señor Ministro a
quien se dirije las seguridades de su distinguida consideración.
Lino de Pombo
Honorable Señor Ministro de Relaciones
Exteriores de Venezuela
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830 - 1880, Vol. 121 - 1, fs. 38, 38 v., 39, 39 v., 40, 40 v.
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Yepsaly Hernández Núñez
Nº 4
Exposición que dirige al Congreso de Venezuela el Secretario de
Relaciones Exteriores, Jacinto Gutiérrez, sintetizando el panorama
general de las relaciones entre las repúblicas hispanoamericanas y la
conveniencia de unirse. Caracas. Imprenta y Librería del Teatro de
Legislación de Pedro P. del Castillo, Esquina de las Gradillas, 1857.
(s/f)
Señores del Senado de Representantes.
Continuando á mi cargo el Despacho de Relaciones Exteriores, primero
por ausencia del Secretario que la desempeñaba, y después por haber él
pedido á S. E. que le relevase de su atención para consagrarse enteramente
á las graves y multiplicadas que en las actuales circunstancias le corresponden,
voy á dar cuenta al Congreso de los asuntos que han cursado en él durante
el año último. Ante todo me apresuro á anticipar la grata comunicación de
la mejora que se palpa, así como en los demás, en este ramo importante
del gobierno: fruto sin duda del mayor conocimiento que se tiene de
las intenciones y hechos del primer magistrado de la República. El severo
cumplimiento que se ha dado á los diversos convenios diplomáticos
antiguos y modernos; los esfuerzos encaminados á asegurar la buena
administración de justicia en causas de extranjeros; la política franca y justa
que preside en los actos del Poder Ejecutivo; la transformación radical que
él ha obrado de uno á otro extremo del país, imprimiendo en todos sus
agentes las ideas de moralidad y buen órden; el afán con que el Presidente
trabaja sin cesar por destruir el origen de los males que aquejan á Venezuela,
y por levantarla al grado de prosperidad que le está reservado, haciéndola
digna del aprecio de las demás naciones; tales son manifiestamente las causas
de aquel cambio que dejo consignado. Así se han disipado las nubes que
se iban formando á lo léjos [sic]; se han ajustado las diferencias que habían
salido del seno de discordias intestinas; se han celebrado negociaciones y
tratados dirigidos á aumentar los vínculos de la República con otras Potencias,
á cimentar en sólidas bases sus mutuas relaciones; y en algún caso se ha
alcanzado á desarmar la actitud violenta que tomaba un Estado amigo.
490
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
En muchos de estos resultados ha cabido una parte no pequeña á la leal
cooperación é identidad de miras con que el Congreso correspondió á las
indicaciones é informes del Gobierno; el cual espera, á fin de poder seguir
el mismo camino, que en ninguna ocasión faltará aquella unidad de que
pende el buen éxito de las tareas dedicadas á la prosperidad general.
En los planes de reforma que van á ocupar las laboriosas sesiones legislativas
de este año, no deben por ninguna manera olvidarse las necesidades que
siente la República, y de que se habla en las Memorias de las otras Secretarías,
por lo mucho que el satisfacerlas convenientemente ha de influir en su
situación internacional. Por, desgracia, nuestras relaciones casi se han limitado
hasta ahora á oír y otorgar demandas de indemnización interpuestas en
favor de extranjeros con quienes se ha ejercido algún acto de autoridad,
y más ó menos fundadas en razón. No cabe duda en que los medios de
conseguir la dicha doméstica, son por lo general los mismos en que está
librada la permanencia de la armonía entre las naciones. El buen gobierno
de casa es la paz con los extraños. Si se les distribuye imparcial justicia, si
en tiempo de revolución no se les causan molestias, si todo lo que se haga
respecto de ellos se medita con el detenimiento y circunspección debidos,
en una palabra, si no se ofenden en lo más mínimo sus derechos, caerá por
su propio peso el edificio sobre que se levanta la serie de reclamaciones
que absorven [sic] gran parte de los fondos públicos, producen frecuentes
desagrados, y dan lugar á la deshonra y mengua del país. Aunque no se
piensa, ni puede dejar de negarse, á poco que se medite, que el mal tenga
una causa única é imputable solo á culpa de los empleados nacionales, es
deber de la República no omitir el uso de ninguno de los medios dirigidos
á la destrucción de tamaña calamidad, en cuanto á ella la concierne. Muy
especialmente conviene cuidar de que la consecuencia de la violación de las
leyes caiga pronta, fácil y seguramente sobre los encargados de su aplicación y
rígida observancia, en vez de gravar á todos los venezolanos, como sucede
con harta frecuencia; porque es inútil proclamar el principio de la responsabilidad
de los funcionarios públicos, uno de los más convenientes y mejor establecidos,
si, por medio de reglas tan sencillas como exequibles, no se prescribe la
sanción práctica que debe tener, para ofrecer á naturales y extranjeros una
fianza positiva de que serán reparados, á costa de su autor, los agravios
491
Yepsaly Hernández Núñez
que en sus personas ó bienes les cause cualquier providencia contraria al
derecho. Así, las reformas que el estado interior de Venezuela exige
imperiosamente, sus relaciones exteriores también las piden con la
elocuencia irresistible de los daños que por su falta padece el país. Se refiere
á este lugar el documento número 1°.
Nueva Granada
Como lo había previsto el Poder ejecutivo y se manifestó que se esperaba,
en la Memoria anterior de este Despacho, las diferencias que existían entre
Venezuela y Nueva Granada por las causas allí dichas, se ajustaron con la
misma legación extraordinaria que las había discutido sin su voluntad y
fuera de su principal objeto. Desgraciadamente, no fué fácil al principio
hacer reconocer la justicia de las quejas y demandas del Gobierno, en
términos que, dilatándose la satisfacción de ellas, y tomando la correspondencia
con el Plenipotenciario Venezolano un sesgo que alejaba la esperanza de
una reconciliación, creyó él llegado el caso de cerrar la vía diplomática, y
de echar mano, para dar fin á la controversia, del medio prescrito en el
artículo 4° del tratado vigente entre ambas Repúblicas. Efectivamente, la
materia antigua de observaciones de Venezuela era la poca exactitud que
había puesto Nueva Granada en cumplir el artículo 3° de dicho pacto, en
lo que mira á la internación de los asilados en la frontera por sus delitos
políticos; muy especialmente la conducta del Gobernador Várgas, que llegó
á negar la fuerza obligatoria de tal estipulación, suponiéndola destruida
por un artículo de la nueva Constitución de 1853; y el ningún respeto con
que siempre se han visto las órdenes de internación de Venezolanos por
los agentes encargados de su observancia. En este particular, si bien se
reconoció el absurdo cometido por el Doctor Várgas, cuya conducta se
hizo examinar á la Corte Suprema, ni con respecto á él ni á ningún otro
funcionario se tomó la más insignificante providencia en cuanto á lo
pasado: se dieron nuevas órdenes de internación; más no se dispuso el
retiro de Weir, particularmente pedido, sino se anunció, como cosa dependiente
de su voluntad, que él se proponía alejarse á más de treinta leguas de la
frontera, en un tiempo indeterminado. Resultó además de la defensa hecha
en favor de los empleados fronterizos, y sobre todo, del fallo del tribunal
492
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
supremo en el punto que le sometió el Poder Ejecutivo, que aquellos no
pueden ni exigir ni otorgar el cumplimiento del tratado en esa parte, sino
que en cada caso tienen que entenderse entre sí los dos Gobiernos de
Carácas [sic] y de Bogotá.
El punto principal de la cuestión era el que tocaba á los proyectos de
federación, libertad de comercio y camino de Riohacha. De los dos
primeros se suspendió el uno, y el otro se negó, no admitiéndose el artículo
de aquel donde parecía provocarse el fraccionamiento del territorio
venezolano, y esto por la impresión que se juzgaron capaces de producir
en la República, como lo confirmó luego el hecho. Del último proyecto,
que se convirtió en ley, se dijo que la autorización para disponer de diez y
seis mil hectáreas de tierra en auxilio de la empresa del camino de Riohacha
á Maracaibo, se entendía dentro de la primera de esas provincias, y que no
es parte de ella Goajira, sino un territorio gobernado por leyes especiales.
La demostración reclamada contra semejantes actos se negó enteramente.
En lo relativo á cierto brindis contra el presidente de la República, á la
cual se amenazó con una invasión, y que había motivado también algunas
observaciones por las circunstancias excepcionales de su autor, y porque
hubo fundamento para creer que era anuncio de un plan político cuya
consumación y buen éxito tenían por precio la entrega de parte del territorio,
se desconoció el hecho, se calificó de desahogo imprudente y lamentable,
y se deploró su ocurrencia.
También se había asegurado por el Gobierno de dicha nación, y era cosa
que convenía y se confirmaba con los informes del señor General Castelli,
que allí no se pensaba en intervenir en negocios de Venezuela de ninguna
manera, ni en organizar propagandas ni intrigas anexionistas; ántes se le
mostraba benevolencia y tolerancia.
Esto era lo que podía sacarse de las notas del señor Pombo, como
satisfacción de las quejas de Venezuela, á vuelta de censuras y cargos más
ó ménos graves, siendo de advertir que algunas de las mismas excusas iban
envueltas en formas hipotéticas é indirectas.
493
Yepsaly Hernández Núñez
Además se había prometido atender en justicia las gestiones regulares
que se hiciesen sobre los reclamos privados, cuya inmediata composición
se unió á las demás exigencias de la legación, porque no debía dejarse
pasar la oportunidad de arreglar de una vez todos los capítulos de queja.
Sin embargo, al mismo tiempo que tal se ofrecía, se negaba que hubiese
ningunos pendientes, porque el único de que se hizo mención, se daba por
terminado.
Al recibir el Gobierno Granadino la nota en que se proponía el arbitramento
del señor Ministro de Francia en Bogotá, contestó que, en la suposición
de que las relaciones de ambos países se encontrasen en la situación que se
consideraba realizada, el árbitro debería ser una potencia amiga y neutral;
y que en cuanto á ese punto y sus antecedentes se entendería directamente
con el Gobierno venezolano.
Así lo cumplió dirigiendo á este Despacho una nota, en que principiaba
por referir la extractada contestación, y añadía que, para llevar á efecto lo
resuelto, se pensó en enviar á esta ciudad un Encargado de Negocios con
las instrucciones necesarias y los suficientes poderes; y que después se
determinó hacerlo por medio de una comunicación directa, tropezándose
con embarazos graves, uno de ellos el que opondría á la aceptación
del encargo la invasión del cólera asiático en este territorio. Presentaba
después al Gobierno que podría servir de árbitro en la cuestión, para el
caso de que el de Venezuela, acorde con su Ministro en el modo de verla,
juzgase deberse proceder á designar el tercero que decidiese. No era ese,
continuaba, su juicio, pues consideraba los puntos sobre que habían recaído
las quejas y gestiones de desagravio del Gobierno venezolano, de tal manera
esclarecidos, por el simple transcurso del tiempo y por las explicaciones á
que habían dado lugar, que aún admitiendo su perspectiva desfigurada por
la distancia y, por erróneos ó exagerados informes, resultaría á lo sumo
haber podido ser ellos materia de correspondencia diplomática, pero jamás
causa racional de guerra. En tal concepto le parecía inoportuno y hasta
poco decoroso el recurso á una tercera Potencia en solicitud del arbitramento;
y explicando los motivos de su conducta, expone el interés con que ántes
del Mensaje de 17 de Abril y posteriormente, se había procurado evitar
494
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
disgustos y alarma al Gobierno de Venezuela, por lo cual se negó en el
Senado hasta por segunda vez, después de excitación especial de la Cámara
de Representantes, el proyecto de franquicias mercantiles, que se pensó
podía herir, aunque infundadamente, la susceptibilidad de los hombres de
estado de esta República; y el proyecto de confederación se suspendió, sin
admitirse la cláusula de él capaz de ser interpretada como provocatoria [sic]
al fraccionamiento de su territorio por vías irregulares. Todo esto pasaba
ántes de tenerse en Bogotá noticia del indicado mensaje, que calificó de
agresivos y atentatorios ambos proyectos. Del mismo modo se explicaba el
juicio de excitación transitoria que allí se había formado de lo que pasaba
en Venezuela, y que se hubiese continuado en el licenciamiento del ejército
hasta reducirlo á menos de cuatrocientos hombres. Y por último se
protestaba no haberse dejado entrever nunca en la polémica sostenida con
la legación, sentimiento de hostilidad, y que si llegaba á turbarse la paz
entre las dos Repúblicas, no sería con la voluntad y por culpa ni del pueblo
ni del Gobierno de la Nueva Granada.
Al contestar el Poder Ejecutivo esa nota, que recibió por vía de Santomas,
más pronta que la ordinaria terrestre, expuso tener acreditado que, léjos
[sic] de buscar desavenencias con la República vecina, no había excusado
paso alguno que condujese á terminarlas, volviendo á las relaciones de ambos
países la cordialidad que les convenía. Así era de verse por el proceder
oficioso que empleó, apenas instalado, y á causa de no parecerle sólida
la amistad existente, de enviar un Ministro singularmente encargado de
presentar la más sincera felicitación por el triunfo obtenido sobre la revolución,
y de manifestar las simpatías de Venezuela al Gobierno Granadino. No
conociéndose la causa de aquella sensible mudanza, debía inquirir el
señor General Castelli si se alimentaba alguna prevención desfavorable, ó
existían motivos de queja, para disipar la una y remover los otros, dando
amigables satisfacciones, y persuadir que solo en el camino de su unión
fraternal podían ambos pueblos encontrar su felicidad. No había razón
alguna para imputar á este los hechos acontecidos en Bogotá, durante el
viaje del Ministro, que arrastraron el convencimiento de que se llevaban
adelante los propósitos ofensivos; emanando de aquí la necesidad de que
un Enviado de paz y concordia hubiese de salir de su primordial objeto, á
fin de poner en claro las intenciones que guiasen á los autores de aquellos
495
Yepsaly Hernández Núñez
actos, todos personas de importancia en el Gobierno y la opinión. Y si el
Plenipotenciario tuvo que exponer y fundar sus quejas, con razones y
argumentos derivados, no solo de los sucesos últimos, sino también de
otros como antecedentes enlazados con ellos; el Gobierno Granadino, que
los conocía por el lado favorable, había podido explicarlos convenientemente,
para evitar largas y enojosas discusiones, tanto más cuanto le tocaba
prevenir el malogro de un mensaje de obsequioso parabién. Así, dolía á S.
E. que hubiesen sido infructuosos los esfuerzos con que su Ministro solicitó
un resultado tan fácil de obtener, supuesta la buena disposición de aquel
Gabinete; y mayormente viendo que la dificultad, más que en el fondo, se
encontraba en las formas y palabras, que bien podían ponerse á un lado
cuando se trataba de más altos intereses. Sin embargo, en esto mismo se
fundaba la esperanza de que aún sería posible á las dos partes dar á la cuestión
un desenlace propio de sus nobles ideas y generosos sentimientos. Por fin,
se observó que la conducta de Venezuela en la materia de comercio de
tránsito parecía un ejemplo digno de seguirse; y que no podía el Despacho
adelantar su respuesta, mientras no tomase en cuenta las últimas comunicaciones
del Ministro extraordinario.
Llegadas estas, se completó la contestación respondiendo á los cargos
hechos al Plenipotenciario, entre otros, á la falta de aptitud en él para tratar
negocios á que parecía no contraerse su credencial, y á la designación de
un Ministro extranjero en vez de una Potencia para que sirviese de árbitro,
en lo cual la legación no hizo más que seguir un antecedente establecido
por el mismo Gobierno Granadino, y proponer el camino más breve de
dar salida á la desavenencia, si los interesados convenían en él, no obstante
lo dispuesto en el tratado. Se manifestó así mismo el placer con que se
veía al Secretario de Relaciones Exteriores empeñado en demostrar que no
estaban las cosas en situación de hacer necesario el recurso á un tercero, y
que dos de los proyectos juzgados ofensivos, se habían reputado tales por
el propio Congreso Granadino, aunque después se buscaba otro origen á
las precauciones aquí tomadas. En conclusión, se expresaba la confianza
de que, aquel Gobierno, anudando sus relaciones con el señor Castelli,
se prestaría á convenir en la solución que se encargaba coetáneamente al
último de presentar. A no suceder así, debía continuar el curso del negocio
con arreglo al tratado.
496
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Tanto deseaba S. E. el restablecimiento de la amistad con Nueva Granada,
que, sin haber salido la disputa del estado que queda descrito, no escrupulizó
en devolver, en el Mensaje dirigido al Congreso á su instalación, la honrosa
confianza y facultades de que le había revestido el decreto de 19 de Abril,
obrando ya por su parte como si sus esperanzas estuviesen cumplidas.
Así como las Cámaras correspondieron luego á tal excitación, también el
Gobierno Granadino aceptó los términos en que se propuso sellar el
ingrato expediente; lo cual se verificó de la manera que aparece de las notas
impresas al fin. Documento número 2°.
No se juzgó el Gobierno que debiese proseguirse en la cuestión, á más
de lo dicho, porque los grandes intereses en que está vinculada la
prosperidad de las Repúblicas Colombianas, exigían que se relegasen al
olvido asuntos secundarios, y de que por su propia gloria debían prescindir
naciones hermanas. Ni pudieran aceptarse las excitaciones con que uno
de los pueblos había de llamar al otro á estrechar sus lazos en íntima y
permanente confraternidad, durando aquellas desavenencias que tendían á
separarlos. Verdad es que nunca se pensó en Venezuela que llegara el caso
de guerra, ni hizo ella más que prevenirse de algún modo, con el objeto
de significar que las desgracias domésticas no habían alcanzado á extinguir
el patriotismo, ni el celo de la honra nacional. A pesar de todo lo que se
exajeró [sic] en Bogotá y otras partes la naturaleza de los actos del
Congreso y Poder Ejecutivo venezolanos, no se aprovechó este de ninguna
de las amplias autorizaciones en él delegadas, ni de ninguna otra manera
dió á entender que meditase hostilidades. Tampoco se comprende el motivo
de haberse asegurado ó presumido que, infiel al artículo del tratado que
prescribe á ambas naciones el deber de apelar en sus diferencias al arbitraje,
quisiese la República desentenderse de semejante medio, tan digno de la
civilización, tan recomendable á todas luzes [sic], y cuya utilidad encareció
el año último el Congreso de París. Por necesidad, la demanda de
explicaciones tenía que preceder á cualquier otro paso: á no darse
ningunas, ó no ser satisfactorias las que se recibiesen, debía ponerse en un
tercero la decisión del negocio, como en efecto se propuso. Únicamente
si llegasen á emplearse vías de hecho en ofensa de Venezuela, le era
obligatorio á ella, según el decreto á que se alude, oponer iguales y más
497
Yepsaly Hernández Núñez
enérgicos medios. Nada hay en esto que pueda causar extrañeza: más sí sería
de maravillar que, violado un pacto por una parte, convertido el amigo en
contrario, y entrando ya en el campo de los hechos hostiles, pretendiese
el agresor que el acometido, reputándose aún ligado por trabas que no
detuvieron el brazo de aquel, se acordase entonces de ellas para respetarle
y abstenerse de toda defensa.
Un nuevo motivo de queja ocurrió de parte de Nueva Granada en
Febrero de 1856, y fué, que habiendo celebrado, por el órgano de su
Secretario de Relaciones Exteriores, con el poderista [sic] del ciudadano
de los Estados Unidos J. E. Gowen, un contrato para explorar, colonizar
y aprovechar las islas inhabitadas de la propiedad de aquella en el mar
Caribe, comprendió entre las primeras, en artículo especial, los grupos de
los Monjes, de que clandestinamente estuvieron sacando huano varios
buques, y cuyo beneficio se había contratado en Filadelfia entre el mismo
J. E. Gowen y el presidente de la compañía cesionaria de los derechos
conferidos por el Gobierno de Venezuela, el mes de Setiembre de 1855, á
Juan Pickrell. Afortunadamente, lo hecho se sometió á la aprobación del
Congreso, y el Senado dispuso se publicase en la gaceta oficial; por donde vino
el convenio á ser conocido de todos. Apénas [sic] visto, los Plenipotenciarios de
Venezuela se dieron prisa á protestar contra la inclusión de dichas islas en
un acto que solo podía referirse, como sus mismas palabras lo expresaban,
á las pertenecientes á Nueva Granada, demostrando, en nota colectiva, el
error cometido en suponerlas tales, y los buenos títulos y actos de dominio
que favorecían el aserto de corresponder ellas á este país, y los conflictos
que pudieran resultar de las disposiciones contrarias de ambos Gobiernos.
El Ministro Granadino, sin contradecir las razones alegadas por la otra
parte, aunque diciendo de paso y por conclusión, que los Monjes parecen
natural anexidad de la península Goajira, contestó que consideraba
satisfecho el objeto de la nota de las legaciones, con informarlas de que
en el artículo 6° del contrato aparecieron las palabras “Los Monjes” en
vez de “Los Mangles”; y que esta errata se encontraría salvada, como lo
fué positivamente, en la gaceta del día, de la cual se les acompañaba un
ejemplar. Así desapareció la dificultad tan pronto como sobrevino, sin
servir de estorbo al avenimiento á que caminaban las otras.
498
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Ciertos reclamos de particulares ocuparon también la atención del
Enviado especial, que dejó así preparado el término que se espera tendrán
aquellos, á vista de la promesa de hacerles justicia que precedió y en parte
motivó la conclusión de la última controversia. Sin embargo, no ha
continuado su discusión, porque el Ministro extraordinario se retiró,
concluido el principal negocio que le detuvo, y se hallaba ausente de Bogotá
el señor Villafañe, á quién últimamente se ha mandado también regresar
por haber de asistir á la legislatura como senador por Mérida.
Resta hablar del punto de la confederación colombiana, uno de los más
importantes que puede haberse presentado á las Repúblicas á quienes
concierne. Legado de unión del amor de Bolívar, prometida al separarse, hija
de la necesidad más imperiosa, proclamada como un consuelo de nuestras
interminables desgracias; ¿Qué mucho, pues, que, al despertarla el Presidente
de la República en su mensaje inaugural del año último, encontrarse en el
Congreso, y fuera de él, la cooperación, el ardor, el entusiasmo que hierve
en todo pecho americano cuando oye el nombre de Colombia, compendio
de tantas glorias y esperanzas? No solo en la resolución legislativa que muy
luego autorizó al Gobierno para convidar la Nueva Granada y el Ecuador
á celebrar los pactos que han de cimentar sus altas relaciones, sino también
en los numerosos parabienes, estímulos y solicitudes que se dirigieron ya
al Congreso, ya al Poder Ejecutivo, se manifestó aquella uniformidad de la
opinión nacional, aquel anhelo de un remedio que saque á Venezuela y sus
hermanas de su actual decadencia.
Expedido que fué el decreto de 27 de Febrero de 1856, sobre
Confederación Colombiana, se apresuró el Despacho á trasmitirlo á Bogotá,
cometiendo á los dos Plenipotenciarios de Venezuela, colectivamente, el
cargo de notificarlo á Nueva Granada y el Ecuador, y de convidarlas á
tratar el asunto, elegir sus representantes y el lugar de las deliberaciones. Ya ántes
que se recibiese allí noticia de tal acto legislativo, había comenzado á discutirse
en el Congreso Granadino un proyecto que daba al Poder Ejecutivo mayor
autorización de la que tenía para iniciar un tratado al efecto de realizar la
confederación, y le excitaba á que los principiase. Pareció inútil á algunos, y
fué negado por tres votos, reconociéndose sin embargo como sumamente
499
Yepsaly Hernández Núñez
loables y honrosos los deseos del primer magistrado de Venezuela. Más
esto no impidió que se presentase luego otro proyecto, en el cual no se
encontraban las bases de organización interior que contenía el primero.
Cuando se discutía la nueva medida, y adelantado su curso constitucional,
recibió el gabinete Granadino la invitación de este Gobierno. Ella fué acogida
con suma satisfacción, y congratulaciones por el reaparecimiento de
Colombia; después de ellas, citó el señor Pombo el artículo de la actual
Constitución de aquel país que faculta al Poder Ejecutivo para celebrar tratados
con Venezuela y el Ecuador sobre la materia, bajo un sistema federal de
quince ó más Estados, cuya organización definitiva se realize [sic] por una
convención constituyente convocada según se estipule. Agregóse que la
opinión también favorecía tan patriótico pensamiento, y se ventilaba en
las Cámaras un proyecto complementario de la disposición constitucional,
y que, si en su desenvolvimiento armonizasen tales medidas con las bases
fijadas por el Congreso venezolano, podría la negociación llevarse á efecto.
Que el Poder Ejecutivo estaba pronto á entrar en ella; más para dar
formal respuesta, le era forzoso aguardar el éxito de las discusiones
pendientes. Continuando estas, las Cámaras Legislativas, á quienes se comunicó
la excitación de los Ministros venezolanos, para que la tuviesen presente,
y estableciesen, despachando el proyecto, la norma que debía seguirse, lo
concluyeron en sesiones extraordinarias. Pero, como ha observado el señor
Secretario de Relaciones Exteriores de Nueva Granada, él es diferente del
de Venezuela, si no en el fondo de la idea, en los pormenores. Allá se quiere un
Gobierno común, sobre la base de la población, y presuponiendo que se
subdivida cada una de las tres Repúblicas; en suma, federación: aquí, según
el decreto legislativo, se desea que cada cual tenga una misma representación,
y la unidad é integridad del territorio venezolano, es decir, confederación.
Mejor dicho, el Congreso nacional no ha entrado en la cuestión, mas
difícil, de la organización interior de las partes componentes, dejando este
punto á la voluntad de ellas, seguramente porque conoció que el obrar
de otra manera podría, cuando ménos, retardar la ejecución del designio.
Juzgaría que, cualquiera que fuese el Gobierno interior de los tres Estados,
que por lo demás no puede dejar de ser republicano, ya formase un solo
entero, ya constituyese varias partes más ó ménos independientes, nunca
impediría que se uniesen entre sí en cuanto á los intereses que les son
500
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
comunes, y en que la falta de unidad aumenta, en cada día que pasa,
los males de la separación. El resultado es que, mientras permanezcan
desacordes los decretos susodichos, la negociación, dado que se entablase,
encallaría desde luego, no habiendo posibilidad de hermanar bases
imprescindibles y tan divergentes. Hizóse mérito de semejante dificultad
en la discusión parlamentaria; no obstante lo cual, se perfeccionó la
medida, alegándose que nada podía tenerse por definitivo en excitaciones y
proyectos. Por su parte el Gobierno Granadino ha manifestado la esperanza
de que se modifique la ley venezolana en sentido acorde con el espíritu
de progreso, y supuesta la autorización del Congreso Constituyente; y no
estrañando [sic] el desacuerdo al principio, ha reiterado su disposición á
conferir el negocio, é indicado á Bogotá como el lugar más á propósito.
Por lo que mira al Ecuador, no se ha obtenido todavía la respuesta
definitiva, que se cree no podrá tardar; pero sí se conoce el favorable efecto
que allá produjo la noticia, y el alto agrado con que se impuso el Gobierno,
de la excitación á renovar vínculos que, según sus palabras, siempre se
han conservado en la memoria de estos pueblos, como prenda gloriosa
de su primitiva existencia. No le era dado sin embargo, por magna que
fuese la idea, y por más que afectase el espíritu fraternal de las tres
Repúblicas, nombrar los Ministros que entendiesen en el asunto, porque, si
bien la Constitución de 1830 transmitía la facultad de delegar el poder de
representación nacional para formar el anhelado pacto, que se creía desde
entónces asequible, en las variaciones que ha padecido la ley fundamental
desde 1835, se prescindió de esta materia. Pero ofreció el Gobierno que
procuraría fijar más la atención pública sobre el llamamiento que se le
hacia á formar la antigua y poderosa unión, y que lo sometería al Congreso
para que deliberase acerca de la reforma propuesta. Su reunión debía
efectuarse en el mes de Setiembre último: y, á pesar del tiempo corrido
desde entónces, aún se ignora lo más que haya pasado.
Tal es el estado en que se encuentra el importantísimo negocio de la
Confederación Colombiana. Con el precedente, informe y la nota que venga
del Ecuador, quedará el Congreso, bien instruido sin duda de la opinión
nacional, y representante de ella, en aptitud de decidir si debe conservar ó
501
Yepsaly Hernández Núñez
alterar las bases que estableció la legislatura del año último. En el particular
el Poder Ejecutivo se remite enteramente á la decisión de los legisladores.
Más juzga de su deber informarlos que hechos recientes y de harto
doloroso ejemplo han resucitado la idea de confederación, general, tantas
veces presentada, acogida y frustrada, en las Repúblicas hispano-americanas;
y que de varias á un tiempo ha salido de nuevo el impulso que las hace
ocuparse en ella con vivísima intención. Como el pensamiento no es de
hoy, sino que viene desde los tiempos de la independencia; como en diversas
ocasiones se han hecho tentativas más ó ménos felizes para verificarlo, y
como, aunque dominante unas veces, y olvidado otras, siempre ha sido
generalmente aceptado, y es el único rayo de esperanza hacia el cual se
vuelven los ojos en los instantes de peligro; parece á S. E. que no solo no
debe diferirse su cumplimiento, sino que es de toda urgencia. Bien conoció
el Libertador que la independencia de estos países quedaría incompleta y
mal segura, mientras su unión no la afianzase con un respetable apoyo. Si
hasta ahora no se ha alcanzado el logro de común deseo, debe atribuirse
ó á que no se ha estudiado á fondo la difícil materia, ó á que se han
propuesto medios de ejecución poco adecuados, ó á los obstáculos que
naturalmente ha de encontrar una reforma que pugna con tantos intereses; sin
hablar de la parte no pequeña que ha tenido en el abandono de la empresa la
indolencia de nuestro carácter. Sin embargo, ya en algunas partes se derriban
con mano fuerte los obstáculos, y se trata seriamente de poner de una vez un
dique á tantas calamidades. Cree S. E. que á las Repúblicas hispanoamericanas
conviene reunir sin tardanza un Congreso de Plenipotenciarios que, ántes que
en ninguna otra cosa, se ocupe en formar un pacto de mutua garantía de sus
territorios y paz interna, objetos que se reputan por ahora los más interesantes.
Tal paso no dañaría en nada, sino más bien favorecería la confederación de
Colombia, pues de ella y la Americana podría tratarse simultánea, aunque
separadamente, en un mismo punto, dado caso que al congregarse la asamblea
general, no estuviesen todavía cumplidos los más ardorosos votos de S. E.
No es posible salir de aquí sin mencionar, con el alto dolor de su pérdida,
al jóven Francisco Aranda y Ponte, Secretario de la Legación venezolana
en Bogotá, que falleció allí á principios de libertad, de un alma formada
502
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
para la gloria, había consagrado su entusiasmo, talento, luces y elocuencia
á promover la confederación colombiana, que tenía en él su más ardiente
apóstol. Pero bajó á la tumba con singulares honores y duelo universal:
ofrenda que solo alcanza el corazón unido al ingenio.
Con dos naciones, comunes amigas de Venezuela y Nueva Granada, ha
tenido esta en el curso del año último lamentables diferencias que se han
sentido infinitamente. Sin embargo, parece que las más serias no han
continuado por ahora agravándose, y acerca de las otras, se ha sabido con
no poco placer que el Estado reclamante procuraba apartar de sí la sospecha
de violencia; y se conducía de suerte que sus actos de moderación y buena
voluntad auguraban un desenlace pacífico.
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Venezuela (Interior), 1857, Expediente N° 7, Pieza II.
Nº 5
Nota (borrador) de la Cancillería venezolana al Gobierno de Brasil,
exhortándolo a participar en el proyecto de una Confederación
Americana. Caracas, 20 de abril de 1857.
R. de V.
D. de R. E.
Caracas, abril 20 de 1857
En 8 de julio de 1856 paso este Despacho a los Gobiernos de todas las
Repúblicas hispanoamericanas la circular de que se agrega copia. Como
verá U. S. en ella se convida a esos países a formar una gran confederación
americana, con el fin de asegurarse unos a otros primeramente la
integridad de su territorio y su paz interna, y después los demás puntos
que conduzcan a consolidar su independencia y nacionalidad. Y habiendo
manifestado U. S. al infrascrito en las conversaciones que han tenido acerca
del asunto, que S. M. el Emperador del Brasil, participa de estas mismas
503
Yepsaly Hernández Núñez
ideas y, probablemente tendrá disposición a aceptarlas, entrando también
en la confederación de que se trata, ha parecido conveniente al Gobierno
comunicar a U. S. aquella invitación, con la esperanza de que por su digno
órgano llegue al conocimiento de S.M.
Reitera el infrascrito
Nota: sin firma
Al Caballero Señor Don F. J. P. Leal, J. G
Encargado de Negocios de S. M. el Emperador del Brasil
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830 - 1880, Vol. 121 - 1, f. 45.
Nº 6
Nota de Bernabé López al Ministro de Relaciones Exteriores de
Venezuela, Jacinto Gutiérrez, acusando recibo de una comunicación
que exhorta a su Gobierno a apoyar la conformación de una
Confederación Americana. Panamá, 20 de mayo de 1857.
Ministerio
de
Relaciones Exteriores
Panamá, 20 de mayo de 1857
En 12 de enero último se recibió en este Ministerio la nota de V. Exca
fecha 8 de julio del año próximo pasado, manifestando por orden de su
Gobierno, las poderosas razones que en su concepto hacen necesario la
Unión de los Estados hispanoamericanos en un Congreso Jeneral,
promovido al efecto, y solicitando con ese fin la cooperación del Gobierno
Argentino.
504
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Igual invitación se ha recibido de parte de los Gobiernos del Perú y de
Costa Rica, a los que he contestado por orden de mi Gobierno, en los
términos que paso a hacerlo a V. Exca.
Mi Gobierno, Señor, está perfectamente de acuerdo con las altas miras
expresadas por V. Exca en cuanto al elevado pensamiento de un Congreso
Americano, basado en los principios jenerales de la civilización y necesidades
de los pueblos en la actualidad, pero, por su parte, al menos, no cree oportuna
su realización – opina, que el mejor medio de aproximarse a ese fin, sería
empesar por estrechar las relaciones e intereses de los diversos Estados
entre sí, como lo ha verificado la Confederación Argentina y la República de
Chile, por medio de tratados parciales que ligándolas mutuamente, sirven
a la conservación del orden interior, al desarrollo de sus intereses
materiales, a la consolidación de la paz entre ellos, y más delante de sólido
fundamento a los principios jenerales de que se ocuparía el Congreso Sud
Americano vinculado, por decirlo así, sus intereses, se daría un gran paso
hacia la efectividad de las resoluciones de un Congreso que por elevadas
y trascendentales que fuesen necesitarían encontrar el apoyo de relaciones
establecidas y de intereses materiales diversos.
Desgraciadamente, las aplicaciones de nuestros pueblos, y la inestabilidad
de sus Gobiernos, han contribuido en gran parte, a un aislamiento cuyos
fatales resultados se tocan ya de cerca, alarmando con sobrada razón.
Dejando de este modo cumplidas las ordenes que he recibido, de Su
Excelencia el Señor Presidente a este respecto. Me felicito de esta ocasión
para ofrecer a U. Exma las seguridades de mi mayor consideración y
distinguido aprecio.
Bernabé López
A S. Exca. El Señor Ministro de Relaciones Exteriores
De la República de Venezuela
________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830-1880, Vol. 121-1, fs. 45, 46, 46 v., 47, 47 v. y
48
505
Yepsaly Hernández Núñez
Nº 7
Nota del Secretario de la Cámara de Diputados, José de Jesús Paúl
al Secretario de Relaciones Exteriores de Venezuela, Juan José
Mendoza, consultando sobre la firma de un Tratado de Unión entre
Nueva Granada, Perú, El Salvador, Guatemala, Costa Rica y México
en Washington. Caracas, 22 de mayo de 1860.
República de Venezuela
Caracas, 22 de mayo de 1860
Año 48 de la Independencia
Secretaria de la Cámara
de
Diputados
N° 126
Sr.
En sesión de ayer acordó la Honorable Cámara de Diputados oficiar
a U. S. inquiriendo si el Gobierno de Venezuela dio instrucciones a su
Ministro para proceder a la celebración del tratado firmado en Washington
por Plenipotenciarios de Venezuela, Nueva Granada, Perú, el Salvador,
Guatemala, Costa Rica y Méjico estableciendo alianza para la defensa exterior
e interior de dichos Estados y cuál haya sido el proceder de los demás
Gobiernos en cuento a su ratificación.
Lo que pongo en conocimiento de U. S. a los fines consiguientes.
Soi de U. S. atento servidor.
J. J. Paul
Señor Secretario de E. en el D. de Relaciones Exteriores
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830 - 1880, Vol. 121 - 1, f. 53.
506
El Tratado Continental Suscrito por las Repúblicas de Chile, Perú y Ecuador. 1856.
Nº 8
Nota del Presidente de la Cámara de Diputados del Congreso
venezolano, Pedro José Rojas a la Presidencia de la República de
Venezuela, comunicando que el Congreso Nacional no aprobó
la firma del Tratado de Alianza y Confederación celebrado en
Washington. Caracas, 28 de mayo de 1860.
R. de V.
Presidencia de la
C. de Diputados
N° 5
Caracas, Mayo 28 de 1860
Excmo. Sr. Presidente de la República
Tengo la honra de poner en conocimiento de V. E. que la Cámara
de Diputados que presido, en sesión de 26 de los corrientes negó su
consentimiento al Tratado de Alianza y Confederación, celebrado en
Washington entre los Representantes de Venezuela, Nueva Granada,
Guatemala, Salvador, Costa Rica, México y el Perú a 8 de noviembre de 1856.
Con sentimientos de alta consideración me suscribo de V. E. mui
atento servidor.
Pedro José Rojas
__________
AHMPPRE, Archivo Antiguo, Colombia, 1830 - 1880, Vol. 121 - 1, f. 55.
507
Yepsaly Hernández Núñez
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511
Independencia de la América Latina
Mapa tomado del sitio Web de Eric Hobsbawm: La Era de Hobsbawm.
513
Repúblicas Hispanoamericanas
Mediados del siglo XIX
La República de Colombia (1821-1830): Creada en 1821 por el congreso reunido
en la ciudad de Cúcuta. Compuesta por la unión de los territorios que actualmente
comprenden los países de Colombia, Venezuela, Ecuador y Panamá. Se disolvió
en 1830 tras las acciones separatistas de José Antonio Páez en el Departamento de
Venezuela y de Francisco de Paula Santander en territorio colombiano.
Provincias Unidas de Río de la Plata: También denominada Confederación
Argentina. Conformada por los territorios que pertenecían al Virreinato del Río
de la Plata. A finales de la década de 1820 se produjo la separación de Bolivia y del
Estado Oriental de Uruguay.
Confederación peruano-boliviana: En 1836 el general Andrés de Santa Cruz,
presidente de Bolivia, crea la Confederación Peruano-Boliviana. Representó una
amenaza para los países vecinos. En 1837 Chile le declara la guerra. En 1839 esta
confederación es vencida y disuelta.
Independencia de la Banda Oriental (1830): Por instigación de Gran Bretaña
con el objetivo de lograr la libre navegación internacional del Río de la Plata y frenar
el crecimiento de Argentina y Brasil, surge la República Oriental del Uruguay el
18 de Julio de 1830.
República Federal de Centroamérica: (1824-1839): Luego de la independencia de
Centroamérica del yugo español este territorio pasó a llamarse Provincias Unidas
de Centroamérica. Quedó conformada por los Estados de Guatemala, Honduras,
El Salvador y Costa Rica. El 22 de noviembre de 1824, bajo el lema de “Dios,
Unión y Libertad”, se aprobó la Constitución y la nación pasó a llamarse
República Federal de Centroamérica. Luego de una intensa guerra civil en 1838 la
federación se disolvió definitivamente en 1839.
México: La República mexicana, a mediados del siglo XIX, fue victima del
expansionismo estadounidense. Mediante el Tratado de Paz, firmado el 2
de febrero de 1848 para finalizar la guerra con los Estados Unidos (1846-1848),
México fue despojado de un millón 200 mil Kilómetros cuadrados de territorio,
de lo que actualmente comprenden la Alta California, Nuevo México y Arizona.
514
7.- Cuadro de Antonio Leocadio Guzmán (en ese momento Presidente
del Senado y del Congreso Nacional), realizado por el pintor venezolano
Martín Tovar y Tovar en el marco de la construcción del Capitolio Federal
venezolano, 1874.
8.- Delegados al Congreso Americano de Lima de 1864, de izquierda a derecha:
1. Justo Arosemena, por Colombia; 2. Juan de la Cruz Benavente, por Bolivia;
3. Antonio Leocadio Guzmán, por Venezuela; 4. Pedro Alcantara Herrán por El
Salvador; 5. Manuel Montt, por Chile; 6. José Greogorio Paz Soldán, por Perú;
7. Vicente Piedrahita, por Ecuador y 8. Domingo Faustino Sarmiento, por Argentina
(este último no firmó los documentos porque nunca se le nombró oficialmente
como plenipotenciario). Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.
CONGRESO AMERICANO DE LIMA, 1864-1865
Laura V. Arreaza Arana
Después de la firma del Tratado Continental y las Conferencias de
Washington de 1856, la idea de una confederación americana vuelve a
tomar auge. Para 1862, en Chile se realiza una serie de reuniones y sesiones con el fin de darle forma a la sociedad de unión americana de ese
país, tal como señala la exposición realizada por sus miembros el 10 de
mayo del año mencionado “El pensamiento de inaugurar en Santiago una
sociedad que como Lima, Valparaíso i la Serena, se propone mantener la
independencia i la república en Sud-America, amenazada por el despotismo
monárquico de los gobiernos de Europa, i que propende a la unión de las
diversas repúblicas para formar una gran patria americana”1. La iniciativa
chilena no se convirtió en un experimento circunscrito sólo a ese país, sino
que por el contrario, esta misma sociedad instaría al resto de las naciones
hispanoamericanas a conformar grupos similares y de esta manera buscar
fortalecer el ideal de unidad en vista de las amenazas que se cernían sobre
las jóvenes naciones del continente “nos hemos envanecido mirando por
vidrio de aumento nuestras raquíticas nacionalidades, i no hemos pensado
siquiera en terminar la obra. Los reyes, entretanto, han podido ver con
gusto ajitarse en el seno de nuestras pequeñas repúblicas las guerras
civiles…Estos tronos carcomidos i vacilantes de la vieja Europa, levantan
contra la America democrática una poderosa cruzada”2. La instalación de
la sociedad de unión americana chilena pronto devino en la creación de
otras entidades similares en varias regiones de ese país, convirtiéndose este
proyecto en un nuevo empuje para los planteamientos que posteriormente
se realizarían.
1 Colección de ensayos i documentos relativos a la unión i confederación de los pueblos Hispano-americanos. Santiago
de Chile, Imprenta Chilena, 1862, Vol. II, p. 17.
2 Ibídem,. pp. 57-58.
517
Laura V. Arreaza Arana
En 1864 se realiza la convocatoria al Congreso Americano de Lima,
iniciativa que sería una de las más concretas relacionadas a la idea de
integración y unidad latinoamericana posterior a 18563. Sin embargo, al
igual que los congresos anteriores, fue más una reacción a los acontecimientos
que se suscitaban, que un verdadero interés de poner en práctica la tan
anhelada confederación latinoamericana. Basta observar el contexto en el
cual se ejecuta la convocatoria para comprender la urgencia de materializar
los mecanismos que condujeran a esta unión.
Antagonismos en América Latina, 1862-1867.
La segunda mitad del siglo XIX, estuvo determinada tanto por conflictos
entre países americanos como por coacciones de potencias extranjeras para
recuperar el espacio geopolítico perdido a comienzos del siglo. Entre los
puntos principales de los conflictos locales se encuentra el problema de la
territorialidad4, el cual será el factor determinante en el surgimiento de
la mayoría de los conflictos entre los países latinoamericanos. Ejemplo de
esto será la guerra de la Triple Alianza entre Argentina, Brasil y Uruguay
contra Paraguay, que si bien tuvo su cenit en 1865, antes de esto ya se
habían generado situaciones de tensión entre esos países.5
Aunque el caso anterior se trataba de disputas territoriales entre países
del mismo continente, el resto de las amenazas venía de potencias
europeas que buscaban aumentar su presencia en América, hecho que tuvo
como principal motivación la poca capacidad de los Estados Unidos de
Norteamérica para aplicar la Doctrina Monroe debido a que para el momento
en cuestión se suscitaba la guerra de secesión6 en su territorio. Un caso
3 Varios fueron los pensadores latinoamericanos que proclamaron la necesidad de una alianza entre
las naciones del continente, pero la primera expresión concreta de estas ideas fue propulsada por
la convocatoria de Simon Bolívar al Congreso Anfictiónico de Panamá en 1824. Javier Ocampo
López, Historia de las ideas de Integración de America Latina, p. 112.
4 Demetrio Boersner, Relaciones Internacionales de America Latina. Breve historia, p. 115.
5 John Lynch, “America Latina Independiente. 1820-1870” en Historia de America Latina, Leslie Bethell
ed., pp. 310-312.
6 La guerra de secesión o guerra civil norteamericana, fue un conflicto que tuvo lugar en los Estados
Unidos de Norteamérica desde 1861-1865, donde dos sectores de la misma nación se enfrentaron
por imponer su modelo económico, el norte del país con una economía industrial y en contra de la
esclavitud y el sur agraria y con mano de obra esclava. Charles Sellers, Henry May y Neil R. Mcmillen,
518
Congreso Americano de Lima, 1864 - 1865
emblemático es el que sucedió en México a mediados del siglo XIX, donde
una disputa entre liberales y conservadores pronto desencadenó en lo que
en la historiografía se conoce como la Guerra de las Reformas7.
Las continuas luchas entre ambos sectores de esa nación, trajeron consigo
una crisis económica que pronto derivó en la suspensión de los pagos de
la deuda externa. Los países europeos afectados por esta medida (Francia,
España y Gran Bretaña) formaron una especie de alianza con el fin de
presionar a México para que realizara la cancelación correspondiente8. Esto
originó el desembarco en Veracruz por parte de los tres países europeos,
pero posteriormente España y Gran Bretaña se retiraron, quedando solo
las tropas francesas en suelo mexicano. Lo que claramente era una usurpación,
fue visto por ciertos sectores de esa sociedad como la posibilidad de
concretar sus antiguas aspiraciones de creación de un imperio mexicano
bajo el protectorado de una potencia (en este caso Francia), viendo en la
figura de Maximiliano de Austria el emperador perfecto9. Como contraparte
a los grupos favorables a la instalación de un imperio en territorio azteca,
la invasión gala enervó los ánimos nacionalistas y diluyó el conflicto entre
liberales y conservadores que se generaba en el país, ya que, ninguno de
los dos grupos veía con buenos ojos la presencia de Francia, tal como señala
Bazant, J. “la cuestión no era liberalismo contra conservadurismo, como
había sido en 1858-1860, sino la independencia de México frente a la
conquista de una potencia extranjera”.10
Si bien la presencia de franceses en el territorio mexicano fue vista con recelo,
también es cierto que por el profundo desprecio que los conservadores le tenían
a la figura de Benito Juárez le sumó adeptos a los galos y a sus pretensiones. De
igual manera sería injusto no reconocer que aunque existiesen diferencias
entre el pensamiento liberal y el conservador, algunos partidarios de este
último grupo lucharon arduamente contra las aspiraciones europeas.
El avance francés continuó y en 1863, tras derrotar a las tropas mexicanas
Sinopsis de la Historia de los Estados Unidos. pp. 313-333
7 Demetrio Boersner, Ob. cit., p. 121.
8 J. Bazant, “América Latina Independiente 1820-1870” en Historia de América Latina, Leslie
Bethell ed., p. 139.
9 Idem.
10 Ibídem,. p. 140.
519
Laura V. Arreaza Arana
en Puebla, tomaron el control de la capital y dieron inicio a la etapa imperial
en esa nación americana. Pronto el anhelo de los conservadores que
apoyaban al enviado napoleónico se vio frustrado al implementar éste un
conjunto de medidas liberales acordes a las que en Francia se estaban
tomando para la época, sobre todo en lo referente al papel de la iglesia en
la sociedad y la nacionalización de sus posesiones. En un giro peculiar, el
emperador Maximiliano rechazó el apoyo conservador y sumó a su gabinete a
los liberales que habían quedado en la capital, quienes controlarían varios
órganos de la estructura de poder con excepción del Ministerio del Tesoro,
que estaba regentado por los franceses.11
Las medidas liberales tomadas por Maximiliano, abarcaron desde el
libre culto, igualdad de todos los habitantes del imperio, hasta la libertad de
trabajo; ideales estos que estaban acordes a lo propulsado en Europa pero
que a la vez tenían como fin generar simpatías entre los sectores menos
privilegiados del país. No obstante, la población mexicana en su mayoría,
comprendió que los conflictos entre sectores políticos de esa nación
habían quedado atrás y el asunto era de una lucha de poder entre México y
una nación europea: Francia. En 1866, las tropas napoleónicas abandonan
el territorio mexicano y, Maximiliano al verse debilitado recurre nuevamente
al sector conservador, el único capaz de luchar por su causa, ya que los
liberales que, si bien habían estado ocupando puestos ministeriales, eran
apáticos a una disputa encarnizada por mantener a flote el imperio del enviado
francés. La situación se agravó y el ejército republicano retomó el control de las
principales ciudades. Maximiliano fue enjuiciado y ejecutado en 186712.
Lo anterior describe la situación que se generaba en México durante la
convocatoria del II Congreso Americano. Es obvio que la crisis interna de
ese país no permitió que se le prestase atención a los eventos que ocurrían
en Lima, pero a la vez es importante recalcar que la realidad mexicana
impulsó a los demás participantes de la cumbre andina a concienciarse
sobre la necesidad de forjar alianzas contra posibles amenazas foráneas.
11 J. Bazant, “América Latina Independiente 1820-1870” en Historia de América Latina, Leslie Bethell
ed., p. 140.
12 Ibídem,. p. 142.
520
Congreso Americano de Lima, 1864 - 1865
Aparte del caso mexicano, otro de similares características tuvo lugar
en la República Dominicana. Separada de Haití desde 1844 y rechazando
continuamente los intentos de reconquista de su hermana nación, sucumbe
en 1855 bajo el mando de Faustino Soulouque13. Este se hace coronar
emperador y a partir de aquí se desata en ese país caribeño distintas
tendencias que buscaban soluciones a la dinámica que se generaba en la
región, a saber: el sector conservador proponía la anexión a España como
paliativo a la invasión haitiana. Otro grupo igual de poderoso consideraba
que cualquier vínculo con Europa era innecesario teniendo en cuenta la
cercanía de la isla con respecto a Estados Unidos, y que por ende, una
alianza o asociación con el gigante del norte era lo más procedente; y por
último, los que engrosaban las líneas liberales mantenían la posición de que
era justo y necesario una independencia absoluta.
Para desconsuelo de la mayoría de la población dominicana, el gobierno
conservador, decidió enviar una petición oficial a España con el fin de que
aceptara a la isla bajo su protectorado, situación que en principio no fue
tomada muy en serio por las autoridades peninsulares. Sin embargo, la
precariedad en que se encontraba los Estados Unidos debido a la guerra
civil, sumada a la insistencia del General Pedro Santana (máximo
representante de los conservadores dominicanos), hizo cambiar de parecer
a España con respecto a la propuesta caribeña. En 1861, Santana dispone
la unión al país europeo y éstos acceden enviando un contingente militar y
ocasionando el alzamiento de los liberales que rechazaban rotundamente
tales medidas. Las disputas duraron hasta 1865, con ventaja de los
nacionalistas apoyados por un Estados Unidos recién salido de la guerra.
Al ver el nuevo panorama, España decide anular el trato de anexión y retira
sus tropas de Santo Domingo.14
La importancia de la esfera de influencia norteamericana en el continente,
se convirtió en la piedra de tranca para la mayoría de las aspiraciones
europeas en América Latina. No obstante, en el momento en que los
Estados Unidos se ven sumergidos en sus conflictos internos, los anhelos
imperialistas europeos vuelven a manifestarse. Perú, como principal
13 Demetrio Boersner, Ob. cit, p. 125.
14 Ibídem,.
521
Laura V. Arreaza Arana
patrocinador del Congreso Americano de 1864, sintió la amenaza a sus
territorios y sería este suceso el que generaría la línea de discusión en la
reunión de los plenipotenciarios en Lima.
En 1862, el Gobierno español decide enviar una expedición bajo el
mando del Almirante Luis H. Pinzón al Pacífico peruano. Lo que en principio
parecía sólo una misión científica, pronto se convertiría en una invasión a
territorio peruano, específicamente a las Islas de Chincha, principal reservorio
de guano de la región. Lo que incitó la actitud española, fueron unas quejas
emitidas por varios de sus súbditos radicados en la zona insular, quienes
esgrimían haber sido víctimas de atropellos por parte de las autoridades
andinas15. España obligó a Perú a que reparara los daños causados a los
españoles en su territorio. Sin embargo, las condiciones impuestas iban
mas allá de lo que podía permitir el Gobierno peruano. Las circunstancias
se complican al sumarse Chile a la contienda, declarándole la guerra a
España; ésta a su vez, al notar el alto apoyo que había conseguido la causa
peruana, decide retirarse de las islas.
Fue durante el desenvolvimiento de estos hechos que se emplazó a la
reunión de un congreso de plenipotenciarios americanos y, a lo largo del
análisis de las conferencias y las posiciones de los distintos representantes, se
observa como la presencia española en el territorio insular peruano marcaría
el desarrollo del congreso.
El segundo Congreso Americano de Lima, 1864-1865.
Instalación y conferencias.
La invitación realizada por el Gobierno de Perú en el año de 1864 a una
reunión de plenipotenciarios, no sería el único ejercicio de esta índole que
se realizaba en el territorio americano durante el siglo XIX. Como bien
hemos señalado en las páginas precedentes, existía una difícil situación
política en el continente, aunada a la amenaza a la independencia de la cual
la mayoría de los países del hemisferio disfrutaba. El caso peruano no era
distinto, la invasión de las Islas de Chincha se había realizado meses antes de
la convocatoria y era obvio y evidente que el tema de la seguridad regional y
15 Idem.
522
Congreso Americano de Lima, 1864 - 1865
la defensa de las autonomías americanas fuese uno de los mas importantes
a deliberar durante las reuniones del mismo. Por ello se recurrirá varias
veces al concepto de libertad e independencia para dejar claro el espíritu que
debería reinar en el congreso solicitado por Perú. Al respecto señala el
Ministro de Relaciones Exteriores peruano, Juan Antonio Ribeyro, en la
circular de invitación lo siguiente:
“La America se hizo independiente y libre, porque sus exijencias
[sic] naturales llamaban al goce de una vida propia y porque con
fuerzas morales suficientes para gobernarse por si misma, no podía
confiar este cuidado a otras manos, ni a otra política, aun suponiéndola
ilustrada y protectora. El siglo actual ha transcurrido enteramente
para los Americanos del Sur en pruebas y en ensayos mas o
menos costosos y prolongados; mas no han sido del todo estériles
sus esfuerzos, ni ineficaces sus estudios en el manejo y dirección de
los negocios administrativos y políticos. Aunque censurados con
mucha lijereza, presentan, a más de las ventajas geográficas de sus
territorios, testimonios inequívocos de la bondad de su carácter y
de la tolerancia de sus doctrinas.”.16
El manifiesto interés de Ribeyro en señalar la autonomía como el gran
logro americano era el punto de partida para obtener una empatía con el
resto de los países invitados. De igual manera, demuestra que aunque han
existido tropiezos inevitables, esto no es motivo suficiente para buscar
opciones que no sean la preservación de la libertad de los pueblos. Si bien
no es diáfano en señalar las amenazas en que se encuentra su país, la
alusión a las dificultades surgidas luego de la separación de España es un
punto de inflexión en su discurso que podía ser fácilmente admitido por el
resto de los gobiernos del continente americano.
Aparte de la cuestión de la soberanía americana, Ribeyro en su comunicación
también expresó la necesidad de que se concretaran las disposiciones
alcanzadas durante las reuniones, ya que en previos congresos esto no se
había dado. Sobre esta materia señala el Ministro peruano:
16 Ver documento Nº 3.
523
Laura V. Arreaza Arana
“Cuando se concluyo en Ayacucho la guerra con la península Española,
se pensó en la reunión de un Congreso y aun se nombraron
Plenipotenciarios que concurrieron al Istmo de Panamá a las
Conferencias de ese Cuerpo, destinado a sistemar los asuntos de la
America y a fijar definitivamente su derecho publico. No se pudo
entonces, por accidentes invencibles, llevar a cabo la idea; y lo mismo
ha sucedido posteriormente cuando algunos Gobiernos han concebido
idéntico o semejante plan”.17
A su vez, manifiesta en la misma comunicación que las circunstancias
han cambiado en la región, desde el momento del Congreso Anfictiónico
de Panamá en 1826 hasta la fecha de 1864, pero que el fin de lograr una
alianza entre naciones de similar origen seguía siendo incuestionable y necesario.
La circular de invitación fue remitida a los Gobiernos de Chile, Venezuela,
Colombia, Ecuador, El Salvador, Guatemala y Bolivia; y estaban bien
establecidos las pautas y temas que debían preponderar. Los mismos giraban
en torno a la existencia de una familia americana que se manifestase en el
momento en que otro de los miembros de ésta se vean en contrariedad con
alguna otra nación (este sería uno de los puntos más importantes y refleja
claramente las circunstancias en que se encontraba la nación peruana para
el momento del congreso); la suscripción de un tratado postal que facilitara la
comunicación entre los países firmantes; la creación de una base estadística
que proporcione datos científicos sobre cada uno de los países asistentes al
congreso; solventar en lo posible las cuestiones de límites existentes entre naciones
hermanas y la abolición de la guerra como medio de solución de conflictos.18
Sobre la tendencia de invitar a países como Estados Unidos y Brasil,
Alberto Ulloa señala que el Gobierno de Chile era de la postura que la
invitación debía ser generalizada para los países del continente americano; y
que esos dos países no podían ser indiferentes ante esta iniciativa. Sobre
la actitud chilena el Gobierno de Perú explicó que la razón para la no inclusión
en las conferencias del Congreso Americano de Lima de 1864 (mas sí a la
posible adhesión a los pactos realizados posteriormente en la misma) de
17 Ver documento Nº 3.
18 Ver documento Nº 3.
524
Congreso Americano de Lima, 1864 - 1865
Brasil y Estados Unidos radicaba única y específicamente en la afinidad
de los demás países del hemisferio, lo que facilitaría las conversaciones y
puntos definitivos a incluir en los tratados19. Colombia al respecto opinó
que no era conveniente girar una formal invitación a Estados Unidos, por
el carácter de potencia en que se estaba convirtiendo, hecho que podía
causar antagonismos en las reuniones20. Lo cierto, es que la posibilidad de
que Estados Unidos participara de alguna forma en las sesiones era muy
lejana, teniendo en cuenta que para el momento se daba en esa región la
guerra de secesión. Con respecto a Brasil, se le envió una comunicación
informando que el llamamiento había sido dirigido a países más cercanos
históricamente.
Como enviado venezolano se nombra a Antonio Leocadio Guzmán,
político reconocido y fundador del Partido Liberal. Anteriormente (en 1853),
Leocadio Guzmán había sido propuesto Enviado Plenipotenciario de
Venezuela en Perú, Bolivia, Chile y Argentina y coincidía esto con la
comunicación emanada desde México para la necesaria realización de una
conferencia que reuniera los estados americanos21. La propuesta proveniente
desde el Perú para la congregación de plenipotenciarios tenía cierta similitud
con las acciones que en política internacional ya se configuraban en
Venezuela. Ejemplo de esto es que días después de que la circular llegara a
Venezuela, se designa a Antonio Leocadio Guzmán nuevamente para promover
una alianza regional como la vía mas adecuada para evitar los males que se
estaban dando en el continente.
“Tanta calamidad se habría evitado con la alianza de los pueblos
latinos, pues la unión de sus esfuerzos hubiera servido de antemural a
las pretensiones Europeas. Llevarla a cabo en esta oportunidad y con ese
fin es un mandato que la propia conservación les impone, y una empresa
que el Gobierno de los Estados Unidos de Venezuela desea promover
con eficacia suma. Ahora como otro tiempo el desempeño de tan elevado
encargo se confía al ciudadano Antonio Leocadio Guzmán…”22.
19 Alberto Ulloa, Congresos Americanos de Lima, p. CVII.
20 Ricaurte Soler, Idea y Cuestión Nacional Latinoamericanas. México, Editorial Siglo XXI, p. 183.
21 Ver documentos Nº 1 y Nº 2.
22 Ver documento Nº 4.
525
Laura V. Arreaza Arana
El papel de Antonio Leocadio Guzmán, como enviado venezolano a las
Repúblicas del Sur y representante por Venezuela al Congreso Americano,
fue significativo, siendo uno de los primeros en ser designados para las
conferencias del congreso, lo que demuestra el profundo interés por parte
del Gobierno de Venezuela en que tal evento se realizara.
En el caso de las naciones centroamericanas, Costa Rica y Nicaragua,
no enviaron ningún delegado pero insistían en que se les informase de
las conversaciones que se sostuviesen en la misma. El Salvador designaría
a Pedro Alcántara Herrán como su enviado ante el congreso. Bolivia y
Ecuador aceptaron asistir a la reunión, cada uno con sus opiniones sobre
el mismo. En el caso boliviano, se consideraba que debía agregarse otros
temas a tratar aparte de los señalados, entre ellos la navegación de los ríos
y la necesidad de incluir el arbitraje como forma de solucionar problemas
de índole territorial. Esto debido en parte a sus desavenencias con su vecino
Chile23. Las propuestas que realizó Ecuador giraban en torno a que era
necesario, aún y cuando el congreso no brindase los frutos esperados, que
se retomase la idea del Tratado Continental de 1856 y la necesaria inclusión
del Brasil en las conferencias 24. Colombia, por su parte, enviaría a
Justo Arosemena, añadiendo como ya se ha señalado anteriormente,
que la invitación al congreso debería ser para países “de origen español,
exclusivamente”25.
Perú también enviaría representantes a otras naciones del continente
con el fin de promover la pronta reunión. En el caso de la Confederación
de Argentina, Paraguay y Uruguay, fue nombrado González Vigil para realizar
las gestiones con el fin de obtener la concurrencia de estos países a la
conferencia. No obstante, tal y como lo señala el enviado andino, las
condiciones no eran del todo propicias,
“La República del Uruguay es hoy el teatro de complicaciones
políticas, internas y exteriores, de tal manera graves, que sería sobre
manera difícil obtener de su Gobierno que prestase seriamente su
23 Alberto Ulloa, Ob. cit., pp. 357-362.
24 Ibídem,. pp. 388-390.
25 Ibídem,. p. 381.
526
Congreso Americano de Lima, 1864 - 1865
atención a otros asunto”26 de igual manera hace referencia a la situación
del Paraguay “Con respecto al Paraguay no tienen, es verdad la
misma fuerzas las consideraciones que preceden si bien pueden
aplicársele en gran parte. El Gobierno de esta última República
toma un interés muy vivo en la situación del Uruguay, y movido de
sentimientos hostiles al de la República Argentina y aun de ciertas
pretensiones sobre la provincia argentina de Entre Ríos…ella indica de
una manera muy clara el espíritu que anima al gabinete de la asunción”.27
Era evidente, que la situación interna de ambos países no era la más
favorable para que nombrasen algún representante al Congreso Americano.
El caso argentino sería algo distinto, ya que, si bien la circular de
invitación fue enviada en el mes de enero de 1864, al principio ésta no fue
remitida al Gobierno argentino. Sin embargo, para junio del mismo año,
el enviado peruano tenía plena autorización de invitar a participar en las
reuniones a la Confederación Argentina, haciéndole saber que la convocatoria
había sido solamente aplazada, lo cual devino en una situación algo
peculiar, ya que el Ministro argentino Faustino Sarmiento (quien
actuaría como el designado gaucho) tenía la orden de no tomar parte del
congreso hasta que no existiera un llamamiento oficial. La situación de la
asistencia de Argentina al Congreso Americano también estaba condicionada a la
posición que el Gobierno de Chile asumiese en la misma, ya que habían existido
divergencias entra ambas naciones. No obstante, ya el mismo Sarmiento
venía desde 1863 desempeñando el papel de enviado plenipotenciario en
ese país y tenía instrucciones de solventar las cuestiones pendientes entre
ambos países. Sin embargo, Sarmiento concurriría a Lima aún cuando la
cancillería argentina no había dado los poderes para su participación.28
26 Ibídem,. p. 346. Las circunstancias a las cuales hace referencia el enviado peruano, Benigno Vigil
es las confrontaciones que culminarían en la llamada Guerra de la Triple alianza, señalada en páginas
precedentes.
27 Idem.
28 Alberto Wagner de Reyna, “Las relaciones diplomática entre el Perú y Chile durante el conflicto
con España”. Lima, Ediciones del sol, 1963, pp. 176-177 en Las relaciones con los demás países americanos
durante las presidencias de Mitre y Sarmiento en http://www.argentina-rree.com/6/6-058.htm.
527
Laura V. Arreaza Arana
La situación en el Pacífico peruano había influenciado la convocatoria
al Congreso Americano en 1864. Sin embargo, era poca la mención que
se había hecho sobre el tema en las comunicaciones emanadas de la Cancillería
del Perú a principios de año. Meses después el panorama cambiaría,
dándole a la situación de las Islas Chincha una preponderancia tal que
hacía evidente que fuese tratada en las reuniones de los plenipotenciarios.
En abril de 1864, Antonio Leocadio Guzmán, comunica al Ministro
de Relaciones Exteriores de Venezuela, José Gabriel Ochoa, que “Una escuadra
española ronda estos mares misteriosamente, y otra francesa bloquea ylos
puertos de Méjico en el Pacífico. Y acaba de llegar a Lima un Comisario
español, que es el Señor Mazarredo, a entablar varias reclamaciones de
carácter grave y complicado”29. La llegada del Comisario español le generaba
a las tensas relaciones hispano – peruanas un matiz de confrontación que
rápidamente sería confirmado por el mismo Gobierno europeo en una
declaración donde deja constancia que su presencia en ese territorio se
debe en parte a que la independencia del Perú nunca ha sido reconocida
oficialmente por el Gobierno hispánico, sino que se había utilizado el
termino de “tregua” para evitar proseguir con las luchas que se llevaron a
cabo a comienzos del siglo XIX30.
Obviamente, el uso de este término, no era motivo de preocupación
sólo para el Perú, sino que su sola enunciación era una amenaza para el
resto de la America Latina. En torno a este punto giraría gran parte de las
conferencias realizadas durante el congreso, el cual logró instalarse el 15
de octubre de 1864, luego de varios meses de informaciones y rumores
sobre el mismo.
Antonio Leocadio Guzmán, como enviado venezolano al congreso y
Ministro Plenipotenciario en las Repúblicas del Sur, sería de los primeros
en llegar a la región y se convierte en uno de los promotores de la conveniencia
del congreso. De esta manera mantiene comunicación con algunos de los
enviados del resto de los países, tales como Justo Arosemena de Colombia,
quien le señala que a dos meses de recibir la invitación no le han sido
otorgados plenos poderes para la celebración de tratados o alianzas y que
29 Ver documento Nº 11.
30 Ver documento Nº 13.
528
Congreso Americano de Lima, 1864 - 1865
de igual manera celebra el ímpetu puesto en las comunicaciones por Guzmán
enviadas a Chile y Ecuador para que no omitan enviar sus representantes31. El
tema de la pronta reunión de los plenipotenciarios destacará en la mayoría
de las misivas que Antonio Leocadio envía al Gobierno de Venezuela. En
principio sostiene que la instalación no pasaría de los meses de abril para
luego percatarse de que aún algunas naciones no proponen a sus respectivos
delegados. Será a partir del mes de junio cuando la mayoría de los representantes
comiencen a llegar a Lima y al respecto señala Antonio Leocadio Guzmán:
“Está ya en esta ciudad el Sr. Arosemena, Ministro de Colombia;
y ha recibido sus plenos Poderes para el Congreso Continental el
Sr. Benavente. Según las últimas correspondencias de Valparaíso, no
será el Sr. Hurtado, actual Ministro de Chile en Lima, el Representante
de aquella República en el Congreso; sino que vendrá el Sr. Tocornal,
ó el Sr. Montt [sería este el que asistiría] i ó el Sr. Santamaría, primeras
notabilidades de Chile”.32
Aunque existía ya en el territorio andino una presencia de los plenipotenciarios
extranjeros, la posición del representante venezolano seguía siendo crítica
contra los organizadores del evento. Según sus palabras, las reuniones para
lograr los acuerdos necesarios para la alianza americana, estaban siendo
dilatadas por parte de la misma Cancillería del Perú, entendiendo que la
situación se había tornado mas complicada por el eminente conflicto en
su territorio insular. No obstante, para Antonio Leocadio Guzmán, esta
circunstancia hacía más apremiante un acercamiento entre los países del
continente, ya que la amenaza no sólo afectaba a los peruanos, sino que
para la época otros avances europeos se habían materializado (el caso de
Francia en México y la misma España en Santo Domingo). Consciente de
las condiciones, Leocadio Guzmán le comunica al Ministro de Relaciones
Exteriores venezolano, José Gabriel Ochoa, que había propiciando una
reunión con el Ministro peruano Ribeyro para ver qué tan pronto se podía
instalar el congreso y por qué se había distanciado el país convocante. Al
respecto le contesta el Ministro Ochoa:
31 Ver documento Nº 12.
32 Ver documento Nº 24.
529
Laura V. Arreaza Arana
“El Ministro de Venezuela, á los cuatro meses y medio de
permanencia en Lima, sin ver alcanzado el importante objeto de
la instalación de la Asamblea de Plenipotenciarios de las Naciones
Americanas, á pesar del imperio que encierran y despliegan todas
las circunstancias de la actualidad política de ambos mundos; sin
haber recibido nota ni informe alguno oficial del Ministerio de
Relaciones del Perú, ni de los tres Ministros Americanos residentes
en esta Capital, relativos á tan importante objeto; ni saber otra cosa
que lo que para conocimiento público han insertado los periódicos,
y lo que los Excmos. Gobiernos de Chile y Bolivia le han contestado
á la participación que les dirigió desde su llegada, del decreto de
su Gobierno fecha 28 de Enero último, y á los términos en que
les encareció la urgencia de la reunión del Congreso, como lo hizo
el Gobierno del Ecuador, cuya respuesta no ha tenido el gusto de
recibir; juzga que no le es dado permanecer en tan completa
inacción, en presencia de los acontecimientos que se precipitan,
y que asumen cada día mayores y más graves proporciones, si ha
de guardar la consonancia que le imponen sus deberes para con la
patria común, y la que le prescriben las ordenes é instrucciones que
le ha confiado su Gobierno”.33
El interés de Venezuela en que se llevaran a cabo las reuniones seguía
estando presente, al igual que la confianza depositada en Antonio Leocadio
Guzmán para que propulsara desde la región andina las conferencias. Con
las dificultades ya señaladas y luego de varios meses de gestiones, se
instala en Congreso Americano en Lima en octubre de 1864 34. Durante las
primeras conferencias, el representante de Colombia, Justo Arosemena y
el de Venezuela, Antonio Leocadio Guzmán, fueron de la posición de que
se tratara el conflicto hispano-peruano como tema principal, a la par que
emplazaron al enviado de Perú, Juan Ribeyro, a que explicase en qué punto
estaban las conversaciones entre las dos naciones en disputa.35
33 Ver documento Nº 30.
34 Alberto Ulloa, Ob. cit., p. CXVIII.
35 Ibídem,. p. CXX.
530
Congreso Americano de Lima, 1864 - 1865
El desconocimiento por parte de los enviados en Lima sobre la posición
del Gobierno del Perú con respecto al conflicto en su territorio insular, era
un tema que exigían se esclareciera. En relación al mismo, el representante
venezolano manejaba información incluso de un intento de acuerdo por
parte del Almirante Pinzón, propuesto en el mes de junio, que había sido
rechazado por el Gabinete peruano 36, de esta manera al comenzar
las conferencias, la necesidad de estar al tanto de lo que ocurría fue una
decisión aprobada unánimemente por los plenipotenciarios. En respuesta
a esto, se interpeló al Ministro de Relaciones Exteriores de Perú, el cual
respondió que no existía ningún acuerdo, que no se estaban realizando
negociaciones por parte de enviados peruanos a Europa y que si España
daba un ultimátum que menoscabara las condiciones de Perú, se rechazaría
con la fuerza. Luego de las declaraciones del Ministro peruano, éste
formuló la interrogante sobre el respaldo que tendría el Perú en caso de
una guerra contra España, obteniendo como respuesta un apoyo unísono
de los representantes latinoamericanos.37
Aunque las deliberaciones en el Congreso Americano tuvieron lugar
desde los últimos tres meses de 1864 y el mes de enero de 1865, pocos
temas salieron a relucir distintos al de las Islas de Chincha. El resto de las
conferencias se basó en propiciar la unión latinoamericana, pero a partir
de la crisis que se presentaba, redactándose dos tratados cónsonos con
el contexto: el Tratado de Unión y Alianza Defensiva y el Tratado sobre
Conservación de la Paz entre los Estados de América.
El primero comenzaba haciendo énfasis en el “deseo de unirse para
proveer a su seguridad exterior, estrechar sus relaciones, afianzar la paz
entre ellos i promover otros intereses comunes”38 mientras que el referente
a la conservación de la paz promovía en su primer artículo “Las Altas
Partes contratantes se obligan solemnemente a no hostilizarse, ni aun por
vía de apremio, y a no ocurrir jamás al empleo de las armas como medio
de terminar sus diferencias, que procedan de hechos no comprendidos en
36 Ver documento Nº 39.
37 Alberto Ulloa, Ob. cit., pp. 418-421.
38 Ver documento Nº 46.
531
Laura V. Arreaza Arana
el casus foederis del Tratado de Alianza defensiva, firmado en esta fecha”39.
Ambos fueron suscritos por todos los representantes en Lima. Sin embargo, tal
y como los acuerdos y congresos previos, no sería ratificado, en el caso
particular del Congreso de Lima, sería el desacuerdo que tendría el
gobierno convocante sobre los Tratados que se firmaron lo que evitaría
su ratificación40, porque a su entender los mismos no eran explícitos
sobre la reacción de las demás naciones en caso de que una de ellas se
encontrara en peligro.
Dos años después de la suscripción de los tratados, se impulsó (por parte
del Gobierno colombiano41) nuevamente una reunión con el fin de ratificar
los acuerdos. Sin embargo, con excepción de Venezuela, que rápidamente
realizó las gestiones necesarias para que se concretara esta iniciativa, la
propuesta no tuvo la misma acogida por el resto de los países que habían
participado en 1864. La importancia del Congreso Americano de Lima de
1864-1865 es incuestionable, ya que sería una de las últimas reuniones de
plenipotenciarios del siglo XIX que propulsaba la unión y confederación
americana y contó con un número importante de representantes. No
obstante, el contexto en el cual se propició imprimió un matiz de respuesta
ante una amenaza, en lugar de una verdadera búsqueda de vínculos regionales.
La documentación que sigue a continuación reposa en el Archivo
Histórico del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores de
Venezuela, la misma ha sido organizada en orden cronológico y muestra a través
de las comunicaciones del enviado venezolano, Antonio Leocadio Guzmán, la
posición de Venezuela antes y durante la realización del Congreso
Americano de Lima.
39 Ver documento Nº 47.
40 Enrique Lagos Valenzuela, El Arbitraje internacional de América en Anales de la Facultad de Derecho,
Vol. IV, Enero - Diciembre de 1938, Nº 13 a 16.
41 Ver documento Nº 44.
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Congreso Americano de Lima, 1864 - 1865
FUENTES
PRIMARIAS:
Colección de Documentos de la Sección Archivo Antiguo del Archivo
Histórico del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores.
SOCIEDAD DE LA UNION AMERICANA DE SANTIAGO DE
CHILE, Coleccion de Ensayos y Documentos relativos a la Unión i Confederacion
de los pueblos Hispano-Americanos, Santiago de Chile, Imprenta Chilena, 1862,
pp. 400.
ULLOA, Alberto, Congresos Americanos de Lima, Perú, Ministerio de Rela
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