REFLEXION SANTA MISA 20 DE MAYO SOLEMNIDAD DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR 1 - ¿POR QUÉ SIGUEN MIRANDO EL CIELO? Jesús les acaba de anunciar, cual sería su misión a los discípulos: “serán mis testigos en Jerusalén…y hasta los contienes de la tierra”. Acabada la misión de Jesús, son los discípulos invitados a la prolongarla. “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación”. Todos signos que no lleva a que los discípulos se queden mirando el cielo. No era eso lo que Jesús les había pedido. 2 - ¿POR QUÉ SEGUIMOS MIRANDO EL CIELO? La situación vivida por los discípulos, a veces puede ser la nuestra. De hecho Navega Mar Adentro nos advierte: “Pero no podemos ser peregrinos al cielo si vivimos como fugitivos de la ciudad terrena”. (NMa, 74). El quedarnos mirando el cielo, como esperando que Dios haga algo. Nos olvidamos, no caemos en la cuenta, o lo que sería más grave, no queremos asumir desde y en las realidades temporales, la misión que se nos encomendó. Es un serio llamado de atención a una religiosidad desencarnada. La vivencia concreta de la misión nos exige tener un oído en el evangelio y otro en el pueblo. Podemos parafrasear lo de Mons. Angelelli: un ojo en el evangelio y el otro en el pueblo. La misión de la iglesia, la nuestra si no toca la realidad, no es verdadera. Así fue la de Jesús en Lc 4,18-19. 3 - COLMADOS DE GRACIAS PARA OBRAR. Jesús nos invita a ser continuadores de su misión. Y no nos deja solos. La carta de Pablo a los cristianos de Éfeso, es también para nosotros, a la hora de poder asumir la misión. Veamos: “valorar la esperanza a la que han sido llamados”. Ponemos la esperanza en el más allá, pero no vamos haciendo merecedores de los bienes que esperamos, en la medida que los vamos asumiendo desde acá. La esperanza en la Vida Eterna supone Mt 25, 31-46, por ejemplo. “Los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos”. Vamos por esta vida terrena glorificando a Dios con nuestra vida, aspirando a ser santos, pues esa es nuestra vocación, la que estamos llamados a vivir ahora y heredar después. Jesús vuelve al Padre y nos promete un lugar junto a Él: a ése lugar ingresan los que aspiran a ser santos. Los tesoros de gloria, son los bienes que Dios tiene preparados y que el hombre no puede ni imaginar y que nosotros hoy tenemos que ir acumulando. (Mt 6,20-22) “la extraordinaria grandeza del poder con que él obra en nosotros…”. Un llamado a ser conscientes que la misión hacia el cielo, no está sustentada en el poder humano, sino en la participación de su poder, llamado a obrar en nosotros, en medio de nuera debilidad. “Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad”.(2Cor 12, 9) 4 - ¿SEGUIMOS MIRANDO EL CIELO? Si, como meta final de nuestra peregrinar, dónde el Señor que hoy entra a los cielos nos consiguió un lugar por el misterio que estamos celebrando en este tiempo, camino a Pentecostés. Lugar que tenemos que ganarnos. Seguimos mirando el cielo, asumiendo con espíritu de bienaventuranza, las realidades terrenas, que nos exigen, por la misión, sostener con la esperanza cristiana e iluminar desde la fe, la vida de muchos, “en todas partes”. El prodigio de una fe en la Vida Eterna, que asume lo terreno, para redimirlo y entregarlo al Padre, es la misión que el Señor nos deja al volver al Cielo y que nosotros estamos llamados a asumir: “Vayan y anuncien la Buena Noticia”….no se queden mirand o el cielo.