Prevención de Riesgos Laborales y Fuerzas Armadas

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Prevención de Riesgos Laborales y Fuerzas Armadas
Felipe Manzano Sanz, experto en PRL.
1. Al igual que ocurre con los Cuerpos
y Fuerzas de Seguridad del Estado, la
actividad de los profesionales de la milicia, en sus distintas armas, plantea la
paradoja, felizmente resuelta por las
disposiciones legales y reglamentarias,
de que siendo una actividad por naturaleza expuesta a grandes riesgos (en
especial, y desde hace ya décadas, en
lo que atañe a las misiones “de paz”
en el exterior), estos profesionales tienen todo el derecho a una protección
eficaz de su salud y su seguridad en el
desarrollo de su actividad.
Por ello, el Real Decreto 1755/2007,
de 28 de diciembre, de PRL del personal militar de las Fuerzas Armadas y
de la organización de los servicios de
prevención del Ministerio de Defensa
estableció en el ámbito castrense una
materia que pareciera que debería de
estar ausente del mismo. Dos años
después de su entrada en vigor, que
se produjo el 19 de enero de 2008,
conviene referirse a su contenido.
2. Como es conocido, la Directiva
89/391/CEE del Consejo, de 12 de
junio de 19891, la famosa directiva
“marco” sobre aplicación de medidas
para promover la mejora de la seguridad y de la salud de los trabajadores
en el trabajo, incluyó en su ámbito de
aplicación a todos los sectores de actividades públicas o privadas, excepto
cuando se opongan a ello de manera
concluyente las particularidades inherentes a determinadas actividades específicas de la función pública como,
por ejemplo y precisamente, ocurre
en las Fuerzas Armadas. Ahora bien,
también declara que, aun en estos
1 Aprobada bajo presidencia de turno española de las
Comunidades Europeas.
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casos, será preciso velar para que la
seguridad y la salud de los trabajadores queden aseguradas en la medida
de lo posible, habida cuenta de los
objetivos que la norma comunitaria
persigue. Y, como también es de sobra conocido, la Ley 31/1995, de 8 de
noviembre (LPRL), efectuó la transposición de esta directiva al ordenamiento jurídico español.
3. También hemos dicho ya en otras
ocasiones que la regla general es la
aplicación de la normativa sobre PRL
a todos los trabajadores, sean civiles
o militares, excluyendo únicamente
aquellas actividades de las Fuerzas
Armadas cuyas peculiaridades lo impidan. No obstante, de conformidad
con la directiva, las normas que se
dicten para regular la protección y
salud de sus miembros en el ejercicio
de estas actividades tienen que estar
inspiradas también en la LPRL. Además, por razón del régimen específico
de derechos y deberes del personal
militar y por la organización de las
Fuerzas Armadas, la disposición adicional novena bis de dicha Ley, añadida por la Ley 31/2006, de 18 de octubre, determina que lo previsto en
los capítulos III, V y VII de la LPRL2, se
aplicará de acuerdo con la normativa
específica militar.
Y, ello, porque las peculiaridades de
las misiones estrictamente castrenses
no son incompatibles con la aplicación
de medidas de seguridad ni de otras
encaminadas a proteger la salud de
los miembros de las Fuerzas Armadas
que realizan estas misiones. Más bien
ha ocurrido lo contrario, las Fuerzas
2 Es decir, Obligaciones y Derechos, Servicios de Prevención y Responsabilidades y Sanciones.
Armadas se han dotado tradicionalmente de sus normas internas de seguridad e higiene en el trabajo: en cada una de las misiones que desarrollan
está meticulosamente previsto el plan
de acción, comprensivo de medidas
concretas de obligado cumplimiento
encaminadas a obtener la culminación
de los objetivos salvaguardando la integridad personal de quienes deben
realizarla.
4. Por lo que a la salud se refiere, las
Fuerzas Armadas cuentan con un mecanismo propio para determinar las
facultades psicofísicas de su personal,
el Reglamento para la determinación
de la aptitud psicofísica del personal
de las Fuerzas Armadas, aprobado
por el Real Decreto 944/2001, de
3 de agosto, el cual permite, desde
el punto de vista de la salud de los
miembros de las Fuerzas Armadas,
armonizar las posibles limitaciones
psicofísicas del militar con las características del puesto de trabajo, todo
ello sin perjuicio del esfuerzo realizado
en aras de una completa integración
de la mujer, que se contempla en la
vigilancia de la salud, dispensando especial protección a los supuestos de
embarazo y lactancia.
También, con el Real Decreto
1755/2007, de 28 de diciembre, se
da un impulso a la optimización de
las estructuras de PRL existentes en
el ámbito del Ministerio de Defensa
con aquellas otras de nueva creación,
tratándose esta disciplina como un todo integrado donde el fin último sea
la protección de las personas, independientemente de que sean civiles
o militares, en sus lugares de trabajo
y en la realización de sus actividades,
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respetando al mismo tiempo las peculiaridades de cada uno de los colectivos.
5. Por lo que específicamente atañe
al contenido de la regulación de PRL
en el ámbito castrense, debe resaltarse que se incluye, en general, a todo
el personal de las Fuerzas Armadas y,
además, a los miembros del Cuerpo
de la Guardia Civil que presten sus
servicios en el ámbito del Ministerio
de Defensa.
La PRL en el ámbito de las Fuerzas Armadas responde, con
carácter dual pero complementario, a los principios general
en la materia y a las peculiaridades de la actividad militar
como los organismos autónomos adscritos al mismo.
extranjero, siguiendo las directrices
recogidas en un plan de operaciones.
En cuanto a las actividades que comprende son aquellas que se realizan en
el ámbito del Ministerio de Defensa,
de conformidad con lo establecido en
el artículo 3.2 de la Ley (actualizada)
de PRL, es decir, a aquellas propias de
las Fuerzas Armadas y a las actividades
militares de la Guardia Civil.
6. El Real Decreto 1755/2007 ofrece unas definiciones particulares a
efectos de su aplicación. Y, así, se
entiende por “Actividades de instrucción y adiestramiento” a las
que están recogidas en los Planes
Generales de Instrucción y Adiestramiento de cada ejército que el militar, ya sea de manera individual o
encuadrado en una Unidad, realiza
con la finalidad de prepararse para
el cumplimiento de las misiones que
se le asignen.
Asimismo, se denominan “UCO” (unidades, centros u organismos) a las instalaciones del Ministerio de Defensa
y de los organismos autónomos a él
adscritos, cualquiera que sea su designación, ejército de adscripción, función que desempeñe, o medios que
contenga, e incluirá los establecimientos militares, los acuartelamientos, las
bases, los barcos y cualquier otra de
análoga consideración.
Y, por último, se aplica en todas las
Unidades, Centros y Organismos del
ámbito del Ministerio de Defensa, así
En cambio, son Actividades operativas aquellas que se ejecutan en una
operación, en territorio nacional o
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7. Como en todos los casos en los que
directa o asimiladamente se aplica la
Ley de PRL, el personal comprendido
en el ámbito de aplicación personal
del real decreto que estamos exami-
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La formación en PRL en el ámbito castrense es “un arma
cargada de futuro”; es decir, es una gran herramienta al
integrarse en los diferentes niveles de la enseñanza militar
nando tiene derecho a una protección
eficaz en materia de seguridad y salud
en el trabajo, lo que supone el correlativo deber del Ministerio de Defensa
de actuar conforme a los principios
recogidos en dicha Ley3.
Y, naturalmente, tal derecho comprende: la adopción de las medidas
necesarias para la eliminación o, en
su caso, disminución de los riesgos;
el proporcionar la información necesaria en materia preventiva; el establecer canales de participación para
la formulación de propuestas en materia preventiva; la obligatoriedad de
proporcionar la formación necesaria
en materia de riesgos laborales; y, por
último, la vigilancia de su salud en relación a los riesgos a los que pudieran
estar expuestos.
8. En el del Ministerio de Defensa, la
PRL deberá integrarse en el conjunto de sus actividades a través de la
implantación y aplicación del correspondiente plan de PRL. Y, a tal efecto,
se elaborarán los correspondientes
planes de PRL que, al menos, comprendan la estructura organizativa,
las responsabilidades, las funciones,
las prácticas, los procedimientos, los
procesos y los recursos necesarios
para realizar la acción de prevención
de riesgos.
rísticas de los puestos de trabajo, el
personal que deba desempeñarlos y
los servicios que reglamentariamente
se determinen.
Igualmente, deberá realizarse una
evaluación con ocasión de la elección
de los equipos y sistemas que se vayan
a utilizar, de las sustancias o preparados químicos y del acondicionamiento
de los lugares de trabajo; evaluación
que se actualizará con ocasión del
cambio de las condiciones de trabajo
y, en todo caso, se someterá a consideración si se hubieran producido
daños para la salud revisándose en
caso necesario.
Para las actividades de instrucción,
adiestramiento y operativas, las Fuerzas Armadas aplicarán sus normas
propias de seguridad y operación cuyo
conjunto, y esto es una especialidad
propia en este ámbito, constituirá el
plan de PRL para las actividades de
instrucción, adiestramiento y operativas. En cambio, las actividades de vuelo y directamente relacionadas con el
mismo se regularán de acuerdo a su
normativa específica.
Es decir, la PRL comenzará con una
evaluación inicial de los riesgos y la
posterior planificación de la actividad
preventiva, que deberá realizarse teniendo en cuenta la naturaleza de la
actividad a desarrollar, las caracte-
9. Los profesionales militares serán
informados de los riesgos para su
seguridad y salud relacionados con
las actividades que desarrollan en el
ejercicio de sus funciones y de las
medidas de protección, colectivas e
individuales, establecidas, que deberán respetar y poner en práctica para
eliminar o reducir los riesgos que no
se hayan podido evitar y hayan sido,
pues, evaluados.
3 O sea: Evitar los riesgos; evaluar los riesgos que no
se puedan evitar; reducir los posibles riesgos; combatir
los riesgos en su origen; adaptar el puesto de trabajo a
la persona; incorporar nuevas tecnologías; planificar la
prevención, buscando un conjunto coherente que integre los métodos y organización del trabajo, los medios
tecnológicos y los factores ambientales en el trabajo;
adoptar las medidas que antepongan la protección
colectiva a la individual; e impartir las debidas instrucciones al personal respecto de los riesgos laborales.
Ahora bien, la información será
proporcionada de forma que no se
perjudique la eficacia de la misión
ni se quebranten las normas sobre
seguridad de la información, lo que
constituye, evidentemente, otra particularidad o especificidad importan-
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te en este ámbito respecto de la normativa general.
10. En cuanto a la participación y a
la formación, encontramos peculiaridades relevantes de acuerdo con la
naturaleza de la actividad castrense en
la que el principio de jerarquía de la
cadena de mando es esencial.
Así, el personal militar en esta materia
podrá efectuar las propuestas de actividades preventivas que estime oportunas para mejorar la seguridad y la
salud en el trabajo. Ahora bien, tales
propuestas se realizarán de forma individual, y, para ello se debe dirigir el
militar proponente bien a su jefatura de unidad, centro u organismo al
que pertenezca, bien directamente al
Órgano de Prevención de su unidad,
centro u organismo, o bien por cualquier otro canal de participación que
se habilite en los mismos.
Respecto a la formación, la regulación de la PRL en las Fuerzas Armadas muestra una actitud de presente
y de futuro encomiable a través de la
inclusión de la materia en los diferentes niveles de la enseñanza militar; sin
olvidar, lógicamente, los cursos que
se impartan en relación con el puesto
de trabajo y el uso de los diferentes
materiales y equipos.
11. Se establece la adecuada vigilancia de la salud en relación a los riesgos
que se deriven del puesto de trabajo
que desempeñe, mediante los oportunos reconocimientos médicos específicos. Estos reconocimientos serán
obligatorios en los supuestos en que
sea imprescindible para evaluar los
efectos de las condiciones de trabajo sobre la salud del personal o para
verificar si su estado de salud puede
constituir un peligro para el mismo, o
para el resto del personal o terceras
personas relacionadas con la Unidad,
Centro u Organismo. Con ello, parece
dejarse a la interpretación, el carácter
inicialmente voluntario de los exámenes de salud, a los que se refiere el
artículo 22 de la Ley de PRL. Igualmente, los reconocimientos médicos
serán obligatorios en los casos de los
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factores de riesgo que puedan incidir
en la función de procreación.
La regulación de la PRL en el ámbito militar evidencia un alto
Por otro lado, y a semejanza de la previsión legal contenida en el apartado
5 del artículo 22 de la LPRL, en el Real
Decreto 1755/2007 se regula que en
los supuestos en que la naturaleza de
los riesgos inherentes a los puestos de
trabajo desempeñados lo haga necesario, el derecho a la vigilancia periódica de su estado de salud se prolongará aún cuando no se encuentre en
situación de servicio activo.
todos los ámbitos profesionales
Asimismo, la protección de la maternidad, como no podía ser de otra manera, tiene especial consideración en
el tratamiento de la PRL en las Fuerzas
Armadas, de tal manera que de las
actividades que se desarrollen en los
puestos de trabajo, la evaluación de
riesgos determinará qué procedimientos, condiciones de trabajo y exposiciones de cualquier clase que puedan
incidir negativamente en la salud de
las embarazadas, en la de los fetos,
en la de las madres en periodo de lactancia o en la de sus hijos lactantes.
Y, si se determinase que existen esos
riesgos, se adoptarán medidas que
permitan la adaptación de las condiciones o del tiempo de trabajo de la
trabajadora4 afectada.
12. En el orden de las obligaciones,
se determina expresamente que el
Ministerio de Defensa asumirá las
obligaciones que la LPRL asigna al
empresario. Ello, se matiza en el artículo 18 del Real Decreto 1755/2007,
estableciéndose que, sin perjuicio
de otras obligaciones, los órganos
administrativos comprendidos en su
ámbito de aplicación adoptarán las
medidas necesarias para garantizar,
en la medida en que sea razonablemente viable, la seguridad y salud del
personal al utilizar medios y equipos.
Del mismo modo, deberán proporcionar al personal militar comprendido
en el ámbito de aplicación de esta
regulación los equipos de protección
4 En el artículo 15 del Real Decreto analizado se expresa literalmente “trabajadora”, en lugar de, por ejemplo
“la profesional militar”, o bien, la mujer militar.
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grado de madurez en la extensión de la seguridad y salud a
individual adecuados para el desempeño de sus cometidos y velar por el
uso efectivo de éstos cuando, por la
naturaleza de las misiones desempeñadas, sean necesarios.
En cuanto a las obligaciones del personal, serán, como en el supuesto general, las de velar, mediante el cumplimiento de las medidas de prevención
que en cada caso sean adoptadas,
por su propia seguridad y salud en el
desempeño de sus funciones y por la
de aquellas otras personas a las que
pueda afectar su actividad profesional, de conformidad con la formación
y las instrucciones recibidas.
13. Finalmente es necesario atender
a la estructura organizativa preventiva: En el Ministerio de Defensa
se constituirá el Servicio de PRL de
la Defensa siguiendo el modelo de
servicio de prevención propio, con
posibilidad de asunción parcial de
ciertas actividades por un servicio de
prevención ajeno, y con las funciones
de proporcionar el asesoramiento y
apoyo que en esta materia precisen
los órganos del Ministerio de Defensa, de conformidad con la normativa
vigente en cada momento.
vicios de prevención y de la unidad
que los coordine.
Y esa coordinación se llevará a cabo
en el ámbito de la Subsecretaria de
Defensa por medio de una Unidad
específica encargada de determinar
criterios y directrices, asesorar, efectuar el seguimiento de la actividad
preventiva y de llevar a cabo las auditorias en PRL.
Siendo esta realización de las auditorias otra de las peculiaridades de la regulación de la PRL en el ámbito de las
Fuerzas Armadas, pues, según el artículo 25 del Real Decreto 1755/2007,
La Subsecretaría de Defensa podrá
ordenar (no, “ordenará”) la realización de auditorias para el control del
cumplimiento de la normativa de PRL.
14. Con independencia, pues, de sus
peculiaridades, no cabe duda de que
la regulación de la PRL en el ámbito
militar evidencia un alto grado de madurez en la extensión de la seguridad y
salud a todos los ámbitos profesionales,
incluidos aquellos que en su insita naturaleza se consideran, porque lo son,
objeto de tratamiento especial. 
Los servicios de prevención se organizarán conforme a los criterios de
número de efectivos, actividades que
se desarrollen, exclusivas o comunes,
riegos que se deriven de las actividades, y de la localización geográfica.
En la estructura del Servicio de PRL
de la Defensa están comprendidos el
Servicio de PRL en el Ejército de Tierra; el Servicio de PRL en la Armada;
el Servicio de PRL en el Ejército del
Aire y los Servicios de PRL de las UCOs
ajenos a la estructura de los ejércitos;
siendo competencia de cada uno de
los ejércitos determinar el desarrollo
de la estructura adecuada de sus ser-
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