EL DINERO EN NUESTRA VIDA Eclesiastés 5:10 INTRODUCCIÓN. Estamos en una conferencia misionera por lo tanto la palabra “dinero” siempre esta a flor de piel. Eclesiastés 5:10 “El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.” Lo que tenemos en esta porción Bíblica es una enseñanza sobre la vanidad de las riquezas. Si alguien estaba capacitado y documentado para hablar sobre el tema, este era Salomón. Salomón supo que era tener placer y riquezas monetarias en abundancia, de allí que su opinión sobre de que el dinero es vanidad tiene mucho sentido. Las riquezas, el deseo de los ojos, los deseos de la carne, el orgullo, la mundanalidad, todo eso es vanidad. La vanidad es la excesiva confianza y creencia de la propia capacidad y atracción muy por encima de otras personas y cosas. La vanidad es el orgullo basado en cosas vanas. 1 Muchos sin embargo le han fallado rotundamente en creer que el dinero sirve para todo. Cierto que el dinero puede comprar placer carnal, pero no una esposa amorosa. Puede comprar una casa, pero no el calor de hogar. Una rica cena, pero no la comunión familiar, etc. Hay quienes han ido aun más al extremo al creer que con dinero se puede conseguir el poder de Dios. Hechos 8:20 Cierto que se pueden conseguir favores políticos, y sociales –agentes de tránsito- Hechos 24:26 “Esperaba también con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase; por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él.” En esta noche quiero tomar un tiempo para ver “El dinero en nuestra vida” Antes que nada veamos… 1. EL DIEZMO. Es importante que sepamos exactamente lo que es el diezmo y la parte que este tiene en la vida del cristiano. El Diezmo es la puerta del creyente hacia el pacto de bendición. El Diezmo es una ley espiritual tan efectiva como lo son las leyes naturales. Así como la Gravedad 2 permite que los objetos caigan al suelo si son dejados en el vacío, así el Diezmo permite al creyente recibir "Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.". Lucas 6:38. El Diezmo es una Ley Espiritual que no tiene limitaciones por el paso del tiempo. Aunque se estableció en el Antiguo Testamento, esta ley hoy continúa tan efectiva como siempre. ¿De dónde viene la palabra Diezmo? La palabra Diezmo significa una décima parte. Tanto en el Hebreo como en el Griego, estos términos significan el "pago o dádiva de una décima parte o porción." ¿Cuál es el propósito del Diezmo? Cuando damos el Diezmo a Dios de nuestros ingresos, ese acto le permite a Dios actuar en nuestro defecto y bendecirnos. Dios es el creador de todo lo que hay. Él lo posee todo. Nosotros somos simplemente "administradores" de sus bienes. El propósito del Diezmo es que Él desea que nosotros le demos un 10% del 100% que Él nos da, 3 para que nuestro corazón nunca esté concentrado en las cosas que Él nos ha dado, sino en el Dador. Cristo claramente estableció la razón del Diezmo y de nuestras ofrendas a Dios: "Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.". Mateo 6:21 ¿No es el Diezmo solamente para los tiempos del Antiguo Testamento? Es cierto que así como el Sábado, el Diezmo no puede totalmente justificarse basándose en el Nuevo Testamento. Sin embargo, el hecho de que el Cristianismo haya dejado de guardar el último día de la semana, el Sábado, no significa que hayamos dejado de separar un día específico para la adoración y la entrega total a la adoración de nuestro Creador. Nuestro Sábado es el Domingo, lo cual da continuidad a la ley espiritual del Día Santo. El Sábado fue un principio espiritual que determinaba el deseo de Dios de que el hombre separara un día de la semana para entregarse total a Dios. Hoy usamos el Domingo para, NO SOLAMENTE ADORAR AL PADRE, SINO PARA TAMBIÉN CELEBRAR LA VICTORIA DE SU HIJO SOBRE LA MUERTE. El Sábado es un principio espiritual establecido mientras la Creación exista. De la misma forma, aunque el Diezmo fue establecido, tal y como lo fue el Sábado, durante los tiempos del Antiguo Testamento, continúa siendo efectivo hoy día. 4 Si hemos confiado en el Dios que en Génesis 3:15, hace unos 6,000 años, prometió que un día enviaría un Salvador, y lo hizo, debemos también confiar en que así como Él, 6,000 años más tarde cumplió su palabra, así hoy cumpla su palabra cuando le promete lo siguiente: Malaquías 3:10 “Traed todos los diezmos al alfolí(A) y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” Si usted da el Diezmo que corresponde al Señor, ¡Él no tiene más alternativa que bendecirle! De hecho, esta es la única vez en toda la Biblia donde el Señor nos reta a probarlo. ¿Desea aceptar el reto? ¿Pecamos cuando no traemos el Diezmo al Señor? En el Nuevo Testamento no está claramente establecido que no traer el Diezmo es pecado. Basándonos en la ilustración proporcionada por Jesús en Marcos 12: podemos ver que si usted no da el Diezmo porque en realidad no tiene ningún ingreso, usted no está pecando. Pero… ¿No se moriría de hambre usted si en realidad no tuviera totalmente nada que dar? En el caso de la anciana de Marcos 12: su indigencia era total, pero en medio de la pobreza más terrible, tomó todo lo que 5 tenía y lo dio. ¿Acaso no lo dio con la esperanza de que Dios honraría su palabra y le daría de regreso bendiciones? ¡Esa fue la promesa hecha por el mismo Dios! Pues en nuestro caso, nosotros que hoy vivimos en tal abundancia, ¿Acaso podríamos alegar que no tenemos nada qué dar? ¡No! Si en su corazón está la actitud de cumplir con la ley de "dar y recibir" establecida en Lucas 6:38 ("Dad y se os dará"), el Señor ciertamente cumplirá con su parte del pacto. El pecado consistiría en no dar, cuando en efecto tenemos. El pecado consistiría en colocar nuestra confianza y esperanza a la "basura" de este mundo en vez de en la Palabra y Promesas de nuestro Dios. Las estadísticas muestran que en Estados Unidos solamente un 20% de los cristianos diezman. El otro 80% queda sujeto a la siguiente reprensión: Malaquías 3:8-10 “¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.” 6 Yo soy de los que creen que la Iglesia no saldrá nunca de la pobreza donde está sumida hasta que nos detengamos de "robar" al Señor su Diezmo. Ese es un principio espiritual que la Iglesia no ejercita como debería. Los cristianos que no entran en este pacto con Dios no necesariamente pierden su salvación, ¡NO! Pero no son más que pordioseros cuyo tesoro está en las cosas materiales, en vez de en las promesas de Jehová Jireh: El Proveedor. ¿Para qué usa las Iglesia el Diezmo y las ofrendas? 1. Para pago del sueldo del pastor y otros obreros de la Palabra. 2. Para pago de renta, utilidades, materiales, etc. 3. Para proveer ayuda a los necesitados en la comunidad 4. Para comprar materiales para la educación de sus miembros: Biblias, libros, himnarios, etc. 5. Para construcción de nuevas obras que amplíen el alcance del Evangelio. 6. Para ayudar a los obreros, predicadores, visitantes, etc. que visitan el templo para bendecir al Pueblo de Dios con el estudio de la Palabra, etc. 7 ¿Cuán frecuentemente debe darse el Diezmo? Debido a que el Diezmo es la décima parte de todos sus ingresos, se debe separar una décima parte de todos sus ingresos y traerlo al templo. Si usted cobra semanalmente, separe el Diezmo semanalmente y deposítelo la próxima vez que vaya al templo a adorar. Si usted cobra quincenalmente, o mensualmente, lo mismo aplica. El Diezmo es y continuará siendo una ley espiritual efectiva, ¡la practique usted o no! 2. LA PORCIÓN DEDICADA PARA EL GASTO FAMILIAR. Génesis 42:1-2 “Viendo Jacob que en Egipto había alimentos, dijo a sus hijos: ¿Por qué os estáis mirando? 2 Y dijo: He aquí, yo he oído que hay víveres en Egipto; descended allá, y comprad de allí para nosotros, para que podamos vivir, y no muramos.” Notemos que los hermanos de José fueron mandados por su padre a Egipto a comprar el grano necesario para subsistir. “No tiene nada de malo que los hombres vallan de compra al súper mercado” Dios no es injusto. De hecho, es más que generoso. Nos da el 90% con el propósito de tener para 8 nuestras necesidades y para participar en las necesidades que nos rodean. No hay nada de malo en comprar alimento para nuestra familia. No hay nada de malo en comprar un buen pedazo de carne, etc. Tampoco es pecado el tener un buen techo o un buen vestido. Pero no debemos usar el diezmo para ir al restaurante o pagar la camioneta o dar los pagos de una casa nueva. Lo de Dios a Dios. Lo de nuestra familia a nuestra familia. Y lo de la ofrenda especial para el santuario, ¡Es del santuario! 3. NUESTRA OFRENDA SOBREABUNDANTE PARA LA OBRA DEL SANTUARIO. En este punto quiero tratar sobre las ofrendas que se hacen con el fin de completar la obra del santuario. Concretamente me quiero referir a la ofrenda para el fondo especial para comprar propiedad, construcción, o reedificación del santuario. 9 Éxodo 36:1-6 “Así, pues, Bezaleel y Aholiab, y todo hombre sabio de corazón a quien Jehová dio sabiduría e inteligencia para saber hacer toda la obra del servicio del santuario, harán todas las cosas que ha mandado Jehová. 2 Y Moisés llamó a Bezaleel y a Aholiab y a todo varón sabio de corazón, en cuyo corazón había puesto Jehová sabiduría, todo hombre a quien su corazón le movió a venir a la obra para trabajar en ella. 3 Y tomaron de delante de Moisés toda la ofrenda que los hijos de Israel habían traído para la obra del servicio del santuario, a fin de hacerla. Y ellos seguían trayéndole ofrenda voluntaria cada mañana. 4 Tanto, que vinieron todos los maestros que hacían toda la obra del santuario, cada uno de la obra que hacía, 5 y hablaron a Moisés, diciendo: El pueblo trae mucho más de lo que se necesita para la obra que Jehová ha mandado que se haga. 6 Entonces Moisés mandó pregonar por el campamento, diciendo: Ningún hombre ni mujer haga más para la ofrenda del santuario. Así se le impidió al pueblo ofrecer más;” ¿Cuánto dar para el fondo del terreno o edificación del templo? No hay una cantidad específica, pero bueno nos fuera tomar el ejemplo del pueblo de Dios cuando Moisés por orden del Dios Todopoderoso se dirigió al pueblo con el mandato de ofrendar con una actitud voluntariosa. Así, que, deducimos que las ofrendas que se den para compra de terreno, edificación del templo o 10 reedificación del mismo deben ser mas que generosas, según sea la voluntad. Los gastos que implican compra de terreno y construcción son demasiados grandes, de allí la necesidad que las ofrendas del pueblo de Dios para este fin deben ser más que generosas. Lo que aprendemos del pueblo de Dios, contemporáneos de Moisés es que dieron con mano grande, tanto que lo recibido sobrepaso con creces el presupuesto para la edificación del templo. 2° Reyes 12:4-16 “Y Joás dijo a los sacerdotes: Todo el dinero consagrado que se suele traer a la casa de Jehová, el dinero del rescate de cada persona según está estipulado, y todo el dinero que cada uno de su propia voluntad trae a la casa de Jehová, 5 recíbanlo los sacerdotes, cada uno de mano de sus familiares, y reparen los portillos del templo dondequiera que se hallen grietas. 6 Pero en el año veintitrés del rey Joás aún no habían reparado los sacerdotes las grietas del templo. 7 Llamó entonces el rey Joás al sumo sacerdote Joiada y a los sacerdotes, y les dijo: ¿Por qué no reparáis las grietas del templo? Ahora, pues, no toméis más el dinero de vuestros familiares, sino dadlo para reparar las grietas del templo. 8 Y los sacerdotes consintieron en no tomar más dinero del pueblo, ni tener el cargo de reparar las grietas del templo. 9 Mas el sumo sacerdote Joiada tomó un 11 arca e hizo en la tapa un agujero, y la puso junto al altar, a la mano derecha así que se entra en el templo de Jehová; y los sacerdotes que guardaban la puerta ponían allí todo el dinero que se traía a la casa de Jehová. 10 Y cuando veían que había mucho dinero en el arca, venía el secretario del rey y el sumo sacerdote, y contaban el dinero que hallaban en el templo de Jehová, y lo guardaban. 11 Y daban el dinero suficiente a los que hacían la obra, y a los que tenían a su cargo la casa de Jehová; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y maestros que reparaban la casa de Jehová, 12 y a los albañiles y canteros; y en comprar la madera y piedra de cantería para reparar las grietas de la casa de Jehová, y en todo lo que se gastaba en la casa para repararla. 13 Más de aquel dinero que se traía a la casa de Jehová, no se hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni jofainas, ni trompetas; ni ningún otro utensilio de oro ni de plata se hacía para el templo de Jehová. 14 porque lo daban a los que hacían la obra, y con él reparaban la casa de Jehová. 15 Y no se tomaba cuenta a los hombres en cuyas manos el dinero era entregado, para que ellos lo diesen a los que hacían la obra; porque lo hacían ellos fielmente. 16 El dinero por el pecado, y el dinero por la culpa, no se llevaba a la casa de Jehová; porque era de los sacerdotes.” 2° Reyes 22:4-7 “Ve al sumo sacerdote Hilcías, y dile que recoja el dinero que han traído a la casa de 12 Jehová, que han recogido del pueblo los guardianes de la puerta, 5 y que lo pongan en manos de los que hacen la obra, que tienen a su cargo el arreglo de la casa de Jehová, y que lo entreguen a los que hacen la obra de la casa de Jehová, para reparar las grietas de la casa; 6 a los carpinteros, maestros y albañiles, para comprar madera y piedra de cantería para reparar la casa. 7 y que no se les tome cuenta del dinero cuyo manejo se les confiare, porque ellos proceden con honradez.” El diezmo es una cosa y la ofrenda para el santuario es otra muy diferente. 4. LA OFRENDA SANTOS. PARA LOS Si bien muchas son las veces que se hace alusión a la ofrenda de los macedonios como si fuera ofrenda de diezmos, no es así. Como cristianos que hemos recibido el conocimiento del evangelio, estamos en deuda con los que no han tenido esta oportunidad. Cada una de las iglesias debe tener la enorme satisfacción de ser un participante del evangelismo mundial. Y cada uno de los cristianos tiene que tener conciencia de que es un deudor y tiene que saber cómo pagar esa deuda. 13 Hubo un tiempo en que las jóvenes iglesias en regiones recientemente evangelizadas se conformaban con recibir misioneros. Para ellos la idea del misionero era el de una persona que llegaba de Norteamérica. Pero esto ha dejado de ser así. Las iglesias en México- por ejemplo- están imitando a ustedes en cuanto a las conferencias misioneras, en cuanto a la Promesa de fe para misiones. Si pretendemos levantar la cosecha en todo el mundo durante esta generación, tendremos que hacerlo con una visión de cooperación y esfuerzo de todas las pequeñas iglesias locales esparcidas por doquier, con la participación de cada uno de los cristianos en el desafío de evangelizar al mundo. Cada una de las iglesias- cada cristiano- debe darse cuenta que su existencia no puede limitarse solamente a disfrutar de la gracia y de las bendiciones de Dios, para sí misma, sino de compartirlas con otros. Es responsabilidad de los pastores inculcar en la congregación una visión misionera. Y se puede impartir esa visión misionera, estimulando a los cristianos a orar por los sembradíos del mundo. Ese es el mandamiento que hemos recibido de Jesús: “A la verdad la mies es mucha, mas los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a la mies.” Y no podemos orar 14 intensamente por una necesidad sin sentirnos comprometidos en ello personalmente. Cada iglesia debería levantar una ofrenda misionera para apoyar a aquellos a quienes Dios ha llamado y enviado a Sus campos. La ayuda misionera tiene que ser un esfuerzo permanente y generoso. El programa misionero debería comenzar en la iglesia local y proyectarse a los extremos de la tierra. Hechos 1:8 nos guía en este aspecto: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.” Comenzamos con nuestra “Jerusalén” fundando la iglesia local. No debemos despreocuparnos sobre la suerte de las aldeas vecinas y ciudades de nuestra Judea (provincia). Las misiones no son únicamente para los extremos de la tierra, sino para nuestra provincia vecina. Se entiende que los misioneros no van con la intención de ocupar pastorados sino de evangelizar y establecer Iglesias. De ahí que deban contar con un sostén permanente. Con la explosión demográfica que sacude al mundo, las mies se han multiplicado a cifras astronómicas. Las puertas están abiertas. Contamos con la promesa de que cuando el evangelio sea 15 predicado como testimonio a todas las naciones, vendrá el fin. Una gloriosa responsabilidad, que es al mismo tiempo una pesada responsabilidad, desafía a la Iglesia de nuestros días. Llevemos el mensaje a toda la tierra hasta que vuelva Cristo. ¿Cómo llevar ese mensaje? Yendo o dando. Lo de Dios a Dios. Lo de la familia a la familia. Lo del santuario, al santuario. Lo de misiones a misiones. ¡Y el ser fiel a cada una de estas promesas trae recompensa! CONCLUSIÓN: Si hubiese alguien entre vosotros que diga: “Yo no tengo para dar para el fondo de la propiedad o para la edificación del Templo, y tampoco tengo para dar a misiones” Yo te digo que todo comienza aceptando la invitación que Dios nos hace en Isaías 55:1 “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad y comed. Venid, comprad sin dinero y sin precio, vino y leche.” 16