“CONCIERTO EXTRAORDINARIO DE PUERTAS ABIERTAS” Organizado por la Sociedad de Conciertos de Alicante y el Teatro Principal ADOLFO GUTIÉRREZ, violonchelo LUIS FERNANDO PÉREZ, piano Martes, 4 de octubre de 2016 PROGRAMA Bach Preludio Suite nº 1 (cello) Bach Preludio en Do M (piano) Beethoven Primer movimiento, sonata Opus 69 (cello y piano) Brahms Segundo movimiento, sonata Opus 38 (cello y piano) Schumann Langsam de las 5 piezas en estilo popular (cello y piano) Chopin Polonesa brillante (cello y piano) Tchaikovsky Valse sentimentale (cello y piano) Massenet Meditación de Thais (cello y piano) Rachmaninov Tercer movimiento, sonata (cello y piano) Franck Cuarto movimiento, sonata violín (cello y piano) Shostakovich Segundo movimiento, sonata de cello (cello y piano) Piazzolla Tercer movimiento Le grand Tango (cello y piano) A PARTIR DE LA PÁGINA SIGUIENTE SE ENCUENTRAN LOS COMENTARIOS AL PROGRAMA NOTA: El próximo 4 de octubre a las ocho y cuarto tendrá lugar, con carácter gratuito, el primer Concierto de Puertas Abiertas organizado por la Sociedad de Conciertos de Alicante en colaboración con el Teatro Principal de Alicante. En un país tan aficionado a destruir sus propios iconos, es muy grato contemplar cómo, haciendo excepción, en este caso se ha seleccionado a dos jóvenes figuras españolas de talla internacional como el chelista Adolfo Gutiérrez Arenas y el pianista Luis Fernando Pérez, a quienes ya conocimos en anteriores recitales individuales, para protagonizar juntos este evento extraordinario que la Sociedad de Conciertos de Alicante, en colaboración con el Teatro Principal, su sede más común, brinda a sus socios y aficionados a la música de la ciudad. Para el presente concierto el dúo Gutiérrez Arenas y Luis Fernando Pérez ha elaborado un programa no sólo muy variado en cuanto a los autores de las piezas sino sumamente original y curioso por la rara oportunidad de escucharlas en los circuitos concertístico shabituales, por lo que debemos agradecer su esfuerzo por ofrecer un recital tan especial que, con seguridad, colmará las expectativas de todos los asistentes JOHANN SEBASTIAN BACH (Eisenach (Turingia), 1685-Leipzig, 1750) Preludio de la Suite nº1 para violonchelo A pesar de la celebridad de su obra, Johann Sebastian Bach no fue el primero en escribir para violonchelo solo, puesto que las nacientes tentativas de independencia del instrumento, se encuentran en Italia en obras de Domenico Gabrielli (1659-1690) o de Giovanni Battistadegli Antoni (nacido hacia 1660),pero es J.S. Bach quien realmente “inventa” un estilo propio para el violonchelo que arrumbará al de la dominante viola da gamba. Se desconoce, sin embargo, la fecha exacta de composición de las seis Suites para violonchelo solo BWV 1007-1012 que escribiera J.S. Bach al no existir manuscrito autógrafo de estas piezas, sino varias copias debidas a Anna Magdalena, segunda esposa del compositor, fechadas en Cöthen en torno a 1720-1721, a otras de Johann Peter Kellner, organista y amigo de Bach, y a Johann Christoph Westphall, también organista y editor de Hamburgo, aunque si es conocido quela primera edición impresa de estas Suites no apareció hasta 1825, en la casa Probstde Viena, bajo el equívoco título de “Seis sonatas o estudios para violonchelo solo”, pues es sabido que el término «estudio», ya aplicado a las sonatas y partitas para violín solo en sus primeras ediciones, era entonces libremente utilizado, tanto con fines comerciales como pedagógicos. Es aceptado ambién, por lo general, que Bach compuso estas obras para dos violonchelistas de la orquesta del a corte de Cöthen: Christian Bernard Linigke y Christian Ferdinand Abel y que el segundo, más conocido fue, verosímilmente, quien las interpretó por vez primera. Fuese o no este conjunto (BWV1007-1012) el posible “Libro Secondo” que continuase el trabajo emprendido con las BWV 1001-1006 lo cierto es que el proyecto forma parte de una misma idea de Bach basada en la potenciación al límite de las posibilidades de un instrumento de cuerda desprovisto de todo acompañamiento. Hay que tener en cuenta que el repertorio y la técnica del violonchelo se encontraban, ciertamente, en una situación muy distinta de los del violín cuando Bach acometió esta empresa, aunque cabe señalar, como ya mencionamos antes, algún precedente de partituras para el instrumento sin bajo, en especial los “Ricercari para violonchelo solo” de Domenico Gabriellia finales del siglo XVII, si bien resultan difíciles de entroncar como fuentes culturales de Bach y parece más sostenible para Basso (1987) la hipótesis de que éste adaptase al violonchelo la forma de trabajar en solitario la viola da gamba, sobre todo si las obras estaban destinadas, como parece, a alguien como Christian Ferdinand Abel, amigo del compositor y que, según los testimonios contemporáneos, dominaba tanto el chelo como la viola da gamba El preludio (4/4) de la primera suiteBWV1007 parece responder, en un principio, al carácter de estudio o ejercicio con el que muchos críticos y músicos del pasado querían identificar todas las suites como puede hacer pensar su sencillo comienzo en arpegios en semicorcheas, pero, en contra de este criterio se ha legado que unos compases de tránsito en la parte central provocan una tensión dramática que no encaja bien con lo que cabría esperar de un simple estudio. Tras estos compases se libera la tensión acumulada y el movimiento acaba, de forma brillante, con una bella ascensión cromática, que precede los pasajes finales LUDWIG VAN BEETHOVEN (Bonn,1770 - Viena,1827) Sonata para violonchelo y piano nº3 en la mayor op. 69 A partir de su trasladado de Bonn a Viena, aunque, como concertista de piano, el joven Beethoven logró, relativamente pronto, conquistar un sólido prestigio, en los círculos de la nobleza de la capital austríaca, por lo que se enfrentaba con un porvenir sin aparentes preocupaciones de subsistencia, con sus “Tres Tríos para Piano, op. 1, y las Tres Sonatas para Piano, op. 2, dedicadas a Joseph Haydn, no tardó, sin embargo, en hacerse conocer también fuera de Viena. De otra manera, tal vez no hubiera sido posible que, con solo 25 años, en 1796, ya hubiese actuado ante la Corte prusiana, en Berlín, y dedicado a su Rey titular, Federico GuillermoII, sus Dos primeras Sonatas para Violonchelo, op. 5. El soberano, sobrino de Federico el Grande, tenía auténtica pasión por la música de cámara y ya Haydn, Mozart, Boccherini y Carl Stamitz habían compuesto determinadas obras del género por encargo suyo. Asimismo era un entusiasta violonchelista que tenía en el francés Pierre Duport a un excelente profesor y solista a su cargo y precisamente, para Federico Guillermo compuso Beethoven las dos “Sonatas para clave o pianoforte con violonchelo obligado “ op.102, como se las designaba entonces; La anterior Sonata para violonchelo y piano nº3 en la mayor op. 69 tiene su fecha de composición entre 1807 y 1808 que corresponde a una etapa de madurez, extremadamente fecunda del compositor, la llamada “segunda época” de su recorrido estilístico. Dedicada al barón Ignaz von Gleicherstein , al parecer fue tocada por vez primera por Joseph Linke al violonchelo y,por el amigo de Beethoven, Carl Czerny al piano,publicándose en Leipzig por los editores Breitkopf&Härtel, en 1809. A diferencia de las dos Sonatas anteriores (op.5), la op. 69 se abre con un Allegro ma non tanto, movimiento de apertura del que Jean Witold ha dicho que “entre tantos otros primeros movimientos de Beethoven, el de esta Sonata se funde en un monólogo expresivo de la más emocionante belleza”. En él se reconocen tres temas principales. El primero, en la mayor, es abordado inmediatamente por el violonchelo al descubierto en un dolce melódico. Sobre un calderón del violonchelo tiene lugar la respuesta del piano que conduce a una pequeña cadencia; un motivo consecuente en la menor lleva modulando al segundo tema en mi bemol mayor que, enérgico, es presentado por el piano. Algunos compases en pizzicato del violonchelo preceden al enunciado de la tercera idea en mi mayor. La exposición que debe ser repetida, se cierra inmediatamente después. El desarrollo se inicia con una figura ascendente, en notas lentas sobre el bajo repetitivo del piano. Se rozan diversas tonalidades antes de la recapitulación que vuelve a traer los tres temas, pero esta vez todos en la mayor. La importante coda que sigue, se basa en el primer motivo. JOHANNES BRAHMS (Hamburgo, 1833 - Viena, 1897) Sonata nº 1 en Mi menor para violonchelo y piano Op. 38 Veintiun años separan a las dos obras compuestas por Brahms para violonchelo y piano, en las que,para la mayoría de los analistas, no alcanza las altas cotas de las escritas para violín y piano aunque el siempre crítico francés Landormy, siempre inflexible en sus juicios, comentaba en su día que “son obras fogosas, apasionadas, en las que el piano aplasta muy frecuentemente el timbre velado del chelo al que se le reclama una expresión y un vigor en ciertos registros que exceden sus capacidades”. La Sonata para violonchelo y piano op. 38, nº1que Brahms comenzó a elaborar en 1862, fue acabada en el invierno de 1865 en Karlsruhe y dedicada al doctor Josef Gänsbacher, hombre de leyes, profesor de canto, excelente violonchelista y uno de los más devotos y fieles defensores de Brahms, durante su integración en el exclusivo mundo musical vienés. La primera interpretación pública de la Sonata tuvo lugar en 1871 en Leipzig, pero fue la efectuada muchos años después, en 1885, cuando se presentó en Viena con gran éxito, lo que proporcionó a Brahms la inspiración para componer su segunda sonata para esa combinación instrumental.(en fa mayor op.99) El que, tras mil titubeos, Brahms optara en un principio por el violonchelo, muy por encima del violín, que dominaba mejor, delata su preferencia por los sonidos cálidos, densos y lustrosos que, acordes con su espíritu introvertido, constituyen la base de su mensaje poético. De algún modo, sin embargo, la decisión también evoca el decisivo precedente de Beethoven, cuyas sonatas para violonchelo, como ya dijimos más arriba,también se anticiparon a las de violín y, en cualquier caso, ambas estuvieron precedidas por destacadas obras de otros géneros. Dentro del equilibrio que logra Brahms entre las dos voces, es llamativo el relieve que confiere al piano dejando «cantar» al violonchelo, casi siempre, en el registro medio. Aunque originalmente esta primera sonata op.38 iba a tener cuatro movimientos consta únicamente de tres, con una escritura de gran sencillez, una lozanía y espontaneidad parejas, una notable simplicidad e idéntica inspiración melódica, por lo que no es extraño que a la sonata se le adjudicara el sobrenombre de «pastoral». Rigor arquitectónico, sobriedad y limpieza, son, en efecto, sus rasgos característicos. Excluyendo el finale, fragmento cuyo perfil estructural resulta decididamente te peculiar, los otros dos tiempos son de una gravedad oprimida por una oscura capa de soledad y están marcados por el sufrimiento, expresado de forma cruda y lúcida. Los pensamientos sobre la muerte se entremezclan con valerosos, pero efímeros, desahogos y los intentos de resignación se entrecruzan con instantes de desconsolado quebranto. A la creación de esta atmósfera singular, contribuye también la elección de una escritura añeja, de ascendencia litúrgica y, sobre todo, la incisiva influencia de Bach, más viva que nunca en esta Sonata. El segundo movimiento que escucharemos en el presente concierto, Allegretto quasiminuetto (enla menor),resenta una claridad de organización similaral primero, con un inequívoco bitematismo. El tema del Allegretto,popiamente dicho, tiene mucha gracia , casi afectación con su spicato,n tanto melancólico, a partir dena célula preludio de cuatro notas. El trío centralfa sostenido menor) es cantable y de un lirismo apasionado. El motivo inicial de cuatro notas que casi toma el valor de pequeño leitmotiv, es objeto de una reprise, antes de la repetición integral del uasiminuetto. ROBERT SCHUMANN (Zwickau ,Sajonia, 1810- Endenich (cerca de Bonn), 1856) Langsam de las Cinco Piezas en estilo popular para chelo y piano op. 102 A mediados de abril de 1849, en vísperas de las famosas “barricadas de Dresde”(curioso antecedente revolucionario decimonónico del Mayo francés del 68), donde se significaría singularmente Richard Wagner, Robert Schumann, retirado en el campo y concentrado en su trabajo, compone, en dos días, los FünfStückeimVolkston (“Cinco Piezas en estilo popular”) para violonchelo y pianoop.102, acabando los cuatro primeros fragmentos el día 15 y el quinto el 17. Al año siguiente, durante su estancia en Leipzig,donde tendría lugar el estreno de su ópera Genoveva (el 25 de junio de 1850), Clara tocóantes (el 8 de Junio, cumpleños de su marido) esta op. 102, junto con el dedicatario de la obra, el violonchelista Andreas Grabau, declarándose “encantada por el frescor y la originalidad de la obra”. La partitura fue editada en septiembre de 1851 por Luckhardt en Kassel, pero el auténtico estreno no se produjo hasta el 6 de diciembre de 1859,posterior,pués a la muerte de Schumann ,durante un concierto dado también por Clara Wieck en la Gewandhausde Leipzig. Schumann, que hizo aquí dialogar por vez primera al piano y a un instrumento de cuerdas, escogió el tono íntimo de la “Hausmusik” (“Música de hogar”) de inspiración popular, siendo, sobre todo, los ritmos de danza estilizados, los que aportan el toque folclórico deseado. La tonalidad principal es una vez más, la menor, con referencias a fa mayor y re mayor en las piezas pares. Tras un primer movimiento anotado por el compositor con un epígrafe irónico como: “Vanitas vanitatum. Mit Humor” (“Vanidad de vanidades. Con humor”) sigue un segundo Langsam (“Lentamente”), una canción de cuna tierna e ingenua, en la tonalidad de fa mayor, con un episodio central contrastante, muy breve, en modo menor y una recapitulación en la que el piano aporta el contrapunto poético. FRÉDÉRIC CHOPIN (Zelazowa-Wola (cerca de Varsovia), 1810-París, 1849) Polonesa brillante para violonchelo y piano Reinvindicado a la vez por los polacos, que han hecho de él una gloria nacional y por los franceses que le consideran uno de los suyos, Frédéric Chopin, hijo biológico de un padre francés y una madre polaca, recibió, pues, desde su nacimiento, una doble carga genética, por lo que acertadamente André Gideseñala:”Si reconozco en la obra de Chopin una inspiración una raíz polaca, he de reconocer, igualmente, en este material primario, un corte y una manera francesa” Los años de juventud de Chopin,, bastante felices, por cierto, pasados en Varsovia, estuvieron esencialmente centrados en la música. A los catorce años ingresó en el Conservatorio de Varsovia, aunque en el ámbito del piano no tenía ya mucho más que aprender por lo que no sorprende que a los quince publique una primera obra (el Rondó en do menor op.1). Entre 1828 y 1829, mientras en la capital polaca era ya aclamado como el mejor pianista de la ciudad, viaja a Berlin, Viena y Praga. Sin embargo, aunque Chopin se refugia, muy pronto en el espíritu polaco, una mezcla de nostalgia y de ensueño, ni su patriotismo ni su amor temprano por la joven Constance Gladowka , fue suficiente, para retenerle en su país natal que abandona en 1830 y es en el París romántico del momento donde decide fijar definitivamente su residencia, a finales de 1831, que será el año de su consagración. Dividiendo su actividad entre la composición y la enseñanza, renuncia pronto a la carrera de virtuoso concertista de piano, para la que aparentaba estar destinado, aunque poco acorde con su temperamento. Con 26 años y ella 32 conoce a George Sand, ya famosa escritora por entonces, de talante independiente y liberal, que desdeñaba las normas del decoro al uso, iniciándose una peculiar relación sentimental prolongada, en ocasiones tormentosa. Entre 1837 y 1846, Chopin pasa los veranos en Nohant, en la casa rústica de su amante, donde escribe lo esencial de su obra, relacionándose con figuras destacadas de la cultura francesa del momento: Liszt, el pintor Delacroix, Meyerbeer, Heine, Balzac, amistades que cultivará y conservará casi toda su vida. A pesar de no haber sido nunca un gran viajero (sólo cortos desplazamientos a Alemania donde coincidió con Schumann y Mendelssohn y un breve traslado a Londres un año antes de su muerte en 1848), la vida de Chopin ha suscitado un gran número de leyendas, que le sitúan tanto dentro de la imagen desnaturalizada del músico elegante y seductor,romántico, que oscila entre los fallidos escarceos amorosos con Marie Wodzinska,,las peripecias de su unión tormentosa y su ruptura con George Sand y la fascinación del infernal y novelesco viaje en común a Mallorca, todo ello salpicado de momentos de angustia en su lucha contra la tuberculosis que le rondó, lenta e inexorablemente, hasta acabar con su vida una noche de octubre de 1849 en París, donde se celebró su funeral en la iglesia de la Madelaine, bajo los sones ceremoniosos de su Marcha Fúnebre, depositándose su cuerpo en el cementerio del Père-Lachaise de la capital francesa, mientras que, según su voluntad, su corazón era transportado a su Varsovia natal. Es difícil clasificar la obra de Chopin según un orden estrictamente cronológico a la usanza. Mientras la composición de las Mazurkascubre, por ejemplo, toda su vida, los Valses y los Nocturnos, se reparten,, más o menos, de la misma manera por lo que la presentación de su obra por “géneros”, generalmente adoptada por sus estudiosos, siguiendo simplemente las fechas de aparición, parece la más ordenada ,lógica y cómoda,. Forma primaria de la creación de Chopin, la Polonesa cubre casi toda su trayectoria, entre 1817, época de la publicación en Varsovia de una Polonesa en sol menor, y 1846, año de la composición de la Polonesa-Fantasía op. 61. Danza procesional lenta y grave, al ritmo característico de tres tiempos, generalmente repartidos sobre una corchea, dos dobles corcheas y cuatro corcheas, la Polonesa se desarrolló muy pronto fuera de su país de origen encontrando su lugar en los siglos XVII y XVIII , en la suite instrumental y en la suite de laúd, utilizándola músicos como Bach, Haendel, Couperin o Mozart. A comienzos del siglo XIX, bajo la pluma de autores polacos (Michael Kléophas, Oginski o KarolLipinski por ejemplo), la polonesa toma la forma de una marcha pomposa, viril y, alguna vez, enérgica. Carl Maria von Weber (1786-1826) le da un esplendor nuevo, acentuando su ritmo, enriqueciendo su melodía y variando su coloración armónica. Pero como señala Liszt, Chopin sobrepasa a Weber en la fuerza y el idealismo y “por su toque más emocionante y sus nuevos procedimientos de armonía”, añadiendo que” lasPolonesas de Chopin, alternativamente trágicas, sombrías o luminosas, traducen la resistencia desesperada de un pueblo agredido y amenazado” No cabe duda que, al quedar fijada la figura de Chopin, como la de un compositor predominantemente de piezas para piano, este hecho razonable ha perjudicado la difusión e otras obras concebidas para diferentes instrumentos o formaciones por lo que, aun no siendo copiosa, merece un lugar más relevante que el que actualmente ocupa en las programaciones de las salas de concierto. Prácticamente toda la música de cámara de Chopin data de su época de Varsovia, por lo que se trata de obras de juventud, creadas cuando su estilo estaba todavía en fase de gestación, sin consolidar y muy influido por modelos precedentes, particularmente el de su maestro Josef Elsner. Únicamente la tardía Sonata para violonchelo y piano en sol menor, op. 65, que compone en Francia entre 1845 y 1847, es obra de plena madurez, equiparable a sus mejores páginas para piano. Antes de su definitiva salida de Varsovia (el 2 de noviembre de 1830), Chopin escribió tres composiciones de cámara: el escolástico pero prometedor Trío en sol menor, para violín, violonchelo y piano, op. 8(1828-1829), las Variaciones en Mi mayor sobre un tema de la Cenerentola de Rossini, para flauta y piano (1829),de atribución dudosa , dado que la parte pianística se aleja bastante de su estilo y la vistosa Introducción y polonesa brillante en Do mayor para violonchelo y piano op. 3 (1829-30). A estas piezas todavía “polacas” hay que añadir el virtuosístico Gran Duo concertante sobre temas de la ópera “Robert lediable”, de Meyerbeer, en Mi mayor para violonchelo y piano,que compone en 1832, en París inducido por su amigo el célebre violonchelista August Franchomme. Por otra parte se ignora si realmente llegaron a existir las ilocalizadas Variaciones sobre un tema de Beethoven para violín y piano, supuestamente escritas entre 1830 y 1831, para otro amigo virtuoso: el violinista checo Jósef Slavík(1806-1833) La introducción y polonesa brillante fue escrita en noviembre de 1829 por Chopin durante una breve estancia en el palacio de su protector y admirador , el príncipe Antoni Henryk Radziwill, situado en la localidad polaca de Antonin, entre Poznan y Wroclaw, siendoallí, precisamente, donde se produjo la primera audición de la obra, i9nterpretada por elpropio príncipe, con el acompañamiento al piano de su hija Wanda Radziwill, aunque su destinatario fue el vilonchelista austríaco JosephMerk (Viena,1795- 1852), solista de la orquesta de la ópera de Viena. Parece que la razón de que la obra no fuera dedicada a su noble anfitrión obedece al hecho de que Chopin, modestamente, no la consideraba con suficiente entidad y asi lo refiere en una carta que el 14 de noviembre de 1829 remite a su amigo Titus Wojciechowski en la que le confiesa que ”he compuesto una polonesa brillante para violonchelo y piano, pero no es más que bisutería” añadiendo: “se trata de una simple pieza de brillantes efectos de salón para las señoras…”En esa misma carta revela su intención de que la princesa Wanda la aprenda. Es una preciosa joven de 17 años y bien sabe Dios el placer que supuso guiar sus pequeños dedos por el teclado (…)” PIOTR ILYITCH TCHAIKOWSKY (Votkinsk (Urales)1840-San Petesburgo, 1893) Valse sentimentale La vida de Tchaikowski está plagada de paradojas conflictos irresueltos y contradicciones. Nacido en el seno de una familia bien acomodada, de niño ya mostró una notable inteligencia, siendo capaz de hablar con fluidez francés y alemán a los seis años. Pero junto a su marcada sensibilidad hacia la música, ninguno de sus padres ni sus profesores de piano observaron evidencias de un excepcional talento musical. Fue educado en la Escuela de Jurisprudencia de San Petesburgo, trabajando luego en 3el Ministerio de Justicia hasta los veintiún años cuando con gran disgusto dejó este puesto para comenzar el estudio serio de la música. En el Conservatorio de San Petesburgo fue sucesivamente alumno de Zaremba y de Anton Rubinstein. Fue el hermano de éste último Nikolai quien lo llamó al Conservatorio de Moscú, recientemente fundado, donde enseñaría hasta 1878, dejando la docencia para componer libremente y viajar por toda Europa gracias al mecenazgo de una admiradora. Consciente de su homosexualidad, Tchaikowsky se vio obligado a un matrimonio que apenas duró nueve días seguidos de un un intento de suicidio pocas semanas más tarde y una subsiguiente crisis nerviosa. El mismo año inició una relación de treinta años con una rica viuda de cuarenta y seis Nadedja von Meck de la que recibió un n generoso y entusiasta apoyo económico y con la que intercambió una copiosa correspondencia aún sin llegar nunca a encontrarse personalmente(1877-1890)Pensionado por el Zar y celebre en el mundo entero, fue festejado en Estados Unidos e investido Doctor Honoris Causa en Oxford,pero un escándalo en su vida privada le llevó a una muerte misteriosa que se ha calificado como suicidio. El más romántico de los compositores rusos fue una paradoja viviente pues, aún opuesto al feroz nacionalismo musical de Los Cinco” (Balakirev, Cesar Cui, Borodin, Moussorgsky y Rimsky-Korsakov), fue influido por la autoridad del primero de ellos y líder del grupo, Balakirev en muchas de sus obras aun1que practicó el eclecticimo con una evidente influencia en su música alemana, italiana y francesa, sin dejar de ser profundamente rusa. Autor de inspiradas melodías y excelente orquestador triunfó en tres campos: la ópera (Eugenio Oneguin, 1877;La dama de picas , 1890), la música sinfónica (Concierto nº1 para piano, 1875, Sinfonía Patética, 1893 y el gran ballet sinfónico del que se le considera creador(La bella durmiente, 1889: Cascanueces, 1892; el lago de los cisnes). Aunque marginales en su producción las obras de cámara que dejó tienen, no obstante, un papel esencial en el nacimiento de la música de cámara en Rusia La idea de estas piezas vino de Nikolay Bernard, editor del diario Nuvellist de St. Petersburg. En 1882 Bernard envió una carta a Tchaikovsky pidiéndole que escribiera para Nuvellist, "a petición de los suscriptores", seis piezas para piano; Si el compositor estaba de acuerdo, cuatro de ellas deberían tener los títulos Nocturne (Nocturno), Dreams (Sueños), Salon Waltz (Vals del Salón) y Russian Dance (Danza Rusa). Después de organizar un problema con su editor, el compositor escribió las piezas Op 51 (TH 143; ČW 175 a 180) en agosto y septiembre de 1882 MASSENET, JULES(Montagud (Saint-Étienne), 1842- París, 1912) Meditación de Thaïs Alumno de Ambroise Thomas en el Conservatorio de París y Gran Premio de Roma en 1863, Jules Massenet debuta en la Opera Cómica de París en 1867, alcanzando gran popularidad en el género a finales del siglo XIX y principios del XX. Como compositor de ópera influyó en grandes músicos franceses contemporáneos como Debussy o Ravel. El 1894, compone la ópera Thaïs, basada en la novela homónima de Anatole France, que narra la vida de Santa Thaïs, una hedonista cortesana de Alejandría, seguidora de Venus, convertida al cristianismo. La Meditación de Thaïses un intermezzo sinfónico para violín solista y orquesta entre las escenas del segundo acto de esta ópera., y, tal vez, su momento más radiante y famoso Dotada de una gran intensidad emocional, la pieza describe, el momento de reflexión que vive la protagonista ante la propuesta del monje cenobita Athanaël, de que deje su vida licenciosa, dedicada al placer, y busque la salvación en Dios. Las versiones para violín/violonchelo y piano, son especialmente brillantes, al dar oportunidad a los diferentes instrumentos de cuerda a expresar todos los matices y lucir, amplia y libremente, el sublime lirismo de esta página de delicadísima inspiración melódica. CESAR FRANK,(Lieja 1822-Paris 1890) Sonata en La mayor para violonchelo y piano. Considerado como uno de los renovadores de la música instrumental francesa, con un corpus innovador y personal que incluye páginas tan célebres como con páginas tan célebres como los precoces Tríos concertantes para piano, violín y violonchelo op.1(1840), el Quinteto para piano, dos violines, viola y violonchelo en fa menor (1879) la Sinfonía en Re menor, Cuarteto de cuerda en re mayor,(1889), las Variaciones sinfónicas para piano y orquesta, el Preludio coral y fuga para piano soloeletc.etc, la producción musical de Cesar Frank da fe de un lento pero imparable, proceso creador, que culmina en la última década de su vida, con la Sonata para violín y piano, en la mayor. Que aún planeada 27 años antes, fue escrita durante el verano de 1886 y dedicada a su amigo el virtuoso violinista belga EugèneYsaÿe, como regalo de boda, que fue quien precisamente la estrenó en el Círculo Artístico de Bruselas el 10 de Diciembre de 1886, con la también célebre pianista Léontine Bordes-Pène que, por su parte, la ofreció en París, el 5 de mayo de 1887, en la recientemente fundada Société Moderney, también, el 24 de diciembre de ese mismo año, en la capital francesa, pero con Giulio Pasquali Rémy al violín, en un concierto para la Société Nationale. En todas estas audiciones la pieza recibió una acogida extremadamente favorable. Tras esta primera etapa de la obra, el mismo Ysaÿe, en un principio acompañado por su hermano Théo y después por Raoul Pugno, al piano, la difundieron por todo el mundo con el mismo éxito. En efecto, la Sonata, que por su originalidad, abrió nuevos horizontes dentro del género, representa un verdadero modelo en cuanto al tratamiento de la forma cíclica(que ya esbozara Liszt en su célebre Sonata para piano si menor)en la que el compositor se confirma, sin duda,como el maestro más destacado de su tiempo y que consiste, básicamente, en la exposición de un tema principal que reaparece, con variantes, en cada uno de los cuatro movimientos. Pero, además de su valor musical esta sonata se ha hecho célebre al ser evocada por Marcel Proust en una de sus obras: “Por los caminos deSwan”, ampliamente conocida como la sonata de Vinteuil: ”Esta vez (Swan) había distinguido claramente una frase que se elevaba durante algunos instantes por encima de las ondas sonoras. Ella le había propuesto inmediatamente voluptuosidades especiales que jamás había conocido antes de escucharla, de las que sentía que ninguna otra cosa más que ella se las podría dar a conocer y había experimentado por ella como un amor ignoto(…)”. La obra, además de desprender un claro aroma romántico, posiblemente heredado del lied alemán, muestra una libertad y flexibilidad casi improvisatoria,propia de la música francesa. Aunque la obra, en cuatro movimientos, fue concebida originariamente por Frank para violín y piano, existe también una excelente transcripción para violonchelo e incluso, para flauta y, aunque cabe suponer que las considerables dificultades técnicas que ofrece la versión original para violín, debido a sus rápidos pasajes y sus peligrosos arpegios descendentes, debieran resultar todavía más espinosas con el violonchelo, no cabe duda que este instrumento encaja a la perfección en el lenguaje de la pieza, pese a sus complicadas armonías y su variado cromatismo, típicamente galo, y, muy en particular, de su autor,Cesar Frank. El cuarto movimiento de la Sonata que interpretan en el presente concierto el dúo Adolfo Gutiérrez y Luis Fernando Pérez, Allegro poco mosso es un rondeaua la francesa, con alternancia de estribillo y estrofas en tonalidades siempre diferentes, tal vez el mejor movimiento de los cuatro que contiene la Sonata. El tema estribillo arranca en la mayor, dolce cantabile, en un excelente canon melódico a la octava entre piano y chelo, destacando una preciosa melodía de gran valor emotivo y conmovedor. El desarrollo central en un si bemol menor, inquieto y apasionado, es seguido por un corto episodio en re sostenido menor que pronto modula a fa menor, sobre una amplia melodía del chelo. A la tradicional reexposición sucede una coda muy brillante, reapareciendo al final algunos elementos del estribillo, que bajo un trino del violonchelo aportan el toque final. De gran originalidad, la sonata, sin duda una de las joyas de la música de cámara de todos los tiempos, tiene pasajes de difícil ejecución. Cesar Frank recrea en ella, ciertamente, uno de sus máximos exponentes desde el punto de vista formal y reúne por tanto todos los requisitos necesarios para subyugar al oyente con su sonoridad amplia y brillante que tanto impactara también a Proust en su “búsqueda del tiempo perdido”