Problemas, desafíos y oportunidades para la protección

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CONSULTORIA
PARA LOS DERECHOS HUMANOS
Y EL DESPLAZAMIENTO
Problemas, desafíos y oportunidades para la protección de
los derechos de los migrantes forzados de Colombia y las
soluciones duraderas, en el contexto del proceso de paz
colombiano.
Conferencia no. 16 de IASFM.
Ponencia realizada por Marco Romero Silva1 y Camila Espitia Fonseca2
[email protected]
Abstract
The paper focuses on the protection of rights of Colombian forced migrants (persons in need
of international protection, refugees, and victims of new forms of forced migrations) in the
Colombian Peace Process, and on the lasting solutions. It analyzes a set of legal, political
and social problems, posed by both major challenges at national and regional level. It shows
some windows of opportunities that many agreements and processes (The Declaration of
Cartagena, The Second Regional Humanitarian Conference on Forced Migration, and The
Brazil Declaration and Plan of Action) offer to Latin-American Governments and Civil
Societies in order to face successfully those challenges.
Resumen
El documento se centra en la protección de los derechos de los migrantes forzados de
Colombia (personas en necesidad o condición de refugio, desplazados forzados
transnacionales y transfronterizos, víctimas en el exterior) en el proceso de paz de
Colombia, y en las soluciones duraderas. Se analiza una serie de problemas legales,
políticos y sociales, planteado por los dos principales retos a nivel nacional y regional.
Muestra algunas ventanas de oportunidades que declaraciones, compromisos y procesos
(La Declaración de Cartagena, la Segunda Conferencia Regional Humanitaria sobre la
migración forzada, la Declaración de Brasil y el Plan de Acción) ofrecerán a los Gobiernos
latinoamericanos y la sociedad civil con el fin de enfrentar con éxito los desafíos.
Administrador Público de la Escuela Superior de Administración Pública, especialista en Derecho
Público y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Colombia. Máster en “Science Politique et
Philosophie Politique” de la Universidad de París-Este,Marne la-Vallée. Actualmente es profesor
asociado del Departamento de Ciencia Política, Coordinador de la Maestría en Políticas Públicas de la
Universidad Nacional de Colombia. Se desempeña como Director de la Consultoría para los Derechos
Humanos y el Desplazamiento – CODHES; Secretario Técnico de la Comisión de Seguimiento a la
Política Pública sobre Desplazamiento Forzado, miembro del Centro de Pensamiento y Seguimiento a
los Diálogos de Paz y miembro de la Comisión Facilitadora Nacional de Paz.
1
2
Politóloga y magister en políticas públicas de la Universidad Nacional de Colombia, con estudios
en Economía en la Pontificia Universidad Javeriana. Coordinadora del área de Migraciones Forzadas
y Refugio de la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento-CODHES-.
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Además de los más de 6 millones de desplazados internos y las más de 8 millones de
víctimas que ha producido el conflicto armado colombiano, más de 550.000 colombianos
han buscado refugio por el mundo a causa de éste; la población en condición o necesidad
de protección internacional de nacionalidad colombiana reside principalmente en
Venezuela, Ecuador, Costa Rica, Panamá y Estados Unidos. Si bien la migración forzada
de la población colombiana a causa del conflicto armado ha provocado que lleguen
personas en busca de protección internacional a países lejanos como Islandia, el 86% de
los refugiados habitan en los países de frontera y la mayor parte de ellos han sufrido el
desplazamiento forzado transfronterizo3, que los expone a unas dinámicas de protección y
a su vez de vulnerabilidad particulares.
La población refugiada colombiana ha padecido el histórico abandono del Estado
colombiano, incluyendo una gran parte de la sociedad del país, que ignora la existencia del
fenómeno del exilio colombiano a causa del conflicto armado, desconoce las magnitudes
del desarraigo y los valiosos aportes que tiene la población refugiada para el país,
especialmente para la construcción de paz.
¿Quiénes son los refugiados y las víctimas en el exterior?
Comprender el fenómeno del exilio colombiano implica aproximarse a la magnitud de la
población, sus perfiles sociales, políticos y económicos. Siguiendo el derecho internacional
de los refugiados y el derecho de las víctimas de graves violaciones a los derechos
humanos y el derecho internacional humanitario, vale la pena comprender quienes son los
refugiados colombianos y las víctimas en el exterior:
1. Siguiendo la definición ampliada de refugiados según la Declaración de Cartagena,
que además de contener los elementos de la Convención de 1951 y el Protocolo de
1967, considere también como refugiados a las personas que han huido de sus
países porque su vida, seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia
generalizada, la agresión extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de
los derechos humanos u otras circunstancias que hayan perturbado gravemente el
orden público, los refugiados colombianos que han salido forzadamente del país a
causa del conflicto armado y la violencia política son aproximadamenre 550.000 mil,
según los datos de Acnur.
3
Para Codhes el desplazamiento transfronterizo corresponde a unas lógicas más locales que
suponen cercanía espacial y cultural, y en la que los lugares de asentamiento de esta población son
similares a las condiciones de los asentamientos dentro del país. Esto sumado a la presencia y
movilidad permanente de los actores armados en las fronteras constituyen continuidades en los
escenarios de desprotección.
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Vale la pena señalar que no todos los refugiados colombianos son necesariamente
víctimas del conflicto armado, ya que pueden ser refugiados por otras causas
contempladas en la convención del 1951; aunque son una minoría 4.
Ahora bien, se estima que las personas que ha salido forzadamente del país son
más de las identificados por Acnur, ya que muchas de ellas ni siquiera solicitan la
protección internacional por desconocimiento de sus derechos o por otros motivos,
o permanecen en otros países bajo otros estatus migratorios, que ocultan su calidad
de refugiado.
551.744
600000
500000
400000
361.760
375.596
395.577
395.949
394.117
396.717
360.298
346.125
Refugiados colombianos
200000
100000
1.042
1.363
1.902
2.168
2.377
3.538
3.537
9.279
17.938
29.591
27.564
18.635
51.927
50.503
300000
0
Nota. Este grafico muestra el total de refugiados colombianos en el exterior por año
a
partir
de
los
datos
proporcionados
por
ACNUR
* Estos datos corresponden a mediados de 2015
Analizando el panorama de la situación de los refugiados colombianos, según ACNUR
(2016) para el 2014 y mitad del 2015, se registran las siguientes estadísticas:
Refugiados
95237
22
Refugiados retornados
250888
Mitad
del 2015
346125
89223
6030
Año
Personas en situación
similar a la de los
refugiados
103150
6
257148
2014
360298
101353
4731
0
50000
100000
150000
200000
250000
Número de refugiados
4
300000
350000
400000
"Total refugiados y
personas en situación
similar a la de los
refugiados"
"Total refugiados y
personas en situación
similar a la de los
refugiados asistidos por
ACNUR"
De acuerdo con la Convención de Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es
una persona que "debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión,
nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera
del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la
protección de su país; o que careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales
acontecimientos fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de
dichos temores no quiera regresar a él"…
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Figura 3. Número de refugiados, refugiados retornados, personas en situación similar a la
de los refugiados, asistidos por ACNUR y solicitantes de asilo para el 2014 y mitad del 2015
(o datos más recientes).
Es importante analizar cómo las cifras de refugiados retornados son irrisorias en relación al
exorbitante número de refugiados y personas en situación similar a la de los refugiados,
esto revela dos cuestiones: 1. La mayoría de la población refugiada no cuenta con estatus
de refugio, sino que se encuentra en una situación similar al refugio; 2. Hay una clara
incongruencia de la política pública nacional y los acuerdos de paz con la guerrilla de las
Farc sobre los refugiados, en la medida en que hay una aparentemente prioridad por el
retorno, sin que ello represente un interés en la mayoría de los refugiados (por ahora).
2. A partir de la Ley colombiana 1448 de reparación integral a las víctimas, se
identifican como víctimas del conflicto armado aquellas personas que individual o
colectivamente hayan sufrido un daño por hechos ocurridos a partir del 1º de enero
de 1985, como consecuencia de infracciones al Derecho Internacional Humanitario
o de violaciones graves y manifiestas a las normas internacionales de Derechos
Humanos, ocurridas con ocasión del conflicto armado interno. Las víctimas tienen
derecho a la reparación integral independientemente del lugar donde se
encuentren5.
Las y los colombianos que han migrado forzosamente al exterior a causa del conflicto
armado colombiano no necesariamente gozan de protección internacional, algunos son
solicitantes de asilo y otros, de hecho, no desean el estatus de refugiado por temores
fundados o por libre elección. Así pues, muchas de las personas catalogadas como víctimas
ante la Ley 1448 no gozan del estatus de refugiado o de algún otro mecanismo de
protección internacional, y no por ello, el Estado Colombiano se abstiene de reparar. La Ley
1448 a través de la inclusión al Registro Único de Víctimas declara administrativamente la
calidad de víctima que permite acceder a beneficios para la reparación integral,
independientemente del estatus migratorio en el que se encuentre la persona en el exterior.
Cinco años después de implementada la Ley 1448, gran parte de la población víctima del
conflicto armado que reside en el exterior la desconoce. Si bien hoy se han incluido más de
9.000 personas víctimas en el exterior en el Registro Único de Victimas-RUV-, se estima
que el subregistro es cercano al 98%. En ese sentido, el Estado colombiano tiene una
obligación prioritaria que consiste en diseñar los mecanismos apropiados para difundir la
ley en el exterior y garantizar que los consulados tengan el conocimiento, la capacidad
técnica y la sensibilidad necesaria para ejercer las funciones que el Decreto 4800 le asigna.
Aproximación sobre los perfiles
Los perfiles de la población colombiana víctima del conflicto armado, que reside en el
exterior son múltiples: i) se pueden identificar siguiendo el estatus migratorio y/o tipo de
protección internacional; ii) según el perfil socioeconómico; iii) según la postura política e
5
La Ley de víctimas y sus decretos reglamentarios tienen como objetivo central reparar
integralmente a las víctimas del conflicto armado que se encuentran en el interior y exterior del país,
en ese sentido, para las personas que se encuentran en el exterior y acceden a la ley, esto no debería
afectar la protección internacional o el estatus migratorio que le otorga el Estado receptor. En tanto
la ley se concibe como una medida de reparación integral, y no de protección, no existe una
contradicción entre la protección internacional y las acciones de indemnización o satisfacción que
lleve a cabo el Estado Colombiano para las víctimas del conflicto armado que se encuentran en el
exterior.
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ideológica; iv) según el grupo poblacional al que pertenecen (indígenas, afrodescendientes,
mujeres, población LGBTI…); v) según la colectividad a la que pertenecían en Colombia
(periodistas, sindicalistas, políticos, académicos…) y; vi) el lugar que desempeñaban en la
sociedad antes de ser exiliados (líderes, defensores comunitarios, campesinos, defensores
de derechos humanos, entre otros).
Partiendo de la diversidad de la diáspora colombiana y los múltiples perfiles para la atención
y reparación integral y transformadora a las víctimas del conflicto armado, nos
cuestionamos sobre cómo se puede abordar la reparación individual y colectiva para las
víctimas en el exterior. Para ello, será necesario partir de un análisis sobre las controversias
frente a los posibles mecanismos y metodologías para implementar políticas que garanticen
los derechos de las víctimas que residen en el exterior, los instrumentos que garanticen la
participación efectiva y el seguimiento a la política de reparación de las víctimas en el
exterior.
Un primer aspecto a tener en cuenta es el carácter individual y colectivo de la reparación,
en el que se deben tener en cuenta las connotaciones particulares de los hechos
victimizantes, entre estos del desplazamiento forzado fuera del territorio nacional y se debe
diferenciar claramente del desplazamiento forzado interno. La migración forzada fuera del
territorio nacional, además de las restricciones al pleno ejercicio de sus derechos
ciudadanos y los impactos psicosociales, socio económicos y culturales que ello conlleva,
plantea la exclusión de una población a una entidad política, a un proyecto social, político
y económico para el país.
El exilio es, en sí mismo, destierro, la pérdida del lugar natal o de residencia electiva, “el
resultado lógico del cuestionamiento de la pertenencia a una comunidad política y de
prohibición de la libre participación en la esferas públicas de una sociedad dada”
(SZNAJDER, 2009, pág. 42). Así las cosas, el hecho mismo del exilio impide la continuidad
o desarrollo de un proyecto político, entorpece los procesos de participación y, por lo tanto,
anula la posibilidad de construir democracia desde las múltiples diferencias.
Identificar el exilio como un hecho víctimizante6 es fundamental para comprender la
tipología y magnitud del daño de los sujetos de reparación. El reconocimiento de exilio es
determinante para la reparación individual o colectiva, en el segundo caso esto conlleva a
la construcción del diagnóstico del daño y, por lo tanto, la formulación e implementación de
un plan de reparación colectiva, en el que se caractericen los daños luego del exilio de sus
integrantes y la transformación negativa de las formas de vida de quienes debieron
abandonar el país.
Dentro de la fase de identificación, también habrá que contemplar los casos donde un sujeto
colectivo (por ejemplo un partido político, sindicato o comunidad étnica, entre otros) se haya
desintegrado a partir del exilio y la mayoría de sus representantes estén dispersos por el
mundo. En este caso, vale la pena preguntarse si los integrantes de este colectivo conocen
el derecho a la reparación colectiva, y en caso de estar interesados, cómo el Estado
colombiano está preparado para abordar estos planes.
Para los pueblos y comunidades indígenas, Rom, negras, afrocolombianas, raizales y
palenqueras, la UARIV identifica dos categorías de víctimas en el exterior: la primera, son
6
Aunque se han incluido en el RUV más de 9.000 personas que residen en el exterior,
aproximadamente el 72% de estas identificadas como víctimas del desplazamiento forzado, aún no
hay un reconocimiento implícito del desplazamiento forzado transnacional o exilio como hecho
víctimizante. La sentencia T-832 de 2014 de la Corte Constitucional reconoce que el concepto de
desplazamiento forzado, tanto a nivel de instrumentos internacionales como de jurisprudencia
constitucional, se caracteriza esencialmente por la coacción violenta ejercida en la persona para
abandonar un determinado lugar y que, en consecuencia, ello se produzca dentro del territorio
nacional.
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los pueblos y comunidades binacionales cuyos territorios están ubicados en el ámbito de
las fronteras internacionales, que han sufrido daños y afectaciones por el conflicto armado
interno en Colombia, y que se han visto desplazadas. La segunda categoría es la de familias
o personas pertenecientes a grupos étnicos que no tienen el carácter de binacionales y
están fuera del país.
Vale la pena señalar que hay un desconocimiento de cuál es el universo de la población
exiliada, sin embargo, está claro que estas comunidades han padecido el desplazamiento
forzado transfronterizo de sus integrantes, especialmente, aquellas que habitan en las zona
fronterizas, altamente afectadas por el conflicto armado. Algunos integrantes de pueblos y
comunidades étnicas, como por ejemplo los Awá o los miembros de consejos comunitarios
del Pacífico Sur, han sido víctimas del desplazamiento forzado transfronterizo y residen
especialmente en los países de frontera como Ecuador, Venezuela y Panamá, y en países
de distancia media, como Chile. En estos casos, los procesos de reparación colectiva
deberán desarrollarse a través de los decretos ley dirigidos a grupos étnicos: 4633 (Pueblos
y comunidades Indígenas), 4634 (Pueblo Rom) y 4635 (Comunidades negras,
afrocolombianas, raizales y palenqueras).
En relación con los pueblos indígenas binacionales, la reparación individual y colectiva
implica modificar el diseño de la política pública actual, ya que sobre ella prevalece el
derecho internacional sobre los pueblos indígenas. A pesar de que la política de reparación
solo reconoce los hechos ocurridos dentro del territorio nacional, el fenómeno de la
transfronterización del conflicto y sus factores subyacentes y vinculados han provocado
victimización en territorio extranjero, inclusive en territorios de grupos étnicos binacionales.
Así las cosas, la reparación colectiva para comunidades étnicas en fronteras deberá
considerar los derechos colectivos y territoriales de las comunidades binacionales y
contemplar la solicitud de reparación colectiva de sujetos binacionales, que contenga
medidas de reparación a partir de la caracterización del daño en la zona transfronteriza con
efectos en territorio extranjero, situación que demandará una gestión especial
interinstitucional binacional.
Las víctimas en fronteras
En el caso puntual de las víctimas que habitan en las regiones fronterizas, la proximidad
con el conflicto armado y los actores armados ilegales, aunado a la difícil situación
socioeconómica que viven muchos de ellos, genera cierta incredulidad e indiferencia en
relación con la reparación. Las múltiples violaciones a los derechos humanos que se
presentan en zonas fronterizas y que provocan migración forzada, han ocasionado que
grupos poblacionales requieran especial atención con un enfoque diferencial y acción sin
daño. La ley de víctimas en frontera debe atender y reparar de manera diferencial a
poblaciones como comunidades indígenas (nacionales y binacionales), grupos afro
descendientes, menores no acompañados y víctimas de trata de personas y tráfico de
migrantes.
La población en frontera está afectada por unas dinámicas transnacionales y del conflicto
armado Colombiano que hacen que las migraciones forzadas tengan un carácter particular.
En la frontera, la población víctima del conflicto armado colombiano puede estar en territorio
nacional, en territorio del Estado fronterizo o en tránsito permanente por la línea de frontera.
Parte de esta complejidad se debe a que algunos de los hechos víctimizantes, si bien
obedecen al conflicto armado colombiano, ocurren en ocasiones en territorio del país
vecino.
En relación con la participación y la difusión de la ley de víctimas en la frontera por parte de
la población víctima, es oportuno señalar que la capacidad de organización y comunicación
está limitada porque la mayoría de ellos no cuentan con los recursos económicos que les
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facilite comunicarse entre sí a través de medios electrónicos. Por lo tanto, la implementación
de la ley requiere de mayor esfuerzo de difusión en las fronteras y en los países vecinos.
EL TRANSNACIONALISMO Y LA CONSTRUCCIÓN DE PAZ DE LOS REFUGIADOS
El transnacionalismo está vinculado con la figura de la doble nacionalidad e interrelaciona
por lo menos dos escenarios de acción: el país de procedencia que soporta la identidad, y
el de destino que puede convertirse en el de residencia. La descripción anterior implica que
ese espacio transnacional permite una actividad política, social, económica y cultural en los
dos sentidos. En primera instancia, hace referencia a una serie de elementos teóricos pero
también pragmáticos en los ámbitos socioeconómicos, políticos y culturales, que
trascienden los límites del Estado de origen y del de destino, convirtiéndose en esenciales
para la realidad cotidiana de los involucrados (…) el transnacionalismo involucra el país de
origen y el de destino, en un doble direccionamiento de recursos concretos como: remesas,
comercio de productos de la "nostalgia" y elementos intangibles de los dos países, tales
como las expresiones culturales y la problemática política, económica y social que afecta a
los emigrados (Ardila, 2006, p. 608).
Es importante tener en cuenta que una vez se produce el desplazamiento fuera del país,
uno de los principales objetivos consiste en regularizar la situación migratoria en el país de
acogida, lo que no implica que la nacionalidad del país de origen se deje por completo a un
lado; en la mayoría de los casos, la identidad vinculada al sentimiento de pertenencia a la
nación de origen persiste, por supuesto manteniendo una mirada crítica en las condiciones
materiales que caracterizan los diferentes ámbitos social, económico, político y cultural en
el país de origen, teniendo en cuenta que la decisión de salir del país no fue arbitraria, sino
que por el contrario obedecía a salvaguardar la integridad en dichos entornos.
Las víctimas en el exterior en el Punto 5 del acuerdo
En cuanto al punto 5 del acuerdo de la habana para la terminación del conflicto y la
construcción de una paz estable y duradera, por medio del cual se hace referencia a las
víctimas del conflicto, es preocupante observar cómo se hace referencia explícita a las
víctimas en el exterior tan sólo en un breve apartado titulado Procesos colectivos de
retornos de personas en situación de desplazamiento y reparación de víctimas en el
exterior.
Allí se hace énfasis en el retorno y la reubicación en el marco del post acuerdo, teniendo
en cuenta 4 ejes principales: Identificación de territorios, Coordinación interinstitucional,
Seguridad en los territorios para el retorno y Fortalecimiento de los defensores
comunitarios; en este orden de ideas es preciso rescatar que se plantea una ruta elaborada
para el establecimiento de condiciones dignas y apropiadas para el retorno.
En cuanto al gran número de víctimas que debieron abandonar el país como
consecuencia de diferentes violaciones a los derechos humanos e infracciones al DIH
con ocasión del conflicto, el Gobierno Nacional, en desarrollo de este Acuerdo,
fortalecerá el programa de reconocimiento y reparación de víctimas en el exterior,
incluyendo refugiados y exiliados victimizados con ocasión del conflicto, mediante la
puesta en marcha de planes de “retorno acompañado y asistido (Alto comisionado para
la paz, 2015, p.55).
Dentro de esta propuesta es preciso rescatar el esfuerzo que se evidencia desde la mesa
de negociación, en relación a las garantías dentro del territorio nacional para que sea
posible el retorno de los connacionales. Sin embargo, hay tener en cuenta que no se
menciona ningún tipo de propuesta para aquellas víctimas que prefieran quedarse en el
exterior, escogiendo como solución duradera la integración local, lo cual representa una
clara insuficiencia en el apartado referente a las víctimas en el exterior, ya que en cierta
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manera se reduce los derechos de las víctimas a la posibilidad de retorno; si la oferta para
acceder a los derechos de verdad, justicia y reparación sigue estando limitada a la
residencia en el territorio nacional, estaríamos ante una conducta discriminatoria por parte
del Estado.
Por otro lado, teniendo en cuenta el acuerdo sobre retornos voluntarios entre las Farc-ep y
el Gobierno, ACNUR es un agente central para el desarrollo de repatriaciones como garante
de los principios internacionales.
A partir de la caracterización de cada caso y la posible ruta de reparación (ya sea que la
víctima opte por el retorno voluntario o por seguir en el país de acogida) en relación a las
víctimas en el exterior, es necesario adoptar un enfoque más amplio que abarque más allá
de las condiciones materiales del territorio, del contexto o de la vida misma de las víctimas;
un enfoque que promueva procesos de reparación en relación a la identidad, las redes
sociales y los impactos psicológicos en las víctimas tanto a nivel individual como a nivel
colectivo, tal y como se plantea para las víctimas del conflicto que se encuentran dentro del
país.
DESAFÍOS EN EL POS ACUERDO
La materialización efectiva de los derechos a la verdad, la justicia, la reparación y la no
repetición de las víctimas en el exterior y de frontera son fundamentales en la paz de
Colombia. El contexto actual del proceso de paz con la guerrilla de las FARC-EP y con el
ELN exige que el país se prepare para lo que se establezca dentro de los acuerdos, así
como para lo que no quede en ellos y sea central para el goce efectivo de sus derechos.
Es importante que las Víctimas del desplazamiento forzado transfronterizo y las víctimas de
otros hechos victimizantes que residen en el exterior, participen en: 1. Los procesos de
construcción de las políticas públicas; 2. La búsqueda de soluciones duraderas y 3; La
edificación de una paz estable y duradera. La construcción de la paz, y de la paz territorial,
especialmente en las fronteras, solo es posible si se integran sus voces, propuestas y
exigencias.
Para las víctimas que residen en el exterior y se encuentran bajo protección internacional,
el actual contexto de paz exige que la Institucionalidad del Estado Colombiano reactive
diferentes instancias de diálogo con la comunidad internacional para prevenir la cesación
de la protección internacional o retornos sin los principios de voluntariedad, dignidad y
seguridad.
En el escenario de la firma de acuerdo de paz es urgente una manifestación de los Estados
de conservar los estándares de protección internacional una vez se firme el acuerdo final,
tanto para los refugiados históricos como para las posibles nuevas personas en necesidad
de protección internacional, ya que la firma del acuerdo no es la materialización de la paz,
ni la desaparición a mediano plazo de los motivos que tenían las y los colombianos para
convertirse en refugiados.
Dada la magnitud de la población refugiada a causa del conflicto armado es importante que
los gobiernos de acogida, los gobiernos donantes, los refugiados, las comunidades locales,
las organizaciones internacionales y las no gubernamentales, potencien soluciones
duraderas y sostenibles de los refugiados colombianos, especialmente la integración local
y la naturalización para quienes no deseen retornar una vez firmado el acuerdo de paz.
La Comisión Sobre Migraciones Forzadas, Exilio Y Reconciliación (CER)7, propone la
realización de una Conferencia Internacional sobre Paz y Refugio tiene como fin que los
7
integrada por La Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES), Servicio
Jesuita para Refugiados (SJR-COL), Servicio Jesuita para Refugiados (SJR-LAC), Consejería en
Proyectos (PCS), Foro Internacional de Víctimas (FIV), Pastoral Social, Fundación Esperanza,
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Estados de acogida de población refugiada acompañen a Colombia en la implementación
de los acuerdos de paz y la construcción de soluciones integrales para las víctimas del
conflicto armado en el exterior.
La Conferencia tiene los siguientes objetivos: 1. Procurar un compromiso político de los
Estados y Organismos Multilaterales para la integración local y el reasentamiento definitivo
para las víctimas colombianas que desean quedarse en el lugar de llegada, bajo la garantía
de sus derechos, a través de esfuerzos para romper barreras de movilidad y garantizar la
protección de la vida; 2. Obtener una manifestación de los Estados de conservar los
estándares de protección internacional una vez se firme el acuerdo final, tanto para los
refugiados históricos como para las posibles nuevas personas en necesidad de protección
internacional; 3. Lograr una cooperación para el retorno organizado bajo los principios de
voluntariedad, seguridad y dignidad; 4. Promover la implementación de los derechos a la
verdad, justicia y reparación en los Estados de acogida; 5. Promover que el Estado
colombiano reafirme su compromiso con los estándares internacionales de protección a
población migrante y desarrolle acorde con ello, políticas internas de protección como
mecanismo de reciprocidad con los demás Estados: y 6. Promover la ciudadanía
sudamericana.
EL PLAN DE ACCION DE BRASIL (PAB) Y LOS REFUGIADOS COLOMBIANOS
El 03 de diciembre de 2014, Gobiernos de los países de América Latina y el Caribe firmaron
la Declaración y el Plan de Acción de Brasil (PAB) “Una hoja de ruta común para fortalecer
la protección y promover soluciones sostenibles para las personas refugiadas, desplazadas
y apátridas en América Latina y el Caribe dentro de un marco de cooperación y solidaridad”.
El PAB fue el resultado del proceso conmemorativo del trigésimo aniversario de la
Declaración de Cartagena sobre los Refugiados.
Considerando el histórico momento de transición hacia la paz que vive Colombia,
organizaciones de la sociedad civil del país, en el marco del seguimiento al PAB, invitaron
a la sociedad civil y a los Estados de la región a construir un protocolo especial para la
implementación del PAB, que incluya la realización de una Conferencia Internacional sobre
Paz y Refugio.
Desde que iniciaron los diálogos de paz entre el Gobierno Nacional y la guerrilla de las
FARC-EP, la Mesa de Negociaciones ha señalado que las víctimas del conflicto y las
garantías para la satisfacción efectiva de sus derechos ocupan un papel central en el
proceso de paz. En ese sentido, la reivindicación de los derechos de la población
colombiana que se ha visto obligada a salir del país para proteger su vida se constituye en
un paso imprescindible en el posacuerdo y en la construcción de paz de Colombia. La
afectación del exilio en Colombia tiene dimensiones que van más allá de lo individual,
provocando daños colectivos e inclusive de orden nacional, a partir del destierro de ideas y
proyectos sociales y políticos que pudieron aportar significativamente al país.
Por lo anterior, la realización del Plan de Acción de Brasil y puntualmente los siguientes
programas resultan pertinentes: Programa “asilo de calidad”, Programa “fronteras solidarias
y seguras”, Programa “repatriación voluntaria”, Programa “Integración local”, Programa
“Movilidad laboral” y sobre la cooperación regional.
Consejo Noruego para Refugiados (NRC), El Comité Permanente por la Defensa de los Derechos
Humanos (CPDH) y Rodeemos El Dialogo. Cuenta con el apoyo de expertos académicos: Ángela
Iranzo-Profesora Universidad de los Andes-, Roberto Vidal – Profesor Universidad Javeriana-, Andrei
Gómez- Profesor Universidad de los Andes-, Gloria Naranjo-Profesora Universidad de Antioquia- y
Felipe Aliaga-Profesor Universidad Santo Tomas. La Comisión cuenta con el apoyo del Alto
Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados -ACNUR-
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El apoyo regional manifiesto a la paz de Colombia y la apuesta por una América del Sur
como zona de paz por parte de organismos regionales es una gran oportunidad para
establecer programas en torno a la protección de población desplazada, refugiada y
apátrida. Los marcos de la Comunidad del Caribe (CARICOM), Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Comunidad Andina, Mercosur, Organización de
Estados Américanos (OEA), Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) y la Unión
de las Naciones Suramericanas (UNASUR) son escenarios idóneos para materializar los
programas del PAB desde un enfoque transnacional, donde la construcción de paz en
América Latina pase por las garantías de los derechos de la población refugiada y
desplazada.
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