EXPO 2008 - Auditorio de Zaragoza

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AUDITORIO
PALACIO DE CONGRESOS ZARAGOZA
SALA MOZART
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CICLO EXPO
ZARAGOZA
DE
MÚSICA
CLÁSICA 2008
7
SEPTIEMBRE
domingo / 20,15 horas
I SOLISTI VENETI
CLAUDIO SCIMONE DIRECTOR
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I
Solisti Veneti que está a punto de celebrar su quincuagésimo
aniversario, es el grupo orquestal de cámara más conocido en
el mundo con sus ya cinco mil conciertos en más de ochenta países y en los principales festivales internacionales (entre otros,
más de treinta conciertos en el Festival de Salzburgo), con sus
trescientos cincuenta títulos publicados en CD, LP y DVD, así
como su rica serie de publicaciones y de actividades culturales y
promocionales.
El grupo fue fundado en 1959 por Claudio Scimone, discípulo de
los directores de orquesta Dimitri Mitropoulos y Franco Ferrara.
Scimone alcanzó fama internacional en el escenario como director sinfónico y operístico, dirigiendo, entre otros lugares, en el
Covent Garden de Londres, Arena de Verona, Teatro La Fenice de
Venecia, Termas de Carcalla para la Ópera de Roma, Festival de
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VENETI
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Ópera Rossini de Pésaro, Teatros de Ópera de Zúrich, Nueva York,
París (Châtelet), Macerata (Sferisterio), Houston, Melbourne, etc,
además de diversas orquestas sinfónicas, entre las cuales se
puede citar la Philarmonia y Royal Philharmonic de Londres,
Mostly Mozart Orchestra de Nueva York, las Orquestas de la
Radio Francesa en París, Yomiuri Symphony Orchestra de Tokio,
Bamberger Symphoniker, Israel Chamber Orchestra...
Claudio Scimone tiene en su haber las primeras ejecuciones
modernas del «Mosè in Egitto», «Maometto II» y «Edipo in Colono»
de Rossini, todas para el Festival de Ópera de Rossini, el estreno
«vivaldiano» de «Orlando Furioso» (Verona, Teatro Filarmónico), el
«estreno moderno» de Salieri («Le Jugement Dernier») y muchas
otras. En el reconstruido Teatro La Fenice de Venecia ha dirigido
recientemente la primera ejecución mundial de la versión veneciana de «Maometto II» de Rossini, obteniendo asimismo un gran
éxito en 2007 con «El Barbero de Sevilla» en el Arena de Verona.
Invitado habitual de las principales cadenas televisivas italianas y
extranjeras, Scimone ha sido el centro de algunas películas y programas televisivos de carácter musical, como «Vivaldi, pittore
della musica» de François Reichenbach y las «Le Sette Ultime
Parole di Cristo» sobre la música de F. J. Haydn, rodado en la Cappella degli Scrovegni de Giotto, bajo la dirección de Ermanno Olmi.
Su producción discográfica es enorme, cuenta con más de trescientos cincuenta títulos para las distribuidoras más importantes
del mundo (Erato-WEA, Philips, BMG-RCA, etc) y con orquestas
como London Philharmonia, Orchestre Philarmonique de Montecarlo, English Chamber Orchestra, Royal Philharmonic Orchestra,
l’Orchestre Philharmonique de la ORTF, Bamberger Symphoniker,
Orchestra della RAI de Turín, Orquestra Gulbenkian y, naturalmente, para I Solisti Veneti. Sus grabaciones incluyen, entre
otras, una gran cantidad de óperas de Rossini, algunas de las
cuales fueron grabadas por él en primicia mundial, como «Mosè
in Egitto» (con Ruggero Raimondi), «Maometto II», «Ermione»,
«Zelmira», «Armida» y «Edipo a Colono», además de «L’Italiana in
Algeri» con Marilyn Horne. Con I Solisti Veneti también ha grabado la ejecución de la obra completa editada en vida de Vivaldi y
Albinoni, y ha dado a conocer a compositores poco conocidos
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como Giannella, Mercadante o Rolla. Ha despertado gran interés
la grabación de «Orlando Furioso» y de «Catone in Utica» de Vivaldi, así como la de «Pimpinone» y de la serenata «Il Nascimento
dell’Aurora» de Albinoni y de la «Caduta di Adamo» de Galuppi.
Obtuvieron un gran éxito recientemente los DVDs «Le Stagioni di
Vivaldi nelle Ville Venete», editado por TDK, además de «Il Gloria
e la musica sacra di Antonio Vivaldi in San Marco a Venezia e
nella Cappella di Giotto a Padova», bajo el sello discográfico
Dynamic.
Para cubrir un vacío de la edición musical italiana, I Solisti Veneti
ha publicado una serie de catálogos temáticos de obras de compositores venecianos (Albinoni, Bonporti, Tartini, Galuppi, Platti
Torelli, Dall’Abaco o Maddalena Lombardini), y se ha ocupado de
la obra completa de Giuseppe Tartini. Scimone ha colaborado con
la Fundación Rossini de Pésaro para la edición de la Obra Completa Rossiniana, y se ha dedicado con pasión a la formación de
jóvenes y jovencísimos músicos. Ha sido docente de ejercitación
orquestal en el Conservatorio de Venecia y, durante veintisiete
años, fue Director del Conservatorio Superior de Padua.
Entre los muchos reconocimientos obtenidos tanto por I Solisti
Veneti como por Claudio Scimone, cabe citar el Premio Grammy
de Los Ángeles, Grand Prix du Disque de la Academie Charles
Cros de París (varias veces), Académie du Disque Lyrique de
París, Elisabeth Memorial Medal de Londres o los Premios de la
Crítica Discográfica Italiana y Belga, entre otros muchos. Asimismo, ha recibido de manos del Presidente de la República Italiana la distinción de Caballero de la Gran Cruz al mérito de la
República y la Medalla de Oro por su contribución a la escuela,
el arte y la cultura. También es el único artista que ha recibido
el León de Oro de la Región del Véneto, concedido por unanimidad por el Consejo Regional.
Para I Solisti Veneti han compuesto óperas algunos de los más
notables compositores del siglo XX, habiendo formado un interesantísimo repertorio de diez u once solistas de cuerda: Bussotti, Donatoni, Guaccero, Chailly, Malipiero, Constant, Christobal
Halffter, Panni, Manzoni, Corghi o De Pirro (este último en 2007),
entre otros.
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CLAUDIO SCIMONE
director
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undador y director de I Solisti Veneti, director invitado en
muchas de las principales orquestas mundiales y director
honorífico de la Orquesta Gulbenkian de Lisboa, estudió Dirección con Dimitri Mitropoulos y Franco Ferrara.
Ha alcanzado fama internacional en el escenario como director
sinfónico y de ópera, habiendo dirigido, entre otros lugares, en el
Covent Garden de Londres, Arena de Verona, Teatro La Fenice de
Venecia, Termas de Carcalla para la Ópera de Roma, Festival de
Ópera Rossini de Pésaro, Teatros de Ópera de Zúrich, Nueva
York, París (Châtelet), Macerata (Sferisterio), Houston, Melbourne, etc, además de diversas orquestas, entre las cuales se puede citar la Philarmonia y Royal Philharmonic de Londres, Mostly
Mozart Orchestra de Nueva York, Orquestas de la Radio Francesa en París, Yomiuri Symphony Orchestra de Tokio, Bamberger
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Symphoniker, las principales orquestas de Montreal, Dallas,
Toronto, Toulouse, Estrasburgo, Montecarlo, Niza y Sydney, English
Chamber Orchestra, etc. En el reconstruido Teatro La Fenice de
Venecia ha dirigido recientemente la primera ejecución mundial
de la versión veneciana de «Maometto II» de Rossini.
Tiene en su haber las primeras ejecuciones modernas del «Mosè
in Egitto», «Maometto II» y «Edipo in Colono» de Rossini, todas
para el Festival de Ópera de Rossini, el estreno «vivaldiano» de
«Orlando Furioso» (Verona, Teatro Filarmónico), el «estreno moderno» de Salieri («Le Jugement Dernier») y muchas otras.
Fundó «I Solisti Veneti» en 1959 en Padua, su ciudad natal, y
desde entonces ha dirigido más de cinco mil conciertos en más
de ochenta países y en los principales festivales internacionales,
convirtiéndolo en uno de los grupos más prestigiosos y famosos
del mundo. Invitado habitual de las principales cadenas televisivas italianas y extranjeras, ha sido el centro de algunas películas y programas televisivos de carácter musical, como «Vivaldi,
pittore della musica» de François Reichenbach y las «Le Sette
Ultime Parole di Cristo» sobre la música de F. J. Haydn, rodado
en la Cappella degli Scrovegni de Giotto, bajo la dirección de
Ermanno Olmi.
Su producción discográfica es enorme, cuenta con más de trescientos cincuenta títulos para las distribuidoras más importantes
del mundo (Erato-WEA, Philips, BMG-RCA, etc) y con orquestas
como London Philharmonia, Orchestre Philarmonique de Montecarlo, English Chamber Orchestra, Royal Philharmonic Orchestra,
l’Orchestre Philharmonique de la ORTF, Bamberger Symphoniker,
Orchestra della RAI de Turín, Orquestra Gulbenkian, y, naturalmente, para I Solisti Veneti. Sus grabaciones incluyen, entre
otras, una gran cantidad de óperas de Rossini, algunas de las
cuales fueron grabadas por él en primicia mundial, como «Mosè in
Egitto» (con Ruggero Raimondi), «Maometto II», «Ermione», «Zelmira», «Armida» o «Edipo a Colono», además de «L’Italiana in Algeri» con Marilyn Horne. Con I Solisti Veneti también ha grabado la
ejecución de la obra completa editada en vida de Vivaldi y Albinoni y ha dado a conocer a compositores poco conocidos como
Giannella, Mercadante, Rolla y otros. Ha despertado gran interés
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la grabación de «Orlando Furioso» y de «Catone in Utica» de Vivaldi,
así como la de «Pimpinone» y de la serenata «Il Nascimento dell’Aurora» de Albinoni y de la «Caduta di Adamo» de Galuppi. Obtuvieron
un gran éxito recientemente los DVDs «Le Stagioni di Vivaldi nelle
Ville Venete», editado por TDK, además de «Il Gloria e la musica
sacra di Antonio Vivaldi in San Marco a Venezia e nella Cappella di
Giotto a Padova, bajo el sello discográfico Dynamic.
Se ha dedicado con toda la pasión a la formación de jóvenes
músicos. Ha sido docente de ejercitación orquestal en el Conservatorio de Venecia y, durante veintisiete años, fue Director del
Conservatorio Superior de Padua.
Entre sus muchos reconocimientos cabe citar el Premio Grammy
de Los Ángeles, Grand Prix du Disque de la Academie Charles
Cros de París (varias veces), Académie du Disque Lyrique de
París, Elisabeth Memorial Medal de Londres o los Premios de la
Crítica Discográfica Italiana y Belga, entre otros muchos. Asimismo, ha recibido de manos del Presidente de la República Italiana la distinción de Caballero de la Gran Cruz al mérito de la República y la Medalla de Oro por su contribución a la escuela, el arte
y la cultura. También es el único artista que ha recibido el León
de Oro de la Región del Véneto concedido por unanimidad por el
Consejo Regional.
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COMENTARIOS
AL PROGRAMA
A. VIVALDI: LAS CUATRO ESTACIONES
Hoy parece ya indudable que el concierto barroco veneciano
alcanzó su cénit con las obras de Antonio Vivaldi. En la ingente
producción concertante del Prete rosso reviste una importancia
trascendental su colección Il cimento dell’armonia e dell’inventione, Opus VIII, publicada en Ámsterdam por Michele Le Cène a
finales de 1725.
Siete de los doce conciertos de que consta la serie llevan un título extramusical: La tempesta di mare (n.º 5), Il piacere (n.º 6) y
La caccia (n.º 10). Aunque no hay duda de que la celebridad de
la publicación se debe a los primeros cuatro conciertos de la
misma, para violín, cuerdas y continuo, que integran la serie
conocida como Las cuatro estaciones, páginas cimeras en el
conjunto de la amplia producción instrumental vivaldiana y a las
que el músico veneciano debe su imperecedera popularidad.
Dedicados al conde bohemio Wenzel von Morzin, pariente lejano
del futuro protector de Haydn y uno de los muchos aristócratas
del imperio de los Habsburgo, con los que Vivaldi mantuvo relaciones en el transcurso de su agitado periplo vital, los conciertos
que integran la Op. VIII del veneciano parecen haber sido compuestos a lo largo de una docena de años. En concreto, Las cuatro estaciones pueden fecharse alrededor de 1720.
Siguiendo la estructura del llamado concerto ritornello –por la
alternancia en cada movimiento entre pasajes para el solista y
un estribillo (ritornello) que repite el ripieno (es decir, la orquesta)–, distribuido en tres movimientos, rápidos los extremos y lento el central, Las cuatro estaciones están basadas en otros tantos sonetos de autor desconocido, acaso el propio compositor.
Las correspondencias entre el texto del poema y la música que lo
representa constituyen un compendio admirable del imaginativo
lenguaje retórico vivaldiano y su desusada capacidad para la des-
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cripción. En Las cuatro estaciones encontramos algunos de los
temas predilectos del compositor veneciano: la tempestad (presente en La primavera, El invierno y protagonista de El verano), el
canto de los pájaros (La primavera, I; El verano, I), el sueño
(La primavera, II; El verano, II; El otoño, II) o la caza (El otoño, III), que
aparecen igualmente en muchas de sus composiciones vocales.
Pero asimismo el genio descriptivo vivaldiano brilla plenamente en
la evocación de los más inesperados detalles: desde el ladrido de
los perros al zumbido de los insectos, las gotas de la lluvia y los
truenos de la tormenta, la languidez provocada por la canícula y el
rechinar de dientes por el frío, el murmullo de las aguas y el susurro de las hojas agitadas por el viento, la alegría de las danzas
campesinas y el disparo de los cazadores, el deslizamiento sobre
el hielo o la modorra de los campesinos achispados.
Como escribiera Nikolaus Harnoncourt, «la música de Vivaldi habla,
pinta, expresa sentimientos, describe acontecimientos y conflictos,
pero no en una sucesión ordenada, sino simultáneamente y confundidos unos con otros tal como requiere el temperamento italiano para la representación teatral de la ópera barroca».
A. PASCULLI: SIMPATICI RICORDI DELLA TRAVIATA
PARA OBOE Y CUERDAS
Nacido en Palermo en 1842 y fallecido en 1924, Antonino Pasculli fue probablemente el más extraordinario oboísta del que se
tenga noticia. Conocido con el sobrenombre de «Paganini del
oboe», Pasculli fue coetáneo de otros grandes oboístas-compositores como Stanislas Verroust (1814-63) o Casimir Lalliet
(1837-92). Pasculli inició su carrera de instrumentista a los
catorce años, efectuando viajes por Italia, Alemania y Austria.
Desde 1860 hasta 1913 enseña su magisterio como profesor de
oboe y de corno inglés en el Real Conservatorio de Palermo,
tarea que compagina con una intensa carrera como concertista
que solo una grave dolencia ocular le obliga a interrumpir definitivamente en 1884.
Al hilo de estas actividades Pasculli elabora un notable catálogo de
obras de concierto en las que poder desplegar sin trabas su asombrosa técnica interpretativa. Más aún que en el caso de Verroust
y Lalliet, la música de Pasculli solicita una extremado virtuosismo
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por parte del solista a fin de satisfacer adecuadamente las numerosas exigencias técnicas de su elaborada escritura.
Aparte algunas obras de inspiración original, la obra de Pasculli,
como la de tantos intérpretes-compositores de la época, abunda
en transcripciones y fantasías sobre arias de ópera. Una forma
instaurada por la tradición que trasladaba así la vocalidad belcantista –de moda en su tiempo y, muy en particular, en tierras
italianas– al peculiar timbre del instrumento.
Escritas en su mayoría para oboe y piano, entre las primeras
deben recordarse obras como Ricordi di Napoli, Galopade, 15
Caprichos a modo de estudios o el Estudio característico «Le Api»
(1874), una de sus obras más célebres, en la que las vertiginosas cascadas de notas del oboe imitan el zumbido de las abejas.
Entre los operistas homenajeados por Pasculli en sus páginas de
concierto destacan autores como Meyerbeer (Fantasía sobre «Los
hugonotes»), Donizetti (Fantasía sobre temas de «Poliuto», Concierto sobre temas de «La Favorita»), Bellini (Homenaje a Bellini)
y Verdi (Gran concierto sobre motivos de «I Vespri siciliani»), al
que Pasculli dedica otra de sus partituras más populares: Simpatici ricordi della «Traviata», en el que el oboe solista rememora
algunos de los temas más conocidos de la ópera verdiana al tiempo que entabla sabrosos diálogos con otros instrumentos (violín,
contrabajo…) del conjunto de cuerdas que lo acompaña.
G. TARTINI: CONCIERTO EN LA MAYOR PARA VIOLONCHELO
Y CUERDAS
Aunque oriundo de Pirano, pequeña localidad de la península de
Istria perteneciente entonces a la República veneciana, donde
nació en 1692, Giuseppe Tartini vivió buena parte de su existencia en Padua, en cuya universidad estudió leyes. En 1721 fue
nombrado «primo violino e capo di concerto» de la basílica de
San Antonio, puesto de gran prestigio que ostentó durante 44
años, lo que no le impidió viajar por Europa, con estancias prolongadas en Praga (1723-26), Roma y otras ciudades.
Hasta su muerte en Padua en 1770, la carrera de Tartini se divide entre la composición y la enseñanza, pues a su iniciativa se
debe la creación en 1728 de una escuela de violín bautizada
como «Scuola delle Nazioni», gracias a la cual llegan a Padua
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alumnos procedentes de todas partes de Europa. Graun, Nardini y Naumann se cuentan entre los muchos discípulos de Tartini,
uno de los grandes renovadores de la interpretación del violín a
través de tratados que lo hicieron famoso, entre ellos el denominado Tratatto di Musica secondo la vera scienza dell’armonia,
publicado en 1754 y reeditado en 1767.
Tartini, considerado por Burney como «un filósofo, un santo y un
sabio», ha dejado un inmenso legado consagrado en su mayor
parte al repertorio instrumental. En él sobresalen más de ciento
setenta sonatas para violín (con o sin bajo continuo), medio centenar de sonatas en trío, varias sonatas a cuatro y un vasto catálogo orquestal integrado por más de ciento treinta conciertos
para violín, a los que se añaden un par de conciertos para flauta y otros tantos para violoncello.
El estilo de Tartini, en descendencia de Corelli y fuertemente
influido por Vivaldi, mantiene su mismo esquema tripartito rápido-lento-rápido, enfatizando aún más los requerimientos virtuosísticos del solista. El gusto por la escritura ornamentada y
expresiva –«cada pasión tiene sus movimientos propios y su tono
particular de voz», expresa en su Tratatto di musica– marca la
transición, a través de sus obras más representativas, entre el
barroco tardío y el primer clasicismo.
El Concierto en La mayor se conserva en la Biblioteca Antoniana
de Padua. Como su hermano escrito en Re mayor, fue probablemente compuesto por Tartini con destino al violoncellista boloñés Antonio Vandini, colega del maestro en la basílica de San
Antonio. Antes de instalarse en Padua, Vandini había trabajado
en la cercana Venecia con Vivaldi, que le había dedicado algunos
de sus conciertos más virtuosísticos. Ambos conciertos fueron
editados en los dos últimos siglos tanto para violoncello como
para viola da gamba, que en aquella época aún se empleaba
como instrumento solista, sobre todo en el norte de Italia.
G. ROSSINI: VARIACIONES EN MI BEMOL MAYOR
PARA CLARINETE Y CUERDAS SOBRE TEMAS
DE MOSÈ IN EGITTO Y DE LA DONNA DEL LAGO
En el amplísimo catálogo rossiniano, dominado ciertamente por
su imponente legado operístico, abundan asimismo las páginas
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instrumentales, bien que su popularidad y difusión sean mucho
menores. Dispersas a todo lo largo de su carrera, entre ellas
destacan, además de las numerosas piezas pianísticas desperdigadas entre algunos de los trece volúmenes de «Pecados de
vejez», fechados ente 1857 y 1868, otras muchas páginas para
dos o más instrumentos.
Es el caso de las célebres Seis Sonatas a cuatro (1804), sin
duda la partitura instrumental más conocida de su autor, la Sinfonia al conventello y los Dúos para trompa (fechados ambos
hacia 1806), la Sinfonía en Re mayor o Sinfonia di Bolonia
(1808), la Gran Obertura para contrabajo obligado (1807-10), la
Sinfonía en Mi bemol mayor (1809), la Serenata para siete instrumentos (1823), el Dúo para violoncello y contrabajo (1824),
La Rendez-vous de chasse (1828) y la Fantasía para piano y clarinete (1829), entre otras.
En el terreno de las variaciones cabe citar seis partituras de cierta notoriedad: las Variaciones en Fa mayor para varios instrumentos obligados y las Variaciones en Do mayor para clarinete
obligado y orquesta (ambas de 1809), el Andante y Tema con
variaciones para flauta, clarinete, trompa y fagot (1812), el
Andante y Tema con variaciones para arpa y violín (1815-22), el
Tema de Rossini seguido de dos variaciones y coda de Moscheles padre para trompa y piano (1860) y la más famosa de todas
ellas, la Introducción, Tema y variaciones para clarinete y cuerdas en Mi bemol mayor.
De autoría no del todo segura aunque suela adjudicarse habitualmente al maestro de Pésaro, se trata, como todas las anteriores, de una página de contenido altamente virtuosístico en el
que el sonido del clarinete traduce con todo lujo de ornamentaciones las agilidades vocales originales. El material melódico
sobre el que Rossini edifica la obra procede del aria de Amaltea
La pace mia smarrita (Acto II de Mosè in Egitto) y de la de Malcolm Mura felici (Acto I de La Donna del lago).
Juan Manuel Viana
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PROGRAMA
PRIMERA
A.VIVALDI
PA R T E
De la octava ópera «El cimiento de la Armonía
y de la Invención». «Las Cuatro Estaciones»
Concierto n.º 1 en Mi «La primavera»
Allegro (Llegó la primavera)
Largo (El pastor durmiendo/Murmullo del follaje)
Allegro (Danza pastoril)
Lucio Degani violín
Concierto n.º 2 en Sol m «El verano»
Allegro non molto
(Languidez que da el calor/Los pájaros y los vientos/El llanto del pastor)
Adagio (El sueño-El temor de truenos y relámpagos)
Presto (Tiempo impetuoso de verano)
Chiara Parrini violín
Concierto n.º 3 en Fa «El otoño»
Allegro (Baile y canto de campesinos/El borracho)
Adagio molto (Borrachos dormidos)
Allegro (La caza)
Chiara Parrini violín
Concierto n.º 4 en Fa m «El invierno»
Allegro non molto
(Temblor helado/Hórrido viento/Correr y golpear los pies)
Largo (El gozo del hogar/Fuera llueve)
Allegro (Caminando sobre el hielo/Los vientos en guerra)
Lucio Degani violín
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S E G U N D A PA R T E
A. PASCULLI
«Simpáticos recuerdos de
La Traviata» para oboe y cuerdas
Paolo Grazia oboe
G.TARTINI
D. DRAGONETTI
Concierto en La para contrabajo
y cuerdas
Allegro
Moderato
Largo
Andante
Allegro
Gabrielle Ragghianti
G. ROSSINI
Variaciones en Mi bemol para
clarinete y cuerdas sobre temas
de «Moisés en Egipto»
y de «La dama del lago»
Lorenzo Guzzoni clarinete
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Claudio Scimone director
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www.expozaragoza2008.es
Imprime: Navarro & Navarro Impresores • D. L. Z-2.413/2008 • La organización se reserva el derecho de variaciones de días y sustituciones de orquestas, solistas y programas por causas obligadas de fuerza mayor. http://www.auditoriozaragoza.com
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