Español

Anuncio
Nº 48, 2015. Páginas 41-53
Diálogo Andino
PRENSA E IMAGINARIO NACIONAL: LA MISIÓN
SOCIAL DE LOS ACTORES SUBALTERNOS REGIONALES
DURANTE LA GUERRA DEL PACÍFICO*
PRESS AND NATIONAL IMAGINARY: THE SOCIAL MISSION OF REGIONAL
SUBALTERN ACTORS DURING THE WAR OF THE PACIFIC
Mauricio Rubilar Luengo**
La(s) mirada(s) en torno a la Guerra del Pacífico (1879-1883) se ha enriquecido en los últimos años con nuevas temáticas, actores,
problemas, enfoques y fuentes de la mano de la historia cultural y social. De esta manera se ha logrado ampliar la concepción de
la guerra, la variedad de sus actores y el marco temporal de análisis, contribuyendo a la comprensión del fenómeno de la construcción histórica de las identidades nacionales en una coyuntura bélica. Este artículo busca contribuir al fortalecimiento de este
enfoque mediante el análisis del discurso que formuló la prensa católica de la provincia de Concepción (Chile) acerca del papel de
las mujeres y los sectores populares mediante la caracterización de las acciones de movilización ciudadana que involucraron a los
grupos subalternos regionales durante los años de la Guerra del Pacífico. Intentaremos establecer la construcción de un imaginario
social con proyección nacional mediante un discurso político y doctrinario de la prensa regional que buscó orientar y condicionar
el comportamiento y el compromiso patriótico de determinados sectores de la sociedad chilena. Finalmente, se buscará caracterizar
las acciones de resistencia de estos grupos subalternos frente al discurso y accionar hegemónico.
Palabra claves: Guerra del Pacífico, actores subalternos, prensa regional, imaginario social.
The glance around the war of the Pacific (1879-1883) has been enriched in recent years with new themes, actors, issues, approaches
and sources of the hand of the cultural and social history. In this way have been extending the conception of the war, the variety
of its actors and the timeframe of analysis, contributing to the understanding of the phenomenon of the historical construction
of national identities in a war situation. This article seeks to contribute to the strengthening of this approach by analyzing the
speech that made the Catholic press in the province of Concepción (Chile) to Catholic women and the popular sectors through the
characterization of the actions of citizen mobilization involving the regional subaltern sectors during the years of the war of the
Pacific. We will try to establish the construction of an imaginary social with national projection through a political discourse and
doctrinaire of the regional press which sought to guide and influence the behavior and patriotic commitment of certain sectors of
Chilean society. Finally, it will seek to characterize the actions of resistance of the subaltern sectors against the hegemonic discourse.
Key words: Pacific War, subaltern actors, regional press, social imaginary.
Introducción
La historiografía en torno a la Guerra del
Pacífico (1879-1883) se ha enriquecido en las últimas
décadas con nuevas temáticas, fuentes, problemas,
enfoques y actores de la mano de la historia cultural
y social. Al intentar comprender la guerra como un
problema histórico más complejo, en la medida que
también incorpora dinámicas sociales y culturales,
se ha logrado una ampliación en la concepción de la
guerra y sus múltiples efectos. Su estudio en clave
sociocultural permite cambiar el foco de análisis
tanto de los fenómenos del frente interno (sociedad
civil y guerra) como del frente externo (la historia de
las relaciones internacionales en contraposición a la
*
**
historia diplomática tradicional). Por consiguiente,
esta nueva historiografía ha contribuido a la comprensión del fenómeno de la construcción nacional
de las identidades colectivas de los tres países
involucrados en la guerra.
La amplia historiografía relativa a la Guerra
del Pacífico, tanto la de nuevo cuño como la más
clásica, no ha escapado a los peligros de exponer
visiones parciales con la clara intencionalidad de
entregar una visión de la historia con carácter reivindicativo, exculpatorio o acusador con un notorio
componente nacionalista. Esto ha sido muy propio
en la historiografía de los países involucrados en
el conflicto. El episodio bélico como tal involucra
intensas pasiones, así como posiciones muchas veces
Resultado del proyecto FONDECYT de Iniciación Nº 11121577.
Universidad Católica de la Santísima Concepción, Departamento Historia y Geografía. Concecpción, Chile. Correo electrónico:
[email protected]
Recibido: 10 de enero de 2015. Aceptado: 3 de mayo de 2015.
42
Mauricio Rubilar Luengo
muy enfrentadas que se reflejan en los discursos
históricos (Mc Evoy 2011). En Chile en la práctica
no ha habido revisionismo historiográfico en torno
a la guerra. “Se le podrá dar más peso a razones
estratégicas o económicas, se podrá decir que hay
que evitar un recuerdo que menoscabe a los países
vecinos, pero de su legitimidad no ha dudado jamás
el Chile político y cultural” (Fermandois 2005: 36).
La evolución de los temas y enfoques acerca
de la guerra desde el ámbito político-militar más
tradicional al más extenso de los estudios de guerra y
sociedad le debe mucho a los trabajos del historiador
estadounidense William Sater, en especial con su
obra relativa a la construcción de la imagen heroica
de Arturo Prat (Sater 2005) y sus investigaciones
posteriores en donde amplió las temáticas en torno
a la Guerra del Pacífico (Sater 1986, 2007). En la
historiografía chilena de las últimas décadas se debe
destacar el trabajo pionero de Sergio Rodríguez
(1985) en torno a las problemáticas que afectaron
al soldado durante la guerra, ampliando la mirada
de lo militar. Respecto de los orígenes del conflicto
es necesario mencionar el trabajo de Ortega (1984)
que enfatiza la incidencia de variables económicas
y sociales en la gestación de la guerra. De igual
manera el libro de Ravest (1983) que explora los
intereses empresariales y políticos en el estallido
del conflicto. Desde la perspectiva social hay que
destacar los trabajos de Pinto (1993, 1998) y Pinto,
Valdivia y Artaza (2003) en torno a la construcción
de la identidad pampina en el contexto de la guerra.
Rodríguez (2001) y Aravena (2004) exploran en sus
respectivos estudios la problemática del reclutamiento
militar en el mundo rural chileno. En tanto, Carlos
Méndez (2004, 2009, 2013) ha profundizado el
estudio de la problemática social de los veteranos
de guerra tanto de Chile, Perú y Bolivia. En la
misma línea debe consignarse el trabajo de Donoso
y Couyoumdjian (2006), que estudia la evolución
de soldado orgulloso a veterano indigente.
Los nuevos actores de la guerra están representados en los trabajos de Cáceres (2003), Rojas
(2010), Toro (2011), Hodge y Véliz (2011) con el
estudio del papel de los niños y jóvenes en el conflicto. En este sentido, es importante mencionar el
novedoso trabajo de David Home (2007) en torno
a la protección social de los huérfanos de la guerra.
El estudio del frente comunicacional de la guerra
se ha ampliado con los trabajos de Rubilar (2011,
2012), Arellano (2012) e Ibarra (2013). De igual
manera, Paz Larraín (2000, 2006) ha dedicado su
atención al rol de la mujer chilena en la Guerra
del Pacífico. El estudio del frente externo de la
guerra de la mano de la historia de las relaciones
internacionales está representado por los trabajos de
Tapia (2009) y Rubilar (2004, 2005, 2012), donde
exploran las características y problemáticas que
debió enfrentar la política exterior chilena en el
ámbito regional en el contexto del conflicto.
En esta breve síntesis historiográfica debemos
destacar tres obras colectivas publicadas en Chile
que han significado un relevante aporte para el objetivo de ampliar la mirada de la guerra. En primer
lugar la obra colectiva chileno-peruana liderada
por Cavieres y Aljovín (2005) que busca hacer una
reflexión en conjunto y comparativa acerca de las
historias nacionales de Chile y Perú con especial
énfasis en la Guerra del Pacífico y sus múltiples
significados. En segundo lugar, el libro editado por
Cid y San Francisco (2009), el que presenta varios
estudios monográficos que tienen como eje de análisis
el fenómeno del nacionalismo y la identidad en el
Chile del siglo XIX, en especial durante la Guerra
del Pacífico. El último texto es la obra colectiva
editada por Donoso y Serrano (2011) que reúne
catorce trabajos que incorporan nuevas perspectivas
de análisis en el estudio del conflicto del Pacífico,
girando en torno a tres temáticas generales: guerra,
prensa y sociedad; el rigor del conflicto y estrategia
y diplomacia.
Desde la historiografía peruana es necesario
mencionar los aportes pioneros de Heraclio Bonilla
(1974, 1980) y el trabajo de Nelson Manrique (1981)
donde relaciona el problema nacional peruano con
las guerrillas indígenas en la guerra con Chile. El
estudio del frente interno peruano ha sido abordado
por Guerra (1991, 2004) en trabajos respecto de la
ocupación de Lima y el papel de la burguesía peruana. En los últimos años el historiador José Chaupis
(2007, 2010) ha encabezado una obra colectiva que
reúne el trabajo de destacados historiadores peruanos
con el objetivo de ampliar la mirada de la guerra y
discutir el “gran paradigma de la historia peruana”.
Finalmente, es imprescindible destacar el importante
aporte de la historiadora de origen peruano radicada
en los Estados Unidos, Carmen McEvoy. Su extensa
labor investigativa (McEvoy, 2000, 2006, 2007,
2009, 2010, 2011) se ha centrado en el estudio del
discurso católico nacionalista chileno, la retórica y
el ritual en la guerra y los fenómenos socioculturales
durante la Guerra del Pacífico y que ha sintetizado
en su relevante obra Guerreros Civilizadores.
Prensa e imaginario nacional: la misión social de los actores subalternos regionales durante…
Por consiguiente, el presente artículo busca
contribuir al fortalecimiento de este enfoque
socio-cultural mediante el análisis del discurso
que formuló la prensa católica de la provincia de
Concepción referente al papel de las mujeres y los
sectores populares y caracterizar las acciones de
“movilización” ciudadana de los sectores subalternos
de la provincia durante los años de la Guerra del
Pacífico. El estudio de la prensa regional como actor
social y expresión de la opinión pública nos permite
conocer la construcción de un imaginario social con
proyección nacional mediante un discurso político
y doctrinario que buscó orientar y condicionar el
comportamiento y el compromiso “patriótico” de
determinados sectores de la sociedad chilena. De
igual manera se buscará caracterizar algunas acciones
de resistencia de los sectores subalternos frente al
discurso y accionar hegemónico. Las fuentes que
se estudiarán se vinculan con la prensa de la ciudad
de Concepción y Chillán del período 1879-1881.
Prensa y la problemática opinión pública
chilena en la segunda mitad del siglo XIX
En la segunda mitad del siglo XIX comenzó a
configurarse en Chile el periodismo liberal moderno,
el que tuvo como expresión orgánica la empresa
periodística, ya que cada día ganó más terreno la
información de los comentarios y las polémicas de
carácter meramente doctrinario (Santa Cruz 2010).
En definitiva, “la prensa liberal se define a sí misma
por su pretensión informativa y, consecuente con
ello, por la generación de un mercado noticioso y de
empresas suficientemente capaces para competir en
él y desarrollarlo” (Santa Cruz 1998: 11). Resulta,
por tanto, de interés abordar la prensa como un
“actor” de relevancia y no un mero “testigo” de
los acontecimientos que marcaron la coyuntura
trascendental que significó la Guerra del Pacífico
y su impacto mediático. La condición de actor sociocultural de la prensa debe ser entendida desde
sus propias instalaciones ideológicas y culturales,
construyendo y difundiendo sentidos acerca de lo
social (Santa Cruz 2010: 11), todo ello en función
de su interacción con otros actores sociales (gobierno, partidos políticos, instituciones del Estado,
Iglesia, movimientos sociales, etc.) por medio de
la publicación de información y principalmente en
la elaboración de un discurso (línea editorial) que
buscó generar una opinión, un debate e influir en
otros actores sociales (Rubilar 2011).
43
El concepto moderno de opinión pública hunde
sus raíces en los cambios culturales de los siglos XVII
y XVIII, específicamente cuando la intelectualidad
europea apeló a la razón para el análisis crítico del
Antiguo Régimen (Fernández 2003), (Cruz 2003).
De acuerdo con Cabrera y Berbesí (2006: 521), los
espacios públicos surgen y actúan sustraídos de las
imposiciones del Estado, “discurriendo en nuevas
ideas y conceptos, que incluyen precisamente los
cuestionamientos y los replanteamientos sobre las
relaciones sociales y el concepto de Estado”. Para
Habermas (1986: 124), el surgimiento de la opinión
pública como fenómeno sociopolítico (de corte
burgués) ha de buscarse en la transición del Antiguo
Régimen hacia la Modernidad. La opinión pública
o general –entendida como una postura reflexiva,
razonada y discutida abiertamente respecto de los
asuntos públicos– surgió en Occidente como consecuencia de las transformaciones políticas y sociales a
finales del siglo XVIII. En el área hispanoamericana
la conformación progresiva de una opinión pública
nació de la fractura política y cultural que significó
el tránsito del Estado monárquico (antiguo régimen)
al republicano de corte liberal y de las discusiones
políticas que pretendían solucionar el problema de
la soberanía y la representación.
En las primeras décadas del siglo XIX una nueva
concepción del Estado, la nación, la soberanía y las
instituciones, definió las luchas entre un imaginario de
corte antiguo y los nuevos referentes modernos, que
encuentran asidero en la palabra pública y privada.
Para Guerra (1992) este es el momento de la fractura
de la unidad moral de la monarquía hispánica y, en
consecuencia, allí se gesta el surgimiento de las
futuras naciones y de la futura opinión pública de
los nuevos Estados. Una vez establecidas las élites
republicanas en el gobierno, se buscó la conformación de una opinión pública en correspondencia con
el orden recién establecido (González 2003). Esta
opinión pública será orientada por tres medios: la
prensa, la escuela y las ceremonias, en los nuevos
valores de la ciudadanía, la representación política
y las libertades individuales, lo que establece un
claro deslinde entre lo público y lo privado (Guerra
y Lemperiere 1998).
El siglo XIX en Hispanoamérica mostró el
fortalecimiento de lo “público” de la mano de una
gradual y mayor participación política, de la ampliación del sistema educacional y el nacimiento
de nuevos actores políticos y sociales. El fenómeno
de la opinión pública se desarrolló a partir de la
44
Mauricio Rubilar Luengo
conformación de un espacio de discusión donde
por los medios de comunicación se construyó un
espacio público de intercambio y discusión de ideas,
practicándose una crítica constante a las fuerzas
políticas en pugna, los organismos de gobierno y
el poder del Estado. En este espacio la ciudadanía
(élite sociopolítica) recibía información útil (pero
naturalmente mediatizada) para expresar y retroalimentar sus posturas respecto del acontecer político,
estas se manifestaban, en parte, en la misma prensa,
mítines, reuniones sociales, organizaciones políticoculturales y los procesos electorales periódicos.
Stuven (2000: 16-17) sostiene que la “esfera de
lo social configuró un campo de batalla donde se
debatía con el poder público. También estableció
una nueva forma de contacto entre el Estado y la
sociedad. Es decir, los temas sociales y políticos
fueron considerados legítimamente tareas cívicas
de una sociedad comprometida en el debate público crítico”. En definitiva, la configuración de una
esfera pública y el ejercicio de la discusión en ella
son parte de la esencia de los sistemas republicanos
representativos, fenómeno que se consolidó en
Latinoamérica con el triunfo del modelo sociopolítico liberal y que a partir de los años setenta
del siglo XIX se materializó en una restringida pero
madura y consolidada opinión pública (González
1999), (Jaksic y Serrano 2010).
En consecuencia, entenderemos por el fenómeno
de la opinión pública aquella esfera distinta al poder
estatal donde participan tanto individuos con cada vez
mayor autonomía del Estado como grupos de interés
de diversa filiación ideológica (partidos políticos,
asociaciones gremiales, instituciones ligadas a credos
religiosos, etc.). Su forma de divulgación principal
son los medios de comunicación (prensa escrita),
aunque también incluye otras formas de expresión
de ideas respecto de la administración del Estado y
otros temas del acontecer político, económico, social
o cultural. En esta esfera se practican la discusión,
la crítica, el intercambio y la retroalimentación de
puntos de vista distintos acerca del acontecer de una
sociedad, lo que le convierte en un ente dinámico
y en transformación permanente (Rubilar 2011,
2012), (Ibarra 2013). No obstante, es necesario
señalar que este espacio de discusión en el último
cuarto del siglo XIX en Chile quedó circunscrito
a aquel sector de la población fundamentalmente
urbana que poseía un nivel de ilustración general o
formal y que interactuaba socialmente en virtud de la
información periodística que consumía. Socialmente
abarcó al sector de la élite gobernante e intelectual,
la reducida clase media formada por funcionarios
públicos, profesores y profesionales liberales y parte
del mundo popular representado por los artesanos
urbanos, entre otros, quienes formaron parte de
manera efectiva del sistema político mediante el
voto (censitario) y la participación en asociaciones
gremiales. El amplio mundo rural chileno quedaba
excluido de este espacio de discusión pública.
Los hijos del Biobío y la Guerra
del Pacífico: La Iglesia y la prensa católica
como impulsores del compromiso ciudadano
de los actores subalternos
El desafío que significó para Chile la Guerra
del Pacífico involucró un esfuerzo que se presentó por parte de la élite gobernante e intelectual
como de carácter nacional y que debía involucrar
el compromiso de todos los sectores sociales. El
objetivo final era el triunfo militar, la derrota de
los enemigos de la República y la exaltación de
la superioridad chilena. Concepción como antigua capital de la tradición militar en la guerra de
Arauco y de la lucha independentista se sumó con
energía a la tarea de cohesionar el esfuerzo bélico
de los hijos del “País de Penco”, bajo la bandera
de los intereses nacionales y olvidando, momentáneamente, las disputas doctrinarias y políticas
que la dividían. Al momento de estallar la guerra
en 1879 Concepción y su provincia manifestaban
un importante crecimiento económico y material
de la mano de las riquezas agrícolas, mineras y
del comercio (Pacheco 2003). Así describió a la
Metrópolis del Sur el hombre de letras y diplomático colombiano José María Samper en su visita a
la zona ya terminada la guerra en 1885:
(…) en ella abundan hermosos almacenes
y tiendas, y hay espaciosos y bien surtidos
hoteles y restaurantes, es un centro mercantil
de primer orden, a donde afluyen las exportaciones e importaciones que sirven a muchas
provincias de centro y sur de Chile, del propio
modo es un centro político, literario y social
muy importante. Ejerce notoria influencia
sobre muchas provincias; tiene una Corte de
Apelaciones muy respetable, un gran Liceo
provincial en el que se dan muy variadas
enseñanzas, una Silla episcopal que goza de
considerable autoridad y diarios bien servidos
Prensa e imaginario nacional: la misión social de los actores subalternos regionales durante…
cuya publicidad da realce a las letras, al foro
y a los intereses económicos1.
Paralelo a este progreso material y económico,
la sociedad penquista había protagonizado desde
los años setenta del siglo XIX intensas disputas
ideológicas que enfrentaron a los sectores inspirados en los ideales del liberalismo doctrinario
con el mundo conservador-católico. En esta etapa
destacaron como importantes figuras de la política
regional en el mundo liberal y radical personajes
como Víctor Lamas Miranda, Ricardo Claro Cruz,
Carlos Castellón Larenas, Miguel Ignacio Collao,
Edmundo Larenas, entre otros. Muchos de ellos
representaron a la región en el Congreso Nacional
en calidad de senadores y diputados (Campos
Harriet 1980).
El fortalecimiento de la sociedad civil penquista orientó su desarrollo bajo la notable pugna
doctrinaria entre los principios liberales y los del
mundo conservador-católico que representó con
pasión admirable el obispo de Concepción, Mons.
José Hipólito Salas. Su protagonismo eclesiástico
y político se hizo notorio a raíz de la polémica de
los cementerios que se proyectó hasta 1883 cuando
se dictaron finalmente las llamadas leyes laicas por
parte del gobierno de Domingo Santa María (Krebs
1981). La actitud del obispo Salas, de acuerdo con
Andrés Medina (1997), se destacó por una postura
de coherencia doctrinal, no conciliatoria y crítica de
la actitud “confusa” de ciertos sectores del conservadurismo chileno representado por aquellos que
el obispo de Concepción denominó “los católicos
ilustrados de Santiago”, quienes desconocían la virulencia que alcanzaba en las provincias el conflicto
político-religioso y se permitían criticar al obispo
Salas por su forma de enfrentarlo.
Al momento de estallar el conflicto del Pacífico,
el obispo Salas se transformó en uno de los primeros
dignatarios de la Iglesia chilena en formular un llamado al pueblo católico a unirse al esfuerzo bélico
y apoyar desde la oración y la acción doméstica la
causa nacional. Las páginas del periódico penquista
La Libertad Católica fueron uno de los medios más
eficaces para la socialización del pensamiento pastoral acerca del significado de la guerra, el papel de
la Iglesia y el compromiso ciudadano (Casanueva
2002). En este sentido el periódico católico penquista
destacó a comienzos de abril de 1879 el interesante
contenido de la Carta Pastoral al clero y fieles de
la Diócesis del obispo Salas de abril de 1879 –que
45
se leyó profusamente en las misas dominicales de
la diócesis y de la que se hicieron 400 copias que
circularon de mano en mano entre los soldados
chilenos en los campamentos militares (McEvoy
2010)–, visión que posteriormente Salas profundizó
en su libro titulado El Guerrero Cristiano (1880).
El significado de la pastoral se puede dimensionar en varios niveles: en primer lugar, es una de
las primeras pastorales que un obispo de la Iglesia
chilena dirige a sus fieles por motivo de la guerra;
tuvo un gran impacto “ideológico-doctrinario” en
la construcción de la legitimidad de la guerra en
virtud de la solidez intelectual de su autor; Salas
expuso por primera vez la teoría del “Guerrero
Cristiano”, la idea de la “Guerra Justa” y la guerra
como “Regeneración moral y social” en beneficio
de la Patria y como castigo para los enemigos de
la República chilena. Junto con ello, explicitó los
deberes del “ciudadano-cristiano”, tanto en el campo
de batalla como en los variados ámbitos de la vida
cotidiana (especial atención dedicó relativos al rol
de la mujer en el frente interno). De igual manera, el
obispo de Concepción planteó un tema que resultaba
muy sensible para la Iglesia chilena y para él, producto de su traumática experiencia político-pastoral
previa: la necesidad de que el Estado y la Iglesia
mantuvieran una unidad de espíritu que contribuyera
al buen manejo de los negocios públicos y en la
correcta conducción de la guerra. El obispo Salas
esperaba que gracias a las “súplicas” y “oraciones
públicas”, Dios iluminara a los “Altos Puestos” con
sabiduría, prudencia, piedad, rectitud, justicia (todo
aquello que desde la perspectiva de Mons. Salas le
había faltado a la clase política chilena en la década
de los 70 en su pugna con la Iglesia). La máxima
para el obispo era “evitar sembrar la división y la
discordia”, meta y consigna actual “de la falange
incrédula de la impiedad” que busca socavar “los
cimientos del orden y hundir en una misma sima
a la religión con la sociedad y a la moral con la
libertad”. Esto siempre ha sido, indicó Salas, “y hoy
más que nunca lo es, obra satánica y maldita por
Dios”. En definitiva, el obispo penquista expuso a
los fieles católicos y a la ciudadanía la justicia de
la causa chilena, ya que el país había sido forzado
a entrar en una guerra que nunca buscó y que por
tanto contaba con la protección del “Dios de los
Ejércitos”, que lo era también de la justicia y del
derecho. Al mismo tiempo, el obispo de Concepción
expresó la necesidad que la sociedad en su conjunto
“se eleve sobre la turbia atmósfera de las pasiones
46
Mauricio Rubilar Luengo
políticas y de las exigencias del círculo, y colocar
muy alto el pabellón de la República”. Finalmente,
rogó para que los oficiales y soldados del Ejército
de Chile, “hombres de corazón y de fe”, se “batan
como leones” en los campos de batalla, valientes
que “en sus levantados pechos albergan la intrepidez
del guerrero y la sencilla fe del cristiano”. Era en
definitiva la expresión de la unión de “la cruz y la
espada” por la causa nacional.
La proyección social del mensaje pastoral y sus
efectos en las conciencias ciudadanas mediante la
formulación de un imaginario patriótico-católico
quedó en evidencia en esos primeros días de la
guerra en un decidor testimonio dado a conocer por
el periódico La Libertad Católica del 18 de abril de
1879 y que tituló “Sublime Patriotismo”. En él se
hizo referencia noticiosa a la actitud de una mujer
del pueblo en relación con el compromiso con la
guerra y los efectos de la pastoral del obispo Salas.
Es inevitable no acudir a las páginas del vocero del
mundo conservador penquista:
El domingo se leyó en todas las iglesias
la hermosísima Pastoral del Iltmo. Señor
Obispo en que se alentaba al pueblo a contribuir de todos modos para la salvación de
la patria. La cocinera de una de nuestras
respetables familias, que oyó la Pastoral, de
vuelta a la casa se presenta a sus patrones,
diciéndoles que desde ese instante erogaba la mitad de su escaso sueldo para los
gastos de la guerra y mientras dure esta.
Rasgo como el que acabamos de referir es
altamente conmovedor y solo lo pueden
producir los hijos de nuestra querida patria.
Una pobre mujer soporta con gusto la angustia de sus necesidades con tal de tener
la satisfacción de contribuir con su óbolo
a la salvación de nuestra honra. ¡Sublime
patriotismo! ¡Benditas sean las palabras
que tales efectos producen!
La apelación por parte del periódico católico
al ejemplo que representaba la actitud de generoso
desprendimiento de la mujer de origen popular,
cocinera de una respetable familia penquista,
simbolizaba la aspiración de una conducta que se
debía generalizar en el colectivo social mediante una
movilización activa que materializaría el imaginario
social-católico que el obispo Salas con ayuda de
la prensa buscó proyectar a la sociedad penquista.
Este espíritu de patriotismo y compromiso
ciudadano que inundó a todas las clases sociales
sin importar la condición económica es ejemplificado por La Libertad Católica al informar el 2
de mayo de 1879 que personas que trabajan en
distintas actividades ofrecieron sus servicios para
ir en beneficio del Ejército. Es así como se dio a
conocer la labor de los sastres Domingo Contreras,
Zacarías Espinoza y Lorenzo Sepúlveda que ofrecieron sus servicios para cortar gratuitamente los
trajes que se van a confeccionar para la brigada
de Policía, así como también M. Tatin “pondrá a
disposición del cuerpo de Policía una gran cantidad de salchichones para que le sirva de alimento
cuando marchen al Litoral”.
Pero no solamente el mundo popular era el
destinatario de las prédicas y mensajes periodísticos de movilización social. El principal baluarte
para la Iglesia en la defensa de sus principios en la
sociedad chilena era la mujer católica de élite en
sus múltiples roles como madre, esposa e hija. En
una sociedad política dominada por el elemento
masculino de predominante orientación liberal y
anticlerical, la mujer católica se transformó en un
activo agente de resguardo de los principios católicos en el seno familiar y podía ejercer una eficaz
capacidad moderadora mediante la enseñanza y el
ejemplo social. En definitiva, la mujer católica fue
considerada un dique de contención a la secularización y a la vez que el agente catequizador por
excelencia (Serrano 2008). En virtud de ello, la
Iglesia penquista buscó orientar el accionar patriótico
femenino mediante una activa participación en el
espacio público. En este sentido las páginas de la
prensa católica penquista se constituyeron en la caja
de resonancia de la acción social desarrollada por
las mujeres católicas de la diócesis. Las mujeres
de la élite inspiradas por las palabras del obispo
Salas y bajo la dirección del deán de la catedral
y director de la congregación, Domingo Benigno
Cruz, rápidamente se organizaron en la Sociedad
“Hijas de María” para recaudar fondos por medio
de colectas, reunir material, ropa y la formación de
una ambulancia de la “Purísima Concepción” para
ser destinada al cuidado de los soldados heridos
en el campo de batalla (La Libertad Católica, 15
y 29 de abril de 1879). Esta tarea involucraba un
comportamiento ético y social acorde a las graves
circunstancias por las que atravesaba la patria en
peligro. Así lo expresó el periódico La Libertad
Católica el 8 de abril de 1879:
Prensa e imaginario nacional: la misión social de los actores subalternos regionales durante…
Las hijas de María por su institución declaran la guerra al lujo, verdadera plaga de
la sociedad y viste con modestia, ahorra
cuantiosas sumas que en este caso servirán
para las necesidades de nuestro ejército
y da una prueba de conocer que sienta
muy mal los trajes elegantes y vistosos
hoy cuando solo se exige valor y energía
a los varones, abnegación a las mujeres y
desprendimiento a todos.
Las páginas de La Libertad Católica en los
primeros meses de la guerra dieron a conocer el
trabajo de las mujeres de la sociedad penquista y
los recursos aportados a la causa nacional. Como
ejemplo se puede mencionar el aporte de doña
Tránsito Unzueta de Urrejola que donó 100 pesos;
doña Laura Molina de Prieto, 20 pesos; Josefa
Zañartu de Cruz, 10 pesos; Francisca Zañartu de Río,
10 pesos; Teresa Reese, 10 pesos y congregaciones
como del S. C. de Jesús, 50 pesos; Convento de San
Agustín, 20 pesos; Convento de Santo Domingo, 10
pesos, entre otros. En el caso de aquellas señoras y
señoritas que aportaron con su esfuerzo personal,
podemos destacar a: Pilar Benavente de Manzanos,
6 camisas; Carmen Pradel Casanueva, doce pares
de sábanas, cuatro colchones y ocho pares de calzoncillos; Lucrecia Marchán, 16 pares de sábanas y
cuatro fundas; Ana Délano de Piummer, una pieza
de tocuyo para calzoncillos y cuatro camisas y Ana
Merino, 4 pares de sábanas, entre muchas otras.
La Libertad Católica del 12 de abril de 1879 dio
a conocer los fondos reunidos hasta ese momento
por las mujeres católicas (1.102 pesos) y variados
objetos y los nombres de la directiva de la Sociedad
Hijas de María: Mercedes Rodríguez (viuda de
Martínez), presidenta y Sara Arrau, secretaria. Este
tipo de acciones de apoyo social al esfuerzo bélico
dirigidas por mujeres católicas se constituyó, en
el discurso periodístico católico, en el paradigma
del compromiso femenino y la mejor prueba de la
proyección de los principios cristianos en el accionar
social de carácter patriótico.
El compromiso ciudadano, desde la perspectiva
de la prensa católica, debía evitar comportamientos
sociales reñidos con la gravedad del conflicto, el
sacrificio de sangre chilena en los campos de batalla y sus consecuencias como la miseria y tristeza
que afectaban a numerosas familias. Desde esa
perspectiva, el periódico La Libertad Católica de
10 de junio de 1879 criticó ácidamente la iniciativa
47
de la Sociedad Filarmónica de Concepción frente
a la idea de desarrollar “un suntuoso baile para las
familias” acomodadas de la sociedad penquista y
para “la entretención de los que de cerca no tienen
que sufrir los males inmediatos de la pelea”.
¡Qué triste espectáculo presentaría después
la sociedad de Concepción! Mientras que
nuestros hermanos sufrían los horrores
del combate y morían por su patria, esto
es por defender sus ciudades, sus familias
y su honor, acá, los jóvenes y las bellas se
entregaban a los devaneos del festín y danzaban tal vez al compás de los cañonazos
y daban una vuelta de valse, siguiendo los
acordes de los ayes de los moribundos.
Para el periódico católico penquista, “las grandes
virtudes que enaltecen a los hombres y los caracteres
y forma a los héroes no se adquieren ciertamente
en las danzas de los salones. De allí solo sale el
carácter afeminado y pusilánime que predispone o
tal vez es ya un paso a ese período de decadencia
porque han pasado los pueblos…”. En definitiva,
la verdadera condición de católico y patriota debía
demostrarse en un compromiso activo de apoyo a la
causa nacional y en una actitud social marcada por
la prudencia y la moderación en el actuar cotidiano.
Junto con este tipo de acciones lideradas por
las matronas católicas penquistas se desarrollaron
en esos primeros meses de la guerra expresiones
de fervor religioso-patriótico que involucraron la
participación de una numerosa concurrencia y que
se transformaron para el periódico católico en la
ocasión de demostrar a la sociedad penquista el
compromiso del mundo católico en la esfera pública.
El 29 de abril de 1879 el periódico conservador
invitó a sus lectores a una actividad católica y de
concurrencia masiva llamada romería patriótica
hacia la cruz que se encontraba a la salida de la
ciudad, camino a Penco, y que se realizó el domingo
4 de mayo. El objetivo de este acto fue rogar por
las necesidades de la patria: “La procesión saldrá
a las 4 de la tarde de la capilla de las monjas de la
Providencia. Se conducirá tres andas: en una irá la
cruz, en otra Nuestra Señora del Carmen, patrona
jurada de nuestro Ejército y en la tercera el Ángel San
Miguel, tutelar de la milicia. Llegada la procesión
al lugar de su destino se pronunciará un discurso
religioso patriótico”. La Libertad Católica expresó
su deseo de una alta concurrencia debido a que
48
Mauricio Rubilar Luengo
“como buenos patriotas y como buenos católicos,
es deber asistir y rogar a Dios por el triunfo de las
armas chilenas, así como también para que mediante
la oración pedirle a Dios que infunda en el soldado
chileno el valor y el coraje de los héroes”.
Posterior a la realización de romería patriótica
La Libertad Católica informó el 6 de mayo de 1879
de una consecuencia no deseada del acto religioso y
que afectó directamente a los participantes varones
de la procesión. Tras concluido el acto masivo y a
las afueras de la catedral, varios de los asistentes,
especialmente artesanos, fueron obligados a incorporarse a los batallones cívicos por el accionar
de las comisiones reclutadoras que actuaban en
esos primeros meses de la guerra en las ciudades
y campos chilenos. Dicho accionar fue catalogado
por el periódico como “cruel y bárbaro, y no es por
cierto el mejor modo de conquistarse voluntades
resueltas para servir a la Patria”.
El vocero periodístico del clero penquista,
en editorial del 2 de mayo titulada “Actividad y
Prudencia”, expresó sus críticas observaciones al
proceso de reclutamiento que llevaban a cabo las
comisiones dispuestas por la autoridad política.
Junto con señalar que dicha actividad se ejecutaba
fundamentalmente en las capitales de provincia,
manifestaba la necesidad que se desarrollara en
forma más equitativa a nivel nacional y de acuerdo
con una proporción a la población de cada localidad.
Su ejecución en las capitales de provincia trae el
inconveniente, desde la perspectiva del periódico,
de “la paralización de las industrias, de esparcir
el miedo y el temor en los ánimos del pueblo”, lo
que obligaba a las autoridades a “usar de rigor para
hacer efectiva la conscripción” y por tanto, “el noble
ardor del patriotismo queda ahogado y al entusiasmo y ardor bélico suceden el miedo y el cobarde
temor”. Ejemplo de los efectos del reclutamiento
bajo esta modalidad en la ciudad de Concepción
fue el acuartelamiento de casi la totalidad de los
artesanos, “los trabajos públicos y particulares han
tenido que cesar; estamos en plena estagnación de
todo movimiento y ni siquiera se ve transitar por
las calles a los campesinos que venden artículos de
primera necesidad”. Lo anterior para el editorialista
se debía a que las Comisiones reclutadores, compuestas por agentes subalternos, ejecutan ciertos
actos de violencia y arbitrariedad que infunden el
espanto en las “gentes del pueblo”. Ejemplo de ello
fue lo ocurrido en la ciudad de Los Ángeles, en la
que “la comisión reclutadora esperó a la puerta de la
iglesia el sábado santo, día de gran concurrencia, y
allí en el mismo atrio del templo o en su cercanía se
comenzó a echar el guante a los que habían acudido
a la fiesta religiosa y a conducirlos al cuartel” (La
Libertad Católica, 2 de mayo 1879).
En el caso de Concepción, las comisiones
actuaron contra campesinos provenientes de otros
departamentos “que vendían sus pobres efectos” en
la ciudad, viéndose obligados a remitir “con algún
muchacho u otra persona las carretas y sus bueyes
al lugar de su procedencia”. El resultado ha sido,
indica el periódico, que “ya no entra a Concepción
un solo leñador ni un solo vendedor de artículos de
primera necesidad; y como la industria ha cesado
por falta de operarios, Concepción presenta el silencioso aspecto de una semana santa de los tiempos
antiguos”. Finaliza la editorial preguntándose,
“¿qué se saca con alistar a quien marcha forzado a
tomar el fusil?” (La Libertad Católica, 2 de mayo
de 1879). La respuesta evidente se relaciona con
la resistencia de parte de los sectores populares
campesinos y urbanos, con la consiguiente falta
de reclutas voluntarios para llenar las cuotas de
los regimientos cívicos que se estaban formando
para el esfuerzo bélico de carácter nacional. Lo
anterior deja en evidencia uno de las problemáticas históricas más complejas en el estudio del
compromiso ciudadano chileno frente a la guerra:
la voluntariedad o lo forzoso en el reclutamiento
de los soldados para el esfuerzo bélico.
La formación e incorporación de los ciudadanos a las unidades militares no estuvo exenta
de dificultades y polémicas que la prensa dio a
conocer en sus páginas. Un caso notorio fue el del
Batallón Cívico de Chillán y la problemática labor
de reclutamiento de ciudadanos para formar las filas
de esta unidad. Tanto el periódico La Discusión
de Chillán como El Ñuble de la misma ciudad,
informaron de las resistidas acciones llevadas
a cabo por las comisiones de reclutamiento en
Chillán y en los pueblos cercanos como Coihueco,
Yungay, El Carmen, San Ignacio, San Carlos, etc.
Los periódicos de la época denunciaron la violencia
aplicada contra algunos integrantes del bajo pueblo
de origen campesino y artesanal que resistieron su
incorporación a las unidades militares. Lo anterior estuvo unido a la escasez de recursos para la
implementación de la instrucción y alimentación
de los integrantes de los batallones, lo que llevó
en julio de 1879 a algunas acciones de queja de
los futuros soldados y que derivó en el desarrollo
Prensa e imaginario nacional: la misión social de los actores subalternos regionales durante…
de un motín de algunos integrantes del Batallón
Cívico de Chillán. Dicha acción llevó a la prensa
de Chillán a manifestar su inquietud y desconfianza
por reclutas que no responden a la “confianza de
la patria” e intentan “abandonar su cuartel tres
veces en una semana”. Para El Ñuble (16 de julio
de 1879) frente a estos actos la conclusión era
clara y muy decidora: “No olvide el gobierno la
conveniencia que hay en movilizar cuanto antes al
Batallón Chillán. Sabido es que el soldado fuera de
su pueblo hace proezas y en su pueblo solo sabe
hacer motines”. En el imaginario social que buscó
proyectar la prensa regional frente a la necesidad de
compromiso cívico de la población de raíz popular
quedaba en pie una enorme dicotomía: el valor
del hombre del pueblo en su función militar (roto
valiente), pero el peligro que representaba en su
condición popular e indisciplinada (roto rebelde).
A pesar de estas evidentes dificultades y el
rechazo que despertó el accionar de las comisiones
de reclutamiento, el compromiso de la sociedad
regional en el esfuerzo bélico –que la prensa fortaleció con su actividad propagandística y su
orientación de la opinión pública– se materializó
con el fluir constante de los hijos de la provincia
de Concepción a la conformación de los batallones
cívicos que se dirigieron a los campos de batalla
del norte. Destacó en este sentido la formación del
Batallón de Infantería Cívico Movilizado Concepción;
del Batallón y posterior Regimiento de Infantería
Cívico Movilizado Chillán y del Batallón Cívico
Movilizado Los Ángeles, todos ellos de importante
participación en las distintas campañas de la guerra.
Un testimonio vívido del compromiso voluntario
del bajo pueblo es el del recluta del Batallón Cívico
“Chillán”, Hipólito Gutiérrez, oriundo de la localidad
de Colton, subdelegación de Bulnes. En su diario de
campaña nos cuenta que junto a amigos y compadres
se fueron a Chillán a enrolarse “a su entero gusto”
para ir al norte, a Lima, “a defender la Patria hasta
morir o vencer por su bandera chilena”. Al momento
de despedirse de sus seres queridos Gutiérrez apela
a la justicia de la causa y la protección divina: “no
lloren, hombres, que esperamos en Dios del que
hemos de volver a nuestra tierra con vía y salud y
los volvamos a ver; nadien muere mientras no se le
llegue la hora ni aunque andemos dentre las balas”.
Finalmente el recluta Hipólito Gutiérrez retornó al
seno de su familia tras el triunfo de las armas chilenas
en Chorrillos y Miraflores y la toma de la capital del
Perú en enero de 1881 (Quiroz y Gutiérrez 1976).
49
En la lógica de reforzar la idea de “comunidad
nacional” tras el esfuerzo bélico, la prensa buscó
destacar el compromiso voluntario de algunos
grupos considerados “conflictivos” en la sociedad
chilena como era el caso del mundo indígena. Un
ejemplo del discurso de integración nacional fue
lo informado por La Libertad Católica en su ejemplar del 15 de abril de 1879, en cuanto a la actitud
“patriótica” mapuche a raíz del ofrecimiento del
“cacique civilizado” Colipí de poner a disposición
del gobierno chileno un escuadrón de 600 indios
para sumarse a los contingentes que se enviarían
al litoral norte:
Si logra ir un escuadrón de esa naturaleza
nos gustaría ver la cara que pondrían los
cholos con el aspecto feroz de los salvajes
de nuestras selvas y al terrible chivateo que
precede a sus temerarios y diabólicos ataques. Los peruanos que decían que nuestros
batallones solo estaban acostumbrados a
pelear con indios, cosa que era como comer
un pan, verían lo que es el araucano en las
batallas, cuando empuña su lanza y las
riendas de su caballo.
De esta manera en función del contexto bélico,
la prensa católica penquista reactualizó en su
discurso periodístico el valor y la temeridad del
pueblo araucano-mapuche como símbolo de espíritu
indómito-guerrero y buscó transformar en garantía
de victoria la herencia épica que se proyectaba
en el mestizo-soldado (roto) que enfrentaría en
el lejano territorio nortino a los enemigos de la
nación chilena.
La retórica católica y el discurso periodístico
de la necesidad de una mayor cohesión espiritual y
social de la nación chilena tuvo en el combate naval
de Iquique del 21 de mayo de 1879 el gran factor
catalizador de un imaginario nacional marcado por el
valor heroico y el sacrificio supremo. En editorial de
27 de mayo de 1879 La Libertad Católica dimensionó
el significado cristiano del sacrificio de Prat y sus
hombres: “quien así pelea, quien al morir sobre las
ondas del mar o en un campo de batalla fija su vista
en el cielo y ofrece a Dios su vida en cumplimiento
del deber, recibe una especie de bautismo de sangre
y ejecuta un acto heroico y cristiano”. Concluyó el
editorial con la siguiente reflexión que vuelve al eje
del conflicto político-doctrinal entre liberalismo y
catolicismo: “Ojalá que la noble sangre que corrió
50
Mauricio Rubilar Luengo
el 21 de mayo y la que probablemente tendrá que
correr todavía apague las discordias civiles y abra
los ojos a los hombres que pretenden expulsar a Dios
de la familia y de la sociedad”.
Con el objetivo de reforzar la idea de la
intervención divina a favor de la causa chilena,
La Libertad Católica en editorial titulada Te
deum laudamus! (24 de junio de 1879), expresó
la profunda convicción del pueblo católico en
cuanto a que detrás del esfuerzo bélico no solo
estaba la ciudadanía alentándolo mediante las
oraciones y plegarias que eran elevadas al cielo
para el triunfo de los marinos chilenos ocurrido
en Punta Gruesa, sino que también era el mismo
Dios quien apoyaba a Chile:
Nada más justo y racional que esa acción
pública de gracias a la Providencia divina
por los favores recibidos ¿Quién, sin
ser ciego u obstinado, puede dejar de
reconocer en la brillante victoria del 21
de Mayo la mano visible de la bondad
divina que a Chile protegía? Sí; la mano
de Dios se conoce en esos hechos que la
inteligencia humana no ha podido prever
y cuya realización desconcierta los planes
mejor combinados. Entonces es cuando el
hombre se ve obligado a doblar su cabeza
y reconocer una fuerza superior.
En definitiva, la movilización de la “nación en
armas” iba acompañada de la “movilización de la
nación católica” tras el triunfo militar chileno y a ello
contribuyó el discurso integrador de la prensa católica penquista. Ejemplo de la unión de fe y esfuerzo
bélico es lo indicado por el editorial de La Libertad
Católica de 9 de mayo de 1879: “el pueblo cumple
en todas partes magníficamente con su deber: ha
ofrecido y está ya dando su dinero, su sangre y cuanto
se le pide para la defensa de la Patria”. En tanto, “las
autoridades obran hoy con actividad, después de haber
perdido un tiempo precioso”. No obstante queda
un gran deber: “es el deber de la oración pública,
de la súplica, que la sociedad chilena debe dirigir
al Dios de los Ejércitos pidiéndole la victoria”. Por
consiguiente, junto con la oración privada, personal,
en los hogares y en los templos, debía producirse la
“oración social”, la súplica dirigida públicamente
al Dios Supremo a nombre de la nación. Esta era la
única forma posible de garantizar la protección divina
para un pueblo guerrero y cristiano como el chileno.
Reflexiones finales
La prensa regional en especial la de carácter
católico-conservador manifestó en sus páginas
(especialmente en sus editoriales) un discurso que
buscó fortalecer un imaginario nacional marcado
por la necesidad de alcanzar una “cohesión social”
frente al desafío bélico y una justificación legitimadora del accionar del Estado en su lucha contra
los enemigos de la República. Este discurso utilizó
tempranamente una división social de funciones
o roles sociales asignados a cada segmento de la
sociedad, de género e incluso étnico con el único
objetivo de contribuir en un esfuerzo colectivo
(pero segmentado) para el triunfo de la nación en
la guerra contra Perú y Bolivia. De esta manera se
formuló un discurso que buscó incluir a determinados grupos como los mestizos, el bajo pueblo, e
incluso los pueblos originarios en el ideario nacional
que buscó consolidar la élite intelectual, política
y social del Chile decimonónico. En el caso de la
prensa católica representada por el periódico La
Libertad Católica, expresión de los intereses del
clero penquista y en especial de la visión del obispo
José Hipólito Salas, expresó un discurso militante,
patriótico-nacionalista y de contenido doctrinal que
buscó movilizar al “pueblo católico penquista”, en
especial a las mujeres, para desarrollar desde el
frente interno (el seno familiar, la acción social y
la manifestación pública) su compromiso militante y un comportamiento social específico bajo la
orientación de los principios católicos amenazados
por la ofensiva liberal de la segunda mitad del
siglo XIX. En este sentido, el debate periodístico
de La Libertad Católica con sus enemigos liberales
fue permanente en sus páginas y se transformó
en una efectiva demostración del compromiso
profundo con las orientaciones pastorales de la autoridad eclesiástica y la formulación de un discurso
legitimador de la guerra en virtud de la protección
divina a la causa nacional. Por consiguiente, la
Guerra del Pacífico se levantó como una inédita
oportunidad para el pueblo católico penquista para
demostrar el valor de la fe y su expresión bajo la
protección por parte del “Dios de los Ejércitos”.
Por lo demás, la prensa católica no omitió en su
discurso editorial la crítica a determinadas acciones
gubernamentales que dañaron el mayoritariamente
voluntario compromiso ciudadano frente a la guerra.
Fue el caso de las comisiones de reclutamiento, su
cuestionado accionar y la violencia utilizada muchas
Prensa e imaginario nacional: la misión social de los actores subalternos regionales durante…
veces para incorporar forzosamente a integrantes del
bajo pueblo a los regimientos que se movilizaron
a los campos de batalla. En este sentido, la prensa
de provincia se constituye en una extraordinaria
fuente donde identificar la compleja dinámica del
reclutamiento de soldados para el esfuerzo bélico
nacional y la identificación de determinadas acciones
de resistencia por parte de los sectores populares
urbanos como rurales en el Chile profundo en el
período 1879-1881.
En definitiva, la prensa regional –en especial
la católica– desplegó discursos cohesionadores y
homogeneizadores frente al esfuerzo bélico con
el objetivo de orientar y legitimar determinados
comportamientos sociales en aquellos sectores subalternos como las mujeres y los grupos populares,
51
propiciando en la sociedad chilena lugares de encuentro frente a la amenaza externa que representó
la Guerra del Pacífico. De esta manera se buscó
superar, momentáneamente, las divisiones políticas,
doctrinales y sociales que caracterizaron al Chile
republicano de la segunda mitad del siglo XIX.
Agradecimientos
Agradecemos a Conicyt-Fondecyt por el respaldo económico para la presente investigación.
Agradecemos los comentarios formulados al
texto preliminar por parte de la profesora Gabriela
Servín del Instituto de Investigaciones Históricas
de la Universidad Michoacana de San Nicolás de
Hidalgo (México).
Referencias Citadas
Aravena, L.
2004 El reclutamiento durante la Guerra del Pacífico 18791884. En Anuario de Difusión Histórica, 19.
Arellano, J.C.
2012 Discursos racistas en Chile y Perú durante la Guerra
del Pacífico (1879-1884). En Estudios Ibero-Americanos,
38 (2), pp. 239-264.
Bonilla, H.
1974
Guano y burguesía en el Perú, IEP ediciones, Lima.
Bonilla, H.
1980
Un siglo a la deriva. Ensayos sobre el Perú, Bolivia y
la guerra, Instituto de Estudios Peruanos, Lima.
Cabrera, G. y Berbesí, L.
2006 Pensamiento moderno y opinión pública en Maracaibo
(siglos XVIII-XIX). En Revista de Ciencias Sociales, 3,
pp. 519-533.
Campos, F.
1980
Historia de Concepción, 1550-1970. Editorial
Universitaria, Santiago.
Casanueva, F.
2002
Prensa y periodismo en Concepción, 1833-2000.
Escuela de Periodismo, Universidad Católica de la Santísima
Concepción, Concepción.
Cavieres, E. y Aljovín, C. (comp.)
2005
Chile-Perú; Perú-Chile en el siglo XIX. Ediciones
Universitarias de Valparaíso, Valparaíso.
Chaupis, J.
2007 (comp.) La Guerra del Pacífico. Aportes para Repensar
su Historia. Vol. I, Fondo editorial de la UNMSM, Lima.
Chaupis, J.
2010 (comp.) La Guerra del Pacífico. Aportes para Repensar
su Historia. Vol. II, Fondo editorial de la UNMSM, Lima.
Cid, G. y San Francisco, A.
2009
Nación y Nacionalismo en Chile. Siglo XIX-XX, Vol. 1-2.
Centro de Estudios Bicentenario, Santiago.
Donoso, C. y Couyoumdjian, R.
2006 De soldado orgulloso a veterano indigente. La Guerra
del Pacífico. En Historia de la vida privada, editado por
R. Sagredo y C. Gazmuri, Taurus, Santiago.
Donoso, C. y Serrano, G. (edit.)
2011
Chile y la Guerra del Pacífico. Centro de Estudios
Bicentenario, Santiago.
Fermandois, J.
2005
Mundo y fin de Mundo. Chile en la política mundial
1900-2004. Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago.
González, P.
1999 Literatura injuriosa y opinión pública en Santiago de
Chile durante la primera mitad del siglo XIX. En Estudios
Públicos, 76, pp. 233-262.
González, P.
2003 Sociabilidad y opinión pública en Buenos Aires (18211852). En Historia Contemporánea (Universidad del País
Vasco), 27, pp. 663-694.
Guerra, F.
1992
Modernidades e Independencias: ensayos sobre las
revoluciones hispánicas, Mapfre, Madrid.
Guerra, F. y Lempériere, D. (comp.)
1998
Los espacios públicos en Iberoamérica. Ambigüedades
y problemas. Siglos XVIII-XIX. Centro Francés de Estudios
Mexicanos y Centroamericanos, Fondo de Cultura Económica,
México.
Guerra, M.
1991
La Ocupación de Lima (1881-1883). El gobierno de
García Calderón. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Instituto Riva-Agüero, Lima.
Guerra, M.
2004. La burguesía y la guerra con Chile. En La experiencia
burguesa en el Perú (1840-1940). Editado por C. Mc Evoy,
Iberoamericana, Madrid.
Habermas, J.
1986
Historia y crítica de la opinión pública, Gustavo Gilli,
México.
Hodge, E. y Véliz, C.
2011 La infancia en el intersticio. Los niños chilenos combatientes en la Guerra del Pacífico (1879-1883). En Chile y la
Guerra del Pacífico, editado por C. Donoso y G. Serrano,
pp. 175-185. Centro de Estudios Bicentenario, Santiago.
52
Mauricio Rubilar Luengo
Home, D.
2007 Los huérfanos de la Guerra del Pacífico: El “Asilo de
la Patria”, 1879-1885. Centro de Investigaciones Diego
Barros Arana-LOM Ediciones, Santiago.
Ibarra, P.
2013 Veteranos y prensa satírica: desmovilizados e inválidos
en los periódicos chilenos de caricaturas durante la Guerra
del Pacífico (1879-1884). En Universum, 28, 2, pp. 59-81.
Jaksic, I. y Serrano, S. 2010. El Gobierno y las libertades. La
ruta del liberalismo chileno en el siglo XIX. En Estudios
Públicos, 118, pp. 69-105.
Krebs, R.
1981
Catolicismo y laicismo. Seis estudios. Ediciones Nueva
Universidad, Santiago.
Larraín, P.
2000 Las cantineras chilenas en la Guerra del Pacífico. Boletín
de la Academia Chilena de la Historia, 110: 291-330.
Larraín, P.
2006. La presencia de la mujer chilena en la Guerra del
Pacífico. Centro de Estudios Bicentenario, Universidad
Gabriela Mistral, Santiago.
Manrique, N.
1981
Las guerrillas indígenas en la guerra con Chile. Centro
de Investigación y Capacitación, Lima.
McEvoy, C.
2000 Bella Lima ya tiemblas llorosa del triunfante chileno
en poder: una aproximación a los elementos de género
en el discurso nacionalista chileno. En El Hechizo de las
imágenes. Estatus social, género y etnicidad en la historia
peruana, editado por N. Henríquez, pp. 197-222. Pontificia
Universidad Católica del Perú, Lima.
McEvoy, C.
2006 De la mano de Dios. El nacionalismo católico chileno y
la Guerra del Pacífico, 1879-1881. En Revista Bicentenario,
5, 1: 5-44.
McEvoy, C.
2007 ¿República nacional o república continental? El discurso
republicano durante la Guerra del Pacífico, 1879-1884. En
La República Peregrina. Hombres de armas y letras en
América del Sur, 1800-1884, editado por C. Mc Evoy y A.
Stuven, pp. 531-558. Instituto Francés de Estudios Andinos,
Instituto de Estudios Peruanos, 2007, Lima.
McEvoy, C.
2009 Guerra, civilización e identidad nacional. Una aproximación al coleccionismo de Benjamín Vicuña Mackenna,
1879-1884. En Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas,
46, pp. 109-134.
McEvoy, C.
2010
Armas de persuasión masiva. Retórica y ritual en la
Guerra del Pacífico. Centro de Estudios Bicentenario,
Santiago.
McEvoy, C.
2011
Guerreros Civilizadores. Política, Sociedad y Cultura en
Chile durante la Guerra del Pacífico. Ediciones Universidad
Diego Portales, Santiago.
Medina, A.
1997
Mons. José Hipólito Salas. Universidad Católica de la
Santísima Concepción, Concepción.
Méndez, C.
2004
Héroes del Silencio. Los Veteranos de la Guerra del Pacífico
(1884-1924). Centro de Estudios Bicentenario, Santiago.
Méndez, C.
2009
Desiertos de Esperanza: de la gloria al abandono. Los
veteranos chilenos y peruanos de la guerra del 79. Centro
de Estudios Bicentenario, Santiago.
Méndez, C.
2013
Dolor y olvido. Los ex combatientes bolivianos de
la Guerra del Pacífico. Centro de Estudios Bicentenario,
Santiago.
Ortega, L.
1984
Los empresarios, la política y los orígenes de la guerra
del Pacífico. FLACSO, Santiago.
Pacheco, A.
2003
Economía y sociedad de Concepción. Universidad de
Concepción, Concepción.
Pinto, J.
1998 Cortar raíces, criar fama: El peonaje chileno en la
fase inicial del ciclo salitrero (1850-1879). En Trabajos y
rebeldías en la pampa salitrera, Editorial Universidad de
Santiago.
Pinto, J., Valdivia, V. y Artaza, P.
2003 Patria y clase en los albores de la identidad pampina
(1860-1890). En Historia, 36, pp. 275-332.
Quiroz, A. y Gutiérrez, H.
1976
Dos soldados en la Guerra del Pacífico. Editorial
Francisco de Aguirre, Buenos Aires.
Ravest, M.
1983
La compañía salitrera y la ocupación de Antofagasta
1878-1879. Editorial Andrés Bello, Santiago.
Rodríguez, A.
2001 Forjar y forzar identidades nacionales. El reclutamiento
militar durante la Guerra del Pacífico en el mundo rural. En
Pensamiento Crítico. Revista electrónica de Historia, 1.
Rodríguez, S.
1985
Problemática del soldado durante la Guerra del Pacífico.
Estado Mayor General del Ejército, Santiago.
Rubilar, M.
2004 Guerra y diplomacia: Las relaciones chileno-colombianas
durante la guerra y postguerra del Pacífico 1879-1886. En
Universum, 19, 1, pp. 148-175.
Rubilar, M.
2005 Chile, Colombia y Estados Unidos: Sus relaciones
internacionales durante la Guerra del Pacífico y Posguerra
del Pacífico 1879-1886. En Tzin-Tzun, 42, pp. 49-86.
Rubilar, M.
2011 Escritos por chilenos, para los chilenos y contra los
peruanos: la prensa y el periodismo durante la Guerra del
Pacífico, 1879-1883. En Chile y la Guerra del Pacífico,
editado por C. Donoso y G. Serrano, pp. 39-74. Centro de
Estudios Bicentenario, Santiago.
Rubilar, M.
2012
La política exterior de Chile durante la guerra y postguerra del Pacífico (1879-1891): las relaciones con Estados
Unidos y Colombia. Diplomacia, opinión pública y poder
naval. Tesis Doctoral, Universidad de Valladolid, Valladolid.
Santa Cruz, E.
1998
Conformación de espacios públicos masificación y
surgimiento de la prensa Moderna en Chile siglo XIX. Centro
de Investigaciones Sociales, Universidad Arcis, Santiago.
Santa Cruz, E.
2010
La prensa chilena en el siglo XIX. Patricios, letrados,
burgueses y plebeyos. Editorial Universitaria, Santiago.
Prensa e imaginario nacional: la misión social de los actores subalternos regionales durante…
Sater, W.
1986
Chile and the War of the Pacific. University of Nebraska
Press, Lincoln.
Sater, W.
2005
La imagen heroica en Chile: Arturo Prat, santo secular.
Centro de Estudios Bicentenario (la primera edición en
inglés es del año 1973), Santiago.
Sater, W.
2007
Andean Tragedy. Fighting the war of the Pacific, 18791884, University of Nebraska Press, Lincoln.
Serrano, S.
2008 ¿Qué hacer con Dios en la República? Política y
secularización en Chile (1845-1885). Fondo de Cultura
Económica, Santiago.
53
Stuven, A.
2000
La seducción de un orden. Las élites y la construcción
de Chile en las polémicas culturales y políticas del siglo XIX.
Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago.
Tapia, C.
2009 Equilibrio de poder e influencia en las relaciones internacionales del Cono Sur: Chile y Ecuador, 1880-1902.
En Estudios Avanzados, 12, pp. 151-167.
Toro, P.
2011 Tiempo de guerra, tiempo escolar: vivencias de la Guerra
del Pacífico en los liceos de hombres en Chile (1879-1883).
En Chile y la Guerra del Pacífico, editado por C. Donoso
y G. Serrano, pp. 25-37. Centro de Estudios Bicentenario,
Santiago.
Nota
1
José María Samper, “Rápida excursión por el centro
y sur de Chile”, Buenos Aires, 9 de agosto de 1885.
Publicado en el Periódico La Nación, Bogotá, 13-20
de octubre de 1885.
Descargar