EL NUEVO RÉGIMEN SEMANARIO FEDERAL \FTJLrLca.a.d.o : p o r ID. I F r a ^ r L c i s c o ANO X I I . ~ N ú m . 610 EIí DISCURSO DEIi SH. PfiTIIilifi Se abrieron los tribunales, y para el acto do la apertura escribió el ministro de Gracia y Justicia el discurso cuyos principales párrafos publicamos en otro lugar. No es fácil que saque nadie de la lectura del tal discurso gran provecho. No es ni de los mejor escritos ni de los mejor pensados que se han leído en análogos actos. Confuso en su forma y en su fondo, apenas si deja adivinar un pensamiento concreto en su autor. Ha pretendido, por lo que se ve el ministro, abordar la cuestión sooial, y se ha contentado con merodear tími'lamente por algunos do sus contornos. Falto de un plan seguro á que ajustar sus reflexiones, habla de la herencia, englobando en una dos distintas cuestiones y solicitando, al par qne el juez y el clérigo, el médico en los actos de matrimonio. Triste ley la de la herencia, que hace pagar á los hijos culpas de pasadas generaciones; pero señor mioistro, ¿no es más hacedero y más humano combatir la tisis y la locura que á los hijos de los tísicos y de los locos? Cuando el mal sea inevitable, topo remedio es bueno; poro antes de que el mal adquiera esa condición, ¿no es preferible evitar el mal mismo? Primordial punto de vista do la cuestión social es el derecho á la vida, y sobre el derecho á la vida ha guardado el Sr. Montilla sepulcral silencio. Mientras haya golfos,, como ahora se dice, que duerman de ordinario á la intemperie, hombres y mujeres que vivan hacinados, sin aire y sin luz, gentes que no coman á diario, enfermos que dedan resistir en pie la dolencia por que la necesidad suya ó de los suyos les veda ponerse en curación; mientras haya hambre y miseria habrá vicio, habrá tisis, vicio y tisis que se nos colaran por las propias puertas de casa cuando menos lo soñemos, vicio y tisis que corroerán las entrañas de nuestra sociedad. ¡El médico en el acto del matrimonio! ¡Bueno y qué! Los locos presuntos, se volverán locos un poco antes y los tísicos se volverán locos además de tísicos. Los hijos que no sean engendrados ante la ley, con tra la ley serán engendrados y la tisis y la locura y cuantas enfermedades hubiera sido justo preveer antes que castigar, rodaran por las calles. No, no es el médico el que hace falta en el acto del matrimonio, es el pan el que no debe faltar junto á la cuna, el pan, el alimento en todas sus formas, y el médico, el médico también; pero el médico para preveer, no para prohibir cuando el mal abandonado ha realizado su obra. ¿Pero es eso todo lo que se le ocurre al señor ministro en orden á la familia? Desdichada labor la suya en este punto. En orden á la capacidad jurídica ha señalado el ministro con mayor fortuna el mal desatándose contra los analfabetos, á quien quisiera privar de derechos civiles. Su párrafo sobre el asunto no pasa, empero, de una estéril declamación. Trasmítaselo á su compañero de Instrucción pública. Al escribirle ha debido sentir el ministro remordimientos. Es precisamente la instrucción lo único por que el Estado no ha hecho hasta el dia sacrificio alguno. Tiene descuidada la instrucción primaria gratuita, y no ha podido ñi declararla obligatoria. Viven institutos y universidades, pero no los mantiene el Estado sin el auxilio directo del particular, que paga bien caros matriculas y derechos de examen. Ministro es el señor Montilla, y no ha pasado de señalar el mal como cualquier hijo de vecino, ¿y el remedio? En orden á lapropiedad anda el ministro más miedoso en la forma que en el fondo. Sin nombrarlos alude á pueblos donde todos los vecinos son prepietarios, ó donde los propietarios llevan la peor parte. Si esos son los modelos que ofrece, ¿dónde quedan los entusiasmos que muestra en defensa de la propiedad? Propietarios todos en la medida suficiente á BU bienestar, ó todos usufructuarios cómodos de una propiedad de nombre ajena, ¿qué queda k los más radicales reformadores de la propiedad actual? ¡Que se permita aún el ministro hablar mal de socialistas y ácratas! En punto á las reformas que dice proyectadas eti orden á la propiedad, pide el ministro opinión sobre el arrendamiento de los terrenos incultos, y en un párrafo laberíntico parece querer respetar el derecho del propietario al abuso y condenarlo. No nos alcanza la confusión del señor ministro. Si considera ilícito, como indudablemente lo es, privar á la sociedad de los beneficios consiguientes al fomento de la producción, ¿por qué no declarar sin eufemismos la caducidad do todo derecho en caso de incultura? Paroce querer el ministro respetar el sagrado derecho de propiedad, y aun de las tierras no inscritas en el Registro fiscal como laboradas, reserva al descuidado dueño un precio de arrendamiento fijado por el tribunal. El que no cultiva una tierra, ni la deja cultivar, demuestra no necesitarla, ni necesitar sus rendimientos, es el caso más claro en que debe perderla IE*I y IMIarg-SLll. REDACCIÓN y ADMINISTRACIÓN: San Mateo, 15 cuairuplicalo. ¿Qué estimulo hallarían los propietarios descuidados en la reforma del ministro, caso que se realizase, si jamás sufrirían perjuicio en su derecho de propiedad, ni dejarían de percibir precio del arrendamiento que el tribunal, convertido en su administrador, hiciese, y si, además, cómo quiere el ministro, para el caso do no oonvenirlcs el precio soñalalado, podrían evitar ol arrendamiento judicial, alegando haber hallado modo de utilizar su tierra on industria ó aprovechamientos de beneficios mayores? Bien hace el ministro en acabar confesando que es esta cuestión á estudiar. Por lo menos el ministro no la ha estudiado mucho. El párrafo aedicado al arrendamiento de servicios es una repetición de aquella circular del señor Morot sobre el contrato del trabcjo. Dimos sobre ella nuestra opinión y huelga repetirla. Para resolver los conflictos entre obreros y patronos promete también ol señor ministro reformas legales: una especie de jurado que las resuelva. Podrá el jurado dirimir las cuestiones de escasa monta; las grandes luchas entre obreros y patronos dificilmento llegará á resolverlas, y mucho menos á imponer re en ellas su fallo. De alabar es con todo en este punto la intención del ministro. Es preciso no desconocer, sin embargo, que la índole de esas luchas las da gravedad tal que no caben en los moldas del derecho al uso. Se parto del error do que partirán todas las cuestiones entre el capital y el trabajo del cumplimiento de lo estipulado en forma contractual. ¿Y las que nazcan antes de todo contrato? ¿Qué jurado del mundo me obligará á contratar si no quiero? He aquí la huelga anticipada, la coacción en una de sus formas irreductibles. Aun después del contrato, la huelga seguirá siendo un derecho que podríamos llamar revolucionario, y las revoluciones no se legislan, se preveen. Un tribunal aplica el derecho, cuando más la equidad al uso; un tribunal no puede establecer leyes nuevas. Trabajador quiero variar por completo las condiciones de mi trabajo, el capitalista no se conforma, ¿quién podrá obligarle si noyó mismo? Será esto tan subversivo como se quiera, pero será asi. ¿Qué jurado habría evitado la huelga geneneral de Barcelona? Que no quieran repetirla los obreros es lo quo deben procurar los patronos. En el último apartado de su discurso se refiereel ministro á la administración do justicia, y declara en él incumplida la Constitucrón; que los tribunales de orden inferior al Supremo no responden en igual medida que éste á la defensa del derecho del pueblo español, y que las glorias militares no dan seguridad interior al Estado. Conformes. espaldarazo, que hacía del villano caballero, necesitamos hoy la vanidad de alga parecido, que disculpe la osadía del que desde la humildad de un nombre oscuro, alza los ojos á una clase superior, á una casta más distinguida: el título universitario, la herencia cuantiosa del olvidado tío, el empleo honorífico ó lucrativo, espaldarazos son que permiten el salto de casta. A despecho de todos los preceptos democráticos no somos todos iguales, y un González, ó un Pérez á secas, no es aún sin el espaldarazo de rúbrica igual ni semejante á un Peranzules ó un Ladrón, aunque no sea más que de Guevara. El crimen referido no es sino la resultante de una educación tradicional, la casta revelándose contra la casta. Un obispo, ó un general, son más que un comerciante; un comerciante más que \in labrador; un labrador más que un proletario. Un brahmán es más que un chatria; un chatria más quo un sudra; un sudra más que un paria. EL SUCESO DE MALAGA Madrid 20 Septiembre de 1902 qué no hacer justicia á los merecimientos del que con tanta fe y abnegación supo defender á su patria atacando briosamente á los traidores y rompiendo lanzas contra todo lo que implica opresión y tiranía? Nos congratHlaraos, repetimos, del simpático y justo acuerdo do la Corporación municipal santanderina, y al mismo tiempo tenemos pesar porque en este nuestro pueblo, donde el ilustro ropúblico siempre tuvo tantos y tan entusiastas admiradores, no se haya escrito ya su glorioso nombre en sitio donde el vecindario pudiera recordar el amor entrañable que Pi y Margall á todos profesaba. Parece mentira que hombres que se tienen por ilustrados, y á quienen nosotros consideramos con capacidad suficiente para pensar y discurrir, se opongan en nuestro municipio á la consecución de la loable idea del Comité republicano íedor.al do esta villa, que solicita se dé el nombre de D. Francisco PÍ y Margall á una plaza y el de D. Eladio Carreño á una callo. ¿Es acaso esto solicitar una gollería ó pedir peras al olmo? Nu on verdad; pues, en primer lugar, tal pretensión es justa y razonada, porque ambos personajes—y aquí hemos de prescindir de ¡deas políticas- brillaron en el mundo por su talento, poB la nobleza de sus almas y por la bondad de sus corazones. Y en segundo término, porque no os un imposible para la citada Corporación municipal el tomar inmediatamente un acuerdo favorable á la idea concebida por unos cuantos ciudadanos y apadrinada con entusiasmo por casi todo el pueblo do Gijón. Por lo tanto, es de esperar que, desechando rencillas personales ó de partido y fijándose solamente en la realidad, depongan ciertos elementos su actitud intransigente en el caso do que tratamos y se unan á los republicanos. El ejemplo de los concejales santanderinos, será imitado, sin duda alguna, por otras corporaciones municipales, y nuestro pueblo, que siempre supo ir á la vanguardia en todo lo que á la equidad y al buen sentido se refiere, no debe marchar ahora á la zaga de las poblaciones cultas é ilustradas que saben apreciar el talento y los méritos de los hombres que ambas cosas poseen. Es de esperar, pues, que los elementos republicanos de nuestro municipio, remuevan este asunto con verdadero interés, pues si nosotros no dudamos de su justificada conducta en diferentes ocasiones puesta á aprueba en dis(flisiones de bastante transcendencia para el bien del concejo, on el caso presente también hay que dar satistacción cumplida i, loa que, por su temperamento vivo y agitado no pueden ver marchar ciertas cosas al paso lento do los reclutas ó de los hombres que caminan con miedo ó con pereza. ¡Bien por Santander!, repetimos, y desde estas columnas allá enviamos un cariñoso saludo en nombre de los republicanos federales de Gijón. Hace pocos días salió sin ton ni son del cuartel un guardia civil y comenzó á disparar su maüsser contra cuantos vecinos halló al paso. Tan certero fué el guardia civil en sus disparos, que ocasionó hasta 17 víctimas. Como vulgarmente se dice, donde ponía el ojo ponía la bala. Solo un compañero de oficio tan hábil como él en el manejo del fusil pudo evitar mayores estragos deshaciéndolo la cabeza de un balazo. Se supone que el pobre guardia astaba loco. No lo dudamos. Locura demuestra la inoportunidad con que usó del arma que la causa del orden y la justicia había puesto en sus manos. Sin esa falta de oportunidad su acción habría resultado altamente meritoria á los ojos de las gentes que se tienen y pasan por sensatas. Que hubiese estallado un motín popular en Málaga en el momento en que el guardia salió de su cuartel tan bien dispuesto á demostrar sus adelantos en el tiro, y las 17 victimas hubieran proporcionado al guardia un bien ganado ascenso en su carrera. Traslademos la escena á Barcelona, y supongámosla ocurrida en el momento culminante de una de aquellas huelgas con que los obreros turban la digestión de los poderosos, y ose guardia hubiera resultado digno de mármoles y bronces. ¡Ahí es nada para un guerrero, hacer de 17 tiros 17 blancos! Es lástima que haya sido la locura de ese pobre guardia tan inoportuna, llevándole á realizar fuera de tiempo un acto que en cualquiera otra circunstancia hubiera resultado digno de alabanza. Le habían sacado de su casa, le habían entregaHace ya muchos días que so cometió en un pue- do un arma y le habían enseñado á manejarla, lo blo de Santander un crimen que en Madrid ha pa- habían dicho quo con esa arma podía y debía matar sado casi desapercibido. Se trata, sin embargor, de en cien ocasiones. Su locura le equivocó hiriendo y un crimen interesante y que revela hasta qué punto matando con toda la perfección que había aprendisubsisiie entre nosotros una ley de castas tan impla- do, pero sin esperar á uno do los mil momentos cable para muchos como la que aún respetan nume- oportunos que su varonil profesión podía ofrecerle. rosos pueblos de la India. ¡Qué lástima de joven! Hubiera podido ser un El crimen parece por su relato un crimen vul- gran soldado. gar. El hijo de una linajuda familia so enamora de ¡Sabía matar tan bien! una de las sirvientes de sus padres, y mantiene con ella relaciones. De estas relaciones queda la sirviente en cinta. Averiguan el hecho los padres, niéganse á reci- A LA MEMORIA DE PÍ Y MARGALL bir al hijo, asisten con solicitud á la parturienta, y la madre del enamorado recoge en sus brazos á una ¡Bien p o r S a n t a n d a r ! menuda nietecilla. No la [recibe con júbilo; aquella infeliz criatura es la prueba de los acores clandestiNunea con mayor satisfacción quo la que on esnos del hijo y el lazo que atar á todos perpetuamen- tos momentos experimentamos podríamos gritar te á la sirviente seducida, á aquella mujer de clase con el corazón henchido de goio: ¡Bien por Saninferior, de casta despreciable. tander! La empingorotada abuela, señora respetable, deAllí, en la ciudad montañesa, de abolengo libevota, de conducta inmaculada, de educación estre- ral y republicana, acaba de esculpirse en caracteres cha y severisimas costumbres, ahoga á su nieta baio imborrables, y en una de las plazas más hermosas un colchón, paga á la criada su sueldo y la pone en de aquel democrático pueblo, el nombre ilustro y la puerta de la calle. venerando del que un dia fué honrado ciudadano, No sería más benévolo para el delito un brah- sabio maestro, insigne hombre público y defensor mán con un paria. acérrimo de la ciudad entera. Si se busca la pisioología del crimen cometido en El Ayuntamiento de la ciudad santanderina ha el pueblo do Santander, se le hallará justificación. dado pruebas de afecto hacia el nombro de D. FranEs ol resultado de una educación social todavía cisco Pi y Margal!, deseando que su memoria jamás en boga. Aún hay clases, frase es de más valor moral perezca entre aquel vecindario, para lo cual los condel que se la supone. cejales todos, con el alcaldo á la cabeza, aprobaron ¿Qué señora de mediana jerarquía social, por es- la proposición presentada por los republicanos, picasa que sea su cultura, no se juzga muy superior á diendo 80 diera el nombre del inqlvidable jefe del la más avisada de sus sirvientes? federalismo español á una de las más amplias y po¿Cuántas familias de las que vemos y tratamos á pularos plazas de aquella población. diario no considerarían atentado á su honor ver á ¡Ejemplo hermoso, patriótico, digno de imitar! sus hijos casados con la cocinera, ó á sus hijas con Porque, ¿quién fué Pi y Margall, sino la más alta el escribiente? personificación de la honradez política y la más viva El avance de los tiempos modernos hacia la soli- encarnación de la sabiduría? Y si su nombre es glodaridad humana no ha podido arrancar aún de la ra- ria de España y el eco de su voz so esparció per ol zón de las gentes la distinción entre las clases. So ha mundo entero, dejando en.todas partes una estela dulcificado, sí, las costumbres; pero, como ayer, el luminosa y sombradas provechosas enseñanzas, ¿por LAS CASTAS B. SBRR.^NO. (Do La Región Asturiana). Partido que muere. Toca á sufinel verane. Empiezan los árboles á perder el intenso verde con quo se vistieron en la juventud dol año, en la riente primavera; los racimos, reventando de llenos, tostados y negros, llevando en su seno el calor y fuerza que el manantial perenne do vida mandara á la tierra con sus ardorosos rayos, esperan ya conv^ertirse en el báquico zumo cantado por los poetas; júntanse las golondrinas y en sus agitados vuelos y en su chillantes parloteos muestran bien la inquietud de que se sienten poseídas ante la inminencia de su viaje, de su escapada á los países de sol, donde no pueda herirlas de muerte el helado cierzo del invierno europeo; y los picachos se visten de blanco manto, y densas velas de bruma cubren el espacio, y en todas partes parecen [extinguirse paulatinamente los ecos de vida, de intensa vida que dó quiera encerrara naturaleza. Vamos á entrar en la estación de las tristezas de las melancolías. Y esas tristezas y esas melancolias, por conjunción singular, por azares dol destino tendrán su repercusión en la vida política espdñola, y obrarán sobre el partido gobernante el mismo efecto que ejercen en los organismos debilitados, y asi será para él fatal, fatalísima la caída de las hojas. Y lo más triste del caso, para el partido gobernante, 08 que podrán volver las golondrinas y podrán las tupidas madreselvas escalar las tapias de los jardines, pero no volverán á sonar en sus oídos las ardientes palabras de amor. Esta os la última etapa del partido. Sagasta no volverá á formar gobierno;y fuera do Sagasta, no hay quien pueda juntar, no las distintas opiniones ni los diversos criterios, que ni unas ni otras existen, sino las concupiscencias y el afán de mando y la sed do goces que en ol