Editorial - Real Federación Española de Balonmano

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Comunicaciones
Técnicas
Edita:
Real Federación Española
de Balonmano.
C/ Ferraz nº 16,
28008 Madrid.
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Consejo de Redacción:
Francisco Moreno Blanco
Director Escuela Nacional
de Entrenadores
Juan Antonio
Moreno Rodríguez
Coordinador Técnico
de Base
Editorial
Tras el paréntesis de las vacaciones
estivales os presentamos nuestra revista
número tres con dos nuevas Comunicaciones Técnicas.
La comunicación número 217 es
abordada desde la Psicología del deporte y
recoge de manera esquemática los principales aspectos de la programación del
entrenamiento mental en balonmano, destacando la importancia que para nuestro
deporte tiene la preparación psicológica.
Su autor Claudio Gómez Navarro, es licenciado en Psicología por la Universidad
Complutense de Madrid y Master en
Psicología del Deporte por la Universidad
Autónoma de Madrid.
Como jugador de División de Honor
defendió la portería del Club Atlético de
Madrid durante diez temporadas, a continuación fichó por la Sociedad Conquense,
para finalizar como jugador de la plantilla
del Balonmano Ciudad Real donde militó
durante cinco años. Además formó parte
de la Selección Junior y Absoluta de
España.
Actualmente ocupa el cargo de Gerente
de la Asociación de Jugadores de
Balonmano, es Psicólogo Deportivo en las
concentraciones cadetes de la RFEBM y
profesor de la Escuela Nacional de
Entrenadores de dicha Federación
La comunicación número 218 dedicado
a la variabilidad de las acciones de táctica
colectiva defensiva, reclama y plantea
alternativas de funcionamiento táctico
colectivo dentro de un mismo sistema
defensivo. Su autor Juan A. García
Herrero, es licenciado en Educación Física
por el INEF de Madrid, Doctor en
Educación Física por la Universidad de
Extremadura, Master en Educación y
Reeducación
Psicomotriz
por
la
Universidad Pontificia de Salamanca y
Entrenador Nacional de Balonmano.
Imparte las asignaturas de "Iniciación
al Balonmano" y "Balonmano de Alto
Rendimiento" en la Facultad de Ciencias
del Deporte de la Universidad de
Extremadura.
Durante ocho temporadas ocupó el
cargo de entrenador de selecciones
Territoriales de Castilla León y en la actualidad es el entrenador auxiliar del Equipo
Nacional Promesas Maculino de España.
Francisco Moreno Blanco
Miguel Ángel Lebrón
Gómez de la Llamosa
Secretario Escuela
Nacional de Entrenadores
Fotografía:
Archivo de la Real
Federación Española
de Balonmano
Diseño y Maquetación:
Altermedia
Comunicación 2000 S.L.
Fotomecánica e impresión:
Running Producción S.A.
Depósito Legal
M-25867-2002
1
Programación del entrenamiento
mental en balonmano
COMUNICACIÓN Nº 217
Por Claudio
Gómez Navarro
La incorporación de la psicología del deporte en los contextos aplicados de la sociedad, requiere la presencia de profesionales convenientemente preparados tanto en psicología como en la ciencia deportiva.
Los programas de entrenamiento psicológico requieren,al igual que los físicos o los
técnico-tácticos, la progresión gradual de las habilidades aprendidas, así como su puesta
en práctica en las diferentes situaciones de la actividad deportiva.Por lo tanto, la
actuación del psicólogo del deporte, como técnico que es , complementa el trabajo de
los demás técnicos en la preparación del deportista; llevando la programación a corto,
medio y largo plazo,donde se incluyan objetivos concretos (principalmente de rendimiento),aplicando las técnicas y estrategias oportunas y analizando los resultados.
La preparación psicológica forma parte del plan global de actuación, para lograr
una optimización en el rendimiento de los deportistas.En la planificación,entendida
como un proyecto que se elabora antes de que tenga lugar su plasmación en el entrenamiento y en la competición,se establece un proceso de toma de decisiones acerca de
los métodos y contenidos más apropiados para conseguir los objetivos especificados
dentro de una dimensión temporal.
En la intervención psicológica es imprescindible la figura del psicólogo especializado
en el contexto deportivo;su vinculación a la ciencia psicológica le permiten fluidez y
maestría en la utilización de técnicas y métodos específicos (entrevista,observación sistemática,pruebas, biofeedback,cuestionarios estandarizados,...),y además su preparación en la aplicación al ámbito deportivo, posibilitan su actuación como un técnico
deportivo.
Resulta importante analizar cómo las
destrezas mentales influyen poderosamente en el rendimiento, aunque pocos deportistas las desarrollan plenamente, puesto
que se necesita un correcto aprendizaje de
las estrategias que desarrollen su puesta
2
en práctica. En deportes individuales, está
mucho más extendida la presencia del psicólogo deportivo, como miembro del equipo técnico. Los propios deportistas
demandan su intervención en aras de un
mayor control de sus procesos cognitivos.
Además, el trabajo continuado en entrenamiento psicológico determina el proceso
de interiorización dentro de las pautas de
actuación de esos deportistas.
En nuestro deporte, muchas son las
situaciones de presión que tiene que
soportar el balonmanista. No sólo en los
periodos de adaptación: cambio de club,
cambio de ciudad, periodo de pretemporada...,sino la descompensación que muchas
veces se produce entre preparación física
y preparación mental. No nos resultará
difícil recordar a algunos deportistas que,
en momentos determinados de su carrera,
alcanzaban gran maestría en las sesiones
de entrenamiento, y no eran capaces de
transferir ese rendimiento a las situaciones de competición. En la mayoría de los
casos, por un déficit en la preparación psicológica.
En estos casos, el jugador de balonmano puede encontrar en los profesionales
de la psicología una estimable ayuda para
superar estas situaciones. Técnicas como
el establecimiento de metas, la visualización, la relajación (en sus diferentes métodos), la reestructuración cognitiva, y otras,
ayudan al deportista a superar esos
baches de rendimiento provocados por
diferentes acontecimientos:
- Exceso de autoresponsabilidad.
- Descenso en el nivel de motivación.
- Excesiva presión mediática o de la
propia organización deportiva.
- Bajo nivel de autoconfianza en el
deporte.
PROGRAMACIÓN
DEL ENTRENAMIENTO.
A la hora de establecer un programa
de preparación psicológica en Balonmano,
tendremos que tener en cuenta unos principios básicos generales:
1. Planificación del entrenamiento a
largo plazo.No podemos establecer un programa
de entrenamiento a un mes vista de la
competición, ni actuar sólo en momentos
de urgencia; estas intervenciones psicológicas, normalmente, no obtienen buenos
resultados.Es necesario familiarizarse con
los protagonistas, conocer el grupo, su
sociología, y después, decidirse a intervenir con un proyecto y objetivos concretos.
2. Desarrollo del trabajo centrado en el
grupo.
Pese a que las intervenciones se realizarán con los deportistas que más lo necesiten, el objetivo siempre estará en función del equipo deportivo.
3. Desarrollo de un entrenamiento dirigido a objetivos concretos.
Hay que establecer las metas a conseguir.El deportista debe percibir que va
acercándose paulatinamente a los objetivos, a medida que adquiere y pone en
práctica las destrezas psicológicas.
4. Utilizar alguna metodología para
evaluar el programa.
Debemos evaluar en qué medida está
siendo efectivo o no el programa de entrenamiento implantado. A través de entrevistas, autoinformes, cuestionarios, debemos preguntar a nuestros deportistas si
están utilizando las habilidades aprendidas, y si los resultados que obtienen con
ellas son satisfactorios.
FASES DEL ENTRENAMIENTO
Como sabemos, en cada deporte, la
preparación. se estructura en una serie de
microciclos, mesociclos y macrociclos,
dependiendo del tiempo transcurrido entre
el inicio de la preparación y el periodo
competitivo. En Balonmano, a partir del
mesociclo entrante (pretemporada), la
estructura es de microciclos continuados,
puesto que cada semana hay competición
en una Liga regular.
Nos encontramos con un problema, y
es que las etapas o fases del entrenamiento psicológico hay que insertarlas en un
macrociclo donde desde el final de la pretemporada estamos compitiendo, de la
misma forma que ocurre con la planificación de la preparación física.
Incluiremos las siguientes fases en
nuestro programa de entrenamiento psicológico:
Fase 1: Evaluación inicial de habilida-
En nuestro deporte,
muchas son
las situaciones de
presión que tiene
que soportar
el balonmanista.
No sólo en los periodos
de adaptación:
cambio de club, cambio
de ciudad, periodo de
pretemporada...,sino
la descompensación
que muchas veces
se produce entre
preparación física
y preparación mental.
3
Se trata de revelar
aquellas destrezas
psicológicas que
son deficitarias y
que ejercen efectos
adversos sobre
el rendimiento
del equipo.
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des psicológicas y establecimiento de
objetivos.
Fase 2: Entrenamiento de habilidades
psicológicas.
Fase 3: Pre-competición.
Fase 4: Competición.
Fase 5: Post-competición.
Fase 1: Evaluación inicial de habilidades y establecimiento de objetivos.
El primer paso en cualquier programa
de entrenamiento psicológico, siempre es
la evaluación. Utilizaremos parte de la pretemporada (mesociclo entrante) para esta
1ª fase. Se trata de realizar una evaluación
de las necesidades y demandas psicológicas de cada deportista. La mejor forma de
recoger esta información es la entrevista
psicológica.
La participación y el compromiso de
los deportistas en el programa es importante.Si los deportistas no aceptan este
programa y no lo interpretan como un
coadyudante que les puede beneficiar en
su rendimiento, estaremos perdiendo el
tiempo desde la primera fase del programa.
A través de cuestionarios cerrados,
entrevistas con los deportistas, información del entrenador..., debemos ir descubriendo los puntos fuertes y débiles de
cada miembro del equipo en cuanto a
cuestiones psicológicas.
La evaluación es el paso clave en la
instauración de un programa, puesto que
el entrenamiento se basará siempre en los
resultados de la evaluación, las técnicas a
aplicar también, por tanto, los errores
cometidos en esta fase se arrastrarán
hasta la última, y podremos comprobar
como nuestro proyecto no avanza.
Se trata de revelar aquellas destrezas
psicológicas que son deficitarias y que
ejercen efectos adversos sobre el rendimiento del equipo. Hay que tener especial
cuidado con las manifestaciones encubiertas. Nos referimos a aquellas manifestaciones de algunos deportistas durante la
evaluación psicológica, que no se corresponden con los déficits que desean corregir, y que normalmente van acompañadas
con el deseo de establecer objetivos psicológicos difusos.
Fase 2: Entrenamiento de las técnicas
psicológicas.
Utilizaremos la fase final de la pre-temporada (dos semanas) para el aprendizaje
de las técnicas psicológicas. Sin olvidar
que podremos iniciar el aprendizaje de
cualquier técnica en cualquier momento a
partir de la pre–temporada.
La primera técnica que se debe enseñar
es la relajación, por su utilización conjunta
con otras técnicas como la visualización;
por este motivo la relajación suele ser la
primera técnica enseñada. Podemos adelantar tres tipos o métodos: relajación dinámica (basada en la sofrología), relajación
muscular progresiva (método de Jacobson)
y entrenamiento autógeno o relajación
mente a músculo (Johannes Schultz).
Trabajaremos en tres sesiones a la
semana de unos 50 minutos de duración
por sesión.
Las técnicas que debemos entrenar
después de la relajación son, por este
orden:
-La visualización.
-La energetización (auto-activación).
-La autoconfianza.
-Concentración (entrenamiento en el
mantenimiento de la atención)
Respecto a la reestructuración cognitiva, merece una mención aparte.Al ser una
técnica puramente cognitiva, requiere un
aprendizaje mucho más largo, por lo que
se podrá utilizar parte de la temporada de
competición para avanzar con esta técnica,
siempre que haya algún deportista que en
La primera técnica
que se debe enseñar
es la relajación,
por su utilización
conjunta con otras
técnicas como
la visualización;
por este motivo
la relajación suele
ser la primera
técnica enseñada.
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la evaluación psicológica se haya detectado que necesita un cambio en su sistema
de creencias.
Aquí el objetivo
es que el deportista
llegue a la competición
con un diálogo
interno positivo.
6
Fase 3: Pre-competición.
Esta fase se caracteriza por ser potencialmente, la más estresante. Sin duda, es
el momento crucial de la preparación psicológica. A menudo la presión que recae
sobre el deportista es muy grande. Al
mismo tiempo, hay que tener en cuenta la
propia autoresponsabilidad de la persona,
que aumenta esa sensación de agobio. El
respeto al resultado de la competición, la
ansiedad que genera cualquier situación
de afrontamiento, se pueden convertir en
el peor de nuestros enemigos.
Habrá que habilitar un par de sesiones
dos días antes del encuentro para poner
en orden nuestras ideas, repasar los procedimientos o técnicas ensayados y llegar
a la competición con las mejores sensaciones posibles, fruto de pensamientos realistas y constructivos.
Aquí el objetivo es que el deportista
llegue a la competición con un diálogo
interno positivo. Por poner un ejemplo,
nuestro jugador debe percibir la mayor
garantía de éxito posible. El pensamiento
adecuado sería del tipo: "sé que voy a
encontrar dificultades, pero voy a ser
capaz de superarlas".
Importante saber que nunca vamos a
poder eliminar la incertidumbre que genera cualquier competición deportiva, pero sí
podemos conseguir que el deportista "aterrice" en la competición con un diálogo
interno adecuado.
Se deben realizar una serie detallada
de actividades que nos vayan acercando
paulatinamente a la situación de competición. Es decir, lograr que la energía y la
excitación por la competición, vayan construyéndose lentamente.
Una buena rutina pre-competición
sería, por ejemplo, la siguiente:
1. Alimentación adecuada.
2. Repaso de la visualización.
3. Monólogos positivos.
4. Diálogo y últimas indicaciones del
entrenador.
5. Estiramientos y calentamiento prepartido.
Este tipo de rutinas nos puede ayudar
a que el deportista no se disperse, y llegue
al inicio de la competición en la mejor disposición psicológica posible.
Fase 4: Competición.
En esta fase ya no tenemos oportunidad alguna de intervenir. Al igual que ocurre con las facetas técnico-táctica y física,
lo que no se ha entrenado es prácticamen-
te imposible que salga en la competición.
Se trata de que nuestros deportistas
pongan en práctica todo aquello que han
aprendido.
Los objetivos de esta fase son dos:
a) Mantener el plan de focalización.
A qué estímulos y en qué momentos
debemos focalizar nuestra
atención.Aspectos entrenados en la primera fase, en el desarrollo de la atención sostenida.
b) Desarrollar un plan de refocalización.
Se trata de tener prevista alguna estrategia psicológica para refocalizar, si es que
perdemos la concentración en cualquier
momento de la competición.
En este apartado, debe elaborarse un
listado de fuentes potenciales de distracción, y señalar el camino que nos permita
nuevamente encontrar en foco atencional.
Muchas veces la sobre-excitación
genera falta de concentración. Esto suele
ocurrir a menudo, en los deportistas jóvenes, cuyo excesivo nivel de motivación,
genera errores de coordinación, agarrotamiento muscular, entre otros problemas.
Todos ellos derivados de una excesiva
excitación psíquica.
Fase 5: Post – competición.
El objetivo de esta fase es analizar
cómo interpreta el balonmanista el resultado de la competición, puesto que de ello
dependerá en gran medida su motivación,
y la autoeficacia en competiciones futuras.
Vamos a ver de qué formas diferentes
puede atribuir el deportista los éxitos y
fracasos en la competición.
Las causas que el deportista suele dar
para explicar un resultado deportivo son
muy diversas. Pero pueden hacer referencia a factores que dependen del propio
deportista o a factores externos.
a) El éxito asociado o atribuido a elementos internos (esfuerzo, capacidad de
sufrimiento, habilidad técnica...) produce
sentimientos de orgullo y autoconfianza.
mayoritariamente de su conducta.
d) El fracaso atribuido a elementos
externos (erróneas decisiones del entrenador, mal arbitraje, estado del terreno de
juego,...) provoca simplemente una protección de la autoestima. El deportista en
este caso, está manifestando lo que en
psicología se denomina lugar de control
externo, es decir, piensa que los acontecimientos que le suceden en el deporte y en
la vida no están bajo el control de su conducta, no dependen de él.
Tendremos que analizar, al terminar la
competición, de qué manera interpreta, o
a qué factores atribuye nuestro deportista
el resultado de la competición. Este análisis realista y honesto del resultado de la
competición, es fundamental para establecer los futuros objetivos. Por supuesto, a
los formadores deportivos nos interesan
deportistas que manifiesten un lugar de
control interno, que sepan autocriticarse,
puesto que en muchas ocasiones, es la
única vía para la mejora del rendimiento.
Muchas veces,
la sobre-excitación
genera falta
de concentración.
Esto suele ocurrir
a menudo, en los
deportistas jóvenes,
cuyo excesivo nivel
de motivación,
genera errores de
coordinación,
agarrotamiento
muscular, entre
otros problemas.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
b) El éxito asociado o atribuido a elementos externos (suerte, facilidad de la
tarea,...) provoca una disminución en los
sentimientos de autoconfianza, y no genera las mismas expectativas de triunfo para
el futuro.
c) El fracaso asociado a elementos internos (falta de entrenamiento, falta de capacidad de esfuerzo,...) genera sentimientos
negativos de frustración. Pese a ello, el
deportista está manteniendo un lugar de
control interno. Es decir, sigue pensando
que las cosas que le suceden dependen
- Lorenzo González, J.: "Psicología y
deporte". Biblioteca Nueva. Madrid
(1992)
- Ulrich, D: "Iniciación a la Psiclogía"
Editorial Herder. Barcelona (1992)
- Valdés Casal, H.M.: "La preparación
psicológica del deportista. Mente y rendimiento humano". Inde publicaciones.
Zaragoza (1996)
- Williams, J.M.: "Psicología aplicada
al deporte" Biblioteca Nueva. Madrid
(1991)
7
Alternativas de funcionamiento
táctico colectivo en el mismo
sistema defensivo
COMUNICACIÓN Nº 218
Por Juan Antonio
García Herrero.
Facultad de Ciencias
del Deporte.
Universidad de
Extremadura.
[email protected]
8
Con frecuencia,la primera expresión que se utiliza al hablar del comportamiento
colectivo ofensivo, si se pretende que éste sea eficaz, es la de variedad.La alternancia
de medios colectivos ofensivos garantiza que el equipo genere incertidumbre sobre los
defensores y pueda consecuentemente conseguir el éxito.Desde el inicio, se considera
que el ataque debe ser variado y que esa variedad posibilitará encontrar vías para la
finalización.
Esta concepción del juego ofensivo en el que la variabilidad en las acciones se antepone a cualquier otra consideración,parece que ha calado entre los técnicos preocupados de obtener el máximo rendimiento del grupo a su cargo.De esta forma,cada día
son más los entrenadores que buscan proporcionar distintos argumentos dentro de un
mismo patrón de juego.Esta particularidad está afectando a casi todos los ámbitos del
entrenamiento (juego ofensivo individual y colectivo e individual defensivo básicamente),siendo en el juego colectivo defensivo en el que quizá no se haya avanzado tanto
como en los otros enunciados anteriormente .
Prácticamente, todas las parcelas del juego se están planificando en los entrenamientos para manejar distintas posibilidades y, sin duda,consideramos que el juego
defensivo colectivo debe empezar poco a poco a sumarse a esa estructura de funcionamiento.
Alternativas tácticas colectivas dentro
de un mismo sistema defensivo
Los sistemas defensivos son, por definición, estructuras de comportamiento
colectivo enmarcadas en pautas de actuación estrictas y sistematizadas. Esta organización facilita enormemente la actuación
de los jugadores que deben regirse respetando los principios de ese sistema defensivo (así como las modificaciones al
mismo que haya podido introducir el
entrenador).
Los fundamentos del sistema defensivo (junto con las mencionadas modificaciones), suelen comprender normas de
funcionamiento en las que cada defensor
en su puesto específico debe comportarse
de una determinada manera, cuestión que
condicionará a su vez el resto de acciones
de los otros defensores. Esto es, si un
equipo está empleando un sistema defensivo 6:0 con presión sobre los pares en los
laterales cuando el balón está en la zona
contraria, supondrá que cada vez que llegue el balón a un extremo o a un lateral,
el lateral defensivo del lado contrario presionará a su par y a su vez, el resto de sus
compañeros conocerán y se comportarán
intentando sacar el máximo partido de esa
acción. Así, los equipos que realizan una
presión sobre un jugador par cuando el
balón se encuentra en la zona contraria,
suelen mantener esta pauta de actuación
invariablemente. Esta es la forma habitual
de actuación en los sistemas defensivos:
se define una estructura patrón sobre la
que se realizan adaptaciones que el equipo automatiza y repite sistemáticamente
intentando conseguir el éxito defensivo.
En los últimos años, algunos equipos
de alto rendimiento han empezado a
manifestar comportamientos defensivos
colectivos en los que dentro del mismo
sistema, varían las responsabilidades y
exigencias en cada puesto específico. Por
ejemplo, el avanzado de un sistema defensivo 5+1 podría: liberar un espacio de
juego, presionar a su par, presionar a un
jugador impar o no presionar, y para cada
una de estas opciones del avanzado el
resto de los compañeros adoptarían una u
otra forma de funcionamiento defensivo.
De manera que existiría una alternancia
colectiva en su comportamiento, lo que
exigiría un funcionamiento colectivo alternativo no sólo por parte del avanzado sino
del resto del equipo (en función de la
acción del avanzado).
No nos gustaría que se confundiera
esto con el cambio de sistema defensivo a
lo largo del partido (empezar defendiendo
5+1, cambiar a 5+1 sobre un lateral, cambiar posteriormente a 6:0, etc.). Tampoco
estamos hablando de una estructura
defensiva en la que un jugador pueda
tener varias iniciativas de forma esporádica, como por ejemplo el defensor avanzado que en un momento puntual varía su
espacio de actuación o sus responsabilidades defensivas porque interpreta que
puede obtener un beneficio con esa
acción, ya que normalmente este comportamiento no cuenta con una colaboración
defensiva diferente para cada acción del
avanzado por parte de los otros defensores. Nos estaríamos refiriendo más exactamente a un plan de actuación en el que
puede haber varias alternativas de com-
Los sistemas defensivos
son, por definición,
estructuras de
comportamiento
colectivo enmarcadas
en pautas
de actuación estrictas
y sistematizadas.
Figura 1.Sistema defensivo 6:0 con presión sobre los pares en los laterales cuando se encuentra el balón
en la zona contraria
9
portamiento colectivo en determinados
puestos específicos y a su vez, la adaptación previo entrenamiento, del equipo a
esas diferentes posibilidades con distintas
respuestas.
creemos que
los diseños de
los sistemas defensivos
están evolucionando
hacia pautas
de actuación variables
donde la alternancia
de acciones colectivas
permite alcanzar
un mayor rendimiento.
Generalmente, los sistemas defensivos
se diseñan para sistematizar todas las
posibilidades, entendiendo que esa sistematización debe comprender patrones de
comportamiento colectivo que se repetirán
a lo largo del partido. Ahora bien, creemos
que los diseños de los sistemas defensivos están evolucionando hacia pautas de
actuación variables donde la alternancia
de acciones colectivas permite alcanzar un
mayor rendimiento. Desde nuestro punto
de vista, al igual que otras parcelas del
juego en las que cada vez se están manifestando más alternativas de actuación, el
juego colectivo defensivo evolucionará en
los próximos años en esta dirección.
Al realizar un diseño defensivo como el
que aquí se expone, asumimos que partiendo de un sistema defensivo estándar
(6:0, 5:1, 3:2:1, etc.) se realizan adaptaciones colectivas al funcionamiento del
mismo para que el equipo pueda utilizar
una alternativa u otra a lo largo del parti-
10
do, cuestión que generará una mayor
incertidumbre en el equipo atacante.
Hace unas décadas sería impensable
plantearle a un defensor las posibilidades
que algunos jugadores manifiestan hoy en
día en el juego 1x1. Sin duda, actualmente
se asume que el juego 1x1 visto desde la
defensa no permite realizar siempre la
misma acción en el mismo espacio, debido a que esa conducta remite al defensor
a una situación muy previsible para el atacante, avocándole normalmente a no ser
eficaz en las tareas defensivas individuales. De esta forma, parece que el juego
1x1 se encamina hacia situaciones en las
que el defensor cambia constantemente
su estrategia defensiva para generar incertidumbre en el atacante (presiona y libera,
acosa, acosa y marca, disuade, disuade e
intercepta, libera y ocupa, etc.) Como se
aprecia, la alternancia en el comportamiento individual y la flexibilidad en las
acciones permiten al defensor obtener un
mayor grado de eficacia.
Atendiendo a esto, el interrogante que
surge es si la formación individual y colectiva que los jugadores de alto nivel manifiestan permite actualmente diseñar siste-
mas defensivos en los que mediante las
alternativas de funcionamiento colectivo,
se alcance mayor eficacia defensiva que
manteniendo un esquema rígido de juego.
Desde nuestra perspectiva, es incuestionable que el perfil individual defensivo ha
evolucionado enormemente en los últimos
30 años y, sin duda, es esta parcela del
juego una de las que más ha progresado
en nuestro deporte. Si los jugadores cada
día son mejores individualmente, es preciso avanzar en la construcción de sistemas
defensivos donde las exigencias en el funcionamiento colectivo aumenten para
alcanzar un mayor grado de eficacia.
Algunos ejemplos de estos sistemas
defensivos ya han sido publicados, como
el propuesto por Antón (2000, p.165) denominado: "sistema defensivo 6:0 a través de
combinaciones de presión sobre pares e
impares".
Ya se ha comentado en anteriores ocasiones (García, 2000; 2003) la tendencia
existente en nuestro deporte a asumir que
los atacantes son los que generan incertidumbre y los defensores tienen que responsabilizarse de mitigar esa incertidum-
bre atacante, ahora bien, ¿porqué no asumir igualmente un modelo defensivo
generador de incertidumbre para los atacantes? Los recursos individuales para
desarrollar esta propuesta ya los están
manifestando numerosos jugadores (gracias al trabajo de los entrenadores en los
últimos años), por lo que quizá falte aprovechar en el ámbito colectivo esas prestaciones que los defensores pueden alcanzar. En definitiva, el juego colectivo defensivo debe ir avanzando hacia esquemas de
actuación cada vez más variables semejantes a los que aparecen en el juego individual defensivo, ya que los jugadores van
mostrando progresivamente mejores perfiles defensivos.
Ventajas e inconvenientes en la alternancia
del comportamiento colectivo dentro del
mismo sistema defensivo
Realizar este planteamiento y no reconocer las dificultades que el mismo implica sería caer en un ejercicio de inconsciencia, como es obvio, el entrenamiento de
varias posibilidades requiere de más tiempo y mejores jugadores que el entrenamiento de una forma de juego invariable.
En definitiva, el juego
colectivo defensivo
debe ir avanzando
hacia esquemas
de actuación cada vez
más variables
semejantes a los
que aparecen
en el juego
individual defensivo,
11
Actualmente,
consideramos que
en el alto nivel existen
varios jugadores por
equipo capaces
de realizar tareas
defensivas semejantes
a las expuestas
12
El mayor inconveniente que aparece en
el diseño de este tipo de situaciones es la
coordinación en el juego entre los defensores, ya que al poder desarrollarse varias
posibilidades la adaptación y la automatización de las mismas exige un nivel alto
de coordinación entre los jugadores implicados.
Pensemos en una defensa 5+1 en la
que el avanzado puede: presionar al central, disuadir el pase extremo-lateral, ofertar un espacio de juego a uno de los laterales o perder profundidad para, aparentemente, facilitar la creación de juego en primera línea. Hasta hace unos años el argumento para no desarrollar defensas de
este tipo (con alternacia de responsabilidades en uno o varios puestos específicos)
era que el perfil individual de los jugadores no permitía encontrar a uno o dos
avanzados por equipo que fueran capaces
de realizar estas tareas. Actualmente, consideramos que en el alto nivel existen
varios jugadores por equipo capaces de
realizar tareas defensivas semejantes a las
expuestas (bien en el avanzado, en el lateral, en el exterior o en el centro de la
defensa), y entonces, si existen los jugadores que permiten estas posibilidades
¿dónde aparece la dificultad actualmente?
Posiblemente, la dificultad en este
momento se encuentre en ajustar colectivamente las intervenciones que ese defensor realiza. De este modo, el problema
defensivo en el ejemplo anterior no será
que el avanzado pueda o no realizar estas
u otras misiones, sino que la dificultad
estará en la coordinación colectiva que el
equipo debe realizar ante cada intervención del avanzado. Así, una alternancia de
tareas por parte del avanzado sin la coordinación colectiva con el resto de defensores generará inmediatos problemas a ese
sistema defensivo. Este será el reto para el
entrenador que opte por diseñar una
estructura defensiva como la que aquí se
defiende: sistematizar el nivel de coordinación de sus defensores ante las distintas
posibilidades de determinados defensores,
sabiendo que una mayor alternancia de
opciones conduce inexorablemente a un
aumento proporcional en el ajuste del
juego colectivo.
Como se aprecia, un comportamiento
de este tipo no va a estar al alcance de
equipos carentes de esa formación defensiva básica a la que antes se aludía. Si por
el contrario se dispone de este tipo de
jugadores, las ventajas de esta forma de
funcionamiento colectivo son notables:
- generar una mayor incertidumbre
sobre los atacantes al variar la forma de
funcionamiento colectivo,
- dificultar la anticipación de los atacantes en la toma de decisión al enfrentarse a diferentes situaciones,
- disponer de un grupo con diferentes
opciones a la hora de adaptarse a la forma
de juego del equipo contrario,
El encadenamiento de intenciones tácticas
defensivas entre varios jugadores como
base del funcionamiento colectivo variado
El papel que el jugador debería
adquirir en sus tareas defensivas individuales ha sido expuesto en diferentes trabajos aparecidos en los últimos años
(Antón, 2001, 2002; García, 1999, 2000,
2003; Román, 1997). En ese rol del defen-
(Antón, 2001; 2002; García, 2003), lo que
por ejemplo supondría: acosar y liberar,
disuadir e interceptar, liberar y cerrar, etc.
El criterio sería el mismo que el empleado
en el encadenamiento de contenidos técnicos individuales (Antón, 1990), donde se
intenta agrupar acciones que en el transcurso del juego van a aparecer unidas.
Sin duda, estas actividades enriquecerán la formación defensiva por la que atraviesan los jugadores, ya que les permitirá
manifestar un criterio defensivo que se
aleje de una actitud sin intencionalidad
alguna.
sor, la manifestación de intenciones tácticas se presenta como una cuestión esencial si se pretende alcanzar un cierto nivel
de eficacia. Cada vez con más frecuencia
las intenciones tácticas defensivas aparecen como un contenido habitual en las
programaciones y planificaciones de los
entrenadores, considerándose como un
aspecto fundamental en la formación de
los jugadores.
Se asume que el defensor deberá ir
entrenando las diferentes intenciones tácticas hasta llegar a entender cuándo y
cómo es el mejor momento para emplear
una u otra. De la misma forma, es habitual
en el entrenamiento defensivo plantear el
encadenamiento de intenciones tácticas
Si bien este encadenamiento de intenciones tácticas individualmente es imprescindible para el dominio del 1x1, el funcionamiento defensivo colectivo variado
exige un encadenamiento de intenciones
tácticas entre dos o más jugadores.
Anteriormente (en el juego 1x1) un jugador encadenaba en su acción individual
varias intenciones tácticas, y ahora ese
defensor manifestará una o varias intenciones tácticas que deberán encadenarse
con otra u otras desarrolladas por otros
compañeros. De esta forma, como resulta
evidente, el funcionamiento defensivo que
implique un encadenamiento de intenciones tácticas entre varios jugadores representará una mayor dificultad que si ese
encadenamiento lo realizara un sólo jugador en su acción de 1x1.
En las etapas de iniciación el buen
defensor que disuade el pase correctamente
es capaz de conseguir interceptar ese pase
con cierta frecuencia, ya que los pasadores
no tienen una gran eficacia en el pase. En
alto rendimiento, donde el dominio técnico
es mucho mayor, esta circunstancia no se
presenta así con tanta frecuencia, es decir,
muchas veces el jugador que disuade no es
capaz de interceptar él mismo el balón, ya
que el portador del balón decide no arriesgar a pasar en la línea de pase que disuade
el defensor optando por seleccionar otra
línea de pase y en consecuencia, permitiendo que otro defensor diferente al que realiza
la disuasión pueda interceptar el balón. Esta
colaboración entre dos defensores en la que
uno disuade y otro intercepta podría servirnos de ejemplo para ilustrar el tipo de comportamiento colectivo buscado.
Lógicamente, las asociaciones entre dos,
tres o cuatro defensores podrán ser tan
ambiciosas como permita el perfil individual
defensivo de los jugadores implicados.
Se asume que
el defensor deberá
ir entrenando
las diferentes
intenciones tácticas
hasta llegar a entender
cuándo y cómo es el
mejor momento para
emplear una u otra.
Como es lógico, los requisitos previos
indispensables para abordar un plantea-
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miento de este estilo son:
- un correcto nivel individual defensivo
de los jugadores,
- un hábito en tareas de colaboración
defensiva en distintos puestos específicos
y con distintos criterios,
- capacidad para interpretar el tipo de
intención táctica que el compañero manifiesta,
- capacidad para ajustar la actuación
defensiva ante la intervención de un compañero,
- rechazar la idea de defensores especialistas, ya que tan especialista es el jugador que disuade una línea de pase o la
ocupación de un espacio como el que
debe responsabilizarse de cerrar con contundencia el espacio que ha generado su
compañero con la disuasión.
Este grado de
colaboración entre
varios defensores debe
sistematizarse en el
entrenamiento,
siendo necesario
que los defensores
conozcan las
alternativas así
como la adaptación
de cada jugador en
su puesto a las mismas.
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Este grado de colaboración entre
varios defensores debe sistematizarse en
el entrenamiento, siendo necesario que
los defensores conozcan las alternativas
así como la adaptación de cada jugador en
su puesto a las mismas. Cuando se inicia
el entrenamiento mediante estas estructuras defensivas, la tendencia del jugador es
a comportarse de forma estándar (repi-
tiendo siempre la misma acción). Del
mismo modo, algunos jugadores manifiestan problemas en la comprensión de la
colaboración defensiva ante intenciones
tácticas. Así, es frecuente encontrar que
cuando se responsabiliza a uno o dos
jugadores de determinadas tareas (ofrecer
un espacio, falsear una acción, presionar
al par o al impar, etc.), otros defensores
tienden por imitación, a jugar de forma
semejante a sus compañeros. En este sentido es preciso aclarar las responsabilidades a los jugadores para que entiendan
que si uno oferta un espacio otro debe
conocer esto y adaptarse para cerrar ese
espacio o explotar la acción de su compañero. Así, quizá sería conveniente hablar
de responsabilidades colectivas complementarias, para que se entienda que la
acción de un compañero condiciona el
comportamiento de los otros defensores y
que éstos, lejos de comportarse del
mismo modo ante la intervención del
compañero, deben necesariamente ajustar
su actuación. Todos estos problemas son
los que mediante el entrenamiento deben
pulirse, de forma que si uno o dos jugadores disuaden, los otros deben coordinar su
intervención en función de las consecuen-
cias que para la estructura defensiva genera esa disuasión.
se eficazmente a las situaciones de juego
con que se va a encontrar.
El entrenamiento de un sistema defensivo basado en la alternancia de opciones
requerirá por tanto, dedicar horas de trabajo ajustando las intervenciones de los
defensores entre sí. En este sentido, la sistemática de trabajo no difiere de la desarrollada en el entrenamiento de cualquier
sistema defensivo, es decir, entrenamiento por bloques de jugadores (central y
avanzado, laterales y central, exterior y
lateral, etc.) y el posterior ensamblaje de
estos bloques mediante ejercicios con
mayor número de jugadores hasta llegar a
la totalidad de los defensores.
Por último, a lo largo del texto no nos
hemos centrado en el desarrollo de un sistema defensivo concreto con el que trabajar los distintos aspectos comentados.
Esta posición se ha adoptado de forma
consciente, considerando que el sistema
defensivo con el que se realicen las cuestiones aquí tratadas es secundario. Como
sucede siempre, las características de los
jugadores de cada equipo aconsejarán
emplear un sistema defensivo u otro, e
igualmente, orientarán sobre las adaptaciones que el entrenador podrá hacer en
ese sistema defensivo. En balonmano,
habitualmente este tipo de exigencias
defensivas se relacionan con sistemas
defensivos abiertos, idea con la que no
estamos de acuerdo y de la que queremos
alejarnos desde el inicio, ya que pensamos que los planteamientos expuestos
son totalmente independientes del sistema
defensivo empleado.
Como ya se ha expuesto, antes de llegar al entrenamiento colectivo el jugador
ha debido pasar por una formación individual defensiva que le permita acceder a
las exigencias que estas estructuras defensivas pueden solicitarle. El colectivo de
jugadores que no haya tenido la formación previa necesaria, no podrá enfrentar-
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
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- Antón, J. (2000) El sistema defensivo 6:0.
Funcionamiento a través de combinaciones de presión
sobre pares e impares (oponentes directos y no directos).
En J. Antón, Balonmano. Perfeccionamiento e investigación (pp. 165-180). Zaragoza: INDE.
- Antón, J. (2001) El principio de falseo de intenciones
aplicado a la táctica individual defensiva. En VIII
Jornadas Internacionales de Balonmano. Instituto
Andaluz del Deporte. Málaga.
- Antón, J. (2002) Balonmano. Táctica grupal defensiva. Concepto, estructura y metodología. Grupo Editorial
Universitario.
El entrenamiento de
un sistema defensivo
basado en
la alternancia
de opciones requerirá
por tanto, dedicar horas
de trabajo ajustando
las intervenciones de
los defensores entre sí.
- García, J. A. (1999) La anticipación defensiva en al
etapa de perfeccionamiento. Area de Balonmano, 8, 7-14.
- García, J. A. (2000) Opciones y posibilidades de futuro en el entrenamiento técnico y táctico individual defensivo en las etapas de formación. En I Congreso Nacional
de Técnicos Especialistas en Balonmano. Universidad de
Extremadura. Cáceres.
- García, J. A. (2003) Entrenamiento en balonmano.
Bases para la construcción de un proyecto de formación
defensiva. Barcelona. Paidotribo.
- Román, J. de D. (1997) Las variables de anticipación
defensiva. Alternancia de sistemas defensivos.
Construcción de las estrategias defensivas. En "Curso de
Entrenadores de Élite. El entrenamiento Integrado en
Balonmano". León.
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