Resumen Ponencia - Comisión Económica para América Latina y el

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RESUMEN
LA PROPIEDAD COMO BISAGRA PARA LA JUSTICIA DE GÉNERO 1
Magdalena León2
Atendiendo al reto planteado por Nacy Fraser (1997) que para avanzar en la justicia hay
que integrar redistribución y reconocimiento, se propone que para América Latina la
propiedad puede representar la bisagra que une la redistribución y el reconocimiento en
cuanto a justicia social con perspectiva de género. Los argumentos de la propiedad como
palanca para el bienestar de las mujeres y su familia, en cuanto pueden acceder a mejor
nivel de vida o la propiedad para las mujeres como instrumento para el bienestar de la
sociedad son una proxy para la justicia de género. Al mismo tiempo la propiedad es un
elemento privilegiado en el poder de negociación, por consiguiente un aspecto central de
los procesos de empoderamiento de las mujeres.
La ponencia se divide en tres partes. La primera, busca entender qué importancia se ha
dado en América Latina a la relación género y propiedad, mediante su análisis durante
las etapas de los estudios feministas en la región. La primera etapa influida por el
feminismo liberal y el socialista, con idearios diferentes, coincidieron en dar poca
importancia a la relación género y propiedad. Fue importante hacer visible a la mujer y su
aporte a la sociedad con temas como mujer y mercado de trabajo, fuerza de trabajo y
división sexual de trabajo. La segunda, según el cisma planteado por Fraser, se centró
más en temas de reconocimiento (derechos reproductivos y o la eliminación de la
violencia contra la mujer), siguiendo el feminismo de la diferencia que en temas de
redistribución (defensa de los derechos de propiedad), más cercanos al feminismo de la
igualdad.
En la tercera etapa de los estudios feministas o actual, la tarea de la defensa de los
derechos de propiedad de la mujer está pasando a ser central y prioritaria. Integrar las
relaciones de redistribución y reconocimiento en aras de avanzar en la justicia social con
perspectiva de género fue el reto planteado por Fraser. Deere y León en la investigación
publicada en el libro Género, propiedad y empoderamiento: tierra, Estado y mercado en
A.L (2002) acogimos el reto de Fraser. La propiedad fue el eje de análisis y se propone
verla como bisagra que conecta y une la redistribución (tierra) con el reconocimiento en
cuanto poder de negociación y empoderamiento (identidad, subjetividad y cultura)
La segunda parte de la ponencia presenta en términos teóricos la importancia de la
relación género y propiedad para las mujeres. Esta importancia se argumenta desde el
bienestar para las mujeres y su familia y el poder de negociación y procesos de
empoderamiento. El bienestar de la mujer no es necesariamente equivalente al de su
hogar por las desigualdades de género intra hoga en la distribución de beneficios y el
gasto diferencial de los ingresos entre hombres y mujeres. El gasto de los hombres acusa
1
Esta ponencia está basada en una versión revisada de León, 2008.
Universidad Nacional de Colombia, presentación para undécima Conferencia Regional sobre la Mujer de América
Latina y el Caribe de CEPAL, Brasilia, julio13-16 de 2010.
2
1
una parte para consumo discrecional individual y el de las mujeres se comparte
colectivamente en el hogar. Por ello y para disminuir la vulnerabilidad de las mujeres y
avanzar en su bienestar y el de su familia es importante el acceso y control directo de la
mujer a la propiedad y no un acceso mediado por los varones de la familia, generalmente
por el esposo o compañero.
El argumento del poder de negociación y empoderamiento de las mujeres presenta una
crítica al modelo de familia/hogar unitario y armónico que parte de las premisas de que
todos los recursos e ingresos del hogar se ponen en común y que el jefe conoce y
representa las preferencias familiares e intenta maximizar el interés colectivo y sus
decisiones sobre redistribución son guiadas por el altruismo. La alternativa es la visión de
familia/hogar como espacio de negociación continua y como una matriz compleja de
relaciones de cooperación/conflicto según género, edad, parentesco y normas sobre qué
y cómo negociar. El resultado de la negociación depende del poder de negociación
relativo de los miembros del hogar. Este poder se define por un conjunto de factores,
especialmente la fuerza de la posición de resguardo (Fall-back position) u opciones
externas que determinan el bienestar de la persona sí la cooperación fracasa. La
propiedad de la tierra es clave para el poder de negociación de la mujer rural y su
empoderamiento económico
La tercera parte de la ponencia, presenta la distribución de la propiedad de tierra para las
mujeres rurales de América Latina. La investigación de Deere y León puso de relieve que
la distribución de la tenencia de la tierra por género en América Latina era
extremadamente desigual. Los datos disponibles señalaron que las mujeres, en el mejor
de los casos y en un número reducido de países, constituían una cuarta parte del total de
los propietarios de la tierra. Las cifras se derivan de los censos agropecuarios para cinco
países, en que se conoce el sexo del agricultor principal 3 y de encuestas a hogares
rurales para cuatro países 4 .
Es muy dramático que hayan pasado casi cuatro décadas de estudios sobre mujer/género
en el desarrollo, durante las cuales la investigación feminista ha criticado severa y
reiteradamente la falta de datos a nivel nacional y/o sectorial para adelantar análisis
desagregados por género, y que en el caso concreto de la propiedad de la tierra para las
mujeres rurales, esta carencia aun exista y sea tan profunda. No se publican datos sobre
el sexo del agricultor principal y no se formula la pregunta crítica de quién es dentro del
hogar el propietario legal de la finca llamada “familiar”, o de las diferentes parcelas que la
constituyen. Se asume que el propietario de la finca o casa es el jefe del hogar.
La pregunta central para Deere y León fue ¿por qué se da la brecha de género en la
propiedad de la tierra para la mujer rural? Para responder enfocaron sobre las formas de
adquisición de la tierra y encontraron que la desigualdad en la distribución de la tierra se
debe a cinco factores que la ponencia detalla: preferencias de los varones en las prácticas
de herencia, privilegios masculinos en el matrimonio, sesgos de género en el mercado de
3
Desde 1960 sólo cinco países (Chile 1997, Republica Dominicana 1960, Guatemala 1979, Paraguay 1981,1991 y Perú
1972 y 1994) habían publicado datos sobre el sexo de sus agricultores. Cada vez mas países incluyen la variable sexo
pero no publican sus datos, ver Deere y León (2003).
4
Estos son Brasil 2000, México 2000, Nicaragua 1995 y Perú 2000.
2
tierras, en el uso de la tierra comunitaria y en los programas estatales de distribución y
titulación de tierras.
Para terminar, la ponencia señala que la propiedad de la tierra para la mujer rural acusa
alta desigualdad, pero al mismo tiempo como herramienta en la posición de resguardo
para el poder de negociación y el empoderamiento de las mujeres requiere mayor trabajo
empírico. Sin embaro, es de resaltar que de la investigación de Deere y León y mediante
estudios de caso, quedan pistas que documentan que mujeres campesinas propietarias
de tierra tienen mayor posibilidad de escogencia de compañero y de abandonar una
relación abusiva, mayor rol en las decisiones del hogar/finca, menor violencia doméstica
y de recibir mejor atención de los hijos en la tercera edad.
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Bibliografía
Deere, Carmen Diana y León Magdalena (2002) Género, Propiedad y Empoderamiento:
tierra, Estado y Mercado en América Latina, segunda edición, México: Bogotá: PEUG y
FLACSO-Ecuador.
Deere, Carmen Diana y León Magdalena (2003) “La brecha de género en la propiedad de
la tierra en América Latina, en Estudios Sociológicos Vol XXII, No. 65, Mayo-agosto.
Frase, Nancy (1997) Justicia Interrupta: reflexiones críticas desde la posición
“postsocialista”. Bogotá: Siglo del Hombre Editores y Universidad de los Andes.
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