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I.E.S. FELIPE DE BORBÓN. CEUTÍ
DEPTO. BIOLOGÍA-GEOLOGÍA
LA AGONÍADELHIELO
Los glaciares españoles están heridos de muerte. Irán desapareciendo
poco a poco y en menos de 70 años no quedará ninguno. Otros, más
pesimistas, no les dan más de 20 años de vida.
Desde 1894 los glaciares españoles han perdido casi el 90% de su superficie.
Los macizos montañosos donde se encuentran fueron declarados Monumento Natural en 1990
GUSTAVO HERMOSO - Madrid - 25/11/2011
En los lugares más altos e inaccesibles del Pirineo Aragonés sobreviven a duras penas los
últimos glaciares españoles, masas de hielo permanente que se deslizan lentamente ladera abajo
empujadas por su propio peso.
Al pie del glaciar. La presencia de grietas en la superficie es
uno de los indicadores de que esta masa de hielo aún se mueve
lentamente. El glaciar de la Maladeta es el tercero en extensión
de España.
Son los restos de enormes extensiones de hielo, que labraron profundos valles y tuvieron
decenas de kilómetros de longitud, y que ahora están condenadas a desaparecer. "Ya lo hicieron hace
millones de años, cuando la lluvia y el calor hizo de esas montañas una zona subtropical. De ello dan
cuenta ejemplares aislados de madroños y de la planta oreja de oso, supervivientes de un paisaje que fue
similar a la “laurisilva canaria", explica Eduardo Martínez, técnico de medioambiente del Gobierno de
Aragón, comunidad que declaró a estos glaciares Monumento Natural en 1990.
El retroceso de los glaciares forma parte de un proceso de vaivén que tiene su máximo en las
épocas glaciales (la última finalizó hace unos 10.000 años) y también periodos más templados en los que
desaparece toda la nieve.
Este es el momento que estamos viviendo ahora, en el cual la subida constante de las
temperaturas está derritiendo estos gigantes de hielo. Para Greenpeace, "el retroceso de estas masas
heladas es uno de los impactos más evidentes del cambio climático, que afecta a un ecosistema más
amplio que el propio del glaciar".
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Y lo está haciendo a marchas forzadas. Cada año el calor se lleva una dentellada blanca de las cumbres.
De hecho ya solo quedan en España nueve glaciares, algunos muy pequeños, de los 25 que
había a principios de siglo. Una docena han desaparecido por completo, el resto se ha convertido en
neveros aislados en recónditos lugares donde malamente se conserva la nieve de un año para otro.
Pocos, más pequeños y a más altura. "Nieva menos y a cotas más elevadas", confirma
Fernando Pastor, director del Programa ERHIN perteneciente al Ministerio de Medio Ambiente. A través
de este programa se siguen las precipitaciones en forma de nieve en toda España como un recurso
hídrico más, pero sobre todo se utiliza para prevenir las avenidas en periodos de deshielo. Precisamente
donde más nieva en la Península es en los macizos de Viñemal, Monte Perdido y Aneto-Maladeta, en el
Pirineo aragonés, que coinciden con los mayores glaciares. Sin embargo, "la aportación de estos a los
ríos es despreciable, pero su transformación como indicador de la subida de las temperaturas es muy
interesante", continúa Pastor. "Es el reflejo más evidente de que el clima está cambiando, porque su
evolución desde que existen datos lleva a pensar en la desaparición total en poco tiempo".
Parece inevitable, aunque puede haber sorpresas. En el siglo XVI comenzó la Pequeña Edad de
Hielo que duró hasta 1860, cuando se observa la última máxima extensión de los glaciares en Europa.
Desde entonces el retroceso ha sido continuo, pero puede llegar otro periodo frío que de un respiro a
estos heleros, aunque todo indica que será temporal. Según Greenpeace, "la rápida subida de las
temperaturas asociada a la actividad humana y el deshielo van cogidas de la mano".
A finales del siglo XIX, en 1894, la superficie de los glaciares españoles llegaba a las 1.779
hectáreas (3.300 sumando la vertiente francesa) y en 2008, apenas cubrían 200 hectáreas (179 más en
el país galo). Es un fenómeno global y todos los glaciares del mundo se encuentran en recesión.
Así pues, parece inevitable que las nieves eternas se borren de las cumbres de los Pirineos,
pero no serán las únicas en desaparecer. Todo el hábitat se verá alterado y tendrá consecuencias
dramáticas para algunas especies, como el caso de la perdiz nival, que en otoño torna su plumaje blanco.
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Lo que ahora es un camuflaje se volverá un reclamo para los depredadores.
Quedará el recuerdo y la esperanza de volver a ver la grandeza de las cumbres perpetuamente
nevadas, pero para eso quizá haya que esperar otros 10.000 años.
Cuestiones:
1) ¿Qué porcentaje de superficie glaciar se ha perdido en España en el periodo de 1894 a 2008?
Si hallamos una media, ¿qué porcentaje se ha perdido cada año?
2) ¿Cuándo finalizó la última glaciación?
3) ¿Por qué el retroceso de los glaciares es una evidencia del cambio climático?
4) ¿Cuáles serán las consecuencias de la desaparición de los glaciares alpinos en la Península?
5) En la fotografía del glaciar de La Maladeta se observan unas grietas en la superficie. ¿Qué
nombre reciben? ¿Por qué aparecen?
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