ASPECTOS DE LA SOCIOLOGíA FUNERARIA EN LA CEL TlBERIA

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ASPECTOS DE LA SOCIOLOGíA FUNERARIA EN LA
CEL TlBERIA MERIDIONAL
Enrique Goza/bes Cravioto*
En e l momento actua l res ul ta im presc ind ible la a pertu ra de nuevas líneas de investigació n en e l co noc imi ento de la sociedad ro ma na, es pec ia lme nte e n te rr ito ri os concretos.
Todo estud io de síntes is referido a la H ispania ro ma na ma ni fiesta , bi e n a las c la ras, e l
predo minio de los datos referi dos a las p rod u cci0ge~ econó mi cas sobre los se refieren a la
a rticu lac ión de la soc iedad y a l fun c i o n amÍ'ento,.¡¡\e~ 1<1 soc iedad l . S in ern bargo, la epi g rafía
lat in a co ns titu ye un a f uen te ese nc ia l 'p~ r'a ava nza r e n e l co noc imi e nto d e la soc iedad
ro mana en los di sti ntos terri to ri os de las H ispaniae. No obsta nte, e l ca rác ter intrí nseco y
e l escaso número de las fue ntes li te rarias ac tu a lmente di sponi bles, imponen fu e rtes limi tac iones a l conoc imi e nto de la ro mani zac ió n, so bre todo e n la é poca imperia l, cuando se
menc ionan de forma excepc iona l aco ntec imi entos s in prec is ión geog ráfica. A pa rtir de las
fuentes lite rari as no aparece n rea lme nte doc umentados los aco ntecimi e ntos prin c ipa les
acaec id os e n cada una de las loca lida d es, e n e l mosa ico de co munida des cív icas de las
prov in cias hi spa nas.
Es t e hech o o bli ga a l hi sto ri a d o r d e la a nti g üeda d a rec urrir a la ep ig rafía co m o
f ue n te de info rm ac ió n q u e doc um e nta la ex iste ncia d e u nos pe rso najes co nc re tos, y d e fo rm a pr ior ita ri a, d e la min or ía d e las fa mili as q u e oc u paba n la cús pi de
soc ia l y eco nó mi ca e n las co munid a d es c ívicas. D e es ta f o rm a, pe rso naj es y f a mili as a bso lu ta m e nte d esco noci d os e n la li te ratura , pero qu e tu v ie ro n un a imp ortan c ia e n e l d eve n ir de la soc ie d a d , apa recen a nte e l co noci mi e nto hi stó ri co. Co m o
se ha se fia lado pa ra e l caso co nc re to d e Segó bri ga, q ue ha d ado hasta e l m o m e nto
la mayo r co lecc ió n de in sc rip c io nes ro m a n as de la reg ió n , es tos textos co nst itu ye n un ve rda d e ro arc hi vo d e la hi s to ri a d e una c iu dad " .
Po r o tra parte , a l m e nos apare nte m e nte , las in sc rip c io nes lat inas co nst itu ye n unos
e le mentos mu y nu me rosos, y q ue ade más está n e n un continu o inc remen to, co n la aparic ión de nuevos ej emplares, tanto de manera fortuita como en desarro ll o de las excavac iones
arqueo lóg icas . En efecto, de los pocos mil es de epíg rafes hi spanos, que logró recopil ar en
e l s ig lo X IX E mil Hübn e r, en su mag na ob ra de l Corpus lnscrip lionum L afi narum (to mo
II, y SlIpp /el11 enfUI11 e n 1892), se ha pasado a unas c if ras aho ra muchí simo más e levadas :
Po r ej emp lo. TOVAR. Antonio y BLÁZQUEZ. José María, Historia de la Hispania romana , Madri d,
1975. Sob re la reg ión caste ll ano- manc hega, vid . a lgunos datos en RAMOS , Ju lián , " Romani zac ión de
Castill a- La Mancha", Actas I Congreso de Historia de Castilla-La Man cha. IV Romanos v visigodos.
To ledo , 1988. E n perspect iva a lgo más amp li a, SA LI NAS, Ma nuel , Conquista y romanización de la
Celtiberia , Sa lamanca , 1986 (Reed ., 1998).
, A LMAG RO GORBEA , Mart ín y ABASCA L. Ju an Manue l, Segóbriga)' Sil conjunto arqueológica.
Madrid, 1999, p. 138 . Puede ve rse amp liamente utili zada la epi grafía pa ra traza r la Hi storia de la ciudad,
y sobre todo un buen anális is de la onomá stica, en A LMAG RO GORBEA , Martín, "La Romani zac ión de
Segóbriga", Dialoghi d i Arc heo log ia, 10, 1992 , pp.275 -288.
* Un iversidad de Castill a-La Mancha
I
19
e n 1987 había unas 16. 500 insc ripc io nes latin as de época rom ana censadas e n Hi spani a,
mi entras en la actua lidad se acercan ya a 20.000 los ej empl ares conoc idos 3 . Natura lmente, los mi smos son de características di fe rentes, existiendo grandes epígrafes mo nume ntales, p ero tam bié n pequel'í os frag mentos co n una info rmac ió n de escasa utili dad.
En la recopilac ión dec imo nó ni ca, c lásica, de l Cl L. , a l menos en ocas io nes, e l núm ero
de las inscripc io nes no estaba directame nte re lacionada co n e l g rado de roma ni zació n que
pudo ex istir en un determi nado territo rio' . E n efecto, por circun stanc ias di versas o puram ente fortuitas, se pod ían conocer muchos más epígrafes de a lg unos centros concretos de
la anti g üedad, mi entras en otros la fa lta de a tenc ió n (desde e l s ig lo XV I) ha cí a qu e los
epígrafes fueran mu y escasos. E n concreto, e n los tra baj os de recopil ac ión epigráfica de l
s ig lo X VI , no se m e nc io na n ing uno qu e p roce di e ra d e la c iud a d o de l te rrito rio de
G uad a laj a ra 5 . Por e l co ntrari o , e n esa mi sm a época eran ya co noci das a lgu nas de las
inscripc iones de Segóbriga , que com enza ban a recogerse e n los in ventarios manuscritos.
En la actua lidad, sin poder negar la influenc ia ine ludible de l aza r, que es un importante
condicionante en que se efectúe n los ha ll azgos epi g ráficos, la tendenc ia se ha eq ui parado
a lgo más, en la re lac ión entre n úme ro de epígrafes y la intensidad de la ro ma ni zac ió n en
una zona co ncreta. Obvia mente, Roma constituyó una c ivilizac ión bás icamente urbana, y
era n so bre todo las é lites urbanas las que pro ducía n epig rafía, como una seña l d istinti va
de su person a lidad c ultura l y soc ia l. Los prin c ipa les ej empl os de epi g rafía anti g ua fu ero n
e l resul tad o de los fas tos urbanos , pero ta mbi én de la prác ti ca más desarro ll a da de fija r
una lápida en la tumba.
El número e levado de aparic ión de epíg rafes romanos se re laciona muc ho más con la
ex iste nc ia de cent ros urba nos de c ie rta importa nc i.a, mi e ntras los mi sm os son mu c ho
menos numerosos (pero no inex istentes) en las zonas de habitat bás icamente rura l. Y más
a ún en las zo nas e n las que, como es e l caso de las tierras de l ac tua l ám bito provinc ial de
G ua d a laj a ra, e n las c ua les se p rodujo un a f ue rte p e rdurac ió n de l mund o indí ge na
) CASTI L LO, Carmen, Vestigia Antiquitatis. Escritos de epigrafia y literatura romanas. Pamp lona.
1997 , p. 140. La modern a reedic ión de l CIL. , di vidi da por territori os de la Hi spa ni a, co n la pa rtic ipac ión
del profesor Geza Alfo ldy, va completando los repertorios prov incia les que se han ido rea li za ndo. Debe
tenerse en cuenta la neces idad de recopi lac ión de esta documentació n, muc has veces publicada en revistas
de estudios loca les, de di fí cil co nocimiento por los espec ia li stas. En todo caso , un estud io ya anti guo
so~re las princi pa les líneas de estudio puede verse en C RESPO, Santos, " Refl exio nes sobre la epigrafía
romana de Hi spania", Hi spania Antiqva, 7, 1977, pp.293-299. En la actua lidad se esta rea lizando una
nueva ed ición de l Vo lumen II del Cmpus fn scriptionul1l Latinor/lm, coo rdi nada po r e l profeso r Geza
Alfó ldy, y que se está publi cando en tomos sue ltos.
4 En concepto de romanizac ión es uno de los más debati dos en relac ión co n la Historia Antigua de l mundo
occi denta l. En todo caso, fáci l es defi nirlo como el grado de asi mil ación a las formas de vida , estructuras
socia les , orga ni zación económica, creencias, va lores y costumbres que eran prop ias de Roma. Vid . en
fec has rec ientes , BL ÁZQUEZ , José Ma rí a y ALVAR , Ja im e (eds .), La romanización en Occ idente.
Mad rid , 1996 ; VVAA , Romanización y Reco nq1lista en la Península Ibérica. Nuevas perspectivas,
Sa lamanca, 1998.
5
G IM ENO, Helena, Historia de la investigación epigráfica en Espaiia en los ss.xVi y XVI/, Zaragoza,
1997. Lo podemos ver en AMB ROS IO DE MORA LES, Sumario de las antigüedades de las ciudades de
España, Madrid, 1575. Prácti camente hasta el siglo XV III no pa rece mostrarse un cierto in terés po r la
arq ueo logía roma na en Guada lajara ; vid. VALLEJO, Margarita , Los viajes de Cm'nide por la Alcarria.
Viajes histórico; arqueológi~os por las tierras de Cuadalajara ( 1793- 1795), Guada lajara , 1999, y e l
t rad l(:IO na l CEA N BE RM UDEZ, Ju a n Ag ust ín Sumario de las antigüedades romanas qu e hay en
Espana, Madrid, 1832 , pp.144- 145 (ex iste una edic ión facsím il , Va lencia , 1987).
20
.,
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prerromano, como documentan las gentilifates que se conocen en las referenc ias epigráficas 6 :
Abboiocum , Abliqum , Belainocum, C lousocum , Cossouqum , Letondicum, Meducenicum ,
Me lmaniqum , Nissicllm, Otesgicum , Segossoqum .... .
Las pote nci a lidades y limitac io nes de la epigrafía romana como fuente documenta l se
manifi estan, a la perfección , e n Castill a -La Mancha . Reci enteme nte, un buen conocedor
de la epigrafía latina en esta región , e l profesor Juan Manue l Abascal , analizaba las grandes c ifras de la presencia de epígrafes romano s en la región. En principio, sa lta a la vis ta
e l que e l núm ero de las in sc ripciones romanas sea pa rticularmente bajo e n re lación con
otras muchas gra ndes zonas de las anti gua s Hispaniae, particularmente la mayor parte de
la Bética, la reg ión va lenci a na, e l territorio aragonés, o la zona dependiente de la magna
c iudad de Tarraco (capita l de la provinc ia de Hispania C iterior) . En esas g randes c ifras, la
co lecci ón epig ráfica más importante , cp n dife:re~~.ia, es la de Cue nca, con unos 440 epígrafes , se g uid a de la de To ledo, con 17'5,A lbaoe't e con 87, y fin a lm ente Gu adalaj a ra y
Ciudad Rea l, con 57 y 56 inscripcion es respecti va mente 7 • Como puede observarse, e n la
zona tradi c io na lme nte considerada como extre mo meridional de la Ce ltiberia , la tierra de
Cuenca, ha apa rec ido más de la mitad de las inscripciones romanas de la reg ión.
Estas cifras parecen, a grandes rasgos, bastante significativas como indicios de una
realidad. En su cantidad global muestran un número muy limitado, que se encuentra en
rel ación con varios factores básicos, que se explican a partir de la propia sociedad de la
antigüedad: escasa densidad demográfica, habitat sobre todo disperso con escasez de
ciudades importantes, ausencia de grandes personajes con proyección exterior, lejanía de
los grandes centros económicos. Junto al azar, sin duda, podemos encontrar una muestra
del menor dinami smo, cuando menos propagandísti co, de las élites urbanas en la región
manchega, que tiene su natural expresión en una aparición potenc ialmente mucho menor
en la epigrafías .
.
Pero en su marco relativo también indican elementos que son relevantes para un análisis: el superior número de epígrafes en Cuenca (sobre todo) y en Toledo (de form a
secundaria) se encuentra en directa relación con la existencia de unos municipios de
mayor importancia o desan'ollo, como son, entre otros, en la zona toledana Toletum y
" A LB ERTOS, Maria Lourd es , " Orga ni zac iones s uprafami li a res e n la Hi s pani a a nti g ua", Sludia
Archaeologica, 37, 1975, pp.31 Y ss .. Prácticamente todas ellas al Norte de la lín ea marcada por el curso
de l rio Tajo , co n 9 casos de G uada laj ara , 13 en To ledo , 7 en C uenca y 7 en Madrid. Vid. tamb ién ,
ROM ERO , Ro sa María , " La orga ni zació n gentili c ia en la epi grafía romana de Cas tilla - La Manc ha".
AClas J Congreso de Hisloria de Cas lilla-La Man cha, IV, Tol edo , 1988 , pp.1 07-113 ; SALINAS ,
Manue l, " Indi ge ni smo y romani zación en Carpetani a. Aspectos socio-económicos de Castilla-La Mancha
en la ant ig üedad " , Ibid em , pp.13 -1 9. En todo caso , en e p ígrafes ha ll ados en fec has más rec ientes
aparecen referenc ias a nuevas genti lidades en la prov incia de Guada lajara, que recogemos en la mención .
Sobre las genti lidades, vid. en ge neral GONZÁLEZ, Maria Cru z, Las unidades organizalivas indígenas
del área indoeuropea de Hispania , Vitoria , 1986.
7 ABASCAL , Ju an Manuel , "Aproximación a la epi grafí a romana de la Meseta meridi onal" , Complvlvm.
Roma en el il1lerior de la Península Ibérica, Alcalá de Henares, 1998, p.134. Estas cifras han aumentado
sólo muy li geramen te desde e nton ces.
, Buenos ej emp los en mapas diversos de di stribución de las distintas profesiones (médi cos, abogado s,
enseiiantes), de las refe renc ias a los deport es y espectácu los, o de colegios re li giosos y funerarios de
militares o profe s ion a le s, por ejemplo recog idos en MANGAS , Juli o , " La soc ied ad de la Hispania
romana" , en MENÉNDEZ PID AL, Ramón, Hisloria de Espaíia. 11.2. España Romana, Madrid , 1982 ,
pp. 23 , 28 Y 29.
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Aebura, o Segobriga y Va/eria, en la actua l prov inci a conquense. En este sentido. y por
razo nes reales o simpl emente casua les, otras urbes de cierto desarrollo poblacional , como
Segon/ia en la provincia de Guadalajara, J/unum en la de A lbacete, o Libisosa, Laminium,
Ore/um , o incluso Sisapo , en la anti gua zona oretana, no han ofrecido colecc iones
ep igráficas que se acerquen en número a las anteriores 9 . Las memori as en piedra se encuentran mu y desigualmente repartidas.
En todo caso, es totalmente cierto que e l progreso de la epigrafía en Castill a-La Man cha no ha sido tan grande como en otras regiones. Así en el conjunto de la Meseta Sur,
incluyendo la provincia de Madrid , en e l CIL. se recopilaron 346 epígrafes, mientras en
la actua lidad se cuentan aproxi madamente 939 ejemplares conocidos 'u. El aumento de
las inscripciones latinas es importante en este tiempo, pero no llega a l triple de las ya
conocidas en e l sig lo XIX. Por e l contrari o, en el conjunto de Espai'ia y Porhlgal e l número de epígrafes hoy conocido es a gra ndes rasgos cuatro veces más que en e l sig lo X IX.
Este hecho marca la continuidad e incremento de una tendencia que tiende a ap untar en el
mi smo sentido : sin duda, la gran importancia del pob lamiento rura l disperso en la zona de
Guadalajara explica la escasa importancia de la colección ep igráfica romana " . Fenómeno que tendría, además, su plasmación final en la li sta de la s ciudades principales en el
Bajo Imperio, que como centros admi ni strativos, pasaron a ser sedes de ob ispados cristianos' 2 •
En todo caso, a partir de los ejemp lares conoc idos, debemos intentar la mayor aproximación posible al conocimiento de la soc iedad romana. El mismo únicamente puede
realizarse a partir de un mínimo estudio estadístico que vamos a centrar, en los ámbitos
de las provincias de Guadalajara y Cuenca en rel ación con los ep itafios. Como es bien
sab ido, las lápidas funerarias constihlye n la parte principa l de todas las colecciones
epi gráficas en ciudades o territorios concretos: en general , cas i la mitad de las in scripciones lati nas de la Península Ibérica corresponden a este tipo de ep itafios. Por el contrario,
en los epígrafes latinos de época romana en la provincia de Guadalajara, dicha proporción
se dispara en las proporciones: de aprox imadamente medio centenar de inscripc iones con
• Sobre las ci udades principal es, co n status priv il eg iado, en Casti ll a-La Mancha. v id . CAR RAS CO
SERRANO, Gregorio. "Sobre los municipios del ámb ito territorial castella no-manc hego", Espacio ,
Ti empo y Forma, Historia Antigua. 12 , 1999, pp.309-323 (sob re Segonlia. pp.313-314). Pueden ve rse
tambLén los datos y refle,xiones de ALFOL DY, Geza. "Aspectos de la vid a urbana en las ciudades de la
Meseta Sur" . en GONZALEZ, Joaq uín. C iudad es privilegiadas en e l Occidente romano, Sevilla. 1999.
pp.467-485.
10 ABASCAL, Juan Manuel , p. 134. Natura lmente, desde entonces han aparec ido nu evos epígrafes, sobre
todo en Segóbri ga , que aumentan li geramente la c ifra.
" Al respecto, estud ios arqueológicos DE BALBÍN , Rodrigo y VALIENTE, Jesús, "Carta arqu eo lógica de
la prov in c ia de Guadalajara" , «Arque% g ía en Guadalcu'ara», Toledo , 1995, pp.II-23 ; VALIENTE.
Jesús, «Guía de /0 Arque%gía en Guada/ajara, Guada/ajara». 1997, y sobre ·Ios inci os de la prese ncia
romana (a partir de las fuentes literarias) , GOZA LB ES , Enrique, " Algunos datos sob re e l poblamiento
indígena en la Ce ltiberia meridional (s iglos 111 -[ a.de C.)", Wad-a/-/-Iavara. 26. 1999. pp.5-16. Desde una
perspcctiva de asentamien tos más grandes y de comunicaciones, ABASCAL. Juan Manuel , «Las vías de
comunicación romanas en /0 provincia de Guada/ajara». Guada lajara. 1982.
" En esta organización apa recen tres ciudades capitales. sedes de ob ispados , en la actua l pro vi nc ia de
C uenca (Segóbri ga , Ercávica y Va le ria), mientras la zona de Guadalajara qucdaba nucleada en torno al
ob ispado de Scgontia ; VÁZQUEZ DE PARGA , Luís, «La división de Wamba. COl1lribllción a/ estudio de
/0 /-listoria y Geografia eclesiásticas de /a Edad Media espaiio/a». Madrid. 1943 .
22
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te xto, nada menos que unas 35 son lápidas fune rari as. Ello supone que las lápidas funerarias constituya n entre el 65 y el 70% del total, mientras las inscripciones restantes con aras
religiosas son en torno aI 25 %, y los miliarios poco más del 5% .
No se conocen, por el momento, las inscripciones de los fastos urbanos efectuados en
el municipio de Segol1fia , pese a que un personaje de esta ciudad (C Aflilius CrasslIs)
aparece en Tarraco (capital provincial) como flamen del cu lto imperial , cargo ejercido en
el conjun to de la Hispania C iterior lJ . Sin duda, la proporción de los epitafios tamb ién se
encuentra en relación con el tipo de poblami ento, escasamente re lacionado con un desan'ollo urbano . El hecho es coherente con los datos que se deducen de otras co lecciones
epigráficas: con la documentación acmalno se ti ene contanc ia de la presencia de ningún
c ivil. natural de la ciudad de Segontia , en otras prov incias del Jmperio l~ .
La recopilación fundamenta l de lél e pigr!Ji{~\omana conocida de la provincia de
Guadalaj ara fue rea lizada en el al'io 1983 , ·en las .pági nas de esta misma revista, por parte
del profesor Juan Manue l Abascal Palazón. En este trabajo se publicaban algo más de
una veintena de casos referidos a epígrafes funera ri os, una cifra que era particularmente
modesta, pero que debía pon erse en relación con el contexto genera l de los hallazgos:
suponía la gran mayoría de las inscripc iones latinas conocidas en esta provinci a" . Con
posterioridad a este trabajo, en este momento básico para la realización de todo estud io
sobre la romanización en tierras de Guada lajara , se han publicado otros ejemp lares que
han aparecido en di stintos puntos de la provinc ia, y de ell os nuevamente la mayor parte
son lápidas funerarias 16 . Su cantidad continúa, no obstante, siendo pequel'ia , pero al menos justifica ya el inicio de cierto estudi o de carácter estad ístico.
Todo estudio estadístico sobre epígrafes latinos presenta sus propios y peculi ares
probl emas . Por un lado, es necesario recoger de forma básicamente comp leta la colección
conocida en ese momento concreto; como e l número de ejemplares está en continuo
CIL. 11. -+ 195. Otro perso najc natural dc Segonria esrú doc um enta do en la ciud ad de Saerabi s : CI L
11.3 626. Sobre Segontia. vid. entre otros trabajos. FE RNÁN DEZ GA Ll AN O. M .. Sobr e el nombre de
Sigiir¿n::a. Sigiien::a. 1973 : A BASCA L. .I .M .. " En rorn o a la promoci ón jurídica de Segonri a de lo s
Are\'acos". Ge ri ón. -+. 1986, pp.2 13-223 : CAS ILL AS . J.M. Y arras. "La mun ic ipa lizac ión de Segontia",
.·/eras 11 COllgress() PeninslIlar de His/()ria A/1/iga. Coi l1lbra. 1993. pp .62S -632.
" GA RCiA MA RTi NEZ. Maria Remedi os. "Caractercs y signiticación soci o-económica dc los movi mien tos
de po blac ión hi spana hac ia la s pro vin cias imp eri ales en époc a rom ana". Hispan ia Al1I iqvo , 15. 199 1.
p.197. De Cas rill a- La ¡"lancha tan só lo apa rece n en provinc ias no hi spa nas nat ura les de Segób ri ga ,
Toletum. Co nd ab ura y Sisa po. A ell os debc n sum arse los l1lili tes o sold ados. y en es te caso aparece n
documentados procede ntes de Scgo nti a y de Segóbriga : GA RCiA MARTí NEZ, M.R .. ma pa de la p.298.
El so lelado segun ti no Regrugnus aparece doc umcntad o en Gc rmani a hac ia la prim era mirad del siglo I d.de
C. : CIL. X111.8093.
" ABASCA L. .lu an Manu el. " Epigra fía romana de la provin cia de Guadalaj ara·'. Wad-a l-H ayara, 10.
1983 . pp.-+9-1 15. Con co rrecc iones pos terio res cn su trabajo. "Adele nda er co rri gcn da a la epi gra fí a
ro mana de la prov in cia de Guadalajara·'. SliIdia Hislorica. H islaria Anlig lla. 6. 1988. pp. 133- 136. Una
rcctiticac ión puntual en GÓ MEZ PANTOJA. Joaqu ín y LÓPEZ TRU.l lLL O, Migucl Angel , " Los ini cios
de la arqu eo log ía modern a en Guad alaja ra: dos notas so bre yac imi entos poco co noc idos". AClas del V
Ellcllenll'O de J-lisloriodares del 1'al/e del f-Ienar es. Guada lajara. 1996. pp. 19-30 .
,,, VE LAseo. J.M . y MARTíNEZ. v.. "'Dos nuevas in sc ripc iones latinas cn la prov incia de Guadalaja ra".
ll ád-ol-f-Ial'Ora. 13. 1986. pp.379-383 : SANC H EZ LA FUE T E. Jorge . "La Epi grafí a y el enro rn o
arqueo lóg ico de la vi lI a rOllla na de Gá rgo les de Arriba (G uad alaja ra)" . Lllcenllll11. 5. 1986. pp. 17S- 182 :
FERNÁN DEZ -GA Ll AN O. Dim as y ARENAS. .1. Al berto. " Una nueva di vin idad cel tibéri ca doculllcntada
en Aba nacl cs (G uada laja ra) ". Wad-al- I-l o\'Ol'O. 15. 1988 . pp.37 1-376 : BASTIDA. Ana B.. "'U na·. tp pida
1.\
aumento, todas las cifras que se recojan son provisionales. En segundo lugar, el tamal'io de
la muestra debe ser lo más grande posible, para que la misma resulte significativa; los
nuevos descubrimientos pueden matizar las cifras, pero no deben cambiar las tendencias
que se observan. En tercer lugar, la clasificación y lectura de los epígrafes es muy clara en
unos casos, pero mucho más discutible en otros. Y en cuarto lugar, todo estudio con
cifras puede (y debe) quedar prontamente superado por la aparición de nuevos ejemplares. Así pues, las cifras que recogemos meramente pretenden indicar unas determinadas
tendencias que un cálculo ilusoriamente exacto, por lo que en general redondearemos los
porcentajes. El estudio versará en más detalle en los datos de la actual provincia de
Guadalajara, aunque haremos referencias las tendencias que observamos en la colección
epigráfica más numerosa de la tielTa de Cuenca.
La información recogida en cada uno de los epígrafes funerarios romanos, en general ,
es muy pequel'ia y responde a fórmulas que siguen estereotipos. Ahora bien, no es menos
cierto que un análisis menos superficial permite detectar la existencia de unas sensibles
diferencias formales, relacionadas con los talleres epigráficos locales. Este dato se refiere, sobre todo a la presentación, forma y decoración. En este sentido, el estudio de Abascal
ha pelmitido detectar ciertos talleres en la región castellano-manchega, uno de los cuales
identifica con las aras de Espinosa de Henares; también las estelas de Horna y Almodrones
en Guadalajara, o de TOlTejón de Velasco en Madrid, por su decoración y estilo seilalan
que (de no tratarse de importaciones foráneas de la piedra ya trabajada) existía en la zona
un taller escultórico 17 .
Nos interesa especialmente analizar no tanto el continente como el contenido de las
lápidas, las fórmulas recogidas en las mismas 18 . Esos estereotipos de los que en tantas
ocasiones se habla como característica que convierte en poco útiles esta clase de documentos. Como es bien sabido, las fórmulas tópicas en los epitafios latinos son las siguientes:
l. Pueden o no venir encabezados con una dedicatoria a los Dioses Maries, de forma
nonnal con la fórmula de D(iis) M(anibus), o bien D(iis) M(anibus) S(acrum) , de forma
más excepcional, un desarrollo bastante similar con variantes. El culto a los Manes, con
origen en Italia, comenzó a extenderse por las provincias en el siglo 1, de tal forma que la
inmensa mayoría de sus muestras son de finales del siglo 1, siglo II y del siglo IIl.
funeraria romana en Riba de Saelices (Guadalajara)", Wad-al-Havara. 16, 1989. pp.30 1-303 ;
ZARZALEJOS , Maria del Mar, " Estela funeraria romana de Aufión (Guadalajara)" , Wad-al-Hamra. 19.
1992, pp.331-339 ; ABASCAL, Juán Manuel y LÓPEZ DE LOS MOZOS , José Ramón , " Dos ins¿ripciones
inéditas de los territorios de Segontia y Ercávica", Hispania Antiqva, 17, 1993 , pp.269-278 ; ABASCAL ,
Juan Manuel y LÓPEZ DE LOS MOZOS , José Ramón, " Inscripciones latinas de Sayatón (Guadalajara)
en Territorium de Ercávica", Wad-al-Hayara, 20, 1993 , pp.357-363. Un epígrafe de Aguilar de Anguita.
dibujado por el Marqués de CelTalbo, también aparece en ABASCAL Juan Manuel y GIMENO, Helena.
Epigrafia Hispánica. Real Academia de la HislOria. Cmálogo del Gabinc/e de A 111 igiiedades , Madrid.
2000, p.130.
17 ABASCAL , Juán Manuel, " Aproximación", p.133.
18
Sobre la epigrafía, CAGNAT, René , Cours dEpigraphie La/ine. Paris , 1914. Vid. sob re criterio s
estadísticos, PEREIRA MENAUT, G , " Problemas de la consideración global de las inscripcion es epigráfica s
latinas" , Papeles del Labora/ario de Arqueologio de Valencia , 9, 1973 , pp.125-152 , Y s u versión
aleman~ , " Probleme der globalen Letrachtung der romisch en Inschriften " , BonnCl' Jahrbu cher. 175 ,
24
,
.:j"... : .
2. A continuac ión, o en primer lugar, caso de fa ltar lo anterior, viene el nombre del
fall ecido, ante el que muchas veces se precisa el nombre de l padre ("hijo de") . Es obvio
que en todos los epitafios aparece el nombre del fallec ido, aunque a veces se baya perdido
por rotura de la pieza. La mención del nombre permite un estudio onomásti co que ofrece
claves sobre las fa mili as y la sociedad.
3. En ocasi ones se indi ca la edad que tenía el fa llecido, raramente con una mayor
prec isión de meses (y hasta de d ías), a veces con indicación de simpl e aproximación,
p(/us) m (inus) , por desconocimiento de la edad exacta 19 . Debe tenerse en cuenta que, por
lo general, los ro manos podían tener cierto conoc imiento acerca del día del natalicio
pero, por e l contrario, una mayor d ificultad para conocer la cantidad de años desde el
nac imiento, sobre todo en las personas mayores ..
4. Después, algunas veces, se i.t1'W ~a e~tll:~sam e nte la identidad o relación con el
fa llec ido que ti ene el dedi cante que sufragaba la lápida, muchas veces el padre o mad re al
hij o o hij a, o del esposo a la esposa o viceversa. En los lugares en los que estaba difundido el esc lav ismo, no es rara ta mpoco la dedicatoria de la lápida de l señor a su esclavo o
liberto fall ecido.
S. F inalmente, se recogen fórmul as tópicas en sig las, cuyo desaITo ll o más compl eto
es el de H (ic) s(itus/a) e(st) s(it) t(ibi) t(erra) /(evis), una especie de RIP de ti empos más
modernos.
6. A veces también se hace al guna invocación pi adosa, de corte dife rente, que puede
ser la petic ión de una oración al caminante (puesto que los cementerios urbanos se ubi caban aliado de los caminos).
Ante unos documentos tan tópicos queda por saber hasta qué punto los hi storiadores
de la anti güedad podemos obtener una informac ión que resulte relevante. Naturalmente,
esa informac ión es muy escasa en cada uno de los casos particulares de una lápida por sí
mi sma; por el contrari o, un estudi o estadí sti co de un número bastante más elevado de
epi tafi os romanos puede ofrece r muchísima más luz a l conocimiento de la anti güedad, en
los as pectos referidos especia lmente a la sociedad. De hecho, ante esta documentac ión
ex isten dos pos ibles líneas de análi sis d ife rentes:
a) Los epitafios latinos como fuentes demográficas, en la funci ón de registros de
defunción. Estos estudi os se inici aron en el siglo XIX, y se han desarrollado, sobre todo,
en e l siglo XX; han ido dirigidos a l estudi o de la población romana a partir de esta documentación. Esta línea de investigac ión se ha centrado en la relación o proporción entre
los sexos, y sobre todo, en la indi cac ión de la edad de los fa llecidos. Se supone que una
muestra amplia, y que sea considerada estadísticamente significativa , podría acl arar la
edad a la que fa ll ec ían los hombres y muj eres de la antigüedad, y si se producían dife rencias loca les, sociales o sex ua les a l respecto. En esta direcci ón han apuntado la gran mayo1975 , pp . 14 1-1 64. Ig ua lme nte, los res ul tados de la "Table Ronde" ce leb rada en M arse lla en 1972 ;
VVAA .. " Ap li cat ivos a I'épigrap hi e des métod es de I' info rm atiq ue" , An/iqui/és Aji'icaines, 9. 1975 ,
pp. 7- 151 : AGU ILELLA , J. y otros. "A plicación de la in ferenc ia estadística a las inscripciones epigráficas
latinas para la dete rm inac ión de su representati vidad", Ac/as de las J Jornadas de Me/odología Aplicada
de las Ciencias Históricas.!. Santi ago de Composte la, 1975.
10 No hay ningú n caso de prec isión de día s en Guada lajara pero sí 3 casos en la provi ncia de C uenca. Vid.
el estud io de C RES PO. Santos y A LONSO. Ánge les, "La prec isión en la edad ele la muerte en la . q~igrafia
fune raria de Hispan ia" , Homenaje a José lvJaría Blázquez. IV, Madri d. 1999 , pp .95- 11 9.
.'"
2S
ría de aquellos que han trabajado a partir de una estadística de las lápidas romanas, unos
para defender la virtualidad de esta metodología, otros para seilalar la inadecuación o la
limitación de la misma 20 .
b) Los epitafios latinos como fu entes soc iológicas . Se trata de una dirección de estudio muy escasamente desarrollada. Desde esta posición se parte de detectar la limitación
y carác ter dudoso de la vis ión demográfica. Porque epitafios no se les ponía a todo el
mundo, ni en todas las condiciones. No es necesario concluir que los muertos con lápida
fueran sólo los más ricos: hay de todo, aunque las prácticas fun erarias de la lápida estaban más relac ionados con sectores acomodados. Hay desproporciones que seña lan una
clara relación de los epitafio s con un sexo determinado (más o muchos más en los hombres que en las mujeres) y con unas edades (en la epi grafía funeraria roman a está ausente
la mortalidad infantil). Vistas así las cosas , las lápidas son una muestra de la socio logía
funeraria , de determinadas prácticas y tendencias que pueden ser curiosas para ilustrar el
conocimiento de la soc iedad romana.
Veremos a continuación algunos aspectos que nos parecen interesantes en lo que se
refiere al conocimiento de la sociedad romana. Para ell o, aparte de otras muestras utilizadas como términos de referencia, vamos a te ner en cuenta tres co lecciones ep igráficas
que son de origen muy des igual, y referidas al territorio que, reconocemos que de forma
difusa, nombramos como la Celtiberia meridional. La inmen sa mayoría de los epígrafes
romanos actualmente conocidos son de los siglos 1, Il y TIl , unos mom entos en los que la
Celtiberia, como región geográfica, llega ba en sus límites del S.E. hasta las tiena s de la
actual provincia de Cuenca 2 1 . Celtiberia co mo una región geográfica , por ejem plo en las
citas de Strabon, es una zona diferente de la Carpetania, al Oeste de la mi sma, o de la
Oretania y Bastetania, ubicada al Sur de las dos anteriores 22 . Dentro de esta Ce ltiberia
romana, de límites difusos, vamos a tener en cuenta tres co lecc iones epigráficas, de contenidos y alcances mu y desiguales:
l. La colección epi gráfica de la provi nci a de Guadalaj ara, qu e hemos trasladado a
tablas estadísticas a partir de las lecturas de las publicaciones ya mencionadas , es decir, de
la recopilación de Abascal completada con los hallazgos posteriores. Se trata, por tanto, de
un conjunto muy amplio en la geografía de procedenci a, pero en la que es impresc indibl e
la consideración unificada debido al bajo número del conjunto. Representa una ep igrafía
de- un medio rural, con habitat disperso, donde aparte de Segontia había algunas pequeüas poblaciones de dimensiones propia s de aldeas (vicus). Deberemos tener en cuenta , en
este caso, que se trata de un a muestra provincial , por lo que los paral elos principales para
la comparación deberán también ser de esta naturaleza (so bre todo en provinci as vecinas).
'" Co mo estudi os fund amenta les menc ionamos lo s de SA LMO N. Pi erre. Popularion er dépopulOlion
da/1.\' l'Empire romain , Bruselas, 1974 ; GARC ÍA MER INO. Ca rm en. Análisis sobre el es rudio de lo
Demogmfia en la anligüedod .,. U/1 l1ue1'O m élodo pora la epoca I'OlI1ana. Va ll adolid . 1974. Dcsde la
publicación de estos trabajo s práct icame nte no ha avanzado la invest igación.
21 GOZALBES, Enri que, «Capl/I Celriberiae. La rierra de CI/enea e/1 las J i/el1les clásicas». Cuenca. 2000.
co n las fuentes literaria s y la di scusió n historiográfica al respecto.
" Vid. rec iente mente, GÓM EZ FRA IL E. Jos; Ma ría . " La geografía de Estrabón y e l orígen de lo s
ce ltíberos". en ARENAS, .L A. Y PALA CIOS. M.V. (eds. ). El origen delmunda celribérico. ACTas de los
enClI el1lros sobre el origen del I17l/ndo celribérico. Malin a, 1999. pp .55-67 .
26
'
.,:.i..•. ; .
En total , apenas tenemos representación de 35 personajes fallecidos. Una cifra que indi ca
la necesidad de adoptar con un carácter estrictamente provisional las conclusiones.
2. La co lecc ión ep igráfica de Valeria, c iudad de pob lami ento celtíbero según las tab las
geográficas de Ptolomeo. Co nstituye una excepción dentro de las ciudades antiguas de la
zona, puesto que su denominación latina puede sign ificar una importanc ia mayo r del
poblamiento itálico-romano en la mi sma. Con unas tierras cercanas fét1 il es, en relación con
el río Soukm (Júcar), buena parte de su territorium se extendía hacia e l Norte, en la actual
SetTanía conquense. La mayor parte de sus habitantes vivía n en el interior de la propia
ci udad, que adquiri ó así unas dimensiones importantes. La colección epigráfica de Va leri a,
descubierta en el siglo XVIII, incluye sobre todo los epígrafes fun erarios23 . En su conj unto, tenemos una muestra epigráfica de alrededoLd~ medio centenar de fa ll ecidos.
3. La colección epi gráfica de SegóbTiga.
E~~ (lj¡')mucha
diferencia , la principal de toda
".
,
la región castell ano-manc hega . La ciudad 'se ha ll aba ubicada en un territorio inicialmente
carpetano, que pasó a ser considerada los inicios de la Celtiberia (caput Ce/tiberiae en
Plinio) con los asen tami entos de celtíberos en el siglo 1a.de c.. Desde la época de Augusto
la ciudad alcanzó un enorme auge económico, derivado sin duda de sus fuertes exp lotaciones de /apis specu/aris. Fue con To/e/um la ciudad romana principal de Castill a-La Mancha, pero ll ama la atención por las escasas dimensiones de su recinto urbano, encerrado en
las murallas augusteas: es indudab le, y así lo documenta la investigación arqueo lógica,
que la mayor parte de sus habitantes vivían en su territorium rural, en aldeas y villa s. La
seri e epigráfica de Segóbriga fue publi cada en su día por Almagro Basch, y se h a comp letado con la publicación posterior de algun as nuevas inscripci ones 2.J • En total , la muestra
epigráfica es ligeramente superior al centenar de fa llec idos .
En estas tres co lecc iones vamos a prestar especial atención a la provinci al de Guadalajara,
cuyo menor número permite un estudio más detallado (aunque de u n va lor más relati vo).
Los datos sobre la provincia de Cuenca, ace rca de la que estamos rea li zando una in vesti gación más detallada, apa recen como términos de compa ración , para confirmar, matizar o
conegir las grandes tendencias que parecen deducirse en el territorio de la Celtiberia
meridional.
DEDICATORIAS A LOS DIOSES MANES
E l uso de la in vocación a los Mane s, que eran lo s es píritu s de los a ntepa ados , se
produce con una inten s id ad much o ma yo r e n un os te rr ito ri o s qu e en otros . Este hecho
hace que rebase la simpl e categoría de un tópico. La vi s ión de las cifras as í lo indi ca con
bastante rotund ida d: e n e l exte nso C o nve nto jurídico C luni ense (e l otro e xtre mo de la
Ce ltibe ri a, seg ún la mención de PI inio) , estudi ado en su día por G a rcía Merino, e l uso de
" Partim os para nuestro estudi o de la recopil ac ión ele RODRí GU EZ COLM EN ERO, Antoni o. "C uenca
rom ana. Contribuc ión al estudio epi grá fi co (1)"'. L l/ cen lt //ll. 1, 1983 , pp. 203-237 , Y "C uenca rom ana.
Co ntri buc ión a l es tudio epigráfic o (10" , Luce n/I//ll. 2 . 198 4. pp .3 19-33 0.
" ALMA GRO BASCI-I. Martín. "Segóbriga /l. II/SC/'ipciones ibéricas. la /inos paganas .\·Ia/inas cris/ianas~l ,
Madrid, 1984 ; REVE RT E. José Manuel , "U n reci nto Fu nerari o en Las Ob rad as de Gas par, Segób ri ga",
Revis/o Cuenca . 3 1-32. 1988. pp.93- 103 : ABASCA L. Juan Manuel y CE BRl ÁN. Rosa ri o, " In scri pci ones
romanas dc Segó bri ga ( 1995 - 1998)"', Sagl'n / I'/ll. 32 . 20 00. pp. 199- 2 14 .
"'.'
27
la fórmula se produce en un 28% de las lápidas, pero con cifras muy dispares según cada
territorio : e n el 68% de los epitafios de la provincia de Palencia , pero só lo en el 11 % de
los d e Alava, en el 12 ' 5% de Zamora , o e n el 17 '5% d e Segovi a 25 . Diferencias que
también ma rcan el neto predominio de la abrevi a tura D.M. sin e l a iladido de la S. d e
sagrados .
En lo que se refiere a l uso de la fórmula, la invocación a los Manes (que en su origen
significaban "Benevolentes"), en los casos analizados no parece que guarde relación con
otros factores tales como el status social que poseía la familia del fallecido , la diferenciación de sexos o la distribución de las edades: el culto no se produce más en hombres que
en muj eres, ni en ancianos que enjóvenes 26 . No obstante, parece necesario aproximarnos
a obtener conclusiones más fidedignas a partir de ejemplos locales o regionales que puedan identificarse. En las regiones meridionales de Hispania podemos detectar el neto
predominio de la fónTIula completa, D(is) M(anibus) S(acrum) , una invocación presente,
por ejemplo, en el 42 ' 6% de los epitafios de la provincia de Granada 27 • En la provincia de
Córdoba, con una muestra epigráfica más grande, eI36 '5% de los fallecidos están bajo la
invocación a los Manes en el epitafio. Por el contrario, la dedicatori a a los Manes es muy
escasa en la zona mediterránea de la Hi spania Citerior.
En la epigrafía romana de la provincia de Guadalaj ara nos encontramos con un caso
concreto de uso relativamente escaso de la dedicatoria a los Manes 28 . En concreto, de los
35 personajes documentados en la epigrafía funeraria, tan sólo 9 (en torno al 25%) uti Iizaron esta difundida invocación. En lo que se refiere al reparto por sexos, se detecta una
notable indiferenci a en el empleo de la in vocación con las mujeres: de los 9 casos, 5 son
hombres y 3 son mujeres (pese a todo, proporcionalmente, se usa más en las muj eres que
los hombres). En lo que se refiere a la' edad, los casos en los que se refleja son muy escasos
como para poder obtener conclusiones significativas : 17, 30, 35 , 50,60 años respectivamente. La media de edad resultante prácticamente no difiere de la existente en el total de la
muestra.
En la epigrafía conquense, de las ciudades de Valeri a y de Segóbri ga, vemos algunas
coincidencias en las tendencias estadísticas. Es más, el uso de la dedicatoria a los Manes
en esta zona es incluso mucho menor que en la provincia de Guadalajara. Así en la epigrafia
funerari a de la ciudad de Segóbriga se encuentra en t0l110 al 10%, mientras en la de Valeria
25
El dato lo hemos obtenido a partir de la recopilación de GARCiA MERINO, Carmen, Población y
poblamien/o en Hispania romana. El Conven/us Cluniel1sis , Vallado lid , 1975.
Es e l caso del estudio de la ex tensa ep igrafía funeraria cordobesa ; GALEANO , G lori a, "Epigrafía
romana de la provincia de Córd oba", Floren/ia Ilib erritana, 8, 1997, p.57, En esta co lecc ión ep igráfica
la dedicatoria a los Manes se produce en el 36 ' 5% de los ep itafios.
27 Datos que hemos obtenido de la recop il ación de PASTOR MUÑOZ , Mauricio y MENDOZA, Angela,
Inscripciones la/inas de la provincia de Granada, Gra nada, 1987. Posteriorm ente no se modifica es ta
relación en STY LOW, Annin U. y otros, en ALFÚLDY, Geza (edi tor), Co/pus Inscrip/ionZ/m La/inarulII.
Volum en Sec vndvm. Edi/io Al/era. Pars V. Conven/us As/igi/anlls, Be rlín , 1998.
" En 3 ocas iones aparecen las siglas D.M.S , en 2 casos D,M. , en 2 DISM., en otros 2 apa rece DISMAN.
yen 1 cada un a DISMAN. y Dis Manibus. En general, como indi ca ABASCAL , Juan Manuel , "Ep igrafía
ro mana", p. 106: "las fórmulas que aparecen en las inscripciones son muy variadas en razón de que la
26
mayor par/e de las piezas son de .lác/lIra local, y que por /an/o, presentan anolllalías sobre los patrones
habi/uales ". A las recopi ladas allí hay q ue uni r el epígrafe de Horna , publicado en I-lispania An/iqva de
1993 , el de AuI'ión, publicado en Wad-al-Hayara de 1992, y e l de Agui lar de Angu ila, con dibujo en la Rea l
Academia de la Historia.
28
.,
ni siquiera llega a esta cifra (en torno a18% de los epitafios). De hecho, las dos ciudades de
la tielTa de Cuenca parecen mostrar las cifras más bajas de invocación a los Manes de toda
la epigrafia funeraria romana de la Península Ibérica. En lo que se refiere a los sexos, en el
conjunto de las dos colecciones conquenses aparece un notable equilibrio, aunque en cifras
relativas la proporción es claramente superior en las mujeres (dado su menor número).
En suma, en las colecciones epigráficas actualmente conocidas se produce una curiosa desviación en lo que se refiere al territorio de la Celtiberia meridional, las actuales
provincias de Guadalajara y de Cuenca. En ellas el culto a los Manes aparece con un
desanollo muy escaso, sobre todo en la zona de Cuenca, pero además recogido de fonTIa
indistinta en hombres y mujeres. Este hecho constrasta con lo que conocemos en otras
colecciones epigráficas del interior de la Península Ibérica, como la provincia de Madrid
(28 invocaciones en los hombres y sólo..4 en la:S>I~\ijeres)29 o la provincia de Albacete (5
invocaciones en los hombres y sólo 2 en 'ras mujerés)30. Por el contrario, en las edades no
parece existir ninguna pauta diferenciada de distribución, y la edad media de fallecimiento de los que utilizan la invocación a los Manes es similar a la general.
El último aspecto que nos parece interesante es el de la fórmula concreta usada para
expresar la invocación. En la provincia de Guadalajara encontramos un neto predominio de
las simples siglas D.M ,con tres casos, seguida de la Dis M y Dis Manibus , con dos casos
cada una , mientras Dis Man. y D.MS sólo aparecen en una ocasión. Este hecho ubica la
epigrafia funeraria de Guadalajara en el contexto de la fónTIula sencilla del D(iis) M(anibus),
sin el aüadido de Sacrun1. Por el contrario, tanto en Valeria como en Segóbriga, las escasas
ocasiones en las cuales se utiliza la invocación muestran un neto predominio del D.MS .
Lo mismo encontramos en la epigrafía de la provincia de Albacete.
Esta diferenciación aparentemente es un simple matiz curioso, que ha pasado desapercibido hasta el momento . No obstante, a mi juicio quizás puede apuntar en una dirección
detelTllinada a confinl1ar en estudios posteriores. En efecto, la repartición del uso del D.M
o del D.MS muestra unas tendencias regionales muy evidentes: en Roma predomina la
primera fónTIula, pero en la Italia meridional lo hace la segunda. De igual fonTIa, en Hispania
la fórmula D.M es la más característica de la Tarraconense}1, pero la D.MS predomina
mucho más en la Bética y en la Lusitania.
Estos datos pueden indicar la existencia de ciertas diferencias, en lo que se refiere a los
influjos funerarios. La zona de Guadalajara, por la proporción relativa del culto, y por la
fonTIa del mismo, muestra una relación mayor con el ámbito celtibérico, en relación con lo
detectado en el Con ven tus Cluniensis. Por el contrario, la zona de Cuenca y la de Albacete
29 La estadísti ca de la provincia de Madrid la hemos obtenido de la recop il ac ión de
KNAPP, R., «La/in
Jnscrip/ions }i"om Cen/ra l Spai17» , Berkeley-Los Ánge les, 1992.
JO La estadí stica de la provinc ia de Albacete la hemos obtenido de la recopil ación de ABASCA L, Ju an
Manuel , Inscripciones romanas de la provincia de Albace/e. Albacete, 1990 , compl etada parc ia lmente
con el trabaj o de ABASCAL , Juán Manue l y SANZ, Rubí, "Novedades de epigrafia romana en la provin cia
de Albacete", A I-Basi /, 33, 1993 , pp.1 3-35 .
31 ALFÚLDY, Geza y otros, Corp vs Inscrip/ionvm La/inarvm. Volumen Sec vndvm. Elidio Al/era. Pars
X I V pars meridionalis Con vel1llls Tarraconensis. Be rlín , 1995, rec oge la totalid ad de los e pígra fes
latin os conoc idos en la zona de Val enc ia. El culto a los Manes tan só lo se mani fiesta en el 15% de los
fa ll ecido s, con el uso genera li zado de la formul a D.M .. En todo caso, apa rece en un a proporción algo
mayor en las mujeres ( 18'5%) que en los hombres (10 ' 5%), según los cálculos que hemos rea li zado sobre
'0, :
unos 500 epitafio s aquí recogid os.
29
parecen recibir otros influjos diferentes, la primera en relación con Valencia, y la segunda
con regiones meridionales de la Alta Andalucía. No obstante, estas tendencias estadísticas ahora detectadas deben entenderse con prudencia, al ser poco numerosas las colecciones epigráficas de estas provincias.
SISTEMA ONOMÁSTICO
El sistema onomástico de los fallecidos , documentados en las lápidas, muestra unas
muy evidentes características en la provincia de Guadalajara. Es muy minoritaria en ella la
utilización de un simple nombre para el fallecido , que sólo se produce en torno al 10% de
los casos, yeso que nos hallamos ante una población de una muy fuerte pervivencia
indígena. Por el contrario, casi un 70% de los fallecidos, cuya lápida seha conservado ,
llevan el sistema de duo nomina, muestra de romanización, mientras en torno al 20%
restante usan el sistema típico romano de tria nomina (indicador definitivo de la ciudadanía romana)32. Se trata en este caso de una proporción similar o algo inferior de tria
nomina a la media general de Hispania, muy superior en lo que se refiere a duo nomina, y
muy inferior en el uso del simple nombre, sea el nomen o el cognomen.
¿Cómo interpretar estas tendencias estadísticas? En teoría puede ser un síntoma de
que existía en telTitorio de Guadalajara una intensa romanización . Pero la escasez de la
producción epigráfica conservada, y el propio carácter de la escritura lapidaria, y de sus
soportes materiales, apuntan con mayor verosimilitud en otra dirección. A mi juicio, la
muestra epigráfica de Guadalajara demuestra el uso de la epigrafía por parte de un sector
más restringido de la población, el que adoptó con mayor facilidad las fórmulas familiares romanas. La adopción de un sistema de dos nombres parece así generalizado, pese a
tratarse de una población eminentemente rural.
En los casos concretos de las ciudades de Valeria y de Segóbriga encontramos estadísticas que son algo dispares. En Valeria, entre los fallecidos encontramos un uso muy
predominante (en tomo al 70%) del sistema onomástico de duo nomina]; . La proporción
se equilibra bastante más en la onomástica no de los fallecido s sino de los dedican tes de
la lápida. Por el contrario, en Segóbriga hay un predominio bastante equilibrado de los
fallecidos que se reflejan con simple nomina y con duo nomina. En total, sumando las
colecciones de las dos ciudades romanas de la zona de Cuenca, uno de cada tres fallecidos
lltilizaba un solo nombre, en tomo a la mitad el sistema de dua nomina, mi entras la tria '
nomina tan sólo aparece en torno a un 15%. Unas cifras bastante más cercanas a las de la
La Tria Nom ina aparece en los epi ta fios de Tito Aemili o Fl aus, aparec ido en Bujarrabal, de Ga io
Aemilio Clouti co, desc ubi erto en Espinosa de Henares, de Marco Messio Abascanto, en Guadal ajara, y de
Tito Ae mili o Severo, aparecido en Marchamal o. En todo caso, de los cuatro, dos ti enen la in vocación a
los Man es, y tres de ellos ti enen expresada la edad de fall ec imi ento: 60, 30 Y 75 aii os res pect iva mente.
También tres de ellos ti enen indicación de qui en fu e el dedi cante del epitafio.
33 De hecho, la fórmula ca racterí stica de la sociología fun erari a en Val eria , con los ejemplares conocidos,
era la del nombre del personaj e (normalmente du o nomina) encabeza ndo la lápida, y desp ués una breve
referencia final del tipo H.S. E . o S. T T L.. En el siglo XV llI recogi ó los dibujo s de es to s epita fi os ,
MATEO LÓPEZ, «Memorias históricas de Cuenca y su Obi.spado», edici ón de GONZÁ LEZ PAL ENC IA,
Ange l, Cuenca, 1949, pp.12 3-1 24.
31
30
media hispana que a las de la provincia de Guada lajara. No obstante, nos parece difícil el
obtener conclusiones más o menos certeras al respecto.
Respecto a los nombres utilizados por los personajes masc ulinos, vemos a lgun as
diferencias entre la serie epigráfica de Cuenca y la de Guadalajara. En la provincia de
Cuenca, los nombres (praenom ina) más utilizados siguen muy directamente las pautas de
los documentados en la epigrafía hispana. Así los tres nombres más documentados, Lucius,
Gaius y Marcus, son los mismos que encontramos en el conjunto de la ep igrafía hispana.
Por el contrario, en la provincia de Guadalajara, junto a la utilización de praenomina de
origen indígena, encontramos una fuerte variedad entre los fallecidos , destacando como
el más utili zado el de Tito , seguido del de Luci o,4 .
MENCIÓN DEL DEDICANTE DE LA LÁPJ1)~ ,,~
, : ..
, .
El dato de la persona concreta que sufragaba o dedicaba el epitafio es otro de aquellos
que se considera tópico en la ep igrafía latina. Según la clasificación realizada por Hopkins,
estudi oso de la demografía a partir de las lápidas romanas, las mismas pertencen a tres
grupos principales 3) :
1. Las que recogen la edad del difunto.
2. Las que mencionan la identidad o parentesco del dedicante.
3. Las que recogen al mismo tiempo los dos datos .
Puede oC lllTir que fuera el propio fallecido el que hubiera pagado, antes del fallecimiento, el entierro y la lápida, o puede ser que lo hiciera un determinado colegio funera rio. La ex istencia de colegios funerarios en la epigrafía se manifiesta, en esta zona, en la
ciudad de Segóbriga. Pero en estos casos se indica só lo excepcionalmente de una fomla
expresa. Hay ocasiones en las que se refiere el dedicante 'del epitafio, que debemos pensar que coincidía con el heredero de los bienes del fallecido . El análi sis de las distintas
colecciones epigráficas hispanas demuestra la existencia de variantes, zo nas en las que se
recogía con cierta frec uencia la identidad del dedican te, y otros territorios en los que este
dato se silenciaba. Nos hallamos ante un claro reflejo de una determinada socio logía
funeraria , en quedar expresamente recogido un cierto protagonismo en la piedad ante el
fallecido .
En la ep igrafía funeraria de la prov incia de Guadalajara, en torno a135% de los fallecidos documentados tienen en la lápida expresada la identidad del dedicante del epitafio. Se
trata, en genera l, de una proporc ión algo más e levada de la que suele ser corriente en el
conjunto de la ep igrafía de Hispania. También, nuevamente, existen una acusadas diferencias entre las zonas: en las regiones meridionales no es muy frecuente , pero en la región
valenciana aproximadamente uno de cada tres epitafios recogen la identidad del dedicante.
" En la epigrafía roma na de .la provincia de A lbac e te ex íste una fuerte presencia de Lucio como
praenomína , seguido de Caio. Vemos un a presencia de praenominG simil ar a la de Cuenca , y (a l menos
aparelllcmente) diferente a la de Guadalaja ra. En lOdo caso, sob re los nombres de los hi spano-roman os,
vid. e l extenso y docu mentado catá logo de ABASCAL , Juan Manuel , Los nombres p ersonales en las
inscripciones la finas de H ispania , Murcia , 1994.
HOPKJNS. K. , "On the Probab le Age Structure of Roman Populati on", Poplllafion Sfudies, 20, 1966 ,
pp.245 Y ss..
" ~'
J5
31
Dentro de los distintos casos, en la provincia de Guadalajara y por este orden, encontramos la dedicatoria por parte de una mujer de la que se ofrece el nombre( en algunos
casos, es de suponer, sería la esposa del fallecido) y del marido de la mujer fallecida ; en
segundo lugar, la dedicatoria de los patronos de libelios, de la esposa del fallecido o de su
propio hijo; tan sólo en una ocasión se recoge de fonna expresa al padre como dedicante
del epitafio.
Aparentemente, en los ep itafios romanos de Guadalajara priman netamente las relaciones conyuga les sobre las paterno-filiales 36 • Del total de casos expresados, en tomo a la
mitad de las dedicatorias recogen la identidad del esposo/a superviviente, que tiene el
recuerdo para su compañero/a. Por el contrario, las relaciones paterno-filiales (de padres
a hijos o a la inversa) constituyen só lo la cuarta parte del total de las ocasiones en las que
se menciona la identidad del dedicante. En todo caso, alguna posible e importante matización pueda efechJarse a la luz de lo que recogemos en el siguiente epígrafe.
En Valeria y en Segóbriga es todavía más fuerte la proporción de los casos en los que
se expresa la identidad del dedicante. En concreto, casi el 40% en Valeria y casi el 70% en
Segóbriga. En Valeria los casos más frec uentes, por este orden, SOI1 la dedicatoria de los
padres a los hijos, la dedicatoria de los hijos a los padres, las dedicatorias entre hermanos
y, finalmente , la dedicatoria entre amigos. Al contrario que en Guada lajara, podemos observar como priman muy netamente las relaciones paterno-filiales sobre las conyugales.
Variante muy curiosa, por cuanto en general la epigrafía funeraria romana parece primar
tendencias simi lares, en concreto por este orden: dedicatorias de los padres a sus hijos,
dedicatorias entre esposos, y dedicatorias de los hijos a sus padres.
Especialmente interesante parece el análi sis del caso de Segóbriga. Sobre todo porque
la ciudad, en la fronte ra entre la Ce ltiberia más meridional y la Carpetania, presenta una
fuerte proporción de expres ión del dedicante de la lápida. Esta indicación parece un elemento sustantivo de la sociología funeraria, por lo que los datos son de gran impOliancia,
y aproximados a la totalidad de la muestra. Pues bien, en Segóbriga las dedicatorias más
numerosas, por este orden, son las de los hijos a sus padres, de los padres a sus hijos,
dedicatorias entre esposos y dedicatorias entre hennanos. En cifras , las re laciones paterno-filiales suponen en tomo al 63% de los casos, y las conyuga les en tomo al 23 %. 37
SEXO DE LOS DEDlCANTES
¿Son los hombres o las mujeres los más numerosos entre los dedicantes de los epita- •
fios? El tema parece interesante por cuanto de aquí pueden deducirse algunas explicaciones sobre la sociología funeraria y, desde luego, rechazarse otras que se han fOnTIulado en
algunas ocasiones. En una sociedad de laboratorio, i!Teal en todo tiempo y lugar, la mitad
Lo mi smo vemos, por ejem pl o, en la ep igrafía funeraria de la provincia de Va ll ado lid , con 6 lápidas
puestas por e l esposo/a superviviente, frente a 3 entre padres e hijos; MAÑANES , Tomás y SOLANA ,
José María , «Inscripciones de época romana de la provincia de Valladolid», Va lladolid, 1999. Tamb ién
en Albacete, en los escasas ocasiones en las que se menciona la identidad del dedicante, vemos predominio
de las re laciones conyugales sobre las paterno-fi liales.
J7 En la provincia de Valencia, en la nueva edic ión del CfL. , hemos contab ili zado 4l epitafios ded icados
entre esposos , 38 por parte de los padres, 25 por los hijos, l5 por libertos a sus patronos, como casos más
num e rosos.
36
32
de los epitafios sería puesto por cada uno de los sexos. Pero en la vida rea l se han dado
factores que alteran en profundidad esa teórica paridad , por ejemplo, en la actual idad los
hombres mueren antes que las mujeres. Además, dada la enorme desigualdad delmatrimonio romano (el varón ll egaba al mismo entre 6 y 14 afios mayor que la hembra), es obvio que
debería haber más mujeres dedican tes.
La principal dificultad, sin duda, deriva del hecho de que só lo en ocasiones se indica la
identidad o nombre del dedican te. A el lo se une el carácter discutible de algunas atribuciones, por ejemplo, cuando en la láp ida se indica "siervo de", o "liberto de", que ap unta a
que el dedicante fue el patrono (pero no es enteramente seguro). En todo caso, aceptando
el carácter discutible de las cifras, en la epigrafia funeraria de época romana en Guadalajara,
en torno a l 62% de las lápidas fueron dedicad.a~ por hombres, y el 38% restante por
mUJeres.
.
;:. ' ~',
Así pues, desproporción evidente en'el' reparto'de sexos. Es muy significativo que esta
misma tendencia, aún aumentada, aparezca en los otros dos casos analizados en la Ce ltiberia
meridional. En efecto, en Valeria en torno al 70% de los dedican tes de los epitafios son
hombres. En Segóbriga, cuyos datos tienen mucho va lor por indicar muchas veces la
identidad, los hombres eran en tomo al 75% de los dedicantes. Así pues, en el conjunto de
la Celtiberia meridional podemos deducir cifras entre el 62% y el 75% de dedicantes de sexo
masculino.
Estos datos nos refieren una realidad que no puede ocultarse y que nos muestra un
magnífico dibujo de la sociedad romana en estas tienas. No se trata de un hecho privativo
de la Celtiberi a meridional , puesto que se produce también en la colección epigráfica de
Albacete, de ámb ito oretano-bastetano, y de Madrid, de ámbito carpetano: los hombres
dedicaban muchos más epitafios que las mujeres. Esas cifras de la Ce ltiberia meridional
van del 62 al 75%, lo que a grandes rasgos significa que los hombres dedicaban dos de
cada tres epitafios 38 .
Así pues, no se cumple la previsión ap riorística de que las mujeres dedicaran más
epitafios a los hombres por sobrevivir a ellos por el desigual matrimonio. Podemos, por
tanto, centramos en dos posibilidades estadísticas alternativas :
a) Pese a la diferencia de edad, al llegar al matrimonio, la mortalidad femenina era tan
fuerte que sus maridos las seguían sobreviviendo .
b) Existencia de fuertes diferencias en la sociología funerari a, derivada de la economía
y la sociedad: los hombres dedicaban y sufragaban muchas más lápidas que las mujeres
debido a su predominancia socia l.
Para optar entre estas dos interpretaciones debemos tener en cuenta que la primera de
ell as con llevaría e l que los hombres hubieran dedicado más epitafios a las mujeres. Sin
embargo, en el conjunto de la colección epigráfica de Guada lajara podemos observar que
son más los casos contrarios: 8 hombres dedican epitafios a mujeres (e l 47%), mientras 5
mujeres dedican epitafios a hombres (el 30%).
Más significativas son todavía las cifras referidas a Valeria y a Segóbriga, con unos
datos no enteramente coincidentes pero sí comp lementarios. Porque en las urbes
Por el contrario, en la región valenciana, nuevamente con datos tabulados a partir de la nueva edición
del ClL. , las mujeres aparecen como dedicantes de poco más de la mitad de los ep itafios.
3x
"r
33
conquenses la máxima proporción viene significada por las lápidas dedicadas por un
varon a otro. En concreto, en la zona conquense casi e140% de los epitafios, de los que se
deduce el dato, estaban dedicados por un hombre a otro, seguido por cerca de un 28% de
dedicatorias de un hombre a una mujer, y menos del 20% de dedicatorias de una mujer a
un hombre.
Estas cifras descartan la primera de las explicaciones recogidas más arriba. En
Guadalajara los hombres dedican más inscripciones a las mujeres que a la inversa, pero
en las ciudades de Cuenca la fuerte desproporción viene marcada por las dedicatorias de
hombres a los propios hombres. Los sentimientos son un magnífico reflejo de la sociedad. El predominio en el papel masculino es reflejo de la posición superior en la sociedad
y en la familia. Parece, por tanto, un elemento mucho más relacionado con la sociología
funeraria que con la demografía.
IND1CACIÓN DEL PADRE DEL FALLECIDO
Con el nombre del finado , siempre recogido, y mezclado con el mismo, aparece el
nombre del padre en muchas ocasiones. Esta referencia es relativamente escasa en las dos
ciudades de la zona de Cuenca, y normalmente recogida cuando no se menciona el nombre
del dedicante del epitafio. Ello puede hacer pensar que en estas ocasiones, en una proporción importante, podía ser el propio padre el que mandaba hacer el epitafio para su hijo/a
fallecido/a. No obstante, en el caso de la epigrafía funeraria de la provincia de Guadalajara
encontramos una variante bastante importante: son numerosos los casos en los cuales se
menciona el nombre del padre.
Así pues, nos encontramos aquí con una peculiaridad de la sociología funeraria en
esta zona. En Valeria el nombre del fallecido en muchas ocasiones se acompaüa del dato de
la edad, en Segóbriga de la identidad del dedicante, mientras en Guadalajara es frecuente
la edad y la indicación del nombre paterno. Aplicando un sencillo cálculo estadístico
podemos observar que en el 85% de los casos detectados se trata de hombres fallecidos,
y que en el 92% no se menciona la identidad del dedicante . El cruce de estos datos hace
muy verosímil la hipótesis de que en la mayor parte de los casos nos hallamos con epitafios puestos por el padre (varón) a su hijo fallecido (varón), recogiendo su nombre pero no
como dedicante . La edad media, en torno a los 26 años, de estos fallecidos es inferior a la
media general y también favorece la explicación. Así pues , otro dato de sociología funeraria local parece alterar las cifras estadísticas antes recogidas (predominancia de las relacio- ,
nes conyugales sobre las paterno-filiales).
SEXO DE LOS FALLECIDOS
Hemos visto la ex istencia de un número mucho mayor de varones entre los dedicantes
de los epitafios. Ahora nos interesa completar el análisis con la constatación, en este caso
mucho más completa, del reparto de sexos entre los recordados en las lápidas. Desde el
punto de vista demográfico está muy difundido el concepto de sex ratio , que indica el
número de varones por cada cien hembras. La sex ratio normal en el nacimiento, por
razones naturales, es de 105, puesto que nacen 1 '05 hombres por cada nacimiento de
34
b:i;.•. : .
mujer, lo cual recogen todos los estudios demográficos en poblaciones estables en situación normalizada.
La desv iación sobre estas cifras, en los epitafios funerarios, puede deberse a razones
demográficas, interpretadas por unos autores, o a razones sociológicas, como podemos
aplUltar otros. Unas diferencias que siempre se producen a favor de los hombres, como
veremos en las cifras. En una dish'ibución por grandes territorios , Italia, Egipto y el África
Proconsular tienen una sex ratio en torno a 140, en Roma es de 131 , mientras en Hispania
es bastante mayor la proporción de mujeres, con una sex ratio entre 126 y 130. No obstante, como veremos más adelante, existen muy notables diferencias entre tenitorios.
Constatemos primero las tendencias de las cifras en la Ce ltiberi a meridional. En la
provincia de Guadalajara ex iste un neto predominio de los hombres, entre los que son
recordados en los epitafios. La sex ratio .'¡,e disp~j!~' llasta unas cifras cercanas a 218. Si el
hecho respondiera realmente a causas deniográficas nos encontraríamos con el chocante
caso de que en Guadalajara, en época romana, habrían existido el doble de hombres que
de mujeres. La realidad más lógica que debemos interpretar es que los hombres eran
recordados en lápidas el doble de veces que las mujeres. Nuevamente nos hall amos ante
socio logía funeraria y no ante demografía.
Un estud io simi lar con las co lecciones epigráficas de la provincia de Cuenca conduce
a resultados que apuntan en la misma línea. En Va leria, entre 44 personajes fallecidos , la sex
ratio es de 131 , como vemos sim il ar a la medi a de Hispania, e idéntica a la de Roma capital.
Por el contrario, en Segóbriga la presencia de los hombres es muy superior, de tal forma
que la sex rafio e ntre los fallecidos es de 169. Sumando ambas colecciones detectamos
una sex rafio en torno a 1SS , muy elevada au nque mucho más baja que la de Guadalajara.
En todo caso, las cifras de la Celtiberia meridional son coherentes con las que conocemos en otras zonas del interior de la Península Ibérica. La sex ratio más baja se produce en
region es de la Bética, de la Lusitania, y en genera l también de la costa meditelTánea. En
Anda lucía la cifra estab lecida está en torno a 115 ; también 11 7 es la cifra que hemos
calcul ado sobre cerca de quinientos epitafios romanos en la zona de Valencia (edici ón
nueva del CfL.). Por el contrario , en el interior de Hispania las cifras son muchísimo más
elevadas: 163 en Astúrica (Astorga) , 170 en el Conventus Cl unien sis, 268 en la provincia
de Madrid, 233 en la provincia de Albacete, 226 en Carpetania (según el estudio de Balil)39 .
Todos estos datos reflejan una presencia mucho menor de las mujeres en las tierras del
interi or peninsular. Sobre todo , en Celtiberia, Carpetania, en Bastetania y en la Oretania
manchega, aparentemente el papel supeditado de la mujer tiene evidente plasmación en la
soc iología funeraria. E l gasto de la dedicatoria de una lápida era voluntario, puesto que la
mayor pa11e de las tumbas romanas en las necrópolis carecían de epitafio . Vemos como los
hombres tenían muchas más posibilidades de ser recordados que las mujeres: el hijo que la
hija por parte de sus padres, el padre que la madre por parte de sus hijos, el esposo por la
esposa mucho más que a la inversa , o el hermano por la hermana , más que en el caso
Contrario.
,. E l estudi o de BALLL, Alberto. " La duració n media de la vid a en la Ca rpetania romana", Revista d~
.1' Museos. 61. 1955. pp.2 87-292. fue pion ero en este tipo de estudios e n ( as,till aLa Man cha, pero tan só lo se ocupó de intentar es tabl ecer las c ifras de supuesta espera nza de v id~ '
Archivos. Bibliotecas
35
Los datos estadísticos nuevamente parecen señalar la existencia de diferencias sensibles en este telTitorio de la Celtiberia meridional. La sociología funeraria prima mucho más
todavía a los hombres que a las mujeres en la zona de Guadalajara, en este caso de forma
similar a la de A lbacete (co lección conservada), y en la misma línea que se detecta con
facilidad en la Carpetania. Por el contrario, la tien·a de Cuenca, aún con la misma tendencia
androcéntrica, no obstante, parece señalar una especie de término medio entre tierras
interiores y meridionales. Las hipótesis para explicar este hecho resultan difíciles, pero es
probable que, junto a unos determinados influjos, indique el impacto de una mayor intensidad de la vida urbana.
EDADES DE FALLECIMIENTO
La edad media de fallecimiento es, sin duda, el elemento más estudiado en las lápidas
romanas; de hecho, este dato es el ana lizado en la inmensa mayoría de los trabajos de
investigación. Sin embargo, nosotros somos muy escépticos al respecto, a la luz de los
argwnentos aportados en diversas ocasiones. En los ep itafios romanos está prácticamente ausente la mortalidad infantil , y sabemos a la perfección que la misma fue altísim a en
todas las sociedades agrarias anteriores al siglo XiX. Básicamente, de acuerdo con el
modelo de la Francia del siglo XVIII, podemos concluir que de cada cuatro nacidos vivos,
uno moría antes del primer año de vida, y otro más antes de cumplir los ve inte años. La
mortalidad infantil está prácticamente ausente de las lápidas romanas, lo que refleja claramente que la costumbre era la de no erigir epitafio a los bebés fallecidos. En las provincias
de Cuenca, Albacete, Guadalajara y Madrid, el número de los fallecidos antes de los 5 aIlos
de edad, sobre el conjunto de los que mencionan la edad, no supera el 4%.
A lo anterior debemos sumar otros facto res. La expresión de la edad de los fa llecidos
tan sólo se produce en ocasiones. Según la soc iología funeraria de cada lugar, o región, así
se efectúa o no . Pero estas costumbres de las familias o herederos, y de las tendencias de
los epigrafistas, influían de forma notable en la adopción de una fórmula lap idaria con la
edad o sin ella. Muy frecuente en la Bética, alcanza e145% en el extenso convento Cluniense,
e l 63% de las lápi das en Madrid. En la provincia de Guadalajara encontramos en torno al
45%, mientras en la provincia de Cuenca en tomo al 50% en Valeria, pero poco más del 20%
en Segóbriga. No cabe duda de que algLll1as tendencias de reflejo de la edad, más en unas
qLle en otras, pueden alterar y mucho la edad media resultante.
En un trabajo de estas características, no es conveniente entrar más en detalles generales no
deducidos di rectamente de una muestra concreta. En todo caso, como botón de muestra, podemos señalar el fenómeno del desconocimiento exacto de la edad que tenía el fallec ido. Es cieno
que no se produce en los primeros 20 años, puesto que en esos casos los padres conocía n
bastante precisamente la·edad de sus hijos. Pero a partir de aquí se produce un indudab le
redondeo de la edad, puesto que en la Celtiberia meridional no parece extendida la costumbre
de l p(lus) m(inus) . Es indudable este redondeo en los múltiplos O y 5 . Por ejemp lo, en la
provincia de Guadalajara el81 % de las edades terminan en estas cifi:as, cuando sólo correspondería el 20% .. No se conocía exactamente la edad del fa llecido, razón por la que se calcula una
cifra aproximada más o menos " redonda" . En la provincia de Cuenca, este hecho parece mucho
más cOITiente en Valeria que en Segóbriga.
36
.:1;.-. : ..
Compaliimos la idea expresada en su día por García Merino, acerca de que la edad
media de fallecimiento recoge un dato inexpresivo por sí mismo, resultante de establecer
la suma de años vividos y dividiéndola por el número de individuos. Sin embargo, es el
dato utili zado y recogido de forma cOlTiente en los estudios sobre la mortalidad de época
romana . La edad media en las inscripciones romanas de la provincia de Guadalajara es de
treinta y seis años y medio, mientras en la provincia de Cuenca (con grandes diferencias
entre Valeria y Segóbriga) apenas a lcanza los treinta y cuatro años , La cifra resultante en
Guadalajara es ligeramente más baja de la media del conjunto de las Hispaniae. En general , nos encontramos con cifras algo baj as, pero nos parece difícil obtener conclusiones de
estos datos 40 ; en general, los mi smos pueden estar fuertemente sesgados por las tendencias de sociología funeraria apuntadas, entre ellas, la no indicación de la edad en unos
sectores , o la predominancia de la dedic~¿,ión de.·l ~·pidas para los hombres.
DIFERENClASDE MORTALIDAD ENTRE HOMBRESYMUJERES.
El reparto de las edades de defunción, en las lápidas romanas de la provincia de
Guadalajara es el siguiente: }
• Hombres : 18, 19, 30, 30, 30, 50, 50, 60 Y75 años.
• Mujeres: 15, 15 , 17,30, 40, Y 70 años.
• Indeterminado: 35 años.
Esta muestra refleja una edad media de fall ecimiento poco superior a los 40 años en los
hombres y ligeramente superior a los 31 años ei11as mujeres. Se trata de una diferencia muy
notable, de casi 9 afios entre unos y otras. Para darle un vaLor real, los resultados tendrían
que ser similares en otros lugares analizados. En la Celtiberia meridional vemos confirmación de esta tendencia. Por ejemplo, en la muestra epigráfica de Valeria, la edad media de
fallecimiento de los hombres es de 39 ' 5 afios , y la de las mujeres en tomo a 33 ' 5 años.
Segóbri ga tiene una muestra epigráfica con resultados "aberrantes" en las edades, pero
en todo caso muestra unos 29 aiios para los hombres, y unos 24 ' 5 años para las mujeres,
La coincidencia debe considerarse estadísticamente significativa, Así, en la provinci a
de Guadalajara la muestra señala unas diferencias de 9 años, en la ciudad de Valeria en
torno a los 6 años , y en Segóbriga de 4 '5 afios. El valor de los datos concretos es muy
relativo pero no lo parece la coincidencia de las tendencias, Es cierto que la misma se
muestra en la gran mayoría de los casos analizados en otras regiones, y en el conjunto del
.0 A lg unas edades medi as de fa ll ec imi ento obtenidas son las sig ui entes : Asturica A ugusta (cerca de 36
aiios) ; Co n ventu s C luni ens is (39'S a11 0s) ; pro vin c ia de Va ll ado lid (45 aI10s); Ca rpetani a (cá lcul o de
Bal il. 44 3110S), pro vi ncia de Madrid (poco má s de 4 1 aI10s) , prov inc ia de A lbacete (en torno a los 40
afios); zo na de Va lenc ia (e n torno a los 37'5 a110s) ; provin cia de Córdoba (38 '4 años); provincia s de
Granada y Al mería (37'7 aI10s); ci udad de Gades (39'3 aI10s); media de la Bética (39' S años),; media de
la Lu sitania (37'4 aI10s); media de Hi span ia (36 ' 7 a110s), S i al respecto de esta s cifra s rea li zamos una
proyecc ió n de mortalidad infa ntil , la esperanza ele vida en é poca romana, en el momento del nac imi ento,
deb ía rondar los 30 3110S de edad, lo qu e parece coincid ir con un texto del jurista U lpi ano. No obstante,
es c ierto q ue las cifras más a ltas de todo el mundo ro mano se obtienen en e l NOIte de Áti-ica , y después
(a bas tan te di sta ncia) en Hi span ia. ¿Pu ede se r un sí ntom a de la ma yo r sa lubridad de l c lim a y de la
alim entaci ó n de un Mediterráneo cá lid o? Las di sc us ion es a l res pecto pueden ser interminabl es,. sQ bre
todo a partir de las cifras obtenidas en la Meseta.
'f
37
Imperio romano. A la luz de estos datos parece indudable que en la Ce ltiberia meridional , al
igual que en el conjunto del mundo romano, las muj eres que superaba n los 20 afios morían
a unas edades algo más tempranas qu e los hombres 41 • No obstante, hay casos excepciona les: en e l Convento Cluniense la esperanza de vida de ambos sexos, a los 20 años, era
muy similar, mientras en Madrid y en Toledo (la Carpetania) los datos conocidos in vierten
la relación. En los cá lculos rea li zados sobre el conjunto de Hispania, a partir de cerca de
2.000 epitafios recogidos en el C1L. , la edad media de fallecimiento de los hombres es 3
años superior a la de las mujeres.
En lo que se refi ere a las edades con máxima mortalidad, podemos observar en la zona
de la Ce ltiberia meridi onal que la mi sma se encuentra entre los 21 y los 30 ai'ios. Se trata de
un fenómeno muy similar a l que apa rece documentado en e l conjunto de la epigrafía
hi spana . Es muy probable que este hecho se deba tanto a factores de origen demográfico
como de origen sociológico. Se trataría de una población con una fuerte proporción de
personas en esa edad , en una estructura demográfica que en ocasiones se ha comparado
con la ex istente en la India en 1930. Pero también nos parece probable que nos encontremos ante una edad fundamental , en la que el fallecido pod ía ser recordado en mayo r
proporción por sus padres (todavía vivos en muchos casos) o por su esposo/a superviviente.
FÓRMULA FINAL
De nuevo, la visión tópicas de los epi tafios latinos ap unta a l esterotipo de la fórmula
final. No obstante, la mi sma no se da en todos los casos en el territorio de la Ce ltiberia
meridional. Por ejemplo, en la provincia de Cuenca es algo más frecuente en Segóbriga,
pero muy escaso o excepcional en Valeria. Por e l contrario, esta fórmula final, alusiva a l
lugar de enterramjento y/o a la levedad de la tierra (una especie de RIP) fue de uso muy
corri ente. Poco más del 70% de los enterrados con láp ida recog ieron esta fórmula en sus
ep itafios.
La fórmula más corriente es la más completa en el texto: H(ix) S(itus/ a) E (st) S(it)
T(ibi) T(erra) L(evis). En la provincia de Guadalajara la encontramos en 11 casos. En
segundo lugar tenemos la fórmula parcial H(ix) S(ilus/a) E(st) , utilizada en 10 ocasiones.
Variantes al respecto tenemos en S(it) T(ibi) T(erra) L(evis) usada en 3 ocasiones. Finalmente, en una ocasión simpl emente se in vierten las siglas: S(itus) E(st) H(ic).
El uso de esta fórmul a, referida a la levedad de la tierra, tan corriente en la zona de
Guadalajara, tiene ciertamente sus paralelos en e l conjunto de Hi spani a. La fórmula más o
menos tópica en e l conjunto de tierras penin sulares no se da por igual en todas las partes.
Así es corriente en las Hispaniae, en el Norte de África y en e l caso concreto de la ciudad
de Roma, pero en el resto só lo aparece de forma esporád ica 42 .
" En la region de Valencia. con un estudi o de cas i 500 epita fios (de los que recogían la edad de fall ecimiento
más dc la mitad), la edad medi a de los hombres es de 40 '8 afios y la de las mujeres de 34 ' 3 mios. Todos
los estudios de grandes colecc ioncs de epitafios apuntan a la ex istenci a de estas diferencias: el estudi o dc
casi 2,000 epitafios con edades, e n la prim e ra edición del e /L .. mo stró un a dife re ncia d e 3 a¡'ios e n
Hi spa nia
" LATT IMORE, R. , Th emes in Greek ond LC/fin Epilaphs. Urbana ( 1II inoi s ). 1962. pp.65 Y ss .
38
. :.i.1.:'. : /'
Los datos que recogemos también pueden ponerse en relación con las tendencias
estadísticas de la epigrafía hispana en otras zonas. El uso de la fórmula, en su versión más
completa, se produce de forma generalizada en la Bética. Por el contrario, en la región
valenciana la misma es excepcional, apenas aparece en un 15% de los epitafios. Y de
ellos, prácticamente la totalidad uti Iizan la fórmula más simple, la de H(ic) S(itus/a) E(st) .
De nuevo nos encontramos ante indicios de la separación entre los textos lapidarios de
Guadalajara y los de la costa levantina, con la cual, sin embargo, parece más en relación
la población romana de Cuenca.
CONCLUSIONES
El análisis realizado señala la importancia ,x 4! 'necesidad de que se realicen estudios
estadísticos sobre la epigrafía latina de' natu~até~.~ funeraria. Sin duda, se trata de un
trabajo problemático, en su metodología y en su dirección, con unas conclusiones que
siempre podrán ser puestas en discusión. Sobre todo, destacamos el hecho de que las
colecciones epigráficas, salvo en el caso de Segóbriga, no son muy numerosas, lo que
dota de fuerte relativismo las conclusiones que alcancemos.
No obstante, si en el momento actual tuviéramos un conjunto más completo de estudios provinciales o regionales, sin duda, podríamos obtener conclusiones más certeras, en
lo que se refiere a diversos aspectos de la literatura epigráfica. En todo caso, nosotros
apuntamos tres líneas de conclusiones provisionales a partir del análisis que nos ha
ocupado:
l. En el debate sobre la representatividad, real o no, de los epitafios latinos, hay
diversos datos que apuntan a la fuelie limitación de las conclusiones demográficas. Si
hiciéramos caso de las mismas, tendríamos que pensar que no existía la mortalidad infantilo que había (en todo el centro peninsular) el doble de hombres que de mujeres. Nada
garantiza que se pusiera epitafio, primero, y que opcionalmente se indicara la edad, segundo, por partes iguales en cada grupo de edad. Por otra parte, las edades que se reflejan
son aproximadas, por ser muy evidente un fenómeno de redondeo (en los múltiplos de O
y de 5). El análisis de los datos de la Celtiberia meridional , mucho más incluso que en otros
casos , demuestra que la muestra conocida está fuertemente sesgada desde el punto de
vista demográfico. En este sentido, son fuentes demográficas muy pobres, pero, por el
contrario, magníficas fuentes para el estudio de la sociedad pues reflejan la sociología
funeraria.
En todo caso, un dato demográfico sí aparece con notable frecuencia: una edad de
fallecimiento más alta en los hombres que en las mujeres . Este hecho aparece con una
repetida frecuencia en todos los estudios, por mucho que los datos obtenidos sobre
"edades medias defallecimiento" tengan un valor muy relativo. Pero la reiteración parece
señalar claramente que es un hecho estadísticamente significativo. Ello quiere decir que en
época romana, en la Celtiberia meridional como en el conjunto del mundo romano, y a la
inversa que en la actualidad, las mujeres fallecían a unas edades algo más tempranas que
los hombres. Vemos confirmación de este hecho en algunos epitafios de matrimonios en la
región valenciana, en los que el hombre tiene recogida por los general una edad superiór
a la de la mujer.
39
2. La sociedad que se nos muestra a través de un estudio estadístico permite detectar
algunas de las características existentes. Algunas de ellas saltaban a la vista, sin aplicación de porcentajes. Por ejemplo, la fuerte perduración de las gentilidades, tanto en Cuenca como, sobre todo, en Guadalajara. El análisis de la onomástica también indica la perduración de rasgos indígenas, si bien los habitantes fueron poco a poco adaptándose al
modelo romano. Desde el punto de vista onomástico también se deduce una mayor
romanización en territorio conquense que en el de Guadalajara, sin duda a partir del
impulso de sus mayores ciudades.
No obstante, aún siendo pequeñas las colecciones epigráficas de la zona, el estudios
estadístico refleja también algunos rasgos hasta ahora desconocidos en la sociedad. Lo
tenemos presente en el papel fuertemente secundario de las mujeres. Los hombres ocupan
una posición especial, cosa sabida, pero no hasta los límites que ahora podemos deducir.
Ante la muerte se continuaban manifestando las notables diferencias. En la Celtiberia
meridional, como suele ocurrir en el interior peninsular, los hombres recibían muchos más
epitafios que las mujeres, pero también, aparecen en muchas más ocasiones como
dedican tes de los mismos. La proporción de esta tendencia es mucho mayor en la epigrafía
de Guadalajara, mientras en la tierra de Cuenca aparecen algunas diferencias entre Segóbriga
y Valeria, probablemente por estar esta última más abierta a los influjos valencianos (en la
región de Valencia los hombres reciben algo más de la mitad de las lápidas, pero las mujeres
son mayoritaria en las dedicatorias).
Los hombres tenían muchas más probabilidades de recibir una lápida en su tumba: los
esposos que las esposas, los hijos que las hijas, los padres que las madres. La lápida
funeraria significaba un gasto, y la experiencia arqueológica demuestra que la mayor
parte de las tumbas romanas careCÍan de epitafio. No sabemos, a ciencia cierta, si los
hombres ponían más lápidas que las mujeres : en todo caso, en la Celtiberia meridional si
hacen por aparecer como dedicantes en una proporción mucho mayor.
3. Por último, otro aspecto que debe tenerse en cuenta es el que se refiere a las
fórmulas concretas en las que se expresa la sociología funeraria. Fórmulas consideradas
tópicas y que, como tales, no han sido prácticamente asunto de investigación. Creemos
que esta línea de estudio tiene grandes potencialidades, pero no es menos cierto que
resultan problemáticas: necesitan mucho trabajo para unos resultados inciertos. ¿Hasta
qué punto son resultados tópicos ? Porque los tópicos se producen de forma particular-.
mente diferente según las regiones.
Por ejemplo, la utilización de la fórmula de encabezamiento de la lápida con la dedica- ,
toria a los dioses Manes. Se producen muy sensibles diferencias según cada región , e
incluso dentro de la misma . Los porcentajes de la aparición en Guadalajara aparecen en
neta relación con los de Madrid, y con los de algunas regiones del convento Cluniense.
Por el contrario, su extremada escasez en la provincia de Cuenca, hasta el momento la de
menor presencia de la fónnula, se relaciona muy claramente con la región de Valencia. Por
otra parte, la fórmula existente en Guadalajara y Cuenca es la de D(iis) M(anibus), sin el
añadido de "sagrados", al contrario que en Albacete, lo que relaciona a las dos primeras
con la Hispania Citerior, mientras la última provincia parece en más relación con la
Bética:
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También la fórmula final , en su desarrollo más completo H (ic) s(itus) e(st) s(it) t(ibi)
((erra) /(ev is) es todo un tópico. Pero el mi smo se produce en unas zo nas y no en otras,
y además de forma diferenc iada. Por ejemplo, en la Bética se utiliza esta fórmula en un
80% o más de los epitafios . Por el contrario, en la Hispani a C iterior mediterránea es una
fórmula minoritaria, por ejemplo , en la región de Valencia aparece en un 15% de las
lápidas. Por otra parte, en la Bética predomina claramente la fórmula completa, mientras
en la Citerior, los casos en los que aparece es s implemente como H.S.E. (s in referencia a
la levedad de la tierra). En Guadalajara , al contrario que en Cuenca, la fórmula es de uso
corriente, y además en su versión más completa , lo que a leja sus influjos epigráficos de la
costa de la C iterior.
Un último as pecto se deduce de este análisis. El territorio que nombra mos como la
Celtiberia meridional , a partir de la geografía an..~gl!~ y de la adscripción étnica de Ptolomeo,
carecía de unidad. La socio logía funel"aJía y l ~ ep ilgrafía , tanto formal como de contenido,
son muy diferentes en la provinci a de Guadalajara y en la de C uenca, pero también en ésta
misma son muy diferentes en Segóbriga y en Valeria. Sin duda , se trataba de un mosaico de
com unidades, urbanas y rurales , con rasgos de identidad que e ran diferentes en muchos
casos. Los influjos y las relac iones con territorios diferentes, Guadalajara con la Celtiberia
septentrional , la comunidad de Segóbriga probablemente con la Carpetania, Valeria con e l
área valenciana, muestran una zo na de transición entre regiones diferentes.
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