sumak kawsay - Universidad San Francisco de Quito

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1
DESARROLLO:
12 ENSAYOS
SObRE VARIOS SIGLOS
DE ENSAYOS
Revista Polémika
Director:
Pablo Lucio-Paredes
Apoyo Editorial:
Nataly Carrera,
estudiante de Jurisprudencia
de la USFQ
Diseño:
GyR / USFQ
POLEMIKA es una publicación cuatrimestral del
Instituto de Economía de la
Universidad San Francisco de Quito
ISBN: 978-9978-68-030-8
Por favor enviar sus comentarios a:
[email protected]
2
Todas las fotografías que
ilustran la presente edición de
Polémika, pertenecen al fotógrafo
ecuatoriano Bernardo Rampón y
corresponden a una muestra de
oficios tradicionales del Ecuador
Editorial
C
ada cuatro meses intentamos mantener la filosofía de la revista: abordar temas importantes de manera polémica, es decir con un enfoque mutidisciplinario y visiones variadas.
Creo que este número es probablemente el que mejor lo ha logrado hasta ahora. El
tema es evidentemente importante: el desarrollo es la base de la calidad de vida de
las personas, pero además está en un proceso mundial de cuestionamiento, sea por
la crisis económica reciente, sea por su impacto en el medio ambiente, sea porque
algunos hablan del anti desarrollo, de otras formas de desarrollo o simplemente
plantean que el desarrollo es un proceso nefasto …. mientras en muchos países la
gente se sigue esforzando para mejorar su vida, es decir desarrollarse.
El tema es clave, y así lo abordan nuestros colaboradores. Desde una visión más
práctica (Julio José Prado), filosófica o sociológica (Felipe Ribadeneira, Teodoro Bustamante), liberal (Dora Ampuero, Pablo Zambrano), de izquierda o utópica (René
Mauge, Francisco Rhon), del Buen Vivir (Pablo Dávalos), desde lo local (Luis Verdesoto), la salud (Sebastian Oleos), o desde el conocimiento (Franklin López).y la
incertidumbre (Wilson Perez).
En números anteriores no siempre alcanzamos suficiente diversidad porque algunos compromisos a última hora se esfumaron. Esta vez casi todos se han hecho presentes y así hemos cumplido lo que es tan difícil en el Ecuador: unir voces variadas
para que el lector sea el que arbitre, amalgame y medite.
Saludos amistosos y como siempre muchas gracias por su confianza
Director
Pablo Lucio-Paredes
5
8
Dora de Ampuero
Modelo de crecimiento económico austriaco
basado en la estructura del capital
20
Teodoro Bustamante
Para discutir el desarrollo hoy en el Ecuador
32
Pablo Dà valos
La necesidad de un nuevo paradigma en la
economía: ¿Puede la noción de sumak kawsay
ser la alternativa?
6
48
106
Los regalos de Prometeo: el papel del
conocimiento en el crecimiento económico
El marxismo hoy:
fragmentos de una
lectura
Franklin LÑpe z
Felipe Ribadeneira
126
Francisco Rhon
Cuestiones al
desarrollo en
“tiempos de cólera”
64
5 H Q 0
130
Luis Verdesoto/ Gloria Ardaya
Continuidad y cambios en
el desarrollo local y regional
-Una aproximación al caso ecuatoriano-
DXJ
El desarrollo
84
Sebastià n Oleas
Enfermedad, salud, ingreso y desarrollo
88
: LOVRQ3
UH ]
De planes e
incertidumbre
144
98
Pablo Zambrano
El milagro chileno
-XO LR- RV3 U DGR
El eslabón perdido
del desarrollo
económico y
empresarial
7
Dora de Ampuero
Directora del IEEP
[email protected]
Modelo de
crecimiento
económico austriaco
basado en la estructura
del capital
Losæ partidariosæ deæ lasæ distintasæ escuelasæ deæ pensamientoæ econÑmi coæ tienenæ unaæ preocupaciÑnæ comÏn: æ
cÑmoæ resolveræ losæ ciclosæ econÑmi cosæ queæ conducenæ
aæ laæ faltaæ deæ crecimientoæ econÑmi co.æ Losæ economistasæ keynesianosæ yæ losæ deæ laæ escuelaæ austriacaæ tienenæ
unæ debateæ permanenteæ queæ seæ puedeæ resumiræ enæ suæ
posiciÑnæ conæ respectoæ aæ laæ existenciaæ oæ noæ deæ unæ procesoæ deæ mercadoæ queæ realiceæ losæ ajustesæ necesariosæ
anteæ losæ desequilibriosæ econÑmi cosæ queæ seæ presentan.æ Elæ economistaæ deæ laæ escuelaæ austriaca,æ Rogeræ
Garrison ha desarrollado un modelo gráfico de macroeconomÕ aæ deæ crecimientoæ econÑmi coæ dondeæ trataæ deæ tenderæ unæ puenteæ entreæ estasæ dosæ posiciones,æ
incorporandoæ elementosæ keynesianosæ aæ losæ principiosæ
deæsub jetividadæeæi ndividualismoæd eæl osæa ustriacos.æ
8
9
Paraæl osæk eynesianos,æ enæ elæ cortoæ
plazoæ•q ueæ esæ loæ queæ importa-æ lasæ
magnitudesæd eæi nversiÑnæyæcon sumoæseæmuevenæenæl aæmi smaæ
direcciÑn,æl asæd osæha ciaæa bajoæenæ
laær ecesiÑn,æoæa mbasæha ciaæa rriba,æ
haciaæel æp lenoæ empleoæ deæ losæ recursosæeæi nclusoæmà sæa llà æenæuna æ
espiral inflacionaria
IntroducciÑn
Descubrir las causas que hacen variar la producción de
un país es un tema crucial que debiera abordarse antes
de tratar los problemas de ciclos económicos, empleo,
crecimiento económico, pobreza, que preocupan a los
macroeconomistas contemporáneos. Tradicionalmente,
los partidarios de las distintas escuelas de pensamiento
económico, han puesto énfasis en respuestas contradictorias a la solución de estos problemas dependiendo de las
diferentes teorías a las que se adhieren, pero la mayoría
de ellos no le dan la debida importancia a la formación
de bienes de capital para mejo srar el nivel de vida de la
gente. Se entiende por bienes de capital las herramientas,
fábricas, infraestructura y recursos humanos que le añaden
complejidad a las distintas etapas de producción y permite
que los individuos tengan más y mejores empleos, mayores salarios y disfruten de bienestar económico.
Los economistas partidarios de la teoría macroeconómica desarrollada por John Maynard Keynes sostienen que
los cambios en la demanda agregada afectan en el corto
plazo la producción real y el empleo, porque asumen que
los precios, incluyendo los salarios, son bastante rígidos
y hay muchas inflexibilidades en los mercados. Vivimos
en el corto plazo, no se sabe que pasará en el largo plazo
y, al final, ¡todos estaremos muertos! Siguiendo este razonamiento, apoyan políticas monetarias inflacionistas y
expansivas de gasto público; esto significa que el gobierno
inyecte dinero a la economía con el objetivo de ampliar el
consumo y la producción que son elementos claves en el
proceso económico.
Los modelos de crecimiento keynesianos incluyen los llamados efectos multiplicadores, esto es, la producción aumenta por un múltiplo del cambio original del gasto que
lo causó. Basada en estos supuestos, lo que hoy se conoce
como Macroeconomía, el estudio de la economía de un
país o región empleando magnitudes colectivas globales,
como la renta nacional, las inversiones, el comercio, etc.,
se ha convertido en una cadena de argumentos a favor del
intervencionismo del estado, del dirigismo y la planificación centralizada que ofrecen amplio campo de acción a
los políticos populistas.
Por otra parte, los economistas que pertenecen a la tradición de la Escuela de Economía Austriaca proponen un
modelo de crecimiento económico basado en la inversión
de bienes de capital, cuyo núcleo central lo componen los
empresarios en los mercados libres, alertas a las oportunidades de beneficio en un marco de respeto a la propiedad
privada y a las instituciones de un estado de derecho. En
esta visión se concede gran importancia al papel del empresario en la formación de bienes de capital, motor de
la innovación y el progreso. Se asume que al intervenir el
10
estado en los procesos de mercado, dirigiendo los procesos productivos e intentando planificar la vida de los ciudadanos, distorsiona el funcionamiento de la economía.
Un entorno de libertad es fundamental para promover el
crecimiento económico de los individuos quienes, persiguiendo sus propios intereses, logran sin proponérselo el
bienestar de la sociedad.
Los economistas de la Escuela Austriaca adoptan un punto de vista microeconómico, es decir, sus análisis parten de
un estudio de las elecciones que hacen los individuos y los
empresarios, y la influencia que ejercen las acciones de los
gobiernos en estas decisiones. Por esta razón, han demostrado escaso interés en los análisis de carácter agregado
macroeconómico que ocultan las raíces de los problemas;
por lo tanto, no se justifica dividir la economía en compartimentos separados de micro y macroeconomía. Para
ellos no existe una ciencia macroeconómica diferenciada
como tal. Esto no implica que algunos representantes de
la Escuela de Economía Austriaca no utilicen agregados.
Lo hacen, pero sin dejar de reconocer que estos agregados
tienen fundamentos microeconómicos.1
A pesar de esta aversión al razonamiento macroeconómico
de los economistas austriacos, el profesor Roger Garrison,
uno de los más importantes exponentes de esta escuela, ha
elaborado un modelo gráfico de una teoría de crecimiento
económico austriaco, combinando las distintas etapas del
proceso productivo, con conceptos desarrollados por los
keynesianos y los austriacos.2 Crucial en este análisis es lo
que sucede en las distintas etapas de la producción. Para
los keynesianos, en el corto plazo –que es lo que importalas magnitudes de inversión y consumo se mueven en la
misma dirección, las dos hacia abajo en la recesión, o ambas hacia arriba, hacia el pleno empleo de los recursos e
incluso más allá en una espiral inflacionaria. Para los economistas austriacos, frente a cambios en el crecimiento de
la economía, tanto el consumo como la inversión pueden
moverse en sentidos opuestos. Sus estudios demuestran
que la intervención del estado –una política crediticia, por
ejemplo- es en la mayoría de los casos, la fuente de distorsiones en la asignación intertemporal de los recursos y
puede ser, por ello mismo, causa importante de los ciclos
económicos.
Es importante aclarar que Keynes no ignoraba el papel del
tiempo y el conocimiento. El reconocimiento del poder de
las “fuerzas oscuras” era clave para su concepción del sistema económico, el índice de inversión podría “estar sometido a olas de sentimientos optimistas y pesimistas”.
Además Keynes apreció la importancia del subjetivismo
para decisiones de producción a corto plazo que se “vean
1 Ver Murray N. Rothbard. 2004. (1962) ñEl Hombre, la EconomÕ a y el Estadoî , un Tratado sobre Principios de EconomÕ a. 1È . EdiciÑn. B uenos Aires, ESEADE. vol. 1.
2 Garrison, Roger W. ñTiempo y Dinero. 2005. UniÑn E ditorial, Madrid, EspaÐa .
11
influenciadas por el coste de uso”. Su afirmación sobre las
fuerzas oscuras del tiempo y la ignorancia la hizo tratando
de defender la intervención gubernamental en la inversión.
Nunca aprendió las limitaciones que el tiempo real y la
ignorancia ocasionan a los políticos.3
Este artículo persigue un doble objetivo. El primer objetivo
es tratar de explicar brevemente los principios en que se ha
basado desde sus inicios la teoría de Crecimiento Económico de la Economía Austriaca y en ese marco conceptual,
resaltar el aporte del modelo gráfico elaborado por Roger
Garrison y su esfuerzo por crear un puente entre escuelas
de pensamiento y filosofía distintas. El segundo objetivo
es incitar al lector a leer las obras originales y a pensar críticamente sobre los temas que se debaten en los círculos
académicos. No hay duda que el debate intelectual entre
Keynes y Hayek y las implicaciones políticas de sus teorías,
cobran actualidad hoy más que nunca, como lo veremos en
las reflexiones finales de este trabajo.
Elæsub jetivismoæyæel æi ndividualismo
metodolÑgi coæenæuna æeconomÕ aæd e
usoæd eæca pital
Los economistas de la escuela austriaca fundamentan sus
análisis en dos axiomas praxeológicos que se derivan de la
naturaleza del ser humano: individualismo metodológico y
subjetivismo.4 El individualismo metodológico considera a
la persona como el centro de la actividad económica. Carl
Menger, el fundador de la Escuela de Economía Austriaca, fue el primero en dar una explicación sobre este tema
cuando afirmó que la economía nacional no es el resultado
de las acciones de la nación como tal ni de un gobierno
en particular, sino de los esfuerzos económicos de innumerables individuos. En su obra “Investigaciones sobre el
método de la Ciencias Sociales y de la Economía Política”
ofrece un buen sumario de su posición: “El fenómeno de
la ‘economía nacional’ no significa una directa expresión
de la vida de una nación como tal o resultados directos de
la acción de una ‘nación económica’. Ellos son, más bien,
los resultados de los esfuerzos económicos de innumerables individuos en una nación, y por lo tanto no se pueden
poner al alcance de nuestra comprensión teórica desde el
punto de vista de la ficción mencionada. Más bien, el fenómeno de la economía nacional como se nos presenta en
realidad es el resultado de los esfuerzos económicos individuales, por lo tanto deben interpretarse teóricamente en
esta perspectiva.”5
3 OÍ Driscoll, Gerald Jr. Y Mario J. Rizzo. La EconomÕ a del Tiempo y de la Ignorancia.
2009. UniÑn E ditorial. Madrid, EspaÐa . Pà g. 48.
4 Ver Gabriel J. Zanotti. Fundamentos filosóficos y epistemológicos de la Praxeología.
Editorial UNSTA. Junio de 2004.
0 HQJH U & DUO
,QYHVW
LJDFLRQH VVREU
H HO0 W
RGRGHOD & LHQF LDV6RFLDOHV\ GHOD
EconomÕ a PolÕ tica. Publicado por UniÑn E ditorial en el aÐo 2007. P à g. 37.
Paraæl osæecon omistasæ deæ laæ EscuelaæAustr iaca,æ elæ hechoæ queæ
hayæq ueæexp licaræenæE conomÕ aæ
esæcÑmoæa ctoresæ conæ diferentesæ
expectativasæe æ informaciÑ næ sonæ
capacesæd eæc oordinaræ suæ conductaæa æp esaræd eæesa sæd iferenciasæ
yæel æa nonimatoæ existenteæ enæ losæ
mercados.
Aæmed idaæq ueæseæi ncrementanæ
lasæi nterrelacionesæentr eæl osæi ndividuos,æl osæi ntercambiosæenæl asæ
distintasæeta pasæ deæ producciÑ næ
crecenæenæcom plejidad,æ aunqueæ
siempreæseæma ntieneæl aær elaciÑnæ
entreæel æva loræp revistoæ deæ losæ bienesæconæel æti empoæq ueætoma æentr eæ
consumirlosæ yæ producirlos.
Ahorraræesæel æ primeræ pasoæ enæ elæ
caminoæq ueæcond uceæha ciaætod oæ
bienestaræma terialæyæa læq ueæha yæ
queær ecurriræi neludiblementeæp araæ
cualquieræul terioræp rogreso.æE læ
sacrificio de restringir el consumoæq uedaæco mpensadoæ poræ elæ
disfruteæp osterioræ deæ losæ bienesæ
ahorrados,æa demà sæq ueæp ermiteæ
disponeræd eæma yoræca ntidadæd eæ
losæmi smosæb ienesæ oæ crearæ otrosæ
nuevos, que sin ese sacrificio no
seæhub ieraæp odidoætener .æ Posponeræel æconsum oæ permiteæ alæ individuoæp royectarseæ haciaæ objetivosæ
mà sæl ejanos.
Los resultados de las acciones individuales no se pueden
predecir con exactitud porque surgen como el producto
no intencionado y espontáneo de las relaciones sociales.
El mercado es uno de estos “órdenes espontáneos”, que
surgen sin que nadie los haya diseñado, sino como producto de las relaciones entre los individuos que participan
en intercambios voluntarios, constituyen proceso de descubrimiento, aprendizaje e información. Ningún individuo
o empresa puede saber anticipadamente, como organizar
óptimamente la producción, qué productos fabricar o incluso qué materias primas debe emplear. Todo esto lo va
aprendiendo en el curso de su acción empresarial, de sus
percepciones sobre los elementos cambiantes de su entorno y de las necesidades de los consumidores. Para los
economistas de la Escuela Austriaca, el hecho que hay que
explicar en Economía es cómo actores con diferentes expectativas e información son capaces de coordinar su conducta a pesar de esas diferencias y el anonimato existente
en los mercados.
El individuo actúa para satisfacer una necesidad, para
pasar de una situación que él percibe menos ventajosa a
otra más ventajosa, por lo tanto, siempre está valorando
mentalmente las distintas alternativas. Esta valoración se
da de acuerdo a la satisfacción que le proporciona escoger
una cosa, de consumir algo en el presente o en el futuro,
tomando en cuenta que estas valoraciones cambian constantemente. Los cambios en las preferencias y demandas
de los consumidores se reflejan en la actividad de los empresarios quienes tienen que estar alertas para evaluar sus
estrategias de producción y satisfacer las nuevas demandas. Los actos de producción muestran una relación fundamental con los futuros actos de consumo que la producción hace posible. A medida que se incrementan las
interrelaciones entre los individuos, los intercambios en
las distintas etapas de producción crecen en complejidad,
aunque siempre se mantiene la relación entre el valor previsto de los bienes con el tiempo que toma entre consumirlos y producirlos.
En el análisis de la estructura del capital, las preferencias
intertemporales y las percepciones individuales adquieren gran importancia. Esto está estrechamente relacionado con una categoría de la acción humana: las personas
prefieren consumir en el presente en lugar de consumir en
el futuro. Este es un factor subjetivo porque encontraremos en el mercado individuos cuya preferencia temporal
es muy baja y otros con preferencial temporal muy alta,
encontramos individuos que renuncian al consumo presente por disfrutar de un valor adicional en el futuro. Así
mismo, observamos que tan pronto se satisfacen las necesidades actuales, la gente comienza a ahorrar una parte
de los bienes de consumo existentes para disfrutarlos más
tarde. Ahorrar es el primer paso en el camino que conduce hacia todo bienestar material y al que hay que recurrir
12
ineludiblemente para cualquier ulterior progreso. El sacrificio de restringir el consumo queda compensado por el
disfrute posterior de los bienes ahorrados, además que
permite disponer de mayor cantidad de los mismos bienes
o crear otros nuevos, que sin ese sacrificio no se hubiera
podido tener. Posponer el consumo permite al individuo
proyectarse hacia objetivos más lejanos. Le es posible
ahora aplicar sistemas de mayor productividad por unidad
de inversión, que aquellos que toman menos tiempo pero
son menos productivos.6
La diferencia entre consumir hoy y postergar el consumo al
futuro es lo que los economistas austriacos han denominado interés originario. Este refleja la preferencia temporal en la relación entre el valor que el individuo atribuye a
satisfacer una necesidad en el inmediato futuro y el valor
atribuido a dicha satisfacción en épocas más distantes. La
tasa de interés originaria es fruto de valoraciones subjetivas que cambian y fluctúan frecuentemente, orienta las
actividades inversoras de los empresarios, determina el
periodo de espera y de producción en las ramas industriales y manufactureras.
El tipo de interés de mercado difiere del interés originario
porque refleja no solo la preferencia temporal del sujeto
actuante, sino también la prima de riesgo que corresponde
a la operación de que se trata, y la inflación esperada, es
decir, la pérdida o incremento del valor adquisitivo de la
moneda en el futuro. El interés pagado por el empleo de
bienes duraderos y el abonado por créditos de consumo es
también, como todo interés, consecuencia del mayor valor
atribuido a los bienes presentes que a los futuros. Toda
concesión de crédito es una acción empresarial especulativa de inciertos resultados. El que presta dinero a otro sabe
que puede perder todo o parte del principal y este riesgo
condiciona los términos del contrato.7
neos de la escuela de economía austriaca concuerda con
esta posición y afirma que los recientes estudios sobre la
macroeconomía austriaca no encajan en el subjetivismo
de Mises.10
Si bien el modelo gráfico de crecimiento económico de la
escuela austriaca elaborado por Garrison supone para algunos economistas de esta escuela un quiebre radical con
esta tradición, otros opinan lo contrario. Richard Ebeling y
Joseph Salerno se expresan positivamente con respecto al
trabajo de Garrison afirmando que provee un aporte sustancial y una elaboración gráfica del análisis macroeconómico austriaco que ha faltado tanto durante estos años.11
Roger Garrison se convierte en el primer economista austriaco en tratar de exponer en gráficos interrelacionados el
proceso de formación de capital y las distorsiones que las
manipulaciones monetarias causan en el proceso de mercado, provocando ciclos económicos de crecimiento y de
depresión. Para ello se apoyó en el triángulo hayekiano que
representa la estructura intertemporal de la producción y
en el trabajo de Murray Rothbard, “Aggregate Time Market”
que representa el mercado de bienes presentes y bienes
futuros, reflejando los cambios en la preferencia temporal
y la determinación de la tasa de interés. Ya en este primer intento Garrison demostraba que utilizando estas herramientas era posible comparar las diferentes doctrinas
económicas como aquellas de la escuela Austriaca y la
Keynesiana, y enfatizar los denominadores comunes. Con
este punto de partida y durante los siguientes veinte años,
Garrison escribió numerosos artículos, a través de los cuales ha ido desarrollando su visión de la Teoría Austriaca
del Capital.12
Acorde con su análisis individualista y subjetivo, los economistas de la escuela austriaca siempre se han sentido
molestos con los agregados y con la separación entre micro y macroeconomía. Mises y Hayek calificaron la revolución marginalista,8 como una rebelión microeconómica, un
triunfo de la teoría micro sobre la macro. Tanto es así, que
acometieron la gran tarea de reescribir la teoría monetaria a la luz de la microeconomía moderna por considerar
la tradicional teoría monetaria cuantitativa mecanicista y
agregativa.9 Israel Kirzner uno de los líderes contemporá-
Hoy podemos encontrar todo el esfuerzo de Garrison en
un sistemático volumen publicado bajo el titulo “Tiempo y
Dinero: La Macroeconomía de la estructura del capital”. En
los distintos capítulos que comprenden la extensa obra,
se confronta la macroeconomía basada en el trabajo característica del keynesianismo y del resto de escuelas, con
la macroeconomía basada en el capital de los austriacos y
encuentra que las dos escuelas comparten un común denominador: la preocupación por temas centrales como los
problemas de tasas de interés, los ciclos económicos y el
crecimiento económico. El aparato analítico de Garrison
aborda estas variables sin descuidar los fundamentos de
subjetividad e individualismo que caracterizan a la escuela
austriaca.
6 Mises, Ludwig von. ñLa AcciÑn Humana. Tratado de EconomÕ aî . 1995. 5È . EdiciÑn.
UniÑn E ditorial. Madrid, EspaÐa . P. 622.
7 IbÕ d. Pà gs. 623-624.
8 Carl Menger, William Stanley Jevons y Leon Walras, entre 1871 y 1873, trabajando en
forma independiente en Austria, Inglaterra y Francia desarrollaron la teorÕ a marginalista
de anà lisis econÑm ico que sostenÕ a que los bienes no adquieren su valor por el trabajo
puesto en ellos sino por la valoraciÑn subjetiva de los individuos, por la contribuciÑn de
las unidades adicionales a satisfacer sus necesidades.
9 HU/ XG Z LJ YRQ 0 LVHV / D 7HRU
· D GHO' LQH UR \ GHO& U GL
W
R 8 QL ³Q ( GL
W
RU
LDO
<
Friedrich von Hayek. La NacionalizaciÑn de l Dinero. UniÑn E ditorial. Madrid, EspaÐa .
10 Kirzner, Israel. Citado en Garrison, Roger W. Tiempo y Dinero. 2005. UniÑn Editorial.
Madrid, EspaÐa . Pà g. 38.
11 Ver Ravier, Adrian. En Busca del Pleno Empleo. Estudios de MacroeconomÕ a Austriaca
y EconomÕ a Comparada. 2010. UniÑn Editorial. Pà g. 62. Adrian Ravier ofrece un estudio
detallado sobre la teorÕ a del crecimiento austriaco, el aporte de JesÏs Huerta de Soto a
esta teorÕ a, asÕ como realiza su propia contribuciÑn con su anà lisis de la Curva de Phillips
Austriaca.
12 Adrian Ravier. Op. Cit. Pà g. 60.
13
13
La Figura 1, titulada la Macroeconomía de la Estructura del
Capital, representa una economía totalmente privatizada o
el sector privado de una economía mixta cuyo presupuesto
del sector público se mantiene en equilibrio. Se parte de
una situación que funciona para luego identificar cuáles
son las variables relevantes que causan que el producto
final cambie en el tiempo.14 De hecho, los postulados de
la economía austriaca establecen que en ausencia de políticas perturbadoras, del intervencionismo del estado, si
existe un estado de derecho, un marco de respeto institucional, las economías crecen y se desarrollan.
Garrison presenta tres gráficos que representan (1) el mercado de fondos prestables; (2) la frontera de posibilidades
de producción; y (3) la estructura inter temporal de la producción. La novedad de la macroeconomía basada en el
capital radica en su integración y aplicación. Estos gráficos
13 Garrison, op. cit. p. 88.
14 Como dijo Hayek, “Antes de que podamos explicar por qué la gente comete errores,
debemos explicar por qué deberían estar siempre en lo correcto” Economics and Knowledge. Reimpreso en Individualism and Economic Order, Chicago: University of Chicago
Press. 1948. Pà g. 34.
ensamblados y a través de sus movimientos le permiten
llegar a conclusiones con respecto al crecimiento a largo
plazo, cambios en la asignación de recursos y en la tecnología, variaciones en las preferencias intertemporales,
expansiones y depresiones.
Garrison expone argumentos que le permiten tender un
puente entre las diferentes posiciones de los economistas
de las escuelas keynesianas y austriacos. Afirma que hay
un número casi infinito de posibles cambios en las preferencias individuales que se manifiestan en incrementos o
disminuciones de las demandas de bienes y servicios concretos y son un asunto propio de la microeconomía; pero
así mismo se pueden identificar cambios en las preferencias que, por su propia naturaleza, tienen consecuencias
sistemáticas para el producto final de toda la economía.
Estos cambios en las preferencias que son propias de la
macroeconomía están relacionados casi exactamente con
los agregados macroeconómicos tradicionales del empleo,
el dinero, el ahorro y la inversión.
Figuraæ1.æL aæma croeconomÕ aæ deæ laæ estructuraæ deæ capital13.
Modelo gráfico de Garrison: la macroeconomía del capital
14
A continuación se explicará en forma muy sucinta las características de los elementos que componen el modelo de
macroeconomía del capital de Garrison.15
(1)Elæmer cadoæd eæfond osæp restables
La oferta en este mercado representa el préstamo al consumidor en términos netos. Es ahorro en sentido macroeconómico porque es el ahorro de todos los que perciben rentas que lo ponen a disposición de la comunidad empresarial para financiar la inversión, facilitar la acumulación de
capital y expandir la estructura productiva de la economía.
Mantener activos líquidos (i.e. dinero en efectivo) constituye ahorros en el sentido de que no se consumen, pueden
transformarse en fondos prestables o no y se pueden incorporar a la demanda de dinero, pero esta preferencia por la
liquidez no es un foco de atención principal en el análisis.
La demanda de los fondos prestables representa, a su
vez, las intenciones de los prestatarios, (empresarios) de
participar en la producción de la economía, usando estos
fondos para invertirlos en el proceso productivo. En este
contexto esta inversión no se refiere a los instrumentos financieros (acciones, certificados, pólizas, derivativos) sino
a fábricas y equipos, herramientas y maquinarias, esto es
bienes intermedios así como bienes duraderos y el capital humano. Las percepciones y planes de los empresarios
que operan en los diversos momentos de la producción,
juegan un papel vital porque sus decisiones de inversión
tienden a homogenizar la tasa de interés disponible en el
mercado de préstamos, concebido en sentido estricto y
las tasas de interés implícitas en los precios relativos de
los productos finales en comparación con los bienes intermedios en las etapas productivas. Las oportunidades de
obtener beneficios en el proceso de mercado se derivan
precisamente de estos diferenciales de tasas de interés en
los comportamientos de los bienes intermedios y los productos finales.16
Para Keynes el ahorro no juega un rol fundamental. Le interesa más el consumo. En su opinión, la renta mantiene
una relación estable con el consumo. Si se ahorra, inducido por una tasa de interés alta, se disminuye la renta y
consecuentemente se reduce el consumo. Cada intento de
ahorrar más reduciendo el consumo afectará a las rentas
de modo que el intento necesariamente se anulará a sí
mismo. El ahorro en sí no es un problema. Lo que pone
a la economía en una espiral descendente es la falta de
inversión. Para evitar estos desequilibrios ocasionados por
la fallas del mercado, se sugiere la acción del estado.17
15 Para una informaciÑ n completa ver el CapÕ tulo III de la obra Tiempo y Dinero de Garrison. AllÕ se pueden observar los distintos movimientos de las variables que se obvian en
esta corta exposición.
16 Garrison. Op. Cit. Pà g. 31.
17 Keynes, J. M. The General Theory of Employment, Interest and Money. 1964. First
Harvest/HBJ edition. United States of America. ñThe rise in the rate of interest might
15
induce us to save more, if our incomes were unchanged. But if the higher rate of interest
retards investment, our incomes will not, and cannot, be unchanged. They must necessarily fall, until de declining capacity to save has sufficiently offset the stimulus to save given
by the higher rate of interestƒ Obstinacy can bring only a penalty and no reward. For the
result is inevitable.î Page. 110.
Lasæd iferenciasæ entreæ lasæ visionesæ
keynesianasæ yæ hayekianasæ sobreæ
laæma croeconomÕ a,æ puedenæ resumirseæconær espectoæa æl aæexi stenciaæ
oænoæd eæu næ ordenæ espontà neo,æ
deæunæp rocesoæ deæ mercadoæ queæ
realiceæl osæa justesænecesa rios.æL osæ
supuestosæk eynesianosæsob reæ
unaær igidezæd eæl aæestr ucturaæd eæl aæ
industria,æl aæcr eenciaæd eæq ueænoæ
existeæunæor denæesp ontà neoæd eæ
mercadoæq ueæ funcione,æ noæ ofreceæ
mà sæa lternativaæ queæ accederæ aæ lasæ
polÕ ticasæd elæ estadoæ paraæ corregiræ
losæp roblemasæd eæl aæeconomÕ a.æ
Las diferencias entre las visiones keynesianas y hayekianas
sobre la macroeconomía, pueden resumirse con respecto a
la existencia o no de un orden espontáneo, de un proceso
de mercado que realice los ajustes necesarios. Los supuestos keynesianos sobre una rigidez de la estructura de la industria, la creencia de que no existe un orden espontáneo
de mercado que funcione, no ofrece más alternativa que
acceder a las políticas del estado para corregir los problemas de la economía.
En la macroeconomía del capital, el ahorro tiene un rol distinto. Significa la acumulación de poder de compra para
ejercerlo alguna vez en el futuro. Puede ser que los mismos
ahorristas no conozcan por qué ahorran o cuándo pretenden consumir. Las demandas futuras de los consumidores
no están determinadas. No se conocen los riesgos y desafíos que traerá el futuro. Ni nuestras expectativas de vida.
Incrementar el ahorro ahora nos ofrece la oportunidad de
consumir luego y en esa postergación del consumo surge
la rentabilidad de los recursos designados para ello.
Los procesos de mercado, afirma Garrison, no funcionan
automáticamente como dice la teoría convencional del
crecimiento y no fracasan automáticamente como dicen
los keynesianos en la paradoja del ahorro. Garrison a continuación expone su segundo elemento, la frontera de posibilidades de producción, que va a ayudar a configurar la
macroeconomía basada en el capital.
(2)æ Laæ Fronteraæ deæ Posibilidadesæ deæ ProducciÑ næ (FPP)
La frontera de posibilidades de producción (FPP) se la usa
generalmente para señalar las alternativas de producción
(mantequilla versus cañones), generalmente relacionadas
con el tema de la escasez de los bienes y la posibilidad
de utilizar unos en desmedro de otros, pero no se la ha
integrado al análisis keynesiano ni al clásico. La FPP se la
utiliza para comparar el crecimiento económico de los países a lo largo del tiempo. Garrison adapta este gráfico para
explicar el trade off entre los agregados convencionales de
consumo, inversión y ahorro (C, I y S) y la oferta y demanda
de fondos prestables (I). Al contrario de las construcciones
convencionales, Garrison toma la inversión en términos
brutos y considera el mantenimiento del capital así como
la ampliación del mismo. En algún punto de la frontera
de las posibilidades de producción la inversión bruta compensa la depreciación del capital. Si no hay inversión, la
economía se encuentra estacionaria. Las combinaciones
de consumo e inversión situadas al noroeste del punto
de no crecimiento implican una expansión de la FPP y las
combinaciones al sureste señalan una contracción.
Cuando se aplica la FPP a una economía mixta hay que
incluir el gasto del gobierno (G) y de los impuestos (T).
Según la teoría keynesiana, el gasto total de una economía
16
mixta está compuesta por la suma de tres componentes: E
= C+I+G. El consumo es el componente estable; la inversión es el componente inestable; y el gasto del gobierno
es el componente estabilizador. La concepción del modelo
conduce de manera inmediata a la conclusión de que ante
cambios inesperados en la inversión, el gobierno contrarrestaría los desequilibrios que una economía totalmente
privada no podría lograr por sí misma. El nivel de impuestos ayudaría a estabilizar la economía.
dimensión del valor del proceso de producción pero no la
dimensión del tiempo. Generalmente se resta el valor de
los insumos del valor del producto en cada etapa para tener así “el valor añadido”. En contraste, la macroeconomía
basada en el capital incorpora tanto la dimensión del valor
como la dimensión del tiempo. La producción es un proceso que requiere tiempo. Esto se observa en el triángulo
hayekiano como una secuencia de etapas que muestra la
heterogeneidad del capital y el tiempo.
En un modelo de economía semiprivatizada basada en el
capital, habría que hacer algunos considerandos distintos
a los señalados anteriormente a fin de incluir el gasto del
gobierno y los impuestos. En el caso más simple, el gobierno adopta un impuesto fijo per cápita y gasta los ingresos al margen de las actividades privadas, manteniendo
un presupuesto equilibrado (G = T). En ese caso, la FPP
representa las posibilidades de producción que restan
luego que el gobierno ha tomado recursos privados para
emplearlos en el sector público. Una parte del gasto público, por ejemplo aquella financiada con préstamos, puede
añadirse a la demanda de fondos prestables y se la puede
representar gráficamente redenominando el eje horizontal
del mercado de fondos prestables como I+Gd donde Gd
es el déficit financiado del gasto público. Estos dos componentes se suman porque son parte de la demanda de
fondos prestables e inciden sobre el tipo de interés, el cual
afecta a la asignación intertemporal de recursos.
En el triángulo hayekiano, a la izquierda de la fig. 1, el lado
horizontal del triángulo representa el tiempo de la producción. El lado vertical mide el valor de la producción de
los bienes de consumo. Las distancias verticales desde el
eje del tiempo a la hipotenusa representan el valor de los
bienes en proceso de producción. “El valor de un bien intermedio, por ejemplo, es sistemáticamente descontado
con relación al producto terminado, por dos razones: (1)
deberán añadirse inputs posteriores y (2) la disponibilidad
de los productos terminados está a cierta distancia en el
futuro. Dicho de otra forma, la pendiente de la hipotenusa
representa el valor añadido (por el tiempo y el factor input)
de un modo continuo. La elección, aquí, de una construcción lineal sobre otra exponencial mantiene la sencillez de
la exposición sin pérdida significativa de ningún aspecto
relevante.” “La construcción hayekiana puede ampliarse
hasta incluir todas las formas del capital que integran la
estructura productiva de la economía. Nos permite ver que
las actividades mineras están muy alejadas en el tiempo de
los bienes de consumo que aparecen, por último, como el
resultado final del proceso de producción consumidor de
tiempo mientras que las operaciones de venta al público
están en relativa proximidad temporal al producto final.”18
Como en todo modelo de esta naturaleza las aplicaciones
no son absolutas y muchos componentes se dejan sin especificar porque son estructuras simples con carácter pedagógico que tienen poco que ver con las complejidades
del mundo real. Para resaltar algunos de los problemas
que hacen que el modelo austriaco sea valioso para la macroeconomía, los bienes de capital deben separarse de los
bienes de consumo. El capital debe ser heterogéneo y los
diferentes bienes de capital deben estar relacionados unos
con otros por varios grados de complementariedad y sustituibilidad, que son conceptos altamente desarrollados por
los economistas austriacos. Para tratar de los movimientos, a lo largo y más allá de la frontera de la producción ,se
requiere una explicación de la estructura intertemporal de
la producción que es el tercer elemento de la macroeconomía basada en el capital desarrollada por Roger Garrison.
(3)æL aæE structuraæI ntertemporalæd eæl aæP roducciÑ n
El análisis de la estructura de la producción incorporándole el tiempo es una contribución auténticamente austriaca.
Las diferentes etapas de la producción como se estudian
en los libros tradicionales de economía señalan referencias a la secuencia de las etapas productivas solamente
para alertar contra la posibilidad de contar doblemente
en los agregados de las cuentas nacionales y destacar la
17
“La dimensión tiempo que aparece de forma explícita en
el lado horizontal del triangulo hayekiano tiene una doble
interpretación. Primero puede describir bienes en proceso
de producción moviéndose a través del tiempo desde el
origen a la terminación del proceso productivo. Segundo,
puede representar las diferentes etapas de la producción
que existen actualmente, cada una de las cuales apunta al
consumo en distintos momentos del futuro. Esta segunda
interpretación contiene la representación más sencilla de
las relaciones de la macroeconomía basada en el capital”.
Como enfatiza Garrison en su modelo de la estructura
del capital, el valor de todos los bienes intermedios que
se utilizan en cada una de las etapas de la producción, se
derivan del valor que los consumidores ponen en el producto que se está produciendo. Idealmente, los planes de
producción empresariales asignan los bienes en una estructura de capital para producir el bien final en la forma
más eficiente. Pero, en la realidad, ¿de qué manera saben
18 Garrison. Op. Cit. Pà gs. 80-83.
los empresarios cómo asignar los recursos en la forma más
eficiente? Si los bienes de capital fueran homogéneos, se
pudieran usar en cualquier producto que los consumidores quisieran. Si se cometen errores, se podría reasignar
los recursos rápidamente con un costo mínimo, producir
el deseado producto final. Pero los bienes de capital son
heterogéneos, una fábrica de carros puede hacer carros
pero no computadoras. El intrincado balance de los bienes
de capital para producir bienes de consumo depende de
las señales del mercado y del cuidadoso cálculo de los inversionistas. Cuando se distorsiona el sistema de precios,
los inversionistas cometen errores en la asignación de sus
bienes de capital. Una vez que se descubre el error, los empresarios reasignan las inversiones, pero en el interin, se
pierden los recursos, y se pierden las posibilidades de crecimiento económico.
REFLEXIONESæF INALES:æ
Hemos visto que la macroeconomía del capital se fundamenta en los procesos de inversión que están estrechamente relacionados a la formación de bienes de capital.
Mucha gente se pregunta por qué los trabajadores que
ofrecen sus servicios en otros países ganan más y acceden
a un nivel de vida mejor. Cuando un ecuatoriano viaja a
los Estados Unidos o Europa gana más. Cuando regresa a
su país, sigue ganando lo mismo. La diferencia está en la
cantidad de bienes disponibles por unidad de población
de que disponen los países desarrollados, no en la inferioridad personal o la ignorancia de los subdesarrollados.
Estos bienes disponibles son los bienes de capital son las
herramientas, las fábricas, la tecnología que se usa en los
países desarrollados. Si una persona trabaja con herramientas mejores y más eficientes puede rendir en una hora
mucho más que otra que trabaja con herramientas peores
o deficientes. Todas las políticas de un país cuyo objetivo
sea mejorar el nivel de vida de su gente, deben dirigirse
hacia un incremento de la inversión de capital por persona.
Los empresarios de estos países en desarrollo quisieran
tener mejores herramientas, más fábricas. Pero no tienen
capital, no han logrado el ahorro interno suficiente para
invertir en bienes de capital. Pero ese no es en realidad el
problema. Esto podría ser subsanado con la presencia de
inversión extranjera. El desarrollo de la inversión extranjera fue uno de los eventos más importantes del siglo XIX
que permitió a países con exceso de capital invertir sus
ahorros en otras partes del mundo. Es conocido por todos,
la historia de países como Inglaterra que ayudaron a desarrollar en todo el mundo modernos métodos de transporte,
manufactura, minería y agricultura. Cuando se realizaron
esas inversiones no existía el problema de la expropiación.
La situación actualmente es distinta. No hay manera de
prevenir que un gobierno expropie el capital invertido, no
existe prácticamente protección legal alguna para las inversiones extranjeras en el mundo de hoy.
El gobierno ecuatoriano se ha manifestado hostil a la inversión extranjera por lo que ésta se ha reducido de manera considerable.
Las políticas que implementa el gobierno lo que logra es
poner obstáculos a la formación de capital. Las políticas
proteccionistas de incremento de aranceles, prohibiciones
para importar, no crean nuevas inversiones sino que las
desvía de un sector a otro. No se comprende cómo se genera riqueza. Solo piensan en como redistribuirla. Tal situación genera una pérdida de confianza y hoy en día hay cada
vez más y más desconfianza de parte de los inversionistas
extranjeros. El Ecuador se ha apartado de las organizaciones internacionales que aseguran la inversión extranjera.
Por otra parte, los beneficios de las empresas están sujetas a muy altos impuestos; segundo, los dividendos que
esas empresas pagan a sus accionistas están nuevamente
sujetos a impuestos. Y esto se hace de una forma progresiva. La imposición progresiva sobre los beneficios y los
dividendos significa que precisamente esa parte de los
beneficios que la gente podría haber ahorrado y volver a
invertir se elimina con los impuestos. Otro impuesto es el
que corresponde a la distribución de utilidades a los trabajadores.
La única manera de tener mejores salarios, un mejor nivel de vida es el incremento del capital. Los sindicatos,
ni el gobierno pueden elevar continuamente los salarios
de los trabajadores. Igualmente inefectivos son los decretos gubernamentales, fijando salarios mínimos. Lo que
los sindicatos logran, si tienen éxito es elevar las escalas
salariales, es un permanente desempleo, pero no pueden
industrializar un país, no pueden elevar el nivel de vida de
los trabajadores.
Los ecuatorianos enfrentamos todas estas barreras que
nos impiden mejorar nuestro nivel de vida y entrar en un
camino de crecimiento económico. Estamos dirigidos por
un gobernante populista que sigue los postulados keynesianos de aumento del consumo, y que sea el gasto público el motor del desarrollo. No se puede lograr un crecimiento sostenible cuando se depende que sea el gobierno
que asigne los recursos, privilegie a unos en desmedro de
otros. Las políticas de aumentar los impuestos, los salarios mínimos, los aranceles han demostrado ser desastrosos para un país.
El Ecuador está dolarizado y durante los últimos once años
ha disfrutado de una estabilidad monetaria como nunca
antes en su historia. Sin embargo, no ha aprovechado esta
oportunidad para abrirse al mundo a los mercados inter-
18
nacionales e integrarse al mundo financiero como lo logró
Panamá. Poseer una moneda dura y baja inflación porque
se le quitó al gobierno la discrecionalidad de emitir circulante, hubiera sido un gran incentivo para la inversión
extranjera, para aumentar nuestra competitividad, pero las
políticas del gobierno han impedido aprovechar estas posibilidades.
El precio alto de las materias primas ha abierto alternativas
importantes para los países emergentes. Muchos de ellos
la están aprovechando, como Brasil y Méjico. El Ecuador
no lo ha hecho aún. Está al final de la lista. Se requiere
que el Ecuador deje de estar siempre a la cola y enfrente
los desafíos. Que no sigamos implementando políticas obsoletas de corte keynesiano, populista, socialistas que han
demostrado ser un fracaso. Necesitamos cambiar nuestras
ideas. Cambiar nuestras perspectivas de dependientes del
estado a dependientes de nosotros mismos, educarnos
para ser empresarios, tomar el comando de nuestras vidas
en libertad y en plena conciencia de lo que somos y a donde queremos ir.
Fuente: World Investment Report
19
Teodoro Bustamante
Profesor Universitario
[email protected]
Para discutir
el desarrollo hoy
en el Ecuador
Seæ muestraæ queæ elæ desarrolloæ esæ unæ productoæ culturalæ deæ ciertoæ momento,æ yæ elæ rolæ determinanteæ queæ enæ
suæ discusi—næ haæ tenidoæ laæ dimensi—næ econ—m ica.æ Seæ
mencionaæ tantoæ algunosæ debatesæ enæ loæ econ—mi coæ
como ciertas críticas a la insuficiencia de ese planteamiento.
Seæ se–a laæ laæ necesidadæ deæ ubicaræ aæ laæ discusi—næ econ—mi caæ dentroæ deæ unæ contextoæ m‡ sæ amplio:æ laæ reflexión sobre la sociedad y la manera en la cual ésta
produce valores de intercambio, y también símbolos
yæ sentidos.æ Estoæ llevaæ aæ laæ relaci—næ entreæ culturaæ yæ desarrollo. Se constata lo débil del tratamiento de los
temasæ culturalesæ enæ nuestroæ pa’ s,æ atrapadoæ enæ discusionesæ esencialistasæ queæ noæ permitenæ unaæ visi—næ
cr’ ticaæ deæ nuestraæ sociedad,æ yæ poræ loæ tantoæ tampocoæ
identifican las causas de nuestros problemas.
20
21
Éæ l aæi deaæd eæDesa rrolloænoæesæ
sinoæun aæ versi— næ deæ œl timoæ momentoæ delæ conceptoæ ligadoæ aæ laæ
ilustraci—næ d eæp rogreso.æE sæd ecir,æ
laæi deaæd eæ queæ conæ elæ transcursoæ
delæti empoæl asæcosa sæp uedenæser æ
mejores,æ oæ m‡ sæ bienæ dichoæ deæ
queæconæl aæcond ucci—næ a decuadaæ
siempreæ puedenæ seræ mejores.
Losæconcep tosæd eæDesa rrollo
El Desarrollo es una palabra que tiene algo de complicado.
En el día de hoy, se ha hecho necesario ponerle casi siempre algún apellido. Es decir se habla de desarrollo humano, desarrollo sostenido o sustentable. En otras ocasiones
esta necesidad de complementar la idea de desarrollo se
refleja en los prefijos: Ecodesarrollo. Etnodesarrollo. Esto
nos muestra dos cosas contradictorias. Por una parte el desarrollo parece tener una capacidad de convocatoria enorme, y por otra parece sembrar dudas. Muchas dudas, de
manera tal que es necesario siempre poner palabras, calificativos aclaraciones que subsanen alguna deficiencia defecto o perversión que podría encontrarse en este término.
La contradicción es curiosa. Si alguien se atreviera a decir que es enemigo del desarrollo, no sólo corre el riesgo
de hacer el ridículo, sino que es probable que se vea presionado a someterse a inspecciones sobre su salud mental. ¿Cómo puede alguien oponerse al desarrollo? Pero en
realidad este concepto, tiene una acotación temporal que
conviene recordar. Por una parte hoy en día hay muchos
escépticos que dudan de la conveniencia del desarrollo,
y por otra parte en el pasado, este término, esta forma de
expresar nuestros deseos y expectativas no era usado.
É.æ P eroæseætr ataæd eæl ograræuna æ
organizaci— næ socialæ basadaæ enæ
laæCi enciaæq ueæa utom‡ ticamenteæ
generar’ aæl aæm‡ sær acionalæor ganizaci—n æ deæ laæ sociedadæ queæ noæ
necesariamenteæ implicar’ aæ bienestarægener alizado.
Esto nos lleva a constatar una realidad: la idea del desarrollo tiene una ubicación en el tiempo. Hubo un tiempo en el
cual no se hablaba de él, y hoy día parece anunciarse que
podrá dejar de ser útil. De hecho ya hay autores que hablan
de un post desarrollo. Algunos autores nos han mostrado
que la palabra desarrollo, es un producto que surge sobre todo después de la segunda guerra mundial (Escobar
2005), y lo asocian a una forma de dominación internacional. En una perspectiva ligeramente diferente (Rist 2002)
nos muestra que la idea de Desarrollo no es sino una versión de último momento del concepto ligado a la ilustración de progreso. Es decir, la idea de que con el transcurso
del tiempo las cosas pueden ser mejores, o más bien dicho
de que con la conducción adecuada siempre pueden ser
mejores. Esta es una idea que en muchos sentidos parece
como evidente. Los aviones de hoy día son mejores que
aquellos con los cuales comenzaron a volar nuestros padres. Las técnicas quirúrgicas con las cuales hoy día resolvemos un problema de apendicitis, nos permiten superar
esta dificultad en días, mientras que esta pudo ser la causa
de la muerte nuestro abuelos.
Sin embargo ni el desarrollo ni el progreso han sido las
ideas que han guiado el trabajo de la mayor parte de las
sociedades en la Historia. Durante la mayor parte de la
experiencia de la humanidad, las personas no tenían por
aspiración este progreso, sino valores apreciablemente diferentes. Si examinamos textos antiguos, entre ellos por
ejemplo el antiguo testamento veremos que lo que se ex-
22
presa como aspiración máxima de los seres humanos son
otras cosas. En primer lugar está la descendencia. Tener
descendientes que sean como las arenas de la mar o las
estrellas del firmamento, parece el mejor premio que se
puede prometer a alguien en los milenios que precedieron
a la era cristiana. Esto está ligado a la idea de permanencia. Que existan templos, construcciones que resistan el
tiempo parece ser otra de las máximas aspiraciones de los
tiempos antiguos. Luego de esta aspiración de permanencia y de multiplicación, aparece una idea de fortaleza que
se expresa en la capacidad de derrotar a los enemigos.
Muchas sociedades no han concebido la posibilidad de un
continuo mejorar en las condiciones de vida de la población. A este respecto son interesantes las formas de pensar tradicionales de Chinos y de Mayas. Los primeros, en
las perspectivas confusionistas valoraban sobre todo la
permanencia, la fidelidad a un modelo social considerado
como perfecto. Los segundos consideraban inevitables los
ciclos de 52 años de crecimiento y destrucción.
Incluso en Occidente, la idea de progreso y de desarrollo
no es sino un producto de una interesante evolución de
las ideas, que tiene varios momentos. Por ejemplo la idea
renacentista, del regreso a una edad del oro, que se expresaba en pensadores tan importantes como Erasmo de
Rotterdam, Francisco Vitoria, Pico de Mirándola, o de una
manera más utópica en el propio Tomas Moro. Pero las esperanzas del renacimiento no fueron logradas, el mundo
evolucionó hacia las formas de lucha, que adquirieron una
crueldad extraordinaria en las guerras de religión, por lo
cual la preocupación por el bienestar tuvo que esperar a
que la Ilustración hiciera la promesa de que lo que los valores humanistas de renacimiento no lograron, lo podría
hacer la razón.
Este principio que animaba el desarrollo de la Ciencia estaba logrando éxitos rotundos en la explicación del mundo
de la naturaleza. Sus logros en el mundo de la sociedad
llegaron de manera mucho más polémica, y no sin antes
sufrir importante mutaciones. La primera de ellas es que
el objetivo que se propone, ya no es una edad del oro, una
época de paz y hermandad de la humanidad, sino algo mucho más concreto, particular y en cierta medida egoísta,
lo que se busca es la riqueza de las Naciones. Este es el
título de la tercera parte del curso de filosofía moral con el
cual hoy día se estima que Adam Smith inauguró la Ciencia Económica. Notemos que el no habla de Desarrollo, lo
que hace es argumentar sobre una lógica natural del funcionamiento de economía que permitiría el aumento de la
riqueza del conjunto y de cada uno de los miembros de
una sociedad dada. En esta perspectiva la participación de
los trabajadores siempre se consideraba marginal. Tal argumento es organizado más sistemáticamente por David
Ricardo, quien básicamente apoya las medidas del libre
23
cambio que tienden a lograr la especialización industrial
de Inglaterra. Es él quien ve que el trabajo, al ser una mercancía más, tendrá un valor que girará, con transitorias
oscilaciones, en torno a los límites de subsistencia de los
trabajadores. Tal afirmación, que es más, desde el punto
de vista ricardiano, una descripción de la realidad que una
afirmación de valor, nos señala que en esa concepción de
la riqueza de las naciones no se incluía un bienestar generalizado.(Ferguson 1974, Galbraith 1984).
Es cierto que en estas perspectivas, el descubrimiento de
las leyes naturales de la riqueza subyace una idea compartida con los valores de la Ilustración, esto es la idea del
progreso Humano, la cual en Inglaterra anima el pensamiento utilitarista, que tanta influencia tendrá en los pensadores Económicos. Pero se trata de lograr una organización social basada en la Ciencia que automáticamente
generaría la más racional organización de la sociedad que
no necesariamente implicaría bienestar generalizado.
Son dos autores que siguen a la “escuela clásica”, concretamente John Stuart Mill y Carlos Marx, los que van a
plantear de nueva manera el problema del bienestar para
todos, y en el caso del último de estos autores una combinación de la reflexión económica con el pensamiento histórico de Hegel, que dará por resultado una concepción
de la Historia Humana organizada en diversas etapas, los
modos de producción.
Si bien Mill tiene un rol importante al replantear y cuestionar los principios clásicos según los cuales los trabajadores no tenían otro destino sino el vivir en los niveles
de subsistencia, es en realidad la idea marxista de etapas
en la evolución Histórica, la que recoge algunas tradiciones previas y otras del siglo XIX (Condorcet, Maine, Bachoffen) la que marcará más el pensamiento económico y
en general el pensamiento occidental. La idea propia de la
Ilustración de que una etapa de la razón garantizaría al ser
humano un bienestar que le había sido negado en las etapas anteriores, es replanteada de manera tal que ya no es
suficiente esa racionalidad en el desarrollo de la tecnología y capacidad productiva sino que debe referirse también
a la organización de sociedad, la cual debe ser nuevamente
transformada, llevando a cabo la Revolución que quedó inacabada con la Revolución Francesa y que fue derrotada en
la comuna de París. Podríamos decir que la propuesta implícita es retomar la propuesta de la Ilustración de manejar racionalmente los asuntos humanos, y ahora llevar esa
potestad al punto en que se la usa para confrontar los intereses, los privilegios, para hacer una reforma, que asuma
la tarea radical de eliminar la fuente de las desigualdades,
esto es ejecutar la revolución definitiva. En otras palabras,
para el marxismo original el desarrollo se lo logra si y solo
si se hace la revolución.
PeroæenæO ccidenteæ laæ Econom’ aæ
tieneæotr oæD esarrollo.æ Retomandoæ
laæi deaæd eæl osæcl ‡ sicosæd eæq ueæ
existe un orden natural, eficienteæyæa decuado,æseæva æa æi ntentaræ
describiræcua læesæl aæfor maæenæq ueæ
laæeconom’ aæd ebeæfunci onaræp araæ
lograr ese máximo de eficiencia.
Paraæel loæ laæ introducci— næ deæ losæ
instrumentosæ matem‡ ticosæ vaæ aæ
proporcionaræ unæ sustentoæ aparentemente científico …
Pero la realidad impone matices y modificaciones, en efecto el hecho de que Lenin dirigiera la revolución en un país
atrasado, le va plantear la necesidad de que en lugar de
que el socialismo se convierta en la etapa posterior al capitalismo, tenga que ser un proceso revolucionario que haría
posible el desarrollo de la producción que el capitalismo
estaba negando. Lenin se convierte en admirador de algunos de los logros más ostentosos del mundo industrial
occidental, la cadena de producción fordista, y las grandes
obras de infraestructura.
Pero en Occidente la Economía tiene otro Desarrollo. Retomando la idea de los clásicos de que existe un orden
natural, eficiente y adecuado, se va a intentar describir cual
es la forma en que la economía debe funcionar para lograr
ese máximo de eficiencia. Para ello la introducción de los
instrumentos matemáticos va a proporcionar un sustento
aparentemente científico, que dará a la síntesis de Marshall una solidez aparentemente incuestionable. Sin embargo quedan evidentemente varios problemas sin resolver,
entre ellos el tema de las externalidades, abordado fundamentalmente por Pigou, el tema de la desigualdad, e inclusive la desigualdad óptima tratada por Pareto. Sin embargo, la crisis más importante del pensamiento de Marshall
la generará la dinámica de la economía. Es la crisis del 29
la que suscitará la necesidad de explicar con otros instrumentos, lo que estaba sucediendo.
El debate en torno a la Ley de Say, que supuestamente
aseguraba la generación automática de un mercado para
toda la producción generada, fue asumido por Keynes, lo
que dio origen a una recuperación del rol del Estado en
el funcionamiento económico, que en realidad no era totalmente nuevo puesto que esta práctica, con cierta inspiración reformista, era corriente en la Europa Central y
Escandinava.
Elætema æd eæl aæAcumul aci—næ ya æ
planteadoæa nteriormenteæp oræ
Marx,æesæe læ centroæ deæ unæ debate,æ
que en América Latina es retomado por el complejo y diversificado
campoæd eæ loæ queæ ser’ aæ elæ pensamientoæce palinoæ yæ laæ teor’ aæ deæ laæ
Dependencia.
La segunda Guerra Mundial replanteó el problema del
Desarrollo, puesto que lo que entonces se veía como las
fuerzas opuestas del poder mundial proponían y predicaban versiones rivales de lo que el desarrollo requería e
implicaba. Por una parte teníamos la versión Occidental
que anunciaba, básicamente, que la fuerza fundamental
para el desarrollo era el mercado, que podía, en ciertas circunstancias ser acompañado de intervenciones estatales
de diversa profundidad siguiendo en ello una inspiración
keynesiana, y por otra parte la versión Marxista, que proclamaba las ventajas de la racionalidad que podía lograrse
con la planificación Estatal. En un determinado momento
las economías socialistas lograron importante logros en el
desarrollo de la Industria pesada, lo cual creaba las condiciones reales para un intenso debate sobre las ventajas
reciprocas de los dos sistemas (para una descripción de
los logros iniciales de la Economía Soviética ver Mandel
1976 Cáp. XV).
24
Es en este contexto que surge un esfuerzo de sistematización y de periodización que se convertirá en una especie de
referente obligado, para discutir los pasos de eso que comienza a llamarse ya el Desarrollo. Nos referimos a Rostow
y sus famosas etapas del crecimiento Económico (Rostow
1963) que se plantean explícitamente como un manifiesto
No comunista. El tema central de su análisis, efectuado
desde la perspectiva de la Historia Económica, es la creación de un sector dinámico en la economía que sea capaz de generar un excedente abundante que puede luego
ser invertido en el conjunto de la economía. El tema de la
Acumulación ya planteado anteriormente por Marx, es el
centro de un debate, que en América Latina es retomado
por el complejo y diversificado campo de lo que sería el
pensamiento cepalino y la teoría de la Dependencia.
Prebish, el fundador de la Cepal, se preocupa sobre todo
de cómo los beneficios del progreso técnico, que según
él son el motor de todo desarrollo, se distribuyen de manera diferenciada en el mercado mundial. Identifica la insuficiencia de los mecanismos espontáneos del Mercado
para lograr el desarrollo en América Latina y propone un
intervencionismo estatal, que debería cumplir múltiples
funciones, desde asegurar la retención en este continente
de los beneficios del progreso técnico, hasta forzar a las
elites a un ritmo de inversión y acumulación más alto que
aquel al cual estaban espontáneamente dispuestas. Estas
posiciones no corresponden a una perspectiva revolucionaria, El pensamiento Cepalino a pesar de ser básicamente reformista, y tener como objetivo central un desarrollo
capitalista que las clases dominantes latinoamericanas no
parecían estar dispuestas a impulsar, fue combatido, pero
aplicado con diversos niveles de coherencia por gobiernos
reformistas, pero también por diversos tipos de dictaduras
desarrollistas.
Más radical que el pensamiento cepalino es lo que se ha
llamado la Teoría de la dependencia. A pesar de que las
dos perspectivas comparten ciertos puntos de partida comunes, por ejemplo la preocupación por el deterioro de
los términos de intercambio, la Teoría de la Dependencia
es más radical, en cuanto asume que el desarrollo mundial
del capitalismo es en sí el motor generador del subdesarrollo, y por lo tanto las clases que sirven de articuladoras
de ese vínculo con el exterior son a la vez, las clases que
imponen un orden político que frena el desarrollo y al mismo tiempo las que sirven de agentes a una dominación externa. Las consecuencias políticas de estas posiciones son
fuertes, y evolucionan hacia una debate de izquierda muy
enredado con las propuestas de los partidos comunistas,
que retoman las tesis impulsadas, tanto en la Unión Soviética como en China, sobre el papel de las burguesías nacionales antiimperialistas, en los frentes amplios patrióticos,
que impulsaban en una estrategia política fuertemente
marcada por las alineaciones de la guerra fría.
25
Sin embargo el resultado político concreto de tan diversa y
ferviente producción de explicaciones sobre el proceso de
subdesarrollo, no ha sido muy positiva. La sensación general de América Latina es que el saldo acumulado de los
años de reformismo, y los de reajuste estructural, es básicamente negativo. Es posible señalar excepciones, en efecto a pesar de que la evolución general en el continente es
de muchos retrocesos, las economías de Brasil y de Chile
parecen haber ganado terreno, a pesar, especialmente en
el último caso de haber sido el país que vivió experiencias
más fuertes de reformismo socialista, y de contra-reforma
radical neoliberal.
Tal vez esa sea una de las causas por las cuales la atención
al problema del desarrollo se ha desplazado hacia los países que parecen haber encontrado la fórmula del desarrollo, el sudeste asiático es el ámbito geográfico adecuado
para encontrarles. A pesar de que los éxitos de Corea del
Sur, Taiwán, Singapur, y Hong Kong han sido proclamados
como la demostración práctica de la superioridad de los
modelos liberales por sobre los proteccionistas y estatistas, la interpretación de los contenidos reales de estas experiencias está abierta al debate. El papel de reformismo
estatal en todas esas experiencias siempre fue muy fuerte,
Hay además otros cambios de rumbo en la discusión. Podríamos decir que en todo el debate que hemos referido
hasta el momento, si bien hay una diferente concepción
de qué es el Desarrollo Deseable (Revolución o progreso),
las dos propuestas parecen competir en el mismo terreno:
crecimiento, producción y tecnología.
Pero desde muy temprano, comienzan a surgir discursos
sobre el tema del desarrollo que se ubican en otro terreno, se trata de criticar el desarrollo no desde la pregunta
sobre cual es el camino para lograrlo con mayor eficiencia,
sino que se retoma una pregunta sobre el tipo de desarrollo deseado o buscado. Puede decirse que esta línea de
reflexión sobre el desarrollo retoma la reflexión sobre la
alienación de los escritos de juventud de Marx, y se expresa por ejemplo en la reflexión de la escuela de Fráncfort,
pero hay también otras versiones, entre ellas nos parece
que merecen una atención especial, las formas de resistencia pacífica desarrolladas por Gandhi. Hay, en ese proceso
una identificación de problemas y vicios en el socialismo
real y surgen los intentos de búsquedas de una superación
del capitalismo que no caiga en la versión centralizada y
estatista con los mismos problemas. Hay un cierto espacio
para reflexiones sobre el tema de la gestión y propuestas
autogestionarias.
Pero hay un autor que nos parece tiene una importancia
especial. Schumaker, con su famoso “Small is beautiful”,
inicia una tradición de cuestionamiento de algunas de las
manifestaciones del desarrollo hegemónico (Schumaker
Seætr ataæ deæ unaæ cr’ ticaæ delæ enfoqueæcentr adoæenæl asæeconom’ asæ
deæesca la,æ queæ noæ s— loæ poneæ deæ
manifiesto los importante desperdiciosæ enæ queæ seæ incurre,æ alæ
generaræi nfraestructurasæsob redimensionadas,æq ueæa æl aævezæa lejanæca daævezæm‡ sæa læp roductoræd elæ
consumidoræÉ
1974). Se trata de una crítica del enfoque centrado en las
economías de escala, que no sólo pone de manifiesto los
importante desperdicios en que se incurre, al generar infraestructuras sobre-dimensionadas, que a la vez alejan cada
vez más al productor del consumidor, sino que además
muestra como las tecnologías de pequeña escala logran
en ocasiones óptimos de eficiencia, que no están al alcance de las tecnologías industriales. Pero esto no es sólo un
punto de partida, es además un punto en el cual se reencuentran algunas tradiciones de otro tipo, hay vertientes
del anarquismo, de una visión que con algo de romanticismo evoca al productor autónomo, la idea de la autosuficiencia, algo derivado de los fenómenos del año 68. Todo
un conjunto de experiencias de producción comunal, que
van dando un contenido concreto a esas aspiraciones.
En esta dinámica surgirá luego una gama de posiciones
teóricas, que reformulan el problema del desarrollo buscando, dar un sitio más importante a las necesidades, humanas. Así tenemos el surgimiento de los planteamientos
de Manfred Max Neef y Amartya Sen, y a una relación no
automática entre necesidades y la manera como estas son
satisfechas, se nos invita a una reflexión sobre los “satisfactores” y como estos pueden tener diversas características, incluso negativas (Max-Neef 1986).
Todas estas perspectivas son la base de la idea de “otro
desarrollo”, que no replica el desarrollo de los países Occidentales, en el cual se encuentran dos defectos centrales, el primero es su falta de autenticidad, el hecho de que
incluso las poblaciones “beneficiadas” y que han logrado
ese desarrollo, se encuentran sometidas a pobrezas humanas importantes, por su sometimiento a una esclavitud del
consumismo, y en segundo lugar por estar basado en una
depredación sobre los países empobrecidos y en definitiva
a una destrucción de todo el planeta.
Este proceso se diversifica, y genera una multitud de exploraciones en las cuales se identifica la insuficiencia de los
mecanismos de mercado para organizar y orientar todas
las decisiones necesarias para la gestión de la sociedad.
Se vincula a esto, la reflexión sobre la situación de las mujeres, y de manera muy importante el rol de las sociedades
indígenas, en donde aparecen las distintas versiones del
etno-desarrollo.
.É æ enæs uæ argumentaci— næ laæ ModernidadæAl ternativaæyæl aæAl ternativaæ
aæl aæMo dernidadæ aparecenæ casiæ
comoæeq uivalentes,æp eroæd esdeæ
elæp untoæd eævi staæl —gi coæsonæd osæ
aseveracionesæ fuertementeæ diferentes,æenæel æunæca soæseæa sumeæl aæ
modernidad,æenæel æotr oæno.
Unaæcr iticaæd eæsegund oæG rado
Sin embargo existe un nivel de crítica de segundo grado,
en el cual la discusión no es ya la de cuáles son las características del desarrollo deseado, si no sobre la consistencia misma del concepto de desarrollo. Esta perspectiva
se vincula al desarrollo de lo que se ha llamado la crítica
post-moderna, que básicamente muestra que los objetivos
sociales e inclusive elementos tales como los criterios de
26
la objetividad y la verdad, son en realidad producto de una
correlación de fuerzas. Tal vez el mayor exponente de esta
perspectiva es Arturo Escobar, quien tiene dos trabajos
especialmente relevantes para este tema. En primer lugar
en (Escobar 2004) se retoma la idea de (Rist 2002) de que
las categorías de Desarrollo y Subdesarrollo más que ser
instrumentos para describir la realidad, son herramientas
para administrarla y en ello someter a las acciones que se
desarrollan con esta justificación a un esquema de poder.
Ese sometimiento establece a su vez categorías de identidad: las del desarrollado y el subdesarrollado que son
ubicaciones diferenciadas y opuestas en un esquema de
poder. El “desarrollo” crea y mantiene la subordinación de
unos a otros y es esta subordinación una parte fundamental de la situación de precariedad en que viven los subdesarrollados.
A partir de esto se elabora lo que llamaríamos un segundo
nivel, (Escobar 2005). En él se especifica de manera explícita un programa del post-desarrollo. Desde nuestro punto de vista el contenido de tal propuesta sin embargo no
aprovecha todas las potencialidades del primer momento
y se limita a lo que llamaríamos una acción defensiva de
un repliegue comunitario. Esto se produce en un contexto
en que tenemos tanto una revalorización de las dimensiones particulares y locales de los esfuerzos de Desarrollo,
pero también una discusión en torno a la dinámica de la
globalización que enfatiza un proceso de concentración de
poder a nivel mundial. Se propone una comprensión de
las dinámicas del Desarrollo, centrada en los efectos negativos de la expansión del capital que obtiene ganancias a
partir de la destrucción sobre los pueblos del planeta entero y de la naturaleza misma (Moreano 2002)
La descripción que Escobar realiza de este Post Desarrollo,
pone énfasis en dos elementos, el primero es el rol protagónico de los movimientos sociales, y esto se concreta en
una lucha por replantear el problema de la verdad, como
un campo de lucha política que nos lleva a un terreno de
la pluralidad, y que se concretiza en las expresiones de la
propuesta en torno a lo Alternativo, es decir, “modernidades alternativas y alternativas a la modernidad” (Escobar
2005 Pág. 21).
Sospechamos que lo que Escobar argumenta, no es en realidad una propuesta, sino una descripción. Tal vez este es
el mundo en el cual ya estamos viviendo, y en ello tiene
un rol central el concepto de lo alternativo. Desde nuestro
punto de vista, al ser lo alternativo una argumentación negativa, es limitada. Tenemos por ejemplo que en su argumentación la Modernidad Alternativa y la Alternativa a la
Modernidad aparecen casi como equivalentes, pero desde
el punto de vista lógico son dos aseveraciones fuertemente diferentes, en el un caso se asume la modernidad, en
27
el otro no.1 Pero por otra parte, la alternatividad implica
diferencia, y básicamente nos lleva a la necesidad de definir una propuesta de desarrollo, que se define por diferenciarse de algo. Pero sería realmente ingenuo pensar que
el Desarrollo “Hegemónico”, es monolítico, y sobre todo
despreciar su capacidad para re procesar, los elementos
que se le proponen como crítica. En efecto para poner un
ejemplo, el tema de la situación de las mujeres, de las minorías raciales, del ambiente, de la infancia, de la calidad
de vida, todos estos elementos se han incorporado progresivamente dentro de los propios discursos del Banco
Mundial. Esto nos lleva o bien a la necesidad de entrar en
una carrera de producción de “diferencias” de alternatividades, para lo cual cada vez debemos hacer gala de mayor
ingenio y creatividad, y en muchos casos, nuestra alternatividad dependerá de nuestra capacidad discursiva, retórica. Es decir seremos alternativos mientras podamos convencer a alguien y así convencernos a nosotros mismos de
que nuestra propuesta es real y efectivamente diferente. Es
evidente que en este terreno la comunicación tiene un rol
importante, los símbolos, las oposiciones son la materia
prima para producir esa siempre nueva y siempre en peligro de ser asimilada, alternatividad. Lo alternativo se ha
convertido en un dispositivo de retórica.
Existe un camino distinto, el de simple y llanamente aceptar que en este juego de la producción de las diferencias,
el sistema de poder actualmente existente es el campeón.
No hay diferencia o particularidad en el mundo, que este
sistema no pueda asimilar, procesar y lógicamente con ello
relativizar, incluso diríamos banalizar. Incorporar como factor a cotizarse en los mercados o como complemento de
las retóricas cercanas a la demagogia de los discursos de
la legitimación. Si aceptamos este punto de vista, no nos
queda más que seguir buscando diferencias, particularidades, pero al mismo tiempo disfrutar de este orden, que es
el que más diferencias parecería tolerar, incluso necesitar
y generar.
Con esto lo que estamos señalando es que el discurso
post-moderno del post desarrollo, corre en sí un alto riesgo de, o bien diluirse en la fragmentación, en negar la totalidad de la sociedad y por lo tanto negar las posibilidades
de que la Sociedad se modifique, de que logremos mejores
organizaciones sociales, o de convertirse en la ideología
misma del sistema reinante en la medida que es la ideología del consumo de particularidad, de singularidades, que
nos lleva a lo alternativo como bien a ser consumido.
Con ello queremos expresar que esta crítica si bien nos
parece aguda y pertinente es su dimensión descriptiva,
no satisface en cuanto las salidas que de ella se derivan.
1 Podemos concordar que las dos expresiones se plantean una diferencia respecto a
lo dominante, y en este sentido describe una bÏs queda de un algo diferente, pero son
confusas respecto a las caracterÕ sticas de ese objeto de la bÏs queda.
Elæd ebateæ lanzadoæ haæ puestoæ enæ
evidenciaæq ueænuestr osæsi stemasæ
econ—mi cosænoæl ogranætoma ræenæ
cuentaæo æ incluiræ algunasæ deæ lasæ
m‡ sæi mportantesæ variablesæ relativasæa æl aæ calidadæ deæ laæ vidaæ enæ
nuestrasæ sociedades.æ Estoæ haæ
suscitadoæ unæ deseoæ deæ poderæ desarrollaræi nstrumentosæ econ— micosæ
poræl osæcua lesæi ncluiræl aæd iversidadæ
deæd imensionesæ deæ laæ vidaæ socialæ
enæi nstrumentosæd eæmed ici—næ
cadaævezæm‡ sæcomp lejosæyæconæ
capacidadæd eæp rocesaræm‡ sæsu tilezas.
Laæp ropuestaæi mpl’ citaæesæq ueæesæ
laæfuer zaævi talæhuma na,ænoæs— loæl aæ
que crea el valor, sino también la
esæq ueæesæel æva lor.
Conæl oæ se–a ladoæ hastaæ ahora,æ
quisiéramos proponer dos esferas
deæfunci onamientoæd eæl aæsoci edad.æP oræuna æp arteæa quellaæq ueæseæ
refiere a la circulación de valores
cuantificables en unidades de
cambio,æesæd eciræenæd inero.æE steæ
esæel æter renoæ deæ losæ economistas,æ
peroæeso æ noæ esæ todaæ laæ sociedad.æ
Hayæ otraæ esfera,æ laæ deæ Cultura,æ queæ
se ocupa de los significados, de
losæsenti dosæd eæl asæcosa s.
La insuficiencia más grande de esta aproximación es que
nuestro entender no ofrece instrumentos ni mecanismos
que sean adecuados para pensar y entender la sociedad en
su conjunto, porque en realidad se está renunciando a ella
al arrinconarse en el refugio de la alternatividad. Y si queremos pensar a la sociedad en su conjunto, necesitamos
incluir en esa comprensión, las dimensiones del cambio,
como algo no meramente superficial, y además dentro del
cambio, abordar el problema del crecimiento, y esto en sus
diversas dimensiones, tanto demográfico, como económico a pesar de todas las dificultades que el crecimiento implica.
El debate lanzado por (Sen 1985), por (Max Neef 1986) ha
puesto en evidencia que nuestros sistemas económicos
no logran tomar en cuenta o incluir algunas de las más
importantes variables relativas a la calidad de la vida en
nuestras sociedades. Esto ha suscitado un deseo de poder desarrollar instrumentos económicos por los cuales
incluir la diversidad de dimensiones de la vida social en
instrumentos de medición cada vez más complejos y con
capacidad de procesar más sutilezas. Es un esfuerzo, que
desde nuestro punto de vista intenta en un cierto nivel
superar una contradicción imposible. Los indicadores en
cuanto tales tienen por función simplificar la realidad, a fin
de permitir analizar su evolución o efectuar comparaciones. El Producto Interno Bruto, es tal vez el caso extremo
de tales simplificaciones. Se lo modifica para introducir las
diversas dimensiones de lo que es la vida social, pero eso
siempre es una tarea incompleta, y no sólo eso sino que
mientras más esfuerzos hagamos por mostrar la complejidad de la vida social, más difíciles de usar serán nuestros
indicadores. Siempre tendremos resultados aproximados,
no objetivos. De todas maneras estos esfuerzos, a los cuales reconocemos utilidad, representan un tributo a la lógica cuantificadora que tanto peso ha tenido en la economía
convencional. Creemos que hay otro camino que puede
ser fecundo, y este consiste en asumir que la economía es
solamente una de las variables de la vida social, que se
refiere a los aspectos que pueden ser cuantificados a partir
de determinadas técnicas y dispositivos sociales como son
los relativos a las unidades monetarias.
Retomando una reflexión sobre el Valor
Este problema de la cuantificación de la economía, tiene
estrecha relación con la valoración de la vida social, y tiene una estrecha relación con el problema del valor. A este
respecto las discusiones tradicionales algo ambiguas en
Smith, se mueven entre dos dimensiones, el llamado valor
de uso y de cambio. Con Ricardo tenemos una propuesta
que nos da una explicación del origen del valor. Es la famosa teoría del valor trabajo. Pero Ricardo propone otros
elementos para plantearnos la teoría del valor. Es en su
tesis sobre la renta de la tierra en donde nos topamos con
28
elementos algo paradójicos, cuando nos dice que la renta
de la tierra no es una consecuencia de la generosidad de
esta sino de su mezquindad, nos está planteando de una
manera diferente el tema del valor de uso. Pues nos está
diciendo que el valor tiene siempre una relación con la necesidad. En este sentido para entender la producción del
valor en la sociedad es indispensable tener una comprensión de las necesidades, y es por ello que los trabajos de
Max-Neef y Sen tienen una especial relevancia.
Pero luego de Ricardo tenemos el aporte de Marx, quien
hace evidente una especial situación, pues retomando la
concepción del valor trabajo, nos confronta con los resultados algo paradojales que surgen de aplicar esta concepción a la más particular de las mercancías: el trabajo humano. Surge la teoría del plus valor, y la apropiación de este
por las clases dominantes.
Pero en realidad esta comprensión que es tomada de Ricardo, tiene en el caso de Marx, un componente adicional
y es que al considerar que el trabajo es la actividad por
esencia humana, aquello que humaniza al ser humano,
tenemos una propuesta del valor del trabajo que debería
romper con los limites de la circulación mercantil, lo que
se nos está proponiendo es que el trabajo tiene valor más
allá de su precio, es decir del salario.
La propuesta implícita es que es la fuerza vital humana, no
sólo la que crea el valor, sino también la que es el valor. Los
desarrollos marxistas posteriores se centraron en el tema
de cuál es la dinámica de esa extracción de plus valía, y en
esa reflexión aparece como un tema muy importante el de
los modos de producción, es decir las formas de creación y
circulación de excedente, y como ello da forma al conjunto
de la sociedad. Sin embargo en todo este desarrollo hay
algunos elementos que van quedando a la espera de un
desarrollo más sistemático. El tema de la producción misma de los seres humanos quedó pendiente. Fue necesaria
la revalorización de los trabajos de Chayanov (1985) para
replantear el tema central de la producción misma de los
seres humanos.2
Si bien la producción de seres humanos es una de las esferas del funcionamiento de nuestra sociedad que escapa a
las reglas del intercambio mercantil, en realidad hay varias
otras. En efecto además de mercancías, las sociedades tienen otros sistemas de intercambios. Esto es planteado por
Claude Levi Strauuss (Levy-Strauss 1969) pero tiene una
repercusión específica en el propio marxismo cuando estas concepciones son repensadas por una perspectiva que
busca integrar los diferentes niveles de la sociedad. Esto
(
V W H W H P D V H UÂ W D P ELQU H W RPD GRSRU5 D \P RQG) LUWKH QV XYD
O RU
D FL³ QGH QDX
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O LGD GGH H V FRJLP LH QW RSH URD GH FXD GD D GLIH UH QW H V F RQGLFLRQH V ) LUWK5
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$ QW URSRO RJ· D ( FRQ³ P LFD F RPH QW D ULR* H QH UD O , Q/ H FW XU D V GH $ QW URSRO RJ· D ( FRQ³ P LFD
H G5 ) LUWK
/
RQGRQ 7D YL V W RFN
29
es en parte la propuesta de Godelier (1973) quien reflexionando sobre la diversidad de las sociedades nos propone
la idea de que las relaciones de producción, pueden estar
insertas en esferas no económicas, por ejemplo las ideológicas en la sociedad feudal, o las de parentesco en las
sociedades de linajes del África,
Este replanteamiento fue llevado por Meillasoux (1977) al
análisis del tema de los modos de reproducción de las sociedades, es decir al tema de cómo se regula el acceso a
las mujeres que, en cuanto productoras de seres humanos,
desempeñan un papel central en la producción de la sociedad. Esto llevó también a pensar que el proceso por el
cual se producen nuevos miembros en las diferentes sociedades es muy diferente, requiere de diferentes esfuerzos,
valores, pruebas.
Esto nos plantea, simple y llanamente, el hecho de que a
pesar de que lo que cada sociedad produce cuando produce un hombre o una mujer está produciendo algo equivalente y al mismo tiempo no sólo distinto sino incomparable. Pero los seres humanos no somos entidades aisladas,
somos humanos insertos en relaciones sociales, en procesos de significación humana. Esta significación incluye
aspectos materiales, bienes, energía, pero en realidad lo
fundamental es la producción de significado, que es la clave para producir valor humano.
Este recorrido por algunos conceptos de la antropología,
tiene el sentido de plantearnos que en realidad las sociedades modernas no somos tan diferentes, tenemos como
los bosquimanos o los esquimales que producir valor, pero
no sólo eso, sino sobre todo las reglas, los juegos de significación que nos permite usar la producción de valor biológico, es decir la vida humana, para producir ese más de lo
biológico que nos hace reconocernos como algo diferente.
Ese más de lo biológico, que hace que el trabajo humano
sea más que trabajo muscular, o que sea más que fisiología, eso que es culturalmente creado, lo que implica una
porción de arbitrariedad, y dado que se refiere a la necesidad de procesar y significar la vida, la muerte, el goce y el
dolor, también tiene una dimensión dramática.
En este sentido toda sociedad enfrenta un proceso dinámico de producir valor, y de maximizar esa producción, según sus propias leyes de creación de valor, que tienen dos
características, la primera siempre tiene alguna relación
con las de otras sociedades, ya sea porque el elemento común de la vida humana como aspecto de esa generación
de valor es común a todas pero esa misma dinámica exige
enfrentar a las otras sociedades, diferenciarse de ellas. En
segundo lugar dado que existen permeabilidades entre las
diversas formas de concebir y crear valor, las sociedades reciben valores de otras, a veces como “elementos exóticos”
a veces como dispositivos cotidianos que garantizan su
bienestar, en otras ocasiones como elementos negativos
frente a los cuales buscan diferenciarse y oponerse.
Además de ello, toda sociedad está en un proceso dinámico, en el cual tanto sus elementos tecnológicos materiales
evolucionan, como su población, su capacidad de producir,
se modifica. En general si esos cambios van al aumento
consideramos que eso en un progreso, pero queremos enfatizar que también hay una dinámica a otro nivel, y este
es el de que el sistema de significaciones que producen el
valor específicamente humano también se mueve, la sociedad cambia porque produce más, pero también porque va
modificando los contenidos de aquello que consideramos
un valor y de los procesos para crearlo.
Las Sociedades, tienen que maximizar la creación de valor, pero lo que es valor siempre esta en cuestionamiento,
práctico e implícito, ya que el valor humano, es un producto artificial. No sólo es artificial lo humano, nuestra cultura, sino que nosotros también damos valor humano a
la Naturaleza a través de diferentes estrategias culturales
(Descola 2003).
Con lo señalado hasta ahora, quisiéramos proponer dos
esferas de funcionamiento de la sociedad. Por una parte
aquella que se refiere a la circulación de valores cuantificables en unidades de cambio, es decir en dinero. Este
es el terreno de los economistas, pero eso no es toda la
sociedad. Hay otra esfera, la de Cultura, que se ocupa de
los significados, de los sentidos de las cosas. La versión
usual es pensar que la cultura es un conjunto de objetos,
a los cuales asignamos valor artístico, la obra de arte. Es
así como surge una tendencia a identificar los problemas
culturales como temas de patrimonio. Cómo consignar y
preservar objetos, o cuando hablamos de patrimonio inmaterial, cómo tratar como si fueran objetos a leyendas,
mitos o ritos.
El aceptar que la Cultura, es decir el sistema de codificación y significados es esencial al funcionamiento de una
sociedad, nos tiene que llevar a entender que la modifi-
cación es el cambio de nuestra vida (lo que implicaría la
posibilidad de llevar una vida de mejor calidad) No es posible sin una crítica cultural. Esto en cierta medida es algo
que ha surgido también en una larga tradición que incluye
desde los estudios sobre el cambio cultural (Steward 1970,
Murphy 1977) hasta reflexiones más recientes sobre nuestra Cultura. Sin embargo, la reflexión sobre el tema está
en general tan poco desarrollada, y tan contaminada por
equivocadas maneras de plantear los problemas, que nos
colocan a los ecuatorianos en un verdadera situación de
dar palos de ciego en lo que se refiere a las propuestas de
cambio, o en la comprensión de las dinámicas mismas de
nuestra sociedad.
Para plantearlo de manera cruda. No hay tema sobre el
cual se vierta más tinta que sobre los valores democráticos. Pero no hay nada que se haya dejando tan a un lado,
como es el tratamiento de la fuerza y persistencia de los
valores antidemocráticos en todos los estratos sociales de
nuestro país. Las jerarquías, los autoritarismo, la invasión
del otro, no son problemas de las leyes ni de las constituciones, sino de una práctica cotidiana que es multiplicada
y exacerbada en la esfera publica es decir en la esfera de
la política.
Mientras esta es la cultura cotidiana que vivimos todos los
días, nuestros discursos sobre la identidad, siguen buscando piezas arqueológicas a las cuales nunca escuchamos,
como testimonios de un pasado que nos convendría entender mejor, sino que simplemente convertimos en piezas sobre las cuales cargamos nuestra necesidad de diferenciación, sin entendernos a nosotros mismos. Seguimos
desesperados buscando mitos, inventando reliquias. Así
pasamos por las crisis y los desastres sin criticarnos, y por
lo tanto sin abrir la puerta, para la posibilidad de un desarrollo, que sea simplemente una más rica, más consciente
y más responsable realización de los valores humanos que
podamos negociar respetuosamente entre nosotros. La
parte económica, vendrá, si logramos tratarnos mejor en
cuanto personas.
30
Bibliograf’ a
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1970 Contemporary Change in Traditional Societies. Urbana: University of Illinois Press
Pablo Dà valos
Economista y profesor universitario
[email protected]
La necesidad de
un nuevo paradigma
en la economía:
Ë Puedeæ laæ noci”
næ deæ Sumakæ kawSay
seræ laæ alternativa?
Elæ textoæ haceæ unæ breveæ recorridoæ sobreæ losæ principalesæ conceptosæ deæ laæ teorÕ aæ econÑmi caæ vigente,æ entreæ ellosæ lasæ nocionesæ deæ mercadosæ autorregulados,æ
equilibrioæ general,æ preciosæ relativosæ yæ maximizaciÑnæ deæ
preferenciasæ deæ losæ consumidores,æ paraæ demostraræ
queæ esosæ conceptosæ noæ tienenæ validezæ real,æ ademà sæ
seæ proponeæ queæ elæ discursoæ deæ laæ economÕ aæ noæ esæ
eficiente en la asignación de recursos escasos (en
elæ sentidoæ ñP areto-Ñp timo),æ yæ queæ noæ haæ logradoæ estableceræuna ær elaciÑnæentr eæva loræyæp recio.
Si la naturaleza física clásica tiene horror
al vacío, la naturaleza humana neoclásica
tiene horror a la diferencia.
Michel Aglietta, y André Orléan:
La Monnaie entre violence et confiance
Estaæ breveæ deconstrucciÑnæ epistemolÑgi caæ seæ laæ
haceæ paraæ posicionaræ laæ nociÑnæ deæ Sumakæ Kawsayæ
(La Vida en Plenitud), como una noción alternativa al
discursoæ econÑmi coæ enæ suæ conjunto,æ yæ desdeæ laæ cualæ
seæ puedenæ obteneræ instrumentosæ analÕ ticosæ yæ marcosæ epistemolÑgi cosæ mà sæ realistasæ yæ conæ unæ mayoræ
nivelæ deæ objetividadæ yæ eticidad.æ Estaæ nociÑnæ deæ Sumakæ Kawsay,æ constaæ yaæ enæ lasæ Constitucionesæ deæ
Ecuadoræ yæ deæ Bolivia,æ yæ aæ suæ tenoræ seæ està æ intentandoæ
definir la planificación y el sentido de las políticas públicas en estos países, sin embargo, aún no existe
unaæ fundamentaciÑnæ teÑr icaæ deæ lasæ nocionesæ deæ baseæ
delæ Sumakæ Kawsay y la academia aún no ha intentadoæ acercarseæ yæ comprenderæ deæ mà sæ cercaæ suæ significación. El presente texto se propone, en consecuencia,æ estableceræ losæ lineamientosæ deæ baseæ deæ unaæ
epistemologÕ aæ diferenteæ paraæ laæ economÕ aæ desdeæ lasæ
nociones del Sumak Kawsay o La Vida en Plenitud.
32
Unaæcr Õ ticaænecesa ria
El filósofo portugués Boaventura de Souza Santos, dice
que tenemos teorías y principios del siglo XX para pensar
y resolver los problemas del siglo XXI; quizá esa afirmación
tenga mayor validez en el campo de la economía, porque
los conceptos y marcos teóricos del pensamiento económico, en lo fundamental, se remontan al siglo XIX. Por ello,
hay un desfase evidente entre lo que sucede en la realidad
y lo que dice la teoría.
Puede decirse, por tanto y sin temor a equivocarse, que
desde el siglo XIX el pensamiento económico ha sido un
gran monólogo consigo mismo. Que se ha convertido en
autista. Que ha decidido prescribir la realidad en nombre
del canon y ha terminado por impostarla. Puede decirse,
además, que el mundo del siglo XXI tiene problemas para
los cuales el pensamiento económico dominante no tiene
respuestas. Empero, lo más grave, es que precisamente en
esta coyuntura, el pensamiento económico clásico y decimonónico es dominante y hegemónico a escala mundial.
No se puede pensar y proponer alternativas por fuera de
sus marcos teóricos, incluso si esos marcos teóricos tergiversan de manera grosera la realidad. ¿De qué tipo de
ceguera se trata? ¿Por qué esos marcos teóricos de la teoría económica dominante no permiten comprender la realidad? ¿Cuál es la estructura epistemológica de esa “ciencia“
llamada economía? ¿Hay posibilidades para nuevos paradigmas?
Para responder a estas cuestiones y, al mismo tiempo, esbozar la hipótesis de que la noción de Sumak Kawsay (La
Vida en Plenitud), podría encerrar a su interior posibilidades epistemológicas y hermenéuticas inusitadas y que permitirían una renovación conceptual de la economía, quizá
sea necesario hacer un breve sumario sobre el cuadro epistemológico de la teoría económica vigente.
Elæca non
Las categorías centrales del pensamiento económico fueron creadas en el siglo XVIII y XIX , en pleno contexto de
la revolución industrial, la conformación política de la burguesía y de luchas de poder entre la burguesía y las monarquías existentes. A partir de ese entonces y hasta el presente, no ha habido ningún cambio conceptual importante
a su interior; han existido, es cierto, aportes significativos,
pero los núcleos duros y que le permitieron a la burguesía
validar y legitimar sus posiciones políticas, no han cambiado. En efecto, esas categorías fundamentales de la economía han sido retocadas, maquilladas, puestas en perspectiva, pero jamás cuestionadas en su sentido fundamental.
Una de las nociones centrales del pensamiento económico
hace referencia al mercado como un espacio de autorregula-
33
Puedeæd ecirseæ queæ desdeæ elæ sigloæ
XIXæel æp ensamientoæ econÑ micoæ haæ
sidoæunægr anæmonÑl ogoæconsi goæ
mismo.æQueæseæha æconver tidoæenæ
autista.æQueæha æd ecididoæp rescribiræ
laær ealidadæenænomb reæd elæca nonæyæ
haæter minadoæ poræ impostarla.
ción y eficiencia económica. Para el liberalismo, el mercado
es algo más que un locus de asignación de recursos escasos: es un regulador social e histórico. La teoría económica
clásica le debe a Adam Smith en 17761, la enunciación del
mercado como concepto de base para la interacción humana y para la fundamentación del contrato social. Desde
entonces, la teoría económica se ha dedicado a demostrar
la pertinencia y necesidad histórica del mercado, y siempre
ha dado por supuesto que los mercados autorregulados
existen y, por definición, son eficientes.
Al proceder de esta manera, la teoría económica cometió
un abuso conceptual porque convirtió a una hipótesis en
un axioma. Dio por supuesto aquello que, precisamente,
debía demostrar. De hecho, varios estudios, análisis y ensayos, han demostrado, criticado y cuestionado el aserto
del mercado autorregulado y eficiente. Karl Polanyi, en
19442, demostró que el libre mercado es un invento reciente y que se debe a las relaciones de poder de la burguesía
ascendente, que fuera de esas relaciones de poder, el mercado autorregulado, en realidad, es una ficción. El mismo
Carlos Marx se negaba a hablar de mercado porque le parecía más un adjetivo que una categoría epistemológica seria. Marx hacía referencia a la circulación como noción más
coherente a nivel epistemológico que aquella de mercado3.
El profesor A. Cecil Pigou demostraría, en pleno contexto
de la economía clásica y a inicios del siglo XX, que los precios son ineficientes porque siempre generan “economías
externas”.
Es más, al interior de la misma teoría clásica se ha hablado
de modelos de racionalidad limitada de los agentes que
conducen a decisiones no-eficientes, es por ello que ahora
forman parte del discurso económico todo un marco conceptual constituido por las nociones de asimetrías de información, costos de transacción, problemas de la agencia,
etc. Estos nuevos conceptos demuestran algo que es evidente pero que la economía clásica se niega a aceptar: los
mercados no son eficientes, nunca lo han sido y, al parecer,
nunca lo serán. Los mercados son el peor mecanismo que
la humanidad haya creado para la asignación de recursos.
No obstante, y a pesar de todas las evidencias existentes,
la teoría económica clásica permanece tan vinculada a la
noción de mercado como la escolástica medieval a la idea
de la Trinidad.
La axiomatización de la noción
deæmer cadoæcond ujoæa æsuæp ositivizaciÑn,æe sæ decir,æ alæhechoæd eæ
convertirloæen æ unæ fenÑ menoæ fÕ sicoæ
en el cual ejercen su influencia las
leyesæna turalesæd eæl aæeconomÕ a,æ
leyesæq ueæp odrÕ anæ seræ aprehendidas,æenunci adasæ yæ formalizadas.
1En efecto, el II Tomo de El Capital de Carlos Marx, lleva como tÕ tulo: El proceso de
circulaciÑn de l capital. Cfr. Marx, Karl: El Capital. Libro Segundo. El proceso de circulaciÑn de l capital. Vol. V, Siglo XXI Ed., Madrid-EspaÐa , 2010.
2 Cfr. Jevons, Stanley: The principles of science: a treatise on logic and scientific method
(1874). Disponible en Internet:
http://www.archive.org/stream/principlesofscie01jevouoft#page/n5/mode/2up
3 Esta idea de que en el equilibrio general existe una asignaciÑn Ñpt ima de recursos,
condujo a la elaboraciÑn de un modelo matemà tico de equilibrio general propuesto por
Kennet J. Arrow y Gérard Debreu a principios de la década de 1950, y que finalmente les
valdrÕ a el Premio Nobel de EconomÕ a en 1972 y 1983 respectivamente. Sobre la relaciÑn
H QW U H H TXL
OLEU LRJH QH U DO\YD ORU H QW U P LQRVP DU VKDOOLDQRVSXH GH U H YL VDU VH ' H EU H X
* U DU G 7 K RU LH GH ODY DOHXU D QD O\V H D[L RPDWLTXH GH Ō TXL
OLEU H F RQRP LTXH ª ( G
Sciences Ä conomiques, Dunod- Bordas, 1984.
34
La axiomatización de la noción de mercado condujo a su
positivización, es decir, al hecho de convertirlo en un fenómeno físico en el cual ejercen su influencia las “leyes naturales” de la economía, leyes que podrían ser aprehendidas,
enunciadas y formalizadas. Este proceso se debió a la influencia de las matemáticas, en especial de la mecánica
clásica y las teorías de Newton sobre la ley de la gravitación
universal, en varios pensadores económicos del siglo XIX,
de hecho muchos de ellos habían llegado a la economía
desde la ingeniería y las matemáticas y siempre consideraron a la economía como una “ingeniería social”. También
consideraron que la economía es una ciencia natural en la
que existen fenómenos naturales que deben ser comprendidos y descritos de forma positiva (es decir, formal o, si se
quiere, matemática).
Al pensar que en la economía hay “leyes naturales”, como
aquellas que gobiernan la física, la química, o todas las
ciencias naturales, han intentado convertir a la economía
en una ciencia natural y con ello rompían con una tradición
importante del liberalismo que siempre había considerado
a la economía desde la moral y desde un punto de vista social, y la prueba de ello está en su teoría del valor trabajo.
Existen, en ese sentido, tres economistas fundamentales
para la positivización de la economía en el siglo XIX: K.
Menger, L. Walras y S. Jevons. De hecho, Stanley Jevons escribió también un manual de teoría de la ciencia, en los
mismos términos del positivismo decimonónico4. El francés León Walras5, de su parte, propuso la noción, desde las
matemáticas, de mercados óptimos que se equilibran. La
apelación a una noción que pertenecía a la teoría de la mecánica, aquella del equilibrio, daba a suponer que al interior del mercado existían fuerzas naturales y contrapuestas
que, al encontrarse, se anulaban a sí mismas provocando
una situación de estasis que sería descrita, precisamente,
como equilibrio, y que daban a entender que la sociedad,
en este punto, habría resuelto los problemas de la asignación de recursos gracias a los mecanismos automáticos del
mercado .
Esas fuerzas naturales serán identificadas con la demanda
y la oferta agregada. Cuando estas fuerzas se confrontan
en el mercado y sin ninguna interferencia externa el equilibrio viene de sí. Ahora bien, esta noción de equilibrio será
reforzada con aquella de “óptimo” a inicios del siglo XX.
Toda posición de equilibrio es, según esta propuesta teórica, una posición optimal en el sentido de que no se puede
cambiar el equilibrio sin perjudicar a alguna de las fuerzas
que la componen.
4 Cfr. Keynes, John Maynard: The General Theory of Employment, Interest and Money
(1936)
Disponible en Internet:
http://www.marxists.org/reference/subject/economics/keynes/general-theory/
5 En teorÕ a econÑm ica esto se denomina TeorÕ a cuantitativa de la moneda y es uno de los
nÏc leos duros del pensamiento econÑm ico dominante.
35
Debemos a Pareto esta noción de “óptimo“. Con esta noción se sancionaba de manera matemática aquello que había sido descrito en el siglo XIX por Jean Baptiste Say como
la “Loi des débouchés“, que será conocida en la teoría económica como Ley de Say en su honor y que significa que en
una economía con mercados libres y eficientes, toda oferta
crea su demanda. Si esto es así, entonces la economía está
en un punto de optimalidad en la que no existe ni exceso
de oferta (sobreproducción) ni carencias de demanda (subconsumo).
Este andamiaje teórico se cerró a inicios del siglo XX con
la creación de la teoría de la demanda del consumidor en
donde se establecía la noción del homo economicus como
centro de las decisiones del sistema económico. Se suponía que este homo economicus era un individuo egoísta, racional, eficiente y que siempre satisfacía sus preferencias
maximizando su bienestar individual .
La crítica
Ahora bien, esta narración fue criticada desde sus inicios.
Malthus criticó la Ley de Say y propuso una teoría de la crisis del sistema basada en el subconsumo. Marx demostraría que los mercados libres no existen porque a su interior
se producen procesos de concentración y centralización de
capital que conducen, de forma inexorable, a la monopolización y a la administración colusoria de los mercados.
Thorstein Veblen demostraría el peso que tienen las instituciones históricas y sociales sobre todas las decisiones
individuales, condicionándolas, estructurándolas . Las
elecciones racionales de individuos separados de toda
constricción social no existen.
No solo eso, sino que Marx demostraría, de una forma
epistemológica impecable, que la Ley de Say no existe porque las crisis del sistema son siempre crisis de sobreproducción. La realidad habría de dar razón a Marx y a todos
los críticos del pensamiento económico clásico: las crisis
existen, y son tanto de sobreproducción cuanto de subconsumo. Marx y Malthus, la historia lo ha demostrado, siempre tuvieron razón.
Pero el pensamiento económico ha hecho algo que se inscribe más en el campo de la teología que la ciencia: ha
negado la existencia de la crisis, es decir, se ha negado a
asumir el principio de realidad. Para el pensamiento económico clásico, la crisis se debe no al mercado sino a factores externos al mercado. Con esta afirmación, el pensamiento económico clásico demuestra, como en el caso de
la esquizofrenia, haber perdido toda relación con un principio de realidad.
Keynes
Empero, una de las críticas más fuertes a este esquema
teórico, lo realizó el economista inglés John M. Keynes en
1936 , justamente en un contexto de crisis general del capitalismo y en plena guerra fría contra el entonces bloque de
países comunistas.
En efecto, Keynes demostró, con los mismos instrumentos de la teoría económica dominante, que la Ley de Say
no existe. Demostró que la tasa de interés nunca iguala ex
ante el ahorro con la inversión, y que no existe aquello que
la teoría económica denomina como la neutralidad de la
moneda. Además, ante la crisis del sistema, Keynes propuso algo que, para los economistas clásicos tenía el mismo
peso que la herejía para la escolástica medieval: salir de la
crisis por medio de la emisión monetaria y el déficit fiscal.
Para la escuela clásica aquello equivalía simplemente a
generar inflación. En su cuadro conceptual, toda emisión
monetaria produciría de manera necesaria e indefectible
inflación . Keynes demostró que no es así, demostró que la
emisión monetaria implica la recuperación económica por
la vía de un relanzamiento del consumo de la población y
la reactivación económica.
Keynes demostró que la neutralidad monetaria, es decir,
la consideración de que toda emisión monetaria produce
inflación, es un mito creado por la economía clásica y, quizá lo más importante, Keynes demostró que los mercados
libres y autorregulados son el peor mecanismo que existe
para una distribución y asignación eficiente de los recursos
sociales. Los mercados por sí mismos jamás resolverían
los problemas del desempleo y de aquello que Keynes denominaba insuficiencia de la demanda efectiva.
Keynes dejó sin piso a todo el esquema teórico de la economía clásica y demostró que la noción de equilibrio general,
tan caro para la economía clásica, es solamente un caso
especial de la economía, que puede suscitarse solamente
por condiciones excepcionales y por brevísimo tiempo, en
otros términos, era una forma cortés de decirle a la economía clásica que el mercado, tal como ella lo pensaba,
no existe, es una falacia, una construcción teórica que no
tiene nada que ver con la realidad.
Es por ello que a su propuesta teórica la denominó Teoría
General, porque contemplaba aspectos que jamás habían
sido siquiera intuidos por la teoría económica hasta ese
entonces vigente. Para Keynes los mercados pueden llegar
a situaciones de equilibrio pero con subempleo de recursos, lo que los hacía mecanismos ineficientes para el pleno
empleo.
Fue gracias a la propuesta keynesiana que finalmente el
capitalismo pudo salir del corsé ideológico al que lo había
maniatado la teoría económica de los mercados eficientes
y de individuos racionales que maximizan sus utilidades.
La propuesta teórica de Keynes permitió crear una serie de
instrumentos conceptuales que hasta entonces no existían
y que habrían de ser denominados como “macroeconomía“.
En esta noción de macroeconomía había la posibilidad de
comprender la interacción de las decisiones del Estado a
través de la política económica en un contexto de mercados, consumidores y empresas. Keynes había demostrado
que los mercados pueden ser mecanismos eficientes de
distribución de recursos solamente si son administrados,
dirigidos y estructurados por la sociedad.
Cuando los mercados están en condiciones de libertad total, generan tales conflictos que ponen en riesgo a la sociedad. Keynes demostró que los mercados no son eficientes
y no son el mejor mecanismo para resolver los verdaderos
problemas sociales. Si la sociedad no los resuelve creando
otros instrumentos, en la ocurrencia, la política económica, la planificación y la distribución pública de la asignación de recursos, entonces no habría ninguna otra posibilidad de resolverlos.
En realidad, no se trataba de saber si el mercado puede
resolver la asignación de un recurso determinado, sino
si el mercado podía resolver el desempleo y la desigual
distribución del ingreso. La política económica era, precisamente, para que el mercado pueda tomar decisiones a
nivel microeconómico, pero jamás a nivel macroeconómico. El ámbito de acción del mercado debería restringirse
estrictamente a decisiones microeconómicas, porque de
lo contrario la sociedad podría pagar las ineficiencias del
mercado con crisis, con guerras, con violencia, con fragmentación y confrontación social.
Esto se aprendió durante la última posguerra y se comprendió que una política económica que resuelva los problemas macroeconómicos en función de resolver el desempleo y la redistribución, necesita también de marcos
institucionales y de acuerdos sociales que deben expresarse en consensos políticos.
ElæE stadoæd eæBi enestar
Por ello, conjuntamente con las políticas económicas para
combatir el desempleo y la injusticia social, se creó una
nueva forma de Estado que habría de ser denominado
por el Presidente norteamericano Roosevelt como “Welfare
State”(Estado de Bienestar). Esto quería decir que la economía es insuficiente para resolver los problemas asociados a la producción, distribución y consumo de la riqueza
social, y que por definición se necesitan marcos institu-
36
cionales más amplios y que comprendan la democracia, el
consenso y la participación social.
A esta política económica hecha para resolver el desempleo
y la injusticia en la distribución del ingreso se la denominó
keynesianismo en honor, precisamente, a J. M. Keynes. Empero, es necesario advertir que no toda intervención del Estado en la economía se conoce como keynesianismo. Hay
muchas formas por las cuales el Estado puede intervenir en
la economía, de hecho el mismo neoliberalismo utiliza al
Estado para imponer sus políticas de shock, y el populismo
económico también utiliza mecanismos keynesianos, pero
todas ellas no son políticas keynesianas porque el keynesianismo significa resolver los problemas del desempleo
y de la injusta distribución del ingreso, en un contexto de
democracia, consenso y participación social.
Es decir, el keynesianismo implica, casi por definición, al
Estado de Bienestar. Empero, el Estado de Bienestar acusó graves problemas asociados a la forma del capitalismo
como sistema-mundo, es decir, a la existencia del imperialismo, el intercambio desigual, las confrontaciones ideológicas, etc. No se podía hablar de Estado de Bienestar
cuando ese mismo Estado se comprometía en guerras imperialistas de control y dominio como fueron las guerras de
Corea, o aquella de Vietnam.
La insurrección contra el Estado de Bienestar y la resurgencia de la economía decimonónica, ahora llamada teoría
ortodoxa por su creencia ciega en los mecanismos automáticos de autorregulación de los mercados, fue cuestión
de tiempo. La insurrección de la teoría ortodoxa vino de
la mano de feroces dictaduras en los años setenta, como
aquellas de Pinochet en Chile, Videla en Argentina, Suharto
en Indonesia, entre otras.
Peroæ elæ pensamientoæ econÑ micoæ
haæ hechoæ algoæ queæ seæ inscribeæ
mà sæ enæ elæ campoæ deæ laæ teologÕ aæ
queæ laæ ciencia:æ haæ negadoæ laæ existenciaæ deæ laæ crisis,æ esæ decir,æ seæ
haæ negadoæ aæ asumiræ elæ principioæ
deæ realidad.æ Paraæ elæ pensamientoæ
econÑ micoæ clà sico,æ laæ crisisæ seæ
debeæ noæ alæ mercadoæ sinoæ aæ factoresæ externosæ alæ mercado.
Keynesæ demostrÑ æ queæ losæ mercados no son eficientes y no son el
mejoræ mecanismoæ paraæ resolveræ
losæ verdaderosæ problemasæ sociales.æ Siæ laæ sociedadæ noæ losæ resuelveæ
creandoæ otrosæ instrumentosæ æ æ entoncesæ noæ habrÕ aæ ningunaæ otraæ
posibilidadæ deæ resolverlos.
La contrarrevolución neoliberal
Además de reprimir a su población y provocar verdaderos
genocidios, estas dictaduras llevaron adelante el programa
económico ortodoxo que durante los tiempos keynesianos y del
Estado de Bienestar se había refugiado en una sociedad
casi secreta conocida como Sociedad del Monte Peregrino,
fundada por Friedrich Von Hayek, y en la facultad de economía de Chicago, en donde era profesor Milton Friedman.
La amistad de Friedman con Pinochet y el apoyo que Friedman brindó a las dictaduras no fueron óbice para que éste
reciba el premio Nobel de economía en 1976. A fines de la
década de los setenta, los partidarios de la economía decimonónica, o economía ortodoxa, tuvieron un gran impulso
con el acceso de Margaret Thatcher al poder en Inglaterra
en 1979 y, meses más tarde, con la elección de Ronald Reagan a la presidencia de EEUU.
37
Keynesæ demostrÑ æ queæ losæ mercadosæ libresæ yæ autorreguladosæ sonæ
elæ peoræ mecanismoæ queæ existeæ
paraæ unaæ distribuciÑ næ yæ asignaciÑ næ
eficiente de los recursos sociales.
Los mercados por sí mismos
jamà sæ resolverÕ anæ losæ problemasæ
delæ desempleoæ yæ deæ aquelloæ queæ
Keynes denominaba insuficiencia
deæ laæ demandaæ efectiva.
A partir de entonces, la economía keynesiana y el Estado de Bienestar se baten en retirada en todos los frentes.
En menos de un decenio, en lo que va de 1980 a 1989, la
economía decimonónica que cree en las virtudes taumatúrgicas de los mercados y de los agentes racionales, se
convierte en ideología oficial. Las primeras universidades
en ser conquistadas por el pensamiento teórico decimonónico son aquellas de los países pobres y que han sido
sometidos a duros procesos de ajuste estructural por parte
del FMI y del Banco Mundial, en especial, los países latinoamericanos. A la colonización económica del ajuste macrofiscal del FMI continuó la colonización epistemológica
del neoliberalismo.
Para la década de los noventa, el pensamiento keynesiano
es ya minoritario y en el pensum de la enseñanza de la teoría económica, incluidas las universidades americanas y
europeas, solamente se aprende la teoría de los mercados
eficientes. Los pocos economistas que se aferran al pensamiento keynesiano son removidos, y en el caso de las dictaduras fueron asesinados o desaparecidos, y en contextos
más democráticos, fueron desalojados de toda posibilidad
de una carrera científica o universitaria.
Para mediados de los años noventa casi no existen centros
de educación superior, en todo el mundo, que tengan un
pensamiento algo diferente a aquel de la teoría clásica y
decimonónica de los mercados autorregulados y eficientes. Pero al mismo tiempo que se desaloja del pensamiento económico a todo lo que no sea ortodoxo, se desmantela el Estado de Bienestar. Los años de preeminencia del
pensamiento ortodoxo son los años en los que regresan
las crisis, ahora inscritas en el horizonte de la globalización neoliberal, son años en los que se acentúa la concentración del ingreso, se extiende la pobreza, los mercados
se monopolizan y emergen las finanzas corporativas como
una fuerza imparable.
La ortodoxia
La teoría económica dominante no busca comprender el
mundo que ella está contribuyendo a crear sino más bien
a justificarlo y administrarlo. Las nuevas versiones de la
teoría económica adoptan un enfoque pragmático en el
cual tratan de crear fórmulas, mecanismos, dispositivos,
engranajes y explicaciones que permitan un mejor desenvolvimiento de los mecanismos automáticos del mercado.
Así por ejemplo, R. Lucas6, propone la tesis de que los
agentes económicos pueden tomar decisiones racionales
porque la información de los mercados es perfecta, lo que
6 Cfr. Lucas, Robert Jr. ñExpectations and the Neutrality of Moneyî ; Journal of
Economic Theory 4 (2): 103-124. April, 1972. Robert Lucas ganarà el premio Nobel de
economÕ a en 1995.
tiene una consecuencia pragmática importante: convierte
a las políticas económicas de lucha contra el desempleo y
contra la injusta distribución del ingreso como ineficientes
y redundantes. Estas políticas según Lucas, lo único que
pueden conseguir en un contexto de decisiones racionales
y plena información, solamente es inflación.
De la misma forma, R. Merton y M. Scholes7 propusieron
una nueva fórmula para calcular los derivados financieros
y, de esta manera, ayudaron a crear una burbuja especulativa mundial que ahora no tiene ninguna relación con la producción. James Buchanan8, de su parte, propone expandir
el cuadro de las decisiones eficientes de los agentes que
maximizan sus preferencias incluso para aquellas decisiones públicas, Theodore Schultz y G. Becker, de su parte,
proponen en los años 1960’s la noción de capital humano
para considerar incluso las relaciones familiares dentro de
la lógica costo-beneficio y decisiones racionales.
En fin, la teoría económica se convierte en un monólogo
sobre la epifanía del mercado y la maximización de preferencias de agentes racionales. Sin embargo, los problemas
sociales, económicos, políticos e institucionales, se multiplican. Las crisis financieras y monetarias devastan no solo
a los países sino a regiones enteras. Los mercados de trabajo se flexibilizan a un punto que recuerda los inicios del
capitalismo en el siglo XVIII. Regiones enteras del mundo
son depredadas por el afán de riqueza desmedida de pocas
corporaciones y grupos de poder.
La privatización llega incluso a las guerras que siempre
estuvieron inscritas en un marco jurídico del Estado y, en
consecuencia, de la sociedad. La invasión norteamericana
a Irak de 2002, se convirtió en la primera guerra totalmente
privatizada. De la misma forma, se crean expedientes de
control, vigilancia y dominación mundial, sobre todo aquellos que se sustentan en las nociones de terrorismo, y que
tienen como propósito permitir el desenvolvimiento de los
mecanismos de mercado.
En poco tiempo, la aplicación de la teoría económica ortodoxa contribuye a crear y fortalecer fenómenos antes
inexistentes, como por ejemplo, la extensión, profundización y radicalización de la pobreza en EEUU, o la burbuja
especulativa que está en el origen de las crisis. Si el capitalismo había ejercido una atracción simbólica fue, precisamente, porque creaba la ilusión de progreso individual
en términos económicos y que se expresaba en el “american
way of life” (el modo de vida americano). Ahora bien, ese
7 Ver: Merton, R.: Theory of Rational Option Pricing,(1973) disponible en Internet:
http://www.signallake.com/innovation/MertonBJEMS73.pdf
8 Ver por ejemplo: Buchanan, J. Cost and Choice: An inquiry into economic theory,
1969. Disponible en Internet:
http://www.econlib.org/library/Buchanan/buchCv6c1.html#Ch.%201,%20Cost%20
in%20Economic%20Theory
38
modo de vida americano no existe más. Las políticas de
libre mercado destruyeron incluso la capacidad productiva de EEUU y lo condujeron a ser un país importador de
bienes y servicios en los que antes tenía la supremacía. La
crisis de las hipotecas subprime, de su parte, está destruyendo a la clase media norteamericana.
Es entonces, en este contexto de crisis económica, crisis
ecológica, crisis humana, violencia inaudita y pérdida de
referentes sociales que puede constatarse que el pensamiento económico vigente no tiene instrumentos teóricos
para comprender la realidad, menos aún para transformarla en beneficio de la sociedad. La ideología del mercado
autorregulador no está hecha para comprender este obscuro momento de la historia sino para perpetuarlo, urge entonces crear otra episteme, otra posibilidad de comprender
la realidad.
Las alternativas
Pero las epistemes sociales no se crean en los laboratorios ni
en las universidades, las epistemes son procesos sociales e
históricos. Las epistemes son formas de conocimiento socialmente definidas e históricamente fundadas . El liberalismo
nació y se consolidó gracias al poder de clase de la burguesía, sin ese poder su lucha contra la escolástica medieval
habría estado condenado al fracaso. Lo mismo para el socialismo. Sin la clase obrera convertida en sujeto político,
la riqueza analítica del discurso del socialismo no habría
tenido tantos aportes.
En consecuencia, las epistemes forman parte de entramados
sociales e históricos en donde la sociedad busca la manera
de encontrarse a sí misma y de responderse por su propio
futuro, sus propias posibilidades, sus propias oportunidades. Las epistemes no se estructuran en las universidades
sino en las sociedades. Las universidades están hechas
más bien para controlarlas, para maniatarlas en un corsé
metodológico altamente funcional a los requerimientos
del poder de turno. Son las universidades y sus facultades
de economía, por ejemplo, quienes se han constituido en
la mejor caja de resonancia del discurso económico dominante y en su mejor garantía y protección. Por ello, para
buscar y encontrar esas otras epistemes, aquellas que nos
permitan esbozar las respuestas que se necesitan para el
presente, es necesario buscarlas fuera de la academia. Es
necesario abandonar esa mirada académica normalizada y
construida desde las relaciones de poder que petrifica el
saber y lo convierte en una garantía del poder. Si se quiere
encontrar una nueva respuesta a los problemas de la economía y del capitalismo, ésta no provendrá del discurso
económico vigente.
39
Enæ pocoæ tiempo,æ laæ aplicaciÑ næ
deæ laæ teorÕ aæ econÑ micaæ ortodoxaæ
contribuyeæ aæ crearæ yæ fortaleceræ
fenÑ menosæ antesæ inexistentes,æ
comoæ poræ ejemplo,æ laæ extensiÑ n,æ
profundizaciÑ næ yæ radicalizaciÑ næ deæ
laæ pobrezaæ enæ EEUU,æ oæ laæ burbujaæ
especulativaæ queæ està æ enæ elæ origenæ deæ lasæ crisis.æ Siæ elæ capitalismoæ
habÕ aæ ejercidoæ unaæ atracciÑ næ simbÑ licaæ fue,æ precisamente,æ porqueæ
creabaæ laæ ilusiÑ næ deæ progresoæ individualæ enæ t•r minosæ econÑ micosæ yæ
queæ seæ expresabaæ enæ elæ
ñ americanæ wayæ ofæ lifeî .
Elæl iberalismoæ naciÑ æ yæ seæ consolidÑ æ
graciasæa læ poderæ deæ claseæ deæ laæ
burguesÕ a,æsi næeseæp oderæsuæl uchaæ
contraæl aæescol à sticaæmed ievalæha brÕ aæ estadoæ condenadoæ alæ fracaso.æ
Lo mismo para el socialismo. Sin
laæcl aseæob reraæconver tidaæenæsu jetoæp olÕ tico,æ laæ riquezaæ analÕ ticaæ delæ
discursoæd elæsoci alismoænoæha brÕ aæ
tenidoæta ntosæa portes.
La academia, como no podía ser
deæ otraæ manera,æ yæ afortunadamenteæp oræl oæd emà s,æha æi nvisibilizadoæ
estaænoci Ñ næ delæ SumakæK awsay.æ
Deæl aæmi smaæ formaæ queæ haæ invisibilizadoæ todaæ propuestaæ epistemolÑgi caæa lternativaæa læp aradigmaæ
vigente.
En esa búsqueda, hay pequeños detalles, pequeños eventos que configuran el futuro, pero solo una mirada histórica los puede comprender. Quizá el ejemplo más importante sea el mismo Adam Smith. En su libro La riqueza de las
naciones, publicado en 1776, cuenta en las primeras páginas
su visita a un pequeño taller de alfileres. Sin duda, debió
haberse tratado de uno de los tantos talleres que existían
en la época y que dadas las condiciones de trabajo existentes debió parecer a primera vista un sórdido lugar, pero
en ese lugar sórdido, quizá tenebroso por las duras condiciones de vida de entonces, Adam Smith vio el futuro. Su
intuición resultó certera. En ese pequeño taller de alfileres,
Smith descubrió la división del trabajo y los contornos de
la sociedad del porvenir. Visionarios como Smith, sobre
todo en el Iluminismo no hay muchos. Sin embargo, a pesar de la escolástica medieval, a pesar de la Inquisición, a
pesar del férreo control que la Iglesia ejercía sobre el saber,
los pensadores de la Ilustración lograron confrontar a la
escolástica medieval, supieron dar batalla y arrebatarle la
hegemonía ideológica.
Ahora hace falta ese impulso, esa necesidad de confrontar
la ortodoxia vigente. Quizá los signos del futuro estén ahí
pero aún no sabemos mirarlos. Nos falta esa capacidad,
esa lucidez, esa extraordinaria visión que tuvo Adam Smith. Pero quizá se podría proponer como posibilidad hermenéutica, y también analítica, la episteme de los pueblos
andinos que consta en su propuesta del Sumak Kawsay: La
Vida Plena. Se trata de una noción que ha sido propuesta
desde los movimientos sociales y que busca contrarrestar
los efectos de la globalización neoliberal proponiendo otra
manera de comprender la economía, la sociedad y la riqueza. La fuerza política de los movimientos sociales, en
especial el movimiento indígena, logró que su propuesta
del Sumak Kawsay (La Vida Plena), ahora conste en los textos Constitucionales de Ecuador y de Bolivia.
Elæ SumakæK awsay: La Vida Plena
Los mercados no son el mejor
mecanismoæ paraæ llegaræ aæ unaæ vidaæ
enæp lenitud,æp orqueæa quelloæq ueæ
haceæq ueæl osæser esæhuma nosæ
seær ealicenæcomoæta les,ænoæti eneæ
nadaæq ueæver æconæel æmer cado,æni æ
conæl aæma ximizaciÑ næ deæ preferencias,æni æconæel æconsumo,æni æconæl aæ
riquezaæmoneta ria.
La academia, como no podía ser de otra manera, y afortunadamente por lo demás, ha invisibilizado esta noción
del Sumak Kawsay. De la misma forma que ha invisibilizado
toda propuesta epistemológica alternativa al paradigma
vigente. En efecto, la academia dominante ha cubierto de
un velo que a la larga ha servido para su invisibilización,
aportes teóricos por lo demás interesantes como aquellos
del posmarxismo, del posestructuralismo, de la teoría de
la regulación, de la teoría del decrecimiento, entre otros.
La misma situación con respecto al Sumak Kawsay: hasta el
presente, y a pesar de que forma parte del contrato social
de dos países, en la ocurrencia Ecuador y Bolivia, el discurso económico dominante lo ha invisibilizado.
40
Ahora bien, aquello que es interesante en la propuesta del
Sumak Kawsay (La vida plena), es que permite, de entrada,
cambiar las prioridades entre los medios y los fines, es decir, propone un debate ético al interior de la economía y el
desarrollo. En efecto, el discurso económico dominante y
su versión del desarrollo había alterado los términos de la
relación medios-fines. El equilibrio general, los mercados
autorregulados, la eficiencia, la austeridad y disciplina fiscal, entre otros, se convirtieron en fines en sí mismos. Al
transformarse en una finalidad social excluyen a la sociedad de la discusión de sus propios horizontes sociales y
le imponen un horizonte que no pertenece a la sociedad.
El concepto de mercado autorregulado que permite una
óptima asignación de recursos escasos en contextos de
libre competencia y maximización de preferencias, no es
una hipótesis a demostrar sino un axioma que sanciona y
prescribe. En tal virtud, se separa de toda representación
social y se impone a la sociedad. La axiomatización de la
noción de mercado autorregulado vacía de todo contenido
social a sus prescripciones y se convierte a sí mismo en un
deber-ser. Se supone que si existen mecanismos de mercado al interior de una sociedad determinada, estos mecanismos de mercado de forma automática y espontánea,
podrían resolver los problemas de asignación de recursos
de esta sociedad. Pero esto nunca sucede, porque los mercados son creaciones históricas y sociales, y como tales
están transidos de relaciones de poder, de marcos institucionales, de convenciones sociales, de acuerdos extramonetarios, en fin, de una realidad que rebasa ampliamente
la noción propuesta por el discurso económico clásico.
La noción de Sumak Kawsay nos permite comprender que el
mercado debe estar al servicio de los seres humanos y no
al revés. Los mercados no son el mejor mecanismo para
llegar a una vida en plenitud, porque aquello que hace que
los seres humanos se realicen como tales, no tiene nada
que ver con el mercado, ni con la maximización de preferencias, ni con el consumo, ni con la riqueza monetaria. Todos estos aspectos pueden ser medios pero jamás fines. La
verdadera historia humana, aquella que a la larga cuenta,
no se escribe desde el mercado ni desde la lógica racional
de la eficiencia mercantil y del consumo.
Entonces, el Sumak Kawsay nos permite retomar, por paradójico que pueda parecer, el mismo camino que tuvo en
sus orígenes el liberalismo: la economía como moral. Este
cambio de perspectiva tiene importantes consecuencias
epistemológicas, porque implica comprender que el mercado está sujeto a condicionamientos externos que lo definen, lo estructuran y le dan sentido. En otros términos, la
autorregulación y la asignación eficiente de recursos, solamente es posible si las condiciones externas al mercado lo
permiten. Si esto es así, significaría que la autorregulación
de los mercados en realidad es una ficción.
41
Otra consecuencia importante que tendría este cambio
de perspectiva desde la visión del Sumak Kawsay es comprender que la Vida en Plenitud no solamente que no tiene
nada que ver con el mercado ni sus mecanismos internos,
sino que además no tiene nada que ver con uno de los
conceptos más caros del discurso económico dominante:
aquel del homo economicus (hombre económico).
El homo economicus es una de las piezas más importantes del
puzzle económico dominante. Es la pieza que permite la
convergencia y la adecuación de las otras piezas. Se supone que el homo economicus siempre racionaliza en función del
costo-beneficio. Esta racionalización implica la maximización de sus preferencias en un contexto de escasez. Este
axioma permite proyectar el comportamiento de todos los
seres humanos y predecirlos. Es la base de lo que se conoce con el nombre de microeconomía. Esta noción fue
propuesta por vez primera por S. Mill en el siglo XIX, luego
fue reformulada por K. Menger, el padre de la economía
austríaca, y sistematizada por el inglés Alfred Marshall. Es
gracias a este concepto de homo economicus que la economía
pudo crear la noción del “consumidor”, y adscribir a éste
comportamientos predecibles.
Las críticas al homo economicus han sido varias. Carlos Marx
la denominaba ‘economía vulgar”, Thorstein Veblen también la veía con cierto desprecio teórico. Un grupo de filósofos alemanes de orientación marxista, conocido como el
Círculo de Frankfurt, harían una crítica importante al concepto de homo economicus, demostrando su falacia. Corrientes
filosóficas que se inspiran en el psicoanálisis, y en la cual
se pueden inscribir a filósofos como Deleuze y Guattari,
también criticaron esta noción del homo economicus de la
economía clásica. Pero al igual que la escolástica medieval, el discurso de la economía clásica se encerró en su
corsé ideológico y en sus propias murallas académicas.
Mientras más se criticaba al consumidor y al homo economicus, más se empeñaba en “descubrir” las leyes que fundamentan el comportamiento de los consumidores. Ninguno
de los economistas clásicos habían leído a Horkheimer,
Adorno, Deleuze, Marcuse, Lacan, Foucault, o cualquier
otro.
En realidad, para ellos toda esa producción intelectual y filosófica era irrelevante e intrascendente, porque no estaba
en su horizonte de visibilidad. Su analfabetismo epistemológico y teórico se demostraba altamente funcional para la
pervivencia y sobrevivencia del dogma. Aquello que tenían
que saber, que los mercados autorregulados existen, y que
los consumidores siempre y en todo momento maximizan
sus preferencias, ya lo sabían, y con eso les bastaba y sobraba para comprender y actuar en el mundo.
Para el Sumak Kawsay (La Vida
Plena),æesæi mposibleæl aær ealizaciÑnæ
personalæy æ humanaæ desdeæ laæ posiciÑnæd elæ homoæ economicus.æ
Ningún ser humano del planeta
podrà æa lcanzaræ unaæ vidaæ plenaæ siæ
permaneceæcomoæ homoæe conomicus,æesæd ecir,æco moæ consumidor.æD eæ entrada,æ porqueæl aæ
nociÑnæd elæ homoæe conomicusæ
apelaæa læi ndividualismoæestr at•gi coæ
mientrasæq ueæl aær ealizaciÑnæp ersonal y humana, por definición,
siempreæ esæ social.
Elæhomb reæyæl aæsoci edad
Ahora bien, para el Sumak Kawsay (La Vida Plena), es imposible la realización personal y humana desde la posición del homo economicus. Ningún ser humano del planeta
podrá alcanzar una vida plena si permanece como homo
economicus, es decir, como consumidor. De entrada, porque
la noción del homo economicus apela al individualismo estratégico mientras que la realización personal y humana,
por definición, siempre es social. Puede ser que, a primera vista, existan dos registros independientes y que no se
relacionan entre sí: aquel de la subjetividad que busca la
realización personal y aquel de la subjetividad que busca
maximizar sus preferencias. Pero esos registros demuestran que son incompatibles y contradictorios y que uno de
ellos está demás.
En efecto, la teoría microeconómica vigente estudia la satisfacción y el comportamiento individual pensando en un
individuo en oposición a su sociedad y en competencia con
los demás individuos. Los precios transmiten información
que permitirá al consumidor tomar decisiones eficientes,
esos precios le indican niveles de rivalidad y exclusión con
relación a los otros consumidores. Se trata de un contexto
de conflicto permanente en el cual la subjetividad de las
personas entra en antagonismo con las demás. La maximización individualista de las preferencias siempre está pensada en contra de la sociedad. Ahora bien, en un contexto
como ése, la sociedad como tal desaparece y en su lugar se
instaura un escenario de conflictos y de comportamientos
estratégicos.
Para el Sumak Kawsay, en cambio, los seres humanos solamente pueden tener una vida en plenitud a condición que
se reconozcan en los otros. La realización humana no es
en contra de los demás sino con los demás. No se puede
rivalizar con los demás cuando se depende de los demás.
De la misma manera que el lenguaje siempre es social y
que la creación literaria, por ejemplo, siempre está pensada y construida desde la relación social, la vida en plenitud
siempre es social y pensada en sociedad. No se puede pensar en una realización humana y personal sin la sociedad.
Esto significa que para alcanzar esa vida plena es necesario abandonar el comportamiento estratégico individualista. No se puede rivalizar con los otros y luego confraternizar con ellos al mismo momento y en el mismo lugar.
Son comportamientos contradictorios y antagónicos. En el
un caso se parte de un individualismo metodológico para
construir la sociedad, en el otro caso se parte de una visión
humanista para construir al individuo.
42
¿Eficiencia?
En la visión de la microeconomía la eficiencia se refleja
por las elecciones racionales de los consumidores, en el
segundo caso, la eficiencia es siempre un juego de suma
positiva: solamente se puede ganar en términos individuales a condición que los demás también ganen. Si yo gano
y ellos pierden, es la sociedad entera la que ha perdido.
Esto nos lleva a considerar que la economía clásica tiene
un concepto erróneo de lo que es la eficiencia. Para la economía clásica su definición y comprensión de la eficiencia
se esconde en lo que ella denomina “Pareto-óptimo”, y que
de alguna manera se refiere a las posiciones de equilibrio.
Ahora bien, desde una perspectiva del Sumak Kawsay, esto
es la Vida en plenitud, el equilibrio ‘Pareto-óptimo” podrá ser
todo lo que se quiera menos eficiente.
La economía clásica no es eficiente. Su definición de “eficiente’ es sesgada y reductora. Es una visión que considera
la eficiencia desde el punto de vista individual y que se olvida de todas las consecuencias sociales que pueden tener
los actos individuales. La eficiencia se agota en el instante
mismo en el cual puede demostrarse como contraproducente. Se ha adscrito la eficiencia a un juego geométrico
de las curvas de oferta y de demanda, sancionadas por el
dispositivo de los precios, pero esa noción no es eficiente.
Tampoco hay eficiencia en la utilización de recursos escasos por parte de los empresarios. Todo ello se debe al
hecho de que la economía clásica ha olvidado extender el
análisis de la eficiencia a un entorno más amplio, en la
ocurrencia, la sociedad. Aquella decisión que a nivel microeconómico puede parecer eficiente para la economía
clásica, una vez que el focus analítico se abre, se demuestra
ineficiente para la sociedad. La eficiencia microeconómica
siempre es un juego de suma negativa, es decir, siempre se
pierde. Lo que un actor considera eficiente desde su punto
de vista individual, a la larga se revela ineficiente para toda
la sociedad, incluido ese mismo actor eficiente.
A inicios del siglo XX, el economista clásico Arthur C. Pigou, se dio cuenta que en el intercambio intervenían otras
variables que no eran tomadas en cuenta por el mercado y
el mecanismo de los precios. Él los denominó “costos externos”, y propuso la intervención del Estado para tratar de
controlarlos. La teoría económica los conoce ahora como
‘impuestos pigouvianos”.
Los “costos externos”, o externalidades, no es otra cosa que la
sociedad en su conjunto. Al abstraerse de los costos externos, el pensamiento económico en realidad se estaba olvidando de la sociedad. Este olvido de la sociedad implicaba
que a medida que más se desarrollaba el mecanismo del
mercado, más aumentaban los “costos externos”.
43
Ahora bien, si el mecanismo de precios y las decisiones microeconómicas fuesen eficientes no habría, por definición,
costos externos. El hecho de que existan esos costos externos nos dice que hay algo que la teoría económica clásica
no ha resuelto hasta el momento, y es probable que nunca
lo resuelva. Los ejemplos de las ineficiencias del sistema
económico liberal son impactantes. Desde el calentamiento global hasta la existencia misma de las crisis, demuestran que la noción de eficiencia de la teoría económica clásica amerita, al menos, una revisión.
El concepto de Sumak Kawsay nos permite crear algo que
está ahí pero que la economía liberal no permite visualizarlo ni asumirlo: un concepto de eficiencia real y social.
La Vida en Plenitud significa que mis decisiones solamente
son eficientes si logran incrementar la eficiencia de toda la
sociedad, es decir, si en cada una de mis decisiones económicas, he tomado en cuenta los costos externos, vale
decir, si soy plenamente consciente de las consecuencias
sociales que tiene cada uno de mis actos económicos. Eso
significa un principio de responsabilidad en el consumo y
en la producción que no lo tiene en absoluto la economía
dominante. La eficiencia real, en consecuencia, nunca es
individual sino social. Aquellos parámetros de eficiencia
que deben contar son aquellos que hacen que la humanidad esté mejor, no aquellos que la empobrezcan.
¿Valor=Precios?
Pero esta visión reductora de la eficiencia se debe al hecho
de que la economía clásica considera que el mercado es
el mejor mecanismo para adoptar decisiones óptimas en
contextos de escasez. Aquello que permite adoptar esas
decisiones es el dispositivo de los precios. Ahora bien, si
adoptamos una perspectiva desde el Sumak Kawsay, la Vida
en Plenitud, podemos inmediatamente comprender dos aspectos de forma diferente. El primero de ellos hace referencia a los precios y el segundo a la escasez.
Los precios, en una sociedad capitalista y mercantil, reflejan algo más que los costos de producción y las preferencias del consumidor, reflejan las relaciones de poder al
interior del sistema. A pesar de la teoría de la paridad del
poder de compra, nunca hay dos precios iguales para la
misma mercancía, porque ese precio depende de un contexto más largo y más estructurado que hace referencia a
las relaciones de poder al interior de una sociedad. Los
precios, de entrada, han sido construidos desde esa lógica
del poder y no desde la lógica del mercado. Solamente en
última instancia se reflejan en el mercado. Quizá sea necesario aclarar algo más este punto porque sus consecuencias son importantes.
En efecto, la primera relación de poder que enfrenta los
precios es aquella entre el capital y el trabajo. La teoría al
La eficiencia microeconómica
siempreæe sæ unæ juegoæ deæ sumaæ
negativa,æ esæ decir,æ siempreæse æ
pierde. Lo que un actor considera
eficiente desde su punto de vista
individual, a la larga se revela ineficienteæp araætod aæl aæsoci edad,æi ncluido ese mismo actor eficiente.
La Vidaæe næP lenitud significa
queæmi sæd ecisionesæ solamenteæ
son eficientes si logran incrementar la eficiencia de toda la sociedad,æesæd ecir,æsi æ enæ cadaæuna æ deæ
misæd ecisionesæ econÑ micas,æ heæ
tomadoæenæcuenta æl osæcostosæ
externos,æva leæd ecir,æs iæ soyæ plenamenteæcon scienteæ deæ lasæ consecuenciasæso cialesæ queæ tieneæ cadaæ
unoæd eæmi sæ actosæ econÑ micos.æ
Eso significa un principio de responsabilidadæenæel æconsumoæyæenæ
laæp roducciÑ næ queæ noæ loæ tieneæ enæ
absolutoæl aæ economÕ aæ dominante.
...æ ænoæti eneæ unaæ teorÕ aæ delæ valoræ
porqueæsuæd esarrolloæi mplicarÕ aæ
reconoceræq ueæl aæl Ñgi caæd eæl osæ
preciosænoæp erteneceæa læà mbitoæ
deæl aæecon omÕ a,æ sinoæ aquelæ queæ
haceær eferenciaæ aæ lasæ relacionesæ
deæp oder,æesæd ecir,æa læ conjuntoæ
deæl aæsoci edad.æ Precisamente,æ
porqueænoæs abeæ cÑ moæ explicaræ losæ
precios,æ yæ porqueæ haæ perdidoæ todoæ
horizonteæso cial,æ laæ economÕ aæ clà sicaæseær efugiaæenæuna æteor Õ aæq ueæ
diceæq ueæl osæp reciosæsonæi gualesæa æ
laæca ntidadæd eæmoned a.
respecto es extensa y consta desde los orígenes de la burguesía y su emancipación política. A través del mecanismo
de precios, la burguesía puede imponer condiciones de
producción y distribución, sobre todo a los trabajadores.
Keynes había ya notado la importante diferencia que existe
en que los trabajadores sean pagados al final del ciclo productivo y no a sus inicios. Los trabajadores, al ser remunerados al final del ciclo productivo, solo pueden conocer la
inflación de manera ex post. Los precios, en consecuencia,
expresan esa tensión existente entre el capital y el trabajo, y que la mayoría de veces se define y se expresa en el
campo de la política, es decir, las luchas y confrontaciones
de poder.
En segundo lugar, los precios expresan la tensión existente entre el mercado capitalista y la sociedad que lo alberga.
Los precios sirven para cambiar las instituciones sociales
que expresan o que oponen resistencias a los mecanismos
mercantiles. Esto es evidente en los casos de dumping, o
de intercambio desigual entre dos regiones. A medida que
los precios pueden romper las instituciones sociales que
les oponen resistencia o pueden integrarlas a su propia
lógica mercantil, cambian y se transforman. Es decir, de
manera independiente del costo de producción o de las
preferencias del consumidor, existe una lógica de conflicto
social al interior de los precios que solamente se puede
visualizar cuando las instituciones sociales que resistían al
mercado han sido rotas. Esto ya fue advertido por T. Veblen
y también por K. Polanyi.
En tercer lugar, los precios expresan una tensión temporal
y cuya manifestación más evidente es la tasa de interés y
los mercados financieros. Las sociedades tienen un tiempo
que muchas veces no coincide con el tiempo de la acumulación del capital. Los precios disciplinan ese tiempo, lo
anulan, lo inscriben al interior del tiempo del capital y del
capitalismo. Fue Marx quien advirtió esa dinámica temporal de la acumulación, de la cual nace lo que ahora se conoce como el ciclo económico. Los precios, determinan y
condicionan el ciclo económico, poniendo a la sociedad a
girar en función del tiempo del capital, y la mejor expresión
de la monetización del tiempo está en la tasa de interés.
En cuarto lugar está la tensión entre todos los símbolos
y referentes sociales que expresan formas de vida y expresiones sociales más amplias que aquellas del intercambio
mercantil, pero que deben ser monetizadas e inscritas al
interior de la lógica de precios. El antropólogo francés
Marcel Mauss, estudió las formas de la moneda en lo que
él denomina la “economía del don”. La moderna teoría de
la regulación económica ha trabajado mucho sobre la soberanía monetaria de pueblos que no son mercantiles ni
capitalistas.
44
Todos estos aspectos se le escapan a la teoría económica
vigente, por una razón, de la misma manera que su concepto de eficiencia era sesgado y unilateral, la economía
clásica menciona los precios, los analiza, los utiliza en
sus marcos conceptuales, en sus esquemas descriptivos,
en sus modelos matemáticos, pero hasta el día de hoy no
tiene una teoría del valor que explique de forma coherente y epistemológica el sistema de precios. Y no tiene una
teoría del valor porque su desarrollo implicaría reconocer
que la lógica de los precios no pertenece al ámbito de la
economía, sino aquel que hace referencia a las relaciones
de poder, es decir, al conjunto de la sociedad. Precisamente, porque no sabe cómo explicar los precios, y porque ha
perdido todo horizonte social, la economía clásica se refugia en una teoría que dice que los precios son iguales a la
cantidad de moneda.
¿Escasez y crecimiento?
El segundo aspecto hace referencia a la escasez. Este es
un concepto que viene de la mano de David Ricardo y T.
R. Malthus, justo en la transición entre el siglo XVIII y XIX.
La noción de escasez es extraña al pensamiento de la Ilustración europea. En efecto, la Ilustración, sobre todo si se
piensa en Condorcet, tenía otra apreciación del futuro que
no tenía nada que ver con la escasez. La ilustración era optimista con respecto al futuro porque creía en el progreso
humano. La libertad humana y el progreso científico-técnico eran una especie de faro histórico para el pensamiento
de las luces. Adam Smith, nunca pensó en términos de escasez sino todo lo contrario: consideraba a la división del
trabajo como condición de posibilidad para una creciente
producción de riqueza social. Marx compartía el mismo criterio de Adam Smith, y había creado un concepto social al
efecto: aquel de fuerzas productivas, y un concepto económico: aquel de composición orgánica del capital. De ahí
que resulte extraño la aparición del concepto de escasez, y
más extraño aún que esta noción sirva de fundamento para
la teoría económica clásica.
El contexto del concepto de escasez está en la emancipación política de la burguesía en el siglo XIX, y la abolición de la Ley de Pobres y la Ley de Cereales en Inglaterra,
que eran los requisitos indispensables para la conformación del mercado de trabajo. Sin embargo, lo paradójico
es la mixtura epistemológica entre la noción de escasez y
aquella de crecimiento económico que atraviesa a todo el
discurso económico y que no genera ninguna disonancia
epistemológica. En efecto, es curioso que el discurso económico utilice al mismo tiempo el concepto de escasez y la
noción de crecimiento.
Ahora bien, desde la noción del Sumak Kawsay, existe una
perspectiva interesante para superar esta aparente contradicción entre escasez y crecimiento, así como una com-
45
prensión más realista de las lógicas de los precios. Con
respecto a la escasez y al crecimiento, la noción de Sumak
Kawsay, o La vida en plenitud, invita a comprender que la
escasez está en función de las tareas que una sociedad se
propone llevar adelante, es decir, no es una condición ex
ante, por lo que el crecimiento tiene otras determinaciones. Para que los seres humanos puedan alcanzar las condiciones que les permitan una vida en plenitud, es necesario un crecimiento pero no económico sino social.
Esta intuición que nace desde el Sumak Kawsay es importante porque nos permite ampliar el focus analítico y epistemológico para comprender al desarrollo y al crecimiento
económico. En efecto, se ha acusado a la visión del Sumak
Kawsay de querer provocar un retroceso histórico y social
en los niveles de vida. Se le ha acusado de intransigencia
y romanticismo con respecto a la utilización de los recursos naturales para las necesidades humanas, se ha dicho
que el Sumak Kawsay pretende reactualizar formas de vida
arcaicas, naturales y rebasadas por el conocimiento y la
técnica. Pero esas críticas son ideológicas y no tienen nada
que ver con el Sumak Kawsay.
El Sumak Kawsay, esto es, crear las condiciones sociales
y económicas para que las personas puedan expandir su
realización personal y tengan una vida plena, no significa
un retorno al pasado ni una clausura del progreso científico-técnico. En lo más mínimo. Lo que el discurso del
Sumak Kawsay propone es que el crecimiento económico
y el progreso científico-técnico que permitan mejores condiciones de vida para la humanidad, no pasan por los mecanismos de mercado ni por las nociones tradicionales de
crecimiento económico. Es decir, los mercados capitalistas
y los consumidores racionales son el mayor obstáculo precisamente para el desarrollo y el crecimiento.
El discurso del Sumak Kawsay quiere proponer una discusión más compleja y más exhaustiva sobre lo que significa el crecimiento. En primer lugar, la posición teórica del
Sumak Kawsay es que el crecimiento económico es insuficiente y ineficiente para el buen vivir, para la vida plena.
Es más, en virtud de que la lógica de precios no toma en
cuenta todas las consecuencias sociales de los actos individuales, toda estrategia de crecimiento sustentada en
mecanismos de mercado y en lógicas de maximización
de preferencias de consumidores racionales, conduce de
forma ineluctable hacia algo que puede ser denominado
como “anti-desarrollo“. El desarrollo económico por los
mecanismos de mercado provoca tantos costos externos
negativos, que a la larga aquello que pudo haber ganado la
sociedad desde el crecimiento económico por la vía de los
mercados, finalmente lo ha perdido por los costos externos negativos que genera.
En otros términos, el desarrollo económico debe salir de
Conær espectoæa æl aæesca sezæyæa læ
crecimiento,æ laæ nociÑ næ deæ Sumakæ
Kawsayæi nvitaæa æcomp renderæq ueæ
laæesca sezæestà æenæfunci Ñnæd eæl asæ
tareasæq ueæuna æsoci edadæseæp roponeæl levaræa delante,æesæd ecir,æ noæ
esæuna æco ndiciÑ næ exæ ante,æ poræ loæ
queæel æcr ecimientoæ tieneæ otrasæ determinaciones.æP araæq ueæl osæser esæ
humanosæp uedanæa lcanzaræl asæ
condicionesæq ueæl esæp ermitanæuna æ
vidaæenæp lenitud,æ esæ necesarioæ unæ
crecimientoæ peroæ noæ econÑ micoæ
sinoæsoci al.
la estrecha concepción mercantil y capitalista, y necesita
de un esquema analítico y epistemológico más amplio. El
Sumak Kawsay propone esa perspectiva. Es una invitación
a salir del corsé ideológico dominante. Es una propuesta
que visualiza al crecimiento no en función de los reducidos
e ineficientes términos mercantiles y capitalistas, sino en
función de la sociedad y en términos cualitativos y más
eficientes. El Sumak Kawsay invita a comprender al crecimiento desde un punto de vista cualitativo y social, en
donde la sociedad se compromete con cada individuo que
la conforma y éste con su propia sociedad, en donde la
vida en plenitud no significa escoger un bien determinado que maximice las preferencias sino en el aporte que se
pueda crear para que la sociedad en su conjunto pueda
crecer cualitativamente.
En ese sentido, el Sumak Kawsay propone un retorno a la
ética en un sentido más amplio y que quizá se acerca algo
a aquello que Weber denominaba la ética de la responsabilidad. El Sumak Kawsay quiere proponer un contrato social
en el que todos nos hagamos responsables por nuestro
propio futuro. Es aún una teoría en ciernes cuyas coordenadas más generales nos han sido propuestas por los
pueblos indígenas de América del Sur. Quizá de la misma
forma que en ese pequeño taller de agujas, en donde Adam
Smith pudo visualizar el futuro, ahora en esas pequeñas
comunidades indígenas que se empeñan en ser solidarias
entre ellas, respetuosas con la naturaleza, comprometidas
con la vida, profundamente humanas, quizá en ellas radique también el porvenir.
46
47
Franklin LÑpe z BuenaÐo
Profesor Jubilado de Tulane University, Nueva
Orleans, EEUU
[email protected]
Los regalos de Prometeo:
el papel del conocimiento
en el crecimiento
económico
Agradezco la colaboración de Pedro Romero y de Bernardo Acosta, pues este artículo se suponía iba a ser el capítulo de
un libro que, lastimosamente, no ha podido salir a la luz. Por supuesto, los errores
que quedan son absolutamente míos.
Elæ propÑsi toæ deæ esteæ ensayoæ esæ contestaræ lasæ siguientesæ preguntas:æ ËP oræ qu•æ aæ partiræ deæ 1820æ ocurreæ laæ
aceleraciÑnæ delæ crecimientoæ enæ loæ queæ hoyæ llamamosæ
paÕ sesæ desarrollados?æ ËP oræ qu•æ noæ ocurriÑæ loæ mismoæ
enæ otrasæ regionesæ delæ globo?æ yæ ËE sæ posibleæ queæ losæ
paÕ sesæ delæ Terceræ Mundoæ puedanæ aceleraræ suæ desarrollo?æ Laæ respuestaæ laæ encontramosæ enæ elæ papelæ delæ
conocimientoæ paraæ elæ desarrolloæ econÑmi co.æ Elæ conocimiento se divide en: específico (el poseído por
una sola persona) y general (al que puede acceder
cualquieraæ aæ unæ costoæ bastanteæ bajo).æ Laæ tesisæ propuestaæ esæ queæ laæ fuenteæ deæ laæ riquezaæ individualæ esæ elæ
conocimiento específico y que se convierte en colectivaæ cuandoæ seæ difundeæ aæ trav•sæ delæ conocimientoæ
general.æ Losæ paÕ sesæ delæ Terceræ Mundoæ noæ seæ hanæ desarrolladoæ comoæ pudieronæ haberloæ hechoæ porqueæ noæ
tienen el marco institucional (las reglas y los mecanismosæ paraæ hacerlasæ cumplir)æ apropiadoæ paraæ generaræ
conocimientoæ yæ podrà næ aceleraræ suæ crecimientoæ sÑ loæ
cuandoæ cambienæ suæ institucionalidad,æ particularmenteæ
sobreæ losæ derechosæ aæ laæ propiedadæ privadaæ yæ elæ sistemaæed ucativo.
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49
Hace apenas 60 años, en Pelileo, a mi abuelo se le consideraba una persona “rica”. Pero mi abuelo no tenía agua
en cañería, había que ir al río con pondos para tener agua
potable Podían extraer agua potable del río, o de alguna
planta. ACLARAR. No tenía electricidad ni servicios sanitarios dentro de la casa. Tenía un caballo pero no tenía
carro. Los caminos por los que transitaba eran de tierra y
cuando buenos eran empedrados. Las paredes de la cocina eran de color gris-negro por el hollín que emitían la
leña o el carbón. ¡Qué hablar de televisión, computadoras
o celulares! Comparando su bienestar con el actual de muchísimos ecuatorianos, sin temor a equivocarme diría que
su estándar de vida era “pobre”. La pregunta que surge es
¿qué pasó en estos últimos 60 años para que la vida sea
ahora tan diferente?
1
Es que este fenómeno lo viene experimentando la mayoría
de la humanidad desde hace poco más de dos siglos. El
crecimiento económico mundial, medido en ingreso per
cápita, por millones de años se mantuvo prácticamente
constante, como se muestra en el Gráfico 12 hasta que en
los albores del siglo XIX experimentó un cambio no sólo
sustancial sino explosivo.
Cuando se utilizan cifras a partir de 1750, hay una explosión de crecimiento en el mundo hacia 1820, como se
muestra claramente en el Gráfico 23. Antes de 1820, todos
los países eran “pobres” si se compara el ingreso por persona con el actual.
1 Pido disculpas a los lectores por utilizar una historia personal pero creÕ que era relevante para el tema de este ensayo.
2 Cifras estimadas por Bradford DeLong de la Universidad de California, Berkeley.
3 Fuente: http://web.usal.es/~bustillo/DCTema1.pdf
50
También es cierto que el crecimiento no ha sido parejo ni
igual en todos los países. En el mismo gráfico se pueden
apreciar los altos y bajos por los que ha recorrido el crecimiento4. Por otro lado, África ha crecido muy poco, mientras que Estados Unidos y Europa claramente “despegan”
en 1820, tienen un crecimiento acelerado hasta la segunda
guerra mundial para luego crecer moderadamente. América Latina tiene un desempeño bastante exiguo. Se hace
necesario contestar: (1) ¿Por qué a partir de 1820 ocurre la
aceleración del crecimiento en lo que hoy llamamos países
desarrollados? (2) ¿Por qué no ocurrió lo mismo en otras
regiones del globo, llamado el Tercer Mundo? y (3) ¿Es posible que los países del Tercer Mundo puedan acelerar su
desarrollo?
Laæevol uciÑnæd elæcr ecimientoæeconÑmi co
Adam Smith, el padre de la economía como ciencia, cuenta
la historia de cómo se produce un alfiler. Unos estiraban el
alambre, otros lo enderezaban, otros lo cortaban, otros lo
afinaban, otros le ponían la cabeza y otros lo empacaban.
Cada paso necesitaba de distintas habilidades, lo cual permitía un aumento de la producción, mucho más allá de lo
que se lograría si cada obrero fabricara el alfiler de principio a fin. Esto es lo que se conoce como la división del
trabajo.
4 Mal llamados ciclos econÑm icos, porque no tienen periodicidad ni regularidad.
51
Pero la historia no termina ahí. Es muy posible que los fabricantes de alfileres encontraran que la misma maquinaria podía servir para hacer otros productos como tachuelas,
clavos, imperdibles o grapas; pero para la utilización de los
clavos había que hacer martillos y para insertar grapas había que fabricar engrapadoras. La maquinaria para hacer
martillos o engrapadoras se podía utilizar para hacer otras
herramientas. Y la fabricación de estas herramientas necesitaba máquinas complementarias y así sucesivamente.
Al principio el fabricante de alfileres probablemente recibiría buenas ganancias. Pero esas ganancias seguramente
incentivaban a otros a ingresar en el mercado. El ingreso
de competidores reduciría sus ganancias, por lo cual tendría que reducir costos, comprar alambre en grandes cantidades, por ejemplo, o contratar ingenieros que mejoraran
el proceso de manufactura. Eso por el lado de la producción, pero no se hubiera podido producir sin que haya habido individuos que encontraran varias maneras de usar
los alfileres, clavos, agujas o grapas. Tenía que vender los
alfileres, y para eso emplearía vendedores, tal vez participó
en exposiciones (¡Bienvenidos a la Gran Feria Exposición
de Alfileres, Clavos, Grapas y Tachuelas de Paris!), o contrató a futuro con ferreterías, le pondría una marca y un
logo (¡Alfileres Sin Par!) para distinguirlos de los otros fabricantes, inclusive alguno de otros fabricantes de agujas y
alfileres no pudieron competir y abandonaron el negocio.
No obstante, los beneficios del aumento de producción
de alfileres se “derramaron” a los fabricantes de martillos,
engrapadoras, etc. De igual manera a los fabricantes de
maquinaria y, por supuesto, aumentó la contratación de
gente: obreros, supervisores, laboratoristas, oficinistas,
contadores, gerentes. La fuerza laboral cada vez tuvo que
ser más especializada – no solo en la fábrica de alfileres,
sino en el proceso de ventas, en la administración, en la
contaduría, en cientos de diferentes sectores y actividades
económicas – los obreros y empleados ganaban más y así
podían comprar otros productos y la fabricación de esos
productos generó más fuentes de trabajo y mejores ingresos, en un proceso de crecimiento y prosperidad económica que no había experimentado la humanidad en los siglos
ni milenios anteriores5.
Esta evolución no sólo generó una división del trabajo,
sino también una división o especialización de manufacturas, de capital, de procesos, que condujeron al progreso
material de la humanidad, porque esto no solo sucedió en
la fabricación de alfileres sino en muchísimos procesos industriales. Es, además, un proceso que no se ha detenido
y que va a continuar mientras el hombre siga siendo hombre.
Losætr iunfosæd elæhomb re
El hombre, a diferencia de los animales, no se contenta
con sobrevivir; su lucha no sólo es para establecer su presencia en la naturaleza como una especie más, sino para
mejorar sus condiciones de vida, para progresar, y para ello
tiene que enfrentar tres furias: la escasez, la incertidumbre
y la ignorancia. Para muchos es una guerra eterna, para
otros el triunfo del hombre está cerca. Según Ray Kurzweil
(2005), el autor de un libro titulado La singularidad está cerca6
en menos de 50 años el hombre habrá logrado desarrollar tecnologías que le permitirán vivir ¡indefinidamente!
Y no es que siempre el hombre haya ganado; también ha
perdido batallas contra la naturaleza. En los 1300, la Peste
Negra arrasó con una tercera parte de la población europea. Entre 1918 y 1919, durante la pandemia de la influenza “española” más de 40 millones de personas sufrieron la
muerte, más que todas las víctimas de la Primera Guerra
Mundial. Hace no pocos años en un tsunami asiático, más
de 200 mil personas perdieron su vida. También hay quienes creen que la tenemos perdida. No faltan quienes aseguran que la superpoblación y el crecimiento demográfico,
así como el calentamiento terráqueo y los cambios climáticos darán al traste con todo el progreso7. Pero es innegable
que, hasta el momento, en las batallas entre el hombre y la
mezquindad de la naturaleza el hombre ha salido victorioso. Veamos unos pocos de estos triunfos.
5 Paul Romer en sus artÕ culos ñIncreasing Returns and Long Run Growthî (1986) y
ñEndogenous Technological Changeî (1990), ambos publicados en el Journal of Political
Economy, amplÕ a los temas tratados aquÕ .
6 Para mà s detalles consultar http://singularity.com/
7 Neomalthusianos como Paul Ehrlich, Lester Brown, Herman Daly, los Meadows, el
Club de Roma y, por supuesto, Al Gore, cada aÐo pr onostican la cercanÕ a de un desastre
mundial.
Elær egresoæd eæP rometeo
Según los griegos, el titán Prometeo supuestamente entregó el fuego a los humanos, contrariando los deseos de
Zeus. También se dice que enseñó a predecir el movimiento de las estrellas, los números, la escritura, el uso de los
animales para trabajos agrícolas, las medicinas, el modo
de interpretar los sueños, el modo de hacer señales con
el fuego y la utilización de los minerales bajo tierra. Prometeo, entonces, es un símbolo del espíritu inmortal del
hombre que permanece encadenado a su cuerpo pero que logra manifestarse en su creatividad, resiliencia8 y emprendimiento frente a un mundo mezquino, incierto y cambiante.
Me atrevo a decir que Prometeo “regresó” en las primeras
décadas del siglo XIX, más específicamente alrededor de
1820, como fue ilustrado en el gráfico anterior.
Prometeo robó el fuego y se lo dio al hombre; por ello pagó
caro, pero el regalo fue maravilloso. El economista William
Nordhaus (1997) ha investigado el costo laboral (el número de horas necesarias) para iluminar las noches. La luz es
luz sin importar cómo se genera (su intensidad se mide en
lúmenes); puede ser una antorcha o una bujía fluorescente. Pero en términos de beneficios lo que importa es el número de horas-hombre necesarias por una cierta cantidad
de lúmenes.
Dos mil años antes de Cristo se usaban candiles con aceite
de ajonjolí o linaza y se necesitaban 90 horas-hombre por
kilolumen-hora. En el año 2000, un foco fluorescente necesita 0,0001 horas-hombre por kilolumen-hora. Pero lo más
interesante es que el costo de iluminación hasta principios
del siglo XX, sólo había disminuido de 90 horas-hombre a
10 horas-hombre. Es a partir de la invención de la electricidad que la reducción es dramática. Por algo justamente
muchos dicen que la revolución “industrial” debería llamarse revolución “energética”. Porque es a partir de sus
albores (finales del siglo XVIII) que la humanidad comienza a gozar de un estándar de vida nunca antes conocido.
Otro factor importante es que los beneficios de la energía
no se concentran en ciertos países o regiones, sino que
alcanzan incluso los países más pobres del planeta y cada
día aumenta el número de personas que tienen acceso a la
electricidad.
Losætr iunfosæd eæl aæmed icina9
La expectativa de vida durante el Imperio Romano no llegaba a los 25 años. En la Europa medieval la expectativa
fue casi igual. Para 1800 llegaba a 40 años. Hoy día, sólo
( VW
DSDODEUDQRH [L VW
HHQF DVW
HOODQRH VP LWUDGXF FL³QGH OWUP LQRL QJO VUHVLOLHQF HTXH
significa poder de aguante y flexibilidad ante las vicisitudes de la vida.
9 Las fuentes de las cifras indicadas en esta secciÑn pr ovienen de las Naciones Unidas,
del Banco Mundial y de otros organismos y publicaciones que se pueden obtener con
facilidad vÕ a Internet.
52
Chad y Sierra Leona tienen expectativas de vida de esta
magnitud. En 1960, en los países clasificados como no desarrollados, la expectativa de vida iba de 64 en los más pobres a 78 en los menos pobres. Actualmente el Ecuador (no
uno de los más ricos del planeta) tiene una longevidad de
76,810 años (est. 2010) cuando en 1980 llegaba apenas a 63
años11 . Y no es porque la gente viva más tiempo, sino que
hay menos gente que se muere joven.
La mortalidad infantil – en los países no desarrollados – ha
caído de 107 por mil nacimientos en 1970 a 87 en 1980 y alcanzó 58 en el año 2000. Enfermedades como la viruela, la
poliomielitis han desaparecido y la tos ferina, el sarampión
y otras enfermedades que diezmaban a los niños son cada
vez más raras.
Tanto el aumento de la expectativa de vida como la reducción en la mortalidad infantil dicen mucho sobre el acceso
a medicinas, al aumento de higiene, la disponibilidad de
agua potable, las mejorías en la nutrición, en la educación
y en servicios sanitarios, como en la recolección de basura
o en el control de insectos y de otros animales transportadores y trasmisores de enfermedades. Nathan Rothschild,
el fundador de la dinastía Rotchschild de Francia, murió
porque se le infectó un tumor pequeño. Con los antibióticos actuales hubiera vivido mucho más.
Noæsol oæd eæp anƒ
“Barriga llena corazón contento” reza el refrán. Este es otro
campo en que los avances de la humanidad son casi milagrosos. El crecimiento de la producción de alimentos, cada
vez más, excede el crecimiento demográfico. En los países
desarrollados el problema no es la escasez de alimentos,
¡el problema es la obesidad!
De acuerdo a la FAO (Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación) se necesitan entre 2 000 y 2 310 calorías diarias por persona activa como mínimo para mantenerse saludable; entre 1961 y 1999, en los países en desarrollo aumentó en 39 por ciento el insumo de calorías,
a 2 648 calorías por persona y el promedio de productos
alimenticios por persona se incrementó en un 24 por ciento
en todo el mundo. Aunque todavía hay muchos segmentos
de la humanidad con insuficiencia alimenticia y malnutrición, la tendencia es hacia mayor y mejor alimentación.
Inclusive en los países del Sub-Sahara africano, la malnutrición se ha reducido del 38 al 34 por ciento entre 1979 y
1999 – cifras que no dejan de ser alarmantes.
10 http://www.ecuadorexplorer.com/html/vital_stats.html
11 http://www.unesco.org/education/tlsf/TLSF/theme_c/mod13/www.worldbank.org/
depweb/english/modules/social/life/datasame.htm
53
Dosæmi læa Ðosæ a ntesæd eæCr istoæseæ
usabanæca ndilesæconæa ceiteæd eæ
ajonjolÕ æoæl inazaæyæseænecesi tabanæ
90æhor as-hombreæp oræk ilolumenhora.æE næ elæ aÐo æ 2000,æ unæ focoæ
fluorescente necesita 0,0001
horas-hombreæ poræ kilolumen-hora.æ
Peroæl oæm à sæ interesanteæ esæ queæ
elæcosto æ deæ iluminaciÑ næ hastaæ
principiosæ delæ sigloæ XX,æ sÑ loæ habÕ aæ
disminuidoæ deæ 90æ horas-hombreæ
aæ10æhor as-hombre.æ Esæ aæ partiræ
deæl aæi nvenciÑ næ deæ laæ electricidadæ
queæl aær educciÑ næ esæ dramà tica.æ
Poræa lgoæj ustamenteæmuchosæd icenæq ueæl aær evoluciÑnæñi ndustrialîæ
deberÕ aæl lamarseæ revoluciÑ næ ñenerg•ti caî.æ
Elæer roræd eæl aæci enciaæfunesta
Hace unos 200 años, dos grandes economistas clásicos,
David Ricardo y Thomas Malthus, pronosticaron el agotamiento de recursos y la inexorabilidad de una población
viviendo siempre a nivel de subsistencia. Malthus fue más
allá que Ricardo en sus predicciones, pues sostuvo no sólo
que los obreros estaban condenados a salarios de supervivencia, sino que la humanidad entera, en un día fatídico,
se enfrentaría a un desastre de mayúsculas proporciones
porque se habría agotado la tierra de cultivos, los minerales y otros recursos se extinguirían y los hombres morirían
como moscas. Como estas conclusiones tenían una base
teórica en economía, Thomas Carlyle la denominó ciencia
funesta.
Laæ leyæ deæ rendimientosæ marginalesæ decrecientes
El principio teórico que demostraba la inexorabilidad de
la llegada del desastre sostiene que cualquier factor de
producción, sea tierra, recursos naturales, trabajo o maquinaria, se enfrenta con el problema que al aumentar su
uso se vuelve menos productivo, siempre y cuando alguno
de estos factores se mantenga constante. Es como lo que
sucede a una buena sopa cada vez que se le aumenta agua:
la calidad disminuye si se mantienen constantes los otros
ingredientes de la sopa. Según este principio, una mayor
población necesariamente conduce a una reducción del
salario porque cada persona que ingresa a laborar es menos productiva que la anterior. Por ejemplo, una familia de
cuatro personas cosecha 100 mazorcas al mes en el huerto
de su casa – es decir, cosecharían 25 mazorcas por persona al mes –, si la misma familia estuviera conformada por
cinco miembros (en lugar de cuatro) cosecharía menos de
25 mazorcas por persona, y aun más si la familia es de 10
o 12 miembros.
Para sostener un aumento demográfico se necesita utilizar
más tierra, pero la fertilidad de la tierra adicional siempre
es menor y la buena se va agotando con el tiempo. Igualmente, el capital (la maquinaria) mientras más se utiliza tiende a dañarse más a menudo o se vuelve obsoleto.
Consecuentemente, la calidad de vida de la humanidad en
lugar de mejorar estaba condenada a deteriorarse. Pero
como vimos en la primera parte de este capítulo, ¡la historia nos dice totalmente lo contrario!
54
Laæ hipÑtesi sæ deæ laæ convergenciaæ oæ poræ qu•æ
noæ deberÕ aæ haberæ brechaæ entreæ paÕ sesæ ricosæ
yæp obres
Hay un corolario importante que se deduce de la ley de
rendimientos marginales decrecientes. Se trata de la rentabilidad del capital y su papel para que todos los países
converjan a un mismo nivel de desarrollo. Según la ley,
mientras más escasea un recurso, este es más productivo;
y mientras más abundante es, este es menos productivo.
Para entender el axioma sólo se necesita responder esta
pregunta: ¿es más valioso – y por lo tanto más productivo y también gana más – un médico en una aldea donde
hay pocos médicos, o un médico en un pueblo similar pero
bien abastecido de médicos? En efecto, como dijimos,
mientras más escasea un recurso, este es más productivo.
Por lo tanto, un país abundante en mano de obra debería
tener salarios mucho más bajos que en países en donde la
mano de obra escasea. Similarmente, un país rico en capital debería tener tasas de rendimiento mucho menores que
las tasas de rendimiento en donde escasea la maquinaria.
Estas dos proposiciones nos llevan a concluir que debería
haber movimientos de capital de los países en donde el capital abunda hacia los que escasea, así como movimientos
de personas de países en donde abunda la mano de obra
hacia los otros países. Los flujos de personas y de capital
harían converger a todos hacia un mismo nivel de vida.
Esta teoría no está sustentada por la evidencia histórica. El
movimiento de capitales es mucho más fácil que el movimiento de seres humanos. A pesar de las muchas barreras
para el movimiento de personas, desde barreras naturales
como el idioma y la distancia hasta artificiales como las
visas, los permisos de trabajo y otros muchos tratan de
emigrar – legal o ilegalmente – a los países ricos. Cuando
se trata de capitales financieros, una llamada por teléfono
o una orden por Internet y los fondos se movilizan de un
país a otro en cuestión de minutos. Sin embargo no observamos flujos de bienes de capital masivos como los que
sugiere la teoría.
Se han hecho cálculos comparativos con respecto a los
rendimientos que deberían tener los capitales en diversos
países. Por ejemplo, Estados Unidos tiene una intensidad de
capital – la proporción máquina/hombre – de 500 máquinas por persona, en la India es de 1 máquina por hombre.
Esta diferencia en intensidad de capital implica tasas de
rendimiento a la inversión de 120 a 150 por ciento en India, mientras que en los Estados Unidos rara vez exceden
el 8 por ciento. La diferencia es tan grande que aun si se
considera el riesgo de confiscación, los costos de soborno
y otras barreras a la inversión, la India debería ser tremendamente atractiva a la inversión extranjera y no lo es. ¿Por
55
qué? Es obvio que si la evidencia histórica sobre las proposiciones de Ricardo y Malthus, como las que se deducen
sobre los flujos de gente y capital contradicen la teoría,
se debe abandonarla o modificarla para que encaje en la
realidad. No parece lógico negar la ley de rendimientos decrecientes, después de todo es obvio que nos enfrentamos
todos los días con la realidad de que si aumentamos agua
a la sopa, la calidad de la misma disminuye, pero es necesario precisar bajo qué circunstancias es cierta y bajo qué
circunstancias no lo es.
Elær ecursoæp oræexcel encia:æl aæmenteæ humanaæ
Cuando Ricardo y Malthus escribían sus teorías, una persona era rica cuando poseía tierras. Con el advenimiento
de la revolución industrial, la posesión de la riqueza pasó
a manos de los dueños del capital. Carlos Marx continuaría
con la tradición clásica y la inexorabilidad del fin del crecimiento. Él sostenía que los capitalistas (la clase poseedora de la riqueza) terminarían autodestruyéndose en una
carrera imposible por aumentar sus riquezas (la plus valía).
Según Marx, los capitalistas, con el fin de alcanzar sus objetivos, pero en un mundo con rendimientos decrecientes,
se verían obligados a reducir obreros para bajar sus costos.
Esto crearía un ejército de desempleados y el proletariado
un día se rebelaría y acabaría con la clase capitalista y el
sistema de propiedad privada de los recursos.
Hasta las postrimerías del siglo XX, los dueños del capital
eran los “ricos”. Pero, hoy hay una nueva clase de ricos:
personas con ciertos talentos únicos en el comercio (Sam
Walton, fundador de WalMart), en la industria (Bill Gates),
en las finanzas (Warren Buffet), en los deportes (Michael
Jordan), en la farándula (Julio Iglesias), en literatura (Mario Vargas Llosa), hasta en pedagogía económica (Paul
Samuelson murió multimillonario). Todos ellos y muchos
otros han acumulado riqueza de una manera totalmente
distinta: son dueños de intangibles. La conclusión es clara
y contundente: la riqueza depende de talentos, habilidades, conocimientos o capacidades, es decir, lo que se conoce como capital humano.
Noæexi stenær ecursosæñna turalesî
Hoy está claro que no sólo son ricos los individuos que poseen talentos, sino que tampoco es necesario que países
“ricos” en recursos naturales sean necesariamente desarrollados. Julian Simon (1995; 1996) en libros extensísimos
demuestra que los recursos se “hacen”, es decir, son resultados de la creatividad del hombre. Un par de ejemplos
para demostrar su proposición. La sílice abunda en las
arenas del mar o del desierto y servía principalmente para
hacer vidrio, hoy es el elemento crucial de los microchips
y de las fibras ópticas. El petróleo era un lodo bituminoso
Se han hecho cálculos comparativosæconær espectoæa æl osær endimientosæq ueæd eberÕ anætener æl osæ
capitalesæe næ diversosæ paÕ ses.æ Poræ
ejemplo,æ Estadosæ Unidosæ tieneæ
unaæi ntensidadæ deæ capitalæ •æ laæ
proporciÑn æ mà quina/hombreæ •æ deæ
500æmà quinasæ poræ persona,æ enæ laæ
Indiaæesæd eæ 1æ mà quinaæ poræ hombre.æE staæd iferenciaæenæi ntensidadæ
deæca pitalæ implicaæ tasasæ deæ rendimientoæa æl aæi nversiÑnæd eæ120æa æ
150æp oræci entoæenæI ndia,æmi entrasæ
queæenæl osæ Estadosæ Unidosæ raraæ
vezæexced enæel æ8æp oræci ento.æ
Hastaæl asæ postrimerÕ asæ delæ sigloæ
XX,æl osæd ueÐosæ d elæca pitalæer anæl osæ
ñr icosî.æP ero,æhoyæha yæuna ænueva æ
claseæd eær icos:æp ersonasæconæci ertosæta lentosæÏni cosæenæel æcomer cioæ
(Sam Walton, fundador de WalMart), en la industria (Bill Gates),
en las finanzas (Warren Buffet), en
los deportes (Michael Jordan), en
la farándula (Julio Iglesias), en literatura (Mario Vargas Llosa), hasta
en pedagogía económica (Paul
Samuelson murió multimillonario).
Todosæel losæyæmuchosæotr osæha næ
acumuladoæ riquezaæ deæ unaæ maneraætota lmenteæ distinta:æ sonæ dueÐo sæ
deæi ntangibles.æL aæconcl usiÑnæesæ
claraæyæcontund ente:æl aær iquezaæ
dependeæd eæta lentos,æha bilidades,æ
conocimientosæ oæ capacidades,æ
esæd ecir,æl oæq ueæseæconoceæcom oæ
capitalæhuma no.
enemigo de los agricultores en busca de agua, hoy es un de
las principales fuentes de energía
Laæfuenteæd eæl aær iquezaæesæel æconoci miento12
Que la riqueza actualmente se atribuya al conocimiento,
a la creatividad o a los talentos del hombre no significa
que no haya sido fuente de riqueza antaño. El progreso del
hombre ha sido siempre producto de su mente. “Inventamos” el fuego, la rueda, la fundición de metales, la pólvora,
la imprenta; pero hay dos diferencias con el mundo actual.
La primera es la velocidad con la que han aparecido y van
apareciendo los inventos y, la segunda, la apropiación de
los beneficios que generan esas invenciones. Y lo importante es la dependencia de la primera de la segunda, es
decir, la velocidad con la que aparecen nuevas ideas o nuevos talentos o nuevos inventos depende crucialmente de
la medida en la que el dueño de un talento o de una invención pueda apropiarse de sus beneficios. Dicho de otra manera, si los inventores o innovadores pueden ser dueños
de su invención o creatividad van a tener incentivos para
innovar, pero si no pueden adueñarse de sus esfuerzos,
no habrá muchos inventores. Parece perogrullada, pero es
que es una verdad irrefutable: el comportamiento humano responde a los incentivos.
El producto de la mente humana puede distinguirse en
tres categorías: información, conocimiento específico
(know-how) y conocimiento general. Es importante anotar
las diferencias entre estas tres formas del producto de la
mente porque su generación, divulgación y desarrollo, así
como las incidencias para el progreso de la humanidad son
diferentes.
InformaciÑ n
En economía, se define información como la posesión de
hechos o datos sobre las características de un bien o servicio. Quién la posea puede lograr réditos extraordinarios,
como sucede con especuladores o agentes de bolsa. Es
así porque la información es escasa y, por consiguiente,
valiosa. Aún más, la diferencia de información entre compradores y vendedores da lugar a que el que posea más información pueda sacar ventaja de los que están menos informados. Esto se conoce como asimetría de información.
La asimetría de información puede dar lugar a resultados
no muy halagüeños. Supongamos que usted está buscando comprar algo, de lo cual no conoce mucho, o sabe menos de lo que sabe el vendedor. Si usted sospecha que el
vendedor le va a “meter gato por liebre”, es muy seguro
12 La literatura sobre este tema es cada vez mà s numerosa y mà s extensa. Ver Joel
Mokyr (2002) y David Warsh (2006)
56
que la transacción no se lleve a efecto. Si no fuera porque
los humanos hemos creado mecanismos para transferir la
información que la otra parte de la transacción desconoce,
muchos productos socialmente deseables, como los seguros de salud, operaciones bancarias, no existirían debido a
estos problemas. Por el momento, debo aclarar que información no es lo mismo que conocimiento.
Talento, conocimiento tácito (específico) y conocimiento
general
Talento es una habilidad para hacer ciertas cosas extremadamente bien. Conocimiento significa entendimiento, no
solo de hechos o características sino también de las ideas
que se pueden derivar de la información. Pero hay un conocimiento que sólo lo tiene una persona y se lo conoce
como conocimiento tácito o conocimiento específico. Quien
lo posee no lo aprendió en libros, ni en las aulas, ni de
sus profesores. Lo adquirió haciendo, experimentando, corriendo
riesgos.
Veamos la distinción entre conocimiento específico y conocimiento general. No es lo mismo un estudio de mercadeo que el conocimiento que tienen los personeros de
un departamento de ventas. No es lo mismo una receta de
cocina que el conocimiento que tiene un chef para aplicarla. No es lo mismo el conocimiento que tiene un recién
graduado de medicina, de ingeniería o de administración
de empresas que el que tiene un cirujano que ha realizado decenas de operaciones, o del mecánico que con oír el
sonido del motor sabe qué parte está fallando, o el conocimiento que tenía un Sam Walton, que después de haber
enfrentado la bancarrota dos veces, convirtió a WalMart en
una de las empresas más exitosas del mundo y, en el proceso, se convirtió en una de las personas más ricas de la
tierra. El talento natural para que sea fuente de riqueza individual tiene que ser refinado. Aunque muchos consideran
que la suerte juega un papel importantísimo para que el
talento sea fuente de riqueza.
El conocimiento específico, como el de poseer información o talentos, es fuente de riqueza individual, no necesariamente es fuente de riqueza social, porque a la muerte
de quien lo posee el conocimiento desaparece. Para que
sea fuente de riqueza colectiva, es necesario que el conocimiento específico se convierta en conocimiento general.
En un conocimiento al que cualquiera lo pueda adquirir,
o sea que sea de fácil acceso para todos. Sólo entonces se
puede decir que la mente humana es la fuente universal
de progreso.
El conocimiento general se aprende en las aulas, en las
bibliotecas, en el Internet. Pero un día fue conocimiento
específico. Por lo tanto, hay una relación de mutua dependencia entre el conocimiento general y el conocimiento
57
específico. Muchos conocían sobre los efectos y características de la electricidad, pero fue Edison quien inventó
la bujía para la iluminación. Michael Faraday también usó
el conocimiento de la electricidad para inventar el generador. Lo que antes sólo sabían Edison o Faraday, hoy está
al alcance de cualquiera, a un costo casi de cero. Así fueron apareciendo las baterías, las pilas, los conductores, los
condensadores, los electricistas, los técnicos, los vendedores, los competidores, etc., en un proceso muy similar al
que narramos al principio de este artículo.
El conocimiento es siempre específico primero, luego se
vuelve general. Luego, este conocimiento general, sirve
para que algunas personas lo usen para inventar – se vuelve específico, se difunde y se convierte en general, y el ciclo
vuelve a empezar, en un proceso de rendimientos cada vez
más crecientes13 . Por ejemplo, una ampolla de una nueva
vacuna puede costar $150 millones, pero después el costo
por ampolla es prácticamente cero. Igual, a Microsoft le
puede costar $500 millones la primera copia de Windows
7, pero cada copia subsiguiente es meramente el costo del
disco de almacenaje.
Y así aclaramos por qué Malthus, Ricardo y Marx, entre
otros, erraron en sus predicciones: no es que se haya “eliminado” la ley de rendimientos marginales decrecientes,
pues ésta es como la ley de la gravedad; lo que ha sucedido
es que al igual que el pájaro o el avión, que no eliminan
la fuerza de la gravedad, sino que utilizan otras fuerzas u
otras leyes que les permiten superarla, los humanos también, gracias a la constante invención, superamos las limitaciones de la disminución de productividad.
Elæ cuernoæ deæ laæ abundancia:æ ËU naæ utopÕ a,æ unaæ
esperanzaæoæuna ætr agedia?
El proceso tecnológico ocurrido en los últimos 200 años
es sin precedentes. El motor a vapor y luego el motor de
combustión interna permitió la aparición de los barcos, de
los trenes, de los automóviles, de los aviones y de un sinfín
de aparatos que utilizan este tipo de motores. El transistor
y luego los semiconductores han generado computadoras,
instrumentos digitales de alta precisión. Está claro que no
estamos ante una limitación de rendimientos decrecientes, sino más bien ante un fenómeno de rendimientos
crecientes. En otras palabras el costo de la producción de
bienes y servicios cada vez es menor.
13 Paul Romer, el padre de la ñleyî de rendimientos crecientes calcula que el nÏm ero
de programas distintos que se pueden instalar en un computador simple de un GB, es
aproximadamente 102.700.000.000. El nÏm ero de segundos desde que comenzÑ e l universo es 1017 y el nÏm ero de à tomos en el universo es 10100. Esto nos da una idea de la
capacidad de re-arreglos que se pueden “inventar” es prácticamente infinita.
El conocimiento específico,
comoæel æ deæ poseeræ informaciÑ næ
oæta lentos,æesæfuenteæd eær iquezaæ
individual,ænoænecesa riamenteæesæ
fuenteæd eæ riquezaæ social,æ porqueæ
aæl aæmuer teæ deæ quienæ loæ poseeæ elæ
conocimientoæ desaparece.æ Paraæ
queæsea æf uenteæ deæ riquezaæ colectiva,æesæn ecesarioæ queæ elæ conocimiento específico se convierta
enæconoci mientoægener al.æE næunæ
conocimientoæ alæ queæ cualquieraæ
loæp uedaæ adquirir,æ oæ seaæq ueæsea æ
de fácil acceso para todos. Sólo
entoncesæseæp uedeæd eciræq ueæl aæ
menteæhuma naæesæl aæfuenteæuni versalæd eæp rogreso.
Esto significa que, aunque por la naturaleza decreciente de
los factores de producción clásicos – como la tierra – exista
una tendencia a la disminución de la producción, el conocimiento adicional permite que la sociedad en efecto rinda
más. También se puede decir que una vez que se genera
ese conocimiento, este se derrama interna y externamente.
Internamente en el sentido de Sócrates: “Sólo sé que nada
sé”, o como reza el libro judío Talmud: “Quien no añade
nada a sus conocimientos, los disminuye”; es decir, lo que
se aprende es mejor que lo aprendido y lo que todavía no
se sabe va a ser más valioso que lo anterior. Externamente
en el sentido de Newton: “Lo que sabemos es una gota de
agua, lo que ignoramos es el océano”, o en el de Jules de
Gaultier: “En el punto donde se detiene la ciencia, empieza
la imaginación”; en otras palabras, a nivel colectivo, la acumulación de conocimientos permite una mayor y creciente
acumulación de saber y la única limitación que sufre la humanidad es la imaginación. La hipótesis de los rendimientos aceleradamente crecientes nos lleva a la conclusión
que algún día podríamos llegar a la Singularidad.
La cercanía de la Singularidad
El álgebra nos enseña que una cantidad dividida para cero
es indeterminada y que mientras más pequeño es el denominador más grande es el resultado. También sabemos
que una progresión geométrica como 2, 4, 8, 16, 32 … puede expresarse como crecimiento exponencial. Bien, pues se entiende como singularidad el punto en el cual el resultado
es tan, pero tan grande que uno no tiene la menor idea
ni de su tamaño, ni de su forma, ni de su extensión, ni de
su fuerza. En cosmología, un agujero negro se conoce como
singularidad.
En el tema que nos atañe, se llama Singularidad a una era
en el futuro en el que el cambio tecnológico será tan rápido, tan acelerado, con unos impactos tan profundos, que
transformarán la vida del hombre de una manera impredecible, alterando todas las instituciones y los aspectos
de la vida, desde la sexualidad hasta la espiritualidad, tan
irreversible como incomprensible para la mente actual. Lo
importante es que la evidencia empírica sobre este fenómeno es cada vez más contundente. Vimos ya como el costo de la iluminación nocturna descendió a paso acelerado
a partir de 1800. Pero, pensemos solo en el transporte, el
hombre deja de ir a pie para viajar a lomo de animales,
luego en coches tirado por animales, más tarde motores
a vapor (trenes y barcos), posteriormente en automóviles,
buses, trenes superveloces y por aire, hoy los aviones son
cada vez más rápidos, más grandes y ¡más baratos!
La velocidad con la que se han venido desarrollando las
tecnologías GRIN (genética, robótica, informática, nanotecnología) han facilitado la intercomunicación y el
58
transporte, han aumentado el poder de computación, ha
permitido la aparición de nuevas medicinas, etc. La bioingeniería, la nanotecnología, y muchas otras ramas de
estudio que parecen ser de ciencia ficción, es acelerada y
nos llevan a aceptar, hasta que surja evidencia contraria,
que en realidad vamos caminando a pasos agigantados a
situaciones limitadas solamente por la imaginación. La
Singularidad también nos presenta con muchos dilemas e
interrogantes tanto éticos como económicos14 . ¿Será este
proceso beneficioso también para los países más pobres, o
se profundizará la brecha entre ricos y pobres? ¿Podrán los
países menos desarrollados aprovechar los avances del saber y cuáles políticas deberían llevarse a cabo para lograrlo
y no quedarse fuera de la cornucopia? Para contestarlas,
necesitamos introducirnos en cómo y quién genera nuevos
conocimientos, qué condiciones facilitan su generación,
divulgación y desarrollo.
Qui•nesæyæp
oræq u•ægener anæconoci miento
Losæ emprendedoresæ yæ laæ divulgaciÑ næ delæ conocimiento
Los descubrimientos, las innovaciones y el avance del conocimiento específico lo llevan a cabo los emprendedores.
Los emprendedores buscan aprovecharse de la oportunidades que se les presenta; para sacarlas provecho adquieren talentos, conocimientos que no los tienen los demás,
es decir, lo que he llamado conocimiento específico. La
velocidad y el desarrollo del conocimiento específico no
es producto del azar, sino de la búsqueda intencionada de
lograr utilidades pecuniarias. Aunque el azar ha intervenido en algunos descubrimientos, en su mayoría se dieron
porque el emprendedor estaba involucrado en alguna investigación. La velocidad y el desarrollo del conocimiento
específico, a nivel social, depende del número de personas que se afanan por conseguirlo y por la intensidad de
la búsqueda.
Elæ afà næ deæ lucro
Como hemos indicado anteriormente, la gente responde a
los incentivos. La economía crece por las decisiones que
toman los individuos, sobre todo con respecto a las ganancias pecuniarias. Estas decisiones dependen de los incentivos y estos son el resultado de la matriz institucional 15,
es decir, de las reglas y de los mecanismos para hacerlas
cumplir. El conocimiento es producto de la creatividad, de
la imaginación de seres humanos porque pueden usufructuar del fruto de sus esfuerzos. Y no es que no existan otras
motivaciones, como la satisfacción de decir ¡Eureka! como
Arquímedes, o el deseo de reconocimiento y admiración
de la sociedad, pero éstas más bien son excepciones. Los
incentivos pecuniarios son más útiles que las exhortaciones morales para cambiar el comportamiento.
La mayor parte de las innovaciones tecnológicas has sido
y son el resultado del afán de lucro. Para que una sociedad
sea tecnológicamente creativa se necesitan tres condiciones.
1. Tiene que haber un buen número de innovadores,
ingeniosos y avispados, dispuestos a correr riesgos
y a desafiar cualquier obstáculo natural o artificial.
2. Instituciones económicas y sociales que promuevan la innovación mediante una estructura apropiada de incentivos.
3. La innovación requiere de diversidad y tolerancia.
Las ganancias pecuniarias incentivan la adquisición de
nuevos conocimientos y la dedicación a la investigación.
El conocimiento específico es remunerado en el mercado.
Un vendedor con experiencia tiene un ingreso superior a
uno recién graduado en mercadotecnia. El motivo para ello
es simple: el primero es más productivo (vende más) que
el segundo. Pero el inventor y el emprendedor, lucran más
porque son primeros (pioneros dirían algunos). Sin embargo, esas ganancias tienden a reducirse porque, como hay
lucro en esa industria o actividad, siempre aparecen los
rivales y los competidores, que obligan a los pioneros a reducir sus precios para que se puedan mantener operando
– caso contrario nadie los seguirá comprando.
La competencia, incentivada por las ganancias de otros,
también obliga a los empresarios a buscar y aplicar nuevos
conocimientos. El conocimiento específico no puede mantenerse para siempre. Tarde o temprano es revelado, utilizado por otros empresarios y divulgado para beneficio de
todos. Por ejemplo, la fibra de nylon inventada por la Dupont pronto fue copiada por otras firmas como Celanese.
Es más, la producción de estas fibras fue tan rentable que
dio lugar a que se desarrollaran otras como el poliéster y
el dacrón y polímeros como el polietileno y el PVC (policloruro de vinilo). Como la fuerza de la competencia reduce
las ganancias, los emprendedores buscan reducir costos o
mejorar la producción o introducir nuevos productos, todo
por el afán de aumentar las utilidades, y esto es lo que
14 Francis Fukuyama (2003) y otros temen que la nanotecnologÕ a, por ejemplo, devore
todos los recursos del planeta, o que unos utilicen la tecnologÕ a contra otros y nos
destruyamos todos. Sobre el tema de los posibles escenarios , desde el mà s optimista
hasta el mà s pesimista, ver Joel Garreau (2005).
15 Sobre el papel de las instituciones y el desarrollo econÑm ico ver Mary M. Shirley
(2008).
59
Laævel ocidadæconæl aæq ueæseæha næ
venidoæd esarrollandoæl asætecno logías GRIN (genética, robótica,
informà tica,æna notecnologÕ a)æha næ
facilitadoæl aæi ntercomunicaciÑnæyæ
elætr ansporte,æha næa umentadoæ
elæp oderæ deæ computaciÑ n,æ haæ
permitidoæl aæa pariciÑnæd eænueva sæ
medicinas,æ etc.æ Laæ bioingenierÕ a,æ laæ
nanotecnologÕ a,æyæmucha sæotr asæ
ramasæd eæestud ioæq ueæp arecenæ
ser de ciencia ficción, es aceleradaæyæno sæ llevanæ aæ aceptar,æha staæ
queæsur jaæevi denciaæcontr aria,æq ueæ
enær ealidadæva mosæca minandoæa æ
pasosæa gigantadosæ aæ situacionesæ
limitadasæsol amenteæp oræl aæi maginaciÑn.
Comoæ laæ fuerzaæ deæ laæ competenciaær educeæl asæga nancias,æl osæ
emprendedoresæ buscanæ reduciræ
costosæo æ mejoraræ laæ producciÑ næ oæ
introducirænuevosæp roductos,ætod oæ
poræel æa fà næ deæ aumentaræ lasæ utilidades,æy æ estoæ esæ loæ queæ permiteæ laæ
difusiÑn æ delæ conocimiento.æ Cuando el conocimiento específico se
convierteæ enæ conocimientoæ generalæ
suæd ifusiÑnæesær elativamenteæfà cil.
Laæ llegadaæ delæ automÑ vilæ yæ delæ trenæ
sonæ ejemplosæ deæ loæ queæ seæ conoceæ
comoæ destrucciÑnæ creativa.æ Esteæ
t•r minoæ describeæ laæ nociÑnæ deæ queæ
unæ avanceæ tecnolÑgi coæ eliminaæ plazasæ deæ trabajoæ aæ cortoæ plazo,æ peroæ
seæ convierteæ enæ unaæ fuerzaæ positivaæ queæ generaæ riquezaæ yæ traeæ beneficios a largo plazo. Al igual que
elæ automÑvi l,æ elæ trenæ yæ elæ tel•f onoæ
perjudicÑ æ aæ losæ arrierosæ yæ aæ losæ telegrafistas, pero ha traído enormes
beneficios para la humanidad.
permite la difusión del conocimiento. Cuando el conocimiento
específico se convierte en conocimiento general su difusión es relativamente fácil16.
Laæ no-rivalidadæ delæ conocimientoæ general
Un bien cuyo consumo no reduce la disponibilidad de su
uso a otros se conoce como bien no-rival o indivisible. Muchos a la vez pueden utilizar el conocimiento general. Cualquiera puede aprender química o biología. Lo que permite
la aceleración de los rendimientos es precisamente que se
pueden replicar las aplicaciones de las ciencias. Es más,
se pueden también copiar las invenciones o los descubrimientos sin tener que incurrir en el costo de generarlos. El
ejemplo del nylon ilustra el caso. Los investigadores de la
DuPont se dedicaron a estudiar las características de estas
fibras y descubrieron que se trataba de compuestos químicos muy peculiares. Este conocimiento se difundió a través de la enseñanza de las ciencias químicas que luego fue
aplicado para el desarrollo de los otros polímeros.
El problema radica en que en la medida en la que inventores potenciales no perciban que pueden aprovecharse de
sus inventos o de su creatividad no tendrán incentivos para
hacerlo. Por eso se hacen necesarias las patentes o las leyes que protegen la propiedad intelectual. Pero las patentes caducan, precisamente, para permitir que pasen de ser
conocimiento específico a conocimiento general.
Laæ destrucciÑ næ creativa:æ Noæ hayæ almuerzoæ
gratis
La introducción de nuevos productos puede alterar enormemente la vida. Consideremos, por ejemplo, la invención
del automóvil que desplazó el transporte por caballo. Los
herreros, los dueños de establos, diligencias y carretas, los
arrieros, los constructores de estanques, los carteros del
famoso “pony express” y prácticamente todos los puestos
de trabajo asociados con el transporte por animales se eliminaron. Pero, con el automóvil también vinieron la pavimentación de carreteras, las gasolineras, los semáforos, la
policía de tránsito, las licencias de manejo, los mecánicos,
los seguros contra accidentes. Nadie duda que el automóvil creó más empleos que los que se eliminaron y mejor
remunerados, a pesar de que también ha habido costos
como la contaminación, la cogestión, los accidentes automovilísticos (una de las causas más altas de mortalidad).
16 Pedro Romero en su artÕ culo ñThe Evolution of Economic Networksî (2009) presenta
un nuevo método donde el conocimiento específico de una empresa se derrama a otras,
debido a su afà n de lucro, formando una red industrial.
60
Cuando se creó el tren, las personas involucradas en el negocio de transporte en mula o carreta perdieron su trabajo.
Ellos, seguramente, no gozaban de una riqueza exorbitante
y su negocio fue desplazado por las eficientes locomotoras. ¿Qué ocurrió cuando apareció el tren? Algunos arrieros se convirtieron en maquinistas con salarios más altos
y menor sacrificio, el tren contribuyó al mejoramiento de
su calidad de vida. Otros se dedicaron a la producción de
bienes que ahora podían ser vendidos en otras localidades
gracias a la eficiencia del tren. Y, desde luego, uno que otro
mulero enfrentó peores días al verse doblegado por la invencible competencia de la locomotora.
La llegada del automóvil y del tren son ejemplos de lo que
se conoce como destrucción creativa. Este término describe
la noción de que un avance tecnológico elimina plazas de
trabajo a corto plazo, pero se convierte en una fuerza positiva que genera riqueza y trae beneficios a largo plazo17 .
Al igual que el automóvil, el tren y el teléfono perjudicó a
los arrieros y a los telegrafistas, pero ha traído enormes
beneficios para la humanidad.
El avance del conocimiento (evidenciado en nuevos inventos) implica también un desplazamiento y pérdida de
puestos de trabajo en las actividades que van quedando
obsoletas. Los recursos tanto humanos como materiales
que se utilizaban en estas industrias que van quedando
vetustas tienen que utilizarse en otras actividades. Pero,
como cuando apareció la locomotora, el proceso de transición no es fácil, pues los trabajadores, por ejemplo, tienen que adquirir nuevos conocimientos, enfrentar posiblemente periodos de desempleo, e incluso migrar a regiones
menos queridas que sus lugares de origen. Es por eso que
normalmente pocas generaciones presentes pero muchas
futuras gozan de un aumento en sus oportunidades. Hoy
no existe ningún fabricante de teléfonos monederos en los
Estados Unidos. Kodak, asimismo, ha reducido su fuerza
laboral en una tercera parte por el advenimiento de las cámaras fotográficas digitales.
También hay un proceso de aprendizaje; las actividades
complementarias a los nuevos descubrimientos o invenciones se demoran en aparecer. La aparición de la computadora personal no causó una inmediata producción de
software ni de escaners. Los i-Pods aparecieron años después de la introducción del Internet. Mientras se aprende
los recursos se vuelven menos productivos. Así se explica
la reducción de productividad en los Estados Unidos durante la década de los 70.
17 Ver Joseph Schumpeter ñCapitalismo, Socialismo y Democraciaî (1942)
61
Condicionesæ paraæ elæ avanceæ delæ conocimiento
Si el crecimiento y el desarrollo económico son producto
de los avances del conocimiento, está claro por qué hay
países más ricos que otros y por qué unos crecieron más
rápidamente que otros. ¿Qué condiciones o circunstancias
existieron para que esto haya ocurrido? ¿Deberíamos, entonces, replicar o implementar circunstancias o condiciones similares?
Unæ sistemaæ educativoæ apropiado
Parece evidente que la formación de emprendedores debería ser el papel fundamental de un sistema educativo. En
las aulas, en los corredores de las escuelas, en los medios
de comunicación, se deben inculcar valores que estimulen
la actividad emprendedora, que aplaudan la creatividad y
la curiosidad científica, que fomenten la investigación universitaria en conjunción con los sectores productivos. El
sistema educativo debe ser individualizado, con diversidad
de escuelas para que cada estudiante busque aprovechar
de sus talentos. El conocimiento específico tiene justamente la cualidad de que pertenece a una persona y todos
tenemos talentos que los podemos aprovechar.
Los maestros deben enseñar a pensar, a discernir, a criticar; no a repetir “como loro”. En la medida que formen
individuos dotados de cierta audacia y con urgencia de
destacarse, que establezcan metas ambiciosas, procuradas
por procedimientos lícitos, poseídos de un espíritu de curiosidad intelectual y de competencia sana, el sistema educativo estará auspiciando el desarrollo y el mejoramiento
de la calidad de vida de la población a la que sirve. Se debe
animar a las universidades (profesores, estudiantes y administradores) a crear un ambiente que fomente la investigación, colabore con los sectores productivos y deplore el
Elæ marcoæ polÕ tico,æ socialæ yæ cÕ vico
A nivel colectivo, se deben aplaudir y festejar los éxitos
económicos y condenar el fraude y el parasitismo (vivir a
costa de otros). Se debe propiciar y alentar la curiosidad
científica; estimular tanto el trabajo en equipo como la saludable ambición individual; y también celebrar la imitación de las figuras más exitosas.
La protección a la propiedad privada, la reducción de la
violencia y de la delincuencia, la seguridad jurídica son factores que inciden en el desarrollo de la iniciativa privada.
Así como la solidificación de instituciones democráticas
y la formación de consensos para decidir las prioridades
nacionales.
También es importante la participación en organizaciones
de la sociedad civil para ejercer la solidaridad voluntariamente, fiscalizar y vigilar los actos del gobierno, participar
en la vida pública apoyando políticos serios y rechazando
el populismo demagógico.
Conclusiones
No cabe duda que una de las historias de las ciencias
sociales más interesantes ha sido la evolución económica con respecto al crecimiento y desarrollo del
bienestar de la humanidad. Particularmente, porque
muchas de las proposiciones teóricas, como la de
Malthus y Marx, han sido desmentidas por la realidad
histórica.
Actualmente flotan en cientos de conferencias anuales ponencias debatiendo si el crecimiento es indefinido y si el futuro para la humanidad estará lleno de
venturas y logros nunca antes vividos y sólo limitados
por la imaginación o si el “cuerno de la abundancia”
es solo una ficción y que los avances tecnológicos en
lugar de beneficiar a la humanidad podrían ser más
bien una maldición. No faltan los que sostienen que
este desarrollo no es sustentable. No obstante, nos
limitamos a explicar que la evidencia histórica no
está de su lado.
Los que mantienen la tesis de la cornucopia basan
su teoría en la capacidad del hombre para innovar y
superar la limitación de los rendimientos marginales
decrecientes. En la jerga se dice que las innovaciones
tecnológicas son endógenas porque responden a incentivos.
El proceso de innovación y de creación del conocimiento no depende del azar (no es maná que sale de
la nada), sino de la capacidad emprendedora de ciudadanos responsables, que a su vez son el resultado
de un marco institucional y social que promueve, celebra, reconoce y premia la creatividad, la inventiva,
la imaginación de los emprendedores.
Debemos advertir, sin embargo, que si el cuerno de
la abundancia depende de los emprendedores y del
marco social e institucional, a menos que, agresivamente, los países pobres no reformen sus leyes, inclusive cambien sus valores culturales , la brecha entre países ricos y pobres seguirán aumentado18.
18 Sugerimos la lectura del libro de Osvaldo Hurtado Larrea: Las costumbres de los ecuatorianos, pues ilustra con evidencia hi
62
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63
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El desarrollo
Enæ esteæ art’ culoæ sobreæ elæ Desarrollo,æ seæ introduceæ alæ temaæ
conæ unaæ breveæ visi—næ delæ mundoæ actualæ paraæ ubicarnosæ enæ elæ
tiempoæ hist—r ico.æ Seæ precisaæ sem‡ nticamenteæ elæ conceptoæ
de Desarrollo, las percepciones filosóficas, sociales y econ—mi cas,æ desdeæ laæ antigŸed adæ cl‡ sicaæ hastaæ nuestrosæ d’ as.æ
Luegoæ seæ planteaæ elæ conceptoæ deæ Desarrolloæ Econ—mi coæ aæ
partir de la II Guerra Mundial, y el nuevo orden creado en
Brettonæ Woodsæ (EE.UU.)æ queæ tieneæ comoæ fundamentoæ laæ
declaraci—næ Universalæ deæ losæ Derechosæ Humanos,æ elæ Pactoæ
Internacional de los Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.æ Seæ analizaæ desdeæ laæ apreciaci—næ sistŽmi caæ elæ conceptoæ
de Desigualdad Económica de las Naciones y los principales indicadores de pobreza y desarrollo. A continuación se
analizanæ lasæ teor’ asæ deæ laæ modernizaci—næ m‡ sæ conocidas,æ
Las teorías del desarrollo, las teorías de la dependencia y
los planteamientos marxistas y neomarxistas.
En el artículo se aborda el tema de Globalización y Desarrollo a la luz de la Revolución Tecnotrónica y la Revolución
Científico – Técnica (RCT) y su incidencia en los países no
desarrollados,æ enæ v’ asæ deæ desarrolloæ oæ delæ terceræ mundo.æ
En este marco se aborda el tema del ALCA y los mercados, la conformación del mundo en megabloques y las
perspectivasæ dentroæ deæ esteæ entornoæ paraæ losæ pa’ sesæ noæ
desarrollados en particular para América Latina y el Caribe.
Se aborda el aspecto de la Constitucionalización del Desarrollo y la visión existente en la nueva Constitución. Como
corolarioæ deæ loæ tratadoæ seæ planteaæ comoæ aspectoæ did‡ cticoæ
y metodológico las dimensiones del desarrollo en lo económico, científico – técnico, ético – cultural, social, medio
ambiental, político y la necesaria integración latinoamericana y caribeña. Al final se aborda el tema de la dirección
científica de la sociedad como paso cuantitativo y cualitativo de la conducción de las sociedades y su desarrollo a
través de entender y construir los sistemas integrales complejos. Concluye el artículo con un breve epílogo donde se
planteaæ elæ cambioæ civilizatorioæ poræ elæ queæ haæ comenzadoæ aæ
transitaræl aæhuma nidad.
64
65
Paraæcom prenderæ enæ todasæ susæ
dimensionesæel æconcep toæoæca tegor’ aæecon— micaæd elæd esarrolloæ
debemosæa plicaræel æp ensamientoæ
sistémico complejo y la utilización
interdisciplinariaæd eæl asæci encias:æ
puestoæq ueæel æp ensamientoæl inealæ
queæesæel æq ueægener almenteæuti lizamos, conduce a simplificaciones,æa ævi sionesæ fundamentalistasæ
utópicas o al subjetivismo y voluntarismo que desestiman las leyes
objetivasæenæconsi stenciaæconæel æ
comportamientoæ delæ sistemaæ social:æd entroæ delæ cualæ laæ econom’ aæ
esæunæsub sistemaæmul tidimensional. Como afirma el filosofo Edgar
MorinæÒ elæconoci mientoæp ertinenteæ
debeæenf rentaræ laæ complejidadÓ .
El Tema del desarrollo en el momento histórico actual que
esta caracterizado por lo que podríamos denominar un
cambio civilizatorio, que tiene como trasfondo los procesos de globalización o mundialización y la revolución científico técnica (RCT) que forma parte principal de la agenda
de los organismos internacionales como la ONU, los Estados y sus gobiernos, de las organizaciones de la sociedad, en particular de los grupos de poder económico, de
los partidos políticos, de las centrales sindicales y de otras
organizaciones no gubernamentales (ONG).
Tal como la tradición clásica nos enseña, antes de abordar
un tema tan complejo es necesario definir con precisión
el contenido y alcance del término, vocablo o categoría a
tratarse. En el caso que nos ocupa, comenzaré señalando
que el concepto de desarrollo tiene la característica de
ser polisémico y se lo usa generalmente para indicar un
movimiento ascendente de las diversas actividades del
ser humano. En los últimos setenta años, en particular a
partir de la finalización de la II Guerra Mundial, el vocablo
desarrollo se convirtió en un concepto capital, necesario y
controversial, punto de encuentro y desencuentro de las
versiones ideológico – políticas de las últimas décadas. En
términos generales se entiende como desarrollo, el movimiento hacia lo mejor y como movimiento en general, un
cambio o proceso de cualquier especie. Este significado
corresponde al del término y comprensión griegos, donde el movimiento en general fue definido por Aristóteles
como la “entelequia que está en potencia”, dicho en palabras de Cicerón, como el paso de la potencia al acto o
explicación de lo implícito, de lo obvio.
Más allá de este antecedente de la filosofía clásica, el significado optimista de la noción de desarrollo es propia
de la filosofía del siglo XIX y esta ligada al concepto de
progreso, término que designa filosóficamente dos cosas:
a) una serie de hechos que se desenvuelven y avanzan en
sentido deseable; y b) la creencia de que los hechos de la
historia se desarrollan en sentido más deseable, tal como
lo concibe el filósofo Hegel en su filosofía de la historia
que considera a esta como un proceso de “evolución racional” o cuando afirma que “la historia universal no es sino
el despliegue de la conciencia de libertad”. En este sentido
de concebir los procesos históricos y del desarrollo de manera ascendente, lo entiende también Carlos Marx, a través
de la formulación de los sucesivos modos de producción,
que son los que en última instancia enfocados con una visión determinista, “determinan la superestructura de las
sociedades. O sea que, en esta línea de pensamiento el desarrollo no se reduce a la simple modificación sino que es
“un movimiento progresivo en línea ascendente, partiendo
de lo inferior a lo superior”.
La idea de desarrollo ligada a la idea de progreso social,
no es nueva, fue proclamada por los ilustradores del siglo
66
XVIII como Marie Jean Caritat, Marqués de Condorccet, filósofo matemático y político que en la enciclopedia bosquejó un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano; Anne Robert - Jaques Turgot, escribió siendo ministro
de hacienda de Luis XVI, la Reflexión sobre la formación y
distribución de las riquezas; el filósofo Johan Goottfriend
Van Herder, filósofo y teólogo Alemán, con su gran obra,
“Ideas sobre la Filosofía de la Historia de la Humanidad”.
En el tercer Congreso Internacional de Sociología (1956)
un grupo de sociólogos propusieron que se sustituyera el
término “desarrollo” con los vocablos “cambios sociales”
a diferencia de las concepciones del siglo XVIII y XIX que
partían de la idea de progreso. En mi criterio este planteamiento que no procede tuvo el trasfondo de negar el
concepto de progreso social.
La biología también aportó su apreciación del desarrollo
como proceso, al concebir el período del ciclo biológico de
cualquier organismo vivo, como un conjunto de procesos
tales como: crecimiento, diferenciación celular organogénesis, que conducen a su formación, desde el momento de
la fecundación hasta el estado adulto, y supone la articulación de la información genética programada del individuo.
Una interpretación sesgada de la biología a los procesos
económicos, sociales, históricos y políticos, ha conducido
a la concepción de las teorías biologistas: puesto que el
biologismo es una corriente de pensamiento para la cual,
el fundamento de la realidad es solo la vida tomada en un
sentido estrictamente biológico, esto es con base al determinismo filosófico de la época.
A partir de la década del 70 del siglo XX se enriquece el
concepto de desarrollo con el enfoque sistémico que es un
método de aplicación científico-tecnológico surgido como
verdadera revolución de conceptos orientados a clasificar,
estimar y desmontar el aparato teórico unidimensional,
legado y adecuado para la filosofía y física clásica de los
siglos XVII, XVIII; XIX. En esencia la “teoría general de sistemas” propugnada por Von Bertalanffy tiende a la investigación, a la comprensión y a la organización, cuyo núcleo
es el concepto de totalidad estructurada según sean las
funciones interactivas y finalidad.
Para comprender en todas sus dimensiones el concepto o categoría económica del desarrollo debemos aplicar
el pensamiento sistémico complejo y la utilización interdisciplinaria de las ciencias: puesto que el pensamiento
lineal que es el que generalmente utilizamos, conduce a
simplificaciones, a visiones fundamentalistas utópicas o
al subjetivismo y voluntarismo que desestiman las leyes
objetivas en consistencia con el comportamiento del sistema social: dentro del cual la economía es un subsistema
multidimensional. Como afirma el filósofo Edgar Morin “el
conocimiento pertinente debe enfrentar la complejidad”.
67
Complexus significa lo que está tejido junto; en efecto,
hay complejidad cuando son inseparables los elementos
diferentes que constituyen un todo (como el económico,
el político, el sociológico, el psicológico, el afectivo, el mitológico) y que existe un tejido interdependiente interactivo e inter-retroactivo entre el objeto de conocimiento y
su contexto, las partes y el todo, el todo y las partes, las
partes entre ellas. Por esto, la complejidad es la unión entre la unidad y la multiplicidad. Los desarrollos propios a
nuestra era planetaria nos enfrentan cada vez mas y de manera más ineluctable a los desafíos de la complejidad”. Ese
es el caso de la categoría del desarrollo de los procesos
económicos interactivos.
ElæDesa rrolloæE con—mi co
La enciclopedia Salvat, define al desarrollo económico
como proceso autosostenido del incremento de la capacidad de un país de producir y disponer de bienes y servicios
deseados por la sociedad, acompañado de un conjunto
de cambios estructurales, políticos, económicos, culturales, científicos-técnicos, etc. Hoy el tema del desarrollo se
plantea a escala mundial o global, regional o nacional lo
que hace que la economía alcance un nivel más alto como
resultado de la aplicación de estrategias crecientes planificadas, proyectadas y organizadas en las que influyen,
como se ha dicho, factores políticos, jurídicos, ideológicos,
morales y otros de carácter extra económico.
Según la Enciclopedia Británica el desarrollo económico
es el proceso por el cual las economías simples de bajos
ingresos nacionales se trasforman en las economías industriales modernas. Aunque el término de utiliza a veces
como sinónimo de crecimiento económico, por lo general
se emplea para describir un cambio cualitativo, así como
cuantitativo en la economía de un país. La teoría económica de las economías del desarrollo (cómo economías
primitivas y pobres pueden convertirse en sofisticadas y
prosperas) es de suma importancia para las países subdesarrollados, y es por lo general en este contexto que las
cuestiones del desarrollo económico se discuten.
En resumen, al desarrollo económico lo concebimos como
los cambios progresivos en la economía que la hacen alcanzar un nivel más alto; y son el resultado de la acción de
procesos económicos objetivos pero que al mismo tiempo
se encuentran bajo la influencia y direccionalidad de otros
factores como lo he señalado más arriba. Por eso el diccionario de sinónimos enumera como tales los siguientes
vocablos: aumento, progreso, adelanto, mejora, crecimiento, desenvolvimiento, incremento, ampliación, bienestar,
prosperidad, riqueza, perfeccionamiento, avance, auge,
etc., y como antónimos, retroceso, atraso, empobrecimiento, limitación, disminución, empeoramiento, subdesarrollo, hundimiento, crisis, caída, regresión, salto atrás.
Al concluir la II Guerra Mundial, en Bretton Woods (EE.
UU) se planteó la necesidad de construir una arquitectura
mundial basada en el respeto a los derechos humanos, sociales, económicos y políticos. Para logar estos objetivos
se creó la Organización de las Naciones Unidas, (ONU); se
proclamó la Declaración de los Derechos Humanos en cuyo
preámbulo se considera que la libertad, la justicia y la paz
del mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de
toda la familia humana. A continuación el 16 de diciembre
de 1966 se aprobaron otros pactos internaciones sobre derechos humanos y sus protocolos: el Pacto Internacional
de Derechos Económicos Sociales y Culturales que en su
Art. Primero determina que “Todos los pueblos tienen el
derecho de libre determinación”. En virtud de este derecho establece libremente su condición política y proveen
así mismo a su desarrollo económico, social y cultural; y
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos que
así mismo consigna el derecho al desarrollo integral de las
personas y de los pueblos; y a disponer libremente para el
logro de sus fines, de sus riquezas y recursos naturales. En
ningún caso se puede privar a un pueblo de sus propios
medios de subsistencia.
Sin embargo de estos extraordinarios propósitos de las
Naciones Unidas en sus orígenes, la tragedia, la insensatez, la lucha brutal de la hegemonía por el mundo, las
guerras y sus secuelas de destrucción, pobreza y atraso impulsaron desde entonces a economistas, filósofos, sociólogos y políticos a reflexiones basadas en el pensamiento
lineal y en el equilibrio sobre la necesidad de impulsar el
desarrollo económico en busca del bienestar del ser humano. Surgieron así las teorías del desarrollo tratando de
responder a interrogantes sobre los orígenes y factores de
la desigualdad económica de las naciones, sobre la visión
mecanicista – determinista – causalista que membretaron
como subdesarrollo de unos países, digamos de la mayoría de ellos y del “mayor desarrollo” de otros, que resultan
ser la minoría de países avanzados: a consecuencia de la
capacidad de producir conocimiento y transferirlo a las
tecnologías. Tal como sucede al interior de las sociedades
en concreto, donde la minoría de la población es rica y la
mayoría es pobre. También surgieron reflexiones y debates
sobre métodos, modelos, caminos o vías para la superación del atraso económico de los países y como impulsar
su desarrollo económico y social. De esta manera llegamos
a fines de la década de los años 40 e inicios de la década
de los años 50 del siglo pasado a la formulación de lo que
se denominó unilateralmente “Economía del Desarrollo”.
¿Desarrollo con qué conocimientos? se pregunta Antonio Morales Rivas en su ensayo “Death Through Numbers:
Restructuring of Advanced Industrial Countries”, (Estudios
Económicos Quito 1981) En esta obra se postula la existencia recurrente de países no desarrollados: importadores
de tecnologías que emplean conocimientos. Toda vez que
estos países no producen conocimiento para lograr desarrollo científico tecnológico.
Ligado al concepto de Desarrollo Económico está otro
concepto el de “Desigualdad Económica de las Naciones”
que consiste en una diferencia sustancial en los niveles alcanzados de desarrollo por los distintos países avanzados.
Por eso el concepto no sistémico que se formuló de “atraso económico nacional” es uno de los conceptos lineales
formulados para comprender y caracterizar la categoría de
“desigualdad de las naciones” siempre que fuera analizado
dentro de un contexto histórico concreto. ¿Qué elementos
debemos tener en cuenta para diferenciar una economía
no desarrollada, de menor desarrollo, de otra economía
denominada en los tiempos actuales como “Economía Desarrollada”?
Los principales indicadores para establecer esta diferenciación son los siguientes:
• Niveles de productividad social del trabajo
• Volúmenes de producción y renta nacional per capita
• Eficacia del empleo de maquinaria
• Tecnología y equipo de última generación (innovación)
• Niveles de vida de la población
• Consumo de bienes materiales
• Protección social
• Acceso a la educación, entre otros
De tal manera los indicadores de crecimiento económico
universalmente reconocidos son el producto interno bruto
(PIB) por habitante y la renta nacional por habitante. En
1990 el programa de las Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) elaboró el índice para medir el desarrollo socioeconómico de los distintos países del mundo entre los
que constan:
• Nivel de Salud
• Educación y Renta
• Esperanza media de vida al nacer
• Tasa de alfabetización de la población adulta
• Promedio de año de escolaridad
• Renta per cápita
• Consumo de energía
• Balanza de pagos
• Industrialización
• Estructura por sectores de la población activa
De acuerdo con estos índices, los procesos económicos
implican distintos grados de desarrollo entre los propios
países avanzados: cuando la innovación, generada por la
ciencia y tecnología, se propaga del país creador – productor, a otros países y regiones desarrolladas y no desarrolladas. Tal implicación corresponde al concepto de desarrollo
desigual, no uniforme, debido a la complejidad inheren-
68
te a los sistemas de producción que salen a los mercados
domésticos e internacionales: estos procesos se desarrollan mediante la acción de grandes corporaciones. Esto es
siempre siguiendo procesos sistémicos que configuran los
postulados de Shumpeter. Estos se relacionan con las actividades productivas del empresario al que se le asigna el
concepto de organizador de bienes y servicios; siempre situados en procesos inherentes a la formación de los ciclos
económicos.
Teor’ asæd eæl aæ Modernizaci—n
Sobre las base de las formulaciones teóricas y metodológicas del filósofos francés Aguste Comte (1798-1857), del
filósofo Inglés Herber Spencer (1820-1903), del Sociólogo
y Economista Alemán Max Weber (1864-1920), y otros pensadores de los siglos XIX y XX, así como del proceso de
liquidación de todo el sistema colonial mundial, a partir de
1950 aparecieron teorías dedicadas a los problemas económicos y a la superación del atraso de las ex – colonias
o semicolonias. Concepciones que se denominaron, “Teorías de la modernización” y “Teorías del Desarrollo”. Las
más conocidas teorías de la modernización fueron las de
Walt Rostow, Talcott Parsons, Neil Smelser, Daniel Lerner,
Everret Hager, David Mc Clellan, Seymur Lipset, James Coleman, Gunmar Myrdal, Willian Lewis y Albert Hirschman.
Entre estas teorías podemos incluir las últimas ideas de
Alvin Toffler contenidas en sus obras: Cambio del Poder, El
Shock del Futuro, La Tercera Ola y La Empresa Flexible que
consiste básicamente en una interpretación tecnocrática
de las fases del crecimiento de la civilización humana. sobre Alvin Tofler en su obra La Tercera Ola, podríamos decir,
sin menoscabar la originalidad de autor y la profundidad
de su pensamiento, que su tesis es una visión actualizada
de las cinco etapas en la evolución económica y social del
mundo de Walt Rostow. Para Toffler la primera ola es el
paso de la civilización agraria a la civilización industrial que
duró más de diez mil años; la segunda ola que abarca el período contemporáneo de la historia a la civilización super
industrial, que obviamente corresponde a los países mas
industrializados y la tercera ola que ha se iniciado con la
implantación de altas tecnologías, la información y nuevas
formas de organización económica.
En relación con el desarrollo, los autores de las teorías de
la modernización como sus partidarios consideran que las
causas del fracaso de los intentos de los países no desarrollados, subdesarrollados, menos desarrollados en vías de
desarrollo o tercer mundistas, son las siguientes:
• Incapacidad de producir tecnología, como importadores de conocimiento
• Importadores de capitales
• Dependencia tecnológica y financiera respecto a los
países avanzados
69
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Falta de cuadros superiores y técnicos
Carencia de mano de obra especializada
Alto riesgo para la inversión
Escaso dinamismo del comercio interior (carencia o
poco desarrollo del mercado interno)
Poca o ninguna competitividad de los productos
Dilapidación de los recursos por administraciones
burocráticas
Factores políticos adversos generados por líderes falsarios y corruptos
Insuficiencia de Ahorro
Bajo nivel de productividad del trabajo.
En las visiones contenidas en las teorías de la modernización con respecto a los países no desarrollados no cuenta para nada, un factor que no se lo puede desestimar al
considerar las fuerzas sistémicas del atraso: tal como fue
la explotación colonial y el moderno neocolonialismo, no
menos depredador, pero más sutil que el anterior.
Quién rompe con esta visión sesgada del desarrollo económico es el Econ. Inglés W. Arthur Lewis, que en su obra
Teoría del Desarrollo Económico considera que deben ser
revisadas las teorías de los partidarios del colonialismo y
neocolonialismo y afirma que “los países en desarrollo no
desean ser eternamente proveedores de materias primas y
consumidores de bienes de la industria transformadoras
de las antiguas metrópolis”. En su obra trata de responder
a preguntas como: ¿Por qué se ve operar vigorosamente
a algunas sociedades en su crecimiento y en otras no? O
¿cuáles son las condiciones más favorables para que aparezcan esas fuerzas que promueven el crecimiento?
Las teorías de la dependencia estuvieron en boga en
la época del 60 y del 70 del siglo XX. En el Ecuador esta
concepción se reflejó en el “Programa Nacionalista y Revolucionario del Gobierno de las Fuerzas Armadas” del
Triunvirato Militar presidido por el General Guillermo Rodríguez Lara. En esencia la teoría de la dependencia pone
el acento en las consecuencias negativas del colonialismo
y el neocolonialismo. Son estas secuelas negativas no superadas las que nos configuran en la época actual como
sociedades que se estructuran bajo formas de lo que se ha
denominado por algunos economistas, “capitalismo dependiente”. Esto quiere decir que la dependencia actual
de los así llamados países subdesarrollados del capitalismo transnacional, hoy denominado globalización y que
frena su desarrollo, es el principal rasgo de la economía
que tiende a acentuarse en la medida que se robustecen
las corporaciones multinacionales, se acrecienta la deuda
externa, se acentúa la dependencia tecnológica, y las élites
políticas y económicas se subordinan a las normas de los
organismos impulsores de los intereses de las transnacionales.
Para la superación de la dependencia de acuerdo a estas
concepciones tiene que cumplirse algunos requisitos previos o concomitantes como los siguientes:
1.
En nuestro continente, economistas, sociólogos, historiadores y políticos han tratado de desentrañar la correlación
existente entre el atraso y la desigualdad económica de las
naciones desde la década 60 del siglo pasado a partir del
así llamado enfoque dependentista, que se conoce genéricamente como teorías de la dependencia. Para promover
a esta visión lineal de pensamiento , economistas como el
brasileño Cardoso, que fue dos veces Presidente del Brasil,
Theotonio Dos Santos, Ernesto Laclau, Roger Bartra y André Gunter Frank, entre otros, desarrollaron y difundieron
las tesis de Samir Amin, el sociólogo Egipcio que introdujo
el concepto “dependencia” para especificar y connotar a su
visión lineal de lo que el propuso como explotación imperial de los países del tercer mundo debido a la existencia
del desarrollo desigual .
El enfoque dependentista derivó en la escuela de los desarrollistas, llamados así por la aplicación del método estructuralista que en síntesis presupone: 1.- La comprensión del sistema con sus vínculos internos y externos; y,
2.- la reconstrucción de la estructura interior del sistema.
2.
70
El establecimiento de un nuevo orden económico
internacional (NOEI), que supere el orden internacional financiero, monetario, crediticio, cambiario
y comercial que se estructuró a partir de 1944, en
la conferencia monetaria y financiera reunida en
Bretton Woods (EE.UU). Este orden internacional
creado en 1944 es un conjunto de instituciones
que se conocen como instituciones de Bretton
Woods entre las que se encuentran el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. El concepto de nuevo orden internacional que se opone
al anterior nació a partir del Movimiento de los
Países No Alineados y de los Países Pobres del
Tercer Mundo. Sobre esta aspiración justa y necesaria, hasta el momento lo que se ha logrado es
la aprobación por la ONU a partir de 1974 de un
programa de acción para el establecimiento del
Nuevo Orden Económico Internacional en el que
se reconoce que la “injusticia económica entre los
Estados constituye una amenaza para la paz y la
seguridad del mundo”. Esta declaración de la ONU
es como tantas otras, sin carácter vinculante y sin
mecanismos, instituciones y políticas para cumplir el fin propuesto de organizar un nuevo orden
internacional en el mundo.
Otro requisito que plantea la teoría de la dependencia es la necesidad de realizar un programa de
autarquía colectiva de los países en desarrollo que
les permita una mejor inserción en el mercado in-
3.
ternacional y resistir las presiones de los poderes
trasnacionales. A diferencia del concepto centro –
perifería establecido en la CEPAL por Raúl Prebish,
el enfoque basado en la dependencia no concibe
al comercio exterior como sustento del crecimiento económico real. En tanto que la CEPAL subordina a la sustitución de importaciones como el hegemón del crecimiento económico al impulsar el
mercado interno mediante la industrialización de
cada país latinoamericano.
El tercer requisito o presupuesto es la garantía
de realizar cambios progresistas en la esfera de la
economía, la esfera social y la esfera de la política
de cada uno de los países que se propongan superar el desarrollo.
Como puede colegirse estos presupuestos para el desarrollo dependen más que de la voluntad política de un país,
de su gobierno y actores sociales, de una decisión selectiva
consensuada entre los países del tercer mundo con una
clara voluntad política que hasta el momento no se ha hecho presente.
La Globalización y el Desarrollo
A partir de la década del 90 del siglo XX, al concluir la guerra fría por la implosión de la Unión Soviética, el mundo se
ha ido estructurando a partir de una nueva conformación
de bloques de poder económicos supranacionales como la
Unión Europea, el Bloque Asiático y la Alianza de Canadá
Estados Unidos y México. Esta conformación de bloques
y el surgimiento de grandes corporaciones trasnacionales
han generado una mundialización tecno económica sin
precedentes, por la mediación instantánea de la comunicación e informática en sistemas integrados. Por lo que,
algunos pensadores modernos como el sociólogo francés
Edgar Morin plantea que ha surgido una sociedad - mundo.
Esta sociedad - mundo llamada más generalmente como
globalización, tiene dos caras bien definidas: la de los países altamente industrializados que son una minoría y la
mayoría de países atrasados y no desarrollados tecnológicamente que en algún momento fueron colonias.
Es necesario para entender el carácter de desarrollo contemporáneo entre países avanzados como son los Estaos
Unidos y los de Europa, que en el trasfondo de lo que llamamos globalización, mundialización o sociedad mundo
está la presencia de la tercera revolución industrial. Recordemos que la primera revolución industrial fue el del vapor
y la mecánica; la segunda revolución fue promovida por la
electricidad y la tercera a la que asistimos es la revolución
tecnotrónica, científica técnica (RTC) la misma que a su vez
incluye tres revoluciones: la de la materia, la inteligencia
y la vida. Esta tercera revolución industrial abrirá paso a
lo que los científicos llaman la era fotontrónica, según lo
71
Quienæ rompeæ conæ laæ visi— næ sesgadaæ delæ desarrolloæ econ— micoæ esæ
el Econ. Inglés W. Arthur Lewis,
queæ enæ suæ obraæ Teor’ aæ delæ Desarrolloæ Econ— micoæ consideraæ queæ
debenæ seræ revisadasæ lasæ teor’ asæ deæ
los partidarios del colonialismo y
neocolonialismo y afirma que “los
pa’ sesæ enæ desarrolloæ noæ deseanæ
seræ eternamenteæ proveedoresæ deæ
materias primas y consumidores
deæ bienesæ deæ laæ industriaæ transformadorasæ deæ lasæ antiguasæ metr— polisÓ .æ
Ò...æ esæunæsi stemaæq ueæor ganiza,æ
aæni velæp lanetario,æ lasæ relacionesæ
entreæl osæp ueblos,æl asæsoci edades,æl asæ culturasæ conæ losæ juegosæ
comoætel —næ d eæfond o.æSeætr ataæd eæ
losæi ntercambiosæd eæb ienes,æd eæ
laætr ansferenciaæd eætecnol og’ a,æd eæ
laæd istribuci— næ deæ losæ lugaresæ deæ
producci—næ i ndustrial,æd eæl aæesp eculaci—næ moneta riaæmund ial,æoæd eæ
cualquieræ otraæ relaci— n,æ laæ pautaæ
constitutivaæd eæeseæentr amadoæesæ
laæmed iaci— næ mercantil.æ Elæ capitalismo planetario hace hoy realidad
elær einoæd elæ intercambioæ mercantilæ
comoæso porteæ antropol— gicoæ deæ
la humanidad. Y constituye la
caracter’ sticaæp oræexcel enciaæd elæ
ÒnuevoÓæ mund o.æE næl aæa ctualidad,æ
inclusoæ esferasæ tanæ pocoæ Ò mercantilisablesÓæ comoæel æa mor,æ laæ actividadæhum anitariaæ oæ laæ solidaridadæ
terminanæ poræ reinsertarseæ enæ elæ
sistemaæd eæmed iaci—næ mer cantil.æ
Elæva loræd eæca mbioætod oæl oæi nvade,æ
cada vez hay menos actividades
desprovistasæ deæ c‡ lculosæ deæ rentabilidadÓ.
expresa Antonio Morales Rivas en el ensayo Dead Through
Numbers: The Power of Ignorance, (Quito 2005), en el que
se plantea la despetrolización de la Economía global enfocada a romper la dependencia de los combustibles fósiles,
y reducir los efectos sistémicos – catastrófico, relacionados con el cambio climático, puesto que la fuente principal
de energía será el fotón.
Esta tercera revolución que constituye un nuevo momento
en el desarrollo mirado desde un punto de vista universal,
está dirigida por un grupo de empresas trasnacionales que
además le da una nueva característica al imperialismo y al
Estado - imperio, que no son lo mismo conceptualmente
y que al afirmar de manera lineal o como pensamiento no
sistémico que al decir de James Petras, profesor emérito de
sociología en la Binghamton University, SUNY: “el imperialismo, la dominación y explotación político – económica
de los países a través de la penetración económica y /o
la conquista o intervención militar, es la fuerza impulsora
de la historia contemporánea. Regiones enteras de Europa
del Este, la antigua URSS, África, el Sur y Centro de Asia y
América Latina se han convertido en necolonias, o esferas de influencias de Estados Unidos, la Unión Europea
y Japón. Países capitalistas emergentes, como China, están desafiando a los poderes imperiales establecidos en
los mercados, las materias primas y los recursos energéticos. Las guerras imperiales, las ocupaciones coloniales,
las intervenciones y golpes militares para ampliar el imperio se llaman eufemísticamente “cambios de régimen” o
“democratización”. Para entender la naturaleza, estructura
y dinámica del sistema imperial es necesario identificar y
explicar conceptos políticos claves y el lugar que ocupan
en la construcción del imperio mundial contemporáneo”.
En realidad el poder en el mundo trasnacional de las multinacionales es de tal concentración a niveles que hasta
ahora el mundo no conoció. Este poder está sustentado
en quinientas corporaciones multinacionales que corresponden 225 a Estados Unidos, 141 a Europa Occidental, y
92 al Asía. En concreto a estos tres bloques Estados Unidos, Europa y Asía le corresponden el 91% de las principales corporaciones multinacionales en el mundo. En base
a estos datos, la Globalización puede entenderse en dos
sentidos:1.- El más general como poder derivado de las
empresas multinacionales asentadas en estos tres bloques
de poder que controlan 71% del PIB mundial y 2.- Como el
poder empresarial y estatal que controla el mercado mundial de manera antes desconocida.
América Latina y el Oriente próximo cuentan con el resto
de la empresas multinacionales, esto es 11de las quinientas,. En América Latina, sólo Brasil y México, tienen dos
empresas multinacionales, África ninguna.
72
En esta economía del mundo globalizado por las trasnacionales y los ex imperios coloniales surgió la teoría del así
llamado neoliberalismo, más propiamente dicho “neoconservadora” del desarrollo económico. En nuestro país
como en otras latitudes, algunos grupos de poder económico y político aceptaron el neoliberalismo bajo el criterio
de que las privatizaciones, esto es, la transferencia de lo
público a lo privado debería ser el mecanismo que iba a
promover el desarrollo económico, sin considerar la apertura al Libre Comercio Exterior.. Lo que nunca tuvieron en
cuenta o no lo quisieron tener intencionadamente, los que
aceptaron y promovieron esta concepción en el llamado
tercer mundo, era que esa directriz política que luego se
plasma en el llamado consenso de Washington, no era una
política que surgía de las necesidades del tercer mundo, ni
para promover su desarrollo socio – económico, sino una
directriz que emanaba de estas corporaciones trasnacionales, de los grandes centros de poder financiero, industrial y político de las grandes potencias para consolidar la
hegemonía y el dominio de los mercados. Esta no es una
afirmación subjetiva de orden ideológico, se formula como
una realidad confirmada por los hechos: las cifras y el incremento sin precedente de la pobreza, la desocupación y
el desamparo de cientos de millones de seres, cada uno
con su tragedia a cuesta.
Sin embargo esta percepción no es absoluta, porque en el
mundo real en el juego de fuerzas, intereses y organización
del poder político, sobre otras bases y criterios, otros países emergentes como la República Popular China, Vietnan,
India, Corea del Sur y Brasil, han tenido éxitos en su desarrollo por la existencia de un poder político, que reconociendo las nuevas realidades del mundo relacionadas con
el Libre Comercio Exterior, con independencia, claridad de
metas políticas han logrado, según las estadísticas de las
Naciones Unidos la OCDE y el Banco Mundial, reducir niveles de pobreza y lograr un desarrollo económico social
sin precedentes en el mercado global. A despecho de quienes afirman que estos países han aplicado políticas “neoliberales” la verdad es que han sabido conjugar un poder
político independiente y soberano, con una organización
sistémica de la economía, basada en normas de auto regulación en consistencia con las normas estatales.
Las invasiones a Irak y Afganistan, hoy día a nadie le cabe
la duda, se realizarfon en busca del dominio de las más importantes fuentes de petróleo del mundo. Como lo afirma
el catedrático y publicista Samy Nahïr, “El núcleo incandescente del sistema mundo mercantil está, pues constituido
por la expansión, hasta el momento incontrolada, de la actividad de las multinacionales. Son sus estrategias, sus intereses y, más fundamental aún, las formas institucionales
que estas necesitan lo que se impone a escala mundial”.
73
Por eso, cuando en países como el Ecuador se plantea el
tema del necesario e impostergable desarrollo socio - económico para resolver las crecientes necesidades para una
población en franco crecimiento que sobrepasa ya los 14
millones de habitantes y que en el año 2020 contaremos
con 19 ó 20 millones de habitantes (lo que está a la vuelta
de la esquina), debemos tener en cuenta esta nueva realidad mundial que en definitiva es un nuevo sistema imperial mercantil o post capitalista de acuerdo con la visión de
Peter Drucker, con el que tenemos que lidiar. Un sistema
que organiza o trata de organizar, no sin resistencia de las
naciones, las relaciones entre los Estados, las naciones y
las sociedades. Como lo anota Samy NahÏr “es un sistema
que organiza, a nivel planetario, las relaciones entre los
pueblos, las sociedades, las culturas con los juegos como
telón de fondo. Se trata de los intercambios de bienes, de
la transferencia de tecnología, de la distribución de los lugares de producción industrial, de la especulación monetaria mundial, o de cualquier otra relación, la pauta constitutiva de ese entramado es la mediación mercantil.
El capitalismo planetario hace hoy realidad el reino del intercambio mercantil como soporte antropológico de la humanidad. Y constituye la característica por excelencia del
“nuevo” mundo. En la actualidad, incluso esferas tan poco
“mercantilisables” como el amor, la actividad humanitaria
o la solidaridad terminan por reinsertarse en el sistema de
mediación mercantil. El valor de cambio todo lo invade,
cada vez hay menos actividades desprovistas de cálculos
de rentabilidad”. Esta misma visión por lo demás en consistencia con el mundo real, se inserta en las acciones coorporativas de los países emergentes como exportadores
de capital.
En este contexto reseñado brevemente, al dar por concluida “la guerra fría” y teniendo como trasfondo a los fallidos proyectos de desarrollo propuestos, el gobierno de
los EE.UU., planteó como una nueva visión geopolítica
estratégica, el proyecto del Área del Libre Comercio de las
Américas (ALCA). Si bien en este proyecto constaba el
planteamiento de desarrollo auto sostenible de los países
de América Latina y el Caribe, las reales intenciones eran
de hacer de un continente compuesto por 34 Estados y 600
millones de habitantes, desde Alaska hasta la Patagonia,
una zona de libre comercio, un gran mercado abierto a la
penetración de las multinacionales estadounidenses. Para
evitar errores de apreciación en lo dicho, no niego al mercado como realidad mercantil y la necesidad de establecer
en él relaciones equitativas y reguladas, dado que la ilusión de la “mano invisible” que regula automáticamente el
mercado no pasa de ser una metáfora falsa y ridícula como
lo ha demostrado sistemáticamente la realidad y la última
crisis internacional. En la era de la globalización un acuerdo de mercados puede y debe darse sólo bajo premisas
jurídicas y morales formuladas desde el derecho antiguo:
la equidad y la buena fe.
En el mercado no solamente se genera el concepto de
oferta y demanda sino fundamentalmente de cómo se manejan estos conceptos observados en términos de competencia entre firmas productoras de bienes y servicios. Esto
significa que para entrar en competitividad se requieren
logros en procesos que generen altos niveles de producción y productividad. En la actual era de las revoluciones
científicos – tecnológicas resulta eficiente entonces que el
“management” sea un pre requisito que permite alcanzar
objetivos entre empresas o corporaciones. Estos objetivos
están en correspondencia con las preferencias del consumidor, tal como Dusenberry desde hace décadas postuló
para un completo entendimiento de cómo funcionan los
mercados de oferta y demanda. Por consiguiente en la actualidad es de manejo común por las Naciones Unidas y el
Banco Mundial, OCDE y Centros Universitarios una nueva
visión que se conceptualiza con el nombre de “Total Factor Productivity” (TFP). Esta nueva visión es sistémica por
cuanto incorpora las habilidades de todas las fuerzas laborales en los procesos productivos y de servicios basados en
el conocimiento.
En este proyecto del ALCA, hay algo más profundo desde
el punto de vista geopolítico, puesto que al convertirnos
en un inmenso mercado, reduciendo las obligaciones innatas al Estado y promoviendo las privatizaciones de manera indiscriminada, se debilitan o destruyen los Estados –
naciones. Por eso no es casual que en esta época surgieron
profusas publicaciones que hablaban de la obsolescencia
de las naciones y que había que superar el concepto de Estado – nación. Para promover el desarrollo independiente y
auto sustentable América Latina y el Caribe deben avanzar
simultáneamente con los acuerdos regionales de mercado en la conformación de una gran unidad supranacional
que nos conduzca a ser el cuarto bloque de poder mundial. Esto está en el orden de nuestra sobrevivencia con
dignidad como lo han entendido en otras latitudes como
en Europa al crear la Unión Europea La realidad geopolítica y geoeconómica del mundo actual que no es otra que
la reseñada en forma muy sintética, obliga a replantearse
objetivos, metas, medios y estructuras para impulsar el
desarrollo de los pueblos a través de la educación básica
y superior que se han quedado rezagados como el ecuatoriano. Como premisa debemos ser conscientes que no
estamos solos en el mundo, y que no podemos ni debemos
bailar en solitario con el pañuelo de nuestras angustias,
necesidades y aspiraciones.
Entre los autores marxistas, neomarxistas o de tendencia
socializante existen variedad de enfoques para tratar el
origen del atraso, la desigualdad del mundo promoviendo formulas para el desarrollo socio – económico. Dado el
carácter militante de las tendencias marxistas no han sido
ni son planteamientos simplemente teóricos, sino líneas
políticas que se concretan en acciones de las organizacio-
74
nes sociales; en algunos casos en políticas de gobierno.
Algunos rasgos que las caracterizan son los siguientes:
-
Metodológicamente se debe partir del criterio que
para una formulación y apreciación de un fenómeno como el desarrollo socioeconómico, se debe
tener en cuenta la situación concreta e histórica
dada. “Análisis concreto de una situación concreta” es la visión de Carlos Marx, postulada en el
marco y contexto de: “a cada cual su capacidad y
necesidad”.
-
Así mismo las teorías marxistas toman como punto de partida la necesaria correspondencia entre
fuerzas productivas y relaciones de producción,
porque cualquiera que sea el grado de desarrollo alcanzado por una sociedad concreta, esta no
puede existir ni progresar sin la producción. Bien
podemos afirmar que sin producción no hay sociedad.
-
El concepto capital en la concepción marxista de
la economía es el de “fuerzas productivas y relaciones de producción”. Las fuerzas productivas
son aquellas de las que se vale la sociedad para
ejercer su efecto sobre la naturaleza y modificarla.
La naturaleza en toda su dimensión es un objeto universal del trabajo. Carlos Marx en un pasaje
de su obra “El Capital” afirma que el trabajo es el
padre de la riqueza y la naturaleza la madre, porque los seres humanos sacan de la naturaleza los
elementos o materias primas que se someten a la
transformación en el proceso del trabajo, generando lo que se conoce como valor agregado en los
sistemas de producción moderna.
-
-
El concepto de fuerzas productivas está integrado
por varios elementos: la naturaleza, el trabajo del
hombre, los medios o instrumentos de producción, que se emplean para producir bienes materiales y mercancías, la ciencia y la técnica que en
la actual etapa de la revolución científico técnica,
se ha convertido no sólo en un elemento de dichas
fuerzas, sino en una fuerza directamente productiva.
Es así como el concepto de Marx se consolida
con el concepto de trabajo abstracto que postuló
como referente y creador de riqueza. Hoy en día, la
especialización hace que el trabajo sea más productivo mediante la destreza, el conocimiento específico y la tecnología. A este proceso sistémico
se lo conoce actualmente con el concepto universal llamado “Total Factor Productivity”, concebido
por las Naciones Unidas, la OCDE y el Banco Mun-
75
dial y en centros avanzados de investigación de las
universidades.
-
El perfeccionamiento constante de los instrumentos de trabajo es uno de los indicadores más
importantes del desarrollo y del progreso técnico
– económico. Bien se ha dicho que las épocas económicas se distinguen no como son los objetos
de trabajo (edad de piedra, edad de bronce, edad
de hierro, edad de los polímeros y de los circuitos
integrados) sino como se fabrican, con qué medios o herramientas. Así, los países nodesarrollados o de menor desarrollo, importamos todo tipo
de máquinas para transformar la naturaleza y exportamos materias primas (en el caso ecuatoriano
petróleo, cacao, café, etc.,). Otras economías, las
desarrolladas, producen las máquinas que nos exportan y que ellos también las utilizan: fabrican
máquinas para hacer máquinas: ¡he ahí la diferencia!: por eso, las fuerzas productivas sociales son
los medios de producción creados por la sociedad
y, ante todo, los instrumentos de trabajo, así como
los trabajadores y productores quienes las ponen
en acción y realizan la producción de bienes materiales. De tal manera, los países avanzados que
producen ciencia y tecnología están constituyendo y creando desarrollo mediante gigantescas inversiones en investigación de innovación orientadas al mercado mundial.
-
El desarrollo de las fuerzas productivas constituye
en consecuencia el eje principal, no el único, del
avance de los países y de la humanidad en la escala del progreso social puesto que ellos acumulan
la experiencia de la utilización de la naturaleza de
la que somos partes y las posibilidades que abren
al desarrollo social del género humano y de una
sociedad en concreto.
La verdad es que sólo las sociedades que pueden crear,
con inversión en sistemas, un equipo de producción que
de trabajo a toda la población o a la mayoría de ella, pueden salir adelante y desarrollarse económica y socialmente, conforme hoy se lo hace en algunos países emergentes. En esto consiste la importancia de conocer e impulsar
conscientemente el desarrollo de las fuerzas productivas.
Con los cambios acelerados que se han producido en la
economía mundial en las últimas décadas también se han
modificado las teorías del desarrollo y así tenemos las que
ponen el acento en la alta tasa de crecimiento y redistribución automática; las de la redistribución activa a través del
crecimiento económico y las teorías neoinstitucionalistas,
y sociológicas de la estrategia del desarrollo.
Algunos elementos del enfoque
marxista y socialista:
*Metodol—g icamenteæ seæ debeæ partir del “Análisis concreto de una situaci—næ concr etaÓ
*Como punto de partida la necesariaæ correspondenciaæ entreæ fuerzas productivas y fuerzas de producci—n
*Elæ conceptoæ capitalæ esæ elæ deæ Ò fuerzas productivas y relaciones de
producci—n Ó .
*Elæ conceptoæ deæ fuerzasæ productivasæ est‡ æ integradoæ poræ variosæ elementos
*æ Elæ trabajoæ abstractoæ comoæ referente y creador de riqueza
*Elæ perfeccionamientoæ constanteæ
deæl osæi nstrumentosæd eætr abajo
*æ Elæ desarrolloæ deæ lasæ fuerzasæ productivas constituye en consecuenciaæ elæ ejeæ principal,æ noæ elæ œni coæ
Laæconcep ci— næsi stŽm icaæq ueæ
está implícita y explícitamente formulada en la Constitución, es un
avanceæconcep tualæq ueæconti eneæ
nuevos paradigmas, los que hay
queæconocer los,æa similarlosæenæ
toda su magnitud y en función del
tiempoæq ueævi vimos.
El economista italiano Orio Giarini en su obra, “Diálogos
sobre la riqueza y el bienestar”, desarrolla el punto de vista de la alternativa sobre la cuestión de la acumulación
mundial del capital, y nos presenta como estrategia para el
desarrollo la teoría del “Valor Económico Ecológico”. Esta
teoría considera que en la actualidad el efecto negativo de
la industrialización que se expresa en la contaminación, en
la pérdida de la capa de ozono, de la lluvia ácida, etc., supera en buena medida su aporte positivo al desarrollo de
la civilización humana. Cargada de buenas intenciones su
teoría tiene un marcado carácter subjetivo, algo pesimista
basado en apreciaciones culturales, morales y éticas.
El Desarrollo y la Constitución
En el moderno Estado constitucional y en particular en el
nuevo constitucionalismo, a la expresión desarrollo vienen
unidas las finalidades, que marcando el sentido socioeconómico instrumenta, regula, controla y dirige al Estado en
orden a favorecer y mejorar las condiciones de vida y el
equilibrio entre áreas territoriales, sectores económicos,
y, en última instancia, siempre la población sobre la que
incide la competencia y jurisdicción nacional.
En un sentido más restringido y técnico el desarrollo unido al instrumento de la planificación, puede considerarse
como una nueva modalidad de la situación administrativa,
superadora de las tradicionales de policía, fomento y servicio público, a través del cual el Estado realiza un diagnostico de la situación socio económica, fija los objetivos
y acciones concretas a realizar durante un determinado
tiempo, estos planes pueden ser generales o sectoriales
coyunturales o de largo plazo y constituyen instrumentos
de coordinación de la actividad socio – económica pública
y privada y pueden tener un carácter vinculante normalmente para el sector público o simplemente indicativo
para el sector privado, según lo expresa el diccionario jurídico Espasa.
La accidentada historia del Ecuador desde su fundación
como Estado independiente, que nunca lo ha sido del
todo, se ha caracterizado por su atraso socio – económico, la supervivencia de formas arcaicas de economía y la
disputa mezquina de intereses particulares oligárquicos y
regionales. Las élites gobernantes con contadas excepciones carecieron de un proyecto de nación. En el Ecuador no
hemos pasado por la revolución industrial y con ella una
activación de las fuerzas productivas que a través de fábricas, empresas agroindustriales, empresas turísticas, transportes, biotecnología, etc., den trabajo a toda la población
o a una gran parte de ella. Organizar la economía de bienestar para el diez o veinte por ciento de la población que
es lo que ha sucedido es relativamente fácil, organizar la
economía para el cien por ciento de la población es otra
cosa, estamos hablando de palabras mayores.
76
El tema del desarrollo en el Ecuador se planteó con mayor
énfasis por Eloy Alfaro desde la truncada Revolución Liberal de 1895 y ha sido retomada en las últimas décadas ante
una crisis multidimensional y sistémica que se ha acentúa
permanentemente y no cesa. Las últimas Constituciones
del Ecuador han incluido en el debate por el desarrollo socio - económico cláusulas constitucionales en torno a la
economía y al trabajo (algunos constitucionalistas suelen
llamar equivocadamente constitución económica). Pero
como todos sabemos, la carencia de una alta conciencia
jurídico - política y constitucional de la mayoría de los
ecuatorianos ha hecho que las constituciones en general
sean letra muerta que no se cumple en algunos de sus
postulados. La Constitución aprobada en Montecristi en
el 2008, asume con fuerza el tema del desarrollo a partir de
la garantía de los derechos humanos y este tema vertebra
toda la constitución a partir de considerar como objetivo
estratégico para alcanzar el buen vivir, Sumak Kwsay, para
toda la población, cosa que requerirá forjar una clara conciencia nacional, construir acuerdos nacionales e internacionales y una titánica voluntad de los ecuatorianos y de
sus líderes para lograrlo.
pañas electorales. El desarrollo es una necesidad imperiosa de sobrevivencia para los pueblos y la humanidad. Si
nos referimos a América Latina y el Caribe, espacio territorial de veinte millones quinientos mil kilómetros cuadrados y seiscientos millones de habitantes, con inmensos
potenciales naturales, ha sido calificada por la CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) como
la “Región más injusta del planeta”. De allí, que a despecho
de las concepciones o teorías que sólo tienen en mira el
crecimiento de los mercados y el incremento de los índices
macroeconómicos, es necesario concebir al desarrollo centrado en el ser humano y en su perfeccionamiento. Por eso
el PNUD al definir conceptualmente el desarrollo humano
en su Carta de Constitución dice que: “El desarrollo humano es un proceso de ampliación de las opciones de las
personas. En principio estas opciones pueden ser infinitas
y pueden cambiar con el tiempo. Sin embargo, en todos
los niveles de desarrollo, las tres opciones esenciales son:
llevar una vida saludable, adquirir conocimientos y tener
accesos a los recursos necesarios para mantener un nivel
digno. Si estas opciones no están a la mano muchas otras
oportunidades serán inaccesibles”.
La concepción sistémica que está implícita y explícitamente formulada en la Constitución, es un avance conceptual
que contiene nuevos paradigmas, los que hay que conocerlos, asimilarlos en toda su magnitud y en función del
tiempo que vivimos.
Partiendo de esta definición y de algunos de los contenidos de la nueva Constitución ecuatoriana, podemos establecer algunas dimensiones del desarrollo:
LasæDi mensionesæd elæDesa rrollo
al desarrollo de las fuerzas productivas y a las relaciones
de producción, que son integrantes de sistemas de producción y aplicación del conocimiento, la creación del
mercado interno o nacional, la inserción estratégica de la
economía en los mercados regionales y mundial, el pleno
empleo y sobre todo definir el camino y las líneas maestras
de la industrialización en el país.
El concepto de desarrollo, que el diccionario de la Lengua
Española en su vigésima segunda edición desde el punto
de vista económico, define: “como la evolución progresiva
de una economía hacia mejores niveles de vida”, encierra
una complejidad muy grande, toda vez que los procesos se
dan en el sistema social según corresponda su estado de
desarrollo científico, tecnológico para estar en las condiciones de producir conocimientos.
El Programa de las Naciones Unidas para el desarrollo
(PNUD) ha incorporado desde hace dos décadas nuevos
elementos y nuevos conceptos como el de “Desarrollo
Humano”, ”Desarrollo Humano Integral”, “Desarrollo Sustentable”, “Desarrollo Sostenible”, y “Eco Desarrollo”. Esta
preocupación por el desarrollo de las Naciones Unidas y
sus instituciones especializadas responde a la necesidad
de asegurar trabajo productivo a más de tres mil millones
de personas que ganan menos de dos dólares diarios y al
crecimiento de la población en el mundo que hoy bordea
los siete mil millones de habitantes a los que se incorporarán dos mil o tres mil millones en los próximos treinta a
cincuenta años, conforme a estudios del Banco Mundial.
El desarrollo no es una cuestión de elucubraciones teóricas, ni una muletilla para discursos demagógicos en cam-
77
1.æ Laæ dimensi— næ econ— mica,æ que debe tener en cuenta
2.La dimensión científico técnica, que consiste en la aplicación del conocimiento y dominio de tecnologías y sus
innovaciones; en la aplicación de los avances de la ciencia,
en la creación de una infraestructura material que permita el manejo eficiente de las altas tecnologías científico
técnicas y la formulación de contenidos científicos en los
planes de estudios en todos los niveles de la educación.
3.La dimensión ético – cultural. La ética laica como sustento del quehacer público, de la actividad política de los
partidos, sus dirigentes y militantes y del ordenamiento
jurídico como dice la Constitución y además en las relaciones interpersonales e institucionales. Esta dimensión
debe reconocer e impulsar la identidad nacional que se expresa en su diversidad étnico-cultural y en el derecho que
tienen las personas y comunidades a acceder a su propio
patrimonio cultural; y a difundir sus propias expresiones
culturales, asimilando al mismo tiempo todas las creaciones culturales y humanísticas del género humano.
4.Laæ dimensi— næ social.- que se manifiesta en la organización y participación del poder, en la toma de decisiones
y en el control de la administración pública. En el mejoramiento de la calidad de la democracia a través de sus
contenidos que deben ser puestos en práctica en forma
individual y colectiva, de la solidaridad, en el sistema de
protección y cobertura de la seguridad social, así como
generar un entorno positivo para el pleno ejercicio de las
libertades de los ciudadanos.
5.Laæ dimensi— næ medioæ ambiental.- que comienza por el reconocimiento de que los seres humanos somos parte de
la naturaleza, es decir, que tenemos una identidad terrenal
superando el viejo paradigma de que el hombre es el conquistador de la naturaleza y debe someterla a sus designios. Entonces, debemos pensar y pasar al nuevo paradigma de aprender a convivir con la naturaleza y cuidarla, entendiendo que cada generación toma lo que necesita para
su sobrevivencia y deja la posta las nuevas generaciones.
La dimensión medio ambiental nos lleva a fomentar una
conciencia ecológica que nos permita cohabitar con todos
los seres y especies de la biosfera. La dimensión medio
ambiental nos conduce al modelo sustentable del desarrollo y a la formulación de políticas de protección del medio
ambiente.
6.Laæ dimensi— næ pol’ tica.- La política está relacionada con
el carácter del poder político, la naturaleza y rol del Estado
y la calidad de la democracia en todas sus dimensiones y
que no puede ser otra que la contenida en el pensamiento
de Abraham Lincoln “gobierno del pueblo, por el pueblo y
para el pueblo”.
Las visiones negadoras del Estado y su rol y las que han
absolutizado su ominada presencia que lo abarca y comprende todo en la vida de los seres humanos, deben ser
superadas en una síntesis racional. En esta dimensión política, lo primero que debe quedar claro es que el Estado
resulta absolutamente necesario para el mantenimiento
de cualquier sociedad mínimamente civilizada. El Estado
que las sociedades han ido construyendo y superando en
medio de enormes vicisitudes en seis mil años, no es una
casualidad histórica o un capricho organizativo, al que hay
que eliminarlo de un solo plumazo según las teorías anarquistas y libertinas (en este tema también los extremos
se juntan). El Estado es la superestructura jurídica política que las sociedades en su avance han generado por
necesidad. No es un invento caprichoso, ha sido el fruto
de la necesidad histórica y como toda obra humana no es
perfecta pero tampoco inmutable y eterna, al Estado y sus
instituciones hay que perfeccionarlas, modernizarlas y democratizarlas. El Banco Mundial, en su informe anual de
1997 dice. “Un Estado eficaz es imprescindible para poder
78
contar con los bienes y servicios – y las normas e instituciones- que hacen posible que los mercados prosperen y
que las personas tengan una vida más saludable y feliz, en
su ausencia no puede alcanzarse un desarrollo sostenible
ni en el plano económico ni en el plano social”. La dimensión política de desarrollo en los tiempos actuales incluye
la formación de los ciudadanos en el conocimiento de la
bioética que nos debe conducir a la biopolítica, es decir, la
política centrada en la vida y para la vida.
7.Laæ dimensi—n æ integradoraæ delæ desarrolloæ latinoamericanoæ
y caribeño. La unidad continental planteada visionariamente por Simón Bolívar hace doscientos años, en el mundo actual de la globalización y del poder transnacional se
ha convertido en un imperativo de sobrevivencia con dignidad. Será muy difícil remontar el atraso existente en la sociedad del conocimiento para un país como el Ecuador. Se
requiere aunar de manera complementaria las economías.
La integración de Latinoamérica y el Caribe significaría en
un mundo polarizado por bloques crear el cuarto bloque
de poder mundial, ningún país latinoamericano y del Caribe solo lo pueden hacer ni tiene la posibilidad. Como
podríamos colegir de lo que hasta aquí hemos reseñado
,el desarrollo es un fenómeno político, económico, social,
cultural, científico y ético demasiado complejo y serio para
ser tratado ligera y superficialmente como lamentablemente ha sucedido con la demagogia de quienes teniendo las palancas del poder, lejos de haber contribuido a la
orientación sustentable del desarrollo económico - social
han conducido a abismos de dependencia y al subdesarrollo mental de sus pueblos.
La Dirección Científica de la Sociedad.
Hemos visto que las sociedades contemporáneas se caracterizan por los profundos cambios económicos, sociopolíticos, culturales y científicos técnicos. Tal complejidad
requiere que el Estado, el gobierno y las políticas de desarrollo de las sociedades sean abordadas científicamente
por lo que bien podemos decir que en el mundo de hoy
las sociedades requieren de una dirección científica que
maneje las tendencias avanzadas e innovadoras de la economía.
¿En qué sentido podemos hablar de una dirección científica de una sociedad?
Primero.- Debemos entender que las sociedades son sistemas integrales complejos.
Segundo.- Es necesario pasar de la espontaneidad a la
planificación institucional y empresarial; pasar de gobiernos espontáneos, declarativos a gobiernos conscientes y
preparados en el conocimiento político – científico de las
sociedades que les toca dirigir.
79
Tercero.- El incremento y la creciente complejidad de la
economía, el avance de la revolución científico técnica, la
solución de complejos problemas en las relaciones sociales y la necesidad de la elevación de los niveles culturales
y de la conciencia social - cívico - político hacen que las
tareas de la dirección de los gobiernos sean cada vez más
complicadas. Por lo tanto se requiere además el manejo
interactivo eficiente en los procesos tecnológicos, esenciales para la aplicación de los avances de la tecnología moderna en la administración pública.
Cuarto.- Educar y entrenar a los educadores, controlar a
los gobernantes, haciendo vivir el Estado Constitucional
de Derechos y formar a los administradores públicos en las
ciencias de gobierno o ciencias políticas basadas en el enfoque sistémico, esto es considerando a las organizaciones
en procesos interactivos como un sistema total .
Quinto.- Dirección científica de la sociedad, significa solucionar los problemas del desarrollo, con metodologías
apropiadas.
Sexto.- El enfoque sistémico es un método de aplicación
científica – tecnológica surgido como una “verdadera revolución de conceptos, orientados a clarificar, estimar y
desmontar el aparato teórico del pensamiento unidimensional, legado y adecuado para la filosofía y física clásica
de los siglos XVII, XVIII, y XIX, Peter Drucker, el padre del
management moderno, ha enfatizado que hoy día el mundo no vive una revolución tecnológica sino una revolución
de conceptos sistémicos” según el escritor, ensayista e investigador en Ciencias Econíomicas y Sociales desde 1954,
Antonio Morales Rivas. El enfoque integral, sistémico y
multidisciplinario nos permitirá una mejor comprensión
de los hechos impregnados en el sistema social y lograr
un mejor funcionamiento de la sociedad y de las políticas
públicas las cuales se implanten para lograr el desarrollo.
A Manera de un Breve Epilogo
Cuando hablamos de Desarrollo Económico como de otras
magnitudes o campos del conocimiento no podemos dejar de mencionar los postulados del filósofo Edgar Morin
que en su obra el Método establece el axioma de que el
“Hombre ignora su ignorancia”, debido a que existe una
“crisis de fundamento” que está condicionada a una “crisis
de civilización”.
Por su parte el ensayista Morales Rivas sostiene que de
esta crisis emerge una nueva civilización: la civilización
sociotrónica basada en el enfoque sistémico y en la integración de los sistemas informáticos – comunicación,
desde el decenio del 90 del pasado siglo. En efecto, esta
civilización actualmente se encamina hacia la civilización
fotontrónica, fundada en el fotón, como unidad de medida
de la luz y la computación cuántica cuya transformación
se perfila en el decenio del 2011. Este proceso se aleja de
la civilización tecnotrónica estudia por Brzezynski. De tal
manera, la próxima civilización fotontrónica se caracterizaría a nivel planetario por la generación de electricidad
fotovoltaica y térmica procedente de la energía solar orientada al control y reducción del cambio climático y para
contribuir hacia el fin de la utilización de los combustibles
fósiles. Por consiguiente, los procesos de Desarrollo Económico – Social se identifican sistemáticamente mediante la producción de Ciencia incorporada a la Tecnología y
sus innovaciones que surgen desde los países avanzados,
las cuales evidentemente son transferidas a los países no
desarrollados como importadores de conocimientos científicos – tecnológicos.
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una Revolución Verde. Thomas L. Friedman. Editorial Planeta. 2010
81
Sebastian Oleas
Profesor en la USFQ
[email protected]
Enfermedad,
salud, ingreso
y desarrollo
Laæ relaciÑnæ entreæ salud,æ crecimientoæ yæ desarrolloæ haæ sidoæ estudiadaæ yæ documentadaæ poræ losæ economistas,æ siendoæ unæ componenteæ fundamentalæ deæ laæ teorÕ aæ delæ desarrolloæ desdeæ haceæ mà sæ deæ treintaæ
aÐos.æ Sinæ embargo,æ siæ deæ causalidadæ seæ trata,æ laæ discusiÑnæ sigueæ abierta.æ ËMej oræ saludæ causaæ mayoræ desarrollo?æ ËMa yoræ desarrolloæ causaæ mejoræ salud?æ ËOæ ambosæ yæ simultà neamente?æ Elæ presenteæ
artÕ culoæ exponeæ lasæ lÕ neasæ sobreæ lasæ queæ laæ discusiÑnæ deæ esteæ temaæ transcurreæ yæ elæ estadoæ deæ laæ
misma.æ Ademà s,æ yæ dadaæ laæ importanciaæ redistributivaæ deæ laæ salud,æ seæ exponenæ algunosæ argumentosæ
sobreæesteætem a,æd esdeæuna æÑp ticaæd eæi gualdadæyæeq uidad.
82
¿Cómo determinar si una sociedad es más sana? ¿Se trata
simplemente de mirar sus indicadores de mortalidad general, materna o infantil? Tal vez basta con mirar la medida compuesta de la carga de enfermedad1. De hacerlo2,
se puede observar claramente que la carga de enfermedad
no se distribuye de forma igualitaria; las mayores pérdidas en AVADs y AVACs se registran en países más pobres
(medidos por ingreso per cápita). De esta forma, por ejemplo, Djibouti de acuerdo a estimados de la Organización
Mundial de la Salud (OMS) en 2004, perdió casi tres veces
más AVADs por 100 mil habitantes hombres (por todas las
causas de enfermedad) que Dinamarca. Para la República
Democrática del Congo esta relación es 5 a 13.
La pregunta sobre si una sociedad o un país en más sano
o menos enfermo y de cómo está situación se relaciona
con el desarrollo y la equidad no es trivial y su respuesta
lo es menos. Samuel Preston (1975) se planteó esta interrogante, más o menos, en estos términos. Suponga que
el ingreso causa mejor salud, las personas viven por más
tiempo y son más saludables en los países ricos que en
los países pobres, las personas viven más y más saludablemente que sus abuelos y tatarabuelos quienes vivieron en
tiempos más pobres, las personas ricas viven más tiempo
y son más saludables que las personas pobres. Si además
se supone que esta relación es cóncava, el ingreso tiene
un mayor impacto en salud y longevidad sobre los más pobres que sobre los más ricos. Entonces, prosigue Preston,
la redistribución del ingreso desde los ricos a los pobres,
entre países o intra país, mejoraría la salud de la población. Angus Deaton (2003) señala en este sentido que es
posible que la desigualdad en el ingreso (u otro tipo de
desigualdades sociales con las que está correlacionada
la primera) pueda ser inclusive peligrosa para la salud de
individuo. La evidencia sobre este último punto es variada. Así, por ejemplo, sociedades más igualitarias tienen
mayor cohesión social, mayor solidaridad y menor estrés.
Son sociedades que ofrecen una mayor cantidad de bienes
públicos a sus ciudadanos, mayor soporte social y mayor
capital social.
¿Cuáles son las relaciones que existen entre la desigualdad de ingreso y la salud? ¿Existe alguna diferencia entre
ricos y pobres? El presente artículo no pretende responder
1 La carga de enfermedad se refiere al impacto de un problema de salud en un área
determinada medida por el costo financiero, la mortalidad, la morbilidad y otros
determinantes. La escala con que se mide la carga de enfermedad son los ñ DALYî (Disability- Adjusted Life Year, AVAD en español) o los “QALY” (Qualilty-Adjusted Life
Year, AVAC en español). Esta métrica permite establecer los años de vida perdidos por
enfermedad, ajustados por calidad y estado de discapacidad.
2 Un buen lugar para mirar la distribución de la carga de enfermedad es el sitio web de
la Organización Mundial de la Salud (http://www.who.int/healthinfo/global_burden_disease/en/)
3 Se puede entender el AVAD como un año de vida “saludable” perdido y, a la carga de
enfermedad como una medida de la brecha que existe entre el estado actual de la salud
y una situación ideal dónde todos viven hasta edad avanzada libres de enfermedad y
discapacidad.
83
a estas preguntas sino, simplemente, desplegar algunos de
los argumentos sobre los que corre esta discusión. El tema
es en sí mismo relevante y más aún cuando el paradigma
del gobierno actual en el Ecuador tiene a la salud y, a la
redistribución del ingreso y la riqueza, entre sus pilares
fundamentales (no así a la generación de riqueza pero eso
sería otro tema de discusión).
Laær elaciÑnæi ngreso-salud
La correlación positiva que existe entre la salud y el ingreso per cápita es, probablemente, una de las relaciones
más conocidas cuando se estudia el desarrollo internacional (Bloom y Canning, 2000). La relación de causalidad, se
creía inicialmente, tenía el sentido de que mayor ingreso
genera una mejor salud. Esta relación de causalidad se
manifiesta a través de una mayor disponibilidad de recursos (ingreso y riqueza) que permite un mayor control sobre los bienes y servicios que promueven una mejor salud
como son la nutrición, salubridad y servicios de atención
de salud de buena calidad.
Sin embargo, Bloom y Canning, mencionan que la causalidad también puede revertirse, es decir desde la salud hacia
el ingreso. Según estos autores, los distintos mecanismos
por los que esto ocurre pueden ser agrupados en grandes
categorías:
• Productividad: las poblaciones que son más sanas
suelen tener una productividad del trabajo mayor ya
que son trabajadores físicamente más fuertes y mentalmente más vigorosos. Todo esto causa que se pierdan
menos días de trabajo por enfermedad o por tener que
cuidar a algún pariente que esté enfermo.
• Educación: las personas saludables y que viven por
más tiempo tienen mayores incentivos para invertir en
el desarrollo de sus habilidades y talentos. La razón de
esto es que la salud les permite aprovechar los retornos
de esta inversión durante un tiempo mayor. Además,
más escolaridad promueve una mayor productividad
(véase punto anterior), la cual está asociada a un superior ingreso. Se puede añadir a esto el hecho de que
una buena salud promueve o facilita la asistencia a la
escuela y aumenta la función cognitiva, produciendo
una suerte de círculo virtuoso en el cual salud y educación se potencian.
• Inversión en capital físico: la extensión de la vida saludable hace que las personas requieran ahorros para
sus años adultos no productivos. Con el incremento
de los ahorros se produce un aumento en la inversión.
Esto último hace que la relación trabajo-capital caiga,
aumentando la productividad del trabajo y con ella, el
ingreso. Además, en economías abiertas, una sociedad
educada y saludable es un importante atractivo para la
inversión productiva externa.
• “El dividendo demográfico”: en la medida en la que
se produce la transición demográfica y epidemiológica
que corresponden de pasar de altas tasas de natalidad
y mortalidad a bajas tasas respectivamente, el ingreso per cápita puede aumentar rápidamente siempre y
cuando existan las condiciones necesarias adicionales
para que esto ocurra. En este caso, el dividendo demográfico hace que la caída de la mortalidad (generalmente en infantes y niños) pone en movimiento la caída en
la fertilidad. La conjunción de estos dos factores hace
que la proporción de la población en edad de trabajar
aumente4, con lo que se requieren condiciones adicionales para que la economía esté en capacidad de absorberlos.
Las relaciones arriba descritas si bien tienen su lógica, necesariamente deben ser validadas empíricamente. La evidencia hasta ahora es mixta.
Por un lado, trabajos como los de Strauss y Thomas (1998)
o Bleakley (2007) favorecen los nexos enunciados. El primer trabajo se refiere, utilizando la esperanza de vida como
un indicador de estado de salud, a los vínculos que existen
entre salud y productividad. Logran establecer que si dos
países idénticos excepto en su esperanza de vida (uno de
ellos tiene una que es 5 años mayor a la otra), el de mayor
esperanza de vida (el más saludable) tendrá un crecimiento del ingreso real per cápita de entre 0,3% y 0,5%. Bleakley
por su parte estudia las consecuencias económicas de la
erradicación de la anquilostomiasis5 de la región del sur
de los Estados Unidos de América. Los resultados reportados incluyen mayor enrolamiento, asistencia escolar y alfabetismo, después de la erradicación en las zonas donde
el nivel de infección era mayor. Además, el autor presenta
evidencia de efectos en el largo plazo de incrementos sustanciales en el ingreso para personas sujetas a la erradicación de los parásitos.
ƒæunæcon
juntoæ considerableæ deæ
evidenciaæi ndicaæ queæ esteæ esæ unæ
caminoæd eæ dobleæ vÕ a:æ mejorasæ enæ
saludæesti mulanæ elæ desarrollo.æ Estaæ
causalidadæ dualæ seæ veæ claramenteæ
reflejada en el dinamismo que
caracterizaæa læd esarrollo:æmej orasæ
enæsa ludæp romuevenæel æcr ecimientoæeconÑmi coæl oæq ueæa æsæuævezæ
impulsaæme joresæ condicionesæ deæ
salud.
En esta misma dirección existe evidencia “indirecta” sobre
los impactos de las mejoras en salud como son el desarrollo de antibióticos y antimicrobianos (penicilina, sulfas o
4 Bloom y Canning notan que se podría pensar que una mayor población en edad de
trabajar trae, eventualmente, una mayor proporción de retirados que podría considerarse
un lastre para el crecimiento económico y el desarrollo. Sin embargo, estos autores
señalan que la evidencia empírica refuta esta conjetura con el argumento de que los
adultos mayores o trabajan o permiten a otros trabajar al encargarse del cuidado de los
niños. También señalan estos autores que el dividendo demográfico, lastimosamente,
no es permanente. Eventualmente, cohortes de adultos mayores más numerosas pueden
terminar atorando esta dinámica demográfica.
5 La anquilostomiasis es una infección intestinal causada por un gusano parasitario de
las especies nematodas Necator americanus y Ancylostoma duodenale. Es una infección
humana ampliamente diseminada por el mundo en particular en las zonas tropicales
húmedas, afectando a más de 1.000 millones de personas. También llamada Anemia
Tropical y Uncinariosisasis (fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Anquilostomiasis)
84
tetraciclina) sobre el cambio demográfico (y a su vez sobre
el dividendo demográfico). En esta categoría de cambios
en salud se contabiliza también la introducción del DDT
(cambios generados en los años 20,30 y 40 del siglo pasado, ver ejemplo de Acemoglu siguiente). Bloom y Williamson (1998) y, Bloom y Finlay (2009) explican hasta un tercio
del “milagro económico asiático” a través del dividendo
demográfico.
Por otro lado, en cambio, Acemoglu y Johnson (2006) presentan evidencia sobre el inexistente nexo entre un importante aumento exógeno de la esperanza de vida (como un
indicador de mejor salud) y el aumento del crecimiento
económico per cápita. El estudio mundial de estos autores
cubre un periodo de 40 años (empezando en 1940) y se
concentra en los efectos de la transición demográfica, las
innovaciones internacionales en salud y las mejoras de salud. Acemoglu et al. documentan el fuerte efecto que tiene
la mortalidad sobre la esperanza de vida ex-post los cambios en salud descritos, pero no ex-ante. Además, demuestran la importancia que tiene el cambio de la esperanza de
vida sobre los cambios en la población: 1% de incremento
en la esperanza de vida trae como consecuencia un incremento de 1,5% en la población. Sin embargo, como se dijo
antes, la esperanza de vida tiene un efecto reducido sobre
el producto interno bruto, ex-ante. ¿Significa esto que no
se debería luchar contra la enfermedad y en pro de la salud
en zonas y países menos desarrollados? No, este estudio
indica que la lucha contra la enfermedad en países menos
desarrollados es altamente efectiva. Sin embargo, estos
resultados presentan evidencia que debilita el argumento
que dice que peores condiciones sanitarias son la causa de
la pobreza de algunos países.
Esta suerte de círculo virtuoso puede también tomar otra
forma. El incremento en el ingreso hace que la tasa de fertilidad caiga y con ella el número de niños que atender,
lo que trae algunas consecuencias interesantes: tiempos
más largos de lactancia, mayores oportunidades para las
madres de trabajar fuera del hogar y mayores recursos
disponibles para una menor cantidad de niños. Al mismo
tiempo, la caída en las tasas de fertilidad hace que una
mayor cantidad de recursos se puedan destinar a acumular capital físico y humano, requeridos en zonas de menor
desarrollo.
Obviamente, este camino de doble vía también funciona a
la inversa: un empeoramiento de la salud impacta negativamente en el desarrollo y, un empeoramiento de las condiciones económicas repercute negativamente en la salud
de la población.
Unæca minoæd eæd obleævÕ a
Un ejemplo de la primera situación es la epidemia de VIH
en África donde la mayor proporción de personas infectadas está en el rango de edad de 15-49 años (edad productiva) y el ausentismo laboral puede llegar a representar hasta la mitad de los costos totales de las empresas operando
en esa región del mundo6. Un ejemplo de lo segundo es
Rusia, según Becker y Bloom (1998), donde a mediados de
los años 90 del siglo pasado, la esperanza de vida de los
rusos cayó por debajo del promedio de los países desarrollados. Este periodo de la historia rusa corresponde a la
transición hacia una economía de mercado caracterizada
por la alta inestabilidad política y económica. Se cree que
un gran responsable de la reducción de la esperanza de
vida y, de la muerte prematura de entre 1,4 y 1,6 millones
de rusos (un gran número de ellos eran hombres en edad
productiva) fue la reducción sustancial y acelerada del ingreso. Los nexos entre peor ingreso y peor salud pueden
encontrarse en un empobrecimiento de la dieta, incremento del alcoholismo y un número mayor de accidentes. Estos últimos factores se vieron potenciados por un descalabro en el sistema de salud (público en ese momento) que
debió enfrentar recortes presupuestarios sustanciales.
¿Es el ingreso un determinante de la salud o es la salud
un determinante del ingreso? La respuesta es que ambos.
Consideracionesæd eæi gualdadæyæeq uidad
A pesar de la evidencia contradictoria, la discusión sobre
el tema sigue vigente. La presentación de argumentos contrapuestos es una clara muestra de que la investigación
aún no está concluida y que se requiere aún más conocimientos sobre estas relaciones.
La visión inicial (tradicional) suponía que la salud respondía como cualquier otro bien o servicio de consumo.
Es decir que en la medida en que el ingreso aumentaba,
los consumidores estaban en condiciones de demandar
una mayor cantidad (y calidad) de salud. Sin embargo, un
conjunto considerable de evidencia indica que este es un
camino de doble vía: mejoras en salud estimulan el desarrollo. Esta causalidad dual se ve claramente reflejada
en el dinamismo que caracteriza al desarrollo: mejoras en
salud promueven el crecimiento económico lo que as u vez
impulsa mejores condiciones de salud.
85
Existe en la literatura de economía de la salud y desarrollo
un concepto conocido con el “gradiente” que relaciona la
salud con ingreso. Esta es una relación gradual (Deaton,
2002) que establece que la salud mejora con el ingreso a
través de la distribución del mismo y, por otro lado, que
la pobreza tiene más que un efecto “marginal” sobre la salud. Esta relación no es lineal, como ya se adelantó en los
párrafos introductorios de este artículo sino que tiende a
ser cóncava. ¿Qué implica esto? Por ejemplo, que la reduc6 Fuente: http://www.avert.org/aids-impact-africa.htm.
Existeæenæ laæ literaturaæ deæ economÕ aæ
deæl aæsa ludæ yæ desarrolloæ unæ conceptoæcon ocidoæ conæ elæ ñgradienteî æ
queær elacionaæ laæ saludæ conæ ingreso.æE staæesæuna ær elaciÑnægr adualæ
queæesta bleceæq ueæl aæsa ludæme joraæconæe læ ingresoæ aæ trav•s æ deæ laæ
distribuciÑnæd elæmi smoæy ,æ poræ otroæ
lado,æq ueæ laæ pobrezaæ tieneæ mà sæ
queæunæefectoæñma rginalîæsob reæl aæ
salud.
ción de la mortalidad por dólar de ingreso es mayor en la
parte baja de la distribución del ingreso que en la parte
alta. Esta constatación provee de argumentos a favor de
mejorar la distribución del ingreso, todo ello en el terreno
de la igualdad.
La forma en la que estas dos variables están relacionadas
fue ya abordada en la sección anterior siendo el mensaje
más contundente que la salud y la riqueza se determinan
mutuamente. Además, según el mismo Deaton, la relación
entre salud e ingreso viene también ponderada por otros
factores, todos ellos con su respectivo impacto redistributivo. En esta dirección se puede mencionar algunos de los
argumentos que construyen este análisis. Por ejemplo está
el tema del acceso: si personas más educadas y ricas (e inclusive con un tono de piel más claro) tienen mejor acceso
a la salud y si el acceso a la salud tiene un impacto positivo en la mortalidad, entonces las políticas deberían estar
orientadas hacia la estructura de los sistemas de provisión
de salud (lo que incluye acceso y calidad). Otro tema es el
que se refiere al efecto que tienen los comportamientos
asociados a la salud como el tabaco, alcohol, drogas (legales e ilegales), obesidad y el sexo: todos estos comportamientos están negativamente relacionados con el ingreso
y el nivel de educación; y generan un gradiente o agravan
el existente.
A la luz, entonces, de lo anteriormente expuesto y suponiendo que el ingreso y la riqueza es lo que realmente importa para la salud, entonces bastaría con redistribuir el
ingreso para eliminar el (los) gradiente(s). La respuesta, al
menos parcial, es que cualquier mejora en la distribución
del ingreso tiene que ser tal que el efecto en la salud sobre
el extremo superior de la distribución sea menor que los
efectos en la parte baja de la distribución. Parafraseando a
Deaton no se puede negar cuidados a las personas porque
su estatus social es muy alto así como tampoco se puede
hacerlo porque su estatus es muy bajo. En definitiva, la
solo existencia del gradiente es un argumento poderoso
a favor de la redistribución del ingreso a favor de los más
pobres, sin embargo enfocarse únicamente en las desigualdades en salud no sería el mejor camino para lograr el
objetivo de mejor salud.
Amartya Sen (2002), va más lejos e insiste en que la igualdad en la salud está contenida dentro de un concepto más
amplio y poderoso: la equidad en salud, que es multidisciplinaria y compleja ya que abarca no sólo la distribución
del cuidado de la salud sino también los logros en salud y
la capacidad de lograr una buena salud. Abordar adecuadamente la equidad en salud implica incluir temas más
amplios de justicia social y equidad generalizada. En este
sentido, se debe prestar especial atención a los arreglos
sociales para lograr esta equidad.
86
Aæmod oæd eæconcl usiÑn
Este artículo, como se dijo al inicio, pretende presentar las
líneas de discusión principales sobre las que circulan la salud, el desarrollo, la igualdad y la equidad. Es innegable el
nexo que existe entre salud e ingreso, una relación estrecha, y que la causalidad es un camino de doble vía sobre el
que todavía se discute. Con respecto a los temas redistributivos, tanto de ingreso como de salud, la discusión pasa
por el dónde se deben concentrar los esfuerzos destacando
siempre el impacto positivo que tiene la distribución sobre
la salud. Finalmente, la equidad en salud es un tópico que
engloba el anterior y que, a su vez, está contenido en el
concepto de equidad generalizada.
Para cerrar, y regresando al planteamiento inicial de Preston, los ricos deberían prestar más atención a la salud de
los más pobres, no solo porque es lo éticamente apropiado sino también porque es lo que conviene a los intereses
privados, tanto a nivel internacional como a nivel intranacional. Impulsar una salud más igualitaria, sea cual sea el
mecanismo, implica beneficios para todos en el espectro
de la distribución del ingreso.
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87
: LOVRQ3
UH]
3URI HVRU GHOD8 6) 4
Z LOVRQD P DGHRSH UH] # JP DLOF RP
De planes
e incertidumbre
Kennethæ Arrow,æ Premioæ Nobelæ deæ EconomÕ aæ enæ 1972,æ
cuentaæ queæ duranteæ laæ segundaæ guerraæ mundialæ suæ
trabajoæ comoæ meteorÑl ogoæ leæ demostrÑæ queæ ñta mbi•næ
elæ mundoæ naturalæ esæ imprevisible,îæ yæ loæ ilustraæ conæ unaæ
an•cd ota:æ •l æ yæ suæ equipoæ tenÕ anæ laæ responsabilidadæ deæ
predeciræ elæ climaæ conæ unæ mesæ deæ anticipaciÑn,æ paraæ elæ
ej•r citoæd eæsuæp aÕ s;æp robaronæconæm•tod osæe stadÕ sticosæ queæ laæ tareaæ eraæ imposibleæ deæ cumpliræ y,æ convencidosæ deæ laæ inutilidadæ deæ susæ predicciones,æ solicitaronæ
queæ dejaranæ deæ hacerse.æ Recibieronæ laæ siguienteæ respuesta:æ ñE læ generalæ està æ conscienteæ deæ laæ inutilidadæ
deæ lasæ previsionesæ meteorolÑgi cas.æ Sinæ embargo,æ lasæ
necesita por motivos de planificación.”
La indispensable definición de un horizonte, que ayude a coordinar esfuerzos en la acción colectiva de
sociedadesæ localesæ oæ nacionales,æ noæ està æ exentaæ deæ
riesgos tales como el exceso de confianza originado en la parcialización ideológica, el efecto rebaño
queæ confundeæ laæ verdadæ conæ laæ reiteradaæ repeticiÑnæ
de los mismos conceptos, la fraccionalización y burocratización del proceso que genera documentos
inútiles, y hasta la manipulación que diseña planes
comoæ ofertasæ demagÑgi cas.æ ËE sæ posibleæ superaræ estosæ peligros?æ ËSeæ puedenæ crearæ mecanismosæ paraæ
queæ unaæ sociedadæ puedaæ orientaræ suæ acciÑnæ colectivaæ
paraæ saliræ delæ subdesarrolloæ yæ caminaræ haciaæ suæ propia definición de desarrollo? Si queremos contestar
esasæ preguntas,æ loæ primeroæ queæ debemosæ haceræ esæ
dimensionar el tamaño del problema: el tamaño de
la filósofo.
88
89
Existeæconfusi Ñnæsob reæel æconcep toæd eæeq uilibrioæ enæ economÕ aæ yæ enæ
cienciasæsoci ales.æSeæma lentiendeæ
queæusa ræel æconcep toæd eæeq uilibrioæ
necesariamenteæ implicaæ asumiræ
laæsoci edadæcomoæestà tica,æq ueæ
noæca mbiaæni æevol uciona.æP eoræ
aÏn:ænoæ pocasæ vecesæ laæ palabraæ
adquiereæuna æconnota ciÑnæmor alæ
yænoæfa ltarà æq uienæenti endaæq ueæ
unaæsoci edadæenæeq uilibrioæes,æenæ
algÏnæsen tido,æ unaæ sociedadæ justaæ
dondeæc adaæ quienæ recibeæ loæ queæ
leæcor respondeæ oæ haæ ganado.æ Laæ
confusiÑn æ provieneæ delæ empleoæ deæ
laæp alabraæp araæd osæconcep tosæ
completamenteæd iferentes,æel æunoæ
relacionadoæconæunæp untoæoæunæ
intervalo específico en el tiempo,
yæel æotr oær elacionadoæconæel ætr anscursoæd eæ•ste.
Deæeq uilibriosæyæeq uilibrios.
Partimos de un sencillo marco teórico que nos permite entender al subdesarrollo como un “equilibrio bajo” en un
sistema que puede presentar múltiples equilibrios. Esto
nos permitirá, también, aclarar algunos conceptos.
Un sistema es un conjunto de elementos interconectados;
si es suficientemente complejo, las causalidades dejan de
ser lineales y se convierten en circulares: un cambio en
una variable (digamos A) origina cambios en B, lo que a
su vez causa variaciones en C, que origina cambios en A (la
variable que inicialmente experimentó un cambio). Estos
“loops” o lazos pueden ser de retroalimentación positiva,
que refuerzan el movimiento original de la variable A, o de
retroalimentación negativa, que empujan a la variable A
a su posición original o –al menos– evitan su crecimiento
explosivo y, por tanto, estabilizan el sistema. Pueden presentarse simultáneamente varios de procesos de retroalimentación, tanto positiva como negativa, lo que convierte
al análisis de los efectos de una política o choque exógeno
en un tema eminentemente cuantitativo. Siendo así, hay
poco espacio para afirmaciones dogmáticas extremas (tales como “apertura comercial total” o “proteccionismo”) y
por tanto un elemento indispensable es la medición –desde tantos ángulos como se pueda– de las variables del sistema y sus interacciones. Como veremos, la presencia de
estos lazos de retroalimentación es claves para entender la
dinámica y evolución de un sistema.
Como parte del proceso de entender un todo, tiene sentido
-por supuesto- profundizar en el análisis de la interrelación
entre un subconjunto de variables de un sistema, tales
como inflación y desempleo en el caso de la economía, y
tratar de establecer sus correlaciones, el tipo de encadenamiento y causalidades que hay entre ellas, tan claramente
como sea posible. Sin embargo, si se trata de cambiar el
sistema –que es el tema que ahora nos interesa- no queda
otra alternativa sino abordar el análisis del conjunto.
Existe confusión sobre el concepto de equilibrio en economía y en ciencias sociales. Se malentiende que usar el
concepto de equilibrio necesariamente implica asumir la
sociedad como estática, que no cambia ni evoluciona. Peor
aún: no pocas veces la palabra adquiere una connotación
moral y no faltará quien entienda que una sociedad en
equilibrio es, en algún sentido, una sociedad justa donde
cada quien recibe lo que le corresponde o ha ganado. La
confusión proviene del empleo de la palabra para dos conceptos completamente diferentes, el uno relacionado con
un punto o un intervalo específico en el tiempo, y el otro
relacionado con el transcurso de éste.
90
Empecemos con el primero. Para analizar un sistema (sea
este, por ejemplo, físico o social) requerimos considerar
en nuestra representación o modelo todas sus variables
relevantes y sus interrelaciones más importantes. Adicionalmente, es necesario que se cumplan ciertas identidades
que relacionan los flujos y niveles que componen el sistema: lo que produce una empresa en un período determinado debe tener algún destino, ya sea el consumo, formación
de capital, el almacenamiento o incluso la destrucción; lo
que gasta una familia en un período debe tener un origen:
producción para autoconsumo, salarios, ventas de activos,
contratación de deuda o regalo. Incorporar en el modelo
los principales componentes de un sistema y sujetar su
interrelación a la disciplina de las identidades contables
básicas constituye el enfoque de equilibrio general, a diferencia del de equilibrio parcial que toma en cuenta lo que
sucede exclusivamente en un mercado, y que puede ser
usado solo cuando es lícito suponer efectos insignificantes
sobre los otros componentes del sistema. Así, decir que se
adopta un enfoque de equilibrio general al analizar un sistema, no necesariamente implica asumir que la oferta sea
igual a la demanda en todos los mercados, o peor aún que
los agentes sean maximizadores o se esté usando el extremo concepto de racionalidad substantiva. El enfoque es lo
suficientemente amplio y general como para incluir diferentes visiones de la economía y de lo social y diversas metodologías. Por ejemplo, en el caso de la macroeconomía,
podemos emplear las palabras de Dutt, quien explica que
su método neo-estructuralista usa “[…] identidades contables que involucran flujos y niveles (incluyendo aquellas
que enseñan cómo los niveles cambian debido a los flujos) y posteriormente añade ecuaciones que representan
relaciones institucionales y de comportamiento relevantes
que involucran variables de nivel y de flujos, de tal manera
que podemos determinar los valores de las variables del
sistema dados sus parámetros.”
Notemos que nada se dice hasta ahora sobre el comportamiento o evolución temporal del conjunto. Las interrelaciones expresadas en el enfoque de equilibrio general
deben cumplirse para cada período de tiempo, o si este
tiende a cero, para cada instante de tiempo, sin embargo de lo cual el sistema puede evolucionar ya sea en forma estable, o sufriendo cambios bruscos, o de tal manera
que acumula potencial para futuros cambios, o mostrar un
comportamiento caótico.
Lo cual nos lleva al segundo concepto de equilibrio, que
especificaremos como equilibrio dinámico. En lo fundamental se elijen algunas variables, que se consideran de
especial relevancia en su dinámica, y se dice que el sistema está en equilibrio si estas variables (o sus tasas de
variación o tasas de aceleración) son constantes o muestran pequeñas fluctuaciones alrededor de un valor central.
Este concepto tiene implícito el requerimiento de sosteni-
91
bilidad en un horizonte temporal, es decir, el supuesto de
que si las condiciones exógenas permanecen constantes,
también el sistema mostrará estabilidad durante un período de tiempo razonable. Por supuesto, aquí hay un alto
grado de subjetividad, tanto en la definición del horizonte
temporal como en la selección de las variables que deben
ser constantes; más aún, convenientes reparametrizaciones permiten la representación estática de variables no
constantes. No hay otra alternativa que discutir cada caso
específico para abordar este tema.
En general estos equilibrios dinámicos vienen en números
impares y se clasifican en estables e inestables. La economía convencional se ha enfocado excesivamente en un
caso particular: sistemas con un solo equilibrio, resultado
de la presencia de fuertes mecanismos de retroalimentación negativa que aparecen especialmente en forma de rendimientos marginales decrecientes. Sin embargo, en especial en la última época, la teoría del desarrollo pone mucho
más énfasis en lo que se conoce como “no-convexidades,”
que consisten en formas particulares de los conjuntos de
preferencias de los consumidores, o de la tecnología de las
empresas o de las restricciones que los agentes económicos enfrentan, formas que originan equilibrios múltiples.
Pensemos específicamente en la tecnología de las empresas: si estas muestran rendimientos marginales decrecientes, el costo marginal crecerá con la producción, lo que al
interactuar con la utilidad marginal decreciente de los consumidores origina un único equilibrio de cantidad producida (igual a la consumida) y precio. Este tipo de supuestos
pueden tener validez en economías agrarias e industriales,
en donde las mejores tierras y minas eran explotadas inicialmente, con el consiguiente incremento en los costos
de ampliar la producción al tener que acceder a insumos
de menor calidad o menos accesibles. Sin embargo, si
pensamos en la llamada economía de la información, en
la cual la innovación y desarrollo de nuevas tecnologías
constituyen el motor fundamental de la productividad y
competitividad de un país, el supuesto de los rendimientos marginales no es inmediatamente aplicable. Así, es razonable asumir que las innovaciones en una empresa facilitan la innovación en otra, u originan más adaptaciones de
las nuevas tecnologías a otros productos. O, por ejemplo,
pensemos en un sector industrial con alto número de empresas empleando personal calificado: para una empresa
del sector será más fácil contratar el personal calificado
que necesita, pues la oferta laboral es mayor; de la misma forma, podrá beneficiarse de innovaciones hechas en
otras empresas, o adaptaciones de tecnología extranjera a
la realidad local, que no siempre son sujetas a protección
por patentes; o emprender más fácilmente en procesos de
comercialización o conquista de mercados con métodos o
en países ya probados por firmas del mismo sector y país
Estas situaciones originarían que a mayor producción en
LaæeconomÕ aæconvenci onalæseæ
haæenfoc adoæ excesivamenteæ enæ
unæca soæ particular:æ sistemasæ conæ
unæsol oæe quilibrio,æ resultadoæ deæ laæ
presenciaæd eæfuer tesæmeca nismosæ
deær etroalimentaciÑnænega tivaæ
queæa parecenæesp ecialmenteæenæ
formaæd eær endimientosæma rginalesæ
decrecientes.æSi næemb argo,æenæ
especialæenæl aæÏl timaæ•p oca,æl aæ
teorÕ aæd elæd esarrolloæp oneæmuchoæ
mà sæ•nfa sisæ enæ loæ queæ seæ conoceæ
comoæñno-convexi dades,îæq ueæ
consistenæ enæ formasæ particularesæ
deæl osæconj untosæd eæp referenciasæ
deæl osæconsumi dores,æoæd eæl aæ
tecnologÕ aæd eæl asæemp resasæoæd eæ
lasær estriccionesæq ueæl osæa gentesæ
econÑm icosæ enfrentan,æ formasæ
queæor iginanæeq uilibriosæmÏl tiples.
el sector, y por tanto a mayor personal calificado empleado
en él, mayor la productividad. Es decir, el trabajo de una
empresa tiene externalidades positivas sobre las otras firmas.
Un caso como los descritos se representa en el gráfico 1, en
donde, en el eje vertical tenemos el porcentaje de trabajadores con calificación técnica respecto del total de la población
económicamente activa, mientras que en el eje horizontal
está la productividad marginal del trabajo. Por las razones
antes señaladas, la productividad marginal del trabajo es
creciente respecto al porcentaje de trabajadores calificados.
Si adicionalmente consideramos que el salario de los trabajadores calificados estará positivamente correlacionado
con la productividad marginal del trabajo, y a su vez con la
decisión por parte de los trabajadores de invertir en tiempo y dinero para adquirir calificación técnica, podemos
añadir en el mismo gráfico la curva de oferta laboral como
función de la productividad marginal del trabajo. Dependiendo de demografía del país que se analice, la economía
podría presentar uno o varios equilibrios dinámicos. En el
gráfico presentamos el caso de tres equilibrios dinámicos
(A, B y C), siendo el segundo inestable, mientras que los
otros dos estables. Pensemos que, por algún motivo, la
economía se encuentra en el punto x: para el número de
trabajadores calificados que existen en ese momento, la
productividad marginal del trabajo es aún menor a la del
punto x, mientras el número de personas interesadas en
adquirir una calificación técnica es también menor para
el nivel salarial vigente. El resultado es, entonces, que la
economía se ve “atraída” hacia el punto de equilibrio A.
razonamiento similar, pero simétrico, se puede hacer para
el punto y, pero en ese caso la economía se mueve hacia el
punto de equilibrio C.
Gráfico 1 Equilibrios múltiples
92
Es aquí en donde este tipo de modelos con equilibrios
dinámicos múltiples se vuelven útiles para el análisis de
subdesarrollo. Como se demuestra en Pérez (2006), el
equilibrio A representa una economía con una mayoría
de la población trabajando en labores de baja productividad que requieren escaso o ningún conocimiento técnico,
escasa producción industrial, bajos salarios, bajo capital
y producción per cápita. El equilibrio C, en cambio, es lo
contrario: altos salarios, alta oferta laboral calificada, etc.
Nótese que un mismo país, con las mismas dotaciones
naturales y con la misma apertura comercial y financiera,
puede encontrarse en cualquiera de las dos situaciones
en virtud del carácter endógeno de los equilibrios y a las
causalidades circulares que los originan: en el equilibrio
estático C, los capitalistas encuentran rentable invertir en
empresas de alta tecnología porque existe oferta de trabajo calificado y las externalidades positivas de otras firmas
hacen que la productividad marginal del trabajo sea alta; y
la oferta de trabajo calificada es grande porque hay demanda para esos trabajadores y se les retribuye con salarios
altos, debido a la mayor productividad marginal del trabajo. Lo mismo, simétricamente, para los otros equilibrios
dinámicos.
La primera conclusión que podemos sacar es que la acción
individual, por más racional, óptima e incluso clarividente que sea, no es suficiente para que el país salga de la
trampa en que se hallaría al estar en el equilibrio estático
A. Se requiere acción colectiva para salir de la trampa, lo
que significa que las formas de organización colectiva –en
especial el estado- tienen un papel que jugar. La segunda
conclusión es que se requiere alcanzar ciertos umbrales o
puntos críticos. Uno puede imaginar acciones coordinadas
que podrían llevar a la economía desde el punto A hasta
el punto X. Cualesquiera que hayan sido las políticas que
lo hicieron posible, sería difícil moderar el entusiasmo de
aquellos que proclamen el éxito de las políticas al ver aumentar los salarios y la producción industrial. Sin embargo, esto no sería suficiente: si no se alcanza el punto crítico
(marcado en este caso por el punto C) y la política deja de
implementarse –tal vez porque los recursos necesarios ya
no existen– entonces el país retornaría al punto A. 1,2
El trabajo del planificador, no solo que es necesario, sino
que algunos de sus elementos son completamente claros
en este esquema (aunque, como vemos más abajo, muchos otros elementos indispensables deben incorporarse).
Se trata de encontrar la ruta más corta para llegar a la “zona
de atracción” de un equilibrio estático alto o deseable (si
pensamos en un modelo equivalente en varias dimensiones, la ruta más corta no es necesariamente evidente; si
añadimos restricciones de recursos disponibles para dar
el “gran empuje”, nos encontramos con un típico problema
de control óptimo, tan frecuente en ingeniería). En palabras de Hoff y Stiglitz (2000, p 396) “[…] para que un país
salga del subdesarrollo […] “todo” lo que uno tiene que
hacer es inducir un movimiento fuera del viejo equilibrio,
lo suficientemente fuerte y en la dirección correcta tal que
la economía sea “atraída” a un equilibrio nuevo, superior.” 3
Como conclusión parcial: hace falta la acción colectiva
para salir de las trampas del subdesarrollo, pues las acciones individuales actuando según las reglas del mercado no
son suficiente.4 Sin embargo, no se trata simplemente de
proponer medidas que tengan un rendimiento positivo, incluso no es suficiente que las medidas sean eficientes (en
el sentido de un rendimiento más alto en relación a otras
alternativas). Lo mínimo que se le debe pedir a un planificador es que piense en términos de equilibrios estáticos
múltiples, para poder proponer rutas óptimas y reconocer
umbrales a alcanzar. En definitiva, se trata de asumir las
consecuencias del enfoque teórico que invalida la existencia de un equilibrio único y actuar en consecuencia. Por
ejemplo, si se quiere otorgar subsidios y protección arancelaria a un sector industrial y apostar a su crecimiento,
al menos se debe probar que ese sector puede alcanzar el
umbral; de otra forma, el costo social de la protección se
transforma en una transferencia –sin retribución- desde la
sociedad a esas industrias.
Necesario, pero no suficiente, como veremos a continuación.
Deæ buenosæ planesæ (tambi•n) æ està æ empedradoæ
el camino al infierno
/
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Ð 4 XD UW
HUO\- RXU QDORI ( FRQRP LFV
Supongamos que hay un plan, trayectoria y umbrales definidos y conocidos e ignoremos por ahora la incertidumbre.
¿Quién impulsará su aplicación? Algunos autores (Rodrik,
por ejemplo) asumen implícitamente que es el estado y
más específicamente el gobierno quien debe asumir esa
tarea. Planteemos algunas preguntas al respecto: ¿Le in-
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4 Se debe notar que las razones que hemos señalado aquí no son las únicas que justifican
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F
teresa siempre al gobierno el desarrollo socio-económico?
¿Si no siempre, bajo qué condiciones si le interesa? ¿Y qué
tipo de desarrollo busca? ¿Qué tipo de estructura institucional asegura la realización de las intenciones –asumidas
benévolas– de un gobierno?
Si pensamos en países que dependen casi mayoritariamente de los ingresos provenientes de recursos naturales
no es claro que sus gobiernos siempre impulsen ni siquiera el crecimiento económico, que en algunos casos bien
podría ser considerado una amenaza para su permanencia
en el poder. Tomemos por ejemplo Zaire bajo la dictadura
de Mobutu, quien gobernó este país africano desde 1965 a
1997 sostenido en buena parte del período por las potencias occidentales en el marco de la guerra fría, apropiándose personalmente de su inmensa riqueza mineral y creando
el estado depredador por excelencia. Su estrategia de “divide y vencerás” no solo que asignaba partes de la burocracia
y las fuerzas armadas a diferentes grupos étnicos y fomentaba su confrontación violenta5, sino que fomentaba la expoliación de los grupos étnicos por parte de la burocracia
y el ejército. Al final de su mandato, Zaire se encontró con
su infraestructura de transporte, comunicación, industrial,
etc. en peor estado que cuando alcanzó la independencia.
El poder del dictador se basaba en la pobreza y la violenta
división de la población, mientras su riqueza personal y la
de sus aliados no dependían de la economía del país, sino
de la explotación de los recursos naturales.
Por otro lado, una de las más picantes propuestas de explicación del origen del estado es la de Mancur Olson6: Un
bandido itinerante decide que es mejor para él y su gente
asentarse en una región y exigir un tributo a sus habitantes: el “bandido itinerante” se convierte en “estacionario”
y de ahí en respetado rey. Pronto, éste se da cuenta que
incrementar su base impositiva va en su propio beneficio,
por lo que invierte parte de sus recaudaciones en mejorar
la infraestructura que permite a sus súbditos subir la producción. Este es el caso de un gobernante que entendería
al desarrollo como el crecimiento económico y que encuentra conveniente impulsarlo. Guardando las distancias,
el partido de gobierno chino, con su monopolio del poder
político y militar, también tiene interés en el crecimiento
económico pues de ello depende su permanencia en el poder.
Sin embargo, no es claro que la expansión constante del
producto per cápita, ni siquiera del bienestar económico
de la población, sea la expresión única del desarrollo, cuyo
concepto general incluye –al menos– libertades individuales, respeto a los derechos humanos y democracia como
valores en sí mismos, y que bien pueden verse sacrificados
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94
en nombre del crecimiento del producto. Dicho de otra forma, no es único el concepto de desarrollo, bienestar, sumak kawsay, o como deseemos denominar al horizonte que
orienta a una comunidad o nación. La pregunta es ¿Quién
debe definir ese horizonte? Aunque no podamos abordar
en este ensayo esta última pregunta, si parece definitivo
que no hay razón para otorgar ese privilegio a un gobierno
que priorice su permanencia en el poder y que, por tanto,
haga esa definición desde sus intereses muy particulares.
En todo caso, supongamos una sincera intención de conseguir el desarrollo socio-económico por parte del hipotético
gobierno de nuestro análisis. ¿Qué condiciones convierten
esta intención en una piedra más del camino al infierno
del rentismo? ¿Cómo evitarlo? Las políticas de incentivo
que forman parte de una política industrial (término genérico que engloba no solo la producción industrial en si
sino también la terciaria) se pueden clasificar en de coordinación y subsidios. Los primeros hacen referencia al papel que juegan los estados u otras organizaciones sociales
para facilitar o generar acción colectiva, en especial entre
empresarios que así invierten sus capitales en forma consciente o inconscientemente coordinada y se benefician de
las externalidades positivas que esta acción conjunta genera o de las economías de escala que alcanza.
En cuanto a los segundos, el estado puede también “desnivelar el campo de juego,” cambiando los precios relativos
que enfrentan los productores favoreciendo aquellas actividades que quiere impulsar mediante, por ejemplo, tasas
de interés subsidiadas o exenciones tributarias o protección arancelaria de mercados nacionales. En cualquier
caso, otorgar subsidios es una transferencia de recursos
desde la sociedad a los beneficiarios de estas políticas,
que se hace con la intención de que estas firmas puedan
alcanzar el tamaño y la expertise, que no podrían adquirir
de otra forma, necesarios para ser competitivos.
Gerschenkron,7 por ejemplo, destaca el uso que de la banca de desarrollo (propiedad del estado o con gran apoyo de
este) hicieron los países europeos de industrialización tardía en el siglo XIX. Ejemplos más reciente son Japón, Corea, China y Brasil. Este tipo de instrumentos cumplen las
funciones de coordinación y subsidio. Sin embargo, Bardhan8 señala claramente uno de los principales problemas
que sufren este tipo de instrumentos: “[…] el usual riesgo
moral que emerge al subsidiar las a veces necesarias pérdidas de bancos de desarrollo pioneros y el siempre presente
riesgo de que las operaciones de crédito se vean envueltos
en la distribución de patronazgo político.”
Se puede decir que casi todo instrumento de política industrial corre el riesgo de convertirse en rentas orientadas
*
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( FRQRP LFEDFNZ DUGQH
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8 Bardhan, Pranab (2000) Distributive Conflicts.
a grupos económicos y políticos bien conectados, que se
fortalecen gracias a los subsidios que reciben y mejoran,
por tanto su capacidad de defenderlos. Ante ello, un elemento necesario lo constituyen “instituciones fuertes”.
Pero: ¿Eso qué significa? Peter Evans9 afirma “En el mundo contemporáneo, la participación o no [del estado en
el desarrollo económico] no son las alternativas. La intervención estatal es un hecho. La pregunta apropiada no es
“qué tanto” sino “qué tipo”.” Este autor analiza dos tipos de
estado: predatorio (donde los políticos a cargo no tienen
ningún límite en la persecución de sus intereses individuales) y los desarrollistas. En estos últimos parte substancial son burocracias meritocráticas, altamente selectivas a
quien se le ofrece carreras de largo horizonte, lo cual crea
un sentido corporativo y de responsabilidad ante el país, y
le da la autonomía que requiere para (en lugar de estar aislada) estar en contacto continuo con los sectores (generalmente más poderosos económicamente) a los cuales debe
regular y con quienes debe negociar objetivos y políticas.
Pero: ¿cómo prevenir que esta burocracia, con ese espíritu
corporativo y poder de decisión no lo use en su propio beneficio? Seguro que escribir la necesidad de “rendición de
cuentas” en una Constitución no es suficiente. Más bien,
este nuevo riesgo abona en la necesidad de la existencia
de un actor colectivo interesado en lograr el desarrollo definido en sus propios términos (que sin duda pasa por un
nivel mínimo de crecimiento económico) y con el poder
político suficiente como para impulsar su agenda. A veces
ese actor ha sido una burguesía con proyecto nacional o
incluso un poder extranjero que por intereses geo-estratégicos quiere tener un país fuerte (generalmente en las
fronteras de su área de influencia). Sin duda mejor que lo
uno y lo otro, es un actor colectivo, constituido por la gran
mayoría de la población. Una vez más, la democracia –además de ser un fin en sí mima- es un elemento fundamental
para lograr el desarrollo socio-económico.
Planificando un futuro que ya pasó.
Supongamos un capitán de barco que quiere llevar su navío
a puerto seguro. Nada mejor que trazar una ruta detallada
usando sus cartas de marear. Ahora supongamos que no
solo pueden presentarse tormentas en el camino o cambiar de rumbo los vientos (eventos que tal vez dependen
de la estación, y a los cuales el buen capitán de nuestra
historia, en base a su experiencia y formación puede asignar una probabilidad de ocurrencia y por tanto definir la
ruta “más segura” en términos de valor esperado) sino que
la posición misma de las islas y continentes y del mismo
puerto de destino pueden variar en formas completamente impredecibles y con configuraciones inimaginables en
el presente, haciendo inútiles los mapas y cartas actuales.
Peor aún, los cambios son más rápidos que la capacidad
(
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del capitán de rehacer sus mapas completamente. Es obvio que, en estas circunstancias, aferrarse a la planificación
inicial, e incluso haberla planteado como definitiva en primer término, no tendría sentido. Como tampoco tendría
sentido pensar que cada marinero remando en la dirección
de su propio interés movería al barco en una hipotética
dirección “optima.”
La situación de la planificación macroeconómica y de políticas del desarrollo se parece mucho a la del capitán de
nuestra historia y a la del general de la anécdota de Arrow.
En el horizonte no existen solamente posibles choques
exógenos tales como cambios súbitos en los precios de los
productos de exportación, sino cambios estructurales imprevisibles originados en innovaciones tecnológicas que
hacen obsoletos ciertos bienes e innecesarios otros insumos. El mapa cambia también por la acción de países competidores que pugnan también por abrirse un espacio en
la economía mundial, y todos estos eventos caen dentro
de lo que Frank Knight y John M. Keynes designaron como
incertidumbre, situaciones en las que el futuro es simplemente desconocido y no se sabe ni siquiera cuales son
los posibles escenarios, en contraposición a situaciones
de riesgo, en las cuales se sabe cuáles son los escenarios
futuros posibles y se les puede asignar una probabilidad
de ocurrencia. Para el segundo caso los economistas han
creado el concepto de “utilidad esperada” y los matemáticos el de “programación dinámica” para la definición de
rutas óptimas en ambientes de riesgo. En cuanto a la incertidumbre, apenas si se empieza a reconocer su ubicuidad e
importancia y a cuestionar conceptos extrañamente populares como la versión extrema de expectativas racionales o
previsión perfecta.
El tema de la incertidumbre a lo Knigth-Keynes ha sido
retomado por corrientes heterodoxas, en especial los PosKeynesianos. Se ha empezado ya a entender el papel de
las instituciones para coordinar la acción de los individuos
en ambientes de incertidumbre, y reglas que estos siguen
en estos ambientes, tales como: mantener excesos de liquidez o de capacidad instalada, comportamientos de rebaño, guiarse por opinión de expertos o seguir estrategias
que muestran éxito inicial, etc. A pesar de que estas reglas
de comportamiento tienen la tendencia a ser estables, en
situaciones críticas (cuando el sistema sufre cambios bruscos) estas reglas también cambian, en forma que puede ser
caótica (en el sentido explicado más abajo). Sin embargo,
algunos planificadores que se reclaman anti neoliberales
no asumen las consecuencias que este concepto heterodoxo tiene en su actividad y planifican como si el futuro
fuera ni siquiera riesgoso sino cierto.
taca que los sistemas complejos generalmente tienen un
comportamiento dinámico extremadamente sensible a
cambios mínimos en las condiciones iniciales: es decir,
cambios imperceptibles en ciertos parámetros producen
trayectorias exponencialmente diferentes. Esto hace que
los estados futuros de un sistema sean esencialmente
impredecibles. Según Stephen Wolfram, los sistemas que
existen en el universo pueden realizar operaciones computacionales (en un sentido amplio del término) hasta un nivel de poder que tendría un máximo universal, siendo muchos los sistemas que alcanzan este máximo. Según este
autor, el cerebro humano o el clima alcanzarían este máximo y serían, en este sentido, equivalentes. No cabe duda
que el sistema social caería dentro de este grupo también.
Adicionalmente –siempre según Wolfram– estos sistemas
serían esencialmente irreducibles, es decir que no podrían
ser simplificados para predecirlos y que la única manera
de conocer su evolución futura es observar efectivamente
su evolución. De ser así, el sistema social sería intrínsecamente impredecible, peor aún un sistema al que se lo quiere hacer transitar a través de una transformación profunda.
Siendo indispensable la acción colectiva para salir del subdesarrollo, cabe preguntarse si es posible la planificación
en un sistema sujeto a tanta incertidumbre. Probablemente tengamos que cambiar de concepto de planificación.
Entender que en lugar de escoger una trayectoria y prescribirla como fija, será necesario estar preparados para detectar los cambios en el sistema y generar nuevas respuestas a las nuevas condiciones. La capacidad de respuesta
rápida y de adaptación deben ser las cualidades que debe
buscar ese actor colectivo que quiere el desarrollo social.
Sin duda, esto significará discusión continua entre diferentes enfoques, utilización a fondo de todos los datos disponibles, confrontación académica de varios paradigmas;
significará también experimentación, prueba y error con
diferentes esquemas, en contraposición a la imposición de
un esquema único. Significará, una vez más, el debate democrático sin el cual será imposible navegar en este mar
de incertidumbre.
incertidumbre,æ situacionesæ enæ
lasæ queæ elæ futuroæ esæ simplementeæ
desconocidoæ yæ noæ seæ sabeæ niæ
siquieraæ cualesæ sonæ losæ posiblesæ
escenarios,æ enæ contraposiciÑ næ
aæ situacionesæ deæ riesgo,æ enæ lasæ
cualesæ seæ sabeæ cuà lesæ sonæ losæ
escenariosæ futurosæ posiblesæ
yæ seæ lesæ puedeæ asignaræ unaæ
probabilidadæ deæ ocurrencia.
Las dificultades que se enfrentan al tratar de controlar o
cambiar el estado de un sistema están siendo estudiadas
también por otras disciplinas. Así, la teoría del caos des-
96
97
- XO L R-
RV
M SU DGR#
L GH H GXH
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' L U H F W RU HG , QYH V W L JDF L ³Q
3 U RI H V RU ( F RQP
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, GH % VX L QH V V 6 F KRO
F
El eslabón perdido del
desarrollo económico
y empresarial
Desdeæ bastanteæ tempranoæ enæ laæ carreraæ deæ economÕ a,æ unoæ aprendeæ aæ veræ elæ mundoæ aæ trav•sæ deæ loæ
queæ seæ conoceæ comoæ ñlaæ lÑgi caæ econÑ micaî.æ Losæ
economistasæ generalmenteæ salimosæ deæ laæ carrera,æ
completamenteæ embebidosæ yæ empapadosæ deæ estaæ
supuestaæ lÑgi caæ yæ estoæ esæ tanæ evidenteæ queæ enæ unaæ
conversaciÑnæ informalæ entreæ amigos,æ seæ puedeæ muyæ
fácilmente identificar al economista solo por su formaæ deæ pensaræ yæ actuar.æ Estoæ seguramenteæ pasaæ enæ
todas las profesiones: al sociólogo se lo identifica su
formaæ deæ vestir,æ alæ abogadoæ poræ suæ incansableæ apetitoæ poræ contradeciræ todaæ ideaæ queæ cruzaæ laæ mesa,æ alæ
ñma rketeroîæ porqueæ deæ cadaæ 10æ palabrasæ queæ diceæ
7æsonæenæi ngl•sæ( yæel ær estoæenæsp anglish).
SÕ ,æ sucedeæ enæ todasæ partes,æ peroæ hayæ pocasæ profesionesæ enæ lasæ queæ existaæ unaæ lÕ neaæ tanæ clara,æ unaæ especieæ deæ moldeæ conceptual,æ comoæ seæ daæ enæ elæ casoæ
deæ laæ economÕ a.æ Esæ unæ moldeæ queæ noæ dependeæ tantoæ delæ paÕ sæ dondeæ unoæ estudiaæ oæ laæ universidadæ aæ laæ
queæ asiste:æ alæ economistaæ seæ leæ enseÐa æ aæ veræ mà sæ
allà æ deæ loæ evidente.æ Seæ leæ enseÐa æ aæ seræ unaæ especieæ
deæ forenseæ social,æ queæ debeæ reconstruiræ cadaæ piezaæ
deæ evidencia,æ haceræ supuestosæ yæ trataræ deæ obteneræ
unaæ respuestaæ loæ mà sæ cercanaæ posibleæ aæ loæ queæ sucederà æ enæ laæ realidad,æ conæ informaciÑnæ incompletaæ
eæ imprecisa.æ Yæ claro,æ siæ esoæ noæ funciona,æ siempreæ
estarà æ laæ opciÑnæ deæ queæ hagamosæ unæ ensayoæ sobreæ
porqu•æl aæp royecciÑnæd eæa yerænoæseæcump liÑæhoy .æ
temprano,æ inclusoæ elæ mà sæ teÑr icoæ deæ losæ estudiantesæ
seæ habrà æ preguntadoæ ËYæ estoæ conæ qu•æ seæ comeæ enæ
laæ vidaæ real?æ Esaæ preguntaæ esæ inclusoæ mà sæ frecuente,æ
cuandoæ seæ trataæ deæ enseÐa ræ economÕ aæ aæ profesionalesæ oæ empresariosæ conæ experienciaæ prà ctica.æ Peroæ
espereæ unæ momento,æ antesæ deæ lanzarnosæ contraæ laæ
faltaæ deæ pragmatismoæ queæ tieneæ laæ economÕ a,æ valeæ
laæ penaæ recordaræ queæ sucedeæ casiæ exactamenteæ loæ
mismoæ enæ otrasæ asignaturas.æ Aæ losæ estudiantesæ deæ
MBA,æ poræ ejemplo,æ seæ lesæ sueleæ enseÐa ræ losæ casosæ
exitososæ deæ Wal-Mart,æ Nokia,æ Toyota,æ Juanæ Valdez,æ
Intel,æetc.
Losæ casosæ deæ estudioæ generalmenteæ sonæ muyæ bienæ
trabajadosæ yæ permitenæ apreciaræ lasæ estrategiasæ queæ
permitieronæ aæ dichasæ empresasæ llegaræ aæ dÑ ndeæ està n,æl oæcua læesæmuyæb uenoæp araæa prenderæl asæcl avesæ
delæ management.æ Pero,æ ahÕ æ esæ cuandoæ entraæ laæ dudaæ
yæ unoæ seæ pregunta,æ siæ hemosæ estadoæ enseÐa ndoæ laæ
estrategiaæ deæ lasæ mà sæ exitosasæ delæ mundoæ duranteæ tantoæ tiempo,æ Ëp oræ qu•æ noæ hayæ mà sæ empresasæ
exitosasæ enæ Ecuador?æ Mà sæ allà æ deæ lasæ fabulosasæ eæ
inspiradorasæ historiasæ deæ •xi toæ deæ esasæ empresasæ
internacionales,æ Ëæ podemosæ encontraræ motivosæ poræ
losæ cualesæ enæ Ecuadoræ yæ muchosæ otrosæ paÕ sesæ deæ
Am•r icaæ Latinaæ noæ logramosæ replicaræ elæ modelo?æ Esæ
ahÕ æ cuandoæ muchasæ vecesæ losæ profesoresæ deæ managementæ seæ quedanæ sinæ respuestasæ concretas,æ peroæ
esoæ noæ seæ debeæ aæ queæ tenganæ faltaæ deæ capacidadæ
sinoæq ueæl esæfa ltaæuna æp iezaæd elær ompecabezas.æ
Eseæ esæ elæ mundoæ deæ laæ economÕ a,æ sinæ dudaæ unaæ fabulosaæ profesiÑn,æ peroæ estoyæ casiæ seguroæ queæ tardeæ oæ
98
99
Utiliceæ lasæ mismasæ estrategiasæ
exitosas,æ peroæ cà mbieleæ aæ esasæ
empresasæel æl ugaræd ondeæna cieronæ
yæva æen contraræ queæ elæ resultadoæ
serà æmu yæ diferente.æ Esæ queæ laæ localizaciÑnæyæel æentor noæenæel æq ueæ
compitenæ yæ desarrollanæ lasæ empresas,æesæ deciræ elæ ñdÑ ndeî ,æ esæ igualæ
oæmà sæi mportanteæq ueæel æñcÑmoîæ
compitenæ yæ ñqui•nî æ compite.æ æ
Clusters,æel æesl abÑnæp erdido
El problema es que hay claramente un eslabón perdido
entre la economía y la empresa, que no permite hacer las
conexiones adecuadas. Entre la “falta de pragmatismo”
de la que se acusa a la economía y la “falta de doctrina” a
la que le acusa al management, debe haber algo que nos
permita caminar en forma conjunta. En cierto sentido eso
es lo que ha tratado de hacer la microeconomía, ocuparse
de las decisiones individuales de los agentes económicos,
pero la microeconomía tradicional sigue siendo demasiado teórica y poco practicable a los ojos de las empresas.
Hace falta algo más... o quizás más de lo mismo pero un
cambio de enfoque.
Volvamos sobre una pregunta realizada hace un momento ¿Por qué existe un Nokia, un Wal-Mart, un Sony, un Intel…? Sí, puede ser que la respuesta obvia sea que se debe
al esfuerzo y la tenacidad de las personas, a un conjunto
de estrategias tomadas en forma acertada en el momento
adecuado. Esa sería la respuesta del management, y estoy totalmente de acuerdo ella, pero creo que es incompleta, y quizás eso deba a que la pregunta que hice hace
un momento está también incompleta, lo que deberíamos
preguntar es ¿Por qué Wal-Mart nace en EEUU? ¿Por qué
Sony en Japón? ¿Por qué Intel en Sillicon Valley? y ¿Por qué
Nokia en Finlandia?
æE næl aæteo rÕ aæ delæ clusteræ laæ actividadæ
privada,æ elæ mercado,æ yæ laæ competenciaæ sonæ ejesæ fundamentalesæ
sobreæl osæq ueæseæsustenta nætod osæ
losæp rocesos;æenæeseæsenti doæl aæ
intervenciÑnæd elæG obiernoæseæcen traæenæge neraræ condicionesæ específicas en el entorno que permitan
queæsur janæ lasæ iniciativasæ empresarialesæenæfor maæmà sæa decuadaæyæ
rà pidaæ( eliminaræ cuellosæ deæ botellaæ
yæfoment aræ laæ comunicaciÑ næ dentroæd eæl aæca denaæp roductiva,æp oræ
ejemplo).
Utilice las mismas estrategias exitosas, pero cámbiele a
esas empresas el lugar donde nacieron y va encontrar que
el resultado será muy diferente. Es que la localización y el
entorno en el que compiten y desarrollan las empresas, es
decir el “dónde”, es igual o más importante que el “cómo”
compiten y “quién” compite. Claro, ahora estas empresas
son multinacionales, con presencia global y líderes de mercado, pero no olvide que en algún momento, nacieron, crecieron y se desarrollaron, y eso sucedió en un país específico, en una provincia particular y en una zona determinada.
En suma, Nokia, Wal-Mart, Sony, Intel y todas las empresas
del mundo, son lo que son debido en gran parte al efecto
del entorno en el que nacieron, y es ese mismo entorno el
que determinará si las empresas son solo locales, o si se
abren después al mundo, o si finalmente pasarán a formar
parte de la larga lista de empresas cerradas.
Tradicionalmente, cuando se hablaba del “entorno” en economía se pensaba en la macroeconomía. Si se controlaba
la inflación, si el tipo de cambio era lo suficientemente estable, si el PIB crecía, se esperaba que las empresas estén
“bien”. Otro grupo, especialmente después de la etapa de
crecimiento formidable después de la 2da Guerra Mundial
(conocida como “los 30 gloriosos”), encontró que el punto
focal del desarrollo económico no debía estar centrado en
el entorno macroeconómico, sino más bien en la empresa. Según esta corriente del pensamiento, si las empresas
100
hacían bien su trabajo, si ganaban dinero suficiente para
sus accionistas y si tomaban buenas decisiones estratégicas eso generaría un sano ambiente competitivo y a la
larga mayor crecimiento económico. En esta última visión,
se daba como un hecho que el Gobierno haría lo posible
por controlar los grandes agregados económicos y… nada
más; en realidad era una especie de rebelión contra el keynesianismo de los años 30. Se llegó a pensar en cierto punto que el rol del Estado (y del Gobierno lógicamente) era
únicamente permitir que las empresas “hagan lo suyo”, es
decir, hacer dinero, cualquier otra cosa era mal vista. “Allá
el Gobierno, acá las empresas de carne y hueso”.
Como era de esperar, ninguna de las dos visiones fue totalmente exitosa. Porque faltaba algo que amalgamara las
dos (la de la macro y la de la empresa). Posiblemente, las
dos son correctas en forma individual, pero cuando se llevan a la práctica, especialmente en países en desarrollo,
suelen generar serios problemas de coordinación, desarrollo económico, y competitividad.
Con eso volvemos al inicio, hace rato que los estudiantes
de economía y de negocios se han dado cuenta que falta
algo entre la teoría macroeconómica y la teoría de la empresa. Ese algo son los clusters. ¿Y qué es eso? Bueno, permítame saltar la definición académica formal: El cluster es
un espacio físico en el que interactúan diferentes actores
económicos, que pueden o no estar relacionados entre sí.
Pongamos un ejemplo, en el cluster de los vinos en Francia
interactúan los agricultores, los productores, los embotelladores, los distribuidores, y los compradores; hasta aquí,
no hay ninguna diferencia con una cadena de valor o un
sector tradicional, pero a todo esto, en el Cluster se suman:
etiquetadoras, fertilizantes, consultoras, instituciones académicas especializadas en vino, enólogos, clubs de cata,
revistas especializadas, restaurantes, y una gran cantidad
de otras industrias que no parecen directamente relacionadas con las actividad básica del vino, pero que apoyan
indirectamente. Esa es la diferencia entre un cluster y un
sector (o una industria), la visión del cluster es más amplia
y permite abarcar más interrelaciones. A medida que los
clusters se van especializando y ampliando, dejamos de
hablar del cluster de vinos en Francia y comenzaremos a
hablar del cluster en vinos en Bordeaux, o en Champagne,
o del Valleé de la Loire, cada uno con características especiales y estrategias de clusterización diferentes.
Lógicamente, no solo es importante el cluster en sí mismo, sino la política de cluster, que tiene que ver con las
acciones específicas que se llevan a cabo para hacer que la
competencia se intensifique y la competitividad del cluster
crezca. La esencia de la “teoría del cluster” es favorecer la
interacción entre los distintos actores con la finalidad de
aumentar la rivalidad, la competencia, y últimamente, la
competitividad. Como podrá imaginar, no es un concepto
101
fácil de digerir, ni para las empresas ni para el Gobierno,
especialmente cuando estos se han acostumbrado a la falta de competencia y al proteccionismo.
El cluster -y en especial toda la teoría y la práctica que existe alrededor de la formación y el desarrollo de clusters- es
aquella estructura que permite a las instituciones públicas tener instrumentos de acción concretos para dejar que
las capacidades empresariales florezcan. Permite la interacción y colaboración, fuerte y dinámica entre empresas,
logrando generar una sana rivalidad. Finalmente, el cluster
permite organizar las relaciones entre la académica (la investigación) y las empresas, que son tradicionalmente débiles. Es decir, en una buena estrategia de cluster, se juntan Estado, Empresa y Academia para interactuar en forma repetida, y es a través de esta interacción que se logra
elevar la competitividad y alcanzar niveles de desarrollo
económico superiores. Ojo, en la teoría del cluster la actividad privada, el mercado, y la competencia son ejes fundamentales sobre los que se sustentan todos los procesos;
en ese sentido la intervención del Gobierno se centra en
generar condiciones específicas en el entorno que permitan que surjan las iniciativas empresariales en forma más
adecuada y rápida (eliminar cuellos de botella y fomentar
la comunicación dentro de la cadena productiva, por ejemplo). ¿Se da cuenta como esto es radicalmente diferente a
la visión actual existente en la economía ecuatoriana, en
la que todo se hace desde el sector público con la visión
de que el mercado es siempre imperfecto? Malas teorías,
llevan a malas políticas.
Lo interesante del enfoque basado en clusters, es que no
se escogen ganadores y perdedores, como se lo hacía en la
política industrial del estilo años ochenta (y que ha revivido con fuerza en algunos países latinos y en especial en
Ecuador). Todos son importantes y todos pueden potencialmente alcanzar un nivel superior de competitividad. Lo
que el Gobierno hace es trabajar “alrededor” de los clusters
para generar políticas trasversales que afecten a todos los
actores en forma positiva. Se reconoce que existen cluster
que nacen (que ya estaban ahí y se fortalecieron “solos”)
y que hay otros que se hacen (es decir que requieren una
estrategia específica para formar el cluster), por lo que el
tipo de política pública debe ser diferente según el caso.
Y además se reconoce que ninguna política de cluster es
universal pues va a depender de las condiciones históricas,
económicas y sociales.
Es importante mencionar, que si bien la creación de clusters es generalmente impulsada en su etapa inicial por las
instituciones públicas o por un gremio, al muy corto plazo
se debe traspasar la batuta a un “gerente de cluster” que no
debe depender ni del Gobierno ni de un gremio específico,
solo así se puede asegurar que las iniciativas tengan éxito
y se evita caer en la politización. El gerente del cluster solo
4) Algo de “suerte”: que es ese mix de factores inex-
debe fomentar las iniciativas y permitir que las fuerzas del
mercado actúen en forma adecuada.
plicables que tienen que ver con las características
del líder de la empresa, con el haber aprovechado una oportunidad, o simplemente con la pura
casualidad. Algunos dirán que la suerte no existe, pero en todo caso aquí podemos incluir todos
aquellos factores. Ojo que no hemos incluido en
esta lista todo aquello que tiene que ver con la
estrategia, las operaciones y el día a día de la empresa porque estamos hablando del entorno empresarial y no de la empresa en sí misma.
Este es el eslabón que nos faltaba, aquella conexión explícita entre lo macro y la empresa. Ese punto de la microeconomía que se encarga de fomentar el desarrollo del
entorno, y que se ha bautizado en ciertos lugares como
“microeconomía de la competitividad” (este es el nombre
dado por Michael Porter, creador de la “Teoría del Cluster”
y uno de los pensadores más influyentes en el tema de la
competitividad).
Lo que debe quedar claro a esta altura, es que para tener
empresas exitosas se debe tener un cluster que apoye al
desarrollo de la empresa, y que para tener un cluster exitoso se necesita tener las condiciones adecuadas en el entorno económico, especialmente en el entorno microeconómico.
ËP oræd Ñnd eæcomenza r?
Para poder generar un cambio en el entorno empresarial,
lo básico que uno debe preguntar es cómo asistir a las empresas en el proceso de nacimiento, reproducción y desarrollo. Tal como sucede con los humanos, el proceso es
más complejo de lo que suena, pero sintetizando podemos
tratar decir que se hace en base a:
1) Un sano entorno macroeconómico: todas aquellas políticas que ofrecen estabilidad económica,
tasas de interés adecuadas para el financiamiento
de nuevos negocios, suficiente oferta de empleo,
un tipo de cambio lo suficientemente estable pero
sin ser demasiado rígido, inflación controlada, un
gasto del Gobierno que sea un elemento de certidumbre y crecimiento, y no especulación e inestabilidad, etc.
2) Un sano entorno microeconómico: que no existan
cuellos de botella a la actividad empresarial, que
se pueda exportar, importar, contratar empleados,
despedir empleados con suficiente agilidad. Que
existan asociaciones empresariales, gremiales
fuertes y representativas, así como institucionalidad pública y privada robusta, que la investigación y desarrollo se realice y canalice en forma
adecuada, que haya mecanismos de transparencia
de precios, mejores sistemas de inteligencia de
mercados, etc.
3) Un sano entorno legal, social y político: por ejemplo, que las leyes sean las suficientes para poner
orden, pero no demasiadas como para coartar la
actividad empresarial. Que las leyes se apliquen
con justicia y equidad. Que la corrupción sea mínima y se sancione su existencia a todo nivel.
Actualmente, la visión más difundida, es que las empresas
se desarrollan en ambientes competitivos que se generan a
diferentes niveles; es importante lo social, lo político, lo legal, y también una macroeconomía sana es indispensable
más no suficiente. Pero adicionalmente, hay un elemento que durante demasiado tiempo no fue considerado y
al cual todavía en muchos países no se le presta atención:
el entorno microeconómico, que como todo lo anterior es
indispensable pero no suficiente, sin embargo hay cada vez
mayor consenso sobre su trascendencia.
ËQu•æta læesta mosæenæel æentor noæmi croeconÑmi co?
Hay muchas formas de abordar y medir los temas del
entorno microeconómico. Una de las más usadas, por la
consistencia y comparabilidad de los datos, es el reporte
Doing Business del Banco Mundial. ¿Qué tal si damos una
breve mirada a cómo lo estamos haciendo?
No hay mayor misterio. No lo estamos haciendo muy bien.
Comparemos con algunos de nuestros vecinos: en el año
2009, Venezuela estaba en el puesto 174 (respecto a 181
países), Ecuador 136, Perú 62, Colombia 60 y Chile 53. Uno
puede pensar que el ranking es exagerado, que la diferencia entre Perú, Colombia y Ecuador no debería ser tan alta
como lo dice este estudio. Sí, es cierto, se pueden argumentar y debatir varios de los puntajes, pero al menos sabemos que los parámetros de cálculo, nos gusten o no, son
comparables año a año. Veamos entonces, como nos fue
en el año 2010, con respecto a una muestra de 183 países:
Venezuela 177, Ecuador 138, Perú 56, Colombia 37, y Chile
49. Fíjese que solo Venezuela y Ecuador han retrocedido,
mientras que nuestros vecinos han escalado posiciones.
Otra vez, se puede dudar del ranking, ¿pero alguien duda
que en el Ecuador es muy pero muy difícil hacer negocios?
Siempre he dicho que cuando hablamos en términos de
competitividad, no solo se trata de avanzar, sino además
hay que avanzar más rápido que nuestros competidores.
Por eso es importante tener una referencia de qué tan rápi-
102
do deberíamos estar realizando las mejoras en el entorno
de negocios.
Según el Informe Doing Business 2010, en el último año los
10 países que mayores reformas hicieron, lograron estos
resultados en el rubro “iniciar un negocio” (que es uno de
tantos rubros que se mide):
• Número de procedimientos: reducción del 30%
• Tiempo de los procedimientos: reducción del 42%
• Costo de los procedimientos: reducción del 64%
• Valor del capital mínimo: reducción del 99%
La gran pregunta es ¿qué avances hemos logrado en el
Ecuador en ese mismo periodo? Veamos los datos referentes a las mejoras en la facilidad para “iniciar un negocio”
en Ecuador:
• Número de procedimientos: de 14 procedimientos
en el año 2009, pasamos a 13.
• Tiempo de los procedimientos: de 65 días necesarios para iniciar en promedio un negocio, pasamos a 64.
• Costo de los procedimientos: de 29% respecto al
ingreso per cápita que costaba montar un negocio, pasamos al 38%.
• Valor del capital mínimo: este rubro representaba el 14% del ingreso, pasamos al 10%, es decir
este es el único en el que, al menos, hubo una
mejora.
ËSonæmuyæcomp
lejasæesta sær eformas?
Bueno en muchos casos sí pues se necesita romper con
estructuras de poder y hacer reformas legales, pero lo más
difícil es luchar contra las estructuras mentales de ciertos
burócratas, empresarios y académicos que se han acostumbrado a vivir con esas barreras que evitan que ingresen
nuevos competidores o simplemente porque es la teoría
con la que más cómodos se sienten. Pero definitivamente,
es posible hacer cambios rápidos si existe visión y compromisos claros.
Miremos el ejemplo de uno de los países más devastados
de los últimos 10 años, Rwanda. Después de guerra civil
que mató a cientos de miles de civiles y dejó la economía
en ruina, Rwanda se propuso mejorar su ambiente de negocios y comenzar a trabajar para reconstruir su competitividad ¿Por dónde comenzaron? No tenían empresas, pero
sabían que ese era el motor sobre el que debían refundar
su país, así que era necesario facilitar la creación de nuevas
empresas. Sistemáticamente, año a año, fueron bajando
las trabas microeconómicas, hasta que entre el año 2008 y
2009 consiguieron avances definitivos: los días para abrir
103
un negocio pasaron de 14 a 3; el número de procedimientos pasó de 8 a 2. No deja de asombrar e indignar que en
un país tan devastado e inestable hayan logrado ponerse
de acuerdo para hacer esas reformas y en el Ecuador, con
mucho mayor potencial, capacidad y “cultura”, no.
Por supuesto, no son solo los africanos los que están haciendo reformas importantes, nuestros vecinos, Colombia
y Perú también avanzan. Entre el año 2008 y 2009, en lo
referente a “facilitar el entorno de negocios” Colombia hizo
8 reformas y Perú hizo 6. Lance un número, ¿cuántas reformas cree Usted que hizo el Ecuador? Cero, ninguna. Ojo,
pero no fuimos los únicos que hicimos cero reformas el
año pasado, en la lista también están: Dinamarca, Singapur, Suiza, EEUU, entre otros. Claro, esos países no han
hecho reformas el año pasado porque ya las hicieron antes, y porque su entorno de negocios ya es lo suficientemente sólido y desarrollado, o quizás el tipo de reformas
que hacen ya no entran dentro de estas categorías… hay
otros países que se nos olvidaban en la lista anterior, que
tampoco hicieron reformas el año pasado: Irak, Venezuela,
Bolivia … sin comenarios.
No, no es una declaración política. Es una declaración económica, de por qué es necesario repensar seriamente la
forma en la que estamos abordando nuestro desarrollo.
Mientras otros países sí parecen haber entendido cómo
nacen, se reproducen y crecen las empresas, en el Ecuador parece que seguimos buscando una fórmula mágica
que nos inyecte dosis de innovación, emprendimiento y
competitividad en forma artificial. Y por eso nos seguimos
lamentando pues hacer empresa en el Ecuador, se parece
más a un acto de fe. Y tener éxito es casi un milagro económico.
ľ
laæ visiÑ næ mà sæ difundida,æ esæ queæ
lasæ empresasæ seæ desarrollanæ enæ
ambientesæ competitivosæ queæ seæ
generanæ aæ diferentesæ niveles;æ esæ importanteæ loæ social,æ loæ polÕ tico,æ loæ legal,æ yæ tambi•næ unaæ macroeconomÕ aæ
sanaæ esæ indispensableæ mà sæ noæ suficiente. Pero adicionalmente, hay
unæ elementoæ queæ duranteæ demasiadoæ tiempoæ noæ fueæ consideradoæ yæ
alæ cualæ todavÕ aæ enæ muchosæ paÕ sesæ
noæ seæ leæ prestaæ atenciÑ n:æ elæ entornoæ
microeconÑ mico,æ queæ comoæ todoæ
loæ anterioræ esæ indispensableæ peroæ
no suficiente.
Elæp roblemaæesæq ueæenæl ugaræd eæi ræ
avanzandoæha ciaæuna æestr ategiaæ
integralæ( holÕ stica)æd eæcomp etitividad,æp areceæq ueæenæel æE cuadoræ
nosæva mosæha ciaæel æl adoæop uesto,æ
incentivandoæl asæi ndividualidadesæyæ
exacerbandoæl asæd iferenciasæentr eæ
empresasægr andesæyæp equeÐa s,æ
entreæemp resasæp rivadasæyæp Ï blicas,æe ntreæ inversiÑ næ extranjeraæ
yæl ocal.æG raveæer ror,æp orqueæ paraæ
teneræuna æ estrategiaæ deæ desarrolloæ
adecuada,æ necesitamosæ deæ todos,ænoæ seæ puedeæ desarrollaræ lasæ
empresasæni æel æp aÕ sæenæb aseæa æ
unaæñvi siÑnæd eæa rchipi•l agoî.
Elæsi guienteæp aso
¿Sabía Usted, que el desarrollo exitoso de Chile en la parte
de agroindustria, se debe a una política de clusters? Hace
10 años la competitividad de los productos agrícolas chilenos no era muy superior a la del Ecuador, pero vaya a
ver la diferencia ahora! Lo mismo Uruguay, la estrategia
que están siguiendo para mejorar la competitividad del
sector pecuario es en base al “cluster de la carne”, que
están dando resultados muy rápidos, pero además este
pequeño país le está apostando a dos clusters en forma
intensiva: logística y software. Y qué decir de Colombia, en
dónde se ha adoptado la estrategia de clusters como parte
de la cultura empresarial de ciertas regiones y ciudades.
Por ejemplo, Medellín se ha autodenominado a sí mismo
como “ciudad cluster”, y apunta a desarrollar 5 clusters específicos, utilizando el ejemplo super exitoso del cluster de
la moda y la confección con el que arrancaron hace varios
años y que generó un salto competitivo en la manufactura
textil de la región de Antioquia.
En suma, ejemplos de cluster exitosos abundan, no solo
en América Latina, sino en todas partes del Mundo. Por
ejemplo, Suiza, por más desarrollada que parezca está impulsando una estrategia de clusters, lógicamente a un nivel superior, pero con la misma teoría y metodología mencionada para los latinoamericanos en el párrafo anterior. Y
¿se acuerda que hablamos de los vinos franceses hace un
momento? Pues bien, los franceses están sufriendo actualmente los estragos de no haber hecho cambios a tiempo
en un cluster maduro y que se volvió poco dinámico, debido a una serie de regulaciones sobre el uso de la tierra y
la producción que en lugar de incentivar la competitividad
la disminuyeron (el intervencionismo mata al cluster, así
como mata a los mercados, porque el cluster en esencia
no es nada más que una forma de organización del mercado). Los franceses siguen siendo los reyes del vino de alta
calidad, pero han perdido cuotas importantes de mercado
a manos de los muy audaces australianos, californianos y
chilenos, que han aplicado en forma magistral los conceptos de la teoría de clusters.
No podemos pretender abarcar en este artículo, el detalle
de lo que significa una política de cluster definida y aterrizada. El objetivo es despertar el interés sobre el tema y
dejar sembrado el sentido de urgencia sobre el cambio que
se requiere en la visión competitiva del Ecuador. Si alguien
quiere una sola recomendación de qué cluster desarrollar
primero, no hay muchas vueltas que dar: hay que desarrollar el cluster del turismo, pues tiene tal cantidad de sinergias e interacciones con otros sectores que inmediatamente comenzaremos a ver efectos positivos. Pero hasta
ahora las estrategias en el turismo han sido repetitivas,
dispersas, poco estructuras y de bajo impacto, justamente
porque ha faltado una visión de cluster detrás.
104
El problema es que en lugar de ir avanzando hacia una estrategia integral (holística) de competitividad, parece que
en el Ecuador nos vamos hacia el lado opuesto, incentivando las individualidades y exacerbando las diferencias
entre empresas grandes y pequeñas, entre empresas privadas y públicas, entre inversión extranjera y local. Grave
error, porque para tener una estrategia de desarrollo adecuada, necesitamos de todos, no se puede desarrollar las
empresas ni el país en base a una “visión de archipiélago”
(es decir un conjunto de islas distantes que se comunican
poco entre sí).
Mientras tanto, en el Ecuador seguimos avanzando con
la misma visión miope de siempre, creyendo que si miramos hacia adentro y medimos nuestro desarrollo en base
a cifras poco comparables estaremos bien. Sí, todo está
bien… hasta que miramos hacia fuera. Ahí está verdadera
la comparación. Como diría Albert Einstein “todo el relativo”: Si un objeto avanza más lento que el resto, en realidad
ese objeto está retrocediendo en términos relativos. Tristemente, así es el Ecuador, avanzamos 3 escalones, retrocedemos 2 y nos conformamos porque el saldo final fue
positivo. Mientras tanto, los otros países nos pasan como
bólidos en casi todos los índices en los que nos podemos
comparar y no terminamos de entender que en la carrera
de la competitividad internacional, no sólo hay que hacerlo bien… hay que hacerlo mejor.
105
Felipe Ribadeneira
Ph.D. en FilosofÕ a del New School of Social Research
[email protected]
El marxismo hoy:
fragmentos de una lectura
106
Este ensayo se originó en un hecho contingente, la muerte
de Bolívar Echeverría, y en una necesidad teórica antecedente, la de volver a la filosofía de Marx luego de haber
estudiado durante largo tiempo la filosofía ético-política
de Kant. Así comencé una lectura de varios textos de Echeverría, de una serie de otros autores marxistas, y del propio
Marx. Aunque no es para nada la primera vez que visito
el territorio extraño y complejo del marxismo, este ensayo está compuestos de fragmentos que no son más que
mis nuevas primeras impresiones, como las memorias de
visitas cortas a pueblos y ciudades durante algún viaje por
tierras lejanas.
En el primer plano del territorio marxista está lo real y familiar, excepto que los códigos capaces de interpretarlo en
su verdad están no sólo escondidos, como lo estaban para
la antigua metafísica, sino que se oponen a y contradicen
la explicación que lo real tiene de sí mismo. Por ejemplo, lo
que el liberalismo capitalista democrático (lo real, ahí dónde es real) dice libera, en realidad esclaviza. En un giro más
reciente y paradójico del concepto marxista de ideología,
la realidad sólo puede existir mientras no se la entienda tal
cual es. Según Žižek, la ideología antes funcionaba como
el traje nuevo en el cuento del emperador, ahora funciona
más bien como un traje ilusorio que no se le puede quitar
sin que desaparezca también el emperador. Por eso Žižek
cuenta el chiste ese de “vele, que vergüenza, por debajo de
toda esa ropa está totalmente desnuda”. Pero ahí no acaba
este extraño territorio, porque hay un segundo plano, que
es el que da sentido a lo real, constituye su destino final,
un lugar paradójico que ni existe ni puede existir; se trata,
desde luego, de la utopía comunista.
Es por su propuesta o apuesta utópica que cabe discutir a
Marx en una publicación como esta, dedicada al desarrollo. Ahora, este ensayo no es para el lector que espera una
contestación monosilábica a la pregunta de si estoy a favor
o en contra del progreso comunista, y es aún menos para
quién de antemano ya cree saber qué es lo que yo pienso al
respecto. En otras palabras, este ensayo no es para mentes
descuidadas. Además mi opinión no tiene ninguna importancia. Los filósofos no servimos para impartir una sabiduría que a duras penas tenemos; servimos, si servimos,
para despejar confusiones, y es que evidentemente somos
animales muy propensos a ellas. Las filosóficas son, a lo
sumo, meras recomendaciones respaldadas por un poco de
estudio y algo de reflexión y experiencia. Ciertamente no
me cuento entre los que creen que la filosofía puede habla
ex cathedra sobre asuntos ético-políticos.
Tal vez eso mismo me condene al liberalismo, pues los
marxistas suelen creer lo contrario: “podemos y debemos
discutir entre nosotros (aquellos para quienes el capitalismo y sus formas políticas son horrores, y para quienes
la emancipación igualitaria es la única máxima que tiene
107
Obviamenteæ sÕ æ tengoæ unaæ opiniÑ næ
sobreæ elæ comunismoæ marxista.æ Enæ
elæ Ïl timoæ fragmentoæ delæ ensayoæ
veremosæ queæ paraæ Vargasæ Llosaæ
laæ polÕ ticaæ iberoamericanaæ seæ haæ
ahogadoæ enæ unæ oc•a noæ inexistente,æ elæ deæ laæ utopÕ a.æ Coincido,æ yæ
creoæ queæ elæ desafÕ oæ •t icoæ polÕ ticoæ
iberoamericanoæ deæ miæ generaciÑ næ
esæ instauraræ laæ democraciaæ liberalæ
(y con ella afirmar el capitalismo),
cosaæ enæ laæ queæ hemosæ fracasadoæ
yaæ casiæ poræ completo.
algún valor universal) el uso que demos o no a las figuras
de [Robespierre, Saint-Just, Babeuf, Blanqui, Marx, Engels,
Lenin, Stalin, Mao Zedong, Zhou Enlai, Tito, Enver Hoxha,
Guevara, Castro...]… Las reglas de la discusión implican
rehusarse absolutamente a colaborar con el despotricar
del adversario.”1 Está bien, con tal que queden abiertas las
bibliotecas, proscriban los autos de fe, y nos dejen pensar
sin coacción, como a bien tengamos, con o en contra del
marxismo, sobre su crítica al capitalismo y su utopía de la
emancipación igualitaria, o sobre cualquier otra cosa.
Obviamente sí tengo una opinión sobre el comunismo
marxista. En el último fragmento del ensayo veremos que
para Vargas Llosa la política iberoamericana se ha ahogado en un océano inexistente, el de la utopía. Coincido, y
creo que el desafío ético político iberoamericano de mi
generación es instaurar la democracia liberal (y con ella
afirmar el capitalismo), cosa en la que hemos fracasado
ya casi por completo. Pero también opino que no debemos cerrar para siempre las puertas a todo utopismo, cosa
que me parece teórica y prácticamente empobrecedora. Lo
posible está siempre por encima de lo actual. ¿Por qué no
aspirar entonces, con coraje, a mucho? A más inclusive de
lo que ya sabemos es posible, aunque lamentablemente
no actual. Dejémonos, eso sí, aleccionar por el pasado, y
tengamos lo que los utópicos casi nunca tienen, buen juicio, prudencia, la aristotélica frónesis. Y suelen no tenerlo
tanto por la urgencia de llegar al más allá, cuánto porque
el más allá es por definición desconocido. Por ser desconocido Badiou dice que el comunismo es una mera hipótesis,
a la que nos sumamos sin más reservas: “la hipótesis comunista… es de hecho principalmente negativa, al ser más
seguro y más importante decir que el mundo existente no
es necesario, que lo que es decir, cuando no tenemos nada
en qué basarnos, que un mundo diferente es posible.”2
Vigenciaæd eæMa rx.
Poræmod estas,æ limitadas,æ yæ hastaæp otencialmenteæenga Ðosa sæ
queæsea næl asæl ibertadesæl iberales,æ
losæma rxistasæ insistenæ hoyæ enæ noæ
reemplazarlasæconæfor masæd eæd ominaciÑnæ estatalæ aÏnæ masæ descarnadas.æE seæcui dadoæel ementalænoæ
hanæteni doæ losæ Chà veces,æ sobreæ
quienesænoæd ebemosætener æesp eranzaæ alguna,æ yaæ queæ està næ siendoæ
arrastradosæi rremediablementeæp oræ
elær emolinoæ vertiginosoæ delæ poder,æ
conæel æq ueæestà næfa scinados.
Asumiendo que no ha estado siempre entre nosotros,
aunque sea espectralmente3, ¿por qué hemos de volver a
Marx? ¿Por nuestro interés en la historia de la filosofía?
Para nada, ya que la historia del pensamiento sólo interesa al profesor de filosofía como tal, y al filósofo también,
pero indirectamente, pues para pensar es preciso conocerla.
La razón, que es heideggeriana, es que al pensamiento del
ser no se accede sin la de-construcción de la ontología occidental. Y como casi nadie conoce esa historia, su deducción, lector, de que casi nadie puede pensar es válida, y de
1 Alain Badiou, The Communist Hypothesis (Verso, 2010), 264.
2 Ibid., 63-64.
3 Jacques Derrida, Specters of Marx : the state of the debt, the work of mourning, and
the New international (New York: Routledge, 1994).
108
llevar Heidegger la razón, verdadera además, pero ya que
estamos volviendo a Marx, carguemos nosotros también
con todas nuestras fuerzas contestatarias contra el pensamiento único, seamos plurales y multiculturales como nos
corresponde, y reconozcamos que hay muchos otros pensares, por ejemplo el deductivo que usted mismo acaba de
realizar.
“Pensamiento único” fue aparentemente acuñada por Ignacio Ramonet, de Le Monde Diplomatique, constante apologista parisino del estalinismo caribeño aquel que en efecto
representa otro pensamiento, metafísicamente nada plural
y aún más firmemente remachado al uno que el capitalismo liberal democrático, por lo que su estructura trágica
está aún más a la vista. Siguiendo la costumbre divertida,
ocultista y descortés de Echeverría de acordarse del alemán sin dar la traducción, recordamos: “Denken ist die Einschränkung auf einen Gedanken, der einst wie ein Stern am Himmel
der Welt stehen bleibt”4 He ahí otro pensamiento angosto y
único que sin embargo no es del uno sino de lo múltiple,
y que nada tiene que ver con el que disgusta, y menos aún
con el que gusta, a los apologistas de las dictaduras de
izquierda.
No, no volvemos a Marx por la sospechosa cuando no ridícula actividad esa que es estudiar filosofía, sino por
nuestro interés compartido en la libertad. Y porque tal vez
nada sea más importante de entender en el ámbito éticopolítico, por sus enormes consecuencias reales, que la
diferencia del concepto de libertad entre liberales y marxistas. El punto central positivo de Marx es que donde el hombre es
libre de verdad o un verdadero esclavo, es en el ámbito de su trabajo.
Es evidente que este no es tanto un principio cuanto una
guía para experimentos futuros. Mas es ahí, en el trabajo, donde fundamentalmente ocurre la emancipación, que
es igualitaria porque ha de emancipar por igual a todos. La
fórmula del Manifiesto es “el libre desarrollo de cada uno es
[la condición del] libre desarrollo de todos.”5 Al contrario
de lo que se cree normalmente, el espíritu comunista es
también supremamente individualista, la emancipación es
de cada uno, y esa es la condición suprema.
No nos detendremos aquí en el tópico de la crítica de Marx
al liberalismo de la filosofía del derecho de Hegel. Ya hemos escrito en otras ocasiones sobre esa decisiva diferencia en el concepto de la libertad. Fijémonos simplemente
que Žižek y Badiou son marxistas ortodoxos en su rechazo incondicional al liberalismo. Ellos inclusive mantienen
que el enemigo hoy no es el capitalismo, el imperio o la explotación, sino la democracia, y critican duramente a todos
los intelectuales de izquierda, anticapitalistas al máximo,
que sin embargo tienen a la institucionalidad liberal democrática, al Estado de derecho burgués, y a la proscrip4 Martin Heidegger, Aus der Erfahrung des Denkens, 5th ed. (Pfullingen: Neske, 1981), 6.
5 Karl Marx, El Manifiesto Comunista, 1972nd ed., 1848, 482.
109
ción de la violencia por tabúes. Badiou exige una ruptura
con esa izquierda.6
Žižek es un marxista ortodoxo cuando dice que:
“la cuestión de la libertad no se sitúa en primer
lugar en la esfera política propiamente, como los
criterios que las instituciones financieras globales
aplican cuando quieren pasar juicio sobre un país
—¿tiene elecciones libres? ¿son los jueces independientes? ¿tiene la prensa presiones escondidas? ¿se respetan los derechos humanos? La clave
de la libertad real está en la red ‘apolítica’ de las
relaciones sociales, del mercado a la familia, donde el cambio requerido para mejoramiento efectivo no es la reforma política, pero una transformación en las relaciones sociales de producción.”7
Ahora bien, ¿no se oye ahí la influencia de Marx sobre los
catastróficos Cháveces (Chávez mismo y los financiados
por Chávez)? Parecen marxistas en sus arranques (ahora
tal vez sólo públicos) contra el Fondo Monetario Internacional, el pisoteo del Estado de derecho, sus mordazas y
arranches (ecuatorianismo, hoy imprescindible), y todo ese
modo tan liberador y soberano de actuar. Mas a lo sumo
son lo que Echeverría llama marxistas vulgares, aquellos
que “sólo percibe[n] la verdadera pérdida del sujeto social —que es la de su propio carácter de sujeto— bajo su
forma productivista y abstracta, como simple pérdida de
riqueza económica y poder estatal.”8 Es evidente que los
Cháveces, felices con su anti-liberalismo, han retrocedido
en lo económico y mucho más en lo que toca a la libertad.
Por modestas, limitadas, y hasta potencialmente engañosas que sean las libertades liberales, los marxistas insisten
hoy en no reemplazarlas (inclusive cuando son primitivas y
endebles) con formas de dominación estatal aún mas descarnadas. Ese cuidado elemental no han tenido los Cháveces (como no lo tuvieron en los socialismos reales), sobre
quienes no debemos tener esperanza alguna, ya que están
siendo arrastrados irremediablemente por el remolino vertiginoso del poder, con el que están fascinados. El problema no es sólo que usan muy malos medios (y muy mal los
medios) para lograr sus fines, sino además que los medios
que usan no pueden llevar a los fines que dicen buscar.
Aunque la influencia retórica del marxismo es en ellos evidente, paradójicamente sus políticas son, por estatalistas,
nacionalistas, y dictatoriales, lo más alejadas posibles de
lo que pueda ser una posible práctica comunista hoy. Las
6 Badiou, The Communist Hypothesis, 227.
7 Slavoj Žižek, “A Permanent Economic Emergency,” New Left Review, August 2010, 2,
http://www.newleftreview.org/?view=2853.
8 Bolívar Echeverría, “Lukács y la revolución como salvación” en Las Ilusiones de la
Modernidad (México: UNAM / El Equilibrista, 1995), 101.
suyas están aún más lejos del verdadero proyecto marxista de emancipación universal que del liberalismo burgués,
clásico o neo. Nuestros actuales libertadores padecen de
un tipo grave e inusual de falsa conciencia, aunque en su
caso el ofuscamiento ideológico no les impide desarrollar
sus propios intereses individuales y aun de clase. Correa
no encabeza una dictadura del proletariado, sino de la pequeña burguesía que, pese a los aires que se da, acaso sigue siendo hoy lo que Marx en el Manifiesto ya dijo que era,
utópica y reaccionaria a la vez.
Se cree que Correa es un economista, y que está rodeado de intelectuales de algunas especies, pero eso no es
cierto por una sencilla razón: si vemos más allá de los
títulos que ostentan y los puestos académicos que ocupan, nos daremos cuenta que lo que buscan es poder y no
verdades. Por el contrario, son capaces de convencerse y
de decir cualquier cosa, por falsa o infundada que sea, si
creen que eso promueve sus intereses, sobre todo cuando
sienten que su poder está amenazado. Subjetivamente la
ciencia es un ethos amante y esclavo de la verdad (como
Don Quijote cautivo de Dulcinea, aunque ese irónico caballero hecho de letras decía preferir las armas a las letras),
y Correa y compañía claramente no participan de él y, por
el contrario, son personas que sin ser nada ignorantes son
de una deshonestidad intelectual escalofriante. Llamarles
intelectuales o científicos es concederles un honor que no
tienen. Es obvio, no son intelectuales sino políticos que,
apoyados en un inmenso (y casi seguro que imprudente)
gasto público, han demostrado maestría en el uso de la
propaganda y del poder autoritario.
Decía que volvemos a Marx por el interés en la inexistente libertad. ¿Inexistente? ¿No es acaso una verdad simple
y evidente, más que compleja y escondida, que el capitalismo es efectivamente una forma de dominación? ¿Y no
puede llegar a ser cierto que, pese a los disimulos del Estado de bienestar, la dominación se ha vuelto más aguda
mientras más se ha impersonalizado e interiorizado con la
globalización?
Entonces, no es porque informe retóricamente a la activa y
entre nosotros poderosa y disparatada izquierda, sino por
el desafío mismo a la modernidad capitalista, y por su utopismo emancipador, que Marx puede tener aún mucho que
decirnos hoy. Hoy, tomémosle seriamente.
ElæMa rxismoæd eæa yeræa æhoy
Podemos suponer que si hubiera Marx visto los así llamados socialismos reales del siglo veinte, habría dedicado
más esfuerzo teórico al problema del Estado, pues habría
visto que ahí está el origen del exacerbamiento de la dominación de clase en aquellos socialismos. Marx prometió
que el Estado desaparecería, y los comunistas acabaron
con el Estado totalitario entre manos. Echeverría lo dice
claramente: “se necesitó del derrumbe de la Unión Soviética… para que se hiciera evidente… que el capitalismo
de estado no había pasado de ser una caricatura cruel del
capitalismo liberal”9
No sorprende que por razones políticas y hasta de estabilidad laboral los marxistas iberoamericanos tuvieran que
esperar hasta la caída del muro de Berlín para admitir lo
que para casi todo el mundo ya se había vuelto evidente
décadas antes. No es que los muchachos sean lentos, sino
comprometidísimos y posiblemente algo interesados (sin
embargo, no quiero sugerir ni por un momento que Echeverría no era un intelectual serio). Aquí hay que señalar
algo gravísimo para la salud intelectual de Iberoamérica:
la sospecha (no tenemos pruebas remotas y recientes al
alcance de la mano, pero debe de haberlas) de que en sus
facultades de filosofía, en las pocas horas de respiro que
dejaba el azote de la rebelión permanente, se leía mucho a
Marx y muy poco a los demás. Lugares de catequesis y no
de reflexión. Pensamientos ya no únicos, sino peor, dogmáticos y estancados, descuidados y, a fin de cuentas, no
pensantes. Una investigación muy interesante al estilo de
Foucault sería sobre cómo ha funcionado el marxismo en
las universidades estatales iberoamericanas.
Tampoco debería sorprender que Echeverría llame capitalista lo que para el resto del mundo fue lo opuesto, o sea
comunista. Lo que afirma Echeverría es que, cual caricatura cruel, pervive en el de estado la esencia misma de todo
capitalismo, que se puede resumir así: “la producción de
mercancías está motivada directamente por la búsqueda
de valor, la producción capitalista más específicamente por
la búsqueda de plusvalía.”10 Ampliamos un poco más para
entender el lenguaje conceptual marxista y la especificidad
del capitalismo y su sobrenaturalidad:
a) la economía se basa predominantemente en la mercancía, que es el término marxista para describir productos
de agentes económicos que los controlan e intercambian.
Podemos imaginar economías —Marx y Engels supusieron
que economías así realmente existieron— que no giran en
torno a la producción de mercancías, ya que el intercambio no es lo esencial para la reproducción material de la
vida, por ejemplo cuando comienza y en su mayoría termina intramuros de cada unidad productiva, la casa. Esta
intercambiabilidad de la mercancía que es reducible a una
sola medida y es por tanto cuantificable, esta como alma
abstracta que tiene la mercancía y que se opone a su cuer9 Bolívar Echeverría, La modernidad de lo barroco (México: Ediciones Era, 1998), 35.
10 Duncan K. Foley, Understanding Capital: Marx’s Economic Theory (Harvard University Press, 1986), 143.
110
po concreto que es el que se produce y consume, los marxistas llaman su valor.
b) el objeto de la producción de mercancías es la generación de plusvalía, o utilidades. Aquí de nuevo es posible
imaginar economías en los que ya ha avanzado mucho la
división del trabajo, que son plenamente mercantiles en
el sentido de Marx, que inclusive producen más de lo que
necesitan dado su nivel de desarrollo, que por ser ese superávit apropiable por una sola clase social son clasistas,
pero cuya razón de ser y lógica interna no es la generación
de utilidades. Utilidades que, aunque no siempre jugosas
(adjetivo del periodismo quiteño para marcar lo que supone es la cualidad primaria de la utilidad), son apropiables
por una clase particular de personas, los dueños de los medios de producción.
Nada es natural en el hombre, único animal sobrenatural
(una manera interesante de ver la haute couture y salvarla de
lo que de otro modo sería su irremediable banalidad, es
como un juego con una presentación esplendorosa de la
sobrenaturalidad humana), pero démonos cuenta lo antinatural y extraordinario que es el capitalismo como forma
de producción y reproducción material. Debemos a Echeverría la sugerencia que la arista teórica de dónde mejor se
aprecia la antinaturalidad específica del capitalismo es la
que divide las dos caras de la mercancía, su valor abstracto de un lado y el (así llamado) valor-de-uso concreto del
otro. El capitalismo es fetichista porque la mercancía tiene
la estructura de un fetiche primitivo, un cuerpo sensorial
mundano y un alma mágica suprasensorial. Con la mercancía tiene el marxismo el instrumento conceptual para
desarrollar otros aspectos de la teoría, reveladores de la
forma específica de la antinaturalidad capitalista: la enajenación o cosificación de la vida (lo que son en realidad
relaciones entre personas aparecen como relaciones entre
cosas), y la determinación de la lógica única que a su vez
determina todo el resto de la vida en el capitalismo, a saber, la búsqueda de utilidades —valorización del valor dice
Echeverría—, que contrariamente a lo que se cree, no tiene
en la explicación marxista su origen en la codicia, sino en
una ética casi religiosa por parte del capitalista en relación
al capital.
En todo caso, para poder Echeverría llamar correctamente
capitalistas a los socialismos reales, tenían que ser economías basadas fundamentalmente en la mercancía que,
si bien no buscaban la utilidad como tal (el chiste era que
la Unión Soviética y Cuba siempre tuvieron cuidado de entablar relaciones económicas mutuamente desventajosas;
lo mismo que ahora entre los Cháveces, aunque repitan
mil veces que sus inserciones en la economía mundial son
inteligentísimas), sí requerían crecimiento económico.
Fracasaron, no sólo porque nunca lograron el dinamismo
del capitalismo liberal, que fue lo que les hundió, sino
111
además, habrá creído Echeverría, porque los trabajadores
nunca tuvieron control suficiente de los excedentes, ni siquiera indirecto.11
Ahora bien, tal vez ningún filósofo más que Marx condicione la verdad de su teoría a su época, y ser marxista hoy
implica necesariamente reflexionar sobre el desastroso
siglo veinte. Uno de los puntos de partida del marxismo
contemporáneo es, según palabras de Žižek en una charla
reciente, este: “el comunismo del siglo veinte fue el más
grande fracaso ético-político de la historia de la humanidad.” Pese al dogmatismo cerril de tantos marxistas, serlo
al modo de Marx requiere preguntarse siempre qué quiere
decir eso aquí y ahora.
En Badiou descubrimos dos novedades relacionadas de
fundamental importancia para el marxismo contemporáneo. Ambas según él ya estaban implícitas en el sesenta y
ocho pero ha tomado tiempo tomar conciencia de ellas. La
primera es que no “hay tal cosa como un agente histórico
que ofrezca una posibilidad de emancipación.”12 Dos fenómenos históricos han llevado a esa conclusión, el uno es el
desafío interno dentro de la izquierda misma a la legitimidad del partido comunista y los sindicatos. Ya en el sesenta y ocho la rebelión había desbordado esas organizaciones. El otro, típico del sesenta y ocho, es la multiplicación
y rotación de los potenciales agentes emancipadores. Una
pregunta nueva del marxismo contemporáneo es entonces
esta : “¿qué aspecto tiene una práctica política que no esté
dispuesta a tener a cada quien en su lugar? Una práctica
política que acepte nuevas trayectorias, encuentros imposibles, y reuniones entre gente que normalmente no se
hablan?”13
La segunda y aún más decisiva novedad marxista es la
insistencia en que la emancipación no ha de buscarse a
través de partidos políticos comunistas, y por lo tanto no
con la toma del Estado: “Como muchos experimentos ya han
tratado durante los últimos veinte años, tenemos que organizar un tipo muy diferente de política. Esa política está
muy distante del poder estatal, y probablemente se quede
así durante mucho tiempo.”14 Y de nuevo, “el Estado socialista ya no … [da] soporte real a la idea [comunista].”15 Y
finalmente:
“la clave de todo… [es] la subordinación de la política a la desviación estatalista… Es la forma partidista misma que tiene que abandonarse: el pe11 Sobre excedentes en el socialismo ver Foley Ibid., 40.
12 Badiou, The Communist Hypothesis, 52.
13 Ibid., 60.
14 Ibid., 99.
15 Ibid., 257.
Nadaæesæna turalæenæel æhomb re,æ
Ïni coæa nimalæ sobrenaturalæ ƒæ peroæ
d•monosæcuenta æl oæa ntinaturalæyæ
extraordinarioæ queæ esæ elæ capitalismoæcomoæfor maæd eæp roducciÑnæyæ
reproducciÑnæma terial.æDeb emosæ
aæE cheverrÕ aæl aæsuger enciaæq ueæl aæ
aristaæteÑ ricaæ deæ dÑ ndeæ mejoræ seæ
aprecia la antinaturalidad específicaæd elæca pitalismoæesæl aæq ueæd ivideæ
lasæd osæca rasæd eæl aæmer cancÕ a,æsuæ
valoræa bstractoæd eæunæl adoæyæel æ( asÕ æ
llamado) valor-de-uso concreto
delæotr o.
ríodo Estalinista demostró que no podía manejar
los problemas que surgieron de su uso victorioso
en Rusia en 1917 y en China en 1949. Y la Revolución Cultural… demuestra sus limitaciones finales… [E]l ‘partido de clase’ es a la vez una fórmula
gloriosa y una que está agotada. La pregunta por
las nuevas formas que tome la disciplina política
emancipadora es la pregunta central del comunismo venidero.”16
El problema de los partidos para cualquier política actual
de emancipación comunista es que se corre el riesgo de ganar (no importa al marxismo si por las buenas o las malas)
y si algo enseñó el siglo veinte es que el estado socialista
o comunista es un fracaso. Desde el inicio fue una apuesta
dudosa: tomar el Estado para hacerlo desaparecer. Se trató
de un desvío que llevó a algunos de los sitios más apartados de la tierra prometida y que no hemos de volver a
recorrer. Corregir la desviación estatalista es volver a Marx
y la idea de la desaparición del Estado, es comenzar desde
hoy a experimentar —al más puro estilo experimental moderno (el experimentalismo kantiano es ejemplar)— con
políticas apartadas del poder estatal, políticas con las que
el Estado comienza desde ya a desaparecer. Y aquí otra vez
podemos lamentarnos del camino escogido por los Cháveces, que no son ni liberales (y por lo tanto desconocen, a
propósito, todas las formas que constituyen el buen Estado) ni marxistas, sino todo lo contrario.
La relación del marxismo de hoy con el de ayer no es enteramente negativa. Es en vez una relación claramente
dialéctica. Sin embargo, no es una dialéctica materialistamarxista; ¿es, paradójicamente, hegeliana? En todo caso,
a quienes tenemos la interpretación liberal corriente de lo
que sucede en Estados totalitarios y la ausencia derechos
humanos, la interpretación de Badiou de la Revolución
Cultural china resultará muy sorprendente. Para Badiou el
bien, al igual que la libertad, no son conceptos puramente negativos, como sí lo son para los liberales, y es precisamente el bien y la emancipación comunistas que buscó
Mao con la Revolución Cultural. Sobre los muertos asesinados (Godard dijo que Mao es el mejor chef de la historia
porque dio de comer a millones, pero también es cierto
—los estimados varían mucho— que se comió unos cuarenta millones, quizás sólo uno en la Revolución Cultural)
Badiou opina infantilmente que el Occidente liberal también se asienta sobre millones de ellos, y opina seriamente, como Žižek, que ha de desmitificarse la proscripción de
la violencia, que debe usarse si sirve tácticamente para la
emancipación. Para Badiou, la Revolución Cultural fue el
último gran intento, fracasado sí, de actualizar la idea comunista desde el Estado. Es, además, un fracaso necesario para nuestro más valioso aprendizaje —he ahí el juego
16 Ibid., 69-72.
112
dialéctico—, el de la emancipación: “lo malo del fracaso se
convierte en la excelencia combativa de un saber… Uníos
a nosotros, vosotros, los derrotados, los legendarios derrotados, con la secuela fabulosa de vuestros rechazos.”17
Laæutop Õ a:æp alabrasæd eæP aula.
Esto le dice Paula a su hijo, triunfante y poderoso:
—Te estoy pidiendo que renuncies al poder
—No nos involucramos en las especulaciones filosóficas sobre el estado ideal.
Dijimos que el mundo podía soportar la
trayectoria de una política que podía revertirse, una política diseñada para poner
fin a la política. A la dominación, en otras
palabras.
—Sucedió que… una organización liberadora se fundió completamente en el Estado. Debe decirse que, cuando estaba en
la clandestinidad y en guerra, se dedicó
completamente a conquistar el Estado.
—Nuestra misión es destapar, de una vez
por todas, la consciencia que organiza a
la justicia, la igualdad, el fin de los Estados y los fraudes de los imperios, y de la
plataforma residual donde la preocupación por el poder absorbe toda forma de
energía.
—Realmente te habría gustado conquistar el mundo, justo como cualquier viejo
rey. ¿Vas a seguir con esa infinita pasión
infantil? El poder no es la marca de la
grandeza humana. El bípedo implume tiene que controlarse y, aunque parezca improbable, irse contra todas las leyes de la
naturaleza y todas las leyes de la historia,
y seguir el camino que significa que cada
uno será el igual del resto. No sólo legalmente, sino en su verdad material.
—No soy ninguna fanática… Olvídate de
la obsesión con la conquista y la totalidad. Sigue el hilo de la multiplicidad.
—Durante tanto tiempo, la aporía era que
la política se centraba en y estaba representada solamente por el Estado, así que
te estoy diciendo que salgas de esa aporía, y que pruebes que la verdad política
circula interminablemente en un pueblo
que se inclina en contra de las paredes de
la fábricas y se refugia del Estado en su
fuerza interior.
—Deja que su oposición al Estado y a
los tiburones dueños de la propiedad sea
directamente proporcional a su fuerza inmanente, y al pensamiento que esgrimen.
—La política del futuro sólo puede comenzar si da forma y raíz a su propia formulación… No me pidas nada más que
este círculo, que es el de cualquier pensamiento inicial. Podemos fundar una era
en una tautología.
—Tengo confianza que esta política es,
gracias a mi, real, que escapa su captura
por el Estado, que no puede ser representada y que está para siempre siendo descodificada. Confío en la liberación que no
termina, no como una quimera o una cortina de humo para déspotas, pero como
una figura y una combinación activa, aquí
y ahora, de aquello que le da al hombre la
capacidad para algo diferente a la economía jerárquica de las hormigas.18
Ahí está y no está. Una eutopía sin duda, ¿a usted, amigo
liberal, no le parece que ella habla del o desde el paraíso?
Una utopía —en el sentido etimológico— también, ya que
no está en ninguna parte. En inglés son homófonas: Tomás Moro, el acuñador de “utopía”, sin duda oía los dos
significados juntos. La eutópica utopía ni está ni puede estar en ninguna parte, en ningún aquí y ahora. Pero de eso
justamente se trata, de hacer posible lo imposible, pues
ese es el significado de irse, como pide Paula, en contra
de todas la leyes de la naturaleza y la historia. De propiciar
un evento (asumiendo que el evento es algo que se propicia: el evento es un concepto central de la ontología de
Heidegger y de la de Badiou que aquí usamos sin ninguna precisión teórica) que necesariamente está más allá de
nuestro entendimiento (ni se diga del de los de gafas rojas
del Senplades, que recién están aprendiendo a andar en
auto con chofer gracias a los recambios de su “revolución”
estatalista). No se puede pedir más. Mas eso ya es mucho,
es todo. Por eso Kant se equivoca cuando dice que la república, el Estado liberal y la paz perpetua constituyen el bien
supremo. Ni siquiera es necesario hacer la crítica marxista
del capital-parlamentarismo liberal para saber que su bien
no es supremo, basta con reflexionar sobre el alcance final
de la lógica republicana.
Aquí —¿dónde aquí?— se trata de poner fin a la dominación, ¡al Estado mismo!, al interés privado, a la lógica implacable del retorno del capital, a la economía jerárquica
de la hormigas, y a la escasez. De eso se trata, de tratar eso.
Nadie jamás ha sugerido que el marxismo es para hombres
17 Ibid., 12.
18 Ibid., 23-31.
113
ƒ.æotr aævezæp odemosæl amentarnosæd elæca minoæescogi doæp oræl osæ
Chà veces,æq ueænoæsonæni æl iberalesæ
(yæp oræl oæ tantoæ desconocen,æ aæ
propÑsi to,æ todasæ lasæ formasæ queæ
constituyen el buen Estado) ni
marxistas,æsi noætod oæl oæcontr ario.
de nervios flojos, para los que prefieren lo fáctico a lo contrafáctico, las pequeñas seguridades burguesas y su modo
de calcular. O más perversamente, para los que prefieren
seguridad y bienestar para sí, ciudadelas amuralladas, privi-legio, en un sistema esencialmente caótico que somete
a la mayoría al máximo de inseguridad, y no sólo laboral.
Aquí se trata de una verdadera política de liberación universal.
Liberación que nada tiene que ver con las cortinas de
humo —sobre las que advierte Paula— y el desagradable
nacionalismo estatalista y dictatorial de Correa, que no es
ni liberal ni marxista, sino todo lo contrario. Fair is foul and
foul is fair. Puras pasiones y todas negativas. Amante incondicional del poder incondicionado. ¿Alguien todavía cree
que la trayectoria de esta política debe y puede revertirse?
—Te estoy pidiendo que renuncies al poder. ¿No son todas
las de Paula, como las de Zaratustra, palabras para todos y
para nadie, es decir, utópicas? ¿Y de todas, no son las más
utópicas aquellas, ya que están dirigidas precisamente a
quien ya tiene y necesita todo el poder?
Lo imposible es posible. Un absurdo y una locura tal vez,
pero una que no es para nada ajena al occidente cristiano.
Menos aún en Iberoamérica, donde parece que las iglesias
aún no se vacían, donde posiblemente sean algo más que
sitios de turismo, entretenimiento o superstición, y donde
la fe no se ha reducido, como ha sucedido ya en territorios enteros de lo que fue la cristiandad, a ser una forma
de vida más entre muchas otras, como lo fue durante sus
primeros siglos en el Imperio Romano. A usted, lector cristiano, no debería parecerle nada insólita la idea de que lo
imposible es posible, si usted es capaz de creer (y sabe lo
difícil que es creer) que Dios se hizo hombre, que murió y
resucitó (ya veremos cómo), y sabe lo que es pertenecer a
una comunidad así religada. En su fe en el absurdo —de
los grandes y recientes, el autor esencial aquí es Kierkegaard— está la especificidad del cristianismo, y su gloria
interior. Recorridos ya los caminos de esa fe, ¿cómo no nos
va a resultar familiar la fe comunista en el porvenir de la
utopía, en que lo imposible es posible?
Marxismoæyæcr istianismo:æi dentidades.
Por una esencial afinidad entre el marxismo y el cristianismo, por la forma común de su increíble atrevimiento,
tal vez sea cierto que hoy entre los filósofos, la fe cristiana
pervive realmente en los marxistas.
Paula, Pablo femenino, es un personaje de El incidente de
Antioquia, obra de teatro de Badiou. El título se refiere al reproche de Pablo —está en su Epístola a los gálatas— a Pedro, quien había fingido ante ciertos cristianos judaizantes
que él también observaba la ley mosaica y no comía con
114
gentiles. Lo que para Pedro tal vez haya sido amabilidad,
respeto y sensibilidad, para Pablo fue hipocresía, cobardía,
debilidad y falta de claridad sobre el Evangelio, cuyo núcleo universal —que no requiere la observancia de leyes
particulares— es la muerte y resurrección salvadoras. La
circuncisión es opcional. Es por su militancia en pro del
universal, por el problema subjetivo de esa fe, que Pablo
atrae a marxistas ateos contemporáneos como Badiou19 o
Žižek.
Aparte del universalismo, al que volveremos, hay otro punto de evidente de coincidencia entre Marx y el cristianismo, y es que en ambos los últimos serán los primeros: “la
política emancipadora es esencialmente la política de las
masas anónimas; es la victoria de aquellos sin nombre, de
aquellos puestos en un estado de colosal insignificancia
por parte del Estado.”20 Esas no son figuras retóricas zonzas: hoy en los Estados Unidos y Europa, quien no tiene
papeles, en un sentido desgarradoramente real, no tiene
nombre. Marxistas y los cristianos del Jesús subversivo
parecen tener más fina la sensibilidad hacia la injusticia
que los acomodados liberales, que simplemente no tienen
ojos para ver ciertas cosas.
Finalmente, para entender el momento más profundo de
identidad entre marxistas y cristianos, oigamos a Žižek (las
que siguen son notas mías tomadas durante una charla
reciente) hablar de la Trinidad: este es el Dios que necesitamos hoy. Un Dios que se hace por completo hombre. Un
camarada entre nosotros, crucificado con dos marginados
sociales. Un Dios que no sólo muere, sino que sabemos
que sabe que ha muerto. Aquí el chiste que cuenta Žižek es
el del loco que, convencido finalmente que no es un grano
de maíz, no bien sale del manicomio que regresa aterrado
diciendo que él sabe que efectivamente no es un grano de
maíz, pero que no está seguro de que el pájaro aquel lo
sabe también. Necesitamos un Dios que realmente murió
en la cruz y que se convirtió así en el Espíritu Santo, que es
el nombre del colectivo emancipador, la comunidad de creyentes. Como ya Hegel afirma, quien muere en la cruz no es
el hijo sino el padre mismo, ya que de otro modo, continúa
diciendo Žižek, estamos en algún paganismo idiota, como
el del pájaro fénix ese. Lo que viene después de la crucifixión no es el hijo resucitado que vuelve al padre, sino el
Espíritu Santo. Cuando a Jesús le preguntaron cómo sabremos que ha vuelto, él responde —siempre que haya amor
entre vosotros estaré yo ahí. Žižek dice que esto hay que
tomarse de manera absolutamente literal. El Espíritu Santo es lo que queda del Dios muerto. No hay ninguna garantía superior más allá de esa. El verdadero misterio del
cristianismo es que Dios no puede hacer nada sin nosotros. No se trata de confiar nosotros en Dios, sino que Dios
confió en nosotros. Hemos sido arrojados y condenados
a la libertad radical. Esta es la única manera de entender
inteligentemente la trinidad sin caer en aburridas nociones
paganas. La resurrección, repite Žižek, es el Espíritu Santo,
que es la comunidad de creyentes. Ese Dios, muerto y así
resucitado es por el que Žižek dice estar dispuesto a morir.
Marxismoæyæcr istianismo:æd iferenciasæ yæ laæ politizaciÑnæma rxista
Siguiendo a Marx, la crítica seguirá insistiendo en la negación del paraíso cristiano, la felicidad en el más allá, esa
fantasía, fruto de este valle de lágrimas, que actúa como
un opiato, famosamente. El marxismo seguirá insistiendo
en reemplazarlo por el paraíso y realización terrenales: “La
crítica ha cortado las flores imaginarias de la cadena, no
para que el hombre la cargue sin fantasía ni consuelo, sino
para que arroje la cadena y tome la flor viviente.”21
El marxismo rechaza tajantemente la respuesta de Jesús
—que en el contexto de la resistencia judía de entonces
fue innovadora— a la ocupación romana de Galilea: al César lo que es del César… O como dice —¿pero con qué
tono?— el Vigía de Copenhagen, Vigilius Haufniensis: “en
relación a la autoridad humana, soy un adorador de fetiches, y adoraré a quien quiera con igual piedad, pero con
una condición, que se haya aclarado suficientemente con
golpes de tambor que él es a quien tengo que adorar y que
él es la autoridad durante el año en curso.”22 ¡No!, al César,
Kaiser, rey o emperador nada, absolutamente nada, ni siquiera —o especialmente no— a través de las sutilezas de
la conciencia, el fetichismo reflexionado, la ironía, o el juego barroco. Nos hacemos eco de la figura retórica típica de
Marx, así: no pidamos que el César esté a la cabeza, sino la
cabeza del César. La opinión de Robespierre es que no se
necesita argumento alguno ni pruebas de que ha cometido
crímenes para decapitar al rey, su mera existencia es un crimen y un atentado contra la libertad. Nosotros en cambio,
que somos como los correístas, super-capacitados y políticamente muy innovadores, y por eso mismo ni liberales
ni comunistas sino medio realistas, lo que nos gusta es
exaltar al César, a quien le deseamos larga, muy próspera,
y poderosísima vida, y que sepa que tiene nuestra promesa
de obediencia y de pagar puntualmente los impuestos a
Carlos Marx (Carrasco).
Al contrario del cristianismo, y muy especialmente en contra del liberalismo, el marxismo insiste en politizar nuestros problemas vitales: no busquemos nuestras respuestas
en algún más allá cristiano, o como hoy entre la clase superflua, en esa “pomada existencial de marca importada”
19 A Badiou, The Foundation of Universalism. (Stanford U.Pr., 2003).
21 Karl Marx, Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, 1844, 379.
20 Badiou, The Communist Hypothesis, 249-250.
22 SÀ ren Kierkegaard, The Concept of Anxiety (Princeton University Press, 1980), 8.
115
PoræesoæK antæ seæ equivocaæ cuandoæ
diceæq ueæl aær epÏb lica,æel æE stadoæ
liberalæyæl aæp azæp erpetuaæconsti tuyenæel æb ienæ supremo.æ Niæ siquieraæ
esæneces arioæ haceræ laæ crÕ ticaæ marxistaæd elæca pital-parlamentarismoæ
liberalæp araæ saberæ queæ suæ bienæ noæ
es supremo, basta con reflexionar
sobre el alcance final de la lógica
republicana.
que es el budismo europeo que ya identificó Nietzsche;23
admitamos de una vez por todas que las leyes de la economía de mercado suponen decisiones y condiciones políticas (por eso Marx habla correctamente de la economía
política y no de la economía a secas); más allá de lo que
sucede con el trabajo y el consumo, veamos hasta dónde
el capitalismo es capaz de pervertir el conjunto de los fenómenos vitales; analicemos hasta dónde la caridad despolitiza los problemas reales del capitalismo; entendamos
claramente las condiciones, que no son nada naturales y
son más bien sobrenaturales, entre lo privado y lo público,
es decir entre el agente económico que promueve sus intereses particulares en el ámbito real y pre-político del mercado, y el ciudadano que promueve los intereses universales de la razón en el ámbito público-político (por ejemplo
escribiendo ensayos sobre el futuro del liberalismo o el
desarrollo); démonos cuenta que aquella división liberal
entre lo supuestamente pre-ideológico y lo ideológico es
ya totalmente ideológica, etc.
Žižek enfoca así el problema de la despolitización:
“Agamben define nuestra sociedad ‘pospolítica’ o biopolítica como una en la que
los múltiples dispositifs de-subjetivizan
individuos sin producir una nueva subjetividad: de ahí el eclipse de la política,
que suponía sujetos reales o identidades
(movimiento obrero, burguesía, etc.), y el
triunfo de la economía, es decir, de la pura
actividad de gobernar, que presupone
sólo su propia reproducción. La derecha
y la izquierda que hoy se siguen en la administración del poder tienen por lo tanto
muy poco que ver con el contexto político
en el que se originan los términos que las
designan. Hoy en día estos términos solamente nombran dos polos —el uno que
apunta a la de-subjetivización sin escrúpulos, y el otro que quiere cubrirla con la
máscara hipócrita del buen ciudadano de
la democracia— de la misma máquina de
gobernar.”24
Al comunismo le aterra ese mero funcionar del capitalismo
liberal democrático, la economía jerárquica de las hormigas, el automatismo ciego de ese proceso metabólico —
metabolismo literal que intercambia cada vez más energía, en total y por individuo— de producción y consumo
que devasta al medio ambiente y enajena al individuo, que
no tiene sentido alguno que no sea el crecimiento del capital —la valorización del valor— como único bien en sí
23 Simon Critchley, Infinitely Demanding (Verso, 2007).
24 Žižek, “New Left Review,” 5.
116
mismo y lógica única del sistema. Y mientras más y mejor
funciona, más le aterra (—¡notición!— dirá el capitalista,
estupefacto por la perversidad comunista, y sin entender
sus razones). Antes de cualquier programa, el marxismo lucha por abrir espacios para la acción política que parecen
cerrados, interesada e ideológicamente clausurados, olvidados25. Echeverría habla de “una ampliación substancial
del la escala de medida en la que la sociedad es capaz de
tomar decisiones por su propia historia.”26
El marxismo no niega la opinión del positivismo pragmático y cínico para el cual las ideologías como declaraciones más o menos abstractas de principios, objetivos y
justificaciones del buen Estado y su gobierno han terminado porque no tienen ningún contenido real ni para los
partidos que las formulan, menos aún para los electoresciudadanos, que eligen por (sin-)razones pedestres, confusas, y emocionales, y cuyo deseo no es la abstracción
rimbombante sino soluciones concretas a los problemas
inmediatos de sus vidas. En la superficie el marxismo y ese
positivismo coinciden en su juicio de que la izquierda y
la derecha se confunden, y de que la filosofía política no
sirve para nada: “un texto de filosofía política —siempre
he dicho que es una disciplina inútil— afirma que funda
la política, o inclusive ‘lo político’, y que le da normas que
son, en última instancia, normas morales: el ‘buen’ poder,
el ‘buen’ Estado, la ‘buena’ democracia, etc. Y además, la
filosofía política ahora no es nada más que la sirvienta erudita del capital-parlamentarismo.”27
En la superficie pues, coinciden, pero el marxismo no se
queda en la superficie, sino que se mueve underground,
como toda filosofía de verdad. Si el positivismo es epistemológicamente ingenuo, los marxistas son los maestros
de la sospecha. Y aquí, para reflexionar sobre las dificultades de conocer lo real en el capitalismo, reingresa al juego
teórico marxista el concepto de ideología. Y resulta que el
acceso a lo real se ha vuelto además cada vez más complejo, por lo que el concepto marxista de ideología, inicialmente una “superestructura” del sistema, se ha vuelto cada
vez más sutil. Mas ni antes ni hoy es posible acceder a lo
real capitalista sin negar el falso cuento oficial que tiene
de sí mismo. Y parte de ese cuento es precisamente que
no hay tal cuento. Así es como el positivismo resulta ser lo
más ideológico imaginable. Esa manera que tiene la ideología de borrarse a sí misma, que la vuelve incomprensible
e invisible, no dice pero sí muestra lo que es y de lo que
es capaz. Por eso la repolitización marxista es un asunto
extremadamente complejo que no consiste en primer lugar
no en tomar partido, sino en tomar conciencia, cosa necesariamente difícil y enredada.
Por último, cabe mencionar aquí dos temas más relacionados directamente con la Iglesia. El primero es que la politización, con la teología de la liberación, causó conflictos
a su interior. En la Instrucción que escribió contra esa teología, Ratzinger dice que uno de los objetivos de la Iglesia es
poner “en guardia contra una politización de la existencia
que, desconociendo a un tiempo la especificidad del Reino
de Dios y la trascendencia de la persona, conduce a sacralizar la política y a captar la religiosidad del pueblo en beneficio de empresas revolucionarias.”28 Žižek sin duda vería
aquí un ejemplo de su propuesta general de interpretar la
historia del cristianismo como una lucha en contra de su
propio núcleo subversivo. Según él, el evangelio de Juan
es ya apócrifo, y una de las razones es que ha perdido ya el
espíritu liberador y revolucionario de Jesús.
El segundo es que por el problema de la autoridad la crítica contemporánea seguirá sosteniendo, al igual que Marx
(y Kierkegaard), la superioridad de la fe protestante sobre
la católica: “Lutero, reconocemos, conquistó el cautiverio
de la devoción porque puso en su lugar el cautiverio de la
convicción. Rompió la fe en la autoridad porque restauró
la autoridad de la fe. Transformó a curas en laicos porque
transformó a laicos en curas. Liberó al hombre de la religiosidad externa, porque hizo de la religiosidad el hombre
interior. Emancipó al cuerpo de la cadena porque encadenó al corazón.”29 El catolicismo es inferior al protestantismo por su devoción fetichista y por la intervención decisiva
y mediadora de autoridades humanas, allzumenschliche. Esa
concesión de autoridad a otros hombres es profundamente irracional, como ya había visto Kant. Por esto tal vez se
pueda probar que la larga experiencia católica iberoamericana es una de las causas principales del pobrísimo desarrollo de las formas políticas modernas.
Por eso también sorprende mucho el intento de Echeverría
de encontrar caminos para una modernidad alternativa a la
capitalista en el jesuitismo del mundo ibérico en el diecisiete. Para empezar parece muy forzado su intento, influenciado por el materialismo histórico, de situar el origen de
la modernidad inclusive antes del renacimiento. También
parece imposible reinterpretar la contrarreforma como una
respuesta de modernidad alternativa: el concepto de la
autoridad trascendente de la contrarreforma se lo impide.
Además, coincido con Heller que no hay modernidad ahí
25 Esta obra sigue siendo interesante: Christopher Lasch, The Culture of Narcissism
(W.W. Norton & Company, 1978).
28 “Instrucción sobre algunos aspectos de la «teología de la liberación» -Libertatis
26 Bolívar Echeverría, “Postmodernidad y Cinismo” en Las Ilusiones de la Modernidad
nuntius,” n.d., http://www.vatican.va/roman_curia//congregations/cfaith/documents/
(México: UNAM / El Equilibrista, 1995), 54.
rc_con_cfaith_doc_19840806_theology-liberation_sp.html.
27 Badiou, The Communist Hypothesis, 38.
29 Marx, Introducción a la Crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel, 386.
117
Aparteæ delæ universalismo,æ alæ queæ
volveremos,æ hayæ otroæ puntoæ deæ
evidenteæ deæ coincidenciaæ entreæ
Marxæyæel æcr istianismo,æyæesæq ueæ
enæa mbosæl osæÏl timosæser à næl osæ
primerosľ
donde las funciones sociales de cada quién se determinan
mayoritariamente por el estrato social en el que nace. Yo
más bien argumentaría lo contrario a Echeverría, y es que a
duras penas hoy se alcanzan a ver momentos modernos en
Iberoamérica (el Ecuador es pre-moderno, pese a sus modernos aeropuertos), que la historia moderna de España
es muy reciente, y que imaginar modernidades en nuestro
diecisiete es un error histórico y filosófico.
La conciencia del tiempo histórico, y el fin del
progresismoæd eæl aæmod ernidadæmod ernista
El juego de identidad y diferencia entre los conceptos del
tiempo histórico del marxismo clásico, el liberalismo, y el
cristianismo es complejo. Veamos para empezar la identidad progresista tanto del marxismo clásico como del liberalismo:
“Primero, el futuro es libre —nosotros (humanos)
podemos crearlo. Segundo, podemos esperar no
sólo un mejoramiento en el futuro, sino un mundo y modo de vida cualitativamente mejor. Tercero, podemos predecir con certeza (científicamente) que vamos a crear (libremente) y lograr cosas
en el futuro bajo ciertas condiciones (evolución o
revolución) que, sin embargo, pueden ya ser extrapoladas. Cuarto, el desarrollo constante de la
tecnología es crucial para el progreso. [La tecnología]… abre el telos para la ‘humanidad’ en la
historia (futura). En efecto, la visión progresivistaliberal y sus muchas versiones, y la marxista/socialista y las suyas, ambas albergaron una teleología escondida.”30
ƒ.æNo sotrosæ enæ cambio,æ queæ
somosæcomoæl osæcor reÕ stas,æ
super-capacitadosæyæp olÕ ticamenteæmuy æ innovadores,æ yæ poræ esoæ
mismoæ niæ liberalesæ niæ comunistasæ
sinoæmed ioær ealistas,æl oæq ueænosæ
gustaæe sæ exaltaræ alæ C•s ar,æa æq uienæ
leæd eseamosæl arga,æmuyæp rÑs pera,æyæp oderosÕ simaævi da,æyæq ueæ
sepaæq ueæti eneænuestr aæp romesaæ
deæob edienciaæyæd eæp agaræp untualmenteæ losæ impuestosæ aæ Carlosæ
Marx (Carrasco).
El progreso en el marxismo clásico es doble y complejo: el
desarrollo de las fuerzas productivas basado en los avances tecnológicos es un componente sine qua non del progreso, pero según las mismas leyes materialistas de la historia está condicionado, no por ningún moralismo de corte
idealista, sino por la emancipación igualitaria y comunitaria, es decir, comunista. Según Marx en la época capitalista el
crecimiento económico basado en el progreso tecnológico
es enorme y admirable, pero llega un punto en que las relaciones de producción capitalistas, es decir la concentrada
propiedad privada de los medios de producción, impiden
que las fuerzas productivas sigan desarrollándose. Parece
que Marx se equivocó, pues no sólo que el crecimiento capitalista ha continuado durante ya más de cien años, sino
que evidentemente el comunismo estatalista ha sido económicamente muy inferior al capitalismo. Los comunistas,
30 Agnes Heller, A theory of modernity (Malden Mass.: Blackwell Publishers, 1999), 8.
118
por su larga desviación y convicción estatalistas, han contribuido al subdesarrollo y estancamiento económicos ahí
dónde han podido. Pero está claro que según Marx, no es
el estatalismo como tal, sino la emancipación igualitaria la
que permite que las fuerzas productivas sigan desarrollándose cuándo el capitalismo llega a su límite. Y viceversa —
por eso el progreso es doble— la emancipación igualitaria
se define fundamentalmente como la liberación de una de
las fuerzas productivas, la del trabajo humano.
En otras ocasiones hemos mantenido que esa teleología
marxista, al igual que la liberal, de cumplimiento tan seguro como libre, es una forma secularizada de la providencia cristiana. Pero sobre este punto Heller hace un análisis
más sutil de las identidades y diferencias que es útil citar
—largamente— aquí (más aún en una publicación sobre
el desarrollo):
“La etapas de la conciencia histórica expresadas
tanto por la versión liberal como por la marxista/
socialista de la fe en el ‘progreso’ son manifestaciones de la etapa de la conciencia histórica que
he llamado ‘universalidad reflexionada.’ Como la
conciencia judía/cristiana es… la conciencia de la
universalidad no-reflexionada, hay una similitud
entre ellas; a saber, su universalidad, que se expande sobre las tres dimensiones de la historia,
secular o sagrada. El futuro es abierto y sin embargo sobredeterminado, y es el mismo para toda la
raza humana (aunque no igual para todas las personas). Pero la similitud de ciertos elementos estructurales entre las dos etapas ‘universalistas’ de
la conciencia histórica, y el hecho incuestionable
que la universalidad reflexionada pudo emplear
como propia la tradición de ciertas versiones de
la universalidad no-reflexionada inclusive cuando
desarrolló hostilidad hacia la tradición religiosa
de la que nació y con la que necesitó competir,
no son razones suficientes para tratar las concepciones modernas simplemente como versiones de
una teología secularizada.”31
Las diferencias de concepto del tiempo histórico entre la
conciencia secular moderna y la religiosa no podemos darlas aquí. Hagamos también a un lado la diferencia entre la
conciencia irreflexiva, y la que reflexiona sobre las condiciones que hacen posibles y a la vez limitan sus creencias.
Y en vez de abundar en los detalles del cuento dialéctico
del marxismo clásico y revisar las múltiples contradicciones capitalistas que le llevarían a su crisis verdadera y final,
quiero más bien sugerir que lo que ha entrado en su crisis
final es la conciencia del tiempo histórico de la moderni-
dad modernista (así llamada por Heller, que la opone a la
modernidad posmoderna). En breve, el progresismo, ya
sea el reformista o revolucionario, liberal o marxista, cada
vez convence menos, y a veces espanta.
Como se sabe, según Marx el proletariado es el agente de
la revolución, o por lo menos su partero, cosa que como ya
vimos filósofos comunistas contemporáneos —por ejemplo Badiou o Žižek— niegan por razones histórico-empíricas. Sin duda el vacío dejado por el proletariado como
agente revolucionario ha dejado al comunismo actual muy
desorientado y desesperado. Sí, la idea comunista sigue
demandando el desmantelamiento total de la institucionalidad capitalista-democrática-liberal en pro de la universal emancipación igualitaria. Žižek dice que “actuar como
comunista significa intervenir en lo real del antagonismo
básico que subyace al capitalismo global de hoy.”32 Sin
embargo, como él mismo afirma pocas páginas después:
“Hoy no sabemos qué es lo que tenemos que hacer, pero
tenemos que actuar ahora, porque la consecuencia de la
inacción podría ser desastrosa.”33 ¡Qué oración tan desesperada! Y qué peligro volver a juntar kairos y apocalipsis:
“la combinación… probó ser letal. La imaginación
[judeo-cristiana] apocalíptica promete el fin de
los tiempos, pero es Dios quien trae ese fin —sin
participación humana. Por otro lado, la idea de
kairos como el tiempo-para-algo vuelve al tiempo
dependiente de la decisión humana. Es el actor
el quien tiene que hacer las cosas oportunamente, comprender el tiempo-para-algo apropiado…
Fue el apocalipsis y kairos unidos en una imagen
mitológica fuerte que preparó la transgresión moral-ontológica-metafísica que conocemos con los
nombres de Auschwitz y el Gulag.”34
Žižek dice entonces, desesperada y peligrosamente, que
los marxistas hoy algo tienen que hacer y que saben y no
saben qué. Pero no se contradice: es fácil ver que el contexto de la última cita es “el fiasco del comunismo como
una idea capaz de movilizar a masas grandes”35 y la caducidad de la propuesta de Marx de instaurar la dictadura del
proletariado. Lo que no saben es qué hacer para que la
idea comunista tenga realidad práctica, es decir para que
in-forme a más individuos.
La vieja pregunta de Kant de si la razón puede ser práctica,
o sea dar formar a la acción voluntaria, tiene dos lados,
el objetivo de si la razón ofrece una ley (universal y nece32 Žižek, “New Left Review.”
33 Ibid.
34 Heller, A theory of modernity, 9.
35 Žižek, “New Left Review.”
31 Ibid., 238-239.
119
Poræeso æ laæ repolitizaciÑ næ marxistaæ
esæunæ asuntoæ extremadamenteæ
complejoæq ueænoæconsi steæenæ
primeræl ugarænoæenætoma ræp artido,æ
sinoæenætoma ræconci encia,æcosa æ
necesariamenteæd ifÕ cilæyæenr edada.
… una grave dificultad que tiene
elæma rxismoæ paraæ queæ puedaæ volveræa æconv encer,æ yæ sobreæl asæq ueæ
parece no tener suficiente conciencia,æyæ esæ queæ noæ haæ asumidoæ
adecuadamenteæ elæ horroræ deæ susæ
fracasos.
Entonces,æta mbi•næl osæma rxistasæ
contemporà neosæd etectanæq ueæ
elæp rogresismoæuni versalista,æsea æ
reformistaæ oæ revolucionario,æ desvaneceæsub jetivamente,æp eroæƒæl
osæ
marxistaæ insisten:æ oæ laæ emancipaciÑ næ universal,æ oæ nada.
saria) a la voluntad, y el subjetivo de si esta la aceptará
o no. Ya volveremos al subjetivo. Respecto del objetivo,
Marx opone lo que podríamos llamar el imperativo comunista al categórico kantiano: mientras existan relaciones
de dominación como las capitalistas, ninguna forma puede ser necesaria y universal, es decir racional, y además, la
única forma necesaria y universal es la comunista. Es por
ser universal y necesaria su idea, y no por consideraciones
tácticas cuasi-militaristas que el marxismo sostiene que
comunismo cuando venga (como con certeza vendrá), será
global. La objetividad práctica, la forma de acción necesaria y universal, la verdadera, está, repitamos, en el imperativo comunista de actualizar la emancipación igualitaria.
Afirmar que hay una objetividad práctica es afirmar que
todo agente debe actuar así independientemente de lo que
este opine al respecto; la objetividad práctica es análoga a
la cognitiva. La verdad y el bien no dependen de opiniones
individuales.
A pesar de que aparentemente llegan a distintas conclusiones, el universalismo es objeto de una profunda comunión
entre Marx y Kant. Si el universalismo cristiano se diferencia del marxista por su irreflexión, tal vez el marxista y el de
la tradición del liberalismo alemán de Kant y Hegel sean
mucho más parecidos de lo que se cree. Sí, Marx, famosamente, pone a Hegel de cabeza. Y nada hay más diferente
que sus respectivas maneras de comprender el Estado, la
libertad, y el derecho. Pero lo que quiero sugerir aquí es
que en el horizonte lejano abierto de la ética-política kantiana así como en el historia de Hegel, que contrariamente
a lo que se cree, puede no tener un fin en el sentido que
alguna vez Fukuyama dio a esa idea, y que puede más bien
ser la historia de un destino abierto, hay también lugar
para la emancipación igualitaria marxista.
Žižek enseña una escena terrible de Bertolucci en la que
un campesino, durante una disputa por sueldos con un
terrateniente, acaba cercenándose la oreja con su propio
cuchillo. El sentido subversivo del gesto es evidente —usted dice que no le oigo, ahí tiene mi oreja que no le oirá
más— lo que es menos es la sugerencia de que la subversión requiere en primer lugar un grado de violencia hacia
sí. Aquí hay una analogía interesante con Kant: la razón
entera, y no sólo la razón práctica que es la moralidad, es
desde cierto punto de vista el gesto por medio del cual el
animal humano se vuelve contra sí mismo y, por extensión,
contra los demás. El universalismo reflexivo vive en inevitable tensión con todos los particularismos que constituyen la existencia misma. ¿Puede esta, esa o aquella forma
ser universalmente cierta, verdadera, buena, e inclusive
bella (aunque en Kant el universalismo de la belleza es un
asunto sutil y diferente al de la verdad y el bien)? El movimiento contrafáctico de la razón kantiana pone un cuchillo,
a veces filo, contra la carne propia.
Ahora bien, Marx parece no haber problematizado, como
120
sí Kant (Kierkegaard también explora a fondo los desafíos
subjetivos, aunque su problema es la fe y no la razón), el
lado subjetivo de la pregunta de si la razón puede ser práctica: habrá sido evidente para él que el proletariado estaba
en posición óptimas de tomar consciencia no sólo de su
verdadera condición explotada, sino también del verdadero interés universal de la humanidad, o sea de la idea comunista. Hoy, por el contrario: “los revolucionarios están
divididos y sólo débilmente organizados, amplios sectores de la clase trabajadora joven han caído en la desesperanza nihilista, la gran mayoría de los intelectuales son
serviles…”36
Entonces, y a esto quería llegar, también los marxistas contemporáneos detectan que el progresismo universalista,
sea reformista o revolucionario, desvanece subjetivamente, pero a diferencia de Heller, no exploran y afirman las
posibilidades abiertas por la nueva conciencia del tiempo
histórico, sino que sólo ven lo negativo, lo que se perdió
en los así llamados tiempos posmodernos, que les lucen
supremamente cínicos. Los marxista insisten: o la emancipación universal, o nada.
Delæ vacÕ oæ revolucionarioæ yæ elæ corazÑnæ obscuroæ
deæl aæutop Õ aæa læd esafÕ oæd eæl oæmÏl tiple
Aquí cabe mencionar una grave dificultad que tiene el marxismo para que pueda volver a convencer, y sobre las que
parece no tener suficiente conciencia, y es que no ha asumido adecuadamente el horror de sus fracasos. Aquello de
Badiou de decir sí, fracasamos, pero adelante mis valientes, seguiremos fracasando hasta lograr la emancipación
es, digámoslo así, una venta difícil. ¿Qué garantías hay de
que los comunistas no volverán a conducirnos al infierno?
Por confesión de parte, ninguna. Las garantías y los contratos son para burgueses. Como decía, venta difícil. Por lo
menos a los que creen que tienen algo que perder que, gracias a la ideología, son muchos, todos ellos equivocados
(los dueños de esclavos también son esclavos…).
Aquí hay un problema inherente a la utopía que los marxistas contemporáneos deberían discutir más respecto de
la suya. ¿En qué consiste el horror de The Heart of Darkness,
de Conrad? Pues en la ausencia de mediaciones, que es
precisamente una de las dos ideas que nos podemos hacer
del mal absoluto (el español no distingue entre evil y bad,
böse y schlecht) —la otra es la de la rarísima (¿o inexistente?)
persona que hace lo indebido precisamente porque es lo indebido, por ejemplo el fabuloso Guasón de Heath Ledger
en Dark Knight. Es indudable que en el fondo de la utopía
marxista se esconde la primera forma del mal absoluto, un
momento teórico obscuro y aterrador:
“en las pocas pero importantes pistas que Marx
nos ofrece sobre sus ideas de un futuro comunista
y el fin de la alienación, la desaparición de toda
mediación, de todo lo particular, aparece como
el punto desde el cual comienza el movimiento
hacia adelante. En el mundo comunista no habrá
mercado, economía, Estado, familia, clases sociales, estratificación, naciones, pueblos, ni siquiera
profesiones: sólo individuos y la humanidad quedan en el escenario —el universal y el singular.”37
Había mencionado al principio del ensayo que Marx simplemente no reflexionó sobre el Estado. Esta es la versión
más general del problema.
Lo que para Heller merece mucha reflexión, Echeverría ni
nota. Él distingue entre la política como el conjunto de actividades que giran alrededor y adentro del Estado y de las
que participa con mayor intensidad y exclusividad la clase
política, y lo político como…
“la capacidad de decidir sobre los asuntos de la
vida en sociedad, de fundar y alterar la legalidad
que rige la convivencia humana, de tener a la socialidad de la vida humana como una substancia
a la que se le puede dar forma. Lo político, la dimensión característica de la vida humana, se actualiza de manera privilegiada cuando ésta debe
reafirmarse en su propia esencia, allí donde entra
en una situación límite: en los momentos extraordinarios de fundación y re-fundación por los que
atraviesa la sociedad.”38
Es cierto que el hombre es el único animal in-formado,
es decir, que vive y es a través de las formas particulares
culturalmente e históricamente determinadas, por lo que
podemos hablar de una auto-donación de formas. La autonomía de la razón (nunca del individuo) kantiana consiste
antes que nada en tomar conciencia de este hecho, que
es lo que le permite luego reflexionar sobre ellas desde la
perspectiva del universal. Se sigue que la autoridad sobre
el bien y la verdad es inmanente que no trascendente a
las colectiv idades humanas en las que perviven las múltiples y variadas formas históricamente dadas. Pero de ahí
a postular un momento fundacional, como Echeverría (y
a modo de simulacro y farsa idiota, como los Cháveces),
hay un paso teórico decisivo que parece reconfigurar en el
momento de la refundación el abismo de la ausencia de
mediaciones.
Si el marxismo ha de seguir también el hilo de la multiplicidad —palabras de Paula— y no seguir el fatídico destino
37 Heller, A theory of modernity, 29.
38 Bolívar Echeverría, “Lo político y la política,” Revista Chiapas, 1996, http://membres.
36 Badiou, The Communist Hypothesis, 256.
multimania.fr/revistachiapas/No3/ch3echeverria.html.
121
occidental de imponer a lo múltiple la estampa del uno
(cuya forma más violenta, según Marx y Heidegger también, es la modernidad teconologista avanzada), entonces
ha de reflexionar sobre ese tiempo en el que gira el tiempo, acaso el nuestro, en el que se oponen agónicamente
lo múltiple a lo uno, lo mestizo a lo castizo (Echeverría
tiene toda la razón en entender estas categorías culturalmente y no racialmente, y es precisamente su concepto de
mestizaje que entra en tensión con, y hace que sorprenda,
su concepto de fundación), lo infundado a lo fundado, lo
inauténtico a lo auténtico, y lo superficial a lo profundo
(algún día eso del Ecuador profundo o la Francia profunda
aparecerán como lo que son, beaterías falsas, zonzas, y peligrosas). En mi opinión quién más pistas ofrece hoy para
una teoría del cambio de los tiempos es Heidegger.
En todo caso, me parece difícil que el marxismo pueda volver a convencer sin enfrentar seriamente el corazón obscuro de la utopía.
uno de los últimos representantes de la larga historia de la
metafísica de primeros principios, historia que podría estar en plena clausura. La reflexión sobre ese desafío iluminará preguntas decisivas respecto del marxismo: ¿es cierto
que es una filosofía emancipadora? ¿termina toda política
marxista en el totalitarismo? ¿es capaz de seguir el hilo de
lo múltiple? ¿Sobre estas decisivas cuestiones, que pensaba Marx y que piensan los marxistas contemporáneos?
¿Está el marxismo hoy profundamente dividido? Pero aquí
me quiero referir a otra crítica a Marx que Echeverría identifica y descarta demasiado rápidamente:
“[Según esta crítica], la historia del capitalismo
no ha sido como [Marx] dice que es…. [E]n el
período de la segunda posguerra, antes de que
el mundo, ya exhaustivamente capitalista, entrara en la crisis actual – en la que el precario
bienestar de las masas europeas se revela como
un simple islote o como una película superficial
sobre un océano planetario de miseria –. Entonces se podía decir todavía: ‘la ley marxista de la
pauperización creciente del proletariado no ha
tenido verificativo en lo real’. O afirmar también… que aquello con lo que contaba Marx,
la contradicción y la resistencia de las ‘nuevas
fuerzas productivas’ frente a las ‘viejas relaciones sociales capitalistas’ no ha podido ser constatado en ninguna parte.”41
Unæcur iosaæd istorsiÑnæma rxista.
La obra de Marx, a diferencia de la de otros filósofos modernos, incluye una ciencia positiva, la economía. A la pregunta de si de acuerdo a la teoría marxista las leyes de
la economía capitalista hacen que el nivel de vida de los
trabajadores será cada vez peor, la respuesta casi unánime,
inclusive entre académicos, es que sí. Efectivamente, ahí
está la ley del ejército industrial de reserva que deprime
los sueldos, y condena necesariamente a muchos al desempleo. Están también, con un concepto más amplio del
nivel de vida, la alienación, la desigualdad, la explotación,
las formas mismas empobrecedoras del trabajo (Shop Class
as Soulcraft es un libro reciente muy interesante al respecto,
y muy legible —es un New York Times Bestseller, quien lo diría), etc. Pero según ciertos comentaristas Marx no niega,
como usualmente se cree, que en las economías capitalistas el nivel de vida de los trabajadores puede subir al
subir los sueldos reales y el nivel de consumo, aún con la
subida, que según él es necesaria, del nivel de explotación
(de la tasa de plusvalía, en idioma marxista).39
Ahora bien, una de las cosas que más sorprende al leer a
autores marxistas es la frecuencia y negatividad de juicios
netamente empíricos respecto de la evolución del nivel
de vida durante el capitalismo, a pesar de, e inclusive en
contra de la complejidad y ambivalencia del mismo Marx.
Badiou por ejemplo habla de “la escandalosa y creciente
inequidad entre países, así como también entre clases
sociales.”40
Echeverría dice que de los posibles desafíos al marxismo
el más interesante es el de Heidegger, para quien Marx es
Hoy (en 1985, pero da lo mismo), concluye Echeverría, ya
no se puede negar que Marx tenía razón. Como se ve, para
Echeverría hay una “ley marxista de pauperización creciente del proletariado” que según Foley no hay. Pero lo que
interesa aquí no es el ejercicio netamente académico de
quien lleva la razón respecto de los textos de Marx, sino la
pregunta que sin duda puede tener una respuesta razonablemente objetiva, de si en efecto, en los hechos, hay esa
pauperización, ese océano planetario de miseria, aquella
creciente inequidad entre países y clases, etc. Es cierto que
los hechos no están ahí, como creen los ilusos, de sopetón. Pedimos una respuesta razonablemente objetiva precisamente por la conocida precaución filosófica de que la
verdad de los hechos pasa siempre por una interpretación
autónoma que no está en los hechos mismos. No hay para
qué recurrir a las proposiciones del Fedro para saber que el
conocimiento tiene que ir más allá de lo que está bajo las
narices, o dejar de ver en el sentido literal, para poder ver
algo de verdad: si usted lector cree que esto es un absurdo
trate de decir dónde en la famosa caída de la manzana está
f=ma y se dará cuenta que precisamente por no estar nunca
aquí y ahora tomó veintitrés siglos ver como vemos científicamente hoy ese inocente hecho. Pero conocidas las
39 Foley, Understanding Capital, pp 126,139, 150,152
41 Echeverría, “Lukács y la revolución como salvación” en Las Ilusiones de la Moderni-
40 Badiou, The Communist Hypothesis, 259.
dad, 98-99.
122
advertencias epistemológicas, igual tenemos la impresión
de que el cuento real del nivel de vida capitalista es más
parecido al de Hans Rosling42 —doscientos años de salud
y riqueza crecientes— que al que pintan los marxistas. Las
historias de Estados Unidos, España, Chile y Corea del Sur,
o la de China hoy, les contradicen. Y si el progresismo no
convence hoy, dice Heller en un comentario sutil, no será
porque los hechos que le sustentan están menos firmemente establecidos que hace cien años.
Preguntémonos entonces la razón de la necedad marxista
sobre estos puntos empíricos que además son independientes del resto de la crítica al capital-parlamentarismo.
El marxismo puede estar equivocado sobre ese punto e
igual insistir como Echeverría que la modernidad capitalista es invivible por la estrangulación del trabajo en los sitios
de producción y del disfrute en los sitios de consumo. El
liberalismo económico-político podrá ser empobrecedor
de muchos aspectos de la vida, quizás inclusive de los que
más importan, pero no lo es en el sentido literal del término.
Pero no, la miseria capitalista funciona como una especie
de a priori teórico del marxismo. ¿A confundido a lo largo
de las décadas la verdad con la propaganda comunista?
¿Se trata en el fondo más de una actitud hacia el mundo
moderno capitalista que un conjunto de aseveraciones empíricas? ¿Sienten los marxistas —opuestos completos de
los hegelianos— que la modernidad liberal capitalista es
el resultado de un crimen que clama por una redención?
¿Que esconde algo así como un pecado original pero sin
Cristo? ¿O será más bien uno de los efectos tóxicos de la
utopía? El ímpetu utópico hacia el otro mundo requiere ver
ruinas en este.
En todo caso, el marxismo, como ciencia económica, debería afinar sus apreciaciones empíricas de estos fenómenos,
más aún si —he aquí otra pregunta empírica—la mayoría
de la gente no cree que el capitalismo liberal democrático
es generador de pauperización creciente y océanos planetarios de miseria.
En el plano más general, la economía marxista probablemente debería descartarse de cuajo inclusive cuando no es
irremediablemente anacrónica (como su teoría monetaria
por ejemplo). La microeconomía marxista, en vez de partir
de preferencias subjetivas que, conjugadas con la oferta de
bienes, fija los precios, parte del valor de la mercancía como
una substancia objetiva, el tiempo de trabajo empleado en
la producción. Esto lleva a una posición que me parece insostenible: “no hay razón para esperar que los precios de
mercancías particulares sean proporcionales a sus valores
42 “YouTube - Hans Rosling’s 200 Countries, 200 Years, 4 Minutes - The Joy of Stats BBC Four,” n.d., http://www.youtube.com/watch?v=jbkSRLYSojo.
123
ľ
loæ queæ haæ entradoæ enæ suæ crisisæ
final es la conciencia del tiempo
histÑ ricoæ deæ laæ modernidadæ modernista.æ Enæ breve,æ elæ progresismo,æ yaæ seaæ elæ reformistaæ oæ revolucionario,æ liberalæ oæ marxista,æ cadaæ
vezæ convenceæ menos,æ yæ aæ vecesæ
espanta.
Elæl iberalismoæ econÑ mico-polÕ ticoæ
podrà æser æemp obrecedoræd eæmu chosæa spectosæ deæ laæ vida,æ quizà sæ
inclusiveæ deæ losæ queæ mà sæ importan,æp eroænoæl oæesæenæel æsenti doæ
literalæd elæt•r mino.
[determinados por unidades de tiempo de trabajo].”43 Es
decir, no hay razón para esperar que la teoría del valor sea
verificable. Sí, la teoría luego puede encontrar determinaciones secundarias que quizás le acerquen a la posibilidad
de verificación empírica, pero finalmente toda la teoría laboral del valor, que puede ser una recomendación para la
justicia distributiva, es científicamente muy deficiente.
Iberoam•r ica:æunæconti nenteæa hogadoæenæ
aguasæi nexistentes
Es muy interesante que cuándo Žižek critica la hipocresía
de los intelectuales del Occidente avanzado que quieren la
revolución siempre y cuando sea en tierras lejanas, menciona a Cuba, Nicaragua y Venezuela, es decir a países iberoamericanos exclusivamente. Es interesante porque concuerda con la observación de Vargas Llosa, que a primera
vista parecerá extraña, que en la conciencia del mundo
entero la utopía, como el Dorado, está escondida en Iberoamérica (tal vez en Buenos Aires). Por eso Iberoamérica
es diferente. Si eso es así, entonces tal vez no se trate de
una hipocresía, como cree Žižek, sino de un doble rasero. Justificado además, pues el uso de dos raseros es malo
sólo cuando se aplican a cosas iguales. Cuántas veces hemos oído a europeos tolerar cuando no apoyar momentos políticos iberoamericanos supuestamente progresistas
que rechazarían en otros países y que ni por un instante
tolerarían en los propios. Imaginemos a Oliver Stone o a
Régis Debray, chantres áulicos (expresión de Vargas Llosa)
de los caudillos, con menos electricidad y más tiros en Los
Ángeles y sin leche, cortes ni parlamento en París. Claramente con una vara ético-política miden a Iberoamérica, y
con otra al resto del mundo.
Cuà ntasævecesæhemosæoÕ doæa æeu ropeosæ toleraræ cuandoæ noæ apoyaræ
momentosæp olÕ ticosæi beroamericanosæsup uestamenteæ progresistasæ
queær echazarÕ anæenæotr osæp aÕ sesæ
yæq ueæni æ poræ unæ instanteæ tolerarÕ anæ
enæl osæp ropiosƒæ Claramenteæ conæ
unaæva raæ•ti co-polÕ ticaæmi denæa æ
Iberoam•r ica,æ yæ conæ otraæ alæ restoæ
delæmund o.
Además de un tenaz doble rasero, o precisamente por el
doble rasero, hay un malentendido (no obsta que a veces
la información y las letras sean sus acólitos) fundamental, pues para entender políticamente a Iberoamérica no
hay que pensar tanto en términos de derecha e izquierda,
sino en términos de los nombres propios y el personalismo
de los caudillos, el autoritarismo, y su contrario aparente (aparente porque su esencia es la misma, la ausencia
del Estado de derecho —sí, son fenómenos de esencia negativa, son lo que no son; recordemos que en la filosofía
medieval, el mal no es nada positivo, sino una ausencia,
no-ser), la anarquía.
Žižek es capaz de creer que Chávez es un agente de la emancipación, ciego pero su agente al fin, y no un catastrófico,
simple, allzusimpel, dictador. Como decía un malentendido
lamentable que, sospechamos, no ocurriría si Iberoaméri-
43 Foley, Understanding Capital, 21.
124
ca no tuviera rasero propio. De tenerle a Chávez montado
sobre Liubliana, Žižek sería capaz de verle por lo que es, y
estaría vomitando verde.
¿O es que han llegado a convencerse los comunistas contemporáneos que el nihilismo económico es condición
para la emancipación? ¿Es su grado de desesperación tal
que han olvidado uno de los puntos centrales de Marx, y
es que la superación dialéctica del capitalismo potenciaría aún más el desarrollo de las fuerzas productivas y que
ningún comunismo es posible sin la superación efectiva
de la escasez (aquí habría que distinguir entre la escasez
absoluta y la relativa, y determinar el sentido preciso de tal
superación, que es más compleja de lo que parece a primera vista)? ¿Tiene algún sentido para la lógica comunista
el desmantelamiento sistemático del aparato productivo?
¿Qué sentido comunista tiene el desmantelamiento de PDVSA, una empresa estatal que llegó a ser excelente antes
de la catástrofe chavista? ¿No necesitan, hoy más que nunca, dar respuestas serias al problema de la reproducción
material de los siete mil millones de animales humanos,
y así, en vez de guardar ese silencio incómodo, volver a
una de las principales preocupaciones de Marx? ¿O es que
creen que con el espíritu comunista, la racionalidad universalmente encarnada, los problemas económicos se resolverán solos? ¿No es imprescindible para el comunismo
preservar lo que Marx admiró del capitalismo, la altísima
productividad basada en el desarrollo tecnológico? Productividad —Echeverría, por cierto, tiene esto claro— que
había ya hecho posible, no actual, la superación universal
de lo que había sido parte central de la condición humana
sobre la tierra, la ley fundamental de la economía, el primer nomos de nuestro oikos, la escasez.
En todo caso, Vargas Llosa, al sospechar que desde el inicio Iberoamérica para la imaginación europea es diferente,
recurrió a las crónicas antiguas y recientes para probarlo. Resulta que Iberoamérica para Europa ha servido “de
receptáculo a sus utopías, desagraviando a los europeos
de las limitaciones que imponía a sus sueños la realidad
real.”44 Se trata de una proyección europea que luego la
hemos asumido como propia. Por eso nos hemos llegado
a creer tan excepcionales, tan profundos, tan lindos, tan
prometedores, embarazados siempre de un paraíso que no
acabamos de parir. No somos nada si no mareados idealistas (que en Iberoamérica significa exclusivamente utopista).
La utopía entre nosotros ha sido un veneno, con tres efectos tóxicos, que de suave a fuerte son:
44 Mario Vargas Llosa, Sueño y realidad de América Latina, 1st ed. (Lima Perú: Fondo
Editorial Pontificia Universidad Católica del Perú, 2009).
125
a) Los ojos no están en la tierra para ver bien por dónde caminamos, sino al estilo de las santas y santos barrocos, tenemos los iris volcados hacia arriba, el más allá, los cielos.
Con la posible excepción del mural que Guayasamín pintó
en pleno Congreso ecuatoriano, no hay en Iberoamérica
imagen más engañosa, más idiotamente beata, más ridícula, que las caritas angelicales esas de los ojos volteados.
La realidad mundana no tiene la menor importancia, por lo
menos relativa. ¡Basta de realidades, queremos promesas!
Qué caso le hemos de hacer al mundo si tenemos desde
siempre garantizada nuestra ciudadanía en la utópica eutopía.
b) Vemos sólo ruinas en el mundo. Es como si la idea utópica necesitara para afirmarse ese ruinoso enfoque. Nada
le conviene más a la idea de la utopía que la corrupción
mundana total, es decir la corrupción como efectivamente
funciona entre nosotros, no como un concepto aplicable
empíricamente a cierto tipo de ilegalidad, sino como una
verdadera categoría constitutiva de la vida ético-política,
un a priori anterior a toda posible acción. Todos son siempre corruptos, y mientras más poderosos y más ricos, más
corruptos.
c) Nuestra obligación inconsciente es vivir entre ruinas, y
por lo tanto, recrearlas. Es como si, terrible paradoja, la
idea utópica fuera un maleficio que nos empuja hacia la reproducción incesante de lo falso, lo malo, lo feo, a destruir
antes de acabar de construir.
Usted dirá lector si el movimiento general de este ensayo,
que ha ido de la promesa gloriosa de la utopía comunista
al descastado y ruinoso, narcisista y reaccionario utopismo
que nos rodea, sugiere que debemos ahuyentar para siempre la peligrosa idea, o más bien aprender a usarla mejor.
Peroæ segÏnæ ciertosæ comentaristasæ
Marxæ noæ niega,æ comoæ usualmenteæ
seæ cree,æ queæ enæ lasæ economÕ asæ
capitalistasæ elæ nivelæ deæ vidaæ deæ
losæ trabajadoresæ puedeæ subiræ alæ
subiræ losæ sueldosæ realesæ yæ elæ nivelæ
deæ consumo,æ aÏnæ conæ laæ subida,æ
queæ segÏnæ •l æ esæ necesaria,æ delæ
nivelæ deæ explotaciÑ næ (deæ laæ tasaæ deæ
plusvalía, en idioma marxista).
Francisco Rhon Dà vila
Director Ejecutivo del Centro Andino de AcciÑn
Popular, CAAP, Director de la Revista Ecuador
Debate, Presidente del Consejo Superior de FLACSO.
[email protected]
Cuestiones al
desarrollo en
“Tiempos de cólera”
126
Las ideas que a continuación se exponen, muy probablemente, se distancian del realismo mágico, “aquello que sin
ser posible, sin embargo existe”, del gran García Márquez
en su novela Amor en los tiempos de cólera. Sin embargo
el título de la novela, las vicisitudes de los personajes, en
medio de la peste del cólera y navegando en las aguas del
río Magdalena, bien podrían emitir signos para entender
estos caóticos tiempos.
El actual momento de crisis del capitalismo, más largo que
las ansiedades de los expertos y de difícil pronóstico respecto al final, si feliz o no de este momento, asunto en el
cual parece haber acuerdo entre entendidos y conocedores, ha relievado y puesto en evidencia algunos hechos y
situaciones, inéditos en ciertos casos o de reafirmación en
otros, respecto la manera y las formas en las que se desenvuelven nuestras sociedades (individuales, individualistas,
más que societales), en el contexto que también parece ser
entendido como pulsaciones de la globalización en curso.
Globalización que no solo implica el total dominio (hegemonía) del sistema capitalista a escala mundial, que ha
sometido -más allá de utilizado- como ocurría en otras
épocas, a las otras formas o modelos económicos no estrictamente capitalistas, como bien lo señala Aníbal Quijano, sino que supone también la instauración de otro
sentido, que interrelaciona, fusiona e instrumentaliza los
signos, los rituales, los símbolos, en una interculturalidad
difusa pero a la vez profunda, de las actuales versiones nacionales, de las culturas y de sus ethos; poniendo además,
al mismo tiempo en jaque a la hasta ahora conocida institucionalidad democrática, ese significado del “orden sobre
el desorden” de Portantiero, que ha acompañado como un
valor intrínseco e interdependiente a la moderna sociedad
capitalista.
Estas evidencias muestran que esa noción dominante
Norte-Sur, tomada literalmente del mapa geográfico, en la
que el Norte aparece como el ideal buscado del progreso y
bienestar, y el Sur el de los subdesarrollados, en palabras
del poeta “incapaces de progreso y ventura”, carece de fundamento, ya que la crisis muestra Sures en el Norte, para
citar algunos: Irlanda, Islandia, Grecia, Portugal, España,
considerados como países, a la ciudad de los Ángeles de
Estados Unidos, como dato a otro nivel, pero; así mismo,
Nortes en el Sur: Brasil, India y demás países conocidos
con el membrete BRIC o “emergentes”.
A más de mostrarnos que esa división fue instrumental
útil a un ideologema de poder, otra vez citando a A. Quijano, pone en duda, siendo benevolentes, aquella premisa
dominante, paradigmática del desarrollo como un hecho
que se reproduce progresivamente, asumiendo las externalidades como esferas de competitividad, oportunidades
o factores, por lo tanto contingentes más no como deter-
127
minantes necesarios, del “Progreso de las Naciones” de A.
Smith, condicionantes que en la actual forma de acumulación mundial, hacen esos progresos, si así les es útil, más
no a la inversa, como en el sueño originario de la economía
de la riqueza de las naciones.
Fuera de los obcecados y/o mal informados, hay ya una coincidencia, es un lugar común el aceptar que los recursos
naturales no son ilimitados y su exacerbada explotación
se está revirtiendo en contra de la vida, que caracteriza la
actual crisis global ambiental.
Esto también pone en cuestión la idea decimonónica del
bien común, para lo cual los estado-nación fueron fundados,
y que en los tiempos del “fin de la historia” de F. Fukuyama,
se entendería como la función de mantener la estabilidad
para realización de los individuos, en tanto tales; esto es,
los individuos se relacionan entre si y se organizan sin requerir de un fin mayor, por lo que la razón de estado será
el mercado.
Ante la profundidad y extensión de la crisis financiera, los
países, intentando acomodar situaciones que palien los
efectos e impactos de las quiebras financieras, activaron
una serie de medidas que, más allá de las financieras y de
activación de la circulación monetaria, denotan las urgencias de retomar las funciones y capacidades del estado, en
algunos casos hacia recentralizaciones, que apuntalan, entre otras situaciones, tanto movilizaciones sociales como
el emerger de gobiernos progresistas.
Sin embargo, en unos casos, estas medidas de emergencia,
como se verá en la crisis europea, no logran la estabilidad
del sistema y su ampliación, sino más bien han coadyuvado a la concentración monetaria y de capital, en esos otros
gobiernos de las corporaciones transnacionalizadas; en los
otros, desde la planificación central, no han podido evitar
el profundizar los modelos extractivistas, acentuando la
vigente división internacional del trabajo y acumulación.
Cabe recordar que dichos esfuerzos de centralización y planificación de la economía en el estado y por ende de planificación, no son algo nuevo, como quizá lo requeriría el
actual signo de los tiempos.
Paralelamente a lo enunciado por el presidente H. Truman
en 1949, sobre la necesidad de producir más, para sostener
un crecimiento económico, como salida a la crisis, uno de
cuyos efectos fue la Segunda Guerra, en América Latina,
Raúl Prebish enuncia su tesis de la inequitativa relación
centro-periferia, planteando una visión del modo de funcionamiento del sistema capitalista mundial en el que se
presenta un permanente deterioro de los términos de intercambio, por lo que propone un modelo “hacia dentro”
de industrialización, por la vía de sustituir importaciones,
incorporando progreso técnico, para acumular excedente
y crecer; para ello se requeriría en el marco de esta propuesta, un activo papel del estado que debe recurrir a la
planificación. Este desarrollismo, entendido como la búsqueda del desarrollo nacional, según Torres Rivas, implica
un capitalismo políticamente dirigido.
La problematización de este modelo, normativista al fin,
provendrá de la Teoría de la Dependencia, que a su vez,
será interpelada tanto en sus conceptos como en el método, entre otros argumentos, por carecer de un esfuerzo
mayor de diagnóstico de los períodos históricos de las décadas de los 50, 60 y 70 del siglo pasado e incluso de sus
referentes constituidos en el siglo 19. Por lo que presentaría un déficit en la construcción de una historia políticoeconómica de la región.
Dos preguntas pertinentes a nuestros actuales momentos:
cuáles eran las condiciones reales para el desarrollo del
capitalismo en situaciones de las para entonces vigentes
formas oligárquicos rentistas, y, de ser válida la existencia
de esta forma oligárquico rentista, abigarrada y compleja,
en qué condiciones emergería el modo de producción capitalista, cómo una contradicción a este modelo existente
al que lo sustituye, o más bien, como muestra estudios de
historia económica, cómo una continuidad de esas formas,
por lo que no se produciría como indican las versiones clásicas, esa sustitución que hará posible la construcción de
otras formas de relaciones sociales-societales.
Esto nos lleva a una otra actual discusión. Si lo que perviven son formas de capitalismos frustrados, cuál es el capitalismo realmente existente en América Latina, y a partir
de ello, qué capitalismo en este signo de los tiempos, de
un sistema mundializado-globalizado, es posible en América Latina y particularmente en el país.
Esto conlleva otra interrogante: qué actores, en términos
bourdunianos, hacen posible qué tipo de democracia,
puesto en otros términos qué sistema político viabiliza las
formas de poder realmente existentes (fácticos por ejemplo), y qué poder en términos maquiavelianos, permitiría
su gobierno (gobernanza), para ser de éste (el gobierno) el
del interés común, el de las mayorías.
Las interrogantes o inquietudes mencionadas se complejiza cuando introducimos ese otro factor presente en las
condiciones mundiales actuales: el cambio climático o
dicho más ampliamente la crisis ambiental global. Desde
esta perspectiva es difícil seguir sosteniendo como aparece en el discurso neoextractivista, los amplios márgenes de
aprovechamiento de las enormes riquezas de los recursos
naturales existentes, cuya explotación, mejor controlada y
administrada por el estado, serán la palanca para el desarrollo esperado, siempre entendido como crecimiento
económico.
Se supone aunque sin fundamento consistente, que la acción pública y las normativas estatales serán capaces de
evitar reproducir los problemas ambientales de los países
industrializados. Más allá de la débil argumentación de
que la explotación y los efectos de ésta serían focalizados,
generando amplias zonas de amortiguamiento hacia su
alrededor, la cuestión reitera el debate no saldado sobre
el carácter mercantilista de la participación nacional en el
mercado mundial, ya que como se reconoce el modelo primario exportador se realiza en el mercado mundial, siempre dependiente de los precios fijados internacionalmente.
Es necesario tener presente, que en el actual momento histórico mundializado y globalizado, la ganancia que
se genera en las relaciones económicas, particularmente
mercantiles, se realiza a nivel y escala mundial y que ésta,
condicionada y contingente a la impresionante revolución
tecnológica existente, cada vez, en términos de generación
de plusvalía, se va achicando, aproximándose sobre todo
en su clásica forma de industrialización a un valor cercano
a cero, con lo que la reproducción misma del sistema estaría en cuestión, agravada por la presencia de “buitres” especulativos y de la misma dinámica de la producción tecnológica que al reducir los tiempos necesarios y reinventar
nuevos productos, hacen más rápida la obsolescencia de
los bienes producidos.
Con esto, la insaciable búsqueda de obtención de ganancias, por otra parte necesaria para la reproducción del sistema, está cada vez más condicionada, a realimentarse de
otros capitales (los mercados bursátiles), anónimos, indiferentes, ávidos de lucros, de paso esto se explicitó en la
reciente crisis financiera, así como a reducir la participación del trabajo vivo (la fuerza de trabajo humano) en la
producción de bienes naturales con los que se restringe
las posibilidades de empleo, el valor de los salarios que en
teoría debería ser igual a los requerimientos para la reproducción de la fuerza de trabajo, resurgiendo relaciones precarias y hasta esclavistas. Tanto la burguesía como el proletariado, actores fundamentales del desarrollo capitalista,
tal como se ha conocido hasta ahora, empiezan a declinar
y son sustituidos por máquinas y mercados especulativos.
La crisis actual del capitalismo es una crisis estructural,
de la realización misma del valor, de manera nunca antes
vista, y por ende supone una transformación profunda de
las relaciones capital-trabajo; de las relaciones sociales de
producción; de las formas de acumular ganancia, cada vez
más estrechas; por lo que todo se vuelve mercancía, particularmente recursos naturales antes considerados como
bienes públicos, como el agua, el aire, los servicios ambientales, son sujetos de mercadeo y lucro.
La razón de mercado se sobrepone a la razón política que
acompaña a la conformación de los estado-nación; esta ra-
128
zón organiza las sociedades produciendo un “mercado de
masas” de seres consumidores que convierten en consumo
todas sus relaciones con las cosas, con otros seres y consigo mismo, haciendo del consumo su forma de existencia.
Así mismo, al parecer, retomando a A. Quijano, se estaría
poniendo al descubierto, por primera vez, de manera explícita, la vieja amenaza de la barbarie técnica y de la devastación anunciada por K. Marx.
La especulación financiera dominante, la pérdida de representatividad del trabajo vivo en la producción, conllevan a
una concentración del poder a nivel global, así como a cada
vez una mayor exclusión de grandes masas del proceso
productivo, pero contradictoriamente convocadas a consumir. El anhelado zoom político, actor político que podría
confrontar y cambiar las situaciones de dependencia, de
concentración de poder y desechabilidad de las personas
está siendo relegado por la supremacía del homo economicus consumista, individualista, ególatra y narcisista.
Estas realidades, siempre discutibles y sujetas al análisis e
indagación, contextualizan las preguntas antes planteadas
acerca del capitalismo realmente existente, sus posibilidades de consolidarse y la manera en cómo se constituye
una gobernanza capaz de responder al bien común y de la
mayoría; imprimiendo un “orden sobre el desorden” de la
desigualdad persistente que supone la vigencia de la democracia.
Estoæ nosæ llevaæ aæ unaæ otraæ actualæ
discusiÑn.æSi æl oæq ueæp ervivenæsonæ
formasæd eæca pitalismosæfr ustrados,æ
cuà læesæel æca pitalismoær ealmenteæ
existenteæenæAm•r icaæL atina,æyæa æ
partiræ deæ ello,æ qu•æ capitalismoæ enæ
esteæsi gnoæd eæl osæti empos,æd eæunæ
sistemaæmund ializado-globalizado,æ
esæ posibleæ enæ Am•r icaæ Latinaæ yæ
particularmenteæenæel æp aÕ s.
129
Luis Verdesoto
Gloria Ardaya
Investigadires y profesores universitarios
[email protected]
[email protected]
Continuidad y cambios
en el desarrollo local
y regional
-Unaæ aproximaci”
næ alæ casoæ ecUatoriano-
Enæ laæ historiaæ republicanaæ delæ Ecuador,æ alæ igualæ queæ
enæ laæ economÕ a,æ enæ laæ polÕ tica,æ lasæ localidadesæ yæ lasæ
regionesæ hanæ tenidoæ diferentesæ rolesæ enæ laæ construcciÑnæ deæ laæ naciÑnæ yæ delæ Estado.æ Esteæ artÕ culoæ muestraæ
losæ rolesæ modernosæ deæ lasæ localidadesæ yæ regionesæ queæ
hayæ queæ reconocer,æ paraæ evitaræ equÕ vocosæ enæ laæ lecturaæ delæ momentoæ actualæ yæ enæ lasæ decisionesæ deæ laæ
polÕ ticaæp Ïb lica.
Seæ reconocenæ variosæ perÕ odosæ histÑr icosæ dondeæ seæ
expresanæ lasæ continuidadesæ yæ rupturasæ delæ aporteæ deæ
localidadesæyær egionesæa æl aæconsti tuciÑnæd eæl aæ naciÑ n.æ
Laæ exportaciÑnæ petroleraæ iniciÑæ unæ periodoæ marcadoæ
poræ elæ protagonismoæ estatal,æ unaæ modalidadæ rentistaæ yæ
nuevasæ formasæ deæ clientelismoæ territorial.æ Peseæ aæ ello,æ
lasæ provinciasæ yæ lasæ ciudadesæ delæ paÕ sæ presentanæ nuevosæ rolesæ enæ elæ desarrollo.æ Lasæ redesæ urbanaæ yæ regionalæ
impidieronæ queæ laæ crisisæ generalæ tengaæ consecuenciasæ
catastróficas. Los territorios son los nuevos asientos
deæ laæ democracia,æ queæ seæ condicionanæ mutuamenteæ
yæenæl ibertadæconæel æni velæna cional.æ
Laæ descentralizaciÑn,æ laæ nuevaæ ConstituciÑnæ yæ elæ CÑ digoæ Territorialæ marcanæ losæ parà metrosæ delæ desarrolloæ
localæ actual.æ Esteæ serà æ posibleæ solamenteæ siæ seæ asumeæ
unaæ concepciÑnæ modernaæ delæ desarrolloæ local,æ queæ
implicaæ elæ reconocimientoæ deæ losæ nuevosæ actores,æ elæ
rolæ diferenciadoæ deæ losæ territoriosæ yæ losæ instrumentosæ
paraæ conseguiræ nivelesæ altosæ deæ competitividadæ sist•micaæter ritorial.
130
131
Lasæl ocalidadesæyæl asær egionesæenæl aæhi storiaæ
ecuatoriana
A lo largo de la historia republicana del Ecuador, al igual
que en la economía, en la política, las localidades y las
regiones han tenido diferentes roles en la construcción de
la nación y del Estado. Estos roles contrastados son las
vertientes con que la sociedad construye pluralmente a la
nación y al Estado desde el territorio. A diferencia de la
tradición interpretativa puede afirmarse que tanto el desarrollo económico como la representación política se construyen siempre desde una forma más o menos concentrada
territorialmente y que esa desigualdad – diferencia - diversidad motoriza a sus contribuciones - proyectos de nación
y Estado1.
La diferencia entre roles regionales y locales no debe ser
estigmatizada. Es equivocado buscar en el pasado y pretender para el futuro una modalidad económica territorialmente uniforme, de mercado interno o de acceso al mercado internacional, por ejemplo, tanto como pensar que la
construcción regionalizada de la representación es siempre síntoma de déficits de construcción nacional.
El propósito básico de este artículo es mostrar roles modernos de las localidades y regiones en el Ecuador de hoy
y en estos párrafos evidenciar que esos roles han cambiado, lo que obliga a la investigación social y política a reconocerlo, para evitar graves equívocos en la lectura del
momento actual y en las decisiones de la política pública.
Estasætr esæver tientesæd eæl aæna ciÑn,æ
sinæemb argo,ægener aronæunæp atrÑnæp araæl aæconfor maciÑnæesta talæ
conæmu tuasæ limitacionesæ yæ contribucionesæd •b ilesæa æl osæi dealesæ
de modernidad. Pero, finalmente,
dieronæl ugaræ aæ unaæ formaæ deæ Estadoæna cionalæ resultante,æ enæ queæ lasæ
regionesæ pugnaronæ poræ laæ concreciÑnæd eæu naæ organizaciÑ næ federalæ
•tend enciaæ queæ seæ disolverÕ aæ progresivamente-æ yæ lasæ localidadesæ seæ
conformaronæ comoæ instanciasæ deæ
refugioæyænegoci aciÑnæ-fr enteæa æl asæ
tendenciasæ generales-.
En un primer período, a partir de la fundación del Estado
ecuatoriano, al conformarse luego de la separación de la
Gran Colombia hasta la Revolución Liberal, las localidades
y regiones se diferenciaron en los aportes y contribuciones a la conformación del mercado interno y de las instituciones del país.2 La costa –formada por varias cuencas
regionales- y en especial Guayaquil -la localidad costeña
más caracterizada- desempeñó un rol muy importante en
la inicial configuración de la República y en la articulación
internacional, mientras que las localidades de la sierra se
refugiaron tras la economía de hacienda y la dominación
étnica. Posteriormente, dentro de este mismo período, la
nación se construyó a partir de un proyecto conservador
despótico, basado en una forma de modernización iluminista.3
1 Ver Boisier, Sergio:¿Hay espacio para el desarrollo local en la globalización?, Santiago, Revista de la
CEPAL No. 8 6, Agosto, 2 0 0 5.
2 Ver Ramón Valarezo, Galo y Víctor Hugo, Torres Dávila: “El desarrollo local en el Ecuador. Historia,
Actores y Métodos”, Quito, 1ra. Edición, Ediciones Abya-Yala, 1994.
3 Ver Henderson, Peter V.N: “Gabriel García Moreno y la formación de un Estado conservador en los
Andes”, Quito, CODEU, 2010.
132
Estas tres vertientes de la nación, sin embargo, generaron
un patrón para la conformación estatal con mutuas limitaciones y contribuciones débiles a los ideales de modernidad. Pero, finalmente, dieron lugar a una forma de Estado
nacional resultante, en que las regiones pugnaron por la
concreción de una organización federal –tendencia que se
disolvería progresivamente- y las localidades se conformaron como instancias de refugio y negociación -frente a las
tendencias generales-. El Estado fue más bien una instancia normativa que “pujó” por constituirse, antes que la concreción estratégica de un proyecto de comunidad política y
de un aparato de política pública.
El segundo período va desde la Revolución Liberal hasta la
exportación de petróleo en la década de los años setenta
del siglo pasado. Asistimos a un mayor protagonismo estatal surgido de los roles de localidades y regiones frente
a las crisis y a las necesidades regulatorias del mercado.
Sin embargo, la Revolución Liberal siguió algunos lineamientos del patrón estatal iluminista aunque desechó la
matriz conservadora y clerical. La sociedad y el capital adquirieron una mayor ingerencia en la conformación nacional matizados por el ciclo económico. Las regiones siguieron una ruta para la conformación de las élites y territorios
relacionados con la articulación externa (cacao y banano)
mientras que las localidades tendían a ampliarse en sistemas urbano-rurales, especialmente en la costa. En la sierra, muchas localidades profundizaron su carácter de formas de resistencia frente a las exigencias de articulación
internacional y nacional, mientras que algunas –en menor
cantidad- emprendieron una ruta de modernización, en general soportadas por la obra pública, bajo estímulos precisos del mercado y ayudados por la proximidad del ejercicio
burocrático del poder.
Puede afirmarse, en suma, que durante esos dos periodos las localidades de la sierra y de la costa contribuyeron
desde distintos ángulos a la conformación estatal, sin que
deba reducirse la interpretación a un solo modelo o a una
sola modalidad regional. Sin embargo, sí puede afirmarse
que mientras en la costa tendieron a conformarse regiones, las élites serranas se anclaron finalmente más bien
en la construcción estatal antes que en la conformación
de territorios.
No obstante, aquella afirmación también debe matizarse.
Existe una dificultad de diferenciar con precisión a los poderes regionales respecto de los poderes locales tanto en
la sierra como en la costa. Muchos poderes locales –generalmente articulados por las municipalidades como su institución representativa- buscaron diferentes “soluciones”
de articulación con las regiones y territorios, “vía alterna”
para participar en la conformación del Estado. Así, algunos
poderes locales de la sierra se ubicaron como contraparte
de la conformación nacional estatal, tanto como algunos
poderes regionales de la costa se convirtieron en los interlocutores de ese proceso.
133
Este entramado complejo de localidades y regiones, de la
sierra y de la costa, compartieron ideológica y organizativamente una dificultad: la comprensión de la diversidad y
el ejercicio de la tolerancia. Las diferencias -las propias y
las de los otros actores sociales y territorios- no pudieron
ser positivamente integradas en la conformación del Estado nacional, surgiendo tendencias regionalistas con mayor
agudeza discursiva que sustento económico y social. Este
problema que brotó con la conformación de la república
se extendió a través de muchas formas hasta la actualidad,
siendo su mayor característica hoy el “desconocimiento”
del otro actor regional antes que las disputas por el proyecto de nación o de articulación de los sectores económicos interno y externo.
El tercer período que diferenciamos, partió con la exportación petrolera y llega hasta la actualidad4. Está marcado
por el protagonismo estatal, concretado como una modalidad rentista que minimiza a los roles tradicionales de las
regiones y localidades en la conformación nacional. En el
período previo, las regiones tuvieron como referentes institucionales a “entidades autónomas”, las que fueron eliminadas, y entonces la temática territorial fue asumida por
corporaciones de desarrollo regional. A su vez, la “caja única” domina a la gestión pública en el periodo en análisis.
Esta forma fiscal fue asediada por nuevas y numerosas demandas por asignaciones discrecionales, que anunciaban
dinámicas sectoriales de conflicto por la renta pública y
formas renovadas de clientelismo territorial.
Durante la primera década de exportación petrolera –con
que se inicia este tercer período- se presentaron fuertes
presiones por la afirmación nacional. Este “nacionalismo”
se concretó como propiedad pública de partes de la economía y voluntad de control territorial. Este modelo estatal sobrevivió y acompañó a la redemocratización. Durante
la democracia hubo tres momentos institucionales (reflejados en sendas Cartas Constitucionales) que mostraron
una voluntad política de concreción de un patrón estatal
(el Estado como eje de la conformación nacional -1978-) y
una voluntad económica por un patrón mercantil (desplazamiento de iniciativas hacia el mercado -1998-). Cuando
se esperaba la concreción de un patrón social (despliegue
de las identidades sociales para construir a la nación en
conjunto con el Estado y el mercado -2008-), la Constituyente de Montecristi recaló en un nacionalismo básico,
que autorizó la reconstrucción del Estado como mera materialidad / gasto público respaldado en una enunciación
exhaustiva de derechos sin garantías institucionales.5
4 Ver Verdesoto, Luís: “Instituciones y gobernabilidad en el Ecuador. A un cuarto de siglo de democracia”,
Quito, ABYA YALA, 2005.
5 Ver Verdesoto, Luis y Ardaya, Gloria: “La estatalidad de la democracia y la democratización del Estado en
el Ecuador” en: Burbano de Lara, Felipe (Coord): “Transiciones y rupturas. El Ecuador en la segunda mitad
del siglo XX”, Quito, FLACSO, 2010.
Losæter ritoriosæ hanæ recorridoæ alæ
menosætr esæmomentosæa æl oæl argoæ
deæesta sætr esæd •ca dasæd eæd emocracia.æI nicialmente,æ laæ conformaciÑnæter ritorialæ fueæ estrictamenteæ
dependienteæd elæfomentoæp Ïb lico.æ
Posteriormente,æseæl egitimÑæuna æ
demandaæd eæ ñ aperturaæ internaî æ
yæseæa briÑæu næ procesoæ deæ descentralizaciÑn æ estatal.æ Finalmente,æ
la crisis de fin de siglo retrajo la
actividadæte rritorialæ delæ gobiernoæ
nacionalæyæl aæ dolarizaciÑ næ reconformÑæa æl osæm ercados,æ loæ queæ sinæ
embargoæest imulÑ æ aæ lasæ iniciativasæ
localesæyær egionales.æ
Los territorios han recorrido al menos tres momentos a lo
largo de estas tres décadas de democracia. Inicialmente,
de modo paralelo a la consolidación del rentismo estatal
con la exportación petrolera, la conformación territorial fue
estrictamente dependiente del fomento público. Posteriormente, se legitimó una demanda de “apertura interna” y se
abrió un proceso de descentralización estatal, que estuvo
relacionado a reformas económicas más generales y con la
apertura internacional. Finalmente, la crisis de fin de siglo
retrajo la actividad territorial del gobierno nacional y la dolarización reconformó a los mercados, lo que sin embargo
estimuló a las iniciativas locales y regionales.
En el Ecuador ha habido una débil y soterrada discusión
acerca del número adecuado de niveles de gobierno, que
básicamente oscila entre dos (nacional y municipal) o tres
(incluyendo al provincial). La realidad, sin embargo, muestra que se han multiplicado el número de niveles de gobierno pues además se han creado regiones y parroquias
rurales, a los que se han sumado definiciones como las
circunscripciones étnicas asimilables a todos los niveles
de gobierno u otros regímenes especiales asimilables a situaciones demográficas o ambientales.
A lo largo de la democracia, el número de municipios se
ha duplicado como producto de, por un lado, una realidad
demográfica cual es la densidad poblacional y las demandas de acceso a las transferencias del gobierno nacional
(participación en rentas); y, por otro lado, el acceso a las
decisiones que conlleva nuevas presiones representativas
y la generación de renovadas redes clientelares, fundamentalmente electorales. Esto en la dimensión municipal
cuyo protagonismo es central en la configuración de los
poderes territoriales.
ƒ.æenæmucho
sæ paÕ sesæ incluyendoæ
alæE cuador,æseæ haæ ñ fetichizadoî æ laæ
capacidadæd eæca mbioæd eæl aæd escentralizaciÑ n.æ Loæ ciertoæ esæ queæ
enæel æp aÕ s,æl aæ descentralizaciÑ næ noæ
haæteni doæti empoæp araæi nstalarseæ
enæl asæestr ucturasæa dministrativasæ
deæl osæter ritoriosæ yæ enæ lasæ culturasæ
institucionalesæ deæ losæ ciudadanos.æ
Unaæconfor maciÑ næ territorialæ extremadamenteæ desequilibradaæ asÕ æ
como un sentimiento de injusticia
/æop resiÑnæenæl aæconvi venciaæentr eæ
los territorios ha resquebrajado al
ñp actoæ territorialî .
La democracia presentó un débil amparo institucional para
la consolidación de provincias / regiones. De un lado, los
procesos de cambios urbanos (consolidación de redes) y
rurales (consolidación funcional de predios por cuencas de
desarrollo) aun se encuentra en proceso y se redefinen con
la modernidad y la globalización. De otro lado, las identidades regionales / provinciales han seguido un proceso de
asentamiento igualmente lento, sin que se desprendieran
radicalmente del antiguo discurso regionalista y tampoco
migren hacia una propuesta consecuentemente autonómica, por su dependencia de la renta pública centralizada.6
6 Se produjo una oleada de reivindicaciones autonómicas provinciales consultadas al pueblo y que demandaron un germinal respeto a la autodeterminación territorial tanto como fue germinal la conformación
identitaria. Buscaron la conformación de provincias autonómicas en el discurso pero tuvieron débiles bases
políticas, administrativas y fiscales. Más allá de la manipulación de las identidades territoriales para presionar por la resolución de temas bancarios de sectores financieros asentados en algunas de esas localidades,
las manifestaciones electorales autonomistas se enmarcaron institucionalmente y no buscaron ninguna
forma de secesión que afectase a la unidad nacional. La autonomía –en sus dimensiones administrativas
y financieras descentralizadas- es, por ahora, la principal demanda subnacional y se ha convertido en el eje
134
Las provincias y las ciudades del país presentan nuevos
roles en el desarrollo. Las redes urbana y regional impidieron que la crisis general tenga consecuencias catastróficas.
Los emprendimientos de esas redes y la vitalidad de los
habitantes de las localidades marcaron al desarrollo interno.
respondieron a ese desafío con limitaciones. En las ciudades, especialmente las intermedias, y en las provincias
emergieron diversas formas de gestión mixta y cooperación público / privada de desarrollo, las que buscaron sinergias concretas y particulares entre el Estado territorial,
el mercado y la sociedad local.
Las regiones / provincias y las ciudades con sus entornos
agrarios son las nuevas formas en que reside el Estado y se
configura a la nación, de modo complementario a la sola
existencia del gobierno nacional, como se presumía antes.
Los territorios son sedes de innovativas relaciones productivas, sociales y políticas, que en su diversidad, expresan a
la nación y su conformación de cara a la globalidad. Son
los nuevos asientos de la democracia, que se condicionan
mutuamente y en libertad con el nivel nacional. Esta democracia renovada desde los territorios debe basarse en
actores sociales que producen y demandan nuevos derechos y modelos de desarrollo local.
Los gobiernos municipales y provinciales conservaron
capacidades de organización de la vida local. Las instituciones territoriales disminuyeron el impacto de la falta de
políticas económicas y de protección social. La capacidad
instalada en las ciudades y provincias les permitió dinamizar pequeñas economías locales y buscar articulaciones
más amplias. Desde entonces se puede avizorar que se
están formando cuencas provinciales / regionales y redes
urbanas ligadas a esos tipos de desarrollo.8
Laæd escentralizaciÑnæ
Como es conocido, la descentralización es la transferencia
de decisiones desde el centro hacia los territorios y actores subnacionales. Un gobierno subnacional se diseña en
base a cuatro elementos: el mandato popular, la capacidad
legislativa, las bases fiscales y las disponibilidades administrativas. Un proceso ordenado de descentralización determina el rol territorial del gobierno nacional tanto como
las formas concretas de contribución de los territorios a la
nación. Para lograr un proceso sustentable de descentralización, las instituciones territoriales requieren de claras y
estables reglas de convivencia en el territorio.7
En nuestro país, el proceso de descentralización ha entregado pocos productos, especialmente oportunidades para
la corrección de los desequilibrios territoriales y ha divagado entre diversos diseños que no estimulan a la competitividad sistémica territorial. Ha tenido problemas en
varias dimensiones. De un lado, las estrategias han sido
ambiguas y técnicamente débiles, indefinidas en los objetivos y las competencias de la administración territorial.
De otro lado, las expectativas de resultados no se correspondían con las capacidades institucionales y fiscales de
los gobiernos subnacionales.
Durante la mayor parte de la década de los años noventa,
el desarrollo y en particular el territorial estuvo signado
por la debilidad / ausencia del nivel nacional de gobierno,
como hemos mencionado. Las instituciones territoriales
Lo anterior no contraría el que, en muchos países incluyendo al Ecuador, se ha “fetichizado” la capacidad de cambio de la descentralización. Lo cierto es que en el país, la
descentralización no ha tenido tiempo para instalarse en
las estructuras administrativas de los territorios y en las
culturas institucionales de los ciudadanos. Una conformación territorial extremadamente desequilibrada así como
un sentimiento de injusticia / opresión en la convivencia
entre los territorios ha resquebrajado al “pacto territorial”.9
Los componentes “clásicos” de la descentralización –representación política, capacidad normativa, fiscalidad, estructuras administrativas- pueden terminar opacados por
el insistente discurso de reordenamiento territorial que
parece hegemonizar a la planificación hoy en el país. Existe el convencimiento –sin asidero en la realidad- de que el
poder regional (fuente de un nuevo clientelismo) se desarticulará mediante el reordenamiento territorial, para lo
cual -como constó al país en la discusión constituyente- se
pretendió sustituir a las provincias por las regiones. Pero
finalmente prevaleció la razón histórica y las provincias
son y serán una realidad perenne.
La regionalización no es un instrumento de reordenamiento territorial que pueda sustituir a la voluntad popular y
“provocar” un nuevo orden local / territorial y una nueva
articulación del poder nacional. Las “viejas” propuestas de
reordenamiento territorial de los años setenta han fracasado.
La dimensión territorial más importante del Estado ahora
es la transformación y proyección de las regiones, provin8 En este proceso, hacia el futuro pueden jugar roles importantes las “mancomunidades”.
de los gobiernos territoriales, sin que deba descartarse que hacia el futuro adopte una forma propiamente
9 Para la reconstitución de sólidos acuerdos territoriales con que provincias, cantones y parroquias concur-
“autonómica”, esto es, de autogobierno político y legislativo en el marco de un acuerdo nacional, surgido
ran a la conformación estatal se debe vincular al desarrollo con las instituciones. En materia territorial, los
directamente de la Constitución vigente y del mandante primario.
arreglos institucionales deben ser flexibles en el largo plazo, al tiempo que en el corto plazo debe permitirse
7 Gobierno Nacional, Regional, Provincial, Municipal y Parroquial, en nuestro caso.
135
a las instituciones que se asienten y logren eficacia.
cias, cantones y distritos. Esto es, se debe reconformar, en
las regiones, provincias, cantones y distritos, formas participativas de producción económica y decisión política, y
desarrollar conciencia y valoración de su participación en
la nación. Se debe introducir la variable territorial en todos
los instrumentos de decisión pública, para lo cual es preciso contar con capacidades institucionales y económicas
para la planificación y prestación de servicios; acuerdos
territoriales para la especialización productiva y la competitividad; y, participación transparente de capital privado,
complementaria con los esfuerzos públicos.
Las regiones, provincias y distritos deben robustecer su capacidad de orientarse, en base a sus conveniencias, hacia
todo tipo de intercambio e integración. Entre las condiciones del desarrollo territorial se cuentan un Estado que redefina las relaciones con el mercado desde nuevas alternativas de inversión y gestión mixtas, la concertación público
/ privada, el logro de externalidades territoriales positivas,
el estímulo a los subsistemas productivos y reproductivos,
la modernización de la administración pública local y la
creación de economías de escala regional, provincial y distrital.
En la circunstancia actual se precisa un “acomodo” sin
traumas entre niveles de gobierno para definir Políticas Territoriales de Estado; detener la incertidumbre en la transición del desarrollo; y, generar “propuestas” territoriales
productivas e institucionales, incluyendo la participación
de las provincias y ciudades en los proyectos nacionales.
Este es el reto principal de la redefinición de la estrategia de descentralización a cargo del Consejo Nacional de
Competencias.
Elæni velæi ntermedioæsi gueæsi endoæ
laæma yoræd ebilidadæ enæ elæ procesoæ
actualæd elæE cuador.æP oræ unæ lado,æ
lasæp ropuestasæp araæconfor maræ
regionesæchoca ronæconæl aævi genciaæhi stÑr icaæd eæl asæp rovincias,æ
escenarioæa ctualæd eæsur gimientoæyæ
crecimientoæd eæel itesæter ritoriales.æ
Por otro lado, la indefinición competencialæi mpidiÑ æ aæ lasæ provinciasæ
jugar un rol de representación
regional,æq ueæ seæ acentuÑ æ conæ unaæ
bajísima capacidad fiscal y de
ejecución.
Es preciso concretar estímulos para nuevas formas de gestión democrática de los territorios, que incluye innovaciones en la planificación y en la prestación de servicios con
corresponsabilidad ciudadana. En consecuencia, debe estimularse también el diseño institucional autónomo que
apunte hacia instituciones territoriales que concreten la
cohesión social en los territorios. La cohesión social debe
entenderse como las diversas dimensiones que permiten
el uso social y productivamente justo del territorio urbano
y provincial, que permita el desarrollo de identidades que
se apropien del territorio como condición de la democratización y de la productividad.
Las ciudades, las provincias y las regiones deben construirse como territorios cada vez más democráticos siendo escenarios de una modalidad mixta de gestión pública
en todos los niveles de gobierno. Las autoridades deben
sustentar su legitimidad en la cercanía administrativa con
la gente, para poder liderar los procesos que requieren de
sus consensos. Las instituciones deben concebirse como
escenarios de concertación. La concertación deberá incrementar la capacidad institucional. A una mayor capacidad
136
institucional, deben corresponder incrementos en las responsabilidades ciudadanas, que también requiere de fortalecimiento institucional de sus organizaciones.
La desconcentración de la gestión dentro de las ciudades y
las provincias es una prioridad tanto como la redistribución
interna de todo tipo de recursos. En todo caso, los interlocutores finales de las medidas deben ser las organizaciones de la sociedad civil. A su vez, administrar el territorio
desde la perspectiva de la equidad es una obligación de las
autoridades. Los actores de los territorios tienen que construir una comunidad de cooperación y comunicación. El
progreso no sólo consiste en la inclusión económica sino
en las percepciones y conductas que hacen cada día sociedades más democráticas y gobernables. Se debe concretar
la interculturalidad en las políticas públicas y desarrollar a
la sociedad de la información. Sólo en base a la cohesión
social, la sociedad ecuatoriana derrotará a la corrupción,
condición importante el la lucha contra la pobreza.
LaæConsti tuciÑnæyæel
æCÑd igoæT erritorial.æ
La Constitución ecuatoriana vigente (2008) hizo un avance al determinar competencias exclusivas, las que permitían avizorar objetivos más precisos para cada nivel de
gobierno y, de este modo, precisar funciones, atenuar la
sobreposición entre niveles10, bajar el nivel de intolerancia y preparar condiciones de rearticulación cooperativa
entre organismos subnacionales. Para lograrlo, se requiere
que los niveles subnacionales de gobierno dispongan de
competencias sostenidas en recursos y en instrumentos
de cooperación pública y privada, nacional e internacional;
conocimiento de los subsistemas productivos y reproductivos territoriales; y, manejo de los instrumentos de coordinación sectorial y territorial.
El nivel intermedio sigue siendo la mayor debilidad en el
proceso actual del Ecuador. Por un lado, las propuestas
para conformar regiones chocaron con la vigencia histórica
de las provincias, escenario actual de surgimiento y crecimiento de elites territoriales. Por otro lado, la indefinición competencial impidió a las provincias jugar un rol de
representación regional, que se acentuó con una bajísima
capacidad fiscal y de ejecución.11
10 Este, el principal avance, que garantizaba una posterior rearticulación competencial mediante sistemas
de concurrencia, ha sido debilitado por el COOTAD que abre indiscriminadamente la delegación, forma
nueva de la discrecionalidad de un nivel de gobierno –el que delega- y que puede generar –además de una
nueva forma de descentralización “a la carta”-, toda una gama de sobreposición de competencias en territorios y niveles de gobierno. La concurrencia es una necesidad del ejercicio moderno de las competencias,
En términos generales, los gobiernos intermedios deben
“gestionar políticamente el cambio estructural en cada
ámbito territorial”, lograr el acatamiento de los actores
provinciales / regionales a la normatividad y políticas públicas, y conseguir resultados institucionales mediante la
autorregulación de los actores territoriales.
Además, los gobiernos intermedios deberían ser los vehículos para estructurar acuerdos entre actores gubernamentales, políticos y sociedad civil, acerca del ajuste competencial de los niveles subnacionales, facilitar la utilización
del aparato público, convertirse en agentes de estímulo
para la formación de redes, conformar redes de Municipalidades que converjan para un propósito específico de
desarrollo y desarrollar nuevos entramados de organismos
públicos y privados del ámbito productivo.
La reforma institucional se obliga a estar respaldada por
un preciso diagnóstico de potencialidades de los territorios, en el marco de políticas regionales y normativas fiscales, financieras e institucionales. La nueva planificación
tendría que soportarse en la apropiación por parte de los
actores de los paquetes de competencias y la autorregulación de los actores en los emprendimientos y en las limitaciones que asuman para optimizar la inversión provincial y
la provisión de servicios.
La planificación y las instituciones se comprometen a superar las evidentes falencias de la descentralización. Las
imprecisiones de las competencias transferibles se originan, fundamentalmente, en la indefinición de los objetivos
/ finalidades de los niveles de gobierno. Hay que recordar
que esta imprecisión imposibilita el ejercicio de la responsabilidad.
El mayor desafío fue modificar la dependencia de las transferencias financieras nacionales y modificar la omnipresencia de ciertas políticas públicas nacionales. Sin embargo, esta es una asignatura pendiente, especialmente en el
plano del dominio tributario de los territorios. Corregir las
actuales distorsiones en las transferencias, es necesario
poniendo especial énfasis en los mecanismos orientados a
la equidad territorial. Hay que dar una concreción realista
al principio de solidaridad, el que debe hacerse mediante
los instrumentos de planificación territorial y la adecuada
formulación de criterios de asignación, que el COOTAD no
logró.
En suma, queda pendiente una estrategia / modelo de
descentralización que sea precisa, transparente, gradual,
progresiva, participativa y respetuosa de los procesos subnacionales para que, en el marco de un Estado unitario,
pero mediada por una efectiva capacidad de los concurrentes y no en la voluntad de creación de nuevas
clientelas en la política pública.
11 Respecto de América Latina, la transferencia de recursos desde el gobierno central hacia los gobiernos
dades y una extrema debilidad en el nivel intermedio, situación que se acentúa con la limitación fiscal de los
subnacionales se encuentra en los promedios, pero exhibe una marcada concentración en las Municipali-
gobiernos provinciales, que virtualmente no disponen de ninguna posibilidad tributaria.
137
ƒæq uedaæp endienteæ unaæ estrategiaæ/æmod eloæd eæd escentralizaciÑnæ
queæsea æp recisa,ætr ansparente,æ
gradual,æp rogresiva,æp articipativaæyæ
respetuosaæd eæl osæp rocesosæsub nacionalesæp araæq ue,æenæel æma rcoæ
deæunæE stadoæuni tario,æd iversoæyæ
solidario,æseæesti muleæa æl aæcoop eraciÑnæi ntergubernamental.
diverso y solidario, se estimule a la cooperación intergubernamental.
Entre los principales propósitos del Código Orgánico de
Ordenamiento Territorial, Autonomía y Descentralización,
COOTAD, constan el desarrollo reglamentario (jurídico) de
la Constitución, la compilación y la reforma de la legislación territorial dispersa y la dotación de un orden coherente a las instituciones subnacionales. Sus principales
logros son una lectura básica de la Constitución, especialmente desde la perspectiva de los temas institucionales y
de equidad territorial, la compilación de normas y, dentro
de una orientación político institucional determinada, el
planteamiento coherente de un rol del nivel nacional en
el ejercicio de su interés territorial, cual es, el control de
esas instancias. A partir de allí, las principales limitaciones
dicen relación con una interpretación de la Constitución
que redujo los alcances autonómicos de la legislación territorial a la descentralización bajo hegemonía del gobierno nacional eliminando a los avances autonómicos. Esta
interpretación se redujo a las necesidades de concentración de poder presente en otras áreas de la economía y de
las instituciones, se evitó la reglamentación de un buen
número de normas constitucionales y, en la concreción, reprodujo problemas de arrastre en la coherencia del diseño
institucional cuando no se produjeron severos retrocesos.
El COOTAD busca una estrategia institucional en los territorios, para lo cual sacrifica el tratamiento y los estímulos
al proceso de descentralización (v.g. selecciona interesadamente la mención a principios sin invocar a todos los
temas pertinentes), mostrando desapego político al proceso. No diferencia entre los gobiernos descentralizados y
los gobiernos autonómicos reduciendo los alcances jurídicos y significación política de los Estatutos Autonómicos.
Más aun, la autonomía jurídica subnacional es un temor
que acosa a todo el Código. Es importante, sin embargo,
el establecimiento del Sistema Nacional de Competencias,
cuyos alcances aun están por definirse en la práctica y en
las expectativas de los integrantes del Consejo.
Respecto de la estrategia de conformación de unidades y
gobiernos subnacionales, el COOTAD presenta varios logros. Trata de solucionar las confusiones de la Constitución
entre unidades espaciales subnacionales y niveles de gobierno (los gobiernos subnacionales tienen competencias
funcionales que se ejercen en jurisdicciones territoriales)
y en una buena cantidad de artículos supera la tradicional
dicotomía urbano / rural, que ha impedido una legislación
adecuada y moderna del desarrollo urbano y regional.
No obstante de la clarificación de jurisdicciones territoriales, el COOTAD “sacrifica” la definición constitucional
de niveles de gobierno (la que solamente recupera para
dar un lugar a los distritos dentro de las representaciones
138
de las regiones en el Consejo Nacional de Competencias),
define al nivel nacional pero evita precisar a los niveles
subnacionales, lo cual introduce un evidente desbalance,
cuando no acude a definiciones conservadoras antes que
apelar a las innovaciones constitucionales.
Quizás la mayor limitación opera cuando no separa a las
funciones de su aplicación urbana o rural, limitación no
solo atribuible al COOTAD sino a un nivel de gobierno –
juntas parroquiales- y a una forma representativa –concejales rurales- de origen rural. Tampoco logra una adecuada
definición de los “regímenes especiales”, forma de organización institucional que califica a uno de los niveles de
gobierno existentes v.g. cantones que adoptan un régimen
especial sea por razones demográficas, ambientales o étnicas.
Elæd esarrolloæl ocal
El desarrollo local sólo puede basarse en la activación de
las capacidades de concertación entre los diversos actores,
que canalizan sus energías sociales y productivas -el capital social acumulado desde sus diversas prácticas- hacia la
institucionalidad y las metas de desarrollo. Se trata de propuestas de desarrollo y acuerdos limitados pero viables. La
significación macroeconómica o macropolítica puede ser
limitada, pero las capacidades invertidas tienen efectos en
los subsistemas económicos y políticos.12 Los pactos locales en torno al desarrollo local pueden presentar mejores
condiciones de sustentabilidad para lograr impactos más
prolongados de políticas contra la pobreza.
La gama de relaciones que se despliegan alrededor del desarrollo local permiten un registro de los cambios que se
operan. En el caso ecuatoriano, a nivel local pueden valorarse adecuadamente las modificaciones en los patrones
sociales v.g. las introducidas por las remesas de los migrantes; de relaciones territoriales v.g. las relacionadas con
la reconformación de las redes urbanas o de roles de las
provincias; o, de relaciones políticas y de aportes a la democracia v.g. de procesamiento intercultural de la justicia.
En una afirmación más amplia, podemos sostener que a
nivel subnacional, las políticas públicas pueden alcanzar
niveles mejores de concreción y adaptación, por lo que es
insustituible la rectoría subnacional de las políticas públicas.13
12 En la economÕ a y la ciencia polÕ tica norteamericana de los aÐos setenta y ochenta
tuvieron peso las propuestas ligadas a los libros ñSmall is beautifulî (E. F. Schumacher)
y ñSmall is possibleî (L.Estill), que ademà s de inspirar a varios movimientos sociales de
OD SRFD K DQ SH U YL
YL
GRH Q SODQW H DP LH QW RVDFW XD OHVGH U H ODFLRQH VH FRQ³P LFDV\ VRFLDOHV
solidarias.
6 H JXU DP H QW H H QH OF RU W RSOD] RH VWH W H P DODU H FW RU · DVXEQDFLRQD
OGH ODVSRO·W L
FDVS± EOLFDVVH F RQYL
H U W DH QH OH VFH QDULRGH W H QV
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U H FODP DSH VH DODH [SU H VDGLVSRV
LFL³QOH JD OXQD U H FW RU · DQDFLRQD
OTXH YDP Â VDOOÂGH
los temas y competencias nacionales y aspira a asumir, a través de la planificación, la
FRQGXFFL³QGH W RGD
VODVGH FLVLRQH VGH ODYLGDORFDO
139
Los cambios en la economía local / regional no son ni tienen que ser linealmente correspondientes con la situación
de la economía nacional. La articulación de factores en
la economía local (v.g. demanda laboral, disponibilidad
de recursos naturales, tipo de producción, articulaciones
a los mercados regional, nacional o internacional) crean
ecuaciones particulares con tiempos económicos e institucionales distintos, a los de espacios mayores o de relaciones más amplias. Esto genera una gama de experiencias
puntualmente exitosas, que apuntalan a los procesos de
descentralización. Esto es, la transferencia de capacidades
públicas del centro a los territorios subnacionales logra
éxitos cuando se encuentra con un adecuado despliegue
de capital social; o, formulado de otro modo, la descentralización debe efectuarse sobre la base de una amplia disponibilidad social y económica local / regional.
En varios países de América Latina se ha mostrado que las
probabilidades de éxito de las políticas públicas (en especial contra la pobreza) son mayores cuando se implantan
en territorios con un menor grado de asimetría en la distribución de ingresos dentro de la localidad / región (no nos
referimos a la posición relativa en la distribución nacional
de ingresos).
Probablemente, estas situaciones de mayor democratismo económico permiten relaciones de cohesión y colaboración sociales superiores a situaciones de polarización
y enfrentamiento, que convierten a la política pública en
un escenario de enfrentamientos.14 Incluso se puede sostener una correlación positiva entre más posibilidades de
concertación local mientras mayor es la calidad de activos
potencialmente distribuibles o ya distribuidos en la localidad. Sin embargo, la cuestión a resolver sigue presentándose en ¿cómo hacer sostenible el proceso de redistribución y de concertación territorial?.
En un libro sobre Concertación para la descentralización
educativa15 sostuvimos que existe una alta correlación entre densidad de la sociedad civil y solidez de la implantación de políticas públicas descentralizadas y, en general,
capacidades de autogobierno de la sociedad para la implementación de servicios públicos en los que ejercía más plena corresponsabilidad. Examinamos para ello un caso concreto. Una década después analizamos comparativamente
varias provincias del Ecuador16 con grados diferentes de
' H VGH XQD SH U VSH FW LYDVLP LODU ( YDQV3 Ó 6W DWH 6RFLH W \ 6\QH U J\
* RYH U QPH QW DQG
Social Capital in Developmentî ,Berkeley: Institute for International Studies, 1996 , citado
SRU % H EEL
QJW RQ $ QW KRQ\ Ó / RVH VSDFLRVS±EOLFRVGH FRQF
H U W DFL³Q ORFDO\ VXV O·P LWH VH Q
un municipio indÕ gena: Guamote, Ecuadorî , plantea que puede haber una mayor posibi
OLGDG GH U H ODFLRQH VVLQ U JL FDVH QW U H H QW LGDGH VH VWDWDOHV\ DFW RU H VVRFLDOHVFXD QGRH [L VWH
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cepes.org.pe.
9 H U GH VRW R / XL V Ó & RQF
H U W DFL³Q SDUDODGH VFH QW U DOL] DFL³Q H GXF DWLYD3U RSXH VWDFRQF
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tual y anà lisis de un casoî , Quito, ABYA YALA, 1999.
9 H U GH VRW R / XL V Ó 4 XL Q KD FH TX H Q H OW H U U LWRU LR / RVJRELH U QRVLQW H U P H GLRV\ ORV
2 EM
H W LYRVGH GH VDU U RO
OR GH O0 LOHQL
RÐ 4 XL W R 35 2 2 ' 0 $ ( & ,' & 2 1 & 2 3(
\
desarrollo social medido luego de la crisis de fin de siglo
y logramos establecer que a mayor sinergia entre Estado,
mercado y sociedad civil correspondían mejores grados de
desarrollo social. La “densidad de la sociedad civil” (número y calidad de actores organizados, y la complejidad y
transparencia en el flujo de la trama de relaciones sociales)
así como la “densidad del aparato público local” (número
y calidad de reparticiones estatales de los diversos niveles
de gobierno y calidad de la autoridad pública y del control
social) asociados a diversos incentivos mercantiles y efectivo flujo de elementos mercantiles generaban “saltos” o
“estancamientos” en el grado relativo del desarrollo en las
provincias ecuatorianas, especialmente, en una situación
postcrisis con baja presencia del gobierno nacional.17
corto que “la globalización afecta a las sociedades campesinas, desgarrando lo local, lo inmediato, las prácticas de
reproducción tradicionales de las familias, para dar paso
o vía libre a procesos que ya no pueden ser controlados
desde dentro (proletarización, migración, descampesinización)…” …. “La mayor parte de productores agropecuarios (menores a 5 ha.) no pueden levantar solos el “edificio
campesino”.” Además la agricultura ha perdido centralidad
como actividad principal apareciendo nuevas actividades
que compensan la falta de tierra agrícola (migración, trabajo doméstico, comercio, artesanía) y se crean muchas
actividades con estrategias más familiares e individuales.
La mayor novedad es la presencia de un “proletariado rural
de origen indígena”.
Muchas variables confluyen en el desarrollo local, entre las
cuales incide decisivamente la disposición al cambio y la
modernización de los actores locales. Esto implica tanto
a la producción agrícola como a las pequeñas y medianas
empresas manufactureras. También el grado de formación
ciudadana, esto es, de comprensión de los alcances de derechos y responsabilidades, que actúa a lo largo del proceso de desarrollo local, sin que pueda establecerse si el
desarrollo ciudadano es una condición o una consecuencia
del desarrollo local.
Quizás el tema central del desarrollo local resida en la dotación de condiciones de producción y reproducción para
que se equiparen las oportunidades entre actores locales
pero fundamentalmente consiste en la disponibilidad que
adquieren esos actores para intervenir efectivamente en los
escenarios de las decisiones. De este modo, el desarrollo
local apunta a mejorar las condiciones de los productores
pero su vocación última es la conversión de esos sujetos
sociales mejor dotados económicamente, en sujetos ciudadanos con capacidad para influir en decisiones públicas
y asumir responsabilidades. De este modo, las localidades
y regiones estructuran subsistemas decisionales de complejidad creciente que sustentan a la nación o construyen
democracia “desde abajo”. Dicho rápidamente la finalidad
última del desarrollo local no es “engordar campesinos”
sino de convertirlos en ciudadanos.
Un falso supuesto del desarrollo local es que los actores
son siempre tradicionales, “relegados” de la modernización
y, en general, sujetos de varios tipos de asistencia pública.
Es un lugar común en ciertos analistas del país suponer
que los campesinos (a los cuales refiere pero no exclusivamente el desarrollo local) son siempre los mismos, esto
es, desprovistos de tierra, capital, tecnología y acceso al
mercado. Martínez18 ha mostrado reiteradamente que los
campesinos interlocutores del desarrollo local ecuatoriano
hoy no corresponden a la visión estereotipada tradicional y
que, al contrario, son sujetos de ondas de transformación
agrícola y que participan desde distintos ángulos en diversas formas de relaciones urbano / rural (“ruralidades”).
Por un lado, el campesinado andino se inserta cada vez
más en la economía mundial y en la aplicación de las políticas de ajuste de los ochenta, que en un contexto de rigidez de la estructura de propiedad de la tierra conducen
a una desestructuración social que se manifiesta en una
“crisis de las relaciones solidarias o de reciprocidad”. En
“Definición del rol de los gobiernos intermedios en la consecución de los Objetivos de De
VDU U RO
ORGH O0 LOHQL
R H QVXV W H U U LWRU LRVH QORVP DU FRVGH ORVSU RFH VRVGH GH VFH QW U DOL] DFL³QÐ
35 2 2 ' 0 $ ( & ,' & 2 1 & 2 3(
17 En 1996, Jonathan Fox preguntó: “¿Cómo se densifica la sociedad civil?” (“How does
civil society thicken?”) y se respondía con el trabajo de actores externos, del Estado y de
las ñbasesî . Citado por Bebbington, op.cit.
18 Ver Martínez, Luciano: “El campesino andino y la globalización a fines de siglo. Una
mirada sobre el caso ecuatorianoî , en Revista Europea de Estudios Latinoamericanos y
del Caribe 77, octubre de 2004.
Objetivos y estrategias
Alburquerque19 define a los objetivos del desarrollo local
en los siguientes términos: “Asegurar mejores condiciones
de vida de la población local, tratando de centrarse fundamentalmente (aunque no siempre exclusivamente) en la
mejor utilización de los recursos locales, a fin de promover
nuevas empresas y puestos de trabajo locales. Para ello
pueden utilizarse las oportunidades que ofrecen las nuevas tecnologías de la información, así como la reorganización de los procesos productivos locales según la orientación hacia los mercados. La construcción de una oferta
territorial apropiada de servicios de apoyo a la producción
es parte esencial de dicha estrategia de desarrollo local.”
Para ello, la estrategia de desarrollo económico local debe
buscar, esencialmente, la diversificación del sistema productivo y la creación de nuevas empresas y empleo en el
territorio, a partir de una valorización mayor de los recursos endógenos y el aprovechamiento de las oportunidades
de dinamismo externo existentes.
19 Alburquerque, Francisco: ñTeorÕ a y prà ctica del enfoque del desarrollo localî , Madrid,
Instituto de Economía y Geografía, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1997.
140
Los principales instrumentos consisten, al decir del mismo autor,20 por un lado, en la creación de infraestructuras y
equipamientos básicos productivos y ambientales, hidráulicos, energéticos u otros; el estímulo a las microempresas
y pequeñas empresas con acceso al crédito y asesoramiento financiero para proyectos de inversión; la dotación de un
marco fiscal favorable para las microempresas, pequeñas y
medianas empresas; y, la valorización del patrimonio natural y cultural. De modo complementario, debe generarse
redes de cooperación empresarial territorial con el objetivo
de mejorar la competitividad; crear un Sistema de Información Territorial: recursos locales (humanos, productivos,
sociales, ambientales, etc.), cuantitativos y cualitativos,
tangibles e intangibles; identificar y capacitar recursos humanos para estimular la demanda de innovación de cada
territorio; desarrollar alianzas para elevar la capacidad de
la asesoría técnica; intervenir en la comercialización mediante alianzas y acuerdos para retener localmente el mayor valor agregado; e, incorporar adaptaciones sociales e
institucionales así como nuevas formas de regulación.
Enæ variosæ paÕ sesæ deæ Am•r icaæ
Latinaæ seæ haæ mostradoæ queæ lasæ
probabilidadesæ deæ •x itoæ deæ lasæ polÕ ticasæ pÏb licasæ (enæ especialæ contraæ
laæ pobreza)æ sonæ mayoresæ cuandoæ
seæ implantanæ enæ territoriosæ conæ unæ
menoræ gradoæ deæ asimetrÕ aæ enæ laæ
distribuciÑ næ deæ ingresosæ dentroæ deæ
laæ localidadæ /æ regiÑ næ (noæ nosæ referimosæ aæ laæ posiciÑ næ relativaæ enæ laæ
distribuciÑ næ nacionalæ deæ ingresos).
El concepto fundamental que anima la antedicha propuesta es la “competitividad sistémica territorial”, que descriptivamente plantea que no deben competir las empresas
aisladas, sino el conjunto de eslabonamientos de las cadenas productivas, así como el territorio, en la medida que se
dota del capital social e institucional favorable a la introducción de innovaciones.21
Además de temas relativos a condiciones productivas (eficiencia tecnológica y organizativa de los sistemas productivos locales -innovaciones para mejorar la producción,
impulso a la calidad y la diferenciación de los productos
y a la eficiencia de las redes de empresas territoriales-), al
sistema productivo local (relaciones y eslabonamientos
productivos y comerciales, innovaciones), a la eficiencia
productiva y competitividad con base en el territorio (que
incluyen a la formación de recursos humanos), al desarrollo rural (insumos, maquinaria, manufacturas y servicios
suministrados desde el medio urbano / mercados urbanos
para la venta de productos), al desarrollo urbano (abastecimientos de recursos naturales -agua potable, materias
primas, etc.- y otros bienes y servicios que se producen en
el medio rural), es preciso relacionar al desarrollo local con
otras variables.
El desarrollo local no sólo consiste en desarrollo endógeno sino en el aprovechamiento de oportunidades de dinamismo exógeno, que aprende a “endogeneizarlas” dentro
de una estrategia de desarrollo decidida localmente. Además precisa de movilización y participación de los actores
locales (construcción de “capital social”, fomento de una
20 Ibid Alburquerque.
21 Desde esta dimensión también la categoría “capital social” es central en la definición
del desarrollo local.
141
Laæ ñ densidadæ deæ laæ sociedadæ civilî æ
(nÏm eroæ yæ calidadæ deæ actoresæ
organizados, y la complejidad
y transparencia en el flujo de la
tramaæ deæ relacionesæ sociales)æ asÕ æ
comoæ laæ ñ densidadæ delæ aparatoæ
pÏb licoæ localî æ (nÏm eroæ yæ calidadæ
deæ reparticionesæ estatalesæ deæ losæ
diversosæ nivelesæ deæ gobiernoæ yæ
calidadæ deæ laæ autoridadæ pÏb licaæ
yæ delæ controlæ social)æ asociadosæ aæ
diversosæ incentivosæ mercantilesæ yæ
efectivo flujo de elementos mercantilesæ generabanæ ñ saltosî æ oæ ñ estancamientosî æ enæ elæ gradoæ relativoæ
delæ desarrolloæ enæ lasæ provinciasæ
ecuatorianas.
Elæd esarrolloæ localæ noæ sÑ loæ consisteæ
enæd esarrolloæ endÑ genoæ sinoæ enæ elæ
aprovechamientoæ deæ oportunidadesæd eæd inamismoæexÑgeno,æq ueæ
aprendeæa æ ñ endogeneizarlasî æ dentroæd eæuna æ estrategiaæ deæ desarrolloæ
decididaæ localmente.
cultura emprendedora local alejada de la lógica del subsidio, registro de las historias locales y la conformación de
elementos culturales de identidad territorial), de una actitud proactiva del gobierno local en fomento productivo y
empleo, mas allá del urbanismo, y de liderazgo local con
espacios de cooperación entre actores públicos y privados
en los planes y proyectos de desarrollo.
Una estrategia territorial de desarrollo, consensuada y basada en recursos endógenos y la diversificación de base
productiva local, no debe perder de vista la observación
permanente de los requerimientos de empresas y características del mercado de trabajo (instancias técnicas de
apoyo en cada territorio), a la coordinación de programas
e instrumentos de fomento y la creación de una institucionalidad para el desarrollo económico local.22 En particular esta última consiste en la creación de condiciones para
una cultura emprendedora local, para la cooperación entre
niveles de gobierno y para la concertación público-privada.
Además es un enfoque territorial y de “abajo-arriba” que
busca, cabe reiterarlo, intervenciones (coordinación / colaboración / respeto / planificación) de todos los niveles de
gobierno.
Aæmod oæd eæcor olario
Para volver a nuestro planteamiento inicial. Una forma de
entender el desarrollo local y territorial de un país consiste en apelar a los desequilibrios económicos del territorio
como clave analítica y de la política pública. Negar la diferencia de renta entre las regiones / provincias y cantones
sería un desconocimiento burdo de la realidad. Pero anclar
el desarrollo local y territorial en la búsqueda de igualdad
por la vía de la transferencia pública –subsidios, asignaciones discrecionales, “compensaciones”- es condenar a los
territorios a la reproducción de una relación “asistida” con
la nación y no una incorporación ciudadana de los territorios a los factores de la nación –sociedad, Estado y mercado-.
¿Cómo lograr una visión renovada del desarrollo territorial? Primero y fundamentalmente asumiendo que el reconocimiento de la diversidad -económica, política, cultural- no niega y, al contrario, impulsa la búsqueda de la
equidad, principio del desarrollo, y tampoco rompe con la
unidad de la comunidad. La diversidad no es secesionismo
sino invitación a una conformación plural de la comunidad
económica y política. El elementalismo económico condujo -no solo en el Ecuador- a que se propusiera como instrumento de desarrollo territorial, la transferencia de renta de
empresas y sistemas de base territorial más desarrollados,
a los menos desarrollados, lo que lograría el crecimiento
22 Las instituciones a que se refiere son redes, normas y reglas explícitas o implícitas de
comportamiento humano en un territorio. Una aproximación a este tema fue presentada
en Verdesoto, Luis, ¿Quién hace qué en el territorio?, op.cit.
142
económico ansiado. Más aun que enfrentar a los actores
del desarrollo desequilibrado era la nueva forma de “lucha” social y política en el siglo XXI. Este asistencialismo
primario lo único que habría logrado -de ejecutarse- es detener el desarrollo de unos sin lograr el desarrollo de los
otros. La teoría económica y la teoría política han desechado este elementalismo.
El Ecuador vive actualmente un gran desarrollo vial y aeroportuario cuantitativo. Esta infraestructura económica,
sin embargo, no está atada a una estrategia de desarrollo
territorial de las localidades, de las regiones y de la nación,
pareciéndose más a la instalación de obras visibles –por
el tránsito de personas y mercancías- que un propósito
articulado de movilización de capacidades locales, por un
lado; mientras que, por otro lado, una infraestructura económica -como las carreteras y aeropuertos- sin asociación
con una efectiva promoción económica territorial de todos
los factores productivos parece destinada al fracaso. La
promoción económica sectorial centralizada a través de las
carreteras y puertos aéreos solo moviliza mercancías y no
produce desarrollo humano, el que depende de las capacidades de los actores locales y regionales -articulando la
confluencia de iniciativas públicas y privadas- para generar
competitividad sistémica hacia fuera (inserción del territorio en el entorno) y competitividad sistémica hacia dentro
(atracción de factores de crecimiento). En todo caso, esta
es una modalidad bastante lejana del ordenamiento territorial para el uso racional de los recursos y el alivio de la
pobreza.
Finalmente, reiterar una vez más que el desarrollo regional
y local debe ir en paralelo a la democratización del territorio y a la conformación de ciudadanías, al tiempo que
buscar sintonías con el desarrollo nacional.
143
1
Pablo Zambrano PontÑn
Escritor y docente de la Facultad de Ciencias
EconÑm icas de la Universidad Central del Ecuador.
[email protected]
El milagro
chileno
“El vicio inherente al capitalismo
es el desigual reparto de los bienes. La virtud inherente al socialismo es el equitativo reparto de la
miseria”.
Sir Winston Churchill
“Aquellos que son más fanáticos
en sus diatribas en contra del capitalismo, implícitamente le rinden
homenaje, al clamar por los productos que éste crea”.
Ludwig von Misses
“Uno de los más grandes errores es
juzgar a las políticas y programas
por sus intenciones, en vez de evaluarlas por sus resultados”
Milton Friedman
Fueæ Miltonæ Friedmanæ (premioæ nobelæ deæ EconomÕ a,æ
enæ 1976),æ elæ norteamericanoæ fundadoræ deæ laæ escuelaæ liberalæ denominadaæ ñmoneta ristaî,æ quienæ acuÐa raæ
elæ t•r mino:æ ñE læ Milagroæ Chilenoî,æ aæ raÕ zæ delæ •x itoæ delæ
modeloæ impulsadoæ poræ •l æ enæ esteæ paÕ sæ sudamericanoæ
aæ mediadosæ deæ laæ d•ca daæ deæ losæ setenta,æ duranteæ
elæ gobiernoæ dictatorialæ deæ Augustoæ Pinochet,æ despu•sæ delæ rotundoæ fracasoæ econÑmi coæ queæ supusieraæ laæ implantaciÑnæ delæ sistemaæ socialistaæ marxistaæ poræ
parteæ deæ suæ antecesor,æ Salvadoræ Allende.æ Deæ allÕ æ queæ
empleandoæ estaæ denominaciÑn,æ enæ lasæ pà ginasæ queæ
siguen,æ seæ intentarà æ demostraræ queæ sÑl oæ laæ cienciaæ
econÑmi ca,æ tieneæ laæ medicinaæ necesariaæ paraæ curaræ
aæ unaæ determinadaæ naciÑnæ deæ susæ gravesæ eæ inclusoæ
crÑni casæd olencias.
Enæ talæ sentido,æ veamosæ aæ continuaciÑnæ laæ profundaæ
crisisæ econÑm ica,æ socialæ yæ polÕ ticaæ queæ viviÑæ Chile,æ antesæ deæ laæ implantaciÑnæ delæ modeloæ liberalæ impulsadoæ
poræ Friedmanæ yæ poræ quienesæ fueronæ susæ alumnosæ enæ
laæ Universidadæ deæ Chicagoæ (deæ allÕ æ suæ nombre:æ ñChicago Boys”); con la finalidad de comprender que
Ïni camenteæ unæ buenæ modeloæ econÑmi coæ (noæ perfecto,æ peroæ conæ mejoresæ resultadosæ queæ losæ otros),æ esæ
capazæ deæ sacaræ delæ subdesarrolloæ yæ deæ laæ pobrezaæ aæ
unaæ determinadaæ naciÑn,æ alæ margenæ deæ laæ retÑ rica,æ elæ
apoyoæp opularæyæel æd iscursoæp olÕ tico-ideolÑgi co.
144
Antecedentes:æ elæ gobiernoæ socialistaæ marxistaæ
deæSa lvadoræAl lendeæ
Salvador Allende (1908-1973), político y líder del partido socialista de Chile, llegó a la Presidencia de ese país
sudamericano en 1970 y lo gobernó hasta 1973, justamente el día que falleció en el Palacio de la Moneda, que fue
bombardeado por los militares chilenos. Perteneció a una
familia de clase media acomodada. Estudió medicina y, ya
desde su época de estudiante universitario, formó parte de
grupos de tendencia marxista. El 24 de octubre de 1970,
tras lograr el apoyo del Partido Demócrata Cristiano con
la firma de un Estatuto de Garantías Democráticas que se
incorporaría al texto constitucional, Salvador Allende fue
proclamado presidente.
Allende ya en el Gobierno, intentó convertir a Chile en una
“segunda Cuba” en América Latina, con tal fin se alió con
Fidel Castro. La historia registra estas frases dichas por el
ex Presidente de Chile: “Invito a Chile a Fidel Castro porque me
da la gana. Porque soy el dueño de casa e invito a quien quiero.”
(Fuente: Allende al diario argentino El Cronista); “Gracias,
compañero y amigo, comandante de la esperanza latinoamericana, Fidel Castro.” (Fuente: Allende en Cuba); “...la Unión Soviética, a
la que nosotros denominamos Nuestro Hermano Mayor...” (Fuente:
Allende en Moscú).
De esta manera, durante su régimen, se expropiaron tierras
y se inició la estatización y socialización de importantes
empresas hasta entonces en manos privadas, las cuales
pasaron a ser dirigidas por cooperativas de trabajadores.
Además, se concretó la nacionalización del cobre, sin pagar indemnizaciones a las empresas norteamericanas, lo
cual significó el enfrentamiento con Estados Unidos, país
que a partir de ese momento apoyó abiertamente a los grupos opositores al gobierno de Allende.
A pesar de una férrea oposición, especialmente de los
representantes liberales y democristianos, que en el parlamento actuaban unidos; el Gobierno de Allende contó
con un importante apoyo por parte de la ciudadanía, en
particular de los sectores populares, que se veían beneficiados (en el corto plazo). En efecto, el Estado subsidiaba
gran parte de los servicios básicos, además de apoyar a
organizaciones de trabajadores, campesinos y pobladores
urbanos en sus demandas de participación.
El enfrentamiento abierto con los grupos opositores se hacía realidad en las calles e indicaba una situación de lucha
de clases a sus ojos inevitable. Acciones de grupos como
el MIR y sectores del Partido Socialista venían a confirmar
este diagnóstico, al considerar urgente la creación y el fortalecimiento de instancias de “Poder Popular” que fueran
alternativas a los estrechos marcos que la institucionali-
145
dad prefijaba para una posible construcción de una sociedad socialista. Este intento, conocido como la “Vía chilena
al socialismo”, despertó el interés y el apoyo de sectores de
todo el mundo, en particular del Bloque Soviético, de Cuba
y de los Países No Alineados, lo que se traducía en el envío
de ayuda material y de asesores industriales.
Una serie de problemas vinieron a polarizar aún más a la
sociedad chilena bajo la presidencia de Allende, en gran
medida debido a causas económicas. Así, la inflación se
hizo incontrolable, ya que las alzas salariales y los gastos
del Estado fueron financiados con emisión de circulante
sin sustento en la producción, 1 la cual se vio disminuida
y contraída como consecuencia del bloqueo iniciado por
los Estados Unidos y el permanente conflicto que vivían
muchas empresas, en virtual paralización permanente por
la falta de recursos. A ello se agregaban problemas de distribución de alimentos y bienes, lo que tornó difícil la condición de vida del chileno común.
Este clima de desabastecimiento y crisis, azuzado por los
distintos sectores políticos, se tradujo en numerosas movilizaciones a favor y en contra del gobierno de Allende,
la más importante de las cuales fue la paralización del yacimiento de cobre denominado: “El Teniente”, junto a la
huelga de los gremios de transportistas, lo que prácticamente inmovilizó el traslado de bienes de un punto a otro
del país. A ello se sumaban conflictos en la universidad y
en los colegios profesionales (médicos y profesores fundamentalmente), que dibujaban una división profunda en
todos los ámbitos de la vida nacional.
La oposición y algunos sectores de la Democracia Cristiana
consideraron la situación insalvable, por lo que decidieron
recurrir al recurso del golpe de estado militar contra el presidente Allende. En junio de 1973 hubo un primer intento
de golpe, conocido como “El Tancazo”: un regimiento de
blindados de la Capital (Santiago) se alzó contra el gobierno, pero las fuerzas leales, encabezadas por Prats, lograron
dominar la situación. Finalmente, el 11 de septiembre de
1973, una revuelta militar bombardeó el palacio de la Moneda, sede del gobierno. El presidente Allende rechazó las
exigencias de rendición y murió en el palacio presidencial.
Lorenzo Bernaldo de Quirós, escribió para el Instituto
Cato, un artículo denominado “Allende o la destrucción de la
economía chilena”, del cual se extraen los siguientes aspectos
centrales de su análisis:
1 Hay socialistas marxistas que consideran al dinero como una mercancÕ a que desempeÐa
el papel de ser el equivalente general de todas las demà s mercancÕ as. Entonces, si es
simplemente una mercancÕ a, la fabrican, como que fuera pan y listoƒ Ë dÑnd e està el
problema?... El problema viene después y lo paga el pueblo, con más inflación, porque la
economÕ a no entiende de ideologÕ as; ç la economÕ a es una ciencia! Y como tal, debe ser
respetada.
• El factor económico contribuyó de una manera decisiva
a explicar la caída del Gobierno de Salvador Allende en
Chile, en 1973.
• Allende, tuvo un proyecto destinado a establecer un sistema socialista de corte marxista, mediante la absorción por parte del Estado de la mayoría de los medios
de producción y la eliminación real del derecho de propiedad.
• La destrucción de la propiedad privada se produjo al
margen de los cauces parlamentarios y mediante el
uso ilegítimo de la ley. Allende utilizó una corporación
pública, la CORFO, para intentar controlar los bancos.
Para tal fin ofreció por sus acciones precios superiores
a los del mercado. Ante el fracaso de esta operación,
el ejecutivo recurrió a resquicios legales que le permitieron intervenir la actividad bancaria y controlar totalmente el crédito. Ese mismo instrumento fue utilizado
para expropiar las empresas chilenas más importantes.
En 1973, el Estado era propietario del 70% de la industria. Al mismo tiempo se nacionalizaron sin indemnización algunos millones de hectáreas, el 90% de la tierra;
hecho que fue precedido por la ocupación violenta de
buena parte de ellas por militantes y simpatizantes de
la Unidad Popular. La acción de Allende en este terreno es una copia exacta del método empleado por Fidel
Castro para dominar la economía cubana y sus efectos
fueron finalmente los mismos: un descenso abrupto de
la producción, de la inversión y del empleo; acompañado de un incremento en el nivel general de precios
(problema conocido técnicamente como estanflación).
• Con la finalidad de estimular a la economía y beneficiar
populistamente a las masas trabajadoras, la “Unidad
Popular” impulsó un extraordinario incremento de la
cantidad de dinero en circulación y aumentó de modo
superlativo el déficit público, es decir, un típico programa expansivo, monetizador del déficit fiscal. Este modelo provocó momentáneamente un aumento extraordinario del consumo, con un repunte cortoplacista de
la producción; mientras la inflación se mantenía bajo
control, el 22% en 1971, explicado por un estricto control de precios. Sin embargo, esta política no era sostenible. La cuantiosa emisión de dinero y la disponibilidad decreciente de bienes se hicieron notar a finales de
ese año (1971)2 provocándose la primera manifestación
multitudinaria contra el gobierno de Allende, la denominada: “marcha de las cacerolas vacías”.
• A lo largo de 1972, ese proceso madura. El impacto redistribuidor buscado por el gobierno se pierde en su
2 El dinero creciÑ pero la producciÑn no, por tanto se produjeron problemas de escasez
generalizada de bienes y servicios, es decir, más inflación y menos producción.
totalidad; el ingreso real cae, el desempleo se acelera
y la protesta popular se dispara. El control de precios
se traduce en la aparición del racionamiento (escasez)
y en el surgimiento de un próspero mercado negro. En
1973, la crónica de un caos económico anunciado comienza a expresarse con toda su crudeza. Hundiéndose
en la recesión: la producción minera, la agropecuaria y
la industrial.
• En los ámbitos monetario y fiscal, la coyuntura se deterioró a marchas forzadas. En 1973, el déficit público
se situó en cifras alarmantes, la cantidad de dinero aumentó en un 300% y Chile estuvo al borde de la hiperinflación. La distorsión del sistema de precios fue total.
Si se observa el tipo de cambio oficial se muestra una
diferencia de más de 110 veces entre el correspondiente
a la importación de productos alimenticios y el que se
paga en el mercado negro. Todo esto era un resultado
inevitable de la política económica populista de Salvador Allende.
• Como era inevitable, esta crítica coyuntura interna se
vio reflejada en el sector exterior. La irracional política cambiaria del momento hacía que, dependiendo del
tipo de cambio, una camisa podía costar entre 0.75 dólares y 95 dólares. El desplome de la producción y el
“boom” artificial del consumo elevaron las importaciones de alimentos hasta los 650 millones de dólares, cifra similar a los retornos obtenidos por las exportaciones de cobre, mientras las ventas al exterior se derrumbaban. De esta forma, Chile se vio obligado a declararse
en bancarrota ante la imposibilidad de pagar la deuda
externa. En septiembre de 1973, el Banco Central tenía
en caja tres millones de dólares, el costo de importar
alimentos dos días. El país estaba en quiebra técnica.
• La vía chilena al socialismo destrozó la economía con
la finalidad de lograr el control total del país. Desde
esta perspectiva, el manejo de los asuntos económicos
estaba al servicio de un propósito político como sucede
siempre en los Estados socialistas extremos. El origen
de la caótica crisis sufrida por Chile en aquellos años,
debe buscarse en el objetivo estratégico de crear un
modelo de Estado similar al vigente en Cuba o en los
demás países del área soviética, atropellando la Constitución y violentando la legalidad.
• Las ideas principales del Presidente se vinculaban al beneficio de la clase obrera chilena, por lo cual se aumentó la emisión monetaria, además de la venta total de
divisas internacionales del Banco Central, lo que incrementó de forma acelerada el déficit fiscal, depreciando
la moneda y causando una futura inflación insostenible
del 342% al final de su mandato y extraoficialmente en
torno al 700%. 3
3 Veinticinco años de Inflación y Estabilización en Chile (1973-1988). S. Edwards
146
• La necesidad creciente de bienes y la exagerada emisión de dinero “producido” por el fisco a fines de 1971,
fueron protestadas en manifestaciones virulentas de
la clase media y alta contra el gobierno, como son por
ejemplo los denominados «cacerolazos» o «marchas de
las cacerolas vacías». Estas marchas, se originaron en
el descontento social causado por los efectos del sistema económico que se había implantado, que impuso
entre otras medidas, pesadas restricciones a los comerciantes, de tal manera que éstos fueron obligados, por
un lado a bajar sus precios, y por otro, aumentar la paga
a los obreros, lo cual provocaría que quiebren, sumado
a esto que la gente tenía dinero pero nada que comprar,
lo que acarreó un extenso desabastecimiento (escasez
= mayor demanda y menor oferta).
• A medida que transcurre el tiempo, estas medidas se
fortalecen logrando que las medidas de equidad social
adoptadas por el gobierno se desplomen totalmente.
Crece la tasa de desempleo, las ganancias totales del
país se reducen y se polariza con mayor fuerza la sociedad.
• La fijación de precios desde el Ejecutivo generó el mer-
cado negro (especulación) y la escasez, ya para 1973, la
desintegración de la economía era totalmente perceptible dentro de Chile. Las pérdidas económicas sufridas
por la nación chilena eran superiores a las exportaciones cupríferas totales de 7 años.4
RESUMEN: Allende se alineó con Castro y su política económica basada en el “bien común” no funcionó. Adam Smith, señaló hace más de 200 años, que
él no había conocido jamás alguna persona, que en la
búsqueda del interés social, lo consiga hacer de mejor manera que un individuo lícitamente movido por el
propio interés, a lo que simplemente habría que añadir, que hay que regularlo, para que no existan abusos, fraudes, ni ambiciones desmedidas (regulación
vía impuestos proporcionales o progresivos, por ejemplo). Smith señaló que para progresar, hay que confiar
más en el ser humano, en el empresario particular en
libertad; y no en un Estado entrometido siempre, en
todo momento, lugar y circunstancia, en la Economía.
Allende tuvo la buena intención de ayudar a las clases
desposeídas chilenas, por ello echó mano de todo el
caudal ideológico recetado en los manuales solidarios de Marx, Engels, Lenin, Castro, Chávez, etc., es
decir, un Estado derrochador de recursos, convertido
en empresario, desplazando a la inversión privada; y,
tal como lo predice la ciencia económica (al margen
de cualquier aspecto político), se generó un enorme
déficit fiscal, que al tener que ser monetizado (emisión
4 www.es.wikipedia.org
147
monetaria indiscriminada), disparó la inflación y contrajo la actividad económica (caídas de la producción y
del empleo). La inflación perjudica más a los que menos tienen, porque los ricos poseen mecanismos de
defensa. Friedman señaló magistralmente en uno de
sus videos por internet, que los regímenes populistas
son similares a beber licor en una fiesta, al principio
todo es alegría; pero después, cuando se termina la
gran farra con los recursos del Estado, queda sólo la
resaca del día siguiente y una inmensa cuenta por pagar, que la cancelan precisamente los más pobres, a
quienes los populistas dicen favorecer en el discurso.
MiltonæF riedmanæyæl osæChi cagoæb oys
Friedman visitó Chile en 1975 durante la dictadura de Augusto Pinochet, hecho por el que fue muy criticado al no ser
un gobierno de origen democrático. Invitado por la Escuela
de Negocios de Valparaíso, dio una serie de conferencias
sobre Economía e influenció en los asistentes económicos
del Gobierno. Friedman gozó de un éxito tremendo con estas innovadoras observaciones y fue invitado por ex-alumnos chilenos de la Escuela de Chicago (“Chicago Boys”) a
dictar algunas conferencias sobre la situación económica
chilena. Friedman dijo: “La economía social de mercado es la única medicina”, refiriéndose a la complicada situación de Chile. Abogó por la economía monetarista y explicó después
que “el énfasis de aquella charla fue que los mercados libres minarían
la centralización política y el control político”, sosteniendo que la
liberalización económica conduciría tarde o temprano a la
democratización política. Pronóstico que sucedió más tarde ya en democracia, cuando los socialistas modernos (o
moderados) de la Concertación, decidieron ser liberales en
lo económico y solidarios en lo social. Aspecto este último
que será analizado más adelante en este mismo artículo.
Milton Friedman es sin duda el mentalizador que está detrás del éxito del modelo económico y social impulsado
por Chile en la década de los 70, tras el fracaso de las políticas socialistas de Salvador Allende. No hay que confundirse, mucha gente dice que Augusto Pinochet es el hombre clave en la transformación de Chile; pero no es así… el
verdadero mérito lo tiene Friedman, quien con las medidas
recetadas a esta economía hizo que surja una nueva y próspera nación, donde antes sólo había tristeza y subdesarrollo, durante la “corta y triste noche comunista de Allende”.
El liberalismo social o la economía social de mercado aplicada en Chile, no basa su éxito en dictaduras represivas,
ni en crímenes de lesa humanidad. La pregunta que aquí
cabe formularla es: ¿Cómo cambió el desolador panorama
chileno, lleno de altísimas inflaciones, desempleo y cacerolazos, por un nuevo Chile, pletórico de bonanza y pros-
Laæp reguntaæ queæ aquÕ æ cabeæ formularæes:æËCÑmoæca
mbiÑæel æd esoladoræp anoramaæchi leno,æl lenoæ
de altísimas inflaciones, desempleoæyæca cerolazos,æ poræ unæ nuevoæ
Chile,æp letÑr icoæd eæb onanzaæyæ
prosperidad,æ tantoæ enæ losæ à mbitosæ
econÑmi cos,æsoci alesæyæp olÕ ticos?æL aær espuestaæesæsenci lla,æ
leæhi cieronæ mà sæ casoæ aæ laæ cienciaæ
econÑmi caæ yæ menosæ aæ laæ ideologÕ aæ
polÕ tica.
peridad, tanto en los ámbitos económicos, sociales y políticos? La respuesta es sencilla, le hicieron más caso a la
ciencia económica y menos a la ideología política. En otras
palabras, todo fue gracias al aparecimiento en la escena
pública de los denominados: “Chicago Boys”, en homenaje
a la Universidad de Chicago y a su profesor insignia Milton
Friedman, quien fuera uno de los más afamados maestros
del cual se nutrirían de sabias enseñanzas, los economistas chilenos que implementarían las reformas liberales en
el país sudamericano. La sangrienta dictadura de Augusto
Pinochet, responsable de 3.000 personas muertas o desaparecidas, 29.000 torturados y miles de exiliados, le infringió un altísimo costo social a la nación chilena, paliada
sin embargo en términos económicos por el aparecimiento
en escena de los “milagrosos” Chicago boys, quienes tuvieron la oportunidad de aplicar sus conocimientos durante
el régimen de Pinochet; tras el fallido experimento de economía socialista intentado por Allende; con el aval de Fidel
Castro y la plana mayor del soviet supremo.
“Chicago Boys” (Chicos de Chicago) es un término aparecido en la década de 1970 para denominar a los economistas educados en la Universidad de Chicago, bajo la dirección de los estadounidenses Milton Friedman, Arnold
Harberger, entre otros destacados profesores. Los Chicago
Boys tuvieron influencia decisiva en el régimen militar de
Augusto Pinochet en Chile, siendo los artífices de reformas
económicas y sociales que llevaron a la creación de una
política económica referenciada en la economía de mercado de orientación liberal, neoclásica y monetarista, a más
de la descentralización del control de la economía. Milton
Friedman acuñó el término el “milagro de Chile” (“The
miracle of Chile”), para referirse a la obra de sus discípulos en el país sudamericano. “Milagro” que tras más de 30
años de haberse materializado, ha servido de ejemplo de
inspiración a Latinoamérica y al mundo entero. Tal es así
que Lula en el Brasil o Mujica en el Uruguay, en la práctica
y en los hechos reales, se sienten más próximos al modelo “socialista” chileno; antes que al socialismo marxista
cubano-venezolano; aunque en la retórica y en el discurso
florido, no dejen de elogiar profundamente al socialismo
comunista, vigente en esos dos tropicales y folklóricos países caribeños.
Laæci enciaæma croeconÑmi caæ
expresadaæenæl osæescr itosæd eæi ntelectualesæd eæl aæta llaæd eæRud igeræ
Dornbuschæ oæ Stanleyæ Fischer,æ esæ
bastante clara cuando manifiesta
queæel æmod eloæl iberalæesæunæes quemaæd eæ largoæ plazoæ yæ loæ utilizanæ
losæp aÕ sesæq ueæd eseanæconsegui ræ
resultadosæexi tososæd uranteæa mpliosæesp aciosæd eæti empoæ( desarrolloæe conÑ micoæ sostenido).
Estos “tecnócratas” chilenos especializados en economía
en la potencia americana, aplicaron luego en su país durante la dictadura de Augusto Pinochet, un programa de
privatización y reducción del gasto fiscal para resolver la
elevada inflación y las enormes dificultades económicas
heredadas del gobierno de corte socialista-marxista de
Salvador Allende. El programa económico de los Chicago Boys se puede resumir en: economía no intervenida,
gobierno pequeño, rigurosa administración fiscal y libre mercado. Ideas económicas extraídas del liberalismo
monetarista de su mentor: Milton Friedman, con rasgos
148
también de la economía social de mercado alemana de Ludwig Erhard, a quien Friedman admiraba profundamente.
Pinochet adoptó el programa de los Chicago Boys, que
ingresaron al gobierno en 1975, haciéndose cargo de los
ministerios de Hacienda, Economía y el Banco Central.
Para convencer a Pinochet de sus ideas, trajeron a Chile al
mismísimo Friedman; quien propuso una terapia de choque (shock) a la economía chilena, en lugar de las recetas
gradualistas de las que son partidarios los socialdemócratas keynesianos. Se implantó así, una política de reducción del gasto, reestructuración del gobierno y control del
presupuesto. Se implantó una reforma impositiva y desreglamentación económica. Se completó una reforma del
seguro social y un plan de privatización de las empresas
claves del Gobierno. Se redujo el gasto público en un 20%
y se despidió al 30% de los empleados públicos. El sistema
se empezó a recuperar a partir de 1977, dos años después
de iniciadas las reformas.
Al principio fue duro el modelo liberal, por la debacle económica en la que quedó el país tras el deficitario, expansivo e inflacionario esquema marxista de Salvador Allende.
No obstante en el mediano y sobretodo en el largo plazo,
especialmente cuando se incorporó la parte social al liberalismo chileno, se comenzaron a notar sus benéficos efectos. La ciencia macroeconómica expresada en los escritos
de intelectuales de la talla de Rudiger Dornbusch o Stanley
Fischer, es bastante clara cuando manifiesta que el modelo
liberal es un esquema de largo plazo y lo utilizan los países
que desean conseguir resultados exitosos durante amplios
espacios de tiempo (desarrollo económico sostenido); en
oposición al keynesianismo que sirve por ejemplo (y muy
bien) en el corto plazo, cuando lo que se pretende es reactivar la economía y salir de las recesiones, pues en el largo
plazo, genera inflaciones galopantes e incluso hiperinflaciones, por la indisciplina fiscal de los discípulos de Keynes (más que de su propio maestro, quien creía también en
la disciplina fiscal y en un esquema capitalista no basado
en la explotación). En tanto que el marxismo, económicamente ha demostrado su nulidad práctica, tanto en el
corto como en el largo plazo. La utilidad de este último,
únicamente residiría en los temas sociales, que tranquilamente existen también en los sistemas socialdemócratas,
en la doctrina social de la iglesia, en el cristianismo o en
cualquier religión pacífica; puesto que el marxismo es un
sistema violento por naturaleza, que pregona la lucha de
clases y la “revolución socialista”, donde se persigue duramente a todo aquel que disiente con el pensamiento único
e infalible de sus monarcas, de sus líderes, de sus caudillos, e incluso (y en ocasiones también), de sus propios
seguidores.
149
Miltonæ Friedmanæ yæ susæ recomendacionesæ aæ
Chile
En una carta dirigida por M. Friedman a Pinochet (que usted
la puede leer completa en el siguiente enlace digital: http://
www.elcato.org/node/2067), el economista norteamericano
estaba preocupado por la situación del Chile de ese entonces (1975), tras la debacle económica que el experimento
socialista de Allende generó. No obstante, albergaba la esperanza de que el pueblo chileno pudiera recuperarse de
tan dura y terrible situación. Al final, los resultados son
los que importan, no sólo las buenas intenciones. Chile
actualmente es el país sudamericano con la mejor calidad
de vida de la región, desmitificando la supuesta “maldad”
del modelo económico liberal. Obviamente no comparto la
mortandad que hubo en el régimen dictatorial de Pinochet
en Chile. Pero, ¿Puede alguien en su sano juicio decir que
las reformas económicas que se aplicaron en esa nación
sudamericana durante la década de los 70, 80, 90 y 2000,
fracasaron?, ¿Puede alguien ser capaz de discutir todas las
bondades sociales, que tres décadas del liberalismo en
Chile, han tenido? ¡Bueno! Seguramente habrá quienes
lo nieguen, con el único argumento de que esas reformas
fueron realizadas en dictadura, lo que sin duda ayudó a
que no hubiera oposición alguna a tales medidas, pero no
son la explicación del progreso actual de Chile; pues, si
no hubiesen sido acertadas y buenas las recetas liberales
de Milton Friedman, ¿Por qué las siguieron apoyando los
gobiernos socialistas de la Concertación? (como más adelante lo veremos en este mismo artículo).
Milton Friedman fue uno de los economistas más influyentes del siglo XX. Ganador del Premio Nobel en economía
en 1976 por sus análisis del consumo y su teoría monetaria. Además, por demostrar la complejidad de las políticas
de estabilización, se le reconoce por ser uno de los fundadores de la Escuela Monetarista de Chicago. De allí que
personalmente no comprendo ¿de qué lo acusan? Si como
lo vemos claramente, es el artífice principal de que Chile sea hoy por hoy el modelo sudamericano de desarrollo
económico por excelencia.
Gracias a las reformas económicas que Friedman recomendó a Chile en la década de los 70, los chilenos han sobrevivido al durísimo terremoto que los azotó a inicios del 2010
(8.8 grados en la escala de Richter). Es decir, casi 500 veces más potente que el de Haití. Sin embargo, el balance
de fallecidos -795- es muy inferior a las 230.000 personas
que se estima han muerto en la más pobre y pauperizada
nación latinoamericana: Haití. No es casual que los chilenos estaban viviendo en casas de ladrillo y los haitianos en
casas de yaguas cuando llegó el terremoto. A las reformas
liberales, incluso se debería que el Palacio de La Moneda,
construido a finales del siglo XVIII, siga en pie, a diferencia
de lo ocurrido con la casa de gobierno en Puerto Príncipe.
¿Qué fue lo que hicieron los chilenos que les permitió
sortear tan duro y difícil evento telúrico?
Con el manual del liberalismo y del progreso socioeconómico bajo el brazo, los discípulos de Friedman en la Universidad de Chicago, decretaron:
• Drásticas reducciones del gasto público y de la oferta
monetaria
• Privatización de las empresas estatales
• Eliminación de obstáculos para la libre empresa
• Reducción del proteccionismo arancelario
• Fomento de la inversión extranjera
En los principales cargos económicos, por expresa recomendación de Friedman a Pinochet, se colocaron, economistas liberales realmente técnicos, denominados “Chicago Boys”. En Chile, se privilegió a la economía por sobre
la ideología y allí están sus pragmáticos resultados en los
dos frentes: económicos y sociales.
Hacia 1990, el año en que entregó el poder Augusto Pinochet, el Producto Nacional Bruto había aumentado en un
40% (en dólares de 2005) mientras que los “progresistas”
gobiernos de Perú y Argentina se estancaban. Posteriormente, los sucesores de Pinochet —una coalición de centroizquierda, elegida democráticamente— ampliaron las
políticas de liberalización. El resultado es que los chilenos
se han transformado en el pueblo más rico de América Latina. Tienen los niveles más bajos de corrupción, la tasa
de mortalidad infantil más baja y el menor número de personas que vive por debajo del umbral de la pobreza. ¿Se
puede acaso argumentar que éste no sea un modelo y un
ejemplo exitoso de liberalismo social o economía social
de mercado?
Uno de los principales detractores intelectuales de Friedman, Paul Krugman (keynesiano, premio Nobel de Economía en el 2005), en un artículo titulado “Fantasies of the
Chicago Boys” publicado el 7 de marzo del 2010, en New York
Times, opina lo contrario y critica, como lo ha hecho siempre, a los Chicago Boys y a Friedman.
No obstante las críticas de Krugman, este economista keynesiano deberá reconocer que en Chile la corrupción es
muy baja. Y cuenta con uno de los códigos de construcción más estrictos del mundo, algo que tiene sentido en
un país que está entre dos masivas placas tectónicas. Pero
tener códigos es una cosa y hacerlos cumplir es otra. La
calidad y consistencia de la aplicación de las normas es
una muy buena “institución”. Y las buenas instituciones
están muy relacionadas con la riqueza de las naciones.
Mientras más pobre un país, más probable que se intenten reducir costos del hormigón, o use cemento de
mala calidad, o se mienta sobre el acatamiento de las
normas. En el terremoto de 2008 en Sichuan, China, miles
de niños quedaron sepultados bajo escuelas construidas
de acuerdo con los códigos.
Las críticas a Friedman (endilgadas por quienes son amantes de un Estado paquidérmico y obeso) siempre han sido
mordaces y muy duras. Así, la escritora izquierdista Naomi
Klain, en el libro “La doctrina de choque”, tituló uno de los
subcapítulos “El mito del milagro de Chile”. Según el mismo,
lo único que consiguieron Friedman y los muchachos de
Chicago fue “aumentar la riqueza en lo alto y hacer desaparecer una
gran parte de la clase media.” (Un mito frecuente que en múltiples ocasiones ha sido desmentido por la historia, por
la pragmática realidad objetiva). Habría que preguntarles
pues señora Klein y economista Krugman, a la mayoría de
los chilenos de todas las clases – que viven después de un
verdadero choque (el sismo) –, si las recetas liberales de
Friedman y los “Chicago Boys”, ¿ayudaron o no, a darles los
medios para sobrevivir el terremoto y, ahora, reconstruir
sus vidas?
Treinta años después del “milagro chileno”, su artífice e
ideólogo principal: MILTON FRIEDMAN, fue entrevistado
por el diario chileno, “la tercera”, de donde se extraen los
aspectos más importantes de dicha conversación:
(…) ¿Cuáles fueron los efectos positivos que tuvo su visita?
A Chile le está yendo bien, por lo que puedo ver. No sigo de cerca la
situación de Chile, no he visto sus estadísticas, pero lo puedo ver por lo
que los periódicos dicen. Su tasa de crecimiento es la más alta de los
países latinoamericanos.
Cuando usted vino a Chile por primera vez, ¿qué país encontró?
Uno en una situación muy difícil. Había una inflación muy alta y
un desempleo extendido. Había mucha preocupación entre la gente.
Pero también había esperanza, porque un nuevo gobierno se había
hecho cargo y porque el gobierno comunista de Allende había sido reemplazado.
Y cuando visitó el país por segunda vez en 1981...
Se veía mucho mejor, mucho mejor que cuando estuve antes. Chile
todavía no era próspero, pero hubo una gran recuperación.
¿Le sorprendió que los gobiernos de centro izquierda que siguieron adoptaran una política de libre mercado?
Para nada. Los chilenos ya habían experimentado lo que la política
socialista podía hacer bajo Allende. Tiene que ver más con una contención de la izquierda y el Partido Socialista que con otra cosa. El
Partido Socialista se ha contenido, no ha seguido el socialismo del todo.
¿Ve eso como una situación particular de Chile o, más bien,
como un fenómeno global?
Pasó en Chile, pero más recientemente, después de la caída del Muro
de Berlín y el colapso del socialismo, es más global. La definición en
150
el diccionario de socialismo es: la propiedad y operación de los medios
de producción por el Estado. Hoy no hay gobiernos socialistas en el
mundo que sigan el socialismo, sólo Corea del Norte.
¿Cree que Chile puede convertirse en un país desarrollado,
pese a ser tan pequeño?
Sí, por supuesto, ¿por qué no? Ustedes tienen excelentes recursos,
gente trabajadora y están creciendo. Es sólo una cuestión de tiempo.
“El mundo comunista se propuso, mientras aún vivía,
tomar América Latina por métodos aparentemente legales, y en Chile se impidió que eso pasara. El mundo comunista, como resultado, quiso manifestarse y actuar en
contra de cualquiera que estuviera asociado a Pinochet”.
¿Como usted?
Como yo. Reconocíamos las mismas caras entre quienes protestaban
en Chicago y quienes lo hacían en San Diego. Fueron manifestaciones
organizadas y no espontáneas.
¿Qué tan asociado se siente a la experiencia económica chilena?
Mi única asociación real es que fui profesor en la Universidad de Chicago. Gracias a un acuerdo de cooperación con la Universidad Católica de
Chile, teníamos a nuestra gente en Chile que pudo seleccionar al mejor
grupo de estudiantes que hayamos tenido alguna vez. Ellos regresaron
y no tenían simpatías por el gobierno de Allende, como consecuencia
eran casi los únicos economistas disponibles. En un primer período se
hicieron cargo los militares -no sé por qué- y el resultado fue que la inflación, en vez de retroceder, se mantuvo alta. Finalmente, recurrieron
a los Chicago Boys, que eran los únicos que tenían un plan coherente
para reformar la economía.
Eso fue casi al mismo tiempo que usted visitó Santiago...
Una segunda contribución fue que di charlas. Una sobre cómo controlar la inflación -consejos que fueron seguidos- y una más general
sobre sociedad libre y cómo la libertad de mercado era necesaria para
la libertad política.
¿Se formó una opinión sobre Augusto Pinochet?
En lo que se refiere a Pinochet, lo vi una vez y tuve un encuentro con él
por una hora o algo así. Fue una conversación en la que él hablaba en
español y yo en inglés. Ese fue el único contacto que tuve con él.
La inflación era una preocupación muy grande cuando vino.
Hoy hay bajas tasas de inflación en el mundo. Para algunos es
porque los países concluyeron que una baja inflación es más importante en una economía integrada al mundo.
Primero, hay una preocupación extendida por la inflación y, segundo y
más importante, los bancos centrales del mundo han aprendido la lección y descubierto que tienen una responsabilidad principal en prevenir
la inflación y que pueden hacerlo.
151
(…) Chile se ha abierto mucho al mundo. ¿Ve que el resto del
mundo y Latinoamérica se muevan en la misma dirección?
Pienso que Latinoamérica no se ha movido en esa dirección. En general, el resto del mundo, que no es Latinoamérica, se ha movido en esa
dirección. Estados Unidos está mucho mejor que 20 ó 30 años antes.
¿Lamenta haber venido a Chile hace 30 años, después de
todo lo que pasó?
¿Lamentar? Cómo voy a lamentarlo (…)
FUENTE: http://www.latrinchera.org/foros/showthread.php?125-Milton-Friedman-quotS%ED-Chile-puede-convertirse-en-un-país-desarrollado-quot
RESUMEN: Por ello muchos economistas no consideran que el modelo chileno obedezca a una
gestión extraordinaria de Augusto Pinochet. ¿Qué
podía saber un militar sobre la economía científica
que sería aplicada por Friedman y los Chicago Boys?
¡Obviamente nada! Su único y gran mérito económico fue decirles a Friedman y los Chicago Boys:
“Muchachos, adelante con su plan macroeconómico”. Que después sería magistralmente combinado
con la política social de la Concertación, pero únicamente después de crecer, no solamente repartiendo
lo poco que había quedado tras la debacle comunista de Allende. Chile no le huyó a la competencia
internacional por ejemplo y se insertó de lleno en la
globalización, además se dejo que la población eligiera libremente entre las AFP´S chilenas y el seguro
social público. Así, cada chileno sabe exactamente
cuánto tiene depositado en sus cuentas individuales. Una pregunta estimado ecuatoriano ¿sabe usted
cuánto ha depositado en el IESS durante sus años
de aporte? ¡Imposible saberlo! Aquí tenemos el sistema de reparto, que probablemente debería seguir
existiendo (por ser solidario), pero compitiendo libre y sanamente con aseguradoras privadas, para
mejorar su eficiencia y su productividad.
Laæ economÕ aæ chilenaæ postæ Chicagoæ boys.æ
AplicaciÑnæ plenaæ delæ liberalismoæ socialmenteæ
responsable.æD•ca daæd eæl osæ90
Si bien es cierto que el modelo liberal recomendado por
Friedman y los Chicago Boys para Chile, fue un éxito innegable, máxime si se consideran las duras circunstancias en
las que fue implementado, luego de la debacle económica
comunista. No cabe duda que la consolidación plena del
modelo, se la consiguió en el largo plazo, tal como lo señalan autoridades macroeconómicas de reconocido prestigio
como Rudiger Dornbusch y Stanley Fischer, connotados
autores de los textos tradicionales de Macroeconomía.
152
La década del noventa fue la más exitosa del siglo XX para
Chile, desde el punto de vista del desempeño de los indicadores económicos y sociales. Así, a nivel macroeconómico los resultados fueron espectaculares y envidiables para
otras economías en desarrollo, como se puede apreciar en
la siguiente síntesis (basada en la información oficial): un
crecimiento anual del PIB de 6,7% en 1990-1999, en contraste con un 2,7% en 1981-1989. Una tasa de inversión de
27,9%, versus un 19,1% en los mismos dos períodos anteriormente señalados, respectivamente; Una tasa de inflación de 10% promedio anual en la década de los noventa,
versus un 19,7% en los años ochenta. En el ámbito social,
un desempleo de 6,3% en la década del noventa, versus
un 18% en los años ochenta. Un incremento del índice de
sueldos y salarios reales de 3,9%, anual versus una disminución de menos (-) 0,7% en los años ochenta.
Elæ aporteæ deæ laæ concertaciÑnæ alæ desarrolloæ socioeconÑmi coæd elæChi leæa ctual
La política social de la Concertación, ha priorizado el mejoramiento de las condiciones de vida de los grupos más
vulnerables, es decir, de aquellos individuos y familias
que lamentablemente sobreviven bajo la extrema pobreza, cuya magnitud, como proporción de la población total, bajó desde 39% en 1990 a 21% en 2000, debido a un
fortalecimiento de la institucionalidad social del Estado y
por la asignación de una cuota creciente de recursos a este
objetivo.
La última década del siglo XX se caracterizó en Chile por
el doble proceso de transición democrática y consolidación del sistema de economía abierta de mercado. Desde
el punto de vista de la economía, las condiciones para la
transición a la democracia en 1990 eran muy favorables. En
primer lugar, a diferencia de la mayoría de los países
latinoamericanos, en Chile ya se habían implementado
las principales reformas de mercado y se habían asumido los principales costos sociales derivados de los ajustes de los años ochenta. La renegociación de la deuda
externa, el mejoramiento de los términos de intercambio
y una buena percepción de los inversionistas extranjeros
habían facilitado una recuperación de la economía, la cual
desde 1986 comenzó a crecer a tasas aceleradas. En 1989
el crecimiento del PIB llegó a más de un 10%, aunque en
parte esto correspondió a una política expansiva del gasto,
influida por la campaña electoral de ese año.
En la perspectiva del largo plazo, el alto crecimiento
económico ha sido liderado por las exportaciones, que
se han convertido en un motor de crecimiento. Su ritmo
de crecimiento medio anual en los noventa fue de 9,2%, a
pesar de que el principal mecanismo de incentivo, como es
el tipo de cambio, estuvo permanentemente apreciándose
153
hasta 1998, con una caída aproximada de 30% en términos
reales.
Esta apreciación del tipo de cambio (subida del precio
del peso chileno en relación con otras monedas en el
mercado internacional de cambios) fue resultado del
alto crecimiento de la oferta de divisas (proveniente
tanto de las exportaciones como de las inversiones extranjeras, todo lo cual aumentó las reservas internacionales en casi tres veces hacia fines de la década). Este
desempeño exportador ha consolidado en Chile un modelo de desarrollo orientado internacionalmente.
Esta orientación estratégica encuentra su fundamento en
un alto grado de consenso político, si se tiene en consideración que se trata de una economía pequeña (15 millones
de habitantes de ingresos medios), con gran diversidad
de recursos naturales y una serie de otras ventajas competitivas que han sido adquiridas en el largo plazo; como
por ejemplo la favorable ubicación que tiene Chile en los
índices de competitividad internacional, la estabilidad macroeconómica, los altos índices de escolaridad, la buena
infraestructura física y en telecomunicaciones, la capacidad institucional y de gobierno, los importantes logros en
el desempeño empresarial, entre los más importantes.
La política económica de la Concertación, la característica distintiva del modelo de desarrollo chileno de los
años noventa ha sido la consolidación de una economía de mercado con rasgos sociales muy específicos
(LIBERALISMO SOCIAL). Principalmente, se han implementado reformas institucionales orientadas a enfatizar el
contenido de equidad del desarrollo y un papel regulador
del Estado que ha buscado corregir las innegables fallas y
distorsiones que tienen los mercados (pues éstos no son
perfectos) e incentivar al sector privado a crear bienes públicos y externalidades positivas. La posibilidad de haber
constituido una alianza política de apoyo, como ha sido la
Concertación de Partidos por la Democracia, no ha sido un
tema menor. Por cierto, es innegable que la política económica de la Concertación asumió las reformas institucionales que implantó el régimen militar, orientadas a desarrollar una economía de mercado abierta.
Aquí hubo una definición prioritaria: el país había pasado
por demasiados traumas como para empezar todo de nuevo e ignorar los progresos alcanzados. Pero sobre la institucionalidad existente, la Concertación definió un valor
agregado con un cambio de signo orientado a la consolidación democrática y a un mejoramiento de la equidad social
del modelo de desarrollo. Fue la estrategia política de la
continuidad con el cambio, acompañada de una estrategia económica de desarrollo con equidad.
RESUMEN: Gracias a la Concertación Liberal y Socialdemócrata de 1989, se comenzó una nueva etapa
política en la vida chilena. En ese país no importa si
gana la izquierda o la derecha política, porque ellos
saben por dónde transitar, para conseguir el bien
común: por el camino de la libertad económica y de
la solidaridad social (Liberalismo Social o Economía Social de Mercado).
Este valor agregado tuvo tres componentes básicos: el primero, es un Estado Regulador que velaría por corregir las
fallas de los mercados en sus efectos sobre la asignación
de recursos y la ampliación de las capacidades competitivas; el segundo, es un Estado Social que buscaría corregir
las inequidades sociales; y el tercer componente de este
valor agregado es la consolidación de un Modelo de Desarrollo Exportador basado en una competitividad sistémica
(o endógena, como la denominó Fajnzylber); es decir, basada en un aumento de la productividad antes que en una
disminución de los salarios reales.
Así, las políticas liberales sociales de la Concertación, practicaron la orientación hacia afuera de una
determinada economía. Las naciones que se abren
al comercio exterior se vuelven más productivas y
competitivas, porque la misma competencia obliga
a los productores a mejorar la calidad de sus productos. Aislándose y encerrándose en un autárquico
mercado, lo único que se generan son las condiciones necesarias para el aparecimiento de monopolios de productores aliados convenientemente con
un Estado proteccionista, que con la magnífica intención de reactivar la producción y el empleo nacionales, lo único que consigue es anular la productividad y fomentar la ineficiencia empresarial.
Un primer tema de controversia ha sido el uso del mercado
y la apertura internacional como ejes centrales de la estrategia de desarrollo. Algunos sectores críticos argumentan
que los mismos reproducen el programa neoliberal de la
dictadura militar. Sin embargo, la posición predominante
es que ni el mercado ni la inserción internacional pueden considerarse sinónimos del programa neoliberal:
este último implica una “sociedad de mercado”, lo cual
es confiar en el mercado como instrumento supremo de
orientación de las relaciones sociales y del sistema de valoraciones de precios. La frecuente confusión entre economía de mercado y neoliberalismo tiende a oscurecer muchos temas de las políticas públicas.
En América Latina y concretamente en el Ecuador
deberíamos quitarnos ese prurito del “neoliberalismo” e imitar lo que hizo Chile, esto es, confiar
al mercado los temas económicos y al Estado los
aspectos sociales. Mercado y Estado están para
ayudarse, para complementarse, no para competir
inútilmente. El liberalismo social es verdaderamente una doctrina progresista como lo estamos confirmando al leer el ejemplo chileno en Sudamérica ¿O
también lo negarán aquellos individuos que dicen
que no hay que imitar modelos de desarrollo, sino
que hay que construir uno propio?, ¿Para qué experimentar con modelos fallidos, teniendo tan cerca
de nosotros a un sistema tan exitoso, como innegable e indudablemente lo es, el modelo socioeconómico chileno? ¡Nadie dice que hay que copiar porque las realidades son diferentes! Pero, si hay que
tener las condiciones necesarias que garanticen el
desarrollo y una de ellas es dejar de intervenir irracionalmente en la economía en todo tiempo y lugar,
contradiciendo inclusive las recomendaciones del
propio Keynes. Un Estado altamente intervencionista, constituye un caldo de cultivo para sufrir incesantes déficits fiscales, que se terminan pagando
a futuro, con más inflación, con menos producción y
con altísimos costos sociales.
Por otro lado, el programa de la Concertación está basado
en la lógica de una economía de mercado; valora la participación activa de la sociedad civil y reivindica un papel
activo del Estado en las políticas sociales, en la regulación
económica y en la redistribución del ingreso, incluso en la
política comercial, donde se pasa de una apertura unilateral a una apertura conducida y negociada con otros países.
En la filosofía económica de la Concertación se recupera
la idea de que en un sistema de mercado el Estado tiene
funciones reguladoras importantes que desempeñar, para
hacer más eficientes los mercados. Desde la derecha conservadora, a menudo se desacredita el concepto de regulación como sinónimo de dirigismo (¡lo cual es un extremo
también!) Las principales regulaciones económicas han
sido macroeconómicas, en dos sentidos. En primer lugar,
una política fiscal responsable que, aunque forzada a expandir el gasto para responder a la deuda social, lo hizo
con un financiamiento adecuado que le permitió incluso
obtener un superávit de 1,5% del PIB en los años noventa,
comparado con un 0,3% en 1974-1989. En segundo lugar,
una regulación de los flujos de capitales externos, cuya
abundancia en los años noventa ha afectado la estabilidad macroeconómica de muchos países, como ocurrió en
México en 1995 (“efecto tequila”) y en los países asiáticos
a fines del siglo XX e inicios del siglo XXI; y que le permitió a Chile, que ya había sufrido una crisis similar en
los ochenta, evitar las graves conmociones recesivas que
afectaron a esos países, es decir, sus gobiernos también
priorizaron el ingreso de capitales productivos, por sobre
la entrada de capitales financieros especulativos (“golondrina”) (Ffrench-Davis, 2003).
El denominado “neoliberalismo” plantea un aperturismo unilateral. El liberalismo social un aperturismo inteligente, esto es, firmar tratados de libre
comercio en condiciones de igualdad y de justicia.
154
Abrirnos al libre mercado, siempre y cuando nuestros socios comerciales también lo hagan. ¡El “aperturismo ciego”, tampoco es la solución!
Indicadoresæd elæChi leæa ctual
La economía de Chile es una de las más prósperas de
América Latina. Además, cuenta con el Índice de Desarrollo Humano (IDH) más alto de Latinoamérica. Según predicciones, cálculos y estimaciones del Fondo Monetario
Internacional (FMI), la nación conseguirá un PIB per cápita
(ingreso o renta promedio por habitante) de alrededor de
18,000 USD en un periodo de 4 años (2014), lo que implicaría que cada habitante chileno en promedio recibiría en
dicho año, una renta media de $ 1.500 dólares por mes.
En Enero del 2010, Chile se convirtió en el primer miembro
pleno de la OCDE (Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico) en Sudamérica y segundo en Latinoamérica, después de México, debido al reconocimiento
en los avances económicos de las últimas décadas, desarrollo social y fuerte reestructuración institucional, que ha
llevado a Chile a ubicarse en la treintena de miembros de
esta organización, que agrupa a las principales economías
industrializadas del mundo. 5
Chile posee una economía diversificada y competitiva,
destacando el mercado del comercio minorista en el que
sobresalen empresas chilenas con inversiones en distintos
países de Sudamérica, tales como Cencosud, Falabella, Ripley y La Polar. Además, tiene uno de los sistemas bancarios más estables y desarrollados de América. Su principal
sector económico es la minería, principalmente el cobre,
siendo el mayor productor de concentrado de este mineral
en el mundo. 6
En los últimos años la economía chilena ha mostrado un
dinamismo y una tasa de crecimiento muy estable, promediando el 5%, el cual fue frenado sólo por la crisis económica. De esta manera, Chile pretende convertirse en la
plataforma latinoamericana de inversiones para muchas
empresas, siendo este país el punto de partida para ingresar a otras economías de la región.
Chile es un país que tras estos más de 30 años de LIBERALISMO SOCIAL, ha logrado que este flagelo de la humanidad, denominado pobreza, a la que es preciso combatir por
la vía de la ciencia económica, de la técnica y del pragmatismo; se reduzca del 43 al 13%, al punto que un sismo de
5 OCDE (11-01-2010). «Chile, primer país sudamericano miembro de la OCDE». (www.
oecd.org)
6 http://atinachile.bligoo.com/content/view/16881/Chile-primer-productor-de-concentrado-de-cobre-del-mundo-y-lo-regala.html
155
Laæ polÕ ticaæ econÑ micaæ deæ laæ ConcertaciÑ n,æ laæ caracterÕ sticaæ distintivaæ delæ modeloæ deæ desarrolloæ chilenoæ deæ losæ aÐo sæ noventaæ haæ sidoæ
laæ consolidaciÑ næ deæ unaæ economÕ aæ
deæ mercadoæ conæ rasgosæ socialesæ
muy específicos (LIBERALISMO
SOCIAL). Principalmente, se han
implementadoæ reformasæ institucionalesæ orientadasæ aæ enfatizaræ elæ
contenidoæ deæ equidadæ delæ desarrolloæ yæ unæ papelæ reguladoræ delæ
Estadoƒ
8.8 grados en la escala de Ritcher, que los afectó a inicios
del 2010, no los ha podido derrotar, demostrándose con
esto que los desvaríos ideológicos de la retórica populista y anti liberal, sin resultados prácticos que mostrar, son
más peligrosos que los terremotos.
Comercioæexter ior
El comercio exterior de Chile, se caracteriza por ser abierto
al mundo (desarrollo orientado a la exportación): el rostro
exportador chileno ha estado compuesto en el último lustro por un 45% de carácter industrial, 45% de carácter minero y un 10% de exportaciones agrícolas, aproximadamente.
Estas cifras se modifican coyunturalmente debido a las variaciones del precio del cobre (del cual Chile depende en
un 35% sobre las ventas al exterior). Dentro del rubro industrial resalta la exportación de celulosa, madera, metanol, productos agroalimentarios como los hortofrutícolas,
lácteos y pesqueros (Chile es uno de los mayores proveedores de alimentos al resto del mundo). Las industrias forestales, del mueble, del salmón y del vino -de reconocido
prestigio internacional- han adquirido gran importancia en
la última década.
Chile es un decidido impulsor de la liberalización económica y por tanto, del libre comercio. Es el país del
mundo con el mayor número de tratados de libre comercio, firmados con áreas económicas que representan cerca del 90% de la población mundial (entre otros
con NAFTA, Unión Europea, EFTA, Corea del Sur, China)
que le da acceso preferencial casi la totalidad del mercado mundial de bienes y servicios. Como resultado es una
de las economías más globalizadas y competitivas del
planeta, gracias a una política consensuada en torno a
ésta materia durante más de 20 años.
Según información del Banco Central de Chile, durante el
año 2009, las exportaciones totalizaron los US $ 53.735,4
millones de dólares FOB7 y las importaciones alcanzaron
una cifra de US $ 42.427,5 millones. Arrojando como resultado una balanza comercial positiva de US $ 11.307,9
millones. Valores que demuestran a las claras la competitividad del comercio exterior chileno.
Cabe destacar que la producción chilena industrial abarca todos los rubros productivos (alimentaria, siderúrgica,
maquinaria...). Aunque Chile ha reducido su dependencia
de las exportaciones del cobre del 60% (durante la década
de los setenta), al 35% en los últimos años, todavía es muy
alto, y gran parte del crecimiento chileno está relacionado
7 Para que tengamos una idea de esta cifra basta decir que las exportaciones chilenas son
prácticamente iguales, a la producción de bienes y servicios finales de la economía ecuatoriana, esto es, casi equivalen al Producto Interno Bruto Ecuatoriano (PIB).
156
con los altos precios de éste y otros minerales. Todavía no
se ha alcanzado un elevado nivel de producción industrial con alto valor agregado.
Aspectosæsoci ales
27.000,00
24.000,00
Miles de dólares US $
Como conclusión del comercio exterior de Chile podemos decir entonces, que este país compensa su déficit
comercial externo en la industria, obteniendo superávits en el sector agrícola y fundamentalmente en la minería. Con lo cual se desmonta el mito de que para ser
un país desarrollado (o con muchas probabilidades de
serlo), hay que ser una nación altamente industrializada.
Saldo de la Balanza Comercial
Porcentajes de crecimiento
o decrecimiento
Tasa de crecimiento PIB Chileno
Año
FUENTE: Banco Central de Chile / INE / FMI.
ELABORACIÓN: Autor
Déficit (-) o Superávit Fiscal frente al PIB
10
8
Porcentajes
Cuentasæna cionales
9.000,00
6.000,00
3.000,00
0,00
-3.000,001988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010
-6.000,00
Gracias al liberalismo, correctamente aplicado y perfectamente entendido tanto por sus líderes como por la mayoría de la población, actualmente, Chile cuenta con buenos
indicadores sociales como una esperanza de vida de 77,7
años (74,8 años para los hombres y 80,8 para las mujeres) y
una tasa de mortalidad infantil de (7,8/1000) a nivel de los
países más desarrollados.
El Crecimiento económico de las últimas décadas ha
sido el factor que más ha contribuido a mejorar los aspectos sociales. Esto se refleja también en la fuerte disminución de la pobreza del 45,1% en 1987 al 13,7% en el
año 20068 (fue el primer país latinoamericano en cumplir,
y superar las metas del milenio de reducción de pobreza).9
21.000,00
18.000,00
15.000,00
12.000,00
6
4
2
0
1988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010
-2
-4
35,00
30,00
25,00
20,00
15,00
10,00
5,00
0,00
-5,001988 1990 1992 1994 1996 1998 2000 2002 2004 2006 2008 2010
-10,00
-15,00
Años
FUENTE: Banco Central de Chile / INE / FMI
ELABORACIÓN: Autor
8 Ministerio de Planificación - Encuesta CASEN 2006
9 www.fundacionpobreza.cl (archivo .pdf)
157
Años
FUENTE: Banco Central de Chile / INE / FMI.
ELABORACIÓN: Autor
CONCLUSIÓN DE LAS CUENTAS NACIONALES: Los
índices de crecimiento económico chileno más altos
(expansión económica) de las dos últimas décadas corresponden a los años: 1992, 1995 y 2004. En tanto que
las caídas más pronunciadas (recesiones) corresponden a los años: 1999 y 2001. Lo que demuestra la existencia de ciclos económicos normales en la actividad
económica, como acertadamente lo predijera el economista de la escuela austriaca: Friedrich Hayek, premio nobel de Economía en 1974. No hay de que asustarse, ni porque alarmarse; las crisis son normales en
la economía capitalista, así como las recuperaciones.
Las crisis son generalmente cortoplacistas, mientras
que las recuperaciones son de más largo plazo.
Los superávits en la balanza comercial fueron una
constante en la última década en Chile: 1999-2009.
Siendo el año de más alto repunte comercial del sector
externo el año 2007, registrándose una cifra de alrededor de 23.000 millones como balance neto entre el valor de las exportaciones y el de las importaciones. Los
déficits comerciales internacionales se presentaron
recurrentemente en la mayor parte de la década de los
90 en Chile, siendo el más alto el del año 1998, con alrededor de $ 2.000 millones como desequilibrio neto.
Los que dicen que es “neoliberal” manejar sanamente la
economía, deberían replantear seriamente sus creencias
políticas acerca de la ciencia macroeconómica; porque
basta ver la realidad en la que vive hoy por hoy la economía chilena, ampliamente ponderada por cuanto organismo internacional existe, leer los diarios y revistas, mirar el
internet o visitarla por negocios o por diversión, para darse
cuenta todo lo que los adecuados equilibrios macroeconómicos son capaces de hacer para conseguir prosperar.
Así, mientras en países altamente deficitarios en lo que a
captación de ingresos públicos en relación con los gastos
fiscales se refiere, se desatan crisis monumentales, como
la que vivió Grecia en el año 2010 (déficit de alrededor del
13% del PIB). Hay naciones que gracias a la disciplina fiscal, reflejada en el indicador déficit/superávit se refiere,
consiguen importantes resultados. Chile por ejemplo, ha
mantenido superávits públicos en forma permanente, en
las dos décadas analizadas. Con excepción de los años
1999, 2000, 2001, 2002 y 2003, donde registró déficits totalmente manejables de alrededor del 2% frente al PIB (se
consideran normales déficits de hasta el 4%, pasado ese
porcentaje, hay que tener cuidado). En tanto que, el resto
de años únicamente presentó superávits, siendo los más
altos, los que corresponden a los años 2007 y 2008, con un
espectacular superávit del 8,7% frente al PIB, en cada uno
de los años señalados.
Como dice Guy Sorman en su libro “la economía no miente”, a cada argumento esgrimido por la doctrina liberal, los
intelectuales seguidores del Estado intervencionista y en
particular los socialistas, le anteponen un mito. Uno de
ellos es decir que el modelo liberal chileno fue exitoso sólo
por haber sido aplicado en dictadura, dando a entender
con esto que es preciso un régimen represivo, para poder
aplicar un sistema o un modelo “inhumano”, como ellos
aseguran (sin razón, desde luego) que es el liberalismo
socialmente responsable. ¡No es así!, como lo leemos a
continuación.
Mito:æ elæ liberalismoæ socialæ chilenoæ fueæ exitosoæ
poræha beræsi doæa plicadoæenæd ictadura
Hay un mito fuertemente arraigado entre la intelectualidad
latinoamericana y ese es decir que el modelo liberal social
chileno ha sido exitoso debido principalmente a que fuera
implantado en dictadura, olvidándose que la democracia
es una de las principales conquistas del liberalismo, mientras que por el contrario, la monarquía es dictatorial, totalitaria, represiva y antiliberal.
Dice Federico Jiménez Losantos: “Hay una tendencia inconfesablemente racista tanto en la izquierda como en la derecha de Europa
y los USA según la cual las dictaduras están justificadas y pueden
resultar beneficiosas para los países del Tercer Mundo. Que se haga
en nombre de la Justicia es la coartada socialista y comunista para
la defensa de tiranías como la cubana o la sandinista, una excusa
intelectual e inmoral que Carlos Rangel (escritor venezolano, ya
fallecido) criticó demoledoramente en “Del buen salvaje al buen revolucionario” y “Tercermundismo”.
Pero en torno al “Caso Pinochet” está desarrollándose un discurso que,
en nombre del liberalismo, supone una manipulación de la historia y
justifica lo injustificable en materia de libertades apelando a los resultados económicos del régimen que las conculcó. Paul Craig Roberts en
su artículo “Los enemigos del mercado”, desarrolla, sin duda de forma
involuntaria, una argumentación típicamente marxista: los atropellos
a la libertad están justificados por los resultados económicos de la gestión de los liberticidas.
Pues bien, ni lo están en los regímenes comunistas ni en los
capitalistas, porque nunca la libertad económica y la prosperidad se asientan de forma duradera sobre la falta de libertad política. Y, sin un poder judicial independiente, base de
cualquier Estado de Derecho, no puede haber libertad real ni
auténtica prosperidad.
(…) Y por mucho que justifiquemos el golpe de Estado contra Allende, no
hay ninguna relación de causa-efecto entre los crímenes que se investigan
en la “Caravana de la Muerte” y la política económica liberal de Pinochet.
En primer lugar, porque la reforma de las Pensiones no precisa de la tortura y el asesinato. Y en segundo lugar, que debería ser
el primero a la hora de hacer identificaciones categóricas y peligrosas,
porque el régimen de Pinochet mataba sin necesidad real de hacerlo.
Sólo después de fracasar en su política intervencionista, típicamente
cuartelera, Pinochet llamó a los “Chicago boys” a la desesperada, para
que arreglaran una situación financiera que llevaba a la ruina no sólo
al país en general sino a su dictadura en particular. Pinochet dio el
golpe para evitar el comunismo, no para implantar el liberalismo. Como sucediera con Franco (en España), sólo tras
fracasar el intervencionismo de derechas se decidió a llamar
a los tecnócratas de signo liberal. Con éxito, afortunadamente.
Pero no hasta el punto de ocultar los móviles y la realidad de su sistema político.
158
Puede que la izquierda chilena necesite identificar las reformas liberales
con Pinochet para destruirlas. Pero ciertamente los liberales de Chile,
de España y de todo el mundo no necesitamos identificarlas con la dictadura de Pinochet y sus peores episodios represivos para defenderlas.
Si la libertad económica -que no puede existir, insistimos, al margen de
un Estado de Derecho- dependiera para sobrevivir de su asociación con
el futuro de Pinochet, poco futuro tendría la libertad. (…)”
Fuente: http://www.liberalismo.org/articulo/160/72/pinochet/liberalismo/bolsillo/
ConclusiÑn :æ elæ modeloæ chilenoæ esæ exitosoæ
poræ seræ frutoæ delæ liberalismoæ socialmenteæ
responsable,æ noæ poræ seræ elæ resultadoæ deæ
ningunaæd ictadura.
Si el modelo chileno fuera exitoso sólo por haber
sido implantado en dictadura… ¿No les parece obvio que los socialistas de la Concertación de 1989,
habrían abandonado el modelo estando ya en democracia? El propio Milton Friedman no estuvo
de acuerdo con la dictadura política chilena, pese
a los importantes avances en economía que él iba
observando. Así, en varias reuniones manifestó su
inquietud por el estado de la libertad en Chile. Efectivamente, su preocupación era que si bien la prosperidad y el éxito económico serían alcanzados en la
medida que se ampliara el terreno de la libertad económica, y le entusiasmaba el avance chileno en ese
sentido, comentó que era fundamental que ésta fuera acompañada de transformaciones que le permitieran caminar con el sendero de la libertad política.
Una cuestión no menor para el pensamiento liberal,
ya que al igual que Hayek, sostuvo que la libertad
es una, económica y política, por tanto la apertura
de mercado debe ir acompañada de la democracia,
de lo contrario es frágil. Sus aprehensiones en ese
terreno le hicieron rechazar el ofrecimiento de recibir grados honoríficos de dos universidades chilenas
—no se dice cuales—. No porque dudara de su calidad, sino porque estimaba que de aceptar podría ser
interpretado como un apoyo político suyo al régimen militar. Hoy Chile es una de las economías más
prósperas y solidarias a nivel mundial. En Ecuador
y en América Latina en general, no necesitamos, ni
queremos un Pinochet. Pero ¡No nos vendrían nada
mal unos “Chicago boys”!
159
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