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FILIPINAS Y COLOMBIA. APRENDIZAJES MUTUOS EN LA DIVERSIDAD Y EN LOS
DERECHOS INDIGENAS.
Resalta de entrada en Filipinas la vivencia de la diversidad cultural. Pareciera que la débil
presencia de la colonia española (en comparación con su presencia en América) permitió
que a la salida de dicha situación colonial no se generara un colonialismo interno o una
situación fuerte de poscolonialidad sino que los habitantes de la hoy Filipinas se
encontraron en la situación ideal de pensarse y construirse ellos mismos, haciéndolo
desde sus más de ochenta lenguas y grupos étnicos, desde sus miles de islas, desde sus
agrupaciones geográficas.
Hoy cada filipino habla dos lenguas como mínimo; seguramente en un esfuerzo de
conservar lo propio de cada cultura y región, de tener una lengua común no para
remplazar las existentes sino para facilitar la comunicación; esta lengua común es el
Tagalo, pero también, en el nivel del forcejeo con la relación en el resto del mundo, la
lengua Inglesa (ciertamente desde la imposición y dominio colonial de los EEUU durante
casi toda la primera mitad del siglo XX). En cada una de las grandes regiones de Filipinas
se hablan las lenguas Bicol, Ilocano, Ilonggo, Bisaya, Maranao… otras muchas. Lo que
quiero resaltar acá es que en la construcción de Filipinas ha tenido presencia decisiva la
intención de estar todos incluidos en ella, de tener en cuenta a cada uno (en este caso:
cada región, cada cultura, cada lengua). La Nación no fue dada de antemano, no fue una
herencia colonial, como en el caso de las colonias españolas en América, sino un
momento histórico que señala una idea de “Filipinas” que puede construirse en común. De
ahí la perplejidad y el dolor en el alma que muestra cada persona filipina cada vez que
recuerda que España vendió su territorio a EEUU por veinte millones de dólares, luego de
ser derrotada militarmente; de ahí el reclamo reconocido como legitimo en el sentir
mayoritario de la Nación cuando la región de Mindanao recuerda que España no
solamente no podía vender el territorio filipino pues no era suyo sino que particularmente,
en el caso de Mindanao ello no tenia ninguna sustentación ya que España no nunca
había podido invadir este territorio ni anclar allí una mínima institucionalidad colonial.
La construcción de una Nación desde la diversidad es más compleja que desde el
pensamiento unidimensional del autodenominado “occidente”. Pero es compleja porque
así es la realidad, hacerla simple es negar ésta. Simple podría ser decir: existe la Nación,
hágase, comuníquese y cúmplase. Los moros reclaman que ellos llegaron muchos siglos
antes que los españoles pero no a invadir ni a imponer sino que establecieron relaciones
de comercio con los indígenas, de amistad, de familia, establecieron instituciones como
los sultanatos y algunos indígenas se adhirieron al Islam siendo ahora conocidos como
bangsamoros. Esa relación de construcción conjunta inicio en el siglo XIII y aún no
termina; es una construcción que ya no interpela solamente las relaciones al interior de
Mindanao sino la relación con el resto de Filipinas y de Filipinas con el mundo.
La construcción de Nación desde la complejidad implica incluso ir variando la concepción
de la misma con el paso del tiempo; particularmente parece que en Filipinas, dadas sus
grandes situaciones históricas, ha sido más fácil identificar en el tiempo lo que no se debe
ser como Nación que identificar de manera positiva lo que se debe ser. Me enseñaba un
filipino que José Rizal termina una de sus principales novelas señalando que el alma
filipina siempre se podrá identificar con el NO. Los filipinos y filipinas saben que su Nación
no se construye sobre la imposición, no se construye desde el colonialismo (de ahí la
lucha masiva y popular contra el colonialismo de los EEUU), no se construye negando al
otro (como quiso Occidente desde el colonialismo español y/o estadunidense: negar
culturas y conocimientos). Sí se sabe lo que no se quiere ser o el proceso que no se
debe asumir, será más fácil llegar al abanico de lo que se quiere y puede ser.
En la definición de ese NO desde la construcción de la Nación Filipina ha jugado un gran
papel y es un hito moderno la lucha contra la dictadura de Marcos. Desde las grandes
movilizaciones de la sociedad civil se constituyen como referentes y objetivos los DH, el
DIH y la democracia; pero ello desde la legitimidad como actores para todos los sectores,
porque todos participaron: nadie podrá ser negado. La miseria en las calles, las bicimotos,
las villas miseria en las grandes calles de las ciudades, los yipni como transporte popular
masivo, junto a las modernas infraestructuras y
grandes edificios, pueden ser
interpretados como ese derecho ganado por el pueblo de hacer parte decisoria en la
construcción de la Nación. Seguramente no faltaran los tecnócratas que desde las
concepciones universalizantes del Desarrollo, del DH y de la Democracia, pretendan que
esta realidad debe ser negada, ocultada, invisibilizada, impedida legalmente, quizá
perseguida y asesinada; pero el pueblo en las calles, con sus derechos a existir, a
desplegarse, ganados con la participación en la revolución, los hace exigibles junto a la
premisa implícita de que cualquier solución es desde lo realmente existente, sin negarlo ni
menospreciarlo, así sea para cambiarlo1.
El vivir esa diversidad y esa construcción de Nación desde todos los sectores, permite a la
vez una cultura no violenta (en el sentido de no recurrir a la violencia para resolver los
conflictos, incluso de no convertir todo en conflicto); esta cultura por ejemplo se vive, se
siente, en las grandes avenidas de Manila, de Ciudad Quesón, de Davao, en donde no se
podría entender el trafico si no es partiendo de que cada uno de los conductores busca
más entender lo que está haciendo el otro que exigirle o imponerle lo que debe hacer
acorde con la abstracta norma. La muestra mayor de la no violencia ha sido la de las
grandes movilizaciones populares que se convirtieron en revoluciones, logrando deponer
a los gobiernos de Marcos en 1.986 y al de Estrada en 2001.
Pero si esta es una cultura no violenta, ¿cómo explicar entonces la existencia de varios
grupos armados y por tanto la existencia de un conflicto armado? Sin contestar ello,
aventuraría cinco hipótesis relacionadas, basadas en lo que sentí en la gente: a) la no
negación del otro permite que se vea a los grupos armados como una realidad que surge
a partir de contradicciones realmente existentes, y sobre todo con fundamento histórico y
social. El NPA (1969) surgido como oposición a la dictadura de Marcos y que habría
esperado de la revolución la real concreción de una reforma agraria que hasta el
momento no se ha dado2. El MNLF (1972) y MILF (1984) surgidos también en el
1
Pienso en una frase de Eduardo Galeano: “Somos lo que hacemos; pero sobre todo lo que
hacemos para cambiar lo que somos”.
2
A pesar de que si se ha hecho una ley de reforma agraria CARP y se ha venido implementando.
contexto de oposición a la dictadura que además de las reivindicaciones democráticas y
de DH plantearon a la revolución una reivindicación de autonomía regional para el pueblo
moro y bangsamoro, la cual hasta el momento sienten que no se ha realizado a pesar de
algunos acuerdos ya hechos b) La declaratoria del NPA como organización terrorista por
EEUU y la UE no ha logrado constituirse en un motivo suficiente de descalificación por la
opinión pública de Filipinas c) El no desconocimiento del otro permite que, a pesar de que
la resolución de conflictos en Filipinas por medio de la vía armada no sea aceptada por
los más amplios sectores de la sociedad civil, no se descalifique de entrada por éstos al
conflicto armado sino que se exija su solución política y negociada. Exigencia que se
hace por igual al Estado como a las guerrillas. Ello ha conllevado que a pesar de varios
rompimientos de los procesos de paz, y de la guerra total declarada por los sucesivos
gobiernos, no se rompa del todo la relación entre el Gobierno y las guerrillas y que los
acuerdos previos siempre sean un referente y una obligación para las partes, exigidos
ellos desde la sociedad civil d) los grandes ideales expresados en la revolución contra
Marcos y Estrada se expresan en movimientos y partidos políticos con incidencia que, por
ello, deslegitiman la continuidad de un proceso armado sin dialogo y sin resultados; la
deslegitimación tiene canales a su vez para expresarse políticamente y obligar a avances
significativos tanto al Estado como a las guerrillas. Actores armados no estatales y Estado
son deslegitimados también, en la medida en que en el conflicto armado se violentan los
derechos humanos y el DIH y las comunidades son altamente involucradas a la vez que
truncado su derecho a la autonomía y desarrollo propio e) la prolongación del conflicto
armado es aprovechada e incentivada por intereses económicos de sectores del capital
interesados en los recursos naturales y la minería, los cuales pueden apoyar
económicamente a los diferentes bandos para atentar contra la población, involucrarla y
causar una situación confusa en la que puedan pescar en rio revuelto.
Lo que en un proceso comparado puede realzarse como aporte del proceso en
Colombia al de Filipinas y viceversa, respecto a la situación de los pueblos
indígenas y el conflicto armado.
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3
El planteamiento de la constitución colombiana (1.991) de reconocimiento de la
diversidad étnica y cultural de la nación ha tenido poco desarrollo. El
desconocimiento de la diversidad en la constitución de 1.886, vigente más de un
siglo, generó una cultura unidimensional que niega al otro. La vivencia de la
diversidad cultural debería ser vista desde referentes americanos (Estado
multinacional: Bolivia y Ecuador) pero también desde un país como Filipinas,
colonizado por España más o menos en el mismo tiempo histórico, que tuvo otros
desarrollos, con diferencias muy marcadas al respecto. Ahora que se habla del
análisis de la llamada independencia, y hay un sentir en algunos sectores3 de que
ello debe ser servir para interrogarnos sobre la construcción de la Nación; este
análisis comparado podría darnos elementos que nos permita pensarnos no solo
Con gran fuerza ello desde el caso particular de los indígenas.
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mirándonos hacia adentro sino en un contexto más amplio4. Este análisis debe ir
más allá de la iniciativa indígena para concitar a las fuerzas de Colombia, pues a
todos compete.
El nivel de organización nacional y regional indígena en Colombia puede ser un
referente y una posibilidad de diálogo entre las comunidades indígenas de los dos
países. A pesar de los grados de incidencia de las comunidades indígenas como
participantes de una movilización popular en Filipinas, y de su consecuente
participación en organizaciones políticas que asumen por tanto las principales
propuestas de estas comunidades, se nota un gran vacío en la muy débil
existencia de organizaciones nacionales o regionales de los pueblos indígenas en
este país5.
El dialogo Sur-Sur nos debe permitir mirar problemas y plantear salidas comunes.
Una de estas problemáticas que engloban todo el planteamiento de desarrollo
nacional (y también planetario), y que tiene como escenarios fundamentales los
territorios o dominios ancestrales de las comunidades indígenas, es el de las
minas y los recursos naturales6. Historias vividas, estrategias, luchas, con sus
avances y retrocesos, pueden ser aleccionadoras para unos y otros. Pero también,
el desarrollo de una dinámica más allá de lo nacional se torna una consecuencia
lógica para resistir y plantear salidas ante el modelo de globalización dominante
(para el cual todos estos territorios deben ser puestos al servicio de la explotación
del capital, independientemente del sentir y de la suerte de las comunidades
locales7).
El uso de instrumentos internacionales por parte de las comunidades indígenas de
Filipinas y de su concreción en instrumentos legales nacionales, a pesar de tener
similitudes con el caso colombiano, permite entender la dinámica nacional e
internacional al respecto. Filipinas a diferencia de Colombia no es signataria del
convenio 169 de la OIT. Sin embargo la IPRA (ley sobre derechos de los pueblos
indígenas 1.997 Filipinas) avanza más allá de este convenio pues incluye
claramente el consentimiento previo, libre e informado. Igualmente, aunque en un
4
No solo el análisis comparado sino el rescate de héroes filipinos como José Rizal y la valoración
de sus textos literarios y políticos, permitiría comenzar a pensarnos no solo comparativamente
sino como partes de un mismo proceso descolonizador.
5
Las comunidades u organizaciones indígenas con las que me reuní no tenían como referencia
ninguna organización indígena nacional o regional en la que estuvieran incluidas o con la que
tuvieran alguna relación. Particularmente COMIPPA (Coalition of Mindanao Indigenous People For
Peace Advocacy) ha estado estableciendo relaciones con la ONIC. Las comunidades indígenas
que participan en Sulong CARHILHL, aprovechando esta instancia de encuentro plantearon tener
instancias de coordinación nacional.
6
Tanto en Filipinas como en Colombia el desarrollo nacional se pretende hacer con base en la
minería como sector de punta, y en ambos países mucho más de la mitad de los territorios
previstos para exploración y/o explotación se encuentran en territorios o dominios ancestrales de
pueblos indígenas.
7
Los participantes en la “alyansa Tigil Mina” de Filipinas han hecho algunas relaciones con
Organizaciones indígenas del Perú, respecto a una reunión intercontinental sobre el tema, y
mostraron un gran interés en relacionarse con la ONIC en Colombia.
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momento de las votaciones en UN Filipinas pareció abstenerse de votar la
declaración de derechos de los pueblos indígenas, al final la votó positivamente;
Colombia en cambio se abstuvo. Para la Comisión de Derechos Humanos de
Filipinas CHR (Institución creada por artículo constitucional) la declaración de
derechos de pueblos de los pueblos indígenas es un mandato en Filipinas y ello lo
acepta el Gobierno (aunque con manejos que le han sido criticados) en cambio en
Colombia, para el gobierno esta declaración no es aceptada como mandato.
Otro aspecto a resaltar en el uso de instrumentos internacionales por parte de las
comunidades indígenas es la experiencia importante que tienen las comunidades
de Filipinas como en el caso de la Convención internacional contra todas las
formas de discriminación racial. Me parece que las comunidades de este país han
hecho más uso de estos instrumentos en tanto que en Colombia, por contar con
los instrumentos de sistema Interamericano de DH como la Corte y la Comisión así
como en sus diferentes Declaraciones y Convenciones, se ha acudido más a
estos que a los de la UN. En la medida en que los problemas van siendo comunes,
varios de las situaciones que se van presentando en Colombia ya pueden tener
asimilación con situaciones y soluciones presentadas en los instrumentos de UN.
En medida similar, desde Colombia se podría valorar dialogadamente con las
comunidades de Filipinas, la importancia o no de instrumentos regionales, y que
podrían facilitar una reflexión en ASIA.
Aunque el tema de conformación regional del país en Filipinas no está cruzado de
manera inmediata por lo indígena, si compete de manera importante a estas
comunidades; por ejemplo las dos regiones autónomas reconocidas por la
Constitución son a su vez las regiones en que se encuentra la mayoría de
población indígena del país. En Colombia, la reflexión que se hace por ejemplo
desde la UAIIN8 ha mostrado que la discusión indígena y la práctica legal y
territorial sobre regiones autónomas, tiene un mayor avance en países como
Nicaragua y Panamá, y ahora en Bolivia y Ecuador. Tratándose de Universidades
indígenas que en este caso han asumido el intercambio en America del Centro y
del Sur9, esta discusión podría seguramente ser más fructífera si logra ese
relacionamiento también con Filipinas. Para Filipinas el tema es importante ya que
en los últimos gobiernos, y también en los procesos de paz, el tema de
regionalización del país ha sido uno de los más recurrentes, hablándose ya no
solo de las dos regiones autónomas sino de la regionalización total del país. Para
Colombia el tema ha sido definido constitucionalmente desde 1.991, con la figura
de Regiones y Provincias (en complemento con las entidades territoriales hoy
existentes: municipios y departamentos) pero no se ha logrado concretar. La
Constitución colombiana también plantea la existencia de los territorios indígenas
como Entidades Territoriales (ETI). Hoy el actual Gobierno vuelve a retomar en su
agenda legislativa la Ley Orgánica de Ordenamiento territorial. Ello conlleva temas
Universidad Autónoma Indígena Intercultural (del Consejo Regional Indígena del Cauca).
Otras universidades además de la UAIIN son la URACCAN (de la región autónoma del Atlántico
Norte de Nicaragua) y la Amawtay Wasi (de la CONAIE Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador).
9
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como gobiernos, presupuestos, recursos naturales, minería, autonomías,
funciones, etc.
El intercambio permanente entre
Sulong CARHILHL (compuesta por
organizaciones de mujeres, jóvenes, indígenas e iglesia) en su trabajo por el
seguimiento a los acuerdos de paz y el acompañamiento a las comunidades más
vulnerables, con iniciativas de paz en las que se encuentran los indígenas
colombianos podría ser muy beneficioso para los indígenas y organizaciones de
ambos países10.
HENRY CABALLERO. Agosto 31 de 2010.
10
El Consejo Regional Indígena del Cauca tiene una comisión de paz y participa con otras
organizaciones en la construcción de un proceso de construcción de propuestas de paz desde la
base en compañía de comunidades locales de varias regiones del país y de algunas ONGS.
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