El vulcanismo LOS VOLCANES Y SUS DIFERENTES PARTES. Los volcanes son aberturas naturales de la corteza terrestre que ponen en comunicación las masas magmáticas internas con la superficie. En general, la forma de las montañas volcánicas es cónica. En su parte más alta presentan una cavidad, más o menos circular, de paredes verticales muy inclinadas, depresión que se denomina cráter, el cual es la prolongación y ensanchamiento del conducto irregular (chimenea) que le pone en comunicación con el núcleo candente. Los materiales que el volcán que el volcán arroja se acumulan i dan origen a la montaña volcánica o cono. Los volcanes pueden ser de tres tipos: activos, extintos/apagados, o alternos. El aspecto del cono volcánico puede ser de dos tipos, conforme a su constitución y forma. Cuando están integrados de lavas, tiene una amplia base y una pendiente suave. Si están constituidos por detritos sueltos, cenizas, lapili y escorias, su forma es más aguda. Ciertos volcanes pueden tener, además del cono principal, otros más pequeños, a los cuales se les denomina conos adventicios. Un tipo especial de cráteres son las denominadas calderas, que para algunos autores representan cráteres de hundimiento LAS ERUPCIONES VOLCÁNICAS Son varios los fenómenos que suelen anteceder a los que suelen anteceder a los paroxismos volcánicos. El más general es el aumento de la cantidad de gases que salen por el cráter. También se oyen algunos ruidos subterráneos que pueden ir acompañados de terremotos locales. En la parte alta y paredes del cráter se producen derrumbamientos y se levanta una enorme columna de humo negro. Este humo está constituido por cenizas y polvo, procedentes de la trituración de las rocas de las paredes de la chimenea y parte de las del cráter, y por escorias y lavas pulverizadas, que no tardan en caer, las más gruesas, sobre el mismo cráter y cono volcánico, y las más finas, a distancias cada vez mayores. El mecanismo de las erupciones volcánicas se explica mediante el desarrollo de gran cantidad de vapor de agua y otros diversos gases en las zonas profundas de la corteza terrestre. Estas masas gaseosas, encerradas a enormes presiones en el interior de la Tierra, por una causa cualquiera, relacionada con la ruptura del equilibrio interno, siempre probables en las zonas de precaria estabilidad tectónica, pueden escapar por grietas que se originan en las capas de la corteza terrestre. Entonces, la expansión de los gases hará que estos tiendan a salir con violencia al exterior, arrastrando tras de sí, al mismo tiempo, a la masa pastosa o magma, originando terribles explosiones. A esta primera y violenta explosión suelen seguir otras, ya más atenuadas, hasta que las lavas (minerales fundidos), impulsadas por la presión de los gases, encuentran una salida. Poco a poco, las lavas descienden hacia las zonas bajas, recubriendo con su negruzca masa grandes extensiones de terreno, hasta que, perdida su temperatura y solidificada, deja de avanzar. LACOLITOS, BATOLITOS Y DIQUES No siempre los materiales volcánicos salen al exterior, sino que, inyectados entre las rocas que forman la corteza terrestre, se solidifican poco a poco, dando origen a masas enormes de rocas eruptivas denominadas batolitos, del tipo de los granitos, estas rocas se han solidificado a grandes profundidades, y si ahora aparecen a flor de tierra, es porque los complejos fenómenos de la dinámica terrestre ha erosionado los materiales que los recubrían. 1 En otros casos, las masas intrusivas son de proporciones mucho menores y no se encuentran a profundidades tan grandes en la corteza terrestre. entonces se originan los lacolitos, muy frecuentes en las regiones del Colorado, en Estados Unidos. Buen ejemplo de ello nos lo brindan, asimismo, las rocas eruptivas que forman la Serranía de Ronda ( Andalucía) y otras regiones europeas. Las rocas eruptivas pueden también rellenar grietas de no grandes dimensiones, las cuales cortan a los demás materiales que constituyen losa terrenos. Siendo aquéllas, por regla general, más duras, resaltan, una vez sometifdas a la erosión, a amnera de pareddones y crestones, a los que se conoce con el nombre general de diques. LOS NECK Otro tipo muy interesante entre las formaciones constituidas por materiales de origen interno, es el que nos presentan los neck o chimeneas de explosión. Consisten éstas en perforaciones efectuadas en las capas de la corteza terrestre por colosales fenómenos explosivos. El espacio que ocupan es, por lo común de forma circular o elíptica, y su diámetro puede variar de una decena de metros un kilometro. La superficie más o menos cilíndrica que los limita, se prolonga en profundidad hacia el interior de la corteza terrestre. Puede, por lo tanto, decirse, que cada neck se asemeja una enrome columna, la cual está constituida por dos tipos de materiales: unos de origen sedimentario, que proceden de las rocas que han sido atravesadas por dichas perforaciones, y ortos de origen interno, volcánicos, que engloban y cementan el conjunto. FUMAROLAS, MOFETAS, SOLFATARAS Y GEYSERS En las erupciones volcánicas se desprenden a la vez diversos materiales: gaseosos, líquidos y sólidos. Las grietas y cavidades que cuartean las paredes del cráter del volcán, y la lava arrojada, exhalan pequeñas nubes blanquecinas de vapor, a las que se denomina fumarolas. Éstas se dividen en diversos tipos, atendiendo a su composición química y, sobre todo, a su temperatura. En primer lugar, figuran las fumarolas secas, en las cuales no existe el agua. Se desprenden de las lavas fundidas, a manera de vapor blanquecino. Pero sin formar torbellino. Su temperatura es muy elevada, unos 1500ºC, y tienen la particularidad de no dar olor. Están formadas por diversos cloruros, y sobre todo, por el cloruro sódico o sal marina. Siguen después las fumarolas ácidas, que corresponden que ya han recorrido un largo trecho y, por lo tanto, se han enfriado bastante. En éstas, el vapor de agua es el que más abunda, mezclado con ácidos − clorhídrico y sulfuroso −, lo cual hace que tengan un olor sofocante. Su temperatura es algo menor que las anteriores, oscilando entre los 300ºC y 400ªC. Las fumarolas alcalinas siguen después, y encierran gran cantidad de vaporde agua. Por reacción química éstas depositan sobre la superficie que está en contacto con ellas azufre en gran cantidad. Tal es lo que ocurre en el Etna y otros volcanes de Italia. La temperatura de dichas emanaciones no pasa de los 100ºC. Las fumarolas frías sólo están formadas por vapor de agua casi puro y a escasa temperatura. A continuación tenemos las mofetas, o sea, emisiones de gas carbónico a temperatura ordinaria. En Gerona, cerca de la ciudad, se desprende dicho gas por unas grietas del terreno, que es recogido y conducido por cañerías, empleándose en algunos usos industriales. En íntimo parentesco con las fumarolas tenemos las solfataras, emanaciones gaseosas de temperatura no muy elevada (unos 150ºC ), relacionadas asimismo con el vulcanismo, pero consideradas como una manifestación agónica del periodo de actividad. 2 En último lugar pueden citarse los geysers, que para algunos son verdaderos volcanes agua que brotan con irregularidad. Son expulsiones de agua liquida y en estado gaseoso a grandes alturas. Consisten en un pequeño cono aplastado de varios metros de alto y de ancho formado por sílice. En lo más alto del cono se abre un pequeño cráter circular en el cuál desemboca la chimenea que presenta sus paredes pulimentadas. LAS CORRIENTES O ALUDES DE BARRO En ocasiones, el vapor de agua que en nubes enormes se escapa de los volcanes, se condensa y origina grandes precipitaciones en los flancos de la montaña. Estas aguas, al mezclarse con los materiales blandos y deleznables, pueden originar corrientes de barro que, avanzando a gran velocidad por la pendiente del cono volcánico, son a veces más peligrosas que las mismas corrientes de lava. Como ejemplo puede citarse la erupción del altísimo volcán ecuatoriano Cotopaxi, 1877, la cual produjo inundaciones desastrosas, pues las aguas procedentes de la condensación de las nubes de vapor, junto con las originadas por la fusión súbita de las nieves i los hielos que coronabas la cima del volcán, descendieron a lo largo de él, con tal violencia, que labraron barrancos de más de 60m de profundidad. Estas masas cenagosas, al llegar a la región cultivada con velocidades de 10 m por segundo, invadieron el país sobre una anchura de 1 a 10 km, arrasando todo a su paso y haciendo perecer cerca de 300 personas y una innumerable cantidad de animales domésticos. Bloques de hielo arrancados de la cima fueron transportados por este impetuoso torrente a más de 80 km de la cumbre. BOMBAS VOLCÁNICAS Entre los materiales sólidos que los volcanes lanzan al aire durante sus paroxismos figuran las bombas. Estas con de diversa procedencia. En las erupciones violentas, en que las explosiones son muy frecuentes, parte de los materiales rocosos que forman el conducto de salida o chimenea son arrancados y lanzados al aire, y formando parte, en un principio, de las nubes volcánicas, no tardan en caer sobre los flancos de la montaña. Bombas de este tipo son frecuentes en las erupciones de tipo peleano. El tamaño de dichos fragmentos es a veces enorme; algunos miden varios metros cúbicos de volumen. Otro tipo de bombas son las constituidas por masas de lava, lanzadas al aire y solidificadas en él. En este caso son de forma parecida a un huso, cuyos extremos, si no se han roto al caer, aparecen prolongados y retorcidos, a causa de la pastosidad inicial de la masa y el rápido movimiento de giro que adquiere la bomba. El tamaño de esta es muy variable, pues desde el puño pasa a medir varios metros cúbicos, aunque en este último caso no sea de forma tan perfecta. Otro tipo de bombas es el originado por lavas muy pocos viscosas. Su forma es en extremo irregular, y su superficie, que forma una verdadera corteza, aparece agrietada en todos los sentidos. Por lo general, son mucho menores que las anteriores, pues rara vez miden más de unos decímetros cúbicos. Son propias de las erupciones de lavas poco fusibles. Cuando las lava son fluidas dan origen, en el aire, a masas de esponjosas y de pequeño tamaño, de colores negruzcos, denominados lapilli. Éstas representan el tránsito desde los gruesos materiales que forman las bombas, a las finas cenizas, y no son sino verdaderas escorias de vidrio fundido y solidificado. NUBES DE CENIZAS Los materiales más finos expulsados en las erupciones son impulsados por los gases que a gran presión se desprenden del cráter y se elevan a mucha altura. Transportados luego por el viento, pueden recorrer a veces distancias enormes. Las cenizas lanzadas por un volcán de Islandia en 1875 fueron llevadas por el aire hasta Suecia, y cayeron a manera de lluvia sobre Estocolmo. 3 Por la gran extensión que estos materiales pueden ocupar al ser transportados por el viento son, sin duda, los que mayor perjuicio ocasionan en las erupciones. Hay diferentes ejemplos de la devastación de estos materiales, como la erupción del Vesubio en el año 79 o las del Tambora de 1815 en Sumbawa. En esta última el volumen total de cenizas arrojadas se calculó en unos 100 kilómetros cúbicos que hicieron perecer unos 12.000 personas. CORRIENTES DE LAVA No todos los productos son lanzados al aire durante las erupciones, sino que gran parte, como hemos dicho, se derraman pro las laderas del volcán, dando lugar a corrientes de lava, o sea, a rocas fundidas, constituidas sobre todo por silicatos. Las lavas pueden rellenar el cráter y desbordarse por los flancos del volcán; pero cuando el cono carece de resistencia, se agrieta, y a través de las hendiduras brotan verdaderos surtidores, cuando son muy fluidas, o se originan acumulaciones que forman conos adventicios. Sólo en las cercanías del cráter tienen las lavas apariencia de rocas fundidas, semejantes a un río de fuego, pues al llegar a las zonas llanas, se solidifican en su superficie, ésta puede tomar forma plana u ondulada y retorcida, y en este último caso tenemos el tipo lavas cordadas. A mayor distancia, las rocas corrientes se recubren, al enfriarse todavía más, de escorias y lavas solidificadas, en general negruzcas o de tonos rojizos o amarillentos, y de apariencia esponjosa. Tales cavidades no son sino las burbujas endurecidas, que en un principio estaban ocupadas pro emanaciones gaseosas. Estos materiales escoriáceos, que se fragmentan con facilidad, dan un aspectos áspero y erizado a las corrientes una vez que se han endurecido, por lo que son muy difíciles de recorrer; zonas a las que en canarias se las ha denominado con el pintoresco nombre de malpaíses. Las lavas fundidas, una vez endurecidas, pueden dar lugar a masas esponjosas y de colores claros, a las que se denomina piedra pómez. En las corrientes de lava suelen hallarse cavidades de gran tamaño, a manera de enormes burbujas, cuyo origen es debido a la acumulación de los gases que se desprenden de la corriente. En virtud de la gran presión que llegan a adquirir, hinchan la masa y producen explosiones, que lanzan los fragmentos semisolidificados larga distancia. Siendo los materiales que constituyen las lavas malos conductores de la calor, y solidificándose dichas corrientes con rapidez en su superficie y en contacto con el suelo, el interior queda ocupado por una masa en fusión y, por lo tanto, a elevada temperatura. Cuando las corrientes son basálticas, al enfriarse sufren una especie de retracción, originándose una division en prismas verticales. Asi se constituyen las columnas basálticas. La velocidad de las corrientes de lava depende de tres factores: de la pendiente del terreno, de la temperatura de la lava y de su composición, pues no todas las rocas se funden con igual facilidad. La temperatura de las lavas es siempre muy elevada. Como se ha indicado, la temperatura se conserva durnte mucho tiempo en el interioir de la masa. Si embargo es poco importante el efecto producido en los cuerpos recubiertos o rodeados por ellas. Lavas que han atravesado espacios de terreno ocupados por bosques, ocasionando, como es natural, la sequía, no han carboniuzado la madera. Las temperaturas observadas en distintas corrientes oscilan entre 800 y 1.500ª y aun se han llegado a los 2.000 º 4 TIPOS DE VOLCANES: • Tipo Hawaiano: erupciones a las que corresponde un magma en extremo fluido. Al salir del cráter, la lava, de constitución basáltica, corre como si fuera agua, dando origen a verdaderas cascadas cuando se precipita por algún desnivel. El río de fuego desciende hacia el litoral con amplitudes que pueden alcanzar los 10 Km. y longitud de más de 110 km. Durante la erupción las lavas llenan por completo el cráter, el cual rebosa como una enorme vasija. Otras veces, los materiales fundidos se escapan por las grietas y fisuras del cono. Los gases no producen explosiones ya que la fluidez permite que se escapen. En estas erupciones no existen por lo general así que casi son desconocidas las nubes de cenizas y lapili, las bombas, etc. Por erupciones de este tipo se han formado las corrientes basálticas que recubren enormes extensiones de terreno con extraordinario espesor, y que se alejaron a grandes distancias del lugar de origen. • Tipo Estromboliano: las lavas son bastante fluidas pero la gran cantidad de gases hace que las erupciones sena de gran violencia con abundancia de proyecciones sólidas que toman forma de bomba generalmente. Las cenizas son muy raras, y esto determina que sean incoloros los gases proyectados en las explosiones. Las lavas escurren por uno de los lados del cono volcánico dando origen a corriente de mucha menor extensión que las del tipo anterior. Las superficie de las lavas, una ves solidificada, queda erizada de bloques esponjosos, y al avanzar produce un ruido característico producido por los rozamientos y choques diversos de estos materiales escoriáceos entre si. • Tipo Vulcaniano: estas erupciones se caracterizan por la gran cantidad de proyecciones sólidas, originadas por terribles explosiones. Éstas explosiones pulverizan los materiales que tratan de obstruir la chimenea del volcán. Dichos materiales dan origen a gran abundancia de cenizas, que forman nubes opacas y de mucha densidad, y que se elevan a gran altura en la atmósfera. La causa de las explosiones es debida a la extraordinaria viscosidad de las lavas. Las bombas, que son muy frecuentes, presentan la forma de fragmentos irregulares y agrietados. Las corrientes en poco frecuentes y si existen, su extensión superficial es muy reducida. La viscosidad determina que al avanzar lo hagan en silencio, con muchísima lentitud y que se replieguen y se agrieten. Son denominadas lavas cordadas. • Tipo Peleano: cuando el magma produce lavas de extraordinaria viscosidad, que obturan el conducto de salida, puede darse el caso de que los materiales salgan al exterior en forma de enorme monolito, que poco a poco va creciendo. A causa de su elevada temperatura, por la noche aparece incandescente. Lo característico de estas erupciones son las terribles explosiones laterales que provocan nubes descendentes y de elevada temperatura 5