El recargo de prestaciones 1. INTRODUCCIÓN El recargo de prestaciones es una figura que se sitúa entre las disciplinas de la seguridad y salud laboral y la Seguridad Social. El punto de partida es un incumplimiento de la normativa en materia laboral, pero sus efectos se proyectan el campo de la Seguridad Social, con un incremento de las prestaciones. Es esta doble naturaleza sancionadora e indemnizatoria lo que provoca problemas teóricos y prácticos. El objeto de este artículo es analizar los presupuestos que deben darse para su aplicabilidad, la determinación de su porcentaje, las posibilidades de revisión judicial, la prohibición de aseguramiento, la compatibilidad con las sanciones administrativas o con la indemnización por daños y perjuicios, y por último su afectación en los fenómenos interempresariales. 2. FINALIDAD Y NATURALEZA JURÍDICA El recargo de prestaciones cumple una importante función preventiva y disuasoria, pero al mismo tiempo es reparador de los daños causados al trabajador accidentando siempre y cuando el siniestro se deba a una omisión de las medidas de seguridad y salud exigibles al empresario. Su finalidad es conseguir el cumplimiento de la normativa en materia de prevención mediante la amenaza de que si se produce un accidente por transgresión o omisión de tal normativa el empresario deberá abonar al trabajador un importe que oscila entre el 30 y el 50% de las prestaciones satisfechas por la Seguridad Social. Se trata, en definitiva, de evitar accidentes laborales por infracciones empresariales de la normativa de prevención de riesgos imputables al empresario infractor, que de haber adoptado las medias oportunas hubiera podido evitarse el accidente. Así pues, para el accidentado el recargo cumple una función resarcitoria o indemnizatoria, mientras que para el empresario tiene una finalidad disuasoria. Numerosas han sido las tesis que han surgido en torno a la naturaleza del recargo de prestaciones, naturaleza de sanción administrativa, indemnizatoria, de cláusula penal de origen legal o de sanción civil o indemnización sancionadora, pero la verdad es que en el recargo de prestaciones confluyen aspectos de todas las tesis mencionadas que pueden resumirse en los siguientes puntos: • Persigue reparar los daños sufridos por el trabajador, pero es una responsabilidad no asegurable. • Mediante éste se penaliza al empresario infractor, pero la Ley lo recoge entre las mediadas integrantes del Régimen de prestaciones que integran la acción protectora. • En un principio el beneficiario es el trabajador, no obstante, cuando el mismo ha fallecido y carece de causahabientes el importe suele integrarse en los fondos del sistema de Seguridad Social. • El INSS, aún no siendo autoridad pública encarga de sancionar los incumplimientos normativos, tiene competencia para imponer dicho recargo. • Es preciso un procedimiento administrativo previo a su imposición, y la resolución que se dicte es susceptible de impugnación judicial, pero el procedimiento seguido no es el propio de las sanciones administrativas ni el orden jurisdiccional ante el que debe acudirse es el mismo. • Su imposición requiere un incumplimiento empresarial previo, siendo los criterios para determinar su existencia más propios de la responsabilidad civil que del derecho sancionador. 3. REQUISITOS La configuración del recargo de prestaciones exige la concurrencia de una serie de requisitos, y sin la concurrencia de algunos de los mismos no es posible su determinación o imposición. 3.1. Omisión de las medidas en materia de seguridad y salud laboral La omisión de las medidas de seguridad y salud exigibles constituye un incumplimiento o infracción de la normativa, lo cual exige que la conducta patronal sea culpable. Esta exigencia en materia de seguridad va más allá de la mera facilitación material de los instrumentos precisos para una actividad segura, de modo que es preciso impartir órdenes o instrucciones concretas, cuidar la formación, dar información, vigilar y controlar la puesta en práctica adecuada de esas instrucciones, etc. El único elemento que puede ser atenuante de la responsabilidad empresarial es la concurrencia de culpas en la producción del accidente. No obstante, lo importante para que opere la responsabilidad empresarial no es analizar si el trabajador o un tercero ha contribuido o no a la producción del resultado dañoso con una conducta negligente o dolosa, sino que consiste en determinar si el empresario ha infringido alguna norma de seguridad o salud y si ésta de haberse cumplido hubiera evitado o minorado el daño. Por lo tanto, la responsabilidad del empresario únicamente quiebra en los supuestos en que la imprudencia o conducta del trabajador sea lo que provoque el incumplimiento de las medidas de seguridad. 3.2. Tipo de incumplimiento ¿Debe tratarse de normas concretas y determinadas? La transgresión de un genérico deber empresarial de garantizar la seguridad y salud de los trabajadores, conforme a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), conduciría en la práctica totalidad de las ocasiones a condenar al empresario. No obstante, es suficiente con la mera inobservancia de las medidas generales o concretas de seguridad necesarias para el trabajo que todo empresario está obligado a cumplir en orden a la más perfecta organización y eficacia de la prevención de riesgos. Las medidas de seguridad omitidas no necesariamente tienen que estar detalladas en la normativa. Únicamente los accidentes imprevisibles o inevitables, tales como los producidos como consecuencia de defectos en los aparatos o máquinas debidamente revisados, quedan al margen de la imposición del recargo. 3.3. Nexo de causalidad De igual modo que para la propia calificación de un accidente como de trabajo se exige el nexo causal entre la lesión producida y el desempeño de la actividad profesional, para que proceda el abono del recargo de prestaciones en necesario que se determine una relación causa-efecto entre el incumplimiento empresarial y el accidente, es decir, el accidente debe estar provocado por el incumplimiento empresarial. 4. DETERMINACIÓN DEL IMPORTE El artículo 123 de la Ley General de la Seguridad Social vincula el importe del recargo a la gravedad de la falta cometida por el empresario (no a la gravedad del accidente). Los criterios más utilizados para determinar el porcentaje del recargo de prestaciones son tener en cuenta: el tipo de infracción cometida, las consecuencias producidas, la intencionalidad, las posibilidades de haber evitado el resultado, la imprudencia del trabajador, etc. Además, excepcionalmente, algunos tribunales hacen uso también de los criterios establecidos para la graduación de las sanciones establecido en la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social (LISOS). 5. SUPUESTOS CONFLICTIVOS 5.1. Gran invalidez La adición de un 50% a la pensión de incapacidad permanente absoluta o total cuando el trabajador queda en situación de gran invalidez como consecuencia del accidente debido a la omisión de medidas de seguridad y salud laboral plantea la importante cuestión de si el incremento de las prestaciones como consecuencia del recargo debe aplicarse al porcentaje total de la pensión (150%) o sólo a una parte de la misma. La primera línea jurisprudencial se mostró partidaria de aplicarlo únicamente sobre el importe de la pensión y no sobre el incremento del 50%, no obstante, la jurisprudencia más reciente entiende que el recargo opera sobre el total de la prestación no únicamente sobre el 100% de la base reguladora. Con independencia de la naturaleza que se atribuya al incremento del 50%, se trata de una prestación económica prevista para la indicada contingencia, por lo que a tenor de los dispuesto en el artículo 123 el recargo debe recaer sobre el total de la prestación. 5.2. Mejoras voluntarias El recargo, como regla general, no se aplica sobre las mejoras voluntarias de la Seguridad Social. El recargo sólo opera sobre las prestaciones causadas por accidente de trabajo o enfermedad profesional que con carácter público, obligatorio e imperativo están contempladas en el sistema de Seguridad Social. Ahora bien, es posible que a través de pactos individuales o colectivos o de las mismas reglas que regulan estas mejoras voluntarias se disponga expresamente que el recargo se aplique también sobre éstas, en cuyo caso habrá que estar a lo dispuesto en estos pactos o reglas. 6. SUJETOS RESPONSABLES La imputación de responsabilidad al empresario que incumple la normativa en materia de seguridad y salud laboral plantea no pocos problemas en los casos en que el empresario del trabajador resulta insolvente o cuando concurren en un mismo ámbito organizativo una pluralidad de empresarios. Analicemos estos supuestos: 6.1. En supuestos de insolvencia empresarial El sujeto responsable de abonar el recargo es única y exclusivamente el empresario: no hay responsabilidad subsidiaria del INSS, aunque éste, es beneficiario del recargo cuando no hay trabajador o beneficiario a resarcir. Para llegar a tal conclusión los tribunales acuden a la naturaleza sancionadora del recargo y a su imposibilidad de aseguramiento. 6.2. En supuestos de pluralidad de empresarios Teniendo en cuenta la dificultad que en ocasiones reviste la determinación del empresario responsable del incumplimiento de las obligaciones preventivas, la Ley diseña un sistema de protección adicional fundado en la responsabilidad solidaria de todas las empresas implicadas. 6.3. Empresas de trabajo temporal y empresas usuarias De acuerdo con el artículo 28 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, los trabajadores contratados por empresas de trabajo temporal deberán disfrutar del mismo nivel de protección en materia de seguridad y salud que los restantes trabajadores de la empresa en la que prestan sus servicios. La ETT debe adoptar las medidas necesarias para garantizar que, con carácter previo al inicio de la actividad reciban información acerca de los riesgos a los que van a estar expuestos, en particular en lo relativo a la cualificación y aptitud profesional, controles médicos específicos, así como sobre las medidas de protección y prevención frente aquellos riesgos. La ETT es, por tanto, responsable del cumplimiento de las obligaciones en materia de formación y vigilancia de la salud. Como es sabido, el pago del recargo recae sobre la empresa responsable del incumplimiento causante del accidente, por lo que la ETT únicamente será responsable del pago de dicho recargo cuando el accidente se deba a una falta de formación o información al trabajador o cuando el trabajador no estuviera capacitado para desarrollar el trabajador de forma adecuada. Por el contrario, será responsable la empresa usuaria cuando el accidente tenga lugar en su centro de trabajo durante la vigencia del contrato de puesta a disposición y su causa sea debida a una falta de medidas de seguridad. La responsabilidad recaerá normalmente sobre esta última pues es ésta y no la ETT quien debe velar por el cumplimiento de la normativa en materia de seguridad y salud y por ser en ésta en la que el trabajador presta efectivamente sus servicios. Con todo, sería posible admitir la concurrencia de responsabilidades en aquellos casos en que la causa del accidente fuese debida a culpa o negligencia de ambas empresas. 6.4. Contratas y subcontratas La doctrina actual entiende que en virtud de lo dispuesto en el artículo 42.2 del Estatuto de los Trabajadores la responsabilidad de pagar el recargo de las prestaciones de Seguridad Social recae conjunta y solidariamente sobre la empresa principal y la contratista. 7. PROHIBICIÓN DE ASEGURAMIENTO El artículo 123 de la LGSS contiene dos previsiones: la responsabilidad del pago del recargo no podrá ser objeto de aseguramiento siendo independiente y compatible esta responsabilidad con las de todo orden, incluso penal, que se deriven de la infracción. La prohibición de aseguramiento se fundamenta en la necesidad de mantener la función preventiva del recargo de prestaciones, evitando su sustitución por una función meramente reparadora de los daños causados. Al importe del recargo pueden sumarse el de las sanciones penales o administrativas y el de la indemnización por daños y perjuicios, además de la responsabilidad directa del pago de las prestaciones en caso de haberse constatado irregularidades en la cotización o en el encuadramiento del trabajador.