1 BREVE NSTRUCCIÓN PASTORAL Y DECRETO DIOCESANO DE MONSEÑOR VÍCTOR HUGO PALMA PAÚL OBISPO DE ESCUINTLA SOBRE VARIOS ASPECTOS DEL CRIMEN DEL ABORTO Y LA PRÁCTICA DE SU ABSOLUCION A los Sacerdotes A los Seminaristas A las Religiosas A los Movimientos Eclesiales A los Fieles laicos en general (1) Introducción “Tú has formado mis entrañas, me has tejido en el seno materno: te doy gracias por tus maravillas” (Sal 139,1) Hermanos y Hermanas: Recientemente el Santo Padre Francisco afirmaba: “suscita horror sólo el pensar en los niños que no podrán ver nunca la luz, víctimas del aborto…”1, magisterio genuino del Sucesor de Pedro al que sin duda podemos añadir desde nuestra experiencia pastoral la realidad del sufrimiento y el terrible sentimiento de culpa que arrastran muchas mujeres que han abortado2, así como evidenciar la innegable inhumanidad y culpa de quienes han colaborado en la realización de un aborto. Como pastores y agentes de pastoral en general, hemos de recordar la Doctrina de la Iglesia ante esta lamentable realidad, tanto desde el punto de vista canónico, como moral y pastoral: actualmente rodea a la Iglesia en sus miembros fieles laicos, un sinnúmero de propuestas deformadoras de la realidad del amor humano (erotismo, promiscuidad, efectos variados de la “teoría de género”) y facilitadoras y justificadoras del crimen del aborto. Pero tampoco deja de causar perplejidad la variedad de criterios inconsistentes acerca de la realidad profunda del aborto mismo, así como de los juicios éticos y pastorales propios que se vierten en ocasiones penosamente por parte de pastores y agentes de pastoral. Por todo ello, en esta muy breve Instrucción3 a la que sigue el correspondiente Decreto les invito a la fidelidad a las enseñanzas de nuestra Madre y Maestra la Iglesia Católica, así como a favorecer la vida y dignidad de la persona, desde su concepción hasta su fin natural, actuando siempre en concordia con el enorme esfuerzo que la Iglesia realiza hoy por proteger a las más indefensas víctimas, que son precisamente quienes se encuentran en total dependencia de la madre y su entorno, los no nacidos: ellos son, como lo afirma el salmista una “maravillosa obra de Dios”, del autor de la Vida (cfr. Sal 139; Jer 1, 4ss) destinados ser hijos suyos en Jesucristo. 1 Cfr. Discurso al Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede 13 de Enero 2014 Así lo reconoce la organización abortista más importante del mundo: la Federación Internacional de Planificación Familiar. En su Plan Trienal y Programa de Objetivos a Largo Plazo 1990-1993 afirma que: "la incidencia del trauma postaborto para clientas de abortos quirúrgicos puede llegar a alcanzar hasta el 91% de los casos." 3 Para ampliar los criterios y enseñanzas de la Iglesia de modo actualizado les invito a visitar el sitio católico: http://www.aciprensa.com/aborto/index.html 2 2 (2) Algunos puntos de la Enseñanza y Legislación de la Iglesia sobre el Aborto “Quien a ustedes escucha, a mí me escucha” (cfr. Lc 10, 16) Aludiendo brevísimamente a ella, y sin entrar en el amplio campo de su tratamiento desde varias perspectivas, recuerdo que la enseñanza de la Iglesia católica sobre la malicia intrínseca del aborto, está expuesta de la siguiente manera: Por el Beato Juan Pablo II: “Con la autoridad que Cristo confirió a Pedro y a sus Sucesores, en comunión con todos los Obispos, declaro que el aborto directo, es decir, querido como un fin o como medio, es siempre un desorden moral grave, en cuanto eliminación deliberada de un ser humano inocente… Ninguna circunstancia, ninguna finalidad, ninguna ley del mundo podrá jamás hacer lícito un acto que es intrínsecamente ilícito, por ser contrario a la ley de Dios, reconocible por la misma razón, y proclamada por la Iglesia”4. Por el Papa Emérito Benedicto XVI, quien con palabras muy concretas y en diversas ocasiones, recordó que “no importando las condiciones sociales, los niños no pueden ser considerados una enfermedad, ni tampoco pueden los políticos abolir de los sistemas legales la verdad de que el aborto está mal”5. Finalmente, el mismo Santo Padre Francisco ha hecho un llamado a los médicos católicos para no prestarse a la práctica del aborto y denunció la "cultura del deshecho" que justifica disponer de una vida. "Todo niño que no ha nacido, pero injustamente es condenado a ser abortado, tiene el rostro de Jesucristo, el rostro del Señor"6. Desde el punto de vista canónico, la disciplina canónica de la Iglesia, desde los primeros siglos, ha castigado con sanciones penales a quienes se manchaban con la culpa del aborto y esta praxis, con penas más o menos graves, ha sido ratificada en los diversos períodos históricos: Ya el Código de Derecho Canónico de 1917 establecía para el aborto la pena de excomunión. También la nueva legislación canónica se sitúa en esta dirección cuando sanciona que "quien procura el aborto, si éste se produce, incurre en excomunión latae sententiae" (CIC 1398) es decir, automática y sin necesidad del previo proceso. En efecto, en la Iglesia la pena de excomunión tiene como fin hacer plenamente conscientes de la gravedad de un cierto pecado y favorecer, por tanto, una adecuada conversión y penitencia"7. Como podemos notar, esta pena señala la gravedad del aborto pues se ensaña contra un ser humano inocente e indefenso, y lo priva de manera irreparable del don más precioso que posee, la vida humana, origen y fundamento de todos los demás dones. Por eso la Iglesia lo llama “crimen abominable”8. Consideremos entonces, en una breve síntesis que: 4 Abortar no es sólo privar de la vida a un fruto inmaduro, sino a un ser humano en cualquier estado en que se encuentre antes de nacer, es decir, desde el momento de su concepción. Ya en el óvulo humano fecundado, hay vida humana, es, por tanto, un ser humano. Privarlo de la vida intencionalmente, es cometer un asesinato Nada justifica la creciente mentalidad favorable a un aborto selectivo llamado también falsamente terapéutico que llega a sacrificar al no nacido siguiendo diagnósticos de posibles deformaciones o enfermedades congénitas, e incluso, en razón del sexo de la criatura. Quien comete el crimen del aborto, incurre en la censura de excomunión “de manera automática” (latae sententiae). Para incurrir en ella, se debe saber que existe esta pena y estar cierto de haberse producido el aborto. El que la pena esté ligada al hecho de esta manera, se debe a que muchas veces el crimen permanece oculto. El legislador quiere defender la vida humana siempre y en todo lugar. Cfr. BEATO JUAN PABLO II, Encíclica Evangelium vitae 62 Cfr. BENEDICTO XVI Discurso al Cuerpo Diplomático en Viena 7 de Septiembre del 2007 6 Cfr. PAPA FRANCISCO Catequesis del Miércoles 18 de Noviembre del 2013 7 Cfr. BEATO JUAN PABLO II, Evangelium vitae 62 8 Cfr. CONCILIO VATICANO II Constitución Gaudium et spes 51 5 3 La excomunión afecta también a quienes participan y colaboran en el aborto de manera formal y directa, es decir, a sabiendas y con eficacia, “sin cuya cooperación el delito no se hubiera producido”9; afecta por tanto al médico, a la partera, a la enfermera, a la trabajadora social, al padre de la criatura –peor aún si es el esposo con vínculo sacramental o civil- o pariente que hayan tomado parte activa en él, y no sólo a la madre(cfr. CIC 1392,2; cfr. CEC 2272). (3) Conclusión “He venido para que tengan vida” (Jn 10, 10) Esta grave pena quiere hacer reflexionar a los católicos sobre la altísima dignidad del ser humano, también sobre el origen divino de la vida; al mismo tiempo es una llamada de atención sobre lo desviado de su conducta y pensamiento de quienes se oponen al proyecto de Dios de comunicar y cuidar la vida humana. Es nuestro deber pastoral, en amplio campo de la defensa de la vida humana desde su concepción hasta su fin natural, de las condiciones sociales y económicas de la misma, etc. atender de modo urgente el necesario servicio pastoral a favor ella, siguiendo la indicación misionera del Señor: “He venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10). Acompaño estas líneas instructivas con el DECRETO que sanciona la práctica de absolución del crimen del aborto en los términos allí contenidos, pidiendo a todos que lean y difundan ambos documentos entre los fieles y especialmente en las instancias de Pastoral familiar, sanitaria, educativa, juvenil e infantil. Que la Santísima Virgen María, Patrona de la vida naciente, aliente nuestra Fe e interceda para que la Nueva Evangelización penetre e ilumine el corazón de nuestros hermanos. † Mons. Víctor Hugo Palma Paúl Obispo de Escuintla Escuintla de la Inmaculada Concepción, Fiesta de la Cátedra de San Pedro 22 de Febrero del 2014 9 Cfr. BEATO JUAN PABLO II Evangelium vitae 72