William Blake

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• PUNTO DE PARTIDA
−PREICONOGRAFÍA−
En la imagen vemos un único personaje, un anciano de barba y cabellos blancos y abundantes, el viento
mantiene su melena en movimiento. Su desnudez permite ver su poderosa musculatura. El anciano se
encuentra en una posición forzada, tiene una rodilla en el suelo y se encuentra inclinado sobre sí mismo, estira
uno de sus brazos hacia abajo, con esta mano sostiene lo que parece ser un compás abierto. La figura del
anciano se encuentra dentro de un círculo dorado y este a su vez surge de la nada, de un espacio oscuro, del
infinito, el aro dorado irradia luz, como si se tratase del sol o algo parecido y a su alrededor se extienden
numerosas nubes rojizas las cuales arrastradas también por el viento parecen a punto de estallar en una lluvia
feroz.
La escena se aparece como trascendental, casi apocalíptica, a pesar de lo cual el rostro del personaje se nos
presenta inexorable, severo, del todo insensible a la turbulenta situación que se desarrolla a su alrededor.
−ELEMENTOS PLÁSTICOS−
La misma técnica (grabado) determina la predominancia de la línea sobre el color, nos encontramos pues ante
una obra esencialmente dibujística, donde los contornos están perfectamente delimitados lo cual no es de
extrañar si pensamos que Blake tiene una enorme obsesión por el contorno y la delimitación, así lo expresa en
su Catálogo Descriptivo de 1809:
la mejor regla de oro del arte así como de la vida es esta: cuanto más nítida, más diferenciada y clara sea la
línea de contorno, más perfecta será la obra de arte; y cuanto menos aguda y perfilada, mayor es la prueba de
que hay imitación, plagio y chapuza.
El colorido es frío, el autor utiliza una gran cantidad de tonos violáceos y azules, incluso en el cuerpo del
personaje, esta monotonía cromática solo queda rota por el dorado del círculo en el que está inscrito el
personaje así como por las nubes que lo rodean, las cuales parecen beneficiarse de su reflejo y se tornan
rojizas, a pesar de esto, la imagen no deja de dar una impresión gélida. Esta utilización del color produce
sensación de irrealidad, tanto el entorno como el propio personaje se nos muestran como mitológicos,
transmite el trascendentalismo del momento.
La luz también resulta irreal, no hay focos lumínicos específicos, la iluminación es homogénea, la imagen no
es especialmente luminosa y las sombras son sutiles. De nuevo el aro dorado marca la diferencia al resaltar
por su luminosidad.
Esta es una imagen bastante volumétrica, no tanto en el espacio que como ya hemos dicho parece infinito,
como en el cuerpo del personaje, las sombras a pesar de tenues dibujan muy bien las formas de la musculatura
del anciano, hay además cierta profundidad que viene dada por la postura del personaje, el cual se inclina en
un escorzo muy forzado, por lo hercúleo de la figura y por lo forzado de la postura, cabría resaltar aquí la
influencia del manierismo de Miguel Ángel Buonarotti, a menudo encontramos en las figuras de Blake la
terribilitá del florentino.
El espacio es un tanto especial, plano, ficticio, no podemos definirlo. Parece ser algún recóndito lugar del
universo, un espacio en medio de la nada, solo distinguimos sobre el fondo negro el círculo dorado rodeado
por nubes rojizas y azuladas.
Nos encontramos ante una composición geométrica, enmarcado en el rectángulo que delimita la imagen, se
encuentra un círculo que a su vez enmarca al personaje. En este marco nos encontramos con multitud de
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líneas, una vertical marcada por el brazo estirado, una horizontal en el cabello y la barba del personaje y
diagonales, la principal la vemos en la postura de las piernas pero vemos otras dos en las dos patas del
compás, estas a su vez nos sugieren un triángulo. Predomina pues la línea diagonal, pero en cualquier caso
esta es una composición simétrica y equilibrada, propia de la formación neoclásica de Blake.
• ANÁLISIS HISTÓRICO
−EL AUTOR Y SU MUNDO−
William Blake, poeta y grabador, nació en 1757 en Londres, donde residió casi toda su vida, en el seno de una
familia acomodada, murió en 1827. A los diez años empezó a estudiar dibujo en una escuela de arte industrial
y realizó después su aprendizaje en el taller del grabador James Basire. Más tarde, estudió en la Real
Academia, donde su estilo chocó con el rigor academicista, defendido por su presidente, sir Joshua Reynolds.
Su principal actividad fue la ilustración, lo hizo por ejemplo para la Divina Comedia de Dante, pero sobre
todo se dedicó a ilustrar sus propios escritos.
Blake fue una personalidad compleja, a menudo veía visiones, imágenes apocalípticas del mundo, personajes,
ante sus ojos aparecía el futuro, el final de la caída que a sus ojos estaba sufriendo la humanidad.
Inconformista de su mundo y su época, se unió junto con otros artistas, como su gran amigo Fuseli, al
movimiento antiesclavista, y simpatizó con la Revolución Americana, y con la francesa en su inicio. Sin
embargo, al mismo tiempo era capaz de trabajar por una Gran Bretaña diplomática e industrialmente
poderosa, esto demuestra que, como la mayoría de los artistas no era indiferente a las condiciones de vida en
su entorno. Un aspecto importante en William Blake es el carácter bíblico de sus imágenes y de sus poemas.
La asociación de momentos históricos con pasajes bíblicos demuestran que a pesar de su rechazo hacía las
ortodoxias y los mediadores (la iglesia), Blake tiene una importante educación religiosa, basada sobre todo en
el estudio de las Escrituras, más concretamente en el Libro de la Revelación, de ahí lo apocalíptico en sus
creaciones.
Su vida se desarrolla con la Revolución Industrial, su padre poseía un negocio textil bastante dichoso, por lo
que es de suponer que él conociera los últimos avances tecnológicos, experimentando la gran explosión fabril
en su propio hogar. En Blake hallamos pues la fusión del neoclasicismo (ideales que adquiere gracias a su
formación artística) con la naciente Revolución Industrial, sin olvidar su mentalidad imaginativa y visionaria.
A pesar de que trabajó para los miembros de la Sociedad Lunar (compuesta por liberales progresistas), Blake
no dudó en despotricar sobre las oscuras y satánicas fábricas o sobre el racionalismo newtoniano, es famosa la
imagen que el autor dedica a este último, en ella Newton aparece como el gran medidor, aquel que quiere
poner límites a todo lo que carece de ellos, es una figura hercúlea, desnuda en mitad de la noche que se
adelanta a El coloso de Goya.
Blake no se consideraba a sí mismo un artista, sino más bien un artesano, en ningún momento dudó a la hora
de ganarse la vida con su arte. En 1787 se estableció en colaboración con su esposa Catherine como
empresario independiente, diseñador y grabador, buscaba un medio barato de combinar la imagen y el texto en
la misma lámina y la solución la encontró escribiendo directamente en la lámina, eliminando así las letras de
imprenta. De nuevo encontramos que Blake se burla de sus propios esquemas empresariales en una parodia de
la Sociedad Lunar titulada Una isla en la luna:
Entonces −dijo él−, mandaré grabar todos mis escritos en lugar de imprimirlos, y en una plancha de mejor
calidad con mejor acabado, todo en tres volúmenes, los venderé a cien libras el ejemplar. Me imprimirán dos
mil. Entonces −dijo ella−, quien no los tenga es porque es un loco ignorante y no merecerá vivir.
Pese a su integración en la estructura social, Blake siempre tuvo presente en su obra sus implicaciones, las
cuales iban más allá de una postura política más o menos radical, era más un defensor de los perseguidos y del
perfeccionamiento personal, así lo expresa la imagen llamada Día alegre, también llamada La danza de
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Albión, la figura exultante en la cima de una montaña con la luz del amanecer de fondo representa la idea de la
regeneración, del cambio, la idea de la metamorfosis está representada por la crisálida que se encuentra a los
pies del hombre, de la que parece recién salido, Blake realizó este grabado tras asistir a una multitudinaria
protesta popular contra la presión económica que tenían que soportar las clases inferiores debido a los gastos
de la guerra con América, al autor las recientes manifestaciones revolucionarias (tanto la americana como la
francesa) todavía le inducían a responder de manera positiva.
En su obra establece su oposición a la tiranía de los despóticos monarcas de la época, y tras sus héroes
aristócratas (Lafayette o el duque de Borgoña) está la voz del pueblo. La imagen que representa la caída de
estos gobernantes es Nabucodonosor, un monstruo que no puede caminar erguido, con garras y literalmente
vuelto del revés, la imagen va acompañada de la leyenda una misma ley para el león y el buey es opresión que
apunta la existencia limitada impuesta por gobernantes como Nabucodonosor, el pequeño papel asignado a los
pobres del campo y la ciudad era muy restringido y opresivo, por lo que Blake sugiere que una vez derrocado
el tirano, la sociedad debe abrirse para abrazar a todos sus miembros por igual.
Blake también pone de manifiesto su simpatía por el judío y el negro, crea imágenes en pro de la abolición de
la esclavitud, e insta a las razas oprimidas a romper los límites impuestos y los estereotipos. Su poema El
negrito junto con Negro's complaint de Cowper y The wrongs of Africa de Roscoe, contribuyó a las primeras
campañas contra la esclavitud. Asimismo aprovecha la retórica abolicionista para hablar de otras formas de
sometimiento como la esclavitud mental, la femenina o la prostitución.
A finales de siglo sin embargo el activismo de Blake fue disminuyendo paulatinamente, tras la decapitación
de Luis XVI el clima de represión se intensificó, Blake se fue desilusionando por el periodo de terror vivido
en Francia y su obra hubo de volverse cada vez más obtusa para evitar la censura. Al mismo tiempo su
necesidad de ganarse la vida con su arte le hizo depender cada vez más de ricos conservadores, su necesidad
de llegar a un público patriotero le hace explotar a personajes ingleses como William Pitt, el cual no solo
luchó contra los franceses sino que, oponiéndose a cualquier disensión en tiempos de guerra implantó el
programa real para reprimir a los disidentes y condenar a los radicales.
Sin embargo, una vez más la obra de Blake no es lo que parece, el grabado titulado La forma espiritual de Pitt
guiando a Behemoth muestra en el centro lo que parece una exaltación del personaje, sin embargo vemos que
el monstruo guiado por Pitt va dejando a su paso innumerables víctimas humanas, mientras el Gigante
Segador arrasa las tierras y el Labrador destruye las ciudades, por tanto el héroe va en realidad sembrando la
destrucción. Blake no duda en mostrar que la gloria inglesa descansa en la esclavitud, la opresión y el poder
bruto.
Así, aunque su visión se volviera más pesimista (tras la decepción sufrida por el curso que tomaron los
acontecimientos en Francia) y su implicación menos directa (debido al aumento de la represión y la censura)
William Blake nunca dejó de proveer a su obra del toque irónico del cual emana la crítica.
− CONTEXTO HISTÓRICO −
El principal benefactor de William Blake, fue Thomas Butts, quien constantemente le aportaba dinero y
ánimo. Curiosamente Butts era conservador tanto en política como en religión, pero tenía buen ojo para los
negocios y sabía que Blake era una buena inversión.
Esta imagen apareció por primera en el frontispicio de una obra poética de Blake, Europa, una profecía en
1794. Esta obra está repleta de pesimismo pues en ese mismo año se estaba produciendo en Francia lo que se
conoce como el Reinado del Terror y las simpatías de Blake por el proceso revolucionario francés se habían
disipado. Además, la represión había aumentado en el Reino Unido como consecuencia de los triunfos
revolucionarios, hasta el punto de quedar prohibidas las reuniones públicas y de establecer la censura en todos
los ámbitos, incluso en los sermones de los pastores. Aquellos que pedían la reforma parlamentaria en Escocia
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fueron condenados al exilio. Este periodo de represión creó un ambiente muy conservador que impidió
durante mucho tiempo el más mínimo intento de reforma social o política, era una época no solo de intensa
represión, también de corrupción, el gobierno aportaba pruebas falsas para condenar a los divergentes, y
debido a la ya mencionada prohibición de las reuniones públicas quedó suprimido el Habeas Corpus, con lo
cual se suprimían también los juicios.
A finales del S.XVIII por tanto Europa era como una olla a presión, y uno de los centros neurálgicos se
encontraba en Gran Bretaña, a la opresión que sufrían los ciudadanos ingleses por parte de su propio gobierno,
hay que sumar la presión económica que tenían que soportar a causa de las guerras primero con los
americanos y luego con los franceses. La tensión se veía aumentada debido a los sentimientos nacionalistas
que existían en Escocia e Irlanda. Todo esto hace que podamos calificar el momento de torbellino, lo que a
Blake le parecía un mundo apocalíptico.
−ESTUDIO ICONOGRÁFICO−
Lo que a primera vista puede parecer una imagen religiosa, tiene más de mitológica, de la propia mitología de
Blake. El anciano representa a Urizen, personaje central de su mitología que aparece con un compás, Urizen,
cuyo nombre según diversos autores deriva de your reason, es el dios malo, el creador de este mundo, el dios
del razonamiento abstracto, de las prohibiciones morales y religiosas, es un dios severo que se asemeja al dios
cristiano del antiguo testamento. Es, en definitiva, la concepción ortodoxa de la Divinidad contra la cual se
alza Blake. El momento representado es el principio de los tiempos, Urizen, un viejo con barba como de
escarcha, celoso y vengativo y a quien su torpe vista no impide querer el dominio de todo (no hay más mirar
su poderoso brazo estirado), utiliza para crear el mundo un compás (símbolo de la ciencia y por tanto de la
razón), es decir, circunscribe el universo, pone límites a lo infinito creyéndose todopoderoso. El anillo en el
que se inscribe refuerza la idea de la relación entre Urizen y Jehová, a menudo en la historia del arte el dios
padre se representa por medio del círculo.
En la obra poética de Blake, Urizen es el enemigo y el polo opuesto de Los, el alter−ego del poeta. Los es el
tiempo, el símbolo de la mente imaginativa, que percibe la verdad espiritual pero se encuentra atrapado en el
materialismo del mundo temporal, hijo de Urizen y padre de Orc, el espíritu de rebeldía. Sin embargo en
Europa, la obra a la que pertenece esta imagen, Los es presentado como artífice de la servidumbre moral e
intelectual del hombre (la mitología blakiana es muchas veces contradictoria, casi siempre encontramos una
doble concepción del símbolo), en cualquier caso Los es el eterno profeta, que se identifica con Jesús, quizá
por eso en Europa, la visión pesimista de Blake lo convirtiera en instrumento de opresión (tal y como la
iglesia y el resto de los poderes utilizaran la figura de Jesucristo para la consecución de sus intereses).
• ANÁLISIS COMUNICATIVO
−INCLUSIÓN DE LA OBRA EN EL CONTEXTO ARTÍSTICO−
Por ser obra de Blake, no podemos simplemente adscribir esta imagen a un estilo artístico, a finales del
S.XVIII, el estilo que impera en la práctica totalidad del continente es el Neoclasicismo, arte este que predica
la vuelta a una mayor pureza estética, basándose, como no, en las formas clásicas. El hecho de no haber
sobrevivido lo mejor de la producción pictórica griega animó a estos artistas a tratar de resucitar la tradición
desaparecida.
El principio de los tiempos tiene mucho de neoclásica, como ya hemos dicho, la formación de Blake se realizó
siempre bajo estos ideales. Sin embargo en estos años el Romanticismo daba sus primeros coletazos, y Blake,
a pesar de que pueda parecer paradójico también compartía ideas con los románticos, de hecho sus ideales
eran más románticos y su arte más neoclásico. Al contrario que el Neoclasicismo, el Romanticismo sueña con
la perfectibilidad del hombre y sus infinitos recursos espirituales, es un impulso expansivo indefinido y
esencialmente confuso, y aunque esto parece chocar de frente con la obsesión del poeta por el contorno y la
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delimitación, en la propia obra vemos como no duda en atacar a Urizen, como también lo hace con Newton,
por querer poner límites a aquello que no lo tiene.
−TEORÍA DEL ARTE Y SU MANIFESTACIÓN EN LA OBRA−
Derivados de la Ilustración de una manera u otra encontramos los dos estilos que se vislumbran en la obra de
Blake. En la segunda mitad del siglo, al descubrirse los restos de las ciudades romanas Pompeya y Herculano,
aparece el Neoclasicismo, caracterizado por elevar la razón por encima del sentimiento. Las formas se tornan
más clásicas y rectas, se reimponen los cánones de la belleza ideal griega, el dibujo predomina sobre el color,
vuelven la composición estática y los temas grecorromanos o revolucionarios. Blake aceptaba buena parte de
las ideas ilustradas, como la voluntad de tolerancia y de justicia social, y no tiene reparo en acoger
favorablemente las revoluciones que se producen en su época, y así reconoce los preceptos neoclásicos de
gran seriedad, universalidad y pureza. En la obra que se analiza vemos como se materializa esto, la figura
goza de una belleza clásica, la composición es simétrica y equilibrada, y lo más importante el dibujo prevalece
sobre el color. Sin embargo como ya hemos visto, al estudiar la obra de Blake uno no puede quedarse en lo
netamente evidente, porque si bien posee una realización neoclásica, y así como para él es esencial el perfil
puro y firme, también es cierto que no está dispuesto a someter la imaginación a la razón, el autor encuentra
que las ideas ilustradas no dan respuestas a algunas cuestiones vitales, la inspiración es para él su moralidad
eterna. El Romanticismo surge como reacción al enardecido racionalismo de la Ilustración, propugna una
vuelta del individuo a él mismo, a su parte subjetiva y emocional, y desde el punto de vista social, el retorno
de los pueblos a sus orígenes, esto es a la Edad Media. Los románticos se refugian en un mundo distinto,
apasionante, salvaje, remoto en le tiempo y en el espacio, rindiendo culto al pasado medieval, a lo exótico, a
lo primitivo, a la naturaleza abrupta y bravía. Esto denota el anhelo de autoexpresión, la aversión a la
autoridad y la valoración de los motivos psicológicos por encima de la ética social. Por todo esto adivinamos
que la imagen romántica es simbólica, fantástica, destinada no a la razón sino a la imaginación. Todo esto
responde bastante bien a los ideales de Blake, en El principio de los tiempos encontramos un mundo
fantástico, irreal, un espacio infinito, y principalmente un tema mitológico, procedente de las fantasías y las
visiones de Blake, de su imaginación, J.T. Smith, amigo del poeta, afirmó que el diseño estaba inspirado en
una visión que tuvo Blake en su finca de Lambeth:
Con frecuencia se ha oído decir que causó mayor impresión en su mente que todo lo que le había visitado
hasta entonces.
Otro aspecto a destacar es que Blake iluminaba sus libros al modo de los iluminadores antiguos, demostrando
un enorme interés por el mundo medieval, más concretamente por el gótico, sus páginas, como los códices
muestran una total identidad entre el lenguaje verbal y el icónico, formando ambos una imagen unitaria.
La obra pues tiene aspectos neoclásicos y aspectos románticos, lo cual, a pesar de resultar profundamente
contradictorio no debe extrañar después de haber conocido como procedía Blake en su pensamiento y, como
no, en su obra.
−ESTUDIO ICONOLÓGICO−
Las imágenes de Blake, poéticas o visuales siempre son enigmáticas, siempre tienen un significado profundo.
En este caso, la imagen del dios Urizen creando el mundo con un compás, imagen que además ilustra una obra
del poeta, tiene una amplia interpretación. Para empezar la idea que da del dios cristiano es la de un viejo
intolerante, vengativo autoritario y calculador, su intención es atacar a la iglesia y su rígida moralidad, a las
normas que impone bajo la constante amenaza del castigo divino, digo la iglesia y no la religión pues como ya
se ha visto Blake era un hombre con un gran sentido religioso, muy espiritual, y su rechazo de los mediadores
no le hace prescindir del dios bueno, Los en su obra, aunque este esté atrapado en el mundo material. El
anciano porta un compás, símbolo científico, con el que está poniendo límites a lo infinito, Blake alegoriza
sobre el racionalismo imperante en la época, cuyos límites excluyen la vida imaginativa, el instrumento es el
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mismo que usa Newton en la obra homónima de Blake, la asociación entre ambos (Urizen/Newton),
mostrándolos como partes constituyentes de la autoridad opresiva, nos da idea de que para el autor el método
experimental inductivo, aquel que solo toma en cuenta la experiencia sensitiva, propio de pensadores de la
época como el propio Newton o Locke, está asociado con el materialismo y con la limitación de los horizontes
mentales, para Blake las medidas exactas con su rigidez, son análogas a la moral represiva y a las leyes
físicas.
Por tanto El principio de los tiempos es un acto contestatario por el momento que se vivía en 1974, asesinatos
en Francia en nombre de la razón, represión en Inglaterra a causa de la guerra, materialismo derivado de la
Revolución Industrial, propiciada esta por el desarrollo de la ciencia y la tecnología, de nuevo por la razón,
etc, etc. La intencionalidad de la obra no es más que la de advertir sobre los peligros del mal uso de todos los
avances (tecnológicos, sociales, políticos...) que bombardeaban el mundo, los nuevos descubrimientos no son
buenos por naturaleza. Blake quería que se entendiera por ejemplo que cuando el Estado es opresivo la
tecnología esclaviza a los pueblos en vez de ayudarlos, trataba de que se recapacitara que la consecución de
un mundo basado en la ciencia y la industria no es la culminación de la búsqueda del hombre, para Blake la
búsqueda del hombre comienza y termina en su interior, él mismo trataba de resolver sus contradicciones
mentales, producto de la índole exploradora de su pensamiento, la noción de un solo ideal con arreglo al cual
pudieran juzgarse todas las cosas le resultaba ilusoria. Haciendo honor a su fama de visionario, a su personal
visión neoplatónica, podemos decir que Blake advertía sobre el mal que ahora mismo sufre el mundo, la
limitación mental, aquella que impide la realización del ser humano fuera de presiones morales, religiosas,
políticas o económicas.
BIBLIOGRAFÍA
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Madrid, 1985.
BOZAL, Valeriano: Goya entre Neoclasicismo y Romanticismo, vol. 38, Historia 16, colección Historia del
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CLARCK, Kenneth: La rebelión romántica, Alianza, Madrid, 1990.
HONOUR, Hugh: El Romanticismo, Alianza, Madrid, 1981.
HOBSBAWM, Eric J.: La era de la Revolución (1789−1848), Labor universitaria, Barcelona, 1991.
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