Año Jubilar de la Misericordia v Jubileo viene de júbilo v Jubileo viene de júbilo v El papa Francisco ha convocado el Jubileo extraordinario de la Misericordia, desde el 8 de diciembre de 2015 hasta el 20 de noviembre de 2016. En nuestra diócesis, la apertura solemne de este tiempo de gracia será el domingo 13 de diciembre, en la Eucaristía que presidirá nuestro obispo Don Ángel, en la Catedral de Barbastro. v Qué es un año jubilar Un tiempo de gracia, de reconciliación y de júbilo. La gracia de la misericordia sale a nuestro encuentro para que podamos ser “salvos por su vida” (Rm 5, 10). Es una invitación al banquete de bodas de Jesucristo con la tierra y sus habitantes. Es por ello motivo de fiesta y alegría; ocasión para “una indulgencia de todos los pecados, no sólo más abundante, sino más plena”. Aceptar esta invitación invita a hacer verdadera la conversión que pedía Jesús: “Convertíos y creed en la Buena noticia” (Mc 1, 15) de que el Reino de Dios está llegando. Este jubileo se llama de la misericordia, porque el Papa quiere que sintamos, hasta emocionarnos, cuán fuerte es la misericordia del Padre, preocupado por todos sus hijos, especialmente por los más desvalidos y los que andan extraviados, ya que “tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único para que tenga vida eterna y no perezca ninguno de los que creen en Él” (Jn 3, 16), y nos lo sigue entregando cada día. Jesús, icono de la misericordia del Padre, nos anima a ser también misericordiosos, a compadecernos, como el buen samaritano de los que están en las cunetas de la vida, y a sentirnos dichosos: “bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mt 5, 7). Diócesis de Barbastro-Monzón v Cómo alcanzar los dones del Jubileo P eregrinando. La peregrinación es una metáfora de nuestra existencia: somos hombres y mujeres en camino hacia una ciudad de eternidad; somos discípulos que siguen las huellas de Cristo. El peregrino vive una experiencia extraordinaria: se desinstala, sale de su círculo cerrado y mira hacia el futuro; el peregrino se ejercita cada día en el esfuerzo, en la ascesis de tener que enfrentarse a situaciones en la que palpa su desvalimiento y cuánto necesitamos unos de otros; el peregrino tiene tiempo para comtemplar su vida, para discernir, rectificar y arrepentirse, para prepararse a la conversión y para estremecerse con el gozo de la meta que le guía en su camino. G anando la indulgencia jubilar. La misericordia de Dios se pone de manifiesto en el Sacramento del perdón. Jesús dejó en la Iglesia el regalo de perdonar los pecados: “Lo que ates en la tierra que dará atado en el cielo y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo” (Mt 16, 19). En el Año jubilar la Iglesia se siente autorizada a hacer una oferta extraordinaria del perdón de Dios, que sale en busca de la oveja perdida. Por la comunión de los santos creemos que nuestra vida está unida a la de los demás cristianos en el Cuerpo místico, y que se establece entre todos un maravilloso intercambio de bienes espirituales, que es el “tesoro de la Iglesia”. Al rezar a los santos y al rezar unos por otros y por los difuntos, participamos de ese tesoro espiritual y obtenemos la purificación de las culpas y fortaleza para evitarlas en adelante. ¡Cristo cura tus heridas! ¡Cristo cura tus heridas! ¡Cristo cura tus heridas! V iviendo la caridad, mediante las obras de misericordia, que el Papa nos propone de manera especial en este Año jubilar. C onfesando los pecados en el Sacramento del perdón, participando en la Eucaristía y orando por las intenciones del Papa, de nuestro Obispo y del Colegio Episcopal. Lugares jubilares diocesanos v v v v v La catedral de Barbastro. La concatedral de Monzón. La parroquia de Fraga. La parroquia de Graus. El santuario de Torreciudad. En todos ellos los fieles encontrarán sacerdotes dispuestos a oírles en confesión y a acompañarles en su peregrinación jubilar. Las obras de misericordia, en el año jubilar y siempre... En la bula “Misericordiae vultus” (el rostro de la misericordia) con la que el Papa ha convocado este Año Jubilar, nos propone las obras de misericordia como vivencia concreta de la caridad. Obras de misericordia corporales v Dar de comer al hambriento. v Dar de beber al sediento. v Dar posada al peregrino. v Vestir al desnudo. v Visitar al enfermo. Fechas jubilares v Socrrer a los presos. v Cuaresma jubilar: para orar cada semana con la bula “Misericordiae vultus”. Obras de misericordia espirituales v 13 de diciembre: Apertura del Jubileo en la Catedral de Barbastro. v 26 al 28 de febrero: Ejercicios Espirituales para laicos cristianos. v 4 y 5 de marzo: 24 horas para el Señor. v 29 de marzo al 3 de abril: Peregrinación Diocesana a Roma. v 15 de mayo: Pentecostés. Encuentro Diocesano de laicos y celebración jubilar de San Vicente Ferrer, en Graus. v JMJ2016 en Cracovia: – 20 al 24 de julio, en las Diócesis de Polonia. – 25 al 31 de julio, JMJ2016, en Cracovia. v Enterrar a los muertos. v Enseñar al que no sabe. v Dar buen consejo al que lo necesita. v Corregir al que yerra. v Perdonar las injurias. v Consolar al triste. v Sufrir con paciencia los defectos de los demás. v Pedir por los vivos y difuntos. El Papa nos invita a orar así... S eñor Jesucristo, tú nos has enseñado a ser misericordiosos como el Padre del cielo y nos has dicho que quien te ve, lo ve también a Él. Muéstranos tu rostro y obtendremos la salvación. Tu mirada llena de amor liberó a Zaqueo y a Mateo de la esclavitud del dinero; a la adúltera y a la Magdalena, del buscar la felicidad solamente en una creatura; hizo llorar a Pedro luego de la traición y aseguró el Paraíso al ladrón arrepentido. Haz que cada uno de nosotros escuche como propia la palabra que dijiste a la samaritana: ¡Si conocieras el don de Dios! Tú eres el rostro visible del Padre invisible, del Dios que manifiesta su omnipotencia sobre todo con el perdón y la misericordia: haz que, en el mundo, la Iglesia sea el rostro visible de Ti, su Señor, resucitado y glorioso. Tú has querido que también tus ministros fueran revestidos de debilidad para que sientan sincera compasión por los que se encuentran en la ignorancia o en el error: haz que quien se acerque a uno de ellos se sienta esperado, amado y perdonado por Dios. Manda tu Espíritu y conságranos a todos con su unción para que el Jubileo de la Misericordia sea un año de gracia del Señor y tu Iglesia pueda, con renovado entusiasmo, llevar la Buena Nueva a los pobres, proclamar la libertad a los prisioneros y oprimidos, y restituir la vista a los ciegos. Te lo pedimos por intercesión de María, Madre de la Misericordia, a ti que vives y reinas con el Padre y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.