09 MINISTERIO PÚBLICO DE COSTA RICA 2007 Tema Reconocimiento en rueda de personas Sumario Diligencias de reconocimiento practicado. El hecho de que en la línea de reconocimiento participaran oficiales del Organismo de Investigación Judicial no es una circunstancias que necesariamente invalide la diligencia efectuada. Únicamente esa circunstancia obliga a que la valoración de la prueba -sobre todo para establecer si el individuo que hizo el reconocimiento conocía con anterioridad a los partícipes en la línea, al igual que sucedería con el sospechoso mismo- sea más cuidadosa y estricta por parte del tribunal de juicio. De manera tal que el órgano que dicta sentencia tenga claridad acerca de las razones por las cuales el declarante logre reconocer al acusado. El Tribunal de Juicio valoró las siguientes razones, para validar la diligencia de reconocimiento, a saber: 1. El ofendido fue categórico al señalar que desconocía que hubiese miembros del Organismo de Investigación Judicial en la línea de personas, y que si bien el día del robo el imputado andaba sucio y sin camisa, durante el acto procesal andaba limpio, bien vestido y peinado, por lo que las condiciones físicas que mostraba el acusado eran similares a las de los demás miembros de la línea. 2. También tomaron en cuenta que la víctima no mostró deseo alguno de mentir, vengarse o perjudicar al acusado, razón adicional para confiar en la veracidad de sus palabras, 3. En la diligencia intervino un defensor público que no planteó ninguna objeción y que, 4. De los cinco sujetos que intervinieron en la línea de personas, solamente dos eran oficiales del O.I.J. Por lo que el Tribunal logro establecer, gracias a la inmediación, que esa declaración es confiable. SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las diez horas del seis de octubre de dos mil seis. .VOTO-1006-06. -1- Trascripción en lo Conducente oficiales que participaron en el reconocimiento y si el Tribunal logró establecer, gracias a la inmediación, que esa declaración es confiable, no existe razón alguna para restarle fuerza probatoria a los resultados de la diligencia efectuada.” nforma el Magistrado Arroyo Gutiérrez; y, Considerando: III.- “[...] 2), Angulo Márquez manifiesta que el reconocimiento en rueda de personas que se practicó está viciado, ya que en él participaron varios oficiales del Organismo de Investigación Judicial, uno de los cuales intervino en la investigación del robo que se le imputó. Al respecto, cabe hacer varias acotaciones. En primer lugar, el hecho de que en la línea de reconocimiento participaran oficiales del Organismo de Investigación Judicial no es una circunstancia que necesariamente invalide la diligencia efectuada. A lo sumo, se trata de un extremo que el Tribunal debe considerar al momento de valorar la prueba, sobre todo para establecer si el individuo que hizo el reconocimiento conocía con anterioridad a los partícipes en la línea, al igual que sucedería con el sospechoso mismo. Esto, nuevamente, no es una situación que vicie la diligencia, sino un extremo que se debe ponderar cuidadosamente, de manera tal que el órgano que dicta sentencia tenga claridad acerca de las razones por las cuales el testigo logró reconocer al acusado, es decir, si es porque lo había visto antes de la comisión del hecho (sea en la comunidad o en algún medio de comunicación, etc.), o si el reconocimiento se dio porque en efecto, lo relaciona con una determinada conducta (en este caso, robarle la bicicleta). Aclarado lo anterior, basta señalar que tanto en la etapa intermedia (folios 42 a 44 frente) como en la etapa de juicio (folios 106 a 108 frente y 117 frente y siguientes), el Tribunal analizó los alegatos de la defensa sobre el tema, concluyendo que no existían razones que hicieran dudar de los resultados que arrojó el reconocimiento en rueda de personas. En ese sentido, los Jueces valoraron que el ofendido fue categórico al señalar que desconocía que hubiese miembros del Organismo de Investigación Judicial en la línea de personas, y que si bien el día del robo el imputado andaba sucio y sin camisa, durante el acto procesal andaba limpio, bien vestido y peinado (folios 107 y 117 frente). De lo anterior, el órgano sentenciador concluyó que, contrario a lo señalado por la defensa, las condiciones físicas que mostraba el acusado eran similares a las de los demás miembros de la línea (folios 107 y 117 frente). El Tribunal además tomó en cuenta que la víctima no mostró deseo alguno de mentir, vengarse o perjudicar al acusado, razón adicional para confiar en la veracidad de sus palabras (folios 107 y 118 frente). Finalmente, los Jueces ponderaron dos elementos adicionales, a saber, que en la diligencia intervino un defensor público que no planteó ninguna objeción (folios 108 y 117 frente) y que, de los cinco sujetos que intervinieron en la línea de personas, solamente dos eran oficiales del O.I.J. (107 frente). Ahora bien, analizados estos argumentos, no aprecia esta Sala ningún error. Ciertamente, si la víctima es clara al señalar que no conocía a los “[...] Con relación al sexto alegato, relativo a la ponderación que hicieron los Jueces del testimonio del ofendido y los reconocimientos practicados (pruebas que según Angulo Márquez, no son suficientes para el dictado de una condena), nótese que el sentenciado no justifica su posición, pretendiendo solamente que esta Sala privilegie su propia valoración de esas probanzas sobre la que hizo el Tribunal, lo que no es factible. Aunado a esto, ya esta Sala se pronunció sobre el tema, indicando: “En primer término, la simple lectura de la sentencia permite constatar que todos los datos que la defensa enlista como ayunos de análisis fueron, al contrario, expresamente considerados por el a quo, quien explicó con claridad las razones por las que otorgó determinado valor a cada elemento probatorio. Tanto las manifestaciones del imputado como las del testigo Díaz Mora merecieron amplio estudio del tribunal que, sin embargo, consideró creíble lo dicho por el ofendido, atendiendo, entre otros motivos, a que explicó satisfactoriamente todos los cuestionamientos que se formularon en el debate y no conoce al acusado más que a raíz de los hechos que denunció. Expone el a quo que no sucedió lo mismo con la tesis contraria de la defensa y, en particular, con el testimonio de Díaz Mora, quien incurrió en diversas contradicciones y ambigüedades (puntualizadas expresamente en el fallo, a partir del folio 119), lo que llevó a restarle toda credibilidad, por estimar el tribunal que su afán era el de favorecer a su amigo, el encartado. Los extremos relativos a si la víctima frecuentaba o no el lugar en que reside Angulo Marquez y a la existencia de un tatuaje en el cuerpo de este último, fueron abordados por los jueces señalando, en cuanto al tatuaje, que el ofendido dirigió su atención al rostro del acusado y no a otras partes de su cuerpo y que el referido dibujo es poco visible y borroso, amén de que el día de los hechos, aunque el justiciable no vestía camisa, se hallaba sucio, lo que dificultaría aún más apreciar marcas en su cuerpo; en tanto que respecto de si el ofendido hace o no visitas a la zona, además de que él lo negó de manera enfática, lo cierto es que el testigo Díaz Mora incurrió en tales imprecisiones y contradicciones que culminaron por tornar inverosímil su entero relato; entre otros puntos que también fueron analizados. (Cfr.: folios 118 a 120). No encuentra la Sala, entonces, que el tribunal haya omitido considerar ninguno de los aspectos que menciona la defensa ni que les haya brindado un trato incorrecto. En segundo lugar, la demanda para que se aplique el principio in dubio pro reo no parte sino de la apreciación personal de la impugnante de que debe dársele crédito a la 2 prueba de descargo, en vez de a las manifestaciones de la víctima. En el fondo, la totalidad del recurso se orienta a evidenciar la disconformidad subjetiva de la defensa con la valoración que de las pruebas hizo el a quo y a pretender que la Sala las reexamine y les otorgue un valor distinto, vulnerando el principio de inmediación del que sólo se favorece el tribunal sentenciador y a pesar de que ni siquiera se sugiere que el análisis plasmado en el fallo vulnere la sana crítica. Lo cierto, conforme se expuso, es que todas las pruebas fueron sometidas a expresa consideración y estudio y los juzgadores expusieron razonadamente por qué concluyeron que el testimonio del ofendido merecía plena credibilidad, en tanto que la tesis defensiva resultó desvirtuada. Puesto que nuestro sistema procesal no se basa en pruebas legales o tasadas o en la cantidad de ellas, sino en la libre convicción sustentada en un examen racional de las probanzas y en la sana crítica (presupuestos que el fallo, según se dijo, cumple a cabalidad), el reclamo no puede prosperar y se impone desestimar la impugnación.” (Resolución 2004-00090 de las 10:20 horas del 13 de febrero del 2004, folios 148 a 150 frente)”. José Manuel Arroyo G. Magda Pereira V. Jeannette Castillo M. Ana Eugenia Sáenz F. Ulises Zúñiga M. SALA TERCERA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA. San José, a las diez horas del seis de octubre de dos mil seis. 3