Lenta, precipitadamente

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#28 Julio - 2014
SALA DE LECTURA
Lenta, precipitadamente
Una experiencia psicoanalítica
De Antoni Vicens | Por María Eugenia Cora
De la novela al pase y después… ¿Qué escribe el testimonio?
Antoni Vicens, psicoanalista y miembro de la ELP (Escuela Lacaniana
de Psicoanálisis) fue AE[1] durante el tiempo que dura esa nominación,
entre 2008 y 2011.
Tres años bajo una sigla que comanda la producción inédita de un relato
que no desconoce las relaciones entre significante y goce.
Advertido de las coordenadas que han configurado su novela y despojado
en el instante del final de cualquier intención de significar, este AE se
embarca en el dispositivo del pase a la aventura de testimoniar sobre su
análisis, esa experiencia hablada en la que se escribe “una nueva relación
entre la manera de gozar, de amar, de trabajar, de sentir, de vivir…”[2]
Es así como Vicens deviene autor de este texto, que es el producto de
la selección de sus testimonios que relatan el pase. El resultado de esta
operación editorial, tal como lo señala Damasia Amadeo de Freda en el
Prólogo del libro, es el efecto poético que produce la lectura de conjunto,
así como la impresión de estar ante una novela.
Efecto fascinante que interroga al lector desde el principio sobre la
relación entre ficción y real, al tiempo que posibilita hacer ese pasaje
de la historia novelada al testimonio de lahystoria, si uno se deja conducir a través del texto por las marcas de la
transmisión de una experiencia psicoanalítica.
Es la primera vez que se publica en lengua española un libro que da cuenta del pase de un AE y aunque está compuesto
por el prólogo, la presentación, tres capítulos muy bien armados y la bibliografía -esquema que lo asemejaría a un
libro de texto, de elucidación de la práctica y teoría psicoanalítica- tanto su enunciación como el contenido permiten
el acercamiento a una experiencia analítica, una historia, una novela neurótica, a las que se entra por la formalización
que de ellas realiza el analizante, devenido analista en esa misma reducción de la aflora como precipitado.
De esto da testimonio el conjunto de textos que componen el libro. Se parte del relato de un sueño infantil -considerado
el nudo del análisis- para arribar a la escritura que da fe del trayecto que ha permitido a un sujeto pasar a la posición
de analista, atravesando la escritura y la lectura del recorrido analítico en ese camino.
Ya en la Presentación Vicens declara que durante los años que duró su grado como AE produjo una serie de textos
-en general siguiendo propuestas de la Escuela- en los que fue “desgranando la lógica de su síntoma”[3] a la par que
ubicaba las coordenadas de la coyuntura histórica y contingente de su existencia.
Se puede seguir el ordenamiento que el propio autor se ha dado. “He dividido esta escritura en tres partes. La primera
corresponde a mi presentación, frente a la comunidad psicoanalítica, del material que llevé bajo el brazo durante el
trayecto que me llevó a mi nominación como Analista de la Escuela… lo que hoy se considera un relato… una ficción
que brinda un decorado presentable a una verdad que no se puede presentar desnuda”. La segunda, “corresponde
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a la parte oscura, nocturna de mi análisis”. Y la tercera, “lo que queda de mi existencia pasada como inanalizable…
contingencias de las que sé decir que elegí ser elegido, causé ser causado”[4].
Toman cuerpo de este modo El relato -capítulo primero- que ocupa gran parte del libro y antecede a La verdad mentida y
lasHilachas de un síntoma habitable, de mayor reducción. El relato es anterior y allí se destaca la posición de enunciación.
“Desde esta posición de enunciación en la que estoy, como Analista de la Escuela, me siento interrogado, no tanto
por mi saber supuesto, como por el saber que pueda hacer efectivo y lo que en él pueda forzar”[5], nos revela el AE.
Destaco esa posición enunciativa, más allá del contenido que con ella se transmite.
Sabemos de las relaciones que existen entre escritura y psicoanálisis. Solemos interrogar qué se escribe en un análisis.
Algo de la lectura y también de la traducción ha estado desde Freud en el corazón de la experiencia analítica. Saber
leer, poder escribir y luego, la transmisión.
Este libro se ofrece a la lectura como documento testimonial del pase en tanto práctica que anuda psicoanálisis,
política y escritura. Podemos considerar que el deseo y el empuje a participar en la Escuela tienen en el pase el motor
fundamental.
Me detengo en la idea que practicar el pase implica un uso particular del lenguaje: una narración, un escrito, que
intenta socializar una práctica individual y dejar expuesto el arreglo singular al que pudo arribar un sujeto luego
de las vueltas dichas en un análisis. Pero con un detalle: es la trasmisión a lo que se apunta. Trasmisión de cierto
recorrido, su reducción y cierto efecto también de formación.
La del AE es una práctica fechada, con una duración de tres años. Pero mientras dura, ¿qué estatuto darle a esa
práctica de discurso, que se hace con textos, con relatos? Y considerando que no es sólo el relato, sino un acto de
discurso y un texto escrito, cada vez, ¿qué es escribir un testimonio? ¿Qué se escribe en el pase y en los testimonios?
Antoni Vicens presenta el material causado por su ligazón al destino de la causa analítica y el interés en hacer de
esa experiencia íntima y fuera todo relato coherente, un saber transmisible acerca de la lógica del análisis, escrito de
manera clara.
Ya he remarcado la transmisión y la enunciación de Antoni Vicens en su texto. Dejo para el lector -para cada uno- el
descubrimiento del contenido en cada capítulo. Encontrará allí las huellas de la historia y las marcas de nacimiento
del autor. Su relación al psicoanálisis, el paso por los textos, la transferencia con Lacan. Podrá ubicar la pulsión
y sus destinos -los de Vicens-, sus objetos privilegiados, el síntoma y su construcción. Podrá hacer el recorrido de
un análisis a partir de un sueño infantil. En estas páginas también tendrá la posibilidad de ubicar la angustia como
salvación.
Y fundamentalmente la relación de Vicens con la lengua materna y con el francés, para llegar a escribir la “ficción
verdadera de su novela familiar”[6] y lograr un nuevo amor. Para Antoni Vicens el silencio nuevo tras la vieja palabra
remite a un nuevo amor, a un destino del que se hace autor en su escritura.
“No elegí a quienes me dieron el ser, como no elegí el país ni la época en que nací. No hay vuelta atrás. Pero lo que se
puede hacer… es rectificar la posición subjetiva respecto de eso”[7], escribe. Si los datos de la coyuntura no pueden
cambiarse, lo qué si cambia es el relato que se hace de ella y parte esencial del psicoanálisis -tal como dice Vicens- “es
la reescritura de ese relato”[8].
Supongo que nadie elige dar testimonio de su recorrido analítico y sus puntos de arribo para que todo siga funcionando
igual. Algo queda tocado. Si testimoniar es una práctica discursiva, entonces incluye una política y en el nivel no solo
singular, sino social.
Es una excelente noticia la publicación de este libro. Y un invalorable aporte para quienes leemos en cada testimonio
las marcas que un análisis produce y la invención de un arreglo singular.
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NOTAS
1. AE, Analista de la Escuela. Nominación que se obtiene por medio del procedimiento del Pase inventado por Lacan para su Escuela, cuando
se lo atraviesa con éxito y se es aceptado como tal.
2. Pag .17, Lenta, Precipitadamente. Una experiencia psicoanalítica. Antoni Vicens.
3. Pág. 17
4. Págs. 19 y 20
5. Pág. 25
6. Pág. 79
7. Pág. 20
8. Pág. 33
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