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LIBROS
Dedicamos íntegramente esta sección del presente número al libro ganador y a las menciones del Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2008, patrocinado por el Gobierno Bolivariano de Venezuela
AURELIO ALONSO
Un tratado crítico global*
Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 139-144
H
abría que comenzar por reconocer que el estudio
monumental de Renán Vega Cantor, ganador este
año del Premio Libertador al Pensamiento Crítico, instituido por el Gobierno Bolivariano de Venezuela, confirma, en sus tres años de existencia, la proyección, el
rigor y el acierto de este certamen, al cual concurren ya
muchos de los títulos más importantes que el pensamiento crítico de la izquierda de nuestro tiempo saca a
la luz.
Resultaría imposible recorrer en las pocas líneas de
una reseña los aportes de contenido de los dos tomos
de este largo y enjundioso trabajo, que impactará desde
las primeras páginas al lector por lo asequible del lenguaje utilizado, la profundidad de la reflexión y la coherencia del razonamiento seguido. Y muy especialmente
por el valor metodológico del resultado.
*
Renán Vega Cantor: Un mundo incierto, un mundo para aprender y enseñar. Las transformaciones sociales y su incidencia en
la enseñanza de las ciencias sociales, 2 vols., Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, Colección Ciencias Sociales, 2007.
Se trata de una obra extensa
en muchos sentidos. Extensa, en
primer lugar, por su ambición,
pues se evidencia que su autor
aspira a no pasar por alto ninguno de los entresijos propios del
sistema de dominación socioeconómica imperialista en su
fase presente. Y hay que decir
que logra acercarse a su propósito con una impresionante consecuencia. Vega Cantor se mueve entre el análisis minucioso de
los rasgos fundamentales del
imperialismo mundial, colocado
en el tiempo entre la aparición
del orden bipolar y los desafíos
y limitaciones de las ciencias
sociales para hacer comprensible a los protagonistas la propia
realidad vivida.
Su propósito confeso es dejar
en nuestras manos un ensayo pedagógico. Un verdadero tratado, por su profundidad, o tal vez un Manual; y
me atrevería a decirlo así, con M mayúscula, motivado,
como pocas veces lo he estado, a validar en el terreno
del conocimiento social la dosificación que este esfuerzo de difusión de conocimientos entraña. En el caso
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que ahora consideramos, sin embargo, la sola lectura
nos revelará una arquitectura que rechaza, por su mismo carácter, la dogmatización de las evaluaciones que
los manuales contribuyen habitualmente a consagrar.
El prototipo de un manual antimanualista, podría decirse que es este.
Vega Cantor no vacila en acudir a largos enunciados de titulación, dispuesto a no ahorrar palabras para
obtener explicitud: llama a su libro Un mundo incierto,
un mundo para aprender y enseñar. Las transformaciones mundiales y su incidencia en la enseñanza de
las ciencias sociales. Y para una mayor precisión aún,
da título diferenciado a cada volumen: el primero, Imperialismo, geopolítica y retórica democrática, dedicado a la memoria de Paulo Freire, nos remite al nivel
de lo general, en una aproximación integral al objeto de
la obra; el segundo, Capitalismo, tecnociencia y ecocidio planetario, que dedica a Roque Dalton, nos remite, como se desprende del enunciado, a la especificidad de la crisis del sistema, la lógica del desenlace
dramático que podemos prever, y el escenario incierto
de un mundo al que le cuesta salir del estado de inocencia ecológica en el cual ha sido formado, y que
amenaza con conducir a la humanidad a la destrucción definitiva de su ambiente natural.
Añado, entre paréntesis, que esta inclinación descriptiva también marca de manera positiva la prioridad
que el autor atribuye al alcance que pueda tener lo que
escribe, su pretensión pedagógica confesa. Completo
la anotación con otro dato, puramente formal: no escatima la oportunidad para introducir exergos, casi
siempre más de uno, al inicio de cada capítulo, como
para incentivar a quien vaya a aventurarse en la lectura, y no solo para resaltar una reflexión que le ha dado
pistas. Siempre creo encontrar en el exergo una especie de confesión de complicidad del autor con aquellos cuyos pensamientos le han merecido especial consideración.
La dimensión educativa de esta empresa intelectual
cobra forma concreta en la composición final de cada
capítulo, con una propuesta didáctica que incluye preguntas, sinopsis, documentos, tablas estadísticas, gráficos, mapas y una nutrida batería de artículos selec-
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cionados como lecturas complementarias a los temas
respectivos. Desfilan ante nuestros ojos, en sucesión,
muchos de los estudiosos de mayor prestigio en el mundo
por los aciertos de su reflexión. Artículos cortos en adecuados anexos (o a veces en largas y oportunas citas
dentro del texto), contribuciones puntuales inequívocas
a cada tópico desarrollado, de Michael Löwy –a quien
distingue como agradecido discípulo–, de Noam Chomsky, Immanuel Wallerstein, Arundhati Roy, Atilio A. Boron, Jim Lobe, Samir Amin, Francisco Fernández Buey,
Saul Landau, István Mészáros, Pierre Bourdieu, James
Petras, Michael Chossudovsky, Vandana Shiva, Osvaldo Martínez, Claudio Katz, Emir Sader, Leonardo Boff,
Eduardo Galeano, Mario Bunge y muchos otros autores igualmente prestigiosos, quienes convierten la lectura de cada uno de los siete capítulos en un verdadero
simposio. Tanto por su extensión como por el modo en
que fueron concebidos, cada capítulo podría ser un
ensayo independiente, dicho sea sin desestimar la relación que guardan entre sí.
No estamos, por lo tanto, ante el resultado del esfuerzo exclusivo de creación del autor, sino que Vega
Cantor nos incorpora a una mesa de debate en la cual
somete los resultados de su reflexión a un foro de pensadores consagrados que se involucran en la problemática en discusión. Aunque sería imposible recorrer
con comentarios todas las partes de este esfuerzo verdaderamente enciclopédico, voy a ensayar a continuación un acercamiento a los contenidos centrales de la
obra. Sin eximirme, por supuesto, de dar algunas opiniones aquí y allá.
El primer volumen lo integran tres capítulos de unas
ciento cincuenta páginas cada uno, entre el texto del
autor y la propuesta didáctica que en cada caso lo complementa. En el capítulo inicial, «¿Cómo caracterizar el
mundo actual? Una aproximación terminológica», queda
expuesta, y resuelta con una reivindicación conceptual claramente argumentada, su explicación de los pactos propios del imperialismo a nivel mundial, de un «capitalismo
sin ciudadanía», como ha llamado Wim Dierckxsens
a este estadio de la acumulación capitalista. Aquí aborda los problemas relativos a la hegemonía del capital
financiero en su fase actual y el significado del en-
deudamiento de los países pobres para la reproducción
del sistema.
Yo observaría en este punto que, vista en una perspectiva estructural, la deuda externa es mucho más
que una «estrategia de la guerra de baja intensidad que
el imperialismo contemporáneo [...] libra contra los
pobres del mundo».1 Lo señalo porque la deuda se ha
convertido hoy en el canal principal de alimentación
financiera del sistema de dominación. De manera análoga, me parece muy rotunda la afirmación de que «las
migraciones internacionales no tienen la importancia
que se les atribuye»,2 sobre la base de lo poco que
puedan pesar en las proporciones demográficas de los
países receptores de inmigrantes. Si nos limitamos al
ámbito de la demografía, este argumento puede ser
válido, pero si tomamos en cuenta el efecto económico implicado por el espacio migratorio, en relación con
el peso específico de las transferencias por la vía de
las remesas familiares a los países del Sur, es evidente
que nos hallamos ante un fenómeno estructural, ya
que este se ha vuelto un canal de retorno monetario
estable –sustantivo en unos casos, en otros precario–
desde los centros capitalistas hacia los países del Tercer
Mundo.
No adelanto este comentario con intenciones críticas, sino más bien como botón de muestra de la motivación polémica que podemos encontrar en la formidable construcción analítica que Renán Vega Cantor
ha puesto en nuestras manos. Y subrayar, en consecuencia, que este es uno de los altos méritos de la obra
premiada: que nos motiva sobre todo a repensar nuestra realidad.
El tema que sigue, en su segundo capítulo, titulado
«Modificaciones geopolíticas en el mundo contemporáneo», incorpora al panorama, de manera integral, una
perspectiva dinámica, las coyunturas, los procesos
contradictorios y las tendencias de cambio tal cual se
alzan ante nuestros ojos. Tal como los vivimos, conscientes o inconscientes. Aquí se someten a la pupila
del científico social la intensificación de los patrones
neoliberales de desigualdad y de pobreza en el Tercer
Mundo, y la generación de extremos imperativos (como
pueden observarse en las presiones del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio) en la relación de dependencia y explotación dentro del ordenamiento mundial
del capitalismo. Paralelamente analiza –con aguda mirada– las dinámicas que llevaron a la desintegración
del sistema socialista soviético. Nos advierte que
1 Véase volumen 1, p. 77.
2 Ibíd., p. 53.
3 Véase volumen 1, p. 183.
4 Ibíd., p. 192.
el problema principal que presentaron los proyectos socialistas y comunistas ha radicado en su intento de copiar el modelo de civilización occidental, sin esbozar una propuesta alternativa a la
concepción de progreso [...] competir con el capitalismo con su misma lógica para alcanzarlo y
superarlo, sin tener en cuenta que eso no es posible ni tampoco se justifica.3
Esta aguda apreciación no se limita solamente a la
explicación de la catástrofe experimentada, sino que
retiene, como muchos de los juicios a que arriba el
autor, una actualidad indiscutible.
En el marco de este epígrafe, el autor se detiene en
una breve caracterización de la situación cubana, de
cara a los procesos de reversión en la Europa Oriental
generados por el derrumbe. Lo hace a partir de una
cita de James Petras4 en la cual se pondera la capacidad
de subsistencia mostrada por el sistema cubano, y sus
energías para resistir al riesgo de que los ajustes condujeran a la renuncia del socialismo. Una apreciación
acertada y bien documentada la de Petras. Pero no
puedo ocultar que, si Vega Cantor tenía que acudir a
una cita para caracterizar el lugar de Cuba en este proceso mundial, hubiera preferido leerla de un autor cubano, que no poco se ha escrito con mucho rigor al
respecto.
Quiero llamar la atención sobre el excelente soporte
cartográfico especializado con que se apoyan estos
dos conjuntos temáticos de los capítulos 1 y 2, que
141
podrían ser difíciles de seguir sin la colocación geográfica correspondiente. Mapa mundial de los recursos petroleros, mapa del despliegue militar estadunidense en el mundo, mapa comparativo de población
y del PNB por regiones, de las multinacionales por
país de origen, mapas anamórficos mundiales que representan a los principales importadores de petróleo
crudo, PNB por habitante, el consumo de energía, la
distribución porcentual de automóviles, el poderío alimentario, el poderío industrial, el poderío científico, y
el poderío militar. No recuerdo haber disfrutado con
anterioridad de una elaboración cartográfica tan completa, tan precisa e inteligente para aproximarme a la
situación mundial.
El primer volumen de la obra finaliza con un capítulo titulado «Transformaciones del Estado capitalista,
nacionalismos y retórica democrática», en el cual se
desmonta el mito de la necesidad del debilitamiento del
Estado para asegurar la eficiencia económica, que ha
sido defendido como puntal de la sustentación política
del modelo neoliberal. Tras esta farsa, el Estado fuerte
–me refiero al Estado del centro imperialista– se mantiene fuerte, cada vez más fuerte, y el contorno de la
acumulación del capital transnacionalizado es la primera expresión de esta fuerza; y comenta con razón el
autor que
El uso generalizado del término «sociedad civil»
ha servido para camuflar como beneficio para los
países de América Latina la transferencia de riqueza pública hacia el capital privado [...]. Así mismo, con la evocación de la sociedad civil se pretende liquidar el antagonismo, y la confrontación
que de allí se deriva, entre fuerzas opuestas, para
presentar la existencia de un mundo de acción
comunicativa libre de dominación y de enfrentamientos.6
Esa ficción de debilitamiento del Estado, que evidentemente solo forma parte de la canasta neoliberal
promovida para los países dependientes, se complementa con la del fomento participativo de la sociedad
civil. Sin entrar ahora a fondo en la discusión teórica
sobre la legitimidad del concepto (legitimidad que re-
«Capitalismo, trabajo y cultura», el capítulo que da
comienzo al segundo volumen, ensaya una caracterización del orden capitalista implantado a partir de la
universalización de la mercancía. Aquí el lector retornará a un escenario esbozado ya en el primer volumen, visto ahora desde la perspectiva del primado
mercantil, de la mercadocracia, me atrevería yo a decir.
Con una atención especial puesta en el problema de la
mercantilización de la cultura y su impacto en la crisis
civilizatoria.
Bajo la dominación neoliberal, el ordenamiento mercantil capitalista remontó el tiempo del GATT, el de los
acuerdos, para entrar en el tiempo de la imposición,
que es el de la OMC, el tiempo del totalitarismo de
mercado. Bajo el paraguas mercantil se propone la
conversión de la cultura en una actividad empresarial
dominada por el fetichismo de la mercancía.
El revés sufrido por los Estados Unidos en su pretensión de imponer al continente latinoamericano el
Acuerdo de Libre Comercio (ALCA) tras rebelarse ante
esta propuesta los jefes de Estado latinoamericanos
5 Véase volumen 1, p. 318.
6 Véase volumen 1, p. 356.
ahí está la clave para explicar, por ejemplo, por qué
no existen multinacionales, en el sentido estricto de
la palabra –es decir, empresas pertenecientes a capitales de varios países– sino, cuando mucho, empresas transnacionales –o sea, firmas de base nacional con inversiones en muchos países– [...].5
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conozco plenamente, y que además estimo que se trata de una categoría tan necesaria al conocimiento científico como son las de clase social y lucha de clases),
el autor alerta sobre la deformación y el abuso a que ha
sido sometido para denotar con él una institucionalidad
independiente, e incluso opuesta a la institucionalidad política.
reunidos en Mar del Plata, Argentina, en noviembre de
2005, debe pasar a la historia como el punto de giro
decisivo en la recuperación de la soberanía de los pueblos de esta América que Martí llamó Nuestra. Si aquella
batalla no se hubiera ganado, hoy sería todo más difícil, aunque nos cueste pensar, por lo difícil que es
todo, que «más difícil» pueda tener sentido.
Otra vertiente de las relaciones socioeconómicas bajo
la dominación neoliberal nos la ofrece el segundo capítulo de este volumen, titulado «Tecnociencia, sociedad
y educación», que nos introduce en las más significativas transformaciones tecnológicas recientes, inscritas
en la lógica del capital. El autor usa el concepto de tecnociencia para poner de relieve el vínculo entre tecnología, ciencia y negocios, partiendo del criterio de maximizar ganancias. Imagino que hubiera podido decir
también mercociencia, si de buscar un buen neologismo se trataba. Discute en este espacio las consecuencias de las transformaciones técnicas en el campo de la
educación, y desmitifica las pretensiones tecnológicas
de la supuesta «sociedad de la información» que muchas figuras del pensamiento liberal han defendido.
El capítulo tercero, «Expansión mundial del capital,
imperialismo ecológico y destrucción del planeta Tierra» es el más extenso de la obra, un ensayo por sí
solo. En él nos proporciona una documentada visión
diagnóstica y una prognosis de la crisis ambiental que
ya atraviesa el mundo, incapaz sin embargo de pasar
de una tibia aceptación a posturas radicales y orgánicas de reparación. Los obstáculos que se levantan a
las iniciativas requeridas para una estrategia ambientalista se originan, como las causas de la depredación
misma del ambiente, en la lógica de la acumulación
capitalista, e igualmente en las insuficiencias del experimento socialista del siglo XX. Bajo el paraguas del
«imperialismo ecológico» se destruyen ecosistemas,
se desarma el equilibrio climático y se genera el «intercambio ecológico desigual».
Sobre esta propuesta conceptual, asociada con las
tesis de Joan Martínez Alier, nos advierte que «el análisis del comercio ecológicamente desigual resulta muy
importante tanto en términos históricos como actua-
les».7 Critica el discurso de la «tecnocracia ambiental» que trata de encubrir la naturaleza depredadora
del capital tras el subterfugio de un «capitalismo sostenible», para contraponerle una propuesta de contenido social que sintetiza los principales aportes en la
materia.
Ese amplio y rico pensamiento ambiental lo hemos
catalogado en general como la ecología política
de la pobreza, siendo una de sus características
distintivas su reivindicación de las relaciones entre
ambiente y sociedad. Por eso puede considerarse
también como una ecología social, porque considera simultáneamente las causas socioeconómicas
del empobrecimiento de los países, la desigualdad
social entre las clases y los desequilibrios ambientales en todo el mundo, postulando que esos dos
tipos de problemas tienen un mismo origen: el capitalismo.8
Lamento no poder detenerme más en esta contundente sección de la obra de Vega Cantor, tan cargada
de sensatez crítica y de propuestas polémicas y valiosas. En realidad esta es la tónica sostenida de toda la
obra ganadora del premio.
El capítulo con el cual concluye el libro, como era
de suponer debido a su impronta pedagógica, se dedica al aprendizaje del pensamiento social, y lleva el título de «Las transformaciones mundiales y la enseñanza
de las ciencias sociales». Parte de una severa crítica a
la orientación de las ciencias sociales en el sistema
educacional. Constata que
en los procesos de investigación, en el mundo universitario y en otras instituciones se han consolidado unas ciencias sociales profundamente institucionalizadas al servicio del capitalismo y de la
dominación imperialista, en consonancia con los
7 Véase volumen 2, p. 390.
8 Ibíd., p. 442.
143
Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 144-146
intereses de las clases dominantes en el plano nacional y mundial, pretendidamente despolitizadas,
cultoras de los pequeños relatos fragmentarios,
prisioneras de cuanta moda proviene de los Estados
Unidos o de Europa y alejada de los problemas
esenciales de la gente común y corriente.9
144
Concluye este capítulo con la proposición de un
programa mínimo para la enseñanza de las ciencias
sociales a partir de un enunciado de principios básicos: «una crítica al progreso», «una visión no eurocéntrica de la sociedad», «revaluar la memoria de los
vencidos y de sus luchas», «replantear los vínculos
hombre-naturaleza», «incluir a las mujeres, la mitad
olvidada de la historia y de la sociedad, en los estudios
sociales», «considerar la diversidad cultural como un
patrimonio de la Humanidad», «reivindicar una visión
radical de la democracia y volver a defender la necesidad de crear otra sociedad», «una crítica al consumismo, al lujo, al dinero, a la propiedad privada y al mercado», «romper con el autoritarismo y con las formas
verticales de enseñanza», y «combatir todo tipo de
fundamentalismo religioso, étnico, nacional, o económico».
Renán Vega Cantor pone fin a su impresionante experimento educacional con una cita muy oportuna de
Noam Chomsky:
Con respecto a la libertad humana, si asumes que
no hay esperanza, está garantizado que no la habrá. Si asumes que existe un instinto de libertad,
hay posibilidades de cambiar las cosas, existe la
posibilidad de que puedas contribuir a hacer un
mundo mejor. Tú elijes.10
c
09 Véase volumen 2, p. 508.
10 Ibíd., p. 575 (énfasis del autor).
SERGIO GUERRA VILABOY
Integración y Revolución*
H
ace poco más de un siglo, el escritor venezolano
César Zumeta (1863-1955) dio a conocer un impactante texto titulado El continente enfermo (Nueva
York, 1899), en donde, tras citar en epígrafe a José
Martí, ponía al descubierto las amenazas que significaba la expansión de los Estados Unidos para la América
Latina y los males que generaba por todo el hemisferio
e impedían su desarrollo. En opinión de Zumeta, imbuido del pensamiento biologista y evolucionista del
positivismo spenceriano, la América Latina era un organismo enfermo, dominado por el enfrentamiento
entre la anarquía y la dictadura, completamente endeudado, con sus instituciones desprestigiadas y paralizado por la violencia y la falta de democracia, cuyo
destino parecía entonces sin ninguna posibilidad ante
la apabullante dominación del imperialismo norteamericano.
Traigo este texto a colación porque, desde una renovada perspectiva teórico-metodológica, el reciente libro
del conocido escritor venezolano Luis Britto García,
América Nuestra que estás en la tierra: integración y
revolución, nos lo recuerda. Pero la obra de Britto García, a diferencia de aquel texto precursor de Zumeta,
constreñido por los estrechos límites del pensamiento
liberal positivista, reducido a diagnosticar los males
del «continente enfermo», no solo hace una profunda
disección de los disímiles problemas históricos y actuales de la América Latina, sino que además propone
soluciones, desde la posición de un intelectual revolucionario comprometido con los cambios sustanciales
y convencido de que como el propio autor proclama
«El futuro comienza en Nuestra América». Por eso
* Luis Britto García: América Nuestra que estás en la tierra:
integración y revolución, Caracas, Instituto Autónomo Biblioteca Nacional/Casa de Nuestra América José Martí, 2007.
dos temáticas de gran actualidad, la integración y
la revolución, recorren de
un extremo al otro el nuevo libro de Britto García,
y constituyen en última
instancia el hilo conductor de esta obra apasionante y apasionada.
Luis Britto García es
periodista, dramaturgo,
escritor y profesor universitario de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela, donde también se doctoró en Derecho. En tres
ocasiones obtuvo el Premio Casa de las Américas, en
1970 con su libro de relatos Rajatabla, nueve años
después con su novela Abrapalabra, y en 2005 el
honorífico de ensayo Ezequiel Martínez Estrada por
Venezuela: investigación de unos medios por encima
de toda sospecha. Ha obtenido otros importantes premios literarios y científicos y publicado numerosos
libros de narrativa y ensayo, así como escrito diversas piezas teatrales. Sus obras La máscara del poder
(1989) y El poder sin la máscara (1990) fueron ganadoras del Premio a la Investigación Científica en
Ciencias Sociales de la Universidad Central de Venezuela. También es autor de El Imperio contracultural: del rock a la postmodernidad (1990); Elogio del
panfleto y de los géneros malditos (2000); Señores
del Caribe: indígenas, conquistadores y piratas en el
mar colonial (2002) y Por los signos de los signos
(2005). Por el conjunto de su producción intelectual
le fue conferido en 2002 el Premio Nacional de Literatura de Venezuela.
Lo primero que salta a la vista en América Nuestra
que estás en la tierra: integración y revolución es el
original recorrido que hace su autor por la evolución
del Continente a lo largo de más de cinco siglos, desde
el inicio de la invasión europea hasta la actualidad, partiendo de una acuciosa investigación y de una meditada reflexión, que nos permite comprender las vicisitudes de los pueblos latinoamericanos en su devenir.
Valiéndose de la consulta de una extensa bibliografía
de casi tres centenares de títulos y redactado con gran
rigor conceptual, claridad y fluidez expositiva, el libro
llena un vacío en el conocimiento de la problemática
pasada y presente de Nuestra América.
A partir de una bien fundamentada periodización de
la historia que nos relata, Britto divide su obra en ocho
capítulos, en los cuales desmenuza la historia, la geografía y la sociedad de Nuestra América. En el primero
de ellos, titulado «Nuestras raíces», dibuja con agudeza
–al margen de algún que otro gazapo histórico– la trayectoria del Continente desde los tiempos anteriores a
la conquista, pasando por la colonia y la independencia
hasta llegar a la frustración posterior del ideal unionista bajo la acción depredadora de las grandes potencias, en particular de Inglaterra primero y los Estados
Unidos después.
A la temática de las enormes riquezas latinoamericanas está consagrado el segundo capítulo del libro,
titulado «Nuestros recursos». En particular, se detiene
en la valoración del saqueo de que ha sido víctima este
Continente desde la invasión europea y hasta los tiempos del neocolonialismo, con la complicidad de las oligarquías y burguesías de los países latinoamericanos.
A lo largo de estas páginas el autor sustenta la tesis de
que tras la invasión de América, durante cinco centurias se consideró al planeta inagotable botín para el
saqueo y la dilapidación. La derrotada resistencia de
los aborígenes a la predación de su mundo contribuyó
a consagrar este dogma, y a categorizar nuestro hemisferio como espacio sacrificable en aras de un estilo de desarrollo devorador. Una tras otra nuestras riquezas fueron combustible de auges ajenos y fuego de
devastaciones propias.
El capítulo siguiente, denominado «Nuestras sociedades», contiene también una lúcida disección de la
sociedad latinoamericana, de sus problemas y posibilidades de desarrollo, en los que Britto apuesta sin vacilación por el camino de los cambios radicales y la integración latinoamericana, leitmotiv de todo el texto, bajo
la conducción de un nuevo tipo de Estado que esté
comprometido con las causa de los pueblos de Nuestra América:
145
La intervención estatal ha sido la precondición de
todos los procesos de desarrollo. La intervención
revolucionaria del Estado es el requisito del nuestro. Pueblos soberanos requieren Estados soberanos. De nada servirá la integración de vasallajes o
de dependencias. Dominados, solo sacudiremos
el yugo gracias a la insurrección de las clases hoy
dominadas. La nación grande que es la América
Latina y el Caribe requiere un gran Estado caribeño y latinoamericano.
Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 146-149
Los capítulos que siguen a continuación, denominados «Nuestra política», «Nuestra integración»,
«Nuestra defensa» y «Nuestras culturas», son parte
medular del libro y descomponen en forma analítica
los distintos aspectos de la compleja realidad de la
América Latina. En ellos sobresale el análisis de la endémica dependencia latinoamericana, proceso que se
ha profundizado con el paso del tiempo, y las políticas
antinacionales del neoliberalismo y los efectos de la
globalización imperialista. Así escribe Britto:
146
Como la atomizada Italia renacentista, padece la
dispersa América de nuestros días el castigo de ser
presa de los bárbaros. Estados que comenzaron su
existencia como fuerzas de invasión, a lo largo de
medio milenio prolongaron su virtual estatuto de
gobiernos de ocupación sirviendo de instrumentos
de oligarquías que a lo largo de los siglos no hicieron más que cambiar de nombre: realistas, republicanas, liberales, positivistas, populistas, modernizadoras, neoliberales, globalizadoras.
El libro cierra con un extraordinario epílogo, en
donde Britto resume las conclusiones de una obra que
de principio a fin está marcada por una disección de
nuestros problemas, pasados y presentes, pero con la
vista puesta en la redención de nuestra América, pues
como sentencia en una de sus partes el propio autor,
«[e]l movimiento se demuestra andando, la revolución,
cambiando».
No puedo concluir este comentario, sin recomendar la lectura de América Nuestra que estás en la tie-
rra: integración y revolución, a todas aquellas personas interesadas en conocer, con todos sus matices, la
atribulada historia de un Continente descoyuntado por
siglos de opresión colonial, primero, e imperialista después, y que hoy ve abrirse la posibilidad de su verdadera liberación en varios países de Nuestra América,
donde se lucha por cumplir los vigentes sueños de
Bolívar y Martí.
c
JOAQUÍN SANTANA CASTILLO
De-construcción
necesaria de la
Historia Universal*
E
n su obra Die Vernunft in der Geschichte1 G.W.
Hegel proclamaba pletórico de optimismo que la
historia universal se movía de Oriente a Occidente y
que el fin de la historia universal se hallaba en Europa,
más específicamente en la Europa germana y anglosajona, al sustituir esta a la Europa del sur como portadora del Espíritu. Así el filósofo clásico alemán daba
conclusión exitosa a un relato racionalista iniciado desde antes, en el que Europa y Occidente habían sido siempre protagonistas fundamentales de la historia universal, de la filosofía y de la teoría política. Se aseguraba
* Enrique Dussel: Política de la liberación. Historia mundial y
crítica, Madrid, Editorial Trotta, S.A., 2007.
1 La razón en la historia. Además, toda la obra hegeliana está
pensada en función de un discurso eurocéntrico en donde las
naciones no europeas son consideradas como pueblos sin historia
conceptualmente con la obra de Hegel el discurso eurocéntrico y occidentalista que todavía hoy nos permea y
contamina.
Casi doscientos años después de la consolidación de
esta invención por Hegel, aparece una obra cuyo objetivo central es la de-construcción de este metarrelato.
En Política de la liberación. Historia mundial y crítica, el filósofo argentino radicado en México Enrique
Dussel nos ofrece otra
perspectiva de la historia
universal, de la filosofía y
la política. Mención de la
última edición del Premio
Libertador al Pensamiento Crítico,que otorga la
República Bolivariana de
Venezuela, el libro introduce al lector en otro discurso y en otra historia. Se
trata de la historia vista desde el prisma de los pueblos
colonizados y explotados
por los poderes centrales
y hegemónicos.
Texto con una alta carga teórica de corte filosófico y político, resulta en ocasiones denso y de lectura compleja y un tanto ardua,
sobre todo para el lector no avezado en obras de esta
naturaleza. No obstante, pese a estas dificultades, resulta imprescindible al presentarnos un cuadro diferente de la historia de la filosofía, de la filosofía política y de la historia universal. Me atrevo a afirmar que
nos encontramos ante una visión totalmente novedosa
de la filosofía de la historia que rescata para nuestros
pueblos una historia olvidada, y también tergiversada
por los poderes imperiales.
Como Dussel afirma en el prólogo, lo anima el «propósito de exponer una posible historia de la política, la
historia de los pueblos, que son los actores políticos,
y el pensamiento (en sentido lato) o la filosofía política
(en sentido estricto)» que los ha inspirado. Romper el
relato existente y construir otro paradigma histórico
es la tarea que tiene ante sí, aunque esa reconstruc-
ción sea parcial y preliminar. Para ello es imprescindible la superación de diferentes límites asentados en el
pensamiento histórico y filosófico contemporáneo.
El helenocentrismo, el occidentalismo, el eurocentrismo, la periodificación organizada según criterios
europeos, el secularismo tradicional de las filosofías
políticas, el colonialismo teórico y mental, y por último una nueva redefinición de la modernidad que incluya la América Latina y el mundo ibérico en los
orígenes de la misma, son los límites que para Dussel
deben ser trascendidos y superados. Es precisamente
la solución de estos problemas lo que en mi opinión
lleva al autor a organizar todo el libro en función de los
mismos.
La obra se estructura, pues, en tres grandes capítulos o bloques, divididos según una tradición de corte
filosófico por diferentes parágrafos que a su vez se subdividen en epígrafes. El primer gran bloque o capítulo
es titulado «Localización del lugar crítico-político en los
sistemas anteriores a 1492», en sus diferentes parágrafos y epígrafes nos presenta un recorrido por la historia
universal y los orígenes y desarrollos de la actividad
política desde la prehistoria hasta el carácter periférico
de la política en la Europa germánica y anglosajona antes de 1492, pasando por los procesos en el mundo
antiguo en Mesopotamia, el antiguo Estado egipcio, las
civilizaciones andinas y mesoamericanas, la filosofía
clásica en China y la India, el mundo griego-helénico,
Roma y su evolución política, el imperio bizantino con
la evolución del cristianismo en cristiandad, el mundo
islámico, etcétera. En este primer bloque Dussel muestra la falsedad de la construcción helenocéntrica, el carácter periférico y atrasado de Occidente después de la
caída del imperio romano, y resalta el desarrollo y poder económico de China en comparación con el resto del
mundo conocido.
Aunque este capítulo resulta remanente interesante
y de raigal importancia por las argumentaciones consistentes que descalifican las historias universales y
filosóficas oficiales, no está exento de afirmaciones
un tanto absolutas o no totalmente válidas. Tal es, por
ejemplo, la calificación del carácter milenario del Estado egipcio, postura sostenida años atrás por Samir
147
Amin y descalificada de manera argumentada y sólida
por Ricaurte Soler, al mostrar las diferencias entre el
Estado de los faraones y el Estado nacional moderno
en Egipto.
El segundo capítulo se inicia por donde concluye el
primero, vale decir por la importancia de China, para
pasar después al Imperio otomano, la significación de
Venecia y el Renacimiento italiano con el significado
político de la obra de Maquiavelo. Todo ello conforma
el contexto de la política en la modernidad temprana.
Esta definición resulta novedosa y de singular significado, pues Dussel establece un criterio histórico y
evolutivo en torno al concepto de modernidad. Vale
decir que para el filósofo argentino la modernidad tiene al menos dos etapas que él llamará modernidad temprana y modernidad madura. Es este concepto el que
le sirve de pauta para nombrar ese segundo capítulo
como «Localización del lugar crítico-político de la modernidad temprana (desde 1492)». Así tenemos un parágrafo dedicado a la primera modernidad temprana
que comprende la cristiandad hispanoamericana de 1492
hasta 1630. La defensa de que la modernidad nace
con el «descubrimiento» y el análisis de los discursos
de Sepúlveda, Vitoria, Suárez y sobre todo Las Casas
como primer antidiscurso filosófico de la modernidad
resultan de inestimable valor conceptual en este proceso de construcción del relato histórico sobre nuevas bases. Esta visión es continuada en el parágrafo
siete dedicado a la otra primera modernidad temprana
con la cristiandad lusitana ante la alteridad del esclavo
africano donde son recogidas las visiones sobre la esclavitud del esclavo africano y las primeras críticas a
la misma. Cierra este capítulo el parágrafo ocho dedicado a la segunda modernidad temprana, ubicada en el
norte de Europa. El análisis crítico de las concepciones filosófico políticas de Hobbes, Spinoza y Locke
resultan de sumo interés.
El tercero y último capítulo es «El discurso político
en la modernidad madura», y se inicia con el análisis
de esta modernidad madura en el Reino Unido y Francia y la conformación de la nueva estructura geopolítica mundial. Esta parte es la más extensa y compleja
del texto. Su dificultad descansa no solo en el trata-
148
miento filosófico-político de pensadores como Hume,
Smith, Rousseau, y toda la filosofía clásica alemana,
sino también y sobre todo en el análisis axiológico hermenéutico del discurso político, en especial el populista en la Argentina y otras naciones de la América
Latina como Brasil y México.
Central en esta tercera parte es la historia política
de la América Latina que el autor divide en diferentes
períodos o etapas. Así, recorre de manera panorámica
con hechos histórico-políticos, procesos revolucionarios, movimientos insurreccionales y pensadores y
personalidades destacadas, la historia colonial y neocolonial de nuestra América hasta llegar a lo que llama el
giro descolonizador desde el pueblo y hacia la segunda emancipación.
La breve exploración de los pensadores que considera como precursores lo lleva a incluir a José Martí.
Lamentablemente le dedica solo unas líneas a un pensador que siempre se mostró opuesto a la fórmula
civilización frente a barbarie, tan del gusto del pensamiento endocolonialista decimonónico, por considerarla como errónea en la construcción de nuestras
naciones. La afirmación de que Martí tuvo claridad
en lo que nos venía del Norte, propiamente de los
Estados Unidos, pero que no tuvo conciencia de lo
que el capitalismo significaba al no estar suficientemente al tanto de la obra de Marx es un tanto absoluta
y no se ajusta por completo al conocimiento que nuestro Apóstol tuvo del socialismo y la obra de Marx.
Los epígrafes finales están dedicados a los procesos revolucionarios que han tenido lugar a partir de
1959 y se inician con la Revolución Cubana. De sumo
interés resultan las valoraciones que hace de ella, así
como del pensamiento de Fidel Castro y Ernesto Guevara como paradigma de ruptura con el pensamiento
colonizador. La visión es panorámica y preliminar, tal
como el autor declara desde el inicio de la obra. A continuación se detiene en un breve estudio del proceso
chileno de Salvador Allende, para pasar a la revolución
sandinista en Nicaragua y concluye con lo que él llama
la revolución zapatista. Aunque a lo largo del texto se
hace mención de los nuevos procesos es de lamentar
que no aparezca una mayor información sobre la re-
c
JORGE LUIS ACANDA GONZÁLEZ
Cuando la derecha
lee a Gramsci*
E
l tema del fundamentalismo religioso ha sido colocado en los últimos años en el centro de la atención de la opinión pública mundial. Pero, por la forma
en que se presenta por los medios de difusión masiva,
parece como un problema confinado a los límites del
mundo musulmán, donde personajes barbados y con
turbantes se confabulan para cometer siniestros atentados. Pero el fanatismo y el fundamentalismo religiosos se dan también, y con mucha fuerza, en el centro
del «mundo occidental». Y más de uno quedaría sorprendido con la constatación de que precisamente en
los Estados Unidos de América se está viviendo el más
fuerte ataque contra lo que han sido dos característi-
* Susan George: El pensamiento secuestrado. Cómo la derecha
laica y la religiosa se han apoderado de Estados Unidos,
Barcelona, Icaria editorial, s.a., 2007.
cas distintivas de la modernidad: el carácter laico del
Estado y el predominio de la racionalidad científica. Si
se tiene en cuenta el desorbitante poderío militar de este
país, resulta fácil comprender que los bien rasurados y
elegantes representantes de la derecha fundamentalista
yanqui (quienes dirigen este ataque) representan para la
humanidad un peligro mucho mayor que los tan publicitados ayatollahs.
Pero poco es lo que conoce el público al respecto.
Aquí es donde encuentro una de las dos grandes sorpresas que, como lector, me produjo el libro de Susan
George El pensamiento secuestrado. Cómo la derecha
laica y religiosa se ha apoderado de Estados Unidos,
publicada en español en
2007, 1 y que quedó como
finalista en la convocatoria
de 2008 del concurso por el
Premio Libertador al Pensamiento Crítico. En Cuba han
aparecido anteriormente dos
libros de esta autora,2 cuya
trayectoria personal y profesional es en sí misma remarcable. Nacida en los Estados Unidos en un entorno
económico acomodado, concluyó sus estudios universitarios en su país con una doble licenciatura en
francés y en ciencias políticas, y después se licenció
en filosofía en La Sorbona. Fue en Francia donde obtuvo un doctorado con una tesis que versó sobre la
transferencia forzada del sistema alimentario norteamericano al resto del mundo. Como ella misma confiesa,
una preocupación la ha guiado desde el inicio de su
carrera intelectual: comprender y describir cómo se
despliega el poder. La expansión de la agenda neoliberal
a través de eso que ha dado en llamarse globalización,
1 Apareció en inglés ese mismo año con el título Culture in
Chains: How the Secular and Religious Right Captured
America.
2 Me refiero al Informe Lugano (La Habana, Editorial de Ciencias Sociales/Barcelona, Icaria editorial, s.a., 2002) y a Otro
mundo es posible si... (Editorial Nuevo Milenio, 2006).
Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 149-151
volución bolivariana en Venezuela, o los procesos que
tienen lugar en estos momentos en Bolivia, Brasil, Ecuador y en la propia Argentina.
Las conclusiones del texto están en función de
ampliar y explicitar lo planteado en el prólogo, insistiendo en el necesario giro descolonizador que debe
experimentar la filosofía política. Podemos afirmar
entonces que Política de la liberación. Historia mundial y crítica, de Enrique Dussel, es un texto imprescindible para un replanteo inteligente, antihegemónico
y anticolonial de la política, la filosofía y la historia de
nuestros pueblos.
149
150
ha traído dramáticas consecuencias humanas y ecológicas. Pero no solo para los países empobrecidos y
dependientes del Tercer Mundo, sino también para la
mayoría de los habitantes de las naciones ricas. Sobre
todo en los Estados Unidos. Basta con citar un dato:
en los ocho años de gobierno de Ronald Reagan, el
1% de las familias de esa nación (las más ricas) duplicaron sus ingresos, mientras que el 80% restante los
vio disminuir. El panorama durante la administración
de George W. Bush ha sido incluso peor. No solo se
han profundizado más aún las flagrantes desigualdades, sumiendo a un número mayor de ciudadanos en
una situación desesperante, sino que se ha logrado que
el electorado no reaccione con furia contra una política basada en el engaño sistemático, que ha embarcado
al país en una guerra interminable y ha coartado significativamente las libertades públicas y personales. Susan George se pregunta: ¿cómo han bastado solo unas
décadas para que los ideales de libertad, que alimentaron el surgimiento mismo de esa nación, se hayan perdido? En muchos lugares del mundo se cree que esa
situación de borreguil sojuzgamiento del pueblo estadunidense cesará cuando en noviembre de 2008 se
elija a un nuevo presidente.3 Pero la autora disiente de
ese criterio. Y escribió este libro para demostrar cómo
la elite en el poder en los Estados Unidos ha llevado a
cabo un esfuerzo consciente, a largo plazo y con un
alto grado de eficiencia para crear y propagar un sistema de creencias entre las personas corrientes que le
permita mantener su dominio. Se ha desplegado una
verdadera ofensiva cultural que se ha empeñado no
solo en la conquista del cine, los periódicos, la radio y
la televisión, sino también del sistema educativo y de
los tribunales, e incluso de las iglesias y la religión. Y
ha obtenido sus objetivos en un alto grado. La utilización del campo religioso como soporte de políticas
reaccionarias ha sido algo corriente en muchas partes
del mundo desde que surgió la humanidad, pero constituye algo novedoso en los Estados Unidos, y sorprendente, si se tiene en cuenta la historia de ese país.
Las Trece Colonias originales fueron fundadas por personas que venían hacia este lado del Atlántico huyendo
de la intolerancia en cuestiones de fe y precisamente
con el propósito de instaurar un tipo de sociedad inconcebible por entonces en la vieja Europa, y signada por
procesos tales como la libertad religiosa, la separación
entre la Iglesia y el Estado, el carácter laico de la educación, la autonomía de la investigación científica, etcétera. Aterran entonces (por las consecuencias mundiales
que esto puede tener, habida cuenta del poderío de esa
nación) los datos aportados por Susan George, y que
demuestran cómo el fundamentalismo cristiano de ultraderecha ha sido convertido por esa élite dominante
en el elemento que condiciona no solo el ámbito político
en los Estados Unidos, sino también la composición del
sistema jurídico y las leyes, los planes de estudio en
escuelas y universidades, e incluso el desarrollo de las
investigaciones científicas.
Pero todavía queda una segunda tesis en este libro
que considero sorprendente: Susan George demuestra, con numerosos datos, que los círculos dominantes
en los Estados Unidos comprendieron que la batalla decisiva por el poder no es la que se libra por la posesión
y control de los aparatos públicos represivos (poder
ejecutivo y legislativo, ejército, política, prisiones, sistema impositivo) sino la que se empeña día a día en el
campo de la cultura en su acepción más amplia. En la
tarea de construir un «sentido común» interiorizado y
compartido por la mayoría de las personas. El título del
primer capítulo de este libro es significativo: «Fabricar
sentido común, o hegemonía cultural para principiantes». ¿Suena todo esto a Gramsci? ¡Precisamente! Y la
autora nos lo dice con toda claridad: «La derecha estadounidense ha realizado [...] precisamente esta ofensiva “gramsciana”».4 Ha ocurrido en la historia, con
más frecuencia de la debida, que algunas producciones teóricas revolucionarias han sido mejor entendidas y utilizadas por la burguesía que por las direcciones de los movimientos liberadores. No sé si con
conocimiento o no de la obra del líder comunista italiano,
3 Redacto estas líneas en septiembre de 2008.
4 Véase p. 110 de la obra reseñada.
c
5 Véase p. 110 de la obra reseñada.
FABIÁN ESCALANTE FONT
Enciclopedia
sobre la guerra*
M
ercenarios, guerreros del imperio descarna la realidad de los «ejércitos privados y el negocio de la
guerra». La singularidad del asunto incita al debate. Su
autor, el escritor argentino Daniel Pereyra, viene asumiendo el tema desde hace algunos años, con sus
mordaces artículos publicados en el sitio web Rebelión, el periódico Diagonal y la revista española Viento Sur, donde sin ambages ha señalado el aumento del
militarismo, la privatización de las guerras, el crecimiento de las corporaciones militares privadas y el
enriquecimiento que propicia el negocio de los ejércitos privados, controlados mayormente por ex altos
oficiales de las Fuerzas Armadas estadunidenses.
Tras la publicación de Traslado de la crisis estructural del Estado, Del Moncada a Chiapas, historia de
la lucha armada en América Latina, El Caso Pinochet y la impunidad en América Latina y Argentina
rebelde. Crónicas y enseñanzas de las revuelta social,
nos entrega ahora este libro, mención en el Premio
Libertador al Pensamiento Crítico 2008, patrocinado
por el Gobierno Bolivariano de Venezuela, que su amigo y prologuista, Roberto Montoya, califica como una
«verdadera enciclopedia sobre la guerra».
Escrita en la prosa breve y directa de los periodistas,
la investigación realizada por Pereyra acusa rigurosidad y profundo conocimiento de la historia y la política contemporáneas, y logra enganchar al lector con
descripciones objetivas y documentadas en cada una
de sus afirmaciones. Gobiernos, complejos militares,
carrera armamentista, militares, contratistas, políticos,
* Daniel Pereyra: Mercenarios, guerreros del imperio. Los ejércitos privados y el negocio de la guerra, prólogo de Roberto
Montoya, Barcelona, El Viejo Topo, 2007.
Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 151-153
pero la nueva derecha yanqui ha desarrollado (y continúa desarrollando) una ofensiva cultural en toda la línea para construir y mantener su hegemonía ideológica y manipular las mentes de las personas. Y para ello
han promocionado a todo un conjunto de intelectuales
orgánicos a sus intereses (dirigentes políticos, pastores religiosos, científicos, figuras de los mass media,
periodistas, entre otros) y también de instituciones que,
dotadas de mucho dinero, han promovido todo aquello
que consolide esta hegemonía. La infiltración de la derecha en la cultura norteamericana ha sido tan fuerte
que, en opinión de la autora, ya no importa qué partido
ocupe la Casa Blanca.
Susan George ha sabido utilizar la teoría gramsciana
sobre la hegemonía para develar los resortes fundamentales que garantizan el poder de la Nueva Derecha
estadunidense. De aquí que este libro, además de interesante y de fácil lectura, sea de agradecer por el análisis que realiza. Como también creo que debemos agradecer y reflexionar a profundidad una afirmación que
coloca al principio del mismo: «No existe ningún proyecto alternativo crítico y creíble en la izquierda...».5
No es repitiendo viejas consignas, ni aferrándose a
certezas falsas, como logrará el movimiento progresista construir una contrahegemonía liberadora. De la
lectura de El pensamiento secuestrado... no extraeremos un compendio de recetas de cómo hacerlo. Pero
esta obra al menos nos proporciona senderos para
buscar. Y ya eso es suficiente.
151
mercenarios, fundidos en
un solo negocio, el de la
guerra global, aparecen delineados certeramente.
De la mano del escritor
observamos cómo el uso de
mercenarios, tanto en África (en las antiguas colonias
portuguesas, inglesas, francesas o belgas) como en la
América Latina, fue haciéndose más cotidiano a partir
de la Segunda Guerra Mundial. Quizá el más divulgado sea el de Cuba, el de Playa
Girón, adonde en abril de 1961 llegaron en legión aquellos a quienes Fidel calificara como «criminales de
guerra que se habían ido para los Estados Unidos, porque los oficiales y los principales jefes eran casi todos
soldados del ejército de Batista, oficiales del ejército
de Batista y muchos hijos de terratenientes». Menos
publicitado es el caso de Nicaragua, donde militares
argentinos eran utilizados como fuerza legionaria, dispuestos a hacer el trabajo sucio que la CIA se veía
impedida de realizar tras las medidas de limitación que
les impuso el gobierno de James Carter. En aquel contexto, mercenarios de origen norteamericano crearon
el Manual de guerra sicológica, un texto encargado
de entrenar en la lucha subversiva a los «paladines de
la libertad» del presidente Ronald Reagan, que incluía
consejos de cómo asesinar y torturar a los sandinistas. En otros países del Continente, el uso de «sicarios», «escuadrones de la muerte», «grupos paramilitares» ha escabullido la presencia de mercenarios para la
ejecución de asesinatos, secuestros y torturas. Tampoco el Medio Oriente o la propia Europa escaparon a la
presencia de militares para la solución de algún conflicto interno o regional.
El papel de la Organización de Naciones Unidas fue
generalmente pasivo o inoperante, no obstante, en 1989,
considerando la gravedad del informe del Relator, estimó necesario establecer una resolución prohibiendo el
empleo de mercenarios, a quienes calificó como «perros de la guerra», deseosos de aventuras peligrosas y
152
alentados por altos beneficios económicos. A tal efecto, afirmó que el reclutamiento, utilización, financiamiento o entrenamiento de mercenarios constituyen
delitos... y que las personas que los cometan deben
ser sometidas a juicio o ser objeto de extradición.
La utilización de mercenarios en las distintas guerras, a partir de la segunda mitad del siglo XX, está
ampliamente descrita, así como la definición de mercenario, y las características del trabajo que este realiza, hasta nuestros días, a pesar de las resoluciones
emitidas por organismos internacionales.
Guerra global
Como señala Pereya, los cambios en la política geoestratégica de los Estados Unidos, a partir de 1990, condicionan una reforma en la concepción de la guerra y
la entrada en un período denominado «Guerra Global
Imperial».
La importancia de su «traspatio» latinoamericano
(bien definido desde la Doctrina Monroe hasta los
Documentos de Santa Fe en la época de Reagan), así
como la que se concede a la zona del Medio Oriente
donde existen las mayores reservas mundiales de hidrocarburos; el interés de mantener el control en el
Lejano Oriente, donde el crecimiento de China tanto
en lo económico como en lo militar puede perturbar
sus planes; y el «rutinario» establecimiento de bases
militares norteamericanas en el continente africano,
conforman la nueva geoestrategia imperialista.
El concepto de Guerra Global Imperial, ampliamente desarrollado por el autor, nos muestra cómo en los
albores del nuevo siglo, tras el desplome de la Unión
Soviética y de su esfera de influencia, y con la excusa
de la lucha contra el terrorismo a escala planetaria, los
Estados Unidos destinan su poder financiero y militar
para declarar una guerra permanente contra enemigos
prácticamente invisibles, en casi un centenar de «oscuros rincones del mundo».
Muy claramente Daniel Pereyra nos define que la privatización de la guerra y del negocio militar está en la
lógica del sistema imperialista: rentabilidad-avance tecnológico. El complejo militar-industrial tiene asegura-
Bélgica y sus principales contratos de trabajo, enriquecen el material.
Cuba, como reconoce el propio autor, es uno de los
pocos gobiernos que ha denunciado ante las Naciones
Unidas, en la Comisión de Derechos Humanos, reiteradamente, la existencia de mercenarios contratados
por centenares de compañías privadas de seguridad
que operan en más de cien países, y participan no solo
como asesores, sino directamente en actividades propias de policías, del ejército y en operaciones de combate, desobedeciendo lo estipulado por la Convención
de Ginebra, de que los civiles no pueden participar en
acciones militares.
Agradezcamos a Daniel Pereyra, inclaudicable revolucionario, quien desde su trinchera de investigador y
periodista ha desentrañado este complejo mundo de
las Corporaciones Militares Privadas, de mercenarios
y de guerra sucia, para presentarlo a los lectores de
forma clara, inteligible, rigurosa y honesta.
c
JACQUELINE LAGUARDIA MARTÍNEZ
Tras el terror, la esperanza
D
el terror a la esperanza, de Theotonio dos Santos,
se torna un recorrido imprescindible por entre las
tramas complejas de la economía mundial de la segunda posguerra, caracterizada por la recreación de las
tesis y prácticas liberales. Auge y decadencia del neoliberalismo actúan como hilos conductores de este texto ambicioso que, además de narrarnos los procesos
históricos más recientes de la dominación económica,
devela con eficacia las contradicciones que lastran el
ideario y la praxis neoliberales y las consecuencias
* Theotonio dos Santos: Del terror a la esperanza, Caracas,
Monte Ávila Editores Latinoamericana, 2007.
Revista Casa de las Américas No. 253 octubre-diciembre/2008 pp. 153- 156
da su producción, y garantizada la venta. Los gastos
militares mundiales no cesan de crecer y alcanzan hoy
los un millón doscientos mil millones de dólares.
El mayor auge de las Corporaciones Militares Privadas, se produjo cuando Dick Cheney era subsecretario de Defensa y encargó a una firma privada (subsidiaria de Halliburton, la mayor contratista del Pentágono
en Iraq) un plan para privatizar servicios militares por
una suma millonaria. Por cierto, Dick Cheney pasó a
ser, un par de años después, director de Halliburton.
El entrelazamiento entre altos funcionarios del gobierno de los Estados Unidos, como la secretaria de
Estado Condolezza Rice, Donald Rumsfeld, ex secretario de Defensa, el subsecretario de Defensa Michael
Wynne, y hasta el propio presidente Bush, con las principales industrias militares otorga, además de grandes
beneficios personales, importantes seguridades a las
corporaciones de la guerra.
Secuestros, vuelos ilegales, traslados clandestinos,
torturas, con la complicidad o al menos la connivencia
de los servicios especiales de los Estados Unidos, Gran
Bretaña, Italia, Egipto, Turquía, Suecia, Alemania, entre
otros, son recogidos en boca de testimoniantes directos
y de investigadores de organismos internacionales.
El negocio no solo de la guerra, en su sentido de confrontación armada, sino también de las actividades de
inteligencia, guerra sicológica, contrapropaganda, desinformaciones y otras similares, son también denunciadas. Ellas están situadas, por derecho propio, en el
concepto de «Guerra Global Imperial», algo, por cierto,
poco conocido. Los medios de difusión han resultado
los instrumentos por excelencia de este nuevo «frente
de combate», también denominado «guerra subversiva
mediática», donde todo vale, desde la calumnia, la desinformación, la mentira, hasta la creación de estados de
opiniones tendenciosos, dentro de sectores sociales determinados, que forman parte de estructuras privadas,
dirigidas por ex altos oficiales de inteligencia.
Un listado de las más importantes Corporaciones
Militares Privadas –que pueden crear rápidamente ejércitos o entes subversivos privados de cualquier envergadura– en los Estados Unidos, Gran Bretaña, Israel,
Sudáfrica, Francia Dinamarca, Holanda, Canadá y
153
desastrosas que su aplicación ha significado –en especial para los pueblos de la región latinoamericana y
para Brasil, país natal del autor.
Theotonio dos Santos (1936, Minas Gerais) es un
académico bien conocido por sus investigaciones sobre diversos procesos económicos y políticos de la contemporaneidad. Entre estos sobresalen su contribución
a la formulación general de la teoría de la dependencia,
la periodización de sus diferentes fases en la historia de
la acumulación capitalista y la definición de sus mecanismos reproductores, sus análisis de la economía mundial y del capitalismo a partir de la teoría de los ciclos y
sus estudios sobre el ordenamiento político y económico en las sociedades latinoamericanas. Mucho de esto
encontramos en Del terror a la esperanza, libro que,
alejado de malogrados tecnicismos y términos enrevesados, nos acerca a temas de importancia cardinal para
la comprensión de las dinámicas de la economía global
y su expresión en las naciones y regiones del planeta.
Desde el primer capítulo, que trata sobre el neoliberalismo como doctrina y sobre el presente y futuro de la
ciencia económica –iniciación utilísima para los colegas
de la profesión–, hasta el octavo y último, dedicado a
reflexionar sobre el Brasil neoliberal y sus posibilidades
de transformación, Dos Santos historiza la evolución
de la economía, la política y las relaciones internacionales entre centro(s) y periferia(s) y devela las luchas por
la hegemonía y su reconfiguración en el escenario de la
globalización actual.
A partir de un alto grado de aproximación analítica,
el autor nos presenta una economía mundial de monopolios y oligopolios que integra a las sociedades nacionales en su reproducción ampliada. La dependencia se
revela como condición necesaria de la dominación en
el capitalismo global; es su otra cara en este mundo de
la expansión capitalista y los procesos de internacionalización del capital que configuran una división internacional del trabajo que la fundamenta. Es así que
la dependencia se expresa en y de formas varias: en
los flujos que describe el comercio exterior, el movimiento internacional de capitales y las transferencias
internacionales de tecnología, por solo mencionar algunas.
154
Entre los aciertos mayores del texto se destaca la crítica definitiva a la teoría, al
modelo y la política neoliberales. No necesita el autor
trascender visiones modernas para revelarnos inconsistencias teóricas y prácticas contradictorias, en cuya
aplicación resultan evidentes
tanto el «desconocimiento»
del conjunto de los procesos y dinámicas económicas
y sociales como las presiones ejercidas por grupos
hegemónicos que no dudan en desconocer los fundamentos teóricos antes abrazados como verdades reveladas. Nos dice Dos Santos que: «[...] se trata de
imponer a los fenómenos económicos leyes de movimiento, correlaciones y determinaciones resultantes de
una grave ausencia de análisis histórico y de la observación científica» (244). Y antes concluía que:
[e]xisten diferencias radicales entre la elaboración
doctrinaria neoliberal y la práctica de los agentes
políticos y económicos aparentemente seguidores de
la doctrina. Todo indica que la doctrina no es más
que una cobertura ideológica para una práctica sin
principios, en función de intereses económicos concretos que nunca podrán ser identificados con una
construcción teórico-formal que ignore totalmente
la realidad histórica. [45]
Más allá de irrealizables imparcialidades pretendidas, la lectura de este libro nos confirma que la economía –como cualquier ciencia, disciplina, saber– resulta atravesada, constante y de maneras múltiples y
disímiles, por consideraciones y condicionantes que
emergen desde lo político, campo de acción que, a su
vez, se diseña e instrumenta en diálogo continuo con
los intereses de la dominación económica.
Sobresale además la identificación del terror y su uso
desde el Estado como mecanismo de control y dominación, como constructor y legitimador de la hegemonía
neoliberal. Negación engañosa que no es más que complementación esencial: la «libertad» tan reclamada por
el liberalismo enfrentada a la «minimización» de ese
Estado «molesto e incompetente» se traduce, extrañamente, en intervenciones mayores y más sutiles que
se escudan tras el pretexto de la defensa de la «democracia» y el funcionamiento óptimo de los «mercados». Es entonces que asistimos a soluciones ¿contradictorias? como son las intervenciones del Estado para
garantizar el libre mercado o las privatizaciones a manos de empresas estatales foráneas; cursos de acción
que ya no sorprenden cuando entendemos, como bien
identifica Dos Santos, al Estado-nación como un actor pilar de las relaciones económicas y la economía
del capitalismo global.
A su vez, el autor demuestra cómo el terrorismo ideológico alcanza con el neoliberalismo cotas sorpresivas,
cómo se acude a su auxilio ante la pérdida de consenso
de las clases dominantes. Neoliberalismo y terror, replanteo diferente de aquellos comentarios de Marilyn
Mason acerca de los vínculos entre consumo y miedo
en Bowling for Columbine, de Michael Moore, nexos
básicos para entender la configuración de las ideologías, las manifestaciones de las conductas y la vitalidad
de los esquemas de dominación y dependencia:
Porque cuando ves televisión ves las noticias y te
bombardean para que tengas miedo: hay inundaciones, hay sida, hay asesinatos [...]. Te ponen un
anuncio: cómprate un Ford, compra Colgate, si
tienes mal aliento nadie hablará contigo, si tienes
granos no te tirarás a la chica. Y no es más que una
campaña de miedo y consumo, y creo que esta es
la base de todo este tinglado: mantener a todos
con miedo [...] y que consuman. Todo es tan sencillo como eso. No lo dudes.1
Tal terrorismo ideológico nos hace temer incluso al
crecimiento económico: un crecimiento económico
sostenido resulta condenable pues la «lógica econó1 <http://laevidenciademarilynmanson.blogspot.com/2008/04/
marilyn-manson-entrevistado-por-michael.html>.
mica» indica que el mayor crecimiento conduce a la
inflación y tal recalentamiento de las economías es antesala de graves y profundas crisis. Curiosa ambivalencia: ¡es tan malo crecer como no hacerlo! Aquí el
análisis de Dos Santos se torna particularmente revelador, nos habla de esas «perversiones» que nacen de las
neutras formulaciones y modelos mecanicistas de la
economía neoclásica:
[...] ciclo de perversiones creadas por la política
neoliberal: las restricciones macroeconómicas al
crecimiento en las políticas monetaristas, el alza
de la tasa de interés, la contención del gasto público, concomitante con el aumento del pago de interés por parte del Estado y, en consecuencia, la
falta de infraestructura para asegurar el crecimiento
con el encarecimiento de los insumos para la producción. [250]
Resulta también muy llamativo su examen de las salidas que la doctrina neoliberal propone para cuando la
realidad desdice sus predicciones. Invitamos al lector
a que siga, con atención particular, las reacciones desde la política económica a la coyuntura de crecimiento
sostenido de la economía norteamericana entre 1994
y 2000, incremento que se produjo en ausencia de presiones inflacionarias visibles.
Otros temas centrales para los debates en ciencias
sociales, prácticas políticas y acciones de resistencia
y movilización sociales discutidos por el autor se corresponden con el rol de los Estados nacionales como
actores económicos en las circunstancias del capitalismo globalizado, el aumento del sector terciario en la
actividad económica global, la revolución científicotécnica, el cambio tecnológico y sus consecuencias
en el ordenamiento social, la naturaleza y funcionamiento de organismos económicos internacionales tales como el FMI, el Banco Mundial y la OMC, las
posibilidades de la integración regional, particularmente
en la América Latina, y la creciente importancia de la
zona asiática en la economía mundial. Para los economistas resulta de marcado interés la recuperación de
la teoría de los ciclos largos de Kondratiev y la vincu-
155
lación acertada entre historia y economía; relato que
reconquista para esta última su carácter de ciencia social
a la vez que permite seguir la evolución neoliberal desde su nacimiento oficial en Mont-Pèlerin y a través de
su lucha versus el (neo)keynesianismo, de sus triunfos como discurso oficial de la globalización en el
Consenso de Wáshington, los gobiernos de Thatcher,
Reagan y los Chicago boys, de su cosecha de pobreza
y exclusión en la periferia gracias a la aplicación de
las políticas de ajuste económico hasta su decadencia
como paradigma civilizatorio. Si bien el libro se detiene en 2004, año de la publicación del original en portugués, los acontecimientos presentes no hacen sino
reafirmarnos en las tesis centrales que maneja el autor: el fracaso de la ronda de negociaciones de la OMC,
la crisis hipotecaria y la caída de las bolsas en los
Estados Unidos son solo algunos ejemplos del ocaso
del neoliberalismo.
Sin embargo, decadencia no es derrota. La capacidad
probada del capitalismo para renacer fortalecido hace
dudar de victorias definitivas, si bien no ha de ser este
motivo de resignación y desánimo. La esperanza a la
que nos convoca Dos Santos parte de un análisis serio
y harto fundamentado de las bases de la ciencia económica, las relaciones económicas internacionales y la
economía mundial, los mecanismos (re)productores de
la dominación económica y las dinámicas actuales que
reconfiguran las relaciones de producción y las
hegemonías globales. Del conocimiento mayor de la
realidad en que vivimos dependerá nuestra capacidad
de superarla, de pensarla y hacerla diferente. Y es aquí
cuando este libro se nos vuelve fundamental, más allá
de si compartimos o no todos los criterios y conclusiones de su autor: aventuro posiciones encontradas con
respecto a la recuperación de Rusia o al desempeño
viable de las instituciones que conforman el sistema de
las Naciones Unidas, por solo mencionar dos. Lo más
significativo y determinante será partir de la reflexión
meditada, responsable y comprometida que Del terror a
la esperanza nos propone para avanzar en la conquista
de la libertad, la emancipación y la construcción de ese
mundo otro, posible.
c
156
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