188 12.- Fiestas populares vascas. FIESTAS VASCAS Calendario de Fiestas Vascas Enero/Urtarrila - Cabalgata Reyes Magos/Erregeen Kabalkada - Día de San Sebastián, Tamborrada/San Sebastiian eguna, Danborrada Febrero/Otsaila - Seis Horas de Euskadi (Ciclismo)/Euskadiko Sei Orduak (Txirrindularitza) Marzo/Martxoa -Carnavales en Tolosa, poblaciones/Inauteriak, Donostia-San - Tolosa, Donostia eta beste herri batzuk Sebastián y otras 189 Abril/Apirila - Semana Santa en Hondarribia y Segura/Aste Santua, Hondarribiaeta Segura. - Festival Internacional de Cine Submarino/Urpeko Nazioarteko Zinemaldia. Mayo/Maiatza - Maiatza Dantzan (Festival de danza)/Maiatza Dantzan - Inicio temporada de Carreras de Caballos/Zaldi lasterketen denboraldi hasiera - Festival de Cine Publicitario/Publizitate zinemaldia Junio/Ekaina Semana Gastronómica Gastronomikoa de Intxaurrondo/Intxaurrondoko Aste - Carreras de Caballos (de Julio a Agosto)/Zaldi lasterketak (Uztailetik Abustura) - Fiestas de San Juan/San Joanak - Alarde de Irún/Irungo Alardeak - Feria Taurina de Tolosa/Tolosako Zezenketak Julio/Uztaila - San Fermines (Pamplona)/San Ferminak(Iruña) - Festival de Jazz de Donostia San Sebastián/Donostiako Jazzaldia - Fiestas de San Ignacio Azpeitia/Azpeitiko San Ignazioak - Feria Taurina de Azpeitia/Azpeitiko Zezenketak - Feria de la sidra/Sagardo Festa 190 Agosto/Abustua - Feria Taurina/Zezenketak - Virgen de la Blanca (Vitoria)/Andra Zuriaren Festak (Gazteiz) - Quincena Musical/Musika Hamabostaldia - Semana Grande (San Sebastián)/Aste Nagusia (Donostia) - Semana Grande (Bilbao)/Aste Nagusia (Bilbo) - Clásica Ciclista de Donostia-San Sebastián/Donostiako Txirrindulari Klasika Septiembre/Iraila -Traineras en la Concha/Kontxako Estropadak - Fiestas Vascas/Euskal Jaiak - Alarde de Hondarribia/Hondarribiako Alardea - Festival Internacional de Cine de Donostia-San Sebastián/Donostiako Nazioarteko Zinemaldia - Campeonatos de Surf en Zarautz/Zarauzko Surf Txapelketak - Fiestas Vascas en Zarautz/Zarauzko Euskal Jaiak Octubre/Urria -Festival de Masas Corales de Tolosa/Tolosako Abesbatzen Topaketa - Festival de Cine de Terror de Donostia / Beldurrezko Zinemaldia Noviembre/Azaroa - Festival de Marionetas de Tolosa/Txontxongiloen Jaialdia Tolosan - Festival de Músika Barroca de Ordizia/Musika Barrokoaren Jaialdia Ordizian 191 Diciembre/Abendua - Feria de Santo Tomás/Santu Tomas Feria - Olentzero (personaje mitológico al modo de Santa Claus/Olentzero Un poco de historia de nuestras fiestas vascas: Aste Nagusia bilbaína. Hace veintitrés años en Bilbao se produjo un fenómeno socialmente insólito para una población de sus características y dimensiones. Para los menores de treinta y pocos años, Aste Nagusia es algo "de toda la vida" y para los que rebasan esa edad, aunque ya remoto, recuerdan aquellos veranos. En el verano (agosto) de 1.977 y años precedentes: Bilbao era un desierto. Las vacaciones concentradas en ese mes dejaban despoblada la Villa, había más bilbainos/as fuera que en casa, lo que hacía que la hostelería se sumara al éxodo y también cogiera vacaciones. Y en ese mes ocurría, es un decir, la Semana Grande, que ni si quiera tenía eco en la prensa, salvo algún suelto anuncio algún aislado festejo, tal como combates de boxeo o lucha en un ring instalado en una balsa fondeada en la Ría, algún alarde de Danzas Vascas de la Sección Femenina, Las barracas se movían como apestadas de ubicación en ubicación cada vez más marginadas, convirtiéndose para los barraqueros Bilbao en plaza de segunda. Y los toros, las corridas generales, el único residuo de la Semana Grande y la presencia de algunas compañías de teatro que en hacían sus giras "por provincias" recalaban en Bilbao. Sería prolijo recordar los desencadenantes de los sucesos de agosto de 1.978, pero el resultado es que a raíz de un concurso de ideas para una Semana Grande popular, el colectivo popular de EMK, Txomin Barullo se alza con el premio y apoyado por las AAVV, exige que no se quede en un mero galardón sino que se lleve a la práctica. La presión vecinal se impone y se nombra la primera Comisión Popular de Fiestas. En este proyecto figura la creación de grupos o cuadrillas de animación que con el nombre de Comparsas aparecen 192 espontáneamente sin ningún plan prefijado ni tan siquiera idea de continuidad. En dos meses y con un presupuesto ridículo se organiza la más deliciosa locura. El éxito sorprende a propios y extraños. Todos los vecinos y vecinas que están en Bilbao acuden al Arenal y al Casco Viejo. La noticia salta a la prensa y empieza a correr de boca en boca y comienza el éxodo pero al revés. Las Comparsas se reúnen y surge, como es lógico, La Coordinadora de Comparsas de Bilbao. Al margen de recuperar los Carnavales, deciden dar continuidad al empeño de la ya "Aste Nagusia" y con el primer Ayuntamiento democrático surge la segunda Comisión Popular de fiestas. Esta Comisión se compone de dos corporativos, Pedro López Merino (PSOE) Y Santi Brouard (HB), seis representantes de las comparsas, la asociación vecinal Bihotzean en representación de las AAVV , un representante de los grupos de teatro de Bilbao, los grupos de animación infantil Oskus! y Haurrak… y todos ofrecen su apoyo y participación para organizar actos de sus especialidades pero declinan integrarse en la Comisión. Este año se perfila el programa y modelo que, con retoques, ha llegado hasta hoy. A partir de agosto de 1.979 el verano de Bilbao ya no será lo que era. Los bilbaínos reservan parte de sus vacaciones para Aste Nagusia, Bizkaia se vuelca en un fenómeno nuevo y ahora ya tradicional. San Fermines en Navarra Como en el caso de tantas ciudades medievales, nacieron los Sanfermines como feria comercial y como fiesta secular, tomando las fechas de fiestas religiosas cristianas, éstas a su vez más anteriores raíces, del paganismo vasco y latino. A comienzo del siglo XIII d.C. ya se celebraban unas ferias comerciales tras la noche de San Juan, entre el día 23 y el 24 de Junio, con el comienzo del verano. A San Juan seguía San Pedro y luego Santiago, el 25 de Julio, un mes después; en medio, San Fermín (como un Santo entre tantos : no es el patrón de Pamplona). Tenemos, pues, en plena Edad Media, ferias comerciales y fiestas religiosas a lo largo de un mes, en el inicio del verano. 193 Las ferias comerciales eran concurrencia de mercaderes y aldeanos, ganaderos y gentes de todo tipo; también pretexto para fiestas y comenzaron, en algún momento, a organizarse corridas de toros. Así nacieron, probablemente a finales del siglo XVI, algo que podríamos considerar propiamente los primeros Sanfermines. Hay otra fecha emparentada, ahora al final del verano, el 10 de Octubre, en que se organizaba una feria en Pamplona, de siete días, desde el año 1324, por privilegio del rey Carlos I de Navarra y IV de Francia. Medio siglo después, en 1381 por privilegio del rey Carlos II de Navarra, pasó a ser feria franca. También entonces, con festividades religiosas. Estas dos ferias y fiestas, al inicio y al final del verano, se unificaron, para aprovechar el mejor clima, en la que desde entonces comienza el día séptimo del séptimo mes el 7 de Julio (que no es el día de San Fermín pero nadie se acuerda de ello). Aunque todavía en la actualidad, a finales del verano, se celebran los llamados sanfermines txikis (pequeños sanfermines) sólo para los íntimos. Así queda para todos el "uno de Enero, dos de Febrero, tres de Marzo, cuatro de Abril, cinco de Mayo, seis de Junio, siete de Julio, ¡San Fermín!". Consta que se celebró una fiesta ya en las nuevas fechas. El Regimiento (Ayuntamiento de entonces) celebró con gran ceremonia y pompa, el 7 de Julio de 1591 (obsérvese, hace algo más de cuatrocientos años), Pregón de Fiestas, muy ceremonial, Torneo con lanzas en la actual Plaza del Castillo, Teatro : "Comedia y Tragedia del Bienaventurado San Fermín", Danzas, procesión por las calles, etc. El día siguiente, se celebró una corrida de toros. Ya tenemos así documentado desde finales del siglo XIV un embrión de los sanfermines, y a finales del siglo XVI unos párrafos del programa oficial de hoy. Fueron pasando los siglos, sin grandes cambios. Eran unas fiestas locales, con feria comercial, fiestas religiosas, principio del verano, y así año tras año, siglo tras siglo. Pero aproximadamente desde 1950 los cambios han sido acelerados. En primer lugar, por el incremento del nivel de vida. Nuestros abuelos ahorraban durante todo el año para disfrutar en las fiestas, y quien tuviera 100 pesetas de las de entonces era muy afortunado. Hoy con esa cifra no se llega a pagar un vaso de vino; más aún, Navarra tiene de las más altas rentas per cápita de España. 194 Nuestros abuelos pasaban los Sanfermines a solas, con los aldeanos de la comarca (la Cuenca de Pamplona) algunos días. Se merendaba frecuentemente en casa o en las tabernas, y como hoy, en las corridas, en las que circulaba el vino peleón de entonces. El pueblo (Pamplona tendría unos veinte mil habitantes) se juntaba en la Plaza Consistorial para recoger al Ayuntamiento y acompañarlo a la iglesia de San Lorenzo, donde en su capilla de San Fermín se celebraba como hoy una misa, las Vísperas, el 6 de Junio. Tras la misa, pueblo y autoridades regresaban de la iglesia al Ayuntamiento, igualmente por la calle Mayor. Poco más había, salvo bailes en la plaza del Castillo, y claro, las corridas y el encierro. San Fermines hoy en día Los Sanfermines vienen evolucionando tanto como la sociedad. Han perdido mucho de su componente religioso, y el acompañar del pueblo al Ayuntamiento para celebrar en misa las Vísperas de los Sanfermines, se ha convertido en un acto de protesta, con nombre propio, el riau-riau, que durante los últimos años incluso se dejó de celebrar, se dejó de organizar oficialmente por los disturbios que lo acompañaban. ¿Las cien pesetas de nuestros abuelos? hoy cualquier pamplonés gasta mil veces más en esos siete días de fiestas (los niños, algo menos). Apenas se bebe vino, como no sea de marca; la bebida más usual quizá sea el champán o el cava. Sólo tenían nuestros abuelos una docena de tabernas y hoy Pamplona y comarca dispone de unos mil establecimientos, cafeterías, bares, restaurantes, casas de comidas... con una pujante gastronomía. La población se ha multiplicado por diez, Pamplona tiene unos doscientos mil habitantes y la Plaza de Toros, vacía todo el año, la tercera mayor del mundo, queda realmente muy pequeña para contener a todos. Desde la postguerra y en especial desde la obra literaria de Hemingway, (que, dicho de paso, apenas refleja los Sanfermines, contra lo que se suele decir), los visitantes extranjeros se acumulan en la ciudad. Primero llegaron los franceses (no los vascofranceses, del sur y a fin de cuentas vecinos, sino de más allá); los alemanes y los norteamericanos. Después, británicos, escandinavos, luego las caravanas de australianos y neozelandeses. Es del todo imposible hacer estadísticas, pero probablemente durante los Sanfermines haya tantos extranjeros como pamploneses. Bien es cierto que muchos pamploneses, por gusto o por obligación, salen de la ciudad durante los Sanfermines o sólo los disfrutan algunos días. Significa pues 195 duplicar la población y concentrarla especialmente en el Casco Antiguo de la ciudad, que tendrá como medio kilómetro cuadrado de extensión. Las ganas de fiesta de la mayoría ayuda a la convivencia, jamás se han sufrido incidentes que lamentar. Pero la situación es sencillamente grave en el encierro. Las fotografías antiguas nos muestran quizá un centenar de corredores, o incluso menos. Hoy son quince mil o más, con el mismo número de toros, en el mismo recorrido, por las mismas calles, en los mismos pocos minutos. Ese es probablemente el mayor problema de los Sanfermines : no su masificación general, pues si bien es cierto es cierto que la fiesta se concentra en el Casco Antiguo, se conquistan nuevos barrios para la fiesta; sino la masificación del encierro, y la evidente falta de preparación de la inmensa mayoría de los corredores de fuera de Pamplona. Es peligroso, porque los toros siguen teniendo astas finas y cada uno más de media tonelada de peso y el rápido galopar del rebaño en la madrugada, golpeando sus pezuñas el adoquinado, es tan impresionante como en la mañana del primer día del siglo, cual fuera, en el que nacieron los Sanfermines. LAS FIESTAS DE LA BLANCA Las fiestas de Vitoria se realizan en honor la Virgen Blanca. Esta fiesta es el 5 de Agosto, pero las celebraciones comienzan la víspera, el día 4, y terminan el dia 9. Si bien tienen preámbulo el día 25 de Julio, día de Santiago, cuando se celebra el "Día del Blusa". La celebración de festejos en honor de esta virgen se remonta a tiempos muy lejanos, mucho antes de ser declarada patrona de la ciudad. Hasta 1883 se llevaban a cabo unos actos que, bajo la denominación de "Fiestas de Vitoria", se desarrollaban durante la primera semana de septiembre. A partir de 1884 pasaron a celebrarse en Agosto, tras un acuerdo municipal en el que se decidió que la fiestas lo fueran, ya de forma oficial, en honor de la Virgen Blanca, conocida también como Nuestra Señora de las Nieves, y cuya festividad aparecería fijada en el calendario litúrgico el 5 de Agosto. Será en 1953 cuando la Corporación municipal establezca el calendario festivo tal y como se conoce hoy en día. 196 EL DÍA DEL BLUSA (25 de Julio) El día de Santiago, en Vitoria se venden ajos, en "ristras" o manojos con, típicamente, 50 cabezas. En dicho día se venden prácticamente todos los ajos que se consumen en la ciudad (200.000 habitantes) durante todo el año. Los "blusas" son (o más bien fueron) una figura esencial de las fiestas: grupos de amigos que se reunían para ir juntos a las corridas de toros. Para evitar mancharse, comenzaron a utilizar la típicas blusas que utilizaban los trabajadores. Posteriormente el vestuario se "vasquizó" para hacerlo a semejanza de los agricultores y pastores vascos: boina vasca (prácticamente en desuso) , camisa blanca, "blusa", pañuelo en el cuello rojo o azul (que se utilizaba para así evitar sudar el cuello de la camisa), pantalones sujetos con una faja, y "abarcas" -unos zapatos de piel gruesa, que se atan con cuerdas a la pierna-. Los blusas celebran en dicho día una "carrera de burros". FIESTAS DE LA BLANCA (4 DE AGOSTO) El día 4 todo comienza con la "Bajada de Celedon". Hasta 1957 las fiestas comenzaban con el disparo de un cohete (el chupinazo) y el rezo de las Vísperas a la Virgen Blanca, seguida de un Rosario por las calles de la ciudad con unos faroles iluminados que representan cada uno de los misterios. En 1957 un grupo de amigos decidieron "hacer algo diferente" y crearon la bajada de Celedón, con una analogía entre los aldeanos de los alrededores de Vitoria, que se acercaban a la ciudad para celebrar las fiestas. Se barajo la idea de hacerlo con un paracaidista pero, descartado esto por las dificultades técnicas, se hizo con un muñeco que baja desde la torre de una Iglesia hasta la Plaza. A pesar de ello, durante los primeros años, alguna que otra vez la cuerda se rompió y el aldeano de Zalduendo acabó con sus ilustres posaderas en el suelo. EL CHUPINAZO: A las 6 de la tarde en punto el Alcalde dispara el chupinazo y Celedón comienza su descenso. Hasta hace unos pocos años era normal que todo el mundo encendiera un cigarro-puro, incluso las mujeres. Era fascinante ver sobrevolar sobre la gente una nube de humo azulado procedente de los 30000 puros o mas que se encendían al mismo tiempo... Ahora las costumbres han cambiado y , 197 desde hace unos años, lo que se hace es descorchar botellas de Cava (champagne) y rociar a todo aquel que se encuentra cerca... En el centro de la plaza se coloca habitualmente el ya habitual comando de batasunos venidos de fuera con el fin de hacerse ver y montar su "numerito": pancartas en favor de la amnistía de los presos terroristas colgadas de globos, o cualquier otro sistema para "hacerse ver". Igualmente habituales son los abucheos, silbidos y gritos de "fuera, fuera" que les dirige el resto de la plaza. Aquellos que no desean ver sus cuerpos remojados por en cava, y encender su puro sin problemas, optan por situarse en la parte trasera de la plaza y en la plaza del General Loma y calles adyacentes. Tras bajar el "celedón de trapo" desde el campanario de la torre de San Miguel hasta un balcón en la plaza de la Virgen Blanca, éste es sustituido por un "celedón en carne y hueso" (desde hace muchos años el popular Iñaki Landa) quien recorre como puede la abarrotada plaza hasta el balcón de la Iglesia de San Miguel y se dirige a los vitorianos, que cantan sin cesar la canción: "Celedón, ha hecho una casa nueva, Celedón, con ventana y balcón" ROSARIO DE LA AURORA El día 5, a las 7 de la mañana, comienza el Rosario de la Aurora, un rosario que recorre las calles de Vitoria y que termina en una Misa al aire libre. A pesar de lo intempestivo de la hora es un acto multitudinario, al que asisten muchas familias y trasnochadores . Después comienzan la jornada desayunando el tradicional chocolate con churros. LAS DIANAS: Todas las mañanas, las charangas recorren las calles de Vitoria para despertar a los más dormilones, con más buena voluntad que efecto, pues al buen dormilón no hay charanga que le levante... y al buen juerguista que no ha dormido...tampoco. 198 ACTOS FESTIVOS: Prácticamente en cada plaza del centro, y en los lugares más concurridos, hay infinidad de actos culturales y lúdicos (ver programa de fiestas). A las 11 de la noche, diariamente, hay un espectáculo de fuegos artificiales desde el Monte de la Tortilla (Mendizabala), junto a las barracas. ...Y TODO LO BUENO SE ACABA (9 DE AGOSTO) La noche del 9 de Agosto los Vitorianos se dirigen con pesar (o con alivio) para despedirse de Celedón, quien a las doce de la noche subirá otra vez al campanario. Durante ese trayecto se desanudan todos el pañuelo y despiden al símbolo de la fiesta... y ya queda menos para el próximo 4 de Agosto. HISTORIA DE LOS CALDEREROS Se escenifica la llegada de los Caldereros húngaros a la ciudad, los cuales anuncian la próxima llegada del carnaval. Abre la comparsa el oso, uno de los animales característicos de la mitología del carnaval vasco. La comparsa de los Caldereros está formada por tribus, es decir, diferentes sociedades populares. Uno de los elementos más característicos de esta fiesta es el peculiar sonido que emiten los caldereros al golpear con martillos los pucheros que forman parte de su atuendo. La fiesta se complementa con cánticos y bailes de las cíngaras. La bis cómica de esta celebración la ofrece la Reina, quien realmente es interpretada por un hombre. HISTORIA DE LOS CARNAVALES En la ensoñación de épocas pretéritas llegamos a pensar hoy que todos los carnavales al filo del siglo fueron como los de 1900. Y no fue así. El presupuesto de 100.000 pesetas fue ampliamente rebasado no pudiendo afrontar el Casino la rebasado no pudiendo afrontar el Casino la organización de ediciones posteriores. Se abre un largo paréntesis al que contribuye, aparte esas razones económicas, la prohibición de correr toros ensogados que era el festejo básico en el carnaval donostiarra. 199 LA SEMANA GRANDE DONOSTIARRA: DE LA ARISTOCRÁTICA A SU POPULARIZACION ACTUAL TRADICIÓN San Sebastián nació al turismo por gracia de la Corte Real que la eligió a mediados del siglo XIX como su lugar de reposo en verano. Acompañaban a los reyes en su desplazamiento una parte importante del Gobierno, la alta aristocracia y ese mundo de intereses que se mueve siempre alrededor de las élites dispensadoras de privilegios. Ellos configuraron el San Sebastián moderno del Ensanche Cortazar, y el de las grandes innovaciones técnicas en el transporte y comunicaciones urbanas. Era necesario entretener la larga estancia de aquellos veraneantes de lujo. El espectáculo por antonomasia lo constituían las corridas de toros, que una tradición secular las agrupaba alrededor de la Virgen de Agosto. Un incendio destruyó en 1875 la plaza de toros de San Martín y un hombre de iniciativa singular, José Arana, construyó una nueva en Atocha en brevísimo tiempo inaugurándola el 16 de Julio de 1876.José Arana lanzó aquel año, como slogan de propaganda, el término Semana Grande. Las corridas de toros, eje de la semana, se completaban con otros festejos: conciertos de la banda de música y fuegos artificiales fundamentalmente. Los visitantes que llegaban en los trenes de cercanías se veían forzados a pernoctar en las fondas y casas de huéspedes de San Sebastián tras el espectáculo de los fuegos. San Sebastián se encontró con un nuevo turismo, de estancias cortas pero multitudinario. La Semana Grande pervivió durante casi un siglo con aquellas características que la configuraron en su inicio. El abono taurino fue creciendo, y la plaza del Chofre ofrecía, junto a la Feria de San Isidro en Madrid y la de Abril en Sevilla, el mayor número de festejos y los de mayor calidad. Entre corrida y corrida la semana se engarzaba con verbenas y conciertos, representaciones de teatro y fuegos artificiales. Las corridas de toros, eje de la semana, se completaban con otros festejos: conciertos de la banda de música y fuegos artificiales fundamentalmente. Los visitantes que llegaban en los trenes de cercanías se veían forzados a pernoctar en las fondas y casas de huéspedes de San Sebastián tras el espectáculo de los fuegos. San Sebastián se encontró con un nuevo turismo, de estancias cortas pero multitudinario. La Semana Grande pervivió durante casi un siglo con aquellas características que la configuraron en su inicio. El abono taurino fue creciendo, y la plaza del Chofre ofrecía, junto a la Feria de San Isidro 200 en Madrid y la de Abril en Sevilla, el mayor número de festejos y los de mayor calidad. Entre corrida y corrida la semana se engarzaba con verbenas y conciertos, representaciones de teatro y fuegos artificiales. Pero la Semana Grande era para los visitantes. El donostiarra, hostelero o comerciante, trabajaba duramente en su establecimiento para asegurar el ocio y diversión de los demás. Atesoraba peseta a peseta lo que creía precisaba para su subsistencia en el largo invierno, aunque luego llegó a enriquecerse con aquel turismo de alto rango. La demolición de la plaza de toros en 1974 dejó al descubierto la falacia de la Semana Grande. Sin festejos taurinos, realmente no quedaba gran cosa. Coincidió aquel evento con el derrumbe del turismo tradicional a consecuencia de la conflictividad social y política que llevó la intranquilidad a las calles. La alta burguesía española y el turismo extranjero huyeron de San Sebastián. La Semana Grande había quedado reducida a casi nada. Pero surgió animosamente el viejo espíritu de iniciativa de los donostiarras. La mejora en los medios de comunicación, la autopista, la doble vía a Tolosa, acercó el entorno industrial a San Sebastián. Las poblaciones del interior se volcaban hacia la Concha en las fechas festivas. Comenzaron a organizarse una serie de actividades nuevas para entretenimiento de este turismo y de los donostiarras que, como consecuencia de la crisis económica, ya no se desplazaban como antes en sus vacaciones de verano. Surgió así una nueva Semana Grande, multitudinaria y bullanguera. Cuando la nueva plaza de toros sea una realidad, cuando hayamos conseguido trasladar definitivamente las reivindicaciones políticas y sociales a las instituciones de gobierno, San Sebastián contará con una Semana grande en la que se conjugue lo popular con acontecimientos de alta calidad cultural y estética. HISTORIA DE LAS REGATAS DE TRAINERAS DE LA CONCHA Las regatas de traineras surgen de un modo de vida concreto: el entorno de la pesca en mar abierto. Las embarcaciones precisaban de individuos fuertes y resistentes capaces de mantener la boga, durante horas, hasta llegar a los caladeros y, una vez recogida la pesca, tornar a puerto, cargados y a toda marcha, para efectuar la subasta Con el tiempo el motor sustituyó en las lanchas a la fuerza del hombre. Pero durante los años siguientes, el mundo de las regatas continuó vinculado a la pesca. Los profesionales del sector formaban en las mejores tripulaciones del litoral. Y aún hoy, con la 201 incorporación de atletas de todo tipo, los remeros se encuadran en clubes formados en villas de larga tradición pesquera. Las regatas de La Concha fueron organizadas por primera vez en el año 1879 como un elemento más del programa de festejos veraniego de San Sebastian. Se utilizaron para ello traineras de pesca que hasta entonces venían enfrentándose entre sí, en desafíos con dinero por medio, para dirimir su superioridad. El éxito de público que acudió aquel domingo de septiembre a presenciar la victoria de la trainera "Avante" animó al Ayuntamiento donostiarra a incluir las regatas en los programas de los años siguientes. Con la excepción de algunos años de principio de siglo y durante la guerra civil las regatas han venido celebrándose ininterrumpidamente hasta nuestros días. 119 años de tradición han hecho de las Regatas de Traineras de La Concha el espectáculo del año deportivo en Euskal Herria. Ningún otro es capaz de atraer esa enorme multitud que se apiña en Urgull, Igeldo, el Paseo Nuevo, el Muelle y en la Isla, sobre las playas y en embarcaciones de todo tipo, cuando llegan los dos primeros domingos de septiembre, y ello aunque la televisión acerque las imágenes a todos los hogares retransmitiendo las pruebas. EL NACIMIENTO DE LA FIESTA DE SANTO TOMÁS A mediados del siglo XIX la mayor parte de las fincas rústicas de Guipúzcoa eran cultivadas por arrendatarios, cuya situación jurídica se transmitía de forma hereditaria, es decir, de generación en generación con el devenir de los años. Entre dueño y colono existía una relación paternalista. La renta se pagaba en fecha fija -normalmente el día de San Martín- aunque acostumbraba a retrasarse hasta SantoTomás. El propietario que no cultivaba las tierras vivía en la ciudad. Numerosos baserritarras se desplazaban hacia San Sebastián en ese día con el dinero de las rentas y un par de capones. A su vez eran obsequiados con una comida en la que tradicionalmente se incorporaba el bacalao al menú que se iba a degustar. Los caseros aprovechaban su venida a la capital para aprovisionarse de artículos que no existían en el modesto comercio de los pueblos vecinos y, a su vez, para vender los mejores productos del caserío. Se hizo necesaria la celebración de una feria y así surgió la de "Santo Tomás",en la Plaza de la Constitución donostiarra. Cuando los municipios guipuzcoanos mejoraron su transporte y se construyeron pistas a todos los caseríos la Feria dejó de ser una necesidad. Pero el baserritarra, que ya era en su mayoría propietario de las tierras 202 donde se asentaba el caserío, siguió cumpliendo la vieja costumbre de acudir en Santo Tomás a Donostia. Y la Feria se mantiene así. TAMBORRADA DONOSTIARRA No puede precisarse con rigor histórico la fecha exacta en que salió a las calles donostiarras la primera Tamborrada. Atribuyen algunos su origen al redoble que sobre las herradas producían las chicas de servicio y sus acompañantes- menestrales y soldados - mientras aguardaban chanda ante una de las tres distintas fuentes que hacia 1836 surtían de agua a San Sebastián. Más cierto parece que sea la Tamborrada una de las comparsas del Carnaval Donostiarra. Hubo varias anteriormente. Así, en 1817, la Mascarada de ciegos valencianos y la Comparsa de jardineros y al año siguiente la Comparsa de Caldereros y la Tamborrada, esta última posiblemente en 1836, en plena Guerra Carlista. A partir de entonces toma cuerpo de tradición el festejar el santo patrono, recorriendo de madrugada las calles al son de una marcha zortziko del maestro Santesteban, ejecutada en los primeros años exclusivamente con barriles, a los que, más tarde, se añaden sonoros tambores. Los participantes, que al principio iban disfrazados con caprichosos trajes, más tarde se uniformaron. Salían cada año, a las tres y media de la madrugada, del local de la Sociedad "La Fraternal", situado en la subida al Castillo, redoblando el "Sheshenarena", pues hasta 1860 no escribió Sarriegui la Marcha de San Sebastián. Incansables, recorrían las calles hasta las ocho en punto, deteniéndose a esta hora en la esquina de las calles Iñigo y Narrica, donde esperaban la aparición de la sokamuturra. Con la Tamborrada comenzaba un ciclo de fiestas que daba fin el martes de carnaval, con el Entierro de la Sardina. A la Sociedad "La Fraternal" sucedió la "Unión Artesana". A las cinco de la mañana y encabezada por tres heraldos a caballo, daba comienzo el desfile, uniformados los tamboreros de milicianos de 1800 y redoblando parches y barriles al son de las marchas interpretadas por una banda de música que cerraba el cortejo. Después vino la de Euskal-Billera y, más tarde, dichas tamborradas fueron paulatinamente multiplicándose por los diferentes barrios de la ciudad donostiarra. La fiesta comienza el día 20 de Enero a las 00:00 horas con la izada de la bandera a cargo de la tamborrada de Gaztelubide, en el antiguo Ayuntamiento, hoy por hoy convertido en la Biblioteca Municipal ubicada en la Plaza Constitución. En efecto, serán 60 las tamborradas que, representadas por uno de sus miembros participarán junto con Gaztelubide en el comienzo de nuestro "día grande". 203 Durante 24 horas la ciudad es una fiesta de tambores y barriles, en todos los barrios se puede escuchar los himnos de Sarriegui. A las 24:00 horas la tamborrada Unión Artesana es la encargada de arriar la bandera y dar por finalizada la fiesta. Entre ambas, la alegría y buen humor se desborda por la ciudad, que festeja a su patrono. La fiesta ha ido creciendo y un dato evidente nos lo da el incremento de tamborradas de mayores que participan en la misma: en 1957 diez tamborradas, en 1967 aumentó hasta 54 y para el 2002 anuncian su salida nada menos que 85 tamborradas, las cuales tomarán su punto de partida en 7 barrios de la ciudad. Desfilan por todos los barrios de la ciudad, no hay un solo lugar ni momento del día que no se oiga una tamborrada redoblando sus tambores y barriles. Años atrás todas la tamborradas eran masculinas, hoy en día aunque muchas siguen siendo estrictamente masculinas debido a los estatutos de sus Sociedades, también las hay mixtas y femeninas. Durante el día se otorgan los Tambores de Oro, Medallas al Mérito Ciudadano y los premios concernientes al Concurso Internacional de Fuegos Artificiales (celebrado durante la Semana Grande del año anterior). EL OLENTZERO En los bosques de nuestro país, hay muchos tipos diferentes de criaturas que la gente no puede ver. Todas ellas son parte de la naturaleza, y la gente ha escrito muchas historias y fábulas acerca de ellas. Cuando caminamos a través de nuestras montañas y nuestros valles, desde un rincón maravilloso de la imaginación ellas nos mantienen acompañados y nos cuidan. Esta es la historia de uno de aquellos seres, la historia del Olentzero, un hombre humilde que con su amor entra al corazón de todas las criaturas, reales e imaginarias. Hubo una vez, hace muchos muchos años, en los profundos bosques del País Vasco, un hada muy hermosa viviendo allí. Su cabellera era amarilla como el sol y sus ojos eran muy brillantes. Como todas las hadas, ella cuidaba de la gente y siempre estaba acompañada por algunas criaturas pequeñas y divertidas, como los duendes, llamados Prakagorri, o "pantalones rojos", que la ayudaban en su trabajo. 204 Un día, cuando ella iba viajando a través de las montañas, ella se detuvo para peinar sus cabellos junto a una fuente. De repente, los Prakagorris le anunciaron que algo se estaba moviendo entre los helechos. El hada continuó peinando y peinando sus rizados cabellos y no se dió cuenta de nada hasta que los Prakagorris gritaron llamando su atención. "Es un bebé humano," dijo el más viejo de los duendes. "¿Por qué lo dejaron aquí?" dijeron todos los Prakagorris a coro. "Yo no sé," dijo el hada, "es difícil de comprender como los humanos pueden ser tan desalmados algunas veces." "Desde ahora," le dijo el hada al bebé, "tu nombre será Olentzero, porque es una cosa maravillosa haberte encontrado. Y por este acto te daré los regalos de Fuerza, Coraje y Amor, por todo el tiempo que tú vivas." Entonces el hada tomó al bebé y lo llevó a una vieja casa en el límite del bosque donde vivían un hombre y su mujer que no tenían niños. · "Ellos estarán muy, muy felices de recibir este chico y lo cuidarán muy bien, lo sé" dijo el hada, y ella dejó al niño allí en frente de la puerta para ellos. Muy temprano en la mañana, cuando el sol comenzaba a levantarse, el hombre salió de la casa para ordeñar a las vacas. El se sorprendió mucho al ver al bebé, y llamó a su esposa: "Mi amor, ven aquí rápidamente! Ven a ver lo que he encontrado!" Tal como el hada lo había predicho, el hombre y la mujer fueron muy, muy felices al encontrar a este chico. "Qué afortunados hemos sido!", dijo la mujer. E inmediatamente ellos cubrieron al niño con una cálida frazada y le dieron algo de comida, y ellos lo tomaron como su hijo. Y así fue como Olentzero llegó a crecer en aquellas maravillosas montañas, hasta que se convirtió en un fuerte, saludable y amable hombre. Sus padres fueron muy felices y Olentzero no estaba en absoluto preocupado por la extraña forma en la cual sus padres llegaron a encontrarlo. Olentzero trabajaba todos los días de la mañana a la noche, haciendo carbón y ayudando a su anciano padre. 205 Después de muchos años la anciana pareja quienes habían sido los amorosos padres de Olentzero finalmente murieron y Olentzero se quedó muy solo en la casa en el bosque. Los años vinieron y se fueron y su cara comenzó a arrugarse y su cabello comenzó a ponerse blanco. El vivir solo lo volvió triste y se dió cuenta de que lo que necesitaba hacer era ayudar a otras personas que lo necesitaban. El recordó que en el pueblo había una casa en la cual vivían algunos niños que no tenían padres. Ellos vivían de cualquier cosa que la gente del pueblo les llevara, y él se dió cuenta de que esos niños eran muy solitarios, justo como él, y de que él podría hacer cosas para ellos de modo que fueran felices. Olentzero era muy inteligente y muy bueno haciendo cosas con sus manos, de manera que hizo algunos juguetes de madera para aquellos niños: pequeños juguetes y muñecas, que el podría llevar a los niños cuando fuera al pueblo a vender su carbón. Cuando él terminó las muñecas y muñecos, él los puso en una gran bolsa, puso la bolsa sobre su burro, y marchó hacia el pueblo. El se sintió muy feliz por dentro aquel día, y sus ojos refulgieron con mucha brillantez. Le tomó toda la mañana caminar a través de las montañas hasta llegar al pueblo, pero estaba muy feliz. El sonreía como si estuviera en un sueño, porque estaba yendo a llevar a los niños los juguetes que él había hecho. Los niños pequeños del pueblo estuvieron muy felices también cuando recibieron sus regalos, y Olentzero se pasó la tarde jugando con ellos y contándoles las historias que había aprendido de su padre cuando él era pequeño. Los niños y niñas amaron mucho a Olentzero y despues de aquel día ellos no se sintieron tan solos como antes. Olentzero se volvió muy bien conocido en aquel pueblo. Cada vez que él se acercaba, rápidamente era rodeado por los niños. Esto sucedió por muchos hermosos y felices años, pero una vez hubo una terrible tormenta en el pueblo y en las montañas de la periferia, la cual destruyó muchas cosas. Los fríos, fuertes vientos y el sonido de los truenos dejaron a la gente muy asustada y trastornada, especialmente a los niños. Un día, cuando Olentzero estaba yendo al pueblo, él vió un rayo alcanzando a una casa. 206 El corrió muy rápido hacia la casa y vió algunos chicos en una de las ventanas, muy asustados, gritando y pidiendo ayuda. Sin dudarlo el llegó hasta la casa, que estaba en llamas, cubrió a los niños con una frazada para protegerlos del fuego, y los sacó de la casa a través de una ventana en el primer piso. Pero mientras él estaba tratando de salir, una viga de madera vieja y grande del cielo raso cayó sobre él. Olentzero cayó con gran dolor, y su fuerte y hermoso corazón se detuvo. Las personas en el pueblo lloraron cuando vieron la casa en llamas, y supieron lo que había ocurrido, y se dieron cuenta de que no había nada que ellos pudieran hacer. Pero en ese mismo momento ellos fueron sorprendidos por una brillante luz que salía de la casa en llamas. Nadie podía ver lo que estaba ocurriendo adentro. Pero dentro de la casa, el hada que había encontrado a Olentzero en las montañas, cuando él era un bebé muchos años atrás, apareció junto a Olentzero y comenzó a llamarlo por su nombre con su dulce voz: "Olentzero! Olentzero!" Ella dijo: "Olentzero, tú has sido un buen hombre, lleno de fe y de buen corazón. Has dedicado tu vida a hacer cosas para los demás, y has dado hasta tu propia vida para salvar a otras personas. Por lo tanto no quiero que te mueras. Yo quiero que vivas para siempre. De ahora en adelante tú harás juguetes y otros regalos para los niños que no tienen padres en este pueblo y en todos los rincones del País Vasco." . "Y nosotros te ayudaremos!" dijeron todos los Prakagorris, volando alrededor de Olentzero. Y así fue como vino a pasar que, en la mitad de cada invierno, al final de cada año, Olentzero va a todos los pueblos del País Vasco repartiendo juguetes y regalos a los niños que no tienen padres ni abuelos que les hagan regalos. Los niños de todos los pueblos celebran la llegada de Olentzero cantando canciones y esparciendo su mensaje de amor, fuerza y coraje. Algunas personas no creen que Olentzero realmente exista. Pero entre los vascos hay un viejo dicho: todas las cosas que tienen un nombre existen, si nosotros creemos que existen. Trabajo realizado por: Cristina Lorenzo Mónica Sánchez Iratxe Varas