el eje ambiental - Fundación Universitaria Konrad Lorenz

Anuncio
Foto: Carlos Duque
Grandeza de una vida y obra
| Comité Editorial |
El equipo Editorial de la revista Suma Cultural, sus lectores y amigos lamentamos profundamente
el fallecimiento del DOCTOR JUAN ALBERTO ARAGÓN BATEMAN, Fundador distinguido de
la Konrad Lorenz y por muchos años su Rector y Presidente del Consejo Superior.
Uniéndonos a las múltiples voces de reconocimiento y gratitud a tan insigne representante de
la intelectualidad colombiana queremos hacer honor a la grandeza de su vida y de su obra que
quedaron esculpidas en la memoria de muchos como el paradigma de un trabajo consagrado,
del liderazgo y persistencia aplicados a un proyecto social que de manera efectiva contribuyó en
la construcción de un mejor futuro para el país.
Cabe recordar que la revista Suma Cultural nació, fue relanzada y está circulando exitosamente
gracias a la genialidad y generosidad intelectual del Doctor Aragón a su particular interés en
divulgar la cultura por doquier y por todos los medios. Este sencillo homenaje va también a
nombre de nuestros muchos lectores esparcidos por Colombia y el mundo. De entrada pedimos
disculpas porque indudablemente esta breve mirada quedará fragmentada, somos conscientes
que cada acercamiento a un tema tan complejo como es la historia humana y el querer tocar lo
aparentemente intocable deja el proyecto siempre provisional.
Juan Alberto Aragón Bateman nació en Popayán (Colombia) y realizó sus estudios en el Instituto
de Psicología de la Universidad de Varsovia (Polonia). Allí obtuvo posgrado en el campo de la
Psicología Clínica Experimental bajo la dirección del Profesor Janusz Rejkowski.
Tras el regreso a Colombia se dedicó a la labor docente e investigativa en diferentes estamentos
de Educación Superior dentro y fuera del país. Filósofo y humanista por vocación y psicólogo
por orientación profesional fue un maestro por excelencia. Su saber, sus dotes pedagógicas y su
peculiar cosmovisión dejaron huella imborrable en muchos.
Además de la docencia dirigió varias entidades y proyectos como el Instituto Colombiano de
Pedagogía (ICOLPE) y el programa PNUD-Unesco; experto y asesor en temas de educación, de
varias organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, entre estas la Organización de
Estados Americanos (OEA). En varias publicaciones académicas dejó plasmado el esfuerzo por
construir conocimientos nuevos, que realzaran la heterogeneidad de toda mirada profesional.
Entre éstas sobresalen: “Teorías de la personalidad” (1971); “Procesos heurísticos de solución
de problemas.” (1971); “Psicología y procesos de auto-regulación.” (1972); “Refuerzo diferencial
de TER’s cortos en una niña lenta.” (1973); “Efectos del comportamiento del maestro sobre
la conducta académica de los alumnos” (1973); “Hacia una fundamentación de la tecnología
educativa” (1973); “Técnicas de terapia familiar” (1975); “Estructura y funciones del subsistema
de investigación de la Universidad Nacional Abierta de Venezuela” (1977); “Técnicas de autocontrol del comportamiento de estudios” (1977).
Juan Alberto Aragón Bateman
1936 - 2013
Los acontecimientos y vicisitudes del año 1981 fueron decisivos para su vida personal y
profesional y sin lugar a dudas modelaron su historia personal. Este año, en noviembre y tras
un dispendioso estudio de factibilidad y una exigente gestión legal, fundó la institución de
educación superior bajo el nombre de un reconocido científico austriaco Konrad Lorenz. Esta
nueva propuesta educativa emprendida con convicción y empeño y marcada desde el inicio,
por una clara orientación científica y una comprometida visión del entorno social era sin duda
la realización natural de su filosofía de vida; la representación inconfundible de su mirada
intelectual que yendo más allá del espacio y del tiempo ha transcendido la realidad circundante
y ha desafiado lo contiguo que se imponía por esta época.
Por más de treinta años Juan Alberto Aragón fue el principal gestor de las políticas, lineamientos,
reglamentaciones y orientaciones que han impulsado la institución y la han convertido en un
referente obligado de crecimiento programado con calidad en el país. La historia institucional
está marcada por su personalidad, su extraordinaria percepción de la realidad acompañada
de un profundo sentir humano y fidelidad a lo pensado y propuesto. Gracias a su liderazgo la
Konrad Lorenz ha sido desde el inicio un Alma Mater moderna, dinámica, comprometida en sus
programas de pregrado y de posgrado con su estatus universitario y sus circunstancias espaciotemporales.
Su invaluable labor en el campo de la educación encontró reconocimiento por parte de las
diferentes entidades y estancias de la academia colombiana. Fue galardonado con varias
condecoraciones entre las cuales sobresale la: «ORDEN A LA EDUCACIÓN SUPERIOR Y A LA
FE PÚBLICA LUIS LÓPEZ DE MESA» que el 14 de diciembre de 2004 le fue impuesta por la
Presidencia de la República y el Ministerio de Educación Nacional por la Excelencia Académica
de la carrera de Psicología.
Sin duda, la vida y la obra de nuestro Fundador son el mejor ejemplo de que en cada época, en
cada tiempo, en cada circunstancia surgen personas de cualidades descomunales que con su
profética voz cautivan al presente y comprometen el futuro de muchos. Y son ellos precisamente,
anunciadores de lo intangible, hombres de pocas palabras generalmente, quienes dejan a los
que seguimos en el camino un legado inmenso y unas tareas grandes por realizar.
“...ustedes confiaron en nosotros y es para mí difícil describir la satisfacción que siento, porque
hemos cumplido tanto con ustedes,... como con la sociedad”. Estas palabras de Juan Alberto
Aragón pronunciadas durante la primera ceremonia de graduación en 1987 regresan hoy como
un eco, reiterando la satisfacción por la misión cumplida; el orgullo personal por entregar a la
sociedad a miles de profesionales que desde diferentes lugares y escenarios prolongan la vida
intelectual de la Konrad Lorenz y desde su compromiso académico y social sirven al hombre en
diversas extensiones de la geografía nacional e internacional.
Palabras de despedida a mi padre
| Juan Sebastián Aragón Triana |
Para hablar de Juan Alberto Aragón sería necesario contar con la ayuda de grandes plumas que
estén a la altura de un gran hombre.
Más aún cuando ese gran hombre fue una gran pluma. Cada vez que mi papá escribía algo,
causaba la admiración de su auditorio por su claridad, por la contundencia de sus argumentos,
por la elegancia en el uso del castellano. De manera que de antemano les pido disculpas por
someterlos a estas líneas que están contaminadas de amor, de admiración, de subjetividad, y
por supuesto, del dolor que me produce su partida.
Dicen los budistas que sólo hay dos cosas seguras en esta vida: que nos vamos a morir y que
no sabemos cuándo. A partir de esa certidumbre, nos enfrentamos a este breve paréntesis de
existencia con el afán de encontrar el sentido de la vida, buscar la felicidad, dejar huella en
nuestro entorno y quizás con suerte, trascender. Creo que muchos están condenados a no
conseguir ninguno de esos fines a cabalidad. También creo que mi papá no solo los conquistó
hasta la saciedad, sino que además dedicó su vida a que la mayor cantidad de personas tuviera
las herramientas para contar con su misma suerte.
Porque si de algo me doy cuenta en un día como hoy, es de que Juan Alberto Aragón trascendió. Y
trascender es el único recurso con el que contamos los humanos para conseguir la inmortalidad.
Tal como me lo enseñó, sus átomos fueron polvo de estrellas, ríos, árboles, animales y, a partir
de ahora, volverán a ser animales, árboles, ríos y polvo de estrellas. Pero su obra lo sobrevive.
Su obra nos pertenece. Su obra nos obliga. Nos pone una vara muy alta con su ejemplo. Pero
solo con emularlo, su ejemplo le da sentido a nuestros esfuerzos.
Cuando este señor tenía mi edad, un poco más de cuarenta años, no tenía trabajo, ni plata, ni
patrimonio. Sólo un sueño y una compañera inigualable. Con nada más que con la convicción
de que la educación transforma sociedades, emprendieron la quijotada que hoy se llama
Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Desde cero, hasta un templo del conocimiento, que le
ha permitido a millares de colombianos acceder a una formación profesional que contribuye, no
solo a que tengan una mejor calidad de vida, sino a que su ejercicio permita construir una mejor
sociedad. Él estaba convencido de que, expuestos a los estímulos adecuados, los colombianos
somos capaces de ser distintos, de ser mejores. Y como dentro del método científico son
necesarios los resultados experimentales para poder hacer predicciones, acá estamos reunidos,
los que tenemos el orgullo y el privilegio de pertenecer a la familia “konradista”, para demostrar
con hechos, no con opiniones, que estamos trabajando arduamente, sin descanso, con ética y
con responsabilidad social para construir una Colombia que se merece tener en los periódicos
titulares que brinden testimonios distintos a nuestro propio exterminio.
Su paso por este mundo dejó una huella tan indeleble en muchos de los aquí presentes, que a
pesar de ser yo el hijo, siento que debo ser yo quien les dé a ustedes mi más sentido pésame.
Juan Alberto Aragón Bateman
1936 - 2013
A sus hermanas, a las que adoró más allá de cualquier descripción, a quienes tuvieron el exclusivo
placer de ser sus alumnos, a quienes tuvieron la exigente labor de ser sus colaboradores, a
quienes han dedicado su vida a contribuir con este hermoso proyecto, les quiero agradecer de
corazón por haber creído en mi padre y para ustedes mi más sentido pésame. Los reconozco
como mi familia.
Cuando llegan estos momentos, los que permanecemos pensamos en la herencia que nos deja
el que se va. Sin modestia alguna, casi con alevosía, le puedo contar al mundo que mi viejo me
deja la más grande herencia. La que nunca se acaba, la que crece continuamente. La que puedo
compartir con todo el mundo de manera indiscriminada. Y cuando digo indiscriminadamente,
me refiero a los más de cinco mil egresados de la Konrad que él consideró sus hijos, y yo mis
hermanos. Y que además, no tuve que esperar a que muriera para recibirla, para disfrutarla. Mi viejo
me dejó como herencia la educación, el ejemplo, la pasión por el conocimiento, la honestidad, la
coherencia. Como si fuera ésto poca cosa, mi viejo me deja a Sonia y a Fernando, que son sangre
de mi sangre, a quienes adoro y agradezco por aceptarme también como familia. Mi viejo, desde
mi más temprana infancia, me invitó a jugar y a conversar con Aristóteles, con Platón, con San
Agustín, Descartes, Newton, Einstein, Heisenberg y Carl Sagan. Mi viejo me enseñó a construir sobre
hombros de gigantes. Me quedan todas esas tardes en las que al llegar del colegio me preguntaba
lo que había aprendido, lo cuestionaba y me adelantaba como cuatro currículos. Años más tarde,
también aquellas veladas inolvidables, hidratadas deliciosamente con herencias escocesas, en las
que siempre se confesó hincha de Millonarios aunque ganara.
En estos últimos años tuvo una gran debilidad, ante la que perdía toda compostura: sus nietas
Lourdes y Paz. Mi esposa Freda y yo, estamos inmensamente felices y agradecidos de presenciar
ese derroche de amor, esa generosidad y la ansiedad con la que esperaba su cita de los jueves con
ellas. Y aunque siempre intentó sobornarlas con chocolates, esos sobornos fueron innecesarios,
porque ellas lo amaron, lo besaron y lo abrazaron incondicionalmente. Ellas llevan sus genes y son
la prolongación de su existencia.
Desde su partida, he encontrado multitud de testimonios que tienen como factor en común palabras
como maestro, guía, líder, ejemplo, gran hombre, legado, faro, obra. Y yo estoy de acuerdo con esos
testimonios. Como lo dijera ayer el Doctor Carlos Darío Barrera: “Ojalá cuando uno muera, la gente
hable tan bien de uno como hablan del doctor Aragón”.
Y como soy artista y no académico, les pido que me dispensen si les pido que lo despidamos de una
manera poco académica, pero que sé que está a la altura de su memoria.
Les pido que despidamos a Juan Alberto Aragón con el aplauso que su vida merece.
Creador de una tradición
científica en Colombia
| Maritza Sandoval* |
Queridos amigos. Hoy despedimos a un gran hombre, un fervoroso esposo, un amoroso padre
y abuelo, un brillante intelectual de la epistemología y la ciencia, y uno de los principales líderes
de la psicología colombiana en sus ya casi 70 años de historia.
Somos parte de una de sus más grandes obras, la Konrad Lorenz-Fundación Universitaria, creada
por el Dr. Aragón y por su amada esposa, la Doctora Sonia Fajardo. Somos el resultado de sus
sueños, su perseverancia, su deslumbrante inteligencia y su compromiso con el desarrollo de
nuestro país.
Pero sobre todas las cosas, somos resultado de su valentía y emancipación intelectual. Se
requiere absoluta entereza para haber creado un programa de psicología como ciencia natural,
en una época en la que dicha aproximación era cuestionada en Colombia por señalamientos
políticos más que científicos. Fiel a su visión de la ciencia como propulsora del desarrollo social,
el mismo camino de visión científico humanista ha sido recorrido por todos los programas que
hoy alberga la Konrad Lorenz Fundación Universitaria.
El Dr. Aragón estaba convencido que uno debe mantener sus ideales y en su visión popperiana
de la ciencia siempre creyó que todo intelectual tiene una responsabilidad social. Ya que
puede tener el privilegio y la oportunidad de estudiar, le debe a la sociedad el compromiso de
entregarle los productos de su estudio en el modo más simple, claro y modesto posible. Y esto
lo cumplió a cabalidad.
Él será recordado como uno de los más grandes personajes de la psicología y la ciencia
colombiana, cuyo legado fue el reconocimiento de la pertinencia social de la psicología
científica, el respeto a las diferentes orientaciones y la incursión de la disciplina psicológica a
campos innovadores en Colombia.
Hoy, en este doloroso día, los egresados de la Konrad Lorenz – Fundación Universitaria
deseamos agradecerle el habernos formado profesionalmente dentro de los más altos estándares
de calidad educativa, el haber puesto a nuestro alcance los medios tecnológicos necesarios para
la investigación, la innovación y el desarrollo, el habernos educado dentro de los ideales de
ética, libertad, compromiso y respeto.
Pocos pueden crear una cultura, pero el Dr. Aragón erigió una y hoy honramos su memoria
con profundo sentimiento de gratitud y un gran dolor por su partida, pero sabemos que
siempre estará presente en cada uno de nosotros, a través de nuestros actos. Seres como él
jamás desaparecen, será la luz que alumbre el camino de sus estudiantes, colaboradores y de
su familia. No tenemos suficientes palabras para agradecer su tenacidad, su entrega, su amor
por la humanidad y su enorme fe en la ciencia. El hizo veraz y plausible uno de nuestros lemas
Institucionales: Un compromiso con la buena fe y el futuro.
*
Juan Alberto Aragón Bateman
1936 - 2013
Directora de la Especialización y la Maestría en Psicología del Consumidor de la Fundación
Universitaria Konrad Lorenz. Primera egresada de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz. 1987.
In Memoriam
¡Qué obra admirable es el hombre! ¡Qué noble en su razón!
¡Qué infinito en capacidad! ¡Qué semejante a un ángel en su acción!
¡Qué parecido a un dios en su comprensión!...
Hamlet, acto segundo, escena II
Al finalizar sus estudios de pre y post grado en Psicología Experimental en la Universidad
de Varsovia, después de ocho años, cargado de conocimiento y de ganas de hacer algo, Juan
Alberto Aragón regresó a su país natal con una maleta vieja, cuatro libros y un abrigo raído
y fiel, que lo había acompañado durante los inviernos interminables de Polonia. Era el año
de 1970. Venía en busca de una oportunidad para desempeñarse como profesional y se
encaminó hacia una meta desconocida: la creación de un plantel educativo. Fue entonces
cuando, confrontado por un medio ambiente inoperante y altamente burocrático, contra
viento y marea, empezó a dar señales de una tenacidad inatajable y de su grandeza de espíritu.
Como bien lo define Charles De Gaulle: “La grandeza es un camino hacia algo que no se
conoce”. Fiel a sus instintos de profesor y de investigador, enérgico y tenaz, alumbrado por
su visión, comenzó a caminar por la senda de lo desconocido engendrando aquella semilla
germinal, esa “Partícula de Dios”, que le dio origen a lo que hoy se llama la Fundación
Universitaria Konrad Lorenz”, una de las instituciones educativas más prestigiosas de
Colombia.
La grandeza del Doctor Aragón estaba en su visión del futuro. Su meta seguirá expandiéndose
a imagen del universo sobre la espalda de Sonia Forero Fajardo, su esposa, Rectora de la
Universidad y su gran amiga y compañera de treinta y cuatro años, de sus alumnos, de los seis
mil graduados, colegas, y demás personal administrativo; todos quedan allí para perpetuar
esta cuna del saber.
Juan Alberto Aragón, desciende de una estirpe de pensadores. Nieto de Arcesio Aragón
Holguín, nacido en Buga, “Hijo adoptivo de la ciudad de Popayán”, historiador, abogado,
profesor universitario, miembro de la Real Academia de la Lengua Española, autor de:
Fastos Payaneses, La historia de la Universidad del Cauca, entre otros, y profesor de varias
generaciones de hombres que cimentaron la cultura y el respeto por la verdad y la cultura.
Arcesio Aragón recibió la Cruz de Boyacá, medalla que hoy reposa en la biblioteca de la
Universidad Konrad Lorenz.
Hijo de su padre Víctor Aragón Pardo, nacido en Popayán, graduado de abogado a los 21
años en la Universidad del Cauca, Summa Cum Laude y prolífico escritor de obras como: El
duelo de Erasmo, El despertar de los demonios, Los ojos del búho, Juana la Loca entre otras.
Periodista, gran conversador, pensador, filósofo, poeta y soñador. Juan Alberto heredó de él,
su sabiduría magistral, que puso al servicio de los jóvenes, futuros pilares de un país con
futuro más cierto.
Juan Alberto Aragón Bateman
1936 - 2013
Producto de este linaje de pensadores, Juan Alberto creció junto a cuatro hermanas: Silvia,
María Cristina, Elsa y Beatriz. Como hermano fue inigualable; como padre y abuelo, el mejor;
como esposo supo compartir dificultades y logros al lado de su amada Sonia; como profesional
entregó su vida al servicio de la educación y brilló como una estrella, iluminándonos a todos
con su sabiduría.
No podría ignorar el aspecto jovial de gran humor que era parte de su indomable juventud.
Su aspecto serio y trascendental se convertía en una caja de música. Cuando estaba joven
hipnotizaba a sus hermanas contándoles historias de vampiros, que les creaba al mismo
tiempo una mezcla de pesadillas, fascinación y curiosidad por el desenlace del próximo
cuento. Su hermana María Cristina diría luego, que con el paso del tiempo descubrió que
eran historias de Dostoievski, genialmente adaptadas por él.
…………
Del doctor Juan Alberto Aragón se seguirá hablando por mucho tiempo, pero creo que pocos
podrían decir que lo conocieron por dentro, con su increíble sentido de humor, de autocrítica, perspicacia y deseo permanente de superación, hecho a pulso y persistencia, dejando
atrás muchos obstáculos y caminos recorridos.
Quiero invocar un poema de su padre, que como una metáfora premonitoria se refiere a
estos cuerpos estelares que marcan la identidad en la vida de tantos, poniendo pautas y
direcciones, abriendo nuevos horizontes, creándonos la necesidad imperiosa de pensar
por fuera de las márgenes habituales, siempre buscándole el pulso a la vida y finalmente
convirtiéndose en un ejemplo icónico para las futuras generaciones.
“Oh, qué noche, qué atmósfera, qué cielo. Cuan solitaria y desesperada seria la vida del
hombre si no hubiera estrellas” (Víctor Aragón, “El duelo de Erasmo”, 1958).
Que descanses en paz Juan Alberto, tu labor no ha sido en vano.
Apartes de la carta de Guillermo Borrero A.
Bogotá Junio de 2013
Reminiscencias
Los seres humanos somos como el viento...
Unos inadvertidos, pasan sin dejar huella siquiera,
el ímpetu de otros convierte la vida en la nostalgia de un desierto...
Pero hay también aquellos que soplan lo suficiente
y como la brisa feliz de verano hacen que todo florezca en el tiempo justo.
Y son ellos precisamente quienes crean la vida como algo maravilloso…
K.Siesicka
| Barbara Skladowska |
Los hombres somos como el viento… la metáfora encierra de algún modo mi pensar y mi
sentir frente a ciertos acontecimientos que nos han golpeado últimamente y me sirve de
inspiración para compartir algunas memorias acerca del hombre a quien muchos hemos
conocido y admirado: el Doctor Juan Alberto Aragón. Han pasado ya unos meses de su
muerte… Y no sé sabe si es un ya o un apenas puesto que el tiempo, inexorable amigo
del olvido, arrebata el presente que creíamos infinito y sin permiso siquiera, lo ataja y lo
vuelve espejismo.
Agradezco a la revista que me ha prestado sus páginas para hacer visibles algunos de mis
recuerdos siempre a nombre propio y en pos de mi gratitud personal y profesional con el
Doctor Aragón y la institución misma. Ciertamente este escrito no pretende agotar lo que
quisiera o pudiera decir. Primero que todo por el limitante de la memoria humana que
nubla la elección de datos y acontecimientos y segundo porque cada intento de acercarse
a lo aparentemente intocable, como es la historia de vida, sobrepasa los limitados espacios
de la palabra escrita que por más completa y precisa que pretenda ser queda siempre
inacabada.
¿Cómo recuerdo al Doctor Aragón? ¿Qué rasgos de su figura humana e intelectual quedaron
grabados en la retina de mi mundo relacional? Si bien lo conocí apenas unos pocos años,
en este par de notas que yo llamaría mi “pensar en voz alta” aparecerán algunos recuerdos
tal como vienen a mi memoria, en desorden y quizá sin hilo lógico. Pero en realidad ¿esto
qué importa?
Los que tuvimos el gusto de conocer personalmente al Doctor Aragón sabemos que
hablar con él constituía un verdadero placer tanto intelectual como humano. Interlocutor
fascinante, cálido, profundo y serio en sus apreciaciones lo adornaba todo con un gran
sentido del humor y una sencillez única. Era erudito nato y su palabra veloz, aguda
transitaba sin rodeos ni figuras decorativas que pudieran ilegitimar el mensaje. Esta misma
palabra libre de significaciones ocultas o entonación deformada, era fiel reflejo de su
filosofía personal, cosmopolita y libre entretejida con un intelecto brillante y creativo.
Juan Alberto Aragón Bateman
1936 - 2013
Empero hablar de él, no resulta fácil. Sobre todo cuando no se quiere traicionar su poco
gusto por la publicidad o cualquier amago de figuración. Esto no quiere decir que para
hablar de él haya que esforzarse demasiado. De esto me di cuenta cuando hace algunos
años hicimos unas espontáneas entrevistas a los antiguos empleados, preguntándoles,
entre otros, por el Doctor Aragón. Para nuestra sorpresa todos querían participar y cuando
hablaban se les iluminaba el rostro y sus palabras, marcadas por un profundo sentimiento
de gratitud y admiración, fluían sin acabar.
Mis recuerdos personales del Doctor Aragón se entretejen necesariamente con recuerdos
de mi país natal Polonia, de la creación y el desarrollo del Instituto de Humanidades y del
relanzamiento de la revista Suma Cultural.
Lo conocí casualmente en 2006 tras un aviso que la Konrad Lorenz publicó en El Tiempo
para una convocatoria de docentes de Humanidades. Todavía me acuerdo de ese sorpresivo
y cálido dzieñ dobry, buenos días en polaco, con que me saludó en la puerta de su oficina
el día de la entrevista. Ese detalle realmente me emocionó mucho pues no es usual que
por estos lares resuene un idioma un tanto raro, como el polaco, o que en una calle de
Bogotá se pueda encontrar a su hablante con una pronunciación casi perfecta. También
porque el idioma polaco, lleno de consonantes juntas, es difícil de pronunciar para un
latino y exige años de ejercicio. Me sorprendió además y sobremanera, el afecto y el
entusiasmo con que hablaba de Polonia, sobre todo de las cosas y lugares cotidianos y
simples que quizá yo misma ignoraba. Para mi sorpresa se acordaba de los “pierogi” y
los “bigos”, típicas comidas polacas. Conocía sus ingredientes que son muchos y además
muy bien pronunciados. Recordaba las calles de Lódz y de Varsovia con su ubicación y sus
curiosidades que son difícilmente perceptibles para un transeúnte distraído. Este primer
Entrada Universidad de Varsovia
encuentro me permitió apreciar su profundo sentido de lo humano, su mirada universal,
la grandeza y la sencillez de su espíritu que son medibles tan solo a través de la gratitud.
Pues todos los que hemos estado por algún tiempo lejos de la tierra natal sabemos que
cualquier nota de aprecio hacia ella, toda expresión que realce su importancia o su belleza
resuenan como un eco maravilloso y la hacen cercana. Este día de septiembre de 2006
comenzó mi trato y mi amistad, si es que puedo utilizar estas categorías sin que suenen a
atrevimiento, con el Doctor Aragón y mi aventura intelectual con la Konrad Lorenz.
El día de la entrevista, en pocas palabras me propuso la tarea de reorganizar el
Departamento y las Humanidades de tal forma que respondieran a las expectativas
académicas e intelectuales de la Institución pero sobre todo de los estudiantes. Me llamó
la atención la claridad con que definía ciertos objetivos y finalidades. Más tarde cuando ya
conocí más la Institución y a él mismo me di cuenta que estos primeros planteamientos no
fueron casuales o aleatorios sino un fiel reflejo de su profunda convicción humanista y de
su fidelidad a la imagen de una academia pensada y propuesta.
En este primer encuentro y luego a lo largo de los años en los que tuve la suerte de
tratarlo personalmente, lo que más admiré era su confianza en las personas. Él creía en
las capacidades individuales de la gente por esto, sin discurrir demasiado, asignaba tareas
y ponía muy alto ciertas barreras, pero no las amarraba a minucias que entorpecen. Su
liderazgo y generosidad intelectual siempre dejaban espacios a la creación individual de
las personas. Todos seguramente hemos experimentado que las actividades aún cotidianas
que permiten crear, que obligan a entregar algo de nuestro espíritu nos construyen, nos
hacen más humanos y más dueños de nuestro quehacer. Pues al dejar de ser un simple
objeto o parte de una maquinaria nos convertimos en protagonistas de obras inimaginables
cuyos alcances son difícilmente predecibles. A propósito, uno de los antiguos vigilantes
de la Institución, hoy ya pensionado, me contó que el Doctor dejaba todo abierto en su
oficina y que, una vez que salía, le dijo: “mira, en el cajón derecho hay siempre algo de
plata por si acaso aparece alguna emergencia y se necesite”. El muchacho, sorprendido,
quedó sin palabras. Él que era joven y sin muchos ingresos se sintió honrado, como si
de él dependiera toda la suerte del futuro institucional. Y es más, este sentimiento lo
acompaña hasta el día de hoy. Pienso que este permitir que las personas sean, consentirles
crear y resignificar su propia tarea es un elemento más valioso en cualquier trabajo y con
más razón si este es un trabajo intelectual. ¿Por qué considero importante recordar esta
anécdota aquí? Precisamente porque estoy convencida que ahí radica el éxito de la obra
fundacional del Doctor Aragón. Este creer en las personas, el confiar en la gente que estaba
a su lado fue clave a la hora de concebir ciertas dinámicas institucionales engranadas en
una amplia red relacional.
Juan Alberto Aragón Bateman
1936 - 2013
En marzo de 2007 el Doctor Aragón me encomendó la tarea de relanzar la revista Suma
Cultural que dejó de circular por algunos años. La única cosa que me pidió fue la siguiente:
“haga lo que crea conveniente pero con la condición que la revista no se convierta en un
ladrillo de la biblioteca”. Sorprende desde la entrada este querer refundar una revista de
corte netamente cultural en una institución que no tiene siquiera programas formales de
humanidades. También porque en nuestra sociedad netamente tecnócrata y en algunos
entornos que usurpan ser “académicos”, las Humanidades son consideradas como cosas
del pasado, algo teórico, superfluo y lo que verdaderamente cuenta es la utilidad, la
inmediatez y la practicidad. En este querer revivir a la Suma Cultural reluce en todo su
esplendor la grandeza intelectual de Doctor Aragón, su espíritu cosmopolita, su gran
interés y su aprecio por la cultura general de los estudiantes a quienes seguía con empeño
de un padre solicito. Estaba abierto a toda iniciativa que contribuía y engrandecía su estar
en el mundo convencido de que antes que ser profesional se necesita ser persona. Por su
vocación intelectual, filosófica anhelaba que los estudiantes construyeran desde diferentes
dimensiones una cosmovisión propia que les permitiera superar los limitados espacios
de cualquier ideología o doctrina. Esta manera de concebir el papel de una universidad
dentro de los procesos de formación integral la corrobora uno de sus pronunciamientos
con ocasión de los 30 años de la Institución que como un credo, esculpe su testamento
intelectual: “Yo sueño con la universidad que guía a la generación del conocimiento
científico, a la generación del conocimiento tecnológico y a la reflexión sobre lo humano
desde una perspectiva liberal, filosófica-liberal para ser un buen ciudadano con una
integridad moral que lo caracterice, un ser extraordinario, buen profesional que pueda
moverse con toda la agilidad y precisión en su campo de conocimiento. Es decir queremos
que sea un hombre que salga a la sociedad a servir. Yo creo que una de las o mejor la mayor
responsabilidad de una universidad es hacer que sus egresados sean buenos ciudadanos y
buenos profesionales. Ahí se mide si una universidad funciona o no”.
En 2010 y por motivos de salud resolvió retirase de la institución. A todos nos golpeó esta
decisión sin embargo él como si nada pasará. Tras años de lucha y de sacrificios al frente
de su amada Konrad Lorenz se iba ligero, sin equipaje que estorbe, sin mucho discurso
ni medallas decorativas que con el tiempo saben a pasado. Tony de Mello en una de sus
conferencias dijo una vez algo que me parece muy propio del Doctor Aragón: “… a los
grandes no les interesa ser recordados”. Este día él simplemente nos hizo caer en cuenta
que no le preocupaba ni lo más mínimo ser recordado o no…
La última vez que hablé con él fue unas dos semanas antes de su muerte. Me sorprendió
pues raras veces hablábamos por teléfono... Ahora cuando lo pienso fue como una
despedida. Con mucho entusiasmo me comunicó que le gustaría volver a repensar la vieja
idea de crear en la Konrad la Facultad de Humanidades con dos programas: el de su
amada Filosofía de la Ciencia y el de Historia. Hablamos de algunos detalles y me puso de
tarea sondear la viabilidad programática y los posibles perfiles académicos. Para terminar,
hablamos de Polonia y por supuesto de Varsovia. De manera un tanto jocosa me preguntó
por un kiosko que había en el centro de la ciudad, cerca del Palacio de Cultura, donde en
sus tiempos vendían unas salchichas muy sabrosas. Y nos reímos un poco pues era más
que obvio que de la estrepitosa caída del comunismo ni siquiera un kiosko habría podido
salvarse.
Y ese adverso miércoles del 5 de junio de 2013... cuando lo inadvertido se juntó con lo
irremediablemente cierto... y lo más remoto y lo más reciente concordaron gratitudes que
como un eco corretean los luminosos pasillos de la Konrad...
Semanas más tarde viajé a Polonia y por supuesto fui a la plaza del centro de Varsovia.
Ciertamente el kiosko ya no existe, sin embargo, en la brisa del verano polaco que huele a
hojas doradas parecía flotar el aroma inconfundible de la bondad y de la nobleza de los que
algún día han pasado por ahí y se han quedado para siempre en el espacio y en el tiempo...
Porque los hombres somos como el viento...
Lugares de la Memoria
La perspectiva histórica de la vida y obra de Juan Alberto Aragón permite percibir no solo el peso
circunstancial de su figura emblemática sino también el sentido y la marca que ha dejado en la
vida de muchos…La suya como toda historia humana se compone de voces que, entretejidas,
confirman su orden relacional asentado sobre la lealtad, el compromiso y la gratitud. Gratitud
por los años de vida y de trabajo conjunto que quedaron transformados en la formación de
miles de jóvenes profesionales. En 2010 a raíz de la elaboración de la historia institucional
desarrollamos un cuestionario en el que los miembros de la comunidad konradista expresaban
su sentir y pensar acerca de los 30 años de la Institución. Responderlo fue un ejercicio libre
y anónimo pues no quisimos sugestionar o condicionar a nadie. Una de las preguntas hacía
referencia al Doctor Aragón.
Ciertamente la historia ha dejado huellas en los documentos, en un abundante material
iconográfico pero sobre todo y de manera más incisiva en la vivencia de centenares de personas
entre egresados, docentes y los demás empleados. Hoy algunas de estas reminiscencias, como un
eco que se niega a desaparecer, surgen más fuertes, enlazando la inseparable tridimensionalidad
de la vida. Para evitar las repeticiones hemos querido traer tan solo algunas de estas voces. La
manera como hablan devela su percepción e interpretación de la figura del Doctor Aragón.Es
importante subrayar que los testimonios fueron grabados en 2010, tres años antes de su muerte
y por tanto no tiene todavía cabida el sentido de pesar que pudiera de alguna forma tergiversar
la autenticidad del testimonio.
Juan Alberto Aragón Bateman
1936 - 2013
Rectora
Sonia Fajardo Forero
Asesor Rectoría
Luis Fernando Fajardo Forero
Vicerrectora Académica
Lina Uribe Correa
Directora
Bárbara Skladowska
Comité Editorial
Juan Sebastián Aragón
Hugo Fazio
Genoveva Iriarte
Luis Enrique Orozco
Órinzon Alberto Perdomo
Editor
Jhonattan Joshua Moreno
Coeditora
Maria Esperanza Segura
Asistente Editorial
María Luisa Ramírez
Distribución
Yefer Julián Díaz
Edición y Publicación
Instituto de Humanidades
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Diseño y Diagramación
Enrique González
Fotografías
Stock Exchange
Edición Electrónica
Hernando Rincón Medina
Impresión
Fundación Cultural Javeriana de Artes Gráficas
-JAVEGRAFContacto
Carrera 9 Bis No.62-43, Bogotá, Colombia
Tel. 347 23 11 Ext.140
E-mail: [email protected]
ISSN 0124-1974
| 20 |
Suma Cultural
Convocatoria No.19
(Enero / Junio de 2014)
Correo
Queremos invitar a todos nuestros lectores e interesados a
participar en el decimnoveno número de la revista con un
trabajo original e inédito en las áreas de literatura, historia,
filosofía, ciencia política, artes visuales, plásticas y escénicas,
cine, música y culturas urbanas, entre otros. En esta ocasión el
eje temático será LA IDENTIDAD.
Se reciben textos
especificaciones:
de
acuerdo
con
las
siguientes
• Artículos con una extensión máxima de 5000 palabras.
• Reseñas de música, cine y libros, con una extensión máxima
de 1000 palabras.
• Reportajes fotográficos de entre dos y cuatro páginas
tamaño carta. Las imágenes deberán estar en formato JPG
y tener una resolución mínima de 300dpi. Se publicarán en
blanco y negro. Este trabajo deberá llevar título y una breve
introducción o pie de fotos.
• Ilustraciones y propuestas de portada, acordes con el eje
temático de cada número, en formato JPG y 300dpi.
• Trabajos de creación literaria (poesía o narrativa).
• Cómic.
FECHA LÍMITE DE ENTREGA:
29 de Marzo de 2014
Los textos deben ser enviados al correo electrónico
[email protected] adjuntando nombre
completo, teléfonos, correo electrónico, profesión y ocupación.
La Revista no devolverá originales ni mantendrá correspondencia
sobre los mismos.
Para mayor información favor comunicarse
al teléfono 347 23 11 Ext.140 en Bogotá, D.C.
o escribir a [email protected]
Suma Cultural
El Grupo de Lectura Laberintos del Instituto de
Humanidades, quiere invitar a toda la comunidad universitaria
a participar de los encuentros semanales alrededor de los
libros. Sus integrantes creen que no obstante la búsqueda
social de rentabilidad y utilidad, la literatura amplía horizontes
y nos permite construirnos en tanto humanos.
Para obtener más información pueden contactar a:
Lotus Salcedo: [email protected]
Juan Diego Hernández Chávez: [email protected]
María E. Segura Z.: [email protected]
“Las palabras son todo lo que tenemos”
Becket
El Instituto de Humanidades inaugura el TALLER VIRTUAL
DE ESCRITURA CREATIVA. Mayor información: Daniel
Bonilla: [email protected]
Suma Cultural es una publicación dedicada
a la difusión y al debate de las nuevas significaciones
culturales que intervienen en la configuración
del mundo de hoy. La revista pretende ampliar
horizontes de lectura de los diferentes campos del
Arte y las Humanidades y ser un puente que aligere
los tránsitos de ideas entre la escena universitaria y el
campo público de la intervención cultural.
Sus propósitos fundamentales son: acrecentar saberes,
socializar experiencias e impulsar la creación literaria
y periodística; pero sobre todo construir escenarios
de contraste de las diferentes visiones de temas
culturales prioritarios en la sociedad contemporánea
para promover el debate y la reflexión crítica.
Las opiniones expresadas en la revista son
responsabilidad exclusiva de sus autores. Los artículos
podrán ser reproducidos siempre y cuando se cite la
fuente correspondiente.
| 21 |
23
Editorial
Miradas
26
30
36
38
El Eje Ambiental: un lugar
para los ciudadanos
Jennifer Katischa Moreno Rojas
Blinker
Deivis Cortés
Entre los lugares y nolugares. Caminando por
el discurso
Daniel Bonilla
La puerta del infierno
Diego Higuera
Anaquel
42
46
56
El lugar de la
transexualidad
Hanz Quitián Delgado
El lugar del indio
inconveniente
Silvia Juliana Rocha Dallos
Releer
Lugares Imaginados
Revista SUMA CULTURAL • Julio / Diciembre de 2013 • Número 18
Instituto de Humanidades • Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Bogotá, D.C., Cra 9 Bis No.62-43 • Teléfono 347 23 11 Ext. 140
[email protected]
61
68
70
74
76
78
79
80
81
Fotodiario
El lugar de la historia en la
Bogotá de hoy
Ronald Salazar Carreño
Letras Libres
Amor Dadá
Lotus Salcedo
La nostalgia ficticia
Juan Diego Hernández Chávez
La peregrina
Felipe Clavijo Ospina
Esa pesadilla
Daniela Guevara
Lugares
Yessenia Castañeda Rodríguez
Personalidad
Juan Pablo Marín Restrepo
Sin lugar a dudas
Diana Marcela Castro Farfán
Una parte de mí
Juan Pedro Pablo
En primer lugar acabemos con Sócrates,
porque ya estoy harto de este invento
de que no saber nada es un signo de
sabiduría.
Nadie puede censurar o condenar a otro
porque nadie conoce perfectamente al otro.
Thomas Browne
Isaac Asimov
La guerra no es, pues, la madre de todas las
cosas, como dijo el griego, pero sí podría
decirse eso del conflicto....
Konrad Lorenz - 1966
| 24 |
Hay cosas encerradas dentro de los muros que, si salieran
de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo.
Federico García Lorca
Suma Cultural
Editorial
E
l acontecer mismo de la vida nos ha recordado en esta ocasión que hay fuerzas y acciones que
logramos controlar con la pretensión de moldear o forjar el presente de nuestras vidas, de
nuestro entorno e incluso de nuestras sociedades pero también, que hay otras que suelen
escapar a esa influencia y son aquellas acciones a las cuales tal vez podamos señalar un punto
de partida, pero que será difícil controlar su final o las consecuencias que de ellas se deriven.
En esta oportunidad ha sucedido con la partida del Doctor Juan Alberto Aragón, a quien esta
publicación debe su lugar en el mundo ya que no hubiera sido posible su existencia sin la intención
firme y concreta de un hombre con un sueño en busca de realidad, el sueño que edición tras edición
constituye un honor y una gran responsabilidad para todo el equipo de la Suma Cultural. Sin él y sin su
espíritu humanista y firme creencia en la cultura como eje fundamental del desarrollo de las sociedades,
seguramente estas páginas no se estarían escribiendo; por fortuna no es así y tal como él lo soñó nuestra
revista, número tras número se convierte en el lugar de encuentro de las múltiples perspectivas y visiones
de este agitado mundo.
Realidad que en esta oportunidad les brinda a nuestros lectores una edición con textos que han
logrado mostrar cómo la categoría del lugar tiene interpretaciones tan enriquecedoras y diversas como
complejas, tanto así que en esta ocasión el ejercicio de selección fue aún más difícil que en ediciones
anteriores pues con gratitud notamos el aumento de participaciones en la convocatoria semestral; el
mismo sentimiento nos anima a reconocer la participación de quienes no incluimos esta vez y motivarlos
para que nos sigan escribiendo, seguramente en las páginas de la próxima edición estarán sus nombres.
En el Anaquel de este número nuestros lectores tendrán la posibilidad de visitar y resignificar dos
mundos en apariencia diferentes, pero con una conexión central en torno al lugar del otro o de los otros;
uno de ellos nos llevará por los mundos rurales de Perú y Colombia buscando a ese inconveniente indio
que nos da lecciones de civilidad y convivencia; el otro pone en tensión la idea de lo novedoso en la
comprensión actual de la transexualidad.
Las Miradas plantearán otras interpretaciones: las físicas como el Eje Ambiental en la ciudad de
Bogotá, las simbólicas o emocionales en la intención de descifrar dónde se ubica la puerta del infierno e
incluso las literarias al caminar entre los lugares y no lugares.
Las Letras Libres serán la conjunción de lo anterior, allí leeremos al amor en el dadaísmo, visitaremos
lugares que no por imaginarios dejarán de afectar nuestra percepción del mundo material o incluso
nuestros sueños en ocasiones tormentosos cual pesadillas. Allí habrá espacio también para preguntas
contemporáneas respondidas en versos audaces que dan un gran cierre a la edición.
Al final, solo nos resta invitarlos a disfrutar de un sueño hecho realidad.
Suma Cultural
| 25 |
EL EJE AMBIENTAL:
UN LUGAR PARA
LOS CIUDADANOS
| Jennifer Katischa Moreno Rojas |
| 28 |
Suma Cultural
Suma Cultural
| 29 |
E
l eje central del Plan de Desarrollo “Formar Ciudad
1995-1998” establecido por Antanas Mockus en su
primera administración, fue la generación de una
cultura ciudadana a partir de procesos de renovación
de ambientes tradicionales, que ayudarían a fortalecer en los
ciudadanos apropiaciones conscientes de los espacios públicos.
Fue así como se llegó a la formulación del Eje Ambiental;
proyecto de intervención que abarcaba desde el Chorro de
Padilla hasta la Carrera Décima, y para su desarrollo contó con
la participación de los arquitectos Rogelio Salmona y Luis Kopec1
quienes incluyeron en sus diseños de la obra: la función peatonal
de la Avenida Jiménez, la recuperación de la canalización del rio
San Francisco y la creación de espacios verdes en los que se
introdujo la palma de cera, uno de nuestros símbolos nacionales.
Recuperar este sector significaba optimizar un espacio que
desde épocas precolombinas se estableció como eje estructurante
del territorio por la presencia del Rio San Francisco2, recurso
hídrico que determinó límites y flujos de personas y mercancías
y así posibilitar la consolidación de una red que interconectaba
diferentes lugares de interés cultural, académico y administrativo3.
Hoy, cuando han pasado más de 10 años desde su
inauguración en 20014, nos es posible a partir de la observación
directa, generar algunas consideraciones en torno a las dinámicas
espaciales que se han generado en El Eje Ambiental como lugar
para la experiencia geográfica de los bogotanos.
arbóreos, y otros construidos de fuerte carga simbólica, en
pro de una valoración de nuestro patrimonio ambiental,
cultural e histórico.
No obstante, si bien se destaca el diseño de estructuras
que encauzan el agua a modo de terrazas acomodándose a la
pendiente del terreno y la construcción de un sendero en
adoquín que por su orientación debió ser pensado para el uso de
peatones y ciclistas, es evidente que existe aún una insuficiente
gestión de estos espacios que se traduce en la elevada disposición
de basuras en el agua y el suelo, además de la autoridad que
ejercen los conductores de automóviles en los cruces donde si
bien se admite el paso peatonal, no hay suficiente señalización.
Todo lo anterior nos permite pensar que además de
existir unos procesos de percepción del medio ambiente con
los que el sujeto construye sus lugares, existe la formulación
de normas como mecanismo para regular la actuación sobre
los espacios públicos. Debemos admitir entonces que la
disposición de este tipo de ambientes en la medida en que
permite nuestra afirmación como ciudadanos, modela los
usos de zonas verdes, sillas de madera o canecas de basura,
pero es necesario establecer unas reglas básicas que -ya sean
aprendidas por instrucción, observación o consecuencia5
- regulen las maneras de moverse en el eje ambiental y
privilegien al ser humano sobre la maquina automotor.
Un recorrido por el Eje Ambiental
Representaciones del Eje
Ambiental
Al caminar por el sendero peatonal del Eje Ambiental, desde
la carrera 1 E con calle 20 hasta la Avenida Caracas con calle 13,
se hace visible una serie de elementos que han configurado esta
unidad espacial.
Lo primero que debemos señalar es la existencia de unas
condiciones orgánicas y funcionales del espacio que han
sido contempladas en alguna medida por todas las obras de
intervención que se han implementado en el área. Por ejemplo
el reconocimiento del relieve que es de tipo montañoso y con
notables pendientes, se expresa en la implementación de espejos
de agua escalonados a manera de terrazas que se surten de las
aguas provenientes del cerro de Monserrate y en cuanto a los
sistemas de transporte y movilidad que se han dispuesto para la
zona, se denota con las últimas adecuaciones una preocupación
por regular la circulación de rutas de transporte y generar
mayores flujos de ciclistas y peatones en el sector.
En la planificación del eje ambiental se comprueba la
necesidad de articular unos elementos naturales hídricos y
El lugar como representación parte de las experiencias,
acciones y concepciones de cada uno de los individuos que
aunque se encuentran en un mismo espacio físico, vinculan sus
recuerdos e imaginarios propios. Expresado de esta manera un
mismo lugar cuenta con más de una representación porque es
vivido por más de un individuo.
Si nos detenemos a pensar sobre las representaciones que
existen en torno al Eje Ambiental podemos distinguir tantas
como tipos de usuarios sea posible identificar a medida que
lo andamos. Sin embargo es permitido establecer que existen
unos elementos representativos que se presentan a manera de
consenso entre ciertas colectividades.
En un primer momento, entre carreras 1E y 7, podemos
descubrir un tipo de actores vinculados a la vida académica,
cultural y turística de La Candelaria para los cuales el eje
ambiental representa un espacio de esparcimiento, reencuentro
o desarrollo de labores intelectuales en el que se puede descansar,
1
2
3
4
5
Para mayor información sobre el proyecto de planeación del eje se puede consultar http://www.fundacionrogeliosalmona.org/
RODRÍGUEZ GÓMEZ, Juan Camilo. (2003) El agua en la historia de Bogotá. Bogotá: Villegas Editores, 3 v.
FRIEDMAN GUAYANA, Harold Adolfo. (1989 Rehabilitación Urbana de áreas deterioradas en los centros urbanos: Renovación Urbana en el barrio Las Aguas.
Bogotá: Universidad de Los Andes – Facultad de Arquitectura.
Publicación del 14 de agosto de 2012 consultada en eltiempo.com en la sección de sección Editorial.
PARAMO, Pablo. (2007) El significado de los lugares públicos para la gente de Bogotá. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional. 172 p.
| 30 |
Suma Cultural
caminar y establecer conversaciones con
otros en medio de elementos como el
agua, el aire y la luz solar. A esta imagen
del lugar se pueden asociar dinámicas del
establecimiento cada vez más común de
prestigiosos restaurantes, hoteles y bares
en los predios aledaños, además de un
alto flujo de automóviles particulares
parqueados a los costados y estrategias de
accesibilidad que generan segregación socioespacial6.
Posteriormente registramos la presencia de un elevado
número de comerciantes de productos como esmeraldas,
revistas, antigüedades o alimentos que se estacionan sobre las
aceras y aumentan a medida que nos acercamos a la Avenida
Caracas. Para estos actores el eje representa ante todo su espacio
de trabajo, en donde se posibilitan las transacciones económicas
que generan el sustento diario. Se puede considerar que el uso
funcional del lugar prima sobre consideraciones estéticas, por lo
que la ubicación en el mismo se asocia a la posibilidad de lograr
un mejor lugar para ofrecer los productos y no tiene nada que
ver con una idea de crear un espacio embellecido.
Instantes después al descender entre carreras 8 y 10, un
grupo de actores sociales que podemos observar de manera más
recurrente son los habitantes de la calle para quienes este sector
del eje representa el lugar habitado que brinda la posibilidad de
descansar sobre los restos de sillas que aun sobreviven o incluso
de asearse a partir del uso de las aguas que viajan a través de los
espejos.
Al observar que algunos espacios abiertos y construidos del
eje han sido grafiteados, nos cuestionamos sobre la existencia de
EL PROYECTO DE INTERVENCIÓN ABARCABA
DESDE EL CHORRO DE PADILLA HASTA LA
CARRERA DECIMA, Y PARA SU DESARROLLO
SE CONTÓ CON LA PARTICIPACIÓN DE LOS
ARQUITECTOS ROGELIO SALMONA Y LUIS KOPEC
otro grupo de usuarios del lugar que quizás durante las horas de la
noche encuentran en los equipamientos un espacio de expresión.
Un ejercicio que podría resultar interesante quizás porque
recogería una visión más holística del Eje Ambiental seria
preguntarle a un usuario de Transmilenio que se desplaza de la
estación Las Aguas hasta la estación Avenida Jiménez o viceversa
sobre que significa el lugar que está viendo a través de la ventana.
Finalmente al situarnos sobre el uso social7 del Eje Ambiental
que se traduce en su carácter común, convenido a partir de
unos acuerdos sobre lo que representa para los múltiples
actores, podemos concluir que existe una idea muy generalizada
del lugar como espacio de integración que sobrepasa la escala
espacial de lo local y admite la existencia de unas necesidades
y usos tangibles que pueden aparecer subsistir o perecer a lo
largo del tiempo histórico.En este sentido el sector referido
se configura como un laboratorio para la comprobación de
permanencias, cambios y apariciones en estructuras espaciales.
Evidente ejemplo de una estructura material y simbólica que se
ha mantenido a lo largo del siglo XX y por más de seis décadas
es el Café Pasaje, en tanto que los Ciclo-parqueaderos del IPES,
ubicados en cercanías a la estación Las Aguas de Transmilenio
son muestra de nuevos equipamientos.
6
VILLANOVA, Roselyne (2001); “Novas Sociabilidades e Miscigenação Urbana: Segregação Social e Territorial-Portugal e França em confronto”, in Cidades, nº2(Junho), CET/
ISCTE, Lisboa.
7 PARAMO, Pablo. (2007) El significado de los lugares públicos para la gente de Bogotá. Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional. 172 p.
8Ibíd.
9 Para mayor información sobre el proyecto de parqueaderos se puede consultar en http://www.ipes.gov.co/, la página oficial del IPES; Instituto para la Economía Social que
se encuentra adscrito a la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico
Suma Cultural
| 31 |
| 32 |
Suma Cultural
| Deivis Cortés |
Suma Cultural
| 33 |
S
ólo un guiño. Un guiño basta para que me conecte
con la mirada de otro y pueda ver a través de sus ojos.
El ojo que guiño pasa a ver lo que la persona ve, mi
ojo restante continúa revelando lo que está ante mí.
Es como una pantalla dividida a lo Brian de Palma, sólo que
mejor. Inicialmente usé la habilidad para contrastar recorridos
visuales. Si la persona cuya mirada poseía trotaba alrededor
de una cancha, por ejemplo, yo trotaba en dirección opuesta
esperando ese momento de choque entre las dos miradas, esa
conjunción visual que me permitía verlo a través de mi ojo y
verme a mí mismo desde su mirada capturada. Por eso mis
primeros experimentos fueron con caminantes y deportistas,
personas habituadas al recorrido circular, constante, rutinario.
Un oficinista que caminaba por la calle, posó su mirada en
las carnes de una vendedora de jugos de la Carrera Séptima
y la persistencia de su mirada casi lo obligó a detenerse. Al
principio creí que había sido un evento fortuito, pero al
presentarse otros casos similares me di cuenta que se trataba
de un patrón: señoras cuya atención en algún descuento de
calzado las obligaba a aminorar el paso, hombres concentrados
en los movimientos de un balón, gente deteniéndose ante la
sospecha de un billete en el suelo visto
de reojo. Si bien sólo podía poseer y
controlar la mirada de las personas,
gracias a estos casos descubrí que era
más que suficiente. La mirada intensa
obliga al desplazamiento del ojo, el
cual condiciona el movimiento de la
cabeza, que a su vez arrastra consigo al
cuello y de allí al cuerpo
entero. Empecé entonces a
experimentar por esta vía
mirada y movimiento.
¿Y no oponían resistencia?
Al principio sí, de ahí que el
movimiento no fuera del todo fluido. Los
caminantes que poseía se movían de
manera caótica e histriónica, como
contorsionistas y llamaban mucho
la atención provocando varios
percances. En otros casos,
la resistencia del caminante era tan fuerte que
me vencía y me obligaba a liberarlo, abandonando su mirada. Pero
poco a poco fui adquiriendo destreza y
capacidad de concentración,
habilidad
para fijar
| 34 |
mejor y con mayor fuerza un objetivo visual. El quiebre se dio
de manera literal, cuando la resistencia de un caminante, en
contraste con la firmeza de mi agarre visual, desembocó en la
ruptura de su cuello. En adelante, cuando el choque de fuerzas se acercaba a ese punto, el caminante vacilaba unos instantes, sopesando el riesgo para, rendirse y encaminarse hacia
la dirección que la mirada le indicaba. Al principio de manera
forzada y mecánica, luego, con el tiempo y la costumbre, era
imposible distinguir un caminante normal de otro poseído por
mí.
¿Qué me dice de los pensamientos y de lo que estos
caminantes decían mientras usted los poseía? ¿Nunca pedían
auxilio?
No me está entendiendo. Yo no poseía la conciencia de la
gente (lo que descarta que pudiera percibir sus pensamientos),
sólo su mirada y la mirada tiende a ser bastante silenciosa,
como cuando se desconecta un cable RCA rojo, de manera que
si decían algo no podía dar cuenta de ello. En algunos casos
excepcionales sí había algo de audio, pero no se correspondía
ni de lejos con la imagen, eran más bien paisajes sonoros
mínimos, similares a los que ofrecen las conchas de caracol
o los ambientes submarinos. Al principio me molestaba la
discrepancia entre esa imagen ajena y mi audio in situ, pero
luego empecé a explorarlo conscientemente para realizar
composiciones audiovisuales en tiempo real. Me desplazaba a
lugares ruidosos (obras de construcción, carreteras, pistas de
aterrizaje) y hacía que mi caminante de turno tomara vías que
ofrecieran imágenes apacibles y tranquilas, para trabajar los
contrastes de manera explícita y literal. Me di cuenta entonces
(a pesar de lo inocente de esta primera aproximación) que
lo que me interesaba era ese tipo de experiencias visuales
inéditas y el hecho de ser capaz de controlar el movimiento de
otros abría un inmenso campo de posibilidades.
¿Cuáles? ¿Recorridos?
No exactamente. Esa etapa estaba superada casi desde el
momento en que arrancó. Creí que al controlar el movimiento
podría dejar de depender de los deportistas y demás
caminantes que hacían recorridos rutinarios y cíclicos, pero
pronto me di cuenta de que cualquier recorrido humano
tiende al patrón, incluso siendo controlado por mí. No sé si
se trata de la estructura propia de la ciudad o del acto mismo
de recorrer, pero había una tendencia incesante hacia el
loop y el retorno que pronto me aburrió. Las posibilidades
inéditas de las que hablo vinieron desde vías menos obvias
(sin ofender) y comenzaron con pequeñeces. Fijar la mirada
en una persona durante horas, por ejemplo. Actividades
en principio contemplativas que se elevaron a un estadio
superior. Recordé todas aquellas experiencias visuales sobre
las que siempre había sentido curiosidad, pero de las cuales me
había privado por temor a dañar mis ojos. Visualizar eclipses
enteros, mirar directamente al sol durante horas, mirar bajo el
agua. Experimenté con diferentes tonalidades de azul y verde
Suma Cultural
según el cuerpo acuático en el que sumergía los ojos de mi
caminante, pero hubo uno tan seductor que me hizo olvidar
por completo del tiempo, hasta que la vista empezó a nublarse
lentamente, disolviéndose en una gran explosión lechosa.
Supe entonces que el caminante se había ahogado, abriendo
así otra puerta de exploración: la muerte como experiencia
visual. Choques en automóvil, electrocuciones, impactos de
bala, incineramientos, saltos desde rascacielos.
¿De cuántas muertes estamos hablando?
No podría decirlo con precisión. Sacrificaba de cinco
a ocho caminantes por cada forma de muerte, intentando
diferentes variaciones hasta agotar la experiencia visual entera.
La prensa de entonces barajó varias hipótesis para explicar el
fenómeno: histeria colectiva, sectas fundamentalistas, nuevas
formas de protesta de la izquierda. Y hubieran seguido
especulando de no haberme detenido.
Sí, recuerdo eso. Las muertes pararon tan súbitamente
como empezaron. Se habló incluso de una epidemia y varios
científicos se disputaron el mérito tanto de haberla descubierto
como de lograr su erradicación.
¿Por qué decidió parar?
Por accidente. Un caminante que había poseído le guiñó
el ojo a una mujer durante el recorrido y, en consecuencia,
mi mirada lo liberó y se apoderó de la visión de ella. En su
momento ni siquiera me di cuenta de lo ocurrido. Desde mi
perspectiva fue como un cambio de canal, un salto abrupto de
imagen. Un segundo estaba viendo el recorrido en subjetiva
de este hombre, incluida la mujer, y al instante siguiente el
contraplano de esa misma situación vista desde la perspectiva
de ella (incluyendo el desespero del hombre que gesticulaba
sin cesar presa de su desconcierto, intuyo). Supe entonces,
desde esa óptica tan limitada, cómo reaccionaba un caminante
una vez liberado, pero lo que acababa de ocurrir era
demasiado importante como para entretenerme en bagatelas:
¡Podía viajar de mirada en mirada a través de los cuerpos! El
mismo guiño que lo empezó todo, causó la revolución más
importante. Aproveché entonces esta habilidad para hacer
estudios de objetos. Utilizaba elementos rodeados de personas
de varias estaturas, ubicados a diferentes distancias para
triangular miradas y hacer comparaciones de registro según las
distintas posiciones. Nunca el concepto de punto de vista fue
explorado tan rigurosamente como en estos experimentos.
Luego retomé el interés olvidado por el recorrido para poner
a prueba mi nueva habilidad. Ya ni siquiera era necesario
obligar a los caminantes a mover todo el cuerpo, bastaba un
ligero giro de cabeza, lo suficiente para hacer contacto visual
con otra persona y así producir el traspaso de mirada. Recorrí
grandes distancias en pocos minutos y pronto, sin salir de
mi habitación, había elaborado una completísima cartografía
mental de la ciudad a partir de estos recorridos alternados. Sin
embargo, me di cuenta que la habilidad tenía una restricción:
estaba condicionada a las limitaciones visuales de quienes
Suma Cultural
poseía. Así como había ojos en extremo saludables que
me permitían viajar hasta 30 km en tan sólo un guiño, otra
gente no podía ver a más de un palmo de distancia, lo cual
entorpecía notablemente mis recorridos. Una vez, de salto en
salto, fui a parar a una persona con cataratas y después de
contemplar el mundo desde sus ojos, empecé a comprender
que estas formas alternativas de visión no eran precisamente
limitantes. Ofrecían otro tipo de experiencias que superaban
todo lo visto hasta entonces: la no figuración y por esa misma
vía la abstracción. Todas las imágenes que había acumulado,
por impactantes que fueran, estaban manchadas de realismo
y por ende las sentía limitadas; pero en mi fuero interno
albergaba el deseo de ir más allá, de encontrar un estado de
contemplación verdaderamente original. Quería pasar de lo
meramente inédito a lo auténticamente insólito.
Entonces, empecé a usar el guiño en los dos ojos,
simultáneamente. Aunque había descubierto la abstracción
visual, sólo podía disfrutarla de manera parcial, ya que el
ojo que no guiñaba continuaba anclándome al escenario
que ofrecía mi posición física, limitando la experiencia e
impidiendo una inmersión total. Trabajando con dos variables
visuales, en cambio, prácticamente no había limitantes de
composición. Reciclé algunas experiencias previamente
descartadas por su desgaste que, sin embargo, adquirían
nuevas connotaciones gracias a la combinación: acromatopsia
con recorridos a alta velocidad, caídas libres con desenfoques
propios del astigmatismo, paisajes acuáticos con eclipses. Pero
la experiencia volvió a agotarse. Entre más combinaciones
hacía más sentía que quedaban menos por explorar y esa
angustia creciente llegó a apagar la euforia que solía poseerme
tras cada descubrimiento.
Sucedió entonces que mi decepción frente a los limitados
visuales coincidió con el hecho de yo mismo convertirme en
un discapacitado, aunque en otra liga. Al parecer, pasar tanto
tiempo enfrascado en el universo visual, causó que se atrofiaran
los músculos de mis piernas. Los médicos decretaron “atrofia
muscular severa” e imposibilidad permanente para caminar y
| 35 |
mientras el doctor Serrano me bombardeaba con tecnicismos
clínicos y con voz condescendiente me recomendaba
psiquiatras para tratar los posibles traumas que esto podría
acarrear, yo no lo escuchaba del todo porque la euforia
empezaba a regresar, esta vez en forma de placa oscura de
acetato, en esa impresión visual de mis piernas defectuosas
capturadas por una máquina. Yo podía mirar a través de los
ojos de cualquiera, incluso de aquellos diagnosticados como
ciegos (efectivamente descubrí que la ceguera no es ausencia
de visión sino carencia de figuración), pero jamás había
imaginado que existiera una mirada tan poderosa, capaz de
atravesar la carne y ofrecer imágenes frescas de algo tan vulgar
como unas extremidades inservibles. Así empezó mi obsesión
por la mirada de las máquinas. Traté de seguir el método que
empleaba con las personas, pero los guiños no funcionaron
porque las máquinas no tienen mirada, solo visión.
¿Cuál es la diferencia?
No sé. Hasta entonces yo también pensaba que eran
más o menos lo mismo y fue justamente esa discrepancia lo
que motivó mi investigación posterior. Podría decirse que yo
mismo era la medida que diferenciaba lo uno de lo otro. Si
podía poseerlo, entonces era mirada, de lo contrario era mera
visión. Tan simple y poco satisfactorio como eso. Para salir de
dudas empecé a estudiar y a coleccionar todo tipo de máquinas
que implicaran lo visual: escáneres, microscopios, radares.
Analizaba cuidadosamente sus propiedades resignándome
a envidiarlas. Descubrí que nada de lo que había hecho se
acercaba remotamente a lo que estas prótesis eran capaces.
Y hubo un aparato en particular que me obnubiló: la cámara
de video. Congelar el tiempo, devolverlo, ralentizarlo,
acelerarlo, eran cosas que yo no podía hacer ya que trabajaba
en tiempo real, sin capacidad de registro. A pesar de que había
elaborado composiciones inimaginables por cualquier otro
tipo de artista, pertenecían sólo al instante, a ese presente
eterno en el que eran concebidas, pero no perduraban más
allá de mi memoria. La obsesión por la visión privilegiada
de estos aparatos mezclada con la frustración de no poder
alcanzar una mirada con esas cualidades, me sumió en una
profunda depresión que me mantuvo inactivo durante varios
meses. Hasta que descubrí la televisión, ese contenedor
visual capaz de almacenar y emitir varios tipos de imágenes
en simultánea, de alternarlas mediante canales, de modificar
sus propiedades (brillo, saturación, tinte), de ofrecer barras
de color puras y belleza abstracta inusitada donde otros sólo
ven “interferencia” y “lluvia”. Me volví un consumidor voraz y
compulsivo de imágenes catódicas.
Un día, mirando un programa en vivo, el presentador
estaba hablando directamente a la pantalla, un zancudo se
posó en mi ojo y como tenía las manos ocupadas
lo único que atiné a hacer para quitarme al bicho
de encima fue hacer un guiño. Estaba mirando al
presentador y cuando volví a parpadear estaba en
| 36 |
un estudio de grabación, había una cámara frente a mí con un
telepronter indicando lo que tenía que decir, y un montón
de equipo técnico expectante haciéndome señas para que
hablara. Con mi ojo derecho aún seguía en la sala de mi casa
mirando el programa. Sin entender del todo lo que había
sucedido, con el ojo izquierdo obligué al presentador a salir
del estudio de grabación y del edificio del canal (me costó
un poco, estaba perdiendo la práctica por andar jugando
con máquinas). Casi por instinto, desde casa, activé el
cronómetro de mi reloj de pulsera, mientras usaba la mirada
del presentador para viajar hacia mi posición física. Salté de
caminante en caminante lo más rápido que pude hasta que
llegué a la fachada de mi casa, a la ventana exterior desde
donde se podía ver la sala. Allí estaba yo, sentado frente al
televisor y allí estaba yo viéndome a mí mismo desde afuera
a través de la ventana. Parpadeé dos veces para liberar al
caminante y detuve el cronómetro. Cuarenta y siete minutos.
A pesar de haber utilizado caminantes veloces, sanos de
vista y ocupantes de vehículos efectivos, no pude hacer el
recorrido físico en menos de cuarenta y siete minutos,
recorrido que realicé, mediante el guiño inicial, de manera
instantánea. Tras años de experimentar con máquinas, había
descubierto finalmente la manera de interactuar con éstas. No
podía poseer sus miradas, pero podía servirme de su visión
hiperbólica para amplificar mis experimentos con la mirada
humana. Así que me dediqué a cazar ese tipo de programas
de televisión, aquellos en los que la gente miraba a la cámara
y en los que tuviera la certeza de emisión en tiempo real,
generalmente marcados con las palabras “LIVE”, “DIRECTO”
o “EN VIVO”. Compré todas las teleguías existentes y diseñé
un riguroso manual que me permitía
sistematizar con precisión las emisiones
en directo de noticieros, en especial
los de otras ciudades y países.
¿Para qué? ¿Para viajar?
Sí y no. Antes de descubrir este
sistema ya había viajado bastante.
Poseía a caminantes en aeropuertos y
terminales terrestres, pero abandoné
la práctica pronto porque me agotaron
los tiempos muertos de este
tipo de recorridos. Permanecer
horas encerrado en un avión
o en un bus, sin mayores
posibilidades más allá
del
intercambio
de
miradas
entre los
Suma Cultural
pasajeros, se me antojaba tan claustrofóbico e inútil como
quedarme en mi habitación sin poseer a nadie. Con este
nuevo mecanismo, en cambio, podía acumular experiencias
visuales de varios lugares diferentes en una sola jornada y
ahorrándome por completo el tedio del tránsito. Prendía el
televisor a las seis, sintonizaba un canal japonés, trasmitían
el informativo de turno, guiñaba el ojo al presentador y ya
me encontraba en Tokio. Saltaba de mirada en mirada para
recorrer la ciudad en la mañana y al mediodía sintonizaba
otro informativo de otro país (europeo, digamos) para
viajar de nuevo. Para las seis de la tarde había recorrido 54
ciudades y tenía toda esa experiencia visual acumulada en
mí, sin haberme movido de la casa. Sin embargo eso también
me terminó aburriendo. Recorrí el mundo entero en 38 días
y me di cuenta de que después de atravesar cierto umbral
de novedad y asombro, las diferencias empiezan a escasear y
los patrones son cada vez más evidentes y preocupantes. Las
ciudades están construidas de acuerdo a las necesidades de
las personas y la gente sigue siendo gente sin importar si es
japonesa, irlandesa, española o uruguaya.
La duración cada vez menor de la euforia propia de
cada nuevo descubrimiento y la acumulación sucesiva de
decepciones y desencantos eran alarmas evidentes de lo que
se acercaba: el cenit de la experiencia seguido de la total y
definitiva extinción de la misma. Lo que nunca sospeché fue
que el suceso detonante ocurriera de
manera tan insólita. Resultó que
el caminante que ahogué en mis
primeros experimentos, era jefe
de programación de un canal
de TV local. Su hijo, un simple
carga cables, fue promovido para
reemplazarlo y aunque tardó en
aprender el oficio, pronto se
convirtió en un jefe de
Suma Cultural
programación tan efectivo como su padre. El 13 de enero de
1994, quinto aniversario de la muerte del caminante, decidió
por primera vez no supervisar él mismo la programación
del canal para rendir un homenaje fúnebre organizado con
familiares que venían del exterior y llegarían a la madrugada,
como consecuencia del cambio de horario. Seleccionó al
azar material de archivo y lo hizo pasar por una emisión en
directo rotulándole el clásico intertítulo “En vivo”. Pensó que
nadie lo notaria. ¿Quién prendería un televisor a las tres de
la mañana?
Esa noche me encontraba insomne. Sintonicé un canal
local y noté que emitían un programa en vivo. Pensé que
una vuelta por la ciudad podría reconfortarme, pero había
algo extraño en el programa, se me antojaba familiar. El
presentador empezó a hablar y sus diálogos me sonaban
conocidos, algo hacía eco en mi mente y entonces lo recordé.
Era el mismo programa que había visto dos meses atrás
cuando descubrí que podía viajar a través de la televisión. Lo
recordé todo con exactitud. El zancudo, mis manos ocupadas,
la comezón en el ojo y hasta el guiño, y lo recordé de una
forma tan nítida que lo volví a hacer. Tras el guiño, al abrir
el ojo izquierdo, estaba en la mirada del presentador. Todo
era igual: mismas cámaras, mismo telepronter, mismo equipo
técnico. Salí del estudio y viajé de mirada en mirada hasta
llegar a la fachada de mi casa nuevamente y allí estaba yo
frente a la ventana desde afuera, allí estaba yo sentado frente
al televisor mirando un programa en vivo y allí estaba yo en
idéntica posición y actitud dos meses después a las cinco y
veinticinco. La santísima trinidad de la mirada. Me hubiera
gustado saborear el momento, dilatarlo hasta donde fuera
posible, pero mi yo del pasado giró para
mirar a la ventana y desde la mirada
del caminante que lo contemplaba
por la ventana, respondí al guiño casi
por instinto.
No sé cuánto tiempo permanecí
inconsciente porque tardé mucho en
convencerme de que estaba despierto.
La ausencia total de imagen era algo que no
había concebido ni siquiera en pesadillas y vivirlo
de golpe, justo después de haber estado tan cerca
del último escalafón, llegó casi a noquearme. Recuerdo los
intensos parpadeos y los guiños frenéticos que siguieron
a la nada visual, el dolor intenso en los ojos y finalmente
el cansancio, la derrota y la resignación. No sé si los dos
guiños en simultánea provocaron la anulación de miradas
o si se produjo una sobrecarga de imágenes que devino
en el apagón total. No sé. Nadie me dio un manual de
instrucciones. Todo lo que sé sobre el guiño y las miradas
lo descubrí sobre la marcha. Por eso accedí a conceder esta
entrevista. Si existe otro blinker, mejor que se ahorre el
trabajo pesado y empiece donde me quedé.
| 37 |
Entre los lugares
y no-lugares:
caminando por el discurso
E
“Puede que existan en otro lugar todos mis propios momentos pasados,
En la ilusión del espacio y del tiempo,
En la falsedad del transcurrir”
Pessoa.
| Daniel Bonilla |
l siguiente intento (espero no fallido) es reconciliar una postura frente a los lugares, desentrañando o por
lo menos enunciando las características que a mi modo de ver son fundamentales para la comprensión de
estas coordenadas especiales dentro de la vida y el quehacer cotidiano del ser humano. Así buscaremos (de
la mano de la lectora o del lector) nutrir la concepción que se tiene de estos. Para esto, es imprescindible
A) que la escritura sea adecuada para seguirla y B) que el lector no se aburra llegando al final y cambie de texto o
cierre esta revista.
Inicio con una historia de un micro-mundo en cambio constante, una ciudad monstruosa que se desfigura,
y que atrapa a sus habitantes en una especie de laberinto en donde por razones aparentemente sospechosas los
ciudadanos no pueden salir de ella. Quizás la lectora o el lector pueda percibir un guiño frente al fragmento
ínfimo de historia anteriormente retratado y si... debo confesarle que no se trata de una historia inspirada en
mis profundidades ni es de mi autoría, la verdad quizás a modo de confesionario, es que corresponde a un autor
hispano-argentino con unas facultades indiscutibles para las letras1. En esta novela Hans es un personaje (principal)
que logra penetrar las murallas de una ciudad para él desconocida y su arquitectura, su entorno y su contexto muta
continuamente al punto de absorberlo y convertirlo en uno más de la gran ciudad. Pero bueno detengámonos
acá un poco, analicemos las posibilidades que nos dan los lugares, o mejor no2. Volvamos a lo nuestro... déjeme
contarle otra historia, quizás un poco más lejana para nuestra lectora o nuestro lector3 esta historia podría resumirse
como un gran rompecabezas, que se va construyendo con múltiples personajes que fueron (no) habitando en
una casa grande, mejor en una casona parisina y en donde se encuentra, el lugar más intimo de la novela, se va
modificando ligeramente a través de cada una de las lecturas4. Lo que quiero resaltar de este texto es el escenario,
el espacio que se va reconstruyendo a partir de cada uno de los capítulos, de cada una de las lecturas al punto de
convertirse en un espacio móvil.
Entonces... ¿Qué se necesita para comprender los lugares? No voy a decir que he investigado a profundidad
sobre el tema y tal vez lo que usted lea no corresponda a ninguna certeza pero buscaré el abrigo de una carta escrita
1
2
3
4
| 38 |
Andrés Neuman escritor. Autor de la novela El Viajero del Siglo en Anagrama. Debo confesar que me gustó ese libro y fue el segundo en reforzarme la
idea para este texto-ficción.
Dejémoslo para más tarde, como quien quiere desarrollar paciencia en el lector.
No lo digo por menospreciar a la lectora o lector. Lo hago para desarrollar trama dentro del texto.
Esta obra monumental (no sólo por lo criptica) corresponde a Georges Perec escritor francés. Muy bueno por cierto y fue el primer texto en darme la
idea para este texto-ficción.
Suma Cultural
hace tiempo por las manos de una mujer en donde (sin respetar hilos semánticos) se plasma un antecedente para la
compresión de los lugares:
“No hay duda de que para inteligencia de muchos lugares es menester mucha historia, costumbres,
ceremonias, proverbios y aun maneras de hablar de aquellos tiempos en que se escribieron, para saber
sobre qué caen y a qué aluden algunas locuciones de las divinas letras5”
¿Lo lee? El sentido complejo o la necesidad indiscutible de una reflexión sobre el término de lugar, porque una
cosa es el lugar espacial, otra el inmaterial, otra el espectral, otra el metafísico, tenemos un montón de lugares (y nolugares6) y no sabríamos cómo categorizarlos todos, pues siempre tendemos a categorizarlo todo. Acá me propongo
realizar una pregunta de carácter ontológico ¿Cuál es el lugar de la mente? Esta es una pregunta sospechosa, y a mi
modo de ver de una respuesta igualmente sospechosa. Pues cómo podríamos reconocer los lugares, la definición
cuenta con errores categoriales porque de manera inmediata cuando comentamos sobre los lugares nos dirigimos
directamente a convenciones, a fronteras más bien ficticias impuestas por un discurso dominante que transgrede la
comprensión y el ejercicio (espero crítico) de la vida humana.
Entonces, amable lector(a) tenemos un concepto estático, imantado sobre los lugares, un espacio determinado
que se puede designar con coordenadas especificas o con categorías determinadas, esto sería el concepto del
lugar y con esta definición se ha podido dar pie para que otros conceptos desde autores de diferentes campos del
conocimiento se divida el lugar y se configure el término de los no-lugares. En este sentido, me gustaría, y si usted
me lo permite lector(a), en desarrollar una especie de quimera frente a la definición de lugar. Porque en el texto se
sostiene que las características de los lugares son diferenciales.
Hasta acá, el lector podrá dilucidar lo forzado y mañoso que ha sido el escritor de este texto y este le advierte que
por maneras de entendimiento pero no quiero quedarme con la versión dicotómica de los lugares y los no lugares
pues ambas son mediadas por la experiencia que acompaña cada acto del ser humano y que le permite un punto de
fuga y de confrontación frente a la realidad que lo circunda.
Tenemos a mi parecer algunas opciones A) lector(a) deja de leer el texto B) Lector(a) difiere del escritor, y a
sabiendas de su educación termina el texto C) Lector(a) le sigue la corriente al escritor y deja que siga exponiendo su
punto de vista y D) el escritor deja de escribir y cede el puesto para que lector(a) desarrolle su propio punto de vista .
Espero que sea la opción B o C entonces como escritor voy a colocar de inmediato mi punto de vista sobre los
lugares. Y le colocaré un adjetivo. Entonces lo dejaremos así : la relación dentro de este texto entre los lugares y no
lugares son los lugares comunes porque estos últimos recogen las propiedades de ambas partes, por que como se
intentó sugerir con las dos historias del principio los lugares comunes son transitorios y se van construyendo a medida
en que el sujeto interactúa con el entorno y le da significado, que sus propiedades sean subjetivas y colectivas o los
sujetos no se den cuenta que el ritmo actual de vida no nos permite identificar los espacios de inclusión y participación
como lugares comunes, es otra cosa, pero como en las dos historias, el tránsito de la cotidianidad, las acciones de los
personajes, los tiempos (en el caso de los textos verbales ¿o reales?) Los lugares mutando constantemente de acuerdo
a la intimidad de los personajes, a la deformación de su realidad nos hace pensar en la posibilidad de que el lugar, no
es estático es más bien un discurso en movimiento continuo.
Así desde el desarrollo de la experiencia, nos vamos acercando a los lugares, esos lugares que se van construyendo
desde la experiencia del humano. Entonces, ¿Qué nos queda por retratar? que ambas categorías podrían reconfigurar
su brecha, pues en este momento me atrevo a decirle a usted que para el texto, y (a veces) para el autor: los lugares
y los no lugares poseen la misma categoría, son lugares comunes, lugares que transitan, que atraviesan las esferas
del hombre, se construyen a través y desde el lenguaje y están sujetas a ser trasgredidas por la comprensión, por el
análisis y no solamente por la ubicación de tiempo y espacio que tradicionalmente se les ha atribuido.
5
6
Sor Juana Inés de la Cruz, Obra Selecta, Editorial Planeta. Por cierto, lo de divinas hace referencia en este texto a la literatura
Marc Augé, en los no lugares espacios de anonimato si se quiere profundizar en el concepto de no lugar “tienen de particular que se definen también
por las palabras o los textos que nos proponen: su modo de empleo, en suma, que se expresa según los casos de modo prescriptivo (“tomar el carril de
la derecha”), prohibitivo (“prohibido fumar”) o informativo (“usted entra en el Beaujolais”) y que recurre tanto a ideogramas más o menos explícitos y
codificados (los del código vial o los de las guías turísticas) como a la lengua natural”
Suma Cultural
| 39 |
“Es por mí que se va a la ciudad del llanto, es por mí que se va al dolor eterno
y al lugar donde sufre la raza condenada, yo fui creado por el poder divino,
la suprema sabiduría y el primer amor, y no hubo nada que existiera antes
que yo, abandona la esperanza si entras aquí”
(Dante Alighieri. La Divina Comedia, Canto III)
D
| Diego Higuera |
ios también se sintió tentado por conocer el infierno. Así lo afirma la palabra
sagrada de los cristianos: la Biblia. Si hemos de creer en este testimonio,
todo parece indicar que el Cristo descendió a los infiernos. Luego de ser
ultrajado hasta la muerte, Dios, o el Hijo de Dios, no importa, que no se trata
de precisar elucubraciones teológicas, bajó a los infiernos. Poco o nada se sabe acerca
de este misterioso viaje, si no son meras especulaciones de los jerarcas de la iglesia.
Lo importante es señalar la entrada de Jesús a los aposentos del Demonio. Tampoco
sabemos si como Orfeo, Odiseo y Dante más tarde, Cristo atravesó una puerta. Pero que
entró de algún modo, parece seguro.
Dante nos señaló una tenebrosa gruta como principio de su descensus ad inferos. Su
creencia era la misma de los antiguos, a saber: en algún lugar del planeta, hay una puerta que
nos comunica con el otro mundo. Con Dante, nuestra creencia del infierno asume perfiles bien
definidos. Su visión poética recrea un lugar espantoso, donde pululan criaturas horripilantes,
y donde los condenados a penas eternas sufren indecibles castigos. El poeta florentino cruzó la
puerta, esa cuya inscripción amonestadora amedrentaba a los curiosos con su: “Lasciate ogne speranza,
voi ch’intrate”, como Cristo, el florentino traspasó la entrada de un lugar sórdido y colmado por el dolor
humano. Pero, ¿por qué cruzar semejante umbral? A pesar de su aterradora advertencia, muchos han
buscado la puerta al infierno. ¿Cuál puede ser la razón? A buen seguro, muchas.
Si hay quienes se sienten atraídos por la puerta del infierno, lo hacen impulsados por razones
íntimas, apenas confesadas a sí mismos por pudor, miedo o cualquier otra razón inocua. Los hay
interesados en confirmar la justicia divina, o sea, la retaliación del más allá tras una vida disoluta;
también los hay preocupados por la ira de Dios, los timoratos que refrenan sus instintos servilmente;
y los hay sesudos, hombres curiosos por saberlo todo, incluso si hay o no un infierno, con el único
fin de desmitificar una tradición y reírse en la cara de los crédulos, que esto genera harto placer en
cientificistas consumados y molestos. En fin, razones hay, pero no importan, al menos no ahora,
pues lo destacable es saber si hay o no una puerta infernal. Y es que muchos la han buscado
vanamente, desde los antiguos, hasta los modernos. ¿Resultados? Ya veremos.
Para los judíos, la entrada al infierno estaba al sur de Jerusalén. Griegos y romanos, por su
parte, creyeron que la puerta del Hades era un cráter al sur de Italia. Siglos más tarde, se creyó
que la temida puerta se hallaba en España, en el Monasterio del Escorial. Pero esta fiebre por el más
allá no sólo ocupó las enfebrecidas mentes de los europeos, al otro lado del Atlántico, las culturas
mesoamericanas también tuvieron su puerta al inframundo. En Nicaragua, por ejemplo, los nativos
identificaron esta puerta con el volcán de Masaya. Mientras que, para los antiguos mayas, la entrada a Xibalbá,
o sea, su inframundo, era una gruta ubicada en Belice. En suma, todas las grandes culturas han vislumbrado los
umbrales del Tártaro. Todos la han buscado infatigablemente; algunos se ufanaron de haberla encontrado; otros,
| 40 |
Suma Cultural
aún siguieron buscándola. En la actualidad, la puerta del infierno sigue siendo de interés general; para unos, se trata
de un mero pasatiempo; para otros, la prueba definitiva de la existencia de Dios. ¿Cómo?, si mal no recuerdo,
la teodicea de Ireneo de Lyon nos dice que la confirmación del Mal implica necesariamente la existencia
del Bien, o algo parecido. ¿Quién sabe? ¿Lógica mal fundada? Tampoco importa. Lo que nos interesa
es saber acerca de la puerta del infierno... ¿Existe?
Poco antes, se mencionó que tanto griegos como romanos creían que la puerta infernal estaba
al sur de Italia. Recapitulemos. En efecto, griegos y romanos la ubicaban en Campania, más
exactamente, en los Campos Flégreos. Pero no era su única puerta infernal. Si bien la mayoría
creía eso, hubo quienes pensaron que la siniestra entrada estaba emplazada en otra parte:
Turquía. Conocida por los antiguos como La puerta de Plutón, ésta, según cuenta el griego
Estrabon, era un lugar de muerte, circundado por gases ponzoñosos. El mundo antiguo
sabía de este lugar y le rindió culto. Se trató de un espacio terrible y a la vez sagrado
para ellos, y fue este culto por la muerte lo que motivó a los arqueólogos que vinieron
mucho más tarde tras sus huellas. Durante mucho tiempo, la búsqueda de esta puerta
fue la principal preocupación de los estudiosos; pesquisas en distintos lugares, análisis
de pruebas y constantes rodeos, muchas veces infructuosos, tras la mítica entrada del
infierno marcaron los afanes del hombre moderno. Y sólo ahora, hace unos cuantos
meses apenas, dichos afanes arrojaron resultados reveladores. Francesco D’Andria,
arqueólogo italiano, concluyó la misteriosa búsqueda.
Su testimonio del descubrimiento es un tanto curioso; nos dice que, mientras
excavaban, fueron testigos mudos de la muerte por asfixia de varios pájaros. D’Andria
pensó entonces en Estrabon. Sus palabras parecían ser ciertas: todo animal, o criatura
viviente que osara acercarse al lugar, moría irremediablemente. La muerte de las aves
confirmaba sus sospechas. D’Andria había dado de narices con la puerta al inframundo.
Desafortunadamente para él, su descubrimiento causó poco impacto, y es que la temida
puerta resultó menos traumática de lo que se podría haber pensado. Ni fuego eterno, ni
rechinar de dientes. Gases venenosos, sí, incluso muertos de por medio, pero esto no era lo
suficientemente teatral para la abotargada conciencia moderna. Era menester algo más. Y, por
supuesto, siempre hay algo más.
Parece curioso que aún hoy haya quienes se pregunten por la entrada al averno, máxime cuando
ésta fue descubierta hace más de treinta años. Así es, amable lector, la puerta del infierno, quizá la única
y más auténtica puerta maldita, existe realmente. Ubicada en Uzbekistán, se la conoce como El Pozo de
Darvaza. A primera vista, resulta asaz impactante; cumple con todos los requisitos para ser considerada
la verdadera entrada a la casa de Satanás. Un cráter enorme, cuyas entrañas arden continuamente,
a la par que cruje la tierra en derredor, casi como si de su fondo, muy en el fondo, el lamento de
los condenados desgarrara la lóbrega calma del desierto de Karakum. Su visión es un espectáculo
sobrecogedor. Pero su historia dista mucho de serlo. Hace 35 años, un grupo de geólogos, movidos
por su afán de encontrarse con reservas de gas, dio con la enorme caverna. 60 metros de diámetro
aproximadamente y 20 de profundidad sorprendieron a los geólogos, quienes, en un acto de
precaución (temían la emisión de un gas mortífero), encendieron la gruta. Desde entonces, la boca
del infierno arde sin tregua, iluminando las noches cerradas de una tierra silenciosa y desierta.
Más allá de cualquier hallazgo, creíble o no, cabe destacar la fascinación que esta puerta ha ejercido
sobre la imaginación humana. Sea por las razones que sean, por motivos religiosos o científicos, por
mera satisfacción del morbo, o por una explicación razonable del dolor y el sufrimiento en la tierra, por
lo que sea, la puerta del infierno señala un deseo soterrado del espíritu humano, a saber: su atracción por
el Abismo. Ese deseo irrefrenable por el Mal, no necesariamente para ejercerlo y convertirse en esclavo de
otra fe, sino por el simple deseo de contemplar, y hasta de sondear, el corazón del hombre, contradictorio,
torpe, limitado, pero henchido de fe y de ilusiones por trascender más allá de la vida…de contemplarla, así sea
nada más por un efímero instante, con los ojos de un dios amoral, cuyo deleite más elevado no sea otro que ver la
vida al desnudo: bella y grotesca a su vez.
Suma Cultural
| 41 |
| 42 |
Suma Cultural
Suma Cultural
| 43 |
| 44 |
Suma Cultural
El lugar de la
transexualidad
| Hanz Quitián Delgado |
Deseo agradecer a mis estudiantes del curso Sexualidades Controladas:
Historia de la Sexualidad en Occidente por sus importantes aportes en
las discusiones que se llevaron a cabo en clase, sin ellas, este escrito no
hubiera sido posible.
Suma Cultural
| 45 |
C
on este escrito se pretende ver el fenómeno de las
sexualidades, particularmente el de las personas
transexuales, alejándose de las construcciones
colectivas de lo normal y lo anormal, entendiendo
que el tiempo en el que vivimos está colmado de discursos
que circulan en muchos espacios, que incitan al odio de la
diferencia por considerarla un peligro.
Haciendo un recorrido por los indicios que irrumpen
en el presente sobre la situación social de las comunidades transexuales, se evidencia en el campo simbólico lo
siguiente: el popular director del aclamado filme “Matrix”
uno de los hermanos Wachowski, Lana, antes llamado
Larry, decidió transitar al género femenino haciéndolo público en el lanzamiento de su última película
“Cloud Atlas” en 2012; el soldado estadounidense
Bradley Manning, condenado a 35 años de cárcel
por la filtración de información secreta a Wikileaks, ha anunciado que quiere ser una mujer
y que se someterá a un tratamiento de hormonas para cambiar de sexo; en la popular serie de
ánime Full Metal Alchemist un general retirado
llamado Grumman decide comenzar a lucir como
mujer; en Alemania ya reconocen la existencia de
un tercer sexo, se admitirá que los bebés
cuya genitalidad no esté definida
no sean inscriptos bajo ningún género. Éste, un
pequeño estado
del arte sobre
lo que ocurre
actualmente
con las personas “trans” y
el lugar que
se está conformando
para cientos
de miles que
viven reducidos a espacios que
la sociedad
les otorga
por medio
de discursos sobre lo
que se considera normal, transmitidos por
medio del
| 46 |
poder simbólico y sus instituciones: escuelas, medios de comunicación y religiones.
Pese a ello, un alto porcentaje de la población transexual
en el mundo occidental no tiene la suficiente movilidad para
realizarse como individuos porque sus cuerpos y los espacios
donde llevan a cabo sus prácticas sociales y su cotidianidad,
resultan ser controlados y ubicados en dos territorios
particulares: los lugares de prostitución y las peluquerías.
Frente a esta realidad, la situación no es favorable para la
visibilización y libre movilidad de la mayoría de las personas
“trans” que en últimas, desayunan, comen, trabajan, pagan
impuestos, en otras, ejercen su ciudadanía pero al mismo
tiempo no acceden a los derechos de la misma.
La sociedad moderna desde el siglo XVI construyó un
dispositivo de la sexualidad en la que, por medio de redes
donde circularon discursos, relaciones de poder, lugares de
vigilancia y control, entre otros, se controlaba el cuerpo y sus
prácticas, mostrando así que las personas estaban sometidas
a un control del deseo y de las prácticas cotidianas con fines
netamente productivos, en una sociedad que comenzaba a
ingresar a la lógica de la economía de mercado (Foucault,
1977:93-161).
Si antes era la iglesia, la que como institución del poder
simbólico controlaba las prácticas sexuales por medio de la
confesión y castigos ejemplarizantes como la Inquisición,
después del siglo XVIII el derecho y la medicina llegaron
a controlar la intimidad y la privacidad de los sujetos. La
homosexualidad, la masturbación o la bestialidad fueron
entonces consideradas como crímenes o prácticas que
enferman el cuerpo. Los centros psiquiátricos y las cárceles
rápidamente comenzaron a llenarse de personas que en
sus prácticas se escapaban de las formas “sanas” –desde el
orden del discurso médico– de comportamiento.
El territorio latinoamericano no escapó de dichas
formas de control, sobretodo porque la iglesia católica tenía
la misión de “llevar el evangelio a todos los confines de la
tierra” y particularmente a los lugares donde el Imperio
Español había logrado llegar. Las culturas indígenas que
allí se encontraban según las fuentes encontradas muestran
sociedades en las que existían prácticas homosociales e
incluso había lugares donde las personas transitaban de
un género a otro sin ningún mecanismo de castigo (Mott,
1994:127).
Son innumerables los relatos de los cronistas, viajeros
y misioneros que describían la presencia de “indios”
homosexuales y travestis entre las tribus y naciones de la
actual América del norte, centro y sur. Según las Crónicas
de Indias entre los nativos de Guaicurú pertenecientes a
la gran nación Guaraní, residentes en las márgenes del río
Suma Cultural
Paraguay, incluso a finales de siglo XVIII eran encontrados
indios homosexuales que, además de trasvestirse, estaban
totalmente identificados con el estilo de vida del sexo opuesto»
(Mott, 1994:131). Los populares códices de la cultura Maya
(Chilam Balam o Popol Vuh) mostraban la existencia de una
diosa hermafrodita, protectora del amor y de la sexualidad no
procreativa, Xochiquetzal, quien a su vez, en la actualidad es
símbolo de algunos grupos travestis en México.
Con lo anterior se puede establecer que el contacto
con la cultura occidental europea permitió que muchas de
las prácticas sociales que tenían los indígenas en todo el
territorio “americano” fueran castigadas hasta el punto que,
entre ellos, se acusaban cuando a los ojos del cura y de la
iglesia habían pecado. Ya en el siglo XVIII con el periodo
de la modernización de las políticas de la corona española,
llamadas “Reformas Borbónicas”el tribunal eclesiástico pasa a
un segundo plano para darle cabida a la Real Sala del Crimen,
institución moderna que se encargaba en este momento de
imponer una justicia basada en el derecho. Esto demuestra
que se pasa de pecados ligados a la sexualidad, a crímenes
que atentan contra el orden social. Así, continuarán dándose
tanto las prácticas de dichas sexualidades periféricas, como
la criminalización y la patologización de comportamientos
que se escapen de lo “normal” como por ejemplo, cuando
padres y médicos asignan desde su nacimiento a un hombre
o una mujer el género estando atrapados en cuerpos que no
le corresponden.
Hasta la década de los sesenta los procedimientos
psiquiátricos frente a las conductas “anormales” ligadas a la
sexualidad eran demasiado ortodoxos, tanto que en algunos
casos se utilizaron los choques eléctricos, ingestión de
químicos e incluso en los casos más extremos, trasplantes de
testículos de chimpancé (Mottz, 1994:140; Serrano:13). Esto
mostraba que hasta un poco más de mitad de siglo XX las
sexualidades periféricas1 (gays, lesbianas, transexuales) eran
considerados enfermos mentales que debían ser tratados en
instituciones psiquiátricas para curarlos.
Con la revolución cultural de la década de los sesenta
donde la categoría de “joven” comienza a acaparar la opinión
pública, las sexualidades diversas emprenden su lucha por
hacerse visibles y por convertirse en movimientos cívicos que
lucharon por derechos fundamentales, tan fundamentales
como el de la vida misma.
Dicha revolución no solo invadió las calles con consignas
pacifistas de libertades individuales y colectivas, sino que
además en las ciencias sociales se dio un giro poderoso que
1
transformó la forma en que se veía la realidad por medio de
teorías sociales. Intelectuales como Michel Foucault, Paul
Veyne, Haiden White entre otros muchos comenzaron a
preguntarse por lo simbólico, por el poder, por el lenguaje
y trataron de entender la realidad desde otras entradas,
particularmente desde los silenciados: las mujeres, gays,
lesbianas, transexuales, los locos entre otros muchos más.
En la actualidad con las Tecnologías de la Información y
Comunicación “Tics” se han ampliado y facilitado las posibilidades de agrupación social que se escapan de la normatividad
de la otrora modernidad que obligaba a los sujetos
a unirse por “sexo”, por edad, por nivel educativo, entre otras. Desde hace cinco décadas otras identidades están emergiendo
y están siendo defendidas en la esfera pública gracias a otras formas de
interrelación que se dan, teniendo
en cuenta gustos, discapacidades,
enfermedades, prácticas sexuales,
entre un sinfín de identidades más.
Pese al aumento de estudios
sobre sexualidad y la apertura de
espacios para la diferencia sexual
sobre todo para intelectuales, políticos, literatos, músicos y actores,
la cultura heterosexual que todavía
prima en las sociedades occidentales y particularmente –de forma
compleja– latinoamericanas, se siguen reproduciendo estereotipos
frente a las personas transexuales
tanto que las muertes por odio no
cesan y ni siquiera salen a la luz pública precisamente por lo que mencionaba al comienzo de esta reflexión
y es el lugar (simbólico, económico y
político) de la transexualidad.
Bibliografía:
•
•
•
•
1977 Foucault, Michel. La historia de la
sexualidad. Tomo I. México; Siglo XXI.
1994 Mott, Luiz. Etno-historia de la
homosexualidad en América Latina. En:
Seminario-taller de historia de las mentalidades y
los imaginarios. Pontificia Universidad Javeriana.
2005. Latour, Bruno. Reensamblar lo social.
Buenos Aires; Ed. Manantial.
2006. Serrano Amaya, José Fernando. Otros
cuerpos, otras sexualidades. Bogotá; Instituto Pensar
Son aquellas que traspasan la frontera de la sexualidad aceptada socialmente: heterosexual, monógama, entre personas de la misma edad y clase, con prácticas
sexuales suaves, que rechaza el sadomasoquismo, el intercambio de dinero y el cambio de sexo. En cambio, las sexualidades periféricas están basadas en la
resistencia a los valores tradicionales, y al asumir la transgresión muchas veces el precio que se tiene que pagar es el rechazo social, la discriminación y el
estigma. (Fonseca y Quintero. 2009:1)
Suma Cultural
| 47 |
El lugar
del indio
inconveniente
LA CUESTIÓN DE LA NACIÓN Y LA
INCLUSIÓN DE LAS LITERATURAS
HETEROGÉNEAS, GREGORIO CONDORI
MAMANI Y MANUEL QUINTÍN LAME
| Silvia Juliana Rocha Dallos |
E
l presente trabajo se propone revisitar -desde la
perspectiva de los estudios poscoloniales- la categoría de
nación con el fin de examinar los procesos de inclusión
de las narrativas étnicas, también denominadas por
Antonio Cornejo-Polar “literaturas heterogéneas”. Así las cosas,
esta reflexión crítica parte de la revisión a la categoría de nación
desde los estudios subalternos y se dirige luego al examen
transversal de aspectos como la definición de “heterogeneidad”
cultural (literaria) de Cornejo Polar, el discurso colonialista en el
testimonio indígena, y la cuestión del Otro en correspondencia
con las narrativas étnicas testimoniales que durante el siglo XX
pusieron en entredicho la dilucidación de la nación moderna
andina. Ello para demostrar que el tratamiento crítico de las
literaturas sujetas a un doble estatuto socio-cultural, -por
ejemplo, las que surgen del indigenismo de las naciones andinas
o de la implantación del sistema esclavista en Latinoamérica-,
debe situarse en una zona de ambigüedad y de conflicto en
Estados como el peruano y el colombiano que se reconocen
desde los años 90 protectores legales de la diversidad étnica y
cultural de la nación1.
Por lo anterior, las formulaciones sobre la nación andina
del siglo XX, nos proponen procesos en los que la relectura y
la re-significación de la “literatura nacional”, deben pasar por la
visibilización y el reconocimiento de los aportes del testimonio
étnico indígena a través de los procesos de resistencia cultural,
para generar procesos de valoración positiva de la diferencia.
Pues como bien lo indica Cornejo-Polar, el problema de la
inclusión de los textos indígenas en la literatura nacional y, por
consiguiente, en el discurso de la nación, alteraba “la constitución
de un corpus relativamente autónomo y homogéneo y de una
tradición más o menos unitaria y coherente” (Cornejo-Polar,
1978). Además:
1.La Autobiografía de Gregorio Condori Mamani y de su
esposa Asunta Quispe Huamán, (edición bilingüe en la serie
“Biblioteca de la tradición oral andina”, Centro Bartolomé
de Las Casas, 1977), es un texto que tuvo su origen en la
oralidad: fue grabado magnéticamente, transcrito, editado,
y traducido al castellano por dos antropólogos bilingües
en quechua y castellano, oriundos de la misma región de
donde procedían sus entrevistados2. Condori Mamani,
según su propio testimonio, nunca aprendió a hablar
castellano y nunca supo usar la escritura alfabética. Durante
los años 70, cuando los antropólogos Ricardo Valderrama
y Carmen Escalante lo entrevistaron, él vivía con Asunta en
un “pueblo joven” de los alrededores del Cusco, trabajando
como cargador en los mercados, mientras ella se ocupaba
de la cocina en una chichería.
Este libro se ha convertido en un ejemplo sobresaliente del
género de la literatura testimonial, ya que la preocupación
por la identidad que demuestra la narración de Condori, a
El concepto de literatura nacional estaba
constantemente sometido a una doble y contradictoria
objeción: si desde determinadas perspectivas podía
juzgársele excesivamente amplio, pues deja sin
examinar las variantes intranacionales, desde otros
puntos de vista, se le percibía más bien como una
categoría demasiado analítica, incapaz -por esto- de
conformar una totalidad suficiente (Cornejo-Polar,
1978).
En este contexto, los casos estudiados se ajustan al debate
propuesto por las siguientes razones:
1
2
Al respecto, la Constitución Política del Perú (1993) en su Capítulo 1, Artículo 2, Parágrafo 19, reconoce que toda persona tiene derecho “A su identidad étnica y cultural. El
Estado reconoce y protege la pluralidad étnica y cultural de la Nación”. http://www.tc.gob.pe/legconperu/constitucion.html. Y la Constitución Política de Colombia (1991),
Artículo 7, http://www.secretariasenado.gov.co/senado/basedoc/cp/constitucion_politica_1991.html
La Autobiografía de Gregorio Condori Mamani ha sido reeditada varias veces, y traducida al noruego, al alemán, al holandés y al inglés, en una versión publicada por la
Universidad de Texas (1996).
| 50 |
Suma Cultural
la par de los debates que surgen alrededor de la cuestión
indígena, el indigenismo y su inclusión en la nación
(peruana), no carecen de conflictos y ambivalencias; por
el contrario, se relata la historia de la colonización que
ha vivido su pueblo, y pueden detectarse en los rasgos
lingüísticos de su discurso aspectos como: la pérdida de
un sentido de territorialidad, la formación en ciernes de
una “pertenencia” a través de una lengua forzada a dar
de sí lo que el vocabulario (ausente) no provee, un relato
de miseria, maltrato, sufrimiento y orfandad, aunque
también ciertas expresiones de sincretismo religioso y las
impresiones ante la migración, la tecnología, el abecedario,
la justicia, el cuartel, el mercado, el ayni o sus huahuas.
2. Los pensamientos del indio que se educó dentro de las
selvas colombianas es el título del manuscrito de Manuel
Quintín Lame Chantre, un indígena paez (Polindara,
Cauca, 1883 - Ortega, Tolima, 1967), quien promovió
un levantamiento indígena en 1914, en Tierradentro,
departamento del Cauca (Colombia), como reacción a las
medidas del Gobierno conservador y regeneracionista de
José Vicente Concha, dirigidas a liquidar los resguardosy en
contra el sistema del terraje (Molina Echeverri y Sánchez
Gutiérrez, 2004).
Según indica Gonzalo Castillo Cárdenas, el manuscrito
“fue dictado por Quintín Lame a Florentino Moreno B.,
indio inteligente, de letra clara y elegante. La obra fue
terminada en Ortega (Tolima) el 29 de diciembre de
3
19393” (Gonzalo Castillo Cárdenas,
1971). A diferencia de Condori, Lame
fue un indio letrado, pues también
escribió numerosos documentos,
memoriales y alegatos jurídicos, que
han sido recuperados y sistematizados
por la Universidad de los Andes, la
Universidad del Cauca y el Ministerio
de Cultura de Colombia, respetándose,
en la mayoría de los documentos, el
particular estilo, ortografía y uso del
español del dirigente indígena. Como
vemos, Lame hizo uso del castellano,
apropiándose del “signo occidentalizado
que dominaba su proceso de escritura”
(Cornejo-Polar, 1978).
Este indígena colombiano ha sido
definido por los historiadores y críticos de
su obra como un visionario, un caudillo
y un líder carismático, quien tenía una particular concepción
de los procesos sociales de la época, y prefirió apartarse del
Partido Socialista Revolucionario (Molina Echeverri y Sánchez
Gutiérrez, 2004) en pro del reconocimiento y la aplicación de
la ley 89 de 1890, que protegía los intereses de los indígenas.
Sus planteamientos, de hondo carácter indigenista, lo llevaron
a proponer la creación de una República Chiquita de Indios,
que pudiera enfrentar a la República Grande de Blancos. Del
mismo modo, rechazó la ayuda proveniente de los blancos
y de distintas organizaciones que intentaron acercarse a su
movimiento; nunca aceptó el ofrecimiento de abogados que
quisieran representarlo en los incontables juicios en los que
prefirió asumir su defensa (Herrera Ángel, s.f). En la búsqueda
de soluciones a los problemas de los indios, Lame extendió
su acción política desde la presentación de memoriales y
demandas ante las autoridades competentes, hasta visitas a
altos funcionarios del gobierno central e informes al Congreso
de la República, en los que expuso la crítica situación de los
habitantes de los resguardos.
Así las cosas, distanciándose de Gregorio Condori -en
la acción de aprendizaje del castellano-, Quintín Lame logró
inscribir su literatura heterogénea en un universo también
heterogéneo (Cornejo- Polar, 1978), constituyendo no sólo un
movimiento social denominado “Movimiento Lamista”, sino
también elaborando memoriales, discursos y un programa
de lucha indígena que tendría profundas repercusiones en el
movimiento social indígena colombiano.
Testimonio de Abel Tabique, Secretario de Quintín Lame en la década de 1930.
Suma Cultural
| 51 |
Hasta aquí es indispensable destacar en un primer
momento, la fractura entre el universo indígena y su
representación indigenista (Cornejo-Polar, 1978) ante la cual
nos enfrentaremos. Dicha fractura da cuenta -en palabras
de Cornejo-Polar- de la existencia de dos casos de literatura
heterogénea donde las instancias de producción, realización
textual y consumo pertenecen a un universo socio-cultural y
el referente a otro distinto (Cornejo-Polar, 1978). Empero, esta
heterogeneidad gana relieve en el indigenismo en la medida
en que ambos universos no aparecen yuxtapuestos, sino en
contienda, y en cuanto el segundo, -el universo indígena-,
suele mostrarse precisamente, en función de sus peculiaridades
distintivas (Cornejo-Polar, 1978). Tanto Condori como Lame,
si se me permite extender la tesis propuesta por Emilio del
Valle Escalante al caso colombiano, pueden concebirse como
testimonios narrativos de las naciones andinas,
…Mythical stories in order to show the narrator’s
critique of Western modernity. CondoriMamani’s
stories (y también Lame) represent an everyday form
of resistance” where we identify a politics of memory
that challenges the triumphalism and historical
hegemonic discourses of Peruvian (and Colombian)
society in order to reclaim, reconceptualize, and
articulate an alternative Andean worldview. Indeed,
Condori(and Lame’s) experience highlight the activity
of Indigenous peoples who have consciously had the
purpose of effecting change in their conditions of
existence by appealing to or applying pressure on a
dominant order, whether it is government or other
forms of power such as capital, the media, or public
opinion. Both narratives ground a struggle over
interpretation and representationin which (they)
poses a challenge to academic scholarship that is
framed in terms of who owns the past, whose history
is it, who has the right to tell it, and on what grounds
can and should it be told (Del Valle Escalante, 2009).
Patha Chatterjee no fue el encargado de inaugurar los encuentros
del colectivo de Subaltern Studies que surgió durante las últimas
dos décadas del siglo XX en el continente asiático, sí plantea
los desafíos epistemológicos de una renovada crítica fundada
en las discusiones sobre la poscolonialidad, el eurocentrismo,
y las incertidumbres sociales, políticas e ideológicas que trajo
consigo la escritura sobre culturas coloniales, remanentes del
imperialismo, efectos del capitalismo y el surgimiento de la
modernidad en el tercer mundo.
Quienes se hicieron llamar críticos de la subalternidad4
plantearon novedosas versiones teóricas, mostrando cómo
la historia, la literatura y la antropología cultural, llegaron
a formar parte de movimientos más amplios en la etnografía
y en los estudios culturales. De hecho, sus trabajos se han
convertido en interlocutores clave en debates a escala mundial
sobre la diferencia e incomprensión colonial y la crítica cultural
dirigida al eurocentrismo, la construcción de los Estado-Nación
en el continente americano y el surgimiento del concepto
de Occidente bajo las condiciones de la poscolonialidad. Lo
que se propuso dicho colectivo fue postular una acepción
Sobre la nación y el sujeto subalterno y
heterogéneo.
¿De qué forma las suposiciones culturales preconcebidas
por los europeos sobre sus colonias moldearon y quizá
distorsionaron la definición de un continente, de su historia y de
sus representaciones literarias? Aunque este cuestionamiento de
4
Antonio Cornejo-Polar
Las pautas centrales de estas teorías fueron definidas por el teórico palestino Edward Said, quien en su libro Orientalism (1978) inició una genealogía de los saberes
europeos sobre el “otro”, mostrando los vínculos entre ciencias humanas e imperialismo. Este camino fue seguido rápidamente por académicos indios (GayatriSpivak, Homi
K. Bhabha, RanahidGuha) y latinoamericanos (Walter Mignolo).
| 52 |
Suma Cultural
discursiva en la cual el poscolonialismo refiriera a las literaturas
producidas en los territorios ocupados durante todo el período
colonial, o bien a las prácticas discursivas contrahegemónicas
que lograron quebrantar o desplazar los saberes utilizados por
Europa para legitimar su dominio. Así las cosas, su objetivo
fue rescatar los textos y representaciones del dominio de la
elite nacionalista y destacar el papel que desempeñaron los
sectores marginales, tanto urbanos como rurales y étnicos en
los procesos coloniales.
Frente a estos postulados, emergen planteamientos como
los de Gayatri Chakravorty Spivak, para quien el colectivo de
los Estudios de la Subalternidad debía elaborar una teoría de la
conciencia o de la cultura antes que elaborar específicamente
una teoría del cambio (Spivak,2000). Es en este sentido, que
su proyecto se ha asociado a la crítica poscolonial, entrando
con ello a debatir sobre el terreno de los discursos y la crítica
a la colonización europea. Investigar, descubrir y establecer
la conciencia subalterna parecía ser entonces un proyecto
positivista (Spivak, 2000) en tanto presuponía la existencia de
cierta reflexión unívoca o “teoría significante de la conciencia”,
donde la significación equivale a representación, figuración,
apropiación e impresión.
La importancia dada por Spivak al proceso capitalista en
la producción de saberes, favorece gracias al colonialismo, la
construcción y reproducción de subalternidades con el solo
hecho de nombrarlas, no siendo la excepción a la regla los
testimonios de Gregorio Condori y Quintín Lame, en los cuales
the narrator of a testimonio is a person whose
conditions of subalternity do not allow her/him direct
access to the circuits of representation, the account
depends on a mediator who records or collects, orders,
edits, and publishes the narrative. This particular
aspect separates testimonio from other genres such as
“autobiography” or “autoethnography”. In addition,
in testimonio the narrator for the most part tends to
express apolitical urgency to communicate a problem
of repression, poverty, subalternity, imprisonment,
and struggle for survival (Beverley, 2004).
En consecuencia, esta perspectiva analítica complejiza el
estudio de los grupos sociales, y con ello, la inclusión de las
literaturas heterogéneas en la definición de la nación andina:
la composición de los grupos subalternos no corresponde por
necesidad a la misma clase social. Se matiza la tensión histórica
entre opresores y oprimidos y se entiende el proceso de
representación como impulsado por una dinámica subalterna
que produce reacciones de control en las clases hegemónicas.
En este contexto, la nación -que surge como campo en disputa
Suma Cultural
en un espacio y tiempo heterogéneo-, pasó a ser el centro de
debate en los estudios subalternos.
En el discurso de Chatterjee se revela también un punto
central para la tesis del presente texto, a saber, las implicaciones
metodológicas que los estudios de la subalternidad suponen
cuando se busca reconstruir la conciencia del subalterno en
tanto sujeto histórico y creador de sus propias representaciones
textuales y orales, lo que supone llamar la atención sobre
los lugares dónde hallar su testimonio, cómo significar sus
movimientos, a la par de preguntarse durante el proceso literario
por la producción, el texto resultante, su referente, el sistema
de distribución y el consumo, como bien lo presupone Antonio
Cornejo-Polar con respecto a las literaturas heterogéneas
(Cornejo-Polar, 1994).
En línea con lo señalado, en los textos de Condori y de Lame,
la naturaleza del testimonio también depende precisamente
de la existencia de un desnivel social entre narrador y lector:
pertenecen a distintos mundos. De la misma manera, las
contradicciones de clase, etnia, sexo nivel cultural que existen
dentro del mundo representado en el testimonio pueden
reproducirse en la relación entre el narrador y el compilador en
la producción del texto, particularmente en esos casos en que el
narrador es alguien que necesita un interlocutor precisamente
de otra clase o formación cultural para dar forma textual a su
narración y lograr su publicación como libro. Esta situación de
dependencia puede prestarse a una articulación reaccionaria del
material testimonial o a la censura de una voz genuinamente
popular por criterios lingüísticos, políticos o culturales.
Aquí, se sitúa pues el examen al proyecto denominado
por el Estado colombiano “Biblioteca Básica de los Pueblos
Indígenas de Colombia”, publicación donde se compilan
textos de Quintín Lame y cuyo objetivo es mostrar “el valioso
patrimonio que los indígenas han venido forjando por milenios
y que es un verdadero capital cultural que el país tiene a su
disposición aunque por años lo haya soslayado o abiertamente
ignorado” (Ministerio de Cultura, 2010). Una compilación de
textos que además “está disponible para explorar, encantar y
servir de puente y herramienta de conocimiento y convivencia
de un país que pretende hacerse nación desde las raíces”
(Ministerio de Cultura, 2010). En otras palabras, un proyecto
de carácter étnico/racial, escrito y editado por la voz oficial y
cuya ejecución tuvo que esperar cuatro siglos para que con
motivo del Bicentenario de la Independencia se perpetuara la
inclusión tardía de las narrativas étnicas en el discurso de la
nación colombiana.
En el caso de Gregorio Condori, fue el Centro de Estudios
Regionales Andinos Bartolomé de las Casas el encargado de
| 53 |
su publicación. Dicho centro se define como “una asociación
civil sin fines de lucro, cuyo propósito es la investigación para
comprender, valorar y promover la complejidad del universo
andino. “Todas nuestras actividades -dice la misión de este
instituto- se arraigan en una convicción: la autodeterminación
de los pueblos de los Andes pasa por la generación de una
información rigurosa, accesible y ampliamente difundida, por la
apertura de mayores horizontes de comprensión de la sociedad
y del individuo y por el intercambio de conocimientos, métodos
y técnicas que permitan a cada actor apropiarse de su propio
destino” (Centro de Estudios Regionales Andinos Bartolomé de
las Casas, 2009). Consciente de la integración de éste al sistema
mundial y preocupado por las intolerancias crecientes, este
centro se propone entonces informar, provocar, tejer relaciones
y estimular la interculturalidad en un mundo dividido en todos
los niveles. Su objetivo es apoyar a quienes no se resignan al
escepticismo postmoderno y trabajan por el cambio, siendo los
testimonios de Condori y Asunta un claro ejemplo, a pesar de
su interlocutor castellano.
Pero más allá de la discusión sobre la propiedad
terminológica, nos interesa adentrarnos en las cuestiones de
| 54 |
fondo implicadas en el debate sobre la pertinencia del enfoque
poscolonial en la nación andina. En términos generales,
los teóricos que confluyen en una valoración positiva de tal
perspectiva evalúan la recepción de los estudios subalternos al
interior del campo indigenista como una forma de continuación
del debate sobre la posmodernidad en América Latina. El
desarrollo de una teoría poscolonial, se perfila pues como un
instrumento fundamental para el estudio de la heterogénea
materialidad latinoamericana: las luchas emancipatorias que
marcan la trayectoria histórica a nivel continental, los procesos
de resistencia cultural y política [como es el caso de la inclusión
de los grupos indígenas en el Perú y en Colombia], los cambios
que se registran a través de la historia en la definición del sujeto
social y su vinculación con las instituciones, las modificaciones
que sufre la organización nacional, la concepción de las
identidades colectivas, el trabajo de la memoria y la acción de
los agentes y proyectos que subvierten el “orden dominante”
y elaboran estrategias de preservación, fortalecimiento y
liberación de los imaginarios (Jáuregui yMoraña, 2007).
Desde la resistencia indígena a la penetración imperial
en la colonia hasta los movimientos sociales y las narrativas
heterogéneas, el sujeto indígena ha ido definiéndose justamente
en la elaboración del particularismo, no como identidad
sólida sino como posicionalidad fluida, articulada a distintas
coyunturas de poder y de lucha que han ido presentándose.
En este sentido, sólo es posible hablar de ese sujeto si se
considera su carácter múltiple -su multiplicidad étnica, social y
cultural, económica, religiosa, de género, ideológica- la cual le
ha permitido elaborar estrategias de auto-reconocimiento y
movilización ante las estructuras del poder dominante y de
las narrativas oficiales que han sido utilizadas para domesticar
su ethos (Jáuregui y Moraña, 2007). En conjunto, las condiciones
para operar un cambio epistémico profundo en la mirada sobre
la nación, pues si dejamos hablar tanto a Condori como a Lame,
sus voces, más que subalternas, están enunciando y jalonando
procesos históricos y literarios en los que la diferencia colonial
queda registrada:
“Me llamo Gregorio Condori Mamani, soy de Acopía
y hace cuarenta años que llegué de mi pueblo. Vine
de mi pueblo porque no tenía padre ni madre. Era
totalmente pobre y huérfano y estaba en poder de mi
madrina” (Condori Mamani, 1977)
“Será así la suerte de los que hemos sido arrojados a
este mundo para sufrir…” (Condori Mamani, 1977)
“Nosotros somos peruanos, indígenas, ellos eran inka
runas, pero nosotros somos sus hijos por eso también
mataron esos Españas a Tupác Amaru” (Lame, 2004).
Suma Cultural
O si escuchamos al indio colombiano:
He aquí la idea que hace pocos días se formó de un
concierto de mis pensamientos, engendrándose y
naciendo, pero que no ha podido florecer a causa de
los insectos que día y noche perseguían la sementera
del indígena; de los corazones amasados de hiel y
amargura y de los labios que rociaban el veneno:
labios de hombres no indígenas, con inteligencias
salpicadas del veneno de la envidia y del egoísmo.
Yo conocí la nube del engaño de mis compañeros,
hombres no indígenas, allá en el bosque y en las
selvas que me vieron nacer el 31 de octubre de 1887.
Y esa nube de engaños, con que se quiso destruir la
sementera de Quintín Lame, era como una pirámide
de hielo que ha venido consumiendo la labranza del
cultivador. En esta lucha solo me acompañaba la
sombra de mi fe, de mi esperanza y de mi caridad
hacia mi raza proscrita y perseguida desde el día 12
de octubre de 1492 (Lame, 2004).
Mi pensamiento es el de un hijo de la selva que vio
nacer, que se crió y se educó debajo de ella, como se
educan las aves para cantar y se preparan los polluelos,
batiendo su plumaje, para volar. Desafiando el
infinito para mañana cruzarlo, muestran entre sí el
semblante del amoroso cariño, macho y hembra, para
tomar vuelo y hacer uso de la sabiduría que la misma
Naturaleza nos ha enseñado (Lame, 2004).
Como se señala en repetidas ocasiones en Escribir en el aire
de Antonio Cornejo-Polar, la noción de sujeto tiene sentido,
primordialmente, como categoría no absoluta sino relacional,
en la que se anudan y despliegan las contradicciones del sistema
social, interiorizadas ahora en el agente cultural mismo y en
la praxis que este desarrolla socialmente. Para Cornejo-Polar,
lo fundamental es retener y potenciar una noción de “sujeto
complejo, disperso, múltiple” (Cornejo-Polar, 1994), a partir de
la cual podemos interpretar el campo cultural y los procesos
representacionales sin apelar a las narrativas que dan la base al
occidentalismo teórico (Ilustración, liberalismo, nacionalismo,
republicanismo, etc.).
En suma, al echar un vistazo sobre el campo de los estudios
literarios poscoloniales y con ello de las literaturas heterogéneas,
los discursos étnicos nos ayudan por un lado, a resolver
problemas que nos llevan más allá del concepto tradicional de
la historia literaria, como ha sido típicamente concebida, y por
otro, nos conducen a replantear la cuestión del otro y a hacer
reevaluaciones ante el canon y las narrativas de la alteridad en la
historia literaria y cultural peruana y colombiana.
Suma Cultural
Trabajos citados
• BEVERLEY, John. “Anatomía del testimonio”. Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana13. 25 (1987): 7-16.
• Testimonio: On the Politics of Truth. Minneapolis: University of Minnesota,
2004.
• BIBLIOTECA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE COLOMBIA. Documentos
para la historia del movimiento colombiano contemporáneo. Vol. 1. Bogotá:
Ministerio de Cultura, 2010.
• CHATERJJET, Partha. La nación en tiempo heterogéneo y otros estudios
subalternos. Buenos Aires: Siglo XXI, 2008.
• CONDORI MAMANI, Gregorio, Ricardo Valderrama Fernández, and Carmen
Escalante Gutiérrez. Autobiografía. Cuzco, Perú: Centro de Estudios Rurales
Andinos “Bartolomé de las Casas,” 1977.
• CORNEJO-POLAR, Antonio. “El indigenismo y las literaturas heterogéneas: Su
doble estatuto socio-cultural”. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana 4. 7/8
(1978): 7-21.
• “Mestizaje, transculturación, heterogeneidad”. Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana 20. 40 (1994): 368-371.
• Escribir en el aire: ensayo sobre la heterogeneidad socio-cultural en las
literaturas andinas. Lima: Editorial Horizonte, 1994.
• DEL VALLE ESCALANTE, Emilio. “Gregorio Condori Mamani and
theReconceptualization of AndeanMemory in Cuzco, Peru”.Studies in American
Indian Literatures 21.4 (2009): 1-19.
• HERRERA ÁNGEL, Marta. Manuel Quintín Lame, Ficha bibliográfica, Biblioteca
virtual – Biblioteca Luís Ángel Arango. http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/
biografias/lamemanu.htm
• JÁUREGUI, Carlos A. y Mabel MORAÑA. Colonialidad y crítica en América
Latina: bases para un debate. Puebla: Universidad de las Américas, 2007.
• LAME, Manuel Quintín. En defensa de mi raza. Prefacio y notas de G. Castillo
Cárdenas. Bogotá: Comité de Defensa del Indio y La Rosca de Investigación y
Acción Social, 1971.
• Los pensamientos del indio que se educó dentro de las selvas colombianas.
Popayán: Editorial Universidad del Cauca, 2004.
• SPIVAK, GayatriChakravorty. “Estudios de la Subalternidad: Deconstruyendo la
Historiografía”. Eds. Silvia Rivera Cusicanqui, Rossana Barragán, Debates Post
Coloniales: Una introducción a los Estudios de la Subaltenidad. La Paz: Historias,
2000.
• CENTRO DE ESTUDIO BARTOLOMÉ DE LAS CASAS. Página Web del CentroCBC.
http://www.cbc.org.pe/index.php?option=com_content&view=article&id=46
&Itemid=66&lang=es
• PROYECTO QUINTÍN LAME, Universidad de los Andes.
http://www.proyectoquintinlame.org/
1 Sobre el manuscrito y los escritos de Quintín Lame han sido editados en los
siguientes textos:
- Lame, Manuel Quintín. En defensa de mi raza. Prefacio y notas de G. Castillo
Cárdenas. Bogotá: Comité de Defensa del Indio y La Rosca de Investigación y
Acción Social, 1971.
- Lame, Manuel Quintín. Los pensamientos del indio que se educó dentro de las
selvas colombianas. Popayán: Editorial Universidad del Cauca, 2004.
-Castillo Cárdenas Gonzalo. Las luchas del indio que bajó de la montaña al
valle de la civilización, Manuel Quintín Lame. Bogotá: Comité de la Defensa del
Indio, 1973.
- Proyecto Quintín Lame, Universidad de los Andes. http://www.
proyectoquintinlame.org/
- Biblioteca de los Pueblos Indígenas de Colombia. Documentos para la historia
del movimiento colombiano
Contemporáneo. Vol. 1. Bogotá: Ministerio de Cultura, 2010.
2 Estos puntos eran:
1) La recuperación de las tierras de los resguardos
2) La ampliación de las tierras de los resguardos
3) El fortalecimiento de los cabildos
4) El no pago del terraje
5) Dar a conocer las leyes sobre los indígenas y exigir su justa aplicación
6) Defender la historia, la lengua y las costumbres indígenas
7) Formar profesores indígenas.
| 55 |
| 56 |
Suma Cultural
Suma Cultural
| 57 |
L
LUGARES
IMAGINADOS
a literatura está llena de lugares míticos que, a fuerza de repetirse y recrearse, se convierten en
referentes reales para los hombres y las mujeres de todas las épocas. Quién no se ha sentido
alguna vez “En un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...” al pretender
infructuosamente un mundo mejor y más equitativo. O a lo mejor, también buscando reparar
injusticias, se haya identificado con Comala, otro lugar mítico, seco, ardiente como el comal en el que
se asan las tortillas, que Juan Rulfo construyó para que Juan Preciado exigiera al padre la justicia que
le fue negada desde el vientre de su madre. Y más cercano a nuestra realidad está Macondo, que es
cualquier lugar y ninguno, la necesidad que tiene el hombre de un espacio físico para vivir, imaginar,
progresar... y derrumbarse.
Además de las obras citadas, hoy queremos invitarlos a releer un clásico lleno de lugares
simbólicos desde donde hombres y mujeres enuncian sus debilidades, sus anhelos, su vida. La Odisea,
de Homero, relata las aventuras que el astuto Ulises debe sortear antes de llegar a su patria, Ítaca,
tras la Guerra de Troya. Inicia así su relato el aeda: “Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme
ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo,
vio las poblaciones y conoció las costumbres de muchos hombres y padeció en su ánimo gran número
de trabajos en su navegación por el Ponto, en cuanto procuraba salvar su vida y la vuelta de sus
compañeros a la patria”.
El país de los lotófagos era un lugar donde los hombres se alimentaban de la flor de loto que, así
como les producía serenidad, también les daba el olvido, de su patria, del lugar en el que estaban sus
conflictos, de todo lo que les producía ansiedad.
También visitó Ulises otro curioso lugar: la isla de los cíclopes en donde hizo gala de su reconocida
astucia para engañar al gigante Polifemo a quien le quemó su único ojo y cuando éste le preguntó
su nombre le respondió: -Nadie, así me llamo, de manera que cuando sus hermanos quisieron saber
quién le había causado ese daño para castigarlo, sólo pudo decirles: ¡Nadie!
Hay dos lugares en la Odisea que son importantes pues en ellos reinaban hermosas mujeres con
quienes convivió el héroe y engendró hijos antes de seguir su camino de regreso a casa. Circe, tía de
Medea, convertía a los hombres en cerdos pero accedió a devolver la figura humana a los compañeros
de Ulises haciéndolos más jóvenes y ágiles. Calipso, una bella ninfa, le ofrecía al griego una vida sin
vejez, un lugar sin tiempo alimentados de néctar y ambrosía los alimentos de los dioses.
Finalmente, quisiéramos proponerles la relectura de Ítaca, un hermoso poema de Constantino
Kavafis, que compara la vida con las aventuras de Ulises para concluir que lo importante no es la meta
sino el viaje con todo lo que tenga para ofrecernos.
ULISES EN LA
ISLA DE CALIPSO
Cuando hubo arribado a aquella isla tan lejana, salió del
violáceo Ponto, saltó en tierra, prosiguió su camino hacia la
vasta gruta donde moraba la ninfa de hermosas trenzas, y hallóla
dentro. Ardía en el hogar un gran fuego, y el olor del hendible
cedro y de la tuya, que en él se quemaban, difundíase por la isla
hasta muy lejos; mientras ella, cantando con voz hermosa, tejía
en el interior con lanzadera de oro. Rodeando la gruta, había
crecido una verde selva de chopos, álamos y cipreses olorosos
donde anidaban aves de luengas alas: búhos, gavilanes y cornejas
marinas, de ancha lengua, que se ocupaban en cosas del mar.
Allí mismo, junto a la honda cueva, extendíase una viña
floreciente, cargada de uvas; y cuatro fuentes manaban muy
cerca la una de la otra, dejando correr en varias direcciones sus
aguas cristalinas. Veíanse en contorno verdes y amenos prados
de violetas y apio; y, al llegar allí, hasta un inmortal se hubiese
admirado, sintiendo que se le alegraba el corazón.
Detúvose el Argifontes a contemplar aquello; y después
de admirarlo, penetró en la ancha gruta, y fue conocido por
Calipso, la divina entre las diosas, desde que a ella se presentó
-que los dioses inmortales se reconocen mutuamente aunque
vivan apartados-; pero no halló al magnánimo Odiseo, que
estaba llorando en la ribera, donde tantas veces, consumiendo
su ánimo con lágrimas, suspiros y dolores, fijaba los ojos en el
ponto estéril y derramaba copioso llanto. Y Calipso, la divina
entre las diosas, hizo sentar a Hermes en espléndido y magnífico
sitial, y preguntóle de esta suerte:
— ¿Por qué, oh Hermes, el de la áurea vara, venerable y caro,
vienes a mi morada? Antes no solías frecuentarla. Di que deseas,
pues mi ánimo me impulsa a ejecutarlo si de mí depende y es
ello posible. Pero sígueme, a fin de que te ofrezca los dones de
la hospitalidad.
Habiendo hablado de semejante modo, la diosa púsole
delante una mesa, que había llenado de ambrosía y mezcló
el rojo néctar. Allí bebió y comió el mensajero de Argifontes.
Y cuando hubo cenado y repuesto su ánimo con la comida,
respondió a Calipso con estas palabras:
—Me preguntas, oh diosa, a mí, que soy dios, por qué he
venido. Voy a decírtelo con sinceridad, ya que así lo mandas.
Zeus me ordenó que viniese, sin que yo lo deseara: ¿quién
pasaría de buen grado tanta agua salada que ni decirse puede,
mayormente no habiendo por ahí ninguna ciudad en que los
mortales hagan sacrificios a los dioses y les inmolen selectas
hecatombes? Mas no le es posible a ningún dios ni traspasar
ni dejar sin efecto la voluntad de Zeus, que lleva la égida.
Dice que está contigo un varón, que es el más infortunado
de cuantos combatieron alrededor de la ciudad de Príamo
durante nueve años y, en el décimo, habiéndola: destruido,
tornaron a sus casas; pero en la vuelta ofendieron a Atenea,
y la diosa hizo que se levantara un viento desfavorable e
hinchadas olas. En estas hallaron la muerte sus esforzados
compañeros; y a él trajéronlo acá el viento y el oleaje. Y Zeus
te manda que a tal varón le permitas que se vaya cuanto
antes: porque no es su destino morir lejos de los suyos, sino
que la Moira tiene dispuesto que los vuelva a ver, llegando a
su casa de elevada techumbre y a su patria tierra.
ULISES EN EL PAÍS DE
LOS LOTÓFAGOS
Y habría llegado incólume a la tierra patria, si la corriente
de las olas y el Bóreas, que me desviaron al doblar el cabo de
Malea no me hubieran obligado a vagar lejos de Citera.
Desde allí dañosos vientos lleváronme nueve días por el
ponto, abundante en peces, y al décimo arribamos a la tierra
de los lotófagos, que se alimentan con un florido manjar.
Saltamos en tierra, hicimos aguada, y pronto los compañeros
empezaron a comer junto a las veleras naves.
Y después que hubimos gustado los alimentos y la bebida,
envié algunos compañeros -dos varones a quienes escogí
e hice acompañar por un tercero que fue un heraldo- para
que averiguaran cuáles hombres comían el pan en aquella
tierra. Fuéronse pronto y juntáronse con los lotófagos, que
no tramaron ciertamente la perdición de nuestros amigos;
pero les dieron a comer loto, y cuantos probaron este fruto,
dulce como la miel, ya no querían llevar noticias ni volverse;
antes deseaban permanecer con los lotófagos, comiendo loto,
sin acordarse de volver a la patria. Mas yo los llevé por fuerza
a las cóncavas naves y, aunque lloraban, los arrastré e hice
atar debajo de los bancos. Y mandé que los restantes fieles
compañeros entrasen luego en las veloces embarcaciones:
no fuera que alguno comiese loto y no pensara en la vuelta.
Hiciéronlo en seguida y, sentándose por orden en los bancos,
comenzaron a batir con los remos el espumoso mar.
ULISES EN TIERRA
DE CÍCLOPES
Desde allí continuamos la navegación con ánimo afligido, y
llegamos a la tierra de los ciclopes soberbios y sin ley; quienes,
confiados en los dioses inmortales, no plantan árboles, ni
labran los campos, sino que todo les nace sin semilla y sin
arada -trigo, cebada y vides, que producen vino de unos
grandes racimos- y se lo hace crecer la lluvia enviada por Zeus.
No tienen ágoras donde se reúnan para deliberar, ni leyes
tampoco, sino que viven en las cumbres de los altos montes,
dentro de excavadas cuevas; cada cual impera sobre sus hijos y
mujeres y no se entrometen los unos con los otros.
Delante del puerto, no muy cercana ni a gran distancia
tampoco de la región de los ciclopes, hay una isleta poblada
de bosque, con una infinidad de cabras monteses, pues no las
ahuyenta el paso de hombre alguno ni van allá los cazadores,
que se fatigan recorriendo las selvas en las cumbres de las
montañas. No se ven en ella ni rebaños ni labradíos, sino
que el terreno está siempre sin sembrar y sin arar, carece de
hombres, y cría bastantes cabras. Pues los ciclopes no tienen
naves de rojas proas, ni poseen artífices que se las construyan
de muchos bancos -como las que transportan mercancías a
distintas poblaciones en los frecuentes viajes que los hombres
efectúan por mar, yendo los unos en busca de los otros-, los
cuales hubieran podido hacer que fuese muy poblada aquella
isla, que no es mala y daría a su tiempo frutos de toda especie,
porque tiene junto al espumoso mar prados húmedos y tiernos
y allí la vid jamás se perdiera.
ULISES EN LA
ISLA DE CIRCE
«Encontraron en un valle la morada de Circe, edificada
con piedras talladas, en lugar abierto. La rodeaban lobos
montaraces y leones, a los que había hechizado dándoles
brebajes maléficos, pero no atacaron a mis hombres, sino
que se levantaron y jugueteaban alrededor moviendo sus
largas colas. Como cuando un rey sale del banquete y le
rodean sus perros moviendo la cola pues siempre lleva algo
que calme sus impulsos , así los lobos de poderosas uñas y
los leones rodearon a mis compañeros, moviendo la cola.
Pero éstos se echaron a temblar cuando vieron las terribles
bestias. Detuviéronse en el pórtico de la diosa de lindas
trenzas y oyeron a Circe que cantaba dentro con hermosa
voz, mientras se aplicaba a su enorme e inmortal telar ¡y qué
suaves, agradables y brillantes son las labores de las diosas!
Entonces comenzó a hablar Polites, caudillo de hombres, mi
más preciado y valioso compañero:
«“Amigos, alguien no sé si diosa o mujer está dentro
cantando algo hermoso mientras se aplica a su gran telar que
todo el piso se estremece con el sonido. Conque hablémosle
enseguida.”
«Así dijo, y ellos comenzaron a llamar a voces. Salió la
diosa enseguida, abrió las brillantes puertas y los invitó a
entrar. Y todos la siguieron en su ignorancia, pero Euríloco
se quedó allí barruntando que se trataba de una trampa. Los
introdujo, los hizo sentar en sillas y sillones, y en su presencia
mezcló queso, harina y rubia miel con vino de Pramnio. Y echó
en esta pócima brebajes maléficos para que se olvidaran por
completo de su tierra patria.
«Después que se lo hubo ofrecido y lo bebieron, golpeólos
con su varita y los encerró en las pocilgas. Quedaron éstos
con cabeza, voz, pelambre y figura de cerdos, pero su mente
permaneció invariable, la misma de antes. Así quedaron
encerrados mientras lloraban; y Circe les echó de comer
bellotas, fabucos y el fruto del cornejo, todo lo que comen los
cerdos que se acuestan en el suelo.
ÍTACA
Constantino Kavafis - Fragmentos
Cuando te encuentres de camino a Ítaca,
desea que sea largo el camino,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al enojado Poseidón no temas,
tales en tu camino nunca encontrarás,
si mantienes tu pensamiento elevado, y selecta
emoción tu espíritu y tu cuerpo tienta.
A los Lestrigones y a los Cíclopes,
al fiero Poseidón no encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si tu alma no los coloca ante ti.
Desea que sea largo el camino.
Que sean muchas las mañanas estivales
en que con qué alegría, con qué gozo
arribes a puertos nunca antes vistos,
deténte en los emporios fenicios,
y adquiere mercancías preciosas,
nácares y corales, ámbar y ébano,
y perfumes sensuales de todo tipo,
cuántos más perfumes sensuales puedas,
ve a ciudades de Egipto, a muchas,
aprende y aprende de los instruidos.
| 62 |
Suma Cultural
El lugar de la historia
en la Bogotá de hoy
| Ronald Salazar Carreño |
1538, en el Chorro de Quevedo −dicen−
Gonzalo Jiménez de Quesada llevó a cabo la
fundación de la actual capital de Colombia.
Hoy, casi 500 años después, en dicho lugar
todavía es posible respirar aires que huelen a
ese momento. Como el Chorro de Quevedo,
parece que algunos sitios de la capital se han
suspendido en el tiempo para permanecer, en la
medida de lo posible, de la forma más propicia
para narrar algún evento relacionado con los
primeros años y la formación de esta ciudad.
Suma Cultural
| 63 |
| 68 |
Suma Cultural
Suma Cultural
| 69 |
| Lotus Salcedo |
H
ace muchos jueves, desperté dormido y sin
bañarme embestí mi peluda cabeza hacia el
Museo de Arte del Banco de la República. Me
excitaba a raudales y bajo mis grandes ojeras
explotaba libidinosamente una sonrisa. Ese día exponían a
Man Ray.
Me encontré de frente con una placa que decía
Autorretrato, y encima de ella, una cabeza con unas gafas
enrejadas. Pasé por un laberinto vomitante de cosas bellas.
Unos duraznos entre algodones se me parecieron mucho
a las mejillas de Dudú, una plancha brotada de puntillas
recordaba sus palabras y unas nubes sabían bastante a su
saliva. Frases impresas en las paredes endulzaban mis oídos
y las cámaras gruñían: flash, click, flash. Violonchelos de
carne fotografiados, lágrimas de cristal, grises invertidos,
tijeras negativas. Todo teñía colores alucinantes. Todo olía
terriblemente a Dudú. Irrigué carcajadas de satisfacción al
ver un pan francés azul y estuve a punto de sentarme en
el huevo del inodoro, pero no, el silencio de mis rodillas
fue más fuerte. Cinco minutos me detuve, aunque la gente
dijo que fueron más. Una obra nunca antes recordada por mi
cerebro. Un marco y madera tras el vidrio, piezas de madera
de diversas y aburridas formas. Me mordí la mano. El nombre
era Ábaco.
Hace muchos miércoles me desperté descalzo y después
de cagar, le escribí un poemita a Dudú. El poema era un
poco tonto, pero tiritaba así:
Vita Illustrata bien recuerden
Quise pasión frutal
Cuyo estado hermafrodita era
Instante Rousseau vulgar.
Dudú, Dudú,
No mueras, Dudú.
Dudú, Dudú,
No vivas Dudú.
Lo puse dentro de la taza de chocolate y le llevé el
desayuno a la cama, pero Dudú se lo tomó de un sorbo y gritó
que estaba de afán, que no tenía tiempo para cavernícolas.
Esos cinco minutos me olvidé de Dudú y desquicié
defecantes intentos de lógica. ¿Ábaco? ¿Era broma? Todo,
todo lo anterior tenía sentido, mucho sentido. Casi tanto
como lo tenían las escamas en el rostro de la señora a mi
lado o los coágulos de mis botas. Pero, tomar un ábaco,
desarmarlo, pegar por separado sus partes, enmarcarlas y
llamarle Ábaco, era un poco confuso.
Hace muchas once de la mañana le llevé un racimo de
nubes a Dudú, pero ella estaba concentrada lanzando piedras
a los pájaros. Nos miramos y mientras cuantificábamos
nuestro amor, nos besamos. «Te amo dos guayabas», «Yo te
amo siete hipopótamos», «Pues entonces yo te amo catorce
viruelas». Ella se apasionó tanto que me dio un puño en el
estómago. Yo le dije que los accidentes pasan. Caminamos
Suma Cultural
en una sola pierna de Europa a América, y de América
a la luna, brincando de guerra en guerra y los zapatos se
nos empaparon de método científico. Comencé a toser
contradicciones y me dio un terrible ataque de diarrea de
teorías. Dudú se puso roja y pegándome patadas, me dijo
que era tonto si creía que lo controlaba todo. Los dolores
sólo me hicieron amarla más y enamorarme de los volcanes
que salían de las cuencas de sus ojos. Dudú, Dudú, mátame
a golpes. Dudú, Dudú, ódiame.
El celador abrió las fosas nasales gritando «Deje de
lamer el cuadro». Eso casi me hace llorar. Quería conocer
los secretos de esa obra para después olvidarlos, pero mi
lengua no me quiso contar nada de lo que escuchó. ¡Dudú,
Dudú! ¿Por qué corres Dudú? Ella se ríe como loca y cuando
por fin para, aúlla, aúlla, aúlla como poeta en celo. Pero
aún la fotografío muy simpática. Nadie escapa, pero Dudú
se encuentra. ¡Abracen las contradicciones, amantes de
la lógica! Que sólo les cultivaron ecuaciones y silogismos.
Rasúrense les boules para demoler el futuro. Que si no
entienden lo que estas ojeras tratan de escupirles, es que el
caballo ha caído del tomate.
Hace muchos segundos me dieron hermosas náuseas
de fornicar con Dudú, ella indignada me dijo que no,
mientras se quitaba las medias. Nos mordimos las caras. Yo
la cultivaba mientras ella me pintaba el pecho con la sangre
de mi espalda. Qué despelucada, Dudú. Ella gemía así: ü üü,
igo, igu, bla, bla. Yo le hablaba de Platón. Ella martillaba el
aire con la mirada y yo no podía quitarle la vista al cuadro
que había robado del museo. CuandoDudú llegó al orgasmo,
se desarmó toda y quedaron regados pedazos de su carne,
sus palabras, su corazón, y unas cuantas obras de arte. Tomé
todos esos pedazos de Dudú y los pegué a un cuadro, lo
enmarqué y le puse una placa:
Esto no es un ábaco, esto es Dudú. Esto no es Dudú, esto
es un ábaco.
| 71 |
La Nostalgia
Ficticia
| Juan Diego Hernández Chávez |
| 72 |
Suma Cultural
E
n los dedos temblorosos de un norteamericano
se tambaleaba el futuro de la historia universal,
el reportero enviado a Cabo de York en Australia
se había quedado sin ideas y se sentía próximo a
quedarse sin credibilidad alguna, los editores en Nueva York lo
habían notado; Roger, a pesar de visitar pueblos muy exóticos,
enviaba textos simples y mecánicos que no motivaban al lector
a imaginarse lugares fantásticos sino retratos estáticos de
sociedades tan ordinarias como otras.
La reseña exótica, sin embargo, había sido un proyecto
muy importante cuando se anunció, por la novedad del
asunto, porque ningún periódico se había atrevido a enviar un
viajero por el mundo en espera de reseñas de los lugares más
recónditos del planeta. Roger, que se había sentido elogiado
excesivamente por el cargo, en aquel entonces dudaba de su
capacidad como reportero y sus ojos ya no se deslumbraban
por la variada esencia humana que se modifica de pueblo
en pueblo sino que le parecía encontrar atisbos de todos los
hombres del mundo en los rostros que aparentaban ser nuevos
en cada pueblo.
Roger se había agotado de pensar en nuevas formas de
describir lo inmodificable, levantó la hoja de papel y, dejando
notar una sonrisa, comenzó a escribir. Lo que le tardó una
noche entera completar fue releído en unos minutos, el
reportero había recuperado la confianza en sí mismo. Con el
pasar de los soles y al darle la vuelta al mundo, los ojos de los
editores recorrían fascinados lo escrito por Roger, ¿de dónde
ha salido esto?, es un genio, repetía el más viejo de los tres y
bebía whisky delatando su sensación triunfal. El menor de los
tres editores leyó el documento casi como alardeando pues él
había propuesto a Roger para el cargo, escuchaban las primeras
líneas con entusiasmo:
He llegado a Cabo de York, me encuentro en
una tribu de la cual no tenía noticia alguna, he
intentado integrarme y creo que lo he logrado con
satisfacción. La razón por la que me ha tomado un
buen tiempo escribir esto es porque estoy, sin duda,
sorprendido. Su dialecto, ininteligible para mí, es lo
menos extraño de todo el lugar, debo afirmar que
me costó trabajo mantener contacto visual con seres
que poseen cuatro ojos y que al saludar mantienen
los seis dedos de su mano derecha muy firmes, sabía
que debía actuar lo menos extrañado porque podían
resultar ser hombres agresivos.
Sus costumbres son también motivo de
satisfacción; he deducido que son panteístas porque
cada vez que suena el grito casi interminable de quien
parece ser el líder, todos se detienen en sus labores y
rinden tributo al suelo que pisan y en general a todo
lo que les rodea.
Los párrafos siguientes adentraban en la relación familiar,
en los sacrificios, en los bailes y un poco más en su anatomía
Suma Cultural
| 73 |
tan poco antropomórfica. Los editores no lo dudaron, aquello
debía ser publicado en la edición dominical, esperaban buenas
ventas y aunque acertaron, su pronóstico resultaba pobre ante
la avalancha poderosa del implacable futuro.
Roger, que se quedó unas semanas más en Cabo de York,
recibió una carta en donde lo encomiaban, donde se afirmaba
que su reseña había sido motivo de felicidad en el periódico,
donde se delataba que las ventas superaron lo esperado y
que era acreedor a un notorio aumento de sueldo, se había
preparado el próximo viaje, Roger dobló la carta. Tuvo que
respirar hondo y revisar el paisaje de nuevo, ¿había valido
la pena?, Roger recorrió la tribu con la ilusa esperanza de
encontrar a alguien siquiera parecido a quienes describió,
era inútil, la tribu causaba un poco de curiosidad pero estaba
lejos de contener a los sorprendentes seres que él dibujó en la
mente de Nueva York.
El acto estaba hecho, el periodista se convencía a sí mismo,
era imposible explicar aquello a un periódico tan entusiasmado
con su trabajo, era mejor continuar, esta vez sin ficciones
surgidas de sus más íntimos anhelos, se prometió que la
próxima reseña sería un retrato atractivo pero fiel a la realidad.
Sin embargo, el viaje al siguiente destino tomó más tiempo
de lo esperado, llegar a China había sido fácil, poder llegar a
Motuo County era el verdadero problema. Las indicaciones
de los lugareños eran vagas y en ocasiones contradictorias,
el periódico se desesperaba en las oficinas al no tener noticia
de Roger mientras que él sufría los estragos de un viaje tan
doloroso.
El mundo no venció al periodista pues aquel pudo encontrar
la forma de llegar a su destino, las heridas por unos minutos
dejaron de importarle al darse cuenta que había encontrado el
lugar, los ojos se ensancharon en busca de la interacción social,
no tardó mucho en toparse con gran parte de la población y el
gesto amable en aquella gente lo asustó. No podía ser cierto,
los observó durante horas cada vez deprimiéndose con mayor
intensidad, tuvo que darse por vencido, Roger no diferenciaba
| 74 |
esos personajes de todos los otros que había presenciado.
Pero debía escribir si quería mantener su trabajo, lo hizo,
redactó todo con la mayor fidelidad posible y al disponerse
a leerlo, lo arrojó de inmediato. La depresión contratacó,
no podía seguir escribiendo reseñas sobre lugares con esa
fidelidad, Roger comenzaba a sentirse tentado por la posibilidad
de imaginar otra vez que el suelo que pisaba en ese instante
era mágico y que allí surgía una de las mayores aventuras
relatadas por el hombre. Esta vez, no escatimó en detalles, la
reseña lograba el doble de extensión que la anterior, Motuo
County había sufrido una metamorfosis, en el lugar residían,
según los papeles de Roger, los hombres cíclopes, las mujeres
con tres brazos, los niños sufrían un extraño proceso que los
hacía perder estatura a partir de la adolescencia y jugaban una
variación del fútbol que incluía un par de sacrificios. Al leer lo
escrito, el placer superaba el sentimiento de culpa, escapó del
lugar cuando pudo y apenas le fue posible, envió la reseña.
La publicación, esta vez esperada con ansias, fue acogida
con gran alegría entre los lectores. La leyenda de Roger
iba tomando forma mediante el pensamiento colectivo, el
periódico se entusiasmó e invirtió en costosos viajes para que
Roger enviara a Nueva York reseñas cada vez más fantásticas.
Las publicaciones continuaron elevando el respeto que el
público tenía por aquel periódico. La competencia, sin embargo,
detestaba no formar parte de aquel fenómeno de corresponsales
viajeros, cada periódico en la capital norteamericana envió un
corresponsal para recibir descripciones sorprendentes pero
se mostraban excesivamente molestos al notar que lo que
obtenían era tan cotidiano que publicarlo era innecesario,
los ejecutivos en esos periódicos lo discutían una y otra vez,
cambiaban constantemente de corresponsales sin mejorar los
resultados y concluían que contrataban gente incompetente.
Los meses contribuyeron a volver a Roger una celebridad,
sus reseñas ya eran motivo de discusión, habían penetrado de
tal manera el pensamiento de la gente que el joven promedio
aspiraba a una vida como la de él, la sed por los viajes había sido
Suma Cultural
motivada por su prosa, ¿quién no querría conocer a aquellos
amables hombres de tres cabezas en Nueva Guinea o poder
aprender de los ermitaños latinoamericanos la levitación?
Roger sabía que había tenido impacto sobre la sociedad
neoyorquina pero ignoraba la magnitud de este, los viajes
llegaron a agotarle, el rostro joven se recubrió de arrugas
formadas por las largas noches que pasó ideando pueblos
enteros y al llegar a su ciudad natal, la sorpresa lo conmovió
hasta las lágrimas y sintió, como nunca antes, la embriaguez de
la adulación y lo placenteras que pueden resultar las miradas
de admiración.
Desde ese momento, Roger se refugió en su escritorio
dentro de un silencioso apartamento y allí, se emprendió en
el proyecto de recopilar sus reseñas agregando comentarios
que provenían de la mirada retrospectiva. El periodista había
logrado una edición de más de 600 páginas y el libro se
convirtió en un éxito de ventas sin mucha demora.
La sorpresa tomó a Roger cuando fue reconocido con el
premio Pulitzer por su periodismo de investigación. La noche
de la premiación, la emoción lo dominó y, ya con unas canas
ganadas en el cabello antes de un rubio deslumbrante, sintió que
debía repasar su vida, trató de evocar los momentos más felices y
en un abrir y cerrar de ojos, se encontraba en un auditorio lleno
de personas que lo veneraban, se apropió, al menos por aquella
noche, sin ninguna duda de cada palabra escrita y se convenció
de que era inevitable recibir el premio, que realmente había
colaborado con la construcción del conocimiento.
Aquella noche, que se podría considerar como la cima de
su carrera, fue seguida de un inevitable pero elegante descenso.
Ya escribía menos, cada vez más cercano a los comentarios y
más alejado de los textos extensos, fue perdiendo entusiasmo
por nuevos viajes y no se sentía avergonzado de confesar a
sus lectores que ya se encontraba demasiado viejo para salir al
mundo exótico, no sin despedirse recomendando a todos que
vayan en busca de los pueblos más extraños.
Las últimas colaboraciones consistieron en revisiones
de libros históricos que utilizaban como fuente principal la
información proveída por Roger en su juventud. Sin embargo, la
lista de autores que no pudieron concretar un trabajo conjunto
con él fue larga pues Roger falleció debido a una neumonía.
La enfermedad, antes de matarlo, le permitió unos días de
soledad y silencio, los primeros días se sintió tentado de llamar a
alguien para confesar su pecado mejor guardado, para destruir
una ilusión tan grande pero quizás la edad o su estado de salud
fueron día tras día deteriorando la lucidez de su razonamiento.
Un tiempo después, Roger se había olvidado por completo
del deseo de confesar, en cambio sufría con mucha intensidad
el hecho de no poder volver a Montuo County o a Cabo de
York donde, según afirmaba en esos días, su verdadera vida
comenzó. Por obvias razones, no pudo volver a donde quería,
la muerte dio el beso final.
Suma Cultural
Los libros de historia inspirados en sus relatos se duplicaron
a raíz de su muerte, la polémica también se desató, hombres con
un rigor excelso hicieron pública su duda sobre la veracidad
de los testimonios de Roger pero fue tal la indignación que
mostró la academia, que de aquel gran grupo de historiadores,
sociólogos y antropólogos, tan solo uno se mantuvo firme en
su idea. Los demás fueron acusados de irrespetuosos y se dudó
de su intelectualidad por no respetar a quien era considerado
el padre de la historia moderna.
Aquel hombre, que no se rindió, pasó muchos años de su
vida recorriendo cada pueblo que Roger reseñó, la felicidad en
él fue creciendo sin mesura al ver que cada lugar carecía de las
descripciones en las reseñas, que aquellos rincones del mundo
eran poco extravagantes.
Ya más viejo y cansado, volvió a Nueva York y presentó
el trabajo de toda su vida en forma de libro “Una pluma
llena de mentiras”, en este libro describía cómo Roger era el
maquinador de aquellos pueblos y su verdadero mérito no
residía en la habilidad periodística sino en su gran capacidad
imaginativa, casi artística. El auditorio que presenció por
primera vez aquello no pudo contener la sorpresa, los archivos
parecían darle la razón al casi desconocido antropólogo que
sostenía que Roger era un farsante como periodista.
Tuvieron que pasar muchos meses para que un grupo
de historiadores enviado a recorrer algunos de los lugares
reseñados llegara a una conclusión válida sobre el caso. Citaron
al antropólogo y frente a un público lleno en distinciones
académicas develaron lo que suponían su verdad, con dolor,
lo habían comprobado, el mundo que Roger describió ya no se
encontraba entre ellos.
Lo dictaminaron sin que tiemble un músculo en sus
rostros, señores, había que entenderlo, decían a los casi 300
estudiosos. Ya no existen hombres de tres cabezas en el mundo
o al menos no en los pueblos en los que antes el maestro nos
indicó, lo decían con toda clase de evidencias. Poco a poco
fueron argumentando la extinción de cada especie humana
extraña y convencieron al antropólogo de que Roger nunca
mintió sino que fue quizás el último hombre que alcanzó a ver
la pluralidad en el mundo.
El caso se cerró, Roger se mantuvo sacralizado, su imagen
no ha hecho más que asociarse a los más selectos elogios del
mundo intelectual. Ahora, que muchos años han pasado,
algunos hombres, usualmente viejos, siguen hablando de él y de
sus textos con la esperanza de encontrar en ellos algo que pasó
desapercibido por los demás. El sentimiento, sin embargo, es
lo más sorprendente de estos grupos, al terminar cada reunión,
los hombres se quitan el peso de sus profesiones y se sientan a
tomar café en lugares silenciosos, siempre llega el momento en
que el silencio une sus ideas con su sentir, aquellos hombres
devotos de la prosa de Roger anhelan inexplicablemente un
mundo que nunca existió pero, ¿no es acaso ese el valor de
cada texto?, infundirnos la nostalgia ficticia.
| 75 |
La Peregrina - Rossina Bossio
La peregrina
|Felipe Clavijo Ospina|
Y
o estaba en la galería, desolado, cuando las
cortinas se abrieron. De repente, sentí que ella
venía hacia mí. No sabía muy bien como, pues
parecía un espectro en medio de la niebla. Pero no
había duda, ella o su espíritu, venía hacia mí. Avanzaba muy
lentamente, como meditando cada paso, desdibujándose
y arrastrando consigo (a manera de un antiguo velo) las
sórdidas flores de la memoria, el silencio y la melancolía;
desafiando la noche incierta, la tumba intemporal del
olvido y de las horas. No obstante, la esperaba, pues sabía
que era ella: nuestra señora.
En ese momento, todo era confusión y la neblina
empezaba ya a desaparecer bajo la forma de una delicada
lluvia. Ella continuaba caminando, impasible. A pesar de las
sombras, pude ver en su cuerpo un extraño fulgor, que le
revestía como un suntuoso sudario: la tela del mismo, parecía
ser su propia piel opaca e inmortal. En ella, abundaban los
encajes, los escudos y las rosas, mientras que una singular
cruz se aferraba a su vientre y a su sexo. Su terrible recuerdo
me estremeció. Creí alucinar y retrocedí unos pasos. Pero
fue aún peor. Ahora, el salón de la galería me resultaba
indescriptible; miraba a mi alrededor y no veía más que
retratos de niñas cabalgando sobre cerdos, escapando de
jardines de juego infinitos con vestidos distorsionados por
el miedo o por el agobiante peso de la ambigüedad; mujeres
abandonadas en cuartos solitarios, abrazadas con pasión
por la incertidumbre y el desasosiego.
No sé porqué, pero pensaba en Giacometti, en Velásquez
y en Brueghel; también, en las pinturas coloniales de monjas
muertas que había visto en algún museo de la ciudad.
Me volví a ella. Ahora estaba mucho más cerca. Su
mirada era inconmovible, profunda, siniestra. Parecía
poseer el poder para otorgar la vida y la muerte, así como
para detener el tiempo. De su cabello rubio que se dejaba
caer en forma de velo, nacían algunas flores y también, un
perturbador brillo espectral que iba consumiendo todo el
lugar. Me aterró pensar en volver a ser su esclavo. Entretanto,
su cuerpo se transformaba en el deseo que recordaba las
diversas formas de mi condenación. De nada servía huir o
cerrar los ojos, pues ya era suyo. Sin embargo, ella se detuvo
Suma Cultural
frente a mí, cuando estaba a una distancia, de digamos, unos
veinte pasos, y alzó sus brazos.
Lo que sucedió a continuación apenas lo puedo referir
en palabras; las estoy olvidando progresivamente. Me
encontraba en el centro del salón de la galería cuando noté
que de todos lados del lugar, se comenzaron a acercar las
más diversas e incoherentes figuras: una pareja de niños
desnudos, una mujer en vestido amarillo y otra similar en
capa roja; tras ellas, caminaba con torpeza una pequeña
niña de vestido rosado hecho pedazos. Una nueva neblina
no me permitió ver a los que venían detrás. Sé que hablaban
entre sí, pero su lengua era incomprensible.
Fue entonces cuando ella levantó su mano para
despojarse del sudario y retomó su camino hacia mí; los
demás se detuvieron. Me miraban fijamente, ya no hablaban.
No podré olvidar aquellos rostros nunca. Me rodearon en
círculo. Comencé a temblar. La neblina se hacía cada vez
más espesa y lo único que podía ver era el siniestro cuerpo
de ella, en completa desnudez, acercándose a mi cuerpo.
Cuando estábamos por ser uno, por encontrarnos una vez
más, ella desapareció entre mis brazos.
Allá, a lo lejos, venía Rossina Bossio, la peregrina.
| 77 |
ESA PESADILLA
| Daniela Guevara |
| 78 |
Suma Cultural
L
a otra noche soñé con arañas gigantes, pensé que
eran poetas en ausencia de tristeza, después me puse
a contemplar la belleza de sus tenazas y me imaginé
cómo sería si tuvieran alas, si pudieran volar como
las aves, ¿serían tan horripilantes para entonces? No pude
contradecirme y tuve la certeza de querer estar en otro lugar
mientras soñaba. Sin embargo, no había a dónde ir. Todo
era tinieblas. Me desperté y contemplé la ventana oscura, el
alféizar sucio y la torpe araña miniatura que colgaba del bastón
de la cortina, no respiré en treinta segundos, tuve la sensación
de estar cayendo en un letargo mortal. Todo fue tinieblas en la
realidad de mi habitación, de mi vida.
Fue en cuestión de horas que desperté en la sala de
urgencias, rodeada de gente desconocida que me brindaba
ayuda. Volví a la vida. La miniatura que me había visitado fue
dejando su veneno dentro de mi cuerpo al sentirse amenazada
por una mano somnolienta que quería quitarse algo de encima.
Mi vida pendía de un hilo. No quería moverme, pero sentía la
necesidad de sentarme y pedir un sorbo de agua, mi cuerpo
estaba agotado de pelear contra la muerte. La fiebre y la falta de
aire hicieron que me desmayara de nuevo, a lo lejos escuchaba
los gritos de mujeres afanadas que pedían la presencia de un
doctor. No tardé mucho en despertar y sin embargo me sentía
diferente, como si el viento de pronto no fuera tan pesado.
Mis pulmones hinchados se fueron librando de la presión que
ejercía la reacción alérgica y por un momento comprendí lo
que estaba pasando en realidad.
Pasaban las horas y yo no tenía idea de cuándo se daría mi
salida de aquel espantoso lugar, me sentía sola, triste y aunque
débil quería correr para no volver. Le tuve miedo, mucho miedo
a las agujas y al frío de la noche con olor a medicamentos y
enfermedad. De pronto me llegó un pensamiento aturdidor,
¿Quién me había llevado hasta la portezuela blanca de aquel
lugar? Y mi mente vagó por los parques que debí atravesar
inconsciente, por las calles, las autopistas. Sin embargo, no
encontré a la persona indicada por el recuerdo inocente de
una silueta que no reconocí con exactitud.
Suma Cultural
Volvía a respirar con dificultad, pero esta vez no era por
una presión particular, al parecer ya me podía ir a mi casa,
donde se encontraba el animal infame que me había atacado
con todo su arsenal. No quería volver, solo de pensar que allí
me llevarían hacía que se me inundaran los ojos y empezara
a temblar.
Al llegar encontré la puerta bien cerrada, sentí alivio y
pensé en ir a otro lugar, pero al retroceder sentí una presencia
extraña, la divisé con el rabillo del ojo, palidecí y pensé
que me caería cuando sentí la caricia suave de una pata de
no más de diez centímetros de largo por mi cuello blanco.
De un manotazo el ser voló por los aires y no supe dónde
cayó, pues hacía ya dos segundos que me hallaba corriendo
desesperada. De los árboles, de los faros de luz, de las puertas,
de los jardines, de las terrazas, por todo lado estaban esas
aterradoras y siniestras arañas que querían devorarme. La calle
estaba desierta, pero a la vez repleta de ellas. Mi estómago
se revolvía al compás de mis pisadas agitadas. Corría pero
no avanzaba y sentí de pronto que mi corazón se detenía, mi
boca se secaba y mis pies se entumecían. Era tarde, me tenían
rodeada. La desesperación se tradujo en desesperanza y mis
ojos vieron por última vez el cielo. En esta ocasión se me hizo
más cercano.
Caí de rodillas y desde lo alto vi cómo aquellos seres
entraban por mi boca, por mi nariz, por mis oídos y se comían
mis párpados. Algo me dijo que debía intentar respirar y
como empujada por un gran resorte me levanté de la cama,
sudando, temblando, llorando, con la respiración entrecortada
y las manos entumecidas, blancas como la nieve. A las tres de
la mañana me quité la ropa de cama y me metí a la ducha
intentando pensar en otra cosa que no fuera aquella pesadilla
horrible.
Cuando volví a mi cama contemplé la ventana, el alfeizar
sucio y la torpe araña miniatura que colgaba del bastón de la
cortina.
Y usted, querido lector ¿Está seguro de que sus pesadillas
no tienen lugar en la realidad?
| 79 |
LugareS
|Yessenia Castañeda Rodríguez |
Hay lugares que aterran, que te hacen temblar, pero hay
otros que te incitan a soñar.
Hay lugares cálidos y húmedos que te hacen sentir
libertad con el peculiar sonido de las olas y el azul
intenso del mar.
Hay lugares especiales que te llevan a recordar las mil y
una cosas por las que solías suspirar; con un firmamento
colmado de estrellas encuentras el lugar perfecto para
naufragar en el eco de tus pensamientos y emociones quizá.
Hay lugares que desinhiben y que te llevan al descontrol
total, pero solo son un punto de escape, un momento
de diversión, una experiencia más. Hay otros que
saturan tus sentidos con armonía, paz y libertad,
sobresale un hermoso brillo en tus ojos y con
una bella sonrisa alcanzas la felicidad.
Pero sin duda alguna el mejor lugar es
el que se aloja en tu mente, abarrotado
de colores, abstracciones y fantasías
sin parar, que te hacen sentir la vida,
soñarla y percibirla.
| 80 |
Suma Cultural
PERSONALIDAD
|Juan Pablo Marín Restrepo |
Suma Cultural
| 81 |
Sin lugar a dudas
|Diana Marcela Castro Farfán|
Me pides que defina el lugar
y yo tendría que preguntar
¿Tu lugar?
¿Mi lugar?
El sitio que anhelo en tu mente
el que ocupas en la mía
el punto en que coincidimos
la línea que nos separa
El lugar donde estuvimos
en el que estamos
o en el que esperamos estar
Cada una de las huellas
lo vivido en el camino
lo abstracto del recorrido
o el destino esperado
Donde somos nosotros
o donde tú no eres y yo no estoy
donde yo espero
donde tú estás
Al que pertenecemos
el que nos pertenece
o en el que nos sentimos extraños
donde somos ajenos.
La fracción de espacio que ocupamos
el universo con el que soñamos
el escenario en el que nos exponemos
o el rincón que nos hace invisibles
| 82 |
El paisaje al otro lado de la ventana
el sitio que tienes en mi vida
la canción que transporta
una frase trillada
Las líneas impresas en estas páginas…
Me preguntas por el lugar
y yo te digo
tu lugar está en mi corazón
y mi lugar está contigo
sin lugar a dudas
aunque me ataquen todas ellas
Suma Cultural
Una parte de mí
| Juan Pedro Pablo|
Tu esencia es impenetrable
como un secreto eres insondable,
el aroma del roble de tu cuerpo
seduce cada parte de mi cerebro.
Eres esa gárgola que me acompaña cada noche.
En un sueño te conocí y en la realidad en mis labios te
encendí,
implacable como las olas del océano
me hiciste zarandear
y en un azul fuego a la vida menoscabar.
Mujer de cabellos ardientes,
Barba Jacob te amo con la pasión
de un zascandil.
Tú y yo, rompiendo la doncellez,
haciendo de las puritanas furcias por gusto.
Suma Cultural
¡Oh! Contigo puedo ser eso que quiero.
¡Oh! A tu lado estoy completamente solo.
¡Oh! Tus besos me hacen pensar para existir.
¡Oh! Como me duele ser eso que siempre quise,
ser nada.
Para qué amar a Eva
si te puedo tener…Lilith.
Contigo conocí que no existe aquello de la probidad,
Eres el humo de los dioses, la deidad del Superhombre.
Me siento correcto,
me siento hambriento,
me siento completo,
me siento inútil,
me siento más leve…
¡Qué insoportable es la levedad del ser!
| 83 |
Autores
Silvia Juliana Rocha Dallos
Candidata a Ph.D in Romance Languages and Literature.
Certificate in Latin American Studies
Washington University in Saint Louis
[email protected]
Hanz Quitián Delgado
Historiador, Pontificia Universidad Javeriana. Candidato a
Magister en Comunicación, Pontificia Universidad Javeriana.
Profesor Instituto de Humanidades, Fundación Universitaria
Konrad Lorenz. Profesor Departamento de Historia, Facultad
de Ciencias Sociales, Pontificia Universidad Javeriana.
@juansquitina.
Diego Higuera
Licenciado en Español y Literatura Universidad Industrial de
Santander. Magister en Literatura, Universidad de los Andes.
Profesor de Habilidades Comunicativas, Fundación
Universitaria Konrad Lorenz.
Daniel Bonilla
Psicólogo, Fundación Universitaria Konrad Lorenz. Estudiante
de Especialización Gerencia Social, Escuela Superior de
Administración Pública- ESAP
Jennifer Katischa Moreno Rojas
Estudiante de 7° Semestre de Geografía, Universidad
Nacional de Colombia.
Deivis Cortés
Realizador y Analista Audiovisual
Profesor Universidad El Rosario
Ronald Salazar Carreño
Licenciado en Español y Literatura Universidad Industrial de
Santander y Magíster en Literatura, Universidad de Los Andes.
Profesor Instituto de Humanidades, Fundación Universitaria
Konrad Lorenz.
| 84
| 84
| |
Felipe Clavijo Ospina.
Abogado, Universidad Autónoma de Bucaramanga y
Constitucionalista de la Universidad Nacional de Colombia.
@Felibertino
Diana Marcela Castro Farfán
Politóloga, Universidad Nacional de Colombia.
Sebastián Rodríguez Pineda
Juan Pedro Pablo
Estudiante de Psicología
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
http://insatisfaccionemocional.blogspot.com/
Daniela Guevara.
Estudiante de Psicología
Fundación Universitaria Konrad Lorenz.
Juan Diego Hernández Chávez
Estudiante de Psicología
Fundación Universitaria Konrad Lorenz.
http://mundosempiterno.tumblr.com/
Yessenia Castañeda Rodríguez.
Estudiante de Psicología
Fundación Universitaria Konrad Lorenz
Lotus Salcedo
Estudiante de Psicología
Fundación Universitaria Konrad Lorenz.
Juan Pablo Marín Restrepo.
Estudiante de Psicología, Universidad de San Buenaventura Cali.
loquequierocontar.wordpress.com
@juanpabmarin
Suma
Suma
Cultural
Cultural
Descargar