Bogotá, 7 de julio de 2016 Doctor JUAN MANUEL GUERRERO JIMÉNEZ Decano Facultad de Contaduría Pública Universidad Externado de Colombia Ciudad Referencia: comentarios a su comunicación 287-16, relativos al anteproyecto de ley estatutaria de Convergencia contable II Distinguido doctor Guerrero: Acusamos recibo de su comunicación, la cual agradecemos y apreciamos por sus valiosos comentarios. Estos nos permiten afinar nuestra iniciativa legislativa; no obstante, nos gustaría hacerle algunas precisiones: Dice usted lo siguiente: 1) El anteproyecto plantea establecer dos categorías de contadores públicos: el contador profesional y el contador privado (artículo 1º). Consideramos que no debe haber categoría de contadores públicos, solo una, como el profesional al que se le deberá exigir algunas acreditaciones dependiendo el área de desempeño que escoja. Nuestra opinión: Lo que los contadores públicos debemos entender es que el ejercicio contable en Colombia cambió, y lo hizo rotundamente, con el desarrollo de la Ley 1314 de 2009. En este caso, lo que hacemos es acogernos a las directrices de la comunidad internacional en cuanto a la importancia de elevar las exigencias para que un profesional de la contaduría pueda dar fe pública. Sin embargo, estaríamos dispuestos a dejar en nuestro anteproyecto la denominación de contador profesional, como lo recomienda la Federación Internacional de Contadores, con las exigencias nuestras allí consignadas, para aquel profesional contable que pretenda certificar, dictaminar o dar fe pública sobre actos de comercio. 2) La propuesta de establecer la certificación profesional parece bien intencionada, pero el anteproyecto no indica o no está claro para quien lo lea. ¿Cuál entidad y bajo cuáles criterios hará este proceso de certificación? (artículo 2º). Nuestra opinión: Nuestro anteproyecto es claro: para poder certificar, dictaminar o dar fe pública o ejercer la profesión contable en actividades propias del artículo 13 o de la Ley 43 de 1990, se debe cumplir con las exigencias de nuestro anteproyecto y una de ellas es la certificación de los estándares a que el país está convergiendo conforme a la exigencia de la Ley 1314 de 2009. El propósito de nuestra iniciativa legislativa es validar los esfuerzos que, por puro sentido común, durante más de sesenta años ha ido consolidando la profesión contable. Pretendemos que estos esfuerzos se articulen en una gran institución de cobertura nacional, que pretendemos sea el Colegio Profesional de Contadores Públicos de Colombia, conforme a la propuesta de estatutos que tenemos a consideración de la comunidad contable en la página www.cpcpcolombia.org. Sabedores de la importante trayectoria que tiene su universidad en la formación de contadores públicos, nos ayudaría mucho en nuestra iniciativa que, desde la decanatura que usted lidera, se convocara a sus exalumnos, los cuales, no dudamos, sobrepasan los mil, para que se reactive la asociación de egresados. Nuestra invitación es a que esta forme parte de aquella institución a la cual procuraremos que el Estado colombiano le entregue las funciones a que se refiere nuestro anteproyecto. Pretendemos generar una gran competencia entre las asociaciones de contadores de las universidades, al premiar cada año a la que mejor servicio les brinde a sus asociados. No dudamos que esto le dará una nueva y valiosa dinámica a la profesión de la contaduría pública como grupo en nuestro país. Con la claridad que nos asiste, el Colegio Profesional debe surgir de una iniciativa privada. El suscrito únicamente es un facilitador para impulsar esta iniciativa; lo que sí pretendemos, con este propósito de fortalecer el ejercicio de asociatividad de la comunidad contable colombiana, es estregarle unas funciones públicas conforme al artículo 26 de la Constitución nacional, según el cual “…las profesiones legalmente reconocidas pueden organizarse en colegios. La estructura interna y el funcionamiento de éstos deberán ser democráticos. La ley podrá asignarles funciones públicas y establecer los debidos controles”. 3) Estamos de acuerdo con la acreditación profesional para ejercer en algunos roles de la profesión, y con la recertificación periódica para continuar en el ejercicio (artículo 3º), pero consideramos que para el caso de la revisoría fiscal, por ejemplo, se debería estructurar los requerimientos mediante acreditación tanto de tipo académica como experiencia especifica. Nuestra opinión: Nuestro anteproyecto es muy claro: para certificar, dictaminar y dar fe pública sobre actos de comercio, el contador profesional se debe someter a un examen cada tres años, que, fundamentalmente, se debe hacer de acuerdo con los estándares internacionales, tanto de información financiera como de aseguramiento, además de la exigencia de la acreditación de una educación profesional continua. También ayudará en la cualificación de la profesión contable la exigencia que hacemos a las firmas de contadores, para que se certifiquen en el cumplimiento de los estándares de calidad, conforme a los estándares internacionales según lo reglamente el Gobierno nacional. 4) No es clara la intención detrás de entregarle a un ente privado “…de reconocido prestigio…..” (artículo 12) las funciones de registro, inspección y vigilancia, que hoy está realizando la Junta Central de Contadores. En ninguna aparte de la exposición de motivos ni del anteproyecto mismo se establece ¿Quién y con cuales criterios seleccionaría a ese ente privado? Nuestra opinión: La profesión de la contaduría pública se administra hoy, cuando somos como mínimo cien mil profesionales en ejercicio, como se hacía hace sesenta años, cuando sólo eran tres o cuatro mil contadores. Lo que pretendemos con nuestro anteproyecto es darle unas funciones públicas al grupo organizado; buscamos que esté integrado por todas las instituciones que por más de sesenta años han representado a los contadores públicos como grupo y las asociaciones que se conformen con más de mil egresados. Esta es la razón por la cual desde el Congreso de la República invitamos a las asociaciones de contadores de las universidades y a las agremiaciones consolidadas para que se articulen en una institución de amplia cobertura nacional. La propuesta de estatutos para esta agremiación puede consultarse en la página www.cpcpcolombia.org que fue habilitada de manera exclusiva para divulgar nuestro anteproyecto. Los contadores públicos no han podido entender lo que podrían hacer por la profesión y por el país, si se logran organizar como grupo. La intención de entregarle estas funciones públicas al grupo organizado, como es el Colegio Profesional, conforme a los estatutos referidos, es empoderarlo, por el Estado, y darle unos incentivos para que opere como tal. Los cien mil contadores públicos que hoy ejercen su profesión en nuestro país, de los cuales la Junta Central de Contadores administra su registro, constituyen un gigante dormido, que es administrado por esta unidad administrativa de carácter público. Si le entregamos esta fuerza gremial a un ente privado, que esté anclado en las asociaciones de contadores de las universidades, no dudamos que la historia de la profesión contable en Colombia será muy distinta. 5) Consideramos que la profesión debe propender por la autorregulación, pero entendemos que en la actualidad no están dadas las condiciones para ello, esa es una etapa a la que se debe llegar con el concurso de los diferentes estamentos que inciden en la profesión, entre los cuales cuenta la academia, las agremiaciones de la profesión y el mismo Estado, sustentados en estudios y en acuerdos que privilegien el interés común sobre el individual o privado. Nuestra opinión: Con la claridad que nos asiste, un grupo se maneja a partir de acuerdos. Fue una decisión afortunada de nuestro país que el ejercicio de convergencia contable estuviera avalado por una ley como lo es la 1314 de 2009 y también pensamos que es muy positivo que todo este proceso de estandarización contable esté formalizado por decretos reglamentarios. Esto le da mayor consistencia y seriedad al proceso; por lo tanto, consideramos que es la ruta que debe seguirse en este sentido. Cuando una normatividad –como los estándares de información financiera y su aseguramiento, que procuran el bien común– se convierte en obligatoria, le corresponde al Estado velar por su uso y manejo trasparente. Por esta razón pensamos que el Consejo Técnico de la Contaduría Pública, como ente normalizador y asesor del Gobierno Nacional en la emisión de los estándares, debe ser público y sus dignatarios han de tener las calidades que plantea nuestro anteproyecto. 6) La integración de las entidades de la profesión, Consejo Técnico de la Contaduría Pública y Tribunal Disciplinarios, que propone el anteproyecto (artículo 13), parece no tener fundamento distinto al de conformar un nuevo y único ente oficial de la profesión, puesto que no plantea por ejemplo, la reorganización del Tribunal Disciplinario, y además le quita la función de registro, inspección y vigilancia a la Junta Central de Contadores para entregárselas a un tercero, aún no definido. Sobre esta integración: no hay claridad en el proyecto ni en la exposición de motivos sobre las motivaciones para integrar al CTCP y al Tribunal Disciplinario. No es clara la estructura con la que se manejará temas de tipo administrativo, contractual y financiero, entre otros, de la nueva entidad que se propone crear. Nuestra opinión: Eso es exactamente lo que no pretendemos hacer, crearle más burocracia al Estado. Lo que deseamos es que, con la infraestructura administrativa que en la actualidad tiene la Unidad Administrativa Especial de la Junta Central de Contadores, se cree la Unidad Administrativa Especial de la Contaduría Pública, en la cual se integrarían el Tribunal Disciplinario y el Consejo Técnico. La razón por la cual en nuestro anteproyecto no hemos querido definir la composición del Tribunal Disciplinario es porque pretendemos dejarle esta atribución al Gobierno nacional. No obstante, le contamos que actualmente adelantamos unas mesas de trabajo con el Ministerio de Comercio Industria y Turismo. Con esta entidad deseamos concertar primero nuestra iniciativa, antes de ponerla a estudio del honorable Congreso de la Republica, con el propósito de que, si es voluntad del Gobierno nacional que propongamos una estructura para el Tribunal Disciplinario desde la ley, así será. 7) Finalmente, observamos que la exposición de motivos del anteproyecto comentado, está conformado en su mayor parte por la transcripción de aportes del informe ROSC Colombia preparado en julio de 2003, y de un anteproyecto de ley presentado recientemente en el Congreso Mexicano. Consideramos que si bien dicho informe ROSC identificó varias no conformidades que aún hoy no han sido resueltas, y que países como México en su marco normativo de la profesión contable tienen algunas similitudes al caso colombiano, consideramos que no son los más pertinentes para argumentar un anteproyecto de tanta importancia para la profesión en Colombia. Nuestra opinión: Efectivamente, con nuestro anteproyecto se pretende subsanar algunas de las falencias detectadas por la Comisión del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que en el año 2003 visitó nuestro país y que consolidó lo que se conoce como el Informe ROSC. También creemos que, si deseamos acoger parte de sus propuestas que en su momento hicieron, es apenas lógico que las mencionemos en nuestra exposición de motivos. Respecto a la transcripción que hacemos en nuestra exposición de motivos de los argumentos que los colegas mexicanos presentan para proponer la afiliación obligatoria a un colegio profesional y también la certificación obligatoria, encontramos perfectamente aplicables a nuestro país los elementos que ellos tienen en cuenta para soportar esta iniciativa, que son, entre otros: a. b. c. d. e. Disparidad académica de los estudios superiores Necesidad de certificación de conocimientos Necesidad de control en el desempeño ético Falta de participación activa de los profesionistas en actividades del Estado Necesidad de mayor representatividad de las profesiones y sus miembros para promover mejores condiciones de ejercicio profesional Debe señalarse que México, por muchos años, ha sido un ejemplo organizativo de la profesión contable para toda Latinoamérica. Igualmente, debe aclararse que únicamente se trata de copiar lo bueno, por cuanto no compartimos la iniciativa de los colegas mexicanos en el sentido de que el manejo disciplinario de la profesión corresponda al Colegio Profesional. Opinamos que la administración de la profesión contable debe entregarse a un colegio profesional como el que proponemos, pero pensamos que la labor disciplinaria de los contadores públicos debe permanecer en cabeza de una entidad pública. Esto garantizaría un adecuado control, por el Estado, del Colegio Profesional como administrador de unas funciones públicas. La comunidad contable mexicana está organizada en sesenta colegios que están distribuidos por todo el país y se articulan en el Instituto Mexicano de Contadores, pero todavía no es obligatoria la colegiación. En Colombia, la profesión contable organizada difícilmente aglutina tres o cuatro mil contadores, que están reunidos en cinco o seis organizaciones, las cuales no logran la interlocución con el Gobierno nacional. Con nuestro anteproyecto, el grupo organizado pasaría a tener ochenta o cien mil profesionales. Nuestro propósito es que toda universidad, que tenga más de mil egresados, pueda administrar las funciones públicas que procuraremos le entregue el Estado. Aquí lo más importante: estas asociaciones estarán articuladas en una agremiación de cobertura nacional, como pretendemos que sea el Colegio Profesional de Contadores Públicos de Colombia. Nuestra iniciativa legislativa solo pretende recoger las buenas prácticas que en otras latitudes enmarcan el ejercicio del contador público y adaptarlas a nuestro entorno, en procura siempre de poner el ejercicio de nuestra digna profesión a la altura de las mejores del mundo. Si usted analiza bien nuestra propuesta, se podrá dar cuenta que la educación profesional continua que proponemos consiste en la adaptación a nuestro país del modelo que por largos años ha manejado la comunidad contable mexicana con mucho éxito. No vemos ningún problema que, si este modelo –al que le hemos dado los respectivos créditos en nuestro anteproyecto– ha funcionado bien en ese país, lo adaptemos a nuestro medio con los debidos ajustes. Le reiteramos nuestra gratitud por el esfuerzo académico que el observatorio de su importante facultad hace para analizar nuestra iniciativa, en especial por cuanto nos permite clarificar algunos puntos que creíamos estaban muy claros en nuestro anteproyecto. Cordialmente, ÓSCAR DARÍO PÉREZ PINEDA Representante a la Cámara Copia: Doctor Mauricio Cárdenas Santamaría, Ministro de Hacienda y Crédito Publico Copia: Doctora María Claudia Lacouture, Ministra de Comercio, Industria y Turismo