Re-examinando la unidad Centroamericana

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UNIVERSIDAD CENTROAMERICANA
JOSÉ SIMEÓN CAÑAS
RE-EXAMINANDO LA UNIDAD CENTROAMERICANA: LOS
DEBATES EN LOS PERIÓDICOS SALVADOREÑOS DE LA
DÉCADA DE 1840
TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE MAESTRÍA EN FILOSOFÍA
IBEROAMERICANA
PREPARADA PARA LA FACULTAD DE CIENCIAS DEL HOMBRE Y
DE LA NATURALEZA
POR MARÍA ESTER CHAMORRO DE ZAMORA
MAYO DE 2006
ANTIGUO CUSCATLÁN, EL SALVADOR, C.A.
2
RECTOR
JOSÉ MARÍA TOJEIRA
SECRETARIO GENERAL
RENÉ ALBERTO ZELAYA
DECANA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS DEL HOMBRE Y DE LA
NATURALEZA
SILVIA ELINOR AZUCENA DE FERNÁNDEZ
DIRECTOR DEL DOCTORADO Y DE LA MAESTRÍA EN FILOSOFÍA
IBEROAMERICANA
HÉCTOR SAMOUR
DIRECTOR DE LA TESIS
SAJID ALFREDO HERRERA MENA
3
AGRADECIMIENTOS
A mi padre, Alejandro Chamorro Eva, y a mi madre, Amalia Zamora de
Chamorro, quienes me encaminaron a este momento.
A mi esposo, Rubén Ignacio Zamora, quien me apoyó espiritual y
materialmente.
Al director de la maestría, Héctor Samour, quien me animó durante estos años de
estudio.
A mi director de tesis, Sajid Alfredo Herrera Mena, por su paciencia y
permanente confianza.
A mis compañeras y compañeros de trabajo por sus apoyos diarios.
4
ÍNDICE
Páginas
Introducción.............................................................................................................
8
Capítulo 1: Contexto histórico-ideológico y sujetos de análisis............................
11
1.1
Contexto histórico: 1820-1850............................................
11
1.2
Contexto ideológico.............................................................
15
1.3
Sujetos de análisis...............................................................
18
1.3.1 La Miscelánea........................................................
18
1.3.2 El Correo Semanario.............................................
19
1.3.3 El Amigo del Pueblo..............................................
19
1.3.4 El Noticioso...........................................................
20
1.3.5 El Crisol................................................................
20
1.3.6 El Salvador Regenerado........................................
21
1.3.7 La Unión...............................................................
21
Capítulo 2: El Provincialismo, obstáculo para la unidad centroamericana.......
2.1
2.2
22
Estructura de las provincias centroamericanas.
La Colonia.......................................................................
22
La fragmentación del área centroamericana....................
25
2.2.1 Las raíces materiales del provincialismo.............
27
2.2.2 El provincialismo como ideología
anti-unionista.....................................................
33
Capítulo 3: Los esfuerzos de reunificación centroamericana............................
42
3.1
El contexto político de la década de 1840......................
3.2
Los intentos de unidad a través de los periódicos
de la época......................................................................
42
47
5
3.2.1 Santa Rosa de los Llanos. 1840...........................
47
3.2.2 Chinandega I. 1840-44........................................
49
3.2.3 Sonsonate. 1845-46............................................
53
3.2.4 Nacaome. 1847-48.............................................
56
3.2.5 Chinandega II. 1849...........................................
57
Capítulo 4: Nación y Estado en Centroamérica: Sus contradicciones
después del fracaso federal.............................................................
4.1
Conceptos de “Nación” y “Estado”.................................
4.2
El “Estado” y la “Nación” en Centroamérica,
60
60
después del fracaso federal, visto a través de
los periódicos de la época..............................................
63
4.2.1 La Miscelánea y El Correo Semanario.............
63
4.2.2 El Amigo del Pueblo.........................................
67
4.2.3 El Noticioso......................................................
72
4.2.4 El Crisol...........................................................
74
4.2.5
El Salvador Regenerado..................................
77
4.2.6 Propuesta de Manuel José Arce.......................
82
4.2.6.1 Causas del fracaso federal....................
82
4.2.6.2 Su propuesta para la reorganización
de la nación.........................................
84
4.2.7 La Unión..........................................................
85
Conclusiones...................................................................................................
90
Bibliografía.....................................................................................................
99
6
CUADROS Y ANEXOS
Página
Cuadro 1:
Esfuerzos de reunificación de los estados
centroamericanos durante la década de 1840..................................
Anexo 1:
46
Presidentes de Centroamérica en la década de 1840
durante los esfuerzos de reunificación
centroamericana..............................................................................
Cuadro 2:
94
Cuadro comparativo de las tres formas de gobierno general:
Sistema Unitario, Sistema Binario y Sistema Múltiple o
Federal Puro....................................................................................
Anexo 2:
69
Fragmentos de El Amigo del Pueblo: Formas de gobierno.
Texto 1..........................................................................................
95
Texto 2..........................................................................................
97
7
RE-EXAMINANDO LA UNIDAD CENTROAMERICANA: LOS
DEBATES EN LOS PERIÓDICOS SALVADOREÑOS
DE LA DÉCADA DE 1840
8
INTRODUCCIÓN
En la discusión política contemporánea, un tema muy debatido es el de los llamados
“estados fracasados”, entendiendo por tales aquellos estados en los que, por diversas
circunstancias, el gobierno central y sus instituciones han colapsado, o lo que queda de
su estructura estatal es tan débil, que ejercen un control nominal sobre la mayor parte
de su territorio; como ejemplos tenemos actualmente los casos de Somalia, Costa de
Marfil y Haití, entre otros.1
Los organismos internacionales se interesan en este tema
por la situación de los derechos humanos de la población y de los refugiados, por la
inestabilidad que produce en las regiones vecinas, entre otros puntos; y por las
implicaciones a la delincuencia trasnacional.
En muchos de estos casos, la
desintegración del Estado como aparato de dominación de la sociedad se produce, aun
cuando la conciencia de nación sobrevive.
Desde una perspectiva histórica, en nuestra región, el estudio de la fallida unidad federal
centroamericana en 1838, nos permite catalogarla como un caso de estado fracasado;
también hay evidencia en los textos analizados de que la conciencia de nación subsistió.
Y - como en los casos contemporáneos – el fracaso estatal fue seguido por una serie de
conflictos y de intentos por la reconstrucción de la unidad perdida. Se buscó en esta
tesis analizar esta situación centroamericana, desde la reflexión político-filosófica
expresada en los periódicos salvadoreños de la época.
Para este propósito la investigación se ha centrado en una década de nuestra historia, la
de 1840-50, a través del análisis de fuentes primarias impresas, los periódicos, que
constituyen el corazón de esta investigación, y de fuentes secundarias que incluyen
legislaciones, revistas y libros.
Estos diez años son relevantes en la medida que ellos
fueron testigos de la caída de la Federación Centroamericana; en ellos se desarrolló el
debate de sus causas y consecuencias; y al mismo tiempo podemos ubicar en ellos no
solo el nacimiento de las nuevas nacionalidades fragmentadas, sino también la discusión
sobre cómo se debía re-construir el estado que daría vigencia a la nación
centroamericana. Y es por ello que el problema fundamental de este trabajo será
rastrear dicha discusión en algunos periódicos salvadoreños de la década que nos
permitirá descubrir cómo los actores políticos de la época re-examinaron esta nación.
1
Ver: http://www.fundforpeace.org/programs/fsi/fsindex.php
9
El primer punto que se desarrollará será el contexto histórico de El Salvador durante
las tres décadas que abarcaron la Independencia, la primera República Federal, el
derrumbe de la misma, y los primeros esfuerzos en reorganizarla. También en este
capítulo se introducirán los sujetos de mi investigación: La Miscelánea, El Correo
Semanario, El Noticioso, El Amigo del Pueblo, El Crisol, El Salvador Regenerado y La
Unión. En el segundo capítulo se enfatizará el provincialismo como una de las causas
del fracaso de la federación, tal y como lo expresaron las comunicaciones en estudio.
En el tercer capítulo, se presentarán los esfuerzos de reorganización centroamericana
que se realizaron durante la década de 1840. Y en el cuarto, se profundizará en la
relación estado-nación, tratando de interpretar el discurso de los sujetos políticos de la
época en estudio.
La metodología utilizada en este trabajo de tesis ha sido la desarrollada por la corriente
conocida como “Historia de las Ideas”, que prioriza la investigación empírica de fuentes
primarias con el objeto de descubrir nuevas pistas de interpretación de los hechos
históricos.
“Esta metodología sostiene que para alcanzar una correcta interpretación del texto es
fundamental comprender la coherencia interna y el sentido del material analizado, para
luego definir y exponer sistemas de pensamiento… El cambio principal … de esta
metodología … fue que la ‘idea’, en el abordaje de la investigación, dejaba la
pertenencia exclusiva al ‘mundo de las ideas’, para ser considerada parte del ‘mundo del
lenguaje’.”2
Se ha abordado, pues, este método de investigación con un gran respeto al lenguaje, a
cada palabra usada en los textos, a cada frase y oración, dudando constantemente de las
propias valoraciones, y buscando sus diferentes significados en el discurso de la época,
en sus referencias y coherencias.
Se le ha dedicado tiempo a la reflexión de los textos
dentro del contexto socio-histórico-cultural de los mismos.
2
González, Marcela Beatriz. “La joven élite argentina al filo de los siglos XIX y XX: una propuesta
metodológica. En Cancino Troncoso, Hugo... (ed.) Nuevas perspectivas teóricas y metodológicas de la
historia intelectual de América Latina. Madrid: Iberoamericana, 1999. Página 167.
10
En esta tesis de maestría únicamente se pretende un primer acercamiento al tema de la
unidad centroamericana, con el objeto de facilitar futuras investigaciones sobre un
período de nuestra historia tan escasamente investigado. Se ha titulado la tesis “Reexaminando la unidad centroamericana: Los debates en los periódicos salvadoreños de
la década de 1840” porque en el fondo lo que se busca es revisar cómo vieron los
diferentes medios de comunicación escrita que se analizan y los sujetos políticos que a
través de ellos se expresaban, la problemática de la nación centroamericana en esa
década.
Este trabajo tiene claras limitaciones, en el sentido de que solamente se han revisado
algunos periódicos salvadoreños que se encuentran en las Colecciones Especiales de la
Biblioteca P. Florentino Idoate, S.J. de la Universidad Centroamericana José Simeón
Cañas, en San Salvador; y en un CD del Instituto de Historia de Nicaragua y
Centroamérica de la Universidad Centroamericana de Managua.
Concretamente se han investigado tres periódicos en el primer lugar: El Amigo del
Pueblo (24 números, desde el 20 de abril de 1843 hasta el 23 de noviembre de 1843); El
Crisol (12 números, desde el 9 de abril de 1845 a julio de 1845); y El Salvador
Regenerado (33 números, desde el 14 de febrero de 1845 al 17 de diciembre de 1846).
En el CD se investigaron cuatro periódicos: La Miscelánea (11 números, desde el 28 de
diciembre de 1839 hasta el 4 de abril de 1840); El Correo Semanario (9 números, desde
el 8 de mayo de 1840 hasta el 3 de julio de 1840); El Noticioso (2 números, del 11 y del
19 de junio de 1844); y La Unión (16 números, desde el 15 de junio de 1849 hasta el 15
de enero de 1850).
Teniendo en cuenta que se trata de un trabajo de maestría, para el cual se han escogido
las fuentes primarias arriba indicadas, queda pendiente el análisis de otras fuentes, como
por ejemplo, la Biblioteca de la Universidad de El Salvador, el Archivo General de la
Nación, u otros Institutos, Archivos o Bibliotecas tanto nacionales como
internacionales. La novedad de esta investigación estriba en el intento de aplicar el
método “Historia de las Ideas” al análisis de la problemática que presentó el quiebre de
la Federación Centroamericana.
11
CAPÍTULO 1
CONTEXTO HISTÓRICO-IDEOLÓGICO Y SUJETOS DE
ANÁLISIS
La metodología empleada para esta tesis exige tener claridad en cuanto al contexto
general en que apareció el discurso político que se analizará. Es por eso que se ha
hecho una investigación más detallada de lo histórico y lo ideológico, aspectos
fundamentales para la interpretación de las ideas de la época. Junto con lo histórico se
trata de abarcar algunos rasgos económicos, políticos y sociales.
1.1 Contexto histórico: 1820-1850.
El 15 de septiembre de 1821, firmaron el Acta de Independencia de las Provincias
Centroamericanas: Gabino Gainza, peninsular; José Cecilio del Valle, y otros criollos
ilustrados. Dicho momento sintetiza la alianza política entre estos dos grupos con
privilegios en nuestras provincias, los peninsulares y los criollos ilustrados, y esto va a
mantenerse en el período que se analiza 1 .
Durante la colonia, los impuestos que imponía la corona eran una carga para los criollos
y sectores populares.
Este aspecto económico unificaba a diversos sectores en el deseo
de independizarse de España. Pero, después de la independencia, el grupo hegemónico
estará formado por los dos grupos sociales que firmaron el acta, y adoptarán, en su
mayoría,
el pensamiento liberal, buscando alianzas extranjeras y nacionales para
proteger sus intereses económicos. Los grupos indígenas y mestizos permanecerán
ignorantes de este mundo teórico que va a configurar nuestras repúblicas; pero algunos
quedan en espera de lo que decidan y realicen estas élites que han podido persuadirlos a
confiar en sus planteamientos de libertad y en sus habilidades políticas. Se comienza,
1
Para un análisis más detallado de estos aspectos, ver: Lindo-Fuentes, Héctor. “La Economía de El
Salvador en el Siglo XIX.” Biblioteca de Historia Salvadoreña Vol. 12. 1ª. Edición en Español. San
Salvador: Dirección de Publicaciones e Impresos, 2002; Woodward, Jr, Ralph Lee. “Rafael Carrera y la
creación de la República de Guatemala 1821-1871”. La Antigua Guatemala: Cirma, 2002; Fernández,
José Antonio. “Pintando el mundo de azul”. San Salvador, CONCULTURA, 2003.
12
pues, el período independentista con la estratificación social estamental de la colonia,
que con los años se irá transformando en una estructura de clases.
La situación económica de las provincias en el momento que se firma el acta de
independencia era crítica; los pueblos subsistían de la producción de granos básicos
como el maíz, los frijoles, los plátanos, la yuca y otros. La mayoría de los pueblos de
indios tenían tierras comunes y vendían sus productos en los mercados. Y, aun cuando
el añil ocupaba un papel destacado en la agricultura de exportación, no era un momento
de prosperidad nacional.
Característico de este contexto es también que entre los grupos sociales no había
homogeneidad política, y durante el período que se analiza en esta tesis, aparecieron
diversos intentos de insurrección de los indios en contra de los criollos y ladinos sobre
todo en Guatemala y en San Salvador.
De los criollos ilustrados surgirán las banderas de lucha política con diferentes intereses,
y alianzas; la libertad de comercio se va a convertir en una de ellas. A pesar de
proclamarse “liberales” en sus discursos, estos grupos hegemónicos con poder
utilizaban una doble moral para lograr su enriquecimiento y en la práctica no respetaron
los derechos de los pueblos.
Uno de los problemas económicos y políticos que enfrentó la región después de la
independencia, fue el predominio de la capital guatemalteca en cuanto al control del
comercio centroamericano con España y otros países.
En El Salvador, el principal
cultivo agrícola era el añil, producido tanto por los grandes como por los pequeños
propietarios. Su comercialización era difícil por el estanco 2 que de hecho tenían los
comerciantes guatemaltecos sobre el producto. Lo primero que debían conseguir los san
salvadoreños era la aceptación de sus productos por las élites guatemaltecas, para su
exportación a través de los puertos también guatemaltecos que estaban autorizados para
el comercio con España.
Y en ese paso se encontraban toda clase de trabas pues lo
producido por El Salvador era tratado como de segunda clase. Y eso marcaba ya una
2
La palabra se empleó dentro de las Reformas Fiscales Borbónicas de la segunda mitad del Siglo XVIII,
como un mecanismo que el gobierno colonial hacía a su favor, reservándose la exclusiva
comercialización y producción de determinados bienes de gran demanda, como el aguardiente y el tabaco.
13
distancia entre estas élites que dificultaba el sostenimiento de una nacionalidad única
como centroamericanos. Además propiciaba una desigualdad en cuanto al desarrollo
económico y político de los estados centroamericanos. Si es cierto que el café había
sido producido en el Salvador desde los tiempos coloniales, fue hasta en la década de
1830 que comenzaron a aplicarse las técnicas modernas de su cultivo. “La posibilidad
de exportar este producto no se contempló sino hasta fines de la década de 1840.” 3
A nivel político, una situación determinante fue que durante la firma del acta de
independencia, se dejó inconclusa la discusión acerca del tipo de gobierno que
asumirían las provincias centroamericanas. Lo que se acuerda es realizar un Congreso
donde se escucharían las voces de los delegados; pero, antes de lograrlo, los criollos y
peninsulares aceptan anexarse a México, impresionados por el Plan de Iguala que
protegía la vida de los españoles, la doctrina católica y la libertad de comercio. Los
únicos que no aceptaron esta anexión fueron algunos criollos san salvadoreños y sus
redes de clientela; por lo que las autoridades en Guatemala decidieron invadirlos y
someterlos a la fuerza, apoyados por milicias auxiliares mexicanas. Mientras esto se
daba, cae Iturbide en México, y desaparece la posibilidad de la anexión. A las élites san
salvadoreñas se les ocurre entonces – temerosas de la piratería inglesa y de la anarquía
interna - acudir a Estados Unidos para su protección. Esto tampoco se concretiza.
No es sino hasta el Congreso General de 1823 que quedan constituidas las Provincias
Unidas de Centroamérica, con un Gobierno Federal asentado en Guatemala. Y se
aprueba la Primera Constitución Federal en 1824. El primer presidente electo de la
Federación Centroamericana fue Manuel José Arce, quien a pesar de haber sido al
principio, apoyado por los liberales, rápidamente recurrió a los conservadores para
consolidar su poder. En la práctica, sin embargo, los gobiernos de los estados miembros
se resisten a integrarse en una Federación que consideran de hegemonía guatemalteca, y
estalla la guerra civil en 1826.
Vienen años de luchas internas, y entre estados, dirigidas por caudillos que imponen su
voluntad sobre los bandos contrarios, destrozando en su camino todo lo que encuentran
y se les opone. Es un período de confrontaciones sangrientas en donde las alianzas en
3
Lindo-Fuentes, Héctor. “La economía de El Salvador en el siglo XIX.” San Salvador:
CONCULTURA, 2002. Página 197.
14
pugna son los bandos denominados Liberales versus Conservadores, Federalistas versus
Centralistas.
En 1829 se vuelve a la paz y a consolidar la Federación bajo el liderazgo de Francisco
Morazán. Pero es una paz aparente: las rencillas entre los estados continúa y este
caudillo debe movilizarse con sus ejércitos de uno a otro en rebeldía. Esto dura diez
años que pudieran calificarse de desgaste en todos los sentidos. Casi nada positivo
podemos recuperar de esta década de 1830.
El 30 de mayo de 1838, la Asamblea Federal emite el decreto que termina con la
Federación y, además, anima a los diferentes estados a escoger la forma de gobierno
soberano, independiente y autónomo que deseen. Los intentos de suspender el pacto
federativo se vienen anunciando en los Estados desde finales de la década de los veinte,
así: Costa Rica, en abril de 1829; El Salvador, en enero de 1832; Nicaragua, en abril de
1838; Honduras, en octubre de 1838; y Guatemala, en abril de 1839. 4
Francisco
Morazán continuará con los esfuerzos unitarios, cabalgando con sus ejércitos por la
región para controlar a los rebeldes, hasta que es expulsado de El Salvador y en Costa
Rica apresado y fusilado en 1842.
En los años siguientes se da la concurrencia y ausencia de delegados centroamericanos a
los esfuerzos de restauración de la Federación. Estos se plantearon primero en Los
Llanos, después en Chinandega, Sonsonate, Nacaome, y por último, de nuevo en
Chinandega.
En todos los cinco momentos faltó el consenso de alguno de los
gobiernos. En Los Llanos, a principios de la década, la posibilidad de unidad se frustra
por la anexión del Estado de Los Altos a Guatemala. En el caso de Chinandega (Julio,
42) se firmó un “Pacto de Confederación Nacional de Centroamérica” solamente entre
El Salvador, Honduras y Nicaragua. El esfuerzo de Sonsonate (junio, 46) se frustra por
la ausencia de Guatemala y Nicaragua. En Nacaome (octubre, 47), estuvieron ausentes
Guatemala y Costa Rica. Y al concluir la década, en enero de 1850, se instala en
Chinandega la “Representación Nacional Centroamericana” compuesta solamente por
representantes de Nicaragua, Honduras y El Salvador.
4
Todas las fechas de este párrafo están tomadas de: Monterey, F. “Historia de El Salvador”. Tomo I.
San Salvador: Editorial Universitaria UES, 1996.
15
La década del 40 es estéril porque no se logran concretar los esfuerzos de unidad
centroamericana.
2.2 Contexto ideológico.
Tres acontecimientos históricos inmediatos marcaron el esfuerzo de independencia de
los pueblos centroamericanos: La firma de la independencia de los Estados Unidos en
1776, la Revolución Francesa de 1789 y las Cortes de Cádiz, 1811-1814. Todos ellos
promovieron la instalación de un régimen liberal en la América colonial. Sin embargo,
es necesario enfatizar el peso específico que tres siglos de pensamiento escolástico con
sus diversas variantes proporcionaban a la ideología conservadora del período. 5 .
Como consecuencia de la Revolución Francesa también surge en Europa un período de
inestabilidad política que ayudó a concretar los esfuerzos por la independencia de las
colonias en América; dificultades políticas que se manifestaron entre España, Francia e
Inglaterra. A esto se sumó la inconformidad de los centroamericanos por los tributos
que les exigía el Rey de España para financiar sus guerras. “Entre 1804 y 1808 la
Capitanía General envió más de un millón de pesos a España en concepto de
contribuciones patrióticas.” 6 También debe considerarse el sentimiento de frustración
que experimentan los delegados centroamericanos en las Cortes de Cádiz, al ver
fracasado el proyecto de una Monarquía con-federada que aspiraban se diera entre las
posesiones españolas y la metrópolis. Todo esto era ya intolerable.
Hacia fines del Siglo XVIII, dos grandes corrientes de pensamiento predominan en
América: El Escolasticismo y el pensamiento Ilustrado-Liberal. Y estos se reflejan en
las prácticas políticas de las élites centroamericanas. Por un lado, se diferencian los
grupos denominados “liberales” que acogían las nuevas ideas libertarias, y afirmaban la
5
Ver Stoetzer, O.C. “Independencia y dependencia en el pensamiento político hispanoamericano de la
emancipación”. Stromata XXXII, julio-diciembre (1976), No. 3-4, página 385, quien señala la profunda
relación entre el pensamiento escolástico español y américano, con el “pactum traslationis” de la edad
media; y así argumenta: “No debe, pues, sorprender que la base fundamental del movimiento
emancipador tiene raíces medievales: el pactum traslationis. Según el pactum traslationis, la autoridad
civil fue dada por Dios al pueblo, el cual la transmitió legítimamente al rey.”5 Esta relación es muy
importante para comprender por qué en América se produce una crísis política con las Cortes de Cádiz,
que finalmente llevará a los movimientos de independencia. Hubo, pues, un fuerte vínculo entre lealtad al
rey, pensamiento tradicional y rompimiento emancipador, con la abdicación de los Reyes de España en
1808.
6
Historia de El Salvador, Tomo I, Ministerio de Educación, El Salvador. 1994. p.177.
16
independencia secular y la república federal, entre otras; y por otro, los denominados
“conservadores” que favorecían la alianza con la iglesia católica y el centralismo
político. 7
Los centroamericanos que participaron en la proclamación de independencia aceptaron
con entusiasmo los planteamientos de libertad y declaración de derechos civiles y
políticos que venían de los acontecimientos europeos y norteamericanos, y que ya
estaban teniendo efectos prácticos en México y Sur América.
En esta tesis se entenderá por Liberalismo el movimiento filosófico-político inspirado
en el ideal de la libertad, individual y social. Sus orígenes se remontan al siglo XVII
con el pensamiento del filósofo inglés, John Locke (1632- 1704), de quien parten dos
corrientes liberales: El jusnaturalismo racionalista que desarrolla en su Capítulo V del
Segundo Tratado sobre el gobierno, cuando argumenta sobre el derecho que tienen los
hombres a la propiedad, a partir del derecho a su cuerpo y sus acciones. Y cuando más
adelante agrega que “Dios y su razón le mandaban (al hombre) que se adueñase de la
tierra, es decir, que la pusiese en condiciones de ser útil para la vida, agregándole algo
que fuese suyo: el trabajo.” 8
Esta corriente de pensamiento liberal que pone énfasis en la propiedad y en el derecho
del hombre a poseerla para su trabajo y bienestar, se va a realizar con mucha claridad en
las reformas liberales de finales del siglo XIX, cuando Zaldívar en El Salvador suprime
las tierras ejidales y comunales en nombre del progreso, llámese cafetalero.
La otra corriente liberal que surge de Locke es la que se refiere al liberalismo político,
con el desarrollo del pacto social. Este planteamiento lockeano es el que se manifiesta
en la Declaración de Derechos de la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII, en la
Declaración de Principios de la Independencia Norteamericana, y en la Constitución de
Cádiz, antecedentes, como ya lo he indicado anteriormente, a nuestra emancipación de
España.
7
Una interpretación diferente de este proceso se encuentra en Bonilla, Adolfo. “Ideas económicas de la
Centroamérica ilustrada 1793-1839.” FLACSO Programa El Salvador. San Salvador: Imprenta Criterio,
1999, para quien la diferencia fundamental no está entre Escolasticismo y Liberalismo, sino entre
variantes al interior de la Ilustración.
8
Locke, John. “Segundo tratado sobre el gobierno”. Biblioteca Nueva, Madrid, 1999. Pág. 64.
17
Todas estas ideas libertarias circularon desde el siglo XVIII a través de periódicos,
cátedras universitarias, Sociedades Económicas y otras instituciones de la región. Y
debido al provincialismo que va marcando diferencias entre los estados, en
Centroamérica, cada quien fue afirmando su propia versión liberal.
El primer caudillo liberal fue Francisco Morazán (1792-1842), hondureño, cuya
posición política a favor de la igualdad federativa y de un estado secular, lo llevan a
confrontar con poderosos enemigos conservadores, como los Aycinena en Guatemala,
las autoridades eclesiales de la región e intereses locales de los pueblos. Durante la
época de los años veintes y treintas, el General Morazán incurre en múltiples luchas
militares para defender la Federación Centroamericana de otros dirigentes locales
quienes buscaban separarse y atender sus intereses particulares.
El liberalismo político era la corriente más fuerte en Centroamérica. La ambigüedad 9
que lo caracterizaba está presente también en el pensamiento liberal centroamericano.
Los grandes caudillos de esta época que se adscribían al liberalismo, como Morazán,
Malespín y Ferrera, una vez en el poder, demostraron poco respeto por la libertad de
pensamiento, y pisotearon la vida y propiedad de no pocos ciudadanos, lo cual era
contradictorio con los principios ideológicos que proclamaban.
Podemos decir que los liberales centroamericanos lucharon, en nombre de los distintos
derechos libertarios, durante el período que se analiza, principalmente por mantener la
federación centroamericana, por evitar la ingerencia de la iglesia en los asuntos del
Estado y por las constituciones, tanto la federal, como la de los estados. El
conservadurismo, que se manifiesta en las provincias independientes, se expresa en una
cohesión de propietarios, intelectuales y comerciantes que favorecen la defensa
prioritaria de sus privilegios económicos; también priorizan el mantenimiento de un
orden político que no altere sus relaciones con los grupos en desventaja económica y
social; de allí que defiendan la relación con la Iglesia Católica por la función ideológica
que en esa época ejercía.
9
Ver Samour, Héctor. “Democracia, liberalismo y derechos humanos.” San Salvador: IDHUCA, 1987.
18
1.3 Los sujetos de análisis.
Se han buscado fuentes primarias para realizar una lectura de las ideas políticas que
caracterizaron la década del cuarenta. Los diferentes esfuerzos de reorganización de la
nación centroamericana llevados a cabo durante la década, resaltan la importancia de
analizar el fondo político-ideológico del discurso encontrado en los periódicos
salvadoreños investigados. Esto llevará a las causas del fracaso de la federación en
1838 y a comprender por qué fue tan difícil volver a la unidad.
Para lograr esto con algún grado de detalle se han escogido siete periódicos
salvadoreños de la década señalada, procurando abarcarla desde el inicio hasta el final,
y se ha buscado rastrear la dinámica de la nación centroamericana en el discurso político
de los diferentes estados de la región. Se ha tomado como centro la problemática
salvadoreña ya que estamos investigando sus medios escritos de comunicación y el
análisis pretende abarcar los problemas ideológicos de este país y sus vecinos que
impidieron la reconstrucción de la nacionalidad centroamericana.
Un gran número de periódicos salvadoreños de la década del cuarenta eran de tendencia
liberal; los que aquí se analizan, también. Sin embargo, se ha buscado diferenciar sus
planteamientos en cuanto al tema que aquí nos convoca, tratando de relacionarlos con
sus posiciones favorables al centralismo, al federalismo, o a otro tipo de organización
política estatal.
Se describen brevemente estos sujetos de análisis a continuación:
1.3.1 La Miscelánea.
Apareció en San Salvador a finales de 1839 bajo la dirección de Don Cayetano Molina
y Lara. 10 Tuvo la colaboración esporádica del poeta Miguel Álvarez Castro, Ministro
de Relaciones Exteriores del General Francisco Morazán.
10
Datos tomados de López Vallecillo, Ítalo. “El Periodismo en El Salvador”. 2ª. Edición. San Salvador:
UCA Editores, 1987.
19
Sus primeros números aparecen fechados en Cojutepeque; y, en general, el periódico
presenta un estilo formal, de textos organizados en dos columnas; cada ejemplar
contiene cuatro páginas y su periodicidad fue semanal.
En ellas se documenta el
quehacer político de la región, con comunicaciones oficiales de los diferentes estados y
de las instituciones que los componen, documentos y artículos.
No hay sección
editorial. Incluye también aspectos literarios, de comercio, de agricultura y otros.
Su posición ideológica es liberal, en contra del centralismo guatemalteco. Presenta sus
opiniones sin exaltaciones, y reconoce los esfuerzos que hace Guatemala por la paz de
la región.
1.3.2 El Correo Semanario.
Periódico de tendencia liberal que respondía a los esfuerzos de los gobernantes
salvadoreños de la época. Fue su director también Don Cayetano Molina y Lara. 11 Su
estilo y formato es idéntico al de “La Miscelánea”, lo mismo que su posición
ideológica. Apareció en San Salvador el primero de mayo de 1840 y su periodicidad
fue semanal.
1.3.3 El Amigo del Pueblo.
“El periódico más serio en la lucha liberal, apareció en San Salvador en 1843. Fueron
sus redactores: Enrique Hoyos (1810-1859) y Francisco Dueñas.” 12 Los textos de este
periódico presentan una profundización ideológico-política. A pesar de ser de tendencia
liberal, no escatima su análisis a favor de las ventajas del centralismo político. Fue muy
respetuoso en el uso de sus vocablos y favoreció la libertad de opinión. Se nota en sus
textos la cultura ilustrada de sus periodistas. Tuvo problemas con el General Malespín
cuando este fue presidente de El Salvador, y hubo un momento en que sus redactores
fueron apresados por este.
11
12
Idem.
Idem. Páginas 90 y 91.
20
Cada ejemplar consiste de ocho páginas de textos sin columnas. Su estilo es respetuoso
y los números llevan el lema: “La opinión pública es la sola base de la libertad, la sola
fuerza de las instituciones y la sola guía de los gobiernos.”
Su periodicidad fue
semanal. Los editoriales de este periódico versan en su mayoría sobre la problemática
de la nación centroamericana, y algunas veces el editorial abarca más de la mitad del
periódico.
1.3.4. El Noticioso.
Este semanario apareció en San Salvador el 11 de junio de 1844. En su “Prospecto” nos
dice: “Para que el público salvadoreño no carezca de las noticias más notables del
Ejército Salvadoreño…se ha dispuesto publicar un periódico que saldrá a luz en el
momento que se reciban aquellas.” 13
En los dos números que se analizaron para esta tesis, se priorizaban los boletines
militares. Documenta la anarquía que vivía la región en esos momentos. Cada ejemplar
consiste de una página de texto, sin columnas, con noticias diversas sobre las
confrontaciones entre los ejércitos y los acontecimientos políticos de los estados,
especialmente el salvadoreño.
1.3.5
El Crisol.
Es el periódico más original de todos los que se investigaron. Apareció en San Salvador
el 9 de abril de 1845. Su formato es de texto, sin columnas, con un estilo muy personal
y exaltado. La ideología de esta publicación se acerca más a la liberal, sin embargo, fue
tildado de centralista por los liberales salvadoreños de la época.
Salió semanalmente los viernes, y tuvo que suspender su publicación por falta de fondos
y por la crítica adversa que recibió de sus contemporáneos. Cada ejemplar consistió de
cuatro páginas, donde apareció tanto el análisis político-ideológico del momento, como
el comentario jocoso, la sección literaria, y el aviso comunitario.
13
El Noticioso. Prospecto del 11 de junio de 1844. Única página.
21
1.3.6 El Salvador Regenerado.
"De textura combativa, en sus páginas se alentó la defensa de las instituciones liberales
salvadoreñas. Su lema era: ´El poder de un Gobierno se centuplica, cuando se apoya en
la voluntad general`.
Sus
redactores fueron: José Antonio Ximénez, Doroteo
Vasconcelos, y el Dr. Eugenio Aguilar.” 14 Estos dos últimos fueron presidentes de El
Salvador. (Ver Anexo II)
El primer número sale en San Salvador el 7 de febrero de 1845, con un estilo formal,
muy serio; su periodicidad fue bimensual.
Sus textos incluyen comunicaciones
oficiales de los estados centroamericanos. El lenguaje utilizado por sus redactores es
cuidadoso y culto, y hay profundidad en el análisis político-ideológico.
Los números investigados para esta tesis abarcan todo el año 1846, además de algunos
pocos de 1845. Su compilación en edición facsímil fue realizada por Arturo Taracena
Arriola. Cada ejemplar tiene cuatro páginas con un formato de texto a dos columnas.
La mayoría de números contiene un editorial, casi siempre sobre los problemas
centroamericanos.
1.3.7 La Unión.
Este órgano informativo salió con una periodicidad bimensual y apareció en San
Salvador el 15 de junio de 1849. En sus ejemplares se anuncia que contiene Política,
Artes, Literatura y Variedades.
Tenía un formato de textos a tres columnas y en cuatro páginas. Su sección editorial
era permanente y se denominaba “Nacionalidad”. La tendencia de este periódico era
claramente liberal; algunos de sus redactores presentaban una crítica irónica a los
esfuerzos de reorganización de la nación centroamericana. Es una publicación con
muchos datos importantes de la época;
reproduce integralmente los convenios y
tratados, como el del Canal de Nicaragua, el pacto de confederación nacional y otros.
14
López Vallecillos, Ítalo. Op. Cit. Página 94.
22
CAPÍTULO 2
El Provincialismo, obstáculo para la unidad centroamericana.
Las dos causas más mencionadas en las publicaciones que se han analizado para
explicar el fracaso federal centroamericano son el provincialismo y la Constitución
Federal de 1824. Si bien hay otras razones que presentan estos medios, como la inercia
popular en El Amigo del Pueblo; el poder económico en pocas manos en El Salvador
Regenerado; la falta de humildad en El Crisol; los dos temas recurrentes son los que se
han integrado en este trabajo. A continuación se enfoca “el provincialismo” desde su
desarrollo histórico y como causa de la desunión centroamericana. Este último punto
visto desde el monopolio de las élites guatemaltecas, desde la problemática comercial
salvadoreña y como ideología anti-unionista. En el capítulo cuarto se aludirá a la
Constitución Federal de 1824.
2.1 Estructura de las provincias centroamericanas. La colonia.
El siglo XVIII en España se abre bajo el signo de la Reforma con el acceso al
trono de la dinastía de Los Borbones (Felipe V, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV,
Fernando VII), que influenciados por la cultura francesa se embarcaron en un conjunto
de reformas cuyo objetivo era consolidar el poder de la Monarquía y superar la profunda
crisis en la que el reino se encontraba sumido. Son muchas las reformas que se
propusieron estos reyes para sacar adelante a España y consolidar su poder político y
económico. Para mejorar la administración de sus posesiones en América, crearon un
Ministro de Indias que en la práctica sustituyó al viejo Consejo de Indias. Entre los
objetivos estaban someter a los indios a la autoridad del Rey de España, además de
recolectar los impuestos y asegurar el monopolio comercial con la metrópolis. Las
principales reformas borbónicas se dieron en el período de Carlos III (1759-1788),
quien deseaba crear un sentimiento nacionalista español en todo el reino, incluyendo sus
posesiones americanas. Su período se caracterizó por el deseo de “educar a su pueblo
en las ciencias útiles, en los principios económicos y en el espíritu del Siglo de las
23
Luces” 1 , lo que acusa la influencia de Adam Smith, Bentham y las ideas de la
Ilustración.
En el esfuerzo de ganarse las voluntades de los americanos, los Borbones buscaron
formas de gobierno que fueran más efectivas y directas. “En la década de 1770, los
Borbones incrementaron el número de virreinatos en América, de dos a cuatro, mientras
que al mismo tiempo daban a las capitanías generales más autoridad e independencia.” 2
Recordemos que para entonces el Reino de Guatemala (la actual Centro América y
Chiapas) pertenecía al Virreinato de Nueva España. El Reino de Guatemala era una
Capitanía General, cuya sede era la ciudad de Guatemala, conformada por cuatro
intendencias: León (Nicaragua y Costa Rica), San Salvador, Comayagua (Honduras), y
Ciudad Real (Chiapas).
El monopolio comercial entre España y sus colonias fue liberalizado con las reformas
borbónicas, mediante la revisión de los impuestos, la creación de nuevos puertos, y el
libre comercio. También permitió la constitución de algunas instituciones regionales
para darle fuerza económica a los habitantes de América, como los Montepíos. En
Centroamérica, favoreció a los cultivadores san salvadoreños de añil. A pesar de las
buenas intenciones borbónicas de favorecer el desarrollo económico en Centroamérica,
la piratería inglesa dificultaba cualquier logro en este campo.
A finales del Siglo XVIII, las ideas de la ilustración tenían una influencia importante en
los hombres ilustrados del Reino de Guatemala, quienes se habían educado en la
Universidad de San Carlos de la ciudad de Guatemala. Se crearon muchas instituciones
que promovieron las nuevas ideas liberales, como La Real Sociedad Económica en
1794.
La Constitución de Cádiz que firman españoles y americanos en 1812, fue ya la puerta
que se abrió para resolver a favor de la independencia de las tierras americanas. En el
ánimo de los delegados americanos y del pueblo tanto español como americano, estaba
el deseo de que se constituyera una federación española, que diera a los americanos
1
Rodríguez, Mario. “El experimento de Cádiz en Centroamérica, 1808-1826”. México, Fondo de Cultura
Económica, 1984. Página 14.
2
Idem. Página 23.
24
igualdad de derechos civiles y políticos.
Pero las autoridades españolas querían
consolidar un poder fuerte que mantuviera como súbditos a los americanos. Existía el
miedo de “un dominio americano sobre el gobierno nacional” 3 si cedían en temas como
el de las castas.
A la convocatoria de las Cortes de Cádiz en 1809, asistieron representantes americanos
en una proporción desigual a favor de los representantes españoles. De Centroamérica
llegaron seis portadores de una serie de demandas, que las provincias que representaban
habían elaborado (las instrucciones). A pesar de que todos pertenecían al Reino de
Guatemala, ya la representación tiene inclinación provincial: Uno por cada una de ellas.
Su participación en los debates de la Corte fueron valientes y lanzados a buscar los
beneficios provinciales.
Una de las reformas más importantes de la Constitución de Cádiz para las colonias
americanas, fue la creación de un organismo intermediario (entre los intereses
americanos y españoles) llamado la Diputación Provincial.
Estas Diputaciones
Provinciales corresponderían con la división de las unidades administrativas
establecidas por España. Tal división daba al Reino de Guatemala una sola Diputación
Provincial. El representante por Costa Rica solicitó una Diputación Provincial para
Costa Rica y Nicaragua, diferente a la que abarcaría a Guatemala, El Salvador y
Honduras, por los problemas de la región (alejamiento de los núcleos de población y
dificultad del transporte). Esto fue concedido, y a pesar de que el representante de
Honduras buscaba quedarse dentro del grupo Nicaragua-Costa Rica, no le fue concedido
por el problema de sus puertos, Omoa y Trujillo, que eran controlados por Guatemala, y
lo cual lamentaban los hondureños. Para decirlo en otras palabras, en esas Cortes se
evidenció la debilidad en la estructura unitaria de las provincias centroamericanas: la
fuerza de Guatemala como capital del Reino, la importancia de Nicaragua con su
posible canal interoceánico, la marginalidad de Honduras, la importancia de San
Salvador por su comercio, y el alejamiento de Costa Rica. Y con estas posiciones
provinciales se va a ir constituyendo la imagen posible de cada nación centroamericana.
3
Idem. Página 92.
25
2.2. La fragmentación del área centroamericana.
La palabra “provincialismo” significa “predilección que generalmente se da a los
usos, producciones, etc., de la provincia en que se ha nacido.” 4 José Manuel Arce lo
declaraba como un “mal” que ha existido en Centroamérica desde que los españoles
nombraron como sede del Reino de Guatemala, a Ciudad Guatemala, convirtiéndose
esta en un centro comercial importante, desde donde sus élites dominaban el sistema
crediticio y el comercio a nivel regional. Así nos dice Arce en su “Memoria”: “Si se
quiere buscar el origen de este mal, se encontrará en las continuas pretensiones de la
Capital sobre las Provincias y en las amargas quejas de estas contra aquella, siempre
desoídas en el tiempo del Gobierno Español.” 5
Este tema del provincialismo permite varios enfoques. Desde el centro, Guatemala,
donde el carácter provincial se mezcla con un esfuerzo de hegemonía sobre la región
para no perder, sobre todo, sus beneficios económicos. Entonces se presenta un traslape
entre “provincialismo” y “centralismo”.
Esto reforzará la política de doble carril que
desarrollará Guatemala durante esta década de 1840: Por un lado, participando en las
agresiones contra los estados centroamericanos, en contra del liberalismo, en contra de
la Nación; y por otro, ofreciéndose como mediadora en dichos conflictos, como artífice
de la paz.
El otro enfoque parte de las demás provincias, sobre todo la salvadoreña, que
reconociendo los obstáculos comerciales y políticos presentados por las élites
guatemaltecas para su crecimiento independiente, emprenderán una lucha militar,
política y comercial contra el centro guatemalteco; y apoyarán la construcción de una
nación federativa.
Por lo tanto, este problema del “provincialismo” lo presentaré en esta tesis desde dos
puntos de vista: Primero, desde los esfuerzos provinciales por combatir la hegemonía
central guatemalteca, en los discursos que denuncian la fragmentación centroamericana;
aquí también se presentan las raíces materiales que marcaron la resolución de este
4
RAE. Diccionario de la Lengua Española. 21ª. Edición. Tomo II. Madrid, Editorial Espasa-Calpe, 1999.
Página 1684.
5
Manuel José Arce. “Memoria”. Quinta Edición. San Salvador, Concultura, 1997. Página 53.
26
problema a favor de un esquema de autonomía estatal. Segundo, desde una perspectiva
ideológica que tiene que ver con el hecho de que Guatemala jugara a una política de
“doble carril” y de que San Salvador, como un bastión liberal, se identificará muchas
veces con caudillos como Morazán, ora por pretexto político, ora por realidad.
La claridad de que el provincialismo afecta la unión centroamericana, se hace evidente
en los periódicos de la época. En 1843, El Amigo del Pueblo denunciará: “La mayor
parte de nuestros compatriotas, limitan sus ideas, al lugar donde han nacido, sin tener
presente la relación íntima de intereses que tienen todos los pueblos que componen una
misma familia, y sin observar que la suerte de uno debe precisamente ser la de toda la
nación.” 6
En 1846, El Salvador Regenerado aludirá al problema del provincialismo en forma
general:
“. . . no se trate de ligar la nacionalidad a miras y preocupaciones parciales,
porque en tal caso es claro que se intenta amarrar al pueblo, y ya se ha visto lo que esta
conducta ha producido y sigue produciendo. La soberanía reside en el pueblo; luego a
él corresponde decretar la forma de Gobierno que ha de haber, para que reaparezca la
nacionalidad.” 7
A fines de 1849, La Unión afirma su idea de una unidad sin provincialismos: “Los que
queremos una nacionalidad, en el sentido de que dos, tres o cuatro secciones, estados,
repúblicas o soberanías del país tengan un gobierno común más o menos autorizado
para el interior, y con todo el poder para el exterior, lo queremos como corresponda al
bien de cada sección, sin que ninguna en el arreglo que se haga, ni en sus efectos sea
más que otra.” 8 Y todo el artículo se dedica a aclarar esto, y a hacer ver que sin la
unidad los estados centroamericanos no son nada.
José Manuel Arce participa de esta discusión enviando un escrito al periódico El
Salvador Regenerado 9 donde un suscriptor bajo el seudónimo de “El Tabaquero de
Istepeque” ha publicado un artículo comentando sobre los problemas de la nacionalidad.
Aquí rechaza algunas inexactitudes del artículo del Tabaquero. A los pocos días escribe
6
El Amigo del Pueblo, No. 5 del 25 de mayo de 1843. Página 27.
El Salvador Regenerado. No. 33, Tomo I, del 17 de junio de 1846. Página 342.
8
La Unión, No. 10 del 1 de noviembre, 1849. Página 37.
9
El Salvador Regenerado, No. 3, Tomo II, del 15 de octubre de 1846. Página 10
7
27
sus argumentos para la reorganización de la nación en un panfleto que circula en San
Salvador a principios de diciembre del año 1846, titulado “Breves indicaciones para la
reorganización de Centro-América”.
A pesar de que José Manuel Arce surge del
bastión liberal para ocupar la primera magistratura de la Federación Centroamericana en
Guatemala, en abril de 1825, y bajo cuyo mandato fue sancionada la Primera
Constitución Federal en septiembre de 1825, su posición es claramente anti-federativa,
pero a favor de la unidad centroamericana en condiciones armoniosas.
La idea de
formar una federación la asocia él con el temor provincial, y no está de acuerdo en que
sea la mejor forma de gobierno para la nación centroamericana. En sus Memorias nos
dice: “El provincialismo, materia espinosa y de muy difícil tacto, es una de las causas
principales, que protegió la adopción del sistema federativo. Las antiguas provincias del
reino de Guatemala no querían, al presentarse al mundo como nación, quedar sujetas a
la capital…” 10 Y también dice: “El hermanamiento de los centroamericanos no puede
realizarse sin que se conozcan personalmente, estrechen y aumenten todas sus
relaciones:
esto no puede ser sin abrir caminos y poner otros medios de
comunicación….y no podemos tener caminos y otros medios fáciles de comunicación,
mientras no hubiere nacionalidad. Este y la adquisición de un poco más de civilidad,
son los únicos remedios que hay contra el provincialismo.” 11
En el periódico La Unión de fines de la década, hay un número donde el artículo
Nacionalidad está dedicado al capitalismo, o sea al predominio de las capitales, y al
deseo de los pueblos de promoverlas; y cómo esto se entromete en el esfuerzo de unirse.
El artículo trata de convencer que no es el capitalismo lo importante, ni debe ser el
obstáculo para la unidad. 12
2.2.1
Las raíces materiales del provincialismo.
En la capital del Reino de Guatemala vivía una élite peninsular y criolla cuya mayor
fuerza estaba en el control de las relaciones comerciales y políticas que habían
desarrollado con instituciones político-económicas de la metrópoli y otros países. Esto
originó desavenencias con las élites de las otras provincias, que no podían acceder a
esos tratos directos con las instituciones extranjeras.
10
Manuel J. Arce. Op. Cit. Página 320.
Idem. Página 324.
12
La Unión, No. 9 del 15 de octubre, 1949. Página 33.
11
Lo mismo ocurrió con los
28
productores de añil san salvadoreños, quienes buscaban facilidades para comercializar
su producto. Ellos se habían convertido en los principales cultivadores del xiquilite
(Indigofera tinctoria) 13 en Centroamérica. En el proceso de producción del añil, se les
presentaban varios problemas para mejorar sus ingresos. Por un lado, el crédito era un
tema sensible pues lo necesitaban para la elaboración de su colorante y para el
transporte del mismo hasta Guatemala.
La relación crediticia la controlaban los
exportadores guatemaltecos, y su trato con los san salvadoreños no fue siempre justo
pues les exigían el pago de las deudas en productos del añil, a un valor inferior al del
mercado. Las desaveniencias se trataban en los Tribunales provinciales, cuya justicia
era lenta y no muy confiable. Por otro lado, el cultivo del añil era riesgoso pues no
existía la regularidad en la demanda de parte de los mercados europeos, además de que
la tecnología empleada en su producción era muy primitiva y tampoco existía una
fuerza de trabajo estable. Por eso las élites guatemaltecas no estaban interesadas en
producir el añil, sino en comercializarlo.
Para protegerse, estas élites habían gestionado la creación de un Consulado, a finales del
Siglo XVIII, cuya existencia fue muy corta porque no logró responder a los intereses de
los productores también. “El Consulado…fue una institución bastante conservadora
que heredó las bases ideológicas de la relación colonial.” 14
Por otra parte, los
hacendados formaron una sociedad de Cosecheros de Añil y un Montepío que les
ofrecía créditos en mejores condiciones. Sin embargo, el precio del añil, que era un
aspecto vital de toda esta relación, casi siempre lo fijaron los exportadores, a pesar de
que los productores san salvadoreños fueron, durante el periódo de los Borbones,
favorecidos por el rey de varias formas. “El conflicto acerca de los precios del añil fue
la primera confrontación abierta entre la élite provincial salvadoreña y los exportadores
guatemaltecos, y provocó la intervención del estado colonial. Pero ni el establecimiento
de una institución financiera alterna, ni la exclusión de los representantes de los
exportadores del comité que decidía los precios del añil tuvo un impacto duradero en el
control del comercio del tinte por los exportadores.” 15
13
José A. Fernández. “Pintando el mundo de azul”. San Salvador, Concultura, 2003. Página 31.
Idem. Página 303.
15
Idem. Página 292.
14
29
El problema entre la élite guatemalteca y los productores san salvadoreños comenzó
pues en la segunda mitad del Siglo XVIII, vinculado con la producción y la
comercialización del añil. La fuerza de las élites guatemaltecas derivó de su posición
privilegiada como capitalinos que les permitió crear toda una red de contactos
comerciales con instituciones españolas y extranjeras. Además, el hecho de ser el
vínculo principal con las autoridades principales del Istmo, los acercó a las posiciones
centralistas, o sea al esfuerzo por controlar las actividades políticas y económicas de
todo el Reino de Guatemala.
Los productores san salvadoreños sufrían el trato injusto de estas élites exportadoras y
acudían a las instituciones locales, como los Tribunales, en busca de soluciones, pero
éstas eran dificultosas;
también recurrieron en varias ocasiones a las autoridades
españolas en la metrópoli, obteniendo el favor del Rey en más de una ocasión; pero la
lejanía de las colonias y los conflictos de poder, dificultaban estos logros. Y esta
experiencia los inclinaba a favorecer el sistema federal, mediante el cual aspiraban a una
integración igualitaria con las demás provincias.
Después de la independencia, el provincialismo se expresa en un temor de los san
salvadoreños al dominio “capitalista”, por lo que se aferran a un pensamiento federal
que permita la independencia y soberanía del estado en relación con la nación
centroamericana y buscan su modelo en la Federación norteamericana.
Pero las
condiciones de los Estados Unidos no se duplican en nuestra región centroamericana y
la primera Constitución Federal de 1824 presenta muchos problemas a la integración de
los cinco estados.
A esto hay que añadir que San Salvador se adelanta a esta
constitución, decretando unos meses antes la propia donde afirma su autonomía e
independencia. Con esto surge la necesidad de crearse su propio obispado y sus propias
instituciones, actuando como si este criterio ya fuese consensuado por todos los estados
centroamericanos, lo que no era explícito en esos momentos. “ ¿Por qué la anticipación
de los liberales salvadoreños? En realidad su conducta acusaba un fuerte temor. Las
inestabilidades continuas que observaron en la ciudad de Guatemala, sede de las
autoridades supremas, las interpretaron como maniobras. . . para establecer el
30
centralismo.” 16
Y surgen las rivalidades con el Estado de Guatemala, que van a
terminar unas veces en victoria para San Salvador, y otras veces en derrota.
En 1843, El Amigo del Pueblo repetirá: “Público es que agentes del Gobierno de
Guatemala, armados y sostenidos por él, hacían con individuos del volcán de Santa Ana
y de otros puntos del departamento de Sonsonate en los años de 39 y 40 la guerra al
Estado de El Salvador.” 17
En la misma página este periódico denuncia la prepotencia del general guatemalteco
abusando de la hospitalidad salvadoreña: “El General Carrera…ocupa la capital con sus
tropas, y trata al mismo pueblo que lo recibe en triunfo, como a un pueblo conquistado.”
El artículo trae a la memoria a continuación “la humillación por la cual se hizo pasar al
Estado, entonces inerme, viendo a extrañas fuerzas introducidas bajo la garantía de la
amistad y buena fe en el corazón de su territorio, abusar pérfidamente de la hospitalidad
que recibieron.” Más adelante el periódico llama a esto “el paseo militar de Carrera”, y
piensa que lo que quería este era semblantear la opinión salvadoreña para después
“agregar el Estado de El Salvador al territorio feudal de Guatemala y Los Altos” 18 .
Ya desde principios de la década, La Miscelánea dará cuenta de estas agresiones al
informar de la llegada de un comisionado salvadoreño a Guatemala para gestionar la
paz, cosa en la cual había estado insistiendo el Estado de Guatemala. Álvarez es el
comisionado salvadoreño y lleva los documentos para probarle al Gobierno
Guatemalteco la agresión de sus subalternos al Estado salvadoreño. Aquí acusan los
salvadoreños al Estado guatemalteco de tener dos caras: Una buscando la paz, y otra
agrediendo a través de sus medios públicos y de sus funcionarios al Estado salvadoreño.
También acusan al Estado de Guatemala de agredir a Los Altos y anexárselos, y de que
16
Herrera, Sajid. “La invención liberal de la identidad estatal salvadoreña 1824-1839”, en ECA, Año LX,
No. 684, Octubre 2005, página 922.
17
El Amigo del Pueblo No. 13 del 20 de julio de 1843. Página 95.
18
Idem. Nota: Rafael Carrera (1814-1865) fue la figura dominante en la política guatemalteca y centroamericana
por casi tres décadas, desde 1837 hasta su muerte. Con el activo apoyo del clero y de las familias conservadoras más
tradicionales de Guatemala, y contando con el respaldo de los campesinos e indígenas, ejerció el poder político en
forma despótica, al extremo de ser formalmente declarado por el Congreso “presidente vitalicio” con el derecho a
nombrar su propio sucesor. Su mandato (1844-1865) se caracterizó por el uso arbitrario de la fuerza militar y ejerció
un verdadero dominio sobre el resto de los estados centroamericanos. Para un análisis más detallado de la figura y el
papel que jugó Rafael Carrera en la política de la época ver: LEE WOODWARD JR., R. Rafael Carrera y la
creación de la República de Guatemala (1821-1871).
31
lo mismo quieren hacer con los Estados de Honduras, El Salvador, y Nicaragua,
animándolos a la guerra entre ellos. 19
El movimiento secesionista del Estado de Los Altos fue impulsado por criollos y
ladinos de Quetzaltenango, Totonicapán y Sololá.
Consideraban que existía una
suficiente unidad cultural y política para constituirse en un estado soberano de la unidad
centroamericana.
“Quedaba claro que lo que la clase dominante de Los Altos,
especialmente la quetzalteca, definía como lo “altense” era únicamente el rechazo al
dominio político-económico ejercido por la Ciudad de Guatemala en detrimento
exclusivo de sus intereses locales y regionales.” 20 El problema que se dio en este Estado
es que el proyecto político-liberal de los criollos y ladinos no tomó en cuenta la gran
mayoría indígena de la población.
Y estos se opusieron desde el inicio al
desmembramiento de Guatemala por causas sociales y económicas. Los indígenas
encuentran un aliado en el General Carrera, y se desata la guerra entre las tropas
guatemaltecas dirigidas por Carrera y apoyadas por los indígenas altenses, y el ejército
del nuevo Estado. Esta confrontación termina con la anexión de Los Altos al Estado de
Guatemala el 26 de febrero de 1840.
En La Miscelánea, El Gobierno de El Salvador hace una reflexión al de Nicaragua
acerca de la alianza que esta tenía en estos primeros meses de 1840, con el de
Guatemala y le describe lo dañino de esta alianza; ya que Guatemala quiere
aprovecharse de su posición ventajosa para someter a los demás estados.
argumenta:
Y le
“Todos los estados estuvieron por la división del de Guatemala y la
erección del de los Altos para quitar la excesiva preponderancia al primero. ¿Será
posible que en el día aprueben la reincorporación forzada de este? Ella da la mitad de la
población y de los recursos de toda la República a Guatemala. ¿Qué equilibrio o
contrapeso podrá encontrarse en los demás estados si lejos de unirse se debilitan
hostilizándose?” 21
Como podemos analizar en estas últimas citas, el estado de los Altos se erige por un
rechazo al “capitalismo” guatemalteco; y fue anexado a través de una política de
19
La Miscelánea, No. 5, del 8 de febrero de 1840.
Taracena, A. “Estado de Los Altos. Indígenas y régimen conservador. Guatemala, 1838-1851”, en
Anuario de Estudios Centroamericanos, Volumen 19 (1), 1993. Página 41.
21
La Miscelánea, No. 9 del 21 de marzo de 1840. Página 37 y 38.
20
32
enfrentamientos raciales que costó muchos sacrificios tanto a los indígenas como a los
ladinos altenses.
En 1843, El Amigo del Pueblo habla de que el Gobierno guatemalteco ayuda a los
exiliados salvadoreños a armarse y atacar El Salvador, y de que provoca sublevaciones
en sectores salvadoreños, y resume, diciendo que “De todo lo expuesto parece
naturalmente deducirse: 1º. Que la perfidia sistemática, único régimen, única
constitución por la cual se gobierna desde cuatro años ha en Guatemala, y única norma
en política que profesan las autoridades de este Estado, es la arma principal que
emplean para dominar a los Estados.
2º. Que la disolución de los Altos y
reincorporación a Guatemala, verificada con la última perfidia, no es un hecho aislado,
ocurrido por causas o accidentes imprevistos, sino el gran pensamiento, la gran base, en
que se apoyan todos los proyectos liberticidas de la aristocracia anglo-guatemalteca.”
Al final dice:
“Concluyamos: o los Altos reaparecen figurando como uno de los
Estados de Centro-América, o Centro-América deja de existir.” 22
En el siguiente mes denunciarán las agresiones de la élite guatemalteca con fuertes
palabras: “Estos hombres, pues, son los que se han apoderado de los destinos públicos
en Guatemala, y desde aquellos rincones, infestan la atmósfera de los demás Estados
con sus malignas influencias; impiden la reorganización del país bajo diferentes
pretextos: cubren el suelo de los libres guatemaltecos con la inmunda planta de hombres
que han sido arrojados como polilla de los pueblos cultos: atraen todas las inmundicias
y todos los elementos del absolutismo más oscuro, para que cuando sea llegada la época
de desarrollar su envejecido plan, encuentren los libres mil embarazos y mil obstáculos
que vencer.” 23 Aquí también se hace referencia a la acogida que hace Guatemala en esa
época de los elementos disidentes de los estados vecinos. Esto aparecerá más adelante
como causa de mayores agresiones.
En los números de El Noticioso aparece documentada la agresión del Estado de
Guatemala contra el Gobierno salvadoreño. El Salvador ha logrado un acuerdo con
Honduras y Nicaragua para repeler la agresión guatemalteca. En el Prospecto los
22
El Amigo del Pueblo, No. 13 del 20 de julio de 1843. Página 97. Nota: La aristocracia anglo-guatemalteca
es una referencia a la alianza comercial y política entre la élite dominante de Guatemala y el embajador Chatfield de
Inglaterra. Sobre esto volveremos más adelante.
23
El Amigo del Pueblo, No. 15 del 31 de agosto de 1843. Página 109.
33
redactores hablan de que el General Cabañas ocupa Chiquimula y que el General
Carrera sale de Guatemala para invadir El Salvador pero no lo logra y huye de regreso.
“Nuestro ejército sigue en Jutiapa lleno del brillo de ver huir a su enemigo sin tirar un
tiro, y aún puede lograrse una paz por convicción, que es la que se desea.” 24
En el otro número de El Noticioso se informa que no se ha logrado ningún acuerdo con
Guatemala y que la ayuda hondureña y nicaragüense está en la frontera, y “en toda la
semana estarán en la ciudad de San Vicente 200 hombres de Honduras que forman la
vanguardia de la división auxiliar de aquel Estado, y muy pronto pisarán nuestro
territorio los nicaragüenses.” 25 Después aparece una carta de un vecino guatemalteco
expresando su horror y rechazo a Carrera, e implorando la ayuda del ejército
salvadoreño para librarlos de este tirano. Finaliza este número anunciando el avance de
Carrera hacia las posiciones salvadoreñas y manifestando que los salvadoreños están
listos para repelerlo.
El Crisol en 1845 menciona como causa del fracaso de la federación centroamericana,
la prepotencia guatemalteca:
“Al hacernos libres de España en 1821, nunca
imaginamos que el poderío gubernativo de la Metrópoli sería subrogado por el poderío
comercial, y la prepotencia orgullosa, mil veces más odiosa que los derechos abolidos
de la madre patria sobre sus colonias.” 26
2.2.2 El provincialismo como ideología anti-unionista.
La década de 1830 fue especialmente conflictiva pues se arreció la confrontación
liberal, unida a la federación, a Morazán y a San Salvador; contra la fuerza
conservadora, unida al centralismo, a Guatemala y a su poderosa élite. Durante esa
década, Morazán fue nombrado Presidente de la Federación en dos ocasiones y su
vínculo ideológico con San Salvador se hizo evidente, mediante distintas acciones:
encabezando sus ejércitos federales y provinciales para defender al estado salvadoreño,
trasladando la capital de la federación a San Salvador, lo que llevó a asociar al Estado
24
El Noticioso del 11 de junio de 1844. Página Única.
El Noticioso del 19 de junio de 1844. Página Única.
26
El Crisol, No. 3 sin fecha. Página 9-10.
25
34
de El Salvador con la Federación, complicando más la relación con los demás estados,
especialmente el guatemalteco.
A nivel económico, la comercialización del añil que estaba muy ligada a los puertos
guatemaltecos a través de las élites exportadoras locales, encuentra otros mercados
después de la independencia centroamericana. Belice se convierte en un centro de
intercambio comercial importante, donde llegan los barcos ingleses llenos de productos
europeos a recoger el añil, la cochinilla, el algodón y otros. Los productores san
salvadoreños se desplazan a Belice para realizar sus transacciones. Y eso permitió un
período corto, entre 1823 y 1826, “de calma relativa…la economía parecía encaminarse
hacia la recuperación.” 27
Pero, esto duró pocos años porque el contrabando,
generalizado y sin control, afectó la recaudación de impuestos de los Estados, y además
disminuyó la producción nacional ya que se introducía mercancía europea a bajos
costos, saturando el mercado local.
A esto se añade que en Guatemala comenzó a
cultivarse la cochinilla que fue acogida con éxito en los mercados internacionales y,
durante la década de 1830, este producto competía fuertemente con el añil salvadoreño.
Las transacciones comerciales con Belice van a decrecer para los salvadoreños, con la
apertura de los puertos del Pacífico al comercio con Inglaterra y otros países europeos.
Acajutla y La Unión se convierten en centros de intercambio que facilitan el contacto
directo de los productores salvadoreños con los comerciantes extranjeros, especialmente
ingleses; y durante la década de los 30 estos comerciantes extranjeros participarán
directamente en las ferias del añil de San Miguel y San Vicente. “Para El Salvador, esto
significaba que la antigua dependencia comercial hacia Guatemala se podía eliminar y
que se podrían establecer nuevos canales para obtener crédito e intercambiar sus
productos.” 28
Las desavenencias que comenzaron entre las élites guatemaltecas y los productores san
salvadoreños por el control comercial del añil durante la colonia, que como vemos pudo
encontrar caminos de solución en la época de los 30, se van a manifestar en el campo
político relacionados con las dificultades que surgen para reunificar la Nación
27
Lindo-Fuentes, H. “La economía de El Salvador en el Siglo XIX”, San Salvador, CONCULTURA,
2002. Página 74.
28
Idem. Página 82.
35
Centroamericana en la década de los 40.
A través de los periódicos de la época
constataremos una agresión discursiva entre los principales órganos escritos de
Guatemala y El Salvador, que también afectará la convivencia de los pueblos, mediante
la violencia directa.
La Miscelánea, de principios de la década en estudio, documenta en uno de sus
números, la agresión guatemalteca a los salvadoreños que llegan a la Feria de
Esquipulas el 14 de enero de 1840. Presenta varios testimonios donde se afirma que
muchos de sus compatriotas fueron arrestados, y azotados otros, por el único motivo de
ser “hijos del Estado Salvadoreño, siendo esta la causa de su prisión, y el de
suponérseles haber militado al lado del General Morazán.”
29
Además habla de que
muchos indios con aciales azotaban a los salvadoreños. Denuncia los insultos que les
proferían, y
“que ninguno se atrevió a quejarse de dichos insultos a la autoridad
correspondiente porque observaban que eran permitidos y tolerados por ellas.” 30
En la cita anterior observamos a los “indios” aliados con las fuerzas agresoras, que eran
dirigidas por el General Carrera. Nos dice al respecto La Miscelánea, refiriéndose a la
relación de Carrera con los indios altenses: “El sexto Estado ha vuelto a convertirse en
departamento del de Guatemala, gracias a la elocuencia persuasiva de las hordas de
Carrera que le ocuparon a manoarmada… Entre tanto el Benemérito Carrera se haya
muy ocupado en refrendar a los indígenas de aquella región, pues para revolucionarlos
se les ofreció serían eximidos del pago de la capitación, que se les darían todas las
tierras, y que todos los ladinos serían degollados.” 31 Así ha conseguido este General su
alianza con los indígenas altenses.
Es ilustrativo notar que El Correo Semanario, tres meses más tarde, publicará la
correspondencia oficial del gobierno de Guatemala fechada el 28 de abril, nombrando
sus comisionados para concertar la paz con El Salvador y Nicaragua. En este número
también se hace patente la solemnidad con que el gobierno salvadoreño recibe a los
comisionados guatemaltecos. Hay alabanza a Carrera. 32
29
La Miscelánea. No. 11, del 4 de abril de 1840. Página 47.
Idem. Página 48.
31
La Miscelánea, No. 7 del 21 de febrero de 1840. Página 32.
32
El Correo Semanario, No. 3 del 15 de mayo de 1840.
30
36
Recordemos que en marzo de 1839, el General Morazán es nombrado General en Jefe
del Ejército salvadoreño para defender a El Salvador (junto con las tropas federales) de
la agresión de Nicaragua y Honduras, donde hay gobiernos conservadores. En junio de
1839, San Salvador deja de ser la capital de la federación, y Guatemala ha firmado un
Tratado de Paz con El Salvador.
En julio y agosto, los estados de Nicaragua,
Guatemala y Honduras vuelven a invadir al Salvador contra Morazán, quien ha sido
nombrado presidente de ese Estado. Es hasta el 5 de abril de 1840, que Morazán
renuncia a la presidencia del estado de El Salvador y sale del país con 35
correligionarios en el bergantín “Izalco”. Al mismo tiempo el Consejo Municipal se
hace cargo del gobierno y el 15 de abril designa al Coronel Antonio José Cañas como
Jefe Supremo. 33
En El Correo Semanario aparece una relación a la diferente respuesta de Guatemala,
ante la salida de Morazán del Estado Salvadoreño. Se presentan las comunicaciones
oficiales de los gobiernos de Honduras, Guatemala y Nicaragua, demostrando todos su
regocijo ante la huida de Morazán, pero solo Honduras y Nicaragua dan por finalizada
la guerra. El de Guatemala es más cauto y dice que mientras estén los seguidores de
Morazán en El Salvador no cesara su hostilidad. 34 Sin embargo, en una noticia al final
de este número del periódico se anuncia la llegada de los comisionados guatemaltecos,
el Gral. Carrera y Durán a El Salvador.
Y también en La Miscelánea aparece la siguiente nota sobre la agresión guatemalteca:
“A principios de diciembre han estrenado las hordas de Carrera en Guatemala, una
bandera de negro y rojo con una calavera y esta leyenda: “Mueran los liberales”, y al
reverso esta otra: “Viva Carrera”. Este es el digno pendón a que se han acogido la alta
nobleza y también los pretendidos amantes del orden, la paz y la religión.
Nos
apresuramos a publicar tan interesante suceso, en vista de que se olvidaron de hacerlo
los editores del Tiempo.” 35
En la siguiente impresión, La Miscelánea informará del apoyo guatemalteco a las
agresiones llevadas a cabo por elementos adversos al Estado salvadoreño: “Entre tanto,
33
Datos tomados de Monterey, Francisco J. “Historia de El Salvador. Anotaciones cronológicas 18101842” Tomo I. 3ª. Edición. San Salvador, Editorial Universitaria, 1996.
34
El Correo Semanario, No. 2 del 8 de mayo de 1840.
35
La Miscelánea, No. 2 del 4 de enero de 1840. Página 7.
37
para coronar la obra sobrevino la aparición del Sr. Morazán en el mando del Estado del
Salvador. Esta aparición realentó el espíritu del Sr. Rascon. El hombre que se había
armado contra el Sr. Morazán como Presidente de la República primero, y después
como General del Ejército, no pudo verle con tranquilidad ni con seguridad Jefe de
Estado, y del Estado donde tenía sus intereses, y en donde por lo mismo tenía que
vivir.” 36 La primera invasión del Sr. Rascon, con apoyo de algunos funcionarios del
gobierno de Guatemala fue el 12 de julio de 1839, y después sucedieron cuatro
invasiones más. Rascon invadía el Departamento de Sonsonate al mismo tiempo que
Ferrera (el General hondureño) invadía San Miguel y Cuscatlán.
Y todo esto se da en
medio de que el Gobierno de Guatemala ofrece mediar para conseguir la paz, aunque
Carrera anda haciendo de las suyas, o sea guerreando.
A mediados de 1843, los redactores de El Amigo del Pueblo denuncian la doble cara de
Guatemala, al refutar algunas posiciones de La Gaceta guatemalteca, de tendencia
oficialista, conservadora. Así lo denuncian: “Sus editores o más bien los directores de
ese periódico (La Gaceta Oficial de Guatemala), origen funesto de cuantos males
agobian el país desde 1822 hasta la fecha, han olvidado que los salvadoreños, así como
los hijos de Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costarrica, los conocemos bajo
cualquier disfraz, bajo cualquier forma que tomen para encubrir su cara hipócrita,
anunciadora fiel de sus vergonzosas obras.” 37
En la siguiente cita, estos redactores contestan las propuestas de La Gaceta
guatemalteca respecto a la reorganización de la Nación, y acusan a los gobernantes
guatemaltecos de que “atacan la conveniencia de un poder general, piden cada día
mayor ensanche del poder de los estados, apelan al antiguo anhelo de las que eran
provincias en 1821 por tener en su seno administraciones propias…ellos, que fueron y
son los más obstinados enemigos no sólo del régimen federal, sino aún del republicano:
ellos, que hicieron en 27 y 28 una guerra sangrienta a los Estados por centralizar la
República: ellos, que alimentan la esperanza de hacer, con el auxilio inglés o belga,
respecto a Honduras, Nicaragua y Costa Rica lo que han hecho con Los Altos. ¡Inaudita
aberración del entendimiento humano!” 38
36
La Miscelánea, Alcance al No. 3 del 11 de enero de 1840. Página 13.
El Amigo del Pueblo, No. 11 del 6 de julio de 1843. Página 79.
38
Idem. No. 20 del 12 de octubre de 1843. Página 151.
37
38
Y vuelven a denunciar la doble cara guatemalteca:
“La actual administración de
Guatemala, tomando por base de su política el sistema de perfidia que con tanto éxito ha
comenzado a ensayar, vive a pesar de auténticas pruebas que se tienen de su falta de fe,
engañando todavía a los gobiernos de todos los Estados, hasta que consume el plan de
dominación años ha trazado, y por dicha del país tantas veces eludido.” 39
Aludiendo al hecho de que Guatemala está tratando de establecer un correo con
Honduras y Nicaragua sin pasar por el Salvador, los redactores de El Amigo del Pueblo
repiten las acusaciones contra la aristocracia guatemalteca: “No cesaremos de repetirlo,
obra de su perfidia es la sangre derramada en 1822 por el sacrílego imperio mejicano,
obra de su perfidia es la que se derramó en siete años, desde 1822 hasta 1829, obra de su
perfidia es la que con asombrosa profusión se ha derramado en 1832 en Omoa, en
Soconusco, en San Salvador, y desde el 1837 hasta la fecha, obra en fin será de su
perfidia sin límite la que haya de derramarse por las intrigas que unida al cónsul inglés
Chatfield pone actualmente en juego.” 40
En este tema del correo, los redactores de El Amigo del Pueblo acusan a los
guatemaltecos de violar la correspondencia salvadoreña: “La aristocracia que manda en
Guatemala, no el Gobierno de El Salvador, ha sido la que conculcando el derecho de
gentes y las leyes fundamentales de aquel Estado, permitió que en Jutiapa se abriese por
sus esbirros un pliego que la administración salvadoreña pocos días ha dirigía a su
ministro cerca del Gobierno de Guatemala, Licenciado Señor Eugenio Aguilar.” 41 En el
número 19, dos meses después, vuelve a aparecer otra noticia en la página 143 donde se
denuncia de nuevo que Guatemala está violando la correspondencia que viene a El
Salvador, en el puesto de Jutiapa, donde han colocado una estafeta para tal preciso
objeto.
39
Idem. No.13 del 20 de julio de 1843. Página 93.
Nota: Un ejemplo de esta incongruencia
guatemalteca es la siguiente referencia: En La Miscelánea No. 2 del 4 de enero de 1840, página 5, aparece
el ofrecimiento de Guatemala de mediar entre los Gobiernos de El Salvador y Honduras por la guerra que
les aflige, y que según El Salvador es debido a las incursiones del ejército hondureño en territorio
salvadoreño con sus consabidas violaciones a los derechos humanos de los salvadoreños. Dice así el
Supremo Gobierno de Guatemala presentando su cara pacificadora: “Penetrado del más profundo dolor
por el que naturalmente causa el derramamiento de sangre americana, a todo americano sensible, me
previene decir a Ud. el mismo Presidente en contestación, que si aún es tiempo de arreglar algo en las
desavenencias de ese Estado con el de Honduras, y el Gobierno de El Salvador cree que el de Guatemala
puede cooperar a esto, no omitirá paso alguno de los que tiendan a este fin por alcanzar la paz para ambos
Estados.”
40
Idem. No. 15 del 31 de agosto de 1843. Página 112.
41
Idem.
39
Respecto a Los Altos, los periodistas siguen pronunciándose a partir de una “Nación”
aún no recuperada: “Si la Nación votó la libertad y erección de los Altos, a ella toca
procurar su libertad perdida, a ella reclamar las usurpaciones que le ha hecho
Guatemala. Luego Los Altos deben contar con la protección de los Estados para entrar
de nuevo al goce que se les ha arrebatado, y la voluntad de la Nación les aseguró.
Luego los Estados son los que deben exigir a Guatemala ponga en ejecución la
devolución de las propiedades y soberanía del Estado de Los Altos, y que la sangre
derramada quede royendo las entrañas pútridas de sus asesinos. Luego la voluntad de la
Nación debe ser escuchada y obedecida, y no la particular de un Estado sin libertad para
hacer el bien y con poder para solo hacer el mal.” 42
También denuncia este periódico la alianza agresora entre la aristocracia guatemalteca y
el Cónsul inglés: “…demasiados testigos habemos de que habéis tenido en vuestras
manos la suerte de Centro-América: que habéis podido darle un gobierno, y que
estudiosamente la mantenéis disuelta para que sin la menor resistencia sea entregada al
extranjero a quien estáis vendidos.” 43
Esta última alusión de “entreguismo” es al Cónsul Inglés Chatfield. Los periodistas de
la época son muy susceptibles a denunciar las traiciones a la integridad de una nación
centroamericana. Y así como denuncian las agresiones guatemaltecas, también dedican
muchas páginas en contra de este personaje inglés, que se entrometió en la política
centroamericana de muchas formas. Durante los años 30 se acercó a Morazán buscando
consolidar sus tratos comerciales con la federación; al caer este, se acercó a Carrera con
quien mantuvo una relación de clientela por 30 años. Ocupó las Islas de la Bahía en
1839, estableció un protectorado a lo largo de la Costa de la Misquitia, conquistó
Greytown y Belice, entre muchos otros actos ultrajantes de la soberanía
centroamericana:
“Antes de que Chatfield fuese removido en 1852, activamente
concluyó todos los tratados que pudo con los Estados centroamericanos. Tuvo notable
éxito con los gobiernos de Guatemala y de Costa Rica y en el proceso contribuyó al
desarrollo de una alianza Costa Rica-Guatemala en contra de los estados más liberales
del centro.. . . trabajaba para formar una fuerte alianza pro británica entre los
42
43
El Amigo del Pueblo No. 19 del 5 de octubre de 1843. Página 142.
Idem. No. 15, del 31 de agosto de 1843. Página 110.
40
conservadores, con lo que incurrió en la ira de los liberales…” 44 Las acciones de
Chatfield respondían a los intereses imperialistas británicos que buscaban posiciones
estratégicas para su comercio y estaban pendientes de la apertura del canal interoceánico
por Nicaragua.
En 1849, cuando se estaba formando una Confederación Centroamericana entre los
gobiernos de El Salvador, Honduras y Nicaragua, La Unión publica una comunicación
del enviado por el gobierno de El Salvador a Guatemala para gestionar una paz y
amistad. El enviado explica que primero sondeó la opinión pública y dio la casualidad
que los rebeldes de la Montaña atacaron la capital en esos días gritando vivas al
gobierno salvadoreño. Todo eso entorpeció su misión; sin embargo, buscó reunirse con
el supremo gobierno de Guatemala. La dificultad estuvo en que este le pedió como
condición para recibirlo que aceptara la república guatemalteca libre y soberana, lo que
no podía hacer este comisionado. A lo cual explicó que el Estado de El Salvador debía
juntarse con Honduras y Nicaragua para dilucidar esa cuestión. 45
En el periódico La Unión de fines de la década, hay un número donde el artículo
Nacionalidad está dedicado al gobierno de Guatemala, al que califica de instintivo.
Y va haciendo comparaciones entre las malas ideas de los rebeldes que perjudican a los
Estados, como Somoza en Nicaragua, y los gobiernos regidos por instintos, que hacen
más daño todavía. 46
Después
viene
centroamericanos:
anotando
este
periódico
el
provincialismo
de
los
estados
“Entre nosotros hoy…nada tenemos nacionalizado, y todo lo
queremos seccionado, hasta el pago de sueldos generales.” Y repite, “Entre nosotros el
interés seccional choca con el interés nacional.” 47
Así como esta época es de confrontaciones, también es de búsqueda de la paz. Esto
último se refleja en los diversos esfuerzos por firmar tratados de reconciliación entre los
estados agresores, de lo cual trataremos más adelante. Sin embargo, se han anotado
44
Woodward, Jr., R.L. “Rafael Carrera y la creación de la República de Guatemala 1821-1874”,
Guatemala, Cirma, 2002. Página 321.
45
La Unión No. 10 del 1 de noviembre de 1849. Página 38.
46
Idem. No. 12, del 1 de diciembre, 1849. Página 48.
47
Idem. No. 13 del 15 de diciembre de 1849. Página 52.
41
aquí algunos esfuerzos de paz que Guatemala hizo evidentes como “hermano mayor”
que quería ser de los centroamericanos, sobre los cuales se continuará discutiendo en el
próximo capítulo.
42
CAPÍTULO 3
LOS ESFUERZOS DE REUNIFICACION CENTROAMERICANA
En el capítulo anterior se desarrolló el tema del provincialismo para mostrar el estado de
fragmentación en que Centroamérica había caído en esa época. En el presente capitulo,
se presentará la cara opuesta: los esfuerzos que al mismo tiempo se realizaron por
reconstruir la unidad perdida. La paradoja era que nuestra región estaba dominada por
caudillos con raíces profundamente localista, como eran el General Rafael Carrera en
Guatemala y el General Francisco Ferrera en Honduras, que en 1844 coincidieron con el
General Francisco Malespín en El Salvador. Con una tendencia predominantemente
conservadora en la región durante esta década, se produjeron un número no despreciable
de esfuerzos por la reunificación de los estados centroamericanos.
Se han agrupado estos esfuerzos en cinco momentos correspondientes a los nombres de
las sedes donde serían concretizados. Por lo general, la mecánica de cada esfuerzo
comenzaba con el nombramiento de una sede y el consenso o desacuerdo con ella;
seguida del nombramiento de dos delegados por cada estado a dicha Dieta o
Convención Nacional, y su llegada a la sede. Una vez logrado el acuerdo, se procedía a
la ratificación del mismo por cada uno de los gobiernos involucrados. Este proceso
podía dilatar meses o años.
En el desarrollo de este capítulo, se presenta primero una síntesis del contexto político
que caracterizaba a la región durante la década de 1840; y segundo, se analiza el
discurso, aparecido en los distintos periódicos estudiados en esta tesis, que tiene
relación con los diferentes esfuerzos por la unidad. También se presenta un cuadro que
resume los principales datos encontrados, y en el Anexo 1 aparece el detalle de los
presidentes centroamericanos en funciones durante los esfuerzos de reunificación de
esta década.
3.1 El Contexto Político de la década de 1840.
A finales de la década de 1830, las contradicciones entre los estados centroamericanos
se han evidenciado en las disputas ideológicas entre liberales y conservadores,
43
centralistas y federalistas. La Presidencia de la Federación en manos del General
Francisco Morazán tendió a agudizar estas rivalidades por su clara definición liberal. El
estado del Salvador se vio involucrado en dichas confrontaciones no solo por haberse
trasladado allí la capital federal en 1834, sino por el apoyo dado por muchos sectores a
Morazán. De allí que el 18 de enero de 1839, los gobiernos de Honduras, Nicaragua y
Costa Rica firmaron el Tratado de Comayagua, por el cual se comprometieron a hacerle
la guerra “al Estado del Salvador y al Gobierno Federal, para sostener la soberanía de
sus estados, efectuar las reformas de la constitución federal, y separar al general
Morazán del mando supremo.” 1
A mediados de 1839 y después de muchas hostilidades entre los estados, comenzaron a
firmarse varios tratados bilaterales de paz entre ellos.
El Salvador y Guatemala
firmaron el primero en San Vicente, el 5 de junio, entre otras cosas, para “promover la
reunión de la Convención de los Estados en la ciudad de Tegucigalpa, la cual dictaría el
nuevo Pacto de Unión” 2 Esto es parte del esfuerzo de unidad que debería realizarse en
Tegucigalpa según acordaron los gobiernos que firmaron los Pactos de San Vicente,
pero que no pasó de una reunión en Santa Rosa de Los Llanos, Honduras.
Se abre la década de 1840 con el fracaso de este esfuerzo de unión debido a la ausencia
de los delegados de Nicaragua y Costa Rica. La ausencia de los delegados de algunos
estados marcará constantemente la detención del proceso unitario e impedirá durante
toda esta década constituir una unidad abarcadora de todos los estados centroamericanos
que aspiraban al fortalecimiento interno y a poder enfrentar de forma eficaz la agresión
extranjera. A finales de 1840, los ingleses se habían apoderado de las islas de Roatán en
Honduras (y pretendían arrebatarle Amapala); de San Juan del Norte y la Mosquitia en
Nicaragua; y de Bocas del Toro en Costa Rica. Además, México pretendía quitarle
Soconusco a Guatemala.
La amenaza extranjera que vivían los estados centroamericanos era real; eso los
motivaba a realizar esfuerzos prolongados por construir una unidad que no terminaba de
ser acogida por todos ellos. Cada uno tenía sus propias prioridades e ideología.
1
2
Monterey, F.J. “Historia de El Salvador”, Tomo I, San Salvador, Edit. Univer. UES, 1996, página 277.
Idem. Página 280.
44
A principios de 1840, Guatemala, la más fuerte por su trayectoria como capital del
extinguido Reino, buscaba fortalecerse como centro hegemónico, lo que derivó en una
actitud ambigua ante los pactos.
Promovía y asistía a las reuniones pero no las
ratificaba, y al final de la época, se declaró independiente y soberana. Durante la
década que analizamos, en Guatemala predominará la política de doble carril: por un
lado, hostilizando a los estados centroamericanos; y por otro, ofreciendo sus
mediaciones en los tratados de paz.
El Salvador, con una personalidad liberal bien marcada, sufrió al final de la década
anterior la agresión de todos los estados centroamericanos. Estuvo solo con el Gobierno
Federal encabezado por Morazán. Esto lo llevó a ser el promotor más interesado en
lograr la unidad federal perdida. Honduras y Nicaragua vivieron períodos anárquicos en
esta época, y su actitud ante la unión era variable. Costa Rica participaba menos por su
lejanía y terminó la década buscando su independencia absoluta como Guatemala.
En enero de 1841, se comienza un nuevo esfuerzo por reunir a todos los estados, esta
vez en la ciudad de Chinandega. Esta Convención Nacional logra instalarse en abril de
1842 con la presencia de los delegados de El Salvador, Honduras y Nicaragua,
acordando establecer un gobierno provisorio temporal. El 17 de julio de 1842, se firma
en Chinandega el “Pacto de Confederación Nacional de Centroamérica” entre los
delegados de los cuatro países presentes: Guatemala, El Salvador, Honduras y
Nicaragua. Sin embargo, el gobierno de Guatemala hace observaciones al Pacto y no lo
ratifica. Quedó nombrada la ciudad de San Vicente como la sede de la próxima sesión.
Durante los primeros meses de 1843 se dan las ratificaciones de los otros tres gobiernos
al pacto suscrito.
En marzo de 1844, se instala el gobierno confederado en San Vicente; y en agosto del
mismo año, los tres estados participantes suscriben el Tratado de paz de “Quezada” con
Guatemala. Este fue un momento decisivo para la confederación recién formada. Era
público que Guatemala no quería que se concretara ningún esfuerzo de unidad. Como
prueba está una correspondencia del Ministro de Relaciones Exteriores guatemalteco,
Juan José Aycinena, dirigida al estado de Nicaragua, el 17 de junio de 1843, con la
siguiente observación: “Mi gobierno se ve en la necesidad de reiterar la protesta que
tantas veces ha hecho de no estimar por conveniente ni practicable en Centro América,
45
el establecimiento de una forma de gobierno unitario, porque esto no haría más que
sumir al país en mayores desgracias que hasta ahora se han sufrido.” 3 Tampoco quería
esta vez aceptar una confederación centroamericana sin su concurrencia, y al mismo
tiempo había rechazado ser parte de ella. Por eso, en agosto del siguiente año llama a
los estados confederados a firmar tratados de paz y acercamiento con Guatemala.
La dinámica de este esfuerzo de unidad duró casi cinco años. En noviembre de 1844, se
disolvió de hecho el gobierno de la confederación centroamericana. En ese mismo mes
los presidentes de El Salvador y Honduras, Generales Malespín y Ferrera
respectivamente, ambos conservadores, han firmado un tratado de alianza para
enfrentarse a las fuerzas nicaragüenses, cuyo gobierno ha dado acogida a los militares
liberales salvadoreños y hondureños que están constantemente hostilizando sus países
de origen.
El siguiente esfuerzo comenzará con la firma del Tratado de Sensenti en Honduras, el
27 de noviembre de 1845, entre los gobiernos de El Salvador y Honduras, que nombran
sus comisionados para la reunión que convocan para el mes de febrero próximo en
Sonsonate, con el objetivo de reestablecer la nacionalidad centroamericana. Al poco
tiempo, en agosto de 1846, se frustra la reunión por ausencia de los comisionados de
Guatemala y Nicaragua.
El de Costa Rica había muerto.
Los únicos delegados
presentes fueron los hondureños y salvadoreños.
El cuarto esfuerzo comenzará a principios de 1847, para convocar la Dieta
Centroamericana en Nacaome. En julio del mismo año se logra instalar con la presencia
de los delegados de El Salvador, Honduras y Nicaragua. El 7 de octubre de 1847, la
Dieta de Nacaome acuerda establecer un Gobierno Provisorio, buscando siempre
incorporar a los dos estados ausentes.
Pero a principios de 1848, los países
involucrados en el esfuerzo se distancian por problemas con los invasores ingleses que
han ocupado el litoral atlántico de Nicaragua y Honduras, además de que Nicaragua ha
firmado con un ciudadano británico un pacto ofensivo a la soberanía centroamericana,
sobre la Isla de Cuba en el lago de Granada; y los estados de Costa Rica y Guatemala se
declaran Repúblicas independientes y soberanas en los meses siguientes.
3
Ortez h., Enrique. La República Federal de Centro América a la luz del Derecho Internacional Público.
San Salvador, Dirección General de Publicaciones del Ministerio de Educación, 1963. Página 229.
46
En 1849, Honduras y El Salvador comienzan un quinto esfuerzo para organizar un
“Gobierno Nacional”. Sus comisionados firman junto con el de Nicaragua, en la ciudad
de León el 8 de noviembre de 1849,
un convenio para transformar los estados
contratantes en uno solo, soberano e independiente. Y convocan a una reunión en
Chinandega para el 9 de enero próximo, fecha en que se instala la Representación
Nacional Centroamericana compuesta por representantes de Nicaragua, Honduras y El
Salvador. Producto de este esfuerzo será la “Representación Centroamericana” que se
logrará a principios de 1850, la cual pretendió convertirse en una confederación.
CUADRO 1
ESFUERZOS DE REUNIFICACIÓN DE LOS ESTADOS
CENTROAMERICANOS DURANTE LA DÉCADA DE 1840.
PRIMERA
FECHA EN
SEDE ( )
Santa Rosa de
los Llanos
(6 enero 1840)
CONVENIO:
FECHA
FIRMA
ESFUERZO:
PERÍODO
VIGENCIA
PARTICIPANTES
CONTENIDO
Junio 1839 –
Enero 1840.
Los Altos,
El Salvador,
Honduras y
Guatemala
Gobierno
Nacional
Junio 1840 Nov. 1844.
Sonsonate
(17 febrero 46)
(S Vicente)
5 jun. 1839
E.S.y Guat.
4 jul. 1839
E.S. y Hon.
17 julio
1842.
Incl. Guat.
27 nov. 45
(Sensenti)
El Salvador,
Honduras y
Nicaragua
El Salvador y
Honduras
-Gob. Provisorio
-Confederación
Centroamericana
Gobierno
Nacional
Nacaome
(15 junio 47)
7 octubre
1847.
Marzo 1847 –
Marzo 1848.
Chinandega I
(11 abril 1842)
Junio 1845 Agosto 1846
El Salvador,
Gobierno
Honduras y
Provisorio
Nicaragua
Chinandega II
8 nov.49
Oct. 1849 –
El Salvador,
Representación
(9 enero 1850)
(en León)
Enero 1850.
Honduras y
Nacional
Nicaragua.
Centroamericana
Fuente: Monterey, Francisco J. “Historia de El Salvador. Anotaciones
cronológicas 1810-1842” Tomo I. y “1843-1871” Tomo II. 3ª. Edición. San
Salvador, Editorial Universitaria, Universidad de El Salvador, 1996.
Es interesante observar en este cuadro la alternabilidad de la sede: Honduras-NicaraguaEl Salvador-Honduras-Nicaragua. La falta de una sede guatemalteca es síntoma de la
posición dual ya analizada de este estado. Resalta en la columna de “participantes” en
47
los esfuerzos, los compromisos constantes de El Salvador y Honduras; Nicaragua,
ausente de dos de ellos por problemas internos, ratifica el primer esfuerzo; y Guatemala
solo aparece en el primero, cuando manifiesta su política de doble carril al efectuar la
anexión del territorio de Los Altos cuyo gobierno participaba del mismo esfuerzo
unitario. También en cuanto al contenido se puede observar la búsqueda de diferentes
tipos de unidad, lo que se analizará en el próximo capítulo.
Para facilitar el análisis de los diferentes esfuerzos de reunificación, en el Anexo 1 se
presenta el cuadro de los presidentes centroamericanos que tuvieron el poder durante
esos períodos. En general todos fueron conservadores. Se destacan por su tendencia
liberal solamente los presidentes Aguilar y Vasconcelos de El Salvador, a finales de la
década; el presidente Buitrago de Nicaragua a principios de este período; y José María
Castro en Costa Rica.
3.2 Los intentos de unidad a través de los periódicos de la época.
En los periódicos salvadoreños de fines de la década de los años treinta y principios de
los años cuarenta, se publicaron notas y comunicaciones oficiales no solo salvadoreñas
sino también centroamericanas en las que se percibe la intensa y, a veces, acalorada
discusión sobre el tema de la unidad del Istmo.
3.2.1 Santa Rosa de los Llanos. 1840.
Este primer esfuerzo comienza con dos pactos celebrados en San Vicente: uno, entre los
gobiernos del Salvador y Guatemala, el 5 de junio de 1839; y otro, entre El Salvador y
Honduras, un mes más tarde; el primero ratificado por el gobierno de Nicaragua el 9 de
julio del mismo año.
Todos ellos mencionaban como sede de la Convención a
Tegucigalpa, pero el esfuerzo no pasó de la reunión celebrada en Santa Rosa de los
Llanos.
En el periódico La Miscelánea aparece una comunicación oficial del Gobierno de
Guatemala dirigida al del Salvador, del 21 de diciembre de 1839, refiriéndose a la
Convención que se llevará a cabo en Los Llanos de Santa Rosa (Honduras), a la que ha
48
sido invitado por El Salvador, a nombre del gobierno de Honduras: “…a su nombre (del
gobierno de Honduras) excita al de Guatemala a fin de que sus delegados a la
Convención general concurran a Santa Rosa, en el concepto de que los de El Salvador
están dispuestos a ir al mismo punto. Sobre este particular ese Supremo Gobierno debe
de estar informado que…los comisionados de Guatemala salieron desde el 29 del
pasado para Santa Rosa, a donde han debido llegar el día 15 del corriente, y así es en
extremo satisfactorio a mi gobierno saber que el del Salvador se hallaba dispuesto a
mandar los suyos; pues estando también convenido el de Los Altos. . . se ha logrado
ya, al fin, el avenimiento general tan deseado, y es de esperarse que por este medio se
verifique la reunión del Cuerpo Convencional que debe promover la reconciliación de
todos los Centro-Americanos, y afianzar, por la sabiduría de sus medidas, la suerte
futura del país.” 4
En otro número de este mismo periódico hay una comunicación del Estado de Los Altos
al Gobierno salvadoreño, firmada por José Aragón como Ministro General y fechada 1
de enero de 1840, que dice: “Mi gobierno que ha visto siempre en la reunión de la
Convención el término de los desastres que actualmente sufre la República, y que
persuadido de que por parte del Supremo de ese Estado nada debía omitirse para llevar
al cabo esta medida salvadora, ha visto también con placer el contenido de la nota que
U. se sirve dirigirme para su conocimiento, pues que en las capitulaciones que
acompaña celebradas entre el comandante general de la 3ª. División del Ejército de ese
estado y el comandante del departamento de Gracias en el de Honduras, en su Art. 5º.
Se fija ya el punto de Los Llanos de Santa Rosa para la reunión de la Convención.. . .
hoy mismo de su orden me dirijo a los que en la gran dieta deben representar al Estado
de Los Altos para que a la mayor brevedad posible marchen a llenar sus deberes…” 5
Pero al mes siguiente, los periodistas de La Miscelánea señalan: “El sexto Estado ha
vuelto a convertirse en departamentos del de Guatemala, gracias a la elocuencia
persuasiva de las hordas de Carrera que le ocuparon a manoarmada.” 6
4
La Miscelánea, No. 3 del 11 de enero de 1840. Página 9.
Idem. No. 5 del 3 de febrero de 1840. Página 22.
6
Idem. No.7 del 21 de febrero de 1840. Página 32.
5
49
Guatemala que ha expresado su deseo de paz en la primera cita de este punto, concreta a
los pocos días su anexión de Los Altos, dando fin a este primer esfuerzo unitario de la
década.
3.2.2 Chinandega I. 1840-1844.
En El Correo Semanario aparece la correspondencia entre los gobiernos de El Salvador
y Nicaragua disputándose la sede de la siguiente convención nacional. El Salvador pide
que sea en su capital con los argumentos siguientes: “…la centricidad de este estado,
su contacto con el de Guatemala, Honduras, y ese: el estar aquí los archivos de los
poderes generales que caducaron: la facilidad de comunicarse y hacerse conocidas las
resoluciones de dicho cuerpo en toda la extensión de Centro-América casi a un mismo
tiempo, son otros tantos motivos que también inclinan a lo mismo.” 7
En otro número de este periódico aparece la contestación del gobierno de Nicaragua:
“Deseoso este Supremo Gobierno de no poner embarazo alguno a la más pronta reunión
de la Dieta Nacional, solícito siempre en facilitarla por cuantos medios estén en su
arbitrio, y penetrado al mismo tiempo de las razones que expresa la muy estimable
comunicación de U….no ha vacilado un momento en acceder a que el punto que se
insinúa sea el en que se instale la Convención, y la época, en todo julio próximo.” 8 Sin
embargo, debido a que el Gobierno de Honduras no acepta concurrir a San Salvador,
por las discordias que entre ellos existen, el gobierno salvadoreño, el 14 de enero de
1841, acepta como sede a Chinandega.
Dice El Amigo del Pueblo: “No seremos los encomiadores del Pacto de Chinandega
que han adoptado tres Estados…pero sí desearíamos vivamente la reunión de los
Supremos Delegados para que el problema quedase resuelto…. Mientras no se practique
un ensayo, no puede haber una demostración.” 9 Esta última oración es una alusión al
pensamiento positivista que era dominante en Europa durante el siglo XIX y que será
muy importante en Centroamérica en la segunda mitad de ese siglo. 10
7
El Correo Semanario No. 7 del 12 de junio de 1840. Página 25.
Idem. No. 10 del 3 de julio de 1840. Página 40.
9
El Amigo del Pueblo No. 3 del 11 de mayo de 1843. Página 21.
10
Ver: Torres Valenzuela, Artemis. El Pensamiento Positivista en la Historia de Guatemala. (18711900). Capítulo II.
8
50
Y ante las muchas dificultades que impiden la concreción de este pacto, sugieren: “Ya
que no formamos de pronto la Confederación orgánica e invencible que debiera sostener
nuestros derechos, hace tiempo, establezcamos pronto, un sistema de alianzas y de
defensa común, y salvémonos de la anarquía interior y de la rapacidad y tiranía
extranjera.” 11 Estaba clara la necesidad de consolidar una unión centroamericana para
fortalecerse interna y externamente; lo que todavía en esta década no acaba de atraer el
apoyo de todos los estados, es el tipo de unidad.
Uno de los problemas que se
presentaban para lograr esto era la no coincidencia ideológica de los estados durante
estos esfuerzos. 12
A los cuatro meses, el mismo periódico, expresará su descontento ante el fracaso que se
avecina de la reunificación centroamericana como una sola nación, y dirá:
“Aún
después de reunida la Convención y de haber expedido sus primeros acuerdos, todavía
no se tiene en Centro-América un Gobierno Nacional. Los Estados de Guatemala,
Honduras, Nicaragua y San Salvador acaban de celebrar un pacto de unión con fecha 7
de octubre del año próximo pasado de 1842, reuniéndose al efecto en Guatemala los
comisionados nombrados por los Gobiernos de los referidos Estados, mostrando con
este acto poco acatamiento y respeto a la Convención, al Supremo Director, y todo lo
que por el medio indicado se había hecho…Esta es la prueba más clásica de la
inestabilidad de todo lo que allí se hace, y de que no puede entenderse, ni tratarse con
una nación que a cada instante desaparece, y cuyo Gobierno, si esto puede llamarse tal,
se reproduce bajo mil formas, pero que ninguna le da consistencia ni respetabilidad.” 13
En dicho pacto acordaron respetarse mutuamente su independencia y unirse en caso de
agresión extranjera.
Como vemos este pacto se asemeja al de Quezada en 1844,
analizado en el 3.1 de este trabajo, donde los esfuerzos guatemaltecos se construyen al
margen de los unitarios. En esta cita aparece con claridad el carácter de la unidad
centroamericana como un ideal que todos los estados mantienen vivo en su discurso
cotidiano, pero que cuando las circunstancias concretas demandan un esfuerzo concreto
de paz, entonces son ellos los que responden por sí mismos, porque esa unidad lograda
todavía no tiene la aceptación de todos los demás estados centroamericanos.
11
El Amigo del Pueblo No.3, página 24.
Ver Anexo 1 sobre presidentes centroamericanos.
13
El Amigo del Pueblo No. 17 del 21 de septiembre de 1843. Página 130.
12
51
Uno de los problemas no resueltos es el carácter de la unidad de tres estados solamente.
En el discurso político siempre aparece la palabra “Nación” o “nacionalidad” vinculada
a la totalidad de estados centroamericanos. Este es un imaginario nunca descartado
durante la década que analizamos. Entonces, el esfuerzo de tres estados debe llamarse
de forma distinta, y se escoge el de confederación, que es un término vinculado con el
ideal buscado.
Es Guatemala quien lanza esta discusión al público centroamericano,
oponiéndose al concepto:
En octubre de 1843, La Gaceta de Guatemala publicará en su No. 123 un artículo donde
analiza los conceptos de “Confederación” y “Gobierno Nacional” que se vienen usando
para formar la unidad centroamericana. A esto responde El Amigo del Pueblo así:
“Confederación y Gobierno Nacional son dos cosas incompatibles, dice La Gaceta: si la
unión de los Estados es confederal, imposible es el que haya un gobierno nacional. He
aquí el sofisma más grande que se ha forjado para alucinar a los que no están al cabo de
las cosas.
Ciertamente que confederación es incompatible con gobierno nacional
considerando a este como un gobierno único rigiendo al cuerpo social; mas hay en
derecho público un gobierno que puede regir a varios cuerpos sociales, unidos en
confederación, independientes unos de otros bajo todas las relaciones que no sean las de
su unión, y, por consiguiente, separados, soberanos y teniendo cada uno su gobierno y
leyes particulares…..Esta especie de organización admite, como se sabe, todas las
modificaciones que quieran dársele, y la nuestra ni excluye ni es incompatible con la
creación de un poder general, expresamente delegado por los Estados para ciertos y
determinados fines. Tal es el gobierno nacional, cuya creación no tendría hoy ningunos
inconvenientes para los Estados y llenaría muchas de las actuales exigencias, el
gobierno nacional cuya creación tanto demandan nuestras circunstancias interiores y
exteriores: tal es el sentido en que se ha abogado recientemente a favor de un gobierno
nacional.” 14
Es de notar en esta cita que los estados centroamericanos no han
renunciado a la creación del gobierno nacional. Sin embargo, ante las dificultades que
constantemente se presentan al esfuerzo de reunificación de todos los estados, optan por
una “confederación”, como un paso intermedio para llegar a la federación. El esfuerzo
confederado era visto por ellos como una forma unitaria menos vinculante que la
Federación; prueba de ello es el Tratado de Quezada que firman con Guatemala en la
14
Idem. No. 20 del 12 de octubre de 1843. Página 150.
52
Hacienda de Quezada, cerca de El Jocoto, departamento de Mita, Guatemala, el 5 de
agosto de 1844, y que prácticamente ignora el vínculo confederativo para proponer una
unidad entre cuatro estados.
Las dificultades continúan, incluso dentro del grupo confederado. Así lo reporta El
Amigo del Pueblo: “El número 128 de La Gaceta de Guatemala ha dado a luz la
contestación oficial de Honduras a la excitativa de Nicaragua para que aquel estado
concurra a la reorganización de la república, enviando el delegado que está
comprometido a mandar a la convención que crea el pacto de Chinandega. En dicha
contestación, preñada de imposturas, se emplean fútiles pretextos para la no
concurrencia, y se toma el nombre de desgraciados centroamericanos, asilados en este
estado, para cohonestar las miras y deseos de perpetuar el actual desconcierto, a cuya
sombra pueden únicamente figurar los que hoy rigen los destinos de Honduras.” 15
En ese mismo número, los redactores de El Amigo del Pueblo denuncian la intromisión
guatemalteca en destruir los esfuerzos de unidad:
“Y cuando después de largas
demoras, causadas por sus subterráneos manejos, se reunieron los convencionales de
tres estados, y acordaron en Chinandega el pacto que más puede posiblemente favorecer
los intereses que los reformistas se decían promover, entonces han manifestado sin
embozo su despecho, haciendo que Honduras se separe del nuevo pacto, y
combatiéndolo de todos modos para que no se ponga en planta, como combatirán
siempre toda idea de reorganización nacional que les quite el poder y la influencia de
que por tan oscuros medios se han hecho dueños.” 16
En junio de 1844, El Noticioso publica un comunicado de F. Ferrera del Estado de
Honduras donde hace alusión a la unidad lograda entre Nicaragua, Honduras y El
Salvador; y denuncia que tropas guatemaltecas al mando de Arce, San Martín y
Quintanilla invaden el territorio salvadoreño. Este comunicado es del 19 de mayo del
44 en Comayagua, y termina así: “Centro-americanos, que tiemblen los centralistas
agresores del territorio sagrado de la Confederación, al aspecto formidable de la falange
15
16
Idem. No. 24 del 23 de noviembre de 1843. Página 181.
Idem. Páginas 181-182.
53
defensora de la independencia y soberanía de los Estados.” 17
Observamos que a
mediados de 1844 todavía funciona el planteamiento confederativo.
Pero en el mes de noviembre de ese año, el General Ferrera se unirá con el General
Malespín de El Salvador para invadir el Estado Nicaragüense, acusándolo de agresor,
por proteger y apoyar a los Jefes Militares, Coronel Gerardo Barrios del Salvador y
General Trinidad Cabañas de Honduras, quienes fueron depuestos de sus cargos por su
ideología liberal, reconociéndose seguidores de Morazán. Estos Jefes Militares con el
apoyo del gobierno de Nicaragua tenían la intención de invadir El Salvador.
Observamos que es un período liberal en Nicaragua y conservador en El Salvador y
Honduras.
Seis meses más tarde, El Crisol expresa su posición en contra de las
agresiones a Nicaragua: “de la facilidad con que hoy cualquier jefe de Estado poseído
de sentimientos malignos, o dirigido por consejeros feroces, como lo fue Malespín en
San Salvador, y lo ha sido Ferrera en Honduras, hacen la guerra a sus vecinos, los roban
y destruyen, del uso que han hecho de su funesta soberanía para arrastrar a los
ciudadanos pacíficos a los campos de batalla a sacrificarse en provecho de sus
opresores…” 18
Y la guerra termina por liquidar este prolongado y complicado
esfuerzo unitario.
En El Crisol, a principios de mayo de 1845 queda plasmada la frustración de los
editores del periódico ante tanto fracaso de unidad. Habla del Pacto de Chinandega que
se hundió y explica cómo los estados centroamericanos, después de la federación,
“querían formar un nuevo pacto que pudiera asegurar su prosperidad….. Han
transcurrido más de seis años hablándose y escuchándose de esta nueva unión que jamás
llega a verificarse.” 19
3.2.3 Sonsonate. 1845-1846.
El Crisol informa sobre la guerra que está ocurriendo en esos días, entre El Salvador y
Honduras debido al apoyo que el presidente de este estado, Coronado Chávez, está
dando al General Francisco Malespín, ya destituido del poder en El Salvador; y sobre la
mediación que el gobierno de Guatemala ofrece a este estado para establecer la paz. Al
17
El Noticioso, Prospecto del 11 de junio de 1844, página única.
El Crisol, No. 7, de finales de mayo de 1845. Página 26.
19
Idem. No. 4 sin fecha (calculada en mayo 1845). Páginas 13 – 16.
18
54
respecto dice: “Honduras y El Salvador tendrán muchas ocasiones de llorar la pérdida
de algunos de sus hijos sacrificados en dos encuentros sin resultado positivo para
ninguna de las partes.” 20 Y termina apelando a que esta contienda entre hermanos debe
concluir con la búsqueda de la paz .
En el siguiente número hace alusión al
ofrecimiento del Gobierno Guatemalteco de interceder por la paz entre Honduras y El
Salvador; dicen así los redactores: El supremo gobierno de Guatemala “se dirigía al del
Salvador…ofreciéndole su mediación para cortar la guerra, y anunciando comisionados
que vendrían a esta capital a tratar exclusivamente de este asunto importante.” 21
En
seguida alaban la prudencia del Gobierno Guatemalteco, que aún cuando recibió la
agresión de Malespín en su territorio, está dispuesto a interceder por la paz.
A finales de este año de 1845, comienzan los esfuerzos para reunir a todos los delegados
de los cinco estados en Sonsonate el próximo año.
Desde el mes de diciembre, el
gobierno de El Salvador animará a los otros estados para que envíen sus delegados.
El año de 1846 es de mucho interés para el tema que desarrollo en este punto porque en
un solo año comienza, se complica y termina un esfuerzo de unidad.. Desde enero de
1846, los estados van nombrando a sus delegados para la Dieta de Sonsonate. En eso
surge una disputa entre los gobiernos de El Salvador y Nicaragua respecto al asilo que
El Salvador da a Bernabé Somoza, desterrado de Nicaragua. Este protagoniza un
incidente armado en La Unión y se roba un barco salvadoreño, con intenciones de
invadir Nicaragua; los nicaragüenses se sienten muy ofendidos con el Salvador, y todo
esto se ventila en varios números de El Salvador Regenerado, y es la razón por la cual
el Gobierno Nicaragüense nunca nombra sus comisionados a la Dieta de Sonsonate. El
gobierno guatemalteco intercede, pero los resentimientos de los gobernantes
nicaragüenses son muy fuertes. Así se pasan los meses y se frustra a principios de
agosto cualquier posibilidad de reunión.
Si bien 1846 comienza con el problema
nicaragüense, termina con una disputa ente el Salvador y Honduras, debido a que desde
Honduras sale el General Francisco Malespín con varios militares a invadir El Salvador
para derrocar su gobierno legítimo. Los hechos del incidente con Nicaragua se repiten
entre estos otros dos gobiernos
20
21
Idem. No. 10 del 20 de junio de 1845. Página 38.
Idem. No. 11 del 27 de junio de 1845. Página 41.
55
Guatemala va a jugar un papel conciliador en este período. Leamos lo que el Supremo
Gobierno de El Salvador dice respecto al Tratado de Sensenti 22 , que pone fin a las
hostilidades entre los gobiernos del Salvador y Honduras motivadas por las acciones del
General Malespín, en un comunicado oficial del 19 de diciembre de 1845, publicado en
El Salvador Regenerado: “La paz ajustada con Honduras se debe en gran parte a la
respetable mediación de Guatemala, y esta persuasión compromete de una manera muy
positiva la gratitud del pueblo salvadoreño hacia el ilustrado Gobierno de US. Puesta ya
Sr. Ministro la base de todo arreglo ulterior, no pierdo la ocasión de excitar a ese
Supremo Gobierno por el honroso conducto de US. Sobre la pronta expedición de sus
comisionados a la junta de Sonsonate, supuesto es urgente dar principio de alguna
manera al grande asunto de reorganización nacional.” 23
Son muchas las comunicaciones que se envían los estados respecto a los nombramientos
de los delegados a la reunión de Sonsonate, según aparece en los números 22, 23, 24, 25
y siguientes de El Salvador Regenerado. Esto queda evidenciado en la siguiente cita:
“Por las comunicaciones que se insertan relativas a este importante asunto, se viene en
conocimiento de que se acerca el día en que se verifique la reunión de la Dieta
Centroamericana,
convenida
por
todos
los
Estados
en
la
ciudad
de
Sonsonate…..Estando ya los comisionados de Costa Rica y El Salvador, es más que
probable que concurran los de Guatemala por ser los más inmediatos y que tres Estados
reunidos exciten a los dos que faltan para que manden sus representantes y se complete
la obra porque suspiran todos los buenos centroamericanos.” 24 Es de notar aquí el
llamado a “los dos que faltan”.
Y a pesar de las dificultades, a finales de mayo, vuelve a mencionar: “Están ya reunidos
los Comisionados de Costa Rica y El Salvador; los de Guatemala están por llegar; los
de Honduras, según las últimas comunicaciones, salieron el día 8 del corriente, y
Nicaragua preparaba los suyos. Es más que probable que en todo el mes entrante
principien sus tareas. ¡Quiera el cielo darles el acierto necesario y que su reunión
produzca los felices resultados que todos esperamos ansiosamente!” 25
22
Firmado entre los gobiernos del Salvador y Honduras, el 27 de noviembre de 1945, en el poblado de
Sensenti, Honduras. Ver Cuadro 1.
23
El Salvador Regenerado, No. 22, Tomo I, del 2 de enero de 1846. Página 91.
24
Idem. No. 27 del 21 de abril de 1846. Página 318.
25
Idem. No. 29 del 31 de mayo de 1846. Página 326.
56
En la Editorial del 12 de junio, ya los redactores de El Salvador Regenerado van
planteando las dificultades presentadas por Nicaragua y Guatemala. Esta última ha
estado apoyando la paz con pronunciamientos y acciones directas, pero cuando se trata
de resolver sobre la unidad, entorpece la efectividad de la misma. “Han llegado a esta
capital los señores comisionados de Honduras, y muy pronto estarán en Sonsonate
reunidos a los de Costa Rica y El Salvador que los están esperando. He aquí, pues, la
mayoría de la República reunida en un cuerpo. No es dudosa la concurrencia de los de
Guatemala, porque este Estado siempre ha manifestado sus vivos deseos por la
nacionalidad, y porque habiendo concurrido aun los de los extremos de la República,
atravesando mares y superando toda clase de dificultades, no podrá creerse que los más
cercanos dejasen perder esta oportunidad negándose a concurrir. No se sabe nada de los
de Nicaragua: pero tampoco puede juzgarse que siendo los más interesados en la
reorganización de la República, entorpeciesen este grande acontecimiento.” 26
Los delegados de Guatemala al fin llegan a Sonsonate pero ya la situación es
irrecuperable.
El Salvador Regenerado publica una carta del 12 de agosto, de los
comisionados de El Salvador a la Dieta de Sonsonate, donde dan cuenta de los días que
estuvieron en esa labor. Allí explican la causa por la que no pudieran realizar nada
concreto: “Por lo relacionado vendrá en conocimiento del Supremo Gobierno de que
las causas de la no reunión de la Dieta fueron entre otras, la no concurrencia de los de
Nicaragua, la muerte de uno de los de Costa Rica sin que hasta la fecha haya sido
subrogado, y la prohibición de los de Honduras y Costa Rica de no poder arreglar nada
sin que todos los Estados concurriesen con sus representantes.” 27
3.2.4 Nacaome. 1847-1848.
Por la ausencia de material para este período, este esfuerzo de Nacaome se planteará de
manera indirecta desde las páginas de La Unión. “Lo que sí debe llevar el periódico es
el artículo “Nacionalidad” : esta nacionalidad que siendo en todos los pueblos de la
tierra la primordial idea de orden, ha sido entre nosotros al principio una expresión de
entusiasmo, luego de sátira, luego de juguete y luego por los pactos de Chinandega y
26
27
Idem. No. 30 del 12 de junio de 1846. Página 330.
Idem. No. 36 del 24 de agosto de 1846. Página 356.
57
Nacaome objeto de risa abierta.” 28
Podemos deducir que el Pacto de Nacaome 29
fracasó, igual que el de Chinandega I.
La Unión después nos dice: “La dificultad consiste en que el interés seccional por
empleos y el estar seguro de ellos en su sección, quiera ceder la facultad de nombrar a
los que debe nombrar el poder general. Bien se sabe la resistencia que se hizo sobre esto
en el pacto de Nacaome, defecto que lo hizo tan ridículo a los ojos de todos.” 30 Aquí
podemos evidenciar el provincialismo fuertemente instalado en Nacaome.
Más adelante nos comenta: “El pacto de Chinandega formado en el entusiasmo por las
reformas, no habló palabra de Congreso Nacional, porque habría sido una herejía para el
finado Castro Fonseca, y otros señores de aquella época; pero ya se vio el fin que tuvo.
En el pacto de Nacaome fue lo primero gobierno provisorio, y lo segundo, congreso,
pero todo se quedó en el papel.” 31 El esfuerzo de Nacaome fue de poca duración.
3.2.5 Chinandega II. 1849.
En los números 5 y 6 de La Unión van apareciendo artículos sobre los esfuerzos de
acercamiento entre los estados de El Salvador, Honduras y Nicaragua. 32 En el número
8 se confirma este esfuerzo: “Nos es muy satisfactorio encontrar en los gobiernos de los
estados una exacta conformidad de sentimientos y opiniones con los que hemos
manifestado en nuestras publicaciones anteriores respecto a la unión nacional. Por más
que en algún otro periódico oficial de Centro América se repita incesantemente que las
pomposas ideas de nacionalidad, de unión de intereses, sean ya un sistema caduco que
no hace más que ponernos en ridículo en la presente época; vemos que aquella
nacionalidad, aquella unión, siempre aparecen como un nuevo deseo y como el más
ardiente conato de corazones generosos que aspiran de buena fe a la mejora del país.” 33
28
La Unión, No. 1 del 15 de junio de 1849. Prospecto.
Decreto firmado el 7 de octubre de 1847 por los delegados de los estados del Salvador, Honduras y
Nicaragua, para establecer un Gobierno Provisorio y convocar a una Asamblea Constituyente. Ver
Cuadro I.
30
La Unión No. 13 del 15 de diciembre de 1849. Página 52.
31
Idem. No. 14 del 1 de enero de 1850. Página 56.
32
Idem. Nos. 5 y 6 del 15 de agosto y 1 de septiembre respectivamente, de 1849.
33
Idem. No. 8 del 1 de octubre de 1849. Página 29.
29
58
La Unión tiene una sección permanente que es como el editorial del periódico, titulada
“Nacionalidad” destinada a destacar los esfuerzos de unidad centroamericana, y al
respecto nos dice: “Los que queremos una nacionalidad, en el sentido de que dos, tres o
cuatro secciones, estados, repúblicas o soberanías del país tengan un gobierno común
más o menos autorizado para el interior, y con todo el poder para el exterior, lo
queremos como corresponda al bien de cada sección, sin que ninguna en el arreglo que
se haga, ni en sus efectos sea más que otra.” 34 En el número 11, del 15 de noviembre,
se anuncia ya la llegada de los comisionados de El Salvador y Honduras a Nicaragua
para tratar los asuntos de la unidad centroamericana.
Más adelante, el periodista de La Unión juega con la palabra “tres” en clara alusión a
los tres estados unidos, Nicaragua, El Salvador y Honduras; entonces en el artículo
aparecen frases como, “las tres secciones centrales”, “nuestra trinidad política”, “el
triunvirato ejecutivo”, “la trinidad ejecutiva”, para expresar que no se están haciendo
bien las cosas en la unión, y que debe mejorarse el sistema. Así dice: “Se quiere un
gobierno general formado por las tres secciones centrales, para relaciones exteriores
solamente, y bajo el contingente de cinco mil pesos cada una para su sostenimiento. . .
nuestra trinidad política con esencia y presencia, pero sin potencia.” 35 Y propone:
“Ahora si deseamos de buena fe hacer un ensayo racional, previa una discusión legal y
popular de lo que conviene ceder a los poderes generales en facultades y recursos, más
bien debíamos indicar la conveniencia de suspender las asambleas de las secciones por
cinco años, y propender a darnos un congreso con igual base representativa, un
ejecutivo único, y una alta corte de justicia de tres.” 36
En los siguientes números La Unión vuelve a denunciar el carácter externo de esta
unión de los tres estados y hace una crítica al tratado recién suscrito entre ellos en León,
el 8 de noviembre de 1849. En un artículo sobre las Cámaras Legislativas pide que no
tomen en cuenta el recién logrado acuerdo “porque el gobierno que de dicho pacto
nazca es un rancho de paja.” 37
34
Idem. No. 10 del 1 de noviembre de 1849. Página 37.
Idem. No. 13 del 15 de diciembre de 1849. Página 52.
36
Idem.
37
Idem. No. 14 del 1 de enero de 1850. Página 58.
35
59
La Unión en su primer número de 1850 publica los 22 artículos logrados en el convenio
suscrito por los tres estados. El primer artículo menciona la naturaleza del cuerpo que
forman; será una REPRESENTACION NACIONAL DE CENTRO AMERICA, con
dos representantes por cada estado y con una duración de cuatro años. Su sede será
Chinandega. Después viene a detallar la modalidad en que funcionará. Todo referido a
sus funciones de relaciones exteriores. En el artículo 13 desconocen la monarquía de la
Mosquitia y no aceptan ninguna posesión inglesa; proclaman la independencia de las
tierras centroamericanas. 38
Los comisionados de los tres estados involucrados en la firma del convenio arriba
mencionado deciden suscribir otro convenio que rija mientras las Asambleas de los tres
estados ratifican el original. Este convenio dice en su presentación: “Los estados de
Nicaragua, Honduras y El Salvador, a cuyo nombre han celebrado el día de hoy los
infrascritos un tratado para la administración pública, en forma de nación federativa,
mientras se constituye un gobierno general de la república de Centroamérica; previendo
con fundamentos bastantes que acaso el último de dichos tratados puede no tener efecto,
han convenido por medio de los mismos comisionados en la siguiente convención: Art.
1º. Los estados de El Salvador, Honduras y Nicaragua, ofrecen a la consideración de la
opinión pública la fusión de los tres estados en uno solo y único Estado soberano e
independiente. Art. 2º. Sobre la elección de representantes y senadores. Art. 3º. La
sede queda convocada en Santa Ana (o Chinandega) del Estado de Nicaragua, el
primero de junio de 1850, en forma de Congreso Nacional Constituyente para dar la
constitución de la República formada por los tres estados.” 39
El 9 de enero de 1850 se reúne por primera vez la Representación Nacional
Centroamericana en la ciudad de Chinandega. 40
38
Idem. No. 14 del 1 de enero de 1850. Páginas 58 y 59.
Idem. No. 15 del 15 de enero de 1850. Página 61.
40
Monterey, F. “Historia de El Salvador”. Tomo II. Página 95.
39
60
CAPÍTULO 4
NACIÓN Y ESTADO EN CENTROAMÉRICA: SUS
CONTRADICCIONES DESPUÉS DEL FRACASO FEDERAL.
Después del fracaso de la Federación Centroamericana en 1838, aparecen en los diferentes
periódicos de la época, los discursos con el tema de “la nacionalidad”, referidos a una
supuestamente perdida identidad de todos los habitantes del istmo centroamericano. En
estas discusiones se relacionan los conceptos de “Estado Nacional” referido al
Centroamericano, “Estado salvadoreño o nicaragüense…” referido a cada uno de los
estados particulares en la región. Por todo esto, dedicaremos una parte de este capítulo a la
aclaración de los conceptos involucrados, y otra parte al análisis de las propuestas que
surgen de los periódicos de la época en relación con estos temas.
4.1 Conceptos de “Nación” y “Estado”.
El concepto de nación está vinculado con el de IDEOLOGÍA 1 por su referencia a un
patrimonio común religioso, histórico, lingüístico, cultural. Así, entre otras cosas nos dice
Nicos Poulantzas que la nación es una “unidad económica, territorial, lingüística y
simbólico-ideológica, vinculada a la ´tradición´” 2 . Esta construcción social “simbólicoideológica”, por lo general, cuenta con un soporte material que es el Estado, el cual, nos
dice Poulantzas, tiene como su función fundamental el mantenimiento de “la cohesión de
una formación social dividida en clases…” 3 En la época moderna, se han vinculado estos
dos conceptos y se habla de Estados nacionales.
En la obra de Gellner, podemos apreciar mejor esta interrelación de estado y nación cuando
nos dice: “El nacionalismo sostiene que están hechos el uno para el otro, que el uno sin el
1
“Cualquier grupo de ideas, abarcador y consistente, por medio del cual un grupo social expresa su sentido
del mundo.” Oxford. Diccionario de Política. Oxford University Press, 1996. Página 233.
2
Poulantzas, Nicos. “El Estado Nacional”. En: El Estado, Nicolás Mariscal, Rubén Zamora y Edgar Jiménez
(ed.). San Salvador: UCA Editores, 1987.
3
Idem. Página 94.
61
otro son algo incompleto y trágico.” 4 Para este autor, “el nacionalismo es una teoría de
legitimidad política que prescribe que los límites étnicos no deben contraponerse a los
políticos” 5 . Por eso, para él, del nacionalismo nacen las naciones, no al revés. Su concepto
de Estado lo vincula al “uso legítimo de la violencia” como lo definió Max Weber a finales
del siglo que estudiamos. Y nos resume su definición así: “El estado es aquella institución
o conjunto de instituciones específicamente relacionadas con la conservación del orden
(aunque pueden estar relacionadas con muchas más cosas).” 6
El planteamiento de Demyk sobre nación no difiere de los anteriores en cuanto que nos
habla de su “patrimonio común”; pero enfatiza la definición territorial de la misma:
“…territorio nacional (que) forma parte del imaginario individual y colectivo como un
espacio de referencia identitaria, lo cual permite rebasar los provincialismos y otros
localismos.” 7 De allí que define nación como “un lugar de memoria”, como “un producto
social e histórico” Y su concepto de Estado lo vincula a lo jurídico, administrativo y
coercitivo. Así en su relación de Estado y Nación nos dice que se define “entre otros varios
criterios, por un territorio delimitado jurídicamente, controlado por medio de una
administración y también de un ejército, que garantiza su integridad.” 8
Podemos decir con estos autores, que nación es un grupo humano por lo general asentado
en un espacio geográfico que considera propio y que muestra un nivel de identidad
histórico-cultural.
Y que Estado es un conjunto de instituciones y prácticas que
monopolizan el uso de medios coercitivos en la sociedad.
Estas concepciones, en el presente estudio, presentan una problemática específica porque el
fracaso de la Federación Centroamericana en 1838, deja sin soporte material a la nación
centroamericana. Sin embargo, como todo producto cultural, esta sigue existiendo en el
imaginario de las élites centroamericanas. Y les plantea, por lo tanto, el reto de darle
4
Gellner, Ernest. “Naciones y nacionalismo”. Madrid: Alianza Editorial, 1997. Página 19.
Idem. Página 14.
6
Idem. Páginas 16-17.
7
Demyk, Noelle. “Los territorios del Estado-Nación en América Central. Una problemática regional”. En
Teracena A., Arturo y Piel, Jean (Comp.) “Identidades Nacionales y Estado Moderno en Centroamérica”.
San José: Editorial de la Universidad de Costa Rica, 1995. Página 13.
8
Idem. Página 13.
5
62
vigencia a la nacionalidad. De allí los diferentes esfuerzos que realizaron los distintos
estados por la reunificación. Podemos entonces decir que lo que se mutiló fue el Estado
Centroamericano. ¿Hasta qué punto esta mutilación tiene sus raíces en la debilidad de la
nación centroamericana? A finales de la década 1830-40, la realidad separa esta unidad de
estado y nación en Centro América: por un lado, se disuelve el estado vigente; y por otro,
se fracciona la nación dispersa. Arturo Taracena plantea las tareas urgentes que debían
haberse llevado a cabo para fortalecer la Federación recién constituida en 1823: “…por un
lado, conciliar intereses económico-sociales regionales con el propósito de construir y
utilizar el Estado emergente.
Y, por el otro, intentar crear en los centroamericanos
elementos subjetivos propios de un espíritu comunitario, más allá del tradicionalmente
referido a los ´pueblos´” 9 . Como vemos, la nación centroamericana fue la base ideológica
de los esfuerzos por construir el estado centroamericano.
Ante el quiebre del estado centroamericano se fue planteando un proceso contradictorio:
Por un lado, reconstruir este mismo estado, y para esto se necesitaba darle vigencia y
soporte material a la ideología centroamericana, al patrimonio común. Y como nos muestra
Taracena, “la dimensión geográfica, con referencia a la particularidad ístmica, fue el único
elemento cultural considerado en la constitución del proyecto nacional centroamericano” 10 .
Existían pueblos de indios donde lo cultural difería claramente de los grupos ladinos,
criollos y negros. La situación de los pueblos misquitos en Nicaragua y del Estado de Los
Altos en Guatemala, son solo dos ejemplos de las distancias socio-culturales en la región.
Y por otra parte, las cinco naciones centroamericanas que se venían configurando desde la
época colonial, como lo dejamos expresado en el capítulo 2, se ven vinculadas a cinco
estados que buscan consolidar sus instituciones y prácticas políticas en medio de guerras
internas y entre sí. Al fracasar la federación, y motivados por el provincialismo de las élites
9
Taracena Arriola, Arturo. “Nación y República en Centroamérica (1821-1865). En: Taracena A., Arturo y
Piel, Jean (Comp.). Identidades Nacionales y Estado moderno en Centroamérica. San José: Editorial de la
Universidad de Costa Rica, 1995. Página 46.
10
Idem. Página 47.
63
dominantes, estos cinco estados se van convirtiendo en estados nacionales a lo largo de un
período de dos décadas 11 .
En este tema, y a través del discurso periodístico de la década del 40 que se analiza, se
buscarán evidencias de cada una de las relaciones propuestas anteriormente. Además, se
tratará de confirmar que durante dicha década el imaginario individual y colectivo de los
centroamericanos, en especial de los salvadoreños, respecto a una nación centroamericana
no había muerto, pero estaba subordinado a la concepción de los nacionalismos particulares
que estaban configurando los diferentes estados nacionales.
También se tratará el concepto de “confederación”, que resulta de dos esfuerzos de
reunificación presentados en el capítulo anterior, como un estadio intermedio entre la
utopía de crear una nación centroamericana y el esfuerzo de fortalecer los estados
particulares en Centroamérica.
4.2 El “Estado” y la “Nación” en Centroamérica, después del fracaso Federal, visto a
través de los periódicos de la década de 1840-1850.
4.2.1 La Miscelánea y El Correo Semanario.
En el periódico La Miscelánea de principios de la década, el concepto de “Estado” se
atribuye a los particulares en la región. Con relación a la guerra entre El Salvador y
Honduras, es interesante que en la comunicación del Estado Salvadoreño hay un párrafo
que dice: “El Jefe del Salvador es hondureño, y debe suponerse que no intentará aniquilar
al Estado que le dio el ser, ni a sus compatriotas.” 12 Se refiere al General Francisco
Morazán.
Además anota la relación entre los Estados y el Gobierno Federal, como
entidades diferentes: “…el Ejecutivo Nacional con fecha 9 de febrero último, exitó a las
Legislaturas de los Estados para que acordasen entre si la manera de proveer a la existencia
del gobierno federal… El Gobierno Federal quiso evitar las hostilidades: no se hizo caso de
11
12
Idem. Página 56. Ver allí Cuadro “Creación de las repúblicas centroamericanas”.
La Miscelánea, No. 4 del 1de febrero de 1840. Página 20.
64
sus propuestas… El Gobierno Federal no pidió de los Estados que le desconocieron y le
hicieron la guerra, ningún género de satisfacción, y la misma moderación acreditó el
Salvador. Aquel se consideró como no existente, y la cuestión quedó pendiente entre los
Estados beligerantes.” 13
El discurso en El Correo Semanario confirma la distinción anterior en un artículo titulado
“La Nueva Época” donde avanza algunas ideas de organización, así: “La tendencia natural
es organizarse los Estados respetando todos los principios y garantías, y procurando la
economía de gastos. Pero necesitamos de poderes generales para nuestras relaciones como
nación, y que la acción de estos poderes generales esté bien determinada. Este es el
complemento del movimiento actual, y en el que acertando, nada veremos reproducirse de
lo que hemos visto desde el infausto entable de la Constitución de (18)24 en (1)825 hasta
1840.
Unidad de plan, vistas grandes, mucha fraternidad, la mejor elección de hombres
para el uso del poder, es lo único que puede salvarnos en la incertidumbre de nuestros
destinos.” 14 La referencia al Estado Nacional se hace con los términos “poderes generales”
y las propuestas para organizar estos poderes son amplias.
En el número siguiente de este periódico aparece un artículo sobre Reformas y allí se habla
de cómo Guatemala quiere constituir la unión con “un Supremo Delegado, y un Consejo de
Gobierno de tantos miembros cuanto son los Estados. La convención debe establecer la
autoridad y acción de este Supremo Delegado, y Consejo. Las Asambleas de los Estados
los elijen.
Ya el Tiempo nos había dicho que necesitábamos
económico. No hay Congreso general, no hay Senado.”
15
un régimen común
Es interesante observar aquí que
Guatemala enfatiza “un régimen común económico” y alude a que no hay Congreso general
o Senado. Sin embargo, se subraya la importancia que tendrá “la convención” para elegir
ese Supremo Delegado que dirigirá el Estado Nacional. Todo esto estaba en el imaginario
de los guatemaltecos.
13
Idem. Página 19.
El Correo Semanario No. 3 del 15 de mayo de 1840. Página 10.
15
Idem. No. 4 del 22 de mayo de 1840. Página 13.
14
65
En el siguiente número aparece una reflexión sobre la situación de la federación, así:
“Desde el 15 de septiembre de 1821 hasta el 5 de abril de 1840 en que salió Morazán de
San Salvador, hay que dividir el tiempo de nuestra revolución: en contiendas por la
independencia absoluta; contiendas entre los Estados y la Federación; contiendas por
sostener la federación o la Constitución de 1824. Ha habido acciones en todos los Estados,
y casi en todos los Departamentos de la República. Comprende el espacio de 18 años, seis
meses, veintiún días.” 16 Aquí vemos que la distinción de “República” se le atribuye al
Estado Centroamericano. Este concepto, al que le dio su acepción moderna la revolución
francesa, responde a la forma de gobierno que se aspira para la Unidad Centroamericana.
Unas páginas más adelante nos dice en este artículo sobre Reformas, “El sistema de la
Constitución de 1824 requería un Congreso, un Senado, un Gobierno general, un ejército
llamado de la Federación, y una Suprema Corte de Justicia; requería también otras tantas
autoridades en cada Estado, y que unas y otras se renovasen frecuentemente; de modo, que
todos los años debían haber elecciones. Semejante imposible, luego se redujo a una
verdadera ficción, en la cual los pueblos no tenían la menor parte, mientras que un cierto
número de hombres se hicieron dueños de todo lo que se llamaba público, y era una
pertenencia de la comunidad.” 17 Esta es una clara alusión a las élites dominantes de cada
estado centroamericano. En esta misma cita se plantean las instituciones que deberían
conformar el Estado Centroamericano, o sea la República.
Así dice también a continuación de la cita anterior: “Tal progreso de inmoralidad…irritó a
los pueblos contra la autoridad…Por otro lado, la misma Constitución de 1824, que se
decía la ley fundamental del país, nunca se vio observada. Los primeros que la violaron
escandalosamente fueron sus mismos autores, sublevándose a mano armada contra ella.
Unas veces se levantaron a nombre de los Estados para destruir las autoridades que se
llamaban nacionales, y otras, hicieron servir a este poder general para destruir a las
autoridades de los Estados, persiguiendo a los funcionarios que las ejercían.” 18 En esta cita
aparece con claridad el conflicto entre Estado Nacional y Estado Regional. También
16
Idem. No. 5 del 29 de mayo de 1840. Página 17.
Idem. Página 19.
18
Idem.
17
66
aparecen los “autores” de la Constitución de 1824, hombres ilustrados del momento, que se
hicieron cargo, además, de crear las instituciones políticas de los Estados centroamericanos
en particular.
En la página siguiente: “Seguir los principios que han originado tantos males….no sería
admitido y menos respetado por la masa de la nación.” 19 Aquí la “masa de la nación” son
los centroamericanos en general, el pueblo indeterminado. Este concepto de “masa” alude
a un aglomerado sin nombre propio. Vemos la indeterminación del concepto de “Nación”.
Después de enumerar las 17 tareas que debe trabajar la Asamblea Constituyente del Estado
de El Salvador, señalan: “Pero el más grande objetivo de la Asamblea es constituir el
Estado, y constituirlo de manera que todas las leyes secundarias tengan la mejor ejecución:
las que él desea antes de dárselas, y las que él ame, para que se le exija su observancia…” 20
Aquí se ve el interés en fortalecer el Estado Salvadoreño, y la relación entre este y la ley.
Cuando dice “él” es el Estado, sus instituciones, que debe “amar” sus leyes. Es curioso
observar el peso puesto en el estado. Más adelante en este artículo periodístico habla del
“pueblo” en forma subordinada a los hombres ilustrados que dirigen la Constituyente: “La
suerte de los pueblos está en las manos de la Constituyente, y no es creíble dejen de
penetrarse de todo lo que exige el Estado por su posición, por sus recursos y por el carácter
de sus pueblos. Estos deben pedir y representar qué es lo que quieren, para asegurar su
felicidad” 21 .
En estos diarios de principios de la década, la relación al Estado Nacional Centroamericano
está muy conectada con la Constitución Federal de 1824, como lo prueba la cita 18 anterior,
y no hay todavía propuestas para “la nacionalidad” centroamericana, excepto alguna
alusión a la “fraternidad” entre los centroamericanos. En este momento el énfasis parece
estar en la consolidación del Estado particular, en este caso, el salvadoreño.
19
Idem. Página 20.
Idem. No 8 del 19 de junio de 1840. Página 30.
21
Idem. Página 31.
20
67
4.2.2 El Amigo del Pueblo
En mayo de 1843, los editores de este periódico reclaman un gobierno general: “que
restituya a la nación su antiguo ser…que reclame las usurpaciones de los ingleses que cada
día son mayores y más trascendentales, quien arregle la deuda extranjera, dé impulso a la
grande empresa de la apertura del canal, uniforme los derechos marítimos, para que el
comercio pueda prosperar…quien conserve el equilibrio de los Estados.” 22 Notamos en
esta cita que los problemas más serios que enfrentaban los estados en este momento son de
relaciones exteriores, relacionados con la piratería inglesa, el canal marítimo en Nicaragua
y el comercio. Ante esto, expresan los redactores la necesidad de restituir la nación
centroamericana.
Además para esta fecha, como podemos comprobar en el Cuadro I, ya está fracasando el
primer intento de confederación centroamericana entre El Salvador, Honduras y Nicaragua
debido a las ingerencias del Estado Guatemalteco, que favorece los pactos. Así dicen los
redactores de este rotativo: “Ya que no formamos de pronto la Confederación orgánica e
invencible que debiera sostener nuestros derechos, hace tiempo, establezcamos pronto, un
sistema de alianzas y de defensa común, y salvémonos de la anarquía interior y de la
rapacidad y tiranía extranjera.” 23
Esta Confederación se definió en la Convención
Nacional de Chinandega, el 17 julio de 1842, cuando se firmó el “Pacto de Confederación
Nacional de Centroamérica” entre El Salvador, Honduras, Nicaragua y Guatemala. Sin
embargo, el gobierno de Guatemala no lo aceptó; y Costa Rica por estar en guerra interna,
no participó de este esfuerzo.
En este mismo número del diario, los redactores formulan una exhortación que escuchamos
con frecuencia durante esta década, y es el deseo de retroceder en la historia: “Pueblo de
Centroamérica, volvamos sobre nuestros pasos…Patria y libertad son los elementos
comunes y generales de todos los Estados, de todas las condiciones, de todos los
ciudadanos.
22
Volvamos a reunir el lazo y la unidad nacional, bajo esos nombres
El Amigo del Pueblo, No.3 del 11 de mayo de 1843. Página 21. Nota: Se ha puesto en afirmativo lo que
estaba en negativo así: “No habrá gobierno general que no…”
23
Idem. Página 24.
68
caros…bajo las leyes sagradas de la unión…Levantemos otra vez el pabellón augusto,
ultrajado por el extranjero… Fuertemente apoyado por la ley federativa y armado por la
espada de un jefe nacional.” 24 Se busca claramente “un jefe nacional” y una “nación
federal”. El problema del liderazgo es muy fuerte en este momento porque ya Morazán ha
sido fusilado; José Manuel Arce, enfermo y marginado; y Carrera vinculado con los
conservadores.
Esa nación federal que reclaman los redactores de este periódico no está todavía
consensuada por la élite política de los estados centroamericanos. Entonces, El Amigo del
Pueblo se propone aclarar todas las posibles formas de unión que podría adoptar
Centroamérica y dedica un artículo que desarrolla en dos números del periódico, con el
tema “Las tres modificaciones del gobierno republicano, popular, representativo”, que son
la Unitaria, la Binaria y la Federal. Aquí describe ampliamente las ventajas y desventajas
de cada forma de gobierno. El primero es sobre el Centralismo, gobierno unitario o
consolidado, y aquí solo se anotará la introducción comparativa de su exposición:
“Suponiendo que pudiera establecerse buenamente, lo que es muy remoto, y suponiendo
que ni el descontento popular, ni los obstáculos materiales que presenta nuestro país,
embaracen su acción; esta forma daría sin duda alguna la mayor energía al Gobierno
General. –Por descontado, ofrece más seguridad exterior que la forma binaria, y todavía
más que la múltiple o federal pura.- Brinda también mayores facilidades a la tiranía,
destruyendo una de las divisiones del poder, y consolidándolo todo en un solo punto.” 25
La segunda modificación que presenta este periódico es “La federación según el tipo angloamericano o sea el sistema binario.
El poder público dividido en agente exterior y
moderador y en agentes internos…El Gobierno General tiene menos energía que bajo el
sistema unitario y más que en la federación pura. – Por consiguiente da menos seguridad
exterior que aquella y más que esta última forma. Brinda menos facilidades a la tiranía que
el sistema unitario y que el federal puro, porque el Gobierno de la unión y los de los
Estados, se corrigen y restringen recíprocamente.” 26
24
Idem. Página 24.
Idem. No. 5 del 25 de mayo de 1843. Páginas 28 y 29.
26
Idem. No. 9 del 22 de junio de 1843. Páginas 61 y 62. Firma (S.C.)
25
69
La tercera alternativa no está desarrollada con amplitud como estas dos primeras, sino que
está incluida en el desarrollo de las anteriores, y es el sistema federal puro. A continuación
presento un cuadro comparativo de estas formas de gobierno con sus ventajas y desventajas
según artículos aparecidos en los Números 5 y 9 de El Amigo del Pueblo. (Anexo II)
CUADRO 2
Cuadro comparativo de las tres formas de Gobierno General: Sistema Unitario,
Sistema Binario y Sistema Múltiple o Federal Puro.
Categoría
Unitario
Binario Múltiple
1. Mayor energía al Gobierno General.
1
2
3
2. Mejor seguridad exterior para el Istmo Centroamericano.
1
2
3
3. Evita guerra entre Estados.
1
2
3
4. Favorece la paz y la aplicación de las leyes.
1
1
2
5. Mayores obstáculos para una tiranía.
3
1
2
6. Mejor comunicación con el pueblo.
3
1
2
7. Favorece sistema popular representativo.
2
1
-
8. Favorece establecimiento administrativo de gobierno central. 2
1
2
9. Mejor comunicación entre Gobierno Central y Estados.
2
1
2
10. Menor costo para establecer el sistema.
3
1
2
11. Menor burocracia administrativa.
1
2
-
12. Menor gravedad de errores administrativos.
2
1
-
13. Favorece a Municipalidades y minorías políticas.
3
1
2
Nota: El número 1 es el más favorable a la categoría indicada, y el número 3, el menos. La – se usa
para indicar que el artículo no hace mención, explícita ni implícita, de esa forma en la comparación.
Fuente: El Amigo del Pueblo, No. 5 del 25 de mayo de 1843, páginas 28 y 29; y No. 9 del
22 de junio de 1843, páginas 61 y 62.
70
Es interesante observar cómo este periódico que es de tendencia liberal se esfuerza en estos
artículos por presentar muchos aspectos positivos (Categorías 5 al 10, 11 y 13) para el
Sistema Binario. Sin embargo, las primeras tres funciones en el cuadro anterior, que
favorecen al Sistema Unitario, son las que responden a las motivaciones fuertes de los
estados centroamericanos en la búsqueda de una forma de unidad. Y la categoría 4 de vital
importancia, no hace diferencia entre ambos sistemas.
A mediados de 1843, el periódico publica una correspondencia de “un nicaragüense”
urgiendo la unidad centroamericana. Se debe notar que su clamor unitario está totalmente
motivado por las agresiones inglesas al territorio regional: “Compatriotas! Oíd la voz de la
razón.- Deponed vuestros rencores, y reorganizad la autoridad nacional, para que
representando dignamente al país, reclame las usurpaciones británicas y ponga coto a las
intrigas y los avances de su agente: para que ponga agentes diplomáticos en el extranjero, y
abra relaciones con otros gobiernos, con la Francia, con los Estados Unidos, que apoyarán
con placer, el día que se quiera, nuestro reclamo de los agravios ingleses: para que
promueva congresos continentales y alianzas con los pueblos de América, identificados con
nosotros en intereses, quejas y temores de la ambición extranjera: finalmente, para que
adoptando, la gran medida napoleónica, cierre nuestros puertos, si no se nos hace justicia, a
los buques del usurpador británico y nuestros mercados a sus artefactos, para dignidad de
Centroamérica y estímulo de nuestras artes y manufacturas, arruinadas por el comercio
inglés, que por Belice ha inundado el país de sus producciones a vil precio. ¿Qué ventajas
esperáis, conciudadanos, de continuar divididos, reducidos a la melancólica, incierta y
ridícula situación en que nos vemos?” 27
Hacia finales del año que estudiamos en este punto, los redactores de El Amigo del Pueblo
vuelven a reafirmar su deseo por una unidad diferente a la planteada por el gobierno
guatemalteco. Aquí interviene la voz de La Gaceta de Guatemala, periódico oficial de su
gobierno. El periódico salvadoreño va a refutar los planteamientos que aparecen en el No.
123 de la publicación guatemalteca:
“Sería indispensable, añade La Gaceta, que los
estados abdicaran su soberanía e independencia aún en su régimen interior. He aquí una
27
Idem. No. 10 del 29 de junio de 1843. Página 71.
71
proposición absolutamente falsa, estampada por el descaro más audaz, por la más refinada
malicia, para alarmar los intereses locales.
El pacto de Chinandega no destruye la
independencia y soberanía de los estados creando un poder y autoridades nacionales. El
tiene ciertamente inconvenientes y vacíos; pero su adopción es ya un paso gigantesco para
la reconstrucción del edificio social, y, de todas suertes, si se sostiene con interés y buena
fe, nos dará la representación y el crédito de que carecemos en el actual desconcierto, y nos
pondrá a cubierto de los peligros con que el vértigo revolucionario y la ambición extranjera
nos amenazan.
La proposición, pues, que analizamos es una impostura, estampada
únicamente para suscitar contra el poder nacional la odiosidad de las preocupaciones
locales.” 28
En este diálogo que hace El Amigo del Pueblo con La Gaceta guatemalteca se va
reafirmando la posición de los federalistas y liberales salvadoreños y de los centralistas y
conservadores guatemaltecos.
Los unos, como quedó expresado en el Cuadro 2,
argumentan a favor de un sistema binario o confederal y los otros, a favor del unitario. Y
esto explica por qué Guatemala estuvo ausente de los acuerdos logrados por los otros
estados en el sentido de formar un gobierno nacional con autonomía de los estados, o un
gobierno confederado. En el mismo artículo continúan los redactores de El Amigo del
Pueblo argumentando su posición: “Confederación y Gobierno Nacional son dos cosas
incompatibles, dice La Gaceta: si la unión de los Estados es confederal, imposible es el
que haya un gobierno nacional. He aquí el sofisma más grande que se ha forjado para
alucinar a los que no están al cabo de las cosas. Ciertamente que confederación … admite,
como se sabe, todas las modificaciones que quieran dársele, y la nuestra ni excluye ni es
incompatible con la creación de un poder general, expresamente delegado por los Estados
para ciertos y determinados fines. Tal es el gobierno nacional, cuya creación no tendría
hoy ningunos inconvenientes para los Estados y llenaría muchas de las actuales exigencias,
el gobierno nacional cuya creación tanto demandan nuestras circunstancias interiores y
exteriores: tal es el sentido en que se ha abogado recientemente a favor de un gobierno
nacional.” 29
28
29
Idem. No. 20 del 12 de octubre de 1843. Página 150.
Idem.
72
En otro número del periódico aparece ya el rechazo de Honduras al Pacto de Chinandega.
Esto fue un fuerte golpe a las posibilidades de una reunificación centroamericana. Y
también es una señal de que las fuerzas conservadoras en los diferentes estados iban a
impedir todo esfuerzo federativo. A fines de 1843, el General Francisco Ferrera, presidente
del Estado hondureño, era influenciado por el General Rafael Carrera de Guatemala.
Informan los redactores de El Amigo del Pueblo: “El número 128 de La Gaceta de
Guatemala ha dado a luz la contestación oficial de Honduras a la excitativa de Nicaragua
para que aquel estado concurra a la reorganización de la república, enviando el delegado
que está comprometido a mandar a la convención que crea el pacto de Chinandega. En
dicha contestación, preñada de imposturas, se emplean fútiles pretextos para la no
concurrencia…” 30
Y con mayor claridad respecto al papel de Guatemala en el fracaso de este intento de
unidad, agregan: “Cuando frustrado el plan del club que ha revolucionado la república por
una convención de estados, se percibió en Guatemala que esa misma convención debía
servir para la reacción de las ideas liberales, para la reconstrucción del edificio social, se
vio el fenómeno aparente de negarse a concurrir a su misma obra sus propios autores. Y
cuando después de largas demoras, causadas por sus subterráneos manejos, se reunieron los
convencionales de tres estados, y acordaron en Chinandega el pacto que más puede
posiblemente favorecer los intereses que los reformistas se decían promover, entonces han
manifestado sin embozo su despecho, haciendo que Honduras se separe del nuevo pacto, y
combatiéndolo de todos modos para que no se ponga en planta, como combatirán siempre
toda idea de reorganización nacional que les quite el poder y la influencia de que por tan
oscuros medios se han hecho dueños.” 31
4.2.3 El Noticioso
Este periódico refleja el caos político que vive Centro-América en el año de 1844, con sus
revoluciones,
30
31
guerras
intestinas,
intervenciones
Idem. No. 24 del 23 de noviembre de 1843. Página 181.
Idem. Páginas 181 y 182.
económicas
europeas,
caudillos
73
intransigentes, etc. Esto aleja la posibilidad de construir la nación centroamericana; son los
estados los que se confrontan por sus diferencias ideológicas. La guerra entre El Salvador y
Nicaragua iniciada en octubre de 1844 por las incursiones armadas entre las facciones en
los territorios vecinos, se prolongó varios meses. Fue la ciudad de León (Nicaragua) la que
resistió con mayor empuje los ataques de Malespín. Los generales Barrios y Cabañas,
apoyados por los nicaragüenses, pretendían derrocar a Malespín. Gobernaba El Salvador
transitoriamente el Coronel Joaquín Eufrasio Guzmán, en calidad de Vice-Presidente (9
marzo – 16 julio de 1844). Barrios y Cabañas escaparon a San Miguel, y lograron el apoyo
del Coronel Guzmán, quien desconoció a Malespín como Presidente en febrero de 1845,
provocándose una serie de pequeñas batallas entre el ejército de Malespín y las fuerzas del
nuevo gobierno.
Recordemos que en las páginas de este rotativo, como expresamos en el capítulo 3, se
documenta la unidad entre el General Ferrera de Honduras y el General Malespín de El
Salvador, en apoyo al Estado Nicaragüense primero, con el cual habían firmado un pacto
confederado en 1842; y después en contra del Estado Guatemalteco.
En el otro número aparece el avance de Carrera hacia las posiciones salvadoreñas. Dos
meses más tarde, se firmará la Paz de Quezada en Guatemala, donde prácticamente se
consolida la unión de los tres generales: Carrera, Malespín y Ferrera.
Durante todo este período de inestabilidad se evidencia la utilidad de formas de unidad
intermedias entre los estados centroamericanos como fue la Confederación, pero también se
expresan sus limitaciones, cuando un estado no confederado, como es Guatemala, tiene el
poder de convocar y firmar una paz que beneficia sus posiciones, y que logra en su propio
territorio, como queda anotado en el capítulo tres de esta tesis. Esto da por sentado que la
única verdadera unidad que garantizaría la estabilidad interna de los estados sería la
conformada por todos ellos sin excepción, lo cual seguirá siendo el ideal regional. En otras
palabras, la forma de unidad confederativa que han implementado los Estados de El
Salvador, Honduras y Nicaragua durante estos meses, se ve sobrepasada por el Tratado de
Paz de Quezada en Guatemala.
74
4.2.4. El Crisol
Este semanario insinúa que el problema de la relación Estado-Nación constituye una de las
causas de la desunión centroamericana: “Sin embargo, es de absoluta justicia convenir en
que todos los mandatarios de los diversos Estados desean arreglar el grande asunto de
nacionalidad, y ya lo habrían tomado en consideración de una manera eficaz, si la idea de
un gobierno general, fuerte y autorizado competentemente no excluyese la absoluta
soberanía de los pequeños Estados, cuya mengua temen mucho los que los gobiernan.” 32
Aquí el redactor de El Crisol nos hace ver que el provincialismo de los Estados es más
fuerte que su deseo de unidad.
En su editorial “Revista de lo pasado”, el redactor descalifica al sistema federal, por lo que
este periódico fue tildado de centralista, como ellos mismos lo dicen en su despedida 33 :
“Desde que los Estados que componían la República de Centro-América disolvieron el lazo
federal, y reasumieron toda la plenitud de su soberanía, lo hicieron bajo el supuesto de
formar un nuevo pacto que pudiera asegurar su prosperidad…los Estados no fueron muy
felices bajo aquel sistema (el federal).” 34
A continuación condena la independencia de los cinco estados “como cinco niños
huérfanos mal-educados”. Y enumera las inconveniencias que acarreó esto para la unidad,
así:
-
Se apoderaron de las rentas generales para aumentar los vicios de los codiciosos.
-
Han creado gobiernos “constitucionales” para ser presos de tiranía y ambición
desenfrenada. Más poder, más aspirantismo.
-
Han crecido las necesidades y no se pueden satisfacer.
-
No han mejorado las instituciones, ni la educación pública.
-
Huye la democracia con tanta discordia doméstica.
-
El gobierno federal no dejó bien puesto el crédito de Centroamérica en el exterior.
Esto cohíbe a la administración pública.
32
El Crisol No. 2, sin fecha. Página 6. Editorial “El Programa”.
Idem. No. 12, sin fecha. Página 45.
34
Idem. No. 4, sin fecha. Páginas 13 y 14. Editorial “Revista de lo pasado”.
33
75
-
México ocupa Soconusco en Guatemala.
-
Francia no quiere oír a un solo estado sobre el canal interoceánico en Nicaragua.
-
Inglaterra ha insultado a nuestros funcionarios y bloqueado nuestros puertos.
De esta manera los estados han hecho trozos la soberanía de Centro-América., víctima del
saqueo, destrucción, robo. 35 Al declararse en contra del sistema federal y al criticar en este
número tan fuertemente la autonomía de los estados, es difícil no tildar a estos redactores
de “centralistas”, aunque no favorezcan la hegemonía guatemalteca.
En el mismo texto vuelven a este punto: “Apenas apareció (el gobierno federal en 1823)
cuando vimos a toda la república en armas; y levantarse un choque terrible entre el
gobierno general y el de todos los Estados….Los mismos Estados se armaron contra el
gobierno federal; por todas partes fue acometido, hasta que sucumbió en 1829…Tal era el
estado de cosas (después de la caída del Gobierno Federal), que hacía sentir a los pueblos el
peso de un gobierno que no podía mejorar su suerte, unido al germen que habían producido
las ideas sobre la soberanía absoluta de los Estados, hizo a estos buscar otro camino y
disolver el débil lazo que los unía.
Proclamaron la disolución de la República…” 36
Observamos que el uso de la palabra “república” sigue refiriéndose a la unidad
centroamericana, equivalente a “nación”. Para los gobiernos particulares se reserva el
nombre de “estado”.
Para reorganizar la nación centroamericana, los redactores de El Crisol proponen
la formación de “un congreso general compuesto de hombres de todos los estados.” 37
Y más adelante explican:
“Nuestra intención es que formemos todos los Centro-
Americanos una sola familia refundiendo todos los partidos, y que desaparezcan para
siempre sus odiosas denominaciones, con que por desgracias se han marcado; y que de hoy
en adelante solo se atienda a la virtud y al mérito personal de los ciudadanos, sin
consideración al bando a que se les haya creído antes adheridos. Parece que por inspiración
celestial en todos los Estados han comenzado al mismo tiempo a hablar, tanto las
35
Idem. Página 15. Editorial “Revista de lo pasado”.
Idem. Editorial “Revista de lo pasado”.
37
Idem. Página 16. Editorial “Revista de lo pasado”.
36
76
autoridades como los ciudadanos particulares; de la necesidad de restablecer el Gobierno
Nacional de Centro-América.” 38 Estas últimas oraciones parecen referirse a un “pacto
social” centroamericano que legitima la búsqueda de un “Gobierno Nacional” y que fue el
fundamento de la Federación perdida.
Los redactores de El Crisol se fijan bastante en aspectos morales: Mencionan en sus textos
la “prepotencia” de los dirigentes, la violencia de las guerras que acarrearon anarquía a los
pueblos, la “pérdida de la moral”, y por último la “corrupción” administrativa. Estos
redactores no echan la mayor parte de la culpa del fracaso de la unión al gobierno
guatemalteco, como lo hacen otros rotativos, sino que encuentran diversidad de causas, y
asumen parte de la responsabilidad del fracaso. Así lo dicen en el primer número de su
periódico, donde hablan de que la culpa es de todos sin excepción.
Y que la
responsabilidad en esa culpa nos llama a ir “tratando de la grande obra de dar paz a los
pueblos, engrandecer nuestra patria y enarbolar por todas partes el estandarte de la ley y de
los principios.” 39 La “patria” es centroamericana.
Agregan los redactores en su presentación:
“Una sola idea sea la de todos; un solo
pensamiento nos ocupe, un solo deseo nos anime, y este sea, dar importancia a CentroAmérica en el exterior por medio de un pacto que una los Estados, corte sus guerras
intestinas, y establezca en nuestra Legislación, en nuestros Gobiernos y en nuestros
pueblos, la moralidad y el orden.” 40 Aquí nos habla de “pacto que una los Estados”, un
término menos ambicioso que confederación, o gobierno general. Y también nos habla de
“moralidad y orden”, en vez de libertad y paz. Es un discurso menos ambicioso en lo
político, y más centrado en los valores humanos.
A la par de ser moderado en su discurso político, su planteamiento abarca toda la región, así
nos dice, también en la primera página: “No nos dirigimos a este o aquel Estado, sino a los
centro-americanos.”
El redactor de este periódico es un hombre enamorado de
Centroamérica como región y convencido de la necesidad de su unidad.
38
Idem. No. 7, sin fecha. Página 27. Editorial “Digresión de la materia del número anterior”.
Idem. No. 1, del 9 de abril de 1845. Página 1. Editorial “Preámbulo. Centro-América.”
40
Idem. No. 1, del 9 de abril de 1845. Página 1. Editorial “Preámbulo. Centro-América.”
39
Su mayor
77
derrotero son los principios morales. Lo que trasluce el estilo de este periódico es el temor
a una censura gubernamental por la falta de libertad de expresión en El Salvador,
característica de una época muy represiva a nivel de la región centroamericana.
Recordemos que en este momento está la influencia de los Generales en la región: Carrera
en Guatemala, Ferrera en Honduras y Malespín en El Salvador. No es pues extraño
encontrar que estos redactores se autoproclamen “mártires”: “seremos mártires del buen
sentido; sellaremos con nuestra sangre los principios que vamos a proponer” 41
Y como dicen en su último número, no pudieron terminar su proyecto político casualmente
por la censura y el poco apoyo económico recibido. El plan que se habían propuesto no
pudo cumplirse pues estaban siempre afectados por la posibilidad de cierre del periódico.
4.2.5 El Salvador Regenerado.
Después de un período de confrontaciones entre los estados centroamericanos que termina
con la firma de varios tratados, y desde el No. 21 de este periódico en que se anuncia la paz
lograda con Honduras en Sensenti, el 27 de noviembre anterior, en todos los números
siguientes, una parte del editorial está dedicada a declarar que los salvadoreños gozan de
paz y tranquilidad. Escribo lo que dice este número en su editorial: “El estado de El
Salvador después de los grandes sacudimientos que lo agitaban, se halla al presente
disfrutando de una paz inalterable. Todos sus habitantes se dedican cada cual a sus faenas,
procurando curar las profundas heridas que le causaron los pasados disturbios.” 42
Apenas lograda la paz, este medio comienza a plantear sus propuestas de reorganización de
la nación centroamericana. En este momento proponen la creación de un tribunal del
Tesoro “compuesto de un miembro por cada Estado, y que este fuese elegido por la
Asamblea. Que este tribunal, junta, inspección o dirección le presentase planes sobre
extinguir la deuda exterior, sobre arreglo de puertos, y sobre cuanto condujese a cubrir el
presupuesto de gastos, para que el Ejecutivo informase a los Congresos con mayor
41
42
Idem. No. 1, del 9 de abril de 1845. Página 2. Editorial “Preámbulo. Centro-América.”
El Salvador Regenerado No. 29, Tomo I, del 31 de mayo de 1846. Página 326. Editorial.
78
conocimiento.” 43 Y a continuación en el artículo le define sus atribuciones que además de
económicas, son también políticas, como cuando dice que este tribunal “fuese el que
propusiese al senado las ternas de funcionarios de hacienda, porque estas son las elecciones
que deben alambicarse para que no haya compadrazgos ni avenencias.” 44 Además le da
mucho poder político a este tribunal cuando propone “que ellos sean miembros natos del
Gobierno, y que por medio de ellos, y solo por medio de ellos, se entienda el Ministro de
Hacienda en dar órdenes que nazcan de resoluciones del Congreso o de provincias del
Ejecutivo.” 45 Enumera ocho características de este tribunal especial.
Al mes siguiente presentan una propuesta más concreta sobre la forma de gobierno que
puede salvar la unidad centroamericana. Se analizan tres formas diferentes de gobierno.
Primero, el sistema federal, el cual dicen que estuvo “mal combinado por la constitución de
1824, mejorado por la reforma de 1835 que no fue aceptada…Se prueba con su derogación
en otras repúblicas, el que es imposible fijar entre nosotros el sistema federal atendida
nuestra condición moral y falta de virtudes políticas.” 46 Segundo, sistema de delegaciones,
“de nulidad notoria. Sistema en oposición con todos los sistemas de América.” 47 Tercero,
sistema de subdivisión del país, por el que se deciden los redactores de este diario, y lo
califican así: “En su esencia es representación nacional dividida en cámaras: Un Ejecutivo
Nacional, Asambleas Departamentales…y grandes divisiones judiciales” 48 . Para este tercer
sistema proponen la subdivisión del país en “once secciones que son:
Costa Rica,
Nicaragua Sur, Nicaragua Norte, Honduras Norte, Honduras Sur, Guatemala Sur,
Guatemala Norte, Los Altos, Sonsonate, San Salvador, San Miguel.” 49 Curiosamente
todavía se piensa en Los Altos, Sonsonate y San Miguel como secciones diferentes. Aquí
la palabra “país”, usada en el rotativo, se refiere a la nación centroamericana. También se
debe destacar que tanto en este periódico como en El Amigo del Pueblo, se comparan
diferentes sistemas de gobierno; y en ambos casos no se argumentan ni a favor de un
43
Idem. No. 21, Tomo I, del 29 de diciembre de 1845. Página 88. Editorial.
Idem.
45
Idem.
46
Idem. No. 23, Tomo I, del 20 de enero de 1846. Página 97.
47
Idem.
48
Idem.
49
Idem.
44
79
sistema federal, ni a favor de uno unitario, sino que se busca uno que descentralice, que dé
“más consideración y respeto al ciudadano en su Departamento” 50
En otro editorial aparece lo siguiente: “Un gran acontecimiento va en estos días a dar cima
al cuadro lisonjero de nuestras bien fundadas esperanzas. La reunión en Sonsonate de la
Dieta Centro Americana, llamada a levantar del cieno a esta hermosa república, tanto
tiempo dilacerada por sus propios hijos.
Esta república colocada por la mano del
Omnipotente en el centro del nuevo mundo, bañada por dos mares principales, el Atlántico
y el Pacífico: con excelentes puertos que facilitan las relaciones con todas las naciones, y
con ricas producciones territoriales; esta república, digo, que solo le ha faltado paz y orden
público para ser la primera en el continente americano, va a recibir nueva vida con el
aparecimiento de un Gobierno Nacional, que entrando en relaciones con las demás
potencias del antiguo y nuevo mundo, promueva su felicidad por medio de vínculos
estrechos…” 51 Apreciamos en esta cita el imaginario nacional respecto a las ventajas del
istmo centroamericano. Además, la gran esperanza que se tiene en la próxima reunión
nacional en Sonsonate.
Bajo una nota titulada “Nacionalidad” aparece un comunicado de los delegados de El
Salvador, Honduras y Costa Rica, a los supremos Gobiernos de Nicaragua y Guatemala,
incitándolos a mandar pronto sus delegados para comenzar la reunión de la Convención de
Sonsonate, fechado allí mismo el 15 de junio de 1846. A continuación de esta carta,
aparece el siguiente comentario de los redactores del periódico respecto a dicha
Convención: “Ya llevamos tres ensayos de ella, si contamos desde la que se convocó para
los Llanos, y como vimos que desde que fue convocada la Asamblea Nacional en 1823,
hasta 1838 tuvimos siempre congresos aunque fuesen más o menos diminutos, podemos
decir que sin duda alguna, hay operaciones públicas, que por sí y en su esencia hallan
facilidades aunque parezcan más embarazosas, y que otras, por más que se encarezcan, por
más evidente que sea el interés que las dicte, están ligadas en su ejecución a tropiezos
invencibles, y que no está en el poder de un gobierno removerlos….apenas se ve un
50
51
Idem. No. 23, Tomo I, del 20 de enero de 1846. Página 97.
Idem. No. 29, Tomo I, del 31 de mayo de 1846. Página 326. Editorial.
80
prospecto de allanamiento y concordia, cuando entran nuevos obstáculos en personas y
cosas. En personas, porque las renuncias se han hecho demasiado fáciles para evadirse de
estos cargos, que se ven como no obligatorios, y no se necesita calificarlas para satisfacer al
público. En cosas, porque se ha subordinado esta gran medida, a cuantas complacencias
quieran los Gobiernos de los Estados…” 52 Aquí aparece con claridad que la Convención
Nacional está subordinada a las “complacencias” de los Estados. Esto es parte de las
contradicciones que se presentan en esta década entre “nación” y “estado”. También
podemos apreciar en esta cita la identificación de los tres intentos de reorganización de la
nación que se habían realizado hasta la fecha.
El Salvador Regenerado hace un interesante comentario sobre “nacionalidad” cuando nos
dice: “ ¿Qué significa esta palabra? Políticamente hablando quiere decir el modo de ser de
una nación. ¿Y qué es nación? Un conjunto de pueblos reunidos bajo un mismo gobierno;
luego si estos pueblos no tienen un gobierno común, no forman nación. Ello es evidente;
pero tratando de Centro América puede asegurarse que no ha desaparecido la nación
enteramente, sino que solo está en suspenso su modo de ser, porque, aunque los pueblos
comprendidos en el área conocida con este nombre no tienen un gobierno común, siempre
han estado pensando en reconstituirse y haciendo esfuerzos para lograrlo, desde que feneció
la organización federativa. Este es un hecho tan positivo y sabido que es innecesario
demostrarlo en este artículo; nadie lo ignora…y es de aquí que aunque de hecho no hay
nacionalidad, de derecho hay nación.” 53
Esta reflexión del periódico es un ejemplo más de la forma ambigua en que el periodista
maneja el concepto de “nación”. Nótese que el redactor introduce una peculiar distinción
entre “nacionalidad” y “nación”. Con Gellner decíamos al principio de este capítulo que
una nación sin estado y viceversa, “son algo incompleto y trágico” 54 Y en la cita que
comentamos se refleja la tragedia de no tener nacionalidad por la falta de “un gobierno
común”, aunque “de derecho” el redactor reconoce la existencia de la nación
centroamericana. Sin embargo, lo fundamental y esclarecedor de esta cita es que expresa
52
Idem. No. 31, Tomo I, del 26 de junio de 1846. Página 334. Editorial.
Idem. No. 33, Tomo I, del 17 de julio de 1846. Página 342. Editorial.
54
Gellner, Ernest. “Naciones y Nacionalismo”. Madrid: Alianza Editorial, 1997. Página 19.
53
81
este punto: la tragedia del hombre centroamericano que es casualmente haber perdido la
nacionalidad. Así nos dice Gellner: “Tener una nacionalidad no es un tributo inherente al
ser humano, pero hoy en día ha llegado a parecerlo.” 55
Apreciamos pues en este periódico el uso del vocablo “nacionalidad” para referirse a la
identidad centroamericana. Este término se utiliza como título para referirse al problema
centroamericano, a la llegada de los delegados a las Dietas, y para hacer propuestas de
reorganización, pero también se emplea dentro del discurso corriente señalando la
banalización del término por parte de los políticos de la época, así: “Tan frívolas causales
(de por qué no pueden concurrir los delegados a la Convención Nacional) alegadas a la
vista de todos los centroamericanos que están persuadidos que desde la paz de Sensenti El
Salvador goza de la más completa tranquilidad, nos hace creer que solo se trata de eludir la
nacionalidad, y que si se ha invocado alguna vez, es por pura rutina o por la moda
introducida de escribir en los periódicos algún artículo sobre este punto.” 56
Manuel José Arce contesta la comunicación del Tabaquero de Istepeque, quien hizo un
artículo sobre las causas de la ruptura de la federación centroamericana, en el número
anterior del periódico. En la siguiente nota, que envía a los redactores del rotativo, dice:
“Sr. Editor del Salvador Regenerado. San Salvador, 14 de octubre de 1846. Muy señor
mío. Suplico a Ud. se sirva hacer que se inserte en el periódico del Supremo Gobierno que
Ud. redacta, la respuesta que doy al escrito del Tabaquero en la parte que toca conmigo, y
ha salido en el No. 2, Tomo II del 8 del corriente. No creo que Ud. se niegue a esta
solicitud, puesto que se ha prestado a que se hable de mí en un artículo comunicado: lo
contrario sería favorecer a unos con perjuicio de otros, y esto no es justo. Tengo el honor
de ser de Ud. muy atento servidor. M.J.Arce.” 57 Aquí rechaza algunas inexactitudes del
artículo, evidenciando la influencia que tenían los medios de comunicación escritos en el
desarrollo de la opinión pública centroamericana de ese tiempo, ya que un personaje como
José Manuel Arce se siente en la necesidad de contestar a señalamientos que consideraba
incorrectos.
55
Idem. Página 19.
El Salvador Regenerado No. 21, Tomo I, del 19 de diciembre de 1845. Página 87. Editorial.
57
Idem. No. 3, Tomo II, del 15 de octubre de 1846. Página 10. Escrito de Manuel José Arce.
56
82
Pareciera que Arce consideró el tema de tal importancia que a las pocas semanas hizo
circular en San Salvador un panfleto sobre este asunto, bajo el nombre de “Breves
indicaciones sobre la reorganización de Centro-América”.
Debido al papel central que
jugó Arce como primer Presidente de la Federación Centroamericana, se incluirá en el
siguiente punto un análisis de este documento.
4.2.6. Propuesta de Manuel José Arce
En la dedicatoria hecha por Arce en este documento, firmada el 9 de diciembre de 1846,
exclama: “!Dios haga sentir en el corazón de los gobernantes de los Estados su voluntad
poderosa, para que convengan en que se reorganice la nación con arreglo a los principios,
pero cuerda y patrióticamente!” 58 . Con mucha claridad utiliza la palabra “estado” para las
divisiones del Istmo, y “nación” para la unidad centroamericana.
Y su objetivo al escribir estas “Breves indicaciones sobre la reorganización de CentroAmérica” lo expresa así: “La reorganización de la República es nuestro punto de partida a
donde debemos retroceder para tomar la vía recta y principiar una marcha acertada: este es
el único remedio que puede curar nuestros males, aunque sea algo despacio; y con este
intento voy a hacer algunas reflexiones de este grande asunto.” 59 Aquí volvemos a
encontrar esta idea que se repite durante la década, de retroceder en el tiempo para
encontrar “la vía recta”.
4.2.6.1 Causas del fracaso federal.
En la primera mitad del documento desarrolla lo que considera las causas del fracaso
federal centroamericano.
Se puede sintetizar el diagnóstico que nos presenta en los
siguientes dos puntos:
58
59
Manuel J.Arce. “Memoria”. San Salvador: CONCULTURA, 1997. Página 293.
Idem. Página 297.
83
A) La Constitución de 1824 y los constitucionarios.
“Se formó una causa exuberante de males en la Constitución de 1824, ella engañó al
pueblo, y sus autores se engañaron a sí mismos. Al pueblo se le dijo que iba a ser
gobernado con una gran suavidad: que al efecto se le otorgaba una grande amplitud de
derechos; y que para asegurar esos goces podía hacer revolución, y se le acordaron los
medios de hacerla. Los constitucionarios se propusieron gobernar.” 60
Estos “hombres
obraron sin acierto; su obra ha sido, es, y seguirá siendo un manantial de revoluciones, cuyo
término se esconde al ojo más perspicaz.” 61 También deja un análisis sobre la falta de
adecuación de los artículos de esta constitución en relación con la condición
centroamericana.
A continuación introduce una reflexión sobre la situación actual que vivía la nación: “El
mayor mal del presente es la acefalía del país. Una nación sin gobierno no puede ser
dividida en cinco gobiernos diferentes, y sin unidad tampoco puede ser; sin embargo,
Centro-América está presentando esta singularidad extravagante.” 62 Interesante es aquí la
relación que anota entre la nación y su falta de gobierno con la existencia de los cinco
gobiernos de los estados centroamericanos. Se detecta aquí un vacío que analizaremos en
la conclusión 5 de esta tesis. También debe anotarse el uso del término “país” sinónimo de
“nación”. En la misma página describe las fortalezas y debilidades de cada Estado, para
concluir que se necesitan en unión. Entonces anota que en el momento actual hay una
“suspensión de la nacionalidad” que trae problemas diversos. Entre esos problemas están
las revoluciones internas de cada estado. Volveré a la relación entre “nacionalidad” y
“nación” más adelante en este apartado.
B) El provincialismo.
Arce nos hace ver que no hemos comprendido el sistema representativo: “cada diputado es
representante de toda la nación y no solo del Estado que lo elije.” 63 Nos explica cómo el
provincialismo nos obstaculiza las ventajas regionales del Canal de Nicaragua; también nos
60
Idem. Página 297.
Idem. Página 303.
62
Idem. Página 304.
63
Idem. Página 323.
61
84
impide reconocer la importancia de Guatemala, con su peso de representación
parlamentaria.
Y anota que el Congreso Constitucional de 1826 fracasó porque los
parlamentarios guatemaltecos no asumieron su función como miembros de una nación. “El
provincialismo como óbice para la nacionalidad es muy más funesto que para todo lo
demás, y amenaza una disolución política que acabe de arruinarnos.”64
4.2.6.2 Su propuesta para la reorganización de la nación.
Su propuesta concreta para la reorganización de la nación la desarrolla ampliamente.
Enumera 12 bases que deben considerarse, algunas muy obvias como la de señalar una sede
y una hora; cada una de ellas es explicada detalladamente en las páginas siguientes.
Después de explicar el carácter poco original de la Constitución de 1824 y de su falta de
adecuación a la idiosincrasia de los pueblos centroamericanos; y después de hacer una
comparación entre las condiciones político-sociales de Estados Unidos y de Centroamérica
mostrando sus profundas diferencias, expresa, refiriéndose a los estados que constituían la
federación: “Nuestros Estados son solamente una emanación, un efecto resultado de la
constitución de 1824; a ella deben su ser; sin ella estarían en la nada; y en este estatuto no
se les confirió el derecho de examinar, y de aprobar o desaprobar el pacto federativo.” 65
Esta posición que nos presenta Arce llama la atención. La palabra “emanación” que bien
puede referirse aquí al momento fundacional de los estados, es un vocablo con connotación
etérea, y las palabras que siguen lo confirman: “un efecto” “la nada”, sin derecho a
modificar el pacto. Los estados surgen de una constitución que no les pertenece pues
correspondía al efímero “Estado Centroamericano” .
Así lo afirma Arce en la próxima
cita: “Ningún derecho pues les asiste (a los Estados) para investigar si es bueno o malo, el
nuevo pacto social que celebren los pueblos de Centro-América, en virtud de su soberanía
general, en la categoría de nación libre e independiente: la soberanía de cada Estado está
invivita (sic) en la de la nación…” 66 Aquí la palabra “invivita” refleja la relación de los
estados incrustados en la categoría de nación centroamericana. En esta cita, también Arce
64
Idem. Página 324.
Idem. Página 332.
66
Idem. Página 333.
65
85
hace la observación de que la responsabilidad de reorganizar la nación no es de los Estados,
sino de los pueblos Centroamericanos. Este planteamiento expresa una posición formal que
ya no correspondía a la realidad que vivía la región en la década que analizamos. Como ya
hemos señalado en el capítulo tres, todos los esfuerzos por reconstruir la unidad del Istmo
estaban encomendados a los estados que habían formado la antigua federación, y no ya
directamente a los pueblos. Pretender, como hace Arce, que los estados de la federación no
tendrían el derecho de revisar el pacto federal no era realista porque, en todo caso,
cualquier pacto federal tendría que ser elaborado y suscrito por los delegados de los estados
federales, y sería completamente utópico esperar que estos delegados actuarían en
representación de un estado federal que aún no existía y no de los estados federados que los
habían nombrado.
Al final, Arce expresa su preferencia por el sistema federal: “que ya reorganizada la
república han de quedar en el Estado dos constituciones, la general de la nación y la
particular del Estado, pues que aquella ha de formar parte de ésta para ser religiosamente
cumplida. Luego la nación se ha de constituir precisamente bajo el sistema federal, único
en que pueden concebirse dos constituciones, haciendo parte la una de la otra.” 67 En el
fondo, nos dice que la legitimidad de los estados no es originaria, y por eso también la
utilización del término “emanación” en la cita ya comentada; sino que derivada de la
legitimidad de la nación centroamericana, que es en definitiva la depositaria de la
soberanía.
4.2.7 La Unión
En este periódico que está al final de la década que estudiamos, se refleja la desesperanza
que existe respecto a la posibilidad de consolidar alguna forma de unidad. Así en el
“Prospecto” de este diario a mediados de 1849, anotan los editores: “Lo que sí debe llevar
el periódico es el artículo “Nacionalidad” : esta nacionalidad que siendo en todos los
pueblos de la tierra la primordial idea de orden, ha sido entre nosotros al principio una
expresión de entusiasmo, luego de sátira, luego de juguete y luego por los pactos de
67
Idem. Página 334.
86
Chinandega y Nacaome objeto de risa abierta. Entra pues la Nacionalidad como a tantear el
vado de las presentes circunstancias y poner en acción las opiniones que son tan mudables
entre nosotros.” 68
Es interesante leer en otro número del periódico una correspondencia del Gobierno de
Honduras, fechada 5 de julio de 1849, donde hace un llamado al gobierno salvadoreño para
que convoque a un Congreso Constituyente que busque la unidad de los pueblos
centroamericanos, y le dice: “El Estado de Honduras estará por toda organización popular,
representativa, que tenga por objeto la formación de toda la República en un solo
cuerpo.” 69 Aquí se nota el liderazgo de los salvadoreños en este asunto.
El gobierno salvadoreño responde afirmativamente, exponiendo sus esfuerzos por tal
objetivo: “La prensa del Salvador incesantemente se ha ocupado de la nacionalidad: los
escritores públicos se propusieron presentar este objeto tan interesante bajo todos los
aspectos de necesidad y conveniencia para lograr la generalización de ideas y su
uniformidad.” 70 Y le dice que antes deben de ponerse de acuerdo también con el gobierno
de Nicaragua, que no duda aceptará esta iniciativa.
Los artículos sobre “Nacionalidad” en este rotativo reflejan algunos un carácter más bien
filosófico, algo abstracto y vago. Pero el periodista que lo elabora en el No. 6 es mucho
más directo en sus observaciones y comienza hablando de otros países americanos a
quienes denomina “secciones”,
y nos dice que los gobernantes deberían conocer su
historia, y que no hemos tenido aquí en Centroamérica una abierta confrontación entre
federalistas y centralistas, hay mucho más que considerar y reflexionar; así dice: “Tenemos
pues bajo este antecedente, cuatro cuestiones que deberían sujetarse a la consideración de
un Congreso general del país si se quiere convocar, porque aun es mayor la dificultad de
unirnos, en nuestro concepto por miedo de lo que se va a tratar, y resultado de lo que se
trate, que los estorbos que hay para unirnos, por el modo de que existimos.
¿Hay
verdaderamente diversidad de opiniones en el país sobre formas de gobierno?
¿Nos
68
La Unión No. 1, Año 1 del 15 de junio de 1849. Página 1. Prospecto.
Idem. No. 4 del 5 de julio de 1849. Página 14.
70
Idem. Página 15.
69
87
convendrían las soberanías interiores y solo tener un cuerpo o autoridad para las relaciones
exteriores? ¿Podemos perfeccionar el sistema federal, de modo que no sea el que creamos
el año de (18)24? Admitiendo un sistema central, ¿cuál sería el más conforme al desarrollo
de las capacidades y elementos del país?” 71 Es interesante leer estas interrogantes que se
han estado tratando a lo largo de todo este capítulo. Y se ha comprobado que no existe
homogeneidad de criterios respecto de ellas. Pero lo que aquí quiere plantear el periodista
es que se deje de hablar en abstracto sobre “nacionalidad” y que se enfrente la cuestión
concretamente.
Después hay un artículo sobre el estado de Nicaragua y otro sobre Honduras donde se hace
ver el sentimiento de paz y amistad que los rodea con El Salvador. Así dice: “Nos es muy
satisfactorio encontrar en los gobiernos de los estados una exacta conformidad de
sentimientos y opiniones con los que hemos manifestado en nuestras publicaciones
anteriores respecto a la unión nacional. Por más que en algún otro periódico oficial de
Centro América se repita incesantemente que las pomposas ideas de nacionalidad, de unión
de intereses, sean ya un sistema caduco que no hace más que ponernos en ridículo en la
presente época; vemos que aquella nacionalidad, aquella unión, siempre aparecen como un
nuevo deseo y como el más ardiente conato de corazones generosos que aspiran de buena fe
a la mejora del país.” 72 Es interesante esta cita pues en pocas semanas se va a conformar la
unidad entre estos tres estados. El estilo irónico de este periodista será constante en estos
editoriales.
Curiosamente ya el ambiente unitario entre los tres países mencionados en el párrafo
anterior le va dando un matiz de esperanza al discurso sobre la “nacionalidad”:
“Los que
queremos una nacionalidad, en el sentido de que dos, tres o cuatro secciones, estados,
repúblicas o soberanías del país tengan un gobierno común más o menos autorizado para el
interior, y con todo el poder para el exterior, lo queremos como corresponda al bien de cada
sección, sin que ninguna en el arreglo que se haga, ni en sus efectos sea más que otra.” 73 Y
todo el artículo se dedica a aclarar esto, y a hacer ver que sin la unidad no son nada. Es
71
Idem. No.6 del 1 de septiembre de 1849. Página 21. Editorial.
Idem. No. 8 del 1 de octubre de 1849. Página 29.
73
Idem. No. 10 del 1 de noviembre de 1849. Página 37. Editorial.
72
88
importante observar aquí que “estado” y “república” se presentan como sinónimos, y se
deja el término “país” para la unidad. Recordemos que para esta fecha ya Guatemala y
Costa Rica son Repúblicas independientes.
El 8 de noviembre de 1849, los tres estados antes mencionados firmaron en León,
Nicaragua, un convenio que está publicado en las páginas 58 y 59 del número 14 de este
periódico, que salió el primero de enero de 1850. Y en el primer artículo menciona la
naturaleza del cuerpo que forman los tres estados: una REPRESENTACION NACIONAL
DE CENTRO AMERICA, con dos representantes por cada estado, con una duración de
cuatro años y con sede en Chinandega. Lo que destaca de la lectura de estos artículos es el
énfasis que se hace en las funciones de relaciones exteriores.
En el artículo 13 se
desconoce la monarquía inglesa de la Mosquitia y se rechaza el imperialismo de esa nación
europea. En total son 22 artículos que deben ser ratificados por las asambleas de los
estados.
Ante este énfasis en las funciones exteriores del convenio, el editorialista de La Unión nos
ofrece sus comentarios: “Se debe dar por concedido que necesitamos de un gobierno
nacional para las relaciones exteriores siquiera, y pasar por cualquier cosa, so pena de ser
inoportuno y tonto, pero hay dos cositas que considerar: El pacto de Chinandega formado
en el entusiasmo por las reformas, no habló palabra de Congreso Nacional, porque habría
sido una herejía para el finado Castro Fonseca, y otros señores de aquella época; pero ya se
vio el fin que tuvo. En el pacto de Nacaome fue lo primero gobierno provisorio, y lo
segundo, congreso, pero todo se quedó en el papel…Nos confesamos y publicamos que
estamos fatuos en repugnar un gobierno solo para relaciones exteriores…” 74 ; y continúa
con su esfuerzo de convencer a la opinión pública de la necesidad de lograr un pacto más
fuerte entre los estados.
En el siguiente artículo sobre Cámaras Legislativas, hay una
crítica al tratado recién suscrito entre los tres Estados, “porque el gobierno que de dicho
pacto (surja) es un rancho de paja.” 75
74
75
Idem. No. 14 del primero de enero de 1850. Página 56. Editorial.
Idem. Página 58.
89
En el último número investigado de este periódico aparece publicado el texto de otro
convenio entre los comisionados de los tres estados que firmaron el primero publicado en el
número anterior. Este es una extensión al celebrado ese mismo día en León, y se propone
regir mientras las Asambleas de los estados aprueban el convenio ya presentado en el
número anterior. Este nueva versión dice en su presentación: “Los estados de Nicaragua,
Honduras y El Salvador, a cuyo nombre han celebrado el día de hoy los infrascritos un
tratado para la administración pública, en forma de nación federativa, mientras se
constituye un gobierno general de la república de Centroamérica; previendo con
fundamentos bastantes que acaso el último de dichos tratados puede no tener efecto, han
convenido por medio de los mismos comisionados en la siguiente convención: Art. 1º. Los
estados de El Salvador, Honduras y Nicaragua, ofrecen a la consideración de la opinión
pública la fusión de los tres estados en uno solo y único Estado soberano e independiente.
Art. 2º. Sobre la elección de representantes y senadores. 3º. La sede queda convocada en
Santa Ana (o Chinandega) del Estado de Nicaragua, el primero de junio de 1850, en forma
de Congreso Nacional Constituyente para dar la constitución de la República formada por
los tres estados.”
Después hay otros cuatro artículos de procedimiento. Este convenio
pues funde los tres estados en una República y busca darse una constitución a través de los
representantes.
Siguen alabanzas a este convenio, y el periodista de la unión dice:
“Nosotros adoramos el proyecto, y no podemos ponderar el entusiasmo de ideas que se
apoderó de nosotros al leerlo.” 76
En esta última cita la palabra “república” vuelve a referirse a la unidad centroamericana. Y
después de haber analizado el planteamiento de Manuel José Arce en lo referente a que son
los pueblos los llamados a organizar la unidad nacional y no los estados, este
acontecimiento de un segundo convenio que pone “a la consideración de la opinión pública
la fusión de tres estados en uno solo y único Estado soberano e independiente” es lo más
cercano a ese llamado que he encontrado en esta investigación.
76
Idem. No. 15 del 15 de enero de 1850. Página 61. Convenio.
90
CONCLUSIONES
Después del rastreo que se ha hecho de algunos periódicos salvadoreños del Siglo XIX
donde se han observado las discusiones que los actores políticos sostuvieron en torno a
la reconstrucción de la nación centroamericana, se pueden extraer algunas conclusiones
finales que enumero a continuación:
1. Los periódicos salvadoreños de la década del cuarenta se constituyen en una fuente
preciosa para reconstruir el debate político de la época. La mayoría de las publicaciones
que se han analizado dedican una buena parte – algunas veces la totalidad de la edición,
otras veces la mitad - de su espacio noticioso a los temas de la “nacionalidad”, que
abarcaban no solo los esfuerzos que se emprendían para su reconstrucción, sino también
los problemas provinciales que afectaban el proceso. Se puede decir que el objetivo
principal de las publicaciones estudiadas era lo político, y así lo expresaban
directamente.
Por lo tanto, se debe destacar que los periódicos salvadoreños del Siglo XIX son un
vehículo fundamental para rescatar el pensamiento político de los salvadoreños y
centroamericanos de entonces.
En estos periódicos de la época no solo encontramos los meros debates políticoideológicos, sino que a la vez le dan un seguimiento especial a los reiterados esfuerzos
que los estados centroamericanos realizaron durante esa década por dotar de un
gobierno a la nación centroamericana. Esto se expresó en un apreciable número de
pactos entre los gobiernos, que las publicaciones de la época cubrieron.
2.
Se ha presentado en el capítulo uno de esta tesis, el pensamiento filosófico-
ideológico que predominó durante el siglo XIX, el cual está dominado por dos
corrientes principales:
el escolasticismo y el pensamiento ilustrado-liberal, que
corresponden a las posiciones conservadoras y liberales adoptadas por los políticos
centroamericanos.
Sin embargo, el análisis que hemos realizado muestra que el
liberalismo en nuestro medio no era un pensamiento monolítico o uniforme, sino que
estaba cruzado por contradicciones y peculiaridades que le conferían un carácter
91
decididamente criollo. La discusión sobre centralismo y federalismo que realizamos en
el capítulo cuarto es una clara indicación de esta afirmación.
3. El provincialismo tuvo al principio de la vida independiente centroamericana un
carácter económico y político, basado en la hegemonía guatemalteca que había creado
el Reino de Guatemala en el siglo XVIII.
Pero en los años que se analizan, este
provincialismo desarrolla nuevas características: De un provincialismo centrado en la
reivindicación de los intereses económicos provinciales en contra de la hegemonía de la
capitanía general, a uno que empezó a perfilarse como la identidad propia de una nueva
nacionalidad; es decir, la nacionalidad de cada uno de los estados centroamericano que
anteriormente habían conformado la unidad nacional del istmo. La abundancia de
conflictos armados entre los diversos componentes de la federación no hizo sino
aumentar la importancia de esta nueva forma ideológica. En lo que se quiere insistir es
en la transformación que el pensamiento provincialista sufre en este período, y cómo se
va conformando en instrumento de identidad política de cada uno de los países. La
importancia que en esta tesis se le ha conferido al pensamiento de José Manuel Arce
está claramente vinculada a este proceso.
El provincialismo que tan fuertemente
denuncia este político es ya de un nuevo tipo.
4. Desde una perspectiva no ya ideológica, sino de las condiciones materiales que
alimentan los planteamientos regionalistas, se puede afirmar que en un istmo con poco
desarrollo educativo y con enormes dificultades para lograr la comunicación entres sus
pueblos, dado el pésimo estado de las vías de comunicación, se creaba una distancia
muy pronunciada entre los hombres ilustrados y el grueso de la población marginada
(indios, negros y ladinos), así como entre los estados que componían la federación
centroamericana.
Sobre esta base de distancia cultural, política y geográfica se
pretendió, durante la década que se analiza, reconstituir la nación centroamericana. Y a
pesar del esfuerzo de los gobiernos por lograrla, esta parecía estar destinada al fracaso.
Sin embargo, las publicaciones analizadas destacan un factor material que
contrabalanceaba estas tendencias centrífugas: La política expansionista del Imperio
Inglés era en el área una presencia que nuestras élites no podían menos que registrar
como amenaza.
Efectivamente, el llamamiento al entendimiento entre los
centroamericanos y al compromiso con la Federación se asentaba no solo en la
apelación al pasado histórico común, sino también a la perspectiva negativa de verse
92
subyugados por el dominio extranjero. Pocos años después del período que tratamos en
esta tesis veremos cómo los centroamericanos logran unirse para expulsar al invasor
extranjero de la tierra nicaragüense.
5. Las contradicciones entre la nación-república y el estado eran insalvables. Como lo
hemos anotado en este trabajo, los estados y los pueblos centroamericanos deseaban la
constitución de un Gobierno Nacional. Si en algo coinciden todas las publicaciones
analizadas, es en el reconocimiento de ser todos parte de una nación centroamericana,
de allí que el término “nacionalidad”, tan utilizado en los editoriales y noticias relativas
a la integración centroamericana, adquiera una especial importancia en el período que se
analiza. La calificación de estado se reservaba para las entidades que formarían dicha
unidad. En otras palabras, la adscripción sociológica de los redactores es a la nación
centroamericana, y de allí la constante necesidad de reconstruirla. Al mismo tiempo, es
unánime en los diversos autores encontrar como una de las causas principales del
fracaso de la federación la forma cómo el gobierno de esta se organizó y el tipo de
constitución que se dio; es decir, la forma de estado que asumió la nación
centroamericana. Hay pues una clara contradicción entre estado y nación en el período
que se analiza.
Por otro lado, es también evidente en las publicaciones que se han analizado, que los
redactores le niegan a los estados que conformaban la federación la calidad de nación,
categoría que es reservada exclusivamente para la totalidad centroamericana; es decir,
que estamos hablando de estados que no son naciones, y de una nación cuyo estado la
hace fracasar.
6. Las ideas de “confederación” y “federación” no estaban vinculadas en la memoria
histórica centroamericana con el éxito. El primer fracaso fue en la deseada “confederación monárquica” con España, a principios del Siglo XIX, en Las Cortes de
Cádiz; seguida de la inviabilidad de la “federación” centroamericana en las décadas del
veinte y treinta, con las guerras internas, entre los estados, y las agresiones extranjeras.
Y, por último, los estériles esfuerzos confederativos y federativos de los años cuarenta.
En el fondo de esta cuestión está la falta de consenso entre las élites centroamericanas
acerca del tipo de gobierno unitario más conveniente para resolver las guerras internas y
las agresiones exteriores que enfrentaba la región.
Esta problemática se venía
93
acarreando desde la firma del acta de independencia, momento en que se deja
inconclusa la discusión acerca del tipo de gobierno que asumirían las provincias
centroamericanas.
Esta incapacidad de los criollos ilustrados se traducirá en la década que analizo en un
conflicto entre ideología y realidad. Se ve en el caso del Cuadro II de El Amigo del
Pueblo, quienes discursivamente parecen favorecer el sistema federal pero al tocar los
problemas más graves que enfrentaba Centroamérica en ese momento, ponen su
confianza en el sistema unitario o centralismo. En el caso de El Crisol es mucho más
abierta su preferencia por el centralismo, a pesar de sentirse ofendidos por ser
calificados con tal epíteto. Los textos en ambos periódicos favorecen un Gobierno
Nacional fuerte, capaz de contener la agresión inglesa y de evitar las guerras internas.
Por lo tanto, los redactores de ambos periódicos, si bien se adscribían al pensamiento
liberal, no se definen por el federalismo como el mejor sistema de gobierno para la
nación centroamericana en las condiciones imperantes de su época.
7. El liberalismo político en la práctica centroamericana presentaba contradicciones y
ambigüedades. Por un lado, era frecuente el cambio de bando de los hombres ilustrados
de la época, motivado por sus conveniencias de alianzas políticas. Quizá el caso más
notorio es el del primer presidente federal, Manuel José Arce, quien habiendo militado
consistentemente en las filas liberales, una vez en el gobierno, se alió con los
conservadores guatemaltecos. Y por otro, los mismos liberales pisoteaban los derechos
individuales y colectivos que proclamaban, sobretodo los que tenían que ver con la
libertad de movilización, la libertad de opinión y el derecho a la propiedad y a la
igualdad ciudadana.
8. Como parte de la problemática provincial y de la ambigüedad liberal, se debe
destacar que el gobierno guatemalteco presentó una política de doble carril al tener una
tendencia fuerte hacia el centralismo debido a las ventajas que había acumulado en su
historia colonial como capital del Reino de Guatemala; pero, por otro lado, la realidad
de la agresión extranjera lo empujaba a buscar alianzas más igualitarias con los otros
estados centroamericanos.
94
ANEXO 1
Presidentes de Centroamérica en la década de 1840
durante los esfuerzos de reunificación
centroamericana.
Esfuerzos
de unidad.
Primero:
Junio 39enero 40
Guatemala
Segundo:
Junio 40 –
Nov. 44.
Mariano
Rivera Paz
1839-44
Tercero:
Junio 45 –
Agosto 46.
Rafael
Carrera
1844-65
El
Salvador
Antonio
José
Cañas
1839-41
Juan Lindo
1841-42 y
Juan José
Guzmán
1842-44 y
Francisco
Malespín
1844
Joaquín
Guzmán
1846
Cuarto:
Marzo 47 –
Marzo 48.
Rafael
Carrera
1844-65
Eugenio
Aguilar
1846-48
Quinto:
Oct. 49
Mariano
Rivera Paz
1839-44
Honduras
Nicaragua
José Núñez
(1838-41)
Francisco
Ferrera
1841-45 y
Pablo
Buitrago
1841-43 y
Manuel
Pérez
1843-44
Coronado
Chávez
1845-47
José León
Sandoval
1845-47
Francisco
Ferrera
1847 y
Juan Lindo
1847-51
Doroteo
Juan Lindo
Vasconcelos 1847-51
1848-51
José
Guerrero
1847-48
Costa
Rica
Braulio
Carrillo
1835-42
Braulio
Carrillo
1835-42
y
José
María
Alfaro
1842-44
José
María
Alfaro
1846-47
José
María
Castro
1847-49
Mariano
Norberto
Juan
Paredes
Ramírez
Rafael
1849-55 y
1849-51
Mora
Rafael
1849-59
Carrera.
Fuente: Gudmundsun, Lowell. “Sociedad y Política (1840-1871)”. Páginas 208 y
209.
95
ANEXO 2
Fragmentos de El Amigo del Pueblo : Formas de gobierno.
Texto 1.
“Las tres modificaciones del Gobierno republicano, popular, representativo:
1ª.
Modificación. Centralismo, Gobierno unitario o consolidado. ¿Cuáles son sus ventajas,
y cuáles sus desventajas?
Suponiendo que pudiera establecerse buenamente, lo que es muy remoto, y suponiendo
que ni el descontento popular, ni los obstáculos materiales que presenta nuestro país,
embaracen su acción; esta forma daría sin duda alguna la mayor energía al Gobierno
General. –Por descontado, ofrece más seguridad exterior que la forma binaria, y todavía
más que la múltiple o federal pura.- Brinda también mayores facilidades a la tiranía,
destruyendo una de las divisiones del poder, y consolidándolo todo en un solo punto. –
No garantiza la prosperidad local de las diversas partes o provincias que serían de la
República, por que alejándose de los objetos, el Gobierno único estará más expuesto a
equivocarse, acerca de las necesidades de los pueblos, y medios propios para
satisfacerlas.- Prolongará el aprendizaje del sistema popular representativo, faltándole a
este, centros parciales de disciplina, y no quedándole más que un poco de acción. – Si
contraría el espíritu de independencia de los Estados, sufrirá continuos ataques, que
nulificarán su eficacia exterior, que es la primera entre las ventajas del sistema unitario.
– Acaso será difícil o embarazoso su establecimiento, por la inmensidad de nuestro
territorio, lo diseminado de nuestra población y lo fragoso de nuestros caminos;
mientras que la acción gubernativa, extendida ya a los detalles y a todos los objetos,
requeriría la mayor rapidez y precisión en los medios, para dar el lleno a las atenciones
universales de la administración.
El espíritu de esta no descendería a la violencia y mezquindad de los partidos locales, de
las facciones que se ven ahora en los Estados: pero tampoco conoce a fondo los
intereses particulares de cada sección. Conservaría, si se estableciese buenamente,
nuestros territorios atlánticos.
La administración se crearía fácilmente, intereses
propios, distintos de los de la comunidad, por su mayor extrañamiento de esta, y la
consolidación de todo el poder público. Tal vez muy pronto se entablaría el monopolio
96
de los destinos, y tendríamos una clase o familias exclusivamente dominadoras.
Parecerá una paradoja; pero si se atiende a nuestras indicaciones anteriores, se verá que
el Gobierno unitario, puede ser más costoso que el sistema binario y el federal puro.
Una sola mayoría, un partido dominante será absoluto en toda la república y sobre todos
los objetos; mientras que en el sistema binario la que es minoría en la unión, es mayoría
en su Estado, o viceversa, y siempre la minoría tiene probabilidad de hallar un punto
donde refugiarse. Necesita menos hombres el Gobierno unitario que el sistema binario;
pero ejerciéndose la acción de aquel, sobre un campo más vasto, sus errores serán
proporcionalmente menos funestos.
Se dice que ampliando el poder municipal se
lograrían, bajo un sistema unitario, las ventajas del localismo; sin embargo, es preciso
advertir que las municipalidades serían demasiado débiles para defender y conservar
aisladamente sus atribuciones, contra los avances del Gobierno General, y así, aunque al
principio se les concediera una cantidad considerable de autoridad, muy pronto serían
despojadas de ella, y la concentración sería absoluta. Por otra parte, el aumento de
poder a las municipalidades de primer orden, y su intervención en lo administrativo,
siempre serán necesarias, y más duraderas y estables bajo el sistema binario.”
El Amigo del Pueblo, No. 5, páginas 28 y29. San Salvador, 25 de mayo de 1843.
97
Texto 2.
“2ª. Modificación – La federación según el tipo anglo-americano o sea el sistema
binario.
El poder público dividido en agente exterior y moderador y en agentes
internos.- Sus ventajas y sus inconvenientes.
El Gobierno General tiene menos energía que bajo el sistema unitario y más que en la
federación pura. – Por consiguiente da menos seguridad exterior que aquella y más que
esta última forma. Brinda menos facilidades a la tiranía que el sistema unitario y que el
federal puro, porque el Gobierno de la unión y los de los Estados, se corrigen y
restringen recíprocamente. Esta división del poder público es una garantía muy bien
imaginada. Asegura la prosperidad particular de los Estados o secciones, dejándolas al
cuidado de sí mismas. Mejora pues el sistema unitario, en que reúne las ventajas del
localismo repartiendo el poder donde se necesita. Facilita la connaturalización del
sistema representativo en nuestro país con más eficacia que el gobierno unitario. Basta
un poco de esfuerzo para conservar la organización binaria ilustrando el espíritu de
independencia de los Estados, y demostrando a los pueblos los resultados funestos que
produce el rompimiento de la unión como lo estamos viendo prácticamente.
Como en el sistema binario, el Gobierno general se ocupa de objetos grandes solamente,
mientras que los de los Estados corren con todos los detalles, ni el primero ni los
segundos necesitan de aquella intensidad de atención, ni de aquella simultaneidad y
precisión en las operaciones que exige una administración unitaria.
Aunque los
desiertos, grandes distancias, fragosidad de los caminos dificulten la comunicación entre
las principales secciones de nuestro país, siempre se hallará en cada una de ellas un
Gobierno propio dotado con todos los elementos necesarios a su existencia y
regeneración, que supla por el Gobierno general cuando fuere omiso o ineficaz. En el
sistema binario la legislación de la república templará y moderará a la de los Estados.
Reunirá pues, la extensión y nobleza de miras al interés ilustrado del localismo –
conservará nuestros territorios atlánticos – ofrece menos facilidades que el gobierno
unitario y que el sistema de Estados soberanos en sus esferas respectivas para el
monopolio del poder y dominación exclusiva de una clase de ciudadanos. Es el más
económico de los tres sistemas, por lo mismo que es el que dá menos margen a los
ensanches del poder. No habrá una sola mayoría predominante y las minorías hallarán
recursos contra la opresión, ya en el Gobierno general, ya en los particulares.- Necesita
de más hombres que el sistema unitario; sin embargo no requiere en sus agentes de alta
98
categoría tantas aptitudes, y los errores de tales agentes son menos trascendentales que
en el sistema central. El poder municipal puede perfeccionarse bajo el sistema binario.
El Gobierno General obra en este sistema directamente sobre los individuos por la ley y
los medios de paz que son comunes a todos los gobiernos. – La sanción de las leyes
nacionales consiste en las penas que aplican los tribunales de justicia de la unión. En
este artículo guarda un nivel con el sistema unitario y es superior al Federal puro. El
ejercicio del poder general destinado a la defensa exterior es por tanto más seguro y
eficaz que en una liga de Estados Soberanos.- Más seguro, porque no desempeñando
intermediariamente sus funciones, no está expuesto a choques con otros Gobiernos sino
que tiene todos los elementos necesarios para su existencia. Precave las guerras entre
los Estados en lo cual es inferior al centralismo, porque en este absolutamente hay
cuerpos organizados en aptitud de hacerse la guerra; pero superior a la federación pura.
(S.C.)
El Amigo del Pueblo, No. 9, página 61 y 62. San Salvador, 22 de junio de 1843.
99
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