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El valor de la palabra en la expresión y la comunicación
EL VALOR DE LA PALABRA EN LA EXPRESIÓN
Y LA COMUNICACIÓN
PIOTROWSKI, B. (ed.); VISBAL, R.; MÉNDEZ, P. F.; QUIMBAYA,
E.; OSPINA, M. L.; MONTES, M., y VILLARREAL, M. S.,
Bogotá, D. C.: Universidad de La Sabana, 2001.
especie humana. La coordinación de voluntades que se requiere para llevar a buen término
cualquier empresa sólo puede darse a través del
establecimiento de una comunicación compleja
y especializada entre quienes se hayan propuesto alcanzar esa meta.
No habría ser humano completo, es decir, que se
conozca y se dé a conocer, sin un grado avanzado
de posesión de su lengua. Porque el individuo se
posee a sí mismo, se conoce, expresando lo que lleva dentro, y esa expresión sólo se cumple por medio del lenguaje. [...] Hablar es comprender, y comprender es construirse a sí mismo y construir el
mundo. [Al entenderlo] se aprecia la enorme responsabilidad de una sociedad humana que deja al
individuo en estado de incultura lingüística.
Ahora bien, la exteriorización exitosa de los
abscónditos e intrincadísimos procesamientos
que se desarrollan en el interior de ese maravilloso dispositivo comunicacional-informacional
que llamamos nuestra mente y, asimismo, la recepción acertada, por parte del interlocutor de
turno, de dicho output –los dos pasos, en suma,
que median entre las cerebralizaciones de los
agentes durante el acto comunicativo– únicamente son posibles por medio del lenguaje, del
lenguaje propiamente dicho, ese que, aunque se
acompañe y se enfatice por medio de otros códigos (gestuales, gráficos, etc., los cuales, por lo
general, al obrar por sí solos, apenas si dan pie
a emisiones-recepciones comparativamente rudimentarias), está hecho primordialmente de
palabras.
PEDRO SALINAS *
N
o cabe duda: un grave peligro de desintegración se cierne sobre una colectividad
cuyos miembros sean incapaces de comunicarse. De hecho, la comunicación es el hilo conductor que engarza nuestras conciencias, de tal manera que éstas sintonicen entre sí y puedan enfocarse sobre este o aquel aspecto de la realidad, con miras a promover y realizar determinado objetivo común –actividad indispensable,
por decir lo menos– para la supervivencia de la
* Defensa del lenguaje, Madrid: Alianza.
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Roberto Pinzón Galindo
Presenciamos, no obstante, en la alborada
de este tercer milenio, “la decadencia del buen
hablar y el desprestigio de la palabra como tal”,
según la sentenciosa admonición que el profesor Bogdan Piotrowski, editor del libro objeto
de estos apuntes, hace en su nota introductoria.
Los alcances de este fenómeno rebasan la escala “micro” de la cotidianidad –en la que, con
todo, no cesan de producir minúsculos estragos
(malentendidos que pueden desembocar, digamos, en querellas matrimoniales)–, y las consecuencias de que cada vez haya más “inválidos
del habla”, “tullidos de la expresión” –en fin,
“baldados espirituales”–, como diría el maestro Pedro Salinas, citado en nuestro epígrafe, sí
que saltan a la vista, como síntomas de una especie de apocalipsis sociológico.
tura del Instituto de Humanidades de la Universidad de La Sabana que, habiendo percibido
hace años la falta que en nuestro medio hacía
una publicación de este tipo y conscientes de
que “la entrega a la investigación, en sus diferentes manifestaciones metodológicas, constituye la verdadera vocación y misión del profesor”
–como reza en la Nota del Editor–, se lanzaron
a su realización. Y es que ¿quiénes podrían estar en mejores condiciones de diagnosticar el
problema y plantear directrices para subsanar
tal carencia, que aquellas mismas personas que
día tras día son testigos, en la brega pedagógica, de las dificultades y limitaciones expresivas
y comunicativas de la juventud contemporánea?
Tal vez no sobre advertir, sin embargo, que
no se trata de un manual de redacción ni de una
cartilla técnica ni de un texto guía. Más bien, el
lector interesado en estos asuntos encontrará,
en esta obra, abundante y enjundioso pábulo
para la reflexión y la toma de conciencia acerca
de la prioridad que constituye, para todos nosotros, el cultivo de las destrezas expresivas y
comunicativas vehiculadas por la palabra.
Sin temor a particularizar, en consideración
de las tremendas repercusiones que puede llegar a tener el buen o mal “uso de la palabra” en
todos los planos vitales, fijémonos, por ejemplo,
en la galopante atomización que fragmenta a la
sociedad colombiana, atribuible –con otros factores, desde luego– a la incomunicación entre
los diversos sectores en pugna, buena parte de
la cual, a su vez, podemos achacársela a fallas y
negligencias en el manejo del vehículo lingüístico. A la luz de esta realidad se patentizan no
simplemente la pertinencia sino, más bien, la
casi “providencialidad” –empleamos el término con toda reverencia– del libro El valor de la
palabra en la expresión y la comunicación, que, recién leído y provechosamente paladeado, reposa en nuestra mesa de trabajo, listo a acudir en
nuestra ayuda, incluso en lo concerniente a la
redacción misma de la reseña que el lector tiene
entre manos.
Examinemos a vuela pluma, y de la mano
del mismo profesor Piotrowski, el contenido
del libro, tal como él lo resume en su nota de
presentación.
El primer capítulo que es de mi autoría, El valor de
la palabra: unas anotaciones desde la filosofía del lenguaje, introduce al lector en la reflexión acerca de
qué es la palabra, qué es la lengua, y cómo funcionan las dos. Se alude a las múltiples temáticas de
las que se ocupa la filosofía del lenguaje y se presentan diferentes aspectos, escuelas filosóficas y
enfoques que han venido siendo elaborados durante su historia. No podían faltar, en este texto, algunas referencias a los temas tan discutidos como lo
son el origen del lenguaje o la relación del lenguaje
con el pensamiento. Era imprescindible detenerse
también en el concepto de verdad y su papel en los
procesos del lenguaje, del pensamiento y del
conocimiento.
No es casual ni arbitrario que los autores
de sus siete capítulos sean otros tantos docentes universitarios, como lo son los profesores
adscritos al Departamento de Lengua y LiteraPensamiento y Cultura
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El valor de la palabra en la expresión y la comunicación
conceptual, los trata desde un punto de vista teórico, pero también los esclarece con ejemplos, facilitando la comprensión de las definiciones, pero sobre todo su manejo práctico, lo cual permite comprender e interpretar adecuadamente y con solvencia intelectual hasta los textos de mayor complejidad.
Ricardo Visbal S. Presenta en el segundo capítulo,
titulado La meta de la comunicación, sus consideraciones sobre los distintos tipos de comunicación y
sobre la posición privilegiada y preponderante del
ejercicio del lenguaje en la comunicación verbal.
Muy representativos resultan ser sus ejemplos con
los que ilustra la historia de la comunicación en el
siglo XX. Igualmente, en este artículo quedan incluidos los temas del lenguaje de la comunicación
y de los códigos lingüísticos. El autor cierra su exposición con la reiteración de que la comunicación
es un rasgo antropológico relevante e innato, que
debe conducir a los hombres a la interactividad,
como meta de la comunicación.
El siguiente capítulo lo escribió Mónica Montes B.
En Los sentidos de la escritura: desde los itinerarios hacia
los compromisos del escritor la autora reflexiona sobre la escritura en cuanto un acto que, además de
lograr la comunicación con los demás, le permite
crecer a quien asume el desafío de escribir. Sus comentarios sobre las exigencias y los itinerarios de
la escritura rompen con el mito de la dificultad de
las competencias que debería poseer cada persona
que escribe y a la que ella llama “escritor”. Con
mucho acierto puntualiza los distintos procesos y
las diferentes etapas de la elaboración de un texto.
Al final, destaca la importancia de la creatividad
en todo acto de escribir.
La compleja temática del pensamiento se refleja en
el capítulo El proceso de pensar: el hombre ante el desafío de ratificar su identidad. Además de intentar
definir qué es el pensamiento y efectuar las consideraciones sobre su relación con el funcionamiento de las distintas partes de nuestro cerebro, su
autor, Pablo Méndez V., se detiene en los procesos
de sensación, percepción, atención y memoria, y
en su papel en la interpretación de la realidad. Expone, igualmente, los diferentes tipos de pensamiento y grados de conocimiento. Es de destacar
la posición antropológica que asume, con un fuerte énfasis axiológico, en las interpretaciones de todos los procesos del pensamiento.
Y, para finalizar, Marlene Sofía Villarreal elaboró
La argumentación. Larga y emocionante es la historia de la argumentación. En el texto se alude a algunos de los numerosos ejemplos relacionados con
este tema. El objetivo del texto es desplegar los distintos aspectos de la argumentación, como la
intencionalidad, la persuasión, el convencimiento,
etc. La relación entre éstos repercute en la interpretación, en los juicios expresados, puesto que el
sentido común puede diferenciarse de la realidad
científica o de la verdad de hecho. Dentro de la presentación de las estrategias argumentativas, la autora indica aquéllas por analogía, por el modelo,
por el ejemplo y las de causa-efecto. En apéndice
pedagógico se orienta sobre la redacción de un ensayo argumentativo.
Los temas referentes a la comunicación verbal, oral
y escrita los trata, en Abrapalabra: consideraciones en
torno a la oralidad y su presencia en la escritura,
Edilberto Quimbaya G. El autor despliega sus consideraciones sobre la palabra y la letra, así como
acerca de sus historias, en función del papel educativo que aquellas han desempeñado en la humanidad. Hasta los aspectos más difíciles y considerados tediosos, como por ejemplo, la retórica, la
oratoria o la ortografía, los ilustra con numerosos
ejemplos convincentes y creativos, inspirados en
la tradición cultural y literaria –a menudo colombianas– y que facilitan la comprensión de las ideas
presentadas.
Caiga, pues, en buenas manos este libro. Huelga decir, tras todo lo anterior, que no dudamos en
recomendárselo no sólo al público universitario,
sino también a todas aquellas personas que enarbolan la bandera de los valores humanísticos, como
una contribución sin precedentes a la búsqueda del
entendimiento y la concordia entre todos nosotros
–integrantes de una humanidad amenazada por la
incomunicación– a través de la Palabra, que, como
bien sabemos, intangible y todo, guarda en sí la potencialidad de crear universos. ■
María Lelis Ospina formula interesantes ideas en
su artículo Macroestructura y mapa conceptual: estrategias de revisión en la comprensión lectora. Después
de haber analizado qué es la lectura y de referir
sus distintas competencias, la autora pasa a considerar las estrategias en el proceso de la lectura. Sus
temas centrales: la macroestructura y el mapa
ROBERTO PINZÓN GALINDO
Pensamiento y Cultura
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Roberto Pinzón Galindo
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4 • 2001
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