74Texto SOMEDE 2012 PATRICIA MEZA

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Transiciones a la salida de la escuela: trabajo y/o familia
Caminos diferenciados entre mujeres y varones mexicanos
Patricia Meza Romero
Doctorante en demografía
Centre de recherche population et sociétés
Université Paris Ouest Nanterre-La Défense
[email protected]
Introducción
Los trabajos de investigación sobre la educación en México han mostrado que uno de los
cambios más importantes a lo largo del tiempo ha sido la expansión del sistema educativo. A
principios del siglo XX la escolarización entre la población se incrementó y los niveles de
analfabetismo disminuyeron considerablemente. Hoy en día en general todos los niños asisten
a la escuela, y frecuentemente terminan el ciclo primario y comienzan el secundario. Además,
las disparidades en la educación entre hombres y mujeres se redujeron. En cuanto al mercado
laboral, los jóvenes han ido rejuveneciendo su edad de entrada al primer empleo, y las
mujeres han incrementado su participación en los últimos años. Por otro lado, se ha
argumentado que la nupcialidad ha sido un evento que no ha experimentado cambios
significativos en la vida de los jóvenes.
Es importante mencionar que las transiciones escolares, profesionales y familiares son
decisivas en la vida futura de los jóvenes. Una progresión o no en la escolarización puede
modificar la edad de entrada al mundo adulto (Galland, 2007); el inicio de la vida laboral es
un evento importante en la obtención de los recursos necesarios para poder llevar a cabo el
1
resto de las transiciones a la adultez (Nilsson et Atrandh, 1999); la entrada a la vida familiar
constituye una dimensión significativa dentro del análisis de la evolución del comportamiento
de los jóvenes en la sociedad (Blôss, 1997). El objetivo de la siguiente presentación es llevar a
cabo un estudio de los jóvenes y su relación con la escuela, el trabajo y la familia. A partir de
la Encuesta Demográfica Retrospectiva (EDER 2011), se presenta un ejercicio sobre el curso
de vida de los y las jóvenes urbanos de tres generaciones en la escuela, trabajo y familia. Se
expone un contexto general de la educación de los jóvenes. Esta primera parte permitirá
describir los procesos que son importantes en el curso de la incorporación y la progresión en
el sistema escolar. Posteriormente, de manera general se expone la entrada al primer empleo y
la primea unión entre los jóvenes.
Antecedentes
El enfoque de las biografías
El enfoque de las biografías toma como punto de partida al individuo, como sujeto histórico y
actor de su propia vida. En él se articulan de manera compleja sus elecciones y decisiones,
pero bajo determinaciones familiares, estructurales y culturales. Esta perspectiva teórica
intenta ver cómo un evento puede influenciar sobre la continuación de la vida de las personas,
y cómo ciertas características pueden hacer que un individuo se comporte de manera diferente
a otro (Courgeau et Lelièvre, 2001). Dentro de este enfoque los jóvenes realizan transiciones
que describen ciertos itinerarios y trayectorias donde los mecanismos institucionales,
biográficos y contextuales dirigirán el camino hacia la inserción social, profesional y familiar
(Casal, García, Merino et Quesada, 2006).
La salida de la escuela
La transición a la vida adulta es definida como un proceso de emancipación individual donde
los jóvenes adquieren mayor autonomía y control sobre sus vidas. En ella se concentran
diversos cambios que determinan la entrada a nuevos estatus y roles sociales, además
moldean las biografías personales. Esta transición comprende ciertos eventos que son
significativos en la vida de los jóvenes: la salida de la escuela, la entrada al trabajo, la salida
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del hogar paterno, la entrada en unión y el nacimiento del primer hijo (Hogan y Astone, 1986;
Galland, 2007).
La salida de la escuela es un evento complejo, cambiante e incierto, ya que sigue
difícilmente una línea directa hacia otro acontecimiento específico; ella comprende diversas
situaciones, direcciones y patrones: la formación escolar, la trayectoria en la escuela, la
transición profesional y los procesos de autonomía familiar. Entre los posibles destinos al salir
de la escuela se encuentran el trabajo y la familia. La transición entre estos eventos está
determinada por un conjunto de mecanismos institucionales, sociales, contextuales así como
de hechos biográficos. Una diferenciación en la articulación de estos mecanismos dará origen
a múltiples modalidades y recorridos en este pasaje (Casal, García, Merino y Quesada, 2006).
Cada una de estas direcciones moldeará la vida futura de los jóvenes; una progresión o no en
la escolarización modificará su entrada al mundo adulto (Galland, 2007); un comienzo en la
vida laboral será un evento importante en la obtención de los recursos necesarios para llevar a
cabo el resto de las transiciones hacia la adultez (Nilsson y Atrandh, 1999); una entrada al
mundo familiar constituirá una dimensión significativa del análisis sobre el comportamiento y
evolución de los jóvenes en la sociedad (Blôss, 1997).
Diferentes rutas a la salida de la escuela en México: trabajo y/o familia
En México, los estudios sobre los jóvenes y su transición de la escuela al mundo laboral y
familiar son pocos. Los primeros trabajos sobre la transición a la vida adulta abordan estos
eventos en conjunto, estudian su interrelación con otros acontecimientos (la salida del hogar
paterno, el nacimiento del primer hijo, etc.) y miden su intensidad y calendario. Estudios más
recientes se centran en los aspectos individuales que pudieran acelerar o retrasar su calendario
(Tuirán, 1999; Conapo, 2000; Tuirán, 2002; Mier y Terán, 2004; Polo, 2004; Coubès y
Zenteno, 2005; Echarri, 2005; Mier y Terán, 2005; Aguirre, 2006; Echarri y Pérez Amador,
2007; Castro y Gandini, 2008).
Los hallazgos relacionados a la ocurrencia y al calendario de estas transiciones indican
que el inicio de un trabajo es el evento más importante en términos de prevalencia, seguido de
la salida de la escuela; la entrada en unión y la maternidad o paternidad son menos
experimentados (Navarrete, 2003; Coubès y Zenteno, 2005; Echarri y Pérez Amador, 2007).
En cuanto al calendario, las fases educativas y laborales se han modificado en los últimos
años: la salida de la escuela ha comenzado a retrasarse y la entrada al trabajo a rejuvenecerse,
3
siendo estos cambios más lentos en las zonas rurales y más rápidos en las urbanas. No
obstante, a pesar de que la edad al momento de abandonar la escuela ha aumentado en los
últimos años, ésta se mantiene precoz entre los jóvenes mexicanos (CONAPO, 2000; Mier y
Terán, 2005; Lastra y Campusano 2006). Es a partir de los 15 años que la caída de la
inscripción escolar es notable, y a medida que incrementa la edad pocos son los jóvenes que
permanecen en la escuela. Según la escolaridad, una vez finalizada la secundaria sólo una
pequeña fracción continúa estudiando (Mier y Terán, 2004; Mier y Terán, 2005; Aguirre,
2006).
Las investigaciones sobre el inicio de la vida laboral indican que la educación es un
elemento clave para explicar la incorporación al trabajo. Sin embargo, en algunos casos la
ocurrencia de este evento puede suceder sin que exista una entrada de los individuos al
sistema educativo (Giorguli, 2002; Navarrete, 2003; Aguirre, 2006). También es común que
los jóvenes combinen la escuela y el trabajo, sobre todo los varones (Mier y Terán, 2005).
Estas prácticas advierten que existen diversas direcciones entre estos eventos, pues los
individuos cambian de dirección entre la escuela y el trabajo, situación que confirma que la
transición escuela-trabajo no sigue una línea directa (Fawcett, 2002; Hobarth, 2004; Castro y
Gandini, 2008).
Por otro lado, se ha demostrado que la formación de una familia, es una ruta seguida
del abandono escolar. Los varones que entran en unión tienen menos posibilidades de
continuar estudiando, ya que se incorporan al mercado laboral en virtud de que poseen el rol
del proveedor en el hogar. En el caso de las mujeres, a pesar de que están accediendo a
niveles educativos más avanzados, abandonan la escuela para involucrarse a un proyecto
familiar (López, 1998; Arnejo, 1999; Tepichin y Riquer, 2001; Quilodrán, 2004; Coubès y
Zenteno, 2005; Aguirre, 2006; Terán y Rabel, 2005; Caballero, 2007; Castro y Gandini,
2008).
En cuanto a la secuencia en las transiciones (trabajo y familia) se ha encontrado que
un número importante de mujeres se incorpora por primera vez al mercado de trabajo después
de la unión. En tanto que para los hombres, el inicio de un empleo y la entrada en unión
siguen siendo predominantes. Estos resultados muestran diferencias por género. Por un lado,
para los varones el trabajo sigue constituyendo el eje de su vida pública. Por otro, para las
mujeres las actividades asociadas a la división sexual del trabajo continúan prevaleciendo
(Tuirán, 1999; Conapo, 2000; Castro y Gandini, 2008; Mier y Terán, 2005; Coubès y
Zenteno, 2005; Castro y Gandini, 2008).
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A pesar de que en esta presentación no se abordará el tema de los factores asociados a cada
una de las transiciones seleccionadas, vale la pena hacer un recuento de lo que se ha estudiado
al respeto. Entre los factores asociados a la ocurrencia de la salida de la escuela y la entrada a
la vida laboral y familiar se encuentran los aspectos económicos, culturales, sociales y
demográficos (Hogan y Astone, 1986). La entrada a un trabajo guarda una relación estrecha
con los aspectos socio-económicos –el ingreso familiar, el lugar de residencia, las
características socio-económicas de los padres, etc. – (Arnejo, 1999; Riquer y Tepichin, 2001;
Fawcett, 2002; Echarri, 2003; Echarri y Amador, 2006; Aguirre, 2006; CONAPO 2006). En
México, la existencia de serias deficiencias en la calidad del empleo y las crisis económicas
recurrentes, orillan a las familias a contar con más de un perceptor de ingresos en el hogar,
como los jóvenes, para acceder así a los bienes, servicios y equipamientos necesarios que les
permita garantizar su reproducción cotidiana (Tuirán, 2002).
La escolaridad de los padres, y sobre todo aquella de las madres, es otro factor que
determina la salida de la escuela y la entrada al empleo (Giorguli, 2002). Las diferencias por
sexo indican que las mujeres dejan más temprano la escuela que los varones, y ellas se
orientan a las actividades del hogar. Por el contrario los hombres comienzan las actividades
laborales a edades más precoces y en mayor proporción (Arnejo, 1999; CONAPO, 2000; IMJ,
2000). El tipo de ocupación del padre da continuidad a estos resultados. Los hijos de obreros,
por ejemplo, salen más temprano de la escuela en relación con aquellos de ocupaciones
superiores (Mier y Terán, 2005).
El número de la fratria está asociado al nivel de instrucción de los jóvenes y por ende a
la inserción al mercado de trabajo. Los jóvenes de familias con una fratria numerosa tienen
menores éxitos escolares y mayor incorporación al mercado laboral en relación a aquellas con
pocos miembros. Estos resultados están explicados a partir de la teoría de la “disolución de
los ingresos”, la cual indica que los recursos de la familia están distribuidos entre la fratria, lo
cual determina el futuro de los jóvenes (Giourguli, 2002).
Llama la atención que el mantener una buena comunicación con los padres tiene
diferente asociación con la salida de la escuela según el sexo del joven: el efecto es negativo
para los hombres y positivo para las mujeres lo cual estaría mostrando un impacto en la
estructura y funcionamiento de los hogares en la inversión en capital humano, y fuertes
diferencias en la forma en que se trata a varones y mujeres (Echarri y Pérez Amador, 2007).
Como se muestra, en los últimos años los jóvenes mexicanos han experimentado
cambios en sus biografías, siempre influenciados por aspectos económicos, políticos y
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sociales. Asimismo, se ha señalado que hoy en día los jóvenes tienen mayores posibilidades
de entrar y permanecer en el sistema educativo, esto ha estado acompañado de un mayor y
mejor acceso a la información sobre los aspectos de la vida que los rodea, y parece que tienen
mayores oportunidades de tomar sus propias decisiones. Sin embargo, existe una serie de
factores en el ámbito en el que se desenvuelven los jóvenes que limitan el pleno desarrollo de
estas ventajas. En este sentido, un estudio sobre los diferentes caminos que siguen los jóvenes
al salir de la escuela es de suma importancia. Es necesario conocer las direcciones que toman
estos jóvenes, el trabajo y/o la familia, las cuales marcarán su vida futura.
El objetivo de este ejercicio es hacer un análisis sobre las transiciones: escuela, trabajo
y familia entre los jóvenes mexicanos. Se busca evidenciar que los jóvenes modifican sus
patrones de conducta en función del contexto histórico, político, económico y social en el que
se desenvuelven, así como de su condición de género. Con estos primeros resultados, y en una
investigación más larga, se tiene como objetivo distinguir las diversas trayectorias que llevan
a un cierto número de jóvenes, hombres y mujeres, a compartir durante un lapso de tiempo
una situación común, la entrada y permanencia en el sistema escolar. Lo que llevará a la
pregunta principal de este análisis: ¿si los jóvenes al salir de la escuela no siguen una línea
directa hacia un evento específico, entonces hacia dónde van? Este ejercicio trata de
evidenciar que no existe un solo tipo de trayectoria que llevan los jóvenes a encontrarse fuera
del sistema de formación. Es decir, que a pesar de que los jóvenes se encuentran durante un
momento de sus vidas en una situación común, esta convergencia es resultado de historias de
vida bien diferenciadas. Cabe señalar que la diversidad de estas trayectorias está relacionada
con las características del origen social y familiar, así como el atributo de los jóvenes.
En esta presentación se expone el perfil escolar, familiar y laboral de los jóvenes
mexicanos según el sexo y la generación a la que pertenecen. El estudio va desde la época de
1951 hasta 2011, donde se construyen periódicos históricos importantes para entender el largo
proceso de cambio en las transiciones de los jóvenes. Se intenta mostrar los elementos de
análisis apoyados en información estadística que invitan a hacer una lectura del fenómeno y
sus implicaciones en los jóvenes. Evaluar de qué manera los jóvenes en México han cambiado
su situación en el ámbito escolar, familiar y laboral. El debate gira en torno al contexto
económico, político, social e histórico en el que se desenvuelven los jóvenes. El estudio se
considera desde una perspectiva de género. Es indiscutible que una mujer no transita de la
misma manera que un hombre, ya que experimentan pasajes heterogéneos. Resulta importante
considerar los roles de género entre los jóvenes, así como las relaciones entre los hombres y
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las mujeres para visualizar esta heterogeneidad en la que se lleva a cabo este tránsito entre
cada uno de los eventos.
Metodología y tratamiento de la información
Fuente de datos: Encuesta Demográfica Retrospectiva (EDER) 2011
Con el objetivo de llevar a cabo este ejercicio longitudinal, la Encuesta Demográfica
Retrospectiva (EDER-2011) proporciona la información necesaria. Esta encuesta, con
representatividad nacional, arroja datos sobre los antecedentes familiares, las transiciones y
las trayectorias de hombres y mujeres de zonas urbanas pertenecientes a tres generaciones:
1951-1953, 1966-1968 y 1978-1980. Estos individuos cuentan con 58-60, 43-45 y 30-32 años
de edad en 2011. Cabe señalar que esta encuesta da continuidad a la EDER 1998, ya que capta
a dos de sus generaciones de estudio (1951-1953 y 1966-1968), y además incorpora a una
nueva (1978-1980). La muestra está formada por 3 200 individuos distribuidos
uniformemente en los 32 estados del país. De estas personas solamente 2 840 proporcionan
información completa, el total de no respuesta es de 360 individuos, es decir 11.2% de la
muestra. La base de datos está compuesta por 179 variables y 128 507 observaciones anuales.
La muestra se basa en la información del cuestionario sociodemográfico de la Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE-2011).
La EDER se presenta por “fecha y edad”, donde se observan los “eventos”
(matrimonio, nacimiento del primer hijo, etc.) como secuencias (casarse y tener el primer hijo,
etc.) o como interferencias (cuando el individuo tiene su primer hijo se casa, etc.). Esta
encuesta, diseñada como una matriz, permite captar diferentes eventos en la vida de los
individuos: la información en líneas se refiere al año calendario o la edad del individuo (desde
el nacimiento hasta el momento de la encuesta), y en las columnas se muestran los eventos y
las fechas de ocurrencia. Los datos arrojados por la EDER proporcionan una fotografía actual
de las características de la población. Además, es posible apreciar los periodos de historia de
cada una de las cohortes que han vivido su transición a la vida adulta, de tal manera que se
pueden reconstruir sus trayectorias biográficas. Asimismo, ella ofrece elementos de análisis
sobre las estrategias individuales y familiares de la vida de los individuos durante diferentes
periodos de transformaciones demográficas, sociales y económicas. Es así que a través de ella
es posible realizar interacciones entre los diferentes fenómenos demográficos que guardan
7
entre sí dentro del curso de vida de las personas. Esta encuesta cuenta con datos sobre
educación, trabajo y familia, elementos centrales para llevar a cabo este análisis.
En razón de la naturaleza de la EDER, la encuesta presenta ciertos sesgos en la
información que es necesario mencionar:
-
Truncamiento a la derecha o intervalo abierto. Se conoce la fecha de inicio del evento,
pero cuando acaba el período de observación el acontecimiento de interés todavía no ha
sucedido.
-
Truncamiento a la izquierda o sesgo por selectividad. Existe sesgo en la muestra de
duraciones que son observadas; las fechas de inicio y fin del evento son anteriores al
comienzo del período de observación; se desconoce la fecha de inicio del evento.
-
Problemas de memoria. En este tipo de encuestas se interrogan a los individuos sobre
eventos vividos hace más de cincuenta años, por lo tanto, es común que existan errores de
memoria cuando se entrevistan a personas de mayor edad; es posible que los datos
presenten una fuerte incertitud y que algunos eventos sean omitidos.
-
La unidad de análisis de la encuesta es anual. Un evento o cambio de estado tiene una
duración mínima de un año, por lo que es posible que cierta información correspondiente,
por ejemplo, a la educación, trabajo o familia sea subestimada.
Universo y temporalidad
El universo de estudio para este análisis esta formado por hombres y mujeres de las zonas
urbanas pertenecientes a las tres cohortes de la EDER. La edad de la población en el estudio
es de cero a 29 años, se selecciona esta edad de inicio dado que no se sabe a que edad los
individuos comienzan a experimentar los eventos estudiados, mientras que la edad final
permite llevar a cabo comparaciones hasta los 29 años, edad que tiene la cohorte de los
setenta en la fecha del levantamiento de la encuesta.
Técnica
Entre los objetivos de este ejercicio se encuentran observar los diferentes caminos que siguen
los jóvenes a la salida de la escuela –vida laboral y/o familiar–, así como encontrar el orden y
el significado que siguen en estas transiciones. Para realizar este ejercicio el marco de
referencia adoptado es el análisis de las biografías. La unidad de estudio de este enfoque es la
biografía del individuo, la cual está vinculada a la vida de los miembros de la familia y a otras
8
personas de la sociedad, la existencia de todos estos individuos está enmarcada en un espacio
y tiempo histórico (Elder, 2002; Hareven, 2000). El análisis consiste en estudiar cómo un
acontecimiento familiar, económico o de otro tipo que enfrenta el individuo, modificará la
probabilidad de que se produzcan otros eventos de su existencia. El comportamiento del
individuo no es innato sino que se modificará a lo largo de su existencia, resultado de las
experiencias personales y de las sucesivas adquisiciones (Courgeau y Lelièvre, 2001; Elder,
2002).
Con este supuesto donde el comportamiento de las personas está determinado por
diferentes factores, el análisis de las biografías considera la existencia de trayectorias que
representan diversas dimensiones en las cuales dichos individuos se desenvuelven (escuela,
trabajo, familia, etc.) (Courgeau y Lelièvre, 2001). Algunos de los postulados de este enfoque
son los siguientes:
-
El análisis de las biografías considera que es necesario una perspectiva a largo plazo
de las biografías para comprender mejor la historia de vida de las personas.
-
El tiempo y el espacio permiten localizar a las personas dentro del contexto donde se
desarrolla la biografía.
-
La ocurrencia del evento puede influenciar de diferentes maneras en función del
momento en el que comienza y las circunstancias que lo rodean.
-
Las personas interactúan con otros individuos en su contexto, por esta razón la vida
está ligada mutuamente.
-
Los individuos construyen su propio destino, es decir ellos tienen la capacidad de
elegir y actuar en una estructura de oportunidades la cual está ligada a la situación
socio-histórica del momento.
Con el análisis de las biografías es posible conocer el calendario, la intensidad y la
permanencia de un evento. El calendario se refiere a la distribución según la edad de un
evento en el tiempo, la cual se modifica por los hechos que se presentan en la vida de las
personas y en las sociedades a las que pertenecen. La intensidad se refiere a la frecuencia del
evento. Las duraciones son los segmentos del tiempo que se extienden desde el momento del
inicio de la observación hasta la ocurrencia del evento (Courgeau y Lelièvre, 2001). Para
analizar la duración, el calendario y la intensidad de los eventos se utiliza la tabla de vida
actuarial. Esta tabla propuesta por Kaplan y Meier estima la función de permanencia que
9
considera el truncamiento de los datos a la derecha. Este estimador Kaplan Meier se define
como sigue:
S(t)= Πti<t (l-hi)= Πti<t (Ni-di) Ni-1
Donde:
S(t) es el estimador de la función de permanencia.
hi= di/Ni es el cociente instantáneo de ocurrencia en ti.
di son los individuos que experimentan la ocurrencia del evento.
Ni es la población sumisa al riesgo antes de ti.
ti es el momento i del tiempo en el cual pasan la ocurrencia de los eventos.
Para el presente trabajo se realiza una exploración del evento sobre la escolaridad de mujeres
y varones de las zonas urbanas de las tres generaciones que considera la EDER.
Posteriormente con un análisis de sobrevivencia se compara la intensidad y el calendario de
los tres eventos considerados en el estudio entre los jóvenes mexicanos. Al final se presentan
algunos resultados sobre la primera transición que experimentaron (escuela, trabajo, familia).
Presentación y discusión de los resultados
Análisis descriptivo de la población de la EDER 2011
En esta sección se presenta una descripción general de la población que comprende la EDER
2011. El cuadro 1 expone la distribución de la población por sexo y generación. Las cifras
muestran que la muestra está compuesta por un total de 2 840 individuos urbanos, 1 387
hombres y 1 453 mujeres, de tres grupos de generaciones: 1951-1953, 1966-1968 y 19781980. Cabe recordar que estas generaciones tienen 58-60, 43-45 y 30-32 años al momento del
levantamiento de la encuesta.
Cuadro 1. Distribución de la población urbana por sexo y cohorte, 2011
Sexo
Cohorte
Hombres Mujeres Total
1951-1953
1966-1968
1978-1980
Total
437
433
517
1387
451
459
543
1453
Fuente: EDER 2011. Datos ponderados.
10
888
892
1060
2840
La distribución porcentual de la población urbana por sexo y cohorte se presenta en el cuadro
2. Ésta deja ver una repartición equilibrada por sexo en la población seleccionada de la
EDER.
Cuadro 2. Distribución porcentual de la población urbana por sexo y cohorte, 2011
Cohorte
1951-1953
1966-1968
1978-1980
Total
Sexo
Hombres Mujeres
49.2
48.5
48.8
48.8
50.8
51.5
51.2
51.2
Total
100.0
100.0
100.0
100.0
Fuente: EDER 2011. Datos ponderados.
La proporción de años-persona vividos en la escuela y el trabajo
En las gráficas 1 y 2 se exponen el estatus laboral y educativo de las y los jóvenes urbanos de
tres generaciones. En la gráfica 1 se observa que a pesar de una disminución en la intensidad
de las mujeres que no estudian ni trabajan, esta condición es importante para las tres
generaciones; la distribución comienza a ser más notoria y constante a partir de los 17 años de
edad. La proporción de las jóvenes que estudian aumenta de generación en generación, para la
cohorte de los setenta casi la totalidad de las mujeres entre 7 y 8 años son estudiantes. La
proporción de las mujeres que trabajan aumenta paulatinamente entre las generaciones, y
comienza a extenderse después de los 20 años de edad. A pesar de que estudiar y trabajar al
mismo tiempo no es esencial en el curso de vida de las mujeres, su participación parece
aumentar cuando la cohorte es más joven.
Contrario a lo que sucede con las mujeres, la proporción de años-persona vividos de la
población masculina que trabaja es significativa para las tres cohortes, y es a partir de los 15
años de edad que está situación se extiende. La intensidad de aquellos que son estudiantes
aumenta en las generaciones más jóvenes, por ejemplo, la participación de los varones entre 7
y 9 años pasa de 70 a poco más de 90% entre la primera y la última generación. La proporción
de los hombres que no estudian ni trabajan disminuye entre cohortes, en especial entre los 6 y
12 años, nos obstante a edades más avanzadas se observa un comportamiento similar entre la
primera y la tercera generación, resultados que no dejan de llamar la atención. La
participación de los varones que estudian y trabajan disminuye paulatinamente entre las
cohortes.
11
Gráfica 1. Mujeres urbanas de tres cohortes: proporción de años-persona vividos según el
estatus educativo y laboral
Generación 1951-1953
Generación 1966-1968
Generación 1978-1980
Fuente: EDER 2011. Datos ponderados.
12
Gráfica 2. Hombres urbanos de tres cohortes: proporción de años-persona vividos según el
estatus educativo y laboral
Generación 1951-1953
Generación 1966-1968
Generación 1978-1980
Fuente: EDER 2011. Datos ponderados.
13
Participación y progresión en la educación
-
Participación escolar
La información referente a la asistencia escolar se muestra en el cuadro 3. Del conjunto de la
muestra, casi todas (más del 90%) las personas urbanas, hombres y mujeres, de las tres
generaciones de la EDER han asistido a la escuela. Estas cifras reflejan ligeros incrementos en
la asistencia escolar entre las generaciones, y también una reducción de las disparidades entre
hombres y mujeres. A pesar de estos ligeros cambios a lo largo del tiempo, la mejoría fue en
especial para las mujeres, cuyas proporciones pasaron de 91.18 a 98.84% entre la primera y la
última generación; los varones, por el contrario, no muestran avances importantes. Estos
resultados tienen que ver con el hecho de que la cobertura educativa en las zonas urbanas ha
alcanzado a casi todos los hombres y las mujeres jóvenes desde hace ya algunos años.
Cuadro 3. Asistencia escolar de la población urbana por sexo y cohorte, 2011
Cohorte
1951-1953
1966-1968
1978-1980
Sexo
Hombres
Mujeres
96.65
99.31
97.75
91.18
97.46
98.84
Total
93.73
98.31
98.34
Fuente: EDER 2011. Datos ponderados.
El nivel educativo se refiere al año más alto o grado escolar alcanzado por el individuo,
frecuentemente es utilizado para evaluar de manera aproximada su nivel de calificación y de
mano de obra. En las gráficas 3 y 4 se muestran las distribuciones del nivel aprobado entre los
y las jóvenes al momento de la encuesta. Para las mujeres de la primera y la segunda
generación (gráfica 3), la escolaridad que acostumbran alcanzar es la primaria, seguida de la
carrera técnica o comercial y la secundaria; sólo que para la cohorte 1966-1968 las
distribuciones en estos niveles aprobados casi se distribuyen uniformemente (22.18, 21.36 y
20.52% respectivamente). En cambio, en la tercera generación las mujeres ya logran obtener
años aprobados en la secundaria, la profesional y la preparatoria, registrando así una mejoría
en su nivel educativo. No obstante, la participación en la secundaria no llega alcanzar el 30%.
En los varones de la primera generación cerca del 40% obtienen la primaria, seguido
de la profesional y la secundaria (19.06 y 18.09% respectivamente). Para la segunda
generación más de la cuarta parte de los jóvenes alcanza la secundaria, seguida de la primaria
y la preparatoria. En la tercera generación los jóvenes logran pasar a la secundaria y a obtener
niveles aprobados de profesional y preparatoria. Como se muestra, más del 20% de los
14
jóvenes de generaciones más recientes, hombres y mujeres, alcanzan el nivel secundario,
siendo más visible la participación de los varones. Es importante mencionar que en la
generación más recientes, las mujeres alcanzan a obtener los mismos niveles de aprobación
que los varones.
Gráfica 3. Mujeres urbanas de tres cohortes: distribución del máximo nivel de estudios
aprobado, 2011
Fuente: EDER 2011. Datos ponderados.
Gráfica 4.Hombres urbanos de tres cohortes: distribución del máximo nivel de estudios
aprobado, 2011
Fuente: EDER 2011. Datos ponderados.
15
Para complementar los resultados precedentes a continuación se presenta el número medio de
años de asistencia a la escuela (cuadro 4). En el total de la población, el número medio de
años pasa de 8 a 11 entre la primera y tercera generación, lo que significa que los jóvenes solo
lograron pasar de la secundaria al nivel medio superior en el lapso de 27 años. Es de notar que
las diferencias por sexo, y en especial en las dos últimas generaciones son mínimas. En la
primera cohorte los varones van más a la escuela que las mujeres, contrario a lo que sucede en
años recientes.
Cuadro 4. Número medio de años en la escuela
de la población urbana por sexo y cohorte
Sexo
Cohorte
1951-1953
1966-1968
1978-1980
Hombres
Mujeres
Total
9.32
10.20
10.90
7.84
10.29
11.20
8.56
10.25
11.07
Fuente: EDER 2011. Datos ponderados.
-
Progresión en la formación escolar a lo largo de la vida
o
La edad de entrada a la escuela
La gráfica 5 presenta la edad mediana de entrada a la escuela de la población urbana por sexo
y cohorte. Para todas las generaciones, tanto de hombres como de mujeres, la edad mediana
de entrada a la escuela es a partir de los 6 años de edad; es evidente que no existen diferencias
importantes en estos grupos de jóvenes. Estos resultados indican que la edad universal para
entrar a la escuela, en las tres cohortes, es a partir de los 6 años, edad con la que se comienza
el nivel elemental dentro del sistema escolar en México.
Gráfica 5. Edad mediana de entrada a la escuela de la población urbana por sexo y cohorte
Fuente: EDER 2011.
16
o La primera salida de la escuela
La escolarización general incluye la enseñanza primaria, del primer al tercer ciclo secundario
o su equivalente, la educación media superior y la educación superior. La enseñanza superior
varía en función de los planes y programas de estudio de las carreras y las universidades. La
duración teórica es de aproximadamente 24 años en el sistema de la enseñanza general,
teniendo entendido que la primaria dura 6 años, la secundaria o equivalente 3 años y la
enseñanza universitaria es superior a 13 años. Para obtener las proporciones estimadas de los
individuos que salieron por primera vez de la escuela, en función de la duración en la
enseñanza escolar y la cohorte a la que pertenecen, se calcula la tabla de vida. Las gráficas 6 y
7 ilustran claramente la duración en el sistema educativo de mujeres y hombres urbanos por
cohorte. El calendario de la salida de la escuela de las mujeres muestra que las dos
generaciones recientes permanecen más escolarizadas en relación a la primera; es así que la
salida de la escuela es tardía entre las mujeres más jóvenes. Esto se refleja en la brecha que
existe entre ellas. Cabe señalar que estas dos últimas generaciones muestran una tendencia
similar hasta los 14 años, posteriormente, entre los 15 y 19 divergen. Lo anterior se puede
confirmar al observar la edad mediana a la salida de la escuela: la edad a la que 50% de las
mujeres dejan la escuela difiere según la cohorte, principalmente entre la primera y la tercera,
ésta oscila entre 7.8 y 11.9, una diferencia de 4 años.
Pasando a la población masculina, el calendario al salir de la escuela muestra una
tendencia similar al de las mujeres, aunque la brecha entre las generaciones es más reducida.
Para la primera generación la permanencia en la escuela de los varones a partir de los 7 años
es superior al de las mujeres. En las dos generaciones más recientes sucede lo contrario. Esto
se confirma con la edad mediana al salir de la escuela: la edad a la que sale la mitad de los
varones de la escuela es de 10.9 y 11.0 años, edades más precoces que la de las mujeres (11.2
y 11.9 respectivamente). Por lo tanto, las curvas de sobrevivencia indican que en estos
últimos años las mujeres van ganando terreno en la participación escolar en comparación a los
hombres. En general, la tardía salida de la escuela hoy en día puede estar mostrando la
asistencia y la obligatoriedad que se le ha dado a los jóvenes.
17
Gráfica 6. Mujeres urbanas de tres cohortes: proporción estimada de la permanencia en
la escuela, según los años en la formación escolar
Cohorte
Mediana
1951-1953
1966-1968
1978-1980
Total
7.8
11.2
11.9
Fuente: EDER 2011.
Gráfica 7. Hombres urbanos de tres cohortes: proporción estimada de la permanencia en
la escuela, según los años en la formación escolar
Cohorte
Mediana
1951-1953
1966-1968
1978-1980
Total
7.9
10.9
11.0
18
Análisis de supervivencia: el primer empleo y la primera unión
-
La entrada al primer trabajo
En las gráficas 8 y 9 se presenta la proporción estimada de hombres y mujeres que entraron
por primera vez al mercado laboral. Las curvas de supervivencia de las tres generaciones de
mujeres (gráfica 8) muestran una incorporación lenta y gradual al mercado laboral. Es
después de los 15 años de edad que esta entrada comienza a ser más notoria, y a partir que los
24 parece estabilizarse. Entre cohortes, el calendario muestra que la entrada al primer trabajo
es más precoz para las mujeres nacidas entre 1951-1953, lo que deja claro que las
generaciones recientes entran más tarde. La edad mediana a la entrada al primer empleo, da
prueba de ello, el 50% de las mujeres de la primera generación entraron por primera vez a
mercado laboral a los 17 años, mientras que la última generación lo hizo casi un año después.
Un dato que llama la atención para las tres generaciones es que hasta los 25 años de edad el
80% de las mujeres habían entrado a su primer trabajo.
El calendario de entrada al primer empleo entre los varones de las tres cohortes
seleccionadas se presenta en la gráfica 8. Éste difiere de aquel de las mujeres, dado que los
varones entran a edades más tempranas al mercado laboral. Asimismo, se observa una
incorporación más acelerada respecto a las mujeres. Por otro lado, es notorio el retraso a la
entrada al primer empleo de la cohorte más joven, respecto a las anteriores, esto posiblemente
se deba a una mayor permanencia en el sistema escolar. La entrada al primer empleo de los
varones más jóvenes fue a los 17 años, cerca de dos años más tarde que la primera generación.
Estos resultados dan cuenta de las diferencias entre hombres y mujeres, a pesar de que se esta
retrasando la entrada al primer empleo, los varones siguen experimentando este evento a
edades más precoces que las mujeres: la edad mediana de la entrada a la escuela de las
mujeres sigue sobrepasando a la de los varones.
19
Gráfica 8. Mujeres urbanas de tres cohortes: proporción estimada de la edad de entrada
al primer empleo
Cohorte
Mediana
1951-1953
1966-1968
1978-1980
17.4
17.9
17.9
Gráfica 9.Hombres urbanos de tres cohortes: proporción estimada de la edad de entrada
al primer empleo
Cohorte
Mediana
1951-1953
1966-1968
1978-1980
15.6
15.9
16.7
20
-
La entrada a la primera unión
Las gráficas 10 y 11 muestran las estimaciones Kaplan Meier de la proporción de hombres y
mujeres que no habían experimentado su primera entrada en unión según la edad y
generación. En el caso de las mujeres (gráfica 10), los resultados dejan ver un calendario de la
entrada a la primera unión que se retrasa ligeramente entre generaciones. Si observamos la
gráfica, a los 15 años de edad casi la totalidad de las mujeres son solteras. Es a partir de esa
edad que el evento comienza a tener un calendario acelerado; el calendario más precoz lo
experimenta la generación 1951-1953. La edad mediana a la unión retrata este evento entre las
mujeres: la edad pasa de 20.7 a 21.3 años entre la primera y tercera generación.
En el caso de los varones (gráfica 11), es hasta los 17 años de edad que los jóvenes
continúan solteros. Después de ahí, la entrada en unión se experimenta paulatinamente. Los
hombres de edades más jóvenes realizaron su primera unión antes que los de otras
generaciones, la mitad de ellos lo hicieron a los 22 años, lo que muestra un ligero
rejuvenecimiento entre cohortes.
Estos resultados comparativos sobre la edad de entrada a la primera unión por sexo y
cohorte arrojan la siguiente conclusión: Por un lado, un ligero envejecimiento en la edad de
las mujeres al entrar a su primera unión y por otro, un rejuvenecimiento en aquella de los
hombres. Lo que posiblemente lleve como resultado a una mayor aproximación entre las
edades al momento de entrar en unión.
21
Gráfica 10. Mujeres urbanas de tres cohortes: proporción estimada de la edad de entrada
a la primera unión
Cohorte
Mediana
1951-1953
1966-1968
1978-1980
20.7
21.1
21.3
Gráfica 10. Hombres urbanos de tres cohortes: proporción estimada de la edad de
entrada a la primera unión
Cohorte
Mediana
1951-1953
1966-1968
1978-1980
23.9
23.3
22.9
22
La primera salida de la escuela, el primer empleo y la primera unión
En algunas investigaciones se encontró que los jóvenes al salir de la escuela no siguen una
línea directa hacia otro evento; existen diferentes procesos por los que pasan. Al salir de la
escuela los jóvenes pueden pasar al primer empleo o la unión. Pero antes de salir de la escuela
los jóvenes pueden pasar por los mismos eventos. Es evidente que existe una diferenciación
en los itinerarios por sexo y generación. En este sentido, es necesario conocer las elecciones
de los jóvenes antes y después de salir de la escuela. Como un primer ejercicio a la salida de
la escuela, nosotros elaboramos un análisis descriptivo sobre las elecciones entre la salida de
la escuela sobre dos eventos: la entrada al primer empleo y la primera unión. En los cuadros 4
y 5 se observa la distribución de hombres y mujeres en función de la primera transición
experimentada: salida de la escuela, el primer empleo y la primera unión, por sexo y cohorte.
El cuadro 5 permite apreciar la proporción de hombres y mujeres según la primera
transición llevada a cabo entre la salida de la escuela, el primer trabajo o ambos eventos. En
todas las cohortes la primera transición experimentada entre los jóvenes es la salida de la
escuela. Por sexo las proporciones más elevadas son para las mujeres. Lo que comprueba que
las mujeres permanecen más tiempo en el sistema educativo. Entre los hombres el primer
empleo es un evento importante en el curso de vida de los jóvenes; más del 30 por ciento para
cada generación entra a su primer empleo antes de salir de la escuela. Combinar la escuela y
el trabajo es más evidente para la generación 78-80. Para las mujeres las proporciones del
primer empleo y ambos eventos (escuela-empleo) llaman la atención.
Cuadro 5. Proporción estimada de hombres y mujeres según su primera transición
experimentada, salida de la escuela y primer trabajo
Hombres
1951-1953 1966-1968 1978-1980
53.77 45.58 55.83 Salida de la escuela
40.09 42.28 32.00 Primer empleo
6.14 12.14 12.17 Ambos
100.00 100.00 100.00 Total
Mujeres
66.71 54.94 61.72 Salida de la escuela
20.06 28.15 23.93 Primer empleo
13.23 16.91 14.35 Ambos
100.00 100.00 100.00 Total
23
Finalmente, en el cuadro 6 se encuentra la proporción estimada de hombres y mujeres según
la primera transición experimentada entre la salida de la escuela y la unión. Como se esperaba
entre los jóvenes, pocos son aquellos que entran en unión antes de dejar la escuela.
Cuadro 6. Proporción estimada de hombres y mujeres según su primera transición
experimentada, salida de la escuela y primera unión
Hombres
Salida de la escuela
Primera unión
Ambos
Total
Mujeres
Salida de la escuela
Primera unión
Ambos
Total
90.70 5.30 4.00 90.70 92.19 5.56 2.25 92.19 92.94 4.78 2.28 92.94 92.31 2.92 4.77 92.31 89.54 5.63 4.83 89.54 86.91 5.28 7.81 86.91 Conclusiones
Los resultados de este primer ejercicio estadístico de la EDER 2011 muestran un curso de
vida diferenciado entre hombres y mujeres en las tres generaciones seleccionadas. La salida
de la escuela, el primer empleo y la primera unión se viven de diferente manera entre estas
generaciones de jóvenes. Hoy en día los jóvenes tienen mayor oportunidad de permanecer en
la escuela; los hombres siguen dirigiendo su camino hacia el trabajo y las mujeres continúan
orientándose hacia actividades fuera de la escuela y del trabajo. Para ellas se muestra un
ligero retraso al entrar a la primera unión, en tanto que para los varones un rejuvenecimiento
en la edad a experimentar este evento.
A lo largo del tiempo la permanencia en la escuela y la entrada al mercado de trabajo ha
cambiado. Los varones siguen presentando un calendario precoz al entrar al mercado laboral
en relación a las mujeres. A pesar de estas diferencias, ellas han incrementado su
participación en el mercado laboral.
De acuerdo al orden de ocurrencia de los eventos se muestran diferentes resultados: la
salida de la escuela es el primer evento experimentado entre los jóvenes en todas las
generaciones. Para los varones combinar el trabajo y la escuela sigue siendo importante entre
24
las generaciones, caso contrario sucede con las mujeres. La entrada en unión no resulta un
evento significativo
Cabe señalar que esta presentación es el resultado de uno de los primeros ejercicios que se
hacen con los datos preliminares de la encuesta Demográfica Retrospectiva (EDER 2011).
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