UNIVERSIDAD Y CIENCIA Grupo de estudio Universidad de Nariño __________________________________________________ LA REFORMA UNIVERSITARIA Y LAS CIENCIAS BÁSICAS Y APLICADAS -CARTA ABIERTA- Pasto, 23 de noviembre de 2010 Profesor JULIÁN SABOGAL TAMAYO Presidente de la Asamblea Universitaria Universidad de Nariño El día 25 de octubre realizamos un foro académico en el marco de la conmemoración del 19º aniversario de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, denominado Ciencia y oscurantismo contemporáneo. Para nosotros siempre ha sido un tema fundamental la relación entre ciencia y sociedad. Es de resaltar que la discusión sobre la universidad que queremos es admitida en todo los escenarios académicos, por tanto, la Asamblea y sus comisiones no son los únicos espacios destinados para la reflexión. No obstante, comparto la idea que la Asamblea se institucionalice, porque es un punto de encuentro de las diferentes tendencias del pensamiento universitario. Actualmente, un número significativo de estudiantes y un amplio sector de docentes de todas las unidades académicas han manifestado su preocupación inmensa frente a los planteamientos que algunos pocos profesores desean incluir en el PEI y que esencialmente se relacionan con el modelo Universidad y Región sustentada en el pensamiento propio para el desarrollo endógeno. Quiero recordarle, profesor Sabogal, que esa concepción no fue aprobada en el seno de la Comisión académica. Al contrario, fue vigorosamente criticada. Para todos es claro que Nariño tiene una gran cantidad de problemas económicos, sociales, ambientales, etc. Una buena parte de nuestra población vive en condiciones precarias; es necesario entonces hacer reflexiones, no sólo para quedarse en ellas, sino para ejecutarlas y lograr cambios. Considero que la pertinencia es todo aquello que conduce al cambio de esta situación y la universidad como conciencia cultural debe ofrecer varias alternativas de solución, porque nuestra institución alberga diversas formas de pensamiento como sustento para la construcción de mundos posibles. En ese sentido todas deben tener igualdad de oportunidades de expresión en la reforma académica. Sin embargo, cuando usted plantea que la Facultad de Ciencias debe acatar otras formas “no tradicionales” de producir conocimiento, o de lo contrario debe sumarse al epistemicidio1 occidental, con ello está manifestando que únicamente la opción que usted propone es la pertinente, no nos deja opciones y por ello su concepción de pertinencia está permeada por una postura absolutista, hegemónica y arrogante en el contexto de la Universidad. Actitud que conduce a una confrontación. Durante la construcción del Plan de Desarrollo 2008-2020 al igual que en el proceso de la Reforma Universitaria se presentaron varias arremetidas contra la ciencia y sus aplicaciones, desde una óptica generalizadora se atribuyó a la ciencia la responsabilidad exclusiva de los problemas de la región y del planeta, olvidándose que hay factores políticos y económicos que realmente han conducido a la crisis de la sociedad contemporánea. Este aspecto indica que en nuestra institución cunde el analfabetismo científico. Todas las sociedades humanas producen conocimiento y utilizan técnicas para resolver sus problemas. Desde su origen, la curiosidad por conocer es una característica que ha acompañado al hombre en su recorrido histórico, gracias a esta cualidad fue posible el surgimiento de la agricultura, la exploración de materiales para consignar y preservar el conocimiento a través de representaciones gráficas, y en el mismo sentido, el descubrimiento de pigmentos amplió la expresión de la dimensión artística del ser humano. Como lo afirma Sheila Jasanoff (2009), la ciencia es una empresa esencialmente humanista. Los seres humanos somos agentes creativos y una de las formas que manifestamos la creatividad es formulando preguntas sobre la naturaleza de la naturaleza, la naturaleza de la sociedad y la naturaleza del conocimiento. Si la ciencia es una actividad eminentemente humana como lo es el arte, la literatura, la filosofía, entonces, ¿por qué producir conocimiento científico es cometer “epistemicidio”? ¿Por qué los suramericanos que estudian la naturaleza bajo un enfoque científico son cómplices del “epistemicidio” cometido por los europeos desde la conquista? Es de recordar que la conquista de América estuvo sellada por la comunión de la cruz y la espada; efectivamente, la dimensión de las acciones de los europeos se puede catalogar como masacre descomunal de una magnitud superior al holocausto nazi. Se utilizó el filo de la espada para abrir caminos entre las montañas y para esclavizar la población nativa; y al tiempo, la cruz legitimó el proceso expansionista. Es de resaltar que en ningún momento se planteó la expansión europea en pos de la ciencia. Al contrario, en la historia de la Humanidad los hombres de ciencia se destacan por defender la libertad de pensamiento y el desarrollo de la sociedad; como el caso de Giordano Bruno, quien fue acusado de hereje por plantear la existencia de múltiples sistemas solares y la infinidad del universo. Giordano Bruno fue quemado en la hoguera porque no se retractó de sus ideas. Igualmente, Galileo Galilei sostuvo un duelo con la Iglesia católica, su pensamiento reclama la libertad intelectual y la autonomía de la ciencia respecto de la fe. Esta confrontación entre ciencia y religión también se presentó en la Universidad de Nariño. A principios de siglo XX el obispo fray Ezequiel Moreno reprochó la creación de la Facultad de Matemáticas e Ingeniería y obstaculizó su funcionamiento debido a las concepciones progresistas de los profesores que allí se desempeñaban, quienes pretendían vincular a la región con el mundo. Transcurridos 106 años en la Universidad de Nariño existen sectores académicos que no tienen claro el concepto de ciencia, quienes conciben el conocimiento del mundo material con un enfoque idealista, en el que prevalecen las creencias, los mitos y los sentimientos. Esta confusión se debe, en parte, a que en cada época y en cada sociedad se genera una percepción de la ciencia que depende en gran medida del grado de incorporación de la ciencia en la vida cotidiana que al punto de vista gnoseológico. En países y regiones con escaso desarrollo científico y tecnológico como la nuestra, la ciencia se divisa como un constructo teórico foráneo, desconocido, perverso o mágico. De ahí resulta la pretensión de relacionar la ciencia con maneras no estrictamente racionales de interpretar la realidad2. Si consideramos que la actividad científica se desarrolla en el contexto de la sociedad estableciendo vínculos con diferentes sectores, como el productivo, y por otro lado, que su desarrollo y sus enfoques se direccionan por las fuerzas políticas, económicas e ideológicas (Núñez J.) es posible comprender las tendencias en ciencia y tecnología. En países industrializados, bajo la ideología neoliberal, es lógico suponer que la ciencia y la tecnología son fuerzas integradas al sistema productivo, en este sentido la política científica se orienta hacia el fortalecimiento de sistemas de investigación sustentados en la innovación para la competitividad, en los cuales la reflexión ética sobre los efectos ambientales es un elemento que entorpece los fines de los sectores productivos. En Nariño como en otras regiones de Latinoamérica, la ciencia ostenta un carácter marginal, con escasos recursos económicos para su ejecución, desarticulada de los sectores productivos porque no hay una industria fuerte. La producción científica es eminentemente una labor académica, en la cual los científicos caracterizados por su elevada sensibilidad social realizan inconmensurables esfuerzos por modificar esa precaria situación regional. Con el ánimo de corroborar esta afirmación, usted puede explorar los convenios y el listado de investigaciones financiados por la VIPRI y por entidades externas que reflejan los aportes a la región y al conocimiento como patrimonio de la humanidad realizados por investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y de las facultades de ciencias aplicadas. Bajo esta perspectiva es claro que en nuestra región la producción del conocimiento científico y tecnológico no repite el esquema de los países industrializados. Al contrario, se encuentra al servicio de la sociedad, pese al modelo económico implantado en Latinoamérica. No obstante, para la construcción de un proyecto de región es pertinente discutir no sólo el papel de las ciencias básicas sino también el enfoque filosófico y el modelo económico; aspecto ausente en la reforma académica; más bien se han realizado planteamientos demagógicos, sin un sustento teórico riguroso, en los cuales se demuestra que no conocen la Universidad y los currículos de los diversos programas. En la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y en las de Ciencias Aplicadas, como herederos del pensamiento de Galileo Galilei, para quien el conocimiento científico es expresión de libertad, contribuimos con la formación de investigadores caracterizados por un pensamiento crítico que les otorga autonomía fundamentada en la evidencia científica. Nuestro compromiso como Facultad de una universidad pública es la de coadyuvar para que amplios sectores de la población, sin distinciones, accedan al conocimiento científico como sustento para el desarrollo de tecnologías y no a la democratización del caballo como medio de transporte3, como usted lo plantea. Debo reiterar que la ciencia es parte de la experiencia humana, así como la música, y aunque no todo el mundo desee participar en el descubrimiento real del funcionamiento del mundo natural, la sociedad tiene derecho a saber lo que se está descubriendo y cómo estos avances y descubrimientos fueron alcanzados. Este es un aspecto importante porque la ciencia es parte de la historia humana. Visto desde esta perspectiva las ciencias básicas y las tecnologías son pertinentes para la región porque contribuyen al desarrollo de su gente, quienes se convierten en factor de transformación social, y de esta forma alcanzar una sociedad más justa, uno de cuyos soportes sea el conocimiento científico. Desde la Facultad de Ciencias Exactas planteamos que en la Universidad de Nariño pueden coexistir diversas corrientes de pensamiento y que todas pueden aportar a la construcción de un proyecto de región y de país, deseamos apoyar la cristalización de los sueños de otros programas académicos, pero en ningún momento cometeremos el atrevimiento de señalarles como deben hacer su trabajo, porque el respeto por las disciplinas es el fundamento para el diálogo constructivo, de lo contrario la Universidad corre el riesgo de repetir el periodo de la patria boba. Atentamente, PABLO FERNANDEZ ZIQUIERDO Decano Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. Notas: 1 Sabogal Tamayo Julián. Carta abierta: Reforma Universitaria y Ciencias Naturales y Exactas. Nov. 8 del 2010 2 Sabogal Tamayo Julián. Carta abierta: Reforma Universitaria y Ciencias Naturales y Exactas. Nov. 8 del 2010 3 Sabogal Tamayo Julián. Carta abierta: Reforma Universitaria y Ciencias Naturales y Exactas. Nov. 8 del 2010