HISTORIA DE ESPAÑA CURSO 2013-2014 2º

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HISTORIA DE ESPAÑA
CURSO 2013-2014
2º BACHILLERATO
Materia Común
1 .EL REINADO DE ISABEL II.
LA OPOSICIÓN AL LIBERALISMO: CARLISMO Y GUERRA CIVIL. LA CUESTIÓN
FORAL.
1.1 El reinado de Isabel II (1833-1868). La oposición al liberalismo: carlismo y guerra civil
Durante el reinado de Isabel II se produjo el desmantelamiento definitivo del Antiguo Régimen, instalándose en
España el Estado liberal. Para ello, los liberales se enfrentaron a los sectores sociales más reaccionarios en las
guerras carlistas. Los militares intervinieron activamente en la vida política, alcanzando gran relevancia política.
El establecimiento de este régimen liberal en España, durante la minoría de edad de Isabel II (1833-1843),
comenzó con el estallido de la Primera Guerra Carlista (1833-1840), que enfrentará a carlistas e isabelinos,
partidarios del Antiguo Régimen y del liberalismo, y que tuvo lugar durante la primera regencia de la minoría de
edad de la reina. Las causas más importantes de los conflictos carlistas fueron dos:
- La cuestión sucesoria. Hasta el nacimiento en octubre 1830 de Isabel de Borbón (futura Isabel II),
fruto del cuarto matrimonio de Fernando VII, el hermano del rey, Carlos María Isidro, había sido el heredero al
trono. Unos meses antes del parto, en previsión de que el recién nacido no fuera varón, el rey aprobó la
Pragmática Sanción por la que se abolía la Ley Sálica de 1713, que impedía reinar a las mujeres. Carlos Mª
Isidro vio cerrado su camino al trono, y no aceptó los derechos sucesorios de su sobrina. Inmediatamente después
de conocerse la muerte de Fernando VII, en septiembre de 1833, se iniciaron levantamientos armados en diversas
ciudades a favor del pretendiente Carlos, que reivindicó desde Portugal sus derechos dinásticos (TEXTO
Manifiesto de Abrantes). Comenzaba así la primera guerra carlista.
- El enfrentamiento ideológico. Lo que empezó como un pleito dinástico se convirtió en una guerra civil,
que dividió política y socialmente al país:

En el bando isabelino se agruparon las altas jerarquías del ejército, la Iglesia, la mayor parte
de la nobleza y burguesía, y las clases populares urbanas, y a los que se unieron los liberales,
que vieron en la defensa de los derechos dinásticos de la pequeña Isabel la posibilidad del
triunfo de sus ideales.

En el bando carlista se agruparon todos los que se oponían a la revolución liberal: pequeños
nobles rurales, parte del bajo clero y muchos campesinos de determinadas zonas del país, muy
influenciados por los sermones de sus párrocos y para los que el liberalismo venía a suponer
simplemente un aumento de impuestos. Todos estos grupos identificaron sus intereses con la
defensa de los derechos al trono de Carlos y los ideales que el pretendiente defendía, el
absolutismo y el inmovilismo absoluto. La defensa de los fueros y privilegios
tradicionales cobró también importancia, es decir, el mantenimiento de las instituciones de
gobierno autónomas, su sistema de justicia propio y la exención fiscal y de quintas para el
servicio militar.
El carlismo, como pronto se empezó a llamar al movimiento que apoyaba los derechos de Carlos de
Borbón, tuvo fuerte influencia en Navarra, País Vasco, zona al norte del Ebro, y el Maestrazgo (provincias de
Castellón y Teruel). Esta distribución geográfica debe de contemplarse en el contexto de un conflicto campociudad. En la zona vasco-navarra, las ciudades de Bilbao, Pamplona o San Sebastián fueron liberales a lo largo de
todo el conflicto.
11. La construcción y consolidación del Estado liberal: El reinado de Isabel II (1833-1868).
Profesor: Rafael Fernández
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El programa ideológico-político del carlismo se podía sintetizar en el lema “Dios, Patria, Rey y Fueros”.
Estos son los principales elementos de su programa político:
◦
◦
◦
◦
Oposición radical a las reformas liberales. Inmovilismo
Defensa de la monarquía absoluta
Tradicionalismo católico y defensa de los intereses de la Iglesia
Defensa de los fueros vasco-navarros, amenazados por las reformas igualitarias y centralistas de los
liberales:
Instituciones propias de autogobierno y justicia
Exenciones fiscales
Exenciones de quintas
◦
◦
◦
En el terreno bélico, la primera guerra carlista se desarrolló en tres fases (1833-1839):
◦
1ªfase: Avance carlista (1833-1835). Los carlista intentaron provocar una insurrección general por todo el
país, que fracasa dando inicio a la guerra civil. El ejército isabelino reprimió los principales núcleos carlistas,
salvo en el País Vasco y Navarra, donde Zumalacárregui creó un ejército partiendo de cuadrillas
guerrilleras, con las que obtuvo algunas victorias como la del valle de los Amézcoas, y fracasos como el
asedio de Bilbao, que además acabó con la muerte del propio general y su militar más capacitado.
◦
2ªfase: Repliegue carlista (1835-1837). Los carlistas organizan algunas campañas fuera del País Vasco y
Navarra que concluyen sin respaldo, y se ven obligados a replegarse más allá del Ebro.
◦
3ªfase: Triunfo isabelino (1837-1839). Espartero liberó gran parte de los territorios ocupados,
aprovechando la división surgida dentro de los propios carlistas. La guerra concluyó con el denominado
Convenio o Abrazo de Vergara (1839, TEXTO): Acuerdo firmado por Espartero y Maroto, principal líder
carlista tras la muerte de Zumalacárregui. En él se reconocieron los grados militares de los que habían
luchado en el ejército carlista y su admisión en el ejército isabelino, y se hizo una ambigua promesa de
respeto de los fueros vasco-navarros, aunque los gobiernos liberales no lo respetarían totalmente. El
convenio puso fin a la guerra en el País Vasco, mientras continuó en el Maestrazgo hasta 1840 cuando
Cabrera fue derrotado.
Consecuencias de la I guerra carlista:
-
Importantes pérdidas humanas y materiales
Consumo de los recursos económicos generados por la desamortización de Mendizábal
A pesar de su derrota militar, el carlismo siguió latente, dando lugar a dos guerras más (1846-49, y
1872-1876).
1.2. La cuestión foral
□
Carlistas: a sus reivindicaciones iniciales añadieron la defensa del mantenimiento de los fueros en el País
Vasco y Navarra (respetados como premio a la lealtad al rey), así como su recuperación en Cataluña,
Aragón y Valencia (perdidos tras los Decretos de Nueva Planta por Felipe V en el s.XVIII). Los fueros
otorgaban privilegios, como exenciones fiscales y militares, así como el mantenimiento de algunas
instituciones y leyes propias. La defensa de la cuestión foral dio un gran apoyo popular al carlismo en
aquellas regiones.
□
Liberales: eran contrarios a los fueros porque su pervivencia impedía la existencia de un Estado centralista
en el que todos se rigieran por las mismas leyes. Sin embargo, tras la primera guerra carlista, los isabelinos
se comprometieron a mantener sus aspectos esenciales –privilegios fiscales y mantenimiento de
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instituciones forales como las Juntas Generales Provinciales – con el fin de atraerse a los carlistas
moderados.
En 1876, tras el fin de la tercera guerra carlista, las Cortes abolieron los fueros de las provincias vascas aunque,
en contrapartida, en 1878 se aprobaron conciertos económicos para el País Vasco y Navarra.
11.2. ISABEL II (1833-1843):
LAS REGENCIAS
- 1ª Regencia: Mª Cristina (1833-1840). Coincide con la 1ª Guerra Carlista y se caracteriza por la alternancia en el
poder entre moderados y progresistas.
- 2ª Regencia: Espartero (1840-1843). Espartero obliga a Mª Cristina a dimitir y se convierte en el líder de los
progresistas.
1. La regencia de María Cristina (1833-1840).
Ante la minoría de edad de Isabel, María Cristina de Borbón asumió la Regencia a la muerte de su
marido Fernando VII en 1833. Pese a que la Regente no se identificaba con el ideario liberal, la primera guerra
carlista y la necesidad de apoyos, hizo que los liberales se configuraron como la única fuerza capaz de mantenerla
en el trono. Igualmente, y pese a la suspicacia que le generaba la regente, los liberales progresistas vieron en el
apoyo a María Cristina la mejor vía para terminar con el Antiguo Régimen. Es elegido primer ministro Cea
Bermúdez, pero se le exigen reformas políticas y dimite en 1834. La reina regente llamó a Martínez de la Rosa
(liberal moderado), a formar un gobierno que hiciera frente a la insurrección carlista y realizar una serie de reformas
muy moderadas. Entre ellas destacó el Estatuto Real (abril de 1834). Se trataba de una Carta Otorgada (no
reconocía la soberanía nacional), concedida por la voluntad de la Regente:
◦
En la práctica era un reglamento para la convocatoria de Cortes.
◦
Tenía carácter consultivo y no podía aprobar leyes.
◦
Se establecieron unas Cortes bicamerales formadas por la Cámara de Próceres, constituida
por los Grandes de España y otros designados de forma vitalicia por la reina, y la Cámara de
Procuradores, elegida mediante un sufragio censitario muy restringido. Solo los varones de
más de treinta años que poseyeran una renta superior a doce mil reales anuales tenían derecho
de voto.
◦
Ambas Cámaras tenían funciones muy limitadas. El monarca se reservaba una amplia
capacidad legislativa y de veto, no regulaba los poderes del rey ni del Gobierno, ni recogía
declaración alguna sobre los derechos del ciudadano.
La insuficiencia de las reformas (diseño de una división territorial en provincias y el restablecimiento de la
Milicia Nacional, libertad de prensa limitada) de Martínez de la Rosa, en un contexto de guerra civil contra los
carlistas, llevó a que los liberales terminaran por escindirse en dos grupos: moderados y progresistas, culminando
la división del liberalismo español iniciada en el Trienio Liberal.
El régimen isabelino fracasó durante estos años
de transición debido a su intento de reconciliar absolutismo y liberalismo.
La oposición de los liberales progresistas contra el Estatuto Real, la falta de fondos, los errores tácticos en
la guerra y las incursiones carlistas provocaron una creciente agitación, y en el verano de 1835 estalló una
insurrección en numerosas ciudades, que obligó a la regente a nombrar a un progresista, Juan Álvarez
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Mendizábal, que impulsó la ruptura con el Antiguo Régimen, vía desamortización de bienes eclesiásticos. Su
política se enfrentó con los moderados y Mª Cristina, forzando su dimisión en mayo de 1836.
El intento de la regente de acabar con las reformas y volver otra vez al moderantismo con el telón de fondo
de la guerra civil, desencadenó la "Sargentada o Motín de la Granja”. Los sargentos de la Guardia Real obligaron
a la Reina Regente que descansaba en el palacio de la Granja a suspender el Estatuto Real, reimplantar la
Constitución de 1812 y entregar el gobierno otra vez a los progresistas, encabezado por José María Calatrava,
con Mendizábal como ministro de Hacienda, que continúo la labor de demolición del absolutismo, concretada en:
-
-
Desamortización eclesiástica de Mendizábal (TEXTO). Se pusieron en venta los bienes
pertenecientes a conventos con pocos religiosos. Su objetivo era iniciar una reforma agraria, conseguir
dinero para Hacienda a fin de sostener la primera carlista, castigar a la Iglesia por su apoyo al carlismo y
crear un grupo de nuevos propietarios que fueran partidarios del liberalismo.
Supresión del sistema señorial, los mayorazgos y el diezmo.
Elección democrática de alcaldes y concejales
Se promulgó la Constitución de 1837 (TEXTO), más breve que la de 1812, y en algunos aspectos más
moderada que la de Cádiz, que intentó dar cabida a las distintas tendencias liberales y contentar a todos.
Tuvo las siguientes características:
◦
Se establecía el principio de la soberanía nacional, pero se aceptaba el poder moderador de la
corona.
◦
El Estado se organizaba siguiendo la división de poderes:

Poder legislativo: Cortes bicamerales: Congreso de los Diputados (elegido por
sufragio censitario masculino) y Senado (de designación real). La potestad de
hacer las leyes descasaba en las Cortes junto con el rey.

Todas las leyes eran aprobadas por ambas cámaras

Poder ejecutivo: en manos del Rey. Otros poderes del monarca eran:
◦
Iniciativa legislativa.
◦
Veto ilimitado
◦
Designación de senadores y nombramiento de ministros. Los ministros debía
conseguir la “doble confianza”, además de ser nombrados por el rey debían
ser aceptados por las Cortes.
◦
En caso de desacuerdo, el rey podía adoptar la disolución de las Cortes.
◦
Se recogían diferentes derechos individuales, libertad de imprenta, autonomía política de los
ayuntamientos y recuperación de la Milicia Nacional.
◦
No se prohibían otras religiones. El Estado se comprometía a subvencionar al clero
expropiado con las desamortizaciones.
Satisfechos ya los progresistas con la nueva Constitución, María Cristina cesó a Calatrava y llamó al
poder a los moderados, con los que se sentía más cómoda. Entre 1837-1840 se sucedieron varios
gobiernos moderados.
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2. La regencia de Espartero (1840-1843).
Pero la situación política se deterioró en 1840: la oposición de la reina regente a los progresistas, unido al
intento de modificar la Ley Municipal que suprimía la elección democrática de sus miembros, forzaron a María
Cristina a renunciar y a marcharse fuera del país. En su ausencia, se nombró un nuevo Regente: el General
Espartero (1841-1843), convertido en héroe popular gracias al prestigio conseguido en la guerra carlista, que
gobernó con el apoyo de los progresistas y otros jefes militares. Desde ese momento y durante gran parte del siglo
XIX, los militares asumieron el liderazgo de los partidos políticos y varios gobiernos.
Espartero impuso así un régimen de liberalismo autoritario apoyado en el ejército. Durante su corta
regencia se aceleró la desamortización de los bienes eclesiásticos y se recortaron los fueros vasco-navarros.
En materia comercial, la firma de un acuerdo librecambista con Inglaterra que abría las puertas a los tejidos
británicos y perjudicaba la naciente industria catalana, provocó grandes protestas en Barcelona (1842), que
Espartero reprimió bombardeando la ciudad en diciembre, actuación que le llevó a que perdiera todo su prestigio
y popularidad, el apoyo de buena parte de la población, e incluso de los propios progresistas.
Finalmente, todos los elementos de oposición convergieron en una sublevación civil y militar organizada por
generales moderados (Narváez y O’Donnell), a la que se unieron algunos progresistas, que precipitó el fin de la
Regencia de Espartero en 1843.
Para salir del estancamiento político en el que se hallaba el país y no tener que nombrar un tercer regente, se
decidió acelerar, pese a tener solo trece años, la mayoría de edad y la coronación como reina de Isabel II.
Narváez, el artífice del golpe, se convirtió en el nuevo jefe de Gobierno
11.3. ISABEL II (1843-1868):
EL REINADO EFECTIVO
Iniciado a los trece años su reinado efectivo (1843-1868), y ya desmantelado el Antiguo Régimen, se
procedió a la auténtica construcción del nuevo Estado liberal.
A diferencia de lo ocurrido durante las regencias, el protagonismo correspondió a los moderados, que
gobernaron durante casi toda la etapa debido a las preferencias de Isabel, dejando fuera de juego a los
progresistas, que sólo pudieron acceder al poder mediante pronunciamientos. Eran, más que partidos de masas,
agrupaciones de notables, encabezadas por militares:
-
Partido Moderado, liderado por Narváez. Defendía la soberanía compartida, sufragio muy restringido,
confesionalidad del Estado y la limitación de los derechos individuales.
Partido Progresista, liderado por Espartero. Defendía la soberanía nacional, sufragio menos
restrictivo, libertad religiosa y derechos individuales más amplios.
A lo largo del siglo, surgirán otros partidos, como la Unión Liberal, ideológicamente entre moderados y
progresistas, y el Partido Demócrata, escindido del Progresista.
No obstante, pueden distinguirse durante esta etapa del reinado efectivo de Isabel II varias fases: una Década
Moderada (1844-1854), un Bienio Progresista (1854-1856), y un período de alternancia entre moderados y
liberales de centro (1856-1868).
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1. La Década Moderada (1844-1854).
En mayo de 1844 se formó un gobierno presidido por el General Narváez, líder de los moderados y
protagonista político de la década, que estableció un sistema político caracterizado por su estabilidad, donde
primaba el orden y el autoritarismo a la libertad, marginando a los progresistas, y contando con el apoyo del
ejército y las élites sociales. Estas fueron las principales medidas de carácter conservador que se adoptaron y
que completaron el proceso de construcción del nuevo Estado liberal moderado y garantizaron el orden público:
◦
Creación en 1844 de la Guardia Civil, fuerza armada encargada de aplicar la ley y el orden
esencialmente en el medio rural. Fines civiles, estructura militar. Como medida complementaria se
suprimió la Milicia Nacional.
◦
Ley de Ayuntamientos (1845), que reforzaba el centralismo administrativo reservando al gobierno el
nombramiento de los alcaldes (municipios de 2000 hab. o más y las capitales). Se crea el cargo de
gobernador civil, que dirigía la capital provincial. Así se eliminó la democracia provincial y municipal, lo
que permitió al gobierno controlar el proceso electoral.
◦
Reforma del sistema fiscal (1845), elaborada por Alejandro Mon. Impuestos para todos. Se estableció
un nuevo sistema fiscal único más racional, eficaz y moderno, que puso fin al enrevesado sistema
impositivo del Antiguo Régimen.
◦
Ley Electoral (1846) que configuraba un verdadero régimen oligárquico. Se estableció un sufragio muy
restringido que limitó el cuerpo electoral a 97.000 varones mayores de más de 25 años, lo que suponía el
0.8% del total de la población.
◦
Concordato de 1851. Acuerdo con la Santa Sede por el que el Papa reconoció a Isabel II como reina y
aceptó la pérdida de los bienes eclesiásticos ya desamortizados. A cambio, el Estado español se
comprometió a subvencionar a la Iglesia y a entregarle el control de la enseñanza y a encargarla labores
de censura.
◦
Unificación jurídica. Se aprobó el Código Civil y el Código Penal, que unificaban la legislación en todo el
país en ambas materias.
◦
Constitución de 1845, que reforzó los elementos conservadores que ya tenía la de 1837. De carácter
moderado, se diferencia de la de 1837 en una serie de aspectos esenciales:

Soberanía compartida del Rey y las Cortes. Esto se concreta en un poder legislativo
compartido por ambas instituciones y en una clara preeminencia de la Corona en el proceso
político y legislativo.

Establecimiento del catolicismo como religión oficial del Estado.

Recorte de los derechos individuales, especialmente la libertad de expresión, imprenta.
Las medidas centralizadoras de la década, que atentaban contra los privilegios forales, así como el fracaso en las
negociaciones por casar a Carlos VI con Isabel II, dieron lugar a la segunda guerra carlista (1846-1849),
materializado en la insurrección de partidas guerrilleras, especialmente activas en Cataluña.
El autoritarismo del Presidente del gobierno Bravo Murillo, la mala situación económica y el enriquecimiento
de la camarilla política que rodeaba a la reina, provocaron un enorme malestar que dio al traste con la
Década Moderada.
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2. El Bienio Progresista (1854-1856).
Durante la Década Moderada, la manipulación electoral que impedía gobernar a los progresistas propició un
creciente descontento que culminó en un pronunciamiento militar de algunos moderados enfrentados a la camarilla
de Isabel II.
Iniciado por el general O'Donnell en Vicálvaro, y seguido por Serrano, el pronunciamiento se radicalizó tras la
publicación por los rebeldes del denominado Manifiesto de Manzanares (Ciudad Real, 7 julio, TEXTO). Este
documento, redactado por Cánovas del Castillo, solicitaba la reforma de la Ley Electoral y de Imprenta, la
descentralización del poder estatal y el restablecimiento de la Milicia Nacional, lo que hizo que consiguiera un amplio
respaldo popular y animase a otros generales a unirse a la rebelión.
Finalmente el golpe triunfó y propició la formación de un gobierno presidido por el progresista Espartero, que
pacta con O’Donnell, líder del ala izquierda de los moderados, ahora ministro de la Guerra. Éste creó un nuevo
partido, la Unión Liberal, que trató de cubrir un espacio de centro entre moderados y progresistas, aunque gobernó
junto a estos en el inicio del bienio. Durante este corto período destacaron las siguientes medidas, sobre todo
económicas:

La desamortización general de Madoz (1855) que culminó el proceso desamortizador, que
afectó también a las tierras y bienes de los municipios.

Iniciaron la elaboración de una nueva constitución más progresista que no llegó a aprobarse
(la de 1856 “non nata”).

Se adoptaron medidas para propiciar la modernización económica del país como la Ley de
Ferrocarriles (1855), la leyes bancarias de 1856 que dieron lugar a la creación del actual
Banco de España, como la única entidad con la capacidad de emitir dinero.

Restauración de leyes e instituciones, recuperadas de la década de 1830, como la Ley de
imprenta, Ley Electoral, instituciones de gobierno y Milicia Nacional.
El bienio transcurrió en un clima de permanente conflictividad social (por el alza de precios y el nacimiento del
movimiento obrero), de hostilidad política (del partido Demócrata por no cumplir la promesa del sufragio universal
y la Corona deseosa de prescindir de los progresistas), y por las diferencias internas en la coalición gobernante,
que provocó una crisis gubernamental. En julio de 1856 Espartero presentó su dimisión y la reina encargó gobierno
al general O’Donnell, que disolvió las Cortes y restableció la Constitución de 1845. Fue el fin del Bienio Progresista.
3. La alternancia entre los moderados y la Unión Liberal (1856-1868)
Este último período del reinado de Isabel II se caracterizó por la restauración del orden, la alternancia
en el gobierno de moderados (Narváez) y la Unión Liberal (nuevo partido de O`Donnell), y un liberalismo realista
que no encontró excesiva oposición por parte de las élites sociales del país. La etapa presentó los siguientes
rasgos:
◦
La insistencia en el progreso económico como objetivo supremo de la política: se
incrementaron las obras públicas y se concluyó la realización del tendido ferroviario (1856-1866
y el Canal de Isabel II (1858), que abastecía de agua a Madrid.
◦
Una política exterior de prestigio. Estaba dirigida a recuperar el papel de España como
potencia internacional y a fomentar el nacionalismo en la opinión pública: África: Guerra de
Marruecos (1859-1860), donde destacó el general Prim, y en la que España obtuvo el territorio
de Ifni; América: intento fallido de recuperar Santo Domingo; Expedición a México, Guerra
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contra Perú y Chile; Asia: apoyo a Francia en Conchinchina. Esta amplia actividad bélica de
prestigio apenas dio ningún resultado práctico para el país.
◦
Una política interior basada en los principios moderados de la Constitución de 1845, que
fracasó en su intento de lograr una alternancia pacífica en el poder de los distintos grupos
liberales.
Entre 1863 y 1869 se sucedieron gobiernos moderados y unionistas, pero ni Narváez ni O’Donell fueron capaces de
solucionar los problemas que padecía el país, sobre todo:
-
Crisis política: descrédito de la Corona, que sólo contaba con moderados y unionistas e impedía
gobernar a progresistas y demócratas.
Crisis económica: comenzó con una crisis bursátil tras la quiebra de varias compañías ferroviarias y se
agudizó con una crisis agraria que provocó un alza de los precios de los alimentos y artículos básicos.
Crisis social: se incrementaron las protestas urbanas por la carestía económica y la penetración de las
ideas del partido demócrata –sufragio universal y extensión de los derechos individuales- y del
movimiento obrero entre las masas.
La situación política se deterioró aún más. Y los progresistas optaron por el pronunciamiento, con intentos de
insurrección como el motín del cuartel de San Gil en Madrid en 1866 que fueron duramente reprimidos.
Finalmente, las distintas fuerzas de oposición desde el exilio, firmaron el Pacto de Ostende (Bélgica, 1866):
unionistas, progresistas y republicanos liderados por Prim se aliaron para derribar a Isabel II y el régimen moderado.
La muerte de Narvaéz y O’Donnell, y el débil gobierno de González Bravo, aisló a la reina. Todos estos factores
desencadenaron la revolución de septiembre de 1868, que provocó la caída de la reina y abrió el camino a un
régimen democrático en España (sexenio democrático, 1868-1874).
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