Ratio Juris Nro 10 - Universidad Autónoma Latinoamericana

Anuncio
Presidente
Dr. Orlando Gómez Gómez
Rector
Dr. José Rodrigo Flórez Ruiz
Vicerrector Administrativo
Dr. Alfonso Tito Mejía Restrepo
Vicerrector Académico
Dr. Ricardo Aníbal Vélez Muñoz
Secretario General
Dr. Álvaro Velásquez Ortiz
Director de Planeación
Dr. Jorge Albeiro Herrera Builes
Decano de la Facultad de Derecho
Dr. Fernando Salazar Mejía
Coordinadora Académica de la Facultad de Derecho
Dra. Gloria Lucía Arango Acosta
Directora del Centro de Investigaciones Socio – jurídicas
Dra. Bibiana Escobar García
RATIO JURIS No. 9
Facultad de Derecho
Enero - junio de 2010
ISSN: 1794-6638
DIRECTOR
Mg. Fernando Salazar Mejía
EDITOR
Mg. José Fernando Saldarriaga Montoya
CONSEJO EDITORIAL
Dra. Consuelo Hoyos Botero, Doctora en Filosofía, Universidad Pontificia Bolivariana.
Estudios superiores doctorales en Derecho, Universidad Complutense de Madrid.
Dr. William Ortiz Jiménez, Doctor en Sociología y Ciencias Políticas, Universidad de Granada, España.
Esp. Guillermo Merino, Universidad Autónoma Latinoamericana, Unaula.
Esp. Efraín Alzate Salazar, Universidad Autónoma Latinoamericana, Unaula.
Esp. Hernando Salcedo Gutiérrez, Universidad Autónoma Latinoamericana, Unaula.
Rodolfo Andrés Correa Vargas. Máster en Derechos Fundamentales, Universidad Carlos III de Madrid, España.
COMITÉ CIENTÍFICO
Dr. Benjamín Rivaya García, Doctor en Derecho, Universidad de Oviedo, España.
Mag. Elva Rizo Magaña, Universidad Coral Reef. Caribe, México.
Dr. Jorge Martín Agudelo Ramírez, Doctor en Filosofía, Universidad Pontificia Bolivariana (U.P.B.),
Medellín, Colombia.
Dr. José Olimpo Suárez, Doctor en Filosofía, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
Dr. Modesto Gómez Alonso, Doctor en Filosofía, Universidad Pontificia de Salamanca, España.
Dr. José Guillermo Ánjel Rendo, Doctor en Filosofía, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia.
PARES ACADÉMICOS
Mg. Dr. Héctor Ortiz Cañas, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
Mg. Luis Guillermo Patiño, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia
Mg. Armando Estrada Villa, Universidad Autónoma Latinoamericana, Medellín, Colombia.
Mg. Porfirio Cardona Restrepo, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín, Colombia.
Esp. Sergio Alfredo Martínez Ramírez, Universidad Luis Amigó (Funlam), Medellín, Colombia.
Dr. José Olimpo Suárez, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
Dr. Bernardo Trujillo Calle, Especialista en Derecho Comercial, Universidad Pontificia Bolivariana (U.P.B.),
Medellín, Colombia.
CORRECTOR DE ESTILO Hernán Giraldo IMPRESIÓN
Todográficas Ltda.
[email protected]
EDITORIAL
Universidad Autónoma Latinoamericana
www.unaula.edu.co
DISEÑO
Todográficas Ltda.
CANJES
Biblioteca Justiniano Turizo Sierra
Calle 49ª 55ª-61
[email protected]
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA LATINOAMERICANA
FACULTAD DE DERECHO
MISIÓN
La Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma Latinoamericana tiene como misión la
formación integral de abogados comprometidos por el respeto de los derechos humanos
y el medio ambiente, hábiles para pensar e investigar complejamente problemas jurídicos
con impacto social en el contexto nacional e internacional.
VISIÓN
La Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma Latinoamericana será reconocida nacional e internacionalmente por el pertinente desempeño de sus abogados, por su capacidad para interpretar contextos y proponer soluciones a problemas enmarcados en el respeto a la diversidad, los Derechos Humanos y del Medio Ambiente.
Contenido
El Parlamento Europeo como institución: las dificultades para
la consolidación del principio democrático en la Unión Europea
Ángela Figueruelo Burrieza.............................................................................. 7
Reflexiones en torno al lenguaje utilizado para la exposición de la
estructura del Estado y de la Administración Pública en el ordenamiento
jurídico colombiano
Rodolfo Andrés Correa Vargas........................................................................ 21
Identidade, sociabilidade e cultura metropolitana
Edemir de Carvalho........................................................................................ 31
Hacia la diplomacia cultural de Colombia. Panorama de la Oferta Cultural
Colombiana en Inglaterra (2004-2009)
Íngrid Elizabeth Rueda Posada....................................................................... 39
Sujetos procesales. (Partes, terceros e intervinientes)
John Jairo Ortiz Alzate.................................................................................... 49
O cinema colombiano e seu contexto social: considerações sobre a
proposta realista de Víctor Gaviria
Naira Reinaga de Lima.................................................................................... 65
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
William Ortiz Jiménez..................................................................................... 77
Ciencia Política y cine, un modelo para armar. Los cuatrocientos golpes
(1958) de François Truffaut. Pierrot el loco (1965) de Jean-Luc Godard
José Fernando Saldarriaga Montoya.............................................................. 99
La contrahistoria del Bicentenario
Efraín Alzate Salazar..................................................................................... 107
España ante la crisis
Néstor Hernando Parra................................................................................ 119
Presentación
Mediante este órgano de difusión del pensamiento académico, desde nuestra Facultad de Derecho hemos
pretendido esbozar no sólo las nuevas teorías y postulados enmarcados en el ámbito jurídico, sino también
plasmar en conexidad con aquél las diversas visiones que desde otras disciplinas se plantean en la cotidianidad del tiempo y del espacio en el que nos ha correspondido vivir.
Por ello, con enorme satisfacción publicamos hoy artículos de gran interés y de mucha actualidad, escritos
por connotados académicos nacionales e internacionales. Le daremos una mirada al Parlamento Europeo
como institución, y a las dificultades para la consolidación del principio democrático en la Unión Europea;
incursionaremos en España, tratando de encontrar las razones de la crisis que hoy padece; reflexionaremos
sobre los paraestados en Colombia con la finalidad de tener unos mejores elementos de juicio que nos permitan comprender los enormes problemas de legitimidad, entre otros, que hoy padece nuestro país, combinada con una mirada a la contrahistoria del Bicentenario. Incursionaremos, además, en temáticas que profundizan sobre múltiples aspectos del conocimiento, tales como el lenguaje utilizado para la exposición de la
estructura del Estado y de la Administración Pública en el ordenamiento colombiano; los sujetos procesales;
la Ciencia Política y cine, un modelo para armar; identidad, sociabilidad y cultura metropolitanas; el cinema
colombiano en su contexto social y, finalmente, un interesante artículo acerca de la Diplomacia Cultural de
Colombia.
En nombre del Sr. Rector de la Universidad, Dr. José Rodrigo Flórez Ruiz, damos nuestros más sinceros agradecimientos a todos los colaboradores de esta revista y, además, a ustedes que, en calidad de lectores, son la
razón de ser de este órgano académico de carácter institucional.
Fernando Salazar Mejía
Director
8
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 7-20
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
El Parlamento Europeo como institución:
las dificultades para la consolidación del principio democrático en la Unión Europea
The European Parliament as an institution:
difficulties in consolidating the democratic principle in the European Union
Ángela Figueruelo Burrieza*
Resumen
El objeto de análisis de este artículo es el proceso de conformación del Parlamento europeo en los últimos años.
La escasa respuesta popular a las consultas para las elecciones del Europarlamento parece indicar que la ciudadanía
ha ido dejando a un lado el proyecto de Europa unida. A pesar de la benevolencia del proyecto supranacional, en la
conciencia de los ciudadanos de los Estados miembros de la Unión siguen predominando los problemas nacionales, el
paradigma del Estado-Nación se mantiene. En consecuencia es necesario evitar la deriva nacionalista de la mayor parte
de los Gobiernos de los Estados soberanos que pretenden imponer soluciones individuales a problemas del mundo
globalizado; también se podrían tener en cuenta iniciativas ciudadanas, al margen de los partidos políticos, asumiendo
la defensa de causas nobles que no aporten beneficios en el ámbito del mercado. Pero, sobre todo, esos cambios se
necesitan para incidir en los líderes políticos, presionando a favor de los valores democráticos europeos y sobre la necesidad de un verdadero debate en torno a los asuntos pendientes en la construcción de la Europa unida: la integración
política, su definición geográfica, la idea de un Gobierno europeo fuerte, la política europea, el papel de las regiones,
entre otros.
Palabras clave: globalización, integración política, soberanía, participación ciudadana, partidos políticos, equilibrio de
poder, constitución
Abstract
This paper aims to analyze the process of formation of the European Parliament in recent years. The poor people response to queries for European parliament elections suggests that the public has left aside the project for a united Europe. Despite the benevolence of the supranational project in the EU Member States citizens’ mind national problems
continue to dominate, and the paradigm of nation-state remains. Therefore it is necessary to avoid the nationalist drift
by most sovereign states governments intending to impose individual solutions to problems in the globalized world.
Also, citizens’ initiatives might be taken into account, in the margin of political parties, by upholding noble causes diffe-
Fecha recepción: febrero 13
Fecha aceptación: febrero 26
* Licenciada y doctora en Derecho, con Premio Extraordinario, por la Universidad de Salamanca. Ha sido Vicedecana de la Facultad
de Derecho, miembro de la Junta Electoral de Centro y Presidenta de la Junta Electoral de la Universidad de Salamanca.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
9
Figueruelo Á.
rent to market benefits. But, most of all, those changes are needed to influence political leaders, lobbying for European
democratic values and the need for a real debate on pending issues to build a united Europe: political integration,
its geographical definition, the idea of a strong European government, European politics, the role of regions, among
others.
Keywords: globalization, political integration, sovereignty, citizenship participation, political parties, balance of power,
constitution
Introducción
En los primeros días del mes de junio de 2009 —en
España tuvieron lugar el día 7— se celebraron en
los 27 países que conforman actualmente la Unión
Europea, elecciones a representantes en el Parlamento Europeo (comúnmente denominados europarlamentarios), quienes, con un mandato de cinco
años, afrontarán la séptima legislatura de dicha institución: su duración se extiende desde el año 2009
al 2014. Estas elecciones se han celebrado bajo la
vigencia del Tratado de Niza de 2001; el fracaso de
la llamada Constitución Europea de 2004 y el hecho de que aún no haya entrado en vigor el Tratado
de Reforma o Tratado de Lisboa de 2007, han sido
la causa de que en estas últimas elecciones no se
pudieran apreciar y aplicar las novedades que las
precitadas normas internacionales tenían previstas
para la institución parlamentaria europea.
Desde el mundo de la academia, sobre todo en opinión de los expertos iusinternacionalistas y comunitaristas, y también desde el ámbito de la política, se
ha reiterado de forma machacona que el Parlamento Europeo es la institución ganadora en el proceso
de reformas experimentado en la Unión Europea.
Esto es algo que viene sucediendo desde la firma de
los Tratados de Maastricht, Amsterdam y Niza. Se
insiste en que sus funciones pueden compararse a
las del Consejo; sin embargo encuentra serias dificultades para ejercerlas. El mal uso que los Estados
miembros hacen de la institución parlamentaria europea, la escasa opinión pública existente y el práctico desconocimiento por parte de la ciudadanía de
su significado y funciones, obliga a que nos detengamos a reflexionar sobre dicha institución.
En la legislatura agotada estaba compuesto el Parlamento Europeo por 785 eurodiputados. Las elec10
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
ciones de junio de 2009 han permitido elegir 736
representantes, de los cuales 50 son españoles. Si
logramos la vigencia del Tratado de Lisboa (quizás
en el año 2010) el número de europarlamentarios
incrementará hasta los 750, más el Presidente que
no computa. Cuando esto suceda, España aumentará en cuatro sus parlamentarios europeos. Todos
ellos “son representantes de los pueblos de los Estados reunidos en la Comunidad”, (art. 189 del TCE).
Si llega a ser realidad el Tratado de Lisboa, su artículo 9A (nuevo artículo 14.2 del TUE), dispone que
el Parlamento estará formado por “representantes
de los ciudadanos de la Unión”. Esa representación
será decrecientemente proporcional, con un mínimo de seis diputados por Estado miembro y no se
le asignará a ningún Estado miembro más de 96 escaños.1
Paradójicamente, se puede apreciar que cuanto más
peso específico adquiere la institución parlamentaria menos debate suscita en la opinión pública y
1. De acuerdo con la Resolución del Parlamento Europeo de
11 de julio de 2007 sobre la convocatoria de la Conferencia
Intergubernamental que aprobaría el Tratado de Lisboa, los
eurodiputados A. Lamassoure y A. Severin fueron los encargados de redactar un informe sobre la composición del Parlamento Europeo para 2009-2014. Dicho informe fue adoptado
por el Pleno del Parlamento Europeo el 11 de octubre de 2007
y considera el “principio de proporcionalidad decreciente”
como base del reparto de escaños. Así, la proporción entre
la población y el número de escaños de cada Estado miembro deberá variar en función de su población respectiva, de
tal modo que los diputados de los Estados miembros más poblados representen a un mayor número de ciudadanos que
los diputados de los Estados miembros menos poblados. De
este modo Alemania dispondrá de 96 eurodiputados y Malta y
Luxemburgo de 6. La composición tan amplia del Parlamento
dificulta su funcionamiento; además hubiera sido más democrático optar por la proporcionalidad integral en vez de la proporcionalidad decreciente.
El Parlamento Europeo como institución:
las dificultades para la consolidación del principio democrático en la Unión Europ
más desinterés muestran hacia ella los ciudadanos
europeos. Las últimas elecciones con sus resultados
han conformado un Parlamento Europeo con clara
mayoría conservadora. También son conservadores
la mayor parte de los Gobiernos de la Unión Europea. El dato más negativo para el proyecto europeo
es, sin duda, la escasa participación en las elecciones que da a entender que Europa se halla cada vez
más lejos de los ciudadanos de la Unión. La abstención es una sombra cada vez más alargada en estos
comicios: en el año 1979 la participación fue del
61,19% de la población, cifra que paulatinamente
ha ido descendiendo hasta llegar al 43,39% en las
últimas elecciones. En el caso español, a pesar de
nuestro reconocido europeísmo, sólo acudió a las
urnas el 46,02% de la población con derecho activo
al sufragio.
Un Parlamento de carácter conservador garantiza
prácticamente la elección de un Presidente de la
Comisión que defienda dicha ideología política; probablemente será elegido para un segundo mandato
el actual Presidente Sr. Durao Barroso en el otoño
próximo. También permitió que con fecha de 14 de
julio se diera el nombramiento de un Presidente de
la Eurocámara elegido por aplastante mayoría (555
votos sobre 713 emitidos). Así, la primera parte de
esta legislatura presidirá el Parlamento Europeo
Jerzy Buzek, exprimer ministro polaco, conservador reformista. En su primera intervención ante los
eurodiputados planteó la necesidad de superar la
crisis más grave que actualmente tiene Europa y
que consiste en la pérdida de confianza de los ciudadanos, que no entienden qué es lo que se hace
en la Unión Europea. Será necesario aprovechar
los tiempos venideros para que la institución parlamentaria ejerza ‘concienciada’ las funciones que
las normas jurídicas le atribuyen, pero es aún más
importante que dicha institución sepa transmitir a
la opinión pública y a los ciudadanos la confianza
en su poder político y decisorio para avanzar en el
proyecto europeo.
Ahora bien, para entender el lugar que puede y debe
ocupar el Parlamento Europeo en la construcción
del proyecto político de la Europa unida es preciso
obtener un conocimiento aproximado sobre la legitimidad democrática de esta organización supranacional. El principio de legitimidad democrática tiene
vocación jurídica y se expresa a través del Derecho:
por eso es un principio pacificador que gestiona la
convivencia tanto en el ámbito estatal como en las
relaciones entre Estados. Por ello las Comunidades
Europeas fueron el resultado de la implantación del
procedimiento democrático en la parte occidental del continente europeo después de la II Guerra
Mundial. En cambio, la Unión Europea se basa en la
extensión de la democracia hacia los países del este
de Europa tras la caída del Muro de Berlín. Pero la
democracia no se puede imponer ni en su aspecto
sustantivo, ni tampoco en el procesal; es imprescindible explicar a los titulares del principio democrático las decisiones que se adoptan y el porqué de las
mismas y únicamente así la legitimidad en el origen
se convertirá en legitimidad en el ejercicio, coincidiendo la legalidad y la legitimidad del proceso.2
La legitimidad de la Unión Europea se apoya en los
Gobiernos de los Estados que la sustentan. Ellos son
los verdaderos señores de los Tratados porque son
quienes los aprueban y los reforman. Aunque no se
le pueda negar representatividad a ciertas instituciones, como al Parlamento Europeo, son las Constituciones soberanas de los Estados miembros y
sus respectivos gobiernos quienes crean, sostienen
y dirigen en gran medida la organización europea,
nacida con vocación federalizante y en un proceso
permanente de apertura hacia dentro y hacia fuera.
Por ello, el tan comentado “déficit democrático”
del funcionamiento de esta organización internacional de carácter supranacional puede ser explicado desde el efecto mimético de la organización
estatal ejercido sobre las instituciones europeas.
Pero sólo será entendido, con todo tipo de cautelas,
2. Cfr. J. Pérez Rojo. “Las cosas como son”. Artículo de opinión
publicado en el diario El País, con fecha 6 de junio de 2009. El
autor, cuya opinión seguimos en este punto concreto, aprecia
la misma responsabilidad en los ciudadanos que en sus representantes europeos a la hora de contribuir en el proceso de
construcción de la Unión Europea con base en los postulados
del principio democrático.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
11
Figueruelo Á.
partiendo de la idea de las peculiaridades propias
que contiene la estructura y el funcionamiento de
este modelo único en el mundo; que no se configuró conforme a los principios básicos del vigente
constitucionalismo y donde el proceso de consolidación —materialmente constitucional— es una
carrera de fondo en la que se debe perseverar para
llegar a conseguir algo que hace tiempo se logró en
el interior de los Estados miembros: que la legitimidad de origen coincida con la legitimidad de ejercicio. A escala de la Unión Europea esto aún no se ha
conseguido puesto que los ciudadanos no pueden
reconocerlo. Porque necesitamos que el proyecto
europeo se consolide hemos de seguir trabajando
para encontrar el modelo que permita hacer coincidir en la Unión Europea la legitimidad de origen con
la legitimidad de ejercicio. Sólo en ese caso saldrán
ganando los ciudadanos europeos.
Las páginas que siguen van dedicadas a reflexionar
sobre estos problemas desde la teoría que sustenta
los postulados del Derecho Constitucional del siglo
XXI.
El Parlamento Europeo como institución.
Sus funciones
El Parlamento Europeo es considerado por el ordenamiento jurídico de la Unión Europea como una
institución y en el marco de las mismas es analizado por los distintos tratadistas. Pero, aunque no se
dude de su carácter institucional, presenta diferencias sustanciales con otras instituciones parlamentarias de los Estados miembros. Son instituciones
jurídico-políticas diferentes que requieren ser valoradas e interpretadas de forma distinta.
El concepto de institución viene del latín institutio y
expresa la acción y el efecto de establecer una cosa
con vocación de permanencia. En Roma se utilizaba
esta expresión como título de los tratados, donde
de forma metódica y sencilla se analizaban temas
jurídicos. El término fue asumido por las ciencias
sociales, comprendiendo tanto reglas de conducta
como estructuras organizadas. Por ello el Derecho
en cuanto complejo institucional ejerce una forma
de control social abstracto, expresado a través de
12
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
reglas de comportamiento.3 El institucionalismo jurídico permite que el Derecho sea entendido como
factor y como producto social; como producto social
responde a las exigencias de éste y como factor social es utilizado en su aspecto controlador para intervenir, modificar e influir en la vida social.
Así las cosas, el Derecho es una institución de naturaleza jurídica que da lugar al nacimiento de numerosas instituciones abstractas y concretas. El Estado
y los órganos constitucionales son ejemplos de instituciones políticas, que tienen una justificación jurídica, porque el Derecho les proporciona una legitimidad al dotarles de racionalidad y sustraerles de
matices autoritarios. Las instituciones políticas pueden ser consideradas como “entidades jurídico sociales que aseguran y organizan de forma duradera
la realización del proceso de orientación política”.4
Entre los elementos de esta definición destaca su
carácter social; lo jurídico se evidencia desde el
momento del nacimiento de las instituciones y
las legitima. Pero el elemento jurídico (el Derecho
como institución) adquiere la legitimación que le
imprime ser expresión de un ordenamiento jurídico
que responde al orden social. Las instituciones políticas nacen de una necesidad social y presuponen
una conformidad con el Derecho, y cuentan con la
aceptación de la sociedad. Un ejemplo claro es la
institución política del Parlamento, que adquiere su
capacidad normativa gracias al principio de la representación y con la finalidad de garantizar la libertad
de los titulares del principio democrático.5
3. El gran maestro de la teoría institucionalista es el francés M.
Hauriou, que explica con meridiana claridad este concepto en
su obra Principios de Derecho Público y Constitucional. Traducción y estudio preliminar de Carlos Ruiz del Castillo. Editorial
Reus, Madrid, 1927. Págs. 84 y ss.
4. Definición que da al respecto P. Lucas Verdú en su trabajo
“Sobre el concepto de institución política”, en Revista de Estudios Políticos, nº 108. Instituto de Estudios Políticos. Madrid,
1959. Pág. 26.
5. Cfr. al respecto las meditadas reflexiones efectuadas por M.
Núñez Torres: La capacidad legislativa del Gobierno desde
el concepto de institución. El paradigma de Venezuela y España. Universidad Iberoamericana, Universidad Autónoma de
Nuevo León y Editorial Porrúa, México, 2006. Págs. 55 y ss.
El Parlamento Europeo como institución:
las dificultades para la consolidación del principio democrático en la Unión Europ
Además, las instituciones políticas requieren de
un orden normativo que las dote de legitimidad al
tiempo que les proporciona el elemento coercitivo.
Ese poder que ejercen las instituciones políticas, legitimado por el Derecho, se sustenta en la auctoritas, o idea social de lo que es positivo. El portador
de dicha auctoritas en el Estado actual es siempre
una institución; ésta encarnará obligatoriamente
unas ideologías políticas para poder conseguir los
fines que se le han encomendado. Por eso deben
responder a la idea que se tiene del ejercicio del
poder, porque si se impone una determinada ideología a la ciudadanía el fracaso de las instituciones
que la encarnan está asegurado.
La razón que justifica y explica el fenómeno institucional es su legitimidad, que resulta de la conformidad de las instituciones jurídico-políticas con la cultura, los principios y valores de la sociedad; son el
fundamento de su existencia, se van desarrollando
a lo largo de la historia y se reconocen a través del
ordenamiento jurídico. De este modo la legitimidad
de cada institución se halla vinculada al fin que con
ellas se persigue siendo un instrumento para incidir
en la vida social y sirviendo de medio para la satisfacción de necesidades. Actualmente entre los fines
que las instituciones jurídico-políticas del moderno
constitucionalismo deben tratar de alcanzar se encuentran el bien común, la justicia y la seguridad
jurídica.6
Para entender el lugar que le corresponde al Parlamento Europeo en la construcción de la Unión
Europea es imprescindible conocer dónde descansa
la legitimidad democrática de dicha entidad supranacional. Su naturaleza jurídica es la propia de las
organizaciones internacionales, con características
propias. Desde el nacimiento de las Comunidades
También E. Díaz: “La Universalización de la democracia”, en la
obra colectiva Encuentros Salamanca: alternativas para siglo
XXI. Fundación Sistema y Caja Duero. Salamanca, 2002. Págs.
4 y ss.
6. Cfr. las autorizadas opiniones de R. Dworking: Los derechos
en serio; traducción de M. Cuastavino. Editorial Ariel. Barcelona, 1999. Págs. 72 y ss. También G. Amengual Coll: La moral
como derecho; Editorial Trotta. Madrid, 2001. Págs. 420 y ss.
Europeas la legitimidad se encuentra en los Gobiernos de los Estados que la conforman y que tienen la
competencia para aprobar y modificar los Tratados.
Esto hace que la representatividad de otras instituciones, como sucede con la Eurocámara, ocupe un
lugar secundario; la voluntad de los Estados soberanos de Europa es la impulsora en primera instancia
del proyecto europeo, quedando relegado a un segundo término la voluntad ciudadana.
Desde hace tiempo la doctrina reivindica un lugar
propio para el Parlamento Europeo; para ello se insiste en que se trata de una institución que expresa
la “representación democrática” de forma peculiar.
Se trata de una Cámara que no representa al inexistente pueblo europeo sino que halla su legitimidad
en los propios Estados miembros y aunque ha demostrado sobradamente su activismo parlamentario (provocó el cambio en la denominación original
de Asamblea e intentó reiteradamente elaborar
una Constitución), es preciso analizarlo como algo
novedoso en el marco teórico de las organizaciones
internacionales. Con ello se pretendía que la participación de los pueblos de los Estados miembros en
dicha institución aproximase a la Unión Europea a la
democracia representativa y al pluralismo político
en cuanto elementos estructurales de esta organización supranacional. Aquí radica la explicación de
que desde el origen de las Comunidades Europeas
sea la institución que ha experimentado mayores
transformaciones estructurales; esos cambios afectan no sólo a su composición sino también a las
competencias que ha ido adquiriendo en las sucesivas reformas.7
Ahora bien, dado el carácter internacional de la
Unión Europea, sus instituciones ejercen funciones
y no poderes. Las funciones del Parlamento Europeo tienen naturaleza legislativa, de control político
y consultivo y también elige al Presidente de la Comisión Europea que viene propuesto por el Conse-
7. Cfr. en este sentido E. Linde Paniagua y P. Mellado Prado: “El Parlamento Europeo”, en la obra colectiva Iniciación al
Derecho de la Unión Europea; editorial Colex, Madrid, 2008.
Págs. 116. y ss.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
13
Figueruelo Á.
jo. Actualmente, vigente el Tratado de Niza de 2001,
al Parlamento le informan continuamente el Presidente de la Comisión y los Comisarios. También le
informa la Presidencia del Consejo y controla con
carácter general el desarrollo de las políticas comunitarias. El control político lo lleva a cabo mediante
las interpelaciones o preguntas, la discusión del informe anual de la Comisión, la moción de censura
a la Comisión, las Comisiones de Investigación y la
aprobación de la ejecución del presupuesto. En esta
faceta de la función de control por parte del Parlamento Europeo es donde, en mayor medida, se
aprecia el efecto mimético del funcionamiento de
los Parlamentos nacionales.
En el artículo 251 de TCE se estableció, después
de la firma del Tratado de Maastricht, un procedimiento normativo denominado por la doctrina procedimiento de codecisión. Su objetivo es elaborar
derecho derivado cuyas normas irán firmadas conjuntamente por los Presidentes del Parlamento Europeo y del Consejo. Este procedimiento responde
a las reivindicaciones de la institución parlamentaria para poder convertirse en un verdadero poder legislativo; previamente sus funciones en este
campo sólo eran indirectas. Se trata de un procedimiento en doble lectura tanto en el Parlamento
como en el Consejo; su importancia para implicar
a los representantes de los pueblos europeos en
el procedimiento de elaboración de normas no se
puede negar pero el eje de dicho procedimiento
sigue siendo la Comisión a la cual se subordina el
Parlamento y también se aprecia un desequilibrio a
favor del Consejo en el ámbito del aludido procedimiento normativo.8
A simple vista puede parecer que el procedimiento de codecisión es una fase más en el traspaso de
poder desde el Consejo al Parlamento. Pero los árboles no deben impedir ver el bosque, ya que es
8. Cfr. Á. Figueruelo Burrieza: “El Parlamento Europeo y su
nueva circunstancia”, en la Revista Letras Jurídicas, nº 11, año
6. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana. Xalapa, Veracruz, México 2005. Págs. 17 y ss. Este
mismo trabajo ha sido publicado en la Revista de las Cortes
Generales nº 61, Congreso de los Diputados, Madrid 2005.
14
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
probable que no se pueda avanzar más en la Unión
Europea que ahora tenemos, en el transvase de
funciones de una institución a otra —en lo referente a la capacidad normativa del Parlamento—. El ordenamiento jurídico de la Unión Europea descansa
sobre unas bases convencionales que condicionan
su origen y su evolución futura; por ello el Consejo
de Ministros va a seguir teniendo la última palabra
sobre los acuerdos comunitarios que obligan a los
ordenamientos internos y a los Estados soberanos
en cuanto verdaderos señores de los Tratados. En
el caso de establecer un procedimiento de decisión
en el cual el Consejo quedase subordinado al Parlamento si se diese un conflicto entre ambas instituciones, sería muy probable que el Consejo tratase
de eludir el control parlamentario acudiendo a los
clásicos mecanismos intergubernamentales propios
del Derecho Internacional y con ello los perdedores
serían el Parlamento Europeo y el Tribunal de Justicia que cumple funciones de garantía en el sistema
de la Unión Europea.9
La función legislativa que la Eurocámara realiza
compartida con el Consejo no se equipara al poder
legislativo de desarrollo constitucional que ejercen
los Parlamentos nacionales. El procedimiento de
codecisión o procedimiento legislativo puede ser la
máxima aspiración del Parlamento Europeo; aunque se vayan ampliando las materias sometidas a
dicho procedimiento, por el propio paralelismo de
las formas, nunca va a poder ocupar el lugar privilegiado y la función preeminente que le corresponde
al Consejo de Ministros, en cuanto representante de
los intereses de los Estados miembros en el seno de
la Unión Europea. Pero, puesto que su legitimidad
se halla en la representación de los pueblos de los
Estados miembros puede actuar ante la Comisión y
el Consejo para evitar los desequilibrios crecientes
que se dan entre los aspectos sociales y económicos
de la Unión Europea. A ellos nos arrastra la deriva
nacionalista de muchos Gobiernos que pretenden
9. Cfr. F.J. Matia Portilla: “Parlamento Europeo y Parlamentos Nacionales: doble legitimidad en el marco de la Unión Europea”. Revista de Estudios Políticos, nº 119. Madrid, 2003.
Págs. 187 y ss.
El Parlamento Europeo como institución:
las dificultades para la consolidación del principio democrático en la Unión Europ
resolver problemas a nivel mundial con soluciones
que sólo buscan el interés particular.10
Ausencia del principio democrático europeo
La Constitución es la última de las formas que la historia nos ofrece para la organización fundamental
del poder del Estado; por ello, donde no haya un
Estado no puede haber una Constitución. Y para
que haya Estado deben concurrir los tres elementos clásicos (territorio, población o pueblo y poder
organizado) que no se dan en la Unión Europea. La
tradicional concepción constitucional estatalista no
puede dar cobertura a las heterodoxas peculiaridades propias de la Unión Europea, aunque los Tratados constitutivos en el proceso de integración comunitaria son la primera de las fuentes del Derecho
y están revestidos de “caracteres constitucionales”.
Así las cosas, los principios jurisprudenciales de
efecto directo y primacía del derecho comunitario
tienen cierta semejanza con los de normatividad y
jerarquía de las Constituciones formales. También
se da una estructura orgánica estable sometida a
pesos y contrapesos en la cual las instituciones desarrollan las tres funciones constitucionales básicas:
legislativa, ejecutiva y judicial.11
Pero no deja de ser cierto que no existe el principio
de división de poderes en los términos en que se
da en los Estados contemporáneos, conforme a la
doctrina elaborada por Montesquieu: el poder legislativo no se identifica con el Parlamento, el ejecutivo con la Comisión y el judicial con el Tribunal de
Justicia. Aparece un ejercicio entrelazado de dichas
funciones donde colaboran distintas instituciones,
articulado como un sistema en red.
10. P. Andrés y Sáenz de Santamaría: “El Tratado de Lisboa:
Salida de la crisis constitucional”. J. Martín y Pérez de Nanclares (coord.). Editorial Iustel, 2008. En especial las páginas
215 y ss., que se ocupan del tema del “Parlamento Europeo
y su ascensión”. También resulta interesante para este tema
el artículo de opinión de X. Vidal-Folch: ¿Para qué queremos
Parlamento Europeo?, publicado en el diario El País, el viernes
22 de mayo de 2009.
11. Cfr. J. Mangas Martín: “La Constitución Europea”. Editorial Iustel. Madrid, 2005. Págs. 95 y ss.
En relación al tema que tratamos debemos resaltar que la función legislativa se ejerce, mediante el
procedimiento de codecisión, de forma conjunta
por el Consejo y el Parlamento Europeo; aunque en
ocasiones la realiza de forma exclusiva el Consejo
—que representa el interés de los Estados miembros— consultando de forma no vinculante al Parlamento —que representa el interés de los ciudadanos de la Europa unida—; y en ciertas ocasiones
legisla la Comisión de forma exclusiva. Esta institución, que asume la iniciativa legislativa en régimen
de monopolio, representa los intereses de la Unión
Europea.12
La forma de realizar la función legislativa y la falta de
transparencia en la toma de decisiones en esta organización supranacional conllevan la continua alusión al “déficit democrático” que existe en el seno
de la Unión Europea. Es cierto que el Parlamento
Europeo se elige por sufragio universal, directo y secreto, al cual tienen acceso todos los ciudadanos de
la Unión con derecho a voto, lo que procesalmente lo convierte en un órgano democrático, pero, las
competencias que posee no se identifican; aunque
cada vez se aproximan más a las de los Parlamentos
de un Estado de Derecho. Con todo, los verdaderos
fallos en la legitimidad democrática no se dan tanto en el seno del Parlamento Europeo como en la
ponderación de votos prevista para conseguir en el
Consejo el umbral de la mayoría cualificada.13
Actualmente nadie pone en duda los cambios políticos, sociales y económicos que ha debido afrontar
el constitucionalismo desde el siglo XVIII. Los textos constitucionales han sabido hacer frente a esos
retos para llevar a cabo su función y adecuarse a
los nuevos tiempos: ha cambiado el concepto de
Constitución, se han ampliado las declaraciones de
derechos y sus garantías, ha sufrido transformacio12. Cfr. J. Ruipérez-Alamillo: “La Constitución Europea y la
teoría del poder constituyente”. Editorial Biblioteca Nueva.
Madrid, 2000. en especial el Prólogo del profesor Corcuera
Atienza, págs. 12 a 18.
13. Cfr. Á. Figueruelo Burrieza: “Luces y sombras del Tratado Constitucional Europeo”. Editorial DyKinson, S.L. Madrid,
2006. En especial las págs. 169 y ss.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
15
Figueruelo Á.
nes el principio de división de poderes en el Estado
de partidos políticos…, pero los que siguen estando
presentes, como auténtica clave de bóveda, son los
principios que inspiraron el constitucionalismo clásico: el principio democrático, el principio liberal y
el principio de supremacía de la Constitución. Cuando, a partir de los momentos revolucionarios de finales del siglo XVIII el Estado pasa a ser una obra
humana porque se desacraliza, es el pueblo a quien
le corresponde establecer sus modos y formas de
organización.14
El principio democrático, basado en la participación
del pueblo en las funciones públicas por ser el titular del poder constituyente, aparece unido al principio de soberanía popular que se erige en fundamento de la nueva forma de organización política
del Estado: el documento de gobierno debe ser expresión de la voluntad soberana de un pueblo, único
legitimado para decidir cómo debe ser gobernado.
Esto se realiza a lo largo de un proceso constituyente
o de elaboración de una Constitución que requiere
la existencia de una Declaración de derechos, de un
pacto social y de un acto constitucional.
Las declaraciones de derechos son preexistentes al
Estado y deben ser respetadas por el poder político, para lo cual deben ser reconocidas en un documento solemne, escrito y formal, sancionado por el
poder constituyente soberano que es el único competente para ordenar la vida política del Estado: la
Constitución. El pacto social se realiza al tiempo que
el acto constitucional en el momento en que las Declaraciones de Derechos se incorporan como parte
sustantiva a los textos constitucionales. Éste es el
momento decisivo para determinar quién es el soberano porque, cuando los hombres y mujeres con
su adhesión al pacto social forman la asociación Estatal, culminan un proceso en el cual cada individuo
cede su parte de soberanía a favor de una entidad
14. W. Kägi: La Constitución como ordenamiento jurídico fundamental del Estado. Investigaciones sobre las tendencias desarrolladas en el moderno Derecho Constitucional. Editorial
DyKinson, S.L. Madrid, 2005. De interés para el tema son las
págs. 77 y ss.
16
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
nueva que los engloba: el pueblo que queda como
único titular de la soberanía en el Estado y el único
capaz de establecer y sancionar la Constitución.15
Destacamos, pues, que el principio democrático es
el elemento basilar de todo edificio constitucional.
Sin embargo, tiene serias dificultades para arraigarse en el proceso de consolidación de la Unión Europea; la Carta de los Derechos Fundamentales de
la Unión Europea —expresión del principio liberal—
aprobada en Niza en diciembre del año 2000 aún
carece de fuerza vinculante, considerada en términos jurídicos. Es aplicada y tomada en cuenta por los
operadores públicos, pero su carácter programático
no desaparecerá hasta que entre en vigor el Tratado
de Lisboa de 2007. Además se deben tener en cuenta las reservas realizadas por Polonia e Inglaterra al
respecto. Tampoco el pacto social parece que vaya
a realizarse de momento, porque el europeismo se
ha venido concretando en el deseo de establecer
una unidad jurídica, política y económica entre los
Estados miembros, pero conservando su individualidad como unidades de decisión y acción política.
La inexistencia de un solo pueblo europeo en cuanto autoridad superior llamada a elaborar, discutir y
sancionar un documento nuevo por el que se rija la
vida política de la Europa unida conlleva que sean,
todos y cada uno de los Estados soberanos que la
integran, los entes encargados de aprobar y modificar los Tratados Internacionales en cuanto normas
superiores en el marco de la Unión Europea. Pero
los Estados soberanos —fruto del pacto social a nivel estatal— no conforman un poder constituyente
europeo, porque éste sólo se encuentra allí donde,
gracias al pacto social, surge una nueva colectividad:
el pueblo como ente unitario que al sentirse soberano es el único legitimado para decidir el modo y la
forma en que va a ser gobernado.16
15. Cfr. P. de Vega García: “Constitución y democracia”; en la
obra colectiva La Constitución Española de 1978 y el Estatuto de Autonomía del País Vasco; Oñati, 1983. Págs. 66 y ss.
También La reforma constitucional y la problemática del poder
constituyente. Temas Clave de la Constitución Española; Editorial Tecnos. Madrid, 1985.
16. Cfr. P. de Vega García: “Mundialización y derecho Consti-
El Parlamento Europeo como institución:
las dificultades para la consolidación del principio democrático en la Unión Europ
No existe un pueblo europeo, existen tantos pueblos europeos como Estados miembros. Buena
prueba de ello han sido los fracasos de los referenda celebrados en los últimos años. Con motivo de
la aprobación del Tratado Constitucional, en el año
2005, fracasaron las consultas populares celebradas
en dos países fundadores de las Comunidades Europeas: Francia y Holanda. En el año 2008 el fracaso
tuvo lugar en Irlanda, Estado que se vio obligado
por su Constitución a celebrar referéndum, cuando sometió a la aprobación popular el Tratado de
Lisboa de 2007. Los resultados negativos de estas
consultas parecen poner de manifiesto que la ciudadanía europea no se identifica mayoritariamente
con el proyecto de organización supranacional de
carácter internacional que han elaborado paulatinamente sus Estados soberanos. El referente de los
pueblos europeos sigue siendo el Estado-Nación.
En correlación con lo previamente dicho señalamos
que existe un “derecho constitucional común europeo”, porque todas las Constituciones de los países
miembros de la Unión Europea se inspiran en similares principios y valores, pero no se puede hablar
de un “Derecho Constitucional europeo” porque la
Unión Europea como tal no forma un Estado constitucional y sus Estados miembros conservan su naturaleza de Estados constitucionales, independientes
unos de otros, teniendo cada uno su propio pueblo
soberano. Esta organización internacional obedece
a una asociación voluntaria de Estados y se ha ido
formando gracias a la transferencia del ejercicio de
competencias constitucionales propias de los Estados miembros. Son las Constituciones nacionales
las que fundamentan la existencia de la Unión Europea y aunque ello provoca una relativización del
concepto de soberanía y problemas de legitimidad
democrática y control institucional, hemos de ser
conscientes de que no se puede admitir una quiebra ilimitada del principio de soberanía nacional sin
tucional: Para una palingenesia de la realidad constitucional”.
IECCRP, UNAM. Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional y Universidad Externado de Colombia, Santafé de Bogotá, 1998. El mismo trabajo ha sido publicado en la Revista de
Estudios Políticos nº 100, Madrid, 1998. Págs. 13-56.
arriesgar el principio democrático de la soberanía
popular del pueblo de cada uno de los Estados que
participan en la integración.17
Principio representativo y participación
política en la Unión Europea
La doctrina acepta de forma prácticamente unánime que el principio representativo en el marco
de las instituciones de derecho público permite la
presencia indirecta de los ciudadanos en la vida del
Estado, constituyendo a favor de determinados sujetos, habilitados democráticamente para ello, la
presunción de que sus actos valen como actos de la
propia ciudadanía. Este principio se opone al principio de identidad mediante el cual el pueblo de
forma directa permite la presencia del cuerpo social en las instituciones estatales. Los últimos siglos
han acarreado apreciables cambios en el panorama
de la representación política y los más evidentes se
han producido por la entrada en escena de los partidos políticos en cuanto estructuras muy bien organizadas para captar el voto de los electores y así
ejercer posteriormente el poder político.
El actual Estado de partidos ha originado mutaciones en el ámbito de la representación política
puesto que la relación entre los electores y los representantes elegidos queda fraccionada por el funcionamiento de los partidos políticos. La relación de
estos con los representantes elegidos impide que
en esa relación pueda haber un lugar para el elector
representado; la auténtica relación representativa
se da entre el partido político y el representante
elegido que depende del partido que le ha propuesto como candidato. Las modificaciones ocasionadas
por el moderno Estado de partidos en el ámbito de
la representación política permiten afirmar que, actualmente, representar no es actuar en nombre de
otros ante el poder público, sino estar por otros en
dicho poder.18
17. Cfr. Á. Figueruelo Burrieza: Luces y sombras del Tratado
Constitucional Europeo. Editorial DyKinson, S.L. Madrid, 2006.
Págs. 93 y ss. Puede consultarse la amplia bibliografía sobre el
tema que en este trabajo citamos.
18. Cfr. A. Garrorena Morales: “Representación política”;
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
17
Figueruelo Á.
Si las previas reflexiones generales se aprecian con
meridiana claridad a nivel interno en el EstadoNación también pueden ser extrapoladas, con las
debidas cautelas, al ámbito de la organización supranacional de la Unión Europea. En el marco institucional de la misma es el Parlamento Europeo el
órgano que representa a los pueblos de los Estados
soberanos que de ella forman parte. Su composición obedece al resultado de unas elecciones generales que se celebran cada cinco años, siempre en
el mes de junio. La regulación de esas elecciones
se lleva a cabo, conforme a las normas internas de
cada Estado miembro, respetando el derecho de sufragio activo y pasivo básico en democracia. Pero no
hay un sistema electoral común a los actualmente
veintisiete Estados miembros ni hay partidos políticos de ámbito europeo. Todo se realiza en clave
nacional, siendo ésta la causa principal de los problemas que afectan a la naturaleza y funciones de la
institución parlamentaria en la Unión Europea.
El efecto mimético de los Parlamentos Nacionales
hizo crear en el seno de las Comunidades Europeas
(que nacieron con vocación económica) una institución de naturaleza representativa que debía ser
el motor para hacer avanzar el proyecto europeo
hacia una organización de carácter político basada
en los postulados de la democracia. Se da la paradoja de que cuando las sucesivas reformas de los
Tratados Fundacionales han dotado de mayores
competencias a la institución parlamentaria se han
incrementado las dificultades para poder conectar
con los ciudadanos europeos y así transmitirles la
relevancia de las funciones que desempeña de cara
a la consecución del proyecto común: alcanzar una
Europa más democrática, más próspera y, sobre
todo, unida.19
en la obra colectiva Temas básicos de Derecho Constitucional,
Vol. I. M. Aragón Reyes (coord.). Ed. Civitas; Madrid, 2001.
Págs. 131 y ss. Á. Figueruelo Burrieza: “Representación política y democracia paritaria”, (a propósito de la Sentencia del
TC 12/2008, de 29 de enero), en Revista Europea de Derechos
Fundamentales, nº 12; IDP, Fundación Profesor Manuel Broseta, Valencia, 2008. Págs. 211 y ss.
19. A. Mangas Martín: “Un Tratado no tan simple: el realis-
18
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Prueba evidente de lo antes señalado han sido las
sucesivas compañas electorales de cara a las elecciones a la Eurocámara. En la última campaña, para
las elecciones de junio de 2007, el debate fue manifiestamente mejorable; los discursos se plantearon en clave nacional, se habló mucho sobre Europa
pero no se trataron en ningún momento los temas
de Europa en cuanto organización supranacional
que condiciona el futuro de los Estados miembros.
Es cierto que la política siempre es local, pero lo es
más todavía cuando son escasos los interesados en
el objeto formal de una consulta electoral. Por este
motivo el vacío que deja el Parlamento Europeo lo
llenan las cuestiones nacionales y los partidos políticos han aprovechado la ocasión para reducir el
debate a los asuntos domésticos; han transmitido a
la opinión pública un desinterés por los problemas
europeos y se han dedicado a preparar las próximas
elecciones en los respectivos países miembros.20
Desde esta óptica se puede comprender la apatía
ciudadana por la integración europea, teniendo en
cuenta además que los temas de verdadero interés se resuelven sin luz y taquígrafos y las grandes
cuestiones del discurso europeísta se quedan en
mera retórica. Se culpa al barroquismo característico del funcionamiento de las instituciones europeas de desmotivar a la ciudadanía; esto también
es predicable del Parlamento Europeo, que según
el Eurobarómetro, es la institución mejor valorada.
Por todo ello, las últimas elecciones celebradas al
Parlamento de Estrasburgo no dejan de ser preocupantes en muchos aspectos, entre los que destaca
el bajo índice de participación, ya que acudieron a
mo mágico del funcionalismo”. Nota editorial en la Revista de
Derecho Comunitario Europeo nº 30; Madrid, 2008. Págs. 335
y ss. También el artículo de opinión de Sami Naïr: “Reinventar
Europa”, publicado en el diario El País, el martes 19 de mayo
de 2009.
20. Pueden consultarse, entre otros, los siguientes artículos
de opinión. Gabriel Albiac: “Si a esto lo llaman Europa…”, diario ABC, lunes 8 de junio de 2009; Ignacio Sotelo: “¿Por qué
los europeos no van a votar?”, diario El País, lunes 8 de junio
de 2009; José Mª Beneyto: “Elecciones para un tiempo de crisis”, diario ABC, lunes 8 de junio de 2009.
El Parlamento Europeo como institución:
las dificultades para la consolidación del principio democrático en la Unión Europ
las urnas menos de la mitad de los inscritos en el
conjunto de la Unión Europea.
En la línea de lo previamente expuesto debemos
resaltar que los nuevos modelos de democracia se
fijan más en el método de legitimación de la denominación democrática que en el contenido democrático de la soberanía popular; tiene verdadera
importancia al respecto el proceso de selección y
rechazo de los candidatos que compiten por un cargo público, como también la tiene la participación
política que cumple la función de integrar a los individuos en el sistema, teniendo en cuenta para ello la
masa de participación que garantiza con seguridad
la estabilidad del sistema político. El elector-ciudadano por medio de su participación puede adaptarse e integrarse en el sistema; pero actualmente
existe el problema del vaciamiento de contenido de
la participación política, quedando reducida al mantenimiento del aspecto formal de la democracia. Si
el titular del derecho de sufragio pudiera dar a su
participación en los asuntos públicos una orientación genuina la sociedad avanzaría con mayor seguridad hacia un verdadero proceso democratizador.21
La apatía política que se demostró con el alto grado
de abstención en las últimas elecciones europeas es
una prueba evidente de que las garantías actuales
de participación jurídico-formales son insuficientes
para la consolidación democrática en el proyecto
europeo. En esta situación de la realidad social y
política de las democracias del occidente europeo
que componen la Unión Europea tienen mucha responsabilidad los partidos políticos de cada uno de
los Estados. Ellos son los responsables de dar una
respuesta a la demanda popular de redefinición de
programas y objetivos en toda Europa; es tiempo
de crisis, también en política, y por ello se necesitan
cambios importantes. Entre esos cambios debería
21. Cfr. Gisela Zimpel: “Participación política”; en el Diccionario de Ciencia Política, dirigido por Axel Görliztz; Alianza Editorial, Madrid, 1980. Págs. 473 y ss. Á. Figueruelo Burrieza:
“Representación política, derecho de asociación y democracia
paritaria”; en la Revista Letras Jurídicas, nº 18; Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Veracruzana. Xalapa,
Veracruz, México, 2008. Págs. 15 y ss.
hallarse el nuevo papel a desempeñar por el Parlamento Europeo que no puede ser entendido como
una tercera cámara donde se resuelvan los litigios
que no encuentran solución a nivel nacional.
Únicamente si somos conscientes de la relevancia
de la institución parlamentaria europea, que condiciona la mayoría de las leyes nacionales, podremos darle un nuevo significado a sus funciones. Se
podría, de este modo, intentar buscar un equilibrio
entre los contenidos de la Europa social y de la Europa económica, evitar la deriva nacionalista de la
mayor parte de los Gobiernos de los Estados soberanos que pretenden imponer soluciones individuales a problemas del mundo globalizado; también se
podrían tener en cuenta iniciativas ciudadanas, al
margen de los partidos políticos, asumiendo la defensa de causas nobles que no aporten beneficios
en el ámbito del mercado. Pero, sobre todo, esos
cambios se necesitan para incidir en los líderes políticos presionando a favor de los valores democráticos europeos y sobre la necesidad de un verdadero debate en torno a los asuntos pendientes en
la construcción de la Europa unida: la integración
política, su definición geográfica, la idea de un Gobierno europeo fuerte, la política europea, el papel
de las regiones,…22
Mientras no se logren los objetivos previamente señalados el proyecto de la Europa unida no se consolidará.
A modo de reflexión general
La mayor preocupación de la clase política europea
en las pasadas elecciones era el nivel de participación ciudadana. Por medio de ella se pretende legitimar democráticamente un proceso que adolece
de problemas serios para dicha legitimación. Se
22. Cfr. las opiniones de Lluis Bassets: “Uno adelante y dos
atrás”; diario El País, jueves 7 de mayo de 2009; y “Noticias
de la no-Europa”, diario El País, jueves 23 de julio de 2009.
Sami Naïr: “El no debate europeo”; diario El País, sábado 30
de mayo de 2009. También Borja Bergareche en el diario ABC,
el lunes 8 de junio de 2009, se pregunta “¿A dónde vas, Europa?” Con la misma fecha y en el mismo diario Alberto Sotillo
destaca que “Falta claridad en Europa”.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
19
Figueruelo Á.
tomó Europa como pretexto para discutir en clave
nacional y se dejaron a un lado los graves asuntos
que afectan al proyecto de la Unión Europea. En
ningún momento salieron a la luz pública las razones que incitan a los ciudadanos a no acudir a las
urnas; y ello a pesar de estar convencidos de que
el futuro está en el ámbito de dicha organización
supranacional y la historia de este medio siglo comunitario demuestra el éxito del proyecto.
El amplio desinterés popular hacia la Europa unida
ha ido en aumento con el paso del tiempo; hoy se
aprecia de forma clara la desafección política que
provoca un repliegue nacional debido, en gran parte, a las políticas concretas que ha materializado la
Europa liberal. Si nos fijamos en la respuesta popular a las consultas europeas, de cara al futuro institucional de la Unión, es evidente que la ciudadanía
ha ido dejando a un lado el proyecto de la Europa
unida. Negativa fue la respuesta de franceses y holandeses cuando fueron preguntados sobre la llamada Constitución Europea (sí votamos a favor los
españoles y luxemburgueses), como también fue
negativa la consulta celebrada en Irlanda sobre el
Tratado de Lisboa. La Constitución de este país obliga a convocar un referéndum sobre aquellos asuntos que afecten a cuestiones de cesión de soberanía
nacional. De nuevo se celebrará un segundo referéndum el día 2 de octubre de 2009 que permitirá
despejar el horizonte y facilitará la entrada en vigor del Tratado de Lisboa: esta norma internacional
recoge los aspectos fundamentales del fracasado
Tratado Constitucional Europeo y facilitará avanzar
hacia el futuro superando los objetivos del Tratado
de Niza de 2001. Pero, para proceder a esa segunda
consulta, con ciertas perspectivas de respuesta positiva, el Primer Ministro irlandés obtuvo de los líderes políticos del resto de los Estados miembros una
serie de garantías jurídicas en la legislación sobre el
derecho a la vida, seguridad militar, derechos sociales, autonomía fiscal,…, con las que pretenden dar
respuesta a las preocupaciones del pueblo irlandés.
Queda patente el predominio del interés particular
de un Estado miembro sobre el proyecto de conjunto. También el Tribunal Constitucional alemán, a
20
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
finales del mes de junio, ha dado luz verde al Tratado de Lisboa, exigiendo al Parlamento nacional
una modificación legal que permita un mayor control parlamentario de los futuros actos legislativos
de la Unión. Estamos en un sistema de soberanías
en competencia, con un equilibrio difícil de lograr
y donde los Tribunales Constitucionales son los órganos encargados de velar por la salvaguarda del
principio democrático de la soberanía popular23. La
sentencia del caso alemán considera constitucional
el Tratado de Lisboa pero da a entender que se ha
tocado techo respecto al futuro de la construcción
europea; para avanzar en sucesivas ocasiones será
condición necesaria reformar la Ley Fundamental
de Bonn. El máximo intérprete de la Constitución
alemana y guardián, por lo tanto, de la soberanía
estatal entiende que aunque la Unión Europea formalmente funcione como un Estado federal en alguna de sus políticas, en lo que respecta a la toma
de decisiones internas y nombramientos se desenvuelve como la organización internacional que es
guiada por el principio de igualdad entre los Estados
miembros. Para modificar esta situación de base
será preciso la reforma constitucional.
A la vista de estos dos casos concretos debemos
manifestar que el déficit democrático europeo no
es algo accidental y fácilmente superable: pertenece a la propia estructura de la Unión. Es evidente la
inexistencia de un pueblo europeo: hay veintisiete
pueblos europeos soberanos organizados en sus
respectivos Estados. En consecuencia, tampoco hay
una opinión pública europea, sino que únicamente
tenemos la suma de las veintisiete opiniones públicas respectivas. Esta es la causa principal del desinterés e indiferencia de los ciudadanos europeos
hacia ese proyecto internacional común.
Por ello no debe extraer que se pretenda hacer una
lectura de los resultados de las elecciones europeas
23. M. Poiares Maduro: “Las formas del poder constitucional de la Unión Europea”; en Revista de Estudios Políticos, nº
119, Madrid, 2003. También Á. Figueruelo Burrieza: Luces y
sombras del Tratado Constitucional Europeo; op. cit. Págs. 129
y ss.
El Parlamento Europeo como institución:
las dificultades para la consolidación del principio democrático en la Unión Europ
en clave interna, como si se tratase de unas elecciones generales. La distinta función desempeñada por
el Parlamento Europeo y los Parlamentos de los Estados miembros impide que los ciudadanos de estos
últimos se sientan afectados de forma inmediata y
directa por los comicios a la Eurocámara. Las elecciones europeas son elecciones generales únicamente
en la medida en que están llamados a participar todos los ciudadanos con derecho al voto de los distin-
tos países miembros. Pero, en los actuales Estados
de la Europa unida, cuya soberanía se desmembra
por arriba y por abajo, los niveles de gobierno son
muy diferentes y se convocan elecciones con mucha
frecuencia. Ello exige una tarea de pedagogía ciudadana para explicar a los posibles votantes qué clase
de legitimidad van a sostener con sus sufragios. Sólo
así los resultados de cada elección podrán ser interpretados con un mínimo de lealtad constitucional.24
24. J. Pérez Royo: “Lealtad constitucional”; Artículo de opinión publicado en el diario El País, el 28 de mayo de 2009.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
21
Figueruelo Á.
Bibliografía de referencia
Además de los trabajos citados en notas al pie de página, para una mejor comprensión de los temas tratados en el
presente ensayo, pueden consultarse las siguientes obras:
Allúe Buiza, A. (1990). El Parlamento Europeo. Poder y democracia en las Comunidades Europeas. Universidad de Valladolid.
Arce Jaraíz, J. C. (1997). “El control parlamentario en las Instituciones europeas. El Parlamento Europeo, control presupuestario y control político”; en VV.AA. Problemas actuales del control parlamentario. VI Jornadas de Derecho
Parlamentario, Congreso de los Diputados, Madrid.
Astola Madariaga, J. El control democrático en el ámbito de la Comunidad Europea. CE, Deusto, 5.
Aubet, Mª José. (2000). Ciudadanía y representatividad. Los sistemas electorales en Europa. Barcelona: Editorial Bellaterra.
Calonge Velázquez, A. (2004). La reforma institucional en el Tratado de Niza. Valladolid: Editorial Lex Nova, S.A.
De Esteban Alonso, J. (1998-1999). El Parlamento Europeo: realidad actual y perspectivas de futuro. Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid, nº 75.
De Leston Bandeira, C. (2008). Parlamentos democráticos del sur de Europa. Padilla libros.
De López, E. (2007). Europa busca modelo: los referenda nacionales sobre la Constitución Europea. Madrid: Ed. DiKinson, S.L.
Eckart Klein. (1988). Perspectivas de desarrollo para el Parlamento Europeo. Revista de las Cortes Generales, nº 14.
Ferrer Martín de Vidales, C. (2008). Los Parlamentos Nacionales en la Unión Europea. Editorial Dilex, S.L.
George, S. (2006). Nosotros, los pueblos de Europa. Icaria.
Gil Robles & Gil Delgado, J. Mª et al. (1997). Los Parlamentos de Europa y el Parlamento Europeo. Madrid.
López Garrido, D. (2005). La Constitución Europea. Madrid: Ediciones Bomarzo.
Mangas Martín, A. (2001, 2002). El Tratado de Niza: los complejos equilibrios en la futura UE ampliada. Cursos de Derecho Internacional de Vitoria-Gasteiz y Bilbao.
Mangas Martín, A. (2002). “El Parlamento Europeo”. Capítulo 7 de la obra: Instituciones y derecho de la Unión Europea,
en colaboración con D. J. Liñán Nogueras. Madrid:Tecnos.
Mangas Martín, A. (2005). La Constitución Europea. Madrid: Editorial Iustel.
Martín González, Y. (2002). La documentación y los servicios de información del Parlamento Europeo. Ediciones Trea, S.L.
Martín y Pérez de Nanclares, J. (2003). El proyecto de Constitución Europea: reflexiones sobre los trabajos de la Convención; Revista de Derecho Comunitario Europeo, nº 15, Madrid.
Martínez Elipe, L. (2007). Parlamento y dirección política. Impulso y colaboración. Pamplona: Ed. Aranzadi S.A.
Martínez Pujalte, V. & Barreiro, Mª I. (2009). Cartas desde tres Parlamentos. Barcelona: Editorial Planeta, S.A.
Matia Portilla, F.J. (2003). Parlamento Europeo y Parlamentos Nacionales: doble legitimidad en el marco de la Unión
Europea. Revista de Estudios Políticos, nº 119.
Navarro Batista, N. El Parlamento Europeo. En http://www.iustel.com
Navarro Batista, N. (1997). Parlamento Europeo y poder normativo en la Unión Europea. 2ª Ed. Publicaciones de la
Universidad de Salamanca.
Pascual Ruiz-Valdepeñas, H. (2007). Los cimientos de los Estados Unidos de Europa. Netlibro.
Pérez Calvo, A. (2000). Integración europea y constitución europea. Civitas Europa, nº 4.
Pérez Calvo, A. (2003). Derecho Comunitario, derecho interno y principio de competencia. Ponencia presentada al VIII
Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional. Sevilla.
Salinas de Frías, A. (2007). Estudios Europeos. Volumen I. Valencia: Editorial Tirant lo Blanch.
Sanz Fernández, J. (1997). El déficit democrático en la UE: el papel del Parlamento Europeo y de los Parlamentos de los
Estados miembros. Corts-Anuario de Derecho Parlamentario, 4.
22
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 21-30
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
Reflexiones en torno al lenguaje utilizado para la exposición de la estructura del
Estado y de la Administración Pública en el ordenamiento jurídico colombiano.
Reflections around language used to display Government and
Public Administration structure on the Colombian legal system
Rodolfo Andrés Correa Vargas*
Pregunta problematizadora: ¿Cuál es la diferencia existente entre los conceptos de órgano, organismo, organización
y entidad que tanto legislador como Constituyente emplean al momento de definir la estructura del Estado y de la
Administración Pública?
Resumen
El presente trabajo tiene como objetivo precisar el lenguaje que se utiliza por el ordenamiento jurídico colombiano al
momento de definir la estructura del Estado y de la administración pública nacional. A partir de allí, se procura exponer
las tesis que justifican y clarifican el contenido de cada una de las expresiones utilizadas en los textos normativos, para
indicar, precisamente, los componentes de la estructura oficial. La exposición se efectúa a partir del análisis de las teorías que originan la utilización de los términos ya referenciados; tesis que pueden clasificarse desde dos perspectivas
de concepción de la naturaleza del Estado: una perspectiva organicista y la otra una visión jurídica.
Palabras clave: órgano – organismo – organización – entidad – Estado – administración – estructura
Problem question: What is the difference between the concepts of body, agency, organization and institution that both
legislator and constituent use when defining the structure of government and public administration?
Abstract
This paper aims to clearly define the language used by the Colombian legal system when defining the structure of state
and national public administration. From there, he seeks to present the arguments that justify and clarify the content
of each of the expressions used in legal texts, to precisely indicate the official structure components. This exposition is
made from the analysis of theories giving birth to the terms already targeted; those thesis may be classified from two
perspectives about the notion of government nature: an organicist and a legal approach.
Keywords: body - body - organization - agency - state - administration – structure
Fecha recepción: abril 09
Fecha aceptación: abril 23
* Abogado de la Universidad Autónoma Latinoamericana. Máster en Derechos Fundamentales de la Universidad Carlos III de Madrid. Candidato a Magíster en Derecho Administrativo de la Universidad del Rosario. Profesor Universidad Autónoma Latinoamericana. Catedrático Universidad de Medellín.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
23
Correa R
De una lectura desprevenida del texto constitucional y de las distintas disposiciones legislativas que
atañen a la forma de estructuración del Estado y de
la administración pública, podría derivarse una cierta confusión por la manera como el Constituyente y
el legislador se refieren a los distintos componentes
del andamiaje oficial.
piezas en su estructuración, denominadas organismos y entidades, veamos:
En efecto, al observar expresiones como órganos,
organismos, organización, entidades, etcétera, un
despreocupado lector podría calificar dicha diferenciación como arbitraria o irrelevante. Pero lo cierto
es que no es así. Un análisis concienzudo del tema
nos lleva a comprender que tal discriminación realmente obedece a una línea teórica, doctrinaria si se
quiere, que existe y ha existido tanto en la Ciencia
Política, como en el Derecho Constitucional y el Administrativo.
16. Modificar la estructura de los Ministerios, Departamentos Administrativos y demás entidades
u organismos administrativos nacionales, con sujeción a los principios y reglas generales que defina la ley.
Desde luego, la enunciación de componentes estructurales del Estado no para allí, y en el cuerpo
constitucional se acuña la presencia de otra modalidad ontológico-estructural del aparato estatal: las
organizaciones:
Para explicar nuestra afirmación basta con citar algunos ejemplos de la pluralidad de términos que
contiene el orden jurídico colombiano para referirse a los componentes estructurales del Estado.
Artículo 120. La organización electoral está conformada por el Consejo Nacional Electoral, por la
Registraduría Nacional del Estado Civil y por los
demás organismos que establezca la ley.
Por ejemplo, en la Carta política, encontramos disposiciones que, como el artículo siguiente, plantean
la existencia de un elemento básico de la formación
estatal y que recibe la denominación de órgano:
Pues bien, como ya fue iterado, debemos insistir en
que el lenguaje utilizado en este caso por el Constituyente y replicado por el legislador1, no es fruto del
azar. Ello obedece a razones de carácter histórico
y doctrinario que han pesado mucho al momento
de la redacción normativa, cuya comprensión nos
permite vislumbrar la dimensión de cada uno de los
conceptos que se utilizan al momento de definir la
distribución funcional del aparato público.
Artículo 113. Son Ramas del Poder Público, la legislativa, la ejecutiva, y la judicial.
Además de los órganos que las integran existen
otros, autónomos e independientes, para el cumplimiento de las demás funciones del Estado. Los
diferentes órganos del Estado tienen funciones
separadas pero colaboran armónicamente para la
realización de sus fines.
Nótese como a partir de la lectura de esta disposición constitucional se puede entender que las
ramas del poder son un conjunto de órganos coordinados que existen para la realización de unos
fines comunes y que estos últimos —los órganos—,
tal como lo anotamos precedentemente, se erigen
como elementos básicos de aquéllas.
Pero adicional a lo anterior, la Constitución indica
que además de órganos, el Estado cuenta con otras
24
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Artículo 189. Corresponde al Presidente de la República como Jefe de Estado, Jefe del Gobierno y
Suprema Autoridad Administrativa:
[…]
En aras de cumplir el objetivo del presente trabajo,
que consiste en precisar el lenguaje que se utiliza
por el ordenamiento jurídico colombiano al momento de definir la estructura del Estado y de la
administración pública nacional, procuraremos exponer las tesis que justifiquen y clarifiquen el contenido de cada una de las expresiones utilizadas en
los artículos citados precedentemente, para indicar,
1. La manera más palmaria de observar la réplica que el legislador hace del lenguaje constitucional en esta materia, es a
partir de la lectura de la Ley 489 de 1998, a partir de la cual se
dictan normas sobre la organización y funcionamiento de las
entidades del orden nacional.
Reflexiones en torno al lenguaje utilizado para la exposición de la estructura del Estado
y de la Administración Pública en el ordenamiento jurídico colombiano.
precisamente, los componentes de la estructura
oficial.
Lo primero que debemos decir es que las teorías
que originan la utilización de los términos referenciados en el presente trabajo, pueden dividirse en
dos perspectivas de concepción de la naturaleza del
Estado: una perspectiva organicista y la otra una visión jurídica funcionalista.
A partir de la teoría organicista se pueden explicar
los conceptos de órgano y organismo. A partir de la
teoría jurídica funcionalista los de entidad y, si quiere, el de organización, por las razones que veremos
subsiguientemente.
A. Concepción organicista
De acuerdo con Jellinek2, al momento de abordar
el tratamiento del Estado desde esta concepción,
surgen principalmente dos teorías: aquella que
considera al Estado como un organismo natural y
aquella que concibe el Estado como un organismo
ético-espiritual.
Desde la teoría del Estado como organismo natural3
surge un aspecto que considera a éste como una
formación orgánica de carácter físico, con una exis2. JELLINEK, Georg. Teoría General del Estado. México: Fondo
de Cultura Económica, segunda reimpresión, 2004. p. 168 y ss.
3. Desde luego que esta concepción del Estado no es aceptada
pacíficamente. Duguit, por ejemplo, manifiesta sobre el particular lo siguiente:
“[…] en nuestro concepto realista del Estado, esta expresión
no es adecuada a la realidad. Puesto que el Estado no es una
persona natural, puesto que ni siquiera es lo que se llama una
persona jurídica, no hay, no puede haber, órganos del Estado,
ni en sentido biológico ni en sentido jurídico. No hay más que
individuos o grupos de individuos que ejercen las diversas funciones estatistas. Estos individuos expresan una voluntad, que
es la suya, y no la de la pretensa persona colectiva en la que
se supone encarnado el Estado y de la que vendrían a ser los
órganos. No hay, por consiguiente, por qué construir una teoría jurídica, artificiosa y vana, fundada sobre relaciones que
se suponen existentes entre la pretensa persona colectiva,
que sería el Estado, y los individuos humanos que ejercitan su
voluntad su actividad en el campo del derecho público.” Cfr.
DUIGUIT, León. Manual de Derecho Constitucional. Albolote,
Granada: Editorial Comares, 2005. p. 109
tencia condicionada por leyes naturales, existencia
que es independiente de la de los individuos que
la forman. Entre estas doctrinas, señala Jellinek,
se han de contar las que consideran al Estado en
su exterior de un modo análogo a los organismos
naturales, e internamente como un organismo ético-espiritual. Pertenecen a ellas singularmente las
teorías antropomórficas que, al ejemplo de Platón,
conciben al Estado como un hombre grande.
Con el sorprendente desarrollo de las ciencias naturales, durante el siglo XVII reviven las tesis organicistas, y es así como Hobbes concibe al Estado como
macro organismo (Leviatán) más potente que todos
los hombres bajo su mando y con facultades para
garantizar la paz y la salud de la comunidad4.
De otro lado, la concepción del Estado como organismo ético-espiritual, parte de lo dicho por Platón
en la Antigüedad, cuando concebía al Estado en la
forma señalada en el párrafo precedente, a partir
de lo cual se entendía que en él se encontraban los
mismos elementos psicológicos que en el individuo.
Adicional a lo anterior, en la Edad Media la analogía del Estado con el organismo humano se generaliza, a partir de J. Salisbury, tanto más cuanto el
pendant del Estado, la Iglesia, aparece, según la expresión paulina de que todos somos miembros de
un cuerpo, como la unidad de todos los creyentes
en el cuerpo de Cristo. La expresión de san Pablo ha
ejercido gran influjo en la concepción orgánica de
las relaciones de la comunidad.5
Sin embargo, la nueva teoría orgánica, según Jellinek, se presenta con un carácter diferente. A veces
renueva la doctrina moderna según la cual el Estado es un organismo natural análogo al hombre, y
da lugar a las más arbitrarias y fantásticas afirmaciones; pero otros, más reflexivos, postulan un género especial de organismo al asignar al Estado el
carácter de organismo colectivo, espiritual, moral,
organismo de carácter superior. Esta segunda manera de considerar la doctrina orgánica cuenta con
4. ORTIZ CASTRO, Jorge Iván. Aproximación al Estado. Medellín: Editorial Universidad de Medellín, 2005. p. 63.
5. JELLINEK, Georg. Teoría General del Estado. op.cit. p. 169.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
25
Correa R
representantes calificados por Jellinek como preclaros y de gran saber naturalista, como el alemán
W. Wundt. Pero adicionalmente existen adeptos de
esta doctrina entre los filósofos, los teorizadores de
la doctrina del Estado y los economistas.
Agrega el profesor alemán que para apreciar esta
teoría suficientemente, se ha de considerar que
el Estado no es el único fenómeno social que trata de explicarse como un organismo, sino que con
este carácter se explican el Derecho, la economía,
los pueblos en particular, las sociedades en general
y hasta la humanidad misma. Así, pues, junto a la
teoría orgánica del Estado ocupa su lugar la teoría
orgánica del Derecho, la de la economía y la de la
sociedad6.
En todo caso, el entendimiento del concepto de organismo tiene como hito trascendental la definición
de Wundt, citada por Jellinek, en virtud de la cual se
señala que organismo es “toda unidad compuesta
cuyas partes, o sea unidades más sencillas de propiedades análogas, son al propio tiempo miembros
u órganos que sirven para el todo”.7
El concepto de organismo, concluye Jellinek, es el
resultado de una concepción especial. Un género
determinado de fenómenos y hechos exteriores
con continuidad espacial y temporal se reduce a
unidad en nuestra conciencia, mediante un orden
de consideraciones teleológicas, sin que podamos
afirmar con fundamento suficiente que a esta síntesis que internamente hacemos corresponda una
unidad análoga objetivamente8.
Nótese pues, cómo a partir de la concepción organicista del Estado se ha pretendido asimilar la estructura de éste con la de un organismo viviente. No en
vano la definición dada por Wundt nos sirve perfectamente como punto de partida para explicar el origen de dos de los términos cuya precisión conceptual
pretendemos en este trabajo: órgano y organismo.
6. Ibíd. p. 170.
7. Ibídem.
8. Ibíd. p. 171.
26
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
El concepto de órgano aplicado a la estructura del
Estado y de la Administración Pública
Conforme lo vimos en la citada definición de Wundt, el órgano es la unidad básica del organismo. Es
decir, este último se forma a partir de la existencia
de los primeros. Evidentemente, como lo apuntó
Jellinek, esta existencia no es de cualquier tipo. Se
trata de una existencia condicionada por razones
teleológicas, esto es, cada una de las partes existe
estrictamente para el mismo fin, de tal manera que
no existe independencia entre ellas. A pesar de ser
unidades ontológicas tienen un fin en relación con
el todo, y el todo, a su vez, tiene relaciones de finalidad con sus partes.
De alguna manera, la anterior afirmación encuentra
soporte en lo sostenido por el tratadista colombiano Juan Alberto Polo Figueroa, quien en una ya clásica obra de la literatura jurídica nacional sostiene
lo siguiente:
Hay pues, dentro del Estado determinadas estructuras internas y particulares, que actúan en su
nombre, a las cuales se les da el apelativo de “órganos”. De este modo, el poder público está integrado por un conjunto de órganos, cuyos titulares
tienen la misión de realizar las administrativas y
de gobierno del Estado.
Refiriéndose a esta teoría, Renato Alessi nos dice
que esta concepción del órgano como inmediata
manifestación de la persona del Estado fue, sin
duda, una construcción juspublicista. Frente a la
doctrina clásica de la persona jurídica, según la
cual, ésta, por su naturaleza, puede tener capacidad jurídica pero no capacidad de obrar; la doctrina del Estado según la teoría orgánica sostiene
que el Estado-persona, a través de sus órganos, no
sólo tiene la capacidad jurídica, o sea la titularidad
de relaciones jurídicas, sino también capacidad de
obrar, lo que es un logro extraordinario del Derecho al hacer que la voluntad y la acción de una
persona física no sólo produzcan efectos para la
persona estatal, sino que se presentan directa e
Reflexiones en torno al lenguaje utilizado para la exposición de la estructura del Estado
y de la Administración Pública en el ordenamiento jurídico colombiano.
inmediatamente como voluntad y acción del Estado, haciéndole así existir de una manera efectiva9.
persona física13, esto es, debe tener personalidad
jurídica14.
En una primera aproximación diremos, pues, que los
órganos, así entendidos, son dependencias a través
de las que la estructura estatal realiza los cometidos
que le son propios10. Nótese que ya anteriormente habíamos advertido que no existe independencia entre las piezas que conforman un organismo,
de manera, pues, que dichas piezas son, antes que
nada, dependencias11 o partes del todo, que como
venimos observando reciben la denominación de
“órganos”.
Así, precisamente, lo concluye el profesor Brito
Ruiz, cuando construyendo una definición de órgano señala que por tal se puede entender una ficción
según la cual una persona o grupo de personas actúa en nombre del Estado o de la rama de la que se
trate, gozando de ciertas competencias, contando
con medios y recursos para realizar esas actividades, quehacer que realiza a nombre de la colectividad, el cual se encamina a conseguir el bienestar
general y los propósitos estatales, requiriendo para
hacerlo válidamente, de personalidad jurídica, que
puede ser la del Estado, o una propia, cuando la
tiene reconocida, como en el caso de los órganos
autónomos15.
Ahora bien, establecido que desde el punto de vista
ontológico los órganos del Estado pueden ser entendidos como dependencias o partes del mismo a
través de los cuales se cumplen los fines de aquél,
nos corresponde precisar las condiciones que deben reunirse para adquirir dicha categorización12.
Sobre el punto en comento, diremos que la doctrina mayoritaria acepta que la principal de dichas
condiciones es que el órgano debe detentar necesariamente aptitud para ser sujeto de derechos y
obligaciones, de la misma manera como la tiene la
9. POLO FIGUEROA, Juan Alberto. Elementos de Derecho Administrativo. Bogotá: Ediciones Ciencia y Derecho, 1988. p. 71.
Los conceptos de organismo y entidad, aplicados a
la estructura del Estado y de la Administración Pública.
De acuerdo con lo establecido por la legislación nacional, la Administración Pública se integra por los
organismos que conforman la Rama Ejecutiva del
Poder Público y por todos los demás organismos
y entidades de naturaleza pública que de manera
permanente tienen a su cargo el ejercicio de las
actividades y funciones administrativas o la prestación de servicios públicos del Estado Colombiano16.
10. Dicha aproximación conceptual se extrae del tratamiento
que el profesor Gustavo Gómez Aranguren, realiza del tema.
Cfr. GÓMEZ ARANGUREN, Gustavo. Derecho Administrativo.
Bogotá: Editorial ABC, 2004. pp. 137 y ss.
Haciendo una observación sobre el esquema legislativo, Libardo Rodríguez plantea que los organis-
11. De acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española, por “dependencia” puede entenderse: sección o colectividad subordinada a un poder.
13. Cfr. Sobre el particular lo dicho por POLO FIGUEROA, Juan
Alberto. op. cit. pp. 87 -88, quien además agrega unos elementos constitutivos del órgano: 1) Una o varias personas que
actúan por el órgano o como titulares del mismo, 2) un ámbito
particular de atribuciones u “oficio”, como le llaman los italianos. 3) un conjunto de medios materiales asignados al servicio
del órgano.
12. Y aquí es importante agregar que el maestro de Viena, a
propósito de la conceptualización y clasificación de los órganos señala en su obra:
“Según que el hecho de la función orgánica se realice por la
función de un solo hombre o por la cooperación de varios, se
puede distinguir ente órganos simples y compuestos. El hombre particularmente considerado cuya acción concurre con la
de otros hombres a establecer la función total, es un órgano
parcial o incompleto; sin embargo, dentro de un órgano compuesto puede actuar como órgano parcial relativo, otro nuevo, compuesto también. Cfr. KELSEN, Hans. Teoría General del
Estado. México: Ediciones Coyoacán, 2004. p. 364.
14. Sobre el contenido y alcance de concepto de personalidad
jurídica, véase a CORREA VARGAS, Rodolfo. Teoría General del
Derecho. Medellín: Diké, 2009. pp. 283-286.
15. BRITO RUIZ, Fernando. Estructura del Estado Colombiano
y de la Administración Pública Nacional. Pereira: Universidad
Libre. Grupo Editorial Ibáñez, 2010. p. 151.
16. Cfr. Ley 489 de 1998. Artículo 39.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
27
Correa R
mos principales de la administración nacional son
la Presidencia de la República, los ministerios y los
departamentos administrativos17.
Pero, ¿a qué se refiere el legislador cuando menciona los organismos como componentes estructurales del Estado?
Hemos visto ya que el organismo, en sentido lato,
es un conjunto de órganos18. Para mayor claridad,
diremos que mientras el órgano es un componente
ontológico, el organismo es una unidad ontológica
compleja que se compone de órganos. Es decir, en
el plano del lenguaje estructural del Estado se denomina organismo a aquella unidad compuesta de
órganos, establecida para la realización de cometidos estatales, que actúa valida de una personalidad
jurídica propia o amparada en la del Estado.
Empero, el legislador colombiano de manera profusa utiliza en la Ley 489 de 1998, el término organismo como sinónimo de “entidad”. Claro que no
siempre fue así. Por ejemplo, el Decreto 130 de
1976 estaba marcado por la ausencia de la expresión “organismo” y, en su lugar, precisaba el sentido
del vocablo “entidad” en los siguientes términos:
Artículo 20. De la definición de entidades públicas. Para los efectos previstos en el presente decreto son entidades públicas la Nación, las entidades territoriales, los establecimientos públicos, las
empresas industriales o comerciales y las sociedades de economía mixta sujetas al régimen previsto para las empresas.
Nótese cómo en este artículo se calificaba como entidades públicas, precisamente, a aquellas ficciones
que se consideraban, y aún hoy sucede así, como
centros de imputación jurídica independiente.
Es decir, resultaba evidente que antes de la Ley 489
del 98, la expresión “entidad pública” se utilizaba
17. Cfr. RODRÍGUEZ R., Libardo. Derecho Administrativo. General y Colombiano. Bogotá: Temis, 2005. p. 71.
18. Así lo confirma el Diccionario de la Real Academia Española, en donde se define organismo como: “Conjunto de órganos
del cuerpo animal o vegetal […]”
28
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
como una acepción de personas jurídicas de derecho público19. Empero, con el hito Constituyente
de 1991, se incorpora al lenguaje constitucional el
término organismo y, de contera, el Congreso lo replica al plano del lenguaje legislativo, insistimos, sin
hacer ningún tipo de diferenciación expresa con el
término entidad que, como lo anotamos, era el predominante.
Algunas referencias concretas al problema nos pueden ilustrar mejor la situación. Veamos lo que dice
el artículo 68 de la Ley en cita:
Artículo 68º. Entidades descentralizadas. Son entidades descentralizadas del orden nacional, los
establecimientos públicos, las empresas industriales y comerciales del Estado, las sociedades
públicas y las sociedades de economía mixta, las
superintendencias y las unidades administrativas
especiales con personería jurídica, las empresas
sociales del Estado, las empresas oficiales de servicios públicos y las demás entidades creadas por
la ley o con su autorización, cuyo objeto principal
sea el ejercicio de funciones administrativas, la
prestación de servicios públicos o la realización de
actividades industriales o comerciales con personería jurídica, autonomía administrativa y patrimonio propio.
Nótese cómo a cada uno de los componentes estructurales de la administración que se mencionan
en este artículo —entre los cuales se encuentran los
establecimientos públicos, las empresas industriales
y comerciales del Estado y las sociedades de economía mixta—, se les rotula como entidades. Sin embargo, al momento de abordar en líneas posteriores
la conceptualización de algunos de ellos, los llama
organismos, —como también lo hace precedente19. Cfr. TAFUR GALVIS, Álvaro. Las Entidades Descentralizadas.
Bogotá: Temis, 1977. p. 28. Realiza este autor un apunte que
contribuye a la construcción de nuestro enfoque, al afirmar lo
siguiente:
“Es lo normal que las funciones administrativas (criterio objetivo) sean ejercidas por las entidades creadas por el Estado
y cuyos recursos provienen del tesoro público (criterio subjetivo). Por ello ha de afirmarse que personas públicas son
aquellas que, creadas por el Estado, ejercen funciones administrativas.”
Reflexiones en torno al lenguaje utilizado para la exposición de la estructura del Estado
y de la Administración Pública en el ordenamiento jurídico colombiano.
mente con los Ministerios, los Departamentos Administrativos y aun a la Presidencia de la República.
Observemos el siguiente articulado de la misma disposición legislativa:
Artículo 70º. Establecimientos públicos. Los establecimientos públicos son organismos encargados principalmente de atender funciones administrativas […]
Artículo 85º. Empresas industriales y comerciales del Estado. Las empresas industriales y comerciales del Estado son organismos creados por la
ley o autorizados por ésta […]
Artículo 97º. Sociedades de economía mixta. Las
sociedades de economía mixta son organismos
autorizados por la ley constituidos bajo la forma
de sociedades comerciales […]
De la lectura sistemática de los artículos 68, 70, 85
y 97 de la Ley 489, nos surge otro gran interrogante,
por poner sólo un ejemplo: ¿Por qué la Ley, como
lo hace con otros componentes estructurales del
Estado, concibe como organismos tanto a los Ministerios como a las sociedades de economía mixta,
pero cuando habla de entidades sólo incorpora a tal
categoría a estas últimas?
Desde luego que esto constituye, a priori, una fuente de confusión, por lo que a todas luces conviene,
para el tratamiento científico del asunto, aclarar la
polisemia reinante.
Y en tal sentido, diremos que luego de un análisis
detallado del texto legislativo, se pueden observar
dos cosas: 1). El legislador denomina organismos
a los que son entidades y a los que no lo son. 2).
La categoría de entidades la reserva para aquellos
organismos que cuentan con personalidad jurídica
propia, esto es, que son centros de imputación jurídica independiente.
Lo cual nos permite concluir que no todos los organismos son entidades, a pesar de que todas las
entidades son organismos.
Así, la Presidencia de la República; la Vicepresidencia de la República; los Consejos Superiores de la
administración; los ministerios y departamentos
administrativos; las superintendencias y unidades
administrativas especiales sin personería jurídica
son organismos; empero, no son entidades, pues
no constituyen un centro de imputación independiente, habida cuenta de que actúan validos de la
personalidad de la Nación.
Simultáneamente, los establecimientos públicos;
las empresas industriales y comerciales del Estado;
las superintendencias y las unidades administrativas especiales con personería jurídica; las empresas
sociales del Estado y las empresas oficiales de servicios públicos domiciliarios; los institutos científicos
y tecnológicos; las sociedades públicas y las sociedades de economía mixta y todos los demás organismos administrativos nacionales con personería
jurídica que cree, organice o autorice la ley para
que formen parte de la Rama Ejecutiva del Poder
Público, son entidades, puesto que se erigen como
centros individuales de imputación jurídica.
Es claro entonces que hoy, tal como sucedía en el
Decreto 130 de 1976, lo que caracteriza a las entidades públicas es que poseen personalidad jurídica
propia, y en el lenguaje de la Ley 489 de 1998 se
replicó el término organismos para hacer mención
genérica de aquellas unidades compuestas de órganos, establecidas para la realización de cometidos
estatales20.
Ciertamente, para ahondar en nuestra labor aclaratoria, podemos decir en primer lugar que en este
tema, Constituyente y legislador, han fusionado dos
teorías distintas. Por un lado, al emplear la denominación organismo se acude a la teoría organicista y, de otro lado, al utilizar el término entidad se
sustenta en una teoría jurídica de la concepción del
Estado.
En efecto, tal como lo hemos señalado en múltiples
ocasiones, el término organismo alude analógica20. En ese orden de ideas, podemos decir que la condición
sine qua non para que un organismo sea entidad, es que cuente con personalidad jurídica, esto es, que pueda erigirse como
centro de imputación jurídica independiente.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
29
Correa R
mente a un concepto propio de la Biología, mientras que la denominación entidad se ajusta a una
concepción propia del mundo jurídico.
No es necesario recalcar aquí lo dicho en párrafos
precedentes acerca de la teoría organicista del Estado. Sería llover sobre mojado. Pero sí es útil referirnos siquiera de manera tangencial al tema de la
teoría jurídica del Estado.
B. Teoría jurídica del Estado
A tales efectos, recurriremos de nuevo a Jellinek,
quien explica con absoluta suficiencia que el conocimiento jurídico del Estado no se propone esclarecer
su naturaleza real sino el aspecto jurídico del mismo, esto es, hallar un concepto en el que queden
incluidas, sin contradicción alguna entre ellas, todas
las propiedades jurídicas del Estado21.
Y ello se hace a partir del reconocimiento de un
presupuesto planteado por el maestro alemán: “Las
cosas, en sentido jurídico, nacen por abstracciones
de relaciones entre hombres y cosas del mundo exterior, y hombres entre sí, relaciones que están regladas por el Derecho.22”
Luego, según se indica posteriormente, todo concepto jurídico ha de considerar como unidades los
hechos que se propone ordenar jurídicamente, porque los conceptos no son otra cosa que la forma de
síntesis de estos hechos23.
Y precisamente eso fue lo que ocurrió con el tratamiento del concepto de entidad pública. Éstas,
como concepto, pertenecen al mundo del Derecho,
puesto que el legislador colombiano, mediante la
Ley 489 de 1998, ha decido darles el tratamiento de
unidades o categorías jurídicas al ordenarlas normativamente. Y, de una manera más concreta, para
cumplir con ese propósito, se sirvió de un concepto
jurídico fundamental al asimilarlas a un sujeto de
derecho.
21. JELLINEK, Georg. op. cit. p. 180.
22. Ibíd.
23. Ibíd. p. 181.
30
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Y lo dicho se puede explicar desde un examen filosófico que podemos enfocar a partir de lo afirmado
por el profesor Ferrater Mora, quien refiriéndose a
la conceptualización de ente —que nosotros extendemos al término entidad—, señala lo siguiente:
El infinitivo griego εινα: equivale al infinitivo latino
esse y se traduce al español por ‘ser’. El participio
presente griego del mismo verbo öv, equivale a
ens y se traduce al español por ‘ente’.
Al referirse a la ontologia “clásica”, y especialmente a la desarrollada por los escolásticos y por los
wolffianos, pueden identificarse los conceptos de
ente y de ser24.
Todo lo anterior significa que los conceptos de entidad y de ser son asimilables en el plano filosófico, y dicha correspondencia se puede trasladar,
y de hecho se traslada perfectamente al plano de
lo jurídico en la medida en que, siguiendo nuestro
planteamiento, una entidad —en el campo del Derecho— no es otra cosa que un ser jurídico; ahora,
es evidente que la condición de ser jurídico es equivalente a la de sujeto de derecho25, entendiendo
por tal el que se encuentra sometido al Derecho,
es decir, quien puede ser considerado centro de imputación jurídica, o lo que es lo mismo, quien tenga
personalidad jurídica propia, y que en tal virtud, le
asegura la capacidad para ejercer derechos y adquirir obligaciones. Así, se confirma lo dicho tres párrafos antes.
El concepto de organización aplicado a la
estructura del Estado
Luego de haber recorrido este interesante camino
de precisión conceptual, por último nos corresponde analizar el concepto de organización, que igual
que los demás, es utilizado en por el Constituyente
en la Carta política de 1991.
24. FERRATER MORA, José. Diccionario de Filosofía. Buenos
Aires: Editorial Sudamericana, 1964. pp. 528 – 530.
25. CORREA VARGAS, Rodolfo. Teoría General del Derecho.
op.cit.p. 283.
Reflexiones en torno al lenguaje utilizado para la exposición de la estructura del Estado
y de la Administración Pública en el ordenamiento jurídico colombiano.
Recordemos que en la parte inicial del presente
trabajo partimos de la exposición del articulo 120
superior, en virtud del cual se dispone que “La organización electoral está conformada por el Consejo
Nacional Electoral, por la Registraduría Nacional del
Estado Civil y por los demás organismos que establezca la ley”.
En ese sentido, podemos decir que, técnicamente,
una organización es un conjunto de órganos u organismos26 unidos alrededor del cumplimiento de
funciones estatales en común. Ahora, lo que diferencia una organización de un organismo, es que entre los elementos que componen la organización existe una relación de cooperación funcional, mas no de necesaria dependencia,
subordinación o jerarquía, como sí ocurre con los
órganos que componen el organismo.
De alguna manera, este enfoque explicativo de la figura de la organización podría utilizar como soporte
la caracterización que Kelsen27 da al concepto jurídico esencial de órgano como un concepto funcional, en virtud del cual es calificado como tal aquello
que desempeña una función: creación o ejecución
de voluntad estatal. Es decir, nada obsta para que,
al concebir la organización como categoría estructural del Estado, podamos afirmar que la misma se
26. Sostenemos esto, a pesar de que el Decreto 1010 de 2000,
refiriéndose a uno de los componentes de esta organización,
indique lo siguiente:
Artículo 3°. Naturaleza. La Registraduría Nacional del Estado
Civil es un órgano de creación Constitucional, que de conformidad con el artículo 120 de la Constitución Política forma parte integrante de la Organización Electoral, el cual contribuye,
conjuntamente con las demás autoridades competentes, a la
organización de las elecciones […]” Siendo coherentes con lo
afirmado durante este trabajo, podemos decir que la Registraduría, antes de ser un órgano es, en realidad, un organismo, habida cuenta de que se encuentra compuesta por vario
órganos, verbigracia, observamos cómo el referido Decreto,
dentro de su estructura, plantea la existencia de diversos órganos, como el Fondo Rotatorio de la Registraduría Nacional
del Estado Civil y el Fondo Social de Vivienda de la Registraduría Nacional del Estado Civil.
27. Cfr. KELSEN, Hans. Teoría General del Estado. op.cit. 2004.
p. 352.
erige con la idea de agrupar varios organismos —o
incluso órganos— alrededor del ejercicio de determinadas funciones estatales propias, exclusivas y en
común, que el orden jurídico les ha confiado.
Simplemente el Constituyente decidió darle el apelativo de organización a algo que ya existía, eso sí,
bajo otra denominación. Sobre el particular diremos
que sustancialmente lo que hoy llamamos organización, cabe dentro de lo que Kelsen denominaba
función orgánica de dos funciones. Para entonces
decía el maestro vienés:
La composición de una función orgánica de dos
funciones parciales puede ocurrir de dos maneras: o bien los órganos incompletos que cooperan
en la función total han de realizar actos del mismo
contenido, o bien la función total compónese de
hechos de contenido diferente.28
Véase pues, cómo el concepto de organización
pretende de alguna manera servir como punto de
agrupación de órganos alrededor de funciones especiales del Estado, y en aras de no romper el esquema tradicional de la división funcional del poder
público, prefiere utilizar esta denominación en vez
de conferirle a esa unidad de organismos la categoría de rama del poder29.
A modo de conclusión
Podemos decir que la denominación que tanto el
Constituyente como el legislador dan a los componentes estructurales del Estado no es en modo
alguno fruto de la arbitrariedad o de una intrascendente plasmación.
Según hemos visto, cada uno de ellos —órgano, organismo, organización y entidad—, tienen respec28. Ibíd. p. 364.
29. En el marco del ordenamiento fundamental es palmario
que el Constituyente de 1991 acuñó la denominación de organización para referirse a la agrupación de organismos destinada al cumplimiento de funciones específicas y prefirió reservar
la categoría de Ramas del Poder Público para la agrupación de
órganos u organismos forjada alrededor de la realización de
las funciones esenciales clásicas: legislativa, ejecutiva y judicial.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
31
Correa R
tivamente una explicación y justificación tanto en
la doctrina jurídica, como en la teoría del Estado, e
incluso, como pudimos observar, en la Filosofía.
se erige como componente ontológico del organismo y que ambos, a su vez, pueden servir de la misma manera respecto del concepto de organización.
De allí que esperemos que este modesto esfuerzo
pueda servir de semilla a ulteriores arrojos investigativos que permitan ampliar el espectro científico del tema, puesto que resulta de gran utilidad no
sólo para el área de estructuras del Estado y de la
Administración Pública, sino también para campos
como la responsabilidad estatal, la contratación pública y desde luego el Derecho constitucional, entre
otros.
De otro lado, frente al concepto de entidad, hemos
logrado dimensionar su sustancial jus fundamentación y, como tal, la hemos proyectado como una
herramienta que facilitó la evolución de la teoría organicista a la concepción propiamente jurídica de la
estructura del Estado.
A lo largo del trabajo se ha evidenciado la diferenciación entre los conceptos que constituyeron el objeto
de análisis, y se ha logrado demostrar que el órgano
Todo ello nos deja de presente la franca necesidad
de profundizar en el estudio de la estructura del Estado y de la Administración Pública, puesto que sólo
en la medida en que se conozca la forma en que
el Estado se compone, podremos entender, cabalmente, cómo es su funcionamiento.
Referencias
BRITO RUIZ, Fernando. (2010). Estructura del Estado Colombiano y de la Administración Pública Nacional. Pereira: Universidad Libre. Grupo Editorial Ibáñez.
CORREA VARGAS, Rodolfo. (2009). Teoría General del Derecho. Medellín: Diké.
DUIGUIT, León. (2005). Manual de Derecho Constitucional. Albolote, Granada: Editorial Comares.
ELEJALDE ARBELÁEZ, Ramón. (2007). Curso de Derecho Constitucional, 7ª edición. Medellín: Editorial Diké.
FERRATER MORA, José. (1964). Diccionario de Filosofía. Buenos Aires: Editorial Sudamericana.
GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo & FERNÁNDEZ, Tomás Ramón. (2008). Curso de Derecho Administrativo. Tomo I. Bogotá: Temis.
GÓMEZ ARANGUREN, Gustavo. (2004). Derecho Administrativo. Bogotá: Editorial ABC.
HELLER, Hermann. (1977).Teoría del Estado. México D.F.: Fondo de Cultura de México.
JELLINEK, Georg. (2004).Teoría General del Estado. México: Fondo de Cultura Económica, segunda reimpresión.
KELSEN, Hans. (2004). Teoría General del Estado. México: Ediciones Coyoacán.
ORTIZ CASTRO, Jorge Iván. (2005). Aproximación al Estado. Medellín: Editorial Universidad de Medellín.
OSSORIO, Manuel. (1981). Diccionario de Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales. Buenos Aires: Editorial Heliasta.
POLO FIGUEROA, Juan Alberto. (1988). Elementos de Derecho Administrativo. Bogotá: Ediciones Ciencia y Derecho.
REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. Diccionario usual. Página web: www.rae.es.
RODRÍGUEZ R., Libardo. (2005). Derecho Administrativo. General y Colombiano. Bogotá: Temis.
SARRIA, Eustorgio & SARRIA, Mauricio. (1984). Derecho Administrativo Colombiano. General y Especial. 9ª edición. Bogotá: Colección Pequeño Foro. SAYAGUES LASO, Enrique. (1959). Tratado de Derecho Administrativo. Montevideo:
Martini Bianchi.
TAFUR GALVIS, Álvaro. (1977). Las Entidades Descentralizadas. Bogotá: Temis.
YOUNES MORENO, Diego. (2005). Derecho Constitucional Colombiano. Bogotá: Ediciones Gustavo Ibáñez.
32
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 31-38
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
Identidade, sociabilidade e cultura metropolitana
Identity, sociability and metropolitan culture
Edemir de Carvalho*
Resumen
Aunque este ensayo toma como objeto de análisis algunos grupos y subjetividades urbanas contemporáneas de Sao
Paulo, el autor hace extensibles sus conclusiones a las metrópolis de hoy.
La metrópoli produce interminables flujos comunicativos, modela y reproduce la fragmentación, yuxtapone dos escenarios contemporáneos: el psicológico y el comunicativo. Análisis de los nuevos espacios sociales, las formas de socialización, de las hibridaciones, mezclas y reciclajes de las colectividades, de sus signos y lenguajes.
Palabras clave: nuevas subjetividades, espacios sociales, comunicación, procesos identitarios
Abstract
Although this essay takes groups and contemporary urban subjectivities in São Paulo as its object of analysis, the author extends its findings to today’s metropoli.
Metropolis produce an endless communication flow, and reproduce the fragmentation model, they juxtapose two
contemporary scenarios: a psychological and a communicative one. This is an analysis of new social spaces, forms of
socialization, hybridations, mixing and recycling of collectivities, their signs and languages.
Keywords: new subjectivities, social spaces, communication, identity processes
Identidade, sociabilidade e cultura são, nos dias atuais, conceitos densamente permeados de polêmicas e
indefinições, principalmente quando adentramos na conhecida e rica diversidade cultural que se constitui a
sociedade brasileira. Essa diversidade cultural exige, a qualquer pesquisador um esforço para não elaborar
uma visão unificadora e redutora da cultura brasileira.
Neste ensaio o pressuposto, quase paradigmático no qual se apóia, é considerar de que a partir das metrópoles observamos algumas evidências de uma cultura metropolitana que não se restringe aos limites físicos da
* Prof. Dr. Universidade Estadual Paulista —UNESP— Faculdade de Filosofia e Ciências – Marília/SP (Brasil)
Departamento de Sociologia e Antropologia. [email protected]
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
33
Carvalho E.
metrópole, propriamente dita, mas permeia a sociedade como um todo. É essa permeabilidade que
está carregada de informações no estabelecimento
dos novos nexos identitários, sociais e culturais.
As metrópoles contemporâneas, nas suas variadas
dimensões, quando buscamos narrá-las nos faz
pensar no diálogo, da autoria de Ítalo Calvino, entre Marco Polo e Kublai Khan, quando o imperador
tártaro indagava ao viajante veneziano sobre as cidades que ele conheceu:
Portanto, na realidade a sua é uma viagem através
da memória! ... – Você retorna suas expedições
com a estiva repleta de nostalgia! ... – Eis o que
eu gostaria de saberá seu respeito; confesse o
que contrabandeia: estados de ânimo, estados de
graça, elegia.
Este ensaio é, na verdade um pouco desse “contrabando” de Marco Pólo, que desperta a curiosidade
mais profunda em nós: “mas o imperador também
quer saber qual cidade nos espera no futuro, Utopia
ou Babilônia, a Cidade do Sol ou aquela do Admirável Mundo Novo...”. Talvez esta intimidade seja
por demais angustiante para todos nós metropolitanos e cosmopolitas, visto que somos todos contemporâneos. Essa contemporaneidade não implica que somos todos partícipes da mesma cultura
globalizada ou mundializada. O legado do cosmopolitismo metropolitano da modernidade situa-se
em todas as metrópoles, sem no entanto, torná-las
indiferenciada umas das outras, é nesse ponto em
que as metrópoles nos fazem contemporâneos.
O escritor italiano Ítalo Calvino, no citado livro, coloca uma dúvida no pensamento de Kublai Khan,
quando este imperador fala para Marco Polo:
[...] não sei quando você encontrou tempo de visitar todos os países que me descreve. A minha
impressão é que você nunca saiu deste jardim ...
eu não tenho certeza de estar aqui...1.
É esta impressão que nos faz estranhamente familiar
quando nos reportamos à metrópole contemporâ-
1. Calvino, op. cit, p.95
34
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
nea, especialmente quando referimos a questões
tão importantes como identidade, sociabilidade e
cultura metropolitana.
Ao pensar a metrópole contemporânea, três idéias
orientam a observação:
a) ter em conta que a cultura metropolitana rompe as temporalidades e os espaços fixos, onde
as subjetividades se multiplicam;
b) ter a metrópole como tendência de um “não
lugar”2, um lugar de trânsito e, c) para apreender o indivíduo, nas suas identidades, é necessário observá-lo como viajante metropolitano.
a) Experiência descontínua com tempo e espaço
desconexos
São Paulo é a terceira metrópole (ou megalópole)
do planeta, em tamanho populacional. São 16 (dezesseis) milhões de habitantes, mas seu cosmopolitismo está no Piauí. O movimento Punk há mais de
duas décadas estava presente em muitas grandes cidades como Londres, Berlim Nova York e, São Paulo.
Ressurgiu em Teresina, capital do estado do Piauí,
com características e formas identitárias próprias,
combinadas com as mais características dos movimentos Punks, em todo o mundo – roupas de pretas de Punk à moda inglesa, porém, não são todos
que se vestem assim, pois o calor é muito forte no
Piauí.
“Filiados aos mesmos três acordes sujos e à cartilha anarquista de Mikhail Bakunin, desempregados
e garotos de classe média baixa tocam punk-rock e
��������������������������������������������������������
. “Vê-se bem que por”não-lugar” designamos duas realidades complementares, porém, distintas: espaços construídos
em relação a certos fins (transporte, trânsito, comércio, lazer)
e a relação que os indivíduos mantém com esses espaços. (...)
em todo caso oficialmente (os indivíduos viajam, compram,
repousam), não se confundem, mesmo assim, pois os não-lugares medeiam todo um conjunto de relações consigo e com
os outros que só dizem respeito indiretamente a seus fins: assim como os lugares antropológicos criam um social orgânico,
os não-lugares criam tensão solitária...”. Marca Augé. Não-lugares: introdução a uma antropologia da supermodernidade.
Campinas, SP, Papirus, 1994. (Coleção Travessia do século)
Identidade, sociabilidade e cultura metropolitana
Foto: Integrantes do grupo de anarcopunks de
Teresina, capital do Piauí.
Um exemplo desses novos nexos, além da organização das invasões, o grupo produz textos para a
população pobre, sobre alguns “cuidados” sobre:
filtrar e ferver a água, votar nulo, lavar bem as verduras, aproveitar o feriado para sair de férias, exigir
das autoridades que façam obras de saneamento
básico (FSP, idem, p.10). Para completar esta desconexão entre o tempo e espaço, neste exemplo, o
bairro ocupado chama-se “Vila Irmã Dulce”.
Na área metropolitana de São Paulo existem muitos
grupos de Punks, entre eles os anarcopunks. Proliferam os grupos, não só de Punks, mas de todo
tipo, desde aqueles mais conhecidos, como os das
minorias, como também, os mais recentes, tanto
religiosos, como os vinculados a atividades das mais
variadas.
Reportagem:
“Punk do Piauí toca rock e invade terra”.
Foto: Jornal Folha de São Paulo de 21 de novembro
de 1998.
estão na linha de frente de invasões dos sem-teto e
sem-terra...” (Jornal Folha de São Paulo, 21/11/98,
p.10). Este é um exemplo da cultura metropolitana
que neste artigo se quer apontar. Teresina é uma
cidade situada no estado mais pobre do Brasil, a
presença dos anarcopunks, mobilizando cerca de
5000 (cinco mil famílias, em uma área de invasão,
é algo inimaginável acontecer no Brasil até os anos
80, quando, na Europa os anarcopunks (ingleses e
alemães) promoviam invasões parecidas.
Essa presença, em Teresina, aponta para algo muito mais complexo do que a explicação baseada
na ausência de um partido de esquerda ou de um
poder personalista. Esta presença está muito mais
associada às possibilidades identitárias múltiplas,
proporcionadas pela cultura metropolitana contemporânea. Ou seja, os anarcopunks de Teresina
(PI), não necessitaram de nenhum traço na cultura
tradicional ou em alguma manifestação cultural daquele lugar para se formarem e, a partir das condições locais proporem novos nexos às sociabilidades lá estabelecidas, bem como ao próprio grupo.
A idéia que aqui se pretende afirmar é a de que a
metrópole produz incessantes fluxos comunicativos
e, modela e reproduz a fragmentação, bem como a
justaposição dos cenários contemporâneos: os psicológicos e os comunicativos. Portanto, quando se
fala de São Paulo, fala-se de muitas cidades brasileiras simultaneamente.
O simultâneo implica na mesma utilização do tempo e dos espaços, seja na metrópole, seja nas cidades. Na metrópole São Paulo são visíveis a presença
de novos espaços como os shopping centers, os
fast foods, os drivers thru, os hipermercados, bem
como os novos espaços culturais. Estes são espaços
metropolitanos cujos nexos temporais neles contidos não conflitam e rompem diretamente com os
antigos espaços.
O exemplo mais claro dessa desconexão entre tempo e espaço em São Paulo é o shopping center (até
o ano 2000, foram construídos 50 shopping centers)
e o arquétipo dos fast foods representado pela cadeia de lojas McDonalds. Não é a quantidade destes
novos espaços que preocupa mas as novas formas
de sociabilidade que eles comportam.
Para compreender a desconexão entre tempo e espaço que eles representam é interessante conhecer
com qual espaço social eles concorrem. O Brasil, de
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
35
Carvalho E.
Os integrantes que formam um grupo são jovens de 20 a 25 anos.
Foto: Integrantes do grupo de anarcopunks de Teresina, capital do Piauí
Jornal Folha de São Paulo de 21 de novembro de 1998.
norte ao sul, possui ainda uma característica que
lhe é comum: a cozinha é um lugar muito especial,
talvez o mais importante de qualquer casa. Assim
sendo, é na cozinha onde, obviamente, são preparadas as refeições e não só isso, pois, lá também
ao longo da preparação das refeições, as mulheres adultas, jovens e crianças trocam informações
de todo tipo e aprendem a prepararem os alimentos, conhecem e estabelecem alianças familiares,
e freqüentemente os homens também participam.
É toda uma cultura que na cozinha é experimentada e uma culinária que traz consigo todo uma série
de costumes, ou seja, o tempo do preparo é culturalmente pedagógico e perfeitamente ajustado ao
espaço ocupado pela cozinha. È uma sociabilidade
conhecida ou familiar a todos.
Ao adentrar em um fast food como o McDonalds,
constituímos uma nova sociabilidade, onde o tempo de se alimentar não corresponde ao espaço do
aprendizado, das trocas e de um tempo de preparo alimentar. O próprio tempo para comer é extremamente rápido e não permite uma conversa mais
longa, isto resulta numa desconexão entre tempo
36
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
e espaço, tal como conhecemos. Há uma descontinuidade em nossas experiências sociais. A fugacidade dos encontros e das trocas de experiências,
estabelece de forma impositiva uma sociabilidade
fragmentária e descontínua, além de por na mesma
cena atores que nunca se imaginaram encontrar.
Para fugir um pouco desse conhecido arquétipo do
faz food que é o McDonalds, as alamedas do consumo, denominadas de shopping centers, são espaços
que também propiciam a constituição de novas sociabilidades, nas metrópoles contemporâneas:
Os “malls” são uma espécie de resumo pós-moderno do sonho de harmonia urbana. O que não
é exatamente a cidade pública da Antiguidade ou
menos ainda a vila operária do século XIX, mas a
cidade dentro de uma cápsula de concreto, ferro
e vidro contendo praças, teatros, passagens para
pedestres, estacionamentos.3
3. FREITAS, Ricardo Ferreira. Nas alamedas do consumo: os
shopping centers como solução contemporânea de lazer nas
cidades globalizadas. In Contato, Brasília, ano 1, n.2, jan./mar.
1999. p.127-138.
Identidade, sociabilidade e cultura metropolitana
Para além dos shopping centers representarem uma
sociedade de proliferação, de orientação global na
estética e na concepção dos espaços interiores, eles
trazem em si uma idéia de extraterritorialidade e de
extemporâneo, como fragmentos ou ilhas sedutoras invadem as metrópoles e as cidades brasileiras.
O shopping, não só se configura como um lugar de
trânsito e de consumo aliado ao lazer, mas também
pode ser visto como uma poderosa síntese da cidade possível, pois, lá, recria-se a atmosfera do triunfo
da modernidade, isto é, de todos os seus mitos. Só
que esse triunfo é apenas uma fantasmagoria, ainda que bem sucedida na sua realização enquanto
espaço metropolitano e cosmopolita. Por isso este
espaço repete-se sempre da mesma forma.
O shopping é um artefato perfeitamente adequado à hipótese do nomadismo contemporâneo:
qualquer pessoa que tenha usado um shopping
uma vez pode usar qualquer outro, em outra cidade, da qual não conheça sequer a língua e os costumes (...) o shopping produz uma cultura extra
territorial... (Sarlo, 1997:18).
Se os shopping centers, de um lado, apresentam-se
de forma indiferenciada em qualquer metrópole no
mundo, por outro, eles apontam para a idéia de não
existe mais a possibilidade de representar uma metrópole com uma linguagem única. Esta afirmação
pode ser paradoxal, mas não o é porque eles surgem como expressões da dissolvência das centralidades urbanas, concorrem com os antigos centros
urbanos e estabelecem outras formas de sociabilidade.
mercial é a mesma do shopping center, das grandes
cidades ou metrópoles. Isto implica ter em conta o
mesmo efeito social e cultural nessas cidades.
MacDonalds ou shopping centers, não são a única
linguagem, mesmo em uma metrópole como São
Paulo ou nas grandes ou pequenas cidades do Brasil. A atenção concentra-se nas diferenças ou na
pluralização da cultura, onde novos conflitos se explicitam e as subjetividades se multiplicam.
b) A linguagem polifônica da metrópole São Paulo
São Paulo é desprovida de um eixo espaço-temporal
e a sua abundante profusão de signos constituem,
em igual escala, incessantes diálogos polifônicos.
São essas diversas vozes que dão expressão a pluralidade cultural coexistentes em São Paulo.
Além da profusão de signos, a metrópole caracteriza-se por ser mutante, ela se altera constantemente, um exemplo dessa alteração está na sua principal avenida, a Paulista, pois, em alguns lugares,
na média de idade das suas edificações, ela possui
menos de 30 anos.
Foto: Avenida Paulista – São Paulo
A triunfadora união de lazer e consumo, em espaços
de difícil definição, visto que podem ser públicos e,
ao mesmo tempo, privados. A conseqüência é a dificuldade em definirmos os novos limites entre o
público e o privado, cuja conseqüência é uma sociedade onde os conflitos já não comportam os conceitos mais tradicionais de cidadania.
Outro aspecto a ser considerado é o fato de que
qualquer cidadezinha com mais de cem mil habitantes, ou até menos, possui um centro comercial
ou uma galeria, cuja concepção arquitetônica e co-
Fonte: http://www.terra.com.br/cidades/
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
37
Carvalho E.
Como qualquer outra grande metrópole, no mundo, São Paulo é descentrada, onde os confins internos tornam-se mais frágeis, imprevisíveis e as
categorias de centro e periferia revelam-se superadas. Para além dessas constatações, igualmente fica
mais difícil, praticamente impossível, representar
em um só mapa todos os signos metropolitanos e,
bem como, muito menos obter as orientações contidas nos antigos mapas.
dentro da metrópole e identificar-se nos diálogos
das múltiplas subjetividades propostas.
A cidade moderna construiu os seus labirintos,
sem deixar de ter o seu centro, todavia, a metrópole contemporânea, dissolve o seu centro fazendo
com que o labirinto se estenda por toda a periferia,
quando não, por todas as outras cidades. Seus confins internos e externos não estão mais presentes.
Estes signos constroem um universo labiríntico cuja
identificação passa pelas torres edificadas para servirem os escritórios das grandes empresas de alta
tecnologia, comerciais e de serviços, também são
os “outdoors” eletrônicos que parasitam em paredes e painéis distribuídos em locais de intenso
trânsito. São os meios de comunicação que levam
para o interior das residências o mundo exterior, os
signos, inspirando novos comportamentos e subjetividades.
Esses labirintos estão por toda a metrópole, como
sugere Beatriz Sarlo, em seu livro “Cenas da vida
Pós-Moderna. Intelectuais, arte e vídeo cultura na
Argentina”:
As culturas urbanas são uma mistura dinâmica,
um espaço varrido pelos ventos dos meios de
massa...
‘Hibridização’, ‘mestiçagem’, ‘reciclagem’,´ mescla’, são as palavras usadas para descrever o
fenômeno. Os setores populares já não vivem limitados ao espaço físico do bairro, da favela ou
da fábrica. No telhado das casas, nas ladeiras
enlameadas ocupada pelas favelas, ao longo das
autopistas de acesso às cidades, nos conjuntos
habitacionais arruinados, as antenas de televisão
traçam linhas imaginárias de uma nova cartografia cultural. (p.101).
A cultura metropolitana de São Paulo, propõe uma
espacialidade que difere em muito àquela do século
XIX, cuja racionalidade impunha uma fixidez espacial, hoje, a sua espacialidade é móvel, extraterritorial e carregada de novos signos.
Esta condição de São Paulo exige de seus habitantes um esforço para constituir referências, a partir
desse universo de signos e da ausência de uma centralidade ordenadora das orientações. É esse mapa
mental que de certa maneira auxilia os viajantes
metropolitanos a reconstituírem a cidade possível
38
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Em São Paulo, como em outras cidades brasileiras,
em um dia passamos por um prédio e, no outro, o
mesmo prédio ter desaparecido ou se transformado em outra, nessa condição são os antigos cinemas
transformados em igrejas evangélicas, ou ainda, estas transformadas em “Bingos”.4
Se as novas tecnologias informacionais invadem os
espaços metropolitanos, a comunicação, no sentido
mais geral, passa a ser peça importante na orientação dos viajantes e de como eles enfrentam as
novas formas de sociabilidade, principalmente de
como se realizam as suas maneiras de experimentar o pertencimento a uma metrópole, um bairro e
uma identidade. (Barbero, 1994: 36)
É essa experimentação do pertencimento que cria
incessantemente os chamados “não lugares”, ou
seja, as equipes de futebol profissional têm formado diversos grupos de torcedores, o quais possuem
as mais diversas origens, sejam elas socioeconômicas, sejam raciais, ou mesmo, de regiões metropolitanas e bairros diferentes. Essas afiliações
nem sempre são permanentes. Outro exemplo, nas
grandes construções públicas ou privadas que são
concebidas, em seu arquitetônico, para terem uso
múltiplo.
São Paulo apresenta-se de forma mutante e polifônica, fazendo do espaço metropolitano, um espaço
de trânsito e polissêmico nas oportunidades e na
4. Casas de jogos de azar.
Identidade, sociabilidade e cultura metropolitana
busca das identidades possíveis de serem vivenciadas.
c) Os viajantes metropolitanos e as identidades
múltiplas
A idéia da cultura metropolitana como cultura viajante é adequada tanto pelas viagens reais que os
habitantes metropolitanos têm de empreender todos os dias, como pelo trânsito que estes mesmos
habitantes realizam pelas múltiplas identidades forjadas na metrópole.
O estado de São Paulo e, particularmente a metrópole de São Paulo, sempre teve um significativo contingente populacional de afrodescendentes.
Este fato não facilita uma identidade fixa e única
para os afrodescendentes, mesmo considerando
que os negros são os mais vitimados pelas desigualdades sociais, tão acentuadas no Brasil.
Os aspectos culturais como a música, a religião e as
outras referências materiais e simbólicas da cultura,
não são suficientes para determinar uma identidade para os negros paulistanos ou brasileiros. Na música proliferam os adeptos do “rapp”, “funk”, samba
e “rock”, com os seus signos perfeitamente adaptados ao ambiente brasileiro. Ainda, os afrodescendentes buscam as mais variadas religiões multiplicando as suas identidades religiosas.
A identidade urbana aponta para uma heterogeneidade de referentes de identificação o que ratifica
o exemplo acima exposto, bem como, sugerem a
fragilidade dos laços de pertencimento que produzidos pela metrópole. A análise das identidades
metropolitanas remetem às
[...] a las nuevas formas de socialidad, esto es a los
diversos modos de comunicar y de habitar que la
ciudad hace hoy posibles e imposibles...5
Os habitantes da metrópole São Paulo viajam por
percursos e itinerários viários e edificados, como
também pelos itinerários simbólicos. Assim a cidade real e imaginária sempre está presente nas rotas
metropolitanas.
As múltiplas identidades só podem ser pensadas
pela existência de uma metrópole mutante e pela
profusão de signos que povoam o imaginário e a realidade metropolitana.
Na metrópole de São Paulo, os indivíduos são compulsoriamente transformados em viajantes, visto
que as freqüentes viagens empreendidas fazem
parte da vida na metrópole. Para transitar por qualquer identidade metropolitana é necessário viajar,
tanto pelos signos, quanto pelas ruas e avenidas.
Se a viagem física não é exigida, os meios de comunicação, principalmente a televisão, abarrotam
o imaginário com cenas e imagens sem referência
espacial ou temporal, tal como conhecemos.
Toda a riqueza cultural produzida no Brasil e, particularmente em São Paulo, passa por um processo
de redefinição, cujo sincretismo passa a norteá-la.
A metrópole adquiriu uma importância extraordinária, visto que sua caracterização será em grande
parte resolvida se levarmos em conta sua caracterização socioespacial complementada pela sociocomunicacional (Canclini, 1998:10).
Dentre as diversas e importantes questões que a
cultura metropolitana coloca, destaca-se a mais impertinente às metrópoles dos países com profundas
desigualdades sociais, como o Brasil: se as múltiplas
identidades requerem que pensemos as novas formas de sociabilidade, mediadas ou não pela comunicação, quem será o protagonista ou serão os
protagonistas frente aos complexos problemas urbanos de uma metrópole como São Paulo?
5 Barbero, op cit., p.39.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
39
Carvalho E.
Bibliografía
AUGÉ, M. (1994). Não-lugares: introdução a uma antologia da supermodernidade. Campinas-SP, Papirus, (Coleção
Travessia do século).
BENJAMIN, W. (1997). Angelus Novus. Saggi e frammenti. A cura di R. Solmi, Torino: Einaudi.
BARBERO, J. M. (1994). Mediaciones urbanas y nuevos escenarios de comunicación. In Sociedad. Industria Cultural,
mitos signos y creencias. Octubre de 1994. Buenos Aires. Faculdad de Ciencias Sociales (UBA), p. 35-47.
CALVINO, I. (1991). As cidades invisíveis. São Paulo, Companhia das Letras.
CANCLINI, N. García, CASTELLANOS, A. & MANTECON, A.R. (1996). La ciudad de los viajeros. Travesías e imaginarios
urbanos: México, 1940-2000. México D.F.: Editorial Grijalbo.
CANCLINI, N. García. (1989). Culturas Híbridas. Estrategias para entrar y salir de la modernidad. México D.F.: Grijalbo.
CANCLINI, N. García. Culturas urbanas de fin de siglo: la mirada antropológica. http://www.unesco.org/issj/rics153/
canclininispa.html
CANEVACCI, M. (1993). A cidade polifônica. Ensaio sobre a Antropologia da comunicação urbana. São Paulo: Nobel.
CANEVACCI, M. (1996). Sincretismos. Uma exploração das hibridações culturais. Trad. de Roberta Barni. São Paulo:
Istituto Italiano di Cultura/Instituto Cultural Italo-Brasileiro/Studio Nobel.
CANEVACCI, M. (1995). Uma vertigem de signos. Cidade, Revista do Patrimônio Histórico/Secretaria Municipal de Cultura. São Paulo: ano 2, n°3 . 8-11.
CANEVACCI, M. una entrevista concedida al jornal O Estado de São Paulo, em 2 de abril de 1995.
CARVALHO, E. (1998). A sociabilidade fragmentada na metrópole contemporânea. Tese de doutorado, defendida na
Faculdade de Ciências e Letras, UNESP - Campus de Araraquara.
CLIFFORD, J. (1995). Las Culturas del viaje. Revista de Occidente, Mexico D.F: Jul-Ag, 45-74.
FREITAS, R.F. (1989). Nas alamedas do consumo. In Contato. Brasília, ano 1, n2, jan/mar, 127-138.
PETER, P.P. (2000). A vertigem por um fio. Políticas da subjetividade contemporânea. São Paulo, FAPESP/Iluminuras.
RICOEUR, P. (1986). Il tempo raccontato. In aut aut, n° 216, novembre-dicembre, Milano, 23-40.
SARLO, B. (1997). Cenas da vida pós-moderna. Intelectuais, arte e vídeo-cultura na Argentina. Rio de Janeiro, Editora
da UFRJ.
SIMMEL, G. (1976). Il conflito della cultura moderna. A cura di Carlo Mongardini, Bulzoni, Roma. Jornal Folha de São
Paulo. Edição de 21/11/1998
40
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 39-48
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
HACIA LA DIPLOMACIA CULTURAL DE COLOMBIA.*
Panorama de la Oferta Cultural Colombiana en Inglaterra (2004-2009)
Towards cultural diplomacy in Colombia.
An Overview to the Colombian Cultural Offer in England (2004-2009)
Íngrid Elizabeth Rueda Posada**
Resumen
Este trabajo trata el tema de la Diplomacia Cultural (DC) como una herramienta de la política exterior colombiana. La
DC definida como el intercambio de ideas, información, arte y otros aspectos de la cultura entre las naciones y sus
gentes, entre los Estados y la sociedad civil internacional, con el fin de afianzar un entendimiento mutuo. Mi propuesta
toma en consideración uno de los componentes principales de la DC mediante un caso particular, la Oferta Cultural de
Colombia en Inglaterra, y analizo cómo la Diplomacia Cultural del país ha hecho uso de esta Oferta Cultural como insumo para su desarrollo en términos estratégicos de la política exterior del Estado. Se trata de un modelo de operacionalización de la DC y de sugerir la institucionalización de la misma, como garante del éxito de sus objetivos en el largo plazo.
Palabras clave: diplomacia cultural, oferta cultural, política exterior, relaciones internacionales
Abstract
This paper examines the concept of Cultural Diplomacy (CD) as a tool in Colombian foreign affairs. CD is defined here
as the exchange of ideas, information, art and other cultural aspects between nations and their people, between states
and the international civil society, in order to foster a mutual understanding. My proposal takes into consideration one
of the main components of CD through a particular case —the Colombian Cultural Offer in England. I analyzed how
this last one has been used by CD in terms of strategic foreign State policies. This is a model of operationalizing CD, and
suggests its institutionalization as a way to ensure its success in the long term.
Keywords: Cultural Diplomacy, Cultural Offer, foreign affairs, international relations
Fecha recepción: mayo 10
Fecha aceptación: mayo 21
* Este trabajo es una síntesis de la monografía de grado “Hacia la Diplomacia Cultural de Colombia. Caso: Panorama de la Oferta Cultural Colombiana en Inglaterra (2004-2009)” para optar por el título de Politóloga de la Universidad de los Andes. El documento es el resumen de la ponencia
presentada en el Coloquio de Ciencia Política, 5-6 Mayo de 2010 de la Universidad de los Andes, Bogotá-Colombia.
El periodo de cinco años alude al momento histórico en que se dieron tres factores incidentes en la actividad cultural, tanto del Reino Unido como
de Colombia, a saber: 1.Terrorismo en Londres 05/07/05, 2. Crisis económica que afectó al Reino Unido a finales 2007, y 3. Inicio en 2007 de la
política de gestión internacional del Ministerio de Cultura de la República de Colombia.
∗∗ Politóloga de la Universidad de los Andes. Profesionalmente se ha desempeñado en el ámbito musical (Inglaterra 1999-2007), y en la dirección comercial en el sector ferroviario (Valencia-España 2007-2008). Miembro del Forum for young leaders del Institute for Cultural Diplomacy (Alemania).
Correo electrónico: [email protected] o [email protected]
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
41
Rueda I
Introducción
Son dos las inquietudes principales que me motivaron a encausarme en la investigación sobre el
tema de la DC: primero, la relevancia de la cultura en el proceso de acondicionar las relaciones internacionales de Colombia en un contexto donde
aún predomina el tema del narcotráfico y del conflicto armado. Y segundo, planteo el término de
“contraconquista”1 a través de la cultura, señalado
por Aharonian Coriun (1994) como una alternativa de la política exterior colombiana que sirva de
herramienta para repensar las estrategias en dicha
materia a través del uso de la cultura en todas sus
expresiones.
La Diplomacia Cultural (DC), como una herramienta
de la política exterior colombiana, entra a ser parte de un contexto político internacional en donde
están cambiando constantemente las estrategias
de aproximación entre los Estados y en donde la
agenda internacional se diversifica constantemente
e incorpora temas relacionados con la cultura o se
abordan asuntos de preocupación mundial desde la
cultura2. La DC se entiende como una tendencia que
permite a los Estados una alternativa en la gestión
diplomática a través de la revaloración del papel
de la cultura en las relaciones internacionales. En
mi investigación opto por explicar la DC como “el
intercambio de ideas, información, arte y otros aspectos de la cultura entre las naciones y sus gentes con el fin de afianzar un entendimiento mutuo”
1. La “contraconquista” hace referencia al hecho por el cual
Latinoamérica no solamente era conquistada con modelos
musicales provenientes de Europa sino que desde muy temprano los exportaba al mismo continente europeo. “Una vez
conquistada América, Europa es contraconquistada con músicas y bailes del Nuevo Mundo” (Coriun, A. 1994: 197).
2. “Why Culture matters: Climate Change is a Cultural Change”
título de la sesión de clausura por Anthony Giddens en la Conferencia internacional sobre el cambio climático como cambio
cultural, en Essen- Alemania, 8-10 Junio de 2009. Este evento
ilustra cómo asuntos de relevancia en las agendas políticas internacionales se debaten desde un marco cultural. Sirvió a la
vez de pre-cumbre mundial de Copenhagen, realizado con el
propósito de incentivar nuevas ideas y consolidar el debate
social internacional sobre el tema del cambio climático.
42
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
(Cummings, M. en Schneider, C. 2003, p. 3), incluso
extiendo la definición al intercambio de tipo cultural entre los Estados y la sociedad civil internacional. Pero, ¿quiénes son los actores óptimos en este
tipo de diplomacia? Tanto el sector privado como el
Estado son actores fundamentales para la DC. Sin
embargo, en mi trabajo destaco el rol del Estado en
cuanto al diseño institucional de la DC y examino
casos de DC institucionalizada en países como Brasil, Reino Unido, Canadá y México, sin el ánimo de
convertirlo en un estudio comparado para el propósito de mi investigación (en este artículo omito esta
sección de ejemplos en el mundo por cuestiones de
síntesis, pero igualmente se puede consultar en la
monografía completa).
Recientemente, el concepto de DC se ha venido
analizando a partir de la idea de soft power enunciada por Joseph Nye (desarrollado en 2004 aunque el
concepto viene acuñándose desde 1990 en su obra
Bound to Lead) y de la nueva diplomacia pública3 .
Soft Power o poder blando se refiere a la habilidad
de obtener lo que se quiere a través de la atracción
en lugar de usar la coerción y los pagos (poder económico), ambas estrategias contenidas en lo que
Nye llama el “poder duro”. Según Nye, con el poder
blando “se busca hacer que la gente quiera las cosas
que uno quiera…entre más pueda obtener a través
de la atracción, menos gastará en zanahorias y garrotes…” (Nye, J. 2009. Harvard-ICD. Videoconferencia). El soft power es el concepto principal sobre
el que se edifica la DC de Colombia, sin embargo,
no creo que sea la única base conceptual sobre la
que se deba fundamentar esta herramienta, ya que
según mi análisis, no se trata sólo de atraer para
persuadir sino de atraer para construir.
Por su lado, la diplomacia pública es el mecanismo
para hacer efectivo el poder blando. “La diplomacia pública (DP) se constituye de todas las políticas
3. Nueva Diplomacia Pública es un término enunciado por Nicholas Cull (2009) refiriéndose a las definiciones sucintas del
vocabulario de la Diplomacia pública contemporánea, que incluye la evolución en materia tecnológica de las comunicaciones y la información, y da relevancia igualmente al concepto
de “soft power” o “poder blando”.
Hacia la diplomacia cultural de Colombia. Panorama de la Oferta Cultural Colombiana en Inglaterra (2004-2009)
de comunicación dirigidas hacia el exterior con el
objetivo de influir positivamente en la imagen y la
percepción de la opinión pública general sobre un
país determinado” (Cull, N. 2009). La DC ha sido
considerada uno de los elementos de la nueva DP.
Sin embargo se diferencian en tanto la DP tiende
a obtener resultados en el corto plazo con estrategias de mercadeo, manejo de las comunicaciones e
información, mientras que la DC persigue objetivos
en el largo plazo, consolidando relaciones entre naciones, sociedades, Estados, con base en el intercambio cultural.
La pregunta que me propuse responder en el desarrollo de la investigación fue: ¿Cómo ha hecho uso
la Diplomacia Cultural de Colombia de la Oferta Cultural colombiana en Inglaterra, como insumo para
su desarrollo en términos estratégicos de la política
exterior del Estado?
De acuerdo con las observaciones y análisis del
caso dentro del tema de investigación, formulé el
siguiente argumento: Para el Estado colombiano, la
noción de Diplomacia Cultural es incipiente y el desconocimiento de su alcance conlleva a subvalorar su
utilidad como estrategia de la Política Exterior del
país, razón por la cual no hay una conciencia institucional en materia de conocimiento y organización
de la oferta cultural de Colombia en el exterior como
insumo para la Diplomacia Cultural colombiana.
Metodología
Partí de uno de los componentes básicos de la DC,
es decir, la Oferta Cultural4 (OC). Me enfoqué en un
caso en concreto: la OC de Colombia en Inglaterra.
Dentro de este contexto multicultural evalué la DC
de Colombia, a través de la observación y análisis
de la OC colombiana y su dinámica en materia de
representación del país, escenarios, espacios culturales, tendencias, actores convocantes, convocados
y principales divulgadores de la cultura colombiana
en Londres, a propósito del manejo estratégico en
este campo de la política exterior. Ésta sería la primera aproximación investigativa sobre el tema de la
DC de Colombia, cuyo diagnóstico se fundamenta
en el análisis desde dos de los lentes discursivos de
una DC (instrumental y direccionalidad), propuestos por Villanueva (2007)5. Decidí tomar el riesgo de
reducir esta evaluación a un solo caso de estudio y
por tanto afrontar el peligro de sesgar la información y resultados de esta investigación, pero le estoy apostando a un modelo de aproximación operativa de la DC que incumbe la OC de Colombia en un
contexto internacional y cosmopolita, el cual puede
ser aplicable en otros países de interés estratégico
para la política exterior colombiana.
Oferta Cultural y Diplomacia Cultural: Las patas
de la mesa: con la analogía de “la mesa” aludo a
la Diplomacia Cultural y “las patas de la mesa” corresponden a la Oferta Cultural (OC) por un lado,
los arreglos institucionales que actúan en función
de la DC (sector gubernamental o no gubernamental) y por otro, los lineamientos conceptuales y programáticos de la DC. La DC se nutre de esta OC, ya
que en materia de representación simbólica, la OC
se convierte en el vehículo que transporta lo que
se quiere representar, direccionada por la DC. Por
ende, el mensaje es importante.
Diagnóstico de la Diplomacia Cultural colombiana
Según el documento que contiene las memorias
al Congreso 2009, “el Ministerio de Relaciones Exteriores ha iniciado la implementación de la diplomacia cultural como una herramienta de la política
exterior de Colombia” (Min. Rel. Ext. 2009, p.129).
En la tabla a continuación, se encuentra el marco
general de la DC colombiana, cuyos componentes
explicaré más adelante.
4. Oferta Cultural definida según el caso del presente trabajo, como
el conjunto de expresiones culturales que hacen parte del patrimonio cultural del país, como son: música, artes plásticas, artes escénicas y festivales, propios y representativos de la cultura colombiana en
toda su diversidad, para la muestra cultural de Colombia en el ámbito
internacional.
5. Instrumental, Securitización, Espacialidad, Direccionalidad
y División público/privado.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
43
Rueda I
DIPLOMACIA CULTURAL DE COLOMBIA
DECRETO 0401 DE 1983 “Plan de Promoción de Colombia en el Exterior”
Instituciones
S. Público
Ministerio de Rel.
Exteriores
Viceministerio de asuntos
multilaterales
Dirección
de Asuntos Culturales)
Embajadas/Attaché Cultural.
Min. Cultura
Min. Educación
Acciones*
2008-2009
263 actividades en 52 países:
Europa (102)
Suramérica (62)
Asia, África y Oceanía (44)
Norteamérica (32)
Centroamérica y Caribe (23)
Porcentajes:
Empresas privadas, 26.2 Artes plásticas, fotografía,
Medios de
arquitectura, artesanías,
Comunicación
gastronomía.
Otros empresas
22.8 Música
Transnacio-nales
20.9 Académicas (ferias del
y promotores de
libro, Conferencias, etcétera)
artistas,
17.1 Artes escénicas
según las
12.9 Cine
actividades
*Presencia cultural en Chinaartísticas del
Juegos Olímpicos 2008
Plan de promoción. *Convenios bilaterales de
cooperación cultural, deportiva
y educativa. *Convenios para la
prevención del tráfico ilícito de
bienes culturales (8 firmados y
6 en vigor).
* 48 Conciertos 20.07.2010
Bicentenario en 44 países.
S. Privado
Aunque el primer encuentro Andino sobre DC se
realizó en Bogotá hacia Septiembre de 2007 y se
convirtió en el primer impulso para crear un espacio de DC en las instituciones del Estado6, el marco
* Min. Rel. Ext. en Memorias al Congreso 2009, informe del
número y porcentajes según el tipo de actividades realizadas
en el Exterior, como parte de la DC colombiana entre Julio
2008 y Mayo 2009.
6. En Colombia se realizó el Primer Encuentro Andino sobre
Diplomacia Cultural en Septiembre de 2007, convocado por
la UNESCO. Según Edgar Montiel (2007) director de asuntos
culturales de esta organización, “la realización de una diplomacia cultural requiere ciertas adaptaciones a nivel institucional. Como se trata de comunicar al exterior una obra colectiva,
como es la cultura de una nación, esta diplomacia tiene que
ser altamente participativa, atenta a las producciones artísticas, culturales, intelectivas y científicas de la comunidad nacional, y establecer una relación fluida y democrática con los
creadores, sea que estos estén dentro o fuera del país. Saber
44
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Recursos
Financiación
O.C
*Listado de académicos (interno del
Min. Rel. Ext)
Min. Hacienda
y sector privado
Países según
acuerdo de comisiones mixtas
*Contactos informales a través de
intermediarios en
las Embajadas
*Portafolio de artistas de promotores (sector privado)
*Portafolio de artistas de Cancillería
y recomendaciones
del Sinic del Min.
Cultura.
legal de la DC en el país data de 1983, con el decreto 0401 sobre el “Plan de Promoción de Colombia
en el Exterior”. El decreto fue expedido bajo el gobierno de Belisario Betancur y el Canciller Rodrigo
Lloreda Caicedo el 10 de Febrero de 1983. Según
información reciente, este decreto está en proceso
de revisión y ajustes, ya que a la fecha, casi 30 años
después, muchas de las instituciones participantes
fueron liquidadas o modificadas y no operan en la
actualidad según como está redactado en el decreto (ej: Focine, Inravisión, Colcultura).
identificar el lado auténtico, innovador, esmerado, novedoso
de las creaciones y saber presentarlas para hacerlas atractivas,
tomando en cuenta que la globalización ha generado una sensibilidad ávida de novedades en todos los ámbitos” (Montiel,
E. 2007).
Hacia la diplomacia cultural de Colombia. Panorama de la Oferta Cultural Colombiana en Inglaterra (2004-2009)
El objetivo del decreto es “desarrollar los convenios
culturales y científicos vigentes y difundir y promocionar la imagen integral del país en el exterior en
los aspectos políticos, económicos y socioculturales” (Decreto 0401-1983:1).
Para la ejecución del plan se crean un Consejo Nacional de Coordinación, una Comisión Ejecutiva de
Convenios y Promoción Cultural y Científica, y una
Comisión Ejecutiva de Imagen y Divulgación.
El Consejo Nacional de Coordinación, en cabeza
del Presidente de la República, formula las políticas para lograr los objetivos del plan y también lo
evalúa.
La primera comisión con participación de instituciones estatales como la Cancillería, Min. Educación,
Coldeportes, Colciencias, ICETEX, y otras de carácter cultural a nivel de distrito o nacionales, se encarga de todas las acciones pertinentes para el funcionamiento, cumplimiento y apoyo de los convenios
culturales vigentes que promuevan actividades culturales, educativas y científicas en relación con el
objeto del plan.
La segunda comisión constituida tanto por el sector
estatal como por organizaciones de carácter privado, se encarga de todos los programas y proyectos
dedicados a la divulgación de la imagen de Colombia en el Exterior. Ambas comisiones tendrán una
Secretaría Ejecutiva, responsabilidad del jefe de la
División de Relaciones Culturales y Divulgación del
Min. Rel. Ext. Así mismo, el Consejo Nacional de
Coordinación cuenta con una Secretaría a cargo del
Secretario General del Min. Rel. Ext.
Por otra parte, la financiación del plan tiene su base
en los aportes del sector privado, en el presupuesto
asignado por el Estado de acuerdo con las partidas
de las instituciones vinculadas en el decreto y el
fondo rotatorio del Min. Rel. Ext. Dichos fondos se
destinarán a los proyectos y programas relacionados con los convenios, gastos de transporte, correo,
estudios contratados para desarrollar el plan, producción y distribución del boletín “Colombia Internacional” (esta revista actualmente es producida
por Fescol parte de FES-Friedrich Ebert Stiftung,
una institución político-cultural privada) , y demás
gastos que se requieran para ejecución del plan.
Ahora bien, los canales institucionales de la DC al
interior de Cancillería corresponden a una dinámica
que va en dos direcciones: una, la que determina
el índice de la política exterior según el orden de
prioridades en esta materia; y otra, la propuesta de
las actividades culturales desde las Embajadas para
seguir los lineamientos del Ministerio. El Viceministerio de asuntos multilaterales es el encargado de
coordinar esta herramienta de DC a través de la Dirección de asuntos culturales. La Dirección de asuntos culturales del Min. Rel. Ext. tiene dos grupos:
por un lado la coordinación de gestión de temas culturales, educativos y deportivos, y la gestión para la
lucha contra el tráfico ilícito de bienes culturales, y
por otro, la coordinación de DC con base en las actividades culturales en más de 45 países a través de
las misiones diplomáticas. A su vez, esta Dirección
está trabajando en coordinación con la Dirección de
Cooperación Internacional en el marco de cooperación Sur-Sur7. Es decir, operativamente la DC colombiana se remite a las actividades culturales y
académicas mencionadas anteriormente y no a una
gestión diplomática con base en la cultura y en el
intercambio global, evidenciando además falencias
en la pata de la mesa que se refiere a lineamientos
conceptuales y programáticos afines a una política
exterior.
Me remito a la teoría sobre DC propuesta por Arndt
(2005-2009) donde recalca que este tipo de gestión
toma forma cuando los diplomáticos que sirven a
gobiernos nacionales intentan canalizar el fluir natural de las relaciones culturales para perseguir intereses nacionales. Por lo tanto, la participación del
Ministerio de Cultura a través del SINIC (Sistema Nal.
De información Cultural) y de su política de Gestión
7. Marco de Cooperación Sur-Sur se refiere al intercambio,
creación y desarrollo de capacidades técnicas, de aprendizaje y de conocimiento entre los países de similares niveles de
desarrollo.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
45
Rueda I
Internacional de la Cultura8 hace parte fundamental
de los programas de DC de un país, pero requiere
necesariamente del Min. Rel. Ext. como ente coordinador y director de los aportes interinstitucionales
en esta materia. Si bien esta política del Min. Cultura
hace referencia al rol de la OC en materia de promoción e inserción internacional de las industrias
culturales como motor de crecimiento económico y
social del país (ver en Min. De Cultura-Compendio
de Políticas Culturales 2008:439-446)9, aún no está
explícito un plan en conjunto, un lenguaje común,
ni una asignación de funciones coordinadas con los
lineamientos de la política exterior del país. Falla la
coordinación insterinstitucional para el desarrollo
de la DC. De haber una coordinación entre las diversas agencias estatales a propósito de una política
exterior, además de entender en todas estas instancias la importancia del papel y poder de la cultura a
través del uso de la OC de Colombia en el exterior,
se podrían aprovechar al máximo en materia de DC,
eventos mundiales como la Expo-Shanghai 201010
donde Colombia estará presente también.
8. Los cuatro ejes de gestión comprendidos en el documento
del Ministerio de Cultura son: Colombia diversa: cultura para
todos, fortalecimiento de la gestión cultural, Cultura para la
paz y la convivencia y Emprendimiento cultural.
9. Colombia en relación a “… las participaciones, como invitado de honor, en las Ferias Internacionales del Libro de Guadalajara, en noviembre de 2007, y de Chile, en noviembre de
2008, así como en el Festival del Imaginario, evento de músicas tradicionales celebrado en París en abril de 2008… para
mostrar la diversidad cultural del país reflejada en la riqueza
de su literatura, música y artes escénicas y visuales. Colombia
se ha presentado ante el mundo como un país aferrado a sus
raíces y tradiciones, con gran proyección en sus artes de vanguardia, como un país de regiones, de múltiples identidades
que contribuyen a construir la nacionalidad”. (Min.Cultura.
Compendio de Políticas Culturales 2008, p.440)
10. Evento mundial que congrega 195 países de Mayo a Octubre del 2010, bajo el lema “better city, better life” (Mejor
ciudad, mejor vida), 70 millones de visitantes, cerca de 50
organizaciones internacionales, 20.000 actos artísticos en 33
escenarios. Este tipo de feria se realiza en un término mínimo
cada cinco años. Colombia tendrá un espacio de 1.000 m2, y
como país, se proyecta como una vitrina de negocios, como el
“socio estratégico” por excelencia. (www.expocolombia2010.
com)
46
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
El Min. Rel. Ext de Colombia quiere desarrollar conceptualmente una política de DC con base en la idea
de soft power, es decir, influir con la atracción por
medio de la cultura colombiana. El proyecto de formación académica del cuerpo diplomático en materia de DC no puede fundamentarse en una teoría
solamente, si lo que se busca es una inserción de
Colombia en los lugares estratégicos para la política
exterior; es necesario el debate social para la construcción de esta práctica diplomática.
Según los lentes discursivos propuestos por Villanueva (2007), me pareció apropiado seleccionar el
lente instrumental y el de direccionalidad para mirar la DC de Colombia, así:
Instrumental: la DC de Colombia tiene carácter
utilitarista. Sirve como instrumento de promoción
para servir a intereses comerciales y políticos. Por
otra parte se quiere usar para evitar el tráfico ilegal de bienes culturales. La OC sirvió de instrumento para la DC igualmente. La DC que se manejó a
través de las actividades 2008-2009 tuvo intereses
según temas de la política de gobierno. De las 263
actividades, 102 se realizaron en Europa, de tipo
académico mediante foros y conferencias sobre
derechos humanos en Colombia11. Temas económicos fueron los predominantes en Estados Unidos, o
vínculos históricos y sociales trabajados en los consulados de la frontera con Ecuador, dentro de las
117 actividades realizadas en América. No está muy
claro por qué sólo se realizaron 44 actividades en
Asia-Pacífico si hay intereses prioritarios de Colombia para ingresar al APEC12.
Direccionalidad: la DC colombiana es unidireccional
en su marco general, que se basa en la promoción
del país en el exterior. A pesar de los convenios bilaterales a través de las comisiones mixtas, no es
claro el proceso de seguimiento de estos acuerdos
bidireccionales.
11. La DC incluye dentro de su espectro todas aquellas actividades de carácter académico, científico, educativo, artístico
y deportivo, pues hace parte del intercambio cultural que la
define.
12. APEC: Asia Pacific Economic Cooperation, tratado de libre
comercio con Asia y el Pacífico.
Hacia la diplomacia cultural de Colombia. Panorama de la Oferta Cultural Colombiana en Inglaterra (2004-2009)
Por el momento, la DP lleva la delantera en materia
de políticas para mejorar la imagen del país en el
extranjero, atraer inversión y proyectar el turismo.
Programas de DP como son la marca país “Colombia
es pasión” y “El riesgo es que te quieras quedar”,
requieren resultados a corto plazo para cumplir con
los lineamientos de la política exterior del Gobierno
de turno. El riesgo con estas políticas cortoplacistas
de la DP es que el país se convierta en una marca
porque entonces el país sería percibido por la gente
como una marca comercial (Anholt, 2006 en Villanueva, C. 2007, p. 51). La redacción del documento
sigue unos lineamientos de adentro (nacional) hacia
afuera (internacional), pero desconoce el proceso
de reciprocidad entre las culturas de otras naciones, del cual se nutre una DC para que sea exitosa.
A propósito de la DC para cada país, Arndt (2009)
recomienda no seguir el ejemplo de DC unidireccional de los Estados Unidos, puesto que se convirtió
en propaganda, aunque el discurso apuntaba a una
DP y DC. Por tanto, en el proceso de construcción de
una DC es más importante considerar las preguntas
que las respuestas, refiriéndose a los resultados. El
“para qué” de la promoción del país en el Exterior debería ser cuestionado para evitar el error estadounidense mencionado por Arndt. Al no haber
un sentido claramente determinado en el plan, las
actividades que se emprenden para cumplir con
el objetivo no tienen una dirección que permita
avanzar en el tiempo y en el espacio institucional
y geográfico. Según las aproximaciones teóricas sobre DC, es muy fácil pasar de la DP a la propaganda
y obtener efectos negativos. Atraer a la comunidad
internacional para persuadirla de la imagen negativa de Colombia no es DC. Si examinamos la definición de nuevo, DC trata de afianzar y consolidar relaciones con otras naciones y no simplemente usar
los medios culturales para cambiar la percepción de
una imagen. Las relaciones se construyen y están
en constante cambio; por ende, en el contexto internacional que tiende hacia el cosmopolitismo, se
requiere de un intercambio recíproco en términos
de “escuchar”, aprender y comprender la cultura de
las naciones, de sus Estados y sus sociedades de interés para Colombia.
Así pues, el camino hacia la DC de Colombia se ha
comenzado a recorrer, pero por los motivos ya expuestos hay una fuerte tendencia a confundirse con
la DP y por ende con el sentido negativo de la propaganda. La contraconquista se queda relegada a
focos esporádicos de actividades culturales con acuerdo a temas coyunturales de la agenda de política
exterior. Por otra parte, la miopía a nivel de instituciones del Estado cierra las puertas a otras opciones
de organización y proyección de la DC como herramienta de política exterior. El desaprovechamiento
en muchos casos, de la OC colombiana disponible
en otros países, o la divulgación de estos artistas
como parte del patrimonio cultural de Colombia en
sociedades extranjeras, hace parte de una mirada
de corto alcance. El mirar la DC como un gasto y no
como inversión, alude a la falta de concientización
institucional. La inversión se realiza para unos resultados en el largo plazo, así como afirma Schneider
(2003) en sus recomendaciones, pues se trata de
formar una relación con otras sociedades y Estados,
a largo plazo. Igualmente esta autora señala que
mediante la DC se puede dar otra alternativa de la
presencia oficial de un Estado en otros, asunto que
estratégicamente sería muy ventajoso para Colombia en sus deseos de inserción internacional.
Panorama de la oferta cultural
colombiana en Inglaterra
En esta sección realizo una síntesis de los resultados
analizados según el caso de estudio, el cual hace
parte del diagnóstico de la DC de Colombia, y se
ofrecen elementos para dar respuesta a la pregunta inicial de investigación y al argumento formulado
en la introducción.
Oferta Cultural dispersa: no hay una OC organizada
o una base de datos o directorio donde se pueda
conocer qué hay y qué puede ofrecer la cultura colombiana en Londres. El Estado colombiano se ha
desentendido de esta parte de la comunidad colombiana y sería una excelente oportunidad para
integrar los actores que conforman la OC de Colombia en Inglaterra, brindar formación en materia de
agencia cultural, a la vez que se vincula a un progra-
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
47
Rueda I
ma de DC determinado según los propósitos de la
política exterior.
Eventos/Festivales: se remiten a esfuerzos esporádicos que con mucha dificultad han salido a flote
y son muy pocos los que cuentan con el apoyo de
la embajada colombiana (Colombianamente y Colombiage). Subrayo aquí el apoyo del Estado inglés,
contribución que va desde espacios en su programación cultural de ciclos de festivales internacionales o temáticos, hasta la colaboración financiera.
Espacios culturales: los espacios donde se puede
apreciar la muestra de cultura colombiana son locales comerciales, lúdicos o gastronómicos. No hay
un sitio específico o un espacio cultural donde la audiencia interesada pueda remitirse para apreciar con
regularidad las manifestaciones del arte colombiano.
Es necesario apoyar la presentación de artistas colombianos así no sea el espacio cultural más reconocido, y promover la divulgación de estos eventos; esto poco a poco ayudará a que los espacios
establecidos conozcan la oferta y la incluyan en su
programación en un futuro (attaché cultural, Embajada de Colombia en el Reino Unido, 2010).
Tendencias de la Oferta Cultural colombiana en Inglaterra: la música es la expresión cultural que más
atrae a la audiencia en Gran Bretaña. Dentro de los
ritmos latinos sobresale la “salsa”, por tanto hay demanda de este ritmo y a su vez hay oferta de salsa
colombiana, la cual ha sido reconocida últimamente. Este reconocimiento que se hace a nivel internacional podría ser utilizado en una política de divulgación de la OC de Colombia en Inglaterra, ya que al
momento hay escuelas de salsa colombiana y es a
través de la enseñanza como también se transmiten
los valores de una cultura. La DC podría disponer
de este elemento como insumo para su desarrollo
y proyección.
La contraconquista y la integración social internacional se evidencian en un proceso de “fusión”
como tendencia de la OC. A este respecto, el arte
contemporáneo de jóvenes artistas colombianos
comienza a llegar a galerías privadas.
48
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
En los últimos años la literatura13 (además del caso
extraordinario de Gabriel García Márquez) ha tenido un gran acogida gracias al programa de DC del
Reino Unido.
Representación de Colombia a través de la Oferta
Cultural: es difícil llevar un mensaje desde los intereses de la política exterior a la OC colombiana
para que ésta a su vez lo extienda de manera sutil
a través del arte, si falla la comunicación embajada
- artista.
Los convocantes, convocados y divulgadores de la
Oferta Cultural: la convocatoria no es coherente ni
constante y viene de promotores del sector privado principalmente y se remite a eventos puntuales. Llama la atención que no hace mucho que la
OC colombiana se movía en Inglaterra gracias a la
promoción y divulgación por parte del negocio del
“lavadero”. Esta situación evidencia la debilidad institucional de una DC, puesto que no se trata de patrocinar artistas, pero sí de afianzar relaciones culturales y políticas con otras naciones para facilitar el
intercambio cultural y evitar que esto suceda como
reflejo de los conflictos internos del país.
Relación entre el Estado Colombiano y la Oferta Cultural: la relación entre la OC y el Estado se maneja a
través de promotores, medios de comunicación, algunos corresponsales de la prensa nacional. Prima
la problemática de la falta de comunicación entre
el Estado y la OC, así que habría que fortalecer este
encuentro para lograr tener una oferta con más posibilidades y un mejor entendimiento de la política
exterior del país para aunar esfuerzos en la divulgación del mensaje de integración, inserción mundial,
en fin, el que se acuerde según la política de Estado
a través de la cultura. La falta de lazos entre la OC y
el Estado trae como consecuencia que un sector importante de esta muestra cultural colombiana quede excluida de la actividad cultural que promueve
la embajada (según la attaché cultural, actualmente
intentan realizar una actividad por mes).
13. “Desde 2008 se han traducido al inglés varias obras; en
2009, The Armies (Los ejércitos) de Evelio Rosero ganó el Independent Foreign Fiction Prize; este año se publicarán tres
trabajos de tres escritores colombianos” (Sorzano, O. 2010).
Hacia la diplomacia cultural de Colombia. Panorama de la Oferta Cultural Colombiana en Inglaterra (2004-2009)
Conclusiones y sugerencias
Si bien la OC corresponde a una pata de la mesa,
cuando aludimos al conjunto de elementos que reúne una DC, si falla una pata la mesa cojea. De igual
manera mi análisis de la situación insiste en que si
hay fallas en la estructura y en la definición programática de la DC, se verán reflejadas en la OC y este
recurso se puede desperdiciar, como está pasando
en la actualidad. El ejercicio de la construcción de la
OC obedece igualmente al ejercicio de construcción
de la DC.
El concepto de la DC para Colombia debería debatirse en espacios de reflexión. Del mismo modo, como
sugiere Arndt (2009), la DC funciona según la discusión y reflexión que cada país haga de la misma,
y en efecto las preguntas son más valiosas que las
respuestas en este proceso.
El decreto 0401 de 1983 está caducado para legitimar un programa de DC, sobre todo si Colombia
busca la inserción en las políticas internacionales de
vanguardia. Es necesario manejar un lenguaje común entre las instituciones que contribuya al desarrollo de la DC y así mismo determinar el “para qué”
de las políticas de promoción, diálogo, convenios y
proyección de Colombia en los Estados especificados en el índice de la política exterior.
Si Colombia está intentando ingresar al APEC, aunque no cuente con representación diplomática sufi-
ciente en el área, puede proyectarse a través de una
DC, pues ésta se encarga del acondicionamiento de
las relaciones con estos Estados y sociedades del
Asia Pacífico mediante los intercambios y actividades culturales a gran escala, haciendo uso de la OC
de Colombia disponible en el exterior.
Se requiere de un esfuerzo conjunto tanto para la
organización e institucionalización de la DC como
para la concientización de las diversas instancias
estatales coordinadas por la Cancillería, en relación
con la valoración de la cultura como base para la
política y los temas de la agenda internacional.
Por último, pero no menos importante, sugiero la
implementación de un “Instituto para la Cultura Colombiana” como eje articulador entre la OC y la DC.
De esta manera se podría llevar un control institucional directo con arreglo a objetivos y resultados
de la DC previstos en el largo plazo. Por otra parte,
las actividades propias de la DC se concentrarían en
esfuerzos continuados y con una proyección a futuro. La audiencia a la que se quiere llegar podría
contar con un referente institucional de la cultura
colombiana en el exterior y se facilitaría la divulgación cultural desde este espacio.
Resumiendo, la DC requeriría de un Estado para la
coordinación interinstitucional, una OC organizada
y una institucionalidad que permita constituir una
forma de hacer diplomacia.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
49
Rueda I
Bibliografía
Arndt, R. (2005). The First Resort of Kings: American Cultural Diplomacy in the Twentieth Century. Washington: Potomac Books, Inc.
Arndt, R. (2009). ¿Cultura o Propaganda? Reflexiones sobre medio siglo de diplomacia cultural de Estados Unidos. Revista Mexicana de política Exterior, nº 85. Febrero. México, Instituto Matías Romero.
Coriun, A. (1994). Factores de Identidad Musical latinoamericana tras cinco siglos de conquista, dominación y mestizaje. Latin American Music Review / Revista de Música Latinoamericana, Vol. 15, No. 2. University of Texas Press.
189-225.
Cull, N. J. (2009) Diplomacia Pública: Consideraciones teóricas. Revista Mexicana de política Exterior, nº 85. Febrero,
Instituto Matías Romero, México, (1), 55-92.
Demos. (2007) Bound, K; Briggs, R; Holden, J; Jones, S. Cultural Diplomacy. Demos Uk. www.demos.co.uk
Mark, S. (2008). A Comparative Study of the Cultural Diplomacy of Canada, New Zealand and India. ������������������
University of Auckland, Nueva Zelanda. (tesis doctoral).
Schneider, C. (2003). Diplomacy that Works: best practices in Cultural Diplomacy. Estados Unidos: Center for Arts and
Culture, Georgetown University. www.culturalpolicy.org.
Villanueva, C. (2007). Representing Cultural Diplomacy: Soft Power, Cosmopolitan Constructivism and Nation Branding
in Mexico and Sweden. Acta Wexionensia Nº 116/2007. Suecia: Växjö University Press.
50
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 49-63
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
Sujetos procesales.
(Partes, terceros e intervinientes)*
Procedural parties
(Parties, third parties and moving parties)
John Jairo Ortiz Alzate**
Resumen
Este artículo se propone discernir con claridad y sencillez, la connotación, función y significación de cada uno de los
sujetos que intervienen en un proceso judicial y delimitar teóricamente sus alcances. Aunque tienen diferentes denominaciones, todos ellos son aspectos de una misma institución: sujetos procesales. Su tratamiento diferenciado sólo se
justifica por la necesidad de claridad expositiva y didáctica.
Palabras clave: sujetos procesales, parte, tercero, interviniente
Abstract
This article aims to plainly discern, the connotation, function and significance of each party involved in a prosecution,
and theoretically define its scope. Although every party has different names, they all are aspects of the same body:
procedural parties. Their treatment is differential exclusively on the basis of clarity of presentation and teaching.
Keywords: procedural parties, party, third party, moving party
Fecha recepción: abril 15
Fecha aceptación: abril 29
*
Este artículo hace parte de un avance de investigación en curso, denominada “Sujetos procesales”.
**
Abogado y Magíster en Derecho Procesal, Universidad de Medellín. Profesor de pregrado y posgrado Teoría General del Proceso
y Procesal Penal. Profesor Universidad Autónoma Latinoamericana, Unaula, Facultad de Derecho.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
51
Ortiz J.
Introducción
Sujetos procesales son aquellos que en el proceso
jurisdiccional tienen aptitud para realizar actos procesales cualquiera que sea la posición que ocupen
en éste. La doctrina diferencia entre quienes tienen
la calidad de parte, terceros e intervinientes. El concepto de sujeto procesal es omnicomprensivo de
todos ellos.
Desde la doctrina mayoritaria, parte es quien pide
en nombre propio o de otro la actuación de la voluntad de la ley frente a otro en el proceso, por lo
que adquiere la calidad de actor (pretende) o de
opositor (resistente); sin embargo, igualmente el
tercero es definido al unísono por la doctrina como
aquél que con posterioridad al establecimiento de
la relación jurídica procesal llega al proceso entre
otros, adquiriendo en algunos eventos la calidad de
parte y en otros la de mero interviniente; pero al
definir al interviniente se dice que es aquél que por
voluntad propia o forzada llega al proceso con capacidad para realizar actos procesales de parte, con lo
que la confusión torna en gaseosos tales conceptos.
Es menester entonces determinar con claridad y
ojalá con sencillez, la connotación de cada uno de
esos términos y delimitar teóricamente sus alcances para concluir que son aspectos de una misma
institución: sujetos procesales, y que su tratamiento
diferenciado sólo se justifica por didáctica, aunque
al final, como siempre, la confusión sea manifiesta.
Partes
De conformidad con el artículo 44 del Código de
Procedimiento Civil, “toda persona natural o jurídica puede ser parte en un proceso”, pero no define
el concepto de parte, sólo hace mención tangencial
del mismo.
De acuerdo con algún sector de la doctrina, parte
es quien pide en nombre propio o en nombre de
otro la actuación de la voluntad de ley frente a otro,
obviamente por medio del proceso; con lo que tal
concepto se debe mirar sólo al interior del proceso,
se habla entonces de parte demandante y parte demandada. Significa esto que sólo serán partes aque52
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
llos entre los cuales se establece o se constituye la
relación jurídica procesal compleja a partir de la notificación de la primera providencia integradora del
contradictorio, es decir, prima el carácter formal o
procesal, sin importar que el actor sea o no titular
del derecho material debatido ni que el opositor,
igualmente, sea o no titular por pasiva de dicho derecho o relación. Lo importante es que se persiga
decisión judicial de fondo estimatoria o desestimatoria de la pretensión invocada, o de otro lado, la
ejecución forzada del derecho cierto e insatisfecho
argüido como título ejecutivo de conformidad con
el artículo 488 del Código de procedimiento Civil.
Sin embargo, desde el punto de vista material, el
concepto de parte hace referencia a aquellos que
reclaman y debaten como suya, siendo estos efectivamente los titulares, la relación jurídica sustancial.
(Agudelo Ramírez, 2003: 67 y ss.).
Pero a su vez la doctrina distingue entre lo que
puede denominarse sujetos del litigio y sujetos del
proceso, que algunos prefieren llamar sujetos procesales en vez de partes. Sujetos del proceso son
aquellos que hacen el proceso y sujetos litigiosos
son aquellos que reclaman la tutela judicial en uno
u otro sentido, o apelando a una vieja definición,
sujetos litigiosos son quienes padecen el proceso.
No es raro también encontrar que algunos identifican el sujeto del litigio con la parte en sentido material y el sujeto procesal con la parte en sentido
formal, todo a su vez dependiendo de la posición
que ocupen en el proceso: si es una posición pasiva, serán sujetos litigiosos; si es una posición activa, serán sujetos procesales. Lo anterior significa,
desde esa concepción, que los sujetos litigiosos son
juzgados y los sujetos procesales ayudan a juzgar y
realizan actos procesales.
¿Quiénes son sujetos procesales? Son sujetos procesales todos los intervinientes en el proceso, todos
los que hacen el proceso:
- El juez, el actor, el opositor, el tercero (cuando
existe), los incidentistas (cuando están), los actores populares, el ministerio público, y también, todo aquel que por ministerio de la ley
puede intervenir en un proceso, todos hacen el
Sujetos procesales. (Partes, terceros e intervinientes)
proceso, porque todos realizan actos procesales, porque hay que recordar que el proceso no
es más que una secuencia o serie coordinada,
ordenada y proyectiva de actos procesales en
esa relación jurídica procesal compleja.
Esos sujetos procesales por una relación dinámica y
dialéctica son a su vez los sujetos del litigio o sujetos
litigiosos, con prescindencia del juez, que es el que
se encarga de tomar la decisión judicial reclamada.
Sin embargo, sólo los que son juzgados o sujetos
del juicio son los verdaderos sujetos litigiosos, con
lo que la parte en sentido procesal puede entenderse como aquella que en el proceso reclama tutela
judicial o actuación de la ley en su propio interés y
nunca en el interés de otro, siendo irrelevante que
tenga o no el derecho material o sustancial invocado al momento de lanzar la pretensión, o que en el
proceso se actúe para ayudar a otro a la obtención
de su pretensión, o simplemente que proteja sus
derechos reclamando por otro para sí.
En algunas oportunidades hablar de litigio, relación
litigiosa o sujetos litigiosos implica que exista titularidad de la relación sustancial, pero sólo por fuera
del proceso, porque en el proceso no es necesario
ser titular de dicha relación, toda vez que el proceso
puede darse entre personas que no tienen ninguna
relación del tipo sustancial o material, por cuanto
para ejercer el derecho de acción no se necesita
estar legitimado en la causa ni tener interés para
obrar.
Clasificación de las partes
1. Partes directas e indirectas
a. Partes directas
Son aquellas entre las cuales se traba o se constituye la relación jurídica procesal compleja. Aquellas
entre las que, de acuerdo con la normatividad procesal, habrá de transcurrir esa serie o secuencia de
actos coordinados y proyectados hacia la decisión
final o sentencia.
En estricto sentido las partes directas no serán sino
- el actor (demandante y/o acusador) y
- el opositor (demandado y/o acusado).
b. Partes indirectas
En sentido amplio serían los demás intervinientes
en el proceso.
En sentido estricto sólo serán aquellos que ocupen
el lugar de la parte directa por un acto voluntario de
la parte o por autorización legal (acto entre vivos o
en interés de otro) o por un hecho procesal (muerte
de la parte) como en el caso de la sucesión y de la
sustitución procesal.
En síntesis, todo aquel que por ministerio de la ley o
por voluntad quiera, deba o tenga que intervenir en
el proceso entre otros que per se tienen la calidad
de partes directas, es parte indirecta.
En la mayoría de los casos las partes acuden directamente al proceso, por sí o por medio de apoderado y permanecen durante todo el transcurso del
proceso; cuando ello no es posible, estamos frente
a la figura de la sucesión procesal, regulada por el
art. 60 C.P.C.
De conformidad con el artículo 60 mencionado, la
sucesión procesal ocurre en los eventos de desaparición o extinción de la persona que venía ocupando
la posición de parte, extinción de la persona jurídica
por adquisición o traspaso de la universalidad de sus
derechos y obligaciones, o cuando se adquiere sólo
el derecho o la cosa en litigio. En el último evento
estamos en presencia de la denominada subrogación, la cual es ocupar el lugar de otro en la relación
procesal, debiendo denominarse mejor sustitución
procesal, aunque el subrogado y el subrogatario son
exactamente la misma parte para efectos del proceso, pudiendo continuar actuando el subrogante o el
subrogado a excepción de éste, pero nunca los dos
al tiempo, aun cuando es posible de acuerdo con las
normas sobre intervención litisconsorcial que en los
casos de subrogación éste se convierta en un tercero o en litisconsorte facultativo del art. 52 C.P.C.
“Intervenciones adhesivas y litisconsorcial”. Lo ideal
es que quien se subrogue en el derecho acuda al
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
53
Ortiz J.
proceso desplazando al subrogante, en cuyo caso
estamos también frente al fenómeno de la sucesión
procesal del art. 60 C.P.C., que también establece el
trámite.
general, pero sólo hasta concurrencia de su interés.
(Rico Puerta, 2008:667)
El inciso 2º del art. 60 dice:
a. Parte singular. Cuando está constituida sólo
por una persona natural o jurídica, ya se trate
de actor u opositor ( activa o pasiva)
Si en el curso del proceso sobreviene la extinción
de personas jurídicas o la fusión de una sociedad
que figure como parte, los sucesores en el derecho debatido podrán comparecer para que se les
reconozca tal carácter. En todo caso la sentencia
producirá efectos respecto de ellos aunque no
concurran.
Éste es un fenómeno de sucesión procesal, aunque
la propia norma es en apariencia una contradicción.
Ejemplo: El Banco H. aparecía como demandante
o demandado en algunos procesos. El Banco T. absorbió al Banco H. La persona jurídica a la que le
correspondió la universalidad jurídica que se denominaba Banco H. puede ir al proceso respectivo y
asumir la calidad de parte y en ese caso se dictará
un auto reconociéndolo como parte en sustitución
del Banco H. ya sea como demandante o como demandado, y así en todos los demás casos. Pero de
todas maneras puede no comparecer y permanecer
al margen, y el juez dictará sentencia a favor o en
contra del Banco H. y ésta vincula necesariamente
al Banco T. por expresa disposición legal, no sólo
procesal sino sustantiva.
La absorción o fusión de personas jurídicas es una
verdadera sustitución que puede ocurrir o no al interior del proceso, porque los efectos serán los mismos en la medida que siempre el sustituido tiene
alguien para que asuma los costos por él o se beneficie de todo aquello que al sustituido le corresponde, como es el caso, por ejemplo, de la extinción de
personas jurídicas.
Vale la pena señalar, sin embargo, que la doctrina
diferencia entre sucesión y sustitución procesal, en
donde sucesión procesal es ocupar el lugar de la
parte y la sustitución procesal es pedir por otro hasta concurrencia del interés propio en los casos que
autoriza la ley, como por ejemplo cuando el acreedor demanda para el deudor protegiendo su prenda
54
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
2. Parte singular y parte plural
b. Parte plural. Cuando está constituida por dos o
más personas naturales o jurídicas.
Se habla de:
- Parte plural por activa. Cuando son varios los
actores o demandantes.
- Parte plural por pasiva. Cuando son varios los
demandados u opositores.
Igualmente, de parte plural por coordinación haciendo referencia a los litisconsortesy de parte
plural por subordinación haciendo referencia a los
coadyuvantes y adhesivos.
3. Partes originarias o principales y partes
secundarias, accesorias o subordinadas
a. Partes originarias o principales
No son sino demandante y demandado. Cuando
hablamos de partes originarias o principales hay
que decir que el concepto de parte supone necesariamente una demanda, sin demanda no se puede
hablar de partes y la demanda inicial es la que nos
indica en principio quiénes son las partes, es decir,
nos establece esa dualidad de parte, la demanda
nos dice quién es el demandante y al dirigirse frente
al otro, contra quien se pretende, nos indica quién
es el demandado. Aquellos entre quienes se constituye la relación jurídica procesal compleja es de
quienes se predica el ser parte original o principal.
b. Partes secundarias, accesorias o subordinadas.
Son todos aquellos que con posterioridad a la constitución de la relación jurídica procesal intervienen
en el proceso, pudiendo diferenciarse entre intervinientes, terceros, tercerías y coadyuvantes.
Sujetos procesales. (Partes, terceros e intervinientes)
Son partes aquellos entre los que se constituye esa
relación jurídica procesal.
Son intervinientes quienes llegan con posterioridad
a la constitución de esa relación jurídica procesal.
Son terceros quienes llegan al proceso entre otros.
Son tercerías quienes desplazan a la parte o a las
partes.
Son coadyuvantes quienes colaboran con la parte.
4. Partes necesarias y partes voluntarias
a. Partes necesarias
Son aquellas sin las cuales no es posible dictar sentencia. Si no están todos los que son o no son todos
los que están, la sentencia que se dicte es violatoria
del debido proceso, es decir, no respetó el ejercicio
del derecho de defensa y contradicción; exigen la
perfecta integración del contradictorio bien por activa o por pasiva. Es el típico caso de pluralidad de
parte necesaria.
b. Partes voluntarias
no comparece después de haber sido citado, el
proceso sigue adelante y en ese caso perderá la
garantía hipotecaria, porque cuando se remata el bien sin la asistencia del tercero, quien lo
remata lo adquiere sin el gravamen hipotecario
porque el juez tiene que entregar el bien completamente saneado.
Cuando hablamos de partes necesarias y partes voluntarias se está haciendo referencia al litis consorcio , terceros y a la tercería.
La doctrina diferencia entre partes, litisconsortes,
terceros y tercerías.
¿Quién es parte?
Es el que pide a nombre propio y en interés propio
frente a otro, o por quien se pide, por lo tanto quien
pide es el actor y frente a quien pide es el opositor.
¿Quiénes son los litisconsortes?
Son aquellos que concurren mancomunadamente
al proceso. Se habla de litisconsorcio por activa y
por pasiva.
Son aquellas que si quieren, pueden estar en el proceso; o que por economía procesal les conviene estar en el proceso.
- Litisconsorcio por activa
· Cuando pueden y no quieren estar, se puede
dictar sentencia perfectamente sin la presencia
de ellos porque sólo se requiere la presencia de
las partes necesarias, no de las voluntarias.
- Litisconsorcio por pasiva
· Cuando deben estar en el proceso y no están,
algunos sostienen que se convierten en partes
necesarias y que al no estar no se puede dictar
sentencia, no se le puede dar término al proceso en forma legal sin que éste sea violatorio
del debido proceso. Esto no es del todo cierto
porque si citados no comparecen, el proceso
puede terminar válidamente sin su presencia
y correrán con las consecuencias de no ejercer
su derecho una vez citados, como el caso del
artículo 539 C.P.C. “Citación de acreedores con
garantía real hipotecaria” o el caso del art. 540
C.P.C. “Acumulación de demandas”. Si el tercero
Es una parte plural por activa, cuando varios forman
la parte demandante.
Es una parte plural por pasiva, cuando varias personas naturales o jurídicas forman la parte demandada.
¿Quiénes son los terceros?
Son aquellos que con posterioridad a la relación
jurídica procesal constituida entre otros, llegan al
proceso.
¿Quiénes son las tercerías?
Aquellos que llegan al proceso para excluir a las partes o a una de las partes. Se habla de tercería simple
si se excluye sólo a una parte y tercería ad-excludendum si se excluye a las dos partes al mismo tiempo.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
55
Ortiz J.
Terceros y tercerías son conceptos distintos, es posible que la tercería quede incluida dentro del concepto de tercero, pero no todos los terceros son los
que se denominan tercerías; en cambio toda tercería es un tercero.
En otras palabras, los terceros llegan al proceso con
posterioridad a la constitución o establecimiento de
la relación jurídica procesal, bien porque por voluntad propia quiere colaborarle al demandante o al
demandado, estos son los terceros; en ocasiones
por voluntad de la ley deben aparecer como demandante o como demandado, son litisconsortes, pero
como llegaron con posterioridad son terceros, sólo
que ya se convierten en litisconsortes con los mismos derechos y facultades de la parte, estén del lado
de una parte u otra, o necesariamente con la parte.
La tercería es cuando, trabada la relación jurídica
procesal compleja entre actor y opositor, otro pretende frente a las partes originales, convirtiéndose
a su vez en actor, y aquellos entre los que se trabó
la relación procesal original pasan a ocupar el rol de
demandados.
El tercero llega al proceso para ayudarle, para colaborarle a una de las partes, para beneficiarse del
proceso entre otros; nunca para excluir a una de las
partes. Ahí vemos la diferencia entre la tercería y el
concepto de tercero.
Tercería y tercero se convierte en parte una vez llegan al proceso. Parte voluntaria si quiere llegar, parte necesaria si tiene que estar.
5. Partes permanentes y partes transitorias
a. Partes permanentes
Son aquellas que están desde la constitución de la
relación jurídica procesal compleja hasta la sentencia definitiva, es decir, aquellos que actúan durante
todo el transcurso del proceso.
b. Partes transitorias
Son aquellas que en el proceso actúan sólo con posterioridad a la iniciación formal del proceso o sólo
para algún tramo o trayecto del mismo.
56
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Desde un punto de vista simple, las partes transitorias no son más que los terceros, que pueden ser:
- Terceros coadyuvantes y adhesivos. Aquellos
que ayudan a una de las partes.
- Terceros incidentistas. Aquellos que llegan al
proceso no más para un aspecto esencial o fundamental para ellos y accesorio al proceso principal, pero una vez decidido su asunto o terminado el incidente, salen del proceso.
Los intervinientes a título de litisconsortes facultativos o necesarios en la medida que sean voluntarios
u obligatorios, una vez llegan al proceso entre otros,
se quedan hasta la sentencia, luego su transitoriedad no es del todo clara y adquieren por expresa
disposición legal el carácter y las facultades de parte.
Dualidad de parte
El concepto de parte exige a su vez identificar el
concepto de dualidad de partes, esto es, que el actor siempre deberá tener un opositor y que a su vez
el opositor tendrá un legítimo contradictor que es
el actor; ésa es una relación doble de acción-contradicción, es decir, todo proceso implica la existencia
de dos partes y en el proceso sólo existirán dos partes, en un proceso nunca habrá más de dos partes,
el actor por un lado y el opositor por el otro, el que
pretende por un lado y el que resiste, por el otro.
Lo anterior no se opone al concepto pluralidad de
parte o lo que llaman parte plural, no pluralidad de
partes porque sólo existe dualidad de partes, el que
pretende y el que se resiste, pero puede haber pluralidad de la parte, es decir, una parte puede ser
plural, bien por activa o por pasiva, en coordinación
o por subordinación, aunque en este último caso,
como veremos más adelante, no es muy ortodoxo
hablar de parte.
Determinación de las partes
Las partes deben ser determinadas o al menos determinables. No se permite lo que se conoce como
indeterminación de las partes, aunque en principio
sólo la parte actora debe estar suficientemente determinada y así lo exige por ejemplo el art. 75 num.
Sujetos procesales. (Partes, terceros e intervinientes)
2º del C.P.C., al igual que el art. 77 numerales 2, 3,
4 y 5; de acuerdo con estos artículos, entonces, las
partes deben estar determinadas.
Desde el punto de vista práctico, siempre se debe
determinar la parte demandante porque es posible
que la parte demandada sólo sea determinable con
posterioridad.
Sin embargo no es del todo cierto que la parte demandada sea determinable con posterioridad sino
que la parte demandada, siendo determinada desde el principio, sólo se hará comparecer previo el
cumplimiento de algunos requisitos que desde un
principio debe precisar la parte demandante; por
ejemplo, que se desconoce el paradero del demandado no es indeterminación de parte, sino simplemente un aspecto que debe aclararse para lograr
una adecuada integración del contradictorio.
No obstante, algunos sostienen que la parte demandante debe estar determinada claramente,
la demandada no, por cuanto en algunos precisos
eventos es posible demandar al indeterminado. Por
ejemplo, como lo indica el art. 81 C.P.C. “Demanda
contra herederos determinados e indeterminados,
demás administradores de la herencia y el cónyuge”, o el artículo 78 C.P.C. “Imposibilidad de acompañar la prueba de la existencia o de la representación del demandado”.
Las partes deben estar siempre determinadas.
Como el demandante es aquel que presenta la demanda y pone en movimiento el aparato jurisdiccional estatal, siempre estará debidamente identificado y siempre se encuentra determinado; pensar
que el demandado puede ser al menos determinable, se presta para confusiones, en la medida que el
demandado será siempre determinado, sólo que en
algunos eventos su comparecencia sólo procederá
previo el cumplimiento de algunos requisitos y, en
el peor de los casos, por un ficción legal, alguien deberá comparecer por ellos y son los curadores ad
lítem en los términos establecidos en el C.P.C.
Con la determinación de las partes y la dualidad de
parte, lo que se pretende es la perfecta integración
del contradictorio y éste se integra una vez que se
ha constituido esa relación jurídica procesal compleja, es decir, una vez se notifica la primera providencia vinculante actor-opositor y se trata de una
perfecta bilateralidad de audiencia.
¿Quiénes integran el contradictorio? Las partes
¿Quiénes son partes? Aquellos que piden en nombre propio o por quien se pide, frente a otro (actoropositor) la tutela jurisdiccional concreta o sentencia favorable.
Las partes en el proceso penal
En el proceso penal, ley 906 de 2004, en la fase de
investigación es prácticamente imposible hablar de
partes, por cuanto el Estado investigador —Fiscalía— tiene todos los poderes a su alcance para el
perfeccionamiento de la investigación aun a espaldas del investigado. No es por la presencia del juez
de control de garantías en esta fase que pueda rotulársela como etapa de partes iguales ante un tercero imparcial, por cuanto los actos procesales de la
Fiscalía ante el juez son todos jurisdiccionales y sólo
para avalar o no las actuaciones de la misma. Igualmente la Policía judicial motu proprio, en algunos
casos de indagación preliminar, puede acumular
elementos materiales probatorios en contra del indagado para formular imputación. A partir de la formulación de imputación, la Fiscalía, con el concurso
de la policía judicial, recogerá elementos materiales
probatorios que sólo serán puestos a disposición del
imputado para la fase del juicio, una vez formulada
la acusación. En la fase del juicio o audiencia pública de juzgamiento, empieza el juego dialéctico de
partes en el proceso penal, con la petición, decreto
y práctica de pruebas ante el juez de conocimiento,
característica propia del sistema acusatorio que se
pretendía desde la reforma constitucional.
Aunque muchos discuten la calidad de funcionario
judicial del fiscal y sus amplios poderes para armar
la pretensión penal, es evidente que un verdadero proceso de partes no quedó plasmado en la ley
906 de 2004 porque desde la Constitución el fiscal
es funcionario judicial y en la fase de investigación
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
57
Ortiz J.
invade y afecta derechos fundamentales del imputado, frente a lo que el procesado no puede oponerse
sino ante otro funcionario judicial, que para el caso
es el juez de control de garantías, no sin olvidar que
en la ley 906 de 2004 el proceso penal empieza con
la formulación de imputación, no con el lanzamiento
de la pretensión punitiva ante el juez competente.
En la fase de investigación, entonces, el fiscal como
funcionario judicial que es, juez y parte, no tiene un
legítimo contradictor en igualdad de condiciones, y
al no haber equilibrio no existe igualdad de partes,
porque hay que recordar que la integración del contradictorio es en perfecta bilateralidad de audiencia
y para que ello sea posible se requiere un tercero
imparcial que impida la invasión del núcleo fundamental inherente al ser humano; y no es precisamente por la intervención a posteriori, las más de
las veces, del juez de control de garantías, que se
garantiza el equilibrio procesal, porque en últimas,
el control sólo legitima la actuación procesal de
otro funcionario judicial, que siendo el investigador,
afectó derechos fundamentales motu proprio.
igual que la intelección de la congruencia en materia penal, cuando al sentir de algún sector de la
doctrina y jurisprudencia la Fiscalía puede variar la
calificación en la audiencia pública de juzgamiento
en su alegato de conclusión (artículo 448, ley 906 de
2004), con lo que obviamente el fiscal deja de ser
parte y asume nuevamente el rol que la Constitución le diseñó: funcionario judicial.
LOS TERCEROS
1. Terceros en sentido procesal o formal
2. Terceros en sentido sustancial o material
Clasificaciones
de los terceros
A. Terceristas
3. Principales
a. Necesarios
B. Litisconsortes
b. Facultativos
3. Accesorios
¿Quién es tercero?
Aquel que no es parte.
Las facultades otorgadas por ley a la defensa, similares a las de la Fiscalía, por la falta de medios para
hacerlas efectivas —de entrada investigar es costoso y sólo unos pocos podrían costearla—, confirman
el desequilibrio y la desproporción.
Aquel que no ha intervenido en el proceso entre
otros.
- En la fase del juzgamiento
El tercero sin ser parte puede convertirse en parte
y puede llegar al proceso voluntariamente o forzosamente por voluntad de la parte o ministerio legal.
De acuerdo con algunos doctrinantes en esta fase
sí es posible hablar de partes en el proceso penal;
entonces se habla de parte acusadora y parte acusada.
La acusación se convierte en el horizonte jurídico y
fáctico para el despliegue de la actividad defensiva
y la sentencia debe ser congruente con los cargos
lanzados por la Fiscalía; sin embargo, la posibilidad
que un sujeto procesal diferente a las partes —ministerio público— pueda solicitar pruebas aun fuera
de tiempo en aras de la verdad y la justicia material (artículo 112, ley 906/04), minan igualmente el
pretendido equilibrio procesal de las partes contendientes en el “nuevo proceso penal acusatorio”, al
58
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Todo el que no ha llegado al proceso como parte.
(Quintero & Prieto, 2000: 403)
1. Terceros en sentido procesal o formal
Son aquellos que no han intervenido en el proceso
entre otros sujetos.
2. Terceros en sentido sustancial o material
Son aquellos que no tienen ninguna relación con los
titulares del derecho sustancial o material, son totalmente ajenos a esa relación sustancial.
3. Terceros principales
Son aquellos que tienen un interés propio e independiente al lado de alguna de las partes o contra
Sujetos procesales. (Partes, terceros e intervinientes)
las partes, estos terceros son los litisconsortes y los
terceristas.
tradictorio por activa cuando son varios o han
de ser varios los demandantes.
Los terceristas (tercería como se le conoce) siempre
son terceros excluyentes, trátese de tercería simple
o calificada (ad-excludendum), sus pretensiones son
incompatibles con las de las partes originarias, aunque debe existir un nexo jurídico frente a las partes,
que legitime su intervención. (Cardona Galeano: 42)
b. Litisconsorcio facultativo. También clasificado
en facultativo por activa o facultativo por pasiva, es cuando si bien se tiene un interés propio o independiente, la sentencia no afecta a
aquellos que no han intervenido; si la sentencia es desfavorable a la parte de quienes pudieron haber ayudado de haber querido, eso
no significa que su situación sea desfavorable,
porque a ellos les quedan a salvo sus acciones
y pretensiones.
Terceros son aquellos que están con una pretensión
propia pero al lado o conjuntamente con alguna
de las partes, no para excluir a alguna de ellas sino
todo lo contrario, para unirse a alguna en contra de
la otra; tienen un interés que es independiente del
interés del demandante o del demandado, pero al
lado de alguno de ellos; esos terceros son los litisconsortes.
A. Terceristas
Son los que llegan a excluir con una pretensión propia e independiente de la de cada una de las partes,
no para estar al lado de alguna de ellas sino para excluirlas a ambas (tercero ad-excludendum) o a una
sola de las partes (tercería simple) de una manera
definitiva.
B. Litisconsortes
Se clasifican en litisconsortes necesarios y litisconsortes facultativos.
a. Litisconsorcio necesario. También denominados colitigantes comunes, asociación de litigantes, litigantes asociados o litigantes en igualdad
de condiciones. Son aquellos que deben existir
en el proceso al momento de dictar sentencia,
es indispensable que la sentencia se pronuncie
con respecto a todos los litisconsortes porque
si no se pronuncia la sentencia con respecto a
todos, debe darse aplicación al art. 140 C.P.C.
“Causales de nulidad”, porque no se ha integrado en debida forma el contradictorio. El litisconsorcio necesario obliga a la integración perfecta del contradictorio, necesidad de integrar
el contradictorio por pasiva cuando son varios
y tienen que ser varios los demandados y con-
Van al proceso por economía procesal, pero perfectamente pueden quedarse por fuera.
4. Terceros accesorios
Son aquellos que subordinan su interés a alguna de
las partes, es decir, o bien al actor o bien subordinan su interés al opositor.
Vienen a ser los coadyuvantes, terceros que están
al lado de una de las partes, que no necesariamente
tienen que estar, van supuestamente a colaborarle
a una de las partes pero su interés no es independiente, ni autónomo, ni propio; es un interés subordinado a una de las partes principales, pero la
sentencia desfavorable no los daña; en tanto que
los adhesivos, que tienen un interés absolutamente
subordinado, sí son dañados por la sentencia desfavorable, como es el caso del subarrendatario que se
adhiere al arrendatario demandado.
Como partes, los terceros intervinientes son transitorios porque no empiezan desde el momento en
que se constituye la relación jurídica procesal. Atendiendo a otra clasificación, los intervinientes que
llegan con posterioridad al proceso pero que llegan
hasta la sentencia son partes principales, a diferencia de aquellos que no son más que incidentistas,
los cuales sólo llegan para un aspecto específico, y
que son los terceros en sentido estricto.
Rocco (1969: 337) dice que los terceros no deben
buscarse ni en sentido procesal ni en sentido material o sustancial, sino en el concepto de legitimación
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
59
Ortiz J.
para accionar , que según él es la misma legitimación
en la causa, aunque para otros autores es diferente
la legitimación para accionar y la legitimación en la
causa. El concepto de tercero, entonces, se fundamenta a su vez en el concepto de legitimación, por
lo tanto serán partes quienes tengan legitimación y
serán terceros quienes no la tengan, sólo aquel que
pueda poner en funcionamiento el aparato jurisdiccional para reclamar tutela jurisdiccional será parte,
y aquel que no pueda hacerlo será tercero.
Respecto al concepto de terceros, es más ortodoxo,
a nuestro parecer, referirnos a ellos como partes
e intervinientes; en estricto sentido, interviniente
es aquel que sin ser parte, es decir, siendo tercero, tiene un derecho afectado en el proceso; no es
incidentista porque no llega sólo para un aspecto
sustancial y luego desaparece, sino que a su vez se
vuelve permanente a partir del momento de su citación y la sentencia lo cobija porque corre la suerte de la parte principal u originaria, se convierte en
una parte secundaria porque las partes originales
no son más que el demandante y el demandado,
pero el interviniente que tiene un interés propio en
el proceso también se convierte en parte con los
mismos derechos y facultades de éstas, es decir, si
es tercerista como si fuese actor o como si fuese
demandado y si es litisconsorte igualmente, por
aquello de que tienen un interés propio al igual que
la parte a la que coadyuva.
LA INTERVENCIÓN
a. Adhesiva
1. Voluntaria
b. Litisconsorcial
c. Tercería
2. Forzada
a. por ministerio de la ley
b. por voluntad de la otra parte
Ya como género, para entender por ella la posibilidad que tienen los terceros de acudir al proceso
o de estar en el proceso, se clasifica a su vez en in-
60
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
tervención voluntaria y en intervención forzada; es
interviniente el que no es parte, por eso a su vez
algunos autores hablan de terceros intervinientes.
- Los terceros intervinientes pueden asumir la calidad de partes cuando son litisconsortes, bien
sea necesarios o facultativos.
- También el interviniente a título tercerista será
parte.
- El tercero coadyuvante no es parte, es sólo
coadyuvante porque su interés, en principio,
siempre está subordinado a alguna de las partes, de la misma manera que el tercero adhesivo
1. Intervención voluntaria
Los intervinientes voluntarios son aquellos que llegan al proceso por propia voluntad, el art. 52 C.P.C.
“Intervenciones adhesivas y litisconsorcial” habla
de la intervención voluntaria, y esa intervención voluntaria puede ser adhesiva o litisconsorcial.
a. Intervención voluntaria adhesiva
Para la mayoría es el mismo concepto del tercero
accesorio coadyuvante. La intervención coadyuvante aparece en el inciso 1º y 2º del art. 52 C.P.C. Estos
dos incisos hablan del adhesivo o coadyuvante, es
decir, la sentencia no lo cobija, obviamente tiene
una relación con alguna de las partes, es posible
que en el evento de ser desfavorable la sentencia a
una de las partes y a la que él pretende colaborar se
vea perjudicado, pero definitivamente la sentencia
no lo afecta para nada porque su suerte no depende necesariamente de la suerte del coadyuvado por
subordinación, es decir, da lo mismo que él esté o
no en el proceso entre otros.
El inciso 4º del art. 52 dice que la intervención adhesiva y litisconsorcial sólo procede en los procesos
de conocimiento, o sea que no cabe en los procesos
ejecutivos sino sólo en aquellos en los cuales se va
a declarar un derecho y se debe allegar prueba de
la relación que existe entre una de las partes y el
interviniente, para poder clasificarla como una intervención adhesiva o litisconsorcial.
Sujetos procesales. (Partes, terceros e intervinientes)
El interviniente toma el proceso en el estado en que
se encuentre según el art. 62 C.P.C. Para hablar de
este concepto de intervención se requiere que la
solicitud se presente con posterioridad al establecimiento o la constitución de la relación jurídica procesal, es decir, con posterioridad a que tengamos
esclarecida quién es parte actora y quién es parte
demandada; sólo a partir de ese momento hablaríamos de intervinientes en el proceso.
en el artículo 52, el cual define expresamente que
a estos sí los cobija la sentencia aunque no de manera uniforme, diciendo que “podrán intervenir en
un proceso como litisconsortes de una parte y con
las mismas facultades de ésta, los terceros que sean
titulares de una determinada relación sustancial a
la cual se extiendan los efectos jurídicos de la sentencia, y que por ello estaban legitimados para demandar o ser demandados”.
Sin embargo vale la pena diferenciar el coadyuvante
del adhesivo, aunque la doctrina no repara en ello,
por ejemplo, en el caso de un subarrendatario: si
demandamos a nuestro inquilino, que es aquel con
quien hemos firmado el contrato de arrendamiento, para que se declare la terminación de éste es evidente que es parte actora el arrendador y es parte
demandada el arrendatario, cualquiera otro no es
más que un interviniente. Y si el subarrendatario se
presenta al proceso a decir que quiere ser tomado
como parte, entonces le negamos su calidad de parte porque sólo podrá intervenir en las condiciones
de los incisos 1º y 2º del art. 52 C.P.C. y entonces
será un tercero adhesivo en la medida que su interés esta subordinado al de la parte opositora o demandada y la sentencia no es que lo afecte a él sino
que afecta a la parte opositora. Pero como su interés se subordina al de la parte opositora, la sentencia irroga sus efectos hacia él también, de conformidad con el viejo aforismo según el cual lo accesorio
sigue la suerte de lo principal; pero en tratándose
del coadyuvante, su interés no está subordinado
por completo a la parte a la que colabora, porque al
decir del artículo 52 del C. P. C. el coadyuvante tiene
con la parte “una determinada relación sustancial,
a la cual no se extienden los efectos jurídicos de
la sentencia, pero que puede afectarse desfavorablemente si dicha parte es vencida”, con lo que es
apenas obvio que una y otra figura son en la forma
iguales pero sustancialmente distintas.
Esa intervención litisconsorcial puede ser por activa
o por pasiva, como cuando voluntariamente vamos
a formar parte de la parte demandante o de la parte
demandada.
b. Intervención voluntaria litisconsorcial
o litisconsorte facultativo
Es exactamente el mismo concepto del tercero principal litisconsorcial. Aparece en el art. 50 C. P. C. y
El interviniente a título de litisconsorte facultativo
porque es voluntario, adquiere la calidad de parte una vez que es admitida su solicitud y tiene los
mismos derechos y facultades de la parte, podrá
interponer recursos independientemente de las
partes originales, sus decisiones lo afectan sólo a él;
sin embargo, la sentencia definitiva cobija a todos
aquellos que han intervenido, ya sea por activa o
por pasiva art. 50 C.P.C. “Litisconsortes facultativos”, según este artículo los litisconsortes facultativos serán considerados como litigantes separados,
los actos de cada uno de ellos no redundarán en
provecho ni en perjuicio de los otros, pero la sentencia decide para todos ellos, pudiendo establecer
diferencias.
Cuando el juez decide lo hace para todos los integrantes de la parte actora o para todos los integrantes de la parte opositora, y al momento de dictar
sentencia de fondo es posible excluir a alguno de
esos litigantes separados de los efectos de la sentencia, pero eso sólo lo hace según su leal saber y
entender, porque de acuerdo con el artículo 50 C. P.
C. los actos de cada uno de ellos sólo benefician o
perjudican a cada uno de esos litigantes.
Ahora bien, dentro de la confusión que se maneja
en el tema, al artículo 52 inciso 3 puede entenderse
también como litisconsorcio cuasinecesario, que podríamos definir en palabras del profesor Rico Puerta
(2008:633), como aquel que en su origen se integra
como litisconsorte facultativo y en su decisión se
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
61
Ortiz J.
decide como litisconsorte necesario, por cuanto la
sentencia no puede establecer diferencias.
También existe el litisconsorcio necesario y según el
art. 51 C.P.C. “Litisconsortes necesarios” son aquellos que deben ser cobijados obligatoriamente por
la sentencia ya sea por activa o por pasiva; si no están en la sentencia hay nulidad, no son litigantes separados sino conjuntos, no es que puedan sino que
tienen que ser demandados todos cuando es por
pasiva y tienen que ser todos demandantes cuando
es por activa.
Se habla de intervención voluntaria no obstante el
litisconsorcio necesario, cuando siendo varios los
demandantes sólo uno o varios de ellos demandan
con exclusión de alguno y ése que faltó una vez se
ha constituido la relación jurídica procesal va al proceso, y el juez admitió la intervención porque es absolutamente necesario; o cuando constituida la relación jurídica procesal contra varios demandados
con exclusión de alguno, éste va y le dice al juez que
él faltó y que tiene que estar allí.
En el litisconsorcio necesario todos trabajan para
todos y los actos de uno benefician o perjudican a
los demás, excepto en lo que hace referencia a la
disposición del Derecho litigioso, el cual es personal
y en ese caso ese acto sólo beneficia o perjudica a
aquel que ha dispuesto del derecho litigioso.
c. La tercería
Es otra forma de intervención voluntaria porque
el tercero ad excludendum va al proceso porque él
quiere, a él nadie lo llama —art. 53 C.P.C —; este
artículo consagra otro tipo de intervención voluntaria, caracterizándose por la libertad y voluntariedad
para llegar al proceso, entre otros.
El tercerista definitivamente llega porque quiere,
porque en un proceso por aparte él puede perfectamente ventilar su pretensión contra cualquiera
que salga triunfante en ese proceso en el que ya se
ha constituido la relación jurídica procesal, puede
ir contra el demandante o contra el demandado, es
el sujeto procesal que llega por economía procesal,
porque aprovecha de una vez el proceso que se tra62
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
mita entre otros, pero tiene que presentar una demanda con todos los requisitos del art. 75 C.P.C. y
demás normas concordantes dependiendo del tipo
de proceso, pretensión que debe ser incompatible
con las de las partes originales, aunque debe existir
por lo menos un nexo jurídico frente a ambas parte
originarias ( 6 ), demanda que se tramitará así:
- El tercerista aparece como actor.
- Demandante y demandado originales son una
sola parte, ocupan la posición de opositores,
excepto que se trate de la tercería simple en la
que se hará al lado, con mejor o igual derecho
que la parte a la que se une.
- Dicha demanda debe notificarse a las partes
originales y de ella se dará traslado. Si la intervención se produce después de vencido el período probatorio, se fijará uno adicional.
- Al momento de dictar sentencia lo primero que
hace el juez es decidir sobre la pretensión del
excluyente y si la encuentra ajustada a Derecho
no decide la demanda principal o pretensión
original, excepto en la tercería simple, en la
que debe decidir si ha lugar o no la exclusión o
concurrencia con la parte original a la que se le
une, de lo contrario sólo decidirá sobre la pretensión entre las partes originales, cuando concluya que el excluyente no tiene razón, además
de condenarlo en costas y a pagar los perjuicios
ocasionados con su actuar.
2. Intervención forzada
Puede ser de dos formas.
- Por ministerio de la ley o a instancia oficiosa
- Por voluntad o a instancia de la otra parte
Algunos autores la clasifican en:
- Por decisión del juez
- Por decisión de la contraparte
En esos casos sencillamente la ley indica que algunas personas deben estar en el proceso necesaria-
Sujetos procesales. (Partes, terceros e intervinientes)
mente, por eso algunos autores parecen eliminar
más bien esa clasificación de intervención forzada
para incluirla dentro del litisconsorcio necesario y
hasta cuasinecesario, bien por activa o bien pasiva,
bien sea que el juez integre el litisconsorcio necesario, bien sea que la contraparte haga integrar el litisconsocio necesario, pero como en este caso no se
trata de la intervención voluntaria de la otra parte,
entonces de habla de intervención forzada.
Los casos de intervención forzada en el C.P.C. están
consagrados en el art. 54 y siguientes, al igual que
en algunas otras normas, por ejemplo el artículo
539 C. P. C., artículo 415 C.P.C. “Servidumbre”. En
este artículo se habla de la intervención a instancia
oficiosa, es la intervención o instancia de parte, de
todas maneras se obliga a integrar el contradictorio
y el mismo artículo habla de litisconsortes, en este
caso necesarios.
El art. 555 C.P.C. también habla de la integración
forzosa del litisconsorcio, sin embargo la norma
general aparece en los artículos 54 “Denuncia del
pleito”, 57 “Llamamiento en garantía”, 58” Llamamiento ex officio” y 59 “Llamamiento del poseedor
o tenedor”.
Intervención forzada a instancia de parte
a. La denuncia del pleito
El denunciado en pleito es aquel que tiene una relación sustancial con el denunciante, éste es el típico ejemplo de la intervención forzosa a instancia
de parte, es la parte la que quiere tener compañía
en el proceso, porque según él, el obligado es otro
o sencillamente en el peor de los casos otros deben concurrir para las resultas del proceso, es decir,
otros deben ser afectados por la sentencia.
A diferencia de la intervención a instancia oficiosa
en la que es obligatorio integrar el litisconsoncio, en
este caso se trata del litisconsorcio facultativo pero
que no quiere ir al proceso.
En el litisconsorcio facultativo el litisconsorte va
porque quiere, por economía procesal y no porque
la sentencia lo tenga que afectar necesariamente,
va porque tiene un interés propio y quiere que en
ese proceso se defina de una vez y no esperar a que
más adelante pueda ser demandado o tener que
demandar, entonces de una vez define su situación.
En el caso de la denuncia de pleito el “denunciado”
es un litisconsorte facultativo pero que no le interesa ir al proceso, y el denunciante lo obliga a ir al proceso, le denuncia el pleito porque entre ellos existe alguna relación sustancial según el denunciante
que hará que en el evento de ser condenado el demandado, el denunciado pague por él o concurra al
pago de lo condenado por él o con él, en la cuantía
que a éste le indique el juez del conocimiento.
La denuncia de pleito implica que otra persona distinta a la parte inicial concurra al proceso para que
asuma con él las resultas del proceso, obviamente
se debe allegar prueba de esa relación sustancial
que impone en el otro la obligación de responder
por uno o de responder con uno.
En este caso concreto es posible que eso suceda,
pero también es posible que la parte los vincule a
todos de una vez y esto puede hacerlo por virtud
de la solidaridad, porque por ley todos ellos deben
responder solidariamente, puede abarcarlos a todos de una vez y en ese caso tendríamos una pluralidad de parte, pero no se trata de un litisconsorcio necesario porque por la solidaridad uno puede
responder por todos, sólo que la parte lleva a todos
al proceso de manera forzada por medio de una denuncia de pleito.
¿Cuándo se debe denunciar el pleito?
Cuando de acuerdo con la ley sustancial alguien
más debe concurrir y soportar las resultas del proceso porque hay una norma de derecho sustancial
que así lo indica y lo autoriza: se trata en realidad de
un litisconsorte facultativo pero a la inversa, porque
el facultativo va al proceso si quiere pero aquí no
fue, tampoco el demandante lo demandó, pero a
él el demandado lo obliga a concurrir al proceso, y
decimos que es facultativo porque la sentencia en
sí no tiene que decidir sobre la relación sustancial
entre ambos, pero el demandado quiere que lo vin-
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
63
Ortiz J.
cule también, y todo esto por economía procesal,
entonces hay una intervención forzada a instancia
de parte “Denuncia del pleito” art. 54, 55 y 56 C.P.C.
b. Llamamiento en garantía
Es otra intervención forzada a instancia de parte
consagrada en el artículo 57 C.P.C., al decir del artículo “Quien tenga una relación legal o contractual”.
Las compañías de seguros son las llamadas en garantía por excelencia, cuando se adquiere una póliza de seguro se hace para que en el evento de presentarse algún siniestro o en el caso concreto de la
responsabilidad civil extracontractual los daños que
el tomador deba pagar sean pagados por la compañía de seguros, obviamente la compañía pagará
hasta el monto de la póliza.
Algunos autores confunden la denuncia de pleito
con el llamamiento en garantía, porque el art. 57
del C. P: C. así lo dice “Para el caso de llamamiento
en garantía se aplican los art. 54 y siguientes”, es
decir, que el trámite para el llamamiento en garantía es el mismo de la denuncia del pleito y el mismo
artículo dice claramente que se trata de los casos
en los cuales existe una relación legal o contractual.
Sin embargo la diferencia radica en que en el llamamiento en garantía el llamado por acto o negocio jurídico suscrito con el llamante está en la obligación
de pagar por él.
Intervención forzada por ministerio de la ley o a instancia oficiosa
a. Llamamiento ex officio
El artículo 58 C.P.C. dice que el llamamiento ex officio se da cuando el juez advierta colusión o fraude
en el proceso. Éste es un artículo ingenuo de una
intervención forzada a instancia del juez. Decimos
que ingenuo porque para los jueces es difícil advertir colusión o fraude en el proceso de la manera
que lo indica el art. 58 del C. P. C.; excepto que el
llamamiento ex officio, se armonice con el artículo
59 (Llamamiento del verdadero poseedor) y en los
eventos que contempla ese artículo, es decir, cuando el juez se dé cuenta que el demandado no tenía
por que ser demando ni el demandante tenía por
64
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
que serlo, ordenará citar a aquel que sí reúne la calidad de demandado o aquel que reúne la calidad de
demandante. En estricto sentido el llamamiento ex
officio sólo puede darse para proteger los derechos
del verdadero demandante o demandado, pero
esto tuvo que verificarse al momento de la revisión
del artículo 85 C. P. C.(Inadmisibilidad y rechazo de
plano de la demanda) y tomarse los correctivos necesarios, o bien proponerse la excepción previa correspondiente.
b Llamamiento del verdadero poseedor o tenedor
Art. 59 C.P.C. “el que teniendo una cosa a nombre de
otro sea demandado como poseedor de ella deberá
expresarlo así en la contestación de la demanda y el
juez ordenará citar al poseedor y aplicará para ello
el art. 56 C.P.C”, o sea, que se le da el trámite de la
denuncia de pleito.
En ocasiones el demandante demanda a quien cree
que es el poseedor o tenedor de la cosa, porque en
apariencia ello es así y nada le indica lo contrario,
pero ese demandado por lo general no es el verdadero poseedor de la cosa sino que solamente es el
tenedor.
Entonces cuando demandamos al poseedor y hemos confundido al tenedor con el poseedor, el tenedor está en la obligación de llamar al verdadero
poseedor para que se apersone de esa demanda y
en el proceso haga valer sus derechos.
¿Qué pasa cuando el tenedor no denuncia al verdadero poseedor y asume él mismo una calidad que
no tiene?
El mismo art. 59 dice que será condenado a pagar
los perjuicios que su silencio cause al demandante. Claro que se le condena a pagar esos perjuicios
cuando nos hayamos dado cuenta antes de la sentencia que él no es el verdadero poseedor y en ese
caso procede la citación, dándole aplicación al art.
58 C.P.C. porque en el expediente debe aparecer
prueba de que otro es el verdadero poseedor y al
aparecer esa prueba el juez inmediatamente detecta que allí iba a haber un fraude o que hay colusión,
y por lo tanto la evita dándole aplicación al art. 58
Sujetos procesales. (Partes, terceros e intervinientes)
en la medida que el tenedor que aparece como demandado en lugar del poseedor sigue asumiendo
tercamente su posición.
Según el art. 62 “irreversibilidad del proceso” por
norma general los terceros intervinientes toman el
proceso en el estado en que se halle. Sin embargo,
de acuerdo con el art. 29 C.N. se debe respetar el
debido proceso y el art. 52 C.P.C. es algo así como el
debido proceso para el interviniente, en el entendido que debemos darle oportunidad de contradecir,
de desvirtuar los cargos y de solicitar y de allegar las
pruebas que considere oportunas, necesarias y convenientes para demostrar sus dichos; si le negamos
al interviniente la oportunidad de controvertir le
estamos violando su debido proceso, y en ese caso
la actuación está viciada de nulidad por violación al
debido proceso, en el entendido que el interviniente nunca tuvo la oportunidad de controvertir, se le
violó su legítimo ejercicio del derecho de defensa.
Ello obviamente si llega al proceso entre otros para
asumir la calidad de parte, porque de lo contrario
habrá que analizar la pertinencia de tal declaratoria,
habida consideración de su interés: propio e independiente o subordinado, y en este último evento,
si la subordinación supone adhesión total a la par-
te. Con esa precisión, al interviniente siempre se
le debe dar traslado, se le debe conceder un plazo
para que se pronuncie sobre la demanda y a su vez
se deben decretar las pruebas solicitadas por éste,
tal como lo indica el inciso 6º del art. 52 C.P.C.
Conclusiones
Es complicado determinar claramente y de forma
independiente, quién es parte, tercero e interviniente, con exclusión de los demás conceptos. Si parte
es quien reclama o defiende su interés, el tercero
que llega a reclamar para sí o a defender su interés
se convierte en parte, al igual que el intervieniente
que llega como tercero para asumir la condición de
parte, bien porque su interés es propio e independiente o porque es el mismo de la parte, como en el
caso del litisconsorcio necesario.
Obviamente, la definición e intelección de tales
conceptos sigue teniendo vigencia, más por didáctica que por ciencia, pero debe insistirse en que todo
aquel que realice actos procesales en el proceso, en
provecho suyo o de otro, al igual que el juez hace el
proceso, es decir, es sujeto procesal.
Referencias
AGUDELO RAMÍREZ, M. (2003). Sujetos del proceso jurisdiccional. Revista Temas Procesales del Centro de Estudios de
Derecho Procesal de Medellín. Bogotá: Ed. Leyer.
RICO PUERTA, A. (2008). Teoría General del Proceso. Bogotá: Editorial Leyer. Segunda edición.
QUINTERO, B. & PRIETO, E. (2000). Teoría General del Proceso. Bogotá: Editorial Temis. 3ª. ed.
ROCCO, U. (1969). Tratado de derecho procesal civil. Tomo 1. Bogotá: Editorial Temis.
CARDONA GALEANO, P.P. Litisconsorcio e intervención voluntaria de terceros. Revista Tribuna Jurídica # 1 del Consultorio Jurídico Libardo López de la Universidad de Medellín.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
65
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 65-75
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
O cinema colombiano e seu contexto social:
considerações sobre a proposta realista de Víctor Gaviria
El cine colombiano y su contexto social:
consideraciones sobre la propuesta realista de Víctor Gaviria
Naira Reinaga de Lima*
Resumo
Considerando as reflexões sobre o cinema latino-americano atual, nós pretendemos discutir a proposta realista do
cineasta colombiano Víctor Gaviria a partir de seus três longa-metragens —Rodrigo D – No futuro (Colômbia, 1989), A
vendedora de rosas (Colômbia, 1998) e Somas e restas (Colômbia, 2004).
O uso de atores não-profissionais que participam da construção do roteiro dos filmes e trazem suas histórias para serem representadas na ficção irá caracterizar uma narrativa particular, onde o cinema aparece também como processo
de conhecimento, apontando novas possibilidades para o cinema político e social latino-americano. Nossa análise tenta mostrar como esta proposta realista permite realizar uma leitura do contexto social no qual a produção dos filmes
se insere, particularmente com relação à questão da marginalidade, pobreza e violência urbana em uma grande cidade
latino-americana, a cidade de Medellín nas décadas de 80 e 90.
Palavras-chave: cinema latino-americano, cinema colombiano, realismo
Resumen
Teniendo en cuenta las reflexiones sobre el cine latinoamericano de hoy, pretendemos discutir la propuesta realista del
cineasta colombiano Víctor Gaviria a partir de sus tres largometrajes, Rodrigo D-No Futuro (Colombia, 1989), La vendedora de rosas (Colombia, 1998) y Sumas y restas (Colombia, 2004). El uso de actores no profesionales que participan
en la construcción del guión de la película y ofrecen sus historias para ser representadas en la ficción caracterizan una
narrativa particular, donde la película también aparece como un proceso de conocimiento, ofreciendo nuevas posibilidades para el cine político y social latinoamericano. Nuestro análisis intenta demostrar cómo esta propuesta realista
permite realizar una lectura del contexto social en que se inserta la producción de las películas, particularmente en
relación con el tema de la marginalidad, la pobreza y la violencia urbana en una gran ciudad latinoamericana, la ciudad
de Medellín en las décadas de los años ochenta y noventa.
Palabras clave: cine latinoamericano, cine colombiano, realismo
* Mestranda do Programa de Pós-graduação em Ciências Sociais da UNESP (Universidade Estadual Paulista, campus de Marília –
São Paulo – Brasil). Este trabalho faz parte do projeto de pesquisa financiado pela FAPESP. [email protected]
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
67
Reinaga N.
Introdução
O����������������������������������������������
s estudos mais recentes sobre cinema abrem espaço para uma inter-disciplinaridade que procura
abordá-lo não somente em seus aspectos estéticos
e artísticos, mas também como produto socialmente construído. Para isso, foi fundamental a contribuição de várias linhas de estudo que, desde o final
dos anos 50, passam a se interessar pelo cinema,
desde a semiótica, passando pela narratologia e psicanálise, até a sociologia do cinema e os estudos
culturais.1
Pensando o cinema como prática social, Xavier
(1977) irá afirma que a modalidade do discurso e
sua significação são condicionados pelo contexto
social no qual a produção cinematográfica se insere. Por isso, todo filme irá assumir valor como documento histórico socialmente construído. A análise
de uma determinada produção cinematográfica, levando em conta os vários aspectos nela implicados,
referentes ao estatuto da imagem e som, à organização dos elementos que compõem o filme para estruturar a narrativa, ao posicionamento do cineasta
que constrói o discurso fílmico e ao contexto social
e histórico no qual esta produção se insere, todos
estes aspectos nos permitem realizar uma leitura
da sociedade na qual o filme é produzido. Como
documento histórico socialmente construído, o cinema trás as marcas do seu tempo, e por isso pode
ser utilizado como instrumento de interpretação da
vida social, representando um reflexo da sociedade,
suas ideologias e sua história.
A partir desta discussão, pretendemos apresentar
neste artigo a proposta realista do cineasta colombiano Víctor Gaviria, abordando os aspectos que
permitem realizar uma leitura do contexto social no
qual a produção de seus filmes se insere. Justificamos nossa escolha por algumas razões, a primeira
delas, pensando na originalidade que representa
para o cinema latino-americano atual o trabalho do
cineasta colombiano. Em segundo lugar, pensando
na repercussão alcançada pelo seus filmes junto ao
1. Cf. Stam, 1999.
68
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
público, com a participação e premiação em reconhecidos festivais de cinema, o que propiciou diversos estudos sobre seu trabalho (alguns deles serão
destacados aqui). Por último, justificamos nossa
escolha pelo cinema colombiano pensando que,
apesar de vivermos em um atual contexto de integração econômica latino-americana, pouco conhecemos deste país vizinho. Neste sentido, pensá-la
a partir do discurso artístico é vê-la a partir da sua
especificidade e particularidade, ainda que filtrada
pela ótica do cinema.
Considerações sobre
o cinema latino-americano atual
Considerando as reflexões sobre o cinema latinoamericano na atualidade, uma das possibilidades
de se pensá-lo é tomando como referência o denominado cinema da retomada, que irá marcar as produções fílmicas em vários países latino-americanos
a partir do final dos anos 80 e sobretudo durante a
década de 90. A década de 80, caracterizada pela
abertura política e inserção da América Latina na
economia mundial, acarreta na crise dos nossos
modelos cinematográficos, expressa na diminuição
do fomento ao cinema e no desinteresse pelos filmes latino-americanos nos festivais internacionais.
Neste quadro, se destaca a acentuada redução da
produção de longa-metragens em praticamente
todos os países, o que estaria relacionado com a
crise econômica que afeta o continente no período
(Cf. 1990 - Retomada do cinema latino-americano,
2009).
Esse período é caracterizado também pela crise da
representação, o que, de acordo com Stam (1999),
estaria relacionado com a crítica feita pela teoria cinematográfica ao modo de representação realista2.
No entanto, esse cenário começa a mudar no final
dos anos 80, com a retomada da representação
2. Lembrando que o realismo foi uma das principais características do cinema latino-americano desenvolvido nos anos 60.
Segundo Stam (1999), a teoria cinemtatográfica que enfatizava o realismo passa a relativizá-lo e criticá-lo, e a ênfase dada
à reflexividade e intertextualidade nos anos 70 e 80 acarretam
na crise da representação.
O cinema colombiano e seu contexto social: considerações sobre a proposta realista de Víctor Gaviria
como fenômeno global, com uma forte produção
de documentários e do cinema tomado como possibilidade de reflexão. Na América Latina, é o período marcado pelos processos de redemocratização
e abertura política, além de crises econômicas que
abarcam praticamente todo o continente. Os resultados dessas transformações também levarão suas
marcas para o campo artístico, e neste contexto se
abre espaço novamente para a produção de um cinema político e de denúncia social, que tenta recolocar a função social da arte.
É assim que o cinema latino-americano dos anos
90 vai se recuperando, retomando o ritmo das produções e alguns dos pressupostos da cinematografia
realista já lançada nos anos 60 (projetada internacionalmente com o movimento do Nuevo Cine3). Entretanto, a principal diferença entre esse cinema de
retomada pode ser apontada na sua tentativa de fazer as contas com a atual conjuntura do continente.
Pensando sobre a novidade da produção latinoamericana atual, Birri (2006) irá afirmar que ela se
relaciona com uma maior diversidade, dando espaço para a não-separação entre técnicas de filmagem, estética e reflexão teórica, tornando possível
a inter-relação entre gêneros que antes eram colocados como opostos pelas velhas classificações do
cinema clássico, como o documentário e a ficção.
Esta diversificação também pode ser observada
tanto nas propostas como nos países produtores,
que deixam de se concentrar no clássico eixo Argentina – Brasil – México (Cf. Paranaguá, 2003).
A proposta realista de Víctor Gaviria
La ficción es el rodeo que hacemos a través de
la imaginación, para llegar a la verdad de lo que
está aquí mismo, a la verdad de la elusiva realidad
nuestra de todos los días
Víctor Gaviria
3. Para uma análise sobre os principais expoentes do Nuevo
Cine latino-americano, ver a obra de José Carlos Avellar, A
ponte clandestina (1995).
Dentre as diversas propostas do cinema latino-americano atual, encontramos no trabalho do cineasta
colombiano Víctor Gaviria uma proposta original,
pela nova forma com que seus filmes lidam com
a questão da marginalidade, pobreza e violência
urbana na periferia de uma grande cidade latinoamericana, a cidade de Medellín nas décadas de
80 e 90. Seus filmes tiveram repercussão nacional
e internacional, participando de vários festivais importantes, projetando e dando destaque à Colômbia na produção cinematográfica latino-americana
recente.
A Colômbia, como sabemos, é um país com pouca
tradição cinematográfica, apesar do cinema lá ter
chegado em 1897, ou seja, apenas um ano depois
de chegar ao Brasil. O cinema colombiano desenvolve-se muito pouco e somente na década de 20
é que se pode falar de uma relativa estabilidade
na produção, que no entanto decai com o advento
do cinema sonoro. Nas décadas de 40 e 50 há a intenção de produção em escala industrial, como ocorria na Argentina, Brasil e México, mas sem apontar
para propostas artísticas. É durante a década de 60
que se produzem alguns filmes de destaque, que,
no entanto, foram realizadas por produtores estrangeiros (Cf. Acción! Cine en Colombia, 2007).
Apesar da produção cinematográfica colombiana
ter se expandido nos últimos anos,4 quase nenhum
desses filmes chegou aos espectadores brasileiros,
salvo em algumas mostras de público restrito, o que
nos evidencia a distância cultural com o país vizinho, apesar do contexto atual de integração econômica e política pelo qual passa o continente. Assim,
justificamos nossa escolha pelo cinema colombiano
por ser pouco conhecido entre nós, pensando também na originalidade que representa para o cinema
latino-americano atual o trabalho de Gaviria.
De acordo com o texto 1990 - Retomada do cinema
latino-americano (2009), Gaviria estará ao lado de
uma geração de jovens cineastas, com grande domí4. Uma média de 10 longa-metragens foram lançados anualmente nos últimos 5 anos (Cf. Filmografía del cine colombiano
<www.enrodage.net.>).
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
69
Reinaga N.
nio técnico e narrativo, que promovem uma transformação do cinema latino-americano nos anos 90,
em resposta ao período de crise do cinema anterior.
Um dos aspectos desse cinema de retomada será
a abordagem das populações marginais através da
construção de narrativas pungentes, e não mais
pelo tratamento sociológico, ainda de acordo com
o texto. O trabalho de Gaviria também pode ser
inscrito na reflexão levantada por Birri (2006) sobre
a diversidade da produção latino-americana atual,
que permitiria a inter-relação de gêneros, como o
documentário e a ficção.
A proposta do cinema de Gaviria caracteriza-se pelo
uso de atores não-profissionais, ou os denominados atores naturais5, que participam da construção
do roteiro dos filmes juntamente com o cineasta.
Gaviria vem trabalhando com atores naturais desde
seus primeiros curtas, no final da década de 70, mas
é com a produção de seu primeiro longa-metragem,
Rodrigo D – No futuro, lançado em 1989, que o trabalho do cineasta ganha a atenção da crítica, participando da Seleção Oficial do Festival de Cannes.
É a partir do trabalho desenvolvido em seus três
longa-metragens, Rodrigo D - No futuro (Colômbia,
1989), La vendedora de rosas (Colômbia, 1998) e
Sumas y restas (Colômbia, 2004), que pretendemos
discutir a proposta realista do diretor.
Rodrigo D - No futuro conta a história de Rodrigo e
seus amigos, retratando o mundo dos jovens marginalizados nos bairros periféricos da cidade de
Medellín no final da década de 80, marcado pelo
uso de drogas, música punk e violência. Rodrigo
ainda não completou 20 anos de idade e quer ser
baterista de uma banda punk. Como sugere o título, o protagonista é um entre muitos jovens marginalizados conhecidos pela expressão sem futuro,
referindo-se à falta de expectativas do personagem,
desempregado e condenado à vida marginal, que
em um momento de angústia acaba optando pelo
5. A expressão em espanhol actores naturales (que utilizamos
de forma traduzida neste trabalho) é citada por diversos teóricos, críticos e cineastas para se referir a atores não-profissionais.
70
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
suicídio diante da falta de possibilidades para mudar de vida.
La vendedora de rosas tem como protagonista Mónica, uma menina de treze anos, que junto com as
amigas vende flores em bares noturnos da cidade
de Medellín, além de realizar pequenos roubos para
poder sobreviver. Junto com sua história é retratado o cotidiano de jovens marginalizados e crianças
de rua que participam da mesma vida da personagem, roubando, vendendo drogas e cheirando cola
de sapateiro. Mónica não tem pai nem mãe e vive
num pequeno quarto de pensão alugado com suas
amigas, que tiveram que sair de casa por diversos
motivos, como violência doméstica, falta de afeto
e comunicação com a família, casos de assédio ou
abuso sexual dentro da própria casa, e assim por
diante. Toda a filmagem ocorre nas zonas periféricas da cidade de Medellín, nos mostrando o cotidiano dessas crianças, especificamente um dia na
vida de Mónica.
Com uma temática que se distancia um pouco dos
outros dois filmes, Sumas y restas conta a história
de Santiago, um jovem engenheiro de classe média
que se envolve com o tráfico de drogas. Seduzido
pela idéia de ganhar muito dinheiro participando
apenas transitoriamente do negócio, o protagonista acaba se tornando vítima de um sequestro, e sua
família perde tudo o que tem para livrá-lo da armadilha em que caiu.
No caso de Rodrigo D e La vendedora de rosas, os
atores são jovens marginalizados e meninas e meninos de rua de fato, provenientes quase sempre de
famílias desestruturadas, que roubam, traficam e
são usuários de drogas, vivendo do que a rua pode
lhes oferecer, assim como é retratado nos filmes.
No caso de Sumas y restas, a história central do filme é inspirada em um caso real ocorrido a um amigo do diretor. O filme também conta com os relatos
de pessoas que estiveram envolvidas com o narcotráfico em seu auge nos anos 80, trazendo essas histórias para serem representadas nas telas. Os relatos baseados em experiências vivenciadas por estas
pessoas são incorporados assim à ficção.
O cinema colombiano e seu contexto social: considerações sobre a proposta realista de Víctor Gaviria
É assim que em Rodrigo D, por exemplo, o ator que
interpreta o protagonista irá decidir pelo suicídio de
seu personagem ao final do filme, argumentando
que na ética do mundo marginalizado ao qual estava inserido, somada às circunstâncias pela qual passou, ele não poderia permanecer vivo, detalhe que
não fora planejado no roteiro original do filme (Cf.
Ruffinelli, 2003). Do mesmo modo, nos outros filmes várias histórias vivenciadas pelos sujeitos que
participaram das filmagens foram reinterpretadas,
reproduzidas e incorporadas à ficção, caracterizando a proposta realista do diretor. Esta relação de tentar incorporar os sujeitos marginalizados, tornandoos partícipes da elaboração do roteiro dos filmes, é
apontada por Ruffinelli (2003) como a inovação e a
originalidade do cinema de Gaviria, implicando em
um exercício de liberação de preconceitos e imposições ideológicas no cinema latino-americano.
Entretanto, pensando na originalidade dessa proposta realista, podemos afirmar que ela não reside na elaboração coletiva do roteiro e nem no uso
de atores não-profissionais, pois essa experiência
já havia sido realizada antes, tanto no Nuevo Cine
latino-americano como no neo-realismo italiano.
Podemos dizer que a originalidade da proposta do
diretor reside nas implicações que acarreta quando
inserida no atual contexto cinematográfico latinoamericano de retomada da representação, onde o
cinema aparece também como diálogo e como processo de conhecimento.
O trabalho do cineasta colombiano representa importantes transformações na forma como seus filmes criam uma narrativa para tratar das questões
sociais que retratam. Para entendermos esta narrativa, devemos levar em conta que uma das bases
de sua proposta consiste na construção do roteiro
juntamente com os sujeitos que se pretende representar, incorporando assim suas histórias e experiências à ficção, como foi dito.
Segundo Jáuregui e Suárez (2002), os filmes de Gaviria possuiríam alguns aspectos que se assemelhariam ao gênero do testemunho, na medida em que
permitem uma auto-representação dos jovens mar-
ginalizados que participam da construção do roteiro
do filme, tanto como informantes como na qualidade de atores naturais. Entretanto, o gênero do
filme não deve ser confundido com o gênero testemunhal, pois as obras se apresentam e se assumem
como uma ficção; as histórias são apresentadas aos
espectadores como relatos fílmicos fictícios, e não
como narrativas verídicas.
É neste sentido que os autores situam tanto o cineasta como os atores como narradores sociais
dos filmes, onde o ato de representação desafia o
esquecimento e a indiferença. E neste ponto podemos notar uma convergência de interesses de
ambos narradores, na medida em que um dos objetivos dos filmes, de acordo com Ruffinelli (2003),
era registrar a memória de indivíduos que estavam
prestes a desaparecer, referindo-se ao fato de que
a maioria dos atores que participaram de La vendedora de rosas e Rodrigo D morreram na vida real,
em decorrência da vida violenta na qual estavam
inseridos.
Tomando as considerações de Benjamin (1994) sobre a narrativa, podemos pensar que ela aparece
também como uma questão de obrigação política,
lembrando que para o autor estética e política não
podem ser dissociados. Em um contexto de esfacelamento do indivíduo no mundo moderno, o autor
aponta para o fim da narrativa tradicional, como a
transmissão e compartilhamento de uma experiência, sendo retomada e transformada a cada geração.
Podemos pensar que, assim como para Benjamin
(1994), a narrativa nos filmes de Gaviria aparece
também como uma necessidade de reconstrução
dos indivíduos, para garantir sua memória e identidade, em um contexto de desagregação social do
mundo moderno.
A tentativa de incorporar os sujeitos marginalizados
ou envolvidos com a criminalidade também pode
ser expressa na linguagem dos atores, presente nos
três filmes de Gaviria. As gírias constantes, que principalmente em Rodrigo D e La vendedora tornam
os diálogos difíceis de compreender, seriam decorrentes de uma linguagem utilizada pelas camadas
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
71
Reinaga N.
sociais mais marginalizadas da cidade de Medellín.
Lembramos que mesmo para os colombianos, o entendimento desses filmes não é fácil, pois as gírias
pertencem, mais do que a uma região geográfica
específica, a um estrato social específico, relacionado aos sujeitos marginalizados que vivem nas zonas
periféricas da cidade.
De acordo com Ruffinelli (2003), houve uma preocupação por parte do cineasta, o que lhe rendeu
inúmeras críticas por parte do público colombiano,
em não colocar legendas e muito menos em alterar
a linguagem e modo de falar dos atores para que
se tornasse mais inteligível para seus espectadores,
pois isso não atenderia às pretensões de Gaviria de
manter um diálogo com estes sujeitos. A linguagem
e as gírias de rua correspondem à parte da história e
identidade dessas pessoas, e seria impossível, para
o cineasta, falar delas sem sua linguagem, como nos
informa o autor.
O diálogo dos personagens de Sumas y restas é
marcado pela linguagem usada pelos traficantes
de droga, trazendo para a representação traços do
que ficou conhecido na Colômbia como a cultura
do narcotráfico. Analisando como o narcotráfico no
país ultrapassa a dimensão criminal e se converte
em um fenômeno cultural, Salazar (2002) irá afirmar que essa cultura, limitada em seu surgimento
a determinados setores da periferia social, passa a
penetrar em diversos setores sociais, disseminando
inclusive o modo de falar específico dos narcotraficantes.
Sumas y restas faz uma leitura do que significou o
narcotráfico para a sociedade, questionando as perdas de valores tradicionais que caminharam lado a
lado com os ganhos materiais que o negócio oferece, como sugere o título do filme. Ao problematizar
os resultados da riqueza proporcionada pelo narcotráfico, o filme faz uma crítica a um fenômeno que
desde a década de 80 permeou praticamente todos
os setores da sociedade colombiana. É importante
destacar que a crítica realizada pelo filme o diferencia dos demais que abordam o mesmo tema, onde
o narcotráfico geralmente é enaltecido e espetacu-
72
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
larizado, reafirmando o estigma criado em seu entorno6.
Outra faceta do narcotráfico é retratada em Rodrigo
D, porém, o filme apresenta uma outra perspectiva,
dialogando com o que ficou conhecido como a cultura da violência, fazendo referência ao fenômeno
social do sicariato. O sicariato teve seu auge no final
da década de 80 e início dos anos 90, período em
que é produzido o filme. Os sicários são os matadores de aluguel, geralmente jovens, procedentes das
zonas periféricas na maioria das vezes, contratados
pelos traficantes para resolverem suas negociações.
De acordo com Salazar (1990), apesar de ser um
produto do narcotráfico, o sicariato não se limitou
a ele, sendo usado para realizar acerto de contas
também pela classe política e empresarial. Aliás, é
após a morte de políticos importantes do país que
o fenômeno do sicariato é trazido à tona, colocando
o problema desta juventude como a nova protagonista da violência.
Somada ao sicariato, a insurgência de gangues de
jovens acaba instaurando uma situação de descontrole da violência, resultando em um altíssimo número de homicídios entre estes jovens, o que irá
designar a geração sem futuro representada em Rodrigo D. O filme retrata o cotidiano desses jovens,
mostrando que a cultura da violência já não abarca somente a quem está em relação direta com o
sicariato, pois os personagens não são assassinos
profissionais contratados. Participam da violência
em sua cotidianidade, onde a morte está sempre
presente, e neste sentido há uma preocupação da
narrativa em retratar a carga simbólica da violência
entre estes jovens, as motivações e os sentidos que
os fazem participar e serem protagonistas da cultura da violência.
Já em La vendedora de rosas, novamente o mundo
marginalizado é trazido para as telas, retratando o
universo das crianças de rua, desde seu lado femini-
6. Ver a análise de Jáuregui e Suarez (2002) sobre alguns filmes que abordam a temática da violência e do narcotráfico.
O cinema colombiano e seu contexto social: considerações sobre a proposta realista de Víctor Gaviria
no7. Assim como em Rodrigo D, podemos dizer que
a problemática abordada em La vendedora de rosas
trás uma preocupação em mostrar um mundo marginalizado desconhecido para o espectador. Apesar
de serem problemas sociais conhecidos, os filmes
vêm dar visibilidade a estes sujeitos excluídos, por
meio de narrativas que permitem suas intervenções
a partir de seus discursos, com suas participações
no roteiro, e a partir de seus espaços, com filmagens que se passam nos lugares onde vivem.
Pensando na originalidade da proposta de Gaviria,
Duno-Gottberg (2003) afirma que no trabalho do cineasta, o subalterno seria entendido como aquele
que não pode falar, ou seja, aquele que quase nunca é escutado, pelo fato de se pronunciar a partir de
um lugar não hegemônico e, por isso, subalterno.
Deste modo, o trabalho de Gaviria seria feito a partir de um diálogo e de um pacto com aqueles que
são silenciados e apagados sistematicamente, permitindo ao sujeito subalterno e marginalizado que
se expresse de seu lugar, sem se assumir em uma
postura hegemônica.
O que o próprio Gaviria irá chamar de intenção realista para se referir à sua proposta decorreria de um
compromisso ético com a produção de um espaço
social onde se torna possível um diálogo com os jovens marginalizados, onde os sujeitos subalternos
articulam seu próprio discurso, revelando traços
daquilo que, por ser irrepresentável, decorreria de
apenas uma pista ou vestígio do real, conforme o
artigo de Duno-Gottberg (2003). Essa intenção de
realismo entende a realidade como algo fragmentário, e não haveria um conceito que lhe desse um
sentido estável e abarcável; por isso mesmo, haveria uma impossibilidade de se representar o real,
lembrando da limitação dos instrumentos de linguagem, como o cinema, por mais que este consiga
reproduzir sons, imagens e movimentos.
7. Filme que valeu a Gaviria a segunda indicação à Seleção Oficial de Cannes. Apesar de não ganhar a Palma de Ouro, o cineasta é o único diretor latino-americano que concorreu duas
vezes à categoria de melhor filme nesse festival.
Neste sentido, Duno-Gottberg (2003) usa o termo
huellas de lo real8. Estes sinais do real trazem a possibilidade de instâncias discursivas que permitem
uma abertura de sentidos, no caso, dos sujeitos
marginalizados em sua condição traumática e muitas vezes incompreensível. Esta forma de irrupção
do real aparece na obra de Gaviria, pois quando
coloca os sujeitos marginalizados na posição de narradores sociais, consegue trazer para as telas essa
opacidade das crianças de rua e dos jovens marginalizados, excluídos e violentados. O testemunho
das experiências destes sujeitos conteria uma espécie de vazio, o que significaria uma impossibilidade
de representar sua situação. O vazio e a impossibilidade de representar a situação e as experiências
dos sujeitos marginalizados podem ser expressos
também nos diálogos dos personagens, deixando
os espectadores deslocados diante do universo representando. Ativa-se, assim, um desconcerto por
meio do vazio, da ausência e do incomunicável da
narrativa marginal que nos é mostrada no trabalho
do cineasta.
A reflexão de Gaviria sobre o realismo resultaria em
dois elementos para compreender a originalidade
do seu projeto: a intenção de realismo e o imperativo ético, que determinariam uma prática cinematográfica singular, determinando, por sua vez,
os procedimentos técnicos e o alcance político do
seu cinema, ainda segundo Duno-Gottberg (2003).
A participação de atores naturais e a elaboração coletiva do roteiro respondem à intenção realista, que
se distancia de qualquer pretensão de objetividade
ou reprodução do real. A ética da representação impõe o compromisso de levar às telas experiências
que resultam às vezes incompreensíveis e violentas, mas, sobretudo, experiências que fazem parte da vida dos sujeitos marginalizados, cujas vozes
tendem a ser objeto de apropriação por parte dos
discursos hegemônicos (tanto liberais como os de
esquerda), quando não caladas totalmente. Portanto, o alcance político da obra do cineasta seria determinado pela própria prática cinematográfica, na
8. Onde huella, traduzido do espanhol, significa pista, vestígio,
sinal, pegada.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
73
Reinaga N.
busca de um realismo com a intenção de incorporar
um sujeito social relegado pelos processos históricos de exclusão e exploração sócio-econômicas.
Quando os sujeitos marginalizados operam um discurso que nos resulta alheio e ininteligível, tanto
pela realidade representada no filme como pela
linguagem de rua dos atores, ficamos deslocados
diante do universo do outro. A diferença parece,
assim, irredutível, fazendo com que a narrativa surgida da margem seja assimilada de forma incômoda
pelo espectador.
Pensando na estrutura narrativa observada nos três
filmes, podemos dizer que as cenas que retratam
o modo de vida dos sujeitos marginalizados e envolvidos na criminalidade não desautorizam o discurso dos sujeitos/atores, ao mesmo tempo em que
não há a defesa desse discurso. Essas reflexões são
apresentadas pelo diretor no trecho que segue:
El director de la película no puede juzgar a sus personajes, sino sólo pretender acompañarlos durante el transcurso del relato. Si los juzga, los detiene
en su movimiento dramático que parte de algo y
busca algo... La obligación del director es testificar
esta transformación. Esto es ver a los personajes
en el tiempo. Pero ver a las personas en el tiempo
significa además aprender a verlas con paciencia y
permisibilidad, deteniendo el juicio momentáneo
para entender el espacio humano en el que despliegan su vida. La mirada humana sobre una persona no es otra cosa que verla en el tiempo. Esta
ventaja del cine de ficción debería ser aprendida
por todos nosotros. Ver a los demás en el tiempo, con su carga inevitable y su sorpresa, aunque
su presente sea un problema oscuro sin solución.
(Gaviria, 1996, p.5).
Em La vendedora de rosas, não há a defesa do modo
de vida das ruas, pois o filme nos mostra a falta de
estrutura pela qual passam os personagens, assim
como a falta de proteção em relação à violência –
tanto a que praticam como a que sofrem. Por outro
lado, o filme também não condena esse modo de
vida. Durante toda a narrativa, quando vemos as
cenas do dia-a-dia das crianças que usam drogas,
roubam, se prostituem ou até mesmo matam, não
há um julgamento moral por parte do olhar narra74
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
tivo sobre a ação dos pequenos moradores de rua.
Mesmo com a humanização dos personagens, mostrando-nos suas vidas permeadas de sonhos, valores e dignidade, o filme não aponta para uma saída,
nem para pior nem para melhor, da condição em
que vivem essas crianças. A última cena nos leva ao
mesmo lugar onde o filme começou, e essa circularidade parece reforçar a idéia de falta de expectativas para o problema social denunciado no filme.
A falta de expectativas também é expressa com o
suicídio do personagem principal de Rodrigo D,
onde não há a condenação do ato, assim como não
se condena a violência praticada por seus amigos. E
no filme Sumas y restas, embora o protagonista não
tenha um final trágico como nos outros dois filmes,
ele perde tudo o que tem (incluindo sua dignidade
e seus valores de classe média), após sua rápida e
fracassada incursão no mundo do narcotráfico.
Podemos nos perguntar então qual o sentido da denúncia social realizada por Gaviria, já que em seus
filmes não há explícita nenhuma saída apontada
para a situação dos sujeitos marginalizados ou envolvidos com a criminalidade. Este aspecto aparece na crítica feita por Paranaguá (2003) ao filme La
vendedora de rosas, que comoveria o espectador
pelas cenas que mostram a marginalidade nas ruas
da cidade, deixando de lado os fatores da violência
cuja complexidade representa um desafio.
Dentro do contexto de aprofundamento das desigualdades sociais que acompanham a América Latina na década de 90, podemos dizer que nos filmes
de Gaviria colocar a possibilidade de mudança em
perspectiva não está em questão. De acordo com
Xavier (1993), na década de 90 temos em toda a
América Latina a radicalização de sua condição periférica, com o abandono de uma ótica otimista que
entendia que a condição de subdesenvolvimento
seria superada. O que pode ser apontado como uma
contradição da proposta do cineasta seria decorrente de uma contradição social mais ampla, onde
nossa sociedade, tida como moderna, democrática
e desenvolvida, não consegue resolver problemas
de ordem básica que a acompanham desde seu surgimento. Essa idéia está implícita no final do filme
O cinema colombiano e seu contexto social: considerações sobre a proposta realista de Víctor Gaviria
La vendedora de rosas, onde podemos ler que há
150 anos, Andersen9 escrevia sobre estas mesmas
crianças de rua, assumindo um caráter de advertência ao espectador. Esta advertência é ainda mais incisiva nos créditos finais de Rodrigo - D, dedicando
o filme à memória dos quatro atores principais, que
sucumbiram à absurda violência de Medellín, antes
de completarem os 20 anos de idade.
Esta preocupação em mostrar um mundo desconhecido para o espectador irá dialogar com o contexto no qual as produções de Gaviria se inserem,
ao retratar uma cultura que se constitui à margem,
na qual vítimas e artífices se confundem no plano
imediato de uma sociedade marcada pela violência, pela guerrilha e pelo narcotráfico. De acordo
com Jáuregui e Suárez (2002), a marginalidade e a
violência aparecem no cenário artístico da Colômbia desde fins dos anos 80. A vida das comunas e
das zonas marginais de Medellín passa a ser objeto de interesse de novelistas, escritores, críticos e
cineastas, interesse também de analistas sobre o
tema da violência, como antropólogos, sociólogos
e comunicadores sociais, lembrando que na Colômbia a violência é um assunto central. Dentro destas
produções,10 o trabalho de Gaviria aparece como
uma ruptura com os discursos sobre a marginalidade e violência, pois nos filmes se explicitam as fronteiras internas da cidade que dividem os habitantes
dos espaços urbanos centrais e os habitantes dos
espaços marginais e periféricos onde prosperaram
as comunas. Os autores também afirmam que as
obras do cineasta são inovadoras no que diz respeito ao modo como lidam com a alteridade, rechaçando os discursos que julgam os setores sociais marginalizados como descartáveis, como meros detritos
de um modo de vida onde o consumo é colocado
como formador de identidades.
9. Andersen, escritor de contos infantis do século XIX, escreveu A pequena vendedora de fósforos, obra na qual o filme La
Vendedora de rosas é baseado.
10. Os autores citam uma série de obras literárias e cinematográficas produzidos no país, que teriam um caráter menos
crítico e mais comercial em relação ao trabalho de Gaviria.
Analisando as obras de Gaviria, Ramirez (2004) diz
que os filmes são essenciais para entendermos as
novas identidades e imaginários culturais – sobretudo juvenis – da Colômbia contemporânea. A partir
da periferia de Medellín, a violência nos é mostrada
como resultado de transformações políticas e sociais, como a implantação de políticas neoliberais,
as contradições de um processo de globalização periférica e a instabilidade do Estado:
Los escenarios de las películas de Gaviria muestran
la otra cara de una ciudad conocida por su desarrollo económico e industrial; estos escenarios reflejan
la multitemporalidad en la ciudad de Medellín: estas películas exponen la relación dinámica entre la
cultura local de las comunas y la cultura global capitalista donde el modelo de centro-periferia se ha
desmantelado (Ramírez, 2004, p. 4).
É importante destacar a crítica de Gaviria, presente no artigo de Jáuregui e Suárez (2002), à idéia de
uma humanidade descartável, pois para o cineasta
estes jovens criam suas próprias formas de subsistência e não mendigam nem esperam nada do resto
da sociedade. Por outro lado, nos filmes de Gaviria não há uma busca por solucionar o problema
da marginalidade. O fato de que o filme não modificou a realidade dos jovens, que permaneceram
na mesma situação que se encontravam antes da
realização do filme, não descarta a idéia de se intencionar mostrar esta realidade, que pode ser estendida a tantos outros jovens e crianças, vítimas
das condições econômicas que fazem parte da configuração social de grande parte das metrópoles de
toda a América Latina.
Para Jáuregui e Suárez (2002, p. 237), os filmes não
sustentam a ilusão de se apreender esta outra realidade, pois o diretor colombiano parte da renúncia
à inteligibilidade ou tradução desta alteridade: “La
aparición de los actores naturales en la narración
fílmica, la ininteligibilidad de la imagen y del lenguaje, la constante resistencia a la traducción y la
alusión a la alteridad como externa al acto de representación, reinstalan la asechanza ética de lo
‹Real›”. Os autores concluem que os filmes de Gaviria não julgam o outro, promovendo sua redenção,
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
75
Reinaga N.
e nem o ressignificam como subalterno. O encontro
que o trabalho do cineasta possibilita entre o espectador e as experiências dos jovens marginalizados
resultaria em uma tentativa de se reduzir a indiferença, resultando na ética da representação a que
se refere Duno-Gottberg (2003), ou responsabilidade ética, decorrente, por sua vez, da intenção realista do trabalho de Gaviria. Assume-se, deste modo,
a incompreensibilidade e alteridade do subalterno,
resultando em um encontro – intermediado pelo cineasta – com o sujeito marginalizado:
La maquina moderna de representación que es
el cine, funciona aquí como una lente que rarifica la ciudad, redefiniéndola espacial, cultural e
socialmente, recorriendo los límites de la lógica
del capitalismo tardío en las periferias. La ciudad
marcada por el consumo, la devoración y los desechos humanos, definida por una densa trama
de exclusiones y escrita con los trazos caprichosos
de la violencia, es también el espacio de la vida
cotidiana, de la humanidad no reducible a objeto,
de la afirmación de los vínculos societales, de solidariedad, y – más importante aún – el lugar de un
encuentro mediático con el Otro, que intenta evitar la irrealidad del simulacro (Jáuregui E Suárez,
2002, pp. 388-389)
Podemos dizer que a denúncia de Gaviria se dirige
também à passividade do espectador, sugerindo
que ele veja o que está diante dos olhos. Não se
trata de uma realidade distante e pouco conhecida.
Se ele revela os códigos das ruas e o mundo marginal, não o faz com alarde ou como espetáculo. Deste modo, as narrativas, mesmo caracterizadas por
um certo olhar pessimista, irão se posicionar contra os discursos dominantes, sejam eles da ficção
ou não, que tratam o sujeito marginalizado como
simplesmente delinquente ou desprezível, ao mesmo tempo em que se posicionam também de modo
contrário à romantizações estéticas de setores marginais, como algumas produções latino-americanas
recentes.
No entanto, é importante não perdermos de vista
que é a visão do cineasta sobre uma determinada
estrutura social, que nos é mostrada nos filmes: é
ele que, mesmo com a ajuda participativa dos ato-
76
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
res/sujeitos, escolhe o que deve ou não ser mostrado, deixando entrever em sua leitura a realidade
da marginalização e do narcotráfico na sociedade
colombiana. Como observa Xavier (1977), o cinema, como qualquer forma de linguagem, estrutura
discursos a partir de uma perspectiva que obedece
a critérios formais que lhes são próprios, mas que
também obedecem a elementos sociais. A montagem de um filme, selecionando algumas cenas em
detrimento de outras, obedecendo determinada
seqüência, tem em vista a realização de um objetivo sócio-cultural. Assim, haveria em cada filme uma
ideologia de base que pretenderia explicar, postular
ou redesenhar fatos históricos, políticos e sociais,
sempre por meio da construção de uma narrativa
ficcional.
No caso específico do trabalho de Gaviria, é certo
que a montagem dos filmes, a partir da perspectiva
do cineasta, redefine em parte o discurso dos atores não-profissionais. Mas, ainda assim, a ficção se
deixa perpassar pela presença física, pela atuação
e representação dos próprios sujeitos que em tese
deveriam pertencer à ficção. Esta relação pode ser
observada na narrativa dos três filmes, na tentativa
do cineasta em estabelecer um diálogo com os sujeitos marginalizados ou envolvidos na criminalidade, expressa na própria intervenção e atuação dos
mesmos na narrativa.
Deste modo, os filmes de Gaviria trazem para as
telas um quadro característico não somente da Colômbia, mas também de vários países latino-americanos que apresentam vários problemas em comum, assim como cada país também apresenta suas
particularidades. No caso específico da Colômbia,
a questão da violência11 é um assunto central que
acompanha o país desde sua formação. Nos anos
80 e 90, o país passa por transformações sociais
significativas e esses resultados irão aprofundar e
11. A Colômbia das décadas de 80 e 90, período retratado
nos filmes de Gaviria, apresenta-se como um dos países mais
violentos do mundo, com um alto índice de homicídios entre
a população, problema que se torna ainda mais crítico quando sabemos que a maioria das vítimas são jovens (Cf. Alcalá,
2000).
O cinema colombiano e seu contexto social: considerações sobre a proposta realista de Víctor Gaviria
remodelar o problema da violência, aspectos com
os quais as obras de Gaviria dialogam, sobretudo
com relação à violência urbana. Assim, o trabalho
do diretor irá estabelecer uma relação com outras
obras que tratam do mesmo tema, posicionando-se
contra um discurso dominante sobre o sujeito marginalizado, estabelecendo ao mesmo tempo uma
relação com o contexto de violência da sociedade
colombiana e no qual a produção dos seus filmes
se insere.
Referências bibliográficas
ACCIÓN! Cine en Colombia. Bogotá: Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, 2007. Disponível em: <http://www.
patrimoniofilmico.org.co/noticias/137.htm> Acesso em 09 mai 2009.
AVELLAR, J. C. (1995). A ponte clandestina: teorias de cinema na América Latina. Rio de Janeiro: Ed. 34; São Paulo:
Edusp.
BENJAMIN, W. (1994). Magia e técnica, arte e política: ensaios sobre literatura e história da cultura. São Paulo: Brasiliense.
BIRRI, F. (2006). Um construtor de utopias. Revista Pesquisa Fapesp, São Paulo, ed. 127, set.
DUNO-GOTTBERG, L. (2003). Víctor Gaviria y la huella de lo real. Revista Objeto Visual, Caracas: Fundación Cinemateca
Distrital, n. 9, jul 2003. Disponível em: <http://cinemateca.org.ve/objetovisual_09 > Acesso em 01 jun 2006.
GAVIRIA, V. (1996).La vendedora de rosas: reflexiones sobre los niños de la calle en Medellín. Revista Universidad de
Antioquia, Medellín, n. 245, jun-sep.
JÁUREGUI, C. A; SUÁREZ, J. (2002). Profilaxis, traducción y ética: la humanidad “desechable” en Rodrigo D No futuro, La
Vendedora de Rosas y La Virgen de los Sicarios. Revista Iberoamericana, Caracas, v. 68, n. 199, abr/jun 2002. Disponível em: <http://www.geocities.com/jauregca/gaviria_vendedora.pdf> Acesso em 05 set 2006.
PARANAGUÁ, P. (2003). El neorrealismo latinoamericano. Cinemais Revista de cinema e outras questões audiovisuais:
Neo-realismo a América Latina, Rio de Janeiro: Aeroplano, n. 34, abr-jun.
RAMÍREZ, N. (2004). Rodrigo D. No futuro y La Vendedora de Rosas: vivencias multitemporales en un espacio posmoderno. Revista de literatura, cultura y arte latinoamericano y peninsular Tatuana, Universidad de Pithsburg, n. 1.
Disponível em: <http://www.bama.ua.edu/~tatuana/numero1/rodrigo.pd> Acesso em 28 nov 2007.
RUFFINELLI, J. (2006). Una mirada regional que se hace universal. Cuadernos de Cine Colombiano, Bogotá: Cinemateca
Distrital, n. 3, 2003. Disponível em: <http://www.cinematecadistrital.gov.co/descargas/cuadernos/CuadernosdeCineN3.pdf> Acesso em 20 ago 2006.
SALAZAR, A. (1990) No nacimos pa´semilla: la cultura de las bandas juveniles de Medellín. Bogotá: Editorial CINEP. SALAZAR, A. (2002). Violencias juveniles: ¿contraculturas o hegemonía de la cultura emergente? In: Viviendo a toda:
jóvenes, territorios culturales y nuevas sensibilidades. Bogotá: Siglo del Hombre. STAM, R. (1999). Nuevos conceptos
de la teoria del cine. Barcelona: Paidós. XAVIER, I. (1977). O discurso cinematográfico: a opacidade e a transparência.
Rio de Janeiro: Paz e Terra. XAVIER, I. (1993). Alegorias do subdesenvolvimento. Rio de Janeiro: Perspectiva. 1990
– Retomada do cinema latino-americano. Artigo presente no catálogo do IV Festival de cinema latino-americano de
São Paulo, jul 2009.
Referências filmográficas
Rodrigo D – No futuro. Direção: Víctor Gaviria. Colômbia, 1989. 93 minutos.
La vendedora de rosas. Direção: Víctor Gaviria. Colômbia, 1998. 116 minutos.
Sumas y restas. Direção: Víctor Gaviria. Colômbia, 2004. 108 minutos.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
77
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 77-97
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada*
Para-states in Colombia. Concerning a culminated investigation
William Ortiz Jiménez**
Resumen
El presente artículo trata de ofrecer un panorama general de la investigación “Los paraestados en Colombia”, realizada en la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad de Granada, España. La investigación realiza
una apuesta teórica que precise el término paraestado, ya utilizado por otros teóricos e investigadores, pero poco
desarrollado en el contexto académico. Para tal efecto, el término tiene que ver con la fuerza de choque en que se han
constituido los grupos armados en Colombia, específicamente las guerrillas, representadas por las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia —FARC— y el Ejército de Liberación Nacional —ELN—. Al igual que los paramilitares, ambas fuerzas están transversalizadas por el narcotráfico. El sello de Estado paralelo o paraestado significa que son grupos
que han logrado consolidar un poder económico, político y social de tal significancia que poseen un control casi que
absoluto sobre una gran parte del territorio y en éste imponen sus leyes y normas, como lo haría cualquier Estado. La
investigación se centró, entonces, en clarificar teóricamente ambos conceptos y la incidencia que tienen en el conflicto
colombiano.
Palabras clave: territorialización, lucha por soberanías, conflicto, empresarios de la guerra, desinstitucionalización,
parapoder, paraestado
Abstract
This article attempts to provide an overview of “A para-state in Colombia”, a research conducted by the Sociology and
Political Science department, at the University of Granada, Spain. This paper makes a theoretical bet to clearly define
the term para-state, already used by other theorists and researchers, but not much developed in academic arenas.
In order to do this, the term relates to the shock drive armed groups in Colombia have turned into —specifically guerrilla, represented by the Revolutionary Armed Forces of Colombia —FARC—, and —ELN— National Liberation Army.
Similar to paramilitaries, those forces are crossed by drug trafficking. The label parallel State or para-state means they
are groups who have managed to consolidate such a significant economic, political and social power that they have a
Fecha recepción: mayo 04
Fecha aceptación: mayo 21
*
El presente ensayo hace parte de la investigación “Los paraestados en Colombia”, realizada por el autor para obtener el título de
Doctor en Sociología y Ciencias Políticas en la Universidad de Granada, España. La investigación fue publicada por la Universidad
Autónoma Latinoamericana.
**
Doctor en Sociología y Ciencias Políticas, Universidad de Granada, España. Magíster en Ciencias Sociales: Cultura y Vida Urbana,
Universidad de Antioquia. Docente-investigador Unaula, Facultad de Derecho. Docente asociado, Facultad de Ciencias Humanas,
Universidad Nacional de Colombia. [email protected]
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
79
Ortiz W.
nearly absolute control on a large part of the territory, and they impose their laws and regulations in that territory, as
any Government would do. Research focused, then, on theoretically clarifying both concepts as well as the impact that
have on Colombian conflict.
Keywords: territorialization, fight for sovereignty, conflict, war entrepreneurs, desinstitucionalization, para-power,
para-state
Introducción
El presente ensayo se centra en tratar de explicar
qué son los paraestados, basado en fundamentaciones teóricas de varios autores nacionales y extranjeros. Así mismo, enfatiza que de acuerdo con las
investigaciones realizadas por expertos en el tema,
se pueden considerar como paraestados los actores
del conflicto en el país, esto es, las guerrillas representadas en las Fuerzas Armadas Revolucionarias
de Colombia —FARC— y el Ejército de Liberación
Nacional —ELN—; los paramilitares o autodefensas y el narcotráfico. A su vez, las guerrillas también
adquieren el rótulo de Estado paralelo, según los
elementos que la identifican. Los paraestados, entonces, constituyen la fuerza de choque en el actual
conflicto colombiano.
Las consideraciones sobre los paraestados
El vocablo ‘paraestado’, referenciado por expertos
en el conflicto colombiano o analistas de aspectos
relacionados con la guerra y las confrontaciones armadas, volvió a la palestra en los últimos años, precisamente a raíz de la fuerza que tuvieron los grupos
armados en Colombia, en este caso, las FARC, el ELN
y las Autodefensas Unidas de Colombia —AUC—,
más conocidas como paramilitares.
En primera instancia, el uso del concepto controvierte un poco la tesis según la cual estamos en un
‘Estado de violencia’, o de que se implementó en el
país la ‘cultura de la violencia’, lo cual distorsiona,
en grado sumo, la realidad de la confrontación Estado-guerrilla o paramilitares. Con ese fin se empezó
a auscultar el término paraestado o estado paralelo,
sustentado en postulados de los tratadistas que hacen de él un uso permanente o cotidiano.
El término fue ampliamente contextualizado en el
Seminario Internacional “Hacia la reconstrucción
80
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
del país”, llevado a cabo en Cartagena los días 24 y
25 de enero de 2008. Allí se argumentó de manera
incisiva por parte de los expositores, que lo ubican
dentro del conflicto en Colombia. Daniel Pécaut,
por ejemplo, hizo la observación de que
[…] ningún grupo armado tiene un monopolio,
sino que hay un fenómeno de desterritorialización, lo cual lleva a que la gente acepte el orden
paramilitar, pero no se atreven a discutir de política. Agrega que la guerrilla no tiene ninguna fundamentación teórica, sólo controlan la población
y los recursos. Así, entonces, pueden aparecer
muchos poderes locales y territoriales, pero no de
la territorialidad, entendida ésta, como la relación
que se entabla entre los habitantes y los actores
del conflicto.1
En este mismo orden de ideas, María Isabel Ocampo concluye que
[…] la relación de la sociedad con los grupos armados es compleja. Piensa en situaciones de presencia
o incluso de control paraestatal, donde la sociedad
tiene margen de negociación con el paraestado, de
ahí depende la capacidad del paraestado para legitimarse y la utiliza para la inserción local. El paramilitarismo, por ejemplo, llegó a funcionar como un
paraestado en varias regiones del país.
Ingrid Bolívar considera que hay una multiplicidad
de competencias entre las élites regionales y los actores, entre otros, la llamada “ampliación del campo político”. Fernando Escalante comenta que
1. Estas observaciones y las demás que se anexen en este análisis están sustentadas en las notas y referencias que hicieron
los expositores en el Seminario Internacional “Hacia la reconstrucción del conflicto”, realizado en Cartagena de Indias,
los días 24 y 25 de enero de 2008. Se tuvieron en cuenta las
conferencias de Daniel Pécaut, María Isabel Ocampo, Íngrid
Bolívar y Fernando Escalante.
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
[…] el Estado fuerte es el Estado de Derecho, no
hay Estados que sirvan a este tipo de comportamientos. Por su parte, el Estado débil es el que
pierde el control de lo público, la inversión posee
una gran debilidad fiscal…hay en nuestros Estados
una franja fronteriza, criminal, donde se encuentra el poder fáctico, el cual no es capaz de controlar el Estado de Derecho. En ese espacio criminal
pueden llevarse a cabo formas cuasiestatales, hay
una gran multiplicidad de prácticas predadoras y
un parasitismo político. Por lo tanto, la debilidad
del Estado permite que haya una gran acumulación de poder por medio de otros, como los criminales o los grupos armados. En síntesis: la formación del Estado requiere de autoridad política.
Con base en las anteriores reflexiones, se observa entonces que el surgimiento de los llamados
paraestados en Colombia obedece, entre muchas
otras razones, a que las prácticas de contrainsurgencia llevadas a cabo en el país por algo más de
cuarenta años han fortalecido el ritmo y el crecimiento del conflicto en lugar de fortalecer al Estado
como principio de autoridad. Son notorias las crisis
y las fracturas, tanto en sus fuerzas represivas como
en el sistema judicial.
El uso de la fuerza pública como mecanismo de
control del orden y el cumplimiento de la ley tiene algunos umbrales de eficiencia en ciertos momentos, pero cuando los límites se desbordan el
control del orden termina por convertirse en factor de desorden y violencia, situación que lleva al
aparato estatal a la crisis que se ha referenciado,
con proporciones más vastas y significativas que
las producidas por los mismos paraestados. A este
hecho se le conoce como la desinstitucionalización, consistente en que las instituciones del Estado, visto en sus tres aspectos, Estado tout-court,
Estado de Derecho y Estado Democrático, no sólo
dejan de responder a las funciones para las que
fueron pensadas, sino que pierden su eficiencia,
se desnaturalizan y se pervierten, actuando en
contravía de sus objetivos iniciales (Uribe de Hincapié, 2001: 74).
La desinstitucionalización hace que los lazos de
unión o la organicidad del Estado se pierdan entre
las instancias y aparatos del poder público. Se ato-
mizan los poderes, las funciones y la sociedad civil.
Igualmente, es el resultado de una crisis no resuelta, prolongada, así como de la disminución del espacio público, en contraposición a un orden público
representado en el estado de sitio, espectro bajo el
cual vivió el país por más de cuarenta años consecutivos, conocido hoy como ‘estado de conmoción interior’. Ambas figuras han creado el desgaste de instrumentos para manejar situaciones de excepción y
de conflicto; aceleran y profundizan cada vez más
la confrontación entre los actores que lo producen.
Los paraestados se fortalecen básicamente cuando hay una emancipación paulatina de las Fuerzas
Armadas, la desconexión y la confrontación con el
poder civil, pues ellas fueron creadas para la protección del Estado ante la evidencia de un conflicto externo y no para enfrentar a la población civil
cuando ésta reclama lo que por Estado de Derecho
le corresponde. La conversión de las Fuerzas Armadas en elemento exclusivamente militar, desvirtúa
el mandato constitucional, desplaza los centros de
poder y las posibilidades de dirección de la vida social del país. Situación que crea acciones de doble
poder en el Estado, civiles y militares, lo cual precipita su escisión. Aunque también se fortalecen
los paraestados cuando la insurgencia y la contrainsurgencia hacen que la guerra desarrollada en el
contexto territorial y político del país, aceleren la
desinstitucionalización. Tal estado de cosas conduce a que gran parte de la inversión para solucionar
problemas como el desempleo, la educación, la vivienda y la salud, se tenga que emplear en el fortalecimiento del aparato militar, lo que prolonga más
el conflicto, descoordina las instituciones, produce
ineficacia e impunidad.
La utilización de los recursos para la guerra agota
la pronta solución a las necesidades básicas de la
población, origina la desprotección, el desamparo y
la nulidad del derecho de gentes. Además, cuando
las fuerzas militares y el mismo Estado adoptaron y
buscaron apoyo en la propuesta paramilitar, acrecentaron el paralelismo dentro del mismo Estado2.
2. Se considera que el país no ha podido superar la situación
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
81
Ortiz W.
La propuesta paramilitar significó ni más ni menos
que el paso de la seguridad ciudadana, bien público por excelencia y fundamento ético del Estado de
Derecho al control privado y la renuncia por parte
del Estado al monopolio de la fuerza legítima (Uribe de Hincapié, 2001: 75), no porque un contrapoder se lo arrebatase en el escenario de una guerra
abierta, sino por la cesión gratuita de este monopolio a un paraestado, cuyos mecanismos de control
se escaparon a las posibilidades de un Gobierno débil. Los paraestados empiezan a actuar por cuenta
propia, bien sea, en defensa del Estado, como es el
caso de los paramilitares, o en contra de éste, como
lo hace la guerrilla.
La estructura paramilitar que operó en Colombia en
años anteriores y que de nuevo volvió a configurarse en los últimos años —es decir, no desapareció
del esquema nacional—, es hoy uno de puntos débiles del Estado colombiano y factor desligitimante
de reconocidas proporciones en la sociedad colombiana. Esta afirmación se basa en el hecho de que
hacen parte de una fuerza privada, esto es, complementan la espiral de la privatización de lo público,
colapsan el orden institucional, postulan normas de
convivencia e incrementan la impunidad.
Ahora la seguridad no es exclusiva del Estado, no es
parte de la Constitución Nacional, no es de la esfera pública, porque el patrimonio del Estado le puso
límites y la entregó a manos privadas con intereses
particulares. Lo mismo pasa con la justicia: cada inde inseguridad, crisis y violencia en más de treinta años de
lucha, porque en los orígenes de los primeros síntomas de
violencia política se pensó en soluciones de fuerza, pensando
que el poder del Estado era tal frente a los focos de resistencia armada, que estos serían reducidos fácil y rápidamente.
No fue así: antes que encontrar solución por vías coercitivas,
el problema se propagó por todo el territorio. También se ha
persistido en combatir los grupos en armas, con armas, “solución” que se ha dejado en manos de las Fuerzas Armadas,
olvidando que un conflicto de naturaleza social, económica,
política e ideológica, no puede solucionarse por el uso solitario de la fuerza, dadas las connotaciones tan complejas que
presenta. Esta situación la percibió el expresidente López Michelsen, pero es obvio que no hizo nada para solucionarla.
82
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
dividuo se la proporciona con sus propias manos, es
una forma de garantizar su vida.
Lo anterior muestra que el Estado institucional es
reemplazado por un paraestado en una vasta zona
del territorio nacional. Allí el paraestado impone su
ley, sus normas, su control y ejerce la fuerza en virtud de que el Estado no la ejecuta o no la ejerce. En
este caso la desinstitucionalización da vía a la parainstitucionalización; y en tanto que el Estado pierde
legitimidad el paraestado se fortalece, recibe más
apoyo social, se muestra más eficaz en el control
del orden privado, no del público, impuesto a través
de la violencia. La relación establecida hace que el
poder y el parapoder lleguen a compartir muchas
veces el mismo territorio.
Los paraestados surgen bien sea porque el Estado
legalmente constituido cede poder a un grupo insurgente o, simplemente, porque establece acuerdos para el control ante el embate de un opositor
que le quiere arrebatar a través de la violencia los
derechos que por Constitución le pertenecen. Dice
Román Ortiz que los rebeldes construyen un aparato paraestatal alternativo que oponen a la administración oficial, y que dentro de un tiempo, dos o
más autoridades se solapan hasta que una destruye
a la otra y monopoliza el control sobre la población
y el territorio3. Este control puede durar un tiempo
más o menos prolongado o quizá sea momentáneo,
hasta que aparezca otro paraestado (Román, 2001:
11). Así ha sucedido infinidad de veces en el territorio colombiano con la guerrilla y los paramilitares.
Por ser la única fuente legítima de poder y de violencia cuando así se requiera, en estos casos el Estado tiene como papel clave fragmentarse en una
miríada de grupos y facciones que se arrogan funciones paraestatales sobre la población, la economía y el territorio. El conflicto se generaliza e irradia
hasta cubrir la totalidad del país.
3. ORTIZ, R.D. (2001). “Guerra civil y descentralización de la
violencia: el caso de Colombia”. Bogotá: Papeles de Cuestiones Internacionales. Allí se presenta un estudio detallado sobre la violencia en Colombia y la consolidación de los parapoderes.
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
También es de tener en cuenta que dada la política de descentralización o desinstitucionalización,
se crean una serie de vacíos en la implantación de
las políticas estatales, situación que genera condiciones para el surgimiento de los poderes alternativos. De hecho las operaciones de los grupos contrainsurgentes se desarrollan principalmente en las
áreas al margen de la influencia del Estado o donde
éste sólo hace presencia a través de la fuerza militar
y no en los ámbitos sociales, culturales y económicos. Ejemplo de lo anterior, es la implantación de
las guerrillas izquierdistas a partir de los años sesenta, que siguió el patrón de las áreas más fuertes en consolidación de los grupos de autodefensa
liberales, surgidos durante la época de la Violencia.
Estas regiones fueron el Tolima, Santander, Antioquia y Meta. De acuerdo con la tesis propuesta por
Timothy y Wickham,
[…] se puede decir que el éxito de los movimientos revolucionarios colombianos a la hora de consolidar una base de apoyo social se derivó, en
gran medida, de su capacidad para desarrollar
todo tipo de funciones estatales (orden público,
prestaciones sanitarias, educación, entre otras,
en aquellas regiones donde las autoridades de
Bogotá eran incapaces de cumplirlas. (Timothy y
Wickham, 1995: 12)
En realidad la proliferación de los grupos paramilitares, la guerrilla y el narcotráfico tiene sus raíces en
la debilidad del Estado.4 Las acciones guerrilleras,
que desconocen el poder económico de los ganaderos, industriales y empresarios del país mediante la
aplicación de ‘vacunas’ y el cobro de impuestos, estimularon la aceleración y la formación del parapoder paramilitar o grupos de autodefensa privados,
como surgieron inicialmente. Estos grupos fueron
apoyado por oficiales del ejército que recibían partidas civiles para llevar a cabo las llamadas “operaciones de guerra sucia”. Se crearon organizaciones
siniestras como Muerte a Secuestradores —MAS—
4. Un excelente informe sobre la formación de grupos paramilitares en las regiones del Magdalena y Urabá, se puede
encontrar y profundizar en Pearce, J. (1990). “The dirty war”.
ANCLA Report on the Americas. Vol XXIII, Nº 6.
o las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá
—ACCU—, que organizadas como parapoder con el
apoyo económico del narcotráfico, la emprendieron contra supuestos simpatizantes de la guerrilla,
sindicalistas, grupos y partidos de izquierda y todo
aquél que representase un peligro real o imaginario
contra el status quo político o económico de las zonas donde operaban.
Los estados paralelos se fortalecieron con el accionar de organizaciones de terratenientes o de empresarios que estimularon el establecimiento de
servicios sanitarios o educativos para atraer a sus
propias clientelas sociales, estrategias calcadas de
la guerrilla cuando éstas se iniciaron como movimiento contrainsurgente.
En el plano político, el paralelismo puede ser entendido como aquello que es más o menos clandestino
y cuyas actividades o propuestas coinciden en gran
parte con lo planteado por el Estado oficial. Políticamente es clara la existencia de puntos divergentes
al momento de plantear lo paralelo. De un lado, estará el Estado constitucionalmente establecido con
todas sus instituciones revestidas de poder legítimo; por otro, aquellas instituciones que pretenden
robarle legitimidad y/o poder al Estado.
Tratando de hacer cada vez más claros los términos,
analicemos lo que puede entenderse como paraestatal. Según el Diccionario de la Lengua Española,
dicho vocablo hace referencia a instituciones, organismos y centros que por delegación del Estado,
cooperan a los fines de éste sin formar parte de la
administración pública. De acuerdo con esta definición, la paraestatalidad, en sentido estricto, la
tienen las ONG y las instituciones u organizaciones
que —aunque sean de carácter privado—, complementan o suplen la acción del Estado con el total
reconocimiento de éste, el cual ajusta las normas y
leyes para regular o controlar sus operaciones, responsabilizándolos de eventuales abusos. Ejemplos
de lo anterior, podrían ser las cooperativas u otras
formas de economía solidaria, de educación privada, de servicios privados para la seguridad social y
la salud, de vigilancia privada, entre otros.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
83
Ortiz W.
Es de anotar que lo paraestatal ha de ser analizado libre de todo contexto negativo, contradictorio
o contestatario a las políticas estatales; antes bien,
la paraestatalidad ha de ser vista como un complemento del Estado. Colombia constitucionalmente
es definida como Estado Social de Derecho (Manrique, 1991: 5-6)5, lo cual significa que éste debe garantizar a sus ciudadanos un marco legal de justicia
y un ambiente de bienestar social. Pero ante la crisis
generalizada de gobernabilidad, legitimidad e incapacidad para procesar las demandas de la sociedad, se nota fácilmente la presencia de un Estado
anormal, inmerso en la corrupción y la politiquería,
donde se enmarcan de una manera difusa y confusa
los límites de lo legal y lo legítimo de unas y otras
organizaciones, que se entrecruzan con facilidad, y
que producen actos aparentemente legales pero no
del todo lícitos y mucho menos ajustados a los más
elementales requerimientos de la justicia legal. En
Colombia la expresión ‘paraestatal’ se asocia rápidamente con algo ilegal o ilícito, sin permitir entender que en lo legal, pueden existir espacios para la
paraestatalidad.
Abordando el concepto de paraestado en el plano
de lo político, no son más que todos aquellos organismos que colaboran con las funciones del Estado. En el país dicha función se cumple tanto desde la legalidad como desde la ilegalidad, caso del
fenómeno paramilitar, el cual es mirado con recelo
y desaprobación, sin contar o tener en cuenta que
dentro de lo castrense existen elementos o funciones paramilitares que son legales. El caso más conocido es el que tiene que ver con la inteligencia
militar —la desaparecida Brigada XX del Ejército Nacional—, que puede considerarse una función paramilitar legal, además de los organismos de apoyo,
como de intendencia y enfermería, entre otros. Comúnmente, al hablar de paramilitarismo el Ejército
5. El concepto de Estado Social surgió como reacción a la desigualdad creada en las relaciones capitalistas del siglo XIX. El
intervencionismo, introducido a comienzos del siglo XX, dotó
al Estado de instrumentos para orientar la economía hacia el
logro de fines sociales y con ello garantizar el bienestar general y la justicia social.
84
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Nacional hace la aclaración refiriéndose a los “mal
llamados paramilitares”. De ahí que pueda hablarse
de legalidad e ilegalidad cuando se hace referencia a
lo paramilitar, a las actividades paramilitares que no
son avaladas por el Estado y que de alguna manera
(que puede ser contrainsurgente) están prestando
una ayuda al aparato militar en el cumplimiento de
sus funciones. En este sentido pueden ser consideradas “fuerzas paraestatales”. En cierto momento
debe entenderse que las relaciones entre Estado y
paraestado no son muy armónicas, ya que es en la
idea de justicia que cada una de las partes tiene,
donde se pueden encontrar grandes diferencias.
Los paraestados ilegales —los llamados paramilitares— aunque tengan características o elementos
para ejercer a manera de Estado paralelo, no pueden ser entendidos como tal, debido a que se encuentran inscritos dentro de las ideas de derecha;
es decir, su función siempre será la de velar por el
buen funcionamiento del Estado y defender motu
proprio, sus intereses. Por lo tanto no pretende en
ningún momento estar en contra de éste, como lo
pretende hacer el Estado paralelo. La ideología de
los paraestados es unánime al Estado, ya sea desde
lo legal o no, el fin es mantener el “status quo”.
Por último, y tratando de hacer claridad para no
confundir los términos, el Estado paralelo debe
entenderse como una organización política con capacidad logística y operativa para disputarle el poder al Estado legal. Los Estados paralelos se hallan
inscritos en el ámbito de la ilegalidad, aunque en
algunos momentos pueden ser legitimados por una
parte de la población que se encuentre recibiendo
beneficios de ellos y no del Estado legal. Los Estados
paralelos buscan establecer un reconocimiento legal beligerante6, tanto nacional como internacionalmente, convirtiendo su función o reconocimiento
en el primer paso para buscar no sólo la legitimidad
sino también la legalidad en un determinado terri-
6. Entendida la beligerancia como el estatuto que se le reconoce a una organización armada. Es un asunto del Derecho
Internacional Público, que analizadas las condiciones, determina los requisitos previos.
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
torio: adquieren el reconocimiento de un microestado.
El estado paralelo está fundamentado en una organización o entidad que actúa en iguales circunstancias que el Estado. Ejerce un control territorial,
posee normas y leyes de convivencia y crea los
espacios de concertación con la población. De ninguna manera es reconocido oficialmente, sino que
se convierte en un opositor del Estado legitimado
mediante el voto popular o de acuerdo con la vía
constitucional. De hecho, se podría decir que dadas
las circunstancias de las organizaciones guerrilleras
y los paramilitares en Colombia, éstas tienen por
reconocidas características grandes dosis de paralelismo.
Según el anterior análisis, sólo la guerrilla cumple
en Colombia funciones de Estado paralelo, porque
hechas las observaciones anteriores, su visión, su
norte y su fin, es combatir y derrotar al Estado legal
como una de las posibilidades para encontrar reconocimiento y alcanzar el poder, por eso se ofrece
como alternativa política, militar y hasta social. La
guerrilla negocia, pero no en términos de reinserción, sino con miras a compartir el poder. Su pretensión es clara: hacer parte del poder en todos los
ámbitos. En resumen, lo que los Estados paralelos
pretenden es conseguir el poder para llegar a ser
Estados legales, o en última instancia, cogobernar.
Claro está que las funciones de cogobierno las cumplen también los paramilitares, pero apoyados en
gran medida por un reducto del Ejército Nacional,
que posee ciertas simpatías y llegan a entablar ciertos acuerdos para no combatirse mutuamente y entrar en choque con las políticas del Estado. Es decir,
al tener un enemigo común como lo es la guerrilla,
sus intereses también son comunes.
Y al hablar de guerrilla7, se hace referencia a un gru7. Es de anotar, que los objetivos de la subversión o guerrilla son políticos. Fundamentalmente busca tomarse el poder
para hacer la revolución. Y para el logro de sus propósitos
pretende movilizar al país, o al menos, a vastos sectores de
opinión contra el régimen vigente. Por eso trata de agregarle a
la actividad militar su inyección de simpatía social, para atraer
simpatizantes ideológicos y políticos de sus pretensiones. Los
po de personas que se oponen o se rebelan contra
un orden legal y se organizan con el fin de desestabilizar el Estado. Sus objetivos son, en lo esencial, políticos y militares y busca por este medio un
reconocimiento legal, aunque a la vez sustituye al
Estado y llena los vacíos que éste deja. Pretende
también debilitar su poder, desligitimándolo y combatiéndolo, al mismo tiempo que se ofrece como
alternativa para legitimarse nacional e internacionalmente. Presiona una “redistribución del poder”
mediante la derrota o la negociación con el Estado.
En general, la guerrilla actúa con cierta autonomía,
aprovechando el factor geográfico y el apoyo que
en muchas ocasiones le brinda la población civil, situación que le da la posibilidad de convertirse en
un enemigo difícil de vencer por cualquier tipo de
ejército (Castro, 1987: 35-37).
Parece no existir divergencias entre los tratadistas
del tema, en que la razón por la cual concurren los
estados paralelos está en la debilidad del Estado,
lo cual permite lanzar la hipótesis ya considerada
por los analistas políticos a nivel nacional respecto a
que en Colombia dicha debilidad se aviene a coexistir con los males endémicos antes que combatirlos
frontalmente. Lo anterior se puede resumir en lo siguiente: se pretende implementar la democracia en
Colombia en medio de la violencia, la desigualdad y
la pobreza crónicas.
Ahora bien, por eludir el problema de la democracia
los “procesos de paz” terminaron incorporados al
proceso normal de la vida política colombiana, aunque es claro que ningún Gobierno ha conseguido
adelantar una política de paz que sea consensual,
eficaz y continua. Aún así, los medios de comunicación y la literatura al respecto tienden a responsabilizar más el zigzagueo de la guerrilla y su falta
de voluntad política. Es más, la guerrilla colombiana viene sentándose intermitentemente a negociar
procedimientos y métodos utilizados son contrarios a la ley,
pero los delitos que comete en su mayoría son políticos: rebelión y asonada, o conexos con estos. Desde este punto de
vista, se podría decir que se está frente a un fenómeno de
naturaleza política.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
85
Ortiz W.
con el Estado desde 1982, pero su estrategia consiste en jugar “al gato y al ratón”, y de esta manera ha
empezado a leer los signos de confusión y las fracturas internas del poder.
El Estado, por su parte, trunca las reformas substanciales y, por supuesto, la negociación que las
promueva. Las experiencias de negociación Estadoinsurgencia, ponen de relieve una faceta adicional a
la debilidad del Estado colombiano: su dependencia
intelectual e ideológica (no necesariamente diplomática o económica) de los Estados Unidos.
El escenario de los paraestados
No se puede obviar que el escenario que nos presenta las FARC es muy diferente a otros movimientos revolucionarios que se han consolidado no sólo
en América latina, sino a nivel mundial: consiste en
los pocos nexos que ha tenido con los intelectuales
y académicos del país. Por tratarse de una guerrilla
de procedencia casi que en su totalidad campesina,
arraigada en el ámbito rural, hace que continúen
como movimiento netamente campesino. Entre las
razones o factores (Nazih, 2003: 113-114) se pueden señalar los siguientes: lo primero tiene que ver
con las condiciones históricas en las cuales surge,
así como la condición social de los fundadores. Hechos los cálculos, no procede de una capital o de las
grandes ciudades del país, sino de pequeños poblados. Esto ayudó a cimentar las raíces campesinas y
lograr un gran respaldo de la población donde se
asientan. Y, en términos generales, su composición
social es de estrato campesino, desclasados muchos
de ellos y sin oportunidades en términos de ejercer
el poder. El segundo factor es la división ocurrida
entre el Partido Comunista —anteriormente brazo
político legal del movimiento— y las FARC, debido
a la incorporación de intelectuales de ascendencia
urbana, estudiantes y miembros de la clase trabajadora, mientras las FARC seguían pensando en atraer
a la población cercana al campo, de extracción campesina. Un tercer aspecto consiste en la pérdida
de contactos internacionales, pues desaparecida
la Unión Soviética, las FARC quedan sin piso ideológico-político para continuar desarrollando propaganda política y ampliar su radio de acción hacia los
86
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
centros urbanos, lo que debilitó sus capacidades de
movilización hacia las ciudades.
El último factor se enmarca en el momento en que
las FARC quisieron participar en la esfera gubernamental a través del partido político Unión Patriótica, por medio del cual había logrado adeptos y
simpatizantes sin precedentes en la historia. El Gobierno creó una campaña de liquidación sistemática
de sus miembros, utilizando para tal fin los grupos
paramilitares y fuerzas de ultraderecha. Aniquilaron
unos 4.000 seguidores e impidieron que como grupo político se anclara en los centros urbanos. Así,
tuvo que retroceder en su esquema y volver a su
reducto, el campo, y desde allí confrontar al Estado
con una base organizacional que asume todas las
características de un paraestado.
En otro plano, se podría argumentar que la guerrilla ha redefinido sus objetivos: la revolución socialista latinoamericana y la construcción del Hombre
Nuevo, han cedido el paso al dominio político de los
municipios de Colombia y la creación de clientelas a
través de la acción armada (Rangel, 1998: 74). Dentro de esta nueva concepción no tiene como pretensión final la toma del poder nacional, como bien
se pensaba en sus inicios. Ahora la propuesta de los
planes quinquenales, la internacionalización del socialismo y la puesta en marcha de las ideas marxistas-leninistas, ha cedido el turno a la imposición de
los planes de desarrollo municipal que orientan los
recursos de inversión pública hacia cierta clientela,
hecho que le garantiza recibir un porcentaje del costo de la inversión. También pretenden llevar a cabo
cambios más profundos en cuanto al manejo político, sin caer en el socialismo radical, lo que equivale
a decir que propugnan por una izquierda moderada. En este sentido, la guerrilla ha redefinido sus
objetivos políticos e ideológicos, además porque ya
no existe el referente soviético a través del cual se
trazaban los ideales y metas a seguir.
Ese espejo o brújula ideológica cayó en los noventa y también hizo que se repensaran sus fines y su
visión frente al poder, pues ahora la guerrilla no
sueña con la derrota militar del Ejército Nacional
ni con tomarse el poder central del país, sólo a las
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
fuerzas estatales del mayor número posible de poblaciones para controlar muchos poderes locales y
así ampliar su dominio territorial con el fin de tener
más capacidad de negociación (Rangel: 74) a la hora
de los diálogos u obligar al Estado a negociar bajo
sus propias condiciones. Lo anterior demuestra el
parapoder local y regional que ha venido logrando.
Por eso no es un error considerar que los objetivos
internacionales o ideales de lucha internacional, se
volvieron municipales. Entendieron que la mejor
forma de derrotar al enemigo es quitándole el poder por pedazos.
Es utópico creer que la guerrilla piensa en este siglo en una revolución latinoamericana y prolongar
el conflicto por medio de la recuperación de armas.
Esta última es una estrategia de segundo plano. En
primer plano, aparece el dominio territorial y político de las zonas arrebatadas al Ejército Nacional a
fin de imponer allí su propia ley. En los lugares en
donde está ausente el Estado, aparece el paraestado de la guerrilla. Y así, se ha ganado en muchas
ocasiones el apoyo de la población por la seguridad
que crea, el orden y la norma, aunque también en
diversas regiones y municipios se la desconoce y rechaza por sus acciones violentas y terroristas. No es
un error considerar que durante los enfrentamientos los rebeldes construyen un aparato estatal alternativo, opuesto a la administración oficial. Aunque
en algunos casos se pueden solapar las dos autoridades, la del Estado y la de guerrilla, hasta que una
se sobrepone a la otra y logra ejercer el control sobre la población y el territorio.
El análisis anterior permite considerar que hoy las
guerrillas de las FARC, a nivel político, ideológico
y militar, tienen unos orígenes, una historia y una
composición que no facilitan un arreglo de cúpulas
y, en su lugar, exigen una redistribución del poder,
muy en contraste con las guerrillas liberales de los
años cincuenta. La de hoy cuenta con una sólida organización militar y una larga experiencia en la lucha armada, pero no es muy sólida en su estructura
ideológica y tal vez política.
En cambio, para el ELN, las cosas parecen no ser
muy favorables. Reza el adagio que “todo tiempo
pasado fue mejor”, porque en las mismas zonas
donde opera este grupo en la actualidad están muchas veces los paramilitares y las FARC, al igual que
otros colectivos, los llamados bandoleros comunes,
que utilizan muchas de las tácticas de la guerrilla y
los paramilitares, a tal punto que el ELN se inmiscuye muchas veces dentro de la misma población civil
y allí desarrolla sus actividades con el fin de protegerse, porque existen miembros de la organización
que a su vez lo son de las comunidades en las cuales
ejercen influencia. Por tal motivo es que gran parte
de las masacres cometidas por los paramilitares los
afecta de manera directa, situación que no sucede
con las FARC, por tratarse de una organización con
una base militar netamente campesina y asentada
en zonas de tradición del movimiento.
Parece ser que tanto los golpes de los paramilitares,
inclusive en su propio territorio, y los propiciados
por el Ejército, diezmaron a la organización y la llevaron a la mesa de negociación. También, porque el
único de los ideólogos de tradición que permanece en batalla es Nicolás Rodríguez, Gabino. Por su
parte, Antonio García hace las veces de mediador
internacional y los demás están presos. A este paso
los pocos reductos de la organización se encuentran
en Arauca, Norte de Santander, el Catatumbo, sur
del departamento de Bolívar y otras zonas, pero con
escasa representación.
Por tanto, reconocer al ELN como un paraestado
es bastante complicado e incierto, pues al no poseer las características de lo que el término significa, es sólo una organización guerrillera de tradición
histórica, política y militar en el país. Y el que haya
incrementado su poder económico con base en lo
anteriormente descrito, agregándole a esto los beneficios obtenidos por el cobro de impuestos a los
narcotraficantes y por el llamado ‘gramaje’ a los cultivadores de las zonas donde se asientan, no significa que pueda catalogársele como paraestado.
Han obtenido el estatus político concedido por el
Gobierno para los diálogos, lo cual no implica que
en la actualidad tenga la misma fuerza de confrontación política que las FARC, sino que se le recono-
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
87
Ortiz W.
ce su capacidad de colación al Estado mediante la
fuerza militar, sus ingresos económicos y la proyección hacia zonas marginales. Su capacidad militar,
política y económica no trasciende hasta donde han
llegado las FARC, porque nunca ha logrado consolidar un territorio definido que los identifique y le dé
la autoridad ante los ciudadanos. Más bien se podría catalogar a la guerrilla del ELN como parte de la
prolongación de los grupos armados en Colombia y
quizá haría parte del parapoder de la guerrilla, pero
en sintonía con las FARC, no aisladamente.
Lo anterior se explica por la pérdida de terreno con
las AUC, organización que le ha propinado golpes
letales a la estructura del movimiento al que lograron desplazar de las zonas tradicionales o aposentos ideológico-militares, como las regiones del
Catatumbo, el Nudo de Paramillo y la ciudad de
Barrancabermeja, considerada por mucho tiempo,
como la escuela de formación política de la organización. De todas formas, considerar a este grupo
insurgente como un paraestado, es ponerlo en iguales condiciones de negociación que su similar en la
lucha, esto es, las FARC.
Tal vez la consolidación más significativa la tuvieron
en la época en la cual la estructura militar estaba
bajo el mando de los hermanos Vásquez Castaño y
del sacerdote Manuel Pérez en los años setenta. A
partir de la muerte de estos y a consecuencia de
la poca fortaleza ideológica —fruto del derrumbe
del socialismo chino y cubano, del cual nacieron
sus ideales políticos y que fueron su fuente de inspiración ideológica—, quedaron desarmados y sin
visión en ninguno de los anteriores planos.
Para ser un grupo tan pequeño en número de integrantes o militantes, se podría decir que la capacidad de desestabilización social es bastante significativa; mantuvo en jaque por muchos años al
Gobierno y lo obligó a darle concesiones que mejoraron su capacidad económica y militar.
Los paramilitares
El análisis permite establecer que lo paramilitar se
da en la medida en que es afín a los objetivos de la
88
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
fuerza pública y su compromiso se orienta al auxilio
de la organización institucional, esto es, al Ejército
y a la Policía Nacional en su lucha contrainsurgente.
En este punto es donde se puede apreciar la aproximación entre la organización militar al interior del
Estado, como medio de coacción física, y lo paramilitar.
Se debe distinguir entre los organismos que cumplen funciones paralelas al Estado en forma legal y
los organismos “paraestatales” ilegales. Los organismos legales son los que en línea de seguridad e integridad procuran defender, conservar y mantener
los bienes, bien sea del Estado o de sus asociados.
Entre ellos se pueden destacar las compañías de
vigilancia privada y las organizaciones autorizadas
por el Estado, como las Convivir, pero estas últimas
se convirtieron en organizaciones paraestatales no
reconocidas por el Estado, en la medida en que se
constituyeron en grupos u organizaciones violadoras de los derechos humanos, tomaron la iniciativa
de la expropiación territorial del Estado, fueron y
aún algunos reductos de las mismas son las causantes de la mayoría de los desplazamientos que ocurren en el país, y se fortalecen económicamente a
través del narcotráfico. Las anteriores acciones de
los paramilitares han contribuido a deformar la estructura del Estado en su accionar político, económico, social y cultural.
Este marco de referencia permite hacer la aproximación a los conceptos de paramilitarismo y autodefensa. Veamos: las guerrillas consideran que “las
autodefensas de hoy son oficiales, creadas por el
Gobierno y el Ejército, por eso reciben el nombre
de paramilitares (Medina, 1990: 210), apreciación
que pone en evidencia la distinción que existe entre
grupos paraestatales no oficiales. En consecuencia,
la guerrilla en Colombia nace como grupo de autodefensa en protección de la violencia ejercida por el
Estado y las organizaciones paraestatales oficiales
hacia los años sesenta, los paramilitares de la época. En cambio, los paramilitares actuales, también
surgen como grupos de autodefensa, pero en defensa de la arremetida de la guerrilla, e igualmente
son aceptados por el Estado. Ésa es la gran diferen-
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
cia: ambas organizaciones son paraestatales por
asumir funciones que les corresponde netamente al Estado, en lo relativo al control territorial, la
aplicación de normas de convivencia, la defensa y
la protección de la población civil bajo su mando,
y la aplicación de justicia cuando los hechos lo requieran, pero sus orígenes son diferentes, al menos
en la creación, porque los llamados paramilitares
tienen reconocimiento del Estado y algunos de los
decretos y leyes que permitieron la creación de las
autodefensas, desembocaron en la formación paramilitar.
En razón de lo anterior, Guillermo Tarazona o Luis
Ramírez, jefe de las Autodefensas del Magdalena
Medio en los primeros años de fundación, afirmaba:
“Nosotros lo que hicimos fue unirnos a las Fuerzas
Armadas de Colombia...” (Medina, 1990:210) ante
la arremetida de la guerrilla. Este contexto permite
vislumbrar la connivencia de los paramilitares con
el Ejército regular.
Una vez realizada esta primera ubicación contextual
respecto al surgimiento y fortalecimiento de los paramilitares, se tratará de identificar el significado
del término. Según Fernando Cubides, en su escrito
“Los paramilitares y su estrategia de reconocer la
guerra para construir la paz”, los paramilitares son:
[...] grupos armados que al margen de las normas
y convenciones del derecho de la guerra, combaten a la insurgencia persuadidos de que las armas
y los recursos del Estado no lo pueden hacer con
eficacia. Del Estado nacieron como lo reflejan las
disposiciones que crearon y pusieron en marcha
esa estructura, según sus directrices. Se desarrollaron en su ideología de seguridad nacional, y recibieron armas y ayuda para la redacción de los
estatutos y la contratación de los mercenarios. Las
Fuerzas Armadas y gran parte de las autoridades
civiles protegen su avance en las regiones, avalan
su proyección política y garantizan la impunidad
de sus crímenes; el Estado depende de la vitalidad
de esas organizaciones que no son como se sugiere, una rueda suelta. (Cubides, 1999: 194-197)
Por su parte, para otros investigadores del fenómeno paramilitar en Colombia, se entiende como fe-
nómeno paramilitar un proceso político-militar de
ideología anticomunista, llevado a cabo por un ejército privado dividido en frentes de combate. Lo paramilitar está caracterizado por una estructura militar con organización de ejércitos móviles con amplia
cobertura territorial. Su fin, concluye un confeso
paramilitar, era cambiar la sociedad por medio de
una revolución “realista”. Este proceso autárquico
aproxima al paramilitar (en su propio sistema de referencia) al procedimiento de su enemigo. Su causa
es revolucionaria. Es, verbigracia, transformadora,
gestora de un nuevo orden a partir del caos. Las evidencias indican una fuerte participación de las clases
medias rurales en zonas fuertemente influenciadas
por el control guerrillero, constreñidas entre el micropoder (muchas veces bandoleril) de la izquierda
armada y la ausencia efectiva de protección estatal.
La revolución paramilitar es más que una manifestación de la derecha armada o que un simple apéndice a la salvaguarda del establecimiento. Sostiene
un profundo discurso de transformación cultural, un
retorno a ese “sentido común” de la sociedad, de
matices muy similares a aquéllos postulados por el
fascismo. Apunta a la creación de un ejército propio
y a una fuerza no convencional de soldados y especialistas de guerra, que es lo que comúnmente se
conoce como organismos paramilitares.
En lo concerniente al fenómeno paramilitar, las anteriores aproximaciones ponen en evidencia que la
ideología es propia del Estado y que en consonancia
con el estudio ofrecido por distintos sectores políticos, las autodefensas pretenden una revolución
armada, estilo guerrilla, pero la diferencia radica en
que la guerrilla busca un cambio en el status quo
del Estado y dar un giro hacia un estilo de Gobierno
más democrático, justo, de carácter social; en cambio, los paramilitares se consolidan como el grupo
de ultraderecha, defensor acérrimo del Estado, del
status quo de la ideología capitalista o neoliberal. El
poder no les interesa, sólo hacer parte de él, manteniendo el orden social y económico que lo define.
En este margen de apreciaciones, siempre quedará
la duda de reconocer en el fenómeno paramilitar
un paraestado o, simplemente, una fuerza de ultraderecha.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
89
Ortiz W.
Siguiendo la tesis de Alfredo Rangel Suárez (Rangel,
1998: 57-62) en su texto Colombia: guerra del fin de
siglo,
[…] el paramilitarismo se ha asentado como un
tercero en discordia en el conflicto armado interno en Colombia. Paramilitares siempre habían
existido, pero sus nuevas expresiones y su dinámica reciente hacen pensar que, para mal o para
peor, esos grupos van a influir de manera notoria en el curso futuro del conflicto. La impotencia
del Estado para garantizar la seguridad en las regiones; la ineficacia de las fuerzas Militares para
contener a la guerrilla; el desbordamiento de los
grupos insurgentes en el uso de la violencia contra
la población; los continuos y duros golpes que la
guerrilla le ha propinado al ejército; la inagotable
prosperidad del negocio ilícito y voraz inclinación
hacia la inversión en tierras para asegurar sus ganancias; en fin, la creciente percepción de muchos
sectores sociales, dentro y al margen de la ley, da
a entender de que el conflicto va para largo y que
el Estado no pudo con él.
Los grupos paramilitares cuentan de manera creciente con el apoyo social del que antes carecían.
Político, porque internamente la fragmentación del
país y el involucramiento de la población civil en el
conflicto se aceleran de manera creciente, y porque externamente podríamos estar a un solo paso
del aislamiento internacional. Institucional, porque
parecería que la actitud complaciente con los paramilitares e indiferente con la guerrilla estuviera relegando al Estado a un papel cada vez menos protagónico y más contemplativo y expectante. Más aún:
porque la falta de eficacia del Estado como factor
de orden y de civilización parece legitimar a los grupos ilegales que por doquier imponen su ley y en
muchas regiones del país actúan como redes de poder que imponen por encima del Estado sus propias
reglas de juego a la población, de manera similar a
como lo hace la guerrilla en sus zonas de control.
Estos factores han hecho de la retaliación ciega la
medida de lo justo y de la violencia indiscriminada
la base del Derecho. Al Estado no sólo se le ha escapado el monopolio de la fuerza, también se le está
escapando el de la justicia y del tributo. Por lo que
cada vez será menos viable de reconocer en el para90
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
militarismo un proyecto nacional contrainsurgente
de franca naturaleza política. (Rangel, 1998: 43-44)
En consecuencia, los grupos paramilitares en primera instancia son de autodefensa, y de retaliación en
segundo término, lo que significa que el fenómeno
paramilitar es la prolongación de la justicia armada
por vías ajenas al Estado, impuesta por organizaciones que buscan el paraestado como alternativa; en
cambio, la autodefensa es una fuerza democrática
compuesta principalmente por aquellas personas
que de una u otra forma han sido víctimas en todo
el país de la subversión totalitaria y que en legítima
defensa de su libertad, vida, honra y bienes, se han
visto obligadas a organizarse en los grupos conocidos como de “autodefensa”, que tratan de defender
lo que han logrado con base en el trabajo, aunque
algunos han incluido en sus bienes lo que les ha
proporcionado el narcotráfico. Por lo tanto, las autodefensas surgieron para proteger sus bienes, pero
algunas de ellas continuaron acumulando riquezas
apoyadas en su poder militar e hicieron nexos con
las mafias, lo que desvirtuó su origen y filosofía.
La Procuraduría General de la Nación, llegó a considerar que:
[…] la autodefensa en grupo, convocada y organizada por sus propios integrantes, no está autorizada ni por Constitución ni por la ley. En nuestra
Constitución y Leyes de la República, está permitida la autodefensa en grupo, siempre que estos
sean convocados y autorizados por el Gobierno
nacional dentro de un marco legal y vigilados y
controlados por éste. Si los llamados o autodenominados grupos de autodefensa no han sido
convocados por el Gobierno Nacional (Presidente
y ministros), no pueden funcionar, no pueden actuar. (Medina, 1990: 206)
Lo anterior ilustra cómo los grupos de autodefensa
creados por el Estado a través de la ley se convirtieron en paramilitares en cuanto que desviaron sus
objetivos de autoprotección y defensa. En la actualidad son un parapoder que actúa sin compromiso
directo del Estado, aunque sí de manera indirecta,
como lo demuestran los nexos que existen entre
los militares activos y los líderes de estos grupos en
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
vastas zonas del país. También queda claro que en
palabras de Weber, la incapacidad institucional del
Estado para ejercer el monopolio de la fuerza y garantizar por esta vía la seguridad de sus asociados,
legaliza e institucionaliza los grupos de autodefensa
y paramilitares. El respaldo que reciben por parte
del Estado pone en evidencia que cada vez es más
difícil su erradicación.
A manera de definición de ambos términos, autodefensa y paramilitarismo, el primero se refiere,
entonces, a las organizaciones sociales alternativas
que buscan el común interés de una comunidad, la
protección de sus vidas y bienes, atendiendo a la
necesidad innata del ser humano de la conservación de la vida; asociación alternativa resultante y
motivada por el incumplimiento del “Contrato Social” que da origen al Estado colombiano. La defensa es uno de los principios inquebrantables de estas
organizaciones, no el ataque. Generalmente no posee un enemigo ni defiende una ideología; no busca poder militar ni político, ni pretende conquistar
nuevos territorios. En síntesis: sólo aspiran cubrir
una necesidad de conservación y protección de su
vida y la de sus allegados, así como la protección de
sus bienes, utilizando para ello la fuerza de la unidad y la asociación, mediante el empleo de armas
rudimentarias o de defensa personal, localizadas en
un territorio donde han ejercido tradicionalmente
sus derechos naturales e inalienables. Consiguientemente, la autodefensa es inherente a la naturaleza humana, ésta no es delegable, y por lo tanto, es
asumida en forma personal y/o en comunidad; no
defiende intereses diferentes a la seguridad y a la
propiedad que garanticen su supervivencia, como
tampoco se conforma para la defensa de intereses
ajenos a la persona o a la comunidad.
Las diferencias están centradas en lo siguiente: existen las autodefensas espontáneas, que surgen de la
necesidad apremiante de defensa personal y/o colectiva ante el peligro de su vida y de sus bienes,
provocados por un ataque imprevisto y llevado a
cabo por grupos armados irregulares o delincuencia
común organizada. Esta modalidad de autodefensa
no perdura en el tiempo, sino que desaparece tan
pronto se ha alejado el peligro. Su accionar no es
coordinado, ni tampoco hay planeación en sus actos de defensa, aunque pueden llegar a dar lugar
a la formalización de grupos de otra índole, como
los paramilitares o la guerrilla. Claro está que regularmente a ciertos grupos de autodefensa espontánea se les reconoce como de “resistencia civil”,
porque buscan rechazar o forzar el retiro de grupos
armados que actúan contra la población inerme.
En contraposición, se encuentran las autodefensas
organizadas o legales, que surgen de la necesidad
de organizarse la comunidad para protegerse de la
agresión y el peligro de sus vidas y bienes en un territorio determinado donde la incapacidad del Estado, la desprotección y el abandono, son sus características. Surgen por iniciativa de la comunidad o por
iniciativa del propio Estado, que decide organizar a
la comunidad para que coadyuve con la fuerza pública en su deber constitucional de proteger vida y
bienes.
En consecuencia, las Autodefensas Unidas de Colombia, se consideran como un movimiento de
resistencia armada contra la guerrilla marxista, independiente del Gobierno nacional. Para lograr
su objetivo ejecutan una estrategia paramilitar, es
decir, lucha clandestina, lo que se constituye en
un complemento funcional, estratégico y militar
para las Fuerzas Armadas del país. Tampoco parece haber duda, dado el carácter independiente de
la organización, sobre el actuar mancomunado con
las Fuerzas Armadas. Aplicando una ecuación a lo
Clausewitz, son un complemento para la tarea antiguerrillera de las AUC: ambos tienen un enemigo
común, por lo tanto, las acciones son también comunes.
Las autodefensas argumentan que a pesar de haber
nacido como un embrión del Estado que buscaba
la protección de la propiedad privada y que pretendía ser una prolongación de las Fuerzas Armadas, es
decir, una evolución político-militar, ahora son una
agrupación independiente de éste, sin excluir que
reciben cierto apoyo de algunas organizaciones estatales. Según esto, al ser un actor independiente
del Estado, no se les puede desmantelar por decre-
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
91
Ortiz W.
to sino que se tiene que entrar a negociar con ellas
y darles el carácter de status político.
En cambio, los paramilitares, con el empleo de métodos similares a los de la guerrilla, esto es, la extorsión, el boleteo, el chantaje, la vacuna, la amenaza,
el terror sobre la población, la violación a los derechos humanos, el secuestro y el narcotráfico, se
han convertido en grupos que sólo buscan el poder
económico, político y hasta cultural, por diferentes medios. La expansión territorial es vital para el
desarrollo de sus actividades, para preservar así la
vida de sus asociados. En este sentido el paramilitarismo no defiende al Estado, pero lo suplanta y se
enfrenta a su más enconado enemigo, la guerrilla.
El paramilitarismo ejerce dominio territorial, político y militar en zonas determinadas, algunas expropiadas por la fuerza y otras cedidas por el Estado,
para sus pretensiones de frenar a la guerrilla.
Hoy en Colombia el paramilitarismo se ha consolidado como un proyecto nacional de naturaleza
contrasubversiva, con una unidad política y militar
centralizada, y su misma expansión fragmentó al Estado en parapoderes definidos: el de la guerrilla, el
de los paramilitares y el del narcotráfico. Al llenar el
vacío dejado por el Estado, es que se convierte en
un paraestado.
El narcotráfico
Analizado en estas argumentaciones teóricas, el
narcotráfico en Colombia es el tercero de los paraestados, no porque dadas sus características corresponda a este rango, sino porque estudiadas sus
condiciones socioeconómicas, su fortaleza política y
su proyección en la historia del país, es de manera
indiscutible el paraestado que transversaliza a los
dos anteriores, esto es, a las guerrillas y a los paramilitares. Además, está inmerso en todas las esferas
de la nación colombiana.
El contexto histórico puede ubicarse en la década
de los ochenta cuando se consolida su poder y logra
desarrollarse como un sistema de mercado, con sus
propios recursos y mecanismos de expansión, con
un complejo mapa organizativo y redes clandesti-
92
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
nas, tanto a nivel nacional como internacional, pero
básicamente con un nivel de ingerencia en todos los
campos de la sociedad, que modifica culturalmente
de manera significativa (Angarita, 2003: 18)8.
El mercado del narcotráfico posibilitó la vinculación
de miles de campesinos de manera permanente al
cultivo de marihuana, coca y amapola, convirtiéndose en el cultivo principal y dejando los productos de consumo tradicional como cultivos alternos,
lo cual alteró los costos de vida en las zonas donde
ocurre este hecho. Simultáneamente, también fue
el gestor de grandes monopolios y poderosos oligopolios, los llamados carteles de la droga, encargados
del procesamiento, la exportación y la distribución
a través de grandes redes, no sólo en Estados Unidos, sino también en el mercado europeo y asiático.
El dinero que entra a los carteles de la droga es
invertido de manera ‘legal’ en el régimen de propiedad de la tierra, en la propiedad horizontal, en
el sector bancario, industrial, educativo y en el deporte. El sector macroeconómico del país está sustentado en el auge del negocio de la droga e incide
directamente en el Producto Interno Bruto del país,
lo cual se demuestra en lo poco afectada que se vio
la nación a nivel económico con la crisis que se extendió por todo el continente latinoamericano en
los años ochenta.
Lo anterior indica que el narcotráfico ha tenido la
capacidad de penetrar todas las capas sociales del
país con la introducción de la ganancia fácil y que
esta ambición se extendió a muchísimos ciudadanos que comenzaron a traficar. Es por eso que la
actividad del narcotráfico instauró un poder enorme que se mueve dentro de la lógica de la mafia
8. El análisis de Angarita Sarmiento, considera que el narcotráfico ha penetrado hasta en los últimos resquicios de la política,
de la economía e incluso de la cultura y el deporte. Cientos de
miles de millones de dólares provenientes del negocio de la
cocaína han pasado por las manos de industriales, obispos,
colonos, militares, congresistas, guerrilleros y mercenarios.
Han posibilitado el auge de una nueva burguesía, rica, poderosa y violenta. Han potenciado todos los conflictos políticos,
económicos y sociales acumulados en largas y tortuosas décadas de historia republicana.
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
(Angarita, 2003: 99), que de ninguna manera acepta contradictores u opositores para la realización de
sus fines, lo cual conduce a que si se tiene que usar
la violencia, pues se usa, y si deben participar familiares, amigos, militares, políticos o cualquier otro
actor social, se admite. Las tácticas empleadas van
desde el soborno a empleados estatales, la constitución de grupos de poder político para que defienda leyes en el Senado o en la Cámara, sancionen
normas y decretos que fortalezcan su oligopolio,
como ocurrió con el Grupo Santodomingo, que mediante presiones políticas logró revocar una sanción
de la Superintendencia de Control de Cambios por
manejo ilegal de divisas en 1982. Pero también lo
hacen ilegalmente por medio del contrabando, el
comercio de esmeraldas, oro y productos tropicales, que se expanden a otros países.
Es un hecho: el poder de la mafia permeó el funcionamiento político y económico de las élites colombianas: hoy no se toman decisiones en este orden
si no se tienen en cuenta las apreciaciones que las
organizaciones mafiosas puedan tener al respecto.
Todo se demuestra con la entrada de los llamados
“dineros calientes”, que han penetrado en las diversas campañas presidenciales, siendo la más conocida en el ámbito nacional e internacional la del expresidente Ernesto Samper Pizano, por el llamado
“Proceso ocho mil”, en el cual resultaron involucrados reconocidos personajes del país, y que trascendió de manera inmediata a la organización de poder
conocida como “parapolítica”, que inmiscuyó gran
parte de congresistas elegidos por voto popular en
zonas donde tienen dominio los paramilitares en
las elecciones de 2002 y 2006, con la reelección del
presidente Uribe.
Pero el narcotráfico no sólo permeó las capas sociales y penetró la vida política sino que también
consolidó los grupos de poder y protección militar
como las autodefensas o los paramilitares, que
nacieron en la época de gloria de reconocidos narcotraficantes (Gonzalo Rodríguez Gacha y Pablo Escobar Gaviria), situación que extendió el fenómeno
de la violencia e intensificó el conflicto bélico en el
país. De un lado, proliferó la justicia privada a través
de la contratación de sicarios o asesinos a sueldo:
éste fue el origen de las bandas de sicarios al servicio de la mafia; por otro, montaron en el área rural los grupos privados —que en este caso son las
llamadas autodefensas—, que poseedores de todo
un emporio agrícola, ganadero y cocainero, usan
la violencia como arma principal para desplazar a
pequeños propietarios de tierras y luego utilizarlas
para los cultivos ilícitos y dejarlas a merced de los
carteles de la droga.
El narcotráfico también se ha mostrado como un paraestado a través de la fuerza, a tal punto que ésta
le dio suficiente poder para forzar los diálogos con
el Estado. La conocida era de los diálogos va desde
1977 hasta 1991, cuando se realizó el plebiscito que
dio paso a la Asamblea Nacional Constituyente, y la
última que se gestó en el primer mandato del actual Gobierno, esto es, en el 2003 hasta los acuerdos
de Ralito. La historia de las negociaciones implícitas
con el narcotráfico se sitúa en la administración de
López Michelsen (1974-1978). En 1977 empezaron
promovidos por la ANIF (Asociación Nacional de Instituciones Financieras), cuando era presidente de la
organización Ernesto Samper Pizano, encargado de
suscitar grandes debates sobre la legalización de la
marihuana y sobre la economía subterránea. La propuesta inaugural de la legalización de la marihuana
auspiciada por la ANIF trascendía la simple discusión
sobre la legalización de los capitales y se orientaba,
con muy buen sentido, a posibilitar la consolidación
de la posición social de esa nueva burguesía que representaban los señores de la ‘marimba’.
Las discusiones sobre la economía subterránea estuvieron lideradas, en general, por los gremios de
la producción, cuyos representantes utilizaban todavía por lo menos en torno al tema de la droga, el
lenguaje pragmático y utilitario de los economistas,
no el moralizante y exaltado de otros sectores de
opinión. Se hablaba en aquellos días del enorme incremento de los ingresos registrados por conceptos
de la Cuenta de Servicios del Banco de la República,
con la llamada ‘ventanilla siniestra’9 y de los peli9. La ‘ventanilla siniestra’, consistió en la amnistía que dio el
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
93
Ortiz W.
gros de desestabilización que representaba para el
conjunto de la economía colombiana la existencia
de una economía clandestina, paralela a la economía formal.
Los narcos forzaron los diálogos con la única estrategia de constituirse en un refuerzo del modelo económico, social y político vigente, proponerse como
alternativa de paraestado en toda la dimensión económica, consolidar su posición social a través de la
legalización de sus dineros por medio de una participación activa en la vida política, orientada a ganar
legitimidad hasta conseguir la abolición del tratado
de extradición, y acaso también la legalización de
la droga, de manera que pudieran disfrutar plenamente de su condición de burgueses y de ciudadanos de bien, basados en que su poder económico
los libraría de toda estigmatización social. Esos propósitos parecían coincidir plenamente con la apertura democrática y con la autonomía de la política
exterior de la administración Betancur.
Los grandes protagonistas de esa gesta política frustrada fueron en ese entonces, Carlos Lehder y su
Movimiento Latino Nacional, y Pablo Escobar, quien
al frente del movimiento Civismo en Marcha, habría
de llegar luego de superar mil dificultades y de ser
expulsado del Nuevo Liberalismo, a ocupar la posición de suplente del parlamentario Jairo Ortega en
la Cámara de Representantes.
Las élites sociales y políticas entraron en pánico frente a la arremetida política del narcotráfico,
porque no habían hecho los cálculos de que el poder económico que tenían los narcotraficantes podría arrasar con el poder político y social que por
muchos años monopolizaron. Sin lugar a dudas le
temían a que las políticas del narcotráfico se convirtieran en un proyecto de toma y sustitución del
poder. La reacción fue tremenda. El pánico se trocó
en moralismo, y empezaron a fustigar de manera
sistemática desde la gran prensa y desde todos los
Estado para que se legalizaran los dólares en el Banco de la
República, lo cual hizo que muchos narcotraficantes quedaran
a paz y salvo y con grandes cantidades de dinero “legal”, a tal
punto que iniciaron inversiones en la economía nacional.
94
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
foros a los nuevos advenedizos de la política, y a la
corrupción política motivada por la presencia de
los dineros del narcotráfico en general.
El proyecto de consolidación y reposicionamiento
de la nueva burguesía, representada por los empresarios de la droga en el seno del sistema sociopolítico colombiano a través de su participación activa e
independiente en la vida política nacional, terminó
en un gran fiasco. El ensayo le dejó al narcotráfico
una terrible lección: la burguesía tradicional estaba,
en buena medida, dispuesta a recibir sus dineros y
aún a reconocerles un lugar precario y subordinado en el esquema social vigente, pero no estaba en
ningún caso dispuesta a aceptar su participación y
representación autónomas en la vida política nacional. La estrategia de inserción del narcotráfico
debió cambiarse, por lo menos en lo que toca su
participación activa en la vida política, a partir de
entonces. Pero dentro de este marco de rechazo
generalizado también se abrieron las puertas para
que el entonces procurador Carlos Jiménez Gómez
iniciara el primer intento de diálogo, ya que mucho
antes había tildado el tratado de inconstitucional.
En desarrollo de varias entrevistas Jiménez Gómez
logró una especie de “paz pactada” mediante la
cual se acordó el retiro de los narcotraficantes de la
vida política y el desmonte de los movimientos de
Lehder y Pablo Escobar.
De acuerdo con el análisis propuesto por Pécaut, las
redes del narcotráfico nunca fueron demasiado amplias, muestra de ello es que el ejército que tenía
el cartel de Medellín no llegó a sobrepasar los doscientos sicarios a su servicio, muchos de los cuales
recibían beneficios en contraprestación, como primas, casas y zonas de recreación. Por tal motivo, Pablo Escobar tuvo fama de ser benefactor del pueblo,
porque no sólo hizo construir algunos barrios, sino
que brindó apoyo en otros para la construcción de
casas y a algunos de los habitantes les otorgó la cuota inicial para que la adquirieran. También financió
la construcción, la iluminación de canchas de fútbol
o, como lo relata Salazar, arrojó billetes desde un
helicóptero en los barrios pobres. La red del narcotráfico tuvo influencia en algunas capas sociales que
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
gozaron de reconocida legitimidad, pero aún así, no
había una protección directa de la organización hacia la población ni una posesión territorial. Si lograron algo parecido a esto en la ciudad de Medellín,
no ocurrió lo mismo en ciudades como Cali o Bogotá. Tuvieron poderes locales —nadie pone en duda
el control absoluto que tuvo Pablo Escobar sobre el
municipio de Envigado y, en parte, sobre Bello e Itagüí, o en regiones como Puerto Boyacá—, pero las
zonas de cultivo no estaban sometidas a sus leyes
sino que operaban de acuerdo con el control ejercido por la guerrilla y las recién creadas autodefensas,
situación que le ahorraba costos políticos, imagen,
riesgos y demás aspectos que comprometieran a la
organización (Pécaut, 2001: 168).
El escenario se hizo más complejo cuando algunos
de los Gobiernos tomaron la decisión de reprimir,
perseguir y desatar un ataque frontal contra las organizaciones de narcotraficantes. Ellos fueron, por
ejemplo, los de Virgilio Barco, César Gaviria y Ernesto Samper, que combinaron la lucha frontal con las
negociaciones o acuerdos discretos, a tal punto que
la Iglesia fue mediadora para que se acordara un
cese de hostilidades, y participó en diálogos con los
capos de la droga. El padre García Herreros, director
del programa “El minuto de Dios”, con transmisión
diaria por los canales oficiales, fue uno de ellos. Esa
doble moral, la guerra frontal y las puertas abiertas, creó más fortaleza en los carteles, que pusieron
condiciones de negociación. Famoso fue el artículo
35 de la Constitución Nacional, el cual enuncia la no
extradición de colombianos a los Estados Unidos.
Los carteles se reacomodaron, estructuraron nuevos ejércitos y fragmentaron las redes para tener
mayor capacidad de respuesta ante el Gobierno. Las
exigencias del imperio norteamericano en cuanto a
mostrar resultados frente a los capos de la droga y la
participación de la CIA en la lucha y planeación de la
confrontación, dio mejores resultados al Estado. Así
se logró la muerte de Gonzalo Rodríguez Gacha en
1989, no sólo por la capacidad gubernamental, sino
por los continuos conflictos internos, producto de la
fragmentación de la organización. Bien se sabe que
Rodríguez Gacha fue casi que el exterminador del
partido político Unión Patriótica, brazo político de
las FARC. Por otra parte, Pablo Escobar se sometió
a la justicia, previa aprobación de la no extradición.
Le fue acondicionada una cárcel, costeada con sus
propios dineros, y se escapó de la misma cuando le
fueron violadas ciertas condiciones. Con su muerte
se debilitó el cartel de Medellín, y los jefes secundarios quedaron al mando de la organización.
Lo que antes se consideraba como una red, con una
estructura organizacional y cabezas de mando desaparece, y se postulan los llamados núcleos de organización criminal, más modestos, pero con mayor
efectividad ante las acciones de la Policía y el Ejército, pues son bandas de ‘fantasmas’ sin territorio
fijo, con laboratorios móviles y con rutas de exportación propias (Pécaut, 2001: 169).
Al transformarse las redes de dominio en la estructura de la organización también se transforman
las redes de dominio sobre la sociedad. Ahora las
actividades de los narcotraficantes se diversifican,
porque no importa sólo el tráfico de la droga sino
la posesión de las mejores tierras del país para el
cultivo de la coca y, a la vez, para combinarlo con
la ganadería. En el año 1998 se calcula que habían
adquirido cuatro millones de hectáreas y ejercieron
su influencia sobre otros grupos sociales dedicados
a la agricultura, y con nuevos actores sociales: la
guerrilla y los paramilitares. Ahora no es el Estado
el que cobra el impuesto sino los nuevos grupos de
protección.
Cuando se ha tratado de demostrar que el narcotráfico es un nuevo paraestado, aún más, que es el
paraestado que transversaliza a los otros —guerrilla
y paramilitares—, es porque sus redes de dominio y
nuevas estrategias frente a las instituciones del Estado se fortalecen en la corrupción. El narcotráfico,
sin lugar a dudas, penetra todas las instancias sociales y está activo en sus diversas capas. Como organización delincuencial carece de un proyecto político
o un ideal de transformación del Estado que cumpla
con las normas del Estado de bienestar, pero posee
estrategias que lo consolidan como un cartel de reconocimiento nacional que con base en el terror, las
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
95
Ortiz W.
amenazas, el saboteo y el exterminio, “recibe apoyo
de los diferentes grupos sociales”.
bia como un país en guerra, en manos de los narcotraficantes y de la guerrilla.
La corrupción es de tal magnitud que invadió las
campañas políticas, las organizaciones económicas
y culturales, y abrió paso a una nueva estrategia
política: la creación oficial de partidos políticos. Es
sabido que el cartel de Medellín tuvo como representante político a Pablo Escobar en el Senado y
que Carlos Ledher dirigió desde Armenia, Quindío,
una red de narcotraficantes y que a su vez fue el
creador de un movimiento político regional, y que
también Gonzalo Rodríguez Gacha fundó en Puerto
Boyacá el reconocido grupo político Morena (Movimiento de Renovación Nacional) con el fin de dar
status político a su siniestra organización. El Estado
únicamente se atrevió a reconocer su influencia en
la política cuando el ex ministro Lara Bonilla los denunció ante el Congreso y no se dejó chantajear por
los dineros calientes.
Los carteles de la droga han tenido que cambiar las
estrategias del mercado y la comercialización de la
droga de acuerdo con los nuevos esquemas sociales
y políticos que presenta el país. Una de ellas, como
se ha mencionado anteriormente, es a través del
fortalecimiento de los grupos paramilitares; la otra,
es por medio de la disposición de las clases sociales.
Bien se sabe que históricamente las guerrillas tuvieron pactos con los carteles y que una vez declarada
la guerra contra ellas por Rodríguez Gacha, la luna
de miel entre ambas organizaciones llegó a su fin.
Hoy las guerrillas garantizan la protección de los cultivos, mientras que los carteles se encargan del tráfico y de las operaciones de comercialización. Claro
está que el impuesto cobrado por las FARC y el ELN
depende del grado de producción. Hay dos cosas en
común que tienen los guerrilleros y los narcotraficantes: establecieron una ruptura con las jerarquías
sociales y una relación de desconfianza en el status
quo; la otra es que el poder económico de mayor
envergadura depende de la droga, bien sea producto del tráfico, al mejor estilo de los narcotraficantes, o bien por el cobro de impuesto, como lo hace
la guerrilla. Esto hace que los contactos personales
nunca falten entre las dos organizaciones (Pécaut,
2001: 174).
La respuesta de los carteles de la droga fue a través
del narcoterrorismo que se desplegó a gran escala
a partir de 1987. Se trató de una arremetida contra políticos de todas las corrientes, las diferentes
clases sociales, grandes industriales, gobernadores,
alcaldes, directivos, entre otros. No sólo ocurrió la
muerte de miles de civiles inocentes, sino también
de reconocidos personajes de la vida política del
país como los candidatos de izquierda, Jaime Pardo
Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Carlos Pizarro, Luis
Carlos Galán. La decisión del Gobierno condujo a
multiplicar sus acciones contra estos grupos.
Tal vez la extradición, que aún no se había aprobado, calmó un poco los ánimos y a la vez aceleró la
presión para que la situación no tuviera más trascendencia: la Corte Suprema de Justicia invalidó
el tratado firmado con los Estados Unidos, hecho
que se consolida con la Constitución del 91, previos
acuerdos de sometimiento a la justicia de los capos
de los carteles.
La precariedad del aparato de justicia, la corrupción, el poder económico y militar de los carteles,
aceleraron la crisis de las instituciones y del Estado.
Se deslegitimó el Estado y se estigmatizó a Colom-
96
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
La retaliación del narcotráfico y los grupos de derecha no se hace sólo contra la guerrilla, sino que
también afecta a los sindicalistas, a los defensores
de los derechos humanos y a todos los ámbitos
de la esfera social que procuren formas de organización que vayan en contra de las políticas de los
grupos de extrema derecha. Lo que viene es la conquista de las zonas de mayor producción del país en
cuanto a minería, emporios agrícolas, las bananeras, las minas de esmeraldas, las zonas petrolíferas
y, en menor grado, la zona cafetera, la disputa de
los corredores de salida y entrada a Colombia. De
esta manera las regiones de Urabá, el Magdalena
Medio, el sur de Bolívar, así como varias zonas del
sur de la nación, se convierten en territorios de lucha por la consolidación de los paraestados, que se
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
manifiestan por medio de la creación de los frentes
en las guerrillas y de los bloques en los paramilitares y sicarios, por el lado de los narcotraficantes, a
tal punto que el ejército de estos últimos se internacionalizó con la traída al país de expertos israelíes en terrorismo para que entrenaran a los grupos
de matanza del cartel. Un experimento que inicia
Acdegam (Asociación de Campesinos del Magdalena Medio, creada en la región de Puerto Boyacá),
(Medina, 1990: 176), la cual se presentó en primera
instancia como una asociación de ganaderos encargada de la protección cívica, la educación, el cooperativismo y la ayuda al campesino, que en la vida
práctica mantuvo un ejército de vigilancia armada
sobre la zona y, para tal fin estructuró un partido
político, el ya mencionado Morena, que causó gran
impacto en la región (Buitrago y Zamos, 1990: 176).
Desde la creación de estos grupos se tomó como
política central de los carteles, “quitarle el agua al
pez”, lo que llevó a la desaparición de la gran mayoría de los cuadros de apoyo de la guerrilla y los
simpatizantes de ésta. Ésta es considerada como la
primera etapa de la cruenta lucha entre paraestados. Lucha que le costó al país unos tres mil muertos en primera instancia y una cifra incalculable en
la actualidad.
La segunda etapa, según Pécaut, es la que aún subsiste: la construcción de verdaderos ejércitos paralelos en connivencia con el ejército regular del
Estado. Las AUC tienen la misión de consolidar las
regiones del narcotráfico y de defender a los ganaderos, industriales y terratenientes del acoso de la
guerrilla. Carlos Castaño, el otrora líder de la organización paramilitar, una vez muerto Pablo Escobar,
implementó la modalidad de las masacres en todo
el país, lo cual originó una nueva problemática por
la que es reconocida hoy Colombia a nivel internacional: es uno de los países más violadores de los
derechos humanos a escala mundial y el segundo
en número de desplazados sin estar en una guerra
civil.
Los paramilitares tienen a su haber el contar con el
apoyo de los industriales y la clase burguesa del país,
que al no poder disfrutar de sus bienes optan por
patrocinarlos económicamente. De esta manera los
papeles se invirtieron: antes la vacuna la pagaban
a la guerrilla; ahora la misma dosis se la dan a los
paramilitares para su protección personal. Esta polarización gestada entre guerrilla, narcotraficantes y
paramilitares, crea simpatías en uno u otro sector.
Actualmente su participación política y el manejo
corrupto de gran parte de la sociedad ha fortalecido su posición económica y política en el país. Pero
también ha transformado vastas regiones en zonas
productoras de coca, dando al traste con el desarrollo agrícola y originando una profunda transformación cultural, política y moral, en las costumbres y
tradiciones de las diferentes clases sociales.
El contexto en el que surge el narcotráfico es el caldo
de cultivo creado por la guerrilla y el propio Estado.
Los paraestados, que le han arrebatado gran parte
de las funciones al Estado y lo han deslegitimado
en vastas regiones del territorio, son los que imponen la ley y la norma por medio del crimen organizado. En este sentido, reconocer las acciones de los
paraestados es señalar la imposibilidad de llegar a
acuerdos por la vía del diálogo, como se ha demostrado cada vez que se intenta. Se impuso la lógica
de la violencia. Aunque algunos analistas de la actual situación consideran que ninguna de las organizaciones está en capacidad de estremecer al país a
tal punto que logren arrebatarle el poder, la verdad
es que esta apreciación requiere de más análisis:
posiblemente el Estado caiga por su propio peso.
Además, porque el poder del narcotráfico no sólo
ha transversalizado a la guerrilla y a los paramilitares, sino a altas capas de la sociedad: es el estado de
la corrupción. Lo que significa que de continuar así
la coyuntura, el Senado de la República tendrá que
ser revisado en su esquema y proponer cambios de
fondo que impidan la penetración de las mafias en
las decisiones trascendentales de la nación.
Hoy se habla de “un sistema de interacción complejo” para indicar que la cooperación y el enfrentamiento, la colusión y la defensa de intereses de
particulares, las transacciones y la lucha a muerte
van a la par. Las colusiones se manifiestan en la
cantidad de masacres colectivas que llevan el sello
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
97
Ortiz W.
paramilitar y la connivencia militar. Y los políticos
se mezclan con los intereses de las clases altas para
aniquilar a sus opositores a cualquier precio: de ahí
la desaparición de los partidos de izquierda. La consolidación y proliferación de los actores armados no
tiene reversa en una situación como ésta, porque la
economía de la droga ha mostrado qué tan frágil es
el Estado ante los parapoderes y, en este contexto,
son obviamente los narcotraficantes los protagonistas principales del caos actual.
Lo que parece extraño es que la sociedad misma
se ha encargado de patrocinar muchas veces estas
actuaciones y de promover la continuidad de los
actores desestabilizadores, apoyando de manera
inconsciente uno u otro bando, sin mirar las consecuencias posteriores. Protegen narcotraficantes,
paramilitares o guerrilleros en su accionar cotidiano
y comulgan con sus actos. Los líderes de las organizaciones paraestatales viven sin secretos, no es difícil conocer su territorio o sus propiedades. Y es tal el
temor que inspiran que nunca los acusan y hasta los
medios de comunicación y reconocidos personajes
de la sociedad los entrevistan cotidianamente.
Los actores políticos o parapolíticos son fáciles de
reconocer en un sistema que, carente de un orden
moral, no los discrimina sino que los endiosa. Por
eso, el único de los paraestados que se ha convertido en un interlocutor político, esto es, la guerrilla,
perdió credibilidad ante el embate de los otros paraestados y está señalado por los medios de comunicación como un actor de igual calaña que sus dos enconados rivales: los paramilitares y el narcotráfico.
Atendiendo a la sentencia weberiana, el monopolio
y el uso de las armas como soporte del ejercicio del
poder son atributos exclusivos del Estado colombiano y deben ser empleados en forma racional y legal
para buscar así el reconocimiento y la legitimidad
de sus asociados. Es innegable el surgimiento de
agrupaciones al margen del Estado, que mediante
el uso de la fuerza pretenden servirle a éste o a sus
asociados como soporte, aduciendo su falta de capacidad para cumplir sus obligaciones esenciales,
expresadas en el artículo segundo de la Constitución Política10 y en el artículo 13 de la misma11. En
consecuencia, se confirma que los colombianos nos
encontramos ante un paraestado.
Si se acude a la concepción de Max Weber en cuanto
que el Estado moderno se define a partir del medio
coactivo como fundamento de control social, lo que
cierra el paso a la anarquía, entonces la ‘coacción
física’ pasa a ser el medio específico del Estado. En
relación con la propuesta paraestatal, busca cubrir
los espacios y llenar el vacío del Estado en el cumplimiento de las garantías, los derechos, el bienestar,
la protección, así como la vida y los bienes de los
asociados.
10. “Las autoridades de la República están instituidas para
proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su
vida, honra y bienes...”.
11. “El Estado protege especialmente a aquellas personas que
por su condición económica, física o mental, se encuentran en
circunstancias de debilidad manifiesta...”.
98
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Los paraestados en Colombia. A propósito de una investigación culminada
Referencias
Castro, J. (1987). Respuesta democrática al desafío guerrillero. Bogotá.
Cubides, F. (1999): Los paramilitares y su estrategia de reconocer la guerra para construir la paz. Bogotá: Universidad
Nacional de Colombia.
Leal Buitrago, F. (1990). Al filo del caos, crisis política en la Colombia de los 80. Bogotá: Tercer Mundo.
Manrique Reyes, A. (1991). La Constitución de la nueva Colombia. Cali: CEREC.
Medina Gallego, C. (1990). Autodefensas, paramilitares y narcotráfico en Colombia. Bogotá: Oveja Negra.
Medina Gallego, C. (1990). La violencia parainstitucional, paramilitar y parapolicial en Colombia. Bogotá: Documentos
periodísticos.
Palacio, G. (1990). La irrupción del paraestado. Ensayos sobre la crisis colombiana. Bogotá: CEREC.
Pécaut, D. (2001a). Orden y violencia. Evolución sociopolítica de Colombia entre 1930-1953. Bogotá: Norma.
Pécaut, D. (2001b). Guerra Contra la Sociedad. Bogotá: Espasa Hoy.
Pizarro León Gómez, E. (1991). Las FARC: de la autodefensa a la combinación de todas las formas de lucha. Bogotá:
Tercer Mundo Editores.
Pizarro León Gómez, E. (1996). Insurgencia sin revolución. La guerrilla en Colombia en una perspectiva comparada.
Bogotá: Tercer Mundo Editores.
Rangel, A. (1998). Colombia: guerra en el fin de siglo, Bogotá: Tercer Mundo Editores.
Richani, N. (2003). Sistemas de guerra. Bogotá: Temas de Hoy.
Román Ortiz, D. (1998). Guerra civil y descentralización de la violencia: el caso de Colombia. Bogotá: Papeles de cuestiones internacionales.
Sarmiento, C. (1993). Estado, poder y derechos humanos en Colombia. Bogotá: Tercer Mundo Editores e Instituto de
Estudios Políticos y Relaciones Internacionales.
Timothy, P. & Wickham, C. (1995). Auge y declive de los gobiernos de guerrilla en América Latina. Hoy. Nº 10, Junio.
Uribe de Hincapié, M. T. (2001). Nación, ciudadano y soberano. Medellín: Corporación Región.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
99
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 99-105
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
Ciencia Política y cine, un modelo para armar.
Los cuatrocientos golpes (1958) de François Truffaut,
Pierrot el loco (1965) de Jean-Luc Godard.
El cine en el contexto de la Ciencia Política
Political science and cinema, a model to assemble.
The Four Hundred Blows (1958) by François Truffaut,
Pierrot le Fou (1965) by Jean-Luc Godard.
Cinema in the context of Political Science
José Fernando Saldarriaga Montoya∗
Resumen
Históricamente el cine no ha sido un instrumento o un sistema en el que predominen las reflexiones analíticas en
torno a las ciencias sociales y, en particular, a la Ciencia Política. Inicialmente, los pensadores de las ciencias sociales
se mostraron contrarios a considerar la ficción como algo ajeno a la realidad. La presencia hegemónica de las ciencias
sociales, en especial la era del positivismo, convirtió el cine en algo incorrectamente científico. De esta manera, los juicios que se emitían provenían, en principio, de quienes lo hacían, otras veces de quienes lo consumían y, por último, de
quienes empezaban a hacer critica del cine. En otras palabras, no se tenía aún un discurso propio. Sin embargo, estas
estructuras narrativas visibilizadas por el cine estimularon participaciones afectivas ligadas a la vida cotidiana y no eran
ajenas a la estructura social que representaban: imaginarios políticos e interacciones sociales, formas de control social,
micropolíticas, entre otras, serían elementos analíticos que establecerían relaciones entre la ciencia política y el cine.
Palabras clave: Ciencia Política, poder, interacción, micropolítica, modernidad, biopoder
Abstract
Historically, the film has not been an instrument or a system to analytically reflect about social sciences, and particularly about political science. Initially, social sciences thinkers went against considering fiction as alien to reality. The hegemonic presence of social sciences, specially the positivism era, turned cinema into something improperly scientific.
Thus, judgments issued about it came, at first, from filmmakers, sometimes from spectators and, finally, from the newly
Fecha recepción: mayo 10
Fecha aceptación: mayo 21
* Sociólogo, Universidad Autónoma Latinoamericana, Unaula. Magíster en Estudios Políticos y Relacionales Internacionales, Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín. Profesor Facultad de Derecho, Unaula.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
101
Saldarriaga J.
come cinema critics. In other words, there was not yet a discourse of their own. However, narrative structures made
visible by cinema encouraged emotional contributions linked to everyday life, and were not outside the social structure
they represented: political imaginary and social interactions, forms of social control, micropolitics, among others would
be analytical elements to establish relationships between political science and cinema.
Keywords: political science, power, interaction, micropolitics, modernity, biopower
Presentación
Este documento es el resumen de la ponencia presentada en el Coloquio de Ciencia Política, 5-6 de
mayo de 2010, de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Hace parte de una investigación
adscrita al Centro de Investigaciones Sociojurídicas
de la Facultad Derecho de la Universidad Autónoma Latinoamericana, denominada Ciencia Política y
cine, un modelo para armar. Aproximaciones a cuatro modelos estético-analíticos.
Introducción
El momento histórico comprendido entre 1950 y
1960 se puede considerar como el período más álgido de la Guerra Fría, no sólo para el “Nuevo Orden Mundial” sino para las perspectivas analíticas
de la Ciencia Política. Desde el punto de vista de la
Guerra Fría, la división entre el bloque comunista
y el bloque capitalista generaría otro estilo de colonización, no solamente marcado por la invasión
territorial sino por el consumo cultural. La penetración cultural en ambos sistemas autoritarios sería
una de sus mayores batallas. Como lo argumenta
Armand Mattelart:
La Guerra Fría fue una guerra de información sin
piedad, en ambos bandos. Todos los golpes estaban permitidos. En los escenarios de enfrentamiento mundial entre ideologías, las operaciones
de desinformación pasaron, desde entonces, a formar parte de la estrategia. (Mattelart, 2003, p.13)
Ahora bien, desde el punto de vista de la Ciencia
Política, en los años treinta del siglo XX la Escuela de
Frankfurt ya había advertido la positivación de toda
la sociedad y la colonización del mundo de la vida
por todos los sistemas del consumo y la economía,
estableciendo como consecuencia la pérdida de la
autonomía racional del individuo. Después apare-
102
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
cerían los postulados del Posestructuralismo francés, con su crítica y revisión del origen ideológico de
los Estados modernos, hasta la cimentación de las
ideologías autoritarias de Estado, que tenían como
objetivo el control de todos los sistemas sociales.
Esos serían, entonces, los factores que influirían en
la Revolución de mayo de 1968.
Para el desarrollo de este modelo analítico se analizarán dos apartados fundamentales: 1. El movimiento cinematográfico La Nouvelle Vague, que
influiría en la formación de un nuevo pensamiento estético y político —Los cuatrocientos golpes
(François Truffaut, 1958), Pierrot el loco (Jean-Luc
Godard, 1965)—; y 2. Las escuelas más influyentes
de la Ciencia Política de los años sesenta, que generarían como efecto otra representación o forma
de comprender las dinámicas de la modernidad en
el contexto cotidiano: la Escuela de Frankfurt y el
Posestructuralismo.
Desde el punto de vista de la Ciencia Política, la Escuela de Frankfurt ya había realizado un recorrido
paradigmático cuando señalaba la positivización de
toda la sociedad y la colonización del mundo de la
vida por todos los sistemas del consumo y la economía, en particular cuando afirmaba que es la autonomía del sujeto la que estaría destinada a perder
su racionalidad. Sin duda éste fue uno de los temas
medulares de los análisis de estos primeros razonamientos de la Teoría Crítica. Al respecto, Harto De
Vera dice que el problema se ha vuelto urgente en
nuestra época, no sólo porque la ciencia y la tecnología son las fuerzas productivas más importantes
en las sociedades industriales avanzadas sino porque la conciencia tecnológica afecta crecientemente a todos los terrenos de la vida humana y funciona
a modo de ideología básica, dotada de poder de legitimación. (De Vera, 1995, p. 101)
Ciencia Política y cine, un modelo para armar. Los cuatrocientos golpes (1958) de François Truffaut,
Pierrot el loco (1965) de Jean-Luc Godard. El cine en el contexto de la Ciencia Política
Por otro lado, la teoría y la crítica que contextualiza
el mayo de 1968 se encuentra en las ideas del posestructuralismo y, en particular en las investigaciones sobre el poder en la modernidad realizadas por
Michel Foucault. Su disertaciones ideológicas hicieron que se situara en una nueva y novedosa forma
de ver la sociedad y la política: a través de los aparatos del control social —las ideologías, las cárceles,
los hospitales, la escuela, la familia y la vigilancia de
la sexualidad—, en otras palabras, las microfísicas
del poder, representaciones filosóficas que intervendrían en la sociedad de los años sesenta.
Foucault adopta el interés de Nietzsche por la relación entre el poder y el conocimiento, pero analiza ese vínculo desde una perspectiva más sociológica que Nietzsche. Esta multitud de influencias
teóricas constituye una de las razones por la que
se considera a Foucault un posestructuralista. Si
bien ésta es una perspectiva sombría, Foucault
cree que el conocimiento-poder siempre genera oposición; siempre hay resistencia contra él.
Foucault analiza ejemplos históricos, pero lo que
le interesa fundamentalmente es el mundo moderno. Como señaló, “escribo la historia del presente”. (Ritzer, 1993, pp. 423-424)
Para Foucault el poder es una vasta tecnología que
atraviesa un conjunto de relaciones sociales y políticas que no sólo se encuentran en los grandes relatos de la política, sino también en los contextos de
la vida cotidiana y en todos sus aparatos de control.
El poder y la disciplina se difunden cotidianamente
por medio de infinitos mecanismos y técnicas sociales. Una de las investigaciones sobre el poder y
las disciplinas en que enfatizamos para el análisis
de la relación entre el cine y la Ciencia Política, es
Vigilar y castigar. Nacimiento de la prisión. En ella
Michel Foucault realiza una genealogía del poder y
la disciplina a lo largo de la historia de Occidente,
más precisamente desde la Edad Media hasta la formación de los Estados modernos. Es sin duda uno
de los marcos teóricos de la Ciencia Política que imprimen un sello crítico y revisionista a los análisis
posteriores de lo político y la cultura. Al respecto, el
filósofo francés dice:
Las disciplinas franquean entonces el umbral “tecnológico”. El hospital primero, después la escuela
y más tarde aún el taller, no han sido simplemente
“puestos en orden” por las disciplinas; han llegado
a ser, gracias a ellas, unos aparatos tales que todo
mecanismo de objetivación puede valer como instrumento de sometimiento, y todo aumento de
poder da lugar a unos conocimientos posibles; a
partir de este vínculo, propio de los sistemas tecnológicos, es como han podido formarse en el
elemento disciplinario la medicina clínica, la psiquiatría, la psicología del niño, la psicopedagogía,
la racionalización del trabajo. (Foucault, 2004, p.
227)
En suma, la sociedad moderna capitalista creó un
conjunto de técnicas de biopoder, es decir, las técnicas de control utilizadas por las sociedades occidentales modernas para la dominación biológica de las
sociedades en donde concentran su supremacía en
la competencia económica, y en la exclusión y desaparición de todo aquél que no perteneciera a esta
racionalidad económica. El sociólogo Edgar Garavito argumenta que son las luchas contra la sujeción,
es decir, contra el sometimiento a una identidad
dispuesta, determinada desde un poder, desde un
ejercicio de poder cultural que impide las posibilidades experimentales. El ingreso de la posmodernidad tiene estos comienzos, uno de ellos es la crítica
a la imponente universalidad de los relatos de los
modernos que, según su teoría, se encuentran en
declive.
Para efectos de contextualizar esta corriente teórica
y política, se analizarán dos películas que pueden
argumentar en imágenes en movimiento toda una
disertación filosófica y política, no ajena a las corrientes de la Ciencia Política.
Los cuatrocientos golpes (Les Quatre Cents Coups,
1959) de François Truffaut: el poder disciplinario
Lo que define a un gran filme,
lo que impone un gran tema,
lo que hace que llegue un mensaje,
es la veracidad de su puesta en escena.
Antoine de Baecque
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
103
Saldarriaga J.
Cansados del cine tradicional y de las extravagancias ideológicas de Hollywood, que para André Bazin no son más que una estructura “accesoriamente de orden técnico” (Bazin, 2003, p. 96), deciden
romper las reglas establecidas del cine tradicional y
consumista. Característicamente muy realista, fotografían el significado de la crisis política y social de
finales de los cincuenta y principios de los sesenta,
como temas ya argumentados por Michel Foucault
y la Escuela de Frankfurt: dominación de las conciencias y la escuela como prisión.
Así mismo —y no ajeno a los acontecimientos histórico-políticos ni a las reflexiones filosófico-sociológicas que antecedieron el surgimiento de la Nueva
Ola Francesa—, con argumentos visuales Truffaut
inicia su debut como cineasta con la película Los
cuatrocientos golpes (Les Quatre Cents Coups,
1959) en la cual retoma como argumento el control
social, la escuela como poder disciplinario. Truffaut
inspecciona los elementos microsociales del concepto de Estado, la escuela como escenario del micropoder disciplinar. Con un clasicismo heredado
de sus maestros Fritz Lang, Luis Buñuel, Bergman,
Welles, y en especial Jean Vigo, devela situaciones
microsociales, que desde los escenarios cotidianos
representan y descubren las estructuras del poder.
La película narra la situación cotidiana de una familia parisina, cuyos valores morales han venido
derribándose. Antoine Doinel (Jean-Pierre Léaud),
un preadolescente cansado de la hipocresía de la
familia y de los encuentros clandestinos de su madre con su amante, decide escaparse del colegio y
deambular por la ciudad. Es capturado, y la única
respuesta a su ausencia de la escuela es la mentira
de que su madre ha muerto. Cuando se dan cuenta de que lo de su madre no es cierto, a Antoine
lo condenan a prisión y al castigo. Posteriormente
escapa hacia los lugares oscuros de la ciudad. Aquí,
la narración cinematográfica es vista con los ojos de
un niño: pequeños robos, fugas, travesuras burlescas contra el universo racional del adulto.
Antoine es capturado y un juez de menores decide
enviarlo a un centro de observación de delincuen-
104
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
tes, donde pretenden normalizarlo. Es sin duda una
estructura narrativa en donde la disciplina se convierte en una “anatomía política”, es decir, la dominación de unos por otros, y la legitimación de ese
dominio es inseparable a toda forma de política.
Desde los argumentos críticos, perspectiva foucaultiana del poder y la disciplina, se puede definir como
una tecnología fina y calculada del sometimiento. Es
la crisis de finales de los años cincuenta, argumentada desde Los cuatrocientos golpes, en especial
desde los ojos de niño. Héctor Ceballos Garibay, en
el contexto sobre Michel Foucault, la precisa como
el biopoder y lo concreta como el
[…] sometimiento de los cuerpos y las almas de
los individuos a una regimentación normativa
mediante el manejo disciplinario de los actos, los
gestos, las sensaciones, es decir, se pretende ejercer un control de la conducta social en la escuela,
los cuarteles, las fábricas y todas las instituciones.
(Ceballos, 2000, p. 82)
Antoine aprovecha un día de salida, escapa del centro de observación, y en un plano-secuencia que no
pierde ni el rostro ni la mirada en donde se concentró la disciplina, corre en forma desmedida y se fuga
del sometimiento racional al orden, para terminar
en una escena que bien podría ser una metáfora de
la esperanza: mirando el mar. La película no es sólo
una antesala a Mayo de 1968, como se enunció en
los acápites anteriores, sino que también es el cineexpresión estético-político que coincide con las discusiones filosóficas y sociológicas que vislumbraron
la crisis de los relatos de la modernidad.
2. Pierrot el loco, (Pierrot le Fou, 1965). El hombre
sin etiquetas.
Mirar alrededor de uno mismo es vivir en libertad. El
cine, que reproduce la vida, debe pues, filmar a personajes que miren a su alrededor.
Jean-Luc Godard. El cine y su doble
A diferencia de Los cuatrocientos golpes, Godard
realiza una película anarquista que, desde sus personajes —Ferdinand Griffon, alias Pierrot (Jean-Paul
Belmondo) y Marianne (Anna Karina), personifican
Ciencia Política y cine, un modelo para armar. Los cuatrocientos golpes (1958) de François Truffaut,
Pierrot el loco (1965) de Jean-Luc Godard. El cine en el contexto de la Ciencia Política
el desarraigo, el rompimiento de unas normas sociales. Representación narrativa de un estilo de vida
que rechaza los sustentos y pilares de la sociedad
capitalista-burguesa. El argumento es el hombre
sin reglas y sin etiquetas, en donde la pulsión de
vida y la pulsión de muerte se mezclan. El amor y
el desamor se juntan, la vida y la muerte están en
el mismo paraíso. Es, sin duda, la radiografía de una
sociedad desencantada.
En este film, para utilizar el término deleuziano,
[…] las pulsiones no carecen, ciertamente, de inteligencia: tienen incluso una inteligencia diabólica
que hace que cada una elija su parte, espere su
momento, suspenda su gesto y adopte los esbozos de forma bajo los cuales podrá cumplir el mejor actor. (Deleuze, 2003, p. 49).
La narración le apuesta a los acaecimientos que estéticamente se encuentran en entre-tiempos, donde los hechos son componentes de la vida. Para Pierrot la vida es un indisoluble juego:
Hay un momento que no es otro que el de una
vida que juega con la muerte. […] Así mismo tiene
la categoría de la inmanencia, porque juega entre
la vida y la muerte. (Deleuze, 1996, p. 6)
La sujetivación pasa por transgredir la autoridad y
luchar en contra de las normas sociales. Escapar significa fugarse hacia una vida libre, sin la presencia
de la dominación institucional y personal. Desde el
punto de vista de la modernidad social, el film incorpora las crisis de la modernidad en el conflicto
amoroso, en donde la sociedad se precipitó hacia el
oscurantismo del consumo y la levedad de la vida.
Sólo quedan las pulsiones del amor y de la muerte
como única fuga. Al respecto expresa Bauman; “La
modernidad es una cuestión de estándares de esperanza y de culpa” (Bauman, 2001, p. 91). Con la
técnicas del bricolaje narrativo, mezclas de género
policíaco norteamericano y composición de colores,
entre documental-argumental y la capitulación de
los hechos, Jean-Luc Godard narra la historia de dos
amantes, Pierrot y Marianne —niñera a la que ha
contratado su esposa (Graziella Galvani)—, y que
después de robar en una estación de gasolina deciden dirigirse al sur de Francia. En su afán por buscar
la máxima libertad, Pierrot y Marianne simpatizan
con la anarquía y así mismo van derribando la lógica de una sociedad indiferente, para representar
estéticamente la cartografía del amor y la muerte.
Pero el viaje se torna muy peligroso cuando Marianne se relaciona con una banda de gangsters y
establece un vínculo amoroso con uno de ellos. En
una agresión de celos Pierrot decide ir a buscarlos
y los asesina. Pierrot, en un acto de remordimiento,
se suicida volándose con dinamita la cabeza. En este
sentido, expresa Bauman: “Casi nada se parece tanto a la muerte como el amor realizado”. (Bauman,
2007, p. 16)
Conclusión
El cine puede constituirse como una estética audiovisual crítica, no sólo como instrumento archivístico
sino como herramienta pedagógica para interpretar
el pasado y entender el presente. Siendo así, el cine
es una especie de diagnóstico histórico que mediante unas herramientas analítico-metodológicas
y su relación con la Ciencia Política puede generar
nuevas teorizaciones y reflexiones desde las ciencias sociales.
Finalmente, esta relación cine/Ciencia Política,
como la describo en este capítulo, narra nuevos
aparatos de control social tales como la dominación
de las conciencias, la escuela como poder disciplinario. En suma, son líneas de fuga, bien descritas
en el film Los cuatrocientos golpes, o bien de resistencia, la contracultura, como lo narra Godard en
Pierrot el loco. Es como un esquema en donde los
individuos, por no dejarse atar ni dominar, acuden
a fragmentar las normas. Estos dos análisis conforman sin duda una simbiosis analítica que lleva a
otra forma de entender las formas de poder y de
control disciplinario.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
105
Saldarriaga J.
Referencias
Bauman, Z. (2001). La posmodernidad y sus descontentos. Madrid: Akal ediciones. Bauman, Z. (2006). Modernidad
líquida. México: Fondo de Cultura Económica.
Bauman, Z. (2007). Amor líquido. Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos. México: Fondo de Cultura Económica.
Beylie, C. (2006). Películas claves de la historia del cine. Barcelona: Borealia Asesores.
Ceballos Garibay, H. (2000). Foucault y el poder. México: Ediciones Coy oacán.
De Baecque, A. (2003). (Comp.). Política de los autores. Manifiesto de una generación de cinéfilos. Barcelona: Paidós
Comunicación 145 cine. Pequeña antología de Cahier du Cinema 1.
Deleuze, G. (1984a). La imagen-movimiento. Estudios sobre cine 1. Barcelona: Paidós comunicación.
Deleuze, G. (1984b). La imagen-tiempo. Estudios sobre cine 2. Barcelona: Paidós comunicación.
Deleuze, G. La inmanencia: una vida. (1996); Revista Sociología. No 19. Universidad Autónoma Latinoamericana de
Medellín. p.7.
Foucault, M. (1994). Un diálogo sobre el poder. Barcelona: Altaya.
Foucault, M. (2007). Nacimiento de la biopolítica. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Foucault, M. (2004). Vigilar y castigar. Buenos Aires: Siglo Veintiuno editores.
Freire, H. Cine político: la reivindicación de la política. Extraído de: www.utopia.com.ar/artículos/memoria-freire.htm
Garavito, E. ¿En qué se reconoce una micropolítica? (1999). Revista Sociología No. 22, Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín. p. 103.
Harto de Vera, F. (1995). Ciencia Política y teoría política contemporánea: una relación problemática. Madrid: Trotta.
Horkheimer, M. & Adorno, T. (2002). Dialéctica de la ilustración. Madrid: Anthropos,Trotta.
Mattelart, A. (2003). Geopolítica de la cultura. Bogotá: Ediciones Desde abajo.
Ritzer, G. 1993. Teoría Sociológica Contemporánea. Madrid: McGraw Hill.
Filmografía
TÍTULO:
DIRECCIÓN:
PAÍS:
AÑO:
DURACIÓN:
GÉNERO:
REPARTO:
PRODUCTORA:
SINOPSIS:
TOMADO DE
106
Les Quatre Cents Coups
François Truffaut
Francia
1959
99 min
Criminal, Drama
Jean-Pierre Léaud, Claire Maurier, Albert Rémy, Guy Decomble, Georges Flamant, Patrick Auffay,
Daniel Couturier, François Nocher, Richard Kanayan, Renaud Fontanarosa, Michel Girard, Henry
Moati, Bernard Abbou, Jean-François Bergouignan, Michel Lesignor, Luc Andrieux, Robert Beauvais, Bouchon, Christian Brocard, Yvonne Claudie, Marius Laurey, Claude Mansard, Jacques Monod, Pierre Repp, Henri Virlojeux
Les Films du Carrosse, Sédif
Infancia desnuda: exploración del mundo de la infancia: niño con padres que se llevan mal, y que
no deseaban tenerlo. Truffaut, padre de la “Nouvelle Vague”, dirige su primer film, con el emblemático personaje de Antoine Doinel. (http://www.decine21.com/peliculas/Los-cuatrocientosgolpes-7340 19 de febrero 2010 hora 11: 11 am)
Productionsttp://cine.estamosrodando.com/filmoteca/los- cuatrocientos-golpes Web: www.
truffaut.eternius.com 19 de febrero 2010 hora 11: 08 am
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Ciencia Política y cine, un modelo para armar. Los cuatrocientos golpes (1958) de François Truffaut,
Pierrot el loco (1965) de Jean-Luc Godard. El cine en el contexto de la Ciencia Política
TÍTULO :
AÑO :
DURACIÓN
PAÍS:
DIRECTOR
GUIÓN
MÚSICA
FOTOGRAFÍA
REPARTO:
Pierrot le Fou
1965
110 min.
FRANCIA
Jean-Luc Godard
Jean-Luc Godard
Antoine Duhamel
Raoul Coutard
Jean-Paul Belmondo, Anna Karina, Dirk Sanders, Jean-Pierre Lèaud, Raymond Devos, Graziella Galvani, Laszlo Szabo, Samuel Fuller
PRODUCTORA :
Coproducción Francia-Italia
SINOPSIS
Ferdinand Griffon, alias ‘Pierrot’ (Jean-Paul Belmondo), huye de París con Marianne (Anna
Karina), la niñera a la que ha contratado su esposa (Graziella Galvani). La pareja se dirige al
sur de Francia, pero el viaje se torna muy peligroso cuando les pisa los talones una banda
de gangsters con los que Marianne está implicada. (FILMAFFINITY).
TOMADO DE
http.filmaffinity.com/es/film336467.html19 de febrero 2010 hora 11: 17 am
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
107
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 107-117
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
La contrahistoria del Bicentenario
Efraín Alzate Salazar*
¿Es posible la verdad objetiva en el conocimiento histórico? Esta cuestión aparentemente
simple encubre toda una serie de preguntas: ¿por qué difieren las visiones de los historiadores
en un mismo hecho o proceso histórico? ¿Significa acaso que se falsee la verdad
intencionalmente? Si no es así, ¿Qué significa entonces el conocimiento histórico objetivo y la
verdad objetiva en la historia? ¿Cómo se consiguen o por qué no siempre se alcanzan?
Schaff, A. (1974)
Introducción
En este escrito pretendo presentar unas ideas para hacer una lectura un tanto distinta a lo que por todos los
medios se nos ofrece sobre la Independencia, y por ende toda la literatura que ahora se está escribiendo y
toda la que se escribirá sobre la “celebración” del Bicentenario de Colombia. No voy a pontificar ni a plantear
nuevos paradigmas de este tema porque en los anaqueles de las bibliotecas están las enormes enciclopedias
de historia, con los elementos ideológicos que nos formaron en la escuela, y que incluso todavía se siguen enseñando, pero sí quiero aportar algunas ideas que nos ayuden a mirar nuestra realidad histórica, a la utopía
de corregir errores plantados desde hace doscientos años por los intereses de unas castas dominantes que
no nos han dejado hacer y vivir nuestra propia historia.
Hablar de esto equivale a cuestionar los procesos tal como se han visto hasta ahora y correr el velo para ver
unas verdades que permanecieron ocultas por orden de los aureolados exponentes de la historia patria,
quienes con mucha decencia nos dejaban leer sólo aquello que no estuviera en contravía de la ideología
del Estado y de la Santa Madre Iglesia. Un país que no conoce su historia está perdido y tendrá que transitar
muchos caminos erráticos mientras no se entere del origen cierto de sus males, cuya raíz principal está en el
desconocimiento de su verdadera historia y, peor aún, de la falsificación de ésta por las conveniencias de los
poderes imperantes. Ocultas, y muchas veces no tanto, están las oscuras sotanas de la Iglesia, que aliadas
* Licenciado en Historia y Filosofía, egresado de la Universidad Autónoma Latinoamericana, Unaula. Maestro de Escuela. Director
del Departamento de Extensión Pedagógica de la Unaula, profesor de Posgrado en Cultura Política de la misma Universidad. Ha publicado los libros: El Juego feliz y otros poemas infantiles y Colombia: crisis y esperanza, ensayos sobre cultura política y educación.
Fundador y Director de la Revista Círculo de Humanidades y la Revista de Posgrados Cultura política y derechos humanos.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
109
Alzate E.
con el poder político de turno idean mecanismos de
control para que el pueblo no se interese en sacudir las estructuras que le impiden ver la realidad,
porque también creen que todo el destino es obra
de la Divina Providencia. Y para quien se salga de
este carril, nada mejor que acudir al chantaje de la
vida eterna, con sus paraísos y sus infiernos como
recompensa o castigo.
De este enunciado se deriva que estas élites gobernantes han tejido una sofisticada maraña para mostrar únicamente la parte histórica que les beneficie,
puesto que ellos son los herederos de esa invasión
española y de esa Colonia que no termina, todavía
hoy, a doscientos años de la supuesta Independencia. Cuantas veces sea necesario falsear la historia,
esta dirigencia oportunista lo hará, recurriendo a
todas las artimañas, volviendo a esgrimir la cruz y
la espada (en este caso los fusiles y las motosierras).
Nunca dirán que Bolívar fue un revolucionario, y un
subversivo mucho menos, pero sí un demócrata, y
siempre los más obstinados mercenarios acudirán a
esta careta, como al nombre de Dios para justificar
cualquier infamia.
En este sentido, daremos aquí unas cuantas puntadas, corriendo el riesgo que corren todos los que
se atreven a disentir de las verdades desde arriba
reveladas, sobre todo con esos oscuros académicos
que agazapados tras el poder hacen toda clase de
señalamientos y condenas.
En busca de la verdad histórica
En Colombia no han sido bien vistos los investigadores que reconstruyen, desde la Antropología y la
Historia, procesos que fueron borrados intencionalmente para mantener ejes de dominio ideológico.
Al final el Estado ha tratado de banalizar las Ciencias Sociales, para dar énfasis a programas eminentemente técnicos en los colegios, con lo cual diluye
el debate y la pregunta por la verdad histórica. El
historiador que ve desde una perspectiva única y
bolivariana el Bicentenario también comete sesgos,
porque más allá del Libertador hubo otros hombres
que le aportaron a nuestro devenir. No se trata en-
110
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
tonces de ver con determinismos los hechos, sino
tratar las cosas con la mayor objetividad. Esto es
problemático, toda vez que como sujetos tenemos
formas particulares para ver el mundo.
Salomón Kalmanovitz, Rodolfo de Roux y Silvia Duzán han hecho importantes aportes para que la historia no sea contada con sesgos intencionales, pero
así mismo han sido perseguidos y señalados de
apátridas por abordar nuestra historia con objetividad y por tratar de forjar conciencia histórica a los
ciudadanos. Los textos que leemos de ellos corresponden a una propuesta crítica y objetiva, aspecto
que no ha estado en el inventario de la Academia de
Historia de Colombia. Al respecto comenta Juvenal
Herrera Torres (2000):
Uno de los extremos más aberrantes que actúan
contra el concepto de la democracia es la intolerancia. Esto se reitera en el pronunciamiento de
corte inquisitorial de la Academia de Historia de
Colombia contra los textos Nuestra historia, de
Rodolfo de Roux y la Historia de Colombia, de
Salomón Kalmanovitz y Silvia Duzán. Pronunciamiento que significa la condenación de las nuevas
tendencias historiográficas que se adelantan en
universidades y centros de investigación social,
que son una academia alternativa frente a la academia oficial.
En el periódico El Tiempo de Bogotá, el 24 de febrero de 1989, en un artículo titulado “Salvemos
nuestra historia”, Germán Arciniegas declara que
Kalmanovitz y Silvia Duzán quieren destruir la conciencia patria menoscabando el orgullo nacional y
el sentimiento de nacionalidad al proyectar ideas
que despersonalizan a los jóvenes, creando una
imagen de odios al devenir histórico. Pero esta reprimenda y ataque ideológico en contra de los intelectuales mencionados también llegó al Ministerio
de Educación Nacional y desde allí conminaron a los
historiadores. De toda esta batahola hubo damnificados, uno de ellos fue el profesor De Roux, que
fue amenazado de muerte y se vio forzado a salir
del país. Como muchos otros compatriotas han sufrido la persecución de sus familias, han tenido que
exiliarse para salvar sus vidas, todo ello por la polarización política y la intolerancia que nos gobierna.
La contrahistoria del Bicentenario
Lo más extraño de la actitud del ilustre historiador
y dignatario de la Academia Colombiana de Historia
fue esta enorme voltereta ideológica, al censurar
a académicos que proponían una lectura diferente
del devenir histórico de América y Colombia, desde
una visión crítica. Sabido es que el censurador había sufrido persecución intelectual en los años cincuenta por los textos críticos de historia que eran
de su autoría. Muchos de ellos fueron a la hoguera.
Extraña paradoja la de muchos intelectuales, que al
final de su vida retroceden al negar lo que en momentos de plena fortaleza intelectual defendieron
con fervor.
masiado, también llega el momento en que se rompe el culto al héroe y termina derritiéndolo.
Pero ¿qué decían estos libros de historia? Sencillamente, era una mirada crítica a procesos vividos
en nuestra construcción de República, además de
contar verdades que habían permanecido ocultas
intencionalmente por los pregoneros de la historia
oficial. Las posiciones conservadoras y cristianas radicales no permitían que en los libros de historia se
enseñaran aspectos en los que la Iglesia no resultaba bien librada, pero difundían aquellos con los que
nuestros profesores sesgaban el acontecer histórico, porque la objetividad y la verdad eran una amenaza para la moral de los colombianos. ¡Qué puede
esperarse de un país cuya historia se construyó a
punta de espadas y cruces con las que se justificaba
la esencia ideológica de quien tomaba el poder e
imponía a la fuerza la nueva cultura! Sin duda, ahí
están las raíces de esa tragedia de violencia que aún
no superamos. ¡La nueva cultura que se impuso con
violencia, nos ha dejado patinando en una cultura
de violencia!
El Bicentenario
Sólo tiene derecho a encender en el pasado la
chispa de la esperanza aquel historiador que ha
traspasado por la idea de que ni siquiera los muertos estarán a salvo del enemigo si éste vence.
(Benjamín, W. 2000)
Hoy ha surgido en América un intento por retomar
las ideas de Bolívar, incluso países que se llaman
abanderados y casi que señalados por el destino
para imponer el pensamiento del Libertador. A mi
modo de ver esta situación, cuando se exagera de-
No, los hechos no se parecen en nada a los pescados expuestos en el mostrador del pescadero. Más
bien se parecen a los peces que nadan en el océano
anchuroso y aún a veces inaccesible; y lo que el historiador pesque dependerá en parte de su suerte,
pero sobre todo de la zona del mar en la que decida
pescar, y del aparejo que haya elegido, determinados desde luego ambos factores por la clase de peces que pretende atrapar. En general puede decirse que el historiador encontrará la clase de hechos
que desea encontrar. (CARR, E.H. 1986)
Ahora sí vamos a abordar el Bicentenario desde la
perspectiva histórica del Libertador Simón Bolívar.
Un revolucionario diría que su proyecto era estratégico y revolucionario, que se proclamaba la unidad
popular y la lucha sin descanso por la Independencia nacional, la igualdad, y la construcción de una
República soberana con ordenamiento constitucional dentro de los sueños y anhelos de una América
plena de mestizaje. Es cierto, hasta la Coordinadora
Guerrillera se llamó Simón Bolívar, y Venezuela hoy
se llama República Bolivariana de Venezuela.
Pero tampoco sería extraño encontrar a un historiador de tendencia conservadora hablando de Bolívar
como el hombre creyente y religioso, o el burgués
que disfrutó de las mieles del poder, y que por inclinación hacia las mujeres se veía con frecuencia
envuelto en problemas de faldas. Existen historiadores expertos en meterse en la vida privada de los
grandes hombres que hicieron historia. Pero la tarea del historiador ha de trascender estos aspectos
y ubicarse con objetividad en los procesos que efectivamente dejan huella en la sociedad. Ese hombre
humano con todas las dolencias y sufrimientos,
aciertos y desaciertos era Bolívar. En el Bicentenario
no nos pueden mostrar al divino Libertador porque
endiosar a los hombres que han hecho historia es
exterminarlos. Nuestros países, sumidos en el atraso y en la infamia de doscientos años de barbarie y
explotación, necesitan un Bolívar de carne y hueso,
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
111
Alzate E.
no aquél que la falaz historia ha convertido en estatua, en monedita, en estampilla.
En su alcoba, el Libertador se ha quedado dormido. Manuela, por su parte no se decide a acostarse. Se queda inmóvil en un sillón y pone el oído
cuando oye gruñir a los dos perros familiares de
Bolívar, que están, ella lo sabe, en el patio cercano; gruñir primero y luego ladrar furiosamente. Pero entonces ya ha comprendido. Resuenan
gritos, retumban disparos, cesan los ladridos y
suenan otros gritos y otros tiros. Ella ha despertado a Bolívar. Sacado brutalmente del sueño éste
salta hacia la puerta, armado de su espada y de
una pistola. Ella lo hace volver en razón, le aconseja vestirse, él conviene en ello, está listo en pocos minutos. Sabe, al oír los golpes, que una de
las pesadas puertas que llevan a las habitaciones
privadas acaba de caer, sin duda a hachazos, los
conjurados atacan la segunda. Manuela empuja a
Bolívar a la ventana, lo compromete a desaparecer. (Herrera Torres, 2007)
La historia tradicional, de tinte conservador, ha intentado opacar a esos otros personajes que estuvieron al lado del Libertador; la nueva historia los
rescata, porque es necesario que el elemento social
fluya; no estamos, entonces, ante San Bolívar, estamos frente a un ser humano que marcó un paradigma para la vida de América, pero esas personas que
a su lado sufrieron y lloraron también cuentan.
He ahí el reto de la nueva historia; rescatar y reconocer el papel de los anónimos que caminaron al
lado de los héroes, comprometiendo incluso su vida
para que el héroe viviera. A Manuela Sáenz, compañera de mil batallas del Libertador, la historia trató de opacarla, de ocultarla, quizá porque querían
mostrar a un Libertador libre de las atracciones femeninas. Acción difícil ésta, ya que todos sabemos
que a un hombre de las condiciones excepcionales
del Libertador no le era difícil lograr tener a su lado
las mujeres más bellas, pues éstas tienen la tendencia a ver a este tipo de hombres como prototipo de
sus sueños de mujer.
La historia no sólo tiene certezas; en ella aparecen
incertidumbres y corresponde al historiador develar los hechos con sentido crítico. No todo lo que
112
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
se dice es verdad, por eso vale la pena el ejercicio
investigativo, lo que permite por lo menos una mayor objetividad. Para el Bicentenario de la Independencia de Colombia surgen planteamientos que van
desde una mirada oficial, hasta las concepciones
marxistas que concluyen que el proceso libertario
con Bolívar fue la lucha de clases.
Hasta los más ingenuos policías saben que no
debe creerse sin más a los testigos. Sin prejuicio,
por otra parte, de no sacar siempre de este conocimiento teórico el partido necesario. De la misma
manera, hace mucho que se está de acuerdo en
no aceptar ciegamente los testimonios históricos.
Nos lo enseña una experiencia casi tan vieja como
la humanidad: más de un texto se da como perteneciente a una época y a un lugar distintos de los
que realmente les corresponden; no todas las narraciones son verídicas, y a su vez las huellas materiales pueden ser falsificadas. (Bloch, M. 1982)
En los afanes de los historiadores se puede caer en
determinismos o miradas sesgadas de procesos históricos vividos. Se sabe que Marx no se interesó en
lo más mínimo por los hechos y sucesos de América, en su inventario de lucha de clases no percibió
la empresa libertaria de Bolívar como un hecho atribuible a los sumarios de la dialéctica materialista
histórica. Quizá avistó todo como meras revueltas
en las que la infatigable lucha de clases no fluyó
como elemento dinamizador. Otro cuento plantean
los historiadores marxistas, quienes por poco ponen
al Libertador como el primer marxista de América;
incluso las frecuentes salidas al aire del comandante Chávez, están impregnadas de un lenguaje bolivariano revolucionario. Desde mi percepción, no
atribuyo a Bolívar una visión radical revolucionaria,
tal como lo hemos imaginado muchos de los que
otrora transitamos senderos de utopías.
La mala historia es mil veces más fácil de hacer y
de enseñar que la buena historia, que la historia
crítica. Por eso, entre otras razones ha proliferado
tanto y se ha mantenido viva, en nuestro país y
en otras partes del mundo. (Aguirre Rojas, 2002)
La literatura sobre el Bicentenario de la Independencia tiene también sus peligros, por ser éste un
tema que aflora en momentos en que en América
La contrahistoria del Bicentenario
Latina han empezado a surgir movimientos que se
distancian de las órdenes de Estados Unidos. Ya no
es tan clara la premisa gringa, de “América para los
americanos”, porque varios países quieren construir su propio destino, es el caso de Bolivia, Venezuela, Ecuador y otros. Para el caso colombiano las
circunstancias son distintas. Las eternas élites que
han manejado el país, hoy se apertrechan y no están dispuestas a dejar que el poder conseguido aun
por los medios más ilícitos se caiga. En el escenario
americano Colombia es la punta de lanza para contener los asomos de nuevas ideas. En las vísperas
del Bicentenario vuelven los soldados de “la paz” de
Estados Unidos, y toman posesión de la dignidad y
la soberanía colombianas.
Y no se puede esperar más de un presidente cuestionado en su forma de hacerse al poder, atrapado
en su propia maraña y custodiado por los gringos
para evitar que Colombia sea un país más de los
que van formando un eje libertario. Bolívar imaginó
una América unida con un proyecto social inmenso,
pero no lo logró y vientan pronto se empiezan a dar
los pasos surgen las mismas élites que durante años
y años han impedido una alborada en la que los colombianos tengan al menos derecho a sonreír. Somos un país gobernado por tránsfugas, cuyo mayor
interés es el usufructo personal.
La clase dominante, que ha usurpado el poder
en Colombia desde la muerte física de Bolívar, ha
elaborado una coartada para cubrir sus crímenes,
exaltando a sus progenitores con el rango de próceres, ocultando a Bolívar y tergiversando la historia. (Herrera Torres, 2007, p.7)
La historia de Colombia se repite con visos de comedia. El patrioterismo que se trata de estimular
desde la rancia política colombiana cuando sucede
algún problema con Ecuador o Venezuela, o por el
maltrato que allí reciben los colombianos que trasgreden la ley, no es más que otra jugada de porte
ideológico. En cambio cuando un colombiano es humillado en algún aeropuerto de Estados Unidos, el
señor embajador de Colombia sale a defender a los
norteamericanos. Las rodilleras de los gobernantes
de los últimos diez años en Colombia son la mejor
muestra de la poca legitimidad que estos tienen
ante los países poderosos. No tenemos vergüenza
ni para reclamar el buen trato cuando jóvenes colombianos se van a trabajar en las grandes haciendas en España, como si se tratara de seguir viviendo
en el sometimiento y esclavitud de la Colonia y la
Conquista.
Con la muerte de Bolívar y Sucre se culmina la
etapa de los héroes y se abre la de los asesinos y
déspotas: los Santander, Obando y sus epígonos
en el continente que se erigirán como verdugos
de sus pueblos y entregarán sus naciones a los intereses del capital extranjero. (Herrera Torres, J.
2007, p.11)
La independencia de Colombia vista desde la crítica
histórica permite al menos imaginar que el proceso
iniciado por Bolívar quedó inconcluso, pero que sus
ideas siguen cabalgando en la historia de América.
Los historiadores academicistas intentan minimizar
las acciones revolucionarias y la sangre que corrió
en las diferentes batallas, para darle paso a otras
lecturas en donde se rescata lo cultural y lo social.
Sin negar que esta opción también sea válida, no
podemos quedarnos en esta visión eminentemente académica, porque de paso se estaría negando
todo un proceso social con grandes complejidades.
A este tipo de historia que corta las escenas más
duras para dar los valores suficientes a los escritos,
a los discursos, a la formación de grupos sociales,
las raigambres religiosas, así mismo a las ideologías
que van surgiendo y que serían las que luego se tomarían el poder. Esta visión nos muestra un proceso
de independencia pero a la par la construcción de
sociedad. Desde la perspectiva de la nueva historia
se retoman estos elementos, pero sin olvidar las luchas y los hombres y mujeres que han sido ignorados en su papel en el gran tramado de la historia de
Colombia.
Entendemos el período denominado la Independencia como un tiempo fuerte, especialmente
para la producción y la búsqueda de sentidos. Las
referencias más frecuentes nos remiten a colegios, prensa, Expedición Botánica, Biblioteca Real,
Comuneros, Misiones, Reformas, tertulias, viajes,
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
113
Alzate E.
chicherías, viruelas, cabildos, juntas y conspiraciones. De ello nos quedan reales cédulas y decretos,
periódicos, libelos y pasquines, pinturas, sermones, relaciones y memoriales, diarios, manuales,
proyectos, mapas, discursos, juicios, proclamas,
constituciones y actas. En el período emergen
multitud de discursos desde distintas ciudades y
pueblos, las palabras adquieren nuevos significados, se proponen nuevas legitimidades e identidades de sujetos y grupos, se rediseña el mapa
de lealtades sociales, políticas y religiosas, y las
tensiones cotidianas se hacen más visibles aun al
interior de las familias. Hay cambios en las formas
en que se siente, se vive y se dice lo público y el
orden social. Es un tiempo de invención de sujetos
políticos y de sociabilidades, de nuevos medios
como la prensa, y de la instauración de muchos
nuevos lugares desde donde se interviene en la
palestra política. Pero sobre todo un tiempo de
muchas palabras y de incremento de la escritura
y la lectura. ( Ficha bibliográfica. Título: Bicentenario de la Independencia. Creador: Biblioteca Luis
Ángel Arango)
Corresponde a los historiadores con sentido social
escribir lo que no se ha dicho, y sacar sin temor de
los anaqueles los textos que nos han ocultado para
develar lo que ha sido nuestra historia. La academia
de historia de Colombia estuvo por muchos años en
manos de personas que ocultaban verdades, porque resultaban descarnadas y atentatorias en la formación de ciudadanos; Germán Arciniegas controló
ideológicamente durante muchos años hasta la enseñanza de la historia en los colegios.
La historia es, ante todo, la memoria que van dejando las generaciones a través del tiempo. Los
hechos que se van acumulando en una memoria
colectiva configuran la historia de las naciones.
No puede existir el concepto de nación sin esta
memoria del pasado. Cuando los pueblos se empeñan en ponerse de espaldas a su historia, o la
ignoran, o lo que es más grave, la eliminan o la tergiversan en los programas de educación, se están
dando los pasos que conducirán indefectiblemente a la disolución de una sociedad organizada con
conciencia de su continuidad. (Rojas Gil, A. 2005)
En los establecimientos educativos se mira despectivamente las clases de sociales y se cree que sólo
114
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
el alumno debe adquirir conocimientos en idiomas
y ciencias exactas; es más, la historia de Colombia
se dejó de enseñar por directriz del mismo Ministerio, que llegó a considerarla como una materia sin
importancia. No es extraño entonces que de nuestro país tengan información histórica más clara los
alemanes que nosotros; puede llegarse a pensar
que es intencional la manera despectiva como se ve
la historia de Colombia, y esto tiene un tinte ideológico en cuanto a dejar de lado la posibilidad de
formar conciencia histórica en los colombianos. Un
ciudadano que conozca la historia de su país, será
también un hombre con certezas de su propio origen y de su propio destino.
Porque la historia la escriben siempre los vencedores, y si cada clase que domina reinventa el
pasado y las tradiciones para legitimar su propia
dominación, entonces es claro que el papel de los
pueblos indígenas de México es absolutamente
irrelevante. (Bloch, 2002. p.13)
Retomo la anterior cita, porque siendo contextualizada para el caso de México, cabe perfectamente
para nuestro país. Los indígenas fueron derrotados,
exterminada su cultura y destrozado su hábitat. Los
que vinieron a escribir la historia de Colombia también fueron los vencedores y esto nos da a entender
que el sesgo a los verdaderos procesos vividos en el
largo recorrido histórico es un hecho. La historia de
las élites es la que conocemos, pero las muchedumbres y los otros héroes desaparecieron por arte de
magia de los grandes libros de historia. Los visionarios que proyectaron una nueva historia han intentado rescatar y enderezar este vacío y se han encontrado con problemas, como es el caso de Rodolfo
de Roux. Sin embargo, el esfuerzo vale y continúa
para que la historia oficial, la que siempre hemos
conocido, tenga por lo menos otros elementos que
la hagan más creíble.
Tanto respecto al Bicentenario como para los 500
años de la llegada del europeo, existen temas puntuales que nos permiten recordar los hechos; el
análisis y la crítica corresponden a los historiadores
que miran más allá de lo clásicamente conocido. El
Bicentenario de la Independencia dirige su mirada
La contrahistoria del Bicentenario
a lo sucedido entre el 20 de julio de 1810 y el 7 de
agosto de 1819 y las implicaciones para los pueblos
indígenas, afros, y mestizos en general.
En 1819 las élites políticas criollas enfrentaron militarmente al poder hispánico. Después de las batallas de Paya, Pantano de Vargas y Puente de Boyacá,
el ejército republicano, comandado por Simón Bolívar, tomó el control de Santa Fe. No existen datos
en los que se diga que indígenas y negros hayan
tenido un compromiso en esta gesta libertaria, con
excepción de Bolivia y Perú, en donde dirigentes indígenas se enfrentaron a la infamia de la metrópoli,
pero las tácticas españolas provocaron la división, la
desbandada y la muerte de los líderes.
Las guerras de independencia fueron diseñadas,
planeadas y ejecutadas casi en su totalidad por los
hijos de los españoles nacidos en América. Estos
comandaron los ejércitos, y los mestizos fueron
los guerreros que entregaron su sangre en cada
batalla. Negros e indígenas veían esto como un
asunto de la gente blanca, pese a las promesas de
ambos bandos de terminar la servidumbre indígena y la esclavitud. (En línea: www.mundogitano.
org/index. Ana Dalila Gómez Bahos.)
En 1819 nace Colombia. Hoy, a 200 años de historia, no termina de ubicarse como nación, porque
en todo este trayecto se han quedado las élites y
se ha excluido a los negros y a los indígenas, por la
negativa de aceptación de otras culturas. Las élites
criollas desde hace 200 años gobiernan y tienen en
su ideología la exclusión. Traspasaron fácilmente los
sistemas de dominación española a la nueva República que ahora dominarían. Las élites escribieron
la historia y lo hicieron con cuidado, porque los que
quedaron en el poder eran los hijos ilustres de la península; en poco se diferenciaban, lo que les movía
era retomar el poder para lucrarse de las riquezas.
Por eso lo primero que hace la nueva República es
exterminar el sentido comunitario de las tierras indígenas, los resguardos. La normatividad de la República no podía permitir islas que su dominio jurídico y de fuerza no alcanzara. Pero la esclavitud en
la naciente República no tenía observaciones mayores, tan sólo 32 años después, el 28 de mayo de
1851, se expidió la ley 21 sobre libertad de esclavos,
pero el poder económico se demoró décadas para
asumir esta ley. Las razones: su economía de mano
de obra esclava.
Las celebraciones oficiales del bicentenario de la
independencia buscan como ya lo pretendieron
hacer en 1992 a propósito de la invasión europea
a América, continuar promoviendo una historiografía interesada, descriptiva y ausente de crítica,
caracterizada por resaltar casi exclusivamente los
acontecimientos supuestamente programados
por las élites en el poder, a la vez que se encarga
de silenciar las voces de los hombres y mujeres
sencillos y comunes de estas tierras. Las celebraciones oficiales del bicentenario de la independencia, van encaminadas a legitimar la historia
escrita por los vencedores, quienes como sobrevivientes han tenido la ocasión de escribir la historia
de conformidad con el tamaño de sus intereses,
impidiendo con ello cuestionar y abordar con miradas disidentes y alternativas el decurso histórico
del país. (En línea: www.mundogitano.org/index.
Ana Dalila Gómez Bahos. Ensayo: El bicentenario
de la independencia).
Las celebraciones de este acontecimiento y que vienen de la historia oficial, de las mismas élites criollas cuasi-españolas que se tomaron el poder hace
200 años, tendrán que afrontar todas las críticas
que el asunto amerita. No se puede ocultar que hoy
más que nunca somos un patio trasero de los norteamericanos; la independencia supuesta queda en
entredicho, porque tenemos las rodilleras puestas
no ante España pero sí ante los Estados Unidos,
quienes ahora recorren armados el país afianzando
su idea, ya no de América para los americanos, sino
de Colombia para los norteamericanos. La intencional exclusión de las otras culturas en la construcción
de República deja incompleto el proceso, porque
la multiculturalidad que trató de incluir la Constitución Política de 1991 sigue en deuda. A los 200
años aparece una República gobernada siempre por
racistas y excluyentes, que demeritan el papel histórico del “otro”. Estos excluidos tampoco tendrán
razón alguna para sentirse parte de la gran República que los ha ignorado.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
115
Alzate E.
Transcurridos 200 años del surgimiento de un país
que en muchos períodos históricos ha cabido perfectamente en la etiqueta de “República banana”,
el momento es más oportuno para recordar que
el proceso independentista está inconcluso ya
que prácticamente fue abortado desde sus mismos inicios en la medida en que en su proceso de
construcción se ha excluido a la inmensa mayoría
de su población: indígenas, afros, raizales y Rrom.
(En línea: www.mundogitano.org/index. Ana Dalila Gómez Bahos. Ensayo: El bicentenario de la
independencia.)
La nueva historia ha de avanzar en la construcción
de identidades, en la creación de autoconciencia
para que los procesos que viven los pueblos no
sólo sea la mirada de quienes excluyen. Colombia
acredita niveles de pobreza en cuanto a conciencia
histórica de sus ciudadanos. Somos en gran medida
analfabetas cuando nos referimos a la realidad histórica de Colombia. Ésta es quizá una de las razones
por las que se percibe una mentalidad de esclavos,
cuando en un país con veinte millones de pobres
absolutos, siempre las élites imponen el gobernante. Los otros, los excluidos, los desarraigados, no
sienten su República porque en esencia no saben
nada de ella. Y esa ignorancia es alimentada por las
élites que todo lo manejan, y que tienen bien claro
que su poder será más fuerte en la medida en que
sus gobernados sean más ignaros.
El problema para Colombia ha sido que las élites
que armaron su estructura en el poder lo han hecho de tal manera que la exclusión pase inadvertida
y sea aceptada sin reproche alguno por la sociedad.
Todo está contemplado en las leyes, pero, ¿cómo
y de qué manera estas leyes toman forma humana? Esta lógica perversa de poder cierra las puertas
a quienes no vienen con la aureola criolla o la de
quienes por herencia de los españoles se tomaron
en serio cada espacio de la República. Más que llevarnos a reflexionar los hechos acaecidos entre el 20
de julio de 1810 hasta nuestros días, el Bicentenario
nos debe motivar a una búsqueda de las causas por
las cuales durante 200 años nos hemos preparado
para el servilismo a los amos del Norte. En esencia
se cambió de amo, y cada gobierno que llega a la
116
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Casa de Nariño parece que naciera de las entrañas
norteamericanas, porque lo que allí se hace viene
armado desde el Pentágono.
La historia crítica es social en un doble sentido: en
primer lugar en cuanto a que, para la explicación
de cualquier hecho o fenómeno histórico, tiene
que involucrar y hacer intervenir a los grandes
actores colectivos que antes eran omitidos e ignorados, y que son siempre el entorno inmediato
obligado, tanto de la formación como de las acciones de cualquier personaje individual. Y en segundo lugar, en el sentido de que también cualquier
suceso o situación histórica, se desenvuelve dentro de un determinado y múltiple contexto social
general, que lo condiciona y envuelve, fijándole
tanto sus límites como sus posibilidades de repercusión determinada. (Aguirre Rojas, 2002)
En nuestro país ha hecho camino la corriente histórica de corte oficial, que opaca las acciones de
personajes que contribuyeron a la vida de la República pero que no representan la ideología liberalconservadora que nos ha gobernado durante 200
años. Los negros, los indios y los mestizos han aportado a la sociedad, pero ni siquiera la Constitución
de 1991, que abrió ventanas a la democracia y a la
inclusión, ha logrado cambiar la mentalidad de los
gobernantes. Al reivindicar sus derechos y la defensa de sus tierras, hoy las mingas indígenas han sido
brutalmente castigadas por el Ejército de los colombianos, que defiende al terrateniente, al ganadero,
al empresario.
Incluso el presidente de la República ha señalado
los movimientos indígenas como acciones subversivas, y algunos dirigentes de las mingas han sido
asesinados; los mismos movimientos indígenas que
se plantaron en el Cauca como el Quintín Lame fueron exterminados por los grupos armados que defienden a los dueños de la tierra. Y en los lugares en
donde los negros son mayoría, viven en el más absoluto abandono, lo que sustenta la manera excluyente como se gobierna el país, para beneficio de
los blancos. El mismo Agro Ingreso Seguro que reventó en escándalo por los negociados del Ministro
de Agricultura, demuestra la visión colonial del presupuesto nacional: “El dinero y las tierras son para
La contrahistoria del Bicentenario
los ricos, porque ellos sí saben de economía”, decía
el señor Arias. Observemos el proceso de construcción de la República desde el Bicentenario y nos
daremos cuenta de que la visión chapetona de la
tierra y la economía se quedó en los criollos que se
apoderaron de Colombia.
A modo de conclusión
Nos queda el camino de la historia crítica para no
repetir como loros lo que la historia oficial cuenta.
Es necesario develar los hechos que se ocultan intencionalmente para buscar el sentido de nuestra
identidad. Somos un pueblo sin memoria histórica,
por eso los que ostentan el poder ordenan qué es
lo que debe saber un colombiano de su pasado. El
proceso libertador fue revolucionario, en contra de
las oligarquías españolas, esto no lo ven así los magos de la oficialidad, por eso muestran al Libertador
como un demócrata, porque su tarea es desmitificar la lucha de Bolívar en su esencia revolucionaria. Normalmente la historia la escriben los triunfadores, y las que triunfaron fueron las oligarquías
criollas que se reparten el poder; los otros, los excluidos, sólo son llamados para que participen en
elecciones y, peor aún, para que pongan el pecho
en las guerras y defiendan los intereses de aquéllas.
El pasado es, por definición, un dato que ya nada
habrá de modificar. Pero el conocimiento del pasado es algo que está en constante progreso, que
se transforma y se perfecciona sin cesar. A quien
dudara de lo anterior bastaría recordarle lo que
ha ocurrido desde hace más de un siglo: por la
investigación han salido de las brumas inmensos
conglomerados humanos que antes eran ignorados. (Bloch, 1987)
En la batalla de Boyacá un joven soldado de nombre
Pedro Pascasio Martínez detuvo al jefe realista que
iba huyendo tras el avance incontenible del ejército libertador. Sin embargo, la historia tradicional
asigna todos los actos heroicos a quienes ni siquiera
participaban en las batallas; hoy la nueva historia
tiene que rescatar a estos personajes y conglomerados humanos que han permanecido en el anonimato. No se trata de intentar sacar de paso a los genios
de las causas libertarias, de ninguna manera, lo que
sí es posible es demostrar que sin esas masas, sin
esas muchedumbres que sólo tenían la vida para
perder, aquéllos no hubieran alcanzado los triunfos
que los llevaron a los altares de la historia. Y no se
trata tan sólo del soldado Pascasio Martínez: en la
misma batalla del Pantano de Vargas no fue el Libertador el de los laureles. Aunque poco se mencione
su participación, en ella surgió otro personaje que
fue fundamental para el triunfo.
El erudito pedagogo, académico e historiador venezolano, doctor Armando Rojas Gil, ante una situación similar a la nuestra escribió:
La historia es, ante todo, la memoria que van dejando las generaciones a través del tiempo. Los
hechos que se van acumulando en una memoria
colectiva configuran la historia de las naciones.
No puede existir el concepto de nación sin esta
memoria del pasado. Cuando los pueblos se empeñan en ponerse de espaldas a su historia, o la
ignoran, o lo que es más grave, la eliminan o la tergiversan en los programas de educación, se están
dando los pasos que conducirán indefectiblemente a la disolución de una sociedad organizada con
conciencia de su continuidad. (Rojas Gil, 1990)
Los programas de educación en Colombia en los últimos gobiernos han mostrado especial interés en
la formación en tecnología, informática y capacitación para el trabajo, y a la par han ido quitando
intensidad a las materias que propician conciencia
crítica en los jóvenes, tal es el caso de las Ciencias
Sociales, la Filosofía, la Historia, la Sociología. Los
rectores influyen ante los consejos académicos
para que se construyan currículos con la mínima
existencia de áreas de Ciencias Sociales. Incluso la
historia de Colombia existía en los currículos hasta el año 2002, pero las leyes nuevas, tecnócraticas
por excelencia, eliminan la reflexión y la crítica de la
educación, porque es preferible un pueblo que no
piense y que permanezca inconsciente de su pasado y de su destino. De esta manera se abre campo
a una total alienación, y aumentan por lo tanto las
posibilidades de manipulación en la alternancia de
poder. Queda en firme la premisa que las élites nacieron para gobernar, en tanto los otros, los que no
ostentan apellidos de castas poderosas, sólo han de
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
117
Alzate E.
someterse a los postulados de una supuesta democracia que antes que formar ciudadanos los desinforma para que sean ignaros de su historia.
La Academia Colombiana de Historia fue durante
algún tiempo un referente para forjar conciencia
histórica nacional, pero al paso de los años también
entró en crisis, en la misma medida en el Estado decidió cambiar el objeto de la educación. Ya no se
requiere un ciudadano consciente de su pasado y
de su porvenir, sino un hombre capacitado para el
trabajo y la producción de mano de obra. Las facultades de historia declinan sus banderas por el poco
estímulo a la disciplina y se da énfasis a los institutos tecnológicos para que el joven esté muy ocupado pero ausente de la realidad nacional.
La Academia Colombiana de Historia se creó hace
103 años para adelantar
[…] el estudio cuidadoso de la Historia de Colombia, por todos sus aspectos, y de las diversas
ramas de las ciencias históricas. Para promover
el estudio de la historia patria convocó los Congresos Nacionales de Historia y creó el Instituto
Universitario de Historia de Colombia con el fin de
cumplir su función de investigación y divulgación
proyectada en el campo de la docencia y contribuir a que la enseñanza de la historia tuviera la
intensidad que le corresponde y se impartiera con
un sereno criterio nacionalista, fruto de la formación de profesores especializados.
Más de un siglo después, hay que decirlo, se sigue
desempolvando y aireando ese fósil escrito por los
vencedores y sus amanuenses, mientras las mayorías vencidas esperamos una oportunidad para contar la versión de nuestra propia historia. Si lo que
118
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
se avecina es el reconocimiento de los 200 años de
Colombia como república, debemos ser claros que
los vicios y excesos de poder que hoy padece son
herencia desde su primer intento. El ciudadano que
analiza lo que es una república se da cuenta de que
nosotros somos una caricatura de la legalidad. Con
sólo mirar las guerras que ha padecido, sus causas
y consecuencias, nos queda por decir que estamos
en deuda de fundar verdaderamente una república,
con lo que ello implica.
Hace poco llegó a la Casa de Nariño Mariano Rajoy,
un personaje español ultragodo, enemigo de Venezuela, a entrevistarse con Uribe a dar línea sobre la
manera como ellos perciben el Bicentenario. Ni más
faltaba que en Colombia se pueda dar lo de Bolivia
o lo de Venezuela, cuando desde la Independencia
España alternó el poder con los criollos. Quienes
heredaron el poder son los mismos que evitaban
los pagos de impuestos a la Corona, omitían informes económicos e iniciaron la tenaz carrera hacia la
corrupción, desde hace doscientos años se dieron
cuenta que la única manera de mantener el poder
era corrompiendo.
El Ministerio de Educación Nacional realiza para el
Bicentenario lo que está en la ideología del Estado.
No se percibe un movimiento de auténtica reflexión
en el contexto académico, a mi modo de ver no
interesa mucho. ¡Vivan las élites!, será el grito de
los estandartes del poder; en el otro lado estarán,
como desde los comienzos de la supuesta independencia, esas mayorías que después de doscientos
años de infamias no han podido levantarse, los que
todavía esperamos reconstruir nuestro pasado para
proyectar un porvenir lleno de esperanzas.
La contrahistoria del Bicentenario
Referencias
AGUIRRE ROJAS, C. (2002). Antimanual del mal historiador. Pensadores Latinoamericanos. Bogotá: Ed. Desde abajo.
BENJAMÍN, W. (2002). Sobre el concepto de historia. Tesis VI, 1940. Tomado del texto Antimanual del mal historiador.
Pensadores Latinoamericanos. Bogotá: Ed. Desde abajo.
CARR, E.H. ( 1986). ¿Qué es la historia? Barcelona: Salvat Editores. BLOCH, M. (1987). Introducción a la Historia. México:
Breviarios Fondo de Cultura Económica.
HERRERA TORRES, J. (2000). Bolívar, el hombre de América. Tomo I. Medellín: Ediciones Convivencia.
HERRERA TORRES, J. Bolívar, Quijote de América. Biblioteca Popular para los Consejos Comunales.
ROJAS GIL, A. (1990). Ideas Educativas de Simón Bolívar. Caracas: Monte Ávila Editores.
SCHAFF, A. (1974). Historia y verdad. México: Editorial Grijalbo.
www.mundogitano.org/index. Ana Dalila Gómez Bahos. Ensayo: El Bicentenario de la Independencia.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
119
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 / p. 119-127
Medellín - Colombia. Enero-Junio de 2010, ISSN: 1794-6638
ESPAÑA ANTE LA CRISIS
La burbuja inmobiliaria, el desempleo y el euro ponen al descubierto sus fallas estructurales y la
discordancia política, también sus fortalezas y la necesidad de un nuevo modelo productivo
Néstor Hernando Parra
Resumen
Este artículo reseña antecedentes y efectos de la crisis actual en España con énfasis en el análisis del comportamiento
político, que continúa presentando signos de radicalización en busca de un cambio de gobierno. Desempleo, déficit y
aumento de la deuda pública y privada, al igual que la imposición por la Unión Europea-UE de medidas contrarias al
dogma de la social democracia desdibujan ideológicamente al Partido Socialista Obrero Español-PSOE, partido de gobierno, y producen el rechazo de las centrales obreras que anuncian una huelga general. El Partido Popular-PP, principal
partido de oposición, empecinado en su estrategia de reconquista del poder, descalifica todo tipo de medidas y genera
un clima de crispación y de mayor desconfianza e incertidumbre en inversores y opinión pública. Junto a debilidades
estructurales, modelo de crecimiento y sistema educativo, España también presenta fortalezas: banca sólida, empresas
de ingeniería mundialmente reconocidas, tecnología de punta en energías alternativas, multinacionales diversificadas
y rentables; reducción del déficit público, austeridad continuada, mejores instituciones europeas y avances en el proceso integracionista de la UE; mayor internacionalización, menor radicalidad política y un nuevo modelo productivo
basado en ciencia, tecnología e innovación se muestran como el camino a seguir.
Palabras clave: Crisis, radicalización, crispación, modelo educativo, crecimiento económico, centrales obreras, desempleo, déficit, deuda pública, bancos, cajas de ahorro, UE, euroAbstract
This article makes a review of causes and effects of the present world crisis in Spain pointing out the struggle between
the socialist government and the conservative opposition who focuses its strategy on a change of government. It adds
uncertainty and lack of confidence to investors in the European volatile markets as well as in the fellow citizens already
affected by unemployment, mainly young people. Worker’s Unions traditional ally of PSOE announces a general strike
against the governmental measures affecting social benefits. Structural weakness as development economic model
and educational system, is balanced by a banking clean system, world established engineering enterprises, technological advanced green energy industry and profitable multinationals in permanent expansion. Reduction of public deficit,
continued austerity programs, more and better European institutions, broader internationalization, less political radicalism and a new economic model based in science, technology and innovation seem to be the way to be followed.
Keywords: Crisis, unemployment, radicalization, educational model, economic development, unions, deficit, public
debt, banks, saving banks, EU, euro.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
121
Parra, N.
Que el capitalismo está para defender al capital y
no al trabajador es de Perogrullo. Morigerar esa
realidad tintándola de humanismo ha sido tarea del
socialismo democrático europeo, cada día más desteñido, quien le asigna tal misión al Estado, dándole
funciones intervencionistas. Pero, también en ciertas épocas —como las de crisis—, así lo sentencia
Keynes, “el Estado tiene que intervenir para salvar
al capitalismo de sí mismo y preservarlo”. Parecería
que el principio de la homeopatía similia similibus
curantur también rigiera en el sistema capitalista:
capitalismo sana capitalismo, aunque en su misión
de salvamento haya que socializar las pérdidas tal
y como reza el tópico. Esa pragmática lección, ahora convertida en política obligatoria por la UE, fue
rechazada con excesivo optimismo durante más de
dos años y finalmente aceptada por el gobierno del
Partido Socialista Obrero Español-PSOE, sólo cuando se convirtió en sucesivos acuerdos de la Unión
Europea-UE. Eso podría explicar, así sea en parte,
el atasco experimentado durante la crisis, tiempo
en que el Partido Popular-PP, antes que echar una
cuerda, ha prendido una hoguera de intransigente
oposición.
La burbuja inmobiliaria española
España hinchó su propia burbuja inmobiliaria con
el patrocinio de los gobiernos conservador (PP) y
socialista (PSOE), cada uno en su turno, y con el engolosinamiento del sector financiero. La entrada en
circulación del euro (1-1-02) reveló a Alemania y a
los otros once países de la moneda única y demás
miembros de la UE, Gran Bretaña de primero, que la
finca raíz en las asoleadas playas del Mediterráneo
español tenía precios irresistiblemente atractivos,
por lo que se volcaron a comprar. Los españoles,
que tienen la “cultura del nido” (81% vive en casa
propia) también salieron de compras: unos por su
primera vivienda y otros por su segunda o tercera
vivienda (31% tiene la suya). Ante el incremento
vertiginoso de los precios, el dinero especulativo
acudió raudo a impulsar la espiral alcista liquidando
ganancias hasta de 800% cuando el contrato privado se firmaba en la primera etapa de ventas del proyecto, aún sobre planos.
122
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
Las familias vaciaron sus huchas y se endeudaron
respondiendo al aliciente de las tasas de interés bajas y a la laxitud de los gestores del crédito, principalmente algunas cajas de ahorro, que empaquetaban inmuebles y bienes duraderos de consumo a
tasas y plazos hipotecarios. Hubo operaciones en las
que la cuantía del préstamo llegó al ciento cuarenta
por cien de la tasación comercial del inmueble.
La inversión nacional se concentró de forma prioritaria en el sector inmobiliario con recursos nacionales, sacrificando otros de mayor productividad. El
ahorro externo complementó la demanda de inversión privada. Simultáneamente, el turismo (11% del
PIB) registró cifras récord, 55 millones de visitantes
en un año con alta participación del entorno europeo. Las cuentas públicas mostraron superávit por
primera vez en la democracia (2,1% en 2007) y la
deuda pública se mantuvo notoriamente baja en
relación con el PIB. El Estado —engordado con los
fondos de cohesión y de infraestructuras de la UE
y con sus mayores recaudos fiscales—, modernizó
carreteras y ferrocarriles, puertos y aeropuertos. El
gobierno socialista cayó en el espejismo: suprimió
el impuesto al patrimonio y bajó el de sociedades.
En el espacio regional y urbano, Comunidades Autónomas y Ayuntamientos (municipios) invirtieron
también en obras civiles de diferente índole y ornaron las ciudades con edificios públicos que más que
arquitectura son esculturas monumentales. Obras
faraónicas que auparon el endeudamiento y el déficit público regionales y en algunos casos la extensión de prácticas corruptas. Por activa y por pasiva,
facilitaron que la violencia de la piqueta constructora degradara el medio ambiente de la costa mediterránea por obra y gracia del urbanismo salvaje, al
punto de hacer irreconocible su paisaje y producir
alarma en las autoridades de la UE. La euforia alcista no la detenía nadie: al diablo quien osara hablar
de ciclos o de explosión de la burbuja o del fin de la
orgía.
Los ayuntamientos, que tienen la facultad de recalificar terrenos, hincharon sus arcas con la plusvalía,
a cuya sombra, en algunos de ellos, brotaron manantiales de corrupción pública y privada. Predios
España ante la crisis. La burbuja inmobiliaria, el desempleo y el euro ponen al descubierto sus fallas estructurales
y la discordancia política, también sus fortalezas y la necesidad de un nuevo modelo productivo
antes dedicados a cultivos se parcelaron y se vendieron y revendieron con ganancias nunca conocidas oficialmente, en virtud de la tradicional práctica
del doble precio, el declarable y el real. Pronto los
manantiales se volvieron gruesas corrientes de dinero fácil. El Reino de España es uno de los santuarios predilectos de capitales de dudosa procedencia
en el mundo, comenzando por los de Rusia y demás
países de la antigua URSS. La evasión fiscal campea
(se estima en 80.000 millones de euros); hoy 3.000
cuentahabientes de bancos suizos, algunos en fuga
hacia Panamá, son advertidos por Hacienda de la
necesidad de regularizar sus declaraciones o de lo
contrario enfrentarán expedientes penales; la economía sumergida alcanza niveles alarmantes (23%
del PIB según la Agencia Tributaria).
Este último ciclo ascendente del sector inmobiliario
comienza en España en 1995 y alcanza la cúspide
en 2007 cuando se triplica el número total de viviendas construidas en un año: de 200.000 a más de
600.000. La calidad de la obra baja, por lo que hoy
abundan los reclamos. Los precios nominales suben
ciento cincuenta por cien aunque se estima que en
el mercado real llegó a cuadruplicarse en algunas
zonas. La población activa aumenta alrededor del
50% mientras la tasa de actividad asciende (pasa de
45% a 60%).
El empleo creció año tras año. España llegó a aportar más de la mitad del aumento total registrado en
los países de la UE, pero la contratación temporal
se incrementó, al igual que las demás condiciones
de precariedad. El sector de la construcción captó
en 2007 el 12,6% de la población ocupada total,
aunque con un índice de productividad decreciente
(83,5) en comparación con 1985 (100,2). En cuanto
a la tasa de paro que usualmente ha sido más alta
que la de la UE y la de Estados Unidos, presentó una
fuerte ondulación (5% en 1975, 25% en 1993, 9% en
2007). En este último año emparejó con la de la UE.
La inmigración, complemento necesario
La demanda de mano de obra de baja calificación,
el envejecimiento de la población, la consiguiente necesidad de reforzar las arcas de la seguridad
social, llevó a España —un país sin tradición de inmigrantes— a ensayar en sendos gobiernos de los
dos partidos mayoritarios políticas de apertura que
fueron ávidamente satisfechas por trabajadores
procedentes de países de América Latina y África,
seguidos al poco tiempo por los de países del este
europeo recién admitidos en la Unión. Las estadísticas muestran que de 500.000 extranjeros censados
en 1996 (los registros de la época eran deficientes)
se pasó a más de 5 millones en 2008, 10 veces más
en sólo 14 años. Los extranjeros representan hoy el
11,8% de la población total, que asciende a más de
46 millones de personas. Como consecuencia: se ha
generado un veloz crecimiento poblacional (15,8%
entre 1998 y 2008), cuando antes estuvo a punto de
ser negativo y se ha aumentado la tasa de fertilidad
gracias a los alumbramientos de las mujeres inmigrantes. Los inmigrantes coparon preferentemente
la demanda del sector de la construcción así como
la de aquellas labores que los españoles ya no querían realizar.
Las hipotecas subprime, alerta inadvertida
En plena ola alcista, súbitamente, el mundo se estremece ante la crisis en Estados Unidos. Fruto del alucinamiento de los creativos ingenieros financieros
y de las complicidades técnicas de las calificadoras
de riesgo, los bancos del mundo occidental se habían infestado con derivados, titularizaciones múltiples de las hipotecas conocidas como subprime.
En Europa tiemblan bancos: alemanes, holandeses,
franceses, británicos; algunos a riesgo de caer los
rescata el apuntalamiento del abundante dinero de
los contribuyentes, a tal punto que en Londres se
llega a temer que la banca sea nacionalizada. A finales de 2008, los de España dicen no tener activos
tóxicos, y la deuda pública se mantiene baja, por lo
que gobierno alimenta la euforia, sin faltar quienes
tímidamente avizoran negros nubarrones. La banca
rebaja drásticamente su operación financiera. El PP
empieza a montar su estrategia de desgaste del gobierno socialista, la que continuará machacando día
tras día en forma irritante.
La economía estadounidense, que no en vano es la
primera del mundo, al contraerse irradia sus efecRevista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
123
Parra, N.
tos sobre la totalidad de la economía global. Los derrumbes de gigantes del sector financiero —banca
y aseguradoras—, seguida de algunos del sector industrial como el automovilístico, confirman que a la
crisis inmobiliaria y a la financiera ahora se suma la
crisis económica, es decir, que deviene en crisis general. En España la traca callejera festiva se convierte en una de tan fuertes petardos que la fiesta “de
charanga y pandereta” toca a su fin. De inmediato,
el bastonero mayor del gobierno socialista hace
sonar trompetas y anuncia que la jarana continúa
ahora en el casal oficial. Su optimismo lo fundamenta en la sanidad de la banca española y en la adopción de políticas anticíclicas, enseñanza keynesiana
de la gran depresión de hace más de setenta años,
ahora revivida por gobiernos de ideologías variopintas. La deuda pública comienza su ascenso aunque
se sitúa a niveles inferiores en más de 20 puntos al
promedio de la UE.
El indicador de paro comienza la cuesta ascendente
hasta causar alarma general (20,1%). Dos millones
y medio de trabajadores han perdido su empleo en
los tres últimos años, por lo que el total asciende
a 4.600.000 seres humanos sin trabajo. Sobresalen
los jóvenes (40%), muchos de los cuales aún no logran su primer empleo y los inmigrantes que alargan la cola del Instituto Nacional de Empleo–INEM.
En algunas regiones la tasa de paro es superior (más
del 22% en Canarias, Andalucía y Comunidad Valenciana), aunque en otras (Navarra, País Vasco y Cantabria) se acerca a las de la UE (10%). En 1.300.000
familias ninguno de sus miembros recibe ingreso
alguno, ni salarios ni subsidios. Las entidades de beneficencia multiplican la capacidad de comedores
comunitarios, al estilo de los programas asistencialistas latinoamericanos, sólo que allí son financiados con dineros públicos y de ellos sacan jugosos
dividendos electorales los partidos de gobierno.
El modelo económico y el sistema educativo
El modelo de desarrollo económico prevalente en
América Latina no difiere mucho del español: de
espaldas a la era del conocimiento y del posconocimiento; de poco aprecio por la ciencia, la tecnología, la innovación y el talento humano, por lo que
124
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
consecuentemente registra baja competitividad.
Éste es uno de los pecados comunes a los dos partidos. El sistema educativo, fundamento del modelo
económico, sigue enredado, en un Estado constitucionalmente laicista, en disputas tales como la de
remplazar la enseñanza de religión por la asignatura
de “ciudadanía”, o como la de permitir o prohibir
crucifijos en los salones de clase. El resultado: España clasifica entre los últimos en el ranking de la enseñanza de ciencias y matemática entre los países
desarrollados, según la OECD. Prima la vocación de
las letras. De contera, es el país europeo donde menor número de personas habla un idioma extranjero y donde los tribunales tienen que ocuparse sobre
la obligatoriedad de la enseñanza del catalán o del
euskera.
Las ventajas comparativas que hace unos años favorecían a España para el establecimiento de nuevas
industrias son superadas por los países del Este, recién admitidos en la UE: en ellos el factor humano
tiene una marcada formación técnica que facilita su
actualización. Esto ha incentivado la deslocalización
industrial, al igual que la posibilidad de acceder a
mercados ampliados como el de Norteamérica, estableciéndose en México, o al de China, montando
allí sus industrias.
La carencia absoluta de recursos energéticos de
petróleo y gas hace más vulnerable a la economía
española por la incidencia negativa en la balanza
comercial, de forma especial en épocas de precios
altos, cuando también incide en el indicador de
precios al consumidor –IPC. Tal limitación ha servido para incentivar la investigación y el desarrollo
de energías renovables, particularmente la fotovoltaica y la eólica, al punto de encontrarse entre las
más avanzadas del mundo. La construcción civil, en
crecimiento desde mediados del siglo pasado, fortalecida con la transferencia de tecnología de empresas alemanas, francesas, inglesas e italianas, y
con presencia solvente en mercados internacionales, estimuló el desarrollo de la ingeniería de punta.
Seis grandes consorcios españoles destacan entre
los doce más importantes del mundo. Energías renovables y obras civiles tienden a convertirse en la
España ante la crisis. La burbuja inmobiliaria, el desempleo y el euro ponen al descubierto sus fallas estructurales
y la discordancia política, también sus fortalezas y la necesidad de un nuevo modelo productivo
avanzada española internacional de mayor importancia junto con los sólidos resultados financieros
de sus multinacionales, que se posicionaron en Latinoamérica en forma estratégica cuando allá comenzaron a imperar las políticas de apertura, privatización y adelgazamiento del Estado. La consecución
de nuevos mercados para exportación de múltiples
productos de las pymes de tecnología intermedia
fortalecerá igualmente la economía española en el
corto y mediano plazo.
El florecimiento del sistema financiero español
159 bancos —71 españoles— tan útiles a reinos políticos y grandes empresas, comparten el sistema
bancario con las cajas, los fondos de inversión, fondos de pensiones y compañías aseguradoras. Banco
Santander –BS, y Banco Bilbao Vizcaya y Argentaria –BBVA, se hicieron con bancos públicos sacados
a subasta en países de Iberoamérica. El margen de
utilidades en la zona derivado de la alta tasa de intermediación pesa en forma significativa a la hora
del corte de cuentas, particularmente en estos años
de crisis en los que América Latina ha resistido mejor. Sólo Brasil contribuye con el 16% a las utilidades del BS. La experiencia de la internacionalización
los ha impulsado a incursionar en otros predios: el
BBVA en Europa y recientemente en China, y el BS
en Inglaterra y Estados Unidos principalmente, con
similar éxito hasta colocarse como el segundo banco europeo en activos y primero en utilidades. BS
y BBVA acaban de obtener los dos primeros puestos en las pruebas de resistencia (stress test) a las
que la UE ha sometido a las 30 mayores entidades
bancarias europeas en plan de transparencia, por lo
que la banca es otro valioso activo de la economía
española, en mejores condiciones que la banca alemana, que presumía de cuentas más transparentes.
Al igual que en Inglaterra, Alemania y Francia, las
Cajas de Ahorro se implantaron en España desde
comienzos del siglo XIX con fuerte participación de
agricultores, artesanos, pequeños y medianos empresarios, gestionadas por familias de su propio entorno, no extrañas al quehacer político. En ellas sus
ganancias, por ser entidades sin ánimo de lucro, se
destinan prioritariamente a fines sociales de utili-
dad común. Las 46 entidades de diferente tamaño,
antigüedad y solidez participan hoy en el 45% del
mercado financiero total. Por sus propias características, participaron en mayor medida en el boom
inmobiliario, inclusive a través de empresas promotoras propias. Para satisfacer al respectivo barón
político, financiaron sus proyectos que respondían
más a aspiraciones parroquiales que a criterios de
rentabilidad económica: aeropuertos locales, estadios, velódromos, parques temáticos, teatros. Entrada la crisis, los castigos contables por su exposición crediticia han sido grandes y sus activos fijos
han crecido por las daciones en pago que han tenido que recibir: ladrillo por billetes, todo lo cual le
resta capacidad en la maniobra financiera.
Lo positivo es que tanto cajas como bancos estaban
expuestos en forma mínima al contagio de los denominados “activos tóxicos” estadounidenses, en
virtud de que participaban en el mercado financiero
internacional más como captadores que como colocadores, en busca de financiar el déficit de ahorro generado por la actividad constructora privada.
Cuenta también a su favor el sistema de regulación
que desde el 2000 estableció el Banco de España.
Pesa en su contra el hecho de que la tasa de impagos se ha sextuplicado en tres años, de 0,9% al 5,5
en junio de 2010.
A raíz de la crisis, en aplicación de políticas de la
UE, se creó en 2009 el Fondo de Reestructuración
Ordenada Bancaria -FROB, con una provisión inicial de 9.000 millones de euros que con los debidos
apalancamientos puede disponer hasta de 99.0000
millones. La Caja Castilla la Mancha, en marzo de
2009, fue la primera entidad financiera intervenida
por el BE. En mayo de 2010, hace la segunda intervención ante los fallidos intentos de fusión entre
CAJASUR de Córdoba, gestionada por la Iglesia católica, y UNICAJA de Málaga. Esta circunstancia ha
servido para que la entidad reguladora haya presionado las fusiones entre Cajas de Ahorros, que se
venían dilatando debido a que el poder territorial
incrustado en cada una de ellas es materia de difícil transacción a la hora de negociar con otras cajas
con similares particularidades de otros entornos.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
125
Parra, N.
Finalmente, se imponen el análisis financiero de
sus cuentas y de sus proyecciones, sumado al vencimiento cercano del plazo para utilizar los fondos de
reestructuración. En este intenso proceso, también
terminan aplicándose otros criterios de distinto
orden, inclusive políticos, como en la fusión entre
Caja Madrid y BANCAJA, instituciones emblemáticas de las comunidades autónomas de Madrid y
Valencia, ambas gobernadas mayoritariamente por
el PP, cuya fusión más las de otras cinco pequeñas
cajas locales coloca a la nueva entidad como la primera del país.
Al FROB están recurriendo no sólo las cajas sino
también los bancos, por cuanto se aproximan a crudas realidades: inmovilización parcial de sus activos
(móviles por fijos),el aumento de la tasa de impagos
de sus clientes y el vencimiento de sus obligaciones
en el mercado internacional al que recurrieron para
complementar la financiación del boom de la construcción.
La política convulsiona el clima económico
La accidentada historia política de España no parece
llegar a su valle. La radicalidad se viste de diferentes ropajes según cada época. Para un latinoamericano la polarización es real: entre amos y siervos,
entre dueños y desposeídos, entre ricos y pobres.
En el Reino de España la polarización sigue siendo
ideológica, casi que teológica, la que tanta sangre
hizo correr. Esa división se expresa, al igual que en
la antesala de episodios ya convertidos en historia,
en que una parte de la población es devota, fiel y
fanática no sólo de la religión sino de la Iglesia católica, su santoral y sus prelados; otra parte es agnóstica, atea, anarquista y libertaria. En los últimos
años surge con fuerza la franja de los indiferentes.
El balance de las guerras mundiales y el de la suya
propia facilitaron la implantación del sistema democrático con el más civilizado de sus logros: apartar
a las Fuerzas Armadas de la liza política, con lo que
se rompió la alianza entre la cruz y la espada, se
cambiaron municiones por discursos, batallas por
elecciones, sangre por tinta. En el ejemplar proceso de La Transición, partidos y fuerzas sociales se
126
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
conjuntaron para construir el futuro y congelar el
cruento pasado. El intento de revivirlo, excavando
fosas comunes en busca de identificar a los desaparecidos de uno y otro bando, ha causado remezones
políticos que han llegado hasta el sillón del mundialmente famoso juez Baltasar Garzón.
El sistema parlamentario en España está dominado
por dos partidos organizados, fuertes y disciplinados, de opuestas tendencias: la conservadora y la
progresista. El uno privilegia al capital y a sus propietarios, el otro promueve los intereses sociales
y sus asociaciones. PP y PSOE se han alternado en
el poder; cada uno ha dejado su impronta programática; también han coincidido y dado continuidad
en aspectos claves de la vida de una democracia
de corte occidental; pero la crisis ha exacerbado
los ánimos. Mariano Rajoy, el líder de la oposición,
ha mantenido como única estrategia desgastar el
gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a fin de
conseguir el anticipo de las elecciones de marzo de
2012 Lo demás no le importa. Con ello ha logrado
crear un clima de incertidumbre y de desconfianza general, lo que de momento cuenta a su favor
según las encuestas. Los especuladores bursátiles
igualmente se benefician: la bolsa registra un alto
grado de volatilidad, con predominio de operaciones a la baja. Como el PSOE gobierna en minoría
con el apoyo puntual de pequeños partidos, Rajoy
espera el momento en que él pueda hacer mayoría parlamentaria para lograr el cambio de gobierno. Dos pruebas de alta sensibilidad política acaba
de pasar Zapatero: la de convalidación del Decreto
Real de la Reforma Laboral que fue aprobada en solitario por el PSOE con 168 votos; y el otro con un
voto de diferencia (169-168) gracias a la abstención
de tres grupos parlamentarios que, sin solidarizarse con el gobierno, sí entendieron la necesidad del
plan de recortes del gasto público impuesto desde
Bruselas y demás medidas tendientes a reducir en
tres años al 3% el crecido déficit, 11,8%, el segundo
más alto de la UE.
El PP ha buscado capitalizar las vacilaciones, las demoras, y las decisiones del ejecutivo relacionadas
con la crisis. Improvisación, incapacidad, ineficien-
España ante la crisis. La burbuja inmobiliaria, el desempleo y el euro ponen al descubierto sus fallas estructurales
y la discordancia política, también sus fortalezas y la necesidad de un nuevo modelo productivo
cia son calificativos que repiten día a día Rajoy y sus
voceros. Las encuestas en intención de voto favorecen hoy ampliamente al PP, pero en valoración de
los líderes de los partidos no priman a Rajoy sobre
Zapatero: a ambos los descalifican frente al manejo
de la crisis. La posibilidad de una tercería no tiene
dimensión nacional por tratarse de que los otros o
son pequeños o son partidos regionales con asiento
en el Congreso, que sólo sirven de partido “bisagra”
para hacer mayoría a uno o a otro, como en el pasado ha sido el caso de “Convergencia i Unió” de
Cataluña, liderado por Duran i Lleida.
El tono de crispación y el sonsonete oposicionista
parecen estar cansando a la opinión pública, al ciudadano común, que desempleado o con trabajo ve
el ejemplo de Portugal, donde gobierno y oposición
han hecho causa común en la adopción de políticas
y medidas de recorte del gasto público, limitación
a subsidios sociales, y modificación a las pensiones
y la edad de jubilación, que es tema muy sensible.
De igual manera, la ciudadanía advierte que tales
sacrificios son fruto de la aplicación de políticas generales adoptadas por las autoridades de la UE, las
que también tienen que acoger todos los demás
países. Italia, Francia, Inglaterra, España, Portugal,
Alemania y seis más ya tienen el visto bueno de la
UE. Recortes que por cierto son criticados por Washington, el gobierno y algunos académicos, por considerar que pueden frenar la tendencia a la recuperación económica mundial, que finalmente el G20
convalida en su reciente reunión de Toronto.
Como las crisis económicas no tienen color político
siempre terminan corroyendo al partido en el poder. Sin embargo, el Presidente de Gobierno se ha
mantenido incólume por cuanto una eventual moción de censura implica la obligación de proponer
simultáneamente al líder que lo remplazará. Y Rajoy
no suma, a duras penas logra mantener la unidad de
su partido, que también tiene sus luchas intestinas.
Así mismo, en este ambiente ácido y pungente han
jugado papel protagónico las investigaciones judiciales a conocidos dirigentes y altos cargos públicos
del partido de la oposición en las Comunidades de
Madrid, Valencia y Baleares imputados de corrup-
ción y varios delitos contra el Estado, inclusive defraudación fiscal, con el eventual agravante de que
las finanzas del PP hayan podido beneficiarse con
el producto de tales ilicitudes. Otras imputaciones
contra algunos alcaldes del PSOE y de uno que otro
partido menor están pendientes de los respectivos
fallos judiciales.
La reforma laboral inflama el ambiente social
Tal como su mismo nombre lo enseña, el PSOE históricamente se ha nutrido del obrerismo español y
de sus organizaciones: Comisiones Obreras –CCOO,
y Unión General de Trabajadores -UGT. Y en buena
parte lo sigue siendo. La entrada de lleno de los españoles al estado de bienestar es logro indiscutible
del PSOE. Defenderlo y reforzarlo es su misión de
gobierno. Durante la primera legislatura de Zapatero, 2004-2008, se crearon dos nuevos subsidios: el
de la dependencia que demandan miles de familias
que tienen que ver por sus discapacitados, y el del
estímulo al crecimiento demográfico, el denominado cheque bebé. Adicionalmente, la cuantía de las
pensiones mínimas las ha incrementado de año en
año, ha continuado reforzando las arcas de la seguridad social y ha mejorado el sistema de salud en
coordinación con las Comunidades Autónomas que
tienen esta función delegada. A partir del 2008, en
el segundo período, en plena crisis, devolvió a todos los contribuyentes, sin discriminación alguna,
400 euros para aliviar la escasez de ingreso familiar
que ya comenzaba a notarse. También ha extendido
la duración de los subsidios por desempleo y está
en los trámites finales uno nuevo, el de los autónomos –trabajadores por cuenta propia— afectados
como los que más por la desocupación.
Desde otro punto de vista, de tiempo atrás se aduce
que una de las fallas estructurales de la economía
española radica en su baja productividad-competitividad, posiblemente originada en el modelo de
educación y en la legislación laboral que permite
diferentes tipos de contratación con varios niveles
de indemnización al momento del despido: 8, 20,
33 y 45 días por año trabajado. Lo cierto es que
además del paro, ya comentado arriba, el número de contratos temporales ha venido en aumen-
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
127
Parra, N.
to así como las demás condiciones de precariedad
laboral. Para acometer una solución de consenso,
dentro del espíritu del Pacto de Toledo, prevalente
desde La Transición, convenido entre empresarios,
sindicatos y gobierno, Zapatero encomendó a sus
actuales integrantes el estudio de nuevas normas
en materia laboral. Después de dos años de infructuosas reuniones que sólo sirvieron para resaltar las
posiciones contrapuestas de empresarios y sindicalistas, así como de coincidentes puntos de vista de
los primeros con el PP, el Gobierno acaba de expedir
un Decreto Real, recientemente convalidado por el
Congreso y abierto a negociación en el trámite de
la respectiva ley, cuyo primer efecto ha sido la fractura entre gobierno y sindicatos, lo que inflama el
ambiente y rompe la paz social con el anuncio de
una huelga general convocada por las dos centrales
obreras para el 29 de septiembre próximo. Un anticipo que pone de presente sus graves efectos se
está dando hoy en la huelga del Metro de Madrid
que paraliza a la capital.
fundador de las Naciones Unidas, y tampoco recibió
los beneficios del Plan Marshall), a una democracia
constitucional, ejemplo replicado en varios países
del continente hispanoamericano—; el segundo en
el campo socioeconómico: de un país subdesarrollado a uno en que el PIB es igual al promedio de todos los miembros de la UE. Hoy España es la novena economía y hace parte de órganos privilegiados
donde se definen políticas mundiales.
Quedan pendientes otros temas sociales de similar
o mayor trascendencia entre los que sobresalen la
posibilidad de establecer el copago en la utilización
de los servicios de salud, y la revisión de la edad
de jubilación, como ya lo adoptó Alemania, Irlanda y Portugal y se tramita en Francia, medida que
responde fundamentalmente a cálculos actuariales que demuestran la imposibilidad de mantener
el régimen vigente dado el mayor número de años
en los que el retirado cobra la respectiva pensión
(En los últimos 20 años la expectativa de vida ha aumentado en 9 años).
El manejo de la crisis en sus momentos más álgidos, el caso de Grecia uno de ellos, ha coincidido
con la presidencia rotatoria de España durante el
primer semestre de 2010 que termina con reconocidos avances, por lo que la ciudadanía ha estado
más atenta y mejor informada sobre los resultados
de las reuniones de los múltiples órganos europeos,
y advertida de los efectos de sus decisiones. Esto
pone en evidencia que coexisten tres órbitas de
gobierno, la autonómica, la nacional y la europea,
primando ésta. En resumen, que la UE deja poco
campo para la actuación en solitario, en forma autónoma y soberana, y que las principales políticas
son fruto del consenso entre los países miembros.
Lección que deben aprender los dirigentes políticos
de los diferentes grupos, comenzando por el principal partido de oposición.
Más Europa y mejores instituciones
Felipe González acaba de resaltar los beneficios que
el ingreso de España a la Unión Europea ha traído
a sus conciudadanos en estos primeros 25 años de
pertenencia: “Valió la pena”. Y es cierto. Quien haya
conocido este país al menos desde hace 50 años
puede testificar sobre dos cuartos de siglo de transformación acelerada: el primero en el campo político —el salto de cuarenta años de dictadura, que
aisló a los españoles de la Comunidad Internacional (recordar que España ni siquiera fue miembro
128
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
La adopción del euro desde el nacimiento mismo
del sistema, después de las entendibles reacciones
por las molestias que el abandono de la peseta acarreaba y por la inflación de precios que produjo, al
igual que en Italia, Alemania, Holanda y Francia, la
moneda única facilitó la afluencia de capital con
destino a empresas y a finca raíz con sus inherentes
consecuencias. La pérdida de la soberanía monetaria, como contrapartida, le impide ahora tomar medidas propias como la tradicional devaluación de su
moneda para mejorar la competitividad.
Fin de fiesta y visualización de futuro
Las incidencias han sido múltiples durante este primer semestre de 2010. El nivel de desempleo y las
consiguientes fracturas sociales y psicológicas son
preocupantes, tanto como las repercusiones de los
subsidios sobre los presupuestos. Los mercados
España ante la crisis. La burbuja inmobiliaria, el desempleo y el euro ponen al descubierto sus fallas estructurales
y la discordancia política, también sus fortalezas y la necesidad de un nuevo modelo productivo
han castigado fuertemente la economía española y
el precio real de los bonos del Tesoro. Las convulsiones han trascendido el continente. Quedan muchos efectos internos por verse, particularmente en
cuanto a protestas de los sindicalistas, las quejas
sistemáticas de los empresarios y el comportamiento de la oposición política. El gobierno no tiene alternativa, por lo que continuará aplicando hojas de
ruta europeas, acertadas o no, para los cual tiene
que poner en juego su poder de negociación en el
Congreso en busca de aprobación de sus proyectos, incluso los presupuestos. Los recortes del gasto
continuarán inclusive en las Autonomías de uno y
otro color. El ciudadano español, como el de todos
los países de la UE, forzosamente aprenderá que la
prosperidad no es eterna, que, además, si es a debe
resulta peligrosa e ilusoria porque las deudas hay
que pagarlas a su vencimiento; que los ciclos económicos sí existen, y que el ciclo que ahora hay que
transitar es el de la austeridad.
La historia de la migración se invierte: los españoles
buscan emigrar, repitiendo la historia de los años
cuarenta del siglo pasado, aunque por razones y en
condiciones diferentes. Brasil anuncia la contratación de 2.000 electricistas valencianos. Profesionales recién egresados también encuentran su primer
empleo en países emergentes; consecuentemente,
España pierde en capitalización social. Por su parte,
la inmigración será selectiva.
Pasada la fiesta alienante llega la amarga resaca.
Después, vuelta a la pura y dura realidad: el trabajo. Eso es lo que gobierno y partidos políticos, empresarios y banca, sindicatos y ciudadanos, todos a
una, deben procurar: oportunidades de realización
personal y contribución al avance colectivo mediante un nuevo modelo de economía basado no en la
cantidad de trabajadores sino en la combinación
armonizada de dos factores claves del crecimiento
económico: el humano, con su capacidad creativa,
y el tecnológico, con su logística eficiente. De allí la
importancia de adoptar un nuevo sistema educativo cuanto antes, porque el período de maduración
es largo, donde primen la ciencia, la tecnología y la
innovación, bases del nuevo modelo productivo.
Ésa es la racionalidad que debe imponerse sobre la
bronca política y la pugnacidad entre empresarios
y trabajadores, porque la obligación ética de los dirigentes de hoy es servir a las nuevas generaciones
que aunque mejor formadas están siendo las víctimas inocentes de las jaranas colectivas recientes.
En las que “moros y cristianos” fueron los patrocinadores.
Valencia, junio 30 de 2010 Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
129
NORMAS DE RECEPCIÓN
La Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma Latinoamericana, UNAULA, con el ánimo de promover
la generación de nuevo conocimiento en las áreas del Derecho, convoca a la comunidad académica local,
nacional e internacional a presentar sus artículos para la próxima publicación de la Revista Ratio Juris. Los
días de recepción serán entre julio 28 de 2010 hasta octubre 15 del mismo año.
Actualmente adelantamos el proceso de indexación de la Revista ante el Departamento Administrativo de
Ciencia y Tecnología, Colciencias, por lo cual los artículos que serán publicados en el próximo número, podrán
participar en la convocatoria para indexación coordinada semestralmente por Publindex.
A continuación presentaos las directrices a tener en cuenta para la presentación de los artículos. La recepción de éstos será como lo señalamos al comienzo.
1. DIRECCIÓN DE ENVÍO
Los artículos deben remitirse al director de la revista, Dr. Fernando Salazar Mejía, a los correos electrónicos:
[email protected], [email protected], [email protected] en formato electrónico.
Los artículos deben corresponder a:
1.1 ARTÍCULO DE INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA: documento que presenta, de manera detallada, los resultados originales de proyectos terminados de investigación. La estructura generalmente
utilizada contiene cuatro apartes importantes: introducción, metodología, resultados y conclusiones.
1.2 ARTÍCULO DE REFLEXIÓN. Documento que presenta resultados de investigación terminada desde una
perspectiva analítica, interpretativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo a fuentes
originales.
2. REQUERIMIENTOS DE EDICIÓN Y ESTILO
Los artículos deberán ser inéditos y originales. La extensión de las contribuciones no excederá de las treinta (30) páginas. Todos los autores deberán enviar su contribución en formato Word, espacio y medio, letra
Times New Roman 12, dos resúmenes (uno en castellano y otro en inglés) que no superen las 10 líneas de
extensión (máximo 250 palabras) cada uno de ellos, y las correspondientes palabras clave en ambos idiomas.
Las palabras extranjeras van en cursiva. Se utilizará paréntesis para intervenciones y omisiones.
3. DATOS CURRICULARES
Se enviará el nombre completo y apellidos del autor, una breve trayectoria académica, institución en la que
labora y su dependencia, las afiliaciones nacionales e internacionales, número telefónico y la dirección postal
y electrónica.
4. PROCESOS DE SELECCIÓN Y PUBLICACIÓN DE ARTÍCULOS
Los artículos serán revisados por la coordinación de la Revista y remitidos al Comité Editorial y al Comité Científico. El Comité Editorial nombrará pares académicos calificados para valorar la pertinencia y relevancia de
los artículos. El Comité Científico seleccionará, entre el material recibido, el que será finalmente publicado.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
131
5. PUBLICACIÓN
Los artículos seleccionados saldrán en el número siguiente de la Revista Ratio Juris, el cual será publicado en
el primer semestre de 2010. Los autores recibirán dos (2) ejemplares de la Revista publicada.
6. NORMAS DE CITACIÓN
Para claridad de los autores, indicamos a continuación los parámetros para la presentación de artículos para
la Revista Ratio Juris.
La revista adopta el sistema de citación The American Psychological Association (APA).
Las referencias bibliográficas deben aparecer al final de cada artículo, ordenadas alfabéticamente. Se procurará que las notas al pie de página sean las estrictamente necesarias.
El autor podrá adecuarse a uno de los siguientes modelos: a. Libros
Apellido, Nombre. (Año) Título del libro. Ciudad: Editorial.
Soto, Gonzalo. (2003) Diez aproximaciones al Medioevo. Medellín: Universidad Pontificia Bolivariana.
b. Artículos de revista
Apellido, Nombre. (Año). Título del artículo. Nombre de la Revista, Volumen, (número), rango de páginas
citados.
Velásquez, Luis. (2008). Fundamentación bioética de la logoterapia. Escritos, 16 (37), 418-450.
Velásquez, Luis. (2008, julio - diciembre). Fundamentación bioética de la logoterapia Escritos, 37,
Universidad Pontificia Bolivariana, 418 – 450.
c. Artículos de periódico
Apellido, Nombre. (Año, mes día). Título del artículo. Nombre del periódico, pp., rango de páginas citado.
Cruz, Federico. (1994, septiembre 8). Las afecciones políticas. Diario local, A-3.
d. Internet
Autor/responsable. (fecha de publicación). Titulo [en línea]. Disponible en: URL [Fecha de consulta, día, de
mes, año].
McGrady, Donald. (2009). Dos sonetos atribuidos a Gabriel García Márquez [en línea]. Disponible en:
http://www.jstor.org/stable/Search [Consultado 17 de julio de 2009].
6.1 CITAS DE REFERENCIA EN EL TEXTO
Citas indirectas un autor.
• Jaramillo V. (2000), evidencia en los colombianos unas tendencias a la “elusión”, y a una cierta “cobardía”,
nacidas de la tradicional inconsciencia por la que…
132
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
• En los colombianos se evidencian unas tendencias a la “elusión”, y a una cierta “cobardía”, nacidas de la tradicional inconsciencia por la que…
(Jaramillo, 2000).
• En el 2000, Jaramillo evidencia en los colombianos unas tendencias a la “elusión”, y a una cierta “cobardía”, nacidas de la tradicional inconsciencia por la que…
Cuando el apellido del autor(a) forma parte de la
narrativa (ejemplo 1), se incluye solamente el año
de publicación del artículo entre paréntesis. En el
ejemplo 2, el apellido y la fecha de publicación no
forman parte de la narrativa del texto, por consiguiente ambos elementos se incluyen entre paréntesis, separados por una coma. Cuando la fecha y el
apellido forman parte de la oración (ejemplo 3), no
llevan paréntesis.
Citas indirectas varios autores.
1. Al citar en el texto documentos escritos por
uno o dos autores, siempre se citan ambos autores.
2. Si la referencia a citar en el texto es de tres a
cinco autores, se citan todos la primera vez. En
citas subsiguientes se escribe el apellido del
primer autor seguido de la frase et al.
Ejemplo:
Estrada, Sánchez, Fernández, Rivera y Robles
(2002) estudiaron las nuevas tendencias... (Primera vez).
Estrada et al. (2002) estudiaron las nuevas tendencias... (Citas subsiguientes).
3. Al citar en el texto seis autores o más, siempre
se escribe el apellido del primer autor seguido
de la frase et al.
4. Si se citan varios autores con el mismo apellido
y fechas de publicación, para distinguir uno del
otro, se escriben los apellidos y las iniciales del
nombre seguido de los años.
Ejemplo: Gómez, H. (2004) y Gómez, D. (2004)
desarrollaron...
5. Al citar diferentes autores en una misma referencia se escriben los apellidos separados por
punto y coma dentro de un mismo paréntesis.
Ejemplo: En varias investigaciones (Parra, 2008;
Ochoa, 2004; López y Muñoz, 1994) concluyeron que...
Citas textuales o directas.
Las citas cortas, de tres líneas o menos (40 palabras), pueden ser incorporadas en el texto usando
comillas simples para indicarlas. Las citas más largas
se separan del texto por un espacio a cada extremo
y se tabulan desde el margen izquierdo; aquí no hay
necesidad de usar comillas.
Ejemplo citas cortas:
“Por regla general pierden los agricultores, las industrias tradicionales, los trabajadores menos calificados y los `burócratas’ al servicio del Estado”
(Gómez, 1999, p. 8).
Ejemplo citas largas:
Los desarrollos empresariales ya no se supeditan a
las fronteras de una nación.
La “revolución” informática está generando por
sí sola enormes excedentes y sus aplicaciones
son una fuente casi inagotable de nuevas tecnologías derivadas. Este desarrollo está cambiando
la tecnoestructura mundial. No sólo revoluciona
las condiciones de circulación de los bienes sino
su misma producción, cada día más automatizada. Pero la transformación más significativa
proviene de la aplicación de la informática a la
organización y gestión empresarial. Nace la empresa mundial sin marca de nación (Restrepo,
1991, p. 80).
La formulación de diferentes propuestas…
La lista de referencias según el estilo APA guarda
una relación exacta con las citas que aparecen en el
texto del trabajo. Solamente incluye aquellos recursos que se utilizaron para llevar a cabo la investigación y preparación del trabajo.
Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010) /
133
• La lista bibliográfica se titulará: referencias bibliográficas.
• La lista tiene un orden alfabético por apellido
del autor (a) y se incluye con las iniciales de sus
nombres de pila.
7. INFORMACIÓN ADICIONAL
La recepción de los artículos no conlleva la obligación de publicarlos. Los artículos no serán devueltos, razón por la cual los autores deberán asegurarse de guardar una copia. 134
/ Revista Facultad de Derecho. Ratio Juris Vol. 5 No. 10 (2010)
El Comité Editorial es responsable de seleccionar los
artículos que ameriten su publicación y del número
en el que aparecerán, al igual que el derecho de no
aceptar para publicación trabajos que no se acojan
a las anteriores instrucciones. Los originales que no
se adapten a estas normas se devolverán a su autor
para que los modifique. Los autores deberán corregir las pruebas en un plazo máximo de ocho días
desde la entrega de las mismas.
Atentamente,
Fernando Salazar Mejía
Director
Descargar