INDICE 1.- La Patagonia tiene quien le escriba, pero tiene quien la lea…? Bandieri Susana –Investigadora del Conicet [email protected] 2.-La lógica del galpón. Algunas reflexiones sobre el rol de las instituciones estatales en el Noroeste del Chubut. 1983-2011. BLANCO, Daniel. Presidente BRITTOS, Horacio. Centro de Formación, Investigación y Documentación (CeFIDoc). [email protected] 3.- Entre la desnacionalización, la privatización y el concesionamiento: Crisis y desarticulación de las comunidades sociolaborales asociadas a los yacimientos extractivos estatales de la Patagonia Austral, Argentina, 1976-1999. Mag. Daniel Cabral Marques (Docente investigador de la UNPSJB y de la UNPA, miembro del Grupo de Estudios sobre Historia Social de la Patagonia Central-Austral, GEHISO. [email protected] 4.-.El poblamiento de El Valle del Río Manso a principios del siglo XX. CABRERA, Sebastián: Profesor de historia, Universidad Nacional del Comahue, sede Bariloche. [email protected] Sebastián Cabrera 5.- Gramsci y la construcción de la subjetividad en la norpatagonia. Actualizaciones y posibilidades de análisis Alan CANZUTTI Universidad Nacional del Comahue E-mail: [email protected] 6.-Ganado Trasandino en la Industrializacion de Valdivia.Luis Carreño Palma Universidad de Los Lagos - Osorno 7.-Tejueleo artesanal en los bosques, un oficio en riesgo de extinción; testimonios de identidad, historia y patrimonio cultural de la región de Aysén. Carlos CASTILLO LEVICOY1, Marcelo SANHUEZA ULLOA1, Elisa CORCUERA VLIEGENTHART a & Pilar RETAMAL SIEFERT - e-mail: [email protected] 8.-Recuperación del patrimonio histórico de Gaiman Stella Maris DODD - Gaiman - Chubut 9.-La Conmemoración Obrera en Comodoro Rivadavia durante el primer peronismo. Ester Elizabeth Ceballos Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco-Facultad de Humanidades y Cs. Sociales. Sede Comodoro Rivadavia [email protected] 10.- La escuela como constructora de subjetividad barrial. Interrelaciones entre el trabajo de los padres/vecinos y el de los docentes en dos barrios de San Carlos de Bariloche.María del Mar ESTAPÉ, Daniela Isabel PAZ, Susana ROMANIUK 11.- La necesidad de un Observatorio de Ciencias Sociales. Susana ESTEVES, Norma GAJARDO, Hernán GÓMEZ 12.- Historias máximas: El largo regreso del cacique Inakayal a las tierras de Tecka. Prof. Ricardo Omar FERNÁNDEZ. Institución: CEHIR-ISHI-CONICET-UNCO. [email protected] 13.-Lecturas otras de la temporalidad de la Nación. Horacio O. IBARRA. Ana María TRONCOSO. Matías Fernando JONES. Gastón Alejandro OLIVERA. [email protected] 14.- UCTM-Unión Cooperativa de Trabajadores de la Música. (1995 1997) Trelew. Un acercamiento a un proyecto colectivo alternativo. Alejandro Martin JARAMILLO. 15.- Nahuelpan: lecturas subalternas de la Nación Argentina en el Oeste del Chubut. Matías F. JONES [email protected] 16.-Fragmentación social en Bariloche: contexto socio-histórico y situaciones emergentes - (2004 - 2010) Maximiliano Javier LEZCANO Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Universitario Bariloche, CONICET e-mail: [email protected] 17.-Banderas y ciudadanía: educación y migración chilena en el oeste del territorio de Río Negro. 1910 -1945. UER: CEHIR-ISHIR-CONICET/UNCO Liliana LUSETTI, Ma. Cecilia MECOZZI [email protected] 18.- La aplicación, en Aisen – Chile, de la ley indígena 19.253.Conclusiones y recomendaciones. Borbónica. José MANSILLA CONTRERAS [email protected] 19.- Sobre la persistencia de algunos estereotipos entre los cultores de la historia fronteriza. Las fronteras meridionales en la época borbónica Raúl José MANDRINI: Facultad de Filosofíay Letras, Universidad de Buenos Aires. [email protected] 20.- Descripción y análisis de un parte policial de Carabineros del Ejército sobre la persecución de los bandidos Wilson, Evans y Gibbon (1911-1912) Enrique MARTÍNEZ SAAVEDRA - Mauricio OSORIO PEFAUR Puerto Aysén - Chile [email protected] - [email protected] 21.- Aportes para la historia ambiental de la Patagonia. Estudios sobre las sociedades del bosque andinoen la larga duración.Mg. José María MENDES Universidad Nacional de Río Negro22.-La estatua de Roca y la celebración del poder. Reflexiones en torno a una “historia vigente.” Laura Marcela MÉNDEZ - Maximiliano LEZCANO Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Universitario [email protected]. 23.-Poniendo en foco. “Una propuesta metodológica historiográfica para considerar los archivos fotográficos como documentos”.Edith A. MOSCHES - Liliana V. PIERUCCI UNCO-CRUB/[email protected] 24.-El Touring Club: un espacio de relaciones Cintia NAVAS, [email protected] 25.-Investigación en curso: Impacto socio-económico-ambiental de la instalación del Complejo Hidroeléctrico Futaleufú.Prof. Jorge ORIOLA: Lic. Laura FORTI: UNPSJB. e-mail: [email protected] [email protected] 26.-La construcción de los sectores dirigentes de Esquel entre los inicios y 1930 y el relato histórico instituido. Jorge Omar ORIOLA Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco -sede Esquel e-mail: [email protected] / [email protected] 27.- “Amontonarse para sobrevivir”. La experiencia migratoria y la construcción de una comunidad. Sirios y Libaneses en el valle del Chubut. 1900-1940. Liliana E. PÉREZ. Universidad Nacional de la Patagonia. Sede Trelew. [email protected] 28.-“Entre pedales y esquíes”. El tiempo libre en el entorno natural de la región del Nahuel Huapi, 1930-1945. Adriana PODLUBNE - María CHIOCCONI* Centro Regional Universitario Bariloche, Universidad Nacional del Comahue. [email protected] - [email protected] 29.- Disputando silencios y olvidos: experiencias de niños indígenas en escuelas chubutenses con internado. Lic. María Emilia SABATELLA. - Prof. Valentina STELLA. - Lic. Fabiana NAHUELQUIR. UBA-IIDyPCa. 30.- Educación Física en el Territorio Nacional de Río Negro, una mirada desde la prensa. Lic. Cristina SACARELO1 CEHIR-ISHIR-CONICET-CRUB-Universidad Nacional del [email protected] 31.- Alternativas pedagógicas de trabajos con historia oral. Bruno SANCCI - Martin JARAMILLO - Sergio MONTES FERREIRA - Cintia NAVAS Evelyn BEROIZA - Lorena ANTILEF - Fernando CARMONA VIVONA. 32.- Estrategias agropecuarias, sustentabilidad ambiental y políticas públicas el el noroeste del Chubut: hacia una investigación interdisciplinaria. Marcos SOURROUILLE, Centro Nacional Patagónico, CONICET [email protected] 33.-Hans Steffen en las cuencas superiores de los ríos Palena, Futaleufú y Puelo – Manso. Wolfgang STAUB, Coyhaique [email protected] 34.- El alerce en la historia de Chiloé, Patagonia Septentrional Occidental, siglos XVI al XIX. María Ximena URBINA CARRASCO Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. [email protected] 35.- Boroa (lugar de huesos): 1790-1825. Tras la huella de los Queos. Alejandra WASSNER SOLARI* Cehir-ishir/Conicet-UNco [email protected] 36.- El Su o Succarath de la Patagonia: su representación original por Thevet (1558 y 1575), las modificaciones de su imagen en el tiempo y por diferentes autores, y una aproximación a la identificación del animal y a la etimología de su nombre. David WILLIAMS. Trelew, Chubut, Argentina. 37.-La prensa regional y la problemática educativo-sanitaria de la Norpatagonia Andina en la década de 1930. Silvia Rosalía ZAMPA Centro Regional Universitario Bariloche. Investigadora del IISHIR-CEHIR CONICET [email protected]. 1.- La Patagonia tiene quien le escriba, pero tiene quien la lea…? Panelista: Susana Bandieri – investigadora del Conicet [email protected] “Transcurrieron dos meses sin que viéramos ningún habitante del país. Un día, cuando menos lo esperábamos, un hombre de estatura gigantesca se presentó ante nosotros. Estaba sobre la arena casi desnudo, y cantaba y danzaba al mismo tiempo, echándose polvo sobre la cabeza [...] Este hombre era tan grande que nuestra cabeza llegaba apenas a su cintura [...] Nuestro capitán llamó a este pueblo patagones”. Así escribía, en el año 1520, con una alta dosis de exageración, el cronista de la expedición de Hernando de Magallanes, Antonio Pigafetta, uno de los dieciocho sobrevivientes que completó la vuelta al mundo regresando a España luego de travesar el estrecho que unía ambos océanos, conocido desde entonces con el nombre de su presunto descubridor. Numerosas disquisiciones se han hecho respecto del significado de tal denominación, que no viene al caso detallar ahora. Pero lo cierto es que, desde entonces, la Patagonia siempre tuvo quien le escriba… Primero, los cronistas, aquellos que describieron las características de sus costas pero que pocas veces se aventuraron en su interior desconocido, que se imaginaba poblado de seres mitológicos y fantásticos. La percepción de un continente estéril, tal y como lo describiera Darwin, el naturalista inglés que acompañó a Fitz Roy en alguna de sus reiteradas incursiones por los mares patagónicos, se instaló en el imaginario de la época y, curiosamente, perduró y perdura, no pocas veces, cada vez que se vincula a la Patagonia con la idea de “desierto”. Campaña al “desierto” se llamaron, y todavía se llaman en algunos manuales escolares, las guerras de conquista que el Estado argentino realizó sobre estos territorios en la segunda mitad del siglo XIX, hasta entonces ocupados por las sociedades indígenas. Un “desierto” que, cabe aclararlo, no se pensaba vacío de pobladores sino vacío de “civilización”. De aquí se desprende una idea presente en buena parte de la historiografía nacional, como veremos más adelante, donde los espacios indígenas siguen apareciendo todavía como “espacios vacíos”. En segundo término, debemos mencionar las obras clásicas, de carácter más general, que a mediados del siglo XX se escribieron sobre la Patagonia, como las de Ricardo Caillet Bois o Armando Braun Menéndez, entre otros, donde la Patagonia aparecía, acorde a una tendencia generalizada por entonces, encerrada en los límites del Estado-Nación, donde la frontera era pensada como área de conflicto más que como espacio de interacción entre las sociedades de Argentina y Chile, tal y como se pretende en este encuentro. Luego siguieron las historias de provincias, en gran parte incentivadas por la aparición de una colección muy importante de la Editorial Plus Ultra, que justamente apuntaba a ese propósito. Cabe citar, como ejemplos, la Historia de Tierra del Fuego de Arnoldo Canclini (1980), o la Historia de Chubut de Clemente Dumraut (1992). En estos casos, los límites políticos aparecían también como límites de la construcción historiográfica regional. Tema delicado si se tiene en cuenta que los mismos respondieron, en el caso de los territorios nacionales patagónicos, a accidentes geográficos como ríos y cordilleras, o a líneas convencionales como paralelos y meridianos. Este encuadre, si bien útil para tratamientos político-institucionales, se mostraba sin duda poco apto para la comprensión de los fenómenos económicos, sociales y culturales que siempre exceden los espacios jurisdiccionales. Por otra parte, hace no más de veinte años que la historia indígena comenzó a ser motivo de preocupación entre los historiadores. Las primeras obras de Mandrini, Varela y Bizet, y Casamiquela, entre otros, a los cuales se agregarían luego muchísimos trabajos producidos sobre y desde la Patagonia misma, comenzaron a romper con la fragmentación epistemológica que hizo de la Arqueología, la Antropología y la Historia, campos disciplinares autónomos e independientes. Otras producciones referidas a la etapa postconquista se agregaron a éstas y la historiografía patagónica se renovó y complejizó en los últimos años. Varios son los mitos de la historia patagónica que, a mi juicio, se corrigieron con estas nuevas producciones. Uno tiene que ver con la existencia de una “frontera interna” que, cual límite físico, parece separar al mundo indígena del hispano-criollo. Hoy son muchísimas las producciones que revisan exhaustivamente esta idea, mostrando que no solo el conflicto sino que también, y particularmente, el intercambio de bienes y personas, eran características propias de ese espacio fronterizo, en tanto que la organización político-económica de las sociedades indígenas muestra un alto grado de complejidad, especialmente en el siglo XIX, que transformó radicalmente la idea generalizada de grupos nómades dedicados exclusivamente al saqueo, la caza y la recolección. Un segundo mito se vincula con la idea de que el límite entre los Estados nacionales argentino y chileno constituido por la cordillera de los Andes, funcionó como tal para las sociedades involucradas a partir de la conquista por las armas de los espacios indígenas. Hoy sabemos que las relaciones de todo tipo entre las áreas andinas de la Patagonia argentina y el sur chileno perduraron con idénticas formas, con viejos y nuevos actores, vinculados ahora a las formas capitalistas de producción, hasta avanzado el siglo XX. Una Patagonia poblada exclusivamente desde el Atlántico es otra de las creencias generalizadas que quienes hacemos historia regional hemos revisado. Si bien es cierto que los territorios con puertos sobre el Atlántico se incorporaron rápidamente a una economía ovina en expansión, no lo es menos que las zonas andinas siguieron manteniendo los intercambios económicos y sociales en las áreas fronterizas, proveyendo a los mercados del Pacífico sur de ganados, especialmente vacunos para el consumo interno o para la fabricación de suelas, tasajo, velas y jabón, que Chile exportaba por sus puertos. Esto se acompañaba de importantes flujos migratorios de población de ese origen que traspasaba permanentemente la cordillera en busca de tierras o mejores posibilidades ocupacionales, en tanto que eran comunes las inversiones de capital en tierras del oriente cordillerano. La imagen de un Estado nacional tempranamente exitoso en su penetración en los espacios ganados al indio que suele mostrar la historiografía tradicional, debió también revisarse a la luz de las nuevas investigaciones. Sin duda así lo fue en lo que hace a las formas de penetración coactiva o represiva, por usar la conocida caracterización de Oszlak (1982), pero para nada lo sería en lo referente a los aspectos materiales e ideológicos, donde la ausencia del Estado resulta evidente hasta las décadas de 1930 y 40, cuando la preocupación por “argentinizar” la Patagonia se volvió preocupación esencial de los gobiernos nacionalistas que por entonces dominaban el escenario político nacional (Bandieri, 2009). Esto indica, por de pronto, la necesidad de revisar las periodizaciones todavía vigentes en la historiografía nacional con respecto a considerar a los años 1880 como un hito fundamental en la conformación definitiva de un Estado nacional y, en consecuencia, de un mercado interno plenamente constituido, con lo cual se habrían cortado definitivamente los vínculos que distintas regiones del país mantenían con los espacios limítrofes. Nada más lejos de la realidad para las áreas andinas, no solo de la Patagonia, sino del conjunto nacional, marginales al proceso de integración del país al modelo agroexportador con clara orientación Atlántica. Esta y otras periodizaciones del pasado nacional son imágenes básicas que han arraigado en el sentido común de los argentinos y también, por qué no decirlo, en el de muchos educadores. Lo mismo ocurre con los límites territoriales que la construcción de ese mismo pasado nacional encierra. Nos referimos, particularmente, a la construcción de una historia encerrada en los contornos actuales del Estado nacional argentino. Llama la atención, no obstante, la notable supervivencia de estas mismas cuestiones en el ámbito académico actual, como veremos más adelante. Esto amerita algunas reflexiones. No hay duda de que muchos repiten estas versiones porque comulgan con esa interpretación de la historia nacional y de la geografía –o de la geopolítica, para ser más precisos- y con sus contenidos ideológicos. Pero, en otros casos, resulta absolutamente dudoso que se trate de esos motivos. Creo que hay mucho de ingenuidad en los historiadores que usamos los mapas e imágenes con un sentido absolutamente ilustrativo, sin detenernos a analizar los preconceptos que esos elementos contienen. Tal vez cabría recuperar, para estos casos, la noción de “saber olvidado” de Max Scheler, es decir, lo que queda en el fondo de nuestra conciencia una vez que olvidamos los contenidos específicos que aquellas nociones portaban (Romero, coord., 2004:18). Digo esto porque las imágenes que vamos a ver a continuación no son producto de mentes reaccionarias, sino creaciones de colegas que merecen en muchos casos nuestro mayor respeto como historiadores socialmente comprometidos y progresistas. Veamos algunos ejemplos: El mapa siguiente, incluido en un Atlas Histórico publicado en el año 2000, lleva por título “Grupos étnicos del territorio argentino (S XVI)”. Obsérvense los límites del Estado-Nación que sirven de base a la distribución de los grupos étnicos –encerrados en esos mismos límites- en el Siglo XVI (¿?). En el mismo texto, de amplísima consulta académica, se incluye el siguiente mapa, que lleva por título: “El territorio en el siglo XVI” (¿?) El mapa que veremos a continuación representa los “Circuitos mercantiles de la era colonial”, incluido en una historia económica del siglo XIX publicada muy recientemente. Aquí pueden verse claramente dos cosas, los escasísimos vínculos del espacio rioplatense con el conjunto colonial, por ejemplo con el territorio chileno (¿?), y dos espacios grisados claramente delimitados como “territorios indígenas” que no guardan ninguna relación con el conjunto espacial representado (¿?). Es decir, persiste la idea del territorio indígena como “espacio vacío”. Los circuitos mercantiles de la era colonial del Virreinato del Río de la Plata En la imagen que mostramos a continuación, “Las rutas comerciales tras la independencia (Siglo XIX)”, se insiste en la misma idea para el resto del período decinomónico. Sólo dos vinculaciones visibles se marcan entre los espacios chileno y argentino, mientras que ninguno se reconoce entre las áreas indígenas y el resto del territorio (¿?) Las rutas comerciales tras la independencia El siguiente texto ha sido extraído de un material de cátedra utilizado en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, que cuenta con múltiples ediciones, y que deja claramente explicitada la idea de que el tendido de líneas férreas habría provocado la ruptura de las tendencias centrífugas de los circuitos mercantiles, iniciando en consecuencia la conformación plena de un mercado nacional hacia los años 1880, con lo cual se desconocen los múltiples contactos socioeconómicos que perduraron en las áreas fronterizas hasta avanzado el siglo XX: "Su aparición [se refiere al ferrocarril] durante los años '60 y '70 significó una verdadera revolución en las comunicaciones [...] El acceso al interior de manufacturas europeas mucho mas baratas que las procedentes del Pacífico fueron reorientando hacia el Atlántico a todas las regiones argentinas, revirtiendo las tendencias centrífugas, y operando una unificación económica que sentó las bases para la formación de un mercado nacional" (Ossona, 1992) La imagen de “El nuevo mapa para la Argentina en el último cuarto del siglo XIX”, que se incluye a continuación, repite la misma idea en el texto de historia económica antes mencionado. En este caso, se extienden al conjunto nacional las características de la zona más favorecida por el modelo agroexportador, desprendiendo de ello la conformación plena de un mercado nacional hacia fines del siglo XIX, en tanto se muestran absolutamente cortados los vínculos con los países limítrofes (¿?) De la estructuración de las comunicaciones que muestra este mapa, absolutamente funcional al modelo exportador, con clara orientación atlántica, se desprende la unificación económica del país y el corte definitivo de los contactos en las áreas fronterizas. La unificación política del país resultaría entonces acorde, en tiempo y espacio, con la unificación económica del mismo. Un nuevo mapa para la Argentina (último cuarto siglo XIX) Pero podríamos sumar a esto una cantidad infinita de ejemplos. Se sigue hablando de una sociedad argentina esencialmente blanca, con fuertes componentes europeos por efectos de la inmigración masiva -invisibilización del indio-; del fin de la fórmula alberdiana de la “república posible” con la ley Sáenz Peña del voto secreto y obligatorio de 1912, a la cual se atribuye la categoría de universal aunque excluya a las mujeres y a los habitantes de los Territorios Nacionales, que recién se convirtieron en ciudadanos plenos de la nación a mediados de la década de 1950, entre otros. Algunos aportes de la historiografía regional: También cuando comenzamos a realizar investigación histórica regional de manera más sistemática, allá por mediados de la década de 1980, lo hacíamos imbuidos de algunos preconceptos sólidamente instalados en la bibliografía y muchas veces incorporados en la documentación oficial. Partíamos en principio de hacer una historia de Neuquén encerrada en los límites del antiguo Territorio Nacional, luego Provincia de igual nombre: Mapa Provincia de Neuquén Aunque conocíamos los importantes vínculos socioeconómicos existentes entre las sociedades indígenas y las hispano-criollas, que articulaban al norte de la Patagonia argentina con el sur chileno desde tiempos inmemoriales, antes de que los Estados nacionales se definieran como tales, entendíamos que la llegada del ferrocarril al vértice oriental del territorio y el consecuente cambio de la capital desde Chos Malal, en el norte neuquino, a ese punto, había reorientado definitivamente el funcionamiento socioeconómico de la región hacia el Atlántico. La misma documentación oficial así parecía indicarlo: “... me ha traído al convencimiento de que la capital del Neuquén debe levantarse en el amplio valle que comienza al pasar el río. Si bien es cierto que esta posición no es materialmente central con respecto al territorio, es en cambio de alta significación económica y política, primero porque consulta los agentes mas poderosos de civilización actual y segundo porque en vez de impulsar el comercio de adentro hacia afuera, como sucede hoy, lo incluirá fuertemente de afuera para adentro, siguiendo las corrientes centrípetas auxiliadas por vías férreas y fluviales que concurren al Atlántico con su gran puerto de Bahía Blanca...” (Archivo Histórico Provincial, Libro Copiador T/1904, Telegrama del Mtro. del Interior Dr. Joaquín V. González al Gdor. Bouquet Roldán, 7-4-1904) Con el avance de nuestras investigaciones pronto descubrimos que el centro socio económico regional, pese a los buenos deseos del Ministro Joaquín V. González, seguía estando en las áreas andinas, lo cual era fácilmente comprobable en diversas fuentes cualitativas y cuantitativas, como los censos. Esto nos llevó a reconstruir los circuitos mercantiles y a comprobar la supervivencia de las antiguas formas indígenas de comercialización del ganado regional en el mercado chileno. En un claro ejemplo de economías complementarias, mientras el área de cría se encontraba en el oriente cordillerano, la transformación, el consumo y la comercialización se efectuaban en las ciudades y puertos del Pacífico Sur. Por supuesto que la llegada del ferrocarril había introducido cambios, pero estos no habían afectado en demasía el funcionamiento tradicional de las áreas andinas. La pregunta era entonces ¿hasta cuándo habían durado estas formas tradicionales del funcionamiento socio-económico regional? Futuros avances en la investigación indicaron que recién alrededor de los años 1930 ambos Estados, argentino y chileno, habían comenzado a tomar medidas arancelarias y a colocar límites al comercio cordillerano de ganado, que se habría cortado definitivamente, al menos en términos legales, en la segunda posguerra. La hipótesis que entonces manejamos era que la crisis del modelo agroexportador y la profundización de la etapa sustitutiva de importaciones habría necesitado de mercados nacionales más firmemente controlados. Esta nueva periodización, que resultaba válida para Neuquén, también lo era para otras áreas andinas productoras de ganado del país, marginales y periféricas al modelo agroexportador, tal y como demostramos con la publicación de una serie importante de trabajos de colegas argentinos y chilenos (Bandieri, coord., 2001). La verdadera integración al mercado nacional de estas regiones habría sido entonces producto de un proceso muy largo y complejo, especialmente para los sectores de escasos recursos que antiguamente comercializaban sus animales en el mercado trasandino, y no se había producido en 1880, sino en las décadas del 1930 y 40. Mas recientemente, hemos demostrado que esta periodización no solo es válida en términos económicos, sino que es aplicable a una serie importantísima de factores vinculados a la preocupación por “argentinizar” la Patagonia, preocupación por cierto no ajena a las huelgas de los obreros rurales santacruceños de la década de 1920 y a la intencionalidad de los grupos nacionalistas que desde la década siguiente dominaron la política nacional. De esa manera, una serie de instituciones y agentes estatales se hicieron presentes en la Patagonia (Gendarmería, Vialidad y Parques Nacionales, escuelas de frontera, sucursales del Banco de la Nación Argentina, Yacimientos Petrolíferos Fiscales, Yacimientos Carboníferos Fiscales, etc.) consolidando una presencia estatal hasta entonces relativamente débil (Bandieri, 2009). En el caso de la Patagonia entonces, la investigación regional sugiere una nueva periodización para una presencia estatal más definitiva, que no se corresponde con los años 1880 sino con las décadas de 1920, 30 y 40, cuando los gobiernos de turno realmente se preocuparon por “argentinizar” los territorios del sur, lo cual también puede relacionarse con el otorgamiento del voto a sus habitantes a mediados de la década de 1950. Asimismo, se impone una nueva espacialización de las relaciones socioeconómicas, no sujeta a los límites políticos nacionales y/o territoriales, donde la Cordillera de los Andes deje de ser una valla para convertirse en un espacio social. En resumen, las variables espacio-temporales se han modificado a partir de la investigación regional. En conclusión, insistimos en la importancia de remarcar estos resultados para rectificar una historia nacional demasiado generalizante y encerrada en los límites territoriales del Estado-Nación, tarea que consideramos imprescindible de incorporar en el campo de la enseñanza de la historia. Pero, además, y esto es fundamental para quienes hacen investigación, la periodización válida para nuestros trabajos nunca debe establecerse “a priori” -porque repetiríamos aquello que estamos tratando de corregir-, sino que debe surgir como producto del propio objeto de estudio. Lo mismo con los alcances espaciales de la región, que nunca es un espacio previamente delimitado sino un sistema abierto que “empieza y termina donde empieza y termina su explicación” (de Jong, 2001). Para ello hay que romper con las concepciones historiográficas tradicionales y transformar los límites en fronteras, o sea en espacios sociales construidos históricamente, de gran dinamismo y alta complejidad. Bibliografía citada Bandieri, Susana, coord. (2001) Cruzando la cordillera... la frontera argentino-chilena como espacio social, Serie Publicaciones CEHIR-UNCo., Neuquén. Bandieri, Susana (2009) “Cuando crear una identidad nacional en los territorios patagónicos fue prioritario”, en Revista Pilquen, Sección Ciencias Sociales, Revista Digitalizada, Año XI, nº 11, Viedma, Centro Universitario Zona Atlántica –CURZA-, UNCo. de Jong, Gerardo (2001), Introducción al método regional, Neuquén, LIPAT-UNCo. Ossona, J. L. (1992) “La evolución de las economías regionales en el siglo XIX”, en Rapoport, M., comp., Economía e Historia. Contribuciones a la Historia Económica Argentina, Buenos Aires, Edit. Tesis. Oszlak, Oscar (1982) La formación del Estado Argentino, Buenos Aires, Ed. de Belgrano. Romero, Luis Alberto (Coord.) (2004) La Argentina en la escuela. La idea de Nación en los textos escolares, Buenos Aires, Siglo XXI. 2.- Algunas reflexiones sobre la gestión de las instituciones estatales en Chubut. 1983-2011. BLANCO, Daniel. Presidente BRITTOS, Horacio. Secretario Centro de Formación, Investigación y Documentación (CeFIDoc). [email protected] Introducción Históricamente, la democracia se ha manifestado siempre como una promesa y un problema a la vez. Promesa de un régimen acorde con las necesidades de la sociedad, fundada sobre la realización de un doble imperativo de igualdad y autonomía. Problema de una realidad que a menudo está muy lejos de haber satisfecho estos nobles ideales.” (Ronsavallon: 2007,22) Las dinámicas estatales que observaremos, discurren entre los años que van desde la restauración democrática, la crisis del 2001-2002, y algunas continuidades. Se trabaja sobre un presente que no puede desembarazarse del todo de los tiempos en que la democracia se vio encorsetada por los paradigmas económicos neoliberales que dominaron hegemónicamente la escena política entre el Proceso de Reconstrucción Nacional y el fin de la convertibilidad. La convertibilidad culmina con la catástrofe final1 de un Estado Nación que había sido cuidadosamente desmantelado durante 25 años. Es en el marco de esa catástrofe, y a la luz de la actual crisis del modelo neoliberal a escala mundial, que el “redescubrimiento” de la Patagonia tiene lugar. Como un nuevo percatamiento del capital financiero hacia un lugar con bienes naturales inconmensurados, enormes extensiones áridas y agua de fácil acceso, abundante aunque concentrada. Un espacio visualizado como una oportunidad para la aplicación de mecanismos financieros que acompañan a las denominadas tecnologías de punta (minería a cielo abierto), las compensaciones por el cambio climático (bonos de carbono), o el acaparamiento de tierras que incluyen, en todos los casos, el acceso al agua. La vieja idea de Hardin2, retomada luego por Ronald Coase (uno de los mayores exponentes de la escuela de Chicago y Nobel en 1991), de que las externalidades pueden conducir a ineficiencias sistémicas por la ausencia de derechos de propiedad, subyace en estos emprendimientos aunque no se explicita en los considerandos de los decretos, resoluciones y sentencias que privatizan el acceso a bienes comunes. Por otra parte y producto de la pugna de intereses sectoriales y de proyectos nacionales y regionales disimiles, como señala Guimaraes, “se viene dando un tratamiento maníacodepresivo al Estado en América Latina (y en Argentina está a la vista, agregamos nosotros). En la fase maníaca, los actores sociales lo bendicen y le piden que otorgue préstamos a tasas de interés real negativas, asigne favores fiscales, haga obras de infraestructura, etc. En la fase depresiva, lo denigran y lo minimizan, acusándole de 1 La catástrofe Estatal se define como ruptura de una estructura sin constitución de otra, la catástrofe post-estatal se define por la ruptura del mismo principio estructural- En este sentido, la catástrofe post-estatal implica la liquidación de cualquier noción de estabilidad. (Grupo de Reflexión rural en dialogo con Ignacio Lewkowicz. Pág. 24-25) 2 Garrett Hardin, biólogo de tendencia social-darwinista, lo expuso en su artículo "The Tragedy of the Commons" publicado en 1968. ,"The Tragedy of the Commons" publicado en 1968. representar el interés exclusivo de las clases dominantes, o bien exigiéndole el recorte de su aparato burocrático y del gasto público.” La provincia de Chubut ha sido un escenario notable de esta situación, solo a modo de ejemplo hay que recordar que el Estado Nacional y Provincial fueron los factores dinamizadores de su desenvolvimiento, estuvieron fuertemente presentes en todo momento desde la ocupación efectiva del espacio por parte del Estado Nacional a fines del siglo XIX. Así las empresas estatales como YPF, Agua y Energía, las leyes de promoción industrial, que permitieron la instalación de empresas, la promoción del enclave de ALUAR, a través de líneas de financiamiento, entre otras acciones, generaron una presencia estatal mucho más significativa que en otras regiones del país. Cuando en la década del ´90 se desmantela este esquema en todo el país, los efectos en nuestra provincia fueron devastadores. Y a los problemas ambientales que se arrastraban de los paradigmas desarrollistas se agregaron aquellos que derivaron en la visión neoliberal que imperó/a en numerosos exponentes del poder político y económico. Las Instituciones como “galpones” En ese marco las instituciones de control y construcción de subjetividades, reparticiones públicas, escuelas, agencias estatales diversas, dependientes del Estado tanto nacional como provincial devinieron en lo que Ignacio Lewkovicz denomina “Galpones”. Asi Lewcovicz señala que “las condiciones generales con que tienen que lidiar (las instituciones) no son estatales sino mercantiles, no son estables sino cambiantes. La velocidad del mercado amenaza la consistencia ya fragmentada de las instituciones, nacidas para operar en terrenos sólidos. De esta manera – sin función ni capacidad a priori de adaptarse a la nueva dinámica- se transforman en galpones.” ( Lewkovicz 2007:32) Esto es aplicable a la mayoría de las agencias estatales que carecen de un sentido (hacia donde ir) que no sea la lógica que impone la agenda del mercado, y potenciado ésto por un excesivo individualismo insolidario, lo que Bleichmar denomina narcisismo, genera un tipo de actor que por una parte descree del estado y por otra demanda de él una acción totalizadora que le de protección. Pero sin dudar también es aplicable como veremos a los gobiernos. Y tomaremos los casos en la Comarca Andina. Por ello, trabajar en una institución galpón, sea agencia o gobierno, donde se carece de cohesión lógica y simbólica, donde de lo que se trate sea un coincidir puramente material de los cuerpos en un espacio físico, no garantiza una representación social compartida por los ocupantes del galpón, de allí que en ese mismo espacio pueden confluir lógicas, propuestas y acciones totalmente disimiles y contradictorias. (Lewkovicz 2007:32) La idea de galpón se opone a la de sistema, es decir ya no estamos en un lugar donde las cosas que hacemos tienen una lógica común que deviene de la lógica de la sociedad en su conjunto, pensemos en el desarrollismo que dominó el pensamiento político social en los albores del nacimiento de nuestra Provincia, a fines de los ´50 y durante toda la década del ´60. Así, reiteramos, la lógica del mercado es el individuo no el sistema, por ende existe una tensión permanente, muy grave, entre necesidades actuales y necesidades futuras que impide una mirada del largo plazo social. Desde este punto de vista, miremos nuestro mapa reciente de conflictos ambientales. Una conflictividad que convulsiona por su naturaleza aparentemente dilemática: reconocer la legitimidad de la demanda de desarrollo y – a la vez- del reclamo de preservar las mejores condiciones ecosistémicas del territorio. Existe así una creciente conflictividad ambiental en la Provincia del Chubut. Se reedita cada tanto en Esquel, en la áreas petroleras y se abre ahora en la Meseta Central. Coexisten proyectos de “crecimiento”, “desarrollo”, de control de la desertificación y mejoramiento ovino, de ampliación de la superficie irrigada para emprendimientos agrícolas, ofertas de turismo especializadas, “abastecimiento” de agua y energía, necesidad de infraestructura y de minería a cielo abierto. ¿De qué desarrollo hablamos? Nuevos aportes conceptuales para la reflexión. Durante cincuenta años el debate en torno al contenido del desarrollo, dominó una buena parte del intercambio entre economistas del Norte y del Sur. Es significativo que –a la luz de las conceptualizaciones actuales- el tiempo dedicado a esto, los ríos de tinta y las montañas de papel, finalmente se haya arribado a la conclusión de que se trata de un concepto vacío. Las crisis ecológicas manifiestan una disfunción del sistema político (Guimaräes, 2003). Las causas de estas problemáticas hay que buscarlas en el cimiento político social: la explotación sin límite de los ecosistemas tiene el misma racionalidad que los esquemas de explotación que algunas personas (físicas o jurídicas) ejercen sobre otras (Kovel, 2005). En busca de superar las conceptualizaciones del crecimiento, el desarrollo, el desarrollo sostenible e, incluso, el de desarrollo sustentable, surgió en los últimos años un convincente consenso en torno al potencial de maduración, movilización y articulación política que ofrecía la idea de Sustentabilidad para las organizaciones sociales y en especial para el movimiento ambiental. Por un lado, porque quiebra el sinsentido que implica indagar acerca de los dilemas del desarrollo y el crecimiento (casi siempre vinculados a la falsa opción “empleo, aún con daño a los ecosistemas” vs “desocupación con ecosistemas inmaculados”) sin integrar, en el análisis, al ambiente como una dimensión fundamental de la problemática. De este modo, al incorporar el ambiente, se amplía la mirada de las organizaciones tradicionalmente ocupadas de cuestiones sociales como la pobreza, la falta de empleo o de vivienda, los bajos salarios o las variadas discriminaciones asociadas al género, que, hasta cierto punto, coincidía con la visión clásica que percibe a la economía como un subsistema cerrado, donde no hay externalidades ambientales. Por otra parte, y como contrapartida, ha enriquecido y amplificado el marco conceptual en el que desarrolla su acción una parte muy representativa del movimiento ambiental al incorporar las dimensiones sociales, económicas y políticas en su fundamentación, protestas y propuestas. Esta línea de pensamiento, que asume el carácter complejo de las problemáticas ambientales (y por ello se resignifica en cuatro dimensiones: ambiental, social, económica e institucional) autoriza el tránsito sobre superficies reflexivas que incluyen la indagación acerca de la gobernabilidad democrática y de las prácticas institucionales de participación ciudadana en la decisión e implementación de proyectos. En el nivel micro, esta dimensión política se concreta en la democratización territorial, y a nivel macro, en la democratización del Estado. Esta herramienta de análisis, nos permite unir causalmente la degradación de los ecosistemas y la pérdida de calidad de las políticas estatales de promoción social. Políticas en el galpón. En el primer semestre de 2009 se inauguró en Epuyén, Chubut, una agencia de Desarrollo Local en la Comarca, con fondos nacionales. Una idea interesante, si no fuera porque hemos visto en los últimos 25 años, sucederse agencias, planes, proyectos locales, etc., etc. sin que los resultados de ese gasto (la mayor parte, deuda fácil) hayan producido cambios visibles. Con nombres diversos en esos cinco lustros el INTA trabajó contra la desertificación, dictó cursos de formación ( sobre esquila, cuidados sanitarios,etc.), en apoyo a crianceros minifundistas, se propuso intervenir en las cadenas de comercialización de lana y carne, fomentando cooperativas, llevó adelante el Programa Mohair, impulsó Planes de Mejoramiento Ovino, tanto genéticos, como de higiene, desarrolló Planes de Fijación de Médanos etc. etc. La lectura de esos proyectos nos muestra que, en el diseño de sus programas de extensión3, se han manejado con los mismos parámetros que en los programas de investigación. Así un proyecto de extensión está formulado igual que un proyecto productivo o uno de investigación. En cuanto a ello, es posible sugerir que una parte del problema principal radique en la formación de sus técnicos, mayoritariamente Ingenieros Agrónomos o Veterinarios. Una formación autocentrada en la disciplina, con debilidades epistémicas para intervenir en contextos culturalmente diversos y socialmente inestables. Donald Worster ( 2005) refiriéndose a este mundo de técnicos, tomando como ejemplo a los ingenieros hidráulicos sostenía que “Necesitamos estudiar más del cerca esta “ cofradía” de ingenieros, muy internacional y con capacidad de desplazamiento, que predica el credo del imperialismo y el desarrollo económico (…). ¿Quiénes eran y cuál fue su entrenamiento? ¿Dialogaban en un lenguaje común a pesar de sus diferencias nacionales? ¿Qué concebían como los fines de su ciencia y su técnica? ¿Cuales eran sus actitudes hacia la naturaleza y el agua? ¿Cuáles fueron sus metáforas dominantes que usaban al pensar en ríos, inundaciones o aridez?. A esto hay que agregarle que hay siempre, en la metrópoli porteña y a la cabeza de las agencias, especialistas en bajar el discurso dominante, acomodándolo a cada época. El sistema Científico - Tecnológico está lleno de lugares de privilegio y se alimenta a sí mismo4. Esto nos introduce en el segundo caso. En la segunda quincena de marzo del presente año 2011, cuando aún humeaban enormes extensiones de bosques nativos quemados en un incendio intencional que, iniciado en Lago Puelo, Chubut , se extendió hasta El Hoyo y afecto casas, mejoras, instalaciones públicas, etc., sucedieron en simultaneo dos acontecimientos de trascendental importancia, el primero con un decreto5 el 268/11 que transfiere la tierra publica fiscal provincial, no asi, aclara expresamente a los bosques nativos que estén sobre su superficie, bosques que -.en el caso de Lago Puelo, uno de los Municipios demandantes de la norma- acababan de desparecer bajo las llamas. Es decir queda solo la tierra que, ahora sí, el Municipio puede disponer de manera discrecional. Pocos días después, en críptico comunicado radial, ese mismo Municipio notifica la realización de un Taller de Diagnóstico Participativo para debatir el Plan de Ordenamiento Territorial de Lago Puelo. Al cónclave concurrió un reducido conjunto de funcionarios de los ámbitos provincial y local, de diversas áreas probablemente involucradas en la tarea de “operar sobre el territorio”; y una escasísima representación de particulares miembros de una ONG vinculada a problemáticas de Desarrollo Local. Las organizaciones de vecinos y otras entidades intermedias no estuvieron presentes, porque no fueron invitadas o porque no se sintieron participadas de la actividad. La cita era la instancia de consulta social prevista en el diseño del Plan de Ordenamiento Territorial, realizado por un equipo técnico, con respaldo institucional de la Secretaría de Infraestructura, Planeamiento y Servicios Públicos de la Provincia de Chubut y financiamiernto del Banco Interamericano de Desarrollo. El experto que explica los alcances de la convocatoria señala que el principal insumo de la presenta acción de 3 Freire sostenía:“ la acción extensionista implica, la necesidad que sienten aquellos que llegan hasta la otra parte del mundo, considerada inferior, para, normalizarla.”. E insistía que la extensión es antidialógica, es un camino de domesticación. (Cfr.Freire,P, 1975: 26-46) 4 Cecilia Gargano analizó los cambios operados en las tareas de investigación y extensión del INTA durante el proceso militar. Cambios que no pudieron ser superados en el marco del neoliberalismo imperante hasta bien entrado el corriente siglo y que aún impregnan algunas estrategias de la agencia. 5 Días después dejado en suspenso. planeamiento es el trabajo realizado por la UNPSJB – UATA durante los años 2006-2007, cuyo objetivo era, precisamente- delinear un Plan Estratégico que descubra las líneas tendenciales del crecimiento de la localidad y debatir participativamente “el futuro deseado”. Una situación parecida se plantea en localidades vecinas. El presente afán de elaborar un Plan que haga previsibles y consecuentes a las políticas públicas, se plantea como la “necesidad de contar con una herramienta clave que oriente a las actuales y a la próximas gestiones municipales”. Se refuerza así la lógica que impera en las instituciones estatales cruzadas por intereses enormes que no pueden ser controlados. Es la misma lógica del mercado a falta de demanda se genera una oferta (a medida de las consultoras que crecieron en la ola neoliberal). Siempre hay algún Plan. Los hubo, los hay y –parece ser- que los habrá. Uno como continuación de otro, cambiando los ejes del anterior, o como creación lateral. Proposiciones nacidas al calor del financiamiento externo que atraviesan tanto los ámbitos académicos, las agencias y en los últimos tiempos también fijan agendas de numerosas Organizaciones no Gubernamentales creadas Ad-Hoc. En numerosos trabajos publicados sobre la meseta del Chubut, los profesionales, aceptan el principio de que hay que mejorar los animales, lograr una menor y mejor majada, y así evitar un poco el sobrepastoreo (fenómeno que se repite durante los últimos 120 años sin que se haya podido limitar de manera significativa el proceso de degradación ambiental, erosión-desertificación). Entretanto, no se detiene el lento, pero cada vez más pronunciado proceso de abandono del campo de los crianceros en Patagonia para ir a instalarse a la vera de las ciudades. Se evita mencionar que el proceso de desertificación6 comienza en el mismo momento que la Oligarquía pampeana decide trasladar la explotación ovina a la Patagonia, respondiendo a las necesidades del Imperio Inglés. El impacto del ovino sobre los pobres pastizales patagónicos fue terrible. Expertos de diversos organismos técnicos provinciales, nacionales e internacionales, acuerdan que el fenómeno se debe, al menos aquí, al sobreuso del suelo potenciado por los factores climáticos. Esa conjunción llevó a un agotamiento del recurso natural, base de la explotación lanar extensiva. Ya en la década de 1910 para Bayley Willies esto era un dato inequívoco. Solo 25 años después de su introducción masiva. A partir de ese momento, hubo sucesivos análisis efectuados por políticos (como el Gobernador Pagano en su informe de 1936 al Gobierno Nacional en Río Negro) y por especialistas, los primeros a fines de la década del 50 como Alberto Soriano, a los que hay que agregar en los años 60’s y 70’s los del técnicos del CFI. Desde entonces se repitieron proyectos de remediación sin abarcar a la totalidad del subsistema ovino, por ende, la mayoría de los planes fueron capitalizados por los eslabones más fuertes del circuito: grandes acopiadores, lavaderos de lana porteños o extranjeros, mientras que los minifundistas, señalados por la mayoría de los escritos como los principales responsables de la desertificación, estaban cada vez peor. A pesar de tantos esfuerzos, la insuficiencia del conocimiento generado sobre este tema resulta palmaria en la opinión de P. Borelli: “[…] todavía no se conoce cuanto pasto producen los pastizales, que especies son preferidas, cual es la resistencia al pastoreo y, en consecuencia, cuanto pasto se puede cosechar a través de los animales“. 7 6 “La desertificación es la extensión de las condiciones de desierto como resultado del impacto humano, en ecosistemas de regiones áridas, semiáridas y sub-húmedas (...) el no control del fenómeno provocaría no solo un avance en las condiciones de desierto sino, y como consecuencia de ello, una menor productividad de los ecosistemas" (Bertolani, 1989). 7 Pablo Borelli (técnico de INTA - EEA Río Gallegos) citado por Larry Andrade. Incluimos en esta lista inacabada, al Programa Social Agropecuario8. Dirigido esencialmente a pequeños productores con N.B.I, el PSA fue diseñado claramente como un paliativo, en el marco neoliberal de las denominadas políticas compensatorias de los´90. Los técnicos que trabajaron para el Programa hasta el año 2008, revistaban en una relación contractual tan precaria, que sus ingresos dependían de la presentación de proyectos. Por otra parte el mismo diseño del programa los conducía a atender a cada productor en forma individual, sin interrelación comunitaria, lo que les impedía proponer financiar esquemas que provocaran sinergia social.9 En el ámbito privado, un jugador frecuente es la Fundación para el Desarrollo Humano Sustentable de la Patagonia (FDHSP)10, una iniciativa empresarial ligada a agencias y entidades multilaterales extranjeras. En el Noroeste, la Fundación tuvo como contraparte a la Cooperativa Agrícola Paralelo 42 (El Hoyo, Ch), a las Municipalidades de la comarca, INTA Bolsón, Ministerio de la Producción; utilizando financiamiento estatal y del BID. 11 En los Municipios cordilleranos vemos como el patrón antes descripto se repite; cunde la urgencia por contar con un Plan Estratégico. Esquel avanzó en el año 1997 y lo culminó en 1999, se lo denominó Esquel SEAS. Allí, las agencias intervinientes fueron la Unidad Académica de Temas Ambientales ( UATA) de la Universidad de la Patagonia y la ya mencionada Fundación. Esta última, propone la idea y con ella el financiamiento, ya preacordado, del BID. En el Municipio de El Bolsón para la misma época (1997) con la coordinación de Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño, de la Universidad Nacional de Córdoba. Se trabajó con referentes de la comunidad y de allí surgió un informe preliminar denominado “El Bolsón. Provincia de Río Negro. República Argentina. Bases para la elaboración de un plan estratégico. Simultáneamente y está vez incluyendo a todos los Municipios de la Comarca Andina del Paralelo 42 se formó el CODECAP, Consejo para el Desarrollo de la Comarca Andina del Paralelo 42. Quién elaboró un Informe final “Proceso participativo para la formulación y gestión institucional y social de un proyecto de desarrollo sustentable”, junto a las Universidades Nacionales de La Plata, del Comahue y de la Patagonia S. J. Bosco. La crisis del fin de siglo en la Argentina, discontinuó transitoriamente la “asistencia” de las entidades financieras transnacionales. Recién luego del default soberano del 2001 y la posterior renegociación de la deuda, nuevamente las agencias internacionales intervienen en la agenda regional y así, por una parte reaparecen los planes de Plantas de tratamiento de residuos sólidos urbanos en las localidades, pero además, sin tener una evaluación de los logros o dificultades, de las razones de su no aplicación en las localidades involucradas, se inician hacia el año 2006/007 nuevos trabajos de elaboración de planes estratégicos, otra vez la Unidad de Asistencia en Temas Ambientales (UATA) de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, sede Esquel elabora, esta vez para Lago Puelo un documento, “Directrices de ordenación para el desarrollo territorial de Lago Puelo”12. 8 El Programa Social Agropecuario (SAGPyA, 1993) fue “…una propuesta de promoción dirigida a los pequeños productores minifundistas de todo el país, tendiente a superar las restricciones financieras, productivas y sociales y lograr, a través de una estrategia organizativa grupal, una inserción social más plena y equitativa de los mismos”. 9 Entrevista al Ingeniero Gustavo Boldin de Epuyén . 10 La Fundación para el Desarrollo Humano Sustentable de la Patagonia (FDHSP) dice ser “una iniciativa empresarial orientada a promover el desarrollo de la Región, pensado como sustentable, asentado en la participación y en el rol social de la empresa”. 11 La información fue extraída de la página web de la Fundación. 12 “por caso el de la localidad de Lago Puelo, cuyas autoridades municipales (2007) recurren a la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (demanda social) requiriendo asesoramiento en materia de ordenamiento territorial dada una importante crisis en materia de conflictos de usos y desactualización de su Código de Planeamiento.” (Bondel 2008:163) Aún sin saber qué destino tuvo el trabajo en cuestión, sin que mediara entre los actores de la comunidad ninguna evaluación, ni discusión sobre este informe, a fines del 2010 y con financiamiento de la Dirección Nacional de Preinversión13 (DINAPREI) se inicia un nuevo estudio sobre Planeamiento Territorial que se llevará adelante con una única reunión de contacto con la comunidad. El proyecto cuyo costo de elaboración fue tasado en cerca de $500.000 pone como insumos lo elaborado por la UATA pero en su presentación no hace ninguna consideración a las razones por las cuales el mismo fue superado y exige hacerse otro. Simultáneamente, un programa similar es coordinado por la Fundación (FDHSP) en El Hoyo con el objeto de elaborar su Plan de Ordenamiento Territorial. Esta descripción no pretende rigor contable. La sumatoria de las enormes cifras volcadas en la región durante estas décadas es un objetivo que supera los bordes propuestos para este trabajo. Muchos de los programas mencionados antes solo fueron anuncios, otros lanzamientos y conformación de colegiados, otras veces, ejecución con seguimiento muy modesto. No un encadenamiento lógico, eficaz y eficiente. El desarrollo local, así entendido, o el crecimiento con sus ideas neoliberales implícitas, ideas que primaron en el discurso de la etapa que se analiza, pretende adecuar la producción territorial para insertarse mejor en el mercado internacional. El mito desarrollista que manda crecer económicamente para distribuir se anuda al discurso metafórico de la torta (cuanto más grande, mas para repartir) y se repitió con matices desde los 60’s, hasta que se cambió por la de la copa y el derrame con el neoliberalismo en los 90’s. Con la mediación del Estado o del Mercado según la época, en la región se ejecutaron políticas, incluso de radicación de población, de corte economicista, ni social, ni ambientalmente sustentables. Se observa con claridad el debilitamiento de las condiciones de soporte natural del sistema productivo, a través de la pérdida de recursos y de la degradación de los ecosistemas. Externalidades del proceso capitalista que adquieren singular característica según su relación de integración a los mercados internacionales. La franja mesetaria central que sufrió históricamente la sobrecarga ovina, es una clara manifestación de estos efectos, que no han sido peores debido a la caída del precio y del consumo de lana en la industria y su paulatino reemplazo por fibras sintéticas. A manera de conclusión “Esto es efímero Ahora efímero Como corre el tiempo!.. (El tic no alcanza a tac)” Patricio Rey y los redonditos de ricota El déficit político que impide construir desde la experiencia colectivamente capitalizada, es endémico en los últimos 20 años e invade otros ámbitos de frecuente consulta técnica, por caso el de la planificación. Los Planes, los estudios, las “consultas” se superponen, lo nuevo de una gestión municipal se convierte en viejo para la gestión siguiente. De todos modos, es gratis. Hay quien “celebra” un convenio con Organismos Multilaterales de Crédito, el crédito empieza a bajar por diversos escalones de una cascada, favoreciendo a unos, causando la envidia de otros, y, nuevamente el flujo de fondos agita 13 La sola denominación de esta agencia estatal nacional ya denota el sesgo desarrollista que la enmarca. a los consultores y entusiasma a los Intendentes. Como una rueda, los pasos de la metodología se reiteran con nuevo despliegue técnico y rimbombancia de “futuro deseado”. La misma racionalidad que trasmuta necesidad por satisfactor y oferta por demanda en problemáticas rurales, se encuentra también en áreas urbanas. Podría argüirse que aparece la “solución” antes que se advierta el problema. Cual vendedores ambulantes haciendo el “puerta a puerta”, consultores con tintineantes contactos internacionales recorren pueblos y ciudades14 ofreciendo el herramental que embellece a su propio know how: una metodología práctica y probada, con acompañamiento académico, una poderosa comunicabilidad política montada sobre una retórica moderna y seductora, y –por supuesto- el financiamiento indispensable. La planificación, en tanto modo de dar coherencia, orden y previsibilidad a la acción territorial de los gobiernos locales, de ser una materia siempre pendiente en el ámbito político tan predispuesto al cortoplacismo y al discurso de inauguración, deviene en ejercicio repetido, estimulado y conducido por equipos técnicos. Ora una Universidad, ora una fundación, ora una consultora con respaldo institucional en estamentos superiores. El financiamiento siempre preacordado y disponible. El impacto que el desmantelamiento estatal de los ‘90s, señalado en la primera parte de este trabajo y su correlato de cooptación de los técnicos a través de la obligación de autosustentar sus investigaciones, que empezaron a estar cada vez más ligadas a las agendas extranjeras, llevó a muchas agencias nacionales y a la propia academia a ser activas colaboradoras en interpretaciones interesadas de soluciones ambientales (por ejemplo, proyectos de manejos forestales ligados a los bonos de carbono, reconversiones productivas que conducen a nuevas formas de monocultivo o inclusiones al subsistema de producción exportable de frutas finas, informes de impacto contratados por las empresas, etc.) La región operó como un importante sumidero de recursos financieros exógenos. La gran mayoría de estos planes en los últimos 30 años se concretaron con la financiación del Banco Mundial (BM), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Europeo de Inversión (BEI), Agencia de Cooperación Alemana (GTZ), etc.. Los donantes y los financiadores construyen ideología, e imaginarios colectivos.15 Profesionales de fuste, técnicos reconocidos, coordinados por una Fundación asociados con una Cooperativa, con fondos multilaterales, patrocinaban la implantación de berries en el Noroeste del Chubut casi como un monocultivo a inicios del siglo XXI. El futuro tenía cara de frambuesa y era inexorable. El pensamiento único tiene más de una máscara. El discurso que presentaba la investigación previa, los gráficos, las tablas de precios internacionales, los precios en góndola en USA o en Ámsterdam, exigían una rápida reconversión, los plantines estaban listos. Quien no plantaba frambuesa padecería eternamente “miedo y rechinar de dientes”. Otras “salidas” al laberinto de la recesión doméstica eran aún más exóticas: en la zona Esquel –Trevelin florecieron numerosos criaderos de zorros, financiados por el Fondo Financiero Permanente ideado en la década del ´90 por el Gobernador Maestro en el Chubut. Al cabo de unos pocos años, ya que no la condición económica de los productores, aumentaron al menos sus deudas. Retroalimentándose ad infinitum, esta misma situación 14 “En febrero de 1998, integrantes de la Fundación para el Desarrollo Humano Sustentable de la Patagonia realizaron una serie de visitas y entrevistas con actores locales. En agosto de 1998, la Municipalidad de Esquel solicitó a la Fundación, asistencia técnica y financiera para el proyecto”. (Carlos Baroli, 2007). 15 “[…] nutren un nuevo tipo de colonialismo cultural y económico y una nueva dependencia. Los proyectos se diseñan -o al menos se aprueban- dentro de las "pautas" de prioridades de los centros imperiales o sus instituciones. Ellos son administrados y "vendidos" a las comunidades.” (Petras, 2002). (la morosidad creciente) abrió la posibilidad a nuevos y viejos gabinetes de investigación, diagnóstico y propuesta. La versión microemprendedora del cuento de la buena pipa. Los expertos contratados debieron ser conscientes de esta primer y gran limitación, pero, por convicción (el optimismo tecnológico), por necesidad o simplemente por conveniencia, aceptaron el pago de honorarios como retribución por el trabajo de campo. En la década del 90 este dinero, primero para las consultoras externas (se llevan la parte del león) y luego para las locales, eran por lejos el grueso de los recursos con que contaba la academia y las agencias estatales. Países latinoamericanos que han investigado oficialmente la génesis y la consolidación de la Deuda Externa como modo de impedir procesos de desarrollo autónomo en el Tercer Mundo han descubierto que, en muchos casos, “el principal destino de los fondos fue para pago de consultorías16, asistencia técnica y capacitación”, con un promedio de pago del 37% del monto del crédito. Un promedio, como se dijo, ya que se denunciaron empréstitos en que la proporción destinada al pago de consultorías superó el 60% (contra el 17% que se utilizó para la compra de equipos y vehículos y el 16% a obras civiles). 17 En cierto modo, puede sostenerse que los brillos de la “Edad de Oro” de las consultoras se van opacando con los acordes del réquiem que suena para los regímenes neoliberales en la transición de los milenios. En Argentina, su actividad tuvo auge durante las privatizaciones y los sucesivos cambios de mano de los paquetes accionarios de las empresas desestatizadas. El último escándalo público que ventiló asociación entre las Consultoras Privadas y el uso de créditos de entidades multilaterales data de 2002. En ese entonces la justicia federal y “la Auditoría General de la Nación (AGN) detectaron en algunos proyectos presuntas irregularidades vinculadas con la contratación de consultores” 18. Otro informe sostenía que: “Un programa financiado por el BID, destinado a grandes conglomerados urbanos ejecutado el Ministerio del Interior, en 1999 ($1 = U$S 1), pagó a los consultores un promedio de $ 5342 la hora cátedra para dar capacitación en informática”. La “irrazonabilidad" en el precio de los cursos, fue percibida y notificada al Ministerio de Interior por … otra consultora19. Finalmente se denunció que: La mayor parte de los gastos se realizó en la Secretaría de Coordinación del Ministerio del Interior. El funcionario20 a cargo de la Secretaría se ofendió por los reiterados "objetivos desvirtuados" de los programas y responsabilizó a los organismos internacionales por la ausencia de un control eficaz. En los últimos años, algunas áreas del PEN vienen ejerciendo de modo crítico la tarea de contraparte local de las obligaciones crediticias asumidas con las entidades financieras. Motivadas por el afán de autonomía que caracterizó el discurso nacional en la negociación de la salida del default con estas entidades, o por el afán de optimizar el uso de esos fondos, la contratación de consultoras extranjeras (a precios internacionales y pagadas con divisas) viene disminuyendo21. Esto es de alguna manera un avance que esté en pugna 16 “Los altos costos dentro de este mercado se deben principalmente a que se trata de un mercado tribal. Una tecnocracia”. Según el diario “EL OBSERVADOR ECONÓMICO” de Managua, en Nicaragua existe “la tendencia de complementar los bajos salarios en el sector público con contratos de consultoría”. /www.elobservadoreconomico.com/archivo_anterior/147/principal.php 17 ECUADOR, Comisión para la Auditoría Integral del Crédito Público. Informe 2007 www.auditoriadeuda.org.ec/index.php?option=com_content&view=frontpage&Itemid=1 18 Diario LA NACIÓN, “Presuntas irregularidades en préstamos del BID y del BM”, 3 de junio de 2002. 19 Deloitte & Touche, una compañía del Reino Unido. www.deloitte.com 20 Néstor Perl. Un ex gobernador de Chubut que abandonó el cargo amenazado por un juicio político por malversación de fondos. En su rencor, denunciaba que la maniobra para desplazarlo había sido pergeñada por el Secretario General de la Gobernación, Mario Das Neves. 21 Tal el caso del programa LADA , allí estaba previsto una fortuna para capacitadores de origen mexicano, los técnicos del INTA resistieron airosamente este robo y lograron redireccionar los fondos de una manera más coherente con los intereses locales. con la lógica del autofinanciamiento que, impuesta en la época menemista, aún impregna agencias estatales y universidades. Bibliografía Bertolani, Miguel A.: “Ecología y desertificación en Patagonia”. Revista Patagonia Agropecuaria. Año V. Nro. 16, 1989. Baroli, Carlos “Desarrollo local en Esquel y noroeste de Chubut Del Plan Estratégico Participativo a la gestión integrada de proyectos”, recopilado por Rubén Zárate en “Ciudadanía, territorio y desarrollo endógeno”, Biblos, 2007. Blanco Daniel Norberto- Méndes José María. Aproximaciones al análisis de los conflictos ambientales en la Patagonia. 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Página oficial Diario La Nación 3.- Entre la desnacionalización, la privatización y el concesionamiento: Crisis y desarticulación de las comunidades sociolaborales asociadas a los yacimientos extractivos estatales de la Patagonia Austral, Argentina, 1976-1999 Mag. Daniel Cabral Marques (Docente investigador de la UNPSJB y de la UNPA, miembro del Grupo de Estudios sobre Historia Social de la Patagonia Central-Austral, GEHISO PaCeAl). [email protected] Resumen de ponencia En esta ponencia se analizan los impactos sociales de los procesos de desnacionalización de las empresas estatales extractivas de la Patagonia Austral consecuencia de una política orientada al vaciamiento de la capacidad operativa de las dichas compañías en un contexto represivo (1976-1983), de ajuste heterodoxo (19831989) y de privatización o concesionamiento de tales entidades en el marco de premisas de fuerte sesgo neoliberal (1898-1999). Estas iniciativas se expresaron en una profunda reestructuración de las comunidades sociolaborales asociadas a las explotaciones petroleras, gasíferas y carboníferas estatales establecidas históricamente en el espacio patagónico generando una pluralidad de situaciones sociales cada vez más segmentadas, allí donde antes existía un escenario relativamente unificado. Introducción: En esta ponencia se analizan los impactos sociales de los procesos de desnacionalización de las empresas estatales extractivas de la Patagonia Austral consecuencia de una política orientada al vaciamiento de la capacidad operativa de las dichas compañías en un contexto represivo (1976-1983), de ajuste heterodoxo (19831989) y de privatización o concesionamiento de tales entidades en el marco de premisas de fuerte sesgo neoliberal (1898-1999). Estas iniciativas se expresaron en una profunda reestructuración de las comunidades sociolaborales asociadas a las explotaciones petroleras, gasíferas y carboníferas estatales establecidas históricamente en el espacio patagónico generando una pluralidad de situaciones sociales cada vez más segmentadas, allí donde antes existía un escenario relativamente unificado. Básicamente, esta dinámica estuvo vinculada con la contracción en las posibilidades de inserción ocupacional que dichas empresas irradiaban sobre la región, y con la privatización de gran parte de las modalidades de protección social que cubrían a los trabajadores ligados a tales comunidades laborales. En estos casos, la “expulsión” de amplios contingentes de operarios antes integrados a los beneficios del sistema formal de coberturas sociales, inauguró un ciclo de acelerada descomposición de las relaciones de dependencia asalariada e instaló en la región un horizonte inédito, definido por la precariedad laboral, el deterioro en la calidad de vida de la población y la endeble participación en los mecanismos institucionales de la seguridad social. En relación a cada uno de estos procesos se consideran las consecuencias de la acelerada desestructuración de una organización sociolaboral antes homogénea y sólidamente integrada al dispositivo de coberturas institucionales definido por su inserción plena en el mundo del trabajo. A partir de entonces se propició un escenario que estuvo caracterizado por la emergencia de situaciones de fragilidad, y por la vulnerabilidad de una trama social que se insinuaba como un claro exponente de la descomposición de aquellos actores colectivos constituidos por la dinámica de la experiencia generada históricamente al interior de las “comunidades de fábrica”. El proceso de transformación y reestructuración de YPF22 e YCF23 en la década de los ‘90. Hasta fines de los años 80 la actividad petrolera en la Argentina se caracterizó por el liderazgo de la empresa estatal YPF y por la fuerte intervención reguladora del Estado en materia de extracción, refinamiento y distribución de combustibles fósiles. El predominio del Estado se sostenía en la necesidad de asegurar el autoabastecimiento del recurso, favorecer la apropiación social de la renta generada por éste y definir políticas para el desenvolvimiento del sector a través del establecimiento de precios y condiciones para el desarrollo de la producción.24 En la década de los 70 y en una dinámica que proyecta sus inicios sobre los años finales del segundo gobierno de Juan Domingo Perón, era ya evidente el proceso de transformación del modelo de relaciones sociolaborales que había caracterizado históricamente a las empresas estatales extractivas en los distintos yacimientos a lo largo del país. En efecto, en función de las modificaciones que fueron operándose en el escenario nacional en materia de política económica comenzaron a introducirse, paulatinamente desde la década del 60 y en modo explícito desde los años 70, cambios significativos en la funcionalidad tradicional de estas empresas, básicamente en relación con la sustentabilidad de sus comunidades laborales asociadas. La necesidad de llevar a cabo una paulatina reestructuración productiva, se expresó en esta etapa a través de distintas estrategias entre las cuales se destaca la “privatización” de las viviendas y la consiguiente transferencia de los ámbitos residenciales del personal (campamentos y barrios del yacimiento) al nuevo marco regulatorio representado por las vecinas administraciones municipales (Comodoro Rivadavia en Chubut, Caleta Olivia, Río Turbio y 28 de Noviembre en Santa Cruz). En el mismo proceso, se impulsó el recorte de los compromisos que la actividad petrolera y carbonífera había institucionalizado para la reproducción de sus trabajadores en la esfera del consumo, restringiendo gran parte de los servicios sociales establecidos formalmente desde los inicios de la explotación (Proveedurías, Hospitales, Transporte público, etc.). En el caso de YPF, los límites en la capacidad de sostenimiento de las modalidades de intervención social que habían caracterizado por décadas a la explotación estatal empezaron a hacerse significativas hacia fines de la década del 60, al potenciarse ciertos problemas crónicos relacionados con la falta de capitalización de la actividad petrolera. De hecho, la necesidad de concentrar esfuerzos en el ámbito de la inversión productiva generó en los círculos decisorios del gobierno nacional y de la petrolera estatal la urgencia por racionalizar los costos y asegurar la rentabilidad de las operaciones. Esta tendencia restrictiva en materia presupuestaria puede observarse con nitidez en los denominados “planes de austeridad” que comenzaron a institucionalizarse en el ámbito de YPF hacia fines de los años 50, en el marco de una política empresaria preocupada por hacer eficiente el funcionamiento de la actividad petrolera del Estado. Estas distorsiones llevaron a una transformación paulatina de la imagen de autosuficiencia, ya tradicional en el Yacimiento Fiscal, que sería erosionada por el repliegue que desde la petrolera comenzó a 22 Yacimientos Petrolíferos Fiscales Yacimientos Carboníferos Fiscales Pablo Gerchunoff y Guillermo Canovas, “Privatizaciones en un contexto de emergencia económica”. Desarrollo Económico. Vol. 34. Nro. 136 (enero-marzo 1995). (pág. 502). 23 24 operarse en relación con la “asistencia” a su personal. La disolución de ese modelo de relaciones sociales implicó de hecho la paulatina separación entre la esfera de la producción y la esfera de la reproducción de los trabajadores por parte de la política de la empresa. Cada vez más, la esfera de la reproducción fue cobrando autonomía, asegurando al trabajador un margen de independencia respecto de la empresa en cuanto a la provisión de los elementos básicos para la subsistencia. En cada caso, estas modificaciones supusieron un impacto significativo sobre la población asistida al afectar gran parte del desenvolvimiento de la vida cotidiana de la comunidad petrolera mucho antes de instalarse en el escenario nacional de los años 90 la política de privatización de las empresas públicas que, en el caso analizado, se tradujo en la reestructuración y desaparición de “YPF Sociedad del Estado” con elevados costos económicos, sociales y simbólicos para sus comunidades asociadas. Esta tendencia sería profundizada en el marco del uso discrecional de los recursos generados por la petrolera estatal que se haría corriente en el marco del Proceso de Reorganización Nacional (1976-1983) y que avanzaría en el desfinanciamiento y la reducción operativa en la capacidad empresarial de YPF. Tal cual lo han demostrado varios analistas YPF fue la empresa nacional que más endeudó la Dictadura y su situación se convirtió en el caso emblemático de la desnacionalización estatal.25 En el plano de la comunidad socio-laboral de los 50.555 trabajadores existentes en 1975 -máximo histórico en la petrolera estatal- la Dictadura Militar fue despidiendo personal hasta llegar a 1983 a los 32.772 operarios26. Con la restauración de la democracia en 1983 la política implementada por el gobierno radical de Raúl Alfonsín, instrumentó una serie cambios en el sector petrolero que apuntaban la preparación del terreno para, como mínimo, una profunda desregulación o una privatización parcial (asociación con el capital extranjero). Los sucesivos Planes definidos para el sector (Plan Houston, Plan Huergo, Plan Comodoro Rivadavia, y Planes Olivos I y II) impulsaron la renegociación de los contratos en las áreas marginales y en las áreas centrales, la posibilidad de la participación accionaria del capital privado en un margen de hasta el 49 % en la estructura en YPF para la explotación en dichas áreas y la desregulación paulatina del mercado petrolero. Sin embargo estas políticas no afectaron significativamente la fisonomía de la planta de personal que mantuvo, e incluso incrementó, su tamaño pasando de 32.772 operarios en 1983 a 35.673 en 1988.27 Por su parte, la explotación carbonífera de Río Turbio vivió durante los años 60 un importante período de expansión, en el marco de la demanda energética sostenida por la profundización del modelo de sustitución de importaciones a escala nacional. La necesidad de ampliar la capacidad energética del país con la instalación de nuevas usinas termoeléctricas dio un gran impulso al yacimiento carbonífero con inversiones en equipamiento y con una reorganización de la comunidad sociolaboral sostenida a través de la mayor demanda de profesionales y técnicos argentinos atraídos desde otros puntos del país por las diferencias salariales.28 El proceso impulsó la segmentación laboral y la complejización de la fuerza de trabajo con la materialización de nuevas categorías y jerarquías ocupacionales y la diferenciación interna de las formas de organización de trabajadores, empleados, personal técnico y directivo. El aumento de la población y los 25 La práctica más frecuente, inculcada por los organismos financieros internacionales, era la de tomar créditos externos -en dólares- a nombre de YPF y posteriormente dirigirlos hacia gastos corrientes y el mercado cambiario. Hacia la compañía sólo se destinaban fondos en pesos para el funcionamiento administrativo. César V. Herrera y Marcelo García: “A 10 años de la privatización de YPF. Análisis y consecuencias en la Argentina y en la Cuenca del Golfo San Jorge”, Centro Regional de Estudios Económicos de la Patagonia Central, Comodoro Rivadavia, 2003. 26 Anuarios y Boletines de Informaciones Petroleras de YPF. 27 Anuarios y Boletines de Informaciones Petroleras de YPF. 28 Agustín Salvia y C. Muñoz: “Proceso histórico y transformaciones en un espacio regional. Crisis y reestructuración del Complejo Minero de Río Turbio”, La Patagonia privatizada. Crisis y cambios estructurales en el sistema regional patagónico y sus impactos en los mercados de trabajo. Colección CEA-CBC. Universidad de Buenos Aires (UBA) - Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA). Buenos Aires. Mayo de 1997. (pág. 68-70). elevados ingresos percibidos por los trabajadores dieron impulso al comercio y los servicios locales, revitalizando el desarrollo socio-comunitario al punto de marcar una “edad de oro” en la vida social y económica de la comunidad carbonífera. Sin embargo, en la década del 70 la explotación del carbón fue paulatinamente marginada de la “ecuación energética nacional”, lo que llevó a la pérdida de rentabilidad del yacimiento, la reducción de la demanda interna del carbón y a la merma en las inversiones por parte del Estado Nacional. La pérdida de productividad, el deterioro comercial y financiero se agravaron a partir de 1976, con las estrategias de reducción de gastos y la reorganización de la planta de personal29 operadas por el gobierno de facto que contribuyeron a distorsionar la estructura de funcionamiento de la mina y de su comunidad laboral y residencial asociada. Desde entonces la explotación carbonífera estatal nunca volvería a recuperar el lugar de relevancia que había desempeñado en los años 50 y 60 en el marco del modelo industrial sustitutivo hasta llegar en los 90 a la reestructuración, la reducción compulsiva de personal y su concesionamiento a un grupo empresario privado en 1993. Pero sería a partir de la instauración de un nuevo gobierno en 1989 que se propició un amplio proceso de privatización y desregulación petrolera-carbonífera, cuyos objetivos básicos fueron crear mercados competitivos en las distintas etapas de la actividad, abrir las transacciones al comercio internacional y mejorar el nivel de eficiencia productiva de estas compañías.30 Los principales instrumentos aplicados por las autoridades fueron la privatización de reservas petroleras, la desregulación de precios, la eliminación de trabas al comercio exterior, la reducción de alícuotas impositivas, la privatización de YPF y el concesionamiento de YCF. En el caso de la actividad petrolera estatal dos grandes procesos de reforma se llevaron a cabo en la empresa YPF desde fines de 1990. Ambos apuntaron -según definiciones de la propia cúpula directiva- a convertir a la entidad en una compañía moderna y con capacidad competitiva en el mercado nacional e internacional. Uno de estos procesos, el que se inició primero, se conoció como Proceso de Transformación y buscaba en esencia definir las actividades estratégicas para la Sociedad, a fin de determinar su eficiencia y su interés económico. Sobre la base de un estudio requerido a una consultora internacional (Mckinsey y & Co.Inc.) se diseñó un programa de reforma a los efectos de lograr “una empresa que fuera integrada, equilibrada y rentable. Una empresa de derecho privado, de capital abierto y que cotizara sus acciones en bolsas locales e internacionales”. 31 A estos fines se ideó un plan de acción y se contrataron consultores internacionales especializados en cada área que colaboraron en aspectos legales y técnicos. Este proceso de transformación se llevó a la práctica formalmente con la entrada en vigencia del Decreto Nro. 2.778/90 del Poder Ejecutivo Nacional, a partir del 1 de Enero de 1991. Dicho decreto estableció la modificación de la organización jurídica de la Sociedad, abandonando la figura de Sociedad del Estado para convertirse en una Sociedad Anónima de capital abierto, con autonomía empresaria para asociarse con inversores privados en función de actuar dentro de las nuevas condiciones que promovía la desregulación del mercado petrolero32. Posteriormente, el 24 de Setiembre de 1992, el Congreso de la Nación sancionó la Ley Nro. 24.145 (la “Ley de Privatización de YPF”) que reafirmó y otorgó el marco el marco legal a la privatización de la 29 El contexto signado por la inminencia de un conflicto bélico con Chile en 1978 llevó al Gobierno de Facto a la expulsión de un importante contingente de trabajadores de origen chileno que se desempeñaban en las tareas “productivas” y “extractivas” de la mina de Río Turbio, avanzando de este modo en la reducción de personal y en la desarticulación de la lógica de funcionamiento de la comunidad laboral. Agustín Salvia y C. Muñoz: Ob. cit. (págs. 70-71). 30 Pablo Gerchunoff y Guillermo Canovas, ob. cit. (pág. 503). 31 YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance General al 31 de Diciembre de 1992. 32 YPF Sociedad Anónima (Decreto 2778/90). Boletín de Informaciones Petroleras. Tercera Epoca. Nro. 25. Año 8. Marzo de 1991. (págs. 2 a 13). Sociedad y la estrategia de reorganización establecida por el Decreto de Transformación.33 La transformación consistió, fundamentalmente, en la concentración y focalización en las operaciones prioritarias de la Sociedad y la venta de activos no considerados necesarios para el desarrollo futuro de la política de la empresa. De acuerdo a definiciones de los propios protagonistas de este proceso “la empresa tenía áreas que no podían explorarse o explotarse adecuadamente, refinerías, equipos de perforación y oleoductos con capacidad ociosa, buques, aviones, astilleros, supermercados, clubes y hospitales propios [...]. Se dispuso la venta de todos aquellos activos cuyas operaciones relacionadas carecían de rentabilidad potencial, como los referidos a la perforación y la mayor parte de la flota de buques y de aviones. Otros activos considerados no estratégicos pero con rentabilidad potencial, como los derechos de exploración y algunas concesiones en las cuencas Austral y Noroeste, fueron involucrados en acuerdos con terceros o en uniones transitorias de empresas”.34 La transformación de YPF S.A. estaba concluida al 31 de diciembre de 1992. A partir de allí se profundizó la segunda etapa, denominada de “Reestructuración de la Empresa”, que implicaba una profunda reorganización de la estructura interna de la Sociedad, iniciando un proceso de reducción de gastos y de modificación de la dinámica de funcionamiento de la compañía. Esta fase del programa incluyó una nueva dirección que implementó nuevos sistemas y controles y un moderno sistema de contabilidad e información, con la definición de una nueva estructura administrativa al interior de la empresa. Como en el caso de la Transformación aquí también se contó con la asistencia de una consultora internacional (Arthur D. Little Int. Inc.) y conforme a las modificaciones propuestas se le dio una nueva forma a la Sociedad a partir de la instrumentación del principio de unidades estratégicas de negocios con la constitución de unidades de gestión que serían medidas por sus resultados y su contribución a la ganancia.35 Dentro de las iniciativas que planteaba la reestructuración de YPF SA una de las de mayor relevancia y la que más interesa a los fines de nuestro trabajo fue la que impulsó la reducción y reorganización de la fuerza laboral de la empresa que pasó de un total aproximado de 51.000 empleados cuando se inició el proceso en 1991 (incluidos unos 15.000 empleados bajo contrato) a 7.500 operarios al 3l de diciembre de 1993.36 Esta cifra continuó decreciendo a lo largo de los años subsiguientes hasta llegar a un total de 5.501 operarios registrados dentro de las actividades de YPF SA para el 31 de diciembre de 199537. Durante 1991, 1992 y 1993 la empresa implementó sucesivas reorganizaciones y eliminaciones de tareas que tuvieron como resultado la disminución de su dotación de personal y la consecuente eliminación de una significativa masa salarial.38 A lo largo de este período se promovió una política de derivar a cursos de capacitación, por el término de un año a los agentes que revistaban como convencionados de acuerdo a lo establecido oportunamente por la firma de sucesivos Convenios Colectivos de Trabajo con la Federación SUPE39. Según la perspectiva de la empresa esta operatoria tenía por objeto “relevar de sus tareas habituales al personal a efectos de lograr una especialización 33 YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos Aires. Argentina. (pág. 38). Daniel Roiter, “La privatización de YPF”. Boletín Informativo de Techint. Nro. 277. enero-marzo de 1994. (pág. 8). En Guillermo Yeatts, ob. cit. (pág. 232). 35 YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance General al 31 de Diciembre de 1992 . En 1992, YPF reorganizó sus operaciones, agrupando las actividades de exploración y producción en la Unidad Estratégica de Negocios Upstream y las actividades de refinación, comercialización y transporte en la Unidad Estratégica de Negocios Downstream. YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos Aires. Argentina. (pág. 24). 36 YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos Aires. Argentina. (pág. 22). 37 YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance 1995. Buenos Aires. Argentina. (pág.46). 38 Estas reducciones significaron una disminución de la nómina salarial mensual de $ 51 millones en diciembre de 1990 a $ 17 millones en diciembre de 1993. YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos Aires. Argentina. (pág. 22). 39 YPF Sociedad Anónima. Informe de Gestión Anual 1990. Sindicatura General de Empresas Públicas) e YPF. Sociedad del Estado. Memoria y Balance General. Ejercicio Nro. 14. (1990) y 16 (1992). 34 que permita su futura inserción en el mercado laboral”.40 Este mecanismo, que establecía la percepción de un salario al trabajador durante el lapso en el cuál estuviera abocado a las tareas de formación que suponían dichos cursos, posibilitó a la empresa la progresiva desvinculación de un enorme contingente de empleados de acuerdo a las modalidades del Despido con Indemnización y el Retiro Voluntario, previstas como figuras para la reducción de la dotación de recursos humanos desde el inicio mismo del proceso de transformación de la empresa.41 Al 31 de diciembre de 1994, se habían desvinculado de la empresa un total de 29.933 trabajadores bajo la figura del despido con indemnización constituyendo esta cifra casi el 88% del total de las bajas registradas desde la puesta en marcha de la política de reestructuración de la compañía.42 Las indemnizaciones estuvieron reguladas por las leyes laborales vigentes y preveían un monto de dinero que se establecía en base a un coeficiente en el que se consideraba tanto la trayectoria como la antigüedad del empleado dentro de la empresa. En general las sumas ofrecidas a quienes se acogieron al programa de desvinculación, definido genéricamente como “retiro voluntario” oscilaron entre los $ 25.000 y los $ 80.000.43 Reestructuración de la planta de personal de YPF entre el 31/12/1990 y el 31/12/1995 Año 1990 1991 1992 1993 1994 1995 Cantidad de empleados al fin del 36.935 23.404 12.773 7.514 5.839 5.501 ejercicio s/d 13.531 10.631 5.259 1.675 338 Bajas en la dotación Elaboración propia en base a las siguientes fuentes: Memoria y Balance 1992, 1993, 1994 y 1995. YPF SA ; Informe de Gestión Anual 1990. YPF SA. Sindicatura General de Empresas Públicas. Abril 1991; Programa de Reforma de Empresas Públicas (PERAL). Ministerio de Economía. República Argentina 31/03/93. El programa de racionalización de la planta de personal implicó además la puesta en marcha de un mecanismo de emprendimientos a partir de la conformación de sociedades de ex-agentes con contratos por tiempo limitado para el desarrollo de tareas secundarias y de baja importancia estratégica. 44 La definición de estas sociedades de trabajo, supuso la descentralización de funciones por parte de YPF SA, y se inició formalmente a fines del año 1991. Hacia el 31 de diciembre de 1992, se habían constituido en todo el país 207 sociedades que involucraban alrededor de 6.000 operarios.45 Estas entidades adoptaron en su mayoría la figura legal de las Sociedades Anónimas o de Responsabilidad Limitada y constituyeron -desde el inicio- un conjunto heterogéneo de unidades económicas con diversas perspectivas de inserción en el mercado de acuerdo al tipo de actividad que desarrollaban, a los términos de la vinculación contractual con YPF SA, a las posibilidades de capitalización y a la capacidad de gerenciamiento de sus cuadros directivos. En el caso de la empresa carbonífera YCF, la política de privatizaciones encarado por la administración Menem, también enmarcada en la Ley 23.696 de Reforma del Estado 40 YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance General al 31 de Diciembre de 1992. Al 31 de diciembre de 1993 la previsión para el pago de indemnizaciones por despido ascendía a $ 31 millones. Esta previsión se utilizó durante 1993, al desembolsarse sumas para ex-empleados conforme con los acuerdos de extinción de la relación laboral. La Sociedad realizó estos pagos con fondos generados internamente. YPF. Sociedad Anónima. Memoria 1993. Buenos Aires. Argentina. (pág. 30). 42 Boletín de Informaciones Petroleras. Nro. 41. Año 11. Marzo 1995. (pág. 117). 43 Ministerio de Economía, Memorándum Dirección Nacional de Control de Gestión y Privatizaciones. Nro. 138, 2 de setiembre de 1992. 44 Estas iniciativas estaban amparadas en la Ley 23.696 de Reforma del Estado que, en su art. 16, hace alusión a quienes tienen preferencia para la adquisición de las empresas, sociedades y bienes “sujetos a privatización” y establece, entre otros, a “los empleados del ente a privatizar, organizados en Programa de Propiedad Participada o Cooperativa u otra entidad intermedia”. (María Susana Palacios: “Una modalidad de privatización. La conformación de sociedades de ex-agentes de YPF en Plaza Huincul y Cutral-Có”. Favaro, Mases y otros (comp.) : Estado, Capital y Régimen Político. El espejo. Buenos Aires. 1993. 45 YPF. Sociedad Anónima. Memoria y Balance General al 31 de Diciembre de 1992. 41 impulsó su entrega en concesión por vía de decreto del Poder Ejecutivo Nacional. En el complejo carbonífero de Río Turbio, el “saneamiento” de la empresa estuvo a cargo de una intervención dispuesta por el Gobierno Nacional y entre sus principales actuaciones se destacaron la aplicación de un programa de racionalización orientado a la reducción de su personal, la liquidación de inmuebles improductivos y la transferencia a la provincia de Santa Cruz de la provisión de los servicios públicos históricamente brindados por YCF (decreto 988/93).46 Una vez finalizado el proceso de “saneamiento”, el PEN habilitó la concesión integral del complejo carbonífero, ferroviario y portuario propiedad de YCF por un plazo máximo de veinte años. Asimismo, comprometió un subsidio estatal fijo con asignación prioritaria al pago de cargas laborales- como forma de saldar la diferencia entre los ingresos por la explotación del complejo y sus gastos operativos (decreto 988/93). En esta situación la “expulsión de trabajadores” se inició con las políticas de “saneamiento” de la empresa, también bajo la forma extendida del retiro “voluntario”. En los años previos a la transferencia (a partir de 1992), el Estado nacional gestionó el retiro de 1.710 agentes, de forma que, en 1994, YCF transfirió un total de 1.290 trabajadores al consorcio YCRT SA. De acuerdo a los análisis realizados durante la década de los ’90 esta tendencia continuó, pero a menor escala, durante la gestión privada de la mina.47 En ambos casos la reducción de personal se vio acompaña por una creciente política de terciarización y “flexibilización” del personal (modificación de las políticas de contratación, aumento de la jornada laboral, relocalización de trabajadores, reducción del salario nominal combinada con la desaparición de las formas de salario indirecto aportas históricamente por estas empresas, debilitamiento y desconocimiento de las representaciones sindicales preexistentes, etc.). La difícil inserción ocupacional de los ex-operarios de YPF-YCF en el contexto de los años 90: opciones y estrategias. La privatización de estas compañías estatales y la racionalización de sus plantas de personal, crearon un nuevo escenario en la vida económica de la región, promoviendo la aparición de nuevas situaciones de la mano de las variadas estrategias de inserción laboral por parte de aquellos trabajadores que finalizaban su relación de dependencia asalariada con la empresa petrolera. Este acelerado proceso de transformación resultó en la desestabilización de un sector significativo de la población de la región, que en periodos anteriores había alcanzado todas las ventajas inherentes a la posesión de un empleo estable y relativamente bien remunerado, asociadas a la seguridad que otorgaban los dispositivos institucionales de Estado Benefactor. Bajo las condiciones que impuso el proceso de contracción del empleo, estallaron los viejos criterios de organización de la actividad económica local, y aparecieron nuevas situaciones ocupacionales que en muchos casos dejaban librada la posibilidad de la reinserción laboral a la capacidad individual de cada uno de los actores involucrados. El nuevo escenario fue definiéndose cada vez más sobre la emergencia de dos grandes polos, el de la exclusión total con la expansión del desempleo abierto y el de la inclusión parcial o defectuosa de aquellos que a partir de sus propias estrategias adaptativas pudieron situarse temporariamente sobre las distintas franjas del empleo urbano.. En principio, y tal como sucedió en los distintos yacimientos a lo largo del país, la reestructuración de YPF generó en todo el radio de influencia de la actividad petrolera en el 46 Carolina Nahon: “La Privatización de Yacimientos Carboníferos Fiscales ¿negocios privados = subsidios y (des) control público?”, Realidad Económica, Nro. 209, Año 2005. 47 En el año 2000, la dotación de personal estable era un 31,1% menor que al inicio de la concesión (889 agentes). Carolina Nahon: Ob. cit. Golfo San Jorge la constitución de un importante número de emprendimientos formalizados inicialmente por ex-agentes de la empresa que tomaron a su cargo algunos de los servicios de apoyo y tareas secundarias que antes eran realizados directamente por la compañía estatal. En la mayoría de los casos estas unidades económicas se constituyeron en base a las figuras jurídicas de Sociedades Anónimas y Sociedades de Responsabilidad Limitada e iniciaron sus actividades en diversos rubros a partir de la puesta en vigencia de contratos de trabajo con YPF.SA, por los cuales se les garantizaba de uno a dos años de funcionamiento en relación a la demanda asegurada por parte de la empresa petrolera. En el lapso de casi tres años (1991-1993) aparecieron en escena veintiocho emprendimientos instalados en la ciudad de Comodoro Rivadavia dedicados a tareas tan diversas como servicios viales, desmonte de suelos, relevamientos topográficos y sísmicos, radio y telefonía, tendido de cañerías, cementación de pozos, transporte de cargas, imprenta gráfica, construcciones y premoldeados, etc. Estas sociedades nuclearon a alrededor de 1.300 ex-operarios de YPF (casi el 25% del total de la planta de personal que se retiró de la petrolera desde 1991) y a su vez se transformaron en activas demandantes de mano de obra al proveer de empleo a más de 800 nuevos trabajadores no vinculados originalmente a la empresa madre. En la zona norte de Santa Cruz (Eje Caleta Olivia, Pico Truncado y Las Heras) durante el mismo periodo se organizaron veintidós emprendimientos, que ocuparon durante 1994 a 478 socios ex-agentes de YPF y a 628 personas contratadas.48 Estas pequeñas y medianas unidades empresariales atravesaron durante sus primeras etapas de funcionamiento un conjunto de dificultades operativas derivadas -entre otras cosas- de problemas relacionados con la capacidad de gerenciamiento, de la obsolescencia tecnológica del equipamiento utilizado y la imposibilidad financiera de captar créditos que permitiesen su renovación, y de las desventajas para sostener una inserción competitiva en el mercado frente a los costos que imponían las compañías privadas de mayor envergadura y trayectoria. En general, aquellas sociedades que se organizaron en base a una estructura más amplia (con filiales en los distintos yacimientos del país o con un mayor volumen de asociados) y que se insertaron en el mercado a partir de la oferta de servicios relacionados directamente con la actividad petrolera e industrial tuvieron mayores opciones de continuidad y capitalización. Por el contrario, las condiciones fueron mucho más hostiles para aquellas pequeñas unidades que proveían servicios auxiliares a la actividad petrolera (imprenta, transporte) y que por su propia dinámica constitutiva tenían un radio de acción limitado geográficamente al propio yacimiento originario. En el plano de la lógica de funcionamiento empresarial, gran parte de estas sociedades de ex-agentes reprodujeron en escala reducida la racionalidad económica de la unidad mayor a la que antes habían pertenecido. Esta situación, producto de la incidencia cultural de un agente que formó su experiencia laboral en una empresa altamente burocratizada, fue destacada permanentemente como uno de los principales obstáculos para el crecimiento del sector “todo pasa por el conocimiento del trabajo... no es lo mismo salir de una relación de dependencia que insertarse en la actividad privada... muchas de las sociedades han tenido muy buenos contratos y fracasaron porque cuando vieron que llegaba una facturación, cobraban una enormidad de plata, no sabían qué hacer… empiezan a querer largar para todos lados, se pusieron salarios muy altos y después pagaron las consecuencias... acostumbrados a la mentalidad de YPF en donde tenía una categoría, era esa y punto...ya no podía hacer otra cosa... para ser empresario hay que tener la mentalidad de empresario, no es sólo el 48 Salvia, Agustín: “Análisis de Coyuntura Segundo semestre de 1994 - Primer Semestre de 1995”. Tercer Informe Laboral de la Provincia de Santa Cruz. Mayo de 1995. Ministerio de Trabajo de la Nación. Universidad Federal de la Patagonia Austral. (pág. 29). inscribirse en un registro y tener un número de empresa”. 49 En otro orden, las entrevistas realizadas al personal que administraron algunos de estos emprendimientos, ponen en evidencia las notorias dificultades que existieron para que el personal pudiera asumir la doble condición que establecía, por un lado su adscripción a la empresa como socio en virtud del capital invertido para su constitución, y por otro su inserción laboral como trabajador que revista jerárquicamente bajo las directivas de una autoridad formalmente establecida “todos los socios, a excepción mía (gerente) son empleados de la planta, yo con ellos tengo dos tipos de reuniones, como gerente con los empleados y con la misma gente (salvo dos que son contratados) como socio... ese es un tema que me costó hacerlo entender, la diferencia de roles... algunos decían porque voy a hacer esto si yo también soy socio ?...tienen dos tipos de relaciones como socios y como empleados... eso recién lo están comprendiendo”.50 Dicha circunstancia se tornó aún más conflictiva en aquellos casos en que quién ejercía el rol de gerente o administrador de la sociedad era un antiguo compañero de trabajo, de sus dirigidos, y pasó a cumplir dicha función por ser el principal inversor o por propia decisión de la asamblea de accionistas “en TIPSA., ellos no tienen ese problema porque la jefatura que era antes de YPF siguió estando como jefatura en esta sociedad, se mantiene la misma estructura, pero otras sociedades tuvieron problemas en la conducción por no saber diferenciar los roles... conozco empresas que han cambiado tres veces de gerente porque los que estaban antes tuvieron muchas dificultades... en casi todos los casos los gerentes y la conformación del Directorio son parte de la sociedad”. 51 Uno de los escollos más difíciles de superar para estos emprendimientos estuvo asociado a las presiones que ejerció el mercado petrolero para la reducción de costos operativos, como requisito básico para asegurar la renovación de contratos anteriores o la firma de nuevos compromisos de trabajo. Particularmente, desde el plano sindical, se destacó el rol que jugó YPF.SA en la definición de las nuevas reglas de juego: “YPF.SA realiza ajustes permanentes en los contratos, exige bonificaciones, fija sueldos para el personal, divide los contratos por zona y nos obliga a trabajar con costos que son operativamente difíciles de sostener”. 52 Además, la misma empresa estableció como condición para la renegociación de los contratos “la incorporación de capital de trabajo y la incorporación de equipamiento nuevo, equipamiento que por supuesto era de la empresa estatal y que había sido vendido por dicha empresa a los nuevos emprendimientos”.53 La necesidad de responder a estos condicionantes para asegurar la viabilidad del emprendimiento se evidenció, entre otras cosas, en la reducción de gastos sobre la base de un ajuste sostenido sobre las dotaciones de personal “se da una contradicción, porque los mismos trabajadores (ahora empresarios) despiden a sus contratados, pagando la indemnización al 50% de su valor...esto ocurre en zona norte de Comodoro, por la falta de una defensa homogénea de todos los emprendimientos, ante la exigencia de YPF.SA...En estos casos el trabajador no es socio de la empresa y no tiene por qué compartir los riesgos de esta, ya que tampoco comparte las ganancias”.54 49 Entrevista a personal directivo de las empresas “Gases Comprimidos San Pablo SRL”, “GEOVIAL” y “UGASA” (Sociedades de Exagentes de YPF). Comodoro Rivadavia. Mayo a Octubre de 1996. 50 Entrevista a personal directivo de las empresas “Gases Comprimidos San Pablo SRL”, “GEOVIAL” y “UGASA” (Sociedades de Exagentes de YPF). Comodoro Rivadavia. Mayo a Octubre de 1996. 51 Entrevista a personal directivo de las empresas “Gases Comprimidos San Pablo SRL”, “GEOVIAL” y “UGASA” (Sociedades de Exagentes de YPF). Comodoro Rivadavia. Mayo a Octubre de 1996. 52 Representantes de sociedades de ex-agentes de YPF, zona norte de Santa Cruz (Diario El Patagónico, 16 de mayo de 1997, pág. 19). 53 Jorge Soloaga, Secretario General SUPE, Filial Santa Cruz Norte (Diario Crónica, 10 de abril de 1996, pág. 25). 54 Carlos Gómez, Secretario de Prensa del Sindicato Petroleros Chubut. Diario Crónica, 9 de Junio de 1996. (pág. 22). En muchos casos, los propios emprendimientos constituyeron una opción para los trabajadores desvinculados de YPF durante el proceso de reestructuración. Más allá de sus limitaciones operativas, representó un nicho de actividad económica y una fuente de empleo alternativa para aquellos que en primera instancia se propusieron, sin éxito, llevar a cabo tareas por cuenta propia a partir de la inversión del dinero recibido por indemnización. Sin embargo, el cuentapropismo a partir del ejercicio de nuevas actividades económicas fue la salida más corriente para quienes se desvincularon de la petrolera estatal. Un enorme contingente de operarios, de difícil estimación, con diversas edades y variados niveles de calificación, optó por canalizar sus recursos hacia la actividad comercial (kioscos, tiendas, casas de comida, bares) o los servicios personales promoviendo la aparición de una extendida atomización empresaria conformada por unidades de escaso tamaño, muy baja productividad y permanentes dificultades financieras y comerciales. La aplicación del capital resultante de los retiros voluntarios sobre los mismos rubros de actividad supuso la proliferación de actividades de índole similar que llevaron rápidamente a una drástica reducción de los márgenes de rentabilidad de dichas inversiones: “la gente dilapidó el capital en quiosquitos, fue el boom de los multirubros, que no le produjeron ningún beneficio ni a sus propietarios, ni a la actividad comercial, porque además fueron manejados por gente que no supo hacerlos producir como correspondía, entonces no pudieron capitalizarse...”. 55 Otro rubro hacia el que se orientaron mayoritariamente los capitales generados por las indemnizaciones fue el de los servicios de transporte de pasajeros, lo que llevó a la constitución de un número muy importante de cooperativas de taxis y agencias de remises, con un crecimiento explosivo que excedió en poco tiempo la capacidad de la demanda.56 En este caso, los agentes retirados invirtieron sus indemnizaciones en la compra de unidades automotrices para integrarse a los mencionados servicios, formalizando cooperativas de trabajo, aunque en la realidad estas organizaciones desarrollan actividades como emprendimientos cuentapropistas. En los hechos, gran parte de estas estrategias de generación de ingresos resultaron infructuosas y tuvieron una muy corta duración, ya que a los límites de autosostenimiento en lo comercial y financiero, se sumaron el escaso conocimiento que estos agentes económicos tenían sobre el funcionamiento de este tipo de emprendimientos y la falta de una imagen clara respecto de las reales posibilidades de expansión del mercado existente. La profunda recesión que atravesó la región hacia 1995, contribuyó a acentuar la crisis de estas iniciativas económicas, resultando en un agravamiento de las condiciones de subsistencia de aquellos que habían optado por esta vía.57 En general, la reducción en los ingresos y el creciente endeudamiento de estas microempresas fueron paliados en gran medida por el esfuerzo y las estrategias de auto-organización del grupo familiar. Muchas de estas alternativas de “autoempleo precario” fueron implementadas como estrategias para contrarrestar los efectos de la desocupación, asegurando una mínima fuente de divisas al grupo familiar, ante la dificultad creciente por la plena inserción del jefe de familia en un empleo asalariado en los años sucesivos al retiro. En estas situaciones, la inserción ocupacional de otros miembros de la familia (esposa, hijos, hermanos) se transformó en una opción viable para permitir, a través del acceso a ingresos alternativos, la reproducción del propio grupo familiar. 58 55 Entrevista a directivos de la Cámara de Comercio, Industria y Producción de Comodoro Rivadavia, Mayo de 1996. La resultante de este proceso fue un prolongado conflicto entre las cooperativas de taxis y las agencias de remises por el reconocimiento municipal en virtud del estricto marco regulatorio para el otorgamiento de patentes que pusieron en vigencia las autoridades comunales durante los años 1995 y 1996. 57 Entrevista a Gerente de Gases Comprimidos San Pablo S.R.L. Mayo de 1996. 58 Entrevista a la hija de un ex-operario de YPF. Comodoro Rivadavia. Diciembre de 1995. 56 La pérdida de la condición asalariada, y las dificultades de reinserción laboral de los operarios que se desvincularon de la empresa petrolera, estuvieron fuertemente condicionadas por la edad de los empleados y por su nivel de calificación. Un estudio realizado por docentes de la UNPSJB en 1995, a partir de la instrumentación de encuestas a ex-agentes de YPF, puso en evidencia que el mayor porcentaje de trabajadores reincorporados al mercado laboral (casi un 67%) estuvo situado sobre una franja de población en edad central, cuyas edades oscilaba entre los 30 y los 41 años.59 A medida que se superaba ese margen descendían concomitantemente las posibilidades de acceder a un puesto de trabajo en relación de dependencia dentro del sector formal. En esta misma orientación, aquellos que a lo largo de su pertenencia a YPF se habían capacitado en la práctica de un oficio definido, tuvieron una chance mayor para ofrecer sus servicios en el cada vez más selectivo mercado laboral de la región. La situación fue mucho más crítica aún para quienes dentro de la empresa habían ejercido tareas específicos de baja calificación. Una situación corriente entre muchos de los que accedieron al retiro voluntario, fue la rotación permanente en distintas actividades laborales, con ingresos transitorios al empleo formal y largos períodos caracterizados por situaciones de precariedad en términos de ingresos e irregularidad en la cobertura social o previsional. Estas condiciones tuvieron un significativo impacto en las estrategias de reproducción de los hogares, propiciando el deterioro en la calidad de vida de sus integrantes, y exigiendo una fuerte respuesta adaptativa en los hábitos de vida de todo el núcleo familiar “...Cuando mi papá trabajaba en YPF nos podíamos comprar ropa más seguido, y ya estábamos acostumbradas... y con esto que pasó queríamos algo y no podíamos y nos teníamos que arreglar con lo que teníamos...”.60 Estas condiciones se replicaron, aún en tono más traumático, en la Cuenca Carbonífera de Río Turbio. De hecho, entre 1991 y 1993, los procesos de transformación de la empresa provocaron una caída general del empleo, lo cual generó a su vez una importante emigración poblacional o el desarrollo de actividades económicas de riesgosa rentabilidad y muy baja productividad. Algunos estudios estiman que en dicho período la planta de personal de la empresa estatal disminuyó en más de un 45 %. Como en el caso de las comunidades petroleras vinculadas a YPF, el comercio y los servicios tradicionales se vieron afectados por la reducción ostensible de de la demanda y una fuerte competencia intra y extra regional. La administración pública municipal y provincial se convirtió casi en el único sector de refugio ocupacional para desocupados y jóvenes en búsqueda de su primer trabajo. Asimismo, la situación también generó un importante crecimiento de actividades comerciales y de servicios informales, basadas en el autoempleo y la ayuda familiar no remunerada.61 La ruptura normativa y la lógica de fragmentación de la comunidad. Los efectos del deterioro del mercado laboral, además de una significatividad económica para los hogares expuestos a la reducción de ingresos, tuvo una dimensión social de amplio alcance, al constituir el trabajo una de las actividades que más fuertemente organizaba la cotidianeidad de los sujetos y sus familias en este tipo de organizaciones. La crisis del empleo, en el marco de comunidades laborales con un definido sentido de pertenencia, como es el caso que aquí analizamos, supuso también la desorganización de todo un mundo de relaciones y valores sociales. La representación que 59 Mastrángelo, Riera, Díaz y Sandobal: “Panorama de la desocupación en Comodoro Rivadavia. La otra cara del desempleo”.. Diario El Patagónico. 4 de mayo y 9 de junio de 1997. 60 Entrevista a R. C., hija de un ex-operario de YPF. Comodoro Rivadavia. Diciembre de 1995. 61 Salvia, Agustín: “Sectores que ganan, sociedades que pierden: Reestructuración y Globalización en la Patagonia Austral”, en Agustín Salvia (comp.): La Patagonia de los noventa. Sectores que ganan, sociedades que pierden, Editorial La Colmena, Buenos Aires, 1999. cada sujeto y cada grupo había construido sobre el empleo y el desempleo, y el grado de dependencia que tuvo el trabajo en la construcción de su identidad fueron elementos que definieron con claridad posicionamientos y reacciones ante situaciones de pérdida del trabajo: “Yo me he encontrado con mucha gente que no ha vuelto más a su lugar de trabajo, porque le hace mal...yo lo he llegado a racionalizar, pero uno lo puede racionalizar cuando uno puede encontrar alguna cuestión fuera, que más o menos llene el vacío...pero en tipo que no ha encontrado nada afuera que lo proteja esto es más jodido todavía...hay gente que todavía te dice, acá en este hospital le salvaron la vida a mi hijo, o otro que te dice en la proveeduría iba a comprar todos los días las galletitas... están insertos en un marco de referencia que no termina de romperse”.62 Este tipo de comunidades laborales se había caracterizado históricamente por ofrecer a sus miembros un modo de vida estable y previsible, poniendo al alcance de los sujetos una multiplicidad de mecanismos que garantizaban el acceso a determinados bienes y servicios a partir de la contraprestación que se generaba por el ejercicio pleno de las capacidades productivas en el mundo del trabajo. La transformación de esta estructura, a partir del quiebre de la condición asalariada tuvo un impacto en los distintos planos de la vida del sujeto, y supuso la instauración de un nuevo escenario signado por la ruptura de las seguridades y las certezas que el propio individuo había construido desde el plano simbólico en la proyección de su historia personal: “Yo al momento que me retiré, había cumplido 20 años de antigüedad, y esto tiene que ver con una historia, que mi viejo se jubiló en la empresa, que mi viejo vino acá a laburar, que la casa era de YPF, toda una historia mía de protección... yo siempre pensaba que en tal año de acuerdo al sistema previsional vigente me iba a jubilar en YPF... hoy todavía a mí ir al hospital me cuesta mucho, porque veo que no es el hospital donde yo nací, mi vieja me tuvo en ese hospital, cuando voy ahora no puedo pensar en el hospital así...”63 En algunos casos, la ruptura, simbolizada en la decisión del “retiro voluntario”, fue vivida con una carga de autoculpabilización retrospectiva. En estas situaciones, y a pesar de un contexto que no ofrecía muchas alternativas para otro tipo de opciones, se solían atribuir responsabilidades al hecho de no haber sabido prever ciertos cambios acaecidos en el propio ámbito laboral, y de haber vulnerado toda una trayectoria dentro de la empresa en pos de la supuesta salida económica que representaba el monto de la indemnización o el retiro: “había dólares... había necesidades económicas que cubrir y los dólares son siempre muy tentadores y me fui detrás de los dólares y dejé toda mi vida, todos mis recuerdos, todo aquello hermoso que yo viví... y lo abandoné...”,64 “...cuando ingresé a la oficina de personal (a solicitar el Retiro Voluntario), me sentía un traidor... cómo podía abandonar YPF, si ella me había dado todo. Dentro de ella había crecido, progresado, prácticamente era mi familia... Tendría que alejarme de mis amigos de tantos años, de los lugares conocidos y queridos, donde mi vida hasta entonces había transitado”.65 Esta sensación, aparecía ligada a las consecuencias negativas de la experiencia individual que se desarrollaba con posterioridad al retiro, fundamentalmente en aquellos aspectos vinculados con la restricción en la “redes sociales” que contenían al sujeto en función de su inserción en la comunidad laboral y que contribuían a fortalecer las bases de su status personal en función del reconocimiento colectivo. En este tipo de organizaciones, en las que el trabajo era percibido por el individuo como la actividad estructurante de su identidad social y de su proyección comunitaria, las situaciones de retroceso social no estuvieron vinculadas solamente con la amenaza que suponía la 62 Entrevista a H. L., ex-empleado de YPF que cumplía funciones en el Hospital Presidente Alvear, (Mayo de 1996). Entrevista a H. L, ex-empleado de YPF que cumplía funciones en el Hospital Presidente Alvear, (Mayo de 1996). Entrevista a R.M, ex-agente de YPF en Comodoro Rivadavia (Agosto de 1996). 65 Carlos Alberto Reinoso: Cementerio de Cigüeñas. Ediciones Mapuche. Caleta Olivia. 1995. (pág. 148). 63 64 insuficiencia de los recursos materiales, sino que básicamente estuvieron asociadas a la fragilidad que implicaba la desorganización del tejido relacional. Desde esta perspectiva, no solamente fueron poblaciones en vías de pauperización, sino además en curso de desafiliación, es decir de ruptura del lazo societario. En el extremo del proceso, la precariedad económica devino en desamparo, la fragilidad relacional en aislamiento.66 De este modo, el empobrecimiento aparecía como la resultante de una serie de rupturas de pertenencia y de fracasos en la constitución de un sólido vínculo societario, que paulatinamente empujaban al sujeto y al grupo a un estado de ambigüedad y flotación: “la separación del trabajo es traumática, dolorosa... te separan de grupos humanos con los que vos cultivaste toda tu vida, te separan de afectos, te separan de lugares, no estábamos preparados para eso... era como empezar la vida otra vez y eso es muy difícil...”,67 “Los 28 años de vivir permanentemente en contacto con la empresa, me habían enseñado a quererla. Para los que vivimos en YPF, nuestra labor terminaba a una hora determinada pero seguíamos, fuera de horario, en contacto con la empresa, saludando y hablando de trabajo con nuestros compañeros, en las farmacias, en los supermercados, en la calle... ¿Cómo podría desprenderme de golpe de una parte tan importante de mi vida?”.68 Al quedar excluido del mundo laboral y sus implicaciones, se dejaba de participar de un terreno de intereses comunes, y se vivía la privación como un proceso individual, una situación de extrañamiento respecto de los propios grupos de referencia que organizaban la vida diaria del sujeto en el mundo del trabajo. En situaciones como las aquí analizadas, en las que los sujetos que han configurado mayoritariamente sus actitudes hacia el trabajo en el marco de las confianzas y certidumbres que deparaba la presencia de un Estado-empresa al que se percibía como protector, la ruptura representó una crisis personal y colectiva con enormes proyecciones sobre el propio equilibrio psíquico de los individuos involucrados: “Yo ingresé en el sector viviendas, era administrativo y ahí me inicié... anduve por varios sectores... (después) pasé a ser jefe de capacitación y relaciones humanas... (cuando vinieron) los cambios fueron difíciles de asimilar... fue dolorosísimo y yo lo viví en carne propia todo eso... estaba en un estado depresivo tremendo cuando me retiré de YPF, me sentí echado de YPF... no me sentí reconocido...”69. Para gran parte de quienes estructuraron su experiencia laboral en empresas del Estado, la transformación en la situación asalariada, implicó un hecho traumático definido a través de un doble proceso. Por un lado la pérdida de la casi totalidad de los referentes anteriores en el plano de los comportamientos sociales, y por otro la emergencia por afrontar las nuevas exigencias que planteaba un medio para cuya competitividad muy pocos estaban preparados. Frente a la crisis de la condición asalariada, una de tendencias más difundidas en las actitudes individuales fue la permanente “deflación del valor de la imagen de sí mismo”70, lo que evidenciaó la conciencia del envilecimiento del valor social del sujeto como agente económico puesto frente a las condiciones de un mercado laboral recesivo y altamente selectivo: “Indudablemente no estaba preparado psicológicamente para soportar una inactividad laboral que surgía de improviso...Comenzó a crecer en mí una sensación de soledad, que me fue llevando poco a poco a encerrarme en mi mismo...Las reuniones con mis amigos, no me atraían...Los dólares de la indemnización comenzaban a desaparecer en gastos sin sentido. Luego de pagar las deudas, mis 66 Robert Castel: “Los desafiliados. Precariedad del trabajo y vulnerabilidad relacional”. Esprit (La Cuestión Social). Septiembre de 1990. (pág. 3). 67 Entrevista a C.R, ex-agente de YPF en la sub-administración Cañadón Seco (Santa Cruz) (Mayo de 1996). 68 Carlos Alberto Reinoso: ob. cit. (pág. 171). 69 Entrevista a C.R, ex-agente de YPF en la sub-administración Cañadón Seco (Santa Cruz) (Mayo de 1996). 70 Vicente Galli y Ricardo Malfé: “Desocupación, identidad y salud”. Luis Beccaria y Néstor López (comps.) Sin Trabajo. Las características del desempleo y sus efectos en la sociedad argentina. Unicef/Losada. Buenos Aires. 1996 (pág. 179). recursos monetarios habían mermado considerablemente. Con lo que quedaba...podía iniciar algún negocio?...posiblemente sí. Poner un kiosco?...comprar un taxi o un remis?...quizá una tienda?...Tal vez. Aparte de no tener ánimo para nada me daba cuenta que no era comerciante, ni conductor, ni tendero. Siempre fui empleado... Un simple empleado!”. 71 La fragmentación acelerada del soporte social que integraba al individuo a un tejido relacional caracterizado por la vigencia de normas propias de las "comunidades de fábrica" tuvo diversas implicancias en la práctica cotidiana de los protagonistas del cambio. En una situación que poseyó muchos puntos de contacto con otras experiencias de desocupación estudiadas para el mismo período en referencia a otros procesos de la Argentina,72 uno de los espacios que en mayor medida fueron afectados por la crisis y la atomización de las formas de sociabilidad fue el propio ámbito familiar. En efecto, una de los escenarios más recurrentes en este tipo de situaciones fue aquel que se configuró a partir de la emergencia de conflictos cotidianos vinculados con el repentino incremento de la incertidumbre económica, o con la acelerada modificación de los roles familiares frente a la desocupación del jefe de familia. En aquellos casos, en que se observó esta última situación, existió una marcada tendencia a la desvalorización del rol masculino, dada la imposibilidad de sostener una dinámica culturalmente establecida en virtud de la cuál es el padre de familia quién tiene a su cargo el sostenimiento económico del hogar a partir de su vinculación con el mercado de trabajo: “...después de conocernos tanto con mi mujer, de compartir miles de cosas, de muchas vivencias, cuando suceden cosas traumáticas en la vida del hombre... que te cortan por el medio, como fue cuando tuve que irme de YPF, yo tuve problemas, y los problemas dentro del hogar fueron originados por mí, por mi estado depresivo... todo esto pasa cuando te quedás sin trabajo, y entonces al quedar sin trabajo te sentís huérfano, desprotegido, tu mujer empieza a mantener el hogar y vos te sentís un inútil... para el hombre no hay nada peor que sentirse un inútil...”. 73 A su vez, y como ya se indicara más arriba, otra faceta de este mismo problema fue aquella que se originó en la necesidad de captar ingresos alternativos para asegurar la reproducción del grupo familiar, a través del ingreso en el mercado laboral (muchas veces en situación de precariedad) de los propios hijos. Este hecho, si bien en la práctica resultó funcional a la existencia del núcleo doméstico al diversificar las estrategias de autosostenimiento, en otro plano se convirtió en factor de profundos conflictos, al entrar en directa confrontación con una ideología familiar tradicional, que menosprecia la sustitución de roles y en la que la nueva disposición, a pesar de ser asumida como una salida transitoria, fue vivida con una fuerte carga estigmatizante por la totalidad del grupo: “A medida que los dólares mermaban, aumentaban los conflictos y peleas en mi seno familiar... tenía la certeza de que había perdido el timón de la familia... Para mis hijos, notaba que ya no era papá quién solucionaba los problemas...papá era un desocupado... un hombre no puede, ni debe vivir así... sobre todo un hombre que a la palabra dignidad le dio un lugar preponderante en su existencia”. 74 En otro sentido, la crisis que se originó con el cambio en las condiciones establecidas se percibió en el plano de la erosión de una identidad colectiva, que hasta no hace mucho tiempo atrás era factor de orgullo y símbolo de distinción. La pérdida de prestigio social que la pertenencia a la empresa estatal YPF o YCF aseguraba a los 71 Carlos Alberto Reinoso: ob. cit. (págs. 172-173). Gabriel Kessler: “Algunas implicancias de la experiencia de desocupación para el individuo y su familia”. Luis Beccaria y Néstor López (comps.) Sin Trabajo. Las características del desempleo y sus efectos en la sociedad argentina. Unicef/Losada. Buenos Aires. 1996 ; Miguel Murmis y Silvio Feldman: “De seguir así”. Luis Beccaria y Néstor López ob. cit.; Alberto Minujín y Gabriel Kessler: La nueva pobreza en la Argentina. Grupo Editorial Planeta. Buenos Aires. 1995. 73 Entrevista a C.R, ex-agente de YPF en la sub-administración Cañadón Seco (Santa Cruz) (Mayo de 1996). 74 Carlos Alberto Reinoso: ob. cit. (págs. 173-174). 72 empleados y trabajadores, apareció como un factor corrosivo que se agregó a las dificultades que se potenciaron desde el inicio de la transformación empresaria, y que puso en riesgo el universo simbólico que dio sentido histórico a la experiencia social de toda la comunidad. En muchas ocasiones, esta situación de fragilidad en la propia condición social se proyectó en la decepción que se hizo manifiesta al observar el desmantelamiento de una estructura que se contribuyó a edificar: “yo me retiré en el 91, y volví a Cañadón Seco recién en el 93, que triste... tristísimo... yo había trabajado en muchos sectores, montaje, energía, comunicaciones, capacitación, producción... y ver todo eso abandonado, todo en un silencio total y absoluto... como que le faltaba la esencia, el hombre, que se haya luchado tanto por conseguir algo, y cuando se logró, desapareció,...”.75 La ligazón de la propia experiencia a la experiencia colectiva depositada en la trayectoria histórica de la empresa, nos remite a la efectividad en la capacidad de integración social que distinguió al modelo encarnado por este tipo de organizaciones. La metamorfosis que en los años ‘90 atravesó a esta función socializadora ejercida por las empresas estatales YPF o YCF, puede ser explicada a partir de lo que Robert Castel denominó “la desestabilización de los estables”, en referencia a la crisis y ruptura de aquel sector de la sociedad que dada su inserción plena en el mercado laboral, se sostenía en posiciones seguras con amplios dispositivos de protección social a su disposición.76 Este proceso de transformación planteó la emergencia de una situación extendida en la cuál tanto el individuo, como la comunidad laboral de pertenencia estuvieron atravesados por la “pérdida de la identidad por el trabajo”, marcando la disolución acelerada de todos aquellos círculos de construcción de sentido social (el sindicato, el barrio, el taller) que fueron organizados a lo largo del tiempo por la experiencia del trabajo.77 En la situación que promovía la condición anterior a la transformación empresaria, el individuo se inscribía en una colectividad, en la cual las regulaciones, las prescripciones, y los mecanismos de protección social producían formas de sociabilidad sólidas e intensas, que daban estabilidad a la propia existencia, al asegurar una estructura de participación dentro de un marco comunitario que asignaba lugares y establecía roles definidos “...uno se levantaba a la mañana, y veía chatas de YPF, al mediodía gente de YPF, a la tarde gente de YPF, a la noche gente de YPF, vivíamos en un mundo con la sigla de YPF... entonces se aprende a querer esos lugares, se aprende a quererlos mucho... queda una imagen de todo eso, es una proyección interior a la que uno se aferra mucho...”.78 Esta articulación de los colectivos, se encuentra aún hoy en vías de disolución, avanzando en dirección a una rápida segmentación y flexibilidad de aquella comunidad originaria, mitificada por la propia experiencia de quienes participaron de ella. La vida social de los propios actores de este proceso fue profundamente modificado por la lógica de la “desinstitucionalización”, entendida como la desvinculación respecto de los marcos objetivos que estructuraron la existencia de los sujetos tanto individual como colectivamente.79 El nuevo escenario fue apareciendo como definido cada vez más por la vulnerabilidad de la trama social, y por la progresiva desafiliación de aquellos que no encontraron canales apropiados para superar el aislamiento social que les proponía su precaria inserción en el mundo del trabajo. La que otrora fuera una comunidad social integrada y claramente organizada por mecanismos de regulación de los comportamientos 75 Entrevista a C.R, ex-agente de YPF en la sub-administración Cañadón Seco (Santa Cruz) (Mayo de 1996). Robert Castel: La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Paidós. Buenos Aires. 1995 (pág. 414). 77 En este sentido, estamos haciendo alusión a aquella concepción que define al trabajo como “un principio, un paradigma, que se encuentra en las diversas integraciones afectadas y que por lo tanto hace posible la integración de las integraciones sin hacer desaparecer las diferencias o los conflictos” Yves Barel : “Le grand intégrateur”, (págs. 89 y 90) en Robert Castel: La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Paidós. Buenos Aires. 1995 (pág. 415). 78 Entrevista a R.M, ex-agente de YPF en Comodoro Rivadavia (Agosto de 1996). 79 Robert Castel: La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del salariado. Paidós. Buenos Aires. 1995 (pág. 471-472). 76 sociales en la esfera de la producción y en el terreno de la reproducción de sus trabajadores, ha dejado su lugar a una heterogénea gama de situaciones sociales a partir de la emergencia de variadas e irregulares formas de inserción de quienes formaban parte de dicha comunidad. La dinámica de la “explosión de los vínculos de reconocimiento colectivo”, ha instalado sobre los comportamientos sociales de la región una suerte de “desanclaje” de los sujetos individuales con respecto a los soportes tradicionales que constituían el basamento de las identidades sociales. 4.- El poblamiento de El Valle del Río Manso a principios del siglo XX. CABRERA, Sebastián. [email protected] INTRODUCCION Este trabajo aborda la migración y la cuestión limítrofe en la norpatagonia andina durante el proceso de consolidación de los Estados-nación argentino y chileno (fines del Siglo XIX y principios del XX). Se abordará, a manera de estudio de caso, un paraje ubicado en la mencionada región, más específicamente el Valle del Río Manso. 80 En una primera instancia se analizará brevemente el contexto histórico finisecular de Argentina y Chile en lo que se refiere a la región, observando las políticas que los Estados en cuestión, aplicaron sobre las tierras australes, luego se hará una breve revisión sobre las cuestiones limítrofes entre Argentina y Chile, posteriores a la ocupación del territorio con el propósito de realizar un análisis general del conflicto. El principal objetivo de este análisis es observar las motivaciones que causaron la migración hacia la mencionada región y aquellas representaciones que construyeron los pobladores de principio de siglo XX sobre la presencia del Estado argentino en la misma. Y por otra parte indagar si la implantación definitiva de estos límites desarticuló, o no las relaciones socioeconómicas en la región mencionada. En este trabajo se tomaron los aportes de la denominada “Historia oral”, la cual constituye una estrategia de investigación, que a través de la técnica de entrevistas semiestructuradas, se convierte en una herramienta teórica/metodológica que permitirá repensar el proceso poblacional de las primeras décadas del siglo XX en la región de El Valle de El Manso en su complejidad. Para ello, se realizaron una serie de entrevistas con antiguos pobladores que permitirán reconstruir una perspectiva del pasado de la región desde testimonios actuales, que pueden dar cuenta de diferentes motivaciones, representaciones y formas de organización socio-económica de los pobladores, a través de la transmisión de la memoria. LAS REGIONES AUSTRALES DENTRO DEL PROCESO DE CONSOLIDACIÓN DE LOS ESTADOS NACIONALES DE CHILE Y ARGENTINA Hasta la segunda mitad del siglo XIX, Chile y Argentina- por diferentes coyunturas históricas propias de cada país- no habían demostrado gran interés por las regiones australes del territorio. Esta situación cambió a partir de la inserción más decidida de ambos países en un mercado internacional que día a día aumentaba la demanda de materias primas. La ampliación de las fronteras productivas se convirtió, entonces, en uno de los principales objetivos para estos emergentes Estados-nación. En consecuencia partir de la segunda mitad del siglo XIX ambos países, organizaron una estrategia para la ocupación definitiva de los espacios australes. Esta estrategia llevó a una escalada de conflictos con las parcialidades indígenas que habitaban esos espacios y que finalizó con las llamadas “Pacificación de la Araucanía” en Chile, y” la Conquista del desierto” en Argentina. 80 La cuenca del río Manso se encuentra situada en la región Noroccidental de los bosques andino-patagónicos y tiene una superficie total de 22400 ha., ubicada al sudeste de la actual provincia argentina de Río Negro, entre las actuales ciudades de Bariloche y el Bolsón. (ver anexo mapa) Estos procesos acabaron con la mayoría de la población que habitaba la región en ambas vertientes de la cordillera, a los sobrevivientes, cada gobierno les otorgó según el caso, diferentes destinos. En Chile a los sobrevivientes se los obligó a vivir en reducciones. Estas consistían en que al lonco de cada localidad se lo radicaba con toda la gente que “le pertenecía” (familia, allegados y otras familias que le eran asignadas). .El gobierno argentino, no tuvo en principio una política clara, respecto a cómo resolver el tema de los indígenas que habían sobrevivido. Una alternativa fue aplicar el denominado sistema de distribución, que significaba el exilio forzoso de la población. Los indígenas reducidos fueron trasladados a destinos determinados por el gobierno nacional, siendo los más frecuentes el ejército y la marina para los hombres, el servicio doméstico para las mujeres y los ingenios y los establecimientos rurales para otros grupos. Este sistema presentaba problemas, debido a la cantidad de indígenas y a los gastos que esto ocasionaba al Estado argentino. Por lo cual se presentó en el Congreso, en 1885, un proyecto que preveía la conformación de colonias agrícolas pastoriles (de hasta treinta hectáreas) que estarían a cargo de caciques. Este proyecto se debatió durante varios años en el congreso que nunca llegó a ejecutar en forma clara esta ley. Finalmente a algunos grupos se les concedió en su mayoría terrenos de mala calidad, en condiciones de vida que aumentaron la marginalidad y la pobreza, sumada también a la venta de alcohol, que fue otros de los factores destructivos de la sociedad indígena. Luego de “despoblarlas”, tanto el gobierno argentino como el chileno sometieron las tierras conquistadas a la implantación de leyes tendientes a incorporarlas a nuevas formas de producción regidas por la apropiación privada de los recursos. Estas leyes, en teoría, tenían como objetivo poblar las áreas de frontera, pero en la práctica, fomentaron el latifundio y la especulación de tierras En cuanto a los problemas limítrofes finiseculares entre Argentina y Chile, cabe aclarar que, hasta fines del siglo XIX, los territorios australes fueron ocupados por poblaciones indígenas. Los Estados argentino y chileno reconocieron esta situación, aceptando la vigencia de los parlamentos realizados entre hispanocriollos e indígenas e incluso numerosos mapas de la época presentaban las tierras australes como territorios separados de aquellos países. En consecuencia, la disputa territorial por el espacio austral comenzaría antes de que estos tuvieran una ocupación efectiva del espacio, incluso antes de tener un conocimiento cabal del territorio. El científico argentino Francisco Pascasio Moreno era claro al respecto: “…discutimos sobre las tierras australes sin conocerlas, hablamos de limites en la Cordillera, punto de separación de las aguas; y aun no sabemos que dirección sigue, ni donde concluye y si puede servir de limite natural o no…”81 POLÍTICAS DE TIERRAS, MIGRACIÓN Y PRESENCIA ESTATAL Debido a que poblamiento del Valle del Río Manso a principios del siglo XX está compuesto principalmente por familias que atravesaron la Cordillera de los Andes, desde distintas zonas del Sur de Chile, sería adecuado remitirnos al contexto histórico político, económico y social de la época en ambas vertientes de la Cordillera, ya que en mismo residen factores importantes del proceso de migración. CHILE: TARDE O TEMPRANO TODAS LAS POLÍTICAS CONDUCEN AL LATIFUNDIO. 81 Moreno, 1878: 8 En Chile el gobierno, ya en 1866, había legislado que los terrenos pertenecientes a la Araucanía serian tratados como fiscales. Leyes posteriores como las de 1874 y 1883 reforzaban la política estatista, se prohibía a los particulares la compra directa de tierra, se trataba de que el territorio quedara habilitado para aplicar una política de colonización, que atraiga, sobre todo colonos europeos. Sin embargo las prohibiciones en torno a la concentraci6n de tierras quedaron en letra muerta, y existieron numerosos casos en los que un mismo propietario se hacía cargo de extensiones de varios miles de hectáreas. Otra forma de constituci6n de latifundio en esta zona se produjo por la sucesiva compra de predios rematados por personas que no tenían la intcnci6n de tomar posesión de ellos, sino que simplemente asistían a los remates como una forma de especulaci6n financiera. Los predios rematados comenzaron a agruparse en unidades mayores, principalmente porque no hubo políticas estatales claras de apoyo y fomento a la pequeña y mediana propiedad. Otra de las políticas que fomentó el latifundio fue la denominada “política de concesión de tierras”, con la cual el Estado concedía tierras a empresas o particulares. Justificaban este accionar argumentando que el Estado tenía un difícil acceso a las tierras australes por lo que consideraban que era mejor encargar la administración a particulares, que literalmente se convertían en un Estado dentro del Estado En la región de Valdivia, Osorno y Llanquihue parte de sus tierras fueron sometidas con éxito (por lo menos por un tiempo) a la colonización extranjera. Colonos (que un su mayoría provinieron de Alemania) pudieron transformarse en propietarios, de esta manera la pequeña y mediana propiedad permitió a esta región desarrollar una próspera economía. Sin embargo, a partir de principios del siglo XX, el Estado chileno (con la élite de Santiago a la cabeza) comenzaría un lento pero seguro proceso de absorción de la economía de esta región hacia el centro del país. Este proceso fue extendiendo el latifundio, por todo el espacio en cuestión, que paulatinamente fue destruyendo la pujante economía de los pequeños y medianos productores. Vale la pena resaltar que la colonización, en un principio no beneficio a colonos chilenos. El gobierno de Chile había declarado oficialmente su intenci6n de poblar con extranjeros aquellos territorios. Los colonos denominados “nacionales” no tenían acceso a la tierra, tampoco contaban con dinero suficiente para comprar los lotes que se licitaban o remataban. De esta manera la colonización de los territorios quedó limitada a extranjeros en virtud de la ley de 1874, por lo que muchos chilenos comenzaron un proceso de migración masiva hacia el Este de la cordillera (sobre todo al territorio de la actual provincia de Neuquén) Esta situación, el gobierno chileno trató de modificarla en algo años mas adelante, como afirma el autor José Aylwin: “La necesidad de resolver la situación que afectaba a estas familias chilenas, así como los peligros en conflicto con Argentina, llevaron al Congreso Nacional a aprobar la Ley Nº 380 de 1896, que vino a poner término a la prohibición que afectaba a los chilenos para colonizar con autorización del Estado las tierras australes”82 Sin embargo esta modalidad de colonización operó en base a la apertura de las que fueron denominadas “fajas” de colonización. Estas se ubicaban en terrenos relativamente marginales pre-cordilleranos, que en su mayoría limitaban con las reducciones a las cuales habían sido confinados obligadamente las parcialidades originarias de la región. Esto, sumado a la gran demanda de tierra que existía por parte de colonos nacionales, hizo que estas zonas de colonización sean altamente conflictivas. 82 Aylwin, José 1995: 48. Como afirma el autor chileno José Bengoa “La propiedad en la Araucania comenz6 mal. Las proyecciones de los partidarios de una colonización industriosa fracasaron. Se impuso la política del “dejar hacer y dejar pasar”, la que condujo a las especulaciones de tierras, a los remates, a las grandes conseciones, en fin, a reproducir el latifundio depredador e insuficiente en la zona sur del país” 83 ARGENTINA: CONTROLAR MAL PARA ADMINISTRAR PEOR En el caso argentino se pusieron en práctica leyes y decretos relacionados con la distribución de la tierra pública de los territorios nacionales, las modalidades que se adoptaron fueron la donación, la venta o el arrendamiento. Estas leyes, en teoría, tenían como objetivo poblar las áreas de frontera, pero en la práctica, fomentaron el latifundio y la especulación de tierras. La oligarquía, aliada al gobierno, fue la principal beneficiada con estas políticas, incrementando su patrimonio económico, a través de la adquisición de tierras por donación o a precios muy bajos. La mayoría de los “nuevos” propietarios, entre los cuales también figuraban capitales extranjeros, no ocuparía ni explotaría sus campos. Las leyes de colonización como la de 1876 Nº 817 (denominada “Ley Avellaneda”) o la implantada en 1884 Nº 1517 (también conocida como “Ley del Hogar”) nunca previeron los instrumentos necesarios para asegurar el cumplimiento de sus objetivos. Como sostiene Bandieri “Ante el fracaso de la mayoría de los intentos de colonización oficial, fueron las grandes propiedades particulares las formas características de la organización social del espacio patagónico.”84 Para 1884 se promulgó la ley Nº 1532 que dividía la gobernación de la Patagonia (creada en 1878) en los territorios nacionales de Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. .Como veremos y ampliaremos mas adelante, el tratado limítrofe del 28 de mayo de 1902 determinó entre otras cosas, que la región de El Valle de El Manso quedará sometida a la soberanía Argentina. Aunque la administración y control sobre este territorio por parte del Estado argentino fue problemática, como afirma la historiadora Susana Bandieri “El poder ejecutivo nacional designaba a los funcionarios, recaudaba las rentas y fijaba los impuestos, en una pesada burocracia centralizada que quitaba eficiencia a la administración local. Esta poseía una autoridad muy limitada, especialmente orientada al poder de la policía”85. Justamente las primeras instituciones estatales que se establecieron en el espacio analizado tienen que ver con los ámbitos policiales. La creación del destacamento de El Manso, a principios del Siglo XX, tenia como principal objetivo vigilar el paso Cochamó. Aunque su ineficacia hizo que las autoridades creyeran oportuno la creación de un cuerpo especial de policía “La fronteriza” Este cuerpo fue creado por un decreto de 1911 con el objetivo de combatir el bandolerismo en la zona de frontera. Sin embargo los excesos cometidos (y la poca efectividad) de esta institución, hizo que el gobierno la desmantelara para 1914. Se podría afirmar que el accionar de instituciones estatales en la zona (entre los que también se destacan las labores de la comisión de límites, comisión inspectora de tierras, el proyecto de Bailley Willis, el Parque Nacional del Sud, entre otros) fue más esporádico que sistemático. Esta particularidad se extenderá en esta región, por lo menos 83 Bengoa, José 1990: 175. Bandieri, Susana 2005 152 85 Ibíd. 2005: 157 84 hasta la década de 1930, cuando se establecerán en el lugar las primeras instituciones escolares y el gobierno argentino decrete la creación del Parque Nacional Nahuel Huapi. CUESTIÓN DE LÍMITES. En 1787, la Corona española había definido como límite natural, entre el Virreinato del Río de la Plata y la Capitanía General de Chile, la Cordillera de los Andes. Esta fue la percepción general vigente que se mantuvo luego de las acciones emancipadoras de 1810. Pese a que por muchos años corrientes historiográficas nacionalistas de ambos países, sostenían que, por un lado Chile poseía jurisdicción sobre la Patagonia, y de la otra parte se sostenía que Argentina poseía soberanía sobre la Araucanía. Como sostiene el autor Pablo Lacoste “Hasta el estallido de la polémica por las cuestiones limítrofes, en la segunda mitad del siglo XIX, ni Argentina pretendió punto alguno sobre el Pacífico ni tierras aledañas, ni Chile en el Atlántico o Patagonia. Se mantuvo la continuidad cultural en materia de jurisdicciones territoriales, desde la época colonial hasta la crisis de 1840 y principios de 1850”.86 La primera disputa surge tempranamente en 1847, con la fundación, por parte de Chile, de Punta Arenas en el estrecho de Magallanes, lo que generó un reclamo por parte del gobierno argentino, en ese entonces a cargo de Juan Manuel de Rosas. De esta manera ambos gobiernos encargaron a un grupo de intelectuales (encabezados por Pedro de Angelis por Argentina y Miguel Luís Amunategui por parte de Chile) la recopilación de títulos y derechos coloniales para defender las diferentes posturas. Finalmente, luego de varias refutaciones, en 1856 se llego a un tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación, que fue ratificado por ambos congresos. En este tratado se reconocía los límites que ambas partes tenían al desaparecer el Virreinato y el recurso del arbitraje en caso de desacuerdos, comprometiéndose a “no recurrir jamás a medidas violentas”. Sin embargo, durante las décadas de 1860 y 1870, las disputas diplomáticas por diferentes puntos de los territorios, se seguían manteniendo (Argentina defendía el criterio de “altas cumbres”, mientras que Chile el de “división de aguas”). Solo que las coyunturas políticas, sociales y económicas de ambos países hacían que hayan conflictos más “urgentes” que resolver que los mutuos problemas limítrofes. A partir de la ocupación definitiva del territorio y la desarticulación del mundo indígena, los roces entre ambos gobiernos se hicieron más evidentes. En 1878 se reavivaría más decididamente el conflicto, por lo que se firmó un acuerdo por el cual se aceptaba un tribunal arbitral para resolver definitivamente las cuestiones limítrofes. El enfrentamiento de Chile, contra Bolivia y Perú, durante la denominada Guerra del Pacífico, volvió a cambiar la situación. Chile requería la neutralidad de Argentina en aquel conflicto, ya que, si bien poseía un ejército “bien preparado” no podía hacerse cargo de tantos frentes a la vez. En consecuencia, el 23 de Julio de 1881 se resolvió: fijar como límite hasta el paralelo 52º, la Cordillera de los Andes, la línea fronteriza correría en extensión por las altas cumbres que dividían las aguas. Las dificultades que pudieran surgir en los valles formados por la bifurcación de la cordillera, donde no fuera clara la línea divisoria de aguas, serían resueltas amistosamente por dos peritos nombrados por las partes. Este tratado, sin embargo, no fue definitivo. La existencia de lugares donde no era clara la aplicación de los criterios ya mencionados hizo que el conflicto siguiera perdurando. A efectos de realizar las demarcaciones definitivas se designo a los peritos 86 Lacoste, 2001: 198 Francisco Moreno y Diego Barros Arana, al continuar las diferencias en algunos puntos se acordó finalmente someter el conflicto a un arbitraje que estaría a cargo de la Corona británica. Estas cuestiones limítrofes instalaron un clima de tensión entre ambos países, desde 1898 hasta 1902. La carrera armamentística llevada a cabo por los dos ejércitos, resultó imparable, alimentada por una parte de la intelectualidad, que desde la prensa de la época jugaba un papel importante, resaltando cuestiones nacionalistas, que no hacían otra cosa que alentar posibles acciones bélicas. Pese a esto, los esfuerzos diplomáticos dieron el resultado esperado y frenaron una posible guerra. Esta diplomacia triunfo gracias al apoyo recibido por la embajada británica. Este apoyo por evitar la guerra, se debió a que gran cantidad de financistas ingleses habían realizado fuertes inversiones en la región, por lo que en esta oportunidad los intereses británicos estaban a favor de la paz. El 28 de mayo de 1902 se firmaron en Santiago los llamados “Pactos de Mayo”, que pusieron fin al conflicto (al menos en esta etapa). A fines de aquel año se aceptan las condiciones que resolvía el laudo arbitral británico, que reafirmaba los criterios acordados en 1881. Además Argentina se comprometía expresamente a no involucrarse en el conflicto del Pacífico, por lo tanto Chile podía terminar tranquilamente los acuerdos con Bolivia y Perú, que todavía no se concretaban desde la finalización del litigio a principios de la década de 1880. Por ultimo ambos gobiernos establecieron un acuerdo de limitación de armamentos. Como concluye el autor Lacoste “El debate de fines del siglo XIX llego a feliz termino. Los tratados de 1881 y 1902 permitieron resolver los problemas limítrofes sin que ninguno de los dos países se sintiera derrotado. La prueba más evidente fue el amplio consenso que lograron en los respectivos parlamentos. Esta situación se mantuvo vigente durante medio siglo aproximadamente.”87 MIGRACIÓN, REPRESENTACIÓN DE LAS INSTITUCIONES ESTATALES Y CUESTIONES LIMÍTROFES. UN ESTUDIO DE CASO: EL VALLE DEL RÍO MANSO DURANTE LAS PRIMERAS DÉCADAS DEL SIGLO XX Este es el contexto histórico en el cual se inscribe la ocupación y asentamiento de pobladores en el Valle de El Manso de principios de Siglo XX. Estos llegaron a un espacio no ocupado efectivamente en ese momento por ninguno de los grupos conquistadores. Es decir, que durante el corto lapso comprendido entre 1885 y 1899- fecha en que se registra la primer entrada de Santos Turra desde Cochamó- las tierras del valle quedaron desocupadas como consecuencia del avance final del ejército de Villegas contra distintas parcialidades indígenas que ocupaban este espacio, por lo menos desde hace 1500 años AP según registros arqueológicos.88 Los pobladores del Siglo XX arriban al valle por el paso natural que comunica con Chile, Paso Cochamó (ver mapa anexo). Estos se establecieron en forma permanente al margen Norte del río Manso. El principal factor que motivó la migración del Oeste de la cordillera hacia El Valle de El Manso fue la esperanza de ser propietarios de tierra, cuestión que por el contexto socio económico del Sur de Chile (descrito anteriormente), de donde provinieron la mayor parte de los migrantes, resultaba en extremo difícil. Como afirma la autora Carmen Norambuena Carrasco: “En el Sur de Chile a fines del Siglo XIX, lo que falta es tierra y mas bien una adecuada distribución de los terrenos disponibles”89 87 Ibidem, 2001: 202 Para ampliar esta información véase Bellelli, Scheinsohn y Podestá, 2008. 89 Norambuena Carrasco, Carmen 1997: 89 88 También existieron otros factores que motivaron la migración como por ejemplo las situaciones de enfermedades en el Sur de Chile, durante las últimas décadas del siglo XIX, convergieron con las razones económicas, para que muchos migraran a la otra vertiente de la cordillera. Al respecto destaca una antigua pobladora “Entre otras cosas había viruela, moría mucha gente, mucha gente estaba mal”90. Sin embargo fue la búsqueda de tierras para asentarse la principal motivación para cruzar la cordillera, y en esto coinciden la totalidad de los testimonios, entre los cuales nos parece oportuno destacar algunos de ellos: “Mi padre migró sólo. El vino buscando tierra, un lugar para vivir, porque en Chile era muy difícil”. 91 “Mi padre vino primero a Bariloche, pero ahí le dijeron, no se quien, que para el lado del Manso era mas fácil conseguir tierra”92 “La gente venía buscando campos donde había un lugarcito uno sabía que se podía poner a vivir”93 La ocupación de las tierras fue directa, estas no fueron ni vendidas, ni otorgadas en propiedad. En general se le concedía al poblador un permiso precario de ocupación si construía un mínimo de mejoras en el terreno, por otra parte se otorgaba un permiso de pastoreo válido por un año. Estos permisos no fueron controlados en forma efectiva debido a los problemas de organización y presupuesto administrativo remarcados anteriormente Como afirma la autora Graciela Suárez “La ocupación de la tierra se realizó con permisos precarios, o aún sin ellos, bajo la categoría de “usurpadores” para los registros de la Dirección Nacional de Tierras”.94 Estas situaciones hicieron que los pobladores construyeron una representación de un Estado semi-ausente, con instituciones cuyos responsables “visitaban” poco el lugar y que en la mayoría de los casos no afectaban su acceso a la tierra, ni sus formas de vida y producción. Al respecto destacan los antiguos pobladores: “Los del censo no venían, o venían poco. La verdad que no me acuerdo que mi viejo me haya contado sobre eso”95 “Mi papá hizo una casa y después, mucho después vino la policía para ver quien era y que hacia. Pero ya había pasado mucho tiempo de cuando el había llegado. Igual no le dijeron nada, ni que se vaya, ni nada”. 96 “Había un puesto de policía pero la mayoría de las veces no había nadie, menos en invierno, capas que en verano si más, pero era raro que saliera a recorrer el pago”.97 Mis padres vinieron y se pusieron acá porque sabían que acá nadie te decía que te tenías que ir y dejar la tierra. Mi viejo decía que si trabajabas la tierra sin hacer macanas, ni meterte en cosas raras te podías quedar”.98 Quizás uno de los pocos acontecimientos (por no decir el único) que marcó una “amenaza” hacia la propiedad y la forma de vida del los pobladores de El Manso a principios del Siglo XX, haya sido el accionar de la policía “fronteriza”. Esta institución se llevó entre 1911-12 a la mayoría de los hombres adultos de la zona y los mantuvieron presos, acusados de ser cómplices de los bandoleros o cuatreros que 90 Entrevista antiguos pobladores Ibíd. Ibíd. 93 Ibíd. 91 92 95 Suárez, Graciela 2005: 87 Entrevista antiguos pobladores 96 Ibíd. 97 Ibíd. 98 Ibíd. 95 pasaban por el lugar y que contrabandeaban, en general, ganado para Chile, por el paso Cochamó.99 Una de las antiguas pobladoras recuerda sobre aquello: “Se llevaron a Willer, Bayer, Oyarzo, a todos los hombres a Bariloche o a Viedma”. 100 Cabe la pena aclarar que, como afirma la autora Graciela Suárez, este accionar de la “fronteriza” no formó parte de una política estatal punitiva ejercida deliberadamente contra ciudadanos chilenos residentes en la zona (quienes conformaban la gran mayoría de los detenidos). Los artículos de la prensa escrita de la época y los expedientes judiciales aseveran esta afirmación.101 Pero lo ocurrido con esta institución se considera que fue la excepción que confirma la regla, ya que por lo general, era extraño que hubiera accionar policial o representación de autoridades nacionales en forma permanente en aquellos años, por la zona, y cuando existió (como en el ejemplo mencionado) fue más para castigar que para vigilar. Será a partir de la década de 1930, con la creación de la escuela Nº 92 y con la instalación definitiva del Parque Nacional Nahuel Huapi, que los pobladores de la región analizada tengan una representación efectiva y cabal de la presencia del Estado argentino en la zona. Por otra parte, la resolución de las cuestiones limítrofes luego de los Pactos de Mayo de 1902 (con la posterior colocación de los hitos por parte de los peritos), no significó grandes cambios socio-económicos en los espacios fronterizos patagónicos. Esto se evidencia en la Norpatagonia andina en general, y en el Valle del Río Manso en particular donde los testimonios orales de actuales pobladores, que recuerdan lo contado por sus padres demostrando, que si bien a partir de 1902, los limites entre Argentina y Chile estaban ya definitivamente demarcados, en la práctica esto no fue tan así, incluso hasta bien entradas las décadas del siglo XX. Relacionado con esto y en referencia a la presencia de controles estatales y su efectividad, los testimonios coinciden en que éstos eran escasos y de efectividad relativa o nula. Por ejemplo, se sostuvo que: “Si había un puesto de carabineros y después uno de gendarmería, pero no te decían nada, podías ir y venir con cosas y no pasaba nada.”102 “Fíjese que a veces uno pasaba por el puesto del gendarme y no había nadie.”103 “Los Bahamonde se pusieron en un terreno, donde esta eso… cómo se llama lo que separa a los países, eso lo tiene en el medio del patio! Y nadie le dijo nada.”104 Indagados acerca de los medios de subsistencia y las actividades económicas preponderantes del valle, los entrevistados coincidieron en que se practicaba una economía de subsistencia, fuertemente vinculada al comercio chileno. “Se comía lo que se tenía o hacía, las cosas que no tenía se las cambiaba a algún vecino, el mercado de El Bolsón, que era el único que había, quedaba muy lejos.”105 “A veces venía gente de Chile a hacer harina en el molino, en el nuestro o en el de los Turra, y traía algo, tipo sal o alguna otra cosa para que se los deje hacer la harina.”106 99 Para ampliar información sobre estos acontecimientos consultar el trabajo de Graciela Suárez citado anteriormente Entrevista antiguos pobladores 101 Para ampliar información sobre estos acontecimientos consultar el trabajo de Graciela Suárez citado anteriormente 102 Ibidem 103 Rafael Andrade, entrevista realizada el 17 de Mayo del 2008 104 Ibidem 105 Audolia Turra, entrevista realizada el 15 de Marzo del 2008 106 Víctor Orrego, entrevista realizada el 20 de Abril del 2008 100 “Mi viejo me contó que la Cochamó le había dado trabajo, para hacer un camino, después por ese camino pasaban para Chile, cantidad de vacas, a veces ovejas también pasaban.”107 Como se puede apreciar con estos testimonios, la organización socioeconómica de las zonas fronterizas siguió actuando por encima de la imposición de los límites acordados por los Estados argentino y chileno de fines del siglo XIX. En estas regiones predominaron durante mucho tiempo acuerdos comerciales entre ambos países, donde primó la fórmula de “cordillera libre” para el intercambio de ganado en pie, hombres, capitales y bienes diversos. ALGUNAS REFLEXIONES FINALES Las políticas llevadas adelante por ambos gobiernos sobre los territorios conquistados favorecieron el latifundio sin lograr implementar políticas de colonización (salvo en la región de Llanquihue, pero solo se trató de colonos extranjeros, mas precisamente alemanes). La ocupación del territorio de El Valle de El Manso por algunas familias se realizó sin relación directa a las políticas principales de asentamiento del Estado argentino, que propiciaban en teoría, la llegada de colonos a la zona para la conformación de centros poblados. La principal motivación que tuvieron los primeros pobladores para llegar al Valle de El Manso, a principios del siglo XX fue la de conseguir tierras donde asentarse, algo que resultaba muy dificultoso en el Sur de Chile (lugar del cual provinieron casi la totalidad de migrantes) debido principalmente a las políticas de tierras llevadas adelante por el país trasandino. Estas políticas motivaron que el acceso a la tierra en una zona donde, la densidad demográfica era bastante grande, resultara muy difícil. Si se logró, fue en tierras poco productivas, lo que generó la paulatina pauperización de la población, que en consecuencia comenzó a desplazarse en busca de mejores condiciones de vida. En este contexto, la débil presencia del Estado argentino esta zona rural andina norpatagónica, impidió la conceptualización por parte de los pobladores de la idea de jurisdicción territorial nacional. La representación que tuvieron fue la de instituciones estatales casi ausentes, con poco control y casi nula influencia en su vida cotidiana El efectivo establecimiento de instituciones nacionales permanentes, solo se hizo presente en el Valle y en la vida cotidiana de los pobladores de manera más contundente a partir de la década de 1930 Los territorios australes comenzaron a ser disputados por Argentina y Chile aun cuando estos estaban bajo dominio y ocupación indígena. Luego de la ocupación militar del espacio, esta disputa se acentuó y tras varios años de controversias, finalmente el litigio se resolvió en 1902. Sin embargo, como demuestran los distintos testimonios, el límite político impuesto, no afectó el funcionamiento socio-económico que se venia manteniendo en la región norpatagónica andina, desde la época indígena. Se podría afirmar que la desarticulación del mundo fronterizo, no significó el fin de los circuitos que los indígenas construyeron y afianzaron, vinculados con los puertos del Pacífico, esto fue así, en gran parte, debido a la política de “cordillera libre” que se prolongó hasta las primeras décadas del siglo XX. 107 Ibidem ANEXO MAPA EL MANSO Fuente: Xicarts 2009 Entrevistas Se realizaron en la localidad de El Manso, sur de Río Negro, entre 2002 y 2008. Antiguos pobladores de El Valle de El Manso. Bibliografía -Aylwin, José “Estudio sobre tierras indígenas de la Araucanía: antecedentes históricolegislativos (1850-1920)” En Serie documental Nº 3 Temuco 1995 -Bandieri, Susana: Historia de la Patagonia. Bs. As Prometeo, 2006. -Bandieri, Susana: “Ampliando las fronteras: la ocupación de la Patagonia” En El progreso, la modernización y sus limites (1880 1916) Vol. V Nueva Historia Argentina. Lobato, Mirta Z (Dir) Bs.As. 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Subjetividad, mundo del trabajo y religiosidad, Bariloche en el siglo XX” que pretende entre otros objetivos indagar sobre la interrelación entre los procesos de construcción de la subjetividad y el mundo del trabajo con el objetivo de encontrar herramientas teóricas para repensar la región de la norpatagonia Argentina. En este sentido mi objetivo específico es analizar desde una perspectiva filosófica los procesos de construcción de la subjetividad y para ello es que pretendo utilizar como base el pensamiento de Antonio Gramsci. El primer problema que considero que se debe abordar es de carácter teórico. La pregunta que subyace este trabajo en la cual no me explayaré por cuestiones de espacio es si nos encontramos ante una nueva etapa histórica. No es menor la pregunta en términos metodológicos ya que debemos enfrentar el problema de los conceptos y las teorías con las que abordamos la realidad. Dicho problema supone entonces necesariamente tomar posición porque debemos responder si “los anteojos” con los que enfocamos la realidad siguen vigentes o debemos buscar un nuevo par. No es cuestión de poca importancia aceptar que la realidad no impone repensar nuestras categorías de análisis. El asunto sería que si aceptamos con Gramsci que lo nuevo aún no nació y lo viejo no termina de morir escribir con categorías modernas implicaría escribir sobre los residuos o por lo menos sobre problemas que estarían condenados a desaparecer. Pero Gramsci lo está pensando dicho cambio en términos revolucionarios y no sistémicos (en este sentido creo que el enfoque deleuziano es más acertado como contraparte). El principal elemento que considero que debe tenerse en cuenta es pues que seguimos viviendo en sociedades capitalistas, por lo que es imprescindible notar las mutaciones que el mismo ha producido en su interior, pero sin embargo considero también imprescindible tener especial atención a las continuidades pues en ellas podrían encontrarse los núcleos que componen el sistema y que en caso concreto permiten vislumbrar a la vez las distintos procesos en tanto continuidades y rupturas en la región. Considero que el pensamiento de Gramsci es moderno el pleno sentido de la palabra y considero que dicha situación no quita que existan elementos novedosos o por lo menos actuales en su pensamiento. El presente trabajo pretende indagar sobre algunas conceptualizaciones filosóficas de Gramsci que permiten entrever la fundamentalidad de diversos aspectos, económicos, ideológicos, políticos, filosóficos en la conformación de la subjetividad y la individualidad. Pues entonces, para empezar creo que el gran aporte de la teoría de Gramsci es que permite abordar la diversidad de nuestra región sin perder por ello la necesaria interrelación con el desarrollo del capitalismo en esta parte del mundo. Sin embargo el enfoque que pretendo presentar es de carácter filosófico por lo que aunque mencionaré ciertos aspectos económicos no me centraré en ellos (el mismo Gramsci no se centró en esos ejes para su trabajo sino que se centró en el estudio de las cuestiones superestructurales).Por ello propongo en este desarrollo seguir un camino “descendente”, es decir, de lo macro a lo micro, de la sociedad al individuo. Dicho camino supone ubicar al individuo en un contexto determinado y aportar categorías para luego abordar el proceso de construcción tanto de la subjetividad que es colectiva como de la individualidad que se encuentra atravesada por las relaciones sociales. Pero para poder abordar dicha cuestión resulta imprescindible indagar primero sobre la sociedad. La sociedad La definición de dicho concepto supone una dificultad que no se busca resolver en este trabajo. Sin embargo, en el pensamiento Gramsciano “que no pueda concebirse al hombre sino viviendo en sociedad, es lugar común” (Gramsci, 1997; 35). El problema entonces es como aparece esta noción polisémica en el pensamiento gramsciano porque depende pues del enfoque que se establezca los conceptos que se puedan utilizar, siendo no contradictorios entre sí. Por una parte podemos referirnos a la sociedad como una unión de la estructura con la superestructura, el llamado por Gramsci “bloque Histórico” o como lo explica Portelli una situación histórica global” (Portelli, 2003; 9) a su vez podemos referirnos a los aspectos superestructurales, en ellos una sociedad no es un todo homogéneo sino que esta conformada por sectores en lucha por la hegemonía y desde esta perspectiva también se puede analizar la conformación de la sociedad en relación con la separación entre Estado y sociedad civil o como también establece entre la sociedad política y la sociedad civil. Dichos conceptos han sido centrales en los estudios posteriores sobre gramsci y han formado parte de intensos debates entre algunos intérpretes. En principio pues resulta imprescindible desarrollar la noción de bloque histórico en términos de relación entre estructura y superestructura donde radica uno de los aportes más interesantes del marxismo gramsciano. En este sentido y ubicándose enfrente a las tradición ortodoxa, Gramsci postula que no se debe pensar la superestructura como totalmente determinada por la estructura. En este sentido afirma criticando al economicismo que “La pretensión de presentar y exponer cada fluctuación de la política y la ideología como una expresión inmediata de la estructura, debe ser combatido teóricamente como un infantilismo primitivo” (Gramsci, 1997; 104). Existen múltiples interpretaciones acerca de la relación entre estructura y superestructura en Gramsci. Considero que Portelli interpreta a Texier para ubicarlo en un lugar clásico pero adscribo a la idea de que no estarían en desacuerdo en torno a la primacía y la determinación que impone la estructura sobre la superstructura, pero que dicha estructura es consolidada además por factores políticos que cumplen un rol central en la organización del movimiento histórico. Por lo tanto es importante separar el análisis en estos términos porque pueden existir en determinada sociedad elementos ideológicos o filosóficos que se encuentren en contradicción con los desarrollos del capitalismo. En este sentido, el margen que da gramsci para el análisis de lo superestructural permite contar con herramientas más actuales para pensar la realidad de la norpatagonia, es decir, no todo es cuantitativo ni reflejo de ello, idea que retomaré más adelante. En este sentido, la noción de supestructura podía pensarse en el bloque histórico según Portellli a partir de las nociones de sociedad política y civil, o sociedad civil y estado. Para ello, considero que es valedera la postura de Perry Anderson quien en su libro las Antinomias de Antonio Gramsci menciona sintéticamente las tres posibles relaciones entre estado y sociedad civil: “En otras palabras, el estado mismo oscila entre tres definiciones: estado en contraposición a sociedad civil, estado abarca a sociedad civil, estado es idéntico a sociedad civil” (Perry Anderson, 1981; 11) Es de esta forma que las nociones de sociedad civil y política son presentadas usualmente en escritos sobre política, o sociología principalmente, pero considero que resultaría interesante poder indagar sobre la posible forma en la que se articula la relación entre los dos términos en nuestra región. En este sentido es importante pensar dichas conceptualizaciones de forma dinámica. Es decir considero que en gran parte nos encontramos frente un acrecentamiento de la sociedad civil y de una forma de entender el par consenso- coerción con un fuerte eje en el consenso. De más esta decir que en la región de Neuquén la gobernabilidad sistémica durante la década del noventa estuvo asentada en el consenso al principio y prontamente tuvo que asentarse en la coerción. Hechos recientes como los Asesinatos de Bariloche o quizás el funcionamiento de la policía en algunas zonas rurales permitirían pensar que el consenso por más asentado que esté es siempre acompañado por la coerción como lo establece Gramsci. Por lo tanto, resulta posible nos encontramos en un m omento con una fuerte primacía del consenso por sobre la coerción. La pregunta a continuación según Gramsci pues sería quienes son los “agentes constructores” del consenso. La respuesta dada apunta pues a los intelectuales ya que son ellos quienes median entre la estructura y la sociedad civil y política. Su misión de garantizar la mediación entre la estructura económica y la superestrucura. La superestructura actual de la región es evidentemente de carácter capitalista. ¿Cómo se sostiene? ¿Quién la sostiene? En este sentido debemos referirnos a la categoría de intelectual gramsciana en tanto podemos decir que cada uno de los estratos de la sociedad está conformado en función de los intelectuales. En este sentido, su influencia ha sido importante en la redefinición de este concepto. Para él todos los hombres son intelectuales, pero no todos cumplen esa función en la sociedad. El ser del intelectual consiste en “su participación activa en la vida práctica, como constructor, organizador “persuasivo permanente” no como simple orador” (Gramsci, 1997; 14). Así esta categoría no se refiere a los trabajadores del pensamiento de los estratos superiores, sino que un gerente de una fábrica, un maestro, etc. son intelectuales en la medida que organizan la actividad práctica de los hombres en función de cierta construcción social. El intelectual no es un ser que está aislado ni lo intelectual puede ser reducido a los estudios de la alta cultura burguesa. Es este abanico de posibilidades que nos pone ante la posibilidad de pensar de forma concreta la construcción de la sociedad o siendo más restringido en el nivel de análisis “sociedades”. Es en este sentido que resultaría interesante desde esta perspectiva analizar la importancia de los procesos migratorios en los últimos años en la región y la correspondiente “importación” de intelectuales orgánicos con sus respectivas concepciones del mundo (elemento que se explicará luego). En ello radicaría posibilidad de estudiar la influencia de los estancieros nacionales y extranjeros, los docentes de otras partes de país, ingenieros, médicos e incluso los procesos migratorios del interior hacia la capital de Neuquén, etc. De esta manera son determinados individuos aquellos que son responsables de garantizar la solidez del bloque. Nos encontramos pues en este proceso descendente ante el problema del individuo y la conformación de su individualidad en función de las relaciones sociales que componen determinada sociedad. El individuo Para Gramsci, los individuos existen y lo subjetivo es fundamental, por ello, se puede hablar de un individuo en un sentido ontológico pero sin embargo estos no son entidades ajenas al mundo, sino que están en el mundo, y a partir de él es que se forman, piensan, sienten y sobre todo actúan. Heredero del pensamiento Occidental moderno, Gramsci acepta los preceptos del idealismo Alemán y sostiene que la filosofía de la praxis ha sido un momento de la cultura moderna. En este sentido la reconoce a la filosofía de la praxis como una corriente de pensamiento moderna y original que las supera al integrarlas en una nueva concepción del mundo que aparece como dialectizando la alta cultura y las culturas populares. Gramsci busca superar el pensamiento moderno, pero como buen heredero de Hegel esta presuponiendo ciertos niveles de conservación. Por lo tanto, buscará formular una concepción subjetivista de la realidad, pero que ya no se presente como una forma ideológica alienada sino que se propondrá encontrar en esa tradición los fundamentos de su filosofía de la praxis. Para ello, recurre en primera instancia a la noción política moderna de individuo y su correlato el sujeto. Afirma que lo que existen son individuos pero que la realidad es producto de la construcción dialéctica con una leve preponderancia de lo subjetivo. Sostiene Alfaro “El factor subjetivo es de crucial importancia para la comprensión de los procesos históricos, así como también para la explicación de los procesos cognitivos108” (Alfaro, 2010; 10 ) Resulta, sin embargo, imprescindible aclarar la diferencia conceptual entre individuo y subjetividad ya que la primera haría referencia a la existencia material individual sede de la conciencia y de la voluntad y centro de anudamiento de las relaciones y la segunda podría comprenderse según Kohan Néstor refiriéndose a que “ no es el sujeto individual, propietario burgués de mercancías y capital, autónomo, soberano, racionalmente calculador y constituyente del contrato… Este otro sujeto, (…), es la clase obrera en su conjunto. Es un sujeto colectivo, no individual. Su racionalidad no es instrumental ni calculadora. La teoría política que intenta defender sus intereses estratégicos no es el contractualismo de factura liberal ni su ontología social corresponde a las mónadas aisladas (leibnizianas), donde cada hombre se convierte -vía el mercado en un lobo para el hombre (Hobbes) y cuyas trayectorias individuales mutuamente excluyentes son organizadas por la "mano invisible" (de Adam Smith y sus discípulos contemporáneos). Esta distinción elemental entre dos concepciones diametralmente opuestas acerca del sujeto debería estar en la base de toda discusión al respecto” (Kohan N , 2007; 23). Es así que la realidad tiene un componente prioriario subjetivo pero no es sólo individual sino que el contenido de la subjetividad es social y colectivo. Y a partir de ello se podrá establecer en relación con lo objetivo en tanto Gramsci se pregunta ¿Es posible que exista una objetividad extrahistórica y extrahumana? (Gramsci, 1997; 150) Lo nouménico es inaceptable porque indica la existencia de espacios por fuera de lo humano e implica según él ponerse en el punto de vista del cosmos en sí por ello, afirma que la objetividad es en realidad lo universalmente subjetivo o humanamente subjetivo. A su vez reconoce que inmediatamente dicha perspectiva universal sería resultado del fin de las divisiones que tiene la sociedad y por ello, la existencia de un clima cultural colectivo y unitario. En el contexto actual establece la existencia de una lucha por la objetividad que es la lucha por la unificación del género humano. Gramsci establece que la pregunta por el hombre es una pregunta compleja ya que supone una serie de problemas a resolver. En principio reconoce que la humanidad presente en cada individuo no puede ser reducido a la individualidad. Seguir esta línea de pensamiento supone continuar de una u otra forma la tradición católica. Es por ello que sostiene “que la humanidad que se refleja en cada individualidad esta compuesta de diversos elementos: 1) el individuo; 2) los otros hombres; 3) la naturaleza. Pero el segundo y tercer elemento no son tan simples como puede aparecer” (Gramsci, 1997; 34) Esto es debido a que el hombre no entra en relación con los demás en segundas instancias sólo por cercanía sino que lo hace de forma orgánica (alude, sí, al carácter estructural de los fenómenos sociopolíticos, pero al mismo tiempo concebidos fundamentalmente como históricos y dinámicos). Por ello no se puede pensar un individuo aislado y previo a estar en sociedad en tanto que lo social es constitutivo de la subjetividad y de la individualidad. Por ello, el individuo es en realidad producto de las relaciones que entabla ya que no existe una conciencia previa al contacto social. Esto implica que según Gramsci “la individualidad es un conjunto de estas relaciones, crearse una personalidad significa adquirir conciencia de esas relaciones, y modificar la personalidad significa modificar el 108 Alfaro S,O “Gramsci y la sociología del conocimiento”. conjunto de esas relaciones” (Gramsci, 1997; 34) Este punto será retomado a posteriormente cuando se trate el mejoramiento individual en términos éticos. De esta forma y a partir de la cita se puede verificar que son las relaciones las que van a configurar al individuo y son esas relaciones las que van a determinar como se relaciona el este con el mundo externo y tal como afirma Gramsci “el hombre no entra en relación con la naturaleza simplemente por el hecho de ser el mismo naturaleza, sino activamente, por medio de la técnica y el trabajo.” (Gramsci, 1997; 34) Y además sostiene que estas relaciones son activas y con cierto grado de conciencia con lo cual está sosteniendo que el sujeto opera constantemente con su entorno natural de forma activa y por ello estas relaciones no son mecánicas. De hecho gramsci sostiene que lo necesario es “elaborar una doctrina en la cual todas las relaciones sean activas y estén en movimiento, fijando bien claramente que la sede de esta actividad es la conciencia de cada hombre que conoce, quiere, admira, crea en cuanto ya conoce, quiere, crea, etc de cada hombre concebido no aisladamente sino rico de posibilidades provenientes de otros hombres y de la sociedad de las cosas, de las cuales no puede sino tener cierto conocimiento” (Gramsci, 1997; 35) Es necesario sin embargo aclarar que para Gramsci estas relaciones son en parte necesarias y en parte voluntarias y que en la medida que se las conoce y por ello se tiene conciencia de ellas, ya se las modifica. “las mismas relaciones necesarias, en cuanto son conocidas en su necesidad, cambian de aspecto y de importancia. En este sentido, la conciencia es poder” (Gramsci, 1997; 36) Aunque es imprescindible aclarar que para Gramsci, el individuo no es sólo “la síntesis de las relaciones existentes, sino de toda la historia de estas relaciones, esto es, el resumen de todo el pasado” (Gramsci, 1997; 36) En este sentido, lo que se afirma es que existen los hombres y mujeres individuales y que viven en sociedad pero en el fondo dicho elemento perceptivo no responde a nada puesto que “que no pueda concebirse al hombre sino viviendo en sociedad, es lugar común” (Gramsci, 1997; 35) y afirma que es necesario sacar de ello todas las consecuencias necesarias. En este caso, lo que existe entonces es una importancia de la conciencia individual, pero ello es incapaz también por sí de explicar algo. Por ello, Gramsci no descuida la importancia del factor subjetivo ni de la voluntad, ya que son herramientas escenciales para la transformación social, solo que ahora, en esta concepción se sostiene la continuidad entre dentro y fuera. Tal como afirma Gramsci, “por ello se puede decir, que cada cual se cambia a sí mismo, se modifica en la medida en que cambia y modifica todo el conjunto de las relaciones de las cuales es el centro de anudamiento” (Gramsci, 1997; 34) Ahora esas relaciones constitutivas no son un producto arbitrario ya que como se vio tienen una historia y son producto de determinada sociedad. Por ello, no se puede pensar la conformación de un sujeto ahistórico. Esto no significa que la determinación sea absoluta, pero sí indica que al ser relaciones históricas dependen de determinada organización a la cual Gramsci llamará bloque histórico en tanto unión de economía y política, cantidad y calidad. En este sentido existe en el marxismo y en Gramsci por lo tanto, una intima dependencia entre la vida material de los hombres y su pensamiento. Esta vinculación permite comprender la multiplicidad de relaciones que tienen su asiento en la vida material de los hombres pero Gramsci advierte que dicho elemento no es suficiente para explicar las distintas concepciones del mundo y en esto radica también su originalidad. Referido a esto se pregunta por la unidad del ser humano y la conclusión a la que arriba es que ni lo biológico ni la razón pueden unificar al ser humano, sino que lo que se piensa es lo que une o separa a los hombres y su causa debe ser buscada en las relaciones anteriormente citadas y las concepciones del mundo correspondientes. Sin embargo es necesario afirmar que la concepción del mundo a la que se pertenece no es producto individual sino que supone que cuando “esta no es crítica ni coherente, sino disgregada y ocasional, se pertenece simultáneamente a una multiplicidad de hombres masa, y la propia personalidad se forma de manera caprichosa” (Gramsci, 1997;8) Dicha afirmación no entra en contradicción con lo que anteriormente se mencionó con respecto al ser colectivo del ser humano, en este sentido Gramsci afirmaba que “Por la propia concepción del mundo se pertenece siempre a un determinado agrupamiento, y precisamente al de todos los elementos sociales que participan de un mismo modo de pensar y de obrar. Se es conformista de algún conformismo, se es siempre hombre masa u hombre colectivo” (Gramsci, 1997; 8) El pensamiento aunque sea individual en tanto lo realiza un individuo, es social por el contenido y en ello se encuentran atravesadas múltiples filosofías que están presentes en él. Es por ello que para Gramsci es necesario realizar un “inventario” donde se de cuenta de las huellas que dichas relaciones han dejado en uno “conócete a ti mismo” como producto del proceso histórico desarrollado hasta ahora y que ha dejado en ti una infinidad de huellas recibidas sin beneficio de inventario” (Gramsci, 1997; 8) Es por esto que al tornar conciente la propia concepción del mundo y al tomar conciencia de las relaciones que constituyen a lo individual se empieza a modificarlas. En este sentido “transformar al mundo externo, las relaciones generales, significa fortalecerse a sí mismo, desarrollarse a sí mismo. La idea de que el “mejoramiento” ético es individual es una ilusión y un error: la síntesis de los elementos constitutivos de la individualidad es individual, pero no se realiza y desarrolla sin una actividad hacia el exterior, modificadora de la relaciones externas” (Gramsci, 1997; 42) De esta manera, para Gramsci es imposible por la propia constitución “ontológica” del individuo la posibilidad de un mejoramiento individual. Queda descartada porque al modificar las relaciones de las cuales el individuo es el centro de anudamiento modifica la realidad externa, puesto que desde esta perspectiva no se puede ir adentro sin ir hacia afuera, no se puede pensar en una autorrenovación sin que sea inmediatamente un acto político hacia el exterior y que por ello modifique las relaciones que el sujeto tiene con lo externo. El hombre nuevo es una construcción individual en tanto síntesis pero colectiva en cuanto a las relaciones que los constituyen debido a que el ser humano es siempre un sujeto colectivo, hombre masa y defender la idea de un “individualismo antihistórico” “que se manifiesta en la apropiación individual de la riqueza” (Gramsci, 1997; 42) supone una construcción ideológica. En este sentido Gramsci distingue en dos clases las ideologías, unas históricamente orgánicas que son necesarias a una estructura, que organizan a las masas humanas y “forman el terreno en el cual se mueven los hombres, adquieren conciencia de su posición luchan etc.” (Gramsci, 1997; 56) Y otras ideologías arbitrarias que son individuales y que sólo sirven para crear polémicas en algunos ámbitos restringidos. En este sentido resulta interesante comprender a partir de lo mencionado con anterioridad que lo que une o separa a los hombres es lo que se piensa. También había afirmado que no “existe” el pensamiento individual por ello es importante para comprender uno de los nudos del pensamiento gramsciano que es su concepción de la filosofía en tanto no es considerada de forma peyorativa sino que es una importante herramienta teórica para comprender los procesos de subjetivación, es decir, que permiten comprender que piensan determinados sectores y por ende cuales son los trasfondos que inciden presentes y pasados en los individuos. Gramsci sostiene que todos los hombres son filósofos, porque la filosofía es una concepción del mundo, sin embargo no lo son todos de la misma forma, es decir existen los filósofos técnicos que son aquellos que han estudiado la historia del pensamiento y que por ello están en condiciones de dar respuestas más coherentes e históricamente más acertadas. La otra clase, que es la que se rige por el sentido común, Gramsci la llama filosofía espontánea y esta se encuentra: a) en el lenguaje, b) en el sentido común y en el buen sentido c) en la religión popular entendiendo por esta el sistema de creencias de los sectores populares, otras veces llamado folklore. Gramsci sostiene que en la más básica de las actividades intelectuales “la del lenguaje está contenida una determinada concepción del mundo” (Gramsci, 1997; 7) y no siendo el lenguaje una creación individual (aunque puede existir en ciertos casos específicos como inventar conceptos, pero siempre en relación a determinado trasfondo social) lo que el autor sostiene es que por compartir esos contenidos con los demás se es siempre hombre masa o colectivo por la concepción del mundo que se tiene. Se pertenece siempre a un determinado agrupamiento. Se comparten significaciones que son construidas por los agrupamientos sociales De esta manera se puede constatar la posibilidad de que el lenguaje sea apropiado por determinados sectores y resignificándolos en función de ciertos agrupamientos sociales para imponer lo que Gramsci llama hegemonía. Ahora sin embargo esta construcción y apropiación del lenguaje puede tener un fundamento en la ideología, en la medida que ella presenta de forma distorsionada las relaciones alienadas de los hombres en el plano de la vida material Se describió recientemente la concepción de Gramsci de la Filosofía, y como se hallaba esta dispersa en el lenguaje, en el sentido común y en el folklore. ¿La pregunta es porque Gramsci dedica tanto tiempo a la cuestión del sentido común? Pues es ahí donde reside una de las causas de la hegemonía, Gramsci sostiene “no tomes a lo habitual como natural”. Tampoco se puede afirmar la existencia de un solo sentido común, sin embargo se puede comprender como un nombre colectivo que hace referencia a determinadas concepciones del mundo que se presentan de forma disgregada, dispersa y sobre todo contradictorias pues es el producto del devenir histórico. En este conviven lenguajes presentes y pasados de forma simultánea y por ello, quien piensa en él, piensa atravesado por un conjunto de “tradiciones distintas”, Un ejemplo de esto se puede encontrar en la palabra negro, cuyos sentidos racistas, no han sido erradicados y por ello, quien diga la expresión, “las cosas se pusieron negras”, no podría ser acusado de racista, pero eso no quita que haya concepciones del mundo antiguas presentes (se reconoce igualmente que el racismo no ha desaparecido, sólo que no es una concepción del mundo dominante). Gramsci pone el ejemplo de las palabras desastre o baco que hacen referencias a creencias astrológicas o de divinidades paganas y sin embargo son “prueba de que la civilización moderna es también un desarrollo del paganismo y de la astrología” (Gramsci, 1997; 155) Por esto la tarea revolucionaria para Gramsci consiste también en clarificar el lenguaje, a través de un proceso de pensamiento que redefina las palabras que se utiliza. Dicha comprensión pues permitiría identificar en la región múltiples concepciones del mundo que conviven. Dicho análisis supera en riqueza a la estrecha consideración del el desarrollo del sistema capitalista en la región y sólo sería necesario un estudio de carácter cuantitativo. Gramsci sostiene que en el estudio de las sociedades y en este caso de los individuos es necesario pasar de lo cuantitativo a lo cualitativo Es de esta forma que Gramsci esta sosteniendo que el conjunto de las relaciones sociales de producción no pueden ser consideradas igual a la suma de cada una de las relaciones. En este sentido critica a Bujarin debido a que “ el autor del ensayo no ha pensado que si cada agregado social es algo más (y también distinto) que la suma de sus componentes, esto significa que la ley o el principio que explica el desenvolvimiento de la sociedad no puede ser nunca una ley física, puesto que la física no se sale nunca de la cantidad, a no ser metafóricamentei” En el caso de los individuos no se puede reducir el análisis a los elementos cuantitativos que son fundamentales pero no son los únicos que inciden. Las filosofías pasadas permanecen tanto en el sentido común como en el lenguaje. En ello radica la riqueza de nuestra región, en la multiplicidad de filosofías que permanecen. En este sentido comparto la concepción de filosofía de Gramsci que saca a la filosofía del ámbito académico y la ubica en el centro de la vida de los individuos. Por lo tanto resultaría importante además de analizar el desarrollo del capitalismo industrial, agrario y financiero en la región poder considerar que “piensa” la población en tanto síntesis y permanencia del pasado en forma de contradicciones entre lo que se piensa y lo que se hace. Ello permitirá obtener una radiografía más precisa de ciertos procesos que quizás parecen olvidados pero que podrían emerger de diversas formas y que podrían dar lugar colaborar en las transformaciones sociales que requiere nuestro tiempo y nuestra región. Bibliografía • Alfaro Salvador O. (2010): “Gramsci y la sociología del conocimiento. Un análisis de la concepción del mundo de las clases subalternas” Colección Emancipación Obrera. Colombia • Gramsci A, (1997) “El materialismo histórico y la filosofía de B. Croce” Nueva Visión, Bs. As Argentina • Kohan Néstor (2007). “Gramsci y Marx: Hegemonía y poder en la teoría marxista” Cátedra Libre Antonio Gramsci Edición digital: http://www.rebelion.org/izquierda/kohan170301.htm Consultado Agosto 2011 Portelli Hughes (2003) Gramsci y el Bloque histórico Siglo XXI Argentina 6.- GANADO TRASANDINO EN LA INDUSTRIALIZACIÓN DE VALDIVIA Luis Carreño Palma Universidad de Los Lagos Osorno La historiografía chilena y argentina hasta algunas décadas, frente a las relaciones interétnicas, presentaba un enfoque parcial y poco critico, situación que obstaculizaba la percepción de algunos problemas fundamentales. Las propuestas metodológicas del liberalismo y positivismo del siglo XIX, unido al destino del Estado Nacional y de una nación étnicamente homogénea, obvió la existencia de una sociedad india. Afortunadamente esta situación ha sido superada y en los últimos años a nivel nacional el quehacer historiográfico ha avanzado, llegando a renovar casi totalmente sus metodologías y entregando al historiador nuevas herramientas, desde esta perspectiva ha surgido el interés por impulsar los estudios de carácter regional e interétnico, logrando un papel protagónico dentro de las temáticas de investigación histórica. Con el desarrollo de las historias regionales, se plantean nuevas alternativas que han llevado a considerar la totalidad del territorio lo que ha significado que los hechos de las regiones estén presentes en la historia nacional, posibilitando el análisis e interpretación de lo que fue la realidad chilena en su totalidad. Por otro lado la idea de una nación excluyente y étnicamente homogénea ha comenzado a ser reemplazada por una concepción más amplia y pluralista capaz de reconocer, aceptar y respetar las diferencias, sean sociales, de género o étnicas. Reconstruida la historia indígena en las últimas décadas, quedan todavía diversos factores, situaciones y personajes que no solamente no conocemos sino que, en cambio, cuando nos son revelados no se ajustan al molde construido por la historiografía decimonónica. Nos parecía imposible pensar en poblaciones indígenas ajenas a la jurisdicción de la Corona como de las Repúblicas, que desarrollaron su economía en un mercado mundial del cual fueron proveedores y compradores, caciques con enormes riquezas y poder, incluso de negociar directamente con las altas autoridades de la República, junto con ser dueños de ganado y controladores de los pasos cordilleranos. Otro aspecto a considerar, dice relación con mirar la cordillera de los Andes desde otra óptica. Tradicionalmente se ha visto el macizo andino como un biombo, que aísla y obstaculiza la circulación humana y los intercambios entre Chile y Argentina, la cordillera por el contrario, durante la colonia y hasta las postrimerías del siglo XIX, ha sido un espacio permeable, transitado en forma regular y frecuente por diversos tipos humanos y objetivos diferentes. Desde indígenas hasta terrateniente y funcionarios, desde el comercio hasta el pillaje, la circulación transcordillerana marcó latitudinalmente la historia económica y social del cono sur de América. (1) Financiado por DIULA Universidad de Los Lagos Osorno Chile se manifiesta como una economía que, mirando hacia el Pacifico, sin embargo tenía tras sus espaldas una compleja red de rutas e intercambios comerciales con distintos destinos y alcances. Tal es el caso del comercio de Valparaíso y Cuyo, Concepción con Neuquén y Valdivia con las pampas Trasandinas. Sin embargo las historias nacionales han desintegrado artificialmente esos espacios. Requieren mayores estudios de conjunto, “especialmente hoy en día por la reactualización de algunos de esos circuitos mediante corredores de libre comercio a través de su reinserción mediante los nuevos tratados de cooperación o integración económica” (Cavieres 2003.pp.95) Durante los siglos XVIII hasta fines del XIX mapuches, pehuenches y Huilliches serranos controlaron una compleja red de caminos que unió la cuenca del Plata con Valdivia, que permitió satisfacer las necesidades de los indígenas y no indígenas, complemento sus actividades económicas y a la vez generó un alto grado de interdependencia entre ambos grupos, situación que permitió su articulación al resto de la economía colonial primero, y posteriormente con la republicana, a través de circuitos comerciales que impactaron la producción y el comercio de la macroregión de Valdivia, Araucanía y las Pampas. El comercio interoceánico controlado por las poblaciones indígenas, al ser reconstruido por la historiografía argentina ha quedado trunco en sus ramificaciones en el Pacífico, la historia del circuito pareciera desaparecer al trasponer los límites de la cordillera. El mapa de la provincia de Valdivia dibujado por Claudio Gay a mediados del siglo XIX, muestra las rutas que atravesaban la cordillera desde Antuco por el norte hasta Ranco por el sur, de los cuales tres caminos convergían a Valdivia (Gay 2004). Lamentablemente esta información temprana no significo investigaciones sobre el tema, es más, fue invisibilizado por la historiografía chilena Nuestra propuesta se centra en estudiar la configuración de un régimen de intercambio de vieja data, entre la región de Valdivia y los grupos indígenas asentados en la precordillera andina y las pampas, que en la segunda mitad del siglo XIX estimulo fuertemente la economía ganadera de la norpatagonia como la industrial chilena. Intentando así demostrar que el desarrollo económico de la región de Valdivia no solamente se debió al aporte de los colonos alemanes, sino que el mundo indígena cumplió un importante papel en el funcionamiento de uno de los pocos intentos exitosos de la industria chilena en el siglo XIX, como fueron las derivadas de la ganadería, como las curtiembres, fabricas de jabón, velas, cola de pegar, charqui y tasajo. La escasez de ganado en la región por la falta de praderas y la estrechez del territorio chileno para la crianza de ganado vacuno a gran escala, materia prima básica para las curtiembres, facilito la transformación del indígena en proveedor de ganado para dicha industria y a la vez en mercado consumidor de la producción de alcohol de grano de las destilerías de Valdivia. Durante las últimas décadas han comenzado a surgir tímidas voces que han comenzado a cuestionar no solamente la rigurosidad del análisis estructural del proceso colonizador sino, también, los prejuicios expresados en su reconstrucción. Por su singularidad temporal, fueron los investigadores argentinos quienes primero comenzaron a preocuparse de las dinámicas económicas vividas en la Patagonia y sus ramificaciones al Pacífico vía la ciudad de Valdivia. Ellos realizaron las primeras tareas de identificación del tráfico de ganado realizado por los indígenas (Pehuenches y Huilliches, preferentemente) junto con un primer intento de cuantificación de las cifras derivadas de aquel comercio. Para el caso chileno, sectores minoritarios de la llamada tendencia historiográfica de Estudios fronterizos comenzaron, durante la década de los ochentas del siglo pasado, a preocuparse de la importancia de este mercado interoceánico y, marcadamente, de sus gestores. Aquella preocupación por los sectores indígenas desplazó, nuevamente, a los sectores de nacionales y extranjeros que se beneficiaron de los excedentes de este pujante tráfico. La industria austral aparece como una excepción dentro del universo chileno, así los investigadores que han escrito sobre estas industrias han optado por el llamado “embrujo alemán”, que ha llevado a los historiadores, a sostener que el progreso de la región de Valdivia fue producto exclusivo del aporte de los colonos alemanes. No vamos a poner en duda, el papel desempeñado por los inmigrantes en la creación de dichos establecimientos, mediante el aporte de capital, tecnología, gestión, y experiencia, pero no es menos cierto, que mientras se alaba al extranjero y sus descendientes, se minimiza o excluye la intervención del chileno y de la población indígena de la región, que sin duda fueron también un aporte para el funcionamiento de dichos establecimientos, como mano de obra, abastecimiento de materia prima, insumos y mercado para su producción. Nuestra hipótesis descansa que sin los sectores indígenas y su tráfico de ganado habría sido imposible el desarrollo industrial de la región TRAFICO TRASANDINO El trafico trasandino se remonta a los tiempos prehispánicos, ya que los grupos que habitaban a ambos lados de la cordillera de los Andes mantenían relaciones, quizás no permanentes ni estables desde los tiempos prehispánicos. En el siglo XVII este carácter esporádico de estos contactos tuvo cambios, cuando el interés del mapuche se centró en la riqueza ganadera de las pampas. Fue la base sobre la que se conformó y consolidaron los grandes circuitos ganaderos de la pampa que fueron estrechando los vínculos de las poblaciones de ambas vertientes de la cordillera de los Andes. En la Norpatagonia las relaciones económicas de los indígenas de las pampas y la precordillera andina comenzaron a tener cierta regularidad con la plaza fuerte de Valdivia a partir de su refundación en 1645, y fue constituyéndose en un polo de atracción para los indígenas de la región. Según Isauro Martínez soldado y vecino de Valdivia las relaciones con los indígenas “aunque siempre temidas, no han quebrantado con claridad su palabra; han sostenido el comercio con el presidio; han concurrido a los parlamentos de cada gobierno a ratificar sus fidelidades”.109 Las dos sociedades se beneficiaron y empezaron a requerir los productos que la otra ofrecía. En más de una oportunidad los indígenas fueron los únicos proveedores para el mantenimiento de los pobladores de Valdivia. A mediados del siglo XVIII las relaciones de los indígenas de las pampas y precordillera andina con la plaza de Valdivia, tuvieron un prolongado periodo de relativa paz, situación que, facilitó el intercambio de productos. La intensidad y regularidad del comercio entre ambos grupos fue advertido por viajeros, funcionarios y exploradores que por distintos motivos y variadas procedencias recorrieron la Norpatagonia, es el caso del Coronel Pedro Andrés García, Basilio Villarino piloto de la Armada española, Luis Cruz alcalde de Concepción, Fray Antonio Menéndez y Pedro Isauro Martínez vecino y soldado de la plaza de Valdivia, todos ellos nos entregan valiosos testimonios de las características de dicho comercio. La información que entregan sobre la capacidad de los indígenas para movilizar grandes cantidades de ganado es relevante. Villarino manifiesta que se encontró con una partida de 300 indígenas que llevaban 8000 cabezas de ganado vacuno y caballar para vender en Valdivia, Luis Cruz se cruzó con un arreo de 10.000 cabezas de ganado, ambos arreos procedían del sur de Buenos Aires de las sierras del Tandil y Ventanas. y se dirigían a Valdivia. A las autoridades coloniales les preocupaba dicho comercio, debido a que se utilizaban pasos cordilleranos, emplazados en territorio indígena no controlados por las autoridades españolas, situación que permitía la introducción ilegal de productos que la Corona tenía expresamente prohibido vender o intercambiar a los indígenas, como hierro y licor. Por tal 109 MARTINEZ DE BERNABE, Pedro “La verdad en campaña” Biblioteca Geográfica Hidrográfica de Chile publicado por Nicolás Anrique 1898. Pag. 100 motivo en reiteradas oportunidades las autoridades enviaron expediciones militares con orden de cerrar los pasos cordilleranos. Las medidas no surtieron efectos, porque los indígenas de las pampas trasandinas siguieron cruzando la cordillera y comerciando con los indios de Ranco y los pobladores de Valdivia Como espacio fronterizo marginal la plaza de Valdivia, funcionó como articulador de las relaciones de los hispanocriollos con los indígenas de la precordillera y las pampas trasandinas. Para estos, Valdivia era vista como un lugar de encuentro y plaza comercial que les permitía adquirir productos imposibles de conseguir o fabricar en su territorio. En cambio para los habitantes de Valdivia, el comerció con los indios era visto como una posibilidad para abastecerse de productos que necesitaban (ganado, ponchos) y poder acceder a los excedentes de la producción indígenas que eran comercializados en los mercados del Pacífico y a la vez satisfacer las demandas de los indígenas (Telas, alcohol, añil, hierro y otros). Las guerras de la independencia perturbaron seriamente las actividades productivas de la región, pero no tuvo un efecto desarticulador del circuito económico, pero ocasionó la contracción del comercio de la plaza con las poblaciones indígenas, y fue en este período cuando Pehuenches y Huilliches serranos consolidaron su control en la pampa trasandina y los pasos cordilleranos, limitando su contacto con la banda occidental, a pequeños canje de artículos producidos en las misiones religiosas. Afianzada la independencia se restableció el tráfico comercial, pero la crítica situación económica de la región, que fue seriamente afectada por el conflicto, que sumado al pequeño mercado local, determino que gran parte del ganado que llegaba a Valdivia de las pampas trasandinas fuera enviado a Concepción a través de la Araucanía. Vicente Pérez Rosales conocedor de la región advierte de este tráfico “al aproximarse la primavera, grandes cantidades de animales vacunos arreados desde Valdivia para dirigirse a los mercados de Concepción, atravesando, sin escolta el territorio araucano”110 COLONIZACION E INDUSTRIALIZACION. A mediados del siglo XIX llegaron a la región las primeras familias alemanas, las que traían nuevas ideas y métodos de organización y trabajo que en la región eran desconocidos, traían el espíritu capitalista que valoriza la ganancia y la inversión rentable sobre el gasto. Entre los pobladores había artesanos, comerciantes, industriales y agricultores, pero dada las condiciones geográficas y características de la región, la mayor parte de los colonos se estableció en el campo. Pronto se percataron que la agricultura era insignificante, lo que se producía no tenía precio por la falta de mercados, situación que llevó a muchos colonos abandonar el campo y establecerse en la ciudad, donde desarrollaron actividades artesanales y comerciales. Aquellos que se dedicaron al comercio se percataron del potencial económico del tráfico de ganado con los indígenas. En un primer momento enviaban ganado y cueros en pelo a Concepción, pero su bajo precio los llevó a optimizar la producción y darle un mayor valor agregado a los derivados de la agricultura y ganadería Establecieron talleres e industrias caseras, iniciándose en diversos oficios mucho de los cuales los habían desempeñado en su patria.Los comienzos fueron precarios, con 110 PEREZ ROSALES, Vicente “Ensayo Sobre Chile” Ediciones de la Universidad de Chile” 1980, pág. 206 vacilaciones y fracasos, por general el artesano trabajaba en su casa y empleaba a sus hijos y dos a tres trabajadores. En un primer momento su producción estaba destinada a satisfacer las necesidades de los colonos, el limitado mercado local y un excedente para intercambiar a los indígenas. Los pequeños talleres crecieron y se consolidaron como empresas familiares, incorporan nuevos socios y se constituyen en Sociedades Anónimas. El éxito de los productores locales va a depender de la capacidad para activar las redes y circuitos de vieja data, que utilizaban los indígenas para trasladar el ganado desde las pampas trasandinas a la plaza de Valdivia, situación que va a permitir a los productores locales abastecerse de ganado en forma regular y bajo costo. A esto se añadía la posibilidad de acceder a un mercado para comercializar el alcohol , que comenzaban a producir con los excedentes del trigo y la cebada. El desarrollo de las destilerías de alcohol de grano se debió al limitado mercado local y a las dificultades para exportar los cereales a los mercados del centro y norte del país, por la falta de medios de transporte y vías de comunicación, además del conocimiento que tenían de la actividad algunos colonos. La actividad rápidamente se desarrollo llegando la región a producir un tercio de la producción nacional. La producción de alcohol de grano permitió a los industriales de Valdivia ahorrar los costos de importación de destilados desde la zona central, producto que tradicionalmente se utilizaba para hacer intercambio con los indígenas. La escasa presencia del Estado en la norpatagonia permitió la reactivación y supervivencia de un circuito comercial, que va a funcionar con un esquema propio al margen del control de Estado, no regido por el modelo vigente de Chile y Argentina, que se mantuvo en vigencia hasta fines del siglo XIX por encima de los límites políticos administrativo de los nuevos Estados. Los establecimientos industriales que funcionaban en Valdivia en la segunda mitad del siglo XIX, abarcaban las más diversas ramas de la producción, curtiembres, destilerías de alcohol de grano, cervecerías, tonelería, zapatos, charqueo, jabón, velas, cola, molinos, astilleros y conservas. Pero las que mayor desarrollo alcanzaron fueron las curtiembres (41), destilerías de alcohol de grano (11) y cervecerías (23), que por la cantidad de mano de obra empleada, materia prima utilizada, tecnología, volumen de producción que distribuye a los mercados nacional e internacional, pueden ser consideradas como las actividades más relevantes y pilar de la economía de la región. Debido al elevado número y diversidad de establecimientos industriales que funcionaban en Valdivia en la segunda mitad del siglo XIX, limitaremos nuestro análisis a los complejos industriales más destacados, cuyo desarrollo y funcionamiento fueron similares. Nos referimos a la Compañía Industrial de Valdivia, Hoffmann Hnos. Sucesión Schuller Hnos. y Luis Rudloff e Hijos. La Compañía Industrial de Valdivia. En 1851 Hermann Schulke fundó una pequeña curtiembre en la isla Teja. Una década después, se incorporo como socio y administrador Eduard Prochelle. Se constituyó en Sociedad Anónima cambia la razón social a Compañía Industrial de Valdivia y diversifico la producción, contruyen un molino, una destilería de alcohol de grano, fábrica de cecinas, jabón, velas y cola, llegando a convertirse en uno de los complejos industriales más grandes del país. Hoffmann Hnos. Alberto Thater en 1856 puso en marcha una destilería de alcohol de grano en la isla Teja, posteriormente incursiono en otros rubros, instalando curtiembre, refinería de azúcar, fabrica de conservas de carne y cecinas, velas y jabón. La destilería de alcohol de grano y la curtiembre fueron las de mayor importancia del país, con una producción anual de 1.500.000 de litros de Alcohol de 96° y 10.000 suelas al año. En 1890 se incorpora como socio Pablo Hoffmann y cambia de razón social, Hoffmann Hnos. Schuller Hnos. El año 1860 los Schuler establecieron una curtiembre que luego de algunos años se organizo como empresa familiar bajo la razón social, Schuller Hnos. Amplio sus actividades económicas instalando destilería de alcohol de grano, matadero, fábrica de cecinas, de jabón y velas. Luis Rudloff e Hijos. Christian Rudloff, en 1853 se inició con una pequeña fábrica de zapatos que rápidamente se consolidó en el mercado. Con el aumento de la demanda la empresa tenía problemas con el abastecimiento de suelas para la fabricación de calzado, debido a que las curtiembres locales orientaban su producción al mercado alemán. Para hacer frente a dicha situación Cristian Rudloff monto una curtiembre para bastecerse de suelas. En dicho establecimiento instaló los métodos más modernos para la fabricación de calzado y suelas, con una producción de 900 zapatos diarios y 10.000 suelas. Además instaló una fábrica para la concentración de tanino, insumo básico para la fabricación de suelas. Todas tienen la misma trayectoria, se inician como talleres o industria casera, instalando, ya fuera un molino, una destilería de alcohol de grano, una curtiembre o un taller de calzado. Prosperaron y se consolidaron como empresas familiares y comienzan a ampliar y diversificar sus actividades, introducen tecnología y formas capitalistas de organización y manejo, ingresan nuevos socios y se constituyen en Sociedad Anónimas. Como grandes empresas no sólo acceden al mercado nacional con productos de gran calidad. En el caso de las suelas la mayor parte de la producción eran enviadas al puerto de Hamburgo donde eran reconocidas por su calidad con el nombre de suelas de Valdivia. Los establecimientos “estaban organizadas como fábricas, es decir, como empresas modernas, que disponían de maquinaria movidas por vapor o electricidad, que pagaban salarios en efectivo”111 y todas ellas empleaban a más de 10 trabajadores, Lo más destacable es que los industriales de Valdivia conformaron verdaderos complejos industriales, integrando actividades productivas del ámbito primario y secundario. Los excedentes de la producción de trigo eran utilizados para obtener alcohol de grano, y de los desechos de la cáscara del trigo de las destilerías, eran utilizados para alimentar cerdos que, eran faenados en la fábrica de cecinas. La producción de alcohol era enviada a los mercados del centro y norte del país, como alcohol industrial. Pero como la producción era mayor que la demanda un alto porcentaje era entregado a los conchavadores que lo trasladaban a las pampas trasandinas donde lo intercambiaban a los indígenas por ganado, que trasladaban a Valdivia para abastecer las industrias derivadas de la ganadería. Beneficiado el ganado se obtenían suelas, charqui y cecinas, la grasa y el sebo se utilizaba para la fabricación de jabón, y los huesos para la obtención de cola de pegar. 111 BERNEDO, Patricio “Los industriales alemanes de Valdivia” En Revista Historia Vol. 32, Santiago 1999: 5-42. Instituto de Historia de la Pontificea Universidad Católica de Chile. ABASTECIMIENTO DE GANADO PARA LA INDUSTRIA VALDIVIANA María Cristina Hebilla manifiesta, que no ha sido reconocido el aporte del ganado trasandino en la industria chilena de derivados de la ganadería para la exportación, que funcionaron en Valdivia y Concepción en el siglo XIX. En relación al abastecimiento de ganado para las industrias derivadas de la ganadería, la historiografía chilena especuló que provenía de los productores locales y del valle central. Sin embargo la estadística comercial de la segunda mitad del siglo XIX, desde el puerto de Valdivia-Corral, se exportó un numero de suelas anuales, que considerando la masa ganadera de la región, debería haber utilizado toda la capacidad de ganado vacuno de Chile. Ante la imposibilidad matemática de esta exportación nos obliga a considerar que el único mercado que permitió abastecer la demanda de dichas industria fue el mercado ganadero trasandino, donde el indígena tuvo un importante papel. La historiografía argentina decimonónica y las autoridades de la época han colocado excesivo énfasis en el robo de ganado desde las estancias del sur de Buenos Aires como el principal abastecedor del mercado chileno. La lectura desapasionada y crítica de viajeros y exploradores, como Guinnard, Munster, Olascoaga, Zeballos, Moreno y Cox, nos permite sostener que el tráfico de ganado que se realizaba desde las pampas trasandinas hacia Chile, no sólo era producto de los malones realizados por los indígenas, sino fruto del surgimiento de una economía pastoril indígena al sur de la provincia de Buenos Aires, Neuquén, Rio Negro y Chubut, resultado de las transformaciones que había sufrido la sociedad indígena en los siglo XVII y XVIII. Es indudable que una parte del ganado que los traficantes trasladaban a Valdivia, era producto de los malones realizados a las estancias rioplatenses, pero los indígenas tenían diversas formas de proveerse de ganado para enviar a los mercados del Pacífico: las raciones que el gobierno argentino entregaba a los principales caciques, situación relatadea por un testigo,“yo he visto, con mis propios ojos mil cabezas de ganado vacuno en marcha con destino a Roque, Saihueque estaba esperando mil doscientas”112 Otro modo de abastecerse, era el ganado libre que hasta fines del siglo XIX era posible capturar en los valles cordilleranos meridionales, situación señalada por Munster, y Cox. El desarrollo de una economía pastoril por parte de los indígenas, que incluía la mantención, crianza y cuidado de animales que hacendados chilenos dejaban a su cargo en las veranadas cordilleranas, “hay otros caciques que hacen de capataces de hacendados chilenos y reciben en guarda miles de animales que devuelven religiosamente después de invernarlos”113 También los indígenas operaban como intermediario de hacendados argentinos del sur de Cuyo, que para ingresar el ganado a Chile y evitar el control de las autoridades lo enviaban por territorio indígena. Como la producción chilena del valle central no podía satisfacer la demanda de ganado de las curtiembres, los industriales Valdivianos “comenzaron a comprarlos a los productores intermediarios de Cuyo y ocasionalmente de la Pampas, siempre utilizando mano de obra indígena”114. Maria Cristina Hebilla manifiesta que este tráfico estuvo oficialmente silenciado para evitar el pago de impuestos. 112 MUSTERS; George “Vida entre los Patagones” Ediciones Solar, Buenos Aires 1991, Pág. 46 OLOSCOAGA, Manuel “Estudio Topográfico de la Pampa y Río Negro” Editorial EUDEBA. Buenos Aires 1974, Pág. 23 HEBILLA, María Cristina “San Juan. El papel cambiante de una frontera” En Scripta Nova Revista Electrónica de Geografía y Ciencias Sociales. Universidad de Barcelona Nº45, agosto 1999 113 114 Cuanto ganado procedente de las pampas trasandinas ingresó a Valdivia, es una cuestión complicada y difícil de resolver con exactitud. El hecho de ser un comercio informal que funcionaba al margen del control del Estado, con un esquema y características propias, con tratos de palabra, no reglamentado por legislación aduanera y comercial, incidió en la falta de documentación. En cuanto al número de animales movilizados, debió alcanzar miles al año. Los datos que manejaban las autoridades argentinas nos hablan de 40 a 80 mil cabezas al año, promedio que no parece excesivo, si se tiene en cuenta el elevado número de curtiembres que funcionaban en Valdivia y cantidad de suelas exportadas. ESTADISTICA 1883 EXPORTACIÓN DE SUELAS 200.000 SUELAS EXPORTADAS 156.000 PROCEDENTES DE LAS CURTIEMBRES DE VALDIVIA ANIMALES FAENADOS 100.000 ANIMALES FAENADOS A NIVEL NACIONAL 75.000 ANIMALES FAENADOS REGIÓN PRODUCCION DE GANADO NACIONAL 267.310 ANIMALES VACUNOS REGIÓN 15.852 ANIMALES VACUNOS Fuente: Anuario Estadístico de la República de Chile 1883 – 1884 De los datos estadísticos se desprende, que la producción de ganado de la región no estaba en condiciones de satisfacer la demanda de las curtiembres de Valdivia, igualmente la producción nacional, debido a que por temporada sólo se podía faenar el 25% de la producción. Ante la imposibilidad de abastecer las curtiembres de Valdivia con ganado nacional nos obliga a considerar que el único mercado que permitió aprovisionar a dichas industrias fue el mercado ganadero trasandino. CONCLUSIONES La existencia de un régimen de intercambio de larga duración, que relacionaba la plaza de Valdivia con los grupos indígenas de la precordillera andina y las pampas trasandinas, permitió el funcionamiento de las industrias de los derivados de la ganadería en la segunda mitad del siglo XIX en Valdivia. Fue la complementariedad de redes indígenas con redes capitalistas lo que permitió el funcionamiento de uno de los pocos intentos exitosos de la industria chilena en el siglo XIX, como fueron las industrias derivadas de la ganadería, donde el indígena tuvo una importante participación que la historiografía chilena ha ignorado. Que sumado a otros factores nos permiten comprender dicha situación. Durante el periodo colonial el ganado trasandino siempre fue importante para la gobernación de Chile, la falta de praderas y la estrechez del territorio para la crianza de ganado vacuno a gran escala y la facilidad para adquirirlo a los indios, permitió satisfacer la demanda interna y transformó al indígena en proveedor de ganado para los mercados del Pacífico. A mediados del siglo XIX se incremento la dependencia del ganado trasandino para a abastecer el mercado chileno. La exportación de trigo a los mercados de Australia, California y Atlántico, impulso a los agricultores chilenos a aumentar los cultivos de cereales en el valle Central, incorporando tierras a la agricultura que antes eran utilizadas para la ganadería. De ahí la importancia histórica del ganado trasandino para abastecer la demanda de los mercados del Pacífico. La situación favorable de Valdivia dentro del espacio indígena y su marginalidad de los centros de poder del nuevo Estado, permitió hasta fines del siglo XIX la supervivencia de un espacio fronterizo, integrado por Valdivia, Araucanía y las Pampas, situación que facilitó la circulación y comercialización de ganado a gran escala, y se convierte en soporte de la economía indígena y de los industriales de Valdivia. Los grupos indígenas además de proveedor de ganado para las industrias de derivados de la ganadería fueron el mercado consumidor de la producción de alcohol de grano que producían las destilerías de Valdivia con los excedentes de trigo y cebada que no podían comercializarse. El circuito comercial se vio facilitada por la existencia de numerosos pasos cordilleranos a baja altura, continuación de la ruta ganadera más importante de las pampas, la rastrillada de los chilenos. Por lo demás la crianza de ganado de los territorios del interior de la norpatagonia alejados de la costa, siempre estuvieron vinculados a los mercados del Pacífico. Finalmente debemos precisar que al hablar de industrialización de Valdivia, en ningún caso estamos planteando, que se puso en marcha una revolución industrial con implicancias económicas y sociales, sino que en el ámbito regional y local se impulsó un cierto desarrollo de la actividad industrial siguiendo algunos patrones de países industrializados que la historiografía chilena ha pasado por alto, donde el mundo indígena tuvo una importante participación. Bibliografía ALMONACID, Fabián. (1998) El desarrollo de la propiedad rural en las Provincias de Valdivia y Llanquihue, 1850-1920. Revista Austral de Ciencias Sociales, (2). BANDIERI, Susana. (1997) Áreas andinas y relaciones fronterizas: un ajuste de periodización. En PINTO, Jorge (editor). Araucanía y Pampas. Un mundo fronterizo en América del Sur. 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Taurus 7.- Tejueleo artesanal en los bosques, un oficio en riesgo de extinción; Testimonios de Identidad, Historia y Patrimonio Cultural de la región de Aysén Carlos Nicolás Castillo Levicoy, Elisa Corcuera Vliegenthart, Marcelo Sanhueza Ulloa y Pilar Retamal Siefert - www.tejueleoenpatagonia.cl ORIGEN DEL TEJUELEO EN LOS BOSQUES NATIVOS DEL SUR DE CHILE El tejueleo es un oficio arraigado en el sur de Chile. Centró sus orígenes con las primeras explotaciones de los bosques de alerces (Fitzroya cupressoides (Mol.) Johnston.), ocurridas desde el siglo XVII en adelante, en las zonas de Chiloé, Puerto Montt, Osorno y Valdivia115. Durante este proceso de explotación, los productos madereros obtenidos del alerce fueron enviados a la zona norte del país para la confección de durmientes de la línea férrea y construcciones habitacionales. En décadas posteriores y con la migración de los trabajadores alerceros hacia el sur del país, rápidamente comenzó a expandirse el oficio y a traspasarse el conocimiento del tejueleo a las generaciones más jóvenes durante las actividades cotidianas de trabajo en el bosque. Este modo de vida (tejueleo) pasó a formar parte de la identidad cultural del individuo, así como para la comunidad donde estaba inmerso este oficio maderero. La utilización de las tejuelas en la construcción, se centraba en paredes exteriores y techo. El largo inicial estaba por sobre el metro, de grosor variable y el ancho se ajustaba a lo que diera la pieza de madera trabajada y la calidad de la tejuela dependía estrechamente de la sanidad, rectitud y diámetro del árbol. Con el paso de los años, las dimensiones originales de la tejuela artesanal fueron cambiando drásticamente, debido a la pérdida significativa de los árboles de mayores dimensiones a causa de la explotación masiva de los bosques. IDENTIDAD Y CULTURA DETRÁS DEL TEJUELEO Cuando hacemos referencia a la oralidad, a la tradición y a las formas tan particulares de habitar el mundo, se esta hablando de personas con un sentido colectivo que acomodan y reacomodan sus fronteras identitarias a partir de una memoria histórica y una experiencia anclada en las vivencias cotidianas. La cultura del tejuelero es forjada por la experiencia de vida en contacto con la naturaleza en lugares remotos, sin comodidades básicas y el arduo trabajo físico. Estas experiencias crean un perfil de personalidad autosuficiente y conocedor de los detalles naturales. La identidad es una construcción social, donde los integrantes de una comunidad contribuyen con sus saberes, prácticas y narrativas al establecer parámetros para la comprensión de si mismos. Como construcción social, la identidad se constituye en un producto de la cultura, moldeando el comportamiento y los modos de pensar que las personas tenemos sobre nosotros mismos y nuestra comunidad. Las identidades sufren un proceso de transformación constante, desechando y apropiándose de elementos que permitan su existencia en un mundo tan fragmentado y globalizado como el actual. Es necesario, al momento de estudiar la identidad y cultura, considerar tanto su continuidad como sus transformaciones. Actualmente, cuando la tejuela, el producto palpable y visible del oficio, se ocupa cada vez menos, la identidad del tejuelero desaparece junto con sus últimos cultores. Para comprender la identidad, debemos refugiarnos en los mismos sujetos que viven estas prácticas culturales. Aquí el trabajador tejuelero inmerso en su oficio cotidiano “tejueleo”, posee una historia donde la identidad se recrea, se hace palpable y visible. 115 Molina, et al. (2006). TEJUELEO EN LA REGIÓN DE AYSÉN La región de Aysén posee una superficie de 108.494 km2, siendo la tercera región con mayor extensión territorial del país (Chile). Localidades y ciudades se ubican entre los valles de la Cordillera de Los Andes, sin embargo, la población regional esta concentrada en Puerto Aysén y Coyhaique (87% del total)116. El bosque se caracteriza por la presencia de especies arbóreas que se distribuyen geográficamente en distinta proporción. Dentro de las especies más comunes destacan; Nothofagus pumilio (Lenga), Pilgerodendrom uviferum (Ciprés de las Guaitecas), Nothofagus betuloides (Coigüe de Magallanes), Podocarpus nubigena (Mañio de hojas punzantes), Nothofagus antartica (Ñirre), Drymis winteri (Canelo), Nothofagus dombeyi (Coigüe común), entre otras. La explotación y uso de la madera en la región de Aysén ha sido una constante cultural desde tiempos remotos (siglos XVIII y XIX). Los indígenas canoeros (Kawésqar y Chonos) la utilizaron como leña, como material para construir sus embarcaciones, viviendas temporales y para construir astiles de herramientas y armas. Las primeras explotaciones comenzaron en el archipiélago de los Chonos, para abastecer en aquellos años la demanda de durmientes para la construcción de vías férreas en Copiapó (Chile), en Perú y Argentina, y para las plantaciones de vid que aumentaban poco a poco en el centro del país. Más al continente, los indígenas tehuelches y mapuche huilliche también usaron la madera para abrigo, vivienda, herramientas e incluso utensilios de hogar117. Desde el año 1900, comenzaron a verse las explotaciones madereras en la zona continental de la región, estando localizadas en los sectores de colonización de los pobladores. Llegada del tejueleo a la región Los antiguos pobladores encontraron en la madera la fuente material para construir sus viviendas, que aunque precarias, fueron expresión de asentamiento y lucha con el ambiente en la firme decisión de poblarse en la región de Aysén. En este proceso el “tejueleo” como oficio tradicional llegó para ser transformado y adaptado a las exigencias locales requeridas, y fue así, que adquirió una identidad cultural propia de aquellas personas que comenzaron a vivir de este oficio maderero. Los primeros hombres que se desempeñaron en el “tejueleo”, pudieron ser pobladores que llegaron desde Chiloé y sectores cercanos a Puerto Montt. Su amplio conocimiento sobre la explotación y uso de las maderas nativas existentes en su lugar de origen, les permitieron desenvolverse sin muchos inconvenientes en cualquier nuevo lugar a colonizar, y hacer uso de un recurso muy abundante en la región para levantar sus viviendas, “Cuando surgieron los primeros poblados en Aysén, allí estuvieron, haciendo tejuelas, armando casitas de dos aguas, plantando papas, arvejas, árboles, criando cerdos, recetando curas de hierbas, compartiendo secretos ancestrales y dando sin esperar recibir, que es la marca del ancestro chilote en Aysén y donde quiera que vaya”118. Este oficio forma parte de la vida del pasado, un trazo relevante con el cual se ha esbozado el perfil de la identidad de los aiseninos. Detrás del oficio hay imágenes de espacios, con rasgos identificadores del paisaje de Aysén, donde destacan cipreses, coigües, mañíos, lengas con su porte, aroma y colorido inconfundible. Las construcciones heredadas de una tradición hecha para el diálogo entre el habitante y su entorno pueden observarse aún. 116 AYSEN, 2009: p. 28-29. Osorio M, 2002. La Cultura de la madera en Aysén (doc. No publicado). 118 Chiguay, et al. 2001 117 Las etapas del tejueleo El tejuelero recorre el bosque seleccionando los mejores árboles en pié, siendo éstos los que destacan en la rectitud, sanidad, diámetro y madurez del tronco. Estas cualidades permiten obtener una tejuela de calidad. Posteriormente, se procede a marcar el árbol, viene el volteo y posterior trozado a medida estándar. Luego viene el metaneado, partida y el labrado manual de la tejuela. Le sigue el encastillado o amarrado y el traslado al lugar de utilización definitiva (construcciones). SINTESIS FINAL Debido a la inexistencia de archivos escritos, gráficos y audiovisuales que detallen el “tejueleo” en décadas pasadas, este trabajo representa una primera aproximación para conocer este oficio maderero y las historias de vida de sus cultores, “los tejueleros”. La oralidad refleja una cultura que no ha perdido la estrecha relación entre la explotación maderera y el bosque. Existe una terminología propia del oficio que es compartida entre cultores de distinta ubicación geográfica (región de Aysén y Los Lagos) y que no ha sufrido mayores cambios. Sin embargo, la técnica usada en el tejueleo alercero difiere de la usada en otras especies, debido a las distintas características que poseen las especies arbóreas. El tejueleo como oficio tradicional fue adaptado a las condiciones preponderantes de la región sur austral de Chile, agregando un valor cultural distintivo y propio de los habitantes que se han visto inmersos en este oficio. Se sientan las bases para comenzar a comprender más acerca de este oficio maderero que actualmente está en vías de desaparecer. Comenzar a reconstruir la historia de un pueblo, a través de los testimonios de vida de sujetos inmersos en un oficio tan antiguo en los bosques como lo ha sido el “tejueleo”, viene a potenciar cuales son las fuentes reales que alimentaron la vida del pasado, cuales son los trazos relevantes con los que se debe esbozar el perfil de nuestra identidad. Este trabajo es un apoyo para que aflore la esperanza de conservar lo nuestro, nuestra identidad, conservar esa relación de vida que nace entre los trabajadores de la madera y sus raíces. BIBLIOGRAFÍA AYSÉN, Matices de una Identidad que Asoma. Estudio Identidad regional para potenciar el desarrollo endógeno de Aysén. Gráfica Andes Ltda. Santiago Chile, 2009. 99p. Araya, I; Chavarría, P.; Chavarría, P. Canto, Palabra y Memoria Campesina. Fondo de Desarrollo de La Cultura y Las Artes FONDART, 1996. 146p. Chiguay, M; Llaipén, M; Millaldeo, C; Pérez, I. La llegada de nuestros antepasados. Una explicación del doblamiento Mapuche-Huilliche en Aysén. FONDART (Fondo de Desarrollo de La Cultura y Las Artes) Región de Aysén, 2001. 48p. CONAMA-CONAF. Catastro y evaluación de recursos vegetacionales nativos de Chile; informe nacional con variables ambientales. Universidad Austral de Chile – Pontificia Universidad Católica de Chile – Universidad Católica de Temuco, Santiago Chile, 1999. 88p. Molina, R.; Correa, M.; Smith, C; Gainza, A. Alerceros Huilliches de La Cordillera de La Costa de Osorno. ANDROS Impresores, Santiago Chile, 2006. 372p. Carlos N. Castillo Levicoy, es Ingeniero Forestal, titulado en la Universidad Austral de Chile. Email: [email protected] Elisa Corcuera Vliegenthart, es Periodista, titulada en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Email: [email protected] Marcelo Sanhueza Ulloa, es Ingeniero Forestal, titulado en la Universidad Austral de Chile. Email: [email protected] Pilar Retamal Siefert, es Antropóloga, titulada en la Universidad Católica de Temuco. Email: [email protected] 8.- GAIMAN Y SU ARQUITECTURA Una breve aproximación Stella Dodd Fundación de Gaiman En este breve trabajo de investigación, se pondrá de manifiesto la preocupación que causa, ver cómo lentamente, los edificios históricos de Gaiman están perdiendo esa fisonomía que le ha dado a lo largo de casi ciento cuarenta años, una identidad propia. Esta localidad se halla a unos 80 km de Puerto Madryn y a unos 15 km de Trelew, dos poblaciones demográficamente importantes. En cambio Gaiman en la actualidad, cuenta sólo con unos 6.000 habitantes en la zona urbana y unos 4000 más en la zona rural, lo que resumiría, unos 10.000 habitantes. Es una comunidad agrícola-ganadera, que forma parte de la zona denominada “Valle Inferior del Río Chubut”. Y si bien en un momento dado fue el centro poblacional de la Provincia, pues aquí se instaló el Primer Municipio, luego las localidades vecinas, por tener una ubicación más estratégica crecieron más rápidamente. Por lo tanto es una localidad pequeña, pero la que mejor ha conservado la tradición galesa desde su fundación. No sólo por sus características edilicias, sino también por sus tradiciones culturales. Basta para ello observar que los nuevos locales que abren sus puertas al público, emplean palabras galesas para denominarlos. Como por ejemplo: “Siop Bara” (Panadería) “Ty Gwyn” (Casa de Té de Blanquita), etc. Cuando en 1874, David D. Roberts llegó a Chubut, proveniente de los Estados Unidos, venía con la ilusión de recuperar, al menos en parte, su amada Gales, dejada atrás hacía ya varios años. Primeramente se asentó en Rawson, única población existente hasta ese momento. Estos nuevos contingentes de colonos galeses, notaron que las mejores tierras cercanas a Rawson, ya habían sido ocupadas, entonces algunos de ellos comenzaron a buscar nuevas tierras para explotar, y remontaban el río hacia el Oeste. Dos de ellos, el Sr. David D. Roberts ya mencionado y el Rvdo. John C. Evans, también recién llegado, pero directamente de Gales, decidieron instalarse en lo que es hoy Gaiman y levantar sus casas próximas a las parcelas que cultivaban para traer a sus familias más cerca. El primero en construir su vivienda fue David Roberts, y lo hizo en la margen norte del río. Ocupó un lugar protegido por las bardas. Así se lo habían aconsejado los nativos. Ellos le dijeron que los fuertes vientos soplan por lo general desde el Oeste y que era conveniente estar cerca del agua del río, pero la casa debía estar lo suficientemente alta como para prevenir las inundaciones. Y los galeses fundaron así la segunda población del Chubut, respetando el nombre que los nativos le daban al lugar: Gaiman (Punta de piedra) Fig. 1 Gaiman y su entorno Este trabajo de investigación va a tomar sólo dos viviendas a modo de pequeña muestra de lo que está ocurriendo con sus edificios históricos: ¾ la “Primera casa de Gaiman” o “ Casa de Piedra” construida por el Sr. David Roberts y ¾ la casa construida por el Rvdo. John Caerenig Evans. De este último, sería su segunda vivienda, porque la primera la construyó en la margen Sur del río, lugar que le habían otorgado para instalar su chacra. Dice el Arq. Fernando Williams en su trabajo de evaluación sobre la situación de la “Primera Casa de Gaiman”: “Desde los comienzos de su asentamiento en el valle los galeses llevaron adelante una forma de apropiación del territorio que daba cuenta de una cultura del hábitat diferente a la del país receptor. Esta cultura se manifestaba en una tendencia al asentamiento disperso que bien podríamos llamar ruralista dónde los edificios integrantes de los núcleos tanto urbanos como agrícolas, se estructuran a partir de caminos o de bordes naturales. Esto contrasta con la tradición hispánica del trazado en damero con una plaza central donde los edificios conforman en su alineación la manzana regular, alrededor de ella” La apropiación del espacio del Valle del Chubut se desarrolló como un diálogo entre estas dos culturas urbanas diferentes. Uno de los primeros ejemplos es el trazado cuadricular de las chacras llevado a cabo por decisión oficial. Dicho trazado no sólo fue cuestionado por los colonos sino que frecuentemente lo ignoraron en acciones tales como la construcción de los primeros caminos, los canales de riego (en estos se tenía el cuenta el descenso del nivel del terreno en relación con el río Chubut que desembocaba en el mar), el uso de la tierra y el asentamiento de las viviendas rurales.119 Fig.2 y 3 (Dos planos del pueblo: Rawson y Gaiman) En la zona urbana también se pretendió organizar a la población de acuerdo a ese trazado preestablecido, entonces Rawson recibió la mensura oficial en el año de su fundación, en 1865. No obstante los colonos no construyeron sus viviendas de acuerdo a ese trazado, sino al que les resultaba más cómodo, como era el de asentarse a la vera del río. Gaiman en cambio, nació sin esa estructura ya que no tuvo una mensura previa. Nació con la Primera Casa al pié de las bardas y como una parcela agrícola que abarcaba un terreno que llegaba hasta lo que, luego se llamó “Gaiman Nuevo”. Los demás galeses, que los imitaron, se fueron acomodando a lo largo de de las bardas siguientes, acomodándose a la estructura natural de estas, como hacían en Gales. Recién en 1896, llegó la mensura al pueblo. A partir de entonces, nos dice el Arq. Fernando Williams, las casas a las que él denomina: “cottages”, comienzan en Gaiman a respetar el trazado urbano, primero alineándose y luego llegando hasta la línea municipal. Es por ello que si se accede a los patios posteriores de las viviendas, se encuentran construcciones de piedras del lugar que se usan como viejos depósitos familiares. No obstante no respetaron demasiado el amanzanamiento, sino que la mayoría de las veces, este se ve interrumpido por las bardas, otras veces por el río Chubut, o por el canal de riego que atraviesa la pequeña población. Se podrá apreciar en esta propuesta que, las dos viviendas elegidas se diferencian tipológicamente, del resto de las que se encuentran en la localidad. Sobre todo la de la Primera Casa. Ya que se trata de lo que el Arq. Williams llama “Cottage Simple”: 1 x 2 habitaciones, Fig.4: Plano 1ra. Casa 119 WILLIAMS, Fernando. Casa de Piedra. Propuesta para su recuperación. Proyecto presentado ante la Municipalidad de Gaiman. Sin editar. 1995. Pág. 2 En cambio, la Casa de J. C. Evans, también de piedra, lo que llama “Cottage Doble”: de 2x2 habitaciones (en este caso 2 plantas: baja y alta) y de fachada simétrica, más común entre los galeses, sólo que el la edificó en piedra y de dos plantas en un período donde la construcción ya había evolucionado bastante. La construcción más común de viviendas, en el Valle Inferior del Río Chubut era la del Cottage Doble con planta de 2x2 habitaciones en planta baja y fachada simétrica, pero de ladrillo, no la piedra como en estos dos casos. Fig. 5: Plano casa J. C. Evans Dice el Arq. Williams: La combinación del factor cultural y el natural dan como resultado una permeabilidad al espacio rural y confieren a Gaiman un carácter semirural. Estos dos factores crean, en diálogo con el trazado cuadricular, un caso único de espacio urbano en el país ya que se trata de un verdadero punto de encuentro entre dos culturas urbanas diferentes. Esta es, sin duda, una parte central del patrimonio propio y que conserva la impronta de la colonización.120 Fig. 6: Plano común del Cottage doble La primera casa de Gaiman Como ya se dijo, estaba construida en piedras recogidas en el lugar y se las colocaba así, sin tallar y sin revocar. Fueron asentadas en barro y su techo era de paja al que se lo recubría también con una capa de barro. Al principio constaba de un dormitorio, una cocina y una habitación posterior que podía ser otro dormitorio o una despensa. En su aspecto externo tenía dos ventanas al frente, una en el dormitorio y otra en la cocina y en ésta última también la puerta de acceso a la casa, y una pequeña ventana en la parte posterior, en la otra habitación. Todas de madera. En el interior, las paredes de la casa, fueron revocadas, excepto la habitación posterior (posible despensa). Se cree que fueron cubiertas desde el origen de la casa. Y los apoyos del techo están sobre palos y ramas. La cocina y el dormitorio poseen un fogón cada una. Todos los pisos eran de tierra y así se mantienen hasta hoy. El baño era una construcción muy precaria, separada de la casa, también de piedra y estaba ubicado a su izquierda. Fig.7 Foto Casa de piedra hoy. Fig. 8: su plano con terreno Mientras la familia de David Roberts vivía en esta vivienda, iba construyendo en su chacra a la que llamó “Tyddewi” (Casa de David), una casa más cómoda y amplia, que estaba ubicada en donde hoy está “Gaiman Nuevo” en dirección Oeste del pueblo. En 1885 dejaron la Casa de Piedra y se mudaron a la chacra. Entonces la Compañía Mercantil Chubut, recientemente creada, pasó a ocupar esta vivienda. David Roberts junto con su amigo John C. Evans y otros agricultores fueron los fundadores de la Cooperativa, por lo tanto fue casi natural que le cediera su Casa de Piedra. La cocina se usaba como salón de ventas y la despensa como depósito de cueros. William Meloch Hughes recuerda aquel momento fundacional diciendo: “Se mantiene muy viva en mi memoria el recuerdo de aquella reunión. Allí están en a cocina de la humilde casa, de muros de piedra, piso de tierra y techo de barro... En una silla de 120 Op. Cit. Pág. 4. madera de sauce de fabricación casera sentábase el reverendo John C. Evans (...) En la esquina de una mesa frente a una ventana protegida en su lado exterior por varias tablas sentado en un taburete de tres patas estaba el secretario...” 121 Enseguida quedo chico el lugar y hubo que agregarle otra habitación de las mismas características de las anteriores y con un fogón en su esquina. En este caso las paredes externas fueron talladas, lo que de dio un aspecto más prolijo a la construcción. Con el tiempo, el techo de paja y barro se reemplazó por chapas corrugadas. Es muy curioso ver aún en esas chapas deterioradas, los sellos de las firmas de Inglaterra desde donde provenían. Esto da cuenta de que el modo de vida en el pueblo, iba evolucionando en la mejora de sus edificios. Lástima que las dos chimeneas de piedra ya no están. Fernando Williams estima que, muy probablemente desaparecieron al retecharse la casa. Según una foto de 1902, se puede observar la nueva casa de ladrillos, que estaba construyendo Jane, la hija de D. Roberts, casada con Williams M Hughes, en el mismo terreno de la Casa de Piedra, por lo que una vez terminada, y habiendo hecho la Compañía Mercantil su edificio propio, la vieja casa pasó a usarse como depósito de las herramientas agrícolas y demás enseres caídos en desuso para la familia. Fig. 9: Foto de 1902 Mas tarde, estos descendientes de Roberts, necesitaron un Garaje para su vehículo. Así que alrededor de 1925 se derribó la pared frontal del dormitorio de la parte original, se colocó un portón de chapas y se lo habilitó para este nuevo destino. Así estuvo la casa hasta que en 1996, debido a su importante estado de deterioro, la Municipalidad, luego de ver el estudio realizado por el Arq. Fernando Williams, ya citado, decidió intervenir para que la casa no se viniera abajo. La familia Hughes le cedió la propiedad en comodato a la Municipalidad. Entonces ésta, reconstruyó la pared y la ventada original del dormitorio. Se le dio además el destino de Museo. Por lo tanto ahora está ambientada con un dormitorio, una cocina y una despensa. Fig.10: foto actual antes 1996 Descripción técnico-ambiental Se halla ubicada sobre la Parcela nº 16, de la Manzana nº 48 de Gaiman, con una superficie total del terreno de 523,46 m2 y una superficie cubierta de unos 100 m2 aproximadamente. , sita en la calle J.C. Evans 268, entre las calles Avda. E. Tello y 28 de Julio. Está en el centro de la localidad, rodeada por la Plaza Julio A. Roca, la Municipalidad, el Banco del Chubut S. A., el Correo, la Biblioteca Popular “R. J. Berwyn” y Seros. Son sus propietarios, los biznietos de David Roberts, los hermanos: Dewy, Moira, Gwynfor, Beneth y Thelma Hughes. En la actualidad está cedida formalmente en comodato a la Municipalidad de Gaiman. Esta casa nació dentro de un espacio rural que se fue transformando con la formación paulatina del pueblo y el paso del tiempo. Hasta el 2010 conservó esa impronta semirural, ya que se encontraba rodeada por algunos frutales, hiedra y una cortina de tamariscos del lado Oeste que la protegía de los vientos junto con las bardas. 121 Hughes, William Meloch. A orillas del río Chubut en la Patagonia. Rawson: Comisión Oficial de los Festejos del Centenario de la Colonización Galesa en el Chubut, 1965. Ahora, en este año 2011, la Municipalidad está realizando una intervención para mejorar su funcionamiento como Museo, agregando en la parte externa y separada de la casa, una construcción moderna de Oficina, cocina y sanitarios. Como consecuencia esto hizo que se quitara la cortina de tamariscos mencionada. Resta saber si una vez terminada la obra, se recuperarán. No se sabe por qué la nueva construcción no respetó el estilo de la existente. Y además no debe perder su aspecto semirural. Dice el Arq. Williams: La escala de las habitaciones, el gran tamaño de los fogones y la expresión de los materiales como la piedra o la madera cortada a hacha de los dinteles da al interior de esta casa una calidad que la diferencia de la mayoría de las viviendas de los colonos. Se trata muy probablemente del exponente de carácter más vernáculo con que cuenta el legado arquitectónico de la colonia. Es esta fuerza de lo vernáculo uno de los principales valores a conservar.122 Fig. 11: Foto 2011 Casa del Rvdo. John Caerenig Evans A la familia del Rvdo. John Caerenig Evans, le correspondió en el reparto de las chacras, la que bordeaba – como se dijo antes – la margen sur del río Chubut. Pero también una fracción del lado Norte, donde hoy se asienta el Hospital de Gaiman, a quien él le donó sus tierras y que muy merecidamente lleva su nombre. La margen Sur del río fue el destinado a las chacras. Y por muchos años la zona urbana quedó del lado Norte del mismo. Luego, a principios del siglo 20, cuando ya el caserío había crecido, construyó esta hermosa casa de dos plantas, en el lado Norte del río. Se cree que su constructor fue el Ing. Thomas DaviesEra una familia numerosa, tal vez por eso, fue única en su tipo, pues fue levantada de dos plantas, y construida con piedra tallada del lugar. Sus techos fueron de chapa corrugada y sostenidos por parantes de madera. Tiene cinco ventanas en su frente. Dos en la planta baja y una puerta de acceso, y tres en la plata alta, todas realizadas en madera. Alrededor de las ventanas está rodeada por una piedra de color rojizo, muy usada por las viviendas de entonces y que según cuenta en su diario, Henry Bowman el fotógrafo y picapedrero, las traían de las lomas de Bryn Gwyn. Simulaban ser de ladrillo, pero no lo son. En el interior, encontramos un pasillo enfrentado a la puerta de acceso y la escalera de pinotea que lleva a la planta superior. A sus lados se encuentran las dos habitaciones de la planta baja: la cocina y una sala. En la plata alta: dos dormitorios y una habitación más pequeña, que se cree que era destinada a la higiene familiar. En el patio posterior, un baño precario. Las paredes interiores estaban revocadas y los techos con cielorrasos de madera pintada. Posee un fogón decorado a los costados con mayólica y dos bibliotecas a sus costados de la misma madera de la escalera. Los ambientes nos marcan un mejor pasar económico de esta familia, en un tiempo dende la población contaba ya con más adelantos técnicos que los encontrados por David Roberts cuando recién llegó. Esta vivienda fue heredada por los descendientes de la familia. En la década de 1950 se le construyó al frente, un kiosco que destruía el valor arquitectónico e histórico del edificio. Afortunadamente en la década de 1990 la casa fue vendida y sus nuevos dueños, 122 Op. Cit. Pág. 8 quitaron el kiosco del frente y reciclaron la vivienda. Estuvo desocupada por varios años hasta que se dio en arrendamiento. Hoy es usada como negocio y en el muro que divide la propiedad con la del vecino se ha instalado una vidriera. Lamentablemente se apoyó en la pared del frente, lo que hace peligrar nuevamente la construcción de origen. Fig. 12: Casa con kiosco El era un pastor de almas, agricultor y poeta. Los feligreses de entonces lo describen como un ser bondadoso, un gran mediador y un líder que supo guiar a su rebaño por el buen camino del espíritu. Conclusión La historia de Gaiman, tanto desde su punto de vista arquitectónico, como desde su punto de vista gráfico, es muy abundante. Tomar la decisión de elegir estos dos edificios no ha sido fácil. En el caso de la primera casa de Gaiman, por el alto valor estético y artístico a pesar de su humildad, se ha trasladado desde Gales a un pequeño lugar de la Argentina, una vivienda tipológicamente única y que pudo producir una simbiosis con lo patagónico. Por sus valores paisajístico-ambientales, guarda dentro de la ciudad su carácter semirural único. Por sus valores histórico-testimoniales, es la casa fundacional del pueblo, donde se estableció el Primer Municipio del Chubut. Es un testimonio vivo de las vicisitudes por las que tuvieron que pasar los colonos al llegar a esta provincia. Por su valor simbólico, asó tan despojada, concentra en si misma toda la pobreza económica que traían los primeros inmigrantes que arribaron a nuestras costas y que transformaron en un valle floreciente. En el caso de la segunda casa detallada, el valor estético y artístico está dado por la originalidad de su estilo. Haber sido construida en dos plantas, en un lugar tan amplio y haber elegido la piedra, cuando ya el ladrillo era lo más corriente. Por su valor paisajístico ambiental, le otorga un aire de ciudad a un pueblito que recién tenía una sola calle principal y unas diez manzanas ocupadas. En contraposición a la primera. Por su valor simbólico, muestra la evolución económica de los edificios de la localidad, y del buen gusto traído por los galeses, que aprovechando los elementos que les brindaba la Patagonia, ellos los podían volver un monumento estético para la posteridad. Creo que todo esto, ofrece a los visitantes de Gaiman, una síntesis de lo que fue el tesón apoyado en la fe religiosa, de ese pequeño grupo de galeses, que se aventuraron a fundar una provincia en la Patagonia, tierra habitada sólo por los aborígenes. Bibliografía Hughes, William Meloch. A orillas del río Chubut en la Patagonia. Rawson: Comisión Oficial de los Festejos del Centenario de la Colonización Galesa en el Chubut, 1965. Jones, Lewis. Una nueva Gales en Sudamérica. Rawson: Comisión Oficial de los Festejos del Centenario de la Colonización Galesa en Chubut, 1965. Matthews, Abraham. Crónica de la Colonia Galesa en la Patagonia. Rawson: El Regional, 1986. Williams, Fernando. La Casa de Piedra, una propuesta para su recuperación. Proyecto Municipal, Sin editar. Buenos Aires. 1995. 9.- La Conmemoración Obrera en Comodoro Rivadavia durante el primer peronismo. Ester Elizabeth Ceballos Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco- Facultad de Humanidades y Cs. Sociales. Sede Comodoro Rivadavia [email protected] Introducción La Conmemoración obrera en Comodoro Rivadavia, durante el primer peronismo nos remite al período en que nuestra localidad pertenecía a la Gobernación Militar; y registra antecedentes previos (Ceballos, Ester: 2007), basados en una tradición obrera influenciada primordialmente por el anarquismo durante las décadas 1910, 20, 30 y por el comunismo, en la década 1930. Me propongo indagar si persisten estas tradiciones, y si variaron con el peronismo, como así también si este último incidió dentro de las organizaciones obreras, como el S.U.PE. (Sindicatos Unidos Petroleros del Estado), creado en nuestra localidad en 1946. Dentro de estas cuestiones se intenta conocer el accionar de la delegación local de la CGT en el contexto de la Gobernación Militar (Crespo, Edda: 2005). Igualmente tomaré en cuenta la participación del PPF en la conmemoración obrera (Ceballos, Ester: 2008), que nos permitirá visibilizar a las mujeres a partir de 1950 no sólo en la Elección de la Reina del Trabajo, sino también en el discurso desde el palco central que se ubicaba en nuestra Plazoleta San Martín, donde se intentaba recrear la unión entre el líder Juan Domingo Perón y el Movimiento Obrero123. Para conocer las particularidades locales de esta Conmemoración y la relación con los actos desarrollados en la Capital Federal, he recurrido a los periódicos locales disponibles. Accionar de la Gobernación Militar La Gobernación Militar fue una división administrativa creada por Decreto ley Nº 13941 del 03 de mayo de 1944 (del Presidente de facto Edelmiro Farrell), con capital en Comodoro Rivadavia, siendo su objetivo la integración del espacio económico de la Cuenca del Golfo San Jorge, cuya centralidad era la explotación petrolera, por lo que en Comodoro Rivadavia se ubicaba también, la Administración de Y.P.F. Esta división administrativa cobra vigencia hasta el 28 de julio de 1955. Al respecto Daniel Márquez y Mario Palma Godoy (Palma Godoy y Marquez: 1993) destacaron las obras públicas que llevaron a cabo los sucesivos Gobernadores Militares, como la creación de caminos y puentes, que acompañaron al desarrollo edilicio y urbanístico de los centros poblados, expandiendo los servicios públicos; y la construcción del Mercado Regional y el Frigorífico, para asegurar el abastecimiento de la ciudad. Con el mejoramiento del nivel de vida mediante la acción social gestada desde las áreas de salud, educación y cultura los sectores más humildes fueron incorporados a los beneficios sociales del estado peronista. Así se concluye que la Gobernación Militar instrumentó la concepción del estado planificador, permitiendo el desarrollo integral patagónico. Edda Crespo(Crespo, Edda: 2005) coincide con estos conceptos que señalan también que el Gobernador Militar que era un oficial superior del Ejército en actividad, propuesto por el Ministerio de Guerra y nombrado por el P.E.N.; estaba facultado para designar en forma directa a los comisionados municipales, las comisiones de fomento y los jueces de paz, lo cual nos da la pauta de su amplio poder. Respecto a los cinco Gobernadores Militares que se sucedieron entre 1944-1955 indica que “…apelaron a otras formas, ceremonias, 123 Si bien destaco la presencia del PPF en la conmemoración obrera local a partir de 1950, los periódicos de la época señalan la llegada de las primeras mujeres censistas en 1947. símbolos, invención de rituales, a fin de garantizar su dominio sobre el conjunto de la población.” (Crespo, Edda: 2005, 149). Gabriel Carrizo (2007) tomando estas consideraciones acota que por las facultades que poseían los Gobernadores Militares, la población local no podía elegir Concejo Municipal lo cual generó desconfianza sobre el rol de los militares, que además tomaron medidas de control social y moral, exhortando la persecución de militantes comunistas y quienes fuesen señalados como agitadores sociales. Al efecto, deberá tomarse en cuenta que el crecimiento de la obra pública logró disminuir tal desconfianza. La Conmemoración obrera en décadas previas al peronismo: Analizando las fuentes disponibles para la década del 20124 la Conmemoración Obrera, se desarrollaba de acuerdo al programa de actos de la Federación Obrera Departamental (FOD), los días 30 de abril y 1º de Mayo. Éstos consistían de una velada teatral, en ambas fechas, en las que se recreaban obras como “Ramón el Albañil”, “Hijos del Pueblo”, “La Fiesta del trabajo”, con proyecciones como “Germinal”, “Huelga General”, o películas de Emilio Zola de carácter reivindicativo, además de disertaciones. Igualmente se incluía una colecta en apoyo a la Escuela Racionalista, lo cual nos permite ver la fuerte presencia anarquista (Ceballos, Ester: 2007), dado que la selección de obras y películas contribuían a la construcción de la identidad colectiva de los trabajadores. Se concluía el 1º de Mayo con la concentración obrera donde se alternaban varios oradores, y de acuerdo a las noticias periodísticas125 se destacaba una numerosa participación de trabajadores del “pueblo” y de los “yacimientos.”126 En la década del 30 se sucedieron numerosos conflictos en las empresas petroleras extranjeras, donde los trabajadores fueron representados por la UGOP –Unión General Obreros Petroleros ó también definida como Unión General Obreros del Pueblo-. La UGOP poseía mayor cantidad de afiliados que la F.O.D y estaba adherida al Comité de Unidad Sindical, con el apoyo del Partido Comunista. A comienzos de esta década, la Conmemoración Obrera era organizada separadamente por la FOD y la UGOP, destacándose en 1932 que luego de la caminata callejera compartieron la tribuna de oradores. Aunque en 1933 los actos estuvieron prohibidos por las autoridades del Territorio, en los años siguientes, su organización estuvo a cargo del Círculo Socialista; y ya para 1938 los actos se realizaban sólo el 1º de Mayo, sumándose el Partido Socialista y la Liga de Defensa de los Derechos del Hombre, en tanto al año siguiente se destacó la participación de la FORA, ATE y la UCR. Sin embargo en la década del 40, la Conmemoración Obrera estuvo influenciada por el posicionamiento en torno a la Segunda Guerra Mundial y en relación a los conflictos que vivían diferentes gremios. Así, en 1942 fue ampliado el programa deportivo en adhesión a la conmemoración, y se cambiaron las películas de acuerdo a lo dispuesto por el estado de sitio; mientras que en 1943 la conmemoración fue muy concurrida, reflejándose los conflictos en las empresas petroleras, y en cambio en 1944, las autoridades nacionales no autorizaron actos. Por otra parte, en 1945 fue la CGT quien ordenó a los trabajadores no participar en manifestaciones ni paros colectivos. 124 Se relevó Diario “El Chubut” en Hemeroteca de la Universidad Nacional de la Patagonia “San Juan Bosco”, Comodoro Rivadavia. Según relevamiento del Diario “El Chubut”. Se definía como pueblo el actual casco céntrico de nuestra ciudad y los yacimientos – de Y.P.F., Astra, Diadema, etc- ubicados en los km. de la actual zona norte del ejido de Comodoro Rivadavia. 125 126 La Conmemoración Obrera durante el primer peronismo: Cada año durante el primer peronismo la Conmemoración obrera fue tomando distintas connotaciones, que nos permitirán percibir una lucha por el espacio público simbólico, por lo que también debemos considerar que se realizaba en el contexto de la Gobernación Militar, cuyo objetivo era el control social, y por ende intentaban el disciplinamiento de los trabajadores, entre los que además subsistían las ideas, tradiciones y prácticas de décadas anteriores. Así en los primeros años de este período, había cierta discrepancia entre los objetivos de los Gobernadores Militares y la estrategia del peronismo, ya que éste no intentó en los primeros años de gobierno, una ruptura con las tradiciones previas sino asumir la existencia de un pasado amargo, desde donde Perón encarnase la hermandad con los trabajadores, para luego marcar el inicio del cambio (Plotkin, Mariano: 1993) En la confluencia del accionar de los Gobernadores Militares y la estrategia del Peronismo, se fue modificando el rol de los distintos actores, y ello permitirá captar cómo influyó el peronismo no sólo en los trabajadores y sus organizaciones, sino también en el ejercicio de las funciones del Gobernador Militar. Por eso atendiendo al desarrollo de la Conmemoración en cada año, es posible observar las variantes. En 1946 el acto del 1º de Mayo127 estuvo organizado por una Comisión intersindical, que, según las noticias periodísticas128solicitó con antelación a las autoridades el permiso requerido para estos eventos. De acuerdo a lo programado previamente, ese día los trabajadores se concentraron en el local de la CGT – Brown 595- , y desde allí salieron en manifestación callejera129 hasta la Plazoleta San Martín; recorriendo un amplio sector del centro de la ciudad, como era práctica en décadas anteriores, y de modo similar a lo ocurrido en Buenos Aires sólo que allí, la columna estuvo presidida por Juan D. Perón. Por otra parte, el Diario “El Chubut” comentó que los oradores hicieron referencia a la significación de la fecha, aunque no brinda mayores detalles. Se agregó a los actos, la palabra del Presidente de la Nación – Gral. J. D. Perón- escuchada desde los altavoces que se ubicaron en la plazoleta, y luego se produjo la desconcentración obrera. La jornada finalizó con la proyección de la película “Juventud errante”, en el Cine Teatro “Español”, práctica de décadas pasadas pero sin el sentido ideológico que se planteaba anteriormente. Sin embargo debemos destacar que se recaudaron fondos a beneficio de la Universidad Popular de la Patagonia, Biblioteca y prensa de organizaciones sindicales. En cambio en 1947, aunque la Conmemoración estuvo organizada por la Comisión Intersindical, no contó con la caminata callejera, sino solamente con la concentración en la Plazoleta San Martín. Además aparecieron otras innovaciones, ya que los palcos fueron ocupados no sólo por los oradores y dirigentes obreros, sino también por el Gobernador Militar y otros altos funcionarios militares y civiles. A partir de este año la prensa mencionaba que la Conmemoración se iniciaba con la entonación de nuestro Himno Nacional,130 agregando que además de los dirigentes gremiales asignados, también pronunció su discurso el Crnel. Barreta en representación del Gobernador Militar Gral. Raggio, ausente en la zona. Por su parte los tres dirigentes gremiales que arengaron representaban a los Obreros de Km. 20, a los de Diadema y al Sindicato Obreros y Empleados de YPF; en este último caso el dirigente Francisco Salvador destacó la importancia de las conquistas obreras, indicando que para aumentarlas era necesario la unidad. Estaba previsto escuchar a continuación, la palabra del Presidente de la Nación por altavoz, pero el fuerte viento 127 Como ya se venía realizando desde 1938, la conmemoración obrera sólo se hacía el 1º de mayo. Diario “El Chubut”, 26/4/1946, pág. 5 129 Desde el local tomaron calle Ameghino, doblaron por Belgrano, hasta San Martín que recorrieron hasta Gúemes, de allí por Rivadavia hasta llegar a la Plazoleta San Martín, frente al actual Hotel Comodoro, aproximadamente diez cuadras. 130 Diario “El Chubut” del 03/05/1947, pág. 4 128 obstaculizó la recepción de la transmisión. Para entonces, tanto Plotkin (1993) como Suriano y Lobato (2003) coinciden en indicar que el peronismo intentó la resignificación de esta fecha, convirtiéndola en un día de fiesta, pero la escasa cobertura periodística no permite apreciarlo. Como parte de los actos se proyectaron dos películas en el Cine Teatro Español “El Cuarto 313” policial y “Orquesta de señoritas”, cómica – nacional; o sea sin objetivo ideológico; y no se menciona ningún tipo de recaudación. Se destaca que el 1º de Mayo se produjo en calle Pellegrini 765, la inauguración de la Biblioteca Pública de la Gobernación Militar. Si bien debiera llamarnos la atención que en 1947 el dirigente Salvador planteara la necesidad de unidad de los trabajadores, fue en 1948 cuando la Conmemoración registró el eco de las divergencias entre los petroleros estatales. Para ese año, el comunicado de los medios131 indicó el cambio de lugar para los actos, ya que se convocaba frente al Monumento del Gral. San Martín en Playa Sud, aunque el programa era similar a años anteriores. Se puede evidenciar el avance del peronismo sobre las organizaciones gremiales, observando que en la misma página de este comunicado, se publicó la columna de SUPE que además de invitar al Acto y mencionar los oradores, decía “durante el mitín compañeras de nuestra organización obsequiarán escarapelas argentinas y provistas de alcancías realizarán colecta para la Obra Social que dirige la Sra. María Eva Duarte de Perón”. Como vemos, existe la apropiación de una práctica anterior, la colecta, pero se la resignificó. (Plotkin 1993) En referencia a la Conmemoración obrera, el 2 de Mayo Diario “El Chubut” señaló que tuvo una destacada proyección, y fue programada por la Intersindical Patagónica, con una gran concurrencia.132 Debemos tomar en cuenta que al mencionar a los afiliados a SUPE, señaló que primero se concentraron en la Plazoleta San Martín (calle Rivadavia) y desde allí, con pancartas y carteles se dirigieron al lugar de concentración en Playa Sud, donde abrió y cerró el acto el Sr. José Panciroli, delegado de la CGT; luego de los oradores se escucharía la palabra del Gral. Perón. Se transcribieron las palabras del Sr. Milton Hughes, en representación de las Cías petroleras privadas, que pidió la unidad de los trabajadores, resaltando que deberían tomarse en cuenta las cualidades ejemplificadoras del Gral. San Martín, mencionando también que “nacionalizar las industrias es pedir lo que es nuestro…para cumplir con nuestro deber como ciudadanos y como trabajadores, para poder incluir sin recelo nuestros derechos en la Constitución Nacional…” y señaló que todos los trabajadores deben merecer iguales consideraciones y respeto. A continuación el Sr. Francisco Salvador –SUPE- dijo que se había acabado el tiempo de la oligarquía y de los ingresos a la Universidad sólo para los favorecidos por la fortuna, acotando que antes hubiera sido imposible esa crítica sin ir al calabozo, y elogió a Perón como intérprete de los anhelos de justicia social del pueblo argentino, agregó “…antes nosotros mirábamos hacia fuera... pero ahora ocurre lo contrario miran Argentina como faro de esperanza…” Lo que no mencionó Diario “El Chubut” el 2 de Mayo, sin embargo, salió a la luz en los comunicados de prensa de SUPE y de la CGT el día 7 de mayo. En este último el delegado de la CGT acusó a un sector de SUPE de no respetar el Acto, ni a los compañeros reunidos, ni a las figuras de Perón y Eva Perón ya que se retiraron con cantos agresivos, en el momento en que él estaba pronunciando su discurso. En respuesta el SUPE argumentaba que el acto ya estaba organizado por la intersindical, y aún así se allanaron a reformularlo a instancias de la llegada del delegado de la CGT y a su pedido, sin embargo, no aceptaban presiones para afiliarse a la CGT, y así fue pactado en una reunión previa, por lo que ese tema no sería hablado. Por eso acusaban de falsedad al delegado de la CGT, que aprovechó la tribuna de la Conmemoración obrera para volver a presionar sobre el mismo tema. De modo 131 132 Diario “El Chubut” del 30/04/1948, pág. 5 Al efecto se disponía de colectivos especiales para el traslado de los trabajadores de los yacimientos. que esta situación conflictiva da cuenta de la influencia de las cuestiones políticas partidarias hacia el interior de las organizaciones gremiales. También debe mencionarse el despliegue partidario del peronismo desde 1946, en la visualización de comunicados de la Agrupación Femenina “Juan Domingo Perón” y la Asociación Patriótica Argentina Peronista, a la que adhiere la antes nombrada en 1947; donde se dieron a conocer las profusas actividades en la zona. También debemos tener en cuenta que desde este año el gobierno nacional profundizó su estrategia para homogeneizar la peronización de la Conmemoración Obrera (Plotkin, Mariano: 1993), por lo cual no es casual el arribo a nuestra ciudad de un delegado de la CGT. Lo novedoso del gobierno nacional fue implementar para el año 1949, la adhesión de las escuelas al 1º de Mayo, por iniciativa del Ministro de Educación Oscar Ivansevich, estableciéndose que en la mañana del 30 de Abril en todas las escuelas del país, se realizara un Acto alegórico que incluiría la entrega de un libro – provisto por el Ministerio- a un agente de policía, un bombero, un cartero y a una obrera designada por la CGT. Corresponde acotar Oscar Ivansevich, era desde 1948 el encargado de elaborar la liturgia peronista, con el objetivo de reforzar el aparato simbólico oficial. (Plotkin 1993) En la Gobernación Militar el Acto central se realizó en el Colegio Deán Funes, y simultáneamente en cada escuela urbana y suburbana de la Gobernación. En el acto central estuvo presente el Profesor César Vázquez destacado por el Ministerio de Educación y el discurso quedó a cargo del Director Ing. Juan Rolando. Este año, no sólo los Sindicatos convocaron al Acto Conmemorativo del 1º de Mayo, sino también en recuadro destacado lo hizo la Secretaría de Informaciones de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia que describía el programa de Actos.133 Creo importante resaltar, el comunicado que en la misma página y fecha publicó SUPE: “Compañero de YPF tenéis una cita de honor que cumplir, estrechad filas junto a los compañeros de clase134en este 1º de Mayo, fecha de reafirmación de los claros conceptos que sintetizan la lucha unitaria de los trabajadores argentinos… reafirmación democrática de nuestros justos derechos y disposición a seguir defendiéndolos bajo el amparo del gobierno revolucionario del Gral. Perón”. Lo particular de este Comunicado, es la expresión “compañeros de clase” y “gobierno revolucionario de Perón”, en principio porque nos retrotrae al discurso de décadas anteriores, y a la vez implican asimilación al proyecto peronista, que si bien fue reformista, no se concibe como revolucionario. Pero cabe destacarse que la magnitud de los cambios hacía pensar a muchos en el advenimiento de una revolución. Por otra parte, Diario “El Chubut” destinó el 03/05/49 toda la primera plana a la Conmemoración local, donde se destacó una numerosa concentración horas previas al inicio del acto, observándose varias mujeres y abanderados de escuelas. Resulta llamativo el comentario sobre el Gobernador accidental Crnel. Scher que presidió el Acto, y al indicar la ausencia del Gral. Lagos por encontrarse en gira por Tierra del Fuego, el auditorio respondió vivando “Lagos! Lagos! Lagos!”. Aquí cabe destacarse la popularidad que había alcanzado este Gobernador Militar, probablemente en base a la obra pública que ya se había concretando. También resalto algunas palabras del discurso del Sr. Perelló -del Centro Empleados de Comercio- “…en este 1º de Mayo queremos y debemos rendir tributo al sacrificio del proletariado argentino que al conjuro de la nueva era de justicia social inspirada y sustentada por nuestro Presidente el Gral. Perón…”; y del discurso del representante de los Ferroviarios, Sr. Bersán “…al nacer en nuestra Patria los postulados de nuestro querido líder el Gral. Perón murieron las amenazas y las persecuciones a los trabajadores. Han dejado de ser “chusmas” los huelguistas y “agitadores profesionales” los dirigentes obreros, 133 Dicho comunicado de casi ¼ de página, fue publicado en Diario “El Chubut” del día 30/04/1949, pág. 5 la negrita es mía, para destacar esta expresión que se repite en otros dirigentes como parte de una concepción que difiere del peronismo, y no forma parte de su discurso.. 134 tal como los denominaba la oligarquía. Hoy los dirigentes obreros no tienen que trabajar ocultos en las sombras como parias…tildados de elementos anarquistas…” Estas expresiones marcan la confluencia de la imagen positiva de los Gobernadores Militares y el gobierno nacional, no sólo por la vivencia de la “justicia social”, sino también por la atracción que ejerce el peronismo, y amalgama la visión de un Estado interventor opuesto al de 1924, cuando se produjo la segunda intervención del Consejo Municipal local, basado en “falsos argumentos sugeridos por el Director General del Petróleo en convivencia con el pequeño círculo político…”135; dado que los argumentos de la intervención era poner fin al accionar de los “huelguistas” y “agitadores profesionales” como se tildaba a los gremialistas.(Ceballos, 2007). La noticia periodística también indica que al acercarse a la tribuna el Secretario del Sindicato de Obreros y Empleados YPF (SUPE Mayoritaria) fue muy ovacionado. Su discurso reivindicó a los Héroes de Chicago “…el sacrificio de aquellos compañeros de clase… sigue ascendiente la determinación de esta franca lucha entre dos clases de la sociedad, el capitalismo inhumano y sórdido y la clase obrera …muchos héroes han caído en el mundo y en nuestra propia tierra, ingrato es recordarlo pero necesario, la metralla homicida armada dirigida por la oligarquía segó más de una preciosa vida proletaria…a la voz de nuestro Primer Mandatario ya han salido a la calle los trabajadores de la patria dispuestos a sostener, reafirmar e imponer si fuera necesario el mantenimiento de sus conquistas…La sigla de YPF símbolo de…expansión de la soberanía y ejemplo de la capacidad industrial argentino ha sido y es una barrera infranqueable a las pretensiones coloniales del imperialismo foráneo, gracias al esfuerzo y la identificación de aquellos trabajadores de la Repartición … una vez más reafirmamos la urgente necesidad de nacionalización de nuestro petróleo…” En estas palabras se refleja la asimilación de la lucha de clases al programa de reformas laborales del peronismo, y a la nacionalización de los recursos naturales. Igualmente el representante de los Obreros de Empresas Privadas Sr. Milton Hughes, mencionó a los Héroes de Chicago, resaltando la jornada laboral de la que se gozaba y los derechos incorporados a la Carta Magna. El discurso del Crnel. Scher se adecuó a la ideología gubernamental, al señalar la jornada como una fiesta en la que se exaltaba y glorificaba el trabajo, a la vez que pidió unidad por el camino del respeto a las ideas ajenas, indicando que no podía haber acción sindical pura, si los gremios buscaban el camino de las cuestiones extrañas a su finalidad específica. Su discurso reflejó el clima gremial conflictivo, que coincidió con la noticia publicada el mismo día por Diario “El Chubut”136 relatando que mientras se esperaba la palabra del Primer Mandatario, se enfrentaron afiliados a la CGT y a SUPE, y las autoridades secuestraron un revólver y un cuchillo, mientras los trabajadores se acallaron ante las palabras mediadoras del dirigente Francisco Salvador. Ese año -1949-, parece haber sido el más belicoso entre los Sindicatos, o al menos el que concitó tan detallada cobertura periodística, ya que no se mencionan incidentes para 1950. La Conmemoración fue presidida por el Gral. Lagos y se registraron varios oradores, entre ellos, un representante del Sindicato Obreros y Empleados YPF (SUPE), otro del Sindicato Personal de YPF adherido a la CGT , Unión Obreros de la Construcción, obreros telefónicos y de taxi, destacándose igualmente en la lista el Delegado Regional del Ministerio de Trabajo y Previsión Sr. Mateo A. Carrizo. Creo preciso destacar las palabras del Gral. Lagos “…con sentimiento altamente democrático he cedido esta tribuna a todos los gremios para que suban todos los oradores y digan aquí la verdad con amplia libertad… 135 El Director General del Petróleo era el General Mosconi y el pequeño círculo político adhería a sus objetivos de “nacionalizar” y disciplinar la mano de obra, por lo cual consideraban que el Concejo Municipal y la F.O.D. amparaban a los huelguistas, ya que en el “pueblo” se encontraba el local de la F.O.D. 136 Diario “El Chubut” del 03/5/49- pág 5. limitación única el respeto por las ideas ajenas… he de estar siempre con la comunidad y sentimientos ideales del obrero, no con la prepotencia ni con encubiertos y solapados…”137. Vale destacarse, en función de las modificaciones que se fueron realizando a la Conmemoración Obrera, que al principio del primer peronismo su organización y la convocatoria estuvieron a cargo de una Comisión Intersindical, el primer avance de las autoridades locales lo vimos al incorporarse desde 1947 al Palco y a las convocatorias al acto, luego desde 1948 la organización se realizaba en la Sede de la Gobernación Militar y posteriormente, en las instalaciones de la Delegación de Trabajo y Previsión, por convocatoria de la Delegación Regional de la CGT, con presencia del Gobernador Militar, que presidía los actos. Ello nos permite inferir el desplazamiento de los dirigentes gremiales, la apropiación del escenario público y simbólico, hasta llegar a la expresión del Gobernador Militar “...he cedido esta tribuna”. Podríamos preguntarnos, no es la tribuna de los trabajadores? Por otra parte, es necesario destacar que desde 1950 en nuestra localidad comenzó a realizarse la elección de la Reina del Trabajo. Este evento fue importante, al punto de movilizar a todos los gremios locales casi desde mediados de abril. Eran los trabajadores y sus familias quienes participaban de la reunión danzante que se hacía al efecto, en el local gremial, para coronar a la representante que luego competiría en ocasión del Gran Baile en el Salón Luso, con numerosa concurrencia según mención de los periódicos de la época138 entre los que se detallan los representantes de los distintos Sindicatos, de la CGT, autoridades civiles y militares, partidarios – especialmente censistas y del PPF local y agrupaciones-. Incluso en algunos años se puso medios de transporte para los trabajadores que vivían en los Campamentos; además las tarjetas para asistir estaban disponibles varios días antes en el local de la CGT. El evento se jerarquizaba, y como en el nivel nacional, quien tenía a su cargo la organización era la C.G.T.; y remedando a la autoridad máxima – el Presidente Perón- estaba el Gobernador Militar, que parece haber compartido la simpatía de los obreros con el Comisionado Municipal, Sr. Staforini. Nadie reemplazó la figura de Eva Perón,139 y tal vez la autoridad femenina se reconocía en la figura de las representantes del PPF, prestigiosas por la marcada actividad política en la zona. De este modo el Peronismo introdujo nuevos sentidos a la conmemoración obrera, confluyendo política, cultura e ideología, tanto a nivel nacional como local. Los valores culturales que se difundían y consumían estaban relacionados con canciones y bailes donde se reforzaba lo nacional y la ideología dominante. La exaltación de la belleza, cobró vida internacionalmente y el peronismo preservó la nueva imagen, para contraponerla a la imagen del cuerpo de la mujer trabajadora desgarbada, fruto de momentos ya superados. (Mirta Lobato, Lizel Tornay y Marina Damilakou, 2005)140. Debe destacarse que entre 1950- 1955, las Reinas, las trabajadoras, las políticas; la mujer vinculando belleza, relaciones de género y poder se mostró públicamente a la luz del peronismo, con la marcada intervención del PPF. Las Reinas, por tal condición, ganaron no sólo una competencia, sino también la posibilidad de hacer conocer su pensamiento y sus sueños, que reprodujeron las páginas de los periódicos locales. (Ceballos, Ester, 2008) Respecto a 1951 la Conmemoración obrera se realizó igualmente en la Plazoleta San Martín, pero la tribuna de oradores cobró ribetes particulares, ya que estuvo ocupada por el Delegado Interino de la CGT Rocambole Haedo, su Secretario General Donato Marí, el Secretario Gremial de la Gobernación Militar Vito Palazzo y el Gobernador Militar, como 137 Diario “El Chubut” del 03/05/1950, pág. 5 Diarios “El Chubut” y “El Rivadavia”. 139 en la elección de la Reina del Petróleo, cuando se realizaba en nuestra localidad, coronaba la madre del Presidente Perón “Doña Juana”, que residía en Comodoro. (Crespo, Edda, 2005) 140 Mirta Zaida Lobato, Lizet Tornay y María Damilakou “Las reinas del Trabajo bajo el Peronismo”, en Mirta Lobato (editora) Cuando las mujeres reinaban. Belleza, virtud y poder en la Argentina del siglo XX Editorial Biblos,Bs. As. , 2005, pp.77-120. 138 vemos, desplazamiento total de los dirigentes gremiales. Llamativamente el Diario “El Chubut” no publicó dicha conmemoración, pero sí los pormenores de la Elección de la Reina del Trabajo. El año 1952, por su parte, tuvo un programa particular que incluía la Misa por la salud de Eva Perón en horas de la mañana, y por la tarde, luego del Himno Nacional se entonó la Marcha de la CGT y “Los Muchachos peronistas”, posteriormente se escuchó la palabra del dirigente de la Unión Ferroviaria Ramón Carrizo en representación de los trabajadores, del Delegado Regional de la CGT Rocambole Haedo y se leyó el mensaje del Gobernador Militar Gral. Fernando Carlés, ausente en Capital Federal. El Diario “El Rivadavia” destacaba algunos tramos de ese discurso “…. en nuestra organización actual donde rige una perfecta armonización entre Estado, el Capital y el trabajo ha favorecido una situación de bienestar… ha logrado el justicialismo que la fecha dolorosa y trágica de la protesta universal sea entre nosotros, de auténtico regocijo para los trabajadores…. Debe permanecer en el corazón,… la decisión indeclinable de mantener y llevar adelante cada día con mayor fuerza el Plan económico…” No estaba anunciado previamente, pero la tribuna de ese año también contó con el discurso de la Srta. Adelina Andrés del Centro Empleados de Comercio, destacando la labor desarrollada por la mujer en todos los sectores de trabajo, y también expresó “… en la Nueva Argentina, la mujer ocupa un elevado lugar en la sociedad, ese es el mayor logro… de una Nación como la nuestra Libre, Justa y Soberana…”141 Cabe agregarse que Doña Juana Sosa –madre de Perón- dedicó en este año un saludo a todos los trabajadores. Para los años siguientes, hasta 1955 la Conmemoración del 1º de Mayo incluyó la misa en horas de la mañana, la concentración en la Plazoleta San Martín donde luego de entonarse el Himno Nacional, “Los Muchachos peronistas” y “Evita Capitana”, se hacía el minuto de silencio en memoria a Eva Perón, contándose desde 1953 con la presencia del Gremio Docente y su discurso desde la tribuna. Este gremio también participaba con su candidata en la Elección de la Reina del Trabajo. En estos actos también fue destacada la intervención de la Delegada Censista del PPF Elena Arecco de Sánchez Uncal142, y como detalle importante la organización de la Conmemoración estaba a cargo de la CGT, en tanto los discursos a cargo de representantes gremiales, culminándose con la Marcha de la CGT. Conclusión: La recurrencia a las fuentes periodísticas, ha permitido conocer las características de la Conmemoración Obrera en nuestra localidad, durante el primer peronismo, y de este modo se pudo verificar que progresivamente se fueron transformando las prácticas de los trabajadores, si bien en algunos aspectos por directiva de los Gobernadores Militares, fundamentalmente por la influencia del peronismo que fue homogeneizando las mismas, para infundirle similares connotaciones a las registradas en Buenos Aires. Si bien en nuestra localidad pudo percibirse en los discursos de los dirigentes obreros, la persistencia de expresiones propias de décadas anteriores, se fue dando una simbiosis provocada por el efecto de la legislación laboral que fue profundamente valorada, al igual que la figura del Presidente Perón, luego vimos con claridad que desde 1948 se fue consolidando la lucha por el espacio público político, que marcó el desplazamiento de varios dirigentes gremiales que evidentemente fueron perdiendo lugar en el palco oficial, por apropiación tanto de las autoridades de la Gobernación Militar, como de la CGT alineada al peronismo. Por otra parte, la profusa actividad política del PPF se vio reflejada en la presencia en todos los actos 141 Diario “El Rivadavia”, del 03/05/1952. El PPF había ganado prestigio por su ardua labor partidaria, que incluía la inauguración de varias Unidades Básicas en distintas localidades de la Cuenca petrolera, tanto en zona aledaña a Comodoro como también en el norte de la actual provincia de Santa Cruz. Además desde 1951 estuvieron abocadas a la difusión del Plan económico, y sus discursos enseñaban la necesidad del ahorro. 142 referentes a la Conmemoración Obrera, a lo que hay que sumar que la Mujer cobró visibilidad no sólo en la elección de la Reina del Trabajo, sino también en tanto trabajadora, como parte de la estrategia inclusiva del peronismo. No obstante estas modificaciones, creo significativo que los discursos de los dirigentes gremiales fueron poniendo de relieve sus concepciones y sentimientos de reivindicación hacia una lucha que conoce precedentes en épocas anteriores al Peronismo, ya que es lo que permitirá que la persistencia del movimiento gremial de nuestra localidad, aún después de 1955. También deberá considerarse nuestro precedente como Territorio Nacional, con lo que implicó en la vida comunitaria y política de sus habitantes, para comprender el protagonismo de las autoridades de la Gobernación Militar que a fines de la década del 40 tenía legitimado su poder, con el aval que le daba la cuantiosa obra pública que concitó la confianza de la comunidad. Ello permitió en gran parte, que sostenidos en los objetivos del Gobierno peronista desplazaran y debilitaran las posiciones de los gremios independientes, dado que el Peronismo intentó una ruptura y un cambio en el sentido de esta Conmemoración, sobre la base fundamental de la armonización de las relaciones entre Capital y Trabajo, y la apropiación del significado del día del Trabajo, identificándolo con el festejo por el reconocimiento de los derechos laborales concretados por el estado peronista, tal como se percibe en el discurso oficial de los 50, en nuestra localidad. Aunque creo importante destacar, que salvo en la década del 30, no existieron otros momentos en que los trabajadores erigieran dos escenarios, dos espacios o más, diferentes para Conmemorar el 1º de Mayo en nuestra localidad, no se puede afirmar que la homogeneización se haya concretado realmente hacia el interior de las organizaciones gremiales. Asimismo, debe tomarse en cuenta que desde 1953 la CGT retomó el protagonismo de la Conmemoración obrera, lo que nos permite más bien, tomar lectura del alejamiento de los militares respecto a Perón, pero además observar el efusivo despliegue de la liturgia peronista. Bibliografía: Carrizo, Gabriel Saldando deudas. El peronismo en la Gobernación militar de Comodoro Rivadavia, 1944-1955. Documento de Trabajo Nº 11- Córdoba, 2007. Publicación de la maestría en Partidos Políticos y del Archivo de la palabra del CEA- UNC Ceballos, Ester Elizabeth “El 1º de Mayo en Comodoro Rivadavia durante el período 19011945” en Brígida Baeza, Edda Lía Crespo, Gabriel Carrizo (comp.) Comodoro Rivadavia a través del Siglo XX. Nuevas miradas, nuevos actores, nuevas problemáticas. Premio Certamen “Fondo Editorial 2006” Municipalidad de Comodoro Rivadavia Secretaría de Cultura, Ciencias y Deportes, 2007 Ceballos, Ester E. “De tímidas espectadoras a protagonistas de ritual de belleza. Las reinas del trabajo en Comodoro Rivadavia 1948-1955” en Edda Lía Crespo y Myriam Susana González (editoras) Relaciones de género en Patagonia. Actas de las Primeras Jornadas patagónicas de Estudios de las Mujeres y Género, 2008, editadas 2010 Crespo, Edda Lía “Madres, esposas, reinas… Petróleo, mujeres y nacionalismo en Comodoro Rivadavia durante el primer peronismo” en Mirta Zaida Lobato (editora) Cuando las mujeres reinaban. Belleza, virtud y poder en la Argentina del siglo XX, Editorial Biblos, 2005 Lobato, Mirta Cuando las mujeres reinaban. Belleza, virtud y poder en la Argentina del siglo XX Editorial Biblos, Bs. As. , 2005. Lobato Mirta y Suriano Juan La protesta social en la Argentina, Fondo de Cultura Económica, 2003 Márquez Daniel y Palma Godoy Mario Comodoro Rivadavia en tiempos de cambios. Una propuesta para la revalorización de nuestra identidad cultural. Edic. Proyección Patagónica. Julio 1993 Plotkin Mariano Mañana es San Perón. Propaganda, rituales políticos y educación en el régimen peronista (1945-1955),Ariel, 1993. FUENTES: DIARIO “EL CHUBUT”, DIARIO “EL RIVA 10.- La escuela como constructora de subjetividad barrial. Interrelaciones entre el trabajo de los padres/vecinos y el de los docentes en dos barrios de San Bariloche Proyecto “Barrios en perspectiva histórica y cultural. Subjetividades, mundo del trabajo y religiosidad. Bariloche en el siglo XX”, Universidad Nacional del Comahue, AUTORES María del Mar ESTAPÉ143, (integrante del proyecto citado) Daniela Isabel PAZ144 Susana ROMANIUK145, (integrante del proyecto citado) Este trabajo, en el marco de un proyecto de investigación sobre subjetividades barriales de Bariloche, intenta elaborar un encuadre teórico-conceptual para abordar el siguiente problema: en qué medida las instituciones educativas contribuyen a la construcción de la subjetividad barrial y, viceversa, en qué medida ciertos barrios -por su identidad propiainfluyen en la de la institución escolar, qué funciones puede cumplir el trabajo docente como constructor de esa subjetividad, en relación a las realidades laborales y sociales de la comunidad barrial de referencia, y sus relaciones de mutua incidencia. Como referencia para la investigación, nos centraremos en dos barrios suburbanos con características humanas y geográficas con diferencias destacables entre si, en los cuales las instituciones escolares presentan formas de trabajo peculiares en cuanto al fortalecimiento de la identidad barrial. Creemos que la escuela a veces le da determinada fisonomía e identidad al barrio; y, a veces, viceversa, es el barrio quien imprime sus rasgos a la escuela, cambiando la gramática propia de ésta. Para examinar cómo se interrelacionan las formas de trabajo docente y las de los padres/vecinos de esos barrios elegidos, deberemos situarnos en los cambios económicos y sociales más importantes que se han producido en las últimas décadas, en un intento de comprender cómo las transformaciones en el mundo del trabajo pueden estar afectando las identidades barriales y las maneras de interactuar de los vecinos, entre sí y con las instituciones educativas. Desarrollo El Barrio El Frutillar, el más extenso de Bariloche, se encuentra en la periferia, a 6 km. al sur de la ciudad en un valle árido. Es una zona poblada en los años ’70 con viviendas muy precarias al principio, pero que fueron mejorando con el tiempo. Sus primeros pobladores fueron, en general, de origen chileno, o provenientes de la zona sur de Río Negro. La mayoría de los antiguos pobladores son propietarios de los terrenos con créditos a largo plazo. Algunas de las familias más jóvenes construyen sus viviendas en el predio de sus padres. En los inicios no tenían los servicios básicos, con los que sí cuentan en la actualidad. El último fue la conexión de gas natural, pero aún no todos están conectados, entre ellos, las escuelas. Hay servicio regular de transporte y de comunicaciones en general. Cuenta con varios establecimientos escolares: dos primarios comunes (una de gestión social), dos jardines de infantes (uno de gestión social), dos secundarios (uno de gestión social), y primario y secundario de adultos. Hay un Centro Periférico de Salud, una Junta Vecinal, una radio comunitaria, una iglesia católica y pequeñas iglesias de culto protestante. Hay muchos comercios, entre ellos, dos hypermercados. 143 Avenida Bustillo 9500 Bariloche – Argentina – [email protected] Los Molles 1730 Bariloche – Argentina – [email protected] Ceramistas 5862 Bariloche – Argentina – [email protected] El texto consta de 10 páginas 144 145 El otro barrio elegido es Villa Los Coihues, que está ubicado a 13 km. del centro de la ciudad, a orillas del Lago Gutiérrez en una zona boscosa al pie del Cerro Catedral. Si bien hay casas muy antiguas, el loteo que dio forma y nombre al barrio es de los años ’80. En general, la construcción es de tipo cabañas de diferentes dimensiones, con algunas casas precarias, todas en grandes lotes. En la orilla del lago, las viviendas son lujosas y de grandes dimensiones. Hay varios hoteles de turismo, cabañas de alquiler, camping y acceso a las playas. Sus primeros pobladores provenían de la misma ciudad con acceso a terrenos de bajo costo, los más alejados del lago. Desde sus inicios contó con electricidad y agua, y desde comienzos del 2000, con gas natural. Hay un solo servicio de transporte. Cuenta con comunicaciones pero, en el caso de la televisión, la mayoría solo podría ver Direct TV, ya que un cerro cercano impide la conexión a los otros cables o a los canales de aire. Cuenta solamente con una Escuela Primaria con tres secciones anexas de nivel inicial. La secundaria más cercana está a 6 km. Hay Junta Vecinal, una Capilla y un pequeño Museo Paleontológico. No hay Centro de Salud ni farmacia. Hay varios negocios, especialmente de alimentos y artesanías, y un pequeño supermercado. Se señala como hito fundamental en el crecimiento del barrio la instalación de la red de gas natural, que ha producido un aumento en la valorización de los terrenos y una afluencia de gente de sectores socioeconómicos más acomodados, que no esperan del barrio ni de la escuela lo mismo que los viejos vecinos del lugar, y muchas veces inscriben a sus hijos en otras escuelas, más cercanas al centro de la ciudad, factor que podría incidir en la formación de la identidad barrial. Como recorte temporal tomaremos la última década tratando de observar cómo esas escuelas respondieron a las fuertes transformaciones laborales de la década del ’90. Si tomamos en cuenta las transformaciones producidas en el mundo del trabajo en las últimas décadas del siglo XX, vemos cómo la aplicación de políticas neoliberales en nuestro país y en Latinoamérica en la década del ´90 implicó la precarización de las condiciones de trabajo y la pérdida de derechos laborales, bajo los eufemismos de “racionalización” y “flexibilización”, que afectaron fuertemente tanto los docentes como los vecinos/padres de los barrios que nos ocupan. Al caracterizar el mundo del trabajo actual, muchos autores señalan el impacto de la informatización, el paso del fordismo al toyotismo en el trabajo fabril, los cambios en el sistema de comunicación entre la fábrica y el mercado, entre la producción y el consumo. Muchas economías, sin embargo, no completaron la etapa de la industrialización antes de pasar a la de informatización146 : algunas regiones combinan una economía agrícola con una industrialización parcial y una informatización parcial. Creemos que ése es el caso de Argentina, siempre desde una posición de subordinación en la jerarquía internacional. En este sentido, el “trabajo” tiene entre nosotros significados diversos, que no siempre coinciden con la significación que le atribuye Gorz (1995: 25 y ss.), en tantoinvención de la modernidad, del industrialismo. En efecto, el “trabajo” en sentido moderno se caracteriza, según Gorz, por ser una actividad en la esfera pública, demandada, definida, reconocida como útil por otros y, como tal, remunerada por ellos, por la cual conseguimos una existencia y una identidad sociales, y se nos confieren derechos. Según el autor, el trabajo en sentido moderno se distingue tanto del trabajo doméstico (tareas que se repiten día a día, para el mantenimiento y reproducción de la vida), como de la labor o trabajo artístico (que uno realiza para un cometido del que él y los suyos son los destinatarios o beneficiarios) y del trabajo autoproductivo (que se emprende de motu propio, y sólo le importa a uno mismo). Ahora bien, en los dos barrios en que nos centramos, se dan en la actualidad formas de trabajo precapitalistas, similares a lo que Gorz llama “trabajo 146 Como señalan Hardt y Negri (2002: 268). artístico”, que ofrecen experiencias relacionadas con un “nosotros” comunitario -concepto del que habla Sennett (2000: 144) y que tomaremos más adelante. En uno de los barrios, muchos de los vecinos todavía intentan resistir la racionalización económica moderna, que a partir del capitalismo fabril, se extendió -como ha señalado Weber- a todas las esferas de la vida, e hizo que el único vínculo entre los hombres pasara a ser -como hicieron notar Marx y Engels- el interés, deshumanizando al sujeto, transformando la actividad productiva en trabajo abstracto, separado de su sentido, dividiendo el tiempo de trabajar y el tiempo de vivir, eliminando la satisfacción de trabajar en común y de crear. En este sentido, vale la pena preguntarnos si las escuelas aludidas están creando la posibilidad de recuperar esa satisfacción de trabajar con otros, de aunar el trabajo con la vida. Esa satisfacción se vuelve subjetivamente tanto más necesaria cuando, con el devenir del capitalismo, se avanza hacia “una economía de mercado informatizada que relega la actividad productiva a un segundo plano, y prioriza los bienes y servicios, los conocimientos y saberes, colocándolos en un primerísimo lugar de relevancia” (Gigli, s/año: 2), intensificando ese proceso por el cual el trabajo se fue convirtiendo, ya no en algo que da sentido a la propia vida, sino sólo en un medio para ganar con qué comprar lo producido por una maquinaria social que define sus necesidades de consumo. En efecto, el nuevo capitalismo permite un trabajo desencarnado, extraterritorial, volátil e inconstante, sin regularidades, con condiciones fluctuantes, sin autoridades visibles, donde se vuelven innecesarios los dispositivos disciplinarios tradicionales, como señala Gigli. La consecuencia de estas transformaciones, dice el autor, siguiendo a Sennett, es que en el capitalismo tardío “el trabajo ha dejado de ser un lugar privilegiado en la formación de la subjetividad. […. el paradigma actual] exige la fragmentación, la inmediatez y la flexibilidad en todos los órdenes de la experiencia y por lo tanto, ha desencadenado múltiples tramas de ser sujetos en las cuales los individuos apenas pueden reconocerse” (Gigli, s/ año: 3). Como muestra Sennett al comparar los relatos de vida de Rico y Enrico, actualmente la subjetividad individual ya no se construye alrededor de un trabajo en un tiempo lineal y previsible, sino a través de experiencias cambiantes e inciertas que amenazan “la capacidad de la gente de consolidar su carácter en narraciones duraderas” (Sennett, 2000: 30). Los individuos quedan sometidos a los ritmos que impone el empleo, la precarización y el desempleo, con lo cual la subjetividad de hoy se caracteriza por la fugacidad propia de los individuos fragmentados, que viven en un mundo marcado por la flexibilidad y el cambio a corto plazo. La inestabilidad está integrada en las prácticas cotidianas del capitalismo actual. En nuestra población objeto de estudio la vemos representada en la dualidad empleodesempleo, la tercerización, los trabajos temporarios relacionados al turismo y la construcción, sujetos a cuestiones estacionales. Como resultado, la clave para la construcción de la subjetividad actual parece ser el consumo, y el no poder consumir destruye tanto la subjetividad personal como los vínculos sociales. En los barrios que nos ocupan, sin embargo, quizá las propuestas de las instituciones escolares hacia la comunidad permiten otros procesos de construcción de subjetividad, bajo otras claves, más ligadas a las formas de trabajo moderno y premoderno. En el recorte que pretendemos trabajar en este caso, al analizar el trabajo docente y las ocupaciones de los padres/vecinos de los barrios elegidos, podemos encontrar dos o más paradigmas que conviven actualmente: por un lado, aparecen formas de trabajo premodernas (artesanos, etc.); tenemos también el trabajo docente, que podemos caracterizar como una actividad que surge en los tiempos sólidos de la modernidad; y, por otro lado, las ocupaciones o situaciones de desempleo de los padres/vecinos de las poblaciones escolares, que suponemos pueden estar teñidas de las características del tiempo líquido, a corto plazo, flexible, incierto, propio del capitalismo tardío. En nuestro caso de estudio, los docentes por ser trabajadores de escuelas estatales, tienen previsibilidad, dada por la estabilidad de cada cargo en particular, por un horario prefijado, por un calendario escolar preestablecido, por un sueldo -bueno o malo, peroconocido y defendido por las paritarias docentes, por un estatuto que establece vacaciones y licencias pagas, un porcentaje pagado por la antigüedad en el cargo, una definición del cargo que se ocupa (secretaria, maestra de 4º grado, etc.). El trabajo docente tiene rasgos peculiares porque nace en la modernidad, con rasgos típicamente modernos, y, sin embargo, no ligado en forma directa a la producción de bienes industrializados. De hecho, en la Argentina, el trabajo docente, producto de la Ley 1420, nace en el marco de un modelo agroexportador, no industrial147. Podemos decir que era un servicio en una era en que el factor predominante de la economía nacional era la producción de bienes (materias primas). Y hoy, en la era de la informatización en que el factor predominante es el de servicios, el trabajo docente es considerado un resabio de la modernidad, por ser un servicio pero de viejo cuño, por conservar algunos estilos de trabajo propios de las sociedades disciplinarias del siglo XIX148 y por estar moldeado por necesidades que no son directamente las que marca el mercado, ya que éstas son mediatizadas por el Estado149. Se trata de lo que Hardt y Negri (2002: 270) llaman trabajo inmaterial –que da por resultado “un bien inmaterial, tal como un servicio, un producto cultural, conocimiento o comunicación”, productos intangibles, como un sentimiento de comodidad, de bienestar, de satisfacción, de emoción o pasión-; y se incluiría en el trabajo inmaterial de tipo afectivo, ya que implica producción y manipulación de afectos y requiere contacto humano, produciendo redes sociales, formas de comunidad, de biopoder, en que la acción instrumental se une a la acción comunicativa. En la Argentina, desde la etapa fundacional del sistema educativo, se forjó una identidad de trabajo docente -como la denomina Raúl Díaz (2001: 32-34), quien toma el concepto de Graciela Batallán- que estuvo al servicio de la constitución del Estado Nación. Fue una construcción social de la identidad del trabajo, colectiva, cultural y política que, signada por la tradición normalizadora, instauró los mandatos fundacionales del magisterio en Argentina, a saber: disciplinar, civilizar, patriotizar, higienizar, etc. Aunque esa identidad fundacional ha dejado una impronta aún hoy muy fuerte, ha ido cambiando históricamente, sufriendo interpelaciones, frente a las cuales los docentes ponen en juego diversas estrategias de identificación, con lo cual se hace necesario hablar de una heterogeneidad de identidades de trabajo docente en los contextos actuales. Es en ese sentido que queremos examinar las formas que asume el trabajo docente en los dos barrios mencionados, no sólo como producto de transformaciones del mundo del trabajo y de los modelos de Estado, sino también por las particularidades de la subjetividad barrial en que se desarrolla. Y también la inversa: cómo cierta identidad de trabajo docente puede fomentar una determinada subjetividad barrial. En nuestra ciudad, por ejemplo, se presenta una diferencia notoria de identidades institucionales entre las escuelas públicas: en las escuelas periféricas, hay una identidad de trabajo docente que enfatiza la dimensión político-comunitaria de la práctica, ya que se siente que la escuela pertenece al barrio. El peso atribuido a lo comunitario y lo barrial se 147 Sólo en la época del peronismo y del desarrollismo, y ahora a partir de 2003, se pone en función de un modelo tendiente a una mayor industrialización. 148 Ver Foucault, M., Vigilar y Castigar. Nacimiento de la prisión, México, Siglo XXI, 1985. 149 El trabajo docente en el ámbito privado probablemente sí se hace más “a gusto y medida del cliente”, pero nunca del todo; en el ámbito estatal las demandas del mercado están claramente mediatizadas por el Estado. ve mucho más en el trabajo docente en los barrios periféricos que en las escuelas céntricas, ya que en los barrios se trabaja cotidianamente con los centros periféricos de salud, los comedores municipales –cuando proliferaron luego de la crisis de 2001-, las juntas vecinales, las parroquias, etc. En cambio, a las escuelas céntricas concurren chicos de muy diversos barrios; sus docentes, al no sentir una pertenencia con una comunidad barrial determinada, suelen manifestar que su compromiso es “con la educación”, “la sociedad”, “el Estado”, entidades mucho más abstractas. El trabajo docente –especialmente en escuelas periféricas- se vio fuertemente interpelado por el hambre y la desocupación, generados por las políticas neoliberales de la década del ´90, que culminaron en el estallido social de diciembre de 2001. Se vio tensionado entre la tarea pedagógica y la asistencial, lo que causó mucho malestar en los docentes. Aunque la escuela nunca dejó de enseñar para asistir, la tarea asistencial, calificada y criticada como “asistencialismo” –asociada a la beneficencia, al clientelismo partidario, etc.-, fue vivida con culpa y resistida por los docentes por considerarla funcional a los intereses neoliberales contra los cuales el movimiento docente luchaba. Por otra parte, centrarse en el polo pedagógico de la tensión enfrentaba a los docentes durante los años ´90 con otro dilema: el de identificarse como profesionales o como trabajadores de la educación. El Estado neoliberal incitaba a la “profesionalización” de la tarea docente a la vez que denigraba laboralmente a los docentes con rebajas salariales y pérdida de derechos laborales anteriormente conquistados. El discurso hegemónico evitaba su identificación con los trabajadores y las luchas gremiales, y fomentaba que muchos docentes, respondiendo a una velada amenaza de la pérdida del puesto laboral, se lanzaran a una feroz competencia entre sí, inscribiéndose en cursos de actualización y perfeccionamiento continuo, y buscando postitulaciones para ganar puntaje. El desmantelamiento y la desfinanciación de la escuela pública durante los ´90, con sus consecuentes problemas de infraestructura, mantenimiento, etc. llevó a buscar diversas alternativas por parte de maestros y maestras, generando diversas formas de subjetividad docente: así, Cantarelli (2003: 36-38) distinguía tres tipos de subjetividad docente, que denominaba estatal (que demandaba al Estado cumplir sus roles proveedores tradicionales), mediática (que buscaba visibilizar las protestas a través de los medios masivos de comunicación) y post-estatal (que buscaba nuevas formas de organización colectiva para la transformación de las situaciones de precariedad). Otra investigación, local (Paillalef-Romaniuk, 2004), clasificaba las identidades de trabajo docente barilochenses en 2002 y 2003 en: a) estato-céntrica moderna, centrada en la función pedagógica, que tiende a concebir la sociedad como un todo homogéneo e integrado funcionalmente; b) pastoral/redentora/asistencialista, que busca soluciones a problemas sociales por medio de la caridad, la beneficencia, el afecto, la salvación espiritual, etc., no por la vía política, salvando individuos más que comunidades organizadas, fomentando escasa autonomía y participación por parte del que recibe la ayuda; y c) progresista/crítica, que –posicionada desde las teorías sociales del conflicto- propone la transformación social basada en el conocimiento crítico y en la acción política desde las bases populares para así revertir situaciones de opresión y desventaja social. Estas caracterizaciones de la identidad de trabajo docente tradicional, y de las formas que asume en las últimas décadas, pueden resultarnos un encuadre teórico-conceptual útil para plantear hipótesis de investigación en las instituciones escolares de los barrios que queremos investigar, para ver en cuál de esas categorías se encuadrarían los docentes de las escuelas de estos barrios, cómo enfrentan los nuevos desafíos que les plantean el contexto actual y, en particular, las características sociales de cada barrio. Algunos de ellos eligen trabajar en esas escuelas y proyectan su trabajo allí a largo plazo. En el caso del Barrio Los Coihues, muchos de ellos incluso viven en el barrio, y se insertan al mismo tiempo como trabajadores de la educación, pero también como vecinos, estableciendo lazos particulares con los padres/vecinos de la comunidad barrial; situación que va modificándose ligeramente junto a los cambios que está viviendo el barrio. Los docentes/vecinos se sienten ampliamente comprometidos con la apertura de la escuela a la comunidad, inclusive organizando actividades en los fines de semana. Los que toman el cargo pero viven en otros puntos de la ciudad, participan y se comprometen, pero en los horarios laborales. El caso del Jardín del Barrio El Frutillar tiene características propias: la mayoría de los docentes no viven allí, sólo una maestra y las porteras, pero desarrollan actividades con todas las organizaciones intermedias -Centro Periférico de Salud, otras escuelas, la Dirección de Minoridad. Los días viernes tienen un programa en la radio local adonde concurre la Directora, a veces las maestras y los niños, con el objetivo de acercar la escuela a la comunidad desde lo pedagógico, cultural y social. Pasando al otro polo de la relación que investigaremos, el de los padres/vecinos, nos interesa examinar cómo incide el trabajo –o la falta de trabajo- de ellos en la construcción de subjetividad barrial. Un primer acercamiento a la escuela de Los Coihues y del Frutillar para indagar sobre las características laborales de los padres y madres de los niños que concurren a estas escuelas nos brinda unos datos preliminares, que luego serán profundizados en el marco de la investigación. En El Frutillar, muchos son empleados de comercio, de la construcción, gastronómicos, empleadas domésticas, o de servicios en general; hay pocos profesionales. El ser ama de casa es considerado un beneficio que indica que el padre puede mantener el hogar, o no se plantea, es algo naturalizado. De todos ellos, un número relativamente amplio (sobre todo mujeres) es trabajador temporario en servicios turísticos, con un régimen laboral flexibilizado con contratos epocales y remuneraciones diferentes según la alta o baja temporada. Pocos trabajan en el mismo barrio o en sus casas; en su mayoría, se desplazan al centro urbano o a hoteles o casas particulares lejos de su hogar, lo que implica tiempo de viaje, no siempre en las mejores condiciones. En Villa Los Coihues, la diversidad laboral de padres y madres es mayor. Hay empleados que se trasladan a la ciudad, muchos de ellos profesionales; pero también hay un número importante de artesanos que trabajan en su hogar y luego venden sus productos en ferias artesanales, negocios del centro de la ciudad, hoteles, etc. La mayoría son independientes o agrupados en cooperativas. Un número importante de madres trabaja no solo por rédito económico sino también para la propia satisfacción y reconocimiento. También hay muchas amas de casa por propia voluntad, quienes probablemente se insertarán al mundo laboral una vez que sus hijos hayan crecido. Es muy probable, dato que podremos constatar en el transcurso de la investigación, que muchas familias pasen bastante tiempo en su barrio. Retomando los aportes de Richard Sennett sobre los impactos en la subjetividad a raíz de los cambios en el mundo del trabajo, deberíamos analizar cuál es el vínculo que el tiempo laboral (dentro o fuera del hogar) permite establecer entre los miembros de un mismo barrio. El autor sostiene que: “Durante la última generación apareció un nuevo tipo de barrio residencial, más independiente del núcleo urbano desde el punto de vista económico, pero sin ser tampoco una ciudad o un pueblo. […] Esas comunidades no carecen totalmente de un componente social o de barrio, pero en ellas nadie se convierte en un testigo de por vida de la historia de otra persona” (Sennett, 2000: 19). En este marco, el aspecto fugaz de la amistad y de la comunidad local constituye una gran preocupación. Las exigencias laborales no permiten programar las actividades familiares. Las identidades barriales se conforman de manera muy diferente según si los barrios significan para los vecinos “lugares para siempre” o si viven en ellos un tiempo -el que les condiciona un empleo, o el tiempo de la infancia de sus hijos- y luego se van; y esas diferentes formas de vivencia de lo barrial impactan en la escuela y en las formas de trabajo docente en ella. Sennett hace hincapié en la diferencia en los tiempos, en el marco de un trabajo capitalista tradicional y en el moderno capitalismo. En el primero, el tiempo es lineal, con pocos cambios en lo cotidiano, con logros acumulativos, predecibles. Las reglas son inamovibles y los sindicatos protegen los puestos de trabajo hasta el momento de la jubilación, como hemos señalado en el caso del trabajo docente. En el nuevo capitalismo, el mercado global y las nuevas tecnologías organizan el tiempo, especialmente el del trabajo, bajo el lema “nada a largo plazo”. El mercado es demasiado dinámico para permitir hacer las cosas del mismo modo año tras año, o simplemente hacer la misma cosa; cree que el rendimiento rápido se genera mejor si se instaura un rápido cambio institucional. “Nada a largo plazo” es el principio que corroe la confianza, la lealtad y el compromiso mutuos. Muchos de los padres/vecinos de estos dos barrios, que trabajan en instituciones enmarcadas en el nuevo capitalismo, con organización a corto plazo, ven limitada la posibilidad de que madure la confianza informal. Si una organización, dice Sennett, sea vieja o nueva, opera como una estructura de red flexible más que con una rígida estructura de mando en la cumbre, la red también puede debilitar los vínculos sociales. Los vínculos sólidos dependen de una asociación larga; en un plazo más personal, dependen de una disposición a establecer compromisos con los demás. Para hacer frente a esa realidad actual, el desapego y la cooperación superficial son una armadura mejor que el comportamiento basado en los valores de lealtad y servicio. En el nuevo capitalismo, “nada a largo plazo” significa moverse continuamente, no comprometerse y no sacrificarse. Estas nuevas realidades laborales sin duda impactan en la vida comunitaria de los barrios, afectando los lazos de confianza y lealtad. Ahora bien, si lo laboral en el nuevo capitalismo es cada vez menos lo decisivo para la construcción de la subjetividad, tal vez ésta se construya a partir del tiempo libre y las necesidades de la comunidad. En tal sentido, es interesante examinar en cada barrio si los vecinos se conocen y relacionan sin importar cuál es su trabajo, si participan en las juntas vecinales, en asambleas, en eventos comunitarios. Creemos que en el nuevo contexto, en que predominan relaciones laborales e identidades “líquidas” –según la expresión popularizada por Bauman-, la escuela es todavía un lugar fuerte de construcción de la subjetividad en esos barrios. En efecto, para quienes tienen empleos temporarios y no pueden construir su subjetividad en torno al trabajo, tal vez sea la escuela un factor importante que contribuye a darles esa identidad, un poco más sólida, en un mundo líquido. De hecho, en las escuelas los padres que tienen trabajos temporarios muchas veces tienen más tiempo para colaborar en tareas solidarias, escolares y comunitarias. Y ello les devuelve una dignidad y un reconocimiento que no obtienen a nivel laboral. Sennett señala que para las familias modernas el problema es cómo proteger las relaciones familiares para que no sucumban a los comportamientos a corto plazo, el modo de pensar inmediato, y, básicamente, el débil grado de lealtad y compromiso que caracterizan al moderno lugar de trabajo. En lugar de los valores cambiantes de la nueva economía, la familia –dice- debería valorar la obligación la honradez, el compromiso y la finalidad. Quizá es la escuela en parte la que permite cultivar esos valores y perseguir objetivos a largo plazo en una sociedad cortoplacista, la que permite sostener relaciones sociales relativamente duraderas, la que posibilita a los miembros de la comunidad desarrollar un relato de identidad y una historia vital en una sociedad compuesta de episodios y fragmentos. A modo de conclusión Hemos visto, con los aportes de Sennett, que el capitalismo del corto plazo amenaza con corroer el carácter individual y principalmente aquellos aspectos que unen a los seres humanos entre sí y que brindan a cada uno de ellos una sensación de un yo sostenible. Creemos que tal vez las instituciones educativas de estos barrios pueden estar contribuyendo a conformar ese carácter que ya no logra construirse a través del trabajo y las relaciones comunitarias que el capitalismo de mercado destruye. En el ámbito laboral, en este capitalismo, la incertidumbre y el riesgo son desafíos, pero esta forma de comportamiento flexible no sirve a nivel familiar o comunitario donde se buscan relaciones sociales más duraderas. Hay cualidades del carácter que son “a largo plazo” como la lealtad, el compromiso, los objetivos y la resolución. Los relatos a largo plazo dan forma al avance del tiempo, sugieren motivos que explicarían por qué ocurren las cosas, muestran sus consecuencias. Son relatos con sentido en un mundo burocratizado. El nuevo capitalismo implica un mundo marcado por la flexibilidad y el cambio a corto plazo que no ofrece muchas cosas que se parezcan a una narración, ni económica ni socialmente. Acordamos con Sennett sobre la significación del “nosotros” que convierte un lugar en comunidad en sus dimensiones sociales y políticas. Las incertidumbres de la flexibilidad, la ausencia de confianza y compromiso con raíces profundas, la superficialidad del trabajo en equipo, y el fantasma de no conseguir nada de uno mismo en el mundo, de hacerse una vida mediante el trabajo, animan ese deseo impulsando a la gente a buscar otra escena de cariño y profundidad. Y ese lugar de encuentro, podría ser la escuela. En ese contexto, apostamos al papel que puede cumplir el trabajo docente en la construcción de esa “otra escena de cariño y profundidad”, de “confianza y compromiso”, de profundo “trabajo en equipo”. Si, como señalan Hardt y Negri, el trabajo inmaterial incluye inmediatamente interacciones y cooperaciones sociales, a través de redes lingüísticas, comunicacionales y afectivas, y de esa manera “provee en potencia un comunismo espontáneo y elemental” (2002: 273), el trabajo docente puede contribuir a conformar una identidad comunitaria barrial que provea ese sentimiento de comunidad que el actual mundo del trabajo no proporciona. Bibliografía mencionada: Cantarelli, M. (2003), “¿Quién cuida a la escuela? Notas sobre una experiencia de cuidados post-estatales”, en Cuadernos de Pedagogía Rosario, Año VI, Nº 11, Noviembre. Díaz, R. (2001), Trabajo docente y diferencia cultural. Lecturas antropológicas para una identidad desafiada, Buenos Aires, Miño y Dávila. Gigli, F., “El problema del trabajo en la actualidad. Redefiniciones y desafíos, ponencia presentada al Corredor de las Ideas”, ponencia, sin datos, facilitada por el autor. Gorz, A. (1995), Metamorfosis del trabajo, Madrid, Sistema. Hardt, M. y Negri, T. (2002), Imperio, Buenos Aires, Paidós. Paillalef, A. - Romaniuk, S. (2004), informe final del proyecto de investigación “Escuela e identidad axiológica en contextos de diversidad. Interpretación de la relación entre las identidades axiológicas de alumnos y docentes”, I.F.D.C. Bariloche. Sennett, R. (2000), La corrosión del carácter, Barcelona, Anagrama. 11.- Observatorio de Ciencias Sociales “Huberto Cuevas Acevedo” Esteves, Susana Gajardo, Norma Gómez, Hernán [email protected] Marco teórico: La educación es una condición inherente a la condición humana. Nadie más que el hombre puede relacionarse a través de la educación. La educación no es una realidad sustantiva, por el contrario es una acción adjetiva. Trátase de una acción accidental por que genera cambios sustanciales. Como el humano conocimiento se funda en la realidad, y no solo en la potencia cognitiva, al preguntarnos si existe la educación nos encontramos con una respuesta solidaria que nos demuestra que ella es una estructura entitativa de la esencia de esta. Por lo tanto la educación es existencia esencial inherente a la condición humana, que provoca cambios existenciales en la persona. Ahora, la educación no es algo a lo que se pueda acceder por realización de operaciones simples, sino que requiere un acto solidario de dos personas: Un sujeto que aprende y uno que enseña. Por ello, la educación no tiene esencia absoluta, sino que es relativa al hombre en su condición de educando. La entidad de la educación se refiere a la esencia que le garantiza el existir. Esta esencia hace a la capacidad de las perfecciones del hombre. Ante los cambios y avances realizados en materia de educación, surgen como principios fundantes, que la educación ante todo es un derecho que se desprende de los principios constitucionales. El artículo 14 de la Constitución Nacional nos garantiza el derecho a aprender. Por su parte, el artículo 75 inciso 19 indica que se deben dictar planes de estudios acordes con las realidades locales, regionales y provinciales. En base a estos lineamientos constitucionales, el Congreso Nacional ha dictado la ley 26.206, denominada Ley de Educación Nacional. En ella encontramos que la “educación es una prioridad nacional y se constituye en política de Estado para construir una sociedad justa, reafirmar la soberanía e identidad nacional, profundizar el ejercicio de la ciudadanía democrática, respetar los derechos humanos y las libertades fundamentales y fortalecer el desarrollo económico – social de la Nación”. (Ley 26.206 artículo 3) “La educación brindará las oportunidades necesarias para desarrollar y fortalecer la formación integral de las personas a lo largo de toda la vida y promover en cada educando/a la capacidad de definir su proyecto de vida, basado en los valores de libertad, paz y solidaridad”. Sin embargo, el dilema surge en la trasmisión de conocimiento. En los momentos de mayor crisis, es donde el valor del conocimiento se pierde de vista. A esto se suma la enorme dificultad del presente momento, donde las instituciones de trasmisión de valores, la familia y la escuela, se encuentran altamente cuestionada. Pero, mientras la primera ha desertado de su mandato fundante en la sociedad, la segunda a pesar del cuestionamiento, no solo se mantiene ejerciendo su rol, sino que se le asignan los abandonados por la familia. Fundamentación: Es una clara observación que el desarrollo de competencias áulicas, no se ve favorecido por innumerables factores que predisponen a los alumnos a niveles de fracaso que los empujan fuera del sistema escolar. La falta de compromiso, la ausencia de motivación, el accionar de agentes externos que alteran el normal rendimiento del alumnos, lo predispone a un fracaso, que en muchas casos es asumido como tal y como que todo esta perdido. Este desgano y la ausencia de un correcto seguimiento por parte de la autoridad escolar, hacen que la educación inclusiva, como se concibe a los nuevos paradigmas educativos, sea algo muy elegante en la letra de las declaraciones de principios, pero se vuelve inaplicable porque se transforma en imposible. El fracaso se ve expresado en los altos niveles de fracaso que se observan en los establecimientos escolares, los alumnos superan más de dos repitencias, lo que era imposible hace diez años, y que produce el abandono y un desgranamiento de las matrículas escolares. La necesidad de demostrar que la educación en los términos inclusivos, se vuelve prioritario. Es posible que el alumno desarrolle competencias en aprendizajes de conocimientos, partiendo por la recuperación de la importancia del valor por el saber. Frente a los resultados obtenidos por el proyecto “Volver al País de los Trenes”, se considera optimo la posibilidad de desarrollar proyectos interdisciplinarios, que permitan desarrollar competencias de aprendizaje y de procedimientos, saliendo del modelo de traspolación didáctica tradicional, generando compromiso en el alumno y estimulando la apropiación de conocimiento y la generación de conocimiento. Es posible reducir el fracaso escolar a través de proyectos interdisciplinarios en un contexto escolar inclusivo en lo actitudinal. Frente al ejemplo ya mencionado, se puede observar en sus resultados. En el trabajo realizado se tuvo en cuenta, la apropiación de conocimiento, la relación de conocimientos específicos trasmitidos por cada espacio curricular, el desarrollo de habilidades, el análisis de fuentes documentales, la toma de conciencia sobre la importancia del objeto de estudios, el respeto por las pautas de trabajo y la solidaridad con compañeros y docentes. En el primer trimestre del 2010, los alumnos participantes en el proyecto fueron cuarenta, de los cuales solo desaprobaron trece, siendo solo cuatro los aplazados. En el segundo trimestre sobre un total de treinta y nueve alumnos participantes, fueron desaprobados once, de los cuales solo uno fue aplazado. Estos valores indican que mediante la realización de estos proyectos se puede lograr un mayor estímulo en el alumnado, el cual responde a modelos paradigmáticos muy diferentes, y sobre los que la escuela no puede quedar al margen. De todas formas, el problema a afrontar radica en los sectores de la población escolar que, por incidencia de factores externos y por la acción de prejuicios que aún existen, consideran que ya son un fracaso y que no es posible el estudio para ellos. Objetivo general: Demostrar que mediante trabajos extra áulicos y alternativos, se pueden desarrollar aprendizajes significativos de los conocimientos en Ciencias Sociales en conjunto con otras áreas de conocimiento. Instrumentar experiencias que permitan la incorporación de conocimientos en alumnos que presenten dificultades por su historia escolar. Objetivos específicos: Desarrollar en aquellos alumnos que históricamente tienden al fracaso, competencias que le demuestren que pueden incorporar conocimientos y ser generadores de conocimiento. Recuperar en los alumnos la capacidad de valorar el conocimiento, mediante el compromiso con un espacio de traspolación de conocimiento. Favorecer en el desarrollo de los trabajos a realizar, la participación de exalumnos que desean tener continuidad en el vínculo con la institución. Marco institucional propuesto: Para lograr los objetivos se propone la creación de un Observatorio de Ciencias Sociales. Es objetivo de esta propuesta, que el mismo sea un ámbito de trabajo donde converjan los proyectos surgidos en el plan de acción, para monitorear el desarrollo de estos. Un observatorio es un ámbito donde convergen diferentes posturas sobre un tema de investigación, lo que permite desarrollar un análisis amplio del mismo y obtener conclusiones fehacientes y de utilidad para la comunidad. La ciencia social, como sostienen los miembros de la escuela de Frankfurt debe tener incidencia en la comunidad, por ello aporta juicios de valor dispuestos a alentar cambios, a fin de mejorar la dignidad de los miembros de la comunidad. Sería además, un espacio abierto, donde los espacios curriculares de otras ciencias podrían participar en algunas de las instancias de los proyectos. De esta forma, se lograría alentar la interdisciplinariedad completa a mediano plazo e institucionalizar a través de la práctica y los resultados, una nueva manera de enseñar y aprender. Los recursos humanos con los que cuenta la institución escolar son idóneos, además de contar con la infraestructura escolar, la cual debería ser optimizada a tal fin. Se debería rediseñar estrategias de convivencia dentro del establecimiento para agregar el compromiso de los padres a esta propuesta, junto con el régimen de acreditación, promoción y asistencia vigente. Se propone nombrar al observatorio: “Observatorio de Ciencias Sociales Huberto Cuevas Acevedo” Motivo del nombre: Huberto Cuevas Acevedo fue un médico que de joven recorrió a caballo la cordillera de Neuquén y Río Negro. Esto lo llevó a radicarse en la Patagonia y en especial en Trevelin. Allí desarrolló su labor médica principalmente entre los pueblos originarios Después de esta vida de avatares, dirigió su camino hacia los claustros universitarios donde vertió su gran experiencia entre los estudiantes. Fundó en Comodoro Rivadavia la sede de la Sociedad Argentina de Estudios Geográficos, al igual que en Tandil, donde fue docente de la Universidad Nacional del Centro y llegó a decano de la Facultad de Humanidades. Escribió innumerables libros sobre la Patagonia, sus historias, cuentos y leyendas. Al igual que una importante obra sobre la geografía patagónica. Es nuestro objetivo rendir de esta forma, el merecido homenaje a este aventurero que dedicó su vida a nuestra tierra. Por ello, lo elegimos como emblema y es el nombre de nuestro observatorio. Metodología de trabajo: Será primordial dar continuidad a la metodología utilizada por el proyecto “Volver al País de los Trenes”. Como parte de una experiencia piloto, se pretende dar continuidad a los trabajos realizados, contando con la colaboración de exalumnos del establecimiento que desean mantener participación en ellos. Los docentes actuaran como referentes y asesores ad hoc de los temas de trabajo según sea necesario para el desarrollo del trabajo. Se trabajará en post de concretar la publicación de los trabajos realizados a fin de que tengan conocimiento por parte de los actores de la comunidad y de esta en su conjunto. Plan de acción: El trabajo interdisciplinario sobre los espacios curriculares de 3° año polimodal dándole continuidad al tema de la recuperación del ferrocarril, el desarrollo de líneas de acción para su reapertura, y la profundización mediante el trabajo de análisis sobre la problemática de la tenencia de la tierra. Con los alumnos de 2° año polimodal se propondrá dar continuación al proyecto de ley sobre 30 de Abril “Día de Pertenencia a la Nación Argentina”, a fin de concretar la sanción de la ley. Con los alumnos de 1° año polimodal se propondrá iniciar un trabajo de análisis sobre la preservación de los recursos naturales y el uso de energías no renovables. Bibliografía: 1 Carli, Sandra; Los dilemas de la transmisión en el marco de la alteración de las diferencias intergeneracionales; Clase preparada para el Diploma Superior en Gestión Educativa (virtual) de FLACSO 2006 2 Carli, Sandra; Pensar la educación, dilemas del presente y conceptos disponibles; Publicado en la Revista Trampas de la Comunicación. Año 3, No20, pp44-51. 2004. Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Investigación en Comunicación y Educación. Límites, alcances y perspectivas. Universidad Nacional de la Plata. Ediciones Periodismo y Comunicación. 3 Gurevich, R.; Blanco, J.; Fernández Caso, M.V.; Tobío, O.: Notas sobre la enseñanza de una Geografía renovada. Edit. Aique, 1997. 12.- Historias máximas: El largo regreso del cacique Inakayal a las tierras de Tecka Autor: Prof. Ricardo Omar Fernández “Que a Inakayal lo cobije el suelo del que nuca debió ser expulsada su estirpe, será justicia. Que todos apoyemos esa iniciativa, tal vez no nos redima, pero puede que nos gane algunas indulgencias”. Editorial diario El Oeste, viernes 15 de junio de 1990, Esquel, provincia de Chubút. El presente trabajo forma parte de reflexiones derivadas de un análisis mayor que se encuentra en etapa de elaboración como futura tesis de licenciatura. Habiendo focalizado el estudio en los espacios de fronteras y particularmente al de la zona andina a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX, se decidió visibilizar a un cacique patagónico de fuerte presencia en estas tierras que protagonizó un complejo proceso de relaciones. Las miradas fragmentadas del registro historiográfico surgidas desde la historia patria respecto a los conflictos y las luchas de poder en la zona del Nahuel Huapi, invisibilizando desde el Estado a protagonistas que tuvieron igual participación respecto a otros, fue una de las preocupaciones. Otra, de fuerte repudio y debate ideológico en el presente, fue la exposición de los restos humanos del cacique en cuestión y parte de su familia en el Museo de Ciencias Naturales de la Plata. En la segunda mitad del siglo XIX se conformaron y consolidaron en la Norpatagonia y en la zona andina en particular grandes cacicazgos en función de contrarrestar el avance de las parcialidades blancas. Por lo tanto, asume relevancia para un historiador, la percepción del sujeto como protagonista, línea que se ha adoptado como principio de la investigación. En ese sentido la historiografía reconoce entre uno de los liderazgos con mayor protagonismo el ejercido por Valentín Sayhueque, el cacique manzanero. Sin embargo es escasa la producción respecto a las relaciones conflictivas entre éste y aquellos caciques que disputaron el poder y que la Historia patria solo les dedicó paginas ubicándolos como protagonistas secundarios de los procesos políticos, sociales y económicos que se suscitaron en esta época. Dentro de este grupo, es relevante la figura del cacique Modesto InaKayal que junto a Foyel marcaron sus diferencias. Ejemplo de ello fue cuando reivindicaron como propia el área de salida del río Limay o Tekel Malal desafiando el poder territorial con Sayhueque. Fue George Musters quien precisó las diferencias existentes entre ellos y Sayhueque, quizás provocadas por la emergencia de la jefatura de este último que suplantaba la autoridad de Paillacán y Huincahual, padre de InaKayal. Disgustaba que los Picunches, súbditos del manzanero, controlaran los boquetes cordilleranos e interfirieran constantemente el paso de su gente cuando viajaba a Valdivia para efectuar intercambios (Musters, 1964:316). A pesar de la importancia del cacique, la historiografía oficial limitó su producción solo a anécdotas de relaciones periféricas y alejadas de toda posibilidad de analizar al cacique desde sus disputas por el poder territorial o sus diferencias en las formas de resistencia ante el avance militar. Es decir la preponderancia del “gran cacique manzanero” que la Historia registró, invisibilizó la figura de Inakayal a quien solo se lo presenta como un subordinado despojado de posibles posicionamientos diferenciados. Este trabajo pretende, por un lado, acercar el análisis histórico al proceso de relaciones en espacios de fronteras a partir de la visibilización de caciques que solo fueron observados históricamente como detrás de escena planteando líneas de análisis que permitan reubicar, en este particular al cacique Inakayal, a partir del relato biográfico en el justo lugar donde se desarrollaron los conflictos y se tensionaron las relaciones. Se adhiere al género biográfico entendiéndolo desde el planteo del Prof. Raúl Mandrini quien señala que la clave esencial de su valor y la principal justificación de su empleo están en el carácter específico de las relaciones sociales que caracterizaron al mundo indígena como a las áreas de frontera propiamente dichas. (Mandrini, 2006:13) Primeramente se contextualizará el período político-económico, a partir del sujeto histórico de interés, en el cual se suceden los procesos históricos que protagonizan las parcialidades indias en la zona del Nahuel Huapi y la mirada que de ellas se tiene desde el Estado Nacional que sirvió como justificativo para el avance militar sobre sus tierras. Luego se centralizará en torno a la figura de Inakayal y la justa e inacabada lucha de las distintas comunidades de pueblos originarios para la repatriación de los restos del cacique, finalmente se concluirá con una síntesis reflexiva y la apertura a nuevos interrogantes. Inakayal, el “indio amigo” “Modesto” Inakayal fue un líder tehuelche que vivió entre 1835 y 1888 en la zona norte de la Patagonia. Formó parte de la numerosa familia del cacique Huincamal y entre sus parientes figuran sus primos hermanos Foyel y el poderoso cacique Valentín Sayhueque, amo y señor del País de la Manzanas, en la zona del Caleufú. Un para de años antes de su nacimiento, Juan Manuel de Rosas había realizado una campaña contra los pueblos indígenas que llegó hasta el corazón de la isla de Choele Choel. Si bien no se estableció población blanca efectiva en territorio indio, la campaña militar dio origen a un largo período de negociaciones, pactos y alianzas entre el gobierno criollo y los pueblos originarios: sueldos y raciones (en especial yerba, azúcar y tabaco) a cambio de colaboración en la política interna nacional y freno a los malones, que en busca de cautivos y hacienda, era una práctica habitual de ambos grupos. Comenzó así a fortalecerse la posición de algunos caciques de la Patagonia norte quienes actuaron como intermediarios y tuvieron la capacidad de disponer de lanzas para eventuales enfrentamientos y de distribuir los bienes que recibían a cambio de conservar la paz. Inakayal y su grupo formó entonces parte de los “indios amigos” del gobierno. De niño fue llevado a Buenos Aires y cristianizado por una familia porteña quien lo bautizó como “Modesto” y le enseñó las primeras prácticas de la lengua castellana. Treinta años después, Utrac, hijo del cacique, repitió esta situación y fue allí donde conoció a Francisco Moreno quien lo recibió en su casa y le regaló una bandera argentina. Inakayal y la conquista militar La guerra contra el indio estaba en sus instancias finales, cuando el 3 de abril de 1881 el general Conrado Villegas, máximo responsable de la Campaña al Nahuel Huapi, enarboló la bandera argentina en el cerro Carmen. En su informe sostuvo que habitaban la región más un millar de “chilenos” con unas 10.000 cabezas de ganado. En el Gran Lago vivía el cacique Inacayal, con alrededor de 30 familias indígenas. El informe de Villegas sostenía que “allí se produce trigo (blanco y colorado), cebada, maíz, quinua, porotos, arvejas (blanca y colorada), zapallos, papas, batatas, etc. etc.” José S. Daza, teniente coronel participante de la campaña militar, recordó que, en esa oportunidad, Inakayal y Foyel se acercaron al improvisado fortín para someterse al Estado argentino y manifestaron: "Que, en verdad, eran indios errantes, pero que a nadie habían robado, cautivado ni muerto; siempre habían sabido vivir de su trabajo y esto lo podían atestiguar con las poblaciones de Chubut y Patagones. Agregaron que la desgracia los ha hecho pobres, que en esta pobreza habían nacido y crecido en sus propios campos, legados por sus mayores y les sería penoso dejar ese pedazo de suelo donde habían vivido hasta llegar a la avanzada edad de la vejez, que algunos de sus hijos residían en la cristiandad, siguiendo espontáneamente las costumbres de la civilización, a lo cual ellos nunca se habían opuesto. (Dijeron) Sí, señor general; exigirnos someternos a otras sociedades de distinta religión, en desconocidos lugares, a nosotros nacidos en las soledades de los bosques, acostumbrados a vivir en el silencio de los campos, sería condenarnos mucho a sufrir, lo que aceleraría nuestra muerte de “ las pocas lunas” que nos queda de vida. Preguntóseles el número de familias que tenían, con cuántas lanzas podían presentar las tribus tehuelches en caso de invasión extranjera. A lo cual contestaron que había cerca de 3.000 familias, muy desparramadas en varios puntos de la Patagonia. Podían poner sobre las armas mil hombres aguerridos y diestros para los combates y para el manejo de la lanza: pero que también la mayor parte andaba en los campos con las boleadoras.” Villegas también recordó ese hecho y encontró en los acontecimientos posteriores la justificación a la arremetida final contra el indígena. “En la operación que llevé en 1881 hasta el lago Nahuel Huapi, había tenido en mi poder al cacique Inakayal con sus caciquillos, capitanejos e indios, más, como tenía la creencia de que dicho cacique era de índole mansa, después de hablar largamente con él, dándole consejo de obediencia y de respeto a las leyes de la Nación, resolví dejarlo en su territorio, pero con la condición de no admitir en él al cacique Sayhueque, lo cual me prometió Inakayal. Más tarde supe que no sólo Sayhueque se había refugiado en los territorios del sur del Limay, sino también que el hijo de Inakayal cuidaba de los intereses del cacique Ñancucheo, el indio más reacio e indómito de los que habitaban la Patagonia. Convencido, pues, de la índole desleal y falsa de los indios; resolví, al efectuar la operación que acabo de terminar, no dejar indio que no sintiera el poder de la Nación, sometiéndoles a sus leyes o exterminándolos.” 150 Como puede observarse, para Villegas ya no hay lugar para indios amigos en un Estado que quiere hacerse dueño tanto de sus hombres como de sus territorios. Al final de la ofensiva militar, no se los distinguió ni por su procedencia ni por la historia de vínculos amistosos con los blancos, sino que se vio en todos ellos a enemigos de la nación. La comunidad Inacayal trasladó su campamento hacia la provincia de Chubut, estableciéndose en lo que hoy es la localidad de Tecka. Desde allí al Alto Río Senguer, se preparó junto a Foyel para dar batalla en su último de libertad. Fueron en los llanos de Appeleg donde -tras un brutal enfrentamiento armado- se quebró la resistencia india. Más al sur, no fueron necesarias nuevas incursiones. La arremetida militar culminó recién en enero de 1885, con la presentación del cacique Sayhueque en Junín de los Andes al teniente coronel Nadal con 700 indios de lanzas y 2.500 de chusma. Terminaba así, al menos temporalmente, una larga resistencia que incluyó estrategias de supervivencia que admitieron momentos de alianza, de paz y de guerra. Una vida tras las rejas del Museo Cuando en 1879 el cacique Inakayal recibió a Moreno en Tecka, a unos trescientos kilómetros aproximadamente del Lago Nahuel Huapi, no imaginaba que su vida 150 Parte sobre el Combate de Apulé o Appeleg elaborado por Villegas y trascripto por Teodoro Caillet –Bois, en Patagonia, citado por Álvarez, Gregorio (1985:309, tomo V). terminaría siendo prisionera en el museo de Ciencias Naturales de La Plata, y muchos menos que conviviría con los restos de sus coterráneos expuestos en una vitrina. Años después, una tarde, mientras se dirigía a Palermo, llegó a Francisco Moreno la noticia de que los caciques Inakayal y Foyel se encontraban prisioneros en un penal de la isla Martín García. Inmediatamente se dirigió al encuentro de esos “viejos amigos del desierto.” Pero el cuadro con el que Moreno se encontró distaba mucho de reflejar la respetuosa altivez que aquellos caciques le habían mostrado durante sus expediciones por las tierras del sur. En un cuarto en penumbras se vislumbraba un toldo improvisado habitado por hombres y mujeres sucias y desalineadas. Inakayal estaba acostado, Foyel en cuclillas, con la cabeza mirando el suelo. Desde el interior de la sala, una niña notó la presencia de una persona a la que inmediatamente reconoció. Al levantar la vista, los dos caciques se apuraron a saludarlo. “Moreno”, le dicen, mientras extienden la mano derecha, “¿qué van a hacer de nosotros? ¿Por qué nos separan?” Al día siguiente, Moreno utilizó sus contactos directos con autoridades de la más alta jerarquía del gobierno, como Carlos Pellegrini, y consiguió la autorización formal para que Sayhueque, Foyel e Inakayal fueran liberados de su cautiverio donde permanecían recluidos. Los dos últimos fueron trasladados a las instalaciones del recientemente fundado museo de La Plata, junto a un número no definido de indígenas cautivos. Inakayal pasó a desempañarse como portero de la institución y como partícipe obligado de las exhibiciones vivientes de indígenas, que mostraban a la argentina “civilizada”, los últimos vestigios del “indio bárbaro”. La secuencia de muertes ocurridas en el Museo hacia 1887 dejó un manto de dudas sobre lo acaecido con el grupo de Inakayal. El 21 de septiembre muere una de sus hijas menores, el 2 de octubre su esposa y a los ocho días su hija mayor. El cacique vivió un año más y sobre su final se han escrito relatos de diversas grandilocuencias, originados en cierto ritual que habría realizado antes de morir. Si de algún modo supo anticiparse a su muerte, lo arrojaron por las escaleras al desnudarse o se suicidó ante el tormento de ver expuestos los huesos de su gente, es objeto de disputas irresolubles. Sobre sus últimas horas escribió Clemente Onelli: "Un día, cuando el sol poniente teñía de púrpura el majestuoso propileo de aquel edificio (...), sostenido por dos indios, apareció Inakayal allá arriba, en la escalera monumental; se arrancó la ropa, la del invasor de su patria, desnudó su torso dorado como metal corintio, hizo un ademán al sol, otro larguísimo hacia el sur; habló palabras desconocidas y, en el crepúsculo, la sombra agobiada de ese viejo señor de la tierra se desvaneció como la rápida evocación de un mundo. Esa misma noche, Inakayal moría, quizás contento de que el vencedor le hubiese permitido saludar al sol de su patria" (Vignati 1942: 25). El día después Según el Centro Mapuche Tehuelche de Chubut, que hacía 15 años había iniciado el reclamo por los restos del cacique, una vez llegados los originarios patagónicos a Buenos Aires fueron disgregados: “los niños regalados a distintas familias porteñas, las mujeres destinadas a trabajar como domésticas y los hombres envidos a la isla Martín García a picar adoquines para las calles de las ciudades” (Silvia Ametrano, actual directora del Museo). En 1886 Francisco P. Moreno gestionó un nuevo sitio para los caciques: el Museo de Ciencias Naturales de La Plata. La intencionalidad del traslado ha generado polémicas diversas que sitúan al perito desde un lugar de buen corazón y buena esencia a un personaje roquista perteneciente al grupo más oscuro de la organización Liga Patriótica presidida por Manuel Carlés. La intervención de Moreno permitió que fueran recluidos en el edificio del bosque platense Inacayal y su mujer Tafá (una alacaluf originaria de Tierras del Fuego) y Foyel junto a su mujer y su hija Margarita, entre otros. Este último pudo regresar a la Patagonia y a cambio de reivindicarse como argentino, se le “cedieron” algunas tierras que el Estado consideraba “fiscales”. El cacique rebelde, en cambio, se negó a resignar su identidad y siguió en cautiverio. “Fue fotografiado, estudiado, utilizado como sirviente y expuestos a los curiosos nacionales y extranjeros” (Gustavo Politis, arqueólogo, entrevista Diario Página 12, 1990). El cientista recuerda un escrito sobre la psicología del cacique realizado en esa época por un empleado del Museo: “dice que nunca habla, sólo cuando está borracho, que duerme todo el día y es propenso a la pelea. Eso demuestra un malestar: no era una estancia pacífica o placentera”. En cartas de Moreno se señala la baja de ración de comida para ver si el cacique cambiaba de actitud. Hace muchos años que las distintas organizaciones indígenas del país, reclaman la devolución de los restos de sus antepasados que aún siguen siendo expuestos en museos de diferentes ciudades como trofeos victoriosos para aquellos sectores que aún hoy creen que el avance militar sobre tierras indígenas era inevitable. En lo que respecta al cacique al cacique Inakayal, sus restos fueron devueltos a la tierra chubutense mediante la sanción de la Ley N° 23940 fechada el 22 de mayo de 1991 del Honorable Congreso de la Nación luego de la iniciativa del aquel entonces Senador Nacional Hipólito Solari Irigoyen. Bajo el expediente N° 51-5-90 y el orden del día 903 se autorizó el traslado desde el Museo de Ciencias Naturales Florentino Ameghino de la Plata a la localidad de Tecka. El Boletín Oficial N° 27167 indicaba “Establécese que el PEN dispondrá el traslado de los restos mortales del cacique Inakayal a la localidad de Tecka, provincia de Chubut”. Allí llegó el 19 de abril de 1994 en coincidencia con el día del indio americano. La urna fúnebre fue trasladada desde la escalinata del avión por dos jóvenes representantes de pueblos originarios hasta las instalaciones aeronáuticas secundada por una doble guardia de honor compuesta por efectivos del Ejército argentino como caprichosa imagen de un pasado y un presente inevitables. Su gente rodeó el féretro para dar comienzo a la ceremonia de bienvenida a cargo de las ancianas y ancianos de las comunidades asistentes quienes en lengua dieron sentido al regreso de uno de sus lonko. Mercedes Nahuel Pan reivindicó la importancia del regreso del cacique a sus tierras porque “fue uno de los que opuso resistencia a la conquista del hombre blanco”. “Somos los verdaderos dueños de esta tierra, pero que le vamos a hacer” sostuvo como una clara sentencia de lo mucho que aún queda por pelear. ¿Se hizo justicia? Este es el interrogante que aún soslaya al presente histórico que podrá responderse cuando el camino de la reivindicación señale que todos los viejos ancestros descansan en sus terruños. A modo de reflexión se puede indicar, por un lado, que el plan preliminar buscaba “limpiar” de indígenas el territorio entre la frontera y el río Negro, ya fuere quebrando su moral, reduciendo sus comunidades o privándolos de sus haciendas. Manteniendo el sobresalto en ellos, se los obligaría a someterse voluntariamente o a emigrar hacia el interior del “desierto”. El plan de desgaste había dado su éxito. En este contexto se planifica el golpe final: la “Conquista del Desierto” que conllevó un proceso de exterminio y desarticulación cultural que desde hacía más de medio siglo se estaba llevando a cabo. Desde las elites morales y políticas del país existió desde siempre una mirada muy particular respecto a la población indígena. Aunque la legislación sólo reconocía un homogéneo “otro” indígena que debía ser argentinizado, evangelizado y civilizado en las prácticas se veía a dicha población con diferentes posibilidades de incorporación a la “civilización” y a la “comunidad nacional”. Estas distinciones eran operativas a los distintos frentes de avance del capital en los territorios incorporados y a la implementación de las políticas de Estado. Así sobre la base de una visión de “barbarie”, “salvajismo”, e “incivilización”, el Estado dispuso que algunos grupos demandaban una transformación más compleja antes de poder ser “asimilados”, mientras que otros dispondrían de un cierto capital cultural para incorporarse a la vida económica de la Nación. Bibliografía Bandieri, Susana: “Historia de la Patagonia”, Editorial Sudamericana, Bs. As., 2005. Acerca del concepto de región y la historia regional. La especificidad de la Norpatagonia”, Neuquén, Revista de Historia N° 5, Uncoma, 1993. Cox, Guillermo: " Exploración de la Patagonia norte. Un viajero en el Nahuel Huapi (1862-1863)”, Ediciones Continente, Bs.AS., 2006. Del Río, W.: “Memorias de expropiación. Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia, 1872-1943” Edit. Univ. Nac. de Quilmes, Bs. As., 2005. Manara, Carla y Varela, Gladis: “Dinámica histórica de un espacio cordillerano norpatagónico. De las primeras sociedades indígenas a los últimos cacicatos”, en Hecho en Patagonia, Editorial Educo, CEHIR, UNCO, 2005. Mandrini, R; Ortelli, S.: “Volver al país de los araucanos”, Bs. As., Edit. Sudamericana, 1992. Moreno, Francisco Pascacio “Reminiscencias del Perito Moreno”, Editorial Elefante Blanco, 1997. Musters, George: “Vida entre los patagones”, Editorial Elefante Blanco, Bs. As., 2005, segunda reimpresión. Vignati, M.: “Iconografía Aborigen. Los caciques Sayeweque, Inakayal y Foyel y sus allegados”, Extracto de la Revista del Museo de La Plata (Nueva serie), Sección Antropología, Tomo II, 1942. 13.-Lecturas otras de la temporalidad de la nación IBARRA, Horacio O ,TRONCOSO, Ana María. JONES, Matías Fernando. OLIVERA, Gastón Alejandro [email protected] El pasado ya aconteció y por lo tanto no es verificable ni experimentable porque no posee existencia presente. No es verificable en los términos de las ciencias naturales o exactas, porque los procedimientos de demostración de la historia poseen otras vías de respaldo para sus afirmaciones. No es experimentable en tanto quienes hacen historia no pueden comprobar por si mismos mediante la observación directa puesto que no son contemporáneos al objeto de estudio, y tampoco pueden experimentar, al modo de otras disciplinas y ciencias, repitiendo el pasado, o someter a sujetos, actores y hechos a pruebas y contrapruebas, para avalar sus resultados investigativos. Los historiadores pueden analizar, explicar e interpretar las experiencias individuales y colectivas, en sus dimensiones íntimas, sociales, económicas, políticas, etc., pero no pueden hacer experimentos. “Dejo a los varios porvenires (no a todos) mi jardín de senderos que se bifurcan.” Jorge Luis Borges. Obras Completas. Ficciones Esta ponencia tiene su origen en la reflexión crítica motivada por nuestra participación en un proyecto de investigación y registro de datos para la construcción de una línea de tiempo, promovido por el estado nacional a través del Consejo Federal de Inversiones, con motivo del Bicentenario. La directiva estipula que cada provincia releve su campo espacio temporal ordenando su pasado linealmente y clasificando eventos relevantes por categorías temáticas: institucionales, económicos, culturales y social-poblacionales. Al abordar la tarea asumimos que el estado se presenta como protagonista y controlador del proceso histórico y que, como expresión de la nación, aspira a que ésta se narre a sí misma. El Proyecto Genoma Provincial del Consejo Federal de Inversiones tiene como propósito producir una Línea de Tiempo en cada una de las provincias argentinas, siendo su objetivo específico: “…con sustento científico, en directa relación con la Línea de Tiempo elaborada a nivel nacional, que favorezca la comprensión de las raíces de los procesos históricos que fueron conformando la sociedad provincial y su relación con el espacio que ocupa en el territorio nacional. Esta tarea ponderará, especialmente, la conformación regional. La información presentada debe ser adecuada para poder situarse histórica y espacialmente. O sea, comprender los antecedentes de su región y/o provincia, su relación con el tejido socio-histórico que conforma la nación, su relación con otras regiones próximas de países limítrofes o relativamente cercanos, y una referencia a la llamada historia universal. Esta tarea se centrará en la historia social, cultural, económica e institucional del territorio provincial desde sus orígenes”. La Secretaría de Cultura de la Provincia del Chubut organizó para esta tarea equipos por regiones. Para cubrir la zona Este y Central, el equipo estuvo integrado por los investigadores de la Sede Trelew de la Universidad Nacional de la Patagonia Horacio Ibarra, Ana María Troncoso, Matías Jones y Gastón Olivera. Para reunir la información y realizar el registro y partiendo del objetivo general del proyecto se configuró una matriz cronológica considerando procesos y hechos que permiten comprender la constitución de la sociedad chubutense, tanto en sus sistemas simbólicos que manifiestan diferentes identidades como en las relaciones establecidas con el ambiente. Buena parte de la información que se registró provino de investigaciones históricas realizadas en el campo académico, que no han sido editadas todavía. Teniendo ese proyecto el propósito de producir una narración desde el mismo estado y en los marcos del discurso de la nación, observamos en primera instancia que se nos planteaban una serie de problemas, entre los cuales podemos mencionar la dificultad para visualizar o hacer visibles otros procesos protagonizados por personas y organizaciones civiles, que generan tensiones y negociaciones dinámicas entre lo público y lo privado (cooperativas, comunidades, prensa, liderazgos); que la clasificación por categorías temáticas imponía la fragmentación de la realidad social, que es multidimensional; por otra parte, la línea de tiempo, que es pura temporalidad y está hecha para permanecer, permite visualizar la tensión e interdependencia entre procesos (estructurales) y hechos (coyunturales), y la interacción entre lo macro y lo micro. Aún así, y considerando que la línea fue propuesta como una matriz que no sólo predeterminaba el registro de información sino que tenia por protagonista al estado, nos propusimos abordar la tarea de registrar y articular los acontecimientos más significativos de la zona Este y Central del Chubut. La narración de la nación La Historia es retrospectiva: partimos del presente hacia atrás hacia los orígenes de la nación, y podemos caer en la visión naturalizada de que Argentina existió igual a sí misma desde sus orígenes. Cabe entonces considerar algunas precauciones al acercarnos a la narración de nación. En las décadas de los ’80 y ’90 del siglo XX, precisamente en momentos en que el estado nación parecía haber cumplido su “misión histórica” y se vaticinaba su desaparición, una serie de especialistas profundizaron su estudio (Hobsbawm, 1991; Anderson 1992; Gellner 1988) ampliando y renovando las líneas de abordaje y resituando el tema en la agenda de la historiografía europea151. Más allá de las diferencias y especificidades de cada caso, todos ellos abordaron de manera sistemática uno de los aspectos centrales del proceso histórico contemporáneo: la formación del estado nación moderno o, mejor, la historicidad de una construcción naturalizada. Establecida la “novedad” histórica del estado nación (Hobsbawm, 1991) desde finales de siglo XVIII y principios del XIX en el espacio de Europa Occidental, estos autores se propusieron desagregar sus componentes para interpretar cómo se había constituido y manifestado en discursos y en prácticas. Ha predominado en esos trabajos la idea de ‘construcción de una nación’ (Nation-building) y esta noción ha sido analizada, por un lado, desde la constitución de formaciones sociales nacionales, de sus redes e instituciones y, por otro, desde las políticas estatales de cohesión social y de construcción de una identidad. En ese sentido fue clave el abordaje de Anderson (1992), quien entendió a la nación como un artefacto cultural distinguiéndose de quienes habían encuadrado a los nacionalismos entre las ideologías. La idea ya clásica de la nación como una “comunidad imaginada”, venía a polemizar con la interpretación de Gellner (1988) quién había concebido a la nación como falsa conciencia, haciéndose eco y recogiendo las interpretaciones clásicas del materialismo histórico. Para Anderson, en cambio, el emerger de la nación significó la respuesta (histórica) a las particulares condiciones sociales y culturales por las que habían atravesado las sociedades del Ancien Régime. Pero el despliegue geográfico del modelo 151 Este interés se traslado también a nuestro continente. Entre las producciones para el caso argentino se destacan las interpretaciones de Tulio Halperín Donghi, Ozlack, Sábato, Ansaldi, L. A. Romero, en particular ocupados en analizar las características de las modernas formaciones estatales que habían dado lugar a las dictaduras cívico-militares que asolaron la región latinoamericana desde los años ’60. político del estado nación no se limitó a Europa, sino que por sus características de modular (Anderson, 1992) se convirtió en la forma generalizada de diseño estatal moderno, siendo el formato político de la modernidad (Llobera, 1994). Así su universalidad se sostiene en la particularidad: todos adoptan el modelo estado nación a la vez que todos sostienen la especificidad al interior de las fronteras, destacando justamente la diferencia y la construcción de nosotros y otros, lo que resulta en procesos identitarios complejos, a los que la nación pretende imponer una inercia hacia la homogeneización, aún con construcciones de alteridad hacia su interior (Briones, 2005). A la vez, esta diferenciación hacia afuera tiene la potencialidad de tornarse en ocasiones amenazante y peligrosa (Berlín, 1986). En esa dirección Hobsbawm introdujo la pregunta: ¿fue el estado el que construyó a la nación o fue la nación la que construyó al estado? y en esa clave posó su mirada en lo que entendía eran los elementos protonacionales que sustentaron a los nuevos estados nacionales. Estos como facilitadores desde abajo de la integración a las entidades políticas se complementaron con la valoración de la perspectiva gubernamental, como estrategia de creación de lealtades y de fortalecimiento de la gobernabilidad en los nacientes estados pos revolucionarios. Así, desde arriba se pusieron en práctica aparatos ideológicos y discursos que contribuían a la construcción de la nación y del nacionalismo. La sospecha inicial en todos estos abordajes ha sido, entonces, que la nación o la idea nacional fue, sino creada o inventada, sí al menos gestionada por el estado o los estados en formación y sus clases dirigentes o dominantes. La pregunta por la forma en que consiguió hacerlo, los modos en que logró desplegarse y conseguir su efectividad ideológica sobre las sociedades respectivas requería otro tipo de preguntas y así derivó en desarrollos teóricos y estudios de caso ligados a los estudios culturales y enriquecidos por la perspectiva de los estudios poscoloniales. La tarea para estos nuevos estudios no fue ya identificar el emerger de la idea nacional como derivado (legitimador) del hecho estatal. Esta había sido la característica de buena parte de las investigaciones iniciales, a veces excesivamente ligadas a la perspectiva historicista que suponía la ocurrencia de un hecho como equivalente al de su idea, criticada entre otros por Chatterjee (2008). Abordajes como los de Homi Bhabha (2002) han mostrado que identificar la capacidad estatal de re-presentarse (de narrarse a sí mismo152) es sólo el primer paso en el camino a interrogar la naturaleza discursiva de la nación y las posibilidades que habilita. Los estudios que han considerado al pueblo, a la nación o a la cultura nacional como categorías sociológicas empíricas o entidades culturales holísticas han evidenciado dificultades para avanzar en esa dirección puesto que, en la perspectiva del autor: “…los historiadores, absortos en el hecho y orígenes de la nación, nunca hacen la pregunta esencial de la representación de la nación, como proceso temporal” (Bhabha, 2002,178). Este giro analítico propuesto por Bhabha intenta poner en consideración las contradicciones, las disyuntivas, las aporías que producen tensiones al interior del discurso nacional, habilitando así la posibilidad de interrogarla como narración. El ejercicio de objetivar esos elementos dilemáticos que hacen al discurso nacional algo no completamente cerrado, nos permite iniciar la tarea de desmenuzar su lógica discursiva, pero siempre atendiendo a que todo discurso es también una práctica y, por ende, nunca cristalizado ni acabado. Este es, precisamente, el problema que debemos abordar: a través de variados medios, la nación despliega una narración que le permite decirse y es, en parte, gracias a ello que se 152 Volviendo a la pregunta de Hobsbawm, es posible también considerar: ¿es el estado el que narra la nación o la nación la que narra el estado? Justamente esa legitimación recíproca es la que estimula la producción de este discurso. convierte en un aparato de poder simbólico, cuya fuerza cultural es a un tiempo creadora y garante de la moderna cohesión social. Así, el tiempo en la nación resulta vertebrador de su discurso. ¿Por qué es tan importante esa pregunta por el tiempo al pensar la nación? En primer lugar, esta nación encuentra su legitimidad al proyectarse en la plenitud del tiempo: desde el pasado, en el presente, hacia el futuro. Pero es sobre todo dirigiéndose hacia el pasado que consigue representarse como la hacedora de la historia: los acontecimientos que han ocurrido, son aquellos que asistieron a la conformación del cuerpo orgánico de la nación. Así, no hay representación por fuera de ella. Por medio de este mecanismo selectivo y excluyente consigue postular no sólo su perennidad, sino también su cualidad de ineludible, necesaria, insustituible. Es por ello que al hacer uso de la Historia, la nación se narra a sí misma enmascarando su historicidad y proyectándose en una temporalidad ampliada donde sus orígenes se hacen difusos. En este más allá de la Historia, por fuera de la historicidad, se sitúa una serie de hitos que devienen fundacionales y que se articulan de tal forma que encuentran el principio de la regularidad o la naturalidad. En ese sentido, la nación es un proyecto, tan histórico como presente y es, adicionalmente, un sentimiento. Porque la nación, en su forma afectiva, organiza nuestra subjetividad de las maneras más diversas. Por un lado, es interiorizado en tanto discurso que habilita la formulación de un proyecto político como lo es el de conformar un estado y que tiene como propósito su materialización. Por otro, la nación tiene una existencia afectiva como sentimiento en las construcciones de la identidad al experimentar la pertenencia de nosotros y de otros. “En realidad-señala Bhabha- el ejercicio del poder puede ser tanto políticamente efectivo como psíquicamente afectivo, porque la liminaridad discursiva a través de la cual es significado puede proporcionar más alcance para la maniobra y negociación estratégica” (2002,181). Interrogar el tiempo de la nación, no es sólo volver a situarla en la historia, es desnudar su narración y el tiempo contradictorio que habita en ella, tal como expone el autor: “Las fronteras problemáticas de la modernidad están representadas en estas temporalidades ambivalentes del espacionación. (…) El lenguaje de la cultura y la comunidad está equilibrado sobre las fisuras del presente transformándose en las figuras retóricas de un pasado nacional” (2002, 178). La narración de la nación presenta así su rostro más versátil: es siempre dinámica, es siempre narrada desde el presente y en ese sentido es siempre un discurso político. Por ello, un pasado incesantemente recreado y convocado resulta en una historia inacabada, un hacer el pasado para permitir decir cada presente. Cada revisión y convocatoria del pasado permite presentar en cada presente un presente certero y clausurado. Esto es lo que Bhabha entiende como el tiempo complejo de la narrativa nacional. Esa disyuntiva o tiempo disyuntivo, hace que nunca termine de predominar, que siempre haya margen para escribir otras historias y para imaginar otros futuros153. Y así como la nación realiza estas operaciones en las que se sitúa en un tiempo específico nacional también crea su cartografía (por sobre otras pre existentes o de producción social) sobre las que inscribe su relato y existencia. Y esta es otra de las características del discurso de la nación: produce la espacialización del tiempo histórico, transformando, no exenta de violencia, un “espacio terrestre en un lugar de vida histórica para el pueblo” (Bajtín citado por Bhabha, 2002, 179). Es válido en este sentido destacar que uno de los componentes de la narrativa de la nación argentina ha sido (y es) el de desierto para 153 Al reconocer esto, el objetivo no es saldar esa distancia, ese impasse, sino tratar de representar de manera más compleja la real performance de los hacedores de la historia. Evitando o excluyendo toda pretensión colonizadora dentro de la narración de la historia, es posible atender a la experiencia de sus actores conforme a las perspectivas y a los conceptos que crearon para pensarse a sí mismos. Para Bhabha, la tarea no es ya narrar sino escribir la nación e inscribir así la diversidad de prácticas y formas de identificación. Sólo de ese modo es posible entender la localización de la cultura que deberá, necesariamente, ser menos territorializada para eludir los artilugios de la nación en la formación de nuestras identidades, tanto como en la forma en que representamos la historia. (Bhabha, 2002). representar a la Patagonia. Como imaginario político y como artilugio del discurso de una elite creado por intelectuales, viajeros, burócratas y gobernantes (López, 2003; LivonGrosman, 2003) se ha desplegado de manera versátil y dinámica, acomodándose a diferentes épocas y desde diversas perspectivas para producir imágenes de tierra vacía y de habitantes tan desiertos como la geografía. Y se ha convertido en una idea muy popular. Es una imagen sumamente arraigada y naturalizada –y todo lo naturalizado está del lado del poder- que se alimenta también con la literatura, con el cine, con los relatos de quienes se asumen foráneos y ajenos cuando la recorren o se instalan transitoriamente. Una de las formas discursivas del desierto es la presentación de la geografía sin estado, en la que éste funda una dinámica y da lugar a la historia. Lo precede, según esta versión, una geografía inhabitable, en especial atendiendo al clima, la vegetación y otros recursos descriptivos que adjetivan o presentan analogías que remiten a paisajes lunares o tiempos remotos. En estas representaciones los habitantes del “desierto” componen una Otredad, y toda otredad supone formas relacionales y por tanto, propósitos y posicionamientos. Los mapas oficiales de principios del siglo XX, por ejemplo, registran toponimia sin habitantes u ocupantes de tierras. De esa manera queda capturada oficialmente la nominación y se estatiza, en tanto la representación del desierto omite los sujetos que nominaron el espacio. Este ha sido un recurso para imprimir en el relato la idea de poblamiento mediante la cual se representa en la historia el espacio patagónico vacío antes de que se produjeran los procesos de territorialización. La reubicación, el asentamiento y el arraigo de las poblaciones originarias e inmigrantes se inscriben luego como novedades ocurridas dentro del relato estatal. Así consideradas, esas narrativas nos informan sobre la cristalización de relaciones de fuerza, locales y nacionales pero, como advierte Foucault, es importante tener en cuenta que los discursos, en tanto prácticas discontinuas, se cruzan, a veces se yuxtaponen, pero también se ignoran o se excluyen (Foucault, 2005). Por ejemplo, esta territorialización del espacio-tiempo nacional tensiona con las narraciones preexistentes del espacio (¿patagónico? ¿chubutense?) y esa tensión se percibe en las nominaciones de las nuevos asentamientos o las nuevas poblaciones154. Ejemplo claro de esto es la nominación que encabeza este proyecto: Línea de Tiempo de la Ocupación del Espacio Chubutense. La puesta en escena de estas problemáticas deviene en desafíos que apunten a considerar los artilugios del discurso de la nación en las representaciones de la historia chubutense, inscripta como está en el mismo discurso que se pretende objetivar. Resulta así más que oportuna la pregunta: “¿Cómo se escribe la modernidad de la nación como el acontecimiento de lo cotidiano y el advenimiento de lo memorable?” (Bhabha, 2002, 177). La inscripción de historias particulares en los relatos estatales: El estado nacional y la colonia galesa del Chubut Los aportes teóricos arriba sintetizados nos permiten considerar algunos ejemplos. La colonización galesa constituyó un evento fundacional y trascendental para Chubut. Los galeses llegados a la Patagonia en 1865, imaginaron la “Nueva Gales en Sudamérica” (Jones, 1966) como una comunidad agrícola, políticamente autónoma, moralmente cristiana, socialmente igualitaria y culturalmente galesa: “Llegará el día en que el territorio del Chubut cuente con decenas de miles de habitantes. Y confiamos en que la raza galesa 154 La nominación que la nación hace de sus lugares es, también, profundamente histórica y dinámica: queda por ver hasta qué punto la re-nominación de “Aldea de las Pampas” bajo la denominación de “Dr. Atilio Oscar Viglione” conseguirá consolidarse en la práctica y subjetividad de los pobladores del lugar o si, en cambio, terminará siendo una ajena construcción de la necesidad política (pedagógica) de la nación. Una vez más la nación marcando la agenda de lo que debe recordarse, de lo que funda su institucionalidad, su gobernabilidad. sea bastante emprendedora para posesionarse enteramente de la región” (Mathews, 1985, 137). Los componentes utópicos que orientaron la acción del líder Lewis Jones eran: “En la faz comercial, el socialismo engendra el cooperativismo, en la faz política tiende a la supresión de las diferencias de clases (...). En la Colonia esta idea aflora en el cooperativismo, que impide que las ganancias sean distribuidas entre los intermediarios y, en lo político, en la forma comunal de gobierno” (Jones, 1966, 207). Abraham Matthews hace referencia a los ideales que algunos forjaban en Gales para la nueva tierra de esperanza a mediados del siglo XIX: “El ideal era conseguir un país deshabitado, (...) al cual pudieran emigrar en forma suficientemente numerosa como para echar los cimientos de un futuro gobierno galés, para tener congregaciones galesas, escuelas galesas y conseguir un dominio tan absoluto sobre el territorio como para no desaparecer, absorbidos por otros pueblos vecinos” (Matthews, 1985). Durante los primeros años los galeses gozaron de cierta autonomía política, casi sin interferencia del estado: “(...) los mismos colonos eligieron una Comisión de doce miembros que serían renovados anualmente, y cuyo presidente sería considerado como gobernador de la Colonia. Enseguida de desembarcar se sintió la necesidad de una legislación y un tribunal, y se dispuso la elección de un juez y un jurado (Jones, 1966, 95). El Perito Moreno, a su vez, observaba que: “La distancia y los pretendidos privilegios de esa colonia, que no quería otro idioma que el galés, la ha mantenido aislada y como separada de las otras poblaciones argentinas, de las cuales sólo se ha acordado cuando sentía necesidades” (Moreno, 1982, 50). En el mismo sentido, en un informe del año 1897, el Gobernador O´Donell expresaba que: “El Gobierno nacional durante 20 años, sólo se ocupó de esta población cuando tuvo que donar tierras a sus habitantes, o alimentarlos en los años que no supieron hacerla producir; pero dejándola olvidada en este desierto entregada a sí misma, (...), sin preocuparse de incorporar sus masas a la nacionalidad, ni asimilarlas a nuestras iniciativas y costumbres” (citado en Paesa, 1967, 91)155. El estado nacional en formación, veía con buenos ojos que se poblara su territorio con inmigrantes del norte de Europa, como aspiraba Alberdi, pero exigiendo el reconocimiento de su soberanía y autoridad. En una carta del ministro Rawson a Lewis Jones le dice: “Ud. recordará que cuando vino (...) a establecer las bases del contrato de Colonización, tuve la oportunidad de expresarle (...) cuáles son los ideales del Gobierno sobre la materia; ideas que estaban en completa contradicción con Ud., y sólo cuando me manifestó que aceptaba el modo de ver de la autoridad nacional, procedí a formular el contrato (...)”. Y más adelante: “El gobierno desea la población de su territorio con una inmigración de todos los puntos del globo, con el fin más evidente de formar ciudadanos argentinos (...) pero sin consentir que se organicen grupos aislados de una sola nacionalidad con exclusión de otros que no pertenezcan a ella. (...) la Colonia queda sujeta a las autoridades del país y a la legislación correspondiente, por consiguiente el Gobierno necesita tener allí un agente propio (...). Repito a Ud. que el pensamiento de vivir aislado, sin oír otro idioma que el suyo, sin contacto con otras gentes, es un pensamiento absurdo (...)”156. En la medida en que el estado se consolidaba, hizo sentir su autoridad. En 1876, se creó en la Colonia Galesa del Chubut una comisaría a cargo de Antonio Oneto, quien no objetó las instituciones galesas de gobierno local. Pero en 1881 el gobierno nacional creó una administración más compleja, enviando un subprefecto de Puerto Rawson, un jefe de aduana, al comisario Juan Finoquetto y un grupo de policías. Y aquí comenzó la confrontación: Juan Finoquetto desconoció las autoridades del colectivo galés, 155 Archivo de la Provincia del Chubut, Libro de Notas Nº 4, nota 2, 564, Págs. 86-87. 156 Carta de Rawson a Lewis Jones del 16 de septiembre de 1865. manifestándoles “os advierto que no existen en esta Colonia, aparte de las autoridades nacionales, otras autoridades legales reconocidas por el Gobierno” (Jones, 1966, 150). El conflicto empeoró, los colonos protestaron y Lewis Jones junto a Ricardo Berwyn fueron apresados y enviados a Buenos Aires. El incidente llegó a manifestarse en el diario La Nación, donde Juan Finoquetto expresó: “En las escuelas de esta Colonia no se enseña sino el galés y sus libros de texto contienen enseñanzas que no se deben tolerar, o sea que la colonia ha sido fundada para mantener vivas las costumbres y la lengua galesa (...)”. Para luchar contra la “opresión oficial” Lewis Jones imprimió el periódico Ein Breiniad (Nuestros derechos) donde escribió: “Aquí todos somos libres, y no sólo nos corresponde decir cómo y quién nos gobernará, sino que también somos quienes debemos gobernar”. Otro conflicto estuvo relacionado con la negativa de los colonos –protestantes- a realizar ejercicios militares en domingo, día de guardar. H. S. Ferns escribe respecto del fallido intento de dos colonos de instalar en Gran Bretaña la idea de incorporar la colonia al Imperio Británico (Ferns, 1984, 481). J. M. Thomas fue comisionado para elevar un petitorio al gobierno nacional en 1897, existiendo copia de una carta, con fecha 22 de mayo de l899, dirigida por él al Presidente Roca: “Me es honroso acusar recibo de la nota en la que Ud. se ha dignado participarme el recibo de la mía en la cual solicitaba el indulto para los Guardias nacionales que no se habían enrolado: comunicándome al mismo tiempo que quedaba acordado mi pedido, por lo cual le quedo agradecido tanto por mí como por los interesados” 157. Al igual que en otras colonias de inmigrantes en la segunda mitad del siglo XIX, en el Chubut, poco margen de autonomía les quedaba ya ante un estado consolidado y decidido a hacerse presente en la región luego de la “Campaña del Desierto”, con un nuevo ordenamiento político, jurídico y territorial que se plasmó en la ley Nº 1532/84 que establecía la división en territorios nacionales, y el envío simultáneo del teniente coronel Luis J. Fontana como Gobernador del Territorio del Chubut. El momento coincidió con la plena ocupación del valle inferior del río Chubut y nuevas expectativas de expansión. Según Abraham Matthews: “En los últimos años de este período hubo intensas exploraciones tierra adentro, realizadas por varias personas. Ya con anterioridad los señores Lewis Jones y John M. Thomas habían explorado mucho por el sur, norte y oeste de la región (...)” (Mathews, 1985, 116). “En algunas ocasiones los colonos intervinieron para suplir lo que consideraban carencias de las autoridades competentes. (...)” (Gallo, 1984, 385-386). La inquietud de los galeses por buscar nuevas tierras se correspondía con uno de los atributos del estado: el ejercicio de la soberanía territorial. En este sentido dice Glyn Williams que “(...) siendo los galeses gentes deseosas de poblar una zona que para ellos era un ambiente favorable mientras que las autoridades argentinas estaban prontas a apoyar la empresa en orden de agregar esa zona a su ya extenso territorio. Entonces, se podría considerar, en cierto sentido como un trabajo cooperativo, debido en gran parte a la buena voluntad demostrada por el primer gobernador del territorio, Luis Jorge Fontana, para enfocar desde un ángulo favorable los propósitos, principios y conducta de los pioneros galeses” (Williams, 1975, 5). Aunque los colonos no resignaran su identidad, redujeron sus pretensiones de autonomía y modificaron su actitud confrontativa por otra de integración. A finales del siglo XIX varios referentes de la colonia galesa estaban integrados al aparato estatal. En 1902, la existencia de la colonia 16 de Octubre cuando pasó por allí la Comisión de Límites, fue un elemento de gran peso para que el laudo arbitral de su majestad británica reconociera la soberanía argentina sobre ese y otros valles andinos en litigio. 157 Colección J. M. Thomas del Museo Regional “ Pueblo de Luis”. Cabe concluir que la colonia galesa no fue en su etapa inicial una prioridad del gobierno nacional, que los recursos con que la subsidió en los primeros años de frustraciones fueron limitados, y que la superficie que se otorgó a los colonos fue reducidísima en comparación con la asignada a las compañías latifundistas. Incluso la ocupación de los valles cordilleranos, un asunto por demás sensible para la soberanía, fue una acción iniciada por la expedición de los rifleros del Chubut y financiada por los propios colonos, recompensados a posteriori con tierras por un estado al que se lo consideró como legitimo dueño y distribuidor de la tierra, el que terminó oficializando el emprendimiento en palabras de Fontana (Fontana 1976) Hacia fines del s. XIX resultaba claro y evidente que la posibilidad de un estado galés se había tornado definitivamente inviable, al interrumpirse la inmigración galesa y transformarse los galeses en un grupo más dentro de una población crecientemente cosmopolita en la que dejaron de ser protagonistas, y en la que la conflictividad había sido superada por la integración. Así, la colonia galesa fue integrada al estado nación argentino y sus esfuerzos privados y particulares absorbidos por éste, que además los integró al relato de la “argentina blanca” a la que aspiraba, disimulando su historicidad y registrando este repoblamiento como el comienzo de la territorialización de Chubut. Los galeses, los otros y la construcción de alteridades en la narración de la nación Al proponer este tipo de lectura, es posible producir un descentramiento del relato lineal del estado-nación, en especial sobre su presencia en Patagonia y Chubut desde tiempos inmemoriales. Hemos tomado como ejemplo el caso de los galeses, un contingente de 153 personas venidas del país de Gales a las costas chubutenses en 1865. Este dato es registrado por la agencia estatal provincial como el relato fundacional de la historia de la provincia del Chubut y forma parte del pasado de la narración de la nación. La colonización galesa se inscribe dentro de un proceso mundial de movilidad de mercancías, capitales y mano de obra ocurridos entre 1820 y 1930 (Ashworth, 1978). En dicho periodo de tiempo Europa exportó 62 millones de personas de las cuales 2/3 partes fueron a Estados Unidos y el 10% vino a la Argentina158. Dentro de ese porcentaje tenemos que incluir a los galeses que formaron parte de la población reubicada, favorecida por la política inmigratoria propiciada por gobernantes como Mitre, Sarmiento y Avellaneda, que veían como elemento deseable de población a los inmigrantes europeos. La narración de la nación argentina se construye a partir de la inmigración pero no es el país que más inmigrantes recibe si tomamos las cifras a escala planetaria. Sin embargo, el relato fundacional de la identidad provincial ha sido construido a partir de la llegada de los galeses. Esto habilita un relato que destaca el protagonismo de los agentes nacionales. Por ejemplo, el capitán Julián Murga (encargado del fuerte Carmen de Patagones, punto de máxima avanzada del estado en el sur) fue quien vino oficialmente a entregar las tierras a los colonos en el nuevo pueblo y colonia del Chubut, bautizado como Trerawson, en honor a Guillermo Rawson por sus gestiones. El que domina, nomina: en tanto Trelew y Trevelin conservaron el prefijo galés, la capital y asiento del gobierno, Rawson, lo descartó. Los ausentes en el relato fundacional son los pueblos originarios, que entran en la historia a partir de los intercambios y el trato “pacifico” con los colonos. Se omite la otra cara de la moneda que tiene que ver con los tratados políticos que firmaron las autoridades nacionales con los principales líderes de parcialidades mapuche y tehuelche159 antes de la 158 Cabe destacar las políticas diferentes de distribución de la tierra y su impacto en lo que hace al repoblamiento de inmigrantes en ambos países. Y cabe reflexionar sobre el imaginario político del desierto y la colonización galesa. 159 Como “identidades impuestas” porque quienes fueron contenidos por esta denominación no se reconocían a sí mismos como tales, existiendo además una gran diversidad de pueblos e identidades que se invisibilizaron en aquella otra (Nacuzzi, 2008) llegada de los galeses. Casimiro Bigua, gamakia tehuelche se entrevistó con el presidente Mitre en 1864 y fue reconocido como “Cacique Mayor y Jefe del Gobierno Argentino” (Dumrauf, 2003, 9) recibió también un sello con la leyenda “Casimiro Bigua, cacique de San Gregorio” con el que debía autenticar sus comunicaciones con el estado argentino. El tratado se firmó recién en 1866 y la jurisdicción de Casimiro se extendía desde el río Chubut hasta el Estrecho de Magallanes. En Carmen de Patagones debía retirar las raciones que el estado se había comprometido a entregar a cambio de prestar servicios militares en caso de guerra y protección a la colonia galesa. El estado reconocía la preexistencia de los pueblos originarios en la zona y necesitaba los acuerdos para que se pudiera establecer la colonia galesa, por ello no es extraño que la primer visita a la colonia la realice el “cacique” Francisco Chiquichano, sobrino de Casimiro Bigua y beneficiario en el reparto de las raciones que debía retirar en Carmen de Patagones a fin de no molestar a los colonos y defenderlos en caso de ataques de otras “tribus”. La historia que continúa nos muestra el derrotero que atravesaron los diferentes sujetos históricos. Los galeses formaron sus poblaciones a lo largo del valle inferior del río Chubut con extensión en Sarmiento y en el valle “16 de Octubre”, al pie de la cordillera de los Andes. Mientras que los tehuelche-mapuche, y mapuche-tehuelche sobrevivientes de las campañas militares y los campos de concentración, pasaron a formar parte de “colonias aborígenes”, “reservas” o simplemente ocupantes de tierras fiscales. Igualmente cabe llamar la atención sobre la matriz diseñada para el proyecto nacional de línea de tiempo en la que la denominación territorios libres independientes considera la inscripción de la situación de diversas poblaciones, al período anterior al ejercicio efectivo de la soberanía territorial y de la autoridad por parte del gobierno nacional. Tras las campañas militares de Roca la situación cambia y debemos hablar de “pueblos originarios relocalizados”, puesto que se trata de colectivos que son confinados en espacios acotados y forzados a reformular sus culturas y formas de vida. Por ello, es escasa la información luego de 1880 en este registro de la línea de tiempo porque han perdido su calidad política de territorios libres independientes (entiéndase con respecto al estado argentino). Hemos tratado de sortear tal dificultad manteniendo la existencia y visibilidad de los pueblos originarios, aún en las condiciones de alteridad a las que los adscribieron el estado, sus registros, sus agentes y sus intelectuales orgánicos. Pero, siendo la denominación territorios libres independientes una definición de carácter político jurisdiccional, ésta se torna inadecuada para referir sujetos o colectivos que acataron (por las vías que fueran) la presencia de un estado por encima de ellos. Otras lecturas posibles: hecho y proceso Una lectura posible de la línea de tiempo es la coexistencia de hechos protagonizados por sujetos históricos diversos que han tenido relevancia en el contexto de su producción. Esto permite visualizar y colocar en un mismo plano temporal a la agencia estatal con las agencias subalternas, coexistencia que no necesariamente significa una relación de jerarquías y subordinación sino un reclamo justo a la participación y al dialogo en el proyecto de las formaciones estatales nacional y provincial. De todas maneras son historias locales que adquieren potencialidad en el discurso del estado-nación, un hecho insoslayable que ha atravesado tanto lo macro como lo micro en el proceso histórico de su formación. El hecho de pensar en historias paralelas en el tiempo viene a resguardar y a visibilizar a aquellas historias consideradas “pequeñas” por ocurrir en ámbitos jerarquizados marginales, periféricos a los centros (por ejemplo el ámbito rural) representados por los grandes relatos de la agencias nacionales y provinciales a través de los censos, las estadísticas de índole agropecuaria, demográfica, etc., que los convertían en simples datos de dichas taxonomias. Son historias locales geo-históricamente situadas (Mignolo, 2000) cargadas de densidad. Veamos un ejemplo: Zoilo Moreira, poblador de Colilache, meseta central norte del Chubut, en el año 1922 dona a Vicente Calderón, inspector seccional de escuelas, un predio para que se construya el edificio escolar. ¿Cómo se explica esta acción de parte de Moreira? ¿Es sumisión o una estrategia de integración del sujeto subalterno? El accionar del sujeto subalterno nos muestra un acto de reconocimiento al estado como dueño legitimo de la tierra que ocupaba. Pero la historia no termina allí, ¿Quién es Zoilo Moreira? ¿Cómo accedió a la tierra? Zoilo Moreira formaba parte de la red familiar de José María Yanquetruz, uno de los principales lideres que firmó tratados políticos con las autoridades nacionales antes de las campañas militares de conquista y sometimiento de los pueblos originarios. Por el trato y cooperación de Yanquetruz con las autoridades nacionales, en 1916 la Oficina de Tierras de la nación le adjudicó 52 leguas de tierra, en carácter de tenencia precaria, para que la utilice el “cacique” y su “tribu”. Podemos ver como se inscribe en la historia Zoilo Moreira al ser él quien cede un terreno para que se cree la escuela. Y aún más: ¿qué significó esta relación entre Moreira y el estado argentino hacia el interior de la comunidad local? Esta pregunta nos vuelve a posicionar en los términos de una perspectiva micro que recupera la densidad de los procesos locales, las más de las veces devorados por los relatos de grandes procesos del relato nacional. Otra lectura posible, de carácter interpretativa con respecto a los hechos registrados es la del corte vertical. Por ejemplo en 1902, se puede ver un despliegue panorámico de diferentes hechos desde lo más grande a lo mas pequeño (de lo global a lo local). Los datos consignados son: “Internacional: culmina la guerra anglo-boer. Institucional: plebiscito en la colonia 16 de octubre, por el diferendo limítrofe entre Argentina y Chile con la presencia del árbitro inglés Thomas Holdich. Económico: José María Cual inicia sus reclamos por sus tierras ante el estado nacional. Sociopoblacional: Ante las inundaciones en el Valle Inferior del río Chubut varias familias galesas migran hacia Choele Choel y emigran hacia Canadá. Llegan colonos boers a Comodoro Rivadavia”. La lectura permite formular preguntas y problemas, por ejemplo acerca de la insuficiente asistencia estatal a la colonia galesa que produce expulsión de población, el contexto con expectativas de un poblamiento blanco desde la perspectiva gubernamental tanto por la “argentinización” de los galeses en el río Corintos, como por la llegada de los boers al mismo tiempo que la familia Cual hace su demanda desde la meseta central como “indígenas argentinos” y simultaneamente considerar el efecto de acontecimientos lejanos como la guerra anglo boer en el proceso de repoblamiento patagónico. En el mismo sentido, haciendo lecturas en planos mayores, verticales y horizontales, relacionando datos consignados podemos analizar estas “pequeñas historias” en el marco del auge de la Patagonia como región binacional autónoma (1890-1919). En ese marco temporal -cuarto de siglo que precedió a la Primera Guerra Mundial o la Belle Epoque-, los movimientos de personas y mercancías eran intensos, fluidos y abarcaban el mundo. La Patagonia era visualizada como un espacio único y supranacional y, en realidad, así funcionaba. En palabras de Elsa Barbería “la combinación de las excelentes condiciones internacionales para la exportación de lana, de la importancia del estrecho de Magallanes en la navegación mundial, con la política liberal nacional en relación a la distribución de la tierra, y la suspensión de la aduana, caracterizan a la etapa de auge (…)Durante la etapa de ‘auge del ovino’, el sur de Chile, Tierra del Fuego y Santa Cruz (también Chubut, aunque en menor medida) integran una región con autarquía, dedicada fundamentalmente a la producción y exportación de lana. El centro de esta región fue la ciudad de Punta Arenas, de donde llegan los capitales, la mano de obra y hacia donde se dirigirán las ganancias. ..” (Barbería, 1995, 49-50). Roberto J. Payró, en sus notas de viaje de 1898 para La Nación, destacaba ese protagonismo, en contraste con la falta de presencia argentina en la región (Payró, 1994, 83-91). Varios de los centros urbanos alineados en la franja costera atlántica de la Patagonia Argentina para el intercambio comercial, mantuvieron e incrementaron ese rol y su importancia, aún cuando después de 1930 el transporte naval fue desplazado por el automotor y la ruta 3 paralela a la costa, concentrándose en esa franja el 80 % de la población patagónica. Cuando el presidente Julio A. Roca se encontró en 1902 con su colega chileno Errázuriz en el “abrazo del estrecho”, habló con los grandes terratenientes establecidos en territorio chileno, y les ofreció, en el territorio argentino de Santa Cruz y Tierra del Fuego, concesiones y condiciones tan liberales como las que tenían en Chile. De ello resultó que la ocupación ovina del territorio santacruceño y fueguino tuviera las mismas características latifundísticas y estuviera en las mismas manos que las estancias chilenas limítrofes. Así lo explica el nieto de José Menéndez e hijo de Mauricio Braun, los dos mayores protagonistas de ese proceso: “La visita del general Roca a la Patagonia tuvo efectos inmediatos y perdurables,… en primer lugar, atrajo a los estancieros y hombres de negocios… de Magallanes, que conoció durante su visita a Punta Arenas, quienes… radicarían sus capitales y promoverían cuanta empresa fuera útil para el progreso regional: líneas de navegación, casas de comercio, empresas de luz eléctrica y de teléfonos, aserraderos, frigoríficos, establecimientos ganaderos. Así se pobló la Patagonia con los mejores hombres con que ha contado hasta hoy… Para promover el progreso y el bienestar de aquellos habitantes de la República que vivían en el peor clima y en la región más desierta del país, el general Roca suprimió la aduana” (Braun Menéndez, 1965, 97). Y proseguía diciendo “…el problema que se llamó ‘del desierto’ y de quien mantenía en él su señorío: el indio… Era una rémora que no sólo limitaba la acción civilizadora del trabajo nacional, sino que afectaba profundamente su moral. El problema… había sido dominante para todos los gobiernos que se sucedieron desde la Independencia. Aún no podían librarse del salvaje, que con sus correrías limitaba el campo de las labores agrícolas y ganaderas de los habitantes del país. Roca… creía que el mejor sistema para acabar con el salvaje, ya sea extinguiéndolo o arrojándolo al otro lado del río Negro, era el de la guerra ofensiva. Ya no sería el indio el agresor; ahora lo sería el soldado, realizándose lo que se llamó con acierto ‘una serie de malones invertidos” (Braun Menéndez, 1965, 9-11). La “Campaña del Desierto” de Roca, en 1879, constituyó la primera iniciativa estratégica del estado nacional respecto de la Patagonia y, al decir del autor antes citado, “sobrepasó las más fundadas esperanzas: la posesión efectiva de más de quince mil leguas, la reducción de millares de indios….” Con la apropiación del enorme territorio patagónico, y sacralizando la división internacional del trabajo, las políticas de tierras y aduanas aplicadas hasta la segunda década del siglo XX estimularon y consolidaron la formación de sociedades ganaderas latifundistas extensivas con poca creación de puestos de trabajo, y de un oligopolio de empresas comerciales, financieras y de transportes, que se apropiaban del excedente generado en la región y lo externalizaban. Mantener las condiciones de seguridad y privilegio exigido por tales empresas fue objetivo constante del estado, como se corroboró al colapsar el modelo de acumulación y externalización con la crisis de la primera posguerra, y destinarse tropas de línea para reprimir y fusilar a los peones rurales, rebelados contra las formas extremas de explotación a que eran sometidos. Así consideradas, estas pequeñas historias –protagonizadas, por ejemplo, por quienes demandaron tierras como “indígenas argentinos” desde la meseta central, o por colonos que decidieron marcharse de la colonia galesa- vuelven a situarse en los grandes procesos en los que se desarrollaron. Al reinscribirlas de ese modo, se habilitan las preguntas por las experiencias particulares, las estrategias y posibilidades de los sujetos subalternos en la trama de sus sociedades respectivas. Conclusiones La “Línea de tiempo de la ocupación del espacio chubutense”, en cuya construcción hemos participado, no es sólo un recurso didáctico: es una operación historiográfica sobre cuyo significado e importancia epistémica hemos querido llamar la atención. Procuramos objetivarla, develar sus secretos y los artilugios de la nación para narrarse a sí misma en su bicentenario. A la afirmación “sólo una línea de tiempo” (por ende, mero rescate y clasificación de datos y fechas históricas), hemos antepuesto la pregunta: ¿Cómo es esto posible? Esta pregunta, evidentemente, perturba las pertenencias más arraigadas y nuestras filiaciones identitarias, abriendo el camino a otros cuestionamientos: ¿Cómo dar cuenta de la presencia de la bicentenaria nación en un territorio en donde su existencia efectiva es a todas luces reciente? Y más aún, ¿sobre qué base se construyó en Chubut la idea nacional, y cómo se inserta ésta en el engranaje mayor de la Nación Argentina? La narración de la nación nos muestra con acontecimientos y fechas precisas que lo que antecede no es diferente al estado nacional. Pero interpretándola como una construcción moderna, hemos notado que el relato nacional se despliega temporalmente en busca de orígenes remotos que le den una capacidad de cohesión o de integración de la población que involucra. La invención de la nación nos remite así a sus padres fundadores, apropiándose de la historia, de sus mitos originarios o construyendo un relato. Como corolario de este intento de desandar el relato nacional, hemos puesto de relieve a través de algunos ejemplos de la historia regional uno de los procesos centrales del último siglo y medio: la presencia e instalación creciente del estado que desplegó sus organismos y se apropió del territorio, pero cuya construcción se nos presenta al fin y al cabo hibrida, parcial, negociada en cada realidad local, todo lo cual reactualiza a cada paso la pregunta de Anderson: ¿Porqué las naciones celebran sus canas, y no su asombrosa juventud? (Bhabha, 2002, 178). La Línea de Tiempo, aún reconociendo que es un importante medio para conocer nuestro pasado, puede tornarse problemática si pensamos que la Historia chubutense está representada íntegramente en ella. Hay omisiones, porque hay un relato. Pero es en lo que (efectivamente) dice donde hemos procurado notar los posibles riesgos de su representación del pasado y, al mismo tiempo, habilitar posibles formas en que los mismos datos puedan ser convertidos en otras lecturas: debemos tener la capacidad de proponer lecturas de procesos a partir de hechos, interviniendo historiográficamente sobre ellos y no teniendo una actitud contemplativa. Esto nos obliga a sospechar de sus encasillamientos, de sus modos de clasificación, de sus omisiones pero, también, de sus formas de registrar o inscribir las alteridades. No es sólo un modo de leer y ver lo que está en juego, sino -sobre todo- un proyecto político que nos interpela en lo más íntimo de nuestras prácticas profesionales y que debemos, al menos, considerar. Es preciso que la estrategia del historiador sea montar formas alternativas de representación. En ese sentido, Bhabha señala: “necesitamos otro tiempo de escritura que pueda inscribir las intersecciones ambivalentes y quiasmáticas de tiempo y lugar que constituyen la experiencia “moderna” problemática de la nación occidental” (bastardillas en el original, Bhabha, 2002, 177). La tarea en cada escritura de la historia es encontrar la vía (crítica) donde podamos plasmar esa experiencia problemática de la nación que las múltiples historias nos muestran si hacemos las preguntas adecuadas, si sabemos interrogar y no sólo clasificar cada documento, cada relato oral, cada práctica e itinerario personal y social. ¿Pero cómo hacerlo en el caso de una Línea de Tiempo? Nos propusimos rescatar el accionar de individuos y colectivos que interactúan entre sí y con el territorio, modificándolo y modificándose, además de refutar la idea de la Patagonia como “desierto” previo, puesto que era ya un espacio vivo antes de la génesis de la nación, habitado y transitado, en el que se desarrollaban intercambios, conflictos sociales y transformaciones culturales; instalar, en consecuencia, la idea de “repoblamiento” para la nueva ocupación de fines del siglo XIX bajo el imperio de la nación que termina de constituirse, en un proceso en el que un estado inicialmente débil que convive con organizaciones sociales fuertes, pasa a ser hegemónico tras la campaña de Roca; problematizar el proceso histórico, incluyendo otras narrativas interpretando los datos aportados por la línea de tiempo; dar visibilidad a los sujetos (que hacen) por sobre los hechos (que ocurren); preservar la identidad de los pueblos originarios en el proceso de argentinización, y finalmente, propender a una visión y presentación que resulte entendible y útil en el ámbito escolar para construir lecturas críticas de la historia. Declarativamente, el estado moderno nos representa a todos y por consiguiente su misión es propender al bien común y defender los derechos de todos, pero en el ejercicio del poder en él delegado es sensible a las diferencias de peso relativo de los intereses en juego. En toda sociedad se configuran estructuras jerárquicas de poder económico, preeminencia política y status social. Como consecuencia de ello el estado no es neutral, sino que los intereses de los sectores hegemónicos están sobre-representados en él. Esta asimetría que apunta a preservar desigualdades y privilegios, se sustenta en la naturalización del statu quo como si fuera una situación consensuada y virtuosa que mantiene a los sectores hegemónicos y a los sectores subalternos en los espacios que respectivamente les corresponden. De allí que la historia estatal tienda a iluminar grandes escenarios con protagonistas selectos como encarnación suya. Esos protagonistas y sus hechos son ensalzados como épicos y constitutivos de la construcción de la nación. En cambio, muy poca o ninguna atención merecen las historias mínimas que transcurren en pequeños espacios con protagonistas modestos, anónimos, solo conservadas por la transmisión oral, que se extinguirían con la muerte del último memorioso, si no fuera porque la memoria social también ha desplegado sus recursos. Esas historias tienen la viveza de lo cotidiano y tejen un tramado de relaciones, proyectos y sentimientos que configuran la identidad y pertenencia de las comunidades y los pueblos. Esa(s) otra(s) historia(s) merecen ser escuchadas y estudiadas antes que las borre el tiempo, el tiempo que es el olvido. Bibliografía Anderson, Benedict. Comunidades imaginadas: reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo. México, Fondo de Cultura Económica, 1993. Ashworth, William. Breve historia de la economía internacional. Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1978. 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Por Alejandro Martín Jaramillo Introducción El siguiente texto es la presentación de un trabajo en construcción, más precisamente una investigación para presentar como tesis de licenciatura en la carrera de historia de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco de la ciudad de Trelew. A fines de 1995 en la ciudad de Trelew surge la UCTM (UNION COOPERATIVA DE TRABAJADORES DE LA MUSICA) formada como una sociedad de adhesión voluntaria de, en primera instancia, jóvenes vinculados a las bandas de estilo heavy metal de la zona, y por extensión a todo aquel que quisiera sumarse a esta empresa colectiva con ganas de realizar actividades sin fines de lucro y trabajar con la valoración de la cultura nativa patagónica. La concreción de la cooperativa se materializa con el alquiler de una casa ubicada en la calle Ameghino al 172 en el barrio Oeste de la ciudad de Trelew, ese lugar fue el centro de actividades del movimiento, y allí convivieron a lo largo de 2 (dos años) una sala de ensayo equipada, donde se podía acceder a sonido e instrumentos de buena calidad, hospedaje para aquellos músicos que se aventuraran a realizar recitales en nuestra ciudad, una escuelita de mapuche y lenguas nativas denominada “Tata Ankamil”, el dictado de talleres de música, como también un lugar de contención y reuniones para jóvenes que quisieran acercarse al proyecto. El avance de trabajo de tesis que aquí se expondrá intentará relatar, reconstruir y analizar desde diversas aristas el proceso histórico que se vivió en Argentina a mediados de la década del 90, a través un proyecto que aun, (15 años después) hoy resulta novedoso y una buena alternativa para enfrentar la realidad de los barrios de la República Argentina y generar desde la música una posibilidad de ayudar y ayudarse. Los noventa A medidos de la década del 90 Argentina se encontraba atravesando una situación particular, es año de elecciones nacionales, la competencia por el sillón presidencial tiene dos candidatos fuertes; el presidente en funciones Carlos Saúl Menem y el gobernador de la provincia de Río Negro Horacio Masaccessi. Por otro lado América en general vivía el despertar de algunas corrientes de pensamiento y acción vinculadas al americanismo, ofreciendo nuevas visiones sobre sucesos históricos y voces que anteriormente habían sido silenciadas comienzan a aflorar en medio de las grietas de una situación de aparente progreso material y bienestar infinito. El subcomandante Marcos hace su “aparición” desde la selva Lacandona, con una proclama clara y con mucha presencia. El neoliberalismo y sus políticas estaban empezando a ser cuestionados en todo el continente. Esta contextualización escueta busca situar al lector en el momento específico en el que se encuadra este trabajo. En un ámbito más cercano, la ciudad de Trelew (Chubut) no era ajena a ese contexto macro que muestra una fragilidad económica, inestabilidad laboral y una supuesta entrada feroz a un primer mundo que ilusoriamente nos aguardaba en un horizonte que nunca apareció. Los cierres de comercios, las privatizaciones, la quita de subsidios del parque industrial de Trelew, (columna vertebral de la economía de la ciudad) la flexibilización laboral, produce un malestar muy poco manifiesto en la sociedad trelewense que, salvo contados casos, no veían con malos ojos la situación que se podría venir a futuro. La UCTM La Unión cooperativa de trabajadores de la música surge como un híbrido en el cual convergen revistas independientes (fanzines), programas de radio que difunden heavy metal, bandas musicales y gente en general. Todos ellos nucleados a través de la música y la identidad cultural como ejes vertebradores de este proyecto; y de todas las actividades que tuvieron lugar durante el transcurso activo de la cooperativa. La génesis de la idea se da con la reunión de dos muchachos de larga y reconocida trayectoria dentro de la escena Under: Milton “Tucán” Tomasso y Fabián “Vikingo” Colhueque; quienes además de conocerse de los recitales de las bandas que lideraban, compartían espacios colectivos y de lucha similares. Participación desde el escenario en el “primer encuentro por la lucha contra el no olvido de los pueblos indoamericanos”. Allí entre otros números participaron Volkaninka de la ciudad de Trelew y Sequedal de la vecina ciudad de Rawson. Este encuentro es el primer hecho clave para el proceso de reunión y crecimiento colectivo que se vendría: La realización de una cooperativa de músicos. Si bien el cooperativismo no es una novedad para 1990, el tipo de organización que presenta la UCTM, con sus objetivos y sus políticas, aparecen como una alternativa más que interesante para la época en donde se desarrolla, ya que la asociación no persigue beneficios económicos para sus integrantes. Y debido a su originalidad y a sus particularidades, se presenta también como un proyecto que nace e interpela a la sociedad, desde una estética, que para mediados de los años 90, todavía era considerada marginal: el heavy metal. Algunos objetivos y particularidades de la UCTM • A lo largo de dos años (lo que dura el alquiler de la casa) La UCTM reunió en diferentes momentos hasta 9 bandas de heavy metal y otras que se formaron en su interior. En búsqueda de poder sostener el trabajo de las bandas asociadas de forma colectiva. • Tocaron en “la noche de las velas” realizada en la plaza independencia de Trelew, ocasión para la que compusieron la canción “Chubut está de pie” que representaba la lucha por la no instalación del repositorio nuclear en Gastre. • Realizó varios eventos y giras, recitales totalmente a beneficio, en diferentes barrios y con diferentes destinatarios (pueblos del interior, escuelas, comedores, jardines de infantes, comisión indianista, chicos que necesitaban operarse) • Se buscó establecer un lugar fijo donde realizar diversas actividades (sala de ensayo, escuela de lengua mapuche, alojamiento de bandas etc.) Sosteniendo el proyecto con una cuota social. • Se montó una sala de ensayos equipada y lograr el acceso de los que recién empiezan a equipos de buena calidad. • Se intentó luchar desde la cultura por el reconocimiento de las culturas nativas americanas. • Lograr ser un lugar de inclusión social y de crecimiento. Como se ve entonces la UCTM surge como un intento de agrupar gente con ideas de crecimiento, inclusión social, y artísticas, más allá de los diversos objetivos individuales. Sostenido todo, de forma solidaria, con el trabajo de aquellos que sumaran su presencia y voluntad. Una de las novedades importantes del proyecto de la UCTM, es la posibilidad de acceder a instrumentos musicales de buena calidad, conocimientos y también a una sala de ensayos equipada entre todos los miembros de la cooperativa, con el solo hecho de participar y tener ganas de hacer música. Sin dejar de perder la atención en aspectos musicales la otra idea fuerte que se trabaja intensamente, es la lucha por la causa indigenista160 . El reconocimiento de las culturas de nuestra tierra, sus costumbres y cosmovisiones, y a la vez realizar de manera abierta una convocatoria a aquellas personas que se interesaran por la causa. La música heavy metal, con toda la carga social que conlleva ha sido el eje sobre el cual se da la participación y fundación de UCTM en primera instancia. Letras que incitan a la lucha por un mundo mejor, a renovar la esperanza que muchos jóvenes veían marchitarse y con un mensaje, en general, constructivo; sumado a la fuerza de un ritmo potente y con sonidos fuertes, eran una carta de presentación más que atractiva para muchos chicos que tenían ganas de tocar, de participar en actividades varias y de lograr cambios al mundo que les toca vivir. Párrafo aparte para un detalle; la unión de gente con una misma pasión (en este caso la música) provenientes de Rawson y de Trelew es una situación bastante inédita en sí misma. La rivalidad existente entre ambas localidades ha sido generalmente un obstáculo para la realización de actividades colectivas, o para generar eventos de cualquier índole. Sobre este tipo de agrupaciones. Los análisis sobre cooperativas son casi nulos, en lo que refiere a la dinámica interna de las mismas. Generalmente se analizan haciendo foco en lo económico, pero se olvida que se tratan de asociaciones compuestas por personas con diferencias conceptuales, culturales y “un gran etcétera” que pueden, o no, dar una dirección particular al desarrollo de la misma. Realmente trabajar estas cuestiones “alternativas”, por denominarlas de una forma, requiere un trato especial, poco acostumbrado a la general de los trabajos investigativos que antes se mencionaban. Este trabajo se inscribirá en varios puntos de análisis, uno de ellos es la estética y para lograr un desglosamiento y una buena explicación de las especificidades que presenta el caso, se hará necesario recurrir a un diálogo interdisciplinario entre la historia, la sociología y también la antropología. Fuentes Este trabajo de reconstrucción de una historia en particular se servirá de varias de las herramientas de recolección de datos e información disponibles. En este caso se trabajará, de forma acentuada con testimonios, historia oral como forma de reunir información sobre el objeto de estudio. Gran parte de la información es reunida a través de la realización de entrevistas, básicamente, historia oral, ya que los principales personajes, que conformaron o han estado vinculados a la cooperativa, han colaborado o están predispuestos a realizarlo, con sus testimonios y sus silencios sobre ciertos temas. El resultado de ese trabajo de campo es el de intentar volcar al papel – de la mejor manera posible- algunas expresiones y sensaciones que surgen de la palabra hablada. 160 Se utiliza este término tal cual se autodenominaba la gente que pertenecía a la comisión indianista en aquel entonces. Tanto la palabra viva de los protagonistas de los hechos como todos aquellos elementos que nos brinden sus testimonios sobre la UCTM constituirán un documento histórico, utilizable para la reconstrucción de nuestro objeto de estudio, este punto no carece de importancia ya que: “La historia oral reivindica el valor de las fuentes orales en la moderna historia social como forma de proporcionar presencia histórica a aquellos cuyos puntos de vista y valores han sido oscurecidos por la historia “desde arriba” (1)” Además de “iluminar” esas zonas oscuras en lo historiográfico, la dinámica de la historia oral nos permite también, reconocer otras cuestiones que suelen ser claves a la hora de interpretar y explicar el proceso trabajado: Los informantes, testigos presenciales que cuentan el relato de sus vidas, lo hacen en su doble calidad de de individuos singulares y de sujetos colectivos. Cada uno de ellos es único, pero al mismo tiempo en la construcción de su subjetividad han sufrido la influencia familiar, barrial, social, socio-económica, cultural, que han vivido y viven. Como sujetos singulares encarnan de manera única e irrepetible los valores, las modas, costumbres, normas, mitos del orden familiar, grupal, social, etc.; que los incluye y lo hacen dentro de un contexto social que no es estático sino, por el contrario, está continuamente afectado por las contradicciones, rivalidades y tensiones de sus miembros (2) Sumado a la riqueza que aportan esas fuentes, encontramos también que las acciones emprendidas, por los integrantes de la cooperativa dejaron una documentación propia, que demuestra su existencia, como así también exhibe una postura ante la sociedad y una cosmovisión particular sobre ella. En este caso contaremos con la utilización de Fanzines (revistas independientes) entre las que se pueden nombrar el “Puño de hierro” (elaborado por la gente que compone la cooperativa) y también “Legión sureña” realizado por gente vinculada al underground local. Los programas de radio “Para aquellos que están en el rock” y el posterior “Perros de la lluvia” se nos ofrecen como fuentes y a la vez testimonio en pos de esta reconstrucción que aquí se intentará. No solo los aportes de los protagonistas son la base de esta investigación. Si no que además de realizar el estado de la cuestión, se debe realizar una pesquisa bastante minuciosa sobre las apariciones sociales que puede haber realizado la UCTM. En este caso se recurrirá a los archivos de los diarios locales para apoyar y demostrar los análisis que aquí se realicen. Por otra parte se utilizarán los materiales disponibles de la época, recortes aportados por los protagonistas de la historia, grabaciones de programas de radio, información de los fanzines, videotapes, resoluciones municipales, fotos y hasta películas servirán como fuentes en ésta investigación. Las fotografías aparecen en éste trabajo como un elemento clave para su elaboración y desarrollo. Un alto porcentaje de imágenes, con las que se trabajará han sido tomadas por sus protagonistas, y gracias a ellos se ha podido reunir una buena cantidad de imágenes sobre el momento y sobre la UCTM en funcionamiento. Este no es un hecho menor, como dice Mario Díaz Barrado: …la idea básica de la que se parte es la posibilidad que la fotografía nos ofrece de movernos por el espacio y el tiempo, hacia adelante y hacia atrás, y recrear así el proceso vivido por un país, una institución o un colectivo, de la misma forma que, como individuos, organizamos en el cerebro de manera conjunta nuestros recuerdos y experiencia. (3) Estado de la cuestión El cooperativismo como tema no ha sido problematizado más que en búsqueda de explicaciones de índole económica. Por ello, que al surgir una idea diferenciada,- como el que se trabaja aquí-, con una forma aparentemente distinta del cooperativismo tradicional, consecuentemente no hay análisis teórico que contemple situaciones como las que se presentan. Mucho menos un enfoque que logre integrar esas situaciones al contexto donde se desarrolla la UCTM. Es por ello que se hace necesario presentar desde una óptica diferente una alternativa analítica a este tipo de objetos de estudio. Al redimensionar el factor humano se desenfoca el tradicional punto de análisis, y genera otra problematización de las cooperativas. En este sentido, es necesario aclarar que sí existen trabajos donde se retoma el movimiento asociativo en su conjunto para diversos períodos históricos en Argentina, como el que realiza Luis Alberto Romero (4), junto con otros historiadores, el cual brinda un pantallazo general de la historia del cooperativismo en nuestro país, pero su análisis llega hasta el año 1990. Si bien, en el ámbito del rock en Argentina se ha hablado algunas veces de cooperativismo, no se ha dado una tradición clara y sostenida sobre esta forma de trabajo. Como ejemplo podemos citar una experiencia, aislada, que se dio a mediados de la década del ´70, en nuestro país, más precisamente en el barrio de La Boca, con M.I.A (Músicos Independientes Asociados): Es una cooperativa musical independiente que le ha abierto el camino al talento evitando totalmente los circuitos comerciales de difusión (…) el grupo se fue formando alrededor de esa casa en la cual Rubens daba sus clases de piano (…) la novedad fue que, en los recitales, le hacían llenar una ficha al público para formar un mailing, a través del cual se mantenían informados a sus seguidores, y vendían los discos por suscripción, antes de editarlos. (5) Si bien la metodología de reunión puede considerarse similar a la de la UCTM, el objetivo a perseguir era otro: grabar discos y venderlos. Finalmente la M.I.A culmina convirtiéndose en el C.E.C.I (Centro de Cultura Independiente) para inicios de los años 80, con otros objetivos más abiertos a otras ramas del arte. Otro intento cooperativo que ha quedado registrado, es el denominado “Mentes abiertas” en el año 1992, también en Buenos Aires, el cual reunía a varias bandas de Hardcore, bajo el posicionamiento ideológico del straight edge (nada de alcohol, droga y sexo promiscuo), éstos editaron el compilado que lleva el mismo nombre “Mentes abiertas: la verdadera invasión” siendo considerado el primer manifiesto hardcore porteño. Por otra parte, pero vinculado al mismo tema, encontramos una muy breve referencia en un trabajo de Cecilia Benedetti (6) cuando analiza el caso del grupo de rock La Renga, pero, una vez más, no aparece análisis alguno con respecto al tema tratado específicamente aquí. A pesar de la importante referencia que ello significa para la escena musical actual, aparentemente nadie ha intentando anteriormente trabajarlo o al menos publicar algo analizando aquellas experiencias colectivas del pasado. De todas maneras no hay más que una cantidad escasa de notas en revistas especializadas, sobre estos intentos cooperativos y siempre vinculado a lo económico. En cambio sí es posible encontrar una gran cantidad de información relacionada al heavy metal y sus especificidades en el trabajo de tesis realizado por el licenciado en historia Javier Prado (7) se analiza profundamente los mecanismos del under, que, justamente, es el ámbito en donde se da el surgimiento de la UCTM. Prado hace una descripción muy buena e interesante del momento, pero no es su idea trabajar el cooperativismo. Se trata de la única referencia cercana que tiene este trabajo. La presente investigación se nutre de los logros de esta última y profundiza algunas de las cuestiones que quedan a resolver. Con respecto a los análisis que se han realizado sobre la situación de la región geográfica donde se encuentra nuestro objeto de estudio encontramos varias referencias bibliográficas, muchas de ellas, incluso realizadas por investigadores vinculados a nuestra universidad. Como es el caso de los libros Patagonia, desarrollo y neoliberalismo (8) de López, Gatica, Monedero y Pérez Álvarez; y El Chubutazo, Octubre de 1990 de Sancci y Paniquelli (9), ambos trabajos presentan una gran cantidad de análisis y datos contextuales que son una referencia clave y obligada para tener en cuenta a la hora de realizar este trabajo. Si bien estos dos últimos trabajos presentan una óptica de análisis diferente entre sí, logran presentar de manera sólida el escenario político, social y económico sobre el que se pone en marcha el proyecto de la UCTM. Cierre A modo de cierre la exposición de este trabajo encierra una doble intención. La primera es mostrar algunas ideas que se irán trabajando de aquí en adelante, como así también la de poder encontrar en este camino de construcción, nuevas voces, otras ideas, análisis diversos y opiniones que puedan enriquecer el trabajo a realizar. En segunda instancia revalorizar la noble tarea que emprendieron estos jóvenes, quienes dedicaron más de dos años de su vida, apostando a un proyecto alternativo que vinculaba lo social con lo musical de forma tal que cuesta mucho separar uno de otro para su análisis. Citas 1) BARELA, Liliana… BARELA, Liliana… et al. Algunos apuntes sobre historia Oral. Bs. As. Instituto histórico de la ciudad de Buenos Aires. 1999. Página 6.et al. Op cit. Página 7. 2) BARELA, Liliana…et al. Op cit. Página 12 3) DÍAZ BARRADO, Mario. His toria Oral. S/D 4) ROMERO, Luís Alberto… et. al. De las cofradías a las asociaciones de la sociedad civil. Historia de la iniciativa asociativa en la Argentina. Buenos Aires, Edilab Editora, 2002. Página192 5) LERNOUD, Pipo y otros. “Enciclopedia rock nacional 30 años de la A a la Z”. Mordisco ediciones musicales. Pag . 155 6) BENEDETTI, Cecilia. “Tradición y rock nacional. El caso de la renga”. En cuadernos revista de la facultad de humanidades y ciencias sociales. 2002 7) PRADO, Javier. (TESIS DE GRADO) “Under...inmensa minoría....La resistencia cultural. El análisis de la actividad subterránea de las corrientes heavy, punk, thrash, death, grindcore. 1980 – 2002 8) GATICA, LÓPEZ, MONEDERO Y PÉREZ ÁLVAREZ. Patagonia, neoliberalismo y desarrollo. Buenos Aires, Imago Mundi, 2005. 9) SANCCI; PANIQUELLI. El chubutazo, Octubre de 1990. Buenos Aires, de los cuatros vientos, 1995 Bibliografía • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • ALABARCES, Pablo. “Ensayo sobre la cultura popular” S/D ALABARCES, Pablo. Entre gatos y violadores, el rock nacional en la cultura argentina. Argentina, Colihue. Signos y cultura, 1983. BARELA, Liliana y otros. 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[email protected] Nahuelpan: lecturas subalternas de la nación argentina en el oeste del chubut Una vez concluidas las campañas militares de conquista y sometimiento de los Pueblos Originarios (1879-1884), el Estado Argentino diseño políticas para tratar la denominada “cuestión indígena”161. En el año 1884 se crean los Territorios Nacionales siendo una de las funciones de los gobernadores inculcar a los “indígenas” los hábitos de la “vida civilizada”. Los agentes del estado: funcionarios, maestros, religiosos, comerciantes fueron los encargados de llevar a la práctica las pautas que posibilitaran la gobernabilidad, mediante las ideas de Nación y de “civilización”. Dicho proyecto no fue recibido de manera pasiva y acrítica por parte de los sujetos subalternos sino más bien las posturas oscilaron entre el acuerdo, el conflicto y la resistencia. El presente trabajo tiene por objetivo dar cuenta de las estrategias de inclusión a la Nación Argentina planteadas por el longko Francisco Nahuelpan en el marco del avance del Estado Nación y la conformación del Territorio Nacional Chubut. . Como marco temporal se establece el periodo 1880-1920 que tiene particular relación con las acciones del longko Francisco Nahuelpan, “capitanejo” y baqueano de la “Gobernación Indígena de las Manzanas” devenido “cacique” en el “Boquete de Nahuelpan”. De la “gobernación indígena de las manzanas” a la “reserva nahuelpan” en chubut Francisco Nahuelpan era hijo de Wente Nawel162 y Quintunay Tureupan (Díaz, 2003), integraba la “Gobernación Indígena de las Manzanas” liderada por el longko Valentín Sayhueque. La procedencia de Nahuelpan se ubicaría en lo que hoy es la actual provincia de Neuquén, entre la zona de los ríos Limay, Neuquén, cordillera de los Andes y lago Nahuel Huapi. Hacia el año 1881 Sayhueque habría facilitado dos baqueanos a Moreno para que lo acompañen hacia la zona sur de la cordillera de los Andes en el marco de la disputa por la soberanía entre Chile y Argentina. Moreno fue designado por el Estado para explorar la cordillera patagónica como miembro integrante de la Comisión de Límites que defendía la teoría de las altas cumbres como límite natural entre Argentina y Chile. Dentro de esos baqueanos se encontraba Nahuelpan que era un “capitanejo” en la jerarquía de la Jefatura de Valentín Sayhueque. Lo acompaña en el viaje Utrac, hijo del longko Inacayal, y cuñado de Nahuelpan163. Las relaciones de parentesco comportan también alianzas políticas elaboradas hacia el interior de la jefatura. Ambos capitanejos guiaron a Moreno en su travesía cordillerana por los valles de Esquel, Cholila, Puelo, Leleque, Corintos y Tecka (Díaz; 2003). Por lo tanto podemos establecer que tales “capitanejos” tenían un amplio conocimiento del espacio en el que se movían y dan cuenta de la extensa territorialidad de la jefatura de las manzanas. 161 Es la expresión que usaban las elites dominantes de la década del 80 para referirse a las relaciones entre el estado y los pueblos originarios. Tal relación supone subordinación de dichos pueblos al estado-nación. En Walter Delrio. Memorias de expropiación. Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia. 1872-1943. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2005. 162 Según el maestro Harrington Wente Nawel formaba parte de las familias que integraban el lof del longko Inacayal. En Tomás Harrington. “Contribución al estudio del indio Gününa Küne”. Revista del Museo de La Plata, Sección Antropología II, 1946. 163 Nahuelpan se casó con Mercedes Inacayal en primeras nupcias con quien tuvo cuatro hijos. En segunda nupcias se casó con Josefa Cano con quien tuvo cuatro hijos más. Los datos me fueron facilitado por el ingeniero Caffa del IAC (Instituto Autárquico de Colonización y Fomento del Chubut) elaborados en base a un informe del inspector Manuel Bonini. En cuanto al nombre del longko Nahuelpan, responde a la práctica ancestral del lakutun164, y por tal motivo habría tomado el nombre Francisco del perito, quien interceptó a favor del longko para que el Estado le otorgara tierras por los servicios prestados en la demarcación de límites. El hecho de tomar nombres externos al pueblo mapuche, era una práctica habitual en las relaciones entre pobladores originarios y criollos que tenía que ver con los compadrazgos. Por la documentación revisada sabemos que hacia Noviembre de 1895 aparece Francisco Nahuelpan solicitando las tierras que ocupa en el “Paso de Eiskel”. En el mismo año había sido visitado por el prebistero Bernardo Vacchina quien lo nombra solo por su Kupalme165, es decir, Nahuelpan. Para entender el cambio en la condición política de Nahuelpan, el pasaje de “capitanejo” a “cacique”, tenemos que hacer foco en las relaciones políticas de construcción de la aboriginalidad.166 Siguiendo el planteo de Walter Delrio (Delrio, 2005) entendemos que el concepto “tribu” ha sido utilizado por las agencias de la clase dominante que interpelan a un líder visible y reconocido “el cacique” representante de un colectivo “su gente”. Por lo tanto Nahuelpan deviene en “cacique” por los servicios prestados a la Comisión de Límites como baqueano portador de un mapeo de la zona que era necesario relevar para definir las fronteras nacionales. Así en el año 1908 el presidente Quintana mediante decreto otorga en calidad de reserva las tierras que ocupa Francisco Nahuelpan y su “tribu”en el Boquete situado en la entrada al valle “16 de Octubre”. En total las tierras redundan en 19.088 hectáreas 86 áreas y 22 centiáreas. El proyecto “civilizador” ¿Cómo se presenta el proyecto de la “civilización” en el Boquete de Nahuelpan? La pregunta nos lleva a indagar el despliegue de las instituciones estatales y sus funcionarios, sumado a los agentes que también encarnan dicho proyecto como es el caso de los comerciantes. El Estado se presenta como el dueño legitimo de las tierras y necesita que la población reconozca su autoridad y soberanía y genera la necesidad de relacionarse con él. En el año 1895 se realiza el Censo Nacional en todo el Territorio Nacional Chubut, tiempo después el segundo167 funcionario en visitar la zona es el gobernador de Territorio Eugenio Tello acompañado por el prebistero Bernardo Vacchina y un piquete de voluntarios. La finalidad del viaje era sofocar una “rebelión” liderada por Cayupul y Salpú168, miembros de la “tribu” de Sacamata. Este era uno de los principales problemas, el otro tenía que ver con la presencia de pobladores de origen chileno en una zona en disputa entre Chile y Argentina. Tal preocupación quedó reflejada en una nota que el reciente gobernador envía al Ministro del Interior: “Apenas llegado al Territorio del Chubut en carácter de Gobernador, supe que había esparcidos en el interior y contiguo a la Cordillera de los Andes, varios chilenos que ocupan de hecho varios campos fiscales, sin el permiso de nuestra autoridad”169. Por el censo de 1895 se sabe que los “intrusos” chilenos eran ciento tres. Tal situación genera temor en el funcionario por el hecho de que la ocupación sea explotada favorablemente por la republica trasandina como antecedente en la disputa territorial. En 164 práctica mapuche que consiste en la adopción de un nombre por apadrinamiento. El kupalme en el pueblo mapuche se relaciona con la identidad familiar. Seguimos la idea de Walter Delrio sobre la necesidad de contextualizar y situar históricamente el término tribu para entender el proceso de construcción de la aboriginalidad. En Walter Delrio. Memorias de expropiación. Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia. 1872-1943. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2005. 167 El primer funcionario en arribar a la zona fue el gobernador Fontana en 1885. 168 Este tema es abordado por Erica Guiñazu y lo plantea como una estrategia de resistencia milenaria a las nuevas condiciones hegemónicas planteadas por el Estado. Para más detalles remitirse a: Guiñazu, Erica: “La rebelión del Dios Cayupul en el oeste del Chubut: el nguillatún como estrategia de resistencia a la imposición del Estado hacia 1890”. II Jornadas Nacionales de Investigación en Ciencias Sociales. Trelew, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, 2008. 169 Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 288 165 166 dicha visita diferentes pobladores aprovechan la situación para pedir formalmente la posesión de la tierra que ocupan con ganado menor y mayor170. La mayoría de las peticiones las escribió Bernardo Vacchina dado que los pobladores no sabían los procedimientos formales para pedir la tierra y en algunos casos eran analfabetos. Entre ellos se encuentran Francisco Nahuelpan, José Hainqueu, Tejeda Katrenhel, reconocidos como “ciudadanos de la Republica Argentina” ubicados en el paraje denominado “Boquete de la Colonia”. En el Censo Nacional de 1895 José Hainqueu171 figura como procedente del Neuquén y de oficio “boleador”. Otros pobladores que se presentan con la misma petición son Enrique Huanqui, Francisco Trafian, Pedro Katrual, reconocidos por la fuente como “indígenas chilenos” y Manuel Nahuel-pan presentado como “ciudadano argentino”. El lugar donde ocupan se denomina “Paso de Eiskel”. Por otra parte Juan Huenukeu, Manuel Kaifeñil y Francisco y Juan Kintulipy se presentan como “ciudadanos chilenos” solicitando permiso para establecerse en el paraje denominado “Lila”. Por último se presentan Foyel Pailakan, Juan Kintunahuel, Juan Rayñanco Pailakan y Mariano Kacillanka, todos “ciudadanos argentinos” ubicados en el paraje denominado “Filunheyen” a las faldas de la cordillera. El gobernador Tello, refrendado por el comisario de “16 de Octubre” Martín Hunderwood, otorga a cada uno de ellos un permiso provisorio de ocupación sin que ello implique derechos de propiedad o posesión con justo título hasta que el gobierno nacional resuelva sobre el destino de las tierras. Al momento de la entrega de los permisos de ocupación, la zona en cuestión, “16 de Octubre”, se encontraba dentro del litigio limítrofe entre Argentina y Chile. En cuanto a la identificación con la nación, algunos pobladores se reconocen o son reconocidos por el agente estatal como argentinos y otros como chilenos. Recordemos que Francisco Nahuelpan había trabajado para la Comisión de Límites dirigida por el perito Francisco Moreno y de allí proviene la relación de identificarse con la nación argentina aunque como veremos mas adelante nunca dejo de visitar el Gulumapu172 donde tenía parientes. De esta manera los miembros de pueblos originarios son incluidos y reconocidos por la agencia nacional pero como “otros internos” (Delrio, 2005) en condiciones de desigualdad respecto de otros pobladores, por ejemplo los galeses de “16 de Octubre” que obtuvieron concesiones de tierra con posibilidad de acceso a títulos de propiedad en 1888173. El discurso de la nación necesita de los “otros” para justificar su proyecto, el “nosotros” la “mismidad”. La idea de “civilización” necesita de un Nahuelpan “indio”, “salvaje”, y “bárbaro”. La escuela fue la primera institución estatal presente en el Boquete. El director Luis Funes, enviado por el inspector de escuelas Marcelino Martínez arribó al Boquete en 1905. Su discurso está impregnado del binomio civilización-barbarie, ventana a través de la cual mira y analiza a los pobladores del Boquete. Instala la escuela en el centro de la “reserva” porque considera que es la mejor ubicación para que puedan asistir todos los niños cuyas viviendas se encuentran dispersas por los campos y faldas de las cordilleras. Realiza una breve descripción de la población de la comarca caracterizada por la presencia de tres componentes: el británico (se refiere a los galeses), el chileno y el “indio”. Dice del primero; su casa es de adobe, con ventanas de vidrio, tiene vagones y su campo alambrado. El chileno es agricultor, siembra, tiene su huerta, su casa es de madera, firme. 170 La necesidad de relacionarse con el Estado para acceder a la tierra generó desplazamiento de 20. 30, 40 y hasta 80 millas de parte de pobladores “indígenas” para solicitar permisos y bautizar a sus hijos. En Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 311. 171 Según testimonio de Francisco Cheuqueguala Antiguala de Lago Rosario, José Ainqueo era “segundo cacique” de Francisco Nahuelpan. En la crónica del prebistero Vacchina aparece escrito como Ahinqueo. En Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 306 172 En mapuzungun, la lengua de la tierra, significa el lugar por donde se pone el sol, la tierra del oeste. 173 la entrega de lotes urbanos es llevada a cabo por el Presidente y el Ministro del Interior. Solicitaban a los colonos la permanencia de un año en el lugar con sus respectivas familias para luego gestionar el titulo de propiedad privada. Los galeses debían respetar las leyes de la nación. Esta claro que la medida tiene un fuerte carácter político porque poblar generaba un antecedente de ocupación en una zona disputada con Chile. Archivo Histórico Provincial. Carpeta 04 año 1896. Por último el “indio” tiene su ruca, su toldo de cuero, con palos, y presenta pocos hábitos de higiene. Los estereotipos del maestro quedan fijados en dos imágenes; por un lado la “civilización”, lo deseable, representado en la población galesa y chilena cuyos hijos son bien prolijos y arreglados y sus padres dedicados a la agricultura, actividad pulcra y signo de progreso, por otra parte la “barbarie” es encarnada por los niños mapuches rústicos, sucios, harapientos, de pelo largo cuyos padres son propensos al alcohol y desinteresados por la educación de sus hijos. De esta manera el sujeto subalterno convertido en un “otro” se encuentra en estado de culpabilidad, por oponerse a la “civilización, es un ser incompleto que está en condiciones de inferioridad, y es necesario el sacrificio, esto permite colocar a la “modernidad” como fuerza emancipadora que viene a redimir a sus victimas. (Dussel, 2001). El maestro en tanto agente civilizador tenía por misión no conocer sino cambiar las pautas culturales de sus destinatarios con quienes trató cara a cara. Responsabiliza a los padres de los logros o fracasos civilizadores. Para que prospere el “proyecto civilizador” Funes propone como única solución posible la creación de un internado, los niños aislados de su hogar aprenderían lectura, escritura, aritmética, moral, higiene e historia, principales materias. De lo contrario en sus hogares solo aprenden la desconfianza y el rencor a la patria argentina, el apego por su tierra y costumbres que rememoran en cada parlamento174. La agencia estatal clasifica, homogeniza el colectivo subalterno, los despoja de su identidad originaria marcando sobre sus cuerpos la herencia colonial (“indios”, “indígenas”) y con el paso del tiempo la admisión de una nueva identidad común negativa (“indígenas argentinos”) que da cuenta de la colonialidad del poder (Quijano, 2001) bajo la cual se presenta el discurso de la nación argentina en el Boquete de Nahuelpan. La construcción de los estados nacionales comportó para los Pueblos Originarios una nueva forma de colonialismo interno. Las políticas diseñadas por el estado así lo demuestran. En primera instancia los pobladores originarios son tratados como menores de edad, que no pueden actuar por si mismos y por lo tanto necesitan ser representados por otro, más capaz: el gobernador territoriano, figura paternal que debía crear “misiones indígenas”, una de las funciones estipulada en el artículo 7 del inciso 11 de la ley 1532, para traer “gradualmente” a los “indígenas” a la vida “civilizada” 175. En el año 1894 el Código Rural prohíbe las boleadas de guanacos y choiques, una práctica habitual de los mapuche y tehuelche que además de alimentos se procuraban materia prima para confeccionar objetos que luego intercambiaban a los comerciantes. El gobernador Tello, que estuvo en la zona y trato con los pobladores, notificaba al Ministro del Interior que no podía prohibir la disposición legal que sancionaba dichas prácticas porque si lo hacía morirían de hambre o se convertirían en ladrones, ya que ellos “no saben sembrar y carecen de frutas silvestres y de raíces alimenticias en los campos”176. Tal disposición la cumpliría una vez que se resuelva la creación de misiones. Tello propone crear Escuelas de Artes y Oficio, manejadas por los salesianos, para que los mapuche y tehuelche aprendan un oficio y de este modo se inserten en la vida “civilizada”. Para los gobernantes del territorio la preocupación por fijar a los mapuche y tehuelche a la tierra y coartar sus prácticas de caza, tenía particular relación con la necesidad de disciplinarlos como mano de obra “civilizada”, los beneficios que se podrían obtener quedan expresados en la memoria que el gobernador Lezana eleva al 174 Para Funes la bandera argentina les traía malos recuerdos porque recordaban la época en que los ejércitos terminaron con la vida errante de los pueblos originarios. En Funes Luis. “Territorios Nacionales. Cómo avanzan las primeras luces en el desierto austral.” El Monitor de la Educación Común. Buenos Aires. Consejo Nacional de Educación, 1906. Pág. 647 175 El artículo menciona que entre los deberes y atribuciones del gobernador se encuentra la creación de las misiones indígenas para traerlos a la “vida civilizada” pero no lo facultaba a otorgar tierras, función que recaía en la Dirección General de Tierras y Colonias. En consecuencia la instalación de las misiones se demoraba. En Dumrauf Clemente. El último malón. Subsecretaria de Cultura de la Provincia del Chubut. Rawson, 2003. Págs. 17 y 18. 176 nota del gobernador Eugenio Tello al Ministro del Interior emitida el 8 de octubre de 1895. en María Marta Novella. “Composición poblacional del Oeste Chubutense en 1895”. Pueblos y Fronteras. Año 6 Nº 6. 2005. Pág. 25. El destacado es mío. Ministro del Interior en el año 1905: “El indígena es un excelente elemento de población, sumiso, respetuoso de la ley, honrado, el peón o puestero más barato. Bien dirigido es trabajador en negocio de campo.”177 La idea de acceso “gradual” a la “civilización” para los pobladores originarios nos demuestra la ambivalencia del discurso estatal que se presenta como un diseño global (Mignolo, 2000) a seguir, lo deseable e imitable, pero al mismo tiempo marca una diferencia, la colonialidad (Mignolo, 2000), la cara oculta, que viene a recordarles a los mapuche manzaneros de Nahuelpan que nunca accederán a la totalidad del proyecto, nunca serán plenamente “civilizados”. El prebistero Vacchina se encargó de recordárselo a una mujer de la familia del “capitanejo” Ahinqueo aludiendo a que la pintura que utiliza en su rostro no le queda bien, no es para ella. La mujer le responde “¿Y las mujeres cristianas no pintando?”178 La pregunta lo deja perplejo, no esperaba tal respuesta de la “india camuflada”179 entonces la aleja del proyecto respondiéndole “No, las cristianas buenas no se pintan”180. Desde el punto de vista de los inspectores de tierras, la “civilización” y el “progreso”, grandes premisas del proyecto estatal, se presentan por medio de la agricultura y la propiedad privada. Dos elementos que están fuera del alcance de la comunidad según el informe de tierras del año 1920. En cuanto a la primera, la agricultura, el inspector da cuenta de la predilección de los pobladores del Boquete por el ganado equino, con poca dedicación a la cría de ganado lanar y caprino, actividad que en la perspectiva del agente estatal, no redunda grandes beneficios económicos porque los yegüarizos y caballos consumen más pastos y agua que las ovejas y chivas y no aportan ganancia alguna ya que la lana de las ovejas y el pelo de chivo valen más dinero que un animal equino. En realidad las tierras aptas para la agricultura son pocas y solo algunos pobladores cultivan avena y alfalfa. El inspector se queja de la falta de razonamiento económico capitalista y encuentra que el problema radica en el uso comunitario de la tierra, es decir no existe la propiedad individual, privada, segundo elemento identificatorio del proyecto estatal en cuanto a la tierra. Dicho discurso no se limita solo al uso de la tierra, también incluye el tipo de vivienda, los hábitos de vida, las condiciones higiénicas y la moral, elementos que al decir del inspector, no se encuentran presentes en el Boquete de Nahuelpan. En este sentido contrasta la acción de Nahuelpan con otros pobladores originarios que han adherido al proyecto estatal como Miguel Ñancuche Nahuelquir y su gente en Colonia Cushamen. Para el inspector la presencia de comerciantes turcos y sirios en la “reserva” han contribuido a la degradación de los pobladores por el incentivo a las bebidas alcohólicas. El informe concluye que dado el tipo de economía que practica la comunidad se hace necesario una extensión de tierras para ser usada como veranada y que no se puede dar la adjudicación definitiva de las tierras hasta tanto no se la subdivida. La religión cumple un rol destacado en la difusión del proyecto “civilizador” en tanto viene a convertir a los paganos al cristianismo. Bernardo Vacchina, prebistero, de la orden de los salesianos, debía celebrar bautismos, contraer matrimonios y convertir al catolicismo a los pobladores originarios asentados en la zona de la “Colonia 16 de Octubre”. El religioso acompañó al gobernador Tello y su comitiva que venían a sofocar una “rebelión” en las tolderías de Sacamata. Cuando llega al Boquete la primera impresión que tiene sobre el lugar es la fertilidad de los valles precordilleranos, llenos de arroyos y bosques. Describe la vivienda de los pobladores; casas de ramas revocadas con barro, amplias, fuertes siendo la del longko Nahuelpan, a quien identifica como “indio manzanero”, la más imponente. La 177 La propuesta de Lezana para los pobladores originarios existentes en el territorio era la creación de misiones o colonias ganaderas con el objetivo de concentrarlos en un punto fijo y de esta manera erradicar la vida nómada. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut. Carpeta 03 año 1905. 178 Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 308 179 ídem. Pág. 308 180 ídem. Pág. 308 gente con la que se encuentra no entiende el castellano y muchos están avocados al trabajo de la esquila. Se queja de la escasa atención que le prestan como agente de la verdadera “fe”, exclama los “pobres indios e infelices (…) no quieren recibir el llamado de Dios”181. Para cometer su empresa no dudo en aprender algunas palabras del mapuzungun y se valió de algún lenguaraz para que actúe de intermediario. El agente de la “civilización” toma elementos de la cultura del subalterno para poder realizar su empresa con máximos beneficios. Vacchina les habla en “idioma indio” para que entiendan el catecismo y los principales preceptos de la religión y no tiene problemas en instalarse en un toldo (a pesar de sus prejuicios estéticos e higiénicos) para misionar. Por último los comerciantes presentes en la zona, también forman parte del discurso estatal y su proyecto “civilizador”. Al respecto se genera un interesante debate en torno a la inclusión de los pobladores originarios dentro de la categoría ciudadano. Los comerciantes presentes en “16 de Octubre” que tenían comercio con diferentes pobladores de la zona, incluidos los de Nahuelpan, elevan una nota al gobernador interino Alejandro Conesa en 1891 solicitando se deje sin efecto el decreto que prohíbe el comercio con los “indios”. El argumento que utilizan es que por el hecho de poseer patente para el comercio ambulante (permisos de vivanderos)182 pueden ejercer libremente su actividad con todos los ciudadanos incluidos los pobladores originarios a quienes reconocen como “indios sometidos”183 pero que también son “ciudadanos argentinos con todos sus deberes y todas sus garantías”184. Por su parte la contestación de Conesa deja en claro que en tanto máxima autoridad del territorio puede adecuar los reglamentos y ordenanzas según los intereses que crea conveniente y como una de sus funciones era traer “gradualmente” a los “indígenas” a la “vida civilizada” no permite el comercio de bebidas alcohólicas con los “indígenas”. Por otra parte reconoce que “si bien es cierto que los indios son hombres libres, no lo es menos que habitan en campos fiscales, no pudiendo desconocerse el derecho de las autoridades, que les permite ocuparlos, de imponerles las condiciones que considere oportuno.”185 El discurso de los comerciantes se presenta como emancipador en tanto la conversión del “indígena” en ciudadano representa la madurez del ser, su liberación del tutelaje del estado, la adquisición de derechos y garantías. Por su parte el agente estatal fija la diferencia, la territorializa, en tanto dueño y repartidor de la tierra que ocupa el poblador originario, debe velar por su tutelaje ya que lo considera un menor de edad que no está en condiciones de decidir por si mismo. De ahí la necesidad del proyecto “civilizador”. Lecturas subalternas de la nación argentina Siguiendo el planteo de Delrio (Delrio, 2005) las fuentes oficiales, en tanto repositorios de una historia oficial, marcan los límites de aparición del otro, imponen las subalternidades y construyen el espacio desde donde se los representa fijándolos como signo de la diferencia. La difícil tarea que tenemos quienes trabajamos con las agencias de Pueblos Originarios es la falta de fuentes de primera mano, escritas por los sujetos subalternos, no obstante ello se pueden encontrar las voces del otro en las ausencias, las negaciones y 181 Paesa Pascual. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 306. Los comerciantes aducen que sus permisos fueron otorgados por el Congreso de la Nación mediante la Ley Nacional de Patentes para ejercer el comercio ambulante en los Territorios Nacionales. Libro de Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut. 183 los comerciantes en tanto portadores del discurso liberal y a pesar de reconocer a los “indígenas” como ciudadanos, no escapan de la lógica estatal y del discurso “civilizador” colocando al poblador originario en el lugar de la diferencia colonial, sigue siendo un “otro”. Libro de Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut 184 La nota menciona que son hombres libres como todos los que habitan el país y por lo tanto deben ser reconocidos como tal. Libro de Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut. 185 nota del gobernador interino Alejandro Conesa al jefe de policía Arturo Woodley en respuesta a la nota de los comerciantes. Libro de Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut. 182 presencias del discurso hegemónico. (Delrio, 2005) Dicha empresa implica leer entrelíneas las fuentes documentales que dan cuenta e interpelan al sujeto subalterno. La presencia del proyecto “civilizador” del estado en el Boquete de Nahuelpan fue recibido de diferentes maneras. En primer lugar tenemos las diferentes estrategias de inclusión a la nación planteadas por el longko Nahuelpan que se mostró cooperativo con el estado y sus funcionarios. La principal preocupación del longko era la tenencia de la tierra. Situación que generó tensiones con los vecinos galeses del valle “16 de octubre”. En el 1899 varios pobladores del Boquete secundados por Policarpo Galarza (un correntino asentado en la zona, alfabeto según el censo de 1895) dirigen una nota al gobernador del territorio para que interceda a favor de sus derechos ya que acusan a los colonos galeses de hostigamientos hacia la comunidad e intentos de desalojos. La respuesta del Gobernador O`Donell no se hizo esperar e inmediatamente envió una nota al comisario de “16 de Octubre” Martín Underwood para que se respeten los derechos de los pobladores de Nahuelpan que habían obtenido permiso de la gobernación para establecerse en dicha zona186. La tensión por las tierras obligó al longko Nahuelpan a desplegar diferentes estrategias para ser parte de la “civilización” proyectada por el estado y acatar las leyes, no sin resistencias y negociaciones. En el año 1902 tiene lugar en la Escuela Nacional Nº 18 un plebiscito donde participan los galeses de “16 de Octubre” el representante ingles, sir Thomas Holdich, el representante chileno, Hans Steffen y el perito por Argentina, Francisco Moreno. En este plebiscito los galeses habrían manifestado al árbitro inglés su deseo de vivir bajo la soberanía argentina y poner fin a la definición de límites. Como habíamos comentado en líneas anteriores Francisco Nahuelpan también fue protagonista de este hecho, su rol como baqueano fue relevante para establecer los principales hitos de las altas cumbres. En el mismo año del plebiscito cumple con la función de enrolarse acudiendo al Juzgado de Paz de “16 de Octubre”. Años más tarde colabora con las autoridades del Territorio Nacional facilitando su casa para que se instale la primera escuela. De esta manera en el año 1905 llega al Boquete el director: Luis Funes para hacerse cargo de la educación. El reconocimiento del estado implicaba una oportunidad de acceder a la tierra, y así lo demuestran las visitas de los inspectores de tierras, los viajes de pobladores a buscar sus papeles y las notas enviadas a las oficinas de tierras. Transcurrían los años desde la participación en la comisión de límites y el fallo arbitral y aún no lograba la tenencia oficial de la tierra que ocupa su comunidad. Por lo tanto en el año 1905 Francisco Nahuelpan sigue insistiendo en su petición y envía nota187 al gobernador del territorio Lezana solicitando la posesión de la tierra que ocupa junto a su red familiar. El gobernador reenvía la nota al Ministerio del Interior para su evaluación y este lo deriva al Ministerio de Agricultura para la resolución que corresponda. Siguiendo el análisis de Delrio (Delrio, 2005) en la primera década del siglo XX la Ley del Hogar188 ya no era el marco legal que regulaba la situación de las tierras fiscales, siendo la modalidad predominante la concesión de permisos precarios de ocupación. Bajo esta última modalidad por decreto del 3 de julio de 1908 el gobierno nacional dispuso la entrega de tierras al “cacique” Nahuelpan y su “tribu” en el Ensanche de la “Colonia 16 de Octubre”. Como se desprende del informe de tierras del año 1920 la “reserva” de Nahuelpan quedó incluida dentro del ensanche de la “Colonia 16 de Octubre” cuyos lotes habían sido mensurados en el año 1906 por los ingenieros Molinari y Pigretti. De ahí que las tierras entregas al longko nunca fueron parte de una nueva Colonia sino simplemente tierras fiscales reservadas. 186 nota del gobernador O’Donell al Comisario de 16 de Octubre Martín Underwood. Libro de Notas 1886-1902. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut 187 Informe de inspección de tierras del año 1920. IAC (Instituto Autárquico de Colonización y Fomento del Chubut) 188 Ley mediante la cual se formaron colonias agrícolas y pastoriles como Cushamen en 1899. En el año 1911 se crea la Policía Fronteriza por disposición del presidente Roque Saenz Peña y el Ministro del Interior Indalecio Gómez. El piquete con asiento en Chubut estuvo bajo el mando de Mateo Gebhard. (Delrio, 2005). La creación de la fuerza policial responde al problema del bandolerismo y el “cuatrerismo”. En esta coyuntura Francisco Nahuelpan ofrece189 caballos y baqueanos al jefe de la policía fronteriza Mateo Guebhard quien perseguía al bandolero norteamericano Wilson. Si bien los pobladores de Nahuelpan se mostraron abiertos a los nuevos cambios impuestos por el estado pronto aprendieron a subvertir el proyecto de la “civilización” tomando aquellos elementos que les eran útiles, apropiándoselos pero de manera reoriginalizada (Quijano, 2001). De esta manera muchos pobladores aceptan la conversión al cristianismo pero con ciertas reservas y salvedades. Por ejemplo cuando el prebistero Vacchina, ayudado por el interprete Huenuquen, desea convertir al cristianismo a la familia de Ahinqueo, logra administrar 14 bautismos y bendecir 3 matrimonios, pero no pudo convertir a Ahinqueo y a un hermano de este, por el tipo de vida patriarcal, ambos tenían dos esposas, una práctica ancestral propia del pueblo mapuche, y sobre todo de los hombres más ricos que podían pagar por la dote de varias esposas, práctica a la cual se oponía fervientemente el religioso. Ahinqueo acepta la conversión de parte de su familia pero no permite la conversión de sus mujeres y la suya porque significaba que debía deshacerse de una de ellas y por lo tanto le responde a Vacchina que “no podía abandonar a una mujer cargada de hijos pequeños, no siendo esa la costumbre entre ellos”190. El dialogo culmina en una negociación. Vacchina manifiesta su cariño por la gente y la posibilidad de volver a misionar, a lo cual el “capitanejo” Ahinqueo contesta que también sienten afecto por su persona y le facilitará los medios para su estadía a cambio de que el misionero enseñe a sus muchachos a “hablar con papel”191. La escritura se había convertido en un mecanismo de poder ya que las nuevas relaciones sociales impuestas por el Estado generaban la necesidad de entenderse por el medio escrito, sobre todo en relación a la tierra. Por esta misma razón el “capitanejo” Huanqui le entrega un hijo a Vacchina para que lo lleve a Rawson al colegio de los Salesianos y que se eduque en la cultura letrada ya que “es el único y debe ser mi ayuda”192 La escuela uno de los símbolos de la inclusión y demostración de aceptación del cambio y el nuevo orden social se convirtió en uno de los lugares mas resistidos. Fue la primera institución estatal presente en el Boquete. El mejor exponente de esta tensa y ambigua relación es el director Luis Funes, llegado al Boquete en 1905. ¿Por qué encuentra tanta resistencia a su proyecto? Funes se responde de la siguiente manera: “Para el indio ¿Quién es el maestro? Un huinca intruso y nada más; que viene á separarles de sus hijos por varias horas cada día, á enseñarles á no ser indios!”193 Para el longko Nahuelpan permitir la instalación de la escuela en sus tierras significaba un acto de inclusión al estado y la búsqueda de la tenencia de la tierra, una forma de adscribir a la nación y reconocer la soberanía. Ello no aseguraba que los niños asistan con continuidad a clases ni manifiesten un interés por la patria y su historia. Las actividades económicas de la “reserva”, orientada a la cría de animales, demandaban mano de obra en épocas de esquila, invernadas y veranadas, razón por la cual los niños no eran enviados a la escuela. Otro momento en el que no concurrían a clases era en el verano cuando se dedicaban a la recolección de frutillas Las principales resistencias que encontró el director Funes en su estadía en el Boquete tienen relación con prácticas culturales propias de la cultura mapuche como la 189 Telegrama fechado el 14 de septiembre de 1911. Archivo Histórico de la Provincia del Chubut. En Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 307. 191 Ídem. Pág. 308 192 Ídem. Pág. 315. 193 Destacado en el original. En Funes Luis. “Territorios Nacionales. Cómo avanzan las primeras luces en el desierto austral.” El Monitor de la Educación Común. Buenos Aires. CNE, 1906. Pág. 646 190 celebración del kamaruko, los parlamentos donde se cuentan relatos épicos, ngtram, relativos a la historia mapuche, las boleadas y la vida itinerante. A pesar de la presencia de algunas instituciones estatales, como la escuela, y los intentos de los agentes nacionales por imponer el proyecto “civilizador” la comunidad pudo darse su propia organización y continuar con sus prácticas sociales, económicas, políticas y culturales por el lapso de tres décadas. Las fronteras nacionales no cortaron los viajes hacia el Gulumapu (Panguillen) donde el longko Nahuelpan tenía parientes. Tampoco evitaron el arribo de población proveniente de dicha zona, situación que registra la inspección de tierras de 1920: “Actualmente, con los indígenas netamente argentinos están mezclados araucanos chilenos, pues las uniones matrimoniales legítimas o nó, han traído a la reserva estos elementos en que indiscutiblemente poco reparan los más viejos descendientes de Nahuelpan y menos aún las mujeres.”194. Las relaciones de vecindad con otras comunidades mapuche de la zona quedan registradas en la crónica del religioso Juan Muzio195 mediante la cual sabemos que la gente del longko Nahuelpan participaba del kamaruko que se levantaba en la zona de Languiñeo. La figura de la “reserva” dejaba en manos del “cacique” la organización interna de las tierras decidiendo sobre la inclusión o exclusión de pobladores. El 17 de mayo de 1916 Francisco Nahuelpan y otros pobladores de la “reserva” piden el desalojo de Ignacio Cayecul considerado un “intruso”. Un año después el longko, ante la presencia del Sr. Sienra, inspector de tierras, declara que Ignacio Cayecul junto a Salvador Asim (comerciante), Miguel Zeiden (comerciante) y Pedro Pailafan son “intrusos”, no forman parte de los primeros habitantes del lugar y por lo tanto solicita su intervención para desalojarlos. La categoría “intruso” era usada por la agencia estatal para referirse a aquellos pobladores que ocupaban un lote sin permiso de la autoridad estatal. El longko se apropia del discurso de la agencia estatal para aplicarlo en contra de otros pobladores mapuches que llegaron buscando donde instalarse. El sujeto subalterno también subalterniza. En 1918 fallece Francisco Nahuelpan quedando como longko su hermano Martín Cañumilla Nahuelpan quien había prestado servicios militares en el Ejército Argentino, era analfabeto, con relativa autoridad sobre su gente pero no así con los comerciantes. De está manera se cierra una etapa en la vida de la comunidad Nahuelpan que estuvo signada por el accionar de su líder fundador. A modo de conclusión El proyecto de la “civilización” se presentó como un discurso a seguir, el “progreso” y la “modernidad” eran los tópicos deseables e imitables que debían adoptar los Pueblos Originarios para salir del estado “salvaje” y “atrasado” en el que se encontraban. Para ser parte de la nación, el “nosotros” era necesario que los “otros” realicen ajustes de tipo económicos, políticos, culturales. La construcción de los estados nacionales comportó para los Pueblos Originarios una nueva forma de colonialismo interno. Los agentes estatales no venían a conocer sino a cambiar las pautas culturales de los pobladores originarios, controlar sus cuerpos, habilitar los espacios para la reproducción de la vida, inculcarles nuevos pensamientos y modos de ver y sentir en el nuevo orden social. Las fuentes oficiales nos permiten interpretar las diferentes respuestas de las agencias subalternas al proyecto estatal. Nahuelpan como líder visible y reconocido por el estado, el “cacique”, elaboró estrategias para demostrar su acatamiento e integración a la nación. En primera instancia participó como baqueano en la Comisión de Límites, servicios que le permitieron acceder a la tierra junto a su red familiar, aceptó la presencia de religiosos católicos en la 194 195 informe de tierras del año 1920. IAC (Instituto Autárquico de Colonización y Fomento del Chubut). El destacado es mío. En Pascual Paesa. El Amanecer de Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca. Ed. Don Bosco, 1967. Pág. 451 “reserva”, se enroló en el juzgado de paz de “16 de Octubre”, facilitó la instalación de la escuela en 1905 y ofreció sus servicios para perseguir a los bandoleros que hacían estragos en la cordillera en las postrimerías de la primera década del siglo XX. El discurso de la “civilización” no fue recibido ni acatado de manera mecánica, las posiciones oscilaron entre la resistencia y la negociación. La temporalidad lineal del estado-nación y sus premisas de un avance hacia adelante, al “progreso” y la “modernización”, es contrapuesta y desafiada por la temporalidad cíclica mapuche. Ambas temporalidades convivieron en la “reserva”. Los mapuches de Nahuelpan continuaron celebrando kamaruko, a pesar de ser bautizados y convertidos en católicos, algunos “capitanejos” no abandonaron la vida patriarcal mientras que otros miembros aceptaron la monogamia. Los viajes al Gulumapu, Chile, dan cuenta de la permeabilidad de las fronteras que no pudieron cortar las relaciones de parentesco y la circulación de personas dentro del Wallmapu, territorio ancestral mapuche. Cuando muere Francisco Nahuelpan el mando de longko lo toma su hermano Martín Cañumilla Nahuelpan. Las voces del subalterno localizadas en las ausencias, las negaciones y presencias del discurso hegemónico nos permiten la reescritura de una historia otra que viene a crear nuevos lugares de enunciación de aquellos olvidados y ha contribuir a pensar en un dialogo conjunto por futuros mas democráticos y justos. Bibliografía Delrio, Walter. Memorias de expropiación. Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia. 1872-1943. Buenos Aires, Universidad Nacional de Quilmes, 2005. Díaz, Chele. 1937: El desalojo de la tribu Nahuelpan. Mallin Ahogado-El Bolsón, Ed Musiquel, 2003 Dumrauf Clemente. El último malón. Rawson, Subsecretaria de Cultura de la Provincia del Chubut, 2003 Dussel, Enrique. “Eurocentrismo y Modernidad (Introducción a las lecturas de Frankfurt).” en Mignolo, Walter. (Comp.). Capitalismo y Geopolítica del conocimiento. Buenos Aires, Ediciones del signo, 2001. Págs. 57-71 Funes Luis. “Territorios Nacionales. Cómo avanzan las primeras luces en el desierto austral.” El Monitor de la Educación Común. Buenos Aires. Consejo Nacional de Educación, 1906. Págs. 641-651 Guiñazu, Erica: “La rebelión del Dios Cayupul en el oeste del Chubut: el nguillatún como estrategia de resistencia a la imposición del Estado hacia 1890”. II Jornadas Nacionales de Investigación en Ciencias Sociales. Trelew, Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco, 2008. Harrington, Tomás. “Contribución al estudio del indio Gününa Küne”. Revista del Museo de La Plata, Sección Antropología II, 1946 Mignolo, Walter. Local histories/global designs: Coloniality, subaltern knowledges, and border thinking. Princeton University Press, 2000. Mignolo, Walter. (Comp.). Capitalismo y Geopolítica del conocimiento. Buenos Aires, Ediciones del signo, 2001. Novella, María Marta. “Composición poblacional del Oeste Chubutense en 1895”. Revista Pueblos y Fronteras. Año 6 Nº 6. El Bolsón 2005 Quijano, Anibal. “Colonialidad del poder. Cultura y conocimiento en América Latina.” en Mignolo, Walter. (Comp.). Capitalismo y Geopolítica del conocimiento. Buenos Aires, Ediciones del signo, 2001. Págs. 117-133 Paesa, Pascual. R. El Amanecer del Chubut. Un Heraldo de la Cultura. Bahía Blanca, Ed. Don Bosco, 1967. 16.- Fragmentación social en Bariloche: contexto socio-histórico y situaciones emergentes (2005-2010)196 LEZCANO, Maximiliano Javier197 Presentación El presente texto representa un acercamiento preliminar a la problemática de la fragmentación social en San Carlos de Bariloche, en particular desde la perspectiva del sector de barrios de menores recursos conocido como “el Alto”, al sur del centro de la ciudad. En este marco, enfoco aspectos de la realidad socio-económica del sector y los imaginarios sociales que se construyen entorno a ese espacio y sus habitantes. El título remite a una realidad de fragmentación social vigente en San Carlos de Bariloche, manifestada recientemente en conflictos sociales que tuvieron amplia trascendencia mediática. Aquí haré referencia a tres acontecimientos clave que tuvieron como protagonistas a sectores populares del Alto: los sucesos de violencia que culminaron con la muerte de un remisero en 2005 y que generaron un virtual “estado de sitio” en el Alto; el conflicto en torno a la instalación en el Alto de un hipermercado de la empresa Wal-Mart en 2009 y finalmente la muerte de tres jóvenes en 2010 que determinó un “estado de emergencia social” en la ciudad. Estos hechos, enmarcados en el contexto de marginalidad y exclusión socio-económica en el que se encuentra el sector del Alto, aquí son vistos como situaciones emergentes de procesos de larga duración que involucran varias décadas y cuya raíz puede rastrearse incluso en los propios orígenes de la ciudad, a principios del siglo XX. En este sentido y de acuerdo al perfil historiográfico del trabajo, considero que los conflictos sociales más recientes en la ciudad son por un lado punto de partida de una historia que se proyecta hacia atrás en el tiempo y por otro de llegada como resultante de procesos previos, a diferencia de perspectivas sincrónicas de la realidad social. En el proceso de fragmentación social en Bariloche reconozco dos dimensiones: una material, reflejada en la distribución espacial de los sectores de la población y en el acceso diferencial a bienes y servicios y una inmaterial, reflejada en los aspectos discursivos que hacen a la discriminación, marginación, exclusión y xenofobia que afloran en determinadas situaciones y contextos sociales. En esta propuesta me interesa indagar en aquellas manifestaciones discursivas que tienen que ver con determinados imaginarios, con cómo se perciben y como son percibidos los sectores populares del Alto y el espacio que ocupan. Así, veo los conflictos en clave social y cultural, como epifenómenos de las relaciones de clase, e ideológica, como manifestaciones de actitudes, intereses y valoraciones atravesados por las estructuras ideológicas de pensamiento. En el análisis de los conflictos sociales que trato me planteo la existencia de causas estructurales que subyacen y dan lugar a problemas del presente; problemas que frecuentemente son tratados ahistóricamente desde la superficialidad del día a día del conflicto. Espero así contribuir a la complejización de estos hechos, a desmontar visiones hegemónicas e interpretaciones simplistas y/o funcionales, indagando en las condiciones de producción de los hechos y en los imaginarios sociales que éstos realzan. No es mi intención hacer una descripción detallada de los acontecimientos que enfoco, ni extenderme en su complejidad social, política y económica, sino a partir de ellos aportar a 196 Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación “Barrios en perspectiva histórica y cultural. Subjetividades, mundo del trabajo, religiosidad. Bariloche en el siglo XX”, Código FH/124 (2010-2012), Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue. 2 Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Universitario Bariloche, CONICET, Museo de la Patagonia, San Carlos de Bariloche, Argentina, [email protected] la reconstrucción del proceso de fragmentación social en Bariloche y poner en tensión diferentes imaginarios sociales en torno a los sectores populares del Alto en el marco de una ciudad “imaginada”. El presente trabajo es de carácter introductorio y demanda la profundización y ampliación de diferentes aspectos. En ese sentido, el análisis es en principio y sobre todo cualitativo, aunque futuras entrevistas y análisis de fuentes y bibliografía pueden brindar un sustento más cuantitativo a las interpretaciones. De historias vigentes, ideologías e imaginarios sociales La temática aquí propuesta incluye la plena vigencia social y la trascendencia políticosocial que suele tener el objeto de estudio de una historia del presente198 o una Historia Inmediata199 con todas las connotaciones ideológicas, políticas y metodológicas que ello implica. Estimo que el análisis de un pasado vigente que gravita en el presente, la historización de aspectos sociales relevantes y frecuentemente urgentes del presente inmediato, así como la consideración de pasados generalmente traumáticos en continuidad con el presente y su efectividad en la sociedad comportan un particular enfoque de la historia del presente que denomino historia vigente200, el cual desarrollo en un trabajo enviado a publicación. En este marco, considero que la noción de presente histórico como historia vivida201 y en particular de pasado vigente es la que mejor define el objeto de una historia vigente, más allá de su inscripción en un pasado cercano o más lejano. La escala de análisis del presente trabajo se inscribe en la Microhistoria202 y desde lo local203, permitiendo distinguir particularidades con respecto a otras áreas del espacio regional. La reducción de la escala de observación, como en este caso a una ciudad patagónica como Bariloche y dentro de ella un sector socio-espacial definido, implica cambiar el enfoque con que se analizan los problemas; complejizar, articular espacios, tiempos y sociedades, enfocando la estructuración de las relaciones sociales en el tiempo en una construcción socio-histórica dinámica que involucra comportamientos y variables complejas y móviles204. Perspectivas como las de una historia desde abajo analizan a la sociedad permeada por sus componentes ideológicos y políticos y en constante tensión a partir de las relaciones desiguales entre los actores sociales. Para el caso que motiva este escrito, me concentraré en la perspectiva de los imaginarios sociales de Bronislaw Baczko205 y los imaginarios urbanos de Nestor García Canclini206, dentro de un contexto más amplio en el 198 Aróstegui, Julio. “La Historia del presente: ¿una cuestión de método?”. Actas del IV Simposio de Historia Actual. Carlos Navajas Zubeldía (ed.). Octubre de 2002. Logroño, Gobierno de la Rioja: Instituto de Estudios Riojanos, 2004, pp. 41-75. 199 Barros, Carlos. “¿Es posible una historia inmediata?”. Ponencia dictada en el II Seminario Internacional Nuestro Patrimonio Común, Cádiz, el 23 de abril de 2002, por la Asociación de Historia Actual. En http://www.hdebate.com/cbarros/spanish/articulos/mentalidades/inmediata.htm. Consultada en Julio de 2011. 200 Lezcano, Maximiliano J. ¿Sí o no a Wal-Mart en Bariloche?: una perspectiva desde los sectores populares del “Alto”. Pilquen [Viedma, Universidad Nacional del Comahue], Sección Ciencias Sociales: Año XII, Nº 13, 2010. En: http://www.revistapilquen.com.ar/SumarioCS13.htm. 201 Julio Aróstegui op cit. 202 Revel, Jacques. “Microanálisis y construcción de lo social”. Quaderni Storici Nº 2 Nuova Serie, Bologna, agosto de 1994. Versión traducida por Leticia Prisley y Juan Suriano en Entrepasados, Buenos Aires, N° 8, 1995. 203 Morín, Edgard. Introducción al pensamiento complejo, Barcelona, Gedisa, 2001. 204 Jacques Revel op cit. 205 Baczko, Bronislaw. Los imaginarios sociales. Memorias y esperanzas colectivas. Buenos Aires: Nueva Visión, 1991. 206 García Canclini, Néstor. Imaginarios urbanos, Buenos Aires, Eudeba, 1997. cual influyen los marcos de pensamiento ideológico207 y las conflictivas relaciones entre Estado, sociedad y ciudadanía208. Baczko trabaja el concepto de imaginario social y urbano como una de las fuerzas que regulan y controlan la vida colectiva, ya que a través de los imaginarios sociales se designan identidades y se elaboran representaciones de la realidad, se distribuyen papeles y posiciones sociales, creencias y modelos formadores que regulan y controlan la vida colectiva. Para las personas y grupos sociales “Designar su identidad colectiva es, por consiguiente, marcar su “territorio” y las fronteras de este, definir sus relaciones con los “otros”, formar imágenes de amigos y enemigos, de rivales y aliados”. En términos de Canclini, se puede decir que imaginamos lo que no conocemos, donde lo imaginario remite a un campo de imágenes diferenciadas de lo empíricamente observable, como elaboraciones simbólicas de lo que observamos o de lo que nos atemoriza o desearíamos que existiera. En Bariloche se imagina más de lo que se conoce; las representaciones simbólicas del “otro” social conforman imaginarios que están en la base de la fragmentación social. Los imaginarios sociales que actúan en las diferentes visiones del conflicto social en Bariloche están fuertemente atravesados por la ideología y la política, los que juntos predeterminan el conjunto de las relaciones entre sectores de la sociedad y entre éstos y el Estado, aspectos todos en los cuales gravita el concepto de ciudadanía en sus diferentes acepciones209, como fundamento del Estado Capitalista210 Así, veo a los conflictos de la última década en Bariloche como expresiones de lucha de clases, en el sentido innovador de Adam Przeworski211, para el cual ni los ocupantes de espacios ni los participantes en acciones colectivas son clases; clase es la relación que hay entre ellos y, en ese sentido, la lucha de clases tiene que ver con la organización social de esas relaciones. Algunas de las situaciones generadas a raíz de los conflictos se relacionan con la idea de protesta social como forma de acción colectiva de carácter contencioso e intencional que adquiere visibilidad pública y que se orienta al sostenimiento de demandas, centralmente frente al Estado212. Esta perspectiva aporta a la comprensión de la problemática aquí tratada. En este análisis considero que las diferentes percepciones sobre igualdaddesigualdad que se materializan en la opinión pública barilochense representan formas de pensar la sociedad que se enmarcan en la díada izquierda-derecha, en el sentido propuesto por Norberto Bobbio213 en cuanto a que … “la distinción entre izquierda y derecha retoma el distinto juicio positivo o negativo sobre el ideal de la igualdad, y este deriva en última instancia de la diferencia de percepción y de valoración de lo que hace a los hombres iguales o desiguales” … La movilización de la opinión pública en los conflictos aquí analizados remite a posicionamientos ideológicos que hacen referencia a la aún vigente díada de la derecha y la izquierda, no sólo como ideologías sino como programas socio-económicos contrapuestos, como conjuntos de intereses y valoraciones excluyentes, antitéticos. 207 208 Bobbio, Norberto. Derecha e Izquierda. Razones y significados de una distinción política, Taurus, 1995,187 pp. Therbon, G. Cómo domina la clase dominante, Madrid, Siglo XXI, pp. 30-48, 1979, pp.151-163 y O’Donnell, Guillermo. Catacumbas, Buenos Aires, Prometeo, cap. VI, 2008, pp. 215-265. 209 Opazo Marmentini, J. E. Ciudadanía y democracia. La mirada de las ciencias sociales. Departamento de sociología, Facultad de Ciencias sociales, Universidad de Chile, 2002. 210 Guillermo O’Donnell op. cit. 211 Przeworski, A. Capitalismo y Socialdemocracia, México, Alianza, 1988. 212 Manzano, Virginia. Movimientos sociales y protesta social: una perspectiva antropológica, Buenos Aires, OPFYL, 2004. En: http://www.filo.uba.ar/contenidos/carreras/antropo/catedras/sistematica1a/sitio/catedras/neufeld/ASI_neufeld.htm. Consultada en octubre de 2010. 213 Norberto Bobbio. Derecha e Izquierda. Razones y significados de una distinción política, Taurus, 1995, pp. 148-149. Un ejemplo interesante de estas dicotomías lo podemos encontrar en comentarios de Sivia Delfino214 cuando destaca que uno de los modos de funcionamiento de la ideología es la lucha por el sentido; como en el caso del sentido del concepto de democracia, cambiante según un criterio y una acción de izquierda (libertad de expresión y activismo) o de una derecha neoliberal (orden y control). Para esta autora las ideologías activas en nuestra sociedad … “nos proveen los modos de producir sentido acerca de las relaciones sociales y de nuestro lugar en ellas”. Es justamente la constitución de sentido común y la lucha por sus diferentes sentidos, mediado por las ideologías, lo que produce una conexión entre las intervenciones del estado y las instituciones de la sociedad civil, aspecto que se refleja en los hechos aquí analizados. La ciudad y su gente San Carlos de Bariloche es una ciudad norpatagónica asentada en la margen sur del lago Nahuel Huapi (Figura 1), en un ámbito fronterizo signado por la cercana frontera con Chile, como área de contacto e intercambio fluctuante a través del tiempo. Cuenta con uno de los ejidos urbanos más extensos del país, con 27455 Ha., y una estimación aproximada de unos 140000 habitantes, en un ámbito donde existen profundas diferencias en el acceso a los recursos sociales, culturales y económicos. La economía de San Carlos de Bariloche hoy depende básicamente del turismo, actividad sustentada en una profusa red de servicios que abastecen la demanda de turistas de diferentes partes del mundo. La ciudad muestra desequilibrios producidos por el crecimiento poblacional y por la creciente marginación socio-económica de una parte de la población, con claros signos de falencias en las áreas de salud, educación, vivienda y servicios. Como agravante, la falta de alternativas económicas hace que los fenómenos naturales (como escasez de nevadas y episodios volcánicos) y culturales (crisis económicas externas) influyan fuertemente en la economía de la ciudad, hecho particularmente visible entre el 2008 y el 2010. La ciudad se fue conformando inicialmente a partir de la instalación de pobladores indígenas llegados después de la expulsión de las comunidades originarias en el marco de lo que se llamó la “Campaña del desierto” de Julio A. Roca, finalizada en 1885, chilenos en busca de trabajo y europeos principalmente germano-chilenos. Su composición social es diversa, agregada, definida espacio-temporalmente según las principales corrientes inmigratorias externas e internas entre fines del siglo XIX y la actualidad, según Laura Kropff215 agrupadas en torno a determinados intereses y motivaciones. La población “pionera” con fuerte impronta europea y de carácter eurocéntrico, mantuvo un protagonismo excluyente hasta los 70’, con un imaginario europeizante cristalizado en la metáfora de la “Suiza Argentina” hasta comienzos de los 80’, donde es reemplazada por la de la “ciudad de las dos caras”216, en alusión a la marcada desigualdad socio-económica. La población muestra fuertes contrastes de nivel socio-económico: marcada fragmentación socio-espacial entre, por un lado barrios de clase económica media-baja, media y alta, con pobladores de origen europeo, migrantes bonaerenses y de otras grandes ciudades y sus descendientes “nacidos y criados” (NyC) y por otro, barrios mayoritariamente de clase económica baja, con migrantes rurales criollos y descendientes 214 En Caldelari, María et al. ¿Cómo se cuenta la historia?, María Caldelari y otros (comps.), Ciclo de mesas redondas interdisciplinarias del Centro Cultural Rojas, del 2 de abril al 11 de septiembre de 2003, Primera edición, Buenos Aires, Libros del Rojas, 2004, p. 69. 215 Kropff, Laura. Migración e identidad en San Carlos de Bariloche, V Congreso de Antropologia Social, La Plata, Argentina, Julio-Agosto 1997. Ponencias publicadas por el Equipo NAyA, http://www.naya.org.ar/[email protected], 1997. Consultada el 18/10/2010. 216 Kropff, Laura. Bariloche: ¿una Suiza argentina?, Desde la Patagonia difundiendo saberes [CRUB, UNCo, San Carlos de Bariloche], 2:32-37, 2005. de pueblos originarios, migrantes chilenos y de otros países limítrofes y sus descendientes “NyC”. Así, en la ciudad conviven identidades sectorizadas socio-espacialmente217, con contrastes marcados entre las áreas bajas cercanas al lago, en particular “el Centro” y “los kilómetros” y los barrios de menores recursos, ubicados principalmente en la zona conocida como “el Alto”, en la parte alta al Sur del Centro de la ciudad (Figura 1). La porción de la sociedad que muestra mayores necesidades insatisfechas, con frecuentes condiciones de marginalidad y exclusión social, se encuentra ubicada en los barrios altos de la ciudad, en una clara fragmentación socio-espacial. Allí habita una porción significativa del total de la población de Bariloche, en muchos casos en condiciones de hacinamiento y acentuada pobreza218 agravadas por el rigor climático propio del sector y por el fuerte contraste con el modo de vida de sectores que gozan de prosperidad económica. En Bariloche la pobreza se sufre más, sobre todo viviendo en casas precarias, con calefacción insuficiente, frecuentes nevadas en invierno y muy bajas temperaturas. Los barrios populares están integrados por trabajadores de diverso origen, aunque con una fuerte impronta de gente llegada de Chile y de las áreas rurales de la provincia, en particular de tramos cercanos de la Línea Sur, en sucesivas oleadas inmigratorias pero dentro de un proceso constante219. Esta población de menores recursos tiene posición socio-económica subalterna en el desarrollo de la comunidad, en general en empleos relacionados con en el sector de servicios turísticos y la construcción, excluida de la oferta laboral dirigida a sectores más capacitados. Por lo menos en el caso de la migración rural interna, el Estado tiene plena responsabilidad al no ofrecer alternativas para mejorar el sistema de producción rural y, en última instancia, preparar a los migrantes para su nueva vida en la ciudad. Si bien existe una clara diversidad de situaciones socio-económicas en los barrios populares del “Alto” y existen pequeños núcleos de sectores de menores recursos al Este y al Oeste del centro de la ciudad220, es notorio que las dicotomías “alto-bajo”, “centro-alto” o “arriba-abajo” forman parte de la realidad y del discurso popular. La identidad conjunta del “Alto” es utilizada como estrategia de bloque ante situaciones coyunturales221, en el marco de realidades socio-económicas y culturales compartidas222. Destaco aquí el valor de esta faceta de “homogeneidad coyuntural” dentro de la heterogeneidad, en principio porque en ocasiones resulta una elección de los propios actores orientada a fortalecer determinadas luchas, facilidades para la ocupación de la tierra, recepción de subsidios, servicios, etc., aunque sin dejar de ver aspectos negativos como la estigmatización vía generalización por parte de otros sectores de la sociedad. La ocupación marginal masiva del Alto ocurrió en los años 70’, coincidiendo con políticas de desplazamiento de población de menores recursos asentadas en áreas más cercanas al lago, migración de exiliados políticos desde Chile y grandes ciudades de Argentina más la migración interna rural. El Alto es una categoría socioespacial relativamente moderna, surgida probablemente en los 80’ a raíz de la creación de 217 Matossian, Brenda. Expansión urbana y migración. El caso de los migrantes chilenos en San Carlos de Bariloche como actores destacados en la conformación de barrios populares. Scripta Nova, Universidad de Barcelona, Vol. XIV, núm. 331 (76), 2010. Fuente: Diario Río Negro, “El 36% de los inmigrantes de la periferia de Bariloche es pobre”, 08/09/2010. En: http://www.rionegro.com.ar/diario/. Consultada el 13/04/2011. 219 Kropff, Laura. Migración e identidad en San Carlos de Bariloche, V Congreso de Antropologia Social, La Plata, Argentina, Julio-Agosto 1997. Ponencias publicadas por el Equipo NAyA, 1997. En: http://www.naya.org.ar/[email protected] y Brenda Matossian op cit. 220 Nuñez, Paula; Fuentes, Daniel; Vallecillo, María G. La identidad como base de participación una experiencia originada en el barrio Pilar I de San Carlos de Bariloche, en Concurso Nacional de Publicaciones, “Recuperando los Saberes de las Organizaciones de la Sociedad Civil”. Buenos Aires Consejo: Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, 2008. 221 Lezcano, Maximiliano J. ¿Sí o no a Wal-Mart en Bariloche?: una perspectiva desde los sectores populares del “Alto”. Pilquen, Sección Ciencias Sociales: Año XII, Nº 13, 2010. En: http://www.revistapilquen.com.ar/SumarioCS13.htm. 222 Núñez, Paula. “Prólogo”, en Fuentes, D. y Núñez P., Sectores populares: identidad cultural e Historia en Bariloche, eds., San Carlos de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, p. 12. 218 la mayoría de los barrios altos, en general en condiciones de marginalidad socioeconómica. El arquitecto Carlos Abalerón223 da para Bariloche en 1991 un total de población de 81277, de los cuales más de un tercio era marginal. En este contexto, Bariloche está acumulando una historia de violencia social y de violencia delictiva, individual, que aquí conviene separar. En los últimos años se registra una creciente ola de delitos y de conflictos barriales, que además de los atentados contra la propiedad privada, muestran cada vez más episodios de violencia y agresión física, incluso con numerosas muertes. Angel Tissot denuncia la urgente situación social de violencia social y muerte que se vive en los barrios altos de Bariloche y que afecta principalmente a los jóvenes, una realidad que no es desconocida pero que “la mirada oficial” no analiza en profundidad. “La sociedad local en su conjunto está dando la espalda a la situación, percibe el problema como ajeno y solamente se escandaliza cuando la violencia llega al centro de la ciudad.”224, expresión que se ajusta muy bien a los hechos que ahora analizamos. Como expresa el autor, cuando se habla de violencia en Bariloche se piensa en conflictos entre grupos juveniles del Alto y en robos violentos, cuando hay otras situaciones sociales que no son vistas como formas de violencia: el profundo contraste económico, la falta de trabajo, la explotación laboral, la falta de comida: “Que la gente recurra al basurero para comer, que vivan los chicos en la calle, que un obrero no consiga trabajo, no es visto como violencia. La sociedad, en todas sus esferas, parece acordar que las propias víctimas son las culpables de lo que les pasa.”225. Así, la exclusión y la pobreza, la marginación socio-económica, la droga, el alcohol son todas causas y formas de violencia que se instalan como forma de vida. Se habla mucho de la gravitación de la violencia individual en los problemas de nuestra sociedad, pero poco de otra violencia naturalizada: la del tejido social, que adquiere continuidad ante un Estado y una sociedad que omiten concientemente derechos básicos y desconocen la responsabilidad social del acceso a la tierra y a los servicios. Se desconoce la responsabilidad del conjunto social en un ejercicio de integración, … “cuya inexistencia se justifica, paradójicamente en la misma violencia que la desigualdad construye: “no vayas al alto porque te roban o te matan” es una frase común de los sectores medios locales.”226 Así, en la última década en Bariloche se siente la “inseguridad” que reina en otras ciudades, hecho que está profundizando aún más las grietas que separan a la sociedad barilochense, en donde se conjugan imaginarios sociales fuertemente arraigados en el tiempo. El contexto de la fragmentación socio-espacial Para entender los conflictos sociales del presente es necesario un marco histórico y contextual que considere procesos socio-económicos que les dan sentido, aunque es necesario tener en cuenta que la historia es manipulada a partir de la propia administración de la memoria y el olvido y por lo tanto de lo que se convierte en historia o nó, ya que como expresan Daniel Fuentes y Paula Nuñez227, “la historia oficial de San Carlos de Bariloche es el producto de un determinado ejercicio de la memoria.”. Como 223 Abaleron, Carlos A. Tendencias de crecimiento poblacional y espacial en San Carlos de Bariloche con énfasis en el sector marginal. Informe Final, San Carlos de Bariloche: Fundación Bariloche, 1992. 224 Tissot, Angel. “Según dónde se mire”, en Fuentes, D. y Núñez P. Sectores populares: identidad cultural e Historia en Bariloche, eds. San Carlos de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, p. 120. 225 Angel Tissot op cit., p. 126. 226 Angel Tissot op cit., p. 125. 227 Fuentes, Daniel y Núñez, Paula. “Historia oral, archivos barriales y política pública en San Carlos de Bariloche: un encuentro necesario”. Presentado en las III Jornadas de Historia de la Patagonia. San Carlos de Bariloche, publicación en CD, 2008, p. 2. suele ocurrir en otras ciudades, en Bariloche los sectores populares habitualmente quedan fuera de la memoria oficial. A lo largo del tiempo y desde diferentes instancias, Bariloche ha sido presentada por su propia sociedad como una ciudad al margen de muchas necesidades sociales, una ciudad alegre y festiva. Bariloche se presenta así como una ciudad-postal donde claramente no tienen cabida los sectores populares, con su "carga" de problemas y necesidades sociales y sus "diferencias" con respecto al modelo socioeconómico hegemónico, más acorde al perfil turístico de la ciudad. Una historización de los procesos de fragmentación social y de exclusión y estigmatización de los sectores populares en la ciudad de Bariloche nos permite remontarnos a las dos última décadas del ante-siglo pasado, con la desestructuración del modo de vida de los pueblos originarios a raíz de las campañas militares de Julio A. Roca y la instalación de los primeros asentamientos de europeos, norteamericanos y de otros orígenes en cercanías del Lago Nahuel Huapi228. Los sectores populares de Bariloche, en particular de origen indígena, fueron invisibilizados por distintos dispositivos de poder y control estatal y por visiones hegemónicas de la sociedad, con fuerte impronta del espíritu “civilizador”, “integrador” y “argentinizador” de la “generación del 80’”, bien vigentes en las primeras cuatro décadas del siglo XX229, en el marco de los principios positivistas de “orden y progreso” y del ideal sarmientino de “civilización o barbarie”. Así, el origen de la actual subestimación y marginación de los pueblos indígenas y de los sectores populares se puede retrotraer a estos imaginarios decimonónicos, con la visión negativa del indio y del gaucho, marcado a fuego por la generación del 80’ y sus predecesores. A partir de los 40’ este imaginario es reemplazado por otra visión peyorativa en el mismo sentido, en el marco de las políticas sociales de integración llevadas adelante por el peronismo, con el rechazo de la “clase media” y alta a la gente del “interior”; los llamados “negros” o “cabecitas negras”. Este imaginario ingresó a Bariloche con los sucesivos aportes de inmigrantes bonaerenses, sobre todo a partir de la década de 1980. La presencia de los sectores populares en Bariloche fue invisibilizada por una imagen de Bariloche como “la Suiza argentina”, reemplazada en parte por la percepción de la “la ciudad de las dos caras” (en mención a la cara oculta de la pobreza) a partir de los 80’. Para la autora esta nueva construcción de “sentido común” emerge de procesos socio-políticos locales y nacionales de las últimas dos décadas del siglo XX (Kropff 2005:36). La percepción de la “ciudad de las dos caras” remite a dos “ciudades” como construcción de imaginarios urbanos en el sentido de Canclini230, aunque en Bariloche es posible distinguir otras ciudades imaginadas, como “la ciudad turística, la ciudad céntrica comercial permanente, la ciudad de los barrios y la ciudad de la marginalidad”231. Así, la ciudad “imaginada” no coincide con el espacio físico que la define, sino que se refiere a uno o más sectores que son percibidos como “la ciudad”, marginando al resto. La zona de barrios “populares” del Alto se conforma como un área de marginación socio-económica, un área escindida socio-espacialmente del resto de la ciudad; una “zona de sacrificio social” que ha producido nuestro sistema y nuestra sociedad capitalista, que 228 Méndez, Laura. “El estigma del origen. Chilenos e indígenas en el gran lago 1880-1935”. En Historias de las familias Mapuche Lof Paichil Antrito y Lof Quintriqueo, Compilación Archivos del Sur, Subcomisión de la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer (Villa La Angostura), Neuquén, Gráfica Inacayal, 2009, pp. 55-74 y Méndez, Laura y Iwanow, Vladimiro. Bariloche: las caras del pasado. Neuquén: Editorial Manuscritos, 2001, 223 pp. 229 Laura Méndez op cit. 230 García Canclini, Néstor. Imaginarios urbanos, Buenos Aires, Eudeba, 1997. 231 Fulco, Carlos A. Proyecto de ordenamiento integral de infraestructura de servicios para la ciudad de San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro V.16 Informe final. La Plata: Consejo Federal de Inversiones, 1993. recuerda a las áreas de sacrificio ambiental que propone Andrés Dimitriu232. En ese sentido, la gradual conformación en la última década del imaginario social del Alto como lugar peligroso, marginal, delictivo actúa como catalizador de las diferencias, estimulando prejuicios y discriminaciones y perpetuando fragmentaciones. En el sentido de Jordi Borja y Manuel Castells233 estimo que en Bariloche la segregación residencial se combina con la discriminación étnica y cultural, resultando en altos índices de pobreza, viviendas inadecuadas, desempleo, falta de oportunidades y altos niveles de delincuencia y criminalidad. La segregación residencial puede ser impuesta o elegida; en el caso que me ocupa planteo que la segregación es creada por políticas de Estado, aunque este es un proceso complejo y variable a través del tiempo ya que, en ocasiones, una segregación impuesta por el Estado o por las circunstancias socioeconómicas puede ser continuada como elección. Un mapeo de la localización de grupos sociales en Bariloche234 muestra un espacio altamente segregado, dado que en muy pocos sectores diferenciados reside la gran mayoría de los integrantes de diferentes grupos sociales, incluyendo el de menores recursos. Sin dudas la estigmatización de los sectores populares barilochenses en buena medida deviene de su origen y contexto socio-económico235, que los define y a la vez los margina, en el marco histórico de una fragmentación y marginación socio-espacial creada236. En Bariloche existe una diferenciación espacial que margina claramente a los que menos tienen, partiendo de un momento donde la distribución de los asentamientos humildes para las décadas 50’-60’ aún era saltuaria237, incluso en áreas cercanas al lago. A partir de la década del 70’ y 80’ se va evidenciando una clara polarización, con amplios asentamientos marginales en los barrios altos, hasta hoy donde nos encontramos ante una acentuada polarización socio-espacial entre “el Centro” y “el Alto”, como parte de una fragmentación de la ciudad más diversa y compleja. Podemos rastrear orígenes de la segregación residencial en el contexto de la planificación urbana de Bariloche y en la repartición de tierras, donde el ingeniero Apolinario Lucero, quien en 1903 fue encargado de realizar las mensuras y el primer relevo de la población existente en la colonia para la entrega de tierras, aconseja desplazar de zonas productivas cercanas al lago a chilenos e indígenas y reemplazarlos por colonos de origen europeo238. Así, la historia de desalojos y desplazamientos de asentamientos data de principios de siglo XX, coincidiendo con la revalorización de la tierra, con ímpetu renovado en la década “infame” del 30’ y en los 70’, donde muchos vecinos de escasos recursos fueron trasladados al Alto mediante los desalojos violentos de la última dictadura (Barrios Muticias y Arrayanes). Este último es un caso extremo de acción política que se dio en 1977 para contribuir al imaginario de ciudad postal y a intereses inmobiliarios, a partir de una serie de medidas tomadas por la dictadura militar en el marco del Plan de Erradicación de Villas. En plano local significó la adopción de una política destinada a alejar la pobreza del centro urbano y provocó a corto plazo la concentración espacial de la misma en los espacios considerados ajenos a la ciudad. En coincidencia con esta situación aumentan las órdenes judiciales de desalojo de tierras ocupadas239. 232 Dimitriu, Andrés. ¿Nuevas fronteras con múltiples cercamientos?: hacia una revisión crítica de la política territorial y extractiva en la Patagonia, comp. Publifadecs, General Roca, Pcia. de Río Negro, 2010, 164 pp. Borja, Jordi y Castells, Manuel. “La ciudad multicultural”. La Factoría (Colomers), N° 2, 1997. En: www.lafactoriaweb.com/articulos/borjcas2.htm 234 Matossian, Brenda op. cit. 235 Laura Méndez op cit. 236 Maximiliano J. Lezcano op cit. 237 Carlos Abalerón op cit. 238 Carlos Abalerón op cit. 239 Fuentes, Daniel. “El espacio social de 34 hectáreas: 2 de Abril y Unión”, en Fuentes, Daniel y Núñez, Paula, Sectores populares: identidad cultural e Historia en Bariloche, eds. San Carlos de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, pp. 89-118. 233 En este contexto, nos encontramos “Ante la imagen de una ciudad ideal que dispositivos mediáticos y estatales contribuyen a sostener y cuyos problemas sociales de violencia, desocupación, fragmentación social y marginación se consideran ahistóricamente derivados de un presente cuyos propios actores sociales, los "sectores populares", serían los responsables.”240. Para esta autora, “Los sectores populares han sido sistemáticamente negados por esta sociedad, llegando incluso a ser disociados de la "ciudad" como tal; sus problemas son vistos como "ajenos" y producto de factores "extraños", actitud que muestra facetas de xenofobia y discriminación”241. Si aceptamos que para el sistema capitalista la pobreza es un problema porque desnuda la falacia de su “progreso” ilimitado, para la sociedad barilochense los pobres lo son también porque con su presencia y su voz ponen en cuestión el “orden” social naturalizado por décadas y el imaginario de “ciudad postal” y “ciudad feliz”. Como expresan Fuentes y Núñez242, por lo general las representaciones que se construyen desde otros ámbitos sobre los barrios populares son las que los identifican con el clásico juego clientelar, con la lejanía espacial y con la estigmatización como “zona de peligro”. Situándonos en la problemática actual que nos ocupa, la realidad de los barrios populares no refleja una imagen superadora ya que “En los últimos años se agudizó una situación explosiva que tiene, como telón de fondo, a la continuidad de un modelo político y económico que naturaliza la vida de varias generaciones en un marco de exclusión y desigualdad, marginalidad y continuo enfrentamiento con las fuerzas de seguridad.” Emergentes de la fragmentación social En el clima de creciente violencia social, individual y estatal que sufre la ciudad en la última década los conflictos y las protestas sociales son cada vez más frecuentes a partir de las movilizaciones de diciembre de 2001, generadas como respuesta a las políticas económicas de los gobiernos nacional y provincial. Estado de sitio en Bariloche Entre 2003 y 2005 se registró una escalada de violencia que culminó en un virtual “estado de sitio” en Bariloche. Un grupo de Vecinos Autoconvocados por la Inseguridad denunciaban a principios del 2004 la creciente ola de delitos que asolaba a la ciudad, luego de meses de pedidos de seguridad, justicia y participación en la ciudad y de falta de respuesta a un petitorio que habían elevado en julio de 2003 pidiendo seguridad243. Meses más tarde una nota de trascendencia local y nacional en el mismo medio anunciaba “¿Bariloche en estado de sitio?”244. Para esa fecha el incremento de hechos delictivos y las demandas de la población por seguridad llevó al ejecutivo municipal a convocar a la gendarmería, hecho cuestionado por vecinos de la ciudad que denunciaban que bajo presión de la burguesía local el municipio había impuesto un estado de sitio no declarado en el Alto de Bariloche. Más de un año después y en el marco de recurrentes hechos de violencia, la muerte del remisero Néstor Cid en manos de un joven del Alto reactiva en los medios el tema de la violencia. Las protestas y un paro del transporte generados por el hecho 240 Núñez, Paula. “Prólogo”, en Fuentes, D. y Núñez P., Sectores populares: identidad cultural e Historia en Bariloche, eds., San Carlos de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, p. 14. 241 Núñez, Paula. “Prólogo”, en Fuentes, D. y Núñez P., Sectores populares: identidad cultural e Historia en Bariloche, eds., San Carlos de Bariloche, Argentina: Núcleo Patagónico, 2007, p. 15. 242 Daniel Fuentes y Paula Núñez, op cit., p. 5. 243 Fuente: Agencia de Noticias Bariloche, “Sienten que las autoridades no les prestan atención por la seguridad”, 8/01/2004. En www.anbariloche.com.ar. Consultada el 8/08/11. 244 Fuente: Agencia de Noticias Bariloche, 23/05/2004. En www.anbariloche.com.ar. Consultada el 8/08/11. llevaron ahora sí a las autoridades municipales a firmar una resolución en la que declararon a Bariloche en "estado de emergencia en materia de seguridad". Paralelamente, se estudiaba la implementación de un operativo de patrullaje de la Policía de Río Negro junto a personal de Gendarmería, Prefectura y la Policía Aeronáutica245. El conflicto “Wal-Mart” En otro orden de conflictos sociales en la ciudad, en 2009 se destaca el “conflicto a raíz de la propuesta de instalación en la zona del “Alto” (Figura 1) de un hipermercado de la empresa multinacional. El hecho polarizó las opiniones de la sociedad, generó el primer referéndum popular de la ciudad, disparó la protesta social del sector del Alto como bloque unificado y puso en cuestión realidades socio-económicas naturalizadas, como la marginación socio-espacial y el acceso profundamente desigual a los recursos económicos, sociales y culturales . He tratado este tema anteriormente246 así que lo mencionaré aquí brevemente. Las posturas a favor del proyecto se relacionaban principalmente con el tema de los precios bajos que prometía la empresa multinacional y con la disponibilidad de nuevos puestos de trabajo, mientras que las posturas en contra se referían en general al perjuicio que ocasionaría la empresa en los pequeños y medianos comerciantes (con el consecuente desempleo) y a las facetas negativas de su política laboral. Luego de la fuerte polémica desatada en torno al voto negativo del Consejo Municipal, que incluyó diversas expresiones de descontento por parte de representantes del “Alto” 247, las autoridades decidieron convocar a un referéndum popular para votar por SI o NO a Wal-Mart en Bariloche248, que finalmente se efectuó el día 30 de Agosto de 2009, con resultado positivo para la empresa. En Agosto de 2009 efectué una entrevista a la dirigente barrial Elizabeth Rivera y a vecinos del barrio 28 de Abril, en un sector del Alto, que transcribo aquí sólo en parte. La entrevista, pese a estar orientada claramente al tema Wal-Mart y al inminente referendum, giró principalmente en torno a la situación del barrio y de los vecinos, las necesidades y las estrategias que aplican para revertirlas, las luchas, las esperanzas, los fracasos y los éxitos. El discurso claramente trascendía al barrio y se proyectaba a todo el sector del Alto, ya que, opinan, “la realidad es parecida”. El problema del desempleo y la falta de actividades para los jóvenes ocupa un lugar principal en la larga lista de necesidades y preocupaciones: … “en Bariloche hay mucha gente que está desempleada, hay juventud de 17-18 años que está amontonada” … “¿por qué hay tanta droga?, ¿porque hay tanta delincuencia?.” … “A estos chicos les falta educación, trabajo y ocupación, ese es el grave problema en Bariloche”. Encuentran una clara relación entre el creciente desempleo, la inseguridad y la droga, que remite a causas estructurales: “Ahora en la parte alta igual es como que está volviendo a brotar mayor inseguridad”; … “si hay un montón de gente despedida, ahora en esta semana, un montón de acá, y que están despidiendo gente y dicen que van a despedir más” … “esto hace que empeore más la situación.” “Ahora cambió, los robos son con más 245 246 247 248 Fuente: Diario Clarín, nota de Mariano Cordero “Coordinaran patrullajes de policías, gendarmes y prefectos. Bariloche, sin transporte por el crimen de un remisero”, 21/11/2005. En: http://edant.clarin.com/diario/2005/11/21/policiales/index.html. Consultada el 8/08/11. Lezcano, Maximiliano J. ¿Sí o no a Wal-Mart en Bariloche?: una perspectiva desde los sectores populares del “Alto”. Pilquen [Viedma, Universidad Nacional del Comahue], Sección Ciencias Sociales: Año XII, Nº 13, 2010. También en: http://www.barilochense.com//opinion/opinion/si-o-no-a-wal-mart-en-bariloche-una-perspectiva-desde-los-sectores-populares, del 27 de Agosto de 2009 y http://www.bariloche2000.com/comentarios/columnistas/41677-walmart-si-o-no.html, del 28 de Agosto de 2009, entre otros. Fuentes: “Vecinos del Alto pidieron por Wal Mart en el Centro cívico”, en http://www.elcordillerano.com.ar, 30 de Mayo de 2009. Fuente: El Cordillerano edición digital, “El Deliberante rechazó la llegada de Wal Mart”, 30 de Mayo de 2009. En: http://www.elcordillerano.com.ar. Consultada el 18/08/2009. violencia, como en los barrios Omega, Frutillar, 400 viviendas” …(aquí y en adelante el texto en cursiva y entre comillas es reproducción textual del discurso de los vecinos). Argumentando el apoyo a la instalación del hipermercado, remarcan que … “nosotros buscábamos en ese supermercado el tema de ir cambiándole la cara al Alto, que empiece a sentirse como un lugar a donde también se puede venir, o sea, no solamente tener que bajar sino que ahora empiecen a subir también” … “íbamos por lo que iba a significar para el sector, a la gente, que se iba a ahorrar el colectivo, que se iba a ahorrar el taxi, que iba a comprar más barato, que iba a generar puestos de trabajo, a eso fuimos, por que eso era lo que no teníamos” … El “conflicto Wal-Mart” cobra una particular significación en cuanto a la fragmentación socio-espacial de la ciudad, como evidencian los vecinos al destacar que … “dejó muy marcado lo que nosotros siempre discutimos, la diferencia que hay entre el Centro y el Alto.” … “eso sirvió muchísimo para mostrar las dos partes, la parte alta y la del centro” … “sí, hay mucha diferencia entre el Alto y el Centro” … “parecería que fuéramos indios de otra época, no?.” En torno a este tema los vecinos se refieren a efectos negativos de la ciudad turística, ya que … “el turismo genera trabajo pero la distribución no es igualitaria.” Un vecino especula con clara proyección histórica; “Yo creo que va a pasar como hace muchos años, que Bariloche terminaba en la 25 de Mayo; para arriba era otra cosa y sin embargo ahora nos fueron empujando cada vez más arriba, más arriba, entonces viene como quedando el centro hasta Brown y un poquito más arriba a lo mejor y para arriba otra cosa.” En este sentido, las constantes referencias a “arriba”, “abajo”, “subir” y “bajar” no se relacionan únicamente con la variable espacial y altitudinal, sino que remiten a la existencia de espacios diferenciados social, económica y culturalmente separados por un área de “frontera”. La entrevista finaliza con una reflexión: “Difícil que eso [la ciudad] funcione como una sola cosa, difícil por que todo no cambia tan fácilmente.” … “nosotros vamos a seguir la pelea de querer vivir igual que en el Centro; con el asfalto, con veredas, con los servicios, con la gente regularizando su situación con la tierra”. Estas expresiones tienen la fuerza y el espíritu de rebelarse ante una sociedad y un sistema económico “irracionales” (en el sentido de K. Marx), que naturalizan desigualdades intolerables y que marginan a la mayor parte de la población. La problemática socio-económica generada en torno a la llegada de la empresa Wal-Mart a Bariloche revela que el “conflicto Wal-Mart” trasciende ampliamente los planteos de costo-beneficio económico que se manejaron mediáticamente, reactivando conflictos sociales profundamente arraigados en la sociedad barilochense. La propuesta de la empresa es vista por parte de la población como una forma de reducir la desigualdad en el acceso a los recursos. En este sentido, además de las ventajas económicas también se abre una vía de “visibilización” del sector; una forma de atraer la atención, de ser percibidos y con ello sus demandas y expectativas. Esta intención queda evidente en la frase enarbolada durante el reclamo en el centro cívico de la ciudad: “El Alto también existe”. Emergencia social en Bariloche A un año del anterior conflicto, hechos ocurridos en el barrio Boris Furman del Alto entre el 17 y el 18 de Junio de 2010 sacudieron las estructuras sociales de la ciudad y tuvieron amplia repercusión mediática en medios provinciales y nacionales249. A raíz de la muerte del menor Diego Bonefoi en manos de la policía numerosos vecinos, en su mayoría jóvenes, manifestaron enérgicamente agrediendo a la policía y efectuando 249 Bendersky, Melissa 2010. “Los hechos”, en 17 y 18 de junio. De esto hay que hablar, Arde Morales, invierno de 2010, 0:2-5, Bariloche, Edición especial. destrozos. En la represión policial participaron efectivos de la comisaría 28 y del grupo especial BORA; los resultados fueron otros dos jóvenes muertos, Nicolás carrasco y Sergio Cárdenas, más unas 20 personas heridas de distinta gravedad, incluyendo otra persona con heridas de bala de plomo. Estos hechos desataron nuevas manifestaciones que llegaron hasta el Centro Cívico y la calle Mitre, donde un grupo de unos 30 o 40 jóvenes manifestantes se enfrentaron nuevamente con los efectivos policiales. Los enfrentamientos en el Alto continuaron hasta el día siguiente. El municipio permaneció cerrado y se suspendió el transporte público, en un clima de alerta y consternación por parte de toda la población. Mientras se pedía la intervención de la gendarmería nacional algunos vecinos detenidos formularon serias declaraciones denunciando maltrato verbal y físico, amenazas de muerte y sustracción de efectos personales. El sábado 19 de junio se dieron cita en la sala de prensa municipal diversas organizaciones, instituciones y vecinos para conformarse en Asamblea Permanente Multisectorial Contra la Represión Policial, de marcado perfil de izquierda, con la adhesión de setenta y cuatro instituciones civiles. Mientras tanto, el gobernador Miguel Saiz pedía que “no hagan política con la tragedia”250. El gobierno municipal decidió retirar la comisaría 28 del barrio Boris Furman, actitud que generó opiniones muy encontradas en la población, entre quienes veían cumplidas sus expectativas de reclamo y quienes consideraban que era “una batalla perdida contra la delincuencia”. Esta última medida generó opiniones de numerosos vecinos que se nuclearon en torno a tres páginas de Facebook bajo consignas como: “No al cierre de la comisaría 28”, “No a los delincuentes que destruyen nuestro Bariloche” y “Apoyemos a la policía de Bariloche”251. A esta altura de los acontecimientos, los distintos medios reflejaban las opiniones contrapuestas entre diferentes sectores de la población, donde afloró la xenofobia, el racismo y la intolerancia por parte de vecinos que reclaman contra la escalada de hechos delictivos que afecta a la ciudad. A una primera marcha de familiares y amigos de las víctimas y miembros de la Multisectorial reclamando justicia por las víctimas de la violencia policial, seguida de otras hasta hoy, siguieron dos marchas multitudinarias conformadas por vecinos comunes, comerciantes, empresarios, punteros políticos, familiares de policías, concejales y los propios uniformados en apoyo a la policía y en reclamo de seguridad y justicia por las víctimas de la delincuencia. Entonaban cánticos como “la policía no se va …”, “apoyemos a la policía”, “queremos seguridad”, “policías si, chorros no”252. Esta actitud fue criticada por parte de la ciudadanía y los medios, sobre todo por el tono subido de corte fascista y discriminatorio que acentuó aún más la sensación de fragmentación social existente en la ciudad. La defensora del pueblo, Ana Piccinini se mostró crítica con el gobierno provincial, denunciando negociados y convivencia de la policía con la delincuencia, a la vez que sostuvo: “En el caso de Bariloche ha habido abandono de políticas públicas y de ausencia del Estado”, para la funcionaria, las muertes ocurridas fueron producto de “una policía corrupta” y del “desinterés del gobierno provincial por los sectores más pobres de Bariloche.” Destacó que en la provincia de Río Negro existen distintos casos de jóvenes muertos y heridos en comisarías: “Nosotros lo venimos denunciando en todos los foros, en todos los ámbitos, y hemos dicho en la Legislatura que la Policía de Río Negro incurre 250 251 252 Fuente: Diario La Prensa, “No hagan política con la tragedia, reclamó el gobernador rionegrino”, 20/06/2010. En: http://www.laprensa.com.ar/Note.aspx?Note=361226. Consultada el 3/04/2011. Fuente: El Cordillerano Edición digital, “Espontánea movilización en apoyo a la policía provincial en el centro de Bariloche”, 21/06/2010, En: http://www.elcordillerano.com.ar. Consultada el 23/10/2010. Fuente: El Cordillerano Edición digital, “Espontánea movilización en apoyo a la policía provincial en el centro de Bariloche”, 21/06/2010, En: http://www.elcordillerano.com.ar. Consultada el 23/10/2010. permanentemente en apremios ilegales”253, señalando al ex jefe de policía y actual secretario de Seguridad y Justicia, Víctor Jufré. Con los sucesos de Junio la rutina soporífera del capitalismo se rompió en mil pedazos, junto con las vidrieras de la céntrica calle Mitre. Los marginados se manifestaron, tiraron piedras, insultaron, se movilizaron, “bajaron” al centro de la ciudad; confrontaron realidades y conmovieron los cimientos de una parte de la sociedad barilochense. La gravedad de los hechos ocurridos y las profundas connotaciones sociales que implican despertaron la opinión pública incluso nacional y la movilización de diferentes sectores sociales, mostrando una significativa dicotomía en la interpretación de los sucesos, de los actores sociales y de diferentes aspectos de la realidad socio-económica de la Ciudad de San Carlos de Bariloche, de claro perfil ideológico-político y, en ocasiones, xenofóbico. La sociedad polarizada Una vía para enfocar aspectos conflictivos de la realidad social como el del 17 y 18 de junio en Bariloche es el análisis de las opiniones vertidas en notas periodísticas de medios informativos locales de edición digital254, en comentarios y cartas de lectores relacionados y en diversos sitios Web como redes sociales, blogs y foros. Los discursos que se articulan en torno a este y otros conflictos permiten identificar diferentes imaginarios construidos en torno a la realidad socio-económica, al espacio urbano y a los actores sociales. En un análisis preliminar afloran visiones dicotómicas y polisémicas en torno a la percepción de conceptos como: inseguridad-seguridad, justicia-injusticia, igualdad-desigualdad, en sus múltiples sentidos según los diferentes sectores de la sociedad. Otras palabras llenas de sentido que resuenan en sitios Web consultados entre 2009 y 2010 son: “paz social”, “derechos ciudadanos”, “derechos humanos”, “justicia social”, “represión policial”, “gatillo fácil”, “derecha”, “izquierda”, “zurdos”, “fachos”, “rojos”, “negros”, “negros de mierda”, “pobreza”, “marginación”, “fragmentación social”, “desigualdad”, “inseguridad”, “justicia”, “falta de políticas sociales”, “asistencialismo”, “clientelismo”, etc. Me concentraré en estas construcciones discursivas porque estimo que es el que más aporta a la problemática de la fragmentación social, dejando de lado por ahora las múltiples inferencias posibles en cuanto a las conflictivas relaciones entre sociedad, ciudadanía y Estado que pone en evidencia el conflicto. Al igual que otros conflictos registrados en la ciudad el conflicto en torno a los hechos del 17 y 18 de Junio polariza a la sociedad en sectores internamente heterogéneos que sostienen posturas fuertemente encontradas según cómo son afectados por la realidad socio-económica vigente. Como la delincuencia afecta a diversos sectores socio-económicos, las expresiones de adhesión a la policía provienen de distintos sectores, incluso de los populares, aunque es cierto que predominan las de sectores medios y altos, más acosados por el delito. Por otro lado, los sectores más afectados por la discriminación y la represión policial sin dudas son los sectores populares, en particular del Alto, por lo que las posturas en contra de la represión policial provienen más de estos sectores. Sin embargo, hay que tener en cuenta que parte de las posturas en contra de la represión proceden de sectores medios con fuerte compromiso social y que frecuentemente forman parte de instituciones de corte socio-ambiental y socio-político consideradas por Elizabeth Jelin el 253 Fuente: Barilochense digital, “La defensora se refirió a la Policía de Río Negro”, 18/06/2010. http://www.barilochense.com/notas/la-defensora-se-refirio-a-la-policia-de-rio-negro. Consultada el 23/10/2010. 254 www.elcordillerano.com, www.bariloche2000.com, www.barilochedigital.com, www.barinoticias.com.ar, www.anbariloche.com.ar. En: “tercer sector”: ONGs y otras asociaciones civiles mediadoras entre los excluidos o marginados y el Estado y organismos internacionales255, como aquí el colectivo de la “Multisectorial”. Así, mientras unos piden que acabe la represión policial, otros la estimulan; mientras unos piden castigo para los policías culpables otros lo piden para los delincuentes en general; mientras unos piden justicia social para los marginados, otros más efectividad judicial para prevenir y castigar muertes; unos seguridad social y otros seguridad policial; unos hablan de la inseguridad por la falta de políticas sociales por parte del Estado, otros de inseguridad por el aumento del delito y la inoperancia de las fuerzas de seguridad y del sistema judicial; un sector pide una policía más profesional para que no genere más muertes y otro para que tengan más éxito en el control de la delincuencia. Mientras unos se quejan de la inseguridad y piden más seguridad policial, otros sufren la inseguridad que provoca la “criminalización de la pobreza”, evidenciada ante la persecución de habitantes del Alto por “portación de cara”256. La información recabada muestra el prejuicio fuertemente arraigado en la población de relacionar pobreza y necesidad con delincuencia. En este contexto, podemos replantearnos la noción de “inseguridad”, que parece estar en el centro del conflicto social aquí tratado. Un sentido que surge en primera instancia es el de la falta de seguridad provocada por el accionar de la delincuencia en contra de la salud de las personas y de sus bienes. Sin embargo, hay otras percepciones que aquí están en juego; inseguridad de tener un buen empleo, de llegar a fin de mes, de poder alimentar bien a los hijos, de poder ofrecerle una educación adecuada, de contar con una atención médica suficiente, de tener calor en invierno, en fin, de realizarse. Como expresó un detenido durante los sucesos del 17 y el 18 de junio, … “a la gente que sale a pedir seguridad le pido que se fije también qué seguridad está pidiendo” … “la seguridad no viene por ese lado, viene por la educación genuina, por el trabajo genuino, pasa por darnos un futuro.”257. Otro concepto polisémico es el de “justicia”, donde su pedido al Estado en este contexto puede significar una demanda de mayor efectividad del poder judicial para condenar y recluir al delincuente, protegiendo al “buen ciudadano”; cuando otros sectores de la sociedad además piden “justicia social”, políticas sociales que tiendan a prevenir el delito, que apunten a un desarrollo social en condiciones más igualitarias y que consideren la real contención y recuperación de los que delinquen. Mientras unos ven a la Justicia como un medio para continuar accediendo a los beneficios sociales, culturales y económicos de nuestro sistema, otros la reclaman para llegar o para que otros llegan algún día a acceder a ellos. De lo expuesto surge que en el conflicto participan dos paradigmas discursivos aparentemente excluyentes: el de la “delincuencia y la inseguridad” y el de la “injusticia social y la desigualdad”. El primero, centrado en la necesidad de más seguridad y justicia, demanda más acción policial y mayor efectividad del sistema judicial. El segundo demanda un cambio en la sociedad y en las políticas de estado, tendiente a reducir la desigualdad: plantea que hay causas estructurales que explican y predisponen el delito y la violencia social e individual. La marginalidad social genera marginalidad ante la ley, se 255 En Manzano, Virginia. Movimientos sociales y protesta social: una perspectiva antropológica, Buenos Aires, OPFYL, 2004. En: http://www.filo.uba.ar/contenidos/carreras/antropo/catedras/sistematica1a/sitio/catedras/neufeld/ASI_neufeld.htm, Consultada en octubre de 2010. 256 Fuente: Informe Urbano, “Denuncian más casos de violencia policial en los barrios del Alto”, 4/07/2010, Por Gisele Sousa Días, Bariloche, Enviada Especial. En: http://informeurbano.com.ar/Noticia/2133/Denuncian-mas-casos-de-violencia-policial-en-losbarrios-del-Alto/. Consultada el 23/10/2010. 257 Fuente: Arde Morales, invierno de 2010, N°0, Bariloche, Edición especial. En: http://issuu.com/hernanpiratomazza/docs/arde_morales_n_mero_cero. Consultada el 15/8/2011. criminaliza la pobreza y se estimula la represión violenta, alentada por el sector de la población que sostiene el primer paradigma en forma excluyente. Las posturas que sostienen ambos paradigmas suelen ser pensados equivocadamente en términos de la oposición “vecinos que piden seguridad” vs. “defensores de delincuentes” o “a favor o en contra de la policía” o “a favor o en contra de los delincuentes”. En estos sentidos, la principal dicotomía excluyente para el sentido común parece ser la de “zurdos”, que hablan de desigualdad, injusticia social y derechos humanos y “fachos”, que hablan de inseguridad y piden más acción policial. Estas polarizaciones remiten a la plena vigencia de la derecha y la izquierda en el sentido de Bobbio258 y a imaginarios urbanos como visiones parciales de la ciudad y de la realidad social en el sentido de Canclini259. La pregunta es cómo hacer para que la sociedad entienda que estos paradigmas no son excluyentes; no hay dudas que existe delincuencia e inseguridad pero también que hay profundas carencias económicas y exclusión social que están influyendo decisivamente. Estas realidades coexisten y están íntimamente relacionadas, de manera que no se puede solucionar una sin solucionar la otra y viceversa. Es posible sostener que hay una fuerte relación entre pobreza y delito, entre delito e insatisfacción social y esto genera responsabilidades al estado y a la sociedad; el acceso a los recursos económicos y culturales es muy desigual. La desigualdad, condición sine qua non del capitalismo, es tan marcada en Bariloche que genera un profundo descontento y resentimiento social. Las posturas que sostienen el paradigma de la “delincuencia y de la inseguridad” en forma excluyente, incondicional, suelen relacionarse con planteos discriminadores al considerar a los sectores populares como la raíz del problema, incluso considerando que ese sector de la población no es capaz de superarse y de acceder a los beneficios que están disponibles, por desidia, abandono personal, mala educación, debilidad o ignorancia. Algunos comentarios clásicos en la población en ese sentido son: “yo tuve que trabajar mucho y a ellos les dan los servicios por que son pobres”, “tenemos que mantenerlos”, “no quieren laburar”, “es más fácil recibir un plan”, “son todos drogadictos y delincuentes”, “no tienen respeto por nada”, “yo no tuve trabajo y no salí a robar”, siempre con el “conveniente” sesgo de la generalización. En un plano más interpretativo de la realidad socio-económica el conflicto también disparó otras voces y visiones, como las del sociólogo Vladimiro Iwanow260 y el Monseñor Maleti261, que hicieron referencia al profundo marco de marginación social que sufre parte de Bariloche. Se destacan también los numerosos comunicados de instituciones educativas y ONG, como el de estudiantes del Centro Regional Universitario Bariloche de la Universidad Nacional del Comahue262. Dentro de la diversidad de opiniones, que no es posible mostrar aquí, predominan los ¿Qué? y ¿cómo? más que los ¿por qué?, en un contexto informativo y de opinión de sobre la realidad social predominantemente descriptivo. En el marco de los hechos aquí tratados, el nuevo imaginario del siglo XXI en nuestra sociedad es el de la violencia y la inseguridad, por lo que cabe preguntarse, ¿cómo hemos llegado a este estado?, ¿qué no funciona en nuestro sistema socioeconómico y político?. Una postura es pensar que el problema sencillamente tiene que ver 258 259 Bobbio, Norberto. Derecha e Izquierda. Razones y significados de una distinción política, Taurus, 1995,187 pp. García Canclini, Néstor. Imaginarios urbanos, Buenos Aires, Eudeba, 1997. Fuente: Diario Río Negro, nota de Wladimiro Iwanow “¿Puede aprender a convivir Bariloche?”, 25/06/2010. En: http://www1.rionegro.com.ar/diario/debates/2010/06/25/24379.php. Consultada en Septiembre de 2010. 261 Fuente: Diario la Nación, “El obispo de Bariloche pidió "cordura" tras el homicidio del joven”, 19/06/2011. En: http://www.lanacion.com.ar/1276739. 262 Fuente: Barinoticias, “INSATISFACCIÓN SOCIAL por un lado e INDIFERENCIA ESTATAL Y SOCIAL por el otro”, 21/06/2010. En: http://www.barinoticias.com.ar. Consultada el 21 de Junio de 2010. 260 con la deficiencia del sistema policial, judicial y carcelario, aunque también es posible ver que la inseguridad tiene causas estructurales que la sostienen y la acrecientan; básicamente la insatisfacción de buena parte de la población; el acceso profundamente desigual a los recursos, la alienación de nuestro sistema capitalista y de los actores sociales, la drogadicción, el modelo de violencia vigente en nuestra sociedad, etc. La decisión por la represión violenta para contrarrestar el efecto de inseguridad en nuestra sociedad muestra la faceta deficiente del sistema, desnuda la dominación capitalista en el sentido de O’donnell263. Por eso y en torno a la idea de “inseguridad” es oportuno analizar quiénes la plantean, cómo la perciben y que solucionen piden o aportan. Comentarios finales La sociedad barilochense es una sociedad heterogénea social y culturalmente, que sufre un proceso de fragmentación y marginación social relacionado con aspectos identitarios que tienen que ver con el origen (fuertemente marcado por las principales corrientes inmigratorias), la ubicación socio-espacial, el origen socio-económico y cultural de sus integrantes, el posicionamiento político-ideológico y las posibilidades de acceso a los beneficios de la sociedad capitalista. Estas divisiones son de carácter histórico, como manifestaciones socio-económicas variables a través del tiempo. La hegemonía marcada de ciertos sectores sociales y la estigmatización de otros han sido fuentes de constantes tensiones y resistencias en Bariloche. En el manejo de la problemática social en Bariloche es evidente el enfoque parcial, estático y ahistórico de algunas posturas signadas por la inmediatez, separadas de una percepción socio-económica de conjunto y de una visión global de la ciudad; que no percibe las causas estructurales que determinan efectos en el presente, incluso en funcionarios políticos directamente involucrados en los conflictos. También se nota la falta de un análisis social de los actores, de intereses, demandas, necesidades y limitaciones de cada parte que inciden en la evaluación-valoración de los conflictos. Es necesario superar la perspectiva de los paradigmas excluyentes, lograr una visión más de conjunto, con profundidad histórica y sin falsas pretensiones de objetividad. No alcanza con mostrar “lo que pasa” sino que es necesario analizar “por que pasa lo que pasa”, en un plano interpretativo como camino a la reflexión y a la búsqueda de posibles soluciones a los problemas de nuestra sociedad. El contexto socio-cultural y socio-económico aquí esbozado permite entender que muchas de las posturas y actitudes de los sectores populares instalados en la zona comúnmente conocida como “el Alto” se comprenden en el marco histórico de la realidad social de necesidad y urgencia que vive ese sector, excluido de muchos beneficios comunes a otros sectores de la ciudad. Así, los conflictos van más allá de lo aparente; responden a causas estructurales, hunden sus raíces en una sociedad escindida socioespacialmente, reactivando conflictos sociales profundamente arraigados en la sociedad barilochense. Los acontecimientos analizados dispararon la protesta social de sectores populares y pusieron en evidencia y en cuestión realidades socio-económicas naturalizadas, como la marginación socio-espacial y el acceso profundamente desigual a los recursos económicos, sociales y culturales. En este contexto la protesta social es una forma de negociación ante el estado y una forma de mostrarse, de decir “estamos acá”, “somos de acá” en el marco de un proceso de oposiciones generadoras de identidades, estrechamente relacionadas con la percepción de ciudadanía y con cierta perspectiva de la lucha de clases. 263 O’Donnell, Guillermo. Catacumbas, Buenos Aires, Prometeo, cap. VI, 2008, pp. 215-265. Pienso que los diferentes marcos de pensamiento (ideologías) y los conflictos socio-económicos a lo largo del tiempo habilitaron dicotomías en torno a realidades de la sociedad barilochense que evidencian un proceso de profunda fragmentación social, en una sociedad con marcadas actitudes maniqueistas. Es evidente que en los conflictos analizados se han instaurado dicotomías discursivas excluyentes como confrontación de sentidos contrapuestos que responden a imaginarios sociales y urbanos fuertemente arraigados en la sociedad barilochense, que crean barreras en la comunicación entre los diferentes sectores y dificultan la integración de la sociedad como claras muestras de la fragmentación social existente. Se trata de romper con estas dicotomías excluyentes, conciliar a las partes en pos de beneficios en común. En ese sentido, es posible sostener que la forma humanitaria, eficaz y duradera de lograr la paz social y la seguridad (en sus múltiples sentidos) no es incrementando y optimizando la acción policial y judicial sencilla e incondicionalmente, sino mejorando la situación social, reduciendo la insatisfacción y las carencias económicas, atacando decisivamente a la pobreza, atendiendo las demandas tanto de unos como de otros. Un desafío de los diferentes actores sociales y del Estado radica entonces en considerar los múltiples sentidos de la realidad social, asumiendo su acentuado carácter dicotómico y “polisémico”. La profunda fragmentación socio-espacial y marginación económica que sufre Bariloche está en la base de estas dicotomías, atravesadas claramente por aspectos ideológicos, políticos y económicos. Así, un análisis del conflicto debería considerarse en clave socio-económica e ideológica, saliendo de enfoques simplistas que reducen un conflicto como el del 17 y 18 de junio a posturas a favor o en contra de los delincuentes o de la policía o bien que lo consideran como mera confrontación entre delincuentes y policías. Aunque parezca ocioso tener que remarcarlo, es posible sostener que efectivamente hay una fuerte relación entre la escalada de violencia y hechos delictivos que presiona a diferentes sectores de la población y la profunda fragmentación socioespacial y marginación económica que se vive en Bariloche, acentuada por los marcados contrastes económicos de una ciudad turística que a la vista superficial se veía próspera y exitosa. Es en este aspecto donde hay que centrar esfuerzos; en ponernos como meta una ciudad unificada y más equitativa que asegure la satisfacción de las necesidades básicas. Es tarea de los diferentes sectores de la sociedad y en particular del Estado tomar las medidas necesarias para que el cambio se produzca. En ese sentido, los historiadores tienen un importante rol social que cumplir al historizar aspectos sociales relevantes y frecuentemente urgentes del presente inmediato. La práctica de una historia vigente como línea de investigación y como agenda del historiador implica generar nuevas construcciones de sentido que eventualmente permitan re-significar e incluso transformar la realidad social, contribuyendo a mostrar caminos alternativos más allá del futuro decantado por visiones hegemónicas. Considero así que los acontecimientos barilochenses aquí analizados dispararon conflictos en torno a problemas que demandan la historización del presente; que traen al presente un pasado oculto, negado, marginado. Así, el proceso de fragmentación social en Bariloche involucra un largo pasado vigente y traumático en continuidad con el presente, en el cual hay claves para comprender y explicar aspectos fundamentales de nuestra sociedad. Referencias Figura 1. Detalle del ejido urbano de San Carlos de Bariloche en cuya parte inferior se aprecia el sector del Alto, con indicación de barrios citados en el texto. 17.- Banderas y ciudadanía: educación y migración chilena en el oeste del territorio de Río Negro. 1910 -1935 Liliana Lusetti: Universidad Nacional del Comahue [email protected] Ma. Cecilia Mecozzi-Instituto [email protected] Presentación Entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX, en la Argentina comienzan a tener lugar una serie de procesos a partir de los cuales se intenta consolidar el Estado Nacional. Entre estos se encontraban los procesos que desembocarían en la conocida inmigración de masas y también los que dieron origen a lo que hoy conocemos con el nombre de sistema educativo moderno. De modo que historia de la inmigración e historia de la educación en la Argentina son dos objetos de estudio íntimamente relacionados. En el intento de formación y consolidación del Estado Nacional a fines del siglo XIX, la población constituía uno de los pilares fundamentales, por lo que su conocimiento se constituyó en una cuestión prioritaria. La ideología hegemónica de la época influyó en el conocimiento de la población al hacer visible, a nivel cuantitativo, sólo una parte de la misma: la argentina y la extranjera europea, mientras que se invisibilizó a la población originaria, preexistente a la formación del Estado. Por otro lado las políticas de población del Estado nacional no consideraron al migrante de origen limítrofe, en la primera mitad del siglo XX, como un migrante “deseable”. Con la creación de la Gobernación de la Patagonia y posteriormente del Territorio Nacional de Río Negro en 1884, las autoridades implementaron una serie de censos con un discurso similar a los aplicados en el orden nacional, destinados a conocer el estado de la población, en los cuales desconocieron cuantitativamente la diversidad cultural, pues la población originaria fue ignorada o incluida en la argentina o chilena. (Moldes-Entraigas, 2007:72) El oeste del Territorio de Río Negro, tras la ocupación militar organizada por el Estado nacional, continuó con los viejos patrones sociales y económicos que lo unían desde épocas pasadas a Chile. Desde fines del S XIX, se produjeron continuas migraciones de origen trasandino configurando una nueva dinámica en las relaciones sociales en la región, debido a la irrupción de nuevos actores y la exclusión de las comunidades originarias. Como sostiene Laura Mendez, el grupo social de origen de mayor peso económico fue, desde principios del siglo XX, el de los extranjeros de origen europeo o germano-chileno, vinculados a la actividad ganadera y comercial. En segundo orden se encontraban las clases subordinadas, formadas por chilenos e indígenas que, o bien vivían del trueque, con una economía de subsistencia, o trabajaban como mano de obra barata en los emprendimientos de los grupos sociales dominantes1. El Estado, a partir de la sanción de la Ley 1420 en 1884, le demandó a la escuela que fundara la “conciencia nacional” del ciudadano argentino “moderno”. Flavia Terigi señala - al hablar de la necesidad de fundar un sistema educativo modernoque: en principio se entendió que implicaba darle estatuto legal, y por eso durante la década del 80 la política educativa del Estado nacional se centró en la sanción de las leyes que regirían su funcionamiento. Pero en los años que siguieron el trabajo pedagógico fue orientado hacia la codificación y homogeneización de la cultura 1 MENDEZ , Laura: “Bariloche 1880-1935: procesos migratorios, prácticas políticas y organización social”, en RUFFINI, M y MASERA, F (Coord) Horizonte en Perspectiva. Contribuciones para la Historia de Río Negro (1884-1955), Viedma, Fundación Ameghino, Legislatura de Río Negro, V I, 2007, p.366. escolar, con el fin de construir un ‘sujeto pedagógico’ homogéneo”2. En tal sentido, en la década de 1880, comenzaron a desarrollarse los trazos del modelo asimilacioncita en educación, el cual proponía que las diferencias étnicas, nacionales y lingüísticas fueran homogeneizadas a través de un proceso en el que se alcanzara la pérdida de esas pertenencias originarias y se incorporaran las de la sociedad dominante. En este sentido, en primer lugar, la enseñanza obligatoria, gratuita y laica promovida a través de la ley 1420, se propuso garantizar la masificación de la alfabetización exclusivamente castellana y promover los valores patrios. Desde el poder político gubernamental y a través de un fuerte dispositivo escolar se instituyó un proceso a partir del cual comenzó a construirse el relato referido a la “argentinidad” y una visión de la argentina como “país de inmigración europea”. En esa narración no debía tener lugar la historia de la conquista de los pueblos originarios ni la imagen de un país con otros migrantes. En segundo lugar, en el contexto de una composición social culturalmente heterogénea y con el objeto de construir una “conciencia nacional argentina”, la escuela debió valerse de ciertos mecanismos específicos, uno de los cuales fue la invención de una “tradición argentina”. Se pone en práctica la sistematización de una liturgia pedagógica, que acompañará masivamente a los actos escolares de ahí en más el himno, los cantos patrióticos, el culto a la bandera, las fiestas cívicas. La idea justamente era que “lo diverso” sea desintegrado y transformado en homogéneo. 3 Ahora bien, Dolores Juliano sostiene que: “(...) en Argentina, no todas las minorías inmigrantes sufrieron de la misma manera la presión desintegradora. La escuela oficial fue para todas aséptica y uniformizadora, pero las minorías con mayores recursos económicos (alemanes, ingleses, daneses, galeses, según las zonas) podían tener sus propios institutos (...) Las minorías con menores recursos (inmigrantes internos o de países limítrofes, indígenas) no tenían posibilidades reales de utilizar estos mecanismos de autoafirmación (...)”4 Estas iniciativas civilizadoras produjeron categorías estigmatizantes, indio y chileno entre otras, que llevaron al exterminio y a la segregación de la población que habitaba ese territorio porque su existencia hacía "peligrar la unificación identitaria de ‘lo argentino’" (Trpin, V;2004:21). Lo chileno emerge como significativo en relación a la empresa nacionalizadora que ejerce el dispositivo escolar, sobre todo en regiones que, como la zona cordillerana, estuvo habitada por altas proporciones de población trasandina. La herencia chilena "amenaza" el sentido de argentinidad de estas sociedades en formación. La chilenidad aparece asociada a la nacionalidad por medio del proceso de etnificación. Al clasificarse y ser clasificada como chilena es simbólicamente excluida de la comunidad nacional al tiempo que es integrada en términos económicos enfatizando su condición de trabajadores explotados. Por ello, chileno no sólo significa "mantener inclusión de cierta fidelidad a sus orígenes nacionales, alude a mecanismos institucionales de exclusión/inclusión de grupos sociales tendientes a la producción y control de la fuerza de trabajo en la región. (Trpin,V; 2004:80). Explicitando marcos teóricos 2 TERIGI, F. Z.: “El ‘caso Vergara’. Producción y exclusión en la génesis del sistema educativo argentino”, en A. PUIGGRÓS (dir.): Sociedad civil y Estado en los orígenes del sistema educativo argentino, Historia de la Educación en la Argentina, Tomo II, Buenos Aires, Galerna, 1991, p. 226. 3 DEVOTO, F. Historia de la Inmigración en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2003, P. 279 Juliano,D.: Las minorías étnicas en Argentina. La autorreproducción social y el tratamiento escolar de la diferencia (18801980), Memoria de Investigación, 1993, PP. 97-98. 4 La escuela argentina de principios del siglo XX nace con un fuerte mandato de inclusión, favoreciendo el ingreso de los/as estudiantes de diferentes orígenes étnicos o nacionales, pero privándolos de la posibilidad de ser beneficiarios/as de una enseñanza que contemple sus diferencias, promoviendo el intercambio de sus saberes y el respeto a las diferencias. La ley 1420 de Educación Común, promulgada en 1884, incluyó expresamente a la Patagonia en su objetivo de creación de escuelas, el proyecto y los instrumentos empleados se convirtieron en verdaderos dispositivos de nacionalización que las élites políticas desplegaron a los fines de homogeneizar a la población culturalmente heterogénea. En este sentido, el incipiente “sistema educativo argentino” desplegó una serie de prácticas de asimilación, que concibieron a la “otredad” como algo que debe ser “borrado”, y sobre lo cual deben “imprimirse” los saberes, costumbres y valores de la cultura dominante. María Sagastizabal sostiene que para la modalidad de la asimilación “(...) el ‘otro’, aquel que es distinto a nosotros, no tiene consistencia, no tiene derecho a diferir o a ser ‘otro’, por lo tanto se debe ‘hacer semejante’ para ‘ser’. 5 La diversidad cultural “es un problema” de modo que ante la presencia de niños/as con orígenes nacionales diversos y, en ocasiones, con diferentes pertenencias étnicas, se lo intenta resolver promoviendo la invisibilización de esos orígenes. Ahora bien, se considera en este trabajo que la diferencia es construida cuando se imaginan y asignan determinados rasgos o características a ciertos conjuntos sociales o culturales de manera arbitraria o fundada. Según Gerd Bauman (2001:83) “la etnicidad se crea para parecer que se basa en diferencias absolutas y naturales, en lugar de basarse en elecciones relativas y culturales de diferenciación o de diferencias creadas”.6 Esto ubica a los otros diferentes en un determinado lugar, lo cual sugiere preguntarse por el lugar que ocupan y la relación que mantienen los sectores subalternos con la cultura escolar dominante. A su vez, de acuerdo al peso material y simbólico de cada colectividad y las representaciones que recaen sobre ella en función de su mayor o menor “extrañeza” (determinada por la lengua, las costumbres, la religión, etc.) y, su posición en la estructura social y su identidad de clase, el otro diferente es visto como amenaza y aceptado o rechazado en mayor o menor medida. En efecto, las características reales o atribuidas que hacen que el hijo de inmigrantes se diferencie del resto suelen cristalizarse en una identidad étnica o nacional “ajena”. Como sostiene Claudia Briones “ninguna nación posee naturalmente una base étnica, pero a medida que las formaciones sociales se nacionalizan, las poblaciones que contienen, se reparten o dominan dichas formaciones son ´etnicizadas´, es decir, representadas en el pasado o en el futuro como si constituyeran una comunidad natural, dotada por si misma de una identidad de origen, de cultura y de intereses que trascienden a los individuos y las condiciones sociales”7 Desde este trabajo se entiende la etnicidad como el concepto que permite delimitar “círculos sociales” a través de mitos y símbolos. Esta es sin duda la esencia de la constitución de una etnia. La etnicidad se vuelve un concepto importante para la comprensión de las relaciones que establecen en los nuevos contextos migratorios. El creciente uso del término etnicidad está relacionado con el aumento de inmigrantes procedentes de sociedades poscoloniales y de economías dependientes, hecho considerado por muchos como generador de un problema 5 Sagastizabal, M. A.: “Diversidad cultural y educación” en M. A. SAGASTIZABAL (Directora): Diversidad cultural y fracaso escolar. Educación Intercultural: de la teoría a la práctica, Rosario, Ediciones IRICE, 2000. P. 22. 6 Bauman, G. citado por Briones, C. (editora) Cartografías argentinas. Políticas indigenistas y formaciones provinciales de alteridad. Buenos Aires, Editorial Antropofagia , 2008. 7 Briones, C., op. Cit. político, un problema cultural y un problema de identidad. Tanto en Europa como en los Estados Unidos, la asimilación de nuevos inmigrantes tomó la noción de pertenencia étnica o de identidad étnica más importante para las Ciencias Sociales que los conceptos de clase. (BENENCIA Roberto; 1999: 433) 8 La noción de formaciones nacionales de alteridad no sólo produce categorías y criterios de identificación/clasificación y pertenencia, sino que –administrando jerarquizaciones socioculturales– regulan condiciones de existencia diferenciales para los distintos tipos, formando parte de la sociedad sobre la cual un determinado Estado-Nación extiende su soberanía. Así, aun cuando tales contingentes son construidos como parcialmente segregados y segregables en base a características supuestamente “propias” que portarían valencias bio-morales concretas de “autenticidad”, los mismos van quedando siempre definidos por una triangulación que los especifica entre sí y los (re)posiciona vis-à-vis con el “ser nacional” (Briones, 2008). Dinámica de poblamiento en el oeste del territorio de Río Negro En la Cordillera Patagónica las montañas están separadas por numerosos valles transversales de orientación oeste-este. Algunos de estos valles se encuentran a baja altura y son de fácil acceso (la altura media es inferior a los 3.500m) Los pasos internacionales están por debajo de los 1.000 metros y por ese motivo son muy utilizados como pasos para establecer comunicaciones terrestres con Chile. Así ocurre, por ejemplo, en el Paso Cardenal Samoré (Neuquén), Paso de El León (Río Negro) o en el Paso Puelo (Chubut). Estas posibilidades geográficas favorecieron el proceso de poblamiento del área, iniciado desde el sur de Chile por mapuches y posteriormente, ya avanzado el siglo XX, por diferentes corrientes de poblamiento de diversos orígenes y procedencias, como chilenos, alemanes, españoles, italianos, libaneses, centroeuropeos. Desde finales del siglo XIX, impulsados por una corriente pobladora que se abría camino desde el norte hacia el sur de Chile, favorecido por la orientación de los valles cordilleranos de la región y por la posibilidad de hallar tierras libres para el pastoreo, comenzaron a llegar a la región andinopatagónica los primeros colonos transandinos en busca de tierras para el pastoreo. Chilenos y alemanes comienzan a establecerse en esta parte de la cordillera y es en esta corriente migratoria en la que se reconocen los nombres y apellidos de los primeros pobladores de los parajes andinos del territorio. “D.C.: La mayoría de los vecinos venían de Chile, de otros lados no, casi todos venían de allá, los que llegaron con mis padres, cerca de 1902. E: ¿Y ud. sabe por qué sus padres eligen migrar hacia acá? D.C.: Y, bueno, era la idea, me parece que pasaron por el paso León, se vinieron con dos hijos que nacieron allá. A caballo llegaron. Me parece que se vinieron a rumbo, buscando lugar donde vivir. Antes no se compraba, donde había lugar para vivir, allí se afincaba uno, aunque escuché que Don Victoriano Asenjo le compró las mejoras a un indio llamado Don Segundo Huechucoi.”9 Algunos de los primeros pobladores rurales del paraje Mallín Ahogado de El Bolsón entrevistados comentan que sus padres optaron por volver a migrar con sus pocos bienes hacia el este de la Cordillera una vez “finalizada” la “conq uista del desierto”. Cuenta, al respecto, Próspero Inalef: “…nuestros padres vinieron desde Puyehue buscando otros horizontes porque acá se vivía mejor, había pocos hombres y se 8 GUIBERNAU Y REX (1997), citado por Roberto BENENCIA “El fenómeno de la migración limítrofe en la Argentina: interrogantes y propuestas para seguir avanzando”, Estudios migratorios Latinoamericanos, Año 13/14, Nº 40-41, 1998-1999, p. 433. 9 Entrevista realizada a Doña Carlina Quisle, 10 de diciembre del 2005. podía tener animales… yo creo que fue con la historia del descubrimiento, no, del desierto, de la conquista del desierto, la gente se había borrado para Chile y estaban pensando que tenían que volver cuando pase la historia.”10 Otros migrantes trasandinos se afincaron en la región, mostrando que la línea de frontera con pasos fronterizos franqueables durante gran parte del año, no constituyó un obstáculo para el permanente tránsito de personas y mercancías hasta fines del período considerado. Así Don Adolfo Quintriqueo recuerda que sus abuelos vinieron de Chile: “…Vinieron provisorio…hasta que le extendieron la tierra, unas hectáreas de Tierras y Colonias, se ubicaron en Cuyín Manzano, allí les dieron el lote que les correspondía…Sí vinieron, él era de Lonquimay y ella de Perquenco, casi cerca de Temuco y así se fueron ubicando, y también llegó el hermano de mi abuelo, mi tío abuelo…”11 En 1895, la totalidad de la población censada fue definida como: “población rural”. De acuerdo a los datos, la mayoría de ella se dedicaba a actividades agropastoriles. Conformaban este grupo medianos y pequeños productores, para los cuales el peso del trabajo doméstico era sustancial. El porcentaje de extranjeros llegaba casi al 70 %, este censo no discriminaba nacionalidad, de los 186 americanos 62 poseían nacionalidad argentina, de lo cual se podría inferir que de los 124 pobladores restantes la mayoría serían de nacionalidad chilena.12 Hacia las primeras décadas del siglo XX, se inicia un movimiento poblacional nortesur que reúne una tipología diversa y que se caracteriza por ser más sistemático. La inmensa mayoría son expulsados, de una u otra forma, del sistema de su lugar de origen, chilenos, españoles e italianos, y finalmente, una minoría de argentinos enviados por el gobierno en algunos casos, para cubrir vacantes oficiales en empleos públicos. (Méndez, Blanco, 2003: 22). La proporción de extranjeros sobre la población total se invirtió en el Censo Nacional de 1914 y en el censo de territorios nacionales de 1920, en los que, en la zona andina rionegrina, se evidenció una supremacía de argentinos sobre los extranjeros: 4129 argentinos y 2780 extranejros en 1914, es decir, un 59,76 %, de argentinos y un 40,24 % de población extranjera. Por su parte, el Censo Nacional de 1920, registró 1716 chilenos, sobre un total de 2202 extranjeros. El tercer grupo mayoritario, tras argentinos y chilenos, era el de los españoles, seguidos por italianos y alemanes. También hubo un importante contingente de árabes (sirios y libaneses, llamados generalmente: “turcos”), aunque la mayoría no se asentó en la región a ndina, sino en la meseta y precordillera rionegrina. 13 Un informe de 1928 arrojó 972 habitantes en toda la parte rionegrina de la zona Andina, siendo la composición de la población según sus nacionalidades la siguiente: 588 eran argentinos, 320 chilenos y los restantes 64 en su mayoría, españoles y árabes, y unos pocos de diverso origen. Aclara el autor del informe, sin embargo, que sólo 9 de los 588 argentinos se habían radicado allí proviniendo de otros lugares, todos los otros eran hijos de chilenos. (Varpnarsky, 1983) Es importante hablar de un continuado movimiento poblacional desde el país trasandino más que una gran oleada migratoria pero que se termina de consolidar a partir de la década del treinta por dos causas: el cierre de las fronteras y la atracción que ejerce Bariloche como centro regional económico en expansión hecho que obliga a replantear los circuitos económicos vigentes hasta el momento (Méndez, L., 10 “Breve reseña histórica de la Pampa de Mallín Ahogado”, Revista Conociendo Nuestra Gente Nº 3, Mallín Ahogado, 2001. Don Adolfo Quintriqueo nació en la Isla Victoria el 1 de octubre de 1928, su historia de vida se encuentra publicada en Archivos del Sur, Nº2, Diciembre 2005, Villa la Angostura, Neuquén, p.9. 12 Datos extraidos del artículo de Méndez, L. Barilocche: 1880-1935. “Procesos migratorios, prácticas políticas y organización social.”En Ruffini,M-Masera,R. (comp.) Horizontes en perspectiva. Contribuciones para la Historia de Río Negro 1884-1955, Vol.I. Viedma, Fundación Ameghino, 2007, pp. 366-367 13 Datos extraidos de Méndez, L, op. Cit, pp 367 -368. 11 2005:1) y provoca un salto cuantitativo y cualitativo en la evolución socio-económica de El Bolsón y su comarca. (Méndez, J. M., Blanco, D., 2003:60). Ser chileno en la escuela: Los alumnos chilenos en escuelas de frontera con mandatos fuertemente homogeneizadores. El interrogante que guía este apartado es responder ¿Fue suficiente el accionar de la escuela para instalar su mandato homogeneizador en estas zonas durante el período abordado? En sociedades de frontera, la abrumadora mayoría chilena fue percibida en el sistema educativo como una “población problema”. Ante un fuerte discurso de educación patriótica, la población chilena, sufrió fuertemente la discriminación y la xenofobia. Plantea una vecina de origen español: “Mi papá no iba a ninguna casa de chilenos, se mantenía una conversación, pero amistades nada, no teníamos amistades con esa gente, para nada.” 14 Al clasificarse y ser clasificada como chilena, ésta porción de la población es excluida simbólicamente de la comunidad nacional, al tiempo que es integrada como trabajadores y campesinos. Por ello “chilenos” no sólo significaba mantener cierta fidelidad a sus orígenes nacionales, designaba también una forma de vida, un conjunto de mitos y símbolos, un sistema de relaciones considerado por muchos como generador de problemas políticos, problemas culturales y problemas de identidad. La escuela asumió la función política asociada a la formación de ciudadanos y de disciplinamiento social. Los programas de estudio y las prácticas escolares demuestran una clara tendencia ejemplificadora. La historia debe enseñarse de manera que permita la identificación de los niños con valores nacionales y con personajes (héroes) de conducta ejemplar. El énfasis en la característica “natural” del sentimiento patriótico y el mandato homogeneizador de la escuela se asocia con la incapacidad de pensar la diferencia más allá que como una amenaza. Un docente de la escuela Nº 118 de Mallín Ahogado dice: “Hablando de materias de escuelas es un común denominador la colaboración de un grupo de vecinos que se constituían como grupo que se ponía a trabajar para levantar la escuela. Considérelo así, como un grupo que se accionaba para ejecutar las necesidades de hacer la estructura de la escuela […] Se movilizaban porque cada uno era protagonista, a diferencia de ahora, que son espectadores o figurones. La gente se movilizaba porque tenía otras aspiraciones, eran otros valores, porque quería que la prole tuviera un destino diferente, la gente decía con orgullo he dado tantos hijos a la Patria, he tenido tantos hijos varones, la patria ha contado con mis hijos para el servicio militar…” 15 La necesidad vecinal de superación e integración a la “patria” se funde e identifica con la necesidad nacional de inventar una nación en estas sociedades de frontera, para continuar con el plan de efectivizar la plena ocupación de los territorios patagónicos reposicionados en el imaginario y discurso nacionalista de la década del ’10, acentuados hacia 1930 con el propósito de confirmar, sostener y defender las fronteras del país. La asimilación, desde la escuela, siguió siendo una política nacionalista eficaz. Estos grupos que se reconocían como chilenos, muestran de qué manera los procesos de nacionalización corren paralelos a los procesos de desnacionalización y extrañamiento de esta población considerada indeseable. 14 Entrevista a Doña Pepa Azcona, junio del 2005. Entrevista realizada al señor Don Félix Merino, maestro de la escuela Nª 118 entre los años 1959-1962 e intendente del Bolsón en 1989, junio del 2005. 15 Los grupos de chilenos e indígenas, a pesar de ser invisibilizados bajo la postal de la “Suizo -Argentina”, mantuvieron en el espacio regional tradiciones y festejos de Chile, como maneras visibles de preservar su adscripción identitaria.16 En los encuentros y festejos, estos grupos, mantuvieron sus tradiciones y fortalecieron lazos sociales. Los festejos del día de la independencia chilena en la región fueron muy importantes. De la lectura de los periódicos regionales de la época, puede inferirse que el 18 de septiembre, fiesta nacional chilena, era muy celebrado. Según su relato, durante la década del 20 los festejos duraban no menos de tres días, de los que participaba el Cónsul chileno en función. Durante esos días se organizaban comidas típicas, como asado con cuero, curanto y cazuela de gallina, siempre “harto picantes” y acompañadas de cuantiosa chicha, lo que hacía necesaria la intervención policial para evitar desmanes producto de borracheras. También se realizaban juegos de destreza campestre, como la topeadura, la chueca, la corrida de sortija, y el fútbol17. Sin embargo, estas fiestas fueron narradas, desde el discurso oficial y de los funcionarios del Estado como una amenaza al orden público. Los inspectores de escuelas y el problema de la chilenidad en zonas de frontera Los inspectores educativos cumplieron una función primordial en el ámbito educativo de zonas fronterizas, no solo desde la organización burocrático del sistema, sino también, en la fiscalización de las políticas de argentinización. Desde la supervisión del ordenamiento burocrático del sistema educativo actuaron como nexo entre el poder político central y los docentes que, desde las escuelas, desplegaban acciones tendientes a la construcción/vigilancia de la vida cultural. En ellos la tarea de homogeneización se impuso como “misión cultural”. Los inspectores del CNE, como agentes estatales entendían que la educación en tanto inculcación de hábitos, normas, valores, costumbres, rutinas y rituales era una urgencia y necesidad en las zonas de frontera pobladas mayoritariamente por indígenas y chilenos. La inmigración chilena y el poblamiento indígena se constituyeron en un problema hacia el cual debía acudir el Estado nacional creando instituciones educativas que afianzaran la nacionalización efectiva y duradera de la región, mediante la formación de la conciencia nacional, las prácticas simbólicas, la enseñanza de la historia como instrumento de moral cívica, la superación de la “barbarie” como instancia ideológicos de legitimación. La migración de población de origen chileno favorecía la continuidad de una relación social-económica anterior a la ocupación militar, pero además la pervivencia de lazos culturales y sociales con el país trasandino provocaba el temor por la “chilenización” de las costumbres, serio obstáculo para el éxito del proyecto de nacionalización. A su vez, como demuestra Brígida Baeza para la zona de Futaleufú en el Territorio de Chubut, los chilenos de la zona cordillerana del Territorio de Río Negro, fueron ubicados en un punto intermedio entre el inmigrante chileno-europeo que pobló esta zona y los indígenas.18 En ese sentido la preocupación por educar se dirigía principalmente hacia esos sectores subalternos de la sociedad, que fueron categorizados y clasificados. De esta manera ser chileno, implicaba para los funcionarios educativos: desapego/ ignorancia/ vagancia/pobreza/desidia/abandono, 16 Lo mismo ocurre en toda la Patagonia, siendo numerosos los testimonios de perpetuación en la cotidianeidad de bailes y tradiciones chilenas. Véase TEOBALDO, M. y GARCIA, A. (2000), Sobre Maestros y Escuelas. Una mirada a la Educación desde la Historia. Neuquén, 1884-1957, Rosario, Arca Sur. 17 Cuaderno de Pedro Alcoba Pitt, Museo de la Patagonia. 18 BAEZA, Brígida. Fronteras e identidades en la Patagonia central (1885-2007), Rosario, Prohistoria ediciones, 2009, p. 71. imponiendo desde sus lugares de poder operaciones de racialización del otro 19y naturalización de las diferencias culturales. Las opiniones que los inspectores dejaban asentadas en los libros de inspección en las escuelas eran leídas por los docentes, de manera que podemos inferir la fuerte influencia que tenían estas representaciones sobre los modos de encauzar las prácticas educativas según la población de destino. A modo de ejemplo, citamos algunas referencias explícitas que distintos inspectores dejaron registradas en diferentes documentos: El Inspector seccional de la Zona III, Olivio Acosta, decía en 1908, en un informe elevado al Inspector General: “En la parte oeste (de Río Negro) el 80% de la población es de nacionalidad chilena, que viven en campos fiscales, sin vínculos de nacionalidad, sin lazos que los atajen a las tierras que habitan, sin amor al trabajo, sin anhelos de mejorar, sin medios de vida, sin fuerzas que asimilen y transformen sus costumbres”20 Para Próspero Alemandri, autorizado por su vasta experiencia en la Inspección escolar y en la vocalía del Consejo Nacional de Educación, el problema es instruir a los niños donde se encuentren y como se pueda. Para lo cual consideraba: “Obra patriótica, altamente patriótica, sembrar de escuelas la Cordillera y las fronteras, cerrando los ojos ante muchas reglamentaciones, porque no es posible medir con el mismo cartabón el costo de la educación del niño, en el centro urbano, en el campo o en la montaña, ni se puede exigir, mientras se carece de recursos, edificios de construcción pedagógica en plena cordillera… ni es posible tampoco,…mantener el radio escolar fijado por la ley {…} La mayor parte de la población son chilenos emigrados del sur de Chile. Muchos han adquirido la propiedad de la tierra y han construido las casas en que viven. Otros la ocupan desde hace mucho tiempo y esperan que les sea escriturada. Hay quienes arriendan y hay intrusos en tierras fiscales…” para sostener en otra cita que “En los centros más grandes de población: San Carlos de Bariloche, Río Negro y Esquel (Chubut), se han construido últimamente edificios escolares adecuados para que sirvan a los intereses de la zona. El resto de la gente, los que se hallan más dispersos, viven en estado completo de analfabetismo, en una resignada depresión de ánimo, amoldándose los hijos a las modalidades de sus progenitores insensibles a toda innovación” 21 Pero el problema no es sólo la nacionalidad, directa o indirectamente se manifiesta la idea de que el estado de abandono y pobreza en que viven muchos de los alumnos tiene mucho que ver con su condición de ser chilenos. Decía al respecto el inspector Ranulfo Escudero en su inspección de 1935: “Encontré 33 niños inscriptos y 23 presentes. Todos chilenos analfabetos al primer día de clase…”22 Continúa diciendo el Inspector Escudero: “…al mismo tiempo es necesario tener en cuenta a la escuela para proveerla de ropa, calzado y alimentos. Es muy pobre y foráneo el vecindario y en ese ambiente se crían niños enfermos y con hábitos viciosos. No es posible favorecer esas inclinaciones...”23 Para terminar afirmando 19 El racismo como ideología se remonta al S XIX paralelamente al auge que experimentaron las Ciencias Biológicas y en relación al desarrollo del liberalismo político en sociedades de capitalismo avanzado, e impregnó el ideario pedagógico junto al positivismo. MONTESINOS, María Paula, sostiene que el principio de la igualdad individual de los ciudadanos posibilitó que el desarrollo de las ciencias biológicas en ese período jugara un papel central en la legitimación de las desigualdades. Al no ser social o política, la diferencia devenía “natural” y biológica. La novedad introducida por el racismo es el imponer el determinante biológico en la justificación de las jerarquías sociales. MONTESINOS, María Paula. “En torno a la diversidad sociocultural. Algunas relaciones posibles entre migraciones, Estado, sociedad y educación en Argentina”, en DOMENECH, Eduardo E. (comp.), Migraciones contemporáneas y diversidad cultural en la Argentina, Centro de Estudios Avanzados, U.N.C, 2005. 20 Informe al Inspector General de Territorios y Colonias Nacionales D. Manuel B. Fernandez del Subinspector General de Territorios, Gregorio Lucero, 1907, en Educación común en la Capital, Provincias y Territorios Nacionales. 1906-1907, Talleres Gráficos de la Penitenciaría Nacional, Buenos Aires, 1909. Citado por TEOBALDO, Mirta Elena “Los inspectores escolares en los orígenes del sistema educativo en la Patagonia Norte. Argentina: 1884-1957”, en Educare Revista de Educación, V I, nº 2, 2006, p.16. 21 Alemandri, Próspero. Notas sobre enseñanza, Buenos Aires, Cabaut y Cía Editores, “Librería del Colegio” 11934, pp. 64,65. 22 Escudero, R., op.cit., 2 de abril de 1935, foja 6. 23 Escudero, R., op.cit., idem. que “… la población en su casi totalidad chilena... indolentes y apáticos, que dada su crasa ignorancia y estado un tanto primitivo en que viven y actúan no se dan cuenta de la misión de la escuela y por cierto no cooperan en la medida que fuera de desear para la mejor marcha de los establecimientos escolares” {..} .“…pese a las insistentes gestiones nada se ha conseguido pero hay que convenir que el obstáculo es insalvable y debe darse el verdadero significado que esta palabra tiene en boca de un maestro, la miseria de esta zona de influencia es impresionante y así lo demuestran niños mal alimentados, enfermizos y raquíticos, viven en chozas insalubres y en la promiscuidad más desagradable”. “...lo ideal sería poder tener al alumno pupilo o semi-pupilo y así abstrayéndolo del ambiente malsano en que vive, se haría obra más efectiva y duradera sobre esos cerebros tardíos y a los que en las reducidas horas de labor actuales no se puede llegar con toda eficacia”. 24 El Inspector González reafirma lo antes mencionado sosteniendo que “el problema de la argentinidad en las escuelas cordilleranas es un asunto serio...Felizmente se cultiva de veras el nacionalismo, respetando como es natural todas las nacionalidades. Los niños quieren bien la escuela argentina y sus sagrados símbolos”. 25 Los maestros y la chilenidad Los docentes cumplían con su tarea de argentinización en la sociedad local, de nexo entre la Nación y la comunidad, su formación en los Magisterios Nacionales “normalizadores” y las indicaciones que recibían de los inspectores del CNE que año tras año supervisaban el desarrollo de la enseñanza en los Territorios Nacionales, le permitían desarrollar esta labor. Su tarea debía incluir impartir las “pedagogías cívicas” 26 y de esta manera, las prácticas sociales de conmemoración como los actos escolares vinculados a fechas patrias trascendían el espacio escolar para transformarse en una gran fiesta de celebración en las cuales participaba toda la comunidad. Según los pedagogos del Consejo, debía forjarse un ciudadano que trabajase no por su interés personal sino por la patria. De esta manera el nacionalismo en la escuela comenzó a formar parte del imaginario y formación docente, saturado de enunciados patrióticos y de una captura moralizante del niño como miembro de una patria. Se pasa a entender a la educación como “un proceso de adquisición y creación de cultura. Un acto de espíritu, en el cual maestro y niño se confundirán generando un hecho cultural que formaría al hombre de la nueva generación” (Carli, 2005:239) Hay una interpelación del Estado al maestro como sujeto de la nación. “Muy buen concepto merece el director de esta escuela, que trabaja empeñosamente para despertar entre los vecinos, por intermedio de los niños, sentimientos de amor a lo nuestro, a nuestro glorioso pasado, a nuestro brillante presente y al luminoso porvenir a forjarse en el trabajo fecundo de los hijos de esta tierra. Creo que esta escuela está haciendo obra positiva en pos de nuestra grandeza espiritual. En una próxima visita tendré oportunidad de ver con más detalle la obra que cumple el Señor Franchi. Mientras tanto debe proseguir tesoneramente la tarea encomendada.”27 Un docente entrevistado sostiene que “En la zona de la cordillera de Río Negro había muchos habitantes y eran casi todos chilenos, entonces había que nacionalizarlos a través de la escuela. Muchos no sabía de qué lado estaban, si en Chile o Argentina. Vuelvo a repetir, las escuelas del paraje se fundaron en función 24 Escudero, R., op.cit., idem. Libro Histórico de la Escuela 103 26 Baeza, B.. “Las prácticas sociales de conmemoración en el Departamento Tehuelches. Los actos cívicos en la época Territoriana”, Artículo presentado en las “V Jornadas de Historia Regional.” U.N.P.A. 1 y 2 de Noviembre de 2002, Río Gallegos, Santa Cruz., pág.14 27 Ortiz, Nicolás . Inspector de Zona. Libro de Inspección de la escuela Nº 118, 10 de diciembre de 1939, foja 17-18 25 de las necesidades del país y de los parajes. La escuela argentina que nace al amparo de la ley 1420 es de una ejemplaridad…, que va a ser, eran las necesidades que en ese momento había.”28 La clasificación establecida por los agentes estatales contribuía a afianzar las fronteras sociales entre “los elegidos” y aquellos que no lograban trascender el espacio escolar a través del trabajo intelectual. En el ítem “Acción nacionalista”, una docente informa que: “siendo la ubicación de la escuela que dirijo de frontera y habiendo en estos lugares un 90% chilenos se ha trabajado enormemente para que la acción nacionalista diese resultados óptimos -por lo que he dado en el curso escolar conferencias- se conmemoraron con un sencillo acto reuniendo al vecindario las fechas más destacadas: 12 de octubre, 2 de noviembre por los muertos por la patria, el cincuentenario de la muerte de Sarmiento, el 25 de mayo en que se conmemoró con entusiasmo el día de nuestra libertad confundiéndose en un solo grito Viva a la Patria demostrando toda la población de la localidad en que actúa esta escuela amor, respeto y cariño al suelo en que vive”. Maestros y directores de escuelas actuaron denunciando desórdenes e indisciplina de la población chilena. Ante una denuncia que realizan algunos padres, hace su descargo la misma docente : “en mi calidad de encargada del Registro Civil tengo que saber cosas muy tristes de moral que son mucho peor que enseñarles un tango, (“El pañuelito blanco”) pues creo Sr Inspector que si en vez de enseñarles algo nuestro les hubiese enseñado unas cuecas chilenas le aseguro que soy el modelo de directora”. “...Debe tener en cuenta que todos los firmantes son chilenos y la mayoría con antecedentes policiales... muchos de ellos no conocen la escarapela argentina y no conocerían la bandera si no la vieran en el mástil de la escuela... sólo 13 padres son los firmantes y las familias más indeseables ...Los buenos y malos maestros se ven en el trabajo efectuado en la escuela y no como lo consideran los firmantes que son buenos aquellos que los acompañan en sus fiestas poco aptas para un educacionista”. 29 O como registra un docente en sus numerosas quejas al Inspector General de Territorio sobre lo dificultosa que se hace la tarea en estos territorios “…Veomé en la necesidad de molestar a V.S. solicitándole el siento de un autoridad en esta porque la vida se hace intolerable con los continuos desmanes que cometen los bandoleros chilenos el suscrito mismo ha sido saltado por cinco individuos de malos antecedentes y recientemente han robado varios animales. Puedo asegurarle que en seis años que vivo en los territorios no he visto un paraje donde se refugie tan malos elementos…”30 y en otra cita, el mismo docente manifiesta que “en la noche del 17 sorprendí un sujeto que intentaba abrir una ventana del aula fugándose al verme. A la siguiente noche cerca de la escuela ha sido asesinado un vecino. El bandidaje chileno ensoberbecido se pasea a toda hora. Durante tres días he sufrido toda clase de insultos por grupos que pasaban frente al edificio, pretenden asustarme”…Firmado Jorge Gibelli31 Un problema con el que se encontraron los directores de los establecimientos educativos de la zona andina del territorio fue que los padres no contaban con las partidas de nacimiento correspondiente “a los efectos de obtener los datos necesarios para el Libro de Comprobación de edad perteneciente al archivo de esta 28 . Entrevista realizada al señor Don Félix Merino, maestro de la escuela Nª 118 entre los años 1959-1962 e intendente del Bolsón en 1989, junio del 2005. 29 Datos extraídos del trabajo realizado por la docente Mirta Gariglio “Historia de la Escuela 103”, El Bolsón, 2003. Es importante que la referencia que hace la docente Clara Granollers es del año 1937, más de 50 años de acción nacionalizadota y civilizadora estatal y todavía se levantaban voces docentes de lo “infruc tuoso de la tarea”. 30 Libro Histórico escuela Nº 30, El Bolsón, 9 de julio de 1910. 31 Libro histórico escuela Nº 30, El Bolsón, 22 de septiembre de 1910. escuela. La mayoría de los padres me expusieron que como la población de El Bolsón careció hasta hace tres años de Juzgado de Paz, sus hijos se hallaban asentados en el Registro Civil de Ñorquincó o Bariloche y de varios niños la partida se hallaba en Chile por ser naturales de aquel país. Además alegaban inconvenientes para conseguirlos, dada la distancia de estos lugares 32 Consideraciones finales El proceso de institucionalización comenzó al finalizar las campañas militares contra los pueblos originarios de los territorios patagónicos en 1885. Fue entonces cuando el Estado Nacional apeló a un amplio repertorio de acciones y agentes con el fin de incorporar a la nueva y vieja población a la nación argentina. Sin embargo, en la zona andina rionegrina, debido a las distancias, la escasez de funcionarios y las dificultades en las comunicaciones entre la región y la capital territoriana, existieron, de hecho, un amplio espectro de prácticas y decisiones que escaparon de la mirada atenta de los poderes centrales. La población que comenzó a habitar esta fracción del territorio fue muy heterogénea en cuanto a su origen. En el oeste rionegrino convivieron inmigrantes europeos, argentinos, un grupo poblacional muy numeroso de origen chileno e indígena sobreviviente a la razia militar En estas sociedades de frontera en conformación, la abrumadora mayoría chilena fue percibida en el sistema como una “población problema”. Ante un fuerte discurso patriótico, la población chilena mayoritaria en la zona cordillerana, sufrió fuertemente la discriminación y la xenofobia. El Estado argentino elaboró distintas estrategias de “deschilenización” de la población, entre ellas, el fomento de la inmigración extranjera europea a través de la cesión de tierras fiscales; el incremento de la presencia militar, la construcción de caminos y la extensión de la educación pública para los nuevos espacios “civilizados.” Este trabajo pretende abrir interrogantes respecto a la eficacia del Estado Nacional para imponer en la práctica este discurso unificador e indagar sobre aquellas evidencias que permiten identificar identidades territorianas propias y singulares, evidenciadas en los discursos y prácticas. Estas primeras indagaciones nos permiten inferir que tanto los grupos chilenos como indígenas, a pesar de ser invisibilizados bajo el concepto de lo “argentino” eran mayoría en las primeras décadas del siglo XX en la región andina del Territorio de Río Negro y mantuvieron en el espacio regional tradiciones y festejos de Chile, como maneras visibles de preservar su adscripción identitaria. Bibliografía BAEZA, B. “Las prácticas sociales de conmemoración en el Departamento Tehuelches. Los actos cívicos en la época Territoriana”, Artículo presentado en las “V Jornadas de Historia Regional.” U.N.P.A. 1 y 2 de Noviembre de 2002, Río Gallegos, Santa Cruz., BAUMAN, G. citado por BRIONES, C. (editora) Cartografías argentinas. Políticas indigenistas y formaciones provinciales de alteridad. Buenos Aires, Editorial Antropofagia , 2008. BEHERAN, M. “Niños/as y jóvenes bolivianos/as en la ciudad de Buenos Aires. Escolaridad y experiencias formativas en el ámbito familiar” En M. BEHERAN: “El tratamiento de la diversidad cultural en las escuelas públicas primarias de la ciudad 32 Este fragmento corresponde a una sección del libro histórico de la escuela escrito por la señora directora Evangelina Collado en 1930. de Buenos Aires”, Tesis dirigida por la Dra. Marta Maffia, correspondiente a la Maestría en Políticas de Migraciones Internacionales, Universidad de Buenos Aires, 2007. DEVOTO, F: Historia de la Inmigración en la Argentina, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2003, P. 279. JULIANO, D. Las minorías étnicas en Argentina. La autorreproducción social y el tratamiento escolar de la diferencia (1880- 1980), Memoria de Investigación, 1993. ROMERO, L. A. (coord.): La Argentina en la escuela. La idea de nación en los textos escolares, Buenos Aires, Siglo XXI. Editores Argentina, 2004, P.20. SAGASTIZABAL, M. A.: “Diversidad cultural y educación” en M. A. SAGASTIZABAL (Directora): Diversidad cultural y fracaso escolar. 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De sus resultados, se informan en esta ponencia, las conclusiones y recomendaciones que permitan a instituciones reflexivas y flexibles, provocar cambios relevantes en su relaci{on con el mundo indígena de Aisén. CONCLUSIONES. Las conclusiones del presente estudio, se relacionan directamente con el problema de investigación que propone la realización de una evaluación que determine de qué forma se ha traducido la Ley Indígena en programas locales y el impacto que ella ha producido en las organizaciones y comunas de la Región de Aisén. Asimismo, las conclusiones se vinculan también a los objetivos, que en primer lugar, buscan describir el sentido asignado por los municipios a la Ley Indígena; en segundo lugar, permite conocer la implementación de la Ley mediante las observaciones de los subsistemas municipales y de las organizaciones indígenas. Y, en tercer lugar, la aplicación de este articulado en cada comuna. Con relación, al primer objetivo, el sentido asignado por los municipios a la Ley Indígena, se establece una primera distinción, esto es, que no existe conocimiento adecuado respecto de este cuerpo legal. La información expresada por el subsistema municipal, proviene de las diversas operaciones parciales de diferenciación que ejecutan los sujetos o de las interacciones que se produce con los modos de operación a través de la opinión pública que se constituye en un medio de autodescripción del Sistema Político y sus implicancias en asuntos indígenas, sin que dichas operaciones establezcan una visión integradora sobre el tema. En este ámbito no se observa una red de producción de elementos, que irriten, establezcan relaciones o promuevan el empalme estructural entre los subsistemas organizaciones y los subsistemas municipales con el Sistema Político. En este sentido, se trata de la producción de nuevas acciones que configuren una interrelación más favorable con el subsistema Conadi. De esa forma, el entorno del sistema político puede proveer de información adecuada sobre el futuro de las relaciones con todos los subsistemas afectados e influenciados por el tema indígena. Se trata de elaborar nuevas estructuras que amplifiquen las diversas dimensiones de la ciudadanía indígena en esta zona del país. Lo anterior, se enlaza, por ejemplo, con la necesidad de la generación de políticas públicas locales sobre el tema en que el Sistema político, considere procesos de participación, donde se incluyan las consultas sobre los temas indígenas, pero también las implicaciones y transformaciones de otros subsistemas asociados a preocupaciones emergentes de la sociedad chilena como el tema género y mujer, cultura, discapacidad o medio ambiente. Asimismo, el subsistema municipal debe recurrir a su entorno y activar desde él, diversas operaciones de distinción que promuevan observaciones e informaciones pertinentes, sobre ejes tales como: conocimiento/ desconocimiento de la historicidad indígena; educación formal/educación informal sobre las cuestiones indígenas o también discriminación/ no discriminación o de manera más específica autodiscriminación o heterodiscriminación. Se requieren observaciones del entorno sobre las operaciones y las dinámicas propias de los subsistemas indígenas, o la necesidad de explorar desde la heterorreferencialidad la existencia de grupos étnicos actuales en la región y sus transformaciones a la luz de nuevos elementos incorporados en las dimensiones temporales y sociales de sus desarrollos. Las autorreferencias provistas desde las observaciones del sistema municipal en cuanto al conocimiento de lo indígena, más bien tiene que ver con una memoria dada por la educación formal, más que por el contacto con personas de origen indígena, que en comunas con pocos habitantes, serían perfectamente identificables, sin embargo, se producen omisiones en base a una discriminación silenciosa o al desconocimiento por los propios vecinos. En este sentido, se deben activar heterorreferencias que incorporen los elementos que el entorno provee, como formas de incentivar acciones de información que sean aceptadas y promovidas a otros subsistemas que se interrelacionan con los subsistemas organizaciones indígenas y que debieran incorporar la distinción aceptación/ no aceptación en su comunicación e intercambio. De este modo, se debieran llevar a cabo, procesos de diagnósticos sobre el entorno indígena comunal/local. Información que puede actuar eficazmente como principio ordenador de las acciones, operaciones y experiencia municipal. Los municipios de Aisén, se constituyen en observadores externos, sin participar de los acontecimientos de los subsistemas organizaciones indígenas. Consideran que no son responsables ni entidades participantes en las preocupaciones del mundo indígena y desplazan los temas hacia otros subsistemas. Sólo en algunos casos, manifiestan su compromiso, cuando ha existido una operación legal o formal que los haya incluido en los procesos, como por ejemplo en lo relativo al subsistema Becas Junaeb y en el Subsistema Serviu y la postulación a viviendas propias. Sin embargo, el subsistema municipal debe proveer autodesdripciones y autoobservaciones en su entorno, a fin de favorecer aquellas operaciones que logren una comunicación que incluya comprensión selectiva sobre los subsistemas indígenas. En el subsistema municipal y su relación con el sistema político se deben promover operaciones, que establezcan diferencias con el entorno, en la búsqueda de relaciones posibles donde se produzca una reducción de la complejidad, que permita que los municipios seleccionen sus operaciones para sus intercambios con los diversos subsistemas. De esta manera las políticas públicas nacionales, pueden establecer un empalme más pertinente con los subsistemas municipales, pues no existe conocimiento de la mayoría de ellas y algunas tienen sentido, en la medida en que se han formalizado, vía convenios, aunque otras requieren de operaciones que se adecúen a las condiciones del subsistema municipio, con el objeto de no amenazar su estabilidad interna, pues actuar, por ejemplo, con relación a la postulación de becas, requiere de recursos financieros y humanos para disminuir la complejidad que se ha generado en la implementación de esta política pública y en la producción de expectativas que esta operación ha provocado en los subsistemas indígenas. En cuanto al segundo objetivo, que corresponde a la implementación de la ley, se conoce ampliamente que la Ley, dio paso a la creación de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena, sin embargo no se conocen suficientemente las líneas programáticas de la ley, los objetivos de ésta y lo que es más importante, no se conoce el rol fundamental señalado por la Ley, respecto de los convenios que la Conadi, debe celebrar con los municipios a fin de generar desarrollos locales. En éste ámbito pareciera aconsejable constituir identidad, en cuanto a que mediante una relación adecuada con los subsistemas municipales y organizaciones, el sistema político puede establecer las diferencias que posee con el entorno para producir posteriormente nuevos elementos que sirvan a la aplicación de la Ley. Asimismo, se observa que el sistema político, a través de su modo de operación que es la Ley, no promueve un desarrollo adecuado en diversos programas y fondos de que dispone el subsistema Conadi nacional. Tampoco fortalece una mejor relación y comunicación con los diversos Servicios Públicos, que tienen que ver con el tema indígena. Se trata un instrumento que todavía no permite suficientemente la aceptación y comprensión de la sociedad para con el mundo indígena, donde importa consolidar el sentido, en cuanto a las identificaciones comunes que sujetos integrantes de estos subsistemas deben tener respecto de sus objetivos y metas. El sistema político y la Ley observada en profundidad, no incorpora la apropiación de las personas y organizaciones de la cultura que les pertenece. No ayuda a conservar las culturas originarias, en el sentido de rescatarla y vivenciarlas en contextos distintos a los considerados históricamente y en las condiciones que la sociedad promueve en la actualidad. Se requiere aquí de establecer en su dimensión real la atribución externa de la experiencia, en cuanto a que el sistema político y sus subsistemas relacionados, deben interactuar con el entorno en búsqueda de la información que releva a la historia como selección de posibilidades como base o soporte para los tiempos actuales y que permita, además, la asimilación de los saberes producidos en torno de la tradición. Con relación, al tercer objetivo, los observadores concuerdan que no ha existido aplicación sistemática de la ley, salvo en algunos aspectos específicos, como el Programa de Becas Indígenas, que en varios municipios se ha formalizado a través de convenios. Tampoco existe aplicación si las instituciones y servicios públicos asociados al tema, no contienen redes adecuadas para dar respuestas a los ciudadanos y además con total desconocimiento legal, lo que induce a tramitaciones sin sentido, que provoca acciones circulares, sin el reconocimiento explícito de la falta información adecuada para entregársela a los interesados. Como consecuencia de lo anterior, se observa la necesidad de constituir a la comunicación, como forma de operar entre los sistemas y subsistemas implicados. Se requiere de dinámicas comunicativas que promuevan la selección de la información, pero también de la comprensión selectiva, de manera que los implicados puedan aceptar o rechazar, comprender o no comprender, y en esa red de relaciones, se vaya constituyendo lentamente una comunicación e internalización adecuada de los procesos que importa validen la aprehensión de la Ley. Tampoco existe aplicación de la ley porque el subsistema Dirección Nacional de la Conadi y los subsistemas Direcciones Regionales, se encuentran lejos del territorio de Aisén, lejos en sentido de la interrelación directa entre mundo indígena e institucionalidad y lejos en el sentido geográfico. Por tanto, no se conocen los programas y acciones que se implementan, pues la información llega frecuentemente tarde. Tampoco existe asesoría profesional para las personas indígenas que por su formación educacional requieren de intermediación. Menos hay una difusión adecuada, tanto del subsistema Conadi como del programa PIDI, para que los ciudadanos se enteren con claridad de los programas y acciones de la Institucionalidad Indígena. Lo indicado en el párrafo anterior, sugiere la consideración de la inclusión social, como forma de ofrecer posibilidades a los habitantes indígenas de la región en el acceso a sistemas funcionales como el sistema político, que ofrece mayor diversidad de servicios en el resto del país y que pueda involucrar nuevas operaciones para acercar las políticas a la región. La participación tampoco es efectiva en los subsistemas de servicios públicos, pues no se cumple ni siquiera lo que indica la Ley, en cuanto, a incentivar la presencia de representantes indígenas en las diversas esferas de decisión pública, tanto en los ámbitos locales como en el ámbito regional. En este sentido, el sistema político, debe recurrir al entorno, para buscar allí principios de relación con la ciudadanía que impliquen su intervención activa, ocupando el sitial de las operaciones heterorreferenciales, sin perder de vista las autorreferencias que implican que el sistema en sus acciones y eventos puede establecer las condiciones para una presencia ciudadana más activa. Tampoco existe participación en los propios subsistemas organizaciones indígenas, pues sus integrantes se motivan cuando existen recursos económicos, sin advertir todavía que existen móviles más profundos para constituirse como entidad organizada, tales como la tradición familiar, primer resorte para reconocerse en la propia construcción identitaria individual y colectiva. Ello supone, que la búsqueda de sentido de las organizaciones, refiere a metas comunes, compartidas por todos, una de las maneras de reducir la complejidad para conseguir miembros más interesados en interactuar en su organización. Personas que revelan o expongan comportamientos que sirva a la red de relaciones y operaciones que estos subsistemas deben generar desde sus autorreferencias. RECOMENDACIONES Una primera estrategia, necesaria a la luz de lo observado, es que debe existir imperiosamente una red adecuada entre los distintos servicios públicos con llegada al territorio, de otro modo toda acción se diluirá y no constituirá ningún efecto y no provocará una concreción de la política en cuestión. Se requiere de sistema acoplados estructuralmente, con límites definidos por su sentido, objetivos y estrategias, y en la activación de posibilidades para transformaciones en los diversos subsistemas interactuantes. El subsistema Conadi, debe celebrar convenios adecuados e interesantes, para entusiasmar a los municipios en su participación y en la implementación de políticas públicas indígenas, Por lo demás, es esta institución la que está mandatada por la ley 19.253 para consolidar alianzas pertinentes con los municipios. Se trata de generar identidad mediante el entorno para producir nuevos elementos que colaboren en red para nuevas distinciones o diferencias. Como ejemplo, se debe buscar, la creación de Institutos de Desarrollo Indígena, que promuevan la investigación, el estudio y toda acción encaminada a mejorar el bienestar de las personas del mundo indígena. Dicho instituto puede funcionar con recursos iniciales de los municipios, pero también puede gestionar recursos de otras instancias públicas, como también de recursos privados que bien pudieran estar interesados en colaborar en el desarrollo indígena local. Junto con lo anterior, no se debe perder de vista, la instalación de programas comunales de educación indígena, que implique una relación coordinada con los currículos de Enseñanza Básica y Media; que construya la necesidad de conocer en profundidad las culturas indígenas, desde sus cosmovisiones hasta sus prácticas materiales que aún se preservan. Y en particular, releve el aprendizaje de los idiomas que son parte de estas etnias, junto con el interés en comunicarse y establecer relaciones a partir de lenguajes primigenios e importantes históricamente. Se trata de establecer interacciones con el Sistema Educacional, sistema que en sus distinciones contiene los procesos de selección social, que a su vez permite una valoración de las culturas y los elementos, y sujetos propios de lo indígena. También debe existir un convenio entre Conadi y los Municipios, que signifique el desarrollo de políticas comunales indígenas, que impliquen la participación de Comunidades y organizaciones, y permitan engrosar el Plan de Desarrollo Comunal. Dichos programas locales, insertos en la planificación local, permitirán trabajar de forma más continua y ordenada en torno de los intereses y necesidades de los pueblos originarios presentes en cada comuna. Esta relación ya señalada, debe fortalecerse con la participación del Gobierno Regional de Aysén, entidad que en la región promueve y fortalece el establecimientos de políticas en diversos sectores de la vida pública, entre otros cultura, turismo, mujer, y por cierto, el sector que nos ocupa. Igualmente, es urgente e importante, que se instale en la región una Dirección Regional de la Conadi, con presupuesto y personal propio, de este modo la cercanía de esta institucionalidad, permitiría que la comunidad indígena de la región, cuente con información cercana y de primera mano. A su vez, esta oficina, puede posibilitar la ampliación de los ámbitos de aplicación de la Ley Indígena en la región. Temas como: uso y derechos de agua, uso de tierras, áreas indígenas, fondo de desarrollo indígena, educación indígena, y ley de borde costero, tendrían su atención inmediata y permitiría establecer las redes adecuadas con otras instituciones del Estado, a fin de buscar soluciones a demandas que hoy se encuentran a la espera de un mejor fortalecimiento de la institucionalidad indígena en el territorio de Aysén. Así el subsistema Conadi, puede establecer interacciones adecuadas con otros subsistemas, que a su vez se constituyen en su entorno, a fin de seleccionar posibilidades que reduzcan las complejidades que hemos reseñado en este estudio. Por otro lado, es preciso, la instalación de procesos efectivos de participación que impliquen que tanto el Gobierno Regional, como los Municipios y los Servicios Públicos, otorguen formas de integración del mundo indígena y que éstos tal como lo plantea la Ley, sean consultados en decisiones que puedan afectarle o que puedan tener espacios de participación como dirigentes o representante ciudadanos en los ámbitos comunal, provincial o regional. Estos procesos de participación, debieran implicar no solo la entrega de información, ojalá adecuada y eficaz, sino que la incorporación en temas de relevancia ciudadana que impliquen una convivencia más fraterna. De otro modo, se busca que se establezca la unidad en la diferencia entre los subsistemas participantes, donde el modo de operación sea efectivamente la participación y la legitimación tanto de los actos ciudadanos como de la Ley, como medio de operación para la generación de acciones y experiencias compatibles con las expectativas de los ciudadanos indígenas. Y lo más importante, debe existir un proceso sostenido para que la Ley Indígena, sea conocida ampliamente por los funcionarios de los municipios, no sólo aquellos que pudieran relacionarse con personas indígenas, sino que todos los funcionarios, para una compresión más cabal del tema y en procura de atender de mejor forma a estos usuarios, Asimismo debe establecerse estrategias para que los integrantes de Organizaciones y Comunidades, puedan conocer los principales aspectos de esta Ley. Aquí importa que exista una continuidad de la comunicación, donde los conflictos que se incorporan, sean vistos como nuevas formas de comunicación en procura de clausuras operacionales adecuadas o en la producción de nuevos elementos para las supervivencias de los subsistemas participantes. Dicho conocimiento, implica difundir sus principales tópicos a través de los medios de comunicación regional, en diversos formatos, microprogramas, programas de opinión, noticias, spot. En otros ámbitos, es necesario, organizar charlas, encuentros, jornadas y todo tipo de eventos que ayuden a la difusión de este cuerpo legal. Junto con ello, lo más esencial, es que se resuelva, la brecha histórica entre las actuales generaciones y el mundo más antiguo de las distintas etnias, pues existe una distancia notable sobre los principios y fundamentos de las distintas etnias que habitan el país y la visión urbana y desconocida que los actuales integrantes de los pueblos originarios tienen sobre las bases de sus identidades y expresiones culturales mas tradicionales. Desde una marginación provocada por la visión del Estado moderno, con perspectiva unitaria, que implicó durante siglos, la existencia de una cultura única, hoy se requiere dimensionar los diversos aspectos de la diversidad étnica y cultural que contiene el territorio chileno. Un puente que se construye en base a conocimientos, costumbres, identidades, nuevos lazos que sólo el quehacer e intercambio, puedan dar para beneficio de las etnias presentes en la región de Aisén. De esta manera se puede relevar la dimensión temporal, en el sentido de considerar las operaciones del pasado, como material para el presente y el futuro, donde la historia que se seleccione recupere nuevas modalidades de las culturas indígenas y pueda recomponerse lo descompuesto, para establecer las diferencias y las distinciones en nuevos horizontes de posibilidades para el desarrollo indígena. Finalmente será adecuado que se establezcan nuevas líneas de investigación, que interroguen por subsistemas locales y la efectividad de sus políticas públicas, especialmente en temáticas relevantes hoy: mujer, discapacidad, cultura, adultos mayores. E igualmente se requiere de la creación de líneas de investigación que evalúen la implementación de programas específicos dirigidos al mundo indígena en los territorios locales, que es donde finalmente se verifica la efectividad de las políticas públicas. BIBLIOGRAFIA. BIBLIOGRAFIA DE TEXTOS. Aylwin Azócar, José. 2000. 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Gloria Cayún, Organización Antu Ñi Fotum, Junio de 2008. Entrevista, Sr. César Peralta, Municipio Cisnes, Agosto de 2008 Entrevista, Sr. Jorge Aynol, Municipio Cisnes, Agosto de 2008 Entrevista, Sra. Lucila Torres, Organización Trawulun, Agosto de 2008 Entrevista, Sr. José Gallardo, Organización Rayen Lafquen, Agosto de 2008. Entrevista, Sr. Omar Muñoz, Municipio de Coyhaique, Noviembre de 2008 Entrevista, Sr. Carlos Araneda, Municipio Coyhaique, Noviembre de 2008 Entrevista, Sr. Luis Quiniyao, Organización Rakiduamtun, Noviembre de 2008 Entrevista, Sra. María Chiguay, Organización Indígena Regional, Noviembre de 2008. Entrevista, Sra. Mirna Turra, Municipio Las Guaitecas, Enero de 2009 Entrevista, Sr. Eric González, Municipio Las Guaitecas, Enero de 2009. Entrevista, Sr. Daniel Caniullán, Organización Wuille Newen, Enero de 2009. Entrevista, Sr. Cesar Gallardo, Organización Chegual, Enero de 2009. Entrevista, Sra. Ida Díaz, Municipio Río Ibáñez, Febrero de 2009. Entrevista, Sra. Pamela Godoy, Municipio Río Ibáñez, Febrero de 2009. Entrevista, Sra. Zulema Antrillao, Organización Waiwen Mapu, Febrero de 2009. Entrevista, Sra. Beatriz Traillanca, Organización Waiwen Mapu, Febrero de 2009. 19.- Viejos y nuevos estereotipos. La frontera meridional rioplatense en tiempos de los Borbones MANDRINI, Raúl José Universidad de Buenos Aires. [email protected] Durante los últimos veinticinco años, aproximadamente, centré mis investigaciones en el análisis de la historia de las poblaciones aborígenes de las llanuras y planicies meridionales así como en las fronteras entre esas poblaciones y los asentamientos hispano criollos establecidos luego de la invasión europea al continente iniciada a fines del siglo XV. Durante estos años, se pusieron en duda los presupuestos que habían sostenido las visiones del problema dominantes durante muchas décadas –en realidad desde el momento mismo en que el estado nacional argentino decidió la ocupación militar del territorio– y se repensó desde distintas perspectivas, las historia de esas fronteras y de los pueblos aborígenes. En otros trabajos he sintetizado esas trayectorias de la antropología y de la historia (Mandrini 1993a; 1998; 2007). Con el tiempo, sin embargo, pareciera que algunos nuevos estereotipos reemplazaran a los antiguos, hoy vilipendiados. Sin embargo, más adecuados o no, estos nuevos estereotipos –algunos recuerdan a los antiguos aunque se los exprese de otro modo– siguen siendo estereotipos y en muchos casos oscurecen el análisis histórico y la comprensión y explicación de los procesos históricos analizados. Me propongo analizar esta cuestión, o al menos algunos aspectos de ella, centrando el tema en el último siglo de la dominación colonial, una época particularmente rica por las transformaciones que se operaron en ambas sociedades. Permítaseme referirme primero a un episodio particular. Un año crucial en las relaciones hispano-indígenas 1740 fue un año difícil para Buenos Aires -pequeña ciudad apenas poco más que una aldea, perdida en la inmensidad de las llanuras meridionales de los dominios españoles- y para los escasos pobladores de su entorno rural. Entre octubre y noviembre, los indígenas atacaron algunos “pagos” vecinos (Argentina. AGN 1930: 190-191), pero lo peor llegó a fines de noviembre, cuando los caciques Cacapol y su hijo Cangapol realizaron una terrible incursión para vengar una cruel matanza ordenada por el maestre de campo Juan de San Martín durante una entrada en territorio indio realizada poco antes (Argentina. AGN 1930: 193). Sin encontrar resistencia, los indígenas asolaron las tierras fronterizas, particularmente el pago de Magdalena, causando estragos en el ámbito rural y pánico en la población de la ciudad. La cuidadosa planificación del ataque y la violencia con que se realizó conmovieron a los testigos, todavía poco acostumbrados a tales situaciones. Los relatos conservados, como los del misionero jesuita Tomás Falkner (2003: 178-179) y del procurador de Cabildo, Miguel Antonio de Merlo (Copia de los Autos 1740), recuerdan aquellos dramáticos episodios y nos permiten conocer algunos detalles. La cantidad de atacantes, alrededor de un millar, fue realmente alta si tenemos en cuenta la baja densidad de población de la llanura y sólo una alianza de diferentes grupos, como allí se menciona, la hacía posible. Ese dato está indicando que esos jefes -Cacapol en este caso- poseían una autoridad y una capacidad de movilizar guerreros que excedía los límites de una banda o una tribu. La cantidad de víctimas y el botín obtenido, cautivos y animales, fueron considerables. Las noticias corrieron con rapidez por la ciudad cuya población entró en pánico y se temió que los indígenas la asaltaran, pero los caciques prefirieron retirarse con el botín conseguido, sin que las fuerzas españolas pudieran hacer algo. El ataque mostró la debilidad del sistema defensivo y su recuerdo perduró en el tiempo (Argentina. AGN 1930: 259, 264). El carácter de las relaciones fronterizas Estos brotes de violencia se habían iniciado poco antes, a mediados de la década de 1730, y se repitieron en las décadas siguientes, hasta mediados de la de 1780, alternando con momento de relativa paz. Pese a estos intervalos pacíficos, la amenaza indígena fue un problema siempre presente que las autoridades coloniales debieron enfrentar. Por otro lado, los momentos de conflicto abierto no interrumpieron totalmente los lazos entre ambas sociedades, especialmente el comercio. En efecto, durante esos años los momentos de extrema violencia –ataques que los jefes indígenas organizaban como respuesta a los que consideraban agresiones o abusos de los españoles, o campañas de represalia encaradas por el gobierno colonial– alternaron con momentos de relativa paz y, recién a partir de 1784-1785, se pudo articular un sistema defensivo capaz de asegurar las relaciones pacíficas con los indígenas meridionales y que perduró hasta fines de la primera década revolucionaria (Mandrini 1993b). Por otro lado, y de allí el impacto que tuvo el episodio, la escalada de violencia iniciada hacia 1740 carecía de antecedentes en el Río de la Plata donde las reducidas necesidades de su temprana población no impulsaron una ocupación importante del espacio ni generaron conflictos de consideración con las poblaciones indígenas que vivían en las llanuras vecinas (González Lebrero 2002: 152-163). A diferencia de los que ocurría en otras fronteras coloniales –el norte de Nueva España, el oriente andino y la Araucanía, en el centro-sur de Chile– ambas poblaciones parecieron ignorarse y las relaciones entre ellas fueron escasas y relativamente pacíficas. La amplitud del territorio, la baja densidad de la población nativa y española, y la abundancia de ganados asalvajados permitieron a ambas sociedades coexistir sin mayores conflictos. Un análisis aun superficial de estos episodios muestra que algunas afirmaciones defendidas durante mucho tiempo por los historiadores deben ser profundamente revisadas. Influenciados por el nacionalismo decimonónico, los viejos historiadores –y algunos no tan viejos– sólo consideraban a la frontera como un límite, como una línea que separaba mundos o espacios diferentes y opuestos –“nosotros” de los “otros” – cuyas relaciones se caracterizaban por la competencia, el conflicto y la violencia. En consecuencia, la historia de la frontera se redujo al análisis de la guerra contra los indígenas y a la ocupación final de sus tierras. Obviamente, guerra y violencia estuvieron presentes en las fronteras, pero la conmoción que provocaron los hechos de 1740 sugiere más bien que tales situaciones no eran tan comunes. Por el contrario, la guerra sólo fue significativa en algunos momentos, aunque cierto grado de violencia estuviera siempre presente en la vida fronteriza. Esta situación también indica que las relaciones en los hispano-criollos y los pueblos nativos que vivían más allá de la frontera – los “salvajes” o “bárbaros”, como se los consideraba en la época– eran mucho más complejas, involucraban a todas las instancias de la vida social y se transformaron a lo largo del período colonial. Así, junto a la situación del mundo colonial, será necesario considerar en la historia de la frontera, la situación de los pueblos aborígenes, los cambios que experimentaron y el papel que esos pueblos y sus jefes jugaron en la determinación de las políticas fronterizas. Con estas cuestiones en mente, intentaremos acercarnos a la historia de las fronteras pampeanas durante la última etapa de la época colonial. Podemos ahora, en principio, intentar una periodización de la historia de esa frontera colonial que no esté subordinada a lo que sucedía en el mundo colonial. Reconocemos en ella al menos tres períodos: los contactos tempranos (c. 1580 a 1730); la intensificación de los contactos entre ambas sociedades expresada tanto en el incremento de los conflictos como en el fortalecimiento de relaciones pacíficas (c. 1730 a 1785); la estabilización de relaciones de paz a lo largo de la frontera (c. 1785 a 1820). La visión tradicional de las fronteras y el mundo indígena Pareciera innecesario referirme aquí, una vez más, a esta cuestión, pero no considero reiterativo hacerlo. Tuve, y tengo todavía, que confrontar con esa visión y con sus sostenedores: aunque rechazadas por los investigadores dedicados al tema, esas posturas reaparecen regularmente en medios académicos, entre muchos historiadores aficionados, y dominan el imaginario colectivo. La fuerte tendencia a reducir la historia fronteriza a la guerra contra los aborígenes, una guerra percibida como cruzada civilizadora, es sólo un aspecto de esa postura. En general, los historiadores argentinos no consideraron ningún otro tipo de relaciones entre aborígenes y europeos, fueran económicas, sociales, políticas o culturales y, por supuesto, no intentaron siquiera comprender a la sociedad indígena misma. El rico proceso histórico que se desarrolló en el mundo indígena pampeano fue virtualmente ignorado, como en algunos casos la sociedad indígena misma. Algunos de estas ideas penetraron incluso en historiadores alejados, en otros aspectos, de esa historiografía tradicional. Los historiadores, y en general también los viejos etnólogos, vieron asimismo a los grupos aborígenes como sociedades muy simples en su organización y funcionamiento. Así, por ejemplo, consideraron a su economía simplemente como depredatoria, basada en la caza y recolección; los calificaron como bandas nómades, y vieron a sus territorios como verdaderas barreras que separaban a los distintos espacios del mundo hispano criollo. Estos supuestos, formulados en términos menos agresivos y degradantes, sobreviven entre muchos historiadores, y algunos antropólogos, y reaparecen incluso en obras recientes, pese a la significativa producción historiográfica y antropológica del las últimas décadas. Los nuevos desarrollos Estas perspectivas históricas comenzaron a cambiar durante las últimas tres décadas. Hoy, por un lado, y más allá de diferencias individuales, un número importante de historiadores tiende a considerar las fronteras como un “espacio social”, una zona de contacto entre al menos dos sociedades distintas donde se operan procesos históricos específicos. Por otra parte, algunos historiadores, como en mi caso, hemos tenido un creciente interés en las sociedades indígenas, en su historia, su organización y su funcionamiento. Además, aprendimos que los pueblos aborígenes cambiaron profundamente después de la llegada de los invasores europeos y que estos cambios afectaron todos los niveles o instancias de la vida social indígena. El análisis puntual de todos estos avances, excede el espacio de que dispongo y, por otro lado, en buena medida los avances realizados pueden rastrearse en un buen número de publicaciones. Por eso, sólo voy a puntualizar algunos aspectos que estimo importantes, considerando principalmente aquellos vinculados a las sociedades aborígenes. Reconsideración de la economía indígena Sabemos ahora que la economía indígena fue muy compleja, diversificada y especializada en la obtención y/o producción de bienes para el intercambio. Así, por ejemplo, en la segunda mitad del siglo XVIII, los aborígenes que vivían en el sur de Buenos Aires habían desarrollado una importante actividad pastoril que muy pronto alcanzó un alto grado de especialización. Este núcleo pastoril estaba localizado entre las sierras de Tandil y Ventana, una zona –aún hoy– con abundante agua y pastos; hacia fines de ese siglo se había transformado en un proveedor privilegiado de ganado para los circuitos comerciales que se dirigían hacia el oeste. Pero, como ocurre en este tipo de sociedades, un núcleo pastoril con esas características necesita para sobrevivir garantizar el acceso a otros bienes, especialmente productos agrícolas y manufactures que eran producidas principalmente en el mundo hispano criollo. El incremento de los intercambios con Buenos Aires fue una respuesta a esta demanda (Mandrini 1991; 1993; 2001; 2006; Ortelli 2003) Podemos así sostener que las sociedades indígenas jugaron un importante papel en la formación de los principales circuitos comerciales americanos; por medio del comercio, esas sociedades integraron sus economías a aquéllas del mundo colonial y contribuyeron a articular distintos espacios coloniales americanos. En el extremo meridional del imperio español, una extensa red de caminos y un complejo sistema de intercambios comerciales vinculó a las poblaciones aborígenes de las pampas, Patagonia, la Cordillera y la Araucanía entre si y con los espacios coloniales del Río de la Plata, Cuyo y Chile, sus respectivos hinterlands e indirectamente con los grandes centros del comercio del Atlántico y el Pacífico (Mandrini 1993; Pinto Rodríguez 1996) La intensificación de esos intercambios comerciales entre 1750 y 1820, aproximadamente, fue exitosa pues beneficiaba tanto a los grupos indígenas como a la sociedad colonial. Los aborígenes como actores en la vida fronteriza Aprendimos en estos años que los pueblos aborígenes fueron realmente participantes activos, o actores, de su propia historia. La historiografía tradicional, y alguna no tan tradicional, los consideró como pueblos “pasivos” y acostumbró atribuir las decisiones y las políticas fronterizas a la acción, buena o mala, de las instituciones y funcionarios coloniales, especialmente cuando eran exitosas. Conforme a esta perspectiva, los pueblos aborígenes, cuya economía era considerada dependiente, por definición, para su supervivencia, debieron ajustar sus decisiones y comportamientos a aquellos impuestos por el estado colonial. Ese enfoque, muy simplista, no se ajusta empero a la información documental. Sabemos, en efecto, que los principales caciques tomaban sus propias decisiones y que jugaron un papel significativo en la definición de las políticas fronterizas. A veces incluso, imponían límites y confrontaban con éxito las iniciativas del gobierno colonial que objetaban; en otras ocasiones, demostrando al mismo tiempo fuerza y habilidad diplomáticas, tomaban la iniciativa para imponer políticas que consideraban convenientes (Weber 2005: 9-11) Así, por ejemplo, la historiografía argentina atribuyó la paz alcanzada a fines del siglo XVIII a la exitosa política de fronteras llevada a cabo por los virreyes Vértiz y Loreto. Sin embargo, los jefes indígenas tuvieron mucho que ver en el establecimiento de esas relaciones pacíficas: uno de los propósitos de los ataques realizados a comienzos de la década de 1780 fue justamente presionar al gobierno colonial para firmar tratados de paz que beneficiaban, especialmente a los grandes caciques, con el comercio, los regalos y el reconocimiento y apoyo que recibían (Crivelli Montero 1991; Coluhuanque 1780). Años después, en 1822, Pedro Andrés García afrontó momentos difíciles ante las fuertes demandas comerciales presentadas por los caciques (García 1836: 95-96). Otra vía de acceso a bienes foráneos la constituía el botín producido por los ataques a asentamientos fronterizos o a las partidas comerciales que circulaban cerca de las fronteras, especialmente por el Camino Real que iba de Buenos Aires a Mendoza; estos ataques proporcionaban a los caciques un rico botín que incluía vino y licores, manufacturas europeos como armas y ropas y cautivos (Villar y Jiménez 2000: 698; Alamano y Carlón 2009: 28-29). Por último, también podían ser obtenidos como regalos efectuados por las autoridades coloniales o como rescate por la liberación de cautivos hispano-criollos obtenidos en las incursiones fronterizas o malones. Otros buenos ejemplos de encuentran durante el desarrollo de los conflictos y luchas internas en el mundo indígena, que se incrementaron durante las últimas décadas del siglo XVIII y llevaron a un largo y cruento ciclo de guerras. Esas guerras estaban asociadas a antiguas rivalidades étnicas, como las que enfrentaban a pehuenches y huilliches, y a la creciente competencia por tierras, animales y rutas de comercio. En el transcurso del conflicto algunos caciques pehuenches aprovecharon y manipularon la amistad con las autoridades españolas para obtener hombres, armas y ayuda en sus guerras contra los huilliches, sus antiguos rivales étnicos (Villar y Jiménez 2003; Mandrini y Ortelli 2002: 246250; Jiménez 2006) En este caso, esos jefes aprovecharon la política de los funcionarios coloniales que alentaban los conflictos entre distintos grupos indígenas a fin de reducir la violencia a lo largo de la frontera. Sentimos así que, en algunos momentos, parecen ser los jefes indígenas quienes establecen la “agenda” en la frontera. En este punto coincido con Kathleen Du Val (2006: 5-6) cuando analiza la situación de los grupos que vivían en el valle central del río Arkansas para esa misma época. Du Val, quien ve en el enfoque tradicional un uso abusivo de la teoría de la dependencia, considera que los indígenas no eran tan dependientes y que usaron diferentes estrategias para confrontar con el mundo colonial: reacomodaron sus propias estructuras económicas y sociales, adoptaron selectivamente bienes, prácticas e ideas del “otro”, y las resignificaron en el contexto de su propia cultura. Recuérdese, por ejemplo, la transformación de las ceremonias de Semana Santa entre los Rarámuri (Merrill 1983; Weber 2005: 128) Historia y comparaciones: las otras fronteras Por último, y me parece relevante, algunos de estos procesos parecen haber tenido similitud con los que ocurría en otros espacios fronterizos, a pesar de las especificidades que cada uno de ellos presenta. Considero especialmente, los casos de la Araucanía, el borde oriental de la cordillera andina y la llanura vecinas de los ríos Amazonas, alto Paraná y Paraguay, y las tierras del norte de Nueva España y grandes planicies centrales de América del norte. Así, por ejemplo, el violento ataque que Cacapol y Cangapol a los distritos rurales de Buenos Aires en 1740, ya mencionado, nos recuerda el ataque comanche contra la misión de San Sabá, en Texas, pocos años más tarde, en 1758 (John 1953; 1996 [1975]: 297303; Simpson 1959). En ambos caso, el alto número de atacantes –al menos cerca de un millar–, la planificación de la campaña y la violencia y facilidad con que se realizó, demostraron la fragilidad de los sistemas defensivos españoles; pero estas características indican también la fuerza y autoridad de los caciques que organizaron los ataques y su capacidad para movilizar un gran número de guerreros y dirigir y importante alianza de distintos grupos étnicos. Pero, si analizamos con más cuidado estos episodios, veremos que, al igual que en el sur, los comanches y sus aliados controlaban extensas redes comerciales que articulaban distintos espacios económicos. De modo similar, a lo largo de los grandes ríos navegables del Chaco y la Amazonia, amplias redes comerciales conectaban el espacio andino colonial con los asentamientos colonias del Atlántico, incluyendo las colonias portuguesas del Brasil. En ambas áreas, las comunidades indígenas ribereñas, así como las misiones situadas en los bordes de los Andes orientales, fueron fundamentales en el funcionamiento de esas redes comerciales. Los desplazamientos e intercambios a lo largo de los grandes ríos fueron importantes desde tiempos prehispánicos, como lo muestras la arqueología y las fuentes españolas más tempranas (Palermo 1986: 167-170; Santamaría 1993: 51-61; Teruel y Santamaría 1994: 48-81). En el norte del Paraguay, por otra parte, el análisis de las llamadas guerras guaycurúes de mediados del siglo XVIII, revela las complejas relaciones establecidas en esa frontera entre los hacendados españoles, los mineros portugueses que explotaban el oro de Guayra y las comunidades payaguá y mbayá, ambas de lengua guaycurú, aliadas a españoles y portugueses respectivamente. Hacendados, mineros y aborígenes encontraron en esa guerra –formalmente un conflicto entre comunidades nativas– el modo de realizar de modo encubierto un comercio de oro por ganado, prohibido por ambas monarquías (Santamaría 1992: 121-148; 1993). También en el norte de Nueva España y en los grandes planicies de América del norte, las sociedades indígenas jugaron un papel relevante, aunque aquí la situación fue más compleja: por un lado, la movilidad de los grupos indígenas fue mayor, especialmente hacia el sur y el oeste; por otro, debido a la presencia de otros rivales imperiales como Francia e Inglaterra y, más tarde, de los Estados Unidos (John 1996 [1975]; Weber 1992). En ese contexto, desde 1750 y durante casi un siglo, los comanches construyeron un extensa unidad cultural, económica y política que involucró a otras comunidades nativas – kiowas, pawnes, kansas, iowas, wichitas, apaches occidentales y pueblo, principalmente– y mantuvo relaciones con varios asentamientos europeos –españoles de Nuevo México; franceses e ingleses y luego angloamericanos en el Mississippi. Una situación similar vivían por entonces los grupos que poblaban el valle del Arkansas (Hämäläinen 1998; 2008; Du Val 2006). En ese contexto, los comanches –el pueblo dominante en el Sudoeste– manipulaban y aprovechaban en su beneficio las relaciones con los asentamientos coloniales de Nuevo México, Texas, Luisiana y el norte de México. La comunidades del valle del Arkansas, por su parte, eran las que, con frecuencia, determinaban el carácter de las relaciones interculturales con sus vecinos europeos y Du Val rechaza explícitamente la posibilidad de aplicar en este territorio de concepto de “Middle Ground” elaborado por Richard White y, sin negar la validez del mismo para otros casos, prefiere el de “Native Ground”, un espacio donde los pueblos nativos mantuvieron su independencia e identidad y fueron capaces de tomar sus propias decisiones (Hämäläinen 2008: 2; Du Val 2006: 4-5). En muchos aspectos, esas situaciones me recuerdan lo que ocurría en algunos momentos en las pampas y las tierras vecinas. Ese concepto de “Middle Ground”, sin duda valioso, ha sido adoptado y utilizado profusamente por muchos historiadores y etnohistoriadores argentinos, específicamente para el caso pampeano patagónico. Frente a la información empírica de que disponemos, me pregunto si ese uso no es, a veces, abusivo y sino estamos creando un nuevo estereotipo. Conclusiones El innegable avance de nuestros conocimientos durante las últimas décadas nos permite, como vimos, cuestionar algunos estereotipos sobre el tema, pero también abrió otras cuestiones que deberemos considerar en el futuro. Entre ellas, es necesario primero definir claramente el carácter de las relaciones fronterizas y de los cambios que se operaron en los espacios de frontera. En segundo término deberemos analizar con más profundidad el impacto que esas relaciones tuvieron sobre ambas sociedades. Finalmente, necesitamos definir una cronología y una periodización más adecuadas para poder construir una historia fronteriza a partir de la especificidad de los procesos que en ellas se operaron. Tenemos preguntas, pero faltan aún muchas respuestas. Bibliografía citada Alemano, M. 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Este proceso ha sido abordado creemos desde perspectivas generalistas, intentando dar cuenta de un proceso relativamente homogéneo en cuanto a su dinámica (destacando en ello la dimensión sacrificial del fenómeno para las familias protagonistas), donde los episodios de violencia han sido sino sublimados, al menos condensados en sólo un gran evento que sintetiza la gesta colonizadora: los sucesos del lago Buenos Aires. Otros episodios como homicidios, violencia contra las mujeres y niños, hechos derivados de las huelgas obreras de Santa Cruz, y en particular el bandolerismo han sido mencionados marginalmente en los relatos historiográficos, como hechos anecdóticos para graficar las crudas condiciones de vida y desarrollo social de la época. Por nuestra parte consideramos necesaria la aproximación a estos fenómenos marginados por la historiografía, aunque tal vez no marginales al proceso histórico del poblamiento de principios del siglo XX en Aysén. Necesaria por cuanto permitirán comprender de mejor forma el cuadro sociocultural de aquella época, y por qué no decirlo, los procesos posteriores. Por ello este trabajo se propone abordar un episodio particular de la historia patagónica –la persecución de un grupo de bandoleros norteamericanos-, pero desde la perspectiva de un oficial de los antiguos carabineros del Ejército de Chile, el Cuerpo de Carabineros, hacia principios de la segunda década del siglo pasado. Intentaremos, a través del análisis de un documento inédito que describe la campaña de persecución llevada adelante por un piquete de carabineros, abordar el contexto social de la época, con los abusos a pobladores chilenos por parte de la Fronteriza, el rol algo ambiguo de las compañías ganaderas, las dinámicas de solidaridad entre los mismos pobladores y también la presencia del estado chileno en un área que desconocía todavía. Antecedentes de la presencia policial en Aysén Se ha sostenido hasta nuestros días, tanto por los estudiosos296 como por la misma Institución de Carabineros de Chile (sucesora legal, a partir de 1927 del Cuerpo de Carabineros del Ejército), que la presencia policial en lo que actualmente corresponde a la región de Aysén se inició en el año 1913. En efecto, cuando en la Estancia Baker “… se produjo un crimen de mucha resonancia, pues se trató del homicidio del contador de la Sociedad Ganadera, como no existía un policía en más de 500 kilómetros a la redonda se hicieron las gestiones para que 296 Araya, Baldo (1979): “Crónicas de Coyhaique en sus Bodas de Oro”. Pág. 114; “El Gran Reportaje de Aisén” (1998). Pág. 292. Véase a también el documento “Carpeta con antecedentes históricos de la XI Región de Aysén, del General Carlos Ibáñez del Campo”. a Carabineros de Chile XI Zona Aysén Prefectura Aysén N R 27. Año 2002, investigación realizada a pedido de la Jefatura de la Institución, donde se repite la misma información. concurriese personal policial del norte del país a realizar la investigación del caso (...) Se envió al Sargento de carabineros Domingo Zambrano Chávez con la misión de resolver el hecho de sangre.”297 Este episodio es el que ha permitido afirmar hasta ahora que serían el Sargento Zambrano Chávez, junto a un subalterno los primeros representantes de la institución policial en lo que más tarde será el Territorio de Aysén. Sin embargo el Informe Policial que hemos encontrado en el Archivo Nacional de Chile, fechado el 13 de enero de 1912 y cuya autoría corresponde al entonces Alférez Julio Ivars de Gayá, nos permite concluir que la presencia policial es anterior, específicamente fines del año 1911, fecha en que se hacen presente los primeros efectivos de la policía chilena en el área. En esa ocasión, un destacamento de 19 integrantes del Cuerpo de Carabineros, pertenecientes a IV Grupo, con asiento en Puerto Montt, llegó a Puerto Chacabuco298 en la Escampavía “Yelcho” con la misión de internarse en el territorio hasta llegar al río Baker299, usando como vía de penetración el río Aysén, con el objetivo de perseguir un grupo de bandoleros norteamericanos que asolaban con su fechorías varios lugares del país vecino, entre ellos el Territorio del Chubut. Así, la presencia de estos bandoleros va a ser la causa de la llegada de una fuerza policial a la cuenca del río Aysén y sus alrededores. La primeras noticias oficiales que tuvieron las autoridades chilenas, de la presencia de estos bandoleros norteamericanos, uno de los cuales resultó ser argentino, data de julio de 1911, ocasión en la cual el Capitán Comandante del Escuadrón del Cuerpo de Carabineros, Sr. Salas, indica al intendente de Puerto Montt de ese entonces que: “Se habla de una partida de bandoleros yanquis, que merodean por esos lados; pero datos concretos no se tienen”300. Con el transcurrir de los meses la situación se hizo más difícil, dado que los delincuentes ampliaron su radio de acción, lo que llevó a Mateo Gebhard, Mayor de la Policía Argentina de la Frontera, más conocida como “La Fronteriza”301, a comunicar a las autoridades de nuestro país que los malhechores habían cruzado a Chile, en dirección al Pacífico, solicitando además apoyo para su persecución en el territorio nacional. Este intercambio de información, entre las autoridades policiales de ambos países, ya se había producido cuando Adrián del Busto, Jefe de la Policía Fronteriza de Bariloche, en conjunto con un destacamento del Cuerpo de Carabineros habían perseguido un grupo de bandidos en el sector de Cochamó302, en la primera mitad del año 1911. La internación de los bandoleros en dirección al oeste, llevó a la Dirección del Cuerpo de Carabineros a telegrafiar al III Grupo del Escuadrón Puerto Montt, ordenando que una 297 “Carpeta con antecedentes históricos…”, p. 4. La bahía fue bautizada por el capitán Enrique Simpson el 05 de marzo de 1870. Es importante destacar que en 1911 no había población establecida en ese lugar. 299 50 El parte oficial, N° 395, fechado en Puerto Montt el 25 de noviembre de 1911, señala “… hoi, a las 4 A.M. en cumplimiento a lo dispuesto por la superioridad, zarpó a bordo de la Escampavía Yelcho el Alférez Julio Ivars de Gayá con 17 hombres a cumplir la comisión de perseguir el bandidaje en Rio Backer” 300 Oficio N° 251, del 27 de julio de 1911. Del Comandante Salas al Intendente de la provincia de Llanquihue. 301 Gavirati, 2005; Maggiori, 2004. 302 Trasmitir esta información es la causa principal del Oficio aludido en la nota anterior 298 fuerza expedicionaria partiera desde dicha ciudad, por vía marítima -la única vía posibleen dirección al sur. El alférez Julio Ivars de Gayá Hasta antes de la ubicación del documento motivo de este trabajo, el Alférez Ivars de Gayá era casi un desconocido para la Historia de Aysén. Solo una alusión a él se encuentra en la obra del ingeniero Pomar, quien cita el Informe del subdelegado de Río Simpson, con fecha 31 de enero de 1922, enviado al intendente de Llanquihue, en el cual señala que el 21 de enero del mismo año se habían producido “sucesos subversivos” en la estancia Río Frías de la Sociedad Ganadera Río Cisnes, lo que había obligado al traslado al lugar de los hechos de “Fuerzas venidas de Puerto Montt al mando del capitán de carabineros D. Julio Ivars”303 Llama la atención que este personaje de la historia aysenina, de aparente rol secundario, no haya nacido en Chile. De acuerdo a la información contenida en una importante página de genealogía304, nació en Alcoy, ciudad española de la Comunidad valenciana, el 29 de febrero de 1884. Desconocemos cómo y por qué se trasladó a Chile, pero sabemos que se incorporó al Cuerpo de Carabineros y alcanzó un importante grado en dicha institución. Falleció en Puerto Montt el 19 de marzo de 1930. En dicha ciudad formó su familia con una descendiente de colonos alemanes con la cual tuvieron cuatro hijos. Su labor como carabinero del Ejército la ejerció siempre en Puerto Montt, desde donde habría salido en más de una comisión de servicios hacia territorio aysenino. Creemos que su relación con Aysén recién empieza a descubrirse. 303 Pomar, José (1923): “La concesión del Aisén y del valle Simpson. Notas y recuerdos de un viaje de inspección en Mayo y Junio de 1920” Pág. 106. 304 http://www.genealog.cl/Alemanes/M/Mechsner/. Sitio visitado el 19 de noviembre de 2010. Primera página del Parte Policial del Alferez Ivars de Gayá La Fuerza expedicionaria del Alférez Ivars. Participación de ella en la persecución de los bandoleros norteamericanos y su visión de la “realidad aysenina” de 1911-12. Con la partida de la tropa expedicionaria el 25 de noviembre de 1911, al mando del Alférez Julio Ivars de Gayá y compuesta por 18 personas a los que se sumaría un efectivo más en Chiloé; se produce una nueva colaboración entre las policías chilena y argentina, en un esfuerzo conjunto por combatir y neutralizar el bandolerismo en este sector de la Patagonia. La llegada del contingente al pequeño puerto Chacabuco ocurrió dos días después, sin novedad. Allí tuvieron la suerte de embarcarse en un pequeño vapor, propiedad de la “Compañía Industrial de Rio Aysen”, según versa el parte, embarcación que los llevaría a Puerto Dun. El 29 de noviembre comenzó el traslado al interior y con él las dificultades. En efecto, mientras que el equipamiento de la tropa fue llevado en carreta, ésta debió iniciar la internación a pie, siguiendo el camino que bordeaba el río Aysén. Desde las instalaciones de Coyhaique, se había despachado una caballada facilitada por Augusto Macphail, administrador de la Sociedad Industrial del Aysén. El encuentro con los caballos se produjo al día siguiente logrando así llegar con más rapidez al valle del río Coyhaique. Una vez en este lugar el oficial a cargo tuvo más información de los individuos que buscaban y de algunos de los delitos de los cuales se les acusaban: “Se practicaron averiguaciones acerca de los bandoleros norteamericanos y se supo que eran tres individuos Wilson, Yvans y Gibon, éste último de nacionalidad argentina, estos habían robado hacía pocos días treinta caballos más ó menos á la ‘Sociedad Pastoril Rio Frias’ y que perseguidos por la policia Argentina, huyeron hacia el sur en dirección al Valle de Backer.”305 En el parte, el Comandante de la Expedición señala que de los tres bandidos, solo dos continuaban en dirección al sur, ya que Gibon habría decidido dirigirse al este donde tenía su familia. Ivars agrega a renglón seguido haberse enterado en el mismo “Coihaique” que Carlos F. Von Flack, que acompañaba al grupo de Carabineros desde Puerto Montt con dirección al Baker pues decía ser dueño de los terrenos y animales de dicho territorio, “…se encontraba perseguido por la Policia Argentina, por estafa, robo de animales, y atentado contra la vida de unos pobladores en el Valle de Backer.”306 Este antecedente resulta de gran interés para la historia de Aysén, por cuanto Von Flack es un personaje profusamente citado por protagonizar hechos de violencia y abuso en distintos momentos de las primeras dos décadas del s. XX307; siempre atribuidos a su propia voluntad o empresa. Pero debemos decir que llama la atención que, de acuerdo a la redacción del documento, la policía argentina lo persiguiera por lo sucedido en territorio chileno: “atentado contra la vida de unos pobladores en el valle del Baker”, mientras que los integrantes del Cuerpo de Carabineros ignoraran algo que era, al parecer ampliamente conocido en Argentina. ¿Qué relaciones tenía Von Flack con las autoridades nacionales, que le permitían movilizarse junto a tropa oficial chilena? ¿Es esta relativa cercanía con la autoridad militar la que le permitía utilizar como estrategia hacerse pasar por militar él mismo para amedrentar a los pobladores como relata Pomar en su libro? Son preguntas que surgen a raíz de lo consignado en el documento analizado. Pero retornemos al parte policial. Con el objeto de unir sus fuerzas y de contactarse con el jefe máximo de la Fronteriza, Carabineros se desplazó al Chubut, a las inmediaciones del lugar donde se ubicaba el establecimiento del comerciante Emilio Layauté Pierre308. En el trayecto el Comandante Ivars procuraba recoger información de la situación de las personas por los lugares donde pasaba: “En algunas de las informaciones recojidas, descollaban protestas de los chilenos residentes en la Frontera contra la Policia Argentina por atropellos castigos y aprehensiones hechas en territorio chileno por dicha Policia. En la Estancia de Rio Aysen, que dista como 20 leguas más ó menos del limite divisorio, la Policia Argentina ha efectuado hace poco tiempo aprehensiones allanando las casas. En Rio-Huemul (Chile) la Policia Argentina, ha sacado á un tal Foisich enfermo de la cama y ha sido castigado y preso, según informaciones de su esposa” 309, 310 En este párrafo es posible apreciar la posición adoptada por la principal empresa ganadera del área, la Sociedad Industrial del Aisen frente a la acción de la policía argentina. Ivars 305 Ivars de Gayá, Julio, Parte Policial, p. 2. Ivars de Gayá, Julio, Doc. Cit., p. 3. La participación de Carlos Von Flack en la historia aysenina no es de los más encomiable: Es el responsable de la expulsión de pobladores mapuche –huilliches del sector de Balmaceda, intimidación de pobladores, participación en los lamentables sucesos de Chile Chico en el año 1918, etc. 308 Comerciante de origen francés que se estableció en el curso medio del río Mayo en el año 1896. Aguado, Alejandro: La colonización del Oeste de la Patagonia Central, p. 46 a 49. 309 De acuerdo a la información que conocemos, el personaje es Eduardo Foitzick. Según Pomar, Foitzick se estableció en el Huemul en 1909, 1910 o 1911. Su llegada, si ocurrió en cualquiera de los años indicados lo convertiría en el primer representante de esa familia que se estableció en Aysén. Su esposa fue Doralisa Vásquez. 310 Ivars de Gayá, Julio: Loc. Cit. 306 307 indica que dicha policía habría incursionado en territorio chileno hasta “20 leguas” (100 km) para realizar sus batidas. ¿Estos allanamientos habrán sido con el permiso de la empresa?, ¿a solicitud de ésta? No se debe olvidar que esta compañía poseía también intereses en el lado argentino de la frontera. Dar facilidades para que un cuerpo policial – extranjero en este caso, a falta de uno chileno- realizara funciones represivas y de control de la población trabajadora y los colonos libres, permitiría generar un clima de relativa seguridad para los intereses de dicha empresa. El piquete al mando de Ivars llega el 04 de diciembre al boliche Loyaute, con la esperanza de reunirse con las tropas argentinas, pero la información proporcionada por un gendarme de la Fronteriza no resultó alentadora: el grueso de la tropa no estaba en ese lugar sino en el “Valle Coslowsky”311. Debiendo superar la falta de caballos los integrantes del Cuerpo de Carabineros se trasladaron a dicho valle, donde confirmaron nuevamente las denuncias de abusos de la Fronteriza hacia pobladores chilenos. De hecho los mismos carabineros fueron testigos que varios chilenos eran conducidos por territorio argentino, en calidad de reos; todos habrían sido detenidos en territorio chileno, incluso en lugares ubicados a varias leguas de la frontera. Se los acusaba de diversos delitos, según indagó Ivars, entre ellos de encubridores de los bandoleros norteamericanos. Es en este lugar donde el Alférez Ivars se entera que los bandoleros Wilson e Yvans no se encontraban ya en el Backer –si es que allí estuvieron en algún momento- y que posiblemente, después de haber dado vuelta al lago Buenos Aires se habrían dirigido al río Huemul. Esto le obligó a dividir su tropa en tres grupos para rastrear su presencia en el mencionado río. A su vez, el encargado de la tropa apostada en Huemules, le informó que el Mayor Gebhard se había dirigido al Deseado en persecución de Gibon. Aquí ocurre un hecho interesante: la Fronteriza identifica entre la tropa chilena a Von Flack, que seguía acompañando a los Carabineros, siendo aprehendido de inmediato. Después de recorrer infructuosamente el valle Huemules, encontrando nada más que un espacio geográfico sin pobladores; y otros sectores que incluían territorio chileno y argentino, la fuerza expedicionaria chilena se reunió en la “casa Lumberg”312, donde el 09 de diciembre, recibió información que el Sargento de la Fronteriza que se encontraba en el valle Koslowsky, por orden del Mayor Gebhard, debía dirigirse al norte, a la zona de Río Pico donde habían sido vistos los norteamericanos. Frente a esto el Alférez Ivars decidió acompañar a la Fronteriza en su desplazamiento hacia ese lugar, uniéndose a las fuerzas de la policía argentina para lo cual, junto a su tropa debió regresar a Río Mayo, a la casa del comerciante Loyaute. En ese lugar, se repitieron los problemas ocasionados por la falta de caballos para el traslado de los Carabineros. Si bien la Fronteriza disponía de una importante tropilla (reunida por diversos medios), no estuvo dispuesto el gendarme a cargo, de facilitar animales para la tropa chilena, argumentando por último que los animales debían descansar todavía. Una vez allí, el jefe de los Carabineros era partidario de continuar lo más pronto posible en dirección al lugar donde se encontraban los delincuentes. Entre las razones por las cuales el oficial a cargo de las tropas chilenas desea partir cuanto antes al norte se encontraban: 311 En Argentina se llamaba así al Valle del río Huemules; actualmente en Chile, los pobladores llaman Huemules a un afluente que se une al río Simpson en el sector de Villa El Blanco, pero también en las primeras décadas del siglo XX se denominó de esa manera al río Simpson hasta la confluencia con el río Coyhaique. 312 F. Olof Lundberg, extranjero de origen finlandés, se definía como “propietario de un fundo en Río Huemul”, en su solicitud de permiso para cargar armas, que data del año 1914. Vivía en el sector conocido actualmente con el nombre de Balmaceda. “…que Río – Pico estaba lejos, tenía poco tiempo y también para evitar que los carabineros al reunirse con la Policia, bebieran, pues en la anterior pudo observar el Alferez Ivars que individuos de la Policia Argentina se embriagaron y tropezaban con las carpas en las que dormían tranquilos todos los Carabineros. Como á las 6 A. M. del 10 de Diciembre salieron solos los Carabineros…”313 Después de conseguir los animales necesarios para el traslado entre los pobladores del área, se desplazaron en dirección a Río Pico, camino que hicieron por etapas. Para lo anterior contaron con el apoyo de un conocedor del sector, un chileno de apellido Solís. También se recurrió a la estrategia de disfrazar de paisanos a dos integrantes de la tropa y enviarlos delante del resto de los Carabineros con el objetivo de conseguir más información. Finalmente al llegar al lugar indicado, el 12 de diciembre, se enteraron que el 09 del mismo mes los dos norteamericanos habían caído muertos en un enfrentamiento con el destacamento de la Fronteriza de Zúnica y que en la refriega también había fallecido un chileno integrante de la Gendarmería argentina: “Despues de haber adquirido estas noticias procedió el Alferez Ivars a averiguar si existían mas individuos que formaran parte de los capturados por la Policia y persuadido de que no habian más resolvió regresar. En las jornadas de regreso se ocupaba el Alferez, en adquirir informaciones jenerales y devolvia al mismo tiempo los caballos que le habian prestado”314 Es interesante destacar que la búsqueda de información acerca de la realidad de la población ubicada en los territorios recorridos por el oficial Ivars fue algo permanente y así lo consigna en su Informe: “De paso por algunas casas, tuvieron ocasión de saber por padres de familia que tienen hijos no legalizados por falta de facilidades y que en la Argentina, no los querian tampoco legalizar diciendo no les correspondía. En las defunciones ocurre lo mismo que en los nacimientos y aun los matrimonios, todo esto ocurre sin legalizarse de ninguna forma. No sucede esto con el registro de ganado, guias, marcas, etc., en este caso los habitantes que viven en Chile en la frontera (chilenos) la Policia exije el cumplimiento de las leyes para estos casos. El valor de registro de marcas es de $ 230? moneda argentina, para el ganado vacuno, el ganado caballar y el ovejuno los valores son mas bajos”315 Es interesante analizar que a la población de origen chileno radicada en territorio argentino, y con mayor razón los que están en el espacio físico chileno no les estaba permitido legalizar sus matrimonios, el nacimiento de sus hijos, las defunciones, frente a autoridades argentinas, pero curiosamente las mismas autoridades eran rigurosas en velar por el cumplimiento de las leyes en relación al registro del ganado, las guías y las marcas, las cuales eran exigidas incluso a los chilenos que se encontraban en su país, pero ubicados en el sector fronterizo. Después de vencer numerosos obstáculos, el 21 de diciembre la tropa llegó a Coyhaique316 donde repusieron fuerzas para dirigirse luego a puerto Dun. El 26 el vaporcito de la Compañía los trasladó a Chacabuco, donde esperaban embarcarse el día siguiente en la escampavía “Yelcho”. Lamentablemente éste no llegó hasta ocho días después, 313 Ivars de Gayá, Julio. Doc. Cit., p. 8 Ivars de Gayá, Julio. Doc. Cit., p. 9 y 10. 315 Ivars de Gayá, Julio. Doc. Cit., p. 10 316 Se llama así a las casas y dependencias administrativas de la Sociedad Industrial de Aysén. La ciudad fue fundada con el nombre Baquedano, el 05 de diciembre de 1929, algunos años mas tarde pasará a llamarse Coyhaique (1938). 314 situación que obligó a los expedicionarios, ya sin víveres a cazar aves silvestres y alimentarse con plantas para sobrevivir. Recién el 04 de enero de 1912, se embarcarán rumbo a Puerto Montt. Conclusiones En primer término queda claro a la luz del documento analizado, que existió comunicación y colaboración en más de una oportunidad, entre organismos policiales chilenos y argentinos, frente al problema del bandolerismo que afectaba a la Patagonia. Sin embargo, esta relación no se verificaba con regularidad en el territorio de Aysén como sí podría haberse producido en el área noroeste de la entonces provincia de Llanquihue. Lo anterior se debía a que, aunque en Chile la policía tenía una larga data, en Aysén no tenía presencia permanente y cuando era necesario se debía solicitar su presencia a Puerto Montt; en cambio, en el Chubut, existía un cuerpo militar encargado de velar por la seguridad que si bien era poco numeroso considerando la extensión del territorio, estaba establecido de manera permanente. Por otra parte, Aysén era en aquella época un territorio aislado y aún desconocido por las autoridades que por normativa debían velar por su administración.317 Las comunicaciones de dicha zona con el resto del país eran bastante difíciles, situación que se agravaba debido a que los vapores no ingresaban al final del fiordo Aysén, menos aún a Puerto Dun, por ello se debía tomar dos embarcaciones para salir al norte: un vapor pequeño que trasladaba los pasajeros de Puerto Dun a la bahía de Chacabuco y el vapor de línea que los trasladaba a Puerto Montt. Se comprueba con esto además que la Sociedad Industrial del Aysén no estaba dando cumplimiento a uno de sus compromisos, cual era el de dotar de servicio regular de vapores al territorio. Esta compañía en todo caso prestó colaboración a la tropa de Carabineros, tanto en la facilitación de caballada, lugar para pernoctar y alimentarse en las instalaciones de Coyhaique, como también el traslado en el vaporcito de la empresa entre Puerto Dun y Puerto Chacabuco. Tal vez ello se repitió en Argentina, en la estancia que la compañía tenía en Arroyo Verde. El parte policial permite considerar que el área de frontera que comprendía todo el territorio de Aysén entre Lago Verde y Baker, estaba bajo vigilancia y control de la policía Fronteriza que se preocupaba de hacer cumplir la ley de su país tanto en su territorio como en el chileno, aún en zonas alejadas de la frontera misma; y especialmente en lo que se relacionaba con aspectos económicos. En relación con los aspectos institucionales, el comportamiento de los Carabineros era más disciplinado que el de los integrantes de la Fronteriza. Ello puede encontrar su explicación en que ésta última era un organismo en formación, con una tropa bisoña formada por elementos de distinta procedencia (había presencia de chilenos); en cambio el Cuerpo de Carabineros tenía una larga existencia y estaba integrado casi en su totalidad 317 En otro documento inédito que obra en el Archivo de la Sociedad de Historia y Geografía de Aysén se ha podido leer que todavía en 1912, la Intendencia de Llanquihue no tenía muy claro dónde se encontraba el territorio. (Solicitud elevada por José A. Silva O. a la Intendencia de Llanquihue. Con antedecentes). por chilenos, aunque llama la atención que su comandante el Alférez Ivars haya sido de origen español. Finalmente, el documento que hemos presentado, nos confirma la presencia de varios pobladores chilenos establecidos en el espacio aysenino, además de los funcionarios de la SIA. Un ejemplo de ello es Foitzick y su familia; también están los pobladores interrogados por el Alférez Ivars, que no son individualizados, pero que “confiesan” sus dificultades especialmente a manos de la Fronteriza. También había extranjeros, como Olof Lundberg. Lo que llama la atención es la ausencia, al menos en el Informe, de población mapuche huilliche, los que de acuerdo a la tradición oral y algunos documentos, ingresaron al territorio en los comienzos del siglo XX. Referencias bibliográficas Araya, Baldo 1979. Crónicas de Coyhaique en sus Bodas de Oro. Coyhaique. ----1998. El Gran Reportaje de Aisén. Coyhaique. Gavirati, Marcelo 2005. Buscados en la Patagonia. La Bitácora de la Patagonia y Patagonia Sur. Argentina. Maggiore, Ernesto 2007. La Cruzada patagónica de La Fronteriza. Cuadernos de Historia patagónica nº 2. Bohemia Ediciones. Pomar, José 1923: La concesión del Aisén y del valle Simpson. Notas y recuerdos de un viaje de inspección en Mayo y Junio de 1920. Imprenta Cervantes. Santiago, Chile. 21.- Aportes para la historia ambiental de la Patagonia. Estudios sobre las sociedades del bosque andino en la larga duración José María MENDES [email protected] LAS SOCIEDADES DEL BOSQUE ANDINO EN LA LARGA DURACIÓN, ENSAYO DE UN RELATO Las poblaciones del Valle de El Bolsón o Valle Nuevo –en torno al paralelo 42° S- y las áreas rurales adyacentes, se asentaron sobre los bosques de la Patagonia andina y en ellos vivieron durante los siglos XIX y XX. En este trabajo se propone una periodización de la historia de esos bosques considerando las relaciones que estas sociedades construyeron con el sistema natural por medio del estudio de casos específicos; las articulaciones entre los distintos componentes del ambiente, es decir las formas productivas, la organización social, la valoración y el uso que se hizo en cada etapa de los ecosistemas y las transformaciones ocasionadas en el bosque, como resultado de las intervenciones realizadas.318, en la que se explican las relaciones entre los procesos de poblamiento inicial, migraciones y repoblamientos que se produjeron en el siglo XX, con la constitución de los diversos actores sociales y económicos en los casos estudiados, reconociendo las trasformaciones que esos cambios produjeron en los bosques y los efectos de la integración de la región al mercado regional y nacional, en el modo de explotación de los bosques y del uso de la tierra. Metodológicamente son los conflictos ambientales los que revelan las interacciones entre la sociedad regional y los ecosistemas y permiten establecer las fases coyunturales por la que atraviesa un ambiente. Las dos operaciones básicas de la historia: “periodización” y “regionalización” definen unidades de análisis en torno a conflictos específicos. La visualización material de las articulaciones y las conexiones se produce en los conflictos ambientales. Se presentará un cuadro síntesis en el que se registran los niveles del método utilizado y se formula una periodización. Este estudio priorizó la construcción de un relato que muestre articulaciones diacrónicas y sincrónicas que hagan visible el proceso regional, desde los primeros pobladores de los que se tiene evidencia en el holoceno tardío hasta las últimas décadas del siglo XX. Este relato no estaba escrito y era necesario hacerlo para posibilitar una profundización en cada momento específico. Para esto se revisaron fuentes de muy distinto tipo entre las que se pueden mencionar las arqueológicas, los relatos de viajeros, los informes técnicos, los estudios dendrocronológicos, contabilidades comerciales, correspondencia, expedientes administrativos, etc. Se priorizó el tiempo largo y, en él, se identificaron coyunturas y momentos estudiados a través de conflictos específicos. En el cuadro adjunto se pretende reflejar el método y la síntesis. El método parte de la base natural y, atravesando los niveles de análisis de la historia social, incorpora al ambiente en tanto analiza sus transformaciones. La idea era partir de una base natural (siempre contextualizada históricamente, no en abstracto), visualizar en ella a la sociedad y sus formas de transformación, para concluir en el ambiente que sintetiza el proceso e integra a sus componentes. A continuación se presenta un esquema que muestra los niveles de análisis de la historia ambiental con la necesaria aclaración de que su orden no es sucesivo sino dinámico y complejo. 318 Por razones de extensión las fuentes y bibliografía sobre las que se basa este trabajo se citan detalladamente en Mendes José María (2010). Sociedades del bosque. Espacio social, complejidad ambiental y perspectiva histórica en la Patagonia andina durante los siglos XIX y XX. (Tesis de Maestría. Programa de Estudios de Posgrado de CLACSO. Convenio CLACSO-FLACSO. Maestría en “Teoría y Metodología de las Ciencias Sociales”). Base natural en el Valle Nuevo y valles Transformaciones del bosque cercanos Valorizaciones y Producción percepciones del bosque Circulación Situación o Integración regional conflicto vías de comunicación Formas sociales sujetos sociales Intervención Estado. de Tecnología forestal Tecnología agrícola En cada etapa se repite el análisis. En el cuerpo de la tesis estos cortes se matizan, se solapan y se visualizan las continuidades. Son dos formas de apreciar el proceso de larga duración en la convicción de que cualquier relato de la historia es una construcción y admite diversas formas de ser presentado. Esto se traduce en un cuadro síntesis que se sugiere leer desde abajo hacia arriba (al menos la primera vez). En sentido vertical se recorre cada período y en sentido horizontal, cada nivel de análisis. Se postulan coyunturas o ciclos de transformación de 20 años que, en el cuadro síntesis, son coincidentes con veintenas estrictas (1890-1910; 1910-1930; 1930-1950; etc.). Se tomó esta opción (a sabiendas de su arbitrariedad) ante la dificultad de definir precisamente una fecha ya que en cada coyuntura hay más de un hecho que justifica el corte. Por ejemplo el año 1930 marca la crisis mundial y la crisis política en Argentina, con un redireccionamiento de la economía hacia el mercado interno, pero es en 1932 cuando Adalberto Pagano se hacer cargo de la Gobernación del Territorio de Río Negro, imprimiendo un fuerte cambio a la integración regional, que luego se continuará durante el peronismo. El Bolsón de los Cerros En torno al paralelo 42, en el oriente de la cordillera, se halla un valle longitudinal conocido como Valle Nuevo o El Bolsón; hacia el sur, el valle se abre en dos direcciones: al este hacia el Lago Epuyén y hacia el oeste culmina en el Lago Puelo. A su vez estos dos lagos se comunican y las aguas que surcan la zona vierten en el Pacífico. En el norte de estos valles corre hacia Chile el Río Manso y su tributario, El Foyel. De Norte a Sur por el Valle Nuevo circulan los ríos Azul y Quemquemtreu, que confluyen apenas al sur del paralelo 42° y desembocan hacia el sur en el Lago Puelo, que a su vez vierte sus aguas en el Lago Puelo Inferior y en el Río Puelo, para desaguar en el océano Pacífico. El término Valle Nuevo se tomará en el sentido que le asignó en 1913 el geólogo Bailey Willis, al denominar así al valle longitudinal que nace al norte de El Bolsón y llega hasta el Lago Puelo. La expresión Comarca o Comarca Andina involucra, además, a un conjunto de pequeños valles en el que se asentaron poblaciones vinculadas a El Bolsón en su dinámica social y económica (Bondel 1996:58). Fuera de este primer círculo de vinculaciones, en dirección Este encontramos los parajes de El Maitén, Ñorquinco, Río Chico y Cushamen, área que concentrará el grueso de población hacia la década de 1920, pero que desde 1930 comenzará a sufrir un éxodo orientado a los valles de la Comarca. En dirección oeste, y después de 1937, se incorporan a los circuitos de intercambio los asentamientos de Segundo Corral y Llanada Grande. Tomando como centro a El Bolsón y en un radio que se extiende más allá de los 200 kilómetros, se localizan los centros nodales de articulación con los grandes centros de intercambio: al Norte, San Carlos de Bariloche; al Este, Huahuel Niyeo o Ingeniero Jacobacci; al Sur, el Valle 16 de Octubre y, al Oeste, Puerto Montt y Puerto Varas, en territorio chileno. Cabe aclarar que estos puntos entran en relación con el Valle Nuevo en distintos momentos del proceso y, a través de las fuentes, se pueden advertir sus diversas formas de interrelación. La cordillera de los Andes tiene numerosos valles transversales y alturas bajas, por lo que la circulación desde uno a otro lado es posible. En esta zona se destacan particularmente dos pasos: al norte, el paso de El León (Río Manso Inferior) y, al sur, el Paso Puelo. Si bien estos dos son los principales en el mapa mencionado, pueden apreciarse otros valles transversales. Pero la travesía por estos pasos encuentra la dificultad de un tupido bosque que, especialmente en el occidente y en los valles más húmedos, toma las características de selva valdiviana con árboles de gran altura y un espeso sotobosque. Las lluvias registran entre 2.000 y 4.000 milímetros anuales; esto favorece la formación de un bosque con gran diversidad de especies vegetales. En Chile el área continental se reduce, ya que la franja costera que más al norte es una llanura y aquí desaparece bajo el mar, da lugar a una formación insular y a un relieve accidentado que dificulta o directamente impide la circulación por tierra. En los Bosques Andino Patagónicos se encuentran diferentes especies forestales dominadas por fagáceas del género Nothofagus y coníferas de las familias Cupresaceae, Podocarpaceae o Araucariaceae (Rothkügel, 1916; Laclau 1997:11). Están ubicados en torno a la cordillera de los Andes desde el paralelo 35ºS hasta el paralelo 56ºS, aproximadamente. En Chile, el bosque se extiende hasta el Océano Pacífico; en la Argentina, los bosques se desarrollan hasta el límite con la estepa patagónica, en una franja estrecha inferior a los 80 km de ancho (Dimitri, 1972). Cubren en ambos países una superficie de 153.000 km2, incluyendo a los ecosistemas asociados de humedales, roquedales y pastizales. El territorio chileno es más húmedo y con mayor regulación térmica, debido a su exposición oceánica y a la menor altura sobre el nivel del mar, en cambio en la Argentina los bosques se encuentran confinados a laderas y valles de la cordillera andina y sierras subandinas, con menos precipitaciones y temperaturas más bajas, acompañadas por una mayor variación estacional (Laclau 1997: 11). Los bosques de la región están modelados en su estructura y en su composición florística por perturbaciones o catástrofes de diferente escala e intensidad, como terremotos, erupciones volcánicas o incendios y plagas. Debido a ello, el ciclo de desarrollo de los bosques se interrumpe periódicamente y, en consecuencia, las especies que lo dominan son en su mayoría típicamente pioneras (Laclau 1997: 2). Conviene precisar la composición del bosque en torno a El Bolsón o Valle Nuevo. Los valles, laderas y cimas ubicadas, que se elevan hasta los 1500 m, están cubiertos por asociaciones boscosas, en las cuales las especies dominantes son: ciprés (Austrocedrus chilensis), coihue (Nothofagus dombey), ñire (Nothofagus antarctica) y lenga (Notofagus pumilio)319. También existen otras asociaciones de árboles, como la vegetación de transición a la estepa y en la zona altoandina. El bosque de ciprés se extiende por el valle longitudinal de El Bolsón, la zona de Mallín Ahogado (con excepción de “La Pampa”), la Loma del Medio y en todo el valle del Río Azul, en el que se asocia con el coihue (Dezzotti y Sancholuz 1991: 43-52). Hacia el Este predomina el coihue. En el piso superior se extiende la lenga entre los 900 y los 1400 m.s.n.m.320 y se presentan lugares específicos con ñire (Seibert: 1982:79). Referencias metodológicas El método regional como camino para el análisis histórico y la metodología de la historia ambiental, aunque se generen en contextos académicos distintos, son compatibles y complementarios. Posibilitan un camino para el estudio de la historia del bosque que parte del conocimiento de la dinámica natural de los bosques en un momento histórico dado, luego analiza las interacciones con las formas sociales que se desarrollan en una región, para luego volver a estudiar el bosque pero, en esta instancia, tomado como un concreto social-natural, es decir como un ambiente. La compresión de las sociedades del bosque en toda su complejidad es una meta, una pretensión máxima, un deseo intelectual, que se entronca con el llamado de Annales a la “historia total” y la tradición de la “historia social”. Está claro que alcanzar esa meta no es fácil y, en el caso de esta tesis, se propone un intento, una aproximación al desarrollo de una metodología para el estudio de la historia de los bosques. Metodológicamente son los conflictos ambientales los que revelan las interacciones entre la sociedad regional y los ecosistemas, y permiten establecer las fases coyunturales por las que atraviesa un ambiente. Las dos operaciones básicas de la historia: “periodización” y “regionalización” definen unidades de análisis en torno a conflictos específicos. La visualización material de las articulaciones y las conexiones se producen en los conflictos ambientales. Hombres y bosques, la formación del ambiente La evidencia arqueológica permite identificar presencia humana en estos valles hace más de 3000 años; la ubicación de las pinturas y la dispersión de algunos productos del bosque en zonas de la meseta admite la inferencia de una circulación en sentido Oeste-Este entre estepa, bosque oriental y bosque occidental. Puede inferirse una circulación por los pasos más bajos (El León y Paso Puelo) entre el oriente y el occidente de la cordillera. También los grupos de nómades que habitan la meseta van a circular por los bosques en busca de recursos pero también en sentido Norte-Sur siguiendo el corredor de los Lagos entre en Nahuel Huapi (y tal vez más al norte) y los Lagos Puelo, Epuyén, Rivadavia, Verde y Futalaufquen. El mismo estilo de pinturas rupestres hallado en toda la zona (estilo de Grecas) es una evidencia de la presencia de sujetos de rasgos culturales afines. La caña colihue, ciertas maderas, algunos frutos, plantas de uso medicinal, resinas y hongos eran los productos más requeridos por los habitantes de la meseta. El bosque era un lugar ceremonial y ritual si se considera la cantidad de sitios con pinturas rupestres, algunos de ellos con escenas de animales y caza. Los bosques fueron una zona transitada y utilizada por los grupos nómades de la meseta, por los canoeros del Nahuel Huapi y por los grupos que se asentaban en el actual territorio chileno. La existencia de paraderos en los bosques obedece a la abundancia de ciertos 319 En adelante se utilizarán las denominaciones corrientes lenga, ñire, ciprés, coihue, etc. Salvo en las citas textuales. 320 La unidad en que suele medirse la altura sobre el nivel del mar es msnm, es decir, "metros sobre el nivel del mar" recursos como pesca, caza del huemul, plantas medicinales y tintóreas, frutos, hongos; además de tierras para el pastoreo tanto del ganado vacuno como del equino. Las prácticas de quema del bosque provienen de costumbres de control ecológico, de estrategias de caza y de liberación de la cubierta vegetal para el pastoreo, arraigadas tanto en las sociedades del holoceno tardío como en las identificadas en la etapa histórica. Serán los incendios intencionales el primer conflicto ambiental que se identifica y revela varias cosas. Si se acepta la baja probabilidad de incendios espontáneos, debido a las condiciones de humedad de los bosques mésicos, se debe concluir que la intensa actividad incendiaria, coincidente con el proceso contemporáneo en Chile, revela la liberación de la cubierta vegetal para el pastoreo de ganado y para la caza del guanaco en el ecotono, o del huemul en el bosque. Los estudios de Kitzberger y Veblen (1997) y Veblen et al. (1999) [tomado de Veblen et. al. 2005:25-26] Referidos a 17 sitios de ciprés en el norte de la Patagonia que registraron incendios en el mismo año. Los sitios con cicatrices de fuego permiten identifica incendios frecuentes desde el siglo XVII con una intensificación de los mismos en el XVIII y más aún en el XIX. Coincidentes con la adopción del caballo por las sociedades indígenas y con la incursión de pobladores provenientes de occidente de la cordillera (hoy Chile). Es posible afirmar que, mucho más temprano que lo que se viene sosteniendo, con certeza desde el siglo XVII, de acuerdo con los estudios dendrocronológicos, la actividad humana provocó incendios en los valles cordilleranos del paralelo 42°. Los incendios revelan que esta actividad es muy anterior a las fechas sostenidas por los textos publicados sobre la zona y, si se comprueban desde el siglo XVI, resulta posible acercar mucho el registro arqueológico con las fechas de las cicatrices de fuego y las fuentes históricas sobre las sociedades indígenas. Esto significa que de ningún modo se está ante un área “vacía”. Por el contrario la reconstrucción propone una región dinámica, transitada constantemente y utilizada como fuente de recursos. La huella del fuego, las pruebas de fuego Los incendios que se intensifican en el siglo XIX llegan a un momento crítico en las dos primeras décadas del Siglo XX. La historiografía chilena y las investigaciones dendrocronológicas son pruebas para esta afirmación. Estos datos deben relacionarse con los procesos de expansión de la economía trasandina y, un poco más tarde, con el proceso de ocupación militar de la Patagonia por parte del Estado argentino. El fuego marca al bosque de dos formas, en primer lugar lo mantiene joven y en segundo lo transforma en un ambiente, ese concepto social-natural que atraviesa esta investigación. Se conforma un ambiente porque hay una sociedad que interactúa con el ecosistema de manera regular con un objetivo de subsistencia. Las quemas tenían varias procedencias, por una parte eran las prácticas de los pequeños crianceros criollos o mapuches para obtener tierras para el pastaje y la agricultura. Por la otra, la tradición española avalaba este método como método de limpieza previo a la roturación. También usaban el fuego – desde mucho antes- los grupos tehuelches para cazar guanacos o huemules o para el pastaje una vez incorporado el caballo y el ganado vacuno. Entre finales del siglo XIX y comienzos del XX buena parte de la cubierta vegetal fue desmontada por incendios intencionales y talas extensivas para liberar tierras. Resultan muy útiles los datos cuantitativos -escasos en las fuentes de la época- que nos brinda Rothkugel (1916: 56): Superficie de bosques del Territorio de Río Negro Superficies cultivadas Trigo 800 hectáreas Bosques de Coihue, Lenga, Ñire y Ciprés Bosques quemados Propiedad particular Total que han sido explotados Total de área boscosa 127.000 hectáreas o 1270 kilómetros o 20.8 leguas 185.000 hectáreas, o 1850 kilómetros o 74.0 leguas 15 % 5000 hectáreas, 50 kilómetros o 2 leguas 312.000 Hectáreas o 3120 Kilómetros o 94.8 leguas Se puede observar la escasa superficie “explotada” en relación con los “Bosques quemados” que superan en superficie a los que quedaron en pie. Esto permite deducir que la agresión a los bosques proviene de las quemazones. Rothkugel (1916:62) no duda de que los incendios sean provocados con tres finalidades principales: para el pastoreo de ganado, para la siembra de cereales y para hacer caminos. El Valle Nuevo y las áreas adyacentes fueron poblados por un conglomerado heterogéneo. Los que encontramos en estos valles, y que las pocas referencias nos dejan ver, son unos sujetos en transición de aquellas formas sociales del mundo indígena a un perfil de crianceros en busca de un asentamiento más o menos definitivo, luego de la crisis de su posición anterior como resultado de la “pacificación de la Araucanía”, de la expansión del Estado chileno, del proceso de colonización y de la reconversión productiva de la zona de Valdivia y Ancud. También los grupos Tehuelches fueron afectados por la conquista militar en Argentina y si bien se puede seguir el itinerario de algunas comunidades, es posible que algunos de ellos hayan optado por asentarse en los bosques o en el ecotono debido a sus condiciones más protegidas y a la existencia de recursos. Hacia 1890 se asientan en la zona que se estudió pobladores con componentes étnicos bastante heterogéneos entre los cuales se encuentran los mapuches, tehuelches, criollos, mestizos y europeos. Se inicia un período de transformación del Valle Nuevo en tierra agrícola, quedando desplazada la ganadería a otros valles adyacentes. Las primeras décadas del siglo son intensas en transformaciones ambientales, aunque localizadas a un conjunto pequeño de valles: los más accesibles, los más bajos, los libres de heladas en Población ganadera en cabezas verano. Por eso es pertinente decir que Ovinos 2445 se trata de una sociedad del bosque, este Bobinos 1200 que rodea completamente este núcleo Equinos 850 rural que se hizo su lugar a costa del Caprinos 775 desmonte de aquel. El informe de la Comisión Inspectora de la Dirección de Tierras (1919-1920) 321 nos permite conocer algunos datos de la producción agrícola y ganadera: 321 Archivo Histórico Provincial, Sección Tierras, Libro de informes de la comisión inspectora N° 307 , años 1919-1920, Vol. XVII. Páginas 282 a 284. Avena Hortalizas Frutales 385 hectáreas 124 hectáreas 6 hectáreas El informe manifiesta que el principal mercado consumidor de estos productos era el área de “precordillera”, es decir la zona localizada entre Huahuel Niyeo (punta de rieles distante a 150 km) y Ñorquin-co. Esto confirma que para esa fecha aquella zona seguía estando más poblada que El Bolsón. Desde 1920 la actividad económica se acelera y los vínculos con la meseta y con la punta de rieles de Jacobacci se intensifican. La población crece y las áreas agrícolas se expanden. La población y sus demandas van a producir un efecto regresivo sobre los bosques, que no solo se desmotan para la actividad agrícola y ganadera sino para la provisión de madera para la construcción y leña para la calefacción. El creciente ingreso de dinero es una señal importante de la incorporación gradual de la región al mercado nacional. Esto es una tendencia que no se detendrá y que será decisiva en el proceso de transformación del bosque. En el medio siglo que media entre la llegada de Pablo Hube al Valle Nuevo y el desalojo de sus herederos, se produjo un cambio en las formas de sociedad y economía, y una interesante transición en la relación entre un uso mixto de las tierras (silvo-pastoril-agrícola), cuyo destino era casi exclusivamente con destino al autoabastecimiento. La adquisición del molino en 1901 y de la maquinaria agrícola muestran la transición hacia establecimientos con producción de excedente e integración al mercado utilizando maquinaria moderna. partir de 1930 se produce un aceleramiento de la acción del Estado que define una presencia efectiva. Este proceso se da en consonancia con la necesidad de redefinir el perfil económico de la Argentina a raíz de la crisis de 1930. Estos cambios produjeron el aumento del dinero circulante debido a los salarios de los empleados públicos y se apreció una marcada llegada de nuevos pobladores para cubrir puestos en las escuelas, el Hospital, Policía y Gendarmería. El aumento de la presencia estatal con las estrategias progresistas del gobernador Pagano impulsaron el desarrollo de un centro protourbano en la planicie más baja del Valle Nuevo. Eran tierras agrícolas desmontadas (por última vez) y destoconadas a fines del siglo XIX. Ya no volverá el bosque, y aunque el área se mensura y se diseña una ciudad jardín, los pobladores continuarán destinado las parcelas a los cultivos durante unos cuantos años más, cuando el crecimiento demográfico cambie definitivamente la fisonomía y las tierras agrícolas pasen a ser tierras urbanas. Esta transición de bosque nativo a tierras agrícolas (fines del siglo XIX-1930) y de espacio rural a espacio urbano (1930-1950) será el gran cambio de esta etapa y la década del 30 condensa los factores de ese cambio, marcado por la integración a un proceso económico y político nacional. La apertura de mercados aumenta la presión sobre los bosques, aunque la tecnología utilizada para el corte de los árboles (trozador y hacha) todavía tenía el límite de la capacidad de los hombres para el hachado y procesamiento. Si bien los aserraderos tenían fuerza mecánica hidráulica o a vapor, el corte inicial limitado a la posibilidad de la fuerza humana ponía freno a la disponibilidad de materia prima. El período1932-1943, coincidente con la Gobernación de Adalberto Pagano, marcó la integración de estos parajes en el sistema nacional, a través de instituciones, obras públicas y caminos que no se detendrán en la etapa posterior del peronismo. La ubicación por parte de Pagano del lugar en donde se establecerá el centro urbano consolidaría a su vez los espacios rurales que lo abastecerían y fortalecería sus interconexiones. Imágen12. Comercios y Servicios comparación 1930-1945. Elaboración (Blanco y Mendes 2003) Las áreas de bosque que entran en tensión con el poblado son las adyacentes al Valle Nuevo: Loma del Medio, Mallín Ahogado, el faldeo del Cerro Piltriquitrón y la Rinconada de Nahuelpan; de aquí se sacará madera y se ingresará ganado. La consolidación del asentamiento sobre un espacio agrícola en producción producirá la derivación de esas actividades a las áreas mencionadas y, por lo tanto, generará una presión sobre el bosque. Con la crisis de la industria harinera y de la producción cerealera como principal excedente comercializable hacia fuera de la región, se abrirá entonces un período de fuertes talas. El bosque proveerá de una mercancía de rápida salida para un mercado ampliado por las nuevas rutas y la demanda de Bariloche. La mensura de 1938 y 39 limita los espacios de expansión de una población que con un crecimiento vegetativo alto camina rumbo a la densificación que se manifestará décadas más tarde. Si hasta los años cincuenta la integración al mercado significaba que los productos “salieran” de la región o se distribuyeran dentro de ella a través de los almacenes de Ramos Generales, la tendencia cambia en las décadas posteriores y es el mercado el que “invade” la circulación local. Los almacenes de ramos generales, que dominaban la actividad comercial, se enfrentan a los comercios y supermercados que se abastecen fuera de la localidad. Cada vez hace falta más dinero en moneda y cada vez se venden menos los productos locales. En el sector rural, la carne, leña y madera son fuentes de ingresos, entonces más animales en el bosque, más cortes de plantas y, por consecuencia, menos bosque. La tecnología será fuertemente condicionante del ritmo de corte de plantas: En los sesenta, la motosierra y en los setenta la electrificación rural, cambiarán el tiempo necesario para talar un bosque. Pero el deterioro ambiental no es solo la reducción del bosque. En los años setenta se inicia así un ciclo que resultó devastador para los bosques nativos y para las sociedades del bosque: con la creación del Instituto Forestal Nacional se define una política netamente desarrollista, orientándose a la promoción de la producción de madera y consecuentemente de la industria forestal más que a la defensa, regeneración, mejoramiento y ampliación de los bosques como recurso integral. Se estimula la tala rasa de las especies nativas y su sustitución por especies exóticas de rápido crecimiento. Estas especies transformaron zonas enteras debido al alto consumo de agua, y a la resina y agujas que alteraron la composición del suelo y expulsaron a la flora y fauna originarias. Sin embargo, un proceso reflexivo, investigativo y también de compromiso militante en el campo de lo ambiental, logró frenar y en cierto modo revertir la tragedia que tendía a sustituir al bosque por plantaciones. Desde el Vivero de Mallín Ahogado, desde el Campo Forestal General San Martín y desde el Servicio Forestal Andino se generan medidas de producción de plantines de especies nativas y de restricciones al corte de plantas nativas verdes abriendo una etapa de restitución de la biodiversidad a ciertos sectores del bosque. El proceso de creación de la Reserva Forestal Loma del Medio- Río Azul, analizado en perspectiva temporal, permite ver que sin la participación activa del Estado, es muy probable que las 1432 hectáreas del Bosque nativo en la Reserva ya fueran tala rasa o su grado de deterioro fuera irreversible. En este caso se revela la altísima conflictividad del bosque y la interacción de los conocimientos técnicos, los saberes y necesidades propias de los hombres de campo, los intereses políticos locales y las políticas activas del Estado. Conflicto, negociación, consenso y una administración permanente parecería ser la clave para un bosque sustentable. La actividad turística valoriza el paisaje y la renta extraordinaria de las finanzas, el petróleo, la soja y otros productos se vuelcan a la adquisición de parcelas o, en algunos casos, de grandes extensiones en la Comarca Andina. Esto crea condiciones para un cambio de actores o de las características socioeconómicas de los mismos. La tierra tiende a cambiar de manos, y las nuevas manos saben que, en buena medida, su valor depende del paisaje. En los finales del siglo XX, y siempre refiriéndonos al área de estudio, las tendencias son contradictorias: por un lado la extranjerización, el parcelamiento y el crecimiento urbano comprometen los bosques no comprendidos en áreas protegidas. Al mismo tiempo, el desarrollo de una conciencia ambiental, la acción de las agencias estatales, la valoración del paisaje y la disminución del valor de la madera redujeron las presiones que sufrió el bosque durante las décadas anteriores. Se ha estudiado un bosque como espacio social, tratando de analizarlo en su complejidad en la medida en que recurrimos a conocimientos producidos por distintas disciplinas y se pudo establecer un relato de las transformaciones de ese ambiente en una perspectiva de dos siglos (por cierto, con énfasis en uno de ellos). Se priorizó la profundidad temporal a la concentración en determinados períodos, tarea que queda pendiente para avances en la investigación. La historia del ambiente es una respuesta de las Ciencias Sociales tanto a la crisis ambiental como a las interpretaciones simplificadas de esta. La crisis ambiental que atraviesa el mundo requiere una elaboración de las ciencias sociales y de la historia desde un pensamiento complejo, que posibilite la comprensión de los procesos de producción de esas crisis. Para esto se hacen necesarios estudios históricos regionales integrados en una visión interdisciplinaria, en el marco de una concepción compleja del objeto de estudio, que hagan visibles las rugosidades de los espacios concretos, aportando la perspectiva temporal al pensamiento ambiental. No se trata solo de explicar la realidad, también se torna dramáticamente necesario cambiarla. Los bosques son el escenario de la vida de muchas sociedades, comprender ese concreto social-natural en perspectiva temporal es un paso importante para superar los conflictos y limitar las amenazas que se ciernen sobre los ambientes. La historia de los bosques de la Patagonia da sus primeros pasos. Gracias a los bosques y a las selvas podemos respirar y, de su existencia, depende que sigamos haciéndolo. Bibliografía citada Alvarez, Javier y Schauman Darío 2004. Relevamiento Forestal de la Comunidad Mapuche Nahuelpan, El Bolsón, Río Negro. Informe de pasantía. Mimeo. 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El aislamiento y la escasa población resguardan al bosque. de Valorizaciones y Proveedor de Proveedor de Proveedor recursos recursos percepciones del recursos tierras para tierras para bosque Tierras para pastoreo y pastoreo y pastoreo cultivos cultivos. Proveedor de madera y leña para consumo local. Situación o 1880-1910 Intensificación de incendios en torno a los valles. bosque regenerado. Desmonte y destronque del Valle Nuevo Articulaciones Continuidad Continuidad 1930 1950 Tensiones sociedad-bosque nativo por uso intensivo con fines productivos o extractivos. sin regulaciones Sin estrategia antiincendios. transformación de parte del bosque en tierras agrícolas y otra s en tierras urbanas. 1950-1970 Conflicto sociedad-bosque nativo por uso intensivo con fines productivos o extractivos. Regulaciones débiles. Estrategia antiincendios ineficaz. Retroceso del ecosistema. 1970-1992 Momento crítico y de incertidumbres socioculturales para el ambiente. Cambio de actores por aportes migratorios nacionales, sustitución de especies, mercantilización, extranjerización. Estrategia antiincendios ineficaz. Importante electrificación y apertura caminera rural. 1992-2010 Etapa de contradicciones Expansión del negocio inmobiliario. Parcelamientos y densificación poblacional. Mayor conciencia social de la importancia del bosque. Mayor control Mejoramiento de la estrategia antiincendios Proveedor de dinero en efectivo por extracción y venta de madera y leña. Proveedor de dinero en efectivo por extracción y venta de madera y leña. Incipiente valorización turística. Valorización turística ampliada. Valorización inmobiliaria. Reconocimiento del valor paisajístico y ecológico del bosque nativo. Primeros proyectos ecologistas Inicio de desarrollo de conocimiento territorial y ambiental Valorización turística ampliada. Valorización inmobiliaria. Reconocimiento del valor paisajístico y ecológico del bosque nativo. Desarrollo de organizaciones ambientalistas. Generación de conocimiento territorial y ambiental de Desalojo de Pablo 1880-1910 reserva Hube, José La Francisco Hube y forestal loma del Máximo Muller del medio. lote 22. Transformación Consolidación de de del ambiente en sociedad de Migración chilenos a Segundo Mallín. Retroceso frontera Corral y Llanada del bosque Desalojo de Grande Pablo Hube, y José Francisco Ocupación Hube y Máximo desmonte en Mallín Muller del lote ahogado 22. 1910-1935 1935 1950 1950-1970 Regulación estatal ninguna ninguna Tecnología agrícola Molino Cosechadora de materiales conflicto la articulaciones analizado en esta entre meseta, el mesetatesis. bosque y el bosque-chile occidente Formación de andino la sociedad de frontera en torno al bosque andino SXIX articulaciones meseta-bosquechile Administración Nacional de Bosques- Primeros guardabosques. Requerimiento de autorización para el corte previa marcación de plantasineficaz servicio contra incendios. Distribución y planificación de la tierra pública Dos molinos Auge y crisis de los industriales, molinos. La reserva forestal loma Reserva Loma del medio del medio. Parcelamiento y Parcelamiento en Mallín densificación en Mallín ahogado Ahogado. 1970-1992 1992-2010 Dirección provincial de Bosques (Servicio Forestal Andino) IFONA. Estimula tala Servicio Forestal Andino rasa y sustitución por restringe el corte de exóticas de rápido madera verde. crecimiento (pino). Disolución de IFONA Dirección provincial de Cambio de política en el IFONA (Instituto Bosques (Servicio INTA se frena el Forestal Forestal Andino) estímulo a las exóticas Nacional) subsidios y créditos a la en esta región. plantación de exóticas. Primeras plantaciones Construcción sistemática Difusión técnicas de de de canales producción orgánica. Tractor En convivencia con formas más artesanales Tecnología forestal Rozado fuego a Rozado, Desmonte, hacha trozador varios molinos familiares Cosechadora Tractor Rozado, desmonte, hacha y y trozador Pocos aserraderos con máquina de vapor o fuerza hidráulica Industria Desarrollo maquinaria agrícola Disponibilidad de combustible en la localidad. Primer taller mecánico Se detienen los rozados por prohibición. Incendios “accidentales” Aserraderos con maquina de vapor o fuerza hidráulica producción de Producción de harina para harinas e consumo zonal industrialización primaria de madera para consumo zonal Comienzo Caminos vías de Paso del león Comercio de Comunicación a Chile. ganado con con Jacobacci y comunicación comunicación de por desarrollo de fruticultura Consolidación Lúpulo. Peletización. Uso (finas) y surgimiento de producciones ampliado de primeras cámaras de frutihortícolas frío. maquinaria agrícola. Después de 1960 Generalización de la primeras motosierra motosierras Aserraderos con fuerza Aserraderos con motriz eléctrica fuerza motriz eléctrica Inicia actividades el Vivero Forestal de Mallín Inicia actividades Ahogado, primero Campo Forestal produce exóticas General San después de 1986 Martín (IFONA) desarrolla nativas) en Aserraderos fijos Desarrollo de aserraderos portátiles. Vivero Forestal de Mallín Ahogado produce y asesora plantación de nativas. Campo Forestal General San Martín (IFONA) Vivero con producción de nativas y exóticas para reforestación de áreas incendiadas. Industrialización Industrialización primaria Ingreso de madera primaria de la de la madera aserreada madera (aserraderos) para extraaregional. (aserraderos). consumo zonal Intensificación de Ingreso de madera Procesamiento de la actividad aserreada extrarregional madera en el lugar de maderera para corte. para consumo consumo zonal zonal Fortalecimiento Vuelos de Lade y Desenclave caminero y en la relación vial condición de Área de de enlaces telefónicos y Incursiones Chile de Indios de la meseta Circulación paso de paso de ganado en ganado en pié hacia pié hacia Chile Chile Producción Territorio utilizado por poblaciones provenientes del occidente cordillerano. Rozado a fuego para pasturas silvo-agropastoril con excedente ganadero básico para el intercambio regional ruta con Bariloche. con Bariloche y Frontera. Regularización de transporte automotor Desarrollo del El Maitén de pasajeros con Freno al automotor sustitución Bariloche y en menor comercio con de carros. medida con Esquel. chile. comercio local y comercio local y comercio local y Comercio ramos regional ramos regional ramos regional ramos generales generales generales generales Comercio regional y con comercio comercio regional comercio Buenos Aires. regional regional y con focalizado en Abastecimiento de Buenos Aires Jacobacci (?) madera y leña a Bariloche y local 1970-1992 silvo-agrosilvo-agro-pastoril 1950-1970 Producción ganadera pastoril con con excedente silvo- silvo-agropara excedente agro-ganadero 1930- pastoril con Agricultura agroganadero 1950. excedente en la consumo local Axpansión de la 1910-1930 producción Plantaciones de forestal y actividad maderera Desarrollo creciente del papa. ganadera, retracción de la turismo Plantaciones de Lúpulo actividad y fruta fina cerealera limitada al consumo local. Primeras plantaciones de lúpulo. Plantaciones de papa y hortalizas varias con destino a Bariloche Cushamen. virtuales. Intensificación del comercio regional y con Buenos Aires. Actividad comercial diversificada y en expansión 1992-2010 Actividad turística diversificada Producción ganadera Agricultura para consumo local Actividad maderera Plantaciones de Lúpulo y fruta fina Boom de la constucción Base natural en el Bosque Valle Nuevo y regenerado joven por valles cercanos incendios entre 100 y 200 años Bosque regenerado joven por incendios entre 100 y 200 años. Apertura de tierras para la agricultura y la ganadería a las que el bosque nunca volverá Bosque intervenido localizadamente y desmontado en las tierras destinadas a la agricultura. El ganado pasta libremente en el bosque los que reduciendo en sectores y en buen medida sus posibilidades de regeneración en algunas áreas. Bosque en retroceso o en las áreas periurbanas y zonas ganaderas. e robustece la extracción de leña y madera por lo que hay un retroceso de la superficie ( Mallín, Faldeo del Pitriquitrón, Loma del Medio) Bosque fuertemente comprometido en las áreas periurbanas y zonas ganaderas. Continua la extracción sistemática de leña y madera con su consiguiente por lo que hay un retroceso de la superficie ( Mallín, Faldeo del Pitriquitrón, Loma del Medio) Proceso de sustitución de especies nativas por exóticas de rápido crecimiento. Periodo de Se sostiene la extracción de madera y leña. Aumenta el retroceso del bosque nativo por el aclarado residencial en la periferia urbana. Bosque deteriorado en áreas periurbanas y rurales. Inicio de un proceso de reforestación con espacies nativas en zonas urbanas, periurbanas rurales. 22.- La estatua de Roca y la celebración del poder. Reflexiones en torno a una “historia vigente”322 MÉNDEZ, Laura Marcela323 y LEZCANO, Maximiliano Javier324 Presentación Compuesta por elementos artificiales y naturales, por tiempos y escalas superpuestas, las ciudades contienen por lo general una serie de monumentos que tejen la trama temporal de su identidad. En este trabajo, hemos elegido como eje a debatir la estatuaria urbana, concebida ésta como hechos monumentalizados y como celebración del poder. En San Carlos de Bariloche, la estatua del general Julio Argentino Roca, gestor de la campaña militar contra los pueblos originarios de la Patagonia acaecida entre los años 1878 y 1885, se enclava en el corazón de la plaza “Expedicionarios del Desierto” en el Centro Cívico de la ciudad. En torno a ella se han articulado, a través del tiempo, diferentes narrativas que dan cuenta de las posibles lecturas que existen para la comprensión y crítica del pasado, así como de las disímiles posturas ideológicas y discursivas de quienes desde el ejercicio del poder o desde la reacción contra-hegemónica, han construido para ella los más dispares sentidos y significados. El propósito de esta ponencia es analizar la genealogía de estas valoraciones desde la perspectiva del historiador y desde una práctica historiográfica a la que denominamos “historia vigente”, concebida como aquella que habilita nuevos discursos e intereses que toman al presente como preocupación y ocupación y se alejan de décadas de cauto y respetuoso silencio historiográfico. Para dar cuenta de ello hemos historizado –de manera sintética- a la estatua en tres momentos: su inauguración en enero de 1940, la interpelación a su presencia tras la vuelta a la democracia en los años 80 y su puesta en escena como problema del presente en los años 2004 y 2005. Acompañamos estas reflexiones con aportes teóricos que desde la llamada “historia del presente” concebida en este trabajo como “historia vigente” permiten replantear el lugar del historiador y su compromiso social frente a la realidad de la cual forma parte. Memoria, patrimonio e historia local: un recorrido desde los monumentos El ocaso del paradigma del Estado-nación como objeto exclusivo del análisis histórico condujo a la historia social a una profunda reorientación y permitió incluir como centros de interés a otros ámbitos de la realidad alejados del formato nacional, entre ellos las historias regionales y locales. Desde una perspectiva antropológica se percibe a lo regional-local como lugares vividos y como espacios sociales con un mínimo de coherencia y especificidad, que constituyen una envoltura esencial, anterior al acceso a entidades más abstractas y más desviadas de lo cotidiano. Lo local, como 322 Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación “Barrios en perspectiva histórica y cultural. Subjetividades, mundo del trabajo, religiosidad. Bariloche en el siglo XX”, Código FH/124 (2010-2012), Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue. 323 Docente de la Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Universitario Bariloche. Investigadora del CEHIR-Ishir-Conicet Nodo Comahue. UNcoma. San Carlos de Bariloche. Argentina. [email protected] 324 Universidad Nacional del Comahue, Centro Regional Universitario Bariloche. CONICET. [email protected] sostiene Edgard Morin325 presenta la posibilidad de aprehender lo global, de vislumbrar en la parte la manifestación del todo pero de una manera singular a partir de las vinculaciones inter-retroactivas u organizaciones que se establecen entre las partes y la globalidad. La ciudad es una construcción humana que constituye un sistema complejo en un territorio real. En ella se evidencian las transformaciones que experimentan la dinámica de acumulación, los desarrollos sectoriales y las relaciones de mercado en la economía. La dimensión local es también el resultado de una obra colectiva en el tiempo y el espacio inmediato de construcción social de resistencias, conflictos y luchas políticas que median y buscan intervenir en el desarrollo de tales transformaciones326. Compuesta por elementos artificiales y naturales, por tiempos y escalas superpuestas, la ciudad contiene por lo general una serie de monumentos que tejen la trama temporal de su identidad. Hemos elegido como eje a debatir los monumentos urbanos, concebidos éstos como hechos monumentalizados y como celebración del poder. Como sostiene Horst Hoheisel, “los monumentos están vivos mientras se discute sobre ellos. Una vez instalados, esas moles de mármol, bronce o concreto, por más grandes que sean se vuelven invisibles, se olvidan. Vuelven a estar vivos cuando se empieza a pensar en su demolición.”327 Los hombres (hay escasísimas mujeres monumentalizadas y eso dice mucho también acerca de los combates pendientes de la historia) que se materializan en monumentos deben ser analizados superando las versiones individualistas de la historia, en las que imperan los visionarios y los prohombres. Al convertirse el monumento en tema de debate actual se significa como contenido de la historia reciente. En ese sentido, indagar y debatir sobre un monumento urbano, permite incluir distintos géneros de memoria, identificar las luchas simbólicas para la imposición de sentidos en lo que se recuerda y olvida. Como sostiene Inés Dussel328 con el recuerdo convocamos a una actitud ética y política y con el entendimiento a una acción de conocimiento, sosteniendo que “el entender viene de la mano del conmoverse", es decir que no son operaciones que se repelen sino que al conocer uno puede distanciarse de la experiencia y darle un sentido construyendo memorias. Reflexionar sobre las memorias a partir de la vigencia de un monumento, su origen, historia y representaciones para los distintos grupos, constituye un ejercicio que permite rescatar el presente que toda historia pasada tiene. Este tipo de análisis posibilita posicionarse en un modo del tiempo donde somos actores /espectadores de acontecimientos históricos que, lejos de estar cerrados, se encuentran en proceso de elaboración y donde las líneas de fuerza de la realidad que se despliegan ante nuestros ojos nos invitan a intervenir en ella329. Hablamos de memorias que construyen desde el tiempo presente, desde los interrogantes de esta realidad, “que se lanza al Morin, Edgard: Introducción al pensamiento complejo, Barcelona, Gedisa, 2001. Castels, Manuel: Crisis urbana y cambio social, Madrid, Siglo XXI, 1981 327 Citado en Macón, Cecilia: Trabajos de la Memoria: arte y ciudad en la pos-dictadura argentina, Buenos Aires, Lado sur, 2006, 92. 328 Dusell, Inés, Gojman, Silvia, Finocchio, Silvia: Haciendo Memoria en el país de nunca más, 2da. Ed., Buenos Aires, Eudeba, 2003. 329 Una ampliación de esta idea puede encontrarse en Funes, Alicia G. “Patrimonio identidad y memoria en la enseñanza de la historia reciente”, en Ballesteros, E., Fernández, C., Molina y J. Moreno, P. El patrimonio y la didáctica de las ciencias sociales, AUPDCCSS UCLM, Cuenca España, 2003. 325 326 pasado para traerlo, como iluminación fugaz, como relámpago, al instante de peligro actual”, en términos de Walter Benjamín330. Historiar los monumentos de la ciudad permite, además de los aspectos mencionados, incluir como contenido de la historia la cuestión patrimonial. El patrimonio es un concepto selectivo y restrictivo, circunscripto a un grupo de poder que considera desde una determinada concepción axiológica e ideológica qué cosas vale la pena conservar y qué no. Ante la generalizada ausencia de políticas de Estado para preservar lo que es considerado patrimonio cultural, histórico, arquitectónico y natural de las comunidades, creemos que la historia puede, a partir del abordaje de los monumentos como lugares de la memoria331 y centros de interés del historiador, construir capacidades para detectar y reconocer objetos plausibles de transformarse en bienes patrimoniales, lo que permitiría una democratización en la conceptualización misma del patrimonio de una sociedad. El patrimonio cultural no sólo nos remite a analizar un monumento, un edificio, un objeto u otra representación intangible, sino a entender que es una construcción socio histórica, y que sólo un bien se convierte en cultural cuando es legitimado socialmente. Como sostiene Alba González332 “Cada uno de los bienes potencialmente patrimoniables, necesitan ser activados para formar parte del patrimonio, esta activación se entiende como el paso de la potencia al acto… es decir, elegir ciertos referentes vinculados al pool naturaleza, historia, inspiración creativa, y exponerlos de una determinada forma”. Evidentemente, son los poderes públicos y los agentes económicos, aquellos que en diferentes períodos históricos y sociedades, han cargado de valor simbólico algunos repertorios, los han erigido en bienes culturales, los han activado por razones e intereses diversos, legitimando su poder, ejerciendo una conservación selectiva de lo patrimonial. Mientras que también podemos visualizar que existen contrapoderes que resisten y ejercen acciones activando los bienes patrimoniales. El Estado, por lo general, tiene una relación ambivalente con el uso social del espacio público: por un lado desconfía y teme que las cosas se vayan de control y que se cometan excesos, y por otro admite la funcionalidad de algunas manifestaciones, como los festejos –por ejemplo, el aniversario de la ciudad, del bicentenario y los efímeros triunfos argentinos en el mundial de futbol- como instancias en que la población puede reparar u olvidar sufrimientos y privaciones vividos cotidianamente, a la vez que generar un sentir común, aunque sea momentáneo y fugaz, de sentirse miembro de un colectivo social que comparte ideas, tiempo y emociones. Como sostiene Elizabeth Jelín333 siempre habrá a la luz de un monumento, una estatua, una plaza muchas historias, otras memorias e interpretaciones alternativas ya que “el espacio de la memoria es un espacio de lucha política y no pocas veces esta lucha es concebida en términos de lucha contra el olvido”. Benjamin, Walter (1994: 178) citado en Aguiluz Ibarqüen, Maya: Memoria (in)cognitas. Contiendas en la Historia, Méjico, UNAM, 2007, 237. 331 Nora, Pierre (dir. ); Les Lieux de Mémoir; París, Gallimard, 1984. (Tomo I, II y III) 332 González, Alba Susana: Patrimonio, Escuela y Comunidad, Buenos Aires, Lugar Editorial, 2009. 333 Jelin, Elizabeth y Langland, V. “Introducción: Las marcas territoriales como nexo entre pasado y presente” en Jelin, E. y Langland, V. (comps.) Monumentos, memoriales y marcas territoriales, Madrid, Siglo XXI, 2003. 330 Acerca del general y su ciudad Enclavada en el corazón del lago Nahuel Huapi, en el actual oeste rionegrino, la ciudad de San Carlos Bariloche fue fundada oficialmente por un decreto presidencial el 2 de mayo de 1902. Su signatario, Julio Argentino Roca, había sido uno de los responsables de la campaña militar que casi dos décadas antes avanzó sobre el mundo indígena y, a través del ejercicio de una denudada violencia, impuso un nuevo orden organizado en la lógica del Estado-nación y los principios del “orden y progreso” propios de la “generación del 80” en el poder. A partir de entonces el espacio urbano comenzó a organizarse recibiendo a un heterogéneo contingente migratorio, en especial de origen chileno y germano chileno y albergando a los sobrevivientes a la campaña militar, convertidos ahora en sectores subalternos y habitantes precarios de territorios fiscales. La región del Gran Lago se organizó como un pueblo de frontera vinculado económicamente al mercado chileno al que proveyó de ganado en pie, lanas, cueros y plumas de avestruz, estos tres últimos bienes con destino final el puerto de Hamburgo, en Alemania. Entre la década de 1920 y 1930 un conjunto de factores, vinculados al contexto internacional y las crisis económicas y al avance de las medidas proteccionistas aduaneras a ambos lados de la cordillera, llevó a que hacia los años 30’ el modelo económico estuviese agotado y urgiera pensar en nuevas alternativas. En este contexto, el año 1934 se erige como un año decisivo en cuanto a que la llegada del ferrocarril desde Buenos Aires a Bariloche permitió la inserción del espacio regional en un mercado nacional, mientras que la creación de Dirección de Parques Nacionales define al Nahuel Huapi como destino turístico de elite. Para transformar el espacio regional en un centro turístico internacional Parques invirtió en propaganda e infraestructura: servicios de cloacas y gas, caminos, hoteles y un centro cívico que albergara las instituciones centrales del modo de vida urbano. Con el diseño del arquitecto Alejandro Bustillo, hermano del director de Parques Nacionales Exequiel Bustillo, se construyó el lujoso hotel Llao Llao, y, con los planos del arquitecto Ernesto Estrada, el Centro Cívico. En este último caso, los fondos para la construcción del centro administrativo y cultural se lograron con los aportes y gestiones del entonces vicepresidente de la Nación, el doctor Julio Roca, hijo del general, quien a cambio de ver en el centro de la plaza la estatua de su padre, gustoso cedió parte de los fondos, que fueron completados con el aporte de otros roquistas y del Ministerio de Obras Públicas de la Nación. Como aclaró Bustillo: “...no es que el Centro Cívico fuese construido para servir de marco a la estatua del general Roca, ni mucho menos. Pero no hay duda (...) que ambas ideas nacieron asociadas, como si al satisfacer la necesidad que este Centro Cívico venía a llenar, sirviese al mismo tiempo de decoración al gran homenaje que la Patagonia debía a quien había conseguido liberarla del indígena que la asolaba”. No fue el azar, ni la casualidad, ni el deseo de un hijo que llevó la estatua allí: era la connivencia del poder central con el poder local, la complementariedad de sus objetivos y la concordancia de sus ideas, en un período de profundización de sentimientos nacionalistas y xenófobos, lo que hizo que la estatua se instalara en el corazón de la ciudad como símbolo de una memoria del poder. Realizada por el artista italiano Emilio J. Sarniguet (1887-1943), la estatua se inauguró en enero de 1941 en la plaza Expedicionarios del Desierto, con el objetivo de fusionar el culto de la naturaleza con el de otros héroes para celebrar mediante monumentos y ceremonias a los padres de la patria. Julio Argentino Roca (h) no quedó conforme con el trabajo ya que la figura representaba a un anciano, mientra que su padre tenía solo 36 años cuando lideró la avanzada contra los pueblos originarios. El que sí recibió muchos elogios fue el caballo. Tras la inauguración, el arquitecto Alejandro Bustillo proyectó construir un mapa local de estatuas que dieran a la ciudad el perfil de centro urbano civilizador y centinela de la nacionalidad argentina con el fin de, a través de la difusión de una simbología patriótica en la región, cuya soberanía parecía incierta, consolidar la frontera nacional y los sentimientos de nacionalidad, al mismo ritmo que la progresiva “privatización” de las tierras fiscales. El monolito a San Martín tendría diez metros de altura, el busto de Moreno recordaría que sus restos están sepultados, como fue voluntad, en la isla Centinela del lago Nahuel Huapi. A partir de entonces, la plaza y la estatua del Centro Cívico se convirtieron en sede reiterada de la conmemoración, el festejo y el reclamo. El calendario festivo local tenía en la plaza su escenario: por allí marcharon las procesiones religiosas y cívico militares de la década del 40’ y el 50’, las fiestas locales como la de la nieve, el festejo del mundial de futbol de 1978, el inicio de la guerra en Malvinas y el regreso de la democracia en 1983. Fue justamente con el regreso de la democracia estable cuando la estatua deja de ser escenario para trasladarse en el centro de interés. La estatua cobra vida Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador" (Proverbio africano citado por Eduardo Galeano). La “primavera democrática” instalada en 1983, la reforma constitucional rionegrina de 1984, la implantación de políticas provinciales a favor de la conservación y difusión del patrimonio cultural y reconocimiento de derechos a las minorías étnicas y religiosas y muy especialmente, la gran nevada de 1984 que produjo una mortandad nunca vista de ovejas en la meseta rionegrina, llevó a que las comunidades originarias del territorio comenzaran a organizarse para superar la crisis económica y recuperar años de invisibilidad y silencio. La conformación del Concejo Asesor Indígena (1985) y el Centro Mapuche en la Provincia de Río Negro fueron buenos y nuevos aires en este sentido. La reforma de la Constitución Nacional de 1994, que atendió los derechos de los pueblos originarios en el artículo 75 inciso 17, significó una coyuntura importante. En este contexto, la permanencia de la estatua de Roca en el corazón de la ciudad, comenzó a ser cuestionada por los mapuche, grupos e instituciones locales y regionales. A mediados de 1996, un grupo de barilochenses autodenominado ``Ciudadanos comunes'', acompañado por un sector de la comunidad mapuche Anecón Grande, inició una campaña de firmas en reclamo de que el monumento al general Julio Argentino Roca fuera sacado de la plaza por considerarlo ``un agravio a los pueblos originarios''. La Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos consideró que la estatua de Roca en Cívico de Bariloche formaba parte de la totalidad del monumento histórico nacional constituido por ese centro y no debía cambiarse su ubicación. La presidenta de la Comisión, Magdalena Faillace, señaló que ésta no tomaba partido ideológico, ya que sus miembros podían tener diferentes posturas sobre la “conquista del desierto”, pero que la estatua, como monumento nacional, no podía ser desplazada, según ley nacional 12.665. La respuesta de la Comisión Nacional movilizó a la opinión pública y a la ciudadanía local. Comenzaron a hacerse visibles un abanico de posturas, evidencias de la profunda fragmentación social e ideológica imperantes en el espacio regional. El debate sobre el presente se trasladó a los océanos del pasado: ¿Fue Julio Argentina Roca un genocida o un héroe civilizador? La disputa por los usos del pasado había comenzado, en el marco de un revisionismo histórico creciente. Unos años más tarde, un conjunto de manifestaciones a favor de la Campaña de Roca y del exterminio de los pueblos originarios volvieron a movilizar a la ciudadanía y trascendieron los límites regionales. En julio del 2003, el por entonces ministro de la producción Néstor Alcalá justificó el genocidio llevado a cabo en las mal llamadas "Campañas del Desierto" de fines del siglo XIX. En concordancia con esta postura, Juan José Cresto, presidente de la Academia Nacional de la Historia, director del Museo Histórico Nacional y habitual colaborador de las páginas de la Nación, en noviembre del año 2004 publicó en ese diario la nota “Roca y el mito del genocidio”, versión ampliada de un primer artículo anónimo que había aparecido como editorial del mismo diario el 13 de junio anterior bajo el título “Respetemos nuestra historia”. Cresto acusó a “una historiografía carente de toda documentación” de actuar con “supina ignorancia” o movida por “intereses de reivindicaciones territoriales” al aplicar el concepto de genocidio a la campaña dirigida por Julio Argentino Roca en 1879. Según su opinión, Roca fue un ejecutor exitoso de una política de ocupación territorial cuyos orígenes deben remontarse por lo menos a los primeros gobiernos patrios. Para Cresto, son tres los argumentos principales que obligan a reivindicar el accionar del general: 1) las pampas estaban enteramente desiertas cuando en el siglo XVI empezaron a ocuparlas los primeros españoles, 180 años antes de que se iniciara desde Chile la expansión araucana gracias a los elementos culturales que los indígenas adoptaron de los europeos (caballo, vaca, hierro, etc.); 2) estos indios de origen chileno vivían exclusivamente del malón, lo que legitimaba cualquier “guerra defensiva” que se emprendiera contra ellos, pues constituían en plena era del progreso un obstáculo para los honrados inmigrantes que querían trabajar la tierra; 3) no hubo tal genocidio (que Cresto no define) ya que los prisioneros de guerra indígenas fueron atendidos en sus dolencias y se les asignaron grandes reservas, aunque posteriormente fueran cercenadas por “individuos inescrupulosos”. A ojos de Cresto, no habría habido en la región pampeana grupos que pudieran reclamar el carácter de autóctonos: “Los indios iniciaron su ocupación 180 años después [de la llegada de los españoles]”. La anexión de esos territorios por el Estado argentino no habría tenido por objeto el acaparamiento de sus tierras sino la defensa de la vida y la propiedad de los pobladores criollos frente a la agresividad de indios llegados de Chile y la campaña militar dirigida por Roca fue la ocasión de un despliegue de humanitarismo hacia los prisioneros de guerra. Cresto concluye afirmando que “mencionar al indio como tal es un insulto”, ya que no hay indios sino argentinos con los mismos derechos y obligaciones, que “no merecen ningún tratamiento especial ni más derechos que otros”.334 Tal toma de posición no sólo revelaba un sorprendente desconocimiento de la antigua y compleja historia del poblamiento indígena de las pampas y de la variada gama de interrelaciones pacíficas (comerciales, diplomáticas, biológicas, laborales) que predominaron durante largos períodos entre las sociedades indígenas y el fronterizo mundo hispanocriollo, sino que lanzaba al gremio de los historiadores serias e infundadas acusaciones. Como era natural, varios de ellos reaccionaron enviando cartas al diario La Nación, que prefirió silenciar toda opinión discordante con lo expresado por Cresto, al tiempo que daba cabida en sus páginas a una seguidilla de elogiosas cartas de lectores que fueron incluso más lejos que el propio Cresto al sostener que los únicos “indígenas” de la región pampeano-patagónica habrían sido los tehuelches, aniquilados por los mapuche-araucanos que ingresaron violentamente al territorio desde Chile, con lo cual los verdaderos genocidas serían ellos. Según estos lectores, los indígenas que hoy revindican una ascendencia mapuche en las pampas no podrían ser considerados aborígenes ni merecerían ningún trato o derecho especial. Las argumentaciones a favor de la campaña militar produjo la respuesta de la comunidad de historiadores en la voz de Claudia Salamón Tarquini y Pedro Navarro Floria entre otros, en el marco del revisionismo histórico de esta etapa de nuestra historia. Salamón Tarquini, Licenciada en Historia de la Universidad Nacional de La Pampa, en una extensa nota que se difundió a los medios señalaba algunas de las falacias de las aseveraciones vertidas. Entre ellas: el trabajo acrítico de las fuentes citadas, la parcialidad de los historiadores consultados, el desconocimiento de los aportes provenientes de la etnohistoria y la negación de investigaciones recientes que matizan, y en muchos casos refutan, cuestiones como el nomadismo, la adscripción nacional y la belicosidad indígena. Finaliza Tarquini sosteniendo que: “En resumen, como miembro del "gremio de los historiadores" quizás deba hacerme una autocrítica porque nuestras posturas no alcancen a veces la necesaria difusión de manera tal que no se incurra en errores por ignorancia de las últimas tendencias en historiografía, de manera que quería aprovechar este espacio para destacar estos aspectos y para dejar en claro que todos los historiadores de una u otra manera tienen una visión parcial de la realidad: tanto aquellos a los que debe referirse el señor ministro como la que suscribe las tenemos, y ello no nos hace menos científicos, sino más o menos serios en el desarrollo de nuestra profesión.” Otra de las respuestas a Cresto la escribió el 26 de noviembre del 2004 Pedro Navarro Floria, historiador, investigador del CONICET y Director del Centro de Estudios Patagónicos de la Universidad del Comahue. De la 334 La Nación. Editorial del 13 de junio del 2004: “Respetemos nuestra historia” negativa del diario “La Nación” a publicar su escrito, surgió la iniciativa de lanzar una campaña de adhesiones a la carta de Navarro Floria, reclamando al diario su publicación en virtud del derecho a réplica y del principio de la libertad de opinión. Al cabo de unas semanas se habían reunido más de cien firmas, en su gran mayoría de profesionales de las ciencias sociales del país y del extranjero, enviadas al diario el 20 de diciembre. Pese a tan vasto apoyo, “La Nación” no dio lugar a la publicación de la carta de Navarro Floria, quien culminaba su misiva sosteniendo que: “Si a fines del siglo XIX no había una palabra que definiera eficazmente esa barbarie, la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio adoptada por la ONU en 1948, hoy incorporada a nuestra Constitución Nacional, sí nos la brinda: la destrucción total o parcial de un grupo étnico mediante la muerte, la lesión grave a la integridad física y mental, el traslado forzado de niños fuera de sus familias, etc., se llama genocidio. En esta caracterización de un proceso histórico y social no hay ni ignorancia ni ocultas reivindicaciones territoriales. Sí hay la intención de conocer más y mejor el pasado y el presente, de reconocer las cicatrices aún visibles de tanta violencia en la piel de nuestra querida nación mestiza, y de construir un futuro común sobre los valores de la vida y no sobre la muerte del otro.” En este clima de ideas alrededor de la figura de Roca y su accionar, a partir de una iniciativa del escritor Osvaldo Bayer, en junio de 2004 se conformó en Buenos Aires la comisión Anti-Monumento a Julio A. Roca, la cual elevó un proyecto de ley a la legislatura porteña donde se propone como primera medida, “dentro de un proceso más amplio de revisión, la destitución y eliminación de la figura de Julio Argentino Roca del lugar privilegiado que ocupa dentro de la jerarquía iconográfica de los símbolos nacionales que se imponen dentro de los distintos sistemas educativos”. Los fundamentos del proyecto de ley son la responsabilidad directa de Roca en el asesinato de decenas de miles de mapuche y otros pueblos originarios, lo que no sólo significó el genocidio sino la apropiación de sus tierras que fueron otorgadas a propietarios corruptos nacionales y extranjeros, en lo que significó el origen de los grades latifundios. Bayer criticó las expresiones del reconocido director de la revista “Todo es Historia”, el historiador Félix Luna, quien sostuvo que Roca sólo había matado a unos cientos de indios y había realizado muchas cosas valiosas para el país, como por ejemplo, el ministerio de Obras Públicas. También Bayer fustigó las manifestaciones de la cineasta María Ester Vázquez quien sostuvo que los indios se robaban las mujeres de los blancos, desconociendo las violaciones, la tortura y las vejaciones que durante el avance de la tropa sufrieron las mujeres indígenas. Los reclamos de Bayer y su grupo –cada vez con mayores adeptos-, se mantuvieron desde entonces hasta el presente, así como la presión al Congreso de la Nación para desmonumentar a Roca, acusado tanto como militar responsable del genocidio y racismo y sindicado como el presidente que reprimió a obreros, dictó la ley de residencia y propició el latifundio. Las estatuas de Roca en la Capital Federal a metros de Plaza de Mayo y la de Bariloche fueron los monumentos en torno a los cuales se articularon estos discursos, con fuerte presencia de grupos de adscripción mapuche. Los frecuentes graffitis que cubrían la estatua porteña, como “Mejor un Mayo Francés que un Julio Argentino”, “Roca = Videla” y “Genocida”, provocaron nuevamente la reacción del diario La Nación en la nota “Roca: el monumento más atacado”, del 26 de marzo del 2006, donde se indicaba que “Tan recurrente es esta manía por ensuciar ese pedestal que hasta miembros de las comunidades indígenas han plasmado allí su credo” … En Bariloche la polémica acerca del sentido y el destino de la estatua continuaban y el general de a caballo resignificaba su presencia llenándose de cicatrices en forma de graffitis (Figura 1), inscripciones en mapuzundun como “marichi weu” (diez veces venceremos); epítetos como “Roca genocida”, “asesino”; reclamos territoriales como “no al desalojo, justicia, usurpadores, comunidad Leleque”, entre otros como “fuera winca”; “Pueblo mapuche”, “no más represión”, “monumento a la muerte”. Se han impreso en la estatua manchas rojas figurando sangre y pañuelos blancos simbolizando la lucha de las madres; se la cubrió con un manto oscuro un 12 de octubre de los 90’ e incluso fue cubierta por un gigantesco kultrum a través del cual los mapuche hacían visible el reclamo por la propiedad de la tierra y la preservación de su cultura. Diferentes gestiones municipales se han ocupado de borrar estas inscripciones, que sistemáticamente son reemplazadas por otras. Mientras las organizaciones mapuche-tehuelches reclamaban en organismos nacionales e internacionales la remoción de la estatua y la devolución de la tierra a sus dueños legítimos, la ciudadana y docente, hoy abogada Marina Schifrin sostenía entonces: “Sería interesante que aportaran al debate sobre Roca los estudiantes y docentes de la Carrera de Historia que se dicta en la Universidad Nacional del Comahue en nuestra ciudad. Bariloche es una ciudad multicultural, y hoy existe un nuevo concepto de ciudadanía, que no es el que existía cuando se levantaban monumentos a Roca. Ese monumento ofende a una parte importante de gente de nuestra ciudad, por sus orígenes mapuches, y ofende a los derechos humanos en general. Por suerte, esas ideas que antes no estaban presentes, hoy lo están.”335 En síntesis, desde que la estatua se convierte un monumento vivo y en un espacio de disputa entre la historia, la memoria y los procesos identitarios, la comunidad de los historiadores es reclamada para que se expida al respecto y brinde no sólo información sino que evidencie toma de postura y opinión fundamentada. ¿Deben los historiadores asumir ese compromiso?, ¿Forma parte de su hacer profesional participar de estas coyunturas reveladoras de ideologías y estructuras desde su capital intelectual?. Consideramos que la llamada “historia del presente” comprendida como “historia vigente” puede arrojar luz en este sentido. Veamos de qué se trata. La Historia Vigente Muchas hechos sociales actuales se constituyen en manifestaciones discursivas que traen al presente un pasado considerado por largo tiempo como “cerrado” pero cuya reapertura le confiere un particular carácter de vigencia, aspecto clave en torno al cual pensamos que se puede articular la 335 “Polémica por General Roca en Bariloche”, Kolectivo Mapuche Lientur, 17 de Julio de 2003, En http://www.nodo50.org/kolectivolientur. práctica de una historia vigente como particular enfoque de la historia del presente336. El conflicto en torno a las estatuas de Roca como íconos de un pasado puesto en cuestión desde el presente es uno de esos acontecimientos disparadores que reactivan un pasado “latente”, que permanece en la memoria y que en determinados momentos adquiere vigencia. Este carácter dinámico y cambiante del pasado nos lleva a reflexionar sobre la vigencia del pasado y sobre la práctica del historiador que enfoca el presente histórico como objeto de estudio. Aquí haremos una breve reseña de la temática, mencionada en un estudio de caso337 y tratada en extensión en otro trabajo enviado a publicación. Como sabemos toda producción historiográfica está permeada por el “largo presente del historiador”, donde un rasgo del presente y de alguna manera de vigencia radica en que siempre su trabajo responde a una demanda de algún sector de la sociedad, aunque sea únicamente la de su propio círculo académico. Sin embargo no necesariamente toda historia, incluso del presente histórico, atiende temas sociales vigentes ya que una cosa es el propio marco temporal del pasado reciente y otra la relación de ese pasado con problemas del presente, vigentes, generalmente asociados a situaciones traumáticas. Ciertos temas del pasado están estrechamente relacionados con los problemas del presente, incluso inmediato; se trata de procesos cuyo desarrollo y/o percepción es aún vigente en mayor o menor medida, que gravitan sobre la sociedad y que por lo tanto forman parte de una historia vigente que se resignifica en el presente. Este pasado “abierto” o circunstancialmente reabierto se puede distinguir de aquellos pasados en apariencia “cerrados” o “clausurados”338. El carácter de vigencia del pasado no se refiere únicamente al desarrollo de los procesos históricos en sí mismos, como procesos “abiertos” o “en curso” desde el planteo de la Historia del presente de Aróstegui o del de una Historia inmediata339, sino en cuanto a su percepción y relevancia social, a su reobjetivación coyuntural; a su resignificación incluso tiempo después de que se los considere procesos “cerrados”, como en el caso que aquí nos ocupa. Se trata de un carácter que define al objeto de estudio de una historia vigente, relativamente independiente del tiempo generacional transcurrido entre éste y el presente del historiador. Adherimos aquí a un enfoque “generacional” para enmarcar el presente histórico340, que no tiene un contenido cronológico sino coexistencial (coetáneo), ya que los hombres viven una historia común desde edades distintas. El presente histórico es siempre un tiempo relativo, que coincide con la experiencia vital y con la experiencia intergeneracional de cada hombre, de modo que el tiempo presente funciona por la acumulación de la experiencia de Aróstegui, Julio 2004. “La Historia del presente: ¿una cuestión de método?”. Actas del IV Simposio de Historia Actual. Carlos Navajas Zubeldía (ed.). Octubre de 2002. Logroño, Gobierno de la Rioja, Instituto de Estudios Riojanos, pp. 41-75. 337 Lezcano, Maximiliano 2010. J. ¿Sí o no a Wal-Mart en Bariloche?: una perspectiva desde los sectores populares del "alto". Pilquen, Sección Ciencias Sociales, Viedma, Nº 13, dic. En http://www.revistapilquen.com.ar/Sociales.htm y http://www.scielo.org.ar/scielo.php. 338 En el sentido de Ricoeur en Dossè, François 2003. La historia. Conceptos y escrituras. Buenos Aires, Nueva Visión, p. 134. 339 Barros, Carlos 2002. “¿Es posible una historia inmediata?.” Ponencia dictada en el II Seminario Internacional Nuestro Patrimonio Común, organizado en Cádiz, el 23 de abril de 2002, por la Asociación de Historia Actual, presidida por Julio Pérez Serrano. En http://www.h-debate.com/cbarros/spanish/articulos/mentalidades/inmediata.htm 340 Mudrovcic, María Inés 1998-2000. Algunas consideraciones epistemológicas para una historia del presente. Hispania Nova, N°1. En http://hispanianova.rediris.es/general/articulo/013/art013.htm. 336 individuos y generaciones, como historia “vivida”341. Salir de encuadres temporales rígidos para enmarcar el presente histórico permite adaptarnos mejor a los cambios en las demandas, valoraciones y percepciones de la sociedad en torno a los temas del pasado. Este particular rasgo de la dinámica de las sociedades está estrechamente relacionado con los marcos ideológicos y políticos, flexibles y cambiantes en el tiempo más allá de periodizaciones impuestas. Así, la estatua de Roca en el centro Cívico de Bariloche y el pasado que simboliza no fueron particularmente puestos en cuestión durante las dictaduras militares y los gobiernos liberales y neoliberales posteriores, aunque en la última década asistimos a su pleno cuestionamiento en el marco del proceso de reivindicación mapuche iniciado a partir de la década de 1980 y de su renovado tratamiento historiográfico342. Nos referimos entonces a una historia vigente como a una historia de temáticas vigentes y problemáticas, inscriptas en un pasado generalmente no muy lejano, dentro del horizonte de la experiencia vivida por las generaciones actuales, aunque también pueden trascenderla, y mucho. En este sentido, una historia vigente no puede ser periodizada estrictamente porque el carácter de vigencia social del pasado es tan cambiante como las mismas sociedades y sus contextos ideológico-políticos y económicos. El objetivo de una historia vigente y del historiador del presente histórico es entonces al de historizar y re-significar el presente a partir de la indagación de las condiciones de producción de los hechos que forman parte de la realidad actual, en particular de aquellos que son problematizados por la sociedad, lo que muchas veces implica proyectarse bastante atrás en el tiempo. En una historia vigente se destaca la intención de re-significar y de transformar la realidad social; de contribuir a mostrar caminos alternativos más allá del futuro decantado por las visiones hegemónicas, desestructurando y desmontando “historias oficiales”. Historizar el presente desde esta perspectiva remite así a esa capacidad de la historia y del historiador de ejercer una función social; de complejizar y de construir sentido, de encontrar en el pasado claves explicativas para la comprensión del presente en una dimensión eminentemente interpretativa de la realidad social más que sólo descriptiva. Comentarios finales La problemática enfocada en este trabajo nos permitió dar cuenta de un pasado insospechadamente vigente pese a los años transcurridos desde la mal llamada “Campaña del desierto”. Los diferentes discursos articulados en torno la figura de Roca y su materialización en las estatuas que lo recuerdan muestran la vigencia de un pasado cuya percepción para parte de la sociedad dista mucho de estar “cerrado”. En las últimas dos décadas el monumento a Roca en Bariloche pasó de ser una simple estatua como testimonio de una historia aparentemente y convenientemente “cerrada” a convertirse en el centro de discusión de una historia abierta y vigente. Marcar estas vigencias, realzar discursos contrahegemónicos, desmontar historias “oficiales” son todas 341 Julio Aróstegui, op. cit. Del Río, Walter M. 2005. Memorias de expropiación. Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia, 18721943. Bernal [Buenos Aires], Universidad Nacional de Quilmes, 310 pp. 342 atribuciones que el historiador puede (¿debe?) asumir como parte de su rol activo en la sociedad. Enfoques como los de la historia del presente, en particular como historia vigente, permiten encarar los problemas del presente inmediato, actual, para decididamente re-significarlos en una historia que considere la multiplicidad de visiones y responda a las demandas sociales. El análisis de un pasado vigente que gravita en el presente, la historización de aspectos sociales relevantes y frecuentemente urgentes del presente inmediato, así como la consideración de pasados generalmente traumáticos en continuidad con el presente y su efectividad en la sociedad comporta una historia vigente como particular enfoque de la historia del presente, como línea de investigación y como agenda del historiador, en cuanto a profesional comprometido con la realidad de la que se nutre, de la que forma parte y a la cual intenta comprender y por qué no, incluso transformar. Referencias Figura 1. Monumento a Julio A. Roca en la plaza “Expedicionarios del Desierto” en el Centro Cívico de Bariloche. Año 2006. 23.- “Poniendo en foco”. Una propuesta metodológica historiográfica para considerar los archivos fotográficos como documentos MOSCHES, Edith A.; PIERUCCI, Liliana V. [email protected] , [email protected] “Las fotografías son antigüedades instantáneas. Son una inagotable invitación a la deducción, la especulación y a la fantasía. Coleccionar fotografías es coleccionar el mundo”. Susan Sontag Imágenes del mundo - un mundo de imágenes En este trabajo proponemos un método para el análisis documental de las fotografías y para ello, se revisan algunos aspectos de la imagen como modo de representación de la realidad, a la vez que como documento de carácter informativo, social e histórico. “La imagen ha pasado de ser un documento complementario a convertirse en parte integrante de la investigación, que permitirá al espectador (confrontado a los dilemas de la representación) otras posibles interpretaciones.” (Brisset, 2002:101) Desde su surgimiento, la fotografía se viene expandiendo alcanzando mayor calidad y durabilidad en las producciones. La imagen fotográfica es polisémica por naturaleza, es decir que puede ser pasible de portar innumerables significados. Es relevante no solo por lo que puede decir del pasado en relación a la historia de las ideas, de los valores, de la vida cotidiana, sino también porque resulta un documento “sensible”, que puede tener interpretaciones variadas, estimular una respuesta desde la empatía, incluso hasta poética, respecto del pasado. En este sentido como fuente, implica una mirada flexible hacia el pasado, dependiendo del interés y formación de quien la analice. Para ser utilizada necesita ser organizada y clasificada. Implica análisis y definición de temáticas, permitiendo así su almacenamiento y recuperación. Para los investigadores, la fotografía se constituye en un documento con características particulares para la reconstrucción de los procesos históricos. Resultan de especial interés los archivos fotográficos locales, regionales y nacionales que se están conformando (que se suman a las fotografías que están incluidas en los álbumes familiares, en la prensa, etc.). Trabajar con estas fuentes implica abordar tanto aspectos conceptuales de la imagen, como el contexto histórico que porta y plasma cada fotografía. Es importante considerar diferentes dimensiones de la misma, en tanto documento, al momento de su análisis. Por un lado, aquellas fotografías que se consideran relevantes sólo como registro de un momento particular de la historia (batallas, inauguraciones, eventos públicos, etc.) y por otro, las que refieren a las historias personales de los sujetos que se retratan. Toda imagen fotográfica es un testimonio que se constituye luego de una selección, un filtro cultural, al tiempo que es una creación visual. A la vez que porta implícitamente un doble testimonio: aquello que nos muestra del pasado retratado y aquello que nos informa de su autor. Memoria y fotografía La fotografía es “memoria congelada”. La memoria congela las imágenes como lo hace la fotografía, como si fueran cuadros pictóricos. Memoria y fotografía remiten al instante pasado. (Sontag, 2003) Las dos comparten una zona que se diluye: la memoria en el olvido, la fotografía en las sombras. Sin embargo, la fotografía permite reconstruir y recuperar algunos aspectos de la memoria, cuando sus imágenes traen al presente eventos, vivencias y seres queridos que no están, donde los significados nos interpelan como espectadores individuales, a la vez que permiten construir una memoria en común, la de la historia colectiva. Al respecto, Halbwachs343 plantea que “las memorias individuales están siempre enmarcadas socialmente. Estos marcos (sociales) son portadores de la representación general de la sociedad, de sus necesidades y valores. Incluyen también la visión del mundo, animada por valores, de una sociedad o grupo. (…)” La fotografía permite reconstruir el pasado con los recuerdos de otros y con los códigos culturales compartidos, aun cuando, como dice Ricoeur344, “las memorias personales son únicas y singulares”. Y como “esos marcos son históricos y cambiantes, en realidad, toda memoria es una reconstrucción más que un recuerdo”. (Namer345, 1994) Es importante conservar el patrimonio fotográfico porque la foto señala lugares y sucesos. Es un documento que conforma identidad: individual, social e histórica. Por ejemplo, nos permite ver la transformación de cualquier espacio urbano y reconocer los procesos, cambios y continuidades de la “modernidad”. Mirar una imagen implica abordar su contenido, su significado y finalmente “la cuestión de los usos, efectos e impactos como testimonios sobre la sociedad y el entorno en que se manifiesta en el momento en que se narra, así como las apropiaciones y sentidos que distintos públicos podrán darle a lo largo del tiempo.” (Jelin, 2002: 80), lo que vincula la fotografía con memoria, identidad e historia. Orígenes de la fotografía En las primeras décadas del S. XIX, la imagen fotográfica fue muy apreciada por “la fidelidad” que no resistía comparación con los retratos realizados por los pintores de época. En el proceso de desarrollo histórico de la fotografía, la daguerrotipia fue el primer procedimiento de impacto social. Se considera a Nicéforo Niepce (1764-1833) y a Louis J. M. Daguerre (1787-1851) los inventores del daguerrotipo. El primero concretó en 1826 fijar una imagen desde una ventana de su casa en una placa de estaño. Daguerre perfeccionó el método y lo dio a conocer en 1839. Ese mismo año, el inglés Talbot tomó la primera fotografía sobre un papel, captando imágenes negativas. En nuestro país, la actividad fotográfica se inició en 1843, cuando se publicaron en un diario de Buenos Aires los avisos publicitarios del “primer daguerrotipista profesional fotógrafo” del que se tiene registro, el 343 En: Jelin, 2002: 20 Op.cit. pp 20 345 Op.cit. pp 21 344 norteamericano John Elliot, quien abrió una galería de retratos en Plaza de Mayo. A él se debe el daguerrotipo fechado más antiguo de nuestro país (en 1844), que se conserva en el Museo Naval de Tigre y que retrata al Almirante Guillermo Brown y su esposa Elisa Chitty. Los primeros daguerrotipos se entregaban enmarcados y con estuche, oscilando su valor entre 100 y 200 pesos, cuando el salario de un dependiente era de veinte pesos mensuales. Hacia 1845, otro norteamericano John Bennet, abrió la segunda galería de daguerrotipos de Buenos Aires en la calle La Piedad 121 y hacia 1848 había en la ciudad diez daguerrotipistas, todos ellos extranjeros. Otros artistas reconocidos por la cantidad de retratos realizados fueron Charles Fredricks, el alemán Adolfo Alexander, que se desempeñó en las provincias de San Juan y en Mendoza, Antonio Pozzo (1829-1910), Federico Artigue (1826-1871), Tomás Helsby, el francés Amadeo Jacques, entre otros. La realidad plasmada en cada fotografía responde al punto de vista de cada fotógrafo. Por esto, trabajar con estas fuentes documentales tiene el doble desafío de analizar lo representado tanto como identificar a los autores. Reconocer a los artistas fotógrafos daguerrotipistas es de especial relevancia para los estudiosos de la temprana iconografía fotográfica nacional, aunque los datos son parciales y en general, no hay registros de firmas. Avanzando en el S. XIX determinar quiénes son los fotógrafos, implica un trabajo de campo y recopilación de diversas fuentes, tales como hemerotecas, los folletos de las exposiciones industriales del momento, los periódicos, las cédulas testamentarias, las casas fotográficas de la época. La complejidad de la imagen fotográfica A primera vista las fotografías parecen objetos simples. Sin embargo son extremadamente complejas, pues al abordarlas se requiere tener en cuenta una triple dimensión de análisis: la mirada del fotógrafo, la situación del fotografiado y también la lectura de quien la interpreta posteriormente. Podemos plantear la relación autor-fotografía-lector como un diálogo en el que interviene la subjetividad y el capital simbólico y cultural de cada individuo, donde está en juego la emocionalidad. En síntesis, implica un lector, un mensaje y un sentido dentro de un proceso de comunicación. El emisor es el fotógrafo y el receptor es el público. Desde una perspectiva multidisciplinar, consideramos a la fotografía como un texto visual, entendiendo a la imagen como “una unidad discursiva superior a una cadena de proposiciones individuales aisladas, que se manifiesta como un todo estructurado e indivisible de significación que puede ser actualizado por un lector o destinatario” (Vilches, 1999: 39). También hay que tener en cuenta que “toda imagen fotográfica supone de manera automática la elección de un espacio que se decide mostrar y la eliminación simultánea del espacio que queda más allá de los límites del encuadre”. (Zunzunegui, 1998: 133). Como resultado de estas dos premisas, esta imagentexto debe ser leída e interpretada como cualquier otro documento, es decir teniendo en cuenta el contexto de producción, que a su vez implica un recorte de la realidad. Como todo texto, la fotografía forma parte de un código y conlleva una serie de convenciones culturales preestablecidas comunes a emisor y receptor. Por último, implica la posibilidad de analizarla en un plano de expresión, simultáneamente que en un plano de contenido, lo que algunos investigadores sintetizan en cómo se muestra (forma) y qué se muestra (contenido). En general, las fotografías hasta hace unos veinte años no tenían la referencia y eran el complemento de las palabras escritas, meras ilustraciones. Posibles enfoques y metodologías para el análisis de la fotografía como documento Para poder estudiar estas fuentes, en primer lugar se tiene que armar un corpus documental, recopilándolas a partir de distintos criterios: formales, morfológicos o temáticos. Esta clasificación facilita manejarlas cómodamente, informar sobre ellas, ordenarlas de forma sistemática para finalmente, utilizarlas como documento. “El lector, sea o no documentalista, que se enfrenta a una fotografía pone en práctica diversas competencias (VILCHES, 1987) que le llevan a su correcta (o, a veces incorrecta) interpretación y comprensión. Casi todas ellas son aprendidas, por lo que siempre admiten entrenamiento y mejora.” (Gastaminza, 2001) Como la fotografía fue realizada para diferentes usos: el arte, la sociología, la antropología, la historia, la fotografía misma, su análisis tiene que tener en cuenta diversos enfoques metodológicos provenientes de distintas disciplinas (la historia, la estética, la semiótica, la antropología visual y cultural, la iconología, etc.), que posibilitarán aproximarse al lugar geográfico de la toma; a la trayectoria del fotógrafo; a la vida de la gente fotografiada, sus valores, hábitos, su cotidianeidad; las temáticas y sus contenidos simbólicos; para así recuperar los significados que de otra manera pasarían desapercibidos. Por ejemplo, la Antropología visual da un marco teórico, en tanto que la Historia ubica las obras en su contexto. La metodología comparativa, herramienta proveniente de la Sociología, permite contrastar formas de expresión y modos de comunicar los significados. La Iconología nos da categorías que permiten la clasificación por temas. Posibles enfoques de análisis Los estudios sobre la fotografía llevados adelante a partir del S. XX se concentran en el modo de producción de la imagen, considerándola una huella intervenida por el fotógrafo, quien elige qué plasmará y para qué. Desde una perspectiva semiótica se tiene que tener en cuenta significado y significante. El significado referido a aquellos conceptos que construye cada sujeto (plano del contenido) y el significante a la parte material, en este caso, el papel fotográfico empleado. Desde esta perspectiva se derivan dos dimensiones de análisis: la expresión (¿cómo se muestra?) y el contenido al que remite la fotografía (¿qué se muestra?) Barthes (1970) hace una interpretación semiótica de la imagen, identificando un representamen (el signo que representa y que es plasmado en algún soporte), un objeto (el referente que se muestra) y un interpretamen (que se refiere a la mente del intérprete que lee un signo en una imagen). Para este autor, la fotografía es a la vez objetiva y contenedora de valores, un hecho tanto técnico como cultural, lo que define como “estatus paradójico” (Barthes, 1961). El mensaje fotográfico es denotado cuando es literal (el analogon en sí, en estado puro) y connotado, simbólico (cuando es leído por la sociedad reflejando lo que ésta piensa). El código de connotación dice Barthes es histórico-cultural. La lectura de la fotografía depende del saber del lector. También, la imagen fotográfica presenta la “conciencia de haber estado allí” y permite una categoría de espacio-tiempo: local, inmediata y anterior. Siguiendo esta línea de trabajo, Dubois (1986) planteará tres etapas para la lectura de la imagen fotográfica. Un primer momento para identificar los iconos partiendo de la premisa que la fotografía no es reflejo fiel de la realidad y que el fotógrafo no es imparcial, pues toma la foto desde su universo simbólico. Un segundo momento, donde se analiza el símbolo en relación con el referente, las convenciones y los códigos culturales: si no compartimos el código no podemos captar más que aquellos aspectos que provienen desde el propio capital cultural. Un tercer momento para analizar los índices: aquí los significantes tienen una relación de contigüidad con el referente, es decir de causalidad, que permite establecer una relación causal imagen-referente (denominada por este autor, huella o índice), lo que indica la prueba de existencia de ese referente. Otro autor, Aumont (1992) propone una perspectiva tríadica en el análisis de las imágenes considerando tres funciones principales: simbólica (en la relación de la imagen con el mundo), epistémica (en relación a la información que aporta una imagen sobre el mundo) y estética (en general la fotografía está destinada a producir un efecto en el espectador). Fichado y clasificación de las imágenes “El análisis documental de fotografías se articula en dos niveles totalmente diferentes: el primero es el análisis morfológico y afecta a todos los aspectos técnicos y compositivos de la imagen, el segundo es el análisis del contenido y afecta a lo fotografiado y a sus posibles significados”. (Gastaminza, 2001) Al momento de abordar el contenido de una fotografía debemos tener en cuenta tres aspectos diferentes: la denotación (lo que aparece en la fotografía), la connotación (lo que ésta sugiere, lo que hace reflexionar al lector) y el contexto en el que se produce. La expresión de la denotación surge de una lectura descriptiva de la imagen y señala con claridad lo que realmente aparece. Como ya dijéramos, en el campo de la semiótica se entiende por denotación la indicación que se desprende de la relación directa entre un significante y un significado. Entonces, el significado denotado sería aquel contenido explícitamente reconocido de forma unívoca, tanto por el emisor como por el receptor, (en una foto, un árbol es un árbol, una casa es una casa). La analogía existente entre la fotografía y el referente permite al lector identificar el contenido. El análisis de la denotación puede hacerse teniendo en cuenta diferentes indicadores: • Vinculación de la fotografía con su contexto de presentación documental: lugar de aparición, epígrafes, material textual o visual complementario, año de publicación, etc. • Información global representada: personas, objetos, lugares o situaciones. Lo que se ve, concreta y objetivamente. Por ejemplo, los componentes vivos (seres humanos y animales), los componentes móviles (si hay medios de locomoción, agua, nubes, fenómenos naturales) y por último, los componentes estables (montañas, árboles, edificios, objetos en general) • Composición, formas visuales, sentido estético. • Secuencias narrativas: si se poseen más de una fotografía de la misma situación. • Tema, referido a lo que representa la imagen, sobre lo que trata. • Emotividad, sentimientos que se transmite: lo que la imagen sugiere de manera abstracta y subjetiva. • Argumentos y significados Para los investigadores el desafío será completar la información reconociendo por ejemplo, a las personas que aparecen retratadas y qué es lo que “realmente” refleja la foto. Es necesario poder situarla en su contexto histórico, en tiempo y en espacio. Al respecto, hacemos propio el planteo de Gastaminza (2001): el documentalista tiene dos posibilidades no excluyentes a la hora del análisis de la imagen: buscar lo que el autor quería expresar o buscar lo que esta dice, independientemente de las intenciones del autor. En el último caso se presenta una tensión entre dos posibilidades: lo que muestra la fotografía (un sistema de significación cultural) o lo que le sucede al que la mira (relacionando su interpretación al propio mundo simbólico). El autor propone interrogar la imagen aplicando las cinco W’s características de la noticia periodística y que permitirán acercarnos a la mayor parte de su contenido: • ¿Quién aparece en la fotografía? Tratando de identificar a las personas que puedan ser consideradas protagonistas de la misma, con nombre, edad, sexo, profesión, función, etc. • ¿Qué situación o qué objetos están representados en la fotografía? buscando identificar situaciones, objetos, infraestructuras, animales, etc. • ¿Dónde se ha hecho la fotografía? ¿Qué lugar representa? La propuesta es poder precisar el lugar geográfico. • ¿Cuándo se ha hecho la fotografía? Se debe establecer con la máxima precisión la fecha, estación, época. Caso contrario se deberá especificar que se desconoce o hacer una referencia aproximada. • ¿Cómo? Describir las acciones de las personas, objetos, animales, etc. Otra propuesta de catalogación es la presentada por Brisset (2002:108109) quien propone dos instancias: estructurar la indización de cada imagen, para después ingresarlas a un archivo visual. Con este criterio el catálogo deberá incluir: números de referencia, lugar de conservación, registro de página, autor, título de la obra, fecha y origen, soporte, color o blanco y negro, entre otras. Esta información se tienen que sumar a un registro iconográfico donde conste: leyenda, decorado, temas, personajes, lugares, elementos naturales, objetos, inscripciones incluidas dentro de la imagen, etc. Por la propia experiencia de trabajo en la clasificación de imágenes, proponemos tener en cuenta la utilización de palabras claves referidas a temas y subtemas establecidos a priori, que una vez recopilado el material a clasificar, servirán para que sean recuperadas en siguientes investigaciones. También hacer referencias sobre el aspecto morfológico de la fotografía, tal como el estado de conservación (muy bueno, bueno, con marcas y ajaduras, parcialmente velado, entre otros) y sobre cuestiones técnicas referidas a composición y tipo de toma (píxeles, horizontal o vertical, tipos de objetivos, encuadres y marcos, etc.) Los archivos fotográficos: guardar y preservar la memoria colectiva En la actualidad son muchas las instituciones que han iniciado proyectos de digitalización y catalogación de aquellas fotografías que son consideradas por su valor histórico y testimonial, dignas de pertenecer a las colecciones y archivos. Estas iniciativas proponen no sólo garantizar la conservación de las imágenes en custodia sino que además, posibilitar una consulta más ágil y eficiente por parte de los investigadores, docentes e interesados. En tal sentido para conformar estos archivos históricos digitales, se toman en cuenta aquellas fotografías que remitan a lugares, edificios, personajes o hechos reconocidos por cada comunidad, a fin de enriquecer el conocimiento del patrimonio cultural y local. A partir de la década del 90, los museos, archivos, bibliotecas y otras instituciones que protegen documentación histórica, empezaron el camino de digitalizar y conservar con los medios adecuados estos reservorios. Por ejemplo, el Archivo General de la Nación (AGN), el Museo Nacional, el Museo de la Ciudad de Buenos Aires, entre otros. En general en la tarea de conservación, las instituciones no han incorporado aspectos técnicos como los referidos al control de humedad y temperatura, (exigencia mínima para la estabilidad de los materiales en blanco y negro, porque los de color tienen exigencias mayores). Quienes son los encargados de proteger estas fuentes documentales, “deben contar con una amplia experiencia en distintos campos de la conservación así como un entendimiento científico de los factores químicos involucrados” (Priamo, 2006). Por otra parte, entre las dificultades con que se encuentra un investigador, es que estas instituciones no tienen instrumentos para entregar copias o duplicados. No existe una ley específica que proteja el patrimonio fotográfico, sino que estos documentos se encuadran en lo previsto por la ley 15.930 del año 1961, que legisla las atribuciones y obligaciones del Archivo General de la Nación respecto de la fotografía argentina. Lamentablemente es una ley que no tiene reglamentación y que en general no fue respetada, ni siquiera para aquellos materiales que fueron generados en la órbita del Estado. Es interesante ver que en su ARTICULO 1° se considera como finalidad del Archivo General de la Nación, la de reunir, ordenar y conservar “con criterio histórico” la documentación que la ley le confía, así como hacer copias de los documentos guardados en otros archivos, para difundir el conocimiento de las fuentes de la historia argentina, facilitando la consulta de sus colecciones. De esto se desprende que la realización de inventarios y catálogos, es tan importante como la divulgación de los documentos que están bajo su custodia. La citada ley en su ARTICULO 16° establece que se consideran “documentos históricos” a “los de cualquier naturaleza relacionados con asuntos públicos, expedidos por autoridades civiles, militares o eclesiásticas, ya sean firmados o no, originales, borradores o copias, como así también sellos, libros y registros y, en general, todos los que hayan pertenecido a oficinas públicas o auxiliares del Estado y tengan una antigüedad no menor de treinta años”, haciendo referencia en su inciso d a las “fotografías referentes a aspectos o personalidades del país”. En este sentido, consideramos que son varios los aspectos a reconsiderar, pues el enfoque de la Ley sobre lo que se considera histórico y digno de guardar, no contempla aspectos de la vida cotidiana y familiar, sujetos sociales subalternos, ni tampoco las fotografías de reciente producción. En la actualidad, el acento de la conservación de los materiales fotográficos está puesto en la preservación y prevención, más que en tareas de reparación y restauración (intervenciones que sí se realizan con las obras de arte pictóricas o escultóricas musealizadas). Desde el punto de vista técnico, es necesario adaptar los ambientes que permitan guardarlas evitando riesgos de combustión o de descomposición, los cambios bruscos de temperatura y humedad, la exposición a luz, ataque de insectos, etc. A modo de conclusión Cada fotografía que podemos analizar plasma la memoria de sus protagonistas, es testigo de su época, representa identidades individuales y colectivas. Tiene una carga de especificidad histórica y cultural. Es un fragmento del pasado que comunica, seduce, informa…se deja leer. Los interrogantes que nos plantean las imágenes son de carácter personal y social, pues reflejan sucesos puntuales tanto de la vida de una comunidad como particular, de cada individuo. ¿Qué recuerdo?, ¿qué quiero yo que se recuerde de mí, de mí familia y de todos nosotros? ¿qué vale la pena recordar? ¿qué voy a querer volver a mirar de aquí a tantos años?... Tal como plantea Niedermaier (2009), cada imagen funciona como “una variable que une lo disperso y lo discontinuo y por tanto, viabiliza la comprensión de la estructura que subyace en distintos acontecimientos”. Le compete a cada investigador revelar estas estructuras, así como los estereotipos y modelos de poder que porta cada imagen-texto. El aporte de nuestro trabajo es una breve introducción al estado de la cuestión sobre la historia de la fotografía en nuestro país, los archivos nacionales y algunos enfoques y criterios para el análisis de una imagen fotográfica, intentando presentarles a aquellos investigadores (historiadores en particular), herramientas para el uso de la foto como otra fuente documental. El desafío es poder reconstruir la relación que hay entre contextos, textos escritos y fotografías. Como en el tiempo se van modificando los significados e interpretaciones, no podemos pensar que un marco interpretativo sea único y general. No se trata de construir modelos como marcos cerrados, sino en relación a cada disciplina, objeto de estudio y temática de investigación. Por último, la complejidad que nos presenta la imagen es tanto interpretar lo que está fotografiado, como comprender al autor de la obra (quien eligió cada pose, la luminosidad, el tema, en síntesis: el instante en que disparar su obturador). Proponemos que en los registros y colecciones privadas visuales, así como en los archivos fotográficos, se busquen no solo cuestiones de carácter objetivo u histórico sino expresiones de los sentimientos y sensibilidad que configuran las prácticas sociales, que no están enunciados en fuentes oficiales: “lo que la (s) convierte en un documento precioso para los estudios de época. Y no solo eso, capta aspectos del hecho histórico que un documento histórico no revela: aspectos emotivos o cómo el hecho es apreciado por la opinión pública” (Rojas Mix, 2006:23) La imagen fue y es un medio de comunicación de la humanidad. Hoy las nuevas tecnologías nos plantean una comunicación donde ella tiene un lugar preponderante y si bien presenta una importancia extraordinaria como portadora de innumerables significados, puede ser fácilmente manipulada. Como historiadoras que utilizamos dentro del campo de la imagen, a la fotografía como documento, es preciso no perder de vista este último aspecto. Creemos necesario incorporar estas fuentes como parte de las nuevas formas de hacer historia, dándoles un lugar complementario a las fuentes tradicionales. Bibliografía ALONSO ERAUSQUÍN (1995) Fotoperiodismo: formas y códigos. Madrid, Editorial Síntesis. AUMONT, Jacques. (1992) La imagen. Barcelona. Paidós. BARTHES, Roland (1970) “El mensaje fotográfico” En: La Semiología. Buenos Aires. Tiempo Contemporáneo, pp. 115-126, 1970. BARTHES, Roland (1970) “Retórica de la imagen” En: La Semiología. Buenos Aires. Tiempo Contemporáneo, pp. 127-140. BEZERRA DE MENESES, Ulpiano T. (2003) “Fontes visuais, cultura visual, História visual. Balanço provisório, propostas cautelares”. En: Revista Brasileira de História, v. 23, n. 45, pp. 11-36. BRISSET, Demetrio. Fotos y cultura. Usos expresivos de las imágenes fotográficas. Málaga, Universidad de Málaga, 2002. BURKE, Peter. (2005) Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico. Barcelona. Crítica. 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[email protected] El presente trabajo constituye el avance de un proyecto de tesis en el cual busco ver ¿Cómo se conectan diferentes redes sociales de Trelew en el espacio de la cafetería del TOURING CLUB? –Hotel y cafetería localizado en terrenos aledaños a la ex-estación del Ferrocarril Central del Chubut (actual Fontana y 9 de julio)-. A nivel macro, el objetivo se relaciona con ver cómo y por qué el Touring Club se convierte en un ámbito compartido por diferentes grupos sociales: partidos políticos, intelectuales, gente que se reúne para ver fútbol, boxeo, etc. Me parece interesante rescatar la idea que el escritor Martín Kohan expone en uno de sus artículos relacionado con ésta cafetería, al decir que el “…Touring es las dos cosas: la transitoriedad y la historia. Es puro presente, como todos los hoteles, pero contiene al mismo tiempo al pasado, mucho pasado, todo el pasado de Trelew”346 Por ello desarrollaré un breve recorrido histórico del edificio, a la vez que plantearé diferentes acepciones relacionadas con el concepto de propiedad privada, ello ayudará a entender el hecho de que a pesar de que el Touring Club constituye un local de propiedad privada, las personas que allí concurren se apropian del espacio y se sienten parte de él. EL TOURING CLUB: AYER Y HOY Es imprescindible hablar del desarrollo histórico del edificio del Touring Club, ya que a partir de allí podremos ver cuál fue la importancia de su construcción y cómo se fue trasformando hasta llegar a ser lo que hoy conocemos: un lugar pequeño, ubicado en Fontana N° 240, que alberga gran cantidad de recuerdos, vivencias que forman parte de la vida de las personas que concurrieron y concurren allí, acompañando el desarrollo de la propia ciudad en la cual se encuentra –TrelewLas tierras aledañas a la estación del ferrocarril pertenecían a The Argentine Southern Land Company (Compañía encargada de construir las líneas férreas que unirían Puerto Madryn y Trelew). Para la venta de dichos terrenos se estipuló, bajo ciertas cláusulas,la instalación de determinadas actividades: Tal fue el caso de la primera cuadra de la Avenida Fontana, que nacía frente a la estación del ferrocarril: sobre ambas aceras se alinearon los establecimientos comerciales y hospedajes más importantes, construyendo el centro comercial originario.347 A mitad de cuadra sobre la acera Este, se destinaron dos terrenos contiguos a la construcción de dos alojamientos: en 1896 fue construido uno de 346 KOHAN, Martín. “Mirar alrededor. Notas sobre el Touring”. En: La caja negra. S/D. IBARRA, Horacio. Hotel Touring Club (ex Hotel Martino) En: Curso de perfeccionamiento del programa de maestría. Área 2. 1996. 347 ellos, denominado pensión Stagni348; mientras que el otro lote fue adquirido por Francisco Pecoraro quien antes de comenzar a construir vende el espacio a Francisco Dichara, éste edificará un hotel denominándolo Hotel y Restaurante del Ferrocarril. Éste último será comprado, en 1906, por Agustín Pujol construyendo el Hotel Martino, el mismo “…constaba del actual salón-confitería al frente y quince habitaciones hacia el callejón trasero”349. Posteriormente el señor Pujol adquirirá el hospedaje aledaño para demolerlo, pudiendo ampliar y modernizar su hotel. La obra comenzó en el año 1924, para ello se contó con mano de obra - en gran medida se trató de trabajadores italianos- y materiales traídos desde Europa. La inauguración del Hotel con la denominación de Touring Club350 se concretó en el año 1926. El mismo constaba con un gran salón de fiestas, un comedor, 50 habitaciones, una escalera de granito, pisos de pinotea, roperos de roble con vidrio biselado, vajilla de cristal y loza inglesa; muchas de estas piezas son conservadas actualmente por sus dueños. Manuela Fernández (actual dueña) dijo: “Las comodidades que tenía eran todo un adelanto: tenía máquina de lavar y de planchar sábanas”, constituyó un hotel de avanzada hasta la década 1950. En 1949, 23 años después de su inauguración, los hermanos Luís y Rafael Fernández se hacen cargo de la administración del lugar, lo remodelan instalándole gas natural y construyendo habitaciones con baño privado que incluían bidet (ello resultaba ser una novedad en Europa). En 1962 Ana Jones (viuda de Pujol –fallecido en 1930- ) vende a los hermanos Fernández las instalaciones y 7 años después uno de ellos, Rafael, revende su parte del hotel a su hermano Luís, quien pasa a ser propietario del edificio junto a su esposa (Manuela Fernández), desde entonces el lugar no ha dejado de ser un negocio familiar, así como …un lugar de políticos, enamorados, estudiantes, deportistas, bohemios, locos con ideas luminosas que se han hecho realidad y otras…lugares de exámenes y encuentros…351 EL TOURING CLUB: ¿ESPACIO PÚBLICO? ¿ESPACIO PRIVADO? Al momento de arribar la problemática me fue de suma utilidad poder encontrar categorías analíticas que se relacionen con la historia y la sociología. Una de ellas y sobre la cual me centraré en éste escrito, es la de Espacio público, ya que me resulta central a la hora de desarrollar el tema de tesis. Para ello trabajé principalmente con cuatro autores que me ayudan a definir el concepto, comprenderlo y poder utilizarlo, ellos son Hanna Arendt, Richard Sennett, Michael Foucault y Jürgen Habermas. HANNAH ARENDT contribuye a que se piense lo público como un proceso que separa y/o une a quienes intervienen en su construcción, como un espacio donde se relaciona la pluralidad. 348 Luego recibiría el nombre de Hotel del Globo. IBARRA, Horacio. Op cit Uno de los hijos de la actual dueña comentó que parece haber recibido ese nombre porque estuvo la intensión de inscribir el hotel al Touring Club Argentino –una especie de ACA actual-. 351 Dicha cita fue extraída de un folleto escrito y diseñado por los dueños del hotel. 349 350 Esta idea es una cuestión muy interesante en relación al Touring Club ya que éste puede ser visto como un espacio que si bien es privado –es propiedad de una familia, los Fernández- es tomado por quienes lo frecuentan como un espacio público. Se evidencia una apropiación del lugar por parte de los sujetos, de alguna manera se puede decir que éste se construye a partir de las interrelaciones, de las redes sociales que participan en él. Al entrevistar al señor Fernández comentó que algunas de las personas que concurren allí tienen elegidas sus mesas y siempre que visitan el lugar se sientan en el mismo sitio. Otra de las historias que comentaba es que un visitante al tomar un café allí descubrió que en una de las tantas fotografías, que en el espacio del Touring se exponen, había una imagen de su abuela, la única que éste nieto tiene; por ello siempre que puede se dirige a la cafetería a tomar algo en la mesa que se encuentra junto a la fotografía, de alguna manera se siente acompañado por su abuela. Como puede verse en ambas historias se da, de diferentes formas, por sentimiento, comodidad o “tradición”, la apropiación del espacio por aquellas personas que concurren a la cafetería. A fin de ampliar el concepto de esfera pública y esfera privada recurrí a un libro Hannah Arendt denominado La condición humana352, en el cual plantea cual era el significado y la relación que durante la Grecia clásica se le atribuía a ambas esferas para terminar expresando como ello se desarrolla en la actualidad. A partir de ese análisis llega a la conclusión de que el límite que anteriormente era posible establecer entre la ambas esferas353 (durante la Grecia clásica) desapareció ya que hoy por hoy podemos ver como las cuestiones relacionadas con el hogar y las actividades económicas (asociada en tiempos anteriores a lo privado) pasaron a ser intereses colectivos y públicos, según la autora: la lógica del trabajo y el consumo pasaron a dominar. […] Puede observarse perfectamente en la progresiva transformación de la propiedad inmóvil hasta que finalmente la distinción entre propiedad y riqueza … pierde todo significado, ya que la cosa tangible se ha convertido en un objeto de «consumo»; perdió su privado valor, de uso y adquirió un valor exclusivamente social… relacionándola con el común denominador del dinero.354 Esta convivencia de cuestiones relacionadas con lo público y lo privado pueden darse dentro del espacio de la cafetería del Touring Club: mientras que en algunas mesas tienen lugar reuniones de tipo políticas, en otras es posible ver charlas entre amigos. A pesar de coincidir con el planteo de Arendt en la realidad no puedo observar directamente esa falta de límites entre ambas esferas, hipotéticamente 352 ARENDT, Hannah. La condición humana. Barcelona, Paídos, 1998. ISBN: 84-7509-855-X. Respecto a ello deja clara evidencia de que se trataba de dos esferas distintas: lo público se relacionaba con cuestiones políticas, de participación, dándosele suma importancia a que cada persona se destaque del resto, mientras que lo privado hacía referencia a la vida familiar, hogareña. 354 Loc. cit. 353 puedo decir que se trata de una cuestión que no puede distinguirse a simple vista pero que sí tiene lugar al interior de cada una de las charlas y de cada una de las mesas. Por otro lado RICHARD SENNETT, plantea una tendencia creciente al abandono de lo público, favoreciéndose el predominio del individualismo. Es interesante tomar la idea de la creciente individualización asociada al Touring Club ya que, como anteriormente dije, allí es posible ver como se da la convivencia de grupos de amigos, estudiantes, partidos políticos, etc. frente a un extremo individualismo que se hace presente en quienes pueden verse solos frente a sus computadoras, o mirando el diario, leyendo un libro, etc. Ésta observación también fue realizada por uno de los dueños del lugar “Acá cada uno se sienta en su mesa y vive en su mundo” dijo Rafael Fernández355. Visitando éste espacio se puede observar que las conversaciones entre las personas, frente a frente, muchas veces resultan ser sustituidas por charlas mediadas por artefactos tecnológicos, es decir que no se establecen diálogos entre quienes se encuentra en mesas colindantes pero sí con otro sujeto que se encuentra del otro lado del teléfono o de la pantalla de la computadora. Así mismo, Sennett, en El declive del hombre público356 brinda una explicación a la creciente individualización que es posible observar en los ámbitos públicos “… el hombre se trasformó en una criatura suficiente y alienada en manos de un sistema horrible…”357. El autor además habla de la muerte del espacio público, considerando que con el avance del sistema capitalista, de sus premisas, la competencia y el acrecentamiento de las relaciones impersonales dentro del ámbito laboral, y otra cuestiones que parecen más evidentes en un plano económico, se extienden hacia todas las actividades que el hombre realiza, tendiendo así a que las personas generen una creciente autosuficiencia, haciendo prescindibles las relaciones interpersonales. Llevando esta idea al ámbito del Touring Club podría decir que se da una tendencia contraria a lo planteado ya que el espacio de la confitería es utilizado y valorizado por quienes concurren allí. Si bien es cierto que se da la convivencia de individualismo y grupos de personas, no es posible decir que se ignora éste espacio como público, sino que más bien se tiene en cuenta ya sea como lugar de reunión o de comunicación con alguien que se encuentra fuera de él, en definitiva a pesar de que es posible observar el aislamiento de algunos individuos no se da la depreciación del espacio y menos aún su abandono. El tercer autor que trabajé es MICHAEL FOUCAULT, de él me resulta muy interesante la idea de cómo el poder pone en juego relaciones entre individuos o grupos, generándose así redes en las cuales convergen el consentimiento y el ejercicio de la violencia, a fin de que se estructure un campo de acción tanto para quien ejerce el poder como para aquel sobre el cual es ejercido. Habla de que las relaciones de poder se encuentran 355 “El primer café de muchos: eso es el Touring”. En: Diario JORNADA, Trelew, 17/04/2007. RICHARD, Sennett. El declive del hombre público. Barcelona, Península, 1978. ISBN: 8433963222. 357 Ídem p. 45 356 enraizadas en nexos sociales, ya que el poder constituye una de las dimensiones en las cuales el hombre se relaciona. Los conceptos trabajados por Foucault son retomados en un interesante artículo de Rodrigo Hansen titulado El espacio público en el debate actual358, en él da cuenta del desarrollo histórico del espacio público que realiza Foucault, destacando la permanente referencia que hace respecto a este tipo de espacios como lugares donde es posible ejercer y expresar relaciones de poder, “…no siempre se relacionan con el fomento de la sociabilidad y el encuentro social, sino más bien con la expresión del poder en la sociedad”359. Esto tiene mucha relación con el espacio del Touring, ya que éste puede ser visualizado como un ámbito de poder donde tienen lugar relaciones, redes de poder. El autor del artículo explicita la enorme complejidad que significa definir el espacio público, y plantea como esencial valorizar lo espacial sin dejar de lado el análisis histórico atendiendo a lo urbanístico, lo estético y la función social que éste cumple. Ésta perspectiva resulta ser un puntapié muy interesante ya que me permite analizar, global e íntegramente al Touring Club, teniendo en cuenta diferentes aspectos que intervienen en su construcción tanto física como social. Pero además de ser un ámbito de poder, éste espacio público, puede verse según las ideas HABERMIANAS como un ámbito donde de forma racional se intercambian ideas, pareceres, puntos de vista, es decir que funciona como escenario de discusiones. Respecto a ello pueden verse incontables ejemplos en el espacio del Touring Club tanto de cuestiones que se relacionan directamente con la política provincial, con lo académico-universitario y, por supuesto, otras relacionadas con la cotidianidad de la vida de cada una de las personas que visita y hasta hacen propio éste espacio. Sumado al análisis de los cuatro autores, retome otros artículos que ofrecen otro acercamiento a la problematización de la categoría analítica de Espacio Público: • Ramírez Kuri, Patricia. La fragilidad del espacio público en la ciudad segregada • León Balza, Sergio. Conceptos sobre espacio público, gestión de proyectos y lógica social. En el primer artículo, llamado “La fragilidad del espacio público en la ciudad segregada”360, la autora, además de dar algunas referencias a autores “claves” para el desarrollo de la temática como lo son Arendt y Sennett, expresa la idea de que en el espacio público se han producido grandes cambios en los últimos tiempos como consecuencia lógica de los procesos sociales y urbanos acaecidos en éste último siglo. Además plantea que dentro de las esferas públicas se generan vínculos que emergen de la vida cotidiana y pueden derivar en movimientos sociales u organizaciones. Éste podría ser el caso del espacio del Touring Club donde 358 HANSEN, Rodrigo Salcedo. “El espacio público en el debate actual: Una reflexión crítica sobre el urbanismo postmoderno”.En: EURE (Santiago) v. 28 n.84. Santiago Septiembre 2002. 359 Ídem p.4. 360 RAMÍREZ KURI, Patricia. “La fragilidad del espacio público en la ciudad segregada”. En: Seminario pobreza, desigualdad y exclusión en la ciudad del siglo XXI. Misiones, IIS-UNAM, 2006. tienen lugar discusiones y perspectivas que serán abordadas por distintos grupos en otros espacios; de ello puede darse innumerables ejemplos: @ En cuanto a la comunicación se puede hablar de la reunión de la Asociación de Guías de Turismo del Noreste del Chubut (13 de julio de 2011) reunida en el Touring Club para hablar del panorama turístico y económico de la región como consecuencia de la disminución del arribo de turistas a la zona. @ Otro ejemplo significativo relacionado con la comunicación y la política lo constituye el hecho de que en el corriente año -2011durante las campañas políticas previas a las elecciones de gobernador, intendentes, etc. muchas de las reuniones tuvieron lugar en el Touring Club. También en éste año candidatos nacionales visitaron Trelew y eligen la cafetería como espacio de difusión. Los candidatos, tanto del oficialismo como otros que se encuentran en contra del mismo, solían reunirse allí y realizar diferentes actividades que les permitiera fortalecer su figura como futuros intendentes, gobernador, etc. @ Ésta visión que relaciona la comunicación y la política, en el espacio del Touring, también se generó, “tuvo en cuenta” el gobierno argentino en años previos a la última dictadura militar, ello se evidencia en una carta del año 1974 escrita por la Triple A dirigida a los dueños del Touring Club, “sugiriendo” la conveniencia de no alojar en el hotel a familiares, amigos o defensores de “inmunda alzada marxista”361. Como estos hay miles de ejemplos, hasta es posible ver la utilización del espacio de la cafetería para realizar casting de películas, exposiciones de diseñadores, reuniones de vecinos en pro del mejoramiento de la ciudad, etc. Ello da cuenta, además, de cómo el espacio es apropiado tanto por grupos políticos como por individuos que no siempre se encuentran a favor del gobierno de turno. El segundo artículo, “Conceptos sobre espacio público, gestión de proyectos y lógica social: reflexiones sobre la experiencia chilena”362, da cuenta de definiciones que son atribuidas al espacio público en diferentes países, destacando cual es el desarrollo legal que se ha realizado del tema, llegando a la conclusión de que en general se lo asocia solamente a espacios verdes. Por considerar esta definición escueta, sesgada, propone la utilización un nuevo término espacios urbanos colectivamente usados para referirse no sólo a espacios verdes sino también a otros que la población de la ciudad utiliza, ya sean públicos o privados. En ésta ampliación del término es donde puedo incluir al Touring Club ya que cumple con estas características a pesar de constituir, como antes dije, un espacio privado. 361 Dicha cita fue extraída de la carta enviada. LEÓN BALZA, Sergio F. “Conceptos sobre espacio público, gestión de proyectos y lógica social: reflexiones sobre la experiencia chilena”.En: EURE (Santiago) [online]. 1998, Vol. 24, no. 71 [citado 29-05-2009]. Disponible en: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71611998007100002&lng=es&nrm=iso. 362 El autor habla de algunas funciones que éste espacio debiese cumplir: recreación, embellecimiento de la ciudad, uso social, cultural, educacional, político, etc. A grandes rasgos éstas serían cuestiones que se dan dentro del espacio del Touring, sobre todo en la cafetería del hotel, donde tienen lugar actividades de índole cultural como cafés literarios, muestras de diseñadores, charlas sobre diferentes temáticas. Además suelen hacerse visitas guiadas a turistas o personas interesadas en la historia del edificio, y en los mitos generados alrededor de él, como ejemplo de ello es posible observar una habitación en la planta baja del edificio la cual refleja el paso de los famosos bandoleros Butch Cassidy y Sundance Kid por el hotel. Por tanto la definición que el autor propone (espacios urbanos colectivamente usados) es atinada a mi objeto de estudio: El espacio urbano de uso público…puede ser definido como aquel espacio de propiedad pública o privada, que es de libre, aunque no necesariamente de gratuito acceso a la población de una ciudad, comuna o vecindario, para que ésta pueda desarrollar actividades sociales, culturales, educacionales, de contemplación y 363 recreación. En cuanto al Touring como espacio recreativo y de embellecimiento de la ciudad se puede decir que éste resulta ser uno de los atractivos turísticos de la ciudad por su infraestructura, la conservación de materiales antiguos; algunos de ellos permanecen allí desde la inauguración del edificio en 1926, muchos de ellos provenientes de Italia e ingresados a la zona por medio del puerto de Madryn: como muebles y aberturas de pinotea, molduras, etc. Es importante destacar que el espacio ha sido tenido en cuenta como sitio a recorrer cuando en la ciudad se han establecido circuitos turísticos o caminatas históricas. CONCLUSIONES: A partir de éste pequeño recorrido -que forma parte del avance de mi proyecto de tesis- y la confrontación con la realidad de mi objeto de investigación, la cafetería del Touring Club, se hace evidente la dificultad que implica el análisis y la definición de un espacio público ya que dentro de él se generan situaciones contradictorias y hasta opuestas pero que forman parte de un mismo paisaje: por un lado es evidente que en un espacio como éste se tiende a establecer lazos, relaciones de poder, entre diferentes personas, ya sean conocidas o no; otras veces puede funcionar como válvula de escape a problemas que se desarrollan en la vida privada y cotidiana de las personas. Frente a éste paisaje se puede observar el creciente individualismo del que Sennett nos habla, personas que no se relacionan con las que están alrededor, pero que tal vez sí lo hacen con otra que se encuentra en un espacio diferente –mediante el uso del celular o Internet -. Es decir que podemos 363 Ídem p.5. observar la convivencia de la socialización con el aislamiento; a pesar de que todos comparten algo: el sentido de pertenencia al lugar, la identificación con ese espacio antiguo que les resulta acogedor y en muchos casos familiar. Es necesario destacar la importancia de plantear al Hotel y Cafetería Touring Club como un espacio urbano antiguo (de una gran complejidad) usado por diferentes grupos de personas o individuos a lo largo del tiempo; teniendo en cuenta su importancia como ámbito de reunión como resultado del desarrollo histórico del edificio, asociado a lo urbanístico y a las diferentes funciones que le fueron atribuidas por quienes concurren, concurrieron y concurrirán a este lugar. Si bien es un tema que presenta una gran complejidad la utilización de categoría y conceptos que no son propios de la Historia me ayudan a realiza una mejor definición de las situaciones diversas que existen y conviven -a la hora del análisis- dentro del espacio. En cuanto a la definición de espacio público me parece atinado retomar el concepto que León Balza propone: espacios urbanos colectivamente usados por las amplias implicancias que éste termino brinda. Por medio de él puedo dar cuenta de muchas de las variadas características propias del espacio del Touring Club, como lugar de recreación, con uso social, cultural, educacional, político. Considero que a partir de esta definición me será posible articular variables relacionadas con: la conexión/límites existentes entre la esfera privada y la pública de la cual nos habla Arendt; el individualismo que se genera en dicho espacio; la puesta en valor y la utilización del lugar en contraposición al concepto de la muerte del espacio público de Sennett; las relaciones de poder –como expresión social- e intercambios de ideas que se generan tanto dentro de la cafetería como en el mismo hotel. Bibliografía: • • • • • ARENDT, Hannah. La condición humana. Barcelona, Paídos, 1998. ISBN: 84-7509-855-X. BAEZA, Brígida. Los espacios públicos en Comodoro Rivadavia. Plazas, jóvenes estudiantes y lugares de encuentro. S/D DE CERTAU, Michael. La cultura en plural. Buenos Aires, Nueva visión, 2004. ISBN: 950-602-386-7. “El primer café de muchos: eso es el Touring”. En: Diario JORNADA, Trelew, 17/04/2007. DONÁNGELO, Karina. Cafés porteños. 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La dirección del proyecto está a cargo del profesor e historiador regional Jorge Oriola y la licenciada en economía Laura Forti, ambos estamos convocando a colegas y estudiantes para formar un equipo de investigación multidisciplinario con el propósito de dar cuenta de los impactos que produjo en el medioambiente y en la comunidad la construcción e instalación del Complejo Hidroeléctrico Futaleufú. Hoy es un sitio de paseo turístico para algunos, espacio de trabajo para pocos, fuente de energía eléctrica para quienes habitamos esta región cordillerana de Chubut, insumo para una gran industria en la provincia, leyenda para los arribados a la región con posterioridad a la construcción y un recuerdo vivo, colmado de emociones, anécdotas, alegrías y algunos sinsabores para todos los trabajadores que construyeron el complejo y sus familias, que supieron acostumbrarse a vivir con los hombres en los campamentos por largas semanas lejos del hogar, hijos que estudiaron y jugaron con niños de extraño acento para la Patagonia, hijos de trabajadores migrantes. La socialización del estado del arte de esta investigación, así como el planteo de los interrogantes-guía y lecturas preliminares de la información obtenida al momento son los contenidos de esta ponencia. Dicho complejo, inaugurado en 1978, marcó un hito en la historia local y regional; así lo cuentan los vecinos que aún residen en localidades cercanas, algunos que se han marchado pero lo han vivido en primera persona, como fotógrafos, topógrafos, mineros, administrativos, camioneros, comerciantes, bioquímicos, ingenieros, etc. Todos ellos relatan con orgullo haber sido protagonistas y generalmente coinciden en el éxito del proyecto, el tremendo impacto económico causado, la magnificencia de la ingeniería nacional, la ignorancia o subestimación –durante ese tiempo-, referida a cuestiones ambientales. Unas décadas más tarde, somos testigos de otros marcos culturales y técnicos, la escala de valores sociales parece reclamar nuevas perspectivas para abordar un proyecto de construcción en gran escala capaz de transformar el ambiente. Son objetivos de la investigación: Comprender el contexto político, económico, ambiental, social y cultural local, regional, nacional e internacional durante el inicio del proyecto y desarrollo del Complejo Hidroeléctrico Futaleufú. Sistematizar y socializar la información disponible -aún dispersa-sobre este Complejo hidroeléctrico y sus impactos, para las etapas de construcción y puesta en marcha del mismo. Reflejar la voz de los protagonistas del proceso de construcción. Comparar la realidad socio-económica-ambiental-cultural de Trevelin, Esquel y sus alrededores antes del inicio del proyecto, durante la construcción y luego de inaugurado. El marco metodológico No contamos con conocimientos firmes acerca del proceso general ni sobre impactos causados en la zona, salvo apreciaciones de vecinos, trabajadores y algunos académicos, por lo que nos abocaremos a la búsqueda de toda información posible: datos, cuadros estadísticos, documentos oficiales, fotografías, relatos de protagonistas, publicaciones periodísticas y bibliográficas. Realizaremos entrevistas, consultas a fuentes, recopilaciones fotográficas, archivos, etc. A medida que se produzcan significativos avances elaboraremos conferencias y talleres de difusión que a la vez servirán de nuevas convocatorias a interesados informantes. Transformaciones en Patagonia La Patagonia Argentina y Chilena enfrenta problemáticas comunes, planteadas en las últimas décadas y aún pendientes de resolución, una de ellas es la cuestión energética, para abordarla parcialmente se proponen grandes proyectos hidroeléctricos, tanto al este como al oeste de la Cordillera de Los Andes, muchos de ellos en cuencas compartidas, involucrando pequeñas comunidades, su cultura, su ambiente, sus recursos. Estos proyectos generan controversia, implican millones de dólares, posiciones políticas, movimientos sociales, grandes corporaciones, transformaciones de la estructura productiva, profundas discusiones sobre el tipo de modelo de desarrollo. Resolver las problemáticas energéticas es una asignatura pendiente para este siglo en todos los países de nuestra América Latina en general y de nuestra Patagonia en particular. Por lo pronto, nos compete a los investigadores dejar relatos de lo sucedido, aportar a la construcción de la memoria colectiva, contribuir a la Historia Regional y que ésta permita pensar el futuro aprendiendo de los aciertos y errores. Es una asignatura pendiente de la academia estudiar transformaciones como éstas, ahora objeto de nuestro estudio, en localidades patagónicas como Esquel y Trevelin. Una gran obra hidroeléctrica, inaugurada en 1978, transformó la cotidianeidad de un tranquilo pueblo ubicado en un valle cordillerano. Antes del emplazamiento de la obra los chicos concurrían a la escuela a caballo, las familias tenían sus huertas y criaban animales a orillas del Lago Situación o en las cercanías del río Frey; en verano la gente de campo solía recibir visitas provenientes del pueblo, los inviernos eran más fríos, con más nieve, los caminos simplemente huellas, los alfalfares limitaban el casco urbano, las frutillas silvestres dominaban las praderas, los cóndores custodiaban las alturas mientras los pumas merodeaban las laderas de montañas; los rápidos del Futaleufú rugían con furia, unos trabajadores comenzaban a construir una ruta turística entre la desembocadura del río Frey y las Palanganas abriendo camino en el bosque nativo, imaginando a turistas paseando pocos años después. En el pueblo, pocas casas y comercios tenían acceso a la energía eléctrica, en horarios restringidos, gracias a una usina que funcionaba a gasoil. Un solo puente de una vía permitía el cruce de personas, materiales y vehículos a la otra margen del río Percy. Apenas se distinguía el casco urbano del actual Trevelin, unas pocas casas más cercanas entre sí que en la zona de chacras. La vista desde Aldea Escolar era amplia, sin los actuales sauzales; la escuelita era rural, pocos alumnos. Las chimeneas humeantes indicaban la presencia de sus residentes. Un paisaje agreste, silencioso, habitado por cálida gente poco comunicada con otras regiones, desconocedora de procesos mundiales. Repentinamente, los habitantes del “pueblo del molino” y sus parajes aledaños recibieron un primer enorme camión cargado de materiales que, luego de cruzar el puente, debía interrumpir su paso para derribar a motosierra parte de la vegetación que le impedía llegar a la actual Portada Sur del Parque Nacional Los Alerces (en adelante PNLA), y desde entonces durante casi diez años los camiones circulaban en hilera, marcando un camino sobre tenues huellas, musicalizando la vida en la región con su marcha constante. ¿Por qué es un hito la presa Futaleufú? La historia reciente nos brinda elementos para reflexionar sobre el hito que representa el Complejo Hidroeléctrico Futaleufú. Pocos años atrás, en 2005, al delinearse la Planificación Estratégica de Trevelin, se realizó un diagnóstico de la localidad, de forma participativa (con vecinos, referentes de las diversas instituciones y equipo técnico que organizaba) y se resaltó la figura de los nacidos y criados (nycs) y los venidos y quedados (vyqs), donde son nycs aquellos que aún sin haber nacido llegaron antes de la finalización del Complejo Hidroeléctrico Futaleufú. La presa es mucho más que una imponente obra de ingeniería para quienes la construyeron, marcó un antes y un después en la identidad de un pueblo. Las experiencias vividas y compartidas por la comunidad son una marca indeleble en la memoria colectiva de los protagonistas. Actualmente, se señala la represa como un punto turístico en la región, quienes trabajaron en la presa critican fuertemente al discurso que los guías hacen referida a esta obra de ingeniería, pues sus vivencias allí no están reflejadas. Orgullo Un común denominador entre las personas que trabajaron en la construcción de la represa es el orgullo de haber sido parte, la plena confianza en cuanto a la calidad de la obra, a la satisfacción de haber cumplido con una misión especial. Orgullo de saber que la obra es producto de ingeniería nacional, de gente toda muy capaz, calificada, comprometida con su trabajo, que se hicieron bien las cosas, cada uno cumplió con su parte. Todos coinciden en que técnicamente es una hazaña argentina. Todo planificado, todo organizado, todo secuenciado en etapas, metas que se iban concretando y daban paso a etapas sucesivas. Solo Laura Forti/Jorge Oriola se podía haber logrado con mucha capacidad de organización, coordinar tanta gente, tantas tareas simultáneas, con tantos requerimientos de materiales es algo que deslumbró a quienes vivieron el proceso. El “argentinismo” quedó grabado a fuego entre los constructores de la presa. La prensa local contribuyó fuertemente durante los 70s para reforzar esta imagen de orgullo, de dominio del hombre sobre la naturaleza, de progreso, de hazaña argentina, de ello dan cuenta los periódicos y otras publicaciones alusivas. Progreso En tiempos donde en América Latina predominó una corriente “desarrollista”, con grandes obras encaradas desde la administración pública, la teoría del desarrollo (una de las ramas más modernas de la teoría económica) había sufrido una segunda “ola” en las ideas centrales a fin de promover el desarrollo. En la primera oleada de ideas pro-desarrollo el énfasis en esos momentos se ponía sobre el crecimiento económico; se creía que el crecimiento económico podía resolver todos los problemas de la pobreza y, a su vez, se entendía el crecimiento económico como la mera acumulación de trabajo y capital. El instrumento para promover el desarrollo económico consistía básicamente en la cooperación al desarrollo, cuyos ejes eran la cooperación técnica y las transferencias de capital. Pero faltaba equidad en la distribución de la renta, los factores institucionales y políticos o la necesidad de un cambio en las estructuras de las economías atrasadas. Una segunda oleada de ideas prodesarrollo comienzan a considerar el proceso de desarrollo económico como un proceso de crecimiento y cambio estructural de las economías (transición de una actividad económica basada en las actividades primarias a otras más productivas, básicamente la industria, pero también los servicios). De este aspecto concreto se ocupan las primeras teorías del desarrollo económico propiamente dichas, aquí se inscribe el desarrollismo. La perspectiva ambiental estaba claramente fuera de la teoría del desarrollo, la problemática era avanzar hacia la industrialización, incorporar cadenas productivas dentro de las economías, la naturaleza se percibía como abundante y fuente de recursos listos para ser aprovechados. En este sentido una serie de frases incluidas en un suplemento especial dedicado a la presa Futaleufú, editado durante la etapa de la construcción se permite interpretar la lógica de aquel momento, la misma que coincide con los relatos de personas entrevistadas (que vivieron en primera persona la construcción de la presa en Trevelin): “Aprovechar las aguas de los ríos ociosos es crear riquezas.”(…) “fecundar la tierra, convertir la corriente de los ríos en energía, unir al país a través de un sistema nacional de interconexión, equivale a realizar la ‹‹segunda conquista del desierto››, pues vivificando lo muerto, fecundando lo árido empezamos a integrar el país. La línea de alta tensión se elevará sobre la meseta patagónica pregonando a los cielos su cántico de triunfo. Miles y millones de kilovatios transitarán su alma de aluminio y cruzando de oeste a este, jugándole al sol su diáfano camino, portarán la energía que un torrentoso con nombre indígena, posibilita al hombre el vigor de su conquista.”(...) “En este lugar de inapreciable belleza –una conjunción armónica en el que la naturaleza desató su poder creativo-los hombres exploran las pétreas y colosales moles y abren túneles de osadas dimensiones. Hasta ayer fueron dominios del huemul y del puma, del jabalí y del cóndor. Hoy las explosiones conmueven la zona y desvían el curso de sus aguas. Es el progreso.” Decisión incuestionable Enmarcado el gobierno nacional en las teorías desarrollistas, la visión de disponer de insumos estratégicos para la industria nacional como la energía y el aluminio (clave para una potencial industria aeronáutica), los grupos económicos ejerciendo influencia, la creencia colectiva que la naturaleza es abundante, infinita y recurso ocioso en estado natural, la abundancia del crédito internacional a bajas tasas de interés, unido a la disputa limítrofe por las altas cumbres o línea divisoria de aguas el gobierno militar sin titubeos recopiló los estudios del Instituto Geográfico Militar y de la empresa pública Agua y Energía, seleccionó el emplazamiento técnicamente más eficiente para la construcción de una Central Hidroeléctrica capaz de abastecer a una nueva empresa privada argentina: ALUAR S.A. perteneciente a un importante grupo económico del momento. El contrato del Estado nacional con ALUAR fue duramente cuestionado por la Comisión Bicameral del Congreso de la Nación en 1975 que aconsejó una anulación que no se produjo (Solari Yrigoyen, 1976). El escándalo previo en el Senado por temas de corrupción vinculados al proyecto junto con la normativa de los Parques Nacionales de preservar el ambiente con poco impacto del hombre, rápidamente pasaron al olvido. Laura Forti/Jorge Oriola El proyecto Salvo algunos materiales periodísticos contemporáneos y pocos estudios parciales, no hay a la fecha una investigación multidisciplinar que abarque la producción de conocimientos sobre la historia de la construcción y sus impactos generales. El potencial energético del Río Grande y su cuenca ya había sido estudiado por dos intelectuales viajeros: Bailey Willis y Emilio Frey, a principios del siglo XX. Ellos recorrieron y relevaron mapas de la región, hicieron estudios globales donde calcularon cuánta energía eléctrica podría allí obtenerse a partir de la fuerza propia del agua de la cuenca a fin de promoverse el desarrollo industrial. Varios decenios después, en medio del primer gobierno peronista la política económica concentrada en el desarrollo industrial nacional retoman y profundizan estudios sobre el aprovechamiento energético de la cuenca de modo tal que resulten un insumo para la industria interna. Se preponderaba la industrial y el empleo, la naturaleza se la concebía solamente como fuente de recursos para la producción. Una vez que el Gobierno nacional tomó la decisión de avanzar con la obra, Agua y Energía Eléctrica, conocida como A&E, empresa estatal, fue la encargada de realizar los estudios previos y llamó a licitación para la ejecución de la Obra, la adjudicada en primer término fue VIALCO S.A. en diciembre de 1970 El Gobierno Nacional mediante créditos blandos contribuyó al financiamiento de esta empresa. Años después, con la empresa declarada en quiebra el Estado Nacional le alquila las máquinas necesarias para terminar la obra, las mismas máquinas que le había financiado, sin que la empresa privada hubiera cancelado íntegramente los créditos públicos percibidos… La cuenca consistía en una serie de lagos y ríos, el Lago Situación, los Lagos 1,2 y3, los ríos que se conectaban y el mismo río Frey derivado del Lago Krugger, todo desembocando el Río Futaleufú con pendiente hacia el Pacífico. Las obras centrales eran: el emplazamiento de un dique sobre la desembocadura del Lago Situación en el río Futaleufú, la toma de agua y el sistema de aducción, un vertedero de excedentes, la sala de máquinas con los turbogeneradores y su correspondiente playa de disyuntores. El embalse pasaría a unir los cuatro lagos y parte del río Frey en un nuevo gran lago: el Amutuy Quimey, para ello era necesaria la construcción de un murallón de contención de las aguas. El murallón sería de 600m. de largo, 140 de alto y otro equivalente de base está compuesto por un núcleo de arcilla, piedra de voladura y relleno, todo de la zona. La arcilla de la zona, proveniente de una loma en Trevelin es óptima, decían los españoles contratados para la seguridad de la represa, por la adaptabilidad a movimientos sísmicos, mucho mejor que si fuera solo a base de hormigón. Se compactó la tierra con mucha arcilla, para hacerla impermeable. Adicionalmente, y es otra característica importante, colocaron una cantidad de sensores enterrados en medio del núcleo de la presa, de modo tal que las alarmas suenen y avisen, como en el caso de un sismo u otra contingencia para alertar al personal y a la ciudadanía. Para poder construir el murallón debieron cavarse dos túneles para desviar temporalmente las aguas del río. La obra fue monumental, cientos de tareas debieron hacerse, enormes maquinarias arrastraron material y cavaron túneles, miles de explosivos fueron utilizados para desmoronar cerros y preparar el espacio del embalse, centenares de camiones levantaron el dique, miles de horas hombre prepararon la chimenea de equilibrio, la sala de máquinas, japoneses lloraban ante el incumplimiento de plazos en la instalación de turbinas. La mayoría de las obras fueron un paso intermedio para la presa tal como actualmente la conocemos, mucho quedó bajo el agua, como la pintoresca casita del guardaparques de piedra y madera –solo parcialmente desmantelada-, o entre rocas. “El ruido y el polvo permanentes alejaron aves y otros animales autóctonos. Muchos obreros murieron en accidentes; en algunos casos, ni siquiera se pudo recuperar los cuerpos. Posiblemente fueron menos de los que la memoria popular imaginó, pero más de los que oficialmente se dio a conocer, tal vez por “razones de Estado” (…) Los cambios más importantes se dieron en lo ambiental y social. Se perdieron 11.600 hectáreas de bosque nativo y parte de selva valdiviana; unas tres millones de toneladas de materia orgánica en lenta descomposición contaminaron durante años las aguas y se perdió para 3 siempre una región de grandes potenciales turísticos”. . 3 Oriola, J. Del sismo al no a la mina. Edición de autor. Esquel, 2007. Laura Forti/Jorge Oriola VIALCO S.A. en la obra se organizó por sectores: campamento principal, margen izquierdo, margen derecho, túneles, casa de máquinas, puente de tubería, vertedero, chimenea de equilibrio, obra de toma. La cantidad de personas en estas áreas variaba según la etapa de ejecución de obra y las necesidades propias de las tareas. Entre las profesiones que cubrían los puestos se cuentan: soldadores, carpinteros, albañiles, choferes, serenos, buzos (para pozos de abducción, esto no fue previsto originariamente pero necesario para brindar soporte sólido al puente de tubería). Diversas obras básicas debieron incorporarse para el funcionamiento de la empresa, como obradores, caminos de acceso, estación de abastecimiento de combustible, silos de almacenaje, polvorines, casa para el gobernador, un hotel para personal jerárquico –hoy en ruinas-, una capilla, etc. Por incumplimiento de contrato, A&E revoca el contrato a VIALCO S.A. (la empresa se declara en quiebra) y se hace cargo de la finalización de la obra, contratando a la mayoría de los trabajadores. Finalmente, unos años más tarde de lo previsto, varios millones de pesos desembolsados por parte del Gobierno Nacional, en 1978 llega a la región el expresidentes de facto Videla a inaugurar la obra presionando el botón que da inicio a la transmisión de energía. Pueblo y ciudad a tres velocidades El cambio fue brusco, repentinamente Trevelin un pueblo, de características rurales, con escasos servicios públicos, habituado a los caballos, ganado y alfalfares resulta ser el punto de paso a una gran ciudad con 3000 habitantes e infraestructura para ellos, pabellones de dormitorios, oficina bancaria, red de agua potable, centro de atención sanitaria, club, restaurante, lavandería, servicios de transporte público de pasajeros con múltiples frecuencias a Esquel, asfalto, puente nuevo de doble vía para cruzar el río Percy, camiones, retroexcavadoras, grúas, nuevos barrios completos, conocer las bondades en la extensión de los caminos de asfalto. Las 3000 personas que trabajarían en la construcción necesitaban donde alojarse, se montaron nuevos barrios en Trevelin, viviendas premoldeadas, se construía una plataforma y sobre ella un camión descargaba casas armadas. Pocos se alojaron en Trevelin, la mayoría lo hizo en la “nueva ciudad” llamada campamento principal, ubicada en las cercanías de la actual portada sur del PN Los Alerces. Tanto la empresa contratista principal como las subcontratadas por ésta montaban sus propios campamentos, proveyendo infraestructura más deslumbrante y funcional que la disponible en el pueblo al momento. Con la misma modalidad de los entonces nuevos barrios en Trevelin (y luego demolidos o desmantelados) se construyeron plataformas de hormigón donde se montaron pabellones que alojarían a la gente, contaban con calefacción central, agua fria y caliente las 24hs. Se construyo una red de agua potable, extraída de la cascada hoy conocida como “los tambores”, justamente por unos tambores vinculados a la toma de agua en los años 70. Se construyo un centro de salud, con médico, enfermeras y equipamiento más completo del disponible para el Hospital rural de Trevelin. Se disponía de una ambulancia y un avión sanitario en el aeropuerto de Esquel, disponible para los operarios. El personal jerárquico utilizaba las instalaciones del lujoso e imponente hotel construido especialmente para la obra, con pisos de parquet, calefacción central, restaurante, cocina, todo de amplias dimensiones con espectacular vista a la obra y al valle. Los trabajadores migrantes eran muchos, los pabellones pronto resultaron insuficientes. Llegaron también provenientes de Bolivia trabajadores para los túneles principalmente, muchos de ellos no tenían donde alojarse, la empresa concesionaria Vialco les brindó algunos materiales y fueron improvisando sus viviendas al otro lado de un arroyo, hoy seco, se termino constituyendo un barrio, marginal, carecían de los servicios y comodidad de los pabellones del campamento principal. En ese barrio surgieron algunos comercios, lavanderías más económicas, algunas mujeres lavaban ropa a mano, en el arroyo de agua helada por menor precio que la lavandería de los pabellones. Vida social en la ¿presa o represa? Por aquellos años, en plena construcción, imaginando que ese trajín duraría por siempre, la vida social contaba con diversos espacios para desarrollarse, tanto en los campamentos como en Trevelin y Esquel. Los trabajadores hablaban de presa y represa, al referirse a la represa hacían alusión al Complejo Hidroeléctrico Futaleufú, mientras que por presa se referían a la “casa de niñas bonitas”, los prostíbulos eran negocios rentables aquellos días y abundaban tanto en Trevelin como en la vecina ciudad de Esquel. Laura Forti/Jorge Oriola En el campamento principal se contaba con un área de “club”, la cual contaba con pool, cancha de fútbol, cancha de bochas, metegol, entre otras actividades. Allí los obreros podían distraerse. Las apuestas eran clandestinas, no había agencia de lotería habilitada pero si proliferaban personas dispuestas a asumir el riesgo de levantar apuestas aún con la gendarmería pisándole los talones, buscando rastros y deteniendo a los presuntos culpables del juego de apuestas clandestino. Muchos obreros poco después de cobrar estaban pidiendo préstamos a los compañeros para poder comprar vales de comida para la quincena, se trataba de apostadores compulsivos, víctimas del juego clandestino. En los campamentos el alcohol estaba prohibido, tanto como el juego clandestino, sin embargo se consumían bebidas alcohólicas tanto o más que la circulación de apuestas. El personal jerárquico solía concurrir a confiterías en la ciudad de Esquel. Allí los hoteles como el Huemules o Tehuelche, tenían confiterías muy de moda, abrían sus puertas todos los días y noches para ofrecer distracción: música, baile, bebidas... Los trabajadores podían distraerse en Trevelin, allí varias confiterías todas las noches tenían actividad, cada una tenía un estilo diferente (música, ambientación, señoritas) y las visitaban estilos de personas diversas. Una de ellas La Pantera, se podía tomar algo y bailar allí, muy visitado este lugar por la gente joven. Un evento cultural despertó el entusiasmo de todos los trabajadores, comerciantes, sindicato y empresas, el Festival Folklórico Futaleufú, contando con shows en vivo de las figuras más reconocidas en el país. Organización del trabajo La mayor parte de los obreros y personal jerárquico eran hombres, las tareas femeninas se vinculaban al área administrativa y limpieza. A una ingeniera mujer encargada por un periodo de la construcción de túneles le fue prohibido por los operarios de allí, principalmente de nacionalidad boliviana, acceder a los túneles. Incluso los trabajadores detuvieron el trabajo e impidieron el ingreso de la mujer. Esta situación fue producto de las creencias de los trabajadores, pues señalaban como presagio de desgracia, que una mujer ingrese a un túnel. Buena parte del personal jerárquico eran accionistas de las empresas contratistas, varios de ellos militares retirados, todos argentinos. Las personas rotaban de tareas y de lugar de ejecución de las mismas. Todo el que quería trabajar podía ingresar, varios menores de edad, personas mayores trabajaron, les pedían cierta idoneidad en la tarea (por ej. Carnet de conducir y verificaban que supiesen). Las condiciones de trabajo eran claras, se penalizaba el incumplimiento, muchas veces con el despido. Cada empleado conocía bien su función, reconocían los límites que podían trascender. Los turnos eran de 12hs, una semana de día y otra de noche. La misma lógica la desarrollaban las diferentes empresas que actuaban en el lugar. Los sueldos se abonaban quincenalmente en efectivo a los obreros, en la sede del banco provincia en el campamento principal, solían verse largas colas los días de cobro. Las horas extras se reconocían. Todos los trabajadores debían fichar al ingresar al turno. Vehículos dispuestos especialmente llevaban a las personas del campamento a sus lugares de trabajo y a las gamelas para el almuerzo en tres turnos. Los sueldos abultaban los bolsillos de los trabajadores, muchos hacían crecer la circulación del dinero entre los comercios de Esquel y Trevelin. Algunos trabajadores quedaban meses en los campamentos y en el momento menos pensado iban a Esquel en transporte público y regresaban conduciendo una propia camioneta 0km… Mucha actividad secundaria creció aquellos años, incluso un laboratorio bioquímico, analizando agua, otras muestras, detectando sífilis, tuberculosis… de eso no se hablaba. como en buen gobierno militar… había mucho de lo que no se hablaba, no estaba permitido, se sancionaba. La policía y gendarmería estaban muy atentas, controlaban celosamente los polvorines en la obra e invitaban a los ciudadanos a estar en sus casas por la noche, a no juntarse grandes grupos a conversar de política, a garantizar la “seguridad” de materiales y del régimen político. Relación costo-beneficio Un concepto central en economía es el costo de oportunidad, éste es el costo de la mejor opción a la que uno debe renunciar al tomar una decisión. Si bien este concepto es de origen económico es aplicable a cuestiones subjetivas y no solamente a aspectos monetarios o Laura Forti/Jorge Oriola cuantificables. Al aplicar el costo de oportunidad a una inversión uno establece cuanto ganaría al invertir en una serie de opciones, se establece un ranking con las opciones, se decide por la más rentable y aquella que queda en segundo lugar es el costo de oportunidad. La gran pregunta vinculando el costo de oportunidad con el tema de esta investigación es: ¿cuál es el costo de oportunidad de la presa Futaleufú? En principio podemos reflexionar acerca de las respuestas por grupos sociales… para un gobierno desarrollista la dependencia de insumos del exterior acarreando demanda de divisas y mayor desempleo; para un trabajador la posibilidad de acceder a una vivienda propia o un vehículo propio y menos tiempo con su familia por una cantidad de años; para los kayakistas la adrenalina del descenso de los rápidos del Futaleufú (probablemente hoy categorizados como nivel 6, convirtiéndolo en un lugar privilegiado a nivel mundial); para Vialidad Nacional la construcción y mantenimiento de una ruta turística en cercanías del río Frey; para los ambientalistas la pérdida de biodiversidad; para los bancos internacionales que prestaron dinero al gobierno nacional varios millones de dólares en concepto de intereses; para los vecinos de Esquel y Trevelin disponer de energía eléctrica en sus hogares; para un aserradero vender tablones de los cipreses sepultados bajo el agua; para los dueños de campos debajo del tendido de las líneas de alta tensión el importe percibido como indemnización por el uso del espacio aéreo, establecer las torres y la prohibición de construir viviendas 100m alrededor del cableado, para los millones de cipreses hundidos el costo de oportunidad es el sueldo de los burócratas que no circularon los permisos de tala a tiempo… podríamos continuar con una extensa lista, a fin de completarla es necesario indagar entre los referentes sectoriales a fin de obtener costos de oportunidad precisos. Incluso podemos reflexionar entre aspectos que podemos medir en el corto plazo y en el mediano o largo plazo, como pueden ser temas vinculados a la salud y la presunción del riesgo cancerígeno por el tendido eléctrico. Por lo pronto, todos los que llegamos a la región con posterioridad a la inauguración nos perdimos de contemplar un paisaje único y cientos de trabajadores alimentan a sus familias con su salario por trabajar en ALUAR S.A… Tema de discusión: mega represas hoy en la Patagonia En los últimos años los flujos migratorios, el acceso, la disponibilidad y fluidez de información en paralelo a una necesaria presión de las grandes corporaciones para expandir las fronteras productivas, fundamentalmente para el acceso a insumos (agua, energía, minerales) –ahora escasos en áreas centrales del planeta en general y de nuestros países en particular-se generan situaciones conflictivas en al menos cuatro aspectos: El primero de ellos, considera el ámbito político-institucional, el rol de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales, la legislación vigente, organismos de control, el debate público, la consulta ciudadana, el funcionamiento de los poderes, la propiedad y derechos sobre las aguas continentales, el peso de instituciones locales referentes, la independencia de los poderes, los acuerdos y tratados binacionales (como en el caso del uso de cuencas compartidas: cuenca de los ríos Puelo, Futaleufú, Carrenleufú, entre otros), el poder de los medios de comunicación, etc. El segundo, el ámbito civil y comunitario, la reacción de quienes habitan y/o defienden las características socio ambientales de los recursos, en sentido amplio, de las áreas donde se emplazarían los proyectos, la presión de otros actores extraterritoriales interesados, los costos y los beneficios que implican a las localidades durante la construcción de los emprendimientos hidroeléctricos, el empleo que luego queda en la localidad, los cambios en patrones culturales, los beneficios en la calidad de vida de las personas derivados del aprovechamiento de la energía, cuestiones religiosas, tradiciones, flujos migratorios, cuestiones sanitarias, prestaciones de servicios, la presión de otras comunidades alejadas de la localidad que emplazaría el emprendimiento hidroeléctrico, etc. El tercero, el ámbito económico, el monto de la inversión, la rentabilidad de las empresas constructoras de las centrales hidroeléctricas, los empleos y sueldos generados en la construcción, producción y mantenimiento de estas centrales, así como el conjunto de la actividad económica derivada de la nueva energía generada (pudiendo destinarse a consumo residencial, minero, comercial, industrial…), la fuente de financiamiento de tal emprendimiento, los impuestos recaudados por el fisco directa e indirectamente, las ganancias derivadas de actividades secundarias tales como comercios y servicios varios durante la construcción del complejo hidroeléctrico, las importaciones de maquinarias (turbinas, máquinas viales) y servicios técnicos especializados (consultoras internacionales), la infraestructura básica complementaria al complejo que luego queda al servicio de comunidades (caminos por ejemplo), los presupuestos públicos afectados directa e indirectamente por estas obras (ej. Laura Forti/Jorge Oriola Servicios sanitarios para la población migrante para la construcción), los valores de los alquileres ante movimientos migratorios, indemnizaciones por afectación de tierras al embalse, a las torres de trasmisión, el movimiento comercial, etc. El cuarto incorpora los aspectos ambientales, físicos y técnicos, la geografía de la región, la disponibilidad de cursos de agua abundantes, con pronunciadas pendientes, imprimiendo técnicamente condiciones eficientes para la generación de energía hidroeléctrica, acorde a los estándares internacionales, la pérdida de biodiversidad, la transformación de ecosistemas mediante la creación de grandes embalses, la pérdida de capital natural, las modificaciones en los paisajes, en los sistemas de drenaje de las aguas de lluvia, en los sedimentos que dejan de arrastrar los ríos aguas debajo de los embalses, dióxido de carbono generado por la putrefacción de bosques y especies hundidas en lagos creados detrás de los diques, la migración de la fauna nativa, la afectación a las rutas migratorias de aves, la afectación a los ciclos de los peces para los desoves, los impactos derivados de obras intermedias para generar la presa (canteras, rutas, explosiones...), etc. Podemos en el plano regional hacer mención a dos situaciones concretas: el proyecto – insinuado-de instalación de una central hidroeléctrica de pasada en el arroyo Baguilt despertó el accionar colectivo en oposición al mismo en 2010 dentro del Municipio de Trevelin y el movimiento No a la Mina que mediante un proceso participativo ciudadano forzó a las autoridades a cambiar su posición y negar la actividad minera a cielo abierto en Esquel en 2003, aunque el movimiento continúa y la presión de las empresas se reanuda a partir de la cotización del oro actualmente, se trata de un capítulo abierto donde el juego y compromiso de los actores sociales sigue presente. Conclusiones Todos los conocimientos, opiniones y vivencias de protagonistas, mitos y leyendas entre los vyqs y visitantes en la región en torno a lo que hoy conocemos como Presa Futaleufú pretendemos plasmarlo disciplinalmente, entre un grupo de académicos, en el marco de una universidad pública y gratuita. Sistematizar y difundir lo sucedido a lo largo del proceso de planificación, construcción y puesta en marcha del Complejo Hidroeléctrico Futaleufú es un recurso cultural, informativo, útil para conocer parte de las raíces de un pueblo, saber de dónde venimos nos posiciona para identificar cómo podemos avanzar mejor, nos permite aprender del pasado. La emoción con la que transmiten su experiencia los protagonistas de la obra entrevistados es una motivación para continuar indagando, ellos relaman y merecen hacer presente ese pasado vivo en sus corazones. Son innumerables las personas en buena parte de la provincia que algo tienen para decir respecto de la presa. Este congreso de Historia de la Patagonia es campo fértil para sugerir caminos a seguir, esta investigación descriptiva avanza en tantas direcciones como sugerencias se reciben, como indicios surgen. Más de un trabajador de la presa hoy si tuviera la oportunidad pensaría dos veces en que bienes y servicios destinaría su salario quincenal. Más de un vecino hoy pensaría dos veces antes de aceptar incondicionalmente un megaproyecto en el patio de su casa. Lo que sabemos en términos económicos y ambientales de los impactos de la obra son conocimientos muy intuitivos, pretendemos interiorizarnos con datos ciertos sobre estos aspectos y a partir de allí brindar una herramienta para el análisis para evaluar nuevos megaproyectos en la Patagonia y ante todo, saber de dónde venimos y por qué transitamos estos caminos para llegar hasta aquí. Bibliografía Solari Yrigoyen, Hipólito: El escándalo ALUAR. Edición de autor, Bs.As., 1976. Feldman, Bernardo: Suplemento Especial dedicado a Futaleufú. Editorial Luis Feldman Josín, n/d. Córdoba, Mario: Seminario-Taller Complejo Hidroeléctrico Futalufú. Edición de autor, Esquel 1998. Rodrigo, P.; Orrego, J. (2007). Patagonia chilena sin represas. Disponible en: www.patagoniasinrepresas.cl Demarchi, Gabriela (Coordinadora): Plan Estratégico Participativo Trevelin. Edición digital, Trevelin, 2006. Oriola, Jorge: Esquel, del sismo al No a la Mina. Edición de autor. Esquel, 2006. Barrios Napurí, C. –Compilador-: La relación global – local: Sus implicancias prácticas para el diseño de estrategias de desarrollo. Publicación de la Red Académica Iberoamericana Local – Global, 2007. Disponible en www.eumed.net Prensa escrita y radial: Diarios “Esquel”, “El Oeste” y periódico “Páginas del Sur”, Esquel, de 1960 a 1980. Oriola, Jorge: Programa radial “La otra historia esquelense”-FM Fénix, Esquel, 2002. Oriola, Jorge: Programa radial “La otra Historia patagónica”, LRA 9 Radio Nacional Esquel, 2003 al 2006 Maggio, M. y Scandizzo, H. (2007). “Paraíso de Represas.” Suplemento AZDomingo del Periódico Azkintuwe. 26.- La construcción de los sectores dirigentes de Esquel entre los inicios y 1930 y el relato histórico instituido Jorge Omar ORIOLA [email protected] - [email protected] Introducción La ponencia resume una investigación en curso que aborda varias intenciones: 1) desconocer validez a la versión elaborada por la dirigencia de Esquel, Chubut, hacia 1950, en cuanto al origen demográfico local, que definía como hecho fundacional la instalación del telégrafo en la ciudad en 1906, versión rebatida por varios trabajos oportunamente citados. 2) visibilizar, con datos del Registro Civil, a familias indígenas que trabajaban en este espacio social, el valle del arroyo Esquel, al menos desde 1896, negadas por la precaria historiografía local inspirada por el Diario “Esquel”, portavoz de aquella dirigencia. 3) apreciar cómo se fue conformando dicho sector dirigente dentro de un grupo heterogéneo de inmigrantes europeos y migrantes criollos que, instalados a partir de 1906 iniciaron los trámites de solicitud de tierras para diversas ocupaciones y actividades, según consta en una importante fuente primaria: los expedientes de la Dirección de Tierras. 4) confirmar el desplazamiento de los primeros ocupantes indígenas hipotetizando desalojos, mudanzas y presiones legales a partir de la constatación documental según la cual no hay peticionantes indígenas de tierras. “Acá había indios, luego llegaron los blancos y se quedaron con la tierra” Esta formulación es una sencilla manera de expresar, con un lenguaje no académico, un aspecto crucial del proceso histórico de cualquier espacio patagónico. Como parte del discurso propio de sectores originarios, tiene sentido. Como parte de aseveraciones de memoriosos, nacidos y criados en Esquel, fuentes orales obligadas, adquiere mayor seriedad. La primera aproximación historiográfica en busca de un relato sobre el origen del poblamiento en Esquel fue durante largos años la Edición 25º Aniversario del Diario Esquel364, editada en 1950. Fue la única disponible hasta 1993, utilizada como un “relato oficializado” en escuelas y medios de comunicación. Dicha obra, del diario portavoz de los sectores socioeconómicos dirigentes, planteaba dos cuestiones básicas: 1) el pueblo de Esquel había nacido alrededor de la instalación del telégrafo el 25 de febrero de 1906, suceso considerado “fundacional”. Así, el telegrafista italiano Medardo Morelli, fue convertido en “fundador” omitiéndose aclarar la inexistencia del acta correspondiente; 2) la población se había concentrado en el valle a partir de la llegada de migrantes criollos y muchos inmigrantes extranjeros, reconociendo como antecedentes la creación de la primera escuela en una chacra de familia galesa en 1903, el inicio en ella del funcionamiento de la primera capilla, también galesa, en 1904, y ciertos comerciantes al llegar los ingenieros que demarcarían el pueblo. Con ambos planteos y la omisión absoluta de la presencia indígena en la zona, salvo referencias a la Reserva Nahuelpan, creada en 1908, este relato 364 Número Especial del Diario ESQUEL en sus Bodas de Plata. Esquel, 1950 “oficializado” se enmarcaba en los lineamientos políticos del Estado nacional a fines del siglo XIX y principios del XX: los migrantes chilenos radicados en el valle no eran bien considerados y los indígenas, literalmente, intrusos. La categoría de “poblador”, destinada a unos vecinos blancos de origen europeo con cierto capital e instrucción, rápidamente consagrados como “pioneros”. Las omisiones invisibilizaron, especialmente en la prensa esquelense desde 1924, a gran parte de la población subalterna no sólo en esos dos casos sino también a trabajadores pobres, inmigrantes eslavos, peones rurales, mujeres amas de casa, proletarios en general,. Recién en 1993, a partir de la presentación de una primera visión disciplinar sobre el origen de Esquel,365 del historiador local Marcelo Troiano, comenzó a rebatirse la “teoría del telégrafo” como fundacional y visibilizarse a los primeros ocupantes indígenas que vivían y trabajaban en el valle en tierras sin demarcar. Utilizó datos del Libro 1 de Nacimientos del Registro Civil y organizó listas de población destacando su origen chileno o argentino y muchos apellidos de ascendencia indudablemente mapuche. Mencionó el primer nacimiento registrado oficialmente en el valle, ocurrido en 1897. Además, demostró rastreando noticias de prensa que no hubo festejo alguno por la instalación del telégrafo ningún 25 de febrero antes de 1950, y que dicho relato “fundacional” fue elaborado por el diario “Esquel”. También usó el Informe de ingenieros que demarcaron el pueblo entre setiembre de 1904 y enero de 1906. En los últimos años, el autor de esta ponencia profundizó el tema de los antiguos pobladores indígenas tomando como fuente también el Libro Nacimientos y los Libros Matrimonios y Defunciones de dicho Registro Civil y se pudo apreciar la problematización de la vida cotidiana y el peregrinaje de muchas familias indígenas hasta asentarse en esta zona. Por ejemplo, la primera muerte consignada oficialmente fue en 1896.366 Con motivo de los festejos del Centenario de la ciudad, donde se institucionalizó aquella fecha “del telégrafo” desde 1950, el Gobierno del Chubut entregó a la Municipalidad un voluminoso legajo de expedientes de la Dirección de Tierras en el cual figuran las solicitudes originales entre 1912 y 1920 y las conclusiones de la Comisión correspondiente, un extenso Informe respecto de las características del pueblo de Esquel y otros expedientes que llegan a 1927367. En estas fuentes se puede ver con claridad que los lotes urbanos y periurbanos son enteramente fiscales, salvo excepciones, la mayoría baldíos, y que los solicitantes son todos de origen no indígena. El autor agregó el análisis de un material original del Archivo del Banco Nación que reseña los trámites realizados por la instalación de la sucursal local en 1925 y en él, registros de pobladores con capital, actividades profesionales, industriales y comerciales.368 Podemos afirmar que aquella sentencia inicial que resumía cualquier proceso histórico similar en Patagonia, también se ratificaba en Esquel. Hubo una dispersa población indígena asentada, al menos registrada desde 1896, y ninguno de sus miembros pudo acceder legalmente a la tierra; sí, en cambio, trabajadores, pequeños ganaderos, profesionales, estancieros, comerciantes (ninguno de ellos indígenas), mediante la tramitación y expedientes pertinentes. 365 Troiano, Marcelo: “…Y nació Esquel”. Edición de autor. Esquel, 1993 Oriola, Jorge (compilador y coordinador): “Esquel 100 Años”. Municipalidad de Esquel, 2010 Ministerio de Agricultura. Dirección General de Tierras. Expedientes varios, 1927. Municipalidad de Esquel 368 Oriola, ob.cit. 366 367 De este grupo, heterogéneo en ingresos y ocupaciones, surgió la dirigencia local que se hizo del poder político-económico varias décadas y tuvo su relato histórico en 1950. Esquel fue Esquel antes de ser Esquel El primer registro escrito del topónimo Esquel aparece como voz tehuelche en los escritos del marino británico George Musters durante el verano de 1869-70. Mientras las familias lideradas por Orkeke acampaban, cazaban y jugaban cerca del Esquel actual, el expedicionario, que viajaba con ellos, preguntó al indígena chileno Juan Antonio el nombre de este lugar. La respuesta, segura, fue “Esgel Kaike” y así lo escribió Musters más consultas.369 El libro de Musters fue utilizado por el perito Moreno y el gobernador Fontana, entre otros expedicionarios. El primero, en su viaje de 1880, observando desde cierta altura topográfica el valle del arroyo Esquel, escribió que auguraba para un futuro no muy lejano la conformación de alguna ciudad y destacaba las potencialidades geográficas del escenario.370 La ciudad de Esquel deriva del “Ensanche Esquel”, nombre del arroyo y su valle, Era el “ensanche” de la Colonia 16 de Octubre, al Noroeste de ella, creada por Fontana con una donación oficial inicial de 50 leguas para sus expedicionarios de 1885. Este “Ensanche Esquel” fue elegido por los técnicos enviados por el Estado Nacional en setiembre de 1904, ya solucionados los problemas limítrofes por el arbitraje británico de 1902, para ubicar y mensurar un pueblo fronterizo. Terminaron el plano y lo comunicaron oficialmente el 30 de enero de 1906. A su vez, la línea telegráfica terminó de conectarse y comenzó a funcionar desde Esquel el 25 de febrero de ese mismo año. Otros datos históricos completan la cronología: en 1903 inició sus clases en la chacra de la familia galesa Freeman, cerca de la línea demarcatoria del Ensanche, la primera escuela primaria, luego denominada Nº 20 y mudada al centro del ejido municipal. En aquella misma escuela, un rancho precario de pared francesa y techos de paja, se abrió la primera capilla galesa, en 1904. Se debe citar que este amplio espacio incorporaba la ruta de los arreos de la Colonia 16 de Octubre hacia el Valle Inferior, pasando por el denominado “Valle Chico”, entre el macizo donde se halla el Cerro de La Cruz y el cerro Nahuelpan, para luego tomar el Paso Eskel, senda que actualmente bordea la ruta de acceso a la ciudad.371 Según historiadores de la zona, hacia noviembre de 1895, Manuel Nahuel Pan, junto a otros pobladores de origen chileno, envió la solicitud al gobernador del Territorio del Chubut, Eugenio Tello, para ocupar tierras en el “Paso Heiskel” aunque ya las venían ocupando con crianza de ganado y labranza desde hacía poco tiempo antes. Tello se expidió favorablemente aclarando que era una ocupación accidental sin derecho a propiedad. A partir de entonces, el sitio se conocería como “Boquete Nahuelpan”. Pedidos de otros pobladores, chilenos y argentinos, fueron autorizados; seguramente algunos más se asentaron y no necesariamente con 369 Musters, George C.: “Vida entre los patagones”. Ediciones Solar-Hachette, BsAs., 1964, cap. VI. Probablemente el sitio haya sido a orillas de la laguna próxima al aeropuerto local. 370 Oriola: ob.cit. 371 Oriola: ob.cit. permiso. El paraje se poblaba diez años antes de la mensura y la llegada del telégrafo.372 Según Troiano, la conformación de Esquel como centro urbano respondió a un patrón de surgimiento de base productiva agro-ganadera y a servicios comerciales asociados a ella. Las características de este proceso determinaron un desarrollo autónomo, endógeno y autosostenido con escasa necesidad de mano de obra. Entonces, el crecimiento poblacional fue paulatino, sin demandar en ningún momento aumentos excesivos del flujo inmigratorio.373 Las historiadoras María Marta Novella y Débora Finkelstein consideran que uno de los problemas que enfrentó la región en esta etapa, al que Esquel no fue ajena, fue el de las distancias hasta los mercados donde ubicar la producción. La tendencia predominante era volcarse hacia mercados chilenos, especialmente en venta de ganado. Estas transacciones se efectivizaban a través de largos arreos desde nuestra región hasta los pasos neuquinos, o mediante la venta a compradores chilenos que recorrían la zona. Las dificultades de la primera modalidad hicieron que entre 1893 y mediados de la década del ’30 se hicieran gestiones, sin éxito, para abrir a través de la cordillera caminos más cercanos que los entonces utilizados.374 En el Registro Civil… En julio de 1898, el Juez de Paz de la Colonia 16 de Octubre, Juan Milher, decidió trasladar la sede del juzgado al “Boquete Eskel”, argumentando que era la ruta de arreos y allí existía una pequeña colonia de familias e indios chilenos. Era la primera autoridad nacional que se instalaba en las proximidades del actual Esquel y desde allí enviaría sus informes.375 Los libros archivados en el registro Civil de Esquel nos permiten conocer datos concretos de los primeros pobladores del paraje antes de 1906. Además, el análisis de esos datos, mínimos, facilita la comprensión de un tiempo difícil, plagado de carencias y obstáculos para los vecinos más pobres. Los libros de Nacimientos, de texto escueto por seguir fórmulas sencillas, nos dejan rastrear los más antiguos ocurridos en la zona. Los de Matrimonios tienen mayor extensión y registran largas fórmulas de datos parentales y aceptación de casamiento por cada uno de los contrayentes. Nos ofrecen datos de parejas que han arribado a la zona y desde dónde, generalmente con varios hijos, y en algún momento decidieron “legalizar” su situación civil. En cambio, los de Defunciones, si bien sencillos, registran causales y testigos, si hay testamento y situaciones específicas de cada caso: tragedias familiares, muertos al nacer, madres fallecidas después del parto, suicidios, accidentes, enfermedades hoy superadas. El Juzgado de Paz denominaba al paraje, a veces, simplemente Esquel o Eskel; otras, Boquete Esquel, Paso Esquel. Los denunciantes eran en mayoría argentinos y chilenos. El dato más antiguo corresponde a una muerte registrada en marzo de 1896. Ante Martín Underwood, comisario, y Antonio Miguens, Juez de Paz, se dejaba constancia que el día 15 “…en el paraje conocido por de ‘Esquel’, falleció ahogada en un arrollo (sic) del mismo nombre, Mercedes Antiego, que era de sexo femenino, de un año de edad, argentina, domiciliada en la misma 372 Jorge Fiori y Gustavo De Vera: “Trevelin. Un pueblo en los tiempos del molino”. Municipalidad de Trevelin (Chubut, Argentina), 2001. Marcelo Troiano: IV Congreso de Historia Argentino-Chilena, Trevelin (Chubut, Argentina), 1999 374 María Marta Novella y Débora Finkelstein en Oriola: ob.cit. 375 Fiori y De Vera: ob. cit. 373 casa de los padres en el dicho paraje ’Esquel’, hija de Juan Antiego, argentino, y Mercedes Antiego, argentina, residentes ambos en este Departamento.” Se aclaraba que los testigos firmantes del acta y H. G. Hammond “habían visto el cadáver.”376 La letra no impide imaginar la tragedia; el análisis histórico permite suponer la localización de esta familia cerca del arroyo, en algún lugar del valle. Argentinos, quizás miembros de un mismo grupo parental, de origen mapuche, nada más se sabe de su vida y procedencia. No es la única tragedia que nos muestra el archivo. En julio del mismo año, Francisco Nahuelpan, 38 años, argentino, vecino del Boquete Nahuelpan, denuncia que el día 13 “…nació una criatura de sexo masculino a quien vio muerta en el expresado domicilio…” Era hijo del denunciante y de María Lenquitruz, 34 años, argentina.377 La muerte de niños, común en esos años, continuó afectando a esa misma familia. Según registro de mayo del año siguiente, el hombre denunciaba nacimiento y deceso de una niña, hija de la misma pareja.378 Pocos días después, la muerte de su compañera “de fiebre pulpural (sic) y hemorragia…” en su propia casa, el día anterior.379 No había médicos en la zona. Recién en 1907 llega desde Rawson, temporariamente y de modo itinerante, el italiano Hércules Musacchio380 Otros casos no menos terribles nos brindan un panorama de las dificultades de estas familias aisladas. Tal lo sucedido en el hogar de José Simón Yanquín, domiciliado en “Eskel”. En octubre de 1896 denunció la muerte de su hija Antonia, de 16 años, que apareció ahorcada en su propia casa.381 A fines de octubre hacía lo mismo respecto de su hijo Antonio, 21 años, “…según se cree, de hidrofobia.”382 Más muertes demuestran el panorama que ofrecía la zona, sin atención sanitaria. El 8 de noviembre de 1900, falleció en el Boquete Esquel Segundo Enrique Castro, nacido el 29 de octubre, “…por inflamación al vientre.” La gripe, “influenza” en los registros, se llevó a Carmen Ainqueo, de apenas 40 días de edad en julio de 1898; también a Enrique Castro, chileno, de 60 años, en febrero de 1901, padre del niño antes citado. La “tos convulsa” hacía estragos. Jaime Gibbon denunció la muerte de Lewis Bladdyn, de cuatro días de edad, hijo natural suyo con Catalina Denis, en su domicilio de Esquel, julio de 1903. Fue causa de muerte de Rosa Catrihual, dos años, diciembre de 1904 y Juana Catrihual, de 14 meses, el 23 de ese mes, domiciliadas con sus padres, Joaquín Catrihual y Carolina Castro.383 Los registros matrimoniales son escasos pero nos facilitan conocer integraciones de parejas, oficios y la movilidad familiar; en ciertos casos se denuncian los hijos naturales que ya existían antes del casamiento civil. Tal es el de Benjamín Puw Roberts con Lizzie Freeman, pobladores del límite del Ensanche desde 1902; contrajeron matrimonio en julio de 1895 (cuando residían aún en Colonia 16 de Octubre) y denunciaron tener cuatro hijos. Volviendo a la zona del Ensanche Esquel y el Boquete Nahuelpan, en 1900 registraron su matrimonio Juan Antonio Delgado, chileno y agricultor de 39 años, con María Macías, argentina y tejedora de 15 años, ambos domiciliados 376 Registro Civil de Esquel. Libro Defunciones, Acta nº 6, 17 de marzo de 1896 Idem anterior, Acta nº 9, 14 de julio de 1896 378 Idem anterior, Acta nº 15, 31 de mayo de 1897 379 Idem anterior, Acta nº 16, 23 de junio de 1897, Seguramente el término correcto seria “puerperal” 380 Edición Especial del Diario Esquel…, ob.cit. 381 Idem anterior. Acta nº 11, 3 de octubre de 1896 382 Idem anterior. Acta nº 12, 30 de octubre de 1896. No hay demasiados casos de este tipo de muertes en la zona patagónica, quizás producto de algún contagio canino derivado de tropas de carros llegadas desde el Norte 383 Idem anterior. Partidas varias entre 1900 y 1904 377 en el último paraje mencionado. Allí mismo denuncian la existencia del hijo de ambos José Delgado, nacido en octubre de 1899. Por su parte, en noviembre de 1901 Fernando Cayecul, argentino y ganadero de 35 años, casó con Juana Payalef, tejedora de 40 años, en el Boquete Esquel. Según el Acta, las edades son aproximadas porque desconocían las fechas de nacimiento. El registro de sus hijos demuestra la movilidad familiar en busca de la morada final. Fernando era de Caleufú, cerca de Junín de los Andes, Juana había nacido en Nahuel Huapi, cerca de 1860. Marcelina, 10 años, era de General Roca; Irene, 8 años, oriunda de Piedra Pintada; Fernando, 4 años, del Boquete. Otro caso llamativo es el de Pedro Catrihual: en 1903 casaba con Carolina Castro, ya vistos con las defunciones. Pedro, 36 años, ganadero chileno residente en Esquel y Carolina, 34 años, nacida en Neuquén, hija de chilenos, en ese acto denunciaban ocho hijos; los dos primeros, chilenos, el resto argentinos.384 Los nacimientos consolidan la imagen de un Esquel con familias residiendo desde antes de 1906. El primer caso registrado fue de Lucía Caramillo el 30 de enero de 1897.385 En ese mismo año se anotaron siete nacimientos más: cuatro figuran en Esquel, uno en Paso Esquel y dos en Boquete Nahuelpan. Los denunciantes son de apellidos Caramillo, Wenequeu, Rainalca, Montesino (Manuel y Vicente), Quintulipi, Ancalipe. Cuatro son argentinos y tres chilenos. Más nacimientos fueron anotados en las actas correspondientes a lo largo de los años 1898 en adelante, lo que demuestra el crecimiento poblacional del paraje y la vecindad del Boquete, la gran mayoría de ellos con origen mapuche, según demuestran los apellidos. Troiano brinda la cantidad de nacimientos registrados en esos años: entre 1895 y 1906, 45 en Esquel y 16 en Boquete Nahuelpan. En todo el Departamento 16 de Octubre, 206. 386 El detalle de los casos mencionados sirve como ejemplo de cómo se vivía y moría en el paraje en esos años, la movilidad familiar hasta el asentamiento en la zona -que no fue definitivo en la mayoría de los nombrados, la búsqueda de cierta “legitimidad” en las uniones, quizás para facilitar el reconocimiento de su existencia civil y poder solicitar permisos para pastaje o incluso la tierra misma. En definitiva, a casi dos décadas de los últimos combates y persecuciones de la autodenominada “Conquista del Desierto”, sectores indígenas, crianceros mestizos y los chilenos reconocían y aceptaban las reglas de juego del estado nacional.387 Listas, nombres, fechas y datos domiciliarios nos informan que, al menos entre 1896 y 1906, diez años antes del telégrafo, había numerosas familias en el valle. Pocos días antes del telégrafo y la fecha que se transformó en fundacional sin serlo se había terminado la mensura de la futura localidad. Los registros de informes de los ingenieros también daban cuenta de la existencia real de familias asentadas y otros escritos, reclamos y litigios posteriores, alrededor de 1926, nos dicen que varios pobladores extranjeros también reclamaban quintas y chacras pedidos expresamente a dichos ingenieros y algunos habrían sido, precariamente o no, adjudicados. Sólo algunos de esos pobladores originales de cuyas desgracias o felicidades nos hablan las actas 384 Registro Civil de Esquel. Libro Matrimonios. Partidas varias entre 1900 y 1903 Troiano, Marcelo: ob.cit. 386 Marcelo Troiano (ob. cit.) 387 Datos del Censo Nacional de 1895 que no presentan la categoría “indígenas” permiten reconocer a muchos de ellos por sus apellidos y sus oficios u ocupaciones: boleadores, crianceros, tejedoras. Ver Filkenstein, D. y Novella, M.M.: “El Poblamiento en el Noroeste del Chubut” 385 del Registro Civil tuvieron acceso a la tierra; ninguno de apellido indígena o mestizo chileno. Los primeros beneficiarios, criollos o europeos, fueron notificados oficialmente de los trámites exitosos el 25 de mayo de 1910, por telégrafo, obsequio del Centenario.388 La demarcación del pueblo Dirimido ya el conflicto limítrofe en 1902, era lógico imaginar un centro urbano que aglutinara los servicios requeridos por la población del noroeste chubutense y afirmase la soberanía argentina en la región. En 1904, el Estado nacional decidió instalar, en principio desde la mensura y la cartografía, un pueblo en la Colonia 16 de octubre u otro sitio conveniente y encargó la tarea a los ingenieros Pigretti y Molinari. Se lo ubicaría, por decisión de este último, en el ensanche Norte de la Colonia, zona conocida como Esquel. Las tareas de mensura y demarcación determinaron la fisonomía que habría de tener el pueblo: el tradicional trazado en damero tan característico de otras zonas del país, con 50 manzanas de 100 m. de lado separadas por calles de 20 m., tres anchas avenidas y alrededor quintas (de 4 manzanas) y chacras (de 4 quintas), sin tener en cuenta las particularidades de un valle aluvional de zona montañosa. Estos trabajos finalizaron el 30 de enero de 1906 y así se informó por telégrafo, que aun no estaba en Esquel, a Buenos Aires. Dos años después, el 3 de julio de 1908, el presidente Figueroa Alcorta firmaría el decreto correspondiente de aceptación de la mensura del pueblo de Esquel; en el mismo, creaba la reserva Nahuelpan, unas 19.000 hectáreas para nuclear en ellas las familias indígenas ligadas al cacique Francisco.389 Allí se habrían ido congregando, por decisión y relativa seguridad o por desalojo o presión, muchos de los vecinos nombrados en actas del Registro Civil. Propio del liberalismo oligárquico: “indios” en reservas; pueblos y alrededores para blancos. El Telégrafo El 25 de febrero de 1906, el operador del telégrafo Medardo Morelli, hasta entonces en Súnica, se trasladó a Esquel y realizó la primera transmisión desde el nuevo emplazamiento. Esta fecha es la que tradicionalmente se reconoce y celebra como aniversario de la localidad. Medardo y Valeriano Morelli están íntimamente ligados a los inicios de Esquel: atención del telégrafo, el correo, oficina de tierras y otras funciones estatales provisorias, fábrica de ladrillos y aserraderos, y el segundo periódico fundado en la localidad, el periódico “Esquel”, de 1925. La conexión telegráfica aportó la primera batalla contra el aislamiento; a diferencia de otras ciudades patagónicas, que crecieron desconectadas del resto del país, Esquel se desarrolló ligada al mundo; el cable telegráfico era, en ese entonces, la Internet del siglo XIX, ya a principios del XX. El equipo dedicado a colocar hilos y postes y conectar la red, llegaba a Esquel a fines de febrero de 1906, cuando la mensura estaba lista y el pueblo tenía nombre y futuro. Se ligaba a la línea Neuquén-Comodoro Rivadavia. Medardo Morelli era el telegrafista.390 388 Fiori y De Vera: ob.cit. Troiano: ob.cit. Murió en Esquel, en 1968. El diario “Esquel”, cuyo director propietario había instalado la leyenda fundacional del telégrafo en su edición aniversario de 1950, lo había designado “fundador” del pueblo, y así lo despidió aquel día. 389 390 Datos ya mencionados refutan la fecha del 25 de febrero de 1906 como fundacional. En 1903 se crea la primera escuela primaria en la zona a la cual asistirán en su mayoría hijos de familias galesas pero también de otro origen; la casita, sencilla y precaria, funcionó varios años en la chacra “Las Margaritas”, propiedad de los Freeman, a corta distancia del limite del Ensanche.391 En 1904 los galeses crearon su propia capilla para no viajar los domingos al futuro Trevelin, unas cinco leguas de pésimas huellas; funcionó varios años en esa misma escuela.392 Otro dato lo marcan las celebraciones. La Colonia y Esquel festejaban, además de las fiestas patrias de mayo y julio, dos ligadas a la historia galesa en la zona y la “llegada” del estado nacional al valle. Eran el 28 de julio, “Día del Desembarco”, el arribo del “Mimosa” a las playas del futuro Puerto Madryn, en 1865, y el 25 de noviembre, de la comitiva exploradora del Gobernador Fontana. Por la primera de las fechas las actividades se centraban en la capilla galesa, desde 1915 con edificio propio sobre la calle Rivadavia; por la segunda se creó el monolito conmemorativo del 50° aniversario en el cruce de las avenidas Fontana y Ameghino.393 Además, la indagación semanario por semanario, diario por diario archivados en la Hemeroteca Municipal de la Biblioteca Municipal “Nicolás Avellaneda”, incluso algunos editados un 25 de febrero, arroja como resultado que en ninguno de ellos se menciona el día como fundacional; es más, la fecha es ignorada hasta 1950. No obstante haber sido elegida en la actualidad aquella mencionada fecha como “Día del Pueblo”, opción simbólica y de liturgia ciudadana, y pese a haberse demostrado desde 1993 que no fue así, que no hubo acta ni acto, que había familias desde antes, muchos discursos políticos, medios de comunicación gráficos y radiales, docentes en las escuelas y vecinos antiguos siguen reiterando, instituyendo la decisión de “hacer” historia que tuvo Luis Feldman Josin en su diario en 1950. Tierras y otros reclamos La Edición Especial del “Esquel” de 1950, tras un breve capítulo sobre pueblos originarios, mencionados como “primitivos habitantes”, aborda la llegada de inmigrantes, pobladores, artesanos y profesionales o comerciantes con nombre y apellido, muchos de los cuales aún vivían en aquella fecha o sus propios descendientes participaban en la vida local. De este modo, visibilizando expresamente a los que aportaron su trabajo y su capital, los periodistas del “Esquel” van recordando a sus lectores quiénes y desde dónde, con qué oficios o profesiones, se fueron asentando respectivamente en los años 1906, 1907, 1908, 1909 y 1910, agregándolos a otra breve lista de los pocos que, dispersos en el valle, vivían en el momento de la demarcación. Todos ellos son de origen europeo (vascos, españoles, italianos, algún eslavo, galeses o descendiente de ellos) o argentinos del Norte de la Patagonia, los menos. Son ladrilleros, carpinteros, panaderos, carniceros, telegrafista, un médico, un maestro de escuela, ganaderos, comerciantes (ramos generales), hoteleros, funcionarios del Estado. Ninguno es registrado como indígena o al menos se lo identifica con apellido de ese tipo. En cambio sí aparece un poblador chileno muy bien reputado en la comunidad, muy representativo entre sus connacionales. 391 Macchi, Gabriela: “La escuela nº 20 de Esquel. Origen y desarrollo dentro del marco político nacional” En Filkenstein, Novella, Macchi, Oriola Historias de la Cordillera Chubutense. Edición de autores, Esquel, 2007 392 Novella, M.M. y Oriola, J.:”Historias de la Capilla Seion”. Asociación Galesa de Esquel, 2004 393 Oriola: ob.cit. Las listas siguen después de 1910, año por año, hasta 1917, reiterando el modelo con distintos nombres. Sin embargo, se citan dos asuntos de trascendencia: 1) que los vecinos Ángel V. Moré y Juan de Dios Troncoso, en 1909, hacen un petitorio al gobierno central, solicitándole adjudicación de solares, quintas y chacras en nombre de numerosos ocupantes; 2) el 25 de mayo por la noche, en pleno festejo del Centenario, el telégrafo informó que el Estado adjudicó tierras a 50 vecinos, de Esquel y de la Colonia 16 de Octubre, y el medio de prensa dice: “el pueblo vive horas de júbilo”.394 Fue la primera adjudicación oficial de tierras. Un estudio posterior de la Comisión correspondiente aportará datos tales como que la resolución oficial data del 12 de mayo de 1910, significando un claro gesto a estos pobladores “que el gobierno también consideraría “pioneros”, y que algunos solares no fueron ocupados o no se cumplieron condiciones de poblamiento y mejoras y se declararon caducadas las concesiones. Migrantes argentinos del Norte de la Patagonia e inmigrantes europeos, sumados a los trasandinos, siguieron arribando al valle del Esquel asentándose en tierras baldías y solicitando la tenencia precaria o el derecho a compra de dichas tierras, sea para ocupar solares urbanos o trabajar en agricultura, hornos de ladrillos o ganadería en las tierras periféricas, chacras y aledañas. Los trámites duraban varios años de gestiones personales e intermediarios; a veces, algún viaje a Buenos Aires. La prensa local mencionaba “tales injusticias”. Todos los pedidos de solares urbanos, quintas, chacras y sectores aledaños por fuera de la primera traza (Ejido y Pastos Comunes) eran individuales y se abría un expediente que se completaba con más reclamos, notas de oposición de otros demandantes por el mismo sitio o bien las impresiones de los miembros de la Comisión de Geodesia. Numerosos expedientes iniciados en 1912 ó 1914 y los que siguieron fueron resueltos por la Comisión recién en 1920; se remitía el acuerdo o desacuerdo respecto del pedido de cada particular, sea uso de la tierra para hacer ladrillos, poblar y colocar hacienda pagando un arriendo o el deseo de comprarla; finalmente el Ministerio emitía la decisión. Se recomendaba una licitación cuando varios vecinos pedían el mismo solar o quinta. Los resultados tardaban demasiado y por ello, muchos demandantes ocupaban directamente el espacio pedido. Si bien los reclamos obtuvieron el éxito de radicar en 1925 la Oficina de la Dirección General de Tierras y Colonias, la prensa se hizo eco de problemas de los pobladores rurales, ocupantes de lotes fiscales, por su situación legal y pagos de impuestos, en Esquel y Patagonia. En febrero de 1926, “El Libre del Sur” decía que existían ocupantes que hacía veinte años que introducían mejoras, pagaban pastajes y moraban en esos parajes sin obtener estabilidad legal en la tierra. Había intrusos que de la noche a la mañana levantaban ranchos y robaban haciendas e, incluso, pagaban pastaje al fisco, lo que generaba situaciones confusas e injustas. Si había sequía y moría la hacienda, no podían evitar el pago del tributo por pastaje. Si la lana abarataba, no había 394 Número Especial del Diario ESQUEL… ob.cit. Entre tantos apellidos publicados, advertimos: Justiniano Mermoud (carpintero franco suizo), Emilio Kubin (herrero), Amador Palma (carpintero), Remigio Montaña (herrero), Mauricio y Eduardo Humphreys (hoteleros, de Viedma); Pedro y Cipriano Arbe; los hermanos Utalice, Aducindo, Benito… y… La lista continúa; no se observan apellidos mapuches. recorrida para el cobro de impuestos, que se acumulaban. El semanario decía que este tipo de situaciones estimulaba el despoblamiento de lotes fiscales.395 Además, el 21 de agosto del mismo año, presentaba una larguísima lista de vecinos que habían podido regularizar su situación. “Las superficies concedidas varían entre 350 y 2500 varas cuadradas y los precios entre 30 y 60 centavos el metro.” Es decir, entre 2 y media hectáreas y 17 y media hectáreas. Por ellas se pagaron entonces entre 110 a 130 pesos hasta 800 pesos, a valores promedio. Es interesante que el valor de un metro de tierra equivaliera entonces a 5 centavos más que un ejemplar del semanario ese año. Entre más de 200 vecinos se hallan Nicanor y Lorenzo Amaya (médico y abogado, respectivamente, además ambos y su hermana Gualberta, ganaderos y futuros dirigentes de la Sociedad Rural), José Codesal, Luis Garzonio (comerciante), Idelfonso Cabada, Nemesio Sánchez (comerciante), María Luisa Pieruzzini de Morelli (docente, directivo de escuela primaria), Pedro Menphis Paggi (escribano), Felipe Arratibel (comerciante y hotelero), Armando Caveri (farmacéutico), Francisco Garrido (hotelero), Santiago Decó (constructor), Alfredo Moré (comerciante), Mary Grace Jones de Roberts, Washington Moré (periodista, cónsul uruguayo), José Aleuy (comerciante), Manuel Antón (comerciante).396 De la extensa lista publicada, se deduce que los ocupantes de varios años atrás a los que se aludía en notas anteriores, eran en su mayoría de origen español, inmigrantes o hijos de ellos, pocos de otras colectividades y una minoría de origen galés. En cuanto a los expedientes de Tierras, fuente primaria antes anunciada, son materiales que permiten apreciar cuestiones interesantes: 1) efectivamente, como sucedía en toda la región patagónica, los trámites demoraban años y no siempre se resolvía a favor del demandante; 2) a veces varios vecinos reclamaban un mismo solar, quinta o chacra y en esos casos, tras una “limpieza de lista” según antecedentes, se recomendaba una licitación; 3) hay informes muy detallados y firmes a favor de ocupantes de varios años por las mejoras hechas, las que se detallaban y tasaban en pesos, y conceptos que se tienen de ellos y suelen coincidir con personajes destacados; otros informes, en cambio, son terminantes en cuanto a rechazos, sea por malos conceptos o por considerar que no era conveniente aceptar las solicitudes, desestimando tanto a figuras “respetadas” en la comunidad o solteros cuyas cualidades morales, se decía, no eran buenas; 4) existe un Informe sobre el pueblo, en 1920, que lo caracteriza por sus expectativas futuras en lo potencial pero se apunta la poca predisposición al trabajo de muchos de sus pobladores, la excesiva cantidad de bares en una localidad de sólo 1200 almas, demasiados ranchos de pared francesa, un cementerio ubicado muy cerca del arroyo de cuyas aguas se sirven para riego algunas chacras, pantanos que se forman en numerosas calles céntricas, la falta de luz eléctrica, etc. Esta Comisión trabajaba en Buenos Aires y solía llegar a visualizar cada caso in situ por medio de inspectores u otros funcionarios. No siempre veían directamente a los solicitantes, porque no se encontraban en ese momento o vivían en otro solar o sitio. De todos modos averiguaban a terceros para confeccionar una especie de concepto que complementase lo 395 Semanario “El Libre del Sur”, creado por el italiano Hugo Roggero en 1924. Hemeroteca Municipal de Esquel. Febrero de 1926 396 Idem anterior, agosto de 1926 visto, medido, revisado en cada espacio. Para ello, esta Comisión se guiaba por directivas y lineamientos generales de la política estatal en materia de tierras, referencias de terceros, solicitando comentarios de vecinos “destacados”, y criterios de moralidad de códigos cerrados y discriminatorios, propios de los albores del siglo XX. ¿Qué ocurrió con aquellas primeras familias y la tierra? Una simple y rápida lectura de los listados de primeros pobladores comparados con los apellidos de las familias que recibieron en adjudicación los diversos lotes permitirá advertir que los crianceros que habitaban y trabajaban en aquellos años fundacionales, fines del siglo XIX y principios del XX, desaparecen como ocupantes de las tierras del valle y no figuran en las listas de propietarios. ¿Qué pudo haber sucedido? Los trámites para adjudicación de lotes siempre fueron engorrosos y prolongados; pese a la instalación relativamente temprana en Esquel de una oficina dependiente de la Dirección de Tierras, dichos trámites se resolvían directa o indirectamente en Buenos Aires y mediante buenos oficios políticos; los demandantes de lotes que no eran de origen indígena siempre estuvieron mejor posicionados para concretar tales gestiones. Es decir, hay facilidades propias de los sectores dirigentes, la incipiente burguesía local conformada por comerciantes, agricultores, ganaderos, profesionales, pequeños industriales que, independientemente de su capital inicial, estaban mejor vinculados con el poder político que los diversos grupos de crianceros indígenas o mestizos. A su vez, el Estado oligárquico del Centenario desataba una dura campaña pública contra los ocupantes de tierras de nacionalidad chilena, no sólo negándoles posibilidades de nuevas tramitaciones sino promoviendo la pérdida de derechos previos y hasta el desalojo no necesariamente oficial ya que no eran considerados inmigrantes y, como a los indígenas, calificados de intrusos. En cambio, inmigrantes europeos y nuevos pobladores venidos de centros extra patagónicos fueron reconocidos más allá de los mencionados trámites largos y dificultosos. En general, a miembros de estos sectores se los ha denominado tradicionalmente “pioneros”. Los otros, los primeros en llegar y producir, los más pobres y marginados, no tuvieron la misma suerte. En todo caso, y ése sería el argumento de muchos políticos, funcionarios y por qué no, de “pioneros” y sus descendientes, los indígenas bien podían vivir en las “reservas”, extensiones de tierras no siempre buenas para la cría de ganado, cuya distribución quedaba en manos de caciques, sin posibilidad de adjudicación en propiedad. A diferencia de los informes elaborados más adelante por los Inspectores de Tierras, que solían caracterizar tanto como chilenos o indígenas a los pobladores oriundos del país trasandino y a los no blancos, mezclando dos categorías distintas, nacionalidad y tipo étnico, las Partidas del Registro Civil refieren directamente a la primera. Así podemos distinguir pobladores específicamente chilenos o argentinos pero no siempre su origen indígena. Como ha sucedido con otros migrantes en tiempos inmediatamente posteriores a las últimas campañas militares en la región cordillerana y en el área ecotonal (entre pre-cordillera y meseta), las denuncias de existencia de hijos anteriores que se realizan durante la inscripción de los matrimonios facilita la comprensión del proceso de desplazamientos o mudanzas desde la zona de Junín de los Andes hasta el valle del Esquel o el Boquete Nahuelpan. Las autoridades nacionales distinguían “poblador” de “ocupante”. Aún sin tierra adjudicada, el jefe de familia asentada en un área con ganado que levantaba al menos un rancho precario y podía comenzar a realizar los trámites pertinentes ante la Dirección de Tierras, podía ser poblador si era “blanco”, criollo, inmigrante europeo, excepcionalmente chileno si reunía características “aceptables” en cuanto a su comportamiento reconocido, presencia, mínima instrucción, dedicación al trabajo, cantidad de reses. En cambio, los indígenas casi siempre eran maltratados en los informes de Tierras; los inspectores los calificaban de manera generalmente despectiva: poca contracción al trabajo, abuso de alcohol, promiscuidad, vida miserable, poca disposición para edificar. Eran ocupantes o intrusos. La nueva dirigencia local: pobres y ricos pero blancos… Queda claro, al menos hasta aquí, que los primeros grupos asentados, sin respeto ni consideración alguna por parte del Estado nacional, fueron desplazados. Repasando numerosos desalojos rurales y en especial de familias indígenas, y en particular el caso de la Reserva Nahuelpan en 1937 por instigación de los hermanos Lorenzo y Nicanor Amaya397, podemos entender los medios y mecanismos de presión que debieron haber existido para que esos primeros pobladores abandonaran sus precarios ranchos, el espacio donde criaban sus ganados, tejían o cazaban para vender plumas y cueros a los mismos “bolicheros” del pueblo. Los que fueron tramitando y obteniendo solares, quintas y chacras y tierras aledañas, los nuevos “pobladores” a los que la historia oficializada denominó “pioneros”, todos blancos y de origen europeos, conformaron la dirigencia local. Sin embargo fue un grupo heterogéneo. No obstante, la mayoría de los primeros solicitantes e incluso adjudicatarios en principio, poco antes y poco después del Centenario, no se asentaron definitivamente. En los trámites figuran casos de solares, quintas y chacras que vuelven a ser solicitadas habida cuenta de que los interesados sabían que no estaban “pobladas” o sus adjudicatarios no estaban en la zona, acumulaban más de un pedido o había evidencias de no cumplir con los requisitos de alambrado, construcción de viviendas y galpones, pozos de agua y letrina, arbolar y vivir efectivamente en dicho asiento. En esos casos, nuevos interesados solicitaron tierra en el ejido y los alrededores o pastos comunes; la mayoría de los que tuvieron informe positivo de la Comisión de Tierras pidieron o tomaron los sitios durante la década de 1920. Muchos de ellos fueron parte de un subgrupo subalterno: ganaderos con poca hacienda, trabajadores rurales con poco capital, artesanos, ladrilleros, pequeños industriales, vivían con ingresos reducidos. Según los Informes y Expedientes de la Dirección de Tierras casi todas las viviendas eran precarias, muchas de adobe y hasta de pared francesa (barro y cañas); pocos techos de zinc y muchos de paja; tenían letrinas y se cavaban pozos de agua ya que el sistema de agua potable no tuvo difusión hasta la década del ’40 y en forma limitada; no había luz eléctrica salvo en pocos sectores céntricos y con una red que recién comenzó lentamente a extenderse en el sector urbano en la década del ’30. Muchos se autoabastecían gran parte del año con sus pequeñas 397 Díaz, Chele: “El desalojo de la Tribu Nahuelpan. 1937”. Los Amaya impulsaron el desalojo tras obtener del presidente Justo la anulación del Decreto de 1908 y luego otro por el cual se les concedía dicha tierra a ellos, su hermana Gualberta y varios “destacados” vecinos (ganaderos, comerciantes, funcionarios) de Esquel. producciones de huerta y granja y obtenían algo de circulante, que escaseaba, de la venta de facturas de cerdo, carne, lana, manteca y verduras en el pueblo. Tenían cuenta en almacenes de ramos generales, abundantes en Esquel, y pagaban anualmente con la zafra o saldaban pero seguían endeudados. Participaban de reclamos y petitorios colectivos, generalmente efectuados por los más encumbrados. ¿Quiénes eran estos otros actores sociales? Los ganaderos y comerciantes rurales, que contaban con mayores extensiones de tierra en las zonas rurales, a veces obtenidas por medio de los documentos ejecutados a deudores; los comerciantes urbanos, que con prácticas similares ocupaban y tramitaban tierras para haciendas en esas áreas más alejadas pero seguían residiendo en Esquel, profesionales o dueños de periódicos u hoteles, que disponían de buena posición económica e instrucción y también, en algunos casos, adquirían nuevas viviendas, solares o campos ampliando no sólo su capital inicial sino además una interesante variedad de ocupaciones. No es raro, entonces, hallar los mismos apellidos en las listas de comisiones corporativas, como la Sociedad Rural, las de colectividades, como la siria, italiana o española, culturales o deportivas, como el Club de Tiro o posteriormente el Aero Club. También se reiteraban en listas de candidatos para el Consejo Municipal. En el archivo que contiene las fuentes relacionadas con los trámites para crear la sucursal del Banco de la Nación Argentina en Esquel hay documentos que muestran la potencialidad de la cartera de clientes de la zona y del pueblo que hasta ese momento trabajaban sus capitales con la lejana sucursal de Trelew. Esquel pasaba los 1000 habitantes en el último censo poblacional, alrededor de 1200 cerca de 1923 y por ello se creó la Municipalidad, conforme a las disposiciones de la Ley de Territorios; se había formado la Sociedad Rural y se gestionaba la sucursal bancaria, ambas en 1925. Según Informe del Inspector Manuel Gómez al Presidente del Banco desde Trelew, el 26 de febrero de 1923398, por Esquel-Trevelin se registraban 49 firmas con un capital de 4.033.000 pesos y una deuda de 204.361,32 pesos. Veamos el detalle por actividad y los apellidos para apreciar cómo había crecido la economía local y quiénes la conducían. Había 4 hoteleros (Vicente Ayestarán, Salsamendi Hnos. y Lassa, José Salsamendi, Manuel Lostra); 16 casas de ramos generales (Álvarez y Quiroga, Arratibel y Ayestarán, Salim Aleuy, Francisco Calatayud, S. Daer, Amsi Félix, J. Giorgía, G. Kapelinan, Nemesio Sánchez, Roberto Savio, E. Schat, J. Salazar, S.A.I.E.P., Cooperativa Mercantil Chubut, Amado Zardeu, C. Capredoni); 10 agricultores (Abeneer Austin, Roger Brunt, José Freeman, Daniel J. Gibbon, Alberto J. Gibbon, Evan Lloyd Hughes, Eduardo Humphreys, Yago Hughes, John Lewis, Vicente Velazco); 7 hacendados (Guillermo Barber, Victoriano Brugo, Pedro Cabrero, Julio Gómez, John Halliday, Eleuterio Prieto, Nicanor Sifuentes); 5 troperos (J. Cortadi, Santiago G. Gallo, José del C. Gallegos, José Mattius, José M. Oballe); 1 ingeniero (Luis Hipólito Giaccone); 1 ladrillero: (José Bosch); 1 médico (Hugo Roggero); 3 industriales (Medardo Morelli, Ervedo Rossi, Molino Harinero “Andes”). En esta lista no figura la totalidad de comerciantes, industriales, propietarios de campos sino aquellos que operaban con el banco en Trelew. Los mayores capitales iban de $119.000 (V. 398 Archivo del Banco de la Nación Argentina. En Oriola: “Esquel 100 años”, ob.cit. Ayestarán, hotelero) hasta $500.000 (Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia) y 700.00 pesos (Cía. Mercantil Chubut)399 Entonces, podríamos aventurar, esquemáticamente, cuatro tipos de grupos, no homogéneos, en la estructura poblacional y económica de Esquel a fin de los años ’30: 1) un sector dirigente, con sujetos de notorio capital, propietarios, radicados en el ejido urbano con diversificación de actividades productivas y de servicios, que se expresaba políticamente como conductor y accedía a puestos destacados del municipio 2) un sector de clase media de menor capital, formado por pequeños propietarios e industriales como molineros, ladrilleros, zapateros, peluqueros, mecánicos, fabricantes de escobas o de cerveza, mosaístas, carpinteros, en el sector urbano, y chacareros y quinteros de la periferia 3) un sector más pobre, trabajadores del riel en plena construcción del ferrocarril, la mayoría de éstos de origen eslavo, de los cuales muchos pasaron en la década del ’40 al ámbito del comercio; peones pobres y changarines, peones rurales, obreros de la construcción recién sindicalizados a partir de 1941 cuando se formó la Unión Obrera Local, migrantes rurales dedicados a ocupaciones sin sueldo fijo, apiñados en barrios precarios de la periferia urbana 4) sectores indígenas de origen rural sin oficio ni ocupación estable; cumplían tareas urbanas menos remuneradas y también se iban ubicando en la periferia en condiciones miserables. Es posible que en Esquel las minorías dirigentes, propietarias, instruidas e informadas, volcaban sus esfuerzos políticos en armar partidos locales, haciendo valer esa condición de fronterizos y relegados del poder central, el mismo poder que enviaba a las gobernaciones personajes desconocidos y desconocedores, en general, de las problemáticas principales y coyunturales del Territorio y sus regiones. No obstante, la ocasional presencia de estos funcionarios movilizaba a actores sociales locales a reunirse, reclamar, compartir recepciones, tratar de ubicarse cerca para pedir y obtener algunas satisfacciones. Conclusiones En los primeros años del siglo XX poco aportaba el estado oligárquicoliberal. Todo se conseguía a partir de reclamos, viajes de comisiones, presión de la prensa local, asociación de vecinos: la Sala de Asistencia Pública, luego el Hospital; las escuelas, que carecían en general de edificio propio, la Sala de Maternidad, la Biblioteca, la sucursal bancaria, las delegaciones de otros organismos estatales como la Dirección de Tierras o el Juzgado Letrado. En tales tareas se agrupaban casi todos los vecinos, encabezados por los grupos que asumían el carácter dirigente, los propietarios más ricos, influyentes e instruidos. Esa dirigencia implementó mecanismos de influencia propios de las relaciones de poder del capitalismo y tuvo el apoyo de sectores subalternos. Pero la base de dicho poder residió en el acceso a la tierra y en su condición de pobladores “blancos” y de origen europeo, desplazando en los inicios del siglo a los primeros ocupantes. Las segundas generaciones, ya afianzada la situación económica obtenida con trabajo y empeño por sus padres, resaltaron 399 Como dato comparativo podríamos tomar el sueldo anual de un inspector de la Municipalidad en esos años: 1200 pesos anuales. aquellos esfuerzos propios de las zonas de frontera, en épocas de aislamiento geográfico y de “olvido y postergación” y elaboraron para aquellos el carácter de “pioneros”, aplicando una serie de representaciones simbólicas que aquilataron aquellas características de vida sacrificada y llegaron, incluso, a esbozar oralmente y luego por escrito, una primera Historia del lugar. Un relato que tenía a sus ascendientes como verdaderos y únicos protagonistas, invisibilizando por su mayor pobreza a sectores originarios desplazados y a migrantes. Bibliografía Díaz, Chele: “El desalojo de la Tribu Nahuelpan. 1937”. Ediciones Esquel, 2003 Filkenstein, D. y Novella, M.M.: “El Poblamiento en el Noroeste del Chubut”. Fundación Ameghino, Esquel, 2005 Fiori, Jorge y De Vera, Gustavo: “Trevelin. Un pueblo en los tiempos del molino”. Municipalidad de Trevelin (Chubut, Argentina), 2001. Musters, George: “Vida entre los Patagones”. Ed. Solar Hachette, BsAs., Oriola, Jorge (compilador y coordinador): “Esquel 100 Años”. Municipalidad de Esquel, 2010 Oriola, Jorge: “Esquel, del telégrafo al pavimento”. Congreso de la Nación, Bs.As., 2004 Troiano, Marcelo: “…Y nació Esquel”. Edición de autor. Esquel, 1993 Troiano, Marcelo: IV Congreso de Historia Argentino-Chilena, Trevelin (Chubut, Argentina), 1999 Macchi, Gabriela: “La escuela nº 20 de Esquel. Origen y desarrollo dentro del marco político nacional” En Filkenstein, Novella, Macchi, Oriola Historias de la Cordillera Chubutense 2. Edición de autores, Esquel, 2007 Novella, M.M. y Oriola, J.:”Historias de la Capilla Seion”. Asociación Galesa de Esquel, 2004 Ministerio de Agricultura. Dirección General de Tierras.1927. Municipalidad de Esquel Número Especial del Diario ESQUEL en sus Bodas de Plata. Esquel, 1950 Registro Civil de Esquel. Libros Defunciones, Nacimientos, Matrimonios Semanario “El Libre del Sur”, Hemeroteca Municipal de Esquel. 27.- Título. “Amontonarse para sobrevivir”. La experiencia migratoria y la construcción de una comunidad. Sirios y Libaneses en el valle del Chubut. 1900-1930 Liliana E. Pérez. [email protected]. Amontonarse para sobrevivir. La experiencia migratoria y la construcción de una comunidad. Sirios y Libaneses en el valle del Chubut. 1900-1930 Introducción Hablar árabe y ser católicos maronitas en una comunidad galesa protestante, fue un común denominador de la mayoría de los inmigrantes de Siria y Líbano, arribados al valle inferior del rio Chubut, a principios del siglo XX. La mayor cantidad de familias se concentró en el pueblo de Gaiman, y se agruparon en la zona nor-este de la localidad, conformando un barrio de “paisanos” llamado Jerusalén. Este barrio reunió un ochenta por ciento de libaneses católicos, y un veinte por ciento entre drusos, musulmanes y judíos, entre 1900 y 1930. La impronta historiográfica fundacional del territorio, predominantemente galesa los invisivilizó y el valle es aún hoy, en el imaginario social, sinónimo de poblamiento y cultura galesa. En este sentido, así como el análisis de la identidad galesa es muy prolífica, el estudio de las identidades “no galesas” es aún incipiente. No contamos con ningún intento historiográfico nacido dentro de la propia comunidad, ni ha existido en la zona lo que se denomina prensa étnica. Sí existen, como todos sabemos, crónicas literarias que nos informan del contacto de otros actores con miembros de esta colectividad u otras que relatan las propias experiencias de estos inmigrantes en el medio rural400. En esta saga es habitual la repetición de estereotipos acerca de la peculiar incursión de estos inmigrantes en zonas del interior. Arrastramos desde hace décadas, una re-escritura constante de relatos que fueron construyendo, especialmente al espacio mesetario, como margen, y a sus pobladores como sujetos remanentes, desechos de un proyecto civilizatorio que les quedaba holgado y de un capitalismo directamente asociado a la exitosa organización de las grandes estancias, y de los comercios mayoristas y sociedades anónimas de costa y cordillera. Existe una predilección de los autores por el relato de determinadas anécdotas acerca de la viveza de “los turcos”, que aparecen asociadas con otros tópicos literarios célebres, como el de las peleas en los boliches o de andanzas de bandoleros. De un capítulo a otro el lector puede tener la ilusión de que lee la “realidad” histórica; esa de un mundo de hombres solos, muchos de ellos perdidos en el alcohol, desahuciados de toda civilidad, en pujas perdidas ante el avance del progreso. Así se fue alimentando un imaginario en donde lo contingente, o lo intermitente ; como el vicio, la burla, la violencia, el engaño, o incluso los episodios que incluyeron la muerte de mercachifles árabes en manos de presuntos pobladores aborígenes en la línea sur del Río 400 Son muy abundantes las crónicas regionales. Ver alguna de ellas en apartado de bibliografía general. Negro401, fue reproducida hasta darse por regla. La repetición de estas anécdotas, que lejos de aclarar, entorpecen el análisis, encasilla a los sujetos en categorías difíciles de desmontar, si no es a la luz de nuevos enfoques que habiliten diálogos críticos con la literatura patagónica consagrada como clásica.402 Mi interés en el tema surgió hace algún tiempo cuando analizaba las etapas de re-poblamiento rural y las relaciones sociales en la meseta norte del Chubut, 403 tema a partir del cual pude estudiar algunos de los itinerarios de estos inmigrantes llegados al territorio, sus formas de acceso a la tierra, así como el tipo de relaciones que entablaron con criollos, aborígenes y otros inmigrantes en la meseta chubutense. Al igual que en otras zonas del país, sobre todo en el Gran Buenos Aires y el Noroeste, los inmigrantes sirios y libaneses del Chubut aparecen vinculados al comercio, y en especial al comercio rural, tanto en actividades ambulantes, itinerando desde la costa y los valles cordilleranos hacia el interior del territorio, como al frente de los boliches404. En el contexto de la meseta del Chubut, los pobladores del interior rural protagonizaron contactos que estuvieron atravesados por conflictos y consensos, en las cuales el comercio era uno de los ejes medulares. Los comerciantes (no solo sirios y libaneses) fueron actores clave en el flujo e intercambio de bienes y servicios, y su presencia en la zona fue de central importancia, ya que no solo funcionaban como comerciantes en estricto sentido, pues muchas veces, por ejemplo, actuaban como emisores de crédito, y sus boliches como espacios en los que funcionaban instituciones como la escuela, el correo o los juzgados de paz. Incluso sus dueños podían ejercer diferentes roles, que hemos estudiado particularmente en las lógicas relacionales que articulan esta sociedad, en un entramado social mucho más complejo que el que los relatos antes referenciados reflejan405. En la actualidad, nuestro eje de investigación está dirigido a comprender las formas en que este grupo inmigratorio vivió la experiencia, y de qué manera dieron significación a su inserción en este nuevo espacio, llevando a cabo la tarea a través de la interrogación e interpretación a distintos y diversos soportes documentales: bibliográficos, orales, fotográficos, epistolares, etc. La experiencia migratoria y las construcciones identitarias 401 Chucair, Elías. Partidas sin regreso de árabes en la Patagonia. Editorial de la Patagonia. Rio Negro. 1993 Un ejemplo de esta posición crítica es el artículo de Salguero, Pablo. “De polifonías y miradas. La Patagonia que encarna y narra”. En Pasado por-venir. Revista de Historia. N°5 Año 5. 2010-2011. UNPSJB. Trelew. Chubut. 403 Pérez Liliana. “Aportes para una Historia Social de la Meseta Norte. Crianceros y Comerciantes. Chubut 1890-1930”. Formato electrónico. CD. I Jornadas de Ciencias Sociales. Comodoro Rivadavia. 2007. 404 Como producto del estudio de esta inserción en áreas cercanas a nuestro espacio se han realizado análisis historiográficos en base a la lectura de las redes de boliches: Boschin, María Teresa, Vezub, Julio. “Punta de boliches”. Inmigración Libanesa, poblamiento y redes comerciales en la Patagonia. En AAVV. Patagonia. 10.000 años de Historia. Museo Leleque. Editorial Emecé. Buenos Aires. 2001. Esta es una característica no solo de los Almacenes en la zona de la meseta. Ver Mendes, José María, Blanco Daniel: La historia de Handem Cerieldin, de su almacén y de algunos cambios sociales en el valle del Bolsón. (1920-1950). Bandieri, Susana, Blanco, Graciela, Varela, Gladys. (Directoras).En Hecho en Patagonia. La historia en una perspectiva Regional. C.E.H.I.R. Universidad Nacional del Comahue. Neuquén. 2006. Otro tipo de enfoques privilegian el estudio de los llamados “memoralismos” de estos autores regionales, que analizan diversas representaciones de esta inmigración. Ver Chávez, Matías. El boliche como espacio de tránsito de subalternidad a través de las narrativas sobre el interior patagónico septentrional (1900- 1930).4° Jornadas de Historia de la Patagonia. Santa Rosa. Septiembre de 2010. 405 Pérez, Liliana. Vivir en las “Márgenes”. La construcción social de un espacio de relaciones complejas y actores ocultos. La meseta Norte del Chubut. 1890-1930.Tesis doctoral inédita. UNCPBA. Tandil. 2010 402 La cantidad de inmigrantes Sirios y Libaneses ingresados al país en los primeros quince años de siglo fue de 65.000406. Entre 1914 y 1920 el flujo relativo bajó considerablemente debido a la primera guerra, que afectó el tránsito marino. Una segunda etapa de arribo es la que va desde la finalización de la guerra a 1945, en la que el componente inmigratorio arriba con pasaporte francés, y está compuesto mayoritariamente por musulmanes y drusos,407 ya que los cristianos maronitas, perseguidos anteriormente por las autoridades turcas, fueron aliados protegidos del protectorado francés a partir de la década del 20408. Por lo tanto, uno de los principales problemas que presenta el estudio de esta migración, es el de identificar la diversa pertenencia de los actores implicados, que no se reduce a su sola nacionalidad en los términos convencionales. Sus territorios de nacimiento estuvieron bajo el Imperio Otomano hasta fines de la primera guerra mundial, luego de la cual se disolvió, ya que en 1922 la Liga de las Naciones se repartió el territorio de la antigua Siria entre dos países; El Reino Unido, que recibió Transjordania y Palestina; y Francia, que recibió la zona de la actual Siria y el Monte Líbano, que pasaron a ser la Siria y el Líbano del presente, luego de sus independencias en la década de 1940409. Después de la derrota del Imperio Otomano en manos de los aliados, y los proyectos para su partición como resultado de la misma, se originó también el movimiento independentista turco que terminaría en una guerra de liberación, estableciéndose en 1922 la republica de Turquía.410 Entonces no es casual que mucha de esta población llegada a la Argentina con pasaporte otomano fuera conocida vulgarmente como “turcos”, nominación que operó la más de las veces en un sentido descalificativo, ya que las autoridades nacionales, al igual que ocurrió en otros países americanos, tenían sus preferencias a la hora de abrir las puertas a la inmigración. Las preferencias estaban puestas en la inmigración europea del norte que en rigor nunca llegó en importante volumen, en tanto que los llamados “turcos”, eran vistos con desdén, como inmigración exótica e indeseada.411 A pesar de ello, sirios y libaneses constituyeron la cuarta corriente inmigratoria en el país, luego de los italianos, españoles y franceses. Entre las causas más destacables de este fenómeno podemos mencionar la precarización de la situación económica, la expansión demográfica, así como la deserción al reclutamiento militar forzado. A saber: 406 Cifras relevadas por el tercer censo nacional de 1914. En Devoto, 2003, p.294. Muchos de estos drusos escaparon a América luego de oponerse infructuosamente a las autoridades imperiales francesas en los años 1926 y 1927, escapando a la represión subsiguiente. Ver Procacci, Giulano. Historia General del Siglo XX. Ed. Crítica, 2001. 408 Actualmente se estima que existen alrededor de 3.500.000 inmigrantes y descendientes de éstos viviendo a lo largo y ancho del territorio nacional. (Fuente www.Fearab. (Confederación de entidades argentinas-árabes). 409 Tras la derrota turca en la primera Guerra Mundial, el protectorado de Francia se prolongó hasta1943, año en que el Líbano se constituyó como Estado, si bien había proclamado su independencia en 1941, no fue reconocida hasta dos años más tarde). Siria se proclama y es reconocida por las Naciones Unidas como estado independiente en 1946. 410 Mustafá Kemal, como primer presidente de la nueva república, introdujo una serie de reformas de gran alcance con vistas a crear un Estado moderno, democrático y secular. Actualmente, el 99% de la población turca es de religión musulmana, de los cuales más del 80% pertenecen a la rama sunní del islam. Solo cerca del 0.2% de la población pertenece a distintas ramas de religiones cristianas (protestante, ortodoxa griega, católica romana, ortodoxa siria, judaísmo). 411 Un buen ejemplo de esta construcción estereotipada de lo “turco”, de lo árabe, en la Argentina de principios del siglo XX; (retomando los planteos de Edward Said, en “Orientalismo”), es el libro de TAUB, Emmanuel. Otredad, orientalismo e identidad. Nociones sobre la construcción de “otro oriental”, en la revista Caras y Caretas. 1898-1918.Universidad de Belgrano. 2008 407 “La enorme dependencia económica de un solo producto, la seda, de la población libanesa del siglo XIX, fue en parte resultado de la difusión del capitalismo en el Monte Líbano y de la división internacional del trabajo. Después de algunas décadas de prosperidad y altos precios de la seda en el mercado mundial, el Líbano afronta serias dificultades económicas, provocadas por una repentina y constante caída de los precios en el mercado internacional. Esto arruinó a muchos productores y fabricantes de seda, así como de campesinos que cultivaban la morera y cuidaban los gusanos y los capullos. La ruina económica, que coincidió con los intentos otomanos de centralización y la imposición de altos impuestos para el Líbano, fue una de las causas principales de la migración masiva de libaneses. Contribuyó también el desmedido aumento de la población, pues ante las dificultades económicas, la situación se hizo insostenible. Otras de las razones fueron los enfrentamientos de clase que también adquirieron un cariz religioso, y las persecuciones y prácticas de discriminación confesional. Durante las primeras décadas del siglo XX, otro hecho que contribuyó a la emigración de los cristianos del Líbano y de otras áreas de la Gran Siria, principalmente de Palestina, fue que a partir de 1909, los cristianos también tuvieron la obligación de hacer el servicio militar en el Imperio Otomano. […] Los libaneses, pero también los palestinos y los sirios; en su mayoría población rural y cristiana, salieron en busca de mejores condiciones económicas, de libertad religiosa y política, desde las últimas décadas del siglo XIX. “412 Llegados a estas tierras, los inmigrantes se encontraban con la gran dificultad de la barrera que les imponía el idioma, y que se evidenciaba en primer término en la brutal transfiguración de sus nombres, de mano de los funcionarios estatales de la aduana, y su gran apuro al no saber leer los pasaportes y la documentación (cuando los había, y los inmigrantes no llegaban como polizones). En nuestra zona, a pesar de la denominación generalizadora de “turcos” que les fue impuesta, la mayoría apeló a ser reconocida como sirios y libaneses resguardando una memoria territorial, sobre todo para los de religión católica llegados en la primer etapa de la inmigración, provenientes de ciertas aldeas y pueblos de Monte Líbano y Palestina, que fueron víctimas de enfrentamientos con los musulmanes y con los drusos durante décadas. La religión, como veremos, no fue un aglutinante menor en este proceso, cuyos rasgos intrínsecos se ven acentuados por el mecanismo de la cadena de llamados, mediante la cual los sujetos asentados en nuestra zona convocaban a familiares y conocidos con quienes compartían todo un universo cultural. Es posible pensar que los católicos maronitas profundizaron su identidad como un colectivo en la propia experiencia diaspórica, producto de la persecución impuesta por el imperio turco. Y en esta experiencia la religión fue un lazo importante; no así entre los musulmanes, drusos y judíos arribados en la segunda etapa de la inmigración, que llegaban a un país oficialmente católico, y luego a una zona de mayoría protestante. En este punto del proceso, para la mitad de la segunda década del siglo XX, cuando ambos grupos provenientes del mismo espacio pero disímiles entre sí se encontraban asentados en Gaiman, la religión pasó a ser un elemento aglutinante menor, e incluso en algunos casos a ser un punto de conflicto. Ante 412 Guzmán, Roberto Marín. Las causas de la emigración libanesa durante el siglo XIX y XX. Un estudio de historia económica y social. Estudios de Asia y África. XXXI.3.1996 la necesidad, para poder imaginarse como una comunidad mayor, los actores implicados debieron hacer hincapié en su identidad territorial, en el idioma, en ciertas tradiciones sociales, o en las actividades compartidas, más que en el componente religioso, para crear lazos que les permitieran coexistir y ayudarse, organizados en comunidades y/o asociaciones. El barrio “Jerusalem” en Gaiman: como imaginar una comunidad La mayoría de los Sirios y Libaneses llegados al valle del Chubut en las dos primeras décadas, se radicó en un mismo sector de Gaiman413. El barrio Jerusalén, como ellos mismos lo llamaban, se fue delimitando a lo largo de dos cuadras en la zona alta cercana a la ribera noreste del río Chubut. Este dato no es menor ya que la lenta conformación de un lugar común de residencia respondió a las necesidades del idioma, y a la puesta en práctica de otras pautas culturales, y en esto fue esencial “amontonarse para sobrevivir”, como relató uno de los descendientes de estas familias414. Cuando hablamos de cultura o pautas culturales lo hacemos según la define Clifford Geertz415, como un sistema de concepciones expresadas en formas materiales y simbólicas, por medio de las cuales la gente se define a sí misma y ante los demás, se comunica, transmite y desarrolla conocimientos. Entendemos a la cultura como una urdimbre de significados a partir de los cuales los sujetos interpretan los fenómenos sociales, y dan sentido a su existencia. “Amontonarse para sobrevivir” expresa mucho más que un agrupamiento localizado de familias en un sector del pueblo. Esta estrategia residencial posibilitó nada menos que hablar y pensar en árabe, con sus códigos de significación, con sus formas de ejercer la aceptación o el rechazo de los nuevos miembros y sobre todo de transitar “la diferencia”, la alteridad, en un camino de inserción a esa comunidad mayor, que era la sociedad de Gaiman a principios del siglo XX. Esta lógica de vivir en un espacio circunscripto no era nueva. Reproducía de algún modo la lógica de estos grupos en su lugar de origen, que tenían una larga historia tanto de trabajo en campos y aldeas que pertenecían a grandes señores “feudales” —especie de príncipes locales que se dividían el poder sobre las zonas del Monte Líbano—, como de conflictos religiosos, que camuflaban en realidad intereses políticos y económicos entre grupos de cristianos, drusos y musulmanes. 413 El primer censo en el que aparecen identificados como tales es el de 1914, en el cual son censados 203 otomanos en todo el territorio, ocupando así el octavo lugar entre los extranjeros, que sumaban el 40% de la población del Chubut.. Este censo de 1914 deja como saldo que el 60% de la población de origen otomano (unas 120 personas) fue registrada residiendo en el departamento Gaiman y Rawson, que abarcaba la población de la costa norte del Chubut hasta casi la mitad del territorio hacia la cordillera, y de ellos alrededor de 100 personas fueron censadas como urbanas, es decir en pueblos como Gaiman, Rawson y Trelew. Para 1920 el censo de Territorios Nacionales da un total de 183 otomanos, lo que pareciera que lejos de acrecentarse, la inmigración disminuyó, ya sea por los efectos de la gran guerra, migraciones o índices de mortalidad que aún debemos investigar. 414 Existen muchos ejemplos en América de obras que analizan estas formas de organización barrial de la migración árabe. Uno de los tantos ejemplos es el de Cuba: Menéndez Paredes Rigoberto:” Del Medio Oriente a la mayor isla del Caribe: los árabes en Cuba” […] Dentro de los asentamientos principales el primer lugar pertenece a La Habana como capital, e incluso en ella se distinguen varios núcleos urbanos donde hubo fuerte presencia numérica de los inmigrantes árabes, entre ellos lo que denominamos el barrio árabe de Monte, una zona ubicada mayormente en el área de Centro de la Habana y donde se desarrolló la vida comercial, religiosa y asociacionista de los inmigrantes con mucha fuerza, sobre todo en las décadas de esplendor de la colectividad”]. En: AAVV. Contribuciones Árabes a las identidades latinoamericanas. Edición: Casa Árabe-IEAM, 2009.Calle Alcalá, 62. 28009 Madrid. España (pp21-22) 415 Geertz, Clifford. La interpretación de las culturas. Editorial Gedisa. Buenos Aires. 2005 En cuanto a sus versiones acerca de las causas de la colonización paulatina del valle del Chubut, los inmigrantes repitieron ciertas ideas que fueron construyendo memoria en sus descendientes a los que entrevistamos, acerca del destierro y la experiencia migratoria. Como Joel Candau416, pensamos que en la conformación de nuevas comunidades/identidades, el rol de la memoria, menos que trabajar en una pretendida restitución fiel del pasado, opera como constructora de nuevas definiciones sociales, políticas, de clase o de género, que tensionan continuamente los relatos y renuevan o entorpecen la circulación de los recuerdos. Atendiendo los alertas de estos lineamientos, hemos percibido que en las representaciones del espacio patagónico, la idea de “desierto” fue menos explotada que la idea de llegar a un “oasis”; y la de “comunidad pacífica”, más que la sensación de soledad o desamparo417. Muchas zonas del Líbano, Siria y Palestina tenían paisajes parecidos a los del valle del Chubut, y la sensación de los inmigrantes de estar unidos en un sector del pueblo y la posibilidad de vivir en paz, alejados de latentes persecuciones religiosas y políticas, fue un sentimiento vivido intensamente, tanto como para contrarrestar la lejanía de sus parientes y amigos. La idea de mantenerse juntos en un sector del pueblo podría pensarse en un doble sentido. Por un lado les permitía construir una comunidad unidos por el idioma, favoreciendo vínculos tradicionales, adaptándolos a nuevos contextos. Por otra parte este agrupamiento de familias podría haber funcionado como zona de delimitación, de diferencia, frente a la comunidad galesa, con la cual no sabemos aún en profundidad, cuáles fueron las lógicas relacionales. Todo esto en momentos en que el gobierno nacional pujaba por extender su hegemonía a esta comunidad, y en el cual las esperanzas de una autonomía galesa estaban en las últimas etapas de su desarticulación. La llegada de otros contingentes alejaba más aún la idea de este “paraíso celta”. En este contexto, los inmigrantes que aspiraban a una mayor y más rápida inserción social en el espacio local, debían aprender no sólo el castellano sino también el galés, como sucedió en el caso de algunos miembros de la familia Saleg-Abdala. “Mi abuela Wadia Saleg de Abdala, aprendió galés con la Sra. de Williams418 y en honor a su amistad y ayuda le puso Pepina a su hija, ya que era el seudónimo de una de las hijas de la galesa, llamada Josefina.”419 En este sentido, por ejemplo, la propia experiencia escolar de los niños comenzaba con esta dificultad a sortear. En la primera Escuela Nacional de Gaiman N° 34, a principios del siglo XX, el Estado Nacional obligaba a dictar clases en castellano, aunque si el maestro era galés, no renunciaba fácilmente a dejar de pronunciar la primera parte de la clase en este idioma, atendiendo a los niños de su colectividad, para traducirla luego al castellano. Pensemos que ya para 1915, estamos frente a un aula en la que se mezclaban alumnos que hablaban galés, árabe, idish, italiano, mapuzungun, como lengua madre. Es 416 Candau, Joel. Memoria e identidad. Editoriales del sol. Buenos Aires. 2002 Todas estas ideas surgieron de los relatos de hijos de inmigrantes que aun viven en el valle del Chubut, que vinieron con sus padres, o nacieron al poco tiempo de llegar. Hasta ahora hemos realizado entrevistas a 15 familias y estamos trabajando también con sus fotografías, cartas, pasaportes, etc, así como documentación del Juzgado de Paz de Gaiman, 418 La dueña de la que más tarde se transformaría en la Casa de Té Plas y Coed. 419 Parte de los testimonios de Cristina Alide Abdala, nieta de Chiqre Abdala Saleg. Sus recuerdos y la gran cantidad de documentación que aportó, fue medular para acercarnos a diversas problemáticas. Mi agradecimiento más profundo por su colaboración y compromiso con este proyecto. 417 decir, asistimos a una complejidad de formas de relación y de códigos de comunicación que superaba con creces la idea imperante de una comunidad homogénea galesa. Esta “babel” en Gaiman, se fue formando por la llegada no sólo de inmigrantes árabes, sino de italianos, españoles, alemanes, búlgaros, chilenos, etc. Algunos, como Henry Bowman, de procedencia inglesa, llegaron a tener cargos de autoridad. Este, por ejemplo, firma en 1912 un acta junto a varios vecinos libaneses, [Abraham Nicolás, José Saleg, José Cura, etc.] a fin de solicitar a la municipalidad la construcción de un puente sobre el río Chubut. Además, como fotógrafo realiza uno de los primeros retratos de familias libanesas en la chacra de José Saleg, en honor a la visita de inspector de Tierras de la Nación. Esta foto de 1913, retrata a dos familias que se encuentran extendiendo sus lazos políticos y sociales, lo cual será un denominador común de aquellos que empiezan su afianzamiento económico en la nueva comunidad. Gaiman seguía siendo, en los primeros años del siglo XX, un punto nodal donde convergían troperos, reseros, y comerciantes. Una postal imaginada de esa época podría mostrarnos a aborígenes como Nahuelquir Chiquichano o José María Cual, entre otros, que venían por trámites y trueques desde la meseta central, chilenos como los Sandoval o españoles como los hermanos Oribe, que se abastecían en los mayoristas de la zona, para sus boliches en el campo. Suecos como Lundquist traían animales, lanas y cueros desde San Martin o Sarmiento, y podríamos ver a judíos, como Issac Esquenazi con ropas al hombro, vendiendo casa por casa por todo el valle.420 Residencia, parentesco y redes sociales. Esa misma postal imaginada, podría mostrarnos, una serie de casas distribuidas a lo largo de dos cuadras aproximadamente, en las que se fueron agrupando los sirios y libaneses que llegaron, en busca de parientes y amigos. Algunos inmigrantes arribaron a la zona con sus hijos, como el caso de Abi (José) Saleg, que llegó cerca del 1900, acompañado con tres de ellos (Wadia, Tufi, y José), habiendo dejado a su esposa y a otros hijos en el Líbano, quienes nunca quisieron migrar421. Otros llegaron en compañía de hermanos y en busca de sus primos, como Chiqre y Saud Abdala: “Mi abuelo Chiqre Abdala Saleg vino cerca de 1901.Él venía ya con bastante posición, y se vino en busca de paz, y de su prometida, Wadia Saleg. Mi abuela Wadia ya estaba en Gaiman, había venido con su papa y sus hermanos. Mi abuelo y su hermana Saud, se casaron entre primos, esa fue una tradición en mi familia por varias generaciones. Se vino con 300 baúles con ropas, objetos y adornos de valor, entre ellos un narguile, sábanas bordadas, como para poner una casa.”422. Otros vinieron en busca de algún pariente que ya estaba en la zona, como Salvador Miguel, quien se encontró con su hermano que estaba instalado 420 Esta pequeña enumeración solo intenta ser un ejemplo y dar nombres a las cifras censales, que registraban para la época esta diversidad de orígenes, lenguas, costumbres. El censo de 1914, registró para el departamento Gaiman, la existencia de inmigrantes de veinte, nacionalidades diferentes. Los otomanos ocupaban el 6° lugar. El porcentaje de extranjeros entre 1900 y 1920, rondaba el 40% en todo el territorio del Chubut. AGN (Archivo General de la Nación). Buenos Aires. 421 Esta historia esta brevemente relatada, en un artículo titulado “Historia de Trelew, Biografía de una ciudad, de Manuel Porcel de Peralta; en Chubut Fuerza Viva, Año XXVIII. Edición N° 284. Mayo de 2002. Parte de esta historia nos fue ratificada por su bisnieta, residente en Gaiman actualmente. 422 Relato oral de Cristina Abdala. Enero de 2011. Gaiman. como productor de una quinta de cerezas a orillas del río, y como vendedor ambulante. En Gaiman se caso también con una hija de un matrimonio libanes: “Mi mama, Luisa Sharfen, vino con sus padres del Líbano a los 3 años de edad, y la abuela la prometió de chica a Salvador Miguel, mi padre. Él vino en 1910, en busca de su hermano Cecilio que ya estaba en Gaiman. Papá la duplicaba en edad. Ella tenía 14 y él cerca de 30 años cuando se casaron en 1918. Antes era así, los padres mandaban. La mujer árabe era vista como una princesa, protegida adentro de la casa y teniendo los hijos, mi padre la trató como tal, él ya tenía negocio de Ramos Generales y buena posición en Gaiman y no le dejaba hacer nada en la casa, la llenaba de regalos y la abuela Sharfen era la que mandaba sobre hijos y nietos”423. Ambas historias son representativas de la importancia de los casamientos endogámicos424 y, en el caso del primero, de uniones consanguíneas, que fueron desplegando relaciones de parentesco, que favorecieron vínculos e influencias sociales y económicas entre los inmigrantes. La autoridad patriarcal siguió siendo una premisa cultural muy profunda, y los hombres y las mujeres la ejercían en la vida comunitaria, y sobre todo al interior de la familia, para con sus hijos. Los padres tenían una autoridad absoluta sobre ellos, una tradición heredada, que incluía mandatos acerca de la pertinencia de tal o cual casamiento, algunos de los cuales se concretaban cuando sus hijos, sobre todo las hijas mujeres, eran adolescentes. Las mujeres se convirtieron en el vehículo que garantizaba alianzas y producían obligaciones y lógicas de reciprocidad al interior del grupo. El casamiento con un hombre mucho mayor, que ya había logrado posición y reconocimiento económico en la comunidad, servía de seguro social para la familia de la novia y permitía, en no pocos casos, la fundación de sociedades de trabajo y capital relacionados a las actividades productivas y comerciales, que estaban en pleno auge para la época. La autoridad “patriarcal” y las mujeres como “princesas”, aparecen en los recuerdos de los hijos de inmigrantes, en un doble registro: como tradición que identifica “lo árabe”, y como crítica a esa tradición que soportaron, pero que no quisieron repetir425. En el siguiente relato de Elena Jarme, aparece clara la intención de preservar la memoria no solo familiar sino de la comunidad. Sus recuerdos, junto al de otros hijos de inmigrantes nos están permitiendo cartografiar el barrio y los vínculos familiares. El “barrio árabe” funciona en casi todos los testimonios como el lugar de una memoria compartida, ya que hablar de una memoria colectiva es inapropiado426, porque la memoria funciona a nivel individual en primera instancia. Sí, es posible, que las narraciones personales repetidas entre las familia en determinados contextos, sean productores de memorias grupales y colaboren a un sentimiento de pertenencia e identidad frente a otros. 423 Relato oral de María Esther Miguel. Junio del 2011. Gaiman. En un 70 % de las familias relevadas hasta el momento, pudimos consignar la presencia de casamientos endogámicos. 425 Esta tradición patriarcal no era monopolio de “lo árabe”, pero, es cierto, que está mucho más marcado que en otras familias del valle. Con el paso de los años, la transformación de las condiciones sociales y en contacto con otras culturas, la continuidad de estas prácticas, comenzaron a entrar en crisis y no son pocos los casos de hijos e hijas que relatan los profundos conflictos con sus padres 426 Para ampliación de este concepto y su crítica ver Candau, Joel. Op cit. 424 “El barrio árabe se conformaba asi; de un lado estaban las lomas y del otro lado el río que cruza toda la ciudad. Al empezar el barrio estaba la familia de Abraham Juan Nicolás, con su esposa Doña María y sus tres hijos; al lado vivía Chiqre Abdala, con su señora Wadia Saleg y sus cinco hijos, también sus cuñados, los hermanos José y Tufi Saleg junto a sus esposas e hijos427 […] Años después a este barrio lo llamaron Jerusalem428, y allí los árabes se reunían por las noches o los sábados a conversar y recibir noticias de sus parientes que quedaron en su país” 429. Elías Garipe nos profundizó aspectos de esta práctica: “Cuando yo era chico [década del 30], la colectividad más grande era la de Gaiman, y se reunían en el barrio para la Navidad y para Semana Santa, eran todos muy religiosos católicos, se juntaban todos los árabes, como cien personas, la gente de antes acá en la comunidad tenían un líder, que era el que más consultaban y respetaban y en Gaiman era Abraham Nicolás, que era pariente de mi madre A los niños cuando llegábamos a donde estaban reunidos nos obligaban a besarle un anillo que tenía como líder de la comunidad430. También los sábados se juntaban y se ponía a fumar con el narguile, de dos o tres bocas, cuanto más bocas tenía era de más status, y era más caro; luego de fumar y conversar, se ponían a jugar al tute cabrero, las cartas, pero solo los hombres, ¿eh?, y estaban desde la una o dos de la tarde hasta las ocho o nueve de la noche, y las mujeres desaparecían, se juntaban también, pero aparte, las mujeres eran de la casa, tenían muchos hijos…431 Estas prácticas de jefes de familia reunidos alrededor del narguile432, fumando y compartiendo bebidas y comidas árabes, son muy recordadas por los entrevistados. La economía de casi el ochenta por ciento de estas familias dependía del comercio y de la ganadería, por el tanto el centro de la atención de estas reuniones de hombres, pasaba también por la posibilidad de juntarse a contar anécdotas relacionadas con los viajes al campo, discutir los precios de los productos, o las posibilidades de nuevas rutas comerciales. Las reuniones femeninas tenían dispositivos de socialización paralelos, pero alrededor de las tareas domésticas. Bordar y coser en grupo así como 427 […]También recuerdo a Juan Antonio Nárez y su esposa Elena, a Don Abraham Isaac y su esposa Malaca, Juan Nicolás y Doña Sara, Jorge Andradis y su esposa Valeria Rafael, Jorge Anna y su esposa Matilde Miguel, Cecilio Miguel y Dona María, la familia Jasal, Severo Abdala y Doña Faride, José Rafael y señora e hijos. También recuerdo a Juan Garipe y Doña Elena Cura, los hermanos Juan y José Cura, Don Abraham Shede y familia, Jorge Majul y Doña Mariana, Don José Isaac, Gabriel Abdala y esposa, Doña Enriqueta Miguel, Jorge Fara y su esposa María Abdala, y más cerca del centro, Salvador Miguel y su esposa Luisa Sherfen. 428 Este fue el primer nombre del barrio, que podría leerse en una lógica puramente cristiana, y también de cohesión con judíos, y musulmanes, ya que Jerusalén, representaba una historia de encuentro de estas tres tradiciones religiosas unidas por ciertos relatos del antiguo testamento. Por una propuesta al Concejo Deliberante de Gaiman, en el año 2000, se le puso el nombre de “Inmigrantes Árabes”, a una plazoleta cuidada por los vecinos, especialmente por Jorge Garipe (ya fallecido), hermano de Elías Garipe. 429 Agradecemos a la señora Adela de Jarme, quien vive en Gaiman, por este relato que fue cedido a Julia Chaktoura, hace unos años atrás, de su propio puño y letra. Entreviste a Elena también hace algunos años, y ambas entrevistas sirvieron para complementar nombres de familias así como para comparar con otros relatos de miembros de la comunidad. A ambas un especial reconocimiento por su interés en ayudar a construir la historia de la colectividad en el valle. 430 El dato de un “líder” es una pista para seguir investigando a fin de comprender su función y su alcance en la comunidad, pero aun no contamos con mucha más información. 431 Relato oral de Elias Garipe. Madyn. Mayo de 2011. 432 El narguile o narguilé, también llamado shisha o pipa de agua, es un objeto que se emplea para fumar tabaco de distintos sabores, que tiene diferentes boquillas que salen de un núcleo central en forma de horno sobre una pata de metal muy decorada Si bien por tradición su uso no está restringido para mujeres y niños, muchos entrevistados nos comentaron que en la zona, solo los hombres participaban de estos encuentros. preparar las vísperas de las ceremonias y ritos católicos, ocupaba un lugar de prioridad. Las mujeres católicas más ortodoxas, no sólo hacían estricto el ayuno de la cuaresma, sino que se vestían de negro, rezaban varias veces al día el rosario, iban a misa y organizaban las dietas en base a la prohibición de la carne, presionando sobre las conductas de esposos e hijos. La Acción Católica Argentina (ACA), fue una institución creada para la década del 20 en la zona del valle, y era un espacio en el que se educaban las mujeres que accedían a estudios primarios y secundarios, tanto externas como pupilas, sobre todo la de las familias más encumbradas. La religión no solamente opera en términos espirituales sino que, sabemos bien, es un taller de modos y costumbres que reglamentan las conductas sociales y sexuales de sus miembros, y que fijan también, mediante las fotos de esos rituales y su circulación, la pertenencia y el compromiso para con la comunidad católica y sus valores. Para esas mujeres y esos hombres, formar la comunidad a partir de un punto nodal en la zona como fue el barrio Jerusalén, significó establecer una red de relaciones familiares y sociales, y desplegar códigos culturales que les permitieran construir y transitar la alteridad. La Patagonia significaba seguridad y prosperidad económica, ya que el mito de oro de la lana funcionó sólidamente como argumento de esa cadena de llamados. En esta nueva comunidad primó la religión católica maronita, ya que según los datos hasta ahora obtenidos, solo hubo una o dos familias judías provenientes de Turquía, y algunas pocas familias musulmanas, a los que los propios libaneses llamaban “turcos”, como forma de marcar la diferencia, en que la religión pudo ser un factor importante, pero no el único. “Judíos casi no había en Gaiman, recuerdo a Isaac Esquenazi, que vendía ropa casa por casa y luego puso una tienda que se llamó La Feria Franca. Según recuerdo había un solo turco, Santos Jalil, que era pariente de los Miguel de Gaiman, los demás eran todos libaneses católicos. Los turcos no congeniaban con nosotros allá, había una guerra religiosa con ellos, y me decía mi mamá que se vinieron para acá, huyendo de eso, pero acá se llevaban bien, no hubo problemas”433 Es clara la diferencia entre “nosotros y ellos”, en esta parte de su relato. Pareciera que judíos, musulmanes y drusos, se amalgamaron con los católicos “sin grandes conflictos”. Estos conceptos fueron vertidos por varios entrevistados y están presentes en el imaginario local, alimentados también por varios artículos de la prensa local y algunas crónicas434. “Don José Danil ha nacido el 10 de octubre de 1884 en Garife, Líbano. Es hijo de Hosain Danil, venerable alcalde del lugar y descendiente de una patriarcal familia drusa. Llega a nuestros lares en 1908 y junto a sus hermanos Angel y Alberto, funda una importante firma comercial cuyas actividades cubren un vasto sector geográfico. Se intalan en Laguna Blanca, con sucursal en 433 Elías Garipe. Junio del 2011.Puerto Madryn. Varios artículos de Porcel de Peralta, por ejemplo, son reproducidos en revistas que tuvieron mucha circulación en la zona, como El Regional, Chubut Fuerza Viva, La Gaceta del Valle, entre otras. También ha tenido mucha difusión los cinco tomos del libro Trelew, Un desafío Patagónico, de Mattew Henry Jones, una crónica minuciosa de historias locales y de acontecimientos sociales, con una implícita aspiración a forjar memorias y gestas de “pioneros”. 434 Colán Conhué y escritorios en Esquel y Trelew. El nombre del negocio es original: “La bandera otomana” de Danil hnos”.435 Estas historias ciertamente edulcoradas, muestran una trayectoria e inspiran la imagen del pionero. Poco sabemos aun acerca de cómo hicieron su capital, y la relación con la comunidad del valle, pero es importante el nombre del negocio, que jamás hubiera sido puesto por un libanés católico. Estas y otras historias circulan entre las comunidades del valle, y como sabemos producen sentido y ocultan procesos de articulación social y económica en formato de anecdotarios. Una lectura a contrapelo de las mismas puede aportar conocimiento y ser punto de partida, pero jamás de llegada. Las posibles diferencias o las rispideces entre distintos miembros de esta comunidad de sirios y libaneses, de las cuales tenemos alguna información, podrían hacer pivote más en los conflictos de intereses económicos, de clase, que con la pertenecía religiosa. Seguramente el análisis, aún pendiente, de las actividades y roles de estas familias al interior de la Sociedad Sirio Libanesa, fundada en la década de 1940 en Trelew, podrá indicarnos mayor claridad en este camino de investigación. Queda pendiente también profundizar en la historia de ciertas familias, judías y musulmanas, a modo de estudios de caso, analizar sus estrategias de inserción, y sus representaciones sociales de la experiencia migratoria, a fin de poder establecer comparaciones con las de las familias libanesas católicas, ya que todas ellas, aun con sus tensiones y diferencias, formaron parte de la colectividad. Algunas ideas finales Retomando algunos conceptos vertidos al comienzo de este trabajo, decíamos que es frecuente leer en la literatura regional que el medio rural patagónico resultaba hostil para muchos inmigrantes, percepción totalmente opuesta a la que construyeron en los relatos las familias del valle entrevistadas. También es destacable que el epíteto “turco”, funcionó no sólo como estigma hacia ellos, sino entre ellos, ya que definía una frontera que separaba al mundo árabe libanés católico, de los musulmanes y drusos, y que es posible que oculte diferencias de status social o de intereses económicos, más que religiosos, hipótesis que debemos seguir trabajando. Al estereotipo de turco mercachifle solitario en la meseta, hay que oponerle sus lógicas residenciales y la peculiaridad de sus vínculos familiares, que permitieron la construcción de una nutrida comunidad. A la idea de sujeto manipulador que aprovecha ventajosamente la pretendida inocencia de otros pobladores rurales, hay que oponerle la idea de disputa por los espacios tanto en el plano material como simbólico con criollos e inmigrantes galeses, españoles, italianos, suecos, etc, todos relacionados con la producción y el comercio, articulando lógicas de poder, sujetos que lejos están de pertenecer siempre a un mismo colectivo homogéneo de grupos dominantes o subalternos. Agustín Pujol, Francisco Pecoraro, o Los Martínez Hnos, comenzaron como “mercachifles” que se internaban durante meses en la meseta, sin embargo no son recordados por ello, sino como parte de la burguesía local 435 Porcel de Peralta, Manuel. Chubut Fuerza Viva. N° 284. Año 2002. exitosa y del funcionariado436. Al igual que ellos, muchos de esos mercachifles “turcos” de la meseta, eran los mismos que compartían en otras épocas del año, junto a sus esposas, reuniones con las autoridades del territorio, alrededor de mesas vestidas con manteles bordados, y que cantaban en los coros galeses, o rezaban el rosario junto a la curia católica local. A esa idea tan afianzada en el imaginario de relacionar o estereotipar a los árabes, como nómades en el desierto, hay que sumarle la de árabes agricultores y fabricantes de ladrillos que abastecían a la comunidad del valle, en expansión hasta la década de 1920. Otros actuaron también como agentes del Estado, produciendo una complementación comercial y política interesante. El “saber” popular, ha sido alimentado por estas crónicas, de gran éxito editorial que exaltaron determinadas circunstancias que, narradas una y otra vez, fueron productoras de sentidos, es decir de “realidad”. Considero que al hacer historiografía necesitamos revisar a contrapelo diversas tipos de documentación; ya sean testimoniales, literarias, censales, u otros registros oficiales, y que el análisis lineal y sobre sólo alguna de ellas, pueden llevarnos a errores en la comprensión de las relaciones sociales, como en los procesos de construcción de memoria social. Cada registro opera con una determinada lógica de aquello que memoriza u olvida, aquello que decide mostrar y aquello que oculta. Este es nuestro objetivo final; analizar no solo cómo y porqué se construyeron determinados imaginarios, sino comprender un proceso histórico más global, en el que haya espacio para discutir los comportamientos de clase, así como los étnicos y de género, y sus formas de representación, y ser conscientes que tales cosas son factibles de ser medianamente objetivadas, en tanto se sometan a discusión las narraciones que las produjeron. Bibliografía General. AAVV. Contribuciones Árabes a las identidades latinoamericanas. Edición: Casa Árabe-IEAM Madrid. España.2009 AAVV. La construcción de identidades nacionales en América Latina. Revista Anuario IEHS N° 20. UNCPBA. Tandil. 2005 Arfuch, Leonor. El espacio biográfico. Dilemas de la subjetividad contemporánea. Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires 2010 Bestene, Jorge. Formas de asociacionismo entre los Sirio-Libaneses en Buenos Aires. 1900-1950. En Asociacionismo, trabajo e identidad étnica. Cemla-Cser. Iehs. Bs As. 1992. Boschin, María Teresa, Vezub Julio. “Punta de boliches”. Inmigración Libanesa, poblamiento y redes comerciales en la Patagonia. En AAVV. Patagonia. 10.000 años de Historia. Museo Leleque. Editorial Emecé. Buenos Aires. 2001 Candau, Joel. Memoria e identidad. Editoriales del sol. Buenos Aires. 2002 Chávez, Matías. El boliche como espacio de tránsito de subalternidad a través de las narrativas sobre el interior patagónico septentrional (1900- 1930). 4° Jornadas de Historia de la Patagonia. Santa Rosa. Septiembre.2010 436 La mayoría de estos comerciantes rurales fueron muy exitosos, sobre todo hasta fines de la década del 20, momento crucial en que la crisis mundial afectó todas las economías regionales insertas en el circuito agroexportador nacional e internacional, y fueron artífices de una época de mucha actividad comercial y financiera, aportando crédito, servicios y bienes materiales y simbólicos de una gran importancia en el juego de relaciones sociales, asi como protagonizaron tensiones y disputas por la apropiación de los excedentes y el manejo local del poder político (Pérez L. 2007 y 2010). Ver Bibliografía General Devoto, Fernando. Historia de la inmigración en la Argentina. Editorial Sudamericana. Buenos Aires.2003 Foulkes, Eduardo. Diferir y Convivir. Identidad, goce y multiculturalidad. Letra Viva. Buenos Aires. 2010 Geertz, Clifford. La interpretación de las culturas. Gedisa. 2005 Guzmán, Roberto Marín. Las causas de la emigración libanesa durante el siglo XIX y XX. Un estudio de historia económica y social. Estudios de Asia y África. XXXI.3.1996 Hobsbawn, Eric. Historia del siglo XX. Editorial Crítica. Buenos Aires 1995 Ibarra, Horacio. “Chubut: Relación entre Estado Nacional y Sociedad Local 1865-1955”.Ponencia presentada en el Seminario de Investigaciones en Historia de Patagonia. UNPSJB. Trelew. Chubut. Septiembre-noviembre de 2009 Pérez Liliana y Lo Presti, Pablo. Memorias en la encrucijada. Los diarios de Henry Bowman y la metodología historiográfica tradicional. (El problema de “la literalidad” en el uso de las fuentes) Actas del VIII Congreso de Historia Social y Política de la Patagonia Argentina Chilena. Trevelin. Chubut. 2009 Pérez Liliana. “Aportes para una Historia Social de la Meseta Norte. Crianceros y Comerciantes. Chubut 1890-1930”. Formato electrónico. CD. I Jornadas de Ciencias Sociales. Comodoro Rivadavia. 2007 Pérez, Liliana. Vivir en las “Márgenes”. La construcción social de un espacio de relaciones complejas y actores ocultos. La meseta Norte del Chubut. 18901930.Tesis doctoral inédita. UNCPBA. Tandil. 2010 Procacci, Giulano. Historia General del Siglo XX. Ed. Crítica. 2001 Rojas Mix, Miguel. El imaginario. Civilización y cultura del siglo XXI. Prometeo libros. Buenos Aires. 2006 Salguero, Pablo. “De polifonías y miradas. La Patagonia que encarna y narra”. En Pasado por-venir. Revista de Historia. N°5. Año 5. 2010-2011. UNPSJB. Trelew. Chubut. Taub, Emmanuel. Otredad, orientalismo e identidad. Nociones sobre la construcción de “otro oriental”, en la revista Caras y Caretas. 18981918.Universidad de Belgrano. 2008 Vitar, Beatriz “Inmigración, etnicidad y experiencias generacionales. 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Adriana Podlubne [email protected] María Chiocconi [email protected] Introducción En la región del Nahuel Huapi, la década del 30 estuvo atravesada por prácticas corporales recreativas emanadas y planificadas por la esfera estatal nacional437. Entendidas como prácticas sociales, estaban orientadas a políticas verticalistas con propósitos previamente establecidos que respondían a propuestas normativas dependientes del poder central con un sentido disciplinador y uniformador de conductas. Desde estas líneas de acción, un conjunto de instituciones se organizaron para completar la labor educadora escolar y las prácticas corporales, encuadradas dentro de los mandatos del Estado Nacional. El proyecto educativo del centro social de San Carlos de Bariloche y las actividades físicas, recreativas, y gimnásticas en el entorno natural propuestas por el movimiento scout438, fueron concebidos como espacios de sociabilidad en los que los habitantes territorianos aprenderían un nuevo uso del tiempo libre: tiempo de esparcimiento útil, que junto a las conmemoraciones, festejos, juegos y diversiones plasmaron formas de sentir y actuar en sintonía con la pertenencia a un nosotros caracterizada por rasgos identitarios propios y la reproducción de los discursos hegemónicos que transmitían pautas de argentinidad homogéneas. La belleza natural fue entendida como potencial generadora de patriotismo y las propuestas para el tiempo libre fueron organizadas en programas que incluyeron actividades físicas e intelectuales. En contraposición a esta realidad, se configuraron otros espacios que promovieron prácticas corporales con un sentido del tiempo libre diferente al planteado desde las elites del poder. Se realizaron prácticas sociales recreativas, entendidas como tiempo de libertad, transformadoras del hombre que permitieron experimentar un estado de plenitud existencial, tanto en su dimensión objetiva como subjetiva439. Estas prácticas representaban una diversidad de experiencias físicas, motrices y recreativas en las que el valor de la libertad para su elección proponía un desanclaje témporo-espacial de las rutinas cotidianas con un sentido centrado en el placer, o en la mejora de algún aspecto personal y de la calidad de vida individual y colectiva. Este sentido del uso del tiempo libre, destinado a actividades libremente escogidas vinculadas al placer y al goce, es lo que nos ocupa en este escrito. El esquí y el ciclismo durante las décadas de 1930 y 1940 se presentaron en la región como actividades recreativas elegidas por fuera de una intencionalidad estatal. Nos preguntamos acerca de las particularidades de dicha elección y la incidencia cultural de prácticas y tradiciones de ciertos grupos sociales que 437 PODBLUNE, A. , CHIOCCONI, M. y otros, Historias en Movimiento. Cuerpo, Educación y Tiempo Libre en la Norpatagonia. 1883-1945. En prensa. 438 Ver CHIAPPE, M. CHIOCCONI, M. y PODBLUNE, A. “¡Todo por la Patria! Nacionalismo, Prácticas corporales y tiempo libre enasociaciones civiles. Región del Nahuel Huapi. Primera mitad del siglo XX” en Historias en Movimiento. Cuerpo, Educación y Tiempo Libre en la Norpatagonia. 1883-1945. En prensa. 439 SUÁREZ, Silvana “Una aproximación a la representación social de la recreación en Argentina. Aportes para resignificar el concepto” En GOMEZ, Christianne y otros (organizadores) Tiempo libre, ocio y recreación en Latinoamérica Brasil, EDITORAufmg, 2009 conformaban la comunidad barilochense. En este trabajo profundizaremos acerca de las características y desafíos de prácticas corporales alternativas como el ciclismo y el esquí y las motivaciones que favorecieron dicha elección en jóvenes de nuestra localidad. De los juguetes a las bicicletas Hablar de ciclismo implica remontarse a la invención de distintas máquinas que dieron origen a la bicicleta. Si bien en la antigüedad existieron culturas que habían creado artefactos con dos ruedas unidas por una barra440, las primeras noticias que se tuvieron sobre una bicicleta datan del año 1490 aproximadamente, en la obra Codex Atlanticus, de Leonardo da Vinci. En dicha obra aparece un boceto de una bicicleta con transmisión de cadena impulsada por unos pedales, similar al método empleado por las actuales. La bicicleta fue el resultado de la evolución de un juguete, más precisamente el llamado Celerífero (Célérifère) que venía a ser un chasis macizo de madera con forma de animal y con dos ruedas con el que sólo se podía ir en línea recta. Como indica su nombre, este juguete nació en París en 1791 en plena revolución francesa, según dicen, de la mano del conde Mede de Sivrac. Su genial idea fue colocar las dos ruedas en tandem en lugar de una lado de otro como se venía haciendo desde la antigüedad. Este tipo de juguete era accesible sólo para niños de clase acomodada y permaneció inalterado por espacio de 20 años antes de que alrededor de 1816 el ingeniero alemán Karl Von Drais le colocara un artilugio para realizar cambios de dirección. Estas modificaciones dieron origen a la llamada draisiana la cual, pareciéndose más a las bicicletas actuales se manejaba impulsándose por el arrastre de los pies sobre el suelo. Los modelos fueron perfeccionándose, apareciendo el velocífero, hasta llegar al velocípedo que en 1861 de la mano de Pierre Michaux y su hijo Ernesto le agregaron un mecanismo para impulsar una de las ruedas: pedeville o más conocido como pedales, creando así un velocípedo con tracción delantera mediante unas bielas fijas en el eje de la rueda. De esta manera el desplazamiento permitía alcanzar 5 km/h haciendo 30 vueltas de pedal por minuto, impensable para los modelos anteriores. A partir de este adelanto, comenzó la industria de los velocípedos modificando su modelo, creando ruedas delanteras más grandes y traseras más pequeñas. El 31 de mayo de 1868 fue una fecha especial para la popularización del ciclismo. Los hermanos Olivier, asociados a la fábrica de Michaux organizaron una carrera en el parque de Saint Cloud de París con 1.200 m de recorrido en la que tomaron parte 7 ciclistas con los velocípedos de Michaux. El ganador fue el británico James Moore que hizo el recorrido con su velocípedo en 3 minutos y 50 segundos. A esta carrera le siguió en 1869 la Paris - Rouen con 123 km que nuevamente se la adjudicó James Moore tras 10 horas y 40 minutos. El 23 de mayo de 1891, fecha histórica para el ciclismo se corrió la primera Burdeos - París. Los participantes se impulsaban por pedales, bielas y cadena adherida a unos piñones de la rueda trasera, utilizando el adelanto tecnológico de los frenos acoplados al manillar. A este tipo de artefacto se lo comenzó a llamar bicicleta, surgiendo así la fiebre del ciclismo. 440 El antiguo Egipto, la cultura china y la azteca tenían artefactos que podrían tomarse como antecesores de la bicicleta Geo Lefèbvre, colaborador del reconocido recordman y periodista Henri Desgrange, le propone una idea: organizar una gran carrera ciclista por etapas que dé la vuelta a toda Francia. Es así como el 1º de Julio de 1903 nace el Tour de Francia, la prueba reina del calendario competitivo del ciclismo profesional en el mundo con un recorrido de 2483 km. Seis años después, el 13 de mayo de 1909, Italia, que ya contaba con extraordinarias carreras de un día de duración como la Milán - San Remo y el Giro de Lombardía, estrena su primer Giro de Italia. Entre ruedas, teatro y música. El Ciclismo como práctica alternativa en el entorno natural El proceso de inmigración masiva que atravesó la Argentina a partir de los años 1880 produjo un importante aumento del porcentajes de extranjeros que habitaban en el país, así como una modificación en las lenguas, las tradiciones, las costumbres y el uso del tiempo libre, producto de la heterogeneidad de los orígenes de la nueva población. Entre las colectividades extranjeras que fueron conformándose, la italiana ocupó un lugar de privilegio tanto por la contundencia de su número como por su dispersión geográfica, ya que se diseminaron por todas las provincias argentinas e incluso en la lejana Patagonia. El ciclismo como actividad, fue introducido en Argentina en el año 1898 por la comunidad italiana que se radicó a partir de la gran ola inmigratoria que se extendió entre 1850 y 1950, organizándose en el tradicional Club Italiano de Buenos Aires, llamado inicialmente Club Ciclista Italiano441. Federico Eduardo Baratta, inmigrante italiano oriundo de un pueblo cercano a la ciudad de Florencia, a partir de los estudios cursados en su localidad natal, adquirió distintos títulos que influyeron en los trabajos que realizó posteriormente en Buenos Aires y la región del Nahuel Huapi. Perito en minas, agrimensor, tenedor de libros, y con estudios en Meteorología, luego de realizar el servicio militar en su país natal junto a Primo Capraro, se embarcó en Génova y arribó al puerto de Buenos Aires en el año 1900. Durante esa etapa, se estaba gestando la colonia Nahuel Huapi, y a partir de sus conocimientos de agrimensura y con ayuda de un primo despachante de aduanas se contactó con la Dirección de Tierras colaborando afanosamente con la división de sectores sobre los planos de la región. Desde este trabajo, decidió su futuro: adquirir el lote Nº 8 (lindante al actual hotel Correntoso) y llamar a su antiguo amigo de armas Primo Capraro a que viniera a la región para establecer en la misma zona una colonia agrícola. Federico E. Baratta, llegó al Nahuel Huapi en 1902, tomando posesión de las 625 hectáreas, comenzó a trabajar en su tierra. Convenciendo a su amigo Capraro, éste arribó a la región en 1903 para ocupar un lote lindante que había reservado. La empresa forestal y agrícola que había soñado Baratta no duró mucho tiempo ya que Capraro decidió abandonarla y dedicarse a la construcción de casas. Si bien el proyecto planeado no tuvo éxito, Don Baratta, cansado de tantas dificultades para avanzar en sus planes, hacia 1907 aproximadamente se trasladó a San Carlos de Bariloche empleándose en la Compañía la Chile - Argentina como tenedor de libros hasta que la misma se disolvió. Durante 1910 conoció a su futura esposa doña 441 Htpp//: www.wilkipedia.es. Rosa Andrade, proveniente de Valdivia, Chile, con quien tuvo dos hijos: Eduardo y Leopoldo. Leopoldo Baratta, nació en la localidad en el año 1920. A la edad de 11 meses perdió a su padre que dejó de existir a causa de una neumonía. Como todo barilochense, estudió en la escuela nº 16 donde comenzó a trabajar en tareas de la biblioteca, organizando los archivos y una campaña para suscribir socios a domicilio y repartir libros. Otro de sus empleos, fue en el Banco Nación, aprendió algo de contabilidad y se ocupó de realizar un archivo de libros nuevos y usados. Con su grupo de amigos armaron una especie de club en el que realizaban distintas actividades: aprendían guitarra, alemán, armador de radios y todo lo que cada integrante o conocido podía aportar. Hacia la década del 30, distintos grupos de la comunidad según lugares de procedencia, también se asociaban y organizaban en función de gustos y experiencias previas para realizar diversas prácticas físicas, creando nuevos espacios como actividades recreativas para las relaciones sociales y el desarrollo personal. Tal fue el caso de los inicios del ciclismo en San Carlos de Bariloche, que promovido desde las mismas bicicleterías instituyó a partir de las carreras de bicicleta un tercer tiempo de sociabilidad: los bailes, la familia y el encuentro con amigos. Uno de sus principales protagonistas fue Don Leopoldo Baratta quien dedicó gran parte de su vida a difundir la actividad. En aquellos años, la bicicleta era un artículo suntuoso que no estaba destinado al uso cotidiano de los habitantes. Por el contrario, existían pocas máquinas en la localidad y solo se utilizaban para realizar actividades físicas y recreativas. Tener una bicicleta y saber usarla daba jerarquía. Para ese entonces era difícil obtener repuestos ya que éstos debían ser solicitados a la ciudad de Buenos Aires. Leopoldo Baratta, hacia sus 18 años adquirió su 1º bicicleta usada. Como debía cambiarle partes y adecuarla al terreno, y ante su ignorancia para solicitar a Buenos Aires determinados repuestos, fue acumulando distintos accesorios que le permitieron dar inicio a una nueva actividad comercial de reparación y venta de artículos para bicicletas. Si bien ya existían locales de esta índole en la ciudad, Leopoldo Baratta se ocupó de mejorar la calidad del servicio, ya sea reparando, vendiendo o alquilando bicicletas para la zona, perdurando su negocio a lo largo de su existencia. También comenzó a organizar carreras en las cuales competía habiendo logrado algunos premios. En una entrevista realizada por una revista local en el año 1996, comentó que alrededor de 1935 se había corrido la primera carrera de bicicletas en la calle entre dos participantes: Don Tito Pefaure y Don Carlos Boock, desconociéndose el resultado ya que cada uno de ellos se adjudicaba el 1º puesto. Con orgullo comentaba que con esfuerzo habían logrado enviar a una carrera nacional a un representante, Víctor Valdez, experimentado ciclista, habiendo obtenido una destacada actuación. Con el correr del tiempo, la actividad ciclística tuvo un efecto multiplicador siendo cada vez más los jóvenes que la practicaban; su entusiasmo surgía debido a las posibilidades que les brindaba como medio de desplazamiento y locomoción para que a partir de carreras y de excursiones recorrieran y conocieran el entorno. Distintos diarios solían anunciar la realización de eventos deportivos en la región. El 18 de junio de 1938 el diario La Nueva Era publicaba: “Toma incremento el ciclismo en San Carlos de Bariloche. En ocasión de las Fiestas Mayas se realizaron dos carreras ciclistas que fueron disputadas por numerosos competidores. Doble Playa Bonita de 15km. 1º, Leopoldo Baratta, 30´ minutos; 2º Ernesto Schumacher, 30´40” Un día, un comerciante de Bariloche, Don José García Valle, les propuso al grupo de ciclistas organizar un Club, comprometiéndose a aportar los premios de las carreras. Fue así que durante 1940 surgió en la ciudad el 1º club de ciclismo el “Pedal Club Bariloche” siendo su fundador y socio honorario Don García Valle, y su 1º presidente Leopoldo Baratta. Los diarios de la época continuaron realizando sus anuncios dando a conocer los avances del ciclismo en la localidad. Nuevamente el 12 de abril de 1940 el diario La Nueva Era proclamaba: “Se corre en ciclismo el Circuito Cerro López- Llao Llao” La creación del Pedal Club promovió la expansión de una organización formal en torno al desarrollo y práctica del ciclismo como actividad deportiva institucionalizándose en la región, realizando distintos eventos con participantes de otras localidades. El 21 de diciembre de 1940 se publicaba: “Ciclistas de Viedma y Patagones participarán en una carrera a disputarse en Bariloche. Invitados por el Pedal Club de Bariloche, el club Emilio Mitre y el Pedal Club de Viedma, participarán de las pruebas. “ 442 En agosto de 1944, el Pedal Club Bariloche organizó una carrera ciclística sobre una distancia de 100km a Llao Llao con la ruta ya asfaltada. Esta institución no solo se dedicó a las prácticas de ciclismo sino que también se destacó por la realización de actividades sociales, teatro, atletismo y ajedrez. En este sentido, la práctica del ciclismo como actividad física, deportiva y social, planteó otra construcción posible de identidad local y uso del tiempo libre para los sujetos que la eligieron creando nuevos procesos de producción cultural. Esta actividad deportiva, permitió a jóvenes de Bariloche conocer y recorrer la región a través de carreras y excursiones, tender puentes con otras localidades como por ejemplo El Bolsón, realizar acciones colaborativas y solidarias, reconocer accidentes geográficos, tomar precauciones para recorrer distancias más largas y mejorar las características de las bicicletas con accesorios adecuados a las necesidades que imponía el entorno. El Pedal Club fue una entidad abierta a la comunidad tanto en lo social como en lo deportivo. Si bien en la década de los años 50 dejó de funcionar, esta institución pionera dio lugar durante los años 60 a la creación del Pedal Club 9 de Julio, comenzando así una nueva etapa del Ciclismo en San Carlos de Bariloche 442 Diario La Nueva Era, sábado 21 de diciembre de 1940 De medio de transporte a elemento de recreación El esquí también nació en Europa, en este caso, en la península escandinava. Fue utilizado como medio de subsistencia ante las dificultades que le presentaba la naturaleza al hombre; “la nieve es un elemento que siempre ha creado problemas al hombre. Sobretodo, y principalmente, a los habitantes de las regiones en donde el blanco elemento cubre las tierras y las campiñas durante casi la mitad del año. Por ello, es natural que el esquí, o el patín de nieve, o la raqueta, nacieran en las regiones nórdicas habitadas por el hombre” (Aróstegui-Gilabert, 1980:11). El siglo XIX es el protagonista de la transformación del uso de estos elementos. “Pequeños y mayores, chicos y chicas, todos se entregaron a la embriaguez de un juego que distaba mucho de lo que era transitar por obligación sobre la nieve. El esquí dejaba de ser un simple medio de subsistencia, podríamos decir, y ofrecía nuevas perspectivas, se convertía en juego alegre, en divertimento, en distracción” (ArósteguiGilabert, 1980:18). Hacia 1866 comenzaron las primeras competiciones, de distancia, de bajada y de salto y poco a poco mejoraban el equipamiento. Inclusive, les esquíes permitirían concretar hazañas cruzando y conociendo tierras inexploradas anteriormente, como lo hizo Fridtjof Nansen, cuya aventura sería ampliamente difundida en el resto de Europa443. Sin embargo, las características geográficas de montañas escarpadas de los países como Austria, Suiza, Francia o Italia, difieren de las nórdicas, de terrenos llanos y ondulaciones leves, lo que hizo que el esquí se fuera “adaptando” a las altas montañas. Posteriormente, un inglés, llamado Arnold Lunn, luchó profundamente por introducir las pruebas alpinas dentro de las competencias de la Federación Internacional de Ski, como también para que sean modalidades olímpicas. Fueron los ingleses quienes lucharon para adoptar normas y reglamentos en común. También surgieron muchos centros vacacionales a los que comienzan a frecuentar las elites de los distintos países. Su práctica comenzó a tomar características deportivas. La Revolución Industrial y la aparición del ocio con un nuevo valor, trajo popularidad al esquí, que ahora era practicado por la emergente clase media y los más pudientes como una práctica deportiva. Los Juegos Olímpicos modernos recientemente resurgidos imprimían aires favorables para el nacimiento de los deportes modernos, y el esquí era uno de ellos. Hombres y mujeres europeos fueron los que llevaron a la Argentina y sobre todo a la región del Nahuel Huapi, los conocimientos de este deporte. La primera posguerra marcó un momento importante para la migración europea a Bariloche, en búsqueda de nuevas posibilidades y de una región similar a los lugares de su origen. Entre esquíes, mates y bailes El desarrollo del esquí en la región del Nahuel Huapi data de principios de siglo, sin embargo, el origen de su uso recreativo se establece a principios de la década de 1930. Anteriormente su uso se manifiesta como medio de locomoción, al igual que la evolución en Europa. Los años 30 son realmente significativos, ya que en ellos no sólo se desenvuelve una práctica 443 El proyecto de cruzar Groenlandia que se realizó en 1988 era visto como una “inconciencia” y por ello fue objeto de varias burlas, como lo muestra una nota que publicó el periódico de Bergen que decía “Fridtjof Nansen proyecta realizar el próximo año una prueba de fondo con esquís a través de Groenlandia. Localidades de asiento en las grietas de los glaciares. No se precisan billetes de vuelta” (citado por Aróstegui-Gilabert, 1980:19) específicamente local de la actividad, sino que la participación de una nueva entidad creada desde la nación, la Dirección de Parques Nacionales, marcó una impronta diferente en el esquí, vinculado a un proyecto nacional de convertir a Bariloche en un centro turístico de elite. Aunque la segunda pasó a tener mayor preponderancia por sobre la primera, ambos desarrollos continúan dándose paralelamente durante las próximas décadas. El esquí, había tenido desde inicios del siglo XX, algunas manifestaciones aisladas en tiempo y espacio. Los esquíes se usaban para superar las dificultades que presentaba la naturaleza en los crudos inviernos en los que la nieve imposibilitaba el uso de carruajes para trasladarse de un lugar a otro. Estas primeras experiencias tenían que ver con las actividades que desempeñaban sus protagonistas, que en general siendo extranjeros, adoptaron lo que conocieron en su lugar de origen, o crearon estos “artefactos” como medios de transporte alternativos ante condiciones que impedían el transporte por vías normales. Las actividades económicas de estos actores y su ubicación geográfica hacen comprender más claramente la necesidad de movilizarse y de utilizarlos en un pueblo de frontera comunicado todavía, más hacia el otro lado de la cordillera que hacia las regiones argentinas. En los años 30 esta actividad toma un cariz diferente al nuclearse en el Club Andino Bariloche444 que luego de su primer año de vida reunía 118 socios, de los cuales 4 eran socios protectores445 Esto cobra significancia al tomar en cuenta que para entonces la población de Bariloche aún no alcanzaba los 3000 habitantes. El esquí fue entonces concebido como una actividad más dentro de las que se realizan en la montaña. La exploración, el montañismo, las excursiones, la escalada, el esquí, el cuidado de la naturaleza y su disfrute son partes de un mismo concepto integral de relación del hombre con el entorno: un entorno que hay que conocer pero también cuidar y respetar. El valor simbólico del espacio natural es manifiesto. Adquiere la montaña, la categoría de lo que Joan-Eugèni Sánchez446 denomina bien de uso, esto es, un bien útil, con capacidad e interés por ser usado. En la región del Nahuel Huapi, se esquiaba en las pendientes que rodeaban Bariloche y también realizaban excursiones a otras montañas cercanas. Los cerros Otto, Ventana, Villegas, Carbón, López, entre otros, son los ámbitos de mayor presencia de estas actividades. Se salía a conocer, explorar la zona; se subía caminando, con los esquíes al hombro, o con sogas rodeando las tablas a modo de piel de foca447 en las laderas nevadas para luego descender con los esquíes colocados en los pies por la nieve honda. Muchas de estas montañas eran desconocidas para éstos pioneros que buscaban con la ayuda de esquíes, explorarlas y apropiarse del entorno natural. Subían hombres, mujeres y jóvenes448 que se consideraran aptos para realizar estas actividades y que las 444 Fundado el 13 de Agosto de 1931 Los cuatro socios protectores del CAB eran tres hermanos Ortiz Basualdo, Fermín, Luis y Nicolás, oriundos de Capital Federal pero con propiedades en torno al lago Nahuel Huapi, y una importante empresa de turismo a nivel nacional domiciliada también en Capital Federal llamada Exprinter, de la cual Reynaldo Knapp era representante en Bariloche. Memoria CAB 1932. 446 SÁNCHEZ, Joan-Eugeni, Espacio, economía y sociedad. Madrid, Siglo XXI, Cap 1: “El espacio geográfico”, 1991. 447 La piel de foca es un elemento utilizado por montañistas, sobre todo en el esquí de travesía, para poder ascender con esquíes colocados en los pies. El pelaje de este animal permite deslizarse cuando se lo usa en una dirección y tiene un fuerte agarre cuando se lo utiliza a contrapelo. Hoy en día se utiliza material sintético. 448 Dos años después del nacimiento del CAB, se acepta la nueva categoría de cadetes que abarca a jóvenes de 13 a 15 años y aclara que deben tener aptitud física para realizar las actividades de montaña que lo determinará la Comisión Directiva (Acta del CAB 14ª Sesión Asamblea General del 02-11-1933) La categoría infantiles recién se creará en 1951 (Acta CAB 3ª so 06-09-1951). 445 realizaban los fines de semana, cuando el descanso laboral lo permitía. Exploraban y lo daban a conocer, se recopilaba la información y se publicaba en distintos organismos oficiales o no oficiales, revistas científicas y de divulgación449 que lo solicitase. La intención era lograr que se conozca, que se disfrute y se valore el ámbito natural con la condición que se lo proteja y se lo cuide. La falta de equipo fue subsanada con la fabricación local, con materiales propios de la región, y al principio, con mucho ingenio. Eran alquilados desde el mismo Club Andino o vendidos por artesanos del esquí, que se las iban rebuscando para mejorar sus técnicas de fabricación. Se usaban maderas de árboles regionales como la lenga o el ciprés para dar forma al esquí, al que una vez cortado se arqueaba con vapor, agua caliente y prensas para que adopte su forma definitiva, luego se lo pintaba para impedir que penetre humedad y se hinche. Se atornillaban chapas en los laterales de la base para facilitar el agarre en el hielo y la base se trataba con parafina para que deslice mejor. Leopoldo Baratta, si bien no fue el primer fabricante, fue quien pervivió con su fábrica de esquíes por décadas, siendo un referente en el tema, hasta casi entrada la década del 70 en el que se masificó la importación de esquís desde Europa. Era práctica común entre los esquiadores poner los esquíes en una prensa para que no trabajen en la época en que no se usaban. Los botines, de cuero y acordonados, debían ser engrasados diariamente luego de haber sido puestos a secar en una prensa para que no se arquee la suela. Los bastones eran de caña colihue con empuñadura de cuero y un aro o ruedita de aluminio que permitía que no se hundiera en la nieve. La competencia también estaba presente. Carreras de bajada, de subida y bajada, de larga distancia y de estilo (slalom) se combinaban en los distintos cerros. La carrera del zorro era una de ellas, que consistía en subir hasta la cumbre del Cerro Otto desde la cancha de esquí Hoewëcamp (emplazada en las cercanías de la actual Piedras Blancas) para luego retornar, persiguiendo a quien portaba la cola del zorro para sacársela. Las señoritas recorrían un slalom sencillo marcado con banderas, únicamente de bajada. También existían carreras de bajada que consistía en descender desde un punto hacia otro eligiendo cada uno el mejor camino. Las carreras en el cerro Otto eran las más concurridas por su cercanía al pueblo y porque la características de sus pistas permitían que pudieran concursar esquiadores sin mucha experiencia. De mayor dificultad eran las del cerro Ventana y más aún las del cerro López, donde las prácticas se realizaban generalmente en los meses de primavera. Aunque la dificultad limitara el número de participantes, no dejaban de ser frecuentadas por espectadores que se sumaban a la fiesta que significaba la excursión completa. Es notorio en ellas participantes en común con las competencias ciclísticas: Bubby Schumacher y Camilo Pefaure estaban siempre presente en ambas, obteniendo generalmente resultados sobresalientes. La competencia quedaba en un segundo plano. Lejos estaban los medios mecánicos de ascensión, aunque no lejanos en el tiempo. Las salidas de fin de semana eran vividas como verdaderas fiestas, en las que la recreación y diversión eran las protagonistas. 449 En las Actas del CAB se refiere a varios pedidos de información de distintos organismos científicos y de divulgación. Entre éstos, el Comité Nacional de Geografía dependiente del Ministerio de Guerra solicitó en 1939 el envío de la memoria que publica el Club anualmente. (sesión del 6 Julio de 1939). Caminatas, esquí, asado popular, mate, bailes, música en los refugios, eran parte de una misma jornada en la que compartían estos barilochenses amantes de la montaña. También se hacían presentes las carreras con concursos de disfraces y las elecciones de la “reina de la nieve”. Las celebraciones eran importantes para la vida social del Club Andino. Se realizaban fiestas asiduamente, sobre todo para la celebración del aniversario de la institución, generalmente en el Hotel Suizo. Eran muy concurridas y se consideraban un acontecimiento importante para el pueblo. Se bailaba el pericón y el minué y se contrataba la Banda municipal. La organización de kermeses y reuniones eran habituales. Era un espacio más de esparcimiento y socialización de esta comunidad de montañeros. Vacaciones en la nieve En 1934 arribó entre vítores del pueblo, el tan esperado tren que permitió la llegada de cientos de turistas a la región, cifra que fue constantemente en aumento. Ese mismo año se creó una nueva institución nacional: la Dirección de Parques Nacionales (DPN), pilar fundamental de la transformación de Bariloche como ciudad turística. La DPN decidió la contratación de un austriaco de renombre internacional que había competido en esquí alpino y había trabajado en el diseño y establecimiento del centro de esquí de Sestriere, Italia. Hans Nöbl debía iniciar el deporte y asesorar en la implantación del centro de esquí en la región del Nahuel Huapi. Su fuerte personalidad, junto a la gran autonomía otorgada por Parques Nacionales, haría de él una figura central en el desarrollo del deporte en Bariloche. Desde su llegada en 1936 se dedicó a organizar carreras en las laderas del cerro Otto, a las cuales se podía participar si se poseía invitación especial de la institución de Parques Nacionales. El esquí comenzaba a ser selectivo. Su figura y la fuerte promoción dada por la institución nacional comenzaban a dar fuerza a la imagen de un Bariloche moderno parecido a Europa. Así lo muestran diversos medios periodísticos nacionales y europeos. Uno de ellos enunciaba: “Las pistas de esquí del Nahuel Huapi son elogiadas en Paris. El territorio de Río Negro –publica Le Figaro- posee magníficas montañas que nada tienen que envidiar a las de Francia! La primera competición internacional de este año se ha celebrado, no en Suiza, ni en la Saboya ni en el Tirol, si no en territorio argentino de Río Negro, participando en ella junto con el belga Van de Steen, varios notables esquiadores alemanes, suizos, austriacos y argentinos, organizada desde el Cerro Otto hasta Bariloche y dirigida por el gran profesor de esquí Hans Nöbl”450 Al mismo tiempo habían comenzado las obras en el cerro Catedral, montaña escogida por él para el desarrollo del centro de esquí, descartando el anteriormente escogido cerro Dormilón por su lejanía y por tener que acceder a 450 Periódico La Nueva Era, 11 de diciembre de 1937, Archivo Histórico Provincial de Río Negro, Viedma. él vía lacustre desde Bariloche. Se desmalezó y limpió y comenzaron las obras del camino de acceso desde Bariloche, el “alambre carril”, los refugios, hotel, obras sanitarias, capilla, y por supuesto la implantación de medios mecánicos de ascensión, con el “ansia de construir y construir para cambiar, de una vez por todas, la fisonomía de aquel desierto”451. Estas obras de infraestructura desarrolladas por Parques Nacionales, muchas concesionadas a privados para su construcción o explotación, fueron acompañadas por liberación de la venta de tierras fiscales, que había estado limitada por una ley del gobierno radical. La concepción era modificar el entorno, construir, para poder disfrutar. Se percibe entonces una nueva concepción del espacio natural, que en términos de Sánchez452, pasa a ser considerado como un valor de cambio, en donde se pone en relieve el aspecto económico. Muchos de los que frecuentaban el cerro Catedral y disfrutaban de las clases impartidas por Nöbl era gente de Buenos Aires y fue allí, en una reunión social de la alta sociedad, donde se decide la formación del Club Argentino de Ski (CAS), el 28 de Noviembre de 1940. Los vínculos de este club de ski con la Dirección de Parques Nacionales son significativos. Su sede inicial se situaba en Santa Fe 690 de Capital Federal, en oficinas del edificio de Parques Nacionales. Antonio Lynch, Luis Ortiz Basualdo, Jaime Lavallol eran algunos de los miembros de la Comisión directiva en el que también figura Hans Nöbl como socio, entre otros. En Bariloche tuvieron su oficina en los primeros tiempos en el Hotel Llao Llao. El acontecimiento que marcaría el inicio del esquí competitivo fue la formación de la Federación Argentina de Ski y Andinismo, FASA, en 1941, por iniciativa del CAS y a la que el CAB decide pertenecer, junto al Club Andino Barreal de San Juan. A partir de entonces, estar federado un requisito obligatorio para participar de las competencias oficiales. El esquí como práctica deportiva independiente había nacido; lejos quedaban las excursiones familiares de los barilochenses hacia las cumbres nevadas que les permitía divertirse con un par de esquíes a bajos costos. La práctica deportiva del esquí en la montaña acompañó e influyó en el perfil económico de la ciudad. Desde una perspectiva local representada en las actividades del Club Andino Bariloche, el uso del tiempo libre se caracterizó por ser una actividad física y psíquica mas asociado a lo amateur, familiar, recreativo en un escenario de montaña, que se convierte en parte intrínseca de la actividad misma. La práctica del esquí que se desarrolla en el cerro Catedral por iniciativa de la institución nacional (DPN) transmuta en un doble sentido. Por un lado, se desarrolla el esquí deportivo competitivo. Lo que existía en la primera etapa no era exactamente deporte, sino juego, un juego deportivo. “La diferencia radica en que mientras el juego implica un esfuerzo físico y psíquico, de acuerdo con unas determinadas reglas, el deporte es la organización formal del juego”453. Por otro lado, se percibe la veta económica y se lo convierte en una actividad recreativa ofrecida al turista. 451 BUSTILLO, Ezequiel, El despertar de Bariloche, Sudamericana, Bariloche, 1999, p. 346. SÁNCHEZ, Joan-Eugeni, Espacio, economía y sociedad. Madrid, Siglo XXI, Cap 1: “El espacio geográfico”, 1991. Moscoso, David J. y González Fernandez, Manuel T, (2004) La montaña como observatorio de lo social, versión on line http://hdl.handle.net/10261/2089 , p.1 452 453 La bicicleta y los esquíes ¿actividades libremente escogidas? Al inicio de este trabajo, presentamos estas dos actividades, el esquí y el ciclismo de las décadas del 30 y 40, como actividades libremente escogidas por parte de sus practicantes. Esta afirmación cobra sentido en oposición a otras prácticas corporales, recreativas o deportivas que, planificadas desde las instituciones estatales, intentaron “normalizar” a los sujetos. Sin embargo, considerar al esquí y al ciclismo como prácticas sociales hace colisionar al concepto de “libre albedrío”, en el que se busca explicar la propensión deportiva a partir del individuo mismo, sus gustos y aptitudes. “Y es que, en efecto, el deporte, aparte de constituir una actividad milenaria del ser humano, es también un espacio de interacción que permite indagar en la naturaleza de las estructuras y los cambios sociales. En efecto, tal como señala Guay (1993), «el deporte está ampliamente abierto a un entorno que le da forma y del que es reflejo: es un microcosmos que remite a un macrocosmos, que es la cultura». Por esa razón pensamos que toda actividad deportiva representa un magnífico observatorio de la realidad social.”454. Ello explicaría que un determinado grupo social estuviera más predispuesto a realizar una modalidad deportiva que otra. “Existe una relación entre el orden social, cristalizado en grupos, clases y otros grandes agregados que interactúan y se interrelacionan —a menudo jerárquicamente—, y las prácticas que realizan —o cómo las realizan— las personas que pertenecen a cada uno de esos agregados.”455 En este sentido, el esquí y el ciclismo eran actividades que a nivel local fueron escogidas principalmente por jóvenes y adultos, argentinos e inmigrantes originarios de tierras alemanas, italianas, suizas, españolas y libanesas. Siendo comerciantes, empresarios, profesionales y empleados, estos migrantes habían llegado a la región en la década de 1920 a pesar de que para entonces la región sufría una crisis económica debido a la ruptura del circuito económico agro-pastoril que lo había unido con Chile. Atraídos por las posibilidades de crecimiento a través de la actividad comercial que se ligaba al incipiente turismo y por la similitud del entorno natural con las regiones de procedencia de algunos de ellos, habían tenido que dejar sus lugares de origen por las atrocidades y hambrunas que dejó la primera posguerra. Los extranjeros de origen europeo eran el grupo social más importante y de mayor relevancia económica. Este grupo estaba abocado al comercio y a actividades de servicios. Eran quienes podían permitirse las horas y días de descanso laboral que estas actividades recreativas requisieran, como así el costo que implicaba su equipamiento. Por un lado, había hombres y mujeres que ocasionalmente se desplazaban por la montaña sin fines claros, sin objetivos definidos más allá del hecho en sí de encontrarse en ese espacio, en ese ambiente cargado de emociones (por amor a la naturaleza o al paisaje) y con un sentido antropológico trascendental como la recreación, el goce, el descanso. La montaña era vista como un espacio de relajación de las preocupaciones de la vida cotidiana y también como lugar de diversión. A este grupo pertenecían 454 Moscoso, David J. y González Fernandez, Manuel T, (2004) La montaña como observatorio de lo social, versión on line http://hdl.handle.net/10261/2089 , p.2 455 Moscoso, David J. y González Fernandez, Manuel T, (2004) La montaña como observatorio de lo social, versión on line http://hdl.handle.net/10261/2089 , p.5 sobre todo aquellos excursionistas que participaban de las salidas familiares sin mayores dificultades, hombres, mujeres y ocasionalmente, algunos niños. Pero también estaban los montañistas habituales o frecuentes para quienes la montaña pasó a ser un terreno más deportivo que emotivo. Un terreno de juego valorado como segundo hogar, de uso de todo tiempo libre existente. También estaban aquellos vecinos que simplemente participaban en los bailes, kermeses o contribuyendo para juntar fondos para la construcción de algún refugio como espacios de encuentro social de los sectores medios, de perfil urbano y de inmigración europea. Por fuera de las actividades de montaña quedaba gran parte de la población de la zona, como los trabajadores más humildes, los chilenos pobres y los indígenas. Analizando las motivaciones de elección de uno u otro deporte, según Moscoso y Fernandez G. (2004), la elección de las distintas prácticas físicas y deportivas, implicarían un esfuerzo de distinción de los grupos o agentes sociales a través de prácticas desarrolladas regularmente, las cuales se convierten así, en parte de una estrategia de materialización de intereses en relación con la estructura de dominación.”456 Es decir que se busca lograr cierta distinción a través de un deporte o práctica que tiene una buena consideración social. Un ejemplo de ello sería el desarrollo del esquí en el Cerro Catedral que desde su génesis estuvo vinculado a un proyecto turístico dirigido especialmente para las elites nacionales e internacionales. En el espacio regional, el desarrollo del ciclismo se inició como práctica física y recreativa, logrando lentamente desarrollarse como deporte. El esfuerzo estaba centrado en la necesidad de un entrenamiento sistemático con el fin de superar marcas y en la valoración del desarrollo de capacidades físicas como la fuerza, la velocidad y la resistencia en conjunción con la habilidad en desafiar y explorar el entorno natural y del mejoramiento tecnológico de las máquinas. A modo de cierre Las prácticas deportivo – recreativas del esquí y el ciclismo, surgieron de la iniciativa de habitantes de la localidad principalmente de impronta europea y no desde políticas organizadas por instituciones de la órbita estatal. Las asociaciones o clubes que las albergaron no tuvieron apoyo económico ni logístico para su desarrollo. Elegidas como actividades de tiempo de libertad, transformadoras del hombre que permiten experimentar un estado de plenitud existencial, tanto en su dimensión objetiva como subjetiva, ambas actividades privilegiaron el valor del entorno natural como espacio recreativo, ya sea por el interés de conocerlo y explorarlo como también por su belleza paisajística. La falta de opciones variadas para realizar durante el tiempo libre, y la idea de ser “los primeros” en llevar adelante prácticas deportivas alternativas en relación a las habituales, también debe haber actuado como propiciador. Cada una de ellas transitó por caminos diferentes: el Pedal Club continúo el desarrollo deportivo ciclístico, siendo pionero en la localidad en este tipo de actividad. En décadas posteriores, y habiéndose creado otros clubes que se especializaban en el ciclismo, se creó la Asociación de Ciclismo de San Carlos de Bariloche. 456 Moscoso, David J. y González Fernández, Manuel T, (2004) La montaña como observatorio de lo social, versión on line http://hdl.handle.net/10261/2089 , p.5 En el caso del esquí, en cambio, por tratarse de una actividad deportiva con un alto valor económico debido a su potencialidad como bien turístico, grupos de poder con la anuencia de algunos funcionarios estatales se interesaron por coptarla, para su propio beneficio. El Club Andino Bariloche resistió a esta lógica hasta donde pudo…. Otra de las características de la elección de este tipo de actividades, en tanto prácticas sociales y culturales, es el valor simbólico y cultural de distinción que tienen para ciertos actores sociales imprimiendo una modalidad en los comportamientos, que muchas veces no se perciben conscientemente pero sí están presentes en quienes las practican. Como plantean Moscoso Sánchez y González Fernández: ….“las cosas que hacemos no son casi nunca gratuitas — o, de otro modo, no son espontáneas—: responden a un contexto histórico y relacional, encontrándose generalmente dirigidas a perpetuar las características de ese contexto”….457 Entrevista Mojensen, Jorge, Vecino nacido en San Carlos de Bariloche. Fue Secretario de Deportes de la Municipalidad de San Carlos de Bariloche (año 1975). Entrevista realizada en mayo del 2011 Fuentes Actas del Club Andino Bariloche, 1932-1950 Anuarios y Memorias del Club Andino Bariloche Archivo Histórico del Museo de la Patagonia. 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Los análisis disponibles sobre la relación entre pueblos originarios y educación en la región patagónica abordan el período histórico territoriano y se focalizan sobre todo en algunos aspectos de la realidad educativa--fundamentalmente, los relacionados con la organización del sistema educativo, sus objetivos y las disputas entre agencias estatales y eclesiásticas en torno a la orientación y principios que organizaban los fines de la educación (Puiggros, 1993. Teobaldo et al., 1993a; 1993b; 2000. Nicoletti, 2003). En estos trabajos subyacen algunos supuestos relacionados con la ausencia o presencia del estado en la concreción de la misión educativa en la región. En estos casos los autores enfatizan el rol de la sociedad civil la que, a través de instituciones como la iglesia, la organización de sectores prominentes de la sociedad458 ó las asociaciones de padres en torno a cooperadoras escolares, ocupó un lugar de vacancia dejado por la autoridad estatal. Estos enfoques explican la situación educativa ponderando la distancia geográfica, la novedad de la organización territoriana y las dificultades de instituir el orden estatal en la región por ser la patagonia una zona de frontera. Los estudiosos destacaron las dificultades que enfrentaba el estado en las escuelas de la región según los actores de esa época: Hijos de este suelo, despertarán en aquellas generaciones, desposeídas de toda cultura social, que sólo aman sus campos por instinto, el sentimiento noble del amor a la patria. Pero ante la falta de maestros formados en nuestras escuelas Normales, sólo resta echar mano a los extranjeros… seleccionando los mejores, en cuanto se les pueda seleccionar. El sistema de oposición es comúnmente reputado como bueno; pero tratándose de las gobernaciones no se debe ni se puede implantar… (Citado por Teobaldo et al.; 1993a:349) (Itálicas del original) Siguiendo esa línea de interpretación, las autoras observaron las dificultades del sistema educativo para argentinizar la región patagónica: “La escuela es uno de los factores importantes para nacionalizar la población menuda del territorio que crece y 458 Por ejemplo en un periódico del Territorio de Chubut, se publicó bajo el título: “Contribuciones al fondo Pro-Escuelas, la siguiente información: Por la Gobernación del Chubut, se informó que proveniente de los aportes de distintos funcionarios, hasta ayer habían sido depositados en la sucursal Trelew del Banco de la Nación Argentina, en la cuenta Pro Edificios Escolares del Territorio Nacional del Chubut, la suma de 5 mil 227 pesos con 10 centavos”. Diario El Rivadavia. Fecha: 27 de Julio de 1944 se desarrolla en medio de un ambiente esencialmente chileno y es por lo tanto a esta obra de patriotismo hacer sentir la soberanía argentina despertando esos cerebros a la vida nacional sustrayéndolos a la vez de la ignorancia en que permanecen.” (Citado por Teobaldo et al; 2000:169-70) (Itálicas del original) El análisis se centró sobre las implicancias de los procesos de homogenización cultural para la conformación de una identidad nacional y la formación de sujetos productivos, los dos principales fines de las prácticas educativas en los territorios nacionales. Asi, los trabajos han puntualizado la ingerencia de las prácticas educativas en tanto instrumento de sujeción de las particularidades de grupos determinados -indígenas, entre otros-. Estas perspectivas elaboraron sus conclusiones partiendo de la saturación de sentidos de identidad que impuso la hegemonía estatal. Como maquinaria territorializadora (L. Grossberg, 1996), la escuela habría tenido el deber de producir un individuo que transformara con su brazo zonas desiertas y las convirtiera en fuentes fecundas de riqueza agrícola, brindando los conocimientos técnicos necesarios. En tanto daban cuenta de estas implicancias en la educación, las citadas investigaciones, han concluido que: “los indígenas, inmigrantes y criollos fueron nivelados en el objetivo civilizatorio, sin reparar en las características particulares de cada uno de estos grupos” (Teobaldo et al.; 1993a: 352). En el presente artículo, nos interesa volver a poner en relación los mecanismos de subalternización que devienen de las prácticas educativas en tanto portadoras de valores hegemónicos que, naturalizando sentidos de pertenencia a la nación, producían sentidos de alteridad (Briones, 1998) para los indígenas. Estos mecanismos particularizaban la diferencia indígena como sujeto de políticas de invisibilización (Delrio, 2010) a través de prácticas de asimilación a la cultura nacional, donde la escuela fue un agente activo. Sin embargo, en este artículo acentuamos el análisis de memorias de determinadas experiencias escolares –de la comunidad de Vuelta del Río--, poniéndolas en relación con un contexto histórico donde está en disputa la producción de silencios y olvidos respecto de la pertenencia indígena de las familias. Antecedentes y contexto histórico en el que surge el Internado. La política educativa que instaló la modalidad de aldeas escolares con régimen de internado y que involucró a las familias indígenas tuvo su origen en la Ley Nº 12.558, de 1938, conocida como la Ley Palacios. Con su promulgación, se crearon los primeros 18 hogares escuelas en la zona. Esta decisión formó parte de un proceso que pensó la intervención del estado detectando supuestas dificultades en la misión de la escuela y el rol asignado a las familias para la reproducción de la pedagogía utilitarista y homogenizadora con que se construyó el sentido de una nación para el estado. Las nuevas relaciones entre los niños separados de sus familias y el estado allanaron y acentuaron la producción de sujetos útiles a la nación, propiciando una intervención activa y directa del estado a través de uno de sus aparatos ideológicos en la adaptación de las personas a la lógica de producción económica predominante en la región. En efecto, según Teobado (1993b), la modalidad de Escuela Hogar estaba regida por un sistema de internado que no sólo propiciaba la concentración de la población escolar dispersa sin demandar una formación específica para su reproducción por ser una escuela agrícola ganadera, sino que constituía el instrumento para combatir la despoblación por emigración a las grandes ciudades. Se trató de un contexto donde el estado compitió y se opuso a las familias en torno a la socialización de los niños. Para el estado, este proceso se condensaba en la educación y lo impuso como un imperativo que, aún operando por coerción o consenso, logró asociarlo, en este momento histórico, con la asistencia alimenticia y los cuidados de la salud. Este posicionamiento se alcanzó construyendo primero a las familias como entidades deficientes e insuficientes para concretar el proceso de transformación y adaptación que suponía en este contexto la instancia de incorporación de las personas a la sociedad. Por un lado, aduciendo carencias económicas, falencias culturales ó distancias geográficas, el estado impuso el criterio de la concentración de los niños en los establecimientos, haciendo equivaler el encierro a ideas de protección, cuidado y prolongación de los beneficios de la sociedad moderna. Por el otro, la agencia estatal superpuso la misión de construcción de la nación con la defensa de la soberanía por parte de estas escuelas dado que, bajo el propósito de evitar la emigración de las familias a centros urbanos, persiguió como objetivo el resguardo de sus fronteras. En consecuencia, valores cívicos, morales y utilitaristas condesaron los significados de la desición que logró imponer el estado. Asi, la prensa se hacía eco de estas determinaciones: “Hemos dicho ya que la estructuración de la enseñanza primaria reclama reformas fundamentales y revolucionarias. Sobre la base de los mismos conceptos y refiriéndonos a la función social de la escuela en la Patagonia consideramos urgente la creación de los internados. La importancia que su establecimiento reviste no ha sido estimada aún en sus justos quilates, salvo contadas oportunidades, puesto que las más de las veces asignósele a la iniciativa un propósito discutible y equívoco […] La enseñanza versará sobre materias fundamentales, dedicándose mayor atención a los rudimentos de la moral individual y ciudadana. Desde allí y con carácter paulatino, el niño debe adquirir la noción de su responsabilidad política en la orientación de los destinos de la nación”459. Si bien la iniciativa de la instalación de las escuelas con internado –según la prensa- fue objeto de controversias y sus intenciones generaron dudas, se planteó sin embargo como necesidad la reclusión y el manejo de los cuerpos a partir de la función simbólica de formación moral de los niños como futuro de la nación. Esta instancia de homogenización apeló a la aplicación de rutinas y organización de conductas entre otras formas de sistematicidad afianzando, de este modo, la producción de un individualismo que, a su vez, domesticó y disciplinó a los niños para poder adaptarse a un utilitarismo social. En este contexto proponemos analizar lenguajes y comportamientos en y sobre la institución escolar a fin de descifrar sus objetivos en el lenguaje y los 459 Diario EL Rivadavia. Fecha:14 de Marzo de 1944 comportamientos que caracterizaron la dinámica de funcionamiento de los internados. Desde antes de la década del '30, la política de tierras planteaba evitar la formación del latifundio. En este sentido, las autoridades nacionales acusaban al indígena de constituir un elemento de intereses foráneos porque, a consecuencia de su atavismo, actuaban como instrumento de aquellos sectores. Ana Ramos y Walter Delrio (2006) analizan cómo ante las denuncias efectuadas por las familias indígenas se iniciaban expedientes que producían información para constatar los hechos. Sus procedimientos administrativos, con el control de la información por parte de las autoridades, culminaban en la desacreditación de las demandas indígenas. La Comisión Honoraria de Reducciones de Indios, para la época, se instrumentó como un ente especializado en problemas de la población indígena. Aplicó una mirada diferencial entre los indígenas del norte y sur del país. Buscó sedentarizar al indígena del norte y transformarlo en clase trabajadora. Sostenía que los indígenas del sur se inclinaban al sedentarismo, aunque no estaban estabilizados porque la tenencia precaria los exponía al despojo. También, esta agencia se defendió de las acusaciones de sectores privados que deseaban más libertad en el manejo de contingentes de trabajadores. Estos procuraban la invisibilización y estigmatización del indígena para correr alambres. No obstante, teniendo presente la situación antes mencionada, vio a los indígenas como seres inferiores, menores de edad y necesitados de la tutela del estado. (Delrio, 2005:261). Se viabilizó como alternativa de las expropiaciones de lotes, a través de la Comisión Honoraria de Reducciones de Indios, designar interlocutores para la comunicación con los grupos indígenas. En efecto, manifestó en la memoria de 1932, que elegiría “indios puros” que se dedicarían a recorrer el sur del país. Posteriormente esta comisión elaboró un informe en que solicitó a las autoridades que se contemple la situación de los aborígenes en tierras fiscales y se los eximiera del pago de derecho de pastajes. En consecuencia, la Dirección de Tierras mencionó que era ése un beneficio para indígenas argentinos y a las agrupaciones se les aplicaría el decreto Nº 76.904, del 1 de Mayo de 1916, por el que se autorizaba a la Dirección de Tierras para condonar, en caso de insolvencia, los cargos en concepto de derecho de ocupación de los “aborígenes argentinos”. (Delrio, 2005: 263). Aunque posteriormente, en 1936, se autorizó por decreto a condonar deudas en concepto de derechos por ocupación de lotes. Con estas medidas, en un contexto de invisibilización, se favorecía a indígenas dispersos y no a las tribus. Entre tanto –menciona Delrio - en la región aumentó la expropiación de tierras por el incumplimiento del pago de pastajes y los sistemas de endeudamiento. Por la derogación de la Ley del Hogar se produjo la instalación de pequeños y medianos comerciantes que, por el mecanismo de la prenda agraria, endeudaron a los indígenas y corrieron alambrados. Gendarmería, la policía y el Juez de Paz fueron sindicados como los colaboradores o cómplices en los desenlaces de la expropiación de la tierra. Sumado a esto, las políticas nacionales erosionaron y cuestionaron el rol de los representantes comunitarios que gestionaban sus respectivos reclamos. En consecuencia, las familias se vieron obligadas a migrar del hogar en búsqueda de trabajo para complementar su economía. Al impacto de la crisis, se le sumó la sobreexplotación de las tierras y su imposibilidad de absorber la nueva fuerza de trabajo. Por su parte, las autoridades describían a los indígenas viviendo en un estado avanzado de desnutrición, los acusaban de merodeo y cuatrerismo. El internado como práctica de disciplinamiento social. La modalidad de formación que el Poder Ejecutivo entendió se debía aplicar con los niños indígenas en los internados se hace evidente a través del Decreto 6216/44, el cual apareció en una publicación periodística460. Brevemente analizamos este conjunto de prescripciones destinadas a la atención de la salud de los alumnos, a partir del aporte de Michel Foucault (1992) para el análisis de las sociedades disciplinarias. En tal sentido, la incorporación de estos establecimientos a la esfera de la Dirección Nacional de Salud Pública y Asistencia Social circunscribió el lenguaje y los comportamientos seleccionados para cumplir los objetivos biopolíticos de saneamiento y normalización de los niños indígenas en estas instituciones. Los procedimientos vinculados a la vigilancia de la salud y su asistencia a partir del control de la conducta de los internos formó parte de un conjunto de instrucciones que médicos y enfermeros residentes en los internados debieron cumplir y hacer cumplir, como las disposiciones establecidas por las leyes de vacunación antivariólica y antidiftérica y toda otra indicación profiláctica que dispusiera la Dirección mencionada (Art.5º). Estas disposiciones comprendieron tanto procedimientos de prevención, como de sofocación de diversas patologías -considerando por éstas ciertas conductas vistas como disfunciones biológicas- que presentaran los niños. Dichos agentes actuaron a partir de, al tiempo que inculcaban, una serie de reglas conducentes a la adquisición de determinados hábitos, como obligar a que todos los internos se bañen por lo menos 3 veces por semana. (Art. 19ª). La disposición de espacios destinados a actividades precisas, en tiempos puntuales, permitió un riguroso cumplimiento, planificando acciones al detalle en el control del tiempo y espacio, para hacer eficaces las actividades destinadas al consultorio, la enfermería, los baños ó la sala de internación. Así esta sección del Internado asumió su propia dinámica y tuvo un carácter definido, convocando personas que cumplieron funciones para usar/producir saberes específicos a fin de lograr el orden y cohesión del internado como un todo. En tanto engranaje de la máquina escolar, esta dimensión institucional se especializó en articular una capacidad específica –la de sanear-, aplicando una forma de comunicación puntual –el discurso médico- y un poder específico -para reglamentar conductas-. Estas tres dimensiones aparecen entrelazadas en el decreto estatal para convertir a los niños en futuros ciudadanos de la nación. A través del reglamento sanitario, el Internado apareció como un vasto sistema de control que se ejerció sobre los niños. Se encadenó de modo jerárquico a todos los actores sociales desde una lógica horizontal de intervención del espacio cuya distribución panóptica permitía la vigilancia de las aulas, dormitorios, baños, sala de juegos. Así mismo, se aplicó una lógica vertical que, atravesando distintas posiciones, hizo descansar parte de su objetivo general en diferentes funciones destinadas a cada uno de sus responsables. Este control establecía: “Los internos tendrán un mínimo de horas destinadas al sueño, recreación, juegos y ejercicios físicos que se determinan a continuación: 460 Diario El Rivadavia: Fecha 25 de Agosto de 1944. niños menores de 10 años, 10 horas de sueño….” (Art. 20º). Estas medidas presuponían reorientar la ausencia de horarios, hábitos, rutinas-comportamientos todos que, atribuidos a la negligencia familiar, se consideraban marginales a la vida social. La meticulosidad del Internado se vinculó con las concepciones que la sociedad tenía de los indígenas como portadores de conductas inmutables: “cercado por su propia manera de ser, reducido a la mínima expresión como criatura humana, no es extraño que el indio acuciado, por el espíritu de conservación, apele al único recurso para sobrevivir: el robo. El robo se ha convertido asi, hasta en la ley natural para el indígena y, para el que detenga a observarle, anotará que hasta en los niños indígenas se nota una propección marcada a apoderarse de lo ageno”461. Tales apreciaciones construían una realidad social, describiendo un contexto de vida que, en última instancia, dependió de determinados (pre) juicios de valor efectuados sobre las familias indígenas. La sociedad explicó el funcionamiento de la realidad indígena como inmodificable porque presupuso que ellos actuaban a través de conductas innatas. En consecuencia, se convirtió al núcleo familiar en elemento inútil para producir niños sanos, obedientes, racionales. Por este mecanismo se les asignó a las familias determinados atributos, lo que habilitó al resto de la sociedad a identificarlas como grupos problemáticos y necesitados de normalización. Posicionadas las familias indígenas como enemigas de la comunidad imaginada de la nación (Briones, 1998), se las definió como una entidad opuesta y resistente a la higiene, el orden y la obediencia que exigía un sistema de explotación laboral. Concebidas como portadoras de determinados hábitos y costumbres - junto a la ausencia de otros- se las concibió como entes improductivos e inertes. En la medida en que el hogar transmitía formas de vida propias, se consideró que enfermaba al tejido social. Frente al orden del internado, las dinámicas familiares quedaban al margen, en tanto se superponían, separaban y recreaban modos de socialización alternativos. Por esto, se las configuró como el enemigo interno de la sociedad, del Internado y del propio niño indígena. En efecto, ante "la perturbación social" endilgada a la vida comunitaria, el estado destinó médicos y enfermeros para cumplir programas y sugerir planes de intervención, que inculcaran en los niños horarios, tareas, conductas a través de la planificación de las comidas, vacunas, el disciplinamiento tanto de tiempos de descanso, como de recreación o pautas de higiene. La aplicación de estas medidas se justificaba como reparación de falencias en la educación del hogar y, al mismo tiempo, anticipaba la dislocación del vínculo familiar. El justificativo del estado fue inocular vínculos amenazantes a los que estaban expuestos los niños, lo que se tradujo en los efectos de un proceso de homogenización social. Aún ante el exilio familiar y el aislamiento los niños continuaron posicionados como factor inapropiado e incorregible frente al colectivo más amplio de la comunidad nacional, en la medida en que el 461 El Rivadavia. Fecha 30 de Enero de 1943 internado se pobló solo de niños indígenas. En esta dirección, es que también se evitaría que las familias emigraran a los centros urbanos. El régimen del internado impartió en los niños ritmos de vida diferenciados de acuerdo a su edad. Por ejemplo, “Los varones internos menores de 6 años se levantaban no antes de las 7 horas en verano y 7:30 en invierno; los mayores de 6 años no antes de las 6:30 horas en verano y 7 horas en invierno”. (Art. 17º). Esta diferenciación fragmentante de la comunidad de los internos se reprodujo en otras instancias mediante actividades, rutinas ó controles. Esto es, se superponían subdivisiones y reticulaba cada instancia de la vida según sexo, edad, estación del año ó tarea. Estas formas de distribución del espacio y del tiempo, además de facilitar la vigilancia creaban espacios útiles. En efecto, organizaban espacios de aprendizajes pero también de control de cuerpos e individualización de enfermedades desde donde se ejercía control también hacia las familias y hogares de los niños. Con estas medidas la escuela garantizaba transformar a los niños en sujetos productivos, competitivos y autosuficientes económicamente. A fin de facilitar la obtención de información necesaria para perfeccionar el control, se confeccionaban fichas sanitarias individuales por niño, completando su seguimiento cada 6 meses. Según el decreto citado, estos datos apuntaban a colaborar con los profesores en su vigilancia psico-pedagógica. Este saber acumulado cumplió la misión de hacer inteligible al niño en tanto objeto de reforma, sumisión y uso. El cuerpo enajenado de los niños pasó a ser parte de dispositivos médicos que preveían e impusieron movimientos, actitudes, valores y comportamientos. En los talleres realizados en la Comunidad Vuelta del Río, en el verano del año 2011, se reflexionó sobre las consecuencias que habían dejado las experiencias de internación. Amalia aseveró cómo en la escuela “nos olvidamos de donde venimos”. En consecuencia, se analizó que esa institución operó sobre las producción de memoria social comunitaria limitando y condicionando la producción de sentidos de pertenencia, por esto Nilda afirmó que “la escuela desvalorizó y prohibió le lengua y la cultura”. Los asistentes al taller evaluaron el proceso de escolarización como pérdida y silenciamiento de prácticas culturales al explicitar que “no nos ha quedado otra que ir a la escuela, pero nos ha hecho renegar de nuestra propia historia”. En síntesis, se analizaron los impedimentos para expresarse, la imposición de lealtades al estado- nación y su historia y cómo se desacreditó los accesos a la transmisión del pasado comunitario y otras prácticas culturales. El modelo de disciplinamiento que se implementó en el Internado prescribió las funciones de cada persona y el camino para conseguirlo. Se asentó sobre la base de un poder que separó a los niños indígenas del resto de la sociedad para, paradójicamente, garantizar su incorporación a ella. Bajo el supuesto de formar una comunidad pura y homogénea, los niños indígenas debían ser recluidos y sus vínculos familiares cortados y estigmatizados. Al mismo tiempo, en tanto este orden se instaló como respuesta necesaria, construyó su positividad argumentando que ponía en igualdad al indígena con el resto de la sociedad y al Internado como el espacio que garantizaba y resguardaba ese supuesto. En conclusión, la práctica de internación se postuló como un bien que alcanzaba a todos, de ahí que se haya naturalizado el encierro en tanto tiempo invertido en la construcción del futuro nacional. El internado como espacio de circulación social. El Internado guardó una lógica de organización del espacio que impuso a los niños modos de movilidad, actividades, horarios, trayectorias de vida dentro de un esquema gradual con formas específicas de habitarlo. Diferenciando a los niños por su cultura los encerró para homogenizarlos a la nación. La circulación por las aulas, habitaciones, la enfermería, los baños, el patio los territorializó a ritmos de producción de eficiencia de los proyectos pedagógicos. Al someterlos a prácticas y controles sanitarios se los posicionó asimétricamente como sujetos a modificar. En síntesis, dispuso a través de su organización espacial maneras de existir y significar la existencia de los niños, violentando las experiencias subjetivas con la que llegaban al lugar. Retomando los planteos de Grossberg (1996), buscamos en este apartado identificar en las narrativas de las familias de la Comunidad Vuelta del Río formas de circular por ese espacio, así como tiempos habilitados para actuar, junto a acciones que establecieron en el internado, más allá de que ese espacio estuvo estructurado por determinadas dinámicas de funcionamiento. En efecto, se desprende de los relatos que lograron recrear momentos y lugares en el encierro y, con ellos, articularon y produjeron efectos que contradecían y desplazaban los condicionamientos del sistema de internado. En estas narrativas remiten a vínculos afectivos, actividades grupales y significaciones colectivas que unían sus identificaciones y pertenencias con la trama de relaciones familiares provenientes del seno del hogar. Los accesos al conocimiento y la reglamentación de las conductas infantiles estaban determinados por los lugares desde, y por los cuales, los internos experimentaron esa realidad. Ellos por lo corriente actuaron para y desde una geografía de vínculos y afectos localizada fuera de los muros del Internado. Los vínculos y relaciones afectivas que conformaron su subjetividad estaban depositados en lugares de apego desde los cuales experimentaron el disciplinamiento y la domesticación escolar. Fueron los espacios de la intimidad familiar y las geografías propias y cotidianas de sus vínculos, su entorno y actividades, los que se recreaban a través de los juegos y se superponían al orden establecido. Con sus acciones, los niños remitieron a tareas, momentos de vida familiar o los roles asumidos dentro ella. Ellas tenían sus propias lógicas de sentidos con ámbitos, valores, dinamismos y creencias comunitarias. Estas instancias habilitadas por los niños les permitieron sostener conexiones con sus sentidos de pertenencia. En la Comunidad Vuelta del Río –Chubut-, Doña Segunda nos contaba cómo los maestros los castigaban, porque cuando ingresó a la escuela ellos hablaban en mapuzungun. Aún cuando sus padres les habían advertido de las sanciones esperables por hacerlo, ésta era su lengua diaria. La audiencia atenta que fue parte del relato de Segunda fue interactuando con ella y contando sus propias experiencias. Sus hijos contaban de cómo entre los niños jugaban a bolearse entre ellos, y que esas conductas eran sindicadas como comportamientos regresivos. Los niños que todavía asisten al internado nos contaron los diálogos con los compañeros esperando una salida del internado para el encuentro familiar. Estas acciones permiten, dentro del tiempo y el espacio del encierro, instituir acciones, momentos y espacios donde se construyen vínculos familiares y significados de las trayectorias escolares. A estas instancias remitían las experiencias de Marcelo, quien nos contó que con los varones hacían marcaciones, pialaban, hacían fiestas cuando iban a la escuela. A través de estas contadas, también podemos interpretar que cuando los docentes les transmitían a sus alumnos que eran apáticos, taciturnos, que tenían dificultades de adaptación ó problemas de aprendizaje, o cuando les replicaban a nuestros interlocutores que su contexto y entorno familiar operaba como un obstáculo para sí mismos, se iba poniendo en evidencia que la subjetividad de los niños circuló por otros espacios de significados, deseos, experiencias, normas de socialización o valores que atravesaron el espacio del internado para oponerse, superponerse, encogerse o extenderse en él. Este era un espacio en el que se movía una red de relaciones infantiles. Prepararse para esperar a los padres que iban a buscarlos para llevarlos al hogar implicó para los niños actualizar los sentimientos de apego a ceremonias que se practicaban en la comunidad, a los afectos que los unían a la trama de vínculos que se articulaban en torno a señaladas, visitas, los viajes ó recorridas cuidando los animales cuando acompañaban a sus mayores. Dichas actividades formaban parte de prácticas que articulaban una intensidad de vínculos, valores y prioridades propias. Estos momentos pautaron muchas de las direcciones que dentro del internado tomó la trayectoria escolar de los niños. Constituyeron paradas, moradas de apego, donde los niños efectuaron inversiones afectivas porque mantenían relaciones activas con su hogar. En el homogéneo y reticulado espacio del estado nación que conformaron los Internados, las instancias de agencia que los sujetos lograron articular fueron entramadas desde su posición de alumnos pero intercalando otras posiciones provenientes del ámbito de su comunidad de pertenencia colectiva. Al mismo tiempo, las prácticas que se propiciaron en el internado dejaron como efecto entre los alumnos la producción de significados de autoridad, representaciones de orden y de sí mismo. No todas estas nociones producidas asumen significados equivalentes; tampoco indican espacios en constante confrontación, ni se solidifican en el discurso. Antes bien, son empleadas en función de los contextos presentes de interacciones cotidianas, definiendo el presente de las relaciones sociales y formando parte de consignas para cambiar la realidad. La separación de los padres de al lado de sus hijos buscó destruir el orden de familia y reconstruir un orden cívico de individualidades para los niños indígenas. El internado atribuyó valores desiguales a cada uno de estos órdenes y enfatizó esas desigualdades como diferencias irreconciliables; sin embargo, las identificaciones subjetivas y sentidos de pertenencia de los niños remitieron en la vida cotidiana al hogar. En juegos, dibujos, estados de ánimo ó actitudes contestaron el mensaje de invisibilización, silenciamiento, olvido y borramiento de sus trayectorias de vida que les propuso el Internado. Por un lado, el orden imperante en la lógica que organizó la estructura del internado y el contexto histórico específico de los niños y sus familias no estuvo exento de tensiones. Por el otro, ambas instancias de estos procesos sociales tuvieron efectos múltiples y contradictorios, tanto en el plano del Internado como en el seno de las familias indígenas. En consecuencia, todavía hoy numerosos niños parten desde la Comunidad Vuelta del Río hacia escuelas con Internado, mientras sus padres se reúnen para hablar del desarraigo comunitario que este sistema provoca a la comunidad y sueñan con proyectos como el de hacer una escuela diferente. Los silencios y olvidos del Internado y las memorias indígenas. Los enfoques que investigan sobre la producción de memorias en contextos de encierro parten de algunas hipótesis que colocan en primer plano la sobredeterminación de las articulaciones hegemónicas sobre las que descansan las prácticas de reclusión en una sociedad. En ellos las memorias describen mecanismos de represión, sometimiento, intromisión ó supervivencia. En estas miradas, se entiende que la memoria opera como una prolongación del pasado en el presente, donde quien recuerda reproduce un contexto social de orden binario; así la memoria conserva y fija la reproducción de sentidos sobre esas experiencias sociales (Carnovale, 2006). Otros investigadores que se han interesado por la función que cumple la memoria en grupos que fueron sometidos a experiencias de opresión, en sus argumentos ponen en suspenso la subjetividad personal, para explicitar la desintegración del sujeto, la pérdida de su identidad y el quiebre de la conciencia de sí. Parten de concebir a la persona como un ser racional y coherente donde el encierro supone tanto una situación de anormalidad psicológica, como cierta dificultad para la adaptación social. En tanto, la memoria conformaría un medio y un fin para sanar heridas, superar el pasado ó liberarse de él. Restablecer la relación entre memoria e identidad les permitiría a las personas re-ajustarse al tejido social (Candau, 2001). Los aportes anteriores retoman conceptos de Ricoeur (1990), quien considera que la memoria constituye una huella ó marca que deja el pasado en el presente de las personas. Estas huellas son las que las personas reacomodarían en las narraciones de sí y que, en ese proceso, tenderían hacia la coherencia interna a partir de objetivar en el presente aquello que impide poner en orden el mundo interior de las personas y la sociedad. Lo anterior operaría como una condición para que el individuo construya una identidad personal caracterizada por la estabilidad y la continuidad de si mismo. En relación con aquellas concepciones de memoria, los olvidos y silencios son equivalentes. Ambos se asumen como ausencias ó vacíos de información sobre las experiencias de encierro. De esta forma, el olvido es la contra cara de la memoria, por lo que todo olvido sería el resultado implícito y explícito de un trabajo de memoria. En consecuencia los olvidos también terminan explicándose como efecto de imposiciones en el ejercicio de un orden social dominante. Otros autores, identifican que los olvidos y los silencios dependen, y son continuidad, del funcionamiento de determinado contexto social que los hace posibles, que los genera y sostiene. Entonces conciben que las personas actúan en respuesta a los estímulos del medio. Como el medio es el que impone el silencio, las personas, entonces, responden con un distanciamiento de la sociedad y un encierro en sí mismos (Jelin, 2006). En relación con los planteos expuestos, nuestro análisis parte de la perspectiva de autores (Löwy, 2005) que retoman el enfoque de Walter Benjamin para conceptuar procesos de memoria. Estos consideran como punto de partida criticar y desplazarse de las visiones teleológicas ó deterministas en el análisis del pasado y, en su lugar, conciben al proceso histórico como instancia abierta a un campo de posibilidades. Consideran que es desde el presente que se hacen determinadas aperturas del pasado. Entonces, el pasado no subyace incólume sino que se presenta como un conjunto de opciones viables que se configuran desde la posición de quién apela al mismo. En consecuencia, cuando el presente abre el pasado lo hace, al mismo tiempo, en relación a futuros posibles que se interpretan como oportunidades para el devenir. Cuando la gente narró sus experiencias en la escuela con internado iban precisando, en ese proceso, las características de la escuela que querían y, al mismo tiempo, una disparidad de sentidos en torno su proceso de escolarización. Esta permaneció enfrentada a la comunidad porque los “chicos cuando salían de la casa volvían distintos y sus comportamientos con la familia cambiaban. La escuela les hacía olvidar de dónde venían y así los desvalorizó”. Estas circunstancias se ponen en discusión porque la familias aseveran que “nosotros en todas las edades y de todas la maneras aprendemos, nosotros aprendemos juntos, nuestro conocimiento es circular, en cambio, en la escuela te ponían uno detrás del otro”. Se pone en controversia aquella insistencia de la escuela por los olvidos y los silencios y se recrean con ellos otros sentidos posibles para la educación. Estos otros sentidos se condensan en la necesidad de “seguir siendo mapuches, preparándose para enfrentar lo que viene con proyectos para que la comunidad salga adelante”. Mientras el proyecto de educación estatal representa valores de competitividad, individualismo y aislamiento, estas familias expresan que “los ancianos tienen ricos conocimientos que deben transmitir a los jóvenes para mejorar la calidad de vida de las familias en el lugar”. En consecuencia ahora se trata de pensar una escuela que respete los tiempos de la gente, tras lo cual Doña Segunda expresaba: “Uno va a la escuela y le preguntan algo, uno no dice nada, no lo explica porque no lo sabe y nos toman como ignorantes a nosotros. Y no, no es así. Muchas veces ellos hablan de una manera y capaz no hace entender. Si uno le entiende lo que ellos hablan le responde lo que es. Eso es lo que pasa. De trabajo claro que sabemos”. (Segunda. H.) Las memorias familiares surgen del diálogo con proyectos enfrentados que van conformando una heterogeneidad de sentidos con respecto a diversas concepciones de educación y ponen en evidencia cómo se fue encauzando el proceso de homogenización cultural. A la par, se concibe una alternativa de cambio para la realidad que enfrentan los niños que en el presente asisten a las escuelas con internados radicadas en centros urbanos como Esquel, Cholila ó Trevelin. Surge así la necesidad de una escuela alternativa porque quedan memorias como las que contaba Doña Segunda cuando decía que “en la escuela se ha sufrido mucho”. Uno de los jóvenes que pasó por un internado explicó: “Y vamos a decir con una realidad que en el pueblo es tan encerrado el ambiente, vamos a decir, que el chico que viene de origen del campo no puede ver. Como que el chico entra en un sistema de arrebato. Se arrebata el chico y no termina siendo nada” (Roberto. T). Las experiencias de trayectorias por los Internados parten de una voz y de un pensamiento pero, simultáneamente, replican en ellas una multiplicidad de voces, actores sociales, vínculos que van definiendo situaciones de interacción que permiten analizar cómo el proyecto de la Escuela con Internado era recibido en la práctica, con qué prácticas y valores se lo asociaba. En los relatos, el Internado emerge como un discurso tensionante para la subjetividad de las personas, y sus prácticas entran en contradicción con la justificación de sus propios discursos. Esta contradicción se evidencia cuando los padres de Roberto llegaban a la escuela. Él hace unos años que dejó el internado y así recuerda esas experiencias: “Sí que se puede [Levantar una escuela]. Se