ANTÍGONA I ". INTRODUCCIÓN La información que nos da el escrito antiguo Familia y Vida de SÓ" jOcles, al sefialar que nuestro trágico fue elegido general nueve afias 'antes del estallido de la guerra del Pelopcmeso, coincide con la que consta en el argumento de Antígona, de Aristófanes de Bizancio, según el cual los atenienses eligieron a Sófocles general por el prestigio conseguido .con esta obra, que, según este informe, debió representarse en 442-441 a.c. Los condicionamient8s religiosos en que se fundaba la polis griega hacen tal vez verosímil, como sefiala L. Gil', la posibilidad de la realidad del generalato del poeta. Nunca como en la guerra se corre el riesgo de potenciales el'cesos en la explotación de la victoria,)o que, a la fuerza, había de atraer la cólera de los dioses contra la insolencia de los que incurrían en semejante desafuero. De ahí la nec~sidad de la presencia de un personaje notable por su piedad y dotado de prestigio suficiente para cortar de raíz los instintos bestiales de destrucción del enemigo, o que, en todo caso, de darse, pudiera servir como pararrayos de la esperada cólera divina. Esa, sin duda, fue la función que cumplió repetidamente el inepto Nicias en sus distintas campañas a lo largo de la gu~rra del Peloponeso. Y ésta, igualmenté, sería la asignada al piadoso Sófocles, con objeto de conjurar la supuesta hostilidad divina por la presunta insolencia de Pericles, vislumbrada en su hipotética aspiración a la tiranía y demostrada por su libertad religiosa y su amistad con hombres como Anaxágoras y Protágoras, proclives al ateísmo. Muchas. son las interpretaciones a que ha dado pie obra tan magistral y compleja como es Antígona, complejidad que le viene dada precisamente por su maestría, interpretaciones a las que con frecuencia no son ajenos los sinos de los tiempos, pues las modas que imponen <. ~ I I 1 L. Gil, So/ocles: Antígona. Edipo Rey. Electra, Madrid, 1974, págs. 18 y ss. l las circunstancias fuerzan al hombre, en este caso al investigador, a enjuiciar hechos pretéritos con la perspectiva de una knte empañada por su entorno. Así, la o¡x>sición entre los puntos de vista de Antígona y Creonte ha sido interpretada por Hegel como la pugna entre dos esferas de poder igualmente válidas, la divina y la humana, la de la f~­ milia y la del Estado. Pero hay algo en esta tragedia que no encaja con esta medida. En una lectura serena, rigurosa y no condicionada a priori por tesis alguna r~sulta que ni el personaje de Ai¡tígona atrae especialmente', como lo demuestra de forma palmana .el sentlmlelÜO frío del coro hacia ella, ni la figura del supues.to enemigo de los diOses Creante, cae mal del todo'. Y estos sentimientos no son falaces, co~o presume Bowra,sino basados en razones o~jetiva~ y no producto de una falsa ilusión. Efectivamente, que en prmclplo no hay contraposición inharmónica entre ambos sentimientos y deci~i~nes lo demuestra el que ambos puntos de vista no son. personales ni fruto de las circunstancias, sino tradicionaks y de ámbito general. Creante, cuando proclama la prohibición de dar sepultura al enemigo de la patria y, por tanto de los dioses, Polinices, no sólo es~á tomando n;ed,das drásticas de carácter humano, s100 que, Imphcltas en aquellas, van otras destinadas a proteger de la destrucción a los dioses patr~os, familiares y a todos en general, por la inextricable compenetración entre polis y dioses. Esto es lo que explica, según Kirkwood4, que el coro no vea con malos ojos las decisiones tomadas por Creonte a la vez que critica a Antígóna por desafiadas. y lo que .es más, Creont.~ con tales medidas no sólo no actúa contra JusticIa s100 que la tnldl:ción legal y religiosa más pura de negar sepultura a los traidores le fuerza a elloS. También H. Patzer 6 ha visto en Creonte, Junto a Ciertas sinrazones, otras razones. Por su parte, Antígona, que aparentemente cumple limpia e ingenuamente con un precepto religioso- , Cfr. en este sentido C. M. Bowra, Sophoclean tragedy, Oxford, 1945, página 67, y G. Ronnet, Sophocle poite tragique, París, 1969: págs. 112-3, y G. H. Gel~e, Sophocles: A Reading, Melburne, 1972, qUIen en la pagma .45 expresamente senala que Antígona no es una criatura atractiva en determlOadas fases de la obra como tampoco resulta trágica su muerte. 3 Bowra, op. cit., pág: 67., , 4 G. M. Kirkwood, A Study rf Sophoclean Drama, Nueva York, 1958, pagina 126. . . '. 5 Cfr. Tuddides, 1, 138,6, Jenofonte, He/entcas, 1, 7, 22. Cfr. tamblen H. J. Mette, «Die Antigone de Sophokles», Hermes, 84, 1956, 398-422, Y G. Cem, Legislazione orafe e tragedio-greca. Studi .ml/ ' Antigone, Nár.oles, 1979._, . 6 H. Patzer, «Hauptperson und tragischer He1d m Sophocles Antlgone», Sit"lmgsberichte der Wissenschaftlichon Gesellschaft, XV, NR. 2 Wiesbaden, 1978, pág. 103. I familiar que manda dar sepultura a los familiares muertos, sigue una línea y conducta claras. Si la decisión de Creonte de negar sepultura a un traidor y la de Antígona de enterrar al hermano son a los ojos de los griegos una norma de rango y origen divino, no serán incompatibles entre sí. La solución, entendemos, correcta desde la perspectiva político-religiosa de aquel entonCes, hubiera sido enterrar al muerto, como mantenía Antígona, pero no en suelo tebano, como sostenía C:reonte. ¿Qué fue, pues, lo que impidió esta solución? La coincidencia de dos mentalidades obtusas, enfrentadas entre sí; dominadas por la aguda posición del predominio del yo. Tan marcada y tanvehemente aparece la oposición entre los dos caracteres que ha llevado a doctos investigadores 7 a interpretar la tragedia como la simple secuela de tal encontrado encono. Y fue este exceso de egoísmo lo que provocó la ruina de entrambos, a la que asistió el coro (exponerite del sentir normal del pueblo y, por lo mismo, de las intenciones del autor) sin demasiada simpatía por la figura de Antígona ni antipatía por la de Creonte. Tanto el uno comO el otro no son enteramente buenos ni completamente malos, pues unen a una inteligencia muy mediana, una envidia exacerbada. Lo que quizá pueda explicase así: Creonte demostró poca actitud para el mando al tomar decisiones drásticas precipitadas', porque no estabapreparad0 9 para ello, pues ¿cómo el cuñado del rey podía esperar ceñir la corona cuando le aventajaban en derechos, aparte del propio rey, dos jóvenes valiosos, EteOcles y Polinices? Debía encontrarse a gusto, como él mismo señala en el Hdpo Rey'O, a la sombra del po(\er, viviendo plácidamente. Depronto llega a él el poder, que, por un lado, le embriaga y, por otro, le obliga a tomar decisiones aparatosas para ocultar precisamente su incapacidad. En efecto, todas sus intervenciones son tremendamente desafortunadas: no es acertada su tozuda oposición a enterrar al muerto, con lo que choca con su sobrina Antígena, no da razones convincentes a su propio hijo Hemón, por lo que choca también con él, y, por último, se enfrenta al adivino Tiresias. Sin duda (y esto es lo que le exime del odio general y de responsabilidad) desde el principio cree actuar convenientemente definiendo a la vez la razón religiosa y la política. Y cegado en su ingenua intención se figura que encuentra enemigos a sueldo por todas partes. Que su único pecado 7 Reinhardt, SophokJes, Francfurt, 1933, Pholenz, Die griechische Tragbaie, Leipzig y Berlín', 1954. B Sobre la obcecación de Creonte, cfr. F. Rodríguez Adrados, «Rellgión y polftica eo la AotígoOa», Revista de la Universidad de Madrid, xm, 1964, 493-523. , L. Gil, op. cit., págs. 12-13, Y G. Ronoet, op. CIt., pág. 92. 10 Edipo Rey, 583-602. I . ,l, . ~ es la ignorancia (y el hijO de ésta, la envidia) lo demue~tra el que, solamente tras los sucesivo~ desprecios, entiende la verdad. Y esto sólo le ocurre al necio, conf9F~e con el adagio griego. .•..,. Tampoco Antígonatia mayores pruebas de inteligerlcia. Cuando por encima de todo se:~mpeña en dar sepultura allíFIl Tebas a su hermano, enemigo púplico de la ciudad, necesariam~llte había de granjearse la antipatía <ielcora. Porque su acción, aunsoncediéndole la parte de razón que le asiste y que ella sabe apravechar,.parece estar motivada más por el afán de imponer su voluntad y qit~rios que por conv~ncimientoplen()'<i,~ la justicia de su causa. Lo que podría detec\~rse en la conducta dé ambos pe.rsonajes es el fiel trasunto de ocultas'rencillas familiares, especiales por las peculiares circunstancias qu,~::~f?ncurrieron 1:1. En efecto, e1;:.ªhtiguo accesq inesperado al poder P?rparte de Edipo, impidiendo ~l·normal y es.perado de Creonte,. yla conciencia que pesaba sobr~la familia de Edipo de sus calamidati~s familiares debieron, por un l~do, favorecer la creación de un círcul<) íntimo estrecho en torno a Edipo, cerrado ~ las relaciones abiertasF9n la sociedad de su entorno.Ep este contexto, Creonte había de's~;--Yisto eomo:enemigo en potepF~a,como acusador mudo de los pes~<ias de aquella familia. Y Creoqt~ había de ver necesariamente en Edipo y su descendencia la causa ªela mácula de su clan, en especial de.s,:, hermana '(ocasta. Con la.mllFrte de los herederas de Edipo el?épil y obtuso ,(::reonte encontró.!;l. oportunida<i de dar brillo a su eterll~oscuridad satisfacer la vengaf\~~ tanto tiemp,p soterrada contra Polif\ises y Antígona (y hasta a puntO estuvo d«tia re~etar a la inocente l~mene). La causa primera que<i~~encadenó t~n terrible tormenta fu~l,,-prohibiciól1'tan torpementel"'~nsada,de d~r sept¡ltura al muerto. ~llego los demás acontecimiento~~e precipitaron por sí solos, favoreci<i0s por la pugna entre Antígon,,-y Creonte por imponer a la fuerzas,:,s respectivos criterios. Tambíéf\en el comportamiento de Antígol1a parece vislumbrarse destello~de la supuesta ref\cilla. No de otro~odo cabe interpretar la escasa atención que ejerce sobre Antígon~~u primo Hemón, pese a las brWantes prendas de que está adornad?: pI joven. Laque no quiere decir que sea lícito entender el cariño que. Antígona siente por su her~ano Polinices c01110 de carácter sex\l~l, como equivocadamente algunbs l2 han queri:.. do ver. . . •. Es, pues, ésta una tragedia en la que Antígona no'logra ganarse al público por la forma pbstinada y escasamente reflexiva de su comportamiento. Y su obs,tinación, su altanería, la sinrazOo de su razón y 11 12 Waldock, Sopmcles lhedramatút, Carnbridge, 1951, pág. Cfr. al respecro Waldock, op. cit., págs. 104-5. su escasa inteligencia debían res~lt~r tan palpables y claras a los ojos de! cora,y por lo mIsmo deLpubhco, que, pese a la simpatí,,-lógica •que consIgue la causa de unarrlUJer, y más si lucha con un ~ei más . fuerte, no k>gró de! todo este .efecto. Así, pues, si estamos en)óeier.to con esta Illt.erpretación de! s.entido último de la Antígona, deiitvitar a la moderaclOn, a la reflexióny. a la inteligencia, virtudes co t.ta las l1 que pecara?, e1"1 e! ~ondo o en)a forma, tanto Antígona como (::teonte (y no s?lo este ."ltlmo como entiende Bowra 13), ello concordaría . con e! caracter eqUIlibrado y seqsato de su autor. 13 Bowra",rJjJ~ at., pág. 114.. Cfr.,.'.IJOr el contrario, Kirkwood, op.CcÚ;'pági?a 120, donde Antígona es cahficacIa; y no sin razón, de abrupta e intolétante. ANTÍGONA I , (Palacio real de Tebas. Raya el alba. Salen de palacio ANTÍGONAY Stl hermana ISMENE.) ANTÍGONA.-iOh cabecita'. de mi hermana que es tan mía como tuya, Ismene, ¿sabes q~e nuestras desgracias empiezan con Edipo y que no hay una sola que Zeus no cumpla en nosotras dos aún envida? Te digo esto porque no hay una sola cosa dolorosa ni exenta de calamidad ni vergonzosa ni deshonrosa que no tenga vista yo entre las desgracias que nos afligen a ti y a mí. Y ahora ¿qué proclama es ésa que asegura la gente que, una vez más, acaba de hacer el general a todos y a cada uno de los miembros de la ciudad? ¿Se te ocurre algo? ¿Has oído algo? ¿O es que se te oculta que se encaminan contra nuestros seres queridos afrentas que parten de nuestros enemigos? ISMENE.-A mí, Antígona, no me ha llegado referente a los amigos ningún rumor que me produzca alegría o tristeza, desde que .nosotras dos perdimos a nuestros dos hermanos, muertos el mis!l10 día el uno a manos del otro. Al contrario, una vez que se ha ido el ejército argivo en la noche presente, ya no sé nada posterior, por lo que no estoy ni más contenta ni más afligida que antes. ANTÍGoNA.-Estaba segura, y te estaba alejando de la puerta del pa" tia precisamente por esto, para que me oyeras a solas lo que vaya decirte. ISMENE.-¿Qué es ello? Pues muestras bien a las claras que estás dándole vueltas a una noticia muy seria. ANTÍGONA.-¿Es que en cuestión de sepultura no ha medido anuestros dos hermanos con rasero diferente, al honrar a uno con ella y 1 Expresión equivalente a la propia persona aludida, frecuente en la tragedia y en especial en los pasajes altamente emocionales, por ser ·la parte más noble del cuerpo. Este es procedimiento··que arranca ya de la poesía épica, cfr. lIiada, 8, 281 etc. ._---------------- deshonrar al otro, negándosela? A Eteodes, según explica la gente, por entender que debía concederle; amén de lo que es de justicia, también los ritos de rigor, lo enterró, de suerte que eS acogido con todos los honores por los difuntos de ultratumba. En cambio al otro, a Polinices, tristemente muerto, asegura la gente que un heraldo comunicó a nuestros conciudadanos que nadie le dé sepultura ni le llore, sino, aLcontrario, que lo dejen abandonado sin dedicarle una lágrima y sih enterrar ¡dulce tesoro que hade proporcionar gran placer a los pajarracos que tengan la suerte de divisarlo y devorarlo!'. Tan intolerable comunicado .afirma la gente que ha anunciado el que tanpondadoso era, Creonte,actuando contra ti y no menos contra ,mÍ- -itambién a mí!-, y qJe va,'a venir aquí a advertir y acl~rar eso'~':sus comunicados a quienes no, los conozcan, y que considera la cuestión esta no como cosa de poca importancia siho que a quien contravenga algo de esto le espera 1" muerte lapidado por el pueblo<?~ esta ciudad: Ahí tienes cómo está la situación, y pronto. tendr,ás que demostrar si eres bien nacida o, aunque de padres nobles, ,!iI. ISMENE.---Pero, ,~sada",si la cosa está así, ¿qué~s lo cée yo tendría' que solucionar? emprender, y qué otra cosa podría aportar a la situación present~?3. ANTÍGoNA.-Piepsa siyas a combatir y a colaborar contlligo. ISMENE.-¿Cuálsselriesgo que hay que correr? ¿Cuál es la determi, , nación que has, toma~o? ," " ANTÍGONA.-Se,trata, de si vas a levantar el cadáver uhida a estos mis br,lzos.. '. ".', ' ,". ISMENE.-Pero ¡Cómo! ¿Es qlle se t~ ha ocurrido pellsar enterrarlo cu"ndo es cosa deneg"da a la ciudad? ANTÍGONA.-Sí, porqge se trata de mi hermano, y también del tuyo au()que no quieras.pyes, al'enterrarlo, no resultaréi:onvkta de ha~ ber cometido una traición. ISMENE.-iOh tlÍ, quena te detienes ante nada! ¿Serás capaz, ,a pesar de que Creonte 10 tiene prohibido? ANTÍGoNA.-Sin embargo, no le compete en absoluto separarme de laque es mío. ISMENE.-iAy de mi! Piensa, hermana, cuán aborrecido y desacreditado llegó a ser nuestro padre, cuando él mismo por obra de su mise ,2 Este es un tipo de venganza propio de los cobardes jefes, gue se reitera en Ayax, 1047 y ss. 3 Es una fórmula típica de la tragedia presentar dos personajes de carácter contrapuesto, uno activo y .el otro pusilánime, para que así resalt-e más el decidido. Cfr. también Electro, 328 y ss. ma mano se arrancó ambos 9jos impelido por los errores cometidos y que él mis?,o había pUesto al descubierto; cómo, luego, su madre y esposa, Igrave enunCIado que implica dos conceptos bien dispares!, pierde la vida colgada del nudo de una cuerda; y, en tercer lugar" Cómo nuestros, dos:'hermanos se mataron una a otro ¡temerarios de: ellos! en un· solo día, y cómo, así, alcanzaron el mismo destino a manos el uno del .otro. A su vez, ahora que hemos quedado, nosotras dos solas, fiJate que ,hemos de morir con la más gr~nde in~amia si violando la ley llegamos a transgredir la deci,Slon o las ImpOSICIOnes del soberano. Al contrario, conviene darse cuenta, por un .Iado, de que nacimos mujeres, lo que .implica que no estamos preparadas para combatir contra hombres; y, luego, de que dependemos del arbitrio de quienes son más fuertes en cuanto a acatar estas órdenes y hasta otras más dolorosas todavía. Por eso yo, al tiem?o que pido al muerto que tenga comprensión conmigo, y que se de cuenta, de que .no tengo más remedio que hacer lo que hago, me sometere a los dIctados de qUIenes están instalados en la cúspide del poder, pues el meterse en problemas superiores, a las poslblhdades de uno no tiene sentido alguno. ANTÍGoNA:--:-Sabiendo ya cómo piensas, no puedo animarte a ello y, SI te decl~leras todaVla a meterte en este asunto, sábete. que esta tu . su~uest~ ~nt,ervención ami ·l~do no me produciría, al menos a mí, satlsfacclonalguna. Al contrario, continúa actuando como tienes decidido, que él no se quedará sin que yo 10 entierre. Es un honor pa:~ mí mo;ir cumpliendo este deber. Querida por él,en Sucompama yacere, ~n compañia de quien yo quiero, tras haber perpetrado santas aCCIOnes, porque es más largo eLtiempo durante el que debo agradar a los de abajo que el tiempo durante el que debo a!,"adar ajos de aquí arriba, pues allí yaceré por siempre. Pero tú. SI es tu gusto, continúa despreciando 10 queJos dioses aprecian. ISMENE.-Yono hago de.spreciode eso, sólo que nací incapaz de actuar y oponer reSIstenCIa a nuestros conciudadanos. pu.edes alegar estos y otros pretextos, que yo me marcho ya a dar tierra al hermano queridisimo. ISME';'E.-iAyde mi! iQué osada eres! iQué miedo tengo por ti! ANTlGONA.-No temas por mí. Lo que tienes que hacer es enderezar ese tu proceder. ISMENE.-Si lo tienes decidido, por 10 menos no pregones a nadie el as~nto, Sln~ mantenlo oculto, que exactamente igual haré yo. ANTlGONA.-IAy de mi! Propálalo a todos los vientos. Me resultarás todavía mucho más odiosa si te 10 callas y no lo comunicas a todo el mundo. ISMENE.--Conservas un corazón ardiente en situaciones heladoras. ANTÍGONA.-Tú $l' ANTÍqoNA.-Sin embargo, con ello que complazco a quienes más me conviene complacer. ISMENE.-iSiempre que seas capaz de ello! Pero la verdad es que ansías imposibles. ANTÍGONA.-En ese caso, cuando ya no pueda más, me tomaré un respiro. ISMJ$N'E.-Pero es que, ya por principio, no procede pers~guir lo imposible. AN1'ÍGONA.-Si vas a razonar así, yo te odiaré, y odiada por el muerto serás, y con justicia. En fin, deja que Y9 y este mi desatino Ca" tramos ese riesgo, pues no correré ninguno tan grave hasta el punr to de morir sin honor. ISMÉN)'.-Si es tu gusto, vete, pero tienes que saber que si vas eres una imprudente, aunque te ganarás, y con toda razón,. el aprecio de aquéllos a los que tú aprecias. (SaleANTÍGoNA. Entra ISMENE en palado. Aparece .el CORO, llamado por CREONTE.) ESTROFA 1 CORO. iRayos del sol, luz látnás hermosa que nunca antes había lucido en Tebas la de las siere puertas: I"tisre por fin, oh atisbo de un áureo día, llegando flor encima de las corrientes Dirceas 4! y al monstruO de Apia s que vino provisto de reluciente escudo y armado hasta los dientes lo forzaste, cuando ya iba huyendo a la carrera, a que acelerara la marcha a rienda suelta todavía más aguda que la que llevaba antes de que tú apareCIeras. Polinices fue quien, impulsado por rencillas de dudosa legitimidad, lo había traído hostil contra nuestro país. y emitiendo agudos graznidos cual águila6 qpe en picado cae hasta el suelo, 4 Dirce es el nOIT\bre de una fuente de Tebas, famosa corno otras de suelo hélénico, por ejemplo Pirene de Corinto, Castalia de Odfos, etc., porque, siendo necesarias, no abundan en· una tierra mediterránea como es Grecia. s Apia es el nombre del Peloponeso. 6 La imagen de la rivalidad entre águila y serpiente es frecuente en la litera- tura griega, por ej., en llfada, 12, 200 Y SS., Y en la parada del. Agamenón. En este lugar de la Antígona es natural que la serpiente represente a Tebas, por dos así se lanzó en raudo vuelo sobre Tebas aquel monstruo, cubierto con plumaje de blanca nieve, y revestido de infinidad de armas y protegido con yelmos provistos de crines de caballo. ANTÍSTROFA 1 y posado encima de los tejados, tras intentar engullir en derredor con mortíferas lanzas las bocas de las siete puertas marchó antes de que sus fauces ' se hartaran de nuestra sangre y de que Hefesto 7 se apoderara con sus teas del círculo de nuestros torreones. iTan formidable fue el estruendo que Ares a sus espaldas extendió, y tan difícil de resistir fue el ataque que sobre nuestros enemigos lanzó la rival serpiente! Así les fue a nuestros enemigos, porque Zeus detesta en extremo las bravatas de una lengua larga, y por eso, al verlos avanzar hacia aquí oleada tras oleada y con luJOsos aparejos de ruido de oro blandió el rayo y con él los abatió cuando ya se disponía 8 en el punto más alto de nuestras almenas a cantar victoria. ESTROFA 2 Y al suelo, que retumbó por efecto del golpe, cayó desplomado y fulmmado aquel enemigo que, portando una tea, resoplaba furibundo ca? alocadas pretensiones y ráfagas de un viento de lo más perniCIOSO. Pero se encontró con lo que no esperaba. Por otro lado, el descomunal Ares que, cual corcel enganchado a la derecha del tiro, decide el resultado de la prueba 9 , asignó a cada uno de los otros enemigos distintos castigos. razones, una, porque l~ serpiente és identificada· con el espíritu local, y, otra, porque los teba.nos nacieron de los dientes del dragón diseminados por Cadmo. 7 Hefesto, diOS del fuego, y que por extensión representa al mismo ruego. s Se refiere a Capaneo, uno de· Jos siete héroes argivos. Cfr. Esquilo, Sie- te, 427. 9 Porque, al doblar en los extremos del campo de carreras, al retrasarse el caballo de la· izquierda se veía forzado a pechar con todo el peso del carro. Se requería, pues, en él fortaleza y velocidad. siete capitanes, apostados al pie de siete El resultado fue puertas pares con pares, ab:lO~jorlaron a favor de Zeus su bagaje todo de bronc",: menos los dos nacidos de un mismo pad~e y de una misma IWLUI.'~' levantaron uno contl'a~}tro las lanzas bipótentes, . y ~sí obtuvieron los el lote de una muerte común'a ambos. ANTíSTROFA 2 Sin embargo, dado q~~ la portadora de excelso nombre, Victoria, llegó, correspondiell~? con SU alegría a la alegría¡de 1.'ebas, ciudad que posee abundancIa de carros, ¡olvidar ya esta guerr~! Visitemos todas las moradas de los dioses, formando cows que se prolonguen toda la noche.. ) .... , ¡y ojalá que Baca IO,!,!ue hace vI!?rar els:,elo de Teb~~, nos dlrtJa. Pero el hecho es que; justo ahor~, se dmge ha9a aqlllel rey de este país,i . e:reonte, el hijo de ¡yreneceo, nuevo jefe . .. tras la novedosa situación que los dioses nos. han deparado. ¿Cuál será el plan qUe viene rumiando? •. .•••.. .. . Me hago esta pregpnta porque propuso la convos~torta de esta , asamblea de ancianos;' tuandando aviso at?dos y cada llno de nosotros. (Sale e:!<.l!0NTEde palacio y se dirige al CO~;?') CREONTE.-Varones, la situación de la ciudad los dio~es la han vuel·to a enderezar sólic\amente, depués de habeda estr~11'ecido con un mar de cónmociortes11 , Yo, por intermedio de :fIli~.emisarios, os mandé que vinierais aquí prescindiendo de tódos jos demás, porque sé, de un lado'.9ue acatáis plena y permanentelnente la monarquía de Layo y los poderes propios de su trono, y, de otr?,que también cuando dirigía Edipo nuestra CIudad e lOcluso despues que cayó en desgracia, os manteníais todavía en torno. los hIJOS de aquéllos 12 con firl11~ fidelidad. Pues bien, una vez 9ue ellos, por la iD Dios de "la fuerza "iva de la naturaleza y ,por consiguien,tc; de la alegría. Está presente la iqe~ de la imagen de la nave del Est~qo, de tan alta tradición, pUes nace con.J\;rqUl1oco y se hace famosa con. AlceQ;: 12 «Los hijos de aqué,llos», línea 168, se refiere eVld~nterpente a ,Eteocles y Polinices, y, por consi~ente, «de aquéllos)) ocul~a a Edlpo'y.yocasta. ~~sulta. pues, que la expresión «pe aquéllos» es un eufemls~~ para~,:,:~tar la~luslon a la unión de este infausto· lllatrimonio entre madre e hiJO. EnefeetQ, Sofoclessuele identificar los, pronorribres con hechos de esta índole. 11 fuerza del destino que pesa9a sobre ambos, perecieron en un solo día, golpeando y golpeados con la mancilla que comporta atacarse mutuam~nte, me hago cargo yo de todod poder y ocupo el trono por mi afinidad familiar conlos muertos. No hay medio de,conocer d espíritu, pensamientos y puntos de vista de hombreálguno, antes de que se aclare en contacto con e! mando y las ley~s. En efecto, por lo que a mí toS., sostengo ahora y antaño qu~ todo aquel que, dirigiendo una ciudad, no Se aferra a los mejores planteamien~os, sino que, por el'contrario,'mantiene cerrada-la.· boca por miedo a algo, es e! más vil. También a todo aque! que q:msidera a un amigo más importante que a la propia patria, a és~ino lo tengo en cuenta en parte al¡i"lOa. En efecto, yo, iy Zeus queobserva todasy cada una de las cósas permanentemente seatestig<> de lo que vaya decir!, ni callaría ijobservara que el infortunio. enyez de la salvación va derecho contra mis conciudadanos, ni haría:'iamás amigo personal mío a un enemigo de la ciudad, consciente de esto: de que ella es la que nos salya, y de que navegandoen cubierta de ella 11, avanzando derecha si fI, inclinarse- ni a un lado ni a otro, es como conseguimos los ami¡¡os. Estas y no otras son las ~ormas con que vaya acrecentar yo el poder de la ciudad. Tambiél1 ahora he comunicado a losconcilldadanos medidas en consonao5ia con las que acabo de señalar referidas a los hijos de Edipo: a Eteocles, que murió combatiendo en'defensa de esta ciudad, destacando en todo con. su lanza, he ordenado darle sepultura y dedicarle tpdos y cada uno de los actos rituales que convienen a los más destacados difuntos de allá abajo. Pero en cambio ~,su hermano, me r~fiero a Polinices, que, no obstante,~u condicióri de desterrado, de regreso a la patria quiso pasar a fu~go hasta los. cimientos a esta SQ tierra patria y a los dioses en cuyo',seno él nació, y quiso también'saciarse de sangre de todos y cada uno de los ciudadanos, y a algunt,sotros llevarlos' como ganado, convertidos en esclavos, ha sido anlmciado a esta ciudad que ninguno de sus miembros lo honre dánd()le se" pulturani lo llore, sino qUe lo deje sin enterrar, de suerte;'que se pueda yer su cadáver devórado y maltratado por aves rapaces y por perros. Ese y no otro es mi entender, y jamás avenmj~rán en ganarse. el aprecio, al menos en lo que de mí dependa, los malvados a l()s íntegros. Al contrario, todo aquél que haga gala de buenos sentimientos hacia est~:-.ciudad tendrá mi aprecio, tarlto una vez muerto como en vida. . CORIFEO.-Tú, hijo de Meneceo, has acordado que reciban ese trato el malintencionado y el bienquisto con esta ciudad. Además, hasta cierto punto en ti está poner en práctica cualquier norma ta.nto en relacióncon los muertos c0rri0 con todos los que vivimos. CREoNTE.-Ahora, para que seáis vigías del cumplimiento de los mandatos referidos... CORIJ'Eo.-Encomienda.a uno más joven que cargue con lo que vas a ordenar. CREONTE.-No estas al tanto de la marcha de estos asuntos, pues, en contra de lo que propones, ya están apostados vigías del propio muerto. CORIJ'Eo.-Entonces ¿qué otra cosa puedes encargar a más de ésa? CREoNTE.-Que no transijáis con quienes desafíen estas órdenes. CORIJ'EO.-No hay nadie. tan necio que pretenda morir. CREONTE.-Y de segunl que el pago calculado' es ése. Sin embargo, la esperanza de ganancias ha echado a perder modtones de veces a los hombres. (Entra un GUARDIÁN de los encargados de vigilar el cadáver de POLINICES.) GUARDIÁN.-Soberano, no llegaré a tanto que vaya a decir que por la prisa que me he dado llego jadeante por haber movido ligeras las piernas. Pues la verdad es que me vi obligado a detenerme montoe nes de veces, indeciso en idas y venidas, dispuesto a ~arme la vuelta, pues el subconsciente me sugería infinidad de ideas, contándome este cuento: "Osado, ¿cómo vas a un sitio donde, nada más llegar, serás bien castigado? Temerario, ¿ahora te vaS a quedar de nuevo? Si Creonte llega a enterarse por algún otro.de lo que está' ocurriendo, dime, ¿cómo te las vas a arreglar tú para que no, lci sientas?» Al darles vuelta una y otra vez a estas ideas, yo que eme pecé con prisas, vine 'a terminar en lentitud, y, aSÍ, uncamin<:> corto se hace largo. Pero al cabo, ¡claro!, se impuso la ideade venIr aquí, junto a ti, y aunque no vaya a decir más que simplezas, no me queda más remedio que decirlas, y esto porque vengo aferrado a la convicción de que en ningún caso puede recaer sobre mí otra cosa más que lo que el destino me tenga deparado. CREoNTE.-¿Qué es laque te produce tanto desánimo? GUARDIÁN.-Debo explicarte primero lo mío: en efecto, la cosa esta ni la hice ni vi quién fue el autor, y así na sería justo que recayera sobre mí algún castigo. CREoNTE.-iQué· bien apuntas a la cosa esa y qué bien la cercas y mantienes a raya lejos de ti! Revelas bien a las claras que vas a indicar algo realmente novedoso. GUARDIÁN.-Es que, ¡claro!, el miedo conlleva un mar de ree.elos. CREONTE.-¿No vas a hablar de una vez y luego marcharte leJOS? GUARDIÁN.--Ya te lo explico: alguien, luego de enterrar al muerto, ha escapado tras esparcir sobre el cuerpo polvo seco y tras dedicarle los rituales de rigor. CREoNTE.-¿Qué estás diciendo? ¿Qué hombre" fue el que se atrevió a esto? GUARDIÁN.-No sé, pues allí no había golpe de pico alguno ni palada de azadón. Lo que había era tierra dura y firme, sin desmenuzar ni hollada por rueda alguna, y por eso el autor, quienquiera que hubiera sido, resultaba inidentificable. Y como el primer vigía que al amanecer montó la guardia nos mostrara lo que había ocurrido, todos quedamos sumidos en un asombro desagradable, pues el cadáver había sido recubierto, aunque no inhumado, pero lo revestía una tenue capa de polvo, lb que daba la impresión de ser cosa de algún hombre" que pretendía evitar un sacrilegio. Y no se veían señales de fiera ni de perro alguno, ni de que hubieran llegado ni dé que lo hubieran desgarrado. Y empezaban a sonar acusaciones de carácter grave can las que se atacaban unos a otros, unos vigías intentando poner en evidencia a otros vigías, y la cosa podría haber terminado a golpes, sin que hubiera allí nadie dispuesto a evitarlo. Pues el autor no podía ser más que uno solb, pero este uno englobaba a todos y a cada uno de nosotros, aunque ni a uno solo con evidencia manifiesta, sino que todo el mundo intentaba librarse alegando no tener conocimiento de nada. Y estábamos prestos hasta a levantar con ambas manos a la vez barras de hierro incandescentes 14, y a recorrer un espacio pisando fuego, y a poner por testigos a los dioses jurando que ni habíamos cometido ésa mala acción ni habíamos tenido contacto COn nadie que la hubiera planeado o llevado a cabo. Y. al cabo, cuando pese a nuestro rastreo el estado de cosas inicial no adelantaba entre tantos hubo uno que se expresó muy cuerdaménte y que obligó a todos, par él riesgo que su propuesta entrañaba, a bajar la cabeza al suelo, pues no sabíamos ni contradecirle ni cómo íbamos a salir con bien si actuaramas conforme a sus proposiciones. El meollo de su intervención defendía la idea de que había que darte cuenta del hecho y que no había que ocultártelo, esto en modo alguno. Y esta opinión se fue imponiendo, y a este desdichado que soy yo me toca la suerte de hacerme cargo de este premio. Y aquí me encuentro con vosotros, sin que yo lo deseara ni vosotros tampoco, ¡evidentemente!, pues nadie gusta de un mensajero que anuncia malas noticias. CORIFEo.-Soberano, tengo que decirte que mi conciencia me está sugiriendo desde hace un buen rato cierta idea que me hace temer que el hecho este hasta haya podido ser propiciado por los dioses. 13 Irónico, pues los espectadores saben que Antígena antes de ahora es quien ha decidido dar sepultura al muerto. 14 Huella popular de la prueba de la ordalia. Cfr. Aristófanes, LzSistrata, 53 y Jenofonte, Banquete, 4, 16. CREONTE.-iCalla,antes de que con esos tus razonamientos consigas llenarme de rabia, yno>sea que vellgas a resultar a lavez estúpido y viejo! Es que ~xpresas razonamientos intoleraples, al:sostener que los dioses tienen cuid"do del muerto este. ¿Cuál de estas dos ideas po<:lía dar cuenta de ~llo? ¿Acaso fue que los diosescolmaron de hO,norespor ~onsiqerirlo un bie~hechor, y, por eso, lo cubrían;: nada menos auno que vino a incendiar sus templos rodeados de. columnas y a desbaratar las ofrenpas y el suelo y sUSiritos? ¿O es que observas que los dioses aprecian a los criminales? No es eso posible, sino qúe loql!~ ocurre, y esto viene de.lejos,~s que indivi" dl!oS de esta ciudad vi~nen soportando muy a rtgañ"dientes esta mi.autoridad y/ por esg andan murmurando c"ntra tIlf sacudiendo ~: ~~condidas' 51,1 testil~~_sin mantener su cervi2;::bajo, e,l-yugo de~i autoridad con lealtad,~~ suerte que redundara ello en afecto hacia mI. Me consta, y ello es una fácil deducción, que ql!ie"es han he" .c ho esto lo ha!) hecho a instancias de ésos, seducidos por una bue~ na remuneracipn. E~i9lle a los hu.manos no hay planta alguna que les brote tan p1;1jante tomo la plata, falaz moneda: ést" arrasa incll!" so'dudades, .és,~a hac~::~altar de su; casa a los hornbres~;:ésta enseña y enajena las men.tes hof¡radas de los' mortales para que/se subleven y vengan a caer:: en ,uÍ1_~'co,nductadeshonrosa,:', y les· enseñó a ló~ hombres a queestén'pispuestos a hacer cualqui~r cosa sin escrúpu" lo alguno, y a'lue adquieran experiencia de t"do tipgde inquietu" d~s. y cuant()s;, ávi~9~' de clinet::o, vienen a terminat,;~n esta cop~: d1;1cta, acaban~n cualquier momento por pagarla pel'la debida. Sin ei)"lbargo, puesto que/:zeus continúa recibiendo todavía mi solícita veneración, t~J1: por,s~guro' lo que juramentadpvoY},decirte: sin9 d~scubrís al propio,,~tor de este entierro y me lo m"stráis delante de mis mismos ojos, nO tendréis bastante sól" con la muerte ni os llegará antes de que <seáis colgados vivos y así deis Fuenta de esta byrla, para que en adelante, sabiendo de dónde de,*n conseguirse las ganancias, cojáis ésas y aprendáis que no se debepretender ga" ~~r dinero se8:como,:;sea el negocio. Pues es fácil yergue Bon m,ás las personas a,quienc;~.las sucias ganancias desgraciarlque a quienes > salvan. GUARDIÁN.-¿Me encargarás que diga algo a los vigías,..() me daré la vuelta sin más y me-yóy? CREoNTE.-¿Nosabes..<lue también ahora me estás nj61estando con tus palabras? . . GUARDIÁN.-{Te molestas por su simple sonido o pors\l contenido? CREoNTE.~¿Qué tienes que determinar tu dónde está i)"li aflicción? GUARDIÁN.-Elque cometió esta acción te aflije el alma, y los oídos yo. r~ .,.1 . CREoNTE.--iAy de mí, se ve que lo eres ya de nacimiento, qué cosa más charlatana! GUARDIÁN'7""Sí, pero lo que e~ esa acción jamás la hice yo. CREONTE.-.-iCómo! iY 10 queés más: vendiste tu alma por uriás sim" . pIes monedas! . GUARDIÁN:-iAy! iVerdaderanjente es tremendo tener una opinión y que la opinión sea falsa!· .. CREONTE..•••.• ¡Lo que faltaba! Engalana ahora con donaire la opinión esa, pero-si no conseguís m?strarmealos que cometieron,esta ac- ción, vais a declarar que las ganancias cobardes producen pesares. (Entra CItEONTE en palacio) GUARDIÁN.-En fin, iojalá, anté todo, que el autor de ello seidescu" bierto! Bero, iestate seguro!, sea cogido o no, pues es el destino quien lo decidirá, no hay forma de que tú me veas volver aquí, pues ya ahora he logrado salvarme cuando ya no me lo esperaba ni me lo figuraba, de ahí que debo a los dioses un mar de gracias IS • ESTROFA 1 CORo. Andan por ahí montones de cosas formidables, pero ninguna más formidable que el hombre. Esa cosa que es el hombre .avanza incluso al cabo de las rutas/del grisáceo mar con borrascoso ábrego, atravesándolo bajo la amenaza de oleajes ql!e braman én su derredor. y a la tierra, óptima entrdos dioses, ..... inagotable e infatigable, laya desgastando, al volteada sus arados año"tras año, y cultivarla con la raza equina. ANTíSTR.OFA y el circunspecto hombreécJ¡a el lazo "la familia de los pájaros de prontos re(lejos y se l"s lleva, y también la estirpe de las neras salvajes y las marinas criaturas del "céano con entramadas y bien trenzadas redes. y con ardides consigue d0tIlinar la agreste fiera montívaga, y ha de Ilegar a someter alyugo, que circunda la testera, al caballo cuyas crines caen a uno y otro lado del cuello y al indómito toro de los Il1ontes. 15 Palab~as que en voz baja se9irigea sí misiTIo el guardián. ESTROFA 2 Y aprendió por sí solo el lenguaje y las ideas etéreas y los comportamientos qlle imprimen unotden a las ciudades, y a esquivar los dardQs de las escatchas que dificultan la estancia a la intemperie, y los dardos que conlleva una molesta borrasca ielhombre con soluciones para todo! NQ hay evento al que se enfrente sin soluciones. Únicamente no se p~ocurará escapatoria del Hades. En cambio, tiene ya concebidos medios de escapar a enfenlledades hasta'ahora incurables. ANTÍSTROFA 2 Pero aun poseedor, más de lo que cabe imaginar, de cierta astucia, que es la que le proporciona su habilidad se desliza unas veces en pos del descalabro, otras del éxito. Si' entrelaza las norma.s de la tierra yIa justicia de los dioses permaneciendo fiel al juramento prestado ihe ahí un ciudadano de primera! Pero isea privado dela condición de ciudadano, en pago a su OSada falta de escrúpUlos, aquél con quien con"ive el desdoro: ojalá que ni comparlaconmigo el hogar ni esté entre los qué piensan igual que yo qpien ASi ~e cQ~lJOrle! . (Entra el GUAR.DIÁN llevando detenida tJ ANTídoNA.) CORIFEo.-Ante este fantástico prodigio, ¡mirad!, no sé qué pensar. ¿Cómo podré aportar razones refutadoras de que la joven que aquí viene no es Antígoíla, cuando la estoy viendo? iOhdesventurada e l¡ija de un desventurado padre, Edipo! ¿Qué ocurre? iVamos, no puedo creer que te traen detenida, nada menos que a ti, por desafiar las órdenes del rey y por haberte sorprendido en una conducta irreflexiva! GUARDIÁN.-Aquella de antes, la que había llevado a cabo el hecho aquel, aquí está. La cogimos enterrándolo. Pero ¿dónde está Creonte? (Sale CREONTE de paseo) CORIFEo.-iMíralo! Sale oportunamente de su casa. CREoNTE.-Pero ¿qué pasa? ¿Cuál es el suceso con el que coincide mi salida? GUARDIÁN.-Soberano, no hay nada que los humanos puedan consi- r T .. 1:1 derar imposible por juramento!6, pues las conjeturas falsean el resultado del veredicto, porque ¡tarde habría prometido yo volver otra vez aquí con lo mal que me lo hicieron pasar entonces aquellas tus amenazas! Y sin e(Ilbargo (la explicación de ello es que la alegría que experimenta unO sin esperarla e incluso en contra de lo que cabría esperar no admite parangón alguno por su intensidad con ningún otro placer), aquí estoy, aunque por juramento!7 había desechado tal posibilidad, trayendo detenida a esta joven, que, al fin, fue descubierta en el momento en que preparaba la sepultura. En esta ocasión no hubo necesidad de urna que removiera. las bolas, sino que la suerte esta es toda mía, y de nadie más. Y ahora, soberano, cógela y sométela a placer a Juicio y refútala si niega. En cambio, yo justo es que quede libre y' descargado de estOs sinsabores. CREONTE.--A ésta que conduces detenida ¿de dónde la traes, cómo la cogiste? GUARDIÁN.-Estaba sepultando al muerto aquel; con esto estás al corriente de todo. CREONTE.--¿re das cuenta del alcance de lo que afirmas, y lo calculas bien? GUARDIÁN.-Si. Justo a ésa la vi en el momento en que enterraba el cadáver que tú habías prohibido enterrar. ¿Mis alegatos no son claros y demostrativos por sí? CREONTE.,__¿CÓmo la visteis y cayó en vuestras manos? GUARDIÁN.-La cosa fue así:· cuando llegué, sobrecogido pOr aquellas terribles amenazas que me dirijiste, tras barrer todo el p()lvo que cubría al muerto, y tras pOller bien al descubierto el cadáv.er que se estaba descomponiendo, nos sentamOs en lo alto de una loma al abrigo del viento, consiguiendo así sustraernos al olor que de él emanaba y que no nos alcanzara, azuzándonos vivamente unos a otros y susurrándonos ca.stigos para todo aquel que intentara desentenderse de esta faena., Y así transcurrían las cosas durante todo ese tiempo, hasta que el disco solar se situó en medio del firmamento y despedía fuego. Entonces, de pronto, un remolino levantó del suelo una polvareda ¡colosal tormento! y abarca con ella todo el llano, lastimando la fronda de la arboleda que había en la llanura, y de ello se saturó gran parte del cielo. Y nosotros soportábamos aquella infernal calamidad cerrando los ojos. Y pasado esto al cabo de un buen rato, aparece la muchacha, que lanza agudos tonos como un ave entristecida 18, cuando ve el nido COn el lecho va16 17 18 Cfr. ArquI1oco, 202 (Adrados). Cfr. línea 329. Cfr. Esquilo, Agamenón, 53~ cíoy privado de los p<?llue!os. Exactamente así, también esa mucha" cM, al ver limpio el catiáver, prorrumpi6en lamentos y lanzaba funestas maldicione;:s cOl)tr~ los responsables de tal acción. Y enseguida lleva con las U1anos polvo seco y elevando un aguamanil, de bronc ce bien forjad(), corof¡a al muerto con abluciones vertidas tres vece~. Y nosotros, al-:v?~lo, nos abalanzamos y entre-to~os la apresamos enseguida, sin '111eello le afectara lo más mínimp, y la responsabilizábamosde los dos hechos, .e! anterior y e! ~cWal. Pero ella adopt6la actitud de no renegar tie la más mínima il)culpación, lo que provocabáen:m_~dos sensaciones distintas a la v~,~, satisfacción y tristeza. Pue~ e! yerse uno libre de los peligros quele acechan es co~a surnamel1te dlllcS' pero meter' en peligros ajlosªrnigos es triste.Sin embarg;o, esp.atural que yo. tome todos. estos il)convenientes en menos quemí própia salvación. CREONTE (Dirigiéndos( a.ANTíGONA.).-.-iEh, tú! Tú, laque inclinas la cabeza al suelo, ¿afirU1 as o niegas haber hecho esto? ANTíGONA-Sí,afif(í)()haberlo hecho yno reniego dee;:llo. CREONTE (Al GUARIlIÁN).-.En ese caso, tú puedes)rte exento y libre de unagraveresponsabilidad. AANTiGPNA.) y tú contéstame sin largos discprsos sino de manera concisa:, '¿sabías que un edicto ordenaba que, nadie hiciera lo que tú has hecho? ANTíGONA.-Lo sabía.. ¿Cómo np iba a saberlo si era conocido de todos? ..•. ..) CREONTE.-.-¿y .aun asíosaste transgredir. estas leyes? ; • ANTíGONA.--Es. que;:?()Jue Zeus, ni por asomo, quien dio esta p'e de9, ni tamppco laJll~ticia aquella que es conyeci¡r~de los dioses d91 mundo sllpterrá¡reo. No, no fijaron ellos entre los hombres es.c tas leyes. TalJ!Po~osuponía que esas tus proclamas tuvieran tal fuerza que tÚ'lln siU1 ple mortal, pudieras rebasar c()nellas las leyes de los diosesanterio~e;:s a todo escrito e inml,ltables. Pues esas leyes divinas no están vigtntes, ni por lo más remoto, sólp desde hoy ni desde ayer,~jnope.T;lTlanentem'ente y en toda ocasión, y na hay quien sepa el) quéJecha aparecieron. ¡No iba yo, por miedo a la decisión de hombre ~lguno, a pagar a los dioses el justO castigo por haberlas transgredido! Pues que había de morir.lo sabía bien, icómo no!, aUl1que:'~ú;_no 10 hubieras advertido en tu comunicado. Por otro lado, si he de morir antes de tiempo, yo lpcuento comO ganancia, pl,les .todpaquél que, como yo, vive en un mar de calac midades, ¿CóU1o sepl,lede negar que hace un gran negocio con morir? Por eso,ilo que;: es a mí, obtener este destino fatal no me hace sufrir lo más mínimo; en cambio, si hubiera tolerado que .el nacido de la misma madre que yo, fuera, una vez ffi\lerto, tUl, cadáver insepulto, por eso sí que hubiera sufrido! P~ro por esto no siento dolor alguno. Por lo que a ti respecta, si mantienes la ideade que ahora r T ~ Ql me estoy comportando estúpidamente, casi puede afirmarse que es un estúpido aquél ante quien. he incurrido en estupidez. CORlFEO.--Ello evidencia el terco genio que le viene a la ml,lchacha de! terco de su padre; y no va con ella ceder a las adversidades. CREoNTE.-Sin embargo, tienes que saber que los temperamentos duros en demasía SOn losq~~ má,s se desmoronan, yqueeIpotentí- simo hbro, por muy duro que resulte al ser templado a fu~go, podrías ver que se quiebra y hace añicos infinidad de veces. En cambio, tengo visto que los caballos que se encabritan se suje;:tan con un simple boéado. Es que;: 'lo le va bien ser jactancioso a nadie. que es esclavo de! prójimo l '. Esa, ya antes cuando transgredía las normas propuestas, sabía muy[¡ien que su comportamiento era un desafío, y, después de haber cometido esa barbaridad, he aql,lí e! segundo .desafío: ufanarse de ello y reírse por haberlo. cometido. Ciertamente que no soy yo un hombre de;: verdad, sino que e! hombre de yerdad lo es ella, sie;:l triunfo que ha logrado le hade quedar impune. Al contrario; aunque es, p()r un lado, hija de U1 i hermana y,'par'tanto, én razón de'nuestra, consanguinidad m~s:pró~<i­ ma a mí que la totalidad tie los miembros de nuestro hogar '1ue patrocina Zeus, ella y. también su hermana no escaparán al destino más calamitoso. Pues, en 'efecto, también a aquélla la inculpo, en igual medida que a ésta, de haber planeado este enterramiento. Llamadla también, pues acabo. tie verla, eg casa, rabiosa y sin control de sus sentimientos. Es q\le e! apasionamiento de '1ue dan prueba los que en la sombra andan maquinando cualquier cosa de forma indebida es un ladrón que;: los traiciona, y por eso sue;:leser sorprendido antes de come;:t(':rel propio delito. Sin embargo"po dejo de odiar también a aquéL que, sorprendido en un acto pé,fido, osa luego dignificar ese proceder. ANTíGONA.-¿Pretendes algo más duro que matarme, después de hacerme' tú prisionera? CREONTE.__Yo, nada: teniendo eso lo tengo todo. ANTÍGONA.-Entonces ¿aq#é· esperas? Porque no hay mú:laen tus explicaciones que a mí me resulte agradable iy ojalá que jamás llegue a agradarme! De la misma manera también a ti mi postura te es de por sí desagradable.• Y, sin embargo, ¿con qué otra acción habría obtenido yo una fa U1aque hablara bien de mí, mejor que depositando a mi propio hermano en la tumba? Todos esos hombres que están junto a ti dirían que mi acción les agrada si el miedo no les cerrara la boca> Sin embargo la tiranía, entre otra infinidad de 19 :Lamisma idea en Áyax, 1071-2,1231-2 Y 1235. satisfacciones que tiene, goza de la facultad de hacer y de justificar laque le viene en gana,. CREONTE.-Tú eres la úl1 ica entre los cadmeos aquí presentes que tienes ese punto de vista. ANTíGONA.-Este mismo punto de vista lo tienen también ellos, sólo que por miedo a ti se tapan la boca. CREONTE.-¿No te da vergüenza tener unas ideas distintas a las de éstos? ANTíGONA.-Es que nO tiene nada de vergonzoso honrar a los engt:lldrados en i las mismas entrañas maternas. CREONTE.-¿No es hermano tuyo también el·que murió en el bando de enfrente?. I ANTíGONA.-Sí; hermanO nacido de la misma madre y del mismo pad",que yo. CREONTE.-¿Cómo, entonces, lo honras con un don que significa una falta de consideración hacia él? AN1'íGONA.-No corráboraría esos tus puntos de vista el muerto. CREONTE.-¿Cómo que no, cuando le dedicas a él los Olismbs honores que al impío? . ANfíGONA.-Es "'que quien murió no es un simple esclavo,. sino un hermano. CREoNTE.-Pero que intentaba arrasar este país, y en cambio el que se le enfrentó murió por defenderlo. ANTíGONA.-Con todo y con eso, el propio Hades postula que se cumplan con todos los muertos los ritos que yo he tributado a éste: CREoNTE.-Sinembargo, en lo que toca a su obtención no se pue'de cc>mparar al bueno con el criminal. AN'ríCoNA.-iQuién sabe si allá abajo esta mi conducta es s""ta! CREoNTE.-Tienes que saber que jamás el enemigo, ni. aun muerto, es amigo 20. ANTíGONA.-Tienes que saber que nací no para compartir con otros odio, sino para compartir amor. CREoNTE.-Entonces ve allá abajo 'y, si tienes que amar, ámalos a ellos, que, mientras viva, en mí no ha de mandar una,mujer. CREONTE.-·-iEh, tú, que en palacio, subrepticia coma una vlbora, tratabas a escondidas de chuparme la sangre, sin darme cuenta de que estaba criando dos calamidades y los instrumentos para la subversión del trono!, vamos, dime ya, ¿también tú afirmarás haber participadoen este enterramiento o jurarás no saber nada? ISMENE.-He cometido el hecho siempre que ésta respalde lo que digo, y gustosamente comparto y asumo mi parte de responsabilidad. " ANTíGONA.-Pero lo que tú pretendes no te lo permitirá la Justicia, porque ni aceptaste cuando te propuse el hecho ni yo lo llevé a cabo en unión contigo. ISMENE.-Sin embargo, metida tú de lleno en una tormenta, no me da vergüenza compartir contigo una navegación que entraña tanto nesgo. . ANTíGONA.-Quiénes son los autores del hecho lo saben por Igual Hades y los muertos. Y yo a una que ama sólo de palabra na la quiero de amiga. ISMENE.-Por favor, hermana, no me prives del honor de morir contigo y de santificar, así, al muerto. ANTíGONA.-iNada de morir junto conmigo ni tampoco de tomar como tuyo aquello en laque no interviniste para nada! iBastará que muera yo s o l a ! . . ' . ISMENE.--¿Y qué vida hay grata para mí SI me veo prIVada de ti? ANTíGONA.-Pregúntaselo aCreonte, pues antes te mostrabas preocupada por él. ISMENE.---<Por qué me mortificas así sin ganar nada con ello? ANTíGoNA.-Créeme que me producehoni:Jo pesar reírme a costa tuya. ISMENE.-Entonces, si es como dices, ¿qué ayuda podría prestarte yo todavía ahora, ya que no antes? ANTíGONA.-Sálvate tú. No te envidio que consigas escapar. ISMENE.-iLo que tengo que soportar yo! ¿Hasta tengo que verme privada del destino que te espera a ti? . . . ANTÍGONA.--elaro que sí, pues tú optaste por VIVIr, y, en, cambIO yo por tIlOrIr. (Sale ISMENEde palacio) CORIFEO.-Y por cierto que aparece ante el pórtico imlrala!, Ismene, derramando lágrimas por su querida hermana. Y el torrente que fluye debajo de sus cejas le afea el rostro enrojecido, al tiempo que le inunda sus mejillas hermosas. 20 Idea semejante en Ayax, linea 1348, 1356. ISMENE.-·No .. . es cierto que yo optara por VIVIr, SI tenemos en cuenta la interpretación íntima que del hecho tuve aunque no la declarara expresamente con palabras. . ANTíGONA.-Tú entendías que tu manera de Interpretar los hechos era la correcta; en cambio, yo entendía que la correcta era la mía. ISMENE.-Sin embargo, es el mismo el error de las dos. ANTíGONA.-iEstate tranquila! Tú todavía disfrutas de la vida, en cambio mi espíritu lleva muerto ya mucho tiempo, de donde se deduce que tiene que prestar su ayuda a los muertos. CREONTE.-Aseguro que'~stas dos mllchachas brillan porsll insensatez, llna desde hace un ,momento, Xi la otra desde el mismo instante .,' de nacer. ISMENE.-Nada de eso, sino qlle, oh soberano, a los qlleson desgrac ciados como yo no l~s.'permaneceil1alterablela sensatez por arraigada qlle la tllvieran,isino qlle cede el sitio a otra m~jor. CREoNTE.-Efectivam~nteeso te va bien a ti, Clland~optaste por comportarte mal poll,iéndote del lado de los malvados. ISMENE.-Plles ¿qllé atrá<"tivo tiene lavida para mí, si me qlledo sola, sin.ésta? _ ~ __ CREoNTE.-Sin etnbargo,proCllra no decir «ésta», pllesya no existe. IsME!'!E.-¿Vas a mata{a)a novia detu propio hijo? I CREONTE.-Sí, pues tampién los campos de otras admitelprado 21 • ISMENE.-No, almenoS>fon el grado de compenetraciqll, que había entre él y ésta. . ,. . ' CREo"'TE.-A las. mujefes perversas las delesto, comoiesposas para • ", ,. '.' ,,'. mis hijos. ISMENE.-iQueridísimo¡.Iemón, como te injuria tupadreI .' CRE:O.NTE.-iYa pasa de la raya lo '1ue me estás molestando tú Y tu coridición de'~asame,tl.~~ra! ._ , . , ...,'.::' CORI!'EO.-¿Es ciertoqlle vas a privar de esta muchacha a tu propio hijo? , CRE()NTE.-Es Hades qllien va a susBender esta boda.• CORIFEO.-AI parecer,<~stá decididoqlle ésta tiene qlle l1l()rir. ..... CRI;ONTE.-Sí, por míKsppongo qlle también por ti. iNomás char1a~< yaJAI contrari();criaC:!~s, haceos cargo de ,ellas y lleva5'las a palacio. A~emás,- conyü:~ne _ estas rntÍjeres estén --atadas.' yoo -suelta~. Pues escapan,ipor~llBuesto!, hasta los más valientes cllando ya ven cerca a la mllerte.qlle los va a privar de la vida.- '.« ,.' . ,q*é- (En/ran/odos en palacio) ESTROF'A 1 CORO. •.... ,., Bienave"tmados aquéllos cuya vida está exenta de calamidades, pues a aquéllos cllya morada sea sacudida por el diospo les falta desastre alguno, sino que éste los persigue durante pn montón de generacIones. Es igual que el oleaj~<,l~1 mar, ,.' , 21 'Imagen _frecu~nte ref~rjqa a la _procreación humana, obsery3:b1e igualmen~ te en Shak.espeare.Sonetos4~,Amor,JII, pág. 42, traducción A. Garcia Calvo. , yt~::dO .crítico por que, cuando, impulsado parlas airados aires tracias, invade e'l oscuro fondo submarino,remolinea desde las profundidades la negruzca arena, y hace qf,e rujan con estruenc:!o los acantilados azotados por los vientos y los embates de las olas. A';'iíSTROFA 1 Observ(jque las penalidad~sde la casa de Lábdaco y sus descendientes, ahoraerl trance de~xtinción, están r~c~yendo desde la fundación de la casa, Penalidades sobre penalidades, y no consiglle librar de ellas a una generación la siguiente generaciÓD, sino que, al contrario, . ' hay algún dios que los est.á arruinando, y estas penaltdades nO tlenen::;olución. " _ .',.. _ '.,' . Digo esto porque justo lo último que de. la raíz , de esta .familia había despllntado, iun sol para la casa de Edipo!, ahora Ipya a segartambién el funesto carcoma de los dioses infernales, unido a,' la falta de tact,o de que ella hizo gala en sus palabras, ,Y el Furor de sus sentimientos. . . '."," ' . . ESTROFA 2 Tu pot~ncia, Zeus, ¿qué spberbia humana la contendrá, cllando ni una sola vez p(¡eden con ella ni el sueño, que tiva, :;::,'.' -,::,;,.,-, ni los -incesantes meses de 16s 'dioses, -sino -que, pór el .contrario, tú, invetusto potente, cau- edad y ocupase! refulgente destello del Olimpo? Al futuro y al porvenir y al pasado alcanzará esta le)'; no hay absolutamente un solo instante que llegue sin algún desas~re para la vida de los humanos, al menos en lo más. de ella; , 1rt'TíSTROFA :" _ ", La muydivagante esperanza de algo " para muchos hombres se )'raduce en un, beneficio" '• Pero para otros muchos en una defraudación de sus vaclláspretenSloneS. _ , ' ,_ " y no hay nadie que esté en el secreto de 10 que le va a sobrevenir, hasta que abrasa su pie el,fuego que le quema. En efecto, la sabiduría de alguien ha sacado a la luz pública esta famosa expresión: que~ lo malo parece a Veces que es bueno a aquella persona cuya alma empuja la divinidad aFdesastre. Cuando eso ocurre,",' mueve al margen de! desastre durante muy poquito tiempo. (Entra HEMóN en escena) CORtFEo.-Mira, ahí vi~ne Hemón, la más joven criatura de entre tus hijos. ¿Vendrá acaso dolido de la suerte de su pr9metida Antígona, transido de rabia por la frustración de su boda? CREONTE.-Pronto lo hemos de saber" mejor que adivinos. Hijo, ¿verdad que no te presentas aquí rabioso contra tu padre, por haber llegado a tus oídos el dictamen definitivo relativo a esa tu prometida? ¿o me consi<.leras tJI amigo, haga lo que haga.? HEMóN.-Padre, tuyo<soy, y tú can tus buenas intenciones para con.;. migo me vas encauzando. A ellas yo me conformaré. Pues, por lo que a mí toca, hay q1,le dar por bueno que no vaya contraer ningún matrimonio má(ventajoso que el hecho de que tú me orientes bien. CREoNTE.-Sí, hijo, asíes como conviene que lo tengas metido en tu más profundo interior: que todo quede postergado ante el punto de vista de tu padre.. Pues por eso los hombres en¡tendran hijos,y s~iglorían de tenedos obedientes en casa, para qJIe" por un laén; los defiendan de sus enemigos, respondiendo a sus males con otros males, y, por otro, para qu~ aprecien a los amigos de su padre igual que los aprecia éste. En cambio, de aquél que planta vástagos inútiles ¿qué otra cosa se puede decir de él sino que plantó penalidades para sí mismo, y, en cambio, a favor de sus eneJ?igos un mar de s~tisfacciones? Así, pues, hijo, jamás tires por la bord~ esa tu magnífica sensatez por e! goce y a causa de una mujer, consciente de que una mujer malvada que en Casa comparte e! lecho con uno resulta para su esposo JIn grillete helador". Pues ¿qué cáncer peor puede haber que un amigo perverso? Al contrario, escupe a la muchacha esta como se escupe a un enemigo y déjalaque se despose en e! Hades con algún muerto, Digo esto porque, en vista de que la sorprendí en actitud desafiante, la única entre todos los miembros de la ciudad, no vaya caer en e! error de defraudar ¡eso nunca! a la ciudad, sino que la mataré. Ante esta decisión dispóngase a 22 23 Lo mismo en Edipo Rry, 84, Y similar en Pi/octe/es, 539. efr. Hesíodo, Trabqjosy Semónides. elevar un himno a Zeus Consanguíneo. Pues si llegara a nutrir en e! desorden nada menos que a las criaturas de mi propia familia icuánto más a los de fuera! Al contrario, quien es hombre de bien en lo particular se verá que también en lo público es justo, pero e! que con Sus trasgresiones fJIerza las leyes o se le ocurre señalar a las autoridades lo que tienen que hacer, no es cosa de que ese individuo consiga mi aprobación. Al contrario, quien esté a la cabeza por decisión de la ciudad, a ése es menester atender, tanto en cuestiones de poca monta y justas como en las contrarias. Y ese hombre que así sabe atender, pJIedo asegurar que estaría dispuesto a gobernar perfectamente y a dejarse gobernar sin causar problemas, y que, en e! fragor de! comb~te, permanece alineado como un soporte leal y valeroso para sus camaradas. En cambio, no hay mal peor que la rebeldía a la autoridad: es ella quien echa a perder a las ciudades, quien hace que se desmoronen las casas, quien rompe la retirada de las armas aliadas. En cambio, la mayoría de las personas a quienes les van bien sus coSas es la obediencia a la autoridad quien las salvá; Por eso hay que defender lo ordenado, y, ¡claro!, no hay que dejarse avasallar ni por 10 más remoto por una mujer, pues es preferible, si llega e! caso, ceder a las presiones de un hombre, pues, en ese caso, no seríamos tachados de vasallos de mUjer alguna. CORlFEO.-A nosotros nos da la impresión, si es que nuestros muchos años no hacen que estemos engañados, que das unas explica. ciones sensatas de lo que tratas de explicar. HEMóN.-.-.Padre, los dioses illfunden a los humanos la prudenCia, el bien más sobresaliente que existe. Yana sería capaz ni se me ocurriría arguir que a lo mejor .esto que argumentas tú no es ~orrecto, pero, sin embargo, iclaro!,puede ser que también otro que vea las cosas de manera distinta tenga razón. Pues, ila verdad!, es natural que yo esté atento, por bien tuyo, a todo cuanto la gente dice o hace o tiene que reprochar, pues esta tu mirada resulta espantosa para e! hombre de! pueblo si oyes ese tipo de manifestaciones que no te agrada oír. En este sentido, a mí me es fácil escuchar en la sombra y enterarme de esto, cómo se lamenta la ciudad,cómo, a juicio de la ciudad, se acaba de la maneta más desastrosa. por hechos muy insignes la mujer que menos se lo merece de todas, qUien no consintió que su hermano, caído en vengativa lucha, quedara insepulto y que así desapareciera a manos de crueles perros ni de ave rapaz alguna. ¿No es ella merecedora de obtener áurea estima? Tales son los extremos que alcanza en secreto e! oscuro rumor. Para mí, padre, no hay ni un solo tesoro más preciado que e! que te sonría a ti la suerte en la marcha de tus cosas, pues ¿qué maravilla mayor para los hijos que un padre que disfruta de un buen , nQl11bre,y, asu vez,j:uál mayor que eso mismo parai.un padre de Pairte de sus hijos?E<.Jr eso, no h~gas uso en tu fu",rp interno de uI1.~solamanera.de,Yrr1ascosas 21\pensando concr~~~t1lente_que \(> aserrado es lo que tú.afirmas y ninguna otra cosa l11~s, pues todo aquél que tiene:par~_,'sfquesolo él es quien tiene r~pn ague sólo é\tiene una lengua<;>un alma quena tiene nadie t!)~s, lasque así piensan, si sel~s q~itllel caparazón, aparecen vado~'5. AL contrariQ, no constituye. ?9sdoro alguno para un varón; por sabio que s'e_~~ aprender lTlonto¿,es de cosas-x, procurar,' no, pas~'i_~,e',de intran~i:, getlle. Es un hech,?qe experiencia diaria que a laJlegada de CQrr.i.e.•ntes torren.C ..ial~.s.'. • '•'. .I.Q S ár.boles. q\le les dejan... lil;Jr.e.•.•. . . e.. .•.l. paso consi-. guen salvar sUS,rama.s,ffilentras" q~e los que se re~is~~fl:desaparecen cQn tronco y todo:)!?e igual modo, todo aquél q~e aprieta con f\lerza las escQtas d",gn~ nave y n,? afloja ni lo más l11ínimo, llega a VQ1car y, enadelant""llene que n~vegar con la cubiel"la boca ab~­ j()~6. Tú, pOf<::1 co~Itario"cede,cl.aJe a esa tucoraji9:a:un pequeilQ réspiro. Pues, si e~.",ljovcn que soy yo se asienta alguna intelige~. cía, afirmo que esui)agran ventaja que el hombn:.~azca lleno de acierto en todo, p",r;9! por si acaso, pues eso es alg<?quegustaqe no seguir esosdefE<.)t",ros, es bonito aprender tambi~n d", los que manifiestan j\liciosr~zonables. ••• / CQRIFEO.--.Sob",rano,sonviene que tú, si tu hijo disc~rre algo acertaq,?, lo entienqiIs así,ytú, Hemóq, igualmente lo ac"rtaidode tu .Paidre, pues se han et!)itído juicios correctos porambaspartes 27. , CR~,oNTE.-¿Losdet~navanzadaeqadhasta vamos a dejarnos er1s~~ 'ñ~,~ ahora a. ,r~~ap:a,F~t~r a, requerimiento- de una _p<=~_s()natan joven ?eedad? ... •. • ./).i . /..... ••.•. • •. •. .•• HEMóN.-Nada injustehay en ellQ, Y si soy joven, no escQsa defijarse en mi edad má~que en mis.hechos. CREONTE.-¿Uno de,:~~os tus hechos es tener consíéle:fación con sédiciosos? HiMóN.-Tampoco~"t.íayo quien mandara tener consideración CQn los perversos. CR¡;ONTE.-¿Esque río está tocada ésta de la enfermedad de la perversión? .' ......" HI',MóN.-La gente toda de esta ciudad de Tebas afirma al unísono que no. 24 25 I li La misma idea en,dyax, 926. 'Cfr. Platón, Banqu~te, 216 E. Ambos pasajes respondena,la misma idea: 26 'Imagen sernejant~,.que p?ne aL descubierto los inconyenientes de la' intransigencia y obcecación en Ayax, 1142 y ss. , , ' ' 27 -,Esta idea es una ()¡;rnulade la tragedia, cfr. E/eetra, 36~-71. CaEONTE.-¿Es que me va a déqir una ciud~d lo que teng<? qu", de. cidir? J.;!EMóN.-¿Te das cuenta cómppasdicho esto comportándote/a la manera de alguien excesivamente joven? .••• ••• CREONTE.-¿Es que teng<? que g<?bernar este país a gusto de ot~oque no sea yo? I;IEMÓN.-Esque no hay ciudac.!alguna que.pertenezca en propiedad . . a ut¡.solo h o m b r e . ) . . . . .. CREONTE.--¿No es norma considerada ciud~d propia del jefe? HEMóN.-Si.así fuera ¡qué borito seria queinandaras tú en uopaís completamente deshabitado ,,,xsepto por ti! . . ....••. CREONTE.--,Este, según parece, está coaligado con esa mujer. . .HEMóN.-Esverdad, siempreq\le tú§eas una mujer, pues en ~ealidad .' tú eres PQrquien me preocUPQ, ·CREoNTE.--,(Oh tú el colmo qela p~rversiór!: ¿te metes en querellas '. con tu padre? . •• i... . .. HEMÓN.-Esque estoy viend09ue faltas. a l?que es de justicia. SREONTE.--¿Es que falto porgt.'ardaralta co.nsideración a estam.i au.• toridad? •.•.• • .•.••. .' HEMÓN.-Es que no guardas consideración alguna cuando pisoteas '.' nada me~os que los honores debidos a los dioses. . . • CREONTE.--.iInfame individuo!)Mira que subordinarse a una nnljer! HEMóN.-Tjenesquesaber q\jeno me coperías sometido en lo más , mínim0ainada deshonrosp.. •. ' ." •.•.. CREONTE. Sin embargo, tu discurso de alr0ra es todo él U? ;~legato > en pro de ella. .' .VO . . / '. ... ·I-IEMÓN.-Y también de ti más que de ningún otro, y de mí j'de lo; dioses infernales. . . · CREONTE. )No. hay forma alguna de que' te cases nunca jamás con ella viva... ·HEMÓN.-Entonces hay que'deducir que' ~lla morirá y quC'con su ,~' , muerte~~-rastrará a alguien..',,_, _< ' ,_, :': ·CREONTE.,-.-¿Es que llegas hasta a amenazarme y a revolverte' contra mi así, con tanto descaro?Oi' _ " . - : : ,,'i: HEMÓN.-¿Qué amenaza haj' en. replicar j"idosamente. a unospu.ntos de vista vados de todo sentido? CREONTE. ; Las lágrimas son l~§ que te harán entrar en razón ni que .• careces por completo. de sensatez. ;.... .. , } . HEMóN.-Si no fueras .mi padre, habría dicho que no estás en tu sano · juicio. . •..••• .•••• • CREoNTE.,-.-Siendo como eres vil esdavode una mujer, no me aburras contu cháchara.:,: ." ",',' HEMóN.-¿Te gusta despacharte a placer y Juego que nO llegue a tus oídos lo más mínimo? .Vi .< r 1(.,1 T CREONTE.-¿Ah, conque sí? Sin embargo, ipor el Olimpo aquí visi" ble!, estate seguro: 1)0 te vas a alegrar de mofarte de mí con tus burlas. (Dirigiéndose iJ un servidorJ Lleva de una vez a esa aborrecida muchacha para que muera ahora mismo a la vista y al lado de su novio que la asistirá. HEMóN.-iEso de a míJado, no te lo imagines ni por asomos! Ni ella fl10rirá a mi lado ni~ú me volverás a ver la cara con tus ojos, todo que pemoctas en las tiemasfuejillas de la doncella, y te paseas por el mar y entre las majadas campestres. y no escapa a ti ninguno ni de los dioses ni de los efímeros mortales, y el que se hace contigo, enl9quece. ello para que, asi, rabies en compañía de los amigos que te lo aguanten. (SiJle HEMÓN precipitada1J1lJnteJ CORIFEo.-Soberano, éste hombre ha escapado alla Carrera preso de ita. A esa edad una cabeza que" se siente dolida es capaz de cualquier casa 28 , . · CREoNTE.-iLejos de aquí lleve a cabo con sus manos y conciba en su mente hechos superiores a los que corresponde a un ser humano hacer y pensar: que, lo que es a estas dos muchachas, no las va a librar de la muerte! CORIFEO.-¿Es que piensas matarlas a las dos? CR:¡';ONTE.-A la que na tocó nada, a ésa no. Pues, efectivamente, tu razonamiento es ac.ertado. COR.IFEo.-¿Con qué .¡ipo de muerte proyectas matarla? CR¡,;oNTE.-Lallevaté"a un lugar donde no existan huellas humanas, y alli la encerraré viva" en una gruta rocosa, ofreciénd()le tan s<;\lo ,la l)1ínima cantidad de comida que la religión exija par.a que la ci'lcrad entera se Su?straigaa una mácula pecaminosa. Allí; si se lo pide' a f-[ades, que es el úi1ico de todos los dioses a quien rinde veneración, a lo mejor consigue de él evitar la muerte 1Y ,0, laque es más de esperar, comprel)derá entonCes al fin, ya que no antes, que rendir veneración a las fuerzas del Hades es empeño baldío. (Entra CREONTE en palacioJ ESTROFA CORO. Amor 30 , invencible en combate, Amor, que irrumpés en los ganados, 28 Fórmula de la tragedia, cfr. Edijo Rey, 1073-1075. 29 Irónico. 30 Desarrolla aquí S6focles el conocido tema del poder a,bsoluto del Amor como medio de la continuación de -las especies, que arranca, al menos, del Himno a Afrodita y, tras recorrer la literatura griega, alcanzad inicio maravilloso del poema de Lucrecio. 1I il ANTÍSTROFA Tú pasas los pensamientos de los justos a injustos, para su afrenta. Tú has promovido también esta disputa entre hornbres unidos por la sangre. Pero a la postre se impone, patente en la mirada, la pasión por la novia que promete un buen lecho, pasión que tiene su fundamento en las leyes etemas grandios~s en autoridad. La explicación de ello es que entra en juego una diosa invencible, Afrodita. Pero ahora ya, hasta yo mismo hago caso omiso de las susodichas leyes, al comprobar lo que está ocurriendo aquí, y ya no soy capaz de contener torrentes de lágrimas, cuando compruebo que ésta, Antígona, Va a dar con sus htlesos en la cámara donde todos duermen. ESTROFA 1 ANTÍGONA. Aquí me veis, conciudadanos de la tierra paterna, recorriendo ya· el último ca.mino, y contemplando por últimayez el fulgor del Sol, que nunca más volveré a ver, sino que Hades, que infunde en todos el sueño etemo, me empuja aún con vida a la ribera del Aqueronte 31 , sin haber resultado agraciada con dedicatoria alguna de cantos nupciales, y sin que hasta ahora loa alguna se me haya entonado al pie de la cámata nupcial, sino que es el Aqueronte con quien me vaya desposar. CORO. No se puede negar que rnarchas ilustre y merecedora de toda alabanza a esta celda de los difuntos sin haber sufrido el azote de una enfermedad agotadora 31 \Nombre de uno de los varios ríos del Infierno. y sin habergbteridg el pago qlle. dan los puñales, . sino que eres la única de verdad entre todos 10slIl0rtales que por decisión. propia vas a bajar~l Hades. ANTÍSTROFA 1 ANTÍGONA. Oí que pereció de la manera más triste, 'junto a la cima del'Sípilo, aquella extranjera frigia 32, hija de Tántalo, a la que, a guisa de yedrá tenaz, domeñó ut1,saliént~'rocoso, 0 : ' " I Y a quien, según ciertos varones afirman, al tiempo que se, derrite por efecto de las lluvias . jamás la ab~ndoO:a la nieve, mientras inunda . con un sinfín de lágrimas, que bajan por sus párpados, los collados. Pues bien, completamente igual a ella, me va a,'sOJI,1eter:~'rní eldestin~ al sueño eterno.~ CORO. . . Sin embargo, tienes que saber que era diosa y por dioses en:gelldrada, y en cambio nosotros humanos y por mortales engendrados. Sin embargo, es. ya una gran ,?c:>sa para una mujer perecedera tener fama ' de haber qptenidg"yivay, de~pués, muerta,: consordo con los dioses. . ESTROFA 2 ANTíGONA. .".' iAy de rní,.soy objeto de risióri!iPor los dioses M ruestros paclres!, ¿porqué··,....,> ,•..,.•.' '.' no esperaspara])tlrlarte de mía que haya muerto, , en lugar d~, hacerlo ante mi prÜcpia cara? iOh mi ciudad, oh potentados varones de mi ciudad! iAy fuente de Dirce y alameda sagrada de Tebas bien pr?yista de carros!: pese a todo os to l1lP a todos en bloque por testigos de icómosoy yoycómo las leyes por las que, sin recibir el consuelo de las Jágrirn,rs de 32 La frigia- es NíoiJc,:,:hija de Tántalo, transformada enroca sobre eI11).onte Sípilo de Lidia, tras perder a sus seis hijos, y a sus seis hijas a manos respectivamente de Apelo y de Artemis, por castigo a su j....:tancia. , F , amigo alguno, me encamino a la reclusióntumularia de un insólito entemímient()! iAy desgt~ciada de mí: no VOy a ser convecina ni de mortales ni de difuntos ni de vivos ni de muertos! CORo.--Ab~sast<:llegalldo al colmo de la osadía, y por eso, hij~; chocaste fuertemente cOll el sublimepedest~l de la Justicia, non ello estás pagando alguna mala atción de tus padres. ANTíSTROFA 2 ANTÍC;ONA.< .... '.....> •.. . Me tocaste la fibra más sen~ible, la pesadilla por la de~gracia una y otra yez removida de mi padre y el compendio del destino fatal que nos ha correspondido a nosotros, los famosos descerdientesde;r_ábdaco. ¡Ay, locura de mi madre, traciucicla en aqllellas sus coyundas! ¡Ay! iQll~se acostara mi m~dre con sUPf9pio hijo, mi desventurada madre con mi propio padre! Esto les aconteció a aquéllos de quieneslln día yo, abrumad;lahora en mi ',mente , de molestos recuerdos, nací; y hacia qtIienes ahora med!rijo a compartir la morada, ¡maldita y soltera! ¡Ay, her1"11ano33, alcontraermalhadado rr¡~trimonio, ".... tÚ,una v"z mllerto, me despojaste a mí de la vida que aún tenía! ·CoR().-Tr!l:lUtar las honras ?~\;>idasconstittlye una honorabilidad valiosa, pet? la .autoridad de .aq~éla ..quien"I ejercicio de la atlt9ridad obsesiO(l~es cosa q\le en modo al~np s"puede trasgredir~):' a ti te perdió tu impetudsidad décididapor tus particulares resolláncias. ÉPODO ANTÍGoNA.-Sin consuelo dejas lágrimas.de nadie, sin amigoS, sin haberme casado, voy a corr"r iyo que tanto he sufrido! este camino que me espera. Ya nO me eslícito,idesgraciada de mn, contemplar este sacro espectáculo del." Sol. Y esta mi suerte, que no logra arrancar a nadie lágrima alguna, no hay ni un solo amigo ,que la deplore. (Sale CR¡;ONTE de pal"do.) CREoNTE.¿Veis cómo no ha)'" uno que artes de morir pusiera fina cantinelas y lamentos por si 'le valiera de algo emitirlos? m9la empujaréis 34 cuanto antes? Luego, tras enterrarla en un túmulo bien 33· PoliniCes, al· contraer matrimonio con la lúj"a, ,del rey de Argos, Argía, tra.,. jo como aliados contra Tebas a los argivos. 34 El sujeto, son los criadQs de Creonte. r /' 1 recubierto, como ya he dicho, dejadla sola, abandonada de todos, bien sea que deba morir o bien quedar enterrada viva bajo semejante cubierta;. Pues,'~n esas condiciones, nos{)tros estamos limpios & culpa en lo que a esta muchacha respecta. En todo caso, quedará privada de la convivencia con la gente de aquí arriba. ANTíGONA.-iOh túmulo, oh cámara nupcial, o exca,vado habitácu10 35 que me aguardó por siempre, a donde avanzo junto a los míos, infinito número de l()s cuales, acabados de mala mallera, ha recibid(j en el mundo de los muertos Perséfone, la última de las cuales yo, y de la peor mallera con mucho, bajo allá antes de que se me haya agotado>mi plazo de vida! Sin embargo, me recreo vivamente en la esperanza de qu~, cuando llegue allí, mi présencia será grata a mi padre, y más que grata para ti, madre, y grata a ti, hermano. esto porque, cuandQ moristeis, .08 lavé y preparé vuestra mortaja y sobre vuestro sepulcro ofrecí libaciones, todo con mis propias maf?()s. Pero Áhora, Politlices, por recubrir tu cadáver,.tp.ira lo queme ga,no. Y sin embargo, a juicio de los bien pensados, no hice otra cosa que tributarte laS honras debidas. Pues ni aur¡que se hubiera tratado de ullos hijos nacidos de mí, ni de un marido, que, muertos, se estuvieran ~~scomponiendo, jamás habría .,arrostrado esta prueba llevando la .contra a mis conciudaclanos '6.Pues bien, ¿en ¡vacia a qué . ley q¡~. expreso así? Simplemente porque marido, muerto uno, otro habría, y un hijo de otro hombre si hubiera perdido al primero. Pero, ocultos en el Hades madre y padre, no ha.y lJ~rmano alguno que pueda retoñar jamás. Sin embargo, pese a há~erte dedica40 los más altos honores de acuerd.o con tal ley, Creonte entendióqlle ese mi comportamiento constituía un delito y una osadía ,tremenda, ¡oh hennano! Y ahora, tras,cogerme en sus manos, me lleva ~sí,_,sin habercQoocido el tálamo, sin haber escuchado .los cantos de mi boda, sin haber obtenido asigoación de matrimonio alguno ni _ge una criatura infantil, sino que, así como veis, aQandonada de los amigos idesventurada de mí! meencamino viva a. las profundidades de los muertos, ¿por haber trasgredido qué legalidad de los dioses? ¿De qué me vale idesdichada de ml1 levantar ya mis ojos hacia los dioses? ¿A qué aliado llamar en mi ayuda? Bien se ve qll~con,_t»is buenas consideraciones lo que gané fueron e.stas amargas desconsideraciones. Sin embargo, si se confirma que las medidas tomadas contra mí son bien vistas pofIos dioses, una vez que sufra el castigo impuesto podría reconocer que he faltado, pero si los que faltan son éstos, entonces ¡que no lleguen a sufrir un daño mayor que el que me afligen fuera de toda razón! CORIFEO.-Lo que es a ésta, le·embargan todavía el alma las mismas ráfagas y los mismos vientos. CREoNTE.-iTe aseguro que a éstos que la llevan les van a saltar las lágrimas por tanta lentitud! ANTíGONA.-iAy de m~ ¡Ese grave enunciado es el que más de cerca ha llegado a tocar mi muerte! CREONTE.-No quiero suscitar la más mínima esperanza de que acaso no vaya a confirmarse estad~cisión en los términos concebidos. ."ANTíGONA.--iOh ciudad paterna de la tierra tebana y dioses progenitores! Ya me llevan sin más tardanza. Mirad, autoridades de Tebas, a la única que quedaba de las infantas icómo soy yo y cómo los hombres que me infligen tamaña afrenta, yeso por acatar .el más piadoso acatamiento! X Este tipo de castigo se sugiere también en E/eetra, 378-382. sigue aqufel modelo de su amigo Heródoto, 3,119., referido a la mujer de Intafernes. 35 36 ~ófocles (Se llevan a ANTíGONA.) ESTROFA 1 1 CORO. También la figura de Dánae 37 fue capaz de trocar la luz del cielo por una estancia cerrada con llave de bronce, pero encerrada en cámara sepulcral fue obligada a rendirse. y sin embargo, oh muchacha, muchacha, no sólo era honorable por su linaje sino que atesoraba también la casta de Zeus llegada en forma de corriente de oro. Sin embargo, la fuerza del destino es algo tremenda: ni la dicha ni Ares ni una fortaleza ni las negras naves zarandeadas por la mar conseguirían esquivarla. ANTíSTROFA 1 También fue obligado a rendirse el colérico hijo de Driante", 37 Dánae, hija de Acrisio, rey de Argos. Éste había sido vaticinado que moriría a manos de su nieto. Por eso ,encerró a su hija en una cámara de bronce, pero allí fue visitada por Zeus bajo la especie de lluvia de oro. Al enterarse Acrisio del nacimiento de su nieto, llamado Perseo, depositó a ambos en una cesta en las aguas del mar (tradición similar a la de Moisés, típica de ho~bres a quienes espera excepcional futuro)y llegaron a la isla de Sérifo. Con el t!empo, tras haberse convertido Perseo en un héroe por matar a la Medusa, volvieron a Argos para visitar al anciano Acrisio y, con ocasión de la celebración de unos juegos, Perseo mató involuntariamente a su abuelo al lanzar el disco. 38 Licurgo, retenido en una caverna por oponerse a la introducción del culto de Dioniso. , / , r~ydelos edones, a,caÍlsa'cie stls,lllordaces enconos; spterrado po~J.)ionisi~en rocosa,prisión. En tal situación la tre'!j'enda y flqreciente furia de su' locura seva agotando. Entpnces vino a reconocer que había herido a aqpel dios con01ordaces puntadas.. P\les trataba de frenara las endiosadas O1ujeres y sus .antorchas aco'!j'pañadas deoyaciones y enfadaba a las Musas. encariñadas con la flauta. .• ........ESTROFA 2 Junto al piélago dón,de se asientán las Oscuras Rocas situadas entre ...' dos mares. . . •• . . 1 éstán las cost~s del Bósforo y la pIayade los tracios deno(llbre Sal'.. •.. • ...•.•. .•• mideso: . . . . . } allí fue donde su cc>pvecino Ares)es vio a los dos hijos de fineo una maldita llaga causante de suseguera, provocada por la salv~je esposa de Fineo, .llaga cegadora de las .órbitas de sus ojos, crimen que clama venganza, llaga producida sin lallzas, por sanguinarias manos y con la punta de lanzaderas. '. ANTíSTROFA 2 < consumiéndose lloraban. ¡cuitados! la.s cuitas de s\ldesgracia, pqr tener su origeneB la infaust~boda de su madre:. ésta, la hija de Bórea~, y por tanto de los dioses,¡x)r casta se' remoptaba a los E,.yctidas; de viejo . .0. ...•....• ." cuño, y se pabía cr~;ado enextrayiados antros ent~e)()s, :l1uracanes paternos" , > " , . , ' : : ' ,.',', <> corriendo por las qU/ilbres detas escarpadas colinas codo a codo con las yeguas. . . .' Pero, pese a ser hija'de dioses, también con ella ~.e'ensañaron los Destinos longevos"querida niña. y (Entra TIRESIAS 39 , el adivino ciego, conducido por un lazarillo) TIl\ESIAs.-PríncipesdeTebas, hemos recorrido juntase! camino por uno solo viendo los dos, pues ésta es la andadura posible a los ciegos: gracias a los b\lellos oficios de un guía. CREONTE.-¿Qué hay, anciano Tiresias, de nuevo? TIRE~IAs.-Te lo explic~ré, y tú haz caso al adivino. CREONTE.-El hecho es que, antes al menos, no disentía de tu buen juicio ~9 Su madrastra les saco,Ios ojos. Previamente su padre, donado y encarcelado a su madre C/eopatra. r, .r , Fineo, había aban- TIRESIAs.-Precisamente por es<? pilotabas~derechas esta ciudac\. CREoNTE.--;Mi experiencia me permite ates\iguar tu utilidad. TIRESIAs.-Piensa que ahora, por el wntrario, estás situado al borde de la ruiria. CREONTE.--'-¿Qué ocurre? ¡Porque esa expresión de tu boca me. pone los pelos de punta! TIRESIAs.-Te yas a enterar de .loq\le pasa al oír las pruebas que aporta '!j'i profesión. Ello es así: sentado en el viejo poyo, atalaya observadora de las aves, donde tenía a'!j'i disposición la arribada d~todaqlase de aves, oigo 1.111 igpoto gt'iterfO de ayes. queqhirriaballcon/crueles y bárbaros picotazos. Yme di cuenta de que unas a otras se despedazaban a muerteconlas uñas, pues el estl"l,lendo de sus al~s no era difícil de illterpmar. y, sobrecogido, corriendo me disp\lse a probar los sacrificios en altares dispuestos d\,l.todo para recibir las llamas. Per? la llama n? brillaba en las ofrendas, sino quel~ grasa que manabac\e los muslos se consumía en l~ ceniza y hU'!j'eaba y salpicaba, y l~bilis se diluía en el aire, y los ml.lslos, una vez escurridos, quedabandesp?jado~ de la grasa que antys los recubría. Tales aconteceres captaba por este muchacho: que los vaticinios propios de las ceremonias aquellas se consumían sin dar una infot'!j'ación clara. Pues~ste me sirve a mí de guía y yO a los demás. Y esto es una enfe,,?,edadque padece la ciudad por tú particular ?,~nera de interpretar las cosas, pues los altares y lares permanecen repletos con todas. SI" ofrenda~por culpa de habe.rdevorada ave~y perros al desdich~dohijo dyEdipo que cayó encombate. P"r eso los dioses no admiten yalas súplicas que les dirigimos con.nuestras ofrendas ni -la llama de los muslos de esasofrendas, y tampoco los pájaroschirrfan un tipo de griterío fácil'!j'ente interPretable, por haber engullido, de la sangre que echó a perder a aquel h?mbre, la parte grasienta. Por tanto, hijo, recapacita. pues común atados y a cada uno de los hO'!j'bres es equivocars~, pera después de equivocarse ya n? es insens~to ni desdichado quien, tras caer en esa enfermedad, procura' C\lfarse, y no hacerse:inJlexi~ ble. La obstinación, ¡por supuesto!, incurre en torpeza. En fin, cede ante el muerto, y no insistas en acribillar a puñaladas a un difunto. ¿Qué heroicidad hay en volver a matar al que ya esta muerto? Porque te quiero bien, te doy buenos consejos. Y, aderrúls, dulcísima cosa es aprender de quien da consejos si esos consejos reportan beneficio. CREoNTE.-Viejo, como los arqueros disparan al blanco así disparáis todos v"sotros al hombre qu\, te habla. Y no estoy libre siquiera de los manejos de vuestra profesión vaticinadora, sino que por las intrigas de esta raza estoy vendido a cambio de cualquier cosa y tra- tado como mercanCía desde tiempos atrás 40 Enriqueceos, traficad con el ámbar de Sardes4l, si os apetece, y con el oro de la India. ¡Todo menos enterrarlo! Ni aunque las águilas de Zeus se decidan a atraparlo con sus garras y llevarlo como carroña h~sta los tronos de Zeus, ni aun así permitiré enterrarlo, sin miedo a que ello constituya mácula, pues bien sé que no hay hombre alguno que pueda mancillar a los dioses. En cambio, viejo Tiresias, los hombres, hasta los muy hábiles, se derrumban cayendo al suelo de manera ignominiosa cuando presentan con los más bellos argumentos propósi. tos inconfesables por afán de lucro. TIR';SIAS.-iAy!ms qIJe hay algún hombre que sera, alguno que se de cuenta de... . CREoNTE.-¿De qué cosa? ¿QIJé es eso que aplicas a todos en general? TIRESIAs.--...en qIJé medida es la prudencia la mejor de las riquezas? CREÜNTE.-Sí, justo igual que, en mi opinión, obcecarse en no ser sensato es la ruina triás grande. TIRESIAs.-Sin embargo, tú estás lleno de ese mal. CREoNTE.~No quiero responder con reproches a los reproches del adivino. TiRESIAs.-La verdad e.' que lo haces al decir que vaticino falsedades. CREONTE.--Es qIJe la .raza. de los adivinos está toda ella encariñada Con el dinero". TIRESIAS.--Y la de lbS monarcas lo está con las ganancias vergon;zasas. ~. .... CREONTE.-.-¿Sabes que lo que digas lo dices de uno que es jefe? TIRESIAS.•. ·-Lo sé, pues por mí has salvado esta ciudad. CREoNTE.-Hábil adivino eres tú, pero enamorado dela injusticia. TIRESIAs.-Me vas a obligar a mostrar lo que no se d~be removet del fondo del alma. CREoNTE.--Remuévelo, sin otra condición que la de no hablar por lucro. TIRESIAs.-En efecto, ahora creo que lo vaya hacer, así como dices, en lo que a ti toca. CREoNTE.-No harás negocio con mi decisión; hazte a esa idea. TIRESIAs.--En fin, tienes que saber, pero que muy bien, que ya no pasarás muchas revoluciones consecutivas del sol sin que dentro de este breve plazo de tiempo no hayas permutado tú mismo a uno, 40 Acusación típica de los dictadores contra los que no se:tundan sus planes. Es un tipo de fórmula repetida en Edipo Rey, 380 Yss. 41 "Sardes, capital de Lidia, famosa por sus riquezas al igual.que por lo mismo famoso su rey Creso. Cfr. -Heródoto, 1, 26 Y ss. 42 Fórmula repetida en Edipo Rey, 388. fruto de tus propias entrañas, ya cadáver, en compensaclon de otros cadáveres, por cuanto, por un lado, has arrojado abajo a una persona propiedad de los dioses de arriba y has enterrado su vida indignamente dentro de un. sepulcro, y, por otro, mantienes aquí, por el contrario, un cadáver propiedad de los dioses de abajo, expoliado en sus derechos, exento de honras fúnebres, e¡<ecrado. Dioses infernales sobre los que ni tú ni los dioses de arriba tenéis cotnpetencia y, sin embargó, sufren por ti este acto de fuerza. Reprobadoras de ello, te acechan dispuestas a destruirte en cualquier momento las Venganzas de Hades y de los dioses, para que seas apresado en las redes de estas mismas afrentas. Y esto mira"a ver si lo digo por dinero, pues utl lapso de tiempo, y no largo, hará patentes en tus mansiones latnentos de hombres y mujeres. Con odio se conturban todas las ciudades de todos aquéllos cuyos tnuertos las únicas honras fúnebres que reciben son los desgarrones que les dedican o fieras o algún ave alada que lleva un nefando olor hasta la ciudad que mantiene el fuego del hogar. Tan incisivas flechas disparé a manera de arquero contra la furia de tu corazón, pues me estás molestando, flechas certeras a cuya febril picadura tú !la escaparás. (AllaZ/1ri/lo:) Muchacho, llévanos a casa, para que ése descargue Su cólera contra gente más joven y aprenda a tener más cuidado y a moderar más su lengua y su manera de pensar m~ior que . ahora lo hace. CORIFEo.-Este hombre, soberano, se ha ido tras vaticinar cosas tremendas. Y vengo constatando, desde que estoy cambiando este cabello de negro en blanco, .que todavía no ha habido ni una sola vez que haya proclamado una m.entira a la ciudad. . CREONTE.-Me he dado cuenta también yo, y por eso tengo mi alma con mucha desazón. Pues',:e1 ceder es cosa espantosa y, a. su vez, enfrentarme y lastimar así mi coraje con un desastre 43 eotra también en la categoría de lo espantoso. CORIFEO.-Lo que ahora hace falta es mucha prudencia, Creante, hijo de Meneceo. CREoNTE.-Entonces ¿qué conviene hacer? Dilo, que yo te haré caso. CORIFEo.-Ve allá y saca a la muchacha del cobertizo subterráneo y dispón sepultura para el cadáver que yace a la vista de todos. CREoNTE.-¿Llegas hasta a aconsejarme eso, y entiendes que debo hacerlo? CORIFEO.-Sí, soberano, y cuanto antes, pues los castigos que envían los dioses a carrera tendida acorralan y cortan el paso a los insensatos. 43 Es una variante del proverbio «dar golpes contra el aguijón}), como Es- quilo, Prometeo Encadenado, 323. :: . .. ·' ....• , CREONTE.--iAy de mrt};lucho trabajo me cuesta, pero, sin embargo, depongo mi co~ajin~.i renunciando a mi resolución, pues contra el destino no se debe en modo alguno sostener un combate condenac do al fracaso; ". . . CORIFEo.-Ve entonces allá y haz 10 que decimos, ycleja de lado cualquier otr(Ymen~s~t.~~44.' .. . . . , ' CREoNTE.-En .ese casQmarcharla allá así comoestoY.iiVamos, yac mos", séquito mío, el presente y el ausente, coged hachas en vuesc ttas manos,corredallugar que se divisa allá iY yo,<iado que mi decisión tOIn6estos,derroteros, igual que fui yo quier> la aprisioné también mepresentar~. allá y la pondré en libertad,Pues me temo que sea lo rríejor CUmplir las leyes establecidas s( con ello .salvo la vida 46 • . .,,; .,: (Sale de escena CREONTE.) ESTROFA 1 CORÓ.. . ¡Oh tú, multinominado, honra y prez de la desposada cadmea, y vástago de Zeus 47 de grave bramido, . que a la ínclita Italia47 . ~-----_../ .... .» 44Su~le ser, e'n~~ndid(j,(~Y no'encoITli~tldes. esta tarea 'aotr?s». s'inembargb, har9ue·convenir-·:ep gué,'hl:ideadel text() es':kIémica a la de, Ayax, 809, donde st;: ,~}(presa.la decis:ión'd~'a~uar frente,.aJa inactivid:¡do la ~:edicación a otr?,s menesteres,· Idén~i<:o a·.x~s.~tra interpretadón es AyflX",·. 772,':'Y.f'j/~etes, 897,,:':Y en Heródoto, 2,,92.: ·.·:/:";·'i,:" :. ,."".' .",'~ :4~ \Está más:'c~r~a:d~,,::~n~ exclamacióngue de su primitivo;v~lor.verbal.. Obsérv~se que. es .fr~<:~erte.' ...e~te hecho. ~omo viene demostra~o·por· el uso; incpherente sintáet,is~:m,ente;. ~g::segunda persona singular del im~~,~tivoseguida.de primera del pluril;.Jen?fo~te.,Memorab~es, 1, . 6. 4.·Cfr.,rambié.n sobre inco~e­ rencia sintáctica en el .imperativo Aristófanes, Ranas, 1378 'y Platón. Leyes, 797d. 4:1' Nuestra interpreta~ión. está en la -línea. de las' varias expr~siones que indicao«salvar la,vida. aun.. '~·'~os~a . de renllnciar. a las, creencias· personales», por ejemplo, «haz caso. y 'sályate»•.-I:)latón~' (ritón, 44b. Esta es la idea de las líneas anteriores. Antlgona, 992-::?94, y 1058. qlle vienen asignificar:,«Creonte ha salvado a la ciudad por cumplir l()s dictados del adivino, esto' es,' JX>r cumplir las leyes establecidas.)) PorJ,Íltimo,el significado de esta expresión, según nuestro entendimiento. refleja ull espíritu sumamente interesado y materialista, proceder propio del,antihéroe,y ello encaja bien con la figura de ~reonte que; por encima de todo, pone .lasalvación de su vida, y así huyevergonzosam~nte ante la amenaza de la espada de su hijo Hemón,. cfr. líneas 1233-1234. En definitiva, la expresión de Creontesería. un bonito antecedente de la farp.osa«París bien vale una misa». 47 ,Se refiere a Dioniso,·.<J.ue recorre los viñedos de'la Magna' Grecia y. particu- proteges y mandas en los valles comunales de la eleusinia Deméter, oh13aco, que habitas Tebas, la ciudad materna de las bacantes, junto a la húmeda corriente del Ismeno yal pie del sembrado del feroz dragón! ANTíSTROFA 1 La llama .destellante te ha visto en 10 alto de la roca de doble cresta, '. adonde enfilan las ninfas Cori~ias hijas de Baco 48 y también la corriente de C~stalia'9. También te dejan partir'o, . entre ovaciones de inmortale~ cánticos, las hederíferas alturas y la verde ladera,. rica en pámpanos, de los montes Niseos 5l ; cuando miras los caminos que llevan a.Tebas. EsTROFA 2 . Entre todas las ciudades es ésta a la que estimas por encima detodas' tú y, junto contigo, tu. mad~~.fulminada52. Ahora más que nunca, dado que la ciudad y.todos sus miembros es presa de violenta enfermedad, ven con purificador pie franqueando la Pamasia pendiente o el getnebundo estrecho. ANfíSTROFA. iAy, jefe/de los coros de luceros que eXhalan fuego,observaddr de nocturnos griteríos, mozo, vástago de Zeus, aparécete aquí, larmente. varios lugares de la Grecia central'como la Gruta CoriciadelParnaso. Oioniso•. está especialmente ligado a Tebas por s.ersu madre Sémele hijade Cad, ffiO, rey de Tebas. 48 En .sentido religioso. Expresión del tipo «h1jas de. María». 49 Fuente de Oelfos. . 50 Sobre ,esta expresión y sobre ,cualquier problema filológico dela.obratotal de Sófoc:les, cfr. nuestro comentario en nuestro Sófocles, que publicará'en breve Ediciones de la Uniyersidad de Salamanca. 51 Sófocles aquí los sitúa en Eugea. Son montes donde Dioniso ¡>a~ós\linfancia. "',..'. :. 52 Sémele. (Sale EURIDICE de palacio) CORIFEo.-Mirad: veo aqul a la cuitada Eurídice, la esposa de Creonte. Viene de casa, iquésé yo!, o Par oír hablar de su lújo o por simple casualidad. EURíDIcE.---'conciudadanos todos, percibí vuestras palabras según me encaminaba a la salida para llegarme a dirigir unas oraciones de súplica a la diosa Palas. Me encontraba descorriendo los cerrojos de la hoja de la puerta que abre hacia atrásss, y en ese preciso instante la alusión a una calamidad familiar me hiere a través de los oídos, y aterrorizada caigo de espaldas sobre mis criadas y quedo estupefacta. Sin embargo, sea cual sea el mensaje, decidlo de nuevo, pues seré capaz de oírlo ya que estoy acostumbrada a las desgracIas. MENsA]ERo.-Soberana amada, yo, que por cierto fui testigo de lo ocurrido, te lo diré y no omitiré expresión alguna por grave que sea, que toque la verdad.¿Pües para qué habría de consolarte con suaves descripciones respecto a las que más tarde habíamos de parecer mentirosos? Lo correcto es siempre la verdad. Pues bIen, yo había acompañado a tu esposo guiando sus pasos hasta el final de la llanura, donde yada privado de toda compasión, desgarr~do por los perros, el cadáver de Polinices, Y tras suplicar a la diosa de los caminos subterráneos y a Plutón que contuvieran benévolos sus ímpetus furiosos, luego de someter el cadáver a un baño s.anto, reunimos y quemamos los restos que quedaban ya en medIO de unos arbustos recién arrancados, y después de levantar un túmulo empinado de tierra patria estábamos entrando entonces para llegar a la cóncava' cámara nupcül, enlosada con piedra, que, propiedad de Hades, albergaba a la muchacha. Y en ese instante oye alguien en torno a la execrable estap.cia un sonido venido de lejos, de agudos lamentos, y llegándose apresuradamente se lo anuncia al soberano Creante. y a éste le envuelven sonidos ininteligibles qe penoso griterío según va avanzando más cerca y, prorrumpi~ndo en sollozos, emite esta grave co l1 fesión de lúgubres trenos: <<IAy cUItado de mn ¿Que no soy adivino? ¿Que no estoy recorriendo. el más desdichado trayecto de todos los caminos pasados? Me está saludando la voz del muchacho. Pero, servidores míos, acercaos pronto y, situándoos ju~to al en~erramiento, examinad, introdu:léndoos nasta la misma entrada por la juntura del túmulo que admIte separación de las piedras, a ver si acierto en mis conjeturas de que se trata de la voz de Hemón o si soy víctima de una ilusión de los dioses.» Y según el encargo del descorazonado soberano lo examinábamos. Y al fondo del enterramiento la vimos a ella colgada por el cuello, atada con una cuerda hecha desu velo, y a él junto a ella, Ninfas que acompañan a Dionisio. 54'Idea repetida en Heródoto, 1, 32, 5, manifestada por Salón, a Creso, rey de Lidia, y que se ha hechó fórmula de la tragedia. Cfr. lambjé!]., Edipo Rey, 1527 Y ss. ~~ En relación con esta interpretación hay que tener en cuenta a Edipo. R~, 1261. Se trata de una puerta con dos hojas que encajan, al cerrarse, medIante los cerrojos, y de esas dos hojas sólo abre una, como demuestra el caso presente. soberano, junto con la comitiva de:tus Tíades 53, las que, fuera de sí, corean durante la noche entera a su amo Baca! (Entra en escena un MENSA]ERo.) MENSA]ERo.-Vecinos de las mansiones de Cadmo y de Anfión: mientras esté en pie la vida de un .hombre no llegaría yo, ino hay tal!, ni a elogiarla ni a censurarla jamás 54. Pues siempre es el hado quien levanta y el hado quien derriba al bienhadado y al malhadado, y no hay ni un solo adivino de los aconteceres humanos. Veréis: Creonte en su día era envidiable, en mi opinión, cuando logró salyar de los enemigos esta tierra, cadmea y cuan¡lo se hizo él solo con el mando absoluto del país y lo dirigía fl()reciendo por la más genuina semilla de Sus hijos. Pero ahora todo se ha perdido. Pues cuando un hombre destruye los objetos motivo de su satisfacción, yo apuesto a que ése 110 vive sino que lo considero un muerto que conserva la respiración. En efecto, isé rico de capital con monto e nes de riqueza si te apetece y vive con porte de rey" pero si está lejos de eso el estar contento, lo demás, si de lo que se trata es de conseguir alegría, yo no se lo compraría a nadie por el valor de la sombra del humo! CORlFEo.-Pero¿cuál es esta nueva carga que traes a los reyes? MENSA]ERo.-Muertos son, y los que viven son los culpables de que hayan muerto, CORUW:0.-¿Y quién losasesin6? ¿y quién es la vlctima?Explícate. ~ M1.'l'''NE~o.-Hemón ha perecido y $e desangró a instancias propi1s." CORlFEo.-¿Porcuál de las dos ha perecido, por mano paterna o propia? MEN'SA]ERo.-I'Or si solo, colérico con su padre por cuestión del asesinato~ CORIFEO.-iüh adivino! iCon cuánta exactitud, según se ve, cumpliste aquella grave profeda! MENSA]ERo.-En la seguridad de que esto es asl, procede deliberar sobre lo demás. 53 abrazado a su cintura, lamentando la mina de su unión conyugal con la joven muerta, ¡as mindadesde su padre y su desventurada boda. Y él, cuando lo ve, lanzando un terrible gemido, paSa a dentro junto a aquél y cOllJamentos lo llama así: .<dCuitado! ¿Qué es lo que has hechO? jMira le> que se te. fue a ocurrir! ICon qué desgracia te has echado a perdf.~! Sal, hijo de mis entrañas, telq pido suplican.te.» y el mllchach6¡ clavándole la mirada con ojos fieros, escupiéndole en la carayqo contestándole nada, tira deja espada de dol:>le filo, y falló el golpe, porque su padre corría a e~cape. Luego, jeldesdichado!, tensó~u pec::ho, según se encontraba entonces de irritado consigo mismo, apretó sobre sus costados, la espada hasta la II1 itad y, a\Ínconsciente, se estrecha a la donc,lla el! sus débiles btazos. Y respirando con dificult~d arrojabruscoef]uvio de un chorro de sangre séll:>re la blanca .mejilla de la muchacha. Y allí quedó muertoabrlli'ad? a un cadáver, tras haber obtenido en suerte la celebración de)osritos nupciales iel pobre! en las moradas de Hades, poniel1do aLdesc::ubierto CÓmo la intransigenci~.es .con muchq la más grande c"larnidad que asedia al hombre. (Entra EURímcE en palacio) CORIFEO.--Kórnointerpretarías esto? Esta mujer se ha ido de nuevo, sin.dar explicacic.sn nibuenani malas6 . MENsA.JERo.-Tarnbiénw estqy asornbrado, pero me sustento en la esperanza de.que n?Qcurre más que, al oírlas desgracias de su' hijo, no considéraríad~ buen gusto lamentarse de ellaS ante el pú, blico, sino que,dentr() bajo techo, pensará proponer a las criadas. llorj'rlo>c;n familia.P.llfs no ha dado pocas pmebasd.ebuen juicio; ic:;qmO para cometer.u~a falta! CORIFEO.-.-No. sé, pero,.¡)or lo que a. mí tOCa, la verdad es que me parece que es igualde grave el silencio en demasía que el constante griterío sin sentido. MENSAJERO.-Si pasamOs a palacio, sabremos si no guarda a escondidas.en su cqrazón irritado alguna obsesión. Pues la verdad es que razqnas bien: en efecto, también en el demasiado silencio haya vecés gravedad. (Entra en palacio. Aparec! CREONTE con su séquito, llevando en brazos a su hijo HEMóN.) CORIFllO.-·-iMira ahí!: el rey en persona viene hacia aquí, portando entre sus brazos clara ',c:vocadón, ulla'rnin~, si no es'¡:>ecado decir,.. lo, no causada por extraños sino fmto de su particular error. 56 Fqrinula repetida en Jatragedia. Cfr. nota 30. fT"7.,l ESTROFA 1 CREONTE. ¡Ay, yerros de mis mentes pemenciales, intransigentes, mortales! ¡Oh vosotros que contempláis a los asesinos y a las víctimas entre sí, emparentados! ¡Ay de mí~ qué cosa más desdichada las decisiones que tOII1é! ¡Ay, muchacho, moriste, te quitaste de en.medio prematuro con prertlaturamuerte, ay, ay, ay, ay, por intrailsigencias mías y no tuyas! CORIFEO.-jAy de mí, qué ta"de parece que has visto lo acemdq! CREoNTE.~jAy de mí, lo he ap.rendido en medio de mis desgracias! Por lo visto fue la divinidad quien entonces, sí, entonces me cogió y descargo sobre mi cabeza todo el enorme peso de sus golpes y quien me zarandeó metiéndome en un proceder salvaje iay d.e mn, ¡derribando mi alegría que rueda por los suelos! jAy, ay, penosas penas de Iqs mortales! . .(Sale un MENSAJERO de palacio que refiere lo que ha ocurrido en él,unMENSAJERa de interior) MENSAJERQ INTERIOR.-.. -Soberano, ¡cuántas calamidades.tienesen tus · manos y cuántas has añadido todavía! En efecto, Se ve que has llegado aquí trayendo unas e tus brazos, éstas de aquí, y qu<;has de l1 .> .••.••..•. contemplar enseguida otras dentro de casa. CREoNTE.~¿Pero qué otra calj'midad hay peor todavía queJas cala'. .• midades que ahora me afligen? . ·MENSAJERO INTERIOR.-Tu esposa Ha pobre! ha muerto, lafi1;0raza de este cadáver, por golpes de reciente incisión poco ha infligidos. ....>. ANTíSTROFA 1 CREONTE. jAy, ay, puerto de Hades, ifi1posible de drenar! ¿Por qué, por qué me echas a perder? Tú que me has traído una información calamitosa y dolorosa, ¡qué triste es la noticia que me das! jAy, ay, aun hombre que estaba acabado acabaste de rematar! jQué grave es el hecho del que das cumplida prueba, muchacho! ¡Qué otra grave novedad me. evidencias, ay, ay, ay, ay: que yace muerta a cuchillo, víctima de su perdición, mi esposa! (Se abrda puerta de palacio J se ve el Ctlerpo sin vida de EURÍDICE.) ·MENSAJERO INTERIOR.-Puedes verla, pues ya no está oculta. fT"721 . CREoNTE.-iAy de mIl Estoy contemplando icuitado!, ve aquí, otra segunda calamidad. A la vista de esto ¿qué destino, cuál, me aguarda aún? Acabo de c9ger entre mis brazos a mi hijo cadáver icuitado de m11, y veo ahídelante ese otro cadáver. iAy, ay, madre infeliz, ay, hijo! MENSAJERO INTERIOR.----'-Ésta, al pie del altar, abrazada a espada de agudo filo, iba entornando en la obscuridad sus párpados, después de emitir amargos lamentos primero por el que había muerto antes, Megareo 57 , y por. su gloriosa suerte, luego por éste, y por último te achacó a ti perversas ruindades calificándote de asesino del muchacho. ESTROFA 2 I CRE9NTE. iAy, ay, ay, ay! iMe conmuevo de espanto! ¿Por qué no me asestó alguien un golpe frontal con espada de doble filo? S9Y un miserable iay, ay!, y en miserable angustia estoy sumido. MENSAJERO INTERIOR.-·Eras recriminado por esta muerta como SI tuvieras toda la responsabilidad de estas y aquellas muertes. CREoNTE.-<,Pero de qué manera puso fin a su vida y se entregó al suicidio? MENSAJERO INTERIOR.-Se hirió ellamisma con su propia mano hasta el hígado, una vez que se enteró del caso este extremadamente lamentable del muchacho. CREoNTE.-iAy de mí, ay de ml1 Estos hechos no se atribuirán nuni'a a ningún otro hombre sustraídos a mi responsabilidad. En efecto, yo te maté, yo te maté, ¡miserable de mn, yo, y no digo más que la pura verdad. iEa, esclavos, Ilevadme cuanto antes lejós de aquí, lIevadme fuera de aquí, a mí, que más que un miserable soy uno que ya no existe! CORIFEO.-Lo que aclaras es cosa provechosa si es que hay algún provecho en las calamidades, pues las calamidades que nos embargan, cuanto más breves, mejor. ANTíSTROFA 2 CREONTE. iQue llegue, que llegue, que haga acto de presencia entre mis hados venturosos el que tiene lo más hermoso, el que excelso me trae a mí el día final! iQue llegue, 57 Hijo de Creonte, uno de los siete capitanes rebanas. que llegue, para que ya no contemple otro día más! CORIFEo.-Esas son cosas que pueden esperar. Conviene hacer algo de lo que ahora urge, pues estO que urge incumbe a los que debe incumbir, a los familiares. CREoNTE.-Sin embargo, lo único que anhelo es lo que de forma resumida supliqué. CORIFEo.-Entonces no añadas ninguna súplica más, pues para los mortales no existe escapatoria del acontecer que les esté destinado. CREoNTE.-Si aceptarais mis súplicas llevaríais lejos de aquí a un hombre estúpido que, hijo, sin ser su voluntad te mató, y también a ti, ésta de aquí, lay infeliz de mn, y no sé cómo ni a cuál de las dos cosas prestar atención, pues todo lo que cae en mis manos se desmorona, y, por otro lado, se abatió sobre mi cabeza una desgracia insoportable. CORo.-La sensatez resulta con mucho lo primero y principal de la felicidad, y también conviene no cometer impiedad alguna, al menos en lo tocante a los dioses. Pues los razonamientos inmoderados de los arrogantes, al sufrir como castigo golpes inmoderados, les enseñan con la vejez la sensatez.