Indicadores de Licencia Social para proyectos de Gran Infraestructura (Anteproyecto de Investigación) Martha Ledesma Flores. Docente curricular. Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec. Correo: [email protected] Gustavo Calvillo Gandulfo. Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec. Correo: [email protected] Elizabeth Garmendia Guerrero. Docente de tiempo completo. Tecnológico de Estudios Superiores de Ecatepec. Correo: [email protected] Problemática La tendencia global hacia la búsqueda del desarrollo sustentable, cuyas bases han sido difundidas a través de cumbres, tratados y protocolos, ha marcado claramente la directriz que han de seguir aquellos que quieran alcanzar un estado de sustentabilidad. La consigna es que el desarrollo sustentable sólo puede ser alcanzado a través de la participación de todos los actores sociales. Dicha directriz cambia la dinámica de los agentes económicos, así, los sectores público, privado y la sociedad civil deben jugar un papel activo en la construcción de la sustentabilidad. De acuerdo con la Agenda 21 (ONU, 1992), El Gobierno tiene la tarea de generar las condiciones que favorezcan el diseño de esquemas de desarrollo local, regional y nacional sustentable a través de la política pública; La sociedad deberá participar para cuidar y preservar sus recursos naturales y generar esquemas de organización que les permitan emprender acciones para resolver sus problemas y mejorar su calidad de vida a través de la autogestión; mientras que los empresarios tienen la misión de mejorar sus procesos de producción y de gestión hacia nuevas modalidades sustentables. La metamorfosis del modelo empresarial en el contexto del desarrollo sustentable, obliga a estos actores no sólo a asegurar la eficiencia en los procesos dentro de sus instituciones para de esta manera alargar el ciclo de vida del inventario natural, sino también a tener una conexión más estrecha con la sociedad civil la cual responde con mayor presteza e intensidad ante los cambios que provocan las alteraciones al medio ambiente cuando se desarrollan nuevos proyectos productivos. En ese sentido la búsqueda de la sustentabilidad a través de la empresa se bifurca en dos dimensiones: una dentro de ésta (proveedores, administración, procesos, diseños, etc.) y la otra fuera de la empresa (competencia internacional, infraestructura, educación-capacitación, etc.). Considerando estos dos aspectos, el empresario de la sociedad actual se ve obligado a considerar nuevos costos que se adhieren a los costos tradicionales (los que se gestan dentro de la empresa en el propio proceso productivo) que provienen de la dimensión externa de la empresa. Son muchos los costos que tienen su origen al exterior de ésta, por ejemplo: la inseguridad, los impuestos regionales, la burocracia local y/o regional o incluso nacional, por mencionar sólo algunos, además de otro más reciente, que sirve como base a nuestra investigación: la "Licencia Social" o "Licencia Social para Operar", la cual surge como resultado de los nuevos desafíos que plantea la sustentabilidad para el empresario. El sector productivo comenzó su participación en la sustentabilidad con la incorporación de la ética en los negocios y las acciones de responsabilidad social corporativa. Asimismo, y más recientemente, el sector productivo se preocupa por certificar sus procesos (ISO, OSHA, EMMA) o su infraestructura (LEED) y participar en iniciativas de manejo sustentable (SAM, GRI, EITI, entre otros) e incluso financian obras de beneficio comunitario y conservación ambiental que van más allá de su objeto social, por ejemplo, Pemex tiene un plan estratégico orientado a revertir los efectos negativos de sus procesos productivos, mitigarlos o compensarlos así como a generar proyectos de desarrollo comunitario (Pemex, 2013) Todas estas prácticas tienen una razón de ser además de la adhesión del sector productivo al discurso de la sustentabilidad global; existen casos documentados ( (Gladwin, 1995) (Saade Hazin, 2013) (Thomson, 2000) (Nuñez, 2003) (Wilburn&Wilburn, 2011) ) en los que muchos proyectos de inversión han fracasado o sido bloqueados como resultado de conflictos sociales que surgen como respuesta a los efectos negativos del proyecto; surgen incluso como respuesta a la percepción de que el proyecto podría provocar efectos negativos en la sociedad o en los ecosistemas (Graafland, 2002). Por ello, no sólo la búsqueda sino la consolidación de la aceptación social a las actividades que lleva a cabo una empresa es un elemento fundamental en el desarrollo de proyectos de gran magnitud. Esa aceptación social a la que se hace referencia recibe el nombre de "Licencia Social". La licencia social es un término relativamente nuevo que surge en Canadá en los años 90 en el contexto de la actividad minera (Thomson, 2011)y poco a poco ha sido extendido a otras actividades económicas. Es un fenómeno que encuentra en la ética empresarial un sitio fértil para desarrollarse ya que desafía al empresario a demostrar su capacidad de autogestión, interlocución y negociación con las comunidades. La evidencia sobre las implicaciones en términos de riesgo operativo vinculado a la licencia social conduce necesariamente a reconocer la importancia ésta y por lo tanto a reconocer la relevancia de comprender el funcionamiento de la LSO, de ahí la pregunta de investigación que motiva este trabajo: ¿cuáles son y cómo es la dinámica de las variables que determinan la Licencia Social en proyectos de gran infraestructura ? Justificación El tema de la Licencia Social para operar es importante en la actualidad porque ésta representa una alternativa para conciliar los intereses del sector productivo con la sociedad civil. La identificación de variables que inciden en la Licencia Social así como la comprensión de su funcionamiento permitirán generar información útil a la toma de decisiones así como al desarrollo de propuestas para consolidar el proceso de diálogo necesario para involucrar a las comunidades en procesos participativos sobre la forma en la que los proyectos de gran magnitud pueden modificar sus recursos. Desde una perspectiva práctica, los resultados de este trabajo permitirán aportar un marco metodológico que sirva a la toma de decisiones con enfoque sustentable. Objetivo General Identificar los componentes de la licencia social para operar, a través de herramientas estadísticas multivariantes, a fin de proponer un marco metodológico para la estimación de la licencia social que sirva a la toma de decisiones estratégicas. Antecedentes El ámbito institucional juega un papel importantísimo en el desarrollo sustentable ya que es precisamente el Estado, quien pone las reglas del juego en el que interactúan los diversos actores económicos y es bajo esas reglas que se genera un escenario en el que la postura de las instituciones determina la conducta de los empresarios y de la sociedad. La complejidad del desarrollo sustentable que implica la corresponsabilidad entre las instituciones nacionales e internacionales así como la participación de la sociedad, todo ello en un contexto de interrelaciones políticas, económicas y ambientales, exige esquemas de gestión innovadores, dinámicos y sistémicos que sólo pueden comprenderse y generarse a partir de la inter-disciplina y de un esquema de coordinación interinstitucional del que México se encuentra todavía lejos; no obstante los temas relativos al desarrollo sustentable se hayan incluido en los Planes Nacionales de Desarrollo desde el 2001. A pesar de tratarse de un problema multidimensional, el desarrollo sustentable en México es un tema que se ha abordado sobre todo desde el punto de vista ambiental y aunque las acciones más representativas y tangibles que se han implementado se circunscriben a los acuerdos internacionales que se han venido celebrando en diversas ocasiones desde finales de la década de los sesenta, México puede considerarse como pionero en América Latina en la inclusión del tema ambiental en sus ordenamientos jurídicos. En México la conservación ambiental así como la prioridad del interés público sobre el privado es un derecho constitucional desde 1917 (Vargas Hernández, 2007). Después de la inclusión de la conservación ambiental en la Constitución de 1917 que surgió como resultado de los cambios que se hicieron a la Constitución de 1857 sobre la función social de la propiedad privada, el tema ambiental quedó sólo en el deber ser y pasaron 54 años hasta que cobró nueva importancia en México, importancia que coincidió con la celebración de las primeras conferencias internacionales sobre el medio ambiente que se celebraron en 1968 (Suecia y Paris). Las décadas de los 70 y 80 se caracterizaron por su avance en materia de legislación ambiental y fue precisamente este periodo el que marcó el inicio de la conformación del marco jurídico-institucional en materia de sustentabilidad. Por citar algunos ejemplos: en enero de 1971 se reformó el artículo 73 Constitucional, párrafo fracción XVI 4ª que otorga al Consejo de Salubridad las facultades para prevenir y combatir la contaminación ambiental. En Marzo del mismo año se promulgó la Ley Federal para Prevenir y Controlar la contaminación ambiental y luego de once años; en 1982, se publicó en el Diario Oficial de la Federación la Ley Federal de Protección al Ambiente; Ley que en 1988 diera lugar a la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente. Mientras que en la década de los 90 se inició la conformación del aparato burocrático que tiene a su cargo funciones relacionadas con la gestión ambiental 1 y se modificó la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente para fortalecer el logro del desarrollo sustentable. Paralelamente al tema ambiental, la presión internacional por garantizar el derecho de los seres humanos a una vida digna y saludable, obliga al Estado Mexicano a unirse a esta causa a través de la firma de acuerdos internacionales entre los que destacan los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU. 1 La semarnat (antes semarnap que fué creada en 1994), el instituto Nacional de Ecología, la Comisión Nacional del Agua, el Instituto Mexicano del Agua y el Instituto Nacional de Pesca; las cuales tienen funciones administrativas y la procuraduría Federal de protección al ambiente (Profepa), creada en 1992, la cual tiene funciones de vigilancia. Tanto los mecanismos de ejecución de la Agenda 21 como las metodologías propuestas por los Objetivos de Desarrollo del Milenio, el Protocolo de Montreal, el Protocolo de Kyoto y las diversas Conferencias de Partes que se celebran en el Convenio Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se han celebrado desde 1995 y de las que México forma parte, destacan la importancia de la participación comunitaria, la responsabilidad compartida, la ética corporativa, la autorregulación, la autogestión y el desarrollo de mecanismos de mercado que sean incluyentes y eficientes, así como el fortalecimiento de las instituciones en la promoción de actividades que fomenten al mismo tiempo la conservación de los recursos naturales y el bienestar social. (ONU, 2013) Dada esta tendencia, la política pública en México en materia de desarrollo sustentable presenta una propuesta que es congruente con la inercia Global del desarrollo. Esta postura Institucional sienta las bases de un esquema de participación que innegablemente promueve el involucramiento de los otros agentes económicos - los empresarios y la sociedad civil - en el desarrollo sustentable, así es como se genera un ambiente propicio para autogestión y es en este contexto en el que la "licencia social" empieza a cobrar importancia en México, sobre todo en aquellos casos en los que se involucren proyectos de gran infraestructura, que por su naturaleza generan impactos considerables en el medio. Este esquema de participación que se ha venido construyendo desde que iniciaran las primeras reuniones internacionales sobre el medio ambiente y del desarrollo ha dado lugar a distintas manifestaciones de cooperación por parte de la iniciativa privada entre las que destacan dos acciones muy concretas: La adopción de la responsabilidad social corporativa como parte de la cultura organizacional y la, más reciente, emisión de reportes de sustentabilidad. La responsabilidad social corporativa (RSC) comprende una serie de actividades que pueden dividirse en dos aspectos medulares el primero tienen que ver con el trato digno a los trabajadores y la garantía de respeto a sus derechos humanos y el segundo aspecto se relaciona con la inclusión de tecnologías que disminuyan los impactos de la contaminación al medio ambiente. En esta primera fase de participación de las empresas se observa una postura de cambio pero hacia el interior de la empresa, se cuida de promover valores de equidad e inclusión y respeto por el ambiente entre los empleados y se considera fundamental que la política de responsabilidad social corporativa favorezca el aumento de productividad y la mejora de la imagen corporativa. La emisión de reportes de sustentabilidad es una práctica que marca el momento en el que las empresas reconocen que no basta con mejorar la calidad de vida laboral y adoptar estándares de producción más limpia, sino que también es necesario emprender cambios hacia el exterior y se promueve la interacción con grupos de interés externos entre los que se encuentran: organizaciones no gubernamentales, comunidades e instituciones de gobierno siempre que éstas tengan alguna influencia sobre las decisiones estratégicas de la empresa. Esta segunda fase en la que las empresas muestran una mayor apertura y conocimiento del problema medioambiental y la forma en cómo afecta a la sociedad tiene una doble intención, por una parte: reafirma su posición liberal ante la desregulación - ya que tanto la certificación en responsabilidad social como la emisión de informes de sustentabilidad son acciones voluntarias - y por otra, busca disminuir el riesgo operativo asociado a los movimientos sociales que puedan surgir en contra de la actividad económica en cuestión. En este contexto, las empresas públicas y privadas que promueven proyectos de gran infraestructura como puede ser el caso de las dedicadas al sector energético, extractivo y de infraestructura carretera se vuelven particularmente vulnerables al riesgo operativo por conflictos sociales dado que su naturaleza es especialmente destructiva para los sistemas socio-ambientales ya que fragmentan los ecosistemas y trastocan los modos de subsistencia de la sociedad. Por ello, no solo la búsqueda sino la consolidación de la aceptación social a las actividades que desarrolla una gran empresa es un elemento fundamental en el desarrollo de este tipo de proyectos. Esa aceptación social a la que se hace referencia recibe el nombre de "Licencia Social". La licencia social es un término relativamente nuevo que surge en Canadá en los años 90 (Thomson, 2011) en el contexto de la actividad minera y poco a poco ha sido extendido a otras actividades económicas. Es un fenómeno que encuentra en la ética empresarial un sitio fértil para desarrollarse ya que permite al empresario demostrar su capacidad de autogestión, interlocución y negociación con las comunidades. La búsqueda de la aceptación social ha llevado a las grandes empresas a invertir en acciones que impulsen políticas de responsabilidad social y de desarrollo comunitario dentro de su estrategia corporativa, lo que permite pensar que existen expectativas favorables sobre los beneficios esperados. De hecho, tales beneficios se pueden agrupar en cinco rubros: la imagen, la reputación y la marca; la motivación de los empleados; la competitividad y la licencia para acceder y operar en distintos mercados. (Nuñez, 2003) Petrobras, por ejemplo, cuenta con una política de crecimiento que se encuentra armonizada con el compromiso social y con el respeto al medio ambiente, se encuentra alineado al Pacto Global de la ONU, con lo que refrenda su compromiso con el desarrollo sustentable. Asimismo ha participado durante 7 años consecutivos en el Dow Jones Sustainability Index Cuenta. Entre 200 y 2011 realizaron una inversión de 17.29 mil millones de dólares (R$ 43.5 mil millones) en seguridad, medio ambiente y salud. (Petrobras, 2013). En México las acciones emprendidas por las grandes empresas en materia de sustentabilidad son todavía pocas pero generan expectativas sobre el compromiso que están dispuestos a asumir. Se observa por ejemplo que la sustentabilidad en Peñoles se refleja en la integración de sus objetivos económicos y los de protección ambiental, autodesarrollo de comunidades cercanas así como la calidad de vida del personal. Esta empresa reporta resultados satisfactorios en cuanto a los impactos ambientales de sus operaciones así como en el cuidado de la salud de sus colaboradores. También define su compromiso social con las comunidades en cinco ejes: ambiental, educación, salud e integración familiar, desarrollo autónomo de actividades productivas e infraestructura social. Este compromiso se encuentra alineado a la política de desarrollo sustentable, a su plan estratégico y a los resultados de la medición de imagen y reputación. (Peñoles, 2013) Otro ejemplo es Pemex, quien manifiesta abiertamente como parte de su propuesta en materia de desarrollo social, la intervención social y comunitaria para obtener licencia social y promueve la comunicación con los grupos de interés, ello con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de la población de los Estados y Municipios petroleros e impulsar estrategias productivas en zonas con influencia de actividad petrolera. (Pemex, 2013) En el caso de la Comisión Federal de Electricidad, sus esfuerzos en materia de sustentabilidad se orientan a la generación de energía renovable de lo cual se esperan beneficios ambientales y en salud. CFE tiene la responsabilidad de cumplir con los compromisos internacionales en materia ambiental y de cambio climático. CFE asume la responsabilidad con la protección del entorno social y natural de las regiones donde se desarrollan las actividades. (CFE, 2013) La gama de iniciativas y esquemas de evaluación para medir el desempeño de las empresas en materia de responsabilidad social corporativa y de sustentabilidad, con la que se cuenta actualmente es considerable y contempla diversas escalas de aplicación. Así empresas petroleras como Aramco de Arabia Saudita, Gazprom de Rusia, Exxon Mobil de Estados Unidos de Norteamérica, PetroChina, British Petroleum, Shell, Pemex, Repsol, Petrobras, entre otros, se encuentran alineados al menos a una iniciativa, norma o estándar técnico internacionales sobre responsabilidad social corporativa y sustentabilidad. Para estas empresas, la emisión de reportes de sustentabilidad así como el establecimiento de compromisos con las comunidades forman parte de su planeación corporativa. También las empresas dedicadas a la minería establecen compromisos en materia de sustentabilidad, tal es el caso de: Teck, Newmont Mining Corp., Alcoa, BHP Billiton, Peñoles, entre otros. Y lo mismo sucede con otras empresas que emprenden proyectos de gran infraestructura como CFE, dedicada a la generación de energía eléctrica e ICA, empresa líder en México en el ramo de la ingeniería y la construcción. Si las inversiones en licencia social disminuyen el riesgo operativo o no, se cuenta con cierta evidencia contundente al respecto; pero es un hecho que el involucramiento de las comunidades en los proyectos de gran infraestructura es un acto que difícilmente se puede eludir. La operatividad de la licencia social entendida como el conjunto de herramientas y condiciones necesarias para que el proceso de diálogo y concertación entre el sector productivo y la sociedad ocurra, es un tema en el que se consideraron dos aspectos principales. El primero se refiere a las evidencias sobre la conveniencia de buscar la licencia social - esto para el sector productivo - y el segundo a los elementos que se encuentran involucrados en la obtención de la licencia social. Sobre las evidencias en la conveniencia de buscar una licencia social, se sabe que ésta genera expectativas favorables sobre beneficios que pueden ser intangibles como la mejora en la imagen empresarial y beneficios tangibles o el acceso a nuevos mercados. En un estudio efectuado en el 2002 (Graafland) en el que se analizó la relación entre las utilidades y la incorporación de principios éticos en el negocio de Shell y ERC, se encontró que los empresarios no perciben una relación clara entre las utilidades y la aplicación de principios éticos a la política corporativa, pero los investigadores que realizaron el estudio presentaron cuatro escenarios de maximización que involucran estas dos variables: principios éticos y utilidades. De tal forma que se pudiera observar las implicaciones de la incorporación de principios éticos a la planeación estratégica de estos dos corporativos. El escenario idóneo que representa la máxima utilidad para el sector productivo y para la sociedad resultó ser el más costoso en el corto plazo y es el que concede la misma importancia a la generación de utilidades y a la incorporación de principios éticos; mientras que el escenario denominado por los autores como Licencia para operar resultó ser menos costoso para el sector productivo ya que sus esfuerzos serán orientados a incorporar el conjunto mínimo de principios éticos que deben ser considerados para que la sociedad apruebe las actividades de las empresas. Tomson y Boutilier (2000), ofrecen algunos ejemplos sobre las implicaciones que tuvo para Monterrico Metals la no consideración de la licencia social. Esta empresa había logrado un incremento considerable en el precio de sus acciones como resultado del descubrimiento de una mina de cobre de nivel mundial en su propiedad de Río Blanco en el norte de Perú y trató de venderla pero se vieron envueltos en un conflicto que incluía la oposición de la comunidad al proyecto y una disputa entre los gobiernos locales por cuestiones de permisos. Sus acciones cayeron en un 70% y lograron vender a una compañía China que se quedó con el conflicto y no pudo desarrollar el proyecto. "Retrospectivamente, los inversores de Monterrico deberían estar satisfechos con el precio pagado por los chinos, pero también han aprendido de manera difícil que una licencia social para operar tiene valor monetario cuando uno trata de encontrar un comprador para desarrollar la propiedad." (Thomson y Boutilier, 2000) Otros autores (Wilburn, K. M., & Wilburn, R., 2011) destacan la necesidad de reconocer la licencia social como un elemento de planeación estratégica dada la relación que tiene con los beneficios financieros de las empresas. En la mayoría de los casos en los que se describen los impactos de la licencia social se puede observar que ésta se relaciona principalmente con el riesgo operativo. Todo parece indicar que de no contar con ella, la probabilidad de enfrentar y perder juicios legales, tener paros en las operaciones o incluso afrontar la cancelación de proyectos, aumenta considerablemente. Probablemente, esta sea la razón por la cual basta con visitar las páginas web de grandes empresas, como las mencionadas líneas arriba, para notar que todas ellas han adoptado medidas de sustentabilidad, responsabilidad social corporativa, y proyectos que involucran, en alguna medida, la participación con las comunidades. Lo que pone en evidencia que existe interés en el tema. Por lo que respecta a los elementos que intervienen en la licencia social, existen algunas propuestas interesantes sobre metodologías generales para la obtención de la licencia social. Destacan la de Jason (2013), Saade Hazani (2013) y Thomson y Boutilier (2000), aunque vale la pena mencionar que no se encontró, al menos en el medio académico, alguna metodología para estimarla. Metodología El trabajo de investigación comprende cuatro grandes fases que se agrupan como sigue: la búsqueda de antecedentes, la identificación de indicadores de licencia social, la identificación y selección de variables y la propuesta de un modelo. Para la primera fase, se recurre a la revisión bibliográfica en medios físicos y electrónicos y para las fases subsecuentes se utilizará el análisis multicriterio y el análisis estadístico multivariado. Bibliografía CFE. (diciembre de 2013). Home. Obtenido de sitio Web de CFE: http://www.cfe.gob.mx/paginas/home.aspx Gladwin, T. N. (Oct de 1995). Shifting Paradigms for Sustainable Development: Implication for Management Theory and research. The academy of Management Review, 20(4), 874-907. Graafland, J. J. (2002). Profits and Principles Four Perspectives. Springer, 35(4), 293-305. Jason, P. (2013). An Analysis of factor leading to the establishment of a social licence to operate in the minig industry. Resources Policy, 1-14. Muthuri, J. N., Chapple, W., & Moon, J. (2009). An Integrated Aproach to Implementing 'Community Participation' in Corporate Communuty Involvement:Lessons from Magadi Soda Company in Kenya. Journal of Business Ethics. Suplement:Corporate Social Responsibility, 85, 431-444. Nuñez R., G. (2003). La Responsabilidad Social Corporatia en un Marco de Desarrollo Sostenible. Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos, 1-70. ONU. (1992). Programa 21. Obtenido de sitio Web de la ONU: http://www.un.org/spanish/esa/sustdev/agenda21/agenda21toc.htm ONU. (2013). El Pacto Mundial. Obtenido de Sitio Web de la ONU: http://www.unglobalcompact.org/Languages/spanish/index.html Ostrom, E., Ahn, T., & Olivares, C. (Jan-Mar de 2003). Una Perspectiva del Capital Social desde las Ciencias Sociales: Capital Social y Acción Colectiva. Revista Mexicana de Sociología, 65(1), 155-233. PEMEX. (2013). Plan de Negocios de Pemex y sus Organismos Subsidiarios 20132016. México: PEMEX. Saade Hazin, M. (Septiembre de 2013). Desarrollo minero y conflictos socioambientales. Los casos de Colombia, México y Perú. Serie Macroeconomía del Desarrollo(137), 1-55. Thomson, I. (2000). Earning a Social Licence to Operate: Social Acceptability and Resource Development in Latin America. Recuperado el agosto de 2013, de sitio Web de On common Ground Consultants Inc.: http://oncommonground.ca/wp-content/downloads/license.htm Thomson, I. (2011). La licencia social para operar. Minería, Metalurgia y Exploración, 17(2), 1779-1796. Vargas Hernández, J. M. (15 de noviembre de 2007). Publicaciones: Desarrollo de la legislación ambiental en México. (INE, Editor) Recuperado el 7 de febrero de 2014, de sitio Web del Instituto Nacional de Ecología: http://www2.inecc.gob.mx/publicaciones/libros/395/vargas.html