sociedad española de excursiones

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BOLETIN
DE
LA
SOCIEDAD ESPAÑOLA DE EXCURSIONES
A R T E - ARQUEOLOGÍA - HISTORIA
Año
XXXVIII. — Segundo trimestre II M A D R I D — Junio de 1930
SANTA MARIA LA R E A L DE NIEVA
La tradición.—La Historia confirma y completa el relato tradicional.—La protección
regia.—El santuario, la puebla y el convento.—Gracias y confirmaciones de los
sucesivos Reyes españoles.—Gracias de los Pontífices.—Una Reina de Navarra
sepultada en Santa María de Nieva.—Las Cortes de 1473, reunidas en el convento.—Pleitos.—Santa María de Nieva en la guerra de las Comunidades.—La
villa bajo Carlos V y bajo los demás monarcas Austrias y Borbones. Otros
sucesos locales.—La guerra de la Independencia.—Los milagros.—La industria
en la villa.—Descripción de la iglesia y de sus dependencias, del claustro y del
monasterio en su estado actual.—Procesiones, Cofradías y Fiestas de la Sote-.
rraña.—La Fuente Santa, la Casa de Ayuntamiento y las Ermitas.—El Colegio de los PP. Dominicos.—Hijos ilustres de Santa María de Nieva.
Redactados ya los apuntamientos de Hoyuelos que tenía en
cartera, he de dar ahora la preferencia a los de Santa María la Real
de Nieva, y ello por estas dos razones: que con relación a la historia,
en la de esta villa, a manera de capital de una pequeña comarca, lo
singular de sus orígenes y la intensidad del desarrollo compensa
de lo moderno y poco extenso; y que con relación al arte, su monumento local es, sin duda alguna, el más principal dentro del reducido
marco en que me propuse operar para mis esparcimientos arqueológicos.
Corría el año de gracia de 1392 y reinaban en Castilla Don
Enrique III y su mujer Doña Catalina de Alencastre o de Lancaster.
En el pueblecillo de Nieva vivía un humilde mozo huérfano, llamado
Pedro Amador, natural de Pozal de Gallinas, jurisdicción de Medina
del Campo, que se había acomodado como pastor en casa de una
Santa María la Real de Nieva
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vecina pudiente, dicha M a r í a Crespo. D i z que a l alborear subía el tal
Pedro con el hato de ovejas confiado a su guarda a un pizarral en
altozano, sito como a kilómetro y medio, en t é r m i n o del mismo
pueblo, y que en él p e r m a n e c í a hasta que a l a caída de l a tarde torn á b a s e a N i e v a para encerrar las ovejuelas. Y esto lo venía haciendo
un día y otro día, un mes y otro mes. Y aunque aquel suelo era u n
erial pedregoso y escaso en hierbas, al mozo le a t r a í a el sitio, donde
se entregaba a l a plegaria, y sus ovejas, no obstante el desmedrado
pasto, eran las m á s lucidas de l a comarca.
Postrado en o r a c i ó n se hallaba una m a ñ a n a de Septiembre de
aquel a ñ o , cuando, de súbito, se le a p a r e c i ó l a Virgen María, envuelta
en vivos resplandores, y d á n d o s e a conocer al pastor, con embeleso
de éste, díjole que una imagen suya yacía oculta en aquellos p e ñ a s cales; que fuera luego a decir al Obispo de Segovia que viniese a descubrirla, a levantarle allí un altar y a darle culto, con que se o b r a r í a n
por aquella imagen grandes y numerosos prodigios.
Vacilaba el pastor, c o n s i d e r á n d o s e indigno de tal misión, y temiendo, a d e m á s , por su ganado, que iba a quedar sin custodia; pero
ante un nuevo requerimiento de l a Aparecida, d i s p ú s o s e a obedecer
y echó a andar, viendo con gozo, al volver l a vista a t r á s , que l a D i vina Pastora quedaba cuidando de las ovejas.
Voló, pues, Pedro a Segovia, dirigiéndose en derechura al palacio episcopal. Q u e r í a ver al S e ñ o r Obispo, y a s í lo declaró a unos pajes
de servicio que le impedían el acceso, diciéndoles a d e m á s que t r a í a
para él un encargo de l a Reina de los Cielos. Allí fué el burlársele los
pajes, el porfiar del pastor, el t o m á r s e l e por imbécil o por loco y aun
el maltratarle de hecho. E l ruido t r a s c e n d i ó hasta la misma c á m a r a
del prelado, quien, impuesto del caso, o r d e n ó que trajeran al punto
a su presencia al advenedizo.
E r a el Obispo v a r ó n virtuoso y prudente. Puesto ante él de
hinojos el pastorcillo, expúsole llanamente l o que le h a b í a acaecido
y l a embajada que traía. Suspenso el buen prelado, aunque le acogió
con gran clemencia, m a n d ó l e , cauto, volver a l a guarda de su hato, y
que si de nuevo se le presentara l a Virgen y le enviara al Obispo,
que le pidiera alguna s e ñ a l para certeza del hecho.
Presuroso y apenado t o r n ó s e Pedro al pizarral de Nieva
Aquí estaba a ú n la celestial guardiana. Postrado en tierra c o n t á b a l e
El Conde de Cedillo
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el pastor sus cuitas y el mal resultado de su m i s i ó n y p e d í a a l a Señ o r a que, para ser obedecida, enviara a Segovia a persona de m á s
merecimientos. Aseguróle l a Virgen que él mismo y no otro h a b í a de
ser el nuncio y que le d a r í a señal con que pudiera ser creído. Radiante de alegría, d i s p o n í a s e ya él para marchar nuevamente, y así se
lo dijo a la Virgen, pero advirtiéndole con toda simplicidad que antes
tenía que llevar a beber al ganado a una fuente algo apartada. A l
oirle manda l a S e ñ o r a a Pedro que toque con su cayado en la dura
roca. H á c e l o así y ¡oh asombro!, brota abundante y cristalino raudal
donde sacian su sed las ovejas. Enajenado el pastor, dirigía a l a V i r gen instintivamente su diestra mano, abierta por l a palma..... Y l a
Virgen deposita en ella, como prenda, una pizarrita, certificándole
que sólo el S e ñ o r Obispo podría arrancársela.....
He a q u í al buen Pedro, camino, otra vez, de Segovia; hele a q u í
otra vez en el palacio del Obispo, donde le persigue todavía el escarnio de la chusma de puertas adentro
Pero ahora el pastor les
muestra l a pizarrita adherida a su palma, que nadie, sino el Obispo,
p o d r á quitarle; y ahora los otros intentan a r r e b a t á r s e l a y con gran
estupefacción suya no lo consiguen
E n t r a el rústico a presencia
del Obispo, dale cuenta de su segundo mensaje; ante la servidumbre
palatina, extiéndese una mano abierta con una pizarrilla a ella adherida; el prelado separa l a pizarrilla sin dificultad alguna, y los que
d e s p u é s intentan lo mismo, en manera alguna lo logran; y las pruebas se repiten con idéntico resultado
E l Obispo se declara con-
vencido y resuelve marchar al siguiente día al m o n t í c u l o de N i e v a a
cumplir el mandato de la Reina celestial
P o r Segovia cunde l a ex-
t r a ñ a noticia como reguero de p ó l v o r a
E r a el día 9 de Septiembre. Numerosa y galana cabalgata ha
descendido de la altura de Segovia; avanza por los abiertos campos
de amplísimos horizontes, corre las cinco o seis leguas que separan
a la ciudad del pizarral misterioso
Son el Obispo y sus familiares,
ricos-hombres y caballeros, prebendados y clérigos, menestrales y
pecheros, la multitud ciudadana, en fin, deseosa de ver en qué paran
tales novedades sorprendentes.
Ya está cercano el oteruelo, pero no solitario, sino coronado
por buen golpe de gente; que de N i e v a y de otros lugarejos p r ó x i m o s ,
donde t a m b i é n transcendieron las hablillas del pueblo, han venido
Santa María la Real de Nieva
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hombres de toda espiritual laya: con fe sencilla y santa credulidad
los m á s , ansiosos de presenciar el prodigio del descubrimiento o de
obtener l a apetecida c u r a c i ó n de l a rebelde dolencia; con recelo o
con mala intención los menos, dispuestos a l a zumba si l a prueba
fracasara
E s fama que a l aproximarse a l pizarral el O b i s p o y su
s é q u i t o , una fragancia como del cielo les colmó el sentido
L a gente
se rebullía inquieta. E l pastor Pedro, sereno y cierto de lo que allí
iba a suceder, era objeto de l a general e s p e c t a c i ó n y ante las incesantes preguntas, s e ñ a l a b a dos sitios: a q u í p o s ó l a Virgen sus divinas
plantas para h a b l a r l e , ' y a q u í b r o t ó l a Fuente
Santa,
novedad que
e s t á a l a vista de todos...
S i t ú a s e el O b i s p o donde el pastor le indica, rodeado del
pueblo, y pide fervoroso a l a Virgen que le permita dar con su simulacro. Los circunstantes, por turno, cavan con tiento, pero con vigor,
el suelo
U n a gran l o s a queda a l descubierto; removida cuidadosa-
mente, bajo ella aparece una p e q u e ñ a cueva y en é s t a se halla, en
fin, l a imagen: la Soterraña
de Nieva,
que a s í ha de llamarse en
adelante.
Inenarrable es l a escena que se sigue. E l prelado l l o r a de gozo;
Pedro queda como e x t á t i c o , cual s i contemplara de nuevo a la Virgen,
que dijérase se le aparece otra vez junto a l a efigie descubierta; l a
multitud clama entusiasmada; los enfermos desahuciados allí presentes se sienten s ú b i t a m e n t e curados de sus dolencias, y hasta los
tibios y los burladores creen ya y confiesan ante tales portentos.
Hiende los aires el canto del Te Deum,
concertado por muchas bo-
cas. E l O b i s p o saca a la Virgen del lugar de su o c u l t a c i ó n , donde
ha permanecido, s e g ú n se piensa, soterrada por los cristianos para
evitar profanaciones casi siete siglos, desde la entrada de los á r a bes en E s p a ñ a y l a coloca en r ú s t i c o trono, resguardado por un
portalillo de madera, para exponerla a la v e n e r a c i ó n pública. Y l a
v e n e r a c i ó n comienza en el acto, pero ícon q u é transportes de los espectadores, de los sanados, de los peticionarios de nuevas graciasl
E n aquellos momentos tan solemnes, Pedro A m a d o r , el pastor bienaventurado, que m e r e c i ó ser elegido por M a r í a para realizar t a m a ñ o
servicio suyo, dice que en adelante a n t e p o n d r á a su paterno apellido
con todo y con ser tan significativo, el nombre de Buenaventura,
la que le h a concedido l a Virgen.
por
El Conde de Cedillo
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Instalada ésta en su altar cubierto, arden y a ante ella encendidas candelas. E l prelado nombra a siete sacerdotes allí presentes
para su permanente guarda y se vuelve a l a capital de la diócesis.
Su primer cuidado es i r al regio A l c á z a r y dar cuenta a l a Reina
D o ñ a Catalina, de los portentosos
sucesos
ocurridos en Nieva.
Enfervorizada con esto l a Reina, determina acudir pronto a aquel
paraje y, en efecto, va en el mismo a ñ o 1392 y ve a l a Virgen en su
provisional altar, y ve también el gran concurso que allí, hasta de
lejanos pueblos acude, y mucha parte del cual allí persevera día y
noche, ansioso de obtener los favores de l a celestial S e ñ o r a . L a Virgen
de Nieva se le entra en el alma. Liberal y magnífica, resuelve D o ñ a
Catalina que en el sitio de l a a p a r i c i ó n se erija a su costa un
templo suntuoso; y como la obra ha de ser larga, ordena
que
luego se alce al lado una ermita dedicada a Santa A n a , madre de
la Virgen. A l g u n a oposición suscitaron estas ó r d e n e s regias, pues
los segovianos q u e r í a n que la imagen se llevara a Segovia, y el cura
de N i e v a que se trasladara a la iglesia de su pueblo; pero, firme la
Reina en su idea, alcanzó una bula del Papa reinante, en que confirmaba éste l a erección del templo y resolvía que quedasen libres de la
jurisdicción de N i e v a el nuevo santuario y l a ermita de Santa A n a .
Construida que fué la ermita, a ella trasladaron la imagen desde su
primitivo altar, comenzando a recibir un constante culto. N o satisfecha a ú n l a piadosa D o ñ a Catalina, hizo levantar allí una hospedería para abrigo de los numerosos visitantes; y colmando hasta el
extremo la medida de su entusiasmo, resolvió convertir aquel sitio
solitario y santificado por la Virgen, en una puebla nueva, en una
villa exenta, a la vez regia y m a ñ a n a .
Pasaron tres a ñ o s . La fábrica del templo, dirigida por diestros
arquitectos, avanzaba; los capellanes a l o j á b a n s e en sus privativas
casas y l a h o s p e d e r í a rebosaba en peregrinos. L a Reina pidió a l Rey
y de él obtuvo la cesión del pizarral de Nieva, que acrecentado con
algunos terrenos colindantes segregados de pueblos p r ó x i m o s , iba a
ser solar de la nueva puebla, de Santa
María
la Real de
Nieva.
C o m e n z ó , pues, l a construcción y población de la v i l l a , a la cual
acudieron para morar, nobles y pecheros y menestrales—pelaires,
tejedores y alfareros segovianos—. Considerando lo reducido y estéril del término, l a Reina concedió grandes exenciones y privilegios
Santa María la Real de Nieva
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a los primeros doscientos moradores de l a puebla. E n el entretanto,
s eguían los milagros en l a devota ermita de Santa A n a . Junto a ella
vivía, abandonado ya el pastoril ejercicio, el pastor venturoso, dado
al culto de l a Virgen, a atender a adoradores y visitantes y al acarreo de materiales para l a c o n s t r u c c i ó n del nuevo templo.
Sigue contando la tradición c ó m o l a pizarrilla que l a Virgen
h a b í a dado al pastor, mostraba esculpida la cruz propia de l a Orden
de Santo Domingo y que por esto l a Reina d e t e r m i n ó confiar la custodia de l a S o t e r r a ñ a de Nieva a la familia dominicana. Como consecuencia, y a muy adelantada la fábrica del Santuario, comenzóse a
edificar, adjunto, un amplio y suntuoso convento de Padres Predicadores. Acabado el templo y muy p r ó s p e r a s las obras del convento
y de l a villa, a los siete a ñ o s pasados de la i n v e n c i ó n de la imagen,
en 7 de Septiembre de 1399 —día grande para l a nueva puebla de
Santa M a r í a — , c e l e b r á b a s e una severa ceremonia. Desde la ermita a
l a iglesia avanzaba una procesión s o l e m n í s i m a . L a Virgen, llevada en
hombros de los siete capellanes, seguida por el entonces Obispo de
Segovia, D . Juan de Tordesillas, por las autoridades de l a v i l l a , de
Segovia y de muchos pueblos comarcanos, por los religiosos dominicos y por multitud de fieles, q u e d ó instalada en su nueva casa. S i g u i ó s e una magna función religiosa y, tras ella, el prelado, en nombre de l a Reina fundadora, hizo oficial entrega de templo y convento
al Orden de Santo Domingo, so l a obligación de l a guarda y del culto
perpetuos de l a Virgen de la S o t e r r a ñ a .
Tan aficionada l a Reina de Castilla a esta casa religiosa, verdadera creación suya, m a n d ó disponer habitaciones especiales para
sí y para su hijo D o n Juan II, que menudeaban sus estancias junto a
la Virgen de Nieva. Los Reyes, sus sucesores, confirmaron los p r i v i legios concedidos a la villa y visitaron con frecuencia l a iglesia
hasta nuestra é p o c a c o n t e m p o r á n e a . Los milagros continuaban y l a
fama del santuario se extendía salvando tierras y mares, y de muy
lejos, y arrostrando penalidades y molestias, seg u í an acudiendo devotos y tullidos e incurables, anhelantes por hallar el ansiado remedio y lo mismo en Castilla y en el resto de E s p a ñ a que en las partes
de Africa, A s i a y América, se invocaba el auxilio de la S o t e r r a ñ a de
Nieva. Y como se observara, a d e m á s , no darse nunca el caso de perecer por rayo quien trajera consigo medalla o estampa de l a Sote-
El Conde dz Cedillo
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r r a ñ a , tocada a la imagen, túvosela siempre como protectora contra
tempestades, rayos y centellas.
Cargado de a ñ o s y de méritos, con opinión de santo, murió
el pastor Pedro, a quien los dominicos confiaron el cuidado del
altar de l a Virgen, y a los pies de su S e ñ o r a se le dio sepultura.
A ñ o s adelante, l a b r ó s e el actual camarín, donde se t r a s l a d ó la imagen. E n 1566, reinando Felipe II, diz que, dispuesta a salir del templo
una procesión, cuando pasaba por el sitio de l a sepultura del pastor,
no pudo continuar, como detenida por superior fuerza. Abrióse l a
sepultura, hallóse incorrupto y fragante el cuerpo de Pedro y l a procesión pudo pasar adelante. C o n esto se entendió que el bendito
cuerpo debía trasladarse m á s cerca de la imagen, a la capilla mayor,
y a s í se hizo. Y todavía, tiempo adelante, se le acercó m á s , depositándosele en el mismo c a m a r í n de la Virgen, donde continúa, expuesto
en urna de madera y cristales a la piadosa devoción de los fieles.
Hasta aquí he contado l a tradición del origen de Santa María
de Nieva, a t e n i é n d o m e , a la vez, a lo que dicen los relatos orales y
las narraciones escritas, pero reforzando m i cuento con tal cual nota
francamente histórica, y no desacorde con l a referencia tradicional.
A h o r a he de completar l o ya escrito con otras noticias m á s concretas, quier tocantes a l a historia del santuario y al aspecto religioso
del asunto de que trato, quier pertinentes a la de la v i l l a y al aspecto
meramente civil y social.
Lo primero, he de observar que l a t r a d i c i ó n del descubrimiento
de la imagen m a ñ a n a de Nieva es por las circunstancias que l a
rodean muy respetable, y que, superando a las hablillas populares,
tuvo confirmación escrita en viejas c r ó n i c a s e historias.
Dijeron algunos autores que el Obispo descubridor fué don
Juan de Tordesillas. Pero como por las datas de los privilegios
se
prueba que l a a p a r i c i ó n fué en el a ñ o 1392 y por el C a t á l o g o de la
Santa Iglesia de Segovia se sabe que dicho Sr. Tordesillas fué nombrado Obispo d e s p u é s de D . Alonso Correa, que m u r i ó en M a y o de
1397; de aquí se infiere que no pudo presenciar, siendo Obispo, el
descubrimiento. Quien le presenció (partiendo de l a certidumbre del
hecho) fué D . A l o n s o de F r í a s , que era prelado de Segovia por Septiembre de 1392.
Por l a tradición continuada, ya consta, s e g ú n se vio, que, a la
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Santa María la Real de Nieva
idea de l a Reina, de levantar u n gran templo sobre el mismo suelo
del sacro hallazgo, se o p o n í a n algunos elementos de Segovia y el
cura de Nieva, quienes p r e t e n d í a n llevarse a l a imagen. N o e s t a r á
d e m á s que recordemos que la Reina consorte de Castilla, la joven y
hermosa D o ñ a Catalina de Lancáster, por cuyas venas c o r r í a n unidas las sangres de las regias Casas de Inglaterra y de Castilla;
aquella Princesa de buena memoria, cuyo feliz enlace con D o n E n rique III puso fin a un odioso pleito dinástico; aquella que, a ñ o s
adelante y juntamente con su nobilísimo c u ñ a d o el Infante D o n Fernando el de Antequera,
supo gobernar y conservar en paz el reino
durante la minoridad de su hijo, el tierno Juan II; aquella
Española
Inglesa, que diría Cervantes, no era mujer para achicarse tan pronto,
y a s í supo allanar los o b s t á c u l o s que encontraba en su camino.
Impetró, pues, bula del Papa Clemente VII, a quien E s p a ñ a obedecía, quien l a d e s p a c h ó en A v i ñ ó n , a 20 de Febrero de 1393, para
que quedasen libres de la jurisdicción de Nieva el nuevo santuario y
l a ermita de Santa A n a .
E n tanto, l a oposición arreciaba. Los procuradores de Segovia,
el procurador general de l a Tierra y el cura de Nieva, demandaban
sobre aquel particular en justicia, alegando los grandes perjuicios
de distintos ó r d e n e s que se les seguiría si allí se construyera el
templo y elevando su solicitud hasta el Rey. Este n o m b r ó jueces, y
expuesto por cada procurador su derecho, los jueces sentenciaron en
favor del santuario y de l a puebla, a quienes defendía el procurador
de l a Reina. L a cual pidió y obtuvo de su esposo para sí el pizarral
de Nieva, con algunas tierras colindantes, s e g ú n consta en documento fecho en Segovia y en su a l c á z a r , en 10 de Agosto de 1395,
autorizado por Juan Rodríguez de Medina, escribano del Rey y de la
Reina, presentes ambos regios consortes, con varios caballeros y
escuderos. E s notable este documento de l a época, por lo que en él
se confirman los hechos portentosos de la a p a r i c i ó n y los milagros
operados. Dice l a Reina a l Rey «que el bien s a b í a como ella era
patrona e defensora e edificadora de las Yglesias de Santa M a r í a e
Santa A n a que agora nuevamente por honrra de Dios se havia
de-
mostrado e parescido cerca de una aldea que dicen Nieva que es en
el obispado de la dicha ciudad de Segovia»; y que le pedía por
merced l a permitiera dar t é r m i n o s a los vecinos que ya moraban y a
El Conde de Cedillo
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los que en adelante fueran a morar y poblar en el lugar de Santa
María, cerca de Nieva y que éstos pudieran hacer casas y tener
ejidos, con lo d e m á s anejo y perteneciente a toda jurisdicción, mero
mixto imperio civil y criminal. E l Rey contesta a su mujer que por
reverencia a Nuestro S e ñ o r y a Nuestra S e ñ o r a y por hacer gracia
y honrar a la Reina, que se lo pedía, y porque en dichas dos
se habían
hecho y hacían
iglesias
cada día muchos milagros y por fomentar
la devoción a las tales iglesias, la da licencia, como a patrona, defensora y edificadora de las iglesias para dar t é r m i n o s a los vecinos
y moradores presentes y futuros; y que l a da poder para todo ello y
el s e ñ o r í o y la propiedad de dicho lugar y de sus términos, con que
pueda hacer en ello su voluntad. Y concluye prohibiendo que nadie
sea osado a contravenir a lo dispuesto, so pena de su merced y de
diez m i l florines de oro pagaderos por cada contraventor.
Provista de este documento, la Reina D o ñ a Catalina, el s i guiente día 11, m a r c h ó al pizarral de N i e v a y allí se presentaron
también los procuradores de Segovia para contradecir lo estipulado
entre los regios cónyuges. Pero, sin duda, hubo cabildeos, presiones
y desfallecimientos y tras todo esto los procuradores acabaron por
condescender y l a Reina tomó p o s e s i ó n de l a flamante puebla, como
consta de otro documento, cuya sustancia es l a siguiente. E s t á fechado «en l a puebla de Santa M a r í a nuevamente poblada que es cerca
de Nieva», a miércoles 11 de Agosto de 1395, a presencia de la Reina
de Castilla y de varios testigos que firman, entre ellos D . Pedro,
Obispo de Orense, Chanciller mayor de l a Reina y D . Alfonso Martínez, D e á n de León y Capellán mayor de l a propia s e ñ o r a , y autoriza el
documento el mismo escribano y notario público, Juan Rodríguez de
Medina. La Reina sigue l l a m á n d o s e « p a t r o n a e defensora e edificadora» de las iglesias de Santa M a r í a y de Santa A n a , agregando que
es diputada para ello por el Papa Benedicto XIII. Los Regidores y
Procuradores de Segovia, allí presentes, iban provistos de una carta
con poder cumplido que les h a b í a dado su concejo con motivo de los
debates y contiendas que venía habiendo entre su ciudad y ciertos
lugares comarcanos de la puebla de Santa María, de una parte, y de
otra, l a Reina como patrona de las dichas iglesias, en r a z ó n de irse
poblando el nuevo lugar, lo cual, s e g ú n los procuradores, venía en
perjuicio de la ciudad y de su término. Pero a continuación decía-
Santa María la Real de Nieva
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raban: que por servicio de Dios y de la Virgen, porque ésta
había
hecho y hacía
Santa
diariamente
muchos milagros
en la iglesia
de
María, porque se trataba de una obra meritoria, por fomentar la devoción a Nuestra Señora, por entender que era honra y provecho
para Segovia y su tierra, haberse mostrado y aparecido Santa María
en aquel lugar de su comarca y, en fin, por ser ruego de la Reina, les
placía que ésta hiciera la población y templo y edificaciones de la
nueva villa; señalaban de común acuerdo el terreno en que había de
construirse; no se exigiría a los moradores pecho ni derecho alguno
que perteneciese a Segovia o a su tierra; se autorizaba a los vecinos
y moradores de la nueva puebla para poder labrar tierras y viñas y
para apacentar libremente sus ganados por toda la tierra de Segovia,
y consentían en que dicha puebla tuviera su jurisdicción y término
propios, para lo cual se señalaban nominal y precisamente en el documento los sitios que iban a limitar el nuevo término. Después, la
Soberana dijo: que recibía el dicho lugar de Santa María con sus
términos así delimitados y declarados, que de él tomaba tenencia y
posesión con su jurisdicción real, civil y criminal; que así lo hacía
por virtud del poder y licencia que para ello le había dado el Rey, y
que en señal de posesión «se asentava e asento en un estrado que
estava en una posada en que ella posava en el dicho lugar de Santa
María» (1). He querido extractar tan a la menuda este documento
fundamental para la historia de Santa María de Nieva, porque es
prueba fehaciente a la vez, del origen histórico de la villa y de la
certeza de la aparición sobrenatural y de los demás prodigios.
(1) Don Pedro Fernando de Monjaraz, autor de una historia de la aparición
de la Virgen de Nieva, que se reseñará m á s adelante, asegura que la cesión hecha por
el Rey Enrique III, del pizarral a la Reina y la posesión tomada por ésta, ocurrieron,
en 1393, y se funda en cierto texto impreso del documento, en que consta aquella
fecha. Pero el P. Yurami, cuya obra histórica posterior a la de Monjaraz, también reseñaré oportunamente, sostiene y defiende que aquellos hechos no acaecieron sino en
1395. Para ello da razones de índole cronológica que estimo convincentes, y se apoya,
a más, en el respetable parecer del historiador de Segovia Colmenares, que también
coloca los referidos sucesos en Agosto de 1395. En un opúsculo impreso, rotulado
Gracias, exempeiones y privilegios que .. concedieron a la villa y convento de
S. María la Real de Nieva los Señores Reyes... figura también la fundación de
la villa por l a Reina en 11 de Agosto de 1390: error craso y notorio, pues en aquel día
faltaban m á s de dos años para el descubrimiento de la imagen. No es dudoso, pues,
que al imprimirse estos documentos los amanuenses o los impresores padecieran error
de pluma o de imprenta.
ta
El Conde de Cedillo
83
Fuese o no debido a l a cruz de l a Orden dominicana grabada
en l a pizarrilla del pastor Pedro, como la tradición pretende, l a historia documental confirma la d o n a c i ó n de l a Reina a aquella familia religiosa. Antes, pues, de fundar l a villa, pidió D o ñ a Catalina y
obtuvo del papa Clemente VII bula de concesión (que m á s arriba se
citó), despachada en 20 de febrero de 1393 y confirmada por Benedicto XIII en 2 de Enero de 1395 y m á s claramente a ú n en la bula
que dictó este mismo papa (o antipapa) en 1415. Siete a ñ o s d u r ó l a
fábrica del templo y monasterio y al cabo de ellos se celebró la solemnísima t r a s l a c i ó n de la imagen, s e g ú n ya dejé dicho en el texto,
aunque deba a ñ a d i r ciertas particularidades que en algo rectifican y
en mucho completan l a noticia central.
Por distracción o por error dice el historiador local P. Y u r a m i que
se ignora el día fijo en que se efectuó l a traslación, s a b i é n d o s e sólo
que fué a principios de 1399, «sin duda —agrega el mentado escritor—, porque quiso la S e ñ o r a Reyna que estubiese la Santa Ymagen
en su templo para hacer la d o n a c i ó n formal a la sagrada Religión de
P r e d i c a d o r e s » . Lo que sí resulta cierto es que corriendo el mismo a ñ o
1399 y h a l l á n d o s e l a Reina en Toledo, escribió al P. Provincial de la
Provincia de E s p a ñ a , llamada de Castilla, manifestándole su intención de donar el santuario a su Orden y encareciéndole que con este
fin enviara a un religioso para que a nombre de la provincia asistiera
al otorgamiento de la escritura y tomase d e s p u é s p o s e s i ó n del santuario. E l Provincial n o m b r ó , pues, al efecto, al P. Pedro de Sepúlveda, Prior a la s a z ó n del convento de Santa Cruz de Segovia, el cual
p a s ó a Toledo y en su presencia se hizo l a escritura, cuyo extracto
es corno sigue.
L a Reina D o ñ a Catalina «asi como patrona e defensora e edificadora que soy de las mis Yglesias de Santa María de N i e v a e de
Santa A n a » , con poder del Papa Clemente y confirmación del Papa
Benedicto, por entender que es servicio de Dios, por salud de las
almas del Rey y suya y de los Reyes sus antecesores y por devoción
a la Orden de Santo Domingo, dona a ésta la iglesia de Santa María,
con todos sus derechos, rentas y propios, ornamentos, libros y joyas
que posee; con doce mil m a r a v e d í s que ella había dado como limosna
en cada a ñ o a las dichas iglesias; con las casas, sitas en dicho lugar,
que h a b í a comprado a Juan Rodríguez de Villareal, Tesorero del Rey,
Santa María la Real de Nieva
84
de l a Casa de la Moneda, de Toledo; con las d e m á s casas que las d i chas iglesias tienen y con el patronazgo de dicha iglesia y d e m á s derechos que en ella goza l a otorgante, para que el Prior, Padre Sepúlveda, tome p o s e s i ó n de todo ello en nombre de l a Orden, la cual haya
allí continuamente monasterio con Prior y frailes suyos, que prediquen, digan misas y celebren el oficio divino para siempre. Promete
la Reina tener por firme esta d o n a c i ó n y no ir nunca contra ella. Y el
Prior de Santa Cruz la acepta en nombre del Prior Provincial y de la
Orden. F i r m a n varios testigos que se hallaron presentes y autoriza
l a escritura, en Toledo, a viernes 7 de Febrero de 1399, Diego G a r c í a ,
escribano del Rey y su notario público en su corte. Y en virtud de
este documento, en 7 de Septiembre de dicho a ñ o 1399, a l a hora de
Vísperas, el Obispo de Segovia, D . Juan de Tordesillas, dio p o s e s i ó n
del santuario, en nombre de la Reina, y en l a forma que arriba q u e d ó
dicha, al Prior Padre S e p ú l v e d a .
Instalados los dominicos en el Santuario y el convento, para
fomentar el culto y reverencia de l a imagen que se les confiaba, en
vez de los siete sacerdotes que antes h a b í a , enviaron a veinte religiosos. L a iglesia, a m á s de ser m o n á s t i c a , tuvo el c a r á c t e r de parroquia, y p á r r o c o fué constantemente en ella uno de los religiosos
dominicos. E n el monasterio se estableció un centro de e n s e ñ a n z a en
que había dos Lectores de Teología, un Maestro de estudiantes, un
Predicador, un Lector de Filosofía y un Regente de estos Estudios.
Dedicóse, pues, la Comunidad, con gran provecho de l a Real villa y
de la comarca, a l a e n s e ñ a n z a de la Teología y de las artes liberales,
a l a predicación y a la a d m i n i s t r a c i ó n de sacramentos; y ya durante
el siglo xv florecieron en el convento muchos doctos varones. También instalaron allí un Noviciado, en que se educaba piadosamente a
los jóvenes aspirantes. Pero el mayor esmero y cuidado era para el
culto divino y de la Virgen, en honor de l a cual c a n t á b a s e diaria y
solemnemente el oficio, l a salve y el rosario.
Regente ya la Reina D o ñ a Catalina, juntamente con su c u ñ a d o
el Infante Don Fernando, en 6 de M a r z o de 1407 dieron una carta a l
monasterio y al concejo, alcaldes, regidores y hombres buenos de
Santa María de Nieva, cuyo contenido es digno de ser registrado.
Díceles l a Reina que «por que en l a dicha villa está edificada la iglesia
de Santa María a quien yo tengo por s e ñ o r a y por abogada en todos
El Conde de Cedillo
85
los mis fechos y por los muchos y grandes
Señor Jesuchristo por ruego e petición
milagros
que
Nuestro
de la Virgen Santa María
Madre muestra de cada día en la dicha iglesia»,
su
y por otras piadosas
razones, les concede los siguientes privilegios. Todos los que vengan
en adelante a poblar l a villa, a s í hidalgos como labradores, hasta el
n ú m e r o de doscientos vecinos, nombrados por el Prior del monasterio y por l a justicia local, s e r á n con sus mujeres e hijos exentos de
pago de alcabala por las compras-ventas que hicieren en la villa o en
su término; del de moneda forera; de l a prestación de peones y de
hombres de armas y de cualquier imposición, pecho o tributo, para
siempre j a m á s . L o s ganados de dichos vecinos p o d r á n andar sueltos
y seguros por todos estos reinos y s e ñ o r í o s , salvo en las villas de l a
Reina y del Infante Don Fernando, paciendo las yerbas y bebiendo
las aguas fuera de los sembrados y v i ñ a s . Sus pastores p o d r á n cortar leña donde quisieren. Los vecinos p o d r á n plantar v i ñ a s y huertas
y labrar por pan, pagando a los d u e ñ o s de las tierras lo razonable a
juicio de dos hombres buenos nombrados por las partes. Todo ello ha
de guardarse, so las penas acostumbradas. Esta carta fué confirmada por un albalá, fecho en 15 de Junio de 1423 y autorizado por el
escribano Martín González y por un privilegio rodado, fecho en P a tencia a 26 de Julio del mismo a ñ o y autorizado por Juan Martínez de
León, en los cuales ambos documentos el Rey D o n Juan II, en l a plenitud de su s o b e r a n í a , confirma todos los privilegios otorgados durante su minoridad.
L a fábrica de l a iglesia y del monasterio de Nieva y en general
las piadosas iniciativas de l a Reina D o ñ a Catalina determinaron en
l a comarca, salvo contadas excepciones, un movimiento de a d h e s i ó n
y asenso. U n a prueba de esto hay en el hecho de la d o n a c i ó n que
o t o r g ó l a Reina, del molino del C a ñ a l , en el r í o M o r o s , a los pueblos de
Balisa, Paradinas, Aragoneses, Villoslada, Marazuela, A n a y a , Tabladillo, P i n i l l a y Pascuales, previniendo que a sus vecinos sólo se les
cobrara por maquila un celemín por cada costal que pudieran entrar a
cuestas, y advirtiendo que esto lo concedía por l a devoción y prontitud
con que concurrieron voluntariamente a l a fábrica de la iglesia y monasterio de Santa María.
L a mucha gente que se avecindaba en l a nueva villa y el gran
n ú m e r o de romeros qne a c u d í a n al santuario, hicieron persuadirse
Santa María la Real de Nieva
86
a D o ñ a C a t a l i n a de que el templo resultaba p e q u e ñ o y entonces
dio orden de que se ampliase, l e v a n t á n d o s e como consecuencia, el
crucero, l a capilla mayor y las dos laterales suyas. D e t e r m i n ó s e a
ello l a Reina al apuntar el a ñ o 1414 y el día 23 de E n e r o , festividad
de S a n Ildefonso, se dio comienzo a l a obra complementaria, que se
c o n c l u y ó en 1428, aunque ciertos detalles y exornos no se perfeccionaron totalmente hasta 1432. N o es de e x t r a ñ a r que se invirtieran en
l a obra del crucero y capillas diez y ocho a ñ o s , mucho m á s de l o que
se h a b í a tardado en labrar el templo y el convento, pues antes de
terminarse l a nueva fábrica m u r i ó l a Reina D o ñ a C a t a l i n a , tan entusiasta del Santuario de N i e v a , y aunque su hijo D o n Juan II le fué
siempre muy aficionado, n i su complicada a c t u a c i ó n política n i l o s
disturbios de su tiempo le permitieron atender a aquella obra como
era su deseo.
Dióse, pues, t é r m i n o a l o principal de crucero y capillas en
1428 y se a c o r d ó hacer l a t r a s l a c i ó n de l a imagen a l altar mayor,
como se r e a l i z ó en p r o c e s i ó n solemne. Y a q u í cuenta l a historia tradicional u n nuevo prodigio. D i z que a l siguiente día del traslado,
vieron con a d m i r a c i ó n , religiosos y pueblo, que l a Virgen h a b í a abandonado el nuevo trono y que ocupaba otra vez el sitio o altar que
antes tenía. C o m e n t á b a s e el caso y como se creyera que l a S e ñ o r a no
q u e r í a se tuviese por c o m ú n el lugar donde se h a b í a aparecido, trasl a d ó s e de nuevo l a antigua imagen al altar mayor; p ú s o s e en el sitio
primitivo otra moderna de l a Virgen, y d á n d o s e ella por contenta con
esta d i s p o s i c i ó n no se e x p e r i m e n t ó otra novedad.
P a s a r o n los a ñ o s , pero no pasaron el amor a l a v i l l a y l a
v e n e r a c i ó n a l Santuario de Santa M a r í a de N i e v a en el á n i m o de los
Reyes e s p a ñ o l e s , los cuales confirmaron reiteradamente los privilegios a uno y otra concedidos por l a piadosa D o ñ a Catalina y por
su hijo. Y para dar de una vez remate a esta materia, h a r é conjunta
r e s e ñ a de tales confirmaciones.
Resulta, pues, que E n r i q u e IV c o n f i r m ó los privilegios
de
Santa María de N i e v a en A r é v a l o , a 20 de M a r z o de 1454. Isabel l a
C a t ó l i c a , no s ó l o confirmó los privilegios, sino que a los doscientos
vecinos libres de tributos a ñ a d i ó otros cincuenta m á s , por a l b a l á
dado en Segovia a 2 de Septiembre de 1476. L o s Reyes Católicos v o l vieron a confirmar todos los privilegios por Real cédula de M a d r i d ,
El Conde de Cedillo
87
de 20 de marzo de 1477, y la misma Reina Católica, por su cédula de
Burgos, de 1.° de Octubre de 1496, m a n d ó que l a villa no fuese nunca
enajenada de la Corona.
E l Emperador Carlos V confirmó los privilegios por carta
fecha en Valladolid a 19 de Marzo de 1556 (1). Felipe II los confirmó
en Madrid, a 11 de M a y o de 1562, y por otra cédula dada en l a misma
villa, a 22 de Diciembre de 1569, confirmó el de la Reina Isabel, de
que la villa no pudiera ser enajenada. Felipe III los confirmó en
Madrid, a 15 de Diciembre de 1599; Felipe IV, en Madrid, a 19 de
A b r i l de 1622; Carlos II, siendo Gobernadora l a Reina D o ñ a Mariana,
en Madrid, a 5 de A b r i l de 1666, y ya en su mayor edad en la misma
villa, a 14 de Noviembre de 1677, y Felipe V también en Madrid, a
20 de Junio de 1701.
Finalmente, confirmaron, asimismo desde Madrid, todos los
privilegios ya mentados, los Reyes Luis I, Fernando VI, Carlos III y
Carlos IV, en 18 de Febrero de 1724, en 1.° de Diciembre de 1746, en
6 de Febrero de 1760 y en 26 de Marzo de 1789, y por último, Fernando VII, en 1815 (2).
Fuera de todas estas mercedes regias, cuantas veces se vio en
necesidad desde su fundación el convento de Santa M a r í a de Nieva,
y hubo de acudir a la piedad de los soberanos e s p a ñ o l e s , se le despacharon letras y cédulas reales para poder postular en sus
domi-
nios. Así o c u r r i ó en tiempo de Juan II y de Enrique IV, por cuyas
cédulas de Medina del Campo, a 22 de Agosto de 1437, y de Valladolid, a 2 de Agosto de 1448, algunos Obispados del Reino contribuyeron al Convento. Por cédula de los Reyes Católicos, de Madrid, a 28 de
Febrero de 1495, se pidió en el Arzobispado de Sevilla y en los Obispados de Burgos, Palencia, Calahorra, Zamora, Salamanca, Ciudad
Rodrigo, Plasencia, León y Astorga. O t r a cédula de D o ñ a Isabel, de
Burgos, a 20 de Octubre de 1497, confirmó la a u t o r i z a c i ó n para pedir
(1) En el archivo municipal de Santa María, se conserva y he visto el documento original de confirmación del Emperador Carlos V. Está escrito, en buena letra
de la época, en diez y seis hojas en vitela; muestra en primera plana una miniatura
con la Virgen, y ante ella arrodillada la Reina Doña Catalina, y conserva pendiente
de hilos de seda el plúmbeo sello con la regia figura sedente y el cuartelado escudo
de sus dominios.
(2) La confirmación, por Fernando VII, de los privilegios de la villa consta en
el correspondiente libro de acuerdos municipales, acta de 21 de Octubre de 1815.
Santa María la Real de Nieva
y por otra de l a Reina D o ñ a Juana, de V a l l a d o l i d , a 26 de A g o s t o de
1509, se pidió t a m b i é n en los Obispados de C ó r d o b a , Jaén, Cuenca,
Segovia y A v i l a . Considerando el otorgamiento de estos frecuentes
privilegios, con verdad pudo decir u n cronista de esta casa
reli-
giosa que p a r e c í a haber sido siempre «la n i ñ a de los ojos de nuestros augustos m o n a r c a s » , en a t e n c i ó n al mayor culto y v e n e r a c i ó n de
l a Virgen de N i e v a y a los continuos milagros que desde su a p a r i c i ó n
h a b í a operado.
Volviendo t o d a v í a a l a Reina D o ñ a C a t a l i n a , a ñ a d i r é que por
una su c é d u l a que se guardaba en el archivo del convento, consta
que estando en Salamanca, en 3 de M a r z o de 1414, le hizo t a m b i é n
d o n a c i ó n de l a ermita de Santa A n a y del patronato que sobre ella
tenía, con r e n u n c i a c i ó n perpetua de su derecho. E n virtud de esta
d o n a c i ó n , que firmó y selló l a Reina, el P r i o r t o m ó p o s e s i ó n de la
ermita. A los pocos a ñ o s , los de l a v i l l a se entrometieron a poner en
ella un Rector que r e c o g í a l a cera y las limosnas que allí se depositaban, y al saberlo l a Reina D o ñ a M a r í a , mujer de D o n Juan II, en
3 de Agosto de 1431, e x p i d i ó una orden reprendiendo al concejo, a l caldes y regidores por l o hecho, p r o h i b i é n d o l e s conocer en cosa
alguna de l a ermita y c o n m i n á n d o l e s con fuerte multa en caso de
reincidencia. A m á s de todo esto, l a Reina d o n ó al santuario y monasterio un ligrmm crucis y una espina de l a corona del Redentor, e
hízoles t a m b i é n cuantiosas donaciones en dineros y en granos.
Tan devota como era D o ñ a C a t a l i n a de l a Virgen de la Soter r a ñ a , i b a con frecuencia a visitarla, para l o cual t e n í a en el convento
su h a b i t a c i ó n separada, a que llamaban Salón
de la Reina.
Devotí-
simas fueron t a m b i é n de l a imagen las dos esposas de Juan II; l a v i sitaron con mucha frecuencia y ambas tomaron p o s e s i ó n de l a v i l l a ,
g l o r i á n d o s e de gozar su s e ñ o r í o .
D o ñ a Catalina tuvo a los religiosos dominicos del convento
como capellanes suyos, título con que los Reyes continuaron h o n r á n d o l o s . C u i d ó especialmente de proveerlos de congrua y mantenimiento, y no contenta con formar l a v i l l a con doscientos vecinos
libres de toda carga para que con sus limosnas los ayudasen, en 17
de A g o s t o de 1410 les o t o r g ó l a merced de hacer cilla, como l a h a b í a
en Segovia, mandando a cuantas personas fueran a l a l o c a l i d a d a
vender vino, que no lo pudieran vender sino en l a dicha cilla, so las
El Conde de Cedillo
penas acostumbradas en Segovia, y que los que a s í vendieran el vino
recudieran al Prior y frailes con todos los derechos que se usaban en
la cilla segoviana, y ordenaba al Concejo y hombres buenos que no
se opusieran a ello, so pena de l a real merced y de seiscientos maravedís de la moneda corriente. Considerando la Reina D o ñ a Catalina que ello era poco para la m a n u t e n c i ó n de tantos religiosos, estando en Valladolid, a 1.° de E n e r o de 1413, hizo merced al convento
de diez m i l m a r a v e d í s de moneda vieja de l a E s c r i b a n í a de l a villa
de C o c a y su tierra y de todo el trigo, cebada y centeno que tenía de
sus Reales rentas en su jurisdicción. T a m b i é n dio al convento D o ñ a
Catalina las infurciones de tierra de C o c a y doce m i l m a r a v e d í s
sobre las E s c r i b a n í a s de Soria, como consta por su Real cédula, despachada en Valladolid en 1417. Por este mismo tiempo, con voluntad
de l a dicha Reina, su madre y tutora, el Rey D o n Juan II hizo merced
al convento de las C a r n i c e r í a s , Peso de l a H a r i n a y casas junto a
Santa A n a .
Reinando ya D o n Juan II por sí solo, y estando en Segovia, en
25 de Julio de 1421, d o n ó al convento cuatro m i l m a r a v e d í s de
renta sobre las alcabalas de los p a ñ o s de aquella ciudad; en 16 de
Septiembre de 1422 le a ñ a d i ó diez m i l m a r a v e d í s de Juro en las tercias de l a Vicaría de Nieva, y en 30 de M a r z o de 1447 concedióle
otros tres m i l m a r a v e d í s de Juro, situados en l a renta de las alcabalas de l a nueva villa de Santa M a r í a .
L a Reina D o ñ a María, primera mujer de Juan II, estante en
Toledo, confirmó en 8 de Febrero de 1423, el privilegio otorgado en
17 de Agosto de 1410 por D o ñ a Catalina. L a misma Reina consorte,
desde A g u i l a r de Campos, en 1.° de Julio de 1429, m a n d ó al C o n cejo de Santa M a r í a de N i e v a que no cobraran derecho de cosa
alguna que comprara el convento. Por otra cédula dirigida al propio Concejo, fecha en 8 de Agosto de 1432, o r d e n ó que de todas
las frutas, pescados y otras cosas que a l a dicha su villa vinieran
a venderse, nadie comprara cosa alguna hasta que el convento tomara lo que hubiera menester para su provisión, no pasando
de
la hora de tercia. E n 15 de Febrero de 1434, por cédula de Medina
del Campo, hizo merced al convento del cambio y trueque de monedas de l a villa y de su término, y estando en Alcalá de Henares,
en 24 de A b r i l de 1436, confirmó el privilegio de D o ñ a Catalina
BOLETÍN DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DB EXCURSIONES
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Santa María la Real de Nieva
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de 1.° de E n e r o de 1413. T a m b i é n confirmó este mismo privilegio
el Rey D o n Juande N a v a r r a , en Valencia, a 18 de Julio de 1437, alegando s u calidad de s e ñ o r de C o c a , y por pedírselo el Prior y C o n vento de Santa M a r í a de N i e v a . Y el hermano de aquel Rey, D o n
E n r i q u e , Infante de A r a g ó n y de Sicilia, hizo merced a l convento, de
dos m i l m a r a v e d í s de renta, situados en las dehesas de Mezquita, término de Medellín, en Extremadura; l o que se confirmó en Valladolid
a 6 de Noviembre de 1440.
N o fueron cortos los Pontífices en otorgar espirituales gracias
y en procurar materiales provechos a l santuario y convento de
Santa M a r í a de Nieva. Clemente VII, por su ya citada bula de Aviñón,
de 20 de Febrero de 1393, cuando a ú n estaba en sus comienzos l a
fábrica de l a iglesia, concedió a l o s que, penitentes y confesados
visitaran el templo en ciertas festividades y dieran alguna limosna
para l a obra, u n a ñ o , cincuenta y cuarenta d í a s , respectivamente, de
indulgencia (1). Benedicto XIII, s u sucesor, concedió y confirmó las
mismas indulgencias en A v i ñ ó n , en 2 de E n e r o de 1395.
Martino V , por breve dado en Roma, en 1425, m a n d ó que de
testamentos se dieran quinientos florines de o r o para l a fábrica de
Santa María de Nieva y que se repartieran en las diócesis de Toledo,
Salamanca, Segovia, Palencia y Plasencia, debiendo hacer el repartimiento el Obispo de Palencia, como a s í se ejecutó. E l mismo M a r tino V , por breve expedido en Roma en 20 de Septiembre de 1431, concedió un a ñ o y cuarenta días de p e r d ó n a los que visitaran en sus d í a s
las iglesias de Nuestra S e ñ o r a y de Santa A n a , y dieran limosna para
su reparo y c o n s e r v a c i ó n .
Pío II, por sus letras dirigidas al Rey Enrique IV, despachadas
en l a a b a d í a de San Salvador de Clusino, a 24 de Junio de 1462,
o t o r g ó grandes indulgencias a los visitantes de esta Iglesia que rezaran cinco Padre-nuestros y Ave-Marías, contemplando algún misterio de l a P a s i ó n .
E n 26 de Agosto de 1479, Sixto IV concedió a los penitentes y
(1) Las festividades que se señalan en este breve para lucrar la indulgencia
son: Natividad de Cristo, Circuncisión, Epifanía, Resurrección, Ascensión, Corpus
Christi y Pentecostés, sus octavas, los seis días siguientes a Pentecostés, Natividad
de la Virgen y seis días siguientes, Anunciación, Purificación, y Asunción, Natividad
de San Juan Bautista y seis días siguientes, Santos Pedro y Pablo y seis días siguientes, Santa Ana, Todos los Santos y en el día d e la dedicación de esta iglesia.
El Conde de Cedillo
91
confesados que visitaran la propia iglesia en las festividades de San
Pedro mártir, Santo Tomás de Aquino, San Vicente Ferrer, Santa C a talina de Sena, San.Luis, Obispo, San Antonio de Padua, San Bernardino de Sena, Santa Clara y Santa Isabel de Hungría, cincuenta
años y cincuenta cuarentenas de perdón.
De viva voz concedió Paulo III, formalizándose esta concesión
en breve, bajo el sello de la Sagrada Penitenciaría, que firmó el Cardenal de los Cuatro Coronados, Penitenciario Mayor, en Roma, a 23
de Enero de 1537, que no pudiera entrar en el convento de Santa M a ría de Nieva el oriundo de casta de moros o judíos. Y por otra concesión hecha en igual forma y firmada por el mismo Cardenal Penitenciario en 17 de Mayo de 1538, otorgó el propio Pontífice, que los
religiosos de este convento pudieran comer carne en el refectorio, y
recibióse y administróse esta bula por acto formal de la comunidad,
congregada en capítulo, según consta en la correspondiente acta.
E l Cardenal Alejandro Cribelli, Nuncio Apostólico de estos
Reinos, por sus letras despachadas y firmadas en Segovia, a 1 de Julio de 1565, sexto del Pontificado de Pío IV, concedió a los fieles que,
penitentes y confesados, visitaran esta iglesia en los días de la Concepción y de Santo Domingo, rezando ciertas preces, siete años y
siete cuarentenas de indulgencia.
Por decreto expedido en Madrid, en 17 de Febrero de 1598, por
el Licenciado Don Juan de Zúñiga, del Consejo de S. M . y Comisario
Apostólico de la Santa Cruzada, m a n d ó s e que nadie pudiera predicar
la Bula en la villa sino el Prior de este convento o el religioso que él
señalara.
Finalmente, Paulo V, en 26 de Agosto de 1615, concedió indulgencia plenaria a los que visitaran esta iglesia en las cuarenta horas
de la fiesta de la Asunción; y en el mismo día concedió el jubileo para
la fiesta de la Natividad de la Virgen, que es la principal en que se celebra a María en esta imagen.
E l prestigio y la importancia prontamente alcanzados por el
monasterio de Santa María de Nieva, debidos a su origen, a los milagros marianos, a las numerosas mercedes de los Reyes y magnates y
a las gracias espirituales de los Pontífices, ocasionaron otras numerosas donaciones de personas particulares y, a m á s , adquisiciones
acarreadas por la Orden de Santo Domingo, con lo que llegó a ser
92
Santa María la Real de
Nieva
considerable la riqueza de esta casa religiosa en predios rústicos,
distribuidos en muchos de los términos de la redonda, los cuales siguieron perteneciéndole hasta la hora de la desamortización eclesiástica en el siglo xix (1).
U n a memoria conserva el templo de Santa María de Nieva que
es muy para recordada, pues le presta el carácter, aunque pretérito,
de panteón real. La Reina D o ñ a Blanca de Navarra, hija de Carlos III,
mujer, primero, del Rey Don Martín de Sicilia, y después de Don
Juan II de Navarra y Aragón, murió en 1.° de A b r i l de 1442 en Santa
María de Nieva, donde llegara en seguimiento de su inquieto esposo,
enredado incesantemente en las revueltas de Castilla. Celebráronse
las exequias en el templo de Santa María la Real, presentes el Rey
Don Juan, su marido, el Rey y la Reina de Castilla y la Reina de Portugal. Los restos mortales fueron sepultados en la misma iglesia y
allí reposaron hasta que su hija Doña Leonor m a n d ó trasladarlos al
convento de San Francisco, de Tafaíla (2).
E l reinado de Enrique IV, monarca tan segoviano de afición,
señala un período de gran contacto entre la realeza castellana y la
reciente puebla de Santa María. Sábese que Don Enrique, siendo aún
príncipe, solía ir con frecuencia desde Segovia a aquella villa y su
santuario, costumbre que conservó siendo ya Rey.
Estante en Segovia, en 25 de Marzo de 1455 confirmó la mer(1) E n el Archivo Central del Ministerio de Hacienda se conserva y he visto
un Registro general de fincas de Monasterios y Conventos suprimidos, en el cual
consta que el de Santa María de Nieva poseía a la sazón dos casas en la villa y
muchas heredades y obradas de tierra en los términos comarcanos de Ochando, Pini11a Ambroz, Pascuales, Armuña, Melque, Nieva, Ortigosa, Miguel lbáñez, Domingo
García, Martín Muñoz, L a Hirvíenza, Aldeanueva, Montuenga, Villoslada, Hoyuelos,
Laguna-Rodrigo, Moraleja de Coca, Teldomingo, Orejuela, Gemenuño, Santovenía,
Moraleja y Santiuste.
(2) Esto es lo que me parece cierto, después de leer lo que escriben varios de
nuestros antiguos historiadores, entre los cuales hay divergencia acerca del particular. Pero los asertos de Zurita, de Garibay y de Mariana, autores respetables, la tradición constante en el monasterio de Santa María y los argumentos del P. Yurami, fidedigno tratadista del monasterio, son bastantes a llevar al ánimo el convencimiento de
que l a Reina D o ñ a Blanca de Navarra fué sepultada en Santa María de Nieva y no en
Tudela n i en Ujué. E l sitio de la sepultura parece que fué en medio de la capilla
mayor, junto a las gradas del altar mayor y así lo afirma Garibay. E n nuestro tiempo
D. José María Quadrado escribió que «guardó en depósito los restos» la capilla de
costado de la Epístola o sea la de la Consolación. Respecto de este particular no hay
seguridad absoluta.
El Conde de Cedillo
93
ccd que en 25 de Julio de 1421 h a b í a hecho al convento D o n Juan II,
de cuatro m i l m a r a v e d í s de renta sobre las alcabalas de los p a ñ o s de
la ciudad del Eresma; y t a m b i é n un privilegio del mismo Rey, su padre, dado en Valladolid a 30 de M a r z o de 1447, de tres m i l m a r a v e d í s
de renta que c o m p r ó dicho convento, situados por Juan II en las a l cabalas de Santa M a r í a de N i e v a .
E n las p o s t r i m e r í a s de su reinado, en 25 de M a r z o de 1473,
concedió al convento, D o n Enrique, que los lugares de Nieva, Ortigosa, Domingo G a r c í a , Migueláñez y Bernardos le diesen cada semana perpetuamente un carro de l e ñ a de sus pinares. Y a los pocos
meses de esta concesión acaeció en l a villa un suceso que no es para
olvidado en l a r e s e ñ a de su historia, y que por breve espacio hizo
fijar l a atención de todo el reino en Santa M a r í a de N i e v a . Véase
c ó m o lo describe el cronista E n r í q u e z del Castillo.
«Desque el Maestre de Sanctiago sintió que el Rey no avia
gana de ir á M a d r i d ; porque ya desamaba á l a Reyna, é no la quería
ver por su desoluto vivir, a c o r d ó de pasar los puertos, é vínose á
Sancta María de Nieva, Donde venido, el Rey se fué aposentar allí con
toda la Corte, y envió á mandar al Infante D . Enrique é á l a Infanta
su madre, que viniesen allí, puesto que su venida les a p r o v e c h ó poco
según l o que subcedió. Estando allí el Rey, envió á llamar allí á los
Perlados del reyno, é los Procuradores. Donde venidos, hizo que las
Hermandades se confirmasen, é hiciesen por todos los reynos, é
m a n d ó desatar algunos agravios, que estaban fechos en los lugares,
é cibdades, é villas, que se avian alzado por el Príncipe, quando los
tiranos le pusieron nombre de Rey. E asi mesmo m a n d ó , que por
guanto él estaba puesto en mucha necesidad, se repartiese cierto
pedido, é moneda, con que fuese socorrido, lo qual le fué otorgado, é
m a n d ó luego repartir é coger el dinero.» (1)
Sin mentarlas nominalmente, he citado con este texto a las
Cortes de Santa María de Nieva, celebradas bajo el m á s desventurado
de los monarcas e s p a ñ o l e s . Acerca de estas Cortes y del local donde
se ayuntaron escribí a ñ o s h á en cierto informe a c a d é m i c o las s i guientes palabras, que no creo ocioso reproducir a q u í :
«El claustro de Santa M a r í a hubo de ofrecer, en el a ñ o 1473,
(1) Crónica del Rey D. Enrique el Quarto...,
(Edición de Madrid, de 1787.)
cap. CLXIII, págs. 331 y 332.
94
Santa María la Real de Nieva
un aspecto por d e m á s animado y atrayente. E l Rey D o n E n r i q u e IV
h a b í a a c u d i d o con todo s u s é q u i t o a la nueva v i l l a para celebrar
Cortes, que fueron las postreras de s u reinado, y que, en efecto, en
28 de Octubre se reunieron en el mismo monasterio, en anchurosa estancia adjunta al claustro; y paseando gravemente o formando nutridos grupos a l margen de aquellas recias m o l d u r a s y de aquellos pintorescos relieves s e m i r r o m á n i c o s , s e m i g ó t i c o s , h u b i e r o n de formar un
conjunto no menos pintoresco los proceres y los prelados, los letrados
del Consejo y los procuradores del Reino, que en el s a l ó n vecino pres e n c i a r í a n el e s p e c t á c u l o de aquellas Cortes, donde a s í solicitaba el
M o n a r c a que se repartiese cierto pedido y moneda con que fuese soc o r r i d o «por quanto él estaba puesto en m u c h a n e c e s i d a d » ; como en
c a r e c í a n los procuradores que se cumplieran las incumplidas leyes
ordenadas en las anteriores Cortes de O c a ñ a ; que se remediasen los
muchos y grandes agravios que en ciudades, villas v campos se infer í a n a las personas y a l a propiedad, y que se adoptaran convenientes
medidas en diversas materias de justicia y de g o b i e r n o » (1).
A pesar de los privilegios reales c o n que h a b í a sido favorecida
l a v i l l a y de sus reiteradas confirmaciones, los pueblos circunvecinos
y l a m i s m a S e g o v i a s o l í a n atentar contra ellos y vejar de varios
modos a los vecinos de Santa M a r í a , l o que o c a s i o n ó porfiados y r u i dosos pleitos, seguidos a las veces de ejecutorias favorables para l a
causa de l a v i l l a . De dos de estas contiendas v o y a dar sucinta cuenta.
Reinando los Reyes C a t ó l i c o s , l o s portazgueros de C o c a cob r a r o n portazgo a u n vecino de Santa M a r í a , no obstante el privilegio
de que estos villanos gozaban, Q u e j ó s e el vecino al monasterio como
a m p a r a d o r de aquellos habitantes; el monasterio d e m a n d ó a C o c a y
se s i g u i ó el pleito con todos sus t r á m i t e s en l a C n a n c i l l e r í a de V a l l a d o l i d hasta que r e c a y ó sentencia favorable a Santa M a r í a de N i e v a ,
con c o n d e n a c i ó n de costas a los portazgueros de C o c a .
P o c o d e s p u é s , reinando D o n C a r l o s y D o ñ a Juana, q u e r e l l ó s e
(1) Conde de Cedillo. El claustro del ex Monasterio de Santa María la
Real de Nieva. Informe oficial emitido en la Real Academia de la Historia en 25 de
Marzo de 1920 y publicado en su BOLETÍN, tomo LXXVI, cuaderno 5, Mayo 1920, página 385.
Sobre estas Cortes, véase: Cortes de los antiguos Reinos de León y de
Castilla, publicadas por la Real Academia de la Historia. Cuaderno de las Cortes de
Santa María de Nieva. Tomo III (Madrid, 1866), pág. 835.
97
El Conde de Cedillo
Santa María de Nieva contra la ciudad de Segovia y los lugares de
Nieva, Ochando, Pascuales, Ortigosa, Bernardos, Melque y Migueláñez, propios de su jurisdicción, porque, apesar de sus reales privilegios, se les hacían numerosos agravios, impidiéndoles cortar leña
en los montes y pinares, negándoles lo que de derecho les pertenecía
o exigiéndoles más altos precios, vedándoles o dificultándoles el
pacer con sus ganados en los varios términos. Sustanciado el pleito,
en 1517 dictóse sentencia de vista, favorable a los derechos de Santa
María. Segovia y los lugares de su tierra suplicaron de esta sentencia,
obteniéndola favorable de revista. Suplicó, a su vez, en 1522, Santa
María de Nieva de esta sentencia de revista; y tras nuevas suplicaciones y varios autos del Consejo, recayó sentencia definitiva por
carta ejecutoria de la Cnancillería de Valladolid, fecha a 15 de Abril
de 1530, en favor de la villa de Santa María de Nieva y de sus doscientos cincuenta vecinos excusados (1).
(1) He examinado detenidamente estas dos Ejecutorias en casa de D . Atilano
Esteban, propietario y vecino de Santa María de Nieva.
La Executoria contra Coca es un cuaderno en seis hojas en vitela, con cubierta de pergamino y sello pendiente, de plomo, con las efigies y epígrafes de los
Reyes Católicos. Su fecha es en Valladolid, a 29 de Julio de 1494. Mandaron darla
D . Juan Arias, Obispo de Oviedo, Presidente de l a Real Cnancillería y el doctor
Diego de Palacios y los licenciados Diego Martínez de Astudillo y Diego Pérez de
Villamuriel, Oidores, y la hizo escribir Juan Pérez de Otalora, escribano de C á m a r a
de Sus Altezas.
La Carta executoria a pedimento de la villa de Sancta María la Real cerca
de Nieva e de los doscientos e cinquenta vecinos escusados della. Cotra la cibdad
de Segouia e su tierra, es un volumen en folio, escrito en vitela, con cien hojas útiles
foliadas y encuadernado en pergamino. Todo el texto aparece escrito en hermosa y
clara letra. E n el folio 1.° vuelto y en el 2 . recto, vénse sendas y finas orlas coloreadas y doradas, de buen arte, con el escudo del Emperador Carlos V, varios motivos ornamentales y un epígrafe latino alusivo; y en varias de las planas destácanse
bellas iniciales doradas y coloreadas. A l principio del volumen, en dos hojas de
papel, en letra al parecer del siglo xvn, hay un extracto de lo que contiene, que a la
letra es como sigue:
«Memoria de lo que contiene esta carta executoria despachada en fauor de la
uilla de Santamaría la Real de nieua y sus docientos y cinquenta becinos escusados.
Contra la ciudad de Segouia y lugares de nieua ochando pasquales hortigossa bernardos melque miguelañez y otros de la juridicion de Segouia a ñ o de 1530.
•Demanda y querella de la uilla de Santamaría de nieua contra la ciudad de
segouia y lugares de su tierra sobre que en perjuicio de l a executoria y preuilegio
real que tienen sus 250 vecinos escusados les hacen los agrauios siguientes.
«Que no les dejaban cortar en los montes y pinares que cada un concejo tenia
sino solo en los baldíos y que sobre ello les prendauan injustamente.
•que por defraudar a los vecinos de la dicha uilla hacían entre si ordenancas
0
96
Santa María la Real de Nieva
E l nombre de Santa María de Nieva figura en el período de la
guerra de las Comunidades, aunque no con la triste celebridad de
otras localidades castellanas. E n fin de Junio de 1520, el Cardenal de
Tortosa, Gobernador de E s p a ñ a , ordenó al alcalde Ronquillo fuese
con fuerzas a castigar los excesos cometidos en Segovia. Reunió éste
mil hombres, y por Arévalo se dirigió a Santa María de Nieva, desde
donde destacó algunas lanzas y jinetes a correr la tierra.
Armáronse los segovianos en son de guerra y pidieron auxilio
en que bedauan ha los becinos de los dichos lugares pudiesen cortar en los montes y
pinares y lleuar los tocones y pinos caydos lo qual los becinos de los lugares lleuauan libremente y a los becinos de l a dicha uilla no los querían dar.
»que repartían y dauan cada a ñ o pinos de sus pinares a los becinos de dichos
lugares y a los becinos de l a dicha uilla no los querían dar.
»que bendian entre s i muchos pinos y madera por muy bajo precio y a los becinos de la dicha uilla no lo querían dar en la misma forma.
»que bendian mucha madera y leña a forasteros l o qual queriendo lo tomar
por el tanto los becinos de la dicha uilla no se lo querían dar.
»que en perjuicio de l a executoria y preuillegio que l a dicha uilla y becinos
tenían de pascer con sus ganados en los términos de los dichos lugares h a c í a n nueuos
cotos deesas y vedamientos y en los rastrojos y binas aleado el fruto.
»Exxecutoria de l a uilla de santa maria de nieua contra segouia y su tierra
sobre los pastos. Insertóse en esta por que ansí se presento para la justificación de
su demanda.
«Excepciones, alegatos, poderes de la ciudad de Segouia y lugares de nieua,
ochando, pasquales, ortigossa, bernardos, domingo garcía, miguelañez y melque y de
la uilla de Santa maria de nieua.
«Sentencia de vista dada a ñ o de 1517 en que manda que degen cortar a los
becinos de la dicha uilla en los montes y pinares baldíos y en los que cada un concejo tiene como lo hacen los becinos de los dichos lugares y tierra de segouia.
«Que les dejen lleuar y cortar los tocones, rayces, pinos y leña cay da como lo
lleuan los becinos de dichos lugares.
»que cada y quando que los lugares repartieren pinos a los becinos de dichos
lugares den su parte a los becinos de l a dicha uilla pagando lo mismo que los becinos
de dichos lugares pagan por los tales pinos.
»Que pueda l a dicha ciudad de segouia y lugares de su tierra bender libremente leña y madera a quien quisieren sin que los vecinos de la dicha uilla lo puedan
tomar tanto por tanto.
•que l a dicha ciudad y lugares de su tierra no agan nueuos cotos ni bedamientos en los términos rastrojos y binas mas de como se suele hacer.
•que l a dicha ciudad de Segouia y lugares de su tierra puedan hacer ordenancas justas y licitas en tanto que no sean en perjuicio de los becinos de l a dicha uilla
y de sus preuillegios y sentencias.
«que puedan los becinos de l a dicha uilla lleuar libremente para hacer sus
casas l a leña y madera que tuuieren labrado y comprado para hacer sus casas sin
que se lo impida la dicha ciudad y tierra.
•Que ueluan las prendas que tuuieren hechas a los becinos de la dicha billa
libres y sin costas.
El Conde de Cedillo
97
a Toledo y M a d r i d . Cuenta Pedro de Alcocer, autor de una conocida
Relación
de algunas cosas que pasaron
en estos Rey nos (1), que el
caudillo toledano Juan de Padilla s a l i ó de su ciudad natal con doscientos hombres de a caballo y dos rail peones, y é n d o s e por derecho
a Segovia, y a l llegar r e u n í a m á s de quinientos caballeros y cinco m i l
peones. C o n esta gente m a r c h ó a Santa M a r í a de N i e v a , donde estaban aposentados A n t o n i o de Fonseca y el Alcalde Ronquillo. Padilla
envió a decirles que le desembarazasen l a v i l l a ; su respuesta fué l a
de que, en nombre del Rey, luego despidiese las gentes y él se viniera
a ellos, so graves amenazas. S i n allanarse a l apercibimiento, el toledano, puestas en orden sus batallas, fuese a h a b é r s e l a s con los
realistas, pero prudentes sus caudillos, o no h a l l á n d o s e con poder
bastante, evacuaron a Santa M a r í a de N i e v a , r e t i r á n d o s e a C o c a y
marcharon d e s p u é s a Medina del Campo, donde no habiendo podido
apoderarse de l a artillería, s e g ú n era su p r o p ó s i t o , de noche pusieron
fuego a l a v i l l a , con lo que Medina q u e d ó casi destruida, sin que se
libraran sus iglesias y monasterios.
Entre las memorias de Santa M a r í a de N i e v a , de tiempo del
Emperador C a r l o s V , he de consignar las siguientes: D o n C a r l o s
e s t i m ó mucho a l a v i l l a , y a s í , en 1.° de Junio de 1521, le e s c r i b i ó
una carta desde L o g r o ñ o , n o t i c i á n d o l e l a victoria obtenida en N a v a r r a contra los franceses.
Por una Real c é d u l a de G r a n a d a , del 30 de Noviembre de
1526, c o n c e d i ó a Santa M a r í a de N i e v a que no se aposentara en l a
v i l l a gente de guerra.
Teniendo en cuenta C a r l o s V l a d e v o c i ó n que profesaban a l a
»Suplicación desta sentencia por parte de la ciudad de Segouia y lugares de su
tierra.
• Suplicación de la uilla de Santa Maria de nieua desta sentencia de reuista
año de 1522 en que a la letra confirma los capítulos de la sentencia de bista.
•Suplicación de la ciudad de Segouia y lugares de su tierra con las mili y quinientas.
•Auto del consejo de mili y quinientas en que declaran no a lugar el grado de
suplicación año 1528.
•Segundo auto en que confirma no hauer grado de mili y quinientas año
de 1530.
• Auto en que mandan se buelua el pleyto a remitir para que la chancilleria de
Balladolid mande despachar la executoria.»
(1) Publicada por la Sociedad de Bibliófilos Andaluces (Sevilla, 1872). Vid.
Cap. X, pág. 43.
98
Santa María la Real de Nieva
Virgen de N i e v a l a Emperatriz y su hija, dispuso que se les hiciese
cuarto en el convento, por carta que firmó en 1538, en que manda
que l a ciudad de Segovia dé al dicho convento cien carros de pinos
para labrar los aposentos. E n fin, el mismo D o n Carlos hizo libre
a esta casa religiosa de l a paga de subsidio que se r e p a r t í a en las de
l a provincia de Castilla, de esta Orden; y en su virtud, en 10 de N o viembre de 1548 hizo l a rebaja a l a provincia D . Juan S u á r e z de
Carbajal, Obispo de Lugo, Colector del Subsidio.
Sobre no aposentarse gente de guerra en l a villa, el Rey
Felipe II, expidió, h a l l á n d o s e en Guadalupe, en 1.° de Enero de
1577, otra real cédula, inspirada en l a de su padre Carlos V . Y Felipe
IV firmó otra en Madrid, a 1.° de Febrero de 1646, eximiendo a l a
villa de quintas y de levas para l a guerra.
C o n relación al reinado de Carlos II, teniendo noticia este Rey
de que algunos del ayuntamiento de Santa M a r í a de N i e v a h a b í a n
pensado en avecindar en ella ciertos conventos de l a ciudad de Segovia, y considerando ser esto contra los privilegios y en perjuicio
de l a Real Hacienda, de los intereses de los vecinos, del culto de
Nuestra S e ñ o r a , y de las limosnas para el convento, con consulta de
la Real C á m a r a , d e s p a c h ó una cédula dada en M a d r i d a 5 de M a r z o
de 1691, por l a que p r o h i b í a l a a d m i s i ó n a vecindad en l a villa, de
persona n i comunidad alguna religiosa de Segovia n i de ninguna
parte, sin que tampoco pudieran poseer n i adquirir en ella casa
propia, iglesia, oratorio ni hacienda de n i n g ú n g é n e r o sin el consentimiento expreso del Prior y convento dominicano.
Del tiempo de Felipe V hay tres notables Reales cédulas, tocantes al convento de Santa María, todas con data en l a corte, en
Junio de 1710. L a primera, del día 6, no obstando los apuros del
erario, da por libre a l a villa del pago de millones. P o r l a segunda,
despachada el siguiente día 7, a petición del convento y justicia de l a
villa, se releva a ésta del Donativo general que el Corregidor de
Segovia le pedía, y se dan curiosas noticias tocantes a tiempos anteriores. Así, pues, c o n s í g n a s e que en 1646, Felipe IV, a pesar de l a
necesidad de gente que padecía, m a n d ó que no se sacase soldado
alguno de l a villa, y que como el Corregidor de Segovia l a hubiera
repartido seis m i l trescientos reales de plata para l a compra de Juros
y reclamaran convento y villa, obtuvieron p r o v i s i ó n del Consejo para
El Conde de Cedillo
99
que no se cobrasen. L o mismo se hizo en 1691 sobre sesenta mil mar a v e d í s que se impusieron a l a villa para C h a p í n de l a Reina, y en
diversas ocasiones, con motivo de distintos tributos y repartimientos.
E n el curso de esta cédula hace gala el Rey de su devoción a l a Santa
imagen y al convento de Nieva, tan venerados y favorecidos por sus
antecesores. Por ella sabemos a d e m á s , que l a población h a b í a dec a í d o tanto, que, en 1705, sólo tenía ciento ochenta vecinos, los m á s
de ellos pobres, a r r u i n á n d o s e casas y barrios enteros, por la esterilidad del territorio. L a tercera cédula, del 11 del mismo Junio, declara
libre a la villa del nuevo impuesto del valimiento e i n c o r p o r a c i ó n de
Propios, y en ella se hace ostentación de los mismos piadosos sentimientos.
E l propio Felipe V , por otra cédula despachada en Buen Retiro, a 24 de Septiembre de 1715, r e s e r v ó los doscientos veinte maravedís de Juros que tenía el convento, situados en las Alcabalas de Segovia, mandando que se los pagasen en cada un a ñ o enteramente y
sin descuento alguno.
Merced regia notable fué también la Real cédula despachada
por la Cnancillería de Valladolid en 15 de Junio de 1761, por l a
que se mandaba a todos los escribanos de estos reinos y s e ñ o r í o s
que cuantas escrituras se otorgasen por parte del Convento de Nuestra S e ñ o r a de Nieva, se hicieran en papel de pobres o de oficio.
N o t e r m i n a r é l a r e s e ñ a histórica de l a villa y del Santuario y
convento sin dejar consignadas algunas otras noticias a ellos pertenecientes. Así, pues, en 19 de A b r i l de 1603 se celebró en este Convento capítulo provincial, en que fué electo Prior Provincial el Padre
Maestro F r a y Pedro de Contreras, natural de Segovia y de una de las
m á s ilustres familias de l a ciudad. E n 24 de Junio de 1779 l a iglesia
fué consagrada solemnemente por el l i m o . S e ñ o r D o n Juan Francisco
Ximénez, Obispo de Segovia, como constaba en una tabla que estuvo
colgada sobre la pila del agua bendita, a la entrada principal del
templo y que d e s a p a r e c i ó .
Dos notas de carácter, al parecer, preternatural o milagroso,
se registran, tocantes al cuerpo del bienaventurado pastor Pedro.
Cuéntase que en 1636, una dama segoviana de gran virtud y nobleza,
d o ñ a María de P e ñ a l o s a , como llegase a ver el cuerpo del pastor,
aprovechando un descuido del Padre Camarero de l a Virgen, s a c ó
Santa María la Real de Nieva
100
unas tijeras, de que iba provista, para cortar un poco del tafetán que
le cubría, pero al comenzar a hacerlo se quebraron por medio las
tijeras con gran susto de la s e ñ o r a , cuyo piadoso hurto q u e d ó descubierto. También se ha asegurado por escrito que casi al terminar el
siglo xvin, el Padre Prior del convento y el Camarero de la Virgen,
deseando cerciorarse de si existía todo el cuerpo del venerable pastor,
abrieron el arca, y apenas alzaron un poco el tafetán que le protegía
la cabeza sintieron gran temblor en todo su cuerpo y, temerosos, desistieron de su intento.
Por esta misma época, aunque l a devoción a l a Virgen de Nieva
seguía siendo ferviente y sincera entre el pueblo, al decir del historiador local Y u r a m i , se hallaba «bastante decaída>.
Durante l a guerra de la Independencia, período tan difícil y calamitoso para E s p a ñ a , Santa M a r í a de Nieva m a n t ú v o s e —y es honra
grande para la villa,— dentro de lo que r e q u e r í a n el patriotismo esp a ñ o l y l a lealtad a nuestras viejas tradiciones nacionales; y esto he
podido comprobarlo con el examen de los libros de acuerdos municipales de aquellos a ñ o s . Así, en 9 de M a y o de 1808 resolvió el A y u n tamiento cumplir inmediatamente una disposición del Gobierno legítimo, por l a que se ordenaban rogativas públicas para la felicidad futura de E s p a ñ a y exaltación del Rey D o n Fernando VII al trono de
sus mayores. E n 18 de Junio del mismo a ñ o los munícipes están animados del mejor espíritu, pero consignan «que la situación del Reyno
alarmado para resistir las violencias y disposiciones del francés han
dado y están dando causa á que este Pueblo como uno de los del
tránsito de una y otra N a c i ó n sufra unas contribuciones disformes».
Sigue el buen espíritu en 30 del siguiente Agosto, en que ponderan
«las actuales circunstancias en q
e
se halla contristada la N a c i ó n
E s p a ñ o l a por l a persecución y violencias de l a francesa». E n 1.° de
Noviembre del mismo a ñ o 1808 se leyó y obedeció una orden circular
de l a Junta Suprema y Central del Gobierno del Reino que mandaba
se dispusieran en todo él tres noches de iluminaciones con repique
general de campanas por el feliz acontecimiento de l a instalación de
aquélla, y que se celebraran rogativas durante nueve días para i m plorar la pronta r e s t a u r a c i ó n de Fernando VII en su trono, el acierto
en las determinaciones de la referida Suprema Junta y la felicidad de
las Armas e s p a ñ o l a s , todo lo cual se ejecutó en la villa.
El Conde de Cedillo
101
Pero no obstante tan buenas disposiciones, l a Justicia y Regimiento de Santa M a r í a de Nieva tuvo que acatar de hecho l a legalidad del Rey José. Las tropas francesas pasaban constantemente y
pernoctaban en l a villa o bien en ella estacionaban o cantonaban. Sus
jefes, ante las dificultades del racionamiento y del alojamiento, apretaban y apremiaban al Concejo, el cual, como el pueblo en general,
no p o d í a cumplirlo por falta de medios y se veía en grandes apuros
y agobios, todo lo cual se refleja en las actas municipales del a ñ o 1809
y de los siguientes.
E n 4 de Septiembre de 1811 hubo un glorioso hecho de armas
entre fuerzas e s p a ñ o l a s y francesas junto al puente de Uñez, tendido
sobre el r í o M o r o s , en l a calzada (hoy carretera) que conduce de
Santa M a r í a de N i e v a a Segovia, el cual hecho no he visto registrado por el ilustre historiador de nuestra guerra de l a Independencia,
General G ó m e z de Arteche. Sus detalles conocemos por un oficio
fechado en 7 de Septiembre del mismo a ñ o (tres días d e s p u é s de
l a acción), que remitió el jefe de guerrilla D . Juan A b r i l a l General
Castaños.
Noticioso, pues, aquel jefe de que desde Segovia, ocupada
por el enemigo, salía para Santa M a r í a un correo francés escoltado
por ochenta hombres, dispuso que se reunieran u n e s c u a d r ó n de H ú sares que mandaba el Teniente Coronel D . Diego de l a Fuente, pero
confiado a l a s a z ó n al sargento mayor D . B e r n a b é Cantalejo y una
partida de Caballería de l a tercera División volante del segundo
Cuerpo en o b s e r v a c i ó n , al mando del Teniente C a p i t á n D . José G ó m e z
del Campo. Así lo hicieron, y al amanecer del día 4, el jefe A b r i l y
aquellas fuerzas se apostaron junto al puente de LIñez, Cantalejo con
su escuadra a l a derecha y A b r i l con los treinta caballos de l a partida, a l a izquierda. Allí permanecieron hasta las cinco y media de
la tarde, hora en que avisó el centinela del lado de Segovia que se
acercaba l a escolta.
Acto seguido, m a n d ó el jefe formar en batalla el e s c u a d r ó n de
H ú s a r e s y l a partida de Caballería, disponiendo que saliesen dos guerrillas de veinte caballos por derecha e izquierda de la calzada a
hacer una llamada a l a escolta para poder cortarles l a retirada y conseguir que no se refugiaran a la g u a r n i c i ó n de Segovia. Todo se realizó pronta y serenamente. Nuestras guerrillas rompieron el fuego,
Sania María la Real de Nieva
102
formó t a m b i é n el enemigo en batalla y avanzaron los dos escuadrones e s p a ñ o l e s a su frente.
Los franceses se batieron en retirada haciendo vivísimo fuego
de tercerola, pero les valió muy poco, pues se les persiguió, sable en
mano, hasta las puertas de Segovia, y a no haber llegado l a noche y
a no creerse que saldría de l a ciudad un refuerzo en apoyo de los fugitivos, n i un soldado siquiera h a b r í a podido volver a su base.
E n esta acción tuvo el enemigo nueve muertos, entre ellos el
c a p i t á n - c o m a n d a n t e y un teniente, quedando en nuestro poder cuarenta y nueve prisioneros y dos postillones e s p a ñ o l e s , sesenta caballos con sus monturas, sesenta y seis sables, sesenta y dos carabinas y sesenta pares de pistolas. Por nuestra parte sólo hubo un
caballo muerto y tres soldados levemente heridos, y l a oficialidad y
la tropa se portaron con el mayor valor (1).
Cuando el esfuerzo de las armas a n g l o - e s p a ñ o l a s inclinó de
nuestra parte el triunfo, l a villa mariana r e s p i r ó m á s libremente, y
ello se aprecia en sus actas desde mediados del a ñ o 1813. E n l a de
6 de Junio consta que se celebraba l a junta «a seguida de haber ebaquado esta plaza l a tropa francesa que l a g o b e r n a b a » . L a villa se pronuncia por Fernando VII y por l a Constitución que acababa de
promulgarse. Las actas de 1814 celebran nuestras victorias y acatan
al Rey legítimo y a su Gobierno constitucional y sus decretos. E n
8 de Agosto acuerda el Ayuntamiento que en 8 de Septiembre, fiesta
de l a Virgen de l a S o t e r r a ñ a , se haga una función «en obsequio y celebridad de l a exaltaz" al trono de las E s p a ñ a s de n r o mui amado
fern
d0
séptimo a espensas de l a villa...»; que el día siguiente haya la
acostumbrada fiesta de toros, pues que el Ayuntamiento está penetrado de que los vecinos «desean a costa de qualquiera sacrificio
to
tener dha función de toros por tan glorioso acontecim y manifestar
d
a S u M a g (Dios le gue) el debido júbilo en recompensa y desaogo de
las aflixiones que han padecido en l a captibidad de su amado monarca y o p r e s i ó n sufrida del tirano de la E u r o p a por espacio de seis
años» (2).
(1) Del Segovia viejo. Reseña histórica de la guerra de la Independencia.
Artículo de D. Marcelo Láinez, en El Adelantado, de Segovia, número del 8 de
Abril de 1920.
(2) El archivo municipal de Santa María de Nieva, donde extracté los docu-
El Conde de Cedillo
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L o s milagros piadosamente atribuidos a l a V i r g e n de N i e v a ,
por lo menos en el transcurso de cuatro siglos, son dignos de atención, pues aunque no sé que l a Iglesia h a y a pronunciado acerca de
ellos l a ú l t i m a palabra, acreditan l a religiosidad y d e v o c i ó n del pueblo y constituyen u n a prueba h i s t ó r i c a en cuanto los medios de comp r o b a c i ó n humana vinieron en muchas ocasiones a coadyuvar a l esclarecimiento de los hechos.
Que se produjeron patentes milagros desde l a i n v e n c i ó n de la
imagen y t a m b i é n durante el siglo xv, no s ó l o l o afirma l a constante
t r a d i c i ó n , sino que l o confirman h i s t ó r i c o s documentos que y a quedan
mencionados. C o n r e l a c i ó n a tiempos posteriores hasta los comienzos
del siglo x i x , he de acogerme preferentemente a l o que escriben Fern á n d e z de Monjaraz y el P. Y u r a m i , historiadores diligentes del santuario. D i c h o q u e d ó en los comienzos de este a r t í c u l o que desde antiguo se tuvo a l a Virgen de l a S o t e r r a ñ a como abogada contra rayos
y centellas. De este linaje de milagros el P. Y u r a m i da cuenta de diez
y seis ocurridos en el siglo xvm en Santa M a r í a de N i e v a , en su comarca y en otras partes de Castilla y L e ó n , y los narra con toda clase
de detalles de personas, lugar y a ñ o , a ñ a d i e n d o que muchos de estos
prodigios e s t á n autenticados y testimoniados. E l m á s notable, por el
sujeto a quien p a s ó , es el ocurrido al limo. Sr. D . Felipe A n t o n i o Solano, O b i s p o de Ceuta y d e s p u é s de Cuenca, del cual trae una certificación por l a que resulta que en 17 de Septiembre de 1754, estando
el prelado enfermo en cama, c a y ó en su aposento u n a centella que le
q u e m ó el cobertor del lecho y se s u m e r g i ó el fuego por una medalla
de l a Virgen de N i e v a pendiente de un rosario que estaba a l a cabecera, sin que n i el paciente, n i sus cuatro hermanos, n i el cirujano,
todos allí presentes, padecieran d a ñ o alguno.
E l mismo autor da larga y menuda cuenta de otros diferentes
prodigios ocurridos en los siglos xvi, xvn, xvm y x i x (el último de ellos
en l a misma v i l l a de Santa M a r í a de N i e v a en 7 de Octubre de 1805),
mentos que menciono en el texto, se halla muy falto de sus fondos antiguos, según
me manifestó el amable Secretario de la corporación, mi buen amigo D. Carmelo
Velasco, a quien quedo agradecido por las facilidades que me otorgó para mi voluntario trabajo.
El más añejo libro de acuerdos que se conserva, según parece, comienza en
11 de Enero de 1799. Los del tiempo de la guerra de la Independencia —1808 a 1814—
permanecen todos.
104
Sania María la Real de Nieva
muchos de los cuales autenticados y testificados y con informaciones
j u r í d i c a s . H a s t a cuarenta y u n milagros citando lugares, personas y
fechas, describe el autor, con casos como los siguientes. L a S o t e r r a ñ a
de N i e v a libra de prisiones a cautivos en A r g e l , y de grandes peligros
en muchas partes, sana cojos, mancos y tullidos, cura graves enfermedades, da felicidad en los partos, resucita difuntos, apaga incendios, detiene el sol, hace desaparecer una gran epidemia, protege las
mieses contra terribles pedriscos y torna l a salud a muchos sujetos
con l a tierra de l a cueva y con el aceite de las l á m p a r a s del santuario. P a r a remate citaré el prodigio sucedido en 1617 en la misma v i l l a
m a ñ a n a con unas hachas grandes y con una vela de cera, que desp u é s de haber ardido buen espacio ante el altar de l a Virgen, no s ó l o
no se gastaron, sino que aumentaron de peso. Y basten estos detalles
que p o d r á amplificar quien gustare de hacerlo, acudiendo a las mentadas obras de F e r n á n d e z de Monjaraz y de Y u r a m i (1).
L a vida social e industrial de Santa M a r í a de N i e v a merece
t a m b i é n alguna c o n s i d e r a c i ó n para el aficionado a l a historia interna
de Castilla. A este p r o p ó s i t o , he a q u í el cuadro'que pinta el P . Y u r a m i .
«En virtud de estos Privilegios [de los concedidos a l a nueva puebla
por los Reyes] no s ó l o vinieron a avitar en esta villa s e ñ o r e s principales, sino t a m b i é n artesanos vtiles y sobre todo se estableció l a célevre fávrica de P a ñ o s en especial Pardos mezclas y negros fávrica
que en nada a cedido a las principales del Reyno por la que tiene
correspondencia con muchas Ciudades y V i l l a s de Castilla, Segovia,
V a l l a d o l i d , Ríoseco, Medina, Arebalo, y aun en la corte de M a d r i d
son sobre manera estimados sin contar l a G a l i c i a que casi toda se
provee de esta V i l l a , y casi puede decirse que es raro el pueblo en
que no se haie p a ñ o de Santa M a r í a la Real de N i e v a . C o n esto no
s ó l o se mantiene un crecido n ú m e r o de familias pobres con sus jornales pues asta los n i ñ o s y n i ñ a s pueden ganar el suio sino que
avyentan l a mendicidad de suerte que no se alian mendigos sino
transevntes o enteramente i n v á l i d o s naciendo estas conveniencias y
avmentos de sus franquizias por las quales pueden dar los g é n e r o s
con mas comodidad. Berdad es que en algunos pueblos an querido
(1) Fernández de Monjaraz en el capítulo XIX de la primera parte y Yurami en
los capítulos XVIII y XIX.
El Conde de Cedillo
105
sugetarlos a la Alcavala, Portazgos, y otras gavclas pero luego que
an mostrado el testimonio de ser vecinos esentos se les ha concedido
la franquizia. Y si algún pueblo se a atrevido a sostener su tesón se
a conseguido por esta Billa la ejecutoria contra él
Finalmente
nadie paga sino el que tiene poco amor a su pueblo» (1).
Como circunstancia curiosa he de consignar que, según me
enseña un texto del historiador Fernández de Oviedo, eran conocidos
y famosos, a lo menos en los siglos xv y xvi, los trillos que en Santa
María de Nieva se labraban (2).
E l gremio de fabricantes de paños tuvo desde el mismo siglo
xv sus ordenanzas propias, por las que se rigió más de tres siglos.
E n el reinado de Fernando VI se revisaron y adicionaron para el más
exacto gobierno de la fabricación y para su mayor conformidad con
las leyes de estos Reinos y el Rey las confirmó por su cédula, dada
en Aranjuez, a 11 de Mayo de 1747 (3).
(1) Verdadero Preservativo de Rayos y Centellas
Historia de la Aparición de la tavmaturga Imagen de Nuestra Señora la Soterraña
de Nieva...
Ms. C a p . XXIII.
(2) E n las Quinquagenas de la Nobleza de España, de Fernández de Oviedo,
publicadas por la Real Academia de la Historia, en el tomo I (Madrid, 1880), estaba
X L V , pág. 497, se cita este fragmento de copla:
«No suelen yr a buscar
En los riscos las dehesas;
E n Robledo, si, artessas
Y en Nieua muchos trillos.»
Y como explicación de la copla, se a ñ a d e en l a página 498:
«Quiere dezir que las cosas se han de buscar donde las ay. Así como en Robledo artesas, y en l a villa de Sancta María de Nieua trillos para el pan.»
(3) Ordenanzas de fabricantes de paños, dieziochenos, catorcenos y sayales , de la villa de Santa María la Real de Nieva: nuevamente addicionadas, y confirmadas por Su Magestad el Rey nuestro Señor Don Fernando el VI (que Dios
guarde) por su Real Cédula dada en Aranjuez a once de Mayo de mil setecientos
quarenta y siete años, refrendada de Don Francisco Fernandez de Samieles, Secretario de Su Magestad, y de su Junta general de Comercio, y de Moneda.
Es un folleto impreso en doce pliegos m á s una hoja aparte de portada, sin
foliar, el primero de ellos en papel del sello cuarto y los demás en papel común.
En cabeza de la portada trae en grabado la imagen de la^Virgen, con la inscripción
siguiente: «V.° R.° de N r a . S. de l a Soterraña l a milagsa q se ven. en el R.i C o m .
de S.*a M . de Nieua espec. defensora de Rayos y Zentellas». Carece de pie de imprenta y de indicación de lugar ni a ñ o .
Las Ordenanzas están distribuidas en cincuenta y siete capítulos agrupados en
a
a
to
1
BOLETÍN DB LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE EXCURSIONES
3
106
Santa María la Real de Nieva
U n siglo d e s p u é s , a mediados del xix, el estado de l a industria
local h a b í a cambiado mucho. E n 1848, existían dos establecimientos
para el cardado e hilado de lanas, y a l a fabricación de p a ñ o s burdos
s e g u í a n dedicados casi todos los habitantes de l a v i l l a , pero ya sólo
se contaban ocho telares, cuatro retinas, seis calderas para tintes con
treinta mesas de tundir y un b a t á n a dos leguas y media de la población en t é r m i n o de Bernardos. Y por aquel entonces, t o d a v í a se
exportaban p a ñ o s en bastante cantidad para G a l i c i a y para l a provincia de Madrid, donde eran generalmente apreciados por su duración y abrigo (1). Pero l a t r a n s f o r m a c i ó n de la vida e c o n ó m i c a de
pueblos y naciones era y a una realidad cuyos efectos llegaban a
todas partes, y Santa M a r í a de N i e v a no p o d í a ser una excepción.
L a carencia de saltos de agua, l a distancia a que l a villa se hallaba de
las primeras l í n e a s férreas establecidas en E s p a ñ a , con que no podía
obtener combustibles e c o n ó m i c o s para l a maquinaria, juntamente con
otras causas, fueron las que determinaron l a clausura y extinción
de sus famosas fábricas, que luchaban en vano con una competencia
para ellas ruinosa. L a construcción del ferrocarril de Villalba a
Medina, que pasa por Segovia y por Santa María de Nieva, hizo
concebir esperanzas de algún resurgimiento industrial, que llegó a
iniciarse.
E n 1886 h a b í a establecidas en l a villa «una importante fábrica
de buenos p a ñ o s , otra de tejidosde lana, fabricación de p a ñ o s burdos,
telares, retinas, calderas para tintes, mesas de tundir y batanes» (2).
Pero los resultados no correspondieron a las esperanzas; el nuevo
renacimiento p a ñ e r o fué efímero, y a los pocos a ñ o s h a b í a desaparecido. De a h í el r á p i d o descenso del vecindario de l a villa, que,
sin embargo, por su tradición e historia, por su mercado de granes
cuatro apartados distintos, correspondientes a la fabricación de paños dieziochenos,
a la de catorcenos, a la de sayales y a los Gremios de la fábrica.
(1) Madoz. Diccionario geográfico-estadístico-histórico.
Tomo XI (Madrid,
1848), pág. 229.
Este Diccionario, del cual el investigador no puede prescindir a pesar de sus
innegables defectos, con relación a Santa María de Nieva, si participa de lo geográfico y de lo estadístico, en el aspecto histórico su inopia es absoluta, pues ni la menor
noticia aporta del origen y del pasado de la villa.
(2) Valverde y Alvarez (Emilio) Guía del antiguo Reino de Castilla (Madrid
1885), pág. 428.
El Conde de Cedillo
107
sus comercios y su Juzgado, mantiene cierta supremacía sobre los
lugares comarcanos (1).
EL CONDE DE CEDILLO
(1) E n 1848 tenía Santa María de Nieva doscientas setenta y cuatro casas,
trescientos sesenta y cuatro vecinos y mil quinientos ochenta y cuatro habitantes.
(Diccionario de Madoz, tomo X I , pág. 229.) E n 1916, los edificios habían aumentado
hasta trescientos veinte y cuatro, pero los habitantes sólo eran m i l treinta y cuatro
de hecho y mil cinco de derecho. (Nomenclátor
de España formado por la Dirección general del Instituto geográfico y estadístico
Provincia de Segovia (Madrid, 1916).
Según recientes noticias del Secretario del Ayuntamiento, en la actualidad son
descieníos veintiséis los edificios, doscientos treinta y uno los vecinos, ochocientos
ochenta y cinco los habitantes de derecho y mil sesenta y cuatro los de hecho.
ESCULTURAS
GRIEGAS
E N ESPAÑA
EL HÉRCULES D E A L C A L A L A REAL
E L ESCULAPIO
Y L A CABEZA DE VENUS D E AMPURIAS
Entre las esculturas de l a Antigüedad clásica descubiertas en
E s p a ñ a , hay algunas que reconocidamente no son romanas, pues su
estilo helenístico las delata como obras de griegos o de artistas itálicos por ellos enseñados. Sirvan de ejemplos, por no citar m á s , el
Baco y la Flora, de Tarragona; el Hermes y el Torso de Diana, de
Itálica. Tales obras fueron, sin duda, importadas a la Península por
los romanos durante su dominación. Pero esculturas que lo hubieran
sido por los griegos cuando éstos colonizaron nuestro país, no se
ha patentizado hasta modernos descubrimientos. Los primeros fueron
fruto de las excavaciones practicadas en Ampurias por los señores
Puig y Cadafalch, Cazurro y Gandía, que han puesto de manifiesto
las importantes ruinas de la antigua Emporion, fundada en el golfo de
Rosas por los focenses. L o descubierto entre esas ruinas fueron una
estatua, de tamaño poco mayor que el natural y una cabeza pequeña,
de otra; dos mármoles griegos, de singular importancia.
La estatua emporitana es imagen de Asclepios (Esculapio), el
dios de la medicina, cuyo templo local fué también descubierto.
E s una hermosa escultura que le representa en pie, con manto que le
deja descubierto en buena parte el torso desnudo, y cuyos pliegues,
finamente ejecutados, son acaso el mayor encanto de la figura, pues
el deterioro que ha sufrido el barbado rostro, solamente permite
apreciar de un modo sumario los caracteres y la expresión paternal
correspondiente al tipo iconográfico. Se conserva la mano izquierda
y falta l a derecha, en la que acaso tuvo el bastón rústico característico y al que aparecería enroscada la serpiente, la cual también
se encontró, figurando como pieza aparte. Revela el exquisito arte de
esta estatua su filiación griega. Considerada desde luego de la buena
época, no posterior al siglo iv antes de J. C , estudios recientes han
BOL. DE LA SOC ESP. DE
EXCURSIONES
Mármol griego del siglo V antes de J. C, hallado en Ampurias.
Esculapio
TOMO XXXVIII
Hércules
Mármol griego del siglo V antes de J. C, hallado en
Alcalá la Real (Jaén).
BOL. DE LA SOC. ESP. DE EXCURSIONES
Mármol griego del siglo IV antes de J. C, hallada en Ampurias.
Cabeza de Venus
TOMO XXXVIII
José Ramón Mélida
109
permitido reconocerla como obra de la escuela ática del v. A l propósito, el arqueólogo norteamericano Rhys Carpenter (1) señala el tipo
íidiano de l a estatua, compara sobre todo los p a ñ o s con los de las
esculturas del Partenon y habla de Agorácrito, el mejor continuador
de su maestro Fidias. Reconoce a d e m á s que el mármol es del
Pentélico.
La pequeña cabeza, bellísima, es de Afrodita (Venus), y ciertamente obra producida en la corriente de arte expresivo producida en
el siglo iv antes de J. C. por Scopas y Praxítiles. Unos trozos de
parte inferior de una estatuíta que se pretendió perteneciesen a la
misma figura, no le corresponden.
Los dos hermosos mármoles helénicos de Ampurias se admiran en el Museo Municipal de Barcelona.
Poco tiempo después de tan afortunado descubrimiento ocurrió,
casual e inesperadamente, otro análogo y valioso en donde menos
podía esperarse, en un rincón de Andalucía: en la huerta del antiguo
convento de P. P. Franciscanos de Alcalá l a Real (provincia de Jaén).
Es una pequeña estatua de Hércules, que, adquirida por el Museo
Arqueológico Nacional, maravilla hoy contemplarla en sitio de
honor en l a espléndida exhibición de Arte organizada en el Palacio
Nacional de l a Exposición Internacional de Barcelona. Salta desde
luego a la vista, que es una escultura griega. E s de mármol. H a perdido por desgracia los brazos, casi en totalidad, y de las piernas
desde por bajo de las rodillas. Tal cual se halla mutilada mide treinta
centímetros de altura; completa tendría unos cuarenta. Representa al
famoso semidiós en pie, desnudo, con la cabeza un poco inclinada y
vuelta hacia el lado izquierdo. Dos pequeños resaltes que se advierten en las piernas, sin duda corresponden a espigas de refuerzo de
la clava que tendría al lado derecho apoyada en el suelo, y l a piel
del león que tendría al brazo izquierdo.
E n cuanto al tipo representativo, no es este el Hércules juvenil y de pesadas formas de las metopas de Selinonte y otros monumentos de pleno arcaísmo, cuando todavía no se había fijado el dicho
tipo plástico, como aquí aparece: prototipo del hombre vigoroso, en
la plenitud de su fuerza, acusada con sobrio modelado en las muscu(1)
The Greeks in Spain, Bryn Mawr College, 1925.
El Hércules de Alcalá la Real
110
losas formas y en los recios y cortos rizos de l a cabellera y de la
barba. Justamente l a disposición ordenada y minuciosa de los rizos
y el c a r á c t e r de toda l a cabeza constituyen el rasgo m á s marcado
del a r c a í s m o a su final, cuando alboreaba el clasicismo en el siglo v
antes de J. C , anteriormente a Fidias.
Se ha comparado esta estatua (1) a l a de Harmodios imberbe,
pero con cabellera rizada de igual modo, del grupo llamado de los
Tiranicidas, existente en el Museo de Ñ a p ó l e s , y que es c o e t á n e o . Por
otra parte, es de notar que el ritmo de la figura en pie, con l a cabeza
inclinada, es el de las estatuas del escultor ático Calamis, que floreció
hacia 460, pero que tal como se le conoce no es ya un arcaico.
Las obras conocidas en que a m i ver hay que buscar entera
semejanza con el H é r c u l e s de Alcalá l a Real, son las esculturas del
gran templo de Zeus en Olimpia, construido entre 480 y 457. E n ellas,
tanto en las metopas que representan los trabajos de Hércules, como
en las figuras de los frontones, se advierte l a tradición arcaica en el
modo de disponer cabelleras y barba en rizos p e q u e ñ o s e idéntico
modo de construir y modelar sobriamente el desnudo. A c a s o ese tipo
de Hércules lo fijara el famoso escultor de A r g o s Ageladas, cuyo per í o d o de actividad corresponde de 515 a 455, maestro de Mirón, de
Fidias y de Policleto, y autor de una estatua de Hércules
seccurator,
de l a que desgraciadamente s ó l o se tiene noticia por referencia.
L o cierto es que el Hércules de Alcalá l a Real es un precioso
m á r m o l griego, importado, obra del siglo v, del último tiempo del
a r c a í s m o avanzado, y cuyo prototipo iconográfico debió ser una
obra maestra perdida, de l a que es hoy por hoy su mejor representante.
E l afortunado hallazgo de que nos venimos ocupando o c u r r i ó
en sitio que no se relaciona, como en el caso de Ampurias, con los
griegos. Alcalá la Real parece haber sido la ciudad ibera
Iliturgicola.
A ella sin duda fué llevada l a estatuíta como objeto de culto, y acaso
de Mainaque, l a colonia griega que se cree existió en l a costa al lado
occidental de Málaga.
Pero el hecho de ser tal objeto sagrado imagen de Hércules,
es muy suficiente para justificar su presencia en un punto, no i m (1)
Boletín de la Real Academia de la Historia. T. LXVII, 1915, p. 464.
¡osé Ramón Mélida
111
porta cual, del país ibérico, donde fenicios y griegos mantuvieron
viva l a leyenda del semidiós, localizada según la tradición en Andalucía (Tartesia), teatro de su lucha con Gerion, y de cuyo dominio en
la Península se consideraban testimonios las famosas columnas del
Estrecho, que marcaban el límite del mar accesible. E n Cádiz tuvo
Hércules su templo secular y creíase que estaba sepultado. Dicha
leyenda, que hasta por miras políticas cuidaron sin duda los colonizadores de difundir y vulgarizar entre los naturales, debió ser causa
de que éstos considerasen a tal deidad como el héroe epónimo de
Iberia.
Damos a este parecer m á s valor que a l de una simple congetura, porque se nos ofrecen como prueba elocuente las monedas
ibéricas, en las que el tipo m á s constante es l a cabeza del
Hércules
ibérico (1). E importa mucho en este caso hacer notar que esa cabeza
barbada o imberbe de las monedas muestra siempre el pelo a rizos
cortos y toda ella marcado carácter de un modelo griego arcaico, al
que se ajusta precisamente la estatuíta de Alcalá l a Real.
Los tres mármoles griegos citados, que acaso no sean los
últimos que puedan ser señalados en E s p a ñ a como importaciones
anteriores a l a dominación romana, componen, con los vasos pintados y algunos otros productos industriales, el cuadro de las antigüedades griegas que dan testimonio de l a colonización y del comercio mantenido con l a Península. N o es muy numerosa l a serie
arqueológica que señalamos; pero sí es de notar que con la cerámica
abarca cronológicamente desde el siglo vi hasta el ni, casi todo el
tiempo de desarrollo del arte griego.
E n ese cuadro de l a antigüedad helénica en E s p a ñ a , resaltan
con singular fuerza los tres mármoles escultóricos, que además representan el período de apogeo del genio griego, en tres fases bien
precisas: en el Hércules el potente esfuerzo de originalidad a l finalizar el arcaísmo; en el Esculapio l a elevación a que llevó Fidias el
Arte religioso en el siglo v; l a cabecita de Venus, l a tendencia pasional y voluptuosa del siglo iv.
JOSÉ RAMÓN MÉLIDA
(1)
Homenaje
Con este título hemos dedicado un estudio a estos particulares
al malogrado D. Adolfo Bonilla.
APUNTES PARA LA HISTORIA DEL MUSEO DEL PRADO
EL
MUSEO REAL
«Pueblo de encantamiento es Valladolid, que a cuantos entran
en él les encanta y enamora >; pero si esto pensaba Pedro de Medina
(1), no ocurría lo propio a los cortesanos que allí fueron rabiando y
maldiciendo, y de continuo recordaban su Madrid «tan apacible en
su ambiente, tan fértil en su suelo» (2); «donde sus aires en el invierno no son fríos en demasía y el calor en el estío no es grande» (3).
Villa por villa, Valladolid
en Castilla: este era el orgullo de
sus naturales, y parece calumniosa la aseveración del atrabiliario
Cock (4) de que pretendieran compararle con Ñapóles, Roma o
Venecia.
El siciliano Marineo Sículo y el veneciano Navagero, elogiaron
a la noble villa castellana, flamante ciudad al llegar la Corte, y
también años después Giorgio Braun (5).
Caída ya y no excitando celos, de ella escribió Méndez Silva
que era «Ciudad por mil razones noble; por su sitio, apacible; por su
disposición, hermosa; por sus edificios, ilustre; cuyas alabanzas
fueron pocas, si reducirse a número pudieran» (6).
Otro portugués, Tomé Pinheiro, andante en la Corte durante
el año 1605, es narrador fiel e imparcial de cuanto en ella vio, y nos
da cuenta de todo lo bueno que había en aquella ciudad «mayor que
(1) Primera y segunda parte de las grandezas y cosas notables de España,
corregida y ampliada por Pérez de Messa. Alcalá, 1595, f.° 230, co. 2.
(2) Quintana. Historia de Madrid. Mad. M. DC. XXIX.
(3) González Dávila. Teatro etc., pág. 5.
(4) Jornada de Tarazona en 1592. Mad. 1879, pág. 26.
(5) Civitatum Orbis Terrarum descriptionem delineationibus
Publicó esta
obra, con Francisco Hohenbergio, en Colonia, de 1572 al 99. Los grabados son de
Georges Hoefnagel (Hoefnagle). De ella está tomada la vista de Valladolid reproducida.
1
(6)
Población
de España.
Mad. 1649, fo.i 14 vio.
a
BOL. DE LA SOC. ESP. DE EXCURSIONES
Casa Real de El Pardo a principios del siglo XVII.
TOMO XXXVIII
GEORGIO HOEFNAGEL (l543 fl600). Vista de Valladolid nacia 1562.
BOL. DE LA SOC ESP. DE EXCURSIONES
TOMO XXXVIII
113
Pedro Beroqui
ninguna de Portugal, quitando Lisboa»; y sagazmente nota el apasionamiento de los malhumorados cortesanos y su injusticia al decir
que las siete maravillas de V a l l a d o l i d eran: D. Galván,
Quimón
de la Mota, protoletrado;
achifidalgo;
polvo y lodo; los dos
portales
(San Pablo y S a n Gregorio), y el agua de Argales.
H a b í a muchas m á s , y aparte de las materiales, s e g ú n Pinheiro:
dos joyas que hacen a Valladolid
sin precio: mucha libertad y
nin-
guna envidia. Y termina su Peroratio: «Esta es vuestra querida V a lladolid. O s doy este su retrato porque veáis qual he mais
se ser do mundo Rey, se de tal gente»
excellente
(1).
Los cinco a ñ o s que en ella estuvo asentada l a Corte se pasaron en continuas fiestas, siendo harto celebradas aquellas con que se
solemnizó el bautismo de Felipe Dominico Prospero (Felipe IV), que
coincidieron con l a llegada del gran almirante inglés lord Charles
H o w a r d , embajador para ratificar las paces con Inglaterra. Fiestas
que admiraron a los embajadores y a l mundo, en frase de Vicente
Espinel.
fero:
¿Qué fueron sino verdur
de las heras?
¿Qué fueron sino rocíos
de los prados?
Los m a d r i l e ñ o s no cesaban de plañir. M a d r i d perecía. «Era de
manera que no parecía sino que moros e ingleses le h a b í a n saqueado
y puéstole fuego
, todo eran lloros y gemidos y maldiciones y p a s á -
banse a mucha furia y en pocos días estaba aquel pobre lugar y desdichado pueblo de suerte que no le conociera nadie» (2).
Temores de Lerma a l a influencia que sobre el abúlico Felipe III
pudiera ejercer su tía D o ñ a M a r í a , retirada en las Descalzas, fué l a
causa primera del traslado a Valladolid; pero muerta l a Emperatriz,
ofreciendo el Ayuntamiento m a d r i l e ñ o el pago de doscientos
cin-
(1) Fastiginia o Fastos geniales. Trad. de Narciso Alonso Cortés. Vallid., 1916.
El docto catedrático vallisoletano es autor de dos obras notables, imprescindibles
para conocer este período: La Corte de Felipe III en Valladolid y Noticias de una
corte literaria. Lo es también el prólogo del ilustre académico D. Agustín G. de
Amezúa a su laureada edición de El Casamiento engañoso, etc.
(2) P. Fr. Jerónimo de Sepúlveda. Historia de varios sucesos, etc. Edición
con prólogo y notas del P. Fr. Julián Zarco Cuevas. Mad. 1924.
Apuntes para la historia del Museo del Prado
114
cuenta mil ducados en diez años si la Corte regresaba, y esquilmado
ei de Valladolid, empeñado hasta los ojos por retenerla, se decretó el
ansiado retorno y volvía a su modestia anterior la villa del Conde
Peransulez, que, siempre noble y agradecida, amparó en su desgracia
al caído cardenal de San Sixto, el antes prepotente Lerma, que allí
murió y fué enterrado en su monasterio de San Pablo.
Volaron los pájaros y hubo de hacerse inventario de cuanto
dejaron en la dorada jaula, a propuesta de la Junta de obras y bosques, aprobada por el Rey.
Y así se hizo en la ciudad de Valladolid, a 7 días del mes de
Junio de 1606, estando en la Casa y Alcázar Real el Capitán Francisco
Calderón, Teniente de Alcaide de ella (el Alcaide era Lerma), Antonio
3oto, guardajoyas del Rey, y Pedro Gutiérrez, veedor de las obras
reales, «con declaración de lo que cada cosa es según lo declara y
especifica Bartolomé Carducho, pintor del Rey».
Todo fué entregado a Antonio Ruiz, advirtiéndole las obligaciones legales que como depositario contraía, el escribano real autorizante del documento, Antonio de Olmos. Firman con los dichos,
en calidad de testigos, Francisco Quiñones y Juan Díaz de Sarralde (1).
E n este inventario se reseñan 85 pinturas: de ellas, 66 eran retratos. Entre las 19 restantes había descripciones
de Turín, Sevilla,
Habana, Balsaín y Goa, y 7 de la jornada y guerra de San Quintín,
por el pintor de Felipe II, Rodrigo de Holanda.
Del propio Carducho se describen dos que hoy ofrecerían gran
interés: «La calle de S. Gerónimo de Madrid y en ella pintado un arco
triunfal y la entrada de la Reina doña Margarita»; y el otro «La plaza
del palacio de Madrid con luminarias y máscara.»
Todos los biógrafos de Rubens nos cuentan que durante su
primera estancia en E s p a ñ a pintó los dos lienzos, ya referidos, de
nuestro Museo, Heráclito
y Demócrito,
y el retrato ecuestre de Lerma.
Pues este inventario comienza con l a descripción en la Galería sobre
el jardín de «Vn Heneo grande al olio de vn bodegón que en el medio
tiene vna figura de muger vestida de amarillo con otras muchas figu-
(1) Archivo de Palacio. Valladolid. Legajo I.— Creo ser el primero en dar
a conocer este inventario.
T O M O XXXVIII
BOL. D E LA SOC. ESP. D E EXCURSIONES
Fototipia
de Hauser y
Feliberto Manuel ele Saboya, Principe de Piamonte.
JAN
KRAECK
Catálogo del Prado, núm. 1264. Escuelas
españolas
indeterminadas.
Menet-MadricL.
Pedro Beroqui
115
ras, de mano de Pablo F l a m e n c o » . V i n o a l retiro en 1635; volvió a
V a l l a d o l i d donde a ú n se i n v e n t a r i a r í a a l morir C a r l o s II, y desaparece
luego.
L o s retratos, en su mayor parte, p r o c e d í a n del A l c á z a r madrileño, y a q u í nos encontramos con el de Felipe II, según iba en San
Quintín,
de M o r o , y el de Juan Federico de Sajonia, pintado por
Tiziano (1).
Pero por vez primera sabemos de otros muy curiosos: los del
Duque de Saboya, C a r l o s Emmanuel, s u mujer D o ñ a Catalina y sus
hijos, obras s e g ú n el inventario de Juan C a r a c a , que no es otro que
el pintor de Haarlem,/a72 Kraeck, llamado t a m b i é n C a r r a c h , C a r r a c h a
y hasta C a r r a c k a . V i n o a E s p a ñ a con el Duque C a r l o s M a n u e l ,
cuando éste c a s ó con D o ñ a Catalina, y v o l v i ó en 1591 (2). S ó l o uno,
que sepamos, se conserva y es para nosotros de particular i n t e r é s .
E s t á r e s e ñ a d o a s í : «Filiberto de M a n u e l , P r í n c i p e del Piamonte,
P r i m o g é n i t o de los dichos Duques de Saboya, con g r e g ü e s c o s , medias
y j u b ó n amarillo, y cuera blanca, con u n arcabuz en la mano derecha
y l a celada sobre u n bufete, del t a m a ñ o de los dichos: original del
dicho J u
n
Caraca.»
E s , por tanto, el retrato n ú m . 1264 de nuestro Museo (3). C o n tamos, pues, con un pintor m á s , casi desconocido fuera de S a b o y a .
D e c í a Lerma a D . Rodrigo C a l d e r ó n , que las mercedes se han
de sacar a los monarcas una a una como los juncos. Y le predicaba
con el ejemplo.
Primero le s a c ó a Felipe III l o que h a b í a pagado por las casas
que le cedió para su residencia real, y d e s p u é s le sirvió con l a C a s a
de l a Ribera, y cuanto en ella h a b í a , por unos 80.923 ducados, importando las pinturas y mesas de jaspe m á s de 15.000.
A Lerma u r g í a recibir el dinero de l a venta y arrancó otro
junco, d i s p o n i é n d o s e el 26 de Septiembre de 1607 que se le pagara s i n
aguardar a sacar copia de tantos papeles como eran necesarios, que
llevaría mucho tiempo.
(1)
Este volvió a Madrid, y seguramente el de Felipe II se enviaría a E l
Escorial en 1635.
(2)
Véase su artículo en Thieme-Becker. Kunstler-Lexikon.
Leipzig, 1927.
(3) Catalogado por vez primera en!885. Escuelas españolas
Tomo XXI.
indeterminadas
Apuntes para la historia del Museo del Prado
116
De lo que no se p r e s c i n d i ó fué de l a r e d a c c i ó n del inventario
hecho y a el 21 de Junio anterior.
E s bien conocido porque el s e ñ o r F l o r i t reprodujo
en este
BOLETÍN, hace a ñ o s , (1) l a copia que se guarda en Simancas.
E l Duque conservaba l a a l c a i d í a de l a C a s a de l a Ribera
(y t a m b i é n l a del A l c á z a r ) , y haciendo uso de sus atribuciones
r e m o v i ó a A n d r é s de Soto, nombrado para sustituirle en el cargo
de cajero-jardinero y depositario de todo l o recibido a J e r ó n i m o de
A n g u l o , y por esta causa volvió a tomar p o s e s i ó n el c a p i t á n Calder ó n y se hizo otro inventario (2) ante el escribano real A n t o n i o de
Olmos, interviniendo dos pintores para m í desconocidos: Santiago
M o r a n y Juan M a r í a Busan. Este documento se fecha el 15 de N o viembre del propio a ñ o 1607.
Las pinturas son en total 482, pero l a calidad no es proporcionada a l a cantidad de ellas. Repito que no m e r e c í a est á colección, exclusivamente formada por Lerma, los elogios que en su tiempo se le
prodigaron.
Hasta 141 (!!) cabezas de emperadores p i n t ó Vicencio para l a
g a l e r í a . E n ella estaban los siete Planetas (3) y los ocho cuadros de
l a Creación (4) que trajo Rubens, atribuidos a Tiziano (11).
E l retrato ecuestre del favorito, del Flamenco, con otro pedestre (hoy perdido), obra de d o ñ a Juana de Peralta, t a m b i é n se inventariaron y pasan a D . Felipe.
L o m á s selecto veremos c ó m o se trae al Retiro en 1635.
N o se conoce n i n g ú n inventario de las pinturas que Lerma tuviera en M a d r i d , y, por lo tanto, se ignora, y o al menos, d ó n d e pudiera tener el Apostolado (5) que para él p i n t ó Pedro Pablo, s e g ú n
éste hace constar en l a lista que enviaba el 28 de A b r i l de 1618 a S i r
Dudley Carleton, embajador de Inglaterra en H o l a n d a (6). S i n duda,
(1) Núm. 162. Agosto de 1906.
(2) Archivo de Palacio. Valladolid, Legajo I.
(3) Ya faltaba uno.
(4) El Museo sólo guarda cinco.
(5) No figura en la Relación de los que decoraban su cuarto, en el monasterio
de San Pablo, hecha el 18 Abril de 1610.
(6) «—Dodeci Apostoli con un Cristo fatti di mei discepoli dalli originali che
ha il Ducca di Lerma di mia mano dovendosi ritocoare di mia mano in tutti e per
tutto.»—El Conde de Aremberg envió también a D. Rodrigo Calderón, para elconvecto de Porta-Coeli, en 1613, <-Un Salvador con los doce Apóstoles, de mano de
117
Pedro Beroqui
estos lienzos los h e r e d ó l a mujer del Almirante de Castilla D . Juan
Alfonso E n r í q u e z , d o ñ a Luisa de Sandoval y Padilla, nieta de Lerma,
y son los Apóstoles,
que bajo los n ú m s . 464 al 67, figuran en el inven-
tario de las pinturas que aquél dejó, hecho el 19 de Junio de 1647.
Sospecho que a l ser secuestrados los bienes del último Almirante
D . Juan T o m á s , partidario del Archiduque Carlos, competidor de Felipe V , se adjudicaron a l a C o r o n a . L o cierto es que entraron luego
en l a colección de Isabel de Farnesio y tienen su marca (1).
Todas las pinturas que pertenecieron a Felipe III pasaron a su
hijo, pues se las dejó libremente, con el diamante rico (el estanque),
t a p i c e r í a s , a r m e r í a , caballos, etc.
S ó l o fué vinculada l a Flor de lis, y seis cuernos de alicornio.
Y llegamos a l Rey coleccionista por excelencia.
Felipe IV, discípulo del dominico P. M a i n o , fué el que m á s acrecentó las colecciones reales. E l protector de Rubens y Velázquez, con
protección decidida y eficaz, pero muy dentro de las costumbres de la
época (2).
S i a Pedro Pablo, siguiendo la opinión de sus Consejeros, no
le c o n s i d e r ó digno por r a z ó n de su oficio de representar a E s p a ñ a en
Londres, como artista le estimó en alto grado, s e g ú n lo demuestran
los continuos encargos que le hizo desde que c o n o c i ó sus obras, y
especialmente d e s p u é s de su trato personal en 1628.
A ñ o s antes, el 1623, h a b í a tomado para sí de entre los bienes
secuestrados a D . Rodrigo C a l d e r ó n , el lienzo de La Adoración
de
los Reyes, que r e p i n t ó y a g r a n d ó el Flamenco durante su estancia en
M a d r i d . Y muerto éste, en l a almoneda de sus bienes, se adquirieron
Rubens», comprados en la almoneda del Duque de Arischote.—No es ocasión de
tratar de esto.
(1) Núms. 1646 al 57, de nuestro Catálogo.
(2) Hiperbólicamente elogió Calderón sus habilidades artísticas:
ENRIQUE.—Con un pincel es segundo
autor de naturaleza.
Las clausulas más suaves
de la música penetra.
Con efecto, de las artes
no hay alguna que no sepa.
a
a
(La Banda y la Flor, Jor. /, Es. V.)
Apuntes para la historia del Museo del Prado
118
p a r a el Rey 32 c u a d r o s —18 de R u b e n s — p o r v a l o r de 27.000 florines (1).
A V e l á z q u e z le h u b i e r a i d o m a l d e s p u é s de l a c a í d a de O l i v a res, de n o contar c o n el favor de D . F e l i p e , que constantemente le
d e f e n d i ó contra sus é m u l o s , y p o r el e x c l u s i v o a m p a r o r e a l l l e g ó a l
c a r g o de A p o s e n t a d o r y a vestir el h á b i t o de S a n t i a g o (2).
L a tan t r a í d a y l l e v a d a r a c i ó n de barbero n o fué otra c o s a que
u n m o d o de acrecentar sus ingresos palatinos (como l a v a r a de a l g u a cil). A l g o p a r e c i d o , s e g ú n sagazmente
a d v i r t i ó el S r . T o r m o hace
a ñ o s , a las plazas de barrenderos que en tiempos no lejanos conced í a el A y u n t a m i e n t o a ciertos s e ñ o r i t o s que c o b r a b a n y n o s a b í a n m a nejar l a escoba.
S i F e l i p e II d o b l e g ó l a v a r a de l a justicia ante u n artista c o m o
Leone L e o n i , p o r F e l i p e I V n o se c a s t i g ó a H e r r e r a el V i e j o , acusado
de monedero falso. Y n o h u b o mejor m e d i o de llegar a él que el regalo de obras de arte. S o b r e s a l i e n d o en este p a r t i c u l a r el e s p l é n d i d o
D u q u e de M e d i n a de las T o r r e s , el P r í n c i p e L u d o v í s i y tantos otros
magnates.
E n l a a l m o n e d a del i n f o r t u n a d o C a r l o s I de Inglaterra, s a b i d o
es que D . L u i s M é n d e z de H a r o a d q u i r i ó l o s cuadros m á s selectos
p a r a ofrecerlos a F e l i p e I V . Y p a r a él se d e s p r e n d i ó el convento de
P . P . O l i v e t a n o s de Santa María
de lo Spasimo, en P a l e r m o , del
cuadro de Rafael « C a í d a de Jesucristo l l e v a n d o l a cruz» hasta a h o r a
malamente l l a m a d o El Pasmo de Sicilia,
en l a cartela que ostentaba
el m a r c o . (3) Y a se h a quitado p o r feliz acuerdo del ilustre D i r e c t o r
del M u s e o .
L a c e s i ó n se p a g ó regiamente (4).
E n v i d a del rey artista, se h i c i e r o n grandes obras p a r a el em(1) La venta comenzó el 17 de Marzo de 1642, y ascendió en total a 52.804 florines, unas 316.824 pesetas.
(2) En las informaciones no resultó probada la nobleza, y el Rey solicitó del
Papa la correspondiente dispensa, concedida por Breve de 7 de Octubre de 1659.
Y por Real cédula del 28, se hizo hidalgo a D . Diego. (Véase Marqués de Laurencín.
Discurso de ingreso en la Real Academia de la Historia).
(3) Ya ha llovido desde que Ponz escribió: «Spásimo quiere decir extremo
dolor; de donde provino llamarle después abusivamente el Pasmo de Sicilia,
que
hace tan diversa expresión en nuestra lengua.»
(4) Forneron, en su afán de censurar a Felipe II, dice que éste lo hizo sustraer
de Sicilia. Calumnia y anacronismo.
119
Pedro Beroqui
b e l l e c i m í e n t o i n t e r i o r d e l vetusto A l c á z a r , c u y o a d o r n o t u v o a s u
c a r g o el i n s i g n e
Sevillano.
L o m á s n o t a b l e fué l a c o n s t r u c c i ó n d e l Salón nuevo y l a h a b i l i t a c i ó n de l a s b ó v e d a s , antes bajas y o s c u r a s , d e s t i n a d a s a aposentos
v e r a n i e g o s ; y l u e g o l a d e l salón dorado y o t r o s , d e c o r a d o s p o r C o l o n n a , V i t e l l i , R i z i y C a r r e ñ o . P e r o , desde l u e g o , puede a s e g u r a r s e que n o
h a b í a — c o m o a l g u i e n e s c r i b i ó — frescos de J o r d á n (11), n i
nes pintadas
No
habitacio-
p o r T i z i a n o (11) (1).
e r a p o r fuera e l A l c á z a r n i n g u n a m a r a v i l l a , n i m u c h o
m e n o s , p e r o p o r d e n t r o h u b o de q u e d a r bastante b i e n , y a t e s o r a b a
v e r d a d e r a r i q u e z a p i c t ó r i c a , a d m i r a c i ó n de l o s embajadores e x t r a n jeros.
« J u a n G ó m e z de M o r a h a e n t r e g a d o a S i m ó n R o d r í g u e z l a s
p i n t u r a s de P a l a c i o y v a e n t r e g a n d o l o d e m á s que t e n í a a c a r g o ,
a s i s t i e n d o a t o d o e l s e ñ o r M a r q u é s de l a s T o r r e s . S u o f i ci o l o ejerce
en Í n t e r i n C a r b o n e l , m i e n t r a s l l e g a de V a l l a d o l i d F r a n c i s c o de P r a bes, en q u i e n h a n p r o v e í d o l a p r o p i e d a d . T a n c a r o le h a c o s t a d o a
M o r a h a b e r p r e s e n t a d o a D o n L o r e n z o R a m í r e z u n c u a d r o de T i c i a n o que e r a de S. M . y h a b e r puesto u n a c o p i a en s u l u g a r . . . » (2).
A esta ligereza de G ó m e z de M o r a , que p r o n t o le f u é p e r d o n a d a , debemos e l p r i m e r i n v e n t a r i o que c o n detalle n o s d a a c o n o cer l a s h a b i t a c i o n e s d e l A l c á z a r y sus p i n t u r a s . C o m e n z ó s e en o c t u bre de 1636 y n o se t e r m i n ó h a s t a e l 17 de M a r z o d e l 37.
E n é l se r e s e ñ a n 885 p i n t u r a s , y h a y 184 a s i e n t o s de geneal o g í a s , mapas y dibujos.
S u estudio detenido, que b i e n l o merece, n o me es p o s i b l e
h a c e r l o en esta o c a s i ó n (3).
(1) Tampoco puede contarse entre los crímenes cometidos en el Alcázar, la
firma del Decreto de 26 de Febrero de 1558, condenando a muerte a todos los protestantes de los Países Bajos. Felipe II desembarcó en Laredo el 9 de Febrero de 1559.
(2) Carta de 18 de Octubre de 1636, del gacetero dado a conocer por Rodrí-
guez Villa. Véase La Corte y Monarquía de España, etc.
(3) En el c a t á l o g o del Museo están anotados los cuadros que figuran en este
inventario, y su examen cuidado me permitió dar a conocer a un pintor antes ignorado: Pedro Antonio Vidal, cuyo retrato de Felipe III (núm. 1.950), se incluía desde
1910 entre los anónimos de Escuela flamenca del siglo xvi. También identifiqué
al enano que acompaña a Felipe IV en el retrato que pintó Villandrando (número 1.234), que resultó ser el famoso Soplillo; y pude hacer otras pequeñas aclaraciones.
Apuntes para la historia del Museo del Prado
120
A l m o r i r Felipe IV se c o m e n z ó otro inventario encargado a
M a z o , que, por razones que dezconozco, no se t e r m i n ó (1).
EL
B U E N
RETIRO
S e g ú n Llaguno, se p e n s ó en u n edificio s ó l i d o , de c o m o d i d a d
y bastante m a g n í f i c o ; pero no fué a s í por l a tenaz o p o s i c i ó n que
e n c o n t r ó el proyecto.
« H a b í a s e dado a h o r a el V a l i d o a l a b r a r u n edificio junto a l
convento r e a l de S. J e r ó n i m o , r i d í c u l o y s i n provecho y de todas
maneras inútil, de paredes delgadas y flacos fundamentos, desfavorecido de l a naturaleza y del cielo, estéril y arenoso, queriendo forzarle a l a fecundidad y a l ornamento de las plantas a fuerza de dinero... U n a h a b i t a c i ó n honesta y de sumo decoro para los retiros y
funciones de l o s reyes l a hizo deliciosa y juglar. E l primer nombre
que tuvo fué l l a m a r l e Gallinero;
y no siendo nuestras empresas n i
h a z a ñ a s las que fueron, n i las que h a b í a n de ser, tomaron los enemigos o c a s i ó n de b u r l a r de nosotros, y t r a d u c í a n el nombre de españ o l en el de gallina... l a l l a m ó Buen Retiro, cargando pena a l que le
llamase Gallinero»
(2).
L a cita es l a r g a , pero b i e n vale l a pena, porque revela el
sentir de l a é p o c a .
E n t o n c e s se censuraban los gastos porque el dinero h a c í a
falta p a r a l a guerra, y era l a verdad; pero d e s p u é s s o b r a b a e igualmente se c e n s u r ó a d o ñ a B á r b a r a por l a c o n s t r u c c i ó n de las Salesas
Reales.
Se hizo el Buen Retiro m a l , pero pronto. C o m e n z ó s e por 1632,
y el 3 de E n e r o de 1634 e s c r i b í a el P . S e b a s t i á n G o n z á l e z a l P . Pereira: « E s tanto l o que h a crecido este nuevo p a l a c i o que e x t r a ñ a su
grandeza.»
(1) Se empieza el 17 de Septiembre de 1666, y después del 25 de Octubre,
reseña de la pieza donde está la estatua del Nilo, ya no se hace más. Se dejan por
inventariar habitaciones importantísimas del Alcázar.—Citado por Madrazo en su
Viaje, etc., se sustrajo después del Archivo de Palacio. De un librero lo adquirió don
Félix Labat, y luego de permitir sacar copia para el Museo, tuvo la gentileza de regalarlo a dicho Archivo.
(2) Matías de Novoa. Memorias (T.° 69. Colección de documentos
inéditos,
etc., p.e 283). Novoa era enemigo solapado e implacable del Conde-Duque.
BOL. DE LA SOC. ESP. DE EXCURSIONES.
Cuadro atribuido a Juan Bautista Martínez del Mazo.
Palacio y jardines del Buen Retiro.
TOMO XXXVIII.
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