segunda parte - Santa María del Valle Grande

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Instituto de Enseñanza Superior Santa María del Valle Grande
Cuadernillo de Ingreso – Profesorado en Historia
Apuntes de Lengua
―Hay en la palabra algo sagrado
que nos impide jugar con ella
como con un juego de azar.‖
Mallarmé
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Apuntes sobre algunas clases de palabras y su uso
Conjunción
Es la palabra invariable que enlaza oraciones o partes análogas de éstas.
Clases
Copulativas
Disyuntivas
Denotan
Simple unión de ideas o
juicios
Diferencia o exclusión;
alternativa o distribución
Adversativas
Oposición o rectificación
Consecutivas
Consecuencia o deducción
Continuativas
Causales
Continuación del discurso
Causa, motivo, razón real o
supuesta
Condicionales
Condición
Comparativas
Comparación
Finales
Fin u objeto
Temporales
Tiempo
Modales
Modo o manera
Son:
Y, e, ni, que
O, u, o bien;
Ahora…ahora; ya… ya…; ora… ora…;
bien…bien…; que… que…
Mas, pero, aunque, que, sino, antes, si
bien, no obstante, sin embargo, antes bien,
siquiera, bien que, aun cuando, a pesar de
que
Luego, pues, que, por consiguiente, por lo
tanto, por tanto, aunque, así que, entonces
Pues, pues bien, ahora bien, ahora, pues
Porque, que, cuando, pues, pues que,
puesto que, supuesto que, como que,
como quiera que, una vez que
Si, como, cuando, dado que, can tal que,
siempre que, ya que
Como, así como, igual que, que, tanto
como, al modo que, más que, menos que
Para que, a fin de que, con objeto de que,
a que
Mientras, apenas, cuando, cuanto, como,
no bien, en cuanto, luego que, tan luego,
así que, siempre que
Como, conforme, según, según que, de
modo que, de manera que, así como, sin
que, como si
Conectores
Conectores: son elementos lingüísticos que ayudan a ordenar y estructurar el
texto. Establecen relaciones formales y de significado entre enunciados o secuencias de
enunciados; es decir, CONECTAN fragmentos relativamente extensos del texto. Pueden
ser adverbios, conjunciones, locuciones de distinto tipo, grupos de palabras más o menos
lexicalizadas; pueden ir colocados al comienzo o en el interior del enunciado, van
generalmente entre pausas1.
1
No confundir con NEXOS que relacionan ideas en el interior de la oración.
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Presentamos tres clasificaciones distintas, que presentan similitudes y diferencias,
pero que se completan mutuamente y que pueden ser útiles a la hora de producir un texto.
Tipo de TEXTO
EXPOSTIVO
ARGUMENTATIVO NARRATIVO
Adición
(Añadir, insistir, aclarar,
ejemplificar, reafirmar)
Y, además, por
otro lado, junto a
esto, en otras
palabras, como se ha
señalado, también,
es decir, en efecto,
igualmente, del
mismo modo, como
se ha señalado, en
otras palabras, más
aún, y lo que es más,
por otra parte, en
definitiva
Para empezar, en
primer lugar, en
segundo lugar
por último,
finalmente, para
terminar; pues bien,
bien, bueno, por un
lado, por otro
por otra parte,
además.
(Los mismos)
Orden y continuidad
(indican continuidad y
orden; también sirven
para distribuir el
contenido)
(Los mismos)
R. temporales y espaciales
(indican sucesión y
relaciones cronológicas y
espaciales)
Pero, sino, a pesar
Contraste/restricción;
de eso, por el
concesión
contrario, sin
(modificación de lo dicho, embargo, no
restricción, oposición
obstante, a pesar de
parcial)
lo dicho; aunque,
aún admitiendo que,
cierto que...pero, por
otra parte, todo lo
contrario …
En primer lugar, a
continuación,
después, entonces.
Érase una vez,
había una vez,
todos los días,
anteriormente,
años más tarde, al
día siguiente,
mientras tanto,
pasado un tiempo,
después,
finalmente,
entonces, a
continuación; aquí,
allí, arriba, abajo
Con todo, a pesar de
eso, sin embargo, no
obstante, pero, por el
contrario, en cambio,
en oposición, aparte de,
ahora bien, en lugar de,
excepto, excepto si, a
no ser que, de todas
formas.
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Comparación
(comparación con lo
dicho anteriormente)
Así, de forma
semejante, así como...,
como,
de igual forma...
como tal …
Por ello, a causa de eso,
por eso, en
consecuencia, por lo
tanto, por consiguiente,
así que, así pues, pues,
porque
entonces, de ahí que
Causa/efecto
(relaciones lógicas de
causa/efecto;
antecedente/consecuente)
Conclusión
(conclusión)
Por tanto, en
resumen,
abreviando, para
acabar, por todo lo
dicho, en
conclusión, por
consiguiente, en
pocas palabras...
PARA EMPEZAR
Ante todo...
El propósito que nos mueve
Hay distintas opiniones
Hablaremos de...
PARA AÑADIR
(MARCAR ORDEN,
INSISTIR)
Primero, (-mente)
Lo siguiente
Y,
De nuevo
Finalmente,
Al lado de
En la misma línea...
Abundando en la opinión
Por una parte... por otra
Como se ha señalado,
En otras palabras,
MARCADORES
DE
TIEMPO
Antes,
Actualmente,
Simultáneamente
Más tarde,
Mientras tanto,
En primer lugar...
Para empezar diré...
El tema que voy a tratar...
Todo empezó cuando...
Aquel día...
Érase una vez...
Había una vez...
En primer lugar,
Además,
También
Otra vez,
Al fin,
Más aún,
Igualmente...
Lo mismo dicen...
Junto a esto...
Repitiendo,
Como he dicho arriba,
Por cierto …
En segundo lugar,
Del mismo modo,
Más aún,
Y lo que es más,
Por último
A su vez
De modo semejante
De hecho
Igualmente
Insistiendo,
Una vez más
Al principio,
Pronto,
Entonces,
Posteriormente,
En esa época
En el pasado,
...
Anteriormente,
Ahora,
Después,
Finalmente
En poco tiempo
Hasta ahora.
...
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Tiempo después,
Pasando un tiempo...
MARCADORES
DE
LUGAR
Antes,
Aquí,/allí,
Más allá
En otros lugares
A la derecha
PARA EJEMPLIFICAR
Por ejemplo
Para ilustrar
En concreto
PARA COMPARAR
Así,
De forma semejante,
Así como...
PARA CONTRASTE
Pero,
Por contraste,
A pesar de eso,
Por el contrario,
En contra de lo anterior,
Hay que tener en cuenta,
CONCESIÓN (para
admitir algo)
Sin duda,
Naturalmente,
Admito que,
Aunque esto puede ser
RESULTADO (deducción,
consecuencia)
Entonces,
Por lo tanto,
Por consiguiente,
Por ello es claro que
CONCLUSIÓN
Finalmente,
Por tanto,
Para resumir,
Brevemente
PARA TERMINAR
Para terminar...
En resumen...
Como conclusión...
Arriba/Abajo
Más lejos
En la cercanía,
Junto a
Detrás
Enfrente
En la parte posterior,
...
De hecho
Entre otros...
Esto es ...
En efecto,
En particular
...
Asimismo
De igual forma
...
Igualmente
Del mismo modo
...
Sin embargo,
En contraposición,
Aún así,
En oposición,
A pesar de lo dicho
...
No obstante,
Más bien,
Por otra parte,
Al mismo tiempo
Aun con todo
...
Seguramente,
Por supuesto que...
Reconozco que...
...
Con seguridad,
Cierto que
Admitiendo...
...
Así
Consecuentemente,
De aquí que,
Por todo lo dicho
De hecho…
Así que
Como resultado,
En consecuencia,
...
Entonces,
Por consiguiente,
En síntesis,
Para acabar,
Así,
En conclusión,
Para concluir,
Abreviando,
Todo acabó...
En pocas palabras:
Esto nos viene a decir que...
En fin…
Al final
Finalmente...
Sería conveniente
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CONECTORES LÓGICOS SEMÁNTICOS ¿Qué se dice?
1. CRONOLGÍA: orden lógico en un antes, 1.1.Transición: mientras tanto, entre tanto.
durante y después.
1.2.Posterioridad: después de, luego que, apenas,
cuando desde que, no bien.
1.3.Anterioridad: antes de, hasta que, hasta el
momento.
1.4.Simultaneidad: mientras que, mientras, en el
momento que, toda vez que, durante tanto tiempo
como.
2. COMPARACIÓN: se establecen
2. Como, a la manera de, más...que, tan... como,
relaciones entre dos o más elementos.
igual que, los mismos que, como si.
3 RELACIÓN DE DEPENDENCIA:
3.1. HIPÓTESIS: construcción para
3.1. Suponiendo que, admitiendo que, en el caso
sacar algo de ella. La dependencia está dada que.
por la satisfacción de las premisas para que
la hipótesis se efectivice.
3.2. CONDICIÓN: hecho incierto que 3.2. Si, con tal que, a condición de que, salvo si, a
influirá en otro.
menos que.
3.3. FINALIDAD: un hecho es
3.3. Para, así, a fin de, con el objeto de, de modo
realizado en función de otro, que es
que, de manera que.
considerado el objetivo.
4. CAUSA-CONSECUENCIA
4.1. CAUSA: los hechos se traban entre 4.1. Por el hecho de, puesto que, en razón de,
sí y se desarrollan en forma lineal en el
porque, debido a, a causa de, en vista de, ya que,
tiempo.
dado que.
4.2. CONSECUENCIA.
4.2. En consecuencia, entonces, luego, así,
consecuentemente, por lo tanto, después de todo,
de suerte que, por ende, por lo que, pues bien.
5 OPOSICIÓN: dos elementos de
5. Pero, aunque, sino, antes bien, en cambio, no
naturaleza distinta. Si la oposición es total se obstante, con todo, a pesar de, por más que.
descarta un elemento.
6. ADICIÓN: establece una relación
6. Y, no solo...sino, tanto como, incluso, aun.
espacio-temporal,
7. DISYUNCIÓN: relación de
7. O, o bien.
incompatibilidad. Puede realizarse una de las
alternativas.
CONECTORES PRAGMÁTICOS
1. ENUMERATIVOS: diagraman y
1.1. Para comenzar: primero, en primer lugar.
organizan el discurso.
1.2. Para continuar: por otro lado, en segundo
lugar, a continuación, luego, después.
1.3. Para finalizar: por último, al fin, en fin, pues,
luego, así, en definitiva, en síntesis, finalmente, en
una palabra.
2. FUERZA ARGUMENTATIVA: da la 2.1. Prueba: en efecto, por ejemplo, a través de,
orientación pragmática del discurso.
entre otras cosas (demuestra que lo enunciado es
verdadero).
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2.2. Precisión: es decir, esto es.
2.3. Equivalencia: o, o sea, en otras palabras,
como ya lo expresamos (reformulan lo expuesto).
2.4. Refuerzo: además, por lo demás, encima, para
colmo (introduce elemento nuevo).
2.5. Extensión: así, asimismo, también, incluso,
hasta (acrecienta lo expuesto).
2.6. Atenuación: casi siempre, al menos, por lo
menos, generalmente, algunas veces.
3. CONTRASTIVOS: marcan el contraste 3. Pero, en cambio, al contrario, de otro modo, con
entre enunciados, no hay oposición entre los todo, no obstante, aunque.
hechos, sino entre lo dicho: el emisor cambia
la argumentación, contradice, niega.
Preposiciones
La función principal de las preposiciones es la de servir de nexos entre las palabras
con función de núcleo de una construcción y sus complementos. Las preposiciones tienen
forma fija y son las siguientes: a, ante, bajo, cabe, con, contra, de, desde, durante, en, entre, hacia,
hasta, para, por, según, sin, so, sobre, tras.
El uso de las preposiciones tiene reglas fijas:
A
a) Tiempo, lugar.
A los quince días ya no se sabía nada.
Emprendió viaje a Buenos Aires.
b) Introducción de complementos:
Saludé a los recién casados.
Le regalé golosinas a los niños.
c) Número, medida o precio
Los donantes aparecieron a cientos.
Liquidaron sus libros a cien pesos.
d) Modo, medio o instrumento
Prefiero escribir a máquina.
e) Comparación
En el trabajo me trataron como a un esclavo.
f) Dirección o término de una acción
Se ha convertido al budismo
g) Exclamaciones imperativas
¡A ver si la terminan!
g) En usos o modismos
A tontas y a locas.
ANTE
a) Delante o en presencia de:
HACIA
a) Dirección:
Nos dirigimos hacia el sur del país.
b) Tiempo impreciso o aproximado: Aquello
sucedió hacia mediados del siglo XIX.
HASTA: indica término de…
a) Lugar:
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Nos detuvimos ante el altar.
Declaramos ante el ministerio público.
b) En composición denota anterioridad:
Antecomedor. Anteponer.
anteayer. anteojos.
BAJO
a) Debajo de:
Hoy dormiremos bajo techo.
Estamos a tres grados bajo cero.
b) Dependencia
Manuel trabajará bajo tus órdenes.
Estás bajo mi tutela.
CABE
Preposición arcaica que significa junto a o
cerca de. Se mantiene en algunos casos en
literatura:
Temblaba sus manos cabe al hogar
Llegamos hasta Acapulco.
b) Acción:
Corrí hasta más no poder.
c) Tiempo:
No cenamos hasta las diez de la noche.
MEDIANTE
a) La preposición mediante significa por
medio de. Debe evitarse la forma
mediante a
Lo compró mediante tarjeta de débito.
CONTRA
a) Al frente de:
La escuela y el trabajo están en contra.
Navegamos contra corriente.
b) Oposición:
Lo llevaron al dentista contra su
Voluntad.
DE
SEGÚN
a) Conformidad: Le pagaremos según sus
aptitudes.
b) modo, equivalente a como o combinada
con ella: Lo contaba según había leído en
la revista.
c) eventualidad: Iba al cine según los horarios.
PARA
a) Fin del movimiento: Voy para casa.
b) Plazo determinado: Lo terminaré para el
domingo.
d) Inminencia de un suceso: Está para llover.
c) Comparación: Su examen no estaba tan bien
para tener esa nota.
CON
POR
a) Compañía: Trabajo con Alberto
a) Lugar aproximado: Paseaba por el sur de la
ciudad.
b) Instrumento y medio: Se defendió con uñas
y dientes.
b) Agente de voz pasiva: Fue identificado por
la víctima.
c) Modo: Se divertía con muchas ganas.
d) Concesión: Con su buen carácter, no logró c) Causa: No comió por su dolor de estómago.
sus objetivos.
d) Modo: por lo general, por las buenas.
e) Finalidad: Preguntaron por él.
a) Posesión: La casa de mis tíos.
b) Materia de que algo está hecho: La casa
de madera.
SIN
Privación o carencia: Llevo seis meses sin
trabajo.
c) Cantidad indeterminada: Le dieron de
palizas.
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d) Modo: de frente, de costado.
e) Tiempo: de día, de noche.
f) Realce de cualidad: el generoso de Juan.
g) Contenido de un recipiente, edificio: Te
preparé un plato de sopa.
DESDE
a) Principio de tiempo:
Empezó a trabajar desde la semana pasada.
b) Principio de lugar:
Venimos desde Guadalajara.
DURANTE
a)Simultaneidad y duración:
Trabajaron en el proyecto durante un mes
Te esperé durante quince años.
EN
a) Lugar: Estoy en la oficina
b) Tiempo: Llegó en marzo.
c) Ocupación: Especialista en niños.
d) Modo: Tomó en serio el tema.
e) Término de un movimiento en ciertos
verbos: Entró en la oficina.
f) Precio: Vendido en diez dólares.
ENTRE
a) Situación o estado en medio de dos
personas o cosas: Entre la espada y la
pared.
b) Intervalo de tiempo: Entre las tres y las
cuatro.
c) Participación en grupo: Entre sus
compañeros realizaron la tarea.
d) Reciprocidad: José y Pedro pelean entre sí.
e) Relación y comparación: Hubo arreglo
entre el gobierno y las petroleras.
SO
Preposición de uso limitado cuyo
significado es bajo o bajo de; sólo se utiliza
con los sustantivos capa, color, pena, pretexto, y
acompañada de la preposición de:
So capa de
so color de
So pena de
so pretexto de
SOBRE
a) Encima de:
Dejé las tijeras sobre la mesa.
b) Asunto de que se trata:
Escribí un ensayo sobre economía.
TRAS
Indica posterioridad en el espacio o en el
tiempo. Equivale a después de
Caminó tras el guía.
Llegaron tras mucho andar.
b) Seguida de infinitivo, la locución tras de
puede emplearse con el sentido de además
de: Tras de cuidarlo, lo dejó.
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¿Que o de que?
Se usa que detrás de verbos como decir, asegurar, opinar, preguntar, resultar,
convencer, suceder, etc.
Se usa de que detrás de adjetivos y sustantivos.
Conviene confirmar la elección sustituyendo la proposición subordinada sustantiva
por el pronombre esto.
Por ejemplo:
Informan (que se han iniciado las hostilidades).
Informan esto.
Hay que darse cuenta de (que no podemos seguir así).
Hay que darse cuenta de esto.
Es incorrecto decir: Hay que darse cuenta esto (sin la preposición de).
Uso de las mayúsculas
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Signos de puntuación
La puntuación organiza el discurso y sus diferentes elementos y permite evitar la
ambigüedad en textos que, sin su empleo, podrían tener interpretaciones diferentes2.
El punto marca la pausa que se realiza al final del enunciado. Se debe recordar que,
excepto cuando está utilizado en una abreviatura, luego del punto se utiliza siempre
mayúscula.
Existen tres tipos de puntos: el punto y seguido3, el punto y aparte y el punto
final. El primero separa enunciados que integran un párrafo. El punto y aparte separa
párrafos. Por último, el punto final es el que se coloca cuando el texto se cierra.
La coma marca una pausa breve dentro de un enunciado.
La coma posee distintos usos, estos son algunos de ellos:
a) Se utiliza cuando se desea separar los miembros de una enumeración. Ejemplo: Posee
muchas virtudes: es abnegado, respetuoso, veraz y leal.
b) Se usa coma cuando se desea separar miembros equivalentes gramaticalmente. Ejemplo:
Estaba preocupado por su trabajo, por su salud y por el dinero que emplearía en sus estudios. No se
coloca coma delante de la conjunción salvo que la extensión del período sea
extremadamente larga.
c) Cuando los elementos relacionados están separados por punto y coma, el último
elemento, antes de la conjunción, puede ir precedido por coma en vez de punto y coma.
Ejemplo: El problema abordado, cuya resolución no parecía simple; el cansancio del estudiante, que
llevaba días trabajando en ello, y la tensión del próximo examen le provocaron una sensación de
inseguridad.
d) El nombre del interlocutor, vocativo, se separa del resto del enunciado por comas.
Ejemplo: Pedro, apacienta mis ovejas.
e) Las aclaraciones o ampliaciones de lo que se está diciendo se escriben entre comas.
Ejemplo: José de San Martín murió el 17 de agosto del año 1850, fecha memorable de la historia.
f) Es frecuente invertir el orden de los enunciados, anteponiendo elementos que suelen ir
pospuestos, estos elementos deben ir seguidos de coma. Ej.: Al poner su planta en la espesura,
quedó helado de terror.
g) Es común anteponer una coma para unir proposiciones de una oración compuesta
(coordinadas adversativas, consecutivas y causales). Ejemplo.: El rostro le ardía, pero su hablar
era tranquilo.
h) La omisión del verbo suele aparecer señalada con una coma. Ejemplo: Los amigos, en todas
las circunstancias.
i) Los conectores ―esto es‖, ―es decir‖, ―en fin‖, ―por último‖, ―por consiguiente‖, ―sin
embargo‖, ―no obstante‖, ―además‖, ―en cambio‖, ―en primer lugar‖, etc., así como los
modificadores oracionales ―generalmente‖, ―posiblemente‖, ―efectivamente‖, ―finalmente‖,
―en definitiva‖, ―por regla general‖, ―quizás‖, se separan por una coma del resto del
enunciado. Ej.: En primer lugar, tus deberes de estado.
j) Se escriben entre comas las interjecciones o conjunciones interjectivas. Ej.: Bah, no te
preocupes.
Las reglas ortográficas, las de puntuación y las de acentuación han sido extraídas de RAE. (1999) Ortografía de la Lengua
Española. Madrid, Espasa y cotejadas con el RAE, (2005) Diccionario panhispánico de dudas. Bogotá, Santillana.
3 El Diccionario panhispánico de dudas recomienda el uso de la denominación ―punto y seguido‖ por sobre el de ―punto
seguido‖.
2
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k) La palabra etcétera, o su abreviatura etc., se separa con coma del resto del enunciado.
Ej.: Los bailes populares eran la sardana, la jota, etc.
El punto y coma indica una pausa superior a la que se quiere denotar con la coma, pero
inferior a la del punto.
Sus principales usos son:
a) Separa elementos en una enumeración cuando los enunciados son extensos e incluyen
comas. Ejemplo: El paisaje es hermoso; el clima, mejor; la compañía, excelente y la comida, abundante.
b) Cuando el último elemento de la relación va precedido por una conjunción. Ej.: Se dieron
cita Francisco Ruiz, el presidente ejecutivo; y el secretario general, Juan González.
c) Separa proposiciones yuxtapuestas4, en especial cuando en ellas aparecen comas.
Ejemplo: Él es agradecido; tú, ingrato.
d) Se suele colocar punto y coma, en vez de coma, delante de ―pero‖, ―mas‖, ―aunque‖,
―sin embargo‖, ―por tanto‖, ―por consiguiente‖, ―en fin‖, etc., cuando los períodos son de
cierta extensión y encabezan la proposición a la que se refieren. Ejemplo: Todos, pequeños y
grandes, trabajaron intensamente aquel verano; sin embargo no lograron realizar las tareas asignadas por el
capataz.
La finalidad de los dos puntos es detener el discurso para llamar la atención sobre lo que
sigue a continuación.
Tienen los siguientes usos:
a) Anunciar una enumeración. Ejemplo: Para ingresar a la Facultad deberá presentar: fotocopia del
DNI, certificado de estudios, certificado de salud, otorgado por entidad pública; fotocopia del certificado de
nacimiento y una foto.
b) Preceder citas textuales. Ejemplo: Oye esta sentencia de Aristóteles: “Las ciencias tienen raíces
muy amargas; pero los frutos son muy dulces”.
c) Conectar oraciones o proposiciones relacionadas entre sí, sin necesidad de utilizar otro
nexo. Ejemplo: No tuvo que arrepentirse: obró con prudencia.
d) A continuación de las fórmulas de saludo en cartas o documentos. Ejemplo: Querido hijo:
Cuando escribas cartas…
e) Es incorrecto escribir dos puntos entre una preposición y el sustantivo o sustantivos que
esta introduce. Ej.: *5 En la reunión había representantes de: Bélgica, Holanda y Luxemburgo.
Las comillas
Se usan para:
a) Reproducir citas textuales. Ejemplo: Para todos es la máxima sanmartiniana:”Serás lo que debas
ser, y, si no, no serás nada”.
Las proposiciones yuxtapuestas están colocadas una junto a la otra, en posición inmediata, y están unidas mediante
coordinación por signos de puntuación.
5 El símbolo * es utilizado en lingüística para las expresiones agramaticales.
4
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b) Indicar que una palabra o frase es impropia, vulgar o de otra lengua, o que se utiliza
irónicamente o con un sentido especial. Ejemplo: Él era “la oveja negra” de su familia.
c) Citar títulos. Ejemplo: Leamos el poema “A Los Andes” de Leopoldo Lugones..
d) Resaltar o dar énfasis a una palabra en particular. Ejemplo: El ejemplo nos revelará si el verbo
“sufre” de cambio de vocales.
e) Aclarar el significado de una palabra. Ejemplo: Esta información aparece en forma de pequeños
textos denominadas “acotaciones”.
Puntos suspensivos6. Signo de puntuación formado por tres puntos consecutivos (...) —y
solo tres—, llamado así porque entre sus usos principales está el de dejar en suspenso el
discurso.
Los puntos suspensivos se usan para:
a) Para indicar la existencia en el discurso de una pausa transitoria que expresa duda, temor,
vacilación o suspense: No sé si vendrá…
b) Para señalar la interrupción voluntaria de un discurso cuyo final se da por conocido o
sobrentendido por el interlocutor: A pesar de que prepararon cuidadosamente la expedición, llevaron
materiales de primera y guías muy experimentados... Bueno, ya sabéis cómo acabó la cosa. Es
especialmente frecuente este uso cuando se reproduce un refrán o un fragmento literario de
sobra conocido: Más vale pájaro en mano..., así que dámelo ahora mismo.
c) Para evitar repetir la cita completa del título largo de una obra que debe volver a
mencionarse: La obra ―El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha‖, de Miguel de
Cervantes Saavedra, está llena de grandes aciertos. La dos partes de “El ingenioso hidalgo…” son un
canto a la caballería verdadera y a la amistad..
d) Para insinuar, evitando su reproducción, expresiones o palabras malsonantes o
inconvenientes: ¡Qué hijo de... está hecho! A veces se colocan tras la letra inicial del término
que se insinúa: Vete a la m... No te aguanto más.
e) Cuando, por cualquier otro motivo, se desea dejar el enunciado incompleto y en
suspenso: Fue todo muy violento, estuvo muy desagradable... No quiero seguir hablando de ello.
f) Sin valor de interrupción del discurso, sino con intención enfática o expresiva, para
alargar entonativamente un texto: Ser... o no ser... Esa es la cuestión.
g) Al final de enumeraciones abiertas o incompletas, con el mismo valor que la palabra
etcétera o su abreviatura: Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír música... Debe
evitarse, por redundante, la aparición conjunta de ambos elementos: *Puedes hacer lo que
quieras: leer, ver la televisión, oír música..., etc. *Puedes hacer lo que quieras: leer, ver la televisión, oír
música, etcétera...
h) Entre corchetes [...] o entre paréntesis (...), los puntos suspensivos indican la supresión
de una palabra o un fragmento en una cita textual: «Fui don Quijote de la Mancha y soy agora
[...] Alonso Quijano el Bueno» (Cervantes Quijote II [Esp. 1615]).Si se quiere dejar claro que la
reproducción de una cita textual no se hace desde el comienzo mismo del enunciado, es
posible escribir puntos suspensivos al inicio de la cita, sin paréntesis ni corchetes, dejando
un blanco de separación respecto de la palabra a la que preceden: Al final de la obra, don
Quijote pide «... un confesor que me confiese y un escribano que haga mi testamento». Asimismo, cuando
6
Diccionario panhispánico de dudas ©2005 Real Academia Española
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la reproducción de la cita queda incompleta por su parte final, es posible escribir puntos
suspensivos, sin paréntesis ni corchetes y sin blanco de separación con respecto al texto
que antecede, para indicar que el enunciado continúa más allá de la última palabra
reproducida: Al final de la obra, don Quijote pide «... un confesor que me confiese y un escribano que
haga mi testamento...», evidenciando la cordura que le asiste en sus últimos momentos.
Signos de interrogación y exclamación
Son dobles: el primero se coloca donde comienza la pregunta o frase admirativa; y
el segundo, donde estas terminan, aunque las precedan o sigan otras palabras: De este modo,
¿cuándo saldré?; ¡Siempre adelante!, gritó el caudillo.
Si hay varias de estas frases, seguidas y breves, cada una debe llevar los dos signos;
pero fuera de los que indique la cláusula, no es necesario que las demás empiecen con
mayúscula: ¿Cuándo vino?, ¿de dónde?, ¿con quién habló?
Los paréntesis
Los paréntesis encierran letras, palabras, frases o proposiciones aclaratorias sin
enlace necesario con los demás elementos de la cláusula, cuyo sentido interrumpen y no
alteran.
Al leer lo que va dentro del paréntesis se pronuncia en tono distinto y, en general,
más bajo que lo demás.
Guión menor
Se emplea:
a) para silabear palabras;
b) al fin del renglón, para indicar que una palabra continúa en el siguiente;
3) para unir elementos de vocablos compuestos ocasionales: alianza greco-latina, guerra
franco-prusiana.
Raya o guión mayor
Se emplea:
a) En diálogos, para señalar los diversos interlocutores, excusando así la repetición de
verbos como dijo, contestó, añadió, etc.
b) En los diálogos, también cuando los verbos explicativos se expresan a continuación de
las palabras de los interlocutores; por ejemplo:
Se oyó un golpe.
_Es un hombre muerto- dijo a mi lado un anciano.
_Antes de caer lo mató el miedo- repuso el otro.
c) Para encerrar oraciones intercalares, a manera de paréntesis; por ejemplo:
Los celtíberos –no siempre habían de ser juguete de Roma—ocasionaron la muerte
de los dos Escisiones.
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Ortografía
Precio y significación de la ortografía
Por José J. Ortega Torres
No descuides la ortografía, que es la urbanidad del lenguaje. Y respecto a haches,
recuerdo haber visto no há mucho este título: ―La haraña y el escarabajo‖, en cierta revista;
y en otra, al pie de un grabado: ―El equipo Alcones‖. Hasta a los animales, a pesar de serlo,
hay que respetarles su nombre. Un escrito sin ortografía por bueno que sea, es como un
hombre de apariencia elegante y distinguida, pero de modales de carretero. Y perdonadme
un cuentecillo.
Isabel la Católica aborrecía el ajo, no solo en el sabor, sino en el olor. Un día le
sirvieron perejil que había crecido junto a una mata de esos bulbos, y, por lo mismo, se
había penetrado del mismo aroma. Al sentirlo, dijo la Reina: ―¡Venía el villano vestido de
verde!‖ ¡Pobre perejil desechado por su olor a ajos! ¡Y pobre el caballero despreciado por
sus errores ortográficos, que revelan un descuido rayano en la ignorancia!
Acordémonos de que en estas materias de lenguaje nada es despreciable, y que aquí
cabe muy bien el refrán que enseña: Hasta el pelo más delgado hace su sombra en el suelo.
Reglas ortográficas
Uso de B y V
La letra B ocasiona problemas ortográficos en la lengua española porque no posee
diferencia sonora con el fonema representado por la letra V. Es por ello que consideramos
necesario elaborar una serie de notas orientadoras sobre el uso de ambos grafemas.
Se escriben con B:
 Los verbos terminados en –bir, como escribir, recibir. Se exceptúan: hervir, servir, vivir y
sus compuestos.
 Los verbos terminados en –buir, como contribuir, retribuir.
 Los verbos deber, beber, caber, saber y haber.
 Las terminaciones del Pretérito Imperfecto del Modo Indicativo de la primera
conjugación, como amaba, caminaba.
 El Pretérito imperfecto de ir, como iba7.
 Las palabras que empiezan con el compuesto biblio- (libro), como biblioteca.
 Las palabras que comienzan con las sílabas bu-, bur-bus-, como por ejemplo búfalo,
burla, buscado. Excepción: vudú y sus compuestos.
 Los prefijos bi-, bis- biz- (dos, dos veces), como por ejemplo bimestre, bisabuelo, bizcocho.
 Las palabras que contienen bio (vida), sea como prefijo o sufijo, como biografía, microbio.
 Las palabras compuestas por bien o por su forma latina bene, como por ejemplo
bienvenido, benefactor.
7
Es común el error ocasionado por el impuesto IVA, que es la sigla de Impuesto al Valor Agregado.
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 Los vocablos en que la b precede a otra consonante o está a final de palabra, como en
los casos de absolver, obvio, amable, brazo, club, rob. Excepción: ovni, porque proviene de
una sigla.
 Las palabras terminadas en –bilidad. Por ejemplo: amabilidad. Excepciones: movilidad,
civilidad y sus compuestos.
 Las palabras terminadas en –bundo, -bunda como vagabundo.
 Las sílabas posteriores a ta-, te-, ti-, to-, tu-, tur- como tibio, taba, turbante.
Recuerde que siempre va b después de m, como en ambos, tumba.
Se escriben con V:
 Las palabras precedidas por las sílabas ad-, sub-, ob-, ol-. Ejemplos: adviento, subvención,
obvio, olvido.
 Las palabras que empiezan con eva-, eve-, evi- y evo-. Por ejemplo: evento, evitar.
Excepción: ébano y sus derivados, como ebonita.
 Los adjetivos graves terminados en -ave, -ava, -avo, -eva, -eve, -evo, -iva, -ivo.
Ejemplos: suave, esclavo, nocivo. Excepto árabe.
 Los sufijos –ívoro, -ívora que tienen el significado ―que come, que devora‖. Por
ejemplo: carnívoro, omnívoro. Atención: víbora.
 Las sílabas posteriores a lla-, lle-, llo-, llu- y cla-. Ejemplo: llave, llueve, clave.
 Los verbos estar, tener y andar en las formas del Pretérito Perfecto Simple del Modo
Indicativo, y en las del Pretérito Imperfecto y del Futuro Imperfecto del Modo
Subjuntivo. Ejemplo: estuvo, tuvo, anduvieras/anduvieses.
 Las formas verbales del primer sistema de correlación del verbo ir. Ejemplo: voy, vaya.
 Las palabras graves terminadas en viro, -vira. Ejemplo: Elvira, triunviro.
 El verbo cavar y sus compuestos. Ejemplo: Ese hecho socavó sus buenas costumbres.
 Las palabras derivadas de vivir y de vida.
Siempre va v después de n, como en envidia, enviar.
Uso de G y J
Se escriben con g:
 Los verbos terminados en –ger, -gir. Ejemplos: proteger, corregir. Se exceptúan tejer, crujir.
 Las palabras terminadas en –gio, -gia, -gión. Ejemplos: sufragio, magia, religión. Se
exceptúan las palabras apoplejía, bujía, hemiplejia8, herejía, lejía.
 Los grupos –gen-, –gel- (hielo) y –gest-, por ejemplo indígena, congelar, gesticular,
indigesto. Se exceptúan las palabras ajeno, berenjena, jején, jengibre.
8
La palabra posee doble acentuación, por lo que escribiremos hemiplejia o hemiplejía.
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 Los sufijos –gésimo (numeral ordinal) y –genario. Ejemplos: vigésimo, octogenario.
 El prefijo griego geo- (tierra) y el sufijo griego log-. Ejemplos: geografía, antropología,
geología.
 Las palabras que contienen el grupo –leg-, tanto si poseen el significado de ―ley‖ como
el de ―leer‖. Ejemplos: legislador, ilegible.
 Los verbos terminados en –gerir. Ejemplo: sugerir.
Se escriben con j:
 Palabras derivadas de voces que se escriben con j en las sílabas ―ja, jo, ju‖. Ejemplos:
cajero (de caja), ojear (de ojo), judaico (de judaísmo)
 Las voces terminadas en –aje, -eje, por ejemplo coraje, espionaje. Se exceptúan ambages,
enálages, hipálage.
 Las voces que empiezan con aje-, eje-, por ejemplo: ejemplo, ajedrez. Excepto:
agencia, agente, hegemonía, agenda.
 Las palabras terminadas en –jería. Ejemplos: cerrajería, extranjería.
 Las formas verbales de infinitivos terminados en –jar. Ejemplo: trabaje (de trabajar).
 Los verbos terminados en –jear. Ejemplo: homenajear.
 El Pretérito Perfecto Simple del Modo Indicativo y el Pretérito Imperfecto y el Futuro
Imperfecto del Modo Subjuntivo de los verbos ―traer‖, ―decir‖ y sus derivados; y de los
verbos terminados en -ducir. Ejemplos: traje, dijera, deduje.
 Las voces terminadas en –jero, -jera. Ejemplos: relojero, pasajera. Excepciones: ligero,
flamígero.
 Las sílabas posteriores a ob-, sub-, ad-, por ejemplo objeción, subjetivo, adjetivo.
Uso de la H
A pesar de no tener sonido esta grafía causa no pocos dolores de cabeza a la hora
de escribir. Es por ello que te brindamos sus usos.
Se escriben con h:
 Las formas de los verbos hacer, haber, hallar, hablar, habitar, sus compuestos y
derivados. Ejemplo: Hacemos el proyecto. Háganle caso. ¿Hallaste el problema? Habla claro. No
puede habitar su nueva casa.
 Los compuestos y derivados que contengan esta grafía. Ejemplo: infrahumano (de
humano), herbáceo (de hierba).
 Las palabras que comienzan con –ia, -ie,-ue, -ui. Ejemplos: hiato, hielo, hueso, huir.
 Algunas interjecciones, como por ejemplo bah, eh.
 Las palabras con los prefijos griegos hecto-, helio-, hema-, hemato-, hemo-, hemi-,
hidro-, hemi-, hepta-, hetero-, hiper-, hipo-, holo-, homeo-, homo.
 La preposición hacia. Ejemplo: ¿Hacia dónde fue?
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 Las palabras que en latín iban con H la mantuvieron en español, por ejemplo homo =
hombre; las palabras que comenzaban con ―F‖ en latín, pasaron a H en español, por
ejemplo formica = hormiga.
Uso de S, C y Z
El español de América presenta un conflicto fonológico ocasionado por la
coincidencia sonora de los grafemas s, c, y z. Esta disidencia entre el sistema fonológico y
el grafémico acarrea también dificultades en el plano ortográfico. Nuestra intención es
ayudarlos a sortear estos obstáculos con algunas reglas pertinentes.
Se escriben con s:
 Las terminaciones de los adjetivos en –oso, -osa, –sivo, -siva. Ejemplos: hermoso,
agresivo. Se exceptúan nocivo y lascivo.
 Las terminaciones –sible, –ista, -ismo. Ejemplo: risible, andinista, andinismo. Se
exceptúan los adjetivos derivados de verbos en –cer, -cir y los términos apacible e
irascible.
 Los gentilicios9 que terminan en –és, -esa y -ense. La excepción es vascuence. Así, por
ejemplo: cordobés, libanesa, londinense.
 Los superlativos en –ísimo, -ísima. Ejemplo: complicadísimo.
 Los ordinales –ésimo, -ésima. Ejemplo: vigésimo. Se exceptúa ―décimo‖, ya que
proviene de diez10.
 Los sufijos –asco, -esco, -isco, -usco. Ejemplo: fiasco, gigantesco, marisco, pardusco11. Se
exceptúan blancuzco, Cuzco y negruzco.
 Los palabras terminadas en –erso, -ersa. Ejemplo: universo, adversa.
 Los prefijos des-, dis-, sin-, iso-, trans-, tras-. Ejemplos: desconfianza, sinrazón, isomorfo,
transcribir, traspasar.
Se escriben con c:
 Los verbos terminados en –ceder, -cender, -ducir. Por ejemplo: preceder, encender,
producir.
 Las palabras que contienen el sufijo –cida tanto con el significado ―que mata‖ o no12.
Ejemplos: genocida, cocida. Se exceptúan la palabra cosida, del verbo coser, y la palabra
asida, del verbo asir.
 Los sustantivos terminados en –ancia, -encia, -iencia. Por ejemplo: distancia, influencia.
Excepto ansia y hortensia y sus familias de palabras.
 Los verbos terminados en –cer, -ciar. Ejemplos: crecer, merecer, apreciar. Se exceptúan ser
y toser.
Adjetivos que indican lugar de procedencia.
Todos los derivados de diez se escriben con ―c‖.
11 Acepta la doble grafía: pardusco, parduzco.
12 No todas las palabras terminadas en –cida están relacionadas con el significado ―matar‖; además, no se debe confundir
esta terminación con el término SIDA, que corresponde a una sigla: Sindrome de Inmuno Deficiencia Adquirida.
9
10
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 Los sustantivos en –cimiento derivados de los verbos terminados en –cer. Ejemplos:
crecimiento, merecimiento.
 Las palabras que acaban en –acio, -acia, -ecie, -icie, -ecia, -ecio, -icio, -icia, -ocio, ocia, -ucio. Son ejemplos lacio, gracia, especie, planicie, recia, desprecio, inicio, caricia, vicio,
sucio, ocio. Son excepciones a esta regla Rusia, Prusia, Asia, idiosincrasia, anestesia, gimnasia,
potasio y antonomasia.
 Los plurales de las palabras que terminan en ―z‖. Ejemplos: pez- peces, capaz- capaces.
 Las palabras terminadas en –ciente. Ejemplo: suficiente. Se exceptúan siente, asiente,
resiente, presiente y disiente.
 Las palabras que terminan en –unción. Ejemplo: conjunción.
 Los vocablos que contienen el prefijo –centi, -centu que significa ―cien‖, por ejemplo
centímetro, centuplicar.
 Los diminutivos –cita, -cito, -cilla, -cillo. Ejemplos: lluviecita, solcito, rencilla, panecillo. Se
exceptúan las palabras que en su raíz posean ―s‖, por ejemplo casita.
Se escriben con z:
 Las palabras terminadas en –azo, -aza con el significado de ―golpe‖ o que sean
aumentativos, por ejemplo golpazo, perrazo. También existen palabras terminadas en –
azo que no poseen el valor de aumentativo ni el de golpe, ellas son: abrazo, brazo, cedazo,
pedazo.
 Los sustantivos abstractos terminados en –anza, -eza, -ez. Ejemplos: esperanza,
gentileza, lucidez.
 Los sustantivos colectivos terminados en –zal. Ejemplo: maizal.
 Las formas verbales derivadas de adjetivos y sustantivos que terminan en –izar.
Ejemplo: nacionalizar, garantizar. Se exceptúan algunos verbos que en su familia de
palabras poseen ―s‖, por ejemplo pisar, avisar.
 Los adjetivos terminados en –izo, -iza. Ejemplos: antojadiza, mellizo. Se exceptúan los
vocablos preciso, liso, petiso, indeciso, sumiso.
 Los sustantivos cuyo sufijo es –azgo. Ejemplo: hallazgo. Se exceptúa rasgo.
 Los sufijos despectivos o diminutivos –zuelo, –zuela. Ejemplos: actorzuelo, cazuela.
 Algunas inflexiones de los verbos terminados en –ucir, -ecer. Ejemplos: conduzco,
merezco.
 Los adjetivos terminados en –az. Ejemplos: veraz, locuaz.
 El prefijo zoo- (animal), por ejemplo zoológico.
Terminación -ción y -sión
La terminación –ción y –sión presenta dificultades en la ortografía de uso. Para
saber cuándo colocar c y cuándo s, la clave se encuentra en saber que las palabras que
terminan en –to, -tor, -do, -dor dan derivados terminados en –ción; mientras que las
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palabras terminadas en –so, -sor, -sorio, -sivo, -sible, -der, -dir, -tir dan derivados
terminados en –sión:
-do
-dor
-so
-sor
-ción
-to
-sorio
-tor
-sivo
-sión
-sible
-der
-dir
-tir
Ejemplos:
- participador
participación
- extenso
extensión
Acentos
Acento prosódico es la mayor intensidad o fuerza con que pronunciamos
determinada sílaba en una palabra. La sílaba que se pronuncia con mayor intensidad se
llama acentuada o tónica, las demás se llaman átonas, que significa: sin acento.
Las palabras, según la sílaba tónica, se clasifican en:
Agudas: llevan el acento en la ÚLTIMA SÍLABA (última en pronunciarse o escribirse),
por ejemplo: re-loj, a-be-dul, a-li-men-tar, buey, etc.
Graves: con el acento en la PENÚLTIMA SÍLABA; por ejemplo: con-gre-so, a-vis-pa,
fir-ma-men-to, etc.
Esdrújulas: acentuadas en la ANTEPENÚLTIMA SÍLABA; por ejemplo: ráfaga,
atmósfera, orígenes, etc.
Sobresdrújulas: con el acento en la sílaba ANTERIOR A LA ANTEPENÚLTIMA sílaba;
por ejemplo: vi-gí-le-se-lo, dí-ga-se-lo, etc.
Deben llevar acento ortográfico o tilde:
1º Las agudas terminadas en n, s o vocal; por ejemplo: Neuquén, aguarrás, café, etc.
2º Las graves terminadas en consonante (menos n o s); por ejemplo: trébol, ónix, lápiz,
etc.
3º Todas las esdrújulas y sobresdrújulas; por ejemplo: lámpara, fúlgido, secuéstrenseles,
etc.
Acento diacrítico
Se llama diacrítico al acento que sirve para diferenciar monosílabos de igual forma,
pero de distinta función. En general, para su estudio, los diacríticos se presentan por
parejas:
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DE-DÉ: la forma sin tilde es una preposición. Ejemplo: Facultad de Filosofía y Letras. En la
otra se está ante una forma verbal de DAR. Ejemplo: Dé un buen examen.
EL-ÉL: el primer caso es un artículo, en el segundo caso es un pronombre personal.
Ejemplo: El estudiante del que te hablé, es él.
MAS-MÁS: el primero es equivalente a la conjunción ―pero‖, por ejemplo: Había estudiado
todo el fin de semana, mas no rindió porque se enfermó. El segundo es el adverbio de cantidad.
Ejemplo: El segundo parcial es más difícil.
MI-MÍ: la primera forma sin tilde es un pronombre posesivo o un sustantivo. Por
ejemplo: Mi carrera es mi prioridad. El mi del piano se desafinó, afinalo. La palabra con tilde es
equivalente al pronombre personal de primera persona. Ejemplo: ¿Esos libros son para mí?
SE-SÉ: la forma sin tilde es un pronombre personal. Ejemplo: Se ganó una beca. Con tilde,
tenemos la forma verbal de los verbos ser y saber. Ejemplo: Sé bueno y comprame las fotocopias
ya que no sé cuánto valen.
SI-SÍ: la forma sin tilde posee dos valores, el de condicional, como en el caso de Si no sabe,
no aprueba; y el valor de sustantivo, como en El si del piano se desafinó. La forma con tilde
también tiene dos valores: pronombre personal y adverbio de afirmación. Ejemplo: Estudia
para sí mismo; Sí, ese es el ejercicio.
TE-TÉ: la primera forma es un pronombre personal; la segunda es el sustantivo. Ejemplo:
¿Te pido un té?
TU-TÚ: sin tilde es el posesivo. Ejemplo: Tu libreta llega mañana. La forma con tilde es el
pronombre personal de segunda persona. Ejemplo: Tú lees.
 Que, quien, cual, cuando, donde, como, cuan, cuanto llevan tilde cuando tienen
valor interrogativo o exclamativo, ya sea en forma directa o indirecta.
 La conjunción “o” lleva tilde cuando va entre cifras para no confundirse con cero.
 Aún-aun: la palabra llevará tilde cuando posea el significado de ―todavía‖ y no estará
tildada cuando signifique ―hasta, también, incluso‖.
 Sólo-solo: llevará tilde la forma adverbial solamente cuando se perciba riesgo de
ambigüedad, de lo contrario no lo llevará ni el adverbio ni el adjetivo.
 Este – ese – aquel (y sus variantes de género y número) llevarán tilde solo en caso de
peligro de confusión o ―anfibología‖. Pero, ESTO, ESO, AQUELLO jamás llevan
tilde.
Homófonos, homógrafos y parónimos
1. Son homófonas (HOMOS, significa igual, y FONÉ, sonido) entre sí, dos o más palabras
que, significando cosas distintas, suenan de igual modo; por ejemplo: vengo (de venir) y
vengo (de venganza); casa y caza, ves y vez, barón y varón, bota y vota, etc.
2. los vocablos homófonos que se escriben con la mismas letras se denominan
homógrafos (HOMOS, significa igual y GRAFO, escribo), por ejemplo: haya (nombre de un
árbol) y haya (del verbo haber), lira (instrumento musical) y lira (moneda italiana), etc.
3. Parónimos son los vocablos de pronunciación parecida, no igual; por
ejemplo: deferencia y diferencia, cardenal y cardinal, náufrago y naufragó, etc.
Algunos homófonos, que no son homógrafos:
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1. a, preposición (¡Gloria a Dios!)
ah, interjección (¡Ah, que frío!)
ha, verbo (Él ha salido)
2. asta, palo o cuerno (El asta de la bandera)
hasta, preposición (Hasta luego)
3. ay, interjección (¡Ay, qué susto!)
hay, verbo (Aquí hay nueces)
4. aya, mujer (Obedece a tu aya)
haya, árbol (A la sombra de esa haya)
Haya, verbo haber (Aunque no haya alumnos)
5. barón, dignidad (Título de barón)
varón, hombre (Escuela de varones)
6. bello, hermoso (Esto es bello)
vello, pelo delgado y fino
7. bienes, plural de bien (Tiene muchos bienes)
vienes, verbo venir (¿No vienes?)
8. bota, calzado
bota, del verbo botar, tirar
vota, del verbo votar, sufragar
9. tubo, cilindro hueco
tuvo, del verbo tener (Tuvo fiebre)
10. vos, pronombre (Esto es para vos)
voz, sonido, palabra
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Textos para Trabajos Prácticos
―Allí donde hay una voluntad
hay un camino‖
San Bernardino de Siena
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Textos para trabajos prácticos
Texto comparativo
1. La leyenda y el texto expositivo
Textos argumentativos
2. Carta de la Madre Teresa a los jóvenes
Textos expositivos
3. La prudencia
4. La lengua castellana, de Rodolfo Ragucci
5. La Grandeza Hispánica cuando los Austrias, de Enrique Díaz Araujo
Textos literarios
6. El zorzalito, de Leonardo Castellani
7. Historia de una pasión argentina (fragmentos), de Eduardo Mallea
8. Simbolismos del Martín Fierro, de Leopoldo Marechal
La leyenda y el texto expositivo
Una leyenda, que es un texto literario, se distingue de un texto expositivo en muchos
aspectos, aunque pueden llegar a compartir una temática común. Por ejemplo, puede ser
que una leyenda nos relate el origen de alguna planta particular y que en un texto
expositivo encontremos la definición, descripción y utilidad de esa misma planta.
El texto expositivo será totalmente objetivo, sin intervención del
describir científicamente qué es esa planta, cómo y dónde crece,
Estará escrito predominantemente en presente, por la vigencia
Habrá estrategias tales como la definición, la descripción,
ejemplificación.
―yo‖ autor, intentará
qué beneficios tiene.
de sus afirmaciones.
la causalidad y la
En cambio, la leyenda estará llena de expresiones cargadas de subjetividad, estará escrita
predominantemente en pasado, alternando el Pretérito Imperfecto y el Pretérito
Perfecto Simple para señalar las acciones de las personas intervinientes.
El primer texto atribuirá el origen de la planta a hechos explicables totalmente desde el
punto de vista físico: el vocabulario será preciso y se usarán términos biológicos muy
específicos, mientras que el segundo texto tal vez atribuya el origen de la misma planta a
la acción de algún dios mitológico.
En el texto expositivo no encontraremos más elementos que los referidos al objeto de
estudio, pero en la leyenda podremos hallar descripciones de costumbres, personajes y
otros elementos que aparezcan en la trama. Así mismo, en el primer texto no habrá
intervención de autores y, por tanto, no habrá diálogo. En cambio, en la leyenda
hallaremos diálogos en boca de los distintos personajes.
Carta de la Madre Teresa a los jóvenes
India, 29 de marzo de 1991. Queridos jóvenes de hoy:
El mal más grande de nuestros días es la falta de amor y de caridad,
la terrible indiferencia hacia los hermanos y hermanas, hijos de Dios, nuestro Padre
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Celestial, que viven marginados, presa de la explotación, de la corrupción, de la pobreza y
de la enfermedad.
Puesto que la vida se abre ante vosotros, pido al Señor que
comprendáis cada vez más su auténtico sentido. Hemos sido creados a imagen y semejanza
de Dios, que es Amor. Hemos sido creados por la mano de un Dios, amor infinito, para
amarlo y ser amados por Él. Dios se hace uno de nosotros, nuestro hermano Jesús, para
ayudarnos a comprender qué es el amor, para enseñarnos a amar.
El servicio más grande que podéis hacer a alguien es
conducirlo para que conozca a Jesús, para que lo escuche y lo siga, porque
sólo Jesús puede satisfacer la sed de felicidad del corazón humano, para la que
hemos sido creados.
La vida es un don maravilloso de Dios y todos han sido
creados para amar y ser amados. Ayudar a los pobres, material y espiritualmente, más
que un deber, es un privilegio, porque Jesús, Dios hecho Hombre, nos ha asegurado:
―cuanto hagáis a uno de estos pequeños hermanos míos, me lo hacéis a mí‖. Cuando
ayudamos a otra persona nuestra recompensa es la paz y el gozo, porque hemos
dado un sentido a nuestra vida y ya no estamos aislados.
No dejéis que falsas metas de la vida –dinero, poder,
placer- os conviertan en esclavos y os hagan perder el auténtico sentido de la
vida.
Aprended a amar tratando de conocer cada vez más profundamente
a Jesús, de creer firmemente en Él, de escucharlo en la oración intensa y en la meditación
de sus palabras y gestos, que revelan perfectamente el amor, y entraréis en la corriente del
Amor Divino que hace partícipes a los otros del amor.
Sólo en el cielo veremos cuán grande es nuestra deuda hacia
los pobres por habernos ayudado a amar mejor a Dios.
Queridos jóvenes:
El fruto del silencio es la oración.
El fruto de la oración es la fe.
El fruto de la fe es el amor.
El fruto del amor es el servicio.
El fruto del servicio es la paz.
Madre Teresa de Calcuta
La Prudencia
Por Franco Etcheverrigaray
―La palabra ―prudencia‖ procede del latín ―prudentia‖ y ésta, a su vez, de ―prudens‖,
que significa prudente, cuerdo, discreto, acertado y circunspecto.
En sentido general, suele aplicararse la palabra prudencia al conocimiento de la
verdad para obtener un bien o para evitar un mal.
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En este sentido general deberá distinguirse una ―falsa prudencia‖ y una ―prudencia
imperfecta‖.
Falsa prudencia es la que se aplica a la obtención de un fin que no es bueno, y así
decimos ―prudente ladrón‖ del que sabe elegir los mejores medios para robar, pero su
prudencia es falsa por cuanto el fin es malo.
Prudencia imperfecta es la que persigue un fin bueno, pero de carácter particular y
parcial, y así decimos ―prudente marino‖ del que sabe elegir los medios más convenientes
para la conducción de su barco; evitar escollos, llegar con fortuna a puerto. Su prudencia es
imperfecta porque, si bien se dirige a un fin bueno y verdadero, este no es el fin común de
toda la vida humana.
En cambio, en sentido estricto, la palabra prudencia designa a una de las cuatro
virtudes cardinales; y es, entonces, prudencia perfecta, porque tiene en cuenta el bien moral y
tiende a la perfección del hombre.
De los conceptos analizados, podemos deducir la siguiente definición:
La prudencia es una virtud moral que inclina a nuestro entendimiento a elegir, en
cada ocasión, los medios más adecuados para obrar el bien y evitar el mal, en orden al fin
último de la vida.
Los elementos que integran la virtud de la Prudencia son las cualidades necesarias
para que el acto prudente sea un producto de la virtud.
Esos elementos son: memoria o recuerdo de lo pasado; inteligencia o conocimiento
de lo presente; docilidad y respeto; sagacidad; firmeza y seguridad de juicio; providencia;
circunspección y cautela.
La virtud de la prudencia se divide en cuatro especies, según se aplique al hombre en
sí (prudencia personal), o al hombre en su relación con la familia (prudencia familiar), o en
su relación con la sociedad (prudencia social), o en su relación con la patria (prudencia
militar).‖
Lengua Castellana
Por P. Rodolfo Ragucci
Idea es la representación de un ser o cosa en la mente.
Palabra es la expresión oral de una idea. Sinónimos: voz, vocablo, término, dicción.
La palabra puede representarse en lo escrito por medio de signos; tenemos entonces la
palabra escrita, la cual también es expresión de una idea.
Las palabras pueden exteriorizares también con ademanes o señales.
Lenguaje es el medio de que nos valemos para expresar las ideas. Ya hemos visto que
podemos expresarlas de tres modos:
1º por la voz: LENGUAJE HABLADO U ORAL;
2º por la escritura: LENGUAJE ESCRITO O GRÁFICO;
3º por señales o gestos: LENGUAJE MÍMINCO O NATURAL.
Este último se llama natural porque lo emplea el hombre sin haberlo estudiado; y es el único
para todos los pueblos y todos los tiempos.
Los otros dos, oral y escrito, lo aprendemos de nuestros semejantes y varía para cada raza o
nación.
Cada una de estas variedades de llama idioma o lengua.
Idioma o lengua es el conjunto de voces y signos escritos propios de cada nación.
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Nuestra lengua nacional y oficial es la española o castellana.
Llámese española por venirnos de España, donde la hablan la mayor parte de sus habitantes,
y castellana porque en Castilla, uno de los antiguos reinos de España, se habló primero con
mayor perfección.
Origen, formación y elementos principales del español.
No ha sido posible aún determinar cuál haya sido el idioma primitivo de España. Sólo
se sabe que, al llegar los romanos a la Península, en ella se hablaban ya el íbero, el vasco, el
celta y el celtíbero, lenguas de los más antiguos pobladores, y la otra multitud de dialectos y
subdialectos derivados de la mezcla de aquellas con las de los sucesivos colonizadores que
había ido llegando: fenicios, y griegos y cartagineses.
Los romanos, en 206 antes de J.C., llevan el LATÍN; pero no el latín clásico de
escritores como Cicerón, Tito Livio, Virgilio y Horacio; ni siquiera el latín urbano, hablado
en la ciudades más adelantadas; sino el LATÍN VULGAR de los plebeyos, agricultores y
advenedizos, que eran el núcleo preponderante de los soldados. Para entenderse éstos con
los nativos españoles, y viceversa, tratan de aprender el habla ajena y la ensayan injiriendo
en la propia numerosos vocablos y giros de la extraña: los españoles latinizan su lengua y
los romanos españolizan la suya. Pero predomina el instrumento de los más fuertes: el latín
vulgar. Este latín, modificado diversamente por la lengua o dialecto propio de cada región,
da origen a otras tanta hablas neolatinas o romances.
En 409 los bárbaros invaden a España, en cuyos idiomas los visigodos, que dominan
durante tres siglos, dejan no pocas huellas del suyo.
Desde 711, en que la Península se ve sometida a los árabes, los romances se
modifican aún con la contribución lingüística que aportan éstos durante casi ocho siglos de
dominación.
Así se fueron formando paulatinamente los romances españoles o lengua
neolatinas: catalán , aragonés, leonés. asturiano, gallego, etc., mientras en otras partes se formaban
el provenzal, francés italiano, portugués y rumano.
El romance que en la Península se habló primero con mayor perfección fue el
gallego; pero no tardó en sobreponérsele el castellano, sobre todo por obra del gran Rey
Alfonso X el Sabio, quien lo sustituyó al latín como lengua oficial de su reinado en el siglo
XIII, hasta que, a fines del siglo XV, gracias a los Reyes Católicos, empeñados en lograr la
completa unificación del reino, se convirtió en la única lengua oficial de España y de la
América conquistada y colonizada por España. Hoy la hablan unos ciento setenta millones
de individuos, en España, América, Filipinas, África y regiones de Asia Menor.
Puede llamarse indistintamente CASTELLANA o ESPAÑOLA: castellana, por razón de
su origen (Castilla); española, por su oficialidad para toda la Península, aparte de otras
razones que pudieran alegarse.
Se hablan, además, en España, varios idiomas regionales o dialectos, como el
VASCO, de origen enteramente distinto, el CATALÁN, el GALLEGO y el ASTURIANO,
derivados del latín, sin contar con la variedades de éstos, como el mallorquín, el valenciano, el
charro, el sayagués, el aragonés, el andaluz, el extremeño, etc.
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La Grandeza Hispánica cuando los Austrias
Por Enrique Díaz Araujo
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El zorzalito
Por P. Leonardo Castellani
Salió del nido una tarde de verano, dio un revuelo con sus alas todavía un poco
inseguras, se sentó en la copa del aguaribay, emitió un silbido agudo que hizo callar atento a
todo el monte, y después ensayó un gorjeo y luego un trino que salió lleno y limpio como el
viento de la tarde entre las hojas.
Él mismo extrañaba la potencia y agilidad de su garganta. La calandria, para oírlo
mejor, voló hasta su rama en silencio. El zorzalito entusiasmado había iniciado una
magnífica sinfonía. El zumbido de la brisa, las quejas de las hojas, la orquesta rumorosa del
amanecer, el aliento de la noche estrellada, el grito de los árboles bajo el sacudón de la
tormenta, todas las hondas impresiones que había recogido en su nido, pasaron a su
garganta y se vertieron en el silencio crepuscular convertidas en sonidos tan hermosos que
la calandria creyó que ella misma nunca había entendido el monte hasta aquel momento…
Calló el zorzalito y se hizo un silencio armonioso en el monte. Y entonces un
gorrión superficial que no entendía de música, exclamó bruscamente:
_Qué feo queda. Cuando hincha la garganta, parece un sapo.
Y la calandria, el jilguero, el tordo, el cardenal y el boyero, que entendían de música,
arrobados en su admiración, no dijeron nada.
El zorzalito levantó el vuelo todo cortado, y se perdió a lo lejos convencido de
haber hecho un papelón. Y desde aquel día ya no cantó jamás. Porque cuando el corazón
le pedía canto, le venía a las mientes la imagen de la garganta del sapo y el alma se le caía a
los pies, amargada para siempre por aquella primera y repentina desilusión…
Los que entienden, que alaben a los que valen, no sea que vengan los que no valen y
se hagan dueños del mundo.
Historia de una pasión argentina (fragmentos)
Por Eduardo Mallea
Prefacio
Después de intentar durante años paliar mi aflicción inútilmente, siento la necesidad
de gritar mi angustia a causa de mi tierra.
De esta angustia nace esta reflexión.
He aquí que de pronto este país me desespera, me desalienta. Contra ese desaliento
me alzo, toco la piel de mi tierra, su temperatura, estoy al acecho de los movimientos
mínimos de su conciencia, examino sus gestos, sus reflejos, sus propensiones – y me
levanto contra ella, la reprocho, la llamo violentamente a su ser cierto, a sus ser profundo,
cuando está a punto de aceptar el convite de tantos extravíos.
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Y me dirijo hacia nuestra Argentina, hacia una Argentina difícil, no hacia una
Argentina fácil. Mientras vivamos durmiendo en ciertos vagos bienestares estaremos
olvidando su destino. Algo más: la responsabilidad de su destino.
Es necesario ir hacia ello, no detenerse argentinos, argentinos sin sueño, argentinos
taciturnos, argentinos que sufren la Argentina como un dolor de la carne.
Es a ustedes a quienes me dirijo. No a otros. No es al argentino que se levanta,
calcula el alba según términos de comercio, vegeta, especula y procrea. No es al, así
llamado, ―Señor de la Patria‖, tan generalmente vendido a oros ignominiosos. No es a los
que ―hacen‖ y ―viven de‖ la Argentina. No. Sino a ustedes, que forman parte, quizá, de esa
argentina sumergida, profunda, a cuya digna y grave gloria está dedicado este libro. A
ustedes que tienen la edad del alba.
Y sólo en la medida en que lo racional de un hombre es alto crece hacia su raíz la
nacionalidad intrínseca, la nacionalidad inmanente, lo nacional.
Estamos abocados a tantos males, en esta tierra de tanto sol y tanta tierra y tanto
cielo, que yo no veo remedio, para salirles al paso, más que el fruto de una categórica,
radical, rotunda movilización de las conciencias. Movilización es maduración.
El sentido de la argentinidad. Hay que poner el grito en el alma porque estamos
ante la comprobación de una certidumbre y es que nuestra conciencia permanece inmatura
y de que corremos el riesgo, no ya de seguir siendo, sino de ser cada vez más hombres
prematuros.
No lo eran aquellos de quienes nacemos como pueblo. Lo estamos siendo, cada vez
más, nosotros. Por una involución, por un proceso de involución ante el que hay que
detenerse y decir: no.
No. La Argentina que queremos es otra. Diferente. Con una conciencia en marcha,
siendo esta conciencia lo que debe ser, es decir, sabiduría natural.
He aquí que estas reflexiones, llevadas a su extrema consecuencia, no me dejan
calma. Cada día veo a la Argentina actual desnaturalizarse en uno u otro acto.
Malos dueños de nuestros caminos somos cuando empezamos a descuidarlos.
Porque entonces, según la parábola de las Escrituras, el que va en busca de días y noches
opulentas vuelve por el camino triste siendo cuidador de puercos.
La Argentina visible
La peor, la más nociva de las personas actuantes en la superficie de la Argentina es
la persona que ha sustituido un vivir por un representar. No son unos pocos, son los que
saltan a la vista, un verdadero Estado desde el gobernante hasta el humilde abogado de
barrio o el médico con pretensiones de figuración mundana. Son los que, según sus propias
palabras hacen el país.
Son, en efecto, con una trágica constancia, con una irremediable generalidad, los
que representan al país. Forman tan difusa y prolífica multitud que su voz llena todo el país
de extremo a extremo, desde el Parlamento, las tribunas, las cátedras, la carta abierta o el
artículo del periódico.
Y estos hombres con quienes a diario me encontraba, que llenaban los claustros de
las facultades, de los laboratorios, las instituciones del arte... Y estos hombres habían
llegado a no vivir como hombres, no amar como hombres, no sufrir como hombres, no
odiar como hombres, no tener devoción como hombres, sino a vivir, amar, sufrir, odiar,
tener pasiones, tener devoción ―como lo que querían parecer‖.
Me pareció que siendo un pueblo de origen sano, era como si estuviera vendiendo
a buen precio la adulteración de un producto natural, todos esos magistrados, señores,
funcionarios, profesionales, industriales; personajes todos estos, argentinos visibles.
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El país invisible
Y hay, en fin, un hombre que vive en esa tierra, que la prueba, la hiere, la trabaja y
la fertiliza; un hombre a quien rara vez se siente vivir en la Argentina; un hombre casi
sumergido en el secreto de su labor. En ese habitante de la tierra hay hombría, es decir:
humanidad substancial, substancia humana en libertad. Hasta sus manos son raíces, no ya
esos ojos quietos y profundos en los que parece ir a nacer a cada instante un nuevo estado
de amor. Y si en el otro ser adventicio y metropolitano en que el país se desvirtúa, con este
otro tipo de humanidad en estado puro, siempre está a punto de hacerse real aquel ético
elemento entrañado en las palabras de Séneca: ―No te dejes vencer por nada extraño a tu
espíritu: piensa, en medio de los accidentes de la vida, que tiene dentro de ti una fuerza
madre, algo fuerte e indestructible, como un eje diamantino, alrededor del cual giran los
hechos mezquinos que forman la trama del diario vivir; y sean cuales fueren los sucesos
que sobre ti caigan, sean los que llamamos prósperos, o de los que llamamos adversos, o de
los que parecen envilecernos con su contacto, manténte de tal modo firme y erguido, que al
menos se pueda decir siempre de ti que eres un hombre.‖
¿Quiero aludir al gaucho, quiero aludir al paisano, al agricultor, al estanciero? No,
no aludo a ninguna de esas ―profesiones‖, sino a un estado especial, el estado de un
hombre argentino éticamente muy definido.
Cuando este hombre invisible fue para mí visible, cuando me acerqué en la ciudad
capital y en las ciudades del interior a su continente grave sin solemnidad; creí con alegría
haber hallado el cogollo vivo de mi tierra.
En ellos residía sobreviviendo una causa espiritual eminentemente argentina, un
sentido de la existencia, ―una exaltación severa de la vida‖.
Propia del argentino profundo, del verdadero, del que es raíz humana y no
follaje y representación.
Simbolismos del Martín Fierro
Por Leopoldo Marechal
Lo que voy a intentar en esta disertación no es la tarea de profundizar los estudios
de un ―Martín Fierro‖ circunscrito a sus meros valores literarios. Por fortuna, la obra de
José Hernández tiene hoy un lugar de privilegio en los programas oficiales de literatura, y
una bibliografía cuyo volumen, riqueza y minuciosidad parecerían constituir un desagravio
al menosprecio y al olvido en que la crítica erudita mantuvo el poema durante muchos
años.
Nuevas lecturas del ―Martín Fierro‖, últimamente realizadas a la luz de una
―conciencia histórica‖ que se nos viene aclarando a los argentinos desde hace varios lustros,
hicieron que yo considerase al poema, no ya en tanto que ―obra de arte‖, sino en aquellos
valores que trascienden los límites del arte puro y hacen que una obra literaria o artística se
constituya en el paradigma de una raza o de un pueblo, en la manifestación de sus
potencias íntimas, en la imagen de su destino histórico.
Las grandes epopeyas clásicas están en esa línea o en ese linaje de obras. ¿El poema
de José Hernández tiene, por ventura, esa capacidad de trascendencia?
Si demostramos que la tiene, los profesores de literatura ya no vacilarán en la
especificación del ―género‖ a que pertenece la obra gaucha. Y entonces el ―Martín Fierro‖
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no sólo constituirá para nosotros la materia de un arte literario, sino la materia de un arte
que nos hace falta cultivar ahora como nunca: el arte de ser argentinos y americanos.
El ―Martín Fierro‖ de José Hernández constituye un milagro literario. Y tomo la
palabra ―milagro‖ en su cabal significación de ―un hecho libre‖, que se da súbitamente
fuera y por encima de las leyes naturales y de las circunstancias ordinarias.
Ubíquese al ―Martín Fierro‖ en la literatura nacional de su época, y se lo verá surgir,
monumento grave y solitario, entre las simples, bien que auténticas, formas de la poesía
folklórico, centre las no auténticas ni simples formas de una poesía erudita que, presa ya de
un complejo de inferioridad que gravitaría largamente sobre las virtualidades creadoras del
país, dedicaba sus empeños a la mimesis del romanticismo francés o del pseudo clasicismo
español.
De naides sigo el ejemplo,
naide a dirigirme viene,
yo digo cuanto conviene
y el que en tal güeya se planta,
debe cantar, cuando canta,
con toda la voz que tiene.
Sin complejo ninguno, ―con toda la voz que tiene‖, Martín Fierro se parecí bastante
a un hecho libre de literatura nacional, producido, como todo milagro aleccionador, en el
instante justo en que se lo necesitaba, es decir, cuando la nueva y gloriosa nación, habiendo
nacido recién de la guerra, como todo lo que merece vivir, debía reclamar con las obras su
derecho a la grandeza dé los libres, tal como había reclamado su derecho a la existencia en
la libertad.
Yo diría que ese derecho a la grandeza de los libres sólo puede reclamarse de una
manera: con grandes actos de merecimiento. Y el poema de José Hernández, inusitado en
su monumentalidad, es un acto de merecimiento y una invitación a la grandeza, cumplidos
en el alborear de una patria que puede, quiere y debe merecer su futuro.
He aquí el primer enigma y la primera lección de ―Martín Fierro‖, en tanto que obra
del arte. Y digo el primer enigma, porque, a partir de su nacimiento, otros dos enigmas han
de acompañar al poema en la difusión de su mensaje: el primero se refiere al modo y al
campo singularísimos de su difusión inicial; el segundo a las primeras interpretaciones del
poema. Y estos dos enigmas ya no se vinculan al ―Martín Fierro‖ en tanto que obra
literaria, sino a la naturaleza de su mensaje.
Hay pues, en el ―Martín Fierro‖ un mensaje lanzado a lo futuro. Más adelante se
verá como el poema también insinúa ―una profecía‖ concerniente al devenir de la nación.
El preludio de la obra, en cada una de sus dos partes, es demasiado solemne, demasiado
reiterador, y no parecería convenir a un simple relato de infortunios personales:
Vengan santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda,
que la lengua se me añuda
y se me turba la vista;
pido a mi Dios que me asista
en una ocasión tan ruda.
Tal es la invocación que hallamos en el introito de la Primera Parte. En el preludio
de la segunda Martín Fierro dice:
Siento que mi pecho tiembla,
que se turba mi razón;
y de la vigüela al son
imploro a la alma de un sabio,
que venga a mover mi labio
y alentar mi corazón.
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O esta misteriosa advertencia:
Y el que me quiera enmendar,
mucho tiene que saber;
tiene mucho que aprender
el que me sepa escuchar;
tiene mucho que rumiar
el que me quiera entender.
Y en esta desproporción evidente que hallamos entre las advertencias de los
preludios y el sentido literal de la obra, nos parecería vislumbrar el anuncio de un sentido
simbólico que será necesario rastrear en adelante.
... Pero, ¿cuál es el mensaje de ―Martín Fierro‖? ¿Y a quién va dirigido? Si damos en la
contestación de la segunda pregunta, daremos también en la contestación de la primera.
- Entonces, ¿a quién va dirigido el mensaje de ―Martín Fierro‖?
Va dirigido a la conciencia nacional, es decir, a la conciencia de un pueblo que nació recién
a la vida de los libres y que recién ha iniciado el ejercicio de su libertad.
-¿Y por qué necesita un mensaje la conciencia de la nación?
- Porque la nación, desgraciadamente, no se ha iniciado bien en el ejercicio de su libertad
recién conquistada. Y no se ha iniciado bien, porque ya, en los primeros actos libres de su
albedrío, ha comenzado ella la enajenación de lo nacional en sus aspectos materiales,
morales y espirituales. Esto que podríamos llamar ―una tentativa de suicidio precoz‖,
iniciado por el ser nacional en la segunda mitad del siglo XIX, es un drama histórico que
muchos han denunciado y cuyo estudio sería útil profundizar, sobre todo en la dirección de
los ―responsables‖.
―Martín Fierro‖, ubicado en esa mitad segunda del siglo de la libertad, es un mensaje de
alarma, un grito de alerta, un ―acusar el golpe‖, nacido espontáneamente del ser nacional,
en su pulpa viva y lacerada, en el pueblo mismo, el de los trabajos y los días.
Tal es el mensaje de ―Martín Fierro‖: una lección de audacia creadora, sí, pero
también un estado del alma nacional en el punto más dolorido de su conciencia.
El mensaje se dirige a todos los argentinos. Pero ¿quiénes lo escuchan?
Y aquí se nos presenta uno de los dos enigmas a que me referí anteriormente: el que
atañe a la difusión inicial de ―Martín Fierro‖.
Por aquellos días el país cuenta ya con una clase dirigente y con una clase
intelectual. No me incumbe a mí el juicio de aquellas dos clases y el de la obra que
desarrollaron, es una empresa que corresponde a nuestra Historia Política y a nuestra
Historia de la Cultura, respectivamente. Lo que necesito señalar es el hecho
incontrovertible de que, con la acción de aquellas dos clases dirigentes se inicia ya la
enajenación o el extrañamiento del país con respecto a sus valores espirituales y materiales.
―Martín Fierro‖, pletórico de su mensaje alarmado, sale recién de la imprenta y busca los
horizontes de su difusión. Y entonces, ¿qué sucede? Las dos clases de élite a que acabo de
referirme, o lo ignoran o lo aceptan como ―un hecho literario‖ que gusta o que no gusta; el
mensaje dramático del poema no puede llegar a la clase dirigente, que sufre ya una
considerable sordera en lo que atañe a la voz de lo nuestro, ni puede hacerse oír de la clase
intelectual, que ya busca en horizontes foráneos la materia de su creación y su meditación.
En abono de lo que acabo de afirmar, recuérdese que, hasta no hace mucho tiempo, los
intelectuales argentinos dejaron caer sobre el poema de José Hernández el silencio de la
incomprensión o del desdén, un silencio que nos asombra todavía.
Yo he conocido cantores
que era un gusto el escuchar,
mas no quieren opinar
y se divierten cantando;
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pero yo canto opinando,
que es mi modo de cantar.
―Y se divierten cantando‖. ¿Alusión irónica de José Hernández a los intelectuales de
su época? No lo sé. Pero, ¡qué bien encaja en esa sextina la primera acepción del verbo
―divertir‖, en el sentido de ―distraer!
¿Cuál era, pues, la única órbita de acción que a ―Martín Fierro‖ le quedaba? La del
pueblo mismo cuyo mensaje quería transmitir el poema. Y entonces ocurre lo enigmático:
el mensaje desoído por aquellos intelectuales vuelve al pueblo de cuya entraña salió. En sus
modestas ediciones, en sus cuadernillos humildes, en su papel magro y en su seca tipografía
misional, el gaucho Martín Fierro vuelve a sus paisanos; es una ―Vuelta de Martín Fierro‖
que todavía no ha escrito José Hernández y que, sin embargo, es realmente la primera
vuelta de Martín Fierro.
- ¿Para qué vuelve a su origen ese mensaje no escuchado?
- Para mantenerse allí, vivo y despierto como una llama votiva.
- Sí, pero una llama votiva requiere una imagen de veneración a quien alumbrar. ¿Y cuál era
esa imagen?
- Era la imagen del ―ser nacional‖ que alguien olvidaba o perdía o enajenaba.
- ¿Y la llama votiva?
- Era un voto secreto, la promesa de un ―rescate‖, o el anuncio y la voluntad de una
recuperación.
Toda esa materia oculta en su filón enigmático ya está en las sextinas de José
Hernández. Y lo demostraré luego, cuando me refiera yo al sentido simbólico del poema.
Entre tanto, ―Martín Fierro‖ se abre un camino en la conciencia popular, abandonó la urbe
y ha regresado a la tierra, porque
El campo es del inorante,
el pueblo del hombre estruido;
yo que en el campo he nacido
digo que mis cantos son
para los unos ... sonidos,
y para otros ... intención.
Sus ediciones están en las pulperías y en los abigarrados almacenes de campaña,
entre los tercios de yerba mate y las bolsas de galleta dura, los dos alimentos del paisano; y
es justo que ―Martín Fierro‖ esté allí porque también él es un alimento. O está en el recado
del jinete pampa, entre los bastos y el cojinillo; y es natural que ―Martín Fierro‖ esté allí,
porque también él es una prenda del trabajo criollo.
Después, los años corren. Y de pronto ―Martín Fierro‖ es traído a la ciudad. ¿Qué
pasa? El desterrado héroe de José Hernández ha de comparecer ante el tribunal de la crítica
erudita. ¡Bien! ¡Es un acto justiciero! Algunos entusiastas aplauden; algunos descontentos
gruñen, abandonando un instante la región mamaria de las Academias.
No es mi propósito censurar el esfuerzo crítico de tantas buenas voluntades como las que
se pusieron entonces al servicio de la causa ―Martín Fierro‖. Sólo diría yo en este punto, y
en tono elegíaco: ―¡Ay del espíritu de literatura! Porque la letra mata.
Y en los primeros juicios de ―Martín Fierro‖ se da el otro enigma: no es ya el de la
sordera intelectual, sino el de la incomprensión, ingenua por parte de unos, deliberada por
parte de otros; porque hay entonces en el país no pocas inteligencias que saben la verdad de
―Martín Fierro‖, pero que no desean el triunfo de aquella verdad. Cierto es que las
circunstancias de enajenación a olvido con respecto al ser nacional y a sus intereses vitales,
no sólo perduraban en el país, sino que se habían agravado merced a las corrientes
cosmopolitas (inmigratorias o no) cuyo flujo había cubierto nuestro limo natal y añadía
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nuevos factores de confusión al problema de aclarar lo nuestro. El poema de José
Hernández no fue entendido cabalmente por su crítica inicial; y no será entendido por
ninguna que desvincule al ―Martín Fierro‖ de su misión referente al ser argentino y a su
devenir.
La crítica inicial a que vengo refiriéndome no dejó de abundar en matices
relacionados con el ojo del comentarista y la naturaleza de su ángulo visual.
Para el etnógrafo, verbi gratia, ―Martín Fierro‖ es el prototipo del ―gaucho‖ fruto
de dos razas que se han topado en la Historia; fruto híbrido que, como es de rigor, ha
heredado los defectos de las dos razas originantes y ninguna de sus virtudes; fruto
destinado, naturalmente, a desaparecer, y romántico en la medida de su próxima defunción.
Señores, yo perdono a ese linaje de crítica su fabulosa ingenuidad: lo que no le perdono es
el torrente de mala literatura que nos trajo después, como natural consecuencia.
Para el crítico sociólogo, ―Martín Fierro‖ es también un tipo racial de transición.
Pero en este caso no se detiene el crítico en la naturaleza transitoria y por ende romántica
del personaje, sino en sus características de hombre inadaptado a la Civilización, en sus
perniciosas rebeldías, contra las instituciones que rigen al país, en su desapego al trabajo, en
su espíritu de vagancia, en su fruición por el homicidio. En aquella época, la mística del
―progreso indefinido‖, está en su auge y perfuma todas las almas de buena voluntad; se está
montando en el país la usina del Progreso, con mayúscula, y el gaucho Martín Fierro es un
desertor de la usina, una hostilidad militante, lo que hoy se llamaría ―un elemento de
perturbación‖.
A la luz de semejante doctrina, tomó cuerpo la leyenda negra del ―gaucho‖, que con
tanta injusticia y en el transcurso de tanto tiempo gravitó sobre los hombres de nuestro
paisaje.
Sin embargo, como adelantándose al riesgo de aquel malentendido, el gaucho Fierro
había enunciado sus virtudes de trabajador, su concepto del orden en la familia, su piedad
religiosa; todo ese estilo de vivir se había dado ya para él en otros días que Fierro evoca
nostálgicamente en la primera parte de su relato:
―Yo he conocido esta tierra
en que el paisano vivía
y su ranchito tenía
y sus hijos y mujer ...
Era una delicia el ver cómo pasaba sus días.
Y más adelante dice:
Tuve en mi pago en un tiempo
hijos, hacienda y mujer;
pero empecé a padecer,
me echaron a la frontera.
¡Y qué iba a hallar al volver!
tan sólo hallé la tapera.
Sosegao vivía en mi rancho
como el pájaro en su nido.
Allí mis hijos queridos
iban creciendo a mi lao ...
Sólo queda al desgraciao
lamentar el bien perdido.
Qué alegato formidable contienen las tres sextinas que acabo de leer contra la falsa
leyenda de un gaucho ―nómade‖, sin instinto social, hostil a las leyes elementales de la
convivencia. ¿No se ubica Martín Fierro en la plenitud del orden tradicional, que hace de la
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familia el principio y la célula de toda organización humana? ¿Ya no hace del trabajo una
razón penitencial de su existencia? Veámoslo en esta sencilla pintura de sus quehaceres:
Y apenas la madrugada
empezaba a coloriar,
los pájaros a cantar
y las gallinas a apiarse,
era cosa de largarse
cada cual a trabajar.
Este se ata las espuelas,
se sale el otro cantando,
uno busca un pellón blando,
éste un lazo, otro un rebenque,
y los pingos, relinchando,
los llaman dende el palenque.
El que era pión domador enderezaba al corral,
ande estaba el animal
bufidos que se las pela...
y más malo que su agüela
se hacía astilla el bagual.
Y mientras domaban unos,
otros al campo salían,
y la hacienda recogían,
las manadas repuntaban,
y ansí sin sentir pasaban
entretenidos el día.
Y como el trabajo penitencial da su fruto de alegría, cuando se lo cumple frente a
Dios con el ánimo limpio y la conciencia justa, Martín Fierro exclama por fin:
Aquello no era trabajo,
más bien era una junción ...
o ―función‖, en el sentido de pasatiempo agradable. En ese orden tradicional vive Martín
Fierro: es un hombre ―afincado‖ en su llanura, con el instinto de la propiedad y su posesión
tranquila; centro de un hogar cuyas responsabilidades asume con el trabajo, la vigilancia y el
consejo; bien centrado en su fe religiosa, dueño de una clara filosofía existencias que la
experiencia le ha enseñado y que lo enriqueció de aforismos.
Y de pronto, la ruptura. ¿Qué ha ocurrido? Algo terrible debió suceder para que un
hombre confesor y profesor de tal estilo de vida se trocara de pronto en un rebelde y luego
en un desterrado.
¡Sí, algo tremendo había sucedido! Y lo que verdaderamente sucedió entonces fue
que ―otro estilo‖ de cosas había entrado en el país, y chocaba con el estilo propio del ser
nacional, y lo hería, y lo desplazaba. Frente a esa invasión, Martín Fierro es el hombre de la
―rebeldía‖, porque es el hombre de la ―lealtad‖ ―¿Lealtad a quién? A la esencia de su
pueblo, al estilo de su pueblo, al ―ser nacional‖ amenazado y confundido.
A mi entender, ahí está la verdadera pista del ―Martín Fierro‖, la que yo he seguido
y me ha dejado entrever en el poema de José Hernández un sentido simbólico paralelo del
sentido literal que todos conocen y que fue hasta hoy materia de la crítica literaria.
Desde luego, no es menester que José Hernández haya tenido el propósito claro de
dar a su poema un sentido simbólico. Basta con que la materia de su arte haya guardado en
sí la potencia del símbolo. Es presumible que ni Cervantes ni Shakespeare tuvieron
conciencia de los numerosos simbolismos que la crítica develó más tarde en sus obras; pero
ellos trabajaron con tales materias y precipitaron tales instancias, que todo símbolo puede
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habitar en ellas, debajo del sentido literal. Tal es el caso de José Hernández, que al escribir
su ―Martín Fierro‖, obra como espiráculo del ente nacional y se hace ―la voz de su pueblo‖.
Vamos a ver en qué medida.
Ahora bien, toda gesta supone un héroe: ¿y quién es el héroe de ―Martín Fierro‖?
En el sentido literal es un gaucho de nuestra llanura, que responde a tales características de
nuestra evolución racial y a tales accidentes del medio en que vive. En el sentido simbólico,
―Martín Fierro es el ente nacional en un momento crítico de su historia: es el pueblo de la
nación, salido recién de su guerra de la independencia y de sus luchas civiles, y atento a la
organización de fuerzas que ha de permitirle realizar su destino histórico.
¿En qué medida ese pueblo traduce al ente nacional? Ese pueblo se ha fogueado en
la guerra de la emancipación: ha sido el héroe de la guerra, y, por lo tanto, el real
protagonista de aquel primer acto del drama en que se juega su devenir. Más tarde, cuando
en las luchas civiles quiere perfilarse y definirse la verdadera cara del ser nacional, el pueblo
vuelve a constituirse, no sólo en el actor, sino en el protagonista de aquel segundo acto.
Y ahora está por iniciarse el tercero. Adviértase que el pueblo de la nación está
acostumbrado a ser el protagonista de su destino; y el tercer acto del drama es aquel donde,
unido él al número de los pueblos libres, deberá ejercer su libertad y, sobre todo, merecerla.
Porque no es libre quien lo quiere, sino quien lo merece; y la libertad merecida y
conquistada sólo se conserva con actos permanentes de merecimiento; y el que no ha
merecido su libertad, hace mal uso de ella y la pierde.
¿Con qué esperanza entra el pueblo de la nación en aquel tercer acto? Con la de ser
otra vez, lógicamente, su actor y protagonista. ¿Qué trae, para merecerlo? Trae una esencia
nacional caracterizada por un estilo propio del vivir, por una tradición, por una ética del
hombre, por una filosofía de la existencia. ¡Y qué fácil es rastrear en el ―Martín Fierro‖ toda
esa materia de ser que el pueblo argentino pudo arrojar entonces en la balanza del mundo!
Es, justamente, al iniciarse la tercera jornada, cuando el pueblo de la nación se ve
frente a un hecho desconcertante para él: ―alguien‖ ha tomado la dirección del país; es un
―alguien‖ que actúa en lo material y espiritual a la vez. Dije ya que, a partir de aquel hecho,
el ser nacional ha de verse distraído de sí mismo, enajenado de su propia esencia. Dije
también que, a consecuencia de tal anomalía, un nuevo estilo de cosas reina en el país: un
nuevo estilo que ha de lanzarse agresivamente contra el estilo auténtico del ser nacional.
En el poema de José Hernández, tal agresión se traduce por modo de símbolo y
con meridiana claridad en los infortunios del gaucho Martín Fierro, que simboliza al ente
argentino y al pueblo de la nación. Si ante los ojos de alguna crítica Martín Fierro es el
gaucho inadaptado a la sociedad, en rebeldía con sus leyes, peligroso, indeseable, ante
nuestros ojos es el símbolo de todo un pueblo que, súbitamente, se halla enajenado de su
propia esencia y, por lo mismo, hurtado a las posibilidades auténticas de su devenir
histórico.
Claro está que Martín Fierro lucha; y es el ente argentino quien lucha en él. Pero es
derrotado al fin, y el estilo invasor contra el cual peleaba lo induce a refugiarse en el
desierto. ¿Qué significan ese viaje al desierto y su permanencia en él? Quiere decir,
simbólicamente, que, por primera vez en su historia, el ente nacional no es el actor
protagonista de su destino. Expulsado de la escena, se convierte ahora en un lejano
espectador del drama; y como el drama que se representa es el suyo propio, el ente nacional
es un atormentado espectador de sí mismo, de su enajenación y de su ausencia.
Y bien, simbólicamente hablando, el desierto es la imagen de la ―privación‖ Martín
Fierro, es decir, el ente nacional, vive ahora en la privación de si mismo en tanto que
protagonista de la patria. Pero el desierto es también la imagen de la ―penitencia‖, en el
sentido de penar y en el de purificarse con la pena; y Martín Fierro cumple ahora en el
desierto aquel trabajo de purificación.
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¿Para qué? se me dirá. Y respondo: si el desierto, para el ente nacional es algo así
como una ―suspensión de su destino‖, merced a la cual el personaje ha quedado inmóvil y
fuera de la escena, claro está que su purificación se hace con vías a un ―regreso‖. ¿Regreso a
qué? A la escena de la que fue arrojado y a las acciones del drama cuyo protagonista dejó de
ser. Una ―Vuelta de Martín Fierro‖ se anuncia ya como imprescindible.
Pero antes es necesario que Martín Fierro llegue hasta el fin de su vía penitencial; y
ese fin se da, exactamente, cuando Martín Fierro pierde a su amigo Cruz. La soledad del
personaje ya es absoluta, y se manifiesta en una total desolación de su cuerpo y de su alma:
Privado de tantos bienes
y perdido en tierra agena,
parece que se encadena
el tiempo y que no pasara,
como si el sol se parara
a contemplar tanta pena.
Y dice también, refiriéndose a Cruz:
En mi triste desventura
no encontraba otro consuelo
que ir a tirarme en el suelo
al lao de su sepoltura.
Ese abrazarse al suelo como alivio único de su desesperanza tiene un valor de
símbolo cuya evidencia nos excusa de toda explicación.
Lo que sucede luego es altamente significativo: hallándose Martín Fierro un día en
aquella posición de su cuerpo y en aquella desolación de su alma, oye de pronto los
lamentos de la Cautiva, y se pone de pie. Aquel acto simplísimo lo arranca de su
inmovilidad, y el espectáculo de la Cautiva martirizada por el indio lo devuelve a la acción.
¿Por qué? Sencillamente, porque en el drama de la mujer cautiva Martín Fierro ve de
pronto el drama de la nación entera, como si aquella mujer, en el doble aspecto de su
cautiverio y su martirio, encarnara repentinamente ante sus ojos el símbolo del ser nacional,
enajenado y cautivo como ella...
Y si Martín Fierro también es la encarnación simbólica del ente nacional, no hay
duda que, al enfrentarse con la Cautiva, nuestro héroe se enfrenta consigo mismo y se ve a
sí mismo en ella, como si la Cautiva, en aquel instante, fuese un clarísimo espejo de su
conciencia. Y lo que Martín Fierro ve ahora en aquel espejo es lo que lo decide a la acción.
Su batalla con el indio, tan minuciosamente descrita y en un son tan homérico, nos revela
desde ya la importancia extrema que José Hernández atribuye al episodio. ¿Acaso el poeta
vislumbra en él la trascendencia de un símbolo? Si no lo vislumbra, ya estaba en los
potenciales de su canto.
Lo que podemos afirmar es que nuestro héroe, al rescatar a la mujer cautiva,
empieza ya el rescate de la Patria, y que la Patria misma es la que vuelve con él a la frontera,
y que vuelve a la acción desde su destierro, y montada en ese caballo que será eternamente
un símbolo de la traslación y del combate.
Martín Fierro, el ente nacional, ha regresado y anda por la frontera. Es evidente que
trae un plan de acción. Pero, ¿cuál? Hernández no lo dice, aunque sugiere la existencia de
un plan, como ha de verse más adelante. Martín Fierro anda por la frontera. ¿Qué busca?
El desterrado busca noticias del mundo que abandonó hace diez años; y en la frontera se
halla con sus dos hijos. ¡Ay! El relato que de sus vidas hacen los dos mozos enseñarán a
Martín Fierro que la enajenación del ser nacional y su ausencia del país no sólo continúan,
sino que se han agravado.
En la historia del segundo hijo de Martín Fierro hace su aparición un personaje
novedoso, el viejo Vizcacha, sobre cuyos rasgos anémicos la crítica emitió ya su dictamen.
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Sin embargo, y a mi entender, el viejo Vizcacha no es la manifestación de ciertos valores
negativos imputables al ente nacional, sino la expresión simbólica de aquella parte del ser
nacional que, desertando su propio estilo, adaptaba cazurramente al estilo invasor y se hacía
su cómplice. La circunstancia de que el viejo sirviese a la ―autoridad‖ y se hiciera el
menguado tutor del hijo de Fierro, su torpe filosofía de vencido, todo ello parece
confirmarlo, pese a la gracia que sus famosos ―consejos‖ nos hacen todavía.
Lo cierto es que tales noticias de la realidad nacional llegan a Martín Fierro y no
parecen influir en su propósito de acción, como no sea estimularlo. Así llega el momento
fundamental del poema: y digo fundamental porque la clave del ―Martín Fierro‖ se oculta y
se revela en su despedida.
Es el instante justo en que Martín Fierro, sus dos hijos y el hijo de Cruz van a
separarse:
Y antes de desparramarse
para empezar vida nueva,
en aquella soledá
Martín Fierro, con prudencia,
a sus hijos y al de Cruz
les habló de esta manera:
Y lo que les transmites a modo de consejo, es la ética del ser nacional y su filosofía
del vivir, como para que los tres basen en una y en otra su acción futura. ¿Van ellos a
cumplir una acción? Dice José Hernández, al iniciar el canto último de sus poemas:
Después, a los cuatro vientos
los cuatro se dirigieron;
una promesa hicieron
que todos debían cumplir;
mas no la puedo decir,
pues secreto prometieron.
Los ―cuatro vientos‖ quieren decir los cuatro puntos cardinales de la patria. Y los
viajeros, que por extraña coincidencia son cuatro ahora (ya que el hijo de Cruz aparece al
fin con sospechosa oportunidad), se dirigen, en un orden no menos sospechoso, al sur, al
norte, al este y al oeste. Hay en aquella partida una distribución ordenada que yo calificaría
de ―misional‖. Y luego, ¿cuál fue la promesa que se hicieron y que todos debían cumplir, y
cuyo secreto importaba tanto? Sin duda, fue la promesa de guardar el secreto de una
consigna vinculada, naturalmente, a la misión que se proponían cumplir. ¿De qué misión se
trataba? A no dudar, se trataba de una misión tendiente al rescate del ser nacional, y a su
restitución al escenario de la historia, como único protagonista de su destino.
Y en el último canto de ―Martín Fierro‖ puede rastrearse incluso una metodología
de la acción:
Mas Dios ha de permitir
que esto llegue a mejorar;
pero se ha de recordar,
para hacer bien el trabajo,
que el fuego, pa calentar,
debe ir siempre por abajo.
Trabajar ―por abajo‖ en el humus auténtico de la raza, con la raíz hundida en sus
puras esencias tradicionales, de ahí la metodología de su acción futura. Porque el humus de
abajo siempre conserva la simiente de lo que se intenta negar en la superficie.
Tanta confianza tiene su autor en el poder constructivo de la obra, que al finalizar el
canto último dice:
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Y en lo que esplica mi lengua
todos deben tener fe;
no se ha llover el rancho
en donde éste libro esté.
Hipérbole que tiene algo de magia y mucho de profecía.
Por todo ello, la profundización de los estudios martinfierristas constituye hoy una
empresa obligatoria de los argentinos. Al cumplirla, puede ser que José Hernández, el
postergado y el no entendido, nos pueda sonreír desde sus bien merecidos laureles.
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Índice
Una decisión personal.............................................................. ¡Error! Marcador no definido.
Historia ¿Para qué? .................................................................. ¡Error! Marcador no definido.
La Vida Intelectual .......................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Oración para antes del estudio ................................................. ¡Error! Marcador no definido.
La virtud de la estudiosidad ..................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Consejos de Santo Tomás de Aquino al Hermano Juan ........... ¡Error! Marcador no definido.
Las reglas para la vida intelectual de San Bernardino de Siena .. ¡Error! Marcador no definido.
La lectura................................................................................. ¡Error! Marcador no definido.
Leer ......................................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Técnicas de estudio ................................................................. ¡Error! Marcador no definido.
Apuntes sobre la composición literaria .................................... ¡Error! Marcador no definido.
Técnica de Fichas .................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Presentación de Trabajos ......................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Formas de estudio ................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Formas de evaluación .............................................................. ¡Error! Marcador no definido.
Apuntes de Lengua ....................................................................................................................... 31
Apuntes sobre algunas clases de palabras y su uso ................................................................ 32
¿Que o de que? ..................................................................................................................... 40
Uso de las mayúsculas .......................................................................................................... 40
Signos de puntuación............................................................................................................ 41
Ortografía............................................................................................................................. 45
Textos para Trabajos Prácticos ..................................................................................................... 53
La leyenda y el texto expositivo ............................................................................................ 54
Carta de la Madre Teresa a los jóvenes.................................................................................. 54
La Prudencia ........................................................................................................................ 55
Lengua Castellana ................................................................................................................. 56
La Grandeza Hispánica cuando los Austrias ......................................................................... 58
El zorzalito ........................................................................................................................... 60
Historia de una pasión argentina (fragmentos) ...................................................................... 60
Simbolismos del Martín Fierro.............................................................................................. 62
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