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«orno un h o m lr e d e b .c ii , no d eb e serlo para aq n ellas perio n a s , n e estranas á lo s su ceso s q o c p rod u cen este e sc r ito ,
ap ren d en abora mi nom bre p ac prim era v e z . P r o te sto q u e n ó
babea en este papel un p e r io d o , nna lin c a , una palabía sola
d e cu y a veraciilatl no pueda y o resp on d er a n te la l e y , a n te
m is a m ig o s, ante todas y cada una d e las p erson as i q u ie -
nes co a tfsto .
"
E scribo en M u rcia, á presencia de estas mismas personas
y de otras mil que de diversos modos ban jugado en acóntccim ientos recientes a u n ,
que no han podido dcsíigurar
el transcurso dei tiem p o , los errores ó las p asiones, v lo
llago con la segundad que inspira la santa verdad y con la
protunda convicción de no ser desm entido. E scribo
para delenderm e de alusiones personales y de ataques mas ó menos
directos que contra lo que debiera esperar acaban de dii-ipirm e sugetos , que como particulares jamás han sido ofendidos por m í; antes bien algunos de ellos me deben prueDas inequívocas de una an |igu a y sincera amistad. E scribo
sin reticencias, sin d o b le z , con el decoro y franqueza que
conviene a un hombre que se estima cii algo y con la sencillez que esta al alcance de tod os; y me atrevo á v erifi.
cario porque tengo confianza en desvanecer las inculpaciones
de que soy objeto, sin necesidad para ello d e pasar por en­
cuna de lo que prescriben las lígitlaa ley es del honor, u¡ de
abusar lastim osam ente de las confianzas que mereciera á Ja
amistad de otro h om b re, siquiera éí,te hubiera venido á ser
después mi enem igo mas encarnizado. Porque si para escriJ)ir defendiendo aun mi reputación m ism a, y Jo dííío c o t ila
eínsioii mas sincera de mi alm a, bnbiesc yo de publicar boy
lo que se me confiara a y e r , preíeriria antes que se me cor!
tara la mano con q ue dirijo la pluma y que Ja vergüenza
y el oprobio pesara por siem pre sobre mi nomlírc.
E l prim er párrafo del impreso citado en que ya principio
a figurar, alude á una carta ó inslruccion que se insería
eii el apéndice con el número | 4.M V¡nguna consideración han.
rosa podía obligarm e á reconocer un d ocu m ento, q«c corre
sin m i íirma y está im preso sin mi autorización. P ero íucapaz de retroceder jamás ante una cosa ya d ich a , no solo
reconozco com o mia ésta y cualquiera ótra” com unicación q ue
„ » Im cn tc lo s A i .
ello h u b ie ra de seguirse
'“e , X o ” 1aTo«Uolo”V
• ' F Ítá dlcbo., mío es la coinooioaoion
la responsabilidad de so
te raia , n i ano 1“*
riero n la menor noticiaeo»ie!.ida'’P
,,n¡, se recomiendan t o ­
.esnltado de mis obscrraeiotérm inos en «l«e esta
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‘los qn“e no bajan leído el m an ifiesto, be a aq«t
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anda por
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discurso mas lirnitailo se ocurrirá: que si m i carta fue una
reiteración de las ecslgenclas de los com ision ad os, estos no
pidieron separaciones ni d estierros, ni propusieron planes al­
gunos que dejan de pub licarse, ó bien que si realmente se
pidió y se propuso todo esto, mi carta era absolutam ente dis­
tinta é independiente de aquellas ecsigencias ; y en ambos
casos se lia ofendido altamente la esactitud de los hechos.
P o r otra parte, hay una sola palabra en mi carta que ha­
ga relación á los com isionados? ( ^ ) ¿ E s cierto que D . J o sé
Beam nrgia fué uno de d io s? T am p oco: el S r. B eam urguia
se hallaba con anterioridad en M u rcia, en donde negocios par­
ticulares hacia largo tiem po que reclamaban, su presencia Pero en
mi carta, si bien no hice m érito de las pretensiones de los co ­
m ision ados, que 110 dudo cm^tcstarán á la inculpación c u q u e
se les em b u elve, hablé de ía nota de B cam urguia , y en ella
se pedían nombram ientos. ¿ Q u é n o ta , pues, es esta? Y el
S r . Beam urgnla y yo podríamos á nuestra vez preguntar:
¿ Y por qué no la han imprèso tam bién los que se han crea­
do el deber de decirlo to d q , y de insertar hasta mi in sig ­
ni ficante carta de recom endación en favor de D . M ateo Santaiidreu? ¿ P o r q u é ? E s bien se n c illo , porque no Ja tienen
(
que á tenerla y en m edio del marcado a fan con que se
han procurado papeles que im prim ir para hacernos cargos, no
hubiera dejado á buen seguro aquel docum ento interesante
de ocupar un lugar preferente.
P ero á qué cansarse en buscar la n o ta , cuando mi carta
es una am plificación de todo su co n ten id o , á escep cio n , se­
gún recuerdo, del nombramiento de D . G iiics A icá r a z, y el
del mismo S r. Beariiurgula que ya estaba prom etido? ¿ Y
eran justas todas estas recom endaciones? ¿ Podían con verdad
interpretarse com o ecsigencias inoportunas y violentas que hu­
bieran de ceder en descrédito de la Junta? N o ; y vamos á
verlo ahora.
( < ) N i cómo la había de h acer s i se escribió m uchos
d ias a n tes? P o r qué no se ha espresado la fech a ?
(2 )
Com o no tie n e n ninguna de m is c a rta s j á
M ar*
tin A lm e la , cu yos p á rra fo s se in se rta n m as a d ela n te.
z , „
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4el S r . Beam urgia , que J “
eáraz 4e q„e b a c a
la oplnion piíblica , y ios \
n ca a ^ g u irn tesslera n aceptada.
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de D o n
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j,
Ig n a cio P a y i» , que
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de ¿ o z o - e s t r e c b o .
M urcia espontaneainen c ,
„„p^arle el justo tributo que
con lo que no hizo
J patriotismo , á sus rclevaiipor largo tiem po se debía a
g e n t o . P ero hay e a
tes se r v ic io s, á
J „
saberse aunque sea
este suceso una
bcném erlto patriota. P ayan,
á cspcnsas de la m odesU
,„,mcrosa y á las puertas de
p o b r e , rodeado de una ai
. ^ ^
padecim ientos qu«
iina vejez anticipada
, halló no oblante
le proporcionaron sus
le v a d a , bastante virtud para
en el i'oudo de un alma noble Y
^
anciano parechazar « ir d c sU a o que « ^
^
J
fortuna. T res días
dre le prom elia algún
^ ^
or parte de sus amidc ruegos y
r r c t o l v e r k , y C r e y e n d o yo que
g o s no íueron suficientes
i
ion nue no le precisase
ta l v ez le halagaría mas o^i onsnUarle , propuse que se coiiá salir de f
J
|> A „toiiio B a r rió lo , porque ci^ia
k
m S o r :.t
¡ o lq u e T o ^ m iS a í^ ^ ^ ^
de esta r e c o m e n d a c ió n .
-.„.olfican en la cuestión preU esp ecto ¿ las
"“f “ ^ ^ o n a s benémev^^^^^ no ecsisente : h a c ía
para mC n i en to n ces m desgcu cias com o se ha
L a a á o á B cbollar, úm co que puepu es, todo para m is atmg •
catisíace la esplicacion d e q u e
L eo’usidcrarse ofendido SI no k s a ^
yo no asegure nada y de q
el primero a
m ente y no en su conduc
¿erccho de pedirm e
respetar , pronto estoy , ^
seguro de que se las daré
m a s
esp licacion es , y e
„g geráu de m i cuenta los gas­
eóm e hombre de honor y que seiau
‘“ r r
*“
‘b ecb o , su glecc »at«r.ln,ou*
te una observación general , ó m ejor dicíso nna conratenaeion de ideas tan sorpiendenlcs com o desagradables acerca del
espíritu que lia presidido á la redacción del inanilicsto ¿ P or
qué se muestra tan decidido em peño e n m ezclar y confun­
dir actos tan diversos entre sí? ¿ E s para que recaiga so­
bre m í una odiosidad que no m erezco? ¿ Q u é otro deseo
si no lia concebido tan cstrarsas contradicciones? ¡Q u é ! ¿ N i
la J u n ta de M urcia ni autoridad alguna en el imiiido salvara la responsabilidad moral ó material de sus providencias,
aunque pruebe que le fueron pedidas por u n o , dos ó mas
individuos? ¿ F crd eriaii por eso su bondad ó su injusticia,
serían m ejores ó peores? ¿ E ntre el débil que cede tan fa-'
ciifiieiste á sugestiones cstraíías, y Iiacc el m al, y el ob sti­
nado que por cerrar sus #idos á los consejos de la razón
y de la conveniencia deja de hacer el h ic n , cuál es mas
crim inal? ¡M e engañaron! [M e aconsejaron mal! H e a q u ila
disculpa desacreditada de los R eyes!!!
N o m enos in ju sta s, violentas y apasionadas que las refe­
ridas son las incalp aeioncsiq uc se me prodigan mas adelante,
y que vamos á ccsaminar por su orden.
C ie r to , cierlísim o que yo indiqué ( ^) la conveniencia de
que no se lim itase á un número d eterm in a d o , las personas
que dehian formar la Junta con el carácter de gubernativa,
y también lo es que añadí á fin de contentar d todo el miindo^
pero de ningún modo Jo es que esta indicación tuviese por
objeto com o se insinúa dejar el campo abierto para con­
tentar las pretensiones de io s aspirantes. E n Cartagena no
los h abla, ó para hablar con toda verdad, solo hahia uno;
que era precisam ente el que no se queria : en aquel pueblo
heróyco , solo aparecen aspirantes para com batir el dia del pe­
lig r o , nunca para mandar;^ porque allí los mandos populares
•on una carga, jámas un m edio de mejorar de fortuna. C on ­
tentar á todo el mundo no era ni podia entenderse c o n te n .,
tar á un pequeño círculo de personas : contentar á lodo el
inundo en C artagena, quería decir contentar á todos los C ar­
tageneros; equivalía á d céir, con ten tar, satisfacer á la opi-
(* )
P á g in a 1 2 p á rra fo 3 . ” del m an ifiesto.
7 =3
p ú b lic q o e
onitiiou pública en Cartagena _
habitantes. P or lo que
. d a , q u c ^ l ilustrad» - - » " " ' “ / d é b r « v t l . á « - de V o ca l
á mí hace, notorio es que icn n
honró la de esta
de la Junta de aquella plaza con q
. jg las in sciiid a d , cuando estaba
^
JggL ase , r e n u n c i e p o itancias que se m e hicieron i
^ gj
Cuando el pueblo m e
que „„ me
a s i
y cfamaciones lo f » ¡ , J
S 4 ' " b : i r a ' ‘ c“o o % r d o 4 r o “o
‘'
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c.
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m ism o pérrafo del m aoifies.o -
célebre com o
p ñ n eip ia
soá¿a-
cer orérito de la malhadada
eó ella lo s Srea.
d esem p eñ é, com o
k m is .u a lig e r e z a , con ig u a .
P in to y A rrayo, ^ »c
ri..ía;<liii todas las demas cu esle s iocsaetitodes ea» I
s
e
sabe lo que adt.o o es
Y e
prodigiosa con que se aglome.-ao
mira 111*1s , si ia lau u u a
j
o
dominar en la re­
íos b ecb o s, ó el deseo
hcrizados y dcl mod a ccio n d e aquel impreso , P
^
de p eticiones
do 8 • : ^ ' - ^ i > ' f X u ;
o u o ílo a de mis coo’. pa»er„s de coque a irig i a ¡a J u n t a
iniUvidno p articular. F o r m ision, y de las que produge c
claridad en la contesta„ s u e^ para establecer la
_
r
í : 7 e ‘ r " : e . : ”dUiÍil r
de L e e r se .eetemle.- .»■
co íresp ood ieotcs ■•»"-'‘«"".e"
i u d i c a r o , . ,
uegaudoscdc
cisco de i aula E^,ea.
convino en esta misma ic ii.
la c o m is ió n ) cu la su p resió n
allí se
pidió
por los
“
oL
b
ve-dad licu é laveotaya
k J o n .a m oc/m V
‘ “ ^ ¡ „ e i o o de D . F rao(co o tiu iia el m a u iü cslo ) se
V
^^g „ g ge dice con
( y g u g g W a cio n de R en tas:
de ¡a b ..b ¡c efiae
¡¡ tra sla ció n dcl T r i¡ ,t e ; r t c ” ? ? : t r
, i : -
■
=
8 ==.
M eterse tantas y tan graves eq u ivocaciones, y mas im posible
aun el que haya suficiente valor para publicarlas ante el cre­
cid o núm ero de personas á quienes por diversos modos cons­
ta Ja verdad.
Sabidas son en Cartagena com o en M urcia las dificultades
que entorpecieron la reorganización de la Junta que con e l
carácter de consultiva se estableciera en aquella plaza; y los
ch ism es, las hablillas y resentim ientos que las pretensiones
de una sola persona habian producido. N otorias las renuncias
que hicieron los S res. F ie r r a , S o rro ca , y el que subscribe,
y el estado alármente de la o p in io n , que amenazaba ya la
tem pestad que estalló después. ( ^) L o s mas previsores vieron
alii ya Ies prim eros gérm ernes de la discordia , y la Junta
consultiva deseando la paz y la co n cilia c ió n , entre otras m e­
didas resolvió y propuso quedar constituida cu gubernativa sin
aumentar persona a lg u n a , y enviar á esta ciudad una c o ­
m isión que informase de todo á la Junta. E n tre los pape­
le s de esta ecsistirá el oficio que nos sirviera de credencial.
A u n no se me lia olvidado su contenido substancial : ” D e«cíase en él con referencia á nuestra com isión: ” L or ciuda«danos A rr o y o , P in to y Y icén , pasan á esa á dar á V . E .
«cuantas cspiicacioncs sean necesarias, y á deshacer cuantas
«equivocaciones lleven por objeto interrum pir la buena ar«inonía que debe reinar entre corporaciones que quieren una
«misma cosa y están com prom etidas á sostener Iguales prin«cipios” . . . . Todo lo que no fuera ceñirse á este encargo, no
podia considerarse por ninguna de las dos Juntas como pro­
ducto de la com isión. Todo lo que fuera pasar mas allá de dar espltcacioncs ; ó deshacer conceptos equivocados , ó en lenguag e mas v u lg a r, desvanecer ch ism es, debe pesar sobre la es­
clusiva responsabilidad de la Junta de M u r c ia , á quien como
( ^ ) ; H á n se qu ejado am argam ente de la re siste n c ia que
epus'Q el A Jcalde J}. P e d ro S á n c h e z á la salida de la co­
lum na ,de C artagnU j y sin que esto sea calificar de buena
. n i de . m ala su co n d u cta j séante licito p req iin ta r ¿ q u ié n se
em peñq en que fu e ra A lca ld e ? ¿ Q u ié n sostu vo á la p erso n a ^
origen de las p rim era s d esaven en cia s y de la com isión?
« a se 1.» a « ’»»
Isc o n a e jó s
ta n u estro
„
tábam os au torizados
d e la S u b d c le g a c io n d e » '
L a J i m A t e n i a i l^
n T a t b i a m u y b lc u q u e n o usS a , . la s irap orton tcs c u e s t io n e ,
j
g e la A u d ie n c ia , n i m en os
“‘ “ ¿..^ „.len tos. S i n o so tro s con oU
para pedir separaciones y j;,,,o s e s t o , hicimos m u y m a l , peS u o de n u e s tr a m is ió n , p ed im os e s t o , ^
Is oXs convicciones,
J n e l» » ? ' ■ "lutturtaraeut
“ ; •“.‘’‘■“ „ C L
p Íi
to d alavm
^ en¿Y
ta b lees
d e cierto
n ú es-
q „ e lo s com ision ad o s e a im o , mies^^_^_^^^
tr o s
d eb eres?
N o,
“
j í
„
^ ^ ...1 , h .^ to-
d e b ió r e íc r ir s c .
ñ a , ta l com o p a s o , ta l com
i-a n In eg o com o « c g a m o s n es
8 de la m a ñ a n a , pasam os lo» l ^ s
S r . M arq u és d e
ñ o n e s e stu v o de »cuerdo co
. . , 7 ¿
„ la , 7 u
4 la casa d e l
espU ca-
f
n osotros resp ec to á lo s m e d io s
C a r ta g e n a , s o lo e c si-
adoplados para
',„dificasei. ciertas
nió por su parte que se m » 0 '“ c?
di„,„a con ignal íacilrñ o de que éramos
gen era les, y recayendo
dad. E n seguida se hablo d
.j.
^ 4 k sazan se hallat
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J „ , e s t ó ó e lla , s in o estoy
luidad. E iS r . P in to t “ C ^ X
equivocado , q u e si se le ^
ñ d e n la obedecería con g u sto ,
conteslacloncs r e la tiv a , a
? E n e s t o , y d esp u és ‘» ' “‘« i X . Marqués a l l o c a l en q u e la
G en era! O' D aly , pasam os con
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M
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= 1 0 = .
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m isión acabo aq uí, y desde este m om ento despren.
diendose por una y otra parte del carácter oficial que nos re­
vestía , cada cual se entregó á conversaciones privadas con sus
amigos^ que todos los teníamos a lli, circulándose al propio
tiem po un papel de yemas en d ulce de que nosotros tambfea
participarnos.
E n esta situación y hallándome sentado al lado del S r . Mar*
q u é s, entendí que había sido depuesto D . F é iix C ontreras y
sacando un pepel del b o lsillo , en el que estaban escritos los
nombres de dos ca rta g en ero s, lo entregué á uno de Jos pre­
s e n te s , que recordará m uy bien este h e c h o , recomendándolos
para las vacantes. E l mismo sugcto me c o n te stó : = D ificil
sera porque el M arqués tien e ya ofrecido nno de los dos d es,
tinos a otra persona. = P u es M en, repuse yo , que se confiera el
otro a cualquiera de mis dos recomendados. == Y conviene que
se sepa que á ninguno de los dos se tuvo presente.
^ B ie n pronto se suscitó una cuestión gravísim a que por su
inmensa trascendencia interrum pió las conversaciones parciales
y llam ó sobre su objeto la atención de todos los concurrentes
p e anunció que por la Junta estaba acordada la traslación de
Ja A udiencia á esta ciudad, y librada ó prócsima á librarse la
o rd en , dando ocho dias de térm ino al Tribunal para que Jo veribcase. A qu í tom é yo la palabra, y después de espoaer mi opim on acerca de las dificultades de esta medida y dcl aup ustioso
term ino que se designaba, añadí: ’’Q u e hacía ya dias que en
«Cartagena circulaba la noticia de varias deposiciones de se«ñores M agistrados, acordadas por ia J u n ta , que basta se de«signaban las personas, y que encontrándose al propio tiem po
«reclamada la A udiencia por la Ju nta de A lb a cete , punto de su
«originaria y legal resid en cia, seria el colm o de la necedad
«prom eterse que el Tribunal viniera á ponerse á merced de una
«corporación que ya Jiabia principiado á m ostrársele h o s til, y
«de la que temía las indicadas deposiciones , con tanta mas ra«zon cuanto que el Tribunal tenia fundados m otivos para es«perar en A lb acete una acogida favorable , y un respeto invio«lab c a Jas personas.” E stas razones eran de una fuerza irreBislible para aquellos que no teiiian miras algunas á las vacant e s , y sobre esta base que debía garantir á todos los in d iv i­
duos del Tribunal^ principiaba ya á formarse la opiuion de los
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S re» . V o c a le » , en la •."‘ «'■S«” ' - . ’ "I“ ’ j : : ' ; , : , ;r e T a ‘ c a ;í:"
saba tod o esto en ” ™ ' “ y ' ‘ “ local d e la J u n t a , com o p u d o
« d a d ord en ó se
'
j
„ to c u a l q u i e r a , y sin q n c
í r i i P
.
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'
...
m is io “ , ,
..„taaínn in e c s o r a b le q u e d e a c u e r d o ,
E m p e r o s e a lz o
P
^ y c o n lo q u e e c s ig ía
seg ú n d ijo , con k s
r e d a m a b a la s d e p o s i c i o n e s , y e n e l c r é d it o d e la J u n ta
)
„ e r s o n a s d e lo s fe r e s. M a ­
to n e e s la c u e s t ió n d e s c e n d
»a
q\ S r . S e v i l l a . D e f e n g i s t r a d o s , p r in c ip ia n d o p o r
b
v a lo r q u e p r e sta
d íle c o n e l c a lo r d e la c o n v ic
in t e r é s e n s u d c p o s k
la v e r d a d . Y o sa b ia q n c^
s„ tr e r ía . Y o sa b ía q u e s e rem o r
c l o n , y q u ie n era e l q u e
i g j i ^ e d i t a r k y p rep arar e l g o l p e ,
v ía n a n tig u a s
P “^ .
W r a d o a lu c in a r á m u c lio s b o m Y o sab ía q u e c o n
^
c o n s e c u e n c ia s q u e
b r e s d e b u en a f e . \ J J
e s t e p a so m e ib a a o c a si
P e r o y o sa b ia a s im ism o q u e e l
2
r íg id a é i m p a r c ia l
; r j t r t r i w r m l l r a t t a K b i a pSr e l S r . L m e z
c e n s u r a
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B e c e r r a ,
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j u j t l f i e a d o ,
b i e n e s
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v i s t o ,
im p a re n s o s a
a le c a c .o n ,J m b ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^
la a d m lu U tr a c m n
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tra b a jo » d e
l o s c o n s t a n te s e in s id io s o s
ta b le o b je t o d c l a b a m lo n o y
v io » . Y o »abía q u e s e
h a b ia ald o e l b la n c o d e
d e l ñ d n U te r io C a a t r o , y la m e n • ^q ^ os lo s m iiiis te *
®'4 . ,
j
g„ rcctitu^^
o b te n e r la » c p a r a elo n .
dcl T rib un al. Y o sabía m as: (¡y ojalá
M)
*
M e acuerdo perfectam ente
e s ta o pim o« i J -'" » “
^
P in o s. Y o sabía en f in , que se consideraba sinceram ente liga;»
do al noble pronunciam iento nacional. Todo esto sabía y no po­
d ía , sin llenarme de oprobio, baccr traición á ral íiiiim o convencim icnto. D efen d íle, pues , como d eb ía , com o hombre hon­
rado , por lo mismo que había tantos contra é ! , y porque ha­
bla r ie s g o , y porque estaba cu desgracia , y porque cuaudo te­
nía favor jamás le adulé ui le debí ninguna gracia particular<
P o r eso no solo reproduge el contesto de la carta mia que se
cita ( ^) sino que añadí cuanto en su defensa ocurrió á mi po­
bre im aginación que no soy yo hombre que retrocede ante nin­
gún peligro cuando me inspiran el honor y la conciencia. Y
esto mismo volvería á hacer m il v e c e s , si m il veces me en ­
contrase en iguales circunstancias. (^ )
N o menos calor m ostré en la defensa justísim a de los demas
M agistrados, cuya deposición ya hacía dos ó tres dias que es­
taba resuelta. F u ésclcs nombrando uno por u n o , y uno por uno
hice el m erecido elogio de sos virtudes públicas y privadas,
siendo m uy de notar, que del S r . G isbert solo se hablára incidcntalm eute, y com o de una persona que sin contradicción
merecía las consideraciones de todos los lib era les, sin que ni aun
cu duda llegára á ponerse sü conducta política y judicial. F o s-
• (*) S e omite una particularidad muy substancial en dicha
carta. N inguno ( dige) debe ser depuesto de un Tribunal que
quizá es el único en España que se ha ligado en cuerpo al prommciamiento ,* pero especialmente el S r . Sevilla j ÓCc.
(2 ) N o obstantej, añadíj en la reunión, si tal es la rigidez de
los principios proclamados j que la sola circunstancia de haber
servido en otro tiempo hace incompatible al S r . Sevilla en su des­
tino j depóngasele si se quiere pues nada importa que yo haga mi
dimisión. E sto me dejará mas espacio para dedicarme á ayu­
dar á mis amigos políticos.
¥ debe también saberse que efectivamente hice mi renun­
cia , que debía entregar á la Junta mi amigo /I. Mlanuel de
Burgos ,* pero el mismo día de su salida j sobrevinieron los su­
cesos de Cartagena, y fácil es concebir que declarada aquella
plaza independiente j y Vocal yo de su Junta j no estaba ya en
el caso de hacerla.
•
t - ñ » ™ e « te f u c .u n o d e lo s
L a conversación, en
M ariano A ntonio CoHa o ,
co m b e , F isca l
por sus lu ces y talen tos,
Bus m a s, podia lisongearse
q u isicion . R esp ecto a
i.
un heclio que bacía
r ,iT
^
i Tribunal y D . J o sé L aeca
p j prim ero dige que
lo g r L e contarle entre
j. haber bccho una verdadera adentre otras cosas,
i.^nor á su integridad com o M a­
e l li contase con su
; i.7 r £ £ U
¿
estaba á ¡«into de tu u n
'¡„ ^ sp c -X en la solidez de mis razo„ ..a o p o sic o n
' “ ' ' P /'p te e ió com pletam ente íovma-'
„ e s , y bobo
S í e s . V ocales. ¡ Y hay va-
in v o e a ..e J o s e ,^ m .s
crédito de la J u n ta , y
^ ’. |„ que produjo nna nueva
drid se ccsigian
^ ,¡’e Camael.os y el distinguido
discusión cutre d
•
1
* |™„ja O uisiera este que cony acreditado patr.ot.a I).
“V ,? ; ,„„,1 ,„as inm ediaAderándose ia cnest.on eoioo de » «
estp , se aplazasen las d cp osiu oi
p>
'P|.i|,„nal para,
tu v ie s e c o n s titu id o , o fr cc ie n
s^ 8
q u e no rep u gn ase nna traslación q i e m
v e n ta ja s d e 8 ?
"
S lo \- 'S ó n .i; " ; r e s \á „ d „ s e
c o n c e p to d eb ia traer
^ r j l ' e i n t r a r l o el se.
de lo s se ñ o á resp eta r á lo s d e m a s , s i ,
la A udiencia
perm anecido siN i m i s com pañeros d e c
» ‘¡
anrobamos ni dcsaprolenciosos á todo este
instruir de todo ‘
baraos este desenlace.
or m 1
cum plí tam bién la promesa
al S r . R e g e n t e , y o ^.'^““ 1'. V T ribunal á los individuos de la
ai S r .M o y a A n g e k r . c o u te sd
=
14=
famio al- propio tiem po á una carta suya que bahía recib id o, y
cu yos poiinenorcs no d igo, porque yo jamás revelo las cartas que
sé me escriben. Y ' l e añadí, que si se tenia la bondad de oír
MI O pinión, tal vez en ella podría encontrarse el m edio de co n ­
cilia r con el in te r é s d é la causa g en era l j el in dividual d e lo^
am igos^ porque el interés general de la causa ecslgla que se
tuvieran m iraniieutos á un Tribunal S up erior de J iislicia , y
nó se le violentase á nna traslación á que se oponían las J u n ­
tas de A lb aceto y C artagen a, y el Individual del S r . M oya po­
día contentarse con una vacante que á la sazón había en la A u ­
diencia ( ^)
D esde esta época concluyó m i intervención en este desagra­
dable y espinoso asu n to, en el q u e , com o se ha visto , Ja caBuaiidad y mi eficaz deseo de ahorrar disgustos al T ribunal q ue
ten go la honra de pcrteneftér, me hábia hecho tomar una par­
ticipación mas ó m enos d irecta, no el deseo de quedarme a f
sol que mas calienta , cuya táctica d etestab le, á o tro s, no á m í,
puede aplicarse con sobradísima razón. ( 2 )
Escusado parecerá que después de esta esacta y m inuciosa
reseña de todos los pasos de la co m isió n , haya de repetirse to ­
davía que D . F é lix Contreras estaba depuesto cuando nosotros
llegam os : que ni aun se habló de D . F ran cisco de Paula E g e a ,
n i menos se discutió y convino en la supresión de la Sub delegaeion de R e n ta s, ui se pidieron d ep osiciones de ninguna
e s p e c ie , ni se dijo mas ni m enos que lo espresado; pero hay
( ^ ) P o r lo m e n o s , ya que qu eria s e r e l d ispen sador de
todas las g ra c ia s j debiera h aber im itado e l ejem plo de otros^
que p rin cipiaron p o r agraciarse á s i m ism o s.= C o n te sta ció n aV
ch iste de la nota 16 del m anifiesto.
( ^ ) P e r s o n a s re sp eta b les tam bién j y cu yos n o m b res tam ­
poco deben ju g a r en esta cu estión j en señ a ro n á m uchos de los
J u ece s separados ^ y á m i tam bién , c a rta s e s c rita s d esde M u r­
cia e l dia sigu iente de m i reg reso ^ en que se d ecia : aqui ^ aun­
que p a rece que se ocupan de la ven id a del T rib u n a lj es soloj
al m en os p a ra m ach os, p o r el deseo de la s t o g a s . = Y creo asi­
m ism o que en su caso atestiguarían. Contestación d la n ota ‘
número 18 .
cosas qoc nunca se repiten lo bastante cuando ecsiste un vivo
interés en que se estiendau bien para que cada cual ocupe en
la opiniou pública el lugar que le corresponde.
L as restantes alusiones de que habla el m an ifiesto, tien en
aun mas fácil contestación , y en verdad que dá lástima perder
el tiem po en ocuparse de e lla s, s i n o fuera por el aire de im­
portancia y de m isterio con que se anuncian. C ualquiera que
fea en aquel im preso que yo escribí al S r. A líñ ela j m anifes­
tándole que si se organ izáb ala Junta con los D iputados de lo s
partidos jud iciales procuraría venir á M urcia á p ro m o v er cier­
to pen sam ien to ve n ta jo so á los deseos p a rticu la res de ambos^
creerá por este solo párrafo que nos proponiamos negociar al
gn u elevado p u esto, ó cuando menosy. jnejprar nuestra recípro­
ca fortuna por m edio de un àgio clandestino. P ero com o afortuuadaaicule inueisas personas sabían que D . Martin A lm e la , en
aquella época tenía asi como yo créditos de consideración con­
tra la nómina de la A udiencia que dcfiian realizarse con el pro­
ducto de varias cartas órdenes espedidas contra diferentes pue­
blos de la provincia; y com o se sabia también que estas cartas
órdenes estaban proslergadas de órdeii de la Junta á los pagos
in ü iia res, nadie podía ni debia estrauar que eligiésem o s el m o­
mento de estar reunidos en esta ciudad los representantes de los
pueblos para a r r e g l a r con d io s este n egocio de interés parti­
cular. L o que se e s t r a ñ a r á s í, y tiene mucho de reprensible , es
que para dar algún colorido a la nileiicion que se me atribu­
y e se baila supuesto escrita esta carta cnamio me hallaba de Vo-^
caí de la Junta de C artagen a, coiisl4ndoles á io s que la citan
que se había dirigido m uchos días antes.
Tam poco es esacío que á la invitación hecha para q ue se ce­
lebrase la entrevista de que se hace referencia en la nota pri­
mera de! ap én d ice, se contestase n egativam ente, porque el pue­
blo principiaba á desconfiar de ips invitados. Y aun que y o no^
estaba com prendido en este n úm ero, me consta asi com o á los
S res. D . J o sé M onassot y D . Juan A lcaráz, que la contesta­
ción f u é , que no siendo n egocio que pudiera ventilarse por tr e s,
ó cuatro personas, en razón á que había tomado parte en é l ,
la poblacian entera , nadie sin
contar con
ésta q u e r r ía .
aventurarse á dar un paso que necesariam ente suscitaría des­
confianzas injuriosas. P o r lo demás,, y co n rela c ió n á lo s res-
= 16 =
tantes psvmenores á que se d escien d e, si la conciliación no se
V erificó, no fué por cierto culpa de los S r e s . Mauresa y M oíaassoi, á cu yos esfuerzos para con seguirlo verdaderaineule l i ­
berales y desluleresados es forzoso hacer ju sticia. Y en ver­
dad que lio tuvieron m uchos m otivos para lisongearse dé la
docilidad de sus am igos.
' E n cuanto á la otra invitación que se m enciona en el p e­
núltim o párrafo de la misma nota solo diré que lejos de ha­
bérsem e citado| para tener nna reunión en que se aclarasen los
b c c h o s, ni aun rem otam ente insinuado tal p en sam ien to, fui
y o por el contrario el que lo sugirió- Y esto lo saben m i
digno am igo y com pañero D . M anuel de B u r g o s , D . J o sé
M on assot, D . Juan A icá ra z, D . Tadeo G on zález D . A n to ­
n io S orroca, D . M ig u e l A ntón y D . J o sé B cam u rgu ia, pues
á todos estos Sres. Ies espresé cí mismo deseo; teniendo ade­
mas fundados m otivos para creer que tampoco se dijo nada á
nuestro com ún am igo D . F rancisco A u d re ii, ni aun al m is­
ino S r . O se a , cuya presencia imparcial y ciertam ente respe­
table , no era yo el que estaba en el caso de repuguar.
Term inado ya este incóm odo catálogo de rectifica cio n es, dcl
qnc he procurado cuidadosamente descartar toda cuestión que
río me fuera puramente p e r s o n a lf á c ilm e n t e comprenderán
los que me conocen y han sido testig o s de la pureza de mis
in tencion es y de m is esfuerzos constantes para restablecer la
armonía entre personas afiliadas á un mismo p artido, la
Repugnancia con que he debido entrar en una polém ica tan
árida com o o d io sa , tan inoportuna com o de funestas con se­
cuencias á los principios y á las personas. P ero yo no la he
provocado. Individuo de la Junta de C artagena, ejercité c o ­
lectivam ente con mis demas compañeros el derecho que tcnianios ademas com o ciudadanos, de censurar librem ente los
actos públicos de la de M urcia con los que no estábamos
de a cu erd o ; sin em bargo respetamos el sagrado de Ja v i­
da privada, y nos dispusim os á sufrir por nuestra parte igual
censura, si censurable mcrecia ser la conducta del cote m o­
ral que representábamos ; que la cualidad de autoridades po­
pulares subrogadas en lugar de un gobierno tiránico é in­
moral y que reasumen sus a trib u cio n es, ni las hacia infa­
lib les n i om ním odasj porque iafaliJdc es sola la providencia
=17 =
y om ním oda la L e y : ni esclnía el ejercicio
lib re por medio de la prensa, poderoso freno de las dcmasía s , de las am biciones ó de la ignorancia de los gob iernos.
C ensuré en ton ces, lo que volverla á censurar a h ora, si en
circunstancias idénticas volviera á encontrarme y si m i censiira fué insta , no son los individuos de las Juntas de M u r­
cia y Cartagena; los que debem os decirlo , ni sen a ahora ocasion
í l L c o , d1a ven d rá, y quizá no está lejos en que abierto
el interesante libro de la historia de estos su ceso s, a op u iioa
pública imparcial y sin prevenciones de iiiiignna c la s e , mar­
que con el dedo: allí está la razón y la justicia.
E n tretan to, consuélam e la idea de que no he ** ® Y
único que en el desenlace de que estos sucesos ha recibido luia
L c i o n que no debe echarse en olvido. M is dignos com paneros D , J o sé María V e r a , q ue espuso su ecsistenc.a por lavorecer la salida de la columna á esta ciu d a d , D . J o sé A larcón q u e como A lcalde v ljiló una noche entera y respondió
con su cabeza de la seguridad ide los refugiados de M urcia saven tam bién los días tan am argos, las insidiosas calumnias y
las violentas enem istades que com o á ellos me proporciona­
ran m is ardientes esfuerzos en* favor d é lo s m ism o s, com o se
le proporcionaron á D . A ntonio V iv a n co , a D . F rancisco
A ndreu y á otros m uchos de que se quejan entre ellos el des­
graciado patriota D . J osé María F ie rra , que puede ser aun
victim a de estas cu estion es.
. * • „
Q u izá me he estendido demasiado en esta contestación. P e
t e ñ e s e presente que se trata J e vindicarm e ante un pueblo
que es tanto mas admirable cuanto mas se le estudia , sin del a r l a m a s ligera sombra en una' reputación que es
mi o r i l l o
y mi patrimonio. D e vindicarme ante un pueblo demasiado aL
iiv o para hum illarse á los so co rro s y m e rce d es ¿e « a d íe , n i
doblegar sus opiniones ui aun á la mano ferrea del despo­
tism o : D e unos habitantes, en fin, am igos de M urcia com o
de todos los pueblos libres de la tierra y que han endulo
siem pre sus brazos hospitalarios al hombre honrado y libera ,
siquiera fuese cosm op olita, estrangero ó c o m p a t r i c i o . M u r c i a
i 8 de D iciem bre de i 8 4 0 . = E u is V ic é n .
IMPRENTA DE P . NOGUES.
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M m C E tA N E A
DE-, A S U N T O B
VARIO S
AYUNTAMITNTO
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