31 Reflexiones 26-30 abril La Salle

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SEMANA
26-30 ABRIL
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Reflexiones de la mañana
Lunes, 26 de abril
Carta de un chaval en tiempo de La Salle.
Hace dos años no podría haber escrito estas letras porque no sabía ni leer ni
escribir, pero ahora estoy en la una Escuela Cristiana que hay en la calle
Princesa y he aprendido a leer y escribir.
Me llamo André Foisson, tengo once años. En mi familia hemos sido diez, mi
abuela, mis padres y siete hermanos, dos de mis hermanos murieron muy
niños y ahora somos ocho. Mi padre trabaja en algunas obras y tres de mis
hermanos le ayudan. Con lo que ellos ganan vivimos…
La verdad es que mi vida ha cambiado mucho en estos dos años. Hace dos
años estábamos todo el día en la calle. En algunos momentos jugaba a las
tabas o la las rayas, luego andaba por el mercado e intentaba robar alguna
cosilla por lo que habitualmente no era bien visto por los vendedores, que cada
vez que nos veían torcían la cabeza y nos lanzaban un montón de improperios.
Dábamos vueltas por ahí sin hacer nada. No podíamos ir a la escuela.
Nosotros no vamos a la escuela porque somos pobres. A la escuela van los
nobles o bien los de familias que tienen dinero. En las escuelas se enseña en
latín, el idioma que se utiliza en la iglesia, y los que estudian siempre tendrán
trabajo.
Cuando abrieron la escuela de la calle Princesa yo fui de los primeros que me
apunté, porque era gratis y porque había muy buen ambiente.
Desde luego que en la escuela hacíamos un montón de cosas, aprendimos a
leer, a escribir, a hacer cuentas, historia sagrada…
¡Vaya diferencia había en el barrio desde que se abrió la escuela! Poco a poco
hemos ido descubriendo el significado de las letras y las palabras, de los
números y de las operaciones. Ahora, cuando voy por la calle mi madre me
dice que le lea los carteles… Vaya cambio se ha producido en nosotros. Según
mi madre como de la noche al día.
Para mis compañeros y para mí, Juan Bautista de la Salle fue una estrella en la
noche, alguien que nos mostró la luz al confiar en nosotros, el calor de
sentirnos respetados y amados, la seguridad de que nosotros podremos
cambiar el mundo.
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Reflexiones de la mañana
Martes, 27 de abril
“Una escuela que enseña a mirar a los demás”.
La Salle luchó para que aquellos primeros maestros, inicialmente motivados por un modesto
sueldo, se vincularán por la causa educativa de los niños pobres. Y por ello decidió abandonarlo
todo y marchar a vivir con ellos: el patrimonio familiar, la canonjía, el futuro prometedor…
La Salle intuyó que la obra educativa naciente, con las dificultades del momento, sólo podría
mantenerse en pie si todos los maestros estaban profundamente “asociados” a la causa común
de las escuelas para los pobres. Por ello comenzaron a vivir en Comunidad bajo un mismo
techo, lo tenían todo en común como los primeros cristianos y comenzaron a llamarse
Hermanos.
Aquellos primeros maestros unidos en una causa educativa común y que tenían el sentimiento
de sentirse hermanos unos de otros, acogieron niños y jóvenes, sin distinción de creencias ni de
clases sociales:
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Niños de la calle.
En algunas ciudades Alumnos procedentes de familias protestantes de aquella
época.
Jóvenes reclusos confiados a Juan Bautista de La Salle por el rey.
Escuelas que se abrían los domingos, exclusivamente para jóvenes obreros que
buscaban cultura.
También niños de familias burguesas cuyos padres no tenían miedo a la
convivencia de sus hijos con los pobres.
Aquella fraternidad, que intentó acoger la diversidad social, cultural y religiosa de la Francia del
siglo XVII, se ha extendido por el mundo y ha configurado nuestra forma lasaliana de ver las
personas y la realidad:
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Todas culturas tienen cabida en la escuela lasaliana. La Salle está presente en
los cinco continentes y hay Hermanos y Educadores pertenecientes a todas las
etnias de estos países.
Todas las religiones tienen cabida en la escuela lasaliana. En los países
anglosajones conviven alumnos católicos y protestantes. En la Escuela
Lasaliana de Asia conviven alumnos cristianos y alumnos hinduistas o Budistas.
Y en Oriente Medio alumnos cristianos conviven con alumnos y profesores
musulmanes…
La Salle es una fraternidad que intenta entenderlo todo desde la fe, pero que también intenta
realizar un servicio que nace desde la experiencia del amor.
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Reflexiones de la mañana
Miércoles, 28 de abril
“No es fácil caminar solos”
La calle siempre ha sido el lugar de los pobres. Y por sacarlos de ella, poco a poco fue surgiendo
la primera Comunidad de las Escuelas Cristianas.
Históricamente fue conocida la expresión “Pasar más hambre que un maestro”. La Escuela, por
la cual optaron La Salle y sus primeros maestros, era una opción que no generaba riqueza,
tampoco prestigio social para el maestro. Ser maestro en aquella sociedad era para gente que
no había triunfado socialmente.
La propuesta que hizo La Salle a aquellos primeros maestros exigía en ellos valentía y
motivación.
La Salle fue intuyendo que, para que la obra no desapareciese con el tiempo, exigía en aquellos
maestros un fuerte sentimiento de asociación y fraternidad, como medios para llevar adelante la
fragilidad de la primera escuela. Y por eso les propuso vivir en una comunidad en la que se
compartía todo, y por ello decidieron que en adelante “se llamarían Hermanos”.
Lo que para Juan Bautista de La Salle comenzó como una intuición y un sueño, al final de su
vida había cerca de 200 Hermanos comprometidos esparcidos en comunidades por toda
Francia; hoy somos cerca de 5.500 Hermanos con los que colaboran muchos educadores, los
que estamos comprometidos en el proyecto de la Escuela cristiana.
Si en el principio al frente de la Escuela Lasaliana había “Comunidades Religiosas”, hoy la
Escuela Lasaliana está fundamentada sobre “Comunidades Educativas” en las que hay
diferentes vocaciones o formas de vivir el compromiso educativo:
- Colaboradores: educadores, maestros, profesores, monitores, catequistas que
de una manera u otra se han identificado con el proyecto educativo lasaliano.
- Asociados: hombres y mujeres, educadores o no, que han decidido, de forma
pública, vivir un compromiso de compartir la Fe y el Servicio junto con los
Hermanos y las comunidades educativas.
- Hermanos y Hermanas: hombres y mujeres que han decidido seguir a Jesús de
Nazareth en una comunidad que opta por vivir de forma sencilla, con una mirada
de amor hacia los demás como la vivió Jesús y en una actitud de sencillez de
vida y disponibilidad para el servicio, nacida del diálogo comunitario.
- “Movimiento Juvenil Lasaliano”: una forma juvenil de compartir en grupo o
comunidad, de entender y vivir el servicio desde las intuiciones lasalianas; y
compartir la fe que poco van descubriendo en la vida del grupo.
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Reflexiones de la mañana
Jueves, 29 de abril
“Manos como las del Buen Samaritano”.
La Salle pensó una escuela adaptada a los niños de su tiempo. Niños que deambulaban por la
calle, tentados por el absentismo escolar, y que no tenían expectativas de progresar, porque
prematuramente las familias los ponían a trabajar para ingresar un pequeño dinero en el hogar.
La Salle y los primeros Hermanos organizaron una escuela práctica, con unas enseñanzas que
abriesen a aquellos niños a un nuevo estilo de vida; a través de las cuales pudiesen acceder a
nuevas profesiones que históricamente les habían estado vetadas. Y por ello en la escuela
lasaliana se trabajaba la lengua francesa, la lectura, la escritura, las matemáticas…
También se cuidaban habilidades útiles para la vida adulta: el seguimiento de la asistencia, la
responsabilidad, los hábitos de limpieza. Se enseñaban reglas de urbanidad o “buena
educación”. Todo un planteamiento que favorecía la socialización y la promoción de las
personas, también el acercamiento entre las clases sociales.
Y junto a las actividades normales de una escuela bien organizada, todo un planteamiento de
“acciones paraeducativas”: La “reflexión de la mañana”, la “Historia Sagrada”, la “clase de
catecismo”. Toda una organización educativa para ayudar a los niños a crecer como
ciudadanos, no como siervos; y firmemente arraigada en los valores del Evangelio.
Los años y la evolución de la sociedad fueron trayendo unas Escuelas Lasalianas muy
preocupadas por los “Saberes”, pero también muy implicadas por la “innovación educativa”, por
una “educación comprometida” con el mundo de los “valores” y la “solidaridad”. Por ello están
naciendo en La Salle nuevos ambientes educativos que surgen para responder a las
necesidades de los excluidos de nuestro tiempo:
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Agüimes (Canarias). Una obra educativa para alumnos adolescentes que ningún Centro
Educativo Formal quiere tener dentro.
Alucinos. Barrio de San Fermín. (Madrid). Un “taller de motos” para alumnos
desescolarizados en un barrio de periferia castigado por la droga.
Barcelos. (Portugal). Un centro educativo para niños y jóvenes huérfanos.
Ca’s Serres. Un “Centro Educativo” respaldado por Cáritas en un barrio degradado de
Ibiza. Acoge educación de adultos durante la mañana y por la tarde el centro sirve para
organizar actividades de tiempo libre para los niños del barrio, así como apoyo escolar a
los mismos.
“Fundació Comtal”. (Barcelona). Acoge a niños, mayoritariamente venidos de la
inmigración, que viven en el barrio del Rabal.
Guadix, (Granada). Un centro de acogida de menores apoyado por la “Junta de
Andalucía”. Mayoritariamente son niños y jóvenes magrebíes.
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Reflexiones de la mañana
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Izangai. (Bilbao). Un proyecto implicado en la reinserción social de jóvenes con
problemas sociales o procedentes de la inmigración.
Elkarbanatuz Es la obra social de la comunidad Cristiana de La Salle de Bilbao, con
pisos de acogida para grupos de menores, jóvenes procedentes de Izangai o
inmigrantes.
Managua. (Palencia). Un centro para alumnos con dificultades sociales, enviados por la
Conserjería de Justicia.
“Projecte Obert”. Paterna (Valencia). Un centro educativo que acoge a niños y
adolescentes dependientes de Protección de Menores.
En el ambiente lasaliano no podemos olvidarnos de la O.N.G. “PROYDE”, a la que están
vinculadas otras O.N.Gs. lasalianas: PROIDE, PROIDE, PROEGA, PROYDE-LEVANTERUEL.
Es una forma de trabajar por el Tercer Mundo comprometidos en construir dos fenómenos tan
imprescindibles como “Escuela y Despensa”
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Reflexiones de la mañana
Viernes, 30 de abril
“Un niño que vino al mundo con un pan bajo el brazo”.
Dicen las malas lenguas que hay niños que nacen con “estrella” y que muchos otros nacen
“estrellados”. Durante mi vida de educador he podido conocer muchos alumnos de este último
grupo:
• En África conocí niños que andaban 12 kilómetros para ir a la escuela y que carecían de
los recursos más elementales para crecer y para aprender.
• En la conocida Ibiza, la isla de los Hippies y de la moda “ab lib”, descubrí niños
“castigados por la pobreza” y niños “castigados por el exceso de posibilidades
económicas”.
• En Guatemala conocí niños castigados por una cultura sumida en la violencia nacida de
una guerra que duró treinta años y de la marginalidad vivida por haber nacido indígena.
• En Mallorca descubrí alumnos afectados por “nuevas pobrezas”: absentismo y fracaso
escolar, drogas…
A mediados del siglo XVII nació Juan Bautista de La Salle, un niño que vino al mundo con “un
pan bajo el brazo”. ¿Qué podía esperarse de un niño nacido así en la Francia absolutista y
estamental anterior a la revolución de 1789?...
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En el niño recién nacido se cruzan los apellidos de la burguesía y de la nobleza de
región de la “Champagne”. El padre, Luis de La Salle, pertenece a la burguesía de
Reims. La madre, Luisa Möet, pertenecía a una familia de la pequeña nobleza dedicada
al cultivo de viñedos y a la producción de vino.
Durante la infancia tuvo profesores particulares en casa. Llegado a la preadolescencia
alumno del colegio más selecto de la ciudad de Reims.
A los 15 años ya era canónigo de la Catedral más importante de Francia, en la que
tradicionalmente se coronaban los reyes. Ser canónigo le proporcionaba estatus social y
economía desahogada.
Con apenas 25 años ya era sacerdote, y con 28 Doctor en Teología…
¿Qué podía esperarse de un sacerdote joven vinculado por nacimiento a la burguesía y a la
pequeña nobleza, canónigo y doctor? Tenía todos los boletos para promocionarse en el “Alto
Clero” francés de la época… Pudo ser obispo en pocos años, quizá cardenal con el tiempo. No
podemos cerrar los ojos a la realidad de la época: el “Poder”, la “Riqueza”, y “Prestigio” eran
tentaciones de las que estaban exentos los sacerdotes de la iglesia de aquella época
El conocido mito de Edipo y Sísifo durante siglos ha estado presente en el pensamiento más
profundo de la sociedad. Cada hombre y cada mujer nace con un destino ineludible, inevitable.
Todavía en nuestro tiempo hay personas que piensan así. ¿Qué pasó en la vida de Juan
Bautista de La Salle para que su vida diese una vuelta a su destino?:
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Reflexiones de la mañana
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Del prestigio del altar y el templo a la oscura vida en las aulas de una escuela.
De codearse con la nobleza, la burguesía y el alto clero a vivir con unos hombres cuya
profesión carecía de prestigio social…
De atender espiritualmente a gente de la buena sociedad a enseñar lo más elemental de
la cultura a los niños que deambulaban por la calle, porque en sus casas no había
recursos ni interés para acceder a la cultura.
La obra de La Salle nace de la confianza, que desde la perspectiva cristiana tiene un nombre: la
Fe. La vida de La Salle dio un giro porque entendió que la fe es vivir en una actitud de confianza
en las personas, como:
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Nicolás Roland, el amigo del alma, que le ayudó a confiar en Dios, como Aquél que no
puede abandonarnos.
Adrián Nyel, aquel maestro bueno de Rouen. Le “abrió los ojos” y le descubrió el rostro
de los niños excluidos de Reims, su propia ciudad.
El P. Barré, que le animó a dejar la canonjía y vivir entre los pobres.
La fe supuso para La Salle fiarse
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Fiarse de Dios que nos pone en el camino. A Juan Bautista lo puso en el camino de las
Escuelas Cristianas, un camino por el que nadie apostaba.
Fiarse de los compañeros del camino, los Hermanos. Al principio pobres maestros de
escuela, y con el tiempo hombres de fuerte compromiso cristiano y social.
Fiarse de los niños, porque dentro de cada uno de ellos, y a través de la educación ,
estaba naciendo una vida que necesitaba salir de la marginación, la exclusión; con la
intención de iniciar el camino de una vida vivida con la dignidad propia de los hijos de
Dios.
Los que fuimos llamados a seguir a Juan bautista de La Salle hemos entendido que vivir desde
la Fe significa mirarlo todo, no desde una “mirada pragmática”, sino desde una “mirada interior”.
Contemplar de una manera positiva el mundo, caminar de una forma positiva la humanidad, intuir
que Dios es un Padre bueno que no está lejos de nuestras preocupaciones y de nuestras
alegrías.
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