Empleo de marcapasos en pacientes chagásicos Horacio Romero Villanueva Roberto Miguel Michelson La miocardiopatía chagásica es, entre nosotros, una causa muy frecuente de alteraciones y trastornos en la generación y en la conducción de los est ímulos eléctricos cardíacos. Esto ha llevado al empleo habitual de marcapasos en su tratamiento. El uso de la estimulación eléctrica permanente en esta patología ha generado una masa importante de información, en cuyo seno convivieron durante mucho tiempo los mitos y las realidades. Gran parte de las décadas de los años 1970 y 1980 se emple ó para aprender a diferenciar los unos de las otras. Afortunadamente, hoy en día contamos con un más que aceptable perfil del tipo de paciente tributario de esta forma terapéutica. En las diferentes series conocidas es notoria la franca disparidad en la frecuencia con la cual la miocardiopatía chagásica se ha considerado motivo de implante de un marcapasos definitivo (tabla 1). En nuestra serie figuran pacientes a quienes se implant ó un marcapasos cardíaco durante un lapso de siete años y cuatro meses [1], seguidos durante un período promedio mínimo de dieciocho meses. Autores Feune de Colombi y col. [9] Milano M.J. y col. [3] Tabla 1. Marcapasos definitivos N° total de Porcentaje de Edad promedio Edad promedio casos chagásicos de la serie de chagásicos Lugar 426 12 Capital Federal 400 1.75 60 a 80 años Oseroff O. y Posse R. [6] 554 29 65 años 45 años Conurbano bonaerense Brunetto J.F. [4] 258 37.2 61.09 años 43.3 años Córdoba Oseroff O. y col. [5] 689 30 65 años Romero Villanueva H. [1] 5532 4.8 71.2 años Rosario Conurbano bonaerense 56.5 años Todo el país Durante esos años, y en más de cincuenta establecimientos asistenciales de todo el país, se implantaron 5532 marcapasos. Entre esos pacientes se encontraron 266 portadores de miocardiopatía chagásica crónica. Estudiaremos en ellos sus diferentes antecedentes clínicos y electrocardiogr áficos y cuáles fueron las complicaciones surgidas como consecuencia de esos implantes, así como el detalle de su mortalidad total. Aprovecharemos el hecho de que en esta serie figuran pacientes provenientes de todo el país, para hacer especial hincapié en las diferencias existentes entre los de Capital Federal, los del conurbano bonaerense y los del interior del país. Esto nos permitirá extraer conclusiones, no sólo desde el punto de vista cl ínico, sino también desde el epidemiológico. En la serie total de 5532 pacientes se observa un predominio del sexo masculino (61.1 %) sobre el femenino (38.9 %). Por el contrario, no hay diferencia significativa alguna en relación con la distribución geográfica (tabla 2). Tabla 2. Número y porcentaje según distribución geográfica y sexo de 5532 pacientes con marcapasos (INSSJP) Sexo Distribuci ón Masculino Femenino geográfica Total N % N % Capital y 2462 60.3 1622 39.7 4084 conurbano Interior 918 63.4 530 36.6 1448 Total 3380 61.1 2152 38.9 5532 Si diferenciamos a los pacientes según sean chagásicos o no, así como por su sexo y su distribución geográfica, observaremos un hecho interesante: la edad promedio de los pacientes no chagásicos fue de 71.2 años, mientras que la de los chagásicos fue de sólo 56.5 años. Esto hace que la diferencia promedio entre ambos grupos sea de 14.7 años, lo cual nos parece muy significativo (tabla 3). Tabla 3. Edad media de 5532 pacientes con marcapasos según etiología (chagásica o no), sexo y distribución geográfica Distribuci ón geográfica Capital y conurbano Interior Edad media (años) No chagásicos Masculino Femenino Chagásicos Masculino Femenino 71.7 71.2 56.6 56.4 71.8 69.9 55.6 57.0 Tope Veamos ahora qué sucede si procedemos a distribuir el conjunto de los pacientes con miocardiopat ía chagásica crónica portadores de un marcapasos cardíaco, en relación con las distintas regiones del país. Queda inmediatamente claro que la incidencia más alta de casos corresponde a las provincias de Santiago del Estero, Córdoba y Catamarca, con el 21.2 %. Luego vienen las provincias de Tucumán, Salta y Jujuy con el 11.6 %, y las de Mendoza, San Juan y San Luis con el 11.3 %. La incidencia correspondiente al área de Capital Federal y conurbano bonaerense muestra un índice bajo, de sólo el 3.1 %, que se hace aún menor cuando consideramos a la provincia de Buenos Aires y a la ciudad de La Plata: 1.7 %. Es obvio que esta distribución se superpone con las zonas endémicas del mal de Chagas (tabla 4). Tabla 4. Número y porcentaje de pacientes con miocardiopat ía chagásica en 5532 pacientes con marcapasos, según distribución geográfica (INSSJP) Distribuci ón geográfica N° Pacientes chag ásicos N° % Tucumán, Salta y Jujuy Santiago del Estero, Córdoba y Catamarca Mendoza, San Juan y San Luis Interior de la provincia de Buenos Aires y La Pampa Capital Federal y conurbano bonaerense Provincia de Buenos Aires y La Plata Santa Fe Total 171 20 11.6 265 56 21.2 204 23 11.3 62 4 6.6 4093 127 3.1 227 4 1.7 510 5532 32 266 6.2 4.8 Si centramos ahora nuestra atenci ón en los s íntomas y en los signos encontrados en los pacientes con miocardiopatía chagásica crónica y marcapasos definitivos, veremos que el síndrome de Stokes-Adams estuvo presente en el 62.7 % de los casos, mientras que la insuficiencia cardíaca se observ ó en el 34.3 % de los pacientes. Sin embargo, un porcentaje relativamente elevado de pacientes del sexo masculino (10.8 %) y del femenino (13.3 %) fueron totalmente asintomáticos. Llama la atención que el síntoma más frecuente entre las mujeres haya sido el de las palpitaciones, mientras que entre los hombres, ese lugar fue ocupado por el dolor precordial (tabla 5). Tabla 5. Peso porcentual de síntomas y signos encontrados en 266 casos (147 varones y 119 mujeres) de miocardiopatía chagásica (INSSJP) Sexo Masculino Femenino Total Síntomas Palpitaciones Angor Disnea Insuficiencia cardíaca Mareos Stokes-Adams Asintomáticos % 8.1 5.4 21.6 35.1 45.9 64.9 10.8 % 30.0 0 0 33.3 40.0 60.0 13.3 % 17.9 2.9 6.6 34.3 43.2 62.7 11.9 Al agrupar los síntomas y los signos seg ún lo permitieron el diagnóstico del síndrome de Stokes-Adams (o equivalentes) y el de la insuficiencia cardíaca, así como también la ausencia de aquellos (pacientes asintomáticos), pudo apreciarse que más de la mitad de los pacientes presentó el primero o bien equivalentes de insuficiencia vásculo-encef álica, sin insuficiencia cardíaca. El 24.3 % de los hombres y el 30 % de las mujeres presentaron síndrome de Stokes-Adams (o equivalentes) con insuficiencia cardíaca. Por otra parte, sólo el 10.8 % de los pacientes de sexo masculino y el 3.3 % de los del femenino mostraron insuficiencia cardíaca, sin signos de insuficiencia vásculo-encef álica (tabla 6). Tabla 6. Porcentaje de pacientes con miocardiopatía chagásica y marcapasos, discriminados según Stokes-Adams, insuficiencia cardíaca o asintomáticos y sexo. Sexo Sintomatología Masculino Femenino Stokes-Adams (o equivalentes) 54.06 % 53.34 % sin insuficiencia cardíaca Stokes-Adams (o equivalentes) 24.32 % 30.0 % con insuficiencia cardíaca Insuficiencia cardíaca sin 10.81 % 3.33 % Stokes-Adams (o equivalentes) Asintomáticos 10.81 % 13.33 % N = 266 Analicemos ahora las patentes electrocardiográficas que motivaron la colocación de estos marcapasos. La más común fue la del bloqueo aurículo ventricular completo, pues apareci ó en el 56.7 % de los hombres y en el 43.3 % de las mujeres. Pero también fue alta la incidencia en esta serie de la enfermedad del nódulo sinusal, presente en el 26.6 % de los casos de sexo femenino y en el 10.8 % de los de sexo masculino (tabla 7). Tabla 7. Porcentaje de patología electrocardiográfica en 266 pacientes (147 varones y 119 mujeres) con miocardiopat ía chagásica y marcapasos, discriminados según distribución geográfica y sexo. Distribuci ón geográfica ECG Capital y conurbano Interior Total Masc. Fem. Masc. Fem. Masc. Fem. Bloqueo A-V 66.66 % 35.29 % 50.0 % 56.86 % 56.76 % 43.34 % completo Bloqueo A-V 2° grado 0 0 1.2 % 0 0.7 % 0 Mobitz I Bloqueo A-V 2° grado 0 17.64 5 18.18 % 10.27 % 10.81 % 13.33 % Mobitz II Bloqueo A-V 1° grado + BCRD + HBAI Bloqueo A-V 1° grado + BCRD + HBPI Enf. del nódulo sinusal Fibrilaci ón auricular de baja respuesta Ritmo de la unión 20.02 % 11.76 % 9.45 % 0 12.81 % 6.67 % 0 0 1.4 % 2.52 % 2.7 % 3.33 % 6.66 % 29.43 % 13.66 % 20.07 % 10.81 % 26.67 % 6.66 % 0 6.11 % 10.28 % 5.41 % 3.33 % 0 5.88 % 0 0 0 3.33 % Tope En nuestra serie de 266 pacientes se implantaron 506 marcapasos. A diferencia de lo que podría suponerse a partir de los comentarios de autores como Gurdiel y Bello [2], la incidencia de complicaciones por aumento del umbral sólo apareció en el 1.4 % de los pacientes de sexo masculino y en el 2.2 % de los del sexo femenino. Se observaron roturas de catéter en el 1.7 % de los pacientes del sexo femenino, y en un 2.8 % de decúbitos del generador y/o del cat éter entre los hombres. El tiempo mínimo de seguimiento de los pacientes fue de 18 meses y el máximo de 180, dando un tiempo promedio de 4.4 años en los pacientes de sexo masculino y de 4.5 años en los de sexo femenino. Durante este seguimiento, la mortalidad fue del 16.2 % para el sexo masculino y del 10 % para el femenino; el tiempo promedio entre el implante del marcapasos y el fallecimiento de los pacientes fue de 1.6 años. Agreguemos que, en nuestra serie, se realizó el diagnóstico de megacolon a 3 pacientes, lo cual representa un porcentaje del 1.33 % sobre el total. En las series presentadas por otros autores latinoamericanos, la incidencia de esta manifestación digestiva es mucho m ás alta. Si centramos nuestra atención ahora en determinar la incidencia de la miocardiopatía chagásica crónica como causa de colocación de un marcapasos definitivo en nuestro país, veremos que varía desde un 1.7 % [3] en Rosario, hasta un 37 % en Córdoba. Semejante variación regional hace pensar en un subdiagnóstico en el primer caso, tal vez porque no se realizaron pruebas serológicas en todos los pacientes, o por la edad de estos, o por su origen social, etc. Mientras que en el segundo caso, con cifras similares a las nuestras, pensamos que se trata de una zona endémica con complejidad médica suficiente. Lo que sí nos llama la atención es el elevado porcentaje de pacientes chagásicos que encuentra Oseroff [5], de hasta un 30 %, en una zona no endémica. Podría tratarse de un fenómeno migratorio poblacional, pero tendemos más a interpretarlo como el resultado de una casuística realizada en una institución de referencia, pues se trata de un Centro Nacional de Arritmias Cardíacas. El porcentaje mencionado no reflejaría así la incidencia de la enfermedad en su ámbito geográfico de influencia directa, sino la de todo el país. Tope Comparando las distintas series, el bloqueo A-V completo persistente, y el de segundo grado tipo Mobitz II, fueron las causas más frecuentes de colocación de marcapasos definitivos en pacientes chagásicos. En cuanto a la enfermedad del nódulo sinusal, se observan variaciones que van desde el 7.3 % [6] hasta el 18 % [4]. En nuestra serie fue del 10.8 % en el sexo masculino y del 26.7 % en el femenino, con un promedio total del 18.1 %. Esto coincide con lo hallado por Brunetto [4]. Debemos señalar que, en nuestra serie, esta causa tiende a predominar en el sexo femenino. Nosotros hallamos el diagnóstico de Stokes -Adams en el 62.7 % de los casos, mientras que Oseroff y Posse [6] lo identificaron en el 79.8 % de sus pacientes. Por otra parte, en todas las series fue la insuficiencia vásculo -encef álica la principal manifestaci ón que llevó a la implementación de un pulso generador cardíaco. Sin embargo, en lo que a la insuficiencia cardíaca concierne, Oseroff y Posse [6] encontraron una alta incidencia del orden del 62.8 %, mientras que Brunetto [4] informa un 43.3 %. Nosotros, por el contrario, sólo la identificamos en el 34.3 % de los casos. Y cabe consignar que la nuestra fue la serie de mayor edad promedio. Otro de los temas controvertidos en la literatura fue la elevación del umbral de estimulación en los pacientes chagásicos. Son los autores venezolanos los que la mencionan con particular frecuencia [2] – [7]. Nosotros sólo la encontramos en el 1,4 % de los pacientes de sexo masculino y en el 2.2 % de los de sexo femenino. En esto coincidimos con lo que informan Oseroff y Posse [6] y Brunetto [4]. No se nos ocurre una explicación racional para tan marcada diferencia regional. Asimismo, un tema particularmente importante es el planteado por autores como Naime y col. [8], también venezolanos, quienes hallaron en su país que la miocardiopatía chagásica que obliga a la colocación de un marcapasos por una bradiarritmia tiene mal pronóstico a corto y a largo plazo. En efecto, no hallan sobrevida por encima de los 7 años en sus propias series. En nuestro país, esto no se comprueba. Oseroff y Posse [6] comunican una sobrevida de pacientes chagásicos con marcapasos del 75 % a los 5 años y del 40 % a los 10 años. Lo mismo ocurre en nuestra propia serie. Cabe consignar que en el estudio de supervivencia publicado por Lorga y col. en el Brasil, que analiza a pacientes con miocardiopat ía chagásica crónica, se ratifica lo observado en la República Argentina. Los pacientes con trastornos en la generaci ón del ritmo, que deberían tener implantados un generador de pulsos y que por alguna razón no lo tienen ni cuentan con asistencia médica apropiada, presentan una probabilidad de supervivencia nula a los 45 meses. Si son tratados con drogas, la supervivencia se hace nula a los 62 meses. Pero con un marcapasos implantado tienen una supervivencia del 63 % a los 50 meses, frente a un 88 % de la población normal en el mismo período. Tampoco nos resulta posible emitir una hipótesis plausible para explicar tamañas diferencias regionales existentes entre los diversos países, en lo que se refiere al pronóstico y a la mortalidad de los pacientes con miocardiopat ía chagásica que tienen implantado un pulso generador. Disponemos actualmente, por otra parte, de datos detallados que reflejan la situaci ón brasile ña, y que pueden ser comparados con los anteriormente descriptos en las distintas regiones de nuestro país. Leão y colaboradores [10] han comunicado los resultados del Registro Brasileño de Marcapasos correspondiente al año 1995, en los cuales se analizan los perfiles diferenciales entre los pacientes chagásicos y los no- chagásicos. En la tabla 8 se enumeran los datos generales. Tabla 8: Datos nacionales del Registro Brasileño de Marcapasos correspondientes al año 1995 Procedimientos quirúrgicos relacionados con la estimulación cardíaca artificial en todo el Brasil Implantes iniciales Reoperaciones Datos no disponibles 9251 6883 (74.4 %) 2192 (23.7 %) 41 (0.4 %) En la tabla 9 podemos observar el detalle correspondiente a los implantes iniciales. Tabla 9: Detalle correspondiente a los implantes iniciales del año 1995. Implantes iniciales con etiología informada 6542 Enfermedad de Chagas 1977 (30.2 %) Fibrosis del sistema de conducción 1592 (34.9 %) Isquemia 428 (9.4 %) Miocardiopat ía dilatada 268 (5.9 %) Etiología desconocida 1507 (33 %) Complicación quirúrgica Congénita Post -IAM Otras (post-ablaci ón, endocarditis, disfunción autonómica, etc.) Causas no codificadas Datos no disponibles 108 (2.4 %) 68 (1.5 %) 53 (1.2 %) 205 (4.5 %) 148 3.24 %) 188 (4.1 %) Tope En la tabla 10 y 11 vemos el detalle de distribución según sexo y raza. Tabla 10: Distribuci ón según sexo en chagásicos y no-chag ásicos Masculino Femenino Chagas No-Chagas 1002 (50.7 %) 2305 (50.7 %) 973 (49.3 %) 2244 (49.3 %) Tabla 11: Distribuci ón según raza en chagásicos y no-chagásicos Blanca Negra Mestiza Amarilla Otras Datos no disponibles 1257 263 301 7 1 4 (68.6 %) (14.3 %) (16.4 %) (0.4 %) (0.2 %) 3333 330 367 29 5 8 (81.8 %) (8.7 %) (9.0 %) (0.7 %) (0.2 %) Chagas NoChagas En la tabla 12 podemos observar cuáles fueron las indicaciones clínicas que motivaron el implante de los marcapasos. Tabla 12: Indicación clínica de implante de MP definitivo Sincopes Mareos Pre-síncopes Bradicardia ICC Otras causas No disponibles Chagas 913 (46.3 %) 381 (19.3 %) 402 (20.4 %) 90 (4.6 %) 124 (6.3%) 57 (2.9 %) 5 (0.2 %) No-chagas 1839 (40 %) 1209 (26.5%) 590 (12.9 %) 339 (7.4 %) 364 (8.0 %) 141 (3.1 %) 77 (1.7 %) En la tabla 13 podemos ver el detalle de los distintos grados de insuficiencia cardíaca congestiva en los pacientes chagásicos y no-chagásicos que recibieron implante de marcapasos definitivo. Tabla 13 : Clasificación funcional de la insuficiencia cardíaca congestiva (N.Y.H.A.) Chagásicos No-chagásicos 101 447 Asintomáticos (5.1 %) (9.9 %) A grandes esfuerzos 252 (12.8 %) 563 (12.4 %) A medianos o pequeños esfuerzos 980 (49.8 %) 1975 (43.6 %) 631 (32.1 %) 3 1487 (32.9 %) 53 En reposo Datos no disponibles Tope Finalmente, en la tabla 14 podemos analizar cuáles fueron los disturbios del ritmo cardíaco que motivaron el implante de los marcapasos definitivos. Tabla 14 : Disturbios del ritmo cardíaco que justificaron el implante de marcapasos Chagásicos No-chagásicos Bloqueo A-V total con QRS ancho 921 (46.9 %) 1411 (31.1 %) Bloqueo A-V total con QRS angosto 249 (12.7 %) 839 (18.4 %) Bloqueos A-V de segundo grado 226 (11.5 %) 682 (15.0 %) Otros bloqueos avanzados 130 (6.6 %) 465 (10.2 %) Diversas formas de la enfermedad del nódulo sinusal 284 (14.5 %) 668 (14.7 %) Aleteo o fibrilación auricular con baja respuesta ventricular 138 (7.0 %) 365 (8.0 %) Otras 16 113 Veamos ahora en detalle cuáles son las indicaciones precisas para el implante de un marcapasos definitivo en un portador de miocardiopat ía chagásica crónica. El primer caso que consideraremos es el de los bloqueos aurículo-ventriculares (A -V). Debe indicarse la colocación de un marcapasos definitivo, cuando se diagnostica un bloqueo A-V completo, ya sea permanente o intermitente, independientemente del nivel anatómico en el que se produzca (supra, intra y/o infrahisiano), siempre y cuando se acompañe de una o varias de las siguientes complicaciones: 1. Bradicardia sintomática. 2. Insuficiencia cardíaca congestiva. 3. Extrasistolia ventricular, o cualquier otra arritmia que requiera tratamiento con drogas que suprimen la actividad de los focos de escape. 4. Asistolia de tres segundos o más, o cualquier frecuencia de escape de menos de 40 latidos por minuto en pacientes asintomáticos. 5. Estados confusionales que desaparezcan con marcapasos transitorios. Se debe entender por bradicardia sintomática a toda aquella que se acompañe de una o más de las siguientes manifestaciones clínicas: síndrome vertiginoso pasajero, mareos, cuadro presincopal o síncope franco, cuando son manifestaciones de isquemia cerebral transitoria. O bien síntomas más generalizados, como marcada intolerancia al ejercicio o franca insuficiencia cardíaca congestiva. Asimismo, debe indicarse la colocación de un marcapasos definitivo cuando se diagnostica un bloqueo AV de segundo grado, permanente o intermitente, independientemente del nivel anatómico en que se produzca (supra, intra y/o infrahisiano), o del tipo del bloqueo, siempre y cuando el cuadro se acompañe de bradicardia sintomática. Finalmente, también debe indicarse la colocación de un marcapasos definitivo cuando se diagnostican fibrilación o aleteos auriculares de baja respuesta ventricular, siempre y cuando el cuadro se acompañe de algunas o varias de las manifestaciones clínicas ya señaladas, y la bradicardia no sea atribuible a los efectos de la digital o de cualquier otra droga depresora de la conducci ón A-V. También suele indicarse la colocación de un marcapasos definitivo, aunque en estos casos no existe completa unanimidad entre los autores, en las siguientes situaciones: 1. Bloqueo A-V completo asintomático, permanente o transitorio, independientemente del nivel anatómico en que se produzca, cuando la frecuencia ventricular es mayor o igual a 40 latidos por minuto. 2. Bloqueo A-V de segundo grado de tipo II, permanente o intermitente, cuando es asintomático. 3. Bloqueo A-V de segundo grado tipo I, asintomático, cuando se produce a nivel intra o infrahisiano. No son indicaciones de colocación de marcapasos definitivos los diagn ósticos de bloqueo A-V de primer grado, o bloqueo A -V de segundo grado de tipo I asintomático, cuando se produce a nivel suprahisiano. Pasemos a considerar los bloqueos bifasciculares o trifasciculares crónicos. Está claramente indicada la colocaci ón de marcapasos definitivos cuando se diagnostica un bloqueo bifascicular con bloqueo A-V completo intermitente asociado con bradicardia sintomática, o un bloqueo bifascicular con bloqueo A-V de segundo grado intermitente de tipo II, si se asocia con síntomas atribuibles al bloqueo cardíaco. Tope Suele indicarse la colocación de marcapasos definitivos, pero no hay unanimidad en los autores, en los siguientes casos: 1. Bloqueo bifascicular o trifascicular con bloqueo A-V de segundo grado tipo II intermitente, cuando es sintomático. 2. Bloqueo bifascicular o trifascicular con síncope, aun cuando no se haya podido probar que éste se deba a un bloqueo A-V completo, cuando sea imposible atribuir el síncope a cualquier otra causa. 3. Bloqueo infrahisiano inducido por el marcapasos. No son indicaciones de colocación de marcapasos definitivos los diagnósticos de bloqueos fasciculares sin bloqueo A-V, o asintomáticos; ni tampoco los que se acompañan del bloqueo A-V de primer grado, sin síntomas. Finalmente, es indicación clara de marcapasos definitivos el diagnóstico de disfunci ón del nódulo sinusal, aun cuando esto ocurra como consecuencia del uso prolongado de drogas, cuando éstas no tienen, para el tipo o la dosis, una alternativa aceptable. En cambio, es discutible la indicación cuando la disfunción del nódulo sinusal, espontánea o como resultado de la terapéutica medicamentosa, con frecuencias cardíacas inferiores a los 40 latidos por minuto, no se ha comprobado fehacientemente durante la aparición de síntomas que pudieran atribuírsele. No está indicada la colocación de un marcapasos definitivo cuando la disfunción del nódulo sinusal se da en pacientes asintomáticos, aun cuando reciban tratamiento medicamentoso prolongado; o cuando se da en pacientes en los cuales está claramente documentado que la sintomatología no aparece como consecuencia de la bradicardia. A continuaci ón consideraremos en sus grandes líneas qué variedades de generadores de pulso existen, y en qué modalidades de funcionamiento deben preferirse en cada caso. Los marcapasos pueden dividirse entre los de cámara única y los de doble cámara. Entre los primeros hablaremos de los auriculares (AAI) y de los ventriculares (VVI). 1. AURICULARES: el estímulo se descarga en la aurícula, y la inhibición se produce al sensarse la actividad auricular. Está claramente indicado en la disfunci ón sintomática del n ódulo sinusal, siempre y cuando se demuestre que la conducci ón A-V es normal, mediante las pruebas correspondientes. En cambio, es controvertible su empleo para compensar arritmias supraventriculares o ventriculares, o para mejorar hemodinámicamente al paciente bradicárdico con s íntomas de bajo volumen minuto. Están contraindicados cuando existe un retraso o bloqueo A-V persistente previo, o si el intervalo PR se prolonga como consecuencia del marcapaseo. También cuando los complejos intracavitarios auriculares son inadecuados. 2. VENTRICULARES: estimulan en ventrículo y se inhiben cuando sensan actividad ventricular espontánea. Tienen indicación en cualquier bradiarritmia sintomática, sobre todo cuando no existe una contribución hemodinámica auricular significativa (aleteo o fibrilación auricular, megaaurículas), o cuando no hay evidencia de síndrome de marcapasos por pérdida de la conducción auricular. Se los suele emplear también en las bradicardias sintomáticas, cuando la principal preocupación se centra en la simplicidad del marcapaseo: pacientes seniles, casos terminales o de domicilio alejado de cualquier centro de seguimiento. Están contraindicados cuando existe un s índrome de marcapasos conocido, o éste es causado por un marcapasos transitorio, y también cuando la contribuci ón hemodin ámica auricular es crítica. En los pacientes chagásicos, aún hoy, la estimulación unicameral de tipo VVI es la más utilizada, lo cual debe interpretarse en funci ón de los bajos recursos económicos de que, en general, disponen. Dada la excelente supervivencia promedio en todas las series nacionales citadas, esto no constituiría un inconveniente significativo para continuar con su utilizaci ón pese a la existencia de generadores modernos de tecnología muy avanzada, que de todas formas analizaremos brevemente. Entre los marcapasos de doble cámara mencionaremos tres tipos: los VDD, los DVI y los DDD. 1. Los VDD estimulan los ventrículos sincrónicamente con el sensado de la actividad auricular, y se inhiben por el sensado de la actividad ventricular. Si la frecuencia auricular baja de cierto umbral, funcionan como un VVI. Est án indicados cuando existe una actividad auricular de frecuencia aceptable con complejos intracavitarios apropiados. Esto incluye a pacientes con bloqueo A-V completo, que requieren críticamente el aporte hemodinámico auricular, y a aquellos que tienen un síndrome del marcapasos previo anticipado. También tienen indicaci ón en pacientes que, presentando un ritmo sinusal y una conducción A-V normales, requieren marcapaseo ventricular intermitente. Están contraindicados en pacientes con taquiarritmias supraventriculares frecuentes o persistentes, incluyendo la fibrilación y el aleteo auriculares, as í como también en los que tienen complejos intracavitarios inadecuados. 2. Los DVI estimulan ambas cavidades a una frecuencia mínima preseleccionada, y se inhiben por el sensado de la actividad ventricular y no por el de la actividad auricular. Se los emplea en pacientes con bradicardias sintomáticas que necesitan contracción aurículo-ventricular sincrónica, pero cuya frecuencia auricular propia es demasiado baja, y en aquellos con síndrome de marcapasos documentado previo. Pueden utilizarse en las arritmias supraventriculares frecuentes cuando se ha demostrado que las drogas y el marcapaseo combinados son terapéuticamente efectivos, y en el s índrome taquicardia-bradicardia, siempre y cuando la correcci ón de la frecuencia auricular y del intervalo A -V elimine o impida la aparición de arritmias supraventriculares con administración concomitante de drogas o sin ésta. Están contraindicados cuando hay taquiarritmias supraventriculares frecuentes o persistentes, tales como el aleteo o la fibrilación auriculares. 3. Los DDD estimulan y sensan ambas cámaras, inhiben la estimulación auricular o ventricular por el sensado de la actividad auricular o ventricular, y estimulan el ventrículo cuando sensan la actividad auricular. Tienen indicación cuando se necesita sincronía aur ículo-ventricular en un amplio rango de frecuencias, como por ejemplo en pacientes jóvenes y activos con frecuencias auriculares que responden a las necesidades clínicas, o cuando hay una necesidad hemodinámica significativa, o cuando hubo previamente un síndrome del marcapasos o una reducci ón de la presi ón arterial sist ólica de más de 20 mmHg durante el marcapaseo transitorio, con evidencia de conducción retrógrada o sin ésta. Puede empleárselos en bloqueos A-V completos o enfermedades del nódulo sinusal con frecuencias auriculares estables, y en cualquier paciente en el cual el control simultáneo de las frecuencias auriculares y ventriculares inhibe las taquiarritmias o en el que el marcapasos puede ajustarse a la modalidad designada para interrumpir la arritmia. Están contraindicados en las taquiarritmias supraventriculares frecuentes o persistentes, como la fibrilación o el aleteo auriculares, y cuando hay complejos intracavitarios inadecuados. Bibliografía 1. ROMERO VILLANUEVA H: INSSJP. Datos no publicados acerca de la miocardiopatía chagásica crónica y marcapasos. 1982 2. GURDIEL O, BELLO A: Sevils de stimulation dans la maladie de Chagas chronique. VI Symposium mondial sur la stimulation cardiaque. Montréal. 1979. 3. MILANO MJ, TURDE PR, CRESPO CA, DE GENARO N, AMERISO JL, NAVARINI EA: Tratamiento del bloqueo A-V con implantación de marcapasos definitivos en 400 pacientes. 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