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Viernes 21 de marzo de 2008 l Heraldo de Aragón
22 l TRIBUNA
Quiosco
de prensa
Misión aún no cumplida
Fantasías sobre Iraq
Estados Unidos e Iraq
«La guerra ha convertido a Iraq en un país roto, ha hecho a Estados Unidos más vulnerable,
no más seguro, y ha forzado a su Ejército hasta
el punto de comprometer su capacidad para luchar en otros lugares (...) Está claro que Bush
no tiene un plan para la victoria, sino un plan
para traspasar este desastre a su sucesor. Los
estadounidenses necesitan elegir a un presidente con la visión necesaria para acabar esta
guerra tan limpiamente como sea posible».
«Tanto Obama como Clinton proponen la retirada de tropas (...) Clinton aceptó que “la cuestión clave es cómo podemos acabar con esta
guerra responsablemente” y añadió que “no será fácil”. Será terriblemente difícil y no puede
hacerse con responsabilidad de la manera o en
los plazos que proponen los dos demócratas.
Solo podemos esperar que, por detrás de su retórica de campaña, absolutamente irreal, los
candidatos comprendan esa realidad».
«La transición de Iraq al autogobierno sigue
siendo lo suficientemente frágil como para
que las fuerzas de EE. UU. tengan que permanecer allí en los próximos años. Los dos países tendrán que firmar un acuerdo militar a
largo plazo, que serviría a los intereses de ambos (...) La mejor ayuda que el presidente Bush
puede prestar a su sucesor es dejar en Iraq suficientes tropas como para proporcionarle
cierta flexibilidad estratégica».
The New York Times 20 de marzo de 2008
The Washington Post 20 de marzo de 2008
The Wall Street Journal 20 de marzo de 2008
Ante el Día Mundial del Agua l Por Víctor Viñuales Edo y Marina Navarro Mangado
Agua potable y saneamiento
L
A falta de acceso al agua potable
y al saneamiento es una emergencia silenciosa que afecta especialmente a los más pobres. Todos necesitamos agua para vivir
y cada uno de nosotros somos responsables
de su cuidado. Sin embargo, más de mil doscientos millones de personas en países en vías de desarrollo no tienen acceso a agua potable y dos mil seiscientos millones no disponen de servicios básicos de saneamiento.
En las áreas rurales de África, solo el 42% de
la población tiene acceso al agua y un 63%
no dispone de servicios de saneamiento, con
un descenso solo del 5% respecto de 1990.
A la vista de estas cifras y en el Año Internacional de Naciones Unidas para el Saneamiento, cobra especial relevancia el compromiso internacional enmarcado en los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM):
ocho objetivos suscritos, en el año 2000 en el
marco de la Cumbre del Milenio, por 189 jefes de Estado y de Gobierno, entre ellos el de
España.
Los ODM representan el mayor compromiso de la historia en el terreno de la lucha
contra la pobreza, con retos como la erradicación del hambre, la mejora de la sanidad y
la educación; y, entre otros, el acceso al agua
potable y al saneamiento. En concreto, el
ODM 7 establece la meta de «reducir a la mitad para el año 2015 el porcentaje de personas que carezcan de acceso sostenible al agua
potable y a los servicios básicos de saneamiento».
Hoy, casi dos millones de niños y niñas
mueren al año por causas, como la diarrea,
que se podrían prevenir simplemente con el
acceso a agua potable; 443 millones de días
de escuela se pierden por enfermedades relacionadas con el agua; y casi el 50% de la población en los países en vías de desarrollo sufre en algún momento problemas de salud
por falta de agua y de sistemas sanitarios.
Avanzar en el ODM 7 es, pues, crítico para
lograr el resto de los Objetivos. El agua potable y los sistemas de saneamiento pueden
salvar la vida a miles de niños y niñas, fomentar los progresos en educación y liberar
a millones de personas de las enfermedades
que las mantienen en situación de pobreza
extrema.
A la crisis humana hay que añadir el freno
que las enfermedades relacionadas con la falta de acceso a agua potable y saneamiento
«Los Objetivos de Desarrollo del
Milenio, incluidos el acceso al
agua potable y al saneamiento,
son viables y asequibles; y la
adopción de las medidas
necesarias es una cuestión de
voluntad política»
suponen, por ejemplo, para el crecimiento
económico de los países en vías de desarrollo. Así, en el África subsahariana supone una
pérdida anual del 5% del PIB —mucho más
de lo que la región recibe en concepto de ayuda al desarrollo—.
Es necesario que cada uno de nosotros asuma su cuota en el cambio hacia la sostenibilidad y en la lucha contra la pobreza; pero,
sobre todo, que cumplan con sus compromisos quienes tienen los recursos, la tecnología y el poder político para acabar con esta
situación.
En este marco nace la Alianza por el Agua,
que busca promover la solidaridad entre España y Centroamérica y defender el derecho
humano al agua y su uso sostenible, tanto en
el norte como en el sur.
Los usuarios debemos, por lo tanto, ejercer un consumo responsable y solidario. Pero podemos ir más allá en nuestra toma de
conciencia de ciudadanía global exigiendo a
los Gobiernos que cumplan sus promesas de
hacer frente a las desigualdades y las injusticias en el mundo. Los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluidos el acceso al agua
potable y al saneamiento, son viables y asequibles; y la adopción de las medidas necesarias es una cuestión de voluntad política.
Víctor Viñuales Edo dirige la Fundación Ecología
y Desarrollo; y Marina Navarro Mangado coordina
la Campaña del Milenio de Naciones Unidas
en España, organizaciones fundadoras
de la Alianza por el Agua
La opinión l Por Alberto Ruiz Díaz, secretario general de Cáritas Diocesana de Zaragoza
¿En el nombre del Padre?
E
N estos días de importantes festejos por parte de cofrades y hermanos, que se reúnen y marchan, parten y comparten amor y amistad,
cabe considerar lo que se celebra
o anticipa en la calle —en el lugar de todos—
con esa manifestación de fraternidad que tantas veces se resiste y tan a menudo se antoja
social y políticamente imposible. Tal manifestación de adhesión al Hermano y al Amigo por
excelencia —que no al Padre ni al Maestro—
hace aflorar la nostalgia por la igualdad no conseguida en el conjunto de la vida que compartimos. Nostalgia de fraternidad, fuerza motriz
para la igualdad y la libertad.
Cuentan que el 26 de agosto de 1789 la Asamblea Nacional francesa aprobaba la Declaración de los Derechos Generales y Ciudadanos.
Pronto, sin embargo, la misma Asamblea se
planteaba «si tales derechos tenían que valer
realmente para todos los hombres, o sea, también para los esclavos negros y los mestizos de
las colonias francesas de ultramar». Hubiera
supuesto el fin de la esclavitud en las plantaciones. Pero no; con vergonzantes formulaciones, permitió la Asamblea que en las colonias continuara todo como estaba, o sea, una
actuación en contra de los derechos que ella
misma había formulado.
Antes que la libertad y la igualdad dieran inicio a la época de los derechos del ciudadano,
la fraternidad había sido vivida en sustitución
de estos principios que aún no habían ganado
un espacio público. Pero, cuando con la Revolución lo ganan, en tanto que libertad fraterna
e igualdad fraterna, logran por poco tiempo
mantener el tipo y mantenerse en un trío que
te se disolverá a causa de los conflictos entre
sus componentes. Ahora, la igualdad se cambia por una justicia real muchas veces injusta,
y la fraternidad, por solidaridad: ser hermano
me obliga a la fraternidad, mientras que la solidaridad sin padre es voluntaria. Así, con el
cambio de conceptos se cambian los contenidos, se desvirtúa aquel valor que funda la vida
justa en común y emergen muy distintas imágenes de familia, de familia humana.
El proyecto sigue pendiente: no hay hermano, no hay amigo, no hay amante. La Modernidad, irresuelta en el horizonte del sistema.
Pero puede que fuera del mismo, de todos los
sistemas, se atisbe la solución.
Y es que si hay amigos es porque también
hay enemigos; hay amantes porque hay odiantes, y hasta indiferentes; y, si hay hermanos, es
porque hay extraños, extranjeros, o sea: los
otros, los ajenos a lo nuestro. Lo mismo que si
hay Dios, hay Diablo; si hay Bien, hay Mal y si
hay vida aquí, es porque la muerte está ahí. Nos
falta la integración de los contrarios, una integración fecunda entre lo que hay dentro y fuera, entre lo propio y lo extraño, como entre
eternidad y finitud.
No tendría que dejar de sorprender que el
narrador de la historia de Caín sugiera que este no era malvado y violento, sino que la violencia lo precedió: de ella fue heredero. Dios
siguió hablando a Caín tras el crimen y este le
dio la espalda, no quiso la reconciliación de los
contrarios: el asentado y el nómada.
En el espacio público en que hoy desnudamos y exhibimos nuestra intimidad religiosa
de adhesión al Hermano se pone de manifiesto que es este, Jesús (enfrentado a todos los órdenes y a todas las órdenes opresoras), el que
se hermana con el extraño, con el enemigo que
yace fuera del sistema, con el huérfano y la viuda que están lejos del plan de consumo, con leprosos y mutilados que no tienen acceso a las
prácticas purificadoras del orden establecido.
Se os ha dicho: «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo». Yo os digo: «Ama a tus enemigos». Lo dijo así el loco, culpable de solidaridad. Levinas denomina a esta locura «revelación en la historia de la gloria del infinito».
Ciertamente se trata de la conjunción de los
contrarios.
En saco roto
l Juan D. Lasierra
Zawiya al
Alawiya
M
E hablan de la existencia de un templo sufí en Melilla,
y no paro hasta que Pepe
Marqués me lleva a visitarlo.
Está por la carretera de
Farhana, en el Cerro Palma
Santa, nombre muy propicio
para una zawiya, que como
todos ustedes saben es un
centro sufí, una secta mística
y algo heterodoxa del Islam,
en este caso de la rama alawiya, es decir, seguidora del
maestro Al Alawi o Ibn Aliwa
(1869-1934), los alawíes o aliwíes. La zawiya melillense,
único centro sufí en territorio español, fue fundada en
1939 por el Cheij Sidi Mohammadi Hach Tahar, discípulo y delegado (muqaddam)
de Al Alawi. Lo pone en un
letrero en la puerta de entrada al centro, que, en su interior, es como una pequeña y
cuidada mezquita, baldosas
en las paredes, columnas con
cerámicas y espléndidas lámparas de araña en el techo. En
dirección a la Meca, el mihrab.
No está Hach Mimún, el
primogénito de Sidi Mohammadi, pero el joven Abdelaziz nos muestra el centro
y nos dice el lugar en que está enterrado el fundador. Todos los días se hacen las distintas oraciones, el jueves se
reza la oración especial, y
una vez al año, los días 16 y 17
de julio, tiene lugar la peregrinación de los fieles, que
vienen de todas partes de
Marruecos, de la Península y
hasta del extranjero.
Le pregunto a Abdelaziz,
que tiene 38 años y dos niños, qué es lo que diferencia
a este centro de las mezquitas tradicionales, pero él no
aprecia diferencias.
El lugar en que se emplaza
la zawiya es encantador, una
plaza recoleta, enteramente
encalada, desde cuyo mirador se ve toda la extensión
de Melilla. Han pasado ya los
tiempos en que este templo
era mirado con recelo por las
autoridades, y de hecho el
presidente Imbroda no solo
ha favorecido la urbanización
de la zona, sino que ha visitado la zawiya recientemente.
Pepe Marqués, que nunca
había visitado el centro, me
dice asombrado:
—¡Esta vez has sido tú el
que me has descubierto algo
de Melilla...!
—¡Y aún puedo descubrirte más cosas!
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