RECORTES 13 Salieron, y si en Dahlmann no había esperanza, tampoco había temor. Sintió, al atravesar el umbral, que morir en una pelea a cuchillo, a cielo abierto y acometiendo, hubiera sido una liberación para él, una felicidad y una fiesta, en la primera noche del sanatorio, cuando le clavaron la aguja. Sintió que si él, entonces, hubiera podido elegir o soñar su muerte, ésta es la muerte que hubiera elegido o soñado. Dahlmann empuña con firmeza el cuchillo, que acaso no sabrá manejar, y sale a la llanura. JORGE LUIS BORGES «El sur» Ficciones RECORTES 14 Luego, la abuela, aquellas zapatillas de nube que llevaba, aquel ir y venir, como volando, de la escoba al misal, de sus gallinas a las sábanas frescas, de la labor de lana a los geranios, del pan a las mejillas de sus nietos... que entonces, suavemente, quedábamos dormidos creyendo que la abuela no se acostaba nunca. MIGUEL D’ORS «Los abuelos» Del amor, del olvido RECORTES 15 DON MENDO. Es que tu inocencia ignora que a más de una hora, señora, las siete y media es un juego. MAGDALENA. ¿Un juego?... DON MENDO. ...Y un juego vil que no hay que jugarlo a ciegas, pues juegas cien veces, mil, y de las mil, ves febril que o te pasas o no llegas. Y el no llegar da dolor, pues indica que mal tasas y eres del otro deudor. Mas ¡ay de ti si te pasas! ¡Si te pasas es peor! PEDRO MUÑOZ SECA La venganza de Don Mendo