Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español

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Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español
(Ideas esenciales para elaborar una reseña de la obra)
(Introducción) (El autor y su obra en su contexto histórico)
Sender fue uno más entre los intelectuales, escritores y artistas que, tras el fin de
la Guerra Civil Española, marchó al exilio. En su caso, el país de acogida fue primero
Méjico y posteriormente EEUU. Allí, como otros escritores del exilio, a los que se llamó
“la España peregrina” (Jorge Guillén o Pedro Salinas), Sender fue profesor en
universidades norteamericanas. Su obra, Réquiem..., es una reinterpretación de la
Historia de España, en el momento más dramático del siglo XX, el de la Guerra Civil.
Antes de la GC, su obra había recorrido el camino del “realismo”. En el exilio
sigue publicando obras que tendrán escasa difusión en España mientras se mantiene la
dictadura franquista. A partir de la “Transición” y la llegada de la democracia a
nuestro país, las obras de Sender se reeditan y se difunden con nuevo vigor, como
ocurre con la mayor parte de los escritores del exilio.
Sus novelas más conocidas son La tesis de Nancy que, en tono humorístico,
cuenta las experiencias de una joven estudiante norteamericana que viene a España a
aprender el idioma y se enfrenta a un montón de errores de interpretación y
malentendidos derivados de su escasa comprensión de nuestro idioma. Crónica del
alba, compuesta por tres trilogías, es decir, nueve obras, es una mezcla de autobiografía
y ficción, es decir, una autobiografía novelada.
(Desarrollo)
La obra se publicó por primera vez en 1953 en Méjico con el título de Mosén
Millán y en 1960 su nuevo título fue Réquiem por un campesino español. El título
inicial parece centrar su foco de atención en el sacerdote que, atormentado por la culpa,
rememora la vida de Paco el del Molino, en espera de celebrar una misa en su
memoria. El segundo título, sin embargo, parece destacar al verdadero protagonista de
la trama, a un campesino idealista, entregado a la causa de la justicia social y que da su
vida por defender sus principios. La historia individual de Paco el del Molino, a través
del título, que no menciona su nombre, adquiere una dimensión colectiva. La historia
de Paco asume el valor del símbolo y el mito, el destino trágico de tantos otros que,
como él, murieron por su compromiso político en el contexto de la España republicana
y el estallido de la Guerra Civil.
En esta novela el lector oye la historia del protagonista a través de tres voces o
narradores: un narrador en tercera persona, omnisciente que incluye la confesión o los
recuerdos de un narrador interesado en ofrecer su punto de vista subjetivo, Mosén
Millán, que conoció a Paco desde su nacimiento hasta su muerte y en cierto modo fue
culpable de ella; la tercera voz es la de un monaguillo que, mientras esperan a celebrar
la misa de réquiem, va recitando fragmentariamente un romance que en tono
legendario narra los episodios fundamentales de la vida del protagonista y sobre todo
los que se centran en su asesinato a manos de los falangistas. El romance es la voz
anónima que representa la memoria colectiva, una voz que no ha podido acallarse tras
la muerte de Paco y que al cura, don Valeriano, don Gumersindo y a Cástulo les
resulta incómoda, porque es testimonio de hechos que querrían haber olvidado. Eñ
romance demuestra que el recuerdo de Paco sigue vivo entre la gente del pueblo y es
un alegato contra Mosén Millán. La versión del romance contrasta y a veces se opone a
la de la memoria del cura, creando un multiperspectivismo que enriquece la narración
de los hechos.
La estructura de la obra se ordena según dos líneas temporales, una, la del
presente, marcada por la espera inútil en la sacristía del sacerdote y el monaguillo de
que al templo acuda la gente a la misa de réquiem. La otra línea temporal corresponde
al pasado, a la evocación (retrospección del sacerdote) de la vida completa del
protagonista: desde su nacimiento, su bautizo, su infancia (marcada por un hecho
decisivo que le hará tomar conciencia social al protagonista: la visita a las cuevas.
Quizás puedas explicar en unas líneas esta experiencia decisiva del protagonista: para
Mosén Millán, las injusticias sociales se asumen con resignación religiosa y sin
embargo provocan en Paco una profunda inquietud social y una rebeldía contra el
papel de la religión en la vida de los pobres. Para el cura, el moribundo de las cuevas
es sólo un cuerpo desahuciado, cuya alma se entrega a Dios. Para Paco, aquel hombre
desdichado representa el final de una vida miserable, triste, pobre, el final de la vida de
un campesino), su adolescencia, su boda, su elección como concejal del pueblo y su
muerte. La presencia del caballo de Paco, suelto por el pueblo desde que murió su
amo, abre y cierra esa rememoración del cura: se inicia con el relincho del potro en la
calle, fuera de la iglesia, hecho que simbólicamente hace presente al muerto y suscita el
examen de conciencia de Mosén Millán, inspirado en la culpa y el remordimiento. A
punto de iniciarse la misa, a la que solo han acudido paradójicamente aquellos que
fueron responsables de su muerte (Don Valeriano, don Gumersindo, Cástulo y el
propio sacerdote), el caballo de Paco irrumpe violentamente en la iglesia, como una
acusación simbólica contra los verdugos de un hombre justo e inocente. Nadie del
pueblo asiste a la misa porque con su silencio y su ausencia acusan del crimen a los que
fueron responsables de él, aunque ahora traten de lavarse las manos manchadas de
sangre celebrando una misa de réquiem.
Aunque la obra mantiene un tono realista en la descripción del contexto
histórico en el que se producen los hechos narrados, hay menciones difusas a esos
hechos, lo que dota a la obra de una dimensión simbólica: los acontecimientos
suceden en un pueblo de campesinos, como tantos debía de haber en España en esos
días. Se habla de elecciones, de miedo ante nuevos rumbos políticos, de la huida del
rey, de la bandera tricolor, de las elecciones municipales, de la llegada de unos
“señoritos” armados que matan a los campesinos... En ningún momento se citan por su
nombre personajes, fechas o circunstancias precisas, un marco histórico detallado. El
simbolismo de la obra y su contenido mítico, que hace del protagonista un héroe
popular, un mártir que muere por defender a los débiles, una especie de “Cristo de los
campesinos”, se acentúa con augurios y premoniciones que van anticipando el destino
trágico que espera a Paco. (Cita algún ejemplo, si quieres).
Los personajes de esta novela claramente ocupan dos bandos, aquellos que
están del lado del poder establecido y lo defienden abiertamente o, como el caso de
Mosén Millán, “dejan hacer” justificándose en la defensa de un reino que no es de este
mundo, el de la fe, la religión. La culpa del sacerdote consiste en haber entregado a
Paco a sus asesinos, dejándose llevar por la ingenua convicción de que nada malo le
pasaría. Mosén Millán no es un buen cristiano, le repugna la miseria, la pobreza y los
problemas sociales que no quiere afrontar ni resolver; separa de forma irreconciliable
los intereses del alma y del cuerpo y por eso, justificándose en la religión, es cómplice
de las injusticias y defiende los intereses del orden establecido. Aunque él no admite
expresamente la culpa en la muerte de Paco, queda claro que fue responsable de una
traición y una deslealtad que le llevó a la muerte. Él fue el que descubrió el escondite
de Paco y el que le convenció para que se entregara. Otros personajes, desde el
principio de la obra, se colocan frente al poder político y religioso que representan el
cura, el duque y los ricos y acomodados. Representan el poder popular, la Naturaleza,
la superstición, lo pagano, el vitalismo, la absoluta libertad que no se somete a
normas y la sabiduría procedente de la tradición. Son los débiles, los pobres (los
habitantes de las cuevas), los campesinos, como el propio Paco, la Jerónima, el
zapatero. Mientras que la fortaleza del poder está en la iglesia del pueblo y en el
ayuntamiento, el lugar del pueblo se simboliza en el carasol, donde se comentan todas
las quejas, reivindicaciones y opiniones del pueblo. Hay dos momentos decisivos en la
conciencia social de Paco, en su compromiso con los campesinos: la visita a las cuevas
como monaguillo de Mosén Millán para darle la extremaunción a un moribundo y
cuando como concejal elegido arrebata al duque sus privilegios sobre las tierras que
cultivan los campesinos, amparándose en una ley que ha suprimido “los bienes de
señorío”.
(Conclusión)
La obra es una tragedia porque representa la historia de una injusticia, revivida
ante nuestros ojos de lectores a través del recuerdo culpable de la memoria de Mosén
Millán y la voz colectiva y acusadora del romance popular en boca del monaguillo. La
novela es una metáfora de la tragedia nacional española, la escisión en dos
Españas y el papel de verdugo y víctima que asumió cada bando en el conflicto.
Sender, ideológicamente, muestra su simpatía hacia Paco y su lucha, aprovecha
muchos momentos del argumento para destacar la bondad del personaje, los principios
morales y humanistas que rigen su conducta, su defensa generosa, heroica, de los
débiles, frente a la mezquindad, la hipocresía y la traición de los poderosos. La obra
representa el interés del autor por representar la vida campesina y dignificarla a través
de sus valores. Por eso Réquiem puede considerarse también una novela social y
política.
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