Se abre la sesión a las 9: 15 hrs.

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ACTA Nº 12- 2011 DE LA SESIÓN EXTRAORDINARIA DEL CONSEJO
DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA Y URBANISMO
EFECTUADA EL VIERNES 26 DE AGOSTO DE 2011
(realizada en la Torre 15 Piso 16 of. 1605)
ASISTEN: El Decano de la Facultad, señor Leopoldo Prat, quien preside la sesión; el
Vicedecano, señor Humberto Eliash; la Directora de Investigación y Desarrollo, profesora Paola
Jirón; los Directores (S) de Departamento, profesora Carmen Paz Castro y señores, Guillermo
Tejeda y Alberto Gurovich; los Directores (S) de Instituto, señores Jorge Larenas y Antonio
Sahady; la Directora de la Escuela de Pregrado, profesora Gabriela Manzi; las consejeras
elegidas, profesoras María Paz Valenzuela y Gabriela Muñoz, y el consejero elegido, señor Mario
Terán; invitados, la Directora de Extensión, profesora Paola de la Sotta; el Director Académico
y Relaciones Internacionales, profesor Ernesto López, el Director del Centro de Proyectos
Externos, señor Rodrigo Toro; el Director de Asuntos Estudiantiles, señor Diego Vallejos; el
senador universitario, señor Leopoldo Dominichetti; la representante de la Asociación de
Académicos, profesora Amanda Fuentes; la representante de la Asociación de Funcionarios
(S), señora Yasmir Fariña, y las representantes estudiantiles, señoritas Javiera Andrade y
Francisca Quezada.
Excusan su inasistencia, la profesora Paola Jirón, los profesores Rubén Sepúlveda y Enrique
Aliste, y el señor Mario Valenzuela.
Se abre la sesión a las 9: 15 hrs.
1º INFORMACIÓN Y ESTRATEGIA DE FUNCIONAMIENTO DE LA FAU ANTE LA TOMA Y
PARO ESTUDIANTIL
El Decano resume las gestiones que ha estado realizando para lograr que se baje la toma. Señala
que las estudiantes están asistiendo como invitados a esta reunión y hace ver que ha escuchado
varias opiniones en el sentido de que ellas no debieran participar, en virtud de su falta de
representatividad en este conflicto, tal como ellas mismas lo han señalado. Además, se han
recibido cartas dirigidas al Decano firmadas por los encargados de la toma y no por las
representantes estudiantiles, siendo que la única vía reglamentaria de llevar las relaciones es a
través de los Centros de Estudiantes. Se refiere a la última carta y destaca que hay muchas
afirmaciones de mala fe y otras que revelan una absoluta falta de información, como, por ejemplo,
el exigir mayor participación, siendo que los representantes estudiantiles han sido invitados en
todas las instancias. Reitera que las dirigentas tienen el deber de trabajar en pos de un diálogo y
de colaborar para que se ponga fin a la toma. Pero no han estado a la altura de las circunstancias;
se han involucrado en la toma y tienen una gran responsabilidad en todo lo que está sucediendo.
Posteriormente, el Decano explica que en una reunión del Consejo Universitario se hizo ver a los
estudiantes que perfectamente se podía mantener la movilización, pero, al mismo tiempo,
reiniciarse las actividades docentes, ya que cada día se hace más crítica la situación y se puede
llegar a problemas muy graves para el funcionamiento de la Universidad. Dado que la situación es
diferente en cada Facultad, la idea que se planteó fue actuar con mucha flexibilidad, dejando la
definición de la forma de proceder a cada una de ellas. Esto fue comunicado a los Centros de
Estudiantes, y ellos informaron que el tema debía ser sometido a la asamblea. Agrega que les ha
hecho ver en reiteradas oportunidades que la gran mayoría de los miembros de la comunidad
apoya el movimiento, pero que hay que evitar llegar a la autodestrucción.
Más adelante, el Decano se refiere a algunas críticas en cuanto a una supuesta pasividad de las
autoridades de la Facultad; explica que desde el primer momento no ha dejado de realizar
interminables gestiones y acciones, algunas de ellas mandatadas por este Consejo, pero siempre a
través del diálogo, que fue el camino que este mismo Consejo apoyó. Siempre ha buscado la
manera de ganar confianza con el fin de lograr la devolución de parte de las instalaciones sin que
ello signifique ir en contra del movimiento. Específicamente se solicitaba la devolución del bloque A
y la torre chica; se les garantizaba que podían realizar sus actividades y que no se reiniciaría la
docencia regular. Finalmente, después de más de una semana, contestaron a través de la carta
que todos conocen: una carta irrespetuosa, insolente y llena de inexactitudes. Al respecto, informa
que los responsables de la toma incluso han solicitado que la Facultad les financie la contratación
de guardias de seguridad para una fiesta que están organizando para este viernes. Este hecho
ilustra lo “desubicados” que están estos grupos.
Se refiere posteriormente a lo sucedido el miércoles pasado, cuando un grupo de estudiantes salió
de la FAU para atacar a la fuerza pública, en la forma que todos conocen y que fue difundida por
los medios de comunicación. Manifiesta que ese hecho cambia totalmente la forma de enfrentar
este tema. Recuerda que en el momento en que se produjo la toma, el personal de colaboración, al
igual que los académicos no tenían claro cómo actuar; se decidió que aquellas personas que
pudieran ayudar, por ejemplo, en labores de aseo, podían permanecer en sus puestos, también
como una medida de seguridad. Agrega que el personal de colaboración, probablemente a través
de su directiva, se dejó “embaucar” y aparece firmando esta carta, en que también se plantean
temas relacionados con la jubilación. Aclara, sin embargo, que posteriormente ellos dieron las
excusas al Decano por aparecer suscribiendo ese documento. Explica que les hizo ver que ellos no
están ni en paro ni en toma; pero ese grupo de estudiantes ha tratado de involucrar al resto de la
comunidad, creando la impresión de que todos están apoyando sus acciones.
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Más adelante, el Decano señala que lo que cabe ahora es decidir qué pasos adoptar; está claro
que el camino del diálogo se ha agotado y ahora hay que tomar otro tipo de medidas. Recuerda
que en una primera instancia las autoridades y este Consejo estimaron que era inconveniente
acudir a medidas de fuerza para poner fin a la toma, pero ahora la situación ha cambiado.
La profesora Valenzuela plantea que si se va a debatir sobre este tema, las representantes
estudiantiles no debieran estar presentes. En varias oportunidades han aclarado que no
representan a los grupos que tienen tomada la Facultad, por lo que no tiene sentido que asistan a
este debate, siendo que han perdido su representatividad y pasan a ser ciudadanos comunes y
corrientes. Reitera su opinión de que los estudiantes no debieran estar presentes y agrega que si
ello no sucede, ella, como consejera electa de la Facultad, se retirará de la sesión y restará su
apoyo a cualquier acuerdo que se adopte. El Decano aclara que por reglamento no podía dejar de
citar a las representantes estudiantiles.
Se produce un extenso debate sobre este punto, en el que varios consejeros hacen ver que no se
puede prohibir la presencia estudiantil, ya que son representantes ante el Consejo, aunque no
tengan derecho a voto.
El profesor Tejeda plantea que la Facultad no está funcionando en base a las normas vigentes, y
sostiene la única forma correcta de proceder es exigir que estas se apliquen, ya que este no es un
“club de amigos”. Hace ver que es distinto si los estudiantes se retiran por su cuenta, que si el
Consejo los expulsa; esto último no puede aceptarse.
La representante estudiantil señorita Javiera Andrade se retira de la sala. La señorita Quezada,
por su parte, aclara que los estudiantes tuvieron siempre la mejor disposición para mantener el
diálogo y llegar a una solución. Señala también que ellas no participaron en la redacción del último
documento y que los representantes de los funcionarios quisieron participar voluntariamente;
incluso, la entrega del documento se dilató porque ellos solicitaron participar en la elaboración del
mismo.
La señora Fariña hace ver que en un principio, los funcionarios se restaron de la toma, pero luego
vieron que era una oportunidad para acercarse a los estudiantes y apoyar el movimiento sin
violencia. Hubo algunas reuniones y conversaciones, donde cada estamento expuso sus
planteamientos; en el caso de los funcionarios fueron los temas de carrera funcionaria, del daño
previsional, etc. Destaca que a través de largas gestiones, ellos han logrado una serie de avances,
de los cuales se han beneficiado también los académicos; pero con el actual gobierno las
universidades estatales y los funcionarios tienen las puertas cerradas. Y en ese contexto, la carta
era una oportunidad para difundir los temas reivindicativos del personal de colaboración. Se hizo
ver a los estudiantes que debía ser un documento que calara hondo, pero manteniendo el respeto
y las buenas relaciones. Al conocer el texto, se les dijo que no podía ser presentado en la forma en
que estaba elaborado y se les ofreció colaboración para redactarlo adecuadamente. Se les explicó
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que, tal como estaba, solamente iba a restar eventuales apoyos y quebrar la poca confianza que
con gran ayuda de los funcionarios se ha logrado construir. Se les planteó que para poder
doblarles la mano a los grandes empresarios de la educación, el único camino era a través de
actos creativos y no violentos, con el fin de hacer llegar el mensaje a todo el país. Agrega que los
funcionarios han ayudado a impedir que entren vándalos a la Facultad, pero ahora le informaron al
Decano que no entrarán más a la Escuela. Aclara que han ingresado a sus oficinas en forma
clandestina para sacar expedientes de título y otros documentos, con el fin de no perjudicar a los
alumnos. Constantemente se les insistió en la importancia de conversar y encontrar caminos
conjuntos para mejorar la educación pública y obtener una rebaja de los intereses usureros. Cita
como ejemplo lo realizado en la Facultad de Artes, donde regularmente se realizan claustros
triestamentales para avanzar en estos temas. Reitera, por último, que se hizo ver a los estudiantes
que no presentaran esa carta, y que nunca se acordó incluir entre los firmantes al personal de
colaboración.
El Decano señala que el personal de colaboración, al participar en actividades de los estudiantes,
lo está haciendo, al igual que algunos académicos, con la intención de crear confianza e ir
construyendo puentes para avanzar en la solución del problema. Pero ahora se comprueba que
esto ha sido un error, pues los estudiantes no entendieron que esta colaboración no significaba un
apoyo a la toma. Anuncia que desde hoy el personal de colaboración no debería participar en estas
actividades. Distinto es el caso de ir a buscar algún documento o expediente, lo que se deberá
hacer en caso necesario.
La señora Fariña señala que la Asociación de Funcionarios va a hacer una presentación ante la
Dirección Jurídica para respaldar a los funcionarios, ya que es muy grave la situación. En este
minuto, los funcionarios no están respaldados.
El profesor Tejeda plantea que no puede hacerse cargo de lo afirmado por la señora Fariña;
informa que ha recibido correos electrónicos de ella, en que reta a los académicos por no participar
en la toma. La señora Fariña aclara que en dichos correos se habla de encuentros triestamentales
y no de una toma. El profesor Tejeda explica que lo que hay en la Facultad es una toma, y las
tomas están prohibidas en la Universidad. Hace ver su molestia porque desde un sindicato se le
increpa por no estar presente en esas actividades y estima que nadie puede estar a favor y en
contra de algo al mismo tiempo. Hay que recordar que el Estatuto de la Universidad de Chile es
claro al señalar que “los principios orientadores que guían a la Universidad en el cumplimiento de
su misión, inspiran la actividad académica y fundamentan la pertenencia de sus miembros a la vida
universitaria, son: la libertad de pensamiento y de expresión, el pluralismo y la participación de sus
miembros en la vida institucional, con resguardo de las jerarquías inherentes al quehacer
universitario”. (lo lee textual).
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Señala que si un grupo cierra la Facultad e impide que los alumnos pasen a sus aulas y los
profesores a sus oficinas, no se entiende de qué libertad de pensamiento y de expresión se está
hablando. En cuanto al pluralismo, relata que ha asistido a dos asambleas, las que consisten en un
grupo de 40 personas hablando de lo mismo, con una opinión única, donde todos están de acuerdo
en lo que están hablando; eso no es una universidad, no es una conversación abierta. Agrega que
el Estatuto se refiere luego a “la participación de sus miembros en la vida institucional…”, y se
pregunta ¿qué participación puede haber en una toma, cuando hay que firmar y dejar el carnet al
ingresar? Considera que ese es un sistema policial. Continúa luego con la lectura del Estatuto: “…
con resguardo de las jerarquías inherentes al quehacer universitario” y se pregunta qué jerarquía
puede haber en una asamblea. Agrega que los encuentros triestamentales son eufemismos para
denominar a las asambleas, y una asamblea no es más que el reemplazo de este Consejo de
Facultad por otra cosa; es el desacato a la autoridad. Y sigue con la lectura del Estatuto: “Forman
parte también de estos principios orientadores: la actitud reflexiva, dialogante y crítica en el
ejercicio de las tareas intelectuales; la equidad y la valoración del mérito en el ingreso a la
Institución, en su promoción y egreso; la formación de personas con sentido ético, cívico y de
solidaridad social…”
El profesor Tejeda comenta al respecto que todos conocen las fotografías publicadas ayer en los
medios donde se ve a un grupo de 20 encapuchados saliendo del recinto de la Facultad, y se
pregunta qué tiene que ver eso con el sentido ético, cívico y de solidaridad social. O “el respeto a
las personas y bienes” que también menciona el Estatuto; se pregunta qué respeto puede haber en
la toma. Continúa citando: “el compromiso con la institución” y hace ver que esta institución está a
punto de no poder pagar los sueldos y está a punto de colapsar, ya que ningún sistema resiste una
situación como esta, en que se paga por un servicio que no se entrega. Y para reparar el daño y
restaurar las confianzas que permitan recuperar a los que se están retirando van a pasar muchos
meses. La Universidad de Chile y la Católica recién están dándose cuenta de lo que les está
pasando. Y por culpa de esta situación, todo el sistema puede llegar a quedar paralizado por uno o
dos años. El profesor Tejeda agrega que el Estatuto habla de “la integración y desarrollo
equilibrado de las funciones universitarias”, y se pregunta de qué desarrollo equilibrado se puede
hablar en medio de una toma. El artículo del Estatuto termina aludiendo al fomento del diálogo y la
interacción entre las disciplinas que cultiva; lo que también se contradice con lo que sucede
actualmente. Manifiesta que se trata de una falta de respeto, de una humillación para los
académicos. Y se pregunta: ¿qué hacen los funcionarios ahí? Considera que la situación es
gravísima, ya que se está ante un cuadro de irresponsabilidad institucionalizada y estima
imprescindible salvar el principio de responsabilidad. Explica que este mes se va a dejar de pagar
los honorarios a los profesores, los que en el caso de Diseño son alrededor de 70; son personas
que se van a quedar sin sueldo. Después les tocará a los profesores a contrata y más tarde será el
turno de los que están en planta, y por último, los funcionarios, que seguramente son los más
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resguardados por todo tipo de disposiciones jurídicas. Destaca luego que esta vulneración del
Estatuto, los perjuicios económicos, la suplantación de funciones y los actos externos de violencia
exigen de la autoridad hacer un sumario a los participantes de estas acciones con el fin de que se
les castigue con la máxima pena contemplada, que aparentemente es la expulsión; no se puede
seguir conviviendo con personas que no creen en la convivencia, tanto la interna como la cívica, ya
que salen a apedrear a la fuerza pública y luego utilizan como guarida a la FAU. Algunos de ellos
son ayudantes y la Facultad les está pagando un sueldo, lo que es absolutamente inaceptable. No
se puede permitir que esas personas sigan perteneciendo a esta institución. Solicita que se inicien
desde ya las acciones conducentes a la aplicación de las medidas disciplinarias a los involucrados
en estos hechos. Los dirigentes y participantes en la toma, incluidas las responsables de los
Centros de Estudiantes, son merecedores de una sanción drástica, aleccionadora. Lo mismo es
aplicable a los académicos que han colaborado con esta situación ilegal; es muy injusto que en el
Departamento de Diseño, como resultado del proceso de acreditación, se le cese el contrato a 12
profesores, que son personas honorables, que han defendido a la institución, pero cuyo perfil no
concuerda con los cargos que necesita el Departamento, pero en cambio van a quedar dentro de la
Facultad personas que no manifiestan el más mínimo respeto por lo que se ha construido con tanto
esfuerzo. Las sanciones deben hacerse extensivas también al personal de colaboración que ha
participado en actividades relacionadas con la toma. A su juicio, aquí no corresponde la idea de
“ser bueno con todos”; aquí hay una falta gravísima, un delito, y los que participan en la toma de
una institución pública tienen que hacerse cargo de sus actos. Hace ver también que cada alumno
paga al año más de dos millones de pesos y, considerando que son dos mil alumnos, se llega a
una cifra de alrededor de cinco mil millones; y aunque la Facultad está comprometida por contrato
a dictar este semestre, no lo está haciendo. Cuando se reanuden las actividades, la FAU va a estar
debiendo esos dineros y les va a tener que ofrecer ese semestre sin cobrar de nuevo; al mismo
tiempo, no va a poder haber un ingreso nuevo, ya que no existe la capacidad de atender a dos
contingentes. A juicio del profesor Tejeda, esa deuda deberá ser pagada por las personas
responsables de esta situación: los que han dirigido la toma, los que están dentro de la toma y las
personas que han ayudado. La Facultad deberá entablar una querella para recuperar esos dineros.
Hace ver también que se ha llegado a un punto en que la ocupación de las dependencias por una
minoría –inspirada en los mejores sentimientos, pero totalmente contraria a las disposiciones del
Estatuto y que está dañando en forma gravísima a esta Facultad– no da para un día más. Si en 24
horas no se depone la toma, habrá que llamar a la fuerza pública. Refiriéndose a la fuerza pública,
explica que en dictadura, la fuerza pública es un “señor” que va a buscar a alguien y ese alguien
luego desaparece. En democracia, la fuerza pública es una garantía de que hay democracia. Hay
un sistema policial que hace factible de que no todo esté permitido y alguien tiene que hacerse
cargo de que se establezcan las sanciones correspondientes cuando se hacen esas cosas no
permitidas. Y los que aplican esas sanciones son los que gobiernan; y a los que no les gusta
aplicar sanciones no debieran gobernar. Señala que es muy desagradable para un director de
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departamento, por ejemplo, comunicarle a un profesor que por aplicación de determinado
reglamento tiene que dejar la universidad. En la actual situación debe aplicarse el reglamento que
se refiere a la ocupación de las instalaciones. Al tratarse de una institución del Estado, es regida
por todas las disposiciones concernientes a un Estado. Y todo Estado cuenta con una fuerza
pública que es la encargada de intervenir en los conflictos que no se pueden resolver por medio de
conversaciones. Concuerda con que en el caso de una universidad es un fracaso muy grande
tener que acudir a la fuerza pública, porque significa que el principio de autonomía universitaria
queda anulado; significa que los miembros de la universidad no han sido capaces de resolver sus
propios problemas. Y destaca: si en este caso específico no somos capaces de resolver el
problema, estamos obligados a proceder al desalojo; es una obligación cautelar los bienes del
Estado y la confianza de los dos mil alumnos que entraron aquí. Señala finalmente que solicita que
en 24 horas, si no se ha depuesto la toma, se proceda al desalojo. Mientras tanto deben ponerse
en marcha todas las acciones legales pertinentes.
La señora Fariña aclara que ella actúa como dirigente gremial y no acepta prácticas antisindicales.
Como dirigenta se le permite entrar a todos los recintos, incluso hablar con los “enemigos” y
soportar que éstos le tiren piedras, como sucedió cuando fueron desalojados del Ministerio de
Hacienda durante la lucha por el tema previsional para que los académicos y funcionarios pudieran
retirarse dignamente. Como dirigente está obligada a hablar con los que están en toma y los que
piensan distinto; en caso contrario, tendría que renunciar a ser dirigente. Aclara que no se
considera una persona tan mala y tan buena como cualquier otra. Refiriéndose al tema de los
sumarios, hace ver que en ese caso tendría que hacerse un sumario al Decano, ya que él siempre
estuvo enterado de que los funcionarios entraban a la Facultad y las instrucciones eran que debían
estar a disposición de los jefes, ya que no estaban ni en toma ni en paro. De hecho, los
funcionarios comprometidos con la Facultad así lo hicieron todos los días, consiguiendo oficinas en
esta torre o ingresando a la Facultad evitando que se produjeran desmanes. Pide respeto a su
calidad de dirigente sindical y respeto a los funcionarios comprometidos, porque los que no están
comprometidos han estado todo este tiempo en su casa descansando sin pasar rabia. Sugiere que
se le pida a la Directora de Bienestar Estudiantil junto a la profesora Pilar Barba que actúen de
intermediarias; es partidaria de agotar todas las instancias que no signifiquen violencia. Llamar a la
fuerza pública significa un fracaso de todos. Destaca que el Decano cuenta con todo el respaldo de
la Asociación y la Federación, y todo lo que se ha hecho ha sido para respaldarlo a él y su trabajo,
y lo seguirán haciendo si se les pide. Y si la Contraloría General dice que los funcionarios no
ingresen más, será ella la que deberá dirimir el futuro de los funcionarios como tales. Agradece que
se le haya permitido hacer estas aclaraciones y señala que aquí el respeto y la tolerancia en la
tarea de encontrar caminos de solución deben mantenerse hasta el final.
Posteriormente, se produce un extenso intercambio de opiniones en torno al tema de la
participación de los estudiantes en esta reunión. La profesora Valenzuela reitera que su petición
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de que se retiren no es un problema de veto ni de falta de transparencia, sino que se basa en que
ellas mismas han dicho que como Presidentas de los Centros de Estudiantes no representan a
nadie; tampoco a los que lideran la toma. Se trata de una situación totalmente anormal; y en esta
anormalidad no puede aceptarse que los reglamentos se apliquen cuando conviene y se ignoren
cuando no es conveniente. Si alguien no cumple con su deber, no tiene derechos.
La señorita Quezada plantea que se encuentra en una situación complicada, porque si se retira,
va a quedar la sensación de que existen dos bandos “enemigos” e irreconciliables; y si se queda va
a tener que informar en la toma lo que aquí se resuelva. El Decano señala que si se retira, él se
compromete a transmitirle lo que aquí se acuerde. Se aclara también que las actas del Consejo
son públicas.
Más adelante, el Decano reitera su opinión en el sentido de que no es conveniente que participen
en esta sesión las representantes de aquellos contra los cuales se van a definir sanciones o futuras
estrategias de acción.
Finalmente se retira voluntariamente la representante estudiantil señorita Francisca Quezada.
El Decano se refiere a la intervención del profesor Tejeda y señala que si bien es verdad que los
reglamentos hay que considerarlos, no puede olvidarse que la Facultad y la Universidad están
viviendo una situación muy especial. Hay que respetar los reglamentos, pero sin ponderar que
estamos viviendo una situación excepcional.
El señor Vallejos hace ver su disconformidad por la situación producida. El profesor Tejeda, por
su parte, manifiesta que se retirará de esta sesión, ya que el Consejo no puede funcionar después
de haber hecho salir a las representantes estudiantiles. Plantea que puede tener posiciones muy
firmes frente a la actitud de los estudiantes, pero jamás se va a oponer a que participen. Se trata
de uno de los principios fundamentales que debe respetarse y no se puede funcionar sin su
presencia. En todo caso no es un tema que pueda someterse a votación. Hace ver que se está
violando el reglamento aquí, en esta sesión y además se permite que se viole allá en la FAU. Ante
la observación de algunos consejeros en el sentido de que no se violó el reglamento ya que las
estudiantes fueron invitadas a la sesión, el profesor Tejeda manifiesta que lo inaceptable fue que
se les presionó para que se retiraran. El profesor López plantea que en estos momentos lo que
más se necesita es estar cohesionados; no puede ser que alguien se reste por existir un
desacuerdo parcial. El Decano le plantea al profesor Tejeda que es muy fácil lanzar críticas y al
mismo tiempo no involucrarse; el profesor Tejeda aclara que siempre ha estado participando en
las instancias en que su presencia fue requerida. El profesor Dominichetti, por su parte, explica
que aquí todos son consejeros, unos con derecho a voz y voto, y otros, los invitados, solo con
derecho a voz. Pero en rigor todos los invitados forman parte del Consejo. Si alguien se retira
voluntariamente, no hay ningún problema; el tema es si se le presiona para retirarse. El profesor
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Tejeda hace ver que ambas estudiantes fueron presionadas para abandonar esta sesión. Se le
aclara que fue un retiro voluntario.
Finalmente acepta seguir participando en esta sesión, pero deja constancia de que se siente muy
incómodo con esta situación.
Posteriormente, el Decano pide al señor Toro que exponga algunas ideas que se han estado
conversando en relación con posibles acciones para recuperar la Facultad. El señor Toro hace ver
que, antes de abordar ese aspecto, quiere recoger algunas observaciones en cuanto a que hay
académicos que han apoyado la toma; explica que no conoce a ningún académico que se haya
pronunciado a favor de la acción de ese pequeño grupo de estudiantes. Este Consejo tomó la
decisión de dialogar y emplear esa vía para enfrentar la toma. Ante eso, muchos académicos y
funcionarios de todos los departamentos han estado colaborando con la autoridad. En una primera
instancia se trabajó con los alumnos en toma para establecer los vínculos y reestablecer las
confianzas y encontrar vías de negociación para recuperar al menos el bloque A y la torre chica.
Considera muy injusto afirmar que aquellos que han apoyado el movimiento estudiantil están
apoyando la toma. Asimismo es injusto –y sucede también con los funcionarios– que los que han
estado todos los días tratando de hacer cosas se les quiera castigar, dejando a los que han estado
tres meses ausentes se les considere los grandes héroes. Eso también pasa con los estudiantes;
ahora la gran preocupación son los que han estado ausentes y no acudieron nunca a defender a
su Facultad. Destaca que lo sucedido el miércoles es muy grave y cambia todo el escenario; pero
tampoco se puede transformar a la gente que ha participado en un proceso muy complejo y que va
cambiando constantemente, en cómplices de los excesos. Personalmente considera que todavía
hay una instancia anterior al llamado a la fuerza pública, y que consiste en recuperar a la Facultad
por medio de la misma comunidad, que es una acción fuerte pero no violenta. Se trata de que el
lunes, autoridades, un grupo de académicos, funcionarios y estudiantes acudan a la FAU a exigir
que se devuelva la Facultad; significa dialogar de forma fuerte, pero so de pelear; hay que evitar
llegar a la violencia. Si no resulta, se haría válida la opción de la fuerza pública, porque no se pudo
resolver el problema de otra forma. Agrega que así todos se hacen partícipes de la solución.
El profesor López estima que es necesaria una autocrítica de parte de algunos académicos;
explica que no he escuchado a nadie aquí que afirme que apoya la toma, pero hay muchos que
cada vez que se critica la toma afirman que eso no es importante, que es irrelevante o que es una
postura egoísta; que a las autoridades les hiere demasiado la sensibilidad perder su poder y a los
académicos, la pérdida de su oficina. Esa ridiculización que se ha escuchado en las últimas
asambleas ha sido nefasta y de eso hay que hacerse cargo autocríticamente. No se trata solo de
buscar soluciones, sino también de hacerse cargo de las cosas que se dicen.
Más adelante, el profesor Eliash explica que las vías de acción que se indicaron en una sesión
anterior fueron revisadas nuevamente con el abogado de la Universidad; ahora se estaría
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avanzando más allá de la primera, que se recibió el apoyo del Consejo en una reunión anterior.
Aclara que lo que propone el señor Toro técnicamente se llama “contratoma”, y consiste en
emplear la fuerza contra la fuerza, a fin de recuperar las instalaciones. Advierte que existe el
riesgo de que esa acción se pueda descontrolar; además esto puede durar exactamente hasta la
noche siguiente, porque la Facultad podría se tomada nuevamente como ha sucedido en otras
partes. Agrega que otros pasos que se contemplan son los de los sumarios administrativos o un
recurso de protección ante la Corte de Apelaciones para que esta se pronuncie sobre la necesidad
de llamar a la fuerza pública para restablecer el orden; la resolución demora alrededor de un mes,
con lo que esta acción constituye una señal y permite seguir las negociaciones. La última acción
consiste en que el Decano llame a la fuerza pública, lo que puede hacer en cualquier instante. El
Decano aclara que todo esto se ha conversado con la Dirección Jurídica, y en esas
conversaciones quedó claro que los sumarios se pueden iniciar solo una vez terminada la toma. No
se puede seguir un sumario por hechos ocurridos en el exterior de los recintos universitarios. En
cuanto a la propuesta del señor Toro, hace ver que ella se está planteando para agotar todas las
instancias sin llegar a llamar a la fuerza pública. Entrega diversos antecedentes sobre las
posibilidades de llegar a esta última medida y destaca que fue precisamente por este motivo que
planteó la inconveniencia de que asistieran al debate las representantes estudiantiles.
La profesora Valenzuela recuerda que al empezar la toma, el Vicedecano planteó al Consejo las
opciones que se contemplaban para enfrentar la situación, aclarando que solo estaba informando a
los consejeros, ya que la decisión final sería del Decano. Si ahora se pide a los consejeros apoyar
al Decano y tomar una decisión colegiada, en aras de la consecuencia es de esperar que el mismo
procedimiento se repita en otras situaciones aún más difíciles que se avecinan, como las
relacionadas con el encasillamiento, la desvinculación de profesores y otras. Si se pide hoy una
decisión del Consejo en apoyo del Decano, esa debe ser la tónica de aquí en adelante; tiene que
permanecer en el tiempo ante situaciones difíciles que vive habitualmente esta Facultad. El
profesor Eliash aclara que las decisiones las debe tomar el Decano; pero lo que se está
solicitando aquí es solamente el respaldo del Consejo.
Se intercambian opiniones sobre lo que significa un desalojo y las medidas que existen para evitar
que se vuelvan a tomar el recinto.
El profesor Larenas se refiere a la situación producida el miércoles y plantea que ella amerita un
tratamiento especial; lo primero que debe hacerse es una investigación exhaustiva sobre la real
participación de estudiantes de la Facultad en los hechos; pero también hay que evaluar la
posibilidad de que haya agitadores que se aprovecharon de la toma. Existen indicios respecto de
que hay agitadores profesionales en este tipo de incidentes. Ante la observación de algunos
consejeros, aclara que efectivamente puede ser que algunos estudiantes estén involucrados, pero
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también puede haber habido un grupo de personas ajenas. Los estudiantes podrían identificar a
sujetos que son externos.
Más adelante, la profesora Manzi hace ver la importancia de que haya una declaración pública de
la Facultad sobre esos hechos; no se puede seguir manteniendo silencio en torno a ellos. El
Decano aclara que ha enviado dos comunicados a los alumnos sobre esos sucesos, pero ahora el
Consejo debería emitir una declaración pública. Señala que con algunas modificaciones, podría
utilizarse la que se ha enviado ayer a los estudiantes y hacerla pública. La profesora Valenzuela
considera necesario que esta sea muy corta y sintética, señalando que el Consejo está
tremendamente molesto por lo que han significado los actos violentistas, que se alejan
completamente del espíritu de este movimiento. También deberá exigirse a los estudiantes que
entreguen la Facultad inmediatamente y sin condiciones; y si ello no se cumple, se procederá con
el máximo rigor de la ley.
La profesora Castro hace ver que a los alumnos hay que tratarlos como adultos; considera que se
ha actuado en forma demasiado protectora con ellos y se han entregado señales muy poco claras.
Relata la conversación que tuvo con la representante estudiantil haciéndole ver su responsabilidad
y la necesidad de asumir las consecuencias. Ella se comprometió a hacer lo posible por convencer
a sus compañeros de deponer la toma. El trato hacia ellos debe ser diferente por parte de todos.
Manifiesta también su molestia por ciertas actitudes del grupo de los autodenominados
“académicos por la educación pública”, y aclara que todos aquí son académicos por la educación
pública y se debiera actuar en forma conjunta. El señor Vallejos recoge una observación del
Decano y aclara que se puede sancionar a los estudiantes por actos cometidos fuera de los
recintos universitarios, en virtud del reglamento de conducta de los estudiantes.
El Decano plantea más adelante que el primer objetivo de esta sesión es preparar una declaración
del Consejo; se intercambian ideas sobre este punto, especificando los aspectos que debieran
incluirse y se les pide a la profesora Valenzuela y al profesor Tejeda preparar el texto de una
declaración. Durante el debate sobre los puntos por incluir, el profesor Dominichetti opina que no
debieran mencionarse las actividades que los estudiantes realizan al interior de la Facultad durante
la toma; específicamente se refiere al tema de la fiesta y señala que el Decano debe dejar en claro
que no puede considerar ninguna solicitud mientras no sea devuelta la Facultad; todo lo que
suceda al interior del recinto será de responsabilidad del grupo que mantiene la toma. El profesor
Terán plantea que, en este momento, la urgencia no es determinar culpables ni sanciones, eso se
verá más adelante; lo que hay que destacar ahora es una posición clara de la Facultad frente a la
situación. A la carta recibida de parte de los estudiantes, la Facultad debe contestar planteando
enérgicamente su rechazo y detallar las acciones a realizar indicando plazos específicos. Y estos
pasos deberán ser determinados por consenso por este Consejo. Ante la observación de la
profesora Valenzuela de que el Consejo Universitario envió instrucciones para enfrentar estos
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problemas, el profesor Terán aclara que en ellas se indica que la situación específica de cada
Facultad deberá ser resuelta por ella de acuerdo a las circunstancias. En este sentido es
conveniente dar a conocer en forma pública la decisión de la FAU.
El profesor Gurovic considera que al tratarse de estudiantes de la Facultad, implícitamente hay
una responsabilidad de la misma, desde el punto de vista docente. Agrega que ha sido un error de
los estudiantes enviar esta carta y otro error fueron los sucesos del día miércoles. Estos dos
elementos cortan cualquier relación de la Facultad con los estudiantes y eso debe mencionarse
claramente en la declaración. También se manifiesta partidario de llevar a cabo una acción como la
propuesta por el señor Toro. El profesor López manifiesta su acuerdo con que un grupo de
académicos, estudiantes y funcionarios acuda el lunes próximo a exigir la entrega de la Facultad.
Varios consejeros manifiestan sus dudas frente a esta propuesta, ya que consideran que puede ser
peligroso y contraproducente. El profesor Terán advierte que hay que evitar que de esta acción se
deduzca que la comunidad de la FAU está en contra del movimiento por la educación y este
aspecto debe quedar muy claro en el texto de la declaración. El profesor Larenas, por su parte,
plantea que desde hace algún tiempo la toma de la Facultad se ha desvinculado absolutamente del
movimiento estudiantil nacional. Y esta situación quedó sentenciada con las acciones del día
miércoles; en ese sentido hay que explicar la decisión que adopta este Consejo. Debe quedar claro
que se trata de dos temas distintos. Incluso hay que señalar que esta acción de la Facultad va en
el camino de recuperar efectivamente el debate en profundidad de los temas que han sustentado
este movimiento. La profesora de la Sotta entrega antecedentes sobre grupos de alumnos que
están dispuestos a expulsar a los que mantienen la toma. En este sentido, la propuesta del señor
Toro contaría claramente con un apoyo importante por parte de estudiantes. La profesora Manzi
también se refiere a algunos correos sobre posibles acciones para retomar la Facultad que
demuestran que se está creando una situación grave y peligrosa. Solicita a las autoridades instruir
a todas las personas que actualmente siguen desempeñando alguna labor al interior de la
Facultad, abandonar de inmediato y en forma incondicional esas dependencias, porque no puede
ser que se aparezca apoyando esta toma entregando servicios a los ocupantes. La profesora de
la Sotta aclara que la Oficina de Extensión está trabajando al interior de la Facultad porque
necesita estar conectada al servidor, y la única manera de hacerlo es desde los puestos de trabajo.
Se trata del único puente de conexión que existe entre los estudiantes, los funcionarios y los
académicos.
Después de un nuevo debate, el Vicedecano hace ver que este Consejo bajo ninguna
circunstancia puede tomar un acuerdo llamando a una “contratoma”, como se está planteando. Lo
que sí puede acordarse es llevar a cabo las investigaciones sumarias en contra de todos los que
han participado y causado daño en esta toma. La profesora Fuentes es partidaria de que el
Consejo fije un ultimátum a los estudiantes, advirtiendo que si en un plazo determinado no
desalojan la Facultad, se llamará a la fuerza pública. Otros consejeros proponen que se comunique
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formalmente a todos los miembros de la Facultad que no deben ingresar a sus recintos. Más
adelante, el profesor Tejeda da lectura a una propuesta de declaración del Consejo en que se
rechaza la toma, se condenan los actos del día miércoles pasado y se pide disculpas a la
comunidad y al país por estos hechos que destruyen el espíritu universitario y desprestigian las
acciones de lucha por la educación pública. Al mismo tiempo, se apoya al Decano y a las
autoridades en las acciones tendientes a poner en marcha los procedimientos administrativos y
judiciales pertinentes.
Durante el debate sobre eventuales acciones por emprender, el señor Toro aclara que no hay que
hablar de contratoma, sino de una acción de convencimiento a los estudiantes que están ocupando
el recinto; de ninguna manera se está llamando a la violencia. Se trata de una opción que el
Consejo perfectamente puede tomar. Es partidario de que el llamado a esta acción se haga en
forma pública para que todos los miembros de la comunidad que lo deseen acudan el lunes a las 9
de la mañana a pedir la devolución de la Facultad. El profesor Tejeda aclara que lo que debe
hacerse es convocar a toda la comunidad a presentarse el próximo lunes a las 9 de la mañana a
sus lugares de trabajo, porque se terminó la toma; es decir, el Consejo ha dado por terminada la
toma y el lunes a las 9 se reiniciarán todas las actividades en forma normal.
Más adelante la profesora Valenzuela explica que en el primer párrafo de la declaración es
necesario hacer referencia explícita a los ideales que persigue el movimiento estudiantil.
Finalmente, el Consejo aprueba por unanimidad la declaración pública que se adjunta al texto
de esta acta.
El Consejo también acuerda disponer el retiro de los recintos de la Facultad de todo el
personal académico y de colaboración, cortar los servicios básicos (agua y luz) y suspender
la participación de los Centros de Estudiantes en los procesos de acreditación de todas las
carreras y de la comisión de modernización curricular, mientras no se normalice la situación
en la Facultad. El Decano considera más conveniente aplicar el corte de los servicios básicos a
partir del lunes próximo, pero varios consejeros son partidarios de aplicar estas medidas de
inmediato. Se produce un extenso intercambio de opiniones sobre este tema. Finalmente, se aclara
que esta medida se aplicará a partir de esta tarde, una vez que se hayan tomado todas las
medidas necesarias para evitar un daño en la red computacional por el corte del suministro
eléctrico. El profesor Tejeda plantea que también debieran suspenderse las becas. El Decano
hace ver que se pedirá al jefe de planta física la implementación de estas medidas. Este segundo
grupo de acuerdos se comunicará internamente a todos los miembros de la comunidad de la FAU,
pero no será una declaración pública.
El profesor López considera más adecuado adoptar estas medidas una vez conocido el resultado
de la convocatoria a toda la comunidad el próximo lunes. Otros consejeros son partidarios de
aplicarlas de inmediato, ya que este Consejo ha resuelto que la toma terminó.
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Acuerdos adoptados en esta sesión:

Se aprueba por unanimidad la declaración pública que se adjunta al texto de esta
acta (pág. 13).

Se acuerda disponer el retiro de los recintos de la Facultad de todo el personal
académico y de colaboración, cortar los servicios básicos (agua y luz) y
suspender la participación de los Centros de Estudiantes en los procesos de
acreditación de todas las carreras y de la comisión de modernización curricular,
mientras no se normalice la situación en la Facultad (pág. 13).
SE LEVANTA LA SESIÓN A LAS 11.30 HORAS.
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