LA ECONOMÍA MEXICANA FRENTE A LA GLOBALIZACIÓN DEL PROTECCIONISMO AL LIBRE MERCADO Hilario Barcelata Chávez GLOBALIZACIÓN Y ECONOMÍA MUNDO El proceso conocido mundialización constituye una reorganización de la economía en el mundo capitalista y tiende a propiciar la desaparición de las fronteras nacionales hasta constituir la llamada Economía Mundo. La mundialización implica una ruptura con respecto al movimiento de internacionalización, pues significa la desaparición de la economía internacional como principio de organización de la Economía mundo. La internacionalización entraña un proceso que se refiere a la apertura de las economías nacionales. En cambio, la mundialización alude a la integración, es decir a un proceso que significa la desaparición parcial o total de los factores que fundamentan la existencia de las economías nacionales. Mediante este proceso, cada uno de los países que acceden a la integración económica, renuncian en mayor o menor grado a dirigir de manera autónoma e independiente su política económica y supeditan sus metas de orden económico, político y social al logro de objetivos de orden global. Se supone que el proceso está destinado a generar beneficios a las economías nacionales a tal extremo que, precisamente, ya no se requieran las fronteras nacionales La mundialización requiere, empresas competitivas en el ámbito internacional capaces de sostenerse en una dinámica de crecimiento basado en la competencia y el desarrollo tecnológico. Pero las empresas no sólo están integradas a un sistema económico, también están ligadas y de manera fundamental, a un sistema institucional que las influye y determina su actuación. La eficiencia de las empresas es responsabilidad de los empresarios. La función del empresario es ser productivo, invertir a partir de su iniciativa creadora, asumir riesgos, capacitar a sus empleados y organizar los factores de la empresa con eficiencia, pero las condiciones en que se desenvuelve son consecuencia de la política gubernamental y la conducta social. El Estado tiene una función básica, en la mundialización, que es la de ofrecer a las empresas las condiciones para que puedan ser eficientes y otorgarles, al menos, el mismo apoyo que reciben sus similares en otros países. Los Estados deben propiciar políticas de modo que sus empresarios se tomen más competitivos. En el mercado internacional compiten empresas para las que son cruciales las relaciones que mantiene con el sistema educativo, la infraestructura tecnológica, energética, de transporte, las relaciones con los empleados, el marco legal e institucional vigente. Y todos esos factores están determinados por el Estado En países como México, existen rezagos en materia de desarrollo cuya importancia es tan amplia que resulta difícil pensar en una política que el Estado pueda implementar de manera generalizada como mecanismo capaz de eliminar el sesgo antiexportador de una gran parte del aparato productivo nacional. En nuestro caso, no se encuentran plenamente desarrolladas las estructuras del sistema capitalista, o donde de plano algunas no existen. Y el mismo proceso de globalización comienza a convertirse en un obstáculo que dificulta y complica la transición de las economías tradicionales a un capitalismo de pleno. En todo caso, el problema es ese. La globalización como forma particular de la mundialización, requiere economías plenamente capitalistas, que tengan una base mínima de desarrollo y un conjunto de problemas resueltos. Cualquier país que pretenda integrarse sin cumplir esos mínimos requisitos, en lugar de sacar provecho, lo que provoca es reproducir las condiciones de atraso y dependencia económica. A la vez que traba su propia transición hacia el capitalismo pleno, o la vuelve un proceso doloroso por el dramático saldo social que implica, ya que agudiza las diferencias y contradicciones entre un sector moderno que se globaliza y un sector atrasado que se pauperiza. Los países, como México, que no están preparados, por las razones anteriores, para acceder a la economía mundo, bajo las mejores condiciones posibles, también carecen de mecanismos para contrarrestar los efectos que genera, en el ámbito interno, la globalización. Lo que es mas grave, incorporarse bajo estas condiciones a este proceso resta posibilidades de implementar mecanismos de ajuste, control y defensa de carácter autónomo. Esto es así, porque la globalización como forma particular de la mundialización sólo acepta al mercado como mecanismo de organización y asignación de recursos y deshecha la posibilidad de intervención del Estado en el sistema económico. La globalización muestra una tendencia a la inestabilidad por la máxima interrelación que se alcanza en los procesos productivos y en los movimientos de capital y operaciones financieras y el veloz flujo de información que acelera y facilita las decisiones y con ello tiende a afectar de mayor manera a todas las economías inmiscuidas en la Economía Mundo Pero, también porque la globalización implica una tendencia a la pérdida de la posibilidad de evitar sus consecuencias negativas, debido a la renuncia a la soberanía económica que implica. Evidentemente, que el impacto extenso y profundo que sobre las economías nacionales producen los vaivenes de los mercados internacionales de bienes y financieros, es resultado del proceso constante y creciente de integración de los Estados-nación a una compleja red económica que les impone una lógica de funcionamiento, cada vez más ajena a sus posibilidades de control y, por lo mismo, cada vez mas determinante del comportamiento de sus economías. Lo más grave es que al debilitarse la soberanía económica, en realidad se está debilitando el Estado Nación al aceptar reglas, compromisos e intereses foráneos. Y ello obliga a segregar funciones que antes constituían jurisdicción propia de ese Estado. La situación se vuelve problemática porque la globalización no ha hecho sino generalizar las crisis económicas, y con ello profundizar la pobreza, el desempleo. La globalización obedece a un proyecto político alentado y sustentado por los gobiernos de los países desarrollados financiados y capitalizados económicamente por las grandes empresas transnacionales quienes poco a poco someten a los Estados Nación gracias a la intervención de los gobiernos de los países desarrollados y de las instituciones financieras internacionales. No es de extrañar, entonces, que la globalización sea un proceso que muestra una marcada tendencia a la monopolización de la economía y a la concentración del ingreso. Y es necesario decirlo, es una concepción del mundo que está planteando una transformación de la forma en que se ha desarrollado la civilización hasta hoy. Y en la medida que no resuelve sino que agrava problemas para las grandes mayorías en todo el mundo es posible entenderla menos como un logro y más como la gran crisis de la civilización premoderna porque implica el avance a una nueva forma de concebir la civilización en la que algunos sólo alcanzan un lugar como subproductos sociales que tienden a la extinción. Ranking Economías Mundiales Publicado - 09/10/2010 El Fondo Monetario Internacional ha publicado su informe anual titulado Perspectivas Económicas Mundiales, donde entre otras cosas, nos muestra cual es el ranking de las mayores economías del mundo. Los resultados de este ranking confirman lo que ya se veía venir: Brasil, una de las locomotoras del mundo, ha desplazado a España como octava economía mundial. El ranking se realiza teniendo en cuenta el Producto Interno Bruto (PIB) de cada país, y los primeros veinte puestos del ranking son los siguientes: 1 Estados Unidos 2 China 3 Japón 4 Alemania 5 Francia 6 Reino Unido 7 Italia 8 Brasil 9 España 10 Canadá 11 Rusia 12 India 13 Australia 14 México 15 Corea del Sur 16 Países Bajos 17 Turquía 18 Indonesia 19 Suiza 20 Bélgica La evolución de la economía mundial y de los mercados financieros El año pasado estuvo lleno de altibajos para la economía mundial4. La profunda crisis financiera que sucedió al colapso de Lehman Brothers en septiembre de 2008 tuvo un efecto negativo sustancial en la economía internacional, y el producto mundial cayó 1/2% en 2009. La crisis asestó el golpe más duro a las economías avanzadas, que tuvieron que enfrentar una grave contracción del crédito, balances maltrechos y un desempleo creciente, a lo que se sumó una disminución del producto de 31/4% en 2009. La crisis se propagó rápidamente por el mundo entero a través de una serie de canales: el comercio internacional se paralizó, los capitales dejaron de circular y las remesas se redujeron. Cuando la turbulencia amainó fue posible constatar que varios mercados emergentes y países de bajo ingreso se habían visto sumamente afectados por la peor crisis internacional en más de 60 años. La respuesta de los gobiernos se manifestó en una concertación sin precedentes de medidas firmes y ambiciosas. En el ámbito monetario, empujaron las tasas de interés a cero y pusieron en marcha medidas sui géneris. Los bancos centrales coordinaron recortes de las tasas de interés y swaps. En el terreno fiscal, se impuso una orientación anticíclica, creando margen para un aumento de los déficits motivado por la recesión y complementándolo con políticas de estímulo. En resumidas cuentas, las grandes economías avanzadas y países de mercados emergentes que contaban con el espacio fiscal necesario lanzaron un estímulo fiscal equivalente a 2% del PIB en 2009, y los beneficios de esta campaña se debieron en gran medida al acto mismo de coordinación. Los países también adoptaron medidas para apuntalar el sistema financiero; entre ellas, compras de activos, inyecciones de capital y garantías de distintos tipos. Estos esfuerzos dieron fruto. La economía comenzó a recuperarse durante el segundo semestre de 2009 y cobró impulso a comienzos de 2010, aunque para mayo la agudización de la volatilidad en los mercados financieros suscitaba nuevamente dudas en torno a la durabilidad de la reactivación. Las proyecciones apuntan a un crecimiento mundial de 41/2% en 2010 y 41/4% en 2011, si bien la recuperación marcha a distinta velocidad: en muchas economías avanzadas es anémica, y en otras regiones, más vigorosa. Dentro del primer grupo, Estados Unidos está creciendo más rápido que Europa o Japón. Entre los mercados emergentes y los países de bajo ingreso, las economías asiáticas emergentes ocupan la vanguardia, en tanto que muchas economías emergentes de Europa y de la Comunidad de Estados Independientes van rezagadas. Para las economías avanzadas se prevé un crecimiento de 21/2% en 2010 y 2011, en tanto que para los mercados emergentes y las economías en desarrollo la cifra sería de 63/4% en 2010 y 61/2% en 2011, tras un modesto 21/2% en 2009.