principios 4/10/07 15:51 Página I principios 4/10/07 15:52 Página II Reservados todos los derechos. Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos. © De la SEPAR. © 2007. Grupo Ars XXI de Comunicación, S.L. Passeig de Gràcia 84, 1ª pl. - 08008 Barcelona www.ArsXXI.com ISBN: 978-84-9751-354-8 Depósito legal: M-42550-2007 Impreso en España principios 4/10/07 15:52 Página III Coordinación Pilar de Lucas Presidenta del Comité de Formación Continuada de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) Hospital Universitario Gregorio Marañón, Madrid Directores José Belda Ramírez Consorci Hospital General Universitari, Valencia Germán Peces-Barba Romero Fundación Jiménez Díaz, Madrid principios 4/10/07 15:52 Página IV principios 4/10/07 15:52 Página V AUTORES Felip Burgos Rincón Servicio de Neumología (ICT), IDIBAPS Hospital Clínic. Barcelona Pere Casan Clarà Unitat de Funció Pulmonar Departament de Pneumologia Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau Facultat de Medicina. UAB. Barcelona Diego Castillo Villegas Unitat de Funció Pulmonar Departament de Pneumologia Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau Facultat de Medicina. UAB. Barcelona Dra. Rosalía Domènech Clar Médico adjunto Servicio de Neumología y Servicio de Hospitalización domiciliaria Hospital Universitario La Fe. Valencia Francisco García Río Facultativo Especialista de Área Servicio de Neumología Hospital Universitario La Paz. Madrid Jordi Giner Donaire Unitat de Funció Pulmonar Departament de Pneumologia Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau Facultat de Medicina. UAB. Barcelona Luis Compte Torrero Médico adjunto Servicio de Neumología Hospital Universitario La Fe. Valencia Sarah B. Heili Frades Servicio de Neumología Laboratorio de función pulmonar Fundación Jiménez Díaz. Madrid Alfredo de Diego Damiá Jefe de Sección Servicio de Neumología Hospital Universitario La Fe. Valencia Mª Jesús Rodríguez Nieto Servicio de Neumología Laboratorio de función pulmonar Fundación Jiménez Díaz. Madrid principios 4/10/07 15:52 Página VI principios 4/10/07 15:52 Página VII Índice Fisiopatología de la insuficiencia respiratoria crónica, mecánica . . . . . . . . . respiratoria e intercambio de gases 1 Mª. Jesús Rodríguez Nieto y Sarah B. Heili Frades Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos . . . . . . . . . . . . 17 Luis Compte Torrero, Alfredo de Diego Damiá y Rosalia Domènech Clar Pruebas no rutinarias de la función pulmonar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47 Felip Burgos Rincón Estudios de función muscular y de centros respiratorios . . . . . . . . . . . . . . . . . 61 Diego Castillo Villegas, Jordi Giner Donaire y Pere Casan Clarà Tratamiento farmacológico de la insuficiencia respiratoria crónica . . . . . . . . 75 Francisco García Río COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 1 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria FISIOPATOLOGÍA DE LA INSUFICIENCIA RESPIRATORIA CRÓNICA, MECÁNICA RESPIRATORIA E INTERCAMBIO DE GASES Mª Jesús Rodríguez Nieto y Sarah B. Heili Frades Fisiopatología de la insuficiencia respiratoria crónica Clásicamente se define la insuficiencia respiratoria (IR) como la situación en la que falla la función principal del sistema respiratorio: el intercambio de gases. No se realiza adecuadamente la captación de O2 desde la atmósfera a la sangre ni se elimina el CO2. Para diagnosticar la IR es necesario realizar una gasometría que demuestre una pO2 menor de 60 mm Hg y una pCO2 superior a 45 mm Hg respirando aire ambiente al nivel del mar (FiO2 del 21%). El valor de 60 mm Hg sólo es válido al nivel del mar, ya que con la altura disminuye la presión atmosférica de O2 como consecuencia directa de la disminución de la presión barométrica. La cifra de 60 mm Hg como límite al nivel del mar tampoco se ha elegido de forma aleatoria. Se debe a la forma sigmoidea de la curva de disociación de la oxihemoglobina, donde vemos un punto de inflexión para valores de pO2 de 60 mm Hg que corresponde a una saturación de O2 del 90%. A partir de este punto pequeños descensos en la pO2 suponen grandes cambios en la saturación de O2. Dado que el valor de la saturación de O2 es el componente más importante del contenido arterial de O2 y por lo tanto del aporte de éste a los tejidos, las cifras inferiores a 60 mm Hg pueden afectar a la oxigenación tisular. No existe un período de tiempo definido que marque la diferencia entre la IR aguda o crónica; la diferencia está en el establecimiento de los mecanismos compensadores de adaptación que aparecen cuando la IR es crónica. Habría una tercera situación: la IR aguda sobre una IR crónica estable. Un parámetro importante es el gradiente alveoloarterial de O2 (AaPO2), que se define como la diferencia entre la pO2 en el gas alveolar y la pO2 en la sangre arterial. En una persona sana con un intercambio de gases eficaz el AaPO2 no supera los 10-15 mm Hg. Es un parámetro que mide bien la eficacia del pulmón como intercambiador de gases. Las enfermedades que afectan al parénquima pulmonar aumentan el AaPO2 mientras que si la IR es de causa extraparenquimatosa el AaPO2 es normal. Cuando la IR se establece en el tiempo, se ponen en marcha mecanismos compensadores que intentan evitar la hipoxia tisular, como el aumento de la ventilación a través del estímulo de la pO2 sobre los quimiorreceptores periféricos, la poliglobulia para aumentar el contenido de O2 en la sangre e incrementar así el aporte de O2 a los tejidos, el desplazamiento de la curva de disociación de la hemoglobina a la derecha, que facilita la liberación de O2 a los tejidos, y la vasoconstricción pulmonar, que intenta derivar a la sangre unidades mejor ventiladas. Además de estos mecanismos de compensación provocados por la hipoxemia, la hipercapnia y la acidosis respiratoria se compensan con una retención de bicarbonato por los túbulos renales. 1 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 2 Curso I Tabla 1. Mecanismos fisiopatológicos de la insuficiencia respiratoria. pO2 PCO2 AaPO2 Hipoventilación Baja Alta Normal Alteraciones V/Q Baja Normal o alta Muy alto Alteración de la difusión Baja Normal o baja Alto Efecto cortocircuito (shunt) Baja Normal o baja Alto ↓ FIO2 Baja Normal o baja Normal Mecanismos que originan la insuficiencia respiratoria (1, 2) Los principales mecanismos fisiopatológicos que conducen a la IR se resumen en la Tabla I, que presenta las distintas alteraciones en los gases sanguíneos y en la AaPO2. Hipoventilación La ventilación es el mecanismo por el que se introduce una mezcla de aire fresco en el pulmón durante la inspiración, lo que se consigue por la expansión de la caja torácica. Mientras que la captación de O2 va a estar determinada fundamentalmente por el gasto cardiaco y la perfusión pulmonar, la eliminación de CO2 depende directamente de la ventilación alveolar: pCO2 = (VCO2/VA) × K Donde VCO2 es la producción de CO2, VA es la ventilación alveolar (que sería la ventilación total menos la ventilación del espacio muerto) y K es una constante. Así, si la VA disminuye, la PCO2 aumenta proporcionalmente. Secundariamente, la disminución de la VA producirá una disminución de la cantidad de O2 en el alvéolo y consecuentemente hipoxemia. La IR debida a hipoventilación producirá hipoxemia e hipercapnia con AaPO2 normal por problemas extrapulmonares (miopatías, neuropatías o alteraciones de la caja torácica) que impiden una ventilación alveolar correcta. Alteraciones de la relación ventilación-perfusión (V/Q) El mecanismo más importante en las enfermedades pulmonares y de las vías aéreas. En un pulmón normal la distribución de la ventilación y la perfusión no constituyen homogénea y una unidad alveolocapilar no tiene una V/Q cercana a la unidad. En los vértices la ventilación es mayor que la perfusión y en las bases ocurre lo contrario. Algunas enfermedades, como el asma, la EPOC o la neumonía, se caracterizan por la presencia de unidades con una V/Q baja (efecto mezcla venosa), que producen hipoxemia arterial, inicialmente sin hipercapnia debido a la acción compensadora de unidades mejor ventiladas. En cambio, otras enfermedades, como la embolia pulmonar o el enfisema, condicionan la presencia de unidades con V/Q alta (efecto espacio muerto), que apenas tienen repercusión gasométrica, salvo la aparición de hipocapnia por el mecanismo compensador antes comentado. 2 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 3 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Alteración de la difusión El paso de gases desde el alvéolo hasta el capilar pulmonar se realiza por un proceso de difusión pasivo, es decir, a favor del gradiente de presión. En condiciones normales las moléculas de O2 no tienen ninguna limitación para pasar del alvéolo al capilar. En las enfermedades intersticiales difusas donde está engrosada la membrana alveolocapilar se pensó que éste podría ser el mecanismo de hipoxemiam pero actualmente se cree que la principal causa de hipoxemia en estos enfermos es la alteración de la V/Q debido a la desestructuración del parénquima alveolar y la destrucción del lecho capilar pulmonar. La hipoxemia que aparece en el esfuerzo en estos enfermos sí puede estar relacionada con una alteración de la difusión por la disminución del tiempo de paso del hematíe por el capilar pulmonar. Efecto cortocircuito (shunt) El cortocircuito (shunt) capilar se define como la sangre que pasa del corazón derecho al izquierdo atravesando capilares pulmonares que están en contacto con alvéolos no ventilados sin aumentar por tanto el contenido de O2 en la sangre arterial. El efecto hipoxémico del cortocircuito depende de la magnitud del mismo. En personas sanas hay cortocircuitos fisiológicos (circulación bronquial y venas de Tebesio). Aunque pueden existir cortocircuitos debidos a enfermedades raras, como malformaciones cardiacas o fístulas arteriovenosas pulmonares, la causa más frecuente de IR debida a este mecanismo la constituye la existencia de zonas no ventiladas pero perfundidas que se producen en atelectasias, neumonías o edema pulmonar. El cortocircuito cursa con AaPO2 alto e hipoxemia que no se modifica con la administración de O2 a altas concentraciones y sin hipercapnia por la hiperventilación secundaria a la hipoxemia. Disminución en la FiO2 Es un mecanismo poco frecuente donde al disminuir la FiO2 disminuye la presión alveolar de O2 y se produce hipoxemia. El AaPO2 es normal y se provoca una hiperventilación compensadora con hipocapnia. En los sujetos que viven por encima de los 2.500 m, los valores de pO2 están disminuidos en relación con la presión barométrica, hay hiperventilación alveolar con menor pCO2 y el pH es relativamente normal. Otros mecanismos de la insuficiencia respiratoria La disminución del gasto cardiaco o de la concentración de hemoglobina disminuye el aporte de O2 a los tejidos. Cuando existe hipoxemia para mantener la actividad metabólica tisular se debe aumentar la fracción de extracción de O2. Esto disminuye la pO2 en la sangre venosa mixta y los pulmones tienen que oxigenar una sangre más desaturada, lo que agrava la hipoxemia preexistente. Es un mecanismo colateral pero con implicaciones terapéuticas distintas, como el soporte hemodinámico o transfusional. Insuficiencia respiratoria crónica Según las causas que origine la insuficiencia respiratoria crónica, ésta puede cursar con o sin hipercapnia. Si fracasa la ventilación por enfermedades que afectan a la función de bomba Fisiopatología de la insuficiencia respiratoria crónica, mecánica respiratoria... 3 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 4 Curso I ventilatoria del sistema respiratorio (enfermedades neuromusculares de la caja torácica), se produce hipoventilación (hipoxemia con hipercapnia), mientras que si lo que está alterado es la vía aérea, la estructura pulmonar o la circulación pulmonar, son otros mecanismos los implicados (alteraciones V/Q, difusión o cortocircuitos) y cursa inicialmente con hipoxemia sin hipercapnia. Esto conlleva implicaciones terapéutica ya que la hipoxemia puede mejorar con oxigenoterapia, mientras que es necesario mejorar la ventilación para prevenir la hipercapnia grave y la consiguiente acidosis respiratoria (3). Finalmente, en algunos casos la IR está causada por más de un mecanismo que actúa simultáneamente. Un ejemplo sería un paciente con EPOC con grandes alteraciones V/Q que condicionan un gran incremento del espacio muerto fisiológico, lo que, si no se acompaña de un aumento en la ventilación minuto, conlleva una disminución de la ventilación alveolar y la consiguiente hipercapnia. Mecánica respiratoria El intercambio pulmonar de gases se consigue por la acción de los músculos respiratorios, que provocan la expansión y compresión cíclica de la caja torácica. Fisiológicamente, el pulmón y la caja torácica se interrelacionan gracias al espacio pleural, lugar con una mínima cantidad de líquido que permite transmitir al pulmón la acción inspiratoria de los músculos respiratorios. La expansión de la cavidad torácica disminuye la presión pleural, haciendo que la presión alveolar sea inferior a la de la boca, por lo que el aire entra en los alvéolos. Lo contrario ocurre durante la espiración. La mecánica respiratoria comprende el estudio de las fuerzas que regulan los movimientos del pulmón y de la caja torácica y su relación con los volúmenes y los flujos. Depende de unas propiedades estáticas, que regulan las relaciones entre presión y volumen, y otras dinámicas, que lo hacen con las relaciones entre presión y flujo. Propiedades elásticas del sistema respiratorio El pulmón es un órgano elástico cuya tendencia natural es a estar retraído, mientras que la caja torácica es un conjunto osteomuscular cuya tendencia natural es hacia su expansión máxima, buscando la posición de TLC. Ambos logran una posición de equilibrio, en un momento intermedio del ciclo respiratorio, al final de una espiración no forzada en la FRC. La FRC representa el punto de equilibrio entre las fuerzas elásticas de ambos componentes del sistema (4). Entendemos por presión transmural de cualquier compartimento la diferencia entre la presión interna y la externa. Así, la presión transpulmonar (Ptr) será igual a la presión alveolar (Palv) menos la presión pleural (Ppl). Para mantener los pulmones estáticos en un volumen determinado es necesario que la presión transpulmonar equilibre exactamente la presión de retracción elástica pulmonar. En estas condiciones Palv = Ppl + Pel. La presión alveolar equivale a la presión en la boca cuando no hay flujo aéreo y la glotis está abierta. Curva presión-volumen La distensibilidad pulmonar viene definida por el cambio de volumen que un gradiente de presión transpulmonar es capaz de movilizar. Para determinar la relación presión-volumen de los pulmones deben medirse volumen pulmonar (Vl), Palv y Ppl. La Palv puede esti- 4 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 5 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Figura 1. Relaciones entre la presión elástica pulmonar y la de la caja torácica como determinantes de los volúmenes pulmonares. TLC: capacidad pulmonar total; FRC: capacidad residual pulmonar; VR: volumen residual. TLC Caja torácica pulmón FRC VR –40 0 40 Presión retracción elástica (cm H2O) marse con la medida de la presión en la boca durante una breve interrupción del flujo aéreo y, como la Ppl es difícil de medir, se estima con la medida de la presión esofágica, cuyo valor es muy parecido al de Ppl. Registrando la presión esofágica y la presión en la boca a diferentes volúmenes pulmonares, se genera una curva cuya pendiente corresponde a la distensibilidad estática pulmonar. La pendiente de la curva disminuye con el volumen, es decir, una misma variación de presión provoca un cambio de volumen menor cuanto más expandido esté el pulmón. Eso significa que el pulmón es menos distensible (más rígido) a medida que aumenta el volumen pulmonar. Además la curva presenta histéresis y se observa que durante la deflación el volumen pulmonar es mayor que durante la inflación para cualquier presión. La pendiente de la curva debe medirse 0,5 l por encima de la FRC, ya que lo que interesa es saber la distensibilidad durante la respiración normal (5). La distensibilidad depende de diversos factores, entre ellos la propia histología del pulmón con su matriz conectiva, compuesta fundamentalmente de fibras de colágeno y elastina (6), la tensión superficial de la película de líquido que tapiza los alvéolos que está reducida favorablemente por la presencia de surfactante (7), y la interdependencia de cada unidad alveolar con los alvéolos que la rodean, de forma que se sostienen mutuamente (8). Propiedades elásticas de la caja torácica Igual que el pulmón es elástico, la caja torácica también lo es, de forma que tiende a distenderse, oponiéndose así a la tendencia del pulmón a colapsarse. En situación de reposo muscular (FRC) las presiones elásticas generadas por el pulmón y la caja torácica son iguaFisiopatología de la insuficiencia respiratoria crónica, mecánica respiratoria... 5 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 6 Curso I les pero en sentido opuesto, por lo que, tal como se observa en la figura 1, la resultante total es nula. Un poco por encima del final de la inspiración en reposo, la caja torácica está en su configuración de reposo, delimitando el volumen corriente. A TLC tanto el pulmón como la caja torácica ejercen presiones de retracción que se oponen a la fuerza muscular inspiratoria. La TLC está principalmente determinada por la presión de retracción elástica del sistema respiratorio, cuya magnitud aumenta exponencialmente con el volumen hasta que la presión de retracción iguala la presión máxima que los músculos pueden alcanzar. Por el contrario, el VR no depende del comportamiento del pulmón, sino de la resistencia a la compresión de la vía aérea, la cual aumenta de forma exponencial al disminuir el volumen por debajo de la FRC. Cuando existan alteraciones en la estructura y función de la caja torácica, se modifica su distensibilidad y por lo tanto se afectan, los volúmenes pulmonares. Propiedades dinámicas del sistema respiratorio Durante la respiración deben desarrollarse además las presiones dinámicas que se requieren para vencer la resistencia de las vías aéreas (Raw) y la resistencia tisular. En condiciones normales esta última es pequeña comparada con la Raw. La Raw es la diferencia de presión entre los alvéolos y la boca dividido por la velocidad del flujo; sería el cociente entre la presión necesaria y el flujo obtenido. Varía con el régimen de flujo y la anatomía de la vía aérea. Cuando el flujo es laminar, como ocurre en las vías aéreas muy pequeñas, el flujo depende sobre todo de la viscosidad del gas. El hecho de que estén dispuestas en paralelo y de que sean tan numerosas hace que su menor diámetro no resulte en una resistencia mayor a la de las grandes vías aéreas y que suponiga sólo el 20% de la resistencia total. Constituyen una zona silente, donde las técnicas habituales para medir los aumentos de resistencia que producen algunas enfermedades no logran captar precozmente su alteración. El flujo turbulento característico de las grandes vías aéreas depende más de la densidad del gas que de su viscosidad. El volumen pulmonar también influye sobre la resistencia de las vías aéreas. Los bronquios están sostenidos por el tejido pulmonar adyacente y su calibre aumenta a medida que el pulmón se expande. A medida que el volumen del pulmón disminuye, la resistencia aumenta con rapidez y llegan a cerrarse las vías aéreas muy pequeñas. Por tanto es lógico que la resistencia se exprese en relación con el volumen pulmonar al que se ha medido, lo que se denomina Raw específica o SRaw. El concepto de conductancia (Gaw) es el inverso de la resistencia de la vía aérea y su relación con el volumen pulmonar de tipo lineal. Compresión dinámica de las vías aéreas Si un sujeto inspira hasta la TLC y a continuación espira con todas sus fuerzas hasta la RV y registramos en un gráfico la curva flujo-volumen, vemos cómo el flujo aumenta rápidamente hasta alcanzar un pico y después disminuye en la mayor parte de la espiración de una forma que apenas podemos alterar. En la figura 2 se muestran esfuerzos submáximos donde vemos que, a pesar de no alcanzar el pico de flujo, el trazado espiratorio siempre sigue la misma trayectoria. Esto revela que hay algún factor que limita el flujo espiratorio y que en la mayor parte del volumen pulmonar la magnitud del flujo no depende del esfuerzo que se haga. Se debe a la compresión dinámica de las vías aéreas por la presión intratorácica. Como sabemos, si aumenta la Ppl (presión generada por los músculos espiratorios), habrá una presión positiva alveolar que genera el flujo espiratorio. Pero la presión Ppl positiva comprime la vía aérea, especialmente la vía aérea central intratorácica, 6 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 7 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Figura 2. Relación entre el flujo y el volumen pulmonar en tres maniobras espiratorias realizadas con distintos grados de esfuerzo desde capacidad pulmonar total hasta volumen residual. Una parte del trazado espiratorio no depende del esfuerzo que se haga, sino de la compresión dinámica de las vías aéreas. FLUJO TLC VOLUMEN RV aumentando su resistencia. Tanto el calibre de las vías aéreas como la presión de retracción elástica dependen del volumen pulmonar, que disminuye en el curso de la espiración. Por lo tanto, a lo largo de la espiración y de forma progresiva la presión de retracción y el calibre disminuyen y la resistencia al flujo aumenta. Así, en un punto determinado la presión dentro y fuera de la vía aérea es la misma e igual a la Ppl: punto de igual presión (EPP). Si está en una zona colapsable se produce limitación dinámica al flujo aéreo. A partir de ese momento el flujo deja de depender del esfuerzo realizado. Este fenómeno es el responsable de la reproducibilidad de las espirometrías. En procesos patológicos o con la edad, el EPP puede desplazarse provocando el colapso de la vía aérea precozmente durante la espiración, con el subsiguiente atrapamiento aéreo. Distensibilidad dinámica Hemos visto que la distensibilidad estática hace referencia a las relaciones entre presión y volumen en ausencia de flujo. Si existe flujo aparece otra variable: el tiempo. En condiciones normales la distensibilidad dinámica es poco relevante, pero cuando aumenta la frecuencia ventilatoria se ponen en evidencia las distintas constantes de tiempo de todas las unidades. Este parámetro puede ser útil en la detección precoz de alteraciones de las pequeñas vías aéreas. Intercambio de gases Ya hemos visto que el intercambio de gases es la función primordial del sistema respiratorio y que hay distintos factores tanto pulmonares como extrapulmonares que influyen Fisiopatología de la insuficiencia respiratoria crónica, mecánica respiratoria... 7 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 8 Curso I en el mismo. Pero, ¿cómo se mueven los gases entre el alvéolo y el capilar pulmonar? Por difusión pasiva. En la fase gaseosa siguen la ley de Graham, que dice que la velocidad de difusión de un gas es inversamente proporcional a su peso molecular. Por otra parte la ley de Flick se aplica para explicar la difusión a través de los tejidos. Según esta ley la transferencia de un gas (Vgas) a través de una lámina de tejido en una unidad de tiempo es directamente proporcional al área de difusión (A), al coeficiente de permeabilidad del tejido para este gas (D) y a la diferencia de presiones parciales del gas (P1 - P2) en cada lado de la membrana e inversamente proporcional al espesor de la misma (T). Vgas = (A x D x (P1-P2))/T Las variables del área y el espesor de la membrana no se pueden calcular. El coeficiente de permeabilidad depende de las propiedades del tejido y del gas y es directamente proporcional a su solubilidad e inversamente proporcional a la raíz cuadrada de su peso molecular. El gas transportado a través de la membrana alveolocapilar puede considerarse como transferencia (TL) o como difusión (DL). Físicamente representa un flujo de gas por unidad de diferencia de presión parcial y se mide en unidades de ml/min mm Hg. Por eso tiene la dimensión de una conductancia y su inversa, 1/DL, tiene la dimensión de una resistencia. Considerando como 1 la tasa de difusión referida al O2, otros gases importantes en la fisiología respiratoria tienen los siguientes valores: CO2 20,3, CO 0,85, N2 0,55 y He 1,01 (9). El CO2 difunde 20 veces más rápido que el O2 y por tanto es poco probable que en las situaciones en las que la difusión de O2 este alterada, la eliminación de CO2 pueda estar limitada por este mecanismo. Componentes de la difusión alveolocapilar El proceso de difusión alveolocapilar se compone de tres factores: el de membrana, el capilar y el del flujo sanguíneo (fig. 3). El primero incluye por una parte todos los procesos de ventilación que contribuyen a que el gas pueda acceder al espacio aéreo de intercambio y por otra el fenómeno de superación de la membrana alveolocapilar. El factor capilar incluye el proceso de difusión del gas en la sangre y su combinación con la hemoglobina y depende del volumen sanguíneo en contacto con el espacio alveolar. El tercer factor, el del flujo sanguíneo, está relacionado con el gasto cardiaco, del que depende la velocidad de paso de la sangre por el capilar pulmonar. La arquitectura pulmonar dispone que la superficie de intercambio de la membrana alveolocapilar ocupe casi la totalidad de la misma y que sólo una pequeña parte en contacto con el intersticio no participe del intercambio de gases. El capilar pulmonar, en cambio, tiene aproximadamente la mitad de su superficie hacia la zona de intercambio (membrana alveolocapilar) y la otra mitad hacia la zona intersticial. En un pulmón normal, la superficie total de la zona de intercambio puede ocupar 50 m2. El transporte de gases dependerá del gradiente de presiones a ambos lados de la membrana (PA-c) y del coeficiente de difusión del gas, que dependerá de su solubilidad y peso molecular y de las características de la membrana (Dm). Cuando el gas accede a la sangre el equilibrio es casi instantáneo, pero para combinarse con la Hb se necesita un nuevo gradiente de presión a ambos lados de la membrana del hematíe, que dependerá de la tasa de combinación de la Hb con el gas (q), el volumen sanguíneo capilar (Vc) y el gradiente de presión venoso-capilar (Pv-c). 8 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 9 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Figura 3. Componentes de la difusión alveolocapilar. Factor de membrana: ventilación alveolar y superación de la membrana alveolocapilar Factor capilar: volumen capilar en contacto con la zona de intercambio Factor sanguíneo: velocidad de paso de la sangre por la zona de contacto Volumen de gas ligado a la hemoglobina = q x Vc x Pv-c (1) La velocidad a la que los gases disueltos en la sangre capilar abandonan el lecho vascular alveolar depende del flujo capilar pulmonar, que puede influir en el transporte de los gases disueltos en la sangre según el coeficiente de capacitancia de la sangre (b), el flujo capilar pulmonar (Qc) y el gradiente arteriovenoso de presiones del gas (Pa-v), según la fórmula: Tasa de gases disueltos = b x Qc x Pa-v (2) Estos componentes pueden interconectarse entre sí para poder calcular el volumen de gas transportado desde el espacio alveolar hasta el capilar cruzando la membrana alveolocapilar, que sería la suma del volumen de gas ligado a la hemoglobina (ecuación 1) más el del gas disuelto en la sangre (ecuación 2), de manera que: Dm x (PA-c) = q x Vc x Pv-c + b x Qc x Pa-v Estos tres componentes pueden considerarse conductancias en serie y pueden determinar la capacidad de difusión total de los gases según la fórmula: 1/DL = 1/Dm + 1/(q x Qc + b x Vc) La importancia y distribución de cada uno de estos componentes sobre la capacidad de difusión dependerá de las características del gas, que hará que tengan más o menos importancia el factor membrana, el volumen sanguíneo capilar o el factor circulación. El sistema respiratorio ante las pruebas de estrés El sistema respiratorio es capaz de adaptarse a distintas situaciones de estrés para garantizar su tarea fundamental, que es el intercambio de gases. Hoy en día realizar vueFisiopatología de la insuficiencia respiratoria crónica, mecánica respiratoria... 9 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 10 Curso I Figura 4. Presión barométirca (mm Hg) en función de la altitud. 800 700 600 500 400 300 200 100 0 0 20.000 40.000 60.000 Altitud (pies) los transoceánicos, inmersiones de buceo o deportes a grandes alturas son situaciones cada vez más familiares en las que el sistema respiratorio experimenta importantes cambios en la distribución de la ventilación y de la perfusión, que pueden modificar el equilibrio ventilación-perfusión y, por tanto, alterar el intercambio gaseoso. Vuelo La presión atmosférica depende de la columna de aire que tiene encima el punto de medición; por ello cuanto más alto estemos, más baja será la presión. Este descenso de la presión es logarítmico (fig. 4), de tal modo que inicialmente pequeños cambios de altura producen importantes cambios de presión; así, a 20.000 pies (6.096 m) la presión atmosférica es aproximadamente la mitad que al nivel del mar. La composición de la troposfera, que es la zona por donde vuelan los aviones comerciales, es constante (78% de nitrógeno y 21% de oxígeno), aunque el ozono (presente en concentraciones muy bajas) se incrementa con la altitud. Este gas es importante para filtrar la radiación ultravioleta, pero es un gas tóxico para el sistema respiratorio, incluso a concentraciones muy bajas, de menos de 1 ppm, que pueden alcanzarse en alguna zona del vuelo. Como la presión parcial de un gas depende de la concentración y de la presión total, la presión de oxígeno depende directamente de la altitud y cae exponencialmente al ascender. La atmósfera se puede dividir en tres zonas basándose en las respuestas fisiológicas del hombre: la fisiológica, la fisiológicamente deficiente y la equivalente al espacio. 10 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 11 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria La zona fisiológica es aquella donde el cuerpo humano se encuentra bien adaptado y donde el nivel de oxígeno es suficiente para mantener unas funciones normales; se extiende desde el nivel del mar hasta los 3.000 m. No obstante en esta zona cambios rápidos de altitud pueden producir problemas menores por la expansión de los gases corporales atrapados. La zona fisiológicamente deficiente se extiende desde los 3.000 m a los 15.200 m. En esta zona el descenso de la presión barométrica puede producir una hipoxia ambiental crítica y puede ser necesario el uso de oxígeno suplementario. Desde el punto de vista fisiológico a partir de los 15.000 m comienza el espacio. En esta zona un hombre no puede sobrevivir, ni siquiera con oxígeno suplementario, dada la baja presión ambiental, y además necesitará trajes presurizados. A partir de los 19.354,80 m la presión barométrica es menor que la presión del vapor de agua a 37 ºC y se produce la evaporación de los fluidos corporales. Si la presión interna de los aviones dependiese directamente de la presión atmosférica externa, dada por la altitud del vuelo, el ambiente sería incompatible con la vida. Por ello los aviones deben ser presurizados, es decir, incrementar su presión respecto al exterior y se necesita que la estructura esté reforzada para poder soportar la presión diferencial. Dadas las dificultades técnicas y el coste, los aviones no son presurizados a la misma presión que el nivel del mar, sino a una presión intermedia que depende del tipo de avión pero que suele estar próxima a la equivalente a los 2.400 m (8.000 pies) de altitud cuando los aviones se encuentran en su vuelo de crucero transoceánico. A esta altitud la presión ambiental de oxígeno es equivalente a respirar el 15,1% de oxígeno al nivel del mar. Aunque esta hipoxia ambiental puede ser bien tolerada por sujetos sanos en reposo, puede provocar problemas de oxigenación en pacientes con IR (10). Cottrell et al (11) midieron la saturación con pulsioximetría en miembros sanos de las tripulaciones y encontraron caídas de los valores medios de la saturación del 97 al 88,6%, pero con caídas individuales de hasta el 80%. En caso de despresurización brusca se hace necesario el uso de máscaras de oxígeno (obligatorias en el equipamiento de los vuelos comerciales) para sobrevivir. Además de los problemas derivados de los cambios en la presión barométrica, la temperatura cae aproximadamente 2 ºC por cada 300 m, por lo que el aire debe de ser calentado. Este aire normalmente tiene un bajo contenido en humedad (5%) y esto puede ser la causa de problemas en algunos sujetos. Con el fin de ahorrar aire (y por lo tanto combustible), disminuir los niveles de ozono (proveniente del aire exterior) y mantener una mejor humedad, actualmente la mitad del aire es recirculado a través de filtros especiales (HEPA), que filtran el 99,9% de las partículas, incluidas bacterias y virus. Este aire filtrado y acondicionado fluye constantemente, recambiándose completamente cada 2-3 min. Submarinismo El buceo o submarinismo es la actividad de nadar por debajo del agua con o sin ayuda de equipos especiales. El buceo presenta dos formas de practicarlo: la apnea (del griego apnoia, «sin respiración»), técnica también conocida como buceo libre o a pulmón, y el buceo con equipo, que puede ser con escafandra autónoma o buceo con botella (también denominado SCUBA, acrónimo inglés de Self Contained Underwater Breathing Aparatus), o dependiente de superficie (SSD, Surface Supply Dive). Fisiopatología de la insuficiencia respiratoria crónica, mecánica respiratoria... 11 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 12 Curso I Las técnicas de apnea y SCUBA con aire pertenecen a la categoría deportiva o recreativa, que en los últimos años se han hecho populares. Las técnicas SCUBA con mezcla de gases (Nitrox, Heliox o Trimix) y SSD se consideran dentro de la categoría de buceo técnico o profesional debido al riesgo y nivel de preparación requerido por el buzo que las emplea. El buceo deportivo se limita en general a los -40 m de profundidad (aunque en apnea pueden alcanzarse profundidades más importantes), mientras que el buceo profesional con mezclas especiales permite alcanzar profundidades de 100 m o más. Fisiología del buceo: expansión de los gases atrapados Para comprender mejor la situación que conlleva la inmersión, conviene recordar que la presión generada en la base de una columna de líquido es proporcional a la altura de la columna y la densidad del líquido. En el mar, la presión aumenta aproximadamente una atmósfera (760 mm Hg) por cada 10 m de profundidad (12). Conforme el buceador se sumerge, la presión ambiental y el aire, según la ley de Boyle, ocupan menos espacio. A 10 m de profundidad, expuesto a 2 atmósferas, el volumen de aire que hay dentro del tórax ocupa la mitad de espacio (es más denso). Por el contrario, conforme el buceador asciende, la presión ambiental disminuye y el volumen de gas se expande. Si este aire no tiene salida (como podría ocurrir en un sujeto con crisis de asma, EPOC, sinusitis o inflamación de trompas de Eustaquio) o se contiene el aire durante el ascenso, se produce el barotrauma. En el pulmón, se produce la rotura de los alvéolos y aparece un neumotórax o la entrada de aire en los vasos sanguíneos, que produce una embolización gaseosa que puede afectar a distintos órganos. La causa más frecuente de barotrauma pulmonar y embolismo gaseoso es un ascenso rápido por pánico mientras se sostiene la respiración. Como consecuencia de la compresión de los volúmenes pulmonares, se produce un incremento en la densidad de los gases. En el descenso también se detecta un incremento de la presión parcial de los diferentes gases a medida que aumenta la presión, según la ley de Dalton, y, por tanto, se incrementa la cantidad de gases disuelta en los diferentes tejidos, de acuerdo con la ley de Henry. Cuando se bucea a más de 25-30 m de profundidad, aumenta la densidad de nitrógeno en el aire inspirado por el aumento de presión y este nitrógeno en la sangre puede tener un efecto narcótico, que se soluciona en muy poco tiempo disminuyendo la profundidad de la inmersión. Otro problema que puede ocurrir durante el buceo es la enfermedad descompresiva (13), que ocurre cuando el nitrógeno disuelto en la sangre forma burbujas al disminuir la presión en el ascenso. En el buceo en apnea, la profundidad y el tiempo de inmersión dependen del grado de entrenamiento y de las características del buceador. El límite involuntario de la apnea aparece cuando se supera el llamado punto de ruptura, a partir del cual los estímulos químicos sobre el centro respiratorio fuerzan al individuo a respirar. Esto ocurre en individuos sanos cuando la PaO2 es de 50 mm Hg y la PaCO2 es de 45 mm Hg. Para la técnica de buceo en apnea, se realizan maniobras de hiperventilación previas a la inmersión con el objetivo de disminuir la concentración de CO2 en la sangre y retrasar así el estímulo para la nueva inspiración. Durante el descenso aumenta la pO2 como consecuencia del aumento de la presión y además el consumo de O2 que supone la apnea se produce sin la «alarma» del aumento de CO2 (14). Cuando se inicia la ascensión, la pO2 baja 12 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 13 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria rápidamente, tanto por el consumo como por la disminución de la presión, lo que puede producir una alteración del nivel de conciencia. Ésta es una de las causas más frecuentes de accidentes entre los practicantes del buceo. Durante el buceo en apnea se produce una respuesta fisiológica con bradicardia, disminución leve del gasto cardiaco, aumento de la tensión arterial y redistribución del flujo sanguíneo. Todo esto disminuye el consumo de O2 posibilitando una mayor duración de la inmersión (15). Tras la inmersión se ha comprobado que existe una disminución entre el 12 y el 15% de la capacidad de difusión de CO (DLCO). Esta reducción puede deberse a la aparición de microémbolos gaseosos en la circulación venosa debido a la expansión de los gases durante el ascenso detectados mediante Doppler precordial. En estudios realizados a largo plazo no se encuentran diferencias en la DLCO entre buceadores profesionales y sujetos normales (16). Grandes alturas Más de 140 millones de personas en el mundo viven a más de 2.500 m por encima del nivel del mar, 80 millones en Asia y 35 en las montañas de los Andes. Como se ha comentado anteriormente, el factor limitante de la altura es la disminución progresiva de la presión parcial de oxígeno. La densidad del aire disminuye al subir desde el nivel del mar, ya que allí la presión barométrica es de 760 mm Hg, mientras que a 3.048 m es de 510 mm Hg y alrededor de 5.000 m es la mitad. Pero lo importante es que la presión de oxígeno también disminuye; así, al nivel del mar es de 150 mm Hg de media y a 3.048 m es de 107 mm Hg. En el alvéolo la presión parcial de oxígeno también se reduce, pasando de 100 mm Hg al nivel del mar a 78 mm Hg a 2.000 m y a 38 mm Hg a 5.500 m aproximadamente. Esta situación exige la puesta en marcha de un proceso de adaptación para que las personas puedan sobrevivir a grandes alturas. Acomodación y aclimatación del sistema respiratorio a la altura Hemos de utilizar estos dos términos para entender el sistema de adaptación a la altitud. Al principio se produce la acomodación donde al bajar el oxígeno en la sangre el organismo reacciona con hiperventilación y taquicardia sobrecargando el sistema cardiorrespiratorio. Si la exposición a la hipoxia se prolonga, se inicia el proceso de aclimatación poniendo en marcha otros mecanismos de adaptación más «económicos» (aumento de la hemoglobina de la sangre, incremento de la vascularización de los tejidos y aumento de la capacidad de las células para utilizar oxígeno). Los dos mecanismos que afectan al sistema respiratorio son: – Aumento de la ventilación Los quimiorreceptores periféricos se estimulan por la disminución de la pO2 arterial produciendo hiperventilación, que trata de compensar la hipoxia. Esta hiperventilación Fisiopatología de la insuficiencia respiratoria crónica, mecánica respiratoria... 13 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 14 Curso I produce hipocapnia y alcalosis respiratoria. El riñón compensa la alcalosis excretando bicarbonato por los túbulos renales. Estos cambios inhiben el centro respiratorio en contraposición de la estimulación hipóxica. Los centros respiratorios entonces reciben dos respuestas contradictorias: una excitadora, la hipoxia, y otra inhibidora, la hipocapnia. Sin embargo, ahí entra el proceso de aclimatación ya explicado, porque a partir de los cinco días, aproximadamente, esta inhibición del centro respiratorio desaparece, volviendo la estimulación de los quimiorreceptores a la normalidad. La respuesta ventilatoria inicial a la mayor altitud es relativamente pequeña porque la alcalosis tiende a contrarrestar el efecto estimulante de la hipoxia. Sin embargo hay un incremento sostenido de la ventilación durante los siguientes cuatro días porque el transporte de H+ al líquido cefalorraquídeo, o posiblemente una lactoacidosis que se presenta en el encéfalo, causa una caída en el pH del LCR que incrementa la respuesta a la hipoxia. Aproximadamente a los tres días declina la respuesta ventilatoria en forma gradual, aunque tal vez se necesiten años para tener el nivel inicial. En forma concomitante con la declinación de la hiperventilación (LCR) disminuye la sensibilización a la hipoxia en forma lenta. Algunos alpinistas responden con un fuerte impulso ventilatorio hipóxico, por lo que pueden realizar ejercicios a alturas extremas mejor que otros individuos en los que no se produce una respuesta tan intensa. – Limitación de la capacidad difusora de oxígeno de los pulmones La exposición a grandes alturas puede disminuir la difusión de O2 de los pulmones. Se debe a la interacción de distintos factores (17): la disminución de presión atmosférica de O2, la disminución de la afinidad de la hemoglobina por el oxígeno en situaciones de baja presión arterial de oxígeno y, por último, el tiempo de tránsito de la sangre a través de los capilares pulmonares, que no resulta suficiente para producir un adecuado equilibrio de oxígeno. El resultado neto es que en grandes alturas hay un incremento en la diferencia alveoloarterial de oxígeno. Sin embargo, en estudios realizados en sujetos que viven en altitud se ha visto un aumento en la DLCO (18, 19). Se ha explicado de distintas formas, bien por un aumento del volumen de sangre capilar pulmonar (20), bien por un incremento en la capacidad de difusión de la membrana alveolocapilar (21). La exposición aguda a la altura produce hipertensión pulmonar debida a vasoconstricción al nivel precapilar, inducida directamente por el estímulo hipóxico o indirectamente a través del incremento de los niveles de endotelina plasmática (22), dando lugar al aumento de las resistencias pulmonares. La hipertensión pulmonar de los habitantes sanos a grandes alturas aumenta con el nivel de altura y el grado de ejercicio. Revierte tras una estancia prolongada al nivel del mar. El mal de montaña crónico se desarrolla cuando la adaptación a la altitud se pierde. Estos pacientes tienen hipertensión pulmonar moderada-grave con hipoxemia y policitemia exagerada (23). 14 COMPAGINADO 1 4/10/07 15:44 Página 15 Bibliografía 1. West JB. Fisiología respiratoria. 3.ª ed. Buenos Aires; Editorial Médica Panamericana: 1987. 2. Herig NR, Pierson DJ. Mechanisms of hypoxemia. Respir Care N Am 2000 Dec; 6(4): 501-21. 3. Rossi A, Poggi R, Roca J. Physiologic factors predisposing to chronic respiratory failure. Respir Care N Am 2002 Sep; 8(3): 379-404. 4. Gibson GH. Lung volumes and elasticity. Clin Chest Med 2001: 22(4): 623-5. 5. Sharp JT, Hammond MD. Pressure-volume relations. En The lung: Scientific Foundations. Crystal RG y West JB editores. New York; Raven Press Ltd. 1991. p. 839-54. 6. Dunsmore SE, Rannels DE. Extracellular matrix biology in the lung. Am J Physiol 1996 Jan; 270 (1 Pt 1): L3-27. 7. Daniels CB, Orgeig S. Pulmonary surfactant: the key to the evolution of air breathing. News Physiol Sci 2003; 18: 151-7. 8. Maksym GN, Fredberg JJ, Bates JH. 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Fisiopatología de la insuficiencia respiratoria crónica, mecánica respiratoria... 15 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 17 MONITORIZACIÓN INVASIVA Y NO INVASIVA DE LOS GASES SANGUÍNEOS Luis Compte Torrero, Alfredo de Diego Damiá y Rosalia Domènech Clar Introducción El aparato respiratorio tiene como función esencial en el ser humano aportar el oxígeno que precisamos, como seres aeróbicos que somos, y propiciar la eliminación del dióxido de carbono que producimos como detrito de nuestro metabolismo. Así la evaluación de estos gases sanguíneos es primordial en el diagnóstico del estado respiratorio de cualquier individuo y especialmente de aquellos que padecen problemas neumológicos (1-3). La gasometría arterial nos informa, de manera fiable y bastante rápida, del estado del intercambio gaseoso. Es la técnica de referencia para su evaluación, pero tiene como inconvenientes que es invasiva y que sólo facilita una medida puntual. Para intentar subsanar estas limitaciones disponemos, desde hace tiempo, de otras técnicas que facilitan la monitorización continua, cuando ésta es necesaria, incluso sin necesidad de obtener una muestra de la sangre arterial (4). El presente escrito es la parte teórica del curso organizado por el Comité de Formación Médica Continuada de la SEPAR. Su objetivo es revisar la utilidad y recordar la interpretación de todas estas técnicas. El fin último es mejorar la atención de los pacientes con enfermedades respiratorias, en particular la de aquellos que tienen insuficiencia respiratoria. Gasometría arterial Junto con la espirometría es la exploración básica de la función respiratoria puesto que nos informa, de manera integral, del resultado final de la oxigenación y de la ventilación. Básicamente mide el potencial de hidrógeno (pH), la presión parcial de oxígeno y la presión parcial de dióxido de carbono, pero los equipos actuales cuantifican además la hemoglobina, su saturación, las dishemoglobinas y, frecuentemente, el lactato. Por lo tanto es el patrón oro para el diagnóstico y el seguimiento de la insuficiencia respiratoria ya que nos permite valorar el estado del equilibrio ácido-base, el estado ventilatorio, el estado de la oxigenación y la capacidad de transporte de oxígeno. Además alguna de las variables calculadas a partir de estas mediciones nos ayuda a orientarnos sobre el origen, la gravedad y la evolución de la insuficiencia respiratoria (5). Metodología El paciente debe estar en reposo al menos 10 minutos antes de la punción arterial, que realizamos con el paciente sentado, salvo que indiquemos lo contrario. 17 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 18 Curso I La ingesta previa de medicación debemos individualizarla en función de la situación clínica y de la indicación de la prueba. Aunque las recomendaciones (4, 6) aconsejan abstenerse de fumar previamente, es posible que esto no sea necesario si lo que queremos evaluar es la capacidad de transporte de oxígeno que, de manera habitual, tiene un paciente fumador. En algunos casos de pacientes con oxigenoterapia es necesario interrumpirla diez minutos antes. Debemos explicar la técnica previamente al paciente. La punción la realizaremos preferentemente en la arteria radial, a la altura del túnel carpiano. La segunda opción es la arteria humeral a la altura de la fosa antecubital y, sólo en casos excepcionales, accederemos a la arteria femoral. La existencia de circulación colateral en el área radial la podemos verificar mediante la prueba de Allen. Después de localizar el pulso radial y cubital a la altura del túnel carpiano, provocamos una compresión suficiente para interrumpir el flujo arterial, hacemos flexionar la mano al paciente 10 veces y liberamos la compresión de la arteria cubital. Con la mano extendida cronometramos el tiempo que tarda en desaparecer la palidez. Si es menor de 15 segundos significa que la circulación colateral es suficiente y, por lo tanto, no corremos peligro de causar una isquemia de la mano en caso de que lesionemos la arteria radial por vasoespasmo o trombosis. La prevalencia de circulación colateral cubital insuficiente se ha estimado en el 1,6% (2). El procedimiento de la técnica de punción arterial simple es el siguiente (4): – Limpiamos la piel con alcohol. – Nos informamos sobre si el paciente tiene reacciones adversas a la anestesia local y sobre si sigue una terapia anticoagulante. – Inyectamos 0,3 ml de anestésico local sin adrenalina con una jeringuilla de insulina y esperamos el tiempo necesario para que haga su efecto (7, 8). – Hiperextendemos la muñeca y pinchamos con una aguja de un calibre igual o inferior a 20 G. En nuestro medio disponemos de jeringuillas de material plástico especialmente pensadas para hacer gasometrías; antes usábamos, tal y como estaba recomendado, jeringas de vidrio, pero hoy en día se utilizan poco por problemas higiénicos y económicos. El flujo de la sangre obtenido debe ser pulsátil. – Vaciamos cualquier burbuja ubicada en el interior colocando la jeringuilla en posición vertical. Sellamos la jeringa para evitar el intercambio de gases con el aire atmosférico. Hoy en día todos los dispositivos tienen unas piezas selladoras; antaño lo hacíamos con plastelina. – Para minimizar la formación de hematomas comprimimos con fuerza la zona puncionada y procedemos a su vendaje compresivo, que mantendremos 3 minutos y hasta 20 minutos si el paciente está anticoagulado. – Propiciamos la mezcla de la sangre con el anticoagulante que hay en el interior del dispositivo mediante unos movimientos suaves de rotación entre ambas palmas de las manos. Puesto que la sangre es un tejido vivo, el lapso de tiempo que discurre entre la obtención de la muestra y su análisis debe ser el menor posible. Lo mejor es que el análisis se realice inmediatamente o, en todo caso, no exceder de 15 minutos. Si se produce demora en el estudio disminuirá la PaO2, aumentará la PaCO2 y se acidificará la muestra. Por esto, si vamos a retrasarnos en el análisis conviene enlentecer el metabolismo de las células hemáticas enfriando la muestra colocándola en hielo picado (9). 18 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 19 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Salvo cuando la sangre sea recién obtenida, antes de introducir la muestra en el analizador procedemos de nuevo a un agitado suave entre las dos manos, de tal manera que no se produzcan burbujas. Desechamos los 0,5 ml de sangre situados en el extremo distal del dispositivo para evitar que analicemos la muestra contaminada por el contacto con el aire ambiente. La adecuada interpretación de los resultados sólo será posible si conocemos la presión inspiratoria de oxígeno, para lo que debemos conocer la presión atmosférica y la fracción inspiratoria de dicho gas (FiO2) o, como aproximación, el flujo de administración de oxígeno suplementario. Si la FiO2 no es conocida pero sabemos el flujo de oxígeno nasal, nos podemos aproximar groseramente a este parámetro con la siguiente fórmula: FiO2% = 20 + (flujo de oxígeno en l/min × 4) A mayor flujo de oxígeno, más inexacto resulta este cálculo y no se utiliza por encima de 6 l/min. En general, con los sistemas de bajo flujo, a mayor volumen circulante menor FiO2, y viceversa (1). Para la interpretación de los resultados también es importante conocer la temperatura del paciente, aunque se ha afirmado que si oscila entre 35 y 39 ºC la modificación de los resultados no tiene trascendencia clínica. El aumento de la temperatura corporal incrementará la PaO2 y la PaCO2 y disminuirá el pH y su disminución tendrá los efectos contrarios. Todos los equipos actualmente disponibles realizan las correcciones automáticamente respecto a la temperatura del paciente. Asimismo todos los analizadores modernos son capaces de imprimir directamente la lectura de los resultados, lo que ahorra tiempo y evita la transcripción de los resultados, que resultaba en una fuente de errores. El pH El pH (potencial de hidrógeno) evalúa la concentración de hidrogeniones (H+), es decir el grado de acidez de la sangre. Como esta concentración es muy pequeña empleamos su logaritmo decimal para no usar muchos decimales. No tiene por lo tanto unidades. Su expresión matemática es: pH = – log [H+] El signo menos es para no utilizar números negativos; así, empleamos el negativo del logaritmo, que es un número positivo. Su medición se lleva a cabo mediante el electrodo de Sanz. Su funcionamiento se basa en el hecho de que entre dos soluciones con un pH distinto, separadas por una membrana de vidrio especial, aparece una diferencia de potencial que se relaciona con la diferencia en la concentración de H+ entre la sangre del electrodo medidor y la solución del electrodo de referencia (cuyo pH es conocido). Al basar su funcionamiento en la medición de voltajes, a este tipo de electrodos se le denomina potenciométrico. Debe realizar una calibración a un punto antes de cada análisis y otra a dos puntos cada 4 horas y cada vez que la calibración a un punto dé errores (± 0,01). El valor normal del pH en la sangre arterial está entre 7,35 y 7,45. Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 19 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 20 Curso I La presión arterial de oxígeno Es la presión parcial que ejerce el oxígeno disuelto en el plasma de la sangre arterial (PaO2). Como unidades empleamos los milímetros de mercurio (mm Hg), que es lo mismo que las unidades torr, aunque según diversos consensos internacionales es más recomendable el uso del kilopascal (kPa), que es la unidad de presión del Sistema Internacional de Unidades. Un mm Hg equivale a 0,133 kPa o, lo que es lo mismo, aunque más fácil de recordar, un kPa equivale a 7,5 mm Hg. Se mide con el electrodo de Clark, cuyo principio de funcionamiento se basa en la difusión de las moléculas de oxígeno a través de la solución electrolítica hacia la superficie del cátodo, donde se reduce cambiando la conductividad de la solución. Esto modifica la intensidad de la corriente que hay entre el ánodo y el cátodo proporcionalmente a la pO2 de la muestra sanguínea analizada. Como mide el amperaje, es un electrodo amperiométrico. Esta lectura puede ser artefactada por la presencia de hidrocarburos halogenados en la muestra; de éstos el halotano, que se usa como anestésico frecuentemente, produce una sobrevaloración de la PO2. Debe calibrarse a un punto (20% de O2) antes de cada análisis y a dos puntos (0% y 20% de O2) cada 4 horas y siempre que la calibración a un punto sea errónea (± 2 o 3 mm Hg). Es recomendable una tonometría diaria de dos puntos y mensual o cada vez que haya problemas con el electrodo o la membrana, a tres puntos (a 0%, 10% y 20% de O2) y cuando se emplean muestras hiperóxicas con mezclas más ricas en oxígeno (4, 10). La PaO2, y por tanto su valor de referencia, disminuye con la edad. Esta afirmación no está exenta de controversia, ya que se ha publicado que no debe ser menor a 80 mm Hg, pero también que en un individuo sano de 80 años la PaO2 puede ser hasta de 60 mm Hg. En el neonato sano el rango de referencia es de 40 a 70 mm Hg (1). Disponemos de diversas ecuaciones de predicción (4, 6, 11, 12) de la PaO2: En sedestación: PaO2 en mm Hg = 104,2 – (0,27 × años de edad) En supino: PaO2 en mm Hg = 103,5 – (0,42 × años de edad) PaO2 en mm Hg = 0,1834 × presión atmosférica en mm Hg – (0,2452 × años de edad – 31,453) PaO2 en mm Hg = 109 – (0,43 × años de edad) Conocemos también estudios que nos han permitido saber que la PaO2 predicha no sólo depende de la edad, sino también del peso, la talla y la PaCO2 (13). La siguiente ecuación es válida para los individuos sanos de 40 a 74 años y el error típico estimado de 7,48 mm Hg: PaO2 en mm Hg = 143,6 – (0,39 × años de edad) – (0,56 × IMC) – (0,5 × PaCO2 en mm Hg) Donde IMC es el índice de masa corporal en kg/m2. 20 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 21 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Si a esta media predicha le restamos 12,26 mm Hg, que es el producto de 1,64 por el error típico estimado, disponemos del percentil 5, que es el límite inferior de la normalidad. Para los sujetos sanos de 75 a 90 años, en el mismo estudio, encontraron que no hay dependencia respecto a los parámetros anteriormente citados y que el límite inferior de la normalidad para la PaO2 era de 68,4 mm Hg. La PaO2 normalmente será superior en posición sentada que en decúbito. Definimos gasométricamente la ortodeoxia como un aumento paradójico con el decúbito supino de la PaO2 mayor o igual a 5 mm Hg o al 15% respecto al valor basal en sedestación. Es uno de los criterios diagnósticos del síndrome hepatopulmonar (14). La PO2 en la sangre venosa mixta, obtenida de la arteria pulmonar mediante cateterismo, es un excelente parámetro para evaluar el estado hemodinámico del paciente. Sus valores normales oscilan entre 37 y 43 mm Hg en reposo a la altitud del mar. Si aumenta indica un descenso del consumo de oxígeno o un aumento del gasto cardiaco y si desciende señala lo contrario. La presión parcial de dióxido de carbono La presión parcial de dióxido de carbono (PCO2) es la presión parcial que ejercen las moléculas de este gas disueltas en el plasma. Las unidades que empleamos en su medición son las mismas que utilizamos para la PO2 (kPa o mm Hg). La medimos con el electrodo de Severinghaus. Es un electrodo de pH sumergido en una solución tamponada de bicarbonato sódico separado de la muestra sanguínea por una membrana que sólo permite el paso del CO2. El trasiego de este gas se producirá hasta obtenerse el equilibrio de los dos compartimentos; el cambio de la concentración de H+ que esto supone permite medir la PCO2 al ser detectado por el electrodo de pH, que en este caso será también potenciométrico. Se calibra a un punto (5% de CO2) antes de cada análisis y a dos puntos (5 y 10% de CO2) cada 4 horas y cada vez que la calibración a un punto resulte errónea (± 3 mm Hg). La PaCO2 no se modifica por la edad y sus valores normales en el individuo sano oscilan entre 35 y 45 mm Hg, que es un intervalo muy fácil de recordar, aunque también se ha facilitado el rango de referencia de 32-45 mm Hg en mujeres y de 35-48 mm Hg en hombres (1, 2, 4). Para su predicción tenemos la siguiente fórmula (11): PaCO2 en mm Hg = 0,0385 × presión atmosférica en mm Hg + 1,162 × S + 7,916 Donde S es un coeficiente que varía según el sexo: vale 1 en los hombres y 0 en las mujeres. El CO2 que circula por la sangre disuelto en el plasma es una pequeña proporción del total (el 5% en la sangre arterial y el 10% en la sangre venosa) que ésta lleva. La mayor parte del CO2 es transportada formando compuestos carbamínicos (el 5% en la sangre arterial y el 30% en la sangre venosa) y por el mecanismo del ión bicarbonato (el 90% en la sangre arterial y el 60% en la sangre venosa). Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 21 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 22 Curso I Los compuestos carbamínicos se forman cuando el CO2 se combina con aminoácidos; siendo la carbaminohemoglobina el más importante de estos compuestos. La desoxihemoglobina tiene una mayor afinidad por este gas que la misma en su estado oxigenado, por lo que, en el capilar pulmonar, la mayor presencia de oxihemoglobina facilita la liberación de CO2 al plasma y de ahí al alveolo produciéndose su eliminación. Este hecho lo conocemos como efecto Haldane. La hidratación del CO2 da lugar a ácido carbónico. La anhidrasa carbónica, que es una enzima que está presente en los eritrocitos y en las células de los túmulos renales pero no en el plasma, cataliza esta reacción. El ácido carbónico se disocia en ión bicarbonato y H+. Los H+ se enlazan con la hemoglobina y, de esta manera, el pH se mantiene estable. El bicarbonato pasa al exterior de la célula por gradiente y provoca una entrada de anión cloro al interior del eritrocito desde el plasma con objeto de mantener la estabilidad eléctrica. Como sabemos, la PaCO2, por la alta capacidad de difusión de este gas, es un indicador directo de la idoneidad de la ventilación alveolar en relación al coeficiente respiratorio (R). Saturación de la oxihemoglobina La hemoglobina (Hb) es una proteína de 64.000 daltons formada por cuatro subunidades, cada una de las cuales está formada por el grupo hem, que es una porfirina que tiene hierro en estado ferroso, unido a una cadena polipeptídica. La Hb normal del adulto se compone en más del 95% de Hb A y está formada por dos cadenas α y dos cadenas β. Como cada grupo hem mediante una reacción de oxigenación, se une reversiblemente con una molécula de oxígeno, una molécula de Hb puede combinarse hasta con cuatro moléculas de este gas. La Hb tiene dos estructuras estables distintas: la oxihemoglobina y la desoxihemoglobina. La concentración total de hemoglobina total (ctHb) nos proporciona una medida de la capacidad potencial de transporte de O2. La desoxihemoglobina tiene muchos puentes salinos entre las subunidades y dentro de ellas. Conforme capta sucesivas moléculas de oxígeno, estos puentes se rompen y alcanza una conformación más relajada. Así, la reacción de cada hem con el oxígeno produce un cambio conformacional del resto de la molécula de Hb; esto hace que la captación de las moléculas de oxígeno esté progresivamente facilitada. La Hb unida al oxígeno es la oxihemoglobina (HbO2) y otorga a la sangre un color rojo vivo. El porcentaje de la Hb que está unida al oxígeno es la saturación de la oxihemoglobina (SO2). Si representamos en el eje de ordenadas de un gráfico la SO2 y en el eje de abscisas la PO2 obtenemos la curva de disociación de la Hb que representamos en la figura 1, cuya forma se describe tradicionalmente como de S itálica. La Hb que no contiene oxígeno es la desoxihemoglobina, a la que también conocemos con el desconcertante nombre de Hb reducida, y proporciona un color púrpura a la 22 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 23 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Figura 1. Curva de disociación de la hemoglobina (Hb) (tomada de la referencia bibliográfica 2 con autorización). sO2 sO2 (a) 0,9 0,8 sO2 (v) 0,7 0,6 0,5 0,4 0,3 p50 pO2 (v) 0,2 0,1 0 20 0 2 4 pO2 (a) 40 60 6 8 pO2 80 10 12 kPa Desviación a la izquierda c2,3-DPG Temp. pCO2 pH FHbF FCOHb FMetHb Desviación a la derecha c2,3-DPG Temp. pCO2 pH FSHb sangre. Decimos que es desconcertante porque esta Hb, desde el punto de vista químico tiene el mismo estado electrónico que la HbO2 y por lo tanto no se puede decir que esté reducida, pero esta denominación se ha generalizado y así la conocemos. De la Hb derivan la carboxihemoglobina, la metahemoglobina y la sulfohemoglobina. En conjunto las denominamos dishemoglobinas y tienen la característica de que no son aptas para transportar oxígeno. La carboxihemoglobina se produce por la unión del monóxido de carbono, mediante enlaces covalentes, con el ión ferroso de la Hb. De esta manera la Hb queda inutilizada para el transporte de oxígeno pues su afinidad por el CO es muy superior (200 a 250 veces) a la que tiene por el O2. Además, a más presión parcial de Ca más afinidad de la Hb por el oxígeno y viceversa. Esta dishemoglobina proporciona a la sangre una coloración rojo cereza característica del paciente con esta intoxicación. El rango de normalidad en no fumadores es del 0,5 al 1,5% de la ctHb (aunque también se ha facilitado la cifra de ≤ 2,5%) y en fumadores del 2,1 al 9,3%. Las fuentes del Ca son el humo del tabaco, los motores y cualquier ignición de combustible fósil u orgánico, en particular si se da en un ambiente pobre en oxígeno. La metahemoglobina, que se genera cuando el ión ferroso de la Hb se oxida a férrico, tiene la afinidad por el oxígeno alterada. Tiene un color parduzco y causa pseudocianosis con concentraciones en torno al 10%. Los agentes oxidantes que causan la formación de esta Hb son los colorantes de la anilina, el nitrobenceno, el nitrotolueno, el óxido nitroso, los nitratos (que pueden causar intoxicación por ingesta de agua del grifo en neoMonitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 23 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 24 Curso I natos), el ácido paraaminosalicílico, la benzocaína, la lidocaína, etc. En individuos sanos la fracción de metahemoglobina oscila entre el 0 y el 1,5%. La sulfohemoglobina se produce cuando hay una exposición de la Hb al ácido sulfhídrico y provoca cambios que la hacen inútil para el transporte de O2. La mayoría de los oxímetros no la miden por ser muy rara. Por último, la Hb fetal supone la mayor parte de la Hb del feto (tal y como indica su nombre) e incluso la del recién nacido a término (85%). Tiene aumentada su afinidad por el oxígeno. Se oxida con mayor facilidad que la del adulto y se convierte en metahemoglobina. La tabla 1 nos indica la fracción de la Hb fetal promedio según la edad. Puede haber cifras anormalmente altas en algunas leucemias, en la anemia falciforme y en las talasemias. La fracción de hemoglobina oxigenada (FO2Hb) se calcula con la siguiente ecuación: FO2Hb = SO2 × (1 – FCOHb – FMetHb) Donde: FCOHb es la fracción de carboxihemoglobina expresada de forma centesimal. FMetHb es la fracción de metahemoglobina expresada de forma centesimal. Por lo tanto, en ausencia de dishemoglobinas SO2 es igual a FO2Hb. El diferente colorido de las distintas Hb supone un característico espectro luminoso y esta circunstancia nos permite medirlas y distinguirlas mediante la espectrofotometría. Esta técnica se basa en la emisión de uno o varios haces de luz de diferente longitud de onda que son captados por un receptor amplificador que genera una corriente eléctrica de intensidad proporcional a la absorción de la luz. Previamente se provoca la hemólisis y se calibra el punto cero de referencia. A este análisis, cuando se practicaba independiente de la gasometría, se le denominaba CO-oximetría. Hoy en día se suele realizar de manera conjunta con el estudio rutinario de gases en la sangre. Al espectrofotómetro que emite longitudes de onda específicas para el espectro de la oxihemoglobina lo denominamos oxímetro. Cuando no se dispone de este equipo la SO2 se evalúa mediante nomogramas. Tabla 1. Fracción de hemoglobina fetal según la edad. Edad Nacimiento 70-90 1 mes 50-75 2 meses 25-60 3 meses 10-35 4 meses 5-20 6 meses 0-8 9 meses 0-5 1 año Adultos 24 Hemoglobina fetal (%) 0-2 0-0,4 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 25 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Una FO2Hb baja nos orienta a déficit en la captación de oxígeno, presencia de dishemoglobinas o a la desviación a la derecha de la curva de disociación de la oxihemoglobina (si excluimos las hipoxemias de origen extrapulmonar). Afinidad de la hemoglobina por el oxígeno La relación entre la PO2 y la SO2, como hemos señalado, tiene forma sigmoidea (fig. 1). La P50 es la PO2 necesaria para obtener una SO2 del 50% con la sangre a 37 ºC, con una PCO2 de 40 mm Hg y un pH de 7,40. Su determinación la realizamos por tonometría con concentraciones de oxígeno del 3, 3,5 y 4%. La P50 la establecemos por interpolación en la recta que une los tres puntos así obtenidos. Actualmente cada gasometría nos facilita una estimación obtenida a partir de los datos medidos en el propio análisis; con SO2 ≥ 97% esta estimación tiene menos fiabilidad. Este parámetro nos permite evaluar la afinidad de la Hb por el oxígeno. En el adulto sano debe estar entre 25 y 29 mm Hg. Cuando la afinidad de la Hb por el oxígeno se modifica, altera la posición de la curva de disociación de la Hb. Si disminuye esta afinidad se traduce en una desviación de la curva hacia la derecha, es decir, un aumento de la P50. Esta situación se da en la acidosis, la hipertermia, la hipercapnia y el aumento de 2,3 difosfoglicerato. Lo mismo ocurre en presencia de algunas dishemoglobinas. La disminución de la afinidad de la Hb por el oxígeno como consecuencia del aumento de la PCO2 y de la acidosis que produce la conocemos como fenómeno Bohr y es muy trascendente, dado que facilita la liberación del oxígeno transportado por la Hb a los tejidos en los capilares periféricos. En el caso contrario (alcalosis, hipotermia, hipocapnia y descenso del 2,3 difosfoglicerato) la afinidad aumentada se traduce en una desviación a la izquierda de la curva y la evaluamos por una P50 disminuida. El 2,3 difosfoglicerato es un anión que se encuentra en alta concentración en el interior de los eritrocitos, se une a las cadenas β de la desoxihemoglobina pero no a las de la oxihemoglobina y disminuye el pH intracelular. Al nivel del mar su rango de normalidad es de 4,5 a 6,2 mmol/l. Su aumento se aprecia al rato de hacer ejercicio, en la hipoxia crónica, en las anemias crónicas y durante la aclimatación a la altitud. Por el contrario, el descenso del 2,3 difosfoglicerato se ha observado en la sangre almacenada para transfusión, en la hipofosfatemia, en las sepsis y en otras situaciones críticas. Alternativamente a la P50 se ha empleado la pendiente de la curva de disociación de la Hb. El uso de este parámetro no se ha generalizado. Contenido total de oxígeno El contenido total de oxígeno de la sangre arterial (CaO2) es la cantidad total de oxígeno transportado por unidad de volumen de la sangre. Equivale a la suma de la cantidad Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 25 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 26 Curso I de oxígeno unida a la Hb y la cantidad de este gas disuelta en el plasma. Su fórmula es la siguiente: CaO2 = (1,34 × FO2Hb × Hb) + (0,0031 × PaO2) Donde: El CaO2 lo cuantificamos en ml de oxígeno por 100 ml (es decir, por dl) o porcentaje de volúmenes (vols%). 1,34 son los ml de oxígeno transportados por un gramo de Hb completamente saturada (en algunos textos se facilita la cifra de 1,39). FO2Hb es la fracción de Hb oxidada expresada en forma centesimal. Hb es la concentración de hemoglobina en g/dl. PaO2 es la presión arterial de oxígeno en mm Hg. 0,0031 es el coeficiente de solubilidad del oxígeno en el plasma (coeficiente de Bunsen), es decir, los ml disueltos en el plasma de un litro de sangre por cada mm Hg de PO2. Su rango de referencia en la sangre arterial en el hombre sano es de 18,8 a 22,3 y en la mujer de 15,8 a 19,9 ml de oxígeno por 100 ml o volúmenes por ciento (vols%). El contenido de oxígeno en la sangre venosa mixta en reposo es de alrededor de 15 volúmenes por ciento. El aporte de oxígeno es el producto del contenido arterial de oxígeno multiplicado por el gasto cardiaco en ml/min. Su valor promedio en el individuo sano es de 1.000 ml/min. Gradiente alveoloarterial de oxígeno y cociente entre la presión arterial de oxígeno y la fracción inspiratoria de oxígeno El gradiente alveoloarterial de oxígeno (AaPO2) es la diferencia de PO2 que hay entre el gas alveolar (PAO2) y la sangre arterial. La calculamos restando la PaO2, obtenida mediante la gasometría, a la PAO2, calculada mediante la ecuación del gas alveolar, alguna de cuyas versiones son: PAO2 = PIO2 - [PaCO2 × (1 - FiO2/R)] PAO2 = PIO2 - (PaCO2/R) Donde: FiO2 es la fracción inspirada de oxígeno. R es el coeficiente respiratorio, que es la relación entre la eliminación de CO2 y el consumo de O2. Si no lo medimos, solemos darle un valor de 0,8 o, si queremos afinar más, 0,825 (disminuye con el empleo de grasas en el metabolismo hasta 0,7 y aumenta con el uso de carbohidratos incluso hasta 1). PIO2 es la presión inspiratoria de oxígeno. La calculamos con la siguiente fórmula: PIO2 = FiO2 × (presión atmosférica - presión del vapor de agua, que es 47 mm Hg) 26 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 27 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Su valor normal aumenta con la edad puesto que la PaO2 disminuye y la PCO2 se mantiene estable. Disponemos de las siguientes ecuaciones de referencia (4, 11): AaPO2 en mm Hg = 2,5 + (0,21 × edad en años) AaPO2 en mm Hg = - 0,02 × presión atmosférica en mm Hg - 0,2344 × edad en años + 11,799 El límite superior de normalidad no está bien delimitado y se sitúa entre 15 y 30 mm Hg. También podemos inferirlo de la ecuación de Cerveri et al (13) puesto que predice el límite inferior de normalidad para la presión arterial de oxígeno teniendo en cuenta la presión arterial de CO2. Como este parámetro no está influido por la ventilación por minuto nos permite estimar el estado del intercambio de oxígeno; así, tradicionalmente se ha empleado como indicador de la gravedad de los trastornos del intercambio gaseoso pulmonar causados por la alteración de las relaciones entre la ventilación y la perfusión, el cortocircuito y el trastorno de la difusión de gases. Por lo tanto su normalidad, en el contexto de una hipercapnia, nos debe hacer pensar que el origen de la insuficiencia respiratoria es extrapulmonar, es decir, que se trata de una hipoventilación alveolar pura. No obstante actualmente sabemos que pacientes con alteraciones parenquimatosas (como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica) pueden tener el AaPO2 normal, si bien son pacientes cuya gravedad hace difícil que dicho problema pase desapercibido tanto en la anamnesis como en la exploración. El AaPO2 puede ayudarnos a evaluar una gasometría en la que se constata una hiperventilación, puesto que la PaO2 puede estar normal y este parámetro aumentado. También nos sirve para diagnosticar y estimar la gravedad de entidades nosológicas como el síndrome hepatopulmonar (14, 15) y el síndrome del distrés respiratorio del adulto (tabla 2). Asimismo su uso está aconsejado en el control evolutivo de algunas enfermedades pulmonares intersticiales (16) en las que un cambio del AaPO2 de menos de 10 mm Hg de amplitud indica estabilidad del proceso, una disminución de 10 o más mm Hg muestra un empeoramiento y un aumento de 10 o más mm Hg supone una evolución favorable. También es un parámetro útil para el seguimiento evolutivo de la insuficiencia respiratoria aguda o crónica agudizada, dado que incorpora en su cálculo la FiO2 y la PaCO2, que varían a lo largo del proceso. Tiene el inconveniente de que es un parámetro muy influido por la FiO2, de manera que su límite de normalidad aumenta hasta tal punto que no se considera apropiado su uso cuando la FiO2 es superior al 40%. En este caso el cociente entre la presión arterial de oxígeno y la fracción inspiratoria de oxígeno (PaO2/FiO2) es el parámetro más aconsejado para valorar la eficacia del intercambio del Tabla 2. Clasificación de la gravedad del síndrome hepatopulmonar. Estadio Leve AaPO2 (mm Hg)a PaO2 (mm Hg)b ≥ 15 ≥ 18 Moderado ≥ 15 < 80 – ≥ 60 Grave ≥ 15 < 60 – ≥ 50 Muy grave ≥ 15 < 50 (< 300 con FiO2 = 1) a En mayores de 64 años de edad se considera anormal el valor mayor o igual a 20 mm Hg. En mayores de 64 años de edad se considera normal el valor mayor o igual a 70 mm Hg. b Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 27 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 28 Curso I oxígeno su valor normal es superior a 450 mm Hg, aunque no tiene en cuenta la PaCO2; esto no importa prácticamente con tan alta FiO2. De hecho se emplea en la tipificación del síndrome del distrés respiratorio del adulto (17): se considera lesión pulmonar aguda cuando es menor de 300 y síndrome del distrés respiratorio del adulto propiamente cuando es menor de 200 mm Hg; también en la titulación de la gravedad de las neumonías: una relación PaO2/FiO2 menor de 300 es un criterio de gravedad y si es menor de 250 se afirma que es un criterio de ingreso en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) y en la evaluación de la función del injerto previa al trasplante pulmonar. Normalmente podemos tener una idea aproximada de la PaO2 esperable según la FiO2 en un individuo sano multiplicando esta última variable, expresada en forma porcentual, por 5. Por ejemplo, si la FiO2 es del 0,3, multiplicamos 30 por 5 y la PaO2 que debemos esperar es de 150 mm Hg (18). Alternativamente también se ha propuesto, en el contexto del uso de altas FiO2, el cociente entre las presiones arterial y alveolar de oxígeno (PaO2/PAO2). Es menos variable con fracciones cercanas al 100% y en condiciones normales debe ser superior a 0,8. Cociente de mezcla venosa (Qs/Qt) El cociente de mezcla venosa o cortocircuito (shunt) fisiológico es el porcentaje del gasto cardiaco (Qt) capaz de explicar la hipoxemia de un paciente asumiendo que toda ella estuviera causada por un efecto cortocircuito (también conocido como shunt), es decir, por efecto del paso de sangre por unidades alveolares no ventiladas (relación entre su ventilación y su perfusión igual a 0). Si lo cuantificamos respirando aire ambiente su valor es mayor, ya que incluiremos un porcentaje debido a que existen alvéolos poco ventilados pero perfundidos, por lo que, en este caso, hablamos de cociente de mezcla venosa. Pero si previamente tenemos al sujeto estudiado respirando oxígeno puro (durante un período igual o superior a 20 min), las unidades con baja relación entre la ventilación y la perfusión y las que tienen trastornos de la difusión de gases también serán capaces de intercambiar oxígeno con la sangre venosa mixta y, por lo tanto, el porcentaje obtenido será menor pero refleja el cortocircuito verdadero (que también denominamos shunt anatómico). Para su medida debemos disponer del valor del contenido de oxígeno arterial, venoso mixto (CvO2), lo que conlleva cateterizar una arteria pulmonar y capilar ideal (Cc’O2). De este último parámetro asumimos su valor a partir de la PAO2 teórica. Empleamos esta ecuación descrita por Berggren (18): Qs/Qt = [(Cc’O2 - CaO2) / (Cc’O2 - CvO2)] × 100 Con las debidas asunciones, entre las cuales se incluyen la estabilidad hemodinámica y metabólica, podemos emplear la siguiente ecuación, que, aunque más limitada, nos permite estimar el QS/QT disponiendo tan sólo de una gasometría arterial respirando oxígeno puro; lo que tiene mayor interés clínico (asume una diferencia constante en los contenidos de oxígeno arterial y venoso mixto): Qs/Qt = (Cc’O2 - CaO2) / 3,5 + Cc’O2 - CaO2 28 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 29 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Tabla 3. Evaluación de la gravedad del shunt anatómico. Cortocircuito o shunt anatómico % Normal < 10 Ligero aumento 10-19 Moderado aumento 20-29 Grave aumento ≥ 30 Donde: Cc’O2 = (0,003 × 650) + (1,34 × concentración de hemoglobina) CaO2 = (0,003 × PaO2) + (1,34 × concentración de hemoglobina × SaO2/100) CvO2 = CaO2 - 5 Como expusimos anteriormente, a la constante 1,34 en algunos textos se le da el valor de 1,39. El resultado se expresa como porcentaje del gasto cardiaco. En los sujetos sanos no debe superar el 5% y se debe a la circulación de sangre venosa mixta por las comunicaciones arteriovenosas intrapulmonares y también por las venas de Tebesio que no puede oxigenarse, pero no se le suele conceder trascendencia clínica si no es igual o superior al 10%. La tabla 3 explica una graduación de la gravedad del aumento del cortocircuito o shunt. Sospechamos que existe un efecto cortocircuito verdadero aumentado cuando detectamos hipoxemia refractaria, una de cuyas definiciones incluye: tener una PaO2 menor de 55 mm Hg con una FiO2 mayor de 0,35 o bien con una FiO2 menor de 0,35, presentar una PaO2 menor de 55 mm Hg y que no aumenta al menos 10 mm Hg con el incremento en la FiO2 de 0,2. Desde el punto de vista operativo tiene interés definir la hipoxemia refractaria como aquella que con una FiO2 de 0,5 no consigue obtener una PaO2 de, al menos, 60 mm Hg. También debemos sospechar que hay un Qs/Qt elevado cuando, tras 20 min de respirar oxígeno puro, en la gasometría encontremos una PaO2 menor de 400 mm Hg o un AaPO2 mayor de 160 mm Hg. El shunt fisiológico, en ausencia de shunt extrapulmonar, nos informa sobre el componente intrapulmonar de la hipoxemia. Una limitación de este parámetro es que, en condiciones patológicas, existe una dependencia muy estrecha entre las variaciones del gasto cardiaco en el cortocircuito apreciado, de forma que todo incremento o descenso de aquél supone un cambio paralelo en el Qs/Qt. Además, cuando el cortocircuito se acompaña de trastornos de la relación entre la ventilación y la perfusión, todo aumento del gasto cardiaco o disminución de la ventilación alveolar provoca un aumento del Qs/Qt, y viceversa, incluso cuando no hay modificaciones en los equilibrios entre la ventilación y la perfusión pulmonares (1, 5,18). El criterio de referencia para la valoración del cortocircuito es la técnica de la eliminación de gases inertes múltiples, que es un procedimiento que la mayoría de los neuMonitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 29 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 30 Curso I mólogos conocen a base de leer de ella, pues no es de fácil acceso y supone una instrumentación nada desdeñable. Cociente entre el espacio muerto fisiológico y el volumen corriente (VD/VT) El VD está formado por el espacio muerto anatómico y por el espacio muerto alveolar, es decir, por el volumen de aire que entra en el pulmón en áreas que no están perfundidas. El espacio muerto anatómico es el volumen de las vías aéreas de conducción (faringe, tráquea, bronquios, etc.). El espacio muerto alveolar esta formado por aquellas unidades de intercambio de gases que están ventiladas pero no perfundidas. Para su cálculo, además de una gasometría para evaluar la PaCO2, precisamos la medida de la PCO2 en el aire espirado mixto (PECO2), que llevamos a cabo mediante el uso de una cámara de mezcla de gases o de una bolsa de Douglas. Empleamos la ecuación de Bohr: VD / VT = (PaCO2 - PECO2) / PaCO2 Donde: VD es el espacio muerto fisiológico. VT es el volumen corriente. Asumimos que la presión parcial de dióxido de carbono en el gas alveolar es idéntica a la arterial. El espacio muerto anatómico ocupa un promedio de 150 ml y oscila entre 130 y 180 ml; su cálculo podemos realizarlo mediante la técnica del nitrograma de respiración única por el método de Fowler y también podemos según el peso (2 ml/kg) del individuo. El VD supone, habitualmente, un tercio del VT (oscila entre el 20 y el 40%), aumenta con la edad y disminuye con el ejercicio. Esta medida tiene como gran limitación su enorme variabilidad. Además, sin producirse cambios en las relaciones entre la ventilación y la perfusión pulmonar, el aumento del gasto cardiaco o el descenso de la ventilación alveolar determinan un incremento del VD/VT, y viceversa. También se modifica por la frecuencia respiratoria y por el VT. No obstante, si VD/VT es superior al 40%, es probable que el espacio muerto esté aumentado. Debemos correlacionarlo siempre con la clínica del paciente y, especialmente si la espirometría es normal, debemos sospechar la presencia de una hipertensión arterial pulmonar o de un embolismo pulmonar (19, 20). El émbolo produce una interrupción de la perfusión de las unidades alveolares afectas pero mantiene la ventilación, por lo que genera una relación entre la ventilación y la perfusión aumentada. De todas formas el hallazgo de un VD/VT alto tiene una mala especificidad, especialmente en pacientes con enfermedades de las vías aéreas. Un resultado inferior al 20% debe hacernos pensar en una ventilación alveolar aumentada o en problemas técnicos en la medida. 30 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 31 Parámetros referidos al equilibrio ácido-base metabólico El organismo dispone de varios sistemas de control del pH; además del control de la ventilación y de la modificación del pH de la orina por los riñones, tenemos los llamados sistemas amortiguadores (tampones o búferes) que se reparten por toda nuestra anatomía. Éstos son sales parcialmente ionizadas, formadas por la combinación de un ácido fuerte y una base débil, o viceversa, que se combinan rápidamente con cualquier base o ácido y evitan los cambios excesivos en la concentración del ión hidrógeno. Los tampones son: CO3HNa/CO3H2, PO4HNa2/PO4H2Na y las proteínas por su naturaleza anfótera, de las cuales la más importante es la Hb debido a su alta concentración (21). Los equipos actuales, a partir de los resultados de pH, PCO2 y hematocrito, calculan automáticamente los parámetros metabólicos del equilibrio ácido-base, como el bicarbonato, el CO2 total, el exceso/déficit de base y el bicarbonato estándar (1,3). A la concentración de bicarbonato en el plasma (cHCO3) se le llama también bicarbonato real; se calcula a partir de los datos de pH y pCO2 en la ecuación de HendersonHasselbalch y su rango de referencia en adultos es de 21-28 mmol/l. El bicarbonato estándar (SBC) es la concentración de carbonato de hidrógeno en el plasma de sangre equilibrada, a 37 ºC, con una mezcla de gases con: PCO2 de 40 mm Hg y PO2 ≥ 100 mm Hg. Esta medida busca eliminar el componente respiratorio del equilibrio ácido-base, es decir, si baja orienta a una acidosis metabólica y si sube a una alcalosis del mismo tipo. El exceso de base real (ABE) es la concentración de base o de ácido fuerte necesaria para alcanzar un pH de 7,40 en el plasma a 37 ºC con una PCO2 de 40 mm Hg y con la saturación de oxígeno real. Los valores positivos (exceso de base) indican un déficit relativo de ácidos no carbónicos mientras que los resultados negativos (déficit de base) indican un exceso relativo de ácidos no carbónicos. Representa la capacidad tampón o buffer total en la sangre, que incluye el bicarbonato, el fosfato, las proteínas y la Hb. El rango de normalidad para el exceso de base es de menos 2 a más de 3 mmol/l. El exceso de base estándar (SBE) es una expresión in vivo del exceso de base. Se considera un modelo del líquido extracelular (una parte de sangre se diluye en dos partes de su propio plasma) y se calcula utilizando en la fórmula un tercio de la ctHb (alternativamente puede utilizarse un valor estándar para la concentración de Hb del líquido extracelular total de 3 mmol/l). Es independiente de la PCO2 de la muestra y se utiliza como reflejo de los cambios en los componentes no respiratorios del estado ácido-base. En realidad todos estos parámetros hay que interpretarlos siempre teniendo en cuenta el pH y la PaCO2. El ácido láctico, que es un ácido no volátil que producimos fundamentalmente en los eritrocitos, los leucocitos, los músculos y el cerebro. Cuando hay hipoxia en los tejidos el metabolismo celular se mantiene merced a la glucólisis anaeróbica que genera ácido láctico y éste ión lactato e hidrogeniones. Normalmente circula por la sangre, se metaboliza principalmente en el hígado y se elimina por los riñones. La medida de la concentración de lactato (cLac) nos proporciona una idea del desequilibrio entre la demanda de oxígeno tisular y el suministro del mismo. Si está aumentado hay que pensar en hipoperfusión, en disminución del contenido de oxígeno o en ambos problemas a la vez. Nos ayuda a filiar las acidosis metabólicas y a estimar la intensidad del esfuerzo físico. También aumenta después de convulsionar y en algunas alteraciones metabólicas congénitas. Su descenso proporciona un dato de buen pronóstico en los pacientes críticos. Su valor normal en reposo está comprendido entre 0,5 y 1,6 mmol/l. Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 31 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 32 Curso I Tabla 4. Fuentes de error en la gasometría arterial. Muestra venosa Punción arterial dolorosa (sin anestesia) Exceso de heparina en la jeringa Burbujas en la muestra Muestra en contacto con el aire Demora en el análisis de la muestra de más de 15 min Muestra no conservada en frío Muestra no agitada suficientemente Análisis de la muestra que contiene el espacio muerto del dispositivo Problemas referidos al mantenimiento, control de calidad y calibración Desconocimiento de la fracción inspiratoria de oxígeno Ignorancia de la temperatura del paciente Leucocitosis superior a 50.000 leucocitos /ml Interpretación de una gasometría arterial En primer lugar debemos cerciorarnos de que no hay fuentes de error (tabla 4). En realidad, muchas veces no nos solemos plantear esta posibilidad hasta que algo no nos cuadra con la situación clínica. Para la correcta interpretación de una gasometría debemos tener presentes los rangos de normalidad para los diversos parámetros, que quedan resumidos en la tabla 5 (2, 4, 6, 20, 21). Tabla 5. Valores de normalidad de la gasometría arterial (2, 4, 21). Parámetros medidos pH PO2 PCO2 ctHb SO2 FCOHb FMetHb cLac Unidad mm Hg kPa mm Hg kPa g/dl mmol/l % % % mmol/l; mEq/l mg/dl Parámetros calculados Unidad cHCO3 SBC ABE SBE P50 mmol/l mmol/l mmol/l mmol/l mm Hg kPa ml/dl ctO2 32 Hombre Hombre/Mujer Mujer 7,35-7,45 83-108 11,07-14,40 35-48 4,67-6,40 13,5-17,5 8,4-10,9 32,45 4,27-6,00 12,0-16,0 7,4-9,9 95-99 0,0-0,8 0,2-0,6 0,5-1,6 4,5-14,4 Hombre Hombre/Mujer Mujer 21-28 22,5-26,9 21,8-26,2 – 2,0-+ 3,0 – 1,5-+ 3,0 – 3,0- + 2,0 24-28 3,2-3,8 18,8-22,3 15,8-19,9 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 33 Tabla 6. Clasificación de las acidosis. Acidosis metabólica pH PCO2 HCO3– Descompesada (aguda) ↓ N Parcialmente compensada (subaguda) ↓ ↓ Compensada (crónica) N ↓ ↓ Acidosis respiratoria EB pH PCO2 HCO3– EB ↓ ↓ (–) ↓ ↑ N N ↓ ↓ (–) ↑ ↑ ↑ ↑ (+) ↓ (–) N ↑ ↑ ↑ (+) Insuficiencia ventilatoria N: dentro del rango normal. ↑: por encima del rango normal. ↓: por debajo del rango normal. (–): negativo. (+): positivo. Una rutina a la hora de interpretarla evitará errores (1, 2, 20-23). En primer lugar evaluamos el pH; cuando éste aumenta por encima del rango de referencia hablaremos de alcalosis o alcalemia y cuando desciende por debajo de este rango de acidosis o acidemia. Al incremento de la PaCO2 por encima de 45-48 mm Hg lo denominamos hipercapnia y, si iguala o supera los 50 mm Hg, podemos hablar con propiedad de insuficiencia ventilatoria (salvo en el caso de que se deba a una compensación ventilatoria de una alcalosis metabólica). Si desciende por debajo de lo normal hablaremos de hipocapnia o de hiperventilación alveolar. Si partimos de una PaCO2 de 40 mm Hg y un pH de 7,40, con el aumento agudo de la presión parcial arterial de CO2 de 20 mm Hg debemos esperar un descenso del pH de 0,1, mientras que para obtener un aumento del pH de la misma magnitud la presión parcial arterial de CO2 debe disminuir la mitad (10 mm Hg). Esta orientación nos puede ayudar para evaluar la rapidez con la que se ha instaurado un cambio ventilatorio agudo. En las tablas 6 y 7 explicamos cómo clasificar, según los resultados de pH, PCO2, bicarbonato y SBE, las alteraciones del equilibrio ácido-base, tanto de origen metabólico como respiratorio. Semánticamente podemos plantearnos que hablar, por ejemplo, de alcalosis respiratoria compensada o crónica es incorrecto, pues el pH es normal. En ese caso podemos citar el trastorno como hiperventilación alveolar compensada o crónica; Tabla 7. Clasificación de las alcalosis. Acidosis metabólica pH PCO2 HCO3– Descompesada (aguda) ↑ N Parcialmente compensada (subaguda) ↑ ↑ Compensada (crónica) N ↑ ↑ Acidosis respiratoria EB pH PCO2 HCO3– EB ↑ ↑ (+) ↑ ↓ N N ↑ ↑ (+) ↓ ↓ ↓ ↓ (–) ↑ (+) N ↓ ↓ ↓ (–) Hiperventilación alveolar N: dentro del rango normal. ↑: por encima del rango normal. ↓: por debajo del rango normal. (–): negativo. (+): positivo. Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 33 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 34 Curso I Figura 2. Gráfico de Siggaard-Andersen para la interpretación del estado ácido-base (tomada de la referencia bibliográfica 2 con autorización). –10 –15 –20 150 cBase (Ecf) 10 20 30 mmol/l pCO en sangre 2 arterial, mm Hg 100 90 80 70 B A 60 C –25 50 40 N G 30 F E D 20 pH en el plasma arterial 10 6,8 6,9 7,0 7,1 7,2 7,3 7,4 7,5 7,6 7,7 7,8 A Hipercapnia aguda E Hipocapnia crónica B Hipercapnia crónica F Acidosis metabólica lo mismo ocurre con la acidosis respiratoria compensada o crónica, a la que podemos preferir llamar insuficiencia ventilatoria o hipoventilación crónica o compensada (1, 21, 22). También podemos utilizar con este fin el gráfico de Siggard-Andersen (fig. 2) A continuación valoramos el estado de la oxigenación empezando por ver la FiO2 con la que se ha realizado. Denominamos hipoxemia a la disminución de la PaO2 por debajo de 81 mm Hg en reposo y respirando aire ambiente al nivel del mar. La graduación de su gravedad queda reflejada en la tabla 8. La presencia de hipoxemia no siempre comporta una situación patológica, pues puede deberse a la edad y a otras circunstancias comentadas en el capítulo correspondiente. Toda hipoxemia grave o muy grave debe considerarse ligada a una situación patológica (salvo en gran altitud) y, en todo caso, tratarse por las consecuencias fisiológicas que supone (por estar en la zona de inflexión de la curva de la saturación de la Hb pequeños descensos en la PaO2 comportan significativas disminuciones en la SaO2 y por lo tanto en el ctO2). El concepto de insuficiencia respiratoria (1, 4, 5) es biológico y se establece mediante la gasometría cuando: la PaO2 es inferior a 60 mm Hg (hipoxémica), la PaCO2 es igual o 34 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 35 Tabla 8. Gravedad de la hipoxemia. Gravedad PaO2 (mm Hg) Leve 80-71 Moderada 70-61 Grave 60-45 Muy grave Inferior a 45 superior a 50 mm Hg (hipercápnica) o se dan ambas circunstancias a la vez (global). Si hay una comunicación intracardiaca derecha-izquierda no etiquetaremos la hipoxemia como insuficiencia respiratoria; tampoco lo haremos si la hipercapnia se produce para compensar ventilatoriamente una alcalosis metabólica. Los mecanismos causantes de hipoxemia e hipercapnia los resumimos en la tabla 9. El tratamiento de este síndrome, particularmente la oxigenoterapia y la ventilación mecánica, también estará dirigido por los controles gasométricos. La valoración del estado de la oxigenación si hay hipoxemia o el análisis está realizado con oxígeno suplementario; la completaremos con la evaluación del gradiente alveoloarterial de oxígeno (especialmente si hay alteraciones de la PaCO2) y el cociente entre la presión arterial de oxígeno y la fracción inspiratoria de oxígeno (más útil con una FiO2 alta). También evaluaremos el cociente de mezcla venosa (si la hipoxemia no está bien filiada en su etiología nos puede ayudar en la estimación del cortocircuito anatómico). Seguiremos con la evaluación de la oximetría, que nos informa sobre la capacidad de transporte de oxígeno, con la concentración de Hb, la SaO2, la fracción de Hb oxigenada, la fracción de Hb reducida y las dishemoglobinas. El ctO2 de la sangre es el parámetro de la gasometría clave para conocer el estado del transporte de O2 y, por ello, cuál es su oferta a los tejidos. La afinidad de la Hb por el oxígeno la evaluamos mediante la P50. Es el parámetro que mejor nos aproxima a cómo está la cesión de O2 a los tejidos. La concentración de lactato nos puede ayudar a valorar si la oxigenación de los tejidos es suficiente para mantener el metabolismo aeróbico. Existen programas informáticos, como el oxygen status algorithm, que permiten la interpretación asistida por ordenador de la gasometría (22); en general sacan de pocos apuros a la hora de interpretarlas, pero nos pueden ayudar si tenemos alguna duda. Tabla 9. Mecanismos respiratorios causantes de hipoxemia e hipercapnia. Hipoxemia Hipercapnia Anomalías en V/Q Sí No/Sí Cortocircuito o shunt Sí No Alteración de la difusión Sí No Hipoventilación alveolar Sí Sí Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 35 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 36 Curso I Sistemas de monitorización intraarterial Cateterización arterial y toma de muestras seriadas Si precisamos cateterizar la arteria radial para realizar una monitorización frecuente de los gases arteriales (por ejemplo para su control durante alguna prueba de esfuerzo), empleamos la técnica de Seldinger con la utilización de un fiador, que propicia la introducción de una cánula intraarterial (1, 2, 4). Cuando está cateterizado se coloca a un sistema de perfusión continua con presión conectada a una llave de tres pasos. Nos permite también el control continuado y exacto de la tensión arterial. Para cada muestra hay que desechar un volumen de sangre de tres a seis veces el espacio muerto de la línea para evitar la dilución de la muestra; por esto con la monitorización prolongada hay peligro de provocar anemia. Tiene la ventaja de que no provoca el dolor ni la hiperventilación de las punciones repetidas y la muestra no puede contaminarse con sangre venosa. Cuando deja de ser útil la retiramos, comprimimos hasta mantener la hemostasia completa 10 min y ponemos un vendaje compresivo durante 6 horas. Las complicaciones suelen ser únicamente el dolor local y el hematoma. Lógicamente hay que ser más cuidadoso a la hora de asegurarnos de que hay una correcta circulación colateral que cuando realizamos una punción aislada ya que los fenómenos trombóticos, embólicos e isquémicos son más frecuentes. También puede producirse la infección del catéter (1, 2, 23, 24). Monitorización intravascular Cuando precisamos un control del intercambio de gases más frecuente o continuo y prolongado tenemos que recurrir a la colocación intraarterial de un sistema de monitorización de medición directa de los mismos, que no precisa la extracción de la muestra de sangre. Al principio se empleó el propio electrodo de Clark adaptado y posteriormente cromatógrafos de gases o espectrómetros de masas, pero su exactitud está puesta en entredicho y ha dejado de usarse. Actualmente los monitores intravasculares, que miden PO2, PCO2 y pH, se basan en la colocación intraarterial de un sensor de fibra óptica llamado optodo (1, 4, 25). Muestras capilares Especialmente en el caso de los lactantes y de los niños pequeños, en los que la punción arterial es muy complicada, podemos plantearnos la alternativa de realizar una pun- 36 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 37 Figura 3. Cómo obtener muestras capilares (tomada de la referencia bibliográfica 2 con autorización). ción capilar. También se emplea en Medicina del deporte. Pincharemos en un territorio bien vascularizado, como el talón en niños menores de seis meses o (en niños mayores y adultos) la yema de los dedos corazón o anular y en el lóbulo de las orejas. Previamente arterializamos la zona mediante el masaje y el empleo de un vasodilatador tópico o calor (lámpara o paño a menos de 45 ºC) durante 5-10 min. Procedemos a obtener unas gotas de sangre mediante una pequeña incisión inflingida con una lanceta (1, 2, 4). Tras limpiar con alcohol, procedemos a obtener la muestra (fig. 3). Eliminamos las primeras gotas contaminadas por líquido intersticial, dejamos de apretar la zona para favorecer la circulación, esperamos a que se forme la gota de sangre, aplicamos el tubo al centro de la gota con una inclinación de 10-45º aspirándola por capilaridad, eliminamos las burbujas, taponamos el capilar y desinfectamos la herida, la hemostasiamos y la tapamos. Finalmente procedemos a su lectura, que nos proporcionará un valor de PO2 menor al arterial pero que nos puede orientar y, en todo caso, nos da una idea de su evolución durante la monitorización del paciente. También nos facilita valores de pH, PCO2, lactato, etc. (26). Pulsioximetría La medición de la SaO2 por pulsioximetría (SpO2) ha cambiado el estudio y el control de los pacientes respiratorios en las últimas dos décadas. Su naturaleza no invasora y su fácil acceso han proporcionado una herramienta fundamental para el neumólogo; por ello sus posibilidades y limitaciones debemos conocerlas. Como hemos dicho anteriormente el oxímetro es el espectrofotómetro que emite longitudes de onda específicas para el espectro de la oxihemoglobina. El pulsioxímetro es un equipo que mide la proporción entre la oxihemoglobina y la Hb reducida basándose en que la primera absorbe más luz infrarroja y menos luz roja que la segunda. Este principio Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 37 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 38 Curso I (que es el mismo que se emplea en la gasometría para medir la SaO2) lo utilizó por primera vez Mathes en 1935, pero sólo empezó a ser una técnica disponible a partir de los trabajos de Aoyagi en 1972. Estos primeros equipos utilizaban ocho longitudes de onda distintas y eran menos precisos que los que tenemos ahora. Los modernos pulsioxímetros, introducidos en la rutina médica a mediados de la década de los 80, exploran sólo dos longitudes de onda y pueden medir la luz absorbida o la reflejada. La medición es incruenta y rápida. La obtenemos introduciendo un dedo (el más utilizado es el índice), debidamente limpio, en una pinza que consta de dos partes: en una hay dos diodos emisores de luz (LED, Light Emmiting Diodes), uno de los cuales genera luz roja (660 nm) y el otro luz infrarroja (905, 910 o 940 nm, según el fabricante), y en la otra un fotodetector. Un avance muy importante fue la técnica de sustracción digital, gracias a la cual es posible medir selectivamente la saturación arterial de la Hb. El fundamento del procedimiento es el siguiente: con cada latido cardiaco se produce una onda de pulso que dilata las arterias pequeñas del dedo y fluye sangre más oxigenada. Si a los valores máximos obtenidos durante esta onda de pulso les restamos los valores mínimos obtenidos entre onda y onda, que corresponden a la absorción de la luz por estructuras que no son pulsátiles (como la sangre venosa, el tejido subcutáneo, piel y uña), la diferencia corresponde a la sangre arterial (27). Para relacionar la diferente absorción de luz roja e infrarroja con la diferente proporción de Hb oxigenada y la desoxihemoglobina se emplean unas tablas obtenidas empíricamente. Por ejemplo, una proporción entre la absorción de luz roja e infrarroja de 0,5 se corresponde con una SaO2 del 100%, mientras que una proporción de 2 corresponde a una saturación del 0%. Debemos conocer que el parámetro que mide es la SO2 y no la FO2Hb. La diferencia de la SpO2 y SaO2 ha sido estimada en tan sólo el 1,8% para una saturación comprendida entre el 57 y el 75% (28). Los fabricantes declaran una exactitud del 2-3%, según la zona de la curva de saturación en la que nos encontremos (disminuye con saturaciones por debajo del 75%, con tendencia a la sobrevaloración). La tabla 10 nos sirve para orientarnos en cuanto a la PaO2 esperable para una determinada SaO2. Con la altitud la SaO2 disminuye y luego mejora por efecto de la aclimatación. Disponemos de ecuaciones que nos permiten estimar la SpO2 promedio y el límite inferior de la normalidad en función de la altitud (desde el nivel del mar hasta los 4.230 m) Tabla 10. Relación esperada entre la SaO2 y la PaO2. SaO2 (%) 100 98,4 95 90 80 73 60 50 38 PaO2 (mm Hg) 677 100 80 59 48 40 30 26 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 39 para las personas no aclimatadas y para las aclimatadas (que es común para los habitantes de las tierras altas); son las siguientes (29): SpO2 en no aclimatados = 98,8183 - 0,0001 × h - 0,000001 × h2 SpO2 en aclimatados = 98,2171 - 0,0012 × h - 0,0000008 × h2 LIN SpO2 en no aclimatados = 93,4309 - 0,00009 × h - 0,000001 × h2 LIN SpO2 en aclimatados = 94,0931 - 0,0012 × h - 0,0000008 × h2 Donde: SpO2 es la saturación arterial de oxígeno medida por pulsioximetría expresada en porcentaje. h es la altitud medida en metros. LIN es el límite inferior de la normalidad. Los equipos al encenderse realizan una prueba de autodiagnóstico, pero no se calibran, por lo tanto observar su concordancia con los resultados de las gasometrías periódicamente es algo más que deseable. Las medidas pierden fiabilidad en las siguientes circunstancias: ictericia, pigmentación cutánea intensa, presencia de colorantes intravasculares, hipoperfusión cutánea (hemodinámica inestable, hipotermia, etc.), proximidad de lámparas infrarrojas de calentamiento, anemia grave (con Hb inferior a 5 g/dl) y presencia de carboxihemoglobina (particularmente si es > 3%) o metahemoglobina. La pulsioximetría también nos puede servir para ajustar la prescripción de oxigenoterapia (una vez establecida mediante gasometría) según la propuesta de Guyat et al. (30) que describimos a continuación. Condiciones: – El paciente habrá seguido su terapia habitual. – Debe estar en reposo; si ha realizado un esfuerzo (como subir escaleras), esperamos al menos 20 minutos. – Las medidas las realizaremos en sedestación. Procedimiento: – Si el paciente llega con oxígeno lo retiramos y esperamos 20 min o hasta que la SpO2 sea menor del 80%, en cuyo caso se inicia la oxigenoterapia sin esperar más. – La iniciamos con un flujo de oxígeno de 1 a 2 l/min mediante gafas nasales. – Si la SpO2 a los 20 min es menor del 90%, debemos aumentar 1 l/min cada 20 min (nosotros aumentamos de 0,5 en 0,5 l). – Hasta obtener una SpO2 ≥ 90%. Comentarios: – Probablemente es más seguro buscar una SpO2 en torno al 92%. – Debemos tener en cuenta que no controlamos la PaCO2 y que, en insuficiencia respiratoria hipercápnica, debemos realizar la gasometría una vez establecido el flujo de oxígeno necesario para compensar la hipoxemia. Ya los primeros pulsioxímetros tenían la posibilidad de ofrecer un registro continuo de sus resultados en papel pero su análisis era muy laborioso. Actualmente, muchos modeMonitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 39 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 40 Curso I los tienen la capacidad de almacenar sus resultados para ser posteriormente volcados a un ordenador y debidamente analizados con los correspondientes programas informáticos. Esto nos facilita el análisis de la monitorización de los pacientes, pero muy especialmente la realización de trazados nocturnos a fin de evaluar alteraciones respiratorias durante el sueño, realizar el control de los pacientes con ventilación mecánica no invasiva y los estudios durante el esfuerzo. La pulsioximetría nocturna (31), en el estudio del síndrome de apneas e hipopneas durante el sueño (SAHS), nos facilita los siguientes datos fundamentales: SpO2 basal, SpO2 media, SpO2 mínima, tiempo de duración del trazado (normalmente los programas tienen la opción de excluir aquellas partes del trazado con artefactos, desconexiones o en las que nos consta que no ha dormido), porcentaje del tiempo total en el que la SpO2 es menor del 90% (conocido como CT90) e índice de desaturaciones superiores al 3% por hora (que son las que consideramos significativas). El CT90 es el parámetro más sensible para este propósito, pero su especificidad es mala ya que también se ve alterado por problemas que frecuentemente se solapan, como la EPOC y la hipoventilación. Consideramos normal un CT90 ≤ 1%, una alteración leve hasta el 5%, moderada hasta el 25% y grave por encima de este porcentaje. Mayor especificidad para el diagnóstico del SAHS tiene el índice de desaturaciones superiores al 3% por hora; sólo le debemos conceder credibilidad si calcula la desaturación a partir de la SPO2 inmediatamente anterior al evento y no si la calcula a partir de la basal. Cifras superiores al 5 o al 10% sugieren SAHS, aunque la especificidad es escasa. La valoración subjetiva de desaturaciones mayores al 3% en dientes de sierra durante al menos el 15% del trazado se ha considerado que sugiere SAHS. Esta morfología se considera típica del SAHS y de la respiración de Cheyne-Stokes, mientras que las desaturaciones prolongadas nos orientan a hipoventilación, obesidad, EPOC y problemas toracógenos. El uso del pulsioxímetro en el cribado del SAHS es controvertido; su sensibilidad y especificidad varían mucho en función de la gravedad de los casos, la patología asociada, el laboratorio y el equipo empleado. Se ha establecido una sensibilidad entre el 30 y el 100% y una especificidad entre el 23 y el 99%. Como es lógico, es más útil en el diagnóstico de personas sanas, salvo por la sospecha de SAHS. En general, no está recomendado establecer el diagnóstico de este síndrome mediante la pulsioximetría, pero se defiende su utilidad para priorizar los estudios en los medios en los que exista demora en las pruebas más adecuadas, como la poligrafía respiratoria y la polisomnografía convencional (que por cierto incorporan la pulsioximetría). Por último, podemos utilizar la pulsioximetría para la adecuada titulación del flujo de oxígeno suplementario portátil necesario para la deambulación según el siguiente procedimiento: – Prueba de marcha de 6 min (en otros protocolos proponen 5 min) en pasillo o en tapiz rodante llevando la fuente de oxígeno. – Debe haber tomado su tratamiento habitual. – A la velocidad a la que pasea habitualmente, puede llevar bastón, andador, etc. – Si se repite el estudio debe hacerse tras un reposo de 20 min. Idealmente el primer test deberíamos efectuarlo aportando aire comprimido a modo de placebo. Valoración del flujo de oxígeno: – Inadecuado: SpO2 menor del 90% durante más del 80% del tiempo del estudio. Si es del 80-84%, repetiremos la prueba con un incremento del flujo de oxígeno de 2 l/min, si está entre 85 y 89% la repetiremos con tan sólo 1 l/min de aumento. 40 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 41 – Adecuado: SpO2 ≥ 90% por ≥ 80% del tiempo del estudio. – Además del la repercusión de la oxigenoterapia en la SpO2, evaluaremos la distancia recorrida y la disnea. Capnografía volumétrica La capnografía volumétrica es el análisis del trazado de la curva formada por la concentración de CO2 en el eje de ordenadas y por el volumen espirado en una respiración a VT en el eje de abscisas. La llevamos a cabo utilizando normalmente un analizador de la concentración de CO2 en gas mediante la técnica de la cuantificación de la absorción de los rayos infrarrojos. El trazado del capnograma consta de tres fases (fig. 4). La fase I nos muestra la casi nula presión de CO2 en el gas que ha permanecido en el espacio muerto anatómico. La fase II representa el incremento de su presión parcial conforme el gas eliminado tiene una mayor proporción del gas procedente de los alvéolos. La fase III se debe a la estabilización de la PCO2 en el aire que procede completamente de la zona de intercambio de gases (1, 2, 20). Esta exploración nos permite evaluar el espacio muerto por el método de Fowler, la presión teleespiratoria de CO2, el volumen de CO2 por ciclo respiratorio, la pendiente de la fase II y la pendiente de la fase III. Figura 4. Capnografía volumétrica. ETCO2: presión teleespiratoria de CO2. PII: pendiente de la fase II. PIII: pendiente de la fase III. VDanat: espacio muerto anatómico. VDalv: espacio muerto alveolar. VTalv: volumen corriente alveolar. VDalv III PIII PCO2 PII ETCO2 II IV I VDanat VTalv Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos Volumen 41 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 42 Curso I Como el espacio muerto representa el componente ineficaz de la ventilación, su análisis periódico es una herramienta clave en la monitorización de la ventilación mecánica. Así, después de la PaCO2, se considera un parámetro sensible en la evaluación de la ventilación alveolar. La pendiente de la fase III la valoramos como un parámetro que evalúa el grado de homogeneidad de la distribución de la ventilación. Aumenta en los pacientes con broncoespasmo, con enfisema y con colapso pulmonar en el contexto de la ventilación mecánica y se aplana en el tromboembolismo pulmonar, con la alveolización pulmonar de los niños durante la maduración pulmonar (18, 32) y con el empleo de estrategias de reclutamiento alveolar durante la ventilación mecánica. La presión teleespiratoria de CO2 en sujetos sanos debe ser similar a la presión alveolar de la misma, que sabemos que es prácticamente igual a la PaCO2, dada la gran difusibilidad de este gas (con una diferencia de 2 mm Hg como máximo). Por lo tanto puede ser considerada una valoración no invasiva de dicho parámetro. El aumento de la diferencia de presión alveolo teleespiratoria de CO2 es un signo de desigualdad ventilación-perfusión por aumento del espacio muerto fisiológico; como el espacio muerto anatómico no varía, este cambio se deberá al aumento de la ventilación del espacio muerto alveolar. En general infraestima la PaCO2 (se han proporcionado datos sobre su exactitud como – 2,56 ± 8,4 mm Hg, y otros mucho menos aceptables como – 22,51 ± 13 mm Hg [33, 34]). Incluso en el mejor supuesto, tiene escasa capacidad de predicción de la verdadera PaCO2 (intervalo de confianza al 95% de – 3 a + 16 mm Hg [34, 35]). Además en pacientes con obstrucción de la vía aérea la ausencia de meseta en la fase III hace menos fiable el resultado. Su uso está generalizado en Anestesiología y Pediatría y parece que se le presta más atención a la tendencia de la medida que al dato aislado. El cociente VD/VT podemos estimarlo de manera no invasiva utilizando la presión teleespiratoria de CO2 como reflejo de la PaCO2; así, la ecuación de Bohr quedaría como sigue: VD/VT = (PetCO2 - PECO2)/PetCO2 Donde: PetCO2 es la presión teleespiratoria de CO2. PECO2 es la presión de CO2 en el aire espirado mixto. A esta opción recurrimos frecuentemente durante las pruebas de esfuerzo. Medición transcutánea de los gases El hecho de que la piel puede intercambiar gases con la atmósfera es conocido desde finales del siglo XIX (1). Con la medición transcutánea de los gases tratamos de conseguir una equiparación de los gases de la sangre capilar cutánea con el medio de líquido electrolítico de contacto 42 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 43 que rodea al sensor. Dicho sensor tiene los electrodos de medición de los gases cubiertos por su membrana correspondiente. El líquido se mantiene entre la piel y el sensor merced a un adhesivo con forma de ventosa. Para facilitar este intercambio gaseoso a través de la piel deberemos desqueratinizarla, aplicando una friega antes de colocar el electrodo, y vasodilatarla para conseguir la arterialización del flujo de sangre capilar, gracias al calentamiento que produce el propio sensor. Este aumento de la temperatura es uno de los principales problemas de la medición ya que artefacta la medida porque aumenta el metabolismo local y también porque produce una desviación de la curva de saturación de la Hb y, si mantenemos demasiado tiempo el sensor sin cambiarlo de ubicación, puede incluso provocar leves quemaduras. Una de las principales limitaciones es la mala perfusión cutánea, lo que hace problemático su uso en pacientes con inestabilidad hemodinámica. También puede darse una lectura errónea de la presión de oxígeno como consecuencia del uso de algunos gases anestésicos, como el halotano. Los cambios en los gases sanguíneos se observan en el analizador transcutáneo con unos minutos de demora. La medida fiable estabilizada de la presión transcutánea de CO2 (PtcCO2) se obtiene más rapidamente que la de la presión transcutánea de oxígeno (PtcO2) gracias a que la difusibilidad del primer gas es 20 veces mayor. El tiempo de estabilización puede acortarse produciendo un calentamiento de la piel aún mayor durante los primeros 5 min de la medición. Los equipos se calibran mediante gases con mezclas de precisión apropiadas antes de cada estudio. Los equipos actuales son capaces de aportar resultados y tendencias en tiempo real en la propia pantalla y posteriormente proporcionan el estudio del registro continuo, a modo de Holter, para su análisis. Sería el método ideal para la monitorización, incruenta y continua, de los gases sanguíneos si no fuera por la lentitud de la medida, la demora en detectar los cambios y, sobre todo, porque la adecuada concordancia respecto a la gasometría no está firmemente establecida (33-37); se ha evaluado su intervalo de confianza al 95% respecto a la PaCO2 en – 6 a + 9 mm Hg. En todo caso parece preferible a la PetCO2 (35) como medida no invasora de la PCO2. Por razones obvias su uso es más frecuente en Neonatología y Pediatría (37). Se ha empleado en pacientes críticos, en el control de la ventilación mecánica, en el estudio de los trastornos respiratorios del sueño, etc. Biblografía 1. Saphiro BA, Peruzzi WT, Templin R. Clinical application of blood gases, 5ª ed. St Luis: Mosby; 1994. 2. Lock R, Francke K, Notzli B. Manual de gases en sangre y de extracción de muestras de sangre Radiometer Copenhagen. Copenhague: Grafisk; 2000. 3. Huges JMB. Pulmonary gas exchange. En: Huges JMB, Pride NB, editores. Lung function test. Physiological principles and clinical applications. London: WB Saunders; 2000. p. 75-92. 4. Agustí AGN, Burgos F, Casan P, et al. Normativa sobre la gasometría arterial. Arch Bronconeumol 1998; 34: 142-53. Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 43 COMPAGINADO 2 4/10/07 15:46 Página 44 Curso I 5. Rodríguez-Roisín R. Intercambio pulmonar de gases. En: Ancic P, Clark TJH, editores. Enfermedades respiratorias: utilidad del laboratorio. 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Monitorización invasiva y no invasiva de los gases sanguíneos 45 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:47 Página 47 PRUEBAS NO RUTINARIAS DE LA FUNCIÓN PULMONAR Felip Burgos Rincón Introducción Se dice que existe insuficiencia respiratoria (IR) cuando el sistema respiratorio no consigue oxigenar la sangre arterial de forma adecuada, cuando no impide la retención de CO2 o en ambas situaciones a la vez (1). Por acuerdo internacional los valores de PaO2 menores a 60 mm Hg y/o de PaCO2 mayores a 50 mm Hg indican IR (tabla 1). Aunque estos valores sirven de referencia internacional para delimitar la existencia de IR, es importante hacer notar que han sido obtenidos a partir de «aire ambiente al nivel del mar» ya que la PaO2 está relacionada directamente con la fracción inspirada de oxígeno (FiO2) y la presión atmosférica (3, 4). Si cualquiera de las dos disminuye, en el caso de la presión atmosférica por incremento de la altitud sobre el nivel del mar, también existirá IR, aunque no directamente debida a la incapacidad del sistema respiratorio. La cifra de PaO2 de 60 mm Hg no es estrictamente aleatoria sino que se relaciona con la curva de disociación de la hemoglobina. La forma sigmoidal de ésta implica que valores de PaO2 por encima de 60 mm Hg se acompañan de pequeños cambios en la saturación de la hemoglobina que presenta la seguridad de una saturación por encima del 90% (fig. 1). En cambio, con valores de PaO2 por debajo de 60 mm Hg la relación entre PaO2 y saturación de la hemoglobina es lineal, de manera que cambios de la PaO2 se traducirán en iguales cambios en la saturación, que, a su vez, influirán en la oxigenación de los tejidos. Manifestaciones clínicas de la insuficiencia respiratoria En otro capítulo de este curso se aborda con detalle este apartado. Sin embargo, es necesario recordar que los datos clínicos de la IR están ocasionados, por un lado, por la Tabla 1. Valores normales para gases arteriales respiratorios en reposo. PaO2 97-102 mm Hg PaCO2 34-38 mm Hg AaPO2 5-6 mm Hg Hemoglobina 14,9 g/100 ml Capacidad de O2 20 ml/100 ml Contenido de O2 19,8 ml/100 ml Combinado con Hb 19,5 ml/100 ml Disuelto en O2 0,30 ml/100 ml Saturación de oxihemoglobina Presión atmosférica 97,5% 760 mm Hg 47 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:47 Página 48 Curso I Figura 1. Curva de disociación de la hemoglobina. % Sat 100 75 60 mm Hg 50 25 0 P50 PaO2 (mm Hg) enfermedad de base y, por otro, por la sintomatología derivada de la existencia de hipoxemia e hipercapnia. Síntomas de hipoxemia e hipercapnia La tolerancia a la hipoxemia y a la hipercapnia va a depender del tiempo y de la rapidez de instauración, siendo habitual que las formas crónicas se desarrollen de forma insidiosa (tabla 2). La coloración azulada de piel y mucosas o cianosis es un signo bastante característico de la existencia de hipoxemia. La hipoxemia crónica puede producir las siguientes alteraciones: – Hipertensión pulmonar, agravada si existe acidosis respiratoria, que va a conducir a la aparición de cor pulmonale crónico, caracterizado por ingurgitación yugular, edemas y hepatomegalia de estasis. – Aumento del gasto cardiaco, que eleva aún más la sobrecarga cardiaca. – Efectos deletéreos sobre la función miocárdica, especialmente si existe coronariopatía asociada. Tabla 1. Diferencias entre insuficiencia respiratoria aguda y crónica. Aguda Crónica pH Acidosis Normal HCO3 Normal Elevado Alteración respiratoria Ausente Presente Síntomas Bruscos Progresivos Tolerancia Hemoglobina 48 Mala Buena Normal Poliglobulia COMPAGINADO 3 4/10/07 15:47 Página 49 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria – Trastorno de la función renal con tendencia a la retención de sodio. – Alteraciones de la función del sistema nervioso central caracterizadas por cefaleas, alteraciones mentales e intelectuales, somnolencia e incoordinación motora. – Alteraciones hematológicas, como la poliglobulia. La existencia de hipercapnia puede producir cefaleas, temblores, sensación de abotargamiento y somnolencia, con tendencia a alterar el ritmo sueño-vigilia. En las descompensaciones agudas estos datos clínicos empeoran llegando a la obnubilación y al coma hipercápnico, presentando en ocasiones alteraciones ventilatorias como respiración de Kussmaul (generalmente asociada a estados de acidosis) o de Cheyne-Stokes (observada en estados de narcosis hipercápnica). En la práctica los efectos de la hipoxemia se pueden superponer a los de la hipercapnia. Síntomas de la enfermedad causal Un dato clínico bastante común a todas las causas de IR es la existencia de disnea, cuya intensidad va a ser muy variable. Existen una serie de mecanismos de adaptación que contribuyen a disminuir la sensación de disnea. Uno de ellos es la retención de bicarbonato, que, al reducir la acidosis, contribuye a disminuir el impulso ventilatorio y a prevenir el deterioro muscular inspiratorio. También podrían participar los opiáceos endógenos en respuesta al estrés respiratorio, cuyo efecto va a ser la reducción del impulso a pesar de retener CO2. De este modo un paciente que tolera un cierto grado de retención de CO2 puede presentar menos disnea que un paciente con igual grado de deterioro funcional, que requiere un alto nivel de esfuerzo respiratorio para mantener la PCO2 en cifras normales. Tanto en la IR aguda como en la descompensación de una crónica pueden aparecer datos clínicos de alarma, como aumento de disnea, respiración rápida y superficial, empleo de músculos accesorios de la ventilación, aparición de descoordinación toracoabdominal, existencia de sudoración y disminución del nivel de conciencia con tendencia a la obnubilación. En estos casos hay que sospechar que estamos en presencia de una IR e instaurar las medidas terapéutica adecuadas. Intercambio de gases: prueba de difusión El intercambio de oxígeno y CO2 entre la circulación pulmonar y el alvéolo es el principal objetivo del aparato respiratorio. Para su determinación se emplea el monóxido de carbono (CO) por ser una molécula con gran afinidad por la hemoglobina, que atraviesa la membrana alveolocapilar de manera similar al oxígeno y cuyo gradiente alveoloarterial no se modificará a lo largo del capilar. Esta transferencia de moléculas se realiza por un proceso de difusión pasiva, que está regulada por las leyes físicas de difusión de los gases expresada en la ecuación de Fick. En otras palabras, la capacidad de difusión o difusión libre de CO (DLCO) o transferencia libre de CO (TLCO) es el volumen de CO transferido a la circulación por unidad de tiempo y por presión parcial alveolar de CO y sus resultados se expresan en ml/min/mm Hg (5). Para su determinación se pueden emplear varios métodos pero se pueden resumir en dos: el método de respiración única, que es la técnica más utilizada y que se explica en otro capíPruebas no rutinarias de la función pulmonar 49 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:47 Página 50 Curso I Figura 2. Medición de la difusión de monóxido de carbono y acetileno por el método de reinhalación. Las mediciones se realizan reinhalando rápida y profundamente una mezcla con una concentración inicial de gases conocida. Donde VA, el volumen alveolar, se calcula sumando el volumen respiratorio durante la maniobra al volumen residual medido por el método de dilución de un gas trazador, en este caso argón. PB es la presión barométrica. Las fracciones alveolares de CO iniciales y finales se obtienen, analizando muestras de gas de la bolsa de recogida en dos momentos separados por un intervalo de tiempo conocido o midiendo la concentración de un gas inerte al principio y al final de la maniobra. Se calculan la concentración inspiratoria de CO y el factor de dilución obtenido del gas inerte y se equipara con la concentración de CO la final del período de reinhalación. REINHALACIÓN Volumen Argón Acetileno Monóxido de carbono 0 4 8 12 16 20 Tiempo (segundos) 24 28 tulo de este curso, y el método de respiraciones múltiples. Este método está reservado para pacientes que no pueden hacer los 10 segundos de apnea o que no colaboran bien, como los niños. Existen dos, el método del estado constante (más usado) y el de reinhalación. En el primero, el paciente respira una baja concentración de CO, sobre el 0,1%, durante 30 segundos aproximadamente, el CO espirado hasta alcanzar un estado constante. En este momento se mide la transferencia de CO y la PaCO. Sus principales inconvenientes son que tiene una baja reproducibilidad y que el resultado depende del volumen minuto. En el método de reinhalación el paciente respira durante 30 segundos de una bolsa cerrada con una concentración baja de CO y He y reinhala su contenido, normalmente a volumen corriente elevado y sobre 30 respiraciones por minuto. La DLCO se calcula a partir de las concentraciones iniciales y finales de He y CO, de manera similar a la respiración única. Al igual que en el estado estable, su resultado también se ve influido por el patrón respiratorio. Su ventaja es que puede determinar la DCO en pacientes con volúmenes muy bajos (fig. 2). Técnica de eliminación de gases inertes múltiples (TGIM) Es una técnica de análisis del intercambio pulmonar de gases extremadamente sensible y específica pero que, por su dificultad metodológica, no se emplea nunca en la prác- 50 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:47 Página 51 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Figura 3. Valores normales de VA/Q. Estudios de ventilación-perfusión Ventilation (•) and blood flow (•), l/min 0,9 0,8 dead space Valores normales ≤ 0,60 0,7 LogSD Q 0,6 LogsSD V ≤ 0,65 Shunt < 1% 0,5 0,4 0,3 0,2 0,1 shunt LogSD 0,0 0,01 0,1 1 10 Ventilation/perfusion ratio 100 Cardús J, et al. AJRCCM 1997; 156: 648 tica clínica habitual; su empleo se restringe a laboratorios con amplia experiencia en la técnica interesados en un análisis fisiopatológico muy específico de los diferentes factores intra y extrapulmonares que gobiernan el intercambio de gases. La utilización de la TGIM ha aportado desde mediados de la década de los 70 (cuando fue introducida por primera vez) información fisiopatológica de primer orden en enfermedades pulmonares de muy diversa índole (3) (EPOC, fibrosis pulmonar, TEP, asma, neumonía, etc.). La TGIM se basa en el análisis de la eliminación pulmonar de seis gases (SF6, enfluorano, halotano, ciclopropano, éter y acetona), de solubilidades diferentes, que se administran por vía venosa. En condiciones de estado estable (steady state), se mide su concentración en aire espirado, sangre arterial y sangre venosa mixta mediante cromatografía de gases. Estos datos, junto a otros de carácter general, como presión atmosférica, FiO2, hemoglobina, etc.), se introducen en un programa informático cuyo resultado final es una distribución de los cocientes VA/Q basada en un modelo matemático que simplifica todo el parénquima pulmonar en un modelo de 50 unidades alveolares, como se muestra en la figura 3. La figura 3 muestra en el eje de las abscisas el valor de los diferentes cocientes VA/Q de estas 50 unidades alveolares desde 0 (shunt) hasta 100 (espacio muerto) y en el eje de las ordenadas la cantidad de ventilación o perfusión que cada una de ellas recibe. En esta misma figura se presenta la distribución de cocientes VA/Q obtenida en un individuo sano (6). Obsérvese que tanto la ventilación como la perfusión se distribuyen en unidades alveoIares cuyos cocientes VA/Q oscilan entre 0,1 y 10. No existen shunt ni espacio muerto (excepto el anatómico). Por el contrario, el panel A (fig. 4) muestra la distribución de cocientes VA/Q obtenida en un paciente con EPOC tipo enfisema. Obsérvese que tanto la distribución de la ventilación como la de la perfusión son mucho más anchas (dispersas) que en el caso anterior y que existe perfusión distribuida a unidades alveolares poco venPruebas no rutinarias de la función pulmonar 51 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:47 Página 52 Curso I Figura 4. Distribuciones de ventilación alveolar (círculos abiertos) y perfusión pulmonar (círculos cerrados) en función de 50 unidades alveolares (abscisas), de cero (cortocircuito) a infinito (espacio muerto). La distribución bimodal en la ventilación alveolar (A) se observa en los casos con enfisema predominante; la distribución bimodal en la perfusión pulmonar (B) se observa en cualquier fenotipo de EPOC. Espacio muerto 43% O* Ventilación o flujo sanguíneo (l · m–1) A Espacio muerto 45% O* B 0,75 0,75 0,50 0,50 0,25 0,25 0,00 0 Cortocircuito 2% Cortocircuito 0% 0,01 0,00 0,1 1,0 Cociente VA-Q 10 100 0 0,01 0,1 1,0 Cociente VA-Q 10 100 tiladas, cuyo cociente VA/Q es inferior a 0,1 (efecto mezcla venosa) e incluso igual a 0 (shunt); simultáneamente (panel B: cualquier fenotipo de EPOC), existe ventilación distribuida a unidades alveolares escasamente perfundidas (cociente VA/Q superior a 10) (efecto espacio muerto). La TGIM proporciona también información sobre una hipotética limitación en la difusión del oxígeno desde el gas alveolar hasta la sangre capilar, como la que puede aparecer en algunas enfermedades intersticiales, especialmente con el ejercicio físico. Test de tolerancia al esfuerzo Introducción Uno de los síntomas más característicos del individuo enfermo es su incapacidad para realizar y/o mantener un ejercicio físico normal. Las causas que generan dicha incapacidad son múltiples y variadas. Cuando la enfermedad que las motiva se halla suficientemente avanzada, son incluso obvias. Sin embargo, en estadios iniciales de la enfermedad, o en algunas entidades determinadas, el individuo puede mostrar signos de intolerancia al esfuerzo sin que pueda determinarse su causa a partir de la exploración clínico-funcional realizada en reposo. El test de tolerancia al esfuerzo permite comprobar dicha limitación y, en muchos casos, establecer su origen. En consecuencia, debe indicarse un test de esfuerzo en todas aquellas circunstancias en las que la sintomatología del paciente no quede suficientemente explicada por la exploración funcional obtenida en reposo (7). 52 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:47 Página 53 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Estos test incluyen la medida del consumo de oxígeno, la producción de CO2, la ventilación minuto, el registro electrocardiográfico, la medida de la tensión arterial, la oximetría y la gasometría en la sangre arterial. Puesto que el objetivo de estas pruebas es obligar a los órganos y sistemas implicados en el transporte de oxígeno a aumentar su función, incluso hasta alzar o aproximarse a sus límites para analizar la respuesta, para su realización se necesitan ejercicios que requieran masas musculares importantes, como la marcha o carrera (tapiz rodante) y el pedaleo (cicloergómetro). Las pruebas progresivas de esfuerzo están indicadas en general cuando el paciente se queja de disnea de esfuerzo o intolerancia al ejercicio. Si el síntoma es dolor torácico, la prueba más apropiada probablemente sea una prueba de estrés cardiaco realizada por cardiólogos. Los pulmones, el corazón, las circulaciones pulmonar y periférica y la maquinaria energética de los músculos deben responder apropiadamente y de forma coordinada para satisfacer las necesidades de los músculos activos durante el ejercicio: para ello a medida que aumenta la intensidad del esfuerzo se ven obligados a usar una parte cada vez mayor de su reserva funcional hasta que se alcance su respuesta máxima o aparezcan los síntomas relacionados con aproximarse a la respuesta máxima que obliguen al sujeto a disminuir la intensidad del esfuerzo o a parar. En ambos casos el órgano o sistema en cuestión limita el ejercicio. Por ello, como las pruebas de esfuerzo clínicas hacen posible la reproducción en el laboratorio de los síntomas del sujeto mientras se mide la respuesta fisiológica a un estímulo estandarizado, permiten objetivar y cuantificar la intolerancia al ejercicio y detectar o descartar anomalías en los sistemas implicados. Indicaciones clínicas Las indicaciones de estas pruebas son: 1. La valoración de la tolerancia al ejercicio y de los factores limitantes del mismo: – La objetivación de la limitación de la capacidad de esfuerzo. – El análisis de los factores limitantes de la capacidad de esfuerzo. – La distinción entre disnea de origen respiratorio o cardiaco. – El estudio de la disnea no explicable por las pruebas en reposo. 2. Valoración clínica, funcional y pronóstica y detección de alteraciones que se producen o empeoran acusadamente con el ejercicio en enfermedades pulmonares crónicas: – EPOC. – Enfermedades intersticiales. – Fibrosis quística. – Hipertensión pulmonar primaria 3. Valoración legal de la discapacidad por enfermedades respiratorias. 4. Prescripción de ejercicio para terapia (en rehabilitación) o por otros motivos. 5. Valoración preoperatoria en la cirugía de reducción pulmonar. 6. Valoración de los efectos de intervenciones terapéuticas. Pruebas de esfuerzo constantes Indicaciones: – Evaluación de la respuesta a distintas intervenciones, como rehabilitación cardiopulmonar, tratamiento broncodilatador, cirugía de resección de volumen y otros. Pruebas no rutinarias de la función pulmonar 53 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:47 Página 54 Curso I – Mediciones fisiológicas que requieren estabilidad o un cierto tiempo para llevarlas a cabo: hemodinámicas, gasto cardiaco por rebreathing, curvas de flujo/volumen en ejercicio, hiperinsuflación dinámica o cinética de la respuesta del intercambio de gases. – Validación de puntos obtenidos durante las pruebas progresivas. – Calibraciones biológicas de los equipos. Pruebas de campo Las pruebas de ejercicio realizadas en el laboratorio (incremental o de carga constante) son útiles e insustituibles para el análisis de problemas específicos. Sin embargo, los requerimientos propios de un laboratorio de ejercicio con equipo son relativamente complejos (8). Las pruebas de campo presentan menores requerimientos tecnológicos, lo que las hace practicables para la evaluación de la tolerancia al ejercicio fuera del laboratorio de función pulmonar. Estas pruebas no deben considerarse alternativas a las pruebas de laboratorio, sino complementarias para su utilización en la práctica clínica habitual. Los protocolos simples de ejercicio más populares son: la prueba de marcha durante un período controlado (6 o 12 min), la prueba de lanzadera y las pruebas de subida de escalones. En la actualidad, la prueba de 6 min (6MWD) es, sin duda, el protocolo simple más utilizado. Los perfiles de demanda metabólica (VO2) de diferentes modalidades de pruebas de tolerancia al ejercicio se comparan en la figura 5 y las características de las pruebas de ejercicio se describen a continuación. Prueba de escaleras La subida de escalones, descrita en 1948, fue una de las primeras pruebas simples utilizadas para evaluar la tolerancia al ejercicio en pacientes. Presenta una reproducibilidad Figura 5. Perfil del VO2 en cuatro protocolos de ejercicio efectuados en un mismo paciente con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). 2.000 VO2: pico 1.600 1.200 Escalera 6MWT INCREMENTAL SHUTTLE 800 400 0 0 1 2 3 4 5 6 7 Tiempo, mh 54 8 9 10 11 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:47 Página 55 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria Figura 6. Recorrido que hay que seguir durante la realización de la prueba de marcha de lanzadera. Los conos que indican el cambio de sentido están colocados a una distancia de 0,5 m de los extremos del perímetro de marcha para permitir el giro del paciente. 0,5 m 9m 0,5 m individual aceptable cuando se controlan las condiciones de realización de la prueba y presenta un alto grado de aplicabilidad (hay una escalera en cualquier centro sanitario). Sin embargo es una prueba que carece de estandarización suficiente. La demanda metabólica depende de factores como el peso corporal del paciente, la altura de los escalones, la velocidad de subida o el grado de apoyo sobre la barandilla de la escalera, lo que plantea importantes problemas en cuanto a la estandarización de la prueba y por tanto su comparación entre centros, así como la ausencia de valores de referencia, representan un inconveniente para la utilización clínica de esta prueba. Prueba de lanzadera (shuttle test) Se empezó a utilizar en 1992 como una prueba de tipo incremental para evaluar la tolerancia al ejercicio en pacientes con EPOC. Mediante una señal sonora, provista por una grabación, se indica la velocidad de marcha al paciente a lo largo de un corredor de 10 m señalizado por dos conos situados 0,5 m antes de cada borde (fig. 6). El paciente cuenta con un tiempo predeterminado para recorrer la distancia que separa, un cono de otro. La velocidad de marcha se incrementa a cada minuto, hasta 12 niveles de velocidad. Al finalizar la prueba se contabiliza la totalidad de metros caminados. La prueba termina cuando se pone de manifiesto una limitación sintomática (disnea, molestias en las extremidades inferiores, etc.) o bien cuando el sujeto no es capaz de alcanzar el cono de uno de los extremos en el tiempo del que dispone dos veces consecutivas. La prueba de lanzadera ha demostrado muy buena correlación con el VO2 pico obtenido, durante la realización de una prueba de ejercicio incremental convencional, con la distancia caminada, en la prueba de 6MWD y con la calidad de vida relacionada con la salud. Al tratarse de una prueba con alto grado de estandarización y buena reproducibilidad, permite una buena comparación de los resultados obtenidos en diferentes centros sanitarios. Sin embargo, la falta de valores de referencia representa una cierta limitación para utilización clínica. Resulta altamente sensible para detectar cambios fisiológicos generados por programas de entrenamiento físico. En resumen, se trata de una prueba simple de ejercicio incremental potencialmente útil, menos utilizada que la de 6 MWD y, por tanto, con menos información disponible para su validación clínica. Distancia caminada en seis minutos (6 MWD) Los primeros intentos de evaluar la capacidad funcional midiendo la distancia recorrida durante un período controlado datan de 1982. Butland et al comparan la prueba de Pruebas no rutinarias de la función pulmonar 55 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:48 Página 56 Curso I Figura 7. Recorrido que hay que seguir durante la realización de la prueba de 6 min marcha. Los conos que indican el cambio de sentido están colocados a una distancia de 0,5 m de los extremos del perímetro de marcha para permitir el giro del paciente. 50 cm 29 m 50 cm marcha de 12 min con otras variantes más cortas (2, 6 y 12 min). Se observa la variabilidad de los resultados aumenta al incrementar el tiempo de marcha y el poder discriminativo se reduce al disminuir la duración de la prueba; ello se propone la 6MWD a modo de compromiso entre reproducibilidad y poder discriminativo. Una revisión reciente concluye que «la prueba de marcha de 6 min es fácil de realizar, bien tolerada y la que mejor refleja las actividades de la vida diaria» (fig. 7). Se trata en efecto de una prueba muy sencilla que evalúa una actividad desarrollada diariamente por los pacientes, como es caminar, y que presenta pocos requerimientos tecnológicos. La 6MWD presenta una buena correlación en el VO2 pico y con la calidad de vida relacionada con la salud y se trata de una prueba altamente sensible para detectar cambios, después de intervenciones terapéuticas, como el entrenamiento físico; asimismo muestra una buena correlación con los cambios o en la percepción de la disnea. Se utiliza en aproximadamente un 80% de los programas de rehabilitación respiratoria (7-9) de pacientes un EPOC y cuenta con ecuaciones de predicción publicadas. Los aspectos relacionados con la estandarización de la 6MWD son muy importantes para optimizar la utilización de la prueba y para que se reduzcan de forma muy significativa. Los aspectos relevantes para la adecuada estandarización son: el grado de incentivo durante las pruebas, la longitud del pasillo, el número de pruebas que se deben realizar en un determinado paciente y los criterios de administración de oxígeno durante la prueba. Las pruebas simples de ejercicio son útiles para la caracterización clínica de los pacientes en lo que respecta a la limitación de la tolerancia al ejercicio y deben considerarse complementarias de la pruebas de ejercicio convencional, que aportan información irremplazable. El tipo de pruebas que se va a utilizar debe seleccionarse de acuerdo con las preguntas clínicas específicas en cada caso. Cabe señalar que la 6MWD es probablemente la que reúne los criterios necesarios para ser recomendada como prueba de referencia por su simplicidad, bajos requerimientos tecnológicos, buena reproducibilidad y bajo riesgo cardiopulmonar (9, 10). Estudio del control de la ventilación Cuando las exploraciones comentadas en éste y otros capítulos de este curso son normales o están ligeramente afectadas, pueden efectuarse otras exploraciones funcionales, como el estudio del control de la ventilación. El estudio de los centros respiratorios tuvo 56 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:48 Página 57 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria un especial auge en las últimas décadas debido, fundamentalmente, al progresivo conocimiento de los síndromes de hipoventilación alveolar, las alteraciones respiratorias durante el sueño y las alteraciones ligadas a enfermedades neuromusculares. Las pruebas más utilizadas en el laboratorio son el análisis del patrón ventilatorio, la presión de oclusión en el 0,1 segundo (P0,1) y los estudios de quimiosensibilidad (11). Exploración del patrón ventilatorio El patrón ventilatorio expresa de forma global el control de la respiración y de los cambios que se establecen en él para compensar las alteraciones morfológicas o funcionales del aparato respiratorio. Existen diferentes métodos de medida del patrón ventilatorio: – Determinación mediante máscara facial o pieza bucal (tipo buzo). El paciente respira de forma tranquila a través de una de ellas, que está conectada a un espirómetro. – Pletismografía inductiva respiratoria (Respitrace®). Consiste en la colocación de unas bandas torácicas y abdominales que van a registrar los cambios de volumen que se producen con la respiración Las variables que hay que considerar en el estudio del patrón respiratorio son: – – – – – – VE: ventilación minuto. FR: frecuencia respiratoria. VT: volumen corriente. Ti: tiempo inspiratorio. Ttot: duración total del ciclo respiratorio. Ti/Ttot: relación entre tiempo inspiratorio y tiempo total (fracción de tiempo del ciclo total que se utiliza para la inspiración, por lo que sería una medida del timing u oscilador central). – VT/Ti: flujo inspiratorio medio VT/Ti (MIF) representa el volumen corriente alcanzado durante la inspiración y viene a traducir el impulso neuromuscular o estímulo inspiratorio inicial (drive). Medida de la presión de oclusión en el 0,1 segundo La P0,1 corresponde a la presión medida en la boca durante los 100 primeros milisegundos de la inspiración, realizada con la vía aérea ocluida. Se admite que en un estadio tan precoz el sujeto no responde de forma voluntaria a la oclusión y, por tanto, la medida expresa el impulso respiratorio central. Está indicada siempre que se deba valorar la posible presencia de alteraciones en la génesis del estímulo ventilatorio o en la respuesta de los centros moduladores de la ventilación ante determinados estímulos físicos o químicos. Estudios de quimiosensibilidad La respuesta de los quimiorreceptores se estudia midiendo el comportamiento de la ventilación, el patrón ventilatorio y la P0,1 ante un estímulo químico, sea respirando mezclas de gas con valores bajos de O2 (estimulación hipóxica) o enriquecidas en CO2 (estimulación hipercápnica) y valorando las modificaciones que se producen en ventilación, patrón ventilatorio y presión de oclusión. Pruebas no rutinarias de la función pulmonar 57 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:48 Página 58 Curso I El estudio de la respuesta ventilatoria a la hipercapnia puede llevarse a cabo mediante dos tipos de técnicas: – Método del estado estable (Lloyd y Cunningham). En éste el paciente respira una mezcla constituida por O2 21%, CO2 6-8% y resto nitrógeno. Se realiza un control continuo de los niveles de CO2 en el aire espirado hasta que se estabilizan, hecho que tiene lugar generalmente a los 8-10 min. – Método de respiración en circuito cerrado o rebreathing: el paciente respira y reinspira en una bolsa que contiene una mezcla gaseosa con una concentración conocida de CO2 (habitualmente un 7%) y que ha sido enriquecida con oxígeno. Es una técnica que resulta más rápida y que permite alcanzar un mayor estímulo, por lo que prácticamente ha desplazado al método del estado estable descrito anteriormente. En ambos casos se mide el incremento de la respuesta ventilatoria y de la P0,1 en relación a su valor inicial (valor basal). El resultado se describe mediante la pendiente de respuesta que relaciona la ventilación y la presión de oclusión con la PCO2 (VE/PCO2; P0,1/PCO2). Existe una gran variabilidad en la respuesta mostrada por sujetos sanos, de manera que el rango VE/PCO2 oscila entre 2 y 6 l/mm Hg y el rango considerado normal para la P0,1 /PCO2 entre 0,12 y 2,64 cm H2O/mm Hg. La hipoxemia, al igual que la hipercapnia, se acompaña de un incremento, tanto en la ventilación (VE) como en la P0,1. En este caso la relación no es lineal, sino curvilínea, existiendo, por el contrario, una relación inversa lineal entre el grado de saturación y el incremento en las medidas de la ventilación. La respuesta a la hipoxemia depende, sobre todo, de los quimiorreceptores carotídeos. Aunque existen varios procedimientos de medida, el más utilizado es la estimulación hipóxica isocápnica progresiva. Consiste en la reinspiración en una bolsa llena de aire, conectada a un filtro destinado a la absorción de CO2. De esta forma se produce una caída progresiva en la saturación de O2, manteniéndose estables los niveles de CO2. La prueba finaliza cuando la saturación de O2 cae por debajo del 80% (12). Al igual que ocurría con la hipercapnia, la respuesta ventilatoria a la hipoxemia muestra una gran variabilidad, de manera que el cociente se sitúa entre -0,18 y -4,90 l/min/%. Los cambios de la P0,1 también son muy variables, con un rango que se sitúa entre -0,01 y – 0,23 cm H2O/%. Gasto cardiaco El gasto cardiaco Q/T equivale al producto del volumen sistólico del ventrículo izquierdo y la frecuencia cardiaca. Sus modificaciones son causa poco valorada de alteraciones del intercambio pulmonar de gases. El principio de Fick establece que: QT x (CaO2-CvOz) = VO2 Donde CaO2 y CvO2 corresponden a los contenidos de oxígeno en sangre arterial y venosa mixta (arteria pulmonar) la VO2 al consumo tisular de O2 y QT al gasto cardiaco. En condiciones normales, en reposo el VO2 sólo depende de la actividad metabólica del organismo; por tanto, si en estas circunstancias se produce una disminución del QT (infarto de miocardio, por ejemplo), la diferencia arteriovenosa de contenidos de oxígeno (CaO2 –CvO2) aumentará. Esto se produce a expensas de la disminución del CvO2 y, 58 COMPAGINADO 3 4/10/07 15:48 Página 59 Bases fisiológicas y procedimientos diagnósticos en la insuficiencia respiratoria en consecuencia, de la PO2 en la sangre venosa mixta (PvO2). Cualquier disminución de la PvO2 supone una carga extra para el parénquima pulmonar, que ha de conseguir oxigenar adecuadamente una sangre que llega a los pulmones con un contenido de oxígeno más bajo (13). Este mecanismo de alteración del intercambio pulmonar de gases es poco valorado en la práctica. Sin embargo, tiene una característica terapéutica fundamental: es insensible a todas las acciones terapéuticas destinadas a mejorar otros factores reguladores del intercambio de gases, sean intrapulmonares (oxigenoterapia, broncodilatadores, corticoesteroides, antibióticos, etc.) o extrapulmonares (ventilación mecánica). Por el contrario, un correcto soporte hemodinámico (administración de volumen intravascular, fármacos vasoactivos, etc.) es de gran efectividad terapéutica. Bibliografía 1. West JB. Fisiopatología Pulmonar. 5ª ed. Editorial Médica Panamericana; 2000. 2. Andrew B. Lumb. Nunn’s Applied Respiratory Physiology. Butteworth Heinemann Ed. Oxford; 2000. 3. Roca J, Rodríguez-Roisin R, Wagner PD. Pulmonary Peripheral Gas Exchange in Health and Disease Ed. Marcel Dekker Inc. New York; 2000. 4. Wagner PD, Rodríguez-Roisin R. Clinical advance in pulmonary gas Exchange. Am Rev Respi Dis 1991; 143: 883-8. 5. Casan P, Burgos F, editores. Manual SEPAR de procedimientos 3: Procedimientos de evaluación de la función pulmonar. Madrid: Luzan 5; 2002. 6. Cardús J, Burgos F, Diaz O, Roca J, Barberà JA, Marrades RM, Rodríguez-Rosin R, Wagner PD. Increase in pulmonary ventilation-perfusion inequality with age in healthy individuals. Am J Respir Crit Care Med 1997; 156 (2): 648-53. 7. Roca J, Burgos F, Casan P, Ortega F, Puente Maestu L, Togores B. Pruebas de ejercicio cardiopulmonar. Arch Bronconeumol 2001; 37: 247-68. 8. Casan P, Burgos F, editores. Procedimientos de evaluación de la función pulmonar. Manual SEPAR de Procedimientos 4. Madrid: Luzán 5; 2004. 9. Clinical exercise testing with reference to lung diseases: indications, standardization and interpretation strategies. ERS Task Force on Standardization of Clinical Exercise Testing. European Respiratory Society. Eur Respir J 1997 10: 2662-89. 10. American Thoracic Society; American College of Chest Physicians. ATS/ACCP Statement on cardiopulmonary exercise testing. Am J Respir Crit Care Med. 2003 Jan 15; 167 (2): 211-77. 11. Lung Function Test. Physiological principles and clinical applications. Hughes JMB and Pride NB, editores. WB Saunders; 1999. 12. Tratado de insuficiencia respiratoria. P de Lucas, R Güell, JM Rodríguez González-Moro, A Antón, editores. SEPAR, Ergon 2006. 13. Función pulmonar aplicada. Agustí GN, editor. Mosby/Doyma; 1995. Pruebas no rutinarias de la función pulmonar 59 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 61 ESTUDIOS DE FUNCIÓN MUSCULAR Y DE CENTROS RESPIRATORIOS Diego Castillo Villegas, Jordi Giner Donaire y Pere Casan Clarà Introducción El conjunto de la «bomba ventilatoria» está actuado por músculos y dirigido desde diferentes centros neuronales. Si el intercambio de gases se mantiene entre sus límites de referencia, la acción neuromuscular se realiza de forma adecuada. Por el contrario, si el resultado final (pH, PO2 y PCO2) está alterado, su origen puede y debe evaluarse a partir del funcionamiento de los músculos respiratorios y del control central de la ventilación. El correcto funcionamiento del sistema se realiza con el conjunto corporal en bipedestación y en situación de reposo. En decúbito supino se produce una reducción de la capacidad residual funcional y los músculos respiratorios trabajan en condiciones deficitarias, por lo que se modifica la relación ventilación/perfusión y se reduce la PO2. En ejercicio se ponen a prueba las reservas funcionales de todos los órganos y sistemas y, lógicamente, también los pulmones, que deben exprimir su capacidad de intercambio de gases. Los músculos respiratorios pueden afectarse por reducción o pérdida de su capacidad de generar fuerza, por la imposibilidad de mantenerla a lo largo del tiempo, en lo que se define como endurance o aguante muscular, y porque estos músculos se fatiguen. Cada una de las enfermedades puede tener uno o varios de estos elementos pero hemos de poder diferenciarlos y cuantificarlos en el laboratorio de función pulmonar (1). A su vez, el patrón ventilatorio está definido por los elementos que intervienen en la consecución de la ventilación, es decir, volumen (Vt) y frecuencia respiratoria (FR). Una forma actual de evaluarla es a partir de sus elementos más intrínsecos, driving (Vt/Ti) y timing (Ti/Ttot). También, en cada enfermedad pueden modificarse estos dos componentes. Las pruebas respiratorias realizadas en el laboratorio tienen una finalidad clínica práctica (diagnóstico, evaluación terapéutica, pronóstico, etc.) o pertenecen al terreno de la investigación. En ambos casos, las más destacadas se desarrollan a continuación. Procedimientos para el estudio de la función muscular Aspectos generales Los músculos respiratorios son los elementos contráctiles responsables de generar los cambios de presión intratorácica que provocarán el flujo de aire en los pulmones (2). De su correcto funcionamiento depende la ventilación alveolar. Dado que apenas disponen de períodos de descanso, en contraposición a otros músculos esqueléticos, se han adaptado para convertirse en músculos con una gran capacidad aeróbica, permitiendo una elevada utilización del oxígeno para la extracción de energía. Sin embargo, hay diversas circunstancias que pueden provocar el fracaso de los músculos respiratorios, sea por el aumento de la demanda del tra- 61 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 62 Curso I Tabla 1. Causas de disfunción muscular respiratoria. Mayores demandas ventilatorias o energéticas EPOC y sus exacerbaciones Agudización grave del asma Edema pulmonar Enfermedades intersticiales pulmonares Obesidad mórbida Alteraciones de la caja torácica Síndrome del distrés respiratorio del adulto (SDRA) Ejercicio Hipoxia e hipercapnia Hipertermia y fiebre Menor capacidad de respuesta neuromuscular Enfermedades pulmonares crónicas (EPOC y asma crónica) Paresia/parálisis del diafragma Decondicionamiento por desuso (incluye estados de postventilación mecánica) Efectos de la cirugía toracoabdominal mayor Hemiplejía y cuadriplejía Otros procesos neurológicos o de la placa motora Miopatías primarias y secundarias Enfermedades inflamatorias sistémicas Disminución de la oferta energética al músculo Anorexia de causa orgánica (neoplasias) Anorexia nerviosa Nutrición parenteral/enteral insuficiente Endocrinopatías Anemia Hipovolemia Insuficiencia cardiaca Diarrea grave bajo respiratorio, la disminución de la energía aportada al músculo o por un defecto intrínseco de éste (tabla 1) (3). Para evaluar la gravedad de la disfunción muscular se utilizan principalmente las pruebas de función pulmonar, aunque no deben obviarse la historia clínica y las técnicas de imagen (tabla 2) (3). Dentro de las técnicas utilizadas en el laboratorio de función pulmonar podemos diferenciar entre aquellas más generales (técnicas de función pulmonar convencional) y aquellas dirigidas a evaluar aspectos más específicos del trabajo muscular (fuerza, aguante o fatiga). Técnicas de función pulmonar convencional en el estudio de la función muscular Las pruebas convencionales (espirometría, volúmenes, gasometría, etc.) son utilizadas principalmente para establecer la gravedad de la enfermedad y su progresión, dado que debido a su baja especificidad no son útiles para el diagnóstico. No obstante, en ocasiones la disfunción muscular se sospecha inicialmente por una alteración en estas pruebas. 62 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 63 Tabla 2. Principales pruebas para la evaluación de la función muscular y respiratoria en la práctica clínica. Exploración física Técnicas de imagen Técnicas de función pulmonar convencional Determinación de las presiones respiratorias máximas (en la boca, en la cavidad nasal o en el esófago) Cálculo de la presión transdiafragmática Estimulación eléctrica del nervio y los centros frénicos Estimulación magnética (transcraneal, cervical y de nervios frénicos) Estimulación por inhalación de mezclas de gases (hipoxia y/o hipercapnia) Recogida y procesamiento de la señal electromiográfica Prueba incremental de resistencia muscular Prueba de resistencia con carga constante submáxima Ventilación voluntaria máxima Evaluación del riesgo de fatiga mediante determinación de los índices tensión-tiempo – Espirometría forzada En pacientes con debilidad muscular no suele apreciarse un patrón obstructivo. Generalmente, dado que la espirometría supone un esfuerzo (sobre todo al final de la espiración y de la inspiración), en pacientes con dicha disfunción se observa una disminución de los flujos en estos dos puntos, lo cual provoca una curva más redondeada. Además, esto puede reflejarse también en un aumento de la relación FEV1/FVC. Por último, en enfermos con disfunción muscular de la vía aérea superior o alteraciones extrapiramidales, es posible observar oscilaciones de flujo llamadas sawtooth (dientes de sierra). – Volúmenes pulmonares El hallazgo más común en pacientes con debilidad muscular es la reducción de la capacidad vital (CV). Esta refleja no sólo la pérdida de capacidad muscular (tanto inspiratoria como espiratoria), sino la reducción en la compliance que también acompaña a los pacientes con debilidad muscular crónica. La CV destaca por dos aspectos: posee una excelente estandarización con valores de referencia correctamente establecidos y una notable sensibilidad para monitorizar la progresión de la enfermedad en alteraciones musculares moderadas y graves. Su declinamiento sirve para predecir la supervivencia en la esclerosis lateral amiotrófica (4) y la distrofia muscular de Duchenne (5). Sin embargo la CV tiene baja especificad para el diagnóstico de las alteraciones musculares. Finalmente, la variación postural de la CV (entre supino y decúbito supino), que en sujetos sanos varía entre un 5 y un 10%, está aumentada en alteraciones diafragmáticas y puede ser una prueba óptima para el estudio de dicho músculo (6). – Ventilación voluntaria máxima La determinación de la ventilación voluntaria máxima (VVM) no es comúnmente recomendada en pacientes con afectación muscular, dado que no posee ventajas sobre la CV, pero puede ser útil en el seguimiento de los trastornos extrapiramidales. Estudios de función muscular y de centros respiratorios 63 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 64 Curso I – Gases arteriales Los pacientes con debilidad muscular pueden presentar una hipoxemia diurna leve. Por su parte, la PaCO2 en trastornos leves o moderados suele estar disminuida como reflejo de la hiperventilación. La hipercapnia diurna es infrecuente a menos que la fuerza muscular esté reducida por debajo del 40% de la prevista o la CV esté reducida por debajo del 50% de la prevista; por ello, la elevación de la concentración de bicarbonato es una pista importante que nos puede hacer sospechar la presencia hipercapnia en trastornos menos graves. Hay que tener en cuenta que por ejemplo en el síndrome de Duchenne la hipercapnia está relacionada con una menor supervivencia. En definitiva, los gases arteriales valoran la consecuencia funcional del trastorno muscular. – Estudios durante el sueño El papel de los estudios nocturnos en pacientes con enfermedad respiratoria de origen muscular no está aclarado. Es evidente que aquellos en los que se esté considerando la ventilación no invasiva nocturna deben ser estudiados durante el sueño. Debido a que no hay evidencia de que el tratamiento de los trastornos nocturnos sin repercusión clínico-gasométrica mejore el pronóstico de vida, no está recomendado el estudio de todos los pacientes. Dicho esto, es evidente que una medida simple como la pulsioximetría nocturna puede evidenciar desaturaciones durante la noche, principalmente en fase REM. Además inicialmente muchos pacientes sólo presentan hipercapnia nocturna, por lo que su medición puede servir para detectar la hipoventilación nocturna. Es evidente que los pacientes que presenten síntomas de hipoventilación diurna (somnolencia, astenia y cefalea matutina) deben ser estudiados durante el sueño, principalmente mediante polisomnografia. – Transferencia de monóxido de carbono Generalmente, la DLCO se encuentra ligeramente reducida o normal, mientras que la KCO suele estar aumentada. Su alteración se debe a la incapacidad para la distensión de los pulmones. Su principal aplicación es descartar otras afectaciones pulmonares. – Pruebas de ejercicio Pueden ayudar a determinar el principal factor que limita la capacidad de ejercicio, especialmente si se sospecha o si existen enfermedades pulmonares o cardiacas. Fuerza La fuerza muscular es la expresión tensional de la máxima capacidad contráctil. Dado que ésta es una estimación difícil de obtener en los músculos respiratorios, la fuerza se estima a partir de las presiones respiratorias generadas y los cambios de volumen pulmonar. Las pruebas para el estudio de la fuerza se dividen en volitivas o no volitivas y presentan diferentes grados de invasividad. Técnicas para la evaluación de la fuerza Para evaluar la fuerza se debe disponer en el laboratorio de función pulmonar de un equipamiento más amplio del habitual. En primer lugar, debemos disponer de un trans- 64 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 65 ductor de presión. Actualmente existen en el mercado diferentes transductores con una fiabilidad excelente. Sin embargo, es importante resaltar que estos transductores deben ser correctamente calibrados periódicamente y que además en función de su rango y sensibilidad serán válidos para realizar las diferentes mediciones. Es decir, algunas estimaciones requieren que el transductor sea capaz de variaciones de unos pocos centímetros de agua, mientras que otros permiten márgenes superiores. En segundo lugar, para realizar las estimaciones directamente en la cavidad torácica de manera invasiva, se deberá colocar a través de la nariz un catéter; una vez situado correctamente en el tubo digestivo, permitirá conocer tanto la presión esofágica (Peso) como la gástrica (Pgas). Ambas se corresponden respectivamente con la presión pleural y la abdominal. Existen diferentes tipos de catéter: ballon catheter systems, liquid-filled catheters y catheter-mounted microtransducers. El más extendido es el primero. Presentan una correcta estandarización (7) y su inserción apenas presenta complicaciones en manos experimentadas. Por último, para medir las presiones respiratorias en la vía aérea, nariz o boca, se suelen utilizar air-filled catheters, adaptados a la pieza nasal o bucal. La primera suele ser una pieza suave, capaz de ocluir la fosa nasal y en la que se puede adaptar el catéter. Respecto a las piezas bucales, existen diferentes modelos. Se debe tener en cuenta que en función de su diseño pueden variar los resultados. Cuentan con una válvula que permite ocluir el extremo distal y una pequeña fuga para prevenir el cierre de la glotis durante las maniobras inspiratorias y espiratorias. En función del sistema que se utilice se podrá llevar a cabo un estudio más o menos específico. Los sistemas no invasivos, dado que miden las presiones en la vía aérea, permiten obtener una estimación razonable de la presión alveolar y por ello de la presión pleural, dado que tan sólo hay una ligera pérdida de presión a través de la vía aérea. Sin embargo, no permiten discriminar la raíz del problema, como, diferenciar un problema diafragmático de la musculatura accesoria. Para ello son necesarios los sistemas invasivos, que permiten estimar la presión transdiafragmática (Peso – Pgas). Ésta es debida principalmente a la acción del diafragma. Es fácil suponer que las medidas menos invasivas son más sencillas y mejor toleradas por el paciente, aunque, como se mencionó anteriormente, proporcionan menos información que las más invasivas. Maniobras voluntarias La principal ventaja de las maniobras voluntarias es que proporcionan una estimación de la fuerza muscular de manera sencilla y bien tolerada por el paciente. Presentan la desventaja de que no podemos asegurar que el paciente esté realizando su máximo esfuerzo; es decir, pacientes con baja actividad neuronal pueden mostrar valores por debajo del límite normal, sin que esto signifique que tengan una alteración muscular, pero esto no puede discriminarse con estas pruebas. – Presión estática máxima inspiratoria y espiratoria La medición en la boca de la presión estática máxima inspiratoria y espiratoria es la forma más sencilla de evaluar la fuerza muscular respiratoria. Se determinan durante una maniobra máxima con la vía respiratoria ocluida. Las presiones obtenidas reflejan la fuerza desarrollaEstudios de función muscular y de centros respiratorios 65 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 66 Curso I da por los músculos respiratorios junto a la fuerza pasiva elástica de retracción (recoil) del aparato respiratorio y la pared torácica (Prs). En la capacidad residual funcional (CRF) esta presión es cero, por lo que la medición desde la CRF refleja mejor el esfuerzo respiratorio. Sin embargo, la mayoría de los autores realizan la maniobra de inspiración desde el volumen residual (VR) dado que es más fácil para el paciente obtener mayores presiones. Por lo tanto, en la mayoría de los laboratorios se utiliza esta segunda técnica, reservando la primera para los estudios de investigación, pues es más precisa. En definitiva, debemos asumir que las presiones obtenidas durante las maniobras reflejan la fuerza muscular, si la Prs es substraída, aunque los valores de referencia utilizados generalmente no restan dicha fuerza. La ventaja de las presiones máximas respecto a la CV es que son más sensibles para detectar disfunción muscular, dado que disminuciones en la fuerza muscular tienen lugar antes de que disminuya el volumen. Sin embargo, la CV presenta menos variaciones interindividuos e intra-individuo respecto a las presiones máximas, lo cual permite una mayor estandarización de dicha técnica. Existen en la bibliografía diferentes métodos para obtener las presiones máximas. En este capítulo, a fin de estandarizar la maniobra, desarrollaremos la metodología propuesta por el documento de consenso de la ATS/ERS en 2002 (7). Se utilizan piezas bucales flanged dado que se dispone con facilidad de ellas y son más cómodas de usar por los pacientes, especialmente en aquellos con enfermedad neuromuscular. Con dichas piezas se obtienen valores ligeramente inferiores a las denominadas rubber tube, pero esta diferencia no tiene repercusión clínica, por lo que éstas sólo se utilizan en protocolos de investigación. La pieza bucal se une a un tubo rígido, corto, con una three-way tap o una válvula para permitir la respiración normal después de un esfuerzo respiratorio máximo. Este tubo requiere una conexión al manómetro y una pequeña fuga (2 mm de diámetro) para prevenir el cierre de la glotis durante la maniobra de inspiración máxima y reducir el uso la musculatura bucal durante la maniobra espiratoria. La fuerza inspiratoria y espiratoria debe mantenerse idealmente durante 1,5 segundos para que la máxima presión mantenida durante 1 segundo pueda ser registrada. Habitualmente el pico de presión es superior pero se cree que es menos reproducible. Los datos obtenidos deben ser registrados de forma analógica o digitalizados para su medición. Los transductores de presión deben ser calibrados regularmente con manómetro de fluidos con la línea de base igual a la presión atmosférica. Dado que es una prueba dependiente del esfuerzo del paciente, es importante que el instructor motive enérgicamente al sujeto. Por lo tanto, es necesario un técnico experimentado en pruebas de función pulmonar para su realización. La prueba se realiza con el paciente sentado, sin necesidad de usar pinzas nasales. Para la prueba inspiratoria se utiliza la maniobra de Mueller desde el VR y en la espiración la maniobra de Valsalva desde la capacidad pulmonar total (CPT). Se deben evitar las fugas alrededor de la pieza bucal (como si mordiesen la pinza) y sujetarse las mejillas durante la espiración. Se escogerá el mayor valor de tres maniobras que varíen menos de un 20% entre ellas. La principal virtud de esta maniobra es que se trata de una prueba ampliamente extendida para la medición de la fuerza muscular respiratoria. Existen valores de referencia para niños y adultos sanos. Es una prueba bien tolerada por los pacientes. Su principal dificultad es una correcta realización de la técnica. Su principal inconveniente es que depende de la motivación del paciente. 66 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 67 En nuestro entorno, se utilizan como valores de referencia los publicados por Black y Hyatt (8). No obstante, una presión inspiratoria máxima (Pimáx) de - 80 cm H2O normalmente excluye una disfunción muscular clínicamente relevante. Una presión espiratoria máxima (Pemáx) normal con Pimáx baja sugiere un problema diafragmático. Las presiones respiratorias estáticas generadas con la vía aérea ocluida pueden ser estimadas mediante un ballon catheter system introducido en el esófago. Esto permite conocer tanto la presión pleural como abdominal. Su principal indicación es estudiar de forma individual la fuerza de grupos musculares, principalmente el diafragma, además de en pacientes que no son capaces de realizar la maniobra volitiva. Estas pruebas se realizan generalmente desde la CRF. La información sobre valores de referencia es limitada. El documento de consenso de la ATS/ERS (7) recomienda esta prueba sólo como una herramienta de investigación en laboratorios de función muscular con técnicos entrenados. – Sniff test El sniff es una maniobra corta, intensa y voluntaria realizada a través de una o ambas fosas nasales sin ocluir. Produce la contracción del diafragma y otros músculos inspiratorios. Para que la maniobra sea correcta, el esfuerzo debe ser máximo, lo cual es accesible a la mayoría de los pacientes, aunque con entrenamiento. Diversos autores han defendido que el sniff genera mayor presión diafragmática que las presiones máximas estáticas. Presenta una contundente asociación con la presencia de patología muscular. Para la medición de la máxima presión con el sniff test es necesario animar al sujeto a realizar el mayor esfuerzo posible. Una o ambas fosas nasales deben estar abiertas para permitir el paso del aire. La prueba se realiza con el paciente sentado, en una posición cómoda, iniciando la maniobra desde el final de la espiración. Normalmente, el paciente no necesita una información muy detallada de cómo realizar la maniobra, pero necesita una serie de intentos para alcanzar una presión plateau (de 5 a 10 intentos). La presión es determinada por un wedging catheter colocado en una fosa nasal a través de una pieza nasal. Existen diferentes materiales para ésta. El paciente inspira a través de la fosa contralateral que permanece abierta. La presión obtenida refleja la presión nasofaríngea, que es relativamente similar a la presión alveolar. En enfermos con EPOC existe una mayor diferencia, por lo que se tiende a infraestimar los valores, aunque no se cree que tenga repercusión clínica. Por otro lado, al ser una maniobra dinámica el transductor de presión deber responder a frecuencias mayores de 10 Hz (mayor que para mediciones estáticas). El sniff test ha demostrado ser más sencillo que el resto de medidas para estimar la fuerza de los músculos respiratorios. En enfermos con esclerosis lateral amiotrófica, se ha observado una mayor reproducibilidad de esta maniobra respecto a las presiones máximas estáticas o la espirometría (9). El sniff test debe formar parte de la evaluación clínica de la fuerza respiratoria. Los valores de referencia presentan una horquilla de normalidad muy amplia debido a la diferencia de fuerza entre los individuos. En nuestro medio no disponemos de valores de referencia. No obstante, valores mayores de -70 cm H20 en hombres y -60 cm H20 en mujeres generalmente descartan afectación muscular inspiratoria. Estudios de función muscular y de centros respiratorios 67 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 68 Curso I Por supuesto, en investigación el sniff se usa para determinar las presiones respiratorias mediante dispositivos intratorácicos. Al igual que con las presiones máximas estáticas, el ballon catheter system introducido en el esófago es el dispositivo más utilizado. La presión transdiafragmática obtenida es incluso mayor que con las presiones estáticas porque, como se explicó anteriormente, se cree que es la mejor maniobra para conocer la fuerza diafragmática. Valores superiores a 100 cm H2O en hombres y 80 cm H2O en mujeres se consideran normales. – Cough test El interés de la estimación de las presiones durante la tos radica en que los músculos responsables de la tos, los abdominales, son también los principales músculos espiratorios. Además la reducción de la tos puede predisponer a infecciones respiratorias. La presión pico tos puede ser medida en la boca, el esófago o el estómago. Las dos últimas se han utilizado en investigación. No existen series extensas de valores de referencia para la presión pico tos. Publicaciones recientes han propuesto su implicación con el pronóstico de enfermedades de la motoneurona (10). Maniobras involuntarias Consisten en generar una fuerza contráctil máxima sin la participación de la voluntad del sujeto mediante la estimulación del músculo. Ésta puede realizarse por medios físicos o químicos. Su principal ventaja es que nos permite estudiar la capacidad muscular en aquellos pacientes incapaces de colaborar o con baja motivación en las pruebas volitivas. Dentro de la estimulación física existen principalmente dos técnicas: la estimulación eléctrica transcutánea y la estimulación magnética de los nervios frénicos. La primera es la más utilizada. Sin embargo, presenta una serie de limitaciones (aprendizaje, material, recogida de valores y efectos secundarios) que han frenado su difusión frente a la estimulación magnética. Ésta, de reciente introducción en el terreno de la Neumología, permite el estudio de los grupos musculares (incluso de manera más selectiva) sin causar molestias al sujeto. La estimulación magnética se divide en diferentes modalidades. Las principales son la estimulación magnética cervical, la estimulación magnética cervical anterior y la estimulación magnética propia de los nervios frénicos (unilateral o bilateral). Hay en la bibliografía valores de referencia para estas diversas técnicas. Recientemente además se está intentando mejorar la recogida de las presiones (en la boca) para evitar mediciones agresivas (esófago). Actualmente, su utilidad está reducida al campo de la investigación. Resistencia La resistencia es la capacidad para mantener un esfuerzo submáximo durante un tiempo determinado. Así pues, las pruebas determinan el período de tiempo en el que puede mantenerse la carga. Los esfuerzos submáximos pueden evaluarse mediante el uso de sistemas resistivos o de tipo umbral. Generalmente se utilizan estos últimos porque permiten obtener un patrón ventilatorio más regular. En este sistema, la vía aérea se 68 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 69 encuentra ocluida por una válvula que se abre cuando se alcanza un punto de presión determinado. Las pruebas de resistencia necesitan un equipamiento mínimo consistente en una válvula umbral (modalidad inspiratoria o espiratoria) adaptable a un circuito mediante una válvula adicional de dos vías y un registro de presión para monitorizar la carga y el tiempo de aguante. Deben ser realizadas por personal entrenado y deben evitarse en pacientes con signos de inestabilidad ventilatoria o debilidad muscular franca, ya que pueden provocar el fracaso muscular. Respecto al tipo de pruebas existen dos modalidades: incrementales o de carga constante. Se considera que las pruebas de carga submáxima constante, en las que se evalúa el tiempo en el que ésta puede mantenerse, son más específicas para la evaluación de la resistencia muscular. Para determinar la carga, utilizamos un porcentaje de la presión estática máxima. La prueba finaliza cuando el sujeto es incapaz de abrir el dispositivo valvular después de tres esfuerzos máximos consecutivos. No se dispone de valores de referencia aplicables a poblaciones generales, dado que es un procedimiento utilizado básicamente en el terreno de la investigación. Fatiga La fatiga se define como la pérdida de capacidad para generar fuerza y/o velocidad muscular esquelética que se recupera con el descanso (2). Las pruebas que se realizan van dirigidas a evaluar la reserva ante el fracaso contráctil provocado por el aumento del trabajo respiratorio. Para poder distinguir la fatiga de la debilidad (reducción de la fuerza en un momento determinado) y del daño muscular es preciso que su determinación se realice mediante una serie de mediciones en el tiempo. Se distinguen tres tipos de fatiga: a) central, b) periférica a altas frecuencias y c) periférica a bajas frecuencias. En la primera la afectación está en el sistema nervioso, mientras que en el resto está relacionada con el músculo y la unión neuromuscular. Para la completa caracterización de la fatiga muscular necesitamos una compleja serie de mediciones. Se han diseñado distintas técnicas para medir la fatiga respiratoria. Sin embargo, y aunque han sido utilizadas en investigación, no hay descrita una técnica que haya sido correctamente desarrollada y evaluada para permitir la monitorización de la fatiga respiratoria en la práctica clínica. Además muchas de estas técnicas son invasivas y complejas. Por el contrario, las más sencillas presentan el problema de ser poco específicas y no medir directamente la fatiga muscular. De todas las maniobras usadas en investigación, la estimulación eléctrica o magnética del nervio es la mejor técnica y en un futuro podría ser utilizada en el campo clínico. Patrón respiratorio: volumen corriente (tidal) y frecuencia respiratoria La monitorización del patrón respiratorio es una medida simple: la aparición de altas frecuencias respiratorias y volúmenes circulantes bajos se relaciona con el aumento de la carga inspiratoria y la reducción de la capacidad muscular. Esto puede conducir a la fatiga muscular. Por ello la aparición de este patrón puede ser una señal de alarma. Su evaEstudios de función muscular y de centros respiratorios 69 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 70 Curso I luación resulta sencilla pues la frecuencia respiratoria es fácil de determinar y para la obtención del volumen circulante podemos utilizar neumotacómetros o equipos de tomografía por impedancia eléctrica (11). Movimientos toracoabdominales La observación de los movimientos toracoabominales ayuda a detectar alteraciones en el uso de la musculatura. Tanto la presencia de respiración paradójica como el aumento de contracción de la musculatura accesoria son signos del incremento de la carga de trabajo inspiratoria y de la pérdida de fuerza del diafragma. Por lo tanto es un parámetro clínico útil para la detección de alteraciones musculares, aunque, debido a que puede aparecer ante otras patologías, no es un indicador específico de fatiga muscular. Índice tensión-tiempo de los músculos inspiratorios Se estima que existe un umbral de fatiga para cada músculo, determinado por la fuerza y duración de la contracción muscular. El índice de tensión-tiempo se define por la ecuación siguiente (12): P: presión respiratoria a volumen corriente. Pmáx: presión máxima. Ti: tiempo inspiratorio. Ttot: tiempo inspiratorio total. El cálculo se puede realizar tanto para la totalidad de los músculos respiratorios (TTMR), para la que es preciso conocer las presiones en la boca o esofágicas, como del diafragma (TTdi), debiendo entonces estimar la presión transdiafragmática. Cuando la respiración es diafragmática, el umbral se sitúa en torno a 0,15-0,18 para el diafragma y 0,30 para la totalidad. Para la estimación de este valor es preciso medir la presión esofágica y/o gástrica mediante un balloon catheter system. La ventaja de esta técnica es que permite conocer el umbral de cada músculo en cada paciente. Sin embargo, esta estimación no ha sido determinada en todas las patologías respiratorias y los valores críticos fueron estimados en personas sanas. Además es una prueba volicional, que depende del paciente para estimar la presión máxima. Por lo tanto, el índice tensión-tiempo es una técnica utilizada en investigación, sin aplicación clínica en nuestros días. Tasa de relajación máxima (MMR) Se define como el porcentaje de caída en la porción correspondiente a la relajación, valorada en la curva de presión respiratoria en 10 m/s. Puede estimarse en las curvas de presión nasal, bucal, esofágica o transdiafragmática. Su utilidad se reduce a los laboratorios de investigación clínica. Control de la ventilación Aspectos generales El objetivo de la ventilación es mantener un correcto equilibrio gaseoso y de ácidobase ante las diferentes demandas. Diferentes estímulos químicos y físicos permiten al sis- 70 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 71 tema nervioso central conocer dicho estado para poder ejercer un control óptimo. Así pues, el patrón ventilatorio está determinado a cuatro niveles: – Control reflejo (o automático): diversos grupos neuronales situados en el tronco del encéfalo determinan conjuntamente, a través de neuronas inhibitorias y excitatorias, la ritmicidad del patrón respiratorio, integrando a su vez estímulos procedentes de los receptores periféricos y de los centros volicionales. – Control voluntario: situado al nivel del córtex parietofrontal motor, así como en áreas subcorticales, permite adaptar mediante de la estimulación de los centros pontomedulares la respiración durante las diferentes actividades del comportamiento humano. – Control químico: los cuerpos carotídeos y aórticos detectan cambios en la presión parcial sanguínea de pO2, pCO2 y H+ que son transmitidos al centro reflejo. – Control físico: diferentes receptores mecánicos evalúan cambios en la pared torácica, el diafragma y la vía aérea, que también son integrados en el encéfalo. La aparición de hipercapnia o hipoxemia reflejará, por lo tanto, un fracaso ventilatorio. Éste puede estar determinado por un fallo en la bomba o por un incorrecto control de dicha bomba. El estudio del patrón ventilatorio y su respuesta ante determinados estímulos nos permitirá profundizar en un posible fallo a este segundo nivel (13). Patrón de la ventilación La medición del patrón ventilatorio se realiza mediante el análisis de diversas variables: volumen/minuto (Vñ), frecuencia respiratoria (Fr), volumen corriente (Vc), tiempo inspiratorio (Ti), duración total del ciclo respiratorio (Ttot); y diversos conceptos: Ti/Ttot (timing), que define la fracción inspiratoria del ciclo, respiratorio y VC/Ti (driving) o flujo inspiratorio medio, que es el índice de intensidad del impulso inspiratorio. La determinación de estas variables se realiza mediante máscara facial o pieza bucal adaptada a un neumotacógrafo o espirómetro convencional, pletismografía de inducción, pletismografía optoelectrónica o magnetometría, siendo el primer sistema el más difundido. La respuesta neuronal ante diferentes estímulos para mantener la ventilación alveolar, lo que se ha definido como impulso neuronal, y su repercusión en el patrón ventilatorio se estudian mediante una serie de pruebas indirectas que, sin embargo, no son medidas del impulso real (dado que éste en la actualidad no se puede determinar). La más importante, y la que tiene más utilidad clínica, es la medición de la presión de oclusión de la vía aérea en los primeros 100 ms (P0,1). Medida de la presión de oclusión de la vía aérea en el primer segundo La P0,1 consiste en la medición de la presión generada por los músculos respiratorios contra la vía aérea cerrada al final de la espiración. Refleja la presión inspiratoria disponible para iniciar la inspiración y se considera relativamente independiente de la mecánica pulmonar y del control volicional de la respiración. Se mide en la boca en los primeros 100 ms del inicio de la inspiración con la vía aérea ocluida. Se requiere una boquilla acoplada a una válvula unidireccional, como una válEstudios de función muscular y de centros respiratorios 71 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 72 Curso I vula en Y de Collins, unida en la parte inspiratoria al neumotacógrafo (y éste a su vez a un transductor de presión), además de un sistema de oclusión. La válvula de oclusión se activa justo al final de la espiración; existen diferentes dispositivos manuales o eléctricos. La técnica consiste en producir una serie de oclusiones inspiratorias durante la ventilación a intervalos determinados, habitualmente unas cinco o seis veces, y se utiliza el valor medio. Los valores de referencia de la P0.1 son 1-3 cm H2O, con un coeficiente de variación del 50% (14). Respuesta ventilatoria Hipercapnia La respuesta ventilatoria a la hipercapnia se mide mediante la inhalación de una concentración estable (método de Lloyd y Cunningham) o mediante su aumento progresivo (método de Read). En el primer caso, al circuito antes descrito se añade un saco de Douglas con una mezcla gaseosa que contiene una concentración determinada de CO2 (5-8%) que se ha de mantener constante. Después de un período de 10-12 min se realizan las determinaciones de volumen/minuto y P0,1. No obstante, la técnica más difundida para evaluar la respuesta ventilatoria al CO2 es la de Reed, también conocida como rebreathing. En este sistema, después de la medición basal del patrón ventilatorio y de la P0,1, se añade una concentración de CO2 y O2 determinada en la parte inspiratoria del circuito a través de una bolsa de 5-10 l de volumen. Después se cierra el circuito, de manera que el individuo reinhala una mezcla gaseosa con alto contenido de oxígeno y en el que el contenido de CO2 va aumentando respiración a respiración hasta llegar a una meseta de 60-70 mm Hg. Durante la prueba se registran la concentración de CO2 en el aire exhalado al nivel de la boca (PCO2), la P0,1 y los parámetros del patrón ventilatorio. La respuesta se estudia mediante el cociente que relaciona la ventilación y la presión de oclusión con CO2 exhalado (Vñ /PCO2; P0,1/PCO2). Los valores de referencia para Vñ /PCO2 oscilan entre 2 y 6 l/mm Hg y 0,12-2,64 cm H20/mm Hg para la P0,1/PCO2, aunque existe una gran variabilidad en sujetos sanos. Hipoxia Para la respuesta a la hipoxia existen igualmente estudios con concentraciones fijas o variables. En el primer caso el circuito es idéntico al descrito anteriormente para la prueba con CO2 a concentración fija. Usualmente se utilizan mezclas con una concentración de O2 del 10%. La estabilidad se alcanza en un período breve, 2 min, al cabo de los cuales se determinan los parámetros ventilatorios, la P0,1, así como la fracción inspirada de O2 (FiO2) y la saturación arterial de O2 (SaO2) medida por pulsioximetría. Al igual que en el apartado anterior, el método más difundido es el diseñado por Rebuck y Campbell, la estimulación hipóxica isocápnica progresiva. Consiste en la reinhalación de una bolsa llena con aire, conectada a un filtro destinado a la absorción de CO2. Así, se produce una caída progresiva en la SaO2, manteniéndose estables los niveles de CO2. La prueba finaliza cuando la SaO2 cae por debajo del 80%. Los resultados se registrarán con la SaO2 y la FiO2 frente a Vñ y P0,1. 72 COMPAGINADO 4 4/10/07 15:49 Página 73 Bibliografía 1. Cotes JE. Lung function. Assessment and applications in medicine. London, editores. Blackwell Scientific Publications. 1993. 2. Roussos CH, Macklem PT. The respiratory muscles. N Engl J Med 1982; 307: 786-97. 3. Gea J. 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Madrid: Ergon; 2006. Estudios de función muscular y de centros respiratorios 73 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 75 TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA INSUFICIENCIA RESPIRATORIA CRÓNICA Francisco García Río Introducción Para afrontar el tratamiento farmacológico de la insuficiencia respiratoria es conveniente considerar los diferentes mecanismos patogénicos de este síndrome y evaluar las posibilidades de intervención sobre los mismos. Al margen de la respiración de bajas concentraciones de oxígeno en relación con la altitud, el desarrollo de insuficiencia respiratoria crónica es debido a hipoventilación alveolar, desequilibrio de la relación ventilación-perfusión, efecto shunt (cortocircuito arteriovenoso) o trastornos en la difusión alveolocapilar de oxígeno. Por su elevada prevalencia, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una de las causas más importantes de insuficiencia respiratoria crónica. En la misma, el desequilibrio ventilación-perfusión (V/Q) y la hipoventilación alveolar, en relación con la fatiga muscular, la hiperinsuflación o el desarrollo de un proceso de adaptación central a la sobrecarga mecánica, suelen ser los principales determinantes del fallo respiratorio (1). De forma simplificada, la insuficiencia respiratoria crónica en la EPOC y en otras enfermedades podría ser clasificada de origen intrapulmonar (desequilibrio V/Q y, con menos frecuencia, shunt o alteración de la capacidad de difusión alveolocapilar) o de origen extrapulmonar (fallo de la bomba ventilatoria). En este sentido, se podría considerar que el trastorno intrapulmonar ocasiona hipoxemia y que el extrapulmonar origina hipercapnia. Desde un punto de vista estrictamente teórico, también se podría mantener que el gradiente alveoloarterial de oxígeno se encuentra elevado en los trastornos intrapulmonares y normal en el fallo de la bomba. Sin embargo, estas dos consideraciones no resultan exactas en la EPOC, puesto que existen importantes interacciones entre ambos mecanismos. En general, el fallo de una parte es seguido por el de otra. Las alteraciones que originan hipoxemia en los pacientes con EPOC se caracterizan a menudo por una mecánica pulmonar anormal, que incrementa el trabajo respiratorio (de resistencia o elástico) y aumenta las demandas energéticas. Si además se tiene en cuenta que la hipoxemia reduce la cantidad de energía disponible, se podría originar fatiga muscular y fracaso de la bomba ventilatoria (1). Por otra parte, cuando la afectación inicial es de la bomba ventilatoria, se suele desarrollar incapacidad para toser, lo que favorece la acumulación de secreciones y posibles atelectasias, por lo que la relación V/Q empeorará, originando hipoxemia (1). No cabe duda de que el tratamiento de elección ante la insuficiencia respiratoria crónica es la oxigenoterapia domiciliaria y, en algunos casos, la ventilación mecánica no invasiva. Resulta sobradamente demostrado que la oxigenoterapia domiciliara mejora la oxigenación y el pronóstico de pacientes con EPOC e insuficiencia respiratoria crónica (2, 3). No obstante, la supervivencia a los tres años de los pacientes con insuficiencia respiratoria crónica que reciben oxigenoterapia es cercana al 50% (4). Además, tampoco conviene dejar de considerar que tanto la enfermedad de base que origina la insuficiencia respiratoria crónica como la propia oxigenoterapia domiciliaria tienen una notable repercusión sobre la calidad de vida relacionada con la salud de estos pacientes. 75 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 76 Curso I Ante esta situación, resulta imprescindible considerar las diversas opciones farmacológicas disponibles para contribuir, al menos parcialmente, a la mejora de la hipoxemia o de la hipercapnia, pero sobre todo para disminuir los síntomas y mejorar la calidad de vida de estos pacientes. En cualquier caso, es obvio que en la insuficiencia respiratoria crónica el tratamiento farmacológico desempeña un papel coadyuvante con la oxigenoterapia domiciliaria o la ventilación mecánica no invasiva. Sólo en circunstancias excepcionales, en las que exista una contraindicación para ambas opciones terapéuticas, se podría plantear como tratamiento único. Los fármacos empleados en pacientes con insuficiencia respiratoria crónica se pueden clasificar en estimulantes respiratorios y principios activos empleados en el tratamiento convencional de la enfermedad de base. Estimulantes respiratorios Tienen por objetivo corregir la hipoventilación alveolar y, en algún caso, mejorar la relación V/Q. Aunque su efecto terapéutico es muy limitado y no se ha generalizado su aplicación clínica, a continuación se describen las principales características de los más representativos. Bismesilato de almitrina Es un agonista de los quimiorreceptores arteriales periféricos que aumenta la descarga eléctrica del nervio del seno carotídeo e induce vasoconstricción pulmonar (5). Además de incrementar el impulso inspiratorio central, también se ha propuesto que podría mejorar la PaO2 sin estimular la ventilación alveolar. Se ha comprobado que origina vasoconstricción pulmonar y potencia la vasoconstricción pulmonar hipóxica inducida por otros agentes (catecolaminas, prostaglandina F2α y antiinflamatorios no esteroideos), actuando a nivel precapilar, con poco o nulo efecto sobre la circulación sistémica (6). Como consecuencia, podría favorecer la redistribución del flujo sanguíneo desde zonas pobremente ventiladas y mejorar la relación V/Q. De hecho, en algunos pacientes se ha demostrado que la almitrina origina una mejoría de la PaO2 con reducción del desequilibrio V-Q (7), aunque también aumenta ligeramente la presión arterial pulmonar (6). Los efectos agudos de la administración de bismesilato de almitrina han sido ampliamente estudiados en modelos animales. Se ha demostrado que sus efectos hemodinámicos y sobre el intercambio gaseoso son dosis-dependientes (8). En modelos porcinos de lesión pulmonar aguda, la perfusión de 1 mg/kg/min resulta la dosis más eficaz para incrementar la PaO2 y reducir el shunt intrapulmonar (Qs/Qt) (8). Además, se ha sugerido que podría existir cierto sinergismo con otros agentes. Así, se ha referido que la administración de 1 mg/kg/min de almitrina asociada a óxido nítrico inhalado (10 ppm) tiene un efecto aditivo y logra mejorías más acusadas de la PaO2, del shunt intrapulmonar y de la perfusión de zonas con una V/Q normal que la monoterapia (9). Algunos de estos efectos también han sido reproducidos en seres humanos. Se ha descrito que la administración de almitrina induce una mejoría aguda del intercambio gaseoso durante la respiración de aire ambiente u oxigenoterapia en pacientes con insuficiencia respiratoria debida a EPOC (10). En pacientes con síndrome del distrés respiratorio del adulto o lesión pul- 76 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 77 monar aguda, también se ha objetivado un intenso sinergismo entre la almitrina y el óxido nítrico (11). Por otra parte, algunos datos de modelos animales sugieren que la almitrina también podría ejercer alguna acción sobre los músculos respiratorios. Su perfusión aumenta la fuerza y resistencia diafragmática en ratas jóvenes, aunque este efecto no se mantiene en animales de mayor edad (12). También se ha comprobado que puede mejorar la rapidez y magnitud de recuperación de la fatiga de fibras diafragmáticas, probablemente por cambios en el calcio intracelular, relaciones ADP/ATP o eliminación de radicales libres de oxígeno (13). Los efectos de la administración prolongada de almitrina han sido evaluados fundamentalmente en pacientes con EPOC. Estudios no controlados describieron un incremento sostenido de la PaO2 y un descenso en la PaCO2 (14). Aunque algunos estudios iniciales sugirieron que podía incrementar la presión arterial pulmonar en pacientes con EPOC, esto no ha sido confirmado en un estudio controlado a largo plazo (15). No obstante, la utilidad clínica de la almitrina resulta muy cuestionable en función de los resultados de diversos ensayos clínicos más recientes (16, 17). Górecka et al (16) llevaron a cabo un estudio multicéntrico, controlado, aleatorizado y a doble ciego en el que trataron a 115 pacientes con EPOC (FEV1 medio 34 ± 13%) e hipoxemia moderada (PaO2 56-65 mm Hg) con 100 mg/día de almitrina por vía oral o placebo durante 12 meses. En conjunto, el tratamiento con almitrina logró una mejoría de la PaO2 de 3,2 ± 6,6 mm Hg (p = 0,003), con un efecto del tratamiento entre almitrina y placebo de 3,4 mm Hg (p = 0,003). A su vez, en el grupo de pacientes tratados con almitrina (n = 57), se identificó a un 33% de sujetos respondedores, en los que el incremento de la PaO2 fue mayor (10,2 ± 5,3 mm Hg) y se acompañaba de una disminución de la PaCO2 (16). Otros autores han estimado que el subgrupo de pacientes con EPOC respondedores a la almitrina, definido por un aumento de la PaO2 ≥ 5 mm Hg, podía suponer un 64% (18) o un 58% (19) de los enfermos con hipoxemia moderada-grave. Sin embargo, los efectos secundarios de la almitrina no son desdeñables. Debido a una degeneración axonal, muchos pacientes experimentan una neuropatía sensitiva periférica, que es especialmente frecuente después de tratamientos orales prolongados (9-25 meses), que alcanza una incidencia del 30% (6). De hecho, en el ensayo clínico de Górecka et al (16), la polineuropatía periférica obligó a interrumpir el tratamiento en un 9% de pacientes tratados con almitrina. También se ha descrito pérdida de peso, que puede afectar hasta a un 8% de enfermos (16), y disnea por incremento de la presión en la arteria pulmonar, desencadenada principalmente durante la administración aguda (17). La almitrina también puede afectar a la fosforilación oxidativa en las mitocondrias hepáticas, por inhibición de la síntesis de ATP o deterioro de la regulación del transporte de electrones a partir del complejo NADH-citocromo Q reductasa (6), dando lugar a acidosis metabólica y a alteración de las enzimas hepáticas (6). Debido a que los efectos secundarios, sobre todo la neuropatía periférica, parecen resultar dosis-dependientes, se ha propuesto una pauta de tratamiento intermitente, con una dosis de 50 mg/día (si el peso < 75 kg) o 100 mg/día (si el peso ≥ 75 Kg), alternando con períodos de supresión del fármaco durante 30 días cada tres meses (18). Con objeto de evaluar la eficacia clínica de esta pauta de tratamiento intermitente, Saas-Torres et al. (17) realizaron un ensayo aleatorizado, doble ciego y controlado con Tratamiento farmacológico de la insuficiencia respiratoria crónica 77 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 78 Curso I placebo (17). Trataron a 81 pacientes (70 ± 3 años) con EPOC estable (FEV1 medio 35 ± 11%) e hipoxemia (PaO2 ≤ 65 mm Hg), con almitrina (50 o 100 mg/día, con descanso de un mes tras 3, 6 y 9 meses de tratamiento) o placebo durante un año. Esta pauta resultó muy bien tolerada y no se identificaron efectos secundarios relevantes. Sin embargo, el estudio tampoco logró detectar diferencias en los gases arteriales, en la pulsioximetría nocturna, en la tolerancia al ejercicio (evaluada mediante la distancia recorrida en la prueba de la caminata de 6 min) ni en la calidad de vida relacionada con la salud después de un año de tratamiento con almitrina o placebo (17). A su vez, tampoco resultó posible detectar un subgrupo de enfermos respondedores a la almitrina (17). Estos resultados, claramente negativos, ponen en cuestión la utilidad clínica del bismesilato de almitrina en el tratamiento de pacientes con EPOC e insuficiencia respiratoria crónica. No obstante, se ha sugerido que su administración combinada con otros estimulantes respiratorios podría resultar más eficaz. En concreto, se ha descrito un efecto sinérgico entre la almitrina y el acetato de medroxiprogesterona, que se podría evidenciarse por una mejoría de los gases arteriales a las dos semanas de iniciado el tratamiento (20). Doxapram El hidrocloruro de doxapram es un estimulante del sistema nervioso central utilizado como estimulante respiratorio, pero con un limitado papel en el manejo de la insuficiencia respiratoria. Otros agentes analépticos del mismo grupo, niquetamida y etamivan, han dejado de ser utilizados como estimulantes respiratorios porque las dosis eficaces resultaban muy próximas a los niveles tóxicos (21). La administración intravenosa de doxapram origina un incremento del volumen corriente y de la frecuencia respiratoria, aumentando la ventilación minuto e induciendo, por tanto, un descenso concomitante de la PaCO2, así como una ligera elevación de la PaO2. En animales de experimentación, se ha comprobado que este efecto está mediado por un aumento del impulso neuromuscular debido a la estimulación del cuerpo carotídeo y resulta dosis-dependiente (21). También es capaz de antagonizar el bloqueo de la respuesta ventilatoria al CO2 originada por opiáceos y antagonizar la depresión respiratoria provocada por etanol. A su vez, se ha comprobado que también actúa sobre el sistema cardiovascular, aumentando el volumen sistólico y la presión arterial (21). Su principal aplicación clínica es el tratamiento de la insuficiencia respiratoria hipercápnica aguda, cuando no resulta posible la ventilación mecánica. Por su reducida vida media, debe ser administrado en infusión intravenosa continua (1-4 mg/min) y utilizado en asociación con otras medidas de soporte, tales como oxigenoterapia, broncodilatadores, fisioterapia y ventilación mecánica no invasiva. Su aplicación está absolutamente contraindicada en la insuficiencia respiratoria secundaria a agudización asmática grave, embolismo pulmonar, edema pulmonar, neumotórax u otras causas de insuficiencia respiratoria no hipercápnica (21, 22). Sus efectos secundarios más importantes provienen de la estimulación general del sistema nervioso central, que pueden manifestarse como fasciculaciones, espasmo o convulsiones generalizadas. También se han descrito crisis hipertensivas y arritmias (21,22). En una revisión sistemática se ha analizado su utilidad en la insuficiencia respiratoria debida a una exacerbación de la EPOC (23). Sobre un total de cuatro ensayos clínicos, 78 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 79 que incluyen a 176 pacientes, doxapram sólo resultó marginalmente superior al placebo en la prevención del deterioro gasométrico, por lo que únicamente podría tener algún beneficio en las primeras horas de la agudización (23). Progestágenos Los progestágenos sintéticos abarcan un grupo de sustancias, tales como la medroxiprogesterona o el acetato de clormadinona, que actúan a través de los receptores de la progesterona, con una amplia variabilidad en número, afinidad o función. Su efecto está mediado por un aumento de la sensibilidad de los quimiorreceptores centrales o periféricos, así como por una alteración en el procesamiento central del impulso neural del cuerpo carotídeo, aumentando la respuesta ventilatoria a la hipoxia y a la hipercapnia (24). Incluso se ha demostrado que este efecto estimulante respiratorio se mantiene alguna semana después de suprimido el fármaco. La mayor parte de información sobre su utilidad clínica proviene de series muy limitadas. Saaresranta et al (25) evaluaron el efecto del tratamiento sucesivo y cruzado con placebo o acetato de medroxiprogesterona (60 mg/día) durante 14 días en 13 mujeres postmenopaúsicas (67 ± 6 años) con episodios previos de insuficiencia respiratoria hipoxémica o hipercápnica, pero con una PaCO2 basal media actual de 42,8 ± 4,9 mm Hg y una PaO2 media de 71,2 ± 9,2 mm Hg. Respecto al placebo, el tratamiento con medroxiprogesterona inducía una reducción de la PaCO2, que era de 6,3 mm Hg al finalizar el tratamiento y de 3 mm Hg tres semanas después, para retornar a su situación basal a las seis semanas del cese del tratamiento (25). Como consecuencia, se demuestra que elevadas dosis de medroxiprogesterona logran un efecto estimulante con escasos efectos secundarios, que se mantiene hasta tres semanas después de suspendido el fármaco. Sin embargo, no se registró cambio alguno inducido por la medroxiprogesterona sobre la PaO2 basal (25). Frente a ello, se ha descrito algún caso aislado en el que ciclos de 60 mg/día de progesterona durante dos semanas pueden mantener una mejoría de la PaO2 y de la PaCO2 durante un año de tratamiento (26). Sin embargo, se trata de estudios no controlados, por lo que deben ser considerados con cautela. En pacientes con insuficiencia respiratoria crónica, la medroxiprogesterona también podría tener un efecto beneficioso sobre la regulación cardiaca autónoma, objetivado por un incremento de la variabilidad de la frecuencia cardiaca (27). Acetazolamida Es un inhibidor de la anhidrasa carbónica que también posee cierto efecto como estimulante respiratorio. Parece que dicha acción está mediada por la inducción de acidosis metabólica que estimula tanto los quimiorreceptores periféricos como los centrales (28). Aunque la información disponible es limitada, se ha descrito que disminuye la hipoxemia nocturna y la respiración periódica en altitud (29). También se ha referido que la administración de acetazolamida puede mejorar los gases arteriales en pacientes con EPOC (30). Vos et al. (29) compararon los efectos de la administración de oxigenoterapia, acetazolamida (250 mg/12 horas), clormadinona (25 mg/12 horas) o placebo durante una Tratamiento farmacológico de la insuficiencia respiratoria crónica 79 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 80 Curso I semana en 53 pacientes hipoxémicos con EPOC. Comprobaron que la acetazolamida consiguió una mejoría de la PaO2 diurna similar a la oxigenoterapia (14,2 mm Hg) y superior a los otros dos grupos de tratamiento. La acetazolamida también originó una mejoría de la saturación nocturna, significativa respecto al placebo, aunque de menor magnitud que con la oxigenoterapia (4 frente al 7%), sin agravar la retención de CO2 (29). Pese a que los resultados de este estudio resultan muy llamativos por reflejar que la acetazolamida mejora la oxigenación diurna y nocturna sólo ligeramente menos que la oxigenoterapia pero sin agravar la retención de CO2, resultan todavía insuficientes para precisar su indicación en enfermos con insuficiencia respiratoria crónica. Tratamiento farmacológico convencional Puesto que la insuficiencia respiratoria crónica es la manifestación de la fase final de algunas enfermedades, resulta evidente que su tratamiento también debe contemplar la enfermedad de base. Existen diversas guías y normativas sobre el tratamiento específico de tales trastornos (31), así como alguna excelente revisión genérica sobre el tema (32). Por tanto, en las páginas siguientes sólo se realizarán algunas consideraciones generales sobre dos de los grupos farmacológicos más destacados: los broncodilatadores y los glucocorticoides inhalados. Broncodilatadores Su acción principal se debe a la relajación del músculo liso de las vías aéreas, aunque también poseen cierta actividad antiinflamatoria e inmunomoduladora. Aunque no suelen lograr grandes mejorías en el FEV1, a menudo inducen cambios más acusados en los volúmenes pulmonares, haciendo que descienda el volumen residual y la hiperinsuflación dinámica, lo que permite reducir la disnea e incrementar la tolerancia al ejercicio (33, 34). Se diferencian tres grupos: agonistas β2-adrenérgicos, anticolinérgicos y metilxantinas. Agonistas β2-adrenérgicos De forma habitual, se clasifican en agonistas selectivos de los receptores β2-adrenérgicos de corta duración, como el salbutamol o la terbutalina, y agonistas de larga duración, como el salmeterol o formoterol. Su estructura química es variable. El salbutamol y el salmeterol tienen un radical CH2OH en posición 3, lo que les convierte en una saligenina. La terbutalina tiene la estructura del resorcinol por la configuración 3,5 hidroxilo, mientras que el formoterol posee un grupo formino y no tiene cadenas alifáticas laterales (32). Su mecanismo de acción se desencadena por la fijación al receptor β2-adrenérgico, que es una glucoproteína de forma helicoidal que atraviesa la membrana celular, con un peso molecular de 64.000 a 80.000 daltons (35). Una vez que el fármaco agonista se fija a la porción activa del receptor, se activa la subunidad a de la proteína G, que actúa como transductora de las señales externas que alcanzan la membrana celular. Origina la activación de la adenilciclasa en la superficie de la membrana celular, lo que promueve la formación intracelular de 3,5-adenosín monofosfato cíclico (AMPc). El 3,5-AMPc actúa como segundo mensajero intracelular y activa la proteinquinasa A, que fosforiliza diver- 80 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 81 sas proteínas intracelulares e inhibe la fosforilación de la cadena ligera de la miosina, promoviendo el intercambio transmembrana de calcio y sodio, lo que ocasiona una disminución del Ca2+ intracelular. A su vez, el 3,5-AMPc inhibe la liberación del Ca2+ desde los depósitos intracelulares, favoreciendo la relajación del músculo liso bronquial y la broncodilatación (35). Otro mecanismo broncodilatador, independiente de la 3,5-AMPc, consiste en la apertura de los canales del potasio en la membrana celular del músculo liso bronquial, por acción directa de la unión del β-agonista al receptor β. El perfil de la respuesta broncodilatadora (intensidad, rapidez y duración) dependerá de la concentración del fármaco en la proximidad del músculo liso, del grado de activación del receptor y de las propiedades farmacológicas de cada sustancia (32-34). En este sentido, el salbutamol y la terbutalina son moléculas hidrofílicas, por lo que consiguen interaccionar directamente con los receptores, difundir rápidamente a los tejidos y comenzar su acción de forma inmediata. Sin embargo, su efecto desaparece rápidamente (4-6 horas), por lo que se consideran broncodilatadores de acción corta. El salmeterol y el formoterol son lipofílicos, por lo que pueden entrar y fijarse a las membranas celulares estimulando durante más tiempo el receptor β2-adrenérgico (más de 12 horas), por lo que se los considera broncodilatadores de acción prolongada. Sin embargo, el formoterol tiene un mecanismo de acción diferente, ya que por su carácter hidrofílico puede alcanzar el receptor desde la fase acuosa, lo que le otorga mayor rapidez de acción. Las principales indicaciones de los agonistas β2-adrenérgicos se centran en el alivio inmediato de la disnea en la EPOC o en el asma y en el tratamiento de las agudizaciones asmáticas, para lo que podría resultar suficiente el empleo de los fármacos de acción corta, aunque también se podría considerar el formoterol como tratamiento a demanda. No obstante, su principal indicación es el tratamiento de la fase estable de la EPOC moderada o muy grave o del asma persistente (31, 32). En general, los agonistas β2-adrenérgicos tienen una buena tolerancia clínica y la mayoría de sus efectos secundarios son poco relevantes. Se ha descrito temblor fino en extremidades, calambres musculares, vasodilatación periférica, hipertensión arterial, taquicardia, cefaleas, hiperglucemia, hipocaliemia, sequedad de la mucosa oral y disgeusia (32). Resultan más llamativos que en enfermos con una gran hiperrespuesta bronquial; pueden producir un efecto broncoconstrictor paradójico al inicio del tratamiento. También se ha descrito un fenómeno hipoxémico paradójico al inicio del tratamiento en algunos pacientes con EPOC. El incremento de la ventilación de unidades alveolares mal perfundidas podría deteriorar todavía más la relación V/Q y, por tanto, justificar dicho comportamiento. Sin embargo, es necesario mencionar que se trata de un trastorno transitorio y muy poco frecuente. Por otra parte, la exposición de la vía aérea a estos fármacos durante un largo período de tiempo produce una disminución del número de receptores β de la membrana. Esto justifica la progresiva disminución del efecto de los agonistas β2-adrenérgicos de acción prolongada, fenómeno denominado tolerancia farmacológica o taquifilaxia (35). La única contraindicación absoluta para su aplicación en pacientes con insuficiencia respiratoria crónica consistiría en la administración simultánea de algún agente β-bloqueante, aunque no se recomienda su empleo rutinario en niños menores de seis años y se deberían prescribir con precaución en el primer trimestre del embarazo. En algunas Tratamiento farmacológico de la insuficiencia respiratoria crónica 81 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 82 Curso I enfermedades, como el hipertiroidismo, la diabetes mellitus descompensada o cualquier cardiopatía, también es aconsejable considerar detenidamente su indicación, por sus efectos secundarios y posibles interacciones. Se ha comprobado que los agonistas β2-adrenérgicos incrementan el riesgo de arritmias por prolongación del espacio QT, circunstancia que resulta favorecida por la administración simultánea de antidepresivos tricíclicos, antihistamínicos, fenotiazinas, diisopiramida o quinidina. También incrementan el riesgo de hipertensión arterial en caso de tratamiento combinado con inhibidores de la monoaminooxidasa. En definitiva, la toxicidad cardiovascular global de este grupo farmacológico se potencia por la administración simultánea de otros simpaticomiméticos, teofilina, anestésicos halogenados, L-dopa, tiroxina, oxitocina o alcohol. Anticolinérgicos Se dispone de un anticolinérgico de acción corta (bromuro de ipratropio) y de otro de acción prolongada (bromuro de tiotropio); el segundo es más selectivo, con una potencia unas 10 veces superior a la del ipratropio y una duración del efecto cercana a las 24 horas (32). Su mecanismo de acción se debe al bloqueo de los receptores muscarínicos del músculo liso de la pared bronquial y, posiblemente también, los de las glándulas submucosas. En la fibra muscular lisa de la vía aérea se han descrito tres tipos de receptores muscarínicos: M1, M2 y M3. Los receptores M1, que se localizan en los bronquios, en los ganglios parasimpáticos, en las glándulas submucosas y en las paredes alveolares, intervienen en la transmisión ganglionar, por lo que refuerzan la broncoconstricción. Los receptores M2 se ubican en las terminaciones postganglionares de los nervios parasimpáticos y actúan inhibiendo la acción de la acetilcolina. Los receptores M3 se sitúan en las fibras musculares lisas de las grandes vías aéreas y en las glándulas submucosas. Favorecen la broncoconstricción y la secrección mucosa. El bromuro de ipratropio es un antagonista no selectivo de los receptores muscarínicos que bloquea competitivamente la acción de la acetilcolina en todos los tipos de receptores (32, 34). Por el contrario, el bromuro de tiotropio tiene una acusada selectividad y produce un bloqueo prolongado de los receptores muscarínicos M3 (34). Esto determina la mayor intensidad y duración de su efecto broncodilatador. En general, se acepta que este grupo de broncodilatadores poseen una mayor eficacia en la EPOC que en el asma, probablemente por su capacidad de revertir el hipertono vagal que existe en la primera. Se ha demostrado que mejoran la función pulmonar, la calidad de vida y la tolerancia al ejercicio de pacientes con EPOC, sin desarrollar un fenómeno de taquifilaxia (34). El tiotropio también ha demostrado reducir significativamente el atrapamiento aéreo, con un aumento de la capacidad inspiratoria y una disminución de la capacidad residual funcional y del volumen pulmonar teleespiratorio mantenido en el tiempo (34). Este último aspecto podría resultar especialmente importante en pacientes con EPOC e insuficiencia respiratoria crónica, puesto que se ha demostrado que la hiperinsuflación dinámica es responsable de gran parte de la hipercapnia desarrollada por estos pacientes y puede contribuir al agravamiento de la hipoxemia (1). Además, también se ha demostrado que los anticolinérgicos tienen capacidad para inhibir parcialmente la broncoconstricción producida por el ejercicio, por la hiperventilación, por la inspiración de aire frío o por la inhalación de agentes irritantes inespecíficos (32). 82 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 83 El bloqueo colinérgico puede dar lugar a diversos efectos secundarios, como la disminución de la secreción lagrimal, salival y sudorípara, así como a una alteración de la acomodación ocular, midriasis o aumento de la presión intraocular. También puede ocasionar erupciones cutáneas, favorecer la retención urinaria y producir taquicardias. Sin embargo, los efectos secundarios del bromuro de ipratropio o del bromuro de tiotropio suelen ser de carácter leve. El más habitual es la sequedad de boca, que suele resultar bien tolerada y revierte al suspender el tratamiento. También se han descrito casos de irritación faríngea, taquicardia leve y estreñimiento (34). Con carácter más excepcional, se ha referido broncoconstricción paradójica, irritación conjuntival, transtornos de la acomodación o hipertensión intraocular (32). Por todo ello, la única contraindicación absoluta para su empleo es la hipersensibilidad conocida a atropínicos. No obstante, se deben utilizar con precaución en glaucoma de ángulo estrecho, hiperplasia prostática u obstrucción del tracto urinario. También es recomendable evaluar detenidamente su indicación en caso de insuficiencia renal moderada o grave (32). Metilxantinas Son el único grupo de fármacos broncodilatadores de uso primordial por vía oral, aunque cada vez se emplean menos por sus interacciones medicamentosas y por sus frecuentes efectos adversos, consecuencia de su estrecho margen terapéutico. Aunque no se conoce con precisión, se acepta que su mecanismo de acción es multifactorial (36). Ejercen una débil inhibición sobre la fosfodiesterasa, lo que aumenta los niveles de AMP y GMP cíclicos, relajando las fibras musculares lisas de la vía aérea y de los vasos pulmonares. Posiblemente, también actúan al inhibir la acción de la adenosina y la síntesis de prostaglandinas, así como al aumentar la liberación de catecolaminas y al disminuir la concentración intracelular de calcio. Además se ha demostrado que pueden estimular el centro respiratorio, incrementar la potencia contráctil del diafragma, inhibir la liberación de mediadores inflamatorios por los mastocitos, favorecer la función mucociliar, aumentar la diuresis, disminuir la hipertensión pulmonar y elevar la fracción de eyección de ambos ventrículos (36). En la actualidad, su indicación se limita al empleo como broncodilatadores de segunda línea en el tratamiento de la EPOC estable, ajustando la dosis para obtener una concentración plasmática en 10-20 mg/l, y en la exacerbación de la EPOC (31). Se debe tener presente que no están indicados en el tratamiento inicial de la agudización asmática. Aunque sólo se consideran contraindicaciones la existencia de hipersensibilidad demostrada a las metilxantinas o la insuficiencia hepática o renal grave y avanzada, sus efectos secundarios son muy numerosos; abarcan manifestaciones cardiovasculares, gastrointestinales y nerviosas (32). Deben emplearse con especial precaución en enfermos con insuficiencia cardiaca congestiva, insuficiencia hepática o mayores de 55 años, puesto que depuran el fármaco a menor velocidad y requieren menos dosis. Por el contrario, el hábito tabáquico o la dieta hiperproteica incrementan el metabolismo del fármaco. En cuanto a sus numerosas interacciones, debe recordarse que propranolol, alopurinol, macrólidos, clindamicina, ciprofloxacino, cimetidina o anticonceptivos disminuyen el metabolismo de las teofilinas, por lo que obligan a reducir su dosis. Por el contrario, fenoTratamiento farmacológico de la insuficiencia respiratoria crónica 83 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 84 Curso I barbital, barbitúricos, carbamazepina, benzodiacepinas, fenitoína, difenilhidantoína, rifampicina o isoproterenol incrementan su catabolismo, por lo que se requerirán mayores dosis. A su vez, las metilxantinas aumentan la toxicidad de digitálicos, la potencia diurética de la furosemida y la capacidad taquicardizante de la reserpina (32). En definitiva, los broncodilatadores están indicados en los pacientes con EPOC puesto que en la mayoría de enfermos desencadenan una respuesta favorable al lograr una disminución de la disnea y un incremento de la tolerancia al ejercicio, que no siempre se correlacionan con cambios espirométricos (31). Además, en pacientes con EPOC moderada-grave reducen el número de exacerbaciones y mejoran la calidad de vida (31). Los broncodilatadores de acción corta (bromuro de ipratropio, salbutamol o terbutalina) son eficaces en el control rápido de los síntomas, por lo que resultan recomendables como tratamiento a demanda en pacientes con deterioro sintomático. Para el tratamiento continuado de la enfermedad estable se recomiendan los broncodilatadores de acción prolongada (salmeterol, formoterol o bromuro de tiotropio), puesto que reducen los síntomas y mejoran la calidad de vida relacionada con la salud (31), aumentan la tolerancia al ejercicio (34) y disminuyen el número de exacerbaciones (32). También existe evidencia de que la asociación de bromuro de tiotropio y un agonista β2-adrenérgico de acción prolongada consigue un mayor efecto broncodilatador (31). En este contexto, las metilxantinas sólo se recomiendan como fármacos de segunda línea, cuando su introducción origine una mejoría clínica significativa sin efectos secundarios destacables (31). Glucocorticoides inhalados Debido a que actúan en diversos puntos de la cascada inflamatoria, se ha considerado su empleo en muchas enfermedades. Aunque su utilidad en el asma está fuera de cualquier discusión, en las últimas décadas se ha desarrollado un creciente interés por su papel en el control funcional y sintomático de la EPOC (37). De hecho, se especula que los corticoides inhalados podrían tener algún efecto sobre el desequilibrio del sistema proteasas/antiproteasas y sobre la reacción inflamatoria que caracteriza a la EPOC, con predominio de linfocitos T CD8+, células mononucleares, neutrófilos y macrófagos. Aunque su mecanismo de acción no está completamente definido, cada vez es mayor la evidencia que demuestra que los corticoides inhalados son capaces de alterar la reacción inflamatoria de la EPOC, como se comprueba por la reducción del óxido nítrico exhalado, aun sin ocasionar cambios significativos en el FEV1. Diversos estudios a corto y medio plazo han tratado de evaluar el efecto de los corticoides inhalados sobre la historia natural de la EPOC. En un metaanálisis que engloba la mayoría de ensayos clínicos aleatorizados y controlados con placebo realizados en pacientes con EPOC, con adecuada exclusión de asmáticos, y en los que la principal variable analizada fue el deterioro del FEV1 con un período mínimo de seguimiento de 24 meses, se concluye que no tienen efecto sobre el deterioro de la función pulmonar a largo plazo (38). Sin embargo, y aun sin demostrar un efecto significativo sobre la función espirométrica de los pacientes con EPOC, se ha comprobado que disminuyen el número de exacerbaciones de pacientes moderados-graves. Su eficacia ha sido analizada en una reciente revisión sistemática (39) que incluye nueve ensayos clínicos aleatorizados, controlados con placebo, con una duración mínima de seis meses. En cuatro de los ensayos seleccio- 84 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 85 nados, se realizó tratamiento previo con corticoides sistémicos. El análisis global demuestra que los corticoides inhalados disminuyen la tasa de exacerbaciones en un 30% (intervalo de confianza del riesgo relativo al 95% [95% IC]: 0,58-0,84), independientemente del tratamiento previo con corticoides sistémicos. La principal discrepancia entre los ensayos analizados radicaba en la definición de exacerbación. Aunque algunos estudios epidemiológicos previos sugerían que los corticoides inhalados podrían disminuir la morbimortalidad por EPOC, esto no ha sido comprobado en un ensayo clínico específico (40). Los potenciales beneficios ocasionados por los corticoides inhalados en algunos aspectos de la EPOC no están exentos de efectos adversos. El uso de corticoides inhalados se ha relacionado con efectos secundarios dosis-dependientes, como cataratas, supresión adrenal u osteoporosis. Se ha descrito una mayor frecuencia de hematomas cutáneos (10%), así como de hipertensión de reciente diagnóstico (5%), fracturas óseas, cataratas, miopatía o diabetes. En una revisión sistemática sobre los efectos secundarios de los corticoides inhalados (39) se obtiene que incrementan la candidiasis orofaríngea (riesgo relativo: 2,1) y los hematomas cutáneos (RR = 2,1) y reducen los niveles medios de cortisol (RR = 0,84). En resumen, las últimas guías terapéuticas recomiendan considerar su empleo en la EPOC moderada-grave, puesto que reduce el número de exacerbaciones y produce un incremento del FEV1 y una mejoría de la calidad de vida (31). Sin embargo, la respuesta a los glucocorticoides inhalados no es uniforme en todos los pacientes con EPOC y no resulta predecible en función de la respuesta a los corticoides sistémicos o por la prueba de broncodilatadores. Además, un reciente ensayo clínico multicéntrico no ha logrado demostrar un efecto sobre la supervivencia (40). Se ha propuesto que los corticoides inhalados podrían tener un efecto aditivo con el uso de broncodilatadores, principalmente agonistas β2-adrenérgicos y teofilinas. De hecho, se han aportado algunos datos que, en estudios de corta duración, demuestran una mayor mejoría funcional y sintomática que con la monoterapia. A más largo plazo y en pacientes con EPOC moderada-grave, el tratamiento combinado de agonistas β2-adrenérgicos de larga duración y glucocorticoides inhalados permite obtener una mejoría adicional de la función pulmonar y de los síntomas respecto a la monoterapia, así como una reducción más acentuada de las exacerbaciones (40). Las razones por las que el tratamiento combinado podría ser mejor que la monoterapia todavía son objeto de especulación. En el asma se ha comprobado que los agonistas β2-adrenérgicos de larga duración potencian los efectos antiinflamatorios de los corticoides. Además, es conocido que los corticoides aumentan el número de receptores β2 y que el tratamiento combinado es más eficaz que la monoterapia para disminuir la liberación de IL-8 desde el músculo liso de las vías aéreas (37). Otros fármacos Aunque en el tratamiento de la EPOC o del asma se pueden considerar otros fármacos, como mucolíticos, antioxidantes, antileucotrienos o inmunosupresores, entre otros, no se dispone de información específica sobre su efecto en pacientes con insuficiencia respiratoria crónica. Tratamiento farmacológico de la insuficiencia respiratoria crónica 85 COMPAGINADO 5 4/10/07 15:50 Página 86 Curso I Conclusiones El tratamiento esencial de la insuficiencia respiratoria crónica consiste en la oxigenoterapia y, en algunos casos, en la ventilación mecánica no invasiva. No obstante, antes de aplicar estas medidas terapéuticas es necesario optimizar el tratamiento de la enfermedad de base que ha precipitado el fallo respiratorio. En este sentido, los broncodilatadores permiten mejorar la función pulmonar, disminuir la disnea, aumentar la tolerancia al ejercicio e incrementar la calidad de vida relacionada con la salud de muchos enfermos. Los corticoides inhalados también podrían ser considerados en pacientes con asma o con EPOC moderada-grave, puesto que inducen una mejoría clínica y funcional y reducen el número de exacerbaciones. Además, el tratamiento combinado con broncodilatadores de acción prolongada y glucocorticoides inhalados resulta más eficaz. Aunque diversos fármacos podrían ser considerados estimulantes respiratorios, su efecto en la mejoría de la insuficiencia respiratoria es nulo o muy escaso, por lo que no existe suficiente evidencia para recomendarlos de forma rutinaria. Bibliografía 1. García Río F, Alonso Fernández A, Lores Gutiérrez V. Mecanismos fisiopatológicos de la insuficiencia respiratoria en la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. En: Güell Rous R, De Lucas Ramos P, editores. 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